f vi~a - revista de la universidad de méxico · la fiesta de toros; hemingway comba tiente en la...

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FAREWELL. Dueño de su, vi~a y tam­bién de su muerte, Ernest -MillerHémingway -concilió su existencia

con el sentido reflejado en su obra. Juntoa una serie de libros cuya grandeza yanadie discute, creó el personaje Heming­way. Vida y obra, mito y verdad, inte­graron un lazo indisoluble. El gran no­velista pasó sobre la tierra con el fervory la avidez que hicieron de él una de laspocas personalidades (en el original sen­tido de este término) que ha tenido elarte en nuestro siglo. Hoy su figuraoculta un poco su trabajo. Hemingwayherido y condecorado en la primera gue­rra mundial; Hemingway apasionado dela fiesta de toros; Hemingway comba­tiente en la defensa de Madr4dr:Heming­way desembarcando con los aliados enel asalto a Europa; Hemingway cazandoen las llanuras africanas; Hemingway enlas boites de París o en las cantinas deLa Habana, pescando en el Gulf Streamo retratado con Gary Cooper, es porencima de todo, uno de los más grandesinventores de realidad que ha dado Nor­teamérica a las letras del mundo. Cega­dos por lo actual, dicen algunos que esel mejor novelista de su país. Objetiva­mente, creo que sólo lo superan Faulknery Dos Passos, si bien su influjo no estan extenso como el de Hemingway.

EL SUEÑO DE LO REAL. Nacido en OakPark~, Illinois (1899), HemingwaypublIcó en 1926 T he sun also rises

acercamiento al mundo descompuest~que h~bla engendrado la conflagraciónmundial. Algunos años antes, en París,conoció a Gertrude Stein y de sus labiosesc~chó el término lost generation quede~mla a los hombres de su tiempo. Elesulo de Hemingway está plenamenteformado en aquel texto de juventud.TreJ allos más tarde, A Farewell to armsentrega a la fama el nombre de un autorq~: ya. contaba con, otros títulos de sig­mf1,caclón: In OUT tIme, The t01'Tents ofspnng. Temperamento mediterráneo da­rá poco después algunas de las más b~llaspáginas que se han escrito sobre el to­reo: Death in the afternoon (1932). Si­guen Tite green hals of Afric~ relatode viajes (1935), y To have a~d havenot (1937), llevada al cine en 1944 porHowa.rd. Hawks, adaptación y diálogosde WIllIam Fau1kner. La experiencia dela guerra española quedó fijada en unanovela que no por célebre ha sido comoprendida: For whom the bell t o II ~

(1940), yen The fifth column and thef~1'St forty nine stories (éstas no se re­heH:n. al conflicto de España). En 1937esc:lbló con Dos Passos y Archibald MacLelsh el texto de un documental reali­~~do ~or Joris Ivens: Spanish earth (Te­He d Espagne). Hasta 1952 publica unnuevo libro, Across the river and intothe trees, Premio Pulitzer por The oldman and the sea, Premio Nobel en 1954por el total de su obra narrativa, su ta­lento declina en El verano sangriento.(1960) q~e semeja una parodia del me­Jor Hemmgway. Acaso lo más notablesean sus cuentos, escritos en buena parte

antes que el cine y las revistas de grandestirajes lo hicieran someterse a su públicoy a los derechos que reclama la gloria.

INFLUENCIA DE HEMINGWAY. En 1961se discute el camino que seguirá lanovela futura. La gran ilusión de

los escritores modernns es encontrar for­mas que seaIl verdaderos instrumentosde expresión y comunicación, que esténal servicio del hombre y puedan ayudarloa conocerse. Junto al neoformalismo delos antinovelistas franceses (Butor, Clau­de Simon, Robbe-Grillet, Sarraut, Clau<IeOllier) se levanta un realismo objetivoque trata de integrarse por medio de laclaridad de un estilo directo. Hay, cuan­do menos, dos importantes promocionesde novelistas que deben a Hemingwayla orientación de sus propósitos frentea la realidad y la literatura. Nadie igno­ra el eco de sus obras en la mejor gene­ración de narradores italianos: CesarePavese y Elio Vittorini tradujeron losprincipales libros de Hemingway. El au­tor de La luna e i faló en su diario, Ilmestiere de vive1'e, revela hasta qué pun­to lo iluminó por dentro esta lectura.Pavese llega a considerarlo el más gran,de de los escritores vivientes y se refiere

•'!- él como un moderno ,Stendhal. .Porotra parte, los actuales novelistas espa­fíoles tienen una deuda no callada conHemiI1gway. El ¡arama de Rafael Sán­chez Ferlosio, considerado como el frutomás importante hásta ,hoy de este ciclo,es en vasta medida una consecuencia dela asimilación de Hemingway por unescritor dotado de un poder:,,~e-'observa­

ción tan grande como el de su maestro.y en la reciente, espléndida novela Lospremios del argentino Julio Cortázartambién se intuye la presencia de He­mingway.

L os HECHOS EN PALABRAS. A la luz deestas raz?q~'s no es audacia afirmarque el reahslÍlo moderno se ha ori·

ginado 'en "fJ;:~ihgway. Como pocos, élsupo -hacer del lengúaje un instrumentode revelación. Notable por su sencillez,por su econ<?mía, por su exactitud, suprosa elevó cada momento de la vida aun plano heroico, mítico, que en vez deempañar o disolver la realidad la redes­cubre, la ilümina. Transformar los he­chos en palabras, regla esencial de todonarrador, fue el propósito del hombreque escribió ~uentos de tanta jerarquíac~mo L~s nzeves del Kilimanjaro, La'U.da feliz de Francis Macomber o elmismo Viejo y el mar, que más que no­vela es una narración construida y des­arrollada según los métodos del cuento.

EL DIÁLOGO PRECISO. U na de las ma·rores aportaciones de Hemingway

. fue el empleo preciso y.. dicaz deld~álogo novelístico. En este aspecto na­die lo ha superado. No deja de ser ex­u'año que un autor tan hábil para reco­ger, elaborar, disponer, imaginar las fra­ses y pensamientos de los otros, sólo ten­ga un~ pieza ,de teatro, que no cuenta,por Cierto, entre lo perdurable de suproducción: La quinta columna, en tresa~tos, y. una 'pequeña escena, HoyesVIernes, Incorporada' al mismo tómo decuentos que tiene el nombre de la obramayor.

L A LETRA Y EL AMOR. Hemingway,como se ~a señalado, amó el pla­cer, el nesgo, la aventura; vivió

la vida con todo su dolor y su alegría;fue -y ya es común decirlo- el escritorvital, el antiliterato, que nos dejó otrasgrandes enseñanzas: la pasión por suoficio, por su deber de narrador. En unaépoca en que los escritores no escriben,no viven y odian al mundo y a la lite­ratura, Hemingway afirmó en una auto­entrevista: "Me siento feliz cuando tra­bajo duro y amo a alguien. Ya queahora he venido haciendo ambas cosasdesde hace largo tiempo, puedo decir quemi vida es feliz. Los tiempos son malos.Pero' WaIter Raleigh escribió estupen­damente la noche antes de subir al pa­tíbulo levantado en los patios de West­minster. No veo que haya ningún motivopara no escribir bien porque los tiemposson malos; y lo son tanto para quienesescriben como para quienes leen." Suvida fue como una gran novela y susnovelas son, asimismo, vida.

-J. E. P.

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