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1. LA PLANEACIÓN
“la realidad presenta una complejidad superior a la supuesta por el
planificador” (Boisier, 1997, 1)
“Mucha agua ha corrido debajo de los puentes desde la antigua planificación
hecha entre las cuatro paredes de las oficinas de los tecnócratas, hasta la
concepción actual de construir proyectos colectivos mediante redes
conversacionales” (Boisier, 1998, 21)
Tanto la noción de planeación (o planificación) como la de desarrollo (y su
relación) nos proponemos asumirlas desde un enfoque de desarrollo
alternativo, que exploraremos a lo largo de este ejercicio de
conceptualización, apoyados en los esfuerzos de elaboración teórica de
varios expertos.
Aunque en el capítulo en el que conceptualizamos el desarrollo también nos
ocupamos a espacio de dicho enfoque de desarrollo alternativo; aquí
adelantamos que básicamente adoptamos la propuesta que corresponde a
la estructura teórica del Enfoque Regional de Desarrollo Alternativo – ERDA
– que trabaja Adolfo Izquierdo Uribe, y nos detenemos en los principales
elementos de dicha estructura teórica. (Izquierdo, 1998, 1 -13)
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Tal enfoque tiene como contexto para su estructuración, la crisis
contemporánea de paradigmas que no son suficientes o se han tornado
insuficientes para pensar el desarrollo; de las características de dicha crisis
también nos ocuparemos, pero aquí destacamos que lo que subyace a ella
es ante todo la cuestión del sujeto del desarrollo, que no sólo se enmarca en,
sino que también trasciende el debate entre premodernidad, modernidad y
postmodernidad, incluída la discusión acerca del también denominado mito
moderno de la democracia capitalista liberal.
La crisis contemporánea de paradigmas tiene como principales términos de
referencia, tanto la especificidad como la relación de subsumción entre los
esquemas paradigmáticos de la objetividad enajenante objeto-sujeto ( o – s ),
de la subjetividad antropocéntrica sujeto – sujeto / 0bjeto ( s – s / o ) y de la
omnijetividad no antropocéntrica característica del paradigma emergente Ser
< expresiones del ser (S < s )
En términos de crisis contemporáneas de paradigmas, los paradigmas que
no son suficientes para pensar el desarrollo son los paradigmas
denominados de objetividad y los paradigmas denominados de subjetividad,
es decir, los cosificantes, enajenantes (desarrollo es crecimiento, desarrollo
de cosas) y los antropocéntricos (desarrollo sustentable).
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1.1 ELEMENTOS DE LA ALTERNATIVIDAD
La idea de alternatividad necesita ser mirada en un nivel desde el cual se
pueda visualizar que los patrones de modelos de desarrollo no son los
únicos, pero que nuestra visión o nuestra acción no alcanza, no somos
capaces de asumir el reto que implica un nuevo comienzo. La oportunidad
que hay cada dia de un nuevo comienzo, a pesar de que tengamos todos los
años de historia cuya memoria podamos conservar.
Eso significa también en términos de alternatividad un nuevo comienzo que
sea conectado por un nivel de conciencia más elevado de las relaciones que
se establecen del humano consigo mismo, del humano con sus congéneres,
de la sociedad con las demás expresiones del ser y , lo que es mas difícil de
concebir desde lo humano, de las relaciones entre los no humanos y de lo
humano con lo no humano. A esto obedece la demanda de elevar niveles de
conciencia para ubicarse en ese campo relacional. En otras palabras lo
alternativo tiene que ver con la idea de develar características de los
procesos, de las relaciones antes anotadas.
1.1.1 Idea De Conciencia Es central la connotación del poder, que no
solamente es el poder de la fuerza, tampoco es el poder de la riqueza,
tampoco el del poder del conocimiento ; es la dominancia (y superación) de
la conciencia sobre los anteriores. Esto quiere decir, que el poder de la
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conciencia supedita el conocimiento, la riqueza y la fuerza, y eso significa
meterse de una manera distinta al campo relacional ; reconocer expresiones
variadas del intercambio de energía entre población humana y no humana,
pero también implica que haya una conciencia no antropocéntrica.
Dicha conciencia demanda ser alimentada por lo que el enfoque denomina
suprahumano y sin desconocer el potencial de lo suprahumano, también
demanda la fundamentación más desagregada de expresiones de lo no
humano respecto de los “reinos” animal, vegetal y mineral. Acaso en el nivel
físico no somos más que un compuesto de elementos?, en otro nivel de
complejidad no funcionamos con una lógica de vegetales ?, acaso en otro
nivel no operamos en niveles de animalidad ? y además no hay algo de
angelical y de ensoñador que quizás sea lo que nos anima cada nuevo
amanecer ?. Podemos decir que somos seres materiales naturales(
minerales, bióticos ) y sociales, además de pensantes. Pero no tenemos una
dimensión transnatural y transocial (Espiritual) ?
Por eso pareciera que está emergiendo con mucha fuerza un paradigma de
omnijetividad (no antropocéntrica), que quiere decir que está más allá, que
quiere apuntar a un factor común a los paradigmas anteriores y apunta a
algo que estando en la esencia de esa relación, no puede ser pensado en
función de los referentes de lo humano y de lo no humano, sino en el campo
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de relación entre lo humano y lo no humano; pensamiento que implica
adoptar un nuevo nivel de complejidad, pues ya no se trata de mirar por un
lado lo humano y por otro lo no humano. Es una idea mucho más compleja,
porque necesita intentar actuar con una dimensionalidad que está más allá
de los parámetros convencionales para mirar por un lado lo humano y por
otro lado lo no humano. A ese campo relacional estaría apuntando.
No es suficiente la complejidad propia de la lógica objetivante, enajenante,
positivista (racionalista) y tampoco es suficiente la complejidad del modelo
centrado en la lógica antropocéntrica, en el “conócete a ti mismo como rey y
centro del universo”. Esto tiene que ver con un reto histórico que sobrepasa
la modernidad; tiene que ver al menos con la presencia humana en el
planeta y con la discusión acerca del cómo y dónde llegamos al universo
(cosmos), reto al antropocentrismo.
“Si yo tengo un nivel de conciencia pegado a mi piel, si sólo pienso que yo
soy lo que mis ojos ven yo pensaría que en tanto tal soy finito, tengo un
comienzo y un final y actúo en consecuencia. Pero si yo tengo otro nivel de
conciencia puedo tal vez pensar y actuar de una forma enriquecedora, no en
la perspectiva de eliminación, pero sí de cualificación (perfeccionamiento ?),
de no quedarme ahí.
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Cuando tengo una visión finita de mí mismo, ésta me lleva a involucrarme en
el campo de lo no antropológico, me lleva a plantearme en un espacio tiempo
con un comienzo pero no un final, y en ese sentido pienso y actúo en una
forma distinta ; pero esa es una forma que incursiona en una connotación no
antropocéntrica.
En una lógica no antropocéntrica, cualquier humano en algún momento de su
vida, tiene que darse cuenta de lo que está por fuera de su piel y como eso
es parte de lo que está dentro de su piel, que esas fronteras es difícil no
reconocerlas”. Izquierdo... Complejidad y alternatividad en el ERDA
Pareciera que en los albores del siglo XXI no tocamos límites, porque a esa
gran dificultad, a ese desconocimiento, hay que adicionarle un marco más
insondable, el del campo relacional, de la omnijetividad, de las relaciones
entre población humana y población no humana
1.1. 2 La Complejidad Y Sus Determinaciones La complejidad consistiría
en lo siguiente : la visión (enfoque) de desarrollo alternativo, no puede ser
una visión plana, regida por unas únicas determinaciones ; la complejidad
implica una combinación de determinaciones. La primera es la connotación
de Espacio Temporalidad ; tener una visión de desarrollo alternativo significa
darle un espacio/tiempo y en ese sentido se involucra, en una forma
particular, el manejo del espacio tiempo; es decir, se reconoce desde un
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enfoque de desarrollo alternativo que para pensar la relación de población
humana y no humana, según los niveles de conciencia, aquel no sólo es
lineal ni secuencial, sino que hay lógicas culturales para aproximarse a los
procesos de desarrollo, que ponen de presente que la lógica lineal no es
únicamente secuencial en términos de espacio tiempo. Hay, por lo menos,
una combinación entre el pasado hacia atrás ( que parece ser nuestra lógica
predominante de pasado, que se corresponde con determinado tipo de
conciencia y sus connotaciones específicas para mirar ese pasado) y otras
lógicas, para las que el pasado es el referente para donde se va.
Además hay una lógica circular del espacio/tiempo sobre un mismo plano
pero circular, de un eterno retorno ; lo mismo, vuelve, y aparece bajo nuevos
y aparentemente iguales ropajes. Ahí nos encontramos un elemento más en
la complejidad, porque no sólo es el adelante y el atrás sino lo circular.
Además de ello, una de las características referidas que permite
desencadenar otros niveles de conciencia, es la lógica de lo espiral, es decir,
sacar la idea de espacio/tiempo de un mismo espacio; tiene un sentido en la
medida en que el espiral de cobertura mayor (del campo relacional) en la
ampliación de niveles de conciencia, significa mirar el plano en varias
direcciones (se convierte en multidireccional), mirar el espacio/tiempo en
forma hologramática. Que en cualquier punto está reflejado el espacio; en la
parte del todo.
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El profesor Francisco Jiménez Velásquez, en la Revista javeriana de junio de
1996 escribe un artículo titulado ’Planifiación de la Complejidad y
Complejidad de la Planificación’, en él dice que “Es la COMPLEJIDAD el
descubrimiento (quizá mejor: redescubrimiento) más trascendental del
hombre contemporáneo y la pasión actual por ella ha surgido en un proceso
evolutivo iniciado en la era científica con el ‘amor por lo simple’ del
Positivismo, continuada con el ‘amor por lo armónico’ de la Sistemática y el
‘amor por la totalidad de la diversidad’ del Holismo en el umbral de la
Postmodernidad, hasta el ‘amor-pasión’ por la COMPLEJIDAD en el mundo
relacional, interactivo en la incertidumbre, ‘más allá de Modernidad’. El
método para comprenderla es el mismo usado para descubrirla en tanto
forma parte de la vida, es la VIDA misma.
En ámbitos como los de la Planificación la Gestión y el Diseño, deviene
necesario (y apasionadamente) el asumirla y manejarla en tanto es la unidad
Sociedad-Naturaleza (VIDA) el punto de partida, el punto de llegada y el
soporte de todos los procesos que en dichos ámbitos generan el ambiente en
su triple expresión: El Natural, el Construido y el Humano
Una reflexión sobre el METODO (MORIN), sobre el MANEJO (gestión) y
sobre la EXPRESIÓN de la COMPLEJIDAD asumida, permite identificar la
necesidad de nuevos sujetos y de abordar su formación académica
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(Escuelas de Arquitectura, de Planificación), la pertinencia de nuevos
instrumentos de análisis y de inyervención como la Matesis (A. IZQUIERDO)
y el Ordenador, y de nuevos objetivos del quehacer teórico-práctico como el
hacer virtual lo real y real lo virtual (TOMAS MALDONADO), para una mejor
GESTION DEL DESARROLLO (JIMENEZ V.). Aquí un espacio para la De-
Construcción, la Construcción, la Autoconstrucción del sentido y la Re-unión
de unidades indisolubles” (Jiménez, 1996, 351)
El sentido hacia donde va la forma de pensar el espacio/tiempo en el campo
relacional, nos permite intuir que se dirige hacia un nivel de conciencia en el
cual haya una acción y una visión dirigidas a superar las condiciones y las
restricciones de espacio/tiempo. El proceso de desarrollo alternativo tiene
como intención clara superar las acciones con miras a encontrarse con el
origen, que paradójicamente emerge de un no tiempo/no espacio, de eso que
se constituye en el referente insondable o difícil de captar en los niveles de
conciencia corrientes.
1. 1. 3 Idea De Un Nuevo Comienzo El pensamiento de desarrollo
alternativo implica e invita a manejar una complejidad de tres niveles
mínimos, que en nuestra cotidianidad no estamos acostumbrados a manejar;
ellos son el del Orden Establecido, el del Estatu Quo a la lógica de Desorden,
de caos ante el modelo establecido y el de la expectativa de un nuevo
comienzo, de un Nuevo Orden; nuevo orden distinto al del estatu quo y
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distinto del desorden de sus parámetros. En fin, el nuevo orden de un nuevo
comienzo en un nuevo nivel de conciencia, visualizado en una forma distinta
del campo relacional de población humana y no humana
Citando de nuevo a Jiménez V., en el mismo artículo dice “ El caos y el
orden son los ingredientes de la planificación a largo plazo. El caos es un
límite en el desorden constante que produce y es su dinámica en el aporte
permanente de nuevas situaciones. El orden es su límite por lo reducido y
estrecho en sus posibilidades, y es su dinámica en la organización que
genera fuerza y orden para actuar y lograr objetivos.
Sin caos y sin orden en permanente dinámica y complementación es
imposible construir una planificación prospectiva (GIOVENARDI-ZABALA).
Desde ahora ya no podemos esperar nada, debemos temerlo todo, de un
pensamiento incapaz de concebir la complejidad de las realidades vivientes,
sociales, humanas... Vamos a reventar por no comprender la complejidad
(EDGAR MORIN – El Método 1977)”. (352)
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1. 2. PRINCIPALES CONCEPTOS DE LA ESTRUCTURA TEÓRICA DEL
ERDA
Una de las motivaciones que sustentan al ERDA se expresa en términos del
nuevo sentido y de los nuevos contenidos que da a los conceptos (dimensión
semiótica), al afirmar que denominar significa ponerle fronteras, marco, a
nuestra conciencia, y que tal vez las palabras en su sentido estricto se
encuentren limitadas para ponerle marco al campo relacional entre población
humana y no humana; de donde el enfoque considera necesario encontrarle
nuevos sentidos a los conceptos de Enfoque, Región, Desarrollo y
Alternativo.
A lo que Izquierdo agregaría: “Respecto de Enfoque, la idea alude a Visión.
En este sentido habría que reconocer que las ideas de los enfoques
predominantes de desarrollo, aunque involucran ciertas cualificaciones, aún
connotan limitaciones y rigideces lo que nos lleva a reconocer que aparece y
enfrentamos una crisis de visión y por estar sujetos a esa crisis de visión
tenemos una crisis de acción, porque nuestros ojos, nuestra mirada, no
facilitan un estímulo a nuestra conciencia para mirar más allá, para que
nuestras acciones de la cotidianidad puedan propender por conscientes,
superar también cotidianamente las insatisfacciones a las que nos llevan los
patrones de modelos de desarrollo prevalecientes”. (Izquierdo, 4)
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Entonces, el enfoque propuesto parte del señalamiento del carácter
ontológico de la noción de desarrollo, enfatiza en el carácter teleológico de la
noción de planificación y reconoce igualmente el carácter histórico de la
relación entre los procesos de desarrollo y los subprocesos de planificación,
en función de las restricciones espacio - temporales bajo las que tal relación
se manifiesta.
En virtud de las anteriores consideraciones, la propuesta de un ERDA asume
la definición de conceptos como el de región y el de desarrollo para sobre
esa base asumir la definición de PLANIFICACIÖN y de frente de poder.
1. 2. 1. Región Categoría de análisis de los procesos de desarrollo,
definida en función de la espacio-temporalidad, la territorialidad, la
jurisdiccionalidad y la funcionalidad de los conflictos de poder entre
individuos adscritos a distintos contingentes de movimientos sociales (MS’s).
De la espacio-temporalidad nos hemos ocupado más arriba. De la
territorialidad podemos decir que el enfoque de desarrollo alternativo la
concibe diferencial dado un Espacio/Tiempo. No ocurre homogéneamente
en cualquier contexto; de ahí la importancia que tiene la connotación de
territorialidad en lo regional; le da un aquí y ahora a unos procesos en el
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espacio tiempo, pero dadas las restricciones espacio temporales, tiene
manifestaciones específicas en cada contexto territorial.
La complejidad deviene de lograr una noción de lo regional que nos conecte
con el aquí y el ahora, que nos cristalice la elevación de conciencia que
significa ubicarse en ese campo; y con ello ubicarnos en la territorialidad.
La idea de sentido, de propósito, de teleología, del desarrollo alternativo,
implica tener el criterio de cómo se operacionaliza con propósitos de
intervención, en el proceso que lleva a reconocer la Jurisdiccionalidad, es
decir, un recorte adicional que se hace al territorio y por eso nos
encontramos con la superposición de funciones. Cuando pensamos en una
forma plana o simplista, que a los procesos de desarrollo basta ponerles un
criterio de jurisdicción, inmediatamente se salen de ésta nos encontramos
que se salen de la mano, de la jurisdicción, porque hay superposición de
jurisdicciones ; el territorio se recorta simultáneamente de distintas formas
para los propósitos de intervención. Entonces no basta con un único criterio
de jurisdiccionalidad.
Por eso, cuando recortamos lo nacional, se sale de las manos lo local,
regional, barrial. Hay una jurisdiccionalidad interna también que se está
superponiendo y en eso también radica parte de la complejidad de los
procesos de desarrollo.
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El criterio de Funcionalidad apunta a la necesidad de reconocer roles
específicos en las funciones humanas y no humanas, dentro del contexto que
se quiere intervenir, y dependiendo de a quiénes se identifique, vamos a
operar bajo modelos objetivantes, enajenantes, antropocéntricos u
omnijetivos. A menos que reconozcamos que con el propósito de búsqueda
del origen, hay que reconocer roles y funciones específicos, a los agentes
humanos y no humanos, vamos a seguir visualizando desde niveles de
conciencia restringidos, y en esa medida reproduciendo más de lo mismo.
Volviendo a la noción de Región, en un artículo nuestro publicado por la
Revista Administración y Desarrollo No. 29, decimos que nos encontramos
intentando pasar revista al estado de la conceptualización del Desarrollo y
particularmente del Regional, así como de la noción de Región en nuestro
medio y que al respecto Octavio Barbosa afirma que “En Colombia, en la
discusión sobre desarrollo regional, quizás por la preeminencia que han
tenido históricamente las actuales unidades político-administrativas, aún
carecemos de la definición de ‘región’ y de una experiencia válida global, lo
que genera imprecisiones en los objetivos propios del desarrollo regional,
cada vez que este se plantea” (Burgos, 1991, 147)
Luego agregamos que siguiendo a Sergio Boisier, que es necesario que las
regiones o espacios territoriales para que puedan reflejar toda su
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potencialidad individual, se orienten, no sólo legal sino constitucionalmente,
hacia una configuración tal que en ella por lo menos existan relaciones de
poder que vinculen a los individuos con la organización regional, y que
además exista una demarcación espacial definida con unos criterios
adecuados y claros de regionalización. (147)
Es indispensable construir políticamente a las regiones, fijándoles
autonomías que “en el marco de nuestra Constitución Política y del resto del
ordenamiento legal son relativas”, como afirma Adolfo Rodríguez, dotarlas de
una estructura orgánica política y administrativa, con órganos que conformen
una autoridad regional elegida por la ‘colectividad territorial’, nunca
designada por el poder central. Tal autoridad regional ha de incluir una
asamblea regional, que además tenga carácter consultivo, administrativo y
de participación ciudadana, complementario de su potestad legislativa. (147)
La autonomía propia de las estructuras políticas y administrativas que les
daría a las regiones personalidad jurídica de derecho público, reclama la
participación ciudadana definida por Barbosa Cardona como “la capacidad
política de los actores sociales para incorporar sus propios intereses en la
orientación y el control de las decisiones, la administración y la disposición de
los recursos de la gestión pública” (Barbosa, 1991, 108) aunque la considera
una opción que las agencias del poder político aún no están dispuestas a
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poner a disposición de la ciudadanía, como mecanismo adjunto del proceso
de descentralización.
Con todo consideramos que la distribución o redistribución del poder político
a favor de las regiones, requiere de un receptor social adecuado, una
sociedad civil (población con su conjunto de condiciones materiales de vida
incluidas sus organizaciones) con capacidad para promover y ejercer la
participación ; no basta una estructura formal.
El receptor únicamente puede ser la comunidad regional organizada; pero
más que comunidad nos parece, de acuerdo con quienes como el profesor
Adolfo Rodríguez, han concebido o adoptado la categoría de ‘Colectivo
Territorial’ entendido como conjunto de fuerzas o actores económicos y
sociales con intereses diversos, que tienen asiento en cada entidad territorial.
(Burgos, 149)
Tal ‘Colectivo Territorial’ ha de organizarse a través de un proceso de
construcción política y otro de construcción social, de manera que el
desarrollo regional comprende una importante dimensión social, en la que los
colectivos territoriales deben ser conscientes de su identificación social para
tener capacidad de transformarse en sujetos del desarrollo.
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1. 2. 2 Desarrollo . Desde la propuesta de un ERDA su conceptualización
se aparta de las definiciones convencionales de desarrollo y se asume
atribuyéndole la connotación de PROPÓSITO, en tanto proceso de elevación
de los niveles de conciencia respecto del intercambio orgánico de energía
entre poblaciones humanas y las no humanas, del que el humano sea
consciente. Este tipo de definición involucra elementos, características,
categorías y sub categorías, que le dan condiciones de alternatividad.
1. 2 .3 Planificación y Frente de Poder. Desde el ERDA propuesto,
consecuentemente se le reconoce al concepto de planificación la doble
connotación de SENTIDO y de ACCIÖN CON PROPÖSITO DE
INTERVENCION y se asume su definición en tanto subproceso de
resolución, anticipación y generación consciente de conflictos de poder entre
individuos adscritos a contingentes de movimientos sociales MS’s, cuya
interacción reconfigura un frente de poder
A su vez el concepto de frente de poder, en tanto unidad de análisis de la
categoría región, es concebida como la trayectoria territorial predominante de
la resolución, anticipación y generación consciente de conflictos de poder,
entre individuos adscritos a contingentes de movimientos sociales MS’s, en
un contexto de intervención dado.
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Según Izquierdo, El contexto para el análisis de los procesos sociales se
define en función del carácter socio-histórico de la relación fundamental entre
la naturaleza y la población; esta relación fundamental puede ser interpretada
a partir de la interacción entre las visiones (gradatoria, funcional y
dicotómica) de la población, según su vinculación a:
• Las actividades económicas en las esferas de la producción-
transformación, distribución y consumo de bienes y servicios en un
ámbito territorial dado.
• Las formas y grados de regulación y control relativos que se dan en
la esfera de lo político-administrativo.
• Los patrones de localización territorial de los diferentes grupos
poblacionales, respecto de los soportes materiales sobre los que se
desenvuelven sus relaciones económicas y políticas. (1989, 5)
De lo que se trata es de establecer cual es la relación que se da entre los
procesos sociales y las formas espaciales que resultan de la localización y
del movimiento relativo de sus soportes materiales. Sin embargo, el espacio
no debe ser considerado como un receptáculo para los procesos de la vida
individual, colectiva e histórica, sino como constitutivo de ellos. Es decir, que
tan sólo analíticamente puede separarse la concepción del espacio como
dimensión, de los procesos sociales.
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La relación del espacio con los procesos y relaciones sociales se plantea
como indirecta, por cuanto tales procesos y relaciones solo se hacen
efectivos sobre la base de soportes materiales cuya naturaleza física no
define, sin embargo, su dinámica. En la medida en que las leyes
fundamentales que rigen la dinámica social, puedan ser comprendidas sin
incorporar el espacio, esta relación indirecta se verifica.
Es en virtud de su carácter indirecto, que el tratamiento de la espacialidad de
los procesos sociales no se resuelve concibiendo por separado múltiples
categorías tales como “espacio económico”, “espacio político” o “espacio
social”.
Cabe la posibilidad, dada la anterior definición del contexto para el análisis de
los procesos sociales, de preguntarse: en qué sentido la causa para la
aparición de los “problemas regionales”, es la agudización de conflictos por la
brusca intensidad de la ruptura de situaciones prevalecientes ?.
Tal interrogante supone la posibilidad de pensar distintos “ámbitos
regionales”, caracterizados diferencialmente según los niveles de
manifestación y el tipo de conflicto en que estén involucrados los varios
actores sociales. (Coraggio , 1987)
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De ahí que uno de los rasgos del esquema propuesto identifique dentro de su
estructura metodológica distintos “niveles de resolución” (para los conflictos
de poder económico y político entre las clases, fracciones y grupos sociales)
en el enfoque de la problemática del desarrollo regional.
Ahora, en relación con tales “niveles de resolución”, vale la pena señalar la
naturaleza política de la problemática del desarrollo regional para entender
porqué los procesos sociales tienen expresiones conflictivas y presentan
fases en las que la crisis se manifiesta en crisis del Estado, en virtud de la
naturaleza misma del Estado capitalista.
Es de esta manera como se facilita el reconocimiento y la explicación de las
diversas modalidades subnacionales dentro de la tendencia al desmonte
selectivo (según el “nivel de resolución” implicado en la espacialidad
distinta de cada conflicto) del estado-bienestar por la vía de la
descentralización política, administraiva y fiscal.” Las negrillas son
nuestras.
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1. 3 ROL DEL ESTADO CAPITALISTA ESPECIFICO Y
DESCENTRALIZACION
Consideramos que es metodológicamente indispensable para comprender la
naturaleza, el sentido y el alcance de la planeación estatal, hacer una
aproximación a la interpretación teórica de la naturaleza y funciones del
Estado Capitalista.
En este momento de la exposición, es oportuno dejar constancia de que son
múltiples las teorizaciones sobre el Estado, particularmente las agrupadas
bajo la denominación de ‘derivacionistas’ o de ‘la forma Estado’ o de la
‘Escuela de Berlín, por oposición a las agrupadas como ‘instrumentalistas’,
que no reconocen la validez del uso de la expresión ‘intervención del Estado’,
por cuanto conciben al Estado como parte orgánica de la sociedad, como
‘forma’ o expresión de la sociedad misma y no como ‘algo’ ajeno, externo a la
sociedad y que por tanto pueda ‘intervenir’ en ella y en sus procesos
(sociales) como el económico.
En términos de la ‘naturaleza‘ y de las ‘funciones’ del Estado compartimos
tal postura de las corrientes ‘derivacionistas’ y con ese enfoque entendemos
las funciones de contribución a la reproducción y legitimación, por lo que
somos partícipes del disentimiento en cuanto a la utilización de la expresión
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‘intervención del Estado’ y en consecuencia y a cambio emplearíamos las de
‘regulación’, ‘mediatización’, según el caso, pero enriquecidas en su
significado.
1.3.1 Rol Del Estado Capitalista Especifico Según el momento particular
de la acumulación capitalista, es posible distinguir el rol del Estado en sus
expresiones del Estado liberal clásico, del denominado Estado
“intervencionista” - con su extensión como Estado de Bienestar- o en las
nuevas adecuaciones a un Estado neo-liberal o un Estado neo-regulador.
El mencionado rol se corresponde con lo que pudiéramos denominar
funciones del Estado Capitalista que se expresan en la llamada Política
Pública (económica, social y aún ambiental, cuyas fronteras son difusas),
mediante la que contribuye a la reproducción de la acumulación capitalista,
a la reproducción de la llamada ‘mano de obra’ (Fuerza Humana de
Trabajo), hoy para algunos ‘Capital Humano’ y de la población no
trabajadora, así como a fortalecer la legitimidad del régimen político,
reforzando la sensación -real o supuesta- de que todas las clases participan
de los beneficios del modelo de desarrollo, en el momento específico de la
acumulación capitalista de que se trate.
En otras palabras, la política Pública contribuye a mantener y reforzar la
relación de dominación básica de la sociedad capitalista que se expresa en la
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relación capital-trabajo, y en las relaciones expresivas de la coexistencia de
múltiples formas de producción articuladas subordinadamente, por tanto va a
contribuir a reproducir estas relaciones, lo que implica la reproducción de los
distintos componentes de las mismas.
De acuerdo con el profesor Alejo Vargas Velásquez ,“Una formación social
como la colombiana, estructuralmente heterogénea, se conforma a partir de
la coexistencia subordinada a la producción capitalista, de varias formas de
producción (economía campesina y ‘latifundio’ en lo rural, sector ‘informal’ y
pequeña producción mercantil en lo urbano), que se reproducen de manera
simultánea porque son funcionales a la dinámica general de la acumulación.
El Estado, por su parte, como expresión política de las relaciones de
dominación de esa formación social particular, debe velar no sólo por la
reproducción de las relaciones básicas de dominación, sino también por la
reproducción de las relaciones propias de las formas de producción
subordinadas”.
Por lo dicho, agregamos también con el profesor Alejo Vargas que “A manera
de hipótesis podríamos señalar que la política pública y dentro de ella la
política social, en Estados como el colombiano, va a ser la expresión de la
coexistencia de formas de regulación del Estado sobre la sociedad, diversas
24
y por momentos contradictorias, que intentan responder a la heterogeneidad
de la formación social” (1990)
No obstante, dejada la constancia y hechas las observaciones y salvedades
anteriores, utilizaremos en lo sucesivo la terminología acostumbrada.
La manifestación del comienzo de la transición de un momento de la
acumulación capitalista a otro, se da a comienzos de los años 1970, cuando
se evidencia la crisis del modelo de acumulación del llamado fordismo central
y comienzan a sentirse sus consecuencias contradictorias sobre el
denominado fordismo periférico.
Este último según Alain Lipietz “tiene como base la conformación de un
capital local autónomo, unas clases medias urbanas grandes y sectores
significativos de clase obrera. Se trata de un verdadero fordismo basado en
la relación entre acumulación intensiva y aumento de la demanda. Pero es
periférico porque las salidas (demandas) corresponden a una combinación
específica entre consumo de clases medias urbanas, sectores obreros y de
exportaciones hacia los países del centro, de esos mismos productos
manufacturados a bajo precio. Además en el circuito mundial de ramas
productivas, los puestos de trabajo y las producciones correspondientes a los
niveles de la fabricación cualificada y sobre todo de la ingeniería,
permanecen exteriores a estos países.” (1983)
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Comienza a plantearse como necesidad para el nuevo momento de la
acumulacion capitalista un nuevo rol del Estado y por consiguiente toman
fuerza las tesis neo-liberales y neo-conservadoras que apuntan a la re-
estructuración del Estado Interventor y las modalidades de bienestar (Estado
Intervencionista con Instituciones de Bienestar) de éste, hacia la
recomposición de una nueva forma estatal.
El Estado de Bienestar es la expresión de una forma particular de
intervencionismo de Estado en el momento ‘regulado’ de la acumulación
capitalista, que como característica fundamental buscaba que hubiera una
tendencia al equilibrio entre el crecimiento de la Oferta Global y el de la
demanda Global, tesis criticada por Keynes a sus contemporáneos
Neoclásicos u Ortodoxos (denominación propuesta por el profesor Homero
Cuevas), que esgrimían las versiones ricardianas de la ley de Say. En este
momento el Estado se va a situar como un soporte fundamental de la
Demanda y por consiguiente amplía el intervencionismo de Estado, lo cual ha
llevado a varios analistas a señalar que el denominado Estado de Bienestar
es una extensión y profundización del Estado Intervencionista.
Se esperaba que el rol del Estado como sostenedor de la Demanda
Agregada o Global se materializara a través de los siguientes mecanismos:
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• Influyendo el nivel de la actividad económica a partir de aumentar las
demandas públicas, es decir, consolidando su papel de consumidor de
mercancías capitalistas;
• Interviniendo (participando) en la producción directamente en aquellas
ramas o sectores con problemas de rentabilidad;
• Posibilitando y reglamentando todas las modalidades de crédito al
consumo e incrementando la capacidad de consumo de los sectores
sociales de menores ingresos con la política social;
• Regulando (o mediatizando) las relaciones capital-trabajo de tal manera
que crecientemente los salarios y condiciones de trabajo se pacten por
medio de negociaciones colectivas;
• Suministrando volúmenes crecientes de empleo estable en sectores
estatales (administración pública, educación, salud).
Pero tal intervencionismo de Estado se extiende y profundiza bajo las
modalidades del denominado Estado Benefactor. La mediatización estatal
pretende regular también la reproducción de la fuerza de trabajo y de la
población no trabajadora y esto lleva al estado a asumir ( en su totalidad o en
parte) áreas como salud, educación, servicios públicos, vivienda, atención al
preescolar. Como se piensa que estas áreas responden a necesidades
básicas, deben ser asumidas por el Estado con el único criterio de
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satisfacción de la necesidad y no con indicadores económicos como sería el
costo de producción.
Todo lo anterior posibilita una determinada ideología que permea a todos los
sujetos y es aquella que percibe al Estado como obligado a suministrar
gratuitamente servicios básicos a la población.
Estamos frente a un tipo de regulación global, que se desarrolla en un
espacio único pero heterogéneo (porque se crean grandes barreras entre la
población ocupada y la población en reserva o desocupada) : el espacio
nacional. El objetivo de dicha regulación son las relaciones entre capital-
trabajo, y por consiguiente los actores sociales básicos son el Estado, los
Gremios, los Sindicatos, y su finalidad fundamental va a ser la distribución de
los beneficios del crecimiento económico.
Recurriendo una vez más al escrito del profesor Alejo Vargas :”En Colombia
podríamos afirmar que la estructuración de las instituciones de Bienestar del
Estado se remontan a la primera administración de Alfonso López Pumarejo
y toda su política en el campo social, como expresión política del ‘Estado de
Compromiso’ (versión colombiana del Estado Populista Latinoamericano) y
se prolonga hasta mediados de los años 1970, siempre expresándose de
manera contradictoria, ya que las tendencias de adecuación del Estado
28
chocan de forma permanente con las crisis que vive el régimen político y la
debilidad de la economía.
Es por eso que si bien se estimula la organización de los asalariados para
mejorar su capacidad de negociación frente al capital ( y así hacer viable el
mercado interno, agregamos nosotros), de otra parte se reprime ésta por la
incidencia que puede tener en la acentuación de la crisis del régimen político
bipartidista ; igualmente se busca construir instituciones estatales de
bienestar, pero simultáneamente hay límites económicos y de la estructura
de poder político para que el Estado acreciente sus ingresos a través de la
tributación sobre las rentas del capital. Allí se evidencia algo que es
específico del caso colombiano : la crisis cuasi-permanente de legitimidad del
régimen político y las dificultades de la acumulación de capital.” (Vargas,
1990, 64)
Adicionalmente citamos a Consuelo Corredor: “en el caso colombiano se ha
dado un proceso de modernización económica, que no ha estado
acompañado de un proceso de modernidad política y social”. ( 1990) Esto ha
llevado a que el gasto social haya estado mediatizado por condicionantes
económicos (grupos de interés privado) y políticos (fragmentación regional
del poder y clientelismo como mecanismo básico de reproducción política) lo
que le ha restado toda certidumbre a la política social. Lo anterior explica que
según el profesor Bernardo Tovar Zambrano “hasta los años cuarenta las
29
mayores magnitudes del gasto público se dirigían hacia los gastos de
administración y funcionamiento y de inversión y fomento ; los gastos
sociales en cambio, recibían valores notablemente inferiores”.(1990) El gasto
social en el caso colombiano ha sido persistentemente residual
Arriba decíamos que comienza a plantearse como necesidad para el nuevo
momento de la acumulación capitalista un nuevo rol del Estado y por
consiguiente toman fuerza las tesis neo-liberales y neo-conservadoras que
apuntan a la re-estructuración del Estado Interventor y las modalidades de
bienestar (Estado Intervencionista con Instituciones de Bienestar) de éste,
hacia la recomposición de una nueva forma estatal.
Se abandona en estas concepciones la idea el Estado cumpliendo un rol de
sostenimiento de la Demanda Agregada y se propone que se vuelva a la
regulación por el mercado : es la ‘mano invisible’ del mercado la que debe
orientar el funcionamiento de la sociedad y de la economía, viéndose las
intervenciones estatales como perturbadoras del libre funcionamiento del
mercado. ¡Como si fuera posible en realidad el funcionamiento de un
mercado perfecto que no esté alterado por los desiguales recursos de poder
de que disponen los actores sociales y económicos !
Para examinar un poco este tema nos apoyamos en escritos del profesor
Homero Cuevas, quien señala cómo entre los honores que se brinda a todo
30
gran pensador, a Adam Smith también le ha correspondido el muy discutible
de una desfiguración ideológica de sus planteamientos científicos,
mostrándolo como un radical que en toda circunstancia endiosó la libertad
del mercado y la competencia, y condenó la intervención consciente o
política sobre la economía como interferencias indeseables en el
funcionamiento de un perfecto mecanismo. En realidad, la grandeza de
Adam Smith en el desarrollo de la teoría económica se ha fundamentado en
su ecuanimidad científica, en su capacidad para analizar objetivamente las
virtudes y defectos de la realidad bajo estudio, poniendo en acción un
principio metodológico fundamenta l : el de que en su esencia misma todo
fenómeno económico se caracteriza por la partida doble, por el Debe como
contraprestación del Haber, por el costo (desventaja) como polo
contradictorio pero connatural al beneficio (ventaja).
De acuerdo con esto, un análisis económico que sólo se ocupara de los
beneficios de un fenómeno como el mercado, olvidando sus costos o
desventajas, sería tan irrelevante científicamente como el análisis de un
balance que olvidara el lado de los pasivos. (1995, 53)
Dentro de las ventajas o beneficios surgidos del mercado podemos indicar y
sólo indicar los siguientes: Minimización de costos de producción o eficiencia
en el uso de los recursos productivos; Socialización de los beneficios
31
alcanzados por los productores; agilidad del aparato productivo para
responder a las demandas; Eficacia para promover la acumulación.
Respecto de las fallas en el funcionamiento del mercado examinamos las
siguientes:
• Divergencia entre los costos sociales y los costos privados.
Si los únicos costos existentes en la actividad económica fuesen los
contabilizados por las empresas en sus libros y balances, que constituyen el
foco de atención de administradores y contadores, es muy factible que la
teoría económica estuviera de sobra Per, en realidad, el análisis de la ciencia
económica no se detiene en los límites de ningún interés particular, porque
sería su propia negación.
Por el contrario, el punto de vista de la economía como ciencia, en contraste
con el de la administración o la contaduría, no se circunscribe al problema del
costo y beneficio para tal o cual persona o empresa, sino que se extiende al
problema del costo y beneficio colectivo, o social. Tal ha sido siempre la
naturaleza del análisis económico, desde Aristóteles, pasando por todas las
corrientes o escuelas, sin excepción, hasta nuestros días; es decir, tal ha
sido y sigue siendo su razón de ser.
32
En consecuencia diríamos que el análisis del mercado indaga por los
beneficios y costos sociales, preguntándose, en primer termino, si estos
últimos resultan minimizados en el proceso de minimización de los costos
privados. Las respuestas a este problema han encontrado dos conjuntos de
excepciones extremadamente importantes.
El primero, se refiere a los recursos naturales libres (bienes no económicos)
como el aire, los ríos, mares y lagos, la fauna y flora salvajes o silvestres, los
bosques naturales y la capa de ozono, entre otros, cuyo precio comercial es
cero. Su costo en las contabilidades privadas aparece como nulo, es decir,
no se toma en cuenta, aunque su costo social puede ser elevadísimo, debido
a los peligros para la salud humana, el deterioro de la vida normal, las
dificultades impuestas a las generaciones futuras y la pérdida de bienestar
social en general, así como al hecho de que después de destruidos o
deteriorados tales recursos, su recuperación puede costarle sumas
exorbitantes a la sociedad, incluso resultando imposible en algunos casos su
reposición completa.
En esta forma la producción con el mínimo costo privado, puede implicar un
máximo costo social. En otros términos, el mercado abandonado a sus
fuerzas libres, sin una intervención deliberada de la comunidad política
(Estado), puede conducir a una mala utilización de estos recursos de la
sociedad en vez de garantizar su asignación óptima. Con todo, el argumento
33
se extiende a cualquier situación en la que el precio comercial del recurso,
aunque no sea cero sino positivo, no refleje adecuadamente su costo social
La segunda excepción importante se refiere al caso de los recursos
Humanos, sobre el cual Adam Smith identificó dos problemas
trascendentales: primero, la división del trabajo parece ser la principal causa
de la riqueza de las sociedades ‘modernas’ pero, simultáneamente, ta mbién
parece ser la principal causa de degradación de sus recursos humanos, sin
que el costo de esta degradación, que socialmente es positivo, aparezca
considerado en las contabilidades privadas de las empresas. Un tema tan
complejo puede sintetizarse, a grandes rasgos, en términos de las
implicaciones de la transformación del proceso de trabajo artesanal en
manufactura fabril y gran industria.
En el trabajo artesanal, como su nombre lo indica, el trabajador es casi un
artista, concibiendo la idea, realizando el diseño, trabajando el conjunto,
siendo el creador de una obra, que es la unidad del producto, y poniendo en
juego todas sus capacidades espirituales, intelectuales y físicas, como ser
humano. En la manufactura fabril y gran industria, se transforma en un
“obrero parcial” o “fragmentado”, limitándose a unas pocas operaciones
mecánicas, simples y repetitivas, como cortar un alambre cientos de veces al
día, para seguir un ejemplo de Smith, sobrando y por tanto. Atrofiándose
poco a poco su creatividad, su capacidad intelectual y hasta su dotación
34
física. En la medida en que los esfuerzos por reducir los costos en el sector
privado y además la ampliación de los mercados espolean el proceso de
división del trabajo, las fuerzas espontáneas del mercado amenazan con
profundizar y generalizar esas implicaciones, es decir, con degradar el
recurso productivo más importante de todos, cuyos costos sociales de
recuperación pueden ser incalculables.
Smith encontró por tanto, que esta deficiencia del mercado debe ser
contrarrestada por una adecuada intervención política, basada esencialmente
en la universalización pública de la educación y la cultura, factores que en su
análisis constituyen los antídotos más eficaces contra la “extinción y el
agotamiento de las facultades más nobles de la naturaleza humana en el
conjunto general de la población. Por esto (concluye) el Estado debería
asegurar la educación de las capas inferiores de la población, aún si aquel
ningún provecho obtuviese de ello. Pero la verdad es que el Estado obtiene
importantes ventajas de esa educación” (1995, 64)
Y, segundo, a diferencia de lo usualmente supuesto en las vulgarizaciones
menos cuidadosas de su sistema, Smith encontró que aparte del costo
privado dado por el mercado para el trabajo (recuérdese la crítica de Marx a
Smith por confundir Fuerza Humana de trabajo con Trabajo) -es decir el
salario, o “precio del trabajo para el patrono”-, existe un costo o “precio del
trabajo para el trabajador”. Este último “es la porción de su comodidad, su
libertad y su felicidad” que el trabajador siempre paga. De tal manera, el
35
mercado en su obsesión por reducir costos y obedeciendo a sus fuerzas
libres de oferta y demanda, puede lanzar el salario hacia un mínimo pero, en
vez de conducir a un óptimo social, las consecuencias pueden ser el
aumento de la infelicidad, la pobreza y la miseria para la gran mayoría de la
colectividad. Por esta razón, Smith concluye: “Los sirvientes, los trabajadores
y obreros de diversas clases constituyen la mayor parte de toda gran
sociedad. Pero lo que mejora las circunstancias de la mayor parte nunca
puede considerarse como una inconveniencia para la totalidad. Con
seguridad, ninguna sociedad puede florecer y ser feliz si la mayor parte de
sus miembros son pobres y miserables. Es apenas equitativo, de otra parte,
que aquellos que alimentan, visten y proveen vivienda a la totalidad de la
gente, deban tener una parte del producto de su propio trabajo que les
permita alimentarse, vestirse y habitar tolerablemente bien”. (1995, 65)
No es difícil asociar lo anterior a un enfoque que mira más allá de uno
antropocéntrico y que un modelo de desarrollo sustentable ; es decir a un
enfoque de omnijetividad no antropocéntrica al que hemos venido
aproximándonos, propósito que continuaremos más adelante. Por ahora
sigamos con el exámen de algunas fallas principales del mercado.
• Aumento en los grados de monopolio.
36
Para aproximarnos un poco a la noción de ‘grado de monopolio’ acudimos de
nuevo al profesor Homero Cuevas quien dice : “bajo condiciones de
competencia imperfecta no existe un mecanismo de información y movilidad
que iguale todas las tasas de ganancia, pero existe un mecanismo de
información y movilidad que establece ciertos diferenciales en las tasas de
ganancia, y que constituye a estos diferenciales como la condición de
equilibrio que regula y actúa como centro de gravedad necesario de los
precios . Esto significa que la competencia perfecta es sólo el caso más
elemental y simplificado del mecanismo general de la movilidad en el sistema
económico.
Los diferenciales de equilibrio en las tasas de ganancia están determinados
por factores socio-económicos muy variados y complejos como el tamaño de
los capitales, el conocimiento tecnológico, la experiencia en el mercado, el
grado de concentración de la producción, el grado de asociación de los
capitales y de integración industrial, etc. Por esto tales diferenciales no
pueden ser establecidos sin un estudio empírico y particularizado de los
casos. Pero si se denomina grado de monopolio (m) a la diferencia entre la
tasa de ganancia mínima (g mín) obtenida en el sistema económico y la tasa
de ganancia de equilibrio de cada capital (g’) ocasionada exclusivamente por
tales factores.
37
En otros términos, cada precio sigue siendo igual al costo más la ganancia,
pero mientras en competencia perfecta ésta es dada por una tasa de
ganancia idéntica para todos los capitales, en competencia imperfecta es
dada por tasas de ganancia diferenciales, de acuerdo con los grados de
monopolio” (1995, 47 y 48)
La competencia ejerce una gran presión hacia una acumulación creciente,
que se efectúa a escalas desiguales para distintos capitales , tendiendo con
la concentración y la centralización de capitales, a generar enormes
empresas con un inmenso poder sobre el mercado, aglutinando la dispersión
de la competencia perfecta, en unas pocas manos.
Mueller, W. Citado por Cuevas “Casi sin excepción, en todas las economías
capitalistas modernas la oferta de acero, combustibles, energía,
comunicaciones, electrónica, automóviles, aviones y satélites, barcos,
computadores, cerveza y muchas otras, está enteramente bajo el control de
un grupo de media docena de productores o menos, en cada caso. Un
estudio oficial para 213 industrias diferentes mostró que en los Estados
Unidos, a fines de los años sesenta, las cuatro firmas dominantes de cada
industria controlaban en promedio el 42% de la producción, mientras que la
concentración en las ocho principales sobrepasaba el 55%. (1995, 65 )
38
No sobra ilustrar aún más y por tanto agregamos texto de laRevista Fortune:
“A finales de los ochenta, la General Motors tenía casi 900 mil empleados y
el valor de sus ventas anuales era mas de dos y media veces el producto
interno bruto (PIB) de un país como Colombia, con 30 millones de habitantes
y un mediano nivel de desarrollo económico en la escala mundial. Otras
grandes empresas como la IBM, la General Electric, la ATT y la Ford, tenían
entre 300 y 400 mil empleados cada una, con unas ventas iguales o mayores
que el PIB del país tomado como referencia. Empresas de poder semejante
pueden encontrarse también en Gran Bretaña, Francia, Italia, Holanda y
Alemania, para no referirse a las corporaciones gigantescas que pertenecen
a los niveles siguientes, con 200 mil, 100 mil trabajadores, etc.” (19955, 66)
A lo que el profesor Cuevas comenta : “En los países menos desarrollados,
aunque las empresas son significativamente más pequeñas, los grados
relativos de concentración que han alcanzado los principales mercados
industriales tienden a ser similares.” (1995,66)
Un aumento en el grado de monopolio, gracias al creciente poder sobre el
mercado, significa que la rentabilidad puede ser aumentada sin una
reducción equivalente de los costos, a través de la capacidad para manipular
los precios dentro de ciertos límites, determinados por la competencia
potencial que sigue subsistiendo y por la necesidad de asegurar determinado
nivel de ventas para obtener las economías derivadas de la producción en
gran escala. Esa capacidad de manipulación convierte a los productores en
39
‘fijadores’ de precios, o ‘dadores’ de precios, en contraste con los
productores perfectamente competitivos, que son simplemente ‘tomadores’
de los precios dictados por el mercado, y ello tiene tres secuelas
importantes.
Primera, la obsesión y los niveles de alerta para reducir costos pueden
debilitarse debido al hallazgo de otra fuente alternativa para mejorar la
rentabilidad, fuente ésta que es vedada por completo para el productor en
perfecta competencia.
Segunda, las reducciones de costos no son necesariamente transferidas en
su totalidad a los precios, entrabando el mecanismo altruista de socialización
de los beneficios, es decir, obstaculizando la operación de la ‘mano invisible’,
característica del mercado perfectamente competitivo.
Y, tercera, el hecho de que los movimientos en los precios no reflejen
siempre los movimientos en los costos reales de producción puede inducir al
sistema de señales del mercado a equívocos, desincentivando el uso de
bienes y recurso que, en realidad tienen un costo social menor del que
parece, e incentivando el uso de los que tienen un costo relativo mayor del
que parece, es decir, estimulando una ineficiente asignación de recursos.
40
Claro está que no es adecuado concebir tal situación de una manera
esquemática y rígida, como si se tratara de monopolios puros con un poder
discrecional absoluto sobre el mercado, puesto que en realidad no se trata de
un vacío total de competencia sino de una competencia imperfecta, actuando
como limitantes y atenuantes del poder sobre el mercado : la competencia
monopolística, la competencia potencial y la necesidad de fijar precios
acordes, en muchos casos, con un nivel de consumo masivo, que permitan
obtener las economías de la producción en gran escala.
Sin embargo, “atenuar y limitar” no equivale a extinguir y, en esa medida el
funcionamiento del mercado abandonado a sus fuerzas libres, sin ninguna
intervención política correctiva, puede constituir a esas tres secuelas en una
gran traba para el logro de las antes enunciadas ventajas del mercado
competitivo.
• Deficiencias reactivas del aparato productivo
A pesar de lo conocidos reconocimientos al mercado como un sistema de
información perfecto en lo relacionado con móviles e incentivos individuales,
también sus órganos de recepción y reacción se reconocen como muy
insensibles respecto de los bienes que pueden clasificarse como patrimonio
público o colectivo (por algunos se les denomina bienes públicos y son objeto
de diversas subclasificaciones). Entre ellos se destacan los servicios de la
41
justicia, la defensa nacional y las obras públicas imprescindibles para el
funcionamiento de una sociedad ’moderna’, como la infraestructura del
transporte y otros servicios básicos ; parcialmente la educación y la salud
públicas. Este argumento puede extenderse en las sociedades
contemporáneas a las reservas naturales y ecológicas (parques naturales o
de reserva) , a los parques públicos, a la conservación del patrimonio
histórico y cultural, al patrimonio científico y tecnológico, y otros casos.
Estos bienes (y servicios), aunque constituyen necesidades sentidas de las
comunidades y colectivos humanos y pueden ser demandados y reclamados
(demandas políticas) por ellos, no necesariamente despiertan sensibilidad en
el aparato productivo del mercado, ni éste presenta una reacción productiva
adecuada, debido a las dificultades para establecer con certeza el pago
individual que corresponde a cada beneficiario o usuario potencial y para
garantizar el pago efectivo por cada uno de ellos, en suma su viabilidad y
racionalidad económica y financiera (su rentabilidad normal) a diferencia de
los bienes y servicios que son comprados de manera individual y voluntaria.
Lo anterior implica otra característica de buena parte de dichos bienes
públicos, cual es su indivisibilidad y apropiación individual como no ocurriría
por ejemplo con la producción y distribución del pan o de la gasolina. Esto
significa que el mercado no los produciría espontáneamente o en las
42
cantidades adecuadas dejando serias deficiencias en su producción, si no se
hiciere cargo de ello la actividad pública.
• Acumulación excesiva de capital
También fue Adam Smith quien primero expuso el problema de la tendencia
a una acumulación excesiva. En efecto, las secuelas de tales excesos suelen
evidenciarse en forma de crecimiento dramático del desempleo ( involuntario
de acuerdo con Keynes), reducción notable de la producción y los ingresos
reales, aumento de la pobreza, quiebras financieras y pérdidas de activos, y
en síntesis, en recesiones y depresiones de la actividad económica, de las
cuales la más dramática ha sido la llamada Gran Depresión de los años
treinta. Sin embargo nuestra experiencia en Colombia no es de dramatismo
de menor cuantía, incluso cuando es preciso destacar que explicaciones del
comportamiento cíclico y crítico de economías desarrolladas , como la
explicación Keynesiana requieren esenciales ajustes si se pretende aplicarlas
a economías como la nuestra, en las que la etiología no comprende excesos
de ahorro, sino escasez de capital y mucho menos agotamientos del ejército
laboral de reserva, entre otras consideraciones.
Keynes argumentó por supuesto, que esas implicaciones eran lógicas sólo
en la medida en que se persistiera en dejar el sistema abandonado a sus
fuerzas espontáneas, sin la intervención política correcta y técnicamente
43
diseñada. Lo que dio lugar al desarrollo de la teoría y política
macroeconómica ‘modernas’, revolucionando las del Estado Capitalista y las
economías de mercado en el siglo XX.
La intervención política o pública sobre las fuerzas espontáneas del mercado
para tratar de corregir o contrarrestar sus fallas, se ha concretado en los
países capitalistas más desarrollados, según el profesor Cuevas: “en la
legislación laboral sobre salarios mínimos y beneficios complementarios,
jornadas y condiciones de trabajo y derechos de asociación; en un sistema
de seguridad social, que abarca la educación y la salud públicas, como los
seguros de desempleo; en un sistema tributario supremamente progresivo,
que busca contrarrestar los excesos indeseables en la distribución del
ingreso resultante del mercado ; en la legislación sobre supervisión, control y
acciones antimonopolistas ; en la provisión pública no sólo de defensa y
justicia, de unos estándares en educación y salud, sino de infraestructura
adecuada, parques públicos, servicios básicos, investigación científica y otros
bienes públicos ; en la legislación sobre veracidad de la información
comercial, cumplimiento de las calidades y garantías ofrecidas y otras
acciones de protección al consumidor, y finalmente, en los marcos jurídicos y
acciones que permiten implementar una política macroeconómica, fiscal
(tributaria y de gasto público), monetaria y cambiaría, para influir sobre los
niveles de empleo, inversión, producción e ingreso nacionales” (19955, 70 y
71).
44
Además el mismo autor a continuación observa citando a Bartra, R. ‘La Gran
Depresión de 1990’ (sic) que “en el siglo que va de 1830 a 1930, se
establecieron en los Estados Unidos de Norte América 20 organismos y se
dictaron 144 normas de regulación económica, mientras que en el medio
siglo entre 1930 y 1980 fueron 72 organismos y 309 normas (excluyendo en
ambos casos lo referente a las acciones de guerra)”. Luego agrega aludiendo
al Informe sobre el Desarrollo Mundial 1986. Cuadro 2.4. Banco Mundial.,
que “a mediados de los años ochenta el gasto público total como porcentaje
del Producto Interno Bruto promediaba 42% en las siete economías de
mercado más desarrolladas del mundo, sobrepasando el 50% en Italia y
Francia, y aproximándose al 505 en Alemania, el Reino Unido y Canada.
(38% en USA y 35% en Japón). Claro está que la amplitud y la eficacia de la
intervención, así como los resultados finales de la economía de mercado en
términos de beneficios y costos, se han caracterizado por una profunda
desigualdad internacional”. (1995, 71)
Recordemos que abordamos el examen de esta temática al encontrarnos con
que para el nuevo momento de la acumulación capitalista las tesis neo-
liberales y neo-conservadoras apuntan a la re-estructuración del Estado
Interventor con sus modalidades de bienestar y hacia la recomposición de
una nueva forma Estatal, proponiendo que se vuelva a la regulación por la
‘mano invisible’ del mercado, que debe orientar el funcionamiento de la
45
sociedad y de la economía, como si fuera posible en la realidad el
funcionamiento de un mercado perfecto, no alterado por los desiguales
recursos de poder de los actores sociales y económicos.
En consecuencia si el Estado tiene que intervenir en lo económico debe
tender a que los gastos sean iguales a sus ingresos, se trata de reducir el
déficit fiscal por cuanto éste se considera perturbador del funcionamiento de
la economía (en el anterior momento de la acumulación regulada, el déficit
fiscal no era considerado como algo problemático).
Simultáneamente se lanza una fuerte andanada contra el tamaño del Estado,
su ‘gigantismo’, las instituciones propias del Estado interventor y de bienestar
y se plantea la necesidad de reducirlo y privatizarlo.
El nuevo rol del Estado parece apuntar hacia los siguientes horizontes:
• Establecer una nueva relación Estado-Ciudadano, similar a la que se
establece entre Productor-Consumidor de mercancías ( en una economía
capitalista que se caracteriza por la generalización de la producción de
mercancías) cuyo indicador fundamental es la eficiencia en su acepción
económica (racionalidad capitalista : utilización de recursos vs. resultados
o producción sobre recursos) ;.
46
Según Castelblanco y Jara en “ ¿Qué es Eficiencia y Qué es Eficacia ?” :
“Los primeros estudiosos de la administración, entre ellos FredericK W.
Taylor, postulaban que la ciencia de la administración ha de buscar la
maximización de la producción con un mínimo de insumos. Si trasladamos al
campo de la Administración Pública esta relación que plantea Taylor,
tendremos que hay eficiencia en ella en la medida en que se obtenga el
máximo de los objetivos propuestos a una entidad, dependencia o
funcionario, al mínimo costo o con el mínimo gasto de recursos... Henry
Fayol hizo mención al (sic) concepto de eficiencia dándole un sentido
también de logro de resultados con economía de recursos en lo cual coincide
con Taylor”. (Castiblanco, 1991, 78)
Las mismas autoras abundan en consideraciones diversas con el ánimo de
otorgarles connotaciones distintas a cada termino y concluyen que “No
estamos de acuerdo con asimilar el término de eficacia al de eficiencia... el
de eficiencia es más complejo, ya que hace mención a una relación entre
dos elementos : el logro de los resultados propuestos, por una parte, y el
mínimo costo utilizado para ello, por otra” (79)
En nuestra opinión, la primera parte o elemento se corresponde con eficacia
(el logro de los resultados propuestos) y la otra parte o elemento con
eficiencia (el mínimo costo utilizado), siendo la relación o combinación de las
dos (logro de resultados con mínimo costo) identificable con el término
47
Efectividad = Eficiencia + Eficacia. Esta Efectividad entonces se
correspondería con la acepción económica de eficiencia.
• Transferir a las entidades territoriales (Descentralización) la prestación de
los servicios públicos, en la búsqueda de una mayor eficiencia ; ya no se
piensa más, que la salud, la educación, los servicios públicos, la vivienda,
son un deber del Estado y por el contrario se propone que éstos se
regulen por una relación costo-beneficio y costo -eficiencia, como en la
realización de cualquier mercancía (realizar su razón de ser : producirse
para la venta -cambio- al menor costo y reportar la máxima ganancia) ;
para que en última instancia las comunidades y colectivos sociales
asuman directamente el costo, la gestión y la solución de sus necesidades
y problemas.
• El Estado central guarda para sí la orientación global del proceso
económico a través del control de la planeación, el manejo presupuestal y
el seguimiento y evaluación de los planes de inversión ;
• Se busca modificar la mediación tradicional del estado en las relaciones
capital-trabajo y se pasa a priorizar la mediación de las relaciones locales-
ciudadanos.
En síntesis se busca una mayor flexibilidad, trasparencia y eficiencia de la
acción del Estado (en los niveles presupuestal, de la contratación de
personal, de la programación, del control).
48
Se trata de modificar la naturaleza del intervencionismo estatal, mediante la
propuesta de una deseconomización del Estado y una mayor politización del
mismo, lo que involucra un reordenamiento o redistribución de las
competencias.
Los proceso productivos se modifican; entra en crisis la organización de la
producción en grandes complejos industriales y se tiende a privilegiar el
fraccionamiento de los procesos productivos en unidades de producción más
pequeñas e integradas con tecnologías de punta y flexibles, con capacidad
de adaptarse rápidamente a la velocidad de la obsolescencia tecnológica.
Igualmente, se busca implantar formas de contratación laboral más flexibles,
que respondan a la movilidad y adecuación de los procesos productivos, lo
que conlleva que hagan crisis las formas de organización de los asalariados
(sindicatos) propias de la anterior fase de acumulación capitalista.
El profesor Alejo Vargas declara: “Se avanza hacia un tipo de regulación
bicéfala: descentralizada en la sociedad y centralizada en el Estado, que se
materializa respectivamente en el ámbito local y en el global, en la cual el
objetivo son unas nuevas relaciones Estado-Sociedad y donde los actores
sociales básicos van a ser los Movimientos Sociales y Regionales y los
49
Gremios y que se va a expresar en la descentralización, la autogestión, la
autorregulación.” (Vargas, 1991, 67)
En estas nuevas condiciones, los impulsores del neo-liberalismo consideran
que lo fundamental para el crecimiento económico es actuar sobre la Oferta
(como lo consideran los Ofertistas) y no sobre la Demanda (como lo
consideraban las escuelas o corrientes de influencia Keynesiana). Retorno a
SAY ? Ricardo. Ortodoxos ?
La política Estatal (Pública), entonces, no va a orientarse ya más a sostener
la Demanda Agregada, sino a crear condiciones para que se desarrolle el
mercado mediante estímulos a la Oferta Agregada. Se pretende motivar a los
individuos para que se transformen en ‘empresarios’, para que ‘hagan
empresa’, para que se abandone la ‘empleomanía’, en fin un sin número de
elementos ideológicos que apoyan tal propósito, para que produzcan,
‘oferten’ bienes y servicios en el mercado.
En el caso colombiano desde la administración López Michelsen se
empiezan a vislumbrar, con la propuesta de Reforma Constitucional a través
una Asamblea Constituyente, las transformaciones del Estado en esta
dirección; posteriormente en la administración Turbay Ayala con el informe
Bird-Wiesner se prefiguran las trans formaciones a realizar en los años 80s y
que se comienzan a concretar en la administración Betancur, son
50
profundizadas en el gobierno Barco y continúan en el actual cuatrienio
Gaviria ( se declaró en el gobierno de Samper ponerles ‘rostro humano’ pero
ni siquiera en lo atinente a lo que en Colombia se puede considerar como
gasto social -educación, salud y sanidad, seguridad y asistencia social,
vivienda, ordenación urbana y rural, servicios culturales y recreativos- se
cumplió y en el actual de Pastrana se revitalizan) tales transformaciones del
Estado que se pueden reseñar así :
-Reestructuración del Estado, a través de : reorientación del gasto público y
bús queda de su flexibilidad (debe tenderse a eliminar las rigideces como las
denominadas ‘rentas de destinación específica’) y territorialidad ; cambio de
prioridad en el gasto social, tratando de nivelar por abajo a toda la población
con coberturas mínimas en servicios públicos, educación y salud ;
búsqueda de una mayor eficacia y eficiencia en los servicios estatales ;
presiones para privatizar, ya sea empresas públicas rentables o servicios
públicos ;
- Reforma cambiaria, financiera y laboral, para facilitar los procesos de
internacionalización de la economía colombiana. (Lora, 1991)
- Modernización de la administración pública buscando una mayor flexibilidad
en el manejo de la burocracia estatal (mediante la formación gradual de una
51
planta global de empleo público), una mayor eficiencia y eficacia de la misma
y fortalecer institucionalmente la Presidencia de la República
- La autonomía de los entes territoriales y entidades públicas estará en
relación directa con su capacidad de autofinanciarse, es decir, de generar
rentas propias ; acompañado esto de una transferencia de ingresos y de
competencias ;
- El paquete de medidas de descentralización que se orienta a la promoción
de modalidades de democracia participativa (que señalamos arriba, se
entiende como que las comunidades y colectivos sociales asuman
directamente el costo, la gestión y la solución de sus necesidades y
problemas);
1.3.2 La Descentralización Una de las preguntas centrales que hay que
formular, es porqué motivos las clases dirigentes en Colombia, y en
general, en América Latina, han sido las ‘abanderadas’ del proceso de
Descentralización principal y enfáticamente en el decenio de los ochenta.
Andrés de Zubiría Samper en su libro “Constitución y Descentralización
Territorial “ hace un minucioso examen de tal proceso-estrategia y en él
respondería tal pregunta, con una sorprendente y abrumadora actualidad un
lustro después de su publicación así: “Es posible, que en primer lugar, exista
un claro objetivo político, consistente en que el Estado Nacional –en sentido
52
jurídico-político-, busca descargar en la comunidad el peso relativo de las
responsabilidades en la prestación de los servicios públicos esenciales, es
decir, los Alcaldes populares, los Concejos Municipales y las JAL, han de
responder ahora por el agua, la salud, la educación, etc. La ausencia o
ineficiencia en la prestación de estos servicios públicos han sido el motor de
un alto porcentaje de la protesta social en Colombia, expresada en paros
cívicos, huelgas, marchas, entre otras. Ya no serán el Estado y los
empresarios privados los responsables directos en la prestación de los
servicios públicos esenciales, sino, por el contrario, será un deber de la
comunidad. Pero, si bien la Participación Comunitaria en los asuntos
estatales resulta progresiva, no se puede ir lentamente delegando en ella
cada vez más responsabilidades. La descentralización no busca
‘democratizar ‘ el Estado, sino modernizarlo, descargándose de
responsabilidades, en particular el ejecutivo Nacional. El Estado busca
recuperar la ‘legitimidad' perdida, tanto en el ámbito nacional, como en el
internacional, por la crítica situación de violencia estatal y para estatal
(paramilitares, autodefensas y sicarios), y por la constante violación de los
derechos humanos. Y, al mismo tiempo, pretende restar legitimidad a las
manifestaciones de protesta popular y social.
En segundo lugar, la Descentralización tiene como objetivo transferir de la
Nación a los Municipios y demás entidades territoriales, ciertos recursos
económicos conducentes, pero ello debería traer como consecuencia
53
necesaria un aumento en su capacidad financiera. Pero lo que hasta ahora
ha sucedido, es que tal incremento ha sido ‘aparente’, por cuanto no
compensa las nuevas cargas a que se han visto sometidos los entes locales
y regionales... la fórmula descentralizadora podría resumirse: si la comunidad
quiere servicios públicos, que los pague!
Ilustrativos son los comentarios del politólogo alemán Dieter Noholen en su
libro Descentralización Política y Consolidación Democrática. Europa –
América del Sur, 1991, respecto a la relación entre la descentralización y la
democracia, en particular en nuestro continente, cuando afirma que : ‘Con
relación a (sic) los actores de la descentralización en América Latina, la
realidad también está demostrando algunas novedades... A primera vista da
la impresión de que fueran las elites políticas las que, desde el estado
central, empiezan a promoverla y a planificar su implementación. La
descentralización se constituiría, así, en un proceso impulsado ‘desde arriba’,
con participación pasiva de la población. Sin embargo, han surgido en
algunas partes actores diferentes, que hablan de un cierto estado de
conciencia favorable a la descentralización, que se estaría formando ‘abajo’,
en la base social misma, que sufre muchas veces en forma dramática las
consecuencias del centralismo” ( de Zubiría, 1994, 46)
El proceso de crisis general del modo de producción capitalista en todo el
mundo, pero en particular en América Latina en los últimos cuatro lustros, se
54
expresó en múltiples formas de protesta social y uno de los mecanismos
utilizados por las clases dirigentes nacionales para hacerles frente fue el
recurrir a la denominada Descentralización, en sus tres modalidades :
Política, Administrativa y Fiscal.
Carlos A. Mattos afirma: “En síntesis, ni los argumentos expuestos en las
contribuciones de sus partidarios incondicionales, ni los resultados de las
experiencias conocidas al respecto, permiten afirmar categóricamente que la
descentralización sea un medio realmente eficaz para promover un amplio
desarrollo local, si es que esto significa un mejoramiento generalizado del
bienestar de la población afectada. Esto es, no está demostrado que las
polìticas de descentralización constituyen un medio idóneo para cumplir con
objetivos tales reestructurar las relaciones de poder, democratizar los
procesos sociales, aumentar la participación ciudadana y reducir las
desigualdades inter e intralocales. Las reformas en curso difçicilmente
podrán alcanzar aquellos objetivos, puesto que responden a las necesidades
planteadas por la reestructuración capitalista y apuntan a solucionar otro tipo
de problema.
Una respuesta realista al extremo cenralismo que ha caracterizado a las
estructuras político administrativas de los países latinoamericanos, muchas
de cuyas consecuencias negativas están fuera de discusión, debería apuntar
hacia procesos graduales y combinados de descentralización y
55
desconcentración, sin olvidar lo afirmado y en cualquier caso, estimamos
aconsejable manejar el tema de la descentralización con mayor cautela,
tratando de no transformarlo en otro de esos paradigmas milagrosos, tal
como fuero percibidos aquellos a los que fueron tan aficionados los
regionalistas. Parece importante tratar de no estimular esfuerzos que pueden
conducir a nuevas frustraciones, como las que se generaron en el pasado.”
(1990)
1.4. RELACIÓN ENTRE PROCESOS DE DESARROLLO Y
SUBPROCESOS DE PLANIFICACIÓN DESDE EL ROL DEL ESTADO Y
DESDE LA LÓGICA INTERNA DEL ERDA
Según Robin L. Hissong “Los asuntos del desarrollo y la planificación han
tenido un importante lugar en la agenda política, económica y académica
durante más de sesenta años de este siglo XX. En su nombre se han
formulado sendas teorías, modelos y estrategias. Se ha implementado una
amplia gama de re formas políticas y legislativas para garantizar su
aplicación, pero ha habido una preocupación menor por cuestionar el
desarrollo como tal, un cuestionamiento profundo de los objetivos reales del
desarrollo ni de los valores culturales sobre los cuales se han construido los
diferentes paradigmas del mismo.
56
Se ha aceptado que el proceso de desarrollo es una meta necesaria y
posible para todas las sociedades; que las que no llenan los mismos
requisitos de aquellas calificadas como desarrolladas, deberían emular las
estructuras y prácticas de las sociedades ya avanzadas. Interpretación y
definición del desarrollo que ha resultado en una distorsión en la
comprensión de la espacio-temporalidad de los procesos de desarrollo, pues
los procesos del pasado de una sociedad se justifican como válidos para otra
sociedad en la actualidad, como si todas las sociedades pudieran, en forma
aislada, emprender procesos de cambio social iguales y caminar en
direcciones similares, pero en tiempos históricos diferentes. No obstante,
superados el modelo de sustitución de importaciones y el énfasis en la
industrialización como motor del desarrollo, ha habido un mayor esfuerzo por
identificar caminos propios, según las características específicas de las
diferentes sociedades, aunque sigue predominando la noción de que todos
los caminos tienen el mismo horizonte” (Hissong, 1996, 7- 8)
De otro lado surge y se abre camino la tendencia a sobrevalorar las
capacidades técnico-racionales para direccionar las acciones y cambios
necesarios, lo cual induce la propensión al desarrollo de un instrumental
adecuado, sin poner en cuestión la teleología de la racionalidad utilizada, lo
que lleva a conceptualizar la planificación como una actividad tyécnica y
apolítica, que debe ser realizada por parte de expertos formados en las
metodologías correspondientes.
57
A su vez, la elaboración intelectual en el campo de la planificación es
presentada como conocimiento científico de carácter neutral, disponible para
ser apropiado por las instituciones estatales con el fin de legitimar sus
acciones. Así, la mayoría de los paradigmas de la planificación y del
desarrollo, prometen un proceso de cambio social equitativo, la
homogenización de las condiciones materiales de existencia, y la distribución
equitativa y general de los beneficios del crecimiento, entre otros como el
desarrollo equilibrado, etc. Pero raras veces develan las relaciones de
dominación inherentes al sistema económico capitalista, promovido
comovehículo principal para alcanzar la utopìa pretendida, y así ocultan las
verdaderas limitaciones de la propuesta.
1.4.1. Desde el rol del Estado Teniendo en cuenta que el Estado es el
principal responsable de liderar los procesos del desarrollo en este siglo, se
reconoce la planificación estatal como la principal herramienta disponible
para el análisis, diagnóstico y formulación de propuestas de cambio, así
como para legitimar las acciones de intervención estatal.
La “crisis” actual de la planificación de la planificación mantiene un vínculo
esencial con la crisis del Estado y del régimen político en América Latina en
particular. Superada la infausta crisis del capitalismo de los años 30, y
consolidado el rol ‘intervencionista’ que como antes dijimos preferimos
58
‘regulacionista’ del funcionamiento del sector privado, desde los años 40 se
ha considerado que la planificación es una actividad necesaria para lograr el
desarrollo y se ha considerado que tal actividad debe ser responsabilidad del
sector público.
Con todo, en nuestro país como en la mayoría de los países
latinoamericanos como práctica institucional no fue sino hasta el decenio de
los 60 que la planificación se reconoció y aceptó, aunque motivada
principalmente como requisito de financiación externa principalmente
estadounidense, en el marco de la Alianza para el Progreso.
No obstante no fueron sólo factores externos los que motivaron tal
circunstancia, sino que también hubo algunos internos como los procesos de
industrialización y de urbanización y el surgimiento de nuevos movimientos
sociales que demandaron la intervención de los estados y de reformas.
La experiencia incluso institucionalizada sin embargo no fue halagüeña para
la mayoría de los países pues los esfuerzos emprendidos no parecían arrojar
los resultados previstos y esperados. La crítica se centraba principalmente en
el tipo de planificación practicada que se denominaba Normativa o Plan
Libro, con énfasis en el ‘deber ser’, contraria al enfoque positivista y dando
lugar a la discusión entre las tesis normativas y las positivistas que
enfatizaban la observación directa de las situaciones
59
A lo anterior se agrega el enfoque incrementalista con énfasis en la
factibilidad y no en la optimización para así asegurar la adopción del plan,
a pesar de la incertidumbre derivada de una información limitada sobre la
situación y los conflictos de intereses sociales inherentes. Limitaciones que
se pretende superar con la relación costo beneficio pero promoviendo el
statu quo, con programas y proyectos muy conservadores dada la limitada
información.
El enfoque comprehensivo busca cambios más profundos o estructurales;
no aísla o separa las situaciones específicas, sino que el planificador intenta
estudiar y planificar para el sistema como una totalidad, Este enfoque como
el normativo, se basa en la noción de racionalidad técnica en lugar de
hacerlo en la de interacción política para el éxito del plan.
Puede dar lugar a conflictos entre el planificador y los responsables de
formular políticas públicas, sin embargo tal estilo posibilitó organizar
información estadística, afinar estudios y diagnósticos, informar y obtener
ayuda externa, a pesar de no ejecutarse el plan con escasa viabilidad
política, en lo que se destaca la actitud técnico-racionalista del planificador,
por encima de los procesos políticos, además del conflicto eficiencia-equidad.
60
Otro estilo o enfoque es el estratégico-situacional . Enfatiza la resolución
de problemas, más que la definición de objetivos. Enfatiza el poder ser
(factibilidad), más interactivo que técnico-racional; el planificadores un actor
social participante en el proceso de planificación. Coincide en elementos con
el incrementalista, pero va más allá del análisis costo beneficio enfatizando
eficiencia y efectividad.
En suma los estilos de planificación están de alguna manera informados,
como las teorías del desarrollo, por bases conceptuales del positivismo
lógico, del estructural-funcionalismo y en menor medida y frecuencia por
el materialismo histórico (dialéctico).
1.4.2 La lògica interna del ERDA Abordar las relaciones entre procesos de
desarrollo y subprocesos de planificación, implica traducir el esquema
paradigmático de objetividad enajenante en “lo mirado”, el de subjetividad
antropocéntrica en “la mirada” y el de omnijetividad no antropocéntrica en
"la forma de mirarse”.
Mediante tales correspondencias lo que el enfoque propuesto reconoce, es lo
que la crisis contemporánea de paradigmas traduce: una “crisis de visión”
(Frifjof ,1992, 17-53 y 307-496)
61
Hechos estos múltiples reconocimientos al enfoque alternativo propuesto,
es oportuno recurrir a Izquierdo quien presenta la constitución de la
estructura teórica del enfoque propuesto como sigue:
• Lo mirado, referido al campo relacional y desagregado en términos de:
- La supradimensión social;
- Los componentes : naturaleza, población, capital y estado;
- Las dimensiones : ambiental, económica y político - ideológica
- Las subdimensiones : de infraestructura reproductiva y productiva, fiscal-
financiera e institucional –administrativa;
• La mirada, referida al concepto región y desagregada en términos de sus
connotaciones de espacio – temporalidad, territorialidad, jurisdiccionalidad
y funcionalidad
• La forma de mirarse, referida a los conflictos de poder desarrollarse y
desagregada tanto en términos del poder de la fuerza y de la riqueza,
como también del conocimiento y particularmente del poder de la
conciencia.
En este último sentido, la estructura teórica del enfoque regional de
desarrollo alternativo, al asumir la convergencia de la mirada y lo mirado en
62
la forma de mirarse, gira en torno al poder de la conciencia, para
desarrollarse en el ámbito del campo relacional de la supradimensión social
no antropocéntrica. Es decir, en el ámbito del intercambio orgánico de
energía entre las poblaciones humanas y las no humanas de las que el
humano sea consciente.
Adicionalmente, Izquierdo dice: ”la estructura del ERDA propuesto se apoya
en el supuesto de que tanto los procesos de desarrollo como los
subprocesos de planificación, expresan la dinámica de la relación
fundamental naturaleza - población, en tanto dinámica de las expresiones
espacio - temporales del ser, según las distintas cosmogonías y los distintos
patrones culturales que de ellas se derivan.
Al respecto vale anotar que en términos técnico – gradatorios, la relación
entre los procesos de desarrollo y los subprocesos de planificación, también
pasa por la secuencia entre cosmogonías – teorías – paradigmas - modelos
– categorías – variables – indicadores.
De ahí la importancia de propender por un enfoque regional para la
generación de indicadores de desarrollo alternativo que permita cualificar no
sólo las características de la objetividad enajenante predominantes en el
pensamiento sobre desarrollo durante los decenios de los 60 y los 70 bajo
las nociones de desarrollo económico y de desarrollo sostenible
63
respectivamente; sino también las de la subjetividad antropocéntrica
predominantes durante los decenios 80 y 90 bajo las nociones de desarrollo
a escala humana y de desarrollo humano sustentable respectivamente
Para tal cualificación el ERDA propuesto aborda la subsumción
paradigmática desde el esquema de la omnijetividad no antropocéntrica, con
el fin de imprimirle una particularidad a la noción de Desarrollo Alternativo,
consistente en proponer la superación de la pendularidad entre las
tendencias y las contratendencias propias del proyecto de la modernidad,
mediante el reconocimiento del potencial de alternatividad matética
intrínseca en cualquier “aquí y ahora”; alternatividad matética entendida en el
sentido de un nuevo comienzo, pero desde un nivel de conciencia alineado
en función de la búsqueda del origen.
Por lo anterior es que la estructura teórica del ERDA propuesto también
asume la ruptura de los esquemas duales de pensamiento, no sólo a través
de incorporar las triadas ciencia – filosofía - re / ligión e intuición – razón –
acción, sino igualmente mediante la incorporación del esquema tetráico
tésis – antítesis –síntesis – matesis.
Ello con el fin de dar cuenta no sólo de la interdisciplinariedad y de la
interdimensionalidad requeridas para el análisis de las relaciones entre
desarrollo y planificación, sino también y particularmente para inducir el
64
abordaje de la supradimensión social, como campo relacional entre las
distintas expresiones del ser de las que el humano sea conciente en un
contexto dado”. (Izquierdo, 1994)
Aquí es pertinente citar de nuevo a Izquierdo cuando se ocupa de los
aspectos metodológicos del enfoque alternativo: ”es indispensable anotar
que la lógica interna de la estructura teórica propuesta se apoya, entre otros,
en criterios tales como los de subsumción, fractalidad hologramática,
autopoiesis y autorreferencia, para asumir la complejidad restringida pero
creciente propia de la relación entre procesos de desarrollo y subprocesos
de planificación .
Al respecto vale aclarar que la planificación en tanto subproceso de los
procesos de desarrollo, implica también la acción con propósitos de
intervención y que en tanto tal requiere no sólo de la participación y de la
negociación en las fases de autoevaluación, prospección y formulación
propias del momento de diseño, sino también y particularmente de la gestión,
propia de los momentos de ejecución, seguimiento y ajuste de diseño”
(Izquierdo,1993a)
Es válido destacar que los énfasis en participación, negociación y gestión no
pasarían de ser mecanismos de “ igeniería social “ si no respondieran a
instancias previas de movilización, organización y sobre todo de
65
concientización en el sentido del concepto de desarrollo que el enfoque
propone, es decir, de proceso de elevación de los niveles de conciencia
respecto del intercambio orgánico de energía entre las poblaciones humanas
y las no humanas de las que el humano sea consciente.
Por ello es que la relación entre procesos de desarrollo y subprocesos de
planificación, no sólo supone que los segundos explican los primeros y por
tanto hacen parte de ellos, sino que además dicha relación está mediada por
la subsumción de las circunstancias, definidas a partir de la ética individual;
por los eventos, definidos a partir de la moral colectiva prevaleciente en un
contexto dado.
En consecuencia y debido al carácter teleológico como a su doble
connotación de sentido y de acción, con propósitos de intervención en los
procesos de desarrollo, la complejidad restringida de los subprocesos de
planificación se caracteriza por la coexistencia entre la secuencialidad
individual y la simultaneidad colectiva de sus momentos, cualquiera que sea
la escala de lo individual o de lo colectivo del contexto de intervención.
“Por esto en los subprocesos de planificación se entrecruzan distintos
niveles jurisdiccionales de plani ficación, no sólo del nivel municipal,
departamental, subnacional – supradepartamental, nacional, fronterizo –
66
binacional, de bloque multinacional o mundial, sino también de los órdenes
intra e intersubjetivos.
Igualmente, la relación entre los procesos de desarrollo y los subprocesos de
planificación, está mediada contextualmente por el predominio relativo entre
patrones de poder, en los que predominan diferencialmente el poder de la
fuerza, el del conocimiento o el de la conciencia.
De ahí que los conflictos de poder entre contingentes de movimientos
sociales MS’s no solamente deban tener en cuenta sus rasgos, ya sean
clásicos, de nuevos MS´s o de nueva era, sino que por tanto también haya
que tener presente el predominio relativo en un contexto dado de
determinados tipos de proyectos políticos, sean ellos de corte capitalista
tecnocrático o burgués, de corte clásico obrero, campesino o indígena, de
corte revolucionario, de corte de nuevo MS´s u de nueva era.
En este sentido se requiere igualmente identificar el tipo de estrategia llevada
a cabo predominantemente por cada contingente, ya sea con énfasis en la
supervivencia, en la acumulación, en la legitimación o en la emancipación
Dentro de este marco de complejidad restringida también los conceptos de
planificación y de frentes de poder propuestos han sido concebidos para
desbordar la pendularidad entre las tendencias y las contratendencias
67
contemporáneas, hacia la estructuralidad neo – normativa y hacia la
coyunturalidad estratégico – situacional, las cuales operan diferencialmente
según los distintos niveles jurisdiccionales de planificación.
Dicha pendularidad en la que ocurren los subprocesos de planificación, se
enmarca a su vez dentro de las tendencias contemporáneas hacia la
entropía en la sustentabilidad ambiental, en la dimensión ambiental; hacia la
mundialización económica, en la dimensión económica y hacia la
modernización estatal y la fragmentación política en la dimensión político –
ideológica”. (Izquierdo, 1993b)
Dicha pendularidad responde a la coexistencia y al predominio contextual
relativo de estilos de planificación de corte representativo, participativo,
radical y alternativo, los cuales utilizan selectivamente técnicas, métodos y /o
metodologías o metódicas.
Como más adelante diremos, el rechazo de las grandes teorías, sólo
aparentemente muertas, conduce al dominio de una ideología: la neoliberal.
El pragmatismo, el tecnicismo y el empirismo se adueñan de nuestras
prácticas formativas e investigativas.
Bajo la conceptualización del positivismo lógico “Hoy, sólo tiene carta de
ciudadanía el reinventado pero inexistente mito decimonónico del libre
68
mercado, supuesto artífice mágico e invisible de todos los equilibrios sociales
y territoriales. Con este dominio ciego desaparece también la planeación,
como opción racional y colectiva de prefiguración y construcción del futuro
ambiental, territorial y social, formalmente opuesta a la libre iniciativa. ¿Es
ésta la posmodernidad deseada o inevitable, o tenemos que recrear la gran
teoría y la utopía?”
proyecto político ( creación de poder) proyectos políticos proyectos políticos
El conocimiento pertinente requerido para sostener intervenciones sociales
inteligentes a favor de un desarrollo territorialmente más armónico....
Nuestras deficiencias cognitivas son considerables y ello ha impedido
construir “modelos mentales” (Bosier, 1998)
La base analítica para la planificación y administración del desarrollo regional
busca identificar los fundamentos para describir, analizar, interpretar y
proponer, acerca de la especificidad de las manifestaciones sub- nacionales
de los problemas de desarrollo social, dentro del marco de las tendencias
contemporáneas, no sólo hacia la concentración y centralización del capital
(Acumulación) y del poder económico y político, sino también hacia la
desconcentración de la producción y la universalización de las condiciones
laborales a destajo; así como igualmente hacia el crecimiento de la órbita del
pauperismo.
69
Se trata de interrogarse acerca del tipo de respuesta a esbozar en términos
de planificación y administración del desarrollo regional, pero no de conciliar
entre intereses contrapuestos para transformar las contradicciones de clases
( lucha de contrarios), incluído su proceso de recomposición, en “frentes
policlasistas” de base subnacional, sino que de lo que se trata es de
posicionarse ante la posibilidad de planificar la resolución política de los
conflictos de poder actuales y de anticipar nuevos conflictos, al pensar la
Planificación y Administración del Desarrollo Regional, como un proceso
participativo; particularmente en aquellos casos en los que el grado de
intensidad de los conflictos, aún permite la consolidación de frentes de acción
en cuya dinámica inciden diferencialmente el clientelismo, la represión o el
enfrentamiento armado.
La Constitución de 1991 representó un gran esfuerzo colectivo por ajustar la
concepción de nuestras instituciones a las aceleradas transformaciones de la
vida política, económica y social del país. Uno de los ámbitos de estos
cambios institucionales es el que se refiere a los mecanismos de planeación
del desarrollo.
La Constitución estableció en efecto, dos principios rectores de la planeación.
El primero es el carácter participativo del proceso de formulación de los
planes de desarrollo que, a diferencia del pasado, cuentan con una
participación activa de la sociedad civil y de la rama legislativa del poder. El
70
segundo es el principio de evaluación contínua de los planes y, por ende, de
la gestión pública, en términos de resultados. Pero sólo con la materialización
del principio de participación se pueden entender los objetivos de los planes
como la interpretación de las prioridades de desarrollo de todos aquellos que
hacen parte de la nación. Como parte fundamental del proceso de
planeación, el desarrollo de la democracia participativa más allá de una
declaración de principio Constitucional, es una prioridad en el desarrollo y
como tal es responsabilidad tanto de las instituciones del Estado como de las
organizaciones civiles, particularmente de éstas, gestionar en conjunto la
apertura de espacios para trabajar el desarrollo en equipo. Así mismo la
sociedad tiene la responsabilidad de evaluar las estrategias de desarrollo y
su cumplimiento en términos de resultados
71
2. EL DESARROLLO
Se alude al desarrollo tanto en el nivel nacional (o macro), como en el nivel
subnacional y en el territorial (regional-local). Hoy, si observamos la realidad
con el enfoque de la Globalización, nos encontraríamos además con el
desarrollo en sus determinaciones internacionales y/o transnacionales.
Como es ya de común conocimiento, se trata, no de ahora, de una categoría
problemática y problematizada; además constituye un “problémico” en el
campo de la lógica, en tanto sea un abstracto o un “concreto pensado”, de
donde además habría que considerar las diversas concepciones del
desarrollo; cabe a manera de ejemplo citar por su carácter novedoso la del
‘desarrollo a escala humana’, que cuenta ya en Colombia incluso con un
‘experimento local’ en Nariño y asistido por Manfred Max Neff quizás su
personero más connotado.
Dejando un poco de lado estas últimas consideradiciones y asumiendo la
primera, hay autores que al respecto afirman que “no resulta posible concebir
el desarrollo sino como un proceso más bien de dimensiones cualitativas
basado en un proceso cuantitativo, como es el crecimiento económico.
72
Por tanto si se desea explicar la presencia o ausencia del desarrollo (con
toda la carga ética que el término tiene), hay que empezar por explicar el
crecimiento; si no hay crecimiento no puede producirse el desarrollo
(cualquier situación que implique una mejoría social, sin crecimiento es sólo
transitoria y autofágica). Si hay crecimiento económico, el desarrollo no está
en modo alguno garantizado y por supuesto, el casillero más paradojal es el
más común: crecimiento sin desarrollo o, en el mejor de los casos,
velocidades no comparables de ambos procesos”. (Boisier ,1997)
Tal explicación del crecimiento económico en términos de sus factores
causales, se acomete por los teorizadores del crecimiento mediante los
llamados modelos de crecimiento, que cuentan entre los contemporáneos
tanto a los keynesianos como a los neoclásicos, incluída la última ola
“endógena”. Los que se inscriben ya en el positivismo lógico prevalentemente
como los neoclásicos , ignorando los efectos de la dominación y el poder,
haciendo énfasis sobre las variables económicas y por tanto considerando
como única institución propuesta el mercado y así el poder político debe ser
restringido a la implementación de las medidas y políticas necesarias para
mantener las condiciones óptimas del mercado libre.
Los Keynesianos se aproximan sin embargo un poco al estructural
funcionalismo otorgando un énfasis mayor que el otorgado por los
anterioresa la intervención estatal en los procesos de desarrollo, lo que
73
implica optar por una alternativa frente a otras, pero la alternativa elegida se
orientará mucho más a los problemas o desequilibrios estruc turales y a su
corrección, que a cuestionar el orden vigente, pues lo que se pretende es
readecuar el orden en un sentido más funcional.
Desde el punto de vista del aporte Keynesiano a la teoría regional éste se
encuentra en modelos como los de Harrod y Domar y en la teoría del ingreso
regional e interregional de Richardson, prtendiendo superar el pensamiento
neoclásico subyacente en los modelos de equilibrio regional al enfocarse
más en el análisis de los desequilibrios regionles, pero enfatizando las
condiciones de equilibrio bajo las cuales ocurriría el interregional en lugar de
analizar el porqué del desbalance y desequilibrio que sí ocuren
frecuentemente.
En términos generales, las teorías neoclásicas y keynesianas propician una
visión del desarrollo desde el ámbito económico, según el cual el mercado,y
no el estado o la estructura social de poder, es el encargado principal de
impulsar los procesos necesarios de crecimiento. En síntesis, dichas teorías
desconocen las diferencias y desigualdades inherentes al orden capitalista y
por el contrario, promueven la aceptación del orden socio económico vigente
y propenden por su continuada reproducción y equilibrio.
74
Visto así el asunto, el crecimiento económico sería requisito o al menos
condición del desarrollo. Pero ahí no se agota la interrelación entre
crecimiento y desarrollo, sino que el razonamiento, un poco más completo,
sería el de que las condiciones generadoras del desarrollo también son
condiciones que impulsan el crecimiento. Sin embargo, lo anterior no obsta
para que en numerosos países se viva actualmente aceleración del
crecimiento y al mismo tiempo desaceleración del desarrollo.
Es más, hay quienes afirman como lo hace Manuel Castells, que el
desarrollo se ha fragmentado y que en términos poblacionales hoy es
monopolio de una fracción, que tiende a ser cada vez menor, cuantificada en
alrededor del 30% de la población mundial y que en el nivel nacional muestra
una situación similar con amplios sectores de población excluídos del
monopolio del poder, la riqueza y el conocimiento como factores causales del
mismo.
Tal exclusión es creciente y la población excluída, simultáneamente lo es de
la toma de las grandes decisiones políticas, lo que conlleva una
desligitimación del poder y que las amplias masas de población se aglutinen
en función de lo que Castells llama las ‘Identidades Primarias’, es decir, el
reconocimiento de identidades étnicas, religiosas, de género, de patria, etc.,
reduciéndose su ‘participación’ cuando de ‘democracias’ se trata a depositar
sus votos por ejemplo cada cuatro años y desdibujándose cada vez más la
75
denominada sociedad civil que a través de organizaciones políticas (partidos
y movimientos), gremiales, sindicales, asociativas (cooperativas) y muchas
otras, hace interlocución válida con el Estado; válida en cuanto logra de éste
respuestas de acción u omisión (Política Pública), respecto de sus demandas
(políticas).
A lo anterior se suman los procesos de ‘descomposición social’ con
fenómenos como la corrupción que abarca capas sociales como la de los
políticos contribuyendo a la deslegitimación del poder y a la progresiva
‘reducción’ y sustitución del Estado. Cabe mencionar también la globalización
del crimen que lejos de circunscribirse a unos países como el nuestro y otros
de similar status, compromete a la inmensa mayoría en todas las latitudes y
en las esferas del poder real (político, económico, tecnológico, etc.).
Volviendo a enfoques como el de Boissier éste sugiere que “el espiral
parece ser la figura geométrica más adecuada para una representación
gráfica y mental de la interrelación entre crecimiento y desarrollo: a partir de
un punto inicial (crecimiento), se configura un sendero que sin solución de
continuidad retrocede y avanza (desarrollo)”. (1997)
Son múltiples las hipótesis sobre el crecimiento y el desarrollo, basadas en
la interacción de causalidades, que fundan conocimiento para la acción.
76
2.1. MODELOS DE DESARROLLO RECIENTES
Podemos intentar hacer una breve referencia a lo que en decenios recientes
han sido los modelos de desarrollo predominantes, apoyados un poco en
Adolfo Izquierdo (CIDER Universidad de los Andes).
Para caracterizar tales modelos podemos empezar con aquél que ya
mencionamos y que supone que la lógica del desarrollo, necesariamente
pasa por un momento cuantitativo (desarrollo pensado como
crecimiento) y que entre más mejor, privilegiando lo económico como patrón
rector de esa noción del desarrollo. Ello introdujo, hasta el decenio de los 60,
una característica predominante en nuestra visión y nuestra acción respecto
del desarrollo.
Aquí se estacan las teorías de crecimiento por etapas, como por ejemplo
W.W. Rostow quién presentó su teoría (la sociedad tradicional, las
precondiciones para el despegue; el despegue, el camino hacia la madurez;
y la era del alto consumo masivo) en 1956, precedido por Friedrich List para
quien la evolución dependería de las políticas nacionales industriales y
comerciales, así como de los avances en la ciencia y la tecnología; distinguió
cinco etapas (salvaje, pastoral; agrícola, agrícola manufacturera y agrícola
manufacturera comercial).
77
El principal problema con todas las teorías de crecimiento por etapas reside
en su manejo de los conceptos de espacio y tiempo. El tiempo se maneja
como un proceso lineal desde el pasado hasta el futuro. Así todas las
sociedades caminarán por el mismo cronograma aunque en momentos
históricos diferentes, lo cual es muy difícil de imaginar.
El proceso de desarrollo se asimila a progreso y éste se conceptualiza
principalmente en términos de la modernización capitalista. La noción de
desarrollo ignora completamente el factor humano; los interese de hombres y
mujeres no son pre-establecidos sino que se desarrollan sobre la base de
las decisiones tomadas previamente por ellos mismos o por los demás, lo
que genera nuevos conflictos, así, imposible imaginar que todos los interese
humanos se orientarán simultáneamente en la misma dirección. (Hissong,
1996, 55)
Respecto al concepto de espacio es poco lo que tienen estas teorías por
ofrecer. En un sentido limitado, logran dividir el espacio en áreas urbanas y
rurales; sin embargo, no consideran la noción del espacio, y mucho menos la
de territorio, como elementos sustanciales del proceso de desarrollo.
Tampoco tienen en cuenta la diferencia en las prácticas temporales y
espaciales entre áreas urbanas y rurales. (55)
78
A lo anterior se agrega el reconocimiento por estas teorías de la presunta
neutralidad de la ciencia y la tecnología, cuando las tecnologías no son
productos puros de las ciencias o del esfuerzo científico, pues no son
independientes de las instituciones y sistemas que las producen y las nuevas
tecnologías generalmente no benefician a la población más necesitada del
sector rural, sino a los agricultores más fuertes reforzando desigualdad
Son destacables las teorías construidas en torno al crecimiento polarizado,
articuladas y basadas en el pensamiento estructural funcionalista, contando
entre sus representantes a Myrdal, Perroux y Hirschman, quienes
demuestran que el funcionamiento del mercado, necesariamente lleva a
desequilibrios y disparidades entre regiones; el crecimiento económico en
una porción del territorio será reforzado a expensas del desarrollo en otras
áreas que no tienen la misma capacidad de atracción de factores de ‘mano
de obra’ y de capital; el proceso de desarrollo no sigue la tendencia
neoclásica hacia el equilibrio espacial, sino que emergen polos de
crecimiento que distorsionan y concentran los procesos de desarrollo,
creando así una jerarquía de espacios económicos.
.
Son de trascendencia significativa otras muy importantes teorías que han
tenido significativa influencia en las sociedades latinoamericanas, como las
teorías asociadas al paradigma centro periferia, contribución de los
79
estructuralistas latinoamericanos, que avanzan en el análisis del
subdesarrollo y del desarrollo, al considerarlos como parte de un solo
proceso (o caras de una misma moneda), cuyas condiciones se reproducen
mediante los términos del comercio internacional.
Resalta el carácter del proceso de desarrollo, tanto en las relaciones entre
países industrializados y países primarios exportadores, como en las
relaciones dualistas que existen en el interior de los países periféricos, en
donde existe una brecha entre el sector moderno y el de subsistencia.
Explica la producción y reproducción de este modelo de desarrollo como
resultado de una difusión desigual de la innovación tecnológica surgida de la
revolución industrial, en el sentido de que los países del cenro pudieron
consolidar una economía integrada y homogénea, al desarrollar un sector
industrial de bienes de capital (Producción) y al difundir la tecnología
mejorada a todos los sectores económicos. En cambio, dado que las nuevas
tecnologías fueron generalmente importadas por el sector exportados de
bienes primarios, los países periféricos generaron economías desarticuladas
con el exterior y dualistas al interior.
Otros enfoques son agrupables en el de la economía dual, cuya principal
preocupación es analizar el desarrollo de aquellas sociedades en donde el
sector tradicional (agricultura) coexiste con un sector moderno (industria) y
examinar el tipo de interacción que puede ocurrir entre los dos sectores.
80
Los enfoques dualistas (dualismo estático; dualismo sociológico; dualismo de
enclave; dualismo dinámico) se utilizaron frecuentemente durante la etapa o
fase del Estado Benefactor (Intervencionista) y en los modelos de sustitución
de importaciones, con el fin de racionalizar las estrategias orientadas al
crecimiento industrial, a costa de la población y de las estructuras
económicas rurales
Reclaman reseñarse los modelos dependentistas basados en las
relaciones de dependencia que enfatizan el impacto de los procesos
económicos internacionales (externos) sobre el proceso económico interno
de los países subdesarrollados-dependientes. Estos modelos que se
encuentran en la literatura estructuralista y neomarxista, plantean, tanto una
transfere ncia estructural de los recursos de las áreas rurales a las urbanas,
como también una transferencia contínua de los recursos de los países
subdesarrollados a los países más ‘avanzados’ y dominantes.
Por último examinemosos un poco el pensamiento neoliberal, aunque ya lo
hemos hecho un poco a extenso antes en este trabajo. No surge de por sí
como una teoría del desarrollo pero ha tenido una gran influencia a escala
global. El modelo neoliberal propone cambios sustanciales, tanto en los
países del Norte como en los del Sur. Es , enfin de cuentas, una forma forma
81
de pensar la sociedad capitalista como sistema global, reflejando y a su vez
promoviendo, la globalidad del mercado.
Pero no se restringe al campo de la economía, es además una concepción
de la política y hasta de la ética y del derecho. Tanto el pensamiento liberal
del siglo XVIII como el neoliberal promueven la noción de un Estado fuerte
para para garantizar las condficiones básicas del mercado.
“En términos generales, el aparato estatal neoliberal se reorganizará en
función de las siguientes responsabilidades: permitir que el sector privado
funcione donde sabe y puede hacerlo, y así, privatizar las empresas estatales
en la medida de posible; intervenir únicamente donde sea necesario para
facilitar el funcionamiento del mercado, es decir, en campos como la
educación, la salud, la nutrición y la planificación demográfica; modernizar
las instituciones y la normatividad en torno al criterio de eficiencia; garantizar
una macro economía estable y tener la capacidad de realizar oportunamente
los ajustes necesarios; y garantizar la apertura de a economía nacional hacia
el mercado externo como forma de buscar una mayor competitividad” (63)
Parece oportuno y pertinente citar al Profesor Pradilla Cobos a propósito de
su caracterización de las políticas neoliberales cuando afirma que “por su
autoritarismo congénito, su negación del nacionalismo y su proclividad a la
82
subordinación a los países imperialistas, y su recorte de las libertades
democráticas y populares, su recurso a las viejas ideologías burguesas y su
neta deferenciación con el liberalismo tradicional y el nacionalismo
latinoamericano, la ideología neoliberal y su proyecto modernizador,
impuesto por los organismos multinacionales y asumido como remedio único
al estancamiento de la acumulación capitalista, más que de
neoliberalismo,deberíamos hablar de neoconservatismo”. (1990)
Hasta aquí podríamos decir que hemos descrito las teorías del desarrollo que
obedecen a un Enfoque Racional de Objetividad Enajenante, centradas en lo
Económico deshumanizado
Hacia los años 70 se hizo patente la idea de que ese crecimiento
fundamentado en una lógica económica podía tener límites, pues la
naturaleza estaba a disposición del humano y desarrollarse era avasallar,
dominar, con una lógica individualista, económica, de corte capitalista; lo que
llevó entonces a que apareciera como modelo el Desarrollo Sostenible.
Luego en los 80 tomó importancia una versión del desarrollo de corte
antropocéntrico, el modelo de Desarrollo a Escala Humana que recupera la
importancia del humano por el humano y se piensa la necesidad de
reconocer la escala en la cual actúan de forma inmediata el individuo y sus
contactos colectivos con lo no humano, en un contexto local. El modelo
83
enfatiza lo humano y reivindica lo local, pero superpuestos a la herencia
dominante del modelo anterior. No lo reemplaza, no llegó a modificar las
visiones ni las prácticas del desarrollo como modelo de crecimiento
económico y como lógica económica.
Esa es una de las características del legado del modelo de los 80 que para
los 90 ha logrado una complejización de las dos revisiones anteriores ante el
crecimiento económico que es el modelo de Desarrollo Humano
Sustentable, que mezcla y superpone el modelo a escala humana, al modelo
sustentable.
2.2. LA IDEA DE ALTERNATIVIDAD Y DE DESARROLLO ALTERNATIVO
Nos parece pertinente citar textualmente a Adolfo Izquierdo: ”Creo yo que el
modelo actual a pesar de tener la centralidad sobre la condición humana y
en esa medida ante la insatisfacción, por la recortada visión que ese tipo de
modelo nos propone, yo pensaría más adecuado dar paso al concepto de
desarrollo alternativo, acogerme a quienes miran hacia el nuevo milenio,
para que su modelo de desarrollo sea un modelo no antropocéntrico, umbral
a partir del cual me gustaría pararme como telón de fondo en el ERDA
(Enfoque Regional de Desarrollo Alternativo)”. (1998)
84
Esto último se enmarca en los términos de la crisis contemporánea de
paradigmas que no son suficientes o se han tornado insuficientes, para
pensar el desarrollo; tema del que nos ocuparemos en breve.
Cuáles serían ideas iniciales del Desarrollo Alternativo? Una es la idea de
que lo alternativo habría que diferenciarlo de lo tendencial y de lo
contratendencial, es decir, que con la idea de lo alternativo se querría
introducir un elemento disruptor y desequilibrador de la pendularidad, con
que han venido funcionando los procesos de desarrollo. Pendularidad que a
juicio de Adolfo Izquierdo, recoge el proyecto de modernidad; el patrón del
tipo de sociedad predominante durante los últimos 300 años y al que
haremos referencia también apoyados en los documentos que recogen los
resultados de investigación realizada por Robin L. Hissong. (1996)
Hay una pendularidad tendencial y contratendencial a lo largo de los siglos,
que ha llevado a manejar como modelo dominante, como ingredientes de la
idea de desarrollo, más capital o menos capital, más Estado o menos Estado.
Ello ha regido períodos a lo largo del proceso de implantación de ese modelo
de sociedad moderna.
Por lo anterior es que tal vez la idea de lo alternativo quiere diferenciarse no
sólo de la pendularidad sino de algo, que de acuerdo también con Izquierdo,
85
establece una confusión, que es asemejar alternativo con contratendencial,
con uno de los modelos de pendularidad u otra vez lo mismo.
La idea de alternatividad necesita ser mirada en un nivel de mayor
circularidad, un nivel desde el cual se pueda visualizar que los patrones de
modelos de desarrollo no son los únicos, pero que nuestra visión o nuestra
acción no alcanza, no somos capaces de asumir el reto que implica un nuevo
comienzo. La oportunidad que hay cada día de un nuevo comienzo, a pesar
de toda la historia cuya memoria podemos tener.
Pero eso significaría también en términos de alternatividad, un nuevo
comienzo que sea conectado por un nivel de conciencia más elevado. En
otras palabras lo alternativo tiene que ver con la idea de develar
características de los procesos, de las relaciones que están establecidas del
humano consigo mismo, del humano con sus congéneres, de la sociedad con
las demás expresiones del ser y lo que es más difícil de concebir desde lo
humano, las relaciones entre los no humanos, pero la misma supervivencia
de lo humano estaría puesta en cuestión. A eso viene la demanda de elevar
niveles de conciencia para ubicarse en ese campo relacional y que es a lo
que estaría apuntando la idea de desarrollo alternativo.
Ahora bien, dicho enfoque permite contextualizar la complejidad que está
detrás de ese campo relacional al cual mira la respuesta de desarrollo
86
alternativo. Una de las motivaciones que sustentan al ERDA se expresa en
términos del nuevo sentido y de los nuevos contenidos que da a los
conceptos (dimensión semiótica), al afirmar que denominar significa ponerle
fronteras, marco, a nuestra conciencia, y que tal vez las palabras en su
sentido estricto se encuentren limitadas para ponerle marco al campo
relacional entre población humana y no humana; de donde considera
necesario encontrarle nuevos sentidos a los conceptos de Enfoque, Región,
Desarrollo y Alternativo.
Respecto de Enfoque, la idea alude a Visión. En este sentido habría que
reconocer que la idea de los enfoques predominantes de desarrollo a que se
hizo alusión en sucesión cronológica, aunque involucran ciertas
cualificaciones, aún connotan limitaciones y rigideces lo que nos lleva a
reconocer que aparece y enfrentamos una crisis de visión y por estar sujetos
a esa crisis de visión tenemos una crisis de acción, porque nuestros ojos,
nuestra mirada, no facilitan un estímulo a nuestra conciencia para mirar más
allá, para que nuestras acciones de la cotidianidad puedan propender por
conscientes, superar también cotidianamente las insatisfacciones a las que
nos llevan los patrones de modelos de desarrollo prevalecientes.
Al respecto afirma Izquierdo (Complejidad y Alternatividad en el ERDA), “tal
vez la idea de enfoque, tiene que ver con crisis de visión y esa crisis de
visión en este fin de siglo reproduce una crisis de ese modelo de modernidad
87
que ya se avizoraba desde finales del siglo pasado. Pareciera que en la
historia reciente desde cierta escala, lo que apareció a finales del siglo XIX y
comienzos del XX como un cuestionamiento fundamental a los paradigmas
predominantes entre ciencias duras y ciencias blandas –me refiero a la lógica
del modelo mecanicista, a la lógica del modelo de partes, de maquinaria, de
segmentación- ha necesitado recorrer 100 años para socializarse, para
salirse de los laboratorios y permear el cotidiano del común de seres
humanos, porque esa crisis lo que deja en evidencia es la idea de qué o
quién se desarrolló”. (1998)
2.3. CRISIS DE PARADIGMAS Y EMERGENCIA DEL DE OMNIJETIVIDAD
En términos de crisis contemporáneas de paradigmas, los paradigmas que
no son suficientes para pensar el desarrollo son los paradigmas
denominados de objetividad y los paradigmas denominados de subjetividad,
es decir, los cosificantes (desarrollo es crecimiento, desarrollo de cosas) y los
antropocéntricos (desarrollo sustentable).
Resulta inevitable resaltar los siguientes aspectos de la denominada “crisis
contemporánea de paradigmas:
Lo que subyace a dicha crisis es ante todo la cuestión del sujeto del
desarrollo; lo que en el fondo está en juego en la discusión epistemológica
contemporánea es la cuestión del sujeto, entendiendo la epistemología en
88
tanto que teoría del conocimiento como una de las tres ramas del saber,
siendo la lógica y la metodología las otras dos ramas, pero reconociendo el
campo del “conocimiento” como distinto al del “saber” y como subsumido en
este último; para finalmente reconocer en el ámbito de la epistemología a la
relación objeto – sujeto – omnijeto como un problema del conocimiento.
Se trata por un lado de circunscribir los problemas del conocimiento a
problemas epistemológicos en el campo de las ciencias, en la medida en que
cada ciencia pretende estar fundada sobre una episteme propia; y en
segundo lugar de reconocer consecuentemente que el conocimiento
científico no agota el campo del saber y que por tanto no constituye su única
forma.
Pero volviendo al cues tionamiento al sujeto de desarrollo no sólo se
enmarca en, sino que también trasciende el debate entre premodernidad,
modernidad y postmodernidad, incluída la discusión acerca del también
denominado mito moderno de la democracia capitalista liberal.
También subyace a dicha crisis la fuerte irrupción de tres características
atribuibles a unos nuevos sentido y contenido de la noción misma de “crisis”:
Una, la connotación positiva de la noción de crisis; dos, la necesidad de
asumir un nivel de complejidad restringido pero creciente para su abordaje y
89
tres, la incorporación a dicha noción de la dinámica simultánea entre los
órdenes establecidos, el desorden y los nuevos órdenes emergentes en un
contexto dado.
Adicionalmente, la crisis contemporánea de paradigmas tiene como
principales términos de referencia, tanto la especificidad como la relación de
subsumción entre los esquemas paradigmáticos de la objetividad enajenante
objeto – sujeto ( o – s ), de la subjetividad antropocéntrica sujeto – sujeto /
0bjeto ( s – s / o ) y de la omnijetividad no antropocéntrica característica del
paradigma emergente Ser < expresiones del ser (S < s )
(Izquierdo, 1996)
En la medida en que hacia adelante la idea de desarrolllo alternativo tenga
que ver con propender a un campo relacional entre población humana y no
humana; ese modelo tiene que superar las lógicas de objetividad y
subjetividad, no puede detenerse en ellas. De donde la crisis contemporánea
de paradigmas se constituye en contexto para las propuestas de un Enfoque
Regional de Desarrollo Alternativo.
Por eso pareciera que está emergiendo con mucha fuerza un paradigma de
omnijetividad, que quiere decir que está más allá, que quiere apuntar a un
factor común a los paradigmas anteriores y apunta a algo que estando en la
esencia de esa relación no puede ser pensado en función de los referentes
90
de lo humano y de lo no humano, sino en el campo de relación entre lo
humano y lo no humano; pensamiento que implica adoptar un nuevo nivel de
complejidad, pues ya no se trata de mirar por un lado lo humano y por otro lo
no humano. Es una idea mucho más compleja, porque necesita intentar
actuar con una dimensionalidad que está más allá de los parámetros
convencionales para mirar por un lado lo humano y por otro lado lo no
humano. A ese campo relacional estaría apuntando.
No es suficiente la complejidad propia de la lógica objetivante, enajenante,
positivista y tampoco es suficiente la complejidad del modelo centrado en la
lógica antropocéntrica.
El rasgo distintivo del esquema paradigmático de omnijetividad, consiste en
centrarse en el campo relacional entre el objeto y el sujeto, en vez de
limitarse a caracterizar por separado a cada uno de ellos en tanto referentes
de su mutua relación, tal como lo hacen los esquemas paradigmáticos
predominantes y convencionales de objetividad enajenante y de subjetividad
antropocéntrica. Se distinguen los siguientes sujetos:
- Sujeto absoluto : es independiente en su relación con el objeto;
- Sujeto relativo : aquel que es afectado por el objeto en su relación con
éste; y
- Sujeto reflexivo : aquel sujeto que afecta al objeto en su relación con éste.
91
Esta distinción permite asociar al sujeto absoluto, a la discusión acerca de la
objetividad epistemológica, enmarcada en el esquema paradigmático de la
objetividad enajenante; mientras que por otro lado también permite
interpretar a los sujetos relativo y reflexivo como dos de las variantes que
asume la discusión acerca de la subjetividad epistemológica, enmarcada
dentro del esquema paradigmático de subjetividad antropocéntrica. (Izqierdo,
1998b)
Constituye entonces una consideración central, la de Izquierdo al ”identificar
al omnijeto como el campo relacional entre el objeto enajenante y el sujeto
antropocéntrico y entender en este sentido que el omnijeto subsume tanto al
objeto como a los sujetos absoluto, relativo y reflexivo” (1998 b)
Esta caracterización del omnijeto ha sido hecha en el marco de la discusión
acerca de la omnijetividad epistemológica correspondiente al esquema
paradigmático de omnijetividad no antropocéntrica.
Respecto de este esquema paradigmático de omnijetividad no
antropocéntrica, Izquierdo considera central “destacar que su peculiaridad
consiste en asumir la ruptura de la dualidad entre objeto y sujeto para
centrarse en la unidad conformada en el campo de su interacción y que esta
92
ruptura entre unidades distintas y su recomposición en su unidad implícita es
lo que hace del omnijeto un sujeto de segundo orden
2.4. ESPACIO - TEM PORALIDAD DE LA RELACIÓN OBJETO-SUJETO-
OMNIJETO
La perspectiva espacio temporal de la relación objeto-sujeto-omnijeto apunta
a la necesidad de contextualizar tal relación. Dicha contextualización resulta
diferencial según esté enmarcada en los mencionados esquemas
paradigmáticos de objetividad enajenante, de subjetividad antropocéntrica o
de omnijetividad no-antropocéntrica.
Tal diferenciación contextual de la relación puede especificarse así:
- La objetividad enajenante en la relación objeto-sujeto tiende a inscribirse
en una contextualidad regida por las nociones de tiempo absoluto y de
espacio absoluto;
- La subjetividad antropocéntrica en la relación objeto- sujeto tiende a
estar inscrita en una contextualización regida por las nociones de tiempo
relativo y de espacio relativo. Nociones éstas que, en virtud del
antropocentrismo propio de la subjetividad a la que responden, adquieren
93
respectivamente los atributos de duración relativa y de espacialidad
relativa;
- La omnijetividad no antropocéntrica del campo relacional entre objeto y
sujeto, al subsumir tanto a la objetividad enajenante como a la
subjetividad antropocéntrica, tiende a estar inscrita dentro de una
contextualidad cambiante y trascendente, regida por la paradoja entre la
supeditación a las restricciones espacio – temporales y el imperativo de la
superación de tales restricciones, regido tal imperativo por la condición de
no tiempo- no espacio.
La anterior diferenciación de contextos de la relación objeto – sujeto –
omnijeto definida en función del esquema paradigmático a que esté
adscrita, da lugar a la definición de unos criterios mediante los cuales Adolfo
Izquierdo interpreta la espacio – temporalidad de la relación objeto – sujeto-
omnijeto en las grandes formas epistemológicas
Con la justificación de la llamada <<crisis de los paradigmas teóricos en las
ciencias sociales>>, las políticas estatales de ciencia y tecnología,
internalizadas por las instituciones universitarias, han dejado el camino libre
al productivismo y al empirismo, subordinados a la ideología neoliberal, que
con su recurso a erigir al capitalismo de libre mercado como vía única de
desarrollo de la humanidad, llega a los linderos del fundamentalismo. Sus
94
agentes piensan que sus descripciones empíricas y justificaciones son la
única verdad; su juego consiste en que las otras teorizaciones, viejas o
nuevas, se sometan a sus objetivos e intereses; por lo demás, la mano
invisible del mercado, supuesta constructora de todo equilibrio social y
territorial, lo explicaría todo. El autoritarismo político, social y económico del
neoliberalismo y de los regímenes que lo agencian se proyecta así al campo
del conocimiento.
Sin embargo “El fracaso palpable del neoliberalismo latinoamericano para
garantizar la acumulación sostenida de capital ( a pesar de la desvalorización
salvaje de la fuerza de trabajo durante dos décadas al menos, o por esta
razón), y la adecuada reproducción de la mayoría de la población, el
preservar los recursos naturales para las generaciones presentes y futuras y
transformar durablemente el territorio como soporte más adecuado a la
acumulación y/o al mejoramiento sustantivo de la calidad de vida de los
habitantes, nos obligan también a encontrar alternativas prácticas para la
construcción de un proyecto diferente de desarrollo económico, social,
político, cultural y territorial, para lo cual necesitamos teorías científicas y
métodos para establecer el puente entre el análisis y la proposición
concretas.
Ésta es una función sustantiva y prioritaria de la investigación y la formación
en posgrado. Sin embargo, la formación teórica que sustentaría la
95
investigación y la proposición no han tenido, o han perdido importancia en
nuestros programas de estudio por la combinación de varios factores: (i) la
crisis económica de larga duración y sus efectos sobre la reducción del gasto
público en educación superior e investigación científica; (ii) la contracción del
empleo en las universidades, la caída de los salarios reales de los
investigadores y la introducción de sistemas compensatorios restringidos,
productivistas, que desalientan la investigación de largo plazo o la reflexión
teórica; (iii) la consecuente lenta reproducción de la masa de investigadores,
que no es garantizada simplemente por el credencialismo convertido en
sinónimo de excelencia; y (iv) el imperio del pragmatismo empirista y
productivista inherente al patrón neoliberal.” ( Pradilla ,1998)
96
3. LO TERRITORIAL
Esta categoría necesariamente como las demás, está referida
prevalentemente a relaciones sociales y a procesos sociales, pero aquellas y
éstos vistos en su espacialidad. No obstante, aún para el lego, es evidente su
aparente diferenciación de lo nacional y obviamente de lo internacional,
asociándose a lo regional y a lo local, para algunos a lo subnacional.
Algunas veces sus connotaciones se reducen a lo político-administrativo,
caso de las entidades territoriales (departamentos, municipios, distritos,
territorios indígenas, etc.) según el texto constitucional colombiano, Art.286.
Sin embargo es pertinente y oportuno destacar que la soberanía popular se
expresa en las distintas comunidades políticas que logran estructurarse
formal y materialmente, a partir de la voluntad constituyente del grupo social
y que dichas comunidades en términos de nuestra Constitución Política, son
las Entidades Territoriales. No obstante no falta quien afirma que en estos
términos se tiende a confundir soberanía con independencia y a no
comprender cabalmente lo que es autonomía.
La Constitución Política concibe a la Nación Colombiana como una República
Unitaria, descentralizada y con autonomía de sus entidades territoriales. Esto
a su vez implica la significación y sentido de descentralización y autonomía
97
No faltan tampoco quienes reducen el mismo ordenamiento territorial a lo
político-administrativo; nos parece oportuno citar a Angela Andrade,
Subdirectora de Geografía, Secretaría Técnica COT , quien en un documento
denominado Estudio presentado para el Grupo Técnico Conjunto COT-
Congreso, diciembre 18 de 1993, contribuye a su conceptualización al decir
que “Para muchos el OT se refiere únicamente a la organización político
administrativa del Estado y por lo tanto se argumenta que la ley de OT se
debe referir exclusivamente a estos aspectos. Sin embargo, consideramos
que el concepto del OT trasciende estos temas ya que no se trata sólo de
dividir y administrar la Nación, sinode hacer congruentes estos temas con
otros principios constitucionales con el fin de proponer las políticas de
desarrollo basadas en una visión integral del territorio, donde su proyección
espacial y planificación cumplan un papel predominante” la negrilla es
nuestra, para en seguida expresar “llamamos la atención sobre la
importancia que tiene la integración de la ley de OT con la ley Orgánica de
Planeación... es fundamental que exista congruencia entre ambos temas”.
Es así como entonces propone una definición que recoge el debate y trabajo
de la Comisión de OT, de los seminarios efectuados por el IGAC y de
muchos foros: “El Ordenamiento Territorial es la política del Estado que
permite una apropiada organización político administrativa de la Nación y la
proyección espacial de las políticas sociales, económicas, ambientales y
98
culturales de la sociedad, propeniendo (sic) un nivel de vida adecuado de la
población y la conservación del ambiente”. Como se ve una definición por
fuera del contexto de la formación social y ajena a lo siguiente.
La relación del espacio con los procesos y relaciones sociales se plantea
como indirecta (Coraggio), por cuanto tales procesos y relaciones sólo se
hacen efectivos sobre la base de soportes materiales cuya naturaleza física
no define, sin embargo, su dinámica.
“El hecho de que puedan comprenderse las leyes fundamentales que rigen
la dinámica social sin incorporar el espacio, es una prueba de esta relación
indirecta” (Izquierdo, 1989).
Es así como la espacialidad indirecta de los procesos sociales difiere de la
espacialidad directa de los procesos físicos y biológicos; no obstante, tan
sólo analíticamente puede separarse la concepción del espacio como
dimensión de los procesos sociales, de su dinámica y de su organización.
De lo que se trata es de establecer cuál es la relación que se da entre los
procesos sociales y las formas espaciales que resultan de la localización y
del movimiento relativo de sus soportes materiales; pero al asumir la
espacialidad indirecta y constitutiva de los procesos sociales el énfasis
99
temático sobre lo regional ya no estaría basado en lo físico-territorial, sino en
lo económico- político.
Acudiendo a Pradilla Cobos tenemos que “ La teoría regional y la urbana,
prisioneras de sus nombres de pila y sus procesos de construcción histórica,
se debaten entre: 1) los conceptos y métodos originarios, construidos para y
sobre realidades que el capitalismo en su constante negación de la negación
ha golpeado sin cesar; 2) el reconocimiento de los procesos reales y 3) la
búsqueda de explicaciones. En medio de la crisis de los paradigmas, se
resisten a llevar a cabo su deconstrucción, para reconstruirse en otro ámbito:
la teoría sobre lo territorial donde sus límites se borrarían ... para superar la
dicotomía formal entre lo local, lo regional y lo global”. (1998 )
Intentando una síntesis de la elaboración que al respecto hace Pradilla,
diríamos que es necesaria una aproximación a las determinaciones
fundamentales de cada proceso territorial, en cuanto cada proceso concreto
real es la síntesis de múltiples determinaciones, inmersas en la totalidad
estructural, para poder construir la teoría que dé cuenta del objeto concreto y
las mediaciones para su comprensión. Pero el rechazo de las grandes
teorías, sólo aparentemente muertas, conduce al dominio de una ideología:
la neoliberal.
100
El pragmatismo, el tecnicismo y el empirismo se adueñan de nuestras
prácticas formativas e investigativas, ante la presión del utilitarismo, el
productivismo, la angustia de lo cotidiano, la lucha por los recursos escasos,
la unidimensionalidad de las politicas, la ignorancia analítica de las
agravadas contradicciones sociales y territoriales, la negación del
omnipresente conflicto social y el certificado o decreto de defunción de las
utopías de igualdad, justicia y libertad (de manifiesta estirpe revolucionaria
burgesa), expedido sin exposición de motivos por el capital monopolista
mundial hegemónico, sus Estados e intelectuales orgánicos.
La tan cacareada globalización, política clave y paradigma ideológico del
neoliberalismo (en tanto entendamos por ideología, esas elaboraciones
sistemáticas de la conciencia social o de parte de ella, que le sean
funcionales al régimen económico dominante y a su reproducción) y que se
sustenta e identifica con la liberación comercial plena y la unificación total del
mercado mundial de capitales, bienes, servicios e información y su correlato
la transnacionalización monopólica del capital, que incrementan los flujos de
mercancías; la excepción es la fuerza de trabajo, única mercancía excluída
de la libre circulación territorial internacional.
La globalización integra y homogeniza, imaginaria o realmente, los territorios
desde el punto de vista del capital; debilita los Estados-nación y desdibuja
sus fronteras; construye megalópolis y regiones urbanas internacionales;
101
destruye y reconstruye límites regionales geográficos y socioculturales, hace
virtualmente indiferente el despliegue y localización de los capitales en ellos,
avivando el conflicto social en aquellos territorios geopolíticamente y
geoeconómicamente estratégicos (pensemos en nuestro Urabá a manera de
ejemplo).
Porque ocurre que la totalidad, resultante de esta homogenización sólo
articula a aque llos territorios que requiere, por ser funcionales y rentables
para la acumulación capitalista a escala mundial: a los que poseen recursos
naturales estratégicos, tienen ventajas comparativas, concentran
externalidades o reúnen economías de aglomeración. Los demás territorios y
sus pobladores, <<ineficientes y poco competitivos>> para el capital, son
excluidos del proceso totalizador capitalista o mantenido como reserva de
mano de obra barata o depósito de sus desechos peligrosos. De esta
manera, la globalización desigual aparece realmente como formación de
bloques, como regionalización capitalista transnacionalizda, como
fragmentación del territorio.
Por tanto, Pradilla afirma: ” En los territorios incluidos o excluídos por el
proceso de homogenización, o por la oposición entre unos y otroa, se
refuerzan, real o imaginariamente, las relaciones de comunidad e identidad,
en la dominación o la subordinación, dando lugar a solidaridades e
identidades económicas, políticas, étnicas, raciales, sociales y clasistas que
102
buscan perpetuar la hegemonía o insertarse en ella, defenderse de la
exclusión o administrarla; es la construcción social de una diferenciación
relativa y subordinada, defensiva u ofensiva, potencial o realmente
conflictiva”. (1998) Con este texto Pradilla nos hace recordar a Castells, a
quien citabamos antes de memoria, respecto de las por él denominadas
‘Identidades Primarías’ en sus respuestas a reportaje realizado por Ramón
Jimeno recientemente en la televisión colombiana.
Retomando a Pradilla “El individualismo, exacerbado por el neoliberalismo,
parece coincidir y sumar fuerzas con las identidades culturales y étnicas,
para fragmentar y, al mismotiempo, responder a la fragmentación. Lo
económico, lo político, lo cultural, lo territorial, parecen fundirse en este
movimiento contradictorio: el Estado supranacional y el intervencionismo
institucionalizado (Consejo de Seguridad y fuerzas de paz de la ONU), la
formación de bloques geo-políticos y económicos (europeo, asiático,
norteamericano) y sus formas de negociación (OCDE y Grupo de los 7), el
separatismo y la balcanización (ex URSS, ex Yugoslavia, Quebec), la lucha
por la refederalización (España, Italia) y el poder local, muestran este
movimiento contradictorio”. (1998) A esta afortunada ilustración del
‘intervencionismo Institucionalizado’ podemos agregar el del bloque
económico-político-militar de la OTAN y la balcanización que para no pocos
amenaza a Colombia.
103
Interpretando a Pradilla, no nos sirven ya las teorías construídas sobre la
parcelación, para explicarnos la realidad. Tampoco nos sirve la
compartimentación de niveles analíticos de lo local, lo regional, lo
subnacional, lo nacional y lo internacional; ni los estudios de caso sobre los
que se construye la explicación de lo global al margen de una teoría
totalizadora. Tenemos que trascenderlos y transgredirlos, para dar cuenta de
la totalidad en movimiento y la multiplicidad y complejidad de sus
determinaciones.
“Debemos o podemos entonces trascender las parcelas de lo regional y lo
urbano y caminar hacia la constitución del territorio, de los territorios, como
objeto real de análisis y como campo y nivel de la teoría, que reconstruye la
totalidad fragmentaria producida socialmente por el capitalismo actual sobre
la naturaleza ya dada, pero en constante apropiación, transformación,
reproducción y destrucción”. (1998)
La corriente que más aportes sistemáticos ha hecho al análisis territorial ha
sido la regulacionista en sus múltiples variantes o derivaciones, gestadas en
su intento original de conciliar y articular lo válido de Marx y de Keynes (a
juicio de Pradilla, el que compartimos, imposible), pero cuyo atractivo lleva a
nuestros investigadores a su manejo superficial; a no confrontar sus
supuestos construídos sobre otras realidades (los países desarrollados) con
los resultados de su propia investigación y cayendo al aplicarlas en nuetro
104
medio en simples transposiciones automáticas; a no tener en cuenta su
manifiesta unilateralidad interpretativa, centrada en la producción, la
tecnología y los procesos de trabajo.
El gran mérito que Pradilla le reconoce a la teoría regulacionista en sus
derivaciones territoriales, es volver a validar lo que Marx y el marxismo
originario habían propuesto: que las relaciones de producción y las
estructuras económicas que con ellas y sobre ellas se ediifican, constituyen
la piedra angular del análisis de todas las construcciones sociales, incluidas
las territoriales. Por ello, centran su trabajo en explicar los efectos territoriales
de la reestructuración neoliberal de la economía capitalista. Así, pueden dar
importantes explicaciones sobre los territorios producidos por la revolución
científica y técnica y sus efectos en la organización social, por las nuevas
tecnologías en la producción y el producto, por la reorganización de los
procesos de trabajo en la fábrica, por la organización de las relaciones
interfirmas, por las nuevas formas de regulación estatal de la producción y
las relaciones laborales, por las formas de aglomeración territorial de las
empresas, por las relaciones de nuevo tipo entre empresarios, etc. En estos
campos, logran delinear importantes tendencias de la reorganización del
territorio derivadas de la reestructuración económica.
Del intento original los regulacionismos territoriales derivan hacia una
concepción ecléctica prisionera de los procesos de cambio en curso,
105
mistificadora de ellos y, en definitiva, subsidiaria semicrítica de la ideología
neoliberal, en la medida que no propone un proyecto integrado, global, de
transformación social y territorial propio, debido principalmente a sus
mayores limitaciones:
• Asume, como única, la determinación por la naturaleza de los procesos
de trabajo y de producción, dejando fuera del análisis aquellas que surgen
del conjunto de relaciones sociales, políticas, e ideológico-culturales;
• Mistifica su objeto restringido de análisis y llega a convertir el cambio
tecnológico fetichizado en el nuevo motor del desarrollo histórico,
transfiriendo este papel de los sujetos sociales organizados a los
intelectuales, la ciencia y los productos mecánicos;
• No analiza ni critica la naturaleza contradictoria, conflictiva, de las
relaciones sociales capitalistas, agudizada por la reestructuración
neoliberal y la modernización tecnológica; su sustento en un
desmantelamiento de las formas históricas de organización de los
trabajadores y la desvalorización de su fuerza de trabajo, y sus efectos
excluyentes y pauperizadores sobre los trabajadores y los teritorios de su
reproducción social y, por tanto, su carácter social y territorialmente
excluyente.
• Construye mitos (modo de producción informacional) o reconstruye los del
pasado (distritos industriales marshallianos) a la manera de tipos ideales
106
weberianos o utopías solidarias capitalistas, o se deja llevar por la luz
cegadora de lo nuevo, ignorando el carácter incompleto, inconcluso,
híbrido, desigual y combinado de la modernización actualmente en curso
(ciudad global, ciudad informacional).
• Al reconocer sólo los procesos emergentes resultantes de la
modernización en curso, dejan de lado la combinación estructural
desigual de lo nuevo y lo viejo, de las formas precapitalistas, capitalistas
atrasadas y las de punta y frontera, de la producción agraria y la industrial
y de sus formas físicas propias, diferenciadas territorialmente o como
fragmentos de un mismo todo en modernización;
• Al construir estos conceptos, entre otros, buscan explicar las realidades
actuales, con sentido prospectivo que fluctúa, a veces eclécticamente,
entre la crítica, la idealización y la propuesta de futuro como proyección
de lo nuevo sin analizar sus profundas contradicciones.
De donde, hoy más que nunca antes, es necesario volver al trabajo de
construcción teórica y metodológica; retomar la crítica como método de
desarrollo de la teoría y de interpretación de la realidad, de nuestra realidad
latinoamericana; reflexionar sobre la relación contradictoria que guarda lo
universal y lo particular en la teoría y el método. Sin embargo se nos antoja
que la recuperación de la crítica como factor metodológico de desarrollo de la
teoría y por tanto de interpretación de la realidad, comporta la problemática
107
inmersa en la pregunta desde dónde, con qué referentes, ejercer
efectivamente esa crítica? He ahí, otro reto para nuestras prácticas
formativas e investigativas.
A todas las determinaciones antes consideradas en relación con lo territorial,
habría que agregar a la de la modernización tecnológica, la privatización y
monopolización de lo público, la pauperización creciente, pues el territorio es
modelado y producido por la compleja combinación de todas estas
determinaciones, pues como aludíamos al comienzo, toda relación social
deja huellas territoriales. Pradilla dice que “hoy el territorio es la construcción
físico social, sobre una naturaleza ya dada, del sistema de soportes
materiales de una sociedad concreta, como expresión y síntesis
históricamente fechada, cambiante, dinámica, contradictoria, de múltiples
determinaciones económicas, sociales, políticas y culturales”, (1998) para
luego agregar algo que nos parece absolutamente pertinente en este trabajo
de grado, como es que estos procesos modifican la realidad y la naturaleza
de las prácticas que desarrollan los profesionales, orientados a la
investigación o la planeación y gestión, que formamos en las universidades y
los centros de investigación. Sólo podemos transformar lo que conocemos, lo
que nos lleva necesariamente al campo de la investigación y las teorías y
métodos que le sirven de instrumento analítico. No basta con describir
empírica o factualmente la realidad territorial; hay que desentrañar, explicar,
interpretar y teorizar la naturaleza de sus determinaciones sociales y sus
108
mediaciones, delinear sus tendencias históricas y prever su devenir, si éste
es previsible.
La fragmentación de la realidad aparece fenomenológicamente en términos
de soportes y ámbitos territoriales diferentes, pero no de sus determinaciones
económico-sociales, las cuales se combinan complejamente en cada uno de
los fragmentos territoriales. La dialéctica totalización fragmentación es
producto de la universalización desigual de las relaciones capitalistas. Por
ello recordando a Karel Kosic en su ‘Dialéctica de lo Concreto’ cuando nos
dice que hay que penetrar los fenómenos (la apariencia) para alcanzar la
esencia y que la sabiduría popular traduce en la expresión ‘ las apariencias
engañan’ o ‘el tigre no es como lo pintan’, aunque la apariencia de los
procesos parece darnos la posibilidad de abordar aisladamente los
fragmentos territoriales, la búsqueda de su esencia nos obliga a trascender
los fragmentos para entender la totalidad territorial construída por la
homogenización capitalista; el análisis parcelario explica solamente las
partes, pero no su inserción sobredeterminante y sobredeterminada en la
totalidad, que es muy distinta de la sumatoria de sus fragmentos; en cada
fragmento territorial, parte del todo, los procesos y relaciones sociales
económicas (de producción y de distribución del producto), las demás
relaciones sociales, políticas, culturales y territoriales particulares, pueden
ser aislados para su manejo analítico, pero se hacen coherentes, develan su
esencia sólo en su inserción en la totalidad social.
109
4. LO REGIONAL
Para Sergio Boissier “Región es simplemente un territorio organizado que
contiene su propio potencial endógeno de desarrollo”, (Boissier cometa p12)
pero para el mismo especialista “el crecimiento económico de un territorio, en
el contexto de un sistema más y más globalizado, tiende a ser más y más
exógenamente determinado.”(Boissier,1997, 3)
El desarrollo territorial se visualiza como un “juego” en el que los jugadores
son dos, el Estado y la Región, al primero le corresponde el papel de crear
las condiciones para el crecimiento económico mediante los dos procesos
que controla en diferente medida: la asignación de recursos entre regiones y
la determinación del cuadro de política económica, en tanto que al segundo,
la Región, le corresponde la muy compleja tarea de transformar el
crecimiento en desarrollo; ninguna cantidad de recursos aportada por el
Estado es capaz de generar desarrollo; a lo sumo, tales recursos crean las
condiciones de crecimiento.
El atributo de endogeneidad tiene diferentes connotaciones, según se refiera
al crecimiento o al desarrollo. De ello nos ocuparemos cuando abordemos la
conceptualización del Desarrollo Local Equilibrado y de La Redistribución.
Por ahora siguiendo a Boissier, diremos que dicho autor afirma que el
110
desarrollo territorial es un proceso social de alta complejidad, pero
perfectamente inteligible y en consecuencia, perfectamente posible de ser
“intervenido” para provocarlo o para acelerarlo; según él, sostener tal
posición no convierte a nadie en un “iluso” o en un “utópico” en el sentido
vulgar, porque su sentido más noble creemos hay que seguir reivindicándolo
incluso como un derecho, porque no se trata de desconocer la tozuda
realidad sino sólo que no hay que olvidar que la realidad es construída por
los hombres y por tanto no existe una única e inmutable realidad.
Veamos qué nos dicen algunos autores acerca de la preocupación que nos
asalta a lo largo de este trabajo y que el lector a estas alturas ya habrá
percibido, en relación con la necesidad de generar conocimiento, teoría,
recuperando las grandes aún vivas en un propósito totalizador, al explicar la
realidad parcial en sus nexos con la realidad total y su importancia en la
formación de los investigadores y en la conformación de los postrados
respecto de estas materias.
Boissier nos dice que tal vez nuestra incapacidad para “intervenir” en un
sistema social, para conducirlo a una situación o a un es tado de desarrollo,
tiene que ver con nuestros propios esquemas mentales, con los varios
paradigmas a los cuales continuamos aferrados y nosotros agregamos, con
los parcelarios a que antes nos hemos referido, en circunstancias en que
han perdido buena parte de su utilidad.
111
Así, desde una perspectiva esencialmente epistemológica nos dice que
somos adiestrados y nos desempeñamos profesionalmente en el marco de
un paradigma científico mecanicista y positivista, algunas de cuyas
consecuencias serían:
• Operamos con criterios reduccionistas en la interpretación de los
fenómenos, lo que es más evidente cuando la complejidad de los mismos
es mayor. En vez de reconocer esta complejidad en el caso del
desarrollo que es casi por definición un fenómeno complejo, la búsqueda
de la causalidad del desarrollo (territorial, en este caso) recurre a
explicaciones monocausales que muestran, además, una especie de
secuencia de “prueba y error” en el tiempo: se identifica un potencial
factor causal, se le somete a un exhaustivo análisis empírico, se constata
su escasa capacidad explicativa, se le abandona y se le reemplaza por
otro, o en el mejor de los casos, se agrega o se suma otro potencial
factor, a partir del supuesto implícito de ser el desarrollo quizás la suma
de factores, error adicional
• En la pretendida explicación científica se excluyen hechos azarosos y aún
caóticos, no obstante el desarrollo poder ser resultado de una
combinación fortuita del conjunto de sus factores causales. El desarrollo
regional puede por tanto darse “por azar” sin que que se cumplan
supuestas leyes causales e inmutables;
112
• La simetría entre causa y efecto (acción-reacción) no deja lugar a la
ausencia de linealidad, modalidad de articulación más frecuente cuanto
más complejo sea el sistema.
A lo anterior Boissier agrega que estamos más que entrenados para razonar
en términos de un paradigma metodológico de profundas raíces cartesianas.
Entre cuyas consecuencias se destaca la “manía por la disyunción” en la
construcción del conocimiento, o que elimina las antinomias y las
circularidades, privilegiando la distinción, la separación y la oposición, pero,
nosotros agregamos, excluyendo la unidad de contrarios y la síntesis.
El peso del cartesianismo dificulta reconocer el todo (la totalidad) como
contenedor y articulador de las partes (y no como la suma de ellas), impide el
pensamiento holístico y sistémico. En esas condiciones es difícil entender la
naturaleza del fenómeno del desarrollo, totalizante y repleto de
articulaciones. Afirma que bastaría mirar cualquier plan de desarrollo de
cualquier región en cualquier país, para descubrir, ya en el simple enunciado
temático del documento, este afán de segmentación, de análisis parcial. En
consecuencia concluye : ” Entender para intervenir supone cambios
paradigmáticos. No podemos intentar construir el desarrollo territorial del
Siglo XXI con categorías mentales del pasado” (Cometa p 6)
113
Para Pradilla Cobos “El movimiento histórico dinámico de las relaciones
económicas, políticas y culturales sobre ámbitos geográficos cambiantes y en
contínua rearticulación, nos llaman a abandonar las viejas ideas de lo
regional inmutable y permanente”. (1998)
Los territorios de hoy no son ya ciudades, ni regiones, ni naciones, sino
ámbitos en permanente mutación que se niegan a sí mismos en el proceso
simultáneo de totalización incompleta y fragmentación sucesiva, sería la
síntesis del discurso que el mismo autor hace al respecto.
En otra parte de su discurso alude a la transdisciplina, tengamos en cuenta
la definición de disciplina (del conocimiento) que hace el profesor Tito
Huertas Porras como “el conjunto de saberes acerca de una parte de la
realidad mental o extramental”; la transdisciplina entendida como
transgresión, desbordamiento de las prácticas parcelarias en función de la
complejidad de los objetos de estudio, es un primer camino hacia la
reconstrucción analítica de la totalidad social y territorial.
Pero las disciplinas se apoyan (algunas veces presumen hacerlo) en teorías,
también fragmentadas a partir de las regiones del todo social que pretenden
explicar o, sobre todo, de las concepciones ideológicas (recordamos la
noción de ideología arriba invocada) a partir de las que se construyeron o
que les dan direccionalidad en el proceso de cambio social. La transdiciplina
114
requiere por tanto, en las ciencias sociales y su aplicación al análisis
territorial, de un núcleo teórico, que eslabone las teoría regionales, anude e
integre las partes en la totalidad y pueda explicarla: es decir, necesitamos
una gran teoría que de coherencia a los procesos sociales y territoriales
analíticamente diferenciados, a las teorías particulares que los explican y que
dé direccionalidad a las acciones políticas y a los MSs (Movimientos
Sociales) que pretenden transformarlos.
Según Izquierdo, la propuesta del ERDA (Efoque Regional de Desarrollo
Alternativo) asume la definición del concepto de región en tanto categoría de
análisis de los procesos de desarrollo, definida en función de la espacio -
temporalidad , la territorialidad, la jurisdiccionalidad y la funcionalidad de los
conflictos de poder entre individuos adscritos a distintos contingentes de
movimientos sociales.
Se considera por algunos autores, que no existe un cuerpo teórico
reconocido sobre la “cuestión regional” y que para su tratamiento se ha ido
cambiando de énfasis temáticos, por lo que puede colegirse que existe una
contínua reconceptualización acerca de la naturaleza del “problema regional”
que se debe a la dinámica misma de los procesos de desarrollo social,
siendo ésta, expresión de la transformación de las relaciones sociales, según
la vinculación diferencial de la población a los procesos económicos,
políticos, político-administrativos y de localización territorial, que tienen lugar
115
según las tendencias de la reestructuración tanto del capital como del
Estado, en cada fase del capitalismo.
Esto último permite suponer la posibilidad de pensar distintos “ámbitos
regionales”, caracterizados diferencialmente según los niveles de
manifestación y el tipo de conflicto en que estén involucrados los diversos
actores sociales.
De ahí la naturaleza política del desarrollo regional y de su problemática, uno
de cuyos “niveles de resolución” (Izquierdo 89) permite entender porqué los
procesos sociales tienen expresiones conflictivas y presentan fases, en que
la crisis se manifiesta en crisis del Estado, en virtud de la naturaleza misma
del Estado capitalista y de sus funciones, en cada fase del capitalismo.
Así, se reconocen y explican diversas modalidades ‘subnacionales' inscritas
en la tendencia al desmonte selectivo del Estado de bienestar (difícilmente
definible en América Latina en la óptica de Pradilla Cobos y su paso abrupto
al Estado subsidiario y promotor de la acumulación capitalista a escala
mundial, vía descentralización política, administrativa y fiscal.
Descentralización que generalmente no se concibe como tal vía. (1998)
De igual manera, la llamada “cuestión regional” puede ser entendida como un
problema de Estado, respecto de la cual sea necesario identificar distintos
116
niveles de resolución para los conflictos de poder económico y político entre
las clases, fracciones y grupos sociales.
Esto se da así, puesto que tales conflictos tienden a desarrollarse por las
vías del enfrentamiento violento, dentro del marco de la diferencial y
frecuentemente restringida capacidad operativa de las administraciones
locales, junto con la menguada voluntad política y el desentendimiento
selectivo del gobierno central.
La relevancia de estas consideraciones acerca de la “espacialidad de los
conflictos” en relación con los niveles de resolución de la problemática del
desarrollo regional, consiste en poder identificar el plano de la
desinstitucionalización-reinstitucionalización, como aquel en el que se ubican
las relaciones entre los proyectos políticos no sólo de los sectores
dominantes tradicionales, sino también los de los sectores populares, las
guerrillas, el narcotráfico las autodefensas y/o los paramilitares. (Izquierdo...)
De otro lado, repitamos aquí lo arriba ya afirmado, el hecho de que puedan
comprenderse las leyes fundamentales que rigen la dinámica social sin
incorporar el espacio, constituye una prueba de que la relación del espacio
con los procesos y relaciones sociales se plantea como indirecta y de que
tales procesos y relaciones se efectúan sobre bases materiales y físicas que
117
no definen su dinámica; de donde el énfasis temático sobre lo regional ya no
estaría basado en lo físico-territorial, sino en lo económico-político.
Por lo anterior, la naturaleza de los “problemas regionales” no sería
exclusivamente urbana, ni rural, sectorial, coyuntural, técnica ni privada, sino
además y mucho más, subnacional, nacional e internacional, multisectorial,
estructural, pública, política y económica, en tanto es preciso repensar lo
regional con el propósito de estimar su utilidad teórica y práctica, para
responder a las implicaciones subnacionales de las reestructuraciones
internacionales tanto del capital como del Estado.
Se da entonces como respuesta hipotética, que el desmonte selectivo y
privatizador del modelo del Estado benefactor, que enfatiza en su rol
retributivo a costa del redistributivo, no traduce únicamente la pérdida de
legitimidad de algunos sectores de las clases dominantes, sino que
igualmente refleja la actual fase de reconfiguración regional de las
estructuras de poder, caracterizada porque dentro de éstas los sectores con
mayor capacidad de acumulación (de concentración y de centralización)
reajustan o insertan su estrategia de supervivencia, dando lugar a diversos
tipos de intereses contrapuestos y de conflictos de poder.
Desde este enfoque de “lo regional”, es posible precisar el marco en el que
se ubican las reivindicaciones populares ejercidas por los distintos
118
contingentes de movimientos sociales o cívicos, para cuestionarlo como
restringido, pues en él los movimientos cívicos, que se circunscriben al
barrio, la vereda, el municipio y en algunos casos al departamento, son sólo
producto del descontento popular ante la insatisfacción por el Estado y los
partidos políticos tradicionales, de sus demandas en áreas básicas como
salud, vivienda, educación, agua potable, alcantarillado o empleo y que tales
movimientos sean además una respuesta “democrática y popular” ante una
clase dominante en camino a la pérdida de su legitimidad política.
Es en virtud de esta reconfiguración, como es posible identificar intereses
encontrados entre los contingentes de los movimientos sociales, que con
todo son coyunturalmente canalizados dentro de un mismo movimiento de
convergencia.
Valga como ejemplo y seamos un tanto prolijos en ello, la experiencia objeto
del trabajo de Francisco José Reyes titulado “La Convergencia Cívica
Multipartidista de Ipiales –Una mirada a la organización popular”, publicado
en el tomo 2 de “La investigación regional y urbana en Colombia- Desarrollo
y territorio 1993-1997” reciente mente aparecida a instancias de la ACIUR
(Asociación Colombiana de Investigadores Urbano Regionales). (Reyes,
1998)
119
El trabajo de Reyes, que es parte de un trabajo más amplio de investigación
sobre el tema El desarrollo de la democracia local y regional en Colombia, la
constitución territorial de la ciudadanía, se centra en el estudio del caso de
Ipiales, probablemente el más representativo de aquellos movimientos
independientes de acción cívica, que tienen importancia política y que surgen
a raíz de varias movilizaciones y protestas sociales que desde los años 60 se
generan en el Departamento de Nariño, propiciada su organización por el
atraso social, político y económico del departamento.
Estas acciones sociales rompen los canales limitados del bipartidismo
tradicional y de la contrahecha democracia colombiana. Esas movilizaciones
sociales fueron constituyéndose en una clara impugnación política contra el
fracaso histórico de la tradicional élite nariñense.
Reyes muestra cómo el movimiento permitió “ver los grados de consistencia
de los actores, la diferenciación de objetivos y los grados diversos de
valoración de los mismos, por parte de los actores comprometidos en la
lucha cívica”.
De 1970 a 1985 se registró, entre paros cívicos departamentales y
municipales, la nada despreciable cifra de 62 paros y dentro de ellos Reyes
destaca los que a lo largo de los años 60 se efectuaron para reclamar del
gobierno nacional la construcción de una refinería en Tumaco como
120
condición necesaria para la explotación de petróleo del Putumayo. “Esto no
sólo encerraba una reinvindicación nacionalista frente a las pretensiones de
las multinacionales del petróleo, sino un sentido más claro del desarrollo
regional, consciente de la importancia estratégica de producir y procesar el
petróleo y sus derivados, con la intención de producir mayor valor agregado
en la región y, a su vez, crear las condiciones para un desarrollo
petroquímico que cambiara la vocación económica del sur del país”,
argumenta Reyes (la negrilla es nuestra).
Según el texto en referencia, el gobierno central (nacional) regateó y dilató la
respuesta a esta reclamación combinando represión y falsas promesas,
hasta el punto en el cual el movimiento, frustrado y desgastado, perdió
capacidad de movilización. Veinte años después, el país entero sufre un
agudo déficit en la capacidad de refinación del petóleo explotado en
Colombia.
Más adelante agrega Reyes: “Desde 1983 los paros cívicos en Nariño suman
a las distintas reivindicaciones coyunturales y sectoriales una propuesta
integral para concertar con el gobierno nacional planes de desarrollo
regionales que contrarresten las inequidades sociales y económicas, cada
vez más pronunciadas entre el departamento y el resto del país. Este es
quizás uno de los peródos más ricos en la adquisición colectiva de una
121
consciencia regional y de una capacidad política de presión” (las negrillas
son nuestras).
En el anterior contexto surgen en Nariño diversas formas organizativas de
protesta ciudadana y se produce la convergencia de diferentes
organizaciones sociales. Destaca el texto la aparición del “movimiento
político regional Los inconformes, con capacidad de quebrar parte del
monopolio bipartidista tradicional, convertirse en un protagonista de primera
línea en la contienda política departamental hasta 1991 y haber contribuido a
renovar, en parte, la vida política de Nariño”
De tal manera, Ipiales resulta un caso bien significativo, desde el punto de
vista político, de toda la experiencia reciente en relación con la
descentralización y la problemática configuración de prácticas ciudadanas en
contextos locales.
La lucha cívica no necesariamente significa el abandono de la pertenencia
partidista de los participantes y, por lo mismo, lo cívico no puede ser
endosado a una determinada orientación ideológica o corriente hegemónica.
Lo cívico abre canales alternativos de representación política y participación
ciudadana en un contexto heterodoxo y más pluralista, que bien puede servir
para reencauchar los circuitos tradicionales de control o abrir el espacio para
fuerzas diferentes, en mayor o menor grado renovadoras. Esto obviamente
122
depende o es función de las condiciones locales y regionales específicas, así
como de los perfiles de los actores sociales y de otros factores.
La experiencia del movimiento de Ipiales hace crisis y paradójicamente,
cuando la Convergencia Cívica Multipartidista era reconocida en el país
como la responsable de una de las más exitosas experiencias en gestión
municipal en el país, en el propio municipio ya estaban dadas todas las
condiciones para su muerte política, lo que se corroboró con una
estruendosa derrota el 30 de octubre de 1994.
Presentamos a continuación una versión de algunas de las conclusiones del
trabajo de Reyes a que hemos venido haciendo referencia, con el propósito
de recoger aquellas que más ilustran un contexto que puede ser altamente
representativo de nuestra realidad socio-política regional, además de unos
elementos conceptuales de análisis:
• Gran parte de la cohesión de la movilización se ha soportado por unas
relaciones de producción precapitalistas como las relaciones comunitarias
rurales, la tradición de vida aldeana y los lazos de parentesco e identidad
territorial precolombinos, que hacen posible la pervivencia de instituciones
indígenas como la minga, aunque hoy en día es mayor el peso de las
lealtades electivas y de otras formas de pactar adhesiones por
conveniencia o interés, siguen teniendo un papel importante las formas
premodernas de adscripción e identidad
123
• Aún si existiera un predominio de relaciones capitalistas de producción o
una consolidación del llamado mundo moderno esto no significaría la
supresión automática de las condiciones tradicionales de cohesión.
Además, si es cierto que relaciones más modernas permiten de mejor
manera la expresión de movimientos sociales de clase y de partidos u
organizaciones profesionales de la política, también es cierto que
aparecen nuevos movimientos sociales que reclaman nuevas identidades
y que no hallan cabal expresión en los aparatos formalizados de
representación y movilización.
• Sociedades profundamente segmentadas por los contrastes económicos,
las condiciones materiales de existencia y la inequidad para acceder a
una mejor calidad de vida, de suyo son recurrentes escenarios para los
quiebres parciales o totales de los mecanismos de representación y
movilización restringidos y excluyentes.
• En medio de un tejido creciente de organizaciones sociales, un segmento
importante del llamado campo popular de la sociedad civil colombiana,
con diferente grado de organización política, evoluciona hacia partidos o
movimientos políticos regionales y locales. Todos estos agrupamientos
pretenden hegemonizar el movimiento social popular ejerciendo una
importante influencia en su cualificación, pero también, adoptando
prácticas utilitaristas y verticales de control político que en poco tiempo
coadyuvan a su declive y a la pérdida de perspectiva de muchos de sus
124
miembros. La centralización de la lucha cívica en una dirección le puede
dar más alcance y organización, sin embargo la pérdida de
espontaneidad puede terminar significando la pérdida del entusiasmo. De
otra parte, a nombre de la horizontalidad en un caso o a nombre de la
verticalidad en el otro, se entronizan estilos de dirección autoritarios.
• Los objetivos de la protesta cívica pueden ser cobijados en dos
categorías:
-Defensivos o de resistencia a las condiciones estructurales de
pauperización y de atraso -mala calidad de los servicios públicos, tarifas
excesivamente altas, falta de vías y puestos de salud, inequidades en
asignaciones presupuestales, impuestos, por el respeto a los derechos
humanos, libertades políticas, etc-.
-Ofensivos o anticipativos, cuando formulan por lo general a escala
regional una propuesta de metas más estratégicas –planes de desarrollo
a mediano y largo plazo, por programas de inversión, por ejecución de
ciertas obras de equipamiento consideradas centrales para el desarrollo
social y económico o cuando busca claras reformas políticas y sociales,
más libertades políticas, condiciones de interlocución-. Todo aquello que
reclama y se moviliza por una gama muy amplia de intereses, desde los
bienes materiales hasta los bienes espirituales, ambos escasos.
• La lucha cívica con las ventajas y las limitaciones políticas que ella
comporta, como que tiene mayor capacidad de convocatoria ante la
125
población en general que llega a ella después de esperar y acumular
descontento durante mucho tiempo, se queda muy circunscrita a la
reivindicación de corto o mediano plazo, pero cuando intenta fijar
derroteros políticos más consistentes, sufre un rápido proceso de
deterioro, de pérdida de convocatoria.
• La convergencia Cívica Multipartidista no logró transformar de manera
significativa la práctica política en Ipiales. Todas las potencialidades del
movimiento cívico se perdieron por falta de un claro proyecto político
democratizador. Bajo una fraseología revolucionaria y radical se fue
incurriendo en los mismos estilos y prácticas que tanto se le habían
criticado a los partidos tradicionales. Claramente se abrió un abismo entre
los logros de la gestión administrativa del municipio y la bancarrota de las
organizaciones populares.
• Es en este sentido que las implicaciones subnacionales de las
reestructuraciones del capital y del Estado según las tendencias
internacionales (la totalidad) de finales de los 80 actúan como marco
cohesionador dentro del que se amalgaman alianzas, indiferencias y
conflictos de carácter funcional, gradatorio y dicotómico
respectivamente, planteando para su interpretación los siguientes
interrogantes:
126
• Movimientos Sociales MS’s “clásicos” y MS´s “nuevos”?
• Transformación de los MS´s “clásicos”?
• Gestión de un nuevo tipo de proyecto político dentro del marco de la
internacionalización de la crisis en el contexto latinoamericano?
Esta tríada en la interpretación de los MS’s contemporáneos, supone la
aceptación de la “insurgencia” civil dentro de los canales de la flexibilidad y la
apertura democrática que se ubican dentro del amplio espectro entre la vía
armada y la reproducción cooptativa tradicional del status-quo. (Izquierdo
Inducción...)
En este punto, cabe entonces pensar que las reivindicaciones por bienes y
servicios de consumo colectivo pueden ir más allá de la sola protesta para
trascender los ámbitos de las parcelas, las fábricas y los barrios populares
para alcanzar los ámbitos municipales, departamentales, nacionales y
binacionales (Izq Marco conceptual)
“Esta multiplicidad de ámbitos supone no sólo la ampliación de la base
territorial de MS´s alternativos capaces de superar la tensión entre
“continuidad” y la “discontinuidad” territorial, derivada de los distintos niveles
de resolución a los que se refiere la espacialidad de los conflictos de poder;
supone también la versatilidad de los MS´s para subsumir la especificidad de
127
cada uno de los proyectos políticos en función de su convicción acerca de la
necesidad de reasignar la prioridad de sus respectivas demandas a la luz de
una lógica compatible entre aquellas demandas que parten de la relación
fundamental entre naturaleza y población /13/, y otras demandas que tan
sólo reproducen la pugna mezquina por el ejercicio del pode/
128
5. LA PLANEACIÓN EN COLOMBIA HOY Y LA PLANEACIÓN QUE EL
DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL REQUIERE
Es por lo menos paradójico que el Plan Nacional de Desarrollo, Cambio para
construir la paz, sea más un instrumento de control que uno de planeación.
Si la Constitución Política y la Ley no exigieran la presentación y aprobación
de un Plan de Desarrollo, este Gobierno hubiera sido el primero en no
presentar uno desde cuando se instauró la tradición.
Bajo un objetivo general de crecimiento sostenible con cohesión social
presenta cuatro estrategias bien definidas y un denominador común: no hay
ninguna posibilidad de controlar las decisiones. La primera estrategia es la de
alcanzar un Estado Participativo, profundizando la descentralización, como la
forma de modernizar el Estado frente a un gobierno central “abrumado y sin
mayores recursos para llevarlas a cabo”. Es así como el mencionado Estado
participativo es posible solamente si las decisiones quedan en manos de los
agentes locales a través del proceso descentralizador.
La segunda estrategia, “la reconstrucción y el fortalecimiento del tejido social,
a través de un compromiso fundamental del Estado y la sociedad en torno a
la cultura, la educación, la salud y la nutrición”, plantea el fortalecimiento del
capital social y el fortalecimiento de la cultura como factor de cohesión social,
129
elementos ellos que dependen más de la coincidencia de intereses de la
sociedad que de la acción gubernamental. Prueba de ello son los grandes
fracasos en reingeniería social obtenidos en diferentes países del mundo.
La tercera estrategia, de la que “hacen parte los instrumentos y las
prioridades de la construcción de la construcción de la paz, entendida como
política de Estado y como compromiso de la sociedad. Se trata de identificar
los instrumentos más idóneos para un proceso de negociación que conduzca
al fin del conflicto armado, y las prioridades sectoriales que ataquen los
factores que dinamizan la violencia. De la estrategia hacen parte una reforma
política y una serie de acciones de apoyo a sectores, grupos y regiones
duramente golpeados por la violencia como la agricultura, el medio ambiente,
y muchas regiones, principalmente rurales "
Esta tercera estrategia tiene por objeto manejar el tema de la paz,
especialmente en cuanto se refiere a la presencia del Estado en las zonas de
conflicto. Si bien aquí podría pensarse que el Plan de Desarrollo es
realmente útil, es imposible negar que cualquier acción estatal está sujeta a
las negociaciones respectivas, por lo que es totalmente improcedente definir
los objetivos de política antes de que la negociación ocurra.
La cuarta estrategia “es la reactivación de la producción a partir de las
exportaciones y de la competitividad regional. Los mercados externos son la
130
fuente más viable de prosperidad sostenida reza el texto de la Introducción a
la publicación por el DNP de las Bases del Plan (1998, xii y xiii)
De esta manera el Plan tiene a las exportaciones como motor de crecimiento,
lo cual como objetivo es muy respetable, pero que tiene el inconveniente,
primero, de que la demanda depende fundamentalmente del estado de la
economía en los países desarrollados, es decir, está por fuera de nuestro
control, y segundo, que el manejo de la tasa de cambio es potestad de la
junta Directiva del Banco de la República y no del Gobierno, por tanto no está
sujeta al poder de planeación del Estado.
El Plan termina por establecer mecanismos bajo los cuales va a chequear
cómo se toman las decisiones, es decir, va a transformar su función de
planeación en una de control, lo que plantea un problema también de fondo
y es que mediante la letra menuda se van a establecer restricciones a las
principales estrategias. Es notorio que la tecnocracia gubernamental no está
dispuesta a perder tan fácilmente el control que ha detentado por tanto
tiempo, así tenga que contradecir los principios esenciales del Plan.
Saltan a la vista las tensiones que caracterizan al proceso planificador
tradicional en América Latina, como la tensión entre el modelo
paradigmático-utópico y los resultados en la práctica real.
131
El modelo del aparato estatal convierte al Estado en mega-actor y meta-
actor, por encima de la sociedad civil y de sus diversos conflictos. Una crisis
en la planificación, surgida por no lograr materializar los objetivos ideales, se
extiende más allá de la actividad planificadora y se articula con una crisis de
legitimidad de la estructura institucional (del régimen político actual) provocda
por la incapacidad de conducir a la sociedad hacia el crecimiento y al mismo
tiempo, hacia la integración social, a través de una redistribución de la
riqueza.
Otra tensión compro metida es la existente entre los tecnócratas y los
burócratas, pues “mientras la burocracia estatal se caracteriza por su apego
a los procedimientos y por una normatividad legalista poco elástica, el
tecnócrata se proclama portador de un expertise basado en la eficacia”
(Hopenhayn, 1991, 13)
Lo utópico en ambos casos reside en la pretensión de concentrar el poder
implicado en el proceso planificador en manos de un soporte social único, ya
sea éste la burocracia o la tecnocracia.
“La comunicación entre el Estado y los actores sociales queda sometida al
lenguaje de la ‘racionalización’, y con ello, pierde sustantividad.” (1991. 13)
132
Finalmente la tensión por la ausencia de cohesión interna del Estado y la
tensión entre la tecnificación y la politización. El aparato estatal también tiene
múltiples roles, intereses y racionalidades en su interior, algunos de ellos
conflictivos entre sí. Existen intereses clientelistas, económicos, de bienestar,
de reivindicación social, etc., que constituyen un obstáculo al estilo de
planificación normativa, porque dificulta el desarrollo de mecanismos de
coordinación de control y de concertación.
Así mismo sigue vigente la discusión respecto de si la formulación y
ejecución de políticas son el resultado de la intelección (racionalidad técnica)
o de la interacción política, discusión que se deriva de los enfoques
modernos de la administración pública, que tienden a separar lo político de lo
administrativo por considerar que las de formulación y ejecución de políticas
públicas pertenecen a esferas organizacionales diferentes.
El Plan de Desarrollo subestima los obstáculos que impone el régimen
político y la coyuntura socio económica. El Gobierno parece subestimar la
importancia del corto plazo en los frentes fiscal y de gestión. Para el
mediano y largo plazos no reconoce la realidad política del país y de sus
regiones, con lo cual se generan excesivas expectativas sobre el alcance de
la descentralización.
133
La concepción que inspira la estructura del Plan centra el origen de los
problemas de Colombia en el precario funcionamiento del Estado. En ese
contexto no se cuestionan, ni incorporan las consecuencias del régimen
político que dio origen a eses Estado y que caracteriza el tipo de
descentralización que se tiene.
El Plan concreta las funciones del estado en la eficiencia de la
administración pública, la cual puede ser capaz o incapaz de cumplir con los
objetivos que le delega la población, como advertíamos al ocuparnos del
examen de las más marcadas tensiones que afectan al proceso planificador
en nuestro medio.
Elevados gastos del Gobierno Central no implican necesariamente Gobierno
acertado o buen gobierno. En el Plan se hace alusión a la necesidad de
aumentar el capital social (amalgama de ciertas característi cas de la
organización social, tales como la confianza, las normas, las redes de
contactos y las relaciones de largo plazo que pueden mejorar la eficiencia
colectiva de una comunidad, no sólo facilitando la acción coordinada, sino
también permitiéndole a la gente llevar a cabo acciones cooperativas para el
beneficio mutuo) en la sociedad colombiana. Éste pues se caracteriza por la
confianza, la cooperación y la coordinación entre los grupos sociales. En este
mundo del Plan de desarrollo son contraproducentes las políticas de
redistribución centradas en el aumento del gasto público, puesto que la
134
inclusión social debe entenderse como el mismo Plan lo dice, como una
devolución real del poder de toma de decisiones hacia el ámbito local, donde
se puede hacer efectiva la participación de las comunidades en la definición
de las estrategias de su propio desarrollo.
Una participación que sólo podrá lograrse como resultado de un esfuerzo
sistemático y un propósito consecuente por fortalecer o más bien crear una
genuina cultura política, a través de una pedagogía popular sobre la
participación. La Ley ha servido para descentralizar responsabilidades pero
no desconcentra el poder, que sigue en manos del alcalde y del concejo
municipal.
Por eso si se asume que la descentralización es un proceso que propugna
por la generación de cambios en el Estado, entonces, tiene que distanciarse
de los propósitos meramente administrativos. Lo que está a la orden del día
es la democratización del poder político y del poder económico y no sólo el
logro de mejores niveles de eficiencia en la función pública.
Alcanzar estos propósitos exige que la estrategia de descentralización sea
integral y que se privilegie la cuestión de la redistribución del poder y de la
autonomía política a favor de nuevos espacios y sujetos sociales.
135
En el proceso colombiano, se aprecia que en el trasfondo de las
disposiciones promulgadas a favor de la autonomía municipal, pervive el
sistema centralista, seguramente bajo la urgencia de las relaciones
nacionales de poder, cuyas coordenadas fundamentales ni se limitan, ni se
restringen, en el marco del proceso descentralizador.De no corregirse esta
tendencia, el proceso puede producir efectos perversos, es decir, derivar en
una mayor descentralización.
Pero la estrategia no sólo implicaría la unidad binomial Descentralización-
Eficiencia (cacia) del gasto Público, sino la Descentralización –
democratización que supone invertir el proceso de Planeación,
democratizarlo, orientarlo en su realización de abajo hacia arriba; que no se
quede en el quehacer consultivo a través del Consejo Nacional de
Planeación o de los Consejos territoriales para finalmente la participación
popular quedar impresa en un libro como el de ”La Casa de la Diversidad –
Una Sociedad Plural Interpela al Plan”; que obedezca a un nuevo punto de
vista, no como proceso prevalentemente técnico (disminuir el perfil
tecnocrático de la planeación) que extraña el aspecto político en el
reconocimiento de las demandas locales, en la identificación, ordenamiento o
priorización de las necesidades del municipio y dimensión de las alternativas
de solución, sobre la base del análisis de los recursos reales y potenciales y
de la estimación de su capacidad económica.
136
La formación de clases sociales y grupos de poder, con perspectiva nacional,
no es algo característico de la sociedad colombiana. Por el contrario,
intereses regionales arraigados disgregaron económica y geográficamente al
país desde el siglo XIX. La presencia del Estado, tanto en su dimensión
organizacional/burocrática como en la ideológica, se manifiesta a través de
circuitos de poder regional o local y de su consecuente correlación de
fuerzas.
Esta situación se presenta en medio de una urdimbre de intermediarios
políticos entre el Estado y los ciudadanos, que le imprimen eficacia limitada
a la legislación nacional, acordándonos de la Ley del Plan en desarrollo del
respectivo Ordenamiento Constitucional. Este contexto fragmenta o excluye
el ejercicio de la ciudadanía y aún de la soberanía que reside en el pueblo
(Constituyente Primario), en el sentido amplio del derecho que todos
tenemos de recibir un trato igual ante la ley.
En estas condiciones el Estado es incapaz de legitimar el orden nacional
cumpliendo sus funciones, sin el concurso obligado de los intermediarios
políticos. Es decir, la fuerza del régimen político se sobrepone a la influencia
del Estado constituído y se condiciona la capacidad del poder central de
expandir la “legitimidad” del ámbito público y la autonomía de los
gobernantes para el logro de los objetivos propuestos.
137
No obstante el Gobierno impulsa un proyecto de ‘reforma política’ que no
tiene la profundidad que hacerle frente a las realidades descritas reclama,
sino que le da un alcance meramente electoral, para finalmente fracasar en
el trámite legislativo.
En este contexto, los partidos políticos colombianos no han cumplido con su
papel fundamental, que es representar los interese de sus electores dentro
del contexto de los intereses nacionales. Lo que existe es un equilibrio de
poderes regionales, que fue estable mientras no se hizo evidente la
‘ausencia’ del Estado en vastas extensiones del territorio nacional, situación
que se manifiesta en el énfasis que se está poniendo en el ordenamiento
territorial dentro de las negociaciones entre el Gobierno y la Guerrilla.
El Plan de Desarrollo deposita y genera demasiadas expectativas sobre el
potencial que tiene la descentralización, al tiempo que subestima la
coyuntura económica y financiera adversa que enfrentan los entes
territoriales. De acuerdo con estimativos de la Contraloría, los departamentos
con problemas de solvencia requieren de la generación de superávits
primarios en los próximos dos años de montos que deben fluctuar entre el
0.4% y el 1% del Producto Interno Bruto departamental. Particularmente
grave es la situación del Valle del Cauca (1%), Santander (0.7%) y Antioquia
(0.7%). Además, no se debe olvidar que las economías regionales son
sensibles al comportamiento de la Nacional. Según estimaciones de la la
138
Contraloría General, la elasticidad de la tasa de crecimiento del PIB
departamental al PIB nacional es mayor a la unidad en Antioquia y Santander
y muy cercana a uno en el Valle del Cauca. Actualmente la economía
nacional atraviesa por la peor recesión en más de sesenta años.
Esta perspectiva desconoce que la descentralización convoca diversos
agentes, con agendas contrapuestas, e ignora que las condiciones de la
estructura regional de la economía, la sociedad y el poder político pueden
imponer restricciones a la estrategia escogida
139
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