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Leyendo día a día en Lucas Viudas en el Evangelio según Lucas La torre y la guerra en Lucas 14 Leyendo día a día en Lucas R. Jeffery y R. V. Court Day by day through the New Testament Precious Seed Publications, Reino Unido Introducción El Evangelio según Lucas enfatiza la humanidad del Señor, cuya misión era la de buscar y salvar lo que se había perdido, 19.10. En cada página nos encontramos de frente con Aquel que expresa el amor divino en palabras de graciay cosas gloriosas, 4.22, 13.17. Su corazón apasionado por el hombre caído se manifiesta tanto en hechos como en palabras. ¿Qué mente iluminada por el Espíritu puede dejar de ver que hay un sentido profundo en parábolas como las del hijo pródigo y el buen samaritano? Buscar y salvar es la obra peculiar de Jesús, y es de ésta que leemos a lo largo del Evangelio según Lucas. Como uno que acompañaba mucho a Pablo, y de quien se dice en Colosenses 4.14 que era el médico amado, Lucas ofrece detalles hermosos, especialmente al escribir de los milagros y gestos de compasión; por ejemplo en el relato del difunto de Naín, 7.12. Hasta el final de la narración, estamos considerando al Señor Jesús como uno que, por vida y lengua, habla en términos que podemos entender y nos traen a Dios de cerca como si fuera. Este obrero poderoso se declara, y Lucas expone esta declaración al escribir las cosas por orden desde su origen, como dice en el 1.3. Otros habían tratado de relatar las cosas que entre nosotros han sido ciertísimasy Lucas asumió la tarea de ordenarlas acertadamente, ya que las conocía desde el comienzo. No está dispuesto a dejarlas en forma de una tradición oral, sino que ve la necesidad de una exposición permanente e invariable de manera que Teófilo tuviera certeza al respecto. Nosotros también hacemos bien en trazar estas cosas acertadamente. Hasta donde sepamos, Lucas es el único escritor gentil en la Biblia. Escribe en narración a otro gentil, Teófilo, y nuestro interés se profundiza a medida que nos damos cuenta de que estas buenas nuevas son dirigidas a nosotros los gentiles, por cuanto Israel hizo caso omiso. 1.1 al 38 Propósitos y personas Las personas que se destacan en este relato son Herodes, Zacarías, Elisabet, Gabriel, José y María. Con la excepción Gabriel, se presenta una muestra de la humanidad por medio de la cual Dios va a obrar para traer las buenas nuevas de salvación. Un monarca pagano, un sacerdote hebreo y una esposa sin hijo; un varón llamado José y una virgen por nombre María. No parece ser un surtido muy destacado, pero fueron destinados a ser asociados de cerca con Aquel que vendría a buscar y a salvar a los perdidos. Tanto Zacarías como Elizabet eran justos delante de Dios, moral y ceremonialmente. Pero, sufrían una gran desilusión en la vida; no tenían hijo. Elisabet era estéril. Con el tiempo, su oración sobre este asunto fue oída, como Gabriel le anunció a Zacarías. Gozo y alegría

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  • Leyendo da a da en Lucas

    Viudas en el Evangelio segn Lucas

    La torre y la guerra en Lucas 14

    Leyendo da a da en Lucas

    R. Jeffery y R. V. Court

    Day by day through the New Testament

    Precious Seed Publications, Reino Unido

    Introduccin

    El Evangelio segn Lucas enfatiza la humanidad del Seor, cuya misin era la de buscar y

    salvar lo que se haba perdido, 19.10. En cada pgina nos encontramos de frente con Aquel

    que expresa el amor divino en palabras de gracia y cosas gloriosas, 4.22, 13.17. Su corazn apasionado por el hombre cado se manifiesta tanto en hechos como en palabras.

    Qu mente iluminada por el Espritu puede dejar de ver que hay un sentido profundo en

    parbolas como las del hijo prdigo y el buen samaritano? Buscar y salvar es la obra peculiar

    de Jess, y es de sta que leemos a lo largo del Evangelio segn Lucas.

    Como uno que acompaaba mucho a Pablo, y de quien se dice en Colosenses 4.14 que era el

    mdico amado, Lucas ofrece detalles hermosos, especialmente al escribir de los milagros y gestos de compasin; por ejemplo en el relato del difunto de Nan, 7.12. Hasta el final de la

    narracin, estamos considerando al Seor Jess como uno que, por vida y lengua, habla en

    trminos que podemos entender y nos traen a Dios de cerca como si fuera.

    Este obrero poderoso se declara, y Lucas expone esta declaracin al escribir las cosas por

    orden desde su origen, como dice en el 1.3. Otros haban tratado de relatar las cosas que entre nosotros han sido ciertsimas y Lucas asumi la tarea de ordenarlas acertadamente, ya que las conoca desde el comienzo. No est dispuesto a dejarlas en forma de una tradicin

    oral, sino que ve la necesidad de una exposicin permanente e invariable de manera que

    Tefilo tuviera certeza al respecto.

    Nosotros tambin hacemos bien en trazar estas cosas acertadamente. Hasta donde sepamos,

    Lucas es el nico escritor gentil en la Biblia. Escribe en narracin a otro gentil, Tefilo, y

    nuestro inters se profundiza a medida que nos damos cuenta de que estas buenas nuevas son

    dirigidas a nosotros los gentiles, por cuanto Israel hizo caso omiso.

    1.1 al 38

    Propsitos y personas

    Las personas que se destacan en este relato son Herodes, Zacaras, Elisabet, Gabriel, Jos y

    Mara. Con la excepcin Gabriel, se presenta una muestra de la humanidad por medio de la

    cual Dios va a obrar para traer las buenas nuevas de salvacin. Un monarca pagano, un

    sacerdote hebreo y una esposa sin hijo; un varn llamado Jos y una virgen por nombre

    Mara. No parece ser un surtido muy destacado, pero fueron destinados a ser asociados de

    cerca con Aquel que vendra a buscar y a salvar a los perdidos.

    Tanto Zacaras como Elizabet eran justos delante de Dios, moral y ceremonialmente. Pero, sufran una gran desilusin en la vida; no tenan hijo. Elisabet era estril. Con el tiempo, su

    oracin sobre este asunto fue oda, como Gabriel le anunci a Zacaras. Gozo y alegra

  • 2

    fueron prometidos por el mensajero celestial, pero la incredulidad le rob a Zacaras de

    cualquier placer en anticipar el evento (como la incredulidad hace siempre), y el ngel le

    particip que se quedara mudo hasta que sucediera lo prometido.

    La multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora incienso. La confirmacin angelical de que la oracin de Zacaras haba sido oda nos hace recordar que, no obstante que tanto

    oremos, y tantas son las cosas diferentes que pedimos, si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, l nos oye. Y si sabemos que l nos oye en cualquiera cosa que pidamos,

    sabemos que tenemos las peticiones le hayamos hecho, 1 Juan 5.14,15.

    Poco comprendan Zacaras y Elisabet que su hijo prometido iba a ser el precursor del

    Mesas, que tendra enorme impacto sobre la sociedad de su da, y sera sealado por el

    Seor Jess como el mayor de los profetas.

    El anuncio que Gabriel le dio a Mara fue asombroso, y ella la recibi en la belleza y

    sencillez de la fe verdadera: Hgase conmigo conforme a tu palabra. Hemos descubierto algo acerca de los propsitos del escritor, 1.1 al 4, y hemos conocido algunas de las personas

    involucradas en ese ao que tiene que ser uno de los ms estupendos que ha habido en todo

    el trato de Dios con la humanidad.

    1.39 al 80

    El Seor engrandecido

    Elisabet bendijo en alta voz a su prima hermana Mara; Mara engrandeci al Seor, llena del

    Espritu Santo; Zacaras bendijo al Seor Dios de Israel. Ese ambiente de alabanza conduce nuestros pensamientos a Salmo 34.3 y la invitacin all: Engrandeced a Jehov conmigo, y exaltemos a uno su nombre. Es en estas circunstancias y por medio de esta maravillosa introduccin al Evangelio segn Lucas que captamos algo de la excitacin que

    haba en el rea donde tuvieron lugar estos acontecimientos. Mayor iba a ser el revuelo, no

    slo en una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, en la montaa, y en una ciudad de Jud, ya que este hijo de Elisabet, cual Juan el Bautista, iba a tronar palabras de advertencia a una

    generacin de vboras, anunciando que ver toda carne la salvacin de Dios.

    Este es el enfoque que Lucas capta al presentar a su amigo, y por cierto a todos los dems

    lectores del Evangelio, un relato certero de los acontecimientos que rodearon el nacimiento

    de Juan el Bautista y que precedieron el nacimiento del hijo de Mara, el Jess.

    Siempre hay cierto ambiente de alegra cuando el Seor bendice a su pueblo, y esta gente

    humilde tenia gran motivo para regocijarse juntas al ver con inteligencia espiritual el

    comienzo de las actividades de Dios para salvar a la humanidad por gracia. Como era de

    esperarse, son frecuentes en el Evangelio segn Lucas las referencias al regocijo, la alegra y

    la alabanza. El primer captulo presenta dos mujeres con motivos para regocijarse: Elisabet

    en el 1.58 y Mara en 1.46,47. Cerca del final del Evangelio, Lucas escribe de un reducido

    grupo en Jerusaln, atnito ante la noticia trada por dos que acababan de ver a Jess despus

    de su resurreccin, quienes de gozo, no lo crean, 24.41. El escrito termina con las palabras: Estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo a Dios. Amn.

    La escena que se desarrolla ahora al comienzo es, como si fuera, para demostrar el poder y

    amor de Dios que traera la salvacin a todos los hombres por medio de Jesucristo. El primer

    captulo termina con una referencia al Bautista, todava nio, quien se desarrollaba en cuerpo

    y espritu como preparacin para su manifestacin pblica a Israel.

    2.1 al 31

    Lleg el Salvador

  • 3

    Las palabras de Pablo, se hizo pobre, 2 Corintios 8.9, vienen a la mente al leer este relato del nacimiento de Jess. A raz de un decreto de Csar Augusto, Jos y Mara viajaron de

    Nazaret a Beln para cumplir con el censo. Mientras estaban all, Mara dio a luz a su hijo

    primognito, lo envolvi en paales y lo acost en un pesebre. Fue el comienzo de la

    maravillosa historia de cmo la gracia de Dios, manifestando la salvacin a todos los

    hombres, vino por Jesucristo hombre, 1 Timoteo 2.5, Tito 2.11, Juan 1.17.

    No obstante el desconocimiento general del nacimiento de Jess, la bajeza del ambiente y la

    ausencia total de festejo en una ocasin tan trascendental, haba algunos, aun gente de poca

    posicin social, a quienes el ngel del Seor dio nuevas de gran gozo. Los pastores, a

    quienes se les anunci estas noticias alegres, tuvieron gran temor, y seguramente se quedaron

    todava ms atnitos cuando una multitud de las huestes celestiales se uni con el ngel en

    alabar a Dios.

    No dejemos que nuestra familiaridad con el relato de la venida de Jess menge nuestro

    sentido de regocijo y asombro. Haba nacido en este mundo un hombre veraz, puro y sin

    pecado. Descendi del cielo, Juan 6.38, para dar su vida en rescate por todos, 1 Timoteo 2.6.

    Que esto nos sea ms que simple historia, ya que tiene que ver con nuestra necesidad

    personal y salvacin eterna.

    La gloria del Seor resplandeci cuando el Seor Jess entr en residencia aqu en la tierra y

    habit entre nosotros, Juan 1.14. Esto corresponde a la gloria que llen el tabernculo y el

    templo cuando el arca fue introducida, xodo 40.34 y 2 Crnicas 5.14 .

    Muchos se maravillaron y algunos temieron cuando vino el Salvador del mundo, Juan 4.42.

    Los pastores glorificaron y alabaron a Dios. Un hombre justo y piadoso bendijo a Dios,

    diciendo: Ahora, Seor, despides a tu siervo en paz. Una anciana llamada Ana daba gracias a Dios, hablando del nio a todos los que esperaban la redencin en Jerusaln.

    Lucas saba que la venida de Jesucristo hombre era para la redencin del pecador, y que esto

    requerira a la postre su muerte vicaria en el Calvario.

    2.40 al 52

    Perdido y hallado

    Fue a la edad de doce aos que los muchachos judos comenzaban a asistir a los festivales en

    Jerusaln, y a esta edad Jess fue llevado a la convocacin santa de la pascua, como se

    estableci en Deuteronomio 16.1,2. Ha debido ser para l un gran atractivo acercarse a los

    rabinos mientras discutan los asuntos de la ley de Moiss junto con la tradicin de los ancianos y los mandamientos de los hombres, Marcos 7.5 al 7. Eran hombres como stos que ms adelante se opusieron ferozmente a l y clamaron por su muerte. Se qued en

    Jerusaln mientras Mara y Jos, inconscientes del hecho, viajaron camino de una da, pensando que estaba entre la compaa.

    Las decepciones suelen venir cuando pensamos esto o aquello acerca del Seor. Por ejemplo, hay el caso del 3.23: hijo, segn se crea, de Jos. El gozo indecible de Mara Magdalena fue detenido aun cuando ella estaba tan cerca de l, porque pensaba que era el

    hortelano, Juan 20.15.

    Los padres del nio Jess se dieron cuenta repentinamente de su ausencia de entre el grupo de sus relacionados y conocidos. Buscaron tres das con tristeza hasta encontrarlo en el

    templo. No estaba enseando, sino oyendo y preguntando a los doctores de la ley. Leeremos

    ms de sus palabras maravillosas a medida que proseguimos en el Evangelio segn Lucas.

    Se sorprendieron, inclusive su madre, quien estaba perpleja por dentro pero guardaba todas

    estas cosas en su corazn, 2.19,51. Aquellos que han debido conocerle mejor en la tierra

  • 4

    parecen haberle conocido muy poco. Saban de qu se ocupaba, pero cuando declar en qu

    se ocupaba, no entendieron las palabras que les habl, 2.49,50. Ms adelante l dira a sus

    discpulos que el hacer la voluntad de su Padre era su comida, la misma existencia de su

    vida, Juan 4.34.

    Dejando atrs Jerusaln, la compaa volvi a Nazaret. l descendi con ellos, y estaba

    sujeto a ellos. Como la sierva del Seor en 1.38, hay muchas cosas que no comprendemos.

    Ella crey lo increble y guardaba todas estas cosas, meditndolas en su corazn. Donde el

    razonamiento no presta ayuda alguna, el amor se goza en la verdad, 1 Corintios 13.6,7.

    captulo 3

    Una voz en el desierto

    En este captulo un amplio surtido de la humanidad tiene su encuentro con Juan el Bautista.

    Haba soldados romanos, el pueblo, y algunos descritos como una generacin de vboras. Juan no excus a ninguno. La voz que clamaba en el desierto era una voz de advertencia; en

    la predicacin de este hombre no haba dichos graciosos para los pecadores. Se acercaba el

    tiempo para Israel; el Mesas iba a presentarse dentro de poco, y su aventador separara el

    trigo de la paja, lo verdadero de lo falso.

    Juan comparaba esto con: Todo valle se rellenar, y se bajar todo monte y collado, 3.5,6. Todo ser humano sera puesto a un nivel comn ante Dios para que su salvacin fuese vista

    por todos. Muy parecida a la de Elas, la voz del Bautista es una de advertencia. Sus

    denuncios de los pecados del pueblo no fueron modificados cuando reprendi a Herodes por

    las maldades que haba hecho; a menudo un hombre fiel tiene que sufrir por su fidelidad, y

    Herodes encerr a Juan en la crcel.

    l les haba dicho que viene uno ms poderoso que yo. Aquel creci mientras que Juan mengu, y en este proceso el gozo de Juan fue cumplido, ya que la voz del Esposo reemplaz

    la de uno que clamaba en el desierto, Juan 3.29. Es importante notar que la enseanza de

    Juan no poda tener lugar simultneamente con la del Seor Jess. De manera parecida, la

    Iglesia sobre la tierra no poda existir lado a lado con el judasmo; el Seor Jess tuvo que

    volver al cielo para que el Espritu se hiciera presente.

    Este capitulo que menciona tantas personas y termina con la genealoga de Mara, habla

    tambin del Padre, el Hijo amado y el Espritu Santo. Cun placentero es para nosotros dejar

    a un lado el hombre en su pecado, confusin, falacias y orgullo, para contemplar a Jess

    mismo. l ha sido declarado como el Hijo amado del Padre en quien ste tiene complacencia,

    3.22,23.

    Lucas separa, como si fuera, a Jess de todos los dems. As debe ser siempre. Con razn

    pensamos en el que es presentado como el varn en el Evangelio segn Lucas, pero no olvidemos que es tambin el Seor del cielo, el postrer Adn, el segundo hombre, 1 Corintios

    15.45 al 47. Es nico en todo sentido, el Amado, y slo en l puede un pobre pecador ser

    aceptado por Dios.

    4.1 al 13

    Tentado por Satans

    La tentacin de Jess sigue al testimonio de Dios acerca de su Hijo amado. Lleno del

    Espritu Santo, fue conducido por el Espritu al desierto. Inmediatamente antes del comienzo

    de su ministerio pblico, fue emplazado por el adversario, cual preludio apropiado a su obra

    de deshacer las obras del diablo, 1 Juan 3.8.

  • 5

    Esta tentacin en el desierto no fue la nica vez que el Seor fue atacado por el enemigo, ya

    que ms adelante habl a sus discpulos de que ellos haban permanecido con l en sus

    pruebas, 22.28. No estaban presentes cuando fue tentado en el desierto; parece que sus

    nicos compaeros all eran las fieras, Marcos 1.13. Seguramente le fue una tentacin cuando, despus de haber dado de comer a cinco mil, los hombres le tomaron por fuerza para

    hacerle rey, Juan 6.15. Luego sali solo a una montaa a orar. Hubo tambin la ocasin

    cuando Pedro expres su desagrado a la mencin por el Maestro de su muerte y resurreccin

    por delante, Marcos 8.31 al 33.

    El Seor fue tentado en todo segn nuestra semejanza, pero sin pecado, es decir, pecado

    aparte, Hebreos 4.15. El propsito de su tentacin no fue el de descubrir si podra pecar,

    sino de mostrar que no poda! Viene el prncipe de este mundo, y l no tiene nada en m, Juan 14.30. Cualquiera que fuere el aliciente, l no responda. Como el oro puro no puede

    ser atrado por un imn, as no fue atrado ni seducido por tentacin y codicia como somos

    nosotros, Santiago 1.14.

    Pan le hubiera sido muy aceptable en su hambre. Los reinos de la tierra y su gloria parecan

    ms deseables que el ser despreciado y desechado entre los hombres. Entregarse al herosmo

    falso con lanzarse del pinculo del templo hubiera puesto a prueba la palabra de Dios. Ante

    todas estas insinuaciones el bendito Hijo de Dios cit como respuesta de uno de los libros de

    Moiss; Deuteronomio 8.3,6.13,16.

    No obstante toda la ferocidad y sutileza de este triple ataque al Seor Jess, sali ileso,

    inmaculado y victorioso. Nos hace recordar su idoneidad perfecta como Sumo Sacerdote

    quien puede compadecer de nuestras debilidades por cuanto comprende la senda que

    transitamos, Hebreos 4.14 al 16.

    4.14 al 44

    Sinagoga, ciudad y sanatorio

    En el poder del Espritu, Jess volvi al lugar donde fue criado, a Nazaret. La sinagoga era un lugar de testimonio para l, y aun cuando haba aquellos que all escucharon sus palabras

    de gracia, mostraron que no le aceptaban. El relato dado por Lucas acerca de esta visita a la

    sinagoga es fascinante por los detalles incluidos.

    Primero, se le dio el libro de Isaas; luego l abri el libro, hall el lugar, y comenz a leer de Isaas 61.1,2. Habiendo terminado su lectura, enroll el pergamino, lo dio al ministro, y se

    sent. Hubo una dignidad en todo el incidente, y Jess manifest una profunda reverencia en

    la lectura pblica de las Escrituras. No nos sorprende que todos daban buen testimonio de l,

    y estaban maravillados de las palabras de gracia que salan de su boca.

    El salmista escribi del Mesas en cuyos labios la gracia se derram, Salmo 45.2. Jess dijo:

    Las palabras que yo os he hablado son espritu y son vida, Juan 6.63. No obstante, como dijo, ningn profeta es acepto en su propia tierra. Slo tena que hablar de la bendicin de Dios para con los gentiles, para que su congregacin se llenase de ira y procurase destruirle.

    En la sinagoga de Capernaum ech fuera de un hombre un espritu de demonio inmundo, y

    todos los presentes se maravillaban, y hablaban unos a otros, diciendo: Qu palabra es esta? As su fama le sigui.

    Entr en casa de Pedro, cuya suegra tena una gran fiebre. l reprendi a la fiebre, ella fue

    restaurada a salad y al instante serva a los que estaban en la casa. El Seor siempre era

    pronto en discernir cualquier discordia en un hogar, 10.40 al 42, y todava restaura la

    tranquilidad y paz donde hay cualquier clase de fiebre. La fiebre en el hogar es una enfermedad comn en nuestro tiempo, con demasiada frecuencia ella entra en y agita a la

  • 6

    mam! La madre es el corazn de la familia; el padre es la cabeza. Nos hace falta tanto el

    amor como el liderato, as que vamos a rogarle por las madres, 4.38, en nuestras oraciones.

    captulo 5

    Pescar, limpiar y llamar

    Este captulo nos presenta una variedad de contactos y una diversidad de necesidades, pero el

    Hijo del Hombre es siempre mayor que la necesidad de los hombres.

    Jess obtuvo en prstamo la barca de Simn. Alejndose de la orilla y empleando la barca

    como plpito, ense al pueblo. Como galardn, o como fortalecimiento de la fe de Simn

    despus de una noche de trabajo en vano, la red fue echada para conseguir una gran cantidad

    de peces. El suceso constituye una especie de leccin ilustrada, ya que Simn fue informado

    que seria pescador de hombres de all en adelante, 5.10; Hechos 2.41; 10.44 al 48.

    Dondequiera que haya una demostracin de gloria divina, hay el sentido de culpabilidad

    humana; 5.8; 7.38; Isaas 6.1 al 5.

    Entonces el Seor encuentra a un leproso y un paraltico, quienes tipifican la corrupcin y la

    impotencia que el pecado produce. En el caso del leproso y su condicin tan lastimosa,

    vemos la gracia y el poder del Hijo del Hombre al tocarle. La enfermedad repugnante se fue

    de l al instante. Luego le es presentado el hombre paraltico. La dificultad para los cuatro

    que cargaban su amigo a Jess, Marcos 2.3, fue vencida al quitar las tejas del techo de la

    casa. Lo bajaron delante de Jess, quien vea lo que nadie ms vea, a saber, la fe de ellos.

    Pronunciando, tus pecados te son perdonados, dio a los espectadores incrdulos una muestra de la realidad de esto al decir tambin: Levntate, toma tu lecho, y vete a tu casa. Los que vieron estaban atnitos y dijeron: Hoy hemos vista maravillas. Lev fue el prximo a tener su encuentro, y le fue exigido seguir. Levantndose y dejando los cobradores

    de impuesto que le acompaaban, hizo gran banquete en su casa, y convid a todos! Los

    fariseos y escribas murmuraron contra sus discpulos a causa de tantos invitados

    sospechosos, pero Jess respondi: Los que estn sanos no tienen necesidad de mdico, sino los enfermos. Su llamado, seal, fue a los pecadores. Sus discpulos coman y beban mientras el esposo estaba con ellos, y por qu no?

    captulo 6

    Verdad o falso?

    El captulo delante nosotros comienza con dos incidentes que tuvieron que ver con el sbado.

    Los discpulos recogan espigas de maz, las restingaban con las manos y coman los granos.

    Una objecin de parte de los fariseos a que hiciesen esto en un da sbado fue contestada con

    una referencia a algo que haba hecho David, 1 Samuel 21.6. Como el Seor del reposo, o el

    sbado, haba sido rechazado, no poda haber un verdadero sbado para esta gente, sino slo

    una hueca profesin de obediencia a Dios. Jess, cual Seor del sbado, tena perfecto

    derecho de permitir que sus discpulos satisfagan su hambre y que sanasen a un hombre cuya

    mano estaba seca.

    Luego l escogi a doce de entre un nmero no especificado de discpulos, y a estos tambin

    llam apstoles.

    El sermn dado sobre el monte, que sigue a esto, fue dirigido a los discpulos, 6.20,40. El

    Seor les dio instrucciones en cuanto a su actitud hacia un mundo opuesto a ellos. Amar a

    los enemigos de uno, dar bien por mal, ser pobre y estar hambriento, llorar, ser aborrecido a

    causa del Hijo del Hombre; todo esto traera el correspondiente galardn en los cielos. El

  • 7

    cristianismo es Cristo, y aquellos que escucharon sus palabras fueron puestos cara a cara con

    el precio del verdadero discipulado en un mundo de valores falsos y lealtades ajenas.

    El Hijo del Hombre no escatim a nadie al tratar el asunto de la hipocresa. Los ciegos que

    presuman guiar a ciegos y el hombre con la viga en su propio ojo, quien vea una paja en el

    ojo del ajeno y ofreca quitrsela, eran sus ilustraciones de la hipocresa. La sinceridad debe

    ser siempre el sello del discipulado cristiano. Llamarle a Cristo Seor, Seor y dejar de practicar sus enseanzas es una mera impostura.

    El capitulo termina apropiadamente con la ilustracin del Seor acerca de dos constructores.

    El uno representa el hombre que oye los dichos del Seor y los pone por obra, y el otro el

    hombre que oye sus palabras pero no las hace. El uno tiene un fundamento de roca pero el otro construy sobre la arena con resultados desastrosos. Seamos seguros de que nuestra fe repose en Cristo y no en la mera religin.

    7.1 al 35

    El gran mdico

    Ciertamente este es un capitulo que alegra el corazn. Jess hace frente a los estragos

    causados por el pecado y vemos que tiene completo dominio sobre ellos. Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son sanados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, ya

    los pobres es anunciado el evangelio. Acaso un hospital en el mundo entero habr visto semejante grupo de pacientes? No ms tanteos para los ciegos; no ms languidez para los

    cojos; no ms exclusin para el leproso; no ms silencio para el sordo; y ahora vida para los

    muertos que oyen su voz, y buenas nuevas para los pobres.

    El centurin mand a buscar al Seor para que sanase a su siervo, los mensajeros testifican a

    su dignidad, Notemos de paso que en el Nuevo Testamento se dicen cosas loables acerca de

    todos los centuriones mencionados: Marcos 15.39, Lucas 23.47, Hechos 10.1, 27.43.

    La fe sublime de este centurin romano, cuando midi su propia autoridad de mando contra

    el slo decir la palabra de Jess, dio lugar al testimonio de Cristo de que no haba hallado tanta fe, ni siquiera en Israel. El siervo que haba estado enfermo fue hecho sano. En dos

    ocasiones Jess se maravill: una vez a la incredulidad de sus paisanos, Marcos 6.6, y una

    vez a la fe de este centurin.

    Inmediatamente despus de una situacin donde un siervo estaba por morirse, Jess se

    encontr en Nan con un grupo que llevaba el cadver del hijo nico de una viuda. Su

    corazn fue conmovido de compasin, y, tocando el fretro, dijo: Joven, a ti te digo, levntate. El que haba sido muerto se incorpor y comenz a hablar.

    En la crcel, Mateo 11.2, Juan se preguntaba si, despus de todo, el Mesas haba venido o

    no. Jess no dijo en tantas palabras a los mensajeros de Juan que s era el Mesas, pero

    mand a hacer saber a Juan lo que haban vista y odo. Seguramente sus obras eran prueba

    suficiente para convencer a Juan que era aquel de quien Juan haba hablado, Juan 1.15.

    Cuando los mensajeros se marcharon, Jess comenz a contar a la gente de la grandeza de su

    mensajero, el Bautista, y la importancia de su misin.

    7.36 al 50

    Jess acepta una invitacin

    ''Uno de los fariseos la secta que se opona tan amargamente al Seor Jess le invit a comer. l acept la invitacin. Ms tarde, se incorpor en el grupo una mujer conocida en la

    comunidad como una pecadora. Lucas nos presenta un cuadro singular por cierto: all estn

  • 8

    Jess, el verdadero justo; el fariseo, quien se tildaba de justo; y la mujer, quien era

    claramente injusta.

    Tal vez ella contemplaba aquellos benditos pies, que tan pronto seran horadados a causa de

    los pecados de ella y de nosotros, y haca contraste entre cmo andaba l y cmo andaba

    ella. Sus hermosos pies eran de Uno que traa alegres nuevas y anunciaba la paz, Isaas 52.7.

    Los pies de la mujer eran, por inferencia, inquietos y errantes, Proverbios 7.11,12.

    Ella se par, llor, lav con sus lgrimas, sec con sus cabellos y ungi al Seor. Todo esto

    cuenta de un corazn adorador y un sentido de culpabilidad en la presencia de la gloria

    divina. El fariseo miraba y preguntaba dentro de s qu clase de profeta seria ste, ya que la

    mujer que le tocaba era pecadora. Jess ley sus pensamientos, y fue esto que dio lugar a su

    parbola en los versculos 41 y 42.

    El acreedor tena dos deudores, quienes deban 500 y 50 denarios, respectivamente. La deuda

    del primero era diez veces la del segundo, pero en un detalle ellos estaban en iguales

    condiciones: ambos estaban en bancarrota! No teniendo con qu pagar, el acreedor perdon

    a ambos por gran generosidad. As es Dios, quien perdona todas tus iniquidades, Salmo 103.3. Desde luego, el que ms deba, ms amaba, y las acciones de la mujer haban

    expresado su hondo agradecimiento de aquel que tiene potestad en la tierra para perdonar

    pecados, Marcos 2.10.

    No obstante la oposicin palpante de los que estaban sentados juntamente a la mesa con l,

    Jess anunci su perdn y le dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, v en paz. La leccin que se desprende de esta parbola es que todos somos deudores; unos mas, otros menos. El

    asunto no es tanto la cuanta de nuestro pecado, sino el hecho que lo haya. Que

    experimentemos todos lo que esta mujer experimento, y habiendo sido perdonado mucho,

    que le amemos ms al Seor como consecuencia.

    captulo 8

    Decir y hacer

    El Gran Obrero se asemeja a un sembrador cuya semilla es la Palabra de Dios, 8.11. Jess

    iba por todas las ciudades y aldeas predicando y anunciando el evangelio, y sus compaeros

    eran aqullos en cuyos corazones la semilla haba llevado fruto. Siguen luego dos parbolas

    en que habl de cosas naturales para ilustrar las espirituales. l enfatiz la verdad espiritual

    de que aquellos que con corazn bueno y recto oyen la palabra la retienen y reflejan a otros

    la luz recibida. Los tales gozan de la ms intima relacin espiritual con el Seor.

    Entonces entr en una barca con sus discpulos con el fin de pasar al otro lado del lago, y

    entraron en una tempestad de viento. En su angustia los discpulos clamaron: Maestro, maestro, perecemos! Levantndose del sueo ante su clamor, reprendi al viento y a las olas y cesaron. Hubo bonanza. Era un cuadro en el reino natural de lo que sucede el reino

    espiritual ante la palabra de su mando; vase el caso del endemoniado en el v. 29. Este pobre

    hombre al otro lado fue liberado de los poderes del mal por la palabra todopoderosa de Jess, y se sent a los pies de Jess, vestido y en su cabal juicio. Volviendo el Seor, Jairo se

    present, y tambin cay a sus pies, en este caso para interceder por su hija de doce aos que

    estaba por morirse.

    Mientras el Seor responda a este llamado, una mujer se present de entre la multitud y toc

    su vestido. Azotada por una enfermedad aparentemente incurable, haba dicho que si tocare tan solamente su manta, ser salva, Marcos 5.28. Su sanidad fue tan repentina como sorprendente y ella declar toda la verdad ante todo el pueblo. Su fe la haba salvado y se

    march en paz.

  • 9

    Hablando l la palabra de paz, le fue trada la noticia de la defuncin de la hija de Jairo. No

    pareca tener sentido proceder con el asunto, pero avis: No temas; cree solamente, y ser salva. Entr en la casa de muerte y tom la nia por la mano. Llam, diciendo slo: Muchacha, levntate. Ella fue restaurada a vida, fuerza y razonamiento, y sus padres se quedaron atnitos.

    La palabra del Seor trajo la bonanza en 8.24, el cabal juicio en 8.35, la paz en 8.48 y la vida

    en 8.55.

    9.1 al 27

    Miradas hacia el reino

    Jess reuni a sus doce discpulos y les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y

    para sanar enfermedades. Sus medios para la evangelizacin consistieron en la autoridad

    suya. No les era permitido tomar nada para sus visitas; su poder seria suficiente en toda

    situacin que encontraran. Los discpulos, anunciando el evangelio y sanando por todas partes, dejaron a Herodes perplejo. El tirano dijo: Quin ... es ste, de quien oigo tales cosas? Acto seguido, despus de toda esta actividad y manifestacin del poder del Seor con ellos, les tom aparte. La comunin con l mantiene al siervo tranquilo, refrescado en

    espritu y en condiciones para el ministerio. Luego, la multitud recibi los panes y pescados.

    Su compasin no permitira que la gente se dispersara hambrienta, de manera que mand:

    Dadles vosotros de comer. Todos se saciaron.

    El mundo al cual haba venido era no slo un lugar de hambre y miseria, con el pecado como

    la causa en el fondo, sino un lugar donde l era despreciado y rechazado. Le encontramos en

    oracin a solas. Era un hombre solitario, por cierto, aun cuando sus discpulos estaban con

    l. La sombra de una gran tristeza se extenda sobre su alma. La gente especulaba sobre

    quin era, y varn recta que era, senta el alejamiento.

    As, pregunta a sus discpulos: Vosotros, quin decs que soy? La respuesta de Pedro, el Cristo de Dios, era del todo cierta, pero l tena que explicar que habra para l sufrimiento antes de la gloria. Ms adelante Pedro aprendi esta leccin por las lgrimas de su propio

    remordimiento y el gozo de la resurreccin de Jess, 1 Pedro 1.3 (nos hizo renacer por la resurreccin), y 5.1 (participante de la gloria).

    Un hombre dira ms luego que, Seor, te seguir a dondequiera que vayas, 9.57, pero el precio del discipulado era elevado, como l explica ahora. Negarse, tomar la cruz y seguirle

    era un precio excesivo segn los clculos del joven rico de Marcos 10.21,22. Cmo lo

    estimamos nosotros? Nos avergonzamos de l en el mundo que lo crucific, y le

    rechazamos, o nos identificamos con l para honrarle ahora y recibir su Bien hecho despus? Ganar la vida para uno mismo o perderla para l: la eleccin es nuestra.

    9.28 al 50

    Vimos su gloria

    Despus de la escena del hambre en los versculos 10 al 17, Lucas nos presenta ahora una

    escena de gloria, y el Seor en oracin. Tomando a los tres favorecidos, Pedro, Jacobo y

    Juan, asciende una montaa. Dedicado a la oracin, la apariencia de su rostro se hizo otra, y

    su vestido blanco y res- plandeciente. La gloria que emana de sus mismos vestidos es la suya

    propia, velada anteriormente en consideracin a su gloria y amor para que fuese vista mejor,

    aunque sea con espejo oscuro como si fuera; compare 2 Corintios 3.18.

    Moiss y Elas estaban con Jess, hablando de su partida o salida por la muerte. Como representantes de la ley y de los profetas, respectivamente, ellos deben ceder. Ahora los

  • 10

    discpulos van a orle a l, el amado Hijo del Padre, acerca de quien la voz del cielo va a

    testificar. La ocasin fue tan abrumadora que, despertndose de su sueo profundo y viendo

    su gloria, Pedro quera retener el gran espectculo con tres cabaas, no sabiendo lo que deca. Retenerle as iba en contra del propsito divino, el Cristo iba a sufrir primero y luego entrar en su gloria.

    La escena cambia; el da siguiente, al descender ellos del cerro, les sali al encuentro un

    hombre que rogaba ansiosamente que Jess viera a su hijo, su nico, quien haba sido

    tomado por un espritu inmundo. Los discpulos no haban sido de ayuda al hombre en su

    desespero, pero el Maestro dijo: Trae ac a tu hijo. Reprendiendo al espritu inmundo, san al muchacho, y se lo devolvi a su padre, Discpulos impotentes; Cristo poderoso!

    Manifestando la grandeza de Dios, al asombro de todos, l record a sus discpulos de su

    juicio por delante y su muerte en manos de hombres. Era una atmsfera rara, ciertamente, en

    la cual decidir cul de ellos debera ser mayor. Tom a un nio como ilustracin grfica de la

    humildad, y dijo: El que es ms pequeo entre todos vosotros, se es el ms grande.

    Otra leccin sobre la humildad sigui a sta, cuando respondi a una queja acerca de uno que

    us su nombre al echar fuera demonios, porque no sigue con nosotros. No puede haber neutralidad donde Cristo est involucrado. El que no es contra nosotros, por nosotros es, 9.50.

    9.51 al 10.42

    l es Seor

    Cun fcil es llamar a Jess Seor pero a la vez negar por nuestros hechos lo que

    profesamos. Jacobo y Juan crean que estaban actuando de acuerdo con los deseos de su

    Maestro cuando dijeron: Seor, quieres que mandemos que desciende fuego ...? Desde luego, era lo que ellos mismos estaban dispuestos a hacer, y pensaban que estaban en lo

    cierto. La reprensin del Seor, ''No sabis de qu espritu sois, pone de manifiesto claramente que semejante actitud de enojo y deseo para juicio no estaba de acuerdo con este

    reconocimiento de su seoro.

    El hombre que dijo, Seor, te seguir adonde quiera que vayas, no se haba enfrentado con lo que estaba involucrado en su afirmacin. Como muchos han aprendido desde ese

    entonces, la sumisin a su seoro ha querido decir marchar en pos de un rechazado y, al ser

    necesario, la prdida de todo. Es bueno que nos demos cuenta de lo que est involucrado,

    antes de hablar ligeramente de nuestro Seor. En 9.59 otro hombre le dijo Seor pero agreg primero yo. No es difcil ver que esto no cuadra. Si Jess es Seor, debe ir primero, y

    no que yo vaya primero. Su voluntad y su direccin deben prevalecer. Aun otra vez omos

    Seor en 9.61 pero de nuevo est condicionado: Seor, djame ... En esta casa la familia se interpone y la supuesta obediencia al Seor resulta no ser tal cosa.

    Bien puede ser que al leer estas palabras nos acordemos de ms de una ocasin en nuestras

    vidas cuando hemos usado como nuestras las palabras de Pedro en Hechos 10.14, Seor, no. Que nuestra contemplacin de la bendita persona del Salvador conduzca al lugar donde podremos decir: Seor, qu quieres que yo haga? Hechos 9.6.

    De que sea el Seor queda demostrado claramente ms adelante. En su soberana voluntad

    despach setenta discpulos para que anunciasen su venida, y declar: El que a vosotros desecha, a m me desecha; y el que me desecha a m, desecha al que me envi. Reclam el derecho de exigir que fuese recibido, y declar claramente que rechazarle a l resultara en

    juicio. Cun felices estaban los discpulos al poder regresar y decir: Seor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre. S, l es Seor aun en el mundo de los espritus.

  • 11

    11.1 al 26

    Pedir, buscar, llamar

    Como el Hijo del Hombre, el Seor Jess tomaba el puesto de dependencia en Dios, y esto se

    refleja en las referencias frecuentes a la oracin en su vida. Los discpulos le vieron ocupado

    en oracin (no por vez primera) y lo que vieron les convenci que la oracin era un factor

    determinante en aquella gran vida. Esta realizacin cre en ellos el deseo de una experiencia

    similar: Seor, ensanos a orar. La vida que observaban estaba unida en constante contacto con Dios, y queran conocer el secreto.

    Con gran gracia les ense que la oracin se basa en relacin: Padre nuestro. Es para los miembros de su familia. La oracin verdadera asigna a Dios su debido lugar santificado sea tu nombre y anhela el da cuando el Hijo del Hombre ser vista como Seor en su propio reino sobre la tierra. Abarca la necesidad de cosas materiales el pan nuestro de cada da y las necesidades espirituales perdnanos y pide ayuda para vivir correctamente en medio de la presin constante del maligno.

    Alguna vez algn conocido le ha venido de viaje, o fuera del camino, como dice 11.6 en el

    griego, y usted no ha tenido con qu darle la ayuda que necesitaba? Se acuerda haber ido a

    aquel Amigo que tiene recursos abundantes, y haber recibido la ayuda de l? El hecho es que

    hay un Amigo a quien podemos recurrir y quien resplandece en este pasaje, pero hay la

    advertencia de que Dios puede probar nuestra sinceridad al no darnos de una vez, 11.9,10.

    No es un Dios indispuesto, pero s sabe cundo ms conviene dar.

    Siga en peticiones. Todo el que persigue, recibe; el que busca, halla; el que llama

    constantemente, ve la puerta abrirse ante l. Parece que Abraham termin de pedir por

    Sodoma antes de que Dios terminara de darle, Gnesis 18.23 al 33. Tenemos que recordar,

    sin embargo, que si Dios dice No, es una respuesta tanto como su S. Continuando desde este

    punto, el Seor saca una leccin de la manera como los padres terrenales generalmente dan a

    sus hijos. Ellos se preocupan por su bienestar. No estn dispuestos a darles lo que resultar

    daino, o negarles lo que es provechoso. Cunto ms su Padre celestial, quien en su persona

    es bueno mientras que los hombres son de por s malos, dar aquello que es bueno.

    11.27 al 54

    Mayor

    Al comienzo de nuestra lectura una mujer pronuncia una bendicin sobre Mara porque era

    madre del Seor Jess. Esto concuerda con la declaracin angelical a ella: Bendita t entre las mujeres; 1.28. Algunos han elevado a Mara a una altura que no tiene justificacin. Observamos que las palabras del Seor rectifican esto, porque coloca en el lugar de gran

    bendicin a aquellos que oyen la Palabra de Dios, y la guardan. Los nexos naturales no son

    tan importantes como las relaciones espirituales; en Santiago 1.1 y Judas 1 los autores

    respectivos se identifican como siervos de Jesucristo, aun siendo, segn entendemos,

    hermanos suyos en la carne.

    El Seor reclam para s la dignidad de ser ms que Salomn y ms que Jons. Una reina

    viaj larga distancia para conversar con Salomn, habiendo odo de su fama. Una ciudad

    impa se arrepinti como consecuencia de la predicacin de Jons el profeta. Cmo trataron

    los contemporneos del Seor a Uno que era mayor que aquellos dos? A pesar de que haba hecho tantas seales delante de ellos, no crean en l, Juan 12.37. Tristemente el Seor declar que mayor luz conlleva mayor juicio. Y cmo hemos reaccionado nosotros en

    respuesta a su revelacin?

  • 12

    Los versculos 37 al 54 conducen a la casa de un fariseo, que con aire de superioridad haba

    invitado al Seor a comer con l. De entrada el Seor viol una de las primeras reglas de los

    fariseos: no se lav antes de la comida. Esto no tena nada que ver con la higiene, sino que

    era un requisito netamente ceremonial. En respuesta al asombro de los fariseos, el Seor les

    llam la atencin a la hipocresa de su prctica de exaltar la conducta exterior sobre la

    condicin interior.

    Ellos daban limosnas pero no amaban a Dios. Se colocaban sobre un pedestal para ser vistos

    de los hombres, pero Dios conoca su corazn. Hay fariseos an, y Dios todava se interesa ms por lo de adentro. El hombre mira lo que est delante de sus ojos, pero Jehov mira el corazn, 1 Samuel 16.7.

    La reprensin del Seor provoc una respuesta de parte de un escriba que senta que la

    crtica hacia los fariseos iba contra l tambin. El Seor estuvo de acuerdo, y muy

    firmemente denunci a un grupo de hombres que deca ser maestros de la Palabra de Dios

    pero encerraba aquella Palabra en reglas establecidas por los hombres. Les acus de sustraer

    la llave de la sabidura, a saber, la Palabra de Dios.

    12.1 al 34

    La providencia divina

    Dice especficamente que este pasaje fue dirigido a los discpulos (excepto los versculos 13

    al 21, hablados al hombre que interrumpi al Seor). Tomando nuestro puesto en esa

    categora, son nuestras las palabras de consuelo y confianza. Qu Dios es el nuestro; l se

    interesaba aun en el pajarillo que se agregaba gratuitamente cuando el cliente compraba

    cuatro ms; compare el 12.6 con Mateo 10.29 (No se venden dos pajarillos por un cuarto?). Son contados aun los cabellos de nuestra cabeza; tan es as su conocimiento de nosotros. Cuando el Seor dijo, Ms valis vosotros que muchos pajarillos, saba que muy pronto su propia sangre preciosa sera derramada para la redencin de sus discpulos. Le

    somos preciosos a l.

    Su cuidado se extendera a aquellas experiencias difciles cuando sus discpulos seran

    llevados ante las autoridades por su testimonio fiel. En tales circunstancias, dijo, deje el

    asunto de la defensa en manos de Dios. l dar las palabras apropiadas a decir cuando no es

    posible prepararse uno.

    La interrupcin a partir del versculo 13 dio la oportunidad de advertir contra la avaricia. La

    avaricia da a entender que no estamos satisfechos con la provisin que Dios da, y que

    podramos hacer mejor que l.

    En el 12.22 comienza de nuevo el discurso a los discpulos, y de nuevo somos llevados al

    rgimen de la providencia divina. Los cuervos, aves inmundas, no tienen graneros pero Dios

    asegura su provisin diaria, y los discpulos valen mucho ms que los cuervos. Los lirios del

    campo, sin trabajar y sin hilar, son mantenidos en una esplendidez que sobrepasa la de

    Salomn, y as son un testimonio a la fidelidad del Padre. Somos nosotros mejores que los

    lirios. La hierba del campo, cosa tan comn, es mantenida por Dios. Ella viste. Cunto ms a los suyos!

    La confianza en nuestro Dios guardar de la preocupacin ansiosa. Sabemos que necesitamos

    las cosas materiales, pero ms importante es el hecho de que l lo sabe, 12.30.

    La ansiedad no debe ser, y el enfoque principal de nuestra vida diaria debe ser el de buscar el

    reino de Dios. En esto estamos en contraste con las gentes del mundo quienes dirigen su energa hacia lo que han de comer y beber. Buscar la gloria de Dios primeramente quiere

  • 13

    decir que todas estas cosas nos sern aadidas. No son necesariamente las que deseamos, las cuales podran resultar dainas, sino las que Dios considera provechosas. l sabe mejor.

    12.35 al 59

    l viene

    La vida de confianza en el Seor, que vimos en la lectura anterior, est acompaada de

    vigilancia y fidelidad. A menudo el Seor haca referencia a su venida, e inst a sus

    discpulos a vivir a la luz de este gran acontecimiento. Si va a venir, no puede haber una

    disminucin de esfuerzos; los lomos tienen que estar ceidos y las lmparas encendidas. Los

    lomos ceidos hablan de la disposicin de trabajar y las lmparas encendidas del testimonio

    a guardarse en medio de la oscuridad. Este es el trasfondo de su regreso, para el cual no ha

    sealado fecha alguna.

    Una sincera bienvenida para aquel que viene est seguida por indicios de su aprobacin,

    12.36 al 40. Bienaventurados aquellos siervos. Quin puede explicar todo lo que esto involucra? Viene luego la afirmacin tan sorprendente de que l, el Seor, se ceir ... a servirles. Es humildad que no admite palabras, pero en ella brilla su grandeza. Haba dicho a sus discpulos: El que quiera ser el primero entre vosotros ser vuestro siervo, Mateo 20.27. Aun en el lugar de servicio, demuestra su derecho de ser el mayor.

    Los versculos 42 al 48 conducen a la esfera de la fidelidad y nos presentan al mayordomo fiel y prudente, quien acepta responsabilidad mientras su seor est ausente.

    Pablo habl de la mayordoma y enfatiz que se requiere de los administradores, que cada

    uno sea hallado fiel, 2 Corintios 4.2. Una responsabilidad nos ha sido encomendada en la

    ausencia de nuestro Seor, y para ella se nos exige la fidelidad. El 12.43 hace saber la

    reaccin del Seor a esa constancia en su venida. Qu profundidad hay en aquellas palabras,

    bienaventurado aquel siervo! Pero queda el triste hecho de que la fidelidad no se hallar en todos los siervos, y vemos que el Maestro trata apropiadamente con los incumplidos. Hay la

    posibilidad de que nos alejemos de l en vergenza en su venida, 1 Juan 2.28.

    La fidelidad y la vigilancia tendrn su costo. El Seor habla de la divisin a causa suya. Si le

    somos fieles, no debemos pensar que todos van a estar de acuerdo; aun dentro del circulo

    familiar puede haber oposicin. El Seor, el Fiel y Verdadero, conoca en carne propia un

    bautismo de sufrimiento a manos de hombres y de Dios, pero guard su ttulo hasta el fin.

    captulo 13

    Si no os arrepents

    El arrepentimiento es un cambio de actitud que conduce al individuo a confiar en Dios y

    abandonar el pecado. Juega un papel clave en el trato de Dios con el hombre. Algunos

    hablaron al Seor de aquellos que Pilato mat y de aquellos que murieron cuando una torre

    les cay encima; dieron a entender que las tales personas eran especialmente peca-minosas y

    por esto haban sido enjuiciadas. Si no os arrepents, todos pereceris igualmente. La respuesta de Cristo quita la mirada de aquellos que haban sufrido en esos acontecimientos, y

    la dirige hacia nosotros, sus oyentes. El arrepentimiento es esencial, o todos perecern.

    Cristo acepta la universalidad del pecado y por lo tanto no hay exencin del requisito del

    arrepentimiento.

    La parbola que sigue est vinculada a nuestro primer pasaje, pero incluye la verdad

    adicional de la paciencia de Dios. En la higuera en la via (un lugar de tierra nutrida) vemos

    la nacin de Israel bajo el cuidado de Dios. El viador (el Seor Jess) la haba cuidado estos

    tres aos (el perodo de su ministerio pblico). El dueo buscaba rendimiento pero

  • 14

    lamentablemente no haba. No hubo fruto, no obstante el hecho de que el Hijo de Dios haba

    manifestado su gracia entre ellos.

    El viador rog por otro ao antes de que viniera el juicio, pero fue en este cuarto ao que la nacin se revel en toda su iniquidad y crucific al Mesas. La instruccin crtala se cumpli en el 70 cuando Jerusaln fue destruida. Al no haber arrepentimiento no hay nada

    para Dios y la situacin no ofrece esperanza.

    El versculo 34 (Jerusaln Jerusaln, que matas a los profetas !) puede ser relacionado con estos dos pasajes. Esta apasionada manifestacin del corazn del Seor muestra que vea

    una ciudad que no se arrepentira. Vea una higuera que no dara fruto, y el divino Hijo de

    Dios no vea alternativa a la tragedia por delante. Quise ... y no quisiste. Oh! qu tragedia en todo esto. El Seor no descart de una vez a los que no se arrepentiran y los que no

    daban fruto, pero llega el momento cuando debe hacerlo y lo hace con tristeza.

    Son pocos los que se salvan? El Seor no contesta ni s ni no. Mand a quien pre-guntaba a asegurarse de que entrara por la puerta estrecha. Esto requiere el arrepentimiento.

    captulo 14

    El reto

    Se nos dan varias parbolas a raz de la invitacin que dio un fariseo al Seor a cenar con l.

    Los invitados gozan de cierta posicin social, y el Seor observa sus maniobras para

    conseguir los mejores puestos en el comedor. Aun cuando l mismo estaba all como un

    invitado, critica esta actitud y dice en efecto: Tome el lugar de ms abajo, y as cualquier cambio ser hacia arriba. Enfatiza lo que es claramente un principio divino: Cualquiera que se enaltece ser humillado, y el que se humilla, ser enaltecido. l es el ejemplo supremo de esta humillacin propia y de la exaltacin divina, Filipenses 2.5 al 11.

    Luego instruye en cuanto a quin invitar a comer; a saber, a los que no pueden reciprocar la

    invitacin. Esto provoca el comentario de uno: Bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios. El Seor responde con otra parbola sobre una fiesta, esta vez ofrecida por Dios y los hombres como huspedes. Tal vez los primeros convidados representan la nacin de los

    judos, pero de todos modos hubo un rechazo general de la invitacin. Las excusas por no

    asistir son mezquinas e indican claramente una predisposicin a rechazar la invitacin. Como

    Pablo seal, la transgresin de la nacin judaica sera la riqueza del mundo, Romanos 11.12. Dios abri de par en par la puerta de bendicin para el mundo gentil, para los indignos

    y rechazados que responderan a la invitacin.

    Al introducir las prximas tres parbolas, el Seor advierte en contra de un discipulado

    fcil. Las multitudes le seguan, pero no por conviccin. l destac el reto de ser discpulo; exige la supremaca en la vida del tal. El amor para con l debe ser tan grande como para

    que todos los dems amores se reduzcan a nada. La parte ms difcil del discipulado

    concierne su propia vida, como dice el 14.26. Es ms fcil poner a otros a un lado que a uno

    mismo.

    Dos de las parbolas muestran que Cristo no quiere seguidores que asumen el discipulado

    ligeramente, 14.28 al 33. Son parecidas las parbolas del hombre que construy la torre y la

    del rey que va a la guerra, pero son diferentes. En la primera parbola Jess dice: Sintese a piense si puede pagar el precio de seguirme. En la segunda dice: Sintese y piense si puede pagar el precio de rechazar mis exigencias. Ambos asuntos son importantes.

    captulo 15

    Un Dios que busca

  • 15

    Hay un vnculo estrecho entre la parte final del captulo 14 y el comienzo del 15. El Seor

    haba hablado de la sal inspida y por tanto intil, e inst a sus oyentes a or lo que deca. Los

    publicanos y pecadores se acordaron que esta descripcin les corresponda a ellos, y se

    acercaron a oir. Esto dio lugar a quejas de parte de los escribas y fariseos, quienes no

    entendan cmo el Seor podra tener trato con los tales. No comprendieron que el propsito

    eterno de Dios era de buscar y salvar a semejantes personas. Para explicar esto, l habl la

    parbola incomparable del captulo 15. Es en realidad una sola, dividida en tres secciones.

    Parece que su propsito fue el de ensear que toda la Trinidad divina est estrechamente

    interesada en los perdidos y deseosa de su restauracin. En la primera seccin, el Hijo est

    visto como el Buen Pastor que sale y busca la oveja perdida. En la segunda, es el Espritu

    Santo que est presentado en la figura de la mujer que prende la luz para buscar la moneda

    perdida. En la ltima seccin el Padre de la bienvenida al hijo perdido. Cada parte enfatiza el

    gozo que viene al encontrar lo que se haba perdido.

    El Hijo ve el fruto de la afliccin de su alma y queda satisfecho, Isaas 53.11. Cuando ms

    adelante el Seor entr en Paraso desde la cruz, llevando consigo una oveja que haba

    rescatado de las garras de la muerte, seguramente ha podido clamar a las huestes celestiales a

    gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se haba perdido. La mujer se regocija al encontrar la moneda extraviada, una cosa muerta, y el Espritu Santo se regocija

    porque las almas muertas reciben la vida eterna. El Padre ve al hijo perdido en su regreso al

    seno de la familia y escuchamos sus palabras: Era necesario hacer fiesta y regocijamos.

    La parbola revela que hay un sentido en que Dios siente una prdida mientras los hombres

    estn alejados de l. El pastor haba perdido su oveja, la mujer su moneda, y el padre su hijo.

    Fue este sentido de prdida que trajo al Hijo de Dios al desierto a buscar y salvar al que se

    haba perdido.

    Llegando a donde estaba, me trajo a su redil.

    y al ver que Cristo me salv, el cielo entero se alegr!

    captulo 16

    Mayordoma defectuosa

    El relato del administrador fiel nos presenta problemas de interpretacin, debido mayormente

    a que no entendemos plenamente las transacciones que realiz para salvaguardar su futuro.

    Su manejo de los bienes del amo haba sido deficiente y esperaba ser despedido con

    consecuencias funestas. El propsito de los ajustes de cuenta que se mencionan en el relato

    era de obtener un trato favorable para s en manos de aquellos que estaba favoreciendo. Es

    posible que estos arreglos no hayan sido deshonestos sino ms bien la correccin de ciertos

    abusos en negocios realizados en otras ocasiones.

    El amo alab la sagacidad manifestada en estos convenios, y no la deshonestidad que tal vez

    haba caracterizado al individuo. El Seor seala lo que el hombre hizo, y dice en efecto:

    ''Mire, ese mundano actu con sensatez en tiempo de crisis, y al hacerlo consigui cierta

    seguridad para cuando le faltara empleo. Si los hijos de este mundo actan sabiamente en su administracin de las cosas materiales, cunto ms deben hacerlo los hijos de luz. Se

    afirma el principio de que uno que es fiel en lo muy poco, tambin en lo ms es fiel.

    Claramente, sin embargo, el individuo debe ser dedicado a Dios y no a las cosas materiales, y

    stas deben ser manejadas a la luz de aquella devocin, 16.13.

    En los versculos 19 al 31 vemos otro hombre culpable de una administracin defectuosa, ya

    que emplea para s los bienes que Dios ha dada. No podemos imaginamos un contraste

    mayor que aquel entre haca cada da banquete y ansiaba saciarse de las migajas. Con todo, no se acusa a este rico de impiedad. Cambia la escena. Muere el rico y es enterrado con

  • 16

    esplendidez, pero en el hades encuentra tormento. Muere Lzaro tambin. No leemos de

    entierro, pero le encontramos en Paraso, en lugar de bendicin.

    Debemos considerar la verdad solemne de que llega el momento cuando el destino queda fijo

    y sin posibilidad de cambio. Al escuchar la conversacin entre el rico y Abraham,

    descubrimos que si el rico hubiera hecho caso a la enseanza de Moiss y los profetas, no

    hubiera entrado en el lugar de tormento. l viva para s. Lo que se da a entender es que

    Lzaro, aun cuando pobre en las cosas de este mundo, era rico en fe.

    captulo 17

    En vista de su venida

    Un espritu indispuesto a perdonar es un problema. El Seor dice que debemos perdonar

    cuando uno nos ofende y se arrepiente. Se podra insistir que si la ofensa se repite, aun siete

    veces, hay lugar para dudar del arrepentimiento profesado. Pero la leccin es clara: si se

    arrepiente, perdnele. Puede que dudemos de que el arrepentimiento sea genuino, pero nos

    corresponde perdonar.

    Podemos comprender la solicitud de los discpulos, Aumntanos la fe, porque esta actitud de perdn queda ms all del poder humano. El Seor respondi que no es la cantidad de fe

    que es importante, sino la calidad. Habl del rbol sicmoro, que posiblemente sea el

    morera, con sus races muy profundas. Es un cuadro apropiado del espritu arraigado que no

    est dispuesto a perdonar. Pero la fe puede contra l.

    El esclavo no tena derecho a esperar las gracias por lo que haba hecho, sino slo cumpli

    su deber. Acordmonos que, a la luz del Calvario, jams podremos hacer demasiado, ni

    siquiera suficiente, por nuestro amado Maestro. Vemos nuestro servicio como intil; que

    Dios nos guarde de verlo de otra manera. Dios lo ve de una manera diferente, y el siervo fiel

    oir las palabras: Bien, buen siervo.

    Diez leprosos reciben la sanidad pero slo uno vuelve para dar las gracias. El Seor espera

    encontrar la gratitud en aquellos a quienes limpia. Faltamos aqu? Tomamos como un

    derecho nuestra salvacin? El hombre que regres, recibi una bendicin ms profunda.

    Mientras que los nueve fueron sanados de la lepra, el dcimo fue sanado de su pecado

    tambin, y goz de una relacin ms estrecha con su Maestro.

    Luego el Seor dirige la atencin de los discpulos al da de la venida del Hijo del Hombre.

    Estn por delante Israel y el mundo, pero no la Iglesia, y vemos que el Hijo intervendr

    severamente en juicio. El mundo estar absorbido en sus propios asuntos y se sorprender

    ingratamente por los acontecimientos sbitos. Antes de suceder todo esto, sin embargo, la

    Iglesia ser llevada a estar para siempre con el Seor, 1 Tesalonicenses 4.17. Es con este

    feliz evento por delante que pedimos gracia para manifestar un espritu perdonador y servir a

    Dios de manera aceptable.

    capitulo 18

    Cmo oramos?

    En este captulo leemos de las oraciones de una viuda, un fariseo, un publicano y un

    mendigo.

    Los versculos 1 al 8 tienen que ver con la necesidad de orar siempre, y no desmayar. Vemos una viuda que pas por un tiempo de prueba y busc justicia para remediar la

    situacin. No logrando lo que le corresponda, volvi una y otra vez hasta que el juez cedi y

    le adjudic lo que le peda. La persistencia da recompensa. El Dios nuestro niega actuar?

  • 17

    No; l dar desde un corazn de amor, pero dar cuando conviene hacerlo; no anti-

    cipadamente ni con tardanza. Siga orando.

    Un fariseo oraba, pero era en verdad oracin? Jactndose de qu era y qu haca, no tena

    tiempo para la confesin ni la adoracin a Dios. Para un hombre as no haba respuesta del

    cielo. Oramos as?

    Un publicano oraba. Era uno en quien el Espritu de Dios estaba obrando, y se vea a s

    mismo como Dios le vea: pecador. Cmo se atrevera un hombre tan corrupto acercarse a

    un Dios santo? En el atrio afuera haba visto un altar humeando, el cual hablaba de sacrificio,

    y en el lugar santsimo haba el propiciatorio cubierto de sangre del altar. Aqu haba

    esperanza. Dios, s propicio (literalmente, ten misericordia) a m, pecador. Bast. Dios, quien lee por igual el corazn de fariseo y de publicano, intervino en misericordia y ste descendi a su casa justificado. Dios contesta la verdadera oracin.

    Un mendigo oraba. Haba escuchado acerca del profeta de Nazaret, y lo que oy le

    convenci que era el Mesas, el Hijo de David. Ahora estaba a su alcance. Haciendo caso

    omiso de todo intento a impedirle, clam por ayuda. Jess entonces, detenindose. El Hacedor de cielo y tierra, el Sustentador del universo, se detuvo ante el clamor de un

    mendigo! Qu gracia! Y qu dijo Jess? Qu quieres que te haga? Seor, que reciba la vista. Su oracin no fue larga pero fue efectiva. Tal vez el Seor le dice a usted hoy: Qu quieres que te haga? Dgale con franqueza toda su necesidad y vea cmo obra. Lo que ver le har alabarle.

    A Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho ms abundantemente de lo que pedimos o entendemos, segn el poder que acta en nosotros, a l sea la gloria ... en Cristo

    Jess, Efesios 3.20,21.

    captulo 19

    Salvacin y perdicin

    Leemos en los primeros diez versculos de un publicano, y a veces se hace la sugerencia

    interesante de que ste es el mismo hombre a quien se refera el Seor en el captulo anterior.

    Sea as o no, el Seor haba venido especficamente a buscarle a l, y ste le invit a Jess a

    su casa. Mucho nos complacera saber cmo fue la conversacin entre ellos, pero slo

    tenemos conocimiento de los hechos siguientes y del gran cambio operado en ese hombre.

    No era slo un despreciado cobrador de impuestos, sino el jefe de los tales, y en su ascenso

    se haba hecho rico.

    Ahora, como evidencia de su naturaleza cambiada, divulga su propsito de deshacerse de sus

    ganancias mal habidas. Esto es lo que sucede cuando un pecador recibe la misericordia; no

    slo regresa a su casa justificado, sino que el rumbo de su vida cambia. Las palabras del Seor en 19.10 indican que por esta causa vino: El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se haba perdido.

    Prosiguiendo, encontramos siervos que custodiaban el dinero de su amo, quienes han debido

    emplearlo para el bien de se en su ausencia. Tal vez vemos en el dinero el compromiso

    bsico que tiene todo siervo a poner su fe por obra. Como individuos esos siervos

    respondieron de maneras diferentes a la exigencia de su maestro. A uno le omos decir buen siervo, y vemos que le dio la oportunidad de un servicio ms amplio. Para otro, quien no tom accin alguna, encontramos palabras de reproche y la prdida de lo que dej de

    emplear. Iremos nosotros con las manos vacas para encontramos con nuestro Seor?

    El Seor ascenda a Jerusaln, y estaba destinado a entrar en ella segn las escrituras

    profticas; Zacarias 9.9. En un pueblo cercano haba una gente con un pollino; lo posean

  • 18

    entre ellos, una evidencia de pobreza. Pero vino la palabra: El Seor lo necesita. No haba vacilacin; la bestia fue entregada. Ser que esta gente haba recibido bendicin, y as

    reconoci el derecho del Seor sobre todo lo que tenan?

    Considerando las palabras solemnes de 19.41 al 44, Jess llorando sobre Jerusaln, las

    vinculamos con 13.6 al 9, la higuera estril, y especialmente lo de: Crtala para qu inutiliza tambin la tierra? Con todo, cuando consider la perdicin de la ciudad, llor. Sentmonos a los pies de Cristo hasta que aprendamos el secreto de sus lgrimas y,

    contemplando los pecados de nuestra ciudad o comarca, lloremos sobre ellos.

    captulo 20

    Un asunto de autoridad

    Varias veces nuestro captulo toca la cuestin de autoridad, y vemos al Seor Jess

    aducindola en todo departamento de su enseanza. Su autoridad fue cuestionada por lo que

    parece ser una delegacin del Sanedrn. Posiblemente, al plantearles su pregunta acerca de

    Juan el Bautista, l estaba retando no slo su sinceridad sino tambin su competencia como

    lderes religiosos. Si ellos, en su capacidad y responsabilidad oficial, no haban podido llegar

    a una conclusin sobre Juan el Bautista, cmo podran guiar al pueblo y cmo podran

    formar un juicio sobre Uno mayor que Juan? Si en realidad conocan la verdad acerca de

    Juan y no estaban dispuestos a enfrentarse a las consecuencias lgicas de que l haya sido de

    Dios, entonces el Seor no iba a tolerar semejante deshonestidad. Les haba dicho

    previamente, ''Yo descend del cielo, y ellos bien saban de dnde emanaba su autoridad.

    Jess afirma luego que rechazaron deliberadamente la autoridad suya, aun cuando algunos

    gobernantes saban que su posicin era sana. Los labradores en la via eran figura de los

    lderes de Israel, responsables a Dios por la manutencin de la nacin y produccin de fruto

    para Dios. Rechazaron los siervos del dueo (los profetas) y finalmente a uno que

    reconocieron como el heredero (el Hijo). l fue lanzado afuera y muerto, de manera que

    podran quedarse con el control absoluto. El Seor seal solemnemente que esa manera de

    conducirse no poda prevalecer, ya que Dios actuara en juicio.

    Sus adversarios le pusieron a prueba con una pregunta acerca del dinero del tributo. Con

    gran autoridad atendi a la trampa tendida, enseado que haba cosas que Csar puede exigir

    y cosas que Dios puede exigir.

    En su respuesta al intento de los saduceos a hacerle tropezar, el Seor dio a conocer que su

    conocimiento se extenda tambin a la vida de los resucitados. Cun triste fue este constante

    cuestionamiento de su autoridad. Es posible, sin embargo, que nosotros tambin lleguemos a

    ser culpables. Vase el versculo 41: David ... le llama Seor. Hagmoslo en todo aspecto.

    captulo 21

    Poco es mucho

    Es interesante notar cmo el Espritu Santo ha conectado un evento aparentemente

    insignificante y el discurso sobre los tremendos acontecimientos a realizarse en la historia de

    Israel. Pocos se hubieran dado cuenta de lo que el Seor not. El versculo 1 nos relata que

    vio a los ricos y el versculo 2 que vio tambin a una viuda muy pobre. Ha podido observar

    sin comentario, pero tuvo a bien dirigir la atencin a la mujer, y seal que su ofrenda

    pequesima sobrepas por mucho las ofrendas de los ricos. Despus de todo, cuando ellos

    ya haban dado, mucho se les qued; cuando ella ya haba dado, nada se le qued. Ella dio el

    cien por cien, pero detrs de su ofrenda haba un corazn creyente que estaba dispuesto a

    confiar en Dios para el futuro. Se ha dicho que Dios arroja al pozo del abismo el oro de la

  • 19

    afluencia que se da porque no hace falta, pero toma y besa para convertir en oro eterno el

    cobre manchado de sangre.

    El relato pasa al discurso del Seor acerca del futuro, tanto cercano como ms distante.

    Parece que altern entre los dos al conversar con los discpulos. La historia iba a ser la

    explicacin de sus palabras. En los versculos 5 y 6 se contempla la destruccin del templo

    en dC 70; parece que los versculos 8 al 11 se refieren a los das inmediatamente antes del

    regreso de Cristo en gloria; los versculos 12 al 19, antes de todas estas cosas, relata las experiencias de los discpulos en el lapso hasta la cada de Jerusaln; los versculos 20 al 24

    se refieren de nuevo al 70; los versculos 25 al 28 se enfocan de nuevo a los das precedentes

    a su venida cual Hijo del Hombre.

    En la parbola de la higuera y todos los rboles el Seor da una seal acerca de cundo se presentara el verano para Israel. La higuera comenzar a dar evidencias de crecimiento, pero los otros rboles tambin. Contemplando la tierra de Israel, vemos que la higuera est

    brotando hojas. Mirando ms all vemos que las naciones emergentes abundan con

    evidencias de nueva vida nacional. Amados, est cerca el reino de Dios, 21.31. Obsrvese el carcter definitivo de las palabras del Seor en su afirmacin en el versculo 33: mis palabras no pasarn. Ocupmonos con las palabras del versculo 37: de noche ... se estaba en el monte que se llama los Olivos. Oraba con miras la Calvario?

    22.1 al 38

    El aposento alto

    Satans estaba muy activo mientras se acercaba la ocasin para el sacrificio del Salvador. En

    el versculo 2 encontramos los sacerdotes y escribas ocupados en su conspiracin y en el

    versculo siguiente Satans se posesiona de Judas, quien de buena voluntad se hace

    cmplice. En el trasfondo de todo esto est el divino preconocimiento, y podemos recordar

    Salmo 2.4: El que mora en los cielos se reir; el Seor se burlar de ellos. Dios obrar todo segn el consejo de su propia voluntad; qu pueden hacer hombres y demonios?

    En confianza absoluta el Seor sigue por su camino. Manda a sus discpulos a preparar la

    fiesta de la pascua, sabiendo de antemano qu suceder, y que cierto discpulo no nombrado

    gustosamente pondr su saln a la orden de su Seor. Ntese que dice que hallaron como les

    haba dicho. La pascua se fusiona en algo nuevo, la cena del Seor, 22.19,20. El pan y la

    copa de la fiesta asumen repentinamente un sentido nuevo cuando el Seor los toma y los

    seala como smbolos de su cuerpo y su sangre. Aunque Satans est tramando, el Seor

    puede ver la constitucin de una iglesia. l prev que los creyentes se deleitarn a lo largo de

    los siglos en la sencilla fiesta de amor. Haced esto en memoria de m.

    En los versculos 21 al 23 el Seor hace referencia a la traicin de Judas, pero no le nombra.

    Perplejos, los discpulos preguntan cul de ellos podra ser. No saben. El Seor tena

    conocimiento de su verdadera identidad cuando le llam, Juan 6.64, pero no haba

    descubierto a Judas ante los dems, ni por palabra ni por insinuacin. Cun triste es que en

    tales circunstancias sus discpulos hubiesen tenido en mente una grandeza terrenal. Jess est

    pensando en su cruz pero ellos en su posicin.

    Nos llegan hoy las palabras del Seor a corregir esta actitud: Sea ... el que dirige, como el que sirve. Satans est en el cuadro de nuevo en el 22.31, ahora como uno que pide permiso para tener acceso a los discpulos con el fin de zarandearlos. Tiene que pedirlo porque Dios

    es supremo. Dirigiendo sus palabras a Pedro, el Seor da consuelo: He rogado por ti, que tu fe no falte. Gloria a l!

  • 20

    22.39 al 71

    Despreciado y desechado

    Esta es tierra santa. Fjese en el versculo 39: como sola. Getseman no le era desconocido como lugar de oracin, y Judas conoca aquel lugar, porque muchas veces Jess se haba reunido all con sus discpulos, Juan 18.2. Pero nunca antes el Seor haba pasado por una experiencia como sta. El Calvario le quedaba por delante; el juicio por el pecado se le

    acercaba, y horror se encerraba en torno de l. Es muy posible que haba presiones satnicas

    tambin, pero le omos decir: No se haga mi voluntad, sino la tuya. El mdico Lucas hace mencin de los resultados fsicos de la presin: Su sudor era como grandes gotas de sangre que caan hasta la tierra. Cun grande su amor por nosotros y su devocin a la voluntad del Padre!

    La traicin se narra en 22.47 al 53. Ahora se revela quin era el traidor, pero el Seor mira

    ms all de Judas al decir: Esta es vuestra hora, y la potestad de las tinieblas.

    Es difcil comprender cmo este hombre pudo figurar por tres aos en medio de perfecta

    pureza y amor, y todava ser tan bajo y vil. Fue el ltimo toque de horror, la mxima

    expresin de la infamia humana, cuando all en el huerto Judas entreg a su Maestro, no con

    grito ni golpe ni pualada, sino con un beso.

    Judas le traicion, Pedro le neg. No vamos a criticar demasiado a Pedro. Si nunca hemos

    negado al Seor (y es dudoso) acordmonos de que all, salvo por la gracia de Dios, voy yo. Pedro fue restaurado; la mirada del Seor lo quebrant. Ms tarde, resucitado ya, el Seor le busc.

    Al leer los versculos 63 al 65, vamos a recordar a quin fue que trataron as. Al Hijo de

    Dios. En 2 Samuel 6 leemos que Uza toc el arca de Jehov; aqu los hombres hacan lo

    equivalente pero Dios detuvo su mano. Observe la tranquila dignidad ante el Sanedrn de

    parte de este Rechazado. No estaba dispuesto a entrar en discusin sobre la pregunta: Eres t el Cristo? Conoca la falta de sinceridad en quienes le hablaban. Pero, cuando le preguntaron, Eres t el Hijo de Dios? contest, en efecto, Lo que ustedes dicen es correcto. Bast; lo que ellos perseguan era una justificacin por acusarle de blasfemia.

    captulo 23

    Pasmados quedad

    Al contemplar al Salvador en este captulo, recibimos una grande visin en todas las situaciones proyectadas. Fue enviado a Pilato, porque los judos carecan de autoridad para

    eliminarlo. Para que Pilato diese la sentencia de muerte, les fue necesario urdir una

    acusacin a la cual prestara atencin, de manera que le implicaron en cuestiones polticas.

    Pronto se dio cuenta Pilato de que no haba sustancia en la acusacin, y le envi a Herodes,

    quien tampoco hall causa de muerte en Jess. Al contemplarle delante de estos dos

    gobernantes, notamos la superioridad moral del preso en contraste con los jueces.

    Lleg el momento cuando Pilato sentenci que se hiciese lo que ellos pedan, y cuando

    llegaron al lugar llamado la Calavera, all le crucificaron a Jess. Haba un movimiento

    divino haca aquel lugar donde la formacin del consejo eterno y la determinacin de que el

    que hombre sera redimido. En un sentido no fueron Judas, Pilato, Herodes ni los judos que

    le pusieron all, ni fijaron la ocasin. Todo fue ordenado por Dios, Romanos 5.6: Cristo a su tiempo muri por los impos. Esto estaba en mente cuando el Hijo del Hombre vino al mundo y declar: he aqu, vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, Hebreos 10.9.

    Es posible llegar cerca del Salvador y perderse, y estar lejos pero salvo. Ninguno que vio a

    los malhechores sobre cruces aquel da hubiera pensado que antes del fin del da uno de ellos

  • 21

    estara en el paraso con el Seor de gloria. Su corazn tocado por el Espritu de Dios, el

    hombre reconoci su pecado y busc ayuda en el Seor. En estas circunstancias ciertamente

    estara dispuesto a bendecir, habiendo venido a buscar y a salvar lo que se haba perdido. El

    compaero en crimen, igualmente cerca del Seor, muri impenitente.

    La imaginacin humana es intil cuando uno intenta comprender el misterio de las tinieblas

    que cubrieron la tierra. No fue permitido a ojo humano ver lo que sucedi cuando Dios trat

    con su Hijo a causa del pecado. Nos paramos de lejos. Intentamos sondear el misterio.

    Escuchamos su clamor desde la oscuridad: Por qu me has desamparado? Y luego: Consumado es. All en el templo el velo es partido y de repente queda libre el acceso a la presencia de Dios.

    24.1 al 35

    l ha resucitado

    El amor vence las dificultades. Fue muy de maana cuando aquellas queridas mujeres

    emprendieron camino al sepulcro para llevar a cabo el ministerio que su amor haba

    propuesto. Era an oscuro, Juan 20.1. Haba por vencerse el problema de la gran piedra, pero

    con todo se acercaron. Encontramos que este problema ya haba sido resuelto; entraron en el

    sepulcro y vieron los lienzos, pero no encontraron cuerpo alguno.

    Dos mensajeros de Dios estaban all para comunicarse con ellas y reprenderlas suavemente

    por buscar entre los muertos a uno que viva. Los ngeles les recordaron que su Seor les

    haba dicho que esto tena que suceder. Su pensamiento parece haber sido, por cuanto Jess lo dijo, tiene que ser. Las mujeres se acercaron y, con corazones llenos de una esperanza nueva, volvieron a Jerusaln. Lamentablemente, a los discpulos les parecera locura las palabras de ellas, y no las crean. Pedro corri a ver, pensativo pero no del todo convencido.

    El Seor quiere que sepamos que vive. Es interesante que escogiera a dos discpulos

    desconocidos (marido y mujer?) para una revelacin especial ese primer da de la semana.

    Fue a corazones entristecidos que les abri las Escrituras. Tal vez debemos entender esto no

    como la seleccin de una serie de versculos clave, sino como una demostracin verbal de

    que a lo largo de todo el Antiguo Testamento se desarrolla uniformemente un propsito

    divino, un propsito que al fin pudo significar solo la cruz.

    Fue una caminata larga ms de doce kilmetros pero a medida que prosiguieron se les fueron todo cansancio y desnimo. Sus corazones ardan. El desconocido entr con ellos a comer y, asumiendo el lugar de anfitrin, parti el pan y lo dio a ellos. Los dos se dieron

    cuenta de esto, y posiblemente vieron las marcas de la cruz en sus manos. Pero l se haba

    ido. Qu hacer ahora?

    Con semejantes noticias por contar, deben correr de nuevo los doce kilmetros en la

    oscuridad de la noche. Al llegar encontraron corazones regocijados, y recibieron noticias de

    la resurreccin. Entre stas oyeron que el Seor ha aparecido a Simn. Si, Pedro haba recibido una revelacin personal del Seor que haba negado. Nos preguntamos sobre qu

    conversaron ellos dos. Qu maravilloso amor el Seor haba manifestado a Simn.

    24.36 al 53

    Qu regocijo!

    Qu da fue ese! Mientras los dos de Emas estaban contando su relato y los dems en el

    saln contando los suyos, de repente se present ante ellos el gran tema de su conversacin.

    No tuvo que abrir la puerta; su cuerpo resucitado era un cuerpo en verdad, pero no sujeto a

    las leyes naturales que lo haban gobernado. Hay quienes niegan que el cuerpo de Cristo fue

  • 22

    resucitado, alegando que slo el espritu suyo sali de la tumba (acaso entr en ella?) y que

    el cuerpo volvi gases. El Seor saba que esto vendra, y previ tales ideas dijo: Palpad y ved; porque un espritu no tiene carne ni hueso, como veis que yo tengo.

    Los discpulos estaban espantados y atemorizados, una reaccin natural a lo supranatural.

    Pero esto pas pronto, y los discpulos se regocijaron viendo al Seor, Juan 20.20. El miedo

    cedi al regocijo; el Seor viva y estaba con ellos. Como haba hecho con los dos en la va a

    Emas, ahora conduce el grupo atrs a la revelacin del Antiguo Testamento, y les abre el

    entendimiento para que aprendiesen las Escrituras. No fue solamente para el provecho

    espiritual de ellos, sino porque iban a emplear las Escrituras al proclamar el evangelio.

    Es probable que 24.46 al 48 constituyan un resumen de la enseanza del Seor durante los

    prximos cuarenta das. En estos versculos expuso a los discpulos lo que ya saban.

    No era para ellos solamente; era para ser predicado entre todas las naciones, comenzando en

    casa. El Seor saba que era una tarea imposible para hombres actuando en su propia fuerza.

    En gracia, entonces, habl del Espritu Santo, la promesa del Padre, quien les dotara de

    poder. Notemos sus palabras: Quedaos ... hasta que seis investidos de poder desde lo alto. Querido, creyente, no se atreve a ir sin esto.

    Que culminacin maravillosa. Estaban en la ladera, conversando, cuando repentinamente l

    comenz a subir. Los discpulos miraron mientras se iba, las manos extendidas en bendicin,

    hasta que no lo vean ms. Fue este el fin? No! Lucas cuenta en su segundo libro que

    mientras miraban al cielo una voz les dijo: Este mismo Jess ... as vendr como le habis visto ir, Hechos 1.11. Un Salvador resucitado, un Espritu presente, un Seor que vendr! Aleluya!

  • 23

    Viudas en el Evangelio segn Lucas

    Notas de estudios bblicos en el Perth Gospel Hall, Reino Unido, 2004

    www.perthgospelhall.com

    Ana

    La de Sarepta

    La de Nan

    La viuda y el juez injusto

    La que tena dos monedas

    Ana

    Lectura Lucas 2.13 al 20, 25 al 40

    Visto y odo Sobre este captulo en el Evangelio segn Lucas podemos escribir 1 Juan 1.3:

    Lo que hemos visto y odo, eso os anunciamos, porque encontramos a Ana no slo hablando, sino hablaba del nio, v. 38, y tambin los pastores y Simen:

    2.15 al 20 los pastores alababan a Dios por todas las cosas que haban odo

    2.25 al 35 Simen: Jos y Mara estaban maravillados de todo lo que se deca de l

    2.36 al 38 Ana hablaba del nio a todos los que esperaban la redencin

    Antes de que lleguemos a los pastores, fijmonos en cmo los ngeles tambin hablaban, o

    cantaban, a causa del recin nacido, vv 13,14. El mensaje fue dado tocante a un Salvador que es Cristo el Seor y de repente una multitud de ellos glorificaban a Dios. La secuencia es importante: primero, gloria a Dios, y despus, buena voluntad a los hombres.

    vv 15 al 20; los pastores La noche de Lucas 2 fue una que nunca olvidaran; fue la noche

    cuando encontraron al Salvador, una noche de asombro y gozo: Volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios. Es as con nosotros? Todava nos asombramos y alabamos al recordar el da de nuestro encuentro con el Salvador? Los pastores alababan a

    Dios por todas las cosas que haban odo y visto, v. 20. Qu haban odo? Oyeron el mensaje del ngel: un Salvador nacido. Qu mensaje y qu cambio trajo a los pastores en

    los predios de Beln? Se apresuraron a llegar, y qu vieron? Vieron, como dijo el ngel, al

    nio acostado en un pesebre: el Salvador, Cristo el Seor, Dios manifestado en carne,

    envuelto en paales. Al haber odo y al haber visto, hablaron lo del v. 17 acerca de el nio. Lo que hemos visto y odo, eso os anunciamos.

    Los pastores eran hombres comunes con una historia extraordinaria (comprese Hechos 2.1

    al 13) y todos los que oyeron, se maravillaron, v. 18. Mientras otros se asombraron, Mara guardaba todas estas cosas, meditndolas en su corazn, v. 19. (Comprese v. 51, su madre guardaba estas cosas en su corazn). Leemos nuestras Biblias de esta manera, guardando las palabras en nuestro corazn, comparando pasaje con pasaje en un intento por conocer la

    voluntad de Dios?

  • 24

    vv 25 al 35; Simen Unos cuarenta das despus de todo esto, Mara y Jos lo llevaron al

    templo en Jerusaln. Lo hicieron en cumplimiento de la ley; vase Levtico 12. En Jerusaln

    haba un hombre justo y piadoso llamado Simen, quien esperaba la venida del Mesas, y el Espritu Santo estaba sobre l.

    Simen era del remanente segn Malaquas 3.16, los que teman a Dios hablaron cada uno a su compaero. As como los pastores haban sido avisados del nacimiento de Cristo, el Salvador, tambin le haba sido revelado a Simen que iba a ver al Ungido de Dios. No debe ser as con usted y conmigo? Somos parte de un pequeo remanente temeroso de Dios

    en un mundo perverso, guiados por el Espritu Santo y en espera de la venida del Seor.

    Guiado por el Espritu, Simen llega al templo y le tom en sus brazos, v. 28. l guard en sus brazos al poderoso Creador de 1 Juan 1.1, palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida. (Al final de este Evangelio leemos de otro hombre justo, Jos de Arimatea. Lucas registra acerca del cuerpo del Seor Jess que este varn piadoso lo envolvi en una sbana, y lo puso en un sepulcro).

    Se haba realizado el anhelo de la vida de Simen, han visto mis ojos tu salvacin, v. 30. As como los pastores, cuando Simen vio, habl. Habl primeramente a Dios, vv 29 al 32, y

    fue acerca de su Hijo: tu salvacin, v. 30; el camino preparado, v. 31; una luz, v. 32; y la

    gloria de su pueblo. Simen comprenda lo del Mesas y su primera respuesta fue como la de

    los ngeles: dar gloria a Dios.

    Jos y su madre estaban maravillados de todo lo que se deca de l, v. 33. Es la misma palabra que en el v. 18, maravillarse. Poco nos sorprende, porque se trataba de la singu-

    laridad del nio.

    En vv 34,35 Simen se dirige a Mara, pero su tema es todava ste. Sin embargo, mientras ellos se regocijaron y alabaron a Dios por el nio nacido, Simen explica lo que est por

    delante. La razn por la llegada de este nio es que est puesto para cada y levantamiento de muchos en Israel, y para seal que ser contradicha, v. 34.

    vv 36 al 38; Ana Los vv 36,37 narran una historia breve de Ana. As como Simen era un

    anciano que esperaba la venida del Mesas, Ana era una anciana que esperaba la redencin en Jerusaln.

    Era profetisa. Por casi cuatrocientos aos, hasta donde las Escrituras revelan la historia, Dios haba guardado silencio. No se levant profeta desde Malaquas. Israel cont con pocas

    profetisas; se nombran cuatro y hubo una quinta en el Antiguo Testamento. Ahora, al nacer

    el Cristo, una profetisa viene al templo y por ella vendra la palabra de Dios; ella hablaba del nio.

    Poda trazar su genealoga desde la tribu de Aser. Setecientos aos despus de la derrota de Israel y la deportacin a Asiria, Ana es conocida como una hija de Aser y es la nica

    persona de renombre de esta tribu que se especifica en la Biblia.

    Era viuda, habindose enlutado cuando joven. Despus de slo siete aos de vida conyugal, muri su esposo.

    Era muy anciana, viuda haca ochenta y cuatro aos. [Debido a la dificultad con la traduccin, algunos entienden que Ana tena 84 aos; otros, 91]. Aqu tenemos a una viuda

    anciana que haba servido a Dios fielmente por muchos aos. Ana era lo que Pablo

    describira como la que en verdad es viuda, 1 Timoteo 5.5, diligente en splicas y oraciones noche y da.

    Serva a Dios continuamente. Qu poda hacer una mujer de edad avanzada? Ella se entregaba a los ayunos y las oraciones, v. 37. Al estilo de Mara de Betania en Marcos 14,

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    Esta ha hecho lo que poda. Es un gran reto para nosotros, y bien preguntamos qu podemos hacer. Asegrese de hacer lo que puede.

    Era un ejemplo para otros y un estmulo a quedarse fiel a Dios. Hablaba del nio a todos los que esperaban la redencin en Jerusaln, v. 38.

    Al igual que Simen, ella fue guiada por el Espritu; presentndose en la misma hora, daba gracias a Dios. De nuevo se nota la secuencia: primeramente las gracias a Dios y luego el testimonio a otros. Hablaba de la redencin venidera, as como el remanente fiel hablaron cada uno a su compaero.

    Qu compaerismo buscamos nosotros? Queremos estar con los que temen a Jehov? Sobre qu conversamos? Hablamos de l?

    La de Sarepta

    Lectura Lucas 4.16 al 32, 1 Reyes 17.8 al 24

    Tres localidades Lucas 4 es un captulo de tres localidades:

    vv 1 al 13 en el desierto, una ocasin de tentacin

    vv 14 al 30 en Nazaret, una etapa de rechazo

    vv 32 al 41 en Capernaum, un momento de aclamacin

    En el desierto el Seor Jess experiment la tentacin, y su recurso fue la palabra de Dios.

    Obsrvese el escrito est en vv 4, 8 y el dicho est en v. 12. Capernaum fue un lugar de muchos milagros y la demostracin del poder divino. Aqu la gente estaba admirada y

    maravillada, vv 32,36, y le buscaba a Jess, v. 42, pero con todo leemos en el captulo 10,

    T Capernaum, hasta el Hades ser abatida. En un da futuro, cuando Dios juzga, sern tratados conforme a sus privilegios aquellos lugares que han odo la palabra de Dios y han

    visto cmo cambia vidas.

    Nazaret, por su parte, fue donde Jess vivi como nio y joven, y ahora sus ciudadanos, al

    orle leer, reaccionan con decir en el v. 22, No es ste el hijo de Jos? Pero su actitud se torn en desagrado cuando el Salvador aplic el pasaje ledo e insina que l sera rechazado

    como aquellos del Antiguo Testamento. Ciertamente, vino a lo suyo pero los suyos no le

    recibieron, Juan 1.11.

    Notamos en esta seccin, conforme a su costumbre, v. 16, y tambin su cuidado en la lectura. Al comparar el relato en Lucas con la escritura que l lea en Isaas 61, nos damos

    cuenta de que el Salvador termina a mitad de versculo. Esto se reviste de mucha

    importancia, porque no ley del da de venganza del Dios nuestro en el 61.2. Nos acordamos de que por el momento l no ha venido a condenar, sino a salvar.

    Elas y Eliseo Habiendo dado la aplicacin a su lectura en la sinagoga, el Seor nos hace

    recordar dos incidentes en el Antiguo Testamento. Elas fue enviado a esta viuda de Sarepta

    en tiempo de hambruna, aun cuando haba muchas otras en Israel. En los das de Eliseo,

    haba muchos leprosos en Israel, pero fue un sirio que recibi la curacin. Dios hace ver que

    puede usar en el servicio suyo a aquellos de antecedentes gentiles la mujer viuda y a la vez traer bendicin a los gentiles la curacin de Naamn.

    Obsrvese que ambos incidentes tuvieron lugar en das de un marcado alejamiento de parte

    de Israel. Hubo el caso de Nabocodonosor, quien fue usado para llevar al pueblo de Dios al

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    cautiverio, y mucho ms tarde Daro fue usado para dar inicio al retorno de algunos a su

    propia tierra para construir el muro y el templo en Jerusaln.

    Humildad Una primera leccin que aprendemos de la historia de la viuda est en el hecho

    que no se nos dice cmo se llamaba. En cualquier servicio para Dios, no es importante quin

    sea el siervo. En Gnesis 24 no se nombra, siquiera, el siervo que fue usado para llevar una

    esposa a Isaac. Poco sabemos de la mujer en nuestro estudio presente y, hasta donde

    sabemos, ella no vuelve a figurar en las Escrituras. Dios puede aprovecharse de cualquier

    servidor suyo y usarlo a lo largo de un perodo extenso, o una sola vez.

    Pobreza Nos cuesta imaginar cun pobre era esta mujer. No slo era pobre en lo que

    respecta a su condicin natural, sin esposo para proveer por ella y la probabilidad de que su

    hijo era demasiado joven para hacerlo. Nada reciba del Estado, ni una pensin como

    esperaramos en nuestros tiempos. La hambruna se haba prolongado por tres aos y medio.

    Ella resume su situac