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U"B Universitat Autónoma de Barcelona Biblioteca d'Humanitats REYES Y MENDIGOS ENTREVISTA , , JOSE AGUSTIN GOYTISOW por HORACIO VÁZQUEZ RIAL Fotos ELISA NURIA CABOT 12 QUIMERA

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Page 1: , , JOSE AGUSTIN GOYTISOW - UAB BarcelonaJOSE AGUSTIN GOYTISOW por HORACIO VÁZQUEZ RIAL Fotos ELISA NURIA CABOT 12 QUIMERA José Agustín Govtisolo ayudado por Horado Vázquez Rial

U"BUniversitat Autónoma de Barcelona

Biblioteca d'Humanitats

REYES Y MENDIGOSENTREVISTA, ,JOSE AGUSTIN GOYTISOWpor HORACIO VÁZQUEZ RIALFotos ELISA NURIA CABOT

12 QUIMERA

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José Agustín Govtisoloayudado por Horado Vázquez Rial

cuenta episodios de su vidafamiliar, sentlmental,

filial, ideológica y literaria...Su padre, tío Joaquín,

tío Leopoldo ...Emilio Lledó, Caballero,

Mejía Sánchez, Eduardo Cote;Pasolini; Urondo, Celma...Lezama ... Allende y Líster

son algunos de sus personajes

-Empecemos por el principio: cuándoy dónde naciste.

-Nací el 13de abril de 1928, en la calleRaset. Entonces se nacía en las casas. Ve-nían un médico y una comadrona, y senacía en las casas. No se iba a la clíni-ca, salvo en casos de gravedad. El míono lo era.

-El tercer hijo...

-Tercer hijo del matrimonio de JuliaGay y José María Goytisolo Taltavull.

-El Goytisolo es vascoy el Taltavullvie-ne de las Baleares, ¿no es asi?

-Mi padre era hijo de Antonio Goyti-solo Digat y de Catalina Taltavull Vic-tory. Catalina es un nombre muy insu-lar; y los apellidos son menorquines.Victory, de cuando Menorca estuvo bajolos ingleses, y Taltavull es antiquísimoen la isla.

-¿Cómo era la casa en que naciste?

-Estaba en la parte alta del cruce deGanduxer con Vía Augusta. Era la se-gunda casa de la esquina nordeste, y seentraba por arriba, por la calle Raset,porque por la vía Augusta iba el tren deSarriá, y también los de Terrassa y Sa-badell, pues ya existía la línea. La circu-lación pasaba por Ganduxer, en las dosdirecciones. Allí había un guardabarre-ra que hacía sonar una campana y ba-jaba las barreras cuando se acercaba eltren, con una especie de manubrio. Yotengo muy presente la situación de lacasa. Era de planta baja y un piso, y te-nía unas verjas y un terrado muy gran-de. No era bonita, pero era ideal paraque jugara un crío. El jardín daba al sur,mirando a la Vía Augusta ... Pese a quepasamos pocos años allí, mi memoria deaquel jardín es muy viva: me acuerdomucho del lugar de cada árbol, de cadaparterre. .. --....--:

-~s pasos del cazador es una pruebairrefutable de esa memoria ...

-Si tú lo dices...

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-El almendro y el limonero de que ha-blas estaban allí... Y ese almendro tieneun poema también.

-No. El almendro estaba ahí, pero ellimonero no. Estaba en la casa de la ca-lle Pablo AIcover, antes Jaime Piquet,donde nos trasladamos luego. El almen-dro era de ramas muy bajas, que aguan-taban el peso de un niño ...

-¿Tu hermano mayor murió allí, en lacalle Raset?

-No, no... Mis padres habían ido a pa-sar el verano a la casa de mi bisabuela,la abuela de mi madre, que estaba en Pe-dralbes, muy arriba, por encima del mo-nasterio, en una zona que ahora es muyelegante. Entonces, era como tener unafinca, porque había de todo, hasta huer-to, y también una pista de tenis, no sépara quién, una pista de tenis en la queyo nunca vi jugar a nadie a tenis ... sí,tal vez, a tía Consuelo. El caso es queRamón, Ramón Vives Pastor, hermanode mi abuela, Marta Vives Pastor, vivíaallí y estaba tuberculoso, y el niño su-frió una meningitis. Mi padre siempredijo que había sido una meningitis tu-berculosa, de contagio.

- y él sabría lo que se decia, puesto quesu formación era cientifica.

-Mi padre era licenciado en cienciasquímicas, pero no médico.

-¿Trabajaba en su profesión?

-Dirigía una sociedad de abonos or-gánicos.

-¿Cómo se llamaba ese hermano?

-Antonio, igual que mi abuelo pater-no. Desde la muerte de mi hermano, elnombre de Antonio estuvo casi pro-hibido.

-¿Tú ya habias nacido cuando él murió?

-Estaba a punto de nacer. Hay unas fo-tos de mi madre embarazada, pero no

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de Antonio. No puedo precisar más ...

-La muerte de ese hijo mayor ha de ha-ber sido un duro golpe para tu padre. Yha de haber repercutido sobre toda suvida posterior.

-Fue un golpe durísimo. Naturalmen-te, supongo que él nos quería a todos,a Marta y a mí, a todos, pero era unhombre muy contenido, muy espartano,no era hombre que anduviera dando be-sos, no, nunca hacía nada de esto... Yyo noté que pasaba algo. Ahora sé quelo que pasaba es que yo era el hijo quehabía venido a sustituir al mayor muer-to, al que mi padre, sin querer, sin darsecuenta, había mitificado. Y me imagi-no que sería un niño mitificable, puestoque a los cuatro o cinco años sabía quí-mica, matemáticas, historia ...

-¿Y tu madre?

-Yo me di cuenta de que con mi padrepasaba algo, y también me di cuenta deque mi madre me trataba de una mane-ra diferente, con mucho más cariño, por-que las madres normalmente son más ca-riñosas, y porque mi padre, como te de-cía, no era hombre de andar tocando nibesando a la gente... Eso lo he hereda-do yo. Lo ves con mi nieto, Víctor.Cuan-do era más pequeño, se me agarraba alpantalón, y yo le daba la mano para cru-zar la calle, pero nada más... no me gustaandar besuqueando a UT. niño, ni a unaniña, no sé por qué, es una cosa rara,pienso que me han de querer, pero nopor los mimos. Y efectivamente, Víctorme quiere, pero no porque yo le ande ha-ciendo arrumacos ... Soy su habibi, diceél, ¿no? Y ya está, no hay más. Y no sé,

Mi padre tenía esas cosas.Llevaba un bolsi/Jo

/Jeno de pan seco paradarle a los perros,

y otro /Jeno de caramelosde eucalipto para

los niños

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mi padre debía de pensar lo mismo.

- Y al golpe de la muerte del hijo vinoa sumarse el de la muerte de su mujer,tu madre. Háblame de eso, por favor.

-Mi madre murió el 17 de marzo de1938,en el Paseo de Gracia, en un bom-bardeo de la aviación, italiana, creo...Los aviones venían desde Palma de Ma-llorca, entraban por Sitges, daban lavuelta a la sierra de Collcerola y descres-taban el Tibidabo. Lo hacían así paraevitar el fuego de la artillería republica-na, que estaba en Montjuic, y que ya nopodía disparar cuando los aviones esta-ban encima de Barcelona. Entonces ba-jaban, se tiraban en picado y todas lascalles de sentido norte-sur eran ametra-lladas y bombardeadas. Mi madre mu-rió a causa de una bomba. Parece ser quepor la onda de la explosión y no por lametralla. Hay quien dice que entró ca-minando en la portería del número 17del Paseo de Gracia, una casa que ya noexiste. Había bajado para comprar co-sas para mi padre y para mí, porque el19 de marzo era nuestro santo.

-¿Cómo reaccionó tu padre?

-Cada uno de nosotros reaccionó demanera distinta. Mi padre estaba muyenfermo y cayó en una tremenda depre-sión ... debía de tenerla ya de cuando lamuerte de Antonio, y entonces se agra-vó. Por otra parte, él pensaba: Toda laburguesia se ha ido y yo me he quedadoaqui, ¿no será culpa mia? ¿FueDios queme castigó? Pensaba unas cosas tremen-das. Porque había gente, incluso en la fa-milia, que dijo que esta desgracia eraun castigo, que habíamos recibido uncastigo por adelantado a causa de losconflictos que tuvimos luego con la po-licía franquista. El caso es que, comocon Antonio, reaccionó prohibiendo quese pronunciara el nombre de su mujer,no quería que se hablara de ella, a talpunto que le cambió el nombre a la cria-da, Julia Santolaria, e hizo que la lla-máramos Eulalia. Y cuando empecé aestudiar, a los cinco años, en las Tere-sas, vi que mi padre no miraba las no-

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tasoYose las llevaba, las firmaba sin mi-rar y me las devolvía ... No habíapensado que, así como no quería que sehablara de mi madre, no quería mirar lasnotas porque tenía miedo de que fuesen.buenas. A ver si repetimos la tragedia,diría. Es muy posible.

-Sin embargo, tu hija lleva el nombrede la abuela, Julia, y fue bautizaba envida de tu padre ...

-Sí, verás como fue: Yo me casé en el56, yen el 57 iba a nacer Julia y estába-mos en la terraza de Torrentbó, tío Leo-poldo, un personaje genial, mi padre, mimujer y yo...

=Porque el tio Joaquin estaba en Ar-gentina desde antes de la guerra, ¿no?

-Sí, se enamoró de una chica de servi-cio, que se llamaba María, y hubo un es-cándalo en la familia, pero mi padre leayudó. TIa Joaquín se casó con ella. Mipadre le dijo: haz lo que quieras, mas lafamilia le atosigaba. Al final se fue a laArgentina. Estuvo de médico en BuenosAires unos dos o tres años, hasta queleyó que el gobierno concedía tierras alos que se comprometían a trabajar enTierra del Fuego y se marchó allí. Mi pa-dre, cierto tipo de cosas se las saltaba.A mi padre le salían rasgos de vasco an-tiguo y de orgullo, pero después habla-ba con algún pagés y le daba lo mismo...Era un hombre muy cordial y afectuo-so. Se parecía ligeramente a Einstein, te-nía entradas como yo, el pelo blanco ymucho más largo. Durante la guerra, enViladrau, cuando se dejó la barba le lla-maban el Trotsky.

-¿Usaba gafas?

-Sí, siempre. Menos poco antes de mo-rir, que empezó a leer sin ellas. Teníapresbicia. Llega un momento, con laedad, en que el músculo del ojo cede ya él se le corrigió la presbicia.Bueno, entonces estábamos allí, en To-rrentbó, decidiendo qué nombre poner-le al niño que iba a nacer, algunos de-cían Antonio, mi padre decía que se

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ni-iía

selasenia,

llamase como yo, Agustín. Entonces sur-gió la pregunta: ¿y si es niña, qué nom-bre le pondremos? Entonces mi padredijo que si era niña se llamaría como sumadre, Julia. Hubo un silencio de estu-por. Entonces yo dije que mi mujer sellamaba Asunción, no Julia. Él me con-testó: Bueno, tú ya me entiendes. Fueniña. Mi padre llevó a la criatura a la pilabautismal. Julia rompió el maleficio.

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ela-a-ni

-Tú Y tu mujer; os casásteis en la capi-llita que hay en Torrentbó?

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-SÍ, me casé allí. Pero ocurrió una cosamuy curiosa. Nos casamos por lo civilquince días antes, porque cuando laboda se hace en una parroquia, los li-bros del Registro Civil y del Registro Pa-rroquial están juntos, pero cuando es enuna capilla aSÍ, no pueden llevarse elli-bro allí arriba. Entonces nos casamospor lo civil delante del alcalde de Arenysde Munt y, cuando estuve casado, le dijeal alcalde que el cura ya no hacía falta.Entonces estaba prohibido, le metí unsusto de muerte.Bueno, pues Julia devolvió, sin saberlo,la alegría a mi padre. Pasaron años, yJulia era ya mayor cuando murió mi pa-dre. Pero antes de su muerte, cuando laniña lloraba, él decía: Julia, el niño llo-ra como si se lo dijese a su mujer y elque llorase fuese su primer hijo. A mimujer la llamaba a veces Ton y a vecesJulia, yen cambio a nuestra criada, quetambién se llamaba Julia, siempre la lla-mó Eulalia. Lo de Eulalia viene de suapellido, que era Santaolaria.Mi padre era una persona muy peculiar.Tenía ramalazos de vasco, de repente lesalía la vena de decir que los vascos sonla gente más noble del mundo, y que to-dos sabíamos de dónde veníamos... Goy-tisolo quiere decir campo de arriba ymi padre presumía de estas cosas. Ha-cía broma sobre los apellidos de la otragente. En Francia también hay Goytiso-lo, son parientes nuestros. Todos los quehe conocido son de origen vizcaíno. Mipadre tenía estas cosas, llevaba un traje,en verano, de pana marrón, completa-mente arrugado, y un sombrero de lona.Pero resultaba elegante. Tenía un bolsi-

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llo lleno de pan seco para darle a los pe-rros, y el otro lleno de caramelos deeucalipto para los niños. Caminaba conun bastón, seguido por un montón deniños y perros. De él aprendí un truco,que es que a los niños hay que hablarlescomo si fueran personas mayores, eso lesatrae mucho, más que hablarles conmimos.

-Tú quedas mucho a tu padre, pero larelación fue un tanto conflictiva ...

-SÍ, pero eso terminó cuando me casé.

-¿Tu padre ya habla aparecido en tuobra?

-No aparece hasta Algo sucede, en unpoema que se llama Es el enfermo a ve-ces, que está inspirado en la agonía demi padre. A partir de aquí el padre haido saliendo muchas veces, y muchas ve-ces el padre es el rey mendigo, otras ve-ces soy yo, y otras la humanidad. Lo delRey Mendigo se origina en la historia deun personaje que me contó un tuareg ...La sombra de ese rey mendigo aparecemucho antes, en dos o tres libros míos.Pero es a partir de mi primer viaje aArgelia.

-¿Cuándo os cambiasteis de casa?

-En el treinta y tres, dejamos Raset, ynos fuimos a vivir a una calle que enprincipio se llamaba Jaime Piquet y quedespués se ha llamado Pablo Alcover,pero siempre tuvimos el mismo núme-ro: 39-41. Era una casa con jardín, enel que había un castaño de indias, un li-monero, buganvillas ...

- Vegetación que abunda en tu obra...Tú tenías 6 años.

-SÍ, más o menos.

-¿Luis nació también en la calleRaset?

-No, Luis nació en Pablo Alcover. Erauna casa en alquiler, con jardín y gara-ge. Allí, yo tenía una habitación, y Juany Luis otra. Mi habitación era privilegia-

U"BUniversitat Autónoma de Barcelona

Biblioteca d'HumanitatsMe casé primero por lo civil,y, después de la ceremonia,le dije al alcalde que el curaya no hsd« falta. Entonces

estaba prohibido, le metíun susto de muerte

da, porque en ella estaba la librería. Sal-vo las habitaciones, el suelo era de estosde tablero de ajedrez, blanco y negro. Alfinal del pasillo dormía Eulalia. Los re-cuerdos de entonces son clarísimos. Yoiba al colegio de los Jesuítas subiendola calle Anglí, los Jesuitas de Sarriá, to-dos los días, a pie, con mi hermano Juany luego con Luis. En nuestro barrio, em-pecé a jugar al fútbol en un equipo dejuveniles que se llamaba Atlético TresTorres.

-En el momento de la guerra, ¿os que-dáis en la casa u os vais fuera?

-No, mi padre tenía un enfisema pul-monar, le operaron en la Clínica Cora-chán, le cortaron dos costillas y le pu-sieron un tubo para el drenaje del pus.Estuvo cuatro años con el tubo puesto,yo no sé cómo no se murió ni se volviótuberculoso. Además, no hablaba casi,estaba muy deprimido. Fuimos todos aViladrau. Estando en Viladrau fue cuan-do mi madre fue a Balenyá, a la estación.Nos despedimos de ella, que iba para verqué podía encontrar para el santo de mipadre y el mío. Mientras en casa huboobjetos de valor, pudimos comer, por-que dinero de la república no querían,así que yo me convertí en un ladrón.Aprendí a robar patatas; nunca hay quearrancar la mata de las patatas, hay quehacer un agujero a dos palmos, meter lamano e ir sacando las patatas.

-Me hablabas de lafalta de solidaridadde la gente.

-Sí. La única solidaridad fue la del tíoJoaquín, que nos hacía llegar desde Ar-gentina paquetes con la Cruz Roja. Meacuerdo cuando nos llegó el primer pa-quete, estábamos los cuatro hermanosmirándolo, sin atrevernos a abrirlo. Mi

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tío Leopoldo también nos ayudó, peropoco tenía que dar. Él se presentó vo-luntario como médico durante la guerra,y le tocó Altafulla.

-Hablemos de tu familia.

-Mis hermanos saben de la familia mu-cho más que yo. Si quieres, te diré lo querecuerdo haber oído, pero nada más. Miabuelo era cubano. Su madre, Estanis-laa Digat, de origen francés, había na-cido en Trinidad de Cuba, antigua pro-vincia de Las Villas. El bisabuelo,Agustín Goytisolo Lizarzaburu, se casócon ella y fueron a vivir a Cienfuegos,ciudad que era como un enclave francés.Allí nació mi abuelo, Antonio Goytiso-lo Digat. En esa zona estaba un centralazucarero, que entonces se llamaba in-genio. Él introdujo en ese ingenio el va-por. Se llamaba Lequeitio y el tren ca-ñero que tú viste en la foto que había enTorrentbó, aquel tren que ponía Goyti-solo y Montalvo, recogía la caña. Nosólo la de él, sino la de mucha gente ...

-¿Qué se ha hecho de aquellas fotosque estaban en Torrentbó?

-Las tiene Luis. Son interesantes, por-que el tren de la fotografía es uno de losprimeros trenes de España. Dicen que elprimero fue el que entró en funcionesaquí, en 1848, el Barcelona-Mataró. Peroentonces, Cuba era una provincia de Es-paña, y por Cuba corrió ese tren, que,si no fue el primero, fue uno de los pri-meros. Se instaló donde había una in-dustria fuerte, la de la caña de azúcar,en la que se empleaba el vapor, todo li-gado al proceso de liberación de los es-clavos. En eso, mi bisabuelo fue un pre-cursor, y no porque fuese especialmentebenigno. Él no era ningún santo, y si li-beró a los esclavos fue porque el vaporlos sustituyó con ventaja. De lo que nocabe duda, es de que fue un innovador:compró, instaló y puso en marcha untren inglés, curiosamente, con un anchode vía más parecido al europeo que alespañol. Aquí eso se hizo con otro cri-terio, el de un ingeniero que dijo que elferrocarril era más estable cuanto mayor

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era el ancho de la vía. Eso, lógicamen-te, depende del vagón. Toda Europa hamantenido el ancho de vía normal: In-glaterra, Francia, Italia, Alemania, todoel mundo. Aquí, un militar apoyó la te-sis del ingeniero por cuestiones de estra-tegia, de invasión militar, imagínate ...

-¿Fue la independencia de Cuba lo queacabó con las propiedades de tu bi-sabuelo?

-Nunca he sabido con exactitud quépasó. Sé que murió allí. Agustín Goyti-solo murió en Cuba, muy decepciona-do. De haber sido abogado, o tratantede ganado, como el padre de Fidel, hu-biese salido ganando con la independen-cia. Y él debió creer que la independen-cia le favorecía. Pero no fue así. En losseis años que van de 1898 a 1904, fíjatebien, el noventa y cinco por ciento de losingenios pasaron a manos de norteame-ricanos, que en todo ese tiempo no com-praron un solo saco de azúcar: ahoga-ron a los propietarios y se quedaron porcalderilla seis ingenios. Acuérdate, nues-tro amigo Pablo Armando Fernándeznació en el Central Delicias, y allí la en-señanza era en inglés y la educación re-ligiosa, protestante ... Los norteamerica-nos no se metieron en la guerra paraayudar al noble pueblo cubano, sinoporque la del azúcar era una industriatan importante como la del algodón. Yla caña se daba estupendamente bien enCuba. Sin ser de allí, porque la llevaronlos españoles. Fíjate que casi todos losnombres de la caña son isleños, es de-cir, canarios: el guarapo, las mieles ...

-Él murió muy desanimado. ¿Qué hizola viuda?

-Venirse a Barcelona. Como ya poco lequedaba allí, se vino a Barcelona. Conel cuerpo de su marido, que está ente-rrado en Montjuic, en el panteón quepone Agustín Goytisolo. En aquella épo-ca no se podía trasladar un cadáver asícomo así. Lo trajeron en un féretro debronce y embalsamado.

-¿En qué año fue eso?

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-No lo sé con exactitud, habría que mi-rar en el libro del panteón.

-y su hijo, Antonio, es decir, tu abue-lo, ¿vino con ella?

-No. Ella vino, precisamente, porquemi abuelo Antonio estaba ya aquí, ca-sado con Catalina Taltavull Victory, hijade otro indiano, menorquín.

-También de Cuba...

-De Cuba, de Puerto Rico ... Teníanbarcos. Me imagino que los casaron. Alparecer era abogado. Sus datos persona-les están en un pasaporte que pone:Antonio Goytisolo Digat, natural deCienfuegos, provincia de Cuba, colorsano, pelo negro, ojos claros, y nadamás. Ése era el tipo de pasaporte que ser-vía para moverse por Europa en aquellaépoca.

- Y con este hijo se instaló la abuela Es-tanislaa en Barcelona.

-Sí. Tuvieron aquí varios domicilios: unchalet en la calle Clarís, un piso en laPlaza de Cataluña, en el Pasaje Rivade-neyra ... Ahí vivió mi padre, y ahí se ena-moró de mi madre, cuando él era ya ma-yor, un solterón, como tío Leopoldo. Mimadre se casó muy joven, con un hom-bre que no se parecía en nada a ella, perocon el que debía de llevarse bien, por-que hay cartas y postales de ella que sonmuy divertidas. Con esta letra que tie-nes, ponía, porque mi padre tenía unaletra endemoniada y además, cuando es-cribía una tarjeta postal y no le queda-ba sitio, seguía en los bordes ... Con estaletra que tienes, ponía mi madre, no sési los niños y yo hemos de ir a Torrent-bo, o esperar a que nos vengas a bus-car, o que volvamos todos a Barcelona,no te entiendo nada. Escribemelo con le-tras mayúsculas.

-Cuéntame más sobre el tío Leopoldo.

-Es mítico en la familia. Era un hom-bre que sabía una cantidad de cosastremenda ...

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~mi- -¿Vivía con ustedes?

bue--No, vivía en su casa, con tío Luis, otrohermano de mi padre. A tío Luis mi pa-dre le dio un trabajo en la Sociedad deFertilizantes. El tío Luis era sordo. Leíalibros de Stevenson, Bernard Shaw ...También él era interesante como per-sonaje.Ellos tenían una criada que se llamabaCarmen. Ella adoraba al tío Luis y nosoportaba al tío Leopoldo. Eran un tríoimposible. Murió primero tío Leopoldoy después tío Luis. Tío Leopoldo sabíade todo, se había leído la EnciclopediaEspasa de la A a la Z, y luego se habíametido con la Enciclopedia Británica, nosé si acabó. No había crucigrama que noresolviera, todo. Lo más formidable deeste hombre fue, sin duda, que no apli-có esos conocimientos a nada. Era gra-tuito en todo. Se fue a estudiar a San-tiago de Compostela. Sacó el título demedicina, y sólo ejerció en Torredemba-rra y durante la guerra. Curaba a la gentepor sugestión. Tenía fama de ser buenmédico, porque mi hija pasó por dondehabía ejercido y se lo dijeron. Muchasveces recibía a los enfermos en pijamaporque era un comodón. Tenía una par-tida, le gustaba jugar a las cartas ... Cu-raba con medicinas sencillas y hablan-do. El venía una vez por semana a comera casa. Se llevaba muy bien con mi pa-dre y con mi hermano Luis. Estaba unmes con nosotros en Torrentbó o en elMiracle, cerca de Poblet.

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-Tú me contaste una vez una historiamuy interesante sobre un pariente del tíoJoaquín, uno que se casó con una rubiasudafricana.

-Fue su hijo Joaquinito quien se casó.Cosas que pasan. Tío Joaquín llegó a te-ner una hacienda en Tierra de Fuego. Enla hacienda de aliado, vivía esa chica.Se casó con ella y tuvieron una hija. Undía, esta mujer le dice que ha heredado,de su familia inglesa, una finca inmen-sa en Sudáfrica, donde trabajan miles denegros, una barbaridad. Él dijo que noiba allí: Mi bisabuelo se deshizo de losnegros y no vaya ir yo ahora a vigilar

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negros. Y ella se fue a Sudáfrica.

- Volvamos atrás. En Madrid conocesa...

-Conozco a Emilio Lledó, a Valen te,a Caballero Bonald, un poco más tardea Ángel González y a Claudia Ro-dríguez.

-¿Tú eres el vínculo entre las dos zonasdel cincuenta?

-No, fue una casualidad. Cuando yo

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-El otro tema que para mí quedó col-gado es el de los poetas sudamericanosque conociste en el colegio Guadalupe.

-Los más importantes, con los que eramás fácil sintonizar, eran Mejía Sánchezy Carlos Martínez Rivas, nicaragüenses,dos extraordinarios poetas. Otro eraEduardo Cote, que murió de un acciden-te; era colombiano. Había más gente,pero estos ejercían de poetas, yo no.

-¿Cómo entraste en contacto, no ya conlos poetas latinoamericanos, sino con los

me fui de Madrid, sólo habían publica-do un libro Caballero Bonald y Alfon-so Costafreda. Los demás no habíamospublicado nada. Éramos lectores, nosgustaba la poesía. En Barcelona seguíviendo a Carlos Barral y a Jaime Gil.Ángel González fue el primero en veniraquí. Jaime Gil ya iba por Madrid porcuestiones de trabajo, y en un momen-to dado, nos invitaron a todos. En el En-cuentro de Poesía de Formentor fuecuando nos reunimos casi todos ...

-¿En qué año había publicado PepeCaballero?

-En el 52. Y Costafreda en el 50.

-Pero ya estabais escribiendo todos.

-Sí, Y casi todo lo escrito se rompía.

de otros paises?

-Porque yo sabía italiano y empecé atraducir a Montale, a Quasimodo, a Un-garetti, a Pasolini ... Empecé a ir a Italiaen el 59 o 60. Ya los venía leyendo aquí,en el Instituto Italiano de Cultura, y allíles conocí a todos. Era sorprendente. Losde Rinascita; por ejemplo, que yo no po-día verlos como comunistas, eran ungrupo de gente abierta, los comunistasespañoles no tenían nada que ver conaquello.

=Entonces, tu formación poética, cuan-do empiezas a escribir, es esencialmentecastellana.

-Sí, fundamentalmente de lengua cas-tellana. Española e hispanoamericana.Se me abrió un horizonte tremendo

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cuando conocí a unos poetas de Améri-ca Latina.

-¿Cuándo fuiste por primera vez aAmérica Latina?

=Pues creo que fue a Cuba, y luego ala Argentina. En la Argentina he esta-do tres veces,en Chile dos, en Perú tres...A Cuba fue el primer viaje. Después, dosviajes por el continente, uno con mi mu-jer y otro con mi hija.

=Bueno, vamos pais por paú, empiezapor la Argentina. Hiciste tres viajes...

-En uno de esos viajes me reencontrécon Francisco Urondo ...

-¿Lo hablas conocido en Cuba?

-Sí. En Cuba. A Juan Gelman no le co-nocí hasta mucho después. Fui amigo deAlejandra Pizarnik. También traté aBorges. En dos de mis tres viajes, estu-ve con él.

-En los dos casos enfunción de la An-tología ...

-La segunda vez solamente fui a salu-darle porque sabía que él estaba conten-to con aquella Antología. Después sa-lieron otras. Él se disparó como poetamucho más tarde. Fue la primera anto-logía de Borges publicada aquí, creo.

=La visita del Ha arquitectónico fue laúltima, ¿no?

-No, la segunda. Era una reunión dearquitectos jóvenes, organizada por laUnión Internacional de Arquitectos. On-ganía se autonombró presidente de ho-nor y hubo una bronca sensacional. Losestudiantes decían que no podía ser. Fui-mos a la Facultad de Arquitectura. En

Un señor, con calzonciJ/oslargos, por encima de lasrodillas, estaba leyendoel periódico una o doshabitaciones más allá.Era Salvador Allende

18 QUIMERA

aquel tiempo la policía todavía no seatrevía a entrar en el campus universita-rio, rodeado de vallas con postes de hie-rro. Allí estuvimos los tres días que duróel Congreso, durmiendo y comiendo.Cuando salimos pasó aquello del perro,que es la vez que yo recuerdo haber te-nido más miedo. El perro me olió, mequedé mucho rato allí, mientras la poli-cía miraba mi documentación. El perrome olió y me miró. Yo sentía, ademásde miedo, desazón. Porque una cosa esque un hombre te mire con mala cara yotra es que un perro te mire como dicien-do estás fichado, o si te mueves..., unacosa muy desagradable. No me ha pa-sado con ningún otro perro. El últimoviaje fue en el 72, un poco antes de lacaída de Allende, y fui a Chile después,y a Perú, donde conocí a mucha gente:enseguida me hice amigo de César Cal-vo, de Antonio Cisneros, de WashingtonDelgado, de Nicolás Yerovi, de BlancaVarela y muchos otros ... En Ecuador,con el único que hice buena amistad fuecon Jorge Enrique Adoum, que es unbuen escritor.

-¿Tú conociste a Allende?

-Sí, lo conocí en Cuba y después lo vol-ví a ver en Chile. Se parecía a mi tío Leo-poldo. Un día se estropeó el aire acon-dicionado del hotel Habana Riviera, yera un horno, porque está todo acrista-lade. No se podía vivir allí, no se podíadormir. Abríamos la puerta y nos ponía-mos en el quicio para coger la poca co-rriente de aire que había. Un señor concalzoncillos largos, por encima de las ro-dillas, estaba leyendo el periódico unao dos habitaciones más allá. Me acerquéy le saludé. Al notar su acento, le pre-gunté si era chileno, y me dijo que sí.Hablamos un rato y después se presentó.

-¿Cuándo estuviste en Chile ya le vistecomo presidente?

=Sí, él ya se había presentado tres ve-ces a la presidencia y fue a la cuartacuando salió. Sacó el treinta y tres porciento de los votos y los otros el treintay uno y el treinta y dos. Fue por un pelo.

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Era un hombre culto, médico, como tíoLeopoldo además, y que, equivocado ono, se vio metido en un lío.

=Empezaste temprano con Cuba, tú es-tabas solidarizado en su momento conel movimiento de la Sierra.

=Sí, evidentemente. Era un movimien-to contra un dictador que se llamaba Ba-tista. No tengo ningún reparo en decirque estaba solidarizado con ese movi-miento insurrecional.

-En eso discrepabas del Partido Co-munista ...

=Nicolás Guillén me dijo en París queaquellos eran unos señoritos. Después,el mismo Neruda les hizo una canciónde gesta. No sé si les sacó dinero o no.La verdad es que las primeras veces quevas allí... Yo fui antes de 1966.

-¿Antes o después de la Segunda De-claración de La Habana?

- Poco después de Bahía Cochinos.

-En el 62.

=Más tarde. Al principio, Cuba era unpaís en revolución. Lo primero que vi fueque se habían creado unos Comités deDefensa de la Revolución, que actuabanen cada barrio. Una amiga mía cubaname dijo que fuera un día a verla, por-que me llevaría un chasco. Así fue. Lasreuniones eran para decir que fulana detal era una mujerzuela, por ejemplo.Abrían la reunión con una frase de Le-nin, una de Martí, otra de Fidel y en-tonces empezaba la reunión y se conta-ban chismes. Casi todos los asistenteseran ancianos. La función de los Comi-tés de Defensa de cada barrio era guar-dar armas, pero degeneraron. En el se-gundo viaje, y en el tercero, ya tenía losamigos que tú conoces: Pablo Arman-do Fernández, Manuel Díaz Martínez,César López, Antón Arrufat, NorbertoFuentes, Luis Rogelio Nogueras, PepeRodríguez Feo. A Nancy Morejón y Rei-na María Rodríguez las conocí un pocodespués.

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En el segundo viaje me enteré de queexistían esos campos que se llamabanUMAP, Unidades Militares para la Agri-cultura. Luego firmé las dos cartas deprotesta por el caso Padilla. Más tarde,me molestó la autocrítica de Padilla, ymás aún su declaración posterior expli-cando que todo lo que había dicho erafalso. Había perjudicado a muchos ami-gos míos.

Desde que el entusiasmo por la revo-lución cubana fue cediendo en todos no-sotros, Cuba dejó de ser para mí la re-volución cubana, para pasar a ser misamigos de Cuba, los de dentro. Así po-demos terminar con el tema de Cuba.

-¿En qué año empezaste a publicar alos poetas cubanos en España?

-La antología Nueva Poesía Cubanaapareció en e168. Todo fue en los sesen-ta. Después, silencio.

-¿Qué opinas de la situación actual deCuba?

-A mí me parece una fatalidad lo quele pasa a la isla, para mí que está maldi-ta: se libran de España, pero son los yan-quis los que se meten; se liberan de Ba-tista pero es otro el que se mete.

-Me gustaría que hablaras de Lezama.

-¡Ah, Lezama! Le hice un retrato lite-rario, porque yo le quería mucho, tengocartas suyas, incluso de la viuda. Encuanto murió se hizo inmediatamenteuna edición aquí, con un prólogo mío,de Fragmentos a su imán. En ese prólo-go me desaté y dije lo que pensaba so-bre la revolución y más. Cuando me en-teré de que al entierro habían ido seis osiete personas, escribí una crónica di-ciendo que había sido un entierro fabu-loso, con mulatos y mulatas de belloscuerpos, con multitudes que bebían ...Algo exagerado, porque me enteré porCésar López de la tremenda soledad deeste hombre hasta su muerte.

-También trataste a Alejo Carpentier ya Virgilio Piñera en aquella época...

-Sí, pero con Alejo no tuve la mismarelación que con Lezama. Con Lezamaera una relación de complicidad, com-plicidad en la literatura, porque aunqueno escribíamos igual, nos entendíamos.A Piñera lo conocí a través de Pepe Ro-dríguez Feo. Era persona de gran inte-rés, que había leído mucho, y era muyretraído. No como Pepe Rodríguez Feo,que era más abierto. Evidentemente noestaba de acuerdo con la política cultu-ral cubana. Era muy fácil no estarlo.

-¿Tú has sentido alguna vez lo que lla-man vocación de escritor?

-Así, como tú me lo dices, no. Yo sa-bía que aprendería a escribir, y escribía,no sé si eso es tener vocación de escritor.

-¿A los veinticinco años pensabas quesi no eras poeta tu vida no tendríasentido?

-Quería ser poeta, no sé si pensaba simi vida tendría sentido o no. Sólo meinteresaba eso y ganar el dinero justopara mantener a mi familia. Quería es-cribir e intentaba hacerlo mejor cadavez, y aún lo intento.

-¿Empezaste a escribir temprano? ¿Es-cribiste siempre?

-Sí. Y mis hermanos también. Creo quefue porque teníamos libros cerca. El otrodía, en una entrevista en TV, me pregun-taron: ¿Cómo se formó usted? Yo dije:Leyendo, leyendo. Es lógico, antes deescribir, yo leía, lo leía todo, La ballenablanca, La isla del tesoro ... Todo lo quecaía en mis manos, lecturas que no co-rrespondían a mi edad, ni a la de Juan,y menos aún a la de Luis, sino a gentemayor... Mucho más tarde apareció unlibro de Pedro Salinas, Seguro azar. Yoleí, después de la guerra a Juan RamónJiménez, su Segunda Antología Poéti-ca, y al leer luego Seguro azar, de Sali-nas, me dije: ¿Qué es esto? Este autorsale de Juan Ramón, pero es mucho máscríptico. Me quedé muy impresionadocon Seguro azar y me llevé el libro a Ma-drid. Allí, en la Cuesta de Moyana, fui

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Biblioteca d'Humanitatsencontrando otros libros de PedroSalinas.

-¿Habla antecedentes literarios en lafamilia?

-Una antepasada lejana de mi madre,llamada María de Mendoza, escribióuna novela, Las barras de plata. Y untío, también por parte de mi madre, tra-dujo, del inglés, naturalmente, los Ru-bayats de Ornar Khayyam ...

-¿Escribiste algo en prosa?

-Cuentos, historietas, como todos losniños. Pero, a partir del momento en queempecé a tomarme en serio eso de escri-bir, sólo hice poesía.

-¿Conservas algo de lo que escribisteentonces?

-No hay un solo poema mío anteriora la publicación de El retorno, ni en micasa ni en ninguna parte. Porque, cuan-do me di cuenta de que El retorno eraun 'buen libro ya tenía veintiséis años, ylo comparé con lo que había escrito an-tes y lo cogí todo y lo rompí. Y cuandoescribí Salmos al viento busqué aún mása fondo, y todavía salían papeles ... y aromperlos. No he dejado nada ... sólo delos últimos poemas y algunas correccio-nes, primeras versiones, etcétera.

-¿Cómo fue la edición de El retorno?

-Lo presenté al premio Adonais y fueaccésit. Con Salmos al viento, lo mismo:gané el Boscán. Y Claridad fue premiodel V Centenario de Ansias March. Elpremio en castellano lo gané yo, y el pre-mio en catalán lo ganó Pere Quart. Y cu-riosamente, cuando el Premio Ciudad deBarcelona, el del 80, creo que fue, el ca-talán se lo dieron aPere Quart y el cas-tellano a mí.

- Volvamos al momento en que empe-zaste a escribir y a publicar. ..

-Bueno, como te dije, escribía cosas enprosa, pero a la que le cogí gusto al ver-

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so, nunca más escribí en prosa. Solamen-te prefacios, artículos ... En cuanto a pu-blicar... no se trataba únicamente de pu-blicar. Yo tenía amigos que editabanseparatas y hasta libros y se los pagabanellos" pero yo no hubiera hecho eso ja-más. Con un premio, publicabas. Pero,además, la gente se fijaba en ti, teníasposibilidades de ganar otro, y cuandoganabas el tercero, ya no tenías que pre-sentarte a otro.

-¿Cómo se produjo tu elección delengua?

-No había caso, sólo quedaba el caste-llano. En casa era el idioma de siempre,y más faltando mi madre. No nos lo im-puso Franco, eso es absurdo. En mi casase hablaba el castellano, como en la deBarral: su madre era argentina, se llama-ba Agesta. Mi padre y mi madre habla-ban castellano entre ellos. Y cuando fuia Madrid ...

-¿A qué edad fuiste a Madrid?

-Pues mira, en tercero de derecho. Pri-mero y segundo los hice aquí.

-¿Qué fue lo que ocurrió?

-Problemas con la gente del Seu. Gol-pes y bofetadas, todo muy molesto. Y20 QUIMERA

hubo un expediente académico.

-¿Te expulsaron de la Universidad?

-No, no, no me expulsaron. Me expe-dientaron. Yo no podía aceptar la san-ción que me pusieron, y me fui a Ma-drid. Con poco dinero. Y caí en unbarrio muy bonito, Argüelles, que aho-ra es casi de lujo, pero que entonces es-taba bombardeado. El Hospital Clínicoderrumbado, toda la Moncloa panzaarriba. Estuve en varias pensiones porallí, en la pensión de doña Sagrario ... yconocí, primero, a Emilio L1edó, y lue-go a Caballero Bonald. Entonces surgióla posibilidad de que en un Colegio Ma-yor que estaban terminando, el Guada-lupe, aceptaran a un diez por ciento deespañoles. Fuimos y nos presentamos ypasamos Emilio L1edó y yo. El diez porciento significaba que, si había doscien-tas plazas, pues, entramos veinte espa-ñoles. Era un porcentaje muy alto, de-jaron mano libre, porque no todo elmundo quería venir a España desdeAmérica en tiempos de Franco. Claro,la residencia era otra cosa, los latinoa-mericanos llegaban con libros que yo nohabía leído nunca, traían a Vallejo, a Ne-ruda ... A ver quién encontraba eso enEspaña. En la Cuesta de Moyano, a lospoetas de la Generación del 27 y hastala Guerra Civil, con suerte, los podíasencontrar, pero esos otros, de ningunamanera.

-Libros y compañeros...

-Encontré, y me hice amigo de ÁngelGonzález, de Caballero Bonald, deClaudio Rodríguez. Yodejaba otros ami-gos, en Barcelona, que acabarían escri-biendo poesía, y caí en otro grupo deamigos que acabarían escribiendo poe-sía también. Yo no dije nunca a ningu-no de mis amigos de Madrid y Barcelo-na que escribía poesía, ni ellos a mí. Losprimeros en publicar fueron CaballeroBonald y Alfonso Costafreda, luegoClaudio Rodríguez ... VolVÍaquí, a Bar-celona, en el 51, ~, salvo Costafreda, na-die había publicado nada. Carlós Barral,Jaime Gil y yo hablábamos de poesía,

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como siempre, pero no habíamos publi-cado nada. No había aparecido El retor-no. Fui a hacer los seis meses del servi-cio militar a Menorca y seguí trabajandoen el libro, muy asustado por su conte-nido. Además, me angustiaba, me do-lía, y quería que fuera un libro bonito.Hoy no lo tocaría, fíjate.

-Háblame de El retorno.

-El retorno es una elegía que yo escri-bí y publiqué en 1955 en la colecciónAdonais; es una elegía a una mujermuerta, de la que sólo se sabe que se lla-maba Julia Gay, porque en ningún mo-mento puse allí que era mi madre, por-que no me interesaba hacerlo para nomover en el lector emociones fáciles.Nunca aparece la palabra madre. Perocualquier lector con un poco de sensibi-lidad se da cuenta de que el libro tratade una relación madre-hijo. El retornoha continuado muchos años después enFinal de un adiós. Un día quiero publi-car las dos elegías juntas.

Yo, en aquel tiempo, estaba entusias-mado por las conversaciones que teníacon Carlos y con Jaime Gil; puse unacita de Eliot: Partió, mas en los días deotoño soñadores / forzó mi mente gol-pe a golpe. El tema elegíaco reapareceen algunos poemas sueltos, pero en rea-lidad y como libro está sólo en El retor-no y Final de un adiós.

-'Ji¡ segundo libro fue Salmos al vien-to, lo que implica que hiciste seguir unaelegía por un libro de sátiras...

-Yo alterno mis nostalgias y depresio-nes con el tono satírico. Salmos al vien-to iba dirigido a la sociedad en la queyo vivía. No es un libro de poesía social,sino de sátira. Leído hoy, todavía no sécómo me dejaron pasar eso. Va con ci-tas de la Biblia, se llama Salmos al vien-to, pero se entiende perfectamente todolo que se dice allí y lo que es curioso esque ese libro se siga vendiendo hoy díade una manera normal y corriente.

-El siguiente libro fue autobiográ-fico ...

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l- -Claridad es un libro autobiográfico,pero no mío, sino de toda una genera-ción. Salió con motivo del homenaje quehicimos a Machado en Colliure, en elveinte aniversario de su muerte. Hicimosun acto político, más que poético, encontra de los poetas del régimen que ha-bían querido rescatar una parte de Ma-chado y la presentaban como cosa pro-pia. Fue un acto político, y con estemotivo fue cuando nos reunimos todos,los de Madrid y los de Barcelona.

'.

'-

-¿Tú tenías conciencia del contenidopolitico último de Machado, sobre todoen el poema a Listet?

-No, no lo conocía. Si lo hubiera co-nocido, hubiera pegado un respingo,porque luego conocí a Líster.

-Por lo que sé, la historia de tu encuen-tro con Lister es terrorífica. ¿Por qué nome la cuentas?

-Quiero que insistas en que yo no eradel PSUc. Fui al Congreso de la Paz de1963. De la gente que fue de España, al-gunos pertenecían al Partido Comunis-ta de España, y otros no, como Agustínde Semir, Ricardo Salvat o yo. No lo re-cuerdo muy bien, fueron unos días tanturbios que no ... Total, que cuando lle-gamos al hotel Ucraína, nada más lle-gar a las habitaciones, nos telefoneó Ire-ne Falcón para que fuéramos bajando,que nos esperaba y que preguntásemospor el Salón Gorki, creo. Fuimos bajan-do, nos sentamos en las sillas y de pron-to oímos la voz de un hombre; era Bala-guer. Nos dijo: En pie, camaradas, enpie. Lo de camaradas sonó como un tiroporque muchos de los que estaban allíno eran camaradas y yo entre ellos. Unade las cosas que más me molestaba delfalangismo era que entre ellos se llama-ban camaradas, igual que los italianosy los alemanes. No entiendo por qué nose llamaban compañeros, que suena me-jor. Bueno, nos levantamos y entró todala plana mayor. Pasionaria, Líster, Ba-laguer, Ardiaca y más gente. Nos senta-mos. Entonces Dolores habló. Despuéstomó la palabra Líster y dijo que había-

mas llegado a la patria del socialismo,que al día siguiente se celebraría la se-sión de apertura del congreso y que senos repartiría, como se hizo, el discursode apertura que la delegación españolatenía que leer. Bueno, se repartió el pa-pel, lo empezamos a leer y los que nopertenecíamos al partido comunista, yaun algunos del partido, nos dimoscuenta de que aquello no era un discur-so para un Congreso de la Paz, sino unpanfleto comunista, pero tan exageradoque no había manera de tragárselo. Lue-go muchos empezamos a mirarnos, y yosentí vergüenza. Nos levantamos y diji-mos que no podía ser ése el discurso por-que la delegación española había llega-do hacía poco. Hubo una tremendadiscusión y se decidió formar una comi-sión de la que naturalmente formabanparte Líster y Balaguer, por un lado, y,por otro, Agustín de Semir y yo. Des-pués de estar peleando por el texto, alfinal salió un escrito correcto. Fue untexto por la. paz.

-¿Tú representabas a alguien en eseCongreso?

-No. Yo, pura y simplemente, lo que •hice fue levantarme con otros más y de-cir que aquel escrito no podía ser. No esque tomara la voz cantante, ni aquellofue un heroísmo; me tocó decirlo a mí,pero si no lo digo yo, lo dice otro. PeroLíster se cabreó conmigo.

-¿Esto fue en un aparte?

-En el bar. Me dijo: Me haces una cosaasí durante la guerra civil y te mando fu- _si/m; pero como eres simpático te invitoa un coñac. Como puedes imaginar, nome pude beber el coñac. Cuando tuveoportunidad se lo dije a Dolores, a quienyo hablaba de usted. Me contestó queno le hiciera caso, que lo dejara correr.

-¿Volviste a ver a Dolores?

-Mucho tiempo después, en París, sehizo un homenaje a Dolores Ibárruri, yel hermano de Paco Ibáñez, que era fo-tógrafo, fue a hacer unas fotos allí, y

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Biblioteca d'HumanitatsPaco y yo estuvimos dando vueltas. EsteRogelio Ibáñez fue a Dolores y le dijoaquí tienes a una persona que te cono-ce. Me llamó y fui a saludarla. Enton-ces fue cuando Rogelio le dijo que fue-se a su casa al día siguiente porque sumadre hacía una paella. Al otro día es-tuvo allí, hablando de la escisión de Lís-ter, explicando lo que les había hecho,que les había querido quitar incluso lacasa de España. En un momento de lacharla le dije que me creía todo lo quedijera de Líster. Le recordé lo que me ha-bía dicho él de fusilarme, y ella me dijoque no lo hubiera hecho así. Le pregun-té cómo lo habría hecho y me contestó:Hubiera estado hablando contigo, así,como estoy yo, y te hubiera vaciado elcargador por debajo de la mesa. Huboun silencio absoluto. Los hermanos Ibá-ñez son testigos de esta barbaridad, y dela que viene ahora. Paco le dijo: ¿Bue-

no, pero vosotros lo sabíais esto? y ellale contestó que creían que lo hacía porun ideal. Como tú comprenderás, aun-que nunca fui militante del Partido Co-munista, se me quitaron allí mismo lasganas de ser compañero de viaje, por-que todas estas cosas se daba por su-puesto que las sabían todos, pero yo nolas sabía.

-¿Del tiempo y del olvido es una selec-ción de poemas?

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Lister me dijo:Me haces una cosa asídurante la guerra y temando fusilar, perocomo eres simpáticote invito a un coñac

-Es una reunión de poemas perdidoso desperdigados, a los que añadí algu-nos ya publicados, pero modificados.El siguiente libro, Los pasos del cazador,debió haber sido mi primer libro, por-que corresponde a la época en que yo ibaa cazar mucho, con Rafael Sánchez Fer-losio y aún antes. Tenía tomadas muchasnotas de canciones populares, conocíael cancionero y con esto elaboré el libro,que se refiere a eso, a los pasos, las eta-pas, o la pasión del cazador, desde oc-tubre hasta febrero.Después de éste, vino Final de un adiós,y luego El rey mendigo.

-Las tres antologías temáticas, ¿en quéetapa aparecen?

-Las tres, Palabras para Julia, A vecesgran amor y Sobre las circunstancias,son anteriores a Los pasos del cazador.Algunas tienen varias reediciones.

-Quiero que me cuentes la historia deEl rey mendigo. ¿Cómo surge ese título?

-El rey mendigo aparece por primeravez en un libro que se llama Bajo tole-rancia y se repite en Taller de Arquitec-tura, cuando digo ah humanidad creti-na, rey mendigo. Son las primeras vecesque aparece, pero yo todavía no habíaformulado el tipo. El rey mendigo va sa-liendo en todos mis libros, en Final deun adiós ... en fin, podríamos rastrearlo.Finalmente sale El rey mendigo como tí-tulo de todo un libro porque ya la figu-ra del rey mendigo planea sobre los pro-tagonistas. La idea surgió de una fraseque escuché de un tuareg. Yo estaba enArgelia para nacer el plano del desdo-blamiento de Taman Raset salvando laciudad y salvando el ued, un río seco,pero con agua debajo, y sobre todo sal-vando el palmeral, que es lo más irnpor-

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tan te, es de lo que viven ellos, no de losdátiles, sino de lo que se planta debajode las palmeras: cebollas, tomates ... Losmás importantes oasis están hechos porel hombre. Eran y son auténticos inver-naderos: hacen sombra y al mismo tiem-po mueven el aire. El agua para riego yconsumo que sacan con bombas, reco-rre caminos y se puede repartir perfec-tamente, porque el palmarés es unamalla ortogonal. Aunque desde lejos pa-rezca desordenado, es una malla perfec-ta. Taman Raset es la capital de Wilaya.Esa zona, como en todo lo que se podíallamar el Sudán, desde el Atlántico sa-haraui por el sur de Argelia llegar hastaEgipto y Sudán, linda al sur con el Sa-hel, que se está desertizando. Éste es ellímite de las siete tribus de tuaregs quedominaban aquello desde quién sabecuándo. Los tuaregs no están arabizados,yo no vi ninguno de ellos haciendo lasoraciones de la mañana o de la tarde, ja-más. Lo hacían los argelinos. A noso-tros nos llamaban cooperantes.Entre los tuaregs había un hombre, lla-mado Lajine, que era el jefe de un gru-po de unos cuarenta o cincuenta jeeps,y nos hicimos amigos. No sé quién ledijo que a mí me gustaba cazar y él meinvitó. Yo le dije que no había traído ar-mas porque estaba prohibido y que, ade-más, no tenía permiso argelino. Él mecontestó que sí tenía permiso, que él melo daba. Me preguntó qué quería, si es-copeta de dos cañones o fusil. Le dijeque dependía de lo que fuésemos a ca-zar. Me preguntó si me gustaría cazar ga-celas y fuimos a una zona donde habíaun poco de pasto y él sabía que las ga-celas estaban ahí. Rodearon aquello y sa-lieron dos gacelas. Es sencillo matar unagacela. Es más difícil matar una perdiz.Entonces empecé a tratar más a Lajine.Al atardecer venía a verme, se hacía elencontradizo. Una noche me invitó auna fiesta en su casa. Su familia estabafuera. No tuve inconveniente. Me dijoque si me importaría traer el regalo. Fui-mos a la fiesta, una fiesta normal, conel té este de roca, tres veces, larguísimo.Había gente que tocaba una especie deguitarrita de dos cuerdas. De pronto seme acercó y me dijo: Escucha un mo-

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mento amigo, le costaba hablar francés,y me dijo algo que no entendí. Me dijoque cuando los extranjeros que estabanallí, y señalaba a los argelinos, se hubie-sen ido, todo se animaría que tenía hier-ba de Mali. Cuando los argelinos se fue-ron, aquello se convirtió en una fiestaque no se puede contar, con todo lo queél había dicho, y más.Un día le hice un elogio -a todos losnómadas les gusta que les elogien lo quetienen- y fue cuando me dijo que a pe-sar de todas las cosas que él tenía, eraun rey mendigo. Sus antepasados habíansido reyes de aquella zona, por eso meimpresionó tanto lo de rey mendigo; por-que todo el mundo es un rey y un men-digo a la vez. Todos somos algo impor-tante y los'años, y no sólo las desgracias,nos hacen reyes mendigos.

-¿Volvemos a la familia?

-Te pido por favor que hablemos deotra cosa. Entre los tres hermanos esta-mos gastando este tema. Soy personapoco dada a contar mi vida, y ademásresulta que cuanto más mayor me hago,con más rigor la juzgo; pienso que pudeevitar muchos errores, pero no me arre-piento. Lo que lamento es lo que hicemal...

- Vamos a hablar de literatura.

-Sí, es un tema más importante, y creomás interesante la obra escrita que lasmemorias.

-El que lea tu poesía, puede reconstruirtu biografía.

-Sí, posiblemente sí.

-Incluso yo diría que con todos los ma-tices: familiares, sentimentales, filiales,y también ideológicos, ¿no?

-Sí. Ser antifranquista y no querer col-garte la etiqueta de que pertenecías alPSUC o al PC, era muy incómodo. Elque mis amigos y yo fuésemos antifran-quistas fue el resultado de una evolución.Jaime Gil de Biedma también lo explicaen algunos de sus poemas. Era por cues-

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tiones de ética, es verdad, pero tambiénera por cuestión estética. Lo de ellos eramuy feo y triste.

-¿Pero eso no es en parte el pensamien-to ilustrado del XVIII?

-Sí. Entre tú y yo, ¿el papel del inte-lectual cuál es ahora? Antes era un pa-pel testimonial frente a una dictadura.Ahora estamos en una democracia. Haylogros que sí, es indudable que se hanconseguido, pero la sociedad sigue sinfuncionar.

-Sin embargo creo que el sistema es de-fendible comparativamente.

-Comparado con el pasado, yo no vol-vería jamás atrás. Está clarísimo.

- y lo de al lado, el proceso árabe, elproceso de Israel...

-Arabes e israelíes se han metido en unjuego sin solución; parece el cuento denunca acabar.

-No te gusta mirar hacia atrás,pero ha-cia delante no hay ningún proyecto.

-No, y prefiero que no haya un soloproyecto, porque cuando hay un soloproyecto, no se sabe por qué, es funda-mentalista, en política o religión. Cuan-do viene alguien a traernos una idea, nospropone la salvación con esa idea; soncosas que ya no creo. Nunca he creídoen la salvación, como aquel poema: na-die es infalible, sí. No hay nadie infali-ble. Es lógica esta especiede desbarajusteque mucha gente no entiende: es lógicala desintegración de la URSS, converti-da en lo que se llama Comunidad de Es-tados Independientes, la CEl, y es lógi-ca la fragmentación de Yugoslavia. Porotro lado está el problema de EstadosUnidos ...

- Yo creo que Alemania y Japón no vana permitir que Estados Unidos levantecabeza.

-¿Tú crees?

-Desgraciadamente.

-Ahí está la cuestión, porque el paísque ofrece, en teoría, libertad, ha ol-vidado su discurso inicial revolucio-nario, anterior al de la RevoluciónFrancesa.

-En los años treinta y cuarenta, los no-velistas vinculados al partido comunis-ta norteamericano, Howard Fast y Sin-clair Lewis, escribieron varias novelasdedicadas a la reivindicación de ese dis-curso no cumplido de la revolución nor-teamericana. Por ejemplo, CiudadanoPaine, de Howard Fast. Vefan el porve-nir de Estados Unidos en la vigencia deesos textos no cumplidos.

-Fíjate que para la elección de un pre-sidente del país, resulta que el promediode votantes oscila entre el 30 y 35 fJ!o delcenso. Es muy mal asunto, porque aun-que tengas la mayoría, tienes la mayo-ría sólo de ese 30 o 35 fJ!o, pero no la delpaís.

¿Y por el otro lado?

-Sí, creo en un país llamado Rusia, quepuede ser la cabeza; porque los otros nopueden desarrollarse solos porque pre-cisan de su tecnología. El único peligroque veo es el ejército rojo. Yo preferiríaque hubiera, en vez de un ejército nor-teamericano, muchos, tantos como Es-tados de la Unión. También preferiríaque hubieran doce ejércitos en la CEl.Ahora, en realidad, ya están montandootra cosa, el peligro de un Magreb fun-damentalista, que yo creo que sí que vaa existir, porque no lo van a aguantarsiempre los militares del FLN argelino.Al final tendrán que pactar.

-En Israel hay cuatro millones de ha-bitantes en un territorio que es la terce-ra parte de Cataluña, frente a 600 mi-llones y un territorio que es un conti-nente. Israel es un pestaña, no una cuña.

=-Sí, pero todos los conflictos que ha te-nido los ha ganado.

=Los limítrofes sí, pero contra el con-junto no sé si...

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Biblioteca d'Humanitats~Yo me pregunto hasta dónde llega elmesianismo islámico; históricamente,cuando los árabes estuvieron en Espa-ña, se convertía quien quería. No sé siesto ha cambiado. Yoveo más peligrosala situación de estos países, porque novayan a montar una realidad como la deGadaffi, pero más a lo grande. ParaFrancia es evidente que su horror es unaArgelia fundamentalista, pues los fran-ceses tienen allí intereses económicos.Eso es lo que diferencia a Hassan II delos líderes integristas. Los líderes integris-tas no quieren saber nada de Europa, élsí. Está en una situación parecida a lade Fide!.

-¿Cómo ves la situación europea?

-Yo lo que creo es que Europa va a des-pegar, no sé cuándo pero va a despegar;va a cerrarse a la inmigración y va a in-tentar que los inmigrantes que tiene ensus países se vayan. Pero eso no es fácil,y a las malas recuerda la expulsión delos judíos de España. Estados Unidos noestá bien, económicamente se vive me-jor en cualquier país de Europa.

-¿Sientes desánimo?

-Siento curiosidad, no me quiero lle-var decepciones, como muchos desen-cantados de la democracia española, quedebían de estar encantados antes de lademocracia. Creo que ha sido mejor elproceso de lo que cabía esperar en el año76, por ejemplo. Las autonomías funcio-nan, bien que mal, pero funcionan. Lacoexistencia aquí, salvo por el terroris-mo de ETA, está bien.

-¿Qué va a pasar en España?

-Depende mucho de la actitud cívicade las comunidades. Se verá si aquí lagente tiene más sentido común que enotros lados. Digo esto, porque a mí nose me ocurre pensar en una Cataluñaproclamando su independencia, comodice Colom, porque eso no le interesa ala burguesía, como tampoco interesa alPNV, que representa a la burguesía vas-ca, un Euskadi independiente. Pero sí lesinteresa una autonomía lo más ampliaposible.

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