adorno - cabeza de vaca

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Modeling Dispersal in the Prehistoric West Indies Author(s): William F. Keegan Source: World Archaeology, Vol. 26, No. 3, Colonization of Islands (Feb., 1995), pp. 400-420 Published by: Taylor & Francis, Ltd. Stable URL: http://www.jstor.org/stable/124924 . Accessed: 16/09/2011 09:21 Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at . http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. Taylor & Francis, Ltd. is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to World Archaeology. http://www.jstor.org

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Page 1: Adorno - Cabeza de Vaca

Modeling Dispersal in the Prehistoric West IndiesAuthor(s): William F. KeeganSource: World Archaeology, Vol. 26, No. 3, Colonization of Islands (Feb., 1995), pp. 400-420Published by: Taylor & Francis, Ltd.Stable URL: http://www.jstor.org/stable/124924 .Accessed: 16/09/2011 09:21

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REVISTA DE CRfTICA LITERARIA LATINOAMERICANA Aio XXX, N0 60. Lima-Hanover, 2do. Semestre de 2004, pp. 251-268

LA PROLE DE CABEZA DE VACA: EL LEGADO MULTICENTENARIO DE UNA DE LAS PRIMERAS

JORNADAS EUROPEAS EN AMERICA DEL NORTE'

Rolena Adorno Yale University

I Introduccion

A todo lo largo del siglo veinte, el relato de Alvar Nufiez Cabeza de Vaca sobre la expedicion que Panfilo de Narvaez hizo a la Flo- rida en 1527 gozo de gran popularidad como una de las mas tem- pranas historias del hombre europeo y el africano enfrentados por primera vez a una inexplorada America del Norte y a sus habitan- tes. Los homenajes mas recientes a esa jornada constituyen una gama de representaciones que va desde obras liricas a las artes plasticas e incluye, por un lado, las composiciones poeticas del cu- bano Eliseo Diego (1993) y de los norteamericanos Charles Olson (1967), Jay Wright (1976)2 y Dale Smith (2000), y, por otro, una flamante estatua de Cabeza de Vaca erigida en Jerez de la Fronte- ra, ciudad andaluza de su nacimiento.

A diferencia de otros recuentos de la llegada y colonizacion de los espafioles en America, es este un relato de permanente interes en tres continentes: en Espafia constituye un elemento basico del canon literario sobre la epoca de exploraciones y conquistas; en Hispanoamerica ha originado reflexiones criticas y creativas sobre las repercusiones eticas y sociales de la era conquistadora, y en los Estados Unidos la ruta seguida por los sobrevivientes de la expe- dicion ha sido materia de especulaci6n desde fines del siglo dieci- nueve.

,Por que ha cautivado la Relacion de Cabeza de Vaca el interes de tantas generaciones de lectores de tan distintas tradiciones cul- turales? Debe ser claro que no hay una sola respuesta para esta pregunta. En tiempos de Cabeza de Vaca, los lectores de la Rela- cion, publicada en Zamora en 1542, buscaban informacion sobre las desconocidas tierras al norte de la Nueva Espafia. Los lectores de la segunda versi6n continuaron su busqueda de conocimientos sobre las posesiones de Espafia en el Nuevo Mundo. (Esta, publi-

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cada bajo el titulo Relacion y Comentarios en Valladolid en 1555 junto con la relacion del gobierno de Cabeza de Vaca de la provin- cia del Rlo de la Plata (1542-1545), ha sido la version editada de alif en adelante y conocida por el atractivo titulo de Naufragios. Me refiero aqui a la obra por el titulo -Relacion- que le dio Cabeza de Vaca en ambas ediciones.) Mas tarde, en el siglo XVIII, encon- tramos ya la creacion de un interes claramente retrospectivo e his- torico: en la decada de 1730-40 el consejero real y bibliofilo, Andres Gonzailez de Barcia y Zuniiga, que tambien fue uno de los fundado- res de la Real Academia Espafiola, reedito la version de 1555, y es- te acontecimiento dio origen a la relectura moderna de la obra.

Las diversas razones por las cuales se ha leido la Relacion no solo persistieron sino que proliferaron durante los siglos XVIII, XIX y XX. En esta ultima centuria la experiencia panamericana de Cabeza de Vaca siguio motivando los esfuerzos y afanes de acade- micos, traductores, escritores y artistas. Se siguen estudiando los grandes temas sugeridos por la Relaci6n: exploracion y aventura, libertad y cautiverio, imperio y colonialismo, milagros y chama- nismo. Las experiencias narradas por Cabeza de Vaca, asl como aquellas por '1 no comentadas, parecen poseer la capacidad para estimular permanentemente la imaginaci6n, y hacen de su saga algo de interes para lectores en tiempos otros que el suyo propio hasta el dia de hoy.

I. La expedicio6n y sus consecuencias

Antes de prestar atencion a la historia de las lecturas de la Re- lacion, quisiera hacer antes una breve pausa e identificar el con- cepto espafiol de "La Florida" vigente en la decada de 1520-30. "La Florida" aludia a aquellas vastas e inexploradas tierras al norte de la Nueva Espafia, desde la peninsula de Florida hasta el Oceatno Pacifico; se extendia desde la costa del Golfo de Mexico hasta el oceano Atlantico y las inexploradas regiones del interior del conti- nente, tan hacia el norte y el oeste como los espanioles pudieron imaginarse que este se extendia.

El bosquejo ba'sico de la narracion, que describe la expedicion de Panfilo de Narvaez y sus consecuencias, es como sigue: consti- tuida por cinco barcos y seiscientas personas, la expedicion zarpo en 1527 a conquistar, seguin las capitulaciones (Vas Mingo, 234), la porcion de la Florida que corre desde el Rio de las Palmas (el ac- tual Rio Soto la Marina en Tamaulipas, Mexico) y que sigue el arco del Golfo hasta el Cabo de la Florida sin incluirlo. La serie de in- fortunios que fueron debilitando la expedicion y la condujeron a su desastroso final incluyo un devastador huracain en la costa sur de Cuba (noviembre de 1527); el extravio de todo el contingente a lo largo de un mes en el tormentoso Golfo de Mexico, antes de de- sembarcar en la peninsula del actual estado de Florida (marzo-

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abril de 1528); la confusion en torno a en que punto del Golfo ha- bian desembarcado, y la desastrosa idea de Panfilo de Narvaez de abandonar los barcos en la costa para iniciar una expedici6on, con trescientos de los hombres, tierra adentro de la peninsula de Flo- rida, en bu'squeda de la supuesta riqueza de la tierra de Apalache. Los barcos, con instrucciones de recoger ma's adelante a los expedi- cionarios, nunca encontraron a los trescientos hombres y luego de aproximadamente un anio partieron de regreso a La Habana. Mientras tanto, en la costa de Florida, Narvaez y su desesperada compafifa construyeron improvisadas balsas con las que navegaron a lo largo de la costa norte del Golfo, con la esperanza de alcanzar lo mas pronto posible el nortefio asentamiento espafiol de Panuco, en el estado actual mexicano de Tamaulipas. De las cinco balsas, transportando un total de aproximadamente doscientos cincuenta hombres, que alcanzaron la costa oeste del Golfo en el este del ac- tual estado de Texas, solo quedaron cuatro sobrevivientes.

Fue una cata'strofe de proporciones epicas. De una gran expedi- cion, iniciada con casi seiscientas personas (incluidas diez mujeres castellanas y un nuimero no sabido de esclavos africanos), solo so- brevivieron los cien que permanecieron en los barcos y regresaron a Cuba, y los cuatro que se esforzaron en permanecer con vida du- rante su ordalfa de varios afios, perdidos en el continente nortea- mericano. Cabeza de Vaca y sus compafieros hidalgos Andres Do- rantes y Alonso del Castillo Maldonado, asi como el esclavo africa- no de Dorantes, Estevan ("Estevanico" en la Relacion), procedente de la costa noroeste de Africa, sufrieron la esclavitud y las mas ex- tremas necesidades entre los indios de la region costera de Texas durante mas de seis anios y medio, cuatro de los cuales estuvo Ca- beza de Vaca separado de sus tres compafieros. Luego de reunirse los cuatro hombres en 1534 y volver a separarse y nuevamente re- unirse y emprender su fuga en el verano de 1535, fueron conduci- dos por un grupo de nativos a otro, y asi repetidamente por diez meses entre 1535 y 1536, a traves de las montafnas y los valles del sudoeste de Texas y el noroeste de Mexico. Su peregrinacion ter- mino en 1536 en el Rlo Petatlan (hoy el Sinaloa), donde los en- contro una avanzada de espafioles cazadores de esclavos proceden- tes del asentamiento nortenio de San Miguel de Culiacain en la an- tigua provincia mexicana de Sinaloa3.

La Relacion de Cabeza de Vaca, dirigida al emperador Carlos V al final de la decada de 1530-40 y escrita para avalar la peticion de su autor de un nuevo contrato real, puede leerse como el recuento de la odisea de estos hombres por nueve afios, y de hecho asi es. Sin embargo, la aparente sencillez de la relacion publicada en 1542 y nuevamente en 1555 contiene una narrativa redonda, cabal y completa, que es a su vez desconcertadamente eliptica4. En mi opinion, esta caracteristica parad6jica es un factor importante a la

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hora de tratar de explicar la f6rtil longevidad y actual vigencia de la obra.

III. El legado interpretativo: los recuentos orales

El legado interpretativo de Cabeza de Vaca logicamente co- mienza con los intercambios orales entre los cuatro sobrevivientes y los funcionarios y oficiales espanioles con quienes conversaron camino a la capital de la Nueva Espania en la primavera de 1536 y durante su estada en Mexico-Tenochtitlan en los meses subsi- guientes. Asimismo se tienen que tomar en cuenta los encuentros que Cabeza de Vaca tuvo en Espafia en 1537 y 1538, en particular con los futuros miembros de la expedicion de Hernando de Soto a la Florida (1539-1543).

El primer arzobispo de Nueva Espania, el franciscano fray Juan de Zumairraga (92), al reflexionar sobre las conversaciones soste- nidas por el con los cuatro hombres, uso su ejemplo en defensa de un modelo de evangelizacion pacffica concebido como "cristiana conquista". Zumairraga jamas se refirio a Cabeza de Vaca y sus compafieros como victimas de cautiverio o como esclavos bajo los indios sino, por el contrario, los describio como habiendo "estado y conversado muchos afios entre los indios" y "peragrado y paseado por grandes y luengas tierras de los que nunca oyeron el Evange- lio". Zumatrraga insistio: aunque los indios hubieran ya sido cris- tianos, no hubieran podido tratar mejor a los forasteros de lo que lo hicieron: "los tenian en tanta veneracion como nosotros a los sanctos" (Zumarraga, 92). Asi, gracias a comentarios tales como los del arzobispo, en el mismo verano de 1536 se dio inicio a la mitifi- cacion del relato de sobrevivencia de Cabeza de Vaca y sus compa- fieros.

El primer virrey de Mexico, el recientemente nombrado Don Antonio de Mendoza, reacciono a la llegada de los cuatro hombres expresando su admiraci6n por su coraje y perseverancia, y mani- festando su esperanza de que serian recompensados por el rey, pa- ra que inspiraran los esfuerzos de futuros conquistadores. De he- cho, en 1539, el virrey envio a Fray Marcos de Niza en una expedi- cion de reconocimiento al norte, llevando a Esteban como guia. La muerte de este a manos de los nativos poco mas alla de los limites de los pueblos Opata fue otra de las consecuencias provocadas por la promesa de tierras ricas al norte, en la tierra de Cibola (Sauer, 28-30).

El estimulo y urgencia de la expedicion de Francisco Vasquez de Coronado, enviada por el virrey Mendoza en 1540, asi como la de Hernando de Soto que partio de Espafia en 1539, fueron aviva- dos por los relatos orales de los cuatro sobrevivientes de la expedi- cion de Narvaez. Al recordar su visita a la corte en Valladolid en 1537, el Caballero de Elvas, que serfa uno de los sobrevivientes de

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la expedicion de De Soto y uno de sus mas destacados expositores, comento que era tanta la fama de la experiencia de Cabeza de Va- ca y sus companieros, que muchos caballeros de reconocida nobleza habian vendido sus propiedades y se habian enrolado en las filas de los expedicionarios de De Soto; eran tan numerosos, asevero el caballero portugues, que era imposible que todos se acomodaran a bordo de los barcos listos a zarpar desde San Luicar de Barrameda (Clayton, Knight y Moore, t. 1, 148).

Cuando los cuatro sobrevivientes llegaron a Mexico-Tenoch- titlan en 1536, Alonso de la Barrera, uno de los expedicionarios que volvieron con los barcos de Narvaiez a La Habana en 1528, y que vivi'a a la sazon actualmente en la capital de Nueva Espania, record6 su facha estrafalaria (Wagner, 14; vease Adorno y Pautz, t. 2, 100-106). Barrera era por entonces un sastre que habia vivido en Nueva Espaiia ya por cinco anios cuando llegaron los sobrevi- vientes. Recordaba haber visto a los cuatro hombres en la iglesia principal, "vestidos de cueros como habian llegado de la dicha tie- rra de la Florida"5. Este reporte es interesante porque sugiere que Cabeza de Vaca y sus compafieros se presentaran en puiblico para dar testimonio de sus andanzas y tribulaciones en La Florida. Po- demos imaginar que ya eran todo un espectaculo.

IV. Relatos de expedicion: De Soto, Coronado, Ibarra, Rodriguez-Chamuscado y Espeio (1539-1582)

Como ya se ha mencionado, el relato oral de Cabeza de Vaca y los comentarios suscitados por este en la corte espafiola alimenta- ron las expectativas de los expedicionarios que fueron hacia el des- conocido norte en busca de maravillas tales como "Las siete ciuda- des de Clbola". Por lo tanto, no sorprende que entre los primeros y avidos lectores de la Relacion, una vez publicada esta en 1542, en- contremos a exploradores y conquistadores de las expediciones de De Soto y Coronado, de 1539-43 y 1540-42, respectivamente. En la decada de 1540 los cronistas de la expedicion de De Soto y en la de 1560 los expositores de la de Coronado, esbozaron sus relatos, y la lectura pormenorizada de estos revela que fueron matizados por su conocimiento directo, o indirecto, de la Relacion de Cabeza de Va- ca. Lo mismo se puede decir de las expediciones menores que se di- rigieron al norte partiendo desde el noroeste de Mexico. Los infor- mes sobre las exploraciones de Francisco de lbarra, de Fray Agus- tin Rodriguez y Francisco Sanchez Chamuscado y de Antonio Es- pejo, en 1565, 1581, y 1582, respectivamente, contienen referen- cias tangenciales a Cabeza de Vaca y sus companeros como puntos de orientacion e incluso claves para la interpretacion de las tierras y las gentes del norte. Para un estudio de estos relatos y su empleo de la Relacion de Cabeza de Vaca como punto de partida, veanse los comentarios pertinentes en Adorno y Pautz, t. 3, 129-150.

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V. Tratamiento historico y teorico de la decada de 1540

El relato de la expedicion de Narvaez y sus consecuencias que recoge Gonzalo Fernandez de Oviedo en su Historia general y na- tural de las Indias es de suma importancia para entender la gene- sis de la Relacio6n de Cabeza de Vaca. Puede casi considerarsele como una fuente primaria sobre la frustrada expedicion, ya que se basa en el informe que prepararon Cabeza de Vaca, Dorantes y Castillo Maldonado para la Audiencia de Santo Domingo cuando estaban en Mexico-Tenochtitlan durante el verano de 1536 (Ador- no and Pautz, t. 3, 12-45).

El relato de Oviedo es independiente del de Cabeza de Vaca, y al referirse en su propia cronica a la obra publicada por Cabeza de Vaca en 1542 como la "segunda relacion", Oviedo revela su escru- pulosidad y dominio de sus fuentes como historiador. Las compa- raciones que este hace entre la relacion conjunta de los tres hidal- gos, por un lado, y la de Cabeza de Vaca solo, por otro, esclarecen el caracter personalista de la relacion del "caballero de Jerez".

Fray Bartolome de las Casas tambien escribio sobre la relacion de Cabeza de Vaca, no en la Brevisima relacion de la destruccion de las Indias sino en su Apologetica historia sumaria. Las Casas ofrecio una de las lecturas ma's notables y minuciosas de la Rela- cion (Adorno, 1992: 220-227). El fraile valoro mucho la especifici- dad de la informacion etnografica ofrecida por Cabeza de Vaca y la aprovecho para apoyar su teorfa sobre la diversidad de las gentes del Nuevo Mundo y verificar su hipotesis acerca de la ausencia del sacrificio humano en muchas partes de el. Ademas, Las Casas fue el primero en diferenciar dos clases de orientacion topografica (cos- tefia y tierra adentro) que Cabeza de Vaca y sus companeros utili- zaron al tomar contacto con las tierras y las gentes adyacentes al Golfo de Mexico6. A este respecto, Las Casas ofrecio una muy im- portante clave de interpretacion de la ruta seguida por los sobrevi- vientes de Narvaez al tratar estos de alcanzar los asentamientos de sus compatriotas al norte de la Nueva Espafia en la provincia de Panuco.

VI. La traduccion italiana de la Relacion por Ramusio (1556)

Como se ha visto, entre los historiadores espaiioles de la decada de 1540-50, el favor ganado por la Relacion de Cabeza de Vaca de 1542 es atribuible en gran parte a la novedosa informacion sobre tierras y gentes desconocidas que esta contenia. Este entusiasmo tambien se manifesto fuera de la Peninsula. Gian Battista Ramu- sio tradujo la Relacion al italiano poco despues de publicarse la edicion de Zamora en 1542, publicandola en Venecia por primera vez en 1556. Para Ramusio, quien se dedico a reformar anticuadas

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concepciones geogratficas del mundo tomando en cuenta informa- cion que los viajes de descubrimiento de los siglos XV y XVI proba- ban falsas, la Relacion de Cabeza de Vaca fue una importante fuente de datos relativos a la provincia espaniola de la Florida. Es- te interes pragmatico y utilitario por el conocimiento de la geogra- fia explica el casi inmediato esfuerzo de Ramusio por traducir la obra, y se contrasta con los ya mencionados motivos historicos y teoricos de Oviedo y Las Casas, respectivamente, en las mismas decadas.

VII. Lecturas inglesas del temprano siglo XVII

Si en el mundo hispanico del temprano siglo XVII la Relacion de Cabeza de Vaca ya habia perdido mucha de su importancia in- formativa en relacion a la geografia y el potencial economico del sur de America del Norte, fue por el contrario retomada por los in- gleses en ese mismo momento en visperas del asentamiento sajon en la costa atlantica del continente. La noticia mas temprana en ingles sobre la Relaci6n de Cabeza de Vaca se encuentra en 1609 en la carta dedicatoria de Richard Hakluyt a su traduccion de la Relaqam Verdadeira del Caballero de Elvas, escrita en 1557 y tra- ducida por Hakluyt con el titulo Virginia richly valued by the des- cription of the maine land of Florida her next neighbour. Hakluyt (1) exalto los bienes materiales de las tierras norteamericanas so- bre las cuales noto que Cabeza de Vaca diera noticia mucho antes que el Caballero de Elvas:

en relaci6n a las riquezas de la Florida, ademas del informe general al emperador Carlos de Cabeza de Vaca, (quien primero viaj6 tierra aden- tro en la Florida, contigua a nuestra Virginia), que era la Florida la tie- rra mas rica del orbe, y que despues de que encontr6 ropa hecha de al- god6n, vio oro y plata y piedras de gran valor ...7.

Una version abreviada de la Relacion de Cabeza de Vaca apa- recio en lengua inglesa unos dieciseis afios despues en la reelabo- racion que Samuel Purchas hizo del texto en 1625, tomando como fuente la traduccion al italiano de Ramusio publicada en 1556. Purchas habia mencionado por primera vez la Relacion de Cabeza de Vaca en 1613, en su primera edicion de Purchas his pilgrimage or relations of the world and the religions observed in all ages and places discovered from the creation unto this present (Purchas his pilgrimage 642-43 Ibk. 8, chap. 71). La segunda obra de Purchas, titulada Purchas his Pilgrimes (publicada por primera vez en cua- tro volumenes en 1625 y distinta de aquella obra, Purchas his Pil- grimage, publicada en un solo tomo en 1613), contiene, en ingles, la parafrasis abreviada de la traduccion de Ramusio tanto como la parafrasis de la traducci6n de Hakluyt de la relacion del Caballero

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de Elvas (Purchas, Pilgrimes, t. 4, 1499-1556 [pt. 4, bk. 8, caps. 1 y 21).

De manera que, en el primer cuarto del siglo XVII, Hakluyt y Purchas cultivaron intereses en la Relaci6n de Cabeza de Vaca que eran distintos de los puramente geograficos que motivaron la tra- duccion de Ramusio mas de medio siglo antes. Para los autores in- gleses, la obra del jerezano, recibida en parte a traves de la ante- rior traduccion italiana, servia como propaganda para animar a los potenciales colonizadores ingleses a fundar asentamientos anglo- sajones en Norteamerica.

VIII. El siglo XVII en el mundo hispano

En la Relacion de Cabeza de Vaca el tema del asentamiento aparece hacia el final de la narracion en un episodio que ocurre en el a&rea recien colonizada bajo el nombre de la provincia de Nueva Galicia en Sinaloa (Adorno y Pautz, t. 1, 254-26 [capitulo 351). Ca- beza de Vaca relata como el y sus companieros lograron reasentar a los nativos de Culiacain despues de la huida de estos de los escla- vistas espafioles que andaban por la zona. La descripcion de este acontecimiento mas tarde motivo que los lectores espanioles y crio- Ilos atendieran al valor simbolico de estos encuentros, mas que a los aspectos geograificos, y asi aprovecharon el relato para estable- cer no solo referentes territoriales sino tambien espirituales en nuevas areas mas alla de los limites nortefios de la Nueva Espafia.

Para lectores/escritores como estos, -fueran misioneros jesuitas como Andres Perez de Ribas o capitanes de expediciones de coloni- zacion como Alonso de Leon-, el relato de Cabeza de Vaca facilito un origen europeo, espaniol y cristiano para fundaciones de tipo religioso y politico en los mairgenes de la Nueva Espana. (Vease Adorno y Pautz, t. 3, 161-173.) Al definir estos autores los nuevos territorios politica y espiritualmente, siguieron la pista de Cabeza de Vaca, que, junto con sus companeros, llego a ser el prototipo pa- ra estos proyectos colonizadores. De esa forma, el relato historico de Cabeza de Vaca sirvio de fuente para versiones posteriores del mito fundacional de Espafia en America.

IX. El interes angloamericano: siglos XIX y XX

La lectura angloamericana de Cabeza de Vaca emerge en Esta- dos Unidos en el siglo XIX, sumando nuevas dimensiones a la na- rrativa del establecimiento del mundo occidental en este hemisfe- rio. A diferencia de las lecturas hechas durante la epoca colonial por los misioneros espafioles, estos nuevos motivos para leer a Ca- beza de Vaca eran enteramente seculares y su objetivo era conocer -o, mejor dicho, crear- una pre-historia de los Estados Unidos ba- sada en raices europeas. Se inicia esta tendencia con Thomas

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Buckingham Smith (1810-1871), un abogado novecentista del es- tado de Florida, cuyos puestos diplomaticos en el consulado esta- dounidense en Mexico y la embajada estadounidense en Madrid lo lievaron a buscar y transcribir papeles de archivo relativos a la historia de Florida, esto es, de "La Florida" espafnola, y dedicarse a la traduccion de la Relacion de Cabeza de Vaca asi como a las de la expedicion de De Soto. Smith fue el primero en traducir al ingles la obra de Cabeza de Vaca, empleando la version de 1555, en su original en espafiol, como fuente. (Estas traducciones aparecieron en 1851 y 1871; sus traducciones al ingles de los relatos del Caba- llero de Elvas y de Luis Hernandez de Biedma fueron publicadas en 1866.)

El interes angloamericano continuo a lo largo del siglo XIX y mas alla de los finales del siguiente. El estudio pionero de Harbert Davenport y Joseph Wells, "First Europeans in Texas" (1918- 1919), que se dedica a la experiencia de Cabeza de Vaca y la ruta seguida por el y sus compafieros, da una clave sobre los intereses historicos (y patrioticos) que incorporaron la jornada de Cabeza de Vaca en la historia estadounidense anterior a 1776.

En las decadas de 1930 y de 1940 el interes en identificar y re- descubrir la ruta de Cabeza de Vaca continuo con afan. Geografos, historiadores y arqueologos se dedicaron al estudio del relato de Cabeza de Vaca. El mas notable entre estos fue el geografo de la Universidad de California en Berkeley, Carl Ortwin Sauer, natu- ral de Wisconsin, quien se intereso en descubrir los senderos indi- genas que sirvieron de via de comunicacion a las expediciones eu- ropeas desde el centro de Mexico hacia las tierras del norte. Su bu'squeda de una "gran via arterial" que "condujera por las tierras bajas de la costa del noroeste mexicano a las tierras nortefias habi- tadas por los indios Pueblo y por uiltimo a California", fue el hito de su gran trabajo como geografo historico (Sauer 1). Sus hipotesis principales se basaron en la noci6n de que "los exploradores euro- peos siguieron caminos principales conocidos por los indios" y que a pesar de la imposicion de los intereses economicos del europeo y su alejamiento de las primigenias rutas de comunicacion, "sobrevi- vian todavia en buena medida estos tempranos caminos prehisto- ricos e historicos".

X. Actuales lecturas mexicano-americanas, anglo- americanas y africano-americanas

La contrapartida de los investigadores angloamericanos moti- vados por fines anglicistas e interesados en la ruta seguida por Cabeza de Vaca, se encuentra hoy en los estudios de la tradicion hispana en Estados Unidos. A diferencia de los historiadores y geografos angloamericanos de decadas anteriores, los estudiosos hispanicos estadounidenses han tomado como propios no so6lo los

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acontecimientos historicos que ocurrieron en estos territorios sino tambien la herencia etnica y cultural espaniola. El interes en el origen y la presencia hispaLnicos en los territorios que mas tarde formarian parte de los Estados Unidos condujo, un poco ma's de una decada atras, a la creacion del proyecto "Recuperacion de la herencia hispanica en los Estados Unidos", financiado por la Fun- dacion Rockefeller. Su programa de publicaciones, llevado a cabo por la editorial Arte Pu'blico de Houston, Texas, ofrecio como se- gundo titulo de su serie de textos pertinentes The Account: Alvar Nunfez Cabeza de Vaca's Relacion, editada y traducida por Jose Fema'ndez y Martin A. Favata.

Las aspiraciones politicas y didacticas que condujeron a la con- solidacion del proyecto de recuperacio6n del legado hispano en te- rritorios estadounidenses -coincidentes con iniciativas culturales hispanicas como la puertorriquenia, la mexicano-americana y la afrocaribefia- tambien se sustenta en el deseo, como se resalto en los objetivos del proyecto mismo, de fundar una nueva tradicion li- teraria en los Estados Unidos. Su inicio se asocia con la influyente formulacion de Luis Leal de 1973, "Literatura mexicano-ame- ricana: una perspectiva hist6rica". En dicho ensayo, Leal (21-22) anunciaba su intencion de tomar en cuenta aquellas obras "ante- riores a 1821, escritas por habitantes de la region con origen espa- fiol, que puedan ser consideradas como una primera etapa de la li- teratura chicana". Alvar Nunfiez Cabeza de Vaca es el primer autor mencionado por Leal.

La ma's completa elaboracion de este reclamo mexicano-ame- ricano de Cabeza de Vaca fue hecha en 1989 por Juan Bruce No- voa en un ensayo titulado "Naufragio en los mares de la significa- cion". El articulo aparecio en la revista mexicana Plural, fundada por Octavio Paz y editada en aquellos afios por Jaime Labastida, y fue premiado como el mejor ensayo publicado en la revista en di- cho afio. Bruce Novoa buscaba dar respuesta a la pregunta, suge- rida por su propia proclamacion de la existencia de un periodo co- lonial en la literatura mexicano-americana. Propuso una lectura chicana de Cabeza de Vaca que no solo reclamaba sus raices espa- fiolas sino tambien -y puso especial enfasis en esto- que estas te- nian el merito de preceder a la presencia inglesa en Norteamerica. Agrego que hacerlo "era sumamente uttil y reconfortante" (Bruce Novoa 13).

Casi al mismo tiempo que surgio este interes hispano-estado- unidense por Cabeza de Vaca, tambien se produjo un renovado in- teres anglo-estadounidense. Interesado en un "sentido del lugar" no local sino continental, William Pilkington (151) anuncio, en la reedicion de 1983 de la version inglesa de Cabeza de Vaca de Cy- clone Covey, que la Relacion era: "una de las obras esenciales al entendimiento de la cultura y literatura americanas". Pilkington sostiene que la obra de Cabeza de Vaca "se adelanta en mucho a la

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literatura estadounidense posterior" en su recuento de la diversi- dad etnica y de las incomprensiones y los conflictos creados por las diferencias raciales. Considera que su "mas profunda similitud al canon de la literatura estadounidense" es el hecho que la Relacion registra "la jornada americana del descubrimiento", caracterizan- do lo que llama "nuestra experiencia nacional" y "los componentes cruciales de la herencia americana (en especial los del hombre del oeste norteamericano)" como la "exploracion y el asentamiento en vastas extensiones de territorio 'deshabitado"' (Pilkington, 148- 150).

De hecho, en la actualidad la Relacion de Cabeza de Vaca ha sido incorporada al canon de la literatura estadounidense en los departamentos de ingles y literatura comparada de las universi- dades del pais. En 1994 la Norton Anthology of American Literatu- re inauguro una nueva seccion correspondiente a la epoca anterior a la llegada de los peregrinos a Plymouth Rock ("Literature to 1620"), en la que se incorporo una version resumida de la Relacion de Cabeza de Vaca como parte de la antologia y asl ha aparecido en las ediciones sucesivas de esta (vease Baym ed.). La nueva tra- ducci6n al ingles de The Narrative of Cabeza de Vaca (1999, 2003), realizada por Patrick Pautz y por la que subscribe, ademas de la traduccion al ingles por Frances Lopez-Morillas (1993) de la edi- cion de Enrique Pupo-Walker de Naufragios (1992), ratifican lo di- cho.

UJltimamente la figura de Estevan ha llamado la atencion de estudiosos de las tradiciones africano-estadounidenses, que en- cuentran notable el relato de Cabeza de Vaca por su singular re- trato del africano y su rol en la prehistoria de los Estados Unidos. Estevan, esclavo de Andres Dorantes, era un hombre negro de len- gua arabe (negro alarabe), natural de Azamor, ciudad y fuerte mi- litar portugues desde 1508 hasta 1540, en la provincia de Doukkala en el reino de Marruecos8. Paso sus primeros anos en el Africa nor-occidental portuguesa y fue sin duda bautizado. Debio pasar a Espania con una de las flotas esclavistas flamencas autori- zadas por Carlos V, y su paso al Nuevo Mundo debio haber sido autorizado por permiso real de 1501, a efecto de estar permitido entonces el pasaje a America de "esclavos negros u otros esclavos que fayan nascido en poder de cristhianos, nuestros suibditos e na- turales" (CDI, t. 31, paLg 23). Estevan perdio la vida de manera violenta, como se menciono antes, durante la expedicion de recono- cimiento de Fray Marcos de Niza, enviada por el virrey Antonio de Mendoza, de Culiacain a Cibola. (Sobre la vida de Estevanico, vea- se Adorno y Pautz, t. 2, 414-422).

La figura de Estevan ha sido motivo de mayor desarrollo tanto en composiciones poeticas y novelas hist6ricas como en compendios academicos. Su personaje ha sido ficcionalizado en ingles por el conocido poeta de color Jay Wright, tanto como en novelas escritas

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en primera persona, primero en la literatura juvenil, el caso de Es- tebanico de Helen Rand Parish, seguida por la novela para adultos de Daniel Panger, Black Ulysses9. En el aimbito de las referencias academicas, el volumen de Historic World Leaders (1994) incluyo un ensayo corto de Abel Alves sobre "Estevan (muerto en 1539)", describiendolo como "un explorador negro, que ayudo al inicio de la colonizacion espaniola en el suroeste de los Estados Unidos" (Alves, 256). En 1997, la Norton Anthology of African American Literature hizo una indirecta pero significativa alusion a la expedicion de Narvaez y la Relacion en su cronologia, "African American Litera- ture in Context", al referirse al afio 1526 (en verdad fue 1527) co- mo aquel en el que los primeros esclavos africanos fueron "traidos por los espanioles a lo que hoy son los Estados Unidos" (Gates y McKay, eds. 2612). (Cabe mencionar que los esclavos africanos fueron llevados a las islas del Caribe, incluyendo Puerto Rico, des- de la promulgacion de la ya mencionada legislacion real de 1501).

Xl. Conclusi6n: "Sin paciencia con la prestigiosa mentira de la exactitud"

Para concluir, Cabeza de Vaca -no el hombre ni la Relacion sino el fenomeno que los incluye a ambos- trasciende al tiempo y por ello ha tenido una notoria longevidad. Asi como una vez jugo un destacado rol en la exploracion espafiola del continente norteame- ricano y posteriormente en la colonizacion inglesa del mismo, la Relacion de Cabeza de Vaca ha suministrado un casi infinito ma- terial a la literatura y la historia, sean estas espafiolas, hispanoa- mericanas o estadounidenses en sus varias expresiones anglosajo- na, chicana, hispana o africano-americana.

En la medida en que el interes que motiva el estudio del objeto cambia segun la optica del investigador, -sea este objeto un indi- viduo, heroe o victima, en su soledad o relacionado con los caminos que recorre, la tierra habitada o los pueblos encontrados-, el objeto mismo ha sido permanentemente reimaginado y reconfigurado. Asi pues, del siglo XVI al XVIII Cabeza de Vaca, Dorantes, Este- vanico y Castillo Maldonado fueron transformados en los heraldos espafioles de fundamentos territoriales y culturales en tierras no- vohispanas, en el XIX, en precursores del asentamiento anglosajon en Estados Unidos y, en el siglo XX, a partir de la decada de 1960, en simbolos multiculturales de la precariedad de esa bu'squeda y en testigos de sus propios demonios interiores.

El mas grande y perceptible cambio ha ocurrido gracias a las politicas de identidad etnica ("identity politics") de 1960 en ade- lante. En estas representaciones, Cabeza de Vaca se ha perfilado como personaje principal, junto con los menos relevantes de An- dres Dorantes y Alonso del Castillo Maldonado. El jerezano ha al- canzado tanto relieve gracias a la descripcion de sus contactos con

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los grupos nativos que encontro. Significativamente, Estevanico ha sido destacado como protagonista en algunas de estas versiones, como hemos visto.

Resulta curioso que estas configuraciones relacionales trazadas en la ficcion hayan tendido a dejar en una posicion secundaria a la representacion de los pueblos autoctonos de America. No hay, por ejemplo, ninguna figura autoctona comparable con Dulchanchellin, uno de los sefiores y caciques de Apalache (Florida) destacado por Cabeza de Vaca (Adorno y Pautz, t. 1, 50-52), que luego fue inmor- talizado por Lope de Vega en la comedia "El Nuevo Mundo descu- bierto por Cristobal Colon" como sefior de tierras americanas que inclui'a las minas de plata de Potosi (Lope de Vega, 142-143). Iro- nicamente, en esta era de las politicas de identidad los actores in- digenas que ocupan papeles estrategicos de importancia en el rela- to de Cabeza de Vaca (vease Adorno, 1991) han sido relegados a papeles secundarios. En las nuevas ficcionalizaciones han servido de meros pretextos para introducir en los retratos de los cuatro he- roes blancos y negros los motivos de la duda, la desesperacion y demas aflicciones espirituales. De esa manera, con respecto a la posicion ocupada por los naturales del Nuevo Mundo, el modelo narrativo establecido en el texto original de la Relacion de Cabeza de Vaca de 1542 ha permanecido relativamente intacto.

Dos puntos mas merecen destacarse: Primero, la vitalidad de estos iconos literarios e historicos se debe en gran medida a la ca- pacidad de la narrativa de tranformar significados y producir y re- producir simbolos culturales. Segundo, el "mecanismo" que man- tiene vivo este proceso de re-imaginacion y de re-invencion es el desconocimiento absoluto, mejor dicho, la imposibilidad de conocer con certeza los contenidos y las ubicaciones geograficas precisas de la experiencia historica de Cabeza de Vaca.

Si bien es cierto que esto es valido para cualquier conjunto de hechos historicos perdidos en el tiempo, en este caso, el ",que les paso?" y especialmente el "La donde fueron?" han sido vivamente sentidos por los lectores. En la decada de 1530 y en la de 1540, es- tas fueron consideraciones vitales y practicas, tenidas en cuenta por hombres que buscaban seguir la ruta y encontrar las recom- pensas que Cabeza de Vaca y sus companeros no alcanzaron. Pe- dro de Castanieda Najera, por ejemplo, poco mas de veinte afios despues de su regreso de la expedicion de Coronado de 1540-1542, dio este testimonio con respecto a Cabeza de Vaca y sus compafie- ros: "Y estos dieron notiqia a el buen Don Antonio de Mendoza en como por las tierras que atrabesaron tomaron lengua y noticia grande de unos poderosos pueblos de altos de cuatro y qinco dobla- dos y otras cosas bien diferentes de lo que pareqio por berdad" (Mo- ra, 66; enfasis mino). Castafieda suscito asi dudas sobre la verdad del relato de los sobrevivientes, haciendolo de manera muy conve-

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niente, podriamos agregar, luego de los frustrantes resultados ob- tenidos por la expedicion de Coronado.

Es igualmente imposible saber que pensaron los cuatro hom- bres sobre sus experiencias o como las evaluaron afios despues de los hechos. En este aspecto, la novela de Abel Posse (1992), El lar- go atardecer del caminante, acepta el reto de escribir unas ficticias memorias sobre los uiltimos dias de Cabeza de Vaca. Posse juega, por un lado, con el deseo de los dema's por conocer los recuerdos del protagonista como, por otro, con las ilusiones del viejo conquista- dor sobre la posibilidad de darlos a conocer: "Dicen que Ud. tiene una version secreta, una tercera version de su viaje o su caminata de ocho afios desde la Florida hasta Mexico" (Posse, 30). A esto el anciano responde, para si mismo, paginas mas adelante: "No tengo paciencia con la prestigiosa mentira de la exactitud" (Posse, 35).

La falta de paciencia por "la prestigiosa mentira de la exactitud ...": y aun asi cada sucesiva generacion o grupo de lectores ha bus-

cado y continua buscando, crear y consolidar precisamente eso. Las ambiguedades de la experiencia y la incertidumbre de los ca- minos recorridos mantienen vivo el misterio y funcionan como una invitaci6n para reinventar el fenomeno de Cabeza de Vaca, cada vez a cargo de nuevos lectores con renovados propositos. Las expe- riencias narradas por Cabeza de Vaca continutan encendiendo la imaginacion de los lectores y alientan el deseo de renombrar y rehacer sus aventuras y descubrir sus significados pero -y aqui podemos imaginar al viejo adelantado sonriendo ante su mas lo- grado triunfo- los misterios que yacen en el fondo de la narracion permanecen intactos.

En este sentido, y a manera de epilogo, quisiera traer a colacion el relato de Borges, "El etnografo", porque capta perfectamente mi argumento con respecto al significativo silencio de Cabeza de Vaca sobre sus secretos. Un joven estudiante universitario, Fred Mur- dock, sigue la recomendacion de sus profesores y se dedica al estu- dio de lenguas indigenas norteamericanas. Para hacerlo, pasa dos afios en una reserva y, de la vuelta a la universidad, en vez de es- cribir la disertacion anticipada, le anuncia a su profesor que "En esas lejanias aprendl algo que no puedo decir". Al preguntarle friamente su antiguo mentor si piensa vivir entre los indios, Mur- dock responde que no, y agrega: "Lo que me enseniaron sus hom- bres vale para cualquier lugar y para cualquier circunstancia" (Borges 989-990). La clave de este relato para nuestra posible comprehension de la experiencia incomunicable de Cabeza de Va- ca, sin embargo, es esta: Murdock aclara, "El secreto, por lo demas, no vale lo que valen los caminos que me condujeron a el. Esos ca- minos hay que andarlos" (Borges, 990). De esta manera, Borges revela en tres frases escuetas el caraLcter no revelable de la expe- riencia de todos los posibles "Cabeza de Vaca" y, por consiguiente, nuestra fascinacion por ella. El hecho de que Murdock termine

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siendo "uno de los bibliotecarios de Yale" agrega una nota borge- siana a la primera nota a pie de pagina de este ensayo.

NOTAS

1. Esta investigaci6n tuvo su origen en una conferencia dictada en la Univer- sidad de Yale el 15 de noviembre de 1995 y fue desarrollada en 1999 en Adorno y Pautz, t. 3, 119-173, que se puede consultar para un estudio mas completo y extenso. Quiero expresar mi reconocimiento a Carlos Galvez Pe- fia por su traducci6n de la primera versi6n de este ensayo. A Roberto Gon- zalez Echevarria le quiero agradecer sus multiples y meticulosas lecturas de esta uiltima versi6n tanto como sus acertadas recomendaciones bibliografi- cas.

2. Vera Kutzinski (42-43, 111-116) comenta los poemas de Olson y Wright, destacando c6mo presentan estos a Estevan y Cabeza de Vaca.

3. Vease Adorno y Pautz, t. 2, para un analisis detallado de esta travesia, con sus mapas explicativos. Tomamos en consideraci6n todos los estudios pre- vios sobre la ruta de Cabeza de Vaca y proponemos una nueva hip6tesis en relaci6n a la proximidad a la costa tejana del Golfo de M6xico de los cuatro sobrevivientes durante su larga estancia en aquella zona y en su ruta inicial de escape de sus duefios amerindios en 1535.

4. Entre estas inc6gnitas se pueden nombrar las razones por la confusi6n de los pilotos al ilegar a la costa de la Florida y la decisi6n de los cuatro sobre- vivientes de ir al Mar de Sur en vez de perseguir la ruta hacia Panuco. Vea- se Adorno y Pautz, vol. 2, 72-77, 288-310.

5. AGI, Patronato 57, No. 4, ramo 1, fllr. Weddle (226) cit6 recientemente la declaraci6n de Barrera acerca de la presentaci6n de los sobrevivientes "casi desnudos" en la iglesia. Su interpretaci6n confirma la recreaci6n que el hijo de Andr6s Dorantes, Baltasar, hizo de este hecho en el siglo XVII (Dorantes de Carranza, 265), enfatizando la desventura de la ocasi6n y no como el tes- tigo Barrera sugiri6, el caracter festivo de la supuesta conmemoraci6n de la liberaci6n de estos hombres. Es preciso reconocer, sin embargo, que para un europeo de ese tiempo, el ir vestido con pieles ("vestidos de cueros como ha- bian Ilegado de la dicha tierra de la Florida") probablemente tuvo el mismo efecto visual que lo sugerido por la defectuosa traducci6n de Weddle, como casi desnudos ("en cueros").

6. Las Casas not6 que Cabeza de Vaca tuvo un considerable conocimiento de las gentes que eran "las cercanas a la costa de la mar del norte y las vecinas a ellas, y no munchas leguas la tierra adentro". En cambio, no tenia datos sobre los grupos nativos que encontr6 al desviar "muncho de la mar entran- do mas en la tierra"; top6 "otras naciones munchas y diversas y mds politi- cas, de cuyas costumbres pudo saber muy poco, como fuese muy de camino" a trav6s del norte central y noroeste de M6xico (de Las Casas, Apologftica 2:361 [capitulo 206]).

7. El texto original de Hakluyt es: "besides the generall report of Cabeca de Vaca to Charles the Emperour (who first traveled through a great part of the Inland of Florida, next adjoining upon our Virginia) that Florida was the richest countrie of the world; and, that after hee had found clothes made of cotton wooll, he saw gold and silver, and stones of great value ..." (Virgi- nia richly valued 1 [carta dedicatoria]).

8. Ademas de la descripci6n por Cabeza de Vaca, otras fuentes han identifica- do a Estevanico como un hombre de color negro. Francisco Vasquez de Co-

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ronado se referia a 61 como: "un negro que se Ilamaba Esteban que anduvo y vino con ellos". Alonso de Barrera mencion6 que un hombre negro fue uno de los sobrevivientes y aparentemente lo incluy6 en la presentaci6n puiblica que tuvieron, "vestidos de cueros como habian liegado de la dicha tierra de la Florida", frente a la iglesia principal de la ciudad (AGI, Patronato 57, no. 4, ramo 1, f8v, fllr).

9. A pesar de ser Estevanico una obra de literatura juvenil, Parish prepar6 pa- ra sus investigaciones y incluy6 aquf una bibliografia de fuentes de archivo que es de vigente utilidad.

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