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Aventura en el castillo: ndice

Enid Blyton

AVENTURA EN EL CASTILLO(The Castle of Adventure, 1946)Enid BlytonQuieres colaborar con Librodot.com? Enva material a:[email protected] o [email protected] BIBLIOTECA http://www.librodot.com BLOG http://librodot.blogspot.com/ FACEBOOK: http://www.facebook.es/people/Biblioteca-Librodot/722291104 TWITTER: http://twitter.com/librodot

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Aventura en el castillo: Las vacaciones

Enid Blyton

CAPTULO PRIMERO LAS VACACIONESDos nias ocupaban el asiento de la ventana en su estudio del colegio. Una de ellas tena el cabello ondulado y rojo y tantas pecas, que hubiese resultado imposible contarlas. El cabello de la otra era oscuro y se alzaba por delante, formando un gracioso copete. Un da ms, y empiezan las vacaciones dijo la pelirroja Lucy, mirando a Dolly con ojos de un color verde extrao. Qu ganas ms grandes tengo de ver a Jack otra vez! Un curso entero sin tenerle a mi lado me parece una eternidad. Pues a m no me importa nada estar separada de mi hermano anunci Dolly, riendo. No es que sea malo Jorge, pero me pone los nervios de punta con todos esos animalitos e insectos que suele llevar encima. Menos mal que hay un da de diferencia entre sus vacaciones y las nuestras dijo Lucy. Seremos nosotras las primeras en llegar a casa. Podremos echar una mirada a nuestro alrededor y, luego al da siguiente, nos encontraremos con ellos... Hurra!... Cmo ser ese sitio que ha alquilado mam para pasar el verano? murmur Dolly. Voy a leer su carta otra vez. Se sac la carta del bolsillo, y volvi a leerla, aprisa. No dice gran cosa. Slo que quiere que nos limpien y decoren la casa y que por eso ha alquilado otra en las colinas para que pasemos las vacaciones. Toma, lee... Ofreci la carta a Lucy, que la tom y ley con inters. S..., es un sitio que se llama Spring Cottage, y que se encuentra en la ladera de la Colina del Castillo. Dice que es un lugar bastante solitario, donde hay pjaros silvestres a montones..., conque Jack se pondr ms contento que unas Pascuas. Lo que no comprendo es cmo puede estar tu hermano tan chiflado por los pjaros dijo Dolly . Le pasa con ellos lo que Jorge con los insectos y todos esos bichos. Jorge es una maravilla con los animales observ Lucy, que senta una gran admiracin por el hermano de Dolly. Te acuerdas de aquel ratn al que ense a tomarle las migas de pan de entre los dientes? Oh, no me recuerdes esas cosas! exclam Dolly, con un estremecimiento.

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Aventura en el castillo: Las vacaciones

Enid Blyton

No poda soportar ni la presencia de una araa, y los murcilagos y los ratones le hacan dar gritos de alarma. A Lucy le pareca la mar de raro que, habiendo vivido tantos aos con un nio tan enamorado de los animales como Jorge, pudiera seguir tenindoles miedo. Te hace rabiar mucho, verdad? dijo, recordando con cunta frecuencia le meta Jorge a su hermana ciempis debajo de la almohada y cucarachas en los zapatos. No era necesario que la otra respondiese. Jorge era un verdadero tormento cuando se lo propona. Gozaba dando sustos a la nia. Por eso no era extrao que tuviese Dolly tan mal genio. Cmo le habr ido a Kiki este curso? murmur Dolly. Kiki era el loro de Jack, un pjaro la mar de listo que imitaba las voces y los ruidos con una habilidad sorprendente. Jack le haba enseado muchas frases; pero Kiki haba aprendido muchas ms por su cuenta, principalmente las que oyera en boca de un to muy cascarrabias con el que antao vivieran Lucy y Jack. A Kiki no quisieron dejarle estar con Jack en el colegio este curso contest Lucy, con tristeza. Es una lstima... Pero consigui encontrar en la poblacin a un amigo que se encargara de vigilarle. Y va a verle todos los das. Aunque, la verdad, yo creo que debieran haberle permitido que lo tuviese a su lado. Teniendo en cuenta que Kiki no haca ms que decirle al director que no respingara, y al maestro de Jack que se limpiara los pies, y que despertaba a todo el mundo por la noche silbando como una locomotora dijo Dolly, no me extraa que no quisieran admitirle este curso. Sea como fuere, podremos tenerle con nosotros durante las vacaciones, y eso resultar agradable. Le quiero mucho a Kiki..., no parece un pjaro sino igual que uno de nosotros. El loro era, en efecto, un buen compaero. Aun cuando no sostena una conversacin como es debido con los nios, saba charlar hasta por los codos cuando le daba la gana y deca las cosas ms absurdas, haciendo desternillarse de risa a todos. Adoraba a Jack y, cuando ste se lo permita, se estaba horas y horas posado en su hombro. Las nias se alegraban de que estuvieran tan cercanas las vacaciones. Los dos muchachos, ellas y el loro, lo pasaran muy divertido juntos. Lucy, en particular, aguardaba con verdadera ilusin el momento de hallarse con la linda y alegre mam de Dolly. Jack y Lucy Trent no tenan padre ni madre y haban vivido durante muchos aos con un to anciano y de muy mal genio. Hasta que conocieron, por casualidad, a Jorge y a Dolly Mannering. Estos dos ltimos no tenan padre, pero s una madre que trabajaba como una negra para poder mantenerles y educarles. Tanto, tanto trabajaba, que no haba tenido ni tiempo para hacerles un hogar. Con que los mandaba a un pensionado y, durante las vacaciones, a casa de unos tos. Pero las cosas haban cambiado ya. La madre de Dolly contaba ya con dinero suficiente para formar un hogar y haba ofrecido dar casa tambin a Jack y Lucy1. Conque, durante el curso escolar, las dos nias iban al colegio juntas, y los dos nios a otra escuela. Al terminar el curso, los cuatro se reuniran con la seora Mannering, madre de Jorge y Dolly. Se acabaron los tos y las tas! exclam alegremente Dolly, a quien el anciano y siempre abstrado to Jocelyn nunca le haba inspirado mucha simpata. Ahora..., a disfrutar de una casa preciosa con mi madre! Durante las prximas vacaciones, iban a estar todos juntos en la casita alquilada por la seora Mannering. Es verdad que Dolly experimentaba cierta desilusin. Hubiese querido ir al hogar que su madre estaba preparando para todos. Sin embargo, no poda menos de aguardar, con cierta ilusin, el momento de encontrarse en Spring Cottage. Daba la sensacin de ser un sitio agradable. Y, qu paseos ms hermosos daran por las colinas! Qu meriendas ms divertidas!

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Vase Aventura en la isla.

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Aventura en el castillo: Las vacaciones

Enid Blyton

Te acuerdas de esa aventura tan bonita que corrimos el verano pasado? murmur, dirigindose a Lucy, que miraba, soadora, por la ventana, pensando en lo magnfico que sera ver a su hermano Jack dos das ms tarde. Lucy movi afirmativamente la cabeza. S repuso. Fue la mar de emocionante. Pero, ay, el miedo que pas a ratos! Esa isla tenebrosa..., la recuerdas, Dolly? S... Y el pozo aquel que se hunda en las profundidades de la tierra... Y cmo nos perdimos all abajo..., eso s que fue una aventura! Y nada me importara correr otra igual. Qu rara eres! exclam Lucy. Tiemblas y tiritas cuando ves una araa y, sin embargo, pareces disfrutar corriendo aventuras espeluznantes, que yo tiemblo con slo recordarlas. Bueno..., ya no correremos ms dijo Dolly, no sin cierto sentimiento. Supongo que una aventura como sa es lo bastante para toda una vida. Apuesto a que los chicos no dejan de hablar de ella un instante. Recuerdas lo imposible que nos result hacerles callar en Navidades? Oh!..., ya podran venir ms aprisa las vacaciones! exclam Lucy, alzndose de su asiento, con desasosiego. No s por qu se hacen tan interminables siempre los ltimos dos o tres das. Pero todo llega en este mundo, hasta las vacaciones. Y las dos nias marcharon al da siguiente con muchas otras compaeras, riendo y charlando hasta por los codos. El equipaje iba en el furgn Llevaban dos billetes en el portamonedas. El corazn les lata con violencia. La alegra les inundaba el cuerpo. Las vacaciones! Las vacaciones por fin! Lo que iban a disfrutar! Lo que iban a divertirse! Tuvieron que cambiar dos veces por tren; pero Dolly saba cmo hacer esas cosas. Lucy era muy tmida y se quedaba siempre cohibida ante los extraos. Dolly, sin embargo, con sus doce aitos, no le aguantaba ninguna impertinencia a nadie. Era una muchacha decidida y llena de aplomo, que saba defender sus derechos. Por fin llegaron a la estacin de destino. Saltaron a tierra, y Dolly llam al nico mozo, que acudi a recoger su equipaje. Ah est mam! exclam luego la nia. Y corri hacia la linda seora de ojos brillantes que haba salido a recibirlas. No era muy amiga Dolly de los abrazos ni de las caricias. El beso que le dio a su madre, ms pareci un picotazo. Pero Lucy se encarg de compensar a la seora Mannering, dndole un fuerte y prolongado abrazo, adems de frotarle la barbilla con la pelirroja cabeza. Oh! exclam, pensando por centsima vez cuan afortunada era Dolly en tener madre propia. Qu alegra verla otra vez! Le agradeca enormemente a su amiga que le permitiese compartirla. No era muy agradable no tener padres que le escribiesen a una y le dieran la bienvenida a casa. Pero la seora Mannering siempre le daba la sensacin de que la quera y de que deseaba tenerla a su lado. Tengo el coche esperando fuera dijo sta. Vamos. El mozo cuidar del equipaje. Salieron de la minscula estacin rural a un camino con terraplenes cubiertos de flores primaverales. Estaba azul el cielo, y el aire era suave y clido. Lucy se sinti muy feliz. Era el primer da de las vacaciones. Se hallaba junto a la linda madre de Dolly. Al da siguiente se reuniran los nios con ellas. Ocuparon el automvil que aguardaba. El mozo carg los bales. La seora Mannering se sent al volante. Spring Cottage se encuentra algo distante dijo. Tenemos que bajar al pueblo cuando nos hace falta algo... salvo los huevos, la mantequilla y la leche, que obtengo en una granja vecina. Pero es una comarca preciosa y podris dar unos paseos magnficos. En cuanto a los pjaros se refiere..., bueno. Jack va a disfrutar de lo lindo!

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Aventura en el castillo: Las vacaciones

Enid Blyton

Y ahora es cuando hacen los nios... No har otra cosa que pensar en ellos dijo Lucy, un tanto celosa de las aves que acaparaban hasta tal punto la atencin y el tiempo de su hermano. Las muchachas miraron a su alrededor por el camino. La comarca era lindsima, en efecto, montaoso el terreno, azules y emocionantes las colinas en la lejana. El vehculo baj un camino por el valle de un ro serpeante, y luego empez a ascender una pendiente ladera. Est nuestra casita en esta colina? pregunt Dolly, con emocin. Qu vistas ms bonitas habr! Las hay, en efecto asinti la madre. Se ven las colinas del otro lado del valle, y una serie de montaas ms que se alzan detrs. El automvil tena que ir muy despacio ahora, porque el camino era empinado. A medida que iba ascendiendo les era posible ver ms y ms del otro lado del valle. Lucy alz de pronto la mirada para ver a qu altura se hallaban, y exhal una exclamacin: Mira! Mira ese castillo que hay en la cima! Oh, mralo, Dolly! La nia mir. Se trataba de un castillo viejo, que impona en verdad. Se alzaba un torren a cada lado, y los muros daban la sensacin de ser muy gruesos. Tena aspilleras y ventanas muy anchas tambin, cosa que resultaba chocante. Es un castillo antiguo de verdad? inquiri alegremente Lucy. No..., no del todo respondi la seora Mannering. Parte de l es antiguo; pero el resto se ha restaurado y reconstruido, de forma que resulta una verdadera mezcolanza. Nadie lo habita en la actualidad. Ni s a quin pertenece tampoco..., nadie parece saberlo ni parece importarle a ninguno. Est cerrado, y por lo que oigo decir no tiene muy buena fama. Por qu? Es que ha ocurrido algo terrible all alguna vez? pregunt Dolly, emocionada. Creo que s. Pero no s una palabra de l, en realidad. Ms vale que no os acerquis, sin embargo, porque el camino que conduce arriba es peligroso como consecuencia de un corrimiento de tierras o algo as. Dicen que parte del castillo est a punto de resbalar por la colina! Caramba! Espero que no ir a carsenos encima de la casa! exclam Lucy, algo asustada. La seora Mannering se ech a rer. Claro que no. Est demasiado apartado... Mirad..., sa es nuestra casita, oculta all entre los rboles. Era una casita preciosa, con techumbre de blago y de emplomadas ventanas. Las nias se enamoraron de ella en cuanto la vieron. Se parece un poco a la casa que compraste para nosotros dijo Dolly. Tambin sa es bonita. Oh, mam! Vamos a pasarlo muy bien aqu! Cmo se emocionarn los nios! Haba un cobertizo bastante grande junto al edificio y en l meti la seora Mannering el coche. Todos se apearon rpidamente. Dejad el equipaje de momento dijo la mam de Dolly. El hombre de la granja lo meter en casa. Y, ahora..., bien venidos a Spring Cottage!

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Aventura en el castillo: Llegan los nios... con Kiki

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CAPTULO II LLEGAN LOS NIOS... CON KIKILas dos nias se pasaron aquel da y la maana siguiente explorando la casa. Era, desde luego, pequea, pero tena el tamao suficiente para darles cabida a todos. Haba una cocina estilo antiguo, y una minscula sala, y en el piso superior, tres alcobas pequeas. Una para mam dijo Dolly, otra para ti y para m, Lucy, y la otra para nuestros hermanos. Mam cocinar y hemos de ayudar todos a hacer el trabajo de la casa, que no ser gran cosa. Verdad que es muy linda nuestra alcoba? Era una habitacin metida debajo del tejado con una ventana que sobresala por entre el blago. Las paredes tenan una inclinacin rara, y el techo estaba inclinado tambin. El suelo era muy desigual y las puertas tan bajas que Dolly, que se estaba haciendo muy alta ya, se vea obligada a agachar la cabeza para poder pasar por alguna de ellas. Spring Cottage dijo. Es un nombre bonito para esta casa. Sobre todo en primavera. La llaman as por el manantial que hay detrs explic la madre. El agua brota primero en el patio del castillo, segn tengo entendido, se mete por un tnel que ella misma ha abierto, surge como nuevo manantial por encima de esta casa, cruza nuestro jardn, y desaparece luego colina abajo1. Las muchachas exploraron el arroyuelo. Encontraron el punto por donde manaba, y Dolly prob el agua. Era fresca y clara como el cristal. Le gustaba or su gorgoteo en el descuidado jardn. Lo oy toda la noche con delicia. La vista desde la casita era magnfica. Podan ver todo el valle y el serpeante camino que conduca, ladera arriba, hasta la casa. All lejos, en la distancia, estaba la estacin de ferrocarril, que pareca un edificio de juguete. Igual que la locomotora y los vagones que tena Jack dijo Lucy, recordando. Y, cmo se enfadaba to Godofredo cada vez que la ponamos en marcha! Acostumbraba decir que haca ms ruido que una tormenta. Ah, cunto me alegro de que no vivamos ya con l! Dolly consult su reloj. Ya es casi hora de ir a esperar el tren dijo. Apuesto a que los chicos estn excitados a ms no poder. Ven, vamos a buscar a mi madre. La seora Mannering estaba a punto de sacar el coche del cobertizo. Las nias montaron a su lado. Lucy estaba muy emocionada, tantas eran sus ganas de ver a Jack de nuevo. Y a Jorge tambin. Ojal no tuviera Dolly uno de sus arranques de genio demasiado pronto! Jorge y ella rean mucho ms de lo que debieran. Llegaron a la estacin. Lucy se pase por el andn esperando que se anunciara la proximidad del tren. La seal cambi, por fin, con alarmante ruido y, casi en el mismo instante, se vio aparecer una nube de humo y dobl la curva la locomotora.1

Spring significa primavera, y la misma palabra puede traducirse tambin por manantial. (N. del E.)

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Aventura en el castillo: Llegan los nios... con Kiki

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Los dos nios estaban asomados a las ventanillas, agitando las manos y gritando. Las nias les saludaron a gritos tambin, ponindose a continuacin a bailar de content. Ah est Kiki! exclam Lucy. Kiki! El loro solt un chillido y vol del hombro de Jack para aterrizar sobre el de la nia, a la que frot la mejilla con el pico, haciendo un ruido raro. Estaba encantado de verla. Los muchachos saltaron del vagn. Jack corri a Lucy y le dio un fuerte abrazo al que correspondi ella con otro, brillndole los ojos como estrellas. Kiki exhal otro chillido y volvi al hombro de Jack. Lmpiate los pies le dijo con severidad al sobresaltado mozo. Y, dnde tienes el pauelo? Jorge le sonri a su hermana Dolly. Hola, chica! le dijo. Cmo has crecido! Menos mal que he crecido yo tambin, si no seras tan alta como yo. Hola, Lucy..., t no has crecido! Has sido buena en el colegio? No hables como una persona mayor! le contest Dolly. Mam aguarda fuera, en el coche. Ven a verla. El mozo recogi el equipaje con una carretilla y sigui a los cuatro nios, que estaban la mar de excitados. Kiki fue a posarse sobre las maletas, y mir al hombre con ojos relucientes. Cuntas veces he de decirte que cierres la puerta? pregunt. El mozo solt la carretilla, alarmado. No saba si contestarle a aquel pjaro tan extraordinario. Kiki solt una risa igual que la de Jack y sali volando hacia el automvil, intentando posarse sobre el hombro de la seora Mannering. La madre de Dolly le resultaba muy simptica. Atencin, por favor dijo el loro, con severidad. Abrid los libros por la pgina seis. Todos se echaron a rer. Ha aprendido eso de uno de los maestros les dijo Jack. Oh, ta Allie, no sabes la gracia que ha tenido durante el viaje! Asomaba la cabeza por la ventanilla en todas las estaciones y deca adelante! como se lo haba odo decir al jefe del tren y, haba que ver la cara del maquinista! No sabes cunto me alegro de tenerte otra vez conmigo dijo Lucy, pegndose a su hermano. Le adoraba, aun cuando l apenas le haca caso. Subieron al automvil y el mozo carg el equipaje como pudo, sin perder de vista al loro. Haz el favor de cerrar la puerta orden ste. E inici una de sus interminables risitas. Cllate, Kiki le dijo Jack, viendo la cara de sobresalto del mozo. Prtate como es debido, o te vuelvo a mandar al colegio. Oh, qu nio tan malo! contest el pjaro. Oh, qu malo, malo, malo, malo...! Te sujetar el pico con una goma como te atrevas a decir otra palabra! amenaz Jack. No ests viendo que quiero hablar con ta Allie? Jack y Lucy llamaban ta Allie a la seora Mannering porque resultaba ms agradable y carioso. A ella, por su parte, le eran muy simpticos los dos nios, y en particular Lucy, por ser sta muchsimo ms dulce y afectuosa de lo que haba sido jams. Oye exclam Jorge, mirando por la ventanilla del automvil, sabes que esta comarca parece emocionante? Hay pjaros en abundancia para ti, Pecas... y animales de sobra para m! Dnde est esa rata parda que tenas en el colegio? pregunt Jack, mirando de reojo a Dolly. sta solt inmediatamente un chillido. Jorge empez a rebuscar en los bolsillos, metiendo la mano en uno y despus en otro, mientras Dolly le contemplaba horrorizada, esperando ver aparecer una rata parda. Mam! Para el coche y djame ir a pie! suplic. Jorge lleva una rata encima. Aqu est... oh, no, es el pauelo murmur Jorge. Ah!, qu es esto?... No, tampoco. Ahora..., vaya, ya est... Fingi estar intentando sacar, con dificultad, algo del bolsillo.

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Aventura en el castillo: Llegan los nios... con Kiki

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Conque quieres morderme, eh? dijo. Dolly volvi a chillar. La madre par el coche. Dolly agarr el tirador de la portezuela disponindose, asustada, a abandonar el vehculo. T no te muevas, Dolly le dijo la seora Mannering. Jorge, baja t y llvate a ese bicho contigo. Estoy completamente de acuerdo con Dolly... No quiero que ande corriendo por encima de nosotros ninguna rata. Conque puedes apearte e ir a pie. Mira, mam, la verdad es que... me he dejado la rata en el colegio contest el nio, riendo. Slo quera hacerle rabiar un poco a Dolly. Bruto! exclam la nia. Me lo imaginaba dijo la madre, poniendo el vehculo en marcha de nuevo. Bueno, anda con cuidado, porque has estado a punto de tener que ir a casa a pie. A m no me molesta ninguno de los bichos que recoges..., salvo las ratas y las culebras. Y, ahora, qu os parece Spring Cottage? A los nios les gust tanto como les haba gustado a las nias. Pero lo que verdaderamente les encantaba era el castillo. Dolly se olvid de poner morro al sealrselo a los muchachos. Subiremos all dijo inmediatamente Jack. Me parece que no intervino la seora Mannering. Acabo de explicarles a las nias que es un lugar muy peligroso. Pero..., por qu? inquiri Jack, chasqueado. Hubo un corrimiento de tierras en el camino, y nadie se atreve a subir a l por ahora. Tambin he odo decir que todo el castillo est resbalando y que poda desmoronarse si se corriera un poco ms la tierra. Eso suena la mar de emocionante dijo Jorge, brillndoles los ojos. Entraron en la casita, y las muchachas les ensearon su alcoba bajo el tejado. Lucy estaba tan encantadora de encontrarse con Jack de nuevo, que apenas poda dejarle solo un segundo. El nio se pareca mucho a su hermana, con su cabello de un rojo profundo, los ojos verdes y centenares de pecas. Era un muchacho muy natural y bondadoso y la mayora de la gente lo encontraba simptico desde el primer instante. Jorge, a quien Jack llamaba con frecuencia Copete, se pareca mucho a su hermana tambin; pero tena mucho mejor genio. Tena el mismo mechn indmito de pelo delante, que era caracterstica, al propio tiempo, de la madre. Por eso, al referirse a ellos, Jack los llamaba, con frecuencia, Los Tres Copetes. Los muchachos eran de un poco ms edad que las nias, y muy buenos amigos en verdad. Las vacaciones por fin! dijo Jorge, abriendo su bal. Dolly lo observ atentamente desde una distancia prudencial. Llevas algn bicho ah dentro? quiso saber. Slo un erizo jovencito le contest su hermano. Y no te preocupes, que no tiene pulgas. Apuesto a que s dijo Dolly, retrocediendo unos pasos. No me olvidar nunca del erizo que encontraste el verano pasado. Te digo que este recin nacido no tiene ni media pulga insisti Jorge. Compr un insecticida en la farmacia y se lo ech por encima y est ms limpio que una patena. An no se le han vuelto pardas las pas. Las nias contemplaron con inters la minscula bola llena de pinchos que llevaba entre los jerseys del bal. Se desenroll sta un poco, asomando un hociquito. Es muy mono dijo Lucy. Y ni a la propia Dolly pareca asustarla. El nico inconveniente que tiene es que va a resultar demasiado espinoso para llevarlo encima observ Jorge, metindoselo en el bolsillo del pantaln.

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Aventura en el castillo: Llegan los nios... con Kiki

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Seguramente dejars de cargar con l en cuanto te hayas sentado encima un par de veces. Las pas se encargarn dijo Dolly. Es muy probable asinti el hermano. Y procura t no molestarme demasiado, Dolly..., estara que ni pintado para metrtelo en la cama! Dejaos de discutir y salgamos a explorar intervino Jack. Lucy dice que hay un manantial en el jardn que baja desde el castillo. Yo soy el rey del castillo anunci Kiki, mecindose encima de la mesa de tocador. Quiquiriqu suena el pito! Me parece que te ests haciendo un lo dijo Jack. Vamos..., a salir todos!

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Aventura en el castillo: La vida en Spring Cottage

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CAPTULO III LA VIDA EN SPRING COTTAGELos primeros das fueron muy felices en verdad. Los cuatro nios y Kiki vagaron a su antojo y Jack encontr tantos centenares de nidos que se qued maravillado. Los pjaros le gustaban con locura y, de habrselo permitido los otros, se hubiese pasado horas y horas contemplndolos. Se excit sobremanera cierto da porque dijo haber visto un guila. Un guila! exclam Dolly, con incredulidad. Pero, si yo tena entendido que se haban extinguido y que ya no se encontraba ninguna, igual que el Alca Mayor de la que hablas tanto!1 Las guilas no se han extinguido repuso Jack, con desdn. Eso demuestra tu ignorancia. Estoy seguro de que lo que vi era un guila. Se alz muy alto, como se dice que hacen las guilas. Yo creo que era un guila real. Es peligrosa? inquiri Dolly. Supongo que quiz te atacara si te acercases demasiado a su nido. Troncho! Si anidara en algn sitio cercano!... Bueno, pues lo que es yo, no pienso ir a buscar nidos de guilas dijo Dolly, con firmeza. Sea como fuere, Jack, ya has encontrado ms de cien nidos..., no tienes bastante con eso sin necesidad de ponerte a buscar nidos de guilas tambin? Jack nunca se llevaba los huevos de un nido, ni molestaba a los pjaros que estuviesen incubando. Ningn pjaro le tena miedo, como tampoco le tema a Jorge ningn animal. Si Lucy o Dolly echaban una mirada siquiera a un nido, el ave que estuviese dentro hua alarmada, pero permita a Jack que la acariciase sin mover ni una pluma. Era singular en verdad. Kiki les acompaaba siempre en sus excursiones, posado en el hombro de Jack. ste le haba enseado al loro a no hacer ruido alguno cuando estuviese observando a un pjaro; pero a Kiki no parecan gustarle mucho las cornejas que anidaban por los alrededores. Haba una colonia de ellas en un macizo de rboles no muy lejano, y el loro iba con frecuencia a posarse en una rama para dirigirles insultos a las asombradas aves. Es una lstima que no puedan contestarle observ Jorge. Lo nico que dicen es Coo... cooo cooo. S, y Kiki las imita contest Jack. Se pasara horas graznando si yo no le hiciera callar, verdad, Kiki? El loro le cogi la oreja con el corvo pico y se la acarici con dulzura. Le encantaba que le hablase Jorge. Hizo un ruido peculiar y murmur, amoroso: Cooo... cooo... cooo... Bueno, basta dijo Jack. Ve a escuchar a un ruiseor o algo as, e imtale. El graznido de un cuervo no es como para maravillar a nadie. Cllate, Kiki! Kiki call y solt un estornudo muy bien imitado. Dnde tienes el pauelo? Dnde tienes el pauelo? pregunt. Con gran delicia de Lucy, Jack le dio un pauelo, y Kiki se pas unos minutos con l en una garra, dndose en el pico y respingando sin cesar. Un truco nuevo explic Jack, sonriendo. No est mal, verdad? Se podan dar paseos magnficos por los alrededores de la casita. El pueblo se encontraba a tres millas de distancia y, a excepcin de unas cuantas cosas y de la nica tienda de all, que venda de todo, no haba ms edificios salvo una o dos granjas y una casita solitaria aqu y all por la colina. No es fcil que tengamos ninguna aventura aqu dijo Jorge. Est todo tan tranquilo y tan apacible! La gente del pueblo apenas tiene nada que decir. Contestan S, as es a todo.1

Vase Aventura en la isla.

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Aventura en el castillo: La vida en Spring Cottage

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Estn medio asustados de Kiki dijo Dolly. S, as es repuso Jack, imitando a los del pueblo. Kiki hizo inmediatamente lo propio. Os acordis de cuando encerraron a Kiki en una cueva bajo tierra, y el hombre que le encerr le oy hablar solo y crey que me haba encerrado a m? inquiri el nio, haciendo referencia a la aventura del verano anterior. Troncho! Eso s que fue una aventura! Me gustara correr otra asegur Jorge. Pero supongo que no volveremos a tener ocasin de hacerlo mientras vivamos. Dicen que las aventuras les ocurren a los que se aventuran anunci Jack. Y creo que nosotros nos aventuramos bastante. No veo yo por qu no hemos de correr muchas ms. Ojal pudisemos subir a explorar ese castillo tan raro! exclam Dolly, con anhelo, alzando la mirada hacia la cima. Tiene un aspecto tan extrao, tan desierto y tan solitario, montado all arriba y como mirando ceudo al valle. Mam dice que ocurri algo horrible all hace tiempo, pero no sabe qu. Procuraremos averiguarlo se apresur a decir Jack. Siempre le haban gustado las historias que pusieran los pelos de punta. Supongo que mataran a gente en l, o algo as. Oh, qu horrible! Yo no quiero subir all! anunci inmediatamente Lucy. Bueno, de todas formas, mam ya dijo que no debamos subir aclar Dolly. A lo mejor nos deja ir a buscar nidos de guila dijo Jorge. Y si buscando tuvisemos que acercarnos al castillo, cmo bamos a poder remediarlo? Ms vale que se lo digamos si es que llegamos cerca observ Jack, a quien no le gustaba engaar de ninguna manera a la bondadosa seora Mannering. Le preguntar si tiene inconveniente. Conque se lo pregunt aquel atardecer. Ta Allie dijo, creo que debe haber un nido de guila por la cima de la colina. Es tan alta, que casi parece una montaa... y es ah donde anidan las guilas. No le importara que intentase encontrar el nido, verdad? No; si vas con cuidado, no. Pero..., tendras que aproximarte al castillo para buscarlo? Quiz s contest francamente Jack. Pero puede tener la seguridad de que no andaremos haciendo tonteras por ningn corrimiento de tierras, ta Allie. No se nos ocurrira poner en peligro a las nias. Al parecer, estall una tromba de agua por la cima hace unos aos dijo la seora Mannering, y cay tal diluvio, que min los cimientos del castillo, y la mayor parte del camino que a l conduca resbal colina abajo. Conque, como ves, pudiera resultar muy peligroso andar explorando por all arriba. Tendremos mucho cuidado prometi Jack, encantado de que la seora Mannering no les hubiese prohibido rotundamente que subieran hacia el castillo. Se lo dijo a los otros, que se sintieron emocionados. Subiremos maana, queris? dijo Jack. Es verdad que quiero mirar por ah a ver si veo un nido de guila. Aquella tarde, cuando paseaban, experimentaron la curiosa sensacin de que se les segua. Una o dos veces Jack se volvi, seguro de que haba alguien detrs de ellos, pero sin descubrir a nadie. Es raro le dijo a Jorge en voz baja. Hubiese jurado que haba alguien detrs de nosotros..., o el chasquido de una rama..., como si alguien la hubiese pisado y partido. S..., igual me pareci a m asinti Jorge. Vamos a hacer una cosa, Jack. Cuando nos metamos por entre esos rboles, yo me agachar detrs de unas zarzas y aguardar, mientras vosotros segus delante. As, si alguno nos anda siguiendo por algn motivo, le ver.

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Aventura en el castillo: La vida en Spring Cottage

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Dijeron a las muchachas lo que iba a hacer Jorge. Tambin a ellas les haba parecido que alguien les segua. Se metieron todos por entre los rboles y, al llegar a un matorral apropiado. Jorge se dej caer de pronto tras l y se escondi, mientras los otros continuaron andando, hablando en voz muy alta. Jorge aguz el odo. Al principio nada oy. Luego percibi un rumor, y le lati con violencia el corazn. Quin les segua y por qu? Pareca tonto aquello. Alguien lleg al matorral. Alguien se desliz por delante, sin verle. Jorge mir a ese alguien y qued tan sorprendido que exhal una exclamacin: Hombre! Una nia vestida de harapos, descalza y desgreada, dio un brinco de sobresalto y se volvi. Jorge sali de su escondite y la sujet por las muecas, no con brutalidad, pero s con suficiente fuerza para que no pudiese escaparse. Ella intent morderle y le dio un fuerte puntapi con los pies descalzos. No seas tonta le dijo Jorge. Te soltar cuando me digas quin eres y por qu nos sigues. La nia no le contest, limitndose a mirarle con ojos negros, iracundos. Los otros, al or la voz de Jorge, regresaron corriendo. sta es la persona que nos estaba siguiendo dijo Jorge. Pero no consigo arrancarle una palabra. Es una gitana observ Dolly. La otra la mir torvamente. Luego vio a Kiki posado en el hombro de Jack, y fue incapaz ya de apartar la vista de l. Me parece que nos ha estado siguiendo para poder echarle una mirada al loro dijo Jorge, riendo. Es as, gitanilla? La muchacha asinti con la cabeza. S, as es contest. S, as es repiti Kiki. La nia le contempl y se ech a rer. La risa le cambiaba el rostro, dndole un aspecto alegre y travieso. Cmo te llamas? le pregunt Jorge, soltndola. Tassie. Vi ese pjaro y os segu. No iba con malas intenciones. Vivo al otro lado de la colina con mi madre. S dnde vivs vosotros. S todo lo que hacis. Ah!... Has estado espiando y siguiendo nuestros pasos, supongo dijo Jack. Conoces esta colina bien? Tassie asinti con un gesto. Apenas apartaba los ojos de Kiki. El loro pareca fascinarla. Kiquiriqu suena el pito! anunci el pjaro, mirndola. Abre el libro por la pagina seis. Oye..., t sabes si las guilas anidan en la cima? le pregunt Jack, de pronto. Se le ocurri pensar que una nia medio salvaje como aquella quiz supiera esas cosas. Qu es un guila? pregunt Tassie. Un pjaro grande. Un pjaro muy grande con un pico curvado y...

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Aventura en el castillo: La vida en Spring Cottage

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Como ste? pregunt la nia con ingenuidad, sealando a Kiki. No respondi Jack. Bueno, djalo. Si no sabes cmo es un guila, tampoco sabrs dnde anida. Es hora de volver a casa dijo Jorge. Tengo apetito. Tassie, ensanos el camino ms corto. Con gran sorpresa de Jorge, Tassie dio media vuelta y ech a correr cuesta abajo, con tanta seguridad en los pies como una cabra. La siguieron y les llev por un atojo que acortaba tanto el camino, que todos quedaron asombrados al ver Spring Cottage ante sus ojos. Gracias, Tassie dijo Jorge. Y Kiki core: Gracias, Tassie. En el rostro de la nia se dibuj una sonrisa, desvanecindose su habitual expresin de hosquedad. Ya os volver a ver dijo. Y dio media vuelta para marcharse. Dices que vives en esa casita vieja al otro lado de la colina? grit Jack, tras ella. All mismo! grit la nia a su vez. Y desapareci por entre los matorrales.

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Aventura en el castillo: Tassie y Botn

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CAPTULO IV TASSIE Y BOTNDesde luego, la Colina del Castillo era un lugar muy solitario. Porque despus de haberlo explorado, descubrieron que, al parecer, no haba en ella ms que su propia casita, la casa medio derruida de Tassie, y una granja algo distante que les proporcionaba leche y huevos. El pueblo yaca en el valle, a sus pies. Pero, aunque en la gran colina apenas haba seres humanos, estaba llena de vida de otra clase: pjaros para Jack y animales de toda suerte para Jorge. Las ardillas corran por todas partes, saltaban conejos por dondequiera pisaran, y vean deslizarse a su alrededor zorras rojizas a quienes su presencia no pareca producir miedo alguno. Troncho! Cunto me gustara conseguir un cachorro de zorro! exclam Jorge. Siempre he sentido ganas de tener uno. Son como los perritos pequeos, e igual de vivaces. Tassie, la gitanilla, se encontraba con ellas cuando lo dijo. Acompaaba a los nios ahora con frecuencia, y les resultaba de un valor incalculable, porque siempre saba por dnde volver a casa. Pareca muy fcil perderse en la extensa colina; pero Tassie siempre poda ensearles un atajo. Era una muchacha muy rara. A veces no quera acercarse a ellos, rondando en torno suyo a unos metros de distancia, mirando a Kiki con ojos fascinados. A veces caminaba a su lado, escuchando la conversacin, aunque ella rara vez articulaba palabra. Miraba con admiracin y envidia los sencillos vestidos de las nias. En ocasiones asa la tela entre los dedos y la palpaba. Ella jams llevaba otra cosa que un vestido harapiento que pareca hecho de un saco viejo. Tena enredado el rizado cabello y andaba siempre sucia. No me importa que est sucia, pero huele un poco fuerte a veces le dijo Lucy a Dolly. No creo que se haya baado nunca. Es probable que no haya visto un bao en su vida repuso Dolly. Parece la mar de sana sin embargo, verdad? Nunca he visto a persona que tuviese los ojos tan brillantes, las mejillas tan sonrosadas y los dientes tan blancos. Aunque apuesto a que nunca se los ha limpiado. Al interrogarla, se descubri que Tassie no saba lo que era un bao. Dolly la llev a Spring Cottage y le ense la baera grande de hojalata que usaban todos. La seora Mannering se encontraba en casa, y mir a la nia con asombro. Quin es esa nia tan sucia? le pregunt a Lucy en voz baja. Ms vale que se d un bao. Lucy haba esperado que la seora Mannering dijese una cosa as. Las madres le daban mucha importancia al hecho de que la gente anduviese limpia. Pero cuando Dolly le explic a Tassie lo que era baarse, la gitana se asust. Retrocedi espantada ante el pensamiento de sentarse en el agua. Escchame le dijo la seora Mannering, si quieres dejarme que te d un bao y te limpie bien, buscar un vestido de Dolly para ti, y una cinta para el pelo. La posibilidad de poseer semejante atavo conmovi de tal manera a Tassie, que accedi a tomar un bao. Conque se encerr en la cocina con la madre de Dolly, una baera de agua caliente, y jabn en abundancia. Al cabo de un rato se alzaron en la cocina tales chillidos de angustia, que los nios, all en el jardn, se preguntaron qu podra estar ocurriendo. Luego oyeron la voz de la seora Mannering, que deca con firmeza: Sintate como es debido. Mjate toda. Haz el favor de no ser tonta, Tassie. Piensa en ese vestido azul tan lindo que te aguarda. Ms chillidos. Evidentemente, Tassie se haba sentado, pero no le gustaba. Se oy el raspar de un cepillo. Tu madre est haciendo las cosas a conciencia ri Jack. Uf, qu olor a desinfectante!

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Aventura en el castillo: Tassie y Botn

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Al cabo de media hora, Tassie sali de la cocina completamente cambiada. Ahora slo tena el color moreno que le haba estampado el sol al curtirla, pero sin la suciedad. Llevaba el cabello lavado, peinado y sujeto por atrs con una cinta. Le haban puesto un vestido azul de algodn. Y, hasta la haban calzado con unos bonitos zapatos de goma! Oh, Tassie, qu bien ests! exclam Lucy. La gitana puso cara de contento. Se senta la mar de orgullosa de su ropa nueva y no haca ms que acariciar el vestido azul como si fuera un gato. Huelo bien anunci, gustndole evidentemente el olor de jabn desinfectante mucho ms de lo que les gustaba a los otros. Pero ese bao fue horrible. Cuntas veces os bais? Una vez al ao? Tassie era extraordinariamente estpida en algunas cosas. No saba leer ni escribir y, sin embargo, era capaz de interpretar todas las seales del bosque y de la pradera como un piel roja de una manera que dejaba asombrados a los nios. Ms pareca un animal inteligente que una nia. Se colg a Jorge y a Kiki desde el primer momento, considerando al nio y al loro los dos miembros ms admirables del grupo. Al da siguiente del bao, baj a la casita y atisbo por la ventana. Llevaba algo en brazos, y los nios se preguntaron qu sera. Ah est Tassie dijo Lucy. Lleva el vestido azul y est muy mona. Pero vuelve a tener enredado el pelo. Y, qu es lo que le cuelga del cuello? Los zapatos! exclam Jorge, riendo. Ya saba yo que no los llevara puestos mucho rato! Est tan acostumbrada a ir descalza, que el calzado le hace dao. Pero le duele separarse de ellos, y se los cuelga al cuello. Y, qu lleva en brazos? inquiri Dolly, con curiosidad. Tassie, entra y ensame lo que traes. Tassie sonri, enseando la blanca y uniforme dentadura. Luego se dirigi a la puerta posterior. Entr en la cocina, y Jorge dio un grito: Es un cachorro de zorra! Qu precioso es! Tassie, de dnde lo sacaste? De su guarida. S dnde vive una familia de zorros. Jorge tom el cachorro en brazos. Era una verdadera monada, con el afilado hociquito, el rabo como un cepillo y el pelo rojo y espeso. Se qued quieto, temblando, con la mirada fija en el nio. Antes de haber transcurrido muchos segundos, pareci caer bajo el hechizo que ejerca Jorge sobre todos los animales. Se le subi al cuello y le lami. Se acun contra l. Le demostr, de todas las maneras de que fue capaz, que le quera. Tienes un don maravilloso para con los animales dijo la madre. Igual que lo tuvo tu padre. Qu cachorro ms lindo, Jorge! Dnde vas a conservarle? Tendrs que meterle en una jaula o algo as, de lo contrario se te escapar. Claro que no, mam! Le ensear a seguirme como un perrito. Aprender en seguida. S, pero los zorros son tan montaraces... dijo su madre, dubitativa. Ningn animal era montaraz ni salvaje con Jorge, sin embargo. Antes de transcurridas dos horas, el cachorro le andaba siguiendo ya a todas partes, suplicndole con la mirada que le tomase en brazos cada vez que se detena.

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Aventura en el castillo: Tassie y Botn

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La simpata que la nia gitana le inspiraba a Jorge aument enormemente despus de aquello. Descubri que tena una cantidad asombrosa de conocimientos acerca de los animales y de sus costumbres. Tassie es como un perrito de Jorge: siempre le sigue a todas partes dijo Dolly. Mira que querer nadie seguir a Jorge! Dolly no experimentaba mucho cario por su hermano en aquel instante. ste haba reunido cuatro escarabajos a los que estaba enseando a obedecer ciertas rdenes. Los guardaba en la alcoba, pero andaban errando por all de una manera que a la pobre Dolly le resultaba aterradora. A Kiki le haca muy poca gracia el cachorro, y le regaaba cada vez que le vea. Pero a Tassie le profesaba mucho afecto y volaba a posrsele en el hombro, murmurndole tonteras al odo. A Tassie, claro est, le encantaba aquello y se senta la mar de orgulloso cuando Kiki volaba a ella. Podrs creer que Tassie te adora le dijo Dolly a Jorge, riendo; pero en realidad, ocupas el segundo lugar. Quiere a Kiki ms que a ti. Ya poda dejar Kiki en paz a Botn dijo Jorge. Botn era el nombre que le haba dado al cachorro que, al igual que Tassie, le segua a todas partes. Kiki se est portando muy mal con Botn. Supongo que ser porque tiene celos. Cuntas veces he de decirte que te limpies los pies? le dijo Kiki con aspereza al cachorro. Dnde tienes el pauelo? Dios salve al pito! Kikiriqu suena el rey! Los nios rieron a carcajadas. Siempre resultaba cmico cuando Kiki se haca un lo con las palabras. El loro les mir con solemnidad, ladeando la cabeza. Atencin, por favor! Abrid el libro por la pgina seis! Cllate, Kiki! Me haces recordar el colegio dijo Jack. Od..., he vuelto a ver al guila hoy. Volaba por la cima y estoy seguro de que tiene el nido all. Es de una envergadura enorme. Bueno, pues subamos a buscarla dijo Dolly. De todas formas siento unas ganas locas de echarle una mirada a ese castillo. Aun cuando no podamos subir por el camino, podremos acercarnos a l y ver cmo es... S..., hagamos algo emocionante dijo Lucy. Tomemos el t fuera, y subamos todo lo que podamos por la colina. T puedes ponerte a buscar nidos de guila, Jack y nosotros iremos a echarle una mirada al castillo. Parece tan extrao y misterioso... como si tuviera algn secreto que ocultar. Est desierto dijo Jorge. Probablemente le encontraremos lleno de ratones, araas y murcilagos; pero nada ms. Ooooh! No entremos entonces dijo inmediatamente Dolly. Prefiero encontrar un nido de guila a verme rodeada de murcilagos en ese castillo tan viejo.

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Aventura en el castillo: El camino del castillo

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CAPTULO V EL CAMINO DEL CASTILLOVamos a subir a la cima de la colina, mam anunci Jorge. En busca de un nido de guila, por complacer a Jack. Ha vuelto a ver ese pjaro. No subiremos por el camino, conque no te preocupes..., por el camino del castillo, quiero decir. Llevaos el t le dijo su madre. Me alegrar de deshacerme de vosotros toda una tarde! As podr dedicarme un poco a la lectura. Dolly y ella cortaron unos emparedados y prepararon pastel, fruta y leche. Jorge tom el macuto con la comida y silb a Botn, que ahora responda cuando le llamaban por el nombre o cuando le silbaban, igual que un perro. Botn acudi, soltando unos ladridos cortos. Era un cachorro la mar de simptico y hasta a la seora Mannering le gustaba, aunque deca que, a veces, tena un olor demasiado penetrante. No le gustaba que Botn durmiese en la cama de Jorge, y madre e hijo solan tener discusiones bastante largas sobre ello. Tienes la alcoba llena de toda clase de bichos ya le dijo la seora. Ese erizo no hace ms que entrar y salir ya... y ayer haba algo que no haca ms que saltar por todas partes. Dolly se estremeci. Jams entraba en el cuarto de Jorge si poda remediarlo. Era Terencio, el sapo aclar Jorge. Le llevo encima ahora, conque no saltar por mi alcoba. Te lo ensear. Tiene los ojos ms bonitos que jams hayas... No, Jorge le interrumpi su madre, con firmeza. No quiero verle. No le molestes. Jorge dej de buscrselo por los bolsillos con dolorida expresin. Nadie me... empez. Pero Botn le distrajo en sus esfuerzos por encaramrsele por la pierna para metrsele en los brazos. Qu te pasa, Botn? Te ha estado haciendo rabiar Kiki otra vez? Te ha estado tirando de la cola? El cachorro hizo unos ruiditos y acab instalndose cmodamente sobre la mochila que se haba echado Jorge a la espalda. Dnde estn los dems? inquiri el muchacho. Ah, ah estn Eh! Estis todos preparados ya? Emprendieron la marcha por el serpeante camino, estrecho y pendiente, de una anchura justa para dar paso o un carro. No tard en aparecer Tassie, con el vestido de algodn azul, aunque desgarrado y sucio ya. Aquel da llevaba los zapatos atados a la cintura. Les haca gracia a los nios que siempre los llevase consigo, aunque no se los pusiera nunca. Debe de tener los pies endurecidos a ms no poder dijo Jack. Nunca parece importarle pisar las piedras por muchas aristas vivas que tengan. Tassie se incorpor a Jorge y Botn. Kiki le dirigi algunas palabras agradables y vol luego a la colonia de cornejas para sobresaltarlas con su realstico crascitar. Nunca crean poder salir de su asombro ante aquello. Escuchaban en silencio hasta que Kiki hablaba como un ser humano, momento en que se alejaban volando, disgustadas. Los nios siguieron camino arribo. Haca mucho calor aquella tarde, y jadeaban ya. Por qu habremos escogido una tarde como sta para subir al castillo? murmur Jorge. Tassie se detuvo. Al castillo? dijo. No podis ir por aqu. Est interceptando el camino. Slo se puede llegar a l por la parte de atrs ahora. Queremos ver lo que haya que ver explic Jorge. Me gustara ver ese corrimiento de tierras o lo que quiera que sea. No intentaremos pasar por l, porque prometimos no hacerlo. Pero me gustara verlo. A m me gustara entrar en el castillo dijo Jack.

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Aventura en el castillo: El camino del castillo

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No, no! exclam Tassie, abriendo desmesuradamente los ojos, como si estuviera asustada. Los nios la miraron con inters. Por qu no? inquiri Jack. Est deshabitado, verdad? No, no est deshabitado contest la nia. Se oyen voces, y gritos, y pisadas. No es un buen sitio para visitarlo. T has estado escuchando cuentos de pueblo dijo Jorge, con desdn. Quin iba o estar all ahora? No hay idas ni venidas, y nunca se ha visto a nadie en el castillo. Lo nico que se oir all ser el ulular de los bhos, o el chirrido de los murcilagos, o algo as. Cul es la leyenda del castillo? pregunt Dolly. La conoces, Tassie? Se dice que all vivi un hombre muy malo en otros tiempos. Haca que la gente le fuera a visitar al castillo... y no volva a verse ms a los que iban anunci Tassie hablando en voz baja, como si temiese que el hombre malo, quienquiera que fuese, la escuchara. Se oan gritos y quejidos y el entrechocar de espadas. Tambin se cuenta que encerraba a la gente en habitaciones secretas y las dejaba morir de hambre. Qu hombre ms agradable! dijo Jorge, riendo. No creo una palabra de todo eso. Siempre se cuentan cosas as de los edificios antiguos. Supongo que algn individuo medio loco compr el castillo, lo remend y se instal a vivir en l fingiendo que era un antiguo barn feudal o algo as. Loco tena que estar para vivir en un sitio as. Dicen que tena muchos caballos y que usaba este camino todos los das. No os fijasteis que la senda est empedrada de guijarros en los sitios ms empinados? Era para que pudiesen subir los caballos. S; vi un trozo empedrado hace unos momentos dijo Jorge. Los dems guardaron silencio unos instantes. El hecho de que, en efecto, el camino estuviese cubierto de guijarros en algunos puntos, les hizo pensar que quiz hubiese algo de verdad en el relato de Tassie. Sea como fuere dijo Jorge, eso ocurri hace muchos aos. El viejo ha desaparecido ya y no hay nadie en el edificio. Me encantara explorar todo el castillo. A ti no, Jack? Ya lo creo chill Kiki. Kiki, qutate de mi hombro un poco jade el nio. Me resultas la mar de pesado cuesta arriba. Kiki! Ya te llevar yo! dijo Tassie. Y el loro vol a ella al instante, dicindole que abriese el libro por la pgina seis. Tassie no jadeaba como sus compaeros. Pareca una cabra en la forma de saltar por los sitios ms empinados y nunca daba la menor muestra de cansancio. Hola..., hemos recorrido un buen trecho ya! exclam Jorge, enjugndose el sudor de la frente. Fijaos..., el camino cambia por completo de aspecto aqu... Y as era. Ya no poda llamarse camino, porque parte de la ladera se haba corrido, amontonndose sobre la senda y su vecindad. Yacan enormes rocas donde haban cado, y se vean tocones donde la ladera en movimiento haba segado los rboles. Los nios contemplaron el desordenado paisaje salpicado de rocas. Parece como si hubiera habido aqu un terremoto observ Lucy. Al otro lado se vea el castillo, que daba la sensacin de ser ms grande ahora. Podan apreciar luego cuan fuerte era su construccin, y distinguan dos de los torreones cuadrados, con la almenada muralla entre ambos. Me gustara subir a uno de esos torreones dijo Jorge, con anhelo. Qu vista ms maravillosa habr desde all! El castillo no est en la mismsima cima, en realidad dijo Jack, aunque lo parece desde abajo. Qu aspecto de ferocidad tiene, verdad?

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Aventura en el castillo: El camino del castillo

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As era. A ninguno de los nios les pareci un castillo agradable. Daba la sensacin de ser un sitio solitario, extrao y siniestro, y nada acogedor. Ello, no obstante, produca emocin. Tassie, cmo podemos llegar a la parte de atrs? le pregunt Jorge a la gitana. Supongo que podramos escalar este corrimiento de tierras, pero dijimos que no lo haramos y, de todas formas, algunas de esas peas parece como si estuvieran dispuestas a rodar colina abajo al menor empujn. Ah est mi guila otra vez! exclam Jack de pronto, sealando al ave que se alzaba por encima del castillo. La veis? Es un guila, de eso no cabe la menor duda. Verdad que es enorme? Apuesto a que tiene el nido por los alrededores. Caramba! Ah hay otra! Miradla! En efecto, eran dos las guilas que se estaban elevando. Ascendieron ms y ms, y los nios las contemplaron fascinados. Cmo pueden alzarse as sin mover las alas? pregunt Lucy. Lo comprendera si bajaran planeando; pero subir y subir..., ahora parecen simples puntos colgados en el cielo! Supongo que aprovechan las corrientes de aire dijo Jack. Debe haber muchas por la cima. Dos guilas. Y juntas. Bueno, pues ya no cabe duda: ha de haber un nido! No estars pensando en domesticar a un guila joven, verdad? pregunt Dolly, alarmada. No te preocupes. Kiki no le permitira jams a Jack tener un guila domesticada dijo Lucy. Esto era cierto, y Dolly exhal un suspiro de alivio. Se elevaron desde algn punto de detrs del castillo si no me equivoco dijo Jack. Demos la vuelta, a ver si encontramos dnde tienen el nido. Vamos. Abandonaron el lugar y, siguiendo a Tassie, caminaron en direccin este, escalando con dificultad la colina. Tassie les condujo a un sendero serpeante, muy estrecho, pero seguro. De quin es este sendero? inquiri Dolly, con sorpresa. De los conejos contest la gitana. Los hay a millares por aqu. Abren sondaros bastantes buenos por todas partes. No puedo dar un paso ms! jade Lucy, al cabo de un rato. Estoy rendida. Descansemos y tomemos el t. El nido de guilas no se escapar. A todos les pareci buena la idea. Se dejaron caer sobre la hierba. Jorge se quit la mochila y la abri. Reparti la comida y luego se ech cuan largo era. Botn se puso inmediatamente a lamerle toda la cara. Era la mar de agradable poder beber, aunque no haba suficiente ni mucho menos. Ninguno pareca tener muchas ganas de comer; pero Botn y Kiki lograron tragarse bastantes bocadillos entre los dos. Tassie tambin comi algunos. Era la que menos cansada estaba de todos. Estuvo sentada rascndole a Kiki la cabeza mientras los otros se tumbaban. Pronto se rehicieron e incorporaron. Jorge oy correr agua en algn sitio cercano, y fue a investigar. Segua teniendo mucha sed. Al cabo de unos segundos llam a los otros. El manantial que cruza nuestro jardn pasa por aqu. El agua es buena y fresca. Quiere alguno beber?

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Aventura en el castillo: El camino del castillo

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Todos quisieron. Se levantaron y dirigieron al punto en que brotaba el agua de un agujero, saltaba por un lecho de guijarros y volva a hundirse en la tierra. Las nias se baaron los recalentados pies en el agua fresca. Luego Jack volvi a ver las guilas. Vamos! exclam. Ahora veremos dnde aterrizan! Ojal hubiese trado mi mquina fotogrfica! Hubiera podido retratar el nido!

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Aventura en el castillo: Cmo pueden entrar?

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CAPTULO VI CMO PUEDEN ENTRAR?Se hallaban cerca del castillo ya. Las enormes y gruesas paredes se alzaban muy por encima de los nios. No haba en ellas solucin de continuidad salvo a una altura de cinco metros, donde se vean ventanas largas y estrechas como troneras. Est construido de esos peascos grandes que hay por toda la colina dijo Jorge. Debe de haber costado un trabajo muy grande subir tantos aqu arriba para edificar el castillo. Mirad..., all hay unas ventanas ms grandes. Supongo que a ese hombre tan malo de quien nos hablaba Tassie le gustaba tener ms claridad de la que las troneras le proporcionaban. Es un sitio bien raro. Se ve bien claro que le han echado un remiendo, verdad? Ah estn las guilas otra vez! exclam Jack. Bajan planeando. Fijaos en ellas todos! El pequeo grupo contempl a los dos pjaros cuyas alas eran, en efecto, enormes. Han bajado al patio del castillo dijo Jack. Apuesto a que es ah donde tienen el nido! En alguna parte del patio. He de encontrarlo cueste lo que cueste. Pero, si no hay manera de llegar a ese patio! objet Jorge. Dnde est la entrada del castillo? pregunt Jack, volvindose hacia Tassie. Por delante..., por donde se corri la tierra. No podras subir por ah sin correr peligro y, de todas formas, aunque subieras, te encontraras con la verja cerrada. Hay otra puerta por este lado, pero est cerrada tambin con llave. No se puede entrar en el castillo. Dnde est la puerta de este lado? Tassie les hizo continuar andando, doblando la esquina del muro, y llegaron a una fuerte puerta de roble a ras de pared. sta formaba arco por encima y la puerta encajaba tan perfectamente como si fuera parte integrante de la muralla. Jack atisb por el ojo de la cerradura, pero nada pudo distinguir. Ests segura de que no tiene ninguna otra entrada este edificio? exclam el nio, mirando a la gitana. Qu sitio ms raro es! Parece una prisin. Y eso era murmur Lucy, estremecindose al recordar lo que Tassie les haba contado. Una prisin para los pobres desgraciados que venan aqu y no podan marcharse... y de los que ya no se volva saber nunca ms. Jack mir a su alrededor, desesperado. Pensar que pudiera haber dos guilas anidadas en el patio, al otro lado de la pared y no poder alcanzarlas! Hemos de entrar. Es preciso que entremos exclam alzando la vista hacia las ventanas. Pero no haba manera de llegar hasta ellas. El muro estaba demasiado liso para que pudiese escalarse. No haba yedra. El castillo resultaba inexpugnable. Ya hace tiempo que hubiese entrado la gente aqu de haber habido por dnde observ Jorge. El hecho de que nadie venga demuestra que no es posible entrar. Tassie... no conoces t un camino? inquiri el otro. La gitana reflexion unos instantes. Luego movi afirmativamente la cabeza. Quiz s respondi por fin. Nunca he estado. Pero quiz sea un camino. Ensanoslo, aprisa! exclam Jack. Tassie les condujo hacia la parte de atrs del edificio, que casi pegaba contra el faralln. Una senda estrecha y oscura separaba al muro posterior del castillo de la pendiente ladera. Ms pareca un tnel, porque muro y ladera casi se tocaba por un punto. La gitanilla se detuvo y seal hacia arriba. Todos alzaron la vista y vieron una de las ventanas alargadas muy por encima de ellos. Contemplaron luego a Tassie, sin comprender cmo poda servirles de nada aquello.

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Aventura en el castillo: Cmo pueden entrar?

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No os dais cuenta? dijo Tassie. Podrais escalar la ladera de la colina por aqu porque est toda cubierta de plantas trepadoras... Y luego, al llegar frente a la ventana, podrais colocar una rama del rbol como puente para cruzar y entrar. Tiene razn! dijo Jorge. Si pudiramos arrastrar un tabln o una rama ladera arriba por aqu, y colocar un extremo en el alfizar de la ventana... podramos cruzar sin dificultad por ella! Es una buena idea! Los dems escucharon sus palabras con sentimientos encontrados. Dolly tena ya miedo de encontrarse con murcilagos en el oscuro sendero y hubiese vuelto, de buena gana, a la parte despejada de la colina. A Lucy le haca muy poca gracia la idea de escalar el faralln y resbalar por una rama que pudiera desalojarse y caer. Jack, por su parte, consideraba que vala la pena intentarlo y arda en deseos de hacerlo sin perder instante. Encended la luz clam Kiki en la penumbra. Encended la luz! Los nios se echaron a rer. A veces Kiki atinaba con la frase ms apropiada a las circunstancias. Vamos a ver si encontramos una rama o algo dijo Jack. Conque salieron de aquella senda que ola a moho y se pusieron a buscar algo que pudiera servirles de puente para alcanzar la ventana del castillo. Pero nada hallaron. Cierto que Jorge dio con una rama seca, pero lo estaba tanto que se hubiese partido al instante bajo el peso de cualquiera. Y les fue imposible arrancar de un rbol una rama lo bastante grande para que tuviese utilidad alguna. Maldita sea! exclam Jack. De todas formas, volvamos all a ver si podemos escalar la ladera hasta la altura de la ventana. Si vemos que es posible entrar de esa forma, vendremos maana con una tabla. S; sera mejor dejarlo hasta maana, en realidad dijo Dolly, intentando ver qu hora marcaba su reloj. Se est haciendo algo tarde ya. Volvamos maana con tu mquina fotogrfica, Jack. Bueno; pero nos aseguraremos primero de que es posible entrar por esa ventana contest Jack. Intent escalar el faralln, pero era muy pendiente y no haca ms que resbalar. Prob Jorge luego, y asiendo con fuerza las plantas trepadoras, logr izarse un pequeo trecho. Acab rompindose la planta, sin embargo, y cay rodando por el suelo al llegar abajo. Afortunadamente, aparte de unas magulladuras sin importancia, no se hizo dao alguno. Subir yo dijo Tassie. Y lo hizo. Como un mono. Saba gatear con una habilidad extraordinaria Les daba ciento y raya en eso a los dos muchachos. Pareca saber exactamente dnde poner los pies y cules eran las plantas ms seguras a que agarrarse. No tard en hallarse frente a la ventana. Las trepadoras crecan en abundancia a aquella altura, y a ellas se agarr mientras miraba hacia la abertura. Creo que casi podra saltar desde aqu hasta el alfizar les grit a los otros.

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Aventura en el castillo: Cmo pueden entrar?

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No hagas semejante cosa! le grit inmediatamente Jorge. Si sers bruta! Te romperas las piernas si cayeses! Qu ves? No gran cosa! contest la gitana, que an pareca estar meditando si correr el riesgo de dar un salto. La ventana es estrecha. No s si podremos pasar por ella. Y dentro veo una habitacin; pero est tan oscura que no distingo si es grande o pequea. Tiene un aspecto raro. Apuesto a que s! le dijo Jack. Anda, baja yo, Tassie. Cruzar de un salto y probar a ver si quepo respondi Tassie, preparndose a saltar. Pero la contuvo un rugido de Jorge. Como te atrevas a hacerlo exclam, no volvers a salir con nosotros nunca ms! Lo has odo? Te rompers las piernas! Tassie lo pens mejor. El pensar que no iba a poder acompaar a unos nios que tan simpticos le eran y a los que tanto admiraba, la llenaba de horror. Se conform con echar una mirada ms a la ventana, y luego baj como una cabra, aterrizando de pie junto a los nios. Menos mal que hiciste lo que te mand observ Jorge, sombro. Suponte que hubieses llegado sana y salva a la ventana... que hubieras logrado entrar... y no hubieses podido salir ya! Habras quedado prisionera en el castillo para siempre! Nada dijo la nia. Tena mucha confianza en su habilidad como saltarina, y le pareca que Jorge estaba dando a la cosa ms importancia de la que se mereca. Kiki, al or la voz severa de Jorge, crey apropiado el momento para regaar a su vez. Cuntas veces ha de decirte que cierres la puerta? inquiri, yendo a posarse en el hombro de Tassie. sta se ech a rer y le rasc la cabeza. Me lo has dicho ya un centenar de veces repuso. Y los otros se rieron tambin. Salieron de la oscura senda, encantados de ver el sol otra vez. Bueno, sabemos lo que hacer, por lo menos dijo Jack. Encontraremos un tabln o algo que traer aqu maana. Haremos que lo suba Tassie y lo coloque entre la ladera de la colina y la ventana. Le daremos una cuerda bien fuerte tambin, para que la ate a alguna planta segura de arriba. Nos servir para izarnos despus. No tenemos todos la habilidad de ella para gatear. No asinti Lucy, es verdaderamente maravillosa. Tassie se puso radiante de satisfaccin. Bajaron de nuevo la colina, hallando un poco ms fcil el descenso que la subida, porque Tassie les llev por un camino bueno que conoca. Se est haciendo muy tarde, en verdad dijo Jack. Dios quiera que no est preocupada tu mam. Jorge. Oh, no respondi ste. Ya sabe que uno de nosotros bajara en busca de ayuda de suceder algo. Ello no obstante, la seora Mannering s que se haba estado preguntando qu habra sido de los nios, y se alegr mucho de verlos. Tena la cena preparada e invit a Tassie a que la compartiera. A sta la emocion mucho el convite, e intent ver cmo coman y beban los otros, porque no tena ni pizca de educacin. Kiki, posado en el hombro de Jack, coma las pizcas que le daban Jack y los otros, haciendo comentarios de cuando en cuando. Botn se le subi a Jorge a las rodillas, se hizo all un ovillo y

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Aventura en el castillo: Cmo pueden entrar?

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se qued dormido. Estaba cansado despus da la larga caminata, aunque Jorge le haba llevado en brazos parte del camino. Sabis qu miedo tena de que Botn se escapara en cuanto le llevsemos a la colina que tan bien conoce? dijo Jorge. Pero no se escap. Ni tan siquiera pareci ocurrrsele la posibilidad. Es una monada dijo Lucy, contemplando al cachorro dormido, que se haba metido el hocico debajo del rabo. Es una lstima que huela un poco. Pues an oler ms; conque ms vale que os vayis acostumbrando dijo Jorge. Los zorros huelen. Supongo que, para ellos, nuestro olor debe ser tan fuerte como el suyo para nosotros. Tassie quiz se acostumbre pens Lucy; pero estoy segura de que nosotros no. Oh! Cunto sueo tengo! Todos los tenan aquella noche. El largo ascenso bajo el sol les haba agotado. Vaymonos a la cama propuso Jorge, con tan prodigioso bostezo, que despert a Botn y le hizo dar un brinco. Nos espera un da emocionante maana y tendremos mucho que subir otra vez. No te olvides de tu mquina, Jack. Claro que no! contest el otro muchacho. He de retratar a esas guilas. Troncho! Cmo nos divertiremos! Y a la cama se fueron, bostezando. Kiki fue quien ms y con mayor ruido bostez. No era que tuviese sueo. Pero le resultaba tan agradable imitar aquel sonido!

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Aventura en el castillo: Dentro del Castillo de la Aventura

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CAPTULO VII DENTRO DEL CASTILLO DE LA AVENTURAA la maana siguiente, Botn despert a Jorge lamindole la planta del pe, que asomaba por debajo de la sbana. El muchacho abri los ojos dando un alarido, porque tena muchsimas cosquillas all. Estate quieto, Jack! grit. Y luego mir hacia el otro lado del cuarto donde Jack abra los ojos en aquel momento con sobresalto. Oh... nada, nada... es Botn. Botn, te prohbo que vuelvas a lamerme las plantas de los pies! Jack se incorpor riendo. Se frot los pies y se desperez. Luego se fij en la mquina fotogrfica que dejara preparada antes de acostarse, y se acord de lo que haban proyectado para aquel da. Vamos, levantmonos le dijo a Jorge. Hace un da magnfico y ardo en deseos de subir al castillo otra vez. Quiz consiga unas fotos magnficas de esas guilas. A Jorge le interesaban los pjaros casi tanto como a Jack. Los dos se pusieron a hablar de guilas mientras se vestan. Llamaron a la puerta de las nias al bajar. La seora Mannering estaba levantada ya, porque era muy madrugadora. Poblaba el aire un olor a tocino frito. Riqusimo! exclam Jorge, olfateando. Kiki, no me claves tanto las uas en el hombro. Me quem ayer con el sol y me duele. Qu lstima! Qu lstima! murmur el loro, con tono compungido. Los nios se echaron a rer. Casi se dira que entiende lo que le dices observ Jorge. Claro que lo entiende! Oye, por qu no buscamos un tabln o algo mientras esperamos el desayuno? Para usarlo de puente en el castillo, quiero decir. Bueno. Salieron al sol, olfateando an el delicioso aroma a tocino frito, al que se haba unido ahora la fragancia del caf. Botn corra detrs de Jorge, mordisquendole suavemente los talones cada vez que se detena. No se atreva a acercarse a Jack porque las veces que lo intentara, Kiki iba sobre l hecho una furia, amenazndole con el pico. Los nios entraron en el cobertizo en que se guardaba el automvil. No tardaron en encontrar lo que necesitaban: un tabln fuerte, lo bastante largo para alcanzar desde el faralln hasta la ventana. Troncho! Va a resultar pesado de llevar! exclam Jack. Tendremos que cargar con l un rato cada uno. No podemos escoger uno ms corto, porque a lo mejor no alcanzara. Salieron las nias, y los muchachos les ensearon lo que haban encontrado. Durante la noche, Lucy haba tomado la determinacin de no atravesar tablones ni explorar castillos; pero ahora, a la clida luz del sol, cambi de parecer. No estaba dispuesta a dejar de participar en una aventura por insignificante que fuese. Mam, no podramos pasar todo el da fuera hoy? pregunt Jorge. Jack tiene preparada la mquina. Estamos bastantes seguros de dnde se encuentran las guilas y quiz podamos sacar algunas fotografas buenas. Hace un da hermoso, conque os sentar bien iros de campo todo el da contest la madre. Oh! Haz el favor de impedir que Kiki se lleve la mermelada, Jack! Acabar por no permitir que se acerque a la mesa si no sabes hacerle portarse bien. Se comi la mitad del pote de mermelada de frambuesa ayer. Saca el pico de la mermelada, Kiki! orden con severidad Jack.

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Kiki se alz, ofendido. Empez a imitar a la seora Mannering, que coma tostadas en aquellos momentos, mirndola al propio tiempo con hosquedad, molesto de que no le permitieran tocar la mermelada. La seora Mannering se ech a rer sin poderlo remediar. No iris al sitio del desprendimiento de tierras, verdad? inquiri. Los nios negaron con la cabeza. No, mam. Tassie nos ense otro camino. Ah, aqu est! Tassie, has desayunado ya? La gitanilla estaba atisbando por la ventana de la cocina, brillantes los ojos bajo el desgreado cabello. La seora Mannering exhal un suspiro. Poda haberme ahorrado el trabajo de baarla dijo. Est tan sucia como de costumbre. Cre que le gustara sentirse limpia. No le gusta asegur Dolly. Lo nico que encuentra agradable es ese horrible olor a desinfectante. Si quieres que Tassie se lave, mam, vas a tener que regalarle una barra de jabn fenicado. Tassie, al parecer, haba desayunado algn tiempo antes. Entr por la ventana y acept de manos de Jorge un pedazo de pan tostado con mermelada. Kiki se acerc inmediatamente a ella, esperanzado: le gustaba el pan tostado con mermelada. Tassie lo comparti con l. Los cinco nios emprendieron la marcha poco despus del desayuno. Dolly llevaba la mochila con la comida. Lucy, la mquina de Jack. Tassie, a Kiki sobre el hombro, la mar de orgulloso de poder hacerlo. Los nios cargaban con el tabln entre los dos. Llvanos por el camino ms corto que conozcas, Tassie suplic Jack. Este tabln es engorroso de llevar. Oye, Jorge, te acordaste de la cuerda? Yo me olvid de tomarla. Llevo una arrollada a la cintura. Creo que ser lo bastante larga. Botn, no te me metas por debajo de los pies de esa manera. Y no me pidas que te lleve cuando tengo que cargar con este tabln cuesta arriba y siendo tan pesado. Detenindose con frecuencia a descansar, el pequeo grupo ascendi la pendiente colina hacia el castillo. Jack no dejaba de escudriar las alturas en busca de las guilas; pero no vio a ninguna de las dos. Kiki volvi a dirigirles unas palabras a unas cornejas que encontraron por el camino, y volvi luego al hombro de Tassie. No comprenda por qu llevaba la gitana los zapatos colgados al cuello, y no haca ms que darles picotazos a los cordones intentando sacarlos del calzado. Llegaron al vetusto edificio y se encaminaron a la parte de atrs. Henos aqu por fin dijo Jack, jadeante, soltando con alivio el tabln. Nias, vais a entrar en la senda para vernos colocar el puente o no? Claro que s respondi Dolly. Se internaron por la estrecha senda, percibiendo el mustio olor con ms fuerza tras el aroma de los brezos. Se detuvieron en el punto donde el da anterior intentaran escalar la ladera. Tassie, sube t primero y ata esta cuerda al tronco de alguna planta dijo Jorge, dndole la cuerda que llevaba arrollada a la cintura. As podremos izarnos todos sin resbalar. Tassie subi con dificultad. Par frente a la ventana. At el cabo al tronco de una trepadora y luego prob su resistencia, dejando colgar todo su peso de l. Cuidado, boba! grit Jorge. Si esa cuerda cede, te caers encima de nosotros. Pero no cedi. Estaba bien asegurada. Tassie les sonri y luego baj rpidamente, asida a la cuerda, y aterriz al lado de los muchachos. Debieras estar trabajando en un circo dijo Jack. Tassie le mir, sin comprender. No saba lo que era un circo. Jorge llevaba otro cabo ms corto. Es para subir el tabln dijo. Atmosle con l y lo arrastrar conmigo cuando suba. All va!

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Asi con una mano la cuerda que colgaba por la ladera y con la otra el cabo atado al tabln, e inici el ascenso. Pero necesitaba las dos manos para subir. tame el tabln a la cintura le dijo a Jack. As tendr libres las dos manos. Conque le ataron la madera a la cintura e inici de nuevo el ascenso, agarrado con las dos manos a la cuerda. Le resbalaron los pies, pero continu subiendo, aunque el pesado tabln tiraba de l. Lleg por fin a la altura de la ventana. Nada pudo ver por ella, salvo oscuridad. Se puso a despejar un punto de la ladera para poder encajar una extremidad de la tabla. Ojo! grit Jack. Voy a subir yo tambin para ayudarte. Unos momentos despus se hallaba a su lado, y entre los dos consiguieron izar el tabln y alzarlo hasta casi alcanzar la ventana. Un poco ms hacia all... as... ahora un poco ms a la derecha jade Jack. Cay por fin la tabla, descansando la extremidad en el alfizar. El otro lado estaba dispuesta ya sobre una masa de entrelazadas races de trepadoras y fuertes troncos de hiedra. Jack prob el improvisado puente. Estaba bien firme. Jorge lo prob tambin. S; pareca bastante seguro. Lo habis encajado bien? grit Dolly, excitada. Qu bien! Cuidado, que ah va Kiki! En efecto, Kiki, que haba estado contemplando la operacin con sorpresa, haba emprendido el vuelo y se hallaba ahora posado sobre el tabln, erguida la cresta, y haciendo un ruido raro. Ech a andar, con desgarbo, hacia la ventana. Subi al alfizar. Asom el pico por la abertura. No haba vidrio alguno, naturalmente. A Kiki le gusta meter las narices en todas partes dijo Lucy. Podemos subir ahora, Jorge? Estamos allanando un trozo entre estas races y cosas para que podis aguardar sin peligro a que os ayudemos a cruzar dijo Jorge, pisoteando la vegetacin a su alrededor. El faralln se mete un poco para dentro por aqu... casi podris sentaros si aplasto un poco las plantas. Voy a cruzar yo al castillo dijo Jack. Pero un grito de Lucy le contuvo. No, Jack. Aguarda a que estemos nosotras arriba. Quiero verte como es debido. Slo distingo tus pies desde aqu. No tardaron en hallarse las tres nias al lado de los muchachos. Era fcil subir con ayuda de la cuerda. Vieron cmo se pona Jack a horcajadas sobre el tabln y empezaba a resbalar, despacio, hacia el muro. La tabla estaba segura a ms no poder.

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Lleg al alfizar. Se puso de pie en el tabln y asi los lados de piedra de la estrecha ventana. Se introdujo en la abertura. Troncho! Qu estrecho es esto! les grit a los otros, que le contemplaban casi sin aliento. Me temo que no voy a poder entrar! Pues si t no puedes, es seguro que yo no podr dijo Jorge. Anda... prueba! No eres tan gordo como todo eso! Jack empez a meterse por la ventana. Tuvo que encoger el vientre y contener la respiracin. Al cabo de un rato de forcejear, pas y sigui al interior. Dijo: Hurra! Logr entrar! Venid todos! Me encuentro en una habitacin oscura como boca de lobo. Tendremos que traer lmparas de bolsillo la prxima vez. Es una lstima no haber pensado en esto. Dolly fue la siguiente en pasar, ayudada por Jorge. Jack la ayud a saltar cuando lleg a su lado. A ella no le cost trabajo pasar por el hueco. A continuacin pasaron Tassie y Lucy y, por ltimo, Jorge, que experiment tanta dificultad como Jack para introducirse. Bueno! exclam. Henos aqu ya, dentro del Castillo de la Aventura!

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Aventura en el castillo: Arriba en el torren

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CAPTULO VIII ARRIBA EN EL TORRENEl Castillo de la Aventura! repiti Lucy, con sorpresa. Por qu dices eso? Crees que corremos una aventura aqu? No lo s. Lo dije por decir. Pero se siente algo raro aqu dentro, no os parece? Troncho! Qu oscuro est! Se oy, abajo un ladrido lastimero. Era Botn, al que haban dejado fuera. Jorge asom la cabeza por la tronera: No te preocupes, Botn. Vamos a volver. Kiki asom la cabeza tambin, e imit el silbido de una locomotora. Eso no es ms que para decirle al pobre Botn que l est aqu, y Botn no! dijo Dolly. Kiki, cunto te gusta cacarear y dar dentera a Botn! Reinaba una oscuridad bastante profunda en el lugar en que se hallaban. Pero poco a poco, se les fueron acostumbrando los ojos y pudieron ver un poco mejor. No es ms que una sala grande, desnuda dijo Jack, con cierta desilusin. Ni l mismo saba lo que haba esperado encontrar. Supongo que todo el castillo estar igual... lleno de habitaciones grandes, fras y vacas. Vamos... exploraremos un poco. Se dirigieron a la puerta, que daba a un largo corredor. Bajaron por ste y llegaron a una habitacin menos oscura, iluminada por una de las ventanas fronteras y por otra grande, agregada, evidentemente, mucho despus. Aquel cuarto tena una gran chimenea en la que an se vean cenizas. Los nios las miraron. Es raro pensar que, en otros tiempos, hubo gente sentada alrededor de este fuego! murmur Dolly, contemplando aquellos residuos. Pasaron al cuarto vecino, oscuro tambin, porque no tena ms que una ventana alargada. Dolly se acerc a la ventana y lanz de pronto un chillido tan agudo, que todos dieron un brinco de sobresalto. Dolly! Qu pasa? exclam Jorge. Dolly corri tan aprisa a reunirse con el muchacho, que choc con l. Hay algo en este cuarto! exclam. Me toc el pelo. Lo sent. Vmonos de aqu! No seas tonta empez Jorge. Y enmudeci de pronto. Algo le haba tocado el cabello a l tambin! Gir sobre los talones; pero nada descubri. Empez a latirle el corazn con violencia. Habra algo, en efecto, dentro del cuarto... algo que les tocaba pero que resultaba invisible? Un rayo de sol penetr inesperadamente por la ventana y Jorge rompi a rer. Qu tontos somos! dijo. Son telaraas... Mirad! Cuelgan del techo! Deben llevar aqu muchos aos! Todos experimentaron un gran alivio; pero Dolly se neg a permanecer en la habitacin un instante ms. Estaba asustada, y el mero pensamiento de que pudieran rozarla unas telas de araa la asustaba ms an. Se estremeci al pensar en las araas que pudieran caerle encima desde el techo. Salgamos a donde haya sol suplic. Y salieron todos al corredor, donde entraba el sol por muchas ventanas. Tassie caminaba junto a Jorge, con ojos asustados. Crea en los cuentos que oyera en el pueblo, y esperaba que, de un momento a otro, surgiese el malvado viejo y les hiciese prisioneros a todos. Pero, adonde Jorge fuera, ella tena la firme intencin de ir tambin. Mirad! Este camino conduce por uno de los muros almenados hasta el torren del este! exclam Jack. Vamos a seguirlo. Habr una vista magnfica y sin igual desde all.

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Aventura en el castillo: Arriba en el torren

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Me siento un soldado antiguo avanzando por la muralla del castillo dijo Jorge, cuando se encaminaron al torren. Bueno, aqu estamos. Troncho! Es grande, verdad? Fijaos, hay una habitacin en el fondo... y una escalera de caracol que conduce a la parte superior. Vamos a subir! Y subieron, decididos a no contemplar el paisaje hasta que llegaron al punto ms alto. La escalera de piedra daba vueltas y ms vueltas y les condujo a otro cuarto, del que arrancaba otra escalera muy estrecha por la que se llegaba al tejado. Ascendieron por ella, encontrndose en la parte ms alta, con almenas de unos cuantos pies de altura todo a su alrededor. Contemplaron todos el paisaje boquiabiertos y en silencio. Ninguno de ellos se haba encontrado tan alto antes ni haban percibido una vista tan extensa y magnfica. Pareca como si el mundo entero se hallara extendido ante sus ojos, centelleando bajo el sol. Abajo, muy, muy abajo, yaca el valle, por el que se deslizaba el plateado ro como brillante serpiente. Las casas que podan ver, parecan de juguete. Fijaos en esas colinas de enfrente dijo Jack. Hay colinas detrs de sas... y colinas detrs de aqullas tambin... y ms colinas ms all! Tassie estaba estupefacta. Jams haba credo que fuese tan grande el mundo. Desde la cima del elevado torren, la comarca entera yaca, como viviente mapa, ante ella. Era tan hermoso el paisaje, que, sin saber por qu, a Lucy le entraron unas ganas extraordinarias de llorar. Qu sitio ms maravilloso debe de haber sido ste como un punto de viga! exclam Jorge. Cualquier centinela vera al enemigo cuando an se encontrara a muchas millas de distancia. Mirad..., es esa Spring Cottage all abajo, entre los rboles? Lo era. Dijrase una casa de juguete. Ojal pudisemos traer aqu a mam dijo Dolly. Cunto le gustara esta vista! Mirad, mirad! Ah estn las guilas otra vez! interrumpi Jack, sealando hacia arriba, donde dos enormes aves se alzaban hacia las nubes. Od..., queris que comamos aqu arriba, viendo todo el tiempo este paisaje y observando a las guilas? S, s! respondieron todos, sin excluir a Kiki, al que siempre le gustaba participar en los coros. Pobrecito Botn! dijo Jorge. Lstima no hayamos podido traerlo tambin. Pero era demasiado arriesgado por esa tabla. Supongo que se siente la mar de solo en estos instantes. Dios quiera que no se escape. De sobra sabes que no se ir respondi Dolly. Ningn animal huye de ti nunca, por desgracia. Oh, Jorge! No habrs trado ese horrible sapo!... S que lo has trado! Te asoma por el cuello! Me niego a sentarme aqu habiendo un sapo en la vecindad! Por lo que ms queris no empecis a regaar aqu arriba! exclam Jack, alarmado. Estas almenas no impedirn que uno se caiga si os ponis a hacer tonteras. Sintate, Dolly. A m no me des t rdenes! dijo Dolly empezando a enfurecerse. Dnde est la comida? inquiri Lucy, con la esperanza de cambiar de conversacin. Dolly, la tienes t! Scala, que me estoy muriendo de hambre! Dolly abri la mochila, mantenindose tan alejada de su hermano como le fue posible. Haba dos paquetes grandes dentro. El uno marcado Comida y el otro T. Vuelve a guardar el del t dijo Jack, si no, nos lo tragaremos tambin. Con el apetito que tengo, sera capaz de comrmelo todo yo solo. Dolly reparti los emparedados, el pastel, las galletas, la fruta y el chocolate. Luego sac una botella de limonada y entreg a cada uno una taza de cartn. Hemos hecho muchas meriendas observ Jorge, dndole un formidable mordisco a un emparedado de huevo y jamn, pero ninguna en un sitio tan extraordinario como ste. Casi me da vrtigo contemplar la vista.

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Es muy agradable comer aqu sentados, viendo esas colinas y el ro murmur Lucy, con satisfaccin. Yo creo que el viejo de quien nos habl Tassie comprara el castillo nada ms que por el panorama. Yo lo hara, por lo menos, si tuviese suficiente dinero. Comieron y bebieron muy contentos. Kiki particip de los bocadillos, que le gustaban una barbaridad. Luego se puso a explorar, avanzando por el caballete del torren, con la cabeza colgando para abajo a veces. Los nios le observaban mientras coman el pastel. De pronto, Kiki exhal un alarmante chillido, perdi el equilibrio y se cay del torren. Desapareci de la vista y los nios se pusieron en pie, horrorizados. Despus volvieron a sentarse sonriendo, comprendiendo que haban hecho el ridculo. Porque, claro, en cuanto cay, el loro despleg las alas y se puso a volar. Qu idiota eres, Kiki! exclam Dolly. Menudo susto me has dado! Bueno, habis acabado ya? Quiero recoger el papel y las tazas y meterlo todo en la mochila. Jack haba estado observando a las guilas, que, mientras ellos coman, volaban por las alturas. Ahora descendan de nuevo, planeando en grandes crculos, tendidas las alas para aprovechar hasta la menor corriente. Haba aire de sobra en la cima de la colina. Soplaba contra el torren, alborotndoles el cabello a los nios, que estaban sentados de cara a l. Vieron a las guilas bajar ms y ms. Abajo, y detrs de ellos, se hallaba el patio interior del castillo. Estaba cubierto de hierba con brezos de trecho en trecho. Tambin haba aulaga y unos cuantos abedules pequeos. La naturaleza haba recobrado all su imperio. Las plantas, al crecer entre las losas, las haban levantado. Me parece que las guilas tienen su nido en ese macizo de rboles, all en el rincn del patio! dijo Jack, excitado. Es la clase de sitio riscoso que escogeran esos pjaros! Queris que vayamos a ver si es as? Ests seguro de que no son peligrosas? inquiri Jorge, dubitativo. Son la mar de grandes... y yo he odo hablar de veces en que atacaron a hombres. S... Bueno..., en cuanto vuelvan a alzar el vuelo, ir a ver. De todas formas, ms vale que bajemos ahora a echar una mirada. Kiki, ven ac! El loro fue a posrsele en el hombro y le picote la oreja suavemente, diciendo las tonteras de costumbre. Los nios se levantaron y descendieron por las dos escaleras de piedra. Tanto la habitacin de arriba, como la habitacin de abajo del torren estaban vacas. Colgaban telaraas en los rincones, y una espesa capa de polvo cubra el suelo y las repisas, salvo donde el viento soplaba con fuerza. Cmo se llegar al patio? murmur Jorge. Tendremos que retroceder por la muralla y volver al propio castillo, supongo. Tiene que haber alguna escalera que conduzca a las habitaciones de abajo. Conque deshicieron lo andado, regresando al edificio principal. Recorrieron habitacin tras habitacin, encontrndolas vacas todas. Por fin llegaron a una ancha escalinata por la que descendieron hasta hallarse en una amplia sala, que estaba sumida en tinieblas. Algo choc violentamente de pronto contra la pierna de Jorge, que dio un salto de susto, exhalando al propio tiempo una exclamacin. Todo el mundo se qued inmvil. Qu es? pregunt Lucy en un susurro. Era Botn, el cachorro de zorro! Cmo demonios habr llegado hasta nosotros? exclam Jorge, recogiendo al animalito. Debe haber

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encontrado algn agujero por el que se ha introducido. Botn, eres una maravilla! Pero el susto que has llegado a darme! El cachorro solt unos ladridos y se acurruc contra el pecho del nio. Kiki le dirigi unos comentarios desdeosos, dicindole que cerrara la puerta. l era el nico que no se alegraba de verle! Ahora, salgamos al patio a explorar dijo Jack. Y..., ojo con las guilas, por si acaso!

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Aventura en el castillo: El nido de las guilas

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CAPTULO IX EL NIDO DE LAS GUILASLos nios se abrieron paso por el patio. Tena un aspecto verdaderamente selvtico ahora, aun cuando, con un poco de imaginacin, podan adivinar el aspecto que habra tenido en otros tiempos: un vasto patio pavimentado de losas, abierto en la propia ladera de la colina, y en cuyas extremidades se alzaban altos riscos. Yo creo que es en uno de esos sitios rocosos donde tienen su nido las guilas dijo Jack. Tassie, toma a Kiki y no le sueltes. No quiero que estorbe en estos momentos. Tassie tom con orgullo a Kiki y se detuvo, mientras los otros se dirigan a una de las rocas del patio, cubierta en algunas partes de brezo. Lucy no tena muchas ganas de acercarse a las guilas; pero quera estar junto a Jack. Vosotros quedaos al pie del risco orden Jack. Jorge y yo vamos a escalarlo. No creo que las guilas nos ataquen, Jorge... Es ms, estoy bastante seguro de que no lo harn. Pero anda con ojo por si acaso. Los nios empezaban ya la ascensin, cuando un grito les hizo detenerse y agarrarse el uno al otro, asustados. Las nias dieron un violento salto. Botn busc la madriguera de conejos ms cercana y se ocult en ella. El nico que no pareca sentir miedo era Kiki. A Tassie se le ocurri la idea de que aquel grito lo habra lanzado uno de los prisioneros del malvado viejo del cuento. Quiz no hubiese muerto. Quiz se hallaba all todava. Los otros nios no fueron tan ingenuos para creer una cosa as; pero el grito no dej de helarles la sangre en las venas. Qu fue eso, Jack? susurr Lucy. Vuelve. No subis. El grito sali de all arriba. Son de nuevo, ms alto, un ruido curioso, casi un gruido. Kiki carraspe, para imitarlo. Qu sonido ms hermoso para repetir! Lo hizo con tanto acierto, que hizo dar un brinco a todos otra vez. Tassie por poco se cay al suelo, porque tena el loro posado en el hombro. Qu mal pjaro eres! exclam Jack en voz baja, con ferocidad. Kiki le mir. Sali de su garganta el grito otra vez y, casi en el mismo instante, un guila enorme, que por lo visto se encontraba en la roca aqulla, se alz batiendo las enormes alas y pas por encima del pequeo grupo, como para ver de dnde haba partido el sonido. A continuacin, surgi de la garganta del guila el grito que oyeron los muchachos. Troncho! Slo era el guila que gritaba! exclam Jack, con alivio. Por qu no se me ocurrira esa posibilidad? Nunca haba odo gritar a una hasta ahora. Eso demuestra que deben de tener el nido por aqu. Vamos, Jorge! El guila no cay sobre los nios. Se limit a planear sobre ellos, mirndolos. Tena centrado el inters en Kiki, que, emocionado de haber descubierto un ruido nuevo tan hermoso, volvi a emitirlo. El guila respondi a l y vol ms baja. Kiki vol a su encuentro, minsculo en comparacin con la gigantesca ave. Los nios vean claramente las largas plumas amarillas de la nuca que brillaban como el oro bajo el sol.

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S que es un guila real dijo Lucy. Tena razn Jack. Fijaos en esas plumas tan doradas! Oh..., Dios quiera que no baje ms! Contemplaron todos a Kiki y al guila. Por regla general, a los pjaros les extraaba, les asustaba, o les enfureca el loro. Pero al guila no le sucedi ninguna de estas cosas. Pareci, ms bien, estar experimentando una curiosidad muy grande, estarse preguntando cmo era posible que aquel pajarito tan raro, tan poco semejante a un guila, lanzaba gritos como si de una de su especie se tratara. Kiki estaba disfrutando. Vol alrededor del guila, gritndole. Luego, de pronto, cambi de tctica y le orden que se limpiara la nariz. Al or aquella voz, aparentemente humana, el guila se apart un poco, mirando an con inters al loro. Por fin, sin hacer el menor caso de los nios, se alz hasta un punto saliente del risco, y se pos sobre l, mirando hacia abajo con aspecto verdaderamente majestuoso. Qu pjaro ms magnfico! exclam Jack, encantado. Mira que poder ver un guila tan de cerca! Fijaos en la frente ceuda y en los ojos penetrantes. Nada me extraa que llamen a esta ave el rey de los pjaros! El aspecto del guila era esplndido en verdad. Tena todo el plumaje pardo oscuro, excepcin hecha de las plumas de la nuca. Las plumas le cubran las patas casi hasta las garras. Estaba observando a Kiki, sin apartar de l la mirada. Ah est la segunda guila, mirad dijo Lucy de sbito, en voz baja. Vieron al otro pjaro alzar el vuelo del risco, curioso por saber lo que ocurra. Se elev muy alto, extendiendo las enormes alas, cuyas extremidades se curvaron. De pronto, la primera guila pareci cansarse de Kiki, agit las alas, y fue a reunirse con su compaera. La primera guila es el macho dijo Jack, excitado. Y la segunda la hembra. Cmo lo sabes t? pregunt con incredulidad Dolly. Ella no notaba diferencia entre las dos. La segunda es ms grande que la primera. Y la hembra del guila real es siempre mayor que el macho y tienen sus alas ms envergadura tambin. Troncho! Estoy emocionado. Debiste haber fotografiado al guila cuando se pos en el risco dijo Jorge. Jack solt una exclamacin. Caramba! Ni siquiera me acord de la mquina. Estaba demasiado absorto mirando a esos pjaros. Qu fotos ms maravillosas podra tomar! Las dos aves eran ahora simples puntos en el firmamento, tan inmensa era la altura a la que se haban elevado. Sera sta una buena ocasin para explorar el risco en busca de su nido ahora que estn lejos dijo Jack. Es curioso que no se asustaran de vernos, verdad? Supongo que apenas saben nada de los seres humanos, viviendo siempre aqu arriba. Qu habr sido de Botn? murmur Jorge con ansiedad. Se meti por ese agujero y no ha salido. Probablemente le estar dando un susto maysculo a alguna familia de conejos! dijo Jack. Ya volver, no te apures. No me extraa que se metiese en una madriguera cuando oy el grito. Me hubiese metido yo en una tambin de haber podido! Fue horrible. Empezaron a ascender otra vez. Resultaba laborioso, porque el risco era muy pendiente. La cima estaba casi tan alta como el vecino torren. Por el lado Oeste, oculto en un hueco, Jack encontr lo que buscaba: el nido de las guilas. Mira! exclam. Fjate! Viste alguna vez cosa tan enorme, Jorge? Debe de tener cerca de dos metros de anchura por el fondo.

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