12pf clase 06a: el libro sagrado

―Bible Knowledge‖ part 1, page 1

Curso Básico Bíblico

LAS 12 PIEDRAS FUNDAMENTALES

CLASE 06A: EL LIBRO SAGRADO

Primera Parte

© La Familia Internacional

Editado por http://audioconectate.net

Junio de 2011


Clase 06A-BÁSICA

Nociones de la Biblia, primera parte

EL LIBRO SAGRADO

TRAMO 1: ¿POR QUÉ ESTUDIAMOS LA BIBLIA?

Estudiamos la Biblia porque nos es provechoso

Es importante conocer la Biblia, en primera medida para nuestro propio provecho.

Así sabremos donde encontrar lo que queremos estudiar y leer y lo que necesita-

mos para apacentar nuestro espíritu.

¡Dios es el Autor! No debemos olvidar que las personas que escribieron la Biblia

actuaron de simples instrumentos en las manos de Dios. El Señor las inspiró a escri-

birla. Si queremos conocer Sus opiniones, Su explicación de la Historia y Su enfoque

del futuro, tenemos que leer lo que dice Él.

¡El Autor me creó a mí!

Un grupo de misioneros contrató a un erudito chino para que tradujera el

Nuevo Testamento al mandarín. Al principio la tarea de traducción no produjo

ningún efecto en el ilustrado oriental. Pero al cabo de un tiempo el sabio empezó

a inquietarse y exclamó:

—¡Esta obra es una maravilla!

—¿Por qué lo dice usted? —inquirieron los misioneros. Él respondió:

—Porque habla de mí mismo con toda precisión. Sabe todo lo que hay en mi ser.

¡Quien escribió este libro tiene que haberme creado a mí!

Leyendo la Biblia estrechamos nuestra relación con su Autor

Salmo 119:9. ¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar Tu Palabra.

Salmo 119:15. En Tus mandamientos meditaré; consideraré Tus caminos.

Salmo 119:27. Hazme entender el camino de Tus mandamientos, para que me-dite en Tus maravillas.

Salmo 119:42. Daré por respuesta a mi avergonzador, que en Tu palabra he confiado.

Salmo 119:97. ¡Oh, cuánto amo yo Tu ley! Todo el día es ella mi meditación.

Salmo 119:99. Más que todos mis enseñadores he entendido, porque Tus testi-

monios son mi meditación.

Salmo 119:100. Más que los viejos he entendido, porque he guardado Tus man-

damientos.

Salmo 119:104. De Tus mandamientos he adquirido inteligencia; por tanto, he

aborrecido todo camino de mentira.

Sal.119:105 Lámpara es a mis pies Tu palabra, y lumbrera a mi camino.


Salmo 119:144. Justicia eterna son Tus testimonios; dame entendimiento, y vi-viré.

Salmo 119:151. Cercano estás Tú, oh Señor, y todos Tus mandamientos son

verdad.

Salmo 119:160. La suma de Tu Palabra es verdad, y eterno es todo juicio de Tu justicia.

Salmo 119:165. Mucha paz tienen los que aman Tu ley, y no hay para ellos tro-piezo.

Necesitamos estudiar la Biblia para poder testificar

La Biblia ha tenido amplia difusión y constituye una autoridad reconocida. La ma-

yoría de las personas al menos han oído hablar de ella y muchas la respetan. Además,

hay millones que creen en ella.

Si somos capaces de citarle a alguien un pasaje de la Biblia, o mejor todavía, si po-

demos encontrar los versículos que sustentan algún argumento y se lo podemos mos-

trar, en la mayoría de los casos, lo creerá. Pero si ni siquiera sabemos cómo hallar los

versículos en la Biblia ni los nombres de los diversos libros o dónde están los pasajes,

¿cómo podemos dárnoslas de ser tan sabios como para indicar a los demás el camino

al Cielo?

Aun en el caso de personas que afirman no creer en ella, la Palabra tiene un pro-

fundo efecto. Es «más cortante que toda espada de dos filos», está llena del poder del

Espíritu y penetra profundamente la conciencia.

Hebreos 4:12. La Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda es-

pada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.

Para conocer el futuro: La Biblia predice los acontecimientos venideros

La Biblia contiene cientos de profecías específicas acerca de personas, naciones,

lugares, momentos y acontecimientos históricos que ya se han cumplido hasta en

el más mínimo detalle. Algunas se cumplieron casi de inmediato. Otras al cabo de

cientos de años, pero todas se hicieron realidad tal como Dios predijo que suceder-

ía. (Además hay muchas otras profecías en la Biblia que todavía no se han cum-

plido y que se cumplirán con igual certeza.)

Las profecías cumplidas son las pruebas más contundentes de la veracidad de la

Biblia. A excepción de Dios, nadie más habría podido saber lo que acontecería con

miles de años de antelación. Solamente Dios habría podido predecir el futuro con to-

do lujo de detalle y exactitud mucho antes que esos sucesos se produjeran. Muchas de

esas profecías aguardan aún su cumplimiento, de modo que no pueden demostrarse.

Por otra parte, hay en la Biblia cientos de ellas cuya veracidad quedó demostrada,

porque ya se cumplieron. Se dice que hay más de 300 profecías solamente acerca de

Jesús y Su primera venida que ya se cumplieron hasta en los más mínimos detalles.

Entre las páginas 80 y 87 del librito Para entender la Palabra de Dios (de la serie

Actívate), encontrarán más de sesenta de las profecías cumplidas más sobresalientes,


las cuales están divididas en dos categorías: las cumplidas por Jesús, y otras tanto del

Antiguo Testamento como del Nuevo. Tómense la molestia de estudiarlas. Por el

momento echaremos un vistazo a unas pocas de éstas:

TENDEDERO DE REDES: LA CAÍDA DE TIRO

Tiro es una ciudad del Líbano que sigue en pie hoy en día. En el tiempo en

que se pronunció la profecía Tiro era un destacado centro de comercio, ciudad

clave del Imperio Fenicio. Esto ocurrió unos 600 años antes del nacimiento de

Cristo.

En aquellos días, en el año 590 a. de C., Dios habló al profeta Ezequiel y le

dijo lo que acontecería con la ciudad de Tiro.

Texto tomado de los capítulos 26 al 30 de Ezequiel: «Hijo de hombre, por

cuanto dijo Tiro contra Jerusalén: “Ea, quebrantada está”... y dijiste: “Yo soy

un dios, en el trono de Dios estoy sentado en medio de los mares ¡Soy de per-

fecta hermosura!” Por tanto, así ha dicho el Señor: “He aquí Yo estoy contra

ti, oh Tiro, y haré subir contra ti muchas naciones y demolerán los muros de

Tiro, y derribarán sus torres; y barreré de ella hasta su polvo, y la dejaré como

una peña lisa. Tendedero de redes será en medio del mar, porque yo he habla-

do”, dice el Señor Dios; “y será saqueada por las naciones. Espanto serás, y

para siempre dejarás de ser. Serás buscada, y nunca más serás hallada. Y te

pondré como una peña lisa; tendedero de redes serás, y nunca más serás edifi-

cada; He aquí que del norte traigo yo contra Tiro a Nabucodonosor rey de

Babilonia. Todos los que te conocieron de entre los pueblos se maravillarán

sobre ti... y sabrán que Yo soy el SEÑOR, [cuando dé] a Nabucodonosor, rey

de Babilonia, la tierra de Egipto; y ni para él ni para su ejército hubo paga de

Tiro”».

Dios informó a Ezequiel que en vista de que la ciudad de Tiro se había enalte-

cido y rebelado contra Él, permitiría que viniera el rey de otro país y destruyera

la ciudad. Añadió que la ciudad acabaría en ruinas, que terminaría siendo una pi-

la de escombros en la que los pescadores tenderían sus redes.

Cualquiera que viviera en Tiro en aquellos días habría pensado que se trataba

de una predicción ridícula. Tiro era la gran ciudad de los fenicios. Había sido

construida sobre una colina que daba al Mar Mediterráneo en lo que hoy en día

es el Líbano. Los fenicios eran grandes mercaderes y marinos. «Todas las naves

del mar» venían a Tiro. Los fenicios constituían una de las civilizaciones más

sobresalientes de la antigüedad.

Ezequiel 27:9. Los ancianos de Gebal y sus más hábiles obreros calafatea-

ban tus junturas; todas las naves del mar y los remeros de ellas fueron a ti pa-

ra negociar, para participar de tus negocios.

Pero ¿qué le pasó a Tiro?

Nabucodonosor era un rey pagano de Babilonia, que salió a conquistar mu-

chas tierras.

Dios incluso le permitió que conquistara a Su pueblo en la tierra de Israel, dado

que éste le había vuelto la espalda.


En el año 586 a. de C., camino de Israel, los ejércitos de Nabucodonosor pasa-

ron por las ciudades de Tiro y Sidón. Tal como Dios le había anunciado a Eze-

quiel, Nabucodonosor destruyó la ciudad de Tiro y la arrasó, pero dejó allí las

ruinas.

La profecía no se había cumplido a cabalidad todavía, por cuanto la antigua

ciudad de Tiro no había quedado «como peña lisa» ni sus ruinas eran aún «ten-

dedero de redes en medio del mar».

Nabucodonosor no recibió paga por la destrucción de Tiro —no hubo botín de

joyas ni oro—, porque los habitantes de la ciudad huyeron a una pequeña isla

ubicada a casi un kilómetro de la costa. Allí construyeron una nueva ciudad y se

llevaron consigo sus tesoros y riquezas. Nabucodonosor no era marino —no ten-

ía naves ni armada—; por lo que no pudo cruzar ese estrecho que lo separaba de

la isla para conquistarla.

Ahí, pues, quedaron esparcidas las ruinas de la antigua ciudad de Tiro mien-

tras se construía una nueva ciudad en la isla situada frente a ella. La profecía aún

no se había cumplido del todo.

Pero lo que Dios predice, ¡a la larga se cumple! A veces toma mucho tiempo,

pero las profecías divinas nunca fallan. Eso fue precisamente lo que ocurrió.

Unos 250 años más tarde, un rey macedonio cuyas victorias militares lo llevar-

ían a conquistar extensas partes del mundo, Alejandro Magno, aparecería en es-

cena. Alejandro adquirió fama por librar grandes batallas con un mínimo de

bajas entre sus hombres.

En el año 332 a. de C., cuando Alejandro llegó a Tiro, se enteró de que aque-

lla ciudad isleña era inmensamente rica. Siendo un hombre sumamente inteli-

gente, observó aquel estrecho que lo separaba de ella y se propuso llegar a él a

fin de apropiarse de todas aquellas riquezas.

Se dio entonces a la tarea de buscar un medio para lograr su cometido. Al ver

aquella montaña de escombros que habían quedado de la antigua ciudad de Tiro,

todos aquellos ladrillos, piedras, mortero y vigas, encontró el material que bus-

caba. El ejército de Alejandro arrojó todos aquellos escombros al mar Medi-

terráneo. Sus hombres arrasaron toda la zona y se valieron de todo ese ripio para

construir un camino —un paso elevado sobre el lecho del mar, que en esa zona

era de escasa profundidad— para poder llegar hasta la ciudad isleña. En poco

tiempo Alejandro capturó y saqueó la ciudad de Tiro.

Lo curioso del caso es que a lo largo de ese camino, los pescadores tienden

hoy sus redes, tal como Dios lo profetizó. ¡Tiro fue arrojado al mar! Aquel final

de la antigua Tiro se predijo más de 250 años antes que sucediera. Solamente

Dios pudo haber estado en conocimiento de esos hechos con tanta anticipación.

En la próxima clase echaremos un vistazo a las profecías cumplidas acerca de

Jesús, que constituyen un estudio fascinante En clases posteriores estudiaremos otras

profecías relativas a la época actual.


Breve resumen de los motivos por los que estudiamos la Biblia:

Para nuestro propio provecho y crecimiento espiritual.

Para estrechar nuestra relación con el Autor y conocer cómo piensa.

Para poder testificar a los demás acerca de nuestra fe.

Para conocer el futuro: La Biblia nos revela sucesos venideros.


12 Piedras Fundamentales Clase 6A- 2)

Nociones de la Biblia, primera parte

EL LIBRO SAGRADO

SEGUNDO TRAMO: NOCIONES DE LA BIBLIA

¿Quién escribió la Biblia?

¿Les gustaría tener algunas nociones sobre el contenido general de la Biblia? Vie-

ne bien saber un poco cómo se compone, cómo está estructurado el Libro de los

libros. Su organización es impecable.

La Biblia es una colección de 66 libros. En su redacción Dios se valió de unos 40

hombres y mujeres. En algunos casos, varios libros fueron escritos por la misma per-

sona, aunque en realidad ello no reviste demasiada importancia, ¡puesto que el Autor

de la Biblia es Dios!

2 Timoteo 3:16. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia.

2 Pedro 1:21b. Los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.

Los libros de la Biblia se escribieron a lo largo de 1500 años. Dicho período co-

menzó con Moisés hace unos 3400 años y terminó con el libro del Apocalipsis, hace

unos 1900 años.

Diferencias entre el Antiguo y el Nuevo Testamento; en qué consisten

¿Todos tienen a la mano su biblia? Si en las primeras páginas hay un índice o con-

tenido, les resultará más fácil la exposición que haremos enseguida. Pueden seguir

el hilo mirando la lista de libros.

La Biblia consta de dos partes principales: el Antiguo Testamento y el Nuevo Tes-

tamento. (Testamento en este caso significa pacto o contrato. De modo que ambos

Testamentos pueden considerarse acuerdos vinculantes antiguo y nuevo celebrado en-

tre Dios y el hombre.)

El Antiguo Testamento es una compilación de los textos sagrados de los judíos, es-

critos a lo largo de poco más de 1.000 años. Contiene muchas profecías acerca del

Mesías o Ungido, que sería un hijo al que llamarían Dios Todopoderoso o Padre

Eterno. Esas profecías se escribieron cientos de años antes del nacimiento de Jesús.

El Nuevo Testamento contiene las Sagradas Escrituras de la época de los albores

del cristianismo. Los 27 libros que lo componen se escribieron en griego a lo largo de

unos 100 años. Cuentan la vida y obra de Jesús y la expansión de la iglesia en sus

comienzos. Además establecen los preceptos radicales de la fe cristiana.


Grupos del Antiguo Testamento

El Antiguo Testamento se compone de 39 libros. En general los estudiosos coinci-

den en que se escribieron a lo largo de un período de mil años, entre los siglos

XIV y IV a. de C. Se redactaron en hebreo, a excepción de algunos pasajes del li-

bro de Daniel que se compusieron en arameo.

El Antiguo Testamento se divide en 3 secciones principales: los libros históricos,

los libros poéticos y los libros proféticos. El orden de los mismos en parte es cro-

nológico y en parte según su contenido. La Biblia está muy bien estructurada. Los li-

bros se situaron en ese orden para facilitar su comprensión.

Libros históricos del Antiguo Testamento

El Antiguo Testamento comienza con 17 libros históricos. Los primeros cinco son

los Libros de Moisés. Han estado en el orden en que aparecen actualmente desde

los tiempos de Moisés. Se los denomina el Pentateuco o los Cinco libros de

Moisés. Jesús y otros también se refieren a ellos en términos de la Ley o Torá.

El libro de Ester es el último de los llamados históricos. Todos los libros desde el

Génesis hasta Ester son libros históricos.

Esos primeros libros históricos relatan la historia del mundo, del pueblo de Dios y

de la relación de Dios con el hombre antes del nacimiento de Cristo.

1 Corintios 10:11. Estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas

para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos.

Breve resumen de la ley : El Pentateuco o los cinco libros de Moisés

Génesis. El libro de los orígenes. El origen del universo, de la raza humana, etc.

Mayormente es un registro histórico de las primeras generaciones del pueblo de

Dios. Se trata de un libro que viene bien leer para familiarizarse con el comienzo

de nuestra historia. La primera parte del mismo cubre los albores de la raza

humana. Narra los acontecimientos de la Creación, la Caída, el Diluvio, y la

Diáspora de las razas (dispersión de los pueblos por todo el mundo después de la

fenecida Torre de Babel). La segunda sección relata la vida y obra de los pa-

triarcas: Abraham, Isaac, Jacob y José.

Éxodo. La esclavitud, liberación y comienzos de la historia de Israel camino de

Canaán bajo el mando de Moisés. Incluye la biografía de Moisés, la liberación

de los hebreos del yugo egipcio y la entrega de la ley.

Levítico. El libro de las leyes mosaicas. Enseña cómo acceder a Dios por medio

de sacrificios. Desde la muerte de Jesús ya no estamos bajo esas leyes. Este libro

contiene mayormente legislación clerical y la aplicación práctica de la ley entre

el pueblo. Se hace mucho hincapié en la separación de Israel de todas las in-

fluencias paganas a fin de que la nación conservara su pureza religiosa.

Números. El libro de los peregrinajes de Israel. Es una continuación del Éxodo

en la que relatan los cuarenta años de peregrinajes por el desierto.


Deuteronomio. Repetición de las leyes formuladas poco antes de la llegada de

Israel a Canaán. Es continuación de Números. Los últimos tres capítulos descri-

ben los últimos días de Moisés.

Resumen de los libros históricos

Josué. Cuenta la vida de Josué, sucesor de Moisés. Fue él quien condujo al pue-

blo en su entrada en la Tierra Prometida tras la muerte de Moisés. El libro relata

la conquista de Canaán bajo el liderazgo de Josué y la repartición de la tierra en-

tre las doce tribus.

Jueces recibe ese nombre porque relata la época de diversos jueces que rigieron

a Israel desde que tomó posesión de Canaán hasta los tiempos de Samuel. Cubre

unos 300 años de historia: las seis conquistas y subyugaciones de los israelitas y

las diversas emancipaciones de la tierra conseguidas por los quince jueces. In-

cluye las aventuras de Sansón.

Rut. Cautivador relato de cómo Rut —una extranjera— se convirtió en antepa-

sado de David y de Jesús. Es una historia de amor. Rut, una muchacha moabita,

se traslada a Judá con su suegra, Noemí. Allí conoce a Boaz y se casa con él.

1 y 2 Samuel. La vida y milagros de Samuel (sacerdote y profeta) y el comienzo

y primeros años del período monárquico de Israel (cuando empezaron a ser go-

bernados por reyes), bajo los reinados de Saúl y David. 1 Samuel relata la orga-

nización del reino, las acciones de Samuel, cómo llegó Saúl a ser rey, su caída y

el comienzo de la era del rey David. 2 Samuel narra el reinado de David.

1 y 2 Reyes. La historia de los inicios del reino de Israel y luego del reino divi-

dido. (Israel y Judá se separaron.) Incluye la vida de Elías y Eliseo, importantes

profetas.

1 y 2 Crónicas. Mayormente un recuento de los reinados de David, Salomón y

los reyes de Judá hasta la época de la cautividad (cuando fueron conquistados

por Babilonia). Se repite parte de lo que contienen los libros de Samuel y Reyes.

Esdras. Continúa a partir de Crónicas. Relata del retorno de los judíos de su

cautividad en Babilonia y la reconstrucción del templo.

Nehemías. Reseña de la reconstrucción de los muros de Jerusalén y del reavi-

vamiento del pueblo de Dios.

Ester. Episodio de la vida de la reina Ester (esposa judía del rey de Persia), du-

rante el cual libra a los judíos del complot de Amán en la corte del rey de Persia.

Libros poéticos del Antiguo Testamento

A los libros de Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés y Cantar de los Cantares se los

denomina libros poéticos. Son la lírica, la poesía de la Biblia, y están agrupados en

una sección de la misma, porque mayormente se los empleaba en oficios devocio-

nales, ya sea a modo de lectura o de canto.

Los Salmos y los Proverbios son libros estupendos para leer durante los ratos de-

vocionales.

Salmos es también un libro de gran contenido profético, pues aparecen en él canti-

dad de profecías mesiánicas.


La autoría de algunos pasajes de Proverbios se atribuye a otros reyes y sabios de la

antigüedad, como lo señala la propia Biblia, pero la mayor parte fueron escritos por el

rey Salomón, hijo de David. Naturalmente, en muchos de esos proverbios, no hacía

más que reiterar sabios pensamientos entregados por Dios a diversos hombres a lo

largo de la Historia. Salomón simplemente los registró y enumeró.

El libro de los Proverbios se presta a una lectura diaria, dado que contiene 31 capí-

tulos que pueden leerse uno cada día del mes.

Resumen de los libros poéticos

Job. El tema de la aflicción. Muestra la malicia de Satanás, la paciencia de Job,

la problemática del fariseísmo, la vanidad de las filosofías humanas, la sabiduría

divina y la liberación final del afligido. Es de aceptación generalizada que Job es

el libro más antiguo de la Biblia. Probablemente se escribió antes del tiempo de

Moisés.

Salmos. Colección de 150 canciones espirituales, poemas, alabanzas, oraciones

y profecías. El rey David compuso muchos de ellos. La lectura de los salmos en

los ratos devocionales de comunión íntima con Dios proporcionan gran inspira-

ción. Algunos capítulos clave de los salmos son de gran belleza y viene muy

bien memorizarlos.

Proverbios. Recopilación de máximas morales y religiosas y discursos sobre la

sabiduría, la templanza, la justicia, etc. El rey Salomón redactó algunos de ellos,

aunque se debate su autoría.

Eclesiastés. Reflexiones sobre la vanidad de la vida, los deberes y obligaciones

del hombre para con Dios, etc.

Cantar de los Cantares. Un hermoso y apasionado poema de amor. Algunas

personas lo ven simplemente como un poema de amor y nada más. Otros, lo

consideran un alegoría que sirve para explicar nuestra relación con el Señor, y

en la que se describe el amor que profesa Jesús por Su Esposa (nosotros).

Los profetas mayores del Antiguo Testamento

Existen 17 libros proféticos. Cinco de ellos son mayores y doce menores.

Los cuatro profetas mayores son Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel. Se los consi-

dera mayores no por la extensión de sus libros sino por la importancia que tuvieron

como profetas y por lo que predijeron. Aunque el libro de Daniel es relativamente

breve —solo consta de 12 capítulos—, contiene más profecías explícitas acerca del

futuro y de la actualidad, impresionantes predicciones, que los libros de los demás

profetas mayores.

Isaías fue el profeta mesiánico por excelencia, pues predijo numerosos sucesos de

la vida de Jesús, tanto en relación a su primera venida como a la segunda. Hay más

profecías acerca del Milenio* en Isaías que en cualquier otro libro de la Biblia. El li-

bro de Isaías es apto para lectura devocional, no solo para estudios de profecía bíbli-

ca. Es de más fácil lectura que otros de su género. Nos deleita con la belleza de su

poesía y trata mucho sobre la venida del Mesías y el Milenio, Su Reino Mesiánico,

etc.


*El Milenio: El reinado de Cristo y Sus santos en la Tierra durante mil años, lo que

sucederá después de Su regreso.

A Jeremías se lo conoce como el profeta de los lamentos. Sus escritos más que na-

da tratan sobre los judíos: su historia, su caída y su futuro, así como también su resti-

tución, cuando regresarán a Israel, acontecimiento que ya se ha cumplido.

Ezequiel también profetizó mayormente sobre los judíos, pero dio muchas más

profecías acerca del futuro lejano, en particular acerca del Anticristo, el Armagedón e

incluso la Ciudad Celestial.

Daniel fue un profeta de estos días postreros, del futuro. Todos profetizaron acerca

del Tiempo del Fin, pero él en particular hizo predicciones sobre el futuro lejano.

Muy pocas de ellas estaban relacionadas con la historia de Israel de su época o de po-

co después. La mayoría tenían que ver con el futuro lejano. Se le ordenó cerrar el li-

bro hasta el Tiempo del Fin, porque hasta entonces no se revelaría lo que

significaban.

Daniel 12:4. Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará.

Más adelante en una clase abordaremos algunas de las profecías de Daniel.

Resumen de los profetas mayores

Isaías. Profecías mesiánicas y otras acerca del futuro. Un libro que abunda en

profecías mesiánicas entremezcladas con advertencias a naciones impías.

Jeremías. El profeta Jeremías vivió desde los tiempos de Josías hasta la cautivi-

dad del pueblo hebreo en Babilonia. El principal tema del libro es la apostasía, la

cautividad y la restitución del pueblo judío. Jeremías descubrió su vocación de

profeta a muy temprana edad. Su misión fue la de predecir la condenación de su

pueblo por sus muchos pecados. Ello le acarreó el odio de la gente y de la casta

sacerdotal. Jeremías advirtió a los judíos que no se enfrentaran a los babilonios;

que si se rendían, Dios mitigaría su castigo.

Lamentaciones. También atribuido a Jeremías. Canto fúnebre por la desolación

de Jerusalén.

Ezequiel vivió durante el exilio (en Babilonia). El libro se divide en dos seccio-

nes: la primera denuncia los pecados y abominaciones de Jerusalén, mientras

que la segunda mira el futuro con la esperanza de que la ciudad será restaurada

luego de su depuración. Esta última también contiene profecías acerca del veni-

dero Reino de los Cielos y de Jesús.

Daniel. Profecías acerca del futuro, muchas de las cuales ya se han cumplido.

Otras son profecías específicas acerca del Tiempo del Fin, cuyo significado no

se develaría hasta los Postreros Días.

Profetas menores

A continuación concentraremos la atención en los doce profetas menores. El últi-

mo libro de esta serie es el de Malaquías, que pone fin al Antiguo Testamento.


Resumen de los profetas menores

Oseas. Fue contemporáneo de Isaías y Miqueas. El tema central: La apostasía

de Israel caracterizada por el adulterio espiritual. El libro abunda en imágenes

chocantes que describen los pecados del pueblo. El Señor hasta mandó a Oseas

casarse con una ramera para ilustrar el amor infalible de Dios por su esposa des-

carriada. Exhorta al pueblo a volver a Dios.

Joel. Profeta de Judá. Escribió el libro durante una plaga de langostas, en una

época de gran tribulación para el pueblo. El arrepentimiento y sus bendiciones.

Predicciones del Espíritu Santo.

Amós fue un profeta-pastor que denunció el egoísmo y el pecado. El libro con-

tiene una serie de cinco visiones y predice que al final habrá un reinado univer-

sal del Señor. Amós fue el primer profeta en proclamar que Dios era el soberano

del mundo entero.

Abdías. Tema principal: la condenación de Edom y la liberación final de Israel.

Es el libro más breve del Antiguo Testamento. Tiene un solo capítulo.

Jonás. Describe la historia de un misionero renuente que aprendió por medio de

una amarga experiencia el principio de la obediencia y la profundidad de la mi-

sericordia divina. Este fue el hombre «tragado por un gran pez» o ballena.

Miqueas. El libro pinta un cuadro lúgubre del estado moral de Israel y Judá y

predice el establecimiento del Reino del Señor, en el que prevalecerá Su justicia.

Nahum. La destrucción de Nínive, capital de Asiria. Contiene también una no-

table amonestación contra la guerra y el belicismo.

Habacuc. Fue escrito en el período caldeo. Este libro aborda el problema de la

maldad del mundo que queda impune. Habacuc recibió una revelación de que

los ejércitos caldeos (babilonios) serían el medio del que Dios se valdría para

castigar a los impíos y que el mal se autodestruiría. El libro concluye con un

poema de acción de gracias y de gran fe.

Sofonías. Este libro abunda en amenazas, pero termina con una visión del futuro

glorioso del pueblo de Dios.

Hageo. Colega de Zacarías. Reprende al pueblo por su negligencia en la cons-

trucción del templo; pero promete el retorno de la gloria divina cuando se termi-

ne de construir el edificio.

Zacarías. Contemporáneo de Hageo. Contribuyó a espolear a los judíos para

que construyeran el templo. Tuvo una serie de ocho visiones, entre las que vio el

triunfo final del reino de Dios. Zacarías hace predicciones muy específicas acer-

ca de la venida de Jesús, el Mesías, Su muerte para la expiación de los pecados,

Cristo como Rey y Sacerdote, Su entrada triunfal en Jerusalén, Su traición por

30 monedas de plata, Sus manos atravesadas en la crucifixión, amén de muchas

otras profecías.

Malaquías. Pinta un cuadro gráfico del período final de la historia del Antiguo

Testamento. Plantea la necesidad de hacer reformas antes de la venida del Mes-

ías. Mensaje final a un pueblo desobediente.


Grupos del Nuevo Testamento

El Nuevo Testamento se compone de 27 libros. Se divide en tres secciones princi-

pales: los textos históricos (los Evangelios y el Libro de los Hechos), las epístolas

y el libro profético. Tiene una composición paralela a la del Antiguo Testamento

con una excepción. La sección central en lugar de libros poéticos contiene epísto-

las.

Libros históricos: los Evangelios y los Hechos de los apóstoles

Los primeros cinco libros del Nuevo Testamento son históricos: cuatro Evangelios

y el Libro de los Hechos.

Los Evangelios relatan la obra, la muerte y la resurrección de Jesús. El libro de los

Hechos narra algunos de los principales sucesos de los inicios de la Iglesia a lo largo

de los 30 años siguientes. Viene a ser una suerte de continuación de los Evangelios.

A los primeros tres Evangelios —Mateo, Marcos y Lucas— se los denomina

«Evangelios Sinópticos», pues son similares en su contenido. El de Juan es el Evan-

gelio de la Salvación. Cada uno de los Evangelios cuenta esencialmente la misma his-

toria —la vida y obra de Cristo y el significado de Su venida—; sin embargo, cada

uno la narra de forma ligeramente diferente. Los autores hacen mención de lo que

tenía más relevancia para ellos de ciertos acontecimientos, lo cual explica por qué los

recuentos de los mismos sucesos difieren un poco entre sí.

Resumen de los libros históricos del Nuevo Testamento

Mateo. Mateo había sido recolector de impuestos y era uno de los apóstoles. Su

libro fue escrito teniendo en cuenta más que nada a los judíos y con el ánimo de

convencerlos de que Jesús era el Mesías. En este libro se encuentran muchas re-

ferencias al Antiguo Testamento, puesto que Mateo quería demostrar que Jesús

era el cumplimiento de aquellas profecías. Fue testigo ocular de muchos de los

sucesos que narra en el libro.

Marcos fue compañero de Pedro y de Pablo. Su Evangelio contiene lo que es-

cuchó decir a Pedro en muchas ocasiones. Hace hincapié en los poderes sobre-

naturales de Jesús sobre la naturaleza, la enfermedad y los demonios. Toda esa

energía divina fue puesta al servicio del hombre.

Lucas era un médico griego (el único autor no judío del Nuevo Testamento) y

fue compañero de Pablo. Escribió la biografía más completa de Jesús y lo des-

cribió como el Hijo del hombre, lleno de compasión por los pecadores y los po-

bres.

Juan fue uno de los 12 apóstoles. Él tenía una comprensión espiritual más pro-

funda del amor de Dios y Su Salvación, y lo que significaba Jesús para todo el

mundo, no solo para los judíos. El libro de Juan contiene más palabras textuales

de Jesús que ningún otro libro.

Hechos es una continuación del Libro de Lucas y se cree que fue él quien lo es-

cribió. Cuenta lo que pasó con los discípulos de Jesús después de Su resurrec-


ción y luego narra la historia de los inicios de la Iglesia, la conversión de Pablo,

sus viajes, etc. El Libro de los Hechos hace hincapié en que la Iglesia es guiada

de continuo por el Espíritu Santo.

Las epístolas

«Epístolas» significa cartas. Pablo escribió las 14 epístolas llamadas «paulinas».

Además de ellas hay siete epístolas «generales». Se las denomina así porque, a di-

ferencia de las otras, que están dirigidas a ciertas personas, éstas no estaban dirigi-

das a nadie en especial. Las epístolas de Pablo a los romanos, corintios, gálatas y

efesios, etc., fueron escritas para ciertos individuos o grupos o creyentes y reciben

el nombre de aquellos a quienes fueron dirigidas. Las epístolas de Santiago, Pedro,

Juan y Judas llevan el nombre de sus autores.

Las misivas de Pablo contienen profunda teología legislativa, como dijo Pedro:

2 Pedro 3:16. Casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; en-

tre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e incons-tantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición.

Pablo era abogado y procuraba interpretar el Evangelio para bien de otros letra-

dos, grandes pensadores y legistas como él, para bien de los suyos, los fariseos y es-

cribas, a fin de demostrarles en términos y argumentos legales que él tenía razón.

Aunque lo hace con gran elocuencia, muchas personas apenas entienden algunos

pasajes. Gran parte no logran comprenderla. Muchos de sus escritos son bastante lar-

gos —Pedro mismo lo reafirma— y un poco difíciles de entender. De ahí que muchos

prefiramos leer los Evangelios, particularmente las palabras de Jesús.

Así y todo, los escritos de Pablo también fueron necesarios. Era importante que

explicara con argumentos legales y convincentes el porqué del Evangelio, por qué tu-

vo que venir Jesús y por qué ahora las cosas discurren por otros caminos y ya no es-

tamos bajo la ley sino bajo la gracia. Proporciona argumentos muy legítimos como si

estuviera hablando ante un tribunal, gestionando para convencer al juez y al jurado de

su causa. Quienes se manejan con esos parámetros disfrutarán mucho de sus escritos.

También hay que tener en cuenta cuando leemos las epístolas que lo que Pablo es-

cribió sobre pautas de conducta y demás está en el contexto de las costumbres de la

época y no necesariamente se aplica hoy en día. Igual circunstancia se da con gran

parte de la ley del Antiguo Testamento, cuya vigencia está ya muy disminuida.

Resumen de las 14 epístolas de Pablo

La mayoría estaban dirigidas a iglesias de ciertas regiones. Si observan un mapa

de la zona de la época neotestamentaria (probablemente hallarán uno en las

últimas páginas de su Biblia), podrán encontrar esos sitios. ¡Muchos de ellos to-

davía existen hoy en día! Corinto, por ejemplo, queda cerca de Atenas.


Romanos. Dirigida a los cristianos romanos. Los capítulos 1 al 11 tratan del

Plan o Economía de la Salvación. Del 12 al 16 son consejos relacionados con

obligaciones de índole, espiritual, social y cívica.

1 Corintios. Escrita a la iglesia de Corinto. Se centra en la depuración de la

Iglesia de diversos males, instrucciones doctrinarias.

2 Corintios. Características del ministerio de Pablo y vindicación de su aposto-

lado.

Gálatas. Un libro muy importante, puesto que explica el concepto de la Salva-

ción por fe, no por obras.

Efesios. El Plan de la Salvación. Se han abolido todas las discriminaciones en-

tre judíos y gentiles.

Filipenses. Carta dirigida a la iglesia de Filipos. Revela la intensa devoción a

Cristo profesada por Pablo, su experiencia en prisión y su profundo interés en

que la iglesia persevere en la sana doctrina.

Colosenses. Recomendaciones para abandonar las filosofías mundanas y el pe-

cado. Jesús es la cabeza de la Iglesia.

1 Tesalonicenses. Exhortaciones y consejos. Profetiza también sobre el Tiempo

del Fin.

2 Tesalonicenses. Más acerca de la Segunda Venida de Cristo y advertencias a

los creyentes.

1 Timoteo. Consejos para un joven pastor en relación a su conducta y ministe-

rio.

2 Timoteo. Última misiva de Pablo, escrita poco antes de su muerte, en la que

da algunos consejos a su amado hijo en el Evangelio.

Tito. Consejos para un amigo de confianza.

Filemón. Carta privada escrita a Filemón, en la que le ruega que reciba y perdo-

ne a Onésimo, un esclavo fugitivo.

Hebreos. Su autoría es objeto de debate. Escrita a los cristianos judíos. Explica

la doctrina de la Salvación. Contiene además un recuento muy estimulante de la

historia del pueblo de Dios (capítulo 11).

Resumen de las 7 epístolas generales

Santiago. Probablemente escrita por Santiago, hermano de Jesús. Dirigida a

conversos judíos que se habían dispersado de Israel. La esencia de esta epístola

es la religión en términos prácticos, que se manifiesta por medio de buenas

obras, en contraste con una mera profesión de fe.

1 Pedro. Carta de Pedro en la que procura infundir ánimo a los creyentes de to-

do el Asia Menor. Tema central: El privilegio de que los creyentes sigan el

ejemplo de Jesús, triunfar ante la adversidad y vivir vidas consagradas en un

mundo hostil.

2 Pedro. Advertencia contra falsos maestros y escarnecedores.

1 Juan. Escrita por el apóstol Juan. Otorga gran importancia al acceso que los

creyentes tenemos a los conocimientos espirituales y a la unión fraternal. Para el

autor, el amor es el fundamento de la vida.

2 Juan. Breve mensaje sobre la verdad divina y el error mundano.

3 Juan. Carta de encomio escrita a Gayo.


Judas. El autor era probablemente hermano de Santiago. Ejemplos históricos de

apostasía y castigos divinos a los impíos.

El libro profético: Apocalipsis

Revelación o Apocalipsis es el último libro del Nuevo Testamento. Nótese que el

subtítulo reza: «La revelación de Jesucristo». El primer versículo señala: «La de-

claró enviándola por medio de Su ángel a su siervo Juan». Se trata de un mensaje

de Jesús dirigido a Juan y es el libro más profético del Nuevo Testamento, pese a

que en los demás afloran muchas otras profecías. El Apocalipsis, sin embargo, es

el único libro del Nuevo Testamento enteramente dedicado a la profecía, como es

el caso de los libros proféticos del Antiguo Testamento.

Resumen del Apocalipsis

Apocalipsis. Escrito por el apóstol Juan, también autor del Evangelio de Juan y

de tres epístolas. El Libro del Apocalipsis contiene complejas y detalladas pro-

fecías acerca del futuro y ofrece muchos pormenores sobre el Tiempo del Fin,

los acontecimientos anteriores y posteriores a la Segunda Venida de Jesús y al

Milenio. Concluye con una hermosa descripción del Cielo.

Cómo se gestó la Biblia

En el libro de Éxodo aparece registrada la primera instancia bíblica en que Dios

pide a un ser humano que escriba. Después de una batalla airosa, Dios instruyó a

Moisés: «Escribe esto para memoria en un libro» (Éxodo 17:14). En otro ejemplo

que aparece varios capítulos después, «Moisés escribió todas las palabras del Se-

ñor… Y tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo» (Éxodo 24:4 y 7).

Desde ese momento hasta el final de la era véterotestamentaria (del Antiguo Tes-

tamento), continuaron escribiéndose muchos libros y porciones de la Biblia.

Ninguno de los documentos bíblicos originales se ha conservado. Los que hoy

existen son copias. Esas copias de los escritos originales son los textos en los que se

basan las traducciones actuales de la Biblia.

El proceso de copiar y recopiar la Biblia continuó hasta la actualidad. Hasta me-

diados del siglo XV d. de C., el copiado se hacía a mano. Luego, con la invención de

la imprenta en Europa, se posibilitó la reproducción de textos en masa. Con el siste-

ma anterior, cada copia de la Biblia tenía que hacerse lentamente y a mano. A partir

de entonces la imprenta posibilitaba la elaboración de miles de copias en pequeños

periodos de tiempo. Eso puso las Escrituras al alcance de muchas personas, en con-

traste con la situación anterior, en la que pocos podían costearse una copia manuscri-

ta.

Cómo se compuso la Biblia

El que la Biblia sea un libro escrito a lo largo de 1500 años —es decir, 40 genera-

ciones— no deja de ser un hecho asombroso. Fue escrito por más de 40 autores

provenientes de todos los estratos sociales. Entre ellos hubo reyes, pastores, filó-


sofos, pescadores, estadistas, académicos, etc. Pese a tal diversidad, los autores de

la Biblia la escribieron con armonía y continuidad desde el Génesis hasta el Apo-

calipsis. El tema medular es el mismo: la redención del hombre por parte de Dios.

Los libros que componen el Antiguo Testamento, tal como lo estudiamos hoy en

día, los reunió en su forma canónica y orden final un grupo de 70 estudiosos en

Alejandría, Egipto. Se cree que entre los años 250-100 a. de C.

Esos 70 académicos decidieron cuáles libros eran auténticos y reconocidamente

inspirados. Aquella fue probablemente la conferencia más importante de académi-

cos que hubiera abordado la tarea de traducir con minuciosidad todos los libros

hebreos del Antiguo Testamento.

La obra que nos dejaron para posteridad fue una traducción al griego, que luego

se convirtió en la Versión Griega Autorizada y aceptada del Antiguo Testamento.

Recordemos que el griego era el idioma literario de la época, tanto del imperio

griego como del romano. La llamaron la Septuaginta. Esto significa que en su rati-

ficación y producción participaron 70 hombres y desde entonces ha sido la versión

autorizada de la Biblia.

En el siglo II d. de C., cuando las autoridades de la primera iglesia procuraron

confeccionar un listado de los libros fidedignos sobre Jesús y la propia historia de

la Iglesia, conservaron el Antiguo Testamento apoyándose en la autoridad de Jesús

y Sus apóstoles. Junto con esos libros, dieron por fidedignos los nuevos escritos:

los cuatro evangelios o biografías de Jesús y Su ministerio; las 13 epístolas de Pa-

blo; además de cartas de otros apóstoles y sus compañeros. El Libro de los Hechos

—una continuación de la historia del Evangelio, así como también el antecedente

narrativo de las primeras epístolas— sirvió de enlace entre la colección de evange-

lios y la serie apostólica.

El patrón primordial aplicado a los libros fue que debían ser escritos por uno de

los apóstoles o alguien muy cercano a ellos. Ello garantizaría que sus escritos acer-

ca de Jesús y los primeros cristianos tuvieran la autenticidad de un testigo ocular.

Los escritos apostólicos formaron el estatuto o conjunto de documentos fundamen-

tales del movimiento cristiano.

Idioma y traducciones

Por increíble que parezca, en el idioma original en que fueron escritos esos bellí-

simos libros poéticos de la Biblia, el texto tenía métrica y rima. Aunque fueron

traducidos con acertado criterio literario a nuestra versión actual, es de imaginarse

lo difícil que sería traducirlos a nuestro idioma moderno con métrica y rima.

El Antiguo Testamento se escribió casi en su totalidad en hebreo. Por eso es tan

sencillo de leer, ya que el hebreo es un idioma muy sencillo. No se encuentran

tantas palabras difíciles en el Antiguo Testamento como en el Nuevo. Este último

se escribió en griego, un idioma mucho más prolífico y expresivo.

El Antiguo Testamento se tradujo originariamente del hebreo, y el Nuevo Tes-

tamento, del griego. Los judíos, claro está, hablaban el hebreo, pero en la época

del Nuevo Testamento, a causa de la dominación impuesta años antes por el im-

perio griego, también hablaban el idioma helénico, que en aquella época era la

lengua cultural, de la filosofía, de la religión, el arte y la música. Tras la conquista


romana, también aprendieron el latín, que era el idioma de las leyes o lengua ofi-

cial.

La mayoría de los primeros cristianos ya conocían tres idiomas. Los más educa-

dos hablaban el hebreo, el griego y el latín. Dado que el griego era de lejos el más

expresivo de los tres, mucho más que el hebreo o el latín, emplearon ese idioma

para escribir el Nuevo Testamento.

La lengua vernácula o del hombre común de la región de Israel en aquella época

era el arameo. Es posible que Jesús también hablara dicho idioma.

Redacción de la Biblia; división en capítulos y versículos

Originalmente, la Biblia no se escribió en capítulos ni versículos. Es más, en los

manuscritos o rollos originales no incluyeron las vocales ni separaron las pala-

bras. No existían espacios entre las palabras ni puntuación. La redacción era toda

seguida, sin pausas ni interrupciones; así de simple.

Los escribas redactaban y copiaban las Escrituras. Se trataba de una tarea muy

técnica, que era revisada una y otra vez por otras personas para verificar que las

copias estuvieran reproducidas con toda exactitud, hasta la jota y la tilde.

¿Saben de dónde proviene esa expresión, «la jota y la tilde»? Es parte del alfabe-

to hebreo. La jota viene de la palabra hebrea jod, que no era más que un pequeño

apóstrofo, aunque en realidad se trata de una letra hebrea parecida a una y. Des-

pués de esa, la tilde era la segunda más pequeña de las letras del alfabeto hebreo.

¿Se pueden imaginar cómo se vería ese texto sin espacios entre las palabras, sin

puntuación y sin vocales? Los eruditos se lo aprendían de memoria y comprend-

ían lo que decía.

¿Qué significa esto?

Prqdtmnrmdlmndqdshjngnt

(Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito.)

La Biblia no se dividió en capítulos y versículos hasta el siglo XIII, aunque sin

duda viene bien tenerla dividida así pues facilita mucho la búsqueda de ciertos

pasajes. En los días de los apóstoles o en la época del Antiguo Testamento, el

único punto de referencia que tenían era decir que algún pasaje se encontraba en

los escritos de David o de Isaías, o en este libro o aquel. A partir de ahí, el intere-

sado tenía que ponerse a buscarlo.

La Biblia entera o porciones de ella se han traducido aproximadamente a 2.233

idiomas, con lo cual su mensaje ha llegado a alrededor del 98% de la población

mundial. La historia de cómo se compuso la Biblia y cómo fue traducida al espa-

ñol y a otros idiomas es fascinante, pero ahora mismo no tenemos tiempo de

ahondar más en ese tema.


TERCER TRAMO: HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS CONFIRMAN LA

VERACIDAD DE LA BIBLIA.

Ahora nos tomaremos un rato para echar un vistazo a algunos de los hallazgos

arqueológicos que demuestran la veracidad de la Biblia. Los principales factores

por los que sabemos que la Biblia es la auténtica Palabra de Dios son el hecho de

que da resultado y de que conocemos al Autor. Aun sin las pruebas proporciona-

das por la arqueología, sabemos que es veraz. Por otro lado, los hallazgos arque-

ológicos nos edifican la fe. La ciencia y los artefactos de la arqueología

confirman lo que dice la Escritura; lejos de rebatirlo, demuestran su veracidad

una y otra vez.

Nelson Glueck, el afamado arqueólogo judío, escribió: «Puede afirmarse ca-

tegóricamente que no hay ningún descubrimiento arqueológico que haya refutado

alguna referencia bíblica».

El Dr. W. F. Albright (1891-1971), célebre arqueólogo y estudioso de la Biblia,

además de autor de más de 800 publicaciones, escribió: «Un descubrimiento tras

otro han establecido con certeza innumerables detalles y otorgado cada vez mayor

autoridad a la Biblia como registro histórico».

El descubrimiento de Babilonia

Aunque las ruinas de Babilonia fueron ya descubiertas, durante mucho tiempo ni

siquiera se sabía dónde estaba situada la ciudad. Algunos detractores de la Biblia ale-

gaban que al no haberse encontrado las ruinas de Babilonia, habiendo sido ésta una

ciudad tan fastuosa, etc., demostraba la falsedad de la Biblia. Sin embargo, a la post-

re, las ruinas sí se hallaron.

Detalles:

BABILONIA, la más grande metrópoli del mundo antiguo, se construyó ma-

yormente a instancias de Hammurabi (1728-1686 a. de C.) y Nabucodonosor II

(604-562 a. de C.). Después de la muerte de Nabucodonosor comenzó a decaer

hasta que fue destruida por los partos Arsácidas. Los arqueólogos exploraron las

ruinas de la ciudad, situada a ambas riberas del río.

Los hallazgos de Babilonia fueron nada menos que fenomenales. Entre los

más importantes, se encontraron unas 300 tabletas con caracteres cuneiformes

relacionados mayormente con la distribución de aceite y cebada entre los cauti-

vos y los obreros especializados de muchas naciones que vivían en Babilonia y

sus alrededores entre el 595 y el 570 a. de C. Entre ellos se menciona a Yow-

keen (Joacim) rey de la tierra de Yehud (Judá) y sus cinco hijos, que estaban en

manos de Kenías, su asistente.

Para entender la importancia de ese dato: En el tercer año de Joacim, el déci-

mo octavo rey de Judá (605 a. de C.) habiendo vencido Nabucodonosor a los

egipcios en Carquemís, avanzó hacia Jerusalén con un poderoso ejército. Al ca-

bo de un breve sitio tomó la ciudad y se llevó los utensilios del santuario a Babi-


lonia, donde los consagró en el templo de Belus. También se llevó cautivos, en-

tre ellos, al rey Joacim.

2 Reyes 24:1. En su tiempo subió en campaña Nabucodonosor rey de Babilo-

nia. Joacim vino a ser su siervo por tres años, pero luego volvió y se rebeló con-

tra él.

2 Crónicas 36:6-7. (6) Subió contra él Nabucodonosor rey de Babilonia, y lo

llevó a Babilonia atado con cadenas. (7) También llevó Nabucodonosor a Babi-

lonia de los utensilios de la casa del SEÑOR y los puso en su templo en Babilo-

nia.

Los reyes de la antigüedad

Un obelisco (pilar de piedra con cúspide de forma piramidal) hallado en Cala, a

orillas de río Tigris, fue erigido por Salmanaser III. El mismo menciona por nom-

bre a un rey de Siria y a un rey de Israel que también aparecen en la Biblia.

Detalles:

Cala, actualmente llamado Nimrud, está situado a unos 32 km al sur de Níni-

ve, sobre la ribera occidental del río Tigris. Según el versículo 11 del capítulo 10

del Génesis, fue construida por Asur:

Génesis 10:11. De esta tierra salió para Asiria, y edificó Nínive, Rehobot, Ca-

la.

Sir Layard descubrió que las ruinas de los muros de la antigua ciudad medían

2.100 m por 1.650 m. Dentro de los mismos halló las ruinas de los palacios per-

tenecientes a tres reyes: Asur-nasil-pal (885-860 a. de C.) Salmanaser III (860-

825 a. de C.), y Esarhadón (680-689 a. de C.), junto con muchas esculturas mu-

rales.

Las más interesantes de estas esculturas son una serie que retrata las victorias

de Tiglath-pileser III, Pul de II Reyes 15:19. Esas figuras muestran de modo

gráfico la evacuación de una ciudad, operaciones militares relacionadas con un

sitio y el duro trato infligido a los prisioneros.

El más importante de todos los hallazgos fue el Obelisco Negro, que había si-

do construido por Salmanaser III en el edificio central. Se trata de un monumen-

to imponente de 1.95 m de alto hecho de mármol negro. Y con la cúspide

afilada. Cuenta con veinte pequeños bajorrelieves —cuatro de cada lado— en

los que aparecen autoridades de cinco países diferentes pagándole tributo al rey.

Arriba, debajo y entremedio de los bajorrelieves, hay 210 líneas de inscripciones

cuneiformes que relatan los logros del monarca en la guerra y en la paz durante

los treinta y un años de su reinado.

Entre otros individuos menciona a Hazael de Damasco y a Jehú de Israel.

1 Reyes19:15-17. Y le dijo el SEÑOR: «Ve, vuélvete por tu camino, por el de-

sierto de Damasco; y llegarás, y ungirás a Hazael por rey de Siria. A Jehú hijo

de Nimsi ungirás por rey sobre Israel; y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola,

ungirás para que sea profeta en tu lugar. Y el que escapare de la espada de


Hazael, Jehú lo matará; y el que escapare de la espada de Jehú, Eliseo lo ma-

tará».

En el obelisco, Salmanaser dice:

En el décimo octavo año de mi reinado crucé el Éufrates por décimo sexta

vez. Hazael de Damasco puso su confianza en su gran ejército y reunió sus tro-

pas en grandes números, haciendo del Monte Senir (sa-ni-ru), frente al Líbano,

su fortaleza. Combatí contra él y le infligí una gran derrota. Maté a 16.000 de

sus experimentados soldados. Me llevé 1121 carros, 470 caballos de monta, así

como también su campamento. Él se ocultó para salvar la vida, pero lo perseguí

hasta Damasco, en su residencia real. Allí destruí sus jardines en las afueras de

la ciudad y partí. Marché hasta el monte Hauran destruyendo, asolando y que-

mando numerosas aldeas y llevándome de ellas botín en número incontable.

Luego marché hasta los montes de Ba'lira'si, a la orilla del mar y erigí un mo-

nolito con mi imagen de rey. En ese tiempo recibí el tributo de los habitantes de

Tiro, Sideón, y de Jehú, hijo de Omri.

Luego sigue el pasaje que despierta aún más interés al estudioso de la Biblia.

Reza así:

El tributo de Jehú, hijo de Omri: Recibí de él plata, oro, un plato hondo de

oro, una vasija de oro con la parte inferior en punta, copas de oro, barras de

plomo, cetros para la mano del rey, y jabalinas recibí.

Jehú aparece de rodillas ante Salmanaser. El monarca asirio está acompañado

por dos asistentes (uno de los cuales sostiene un parasol sobre él) y se muestra

orgulloso. En la zona superior se ven los signos de Asur y de Istar. Jehú, rey de

Israel luce una barba corta y redondeada, una gorra de cuero lisa, y una chaqueta

sin mangas, que el distintivo de prisionero. Detrás de él viene varios israelitas

vestidos en largas túnicas y llevando metales preciosos y otros tributos. Ese es el

único bajorrelieve esculpido que existe hoy en día de un rey israelita.

Los rollos del Mar Muerto

«Los rollos del Mar Muerto» es el nombre que se dio a una colección de manuscri-

tos (y fragmentos de manuscritos) antiguos redactados en hebreo, arameo y griego,

hallados en varias cavernas de los áridos cerros del desierto judío, al oeste del Mar

Muerto. Más de un tercio de los mismos son copias del Antiguo Testamento, que da-

tan de por lo menos 1.000 años antes que los manuscritos del mismo que hasta enton-

ces se conocían.

Los frascos que se hallaron en la región del Mar Muerto, que contenían partes del

Libro de Isaías y estaban sellados con arcilla, se habían preservado durante 2.000

años.

Dios se ocupó de que quedaran intactos, porque desacreditaron a los más vehemen-

tes de los críticos de Isaías, quienes afirmaban que las profecías del libro de Isaías

eran tan precisas y se habían cumplido con tanta exactitud, que debió haber sido es-

crito por dos autores en diferentes momentos históricos. Alegaban que los pasajes

proféticos de Isaías debió de haberlos escrito otro Isaías mucho tiempo después del


primer Isaías. Sin embargo, se hallaron los rollos originales de los escritos de Isaías,

que datan de mucho antes que las profecías se cumplieran. De modo que ahora no

puede negarse que Isaías los escribió y que fueron profecías auténticas.

Aunque las dos copias de Isaías descubiertas en la cueva 1 de Qumran cerca del

Mar Muerto eran mil años más antiguas que el manuscrito de más larga data conoci-

do hasta entonces (980 d. de C.), en un 95% del texto resultaron ser idénticos palabra

por palabra a la versión de la Biblia hebrea. El 5% de las variaciones consisten prin-

cipalmente en evidentes errores caligráficos y variaciones ortográficas.

Detalles:

El descubrimiento de los rollos comenzó en la primavera de 1947 cuando a un

pastorcillo árabe se le perdió una de sus cabras. Mientras la buscaba en uno de

los profundos valles, arrojó una piedra a una cueva en la ladera de una colina y

oyó un ruido como de cerámica que se rompía. Llamó a su compañero y los dos

entraron en la gruta. Allí encontraron varias vasijas de cerámica cuyas dimen-

siones oscilaban entre los 50 y 60 cm de alto y los 25 cm de ancho. En las mis-

mas hallaron varios objetos que parecían unas momias en miniatura, pero que en

realidad eran rollos de cuero envueltos en lino y cubiertos con una sustancia pa-

recida a la brea, que probablemente haya provenido del Mar Muerto. Con la va-

ga idea de que posiblemente habían descubierto antigüedades que tal vez les

reportarían alguna remuneración, dividieron los rollos y emprendieron camino

de Belén, donde acudieron a un anticuario al que se los ofrecieron por 20 libras.

Éste no aceptó. En vista de ello se dirigieron a Jerusalén, donde al cabo de se-

manas de negociaciones, vendieron cuatro de los rollos al arzobispo Athanasius

Samuel del Monasterio Ortodoxo Sirio de San Marcos, y tres a E. L. Sukenik,

profesor de arqueología de la Universidad Hebrea de Jerusalén. El arzobispo

Samuel enseñó sus rollos a varios funcionarios, quienes se mostraron poco con-

vencidos de su contenido y valor. Finalmente se los llevaron al Dr. John C. Tre-

ver, director interino del American School of Oriental Research (Jerusalén),

quien fotografió y estudió varios de ellos y luego envió copias al Dr. W. F. Al-

bright, de la Universidad John Hopkins. Este reconocido académico estableció

provisionalmente su autoría alrededor de 100 a. de C. Y afirmó que se trataba de

un hallazgo asombroso.

Los pastores árabes revelaron el sitio de la cueva donde habían encontrado los

rollos, pero el estallido de la guerra entre árabes y judíos tornó imposible la in-

vestigación científica hasta febrero de 1949, cuando el Dr. Laukester Harding

del Jordan Department of Antiquities, y Pere R. de Vaux de la Dominican Bible

School de Jerusalén, excavaron cuidadosamente el nivel del suelo de la misma.

En espacio de tres semanas encontraron unos 800 fragmentos de rollos pertene-

cientes a unos setenta y cinco rollos de cuero, unos cuantos fragmentos de papi-

ro, trozos de lino en que habían estado envueltos, lámparas romanas y trozos de

jarras y tiestos de unas cincuenta vasijas.

Según parece, unos 200 rollos se habían ocultado en la cueva. Se cree que

Orígenes —uno de los dirigentes de la iglesia de Alejandría que vivió durante el

siglo III— utilizó ciertos manuscritos que halló en una vasija cerca de Jericó.

Además, Timotheus, Patriarca de Bagdad, escribió una carta a Sergius, arzobis-

po de Elam, alrededor del 800 d. de C., en la que afirmaba que cierta persona de


Jerusalén le había contado acerca de un perro de un cazador árabe que entró en

la cueva cerca de Jericó. Al ver que el animal no regresaba, su amó fue tras él y

se encontró en una pequeña casa excavada en la roca en la que descubrió nume-

rosos manuscritos. Informó del hallazgo a varios académicos judíos de Jeru-

salén, quienes se trasladaron a la cueva y retiraron muchos de los rollos, los

cuales afirmaron que eran libros del Antiguo Testamento y otras obras hebreas.

En 1952 se exploraron treinta y siete cuevas del Qumran, en las que se halla-

ron vasijas; pero en 11 de ellas también se encontraron manuscritos, en gran o

pequeño número. La Cueva II arrojó fragmentos bíblicos y apócrifos, entre los

cuales se encontró una porción de Libro de los Jubileos y un documento en ara-

meo que describe la Nueva Jerusalén. En la Cueva III había 274 porciones de

manuscritos y dos rollos de cobre que originariamente estaban hechos de tres ti-

ras de cobre unidas por remaches, que medían casi 2,40 m de largo. Sin embar-

go, en la Cueva IV se hallaron más de 400 manuscritos y unos 100.000

fragmentos de variado tamaño, algunos tan pequeños como un pulgar, otros del

tamaño de un folio oficio. En total, en las once cuevas se encontraron los restos

de más de 500 manuscritos o porciones de los mismos, y muchos miles de frag-

mentos. Aproximadamente un tercio de los manuscritos corresponden a libros de

Antiguo Testamento. Los demás son comentarios sobre ciertos libros veterotes-

tamentarios, libros apócrifos, himnos y salmos, liturgias, obras teológicas y es-

critos relacionados con las gentes que vivían en Qumran y escribieron los rollos.

Entre ellos figuran manuscritos de todos los libros del Antiguo Testamento a ex-

cepción de Ester. A juzgar por el número de copias hallado de cada uno, los más

populares eran Isaías, los Salmos, Deuteronomio y Génesis. Los mismos fueron

escritos en rollos de cuero cuidadosamente lineados para guiar a los escribas.

Unos pocos fueron escritos en papiro y uno en cobre.

Algunos de los más importantes y mejor preservados de todos aquellos ma-

nuscritos fueron:

El rollo de Isaías, al que se conoce como el Rollo de Isaías de San Marcos,

que fue escrito en diecisiete hojas de pergamino cosidas por las puntas, las cua-

les componían un rollo de 7,5 m de largo y 25,4 cm de alto. Es el más grande y

mejor preservado de todos los rollos y fue escrito en la primera forma de la letra

cuadrada, que según el Dr. Albright la sitúa en el siglo II a. de C. En vista de

eso, se trata del manuscrito de un libro bíblico completo en hebreo más antiguo

de que se tenga conocimiento, y concuerda en todo con los textos hebreos tradi-

cionales que se usaron en la traducción de la versión Reina-Valera de nuestra

Biblia.

Los hallazgos de Kirbet Mird: En 1950 miembros de la tribu beduina Ta-

'amireh encontraron manuscritos de gran interés en Kirbet Mird, la ruina de un

monasterio cristiano en la cima de un pico cónico a poco más de 3 km al noreste

de Mar Saba. Una expedición belga exploró el lugar en febrero y marzo de 1953.

Entre dichos descubrimientos, se encontraron fragmentos de papiro de cartas

privadas en árabe, un fragmento del Andrómaco de Eurípides y una cantidad de

textos bíblicos de los libros en griego y siríaco. Entre los textos griegos hay

fragmentos de los libros de Marcos, Juan y Hechos. Entre los escritos en siríaco,

se encuentran fragmentos de Josué, Lucas, Juan, Hechos y Colosenses. Todos

datan de los siglos VII y VIII de nuestra era cristiana.


12 Piedras Fundamentales – Suplemento de apuntes para la clase 6A

El libro sagrado

Nociones de la Biblia, 1ª parte

Objetivo: ¡Familiarizarse con la Biblia!

Versículos clave

2 Timoteo 2:15. Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la Palabra de verdad.

2 Timoteo 3:16. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia.

Mateo 24:35. El cielo y la tierra pasarán, pero Mis palabras no pasarán.

Lecturas recomendadas de la Biblia

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Otras lecturas recomendadas

Claves para descubrir la verdad: Fundamentos (libro de Aurora)

PLEGARIA Y ALABANZA: «GRACIAS POR ESTAR SIEMPRE A MI LADO»

Jesús, te agradezco que siempre estés a mi lado. Toda mi vida, todos los días, siempre

has estado aquí, teniéndome de la mano. Te amo por eso. Saber que estás siempre

presente me da una enorme sensación de seguridad.

Sé que a veces me solté. Me alejé y caminé en soledad. Me arrepiento de haber obra-

do así. Pero me encanta que siempre vienes por mí, me tomas de la mano y te aferras

a ella. Nunca me sueltas. Nunca me abandonas.

No solo me sostienes de la mano, sino que me hablas, me amas y me guías. Por eso te

amo. Agradezco que siempre estés cerca, Jesús. Gracias por recordarme que no tengo

nada que temer, que siempre estás pegadito a mí, velando por mí. Te amo. No dejes

de estar junto a mí, Jesús.


MEDITACIÓN: MENSAJE DE JESÚS: «NUNCA SE ME ACABARÁN LOS

RECURSOS»

Desde el albor de los tiempos, el sol ha salido y se ha puesto todos los días. ¿Se ima-

ginan cuántos amaneceres y atardeceres diferentes he retratado desde el principio de

los tiempos? Sin embargo, nunca ha habido dos atardeceres exactamente iguales en el

mundo ni los habrá jamás. Nunca se me acabarán las increíbles combinaciones

cromáticas ni las texturas espectaculares.

Y así como nunca me quedaré sin atardeceres, tampoco se me acabarán las cosas que

decirles. A medida que aprendan a escucharme, descubrirán que tengo una reserva

ilimitada de imágenes verbales y visiones de las que escoger; y siempre me quedará

algo que enseñarles. Nunca habrá un momento en que no tendré ideas nuevas que

comunicarles o cosas interesantes que explicarles si me lo piden.

Dado que Mis Palabras son espíritu y provienen de un mundo que no tiene fin, son

como Yo —eternas—, como arroyos que nunca se secan. Son mágicas, como los

atardeceres. Siempre tendré más que darles: más respuestas asombrosas, más solu-

ciones sencillas y toda la asistencia celestial que puedan necesitar. Tampoco se me

acabará nunca el amor que siento por ustedes. Es más, ninguno de Mis recursos to-

cará jamás a su fin. Así que, a medida que estrechen su relación conmigo y me den

mayor cabida en su vida, será como llenarse de un océano de amor que nunca se se-

cará.

<Reflexión> ¿Estás llegando a conocer mejor al Señor pasando tiempo con Él cada

día, leyendo Su Palabra, escuchando Su voz y alabándolo?

CONOCIMIENTOS DE LA BIBLIA: EL LIBRO DE LOS HECHOS

Se cree que fue Lucas quien escribió el Libro de los Hechos de los Apóstoles, el cual

en cierto sentido es una continuación del Evangelio de Lucas. Este libro narra la his-

toria de la iglesia después de la ascensión de Cristo. La misma comienza con el día de

Pentecostés (33 d. de C.) y termina con el primer encarcelamiento de Pablo (63 ó 64

d. de C.). El autor relata las circunstancias que rodearon la ascensión y luego hace un

registro de los principales hechos relacionados con la difusión y los triunfos del

Evangelio en el mundo durante un período de unos treinta años.

El contenido del libro se encuentra resumido en el versículo 1:8: «Recibiréis poder,

cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos».

Este contenido puede dividirse en tres partes:

Los capítulos 1-12 describen los primeros 12 años de la iglesia cristiana. Contiene la

historia de la fundación y extensión de la iglesia entre los judíos gracias a la iniciativa

de Pedro. También describe la conversión de Pablo.

Los capítulos 13-21: Los viajes misioneros de Pablo, que narran la fundación y ex-

tensión de la iglesia entre los gentiles.

Los capítulos 21-28: Pablo en Roma y los acontecimientos que lo llevan allí.

El Libro de los Hechos es importante no solo como archivo histórico, sino más aún

por el ejemplo que deja para la auténtica iglesia de Dios. Se trata de un modelo de ac-

ción basado en la dependencia del Espíritu Santo, cómo organizarse, cómo extenderse

para divulgar el Evangelio. También da cuenta de ejemplos vivientes de cómo reac-


cionar ante la persecución, la relación que debemos mantener con las autoridades ci-

viles y mucho más.

Naturalmente, hoy en día vivimos en una época diferente y es menester preguntar al

Señor exactamente cómo conducirnos en nuestro ámbito y circunstancias actuales.

Pero los principios básicos aún son válidos y por eso es que es un libro tan importan-

te.


Suplemento

CIRO: EL REY VATICINADO

Casi ciento sesenta años antes de que ni siquiera naciese el rey Ciro, Dios le de-

claró al profeta Isaías que levantaría a este hombre, su pastor, para reconstruir la ciu-

dad, aunque en los tiempos de Isaías, Jerusalén estaba prosperando y no sería

destruida hasta 100 años después por Nabucodonosor, rey de Babilonia.

La profecía del Señor comienza en

Isaías 44:28: ―Yo soy el que dice de Ciro: “Es mi pastor y cumplirá todo lo que yo

quiero, al decir a Jerusalén: ‘Serás edificada’, y al Templo: ‘Serán puestos tus

cimientos’‖

Según Heródoto, Astiages tuvo un sueño acerca de su nieto Ciro, hijo de Mandane

y Cambises I. Astiages tomó este sueño como una diabólica profecía, así que ordenó

a su cortesano Harpago asesinar al joven Ciro. Harpago, temiendo manchar su

nombre con este infanticidio, secretamente delegó el encargo a un pastor llamado

Mitradates. Pero éste, habiendo perdido recientemente a su propio hijo, decidió

quedárselo como suyo. Para ello vistió a su verdadero hijo muerto con los ropajes

del príncipe y expuso el cuerpo a las fieras del bosque tal y como se le había ordena-

do hacer con el joven Ciro. El ardid funcionó y Ciro se crió con el pastor.

Pero cuando el joven alcanzó los diez años de edad, se hizo ya evidente que no era el

hijo de un pastor. Su comportamiento era demasiado noble, según Heródoto. Por una

casualidad Astiages pudo entrevistarse con el niño, e inmediatamente sospechó lo

que podía haber pasado al darse cuenta que el supuesto hijo de pastor se parecía a

él mismo. Ordenó a Harpago relatar lo que había sucedido realmente, el cual con-

fesó que no había matado al nieto del rey a pesar de que se le había ordenado hacer-

lo. Ciro recibió un trato favorable y hasta le fue permitido volver con sus verdaderos

padres. … Cuando Ciro había alcanzado ya cierta edad…Ciro organizó una alianza

de diez tribus persas y se rebeló…los medos se alinearon con los persas. El ejército

unificado marchó a la capital Ecbatana y tomó a Astiages, quien fue hecho preso por

ellos.

(Cortesía de http://es.wikipedia.org/wiki/Astiages)

El siguiente es un relato del Rey Ciro, que se encontró inscrito en un barril de arcilla,

que actualmente se encuentra a la vista del público en el Museo Británico. Menciona

de qué modo conquistó Babilonia:

―Ciro …marchó en contra de Babilonia. A poca distancia de la muralla de la ciudad,

le estaba esperando el ejército babilónico. Se produjo entonces una batalla, en la que

el rey persa derrotó a los babilonios, retirándose a continuación a su fortaleza, en la

que se encerraron, burlándose de su sitio, porque se habían preparado contra su

http://es.wikipedia.org/wiki/Harpago_(general)

http://es.wikipedia.org/wiki/Ecbatana

http://es.wikipedia.org/wiki/Astiages


ataque almacenando alimentos dentro de la ciudad, que habrían de durar muchos

años... En aquellos momentos Ciro no supo qué hacer, porque habían transcurrido

muchos días durante los cuales se produjo poco progreso en la conquista de la ciu-

dad. Por último, puso en acción un plan: él y su ejército se retiraron y desviaron el

Eufrates por medio de un canal en el antiguo lecho del río, que se había convertido

entonces en un pantano. El nivel del río comenzó a descender a tal nivel que hacía

posible cruzarlo. En ese momento, el ejército persa, que había quedado atrás en Ba-

bilonia, se introdujo en el arroyo, cuyo nivel llegaba a la mitad de la pantorrilla de

los hombres y marcharon hasta la ciudad...el ataque fue por sorpresa y pudieron

capturar la ciudad.

Los ciudadanos que se encontraban en la parte del centro de la ciudad …se hallaban

inmersos en una fiesta, bailando y divirtiéndose.” Todo ello mientras Belsasar, su

príncipe, estaba celebrando lo que resultaría ser su última fiesta, tal y como dice el

capítulo 5 de Daniel, cumpliéndose entonces la profecía en

Isaías 44:27: ―Yo soy el que dice a las profundidades: “¡Secaos! ¡Yo haré secar tus

ríos!‖

E Isaías 45:1-2 que dice: ―Así dice el Señor a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por

su mano derecha para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para

abrir puertas delante de él, puertas que no se cerrarán. Yo iré delante de ti y endere-

zaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce y haré pedazos cerrojos de

hierro.‖

(Cortesía de http://www.biblehistory.net/es/Rey_Ciro.pdf)

Prueba arqueológica: El decreto fue hallado «en Acmeta, palacio situado en la pro-

vincia de Media» (Esdras 6:2).

Se trata de una crónica redactada poco después que Ciro conquistara Babilonia. Rela-

ta la historia del reino de Nabónidas (Nabunahid) —padre de Belsasar y corregente

con el que fue el último rey de Babilonia— y de la caída de su imperio.

En 538 a. de C. hubo una revuelta en el sur de Babilonia, mientras el ejército de Ciro

traspasaba sus fronteras desde el norte. …Ciro asumió el título de «rey de Babilonia»,

afirmó ser descendiente de los antiguos monarcas y aportó valiosas ofrendas a los

templos. A la vez permitió regresar a sus tierras natales a los pueblos extranjeros que

habían sido deportados a Babilonia y llevarse consigo las imágenes de sus dioses. En-

tre esos pueblos figuraban los judíos, quienes, por carecer de imágenes, se llevaron

consigo las vasijas sagradas del templo.

OTRAS PRUEBAS ARQUEOLÓGICAS

El rey David

El rey David es una de las figuras clave del Antiguo Testamento. Aunque se conside-

ra probable que haya sido el más grande de los reyes de Israel, su existencia se ha vis-

to rodeada por un aura de misterio: A excepción de las páginas de la Biblia, no se

había encontrado ninguna referencia al rey David ni a su dinastía.

http://www.biblehistory.net/es/Rey_Ciro.pdf


Eso cambió en la década del 90, cuando los arqueólogos realizaron un admirable des-

cubrimiento.

Hallaron un fragmento de piedra con una inscripción de texto antiguo que hacía refe-

rencia a «la Casa de David», frase que se empleó para referirse a la dinastía fundada

por el rey David. Según parece, la piedra formaba parte de un monumento de victoria

erigido por un rey sirio hace casi 3.000 años, después de una batalla que se describe

en el primer libro de Reyes.

Una vez más, la arqueología confirma lo documentado en la Biblia.

Pablo predicó en Chipre

Arqueólogos italianos afirman haber encontrado en la isla de Chipre una inscripción

en mármol que sustenta el recuento bíblico de que Pablo predicó allí. Los estudiosos

de la Universidad de Catania dijeron que había hallado fragmentos en una excavación

en el pueblo de Paphos en los que se leía la inscripción Apostolou Paulou. Los frag-

mentos se hallaron cerca de un templo dedicado al dios griego Apolo, comentó a la

prensa el director del equipo, profesor Filippo Giudice. «Ese mármol se hizo para

conmemorar la presencia del santo aquí —afirmó Giudice—. Hay otro mármol pare-

cido a este en las catacumbas del Vaticano». Hechos 13:4-6 relata la visita de Pablo y

Bernabé a Chipre y su viaje hasta Paphos.

Datos suplementarios: Véase el Apéndice de Para entender la Palabra de Dios

(librito de la serie Actívate), donde se encontrará más información histórica, así

como los detalles de más de 60 profecías bíblicas ya cumplidas.


PRUEBA DE LA CLASE 6A, «NOCIONES DE LA BIBLIA: EL LIBRO SAGRADO», DE LAS 12

PIEDRAS FUNDAMENTALES

NOMBRE: FECHA:

Da un motivo por el que deseas estudiar la Biblia.

1. ¿Qué dice 2 Timoteo 3:16?

3. Explica brevemente algunas diferencias entre el Antiguo y el Nuevo Testa-

mento; por ejemplo, el idioma y fecha en que se escribieron:

4 ¿Por qué viene bien conocer las generalidades de la historia del pueblo de

Dios, tal como se relata en el Antiguo Testamento? (Pista: 1 Corintios 10:11)

5. Nombra 4 de los profetas del Antiguo Testamento:

6. ¿Qué profeta del Antiguo Testamento tuvo numerosas visiones del Tiempo

del Fin, particularmente del período previo al regreso de Jesús?

7. ¿Cuáles de los libros del Antiguo Testamento son históricos?

8. ¿Qué libro del Nuevo Testamento es profético?

9. ¿Quién escribió la mayoría de las epístolas del Nuevo Testamento?

10. La Biblia en hebreo original se escribió sin vocales y sin puntuación. A ver

si puedes de ducir cuál es el siguiente versículo lfsprlrlrprlplbrdDs (Pista:

Tiene que ver con el hecho de que la fe proviene de la Palabra).

¿HUBO ALGO DE LA CLASE QUE NO HAYAS ENTENDIDO O QUE TE SUSCITA

INTERROGANTES? SI ES ASÍ, EXPLÍCALO BREVEMENTE A TU GUÍA.

12pf clase 06a: el libro sagrado

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