31. let`s get lost
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La Cinemateca es una propuesta cultural de Amigos de la Cinemateca con la colaboración del I.E.S. Martínez Montañes y la participación del Institut français d’Espagne (Sevilla), Goethe Institut-Madrid, Secretariado de Recursos Audiovisuales y Nuevas Tecnologías Universidad de Sevilla.
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Let's Get Lost
USA, 1988. 120’
D: Bruce Weber. G: Bruce Weber. Mú: Chet Baker & Varios. F: Jeff
Preiss. I: Chet Baker. P: Little Bear Productions / Nan Bush. P: 1988:
Nominada al Oscar: Mejor documental. 1988: Festival de Venecia:
Premio Cinecritica. 1989: Sundance: Nominada al Gran Premio del
Jurado
Considerado por muchos como el mejor documental musical de
todos los tiempos, 'Let's Get Lost' se trata del afamado biopic de
Chet Baker, uno de los trompetistas más afamados y una de las
figuras más representativas de la música jazz. El director de este
filme biográfico, Bruce Weber, muestra su gran fascinación por
el genio en cada una de las escenas de la película y, aunque su
idea inicial se centraba únicamente en realizar un book
fotográfico al músico, finalmente la estrecha relación entre
ambos acabó derivando en la puesta en marcha de un
largometraje.
Cuatro son los ingredientes principales de Let's Get Lost: la
figura del propio Baker, el jazz y las dos principales pasiones del
artista, los coches y las mujeres. La película fue nominada al
prestigioso premio Oscar al Mejor Documental en 1989 y se alzó
además con el Premio de la Crítica en el Festival de Venecia.
El trompetista murió poco después de la realización de la
película al caer de la ventana de un hotel tras haber consumido
una gran cantidad de drogas, de modo que 'Let's Get Lost' narra
de forma brillante los últimos días de su vida a través de los
detalles de su última gira y las entrevistas con sus esposas, hijos,
amigos, novias y el propio Baker.
Let's get lost nació de la fascinación de Weber por Chet Baker.
El fotógrafo no sabía si quería hacer una película sobre el
trompetista, pero sí sabía que quería estar cerca de aquel
hombre y de su música. "Siempre me ha gustado la gente complicada y él lo era, y mucho. Todo el mundo tenía su historia sobre Chet y yo quería vivir la mía. Así que un grupo de jóvenes nos pegamos a él y le seguimos por el mundo. Era en sus horas bajas, su peor momento, y de alguna manera creo que le ayudamos. Para nosotros fue una experiencia vital". Weber pasó
de la idea de unas fotografías sobre el músico a la de un
cortometraje de apenas tres minutos, y
de ahí a la película de más de dos horas
que finalmente se estrenó y que en
1989, poco después de que Baker se
arrojara por la ventana de un hotel en
Amsterdam, lograba el Premio de la
Crítica en el Festival de Venecia.
Una joya en blanco y negro en la que
Baker habla, miente, bebe, besa, canta,
explica cómo le rompieron los dientes
o por qué de todas las drogas la que
más le gusta es el speedball. Baker se
enfada cuando le han fastidiado el
subidón en una toma y canta como los
ángeles en una fiesta en la que él
piensa que nadie quiere escucharle.
Entona "Almost me / almost you /
almost blue", y es imposible no
temblar. Habla él, hablan sus mujeres y hablan sus hijos. Una
película con un extraño ritmo sexual, contagiada de la elegancia
del hombre al que filmaban. "Es lo que ocurre cuando uno empieza con un documental sobre un personaje real; es imposible calcular la dimensión que puede tener el largometraje, no hay guión, no hay nada, sólo un personaje dispuesto a dejarse ver o no. A Chet le gustaba la cámara porque para él era como cantar, siempre seduciendo, y por eso la película creció casi sin proponérnoslo".
"Fue un rodaje loco, no podía ser de otra manera con Chet",
recuerda Weber. "Él no tenía casa y nosotros le seguíamos. Chet no se comportaba como un hombre mayor porque él nunca se sintió mayor. Ante la cámara tenía la misma actitud que cuando era joven y guapo. He fotografiado a mucha gente mayor y nunca he visto a nadie con esa actitud, por eso la cámara le adoraba. Vivir a su lado no era fácil, siempre traía problemas; sin embargo, había algo en él que le salvaba de las peores situaciones. En los aeropuertos, por ejemplo, siempre teníamos problemas con la policía por las drogas. Los perros descubrían la maleta de Chet aunque luego aquellos mismos perros se enamoraban de él. Incluso llegó a adoptar alguno, era increíble".
En los años 50, Marilyn Monroe y Jane Russell solían sentarse en
primera fila de The Haig para escuchar a Baker con Gerry
Mulligan. "Es lo que él cantaba en Love and fascination. Él provocaba esa ilusión, puro romanticismo, pura dulzura, pero esa misma ilusión se volvía desilusión porque Chet no podía comprometerse con nada ni con nadie. Era una rueda que no dejaba de girar y que nadie podía sujetar. Sólo valía contemplarle cuando se dejaba, pero no podías pedirle más"."Chet provocaba puro romanticismo, pura dulzura, y luego desilusión"
Elsa Fernández-Santos / El País