Antologa de Ciencia Ficcin

2099Edicin de Miguel ngel de Rus y Flix Daz Gonzlez

Ray BradburyArthur C. Clarke

Philip K. DickStephen Baxter

Eduardo VaquerizoKir Bulychiov

Carlos Siz CidonchaAleksandr Beliaev

Edward Page Mitchell58 autores de primera fila

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En esta antologa, Ediciones Irreverentes ha reunido a grandsimos clsicosde la ciencia ficcin, como Ray Bradbury, Philip K. Dick, Arthur C. Clarke,Stephen Baxter, Aleksandr Beliaev, Kir Bulychiov, Jules Verne y EdwardPage Mitchell, junto a destacados autores de la ciencia ficcin actual,como Eduardo Vaquerizo, Erick Mota, Carlos Siz Cidoncha o Flix DazGonzlez e importantes escritores contemporneos de Espaa e Hispano-amrica.

58 autores de 14 pases (Estados Unidos, Francia, Rusia, Inglaterra, Argen-tina, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Espaa, Honduras, Mxico, Uruguay yVenezuela) se han reunido en 2099, la gran antologa de relatos de cienciaficcin que Ediciones Irreverentes publica como nmero 100 de su Coleccinde Narrativa.

El lector encontrar textos de ciencia ficcin clsica, de la edad deoro, textos distpicos o anti-utpicos, ucronas, la nueva ola del comienzode los aos 70, relatos cyberpunk, diesel punk, postcyberpunk, steampunk,ciencia ficcin centrada en el impacto de grandes avances de la biotecno-loga, paralelismos entre la realidad actual y futuros mundos posibles, cien-cia ficcin dura, en la que los elementos cientficos y tcnicos estntratados con el mximo rigor, incluso cuando stos entran dentro de lapura especulacin, y, como era de esperar, relatos negros acerca delfuturo de la humanidad, de las sociedades hiperindustrializadas y enfranca decadencia.

Ediciones Irreverentes ha titulado esta antologa 2099 en homenajea 2001, una odisea del espacio; es de esperar que a finales del S.XXI alguienlea este libro con el placer de descubrir las esperanzas de los autores denuestra poca, las previsiones, los temores, incluso los errores. Pero estosltimos slo el tiempo podr decir si han sido errores nuestros o erroresde ellos.

Justo antes de entrar 2099 en imprenta, el 5 de junio del 2012,Ray Bradbury nos dej. Por ello, Ediciones Irreverentes considera esta an-tologa un modesto homenaje a uno de los autores ms importantes denuestra poca.

www.edicionesirreverentes.com

AUTORES DE 2099

58 destacados escritores de 14 pases(EEUU, Inglaterra, Rusia, Espaa, Cuba, Brasil,Mxico, Chile, Colombia, Francia, Venezuela,Uruguay, Argentina y Honduras) participan en 2099:

Ray Bradbury, Philip K. Dick,Arthur C. Clarke, Kir Bulychiov,Aleksandr Beliaev, Edward Page Mitchell, Jules Verne, Carlos Siz Cidoncha,Eduardo Vaquerizo, Nelson Verstegui,Manuel Villa-Mabela, Mar Cueto,Pablo Vzquez, Jess Ybenes Montemayor,Francisco Javier Illn Vivas,Santiago Bergantinhos, Joaqun Llorns,Francisco Jos Segovia Ramos,Javier Fernndez Jimnez, Flix Daz,Salvador Robles, Susana Corcuera,Elena Marqus, Juanje Lopez,Javier Martos, Pedro Pujante,Marisa Alemany, Francisco Javier Masegosa,Eduardo Higueras, Jorge Majfud,Julio Rueda, Pedro Lpez Manzano,Alberto Chimal, Joan Llensa,Ana Mara Shua, Pedro Amors,Jos G. Cordoni, Francisco Legaz,Andrs Fornells, Vctor Brquez,Jos Luis Ordez, Kalton Harold Bruhl,Sergio Gaut vel Hartman,Isaac Belmar, Joseba Iturrate, Jos Ramn Fernndez, Jos Isbert,Teresa Galeote, Rubn Serrano,Erick Mota, Stephen Baxter,David Navarro, Luca del Mar Prez,Ana M Coelho, Ral Hernndez Garrido,Isabel Lizarraga Vizcarra, Juan Vivancos Antny Miguel ngel de Rus.

La edicin literaria de esta Antologa de CienciaFiccin ha corrido a cargo de Miguel ngel de Rusy Flix Daz Gonzlez.

EdicionesIrreverentes

EdicionesIrreverentes

EdicionesIrreverentes

COLECCIN DE NARRATIVAMiguel ngel de Rus Europa se hundeAna Mara Matute En el trenAugusto Monterroso Amores que matanMiguel ngel de Rus MalditosFernando Savater Episodios PasionalesMario Benedetti Del amor y del exilioFernando Savater El dialecto de la vidaFrancisco Nieva Manuscrito encontrado

en ZaragozaRamn de Espaa La vida mataFrancisco Umbral Carta abierta a una

chica progrePo Baroja SusanaMarcel Proust La raza de los malditosFrancisco Nieva La mutacin del primo

mentirosoHenryk Sienkiewicz LilianaMiguel ngel de Rus Bsle, mi sangre, mi almaFernando Savater ltimo desembarcoHoracio Vzquez Rial La isla intilAntonio Gmez Rufo El seor de CheshireMiguel ngel de Rus Donde no llegan

los sueosManuel Corts Blanco Mi planeta de chocolateChejov, Saki, Lovecraft y otros 250 aos de terrorAntologa El sabor de tu pielConan Doyle, Bierce,Wilkie Collins y otros Antologa del relato

negro IIJoaqun Leguina Historias de la calle CdizLuis Mateo Dez, Savater,Mara Zaragoza y otros Microantologa del

Microrrelato IIEduardo Galeano,Jorge Majfud y otros Hiroshima, TrumanLourdes Ortiz Ojos de gatoJardiel Poncela, Mihura y otros El hombre que se re

de todoCristina Fallars, Carlos Salem,Guillermo Orsi y otros Asesinatos profilcticosSusana Corcuera A machetazosAntonio Lpez Alonso El cuadro, el ciego

y la corredoraManuel Corts Blanco Siete paraguas al solJack London La huelga generalSantiago Garca Tirado La balada de Eleanora

Aguirre2099 Ray Bradbury, Arthur C.

Clarke, Philip K. Dick, etc

Antologa de Ciencia Ficcin

2099Edicin literaria de Miguel ngel de Rus y de Flix Daz Gonzlez

Coleccin de Narrativa, 100Ediciones Irreverentes

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Todos los derechos reservados. Prohibida la reproduccin total o parcial de esta obra porcualquier procedimiento y el almacenamiento o transmisin de la totalidad o parte de sucontenido por cualquier mtodo, salvo permiso expreso del editor.

De sus respectivas obras Ray Bradbury por acuerdo con Don Congdon Associates, Miguelngel de Rus, Arthur C. Clarke con autorizacin de La Factora de Ideas, Kir Bulychiov con laautorizacin de Kira Soshinskaya, Ral Hernndez Garrido, Flix Daz Gonzlez, Erick Mota,Nelson Verstegui, Eduardo Vaquerizo, Pablo Vzquez, Manuel Villa-Mabela, Mar Cueto Aller,Carlos Siz Cidoncha, Jess Ybenes Montemayor, Stephen Baxter con autorizacin de LaFactora de Ideas, Francisco Javier Illn Vivas, Joaqun Llorns, Philip K. Dick con la autoriza-cin de la editorial Planeta, Rubn Serrano, Francisco Jos Segovia, Santiago Bergantinhos, JavierFernndez Jimnez, Salvador Robles, Susana Corcuera, Elena Marqus, Juanje Lpez, Javier Mar-tos, Pedro Pujante, Marisa Alemany, Francisco Javier Masegosa, Eduardo Higueras, Jorge Maj-fud, Teresa Galeote, Jos Luis Ordez, Isabel Lizrraga Vizcarra, Joan Llensa, Julio RuedaSurez, Jos Ramn Fernndes, Pedro Amors, Francisco Legaz, Andrs Fornells, Victor Borquez,Pedro Lpez Manzano, Kalton Harold Bruhl, Sergio Gaut vel Hartman, Isaac Belmar, Joseba Itu-rrate, Jos Isbert, David Navarro, Ana M Coelho, Luca del Mar Prez y Juan Vivancos Antn. De la edicin: Ediciones Irreverentes S.L.Del Prlogo: Flix Daz GonzlezDe las traducciones del ingls: Jos Luis GarcaDe las traducciones del ruso: Vera KkharavaDe la traduccin del francs: Miguel ngel de RusDe la Nota del Editor: Miguel ngel de RusDe la foto de portada diversepixel - Fotolia.com

Septiembre de 2012http://www.edicionesirreverentes.comISBN: 978-84-15353-38-6Depsito legal: M-20288-2012Diseo de la coleccin: Absurda FbulaImprime: PublidisaImpreso en Espaa.

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NDICE

Prlogo. Qu es la ciencia ficcin?Flix Daz Gonzlez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9

Por unos watt de msErick Mota . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

La alfombra voladoraNelson Verstegui . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21

Tierra poblada de preguntasEduardo Vaquerizo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33

Los horribles terrestresCarlos Siz Cidoncha . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49

La mquina evanglicaManuel Villa-Mabela . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55

Espay 25, el mejor del mundoMar Cueto Aller . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65

Aleteos Pablo Vzquez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75

El alegato de GaiaJess Ybenes Montemayor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81

Cropreservacin reversibleMiguel ngel de Rus . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87

El secreto de ZeosFrancisco Javier Illn Vivas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97

El virusJoaqun Llorns . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103

La jornada de un periodista norteamericano en el 2889Jules Verne . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115

Las 7 maravillas del siglo XLIFrancisco Jos Segovia Ramos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135

Ser leyendaSantiago Bergantinhos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 141

Un mundo mejorJavier Fernndez Jimnez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153

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Crnicas venusianasFlix Daz Gonzlez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159

El elegidoSusana Corcuera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 165

Los viejos de todos los tiemposSalvador Robles Miras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 171

Tres metros bajo el sueloElena Marqus . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 179

KindCareJuanje Lpez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 187

GH39Javier Martos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 195

233 CelsiusPedro Pujante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 203

El hombre sin cuerpoEdward Page Mitchell . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 209

Ellos no tienen miedoMarisa Alemany . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 221

El ltimo escudoFrancisco Javier Masegosa vila . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 227

Preludio a Nueva fricaEduardo Higueras Ledesma. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 235

El ombligo del mundo, 2055Jorge Majfud . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 243

DeportadosJulio Rueda Suarez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 253

Rumbo al oesteAleksandr Believ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 261

Mi mujer es un CyborgAlberto Chimal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 277

El suero de la vidaJoan Llensa. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 281

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Larga vida al CEOJos Ramn Fernndez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 291

El mifpsAna Mara Shua . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 295

Un sueo lunarPedro Amors . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 299

Luna 21Jos G. Cordoni. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 303

La posicin horizontalFrancisco Legaz. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 311

Juego de guerraPhilip K. Dick. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 323

La nave espacial escoada con un tripulante dentroAndrs Fornells. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 349

Madrid-NacinVctor Brquez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 361

ltima noche en el Jardn del EdnPedro Lpez Manzano. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 369

Expedicin ms all de los sistemas conocidosJos Luis Ordez. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 377

SaqqaraKalton Harold Bruhl. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 389

El precio de las gemasSergio Gaut vel Hartman . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 399

Dos relojesIsaac Belmar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 405

OPA HostilJoseba Iturrate . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 421

En un futuro inciertoJos Isbert . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 429

Rahom TabucchiTeresa Galeote . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 437

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HolpolisRubn Serrano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 443

rbitaArthur C. Clarke y Stephen Baxter . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 449

El espectadorDavid Navarro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 455

Tiempo lbregoAna M Coelho . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 463

La rebelin de las letrasLuca del Mar Prez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 471

Enuma ElishRal Hernndez Garrido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 477

El picnic de un milln de aosRay Bradbury . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 485

Aceleracin finalJuan Vivancos Antn . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 499

La rosa de los tiemposIsabel Lizrraga Vizcarra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 509

Sesenta aos despusKir Bulychiov . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 517

Sobre los 100 nmeros de Narrativa Irreverente Miguel ngel de Rus . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 527

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PRLOGOQU ES LA CIENCIA FICCIN?

He querido titular este prlogo de la mejor antologa de ciencia ficcinhispana e internacional con la pregunta tpica. Pero no pienso res-ponderla desde un punto de vista literario, sino como escritor y como lec-tor; dejo el otro trabajo a los especialistas de humanidades. Me limitar,as, a explorar un poco sus lmites, sin mayores pretensiones.

La ciencia ficcin es un subgnero de la literatura de ficcin, que nacecomo tal en la dcada de los aos 20 del pasado siglo; el nombre, que pro-viene del ingls science fiction, indica a las claras que se trata de relatosde ficcin con un enfoque cientfico. Eso la distingue de otras ramas,como la fantasa o la literatura de terror.

Suele decirse que la ciencia ficcin transcurre en un entorno ms omenos especulativo, normalmente del futuro, cuyos escenarios seancrebles a la luz de las ciencias actuales. El tpico habitual se refiere a via-jes espaciales y nuevas tecnologas. Pero no tiene por qu ser as exacta-mente. Si en una novela ambientada en el presente, o incluso en elpasado, se incluyen vampiros y hombres-lobo, todo el mundo estar deacuerdo en calificarla de gnero de terror; si, en vez de ello contienereferencias a extraterrestres, ser calificada de ciencia ficcin. Pues bien,y si la nica peculiaridad de la obra es que transcurre en una Inglaterradominada por la Espaa de Felipe II? Tambin es ciencia ficcin! Setratar de un gnero menos conocido, el de las ucronas, ahora enauge en donde se exploran las posibilidades de lo que ocurrira cam-biando un determinado hecho histrico (en el caso aludido, que la Arma-da Invencible lograra su objetivo).

Pongo otro ejemplo. Hace unos aos le una novela ambientada enplena Guerra Fra1, en la que un almirante de los EEUU decide buscar laforma de provocar huracanes a fin de acabar con el rgimen castrista;

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1. Ventisca (Blizzard), de George Stone, 1978.

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2. Im leyend, Richard Matheson, 19543. The Caves of Steel, Isaac Asimov, 19544. The Naked Sun, Isaac Asimov, 19575. The Left Hand of Darkness, Ursula K, Le Guin, 1969

pero primero hace la prueba en aguas estadounidenses: hunde un reac-tor nuclear frente a las costas de Virginia, lo que provoca alteraciones delclima que llevan a una enorme tormenta de nieve sobre la costa Este. Enla solapa se describe la novela como una obra de ficcin poltica y deaccin, con los escenarios en altas esferas tpicos de los espas; dice, ade-ms, que no pertenece a la ciencia ficcin. Yo no coincido, se trata deciencia ficcin, pues especula con lo que podra ocurrir si el clima semanipula. Lo de menos es si aparecen o no cientficos, que ese es otro delos tpicos de la ciencia ficcin.

Los gneros se pueden mezclar, y muchas veces con grandes resulta-dos. Soy Leyenda2 es tanto una novela de terror como de ciencia ficcin:la supervivencia de un hombre solo en un mundo infectado por unaterrible epidemia. Bvedas de Acero3 y El Sol Desnudo4, describen lasinvestigaciones de un polica en sendos casos de asesinato, en un escena-rio donde los robots son omnipresentes y un colectivo de viajeros espa-ciales mantiene subyugada a la Tierra de la que proceden.

Y al revs. La Mano Izquierda de la Oscuridad5 es un estudio filo-sfico y psicolgico del comportamiento humano, especialmente de lostpicos sexuales; pero es tambin el emocionante relato del encuentroentre un terrestre y una especie aliengena, en un mundo extrao.

Otro aspecto de la ciencia ficcin, y muy discutido por cierto, es sugrado de verosimilitud, de exactitud cientfica: que est de acuerdo con laciencia establecida. Se habla as de ciencia ficcin rigurosa, o dura (hardscience fiction) para el gnero que se atiene a las exigencias de la ciencia(incluyendo la imposibilidad de viajar a mayor velocidad que la luz, algoque se obvia en las series de Star Wars o Star Trek); en contra, tenemos laciencia ficcin blanda que acepta incluso fantasas ms propias de laspseudociencias, como por ejemplo la telepata. Eso sin llegar a las mez-clas claras entre gneros, como cuando se combinan viajes espaciales

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con la magia, dando relatos que no sabe bien en qu gnero colocarlos(como si eso tuviera gran importancia!).

Queda por analizar el ltimo tpico de la ciencia ficcin: la supues-ta capacidad de prediccin.

Jules Verne fue capaz de prever el viaje a la Luna, incluso con unagran precisin. Isaac Asimov desarroll y dio leyes a la ciencia de larobtica inventada por Carel Kapec. Y as, podra mencionar a unoscuantos futurlogos; pero a la vez, estara dejando fuera a aquelloscuyas predicciones no se han cumplido, los que no acertaron ni una,que son mayora!

En mi juventud, recuerdo que se hablaba del siglo XXI como de unapoca maravillosa, con inventos increbles; y lo cierto es que tenemosinventos increbles, pero la poca no tiene mucho de maravillosa. Porejemplo, cualquier pelcula ambientada ms all del ao 2000 hablaba decoches voladores; pero, por ms que he buscado el mando correcto, anno he conseguido que mi coche se eche a volar. Tampoco he visto niuno solo volando, slo lo habitual: aviones y helicpteros. Y pjaros, cla-ro est. En una serie de los aos 60 del siglo pasado, era habitual que lagente del futuro llevara telfonos con pantalla de pulsera; hoy podran exis-tir, pero han de ser incomodsimos, con un teclado que no se podratocar con los dedos! Tampoco tengo yo un robot que me ayude en lacasa, y de hecho los robots que existen no tienen aspecto antropomorfo.Y lo peor!, no tengo ni la menor posibilidad de comprar un pasaje en unanave espacial para irme de fin de semana a la Luna o Marte.

Al mismo tiempo, casi nadie fue capaz de prever el enorme desarrollode la electrnica de consumo: dispositivos minsculos que nos permitenllevar la msica a todas partes (para molestia de quienes estn cerca, y aveces no tan cerca), telfonos inalmbricos gracias a los cuales nos pue-den localizar en todo momento (por ejemplo en el cine o en clase), orde-nadores tan baratos y ligeros que los podemos llevar a todas partes, yque adems se conectan con cualquier parte del mundo! (permitiendoconversar sobre banalidades con desconocidos de Berln, Buenos Aireso Sydney).

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6. Marque F de Frankestein, relato incluido en El Viento del Sol, Relatos de la Era Espacial, 1963

Lo de los ordenadores es un buen ejemplo de la supuesta capaci-dad de prediccin de la ciencia ficcin. A mediados del pasado siglo, sedeca que cualquier computadora del futuro sera enorme, eso s congrandes capacidades. Pero siempre sera muy cara, y ocupando grandesespacios. Pues bien, en mi casa hay ahora mismo unos cuatro ordena-dores (incluyendo porttiles), no me considero precisamente una perso-na adinerada, ni tengo una vivienda lo que se dice grande. En el lugardonde trabajo el nmero de ordenadores es sensiblemente mayor, y nisiquiera es una oficina!

Y casi nadie fue capaz de prever Internet; quien ms se acerc fueArthur Clarke, pero l pens en una interconexin de las redes de tele-fona6.

La revolucin que nos han trado los ordenadores e Internet podrahaber sido un buen tema de ciencia ficcin para el pasado siglo, y a quienlo hubiera escrito se le alabara hoy por sus dotes de prediccin perono existe! (o al menos, yo no lo conozco).

Para terminar, en fin, qu es la ciencia ficcin? Es literatura paradisfrutar. No se agobien con definiciones ni estereotipos y limtense agozar de estos textos.

Tienen en sus manos el n 100 de la Coleccin Narrativas de Edicio-nes Irreverentes. Y para la ocasin, hemos seleccionado la mejor recopi-lacin de autores hispanos, anglosajones y de otros pases. Inclusive,tenemos obras de Philip K. Dick, Arthur C. Clarke, Jules Verne, KirBulychiov, Stephen Baxter, Edward Page Mitchell y Aleksandr Beliaev,entre otros! Que los disfruten.

FLIX DAZ GONZLEZ

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Por unos watt de msErick Mota

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ERICK MOTA(La Habana, Cuba, 1975).

Graduado en fsica pura en la Bicentenaria Universidad de La Haba-na. Ha publicado los siguientes libros: Bajo Presin (Premio Edad deOro), Algunos recuerdos que valen la pena, Habana Underguater yHabana Underguater, los cuentos. Ha participado en la antologaSecretos del futuro.

Represent a Cuba en la Ferias Internacional del Libro de SantoDomingo en 2011.

Erick Mora domina la ucrona. Su estilo est influido por RobertHeinleim, Stanislav Lem o Philip K. Dick.

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Hey, usted! Su carnet de identidad, por favor! la voz del poli-ca, modulada por los altavoces del casco, inund la calle Y elsuyo tambin, ciudadano!

Por un instante todos los peatones de detuvieron. El suceso durapenas unos segundos. La llamada estaba dirigida a dos personas quellevaban una carretilla a toda prisa. Estaban a punto de desaparecer poruna calle poco transitada cuando el polica los llam. El hombre altode la camiseta y el forzudo con la camisa abierta se detuvieron.

Pese a no tratarse de un polica de la brigada especial, la armadu-ra personal de kevlar, el ancho escudo transparente y el bastn deesttica constituan una amenaza igualmente aterradora. El policaera considerablemente alto, muy por encima del estndar, incluso sino hubiera llevado el equipo anti-motn habra resultado impresionan-te. A paso lento el oficial se acerc a la carretilla.

Qu llevan ah?Nada, oficial. dijo el alto. Slo materiales de construccin.Eso, eso aadi el fuerte agregando un tic nervioso a sus

palabras. Un poco de polvo de piedra y arena. Nada ms.Ustedes se creen que yo soy bobo? el polica alz el bastn

y toc el saco con la punta. El sonido metlico lleg a todos porigual De cuando ac el polvo de piedra y la arena suenan as?

Ambos hombres comenzaron a sudar fro. Ninguno de los hombres consideraba al polica una amenaza

seria. Ni siquiera el bastn constitua un problema. En muchas oca-siones haban recibido golpes de esttica. El escudo anti-motn o laarmadura tampoco era un problema. Aquel hombre uniformado ycubierto de kevlar no los intimidaba. Pero, desde la esquina, un arte-facto colgado de un viejo poste apuntaba hacia ellos. Su forma era alar-gada como un fusil pesado. A su lado, una cmara panormicaescudriaba la calle mientras todo el equipo se sacuda y apuntaba.

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POR UNOS WATT DE MS

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Un arma-robot.La verdadera polica en las calles.Equipos sin vida. Vigilantes de las calles y las aceras. Respon-

diendo solo a la lgica de sus fros cerebros. Tenan todo tipo demuniciones. Balas ordinarias, plsticas, perforantes, antiblindados,caones de gel inmovilizante, espuma, granadas aturdidoras... detodo. Un verdadero arsenal usado segn los designios de una Inteli-gencia Artificial patentada en Japn y ensamblada en China. Un poli-ca incorrupto autorizado a emplear cualquier tipo de fuerza con talde mantener el orden. La solucin de la Repblica Popular Chinacontra la corrupcin policial. Los famosos Guardianes de Beijing yaestaban en la Habana.

Y estaban todas locas. Lo mismo les daba por tirarle a todos los frikis que la cogan

con los grupos de personas a partir de determinado nmero primo.Disparaban a los negros y a los de pelo largo por igual. Unas veces lesatraan las lentejuelas, otras las parejas o los tros. Incluso le dispara-ban a los propios policas. Impriman en sus registros la palabraCorrupcin. Si el oficial sobreviva al ataque quedaba fuera del ser-vicio deshonrosamente.

Todos teman a los Tiradores Elctricos. La mayora transitaba por calles vecinales donde no los haban ins-

talado. O en las horas picos cuando las multitudes les impedan dis-parar. Un protocolo anti manifestaciones les impeda a sus retorcidoscerebros digitales disparar a mucha gente junta. Cosa de las nacio-nes unidas y los derechos humanos.

La presencia de aquel Tirador Elctrico era lo que pona ner-viosos a aquellos hombres, acostumbrados a lidiar con la infanterapolicial. Hbiles como eran en quitar bastones o encontrar con unpunzn las fisuras en las corazas. Pero incapaces de luchar contra elfrancotirador mecnico en lo alto de un poste.

Est bien, oficial dijo el alto. Es una balita.

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