garcía pradas j. la traicion de stalin
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8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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LA
TRAICION
DE STALIN
Cómo terminó
la guerra
de España
Tor
J.
GARCIA
PRADAS
Ex-director
de C
N
T
de
Madrid.
Prólogo
de
Marcelino
García
Ediciones
do
CULTURA PROLETARIA
NEW
YORK
1939
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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0
A
Mrs
E
Gramshaw
secretaria
general
del
Baling Spanish
Relief
Committee y
a
Mr
B
J
Theobald
en
prueba
de
gratitud
por
la
inolvidable
solidaridad
que
me
permitió
hacer
este
libro
—
J G P
PRINTED 1N THE UNITED
STATES
OF
AMERICA
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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PROLOGO
Un
arrebato
pasional
de
indignación obligó
a
este
enjundioso
periodista
de
la
C. N. T. y
militante
de
la
P. A. I. a
escribir lo que
originalmente
fué
escrito
como
un
extenso
reportaje
sobre lo suce
dido durante los últimos días
de
la guerra
de
España. Mas al
explicar
los
últimos
sucesos,
al
aportar
sensacionales
detalles
sobre
fechas en
las
que
se narran
múltiples
e
indignantes
traiciones,
se
ve que la
pasión
del autor se acrecenta
e, impulsado por
ella,
llena
sin
darse cuenta
cuartillas
y más
cuartillas
de
sugerentes
y
obse
sionantes
datos
sobre
lo
sucedido.
Desea contestar a los
cobardes
y
a
los
calumniadores;
desea
aplastar
a
los
que decían
que
el
levan'
amiento de Madrid contra
la
dictadura
de
Negrín
era
una
traición
fomentada
por
Inglaterra
y con el
concurso
de la
quinta
columna ;
desea
probar
que esto es una
vil
calumnia inventada
por
el
stalinismo.
Y,
-claro
está,
desea hacerlo
presentando
ante el lector los
trágicos
acontecimientos,
o más
bien
dicho,
la
gestación
de los
misinos,
su
desarrollo
y el
funesto
final que ellos
tuvieron.
¡Qué
diferencia
se
halla
entre el método
que emplea este
joven
revolucionario,
con
grandes
cualidades
de escritor obsesio
nante,
ameno
y sencillo
en
el
relato,
concreto
y
metódico en la
presentación
de los
hechos,
y el
que
emplea
la
literatura barata
del stalinismo Si el lector
es
desapasionado,
de
criterio
indepen
diente,
que
va en
busca
de
la
verdad,
notará un contraste
lógico
de
las
características
personales
de
los
dos
autores
y
de
las
ideas y
los
fines
que los
animan.
Notará
en la literatura stalinista
pirámides
de
calumnias, insultos
a
granel,
ataques y acusaciones
sin un
detalle
concreto
que
los
apoye.
En contraste
con
esto,
se notará en este
libro,
escrito
por
un
batallador
libertario,
montañas de
argumentos,
todos ellos
agru
pados
de
una forma
maestra,
dándoles
así
más
valor,
más
substan
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vi
cia
y más
enfática
sinceridad.
Es
el
carácter
anarquista, embargado
por
su
espíritu
de
justicia
para
todos,
esforzándose
por presentar
ante
el
lector con
la
mayor
sencillez
y
claridad
los
documentos
recopilados
en
torno al desarrollo
de
una
tragedia.
Y lo hace, como
decimos,
de una forma maestra,
pero
que tiene su
origen
en la
indignación
que
produce una
calumnia
infame,
y en
la
propia
iniciativa del
autor. Le hierve a
éste la
sangre
cuando en
Londres,
en
París,
en
Moscú,
o
donde
sea,
él
stalinismo
llama
traidores
a
los
que
se rebelaron contra
Negrín
y
el
stalinismo
en
Madrid,
y
bajo
ese
impulso
escribe
para
demostrar
que
no acusa
quien quiere,
sino
quien puede.
Y
así el
acusado,
hablando en defensa del
Movimiento
que
representó,
se
convierte
en acusador, y a
la cara
de
Jíegrín
y
del Partido
Comunista
lanza formidables
acusaciones,
todas
ellas
apoyadas
con datos,
fechas
y
nombres,
constatando
hechos de
la
más
pura
realidad.
El
Partido
Comunista,
comienza diciendo
el autor
de
este
libro,
prefería perder
la
guerra
antes
que tolerar la revolución.
¿Quién
lo duda
ya?
Constata un
hecho
que
todos
los revoluciona
rios han aceptado
como verídico
y
que, como
bien dice
el
autor,
causó una
desmoralización
completa
entre los
soldados del
pueblo
que luchaban
por
la
revolución. Lástima que no
tuviera
tiempo
y
espacio
para decir
que a esta
consigna
se
sumó
contentísima la
burguesía
antifascista española.
Tal
vez se
deba a
que
quería
enjuiciar
solamente al
negrinismo
para
justificar
la decisión
adop
tada
contra
él. Mas
hemos de reconocer que
las consignas de
no
es nuestra
guerra
una
guerra
de
clases,
hay
que
respetar
los
intereses de la pequeña
burguesía,
debemos
movernos
en la
órbita
de las democracias occidentales,
hay
que
estimular
a
los
productores
con la
diferenciación
de
salarios,
respetemos
la libertad de
cultos, garanticemos
el desarrollo
del comercio
libre,
fueron recibidas con
aplauso
en
las
filas
burguesas, en las
de los
partidos
del mismo
carácter,
sumándose
a
ellas
el
socialismo.
¿Por
qué?
Lo
concreta
maravillosamente
el autor- cuando
dice:
Porque
una
política
orientada
según
aquellas
consignas
era rehacer
el
Estado,
renovar los
privilegios,
sacar
del atolladero a la bur
guesía, volver
a la
situación
democrática
de
antes
del 19
de
Julio.
Exacto.
Lo
doloroso
es
que
en
la obra
de esa
reconquista participó
voluntariamente
el
anarquismo.
No
criticamos;
constatamos
hechos
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vii
que
observamos en Valencia y
ante
varios ministros
anarquistas
a
principios del
año 37.
Se
puede
contestar
que esto
se
hacía con sinceridad de
propó
sitos. Nunca dudamos de
que
el
Movimiento
libertario
español
obrara
así.
También
los otros
lo
hacían;
pero
con
el
propósito
de anular
todo
peligro
de
revolución,
mientras
los
núes
ros
luchaban
para
conservar,
por
lo
menos,
las
conquistas
revolucionarias. Todo el
formidable
relato
de este
libro,
que hará
historia,
nos
demuestra
lo equivocado
que estuvo nuestro Movimiento al
adoptar
esa
pos
tura
política.
Rehecho
el
Estado,
renacidos
los
privilegios,
sacada
del
atolla
dero
la
burguesía,
habiendo
vuelto
a
la situación democrática
de
antes
del
19 de
Julio,
¿qué
se
iba
a
esperar, sino esa degenera
ción,
esa
corrupción,
esa
usurpación
de poderes, esa
-
anulación
de
los
organismos
como fuerza
cíviea,
esa
burocracia
prostituida
que
en el
Gobierno
y
sus
organizaciones
atendía
mejor
a
enriquecerse
personalmente,
a
vivir
bien y
viciosamente,
que
a
cumplir
sus
deberes
para
con
el
pueblo?
¿Es
que la
burguesía,
el
Estado y su
burocracia,
pueden
y
saben
actuar
de
otra manera?
Lo
que
hace
García
Pradas
es
contestar rotundamente
que no.
Todo
el contenido de su libro no hace sino confirmar
lo que
nuestros
viejos
maestros han
dicho.
Queriendo
escribir
un
libro
que
enjuiciara
primero
la obra nefasta de
Negrín
y el
stalinismo;
queriendo
hacer
una
acusación concreta y
severa
contra una actua
ción
derrotista
que
llevó al desastre al
pueblo
español,
lo
que
hace
además es
clarificar
y
simplificar
con
un realismo
admirable las
teorías
y
conceptos
críticos
de los pensadores
libertarios
sobre
la
burguesía
y
el
Estado.
Ellos abarcan la estructura
política
y
social
universal,
que
por
su
amplitud
y
variación
no es fácil
comprender.
García
Pradas
la
limita a
Negrín,
al Partido
Comunista,
y
a dos
años
y
medio de
guerra,
y
por
eso,
la variación
y
la
amplitud
son
limitadas.
Y
como lo que
relata y
constata ha
sido
vivido,
puede
ser
comprendido por
todos.
Pero, ¿quién
puede negar el
valor
crítico que este
libro tiene sobre
el
Estado
y su
burocracia
y la
burguesía?
Nos habla
en
él
el autor de que el
gobierno
bebía,
comía
y
vivía
despreocupado;
mientras tanto, en las trincheras y en
la
retaguardia,
el
pueblo
que
luchaba se
moría de hambre. Tal
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viii
hecho
es una
repetición
mas de que el Estado revienta de
harto
mientras
el pueblo
se
muere
de
hambre.
Cuando
ese
Estado
se
supone
es
proletario
el
crimen
es
mayor
y
demuestra
que
ninguna
diferencia hay
entre el Estado
burgués- y
el
proletario.
Muchas
otras cosas
dice
García
Pradas que
sería necesario
subrayarlas.
¿Quién
puede
hacerlo
sin escribir
otro
libro?
¡Nos
sugiere
tanto
el
autor Ahí está
otro de los méritos de su
obra.
Escrita
con el
fin
de esclarecer el hecho
de
Madrid
resulta una
gran
acusación.
Muy
bien;
la farsa
negrinisrta-istalinista
queda
pulverizada.
Ante
el mundo
imparcial
el
Consejo
Nacional
de De
fensa queda
absuelto con la formidable
defensa
que
en este libro
se le
hace.
Tan
lógica
y tan
ordenada
es
tantos datos condenatorios
aporta
contra
el
adversario
que hasta
a
éste no le queda
más
remedio
que
aceptar el
veredicto de
culpabilidad.
La defensa
es
verdaderamente
destructora. Por
otro
lado subraya
la conducta
ejemplar
observada
por
numerosos socialistas y
republicanos.
Su
conciencia
purificada
aún
más
por
el ideal
que
sustenra
y
queriendo
estar en consonancia con
lo más
romántico de
él
no
le permite
dejar
en el anonimato
a los hombres
de
otras tenden
cias y de
otros
partidos.
Quiso
darles
todo el
mérito
que tienen
y al lado
del heroísmo de los hombres
de
la C.N.T.
y
la
F.A.I.
está
anotado el de
los
hombres de
otros
partidos
y
organizaciones
y el de
los
que
no perteneciendo
ni
a
organizaciones
ni
a
partidos
fueron grandes
antifascistas.
A
los mismos
comunistas
aun criti
cándolos
y
acusándolos
no
deja
de hacer resaltar
aquellas
de
sus
obras
que considera
dignas.
Esto
embellece
su
obra y
demuestra
en
sí
que ha sido escrita
para
establecer la verdad
y
no para
hacer
propaganda
partidista.
Mirado
este aspecto
desde
otro
punto
de
vista
¿qué
mejor
propaganda
puede desear una idea o
una
Organización
que la de
tener un
militante
que sabe
reflejar
lo
más
puro
de
su
ideal?
Hace
justicia
con
todos
y
hasta
con sus
mayores
adversarios. Así
obró
siempre
ese
quijotismo
anarquista
español
que
si bien le
da
vida y
originalidad
sobre los otros
partidos
y
gran prestigio entre
las
masas
ha
sido
en
ocasiones según
nuestro
entender causa de
su
derrota en las luchas
políticas.
Puede decirse
que lo
es
en
parte
de
la
gran
tragedia
que
en la
obra
se narra.
¡Quién
sabe
Pero
no hay duda
de
que
aunque
sea causa de derrotas
parciales
es el
verdadero
germen
de
vida sin
el
cual
el
anarquismo
español no
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hubiera
abierto
brecha entre
las
masas
proletarias
tan asombrosa
mente y ya
hubiera sucumbido bajo los
golpes
formidables
que
le
dió el
enemigo
de
clase
y
el adversario
político
Sin embargo
sobrevivió
y
volverá
a
renacer
más
potente
con más vida
que
nunca Será
ello
precisamente
por
su
base sólida
ideológica
pero
también
por
ese
quijotismo
que caracteriza al
Movimiento libertario
español
Una reflexión
y
una
interrogación
final
provoca
este libro
Ella es así:
Negrín
y
los stalinistas llevaron el
pueblo
a la
derrota;
no
sirvieron
más
que a
los intereses
del Partido;
se
efectuó una
guerra
de derrotas
para
dar
prestigio
al
Partido;
todo
esto
trajo
la desmo
ralización con las
consignas
contrarrevolucionarias
que
ya
dejamos
señaladas;
en el
Ejército
se
reprimió
y
se coaccionó descaradamente
para
que se
ingresara
en
el
Partido;
una desmoralización militar
enorme
y
la
mayoría
de los mandos en
manos
de
los comunistas
El
Gobierno
controlado
por ellos;
los
agentes de
la
G P U
dueños
casi
de
la
España
leal
;
Negrín
no daba
cuenta a
nadie
de sus
actos
y
sus
ministros
finalmente
eran
simples
peleles;
la
U G T
y
la
C N
T nulas;
el
amó
el Partido
Comunista Madrid
se
moría
de
hambre
y
lo
mismo
el
resto
de
España
Al mismo tiempo
los
comunistas
levantaban barricadas
ante sus
edificios con sacos
de
arroz
y de café
Como
Gobierno
el de
Negrín
era
una
nulidad
y
su
política
de
guerra
se
limitaba a
las
palabras
demagógicas
y
a
aplicar
la
censura
a
quien
protestara;
a
Largo
Caballero se
le tuvo casi
prisionero
y
a los
que
no eran comunistas
se les
encarcelaba
y
se les asesinaba
fuera de toda
legalidad
En
fin
terminamos
de enumerar
tanto como
el
autor del
libro
constata
en esa hermosa defensa
Mas
como
decimos nos
sugiere
una
interrogación
:
¿Cómo
tan
sorprendentemente
sucedió
esto mientras
en la Es
paña
republicana
había dos
organizaciones
obreras
que
agrupaban
en
su seno más de tres
millones
de
trabajadores
que
había mayoría
de
partidos republicanos
que
en
esos
gobiernos
había ministros
de
todas
las
tendencias
que la
mayoría
del
Ejército
pertenecía
a
esas
organizaciones
a
esos
partidos
y
tendencias;
que
Negrín
no
era
más
que
un
simple
ministro cuando
Largo
Caballero era una
gran figura
nacional
e
internacional;
que
había más de
trescientos
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http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 9/187
X
mil
anarquistas
más
valientes que
leones
y
más de
otros
tantos
de
las otras tendencias;
que
los comunistas
eran cero y
fueron
cero el
mismo día
que
todas
esas fuerzas se enfadaron
en
Madrid ?
¿Por
qué
se ha
permitido
esto
y
quién
lo
permitió?
García Pradas
deja
bien
sentada la
culpabilidad
y la traición
del
stalinismo
y
de
Negrín.
La
conducta
que
ahora observa el
stalinismo corrobora
lo
que
este
libro
constata desde el
principio
al
fin. Mas
¿quiénes
serán los
republicanos
los
socialistas
los
anarquistas
que
tengan
el valor
de
esclarecer
el otro misterio?
Se necesitan
hombres
escritores del
calibre
de este
periodista
libertario
que
encausen
a
los de casa como se
hace con
los de
afuera.
Con este
libro
hace
García Pradas
una
gran
obra
un gran
servicio al
antifascismo;
faltan ahora los otros que han
de
publi
car
republicanos
socialistas
y
anarquistas
puntualizando
y
fijando
la
responsabilidad
que a todos
y
a
cada
uno le
corresponde
en la
pérdida
de la
guerra
de
España.
MARCELINO
GARCIA.
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L TR I ION
DE
ST LIN
ómo
terminó
la
guerra
de
España
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http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 11/187
1
OALI
de
España el día 30
de Marzo de
1939
por
el
puerto
de
Gandía después
de
caer
Madrid
y
Valencia
en
poder
del fascismo
y
cuando
ya se
había
retirado
de todos
los
frentes
el
Ejército
Popular. Estuve
allí
pues
hasta
que
se acabó
la
guerra.
Más
puedo
decir
y
esto
con
orgullo:
que
permanecí
en
Madrid
de
cara a todos los
peligros
de la
Capital
de
la
República
desde el principio
al fin
de
la
contienda.
Durante
el último mes
de
lucha
intervine en
los importantes
acontecimientos desarrollados
allí
y al expatriarme
adopté
el
propósito
de
no escribir ni
una
sola palabra acerca
de lo
ocurri
do; mas
en
París
y
en
Londres
leyendo periódicos
de
diversos
países
y
recibiendo cartas
de
varios
camaradas
antifascistas
he tenido ocasión
de
ver
que
habla
y
escribe
sobre la
termina
ción de la
guerra
de
España
todo
aquel
que desconoce cómo se
produjo
que
los
que
merecen ser acusados de traición
se con
vierten en
acusadores
que
algunos
compañeros
interpretan
nuestro silencio como
una imposibilidad de réplica a las calum
nias
que
otros confían a
una
corazonada
el
respeto
que hemos
ganado
con nuestra
conducta y
que
en
fin
se
atreven a
pedirnos
responsabilidades
por
haber
terminado
la
guerra
en
marzo los
que
ya
la
daban por extinguida
en
las
últimas
jornadas
del mes de enero.
Y
esto
quiera
o
no
quiera
yo
me
obliga
a
escribir
no
sólo para defender
mi dignidad
personal
sino también
para
exaltar la
del
Movimiento en
que
milito
y
sobre
todo
para
3
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4
J.
GARCIA
PRADAS
exigir
respeto
para los millares
de
antifascistas,
que,
por
perma
necer en sus
puestos
de combate o de trabajo
hasta el
último
día,
por
no haber
querido
marcharse de
España
cuando
huían
muchos cobardes
que
ahora
alardean de
heroísmo,
se han
que
dado en Alicante o
en
cualquier otro lugar de lo
que
era
zona
republicana,
donde serán
fusilados,
si
no se suicidan o mueren
matando,
cuando el fascismo descubra su
paradero.
¡Cállense
los cobardes
y
los
calumniadores
No
acusa
quien
quiere,
sino
quien
puede;
y precisamente porque
puedo
y porque
debo
acusar tomo ahora la
pluma
para
narrar,
no lo
que
me
han
contado,
sino
lo
que
hice
y
lo
que
vi
hacer durante el
más
triste
período
de la guerra
española.
Ahora
bien;
permítaseme
que
antes
hable,
aunque
sea
sucintamente,
de
la política
que nos
llevó a la
catástrofe,
a
la
paz.
La
política
a
que
me refiero
fué dirigida
por el
Partido
Comunista,
y consistió en quitarnos
motivos de
lucha,
en restar esencias revolucionarias a la
guerra
y
en
dividir las
fuerzas
que teníamos que
oponer
al
enemigo.
No luchamos
por la
revolución social, sino
por
la
República
democrática
de
nuevo
tipo,
decía
el Partido
Comunista,
durante
toda la
guerra,
en el frente
y
en la
retaguardia,
sin ver
que
la lucha antifas
cista
sólo
era sostenida
efectivamente
por el proletariado,
el
cual,
.
si no luchaba
por la
revolución,
por nada
lucharía con
moral
de
sacrificio.
No
es
la
nuestra una
guerra de
clase3,
sino
una
lucha
a
muerte
por
la libertad
y
la
independencia
de
nuestra
querida
Patria ;
hay
que
respetar
los
intereses
de
la
pequeña
burguesía ; debemos movernos en
la órbita
de
las
democracias
occidentales
;
hay que estimular
a los
productores
con la diferenciación
de
los
salarios ;
respetemos
la
libertad
de
cultos ; garantícese
el
desarrollo
del comercio
libre,
etcé
tera,
etc.
Estas
eran las
consignas
staliniana3.
Dirigiendo
yo
el
diario C
N
T,
de
Madrid,
durante casi
toda
la
guerra,
me
opuse
desde
él, interpretando acuerdos
de
mi
Organización,
al
sentido
reaccionario de
tales
consignas, y
en
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 13/187
LA
TRAICION
DE
STALIN
5
marzo de 1937
dije
de
ellas,
con frase
que
-arraigó en la con
ciencia de
los
trabajadores,
que
podían
resumirse
en
esta
otra,
que el
P.
C.
no
se
atrevía
a
lanzar: Antes
perder
la guerra
que
tolerar la revolución. Era
cierto,
porque
negar
a la lucha*
su carácter revolucionario
equivalía
a
desmoralizar a los com
batientes
y
a
los
trabajadores;
o sea: a desilusionar a
quienes
tenían
que
ganar la
guerra.
Hacer
una política
orientada
según
aquellas
consignas
era
rehacer
el
Estado,
renovar
los
privilegios, sacar del atolladero
a la
burguesía,
volver a
la situación
democrática de
antes
del
19 de
Julio.
Y
esto daba
lugar a
que
los
mejores
soldados
preguntasen:
¿Para
qué
luchamos? ;
a
que
los
obreros
más
inteligentes
exclamaran: ¡Que trabaje Chamberlain
;
a
que
en todas
partes
se viese el
gesto
de
disgusto
de
.
quienes
se
sienten
incitados a hacer
los
mayores
sacrificios
y
no
encuen
tran
ni
siquiera
la
promesa
de una
justa
recompensa.
Se
trataba
al
pueblo,
confiando en su
espíritu
antifascista
y
en
su
abnega
ción
revolucionaria,
peor
que a
un ejército de
mercenarios,
y
aquél,
por
consiguiente,
como cada día vió más
mezquina y
ambigua
la
victoria,
y
al
mismo
tiempo
más
grande
su
sacrificio,
perdió
progresivamente
su decisión combativa
y
fué
cayendo
en
la abulia
de los
grandes
desengaños.
t
Si no
ganar
la
revolución,
si
oponerse
a ella era contribuir
a
la
pérdida
de
la
guerra, ¿qué
sería tener
por norma
de
con
ducta
la
doblez,
colaborar
con
deslealtad,
entregarse
al frenesí
de
un partidismo
sectario,
hablar a todas horas de unidad
y
dividir
todas las fuerzas
ajenas,
con el
fin
de que la propia
fuese
la única ?
Esto hizo
el
P.
C,
que se
atrevió
a
llamar
traidores
hasta a
quienes
tenían una historia
de
cincuenta
años
de
lucha proletaria;
que
hizo de la
calumnia el primer elemento
de
lucha
política;
que
determinó
el encarcelamiento
o la muerte
de muchos
republicanos,
socialistas
y
anarquistas que no se
doblegaron
ante
él,
y,
por
el
contrario,
dió su carnet a
militares
comprometidos con
Franco,
como
el
teniente coronel
Ardid,
y
a muchos
centenares de
derechistas
dispuestos
a servir a
quien,
a cambio
del
servicio,
les
diese un aval político
que
les
permi
tiera
moverse con desenvoltura.
El
P.
C,
y
nada nuevo descubro
al
decir
esto,
le ha hecho gastar
al
pueblo español
antifascista
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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6
J.
GARCIA PRADAS
casi
tantas
energías
para
oponerse
a sus propósitos
dictato
riales
como las
que
le ha
costado enfrentarse con
Franco.
Añádase a esto la delicada situación en
que
nos
tenía
la
intervención rusa en
la
dirección política y militar
de
la
Repú
blica.
Era
incuestionable
que
Italia y Alemania habían invadido
la
zona franquista;
pero
diciendo
esto
no
podíamos
contestar
a
quienes indignadamente preguntaban
por
qué habían
prohibido
los
técnicos rusos la
operación
proyectada
sobre
Mérida y Ba
dajoz
o
por
qué
nos
impusieron el desastre de
Brunete
o por
qué
se
debía el
derrumbamiento
de
Largo
Caballero -al
embaja
dor
de
la
U.R.S.S.
o por
qué
intervenía Antonov-Ovsenko
en
las
crisis
de
la Generalidad de
Cataluña
o por
qué
no se encarce
laba a los asesinos
de
Andrés Nin
o
por
qué se
prohibía
a todos
los antifascistas
españoles
enjuiciar
la
política
de
Stalin.
.
.
No
bastaba
tampoco
decir
que
era Rusia
la única Potencia que
nos
proporcionaba
material de
guerra.
¿No
se lo
pagábamos
en oro y
a alto precio?
preguntaba
la indignación
popular.
Y
los
trabajadores
más
revolucionarios
los más valiosos
militantes
del
antifascismo
cuando estaban
a
solas se decían:
Es terrible la
situación a
que
nos
llevan la
cobardía o
la
estu
pidez.
¿De
modo
que
no luchamos
por la
revolución
sino por
la
independencia
y
la
libertad
de
la
Patria
y
para
adquirir las
armas
necesarias
para
esa lucha
entregamos
la
riqueza
de
Espa
ña admitimos
la intervención
de
Rusia
en
nuestros asuntos
y
aguantamos
la
dictadura
más
o
menos
oficial
del
Partido
Comu
nista?
Merecemos
un tiro si
no sabemos
eliminar
estas
vergon
zosas
contradicciones
entre las cuales
pierde
la
fe
y derrama
su
sangre
el
pueblo.
II.
Unión
de
todos
los
españoles
contra
la
invasión fascista.
La
política
del
stalinismo
como consecuencia
de la delicada
situación internacional
en que se
encuentra
la U.R.S.S.
es
un
trágico
juego
de
contrasentidos
ya que
pretende
coincidir con
un Winston
Churchill
en
quien
se hace
carne
el orgullo
del
imperialismo
inglés
y
con un Buenaventura
Durruti
que
vivió
luchó
y
murió
por
la
Anarquía.
. . Tales
contrasentidos
operan
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 15/187
LA
TRAICION
DE
STALIN
7
do sobre
España
nos llevaron
al desastre
y
además
hicieron
imposible
que
en
el
Extranjero
se
tuviera
una opinión veraz
y
exacta respecto a
nuestros
hechos
y
a nuestras aspiraciones a
nuestras
fuerzas
de
ataque
y
a nuestro
potencial
de
resistencia
a la conducta
de cada sector
político y a la
significación de
cada grupo social.
Compréndase
lo
que digo
mediante un
ejemplo: el
Partido
Comunista
que
durante
la
guerra
decuplicó
el
número de sus
afiliados
frente
a las
Organizaciones
sindicales
del proletariado
perdió
su carácter
de
clase
no sólo por la
heterogeneidad
social
de
sus
elementos
sino
también por su
política
confusionista
y
habiéndose
mostrado en
España
como
enemigo
principal de
la
revolución
en
otros países se ha dicho
de él
que era no
el
más
sino el único
revolucionario;
creencia en
la
que
se ha
apoyado
la
burguesía
internacional
para
boicotear
a la
República
española.
De
modo
semejante
el Gabinete
presidido
por
Negrín fue
llamado
.
Gobierno
de
la
resistencia
y
sí
es
cierto
que
en
sus
primeros
tiempos
aquel
Gobierno
al
que
la
C. N.
T.
dió
un
ministro
porque
era
preciso oponerse
al
pesimismo
de
Azaña
y a la
moral
de
derrota
de
Indalecio
Prieto
quienes
en los
pri
meros
meses
de
1938 no se recataban
en
manifestar su
creencia
de
que
era
inútil
proseguir
la
lucha y
propugnaban
la
mediación
dedicó sus
actividades a la
organización
de
una resistencia
necesaria
y
posible;
pero
también
es
verdad
que
poco
después
sin consulta
responsable
con el
Frente Popular
Antifascista
ni
con
el
Parlamento
ni con
ningún organismo
de
representación
nacional
Negrín
publicó
sus famosos
Trece
puntos
que
eran
una
torpe
declaración de
paz
en
la
guerra sorprendente
para
el
franquismo
y
para
nosotros
inaceptable
para
los
dos bandos
e
indignante para
ambos.
Aquella declaración
de paz que
se
daba de cachetes
con la
política
de
resistencia
sólo
sirvió para
acentuar
a la vista del
enemigo nuestras contradicciones nuestros desengaños nuestro
quebranto
moral y
nuestras
pugnas
intestinas
atizadas
enton
ces
por
las
acusaciones y la
exigencia
—
verbal únicamente
—
de
responsabilidades.
Además
dejando
a salvo lo
que hizo
en
los
primeros
meses
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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8
J.
GARCIA
PRADAS
de
vida,
que
no
fué
mucho,
el Gabinete
Negrín
dió
la
impresión
de
que
suponía
que
la
resistencia
no
era
una
política,
una acción
.
vigorosa y
permanente, un combate implacable
de
toda
nuestra
zona contra la
otra,
sino cuestión de
declaraciones
petulantes,
de
gestos
de
bravonel,
de discursos detonantes
de fanfarria.
Negrín
decía:
Hay
que
resistir con
pan
o sin
pan,
con
ropa
o
sin
ella,
con fusiles o
sin ellos.
Y
a todos nos
parecía muy
bien;
pero
con
la condición de
que
se
hiciese lo
posible
para
lograr
los
fusiles,
la
ropa o el
pan,
y
que
sobre lo
poco
jjue
hubiese no
se
establecieran
criminales
privilegios.
¿Lo
hacía
Negrín
?
El
decía
que
sí,
pero que
las democracias
se lo
negaban.
¡Cuántos
crímenes se
han
atribuido
injustamente
a las
demo
cracias, ante los españoles que no sabíamos cómo
se
desarrollaba
nuestra política
exterior,
y
de cuántos otros
se las
exculpó,
injustamente
también,
para
mantener
una situación
de
sangre
y
de trampa
El
Presidente
vivía
bien;
folgaba
con
cuatro
o
cinco
queri
das,
magníficamente
instaladas
en casas de
placer;
comía
y
bebía
como
Heliogábalo o
Rasputín, y
hasta
se
provocaba
vómi
tos
que
le
permitieran
comer
y beber de
nuevo;
establecía en
el
Extranjero
los
depósitos
de fondos necesarios para vivir
opulen
tamente cuando acabase
la guerra; a
nadie,
ni al
Presidente
de la
República,
ni
al
Parlamento,
ni a los demás ministros
siquiera, daba cuenta
de
sus
principales
gestiones
políticas, y
el
pueblo,
en
las
trincheras,
o en el
surco,
o en la
mina,
o en
el
taller,
tenía que comer
discursos,
vestirse
con
tropos,
disparar
con frases
y
resistir
con
palabras.
Tan
indignantes
caracterís
ticas
tenía la
política
de resistencia
del
doctor
Negrín,
presi
dente
de un Gobierno de
guerra
y de unión nacional que,
si
hacía a la
guerra servicios
deplorables,
se
mofaba,
no
sólo
de
la unión
nacional
dibujada
en
el
acertijo
de
sus famosos
trece
puntos,
sino
también
de
la unión
'antifascista,
ya
que
servía
a
la U.R.S.S.
y al
P.
C,
en detrimento de
España y de las
Organizaciones
y
de los
Partidos del
antifascismo,
incluido entre
éstos
el
Socialista,
cuyo carnet llevaba en el
bolsillo.
Añádanse a esto sus
medidas políticas
antipopulares,
entre
las
cuales
descuella
la
movilización de
guerra.
No había fusiles
para un
30
o
un
40
por
ciento
de
los
soldados,
teníamos bastante
más
de
cien
mil
en
vida
de
holganza
forzosa,
y
aún
se
reclutaban
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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LA
TRAICION
DE
STALIN
9
más
unos demasiado
jóvenes
y
otros
con varios hijos
cuya
incorporación
al
Ejército
creaba un problema
de
parasitismo
puesto
que
ni
siquiera
se
les
empleaba
para
fortificar
y un
desastre económico
al
alejarles
estérilmente
de
las
fábricas
del
campo
etcétera
etc. con el propósito de destruir
la
socializa
ción
sindical
aun
a
trueque
de
hundir
las bases
de
la
resistencia.
Todo
esto a los dos años de
guerra
cuando
el
hambre
el
sacrificio y el dolor
habían
entristecido
todas
las
miradas
y
éramos
pocos
los
que
aún conservábamos una robusta moral
de
lucha
mantenida mejor
por
el sentido del deber que por la
fe en la
victoria.
. .
Y
para
desalentar más aún a
los
verda
deros
antifascistas
el P.
C.
inició
entonces
con
el
mayor des
parpajo
una campaña
peligrosísima bajo la
consigna siguiente
:
Unión
de
todos
los
españoles
contra
la invasión
fascista.
Frente
a
este
desatino nosotros
los
anarcosindicalistas
decíamos a
diario
en
nuestra Prensa: He
aquí
las
únicas
con
diciones de
paz:
sometimiento
de los
rebeldes
y
expulsión
de
los invasores.
Los
republicanos
callaban.
Los
socialistas
en
Madrid
que
era uno de
los
pocos
sitios
donde estaban
unidos
sólo admitían la
paz
en
la libertad
y
en la
independencia.
El
P.
C
sin
dejar
de
llamar
traidores a
los
partidarios de la
mediación
y
gritando en
todas
partes
su adhesión a
la
política
de
resistencia del doctor Negrín
daba a
sus
militantes la
consigna
de España para
los
españoles
para todos
los
espa
ñoles y
dedicándose
al
cultivo de
este absurdo
patriotero
de
este
imposible
político
hacía
que
un
miembro de su Buró Polí
tico
Jesús
Hernández
comisario
general
de los Ejércitos
de
la
Zona
Centro-Sur
reuniese a los
comisarios
subordinados
a
él y
les ordenara
moderar la
propaganda
que
se hacía en los
frentes
de trinchera a
trinchera
y
que
en adelante se
hablase
no
sólo de la
fraternidad de los
soldados
sino
también
de
la
de los jefes
españoles
de uno
y
de
otro lado.
En
la
revista
militar
de
la
Zona
titulada Comisario
y sujeta
al
control
directo
de
Jesús
Hernández
se
publicó un
dibujo
en el que
dos
jefes
uno
fascista y otro
republicano
al
estrecharse
las manos
de
españoles
estrujaban
entre
ellas
a
un extranjero
invasor. .
.
Como es natural
en él
todo el Partido se lanzó por
el
mismo camino.
En
el frente
y
en
la
retaguardia
como
comisarios
o
dirigentes
todos
los
comunistas
mezclaban los
elogios
a
la
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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10
J.
GARCIA
PRADAS
resistencia
con la
explicación
de los Trece
puntos
de
Negrín,
calificados
certeramente
por
el
pueblo al
llamarlos trece
puntos
de.
.
.
sutura,
y
sus
millares de
mítines-relámpago,
en los
que se decía España
para
los
españoles
y
todos los
españoles
somos
hermanos,
terminaban al
grito
de
¡Viva
España
El
¡Arriba
España ,
lo
añadirían,
para
contribuir
en
algo
a su
propia
victoria,
los elementos de la
quinta
columna . .
.
III.
La
pérdida
ignomisiosa
de
Cataluña
sin
combatir.
Esta
era
la situación ambiental creada por
el
Partido Co
munista al desencadenar
el
enemigo
su ofensiva
sobre los
frentes
catalanes. Nadie crea
que
nos
sorprendió
el
ataque,
ni mucho
menos.
Negrín
y
Alvarez del Vayo, con
palabras
bastante
pre
cisas,
no
sólo lo habían
anunciado,
sino
que
también habían
dicho
que disponíamos
del material
de
guerra
necesario
para
rechazarlo,
y,
además,
habían
preparado
a
numorosos
jefes
militares comunistas
—
Modesto,
Líster,
Tagüeña,
Etelvino
Vega,
etc.
—
para
que
se
lucieran
en los
próximos
combates.
Si
la
ofensiva
del
Ebro,
en
la que
agotamos
casi
completamente
las
reservas
útiles
que
teníamos, les
valió
para ascender un grado,
la
oposición
al
empuje
fascista
les permitiría
ascender
otro.
Tan sabido era lo
que
se
nos
avecinaba,
que
nuestros sol
dados de los
frentes
catalanes
desafiaban a los fascistas
gritán
doles:
¡Que
salga
el
toro,
que
salga
el toro
Y
el toro salió.
No
pudo sorprendernos.
Conocía el
Gobierno
su
intención
y
su
fuerza. Nuestro servicio de
espionaje,
que
estuvo
a
punto
de
ser lamentablemente truncado
por
los fascistas en San Sebas
tián,
donde
la
Policía
de
Franco
hizo
algunas
detenciones
impor
tantes,
nos
había informado
de
que
Hítler
y
Mussolini,
en
desacuerdo al realizíar en provecho de
Alemania la
campaña
del
Norte,
o
la de
Málaga a
favor de
Italia,
coincidieron al
aprobar
la de
Cataluña,
destinada a
impresionar
a Chamberlain cuando
éste fuese a
Roma,
y
preparada
con el
intento
de
hacer sentir
a Francia los temores
que
no sentía cuando la Prensa italiana
reclamaba
Córcega,
Túnez
y Djibutí.
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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LA
TRAICION
DE
STALIN
11
Iniciada la
lucha,
se
combatió bien
en el sector
de
Seros;
durante unos diez días, laá
tropas antifascistas,
aunque
perdían
terreno,
peleaban
con
arrojo,
resistían;
mas,
de
pronto,
se des
fondó el
Cuerpo
de
Ejército
que
mandaba el
comunista
Etelvino
Vega, y,
poco después,
habiendo
ocupado
los
fascistas
Borjas
Blancas
y
habiendo avanzado
hacia
Falset,
el
Ejército
del
Ebro,
mandado
por
Modesto,
inició
lentamente un vastísimo
repliegue
hacia Reus
y
Tarragona. Tenía
artillería,
morteros
y ametra
lladoras
en
abundancia;
disponía
de numerosos
carros
de
asalto,
y
éstos,
como la
aviación,
dependían
directamente de los
técnicos
rusos,
que
debieron
emplear
allí
el
material aéreo
y los
ingenios
blindados, no sólo porque
así lo
exigía
la
guerra,
sino
también
porque
lo
demandaba la
necesidad de
defender el
prestigio
de
las
fuerzas de
Líster,
de
Tagüeña
y
de
los
demás
jefes
comu
nistas seleccionados. Pero
no
se hizo
más
que
retroceder,
según
demuestran nuestros
partes
de
guerra y
los
del
enemigo,
en
los
que
se
señalaban
pérdidas
de unos y avances de
otros,
tan
considerables,
en terreno de fácil defensa
y de gran
población,
que
nadie
podía
concebirlos
si
empezaba
por
suponer
que
se
combatía,
aunque
sólo
fuese
para
organizar
una
retirada.
Chamberlain salió de
Londres,
camino de Roma. Los fascis
tas
empezaron
a dar el
parte de
guerra,
por
radio,
no a
las
once
y cuarto
de
la
noche, como
hicieron
siempre, sino a media
tarde.
Tal vez
querían
utilizarlo en
las
conversaciones
que
iban
a
entablar
el
Duce y el Premier. Nosotros
emprendimos
entonces,
con
gran
éxito,
una
ofensiva
sobre
Extremadura.
En
los demás
frentes,
prohibido
operar.
Sobre
el
sector extremeño
colocamos unos doscientos
mil
hombres,
y una
reducidísima
parte
de
éstos
rompió el débil
frente
fascista,
al primer
empujón.
Conquistamos
en
dos días
unos
centenares de
kilómetros
cua
drados,
y,
de
pronto,
interrumpimos
la
operación.
¿Por
qué,
cuando con tanta fortuna
se
había iniciado? No lo
sé.
Dijeron
que
la lluvia
impedía nuestro avance; pero,
¡ay ,
no
impidió
que
el
enemigo
reconquistase
en
pocos
días
el
terreno
que
había
perdido.
En Extremadura nos
quedó
un
Ejército
cansado y
en
desorden,
deshecho
por
las marchas
y las
contramarchas,
des
moralizado por la
falta
de
combates,
de
comida,
de
calzado,
de ropa.
. .
Lo
que pudo
ser
instrumento de triunfo se convir
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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12
J. GARCIA
PRADAS
tió en
peligroso
factor
de
derrota,
sin
que
nadie
nos
diera
la
menor explicación.
<
En
Cataluña
seguían
avanzando los fascistas.
¡Y
de
qué
manera Hubo día en
que
ocuparon
noventa
pueblos.
Allí
no
combatía
nadie.
El
enemigo
declaró
que
sus
bajas,
después
de
vencer la resistencia
que
le
opusimos
hasta
Falset,
no
llegaban
al uno
por
mil,
y sin
conocimientos
militares
sabe
cualquiera
que unas maniobras
o
una
simple
marcha,
sin
ejercicio
extra
ordinario,
ocasionan
.alguna
más.
Falset,
Reus,
Tortosa, Tarra
gona,
Vendrell. . .
Nuestros
partes
de
guerra,
cobardes
enton
ces,
declaraban
en un
lenguaje
especial
las
pérdidas
que
sufría
mos;
los del enemigo parecían
carcajadas;
pero, ¿cuáles eran
más crueles
para
nosotros?
Yo recuerdo mis
noches de
Madrid,
ante
el
mapa
de Cata
luña. Iba
señalando
los
pueblos
perdidos
y
los
núcleos defensivos
en
que
me
imaginaba
que
resistiríamos.
A
la noche
siguiente,
estos núcleos
quedaban
a
retaguardia
de las
líneas
fascistas.
¿Dónde
estaban las nuestras?
Las
carreteras,
los
ríos,
los
ferrocarriles,
se
convertían,
ante mis
ojos,
en
raudales
de
sangre.
Perdíamos
Cataluña,
perdíamos
la
guerra,
sin
que
nadie
expli
case nada
ni
protestase
de
algo
...
A
la
madrugada,
tiraba el
lápiz
sobre
la
mesa e iba a
acostarme,
que
no
a
dormir,
porque
esto era imposible
para
quien tenía los nervios
en
tensión
y
sentía el
hundimiento de su
pueblo
en la
catástrofe.
Al
día
siguiente,
había
que
hacer
esa
farsa
política
titulada levanta
miento de
la moral.
Pero,
¿de
qué
iba
a escribir
yo
en
C
N
T,
si la Censura
impedía
el
ataque
a
los
culpables
del
desastre,
prohibía
la
exposición
de la verdad
e
imposibilitaba
encender
el
fuego
de la
protesta, y, por
otra
parte,
yo
no
podía
exaltar
la
confianza
del
pueblo
en
gentes
indignas
de
ella,
ni robustecer
una
disciplina
que
nos
llevaba
al
suicidio,
ni
despertar
esperan
zas
que habrían de convertirse
en
crueles
desengaños?
¿Y
cómo
hablar en los
grandes
mítines,
ante
un
pueblo
magnífico
y
trai
cionado,
sobre
cuyas
cabezas estaba viendo
ya
la garra
del
fascismo
?
Jamás
he
sufrido tanto como
entonces,
ni
nada me ha
pro
ducido
indignación tan honda
como
la
que
me produjeron las
frases
de
muchos miserables
que
hablaban de heroísmos
numan
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 21/187
LA
TRAICION
DE
STALIN
13
tinos teniendo
el
pasaporte
en el
bolsillo y
la
familia
en
Francia,
o
las declaraciones en
que
Alvares
del
Vayo y Negrín
decían
que
el fascismo no
entraría
jamás
en
Barcelona,
al mismo
tiempo
que
preparaban
el abandono de la
ciudad,
cuya
defensa
encomendó el
presidente
del
Consejo y
ministro de la Guerra
—
pásmese
el Mundo
—
a dos Batallones de Retaguardia, sin
organización
y
mal
armados,
cuyo
ir.ando se
le
entregó,
como
se
entrega
el cuchillo a un
suicida,
al teniente- coronel Luis
Romero
Bazart,
que
durante
la
guerra
sufrió
el
boicot
impla
cable del Partido Comunista
y
de sus altos
servidores.
IV.
De
Barcelona
a
Toulouse,
por
Gerona
y Figueras.
Negrín
salió de la capital catalana como un
traidor,
como
un cobarde
y
como un
sinvergüenza;
como
un
traidor,
porque
engañó
al
pueblo
al mentirle
la
posibilidad
y
la
decisión
de
defender la
ciudad;
como un
cobarde,
porque
huyó
en
secreto,
sin
atreverse a declarar
públicamente
la
retirada oficial a
,
mejores posiciones,
y como un
sinvergüenza,
porque
se llevó
lo
que
podría
interesarle a
cualquier
estafador,
porque
se
dejó
los
archivos
que
podrían interesar
a un
político, ya
que
de
ellos
dependían
millares
de
vidas
y
la subsistencia del Estado
repu
blicano,
y, finalmente,
porque
tuvo
osadía
bastante
para
mirar
cara a cara a la
gente,
como
si
sólo hubiera
perdido
una aldea
de
Las
Hurdes.
(1)
Pasamos
entonces
dos o
tres
días en
que
no teníamos
ni
siquiera
parte
oficial de
guerra.
Yo me enteré de la
pérdida
de
Barcelona
por
Radio
Milano,
que
narraba la entrada del
Cuerpo
de
Ejército
Marroquí por
Montjuich
y
la de
los
legio
narios italianos
por
el
Tibidabo,
y
después
daba una referencia
de
la alocución dirigida por Mussolini
a los
fascistas
reunidos,
bajo
banderas
de triunfo y
de
escarnio,
en
la
plaza
de
Venecia:
Negrín,
peón
de las
podridas
democracias,
decía:
'¡No
pasa
rán '
Pero nosotros
hemos
pasado, y
por
eso
podemos
decirle
(1)
Eegión
española
inculta,
insalubre,
ele
pésimas
condiciones
para
vivir.
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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14
J.
GARCIA
PRADAS
al
Mundo: ¡Pasaremos Nadie
nos explicó nada. ¿Cómo
se
había
perdido
la ciudad?
¿Qué
compañeros
se habían salvado?
¿Cómo
se
hizo la evacuación?
¿Qué
fuerzas
habían resistido?
¿Era
cierto
lo
que pregonaba,
dentro
y
fuera de
España,
el
enemigo?
¡Ni
palabra
Y
cuando uno estaba anonadado por
el
desastre,
cuando
la
indignación
no le cabía en el
alma,
la
Prensa
comunista
le
gritaba
desde sus titulares huecas
y
ampu
losas;
Ahora,
más que
nunca,
todos
al lado
de
nuestro Gobier
no de guerra y de unión
nacional,
o le ofendía desde sus
manchettes,
sarcásticas a fuerza de ser miserables:
El
doc
tor
Negrín
ha dicho
que
hay
que
resistir con
pan
o
sin pan,
calzados
o
descalzos...
Habíamos perdido Barcelona,
y
aun
decía
Mundo
Obrero,
diario comunista de
Madrid,
que
allí
se
repetiría
nuestra
gesta
de
Noviembre,
iniciada
en
nuestro Comi
té de
Defensa al
grito de
¡Viva
Madrid
sin
Gobierno . . .
A
todo
esto, el
Gobierno se
había
trasladado
a
Gerona. En
la
primera
capital
catalana había
dejado
millares
de
litros
de
gasolina,
decenas
y
decenas de camiones de material de
guerra,
destacadísimos
franquistas
encarcelados,
interesantes archivos
de
los Servicios
de Investigación
Militar,
casi toda
la
documen
tación del Ministerio
de
Justicia
y
gran
parte
de la del de
Estado... Esto era
dejar en
poder
del
enemigo, y
a merced
de
su escandalosa propaganda,
la vida
secreta
de
la República,
la
actuación contra
el
fascismo
en la
retaguardia,
las
negocia
ciones
internacionales,
las claves de
mayor
reserva. . .
No
orga
nizó la evacuación de
nada,
ni de
nadie.
De Barcelona no salió
quien
quiso,
sino
quien pudo,
y
aunque
era
fácil la
huida
de la
gente
amedrentada,
en las
carreteras
se
produjo
el
espectáculo
repugnante
de
que
las
mujeres
y
los
niños fuesen
desalojados
de
los
automóviles,
como
en la
huida
de
Málaga,
por
hombres
dispuestos
a
disparar
contra
quien
estorbase
su alocada
fuga.
Cuando se
volvió a dar el
parte
oficial
de
guerra ya
hubo
que
hablar de la
pérdida
de
pueblos
situados
veinte
o
treinta
kilómetros
al
Norte
de
Barcelona.
El
frente
de
ataque,
o,
mejor
dicho,
de
ocupación,
había
girado
sobre uno
de sus
extremos;
al principio
se
extendía de Norte
a
Sur
y
avanzaba de Oeste
a
Este;
mas,
como sólo
jresistió
la ofensiva fascista
nuestra Divi
sión
26,
antigua
Columna
Durruti,
que
se
batía en
la zona
de
Tremp,
al
Norte,
bajo la dirección de Ricardo
Sanz,
el
frente
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 23/187
LA
TRAICION
DE STAL1N
15
quedó
allí
fijo
y se adelantó por el Sur y por
la zona
media
sin
dificultad
alguna
hasta
quedar
paralelo a la frontera
francesa.
Llegó
el Gobierno
a
Gerona
y
ni
el
Presidente
ni
los
mi
nistros
ni
nadie
pensó
que
podría
establecerse
allí
para orga
nizar la
resistencia
o
por lo
menos
para
poner
un
poco
de
orden
en la masa de
la
población
fugitiva. De Gerona a la
frontera —más de sesenta kilómetros
—
según
me
dijo el minis
tro
Segundo
Blanco>
veinte días
después
toda la carretera esta
ba
cubierta
por
una interminable
caravana de
automóviles
de
carros y
de
peatones;
era
aquello
un
torrente
de centenares de
miles
de
fugitivos
al cual nadie
se
oponía
ni
acaso era posible
oponerse.
Pero
entonces
a
la
vista
del
desastre
y
sabiendo
perfecta
mente
que
los
Cuerpos
de
Ejército
de Cataluña
se habían des
moronado
por
completo
y
que
Rojo
el
jefe del
Estado
Mayor
Central
demostraba
que
ya no era
posible
rehacer
las unidades
militares
Negrín
lanzó un
manifiesto
al
pueblo
antifascista.
Empezaba
por
declarar la
pérdida
de
Barcelona
y
se
atrevía
a
decir
que
tal suceso estaba
previsto
sin acordarse de
que
—
días
antes
—
.
había
asegurado que
no
podría
ocurrir;
añadía
y
tal
vez
con el
intento
de
levantar
la moral
que
el
enemigo
tenía una
extraordinaria superioridad
de
medios
de
guerra
respecto
a
nosotros;
declaraba con la
mayor
desvergüenza
que.
al
perder
Tortosa
y
Tarragona
en una sola
semana
no
quiso
incitar
al
pueblo
a
la
defensa de
Barcelona
porque
para
hacerlo
necesitaba
él
mismo la fe que tendría que haber inspirado a los
demás;
acusaba
con
más
ligereza que indignación a
las demo-
.
cracias
occidentales
que nos
habían
dejado
solos
frente
al fas
cismo
y
luego
como
si
pretendiera
dar al
enemigo
—
por
radio
—
las confidencias propias
de
un
espía
de
alto
vuelo
proclamaba
que teníamos en
Francia
y
casi a
punto
de cruzar la
frontera
más
elementos de
guerra
que los que habíamos
logrado reunir
durante toda la contienda. Se refería
a unos
quinientos
aviones
que seis meses antes habíamos
comprado
y
pagado
a
Rusia
a
unas dos mil
ametralladoras
y a
gran
número de
cañones
mor
teros
fusiles
y
tanques.
Todo
este
material
cuyo
envío retrasó
la
U.R.S.S.
durante
algunos
meses
estaba
en
Francia
donde
aun no
sabemos
por
qué
—
ni por
quién
—
era retenido. Hablar
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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16
J.
GARCIA PRADAS
de ello para
estimularnos a
la
resistencia
era
a la
vez
aconsejar
a Franco
que
acelerase
el
ritmo
de
ocupación
de
la zona
catalana.
Bastan estas
ligeras
observaciones para
comprender
que
aquel
manifiesto
fué una carcajada
de
sarcasmo
sobre el
dolor
popular
un
crimen en contra del
antifascismo
y
un nuevo
intento
desaprensivo
de
engañarnos.
Negrín
pocas
horas
des
pués
de
prometer
la defensa
de
Gerona
huía
de
esta
capital
a
Figueras
sin
comunicar a nadie tal
fuga
y
allí
reunido con
Alvarez del Vayo y el comunista Vicente
Uribe
de los
que
no
habría de
separarse
en
adelante
recogió
lo
que
le interesaba
sacar de España
—
joyas
oro
objetos
de
arte etcétera
etc.
—
.
y
en
medio
de
la
impetuosa
corriente
humana
de
la
evacuación
logró
hacer un simulacro de reunión
de
las
Cortes. Todos
los
diputados
tenían
ya
la maleta en el
coche;
algunos
de ellos
fueron convocados
después
de instalarse en
Francia;
ninguno
quería
continuar
la
guerra
y
abierto el
Parlamento
su
presi
dente
D.
Diego
Martínez
Barrio
habló del
heroísmo
con
que
España resistiría
en la
última
peña
de su
territorio
Negrín
hizo unas cuantas
frases
peligrosas
acerca
del role
estraté
gico
de los Pirineos en un conflicto
internacional
varios
dipu
tados
mintieron la
fe
que
no
tenían y
todos
juntos
acordaron
reducir
a
tres
puntos
los
trece
que
hasta entonces
propugnó
el
Gobierno.
Tales
tres
puntos
eran turbios
y cobardes en
grado
super
lativo. Metían
la
consigna
de resistencia entre
dos
proposiciones
contradictorias
tácitamente dirigidas
a
Franco: un
plebiscito
nacional
y
una amnistía.
Resultaba
claro
viendo
aquellos
tres
puntos
que
las Cortes y
el
Gobierno
en la raya fronteriza
y
a
punto
de huir de España eliminaban
políticamente
la
guerra
.
dándola por
perdida
de modo
absoluto
y
eran
incapaces
de
establecer
unas
bases de
paz.
Conocían los políticos su
fracaso
pero
eran
tan
miserables
que
aun
teniendo su vida a
salvo
no querían
supeditar
su
orgullo
a su
pueblo
y
antes
sacrifi
caban éste que aquél.
Después
de celebrar
aquella
reunión
se fueron todos a
Francia. Para ellos había terminado
la
guerra;
y
también
para
el
presidente
de la
República
que salió
de España a
pie
por
caminos
de
herradura
de miedo
que
tenía
al
pueblo
traicionado
y fugitivo; y también para
Companys
el
presidente
de
la
Ge
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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LA
TRAICION
DE
STALIN
17
neralidad
y para los
pobres
soldados
que
iban
a encontrarse
con una
barrera
de
senegaleses
y para
centenares
de
jefes mili
tares
y
de dirigentes
políticos.
.
. Había terminado la guerra
sin
que
nadie se
ocupara
de hacer
la
paz
y
en la zona Centro
Sür
quedábamos
ocho millones de
españoles
sin
víveres
sin
ropa
sin
calzado
sin
medios
de transporte
sin
municiones
si
a
aviación
s in
armas
en la
medida
necesaria para resistir los
futuros
ataques
del
fascismo
que
al
terminar la
conquista
ds
Cataluña
y mientras
nosotros
no
teníamos
Gobierno
ni
Estado
Mayor
Central
ni
servicios de
espionaje
ni
otras
muchas
cosas
imprescindibles
ya
aumentaría
sus
efectivos de
ataque
sobre
los frentes de nuestra
zona
con
más de doscientos
mil
hombres
bien armados y encendidos
por
la
moral
de
la victoria. Negrín
y
su
gente
estaban en
Toulouse.
Millares
y
millares de
espa
ñoles
iban
a morir
de
hambre
de
frío
de
escorbuto
de tifus
en
los
campos
de concentración. Nosotros
permanecíamos
en
Madrid
a
quinientos
metros
de las trincheras
fascistas
sin
esperanza y
sin miedo. Como
siempre
para
la
guerra
vivíamos
mientras otros vivían de
ella.
El
Gobierno
inútil para la guerra
y
para
la
paz
estéril
por
sus nefastas
contradicciones
abando
naba al
pueblo
en el
desastre.
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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V
Varias
clases de
españoles
en Francia
HA
de
ser
imposible imaginarse
lo
que
entonces sufrimos los
antifascistas
de la zona
central Nuestro espíritu fué
retor
cido por toda
suerte
de
consideraciones Tan
angustiosas
eran
las
circunstancias
en
que
nos
encontrábamos
que
nos
costó
mucho
tiempo ponderar
exactamente su
real
existencia;
nuestra
voluntad
se
negaba
a
admitirlas
tal cual
eran
y
en la lucha
entre nuestros
propósitos y
la carencia de
medios
para
realizar
los
fuimos
adquiriendo
una
tónica
de
desesperación
que hacía
reñir al
amigo
con
el
amigo
que
enfrentaba al
compañero
con
el
compañero
que
convertía
en odios feroces
las
rivalidades
políticas y nos
empujaba
brutalmente hacia el caos
Las
únicas
noticias
que teníamos
de
Cataluña
eran
las
que
daban
laá
estaciones
radiofónicas
de
Londres
de
París
de
Salamanca
y
de Roma Todas
coincidían;
las creíamos y nos
daba rabia
creerlas;
luchar contra
su
influencia
era
imposible
porque
lo
que
hoy
desmintiéramos
tendríamos
que
admitirlo
mañana como
triste
realidad
Del
Gobierno no sabíamos
nada
Todos los altos organismos
de
la
República
hasta el
Estado
Mayor Central
habían
desaparecido
El
régimen
se
había des
pedazado y
la
República
sólo era un nombre
al
cual
podía
recurrir cualquier
desaprensivo
para
hacer de nosotros lo
que
le
diera
la
gana
18
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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LA
TRAICION
DE
STALIN
19
Habían
entrado
en
Francia
más
de
doscientos
mil
comba
tientes
parte
de
los cuales
habían
sido sacados
de
la
zona
central unos
días
antes;
con ellos cruzó
la
frontera
todo el
material
de varios
Cuerpos
de
Ejército
bien
dotados
en
compa
ración con
los
que
aun nos
quedaban
;
más
de
mil
cañones
cente
nares
de
ametralladoras
y
morteros
millones
de
bombas
de
mano
más
de quinientos
aviones
una extraordinaria cantidad
de medios
de
transporte
varios
Vagones
de
lingotes de
oro
etcétera
etc.
había allende
los
Pirineos.
¿ Qué
iba a
ser
de
todo
aquello?
¿Se
lo
quedaría
el
Gobierno francés?
¿Sería
trasladado
a
nuestra zona?
¿Y
cómo
si
nuestra flota
no
se
atrevía a salir
de Cartagena?
La
política
de
Negrín
como una ola
arrojó fuera
de
España
todos
aquellos
elementos de
resistencia;
y la
ola
volvió
pero
no
se
trajo
lo
que
había
expulsado
a
modo
de
detritus.
Se
que
daron
en
Francia
los
combatientes
expuestos
a
ser enviados a
la
zona
franquista a
la
cárcel
a
la
Legión
francesa
o
a morir
de
hambre
de
frío y
de
pena
en
los
campos
de concentración.
Con
ellos
quedaron
millares
de
hombres
de
mujeres
y
niños
en
una
tragedia sin
precedentes
y
a
nadie se le exigió
respon
sabilidad por
aquel
desastre
ni
por
perder
un
territorio y unos
medios
de
combate
a
cuya
posesión
estaba
vinculada
la
suerte
de
la
guerra. El
Gobierno
las
Cortes
el Estado
Mayor los
Comités superiores
de
los
Partidos políticos callaban; ni
unas
frases de
dolor
ni siquiera
unas
palabras
para
intentar la
disculpa
que
no juzgaron
necesaria.
¡Como
no
protestaba
nadie
1
. .
.
Y a
espaldas
de
los
españoles
acorralados
por
senegaleses
en
nombre de los
españoles
de la zona
central
otros
españoles
empezaron
a
bailar la
zarabanda de los millones de francos.
Republicanos
socialistas
y
comunistas
—
no
hablo de
Partidos
sino
de
personas
—
dando por
terminada
la
guerra
se
prepara
ron
para comer
a
dos
carrillos
—
después
de instalarse bien
—
el
duro
pan
del
exilio.
Lamoneda Cordero -
Manuel Albar
y
otros
discípulos
de
Pablo
Iglesias
empezaron
a
vivir
mejor
que
nadie y
a hablar mal
de todo el
mundo;
los
del
Gobierno
de Euzkadi
y
los
de la
Generalidad de
Cataluña
no se
habían
ido con las
manos
vacías;
Azaña
y sus
amigos servilones
Martínez Barrio
y
los
suyos
podrían
ir
tirando ;
de
los comu
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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20
J.
GARCIA
PRADAS
nistas
destacados,
se
ocupaban
su
Partido y el
amado
jefe
del
proletariado
mundial. Lo
que
a nadie le
parecía
bien
era
que
Negrín
y
el ministro de Hacienda no
dijesen
en
qué
Bancos
extranjeros
habían colocado
las
principales partidas
de
millones.
—
Ese dinero es del
pueblo,
y
hay que administrarlo bien.
Yo
no
tendría inconveniente
en
pertenecer
a
una Junta de
Control
. . .
Casi nadie
quería
volver a
España.
Los dirigentes
empe
zaron a
ocuparse
de la evacuación
de
compatriotas
a
México,
a
Cuba,
a
Colombia,
a Chile.
.
.,
¡a
la Luna Barajaban
mental
mente
buques y
millones.
Odiaban
a
Negrín,
pero
como éste
tenía
el
dinero. . .
El Presidente,
Alvarez del
Vayo
y
Uribe
no
se
separaban ni
a
sol
ni
a
sombra: fué entonces cuando con
certaron,
entre
un
pánico
de
cobardes
y
una
desaprensión
da
sinvergüenzas,
el
golpe
de Estado
de
la
zona
central.
Los
demás
ministros se encontraban
en
Toulouse. También
daban
la
guerra
por
perdida,
y estaban
tan
abatidos
y
abochornados,
que
no
sólo
no
pensaban
ir
a
Madrid
o
a
Valencia,
sino que ni siquiera
se atrevían a salir del
hotel.
Tuvieron que
armarse de
valor
para
rogar a Negrín
que
acudiera
a
presidirles
una
reunión,
y
el
audaz aventurero les
tapó
la
boca a
todos,
cuando
vacilante-
mente
empezaban
a hacerle reconvenciones
porque
se
olvidaba
de ellos como se
olvida un
marqués
de su
servidumbre,
con
sólo
decirles que
le siguieran
a
la zona
central,
hacia la
que
él partía
para
probar
que
era
digno
de
su
pueblo
.
. .
A ellos
mismos les asombraba la
frescura
del Presidente.
¿De
modo que se iba a
la
zona central
quien
había huido
de
la
catalana,
aquel
hombre para
quien
la
resistencia
no
era
más
que
una
palabra
vacía
de
sentido militar
y político
?
Les
costaba
creerlo.
Pero
motivos tenían
para
saber que
era
capaz
de
todo.
Días
antes,
y
precisamente
en
Gerona,
había dado orden
a
Vázquez
Ocaña,
periodista
que
le
hacía los
discursos,
para
que
invirtiera
los
francos
que
necesitase
en
la
compra
o
en el alqui
ler
de
una imprenta
en
Toulouse
o en
Marsella,
con
el
fin
de
editar en
cualquiera de
esas ciudades La
Vanguardia,
órgano
personal
de
Negrín
en
Barcelona,
y
continuar
en
sus
vibrantes
columnas
la
campaña
en
pro
de
la resistencia.
. .
Osadía
que
C
N
T,
de
Madrid,
hizo conocer
publicando
una
carta
dirigida
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 29/187
LA
TRAICION
DE
STALIN
21
a
Negrín
por
el Sr. Sanchis
Nadal,
miembro del Gabinete de
Prensa
de
la Presidencia
del
Consejo
de
Ministros.
El
Presidente
y
su
pandilla
de
lacayos
de
Stalin vieron
en
el
miedo de la
gente
que
les
rodeaba
una
garantía
de
que
podrían
hacer lo
que
quisieran
en la zona
central. Contaban
hasta
con
la posibilidad
de decir
que
la defección de
muchos
personajes
les
obligaba
a
asumir,
contra su
voluntad,
poderes excepcionales.
La decisión de volver
a
España,
para
hacer lo
que
antes no se
habían atrevido
a
realizar,
era una cobardía
traicionera,
de
matón profesional;
pero
a
muchos
papanatas
les
pareció
un
gesto
de
heroísmo,
en
Francia,
y
¡allí
fué
el
inventar dificul
tades
e
inconvenientes,
para
evitarse el
regreso
a la
lucha,
por
parte
de
mucha gente
—
o
gentuza
—
obligada
a
seguir
a
su señor
VI.
O
todos nos
salvamos
o
nos
hundimos.
. .
En
nuestra
zona
se
le
esperaba
para
que
rindiera
cuenta
de su fracaso o de
su
crimen;
crimen o fracaso
que
acababa
de
aumentarse con la
pérdida
de
Menorca
sin
combate,
mediante
la
intervención
de
un barco
inglés
que, sin que
Inglaterra
hubie
ra
reconocido al
Gobierno
de
Burgos,
llevaba
a bordo emisarios
oficiales
de él
. . .
¿
Qué había pasado
en
la
pequeña balear,
magníficamente
artillada,
y
hasta
qué
extremo
podría
decir
Negrín
que era
ajeno
a
su
entrega
a
los fascistas? No
íbamos
a
desconfiar nosotros del
comandante
militar
de
la
isla,
que
pocos
meses
antes
había
llevado nuestra
Flota al combate
heroico
y
victorioso del Cabo de
Palos.
Estando
reunidos
en
Valencia
los
delegados
de las
Regio
nales del
Movimiento
libertario,
en un
Pleno
que
duró
dos
días,
nos
trajeron
unos
compañeros
de
Cartagena
la
noticia de
la
pérdida
de
Menorca,
y
asimismo
la
de
que
e: socialista Bruno
Alonso,
comisario de
la Flota
republicana,
con
el comandante
general
de
ésta, había ido
a
visitar
a
Miaja
para comunicarle
que
los marinos
antifascistas no admitirían
orden
alguna
de
Negrín.
No sé
si
le
dirían tal
cosa
al
general;
pero,
de
decír
sela,
seguramente
la habría oído
con
satisfacción,
porque,
días
antes,
como
varios
miembros
del Comité
superior de
la F. A. I.
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 30/187
22
J.
GARCIA
PRADAS
le
hablasen de varias cosas que
estaba
obligado
a
hacer
el
Gobierno les
interrumpió
en
estos
términos:
—
¡
Sí
sí
el
Gobierno
. . .
Pero
¿
ustedes
creen
que
hay
Gobierno?
A
ver:
díganme
dónde
está
si es
que
lo saben. .
.
Ahora
bien;
¿sabía
Miaja
dónde
estaba
el
Gobierno
cuando
éste
le ascendió
a
teniente
general
y
le
hizo
jefe
supremo
de
nuestras fuerzas
de
tierra
mar
y
aire? Me
parece
que
no
ni
tampoco
Matallana cuando
se le
encomendó
el
Estado
Mayor
Central
ni
tampoco
los demás militares a
quienes
se les ascen
dió
—
tal vez
para
obligarles
a
callar
—
precisamente
cuando el
pueblo
se sentía abrumado por la
derrota.
Allí no
sabía
nada
nadie
ni
era
posible
dar
pie
con
bola.
De la caída
de Menorca
no se
dijo
ni una sola
palabra
en la Prensa
republicana
porque
la
Censura
lo
prohibió
ni ninguna autoridad ha
dado
privada
o
públicamente
la
menor
explicación
del hecho.
Nuestro
Pleno de
Valencia
discutió
problemas
importantes.
No
teníamos
Cortes
ni
presidente
de
la
República
ni
Gobierno.
Creíamos
nosotros que
para
salir
de
tal situación
el
antifascis
mo
necesitaba
hacer del
Comité
Superior
del Frente Popular
la
base
y el control de
un
nuevo
organismo
de
poder semejante
a
la
Junta
de Defensa
que
rigió
las
energías
de
Madrid
en
noviembre
de 1936.
Nada de
golpe
de
Estado
nada
de
tendencia
partidista;
pero nada tampoco
de
abandono
en
una
situación
peligrosa
y
cuando
cualquier
grito
que
produjera
confusionismo
podría dar
origen
a una
rebelión.
Opinábamos
que
al mismo
tiempo
el Frente
Popular
debía
hacer una intensa y
rápida
depuración
de
mandos
militares
pues
algunos
de
ellos no mere
cían
ninguna
confianza
y
asimismo entendíamos que era
preciso
anular
dos medidas
adoptadas por
Negrín
unos días antes de
perder
Barcelona.
Tales
medidas
que
sólo
pudieron
tener
explicación
en Cata
luña
fueron la
proclamación
del
estado
de guerra y
la
movili
zación de
varias
quintas que
llegaban
a afectar
hasta a los
hombres
de
45
años.
Por la primera
medida los antifascistas
de nuestra
zona
carentes de
relación con
el
Gobierno
quedá
bamos
a merced de los
militares
lo cual nos
parecía
peligroso
—
acaso infundadamente
—
porque
eran los
profesionales
quienes
ocupaban
los
cargos
decisivos;
por
la
segunda
se
aumentaba
el
disgusto popular
crecía
el
parasitismo
se
le
quitaban
brazo3
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 31/187
LA
TRAICION
DE
STALIN
23
a
la
industria
y se le echaba
una
carga
inútil al
Ejército
que
no tenía las armas
necesarias
para
gran
parte
de sus
soldados.
Conste
sin
embargo
que
ni
Una
ni otra
medida
produjeron
consecuencias
temibles. Los movilizados
acudieron calladamen
te a
los
centros
de
recluta
y
los
jefes
militares obraron con
lealtad
y
hasta con buen
aire
civil.
Unicamente
Jesús
Hernández comunista
comisario
general
de los ejércitos de
la
zona
libre
asumió
facultades que no
le
correspondían
por
virtud
de
las
cuales
militarizó
en
Valencia
los servicios
radiofónicos
determinó
que
en
Madrid
se
encargase
de ellos otro comunista
—
el
diputado
Félix Montiel— y sugirió
a
Miaja
que
diese una orden
—
que se
publicó
no sabemos con
qué
fin;
pero
de
la
que
no
hicimos
caso
—
con
la
que
pretendía
obligar a
que
la
población
civil
entregase
a
las
autoridades sus
armas cortas
y
largas
bajo
la
promesa
de
que
se les devolve
rían
con
la
oportuna
licencia
para
usarlas
a
los
verdaderos
antifascistas.
Hizo dar
otra
disposición
semejante
respecto
a
los
receptores
de
radio
y
el
pueblo tampoco
admitió
la me
dida
de modo
que
no adquirió efectividad.
Estábamos resumiendo
por
escrito nuestros
acuerdos
cuan
do
recibimos la
noticia
de
que
Negrín
y
Alvarez del Vayo acaba
ban de llegar
a Albacete.
Hubo
una
ligera
modificación
en las
resoluciones
de
nuestro
Pleno: si
el
Gobierno venía
lo admitía
mos
pero
con
la
condición de
que
diese cuenta
de sus
actos
al
Frente Popular
y
derogase
las
dos medidas
consideradas
inoportunas.
Decidimos
comunicar
estos
acuerdos al mismo
Negrín
al saber
que
venía
a
Valencia;
mas para lograr
entre
vistarse con él
los
compañeros designados
al
efecto
les fué
preciso
levantar la voz en su
antesala.
Cuando
consiguieron
verle
Negrín
agente
de
Rusia
se
atrevió
a
decir
que
no
podía
confiar
secretos del Estado
español
a
ningún
extranjero; decla
ración
con
la
que
pretendía
echar
de su
despacho
a nuestro
compañero
Grünfeld
argentino.
Hubo
una
escena violenta entre
el
Presidente
y nuestros delegados y éstos
volvieron
a vernos
con la
impresión
de
que
Negrín no
estaba
dispuesto
a
responder
ante
nadie de
su
actuación
pasada
ni a someter
la futura
al
criterio
popular.
Comprendimos que
su actitud equivalía
a una
ruptura
de
relaciones.
Debíamos
prepararnos para
luchar.
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 32/187
24
J. GARCIA PRADAS
Vimos
entonces nuestra
situación
del
siguiente
modo:
los
fascistas cuyas tropas no habían
sufrido
quebranto
en
Cataluña
atacarían
inmediatamente
con fuerzas
muy superiores
a
las
nuestras
en varios frentes de la
zona
y
Negrín
por
su
parte
al
verse libre del
presidente
de
la
República
de las
Cortes
y
de
las altas
camarillas
políticas
asumiría
poderes
extraordinarios
aunque
fuese
por
medio
de la
violencia
no
para oponer
una
efectiva
resistencia
al
enemigo
sino
para
hacer
lo
que
le
diese
la
gana
en
pro
de los comunistas.
En
estas
condiciones
deci
dimos enfrentarnos con
los
dos
peligros mediante
una
política
de
guerra
clara
y
enérgica
de concordia con los demás
sectores
antifascistas
y
de robustecimiento de
los
frentes.
Negrín
se
fué
a
Madrid.
Dos días
después
llegaron
los
demás
ministros
que
no
habían
podido
salir
antes de
Francia
porque
se dió
preferencia
para ocupar
los
aviones
a
varios
miembros de
la
escolta
presidencial.
Inmediatamente
y también
por
imposición
de
Negrín al
cónsul de
España en
Toulouse
los
Douglas
de que
disponíamos
fueron utilizados
para
trasladar
a varios
jefes
militares de
filiación
comunista:
Líster
Tagüeña
Etelvino
Vega.
. .
Todos los
que
habían
fracasado
en
Cataluña
iban
a
salvarnos
en
Castilla
en
Extremadura
en
Andalucía
y
en Levante.
.
.
La Prensa
staliniana
que
pocos
días
antes
había
dado
la
noticia de
que
el
Buró Político
del
Partido acababa de
expulsar
de éste a
varios
miembros del Comité
Central
que se
escaparon
con
extremada prisa de
Cataluña
empezó
a decir
que
sólo
se atrevían
a
volver
de
Francia
para
unir su suerte
a la
del
pueblo
sus
dirigentes
. . .
Reunido el
Gobierno
en
Madrid
los
fascistas
bombardearon
la
ciudad con
furia inusitada. Hubo
día en que
fué difícil
salir
de casa
y
noche
en
que
nadie
pudo
dormir.
En todas
partes
silbaba
trágicamente
la
metralla. Los
ministros
publicaron
entonces un manifiesto corto
y
vibrante
dirigido
a
todos
los
españoles
—
fascistas
y
antifascistas
—
en el
que
decían
que
aspiraban
a
conseguir
la
paz
dentro de
la
independencia
y
de
la
libertad
de
la patria y
que
lo
único
merecedor de sacrificios
y
desvelos
era la reconciliación
nacional;
declaraba
que
a
lograrla tendían
sus
propósitos
pero
que
si éstos
eran des
echados
harían valer la
fuerza
de
un millón
de
bayonetas . .
.
De
lo
que
resultaba
claro que
Negrín
hacía de
la resistencia
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 33/187
LA
TRAICION
DE
STALIN
25
un medio
para lograr
condiciones
de
paz. Téngase presente
que
en el manifiesto se
decía: O
todos nos
salvamos
o todos
ños
hundimos en la exterminación
y
en el
oprobio.
A
nosotros nos
pareció
muy
bien esta
frase.
La hicimos
eje
de nuestra
política
a
sabiendas de
que
al
aceptarla
compro
metíamos con sus
propias palabras
a
Negrín
que
cada día
estaría más
lejos
de
ajusfar
a
ellas
sus
actos.
O todos
nos
salvamos
o
todos nos
hundimos...
entre
los
antifascistas
quería
decir
que
la
suerte
de
cada
uno debía
identificarse con
la
de
los
demás
que
nadie podría
huir
que
no
se extendería
ni un
solo
pasaporte.
.
.
Y
ante los
fascistas
con
aquella
frase
manifestábamos
el
propósito
de
morir
matando
de
arrasar
todo
lo
arrasable
si ellos se
proponían
terminar
la
guerra
asesinán
donos
en
masa.
VIL
El
sucio
timo de
los
pasaportes.
Pero
del
dicho
al
hecho
...
El
Gobierno no se atrevió
a
residir en
Madrid
ni
en
Valencia
ni
en
ninguna
parte.
Anduvo
de un lado para
otro
reuniéndose en
hoteles
comandancias
militares o
casas de
campo
y
gastando
gasolina
en huir
de
su
propia
sombra.
Ahora
bien; aquella inestabilidad aquella
inquietud
estaban
perfectamente
calculadas y coincidían con
los
secretos intentos
de
Negrín.
No
teniendo
residencia
fija
evitaba
por
una
parte
que
el Frente
Popular cada
Organiza
ción
o cada
Partido
le
plantease
reclamaciones
y
por
otra
conseguía
que
todo
el
mundo
se acostumbrase a
las
idas
y
venidas
a
los extraños movimientos
que
un día
le
serían nece
sarios
para
organizar un
golpe
de fuerza
contra el
pueblo
antifascista.
Costó mucho
tiempo
saber
que
el Presidente había estable
cido
su residencia particular
en una
magnífica
casa
de
campo
cerca
de
Elche
en
la provincia
de
Alicante.
En
términos
mili
tares
aquella
residencia fué
llamada
posición
Yuste
y
allí
estaba
Negrín
con
Uribe
y
Alvarez
del Vayo no como
jefe de
un
Gobierno
sino como
jefe
de una
partida
de bandoleros
que
preparase
una
fechoría.
Quinientos
guerrilleros
comunistas
muy
feroces de
aspecto
con un fusil ametrallador
al hombro y
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 34/187
26
J.
GARCIA
PRADAS
muchas bombas
de
mano
a
la
cintura
le
daban escolta perma
nentemente.
En
la finca
no
había
oficinas
ni el menor indicio
de vida estatal. Se le llevaban
al
Presidente
guapas mujeres
se le buscaban
perdices
por
todas
partes para
que
el
pobre
señor
comiera
a
gusto
bebía buen
champán
fumaba habanos
magníficos
y
mientras los días de confusión y de
angustia
aniquilaban
la moral del
pueblo
iba tramando el
complot
comu
nista
a
espaldas
de
los
mismos
ministros
que
tenían
que
insta
larse
en
cualquier
fonducha
de
Alicante
de Elche
o
de no
importa
qué
pueblo
cercano
y
no
disponían
de otros
automó
viles que los que les daban sus Partidos.
No
sé
cómo aguantaban
la situación
en que se
veían.
No
tenían
despacho
oficial en
ninguna
parte
carecían de
altos
empleados
para regir sus
Ministerios
ignoraban
cuál
era la
situación
militar
no sabían
hoy
lo
que
harían
mañana
desco
nocían las
gestiones
internacionales
de
la
República
y el
desairado
papel
que
estaban haciendo
les
iba
dando
tal
cara
de
estupor
y
de
miedo
de
inseguridad
y
de
bochorno
que
parecían
fantasmas.
Ninguno
de ellos
podía
ver
a
Negrín;
todos
le
censuraban
pero
estando a
solas;
en
presencia
de
los
demás
callaban
como
cartujos.
Yo creo
que
sólo había un
ministro
el de
la
Gobernación
capaz
de
enfrentarse
con Negrín
alguna
vez. Paulino
Gómez
que
así
se
llamaba
pertenecía
al
Partido
Socialista
como el
Presidente;
pero
no obstante
esta
afinidad
decía
de
él
que
estaba
dispuesto
a
pegarle
un tiro.
Y
en
efecto
un
día
en
el
Palace
Hotel
de
Madrid
llegaron
ambos
a las
manos.
Segundo
Blanco
nuestro
representante
en
el
Gobierno
desconocía los
propósitos
de
Negrín.
Cuando
llegó
a Madrid
citó en
el
Comité
Regional
a varios
compañeros
entre los
cuales
me encontraba
yo
y
nos informó
pintorescamente
de
la
pérdida
de
Cataluña
nos dijo
lo que estaba ocurriendo
en
Francia
y
nos manifestó que
el
Gobierno no venía
a
continuar la
guerra
que
ya
daba
por
perdida
sino
a
salvar
los
valores
morales
y
materiales
del
antifascismo.
Algunos
camaradas
no entendie
ron
esto.
En
aquellos
días todo el Movimiento libertario de
la
zona
central
y especialmente
el de
Madrid
quería
continuar
la
guerra
seguir
resistiendo
en
espera
de
acontecimientos
internacionales o
simplemente
para
retrasar
cuanto
fuera
posi
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 35/187
LA
TRAICION
DE
STALIN
27
ble
nuestra
derrota
total, y había, sí,
militantes
que,
aun
a
trueque
de
pasar
por
pesimistas
o por
algo peor,
no
pensaban
en la
resistencia
como en un camino
que nos llevase
a la
victoria,
sino
considerándola
como
un
medio
para
obligar
al
enemigo
victorioso a conceder forzadamente
lo
que de
grado
no
otorgaría.
En
salvar,
ante todo
y
sobre
todo,
las
vidas de
los
compañeros,
en
eso
nadie había
pensado
aún.
Blanco,
que
percibió
la
sorpresa
que
sus
palabras
nos
produjeron,
nos
dijo
y
nos
demostró
que
los
republicanos,
los
socialistas
y
los comunistas
se
ocupaban,
en Francia,
de la
evacuación de
sus
compañeros
de la zona
central. Añadió
que
los
ministros traían
instrucciones, cada cual
de
su sector
polí
tico,
para
organizar
la
emisión
de
pasaportes,
la
evacuación
de
militantes civiles
y
militares,
la
salvación de
documentos
y
de
valores. . .
Aquello
no
era ni
siquiera
la
paz.
La
paz,
al
lado
de
aquello,
era una
empresa
heroica. Blanco nos
exponía
lisa
y
llanamente,
con
la mayor naturalidad,
el abandono de
la
lucha
y
del
pueblo,
la fuga
silenciosa
y
oculta,
el
miserable
¡Ahí
queda
eso ,
el
cobarde
y
desastroso
¡Sálvese
quien
pueda
—
Tened
en
cuenta
—
nos
dijo
—
que estos
acuerdos
son,
en
gran
parte,
un
producto
de
la
depresión
moral
ocasionada
por la
pérdida
de
Cataluña. Después
de
un
mes de
retirada,
no
se
puede
pensar
como
al
cabo de
dos
años y medio de resis
tencia
victoriosa;
o
sea:
en
Francia no
se
puede
pensar
como
en
Madrid.
. .
—
Bueno,
Blanco;
comprendido
eso.
Pero. . .
¿Y
el
Gobier
no?
¿Qué
política
tiene,
qué
piensa
hacer?
—
Piensa
hacer lo
que
pueda.
Ni
más ni menos. Voy a
confiaros,
para
que
no
quedéis
recelosos,
un secreto
de
Estado.
El
Gobierno,
desde hace varios
meses,
anda
procurando
entrar
en
relaciones
con los
fascistas, para
hacer
la
paz.
Pero
ellos,
¡chico ,
no
quieren.
Para
negarse
a
negociar alegan
que
el
Presidente
y
el
ministro
de
Estado,
con
quienes
tendrían
que
tratar,
son
agentes
de
Rusia,
como si Franco
no
lo
fuera
de
Italia
y
de
Alemania. Hasta
ahora,
si ellos nos hacían
un
des
precio
podíamos
contestar
con
la
resistencia.
Pero,
una vez
perdida
Cataluña,
todo está
en
liquidación.
Ni
Rusia va a
dar
un
fusil.
Prueba de ello es
que
se ha
disuelto la
agencia
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 36/187
28
J. GARCIA
PRADAS
Campsa
Géntibus, por
medio
de
la
cual
acaparaba
la
U.R-S.S.
nuestro comercio exterior.
Ese
era el
pedestal
de Negrín.
En
fin;
viéndose en esta
situación,
el Gobierno ha encomendado
a
su
embajador
en
Inglaterra
que
vea
el modo de
que el
Foreign
Office
haga proposiciones
autorizadas
a
Franco.
Lord
Halifax
se
entenderá
con el
asunto.
Pero
esto
hay
que
callárselo,
porque
si
los
fascistas
supieran
que
los
ingleses
hablaban
a
requeri
miento
nuestro,
pedirían
el
oro
y
el
moro.
Yo
pensaba
en la
pérdida
de Menorca.
.
.
De
pronto,
con
brusca
reacción,
pregunté
al ministro.:
—
¿Y
nosotros,
qué tenemos
que
hacer?
Blanco no contestó verbalmente. Levantó las
cejas,
se
arquearon
sus
labios
en un gesto de perplejidad
y
sacó de
su
bolsillo un documento
a
cuyo
pie
vimos dos firmas
y
dos sellos
de
la
mayor responsabilidad. En aquel
documento,
fechado
en
París,
también se hablaba de
barcos,
de evacuación de
mili
tantes,
de
destrucción
de
algunos
archivos
y
de
medidas
enca
minadas
a
salvar lo
que
podría
servir
a
la vida
ulterior
de
nuestro Movimiento en
el
Extranjero.
.
.
Los
camaradas reuni
dos por Blanco
—
Mancebo,
Crespo,
Salgado,
Muñoz,
A.
Moreno,
C.
Rodríguez
y
yo
—
,
nos
imaginamos
el
ambiente
en
que había
nacido
el
documento,
nos
explicamos
su
texto
y
nos
prohibimos
opinar personalmente
acerca
de
él.
Se fué Blanco a
cenar
con
Negrín. Cuando
algunos
de
nosotros
quedamos
a
solas,
no
sabíamos
por
dónde
empezar
a
comunicarnos las desilusiones.
—
¿Quién
sería capaz
de exponer
eso
en un Pleno
de
mili
tantes de
Madrid?
—preguntó
Mancebo.
Al
día
siguiente,
C
N
T,
recogiendo
un
criterio
orgánico,
hablaba del 7 de noviembre
de
1936,
en
que
estuvieron
a
punto
de
perder
la
vida
los personajes
que
abandonaron
su
obligación.
Pero,
¡
qué
importaban los periódicos
Negrín
no
los leía.
Una
semana después de
proclamar
aquello
de
O
todos nos salvamos
o
todos
nos
hundimos
.
. .
,
aconsejó a Paulino
Gómez
que
man
dase
hacer
millares
de
pasaportes.
—
¿
Millares
?
—
Sí,
sí;
millares.
Será
muy
poca gente
la que
podrá
salir
de
España.
Pero,
¿cómo
damos
pasaportes
a
tres
o
cuatro
mil
personas
y
se
lo
negamos
a las
demás?
Se
sublevarían hasta
las
piedras.
Hay
que
dar
pasaporte
a
quien
lo
pida, para
que
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 37/187
LA
TRAICION
DE
STALIN
29
se
extienda
la tranquilidad. Ahora bien; la
validez
de
los
pasaportes
ha
de
ser cosa de
cuentagotas.
Sólo
valdrán
los
visados
por
mí.
. .
Así
hablaba
el
Presidente.
¿Podría
haber
fraude
timo más
canallesco? Paulino Gómez
ordenó
hacer
en
la imprenta del
Ministerio
de
la
Guerra
de
Madrid
con
personal
seleccionado
y
comprometido
a callar
en un
solo
día
sesenta
mil
pasaportes.
Salgado
y
yo
lo
supimos
al día
siguiente.
Doy
el
dato para
que
nadie dude
del
engaño
organizado por
Negrín
bajo
cuya
inspiración
se
proveyó
de
documentos
de
aparente
validez
para
embarcar
a
centenares
de
miles
de
personas
mientras
el
Movimiento libertario
contando y
sin contar
con
la martingala
presidencial
-
prohibía a
sus
afiliados
pensar
en la
evacuación.
VIII.
Varias entrevistas
importantes.
Pasemos ahora
a
otras
cuestiones. Sea la
primera
la
planteada por
un manifiesto
del Partido Comunista.
Procla
mado en
todo nuestra zona el
estado
de
guerra
Casado
jefe
del
Ejército
del
Centro
publicó
en Madrid
una nota
por
medio
de la cual manifestaba al
pueblo
la satisfacción con que
veía
que nadie hiciese necesario
aplicar
las medidas
de
excepción
del fuero militar.
Al
día
siguiente
la
Censura
de
Prensa
hubo
de
tachar en
Mundo Obrero
gran
parte
de
un
manifiesto
del
Buró
Político
del
P.
C.
En tal
manifiesto
los stalinianos
expli
caban
a su
antojo
la
pérdida
de
Cataluña
se enfrentaban
—
según
su
costumbre
de
especuladores
de
triunfos
y
de fracasos
—
con
todos
los
partidos
políticos
arremetían
contra
un
imagi
nario
trotskismo
acusaban a los incontrolados
y
principal
mente
cubrían
de
groseras
Calumnias al
anciano
Largo
Caba
llero
porque
se
había marchado
de
Barcelona
como
habían
hecho
—
aun siendo
jóvenes y
teniendo
cargos
de
responsabili
dad
—
los mismos
que
le atacaban.
Aquel manifiesto contra
los
cobardes
y los traidores fué
leído
íntegramente
ante
el
micrófono
de Radio
Nacional
de
Salamanca
y
por
cierto
que
los fascistas lo comentaron diciendo que
sus
valentonadas
carecían
de
valor
porque
habían
sido escritas en
la frontera.
Estaba
fechado
en
Figueras
donde
algo
se
habló
respecto
a
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 38/187
30
J.
GARCIA
PRADAS
un
golpe
de
Estado
en
la zona
central
y era destinado
a
hacer
ambiente
para tal hecho.
Mundo Obrero acató la Censura únicamente en
algunos
de
sus
ejemplares.
En
los
demás
publicó
el
manifiesto
y
en
su misma
imprenta
se hizo
de éste
una
edición
especial
para
ser repartida
por
Madrid.
Sabiéndolo
Casado
reunió en
su
despacho
a los directores de
los
periódicos
madrileños
y
nos
habló con mucha
claridad
sobre
aquella y
otras cuestiones.
Los
directores de
los
periódicos
comunistas
quedaron
a
la
altura
del
betún
no sólo
por lo
que Casado
les
dijo
tan
enérgica
cuanto
cortésmente
sino también
por
las
manifestaciones
de
Javier
Bueno
de
Eduardo
de
Guzmán
de
Salvador
Quemades
. . .
Estábamos todos
hartos
de
soportar
sus
calumnias.
El
coronel
les dijo
que
estaba enterado de
que
iban a
repartir
el mani
fiesto
por
las
calles
y
les
aseguró
que no admitía
desafíos.
Intentaron decirle
que estaba
equivocado;
pero
unas
horas
después algunas
parejas
de guardias
de
Asalto
comunistas
que
pegaban
de noche el manifiesto en
las
paredes
recibieron
pistola
en
mano
a un
grupo
de
soldados
que
quisieron
impedír
selo
y
al
día
siguiente
quienes
repartían el
manifiesto ilegal
eran
grupos
de niños
menores
de doce años . . .
Los guardias
de Asalto
que
pegaban
el
manifiesto fueron
detenidos
y
a
Mundo Obrero
.se
le impuso una suspensión.
Eran sanciones
obligadas pero
a
Casado
le
costaron bastantes
disgustos.
De la
suspensión
de Mundo
Obrero
protestó
el
ministro comunista Vicente
Uribe
que
llegó
a
amenazar con
el
terror
político al
coronel
quien
no se
dejó
amilanar
y
para
conseguir
la
excarcelación de
los guardias
intervinieron
sin
conseguirla
Miaja
y Negrín.
La
conversación
de éste
con
Casado
fué
interesante en extremo.
El
propio coronel
la
contará
en un
libro
que
prepara;
pero yo puedo
asegurar
que en ella
se
habló
de
todas
las
dificultades que
el antifascismo no
podía
salvar
del
régimen
de hambre a que estaban sometidos los
combatientes
y
la
población
civil
de los
riesgos
del
partidismo
comunista
de
la
ofensiva que estaba montando
el
enemigo.
Casado
hizo
ver
a
Negrín
la
imposibilidad de continuar
la
gue
rra con los medios de
que
disponíamos;
Negrín
le hizo saber
que
le había sido
imposible
entablar
negociaciones
de
paz
y
finalmente
como
el
jefe del
Ejército
del Centro señalara al
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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LA
TRAICION
DE
STALIN
31
ministro
de
Defensa
la
responsabilidad
que
asumiría
quien
se
obstinase en
mantener una
resistencia verbal
desasistida
de
medios
de
combate,
Negrín terminó
la conversación
diciendo:
—
¡Y
qué
vamos
a
hacer,
mi
coronel.' Yo
no
puedo
mar
charme si
no
me
echan.
.
.
Frase
que
fué una revelación
para
Casado.
Negrín,
en
el
fondo,
quería
marcharse,
dejarlo
todo
manga
por
hombro
;
pero,
mientras no se
fuese,
seguiría
hablando de
resistencia sin creer
en
ella,
perdiendo
el
tiempo
entre
la guerra
y
la
paz,
abriendo
ante su
pueblo
el abismo
del
desastre,
en
el
que
todo se
hun
diría
mientras el
Presidente
huyese
en
avión
a Francia
...
Y
la
misma
impresión
sacó nuestro compañero
Cipriano
Mera,
uno de
los
antifascistas
más prestigiosos
por su larga
vida
de
lucha
y
uno
de los militares a
quienes
todos
los
sectores polí
ticos admiraban
por su conducta durante
la
guerra,
cuando
Negrín le visitó en
el
cuartel
general
del
Cuarto
Cuerpo
de
Ejército.
Hablaron
ampliamente
de
la
guerra.
A
Mera no le asus
taban las situaciones
difíciles,
pero tampoco
le
agradaba
dar
a las ilusiones
plaza
de realidades.
Por
eso se mostró
preocu
pado, pesimista,
al examinar ante el Presidente las circunstan
cias en
que
nos hallábamos.
Negrín
le
contestó
que
no había
motivos
de
tristeza,
porque
estábamos
en
mejores
condiciones
que
nunca para
aplastar
al
enemigo.
Tenía
millares
de
cañones,
ametralladoras y
morteros,
más
de
quinientos
aviones,
una
exorbitante cantidad de
munición, etcétera,
etc.
Cuando
ter
minó de echar sus
cuentas
galanas,
Mera,
para demostrarle
que no
hablaba
con
un
palurdo,
le
preguntó:
—
Y
todo ese
material,
señor
Presidente,
todo ese
material
con el
que podríamos
ganar la
guerra,
¿dónde
está?
—
Lo
tengo
en
Francia.
—
Sí,
ya
me
parecía
;
pero
nosotros
estamos
aquí
...
¿
Cree
usted que podremos
traerlo
a estos
frentes?
—
¡Hombre
Yo creo
que
sí.
Creo ...
Mera,
que
ha conocido a
más
de un
Capitán
Araña
en
su larga vida de luchador proletario,
se
quedó
pen
sando
que
sólo
podían
pedirle
sacrificios al
pueblo
quienes
fueran
capaces
de
sacrificarse
por
él;
pero
que los
demás,
los
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 40/187
32
J GARCIA PRADAS
que
embarcaban a la
gente quedándose
ellos
en
tierra
estaban
obligados
a
no
perder
el
juicio
y
la
vergüenza aunque
sólo
fuera
por
evitarse
el
riesgo
de
perder
al
mismo
tiempo
la
cabeza
;
Algunos
días después
Negrín
hasta
cuyos
oídos
ya
habían
llegado
los rumores del descontento
público
quiso
conocer
cuál
era el
estado de
ánimo de los principales
jefes militares
y
para
lograrlo
reunió en
el aeródromo de
Los
Llanos cerca
de
Albacete
a
Miaja jefe
supremo
de
nuestras
fuerzas;
al
general
Matallana
jefe del Estado
Mayor central;
al
jefe de la
Flota
y
al
de la
Aviación;
al coronel
Moriones
jefe del
Ejército
de
Andalucía;
al general Menéndez
jefe
del
Ejército
de
Levante;
al
general
Escobar
jefe del
Ejército
de
Extremadura;
a
Casado
jefe
del
Ejército
del
Centro
y
al
general
Bernal
jefe de
la
base naval de
Cartagena
Les
pidió
Negrín
que
cada uno
dijera
francamente lo
que
opinaba
de
la
situación
militar
y Manolo
Matallana
con emoción
que
le llenó los
ojos
de lágrimas
varias
veces
hizo
un
amplio
y
detallado informe
de
nuestras fuerzas
y
de
las
del
enemigo
Teníamos en
toda
la zona unos ochocien
tos
cañones de
muy
diversos
calibres
en estado bastante defi
ciente;
no
disponíamos
más
que de
unos
75
aviones de diferentes
tipos
en su mayoría inútiles
para
el
combate;
la escuadra
carecía
de
muchas cosas indispensables para hacerse
a
la mar
en
plan
de
lucha;
no teníamos munición
antiaérea ni
para
un
día
de
fuego;
nuestro material
blindado no
pasaba
de una
cincuentena
de
carros;
el
número total
de
fusiles
ascendía
a
trescientos cincuenta
mil;
la
escasez
de ametralladoras y mor
teros
era
exasperante;
había víveres en los
puertos
para
unas
dos
semanas
pero
la
penuria
de
material de transporte
era
abrumadora
y
la
pérdida
de
Cataluña nos
había
dejado
hasta
sin
neumáticos Frente a
nuestro
ejército
desmoralizado
por
la
derrota
en
el que
las deserciones
y
las
fugas
al
campo
con
trario
empezaban
a
adquirir
espantosas proporciones
el
enemigo
acumJulaba
millares y millares
de
hombres bien dotados
de
armamento
y
munición
que
confiaban
en
poner
fin
a
la
guerra
con un
solo esfuerzo
decisivo
una aviación
de setecientos
apara
tos
de
gran
bombardeo
una flota
que
en
colaboración
con
unidades italianas
bloquearía
nuestros
puertos
etcétera
Informaron
después
los
demás
jefes
y
ninguno
recató
su
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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LA TRAICION
DE
STALIN
33
criterio,
consistente en que,
al
margen
ya
de nuestra
voluntad
y por
imperio
de
las circunstancias, había
que
poner
fin
a
la
guerra,
para evitar el sacrificio estéril de ochenta o
cien
mil
hombres,
por
una
parte,
y
por
otra
para
ver si
se
lograba,
mediante
unas
negociaciones
de
paz,
lo que
no
se
lograría
con
las
armas.
No creían
posible
más
resistencia
que
la
que
impu
siera la
dignidad,
si
Franco
quería
obtener la
rendición
sin
condiciones,
la
entrega
del
pueblo
por sus
dirigentes
políticos
y
militares.
El
único
que
discrepó
fué
Miaja.
Se declaró
parti
dario
de
la
resistencia a todo
evento,
y
Casado le contestó
que
le
parecía
muy
bien,
pero
sólo
en el
caso
de
que
los
jefes
trajeran
sus
familiares
a
España,
si los
tenían
fuera. . .
Miaja
tenía
en
Francia
los
suyos.
Negrín escuchó
a
todos
con
aire
despreocupado,
y
luego,
como
si
lo
que
le habían dicho no tuviera
para
él
la menor
importancia,
les
manifestó
que
su Gobierno
había intentado
entablar
negociaciones
de
paz
con el
enemigo
por muy diversos
conductos,
y
como
hasta
entonces
le
había sido
imposiblo
lograrlo,
no había más remedio
que
.
. .
¿
dimitir ? No
;
los
jefes
militares
reunidos recuerdan
que
lo
que
el
Presidente
dijo fué
.
que
no había
más
remedio que
resistir
como
fuera.
Lo
de
siempre:
calzados
o
descalzos,
con
pan
o
sin
pan,
con
fusiles
o
sin
ellos.
Resistir
con discursos.
Sacrificar
el
pueblo antes
que
el
orgullo.
Tan cínico
y brutal fué
el
Presidente,
que
el
general
Menéndez,
republicano,
muy
modosito.
de
ordinario,
llegó
a decirle:
—
Créame;
no me conozco
a mí
mismo.
¡Que
pase yo por
lo
que
paso,
que
haga dejación
de mi
dignidad
hasta este extre
mo,
que
me
aplaste
tanto
la
disciplina
. . .
¡
No
me
conozco,
señor Presidente
. . .
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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IX
El
humorismo
desesperado
de Madrid
LA
irresponsabilidad
de
los
gobernantes y
la
hipocresía
de
casi todos los
dirigentes
eran
percibidas
por
el
pueblo
por
un
pueblo
a
quien
no se le
podía engañar
sino
cuando
él
toleraba
el
engaño
que
ponderaba
con
toda exactitud su situación
y
que
seguía pasando
hambre
trabajando
y
ocupando
las
trincheras
porque
le daba la
gana porque
sí
mas
no
por
miedo
a
nada
ni
a
nadie
ni
tampoco
porque
tuviera la
esperanza
de
triunfar
Que
era antifascista resultaba
indudable;
pero
su antifascismo
empezó a
ser
abúlico pasivo
de manifestaciones
sarcásticas
y
se diría
que
al cabo de
un
mes
de
mirar un
panorama
de
desastre
se
había abierto las
venas
como Séneca
Fué
enton
ces
cuando
apareció
en
Madrid
donde hacía más de
dos años
que
se estaba viviendo de cara
a
la
muerte
el humorismo
de
la desesperación:
—
Van
a
detener
a
todos los
ciegos
—
te decía
un
amigo
—¿Sí? ¿Por
qué?
—
Porque
no
pueden
ver a
Negrín
—
Lo
mismo
nos
pasa
a todos
—
Bueno
sí;
pero
es
que los ciegos tienen además otro
delito
—¿Cuál?
—
El de
intento
de evasión al
campo
contrario
¿No
ves
34
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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LA
TRAICION
DE
STALIN
35
que
se
paran
al
borde de
una acera y
piden
al transeunte
que
los pase
al otro
lado
?
. . .
En
el
teatro,
un actor cómico
hacía varios chistes sobre
la
escasez
y la mala calidad
del tabaco.
Daba a sus pitillos
el
nombre
de una flor:
nomeolvides,
porque
se
apagaban
a
cada
instante,
en cuanto uno se olvidaba de
chupar.
—
¡Son
de amianto
—
exclamaba
el
actor,
cuyos
gestos
celebraba
estrepitosamente
el público;
y
al
ver
a un soldado
en
el
patio
de butacas le
pedía
un
cigarrillo,
después
de tirar
con
asco
el
suyo.
—
No
tengo,
amigo
—
contestaba
el
mlozo recién
llegado
de
las trincheras.
—
Me lo esperaba.
Aquí
sólo
fuman
los dirigentes y
los
jefes
.
,
.
Una carcajada
en
el teatro. Se
fijaba
el actor
en
un
palco,
donde había un comandante
y varias
muchachas.
—
¡Camarada
Sin
que
se
entere
la tropa.
. .
¿Fumamos?
El
oficial,
un
poco
azorado,
echaba
un
pitillo
al
escenario.
Lo
cogía
al
vuelo el
actor,
-lo
miraba con arrobamiento
y
decía,
pronunciando
a.
la
española
la
palabra
yanqui:
—
¿Es
Lucky,
no?
¡Ya
lo
creo
que
es
luqui
¡Vamos,
lu qui
hay
Deshacía
el
pitillo
en
la
palma
de
su mano izquierda,
y
luego
iba
quitándole
a
la
picadura los palitos
que tenía.
Esto,
durante
varios
minutos.
Al fin,
ya
entre
los
gritos
del
público,
le
preguntaba
al
comandante:
—
Oiga
usted,
camarada.
¿Me
ha dado un pitillo,
o
un
haz
de leña?
—
¡Fuma
y
calla,
si
quieres Es
el
tabaco del
frente.
—
Bueno, bueno,
fumaré;
pero.
.
.
¡cuidado
que
os
dan
palos
en el frente
Y el
público,
que
era
antifascista,
se reía.
En
un
café,
ante
dos
tazas de un recuelo
negruzco,
indefi
nible,
discutían
dos amigos:
—
Si entrasen los fascistas en
Madrid,
harían una
salva
jada.
¡Qué
cantidad de
fusilamientos
—
No
creas.
A
Franco,
cuando
termine
la
guerra,
no
le
convendrá
crearse más
enemigos
con nuevas
ejecuciones.
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 44/187
36 J.
GARCIA
PRADAS
—
Bien;
pero
si nos
deja
en
pie
a
nosotros,
a sus
enemigos
de
hoy,
estará
perdido.
Además,
ten en
cuenta
que
es
maricón.
Ese tío
no perdona. ¡Se carga
a
su padre
—
Es
que
no
le conviene.
La
guerra
exige
una
política,
y
la
paz,
otra. Cuando
llegue
la
paz,
los derramamientos
de
sangre
serán
peligrosos.
—
¡Déjate
¿Tú
crees
que
si
cogiese
a Eduardo Val
no
le
arrimaría al
paredón?
—
¡Vaya
una
pregunta
¿Cómo
se
iba
a
salvar
ese,
si
organizó
las
Milicias
Confederales y
ha hecho
más
contra
el
fascismo
que.
. .
—
Lo
fusilaría.
¿Ya
Miguel
San
Andrés,
el
de Izquierda
Republicana
?
—
Mira,
a
ése,
no.
Los
republicanos
son
otra
cosa
;
como los
gorriones,
no
merecen
el
tiro.
. .
Le condenarían
a
veinte
o
treinta
años
de
trabajos forzados.
—
¿
Y
a
Miaja
?
¿Tú
crees
que
a
Miaja
?
. .
.
—
¿ Quieres
que te conteste
con
sinceridad
?
—
Claro.
—
¿Sin
propaganda para
el
Extranjero?
—
¡
Naturalmente
—
Pues,
mira,
chico,
yo
creo que a
Miaja
...
¡
Bah
Le
pondrían
tres duros
de
multa
...
¡
Qué
sabe él
de
la
guerra,
si no
se
ha metido
en
nada
La
ironía
de este
cuento,
que
provocaba
la risa
en
todas
partes,
era una
manifestación del
propósito
popular
de
resta
blecer
la
verdad
sobre
la
defensa de
Madrid,
a
la
que
Miaja
debe su fama
sin
que
ella
se
deba a
él.
Cuando
los
periodistas
de la
capital
pidieron
que
se
le
condecorase
con
la
Medalla
laureada
de
Madrid,
yo
le dije al
general
en su
despacho
de
los
sótanos del
Ministerio de
Hacienda,
una noche en
que
convidó
a
champán
a los directores de
los
diarios madrileños:
—
Ya me
conoce
usted,
a
pesar
de
que casi
nunca
vengo
a
verle. Me
pierde
la
sinceridad.
.
.
—Lo
que te pierde
es el
veneno
que
tienes. Te
metes
conmigo
en
C N
T
sin
que
se entere
nadie más que
yo
. . .
—
Pero,
¡hombre ,
si
es que
tiene
usted
unas
cosas.
.
,
¿Quiere
que
le
diga
lo
que me
parece
este
acto de hoy?
—
¡Venga
Pero
si
me
tomas el
pelo
te fusilo.
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 45/187
LA
TRAICION
DE
STALIN
37
—
Es
usted
calvo,
mi
general
. . .
Escuche,
que
le
voy
a
dar
mi
opinión
con un cuento,
a
guisa
de
parábola.
Un
domingo,
estando
el
puerto
de Santander lleno de
gente,
se
cayó
al
agua
un chiquillo.
Voces,
gritos,
un estremecimiento
de
angustia
en
los
corazones,
ante
la
posibilidad
de
que
el
chico
se
ahogase.
De
pronto,
¡al
agua
un
carabinero Cae de
mala
manera,
con
aspaviento
de
susto,
pero enseguida
se
repone,
nada
presto
y
salva al
peque.
Cuando lo sacó del
mar,
quién
le
felicitaba,
quién
pedía para
él
la Cruz de
Beneficencia,
entre un coro de
vítores.
Y
el
carabinero,
así
que
sosegó
su respiración
y
echó
por
boca y
narices el
agua
que
involuntariamente había tra
gado,
dijo:
—
Sí, sí
;
todo esto está
muy
bien
.
. .
Pero
lo
que
yo
querría
saber es
quién
es el follón
que
me
ha
empujado
. . .
El
general,
que tenía en
la
mano
derecha
la
ancha
copa
de
vino
dorado y
espumoso,
me
miraba
en
silencio
a
través
de
los
gruesos
cristales
de sus
gafas,
bonachón y
torpote,
receloso
e
indulgente
al mismo
tiempo.
No
sé
si
pensaba
formar
el
piquete
de
ejecución.
De
querer
fusilarme,
le hubiera
dicho,
al
verme
perdido, que
en la
defensa
de
Madrid tuvo
un
papel
menos
importante
que
el del carabinero
en
el
puerto
de
Santander.
¡Y
lo bueno del
caso
es
que
luego
el
general
se
aplicaba
el cuen-
teeillo
contándoselo
a
sus íntimos
Siendo
las
lentejas
el
único comestible
que
relativamente
abundaba
en
Madrid,
la
gente
dió
en llamarlas
pildoras de
resistencia
del doctor
Negrín.
Fué
imposible
evitar
que
en
una
calle
se
constituyera,
por
imperativo
de
la
necesidad,
una
especie
de
lonja
del
intercambio,
adonde
iba
una
mujer
con
un
pollo y
se
marchaba con media libra de
tabaco;
se
acercaba con
unos
zapatos
un
chaval,
y
se
alejaba
con
un
conejo
y
tres
coles;
por
un kilo
de tocino
se
podía
obtener
un
corte de
traje
;
por
un
poco
de
café adquiría un
peluquero
el
compromiso
de
hacerle
la
permanente
a
la
mocita
que
lo
llevaba;
por
una
pastilla
de
jabón
se
podía
alcanzar
el
guiño intencionado y
formal
de
alguna
otra.
. .
Aquella lonja
del
intercambio,
tan
pintoresca
y
abigarrada,
ponía
al descubierto el
cáncer de
nuestra
retaguar
dia,
corroída
ya
por
todos los horrores
de
la
guerra,
y
no
sé a
quién
se
le ocurrió
decir
que
había visto
allí
al
Presidente
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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38
J. GARCIA
PRADAS
atareado en cambiar de
una vez todas sus
pildoras
por
una
maleta
de
segunda mano.
.
.
Un día
apareció
muerto un
burro
en
la
barriada de
Las
Ventas,
ya
en las afueras de la
capital.
El asno,
montón de
huesos
cubierto
por una sucia y
llagada
piel
de
matalón,
tenía
al
cuello
un
cartel en el
que
se
leía:
Perdóname,
fraternal
camarada Negrín.
¡No
he
podido
resistir
más
También se decía que
una
noche,
en el
frente,
de trinchera
a
trinchera,
los fascistas
gritaron:
—
¡Rojillos
¿Queréis
sardinas? Tenemos
aquí
dos
cajas.
Enviad
por
ellas.
—
¡Que
os
aprovechen,
cabrones Sois unos traidores.
Lo
que
queréis
es
quedaros
con
los
que
enviemos
a
buscarlas.
—
Sólo lo haríamos
si
enviaseis
rusos. . . Si
sólo sois
espa
ñoles,
os
las
enviaremos con un borrico.
—
¿Italiano,
o alemán?
Será
el
consorte de Franco.
Al
cabo
de
una larga
y
grosera
discusión,
el burro
llegó
cargado
con
dos
grandes cajas
de
sardinas,
y al día
siguiente
los fascistas volvieron a
gritar:
.
—
¡Rojillos
¿Cómo
estaban
las sardinas?
—
¡Formidables
Hasta
ahora
no hay
ningún
caso de
enve
nenamiento.
'
—
Si
queréis más, enviadnos
el
burro,
para que vuelva con
otra
caja.
—
¿
El
burro,
decís
?
¡
El
burro
estaba
mejor
que
las
sardinas
X.
El
discreto
y cobarde
¡Ahí
queda
eso
Sólo un
idiota
puede
decir
que
estos
chistes
y otros
muchos
eran
fascistas,
de la
quinta
columna.
La
verdad es
que
los
contaban
aquellos
madrileños
de
cuyo
antifascismo nadie
podía
dudar,
los que eran
capaces
de
reírse
de
la muerte
y
de
hacer
una pirueta
sobre
el
abismo abierto
a
sus
pies.
Eran los
chistes
de
la
desesperación madrileña,
los donaires de un
pueblo orgu
lloso
de su
sufrimiento
y
capaz
de
burlarse de su
propio
dolor.
El
verbo
de
Madrid fué
en
aquellos
días tan
desgarrado
como
el
que
tuvo
el Azoguejo
de
Segovia,
el
toledano
Zocodover
y
el
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 47/187
LA
TRAICION
DE
STALIN
39
Mentidero
de
la
misma
Corte
de
los Milagros en
tiempos
de
los
Felipes,
cuando
España,
siendo
una
gusanera
de
picaros,
frailes,
pretendientes y soldados,
daba su nombre
y
su sangre a las
empresas
imperialistas
contrarias a su destino.
¡Nadie
creía
en
nada,
como no
fuera
en el
hambre
y
en
la
muerte
En tal
ambiente,
costaba mucho
trabajo
pensar
con
lucidez,
ponderar
la»
circunstancias,
sentirse servidor del
pueblo
y de
un
ideal,
vigilar
los movimientos
de
todos
los adversarios
y
determinar los
propios
con
valentía,
buen tino
y
noble intención.
El
espíritu público
enfermaba;
tantas
veces
se le
había
disfra
zado
al
pueblo
la
verdad,
que
daba
plaza
a las
mentiras
más
desprovistas
de
fundamento.
Todo
le
era
igual.
La
Prensa,
con una
gran
escasez de
papel, no podía
cumplir
su cometido;
por
radio no
se
decían más
que
tópicos;
ninguna
autoridad
hablaba;
los
dirigentes políticos
no sabían
qué
hacer;
todo
el
mundo tenía
suposiciones absurdas,
barruntos
trágicos, recelos
peligrosos
e
informaciones de
mal
origen.
En
poco
tiempo,
Madrid
llegó
a
parecerme
un inmenso
manicomio,
en
el que
la
misma
sensatez
tenía tono
demencial.
A
todo
esto,
con
la
mayor
discreción,
se marchaban
los
cobardes. De la noche a la
mañana, desaparecían
directores
de
periódicos
que
sólo
sabían
escribir
en pro de
la
resistencia;
oradores
que se habían
hartado
de
decir en los mítines
que
Madrid sería Numancia
cuando no
pudiera
ser
el
primer baluarte
del
antifascismo;
dirigentes
que
otras veces
proclamaron
la
necesidad de fusilar
a
los
cobardes
como si fuesen
felortes,
y
hasta muchos héroes
que
se batieron
con
arrojo
en
julio
y
en
noviembre
de 1936 y
que
más tarde
se jugaron
la
vida en las
trincheras. Fuera
de
Madrid,
de
aquel
Madrid batido por la
artillería
contraria,
la desmoralización
era
mucho
mayor.
Alicante,
por
ejemplo,
se
iba
quedando
vacío. Para evitar
aque
lla
desastrosa
ignominia, nuestro Movimiento montó
la guardia
en
todo el litoral.
En
Sagunto,
los
compañeros encargados
de
impedir
la
fuga
de los cobardes
fueron
barridos,
por
éstos,
a
fuego
de
ametralladora
. .
.
¿Y
cómo
no
iba a ocurrir
esto,
si
todos
los
sectores
anti
fascistas,
excluido
el libertario e incluido
el
bolchevique,
hacían
secretamente
las listas de sus militantes
y
con el
mayor sigilo
les
daban su
pasaporte,
para
que
hoy
unos
y
mañana
otros,
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 48/187
40
J.
GARCIA
PRADAS
con
su familia
y
los
medios
de
vida
necesarios
escapasen
dejan
do al pueblo
organizado
para
resistir
el
criminal
ataque
de
la
bestia
fascista ?
Había
sí
dirigentes
de partido
para
quienes
no había
sonado la hora de
la
fuga;
pero
sus actividades
no
-
eran
otras
que
las de
la
evacuación.
El
P.
C.
la
tenía perfecta
mente
organizada para
sus
dirigentes.
¿No
es
verdad
cama-
rada
Manuel
Delicado
que
en
público
hablabas de
la
defensa
de la
patria y
en secreto hacías valer tu nacionalidad argentina ?
El
Gobierno
procedía
de
semejante
manera.
Ya
hablé del
timo
de
los
pasaportes.
Ahora diré
que
Negrín desde
la
posi
ción
Yuste
organizó
el
saqueo
de
la
riqueza
fungible
que
nos
quedaba.
Había
una Junta Nacional del Tesoro
Artístico
en
cargada
de
su
custodia;
dependía del
Ministerio
de
Instrucción
Pública
regentado
por
Blanco
y
Negrín
que
no confiaba mucho
en
éste
lo
hizo
depender
del
Ministerio
de
Hacienda cuyo
titular
el
republicano
Méndez
Aspe
compartía
con
él el
manejo
clandes
tino
de
los
bienes
nacionales.
Cuadros estatuas
porcelanas
joyas
maravillosas
oro
plata:
todo fué trasladado cerca
de
los
puertos
a
los
depósitos
donde
meses
después
encontrarían gran
parte
los fascistas.
El
Presidente ordenó
hasta
la
acumulación de
grandes
cantidades de azafrán
y
de
mercurio
para exportarlas
y
algo semejante
hizo
por
su cuenta
alguna Organización
. . .
Nosotros
estuvimos
a
punto
de
obrar
del mismo
modo.
Aquello
no
era más
que
realizar
el
plan que
nos
había
expuesto
Blanco
a su
llegada
a
Madrid.
En la
capital
no recordábamos
ya
sus
palabras
los
siete
compañeros
que
después
de oírlas
y
meditarlas
acordamos
guardar
silencio acerca de
ellas
porque
las creíamos desmoralizadoras.
Pero
aunque
nuestro
Movi
miento
estaba en manos de
hombres
de buen
temple
dispuestos
a jugarse
la
vida por mantener una justa
posición
el
ambiente
de Madrid
—
desesperada
tranquilidad falta
de
miedo
al
ataque
orgullo
colectivo para
burlarse
de
la
muerte
—
no
existía
en
ningún otro
sitio.
Los
puertos
estaban
perdidos.
Y en una
ciudad con puerto
se
aceptó aunque con toda clase
de
reservas
y a la vista de lo
que
hacían
los
demás
la sugerencia
de salvar
nuestros valores morales
y
materiales-
Los
compañeros
Manuel
Salgado
González
Marín
y
yo
fuimos
encargados
de hacer
aquella
labor en
la región del Centro.
¡Menudo
encargo
el de hacer listas de
embarque
destruir
parte
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 49/187
LA
TRAICION
DE
STALIN
41
de
nuestros
archivos y salvar la
documentación interesante,
cuando nuestros
compañeros
hablaban
de
pegarle
un
tiro
a
quien
hiciese
las maletas
y
hasta de
dejarlo tendido en la calle con
un
cartel
que
dijese
: Con
pasaporte
. .
.
para
el
otro mundo
Nos
enteramos
de
la
designación que
nos hacía
y
de
las
orienta
ciones que
nos daba
para
el
trabajo
el
compañero
secretario del
Subcomité Nacional de la
C.
N.
T.,
que
unos días antes se con
virtió en
Comité Nacional.
Habló
y
leyó
durante más
de
una
hora.
Nosotros
callamos,
abrumados
de
responsabilidad
;
acepta
mos el
encargo
—
acuerdo
orgánico
—
sin
decir una
palabra,
sin
mover
la cabeza, como
se
acepta
lo
irreparable,
y
a
la
hora
de
cumplirlo
...
\
A
la hora
de
cumplirlo nos
pusimos
a tono con
la
situación,
que
demandaba
enérgicas
medidas,
reacciones
vigorosas.
Pres
cindimos
de
ocuparnos
de
los
valores materiales
y de
la docu
mentación,
para
no
alarmar
a
nadie,
y
dirigimos inmediatamen
te una carta circular
—
que
yo
redacté
—
a
los secretarios de los
Sindicatos de la
región, pidiéndoles que
en
un
plazo perentorio
—
creo
que
fué de
dos
días
—
nos enviasen una
lista
secreta de
los militantes
de
cada
organismo,
con
datos referentes
a sus
aptitudes
técnicas,
su
edad,
su
capacidad
política y
militar,
los
cargos
que
habían
desempeñado
dentro
y
fuera
del
Movimiento,
y
los
que
podrían
desempeñar, amén
de los
que
tuvieran
enton
ces. Les decíamos
que
mientras
otros sectores se
organizaban
para
huir,
el
Movimiento libertario había
de
organizarse para
luchar;
y,
en
efecto,
las
listas
que pedíamos,
si
por una
parte
nos
permitirían
saber en un
momento
oportuno
qué
compañeros
habría
que
sacar de la
región,
por otra
podrían
ser la
labor
inicial de un
golpe
político: el recuento de
fuerzas.
Ha
salido
la
frase:
golpe
político,
golpe
de
Estado.
Y
bueno será
que
el
lector,
al
leer
algunas
de
las
cosas
que voy
a
escribir,
no
confunda mi obligación
de
ser
sincero
con una
vanidad
que;
estoy
muy
lejos
de
sentir.
Se duda de
la
significa
ción
de
ciertos
hechos,
y
hasta
se
da
el
caso
de
que
los
condenan
hoy
tácitamente
quienes
ayer
proclamaron
que
se habían
pr»-
ducido
según
sus
indicaciones;
por
lo
tanto,
conveniente
será
que quienes
imitan
al soldado
en
lo
de ofrecer
el
pecho
a
las
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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LA
TRAICION
DE
STALIN
43
fué
posible
aterrizar
en
tierra
catalana sino
en
Toulouse.
Pensando
que
ocurriría
esto
y
que
por
consiguiente
su viaje
sería
inútil
Manuel
Salgado
y
yo que
durante casi toda la
guerra habíamos
trabajado
con
Eduardo
Val
hicimos un viaje
a
Albacete
donde
esperaba
ocasión de
trasladarse a
Cataluña
para
decirle
que nos era
necesario en
Madrid.
Tuvimos
la
des
gracia de
que
se
nos
estropease
el coche y
llegamos
a Albacete
al
cabo de
andar cuatro
horas por
la llanura
manchega
en una
noche en
que
se
helaba hasta el
aliento. Demasiado tarde.
Fué una lástima.
Salgado
Val
y
yo
habíamos conversado centenares
de veces
de
lo
que
pasó
y lo
que
pudo
pasar en Madrid en las
jornadas
de
noviembre de
1936
y sobre el
cañamazo de
aquellas
charlas
tejí
un
drama
titulado
Al
huir
los personajes.
.
.
en
el
que
se
exponía
la táctica de un
golpe
de
audacia
contra
el
Estado
por
medio del cual el
poder
proletario
efectivo
y
directo
de
administración de
cosas
y
control de
fuerzas
de Sindicatos
y
Milicias
se irguiese con brío y
esperanza
entre
el
ataque
fascis
ta
y
la fuga de
los elementos
representativos
de la
démocracia
burguesa.
Mi
ficción
literaria
pudo
ser realidad
en
el Madrid
de los días
heroicos
en
cuyo
ambiente fragoroso
tenía
talla
de
mito la
figura
de
Durruti
y
dictaba leyes
la
audacia
de
los
valientes
; pudo
serlo también
en
Barcelona
cuando
el
Gobierno
de Negrín
la
abandonaba
y al
perderse
Cataluña
su escenario
obligado
volvía a
ser Madrid.
Salgado
y
yo
así lo
creíamos.
Las circunstancias
de
vivir
y
trabajar
juntos
de
conocernos
bien y de coincidir
casi
siempre
en
el
pensamiento
y en
la
acción
hicieron
innecesario que
hablá
semos del asunto.
Mutuamente
suponíamos que
estaríamos
de
acuerdo
a la
hora de hacer
algo.
Y
si nosotros
teníamos
la
idea
que expongo
Eduardo
al volar
hacia
Francia
volvía
al
bravo Madrid
su
imaginación
y
su memoria a
los días
de
más
difícil combate. Si no
se
hubiera ido. . .
Pero
se
fué y
en
Toulouse
por donde
anduvo
con la barba
crecida
su mono
azul
de todas las
jornadas
de la
guerra
de clases
y
un
jersey de
coderas
agujereadas
vió
la
desvergüenza
de unos políticos
el miedo
de
otros
la
angustia
de muchos
compañeros
anonadados
por la
pérdida de
Cataluña
—
la de la
guerra
—
y
el
general
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 52/187
44
J.
GARCIA
PRADAS
sentimiento de indignación
y
repulsa
que
había en
Francia
contra
Negrín.
Amil
López
y
Val
no
podían
sujetar
sus nervios en Toulouse.
Queriendo
volver
a
la
zona
central
no
lograban
conseguirlo
porque
el
cónsul de España daba
plaza
en los
aviones
del
Estado
únicamente a
los
compinches
de Negrín.
Adivinaban lo
que
éste
pretendía
hacer
querían
contribuir a
impedirlo y
Val
un
día
en
que
no
le
fué
posible
silenciar su
pensamiento
le
dijo
a
Blanco
en
Toulouse:
—
Ahora
es
la
ocasión de
hablar
fuerte.
Pero
en Madrid.
Allí hay
que
hacer
algo
que
levante a
la
gente.
. .
Una
semana
después
que
Negrín
volvió
a
la zona
central
nuestra
delegación
que
para lograrlo hubo
de
hablar fuerte
al
cónsul.
Tres
o
cuatro
días
antes
el coronel
Casado
me
había
pedido
que
fuese
a
su
casa.
Era
la tercera
vez
que
hablá
bamos. Me
recibió en su
alcoba
pues
por entonces le retenía
en
la
cama
una úlcera
de
estómago
de
la
que
no
quería
operarse
para
que no le sorprendiera en
una clínica
cualquier
ataque
enemigo
o
algunos
acontecimientos que
esperaba.
Desde
allí
con el
teléfono
al
alcance
de
la
mano
atendía
a
sus
numerosas
obligaciones.
Me
pidió que
le escribiese un
manifiesto
dirigido
a
los
españoles
de uno y de
otro
lado de
las
trincheras
en
pro
de
una paz honrosa
y
española
de
reconciliación
nacional sobre
la
patria
independiente
y libre.
Esto era un
juego
de
palabras
un
poco
vacías
desde
luego;
pero
en
aquella
situación
el
querer
llenarlas
de
contenido mediante
el
intento de
evitar
el
debastre
en
que
todo
se
perdería
bastaba
para
enaltecer
a
un
antifascista.
Me extrañó la
petición
de
Casado
porque
éste
no necesitaba
a
nadie
para
hacer un
manifiesto;
y
mi extrañeza aumentó al
ver
que
el coronel eludía
el
darme unas orientaciones
para
el
trabajo
que
me
encargaba. Sospeché
que
lo
que
pretendía
era
saber
a
través
de
mis
palabras
cómo
pensaba
nuestra
Organi
zación.
Todo
el
mundo
medía el
terreno . . . Ahora bien
;
Val
desde
Francia
ya había
telegrafiado
a
Salgado indicándole que
estuviese
al
habla
con el coronel.
. .
Hice el
manifiesto
aquel
mismo
día
y
se lo leí a
Salgado;
le
gustó.
No iba
más
allá de
donde
convenía. Se lo
llevé al
coronel
le
pareció
bien
y me
dijo
que
lo
leería
por
radio
después
de
lograr
que
se
lo
firmara Negrín con
cuyas
declaraciones
públicas
coincidía.
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 53/187
LA
TRAICION DE
STALIN
45
Cuando vino
Val
le
informamos
de esto
y
recuerdo
que
Eduar
do
sonrió
como si viera confirmada
una
sospecha
...
Le
dimos
cuenta
después
de
la
situación de
la
zona
y
coincidimos en
la
necesidad de
oponernos
a
la
desmoralización
y
de organizar
nuestras
fuerzas
primeramente
las de
todo el
antifascismo
después
para dar
eficiencia
a
cualquier decisión
que
se
tomase.
XII.
Por
la dignidad
del
antifascismo.
El
público
malestar había
crecido
extraordinariamente.. Ya
sobre temer una brutal ofensiva del
enemigo
la
gente
barrun
taba
sublevaciones. No había datos
concretos
pero
el
examen
de la situación y el conocimiento
de las
fuerzas político-sociales
del
Ejército y
de
algunos
hombres
permitía
suponer
muchas
cosas. Podía haber en
Levante
un alzamiento
fascista
puesto
que
los dirigentes republicanos
se
marchaban;
podían
dar un
golpe
de
fuerza
los
comunistas
con
Negrín
a
la
cabeza;
podían
sublevarse
algunos
jefes militares. Procuramos saber
qué
había
de todo
esto
y
nos
enteramos
al
detalle
de las
conversaciones
que
mantenía con
Manuel
Valdés
jefe
de
los
fascistas
de
Ma
drid
en el
hospital
de
la
cárcel donde estaba encerrado
el
azañista
Ramón
Rubio
millonario
demócrata
presidente
de
la Cruz
Roja
Española.
Hablaba Rubio
con Valdés
como con
una
autoridad
con un
árbitro
de
la
situación.
Y
no
era
el
único
republicano que
le
visitaba.
Los
jefes
militares estaban hartos
de Negrín
y
entraron
en relación contra él
aquellos
días en
que no
sabíamos
dónde
estaba el
Gobierno
y
todo el mundo
hablaba
como de una nece
sidad
de constituir un
organismo
que le
sustituyese.
Sabían
que
no era
sincera
la
consigna
de
resistencia
y
se veían
empu
jados
hacia
el
desastre
de
hacer
frente
al enemigo
sin material
sin
tropas
animosas
sin
ninguna posibilidad
de
brillo.
Consi
deraban
que
Negrín
iba
a
hundirlos
en el
fracaso;
un fracaso
que les
haría
perder
el prestigio profesional
y
acaso la
vida
al mismo
tiempo
que
produciría
el
sacrificio
estéril
criminal
de
ochenta
o
noventa
mil
hombres
sobre
cuyos
cadáveres
pasaría
el
enemigo
para
entrar a
saco
en
razzia de
invasión
en
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 54/187
46 J.
GARCIA
PRADAS
nuestra
zona, donde todo
se
habría
perdido, hasta
el
honor.
Y
estas
consideraciones,
capaces
de producir un
clima de rebe
lión,
iban
juntando
a
Casado,
a
Menéndez,
a
Matallana,
a
Esco
bar,
a Burillo, a Miaja, a los
hermanos Pérez Salas. . .
Casi todos los sectores
sindicales
y políticos del antifascis
mo escondían
su
angustia.
Pero
el
Partido
Comunista
desple
gaba
gran
actividad.
Numerosos
miembros
de
su
Comité
Cen
tral
—
Uribe,
Pasionaria,
Delicado,
Daniel
Ortega,
etcétera
—
,
en relación
permanente
con
el
Comité Provincial de
Madrid,
preparaban
el
asalto.
Celebraban cada reunión en distinto
sitio,
llamaban
o
iban a visitar
a
muchos
jefes
militares
y
diri
gieron
a numerosísimos
de
los
afiliados
que
tenían
en
el
Ejér
cito una circular en la
que
les
preguntaban
qué
órdenes acata
rían
en
el caso
de
que las que recibieran de
sus
superiores
estatales se
opusieran
a
las del
Partido;
circular
que
fué
segui
da por
otras
—
el Comité Nacional de la C. N. T.
dispone
de
algunas
—
en las
que
ya
se establecían
las
instrucciones de la
insurrección,,
que
había
de tener como primer
objetivo el
aplas
tamiento
de
los
anarquistas.
El
tono
provocador
y
estridente
de
la
Prensa staliniana
denunciaba el
intento
dictatorial. Negrín
viajaba
mucho,
y de
modo
extraño;
hasta en
las carreteras
celebraba
algunas
reuniones
;
anunciaba
que
iba a ir a un
sitio,
e iba a
otro;
que
iba a
hablar,
y
no
hablaba;
que
iba
a
celebrar
consejo
de ministros tal
o
cual
día,
y no
lo celebraba.
Por
este
procedimiento conseguía que
la confusión
se
sintiese,
no
sólo
en el
pueblo,
sino
también en
el
Gobierno;
y
tal confusión
se
hizo
alarma cuando
un destacamento de
guerrilleros comunistas
quedó
encargado
de
la
custodia
del
aeródromo de Los Llanos.
Dése,
pues,
cuenta
el
lector
de
lo
cargada
que
estaba la
atmósfera cuando
la
militancia
libertaria
más selecta de
la
región
del
Centro se
dispuso
a celebrar un
Pleno,
al
empezar
la postrera
decena de
febrero.
¡Qué
reunión Nos
congregamos
en «un
salón del
Sindicato
de
Espectáculos Públicos,
en
la
casa
número
29 de
la
calle
de
Miguel Angel,
contigua
al
palacio
donde
Durruti instaló su cuartel
general
en
noviembre
de
1936,
unos doscientos
cincuenta
compañeros
de ánimo
bien
templado,
de
recia mentalidad revolucionaria
y de carácter propicio a
las
audaces
decisiones.
¡Gente
de
Madrid,
del Madrid de Julio
y
de Noviembre
Yo daría
aquí
nombres,
describiría
figuras
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 55/187
LA
TRAICION
DE
STALIN
47
gallardas y copiaría magníficas
frases
si
no
tuviera
en
cuenta
que
se
han
quedado
en
España muchos héroes
expuestos
al
martirio;
sólo
diré
que
allí
había soldados
y
jefes
militares
—
Mera
entre
ellos— trabajadores manuales
e
intelectuales
de
todos
los
Sindicatos
la
experiencia
corajuda
de los
viejos y el
ardor arrebatado
de los
jóvenes
y
sobre
todo
la conciencia
viva
y
preocupada
de
quienes
medían la
responsabilidad
de
escribir
en
la
Prensa
de
hablar
en los
mítines
de mandar
millares de
hombres
en el
frente
de
dirigir
el
pueblo
desde
un
cargo
cual
quiera
Y
este sentido de la
responsabilidad
abrumador enton
ces
fruncía
los
entrecejos
daba un
rudo
y
apasionado
tono a
las
frases
ennoblecía los rostros
sin
afectar
y
los
trajes
des
cuidados
agitaba
como banderas las
greñas
caídas sobre
cada
frente altiva
y noble como un mástil
Aquel
Pleno fué
un
arrebato
de
dignidad
Analizamos con
detenimiento la
situación
de la
zona
y
la
vimos tan
desastrosa
que
en
ella nos
pareció imposible
no
sólo
resistir
sino
también
hacer la
paz
Convinimos todos
en
la necesidad de
organizar
con
ritmo
de
lucha
con
pasión
de
combate
nuestras
fuerzas
y
las
ajenas
para
evitar
que
entre
la
guerra a muerte
—
de
la
que
muchos hablaban
como si fuese
posible
el
suicidio
de un
pueblo
—
y la
paz honrosa
—
en que
algunos empezábamos
a
pensar
—
apareciese
el
caos
el clamor iracundo
de las muchedumbres
abandonadas
o
vendidas
el
horror
de
una catástrofe
militar
seguida
por
el
descoyuntamiento
de
nuestra
retaguardia
que
en unas
horas
podría
enloquecer
de
pánico y
desesperación
como
pasó
en
Málaga
en
Santander
en
Asturias
en la
misma
Cataluña
Y
con
el
fin
de
lograr
esto
para emprender
unas
activida
des
de radio
más
amplio
que
el
específicamente
nuestro
el
Pleno
acordó crear
un
Comité
Regional de
Defensa
al
cual
habían
de
quedar supeditados
férreamente
los
demás
y
en el
que
se
agru
parían
las siguientes secciones:
organización militar
estadís
tica
policía política
propaganda y
orientación
control de
nues
tra
fuerza
económica
transportes
y
utilización de
elementos
técnicos Fuimos
designados para
integrar
el
Comité: Eduardo
Val
votado
por
unanimidad
como
secretario;
Benigno
Mancebo
Melchor
Baztán
González
Marín
Manuel
Salgado
Manuel
Amil
y
yo
Las
facultades
de
aquel
Comité
que
en
atención a
las
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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48
J. GARCIA
PRADAS
circunstancias
nacía
con
carácter
ejecutivo, eran
extraordina
rias. Desde el mismo día
de su constitución
trabajó, no
ya con
entusiasmo,
sino
con
frenesí,
e
inmediatamente lanzó
un mani
fiesto,
que
yo
tuve el
placer
de
redactar,
en
el
que se decía
—
¡cuánto
siento
no
tenerlo
a
mano
—
que
el
Movimiento
liber
tario
se erguía
frente
a
quien
fuese menester por la
dignidad
del
antifascismo
y
estaba
dispuesto,
no sólo a
cumplir sus
públicas
promesas,
sino también a
hacer
que
cumpliesen
las
suyas
los demás
;
se
declaraba con fuerza
suficiente
para
intentar
convertir
en realidad
el
O todos
nos
salvamos
o
todos
nos
hundimos del
Gobierno;
anteponía
la
salvación del
pueblo
a
la
de
sus dirigentes,
la victoria política
del
antifascismo
a
los
triunfos militares del invasor
y,
en
última
instancia,
para
el
momento
oportuno,
el
¡Sálvese
quien
quiera de
los
dignos
luchadores
al
¡Sálvese
quien
pueda de
los
cobardes
que
desertaban.
El
manifiesto produjo honda impresión
en
los
círculos
polí
ticos y
militares. No
sé
cómo le séntaría a Negrín.
Nuestro
Movimiento
sacudió
sus
nervios
al
conocerlo,
y nuestra Prensa
vibró al
comentarlo,
a
pesar
de
los
censores,
que se
quedaban
atónitos al
leernos. Yo
lo
hice
con
el
entusiasmo
del
Pleno,
después
de
seis
o siete horas de
discusión,
y
seguro
estoy
de
que
al
redactarlo influyó
en
mí
la
idea
—
confusa aún
en
mi
conciencia
—
de
una
sublevación contra
todos los
farsantes
que
dirigían la
ficción de Estado
que
nos
quedaba.
Pero
luego,
a
fuerza
de
leerlo
y
de
pensar
en
él,
contrastando
lo
que
decía
con
lo
que
pude
observar en
las
entrevistas
políticas
que
después
celebramos,
y
observando
los
indicios del
golpe
que se
tramaba
contra
nosotros,
vi
que
sus frases calientes
desafiaban
a
Negrín,
a
los
comunistas,
a los felones
relacionados
con
el
fascismo,
a
la
quinta
columna,
a los que andaban
buscando
pasaporte,
y
me
planteé
concretamente
el
problema
del
cumplimiento
de
las
promesas
que hacíamos allí.
Dos
o tres días
después,
hablé con Val
y
Amil.
Les
dije
que
perdíamos
el
tiempo, aunque
trabajábamos
mucho,
y que
corríamos
el
riesgo
de
que
Negrín
y los
comunistas,
por
una
Darte,
y
por otra el fascismo
enquistado
en
la
retaguardia
se
alzasen para aplastarnos;
que
podían
sublevarse los militares
profesionales,
con
peligro para
Organizaciones
y
Partidos anti
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 57/187
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 58/187
XIII.
¿Qué
pretendían
Negrín
y
el
Partido
Comunista?
L narrar el
aplastamiento
del
P.
C
que
intentaba
aniqul
lar a los
demás sectores
antifascista
y
especialmente
al
Movimiento
libertario
se
hace
preciso
fijar
la
significación de
la
ayuda
rusa a
España
y
para
esto
voy
a
recurrir
a un
testimonio que me ha
confirmado
con
claridad
autorizada
las
sospechas
que
tuve durante la
guerra;
sospechas
que
me lleva
ron
frecuentemente
a
afirmar
que
el
stalinismo
era incompa
tible con nuestra
revolución
y acaso su
enemigo
más
peligroso
porque
se llamaba defensor de la clase
trabajadora
al
ponerla
a
su
propio
servicio
porque
ajustaba
su actuación
oportunista
a las
conveniencias de la
Unión
Soviética
porque
saboteaba
la acción
directa
sindical
con toda suerte
de
maniobras
políticas
y
disponía
de
los
medios necesarios
para imponer
sus
normas
sus hombres y sus
privados
intereses
en
la
vida
nacional.
El
ex-general
ruso
Krivitsky
que fué jefe del
Servicio
Se
creto
de los
Soviets en la
Europa
Occidental
y
ha
desempeñado
cargos importantes
en
la
U.R.S.S-
recibió
en
septiembre
de 1936
la
orden
de
organizar
la penetración soviética
en
España
;
él
fué
quien
preparó
el tablero
donde
después
colocaría
los
alfiles
y
peones de la G.P.U- el
inteligentísimo
Nikolsky
a
quien
conoci
mos
nosotros
en
Madrid
el primer
año
de
la
guerra
cuando
50
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 59/187
LA
TRAICION
DE
STALIN
51
usaba
el
alias
de
Orlov,
tan
alarmante
ya
como los de Schwed
y
Lyova,
que
había usado anteriormente.
Aquel
hombre
fino
y
vivaz,
con
aire
de
ruso blanco metido en
aventuras,
de
asom
broso conocimiento
de idiomas y
ambientes,
fué
quien
hizo
de
las
Brigadas
Internacionales
un
instrumento
peligrosísimo de
la intervención
soviética
en
España, y nadie
sabe
más
que
él
de
los
asesinatos
y
secuestros
de
muchos antifascistas
extran
jeros
y
españoles,
como
Kurt
Landau,
Andrés
Nin,
Mark
Rein,
Camilo
Berneri. . . Pero no es él,
sino
Krivitsky,
quien
ahora
nos
importa.
Enfrentado
con
Stalin
en
noviembre de 1937
y
residiendo como refugiado
político
en
los Estados
Unidos,
ha
publicado
allí
un reportaje
sensacional,
al
que
pertenece
el
siguiente
párrafo:
S'talin
consideraba
que
la
vieja España
había muerto
y
que
la nueva
no
podría
sostenerse
por
sí
sola.
Debía colocarse
en el
campo
de Italia
y
Alemania,
o en
el
de sus adversarios.
Stalin
suponía
que
ni
Francia
ni
Inglaterra podrían
decente
mente
permitir
que
España,
dominando
la entrada del Medite
rráneo,
pudiese
ser dominada
—
a su vez
—
por
Roma
y
Berlín.
Una
España
amiga
era
algo
vital
para
París
y
Londres.
La
opinión
de
Stalin era
que
podía crear
en
España
un
régimen
controlado
por
Moscú. Con
España
en su
mano,
podría
exigir
una poderosa y
duradera
alianza con Francia
y
el
Imperio
británico. Al
mismo
tiempo,
su
intervención reforzaría
la fe
de los Comunistas del
Extranjero,
quebrantada
por
su
depu
ración
de la
vieja
guardia
soviética.
Este
párrafo explica
muchas
cosas:
por
ejemplo,
las con
signas
democrático-burguesas,
reaccionarias,
del
Partido
Comu
nista,
a
las cuales
me
referí en
el primer
capítulo,
en
que
las
presentaba
como
signos
de
la
política
que
nos había de
llevar
a
la
derrota.
Rusia
—
desengáñense
todos los
papanatas
—
no
intervino
en
España
con
el
carácter
de
un
Estado proletario
—
¡menuda
antítesis,
si
el
Estado
es
la clase del Poder
—
.
dispuesto
a
defender
una revolución socialista. Esto
sería
trotskismo
puro,
y Stalin cree
que
aun
no le
conviene
adoptar
las
posiciones
de
su
antiguo
camarada.
La
intervención soviética
tenía
dos
finalidades:
hacer
una
buena
baza en beneficio
y
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52
J.
GARCIA PRADAS
provecho
de
la
política
exterior
de
la
U.R.S.S.,
en vista
de
que
Hitler
rechazaba los pactos
que le
ofrecieron
los soviets, mien
tras
la amenaza del Japón
crecía
y
el acuerdo franco-ruso
se
iba
a
pique
por decisión
de
Inglaterra,
y
eliminar
la
posibilidad
de
que
una revolución
como la
nuestra,
anarquista por
su
tendencia
política y
sindical
por
sus normas
de
organización,
en
vez de
perderse
en
la
engañosa
conquista
del Estado o de
quedar
satisfecha con
destruirlo,
le impidiera
renacer substitu
yéndolo
ventajosamente
con
un
sistema
social
desconocido hasta
entonces,
entrevisto
claramente
por
nuestra clase
trabajadora.
No
intervenía Rusia
en España
para
ayudarla,
sino
en
beneficio
propio
;
ni
en pro
de la
revolución,
sino
contra
ésta.
Me
parece
que
la fórmula
de
Stalin
era
la siguiente
:
República
democrática
gobernada
en
nombre del Frente
Popular
por él Partido Comu
nista
bajo
el control
de la
G.
P.
17.
Hitler
y
Mussolini,
al
otro
lado,
tampoco
intervenían
por
amor
a España,
sino por nece
sidad imperialista
del
régimen que
han
impuesto
a
sus
países;
pero,
al
mismo
tiempo,
con
el propósito
de
organizar
una nueva
revolución
fascista;
y
en su
ayuda
a
Franco,
en su
crimen
contra
nuestro
pueblo,
tuvieron
la
audacia
y
corrieron
los
riesgos
que
Stalin nunca
quiso
para
sí.
Según
Krivitzki,
el
dictador de la U. R.
S.
S.
ordenó a sus
agentes
y
comisarios
establecer un
plan
secreto de
ayuda
a
España,
de
cara
a
evitar
toda posibilidad de complicar
a su
Gobierno
en una
guerra
Su
última
palabra
a
los
agentes
que
asistieron
a
la
reunión del
Buró
Político,
y
transmitida
como
una
orden
a
todo
el
alto
mando del
Servicio
Secreto,
fué:
Quedad
fuera
de los
fuegos
de
Ta artillería Rusia
esquivaba
las
complicaciones;
quería
hacer
la
conquista
de nuestra patria con
nuestra
sangre
y
a
costa
de
nuestro
oro.
Para
ser
igual
que
Hitler o
Mussolini
sólo le faltaba ayudar
abiertamente a
la
República,
como
aqué
llos
ayudaban
a
los
rebeldes,
y
emplear
ante
Francia
e Ingla
terra la táctica de los hechos
consumados,
sin
temor
a producir
una
gran conflagración.
Fijado
el
carácter de
la
intervención soviética en nuestro
país,
¿cómo
iba
a interesar a Rusia mantenerla
después
de
la
reunión
de Chamberlain y
el
Duce
en
Roma,
donde
diplomá
ticamente
se
decidió la
muerte
de España
como
en Munich se
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LA
TRAICION
DE
STALIN
53
hizo
la
entrega
de Checoslovaquia?
Ya
dije
que la
suspensión
inexplicable
de
nuestra
ofensiva
en
Extremadura
el
incompren
sible
hundimiento
de
los
frentes
catalanes y
la extraña
pérdida
de
Menorca
se
produjeron
a continuación de
aquella
entrevista
y
asimismo
ya
he
dado
cuenta de
que
una vez
perdida
Barce
lona
se
disolvió la
agencia
Campsa
Géntibus
por
mediación
de la
cual
acaparaba
la
U.R.S.S. nuestro comercio
exterior
gracias a las
secretas concesiones
de
Negrín
que
a
esto debía
el placet
soviético para cubrir
el
cargo
presidencial.
Rusia
como Blanco
nos
advirtió
daba
por
terminada la
guerra y
nada
podía
esperarse
de ella cuando
no
disponíamos
de
ninguna
frontera
y
era
seguro
nuestro
bloqueo
marítimo.
—
Pero entonces
—
preguntarán
muchos
—
-
¿para
qué
volvieron
a
España Negrín Alvarez
del
Vayo y
los dirigentes
del
Partido Comunista?
Tenían mucho
que hacer
allí.
La
zona central
no
podía
quedar abandonada
porque
en
ella había
documentos
importan
tes
valores
cuantiosos
dirigentes
civiles
y
militares comunistas
muy
destacados
miembros
de
la
G.P.U.
material de
guerra
recuperable
barcos
aviones
y
sobre
todo
un
problema
político
trascendental: el de la misma
liquidación
de
la
guerra-
Tener
el Poder
equivalía
a
ser dueño de los
medios
de
evacuación
lo
que
ya
merecía
sacrificios;
y
conquistarlo
bajo
la bandera
de
la
resistencia era
acusar
de
liquidacionistas
a
los
demás
sectores
del
antifascismo
que
si se
resignaban
a
sufrir el
golpe
de
Estado
se
quedarían
en tierra
mientras
embarcaban
los
stali-
nianos
a
quienes
las
tropas
que
aguantasen
el
ataque
de
Franco les
cubrirían la
retirada hacia
puertos
y
aeródromos
y
si
respondían
con su
contragolpe
con su
digna
y necesaria
rebelión
podría
decirse de
ellos
con calumnia fácil en la
confu
sión
que
se sublevaron
en
pro del
enemigo.
El
propósito
pues
era ambicioso y desaprensivo
en
igual
medida:
Apoderarse
de
los
medios de
evacuación
asesinar
y
desprestigiar
a los
rivales
políticos
y
pasar por
haber sido los únicos
que
no
arriaron
la
enseña de la resistencia.
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J. GARCIA
PRADAS
XIV.
Quien
da
primero
da dos
veces.
Nuestro
Comité
Regional
de
Defensa,
del
Centro,
compren
dió claramente
que
debía dedicar
sus
actividades,
por una parte,
a
impedir
que
Negrín
realizara
sus
propósitos,
y por
otra,
a
establecer las condiciones
políticas
y
militares
que
nos
permi
tieran
ser
dueños
de nuestra propia voluntad frente al
enemigo
;
de aquí
que,
al
mismo
tiempo
que
entraba en
relaciones
con
Casado
para
estudiar el método
de una sublevación cada
día
más
precisa
e
inevitable,
se
pusiera
al
habla
con
varios sectores
antifascistas y
pretendiese
llevarlos
a
un terreno
de
dignidad
en*
el que
la
presencia
del valor
cívico colectivo hiciese innece
saria la violencia
de una
fracción,
peligrosa
siempre.
A estas
entrevistas
políticas
llevábamos
nosotros la siguien
te proposición:
resistencia
bajo
el control
del
Comité superior
del
Frente Popular,
que
nombraría un
nuevo Gobierno. La
explicamos
diciendo
que,
como fin
o
como
medio,
para
continuar
la guerra
a todo trance
o para
conseguir
unas condiciones de
paz
que
no
nos
deshonraran,
era necesaria
la
resistencia;
que
ésta debía ser
dirigida
por
todo el Frente
Popular,
no sólo
porque
ningún sector
antifascista
podía
decidir
sobre
la
vida
y
el honor de los
demás,
sino también
porque,
habiendo
desapa
recido las Cortes
al
perderse
Cataluña,
habiendo dimitido cobar
demente el Presidente de la
República,
habiéndose
negado
a
sucederle
el
cuco
de
Martínez Barrio
y
habiendo reconocido al
Gobierno de
Burgos
—
de
jure
o de
facto
—
Inglaterra,
Francia
y
otros
países,
carecíamos
de
legalidad,
éramos faccio
sos,
y
en
esta
situación,
debían
preocuparnos
más las
decisiones
eficaces que
los jurídicos requisitos;
que
el Gobierno
de
Negrín
representaba
la
pérdida
de
la
guerra;
que
bajo
el
mandato de
su
presidente
nos había arrebatado
el
enemigo
la
zona del
Norte
de
España, Aragón y
Cataluña,
Castellón
y
Menorca;
que
era
imposible
admitir
que
no diera cuenta a
nadie de sus hechos
y propósitos,
y
que
estaba
en abierta
contradicción
con
el deber
de
resistir,
pues
organizaba
la
evacuación
de valores
y
daba
el
timo
de los
pasaportes.
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8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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56
J.
GARCIA
PRADAS
internacional . . .
Por su
parte,
asistieron Arturo Giménez
e
Isidoro
Diéguez,
secretario
y
ex-secretario,
respectivamente,
del
Comité
Provincial; Domingo Girón, Comisario
de
Artillería
del
Ejército
del
Centro,
batallador
y
simpático,
que
pocos
días
después
hablaría
con nosotros en distintas
condiciones,
y
otro
elemento
a
quien
no conocía.
Por
nuestra
parte,
González
Marín,
no recuerdo si Amil
o
Baztán,
y
yo.
Les
hablamos
bastante
claro.
El
Partido Comunista y
el
Movimiento libertario
eran,
por su cohesión
y
su
fuerza,
dos
sectores decisivos
en
la
zona;
o
colaboraban
^con lealtad verdadera
en
una política de
resis
tencia,
o se
estrellaban
uno contra
otro. Nosotros
pedimos
que
se
escogiera
entre
la
paz
o
la
guerra;
advertimos que
aplasta
ríamos
a
quien
quisiera
aplastarnos
y
francamente
manifestamos
nuestra
oposición a
Negrín.
Ellos
aceptaron
la
base
de
resis
tencia,
sin
querer
indicar
si
la
tomaban como
medio
o
como
fin,
y asimismo
la de Frente
Popular,
pero
se
negaron
—
sin contra
decir nuestras
acusaciones
—
a
enfrentarse
con el
Gobierno.
Girón
dijo,
al
final:
—
Hay otra
cuestión
:
los
militares
-
profesionales
preparan
algo
. . .
—
No sé
—
respondí
—
;
pero
únicamente
serían
peligrosos
si
lo
preparasen
a
solas.
.
.
En
tal caso,
fracasarían,
mas la
sublevación correría
el
riesgo
de
empezar
antifascista
y
terminar
con
signo
contrario,
a
pesar
de sus
dirigentes
del
primer
momento. Ahora
bien;
si
los
militares
profesionales
no
estu
vieran
solos,
ni tuvieran el primer
papel
en
un
complot,
segura
mente no habría
fracaso,
ni
riesgo
de
desvío.
. .
Nos entendimos
perfectamente.
Quedaron
en convocarnos
para
una
nueva
reunión,
pero
ellos sabían qué nos
proponíamos,
y para nosotros resultaba claro
lo
que
intentaban. Al
despe
dirnos,
se
nos
iba
la
mano
a la
pistola.
.
.
Activamos
enseguida
el
trabajo
;
aceleramos
su
ritmo
hasta
el
frenesí,
seguros
de
que
quien
diera
primero
daría
dos
veces.
De
día
y
de
noche,
en
un
palacete
de
la
calle
de
Serrano,
donde
antes
de la guerra
vivía
el
marqués
de
Luca
de
Tena,
propietario
de
ABC,
el
Comité
de
Defensa
organizaba
la
sublevación.
Fusiles
en
la
puerta
que
daba a la
calle,
fusiles
a
la
puerta
del
despacho
en
que
Val
trabajó
durante toda la
guerra, y
allí
dentro,
bajo
la
gracia
de
una Diana
Cazadora
y
la austeridad
de
la efigie de
Durruti,
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LA
TRAICION
DE
STALIN
57
entre
el
prestigio
de
unos estantes
que
cubrían
de
libros la
pared
y
la
gallardía
de un
grupo
escultórico de
Benlliure en el
que
bravos
toros de
lidia
seguían
al caballo encabritado
de un
mayoral
andaluz
pasábamos
las horas
barajando
nombres
haciendo
esquemas
formulando
enérgicas
decisiones
calculando
nuestro
poder
y el
ajeno
en
cada
sitio
Adquiríamos la tensión
espiritual
de
quien
se
siente
disparado
a un
objetivo
sin
posi
bilidad
de retroceso
ni
detención
Val
y
Salgado
dos o
tres
veces
por
día
comunicaban
a
Casado
nuestros
acuerdos
y
en
esta relación
se
precisaban
los
más
nimios
detalles
del
alzamiento
Segismundo
—
Segis
como
nosotros
le
llamábamos
—
se
había
encargado
de
relacionar
a
los
elementos
militare»
que
nos eran
precisos
Era el
hombre
de mayor prestigio
entre
ellos
por sus dotes
profesionales
su
historia
republicana
su
inteligencia
sutil
y
clarividente
y
su
oposición
a todo
manejo
contra
el
pueblo
y
su unión antifascista
;
había
intervenido en varios
complots
contra la monarquía borbó
nica
fué jefe
de la
escolta
presidencial
después
y
durante
la
guerra
apareció
como hombre
de confianza de
Largo
Caballero
en la
jefatura
de
Operaciones
del
Estado
Mayor
Central
dirigió
la última
parte
de
las
batallas
del Jarama
y
de Brunete
—
para
reparar
los
ajenos
yerros
—
mandó
el
Ejército
de Andalucía
y
el
de
Aragón
y
era
finalmente
una
esperanza
para
el
Ejército
del
Centro
que
no
podía
suponer
que
Negrín
al ascenderle a
general
en los últimos
días
ya
tuviese preparada
su destitución
y
tal
vez
proyectado
su
fusilamiento
XV
El
golpe
de
Estado
presidencial
En
uno de los
primeros
días de
marzo
el
Frente
Popular
de
Madrid
consiguió
ser
recibido
por
el
Presidente
al
que
quería
hablar
con
decisión
Negrín explicó
con
mucho
optimismo
de
pie
la situación
en
que
nos
encontrábamos
y cuando
alguno
de
los
delegados
iba
a
empezar
a
presentarle quejas
les
dijo
que
era
hora
de
comer
que
disculpasen
el dedicarles
tan
poco
tiempo;
y
se
marchó sin
más
cumplidos
del
salón en
que
estaban
Horas
después
Val
y
Salgado
hablaron
con los
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58
J.
GARCIA PRADAS
generales
Miaja
y
Matallana,
que
les dieron
cuenta
del propósito
negrinista
de
ascender
y dar importantes
cargos a
varios
militares
del
P. C.
Miaja,
que
desde
noviembre
de
1936
había
servido
incondicionalmente
a
los
stalinianos
y
hasta
había
permitido
que exhibieran
su carnet en
los
círculos políticos
y
militares,
se
mostraba
indignadísimo
y
decía
que
era intolerable
el crimen
preparado;
Matallana,
por
su
parte,
rojo
de
emoción,
hablaba de
la catástrofe
a
que
podría
conducirnos
el
pensar,
que
la
resistencia era
una
consigna
de
especulación
política,
en vez de ser una organización de elementos
de
lucha,
y
después
de repetir lo
que
le
dijo a Negrín
en
Los
Llanos,
daba cuenta
del
material y
los hombres
que
había acumulado
el
enemigo
en
los
frentes
del
Centro,
donde los
aviones
preparados para
el
vuelo de
combate
pasaban
de setecientos.
Poco después,
Negrín anunciaba
que
el
día 6 hablaría a
España desde
Madrid,
y por
el
gobernador
civil
de
la
provincia,
don
José
Gómez
Osorio,
viejo
militante
socialista,
de quien
dependía
la publicación del Boletín
Oficial
del
Ministerio de
Defensa,
sabíamos
que
el Presidente había
firmado
las
órdenes
por
virtud
de
las cuales aumentaba
el
poder
del comunista
Cordóns,
subsecretario del
Ministerio;
nombraba
jefe
de la base
naval
de
Cartagena
al
coronel Francisco
Galán,
gobernador
militar
de
Murcia
al teniente coronel Tagüeña, gobernador
mili
tar de
Alicante al teniente coronel Etelvino
Vega,
gobernador
militar de
Albacete
al teniente coronel
de
Aviación
Mendiola,
inspector
general
de
la recluta
—
en toda
la zona
—
a el Cam
pesino, y
se ascendía a
coronel
a Enrique
Líster,
para
entre
garle
después
el
mando del
Ejército
de
Extremadura,
donde
ya
estaban al
frente
de varias Divisiones Toral
y
Martínez Cartón,
y
a
general
a
Modesto,
que
no era militar
antes
de
la guerra,
con
objeto
de
que
sustituyese
a
Casado
en el
Ejército
del Centro.
Esto
era
copar
las
fuerzas militares
de
la
zona,
y
la
zona
misma.
Compréndase
teniendo
en cuenta
que
todos
los
citados
jefes eran miembros del
Partido Comunista;
que el
del
Ejército
de
Andalucía,
ex
conde de
Moriones
y
ex Caballero Cubierto
ante su
Majestad,
también
era
comunista ;
que
en el
Ejército
de Levante el
general
Menéndez
no
podía
moverse
porque
sus
fuerzas
estaban
en
manos de
jefes
stalinistas
y
que en la
jefa
tura
de
la Agrupación de
Ejércitos, Miaja,
Matallana,
Muedra
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LA
TRAICION
DE
STALIN
59
y
otros militares
de
alto
mando
se
Consideraban
prisioneros
del
Comisario
general,
Jesús
Hernández.
La
infantería,
a
aviación,
la
flota,
todo
quedaba
en
poder
de los
comunistas,
que
eran,
también,
quienes
controlaban
las
bases de carros
blindados,
el
ochenta
por
ciento
de los carabineros y de
los
guardias
de
Seguridad,
la
policía
civil
y
los Servicios de
Investigación
Mili
tar de
casi toda la
zona.
Negrín
ordenó al
gobernador
civil
de
Madrid
que retrasase
la
publicación de sus
propios
decretos,
desconocidos
por
los
ministros,
sin
contar
entre
estos
a
Uribe
y
a
Alvarez
del
Vayo,
que
residían
con él en la
posición
Yuste
mientras
los
demás
esperaban
en Madrid la celebración
de
Consejo.
Quería
ocupar
las
posiciones
antes
de publicar
las
órdenes.
Cuando lo tuviera todo en su
mano,
hablaría ante el
micrófono,
como había
anunciado,
pero
para
proclamar
sus
poderes
personales y
absolutos,
incuestionablemente
facciosos.
El
día 4
de marzo
ya
teníamos
organizado
a la
perfección,
en
Madrid,
nuestro
alzamiento,
y
habíamos establecido enlace
con
Andalucía,
Extremadura
y
Levante.
Confiábamos
plena
mente en nuestra audacia
y
en
la opinión antifascista. Se había
llamado a
Mera,
que
tenía
su
cuartel
general
en
Guadalajara,
y
se
le había dicho para
qué
contábamos con
él.
A
Casado
se
le encomendó el sondeo
de
Carrillo,
de
Miguel San
Andrés,
de
Besteiro y
de
otros elementos civiles, con
arreglo
a normas
convenidas de
antemano,
y
supo
unir
la
discreción
al
cumpli
miento
de los
compromisos
en
el desarrollo
de
sus
hábiles
gestiones.
Así
estábamos,
y
aquel
mismo
día,
cuando aun nos
eran
precisos
otros dos para
dejar
ultimado
nuestro
plan,
fué
Francisco Galán a hacerse
cargo
de la
base
naval
de
Cartagena
y,
si
le
era
posible,
de la
Flota anclada
en el
puerto.
Llegó
allá
con una
brigada.
La
noche
anterior me
había
llamado por
teléfono,
desde
allí,
nuestro
compañero
Miguel
P.
Cordón,
director de Cartagena
Nueva,
diciéndome
que
la
situación era
muy
delicada,
porque
la
Flota
carecía de combus
tible y
de
artillería
antiaérea,
y
estaba
—
completamente
fuera
de
combate
—
a
merced de
los
bombardeos
del
enemigo,
lo
cual
producía
un
peligroso
ambiente de
disgusto.
El
comisario,
Bruno
Alonso,
socialista,
se
portaba heroicamente
:
cuando
venía
la aviación
italiana,
mandaba
ocupar
su
puesto
a
toda
la mari
nería,
y
él, al
grito
de
¡Viva
la
República ,
erguía su
figura
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 68/187
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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LA
TRAICION
DE
STALIN
61-
naban sublevarse aquel mismo día porque al siguiente sería
tarde.
Negrín
por
la
mañana
ordenaba a
Miaja
y a
Matallana
residentes en
Valencia
que
se trasladasen
a
la
posición
Yuste.
Comprendieron
ambos
jefes
que
Negrín
pretendía
detenerlos
y
se resistieron a cumplir
su
orden;
pero
el
Presidente
insistió
varias veces
y al final
consiguió que
Matallana
fuese a
verle
después
de
recibir
nuestra
consigna
de
alzamiento. Miaja
receloso
como
nadie
se
quedó
en
Valencia
donde
disponía
de
algunos
aviones
y
el
viejo
general
llamaba
luego
a
Casado
y
le ofrecía
enviarle
un Douglas
a
Madrid
para
que
fuese
a
Valencia;
ofrecimiento
que
hacía
reír
a
Segis
no
sólo
porque
-
era
un
indicio
de
la ignorancia
en
que
vivía
el
general respecto
a nuestros
planes
sino también
porque
hacía
suponer
que
intentaba sublevarse
por
su cuenta ...
XVI. Nuestro
inmediato
contragolpe.
Teníamos
delante
el desorden. Con el desorden contaban
Trotsky
y
Antonov
en octubre de
1917. Bastaría
que
movié
ramos
con rapidez energía
y
decisión serena un puñado
de
hombres
preparados
para
cumplir misiones
especiales
técnicas.
No
nos
fallaría
el
contragolpe.
Nuestro
servicio de información
funcionaba bien. Sabíamos que el
Partido Comunista había
introducido
armamento y hombres
en
sus
locales de
Madrid
tras
cuyos
muros
se
fortificaba. Negrín por
su
parte
llamaba
a Casado
telefónicamente
y
con toda
suerte
de
finuras
de
untuosas
cortesías
con mi
general
arriba y mi
general
abajo
le
invitaba a
ir
a verle. Casado
contestaba
que
su enfer
medad no le
permitía
hacer un
largo viaje
en
automóvil.
El Presidente prometía
enviarle
un
avión.
Segis replicaba
que
era
peligroso abandonar
Madrid
cuando
el
enemigo preparaba
una ofensiva a su alrededor
y
se producían sublevaciones
en
la
zona
antifascista.
El
falso juego
de
preguntas
y
respuestas
era inútil
;
alentaba el recelo a
los
dos lados del cable
telefónico
y
en Madrid
iban
tiñéndose
de
ironía
desdeñosa sagaz
y
fina
como la
misma
mirada
de
Casado
los
pretextos
baladíes. . .
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 70/187
62
J.
GARCIA
PRADAS
Los
ministros iban a comer en el
Gobierno civil.
Negrín
alarmado
por
las
hirientes
reticencias
de
Casado enviaba
a
Madrid un avión para
que lo
recogiera y
se
ponía
al
habla
con los ministros.
Díjoles
que
aunque
había
anunciado
la
reunión del
Consejo
en
Madrid
y
el
día
6
las
circunstancias
exigían
celebrarlo
en
la
posición
Yuste
veinticuatro horas
antes
y
les pidió
que
procurasen
convencer a Casado
y
a toda
costa
lo
sacaran
de
Madrid.
Pero Casado también se
puso
al
habla
con
los
ministros
y
a
cada
uno
de ellos
le dijo
que
Negrín
estaba
preparando
un
golpe
de
Estado
que
quería
dete
nerlos
que
era
preciso oponerse
a sus
planes.
Uno a
uno
todos condenaban la actitud del
Presidente.
Llegó
el
avión
para
Casado y
éste
ordenó
que
regresara
a
su base.
Negrín
llamó
otras
dos
veces. Al
final
estaba
descompuesto y
le era
imposible
ocultar
su
irritación.
Casado
ponía fuego
en sus
reticencias.
El
sarcasmo reía
en el teléfono:
—
Es
imposible
señor
Presidente.
Le
agradezco
mucho
sus
atenciones
Nunca se
olvida
usted
de
mí...
Pero
me temo
que
esta noche
haya
aquí
mucho
movimiento.
. .
Debo
estar
en
mi
puesto
con
el bravo
pueblo
de
Madrid.
Los
ministros
desconfiados
entre
sí
decidieron
irse
a la
posición
Yuste
en
un avión
enviado
por
el
Presidente. Casado
habló con
Paulino
Gómez
con
Giner
de
los
Ríos
con Segundo
Blanco
y
a
cada
uno
en
particular
le
dijo
con
afectuoso
e
intencionado tono
de
consejo:
—
No
se
vaya
usted.
Quédese
aquí conmigo
por
si ocurre
algo. .
.
No
consiguió
nada.
Los
ministros se
fueron
sabiendo
que
aquella
noche nos sublevaríamos. Cuando Mancebo
y
yo
al
conocer
que
se
marchaban
fuimos
al
Gobierno civil para
pedirle
a
Blanco
que
se
quedase
en
Madrid
ya
no
encontramos más
que
a uno de los
policías
de su escolta:
el
compañero Cepeda.
El
Comité
de Defensa lo
sintió;
pero ya
no
podía detenerse
por
nada
ni por
nadie.
A
la una y media
de
la tarde volvieron Val
y Salgado
de
ver
a
Segis.
Todo
estaba ultimado.
A
las nueve menos cuarto
de la noche entraríamos
en
los sótanos del Ministerio de Hacien
da
cuartel
general
del
Ejército
del Centro durante
la defensa
de
Madrid
Casado
Val
Salgado
Amil
González
Marín
y
yo.
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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LA
TRAICION
DE
STALIN
63
Mancebo
iría
a
la Dirección
General de Seguridad a
la
misma
hora para
trabajar allí
con el
Comisario Vicente Girauta
socialista
a
quien poco tiempo
antes
se le
había
explicado
lo
que
iba
a
ocurrir.
Pedrero
el
jefe del
S.I.M. en la
demarcación
del
Centro
que en
otras
ocasiones
sirvió a
los
comunistas
se
ponía
entonces a
las
órdenes
de Casado.
Mera
citaría en
el
cuartel
general
del cuarto
Cuerpo
de
Ejército
al
gobernador
civil
de
Guadalajara
comunista
y
a otros
elementos
destaca
dos de igual significación;
los detendría
allí
procuraría
saber
dónde ocultaban las ametralladoras
que
habían
probado
escan
dalosamente
días
antes
y
luégo
se vendría
a
Madrid con el
jefe
de
su
Estado Mayor.
La
70
Brigada
que
estaba descan
sando en
varios
pueblos
de
Guadalajara
libertaria
toda ella
y aguerrida
como
pocas
dotada aún
de buen aire de
milicia
entraría en Madrid
por
la calle
de
Alcalá
después
de
anochecer
y ocuparía
el
Ministerio de la
Guerra
el
edificio
de
Correos
y
Telégrafos el Banco de
España
los
Ministerios
de Hacienda
y
Gobernación
la
Telefónica;
es
decir: el
centro de la
ciudad.
A
las nueve menos
cuarto
también
deberían llegar
a
Hacienda
Besteiro
Carrillo y
Miguel
San
Andrés
que
habían
aceptado
intervenir
en
la sublevación
conociendo
sus
objetivos
fundamentales
pero
no
sus
detalles
y
asimismo
habrían
de
estar
allí
el
comandante
militar
de
la plaza general
Martínez
Cabrera
por mediación
del
cual habíamos
conseguido
tener
en
nuestra
mano
—
y
al
mando
de
nuestro
compañero
Flores
—
dos
Batallones
de
Retaguardia
y
el
coronel Adolfo
Prada
que
antes había luchado
abnegadamente
—
si bien con
varia
fortuna
—
en el
Centro
en el
Norte
y en Extremadura. En Andalucía
estaba
alertado nuestro
compañero
Serafín
González
Inestal
comisario de
aquel
Ejército
y
en
Extremadura
nos sería
fiel
Escobar. Melchor
Baztán
del Comité
de
Defensa
saldría
inme
diatamente
hacia
Valencia
con
el
fin
de ver a
Menéndez
a
Burfllo
y
a otros jefes
a
las
ocho de
la
noche
y
darles la
consigna
de
alzamiento.
Haría
el
viaje
con
José
González y
Avelino
G. Entrialgo miembros
del recién constituido Comité
Nacional de Defensa del
Movimiento
libertario
que
habían ido
a
Madrid para sondear
a
Casado
y
a
quienes
nosotros
—
tal
vez
en un
exceso
de
discreción
cuando era
peligrosísimo decir
lo
que
tramábamos
—
habíamos ocultado
los
planes
de insu
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64
J.
GARCIA
PRADAS
rrección.
Baztán
debía
hablarles
del alzamiento cuando estu
vieran cerca
de
Valencia,
para
trabajar
juntos
allí.
En Madrid aun
había mucho
que
hacer.
Val
dió instruc
ciones
a
los
compañeros
Mariano
Valle,
comisario de
la
gloriosa
14 División,
y
Emilio
Fernández,
uno
de
los
mejores
comandan
tes de Brigada
salidos
de
las
milicias
de
Julio
y
de
Noviembre,
a
quienes
tenía
alerta
desde
cuatro
días
antes,
y
luego
entró
en
relación con varios
Sindicatos,
para ponerlos
en
pie
de
guerra.
Marín
y
Amil
se
ocuparon
de
organizar
grandes
medios
de
transporte. Salgado
y
Mancebo
completaron
planes
de
policía
y
asalto.
Yo
redacté
el manifiesto
que
habría
de leer
Cipriano Mera,
revisé
el
destinado
a
proclamar la constitución
del
Consejo
Nacional
de
Defensa,
hice
una
inspección
de
los
servicios
radiofónicos
de
Madrid
y,
a
las
ocho
de
la
noche,
con
sendos
grupos
de
compañeros
bien
armados y
dispuestos
a
todo
—
los
de
Cuatro Caminos
y
Vallehermoso
—
,
envié
a
Eduardo
de
Guzmán,
director
de
Castilla Libre
y
autor de Madrid
rojo
y
negro,
periodista
de primer
orden,
una
de las
mejores
plumas
de España,
a
los estudios
de
Unión
Radio,
y
al
redactor-
jefe
de
C N
T,
mi fraternal
y
valioso
colaborador
A.
P.,
cuyo
recuerdo
me
arranca
lágrimas
ahora,
a
los de
Radio
España.
—
Pero,
¿a
qué
vamos?
¿Qué
hemos
de hacer
allí?
—
Confiad
en nosotros.
No
habrá
resistencia
en
esos
edifi
cios.
Los
ocupáis,
desarmáis
a los
guardias
que
haya
en
ellos,
y
hacéis
que
continúen
las
emisiones.
Que
sigan
los
programas
normales:
¡música
y
consignas
comunistas
—
No
te
comprendemos
. . .
—
¡Ni
falta
que
hace
Marchaos.
A
su debido
tiempo
sabréis lo
que
pasa.
Espero
que
dentro
de
veinte
minutos
sean
vuestras
las
dos
emisoras,
sin
disparar
un
tiro,
y
que no os
dejaréis
echar de
ellas
ni a
cañonazos.
—
Bueno,
bueno.
¡Descuida
'
Se
mezclaron con los compañeros
que
integraban
los grupos.
Vibraban las frases
vivas y
rotundas,
muy
a
menudo de
oculto
sentido,
en el
zaguán.
Había un
parpadeo
de linternas cuando
salían
apresuradamente
del
Comité,
y al
perderse
sus figuras
en
la
noche,
su
decisión me
hizo recordar con
entusiasmo
las
patrullas
heroicas del 19 de
Julio.
.
.
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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XVII.
Constitución
del
Consejo
Nacional
de
Defensa.
las nueve menos cuarto
de
la
noche entrábamos
en el
viejo
González Marín
y
yo.
Las
puertas
estaban abiertas
y
no había
más
guardia
que
la
normal.
Abajo
en los sótanos
habilitados
para instalar el cuartel
general
del
Ejército
del Centro
al
iniciarse la defensa
de
Madrid
había un
grupo
de
periodistas
nacionales
y
extranjeros; como
conocía
a todos y estaba
entre
ellos
el
repórter
militar
de
C N T
me
detuve a
saludarlos.
No
me
extrañó su
presencia
allí
pues
todas las
noches iban a
buscar
noticias
y
creo
que
no les
sorprendió
la
nuestra;
mas
viendo
que
había informadores de
agencias
extranjeras
y
redac
tores
de
algunos
diarios
comunistas pensé
en
la
conveniencia
de
impedir
que
se
marcharan
o comunicasen por
teléfono
y
cuando
entré a ver a
Casado
se lo
dije
sin
pérdida
de
tiempo.
Al
instante dió
Segis
las
órdenes
pertinentes
y en
adelante
nadie
bajó a su
despacho
sin
permiso
especial
ni
pudieron
marcharse
hasta
después
de medianoche
los
que
bajaron.
En
el
despacho
donde
Miaja
contrastó tantas
veces su
cachazuda serenidad con
el
nervosismo
de
quienes
iban
a
visi
tarle
en las
ásperas
jornadas
de la defensa
de
Madrid
Casado
sonreía
levemente
con ironía casi
imperceptible
al
recibirnos.
Hacienda
Val
Salgado
Amil
65
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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66
J.
GARCIA
PRADAS
Tenía un aire
ligero
y
perezoso
a
la vez
propio
de
algunos
hombres acostumbrados a realizar
matemáticamente los hechos
más
arriesgados; diríase
que le
agradaban las
dificultades
de
nuestra
empresa y
sus
grandes
ojos
negros
se
entornaban
tras
el brillo
de
las
gafas
de
tal
modo
que
daban la impresión de
ver sin
mirar.
Se levantó de la mesa
a
que
estaba
sentado
nos
saludó con un
gesto
tan elocuente como una
contraseña
y
Val
Salgado y
Marín
pasaron
con
él a una
pieza
inmediata
muy
pequeña
que
servía
de alcoba
y
de
despacho
reservado
propicio
a
las
confidencias.
Fuera
con
Amil y conmigo
se
quedó
el anciano
general
Martínez
Cabrera
jefe
militar de la
plaza;
grandote
y
pesado
tenía
cierta
comicidad
su
nervosismo;
ya
estaba
sentado
ya paseaba
y
de vez en
vez
batiendo
la
alfombra
con
la
contera
de
su bastón
de
mando cuyos cordones
se le enredaban en los dedos
gruesos
y
torpes
echaba
un taco
contra Negrín
y
los comunistas.
A
los
pocos
minutos
llegaron
Carrillo
Besteiro
y
Miguel
San Andrés. Entraron
en la
habitación
en
que estaba Casado
con nuestros
compañeros.
Aquella fué
la entrevista
en
que se
inició
formalmente
la
constitución
del
Consejo.
El
nombre de
este
organismo
fué
propuesto
por
nosotros.
En
octubre
y
noviembre de
1936
la
C.
N.
T.
que
activaba la
descomposición
del Estado
burgués
había constituido
el
Consejo
Regional
de
Defensa
de
Aragón
y propugnaba
la
creación
de
un organismo
semejante
en el área nacional. Fué
imposible
entonces;
más
de
dos años
después
en diferentes
circunstancias
sonaba de
nuevo el nombre de lo que no
pasó
de
ser
un
buen
propósito.
Aceptada
la
denominación
se
aceptó
también
la estructura
proyectada
por
nosotros
y fué el
Comité
Regional
de
Defensa
del Movimiento libertario
quien
hizo
lo
que
se
llama
reparto
de
Carteras. No
hubo
más
que
una variación: la concerniente
a
Besteiro.
Se le había
propuesto
para Presidencia y
Estado;
pero
él dijo
que
la
Presidencia debería
ocuparla
un
representante
del
Ejército
ya
que
en éste
residía
la
autoridad
en virtud de
haber sido proclamado
el
estado
de
guerra
cuando
el
Gobierno
tenía facultades
legales
para
ello. Casado
no
quiso
aceptar
tau
alto
cargo y
esto dió
pie
cuatro horas más
tarde
para
que
Miaja
se
uniera
a
nosotros.
Carrillo
y
San
Andrés
aceptaron
los
cargos
que
se les
dieron.
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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LA
TRAICION
DE
STALIN
67
Los futuros
consejeros
examinaron los
manifiestos que
se
iban a leer por
radio,
y cuando
llegó
Cipriano Mera
ya
era
hora
de
ponerse ante
el
micrófono. Venía
nuestro compañero
con
el
jefe
de su Estado
Mayor,
el comandante
Antonio
Verar-
dini.
¡
Qué
extraña
pareja
Mera
no
había
perdido,
bajo
el
uniforme de
teniente
coronel,
el
gesto
rudo,
desabrido y
sencillo
de su vida
anterior;
continuaba siendo
proletario,
albañil,
y
la
desenvoltura con que
se
movía
en
los altos medios militares
tenía
el tono
grave y
natural
de
quien cumple
a
rajatabla
una
misión;
así andaba
antes
del
Sindicato
a la
cárcel,
de la cárcel
al andamio.
Verardini,
mucho
más
joven
que
Mera,
le
seguía
a
todas
partes
con
respeto
y,
casi,
casi,
con
sumisión;
ingeniero
en
su vida
civil,
llegó
a
ser
durante
la
guerra
una
de
las
prime
ras cabezas de nuestro
Ejército,
y
a
fuerza
de
sentir
el drama
tismo
de la contienda se
proletarizó
voluntariamente
de tal
modo,
que
parecía
templado
para la lucha social
en
la fragua
de
los
Sindicatos.
Pasaron
Mera
y.
Verardini a ver
a
Casado,
y
nos
quedamos
todos
en
espera
del instante de proclamar el' alzamiento. Pero
la
70 Brigada no había
llegado,
y
sería
imprudente
anunciar
lo
que quizá
no
pudiéramos
sostener
si
nos
fallaba
algún
resorte.
Pasó
el
tiempo.
A
las
once,
todavía
no
estaban en Madrid
los
batallones
esperados,
porque
algunos
oficiales
comunistas
del
Cuerpo
de
Tren
del
Ejército,
más
por
costumbre
que
por
sospe
cha,
nos
entorpecieron
el
transporte.
En
el teléfono
casi
no
había
comunicación;
Negrín,
decidido
a
todo,
ya
no necesitaba
a
nadie,
y
eran
muy
pocas
las autoridades
interesadas
en
conocer
y
remediar la situación.
. .
A
las once
y
media
llegó
la Brigada
confederal,
al
mando
de Bernabé
López.
Se instalaron
sus
fuerzas en
los
sitios
convenidos,
y
el
compañero
Septién,
capitán
de
la
compañía
que
ocupó
el Ministerio
de
Hacienda,
bajó
a
ver
a
Casado. Se cerraron
las
puertas
del
edificio,
y
a
las
doce,
cuando se
iba a radiar el
parte
oficial de
guerra,
fuimos
todos
al
departamento
en
que
estaba
instalado el micrófono
del
cuartel general.
Se
conectó con
Radio España
y
Unión Radio.
El
speaker
oficial,
comandante de Carabineros
por arte de
birlibirloque
o favor
de
Negrín,
se
puso
a
leer el
parte,
sin
suponer
exactamente
lo
que
iba
a ocurrir
después,
y
se
quedó
asombrado
cuando,
al
retirarse
él,
se
acercó al micrófono
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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6$
J. GARCIA
PRADAS
D. Julián
Besteiro,
encorvado
físicamente
por la edad
y
el
sufrimiento,
y
exclamó:
¡Ciudadanos
españoles
Después
de un
largo
y
penoso
silen
cio,
hoy
me veo
obligado
a
dirigiros
la
palabra
por
un
imperativo
de
la
conciencia...'
Le temblaba
la
voz,
de emoción y de fatiga
;
la
cana melena
se
le
caía sobre
las arrugas
de
la
frente
serena,
de profesor,
y
las muñecas descarnadas hacían
sonar levemente
los
puños
almidonados
de
la
camisa.
Pero
allí
había un hombre
enérgico.
Y
aquel
hombre decía
a
todos los
españoles:
Ha
llegado
el momento
de
irrumpir
con
la verdad
y
rasgar
las redes
de
falsedades
en
que estamos envueltos.
Es
una
necesidad
ineludible,
un deber
de
humanidad
y
una
exigencia
de
la
suprema
ley
de
salvación
de la masa
inocente
e
irrespon
sable.
. .
El
Gobierno del señor
Negrín,
con sus veladuras de
la
verdad,
sus verdades a medias
y
sus
propuestas capciosas,
no
puede
aspirar
a otra cosa
que
a
ganar tiempo;
tiempo que
se
ha
perdido
para
el interés
de
la masa ciudadana combatiente
y
no
combatiente. Y
esta
política
de
aplazamiento
no
podía
tener
otra
finalidad
'que
alimentar
la
morbosa
creencia de
que
la
complicación
de
la
vida internacional desencadenase
una
catástrofe de
proporciones universales,
en la
cual,
juntamente
eon
nosotros,
perecerían
masas
proletarias
de muchas naciones.
De
esta
política
de fanatismo
catastrófico,
de esta sumisión
a
órdenes
extrañas,
con una indiferencia
completa
hacia
el
dolor
de
la
nación, ya
está sobresaturada la
opinión republi
cana.
Yo
os
hablo desde
este
Madrid
que
ha
sabido
y sabe
sufrir
con emocionada
dignidad
su
martirio;
desde
este
rompeolas
de
todas las
Españas,
que
dijo
el
poeta
inmortal
que
hemos
perdido,
tal
'
vez
abandonado,
en
tierras extra
ñas,
(1)
os
hablo
para
deciros
que
cuando
se»
pierde
es
cuando
hay que
demostrar
el valor moral
que
se
posee.
Se
puede
perder, pero con
honradez
y
dignamente, cuando
a
uno le
anonada
la
desgracia;
y yo
os
digo
que
una
victoria,
que
(1)
Se
refería
a
Machado,
muerto
en
Francia, en
un
campo
de
con
centración,
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 77/187
LA TRAICION
DE
STALIN
60
no
pérdida
moral de ese
género
vale mil veces más
que
la
ilusión
de
una victoria material
lograda
a fuerza de claudica
ciones y
vilipendios
Contra
tirios
y
troyanos
contra
fascistas y
bolcheviques
Besteiro
empezó
a hablar claro
Al
terminar
lloraba
XVIII
Negrín ofrece
la
transmisión
de
poderes
A
continuación
Miguel
San
Andrés
leyó
ante el micrófono
el
manifiesto
en
que
se
proclamaba
la
constitución
del
Consejo
;
su
texto
redactado
por
nuestro
Movimiento
no había
sufrido
alteración
alguna
Y
decía
en
algunos
de
sus
párrafos
:
Como
revolucionarios
como
proletarios
como
antifascistas
y
como
españoles
no
podíamos
continuar
aceptando
pasiva
mente la
imprevisión
la carencia de
orientaciones
la
falta de
organización
y
la
irresponsabilidad
de
que
ha dado muestras
el Gobierno
del doctor
Negrín
Han pasado muchas
semanas
desde
que
se
liquidó
con
una
deserción
general
la
guerra
en
Cataluña
Todas las
promesas
que
se hicieron
al
pueblo
en los
momentos más
solemnes
fueron
olvidadas;
todos
los
deberes
desconocidos; todos los
compromisos
delictuosamente
pisotea
dos
En
tanto
que
el
pueblo
sacrificaba en
el ara
sangrienta
de las batallas unos
cuantos
millares
de sus
mejores
hijos
muchos hombres
que
se
habían constituido en cabezas
visibles
de
la
resistencia abandonaban
sus
puestos
y
buscaban
en
la
fuga
vergonzante y vergonzosa
el
camino
para
salvar
su
vida
aunque
fuera
a costa
de su
dignidad
Para
impedir
esto para
borrar tan
vergüenza
y
evitar
que
se
produzca
la
deserción
en
los momentos
más
graves
se cons
tituye
este
Consejo
Nacional
de
Defensa
y
en nombre de
este
organismo
que
recoge
sus
poderes
del
arroyo
adonde los arro
jara
el
llamado Gobierno
del
doctor Negrín
nos
dirigimos
a
todos los
trabajadores
a
todos
los
antifascistas
y
a todos los
españoles
para
darles
la
garantía
de
que
nadie
podrá
rehuir
el
cumplimiento
de
sus deberes ni
esquivar
la
responsabilidad
contraída
por
sus
promesas
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 78/187
70
J. GARCIA
PRADAS
No
venimos
a
hacer
frases
ni
a
jugar
al
heroísmo;
venimos
a
señalar el camino
para
evitar
el
desastre
dispuestos
a
marchar
con el resto
de los
españolas por
ese
camino
sin
miedo
a
las
consecuencias.
Aseguramos
que
no
desertaremos
ni
toleraremos
la deserción.
No
saldrá de
España
ninguno
de
los
hombres
que
aquí
deban
estar
hasta
tanto
que
por
libre
y general
determinación
no
salgan
de
ella
cuantos
quieran
que
no
cuantos
puedan
salir.
Propugnamos
la
resistencia
para
no
hundir nuestra causa
en
el
ludibrio
y
en la
vergüenza;
y
para
lograrla
pedimos
el
concurso de todos
los
españoles y
damos la
garantía
de
que
nadie abandonará
su
obligación.
O todos
nos
salvamo3
o
todos nos
hundimos
en
la
exterminación
y
en
el oprobio-
dijo
el
doctor
Negrin
y
el
Consejo
Nacional
de
Defensa
se
impone
como
primera
y
última
como única
tarea
convertiv
en
realidad
esas
palabras
.
. .
Seguidamente leyó
su
enérgica
alocución Cipriano
Mera
y
después
se
puso
Casado
ante el
micrófono. Sacó de su bolsillo
unas
cuartillas
en las
que
reconocí las
que
le
había escrito
dos
o
tres semanas
antes;
había
suprimido
algunos
párrafos
había
añadido
algunas
frases
pero
las
modificaciones
no
eran esen
ciales.
Desde
Madrid
quicio
de la
guerra
capital
de la
patria
espejo
de
las
virtudes
españolas Casado
se
dirigía
a
la
zona
fascista
:
Soy
lo
que siempre
fui
y
estoy
donde
siempre
estuve:
militar
que
jamás
intentó mandar a su
pueblo
sino servirle
en
toda
ocasión
porque
entiendo
que
la milicia no es cerebro
de
la
vida
pública
sino brazo nacional.
Quien
os
habla
juró
lealtad
a
una bandera
y
leal
a
ella
sigue;
tenía
la
obligación
de
luchar
por
la
libertad
y
la
independencia
de
su
pueblo y
en
defenderlas cifra
su
mayor
orgullo.
Desde
el
infausto
día en
que
estalló
la
guerra
yo
con
todos los
militares
no sublevados
contra
el
régimen
que
España
se dió
pacífica
y
legalmente
ni he tenido
que
hacer
abjuración
alguna
ni
he
necesitado
renovar promesas
de
lealtad.
Y
sin
más título
que
este del deber
cumplido
me
dirijo
a
vosotros
compatriotas
con el
dolor
de
España
en
el
corazón
y
su nombre
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 79/187
LA TRAICION
DE
STALIN 71
limpio
en los labios
para
advertiros
que el
pueblo
ha
tenido
gallardía
y
conciencia suficientes
para
buscar
en
medio de
los horrores
de
la
guerra
el
camino
de
la paz que sólo puede
ser el
que
conduzca
a
la consolidación de la
independencia
y
de
la libertad. Estos
dos motivos esenciales
de
la lucha
defensiva
que
mantiene
la
República
son
los crisoles
en
que
se funden
los
anhelos
populares
de
aquende
las trincheras.
.
.
No luchamos
por
nada
ajeno
a nuestra
voluntad
y
a
nuestros
intereses
de
españoles;
queremos
una
Patria exenta
de
toda
tutela
extraña
libre de toda
supeditación
a
las
ambiciones
imperialistas
que
van a devastar otra
vez
Europa
y
capaz
de
regirse
interiormente sin
violencias tiránicas.
. .
Escoged españoles
de
la zona
invadida
entre los
extranje
ros
y
los
compatriotas
entre la libertad
fecunda
y la ruinosa
esclavitud
entre la
paz
en
provecho
de
España
y la
guerra
al servicio
de
los invasores
imperialistas.
Pero sabed
que
nuestra
lucha no terminará mientras no
aseguréis
la
indepen
dencia de
España.
El
pueblo
español
no abandonará las armas
mientras no
tenga
la
garantía
de una
paz
sin
crímenes.
No
soy yo quien
os
habla;
os dicen esto
un
millón
de
hombres
movilizados
para
la
guerra
y
una
retaguardia
sin
frontera ni
líneas
de
retirada
dispuesta
a batirse en
lucha a muerte
por
unas
dignas
bases de
paz
.
. .
Escoged
que
si nos
ofrecierais
la
paz
encontraríais
generoso
nuestro corazón de
españoles
y
si
continuarais
haciéndonos
—
y
haciéndoos
—
la
guerra
hallaríais
implacable
segura
templada
como el acero de las
bayonetas
nuestra
heroica
moral de
combatientes. O la
paz
por
España
o
la lucha
a
muerte. Para una
y
para
otra
estamos
dispuestos
los
españoles
independientes
y
libres
que
no tomamos
sobre nuestra con
ciencia
la
responsabilidad
de
destruir nuestra
patria. ¡Espa
ñoles
¡Viva
la
República
¡Viva
España
Todos emocionados salimos
en
silencio
del
locutorio.
Al
pasar por los largos
túneles de los sótanos
de
Hacienda
los
periodistas
nos
rodearon
con alegría
y
exaltación.
Salieron
todos
inmediatamente
y
una hora
después
Europa
y
América
empezaban
a
recibir
cablegráficamente
el
reportaje
de la
subleva
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 80/187
72
J.
GARCIA PRADAS
ción.
Volvimos
al
despacho
de
Casado
y
no habíamos
hecho
más
que
entrar
cuando sonó el timbre del
teléfono:.
—
Dígame...
Cuartel
general
del
Ejército
del Centro; el
coronel
Casado al habla.
¿ Quién
es
ahí ?
.
.
.
Más
alto
que
no
se
oye...
¡Ah
posición
Yuste ...
Tapó
Casado
el
locutor
con
la
mano
derecha
mientras con
la izquierda
sostenía el
auricular
y
nos
dijo
sonriente:
—
Se va a
poner
Negrín.
. .
En
efecto
el
ex-presidente
habló
por
teléfono:
—
Mi
general
. .
.
—
Aquí
el coronel Casado.
.
.
—
El
Presidente
aquí
mi
general.
—
Aquí
el
coronel Casado.
Dígame.
—
¿Qué
han hecho ustedes?
Acabo
de
escuchar
los
mani
fiestos.
Eso
no
puede
ser
verdad
mi
general.
¿Qué
ha
ocurrido ahí?
—
La cosa
es
clara. Nos
defendemos
nos
alzamos
en
armas
frente
a
unos
rebeldes
que
son
ustedes.
—
Pero
esto
puede
tener un
arreglo.
—
Está
todo
arreglado
señor
y
principalmente
para
usted
que
ha
encontrado
quien
le echara
. .
.
—
Permítame
mi
general.
El Gobierno está
dispuesto.
. .
—
¡
Nada
El
Gobierno no existe.
Hay
un Consejo
Nacional
de
Defensa
que
asume
todos
los
poderes
de
la
República.
—
Le
advierto a usted
que
somos
fuertes
y. .
.
—
-¡
Cuidado
La autoridad
no admite desafíos.
—
Pero
¡hombre
atienda
usted
mi
general.
—
Coronel
señor.
—
Esto
no
puede
quedar
así.
Podemos
arreglar la
situación
transmitiendo al
Consejo
los
poderes
del Gobierno.
—
El
Gobierno
no tiene
poderes;
sólo
puede
transmitir
inconfesables deudas
y gravísimas
responsabilidades.
—
¿
Entonces
?
. . .
—
Sólo
tengo que
decirle
una
cosa: el
Consejo
Nacional
de Defensa exije la
libertad
del
general
Matallana.
Procure
usted que no le ocurra nada.
.—
Descuide
mi
general.
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 81/187
LA
TRAICION
DE
STALIN
73
Casado colgó
el
teléfono.
Dos minutos
después
llamaba
Segundo
Blanco. También
quería
arreglar
la
situación
y en
tales términos
hablaba
que
el
coronel
para
evitar
violencias
no
quiso
entregarnos
el
aparato
a
Val
ni
a
mí
que
se lo
pedía
mos
insistentemente.
—
Terminemos
Blanco
—
decía Casado
—
;
hay
mucho
que
hacer
en
Madrid.
Si
ustedes
los
ministros
quieren
ayudarnos
en el
servicio del
pueblo
vengan aquí.
Los recibiremos con
sumo
agrado.
Llamó
después
Paulino
Gómez.
Aunque
hablaba también
en presencia
de
Negrín
sus
palabras
descubrían
que
nuestra
sublevación le era
simpática.
Tuvo frases amables para
Casado
preguntó
si
era
perfecto
el orden público
y
al
despedirse
prometió
visitarnos en
Madrid:
—
Ya
sabe
usted
mi coronel:
yo
con
el
pueblo.
Mañana
me tendrán ustedes ahí.
XIX. El
pueblo y
sus fuerzas
armadas
con
el
Consejo.
Sonaban
todos los
teléfonos.
Desde sus
puestos
de cam
paña
jefes
de Cuerpo
de
Ejército
de
División y
de
Brigada
preguntaban
por
Casado
por
Val y
por
Mera
para ofrecerles
su
adhesión
y
sus
fuerzas.
Todos
los
Partidos políticos
excepto
el
comunista
desde
cualquier lugar de la
zona
pedían
órdenes
con
alborozo de resurrección. De
todas
partes
se
recibían
enhorabuenas
y
plácemes
vítores
y
aplausos.
Pero nuestra
atención
se
fijaba
en
Cartagena.
Se había
enviado
allí al
teniente
coronel
de
Artillería
Pérez
Salas
que
era de
los
nuestros
para
sofocar la
rebelión. Cuando
llegó
ya
era
tarde
para impedir
que
la
Flota desistiese de su actitud
levantisca
y
superara
los ef ectos del desorden. De algún
buque
—
sé
que
el comandante
pertenecía
a la
C.
N.
T.
mas no
recuerdo
su
nombre
ni el de
la
nave
—
salió la
marinería a
pelear
en
tierra
mientras
los otros se
hacían
a la
mar. Francisco
Galán
contra
cuyo
nombramiento
se
había
alzado
la
Flota
obtuvo
el auxilio
de
ésta
como
antifascista
al
sublevarse la
quinta
columna
y
pudo
subir
a
un
barco
en
el cual
salió del
puerto.
Pérez Salas
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 82/187
74.
J. GARCIA PRADAS
aplastó rápidamente
la insurrección.
A
la
una
de
la mañana
del día 6, leía
yo
esta nota por
radio :
El
teniente coronel
jefe
de la
base de
operaciones
de
Cartagena
ha
dirigido
al excelentísimo señor
consejero
de
Defensa
el
siguiente
comunicado:
El
movimiento
de los
sublevados de
Cartagena,
ciudad
y
cercanías,
a la hora de
redactar
este
parte
ha terminado
totalmente,
lográndose por
nuestra
parte
todos los
objetivos.
Al comunicarle la
liquidación
del movimiento
insurreccional,
me
complazco
en
manifestar
que
todas las
fuerzas
a mis órdenes
cumplimentan
a V. E.
y
demás miembros
del
Consejo
Nacional
de Defensa.
Llamó
Miaja
desde Valencia:
—
¿Cómo
va eso?
¡Qué
callado
lo teníais
—
Y
usted,
mi
general
. . .
Pero,
venga
a
Madrid,
que
el
pueblo
le
quiere.
Aquí,
en
mi
despacho,
están
unos
cuantos
amigos
suyos:
Carrillo,
San
Andrés,
Val,
Salgado,
González
Marín. . .
.
—
¿
También González Marín? Los de Noviembre
.nunca
fallan.
¡Me
acompañó
buena
gente
en la Junta de
Defensa,
de Madrid
—Aquí
está
el
general
Martínez
Cabrera, y
García Pradas...
—
¡
No
podía
faltar
ese
j
. . . Ya
me preparará
alguna
faena. . .
—
Según;
si usted
viene,
mi
general.
.
.
—
Bueno, bueno;
voy a dormir un
rato,
y mañana
por la
mañana
me tendréis
ahí.
¡Viva
la
República, Segis
—
A
sus
órdenes,
mi
general.
¡Viva
la
República
El teniente
coronel
Barceló,
jefe del
primer
Cuerpo
de
Ejército,
hablaba desde su
puesto
de
mando,
en
la Sierra:
—
A
tus
órdenes,
Segis.
¡Ya
era hora Me limito a
cumplir
lo
prometido.
Estoy
incondicionalmente
al
servicio
del
Consejo.
—
Perfectamente,
Barceló.
¿Y
qué
hay
por ahí?
—
Acabo de hablar con todas
las
unidades. Nadie se mueve.
—
¿Estás
seguro?
—
¡No
he
de estarlo
—
Mira
que
en
ese
Cuerpo
de
Ejército
hay dos
jefes comu
nistas alertados para la otra sublevación.
Ascanio
y
Pertegás
^
-
a
u
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 83/187
LA
TRAICION
DE
STALIN 75
pertenecen
al Comité Provincial
del
Partido.
¡Mucho
cuidado
con sus
Divisiones Llámame
luego.
—
A
tus
órdenes.
Inmediatamente,
el
teniente coronel
Bueno,
jefe del
Segundo
Cuerpo,
desde su
puesto
de
mando de Chamartín de la
Rosa:
—
¡Todo
listo,
mi
coronel Sin
novedad.
Las
fuerzas de
mi mando
quedan
al servicio del
Consejo,
de
la
República y
de
España.
i
.
,
—
Muy
bien.
¿Y
el
comisario
de
ese
Cuerpo
de
Ejército?
—
¿Conesa? ¡
—Sí,
ese
dirigente de la juventud
comunista.
—
Ha salido
hace
media
hora.
—
¡
Cuidado, Bueno
Monta la guardia
en el
cuartel general.
Llámame dentro
de
media
hora.
El
jefe
del tercer
Cuerpo
de
Ejército,
coronel Francisco
Ortega, guardaba
silencio.
Aunque
había
ingresado
en el P. C.
durante
la
guerra,
era
uno
de los
stalinianos más
representa
tivos.
Desempeñó
el
cargo
de director
general
de
Seguridad
durante
la
represión
contra
el
P.O.U.M.,
y
al
desaparecer
Andrés
Nin
y
prepararse
la
lucha
policíaca
contra
la C.
N.
T.,
dimitió,
asustado. Por mil
procedimientos
quiso
lograr,
posteriormente,
la
estima de cuantos en él concretamos la responsabilidad
de
muchos crímenes
políticos;
no
la hubiera
conseguido
ni
aun
dándose de
baja
en
el
P.
C,
para
lo cual le faltaba
valentía;
pero,
sin
embargo, quienes
nos
preciamos
de conocer bien
a
aquel
hombre de
cara
de
zorro,
que
inició
la defensa
de
Irún
siendo
sargento
de
Carabineros
y
unos
meses
después ocupó
en la Ciudad
Universitaria el sector
en que
Durruti acababa
de
morir,
creemos
que
era,
en el
fondo,
una
buena
persona,
a
quien
no la ambición
audaz,
sino la
vanidad
desmedida,
le
produjo un
torpe
afán
de
medro,
por el cual
contrajo
respon
sabilidades
que
le
impedían
dormir.
Era
un
pobre
esclavo del
stalinismo,
con
todo su
empaque
de- coronel.
Le llamó
Casado.
Estuvo
cortés, comedido, miedoso
en
la
conversación.
No
aprobó
ni censuró lo
ocurrido,
pero
dijo
que
era lamentable
que
hubiera
que
obrar
así,
y
cuando
se
le
pidió
que adoptase
una
posición
concreta
respecto
al
Consejo,
dijo
que
no
estaba con él ni
contra
él.
Casado le
dió
a entender
que
sabía
que
una de
las Divisiones del
tercer
Cuerpo
de
Ejér
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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76
J.
GARCIA
PRADAS
cito
bien
pertrechada
de
artillería
morteros
y
ametralladoras
estaba sobre ruedas
en
tren
de
marcha
y Ortega afirmó
que
él
no
daría ninguna orden para
enfrentar
al
pueblo
con el
pueblo.
No
estaba
mal
pero
debíamos
quedar
alerta
y
Casado llamó
a nuestro
compañerá
Molina
jefe
de
la
13 División para
enco
mendarle
el
ataque
del cuartel
general
si
desde allí
se
ordenaba
que
algunas
unidades avanzasen sobre
Madrid.
Iba
pasando
la
noche
y
los
teléfonos no cesaban
de fun
cionar.
Entraban
y
salían
los
ayudantes
de
Casado.
Sonaban
fuera las
máquinas
de
escribir
y
el
ruido
de
las teclas
repicaba
sobre
mi
voz
y
la del repórter
militar
de
C
N
T
que
redactá
bamos las
noticias
del
cuartel
general.
Cerca
de
nosotros
—
quietud
de
reposo
junto a
frenético ritmo de trabajo
—
dormía
Besteiro
en
una
cama
y
al
lado
de la
cabecera
Cipriano
Mera
daba voces
—
recias
y tajantes
voces
de mando
—
ante el telé
fono
poniendo
tal
pasión
en
sus
palabras
que
agitaba
el
brazo
que llevaba en
cabestrillo
como si no
lo
tuviera
roto
o
dislocado.
Llamaba
desde
Valencia Melchor
Baztán;
todo iba
bien;
al
llegar
allá
se
puso
en contacto con
Burillo
y
Menéndez
les dió
la
consigna
de insurrección
y
convino con ellos en
la
necesidad
de
actuar
a
toda
prisa porque
los
comunistas
antes
de
procla
marse la
constitución
del
Consejo
y
según
las
orientaciones
de
Jesús
Hernández
de
Cordóns
de
Federico
de
la Iglesia
Ciutat y
Durán
movían varias unidades
militares entre
Utiel
y
Valencia
para cortar
la
comunicación de
Levante
con
Madrid.
Menéndez
—
ya
lo he dicho en otro capítulo
—
.
era republi
cano;
pero
Burillo
coronel
del
Cuerpo
de
Seguridad
había
servido incondicionalmente al P. C. durante toda la
guerra;
mejor
dicho: hasta
que
los
stalinianos
le abandonaron a
su
suerte cuando fracasó
de
modo ruidoso
en
Extremadura
donde
le
coparon
fuerzas
Queipo
de
Llano
y
Monasterio tan
fácilmente
como le batieron Varela
y
Yagüe
en Toledo.
El
único
éxito
militar
de
Burillo
fué la
ocupación
de
Barcelona
en
mayo
de
1937
a las órdenes
de
Antonov.
Y
quiso
la
suerte que en
©I
resentimiento de
aquel
hombre
más
que
en él
mismo
encontrá
semos
el mejor
aliado
para
enfrentarnos
con
los
comunistas
en
Valencia;
tales
sorpresas
da
la
política en
la
que
hasta
los
Quijotes en
pago
de
la
torpeza
de meterse en
líos
por
no decir
en
el
reino
de
la
bribonada
tienen
que
andar en tratos con
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 85/187
LA
TRAICION
DE
STALIN
77
malandrines y sonreír
—
en vez de
ahorcar
—
a
los tahures del
naipe marcado.
.
.
El
caso
es que
en
Valencia
a la
media hora de constituirse
el
Consejo
nuestros
compañeros
y
los guardias de
Asalto
de
Burillo se
habían
apoderado
de
la
ciudad.
Jesús
Hernández
huyó de su
casa
por
un
balcón.
El
Campesino
no fué encon
trado
por
la noche: al día
siguiente
se
rapó
la
barba en una
peluquería y logró
escapar.
Los
centros comunistas
fueron
ocupados
sin
pérdida
de
tiempo.
Menéndez
tuvo
mucho tacto
en
el
Ejército
de
Levante
o
fueron
demasiado
cobardes
los
jefes
comunista
que
había
en
él
y
nada
pasó
allí. De Extrema
dura
nos llamaba
Escobar para
decirnos
que
todo iba bien.
En
cuanto a
Madrid
la
situación
no era mala.
Recorrí la ciudad
de
noche
con
Rafael
Sánchez
Guerra
ayudante
de
Casado
y
no encontré
en
ella más
que
las patrullas del S. I.
M.
los
desta
camentos de Retaguardia y los
retenes
de la 70
Brigada.
Quedaron
sin
comunicación
telefónica todos los locales
del
P.C.
pero
esto no
bastaba
porque
dentro
había
decenas de
hombres
armados.
En la
Comandancia
de
Artillería
el
comisario
Domin
go
Girón
pistola
en
mano
arengaba
a
los
jefes y a
los
oficiales
contra
el
Consejo.
Se
le
detuvo
y a otra
cosa.
En
la Coman
dancia
de
Ingenieros
el
comisario
Diéguez
hermano
del
ex-secretario
del
Comité
Provincial
del
P.
C
reñía
con el
jefe
teniente coronel
Ardid
porque
no se atrevía a enfrentarse
con
nosotros
y
eran
nuestros
militantes
del
Sindicato
Metalúrgico
quienes
ponían
fin
a la discusión
tomando
por
sorpresa
la
Comandancia
de donde
Diéguez
se les
escapó.
Fui
yo
a la
Delegación
de Propaganda
y Prensa
del
Gobierno
para echar
de
allí
al
diputado
comunista
Félix
Montiel
y
encontré que
la
había
abandonado.
Al
volver a
Hacienda
la ciudad
dormía.
En
los frentes cercanos tableteaba
una
ametralladora
como
exigiendo
que
no
olvidáramos
a
los
fascistas
. . .
XX.
Huye
el
Gobierno
y
los comu
nistas sacan
tropas
del
frente.
Me llamaba Eduardo de
Guzmán
desde Castilla
Libre
con
alegría
de
buen periodista:
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 86/187
78
J.
GARCIA
PRADAS
—
¡
Tengo
un número magnífico
¿
Sabes
que
es
éste el
único
diario
de
la mañana?
—
Sí;
contábamos con
que
hoy, lunes,
sólo
saldría Castilla
Libre. No lo
cierres aún. Te enviaré con un motorista
las
últimas
noticias.
—
¿
Importantes ?
—
Ya
verás.
. . Cuando
acabes,
ven
por
aquí.
No se puede
descansar.
—
Sólo
tengo papel para
cien
mil
ejemplares.
—
Hay
que
doblar la
tirada.
Coge
las bobinas
de
C
N
T,
las de La
Voz,
las
de
El
Sol .
.
.
Gasta todo
el papel
que
haya
en la
imprenta.
—
¿Y
si envío un camión
a
los talleres
de
Mundo Obrero ?
Allí
hay
papel
en abundancia.
.
—
Papel
y
fusiles. No se
pued«
entrar
sin
lucha
. .
.
Casado no soltaba el
teléfono;
Val,
a
su lado
permanente
mente.
En el cuartel
general
nadie
descansaba.
Carrillo,
como
fué
designado consejero
de
Gobernación,
se fué
a
trabajar
con Girauta y
Mancebo en la
organización
del
orden
público.
Sus llamadas a los
gobernadores
civiles
encendían el
pelo,
tenían tono revolucionario:
—
Con nosotros
o
con esos miserables.
Pero decida usted
ahora mismo.
—Yo
estoy con
el
pueblo, con ustedes. ¡Vengan órdenes
Casado no estaba
seguro
de
los dos
primeros Cuerpos
de
Ejército.
Habló dos
veces con
Bueno
y
Barceló.
Al
final,
ya
en
las altas
horas
de
la
madrugada,
Bueno dijo
que
estaba
cercado
por
fuerzas
comunistas
en
su
puesto
de
mando.
—
¡Hay que
resistir,
amigo
—
le
dijo
Casado.
—
Me encuentro
solo,
mi coronel . . .
—
Si se acobarda
usted,
lo
fusilo.
Diez minutos después, Bueno estaba
a
las
órdenes
de
los
comisarios
Diéguez
y
Conesa.
La
rebelión
comunista
tenía un
foco
en
Chamartín,
a la
entrada
de
Madrid,
y disponía
de
un
Cuerpo
de
Ejército
que
cubría
el
frente
entre
la Sierra
y
El
Pardo.
Se
llamó
reiteradamente
a
Barceló,
y
aquel
felón,
durante
varias
horas,
sirvió
a los comunistas diciendo
que
servía
al
Consejo. Encarceló
a su
propio
jefe de
Estado
Mayor,
detuvo
mediante un traicionero
ardid al comandante de
una
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 87/187
LA
TRAICION
DE
STALIN
79
de sus
Divisiones
cambió las
guardias
establecidas
en el
camino
de
Madrid
y con
Ascanio
y Pertegás
sacó del
frente
de
El
Pardo
varias
Brigadas
a
las que los comisarios stalinianos
arengaron
diciendo
que
nos habíamos sublevado con la
quinta
columna
en
pro
de
Franco
y las llevó
a
la
capital.
Al
ama
necer
ya
tenían dos batallones
dentro
de la
ciudad
en
los
vastos edificios en construcción
de los
nuevos
Ministerios
y es
curioso
observar que
fuimos recibiendo simultáneamente
las
noticias de la sublevación comunista
en
defensa
del Gobierno
y los datos de
la
cobarde
fuga de éste y de
los
altos
dirigentes
del P.
C.
Blanco habló desde
la
posición
Yuste con
el Comité
Nacio
nal del Movimiento
libertario
y
le
prometió
ir
a
Valencia
para
ponerse
a su
disposición; pero poco
después
sin
despedirse
y
a sabiendas
de que
ningún
riesgo
corría entre
nosotros
salvo
el de
no
poder
salir de la
zona
como
cada
quisque
huyó
con
Negrín
a Francia.
Fuéronse
con
ellos todos los
ministros.
Ni
el
hecho de ser
tratados
a
puntapiés
por
el
Presidente
ni
el
alzamiento
popular
bastó
para
hacerles salir
del atolladero
en
que
los
ahogarían
las
responsabilidades. Escapaban
en los
aviones
jamás
olvidados
por Negrín
al hablar
de resistencia.
Y lo
mismo hacía
Líster
y
Pasionaria
y
Cordóns
y
Jesús
Hernández
y
el
general
Hidalgo de
Cisneros
y
Tagüeña
y
Mendiola y Modesto
y Etelvino Vega.
.
.
No
se
llevaron
a
los
guerrilleros
que
les dieron escolta
hasta
los
aeródromos;
se
llevaron
las
joyas
que
dieron
lugar a
que
gran parte
de los
acompañantes
de
Líster
con universal
escándalo
fueran dete
nidos
como
ladrones
al
llegar
a
Francia;
y
escaparon
en
aviones
de
viaje
de
bombardeo
y de
caza
indistintamente
porque
a
ellos
y a
quienes
les
seguían no
les
importaban
los
intereses
antifascistas
ni la
defensa
del
pueblo
sino su
personal
y
exclu
siva
salvación
y
con
tal de
asegurar
su
vida
les
tenía
sin
cuidado
que la zona quedase
a
merced de Franco. Ni
siquiera
del
Partido se acordaban
al
ver fracasar
su
golpe
y era indig
nante
advertir
cómo
algunos
militantes
comunistas abrían la
lucha en
nombre
de pajarracos
que
ya
habían volado.
. .
Al
irse
Hidalgo
de
Cisneros
y
tras
él
muchos
aviadores
comunistas
pasó Camacho a
ser
jefe
de
la
Aviación
y
de él
recibió
Casado el
siguiente telegrama:
Quedo
con
todas
las
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 88/187
80 J. GARCIA
PRADAS
fuerzas aéreas de mi
mando,
a
su
completa disposición,
por
acuerdo unánime.
¡Viva
la
República
¡Viva
España
El
cuartel
general
del
Ejército
del
Centro
comunicaba:
Jefe
Flota
me remite
siguiente telegrama: 'Al
consejero
de
Defensa,
coro
nel Casado. La
Flota,
con buen
espíritu,
se encuentra
a
las
órdenes de
V.
E.
¡Viva
la República '
Era
buena
la
noticia;
pero.
. .
no venía del
puerto
de
Cartagena.
La escuadra
estaba
en álta
mar,
y en
ella,
la
primera
figura
política
y
militar era
Francisco Galán.
Olvidando
sus
deberes, en una decisión
que
ha
avergonzado
después a
los
mejores
marinos,
de
alguno
de
los cuales ha recibido Casado
posteriormente
importantísimos
documentos,
nuestros
buques pusieron
proa
a Bizerta.
¡Como
huían
tantos
personajes,
como había en la zona
tanta
revuelta,
creyeron
que
todo acababa
allí
Se
fué la
escuadra,
y
en
ella,
varios centenares de antifascistas
cartageneros
que
subieron
a
los
barcos
cuando se alzó
la
quinta
columna.
Quien
tiene
el
mar tiene la
costa.
Levante era
de
Franco,
y
el
enemigo
nos
rodeaba
por
todas
partes.
.
.
A
las siete
de
la
mañana
salió
a
la
calle Castilla
Libre.
Guzmán,
que
había hecho un número
formidable,
en
el
que
las
frases
restallaban como
trallazos,
ya
estaba
trabajando
conmigo
en
la
Delegación
de
Propaganda,
donde,
con casi todos
los
empleados
que
había tenido
Montiel,
redactábamos los textos
que
habían de transmitir o de
publicar
las
agencias
y
los diarios
de la
zona.
La
gente,
en las
calles,
se
disputaba
el
periódico.
A
la
puerta
de nuestros
Sindicatos,
donde
teníamos concentra
dos desde
tres
días
antes
a
los
militantes de más
valía,
los
grupos
de lectores se transformaban en mítines. Se
abrazaban
los
obreros
con la
pistola
en la mano. La red
telefónica,
sistema
nervioso
de
la
ciudad,
vibraba
con júbilo
de
epifanía.
Todo
e
pueblo
era rebelde contra
el
Gobierno
de
Negrín;
todo
él
se
sentía
interpretado
por
el
grupo
de
hombres audaces
que
acaba
ban de hacer
lo
que
se debía
haber hecho en
mayo
de
1937,
o
cuando
Líster
entró
a
saco
en
Aragón,
o
al marcharse las
Brigadas
Internacionales
en señal
de
que
la
U.R.S.S.
no
quería
arriesgar nada en el
juego,
o cuando
los
taumaturgos
de
la
resistencia
huían de Barcelona.
. .
Mas,
de
pronto,
cundió
la
noticia de
que
al final del Paseo
de
la Castellana
se detenía a la
gente.
Los comunistas de
los
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 89/187
LA
TRAICION
DE
STALIN
81
nuevos Ministerios encerraban
allí,
para
especular
con
ellos
en
calidad de
rehenes,
a
las
mujeres,
los
hombres y los chiquillos
que
transitaban por
las cercanías; quien no era del
P.
C,
que
daba preso.
Fué
Gerardo
López,
secretario particular de
Val,
a ver lo
que
pasaba,
y le
detuvieron;
a
los
veinte
minutos
lograba
escaparse,
y
poco
después
nos informaba
de lo que
ocurría.
Para
preparar
medidas
militares,
salió
seguidamente
del Comité de Defensa el
comandante Emilio Fernández.
Iba
en un
coche
por
la calle de
Abascal,
y
un
grupo
de
soldados,
al mando del
comandante
Fernández
Cortina,
le
hizo
detenerse.
Los
dos
jefes
habían
mandado,
tiempo
atrás,
la 70 Brigada.
Emilio
era
de
lo
mejor
que
teníamos;
Cortina,
como
luego
se
irá
viendo,
un
criminal
al servicio del
Partido
Comunista.
Pistola
en
mano, serena
la mirada
de
sus
ojos
negros,
en
los
que
había una
llama
de juventud
y de
ideal,
Emilio
salió del
coche
y
avanzó confiadamente hacia el
grupo.
Los
fusiles
ametralladores
de la
escolta
de
Cortina le
apuntaban.
Se estre
meció el
cuerpo
rechoncho,
barrigudo,
de
éste,
que
al exclamar
¡Emilio
levantó
el
tosco
bastón'
que
llevaba en
la
diestra,
y al
bajarlo
como
un
rayo,
gritó:
—
¡
Fuego
La
gallarda juventud
de
nuestro
compañero,
al
rugir
la
descarga,
se
desangró sin un ¡ay
sobre el
pavimento
de su
Madrid;
del
Madrid
de
su
infancia
desharrapada y
triste,
de
su
adolescencia verbenera
y trabajadora,
de
su
mocedad de
lucha
revolucionaria,
de su
sazón de guerra
y
de
muerte.
Guiñaron
de
gozo
los
ojos
verdes
de
Cortina,
ante el rival
abatido;
se
atusó con
la
mano
izquierda
la
barba
rubianca,
y
luego
se ladeó
chulaponamente,
como
un
flamenco
del
Tercio,
su gorrito
cuartelero. . .
Media
hora después, a
la puerta
de
nuestro Centro de
Instrucción
militar,
de modo
muy
semejante,
el
capitán
Manza
no,
comunista
también,
nos fusilaba otros
dos
compañeros y
se
llevaba
detenidos a Cecilio
Rodríguez y
al comandante
Tárre-
ga,
hermano
de
uno
de
los
caídos
...
-
Nuestra
gente
de
los
Sindicatos, bravia,
tentada
siempre
por el
peligro,
se
echó
a la
calle.
A
tiro
limpio
recluyó
a
los
comunistas
en
los
Ministerios,
y
se
batió
denonadamente para asaltarlos.
Entonces,
desde
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 90/187
82
J.
GARCIA PR ADAS
Hacienda,
me
llamó
Eduardo Val
con
la voz
de
mando
propia
del momento:
—
¡
Fuera,
fuera
de
ahí
Tú,
al micrófono.
Ha
empezado
la
lucha,
y
es
preciso
que en todas
partes
se
oiga
la
arenga
de
nuestra audacia.
¡Ven
aquí
Me
metí en
el
locutorio
de
Hacienda,
conectado
con
Unión
Radio,
y
allí alterné la ordenación de las noticias con su
emisión.
No daba
tiempo
a
redactarlas.
Todo era
improvisado
y
frené
tico. De media en media
hora,
desconectaba
el micrófono
y
a los diez minutos reanudaba
la
emisión.
Las notas del
Consejo,
las
órdenes
militares
de
Casado,
los
telegramas
de
adhesión,
las advertencias
escritas
nerviosamente
en
cualquier
papel,
se
me
acumulaban sobre la
mesa,
entre mi
pecho
fatigado
y
el
micrófono, bajo los ojos ciegos
de
cansancio
y
de
sueño.
El
general
Asensio,
enviado
por
Negrín
a
los
Estados
Unidos,
cablegrafiaba
al coronel
:
Deséote acierto en tan
graves
momentos. Confío en
tus
condiciones,
y
esperando noticias,
quedo
incondicionalmente
a
vuestras
órdenes.
¡Viva
la
Repú
blica Don
Fernando de los
Ríos, socialista,
embajador
de
España
en
Wáshington,
proclamaba
en
exaltados
términos su
adhesión
al
Consejo.
Mariano
R.
Vázquez,
secretario
general
del
Movimiento libertario en el
Extranjero,
se
dirigía
a Val
felicitándole por
la insurrección
y
comunicando
que
hacía
ges
tiones
para
trasladarse
de
París
a Madrid.
Diego
Abad de
Santillán,
desde
Francia
también,
se
expresaba
en
parecidos
términos,
y
asimismo el ex
ministro
catalán
Nicolau
D'Olwer.
En
París,
Julián
Zugazagoitia,
ex
director de
El
Socialista,
de
Madrid,
hombre
de
confianza
de
Prieto durante muchos años
y
subsecretario de la Presidencia con
Negrín,
decía
pública
mente que de estar en Madrid se hubiera
sublevado
con
nosotros.
Ni una
voz,
excepto
la
comunista,
se alzaba en
contra.
Pero
Martínez Barrio
y
Azaña,
que
cobardemente
se
habían
negado
a venir
a
nuestra
zona,
cerraban
el
pico,
como
si
la
cuquería
tuviera
algún
valor
en
las horas de
sangre
y
de Historia.
. .
La
U.
G.
T., cuyo
secretario
general,
Rodríguez
Vega,
estaba
en
la zona republicana, y bastante cerca
de
Negrín,
publicaba una
nota
que
decía: La Comisión
Ejecutiva,
después
de conocer la constitución
del
Consejo
N.
de
D.
y
los aconteci
mientos ocurridos
en
las últimas
horas,
considera conveniente
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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LA
TRAICION
DE
STALIN
83
robustecer la autoridad
del
organismo
recién
creado,
y
sus
miembros acuerdan ofrecerse a dicho
Consejo para
lo
que
sea
necesario.
El
Comité Nacional
de
Unión
Republicana,
que,
ganado
por
el
miedo,
había estado reunido en
Albacete,
cerca
del
aeródromo,
volvía a
Madrid,
por
el
llamamiento
de
nuestro
ejemplo.
A
las
diez
llegaba
Miaja, y
poco
después, Manolo
Matallana. Abrazos
en
los sótanos
de Hacienda. Los
soldados
de
la 70,
firmes de
pulso,
con
la
mano en el fusil.
Se reunía de nuevo el
Consejo,
para
lograr
su
estructura
definitiva. Como Miaja,
durante
toda la
guerra,
fué,
ya
a su
gusto,
ya
a
su
pesar,
un hombre
de
paja
del,
Partido
Comu
nista,
al
sublevarse éste convenía
enfrentarle
con
aquél,
y
sólo
por
esto
se
le hizo mascarón
de
proa
del
Consejo al darle la
Presidencia.
El nuevo
organismo,
donde
los
hombres valían
mucho más
que
los
cargos,
quedó
constituido definitivamente
así:
Presidencia,
el
general
Miaja;
Estado,
Besteiro
socialista,
sin
representación
de
Partido);
Defensa,
el coronel
Casado;
Justicia,
Miguel
San Andrés Izquierda
Republicana)
;
Trabajo,
Antonio Pérez
U.G.T.)
;
Gobernación,
Wenceslao Carrillo
Par
tido
Socialista)
;
Hacienda
y Agricultura, González
Marín,
y
Comunicaciones
y
Obras
Públicas,
Eduardo
Val,
ambos
del
Movimiento
libertario,
del
cual recibió
MJaja
el
siguiente
tele
grama:
Reunido
este
Comité Nacional de Defensa
del
M. L.
en sesión
extraordinaria,
acordó
por
unanimidad
transmitir
su
adhesión
al C.
N. de
D.,
que V.
E.
preside,
testimoniándole
el
apoyo
incondicional de
su
colaboración
desinteresada en
pro
de
la
dignidad
y
de la
independencia
de
España.
El
secretario,
J.
López.
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 92/187
XXI
La
falsa rendición
de
los rebeldes
MALAS
noticias
en el
Consejo
En
Levante
insegura
la
situa
ción
militar;
en
Extremadura
las Divisiones de Cartón
y
de
Toral
en
actitud
de protesta;
en
el
Centro
los
dos
primeros
Cuerpos
de Ejército
contra
nosotros
dubitativo el de
Ortega
y
a ochenta
kilómetros
de
Madrid
el
cuarto
cuyo
jefe
era
Mera
;
dentro de
la
capital
sólo
contábamos con
la 70 Brigada dos
batallones de
Retaguardia
y
los
militantes
de
la
C N T
Los carabineros y los
guardias
de
Asalto
no obstante
sernos
adictos sus más altos jefes
no
nos
inspiraban
confianza
En
Cuenca
cuyo gobernador
civil
Monzón
era
staliniano
se suble
vaban en
torno
a
éste las fuerzas de
orden
público
las del
S
I
M
y
el 13
Cuerpo
de
Ejército
Los
quinientos
guerrilleros
comunistas
que había en
Alcalá
constituyendo un
destacamento
de
fuerzas avezadas
al
ataque
por
sorpresa
en
el
campo enemigo
alzábanse también contra
nosotros
y avanzaban sobre Madrid
Finalmente
se
inició
en
toda la
zona un intenso movimiento
de carros de
combate
que
demostró
a
los
generales
la
existen
cia de
ingenios
blindados con los
cuales no
contaban
por
poseerlos
los
comunistas clandestinamente
La
supremacía
militar
lograda
por
el
P
C
durante la guerra gracias
a
Rusia
y
ante
la cual
se
detuvieron
siempre
quienes
odiaban su dicta
dura
entraba entonces
en
juego
Difícil era
nuestra
situación
84
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 93/187
LA
TRAICION
DE
STALIN
8o
como se
ve;
pero,
aun
así,
no
perdimos
los
nervios,
ni
la
con
fianza en nuestra
decisión,
ni
la fe
en
el
pueblo,
que
nos
aplaudía.
El
coronel Casado,
que
nunca
se
dejó
arrastrar por
las
pugnas
políticas
de
retaguardia,
puso
más
esperanzas
en
la radio
y
en la
Prensa
que
en
las
armas,
y
aun
cuando la
inactividad militar
del
Consejo
daba
margen
para
que
se
sublevaran
algunos
cuarteles
dentro
de
la
ciudad,
se
resistió
a
sacar un soldado del frente.
Nosotros
—
francamente
lo
diré
—
no estábamos conformes
con aquella relativa pasividad,
y
aunque
a veces nos
ganó
el
sentimentalismo de
quienes
no
querían
enfrentar unidades de
nuestro
Ejército,
bajo ningún concepto,
admitimos
que
no
se
diera
la
orden
de
asaltar los locales
comunistas.
Atribuíamos
a
Pedrero,
jefe
del
S.
I.
M.,
la
culpa
de no
hacer
esto.
Era
un
hombre a
quien
no
podíamos
ver:
encarnaba el
tipo
del aventu
rero
que
siempre juega
con
trampa
en
las
políticas conmociones.
Expulsado
de
la
U. G. T.
y
del Partido Socialista
—
por sus
inmoralidades de toda índole
—
antes de
la
guerra,
cuando ésta
empezó
puso
su vesania
y
su cobardía
a
las
órdenes
de
García
Atadell,
a
quien
dieron
garrote
los
fascistas
después
de
huir
de
nuestra
zona
con el botín de sus
robos;
a
fuerza de intrigas
logró
dominar secretos
policíacos,
y
gracias
a
esto
consiguió
de
Negrín
la jefatura del
S. I. M.
en
el
Centro,
así
como
Garcés,
un chulillo
madrileño ducho
en
reclutar
mujeres
para D.
Juan,
y
compañero
de
juerga
de
su
hijo Juanito,
obtuvo
por
tales
méritos
la
nacional.
Después
de esto,
Pedrero,
con
campanillas
de personaje, reingresó
en el Partido Socialista
por la puerta
principal,
.
y
sirviendo
a
la
política
del
Presidente,
colaboró
con
el Partido
Comunista
y
nos
hizo
daño,
todo cuanto
pudo,
hasta
que
le dimos a entender
que
estábamos
dispuestos
a levantarle
la
tapa
de
los
sesos.
Desde
entonces,
políticamente,
anduvo
con
pies
de
plomo
;
pero,
como
siempre,
por su
conducta
personal
era un
estercolero:
estupefacientes, mujeres,
malversación
de
fondos,
orgías
en una ciudad donde
el hambre hacía
estragos . . .
Descargaba
sobre
algunos
fascistas
un terror
encanallado,
y
a
otros
los cubría de
protección
y atenciones.
Era
un
tipo
siniestro,
a
quien
debimos haber
ametrallado,
velando
por el
prestigio de
nuestra
causa.
—
¡Basta
ya,
Casado
—
dije
yo,
fuera
de
mí,
en
la
tarde
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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86
J.
GARCIA
PRADAS
del día
6
—
. No nos fiamos
de
Pedrero. Nos hace falta
con
trolar el
S.
I. M.
Se
le extendió
a
Salgado un documento,
por virtud
del
cual
tendría
tantas
atribuciones como
Pedrero,
y
nos
fuimos
los dos
al Ministerio de
Marina,
donde estaba
instalada
la
jefatura
del
Servicio.
En
el
despacho
de Pedrero
—
rojos
damascos,
molicie
de
sofás,
humo de
tabaco
turco
y
americano,
perfume
de Coty,
tintineo de timbres
y
aparición
de
pistoleros
—
tomaba
aquél
una taza
de aromático
café
junto
a
E.,
su. . .
secretaria
particular.
—
Ya
veis
—
nos
dijo
—
;
acabo de
rescatarla;
me la
habían
detenido
los
comunistas.
Les
he dicho que
si no me la soltaban
se
perdería
Girón. Por cierto
que
le
he
mandado
subir.
Le
tengo abajo,
en
un calabozo.
Y
entró
al instante
Domingo
Girón,
entre
pistolas
ametra
lladoras.
¡
Cristo,
qué
escena
La
muchacha,
morena
y gachona
como
una
odalisca,
tendida
en
un
diván;
Pedrero,
simiesco
de
tipo,
estremecido por los
gestos
propios
del
cocainómano,
sen
tado
en
un sillón
frailero,
tras
la
mesa
brillante;
nosotros,
después de estrechar la
mano
de
Girón,
quedamos
de pie, como
él.
Venía
sucio del
polvo
del calabozo.
Joven,
robusto,
con
una ligera sonrisa irónica sobre
el
mentón
voluntarioso,
alboro
tadas las greñas de
agitador
de
muchedumbres,
tenía
grandeza
su
figura
erguida
de buen
revolucionario.
—
Ahí la tienes
—
le dijo Pedrero
—
.
¡Canallas
¿No
os
da
vergüenza
detener a las
mujeres?
¿Qué
opinas,
hombre,
qué
opinas
? Si
llegáis
a fusilarla . .
.
—
Hubiera
sido lamentable
—
dijo
Girón
—
-.
—
¿
Sí,
verdad
?
¡
Con
qué
sensatez hablan
los
presos
.
. .
—
Hubiera sido lamentable. . .
porque
una
puta
no
merece
un tiro.
Saltó
Pedrero,
con
una
mano
engarabitada
sobre su
pobre
corazón de cómico. Nos
miró.
No
supo
coger la
pistola,
ni
siquiera contestar.
Su secretaria prorrumpió en sollozos
y
salió del despacho.
Se
llevaron
a
Girón
a
la perrera,
y
nosotros
empezamos
a hablar fuerte en
aquella
gargonniére
donde
tantas
canalladas
se
perpetraron
durante la
guerra.
Aquella
misma noche
se
decidió
destituir
a
Pedrero y
trasladar
a
Girón
y
a otros
comunistas destacados
a los
sótanos de
Hacienda,
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 95/187
LA
TRAICION
DE
STALIN
87
donde se
les
dispusieron
habitaciones.
Allí habló
Casado con
aquél, y hubo
en
los
dos
tal
dignidad,
que
ambos mantuvieron
sus
posiciones
sin
que se
cruzara
entre ellos una palabra molesta.
El
teniente coronel Armando
Alvarez,
de
Carabineros,
a
quien
Negrín
había
dado
muy
altos
cargos,
se fué
de
Madrid
a
Cuenca,
solo,
para
dominar la
situación de
aquella plaza.
Miaja
y González Marín marcharon
a
enfrentarse con
vacilantes
y
rebeldes de diversos sitios.
Al
anochecer del día
7,
casi
toda la zona estaba tranquila,
supeditada
al Consejo,
pero
en
Madrid dominaban las
fuerzas
comunistas.
Se
habían disparado
unos cañonazos
contra
los nuevos
Ministerios,
mas hubo
que
cortar
el
fuego,
tanto
para
no hacer
víctimas entre los
rehenes
cuanto por
evitar
que
el
enemigo
cercano,
al advertir
grandes
proporciones
en
nuestra lucha,
procurara entrar
en
Madrid.
Los
sublevados salieron
de
su
refugio y
avanzaron ciudad
adentró.
Casado
seguía
negándose
a
sacar
tropas
del frente.
La rebelión
cundía,
a favor
de nuestra
pasividad.
Los
carabi
neros y.
los
guardias
de
Asalto
nos fallaban. Estando
yo
ante
el
micrófono,
me quedé sin
Unión
Radio. Los comunistas se
apoderaron
de
los
estudios
y
cantaron
victoria desde
allí.
Al
cuarto de
hora,
les
aislaba
yo
de la
estación
emisora,
con la
cual conectaba mi
micrófono,
y
negaba
su dominio.
En
el
cuartel
general
del
Ejército
del
Centro,
al
faltar
Casado,
que
era su
alma,
nadie
daba
pie
con
bola,
y
la
situación
se
agravó
extraordinariamente
cuando
el
segundo Cuerpo
de
Ejército
inició
desde
Chamartín
el
avance
a
la
posición
Jaca,
en
la
Alameda
de
Osuna,
donde estaba instalado
aquel
cuartel
general.
Precipitadamente,
se envió
allá,
con
la
esperanza puesta
en
su
decisión,
a
Mera
y
Verardini.
Bajo
el
mando
de
éstos, el
bata
llón
que
guarnecía
Jaca
aguantó
el
fuego
contrario durante
unas
horas;
pero
las
ametralladoras,
los morteros
y,
finalmente,
los cañones,
le
obligaron
a
ceder terreno.
Copada
la
posición,
Mera,
Verardini
y
otros
jefes
lograron
escapar
a
favor de
la
noche,
y al
llegar
a
Hacienda,
conferenciaron con
Val y Casado.
Se
confió
el
Estado
Mayor del
Centro
a
Verardini,
que trazó
inmediatamente un
plan
de
lucha
dentro de
Madrid,
y Mera se
fué al S.
I.
M.,
tanto-
para
anular
a
Pedrero, cuya
destitución
no
admitían los
socialistas,
cuanto
para
utilizar
las comunica
ciones del Servicio. Se
acabó nuestra
paciencia.
¡A
Madrid
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8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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LA
TRAICION
DE
STALIN 89
La
14
División
pasaba
como
una tromba
por
Alcalá
y
avanzaba
hacia
Madrid. Pronto
podría
oír Ascanio
los cañones
de
la
Alcarria
. .
. Dos horas
después llamó
Ortega,
para pedir
a
Casado
bases
de
rendición
de
los
rebeldes.
No
se
les
propuso
más
que
la vuelta inmediata de las
tropas
al
frente
y
la substi
tución
—
como estimara el Consejo
—
de
los
jefes
sublevados.
A
las
siete
y
media,
Ascanio
y
Pertegás
aceptaban
la rendición.
XXII.
Bajo
la
garra
del
terrorismo
chequista.
Yo,
que
había redactado por
orden de
Casado
las condicio
nes
de
rendición,
corrí
con ellas
a
ver
a
Girón.
Sentado
en
su
cama,
donde hube de
despertarle,
se las leí.
Le
parecieron
bien,
nos
estrechamos la mano con
alegría
y
cordialidad,
y
fui
lleno
de
entusiasmo
al
locutorio,
para
radiarlas.
Al
salir,
como consideraba
que
había terminado
la
lucha,
perdí
la
tensión
de nervios
que
me sostuvo en
pie
durante
una semana en
la
que
no hallamos
instante
de
reposo,
y
me
tambaleé,
como
un
sonám
bulo,
de muro
a muro del
túnel
por
donde andaba.
Podíamos
irnos
a descansar
durante
unas
horas.
Salimos
juntos
de Hacienda
Salgado
y
yo,
con
Val. Nosotros
vivíamos
en la misma
casa,
y
Eduardo
dijo
al
chófer:
—
Dejaremos
a éstos
primeramente.
—
No
.
—
repliqué
—
;
vamos antes al Comité
de
Defensa,
para
abrazar
a los
compañeros.
Al ir,
cruzando
zonas en
las
que se había
luchado,
no
pasó
nada. En
nuestro inolvidable cuartel general
de
la
calle de
Serrano,
cincuenta o
sesenta
compañeros
nos
recibieron con la
mayor
alegría.
Todos
habían
pasado
cuatro
jornadas
con el
fusil
en
la mano. Gerardo
López
había
movido desde
allí
nuestros
grupos
de
barriada,
y
una heroica
mujer,
la
compa
ñera
M.
E.,
que
había
mandado
tropas
en
la
Alcarria con
grado
de
capitán,
mantuvo
viva
la
hoguera
del
entusiasmo.
Nunca
he sentido tanto
el
calor
de
la
C.
N. T.
como
aquella mañana,
en
que
el júbilo
hacía
infantiles a
nuestros más
duros y secos
militantes,
-con
cuya
bravura se
pudo
contar
siempre
.
—
en
Madrid
—
para
probar
que
el
oso
staliniano no es
tan fiero
como le
pintan.
.
.
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 98/187
90 J. GARCIA PRADAS
Me aislé un
momento,
para
ver la Prensa de
los días
anteriores.
Los diarios
de
Madrid,
desde
la tarde del
6,
procla
maban la asistencia de todo
el
pueblo
al
Consejo,
y
los
que
hasta
el día
5
cobardemente
aceptaron
la influencia
comunista,
que
eran casi
todos,
procuraban
ir más
lejos
que
ninguno
en
el
ataque
al stalinismo. Me
pareció
que
enseñaban la
oreja
reaccionaria,
que
también se les
vió
cuando
aplaudían
la demo
cracia
de
nuevo
tipo
propuesta por
el
P.
C.
Llamé,
como
todas las
mañanas,
a
C
N T. Mi
redactor-jefe,
A.
P.,
ya
estaba
en
su puesto.
Le
hablé,
con
indignación,
durante
veinte
o
treinta
minutos,
y
desde
aquel
día nuestro
diario
puso
prin
cipal
empeño
en
explicar, por
una
parte,
nuestro
alzamiento,
y por otra,
en
impedir
que
unos mangantes le
atribuyeran
significación antiproletaria.
Quien
coincidió con
nosotros
plena
mente
fué
Javier
Bueno
—
primer héroe de Asturias
en 1934,
herido
allí
también
durante la
guerra,
con
prestigio
excepcional
por
su
lucha,
su martirio
y
su conciencia
—
,
al escribir en
Claridad,
órgano
de la U.
G.
T. confiado
a
su
experta
direc
ción,
unos artículos
terribles,
en
los
que
al
enjuiciar
al P.
C.
con criterio
proletario y
español, vibraban
como
rayos las
acusaciones,
entre
un
relampagueo
de
dignidad.
Al ir
a casa,
Salgado
y
yo
cerramos
los ojos dentro del
coche.
Nos
bastaba
un minuto
para
dormirnos.
Ocurriósele
al chófer
ir
por la Castellana,
en vez de
por la calle
de
Serrano,
y
entre
los
nuevos Ministerios
y
el
cuartel
de
la
7
División,
del que
se
apoderaron
los
comunistas
dos días
antes,
un
soldado
le dió el alto.
Paró;
al instante nos
cercaron de fusiles.
Desperté
con
sobresalto,
cuando abrieron el
coche,
y
eché mano
a
mi Colt.
Pero
ya
era tarde.
Nos
pidieron
la
documentación,
presentó
Salgado
la
suya,
y
quedamos
detenidos.
Nos
hicieron
pasar al
cuartel
y
ordenaron
al chófer
que
metiera allí el
coche.
Cuando nos dimos cuenta
de lo
que
era
aquello,
se
nos
sublevó
el orgullo:
¡qué
manera más idiota de
morir
Había
un cañón antitanque
a
la
puerta;
las
ventanas
del
vasto
edificio,
cubiertas de sacos
terreros,
se
erizaban de
fusiles
y
ametralladoras;
la
gente
de Cortina
ponía
en
el
patio,
en el
zaguán,
en
las habitaciones llenas de
pertrechos
militares,
su
violencia de
lucha. Entre
un
pelotón
de dinamiteros
pasamos
a
presencia
de
los
jefes : unos
mozalbetes
apasionados
y
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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LA
TRAICION
DE
STALIN
91
petulantes,
vestidos de
paisano,
con los
rasgos
peculiares
de
los
dirigentes
de
la juventud marxista-leninista-stalinista
. . .
Tan
nerviosos
estaban,
que
nos
fué
imposible
contestar al
turbión
de sus
preguntas,
entre
las
que
surgían
a
borbotones
los insultos de
peor
baba.
Con tanto
gritar
todos
a un
tiempo
y
ponernos'
en
el
pecho
la
pistola,
ni siquiera consiguieron
saber
concretamente quiénes
éramos.
Nos metieron
en
un
cuartito
angosto,
donde
había varios
colchones por
el
suelo,
y
sentados
en uno
esperamos
nuevos acontecimientos.
Salgado
y
yo
teníamos la
suerte-
echada;
sólo
debíamos
intentar
la
salvación del
chófer.
Se cuadraron los
soldados que
nos
vigilaban, y
entró en
la
habitación un grupo
de
jefes
y oficiales;
el
primero, Manuel
Fernández
Cortina,
inconfundible
por
su
tipo
de
sapo
en
dos
patas,
por
su verde mirada
burlona,
por
su barba de
azafrán,
su
cuchillo
de.
pendencia
a la
cintura,
su
apostura
de
matón
y
su
torpe
castellano
de
gallego.
—
Conque
de
Casado,
¿eh?
—¡De
la C.
N. T.
—
Pero al
servicio
de
la
Junta.
. .
de
Burgos.
Nos echamos
a
reír
despectivamente. Un capitán
de
cabeza
vendada llevó la
mano
a
su pistola.
Cortina,
que
le
detuvo,
quiso
saber
quiénes
éramos,
y
cuando
sus
agentes
iban
a
registrarnos
los bolsillos, recordé
que
tenía
en
ellos las actas
de cuatro
reuniones
del
Comité
de
Defensa
y
una histórica
carta
que
Gorkín
y
Gironella,
dirigentes
del P.
O.
U.
M.,
me
escribieron
el
mismo
día
en
que les condenó un tribunal contra
rrevolucionario,
para darme
las
gracias
por
la
campaña
que
en
su
defensa sostuvo
como
nadie
C N T.
Quise
salvar
todo
aquello
mediante un
golpe
de
efecto:
—
¿Nos
vais a
cachear
como
a
rateros? Esperad
un
poco
—
les
dije,
y
apresuradamente
entregué
a
Cortina
mi
carnet
de
director
de C
N
T.
—
¡
Hombre
. .
.
Deja
que
te
mire,
para
ver
si es
tuya
la
fotografía
—
y
sentí
en el
rostro
la viscosidad
de
su mirada
—
..
¿De
modo
que
eres
García Pradas?
Por
mis
actividades de
periodista
y
de
orador,
puestas
al
servicio de
la C.
N.
T.,
muchos
comunistas
.
—
los más brutos
—
.
me
atribuían
personalmente
gran
parte
de los
ataques
de mi
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 100/187
92 J. GARCIA
PR ADAS
Organización
a su
Partido
y me odiaban más
que
a
otros
compañeros cuyo
trabajo
de
primer
orden
se
efectuaba en
secreto
fuera de toda
publicidad.
Cortina se
transfiguró
de
gozo. Encendió un
cigarro
satisfechísimo
cuando
supo quién
era Salgado
y
nos
dijo
con
mucho retintín:
—
Podéis
pedirme lo
que
queráis.
Aquí
se trata bien
a
la
gente.
—
Es
natural.
A
ningún
reo en
capilla
se le
niega
nada.
.
.
Es lo
que
hacen los nuestros
con
Girón
. . .
—
¿Girón?
¿Sabéis
vosotros dónde está?
—
Hace
un
par
de
horas
que
hemos
hablado
con él. Como
a
nosotros
no le
pasa
nada
ni
tampoco
a unos doscientos
comunistas
que
tenemos detenidos.
. .
Pero
te
voy
a
pedir
un
favor. Cada
cual sabe cómo
le
quieren
sus
compañeros.
Déjanos
enviar una nota a los nuestros
. . .
No
te alarmes
...
Es
para
decirles
que
estamos bien
y evitar
que
suponiendo
que
nós
habéis
fusilado
fusilen en
represalia
cien
de
los
vuestros. .
.
Tú ves la
nota
y
si te
parece
bien
la mandas al
Comité de
Def
ensa con
un motorista
;
después
respetas
la vida de nuestro
chófer
y
haces
lo
que
quieras
de
nosotros . .
.
La
estratagema
con
que
procuré
alarmar
su cobardía dió
buen resultado. Se
quedaron
suspensos
un
instante;
dijo
luego
Cortina
que
habría
de decidir
el tribunal
de la
Checa
al
cual seríamos presentados
y
se
fueron
con
el
filo
de
una
preocupación
en su sonrisa.
Quedamos
solos
con
guardias
de
vista.
No nos
hacíamos
ninguna esperanza
porque
la
rendición
de
Ascanio
y
Pertegás fué tan
sólo
un ardid para
reorganizar
sus
fuerzas
y
ganar
tiempo.
En
el cuartel había mucha
agita
ción
y hora y media
después
de
quedar
a
solas
oímos
disparos
en un
patio
interior
al cual daba la habitación en
que
estábamos.
Con
la
mirada nos
dijimos
que fusilaban a
los
prisioneros
. . .
Luego
vino a
buscarnos un
pelotón
de
soldados.
Nos
sacaron
al
patio
exterior.
Allí estaba
nuestro
coche
ya
con
otro
conductor
y
Cortina
y
el
capitán
de cabeza
vendada
y
los dirigentes
de
la
juventud marxista-leninista-stalinista.
Nos llevaron a
Chamartín
con
gran
lujo
de
precauciones.
Delante del
coche
abriendo
marcha
iba
un motorista
militar.
En
el cuartel
general
del
segundo Cuerpo
de
Ejército
vimos
a
Diéguez
a
Conesa
y
a otros muchos
comunistas
entre los
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 101/187
LA
TRAICION
DE
STALIN
93
r
cuales
se
movía
Bueno
como
un
cuitado.
No
nos dijeron una
palabra.
Media hora
después a
Madrid otra
vez
y entonces
en
lugar
de
encerrarnos en la
habitación
donde estuvimos
antes
nos
metieron en otra mucho más
amplia expuesta
a
los
disparos
que
se hicieran
desde
la
calle
contra
el
edificio
en
la
que
había
más
de veinte
jefes
y
oficiales
todos
ellos con las manos
a
la
espalda
fuertemente atadas con
áspero
cordel.
Corrimos
la
misma
suerte.
Nos
apretaron
bien las
muñecas
para
cortar
nos
la circulación
sanguínea
y
como
yo
protesté
de
que
trata
ran así
a
Salgado
ciñeron
más
aún
sus
ligaduras
y
un miliciano
descargó su
recio
puño
sobre
el
cordel
entre las manos
amarradas.
.
.
Así
estuvimos hasta las seis
de
la tarde hora
en que de
nuevo
nos
sacaron de
allí
a los dos.
Amarrados
como
fardos
nos
tendieron en
el coche. Junto al
chófer
pero vuelto hacia
nosotros
montó su Parabellum
un
individuo
que
se cubría
los
ojos
con
unas
gafas negras.
A
derecha e
izquierda
con
mucho
arreo de bomíbas
a la
cintura
y
el
avispero
en la mano
dos
guerrilleros
de
recia
pelambre.
Delante
del
coche
el moto
rista
y
detrás
un
autocar con más
de
veinte
prisioneros
entre
los
cuales
iba
nuestro
chófer.
Cortina nos
despidió
sonriendo.
Salimos
de
Madrid
quedó atrás Chamartín
de
la
Rosa
pasamos
por
Fuencarral
y
en nuestro coche
empezaron
las bromas
siniestras.
El
autocar menos rápido
se
perdió
de
vista.
¿Nos
seguía?
¿Llevaba
otra
ruta?
Camino
de El
Pardo
Salgado
y yo
conocíamos bien el terreno. Por
aquella
carretera
angosta
brecha gris en
un paisaje
adusto
de
profundas soledades
caste
llanas
fué llevado
Andrés
Nin
cuando la G.
P.
U.
por
medio
de
un
grupo
de
anónimos
internacionales
lo
raptó
de
la
casa
de Alcalá
en
que
estaba
preso
. .
.
Aquel
recuerdo
que nos daba el
presentimiento
de
la
muerte
nos
excitó
de
tal
manera
que empezamos
a
responder
con
insultos
a
las bromas.
¿No
iban a
fusilarnos? Había
que
caer
con
dignidad
no
sólo
en
satisfacción
de nuestro
orgullo
sino
también
y
aun principalmente
en
honra del Movimiento
libertario
cuyos
hombres aleccionan
hasta en
el último
trance.
Y
nuestros
hijos
...
A
nuestros hijos
¿
cómo
les íbamos
a
manchar con
una
vacilación
su
única
herencia: nuestro
nombre
limpio? Arreciaron
los insultos
se acabaron
las
cobardes
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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94
J.
GARCIA
PRADAS
bromas,
y
entre los
esbirros
alborotados y nuestra
furia
deses
perada dialogaron los odios
en
desafío.
Llegó
entonces el
coche
al
cementerio
de
Fuencarral,
contiguo
a
la
carretera,
y
el
chequista
de las
negras gafas
mandó al
chófer que
parase
.
. .
XXIII.
Cuatro asesinatos
en El
Pardo.
Pero no se
atrevieron.
Les habían
dado,
seguramente,
muy
distintas
órdenes. Poco después
entrábamos en
el
real
palacio
de
El
Pardo,
viejo
solar
de
los
amoríos
del favorito
Godoy
con
María Luisa,
cuyo
esposo,
Carlos
IV,
según
alguno
de
mis
romances
ochocentistas,
al mirarse en los
espejos
veía
más
ramos de astas
que
al
cazar
ciervo3
en
los
encinares
.
.
.
Foso
roquero,
firmísimos sillares en los
gruesos
muros,
recios
arcos,
torres de aire
escurialense,
rejas
labradas,
patios
como
plazas
de armas.
.
.
La
residencia
veraniega
y
montaraz
de
Su
Majestad
Católica tenía traza de castillo y
de
convento.
Entonces
era cuartel
general
de
Ascanio,
jefe de la 8. División.
Se nos quitaron allí las
cuerdas,
que
ya
habían
llagado
nuestras
muñecas,
y se
nos
metió
en
un cuarto de buen
aspecto, junto
a
cuya
chimenea,
llena
de
troncos
en
llama,
dialogaban
el
comandante Macía, jefe
de
Estado Mayor
de
Barceló,
y
el
teniente coronel
Gallego, jefe
de
una
División del primer
Cuerpo,
que
un
mes
antes
se
dió
de
baja
en
el
Partido Comunista en
un
arranque
de
hombría.
De noche,
me
quedé
asombrado
cuando vi
entrar
en
la
sala
al señor Gómez
Osorio,
gobernador
civil
de
Madrid,
y
a Trifón Gómez,
intendente
general
de
la
República.
El
primero,
de
noble
traza
quijotesca,
tenía
el
cabello
blanco;
de sus
sesenta
y
tantos años de edad,
dedicó
más de
cuarenta
a
la lucha proletaria,
como ferroviario
de la
U.G.T.,
y
el
segundo
era
una de
las más
antiguas
y
altas
figuras
del
Partido
Socialista.
Ninguno de
los dos
se
sublevó con
nos
otros, pero ambos fueron detenidos
en el
Gobierno civil, y,
al
comparecer
ante
el
burdo tribunal
de
la Checa,
recibieron
toda suerte
de
vejámenes
de
unos mozalbetes
que
no
valían
para descalzarlos.
¡Ni
que
se hubieran vuelto
locos
Renunciaré
a contar
gran parte
de las
incidencias
de
mi
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 103/187
LA
TRAICION
DE
STALIN
95
estancia en la última morada
de Andrés Nin
Pero
sí
diré
que
de
allí fueron
sacados
unas
horas
antes de
llegar
nosotros
los tenientes
coroneles
Maldonado
Pérez Gazolo y
Amoldo
Fernández
del
Estado
Mayor
del
Ejército del
Centro
tres
viejos
de noble
condición
servidores
leales del
antifascismo
durante la
guerra
no
afiliados
a
ningún sector político
y
des
validos
por
consiguiente
ante sus
verdugos
Los metieron
en
un
coche
y
se
los
llevaron juntamente
con el
comisario socia
lista
Peinado
Leal
a
quien tal vez confundieron con
otro comi
sario
prisionero
socialista
también Solá
que
por
seguro
daba
su
fusilamiento
Los
cuatro desgraciados
figuras
sin impor
tancia
en la
contienda
fueron abatidos
por
la
misma
ráfaga
de
ametralladora
después
de cavar su propia fosa
Para
que
permanentemente
temiéramos correr la
misma
suerte
nos
separaban
con bastante
frecuencia
sacándonos
de
allí
de dos en dos
y
llevándonos
a
otras habitaciones
Nos
juntaban
luego
y
en
uno de estos trances vimos
que
habían
aprisionado
también
a
Morales
del Partido Socialista
Unificado
de
Cataluña
subsecretario
de la
Gobernación con
Negrín
y
completamente
adicto a él
En
su
afán
de
hacer
rehenes
dete
nían a sus mismos
partidarios
Buena señal de que
la lucha
no
les iba bien
Habían
logrado apoderarse
de
casi todo
Madrid
en
cuyas
calles
principales alzaron barricadas
y
abrieron
fuego
de
tanque
No se
atrevieron a asaltar
nuestros
locales
ni
aun
cuando desde ellos se les
atacó
pero desvalijaron el domicilio
de
la
Agrupación
Socialista
Madrileña
Hicieron
imposible
la
edición de algunos
periódicos
y
por el
contrario
llevaron
los
suyos
a todas partes
sin que
en
ninguna
lograran
hacer creer
a
la
gente
la
estupidez
de
que
estábamos
a
las órdenes
de
Franco
Al mismo tiempo
editaban numerosos
manifiestos
cuyas
afirmaciones se
oponían
a las
que
el mismo
Partido
proclamaba
en
Valencia
donde se le
permitió
publicar
sus dos
periódicos
porque en
ellos
en
vez de propugnar
la
rebelión
acataba el
Consejo aunque
un
poco
a
regañadientes y pidiendo
clemencia
—
sin necesidad
—
para
los stalinianos
prisioneros
En
Madrid se les cayó el
alma
a
los
pies
cuando
después
de
reajus
tar
varios
frentes
sacamos de ellos las fuerzas
necesarias
Liberino
Gutiérrez
y
Luzón
abrieron
el
combate
en
San
Fer
nando
de Jarama
Su tropa se tiró
de
los camiones con
deseo
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 104/187
96
J. GARCIA PRADAS
de
pelea. Sonaron los cañones,
y
se
pasó
el río.
Poco
después,
el
ataque
a
Jaca.
Los
comunistas
se
replegaron
a
Chamartín.
A
la vista de
Madrid,
se
juntaron
batallones
de la
14.
División,
de la 13.
y
de la
25. ,
todas ellas de
enjundia
libertaria.
Se
repartieron
sus
jefes
la
faena,
según
las órdenes
que
en
Jaca
recibieron
por
teléfono,
y mientras
un
grupo
de fuerzas
atacaba la zona de
Chamartín,
las
otras
se metieron en
Madrid
con
sus
dinamiteros en
vanguardia.
¡
Qué
exaltación de
combate
Gutiérrez
y
Luzón,
si
como
jefes
estuvieron
bien,
personalmente
tuvieron
rasgos
de
heroísmo,
pues
si
el
primero
—
pistola
en
mano
y
a
cuerpo
limpio
—
se
apoderó
de un
antitanque
de
los
comunistas,
el
segundo,
en
la
calle de
Alcalá,
les arrebató una
ametralladora
y
detuvo
a
cuatro de sus servidores.
¿Y
qué no
podríamos
decir
de
un batallón mandado por
Cerezo,
que en
el
asalto
a
los
nuevos
Ministerios,
breve de
tiempo,
intensísimo de
fuego, sufrió
cuatrocientas
bajas
y
luego
tendió
los
brazos a
los
soldados vencidos?
La batalla de Madrid fué
difícil,
violentísima en
su
fase
final,
y
si
duró
tanto
tiempo
—
del
6 al
13 de
marzo,
en
realidad
—
fué
porque
el
Consejo
tardó en decidirse
a
reñirla
y porque
casi todos los
combatientes,
camaradas de lucha el
día
anterior,
unas
veces
no sabían por
qué
se les mandaba
pelear,
y
en otras
ocasiones
renunciaban
a
batirse. El
confusionismo
fué
tal,
que
hubo
que poner
a nuestras
tropas
un
brazalete
blanco,
como
distintivo;
y
el
gracioso
pueblo
de
Madrid,
que abrazaba
en
las
calles
a
los soldados de
la
14.
División,
lo llamó
enseguida
el
anillo
de
Casado,
dando
significado
de
adjetivo
al
apellido
del
coronel.
Ignorábamos
todas estas cosas en
El
Pardo.
Desde
nuestra
habitación
veíamos
traer
prisioneros,
de
Madrid,
y
llevar solda
dos
del frente.
Al
segundo
día
de
estar allí vino a visitarnos
Barceló.
Entró
en la sala con mucho
empaque
de
militar.
Contrastaba
el atildamiento de su
figura
—
buen
traje
de
coronel,
zapatos
brillantes,
recién afeitado
el
rostro
—
con
nuestra
traza
de
prisioneros
desmelenados
anteriormente
por
la revuelta.
Nos ofreció unos pitillos, que
cortésmente
rehusamos;
aspiró
con
deleite el
humo de su
habano,
nos
preguntó
varias veces
si
estábamos
bien
allí
y,
al
cabo,
decidiéndose a
salir
del atolla
dero,
dijo:
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 105/187
LA
TRAICION
DE
STALIN 97
—
Me duele
mucho lo
que
está ocurriendo. Ya
saben
ustedes que se lucha en Madrid.
El
Consejo
no
tiene
más
que
su
refugio
de
Hacienda. Caerá dentro
de poco.
Pero
¡claro
yo
conozco
a Casado: antes
que
rendirse
se
pegará
un
tiro.
¿Qué
opinan
ustedes?
¿No
creen
que
es
hora
de acabar
la
lucha?
—
¡
Cómo
—
exclamó
Trif
ón Gómez
—
.
¡
No debía haber
empezado
—
Tiene
usted
razón.
Yo
estoy
dispuesto
a
que
no
haya
represalias
con la masa.
Los
sublevados deben rendirse.
¿
Por
qué luchan?
—
¿Y
usted?
—
preguntó Gallego
secamente.
—
No
seas
malo
Galleguito
—
respondió
Barceló
sonriendo
y
dándole una
palmada
en
el hombro
—
.
Yo
lucho
como siem
pre
en defensa del Gobierno.
.
—
Pero
¿no
se
ha
marchado?
—
¡
Habladurías
Y
si
se
ha
marchado
ya
volverá
...
El
caso es que
el
Partido
Comunista
al fallar
aquí
casi todas
las
autoridades
ha
pasado
a
ser
representación
del
régimen.
Me
ha visto
en mi
puesto
se ha
fijado
en
mí
y
ha creído
que
era
yo
el
hombre del momento.
. .
Trifón
Gómez
me
guiñó
el
ojo
con sorna de
madrileño
y
el
estúpido
Barceló
siguió
diciendo:
—
Me
han confiado
el mando del
Ejército
del Centro
. . .
—
Y
le
han
hecho
coronel
por
lo
que
veo.
¿Es
el último
ascenso
de
Negrín
. . . ?
—
comentó
Gallego.
—
En
fin
señores;
mediten ustedes. Yo
vengo
a
darles
la
garantía de
que nada
ha de ocurrirles
y
a
comunicarles
que
el
Consejo
ha
perdido
la
partida.
Hasta la
Aviación está
ya
con
nosotros.
Y
como en
un
juego cinematográfico
nuestros
aviones
aparecieron
al instante. Sonaron
las
sirenas
del
palacio.
Barceló se
arrinconó
buscando
refugio
y
le
pidió
a
Gallego
que
se quitara de enfrente del
balcón.
No
le
hizo caso.
Se
irguió
más
casi hierático
y ni siquiera
pestañeó cuando cayeron
algunas
bombas
en
diversas
dependencias
del cuartel.
Minutos
después
se
despedía
Barceló
confuso
y
corrido
sin
saber
qué
contestar a Trifón
Gómez
que
como
intendente
general
acaba
ba de decirle
que
su detención daba
lugar
a
que
se
parase—
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 106/187
98
J. GARCIA
PRADAS
dentro
y
fuera
de España
—
el
abastecimiento
de
nuestra zona.
Luego empeoró
nuestra
situación.
Se llevaron al
comandante
Macía;
más tarde, sacaron
de
allí
a
T.
Gómez, a
Morales
y al
Gobernador. De
madrugada,
Salgado y yo
fuimos
bajados
a
un sótano
pestilente,
sin
luz,
chirriante
de
ratas.
Nuestras
protestas,
que
impresionaron
a los
soldados,
fueron inútiles.
Horas
después,
metieron
allí
a
treinta
y
nueve
jefes
del Ejército,
entre
los que
había varios tenientes
coroneles,
en
su mayoría
ajenos
a la
lucha.
Entre ellos se
encontraba
Juan
Sande,
una
de las
primeras
figuras
de
nuestra
Marina,
y
-Bernabé
López,
jefe
de
la
70 Brigada. Nos informaron
de
que
había en el
palacio
más de
ochocientos
prisioneros,
y
conseguimos
de
ellos
que
se
negaran
a comer
la
bazofia
que
nos servían
y,
asimismo,
a
impedir
que
nos
sacaran
de
allí aisladamente contra nuestra
voluntad.
¡O
todos o
ninguno
Decisión de
plante
que dio
muy
buen
resultado,
y
gracias
a
la
cual
logramos
al
día
siguien
te
que
se nos
dejara
salir
a
evacuar nuestras necesidades.
Siempre
había uno
fuera,
y
así vimos
cómo metían cañones en
el
cuartel,
cómo
lo
fortificaban a
toda
prisa,
cómo
perdían
los
nervios. Madrid
ya
no era
suyo.
Temían un
ataque
a
sus
últimos baluartes. Por
la
tarde,
me
rogaron que
subiera
arriba,
de
parte
de
Diéguez.
Subí,
por
decisión
general,
y me
encontré,
no sólo con
Diéguez,
sino también con
Montiel,
con
algunos
redactores
de
Mundo
Obrero
y
quince
o
veinte
dirigentes
de
la
juventud
marxista-leninista-stalinista.
Estaban
bravos;
tan
bravos,
que me
exigieron
que
hablase
por radio ...
Me
acordé de Girón y
decidí
seguir
su
ejemplo,
en atención a
que
ignoraba
cómo iban
las
cosas
y
qué
hacían
en
Madrid mis
compañeros.
—
Lo
que sí
puedo
hacer,
ya
que
os
empeñáis
en
utilizarme,
es
escribir una
carta
al
Comité
de
Defensa.
Vosotros la llevaréis
a Madrid
como
podáis.
.
.
Enrojecieron
de indignación;
pero,
por
no
descubrir
que
estaban
perdidos,
me dieron
papel
y
tinta.
¡
Muy
bien
Empecé
a
escribir,
rápido
y
serio:
Querido
Val: procurad
poner
fin
a la
lucha,
porque
los
dirigentes
comunistas
están
dispuestos
a
rendirse si
se
les dan
garantías.
. . No
me
fusilaron.
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 107/187
LA
TRAICION DE
STALIN
99
I
XXIV.
Nuestra
defensa
de los
comunistas.
Pasamos la
noche
contando
cuentos.
Sande, marino
de los
más
diversos
rumbos,
curtido
por
el
sol,
la
sal y el viento de
los
mares
todos,
gallego
hasta
la
médula,
los contaba en el
lenguaje
de
Curros
y
Rosalía,
y
aun
así,
nos
ganó
a
todos,
sin
descontar
a
algunos
andaluces
con más
ángel
que
Dios ...
A
la
mañana
siguiente,
creo
que a las ocho,
recibimos
la visita
de
Francisco
Ortega.
—
¡
Enhorabuena, amigos
Ha
terminado la lucha,
y
ustedes
quedan
en
libertad.
Así
que
me
vió,
vino a
abrazarme,
y
luego
me
dijo
que
Ascanio le
detuvo en Jaca
después de
permitirle
hacer en
falso las
conocidas
gestiones
de
rendición.
Me explicó
también
lo acontecido más
tarde
:
nuestros
aviones bombardearon
Jaca
y
el
cuartel del
segundo Cuerpo, y
al
vencer
los seldados
del
Consejo
en todas
partes,
los
jefes
comunistas
escaparon por
diversos
sitios,
como
pudieron. Empezaba
a
contarme
nuestro
asalto
a
los
centros
comunistas,
cuando
interrumpió
la
conver
sación Sánchez
Guerra,
encargado
de
recoger
los
prisioneros
en
una caravana
de
automóviles.
Al
salir,
supe que
nuestro
chófer,
preso
allí,
se
había
escapado,
en un descuido de
los
guardianes.
(¡Magnífico
muchacho
¿Qué
será de
él?)
Al
entrar
en
Madrid
casi
un millar
de
liberados,
levantaban
sus
fusiles
obreros
y
milicianos,
confundidos
en
un común alborozo
de
pueblo
en
armas.
Fuimos
a Hacienda.
Abrazos
de todos.
Casado ordenaba
la
inmediata
vuelta de
todo soldado al frente.
Nos
marchamos
a
casa,
donde entramos como
resucitados,
y
al cabo de
diez o
doce
días
de
no
hallar lecho
en
que
reposar,
ni
momento tranquilo
para
hacerlo,
nos supo
a
mieles el
descanso.
Por
la
tarde, al Comité
de
Defensa.
Nuestra
gente
estaba
orgullosa
de su propia conducta.
Allí,
cien
hombres
bien esco
gidos, aguantaron
bravamente durante
la lucha el
cerco
comu
nista,
y del
coraje
que
pusieron
en la
defensa
de nuestro
centro militar
dependió
que
el
Movimiento no
perdiese su
moral
ni
un
solo instante.
¡Con
qué
júbilo
nos
abrazaron,
a
Salgado
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 108/187
100 J. GARCIA
PR ADAS
y
a
mí,
después
de darnos
por
muertos
¡Y
qué
alegría,
la
suya,
por
el
triunfo La
suya,
he dicho
bien,
pues
para
nosotros
no
hubo gozo
en
la
victoria. Aquella
misma noche
nos
reunimos los
miembros
del Comité
de Defensa.
Baztán,
que
al volver
de Valencia
fué detenido
en
Torrejón
de Ardoz
y
llevado
después
a
Chamartín,
consiguió
escaparse
del cuartel
de Bueno
cuando
nuestros
aviones lo bombardearon. Examina
mos
los
pasados
hechos,
y
nos
dimos
cuenta
de
que
la
lucha,
sobre
hacernos
perder
una
semana,
produciría
un
quebranto
en
nuestros medios
de
resistencia.
En
las
próximas
jornadas
habría
que
poner
a
prueba
todos
los valores
del
antifascismo,
con
mayor
riesgo
que
en las
precedentes, y
para
afrontar los
gravísimos problemas
que
teníamos delante
era
preciso proceder
rápidamente, hacer
prodigios
de
organización, pues, de lo con
trario,
poco
valdrían
nuestras
palabras
frente
al enemigo,
ya
preparado para
una gran
ofensiva.
Decidimos
celebrar
un
Pleno,
ante
el
cual
daríamos cuenta
de nuestra
actuación y, si
ésta era
aprobada,,
pediríamos
normas
y
orientaciones
para
el
futuro.
Se
celebró
pocos
días
después.
Informó Val
con mucha
extensión,
y
unánimemente
se
aprobó
cuanto
habíamos hecho.
Respecto
al
porvenir,
los mismos
compañeros
que unos
días
antes
propugnaban
la
resistencia
sin
condiciones,
proponían,
ante
más
graves
circunstancias,
reorganizar
nuestras fuerzas para imponer al fascismo una
paz
digna.
En el trágico
juego
de
contrasentidos
y paradojas
de nuestra
contienda,
no hubo nada tan terrible
como
aquello
de la
guerra por
la
paz.
Nos
veíamos
vencidos;
empezaba
a
ser
peligroso negarlo
;
pero
nos
resistíamos
a admitir
que
nuestra derrota supusiera la
extinción
política
del
antifascismo,
y
menos todavía el hundimiento de
éste en
la
indignidad. Las
circunstancias
de
fuerza
mayor
nos
exigían
rendirnos
sin
condi
ciones; nosotros,
por
el
pueblo
y por la causa
antifascista,
sin
admitir la
rendición,
buscábamos
una
paz
condicionada.
Y
en
este afán
—
su
importancia
tiene advertirlo
—
coincidía
el
Partido
Comunista con todos
los
sectores
del
Frente Popular.
Por
si
alguien
lo
duda,
voy
a
reproducir
algunas
frases del
manifiesto
clandestino
que, firmado por
el
Buró Político
de
aquél,
se
repartió
en
Madrid
los
días
13
y
14
de
marzo:
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 109/187
LA
TRAICION
DE
STALIN
101
Los comunistas deseamos ardientemente la
paz,
pero
una
paz
que
nos
garantice
continuar siendo
españoles,
dentro
de
la
integridad
territorial
de
nuestra
patria;
una
paz
en
la
que
todos
los
defensores
de la
independencia
no sean
perseguidos
y
exterminados como
fieras.
Quería
decir esto
que el
P.
C. reconocía el triunfo militar
de Franco
—
de los invasores
—
,
porque
no reconocerlo
equival
dría a
meter
la
cabeza
debajo
del
ala,
como el
avestruz
;
pero
estaba
dispuesto
a
combatir
para
lograr
que los antifascistas
pudiéramos
vivir
con
garantías
en
España.
Intentaba,
pues,
quitarle
a
la victoria de
Franco
sus
atributos
políticos
;
admitir
el
hecho consumado, pero
no
sus consecuencias; coger
el
fruto
del árbol
ajeno.
Y
en
tal
propósito
coincidió plenamente
con
el
Consejo
y
con
nosotros.
Respecto
a
aquél,
se decía
en
el
citado
manifiesto:
Los
comunistas no luchamos contra el
Consejo
Nacional
de
Defensa,
pero
para
acatarlo necesitamos
que
se restablezca
la
normalidad,
que
cese la
persecución
contra
nuestro
Partido,
que
se
restituya
a sus
puestos
a cuantos
mandos
y
comisarios
se
han
destituido
por
el solo hecho
de
ser
comunistas,
que
se
abran
cuantos
locales de nuestro
Partido se
han
clausurado,
que
se
autorice
la publicación
de nuestra Prensa, que
se
ponga
en
libertad
a
todos los
camaradas detenidos
y
se
reanude
la
convivencia
y
unidad
de
todas las fuerzas antifascistas.
Se
habla
aquí de varias
cosas que
necesitan
aclaración.
La
normalidad,
¿quién
la
perturbó
durante una semana?
Los
rebeldes,
¿cómo
iban a continuar mandando
tropas?
A
varios
jefes
de
Unidades
sublevadas,
y
a
individuos
responsables
de
asesinatos,
¿podía
dejarlos
en
libertad el
Consejo?
La
Prensa
que
durante
la
lucha
de
Madrid llamó
agentes
de
Franco a
los
consejeros, ¿podía
quedar
en
el
uso pleno
de
sus
derechos,
para
calumniar
a
quien
le
pluguiera?
En
cuanto
a
la convivencia
y
unidad entre todas las fuerzas
antifascistas,
era
imposible
anular la decisión tomada por todas
ellas,
de declararse
incom
patibles
con el
stalinismo.
La
U.
G.
T.
echó
de su seno a todos
los comunistas.
La
Agrupación
Socialista
Madrileña se honró
expulsando
a
Negrín
y
a
Julio
Alvarez del
Yayo.
Los
jóvenes
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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102 J. GARCIA P
RADAS
socialistas
que había
dentro de
las
J.
S.
U.
constituyeron una
Federación aparte.
Hasta
en
el Socorro
Rojo Internacional,
en la
Unión de
Muchachas,
en las
Mujeres
Antifascistas
y
en
otras entidades
stalinianas,
aunque
de
apariencia neutra,
la
gente
del P. C.
se quedó
sola
en
pocas
horas.
Respecto
a los
locales
comunistas,
¿no
se
disparó
desde ellos contra fuerzas
del Consejo?
¿No
se detuvo
allí
a
centenares de antifascistas
de
otras
tendencias? Si los
militantes
de
la
C.
N.
T.,
durante
la
lucha,
los asaltaron a bombazo
limpio, paciencia; hay
que
saber
perder.
Y
muchos
necesitan saber callar.
Les
convenía
el
silencio,
sobre
este
punto,
a
los
stalinianos,
porque
Madrid,
el Madrid
que
no
comía,
vibró de
indignación
al
ver
que
los
parapetos
de
los locales asaltados eran
sacos de
arroz
y
de
café,
y
que
allí
aparecieron por
decenas
los
fardos
de
bacalao,
por
millares los
botes de leche condensada
y los
litros
de
aceite.
.
.
Les convenía
callar,
porque
en
el Comité Provincial del P. C.
se
encontraron muchos
fajos
de
billetes del Banco de
España,
y
precisamente
de las
series
a
las
que
Franco había señalado
validez ulterior.
.
.
De
cualquier
modo,
interesa subrayar
aque
lla
frase del manifiesto:
Los
comunistas
no
luchamos contra
el Consejo
Nacional
de
Defensa.
Lo
que
equivale
a decir
que
no
le consideraban
traidor al
antifascismo;
sólo
era el rival
que los había
vencido. .
Ahora
bien;
el
Buró Político,
aunque era un fantasma
entonces,
hacía
en
el manifiesto una atinada observación:
Hemos
sido,
somos y seremos
enemigos
de
cuantos cobarde
mente
pretenden entregar
sin
lucha ni condiciones al millón
de bravos soldados
que
tenemos
sobre
las
armas y a
este
pueblo
fatigado
por
la
guerra, pero
con brío
y
coraje
aún
para
acabarla
con
dignidad.
En
la confusión de
la
lucha de
Madrid,
muchos
fascistas fueron
sacados de
la
cárcel y
puestos
en
libertad.
¿Por
quién?
Ya
hablaremos
luego
de
esto.
El
caso
es
que
cuando
se ordenó
su
detención,
hubo
que
destituir
a varios
policías,
a
quienes
el miedo
ya
no
les
dejaba
cumplir
órdenes
así. Más
del
cincuenta por ciento
de
la
gente
de
nuestra zona
evitaba
el
comprometerse
y,
por
el
contrario,
se
situaba
haciendo a los
fascistas los
más
diversos
favores.
Hubo
hasta
quien
le hizo un crío a una
muchacha
derechista
y
se casó con
ella,
con la
esperanza
de
que
los
suegros,
odiándole
com o
rojo,
-
A
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 111/187
LA
TRAICION
DE
STALIN
103
le
amparasen
como
yerno. . .
Es
que
se
veía
inevitable
y
próximo
el
triunfo
de
Franco y
como nosotros prohibimos
la
deserción
como
evitamos
en
gran parte
la
fuga
al
hallarse
entre
la
espada
y
la
pared
—
el fascismo
y
nuestra voluntad de
resistencia
—
-
claudicaban
muchos
asustados.
Este
miedo tuvo
una
derivación
política
peligrosísima
manifestada en
algunos
periódicos
tan
extremados
en el
ataque
al
P.
C
que
me dieron
la impresión
de que sus
directores
cobardes
y
encanallados
pretendían
garantizar
su existencia
ofreciendo a Franco
el
exterminio de los
bolcheviques.
Así
que
lo
advertí
comencé
a
publicar en
C
N T
una
serie
de
editoriales
violentísimos
a
los
que
quise
dar valor
histórico
y
en
ellos defendí
a
los comunistas hasta
el
final
de la
guerra según
este
criterio:
nosotros
trabajadores
liber
tarios
españoles
somos antiestalinianos
porque
el
stalinismo
es un movimiento político dictatorial
que
en España
sofocaba
la
independencia
de
la
nación;
pero
respecto
al
fascismo
sobre
tener
iguales
motivos
de
discrepancia
tenemos
también
y
en
primer
término
el
derivado
de
su carácter
capitalista; como
trabajadores
somos
hermanos
de
los
miembros
del
P.
C
y
esta
hermandad nos
obliga
a
guardarles
el máximo
respeto.
Hablando así
—
y
así habló Claridad
después
de conversar
nosotros con Javier Bueno
—
conseguimos
que
la
oposición
general al
P.
C.
se
redujera
a
la
obligada actuación
judicial
contra
algunos
rebeldes
por
una
parte
y
por
otra
que
el
Consejo
mantuviese una
política proletaria
por
virtud
de
la
cual
suspendió algunos periódicos
en
los que
el
miedo
y
la
vileza daban
lugar
a
que
se
confundieran
el
antibolchevismo
y
el
fascismo.
Miente
quien diga
que
hubo
represión
anticomunista. Se
puso
en
libertad
a
la
mayoría de
los detenidos durante la
lucha
y
únicamente se fué
severo con
algunos
individuos
condenados
antes
que
por
nadie
por
la
opinión pública.
Barceló
sin historia
antifascista
fué
sentenciado a
muerte
y
cumplido
el
fallo
por
felón;
en
cambio Bueno fué
absuelto.
Se
les hubiera indultado
de la
pena capital
a
Pertegás Diéguez
y
Ascanio
de
haber
sido
detenidos;
pero
éstos se fueron
a
la
Sierra
y en los bata
llones
que
la
guarnecían
hicieron
vida
de
milicianos
usando
nombre
falso.
Quienes
no se hubieran
salvado
de
ser
presos
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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104
J.
GARCIA
PRADAS
eran
Fernández
Cortina
y el
capitán
Manzano;
el
primero,
por
el
asesinato de
Emilio,
y el
segundo,
por
los
de
tres
agentes
del S.
I.
M.,
cuyos
cadáveres,
al ser
descubiertos
en
el patio
del cuartel de
la
7.
División,
aun tenían la
espantosa
crispación
de
quien
fué enterrado vivo.
Cayó
Conesa.
Sí;
era
un
buen
militante
del
antifascismo;
pero
fué
fusilado
como
responsable
del asesinato de Pérez
Gazolo,
de Arnoldo
Fernández,
de
Mal-
donado y de
Leal,
en
cuyo
entierro,
efectuado en Madrid con
tanta
pompa
cuanta
tristeza,
detrás
del
Consejo
Nacional de
Defensa
iban
todas
las autoridades
importantes
de la
zona,
centenares
de
jefes
del
Ejército,
representaciones
de
todos
los
Partidos,
miles
y
miles de antifascistas
atribulados,
cuyos
corazones
se
estremecían cuando, al
desfilar
ante los
féretros
cubiertos
de
flores
y de
banderas,
los
destacamentos de
Carabi
neros,
de
guardias
de
Asalto
y
de las
Brigadas
que
intervinieron
en
la.
contienda,
gritaban
con ronca voz
de combatientes:
—
¡Viva
la
República
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 113/187
XXV.
Consecuencias
de
la
lucha
de
Madrid.
LA
labor que
habíamos
echado
sobre nosotros era abrumado
ra.
Los
términos
País,
Estado
y
Ejército
tienen,
por
su propia
significación,
un vasto
sentido de
complejidad,
y
al
Consejo
Nacional
de Defensa
y
a sus inmediatos colaboradores
se nos
presentaban
concretamente
en trance
de
crisis
termina ,
en
la
fase postrera
de
un proceso
de
descomposición. Después
de más de
dos
años
y
medio
de
guerra,
en
que
nuestro
pueblo
sufrió todas las torturas
de la carne
y
del
espíritu;
al
cabo
de la
contienda en
que
se enfrentaron
política y
militarmente
los
antagonismos
de
nuestra
retaguardia,
y
ante la
perspectiva
de
que
el
enemigo aplastase
nuestros
frentes y
cruzara
nuestro
campo
en razzia
sañuda,
¿cómo
iban
a
estar nuestras tropas,
cómo nuestro
aparato gubernamental,
cómo
el
país
herido de
muerte?
Nos dió
miedo,
miedo
físico,
contemplar
el
campo
en
que
una vez
más
arriesgaríamos
la vida
por impulso
quijotesco.
Los
Ministerios,
al
desaparecer
su
nombre,
que
era
lo
único
que
tenían, dejaron
de
existir.
La
Hacienda
Pública
estaba
exhausta;
es
decir:
sólo había
papel
moneda,
carente de
garan
tía,
y
con
aquella
ficción era
obligado
cubrir todos
los
gastos
y lograr
que
no se
detuviera la mala
máquina
económica
de
la zona,
que
sólo
con
su
ruido
podía
sofocar
las
quejas
de los
105
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 114/187
106
J.
GARCIA PRADAS
hambrientos.
Quedaban
sí
muchos valores
artísticos
grandes
tesoros
suntuarios;
pero
habían
sido llevados
a
muy
diversos
lugares
con turbio
afán
de saqueo
y
era
preciso
pero
no
útil
reagruparlos
en un intento
recuperador;
no íbamos
a
pensar
en
venderlos
fuera
de
España
y
ni
se
come con
finas
tablas
flamencas
ni
se viste con
maravillas
de la pintura
española
ni se
dispara
con
perlas
y diamantes.
La
Consejería
de
Estado
era
Besteiro
;
con
las
demás
ocurría igual. Hubo
que
.
hacer
apresuradamente
fiando más en los hombres
que
en
los
orga
nismos
la
esquemática
estructura de un
Gobierno
de
urgencia
y
esta
tarea
aun siendo
primaria
inicial
resultó muy fatigosa
porque ya nos ahogaba
la falta
de
tiempo
de
un tiempo
tan
precioso
como el
aire.
Durante su
angustiosa
semana de
rucha
Madrid se
vió
obligado
a consumir
los
víveres
de
su
Ejército.
Luego
con
deficientes
medios
de
transporte
se llevó
al
Centro la
mayor
parte
de las
provisiones acumuladas en
los
puertos. La
Repú
blica había hecho
compras
por
mediación
de
la
Campsa
Génti
bus
y
ésta al
disolverse
legalmente
transfirió
su movimiento
comercial
a
la
empresa
Mid
Atlantic
que
era. . . una
especie
de burladero
para
que
el
toro
fascista
no
alcanzase
a
los
capitales republicanos
cuando se adueñara de todo
el coso
español.
La
Mid Atlantic
tenía grandes cargamentos
de
víveres
para
España
;
nos los
daría
si íbamos
a buscarlos
;
de lo contra
rio
se
quedaría
con ellos.
Además
por
su
mediación
habría
que
conseguir
—
una
Vez
perdida
nuestra
Flota
—
los barcos
pre
cisos
para
hacer un día la evacuación.
Y
teniendo
ambas cosas
en
cuenta
el
Consejo
habló
con Trifón
Gómez
y
éste
más
leal
a su
pueblo
que
al
Gobierno
que
le había
abandonado aceptó
el
encargo
que
se le
hizo
de
ir
a
Francia para
arreglar
cuestio
nes
de
abastecimiento
y
evacuación;
mas tan mal
estábamos
ya
de
aviones
que
para
irse a Toulouse
el
día
17
hubo de
emplear un aparato
francés.
Llegado
a
París
a
las siete
de
la tarde
desde
entonces
hasta las doce de
la
noche conversó con D.
Federico
Luchsinger
director
de
la
disuelta Campsa
Géntibus
quien
trazó
con
él
un
plan
de
trabajo
le ofreció
toda
su
ayuda y
envió
a
Besteiro
un
radiograma
en el
que
daba su adhesión
al
Consejo
de Defensa.
Los consejeros
de
Campsa Géntibus
D.
Toribio
Echevarría
y
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 115/187
LA TRAICION
DE
STALIN
107
D.
Honorato de
Castro
y
asimismo
algunos
altos
funcionarios
de
la
misma
entidad
ofrecieron
a
Trifón
Gómez su colaboración
y
el jurista Sánchez
Román
en
presencia
de
Luchsinger
trató
con
las
mayores
consideraciones
al
Consejo.
Por su
parte
D. José
Prat
uno de los
más
eminentes
consejeros
jurídicos de
la
República
declaró
según informe
de
Trifón
Gómez
que
el
gesto
de
los hombres que
integran
el
Consejo
Nacional
de
Defensa
es además
de
admirable
plausible;
en
el terreno inter
nacional
sobre todo cuando se
trata de
países
que
han
recono
cido
al Gobierno
de
Franco
Negrín no tiene
posición
como
Gobierno;
el Gobierno
legal
es el de
Franco
y
el
de
hecho
el
Consejo.
Visitaron a
Trifón
Gómez D.
Victoria Kent y
el
Sr. González
Arnau
ambos
de la extinta
Embajada de la
Repú
blica
en
París
y
la
primera
se
ofreció al
Consejo
de
Defensa
para
trabajar
dentro
o fuera
del
país.
Los
socialistas
Andrés
Saborit
Amador
Fernández
Belarmino
Tomás
Muiño
y
Neira
prometiéronle ayuda
incondicional
y
le
invitaron
a
constituir
en
París
un
amplio grupo
político
de adhesión
al
Consejo.
Por
su
parte Fernando
de
los
Ríos
por
teléfono
le
comunicó
que
Indalecio
Prieto le había
manifestado su absoluta identi
ficación con nosotros.
Y
ahora
el mismo
Trifón Gómez
nos
dirá
cosas
muy
importantes:
Con D.
Francisco
Méndez Aspe
—
exministro
de
Hacienda
—
y D.
Juan
Negrín
celebré varias entrevistas.
El día 18 de
marzo
al
ir a
ver
al
primero
se encontraba en
su domicilio
D.
Antonio
Sacristán quien
me
habló en
términos
discretos
pero
sin
hacer
ofrecimientos
ni concretar sus
manifestaciones.
Al
Sr. Méndez
Aspe
que
se
presentó
en
plan
de
ministro
en
esta
primera
entrevista
tuve
que
darle
a entender
que yo
no
era su
Director General.
Comprendió
la
importancia
que
tenía
mi
visita
y
me
citó
para
las
doce
y
media de la
mañana del
mismo
día
a fin
de
hablar con
D.
Juan
Negrín.
Efectivamente
a
dicha
hora
y
en el domicilio
del Sr.
Negrín
hablé con
éste
una media hora.
Se
expresó con
lenguaje violento al hablar
de
los señores
Casado
y
Besteiro
y le pareció bien
lo sucedido
con
López
Otero
Maldonado
Peinado
y
Pérez
Gazolo
haciendo
entre
otras
la
siguiente
afirmación: No
hay
más
Gobierno
legal
de
España
que
el mío. Le
dejé que
desfogase
sus
iras
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 116/187
108
J.
GARCIA
PRADAS
no
concediendo
importancia
alguna
a su
opinión
ya
qie
después
de
haber escuchado
a
juristas
eminentes como Sánchez
Román
José
Prat
y
Fernando
de
los
Rios
sabía doctrinal-
mente
a
qué
atenerme.
Para
tratar del
principal
objeto
de
mi
viaje
me citó
para
las
ocho
de
la noche del mismo día.
En
esta
reunión
a la
que
asistió Méndez
Aspe y
que
se
prolongó
hasta
las doce
y
media de
la
noche
el
lenguaje
fué
moderado
y
se
me
formularon toda
clase
de ofrecimientos
para
el abaste
cimiento
y
la
evacuación
sin concretar
ningún
proyecto
de
envios
lamentándose de la falta
de
divisas
de los
embargos
de mercancías y de
los
saldos
de la situación de
la
Mid Atlantic
Shipping
Co.
e incluso de la
que
atravesaban los
propios
ministros;
en suma que
por
poco me piden a
mí
divisas.
Añadieron
que
los Gobiernos de
Rusia
de
México
de los
Estados Unidos
y
de
otros
países
que
aun no
habían recono
cido
a
Franco
no
querían
tratar
más
que
con el
Gobierno
Negrín
y
ninguna
esperanza
ofrecían
de
hacerlo
con
el
Consejo.
Saqué
el convencimiento de
que
se
podía esperar
muy escasa
ayuda
y
de que únicamente
Ies preocupaba que
nadie
pudiese
decir
que
si
el
Consejo
se
rendía era
por
falta
de
víveres
para
el
Ejército
y
la
población
civil.
El
pueblo
en
general
se
sintió más
tranquilo
desde la
constitución
del
Consejo
Nacional
de
Defensa y cuando terminó
la
lucha de
Madrid
tuvo
unos
días
de
sosiego
de
confianza
de
ausencia
de
temor;
pero llegaba
a
tal
estado
de ánimo
tal
vez
por
suponer
con enfermiza o cansada
mentalidad
que
al
desaparecer
la influencia rusa todo
se
iba a arreglar
como
por
encanto
se acabaría
la
guerra
los
soldados volverían a
su
casa
y
en ésta habría
pan
y
alborozo en las
calles
como
antes
de
la
contienda
como
si
nada
hubiera
pasado. . .
Volvió a
preocu
parse
cuando se habló de
la
guerra por
la
paz
cuando
se
dijo
en el
frente
y
en
la
retaguardia
que
del
enemigo
sólo
podíamos
esperar
lo que fuéramos capaces
de arrancarle con las
armas
en
la mano.
Y
al
invitarle
de nue vo
al
sacrificio
bastó
el
oculto
-
resquemor
de
los comunistas
para
trocar
en
desvío su
cansancio.
Se
va
a
comprender bien
esto.
La rebelión
nos
obligó
a
cambiar
mandos.
El
teniente
coronel
Ardid
comprometido
con
los
fas
cistas
—
según
dirían éstos al
detenerle
en Madrid
—
para
la
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 117/187
LA
TRAICION
DE
STALIN
109
sublevación
de
Julio,
por muy bolchevique
que
se
titulara,
y
a
pesar
de
no
luchar
contra
nosotros,
resultaba
peligroso
en
la
Comandancia de
Fortificaciones,
y
fué destituido.
Al
ex-conde
de Moñones se
le arrinconó
en Andalucía. De
muy
diversos
sitios
se
sacó a la
gente
en
duda.
En
cuanto a
los mandos
comunistas,
habiendo tenido
el
P. C. la
mayor
parte
del
Ejér
cito en
su
mano,
resultaba
imposible
la
substitución.
Se hizo
ésta en
las
Unidades
sublevadas;
en las
demás,
no.
Toral
y
Cartón,
por ejemplo, siguieron
mandando sus Divisiones de
Extremadura.
Ciutat, Duran,
Federico
de
la Iglesia
y
.
otros,
continuaron
en
sus
puestos
de
Levante.
Mantecón,
a
quien
Negrín
hizo gobernador general
de
Aragón después
de
ocuparlo
Líster
como
el
Duque
de Alba
los
Países
Bajos,
no nos
pagó
su' deuda
de
sangre: siguió
siendo comisario de un
Ejército.
El
Consejo
atendió,
fuera de todo intento
represivo,
a
garanti
zarse la resistencia frente al
enemigo
y
a
evitar
otro
alzamiento.
Nuestra
gente
no estaba
conforme con esto.
Le
parecía
muy
poco.
—
Si hubieran triunfado los
comunistas,
¡
pobres
de nosotros
—
Ellos. .
.
son
ellos
—
se
contestaba
—
.
La
campaña
de C
N
T,
aquella campaña
tan
violenta
contra
lo
extranjerizo
y dictatorial del
P. C. cuanto favorable
a
la fraternidad
proletaria
de sus masas con
las
nuestras,
pro
ducía
protestas
contra mí en
el
Movimiento
libertario.
—
Pero,
¿qué
es
eso
—
le
decían a Val
algunos compañeros
—
de
que en
las
mismas columnas
donde se
ha
combatido
implaca
blemente a
los
crispines (1),
se
procure
ahora,
cuando
los
hemos
vencido
a
costa de
sangre
propia, librarlos
de la
justicia
popular?
¿Qué
habrían
hecho
ellos,
de salirles
bien
el
golpe?
¡Hay
que
aplastarlos
de una vez
y
para
siempre
Acordaos
de
Cronstadt
y
de
Ucrania,
de la misma
Barcelona,
de
Aragón,
de
la tiranía
que
nos han impuesto durante
la
guerra, de
las matan
zas
que
han
hecho
en
los
pueblos
y
en
el
frente.
¿
Podéis
olvidar
vosotros . . . ?
—
Lo que
no olvidamos
es
que
el
enemigo
acecha,
que
hemos
perdido
una semana,
que
todo
puede
quebrar
si
dura
el
ambiente
de
odio.
.
. Necesitamos
robustecer
el
muro proletario
frente
(1)
El
pueblo
llamaba así
a
los comuuistas. ,
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 118/187
110
J. GARCIA PRADAS
al fascismo. Sólo la clase
trabajadora
es
revolucionaria o
antifascista
hasta
el
final.
Y Eduardo no
quería
levantar
el velo.
. .
Lo
que
estaba
ocurriendo
con
los
comunistas era
algo terrible
para
cuya
comprensión hay
que
contar con ese
fanatismo duro y
seco
rencoroso y
miserable
del
staliniano
hecho
a
golpe
de
consigna
en el molde de
la
falta
de
libertad.
Un
escuadrón de Caballería
que
durante la lucha de Madrid
se
escapó
del
frente de
la
Alcarria
con
ganas
de pelea en vez
de volver
luego
a
su
sitio
se
pasó
al
campo enemigo.
En
diversos
frentes
soldados
cabos
y sargentos comunistas
se
llevaban
prisioneros
a
sus
capitanes
a
las
filas
contrarias.
En
las Unidades
que
habían combatido
bajo las órdenes del
P.
C
las evasiones cada día
en
aumento
alcanzaron tal
cifra
que
hubo
que
sacar de
las
trincheras
algu
nos
batallones
por
miedo
a
perderlos.
Y
al
mismo
tiempo
bajo
la
criminal
influencia
de
unos
comisarios
unos jefes
y
unos
oficiales
únicamente
leales
a su
Partido
muchísimos soldados
se
marcharon
a
la
retaguardia
a casa
y
en
menos
de
una
semana
por
virtud
de las cartas que iban del
pueblo
a
la trin
chera con
la
noticia de que Fulano
o
Zutano
ya
había acabado
de
servir
estuvimos
a
punto
de
ver
una
espontánea
desmo
vilización
-de nuestro
Ejército.
XXVI.
Nuevas pruebas
del
crimen
de Negrín.
El
problema
planteado por
el
sabotaje
comunista
al
Consejo
era espantoso.
¿Cómo
hacerle frente? Con las destituciones
no se acabaría
nunca
y
además
en
espera
de
una ofensiva
contraria
¿quién
se entretendría en
preparar
nuevos
mandos.?
Tampoco
era
cosa
de
llenar
las cárceles.
Después
de
pensar
mucho
muchísimo
la
cuestión
se decidió
que
la
propaganda
en
el
Ejército
fuese benévola
para
los
comunistas
por
una
parte
y por otra
abrir
una puerta al miedo
de
los jefes
deslealén.
A.
P.
redactor
jefe
de C
N
T
se hizo
cargo
de
La
Voz del
Combatiente
diario
del
Ejército
del
Centro
y
desde
allí
secundó
las
campañas
de
Claridad
y
de nuestros
periódicos.
Casado
como
Consejero
de
Defensa
dirigió
una circular secreta
a
loa
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 119/187
LA
TRAICION
DE
STALIN
111
■=
altos
mandos
y
comisarios
adictos
encomendándoles
que
se
entrevistaran
con
los comunistas
de
sus
unidades y
les
pidieran
que
declarasen sinceramente si acataban
o no
acataban
al
Con
sejo para
que de
acatarlo
continuaran
en
su
puesto
y de
no
acatarlo
se
concentraran en
lugares
desde donde
—
en
el
plazo
cié seis días
—
se
les
llevaría a los
puertos
en
que
podrían
tomar
un
barco
y
salir de
España. Así
se
procedió con el mayor
sigilo
para
evitar
protestas
de elementos
leales
y
aunque
casi
no
hubo
tiempo para
realizar el
generoso
plan
—
plan
de
Quijotes
que
no cabría en el
corazón de
nuestros
rivales^--
con
arrecio
a
él
fueron evacuados muchos comunistas
en
aquellos
días
en
que
era
un
deshonor para nosotros
tener
ya
el
pasaporte
en
el
bolsillo.
Pero tales medidas no resolvieron
el
problema.
Si
los comu
nistas
habían
podido sabotear al
Consejo
fué
porque
se movían
—
nos
movíamos
todos
—
en
un
ambiente
enrarecido
en un
clima
de
derrota.
Nuestro
primer
enemigo
invencible
y
ubicuo
era
la
situación
en
que
nos encontrábamos:
agotamiento
espiritual
fisiológico
económico
político
y
militar
del cual arrancaban
peligrosas
reacciones
el
miedo
la
desesperación de la vida en
riesgo
de
perecer
la seguridad
callada
y
obsesionante
de
que
el
enemigo nos
arrollaría.
De nuevo tuvimos
que
montar la
guardia
en
el litoral.
Baztán
y
Marín hicieron una visita a
Cartagena
y
a Alicante. Se
les dió la
seguridad
de
que
no
sé
marcharía quien estuviera
en edad de
combatir. Pero
el
instinto
era
superior
a la
dignidad
en mucha
gente. De
noche los
recovecos de la
costa
se
llenaban de
fugitivos
que
hasta en
barcas
pesqueras
se marchaban.
Muchos
llevaban un
pasaporte
obtenido en
la
etapa
anterior
y algunos
se
lo habían
proporcio
nado
recientemente
por
mediación de autoridades
subalternas
que clandestinamente los
expendían.
Además
lo
importante
era
escapar
con
pasaporte
o
sin
él.
En
Alicante
como
estaba
autorizada la salida
de
mujeres chicos y viejos todo
el
mundo
se hizo a
la
fuga
y
cuando
de allá vino un
día
nuestro
compa
ñero
Cascales
para enseñarnos
el
pasaporte
que
clandestina
mente
se
le
dió
para
decirnos
que
había estado
a
bordo del
Amierican
Trader
donde
escapaban millares
de
antifascistas
y
que
bajó
a
tierra
porque
le dió la
gana
y
nada
más
Val
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 120/187
112
J. GARCIA
PRADAS
decidió
proponer
a
Casado
que
se enviase
allá
una
Brigada
que
impidiera
deserciones.
—
Bien
;
de
acuerdo.
Pero
...
¿
y
si
es
la
Brigada
la
que
se nos
va?
Nos fallaba
la
gente
más segura. Uno de
los
mejores
grupos
de
Madrid,
que
quince
o
veinte días antes se
había hartado
de
romper
en su
barriada
los
pasaportes
adquiridos
por
gente
ajena
al
Movimiento
libertario,
recibió del
Comité de Defensa el encar
go de
hacer cierto servicio en
la
provincia
de
Guadalajara.
Salió
el
grupo
de
Madrid;
todos
sus miembros
se
jugaron
la
vida en cien
ocasiones;
tenían
rango
de héroes,
y,
sin embargo,
se
escaparon,
no sé
aún
por
qué
puerto,
ni
cómo,
ni.
adonde. . .
Seguía descomponiéndose
el
Ejército:
bravos
mJuchachos que
desde el principio
de la
guerra
estaban
en
el
frente,
milicianos
voluntarios
en los más duros
combates, íbanse
al campo
con
trario con
un
fusil,
un
mortero,
una
ametralladora,
tal como
si a
cambio fueran
a
obtener
de
sus verdugos
el
perdón, y
el
número de
los
que
se marchaban a
su
pueblo
crecía asombrosa
mente.
Llegaban
al
Comité
de
Defensa los
jefes
de
Unidad.
Venían con
el
temor
que nunca
habían tenido:
—
Mira,
Val.
Es
preciso
hacer
algo para
evitar el
desastre.
—
¡Claro
que
sí
Nada de
vacilaciones.
¡Fusilad
a
los
cobardes
—
Pero si
no
son cobardes.
Es
que.
. .
no
sé
qué pasa.
¿Cómo
me
voy
a atrever
a
fusilar
a
unos
chavales
que se
han
batido
como
leones
a
mi
lado
?
Cuando los
veo,
recuerdo todo
el
dolor
y
toda la
gloria
de
la
campaña. . .
Se
me
escapan.
Se me
van sin
esconderse, como
si hicieran
la
cosa
más
natural,
y
tengo
que
cerrar
los
ojos para
no verlos.
¡Se
me
rompe
el alma
—
¡Procura
que
no
se
te
rompa
el
frente
—
¿El
frente,
dices? Yo sé lo que va a
ocurrir.
Es lo
mismo
que
cuando
hay chaqueteo
en
el
combate.
Ahora,
como
un
muro,
cruje
sordamente,
se
raja,
se cuartea
el frente.
Desde
la retaguardia
no
se
ve
bien.
Pero
un día, ¡créemelo , cuando
menos lo
esperéis
se
hundirá en
horas,
en
un
instante,
vertical-
mente.
—
¡
A
tu
puesto
Más
energía
y
más fe. Todavía
hay
que
medirse
con los fascistas.
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 121/187
LA
TRAICION
DE
STALIN 113
Luego
hablábamos
nosotros.
La
responsabilidad
de los
jefes militares era
tremenda.
No
se les
podía abandonar en la
angustia
de
su
situación.
Por
si era
poco nefasta
la
influencia
que
en la
tropa ejercía
la desmoralización
de
la
retaguardia,
los
fascistas,
de
trinchera a
trinchera,
hacían una
intensa
pro
paganda
entre
nuestros
soldados.
Les
prometían
el
oro
y
el
moro,
les hablaban de
sus
triunfos,
les
proponían
la evasión
en
masa,
les
aconsejaban
que
detuvieran a sus
oficiales,
decíanles
que
iban a
ser
carne de cañón
si cobardemente
se
disponían
a servir
de
parapeto
a
unos
dirigentes
que
hablaban
de
resis
tencia
para asegurar
su fuga.
—
¿No
veis lo
que
ha
hecho
Negrín?
¿No
os han
dejado
en
las
trincheras
los
dirigentes
comunistas? Pues los del Con
sejo
harán
otro tanto. Van a
sacrificaros
para
que
no les
alcance la justicia de
España.
¡Arriba
España,
muchachos
¡Viva
el
Caudillo,
camaradas
Y
en la
retaguardia
crecía
la
quinta
columna.
Las
ban
deras
de
Falange
recibían
a
todos
los
miedosos,
a todos
los
traidores.
El
Cuerpo
de
Seguridad
y
Asalto
se nos iba de
las
manos.
Nos dimos cuenta entonces de
que
Negrín,
unos
días
antes,
ignoraba
por
completo
que el
Gobierno estaba sobre
un
volcán.
Se repartió un
manifiesto
fascista,
de
noche,
a
favor
de
la
obscuridad, por
Madrid. Tenía
el
mismo tono
que
la
propaganda de
las trincheras.
A
las
dos
horas
de
tener
un
ejemplar
descubrimos
a
los
autores de
la
impresión.
Eran
unos
pobres
diablos,
cargados
de
hijos y
de
años,
muertos de hambre
siempre.
Temblaban,
de rodillas.
No
los fusilante.
Por
sus
declaraciones medimos
el
alcance de
las organizaciones falan
gistas
en
la
ciudad. Manuel
Valdés,
su
jefe,
fué
excarcelado
durante
la
lucha
de
Madrid,
y
luego
no
hubo
manera
de encon
trarle,
o
policía
dispuesto
a
hacerlo. Girauta mismo
se
vió
obligado
a efectuar
personalmente algunas
detenciones.
El
asunto,
gravísimo según
nuestro
entender,
se
planteó
en el
Consejo
con
la
mayor
energía.
El
responsable
de
la excarcela
ción
debía ser condenado
a
muerte,
por muy
alto
que
estuviera.
Rubio,
el
presidente
de
la
Cruz
Roja,
se escabulló.
Era,
como
antes he
dicho,
de Izquierda
Republicana.
Se
insistió en
la
cuestión
varias
veces,
y
se
iniciaron
algunas
investigaciones.
Pocos
días
después,
Miguel San
Andrés,
miembro
de
aquel
Par
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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114
J. GARCIA PRADAS
tido,
Consejero
de
Justicia,
se sintió
tan
indispuesto,
tan
grave,
que
decidió meterse en
una
clínica,
para
operarse.
Como
había
tanto trabajo,
no le
visitamos.
Allí
debieron
hallarle
los
fas
cistas. . .
El
día
18,
Besteiro envió a
Trifón
Gómez un
telegrama
para
encomendarle
que
preguntare
al
embajador
de
México en
París qué
número de
emigrados
de nuestra
zona
podría
recibir
su
país,
y
encargarle
de que en relación con D. Fernando de
los Ríos recabase del
Gobierno de
Wáshington
permisos
de
embarque
en sus
buques
mercantes,
buscara un
grupo
financiero
capaz
de
adelantar
un
tanto
por
ciento del valor de
algunas
mercancías
que
ya
se hallaban
fuera
de
España
e interviniera
la
Hanover
Sales
Corporation,
en
la
cual se
depositó un
millón
de dólares
para
la
compra
de camiones antes de
perderse
Bar
celona.
Se
le
encargaban
a
Trifón
Gómez estas
y
otras
gestiones
porque
le
era
imposible
sacar una
peseta
del llamado Gobierno
Negrín.
Este,
según
una comunicación
hecha
el 10 de
febrero
de 1937
por
el
embajador
de
España
en
París,
había
enviado
a
Rusia
la
fabulosa
cantidad de 510.079,529,3
quinientos
diez
millones setenta
y
nueve mil
quinientos
veintinueve kilos
y
tres
gramos)
de
oro.
Los
depósitos
hechos en Londres
pasaban
de
tres millones de libras esterlinas.
En
otros
países
no había
menores
cantidades.
Francia,
la
corrompida
Francia
de
los
grandes
affaires,
estaba asombrada
de
la
inmoralidad finan
ciera de
Negrín y de su
gente.
Pero para
los antifascistas
que
continuábamos
en
España
no
había
dinero.
Eramos
todos unos
traidores.
Méndez
Aspe,
que
había
comprado
en la
Argentina
un
cargamento
de
3,600 toneladas de
carne,
hizo
revender este
cargamento,
y
rescindió el contrato que estableció con una
firma
inglesa para
adquirir
3,000 toneladas de
bacalao, no
sé si antes
o
después
de dar
a
los
españoles
que
había
ten
los
campos
de
concentración de
Francia
4,800
cajas
de botes
de
leche conden-
sada,
93
toneladas de
café
y
otras
miercancías. Todo
lo cual
no tenía nada de
extraño,
según
advertirá
quien juzgue la
resistencia
del señor
Negrín
a
través
de este
párrafo
de
una
carta
de
Trifón
Gómez a Fernando de los
Ríos:
Yo
recuerdo
que
cuando
el
día
9
de febrero
me entrevisté
con el
Jefe del Gobierno
y el Ministro
de
Hacienda en la casa
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 123/187
LA TRAICION
DE
STALIN
115
número
22
del Perthus
español, y
les
planteé
la necesidad de
continuar
el abastecimiento
de
la zona
Centro-Sur, Negrín, más
discreto
que
Méndez
Aspe,
me
dijo
que,
efectivamente,
había
que
procurar
abastecerla,
pero
cuidando de no
hacer
almacena-
,
mientos.
Méndez
Aspe
fué
más
explícito;
dijo,
textualmente,
que
aquello
iba
a durar
unos
doce
días,
y
que
si había víveres
en la zona Centro-Sur
para
ese tiempo,
él no era
partidario
de enviar más.
Posteriormente,
en
una entrevista
que
celebra
mos en
París,
y
queriendo
rechazar
el
cargo que
yo
le formu
laba,
recordándole
sus
palabras
de
Le
Perthus,
me
dijo:
Aquel
criterio no era sólo
mío;
era del
Gobierno. Para mí
no
habla
duda,
pero
así lo afirmaba el
propio
ministro de
Hacienda.
Dando la
guerra
por
terminada,
fueron a hablarnos
de
resistencia.
¿Con
qué
fin? Si eso no era un
crimen,
¿quién
será criminal en este mundo? Pero
sigamos, para
decir
que
Trifón
Gómez,
después
de entrevistarse reiteradamente con
la
Campsa
Géntibus
y
con Méndez
Aspe,
sacó
la conclusión de
que
la
primera
no
tenía
mercancías
para
España,
ni
el
segundo
una
peseta
para
los
españoles;
en
cuanto
a
la incautación
de
algunos
fondos y
de
ciertos
productos
colocados
en el Extran
jero, todas
las
gestiones
fueron nulas.
Habría
que
recurrir
a
nuevas
exportaciones,
para
obtener así el dinero necesario
para
hacer
frente
a
las más angustiosas necesidades, entre las cuales
estaba
la
de
gasolina.
Carentes de
ella
nosotros,
se nos
comu
nicó que nos
sería
imposible
recibirla
antes
del
día 12
de abril.
Por otra
parte,
el
embajador
de
México
no
estaba
en
París,
y
visitar
a su
sustituto,
sospechosamente
entregado
a Negrín,
resultaba
contraproducente.
Un
ciego
deseo de paz
nos
arrollaba.
Era preciso encau
zarlo.
La
paz,
para
nosotros,
no
podía
ser
liquidar la
guerra
de
cualquier
manera,
porque
luego.
.
.
Se
necesitaba una
gran
valentía
moral
para
hablar en voz alta de lo
que
todo
el
mundo
cuchicheaba,
y
después de
examinar
el
problema
en
cada entidad
antifascista,
después de
analizarlo
en
el
Consejo,
se
tuvo
tal
valentía.
Decidióse
proponer
al
enemigo negociaciones
de
paz,
en
respuesta
a las
proclamas
dirigidas a nuestra
zona,
desde
Radio
Nacional,
con
carácter de oficiosas
proposiciones.
Y
se
tomó tal
decisión
el mismo
día
en
que
el coronel
Francisco
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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116
J GARCIA
PR ADAS
Ortega
comunicó
a
Casado
con
discreta
alarma
que
en el
frente
del
Jarama
cubierto por el tercer
Cuerpo
de
Ejército
se
notaba una intensa actividad
del
enemigo ya
dispuesto
a
la
ofensiva Nosotros calculábamos
entonces
tal
vez con
opti
mismo
exagerado
y
suponiendo
en
grandes
masas
populares
una
decisión de resistencia
semejante
a la
nuestra
que
retrasaría
mos la
ocupación
de nuestra zona durante
unas tres
semanas
tiempo
suficiente
para
que
dignamente
la abandonásemos cuan
tos
quisiéramos
hacerlo
y
el
Consejo
emprendió
con
decisión
nuevas
gestiones
encaminadas
a obtener
barcos
para
tenerlo
todo
dispuesto
en
previsión
de
que
el
enemigo
precipitara
los
acontecimientos
XXVII Negociaciones
de
paz
ante
el
pueblo
Así las
cosas
dar
el
paso
de
la paz nos asustaba No se
atrevió Negrín a darlo
francamente
Nadie
se
atrevía
aunque
en
aquella
situación
de
agobio
todos
lo
deseaban
Nos
embar
gaba
un
extraño
temor
algo
así como una
superstición
y
una
congoja
Era cambiar radicalmente el
lenguaje
de
los años
precedentes Y
este miedo
a
las
palabras
claras
con
que
habríamos
de
proclamar
nuestra derrota
fué
la
causa de
que
no
sé
si
en
la noche
del
día
20
o
en
la
del
21
desde el
micrófono
de
la
Consejería
de
Defensa
se radiara un
mensaje
cifrado
al
enemigo para
invitarle a
negociar
¿Qué
efecto produjo
en
nuestra zona?
El
pueblo
adivinó
lo
que
el
mensaje
significaba
y
lo
que
le molestó
fué
que
se
enviara
en
clave
El
hecho
concreto de
establecer
relaciones con los fascistas le
pareció
bien
y
la
Prensa
de
la
zona
sin
excepción alguna
lo acogió
como un heroico
gesto
del
Consejo
En
nuestros
medios
sentó
muy
mal la
falta de
claridad
Reunido
el
Comité
de
Defensa
recogió
aquel
disgusto
y
meditó
sobre
él
Sí;
se
había
cometido
una
torpeza
Si
no
debíamos
poner
mucha confianza
en
las
negociaciones
¿por
qué no
utilizarlas como el
mejor
instrumento
de
propaganda
en
la
zona
invadida?
Allí
en
aquella
retaguardia
torturada
por
el
fascis
mo
durante toda la
guerra
teníamos una reserva Se
quería
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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LA
TRAICION
DE
STALIN
117
la
paz
a
los
dos
lados del frente. Con
la
paz
especulaba
el
enemigo, contra nosotros;
con
la
paz
debíamos especular nos
otros,
contra
él.
¡Que
se conocieran en los dos
campos
las
negociaciones
Val
y
Marín
lo
propusieron
en el
Consejo, y
el
mensaje del
día
anterior
se
radió de
nuevo,
pero en clarísimo
castellano.
Eran
ocho o diez líneas
en las
que
el
Consejo
mani
festaba el deseo de ponerse
al habla con el Gobierno
de Burgos
para
concertar una
paz
digna
y
española. Respiró
la
gente
con
satisfacción.
Nosotros,
en
el
Comité de
Defensa,
acordamos
dar a
lo
iniciado mucho vuelo de Prensa
y
de
radio,
con
ganas
de
envol ver a
Franco en un clamor de
paz
dentro
de su
zona,
y
además,
por
si
no
lo
conseguíamos,
empezamos
a
estudiar
el
proyecto
de
constituir
ocho
o
diez
columnas
de a
mil hombres,
pertrechadas
con
nuestro
mejor armamento,
fuertes
y ágiles
a
la
vez,
integradas por
militantes antifascistas
voluntaria
mente
incorporados,
con
buenos
guías militares
y
políticos,
que
si
el
enemigo
nos arrollaba
en
un frente
el
Ejército
regular
—
ya
en
muy
mal
estado
—
,
se
lanzaran
al
ataque
con
completa
autonomía
por
diversos
puntos
débiles
de la
línea
contraria,
sin
más misión
que
la
de
entrar
en
la
retaguardia
y
sublevarla,
o
perecer
en
el
intento.
Debíamos ocultar este
propósito, no
sólo
porque el
secreto
era
imprescindible para
su
eficacia,
sino también
porque
al
proponer la
paz
cara
a
cara
se
producía lógicamente un cambio
en
nuestra
política.
Durante la
guerra perdimos
—
en la acción
—
el
carácter
revolucionario;
al
negociar
con el enemigo, lo
antifascista
quedaba supeditado
a lo
español.
Hablar para
las
dos
zonas
equivalía
a tomar
por plataforma
un
sentimiento
que
les
fuera
común: el
patriotismo.
Quedábamos
obligados
a
demostrar que no
nos
ganaba
nadie en el amor
a
España,
ni
tampoco en
lealtad
para
el
intento de establecer una paz
digna.
El
Movimiento
libertario,
que
así lo
entendió,
hizo
público
—
por
radio y en la Prensa
—
un
manifiesto
de
su Comité Nacio
nal
de
Defensa.
Lo firmó
Juan
López,
secretario
general, y
en
él
se
dibujaron
las condiciones
en que
nosotros rendiríamos
las
armas.
Tal
manifiesto
gustó
mucho en
nuestra
zona,
de
donde
López,
Celedonio
Pérez
y
un camarada
socialista,
acom
pañando
al teniente coronel Carlos
Romero,
que días antes
llegó
de Francia con
importantes
informes,
marcharon a
París
para
intentar
la recuperación
de
algunos
valores de
la República.
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 126/187
118 J.
GARCIA
PRADAS
Celedonio
el
compañero
que
unos
años
atrás
me llevó
al Movi
miento
libertario
vino a
mi
casa
para despedirse.
Tomó café
conmigo.
Se
quedaba mirando
a
mi
chiquitín
inocente
y
juguetón sobre mis
rodillas
y a la vista de
aquel
hogar
que
inevitablemente se desharía
muy pronto suplicaba
por
última
vez húmedos
los
ojos
que
se le
librase de salir de
España
que
se
le dejara llegar
al
último
trance con
nosotros. . .
El
Consejo
reiteró su
propósito
de
arreglo.
Redactó
esquemáticamente
unas
proposiciones
de paz
designó
a
Casado
y
a
Matallana
para
que fuesen a Burgos si el
enemigo
los
admitía como
representantes
de nuestra
zona
y
pidió
gallarda
mente una entrevista. Los fascistas
respondieron
con un men
saje
cifrado
en
el
que
no hablaban de
arreglo
ni de
paz
sino
de
entrega palabra
que
podía
indicar
una decisión
de
no
discutir
proposición
alguna
pero
también
podía
ser
muestra
de
un
pasajero
prurito
de
vencedores
de un
engreimiento
de
militares
victoriosos.
Decían sí
que
sólo
nos
admitían
la
rendición sin
condiciones
incompatible
con
la negociación
y
la
presencia
en la
zona
nacional
de Mandos
superiores
enemigos
;
mas al
añadir:
para
regular
detalles de
la
materialidad de la
entrega
es suficiente la venida de
un
Jefe profesional
con
plenos
poderes
aun
dentro
de la
intransigencia
de su
posición
política
daban un
margen
de
discusión.
Hacían
además la
advertencia
de
que las conversaciones
que
se entablaran
no
les
harían
cambiar de
actitud
y
se
quejaban
de
que
nuestra
propaganda
oral
y
escrita tuviese un tono
de
arenga
contrario
a
una
rendi
ción;
queja
que
nos hizo
ver la
conveniencia de
seguir
mani
festando
por
radio
y
en la
Prensa
nuestra voluntad
de
combatir si se
intentaba
aplastarnos.
Los
fascistas
bajo
el título sarcástico
de
Concesiones del
Gobierno
Nacional
nos
transmitieron las siguientes
bases
de
liquidación
:
Primera.
—
La
España
Nacional
mantiene
cuantos
ofreci
mientos
de
perdón
tiene
hechos
por
medio de
proclamas
y de
la
radio
y será generosa para cuantos sin haber cometido
crímenes
hayan
sido arrastrados
engañosamente
a
la lucha.
Segunda.
—
A
los
jefes y
oficiales
que
depongan
volun
tariamente las armas
sin
ser
responsables
de
la
muerte de sus
compañeros ni
de
otros
crímenes
aparte
de
la gracia
de la
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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LA
TRAICION
DE
STALIN
119
vida,
la benevolencia será tanto mayor cuanto
más
significados
y
eficientes sean los servicios
que
en
estos
últimos momentos
presten
a
la causa
de
España,
o
haya
sido menor
su
interven
ción
y
su milicia en la
guerra.
Tercera.
—
-Los
que
rindan
las
armas,
evitando
sacrificios
estériles,
y
no sean reos de asesinatos
u
otros
crímenes,
podrán
obtener
un
salvoconducto
que
les
ponga fuera
de
nuestro
terri
torio,
gozando
entretanto
de
plena
seguridad personal.
Cuarta.
—
A
los
españoles
que
en
el
Extranjero
rectifiquen
su
vida
se les
dispensará protección
y
ayuda.
Quinta.
—
Ni
el
mero servicio en
el
campo
rojo
ni
el
haber
militado
simplemente
1)
en
campos
políticos
extraños
al Movimiento Nacional serán motivo de
responsabilidad
cri
minal.
Sexta.
—
De los delitos cometidos durante
el
dominio
rojo
sólo
entienden los
Tribunales de Justicia.
Las
responsa
bilidades
civiles se
humanizarán
en
favor
de las
familias
de
los condenados.
Séptima.
—
Nadie será privado de libertad
por
actividades
criminosas más
que
el
tiempo
necesario
para
su
corrección
y
reeducación.
Octava.
—
El retraso
en
la rendición
y
la
estéril resis
tencia
a
nuestro avance serán causa
de
grave responsabilidad,
que
exigiremos
en nombre de la
sangre
inútilmente derramada.
Era
natural que
el
Consejo Nacional
de
Defensa
no acep
tase
tales
concesiones ;
concesiones
al
fascismo,
claro está.
Las
bases de
paz
propuestas por él fueron
las
siguientes:
Primera.
—
Afirmación
categórica
y
terminante de la sobe
ranía
y
la
integridad
nacionales. Aun considerando
al Gobierno
nacionalista tan
interesado como nosotros en la afirmación
de
este
principio,
creemos,
no
obstante,
necesaria
la
aportación
de
garantías
para
llevar
al ánimo de
todos,
propios y
extraños,
la
seguridad y
realidad
de esta
afirmación.
Segunda.
—
Seguridad
de
que
a
los elementos
civiles
y
mili
tares
que
han tomado
parte
honrada
y
limpiamente
en
esta
lucha tan
cruenta
y
tan
larga,
se
les
tratará
con
el máximo
respeto
a
sus
personas
e
intereses.
1) Querían
decir,
seguramente,
haberse
afiliado.
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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120 J. GARCIA
PRADAS
Tercera.
—
Garantías de
que
no se
ejercerán
represalias
y
de
que
no
se
impondrán,
sanciones
sino
en virtud
de
sentencias
dictadas por los
Tribunales
competentes, ante los
que
se
admitirán
toda
clase
de
pruebas,
incluida la
testifical.
Para
evitar
equívocos
convendría definir
y
delimitar
de
una
manera
clara
y
terminante los delitos
políticos
y
los
delitos comunes.
(1)
Cuarta.
—
Respeto
a
la
vida
y
a
la
libertad de los
militares
profesionales
que
no
hayan
cometido
delito
común.
Quinta.
—
Respeto
a la vida
y
a
la
libertad
de los
militares
de Milicias
y
de
los
Comisarios
que
no
hayan
delinquido
crimi
nalmente.
Sexta.
—
Respeto
a la
vida,
libertad
e
intereses
de los fun
cionarios
públicos
en
iguales
condiciones
que
los anteriores.
Séptima.
—
Concesión
de
un plazo
mínimo
de
veinticinco
días
para
la
expatriación
de
cuantas
personas quieran
abando
nar el territorio nacional.
Octava.
—
Que
en
la
zona en
litigio
no
hagan
acto de
pre
sencia
tropas
italianas ni
moras.
Novena.
—
El
Consejo
Nacional
de Defensa
aprueba
estas
bases.
Claramente
se
habrá visto
que,
por medio
de
sus conce
siones,
prometedoras
de una
implacable
acción judicial
de
la
que
únicamente
se salvarían
quienes
nos
traicionaran,
los
fascistas intentaban conseguir un alzamiento
a
su
favor
en
nuestra
zona.
Las
bases
del
Consejo
tenían cierto retintín
diplomático
en su
apartado
primero;
mediante los seis
siguien
tes,
y
de
modo
especial
con
el
tercero,
se intentaba dividir
nuestra
gente
en
dos
grandes
grupos,
con
objeto
de
que
la
de
uno
—
sin riesgo
de muerte
—
pudiera seguir
viviendo
en
España,
y
la
del otro
—
en
peligro
de ser
condenada
a
la
pena capital
ó
a cadena
perpetua
—
se
expatriase;
por
virtud del
punto
octavo
se
tendía
a
conseguir
que, en ausencia
del
elemento
invasor
v
de la
odiada
tropa
colonial,
el encuentro
de
las masas
españolas
(1)
El
Consejo lo hacía
así:
Se
consideran delitos
políticos
por
el
Gobierno nacionalista
los
actos
cometidos contra
él
durante
la
guerra
dentro
de
la
legalidad
republicana,
y
delitos
comunes,
los realizados
al
margen
de
dicha
legalidad.
Se aplicará una 'amnistía
general
a
los
respon
sables
de
los
primeros,
y de
los
segundos
entenderán los
Tribunales
d»
Justicia.
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 129/187
LA
TRAICION
DE
STALIN
121
separadas por la guerra produjese cierto alborozo
instintivo
apolítico tal vez útil para
relajar
la
disciplina
y romper
los
cuadros
del
Ejército
de
ocupación
que
bien
podría aturdirse
en
una zona habitada
por
unos ocho
millones
de
compatriotas
entre
los
que
nosotros
podríamos
movernos con habilidad. .
.
XXVIII. Los
invasores no
admiten
ningún
pacto.
El
día
23 ofrecía el
Consejo
a Trifón Gómez enviarle a
París los datos concernientes a las mercancías
que
podríamos
exportar
y le instaba a recabar
del Sr.
Martínez
Barrio
presi
dente del Comité
Nacional
de
Ayuda
a
España
y
de
la
Mid
Atlantic
cuya flotilla tenía una
capacidad
de
carga
de más
de
150 000
toneladas
el envío de
algunos
barcos.
Aquel
mismo
día
aterrizaba
en
el
aeródromo de
Gamonal
cerca de
Burgos
un
avión
nuestro
en el
que
llegaban
dos
representantes
del
Consejo :
el
teniente coronel
Garijo
como
jefe
subalterno con
plenos
poderes
-
y
el comandante
Ortega
—
no
recuerdo
su nombre
propio
—
aparentemente
en calidad
de secretario del
primero.
Garijo
que obtuvo dos
ascensos
de
los Gobiernos precedentes
no
era
izquierdista
ni
presumió
nunca de
serlo
pero
sí
leal.
Perteneció
al
Estado Mayor
del
Ejército
del
Centro durante
la
defensa de
Madrid
fué
luego
miembro del de
la
Agrupación
de
Ejércitos de
nuestra
zona
y
sus dotes de
inteligencia
y
capacidad
quedaron
de manifiesto
en la
organización
de
los
servicios
secretos de
información
militar dentro del
campo
enemigo.
Salieron
a
recibir
a
los
dos
representantes
del
Consejo
otros dos
de
Franco;
uno de
ellos
el
de
mayor impor
tancia
era el coronel
Hungría
tipo sagaz
peligroso
que
antes
de
la
guerra
se
ocupó
del
estudio
secreto de las
influencias
revolucionarias
que
agitaban al pueblo
y
durante
la contienda
fué
uno de
los
principales
dirigentes
de
la
represión
anti
proletaria.
Garijo
defendió
las
bases del
Consejo;
Hungría
juzgó
admisibles
alguna
de
ellas.
Se le
propuso
la
firma
de un
documento
en el
que
se
recogiesen
los
puntos
de
coincidencia
o
bien
la
de
otro en el
que
se
especificaran
las diferentes
propo
siciones de cada
parte
con
vistas
a
una
futura
responsabilidad
ante
el
país y
declaró
que no
podía
hacerlo.
Estuvo muy
cortés
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 130/187
122
J. GARCIA PRADAS
en
la
conversación
dió
por
aceptables
en
la paz ciertas
proposiciones
del
Consejo
pero
fué inflexible
respecto
a
la
entrega
a la rendición
sin
condiciones
y como
prueba
suprema
de
tal inflexibilidad
entregó
a
Garijo
un vasto
plan
militar
no
político
de
ocupación
de nuestra zona.
Allí
se
estipulaba
detalladamente
como en
una orden
de
operaciones
lo
que
tendría
que
hacer
el
Consejo
a determinada
hora
del
día
con
cada una
de
sus Unidades: alzar bandera
blanca
concen
trar
las
armas
en
lugares
fijos darles rehenes aprisionar a
los
mandos
rendir
la
tropa
cambiar las autoridades
republicanas
por otras bien avenidas
con
el
fascismo
y
como
gesto
previo
hacer la
entrega
simbólica
de
la aviación entre
las
quince
y
las
dieciocho horas del
día 25.
Todo
aquello quería
ser una
ofensa
para
nosotros
pero
no
pasaba
de una
estupidez.
Cuando
Garijo
recibió
tal
documento
comprendió
que
no
podía
conti
nuar
en
Burgos.
.
.
Lo
trajo
a
Madrid.
El Consejo
no
se
detuvo a discutirlo.
Le
pareció
del
principio
al
fin
una
canallada
propia
de
gente
habituada
a la
traición.
Vino Val con
una
copia
al Comité
de
Defensa. Era
preciso
combatir.
El
ataque
enemigo no se haría
esperar.
Mas convenía
retrasarlo
como se
pudiera.
En
París
el día
24
visitaba
a
Trifón Gómez
una
representación
de
Los
Amigos
Cuáqueros
que
le
preguntó
si estaríamos dispuestos
a admitir
que
hiciesen ellos
gestiones
directamente
con
Burgos
para conseguir
la
paz
y
les
contestó
que agradeceríamos
reali
zasen
toda suerte
de
gestiones
encaminadas
a facilitar
la
evacuación de los
españoles
que
tuvieran
que
salir
de
la
zona
republicana.
Se
decidió en el
Consejo por
una
parte
alertar
a
todos
los altos
mandos
para
que
rechazaran con la
mayor
energía cualquier agresión
y por
otra
entretener
a
los
de
Burgos.
Se
les
pidió
una nueva
entrevista
y
fué
aceptada
la
solicitud.
Volvió
Garijo con
Ortega
el
día 25; llevaba las
mismas
proposiciones
políticas de
la vez anterior
y
además
un plan
de
ocupación
material de
nuestra zona
por departa
mentos y
etapas
establecidos
concretamente
mediante
el
cual
en un
plazo
de veinte
días
haríamos de modo
paulatino
toda
la
evacuación
sin prescindir
hasta el fin de
la
suprema
garan
tía de
las armas.
Hungría
y
su
acompañante
comprendieron
que
no tenían
derecho
a
pedir
que en
Madrid se confundiera
la
paz
con
la traición.
El
Consejo quería
siempre
a base de
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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124
J.
GARCIA P RADAS
los
batallones
de Flores
volvieron a la
calle,
se
nombraron
gobernadores
de confianza en varias
provincias y
Pedrero salió
del S.
I.
M. del Centro, para ser
substituido
por Salgado.
Fuimo3
éste
y
yo
al
Ministerio de
Marina. Todo el mundo estaba
haciendo
la
maleta,
y
hubo que
recorrer las
numerosas
depen
dencias del Servicio
para imponer
serenidad
y
decoro. Aquel
espectáculo
de
cobardía,
producido por
Pedrero,
que
había dado
pasaporte
hasta
a las
mecanógrafas,
nos hizo
comprender que
nos
quedábamos
solos.
¿
Y
para
qué
retener
a
la
gente
amedren
tada,
de
antifascismo
dudoso,
que sólo
de
estorbo
podría
servir
nos? Decidimos
quedarnos
con un
puñado
de
hombres
seguros.
El
resto
del
personal, estigmatizado
de
burocracia,
¡a
la
calle
Pedrero
y
su secretaria
particular
terminaron de liar
los
bártulos, ante nosotros.
Nos
costó más
de dos
horas ver
vacío
de
maletas el
edificio.
Empezó
el desfile de
coches.
Los
princi
pales agentes
del
S.
I.
M.
querían
llevárselos a
pares,
como si
fueran
a una
agradable
excursión
en la
que
no
podrían
faltar
las
gracias
femeninas de
unos amoríos con
que
escarnecieron
el dolor
popular.
Dimos orden
de
que
no
se
entregara ninguno,
por miedo a
perderlos
todos,
y
al
garaje,
donde surgió
la
ame
naza
de
la
pistola, enviamos
un
piquete
de
soldados,
para
contener
la furia de los miedosos.
Luego
nos fuimos
a
ver a
la
gente presa.
Feliciano
López
de
Uribe,
ex
fiscal de
Madrid,
donde se le llamaba el fiscal de
Burgos,
hombre
entregado
a
los comunistas
por
el deseo de
alcanzar una posición
que
le
permitiera
vivir
crapulosamente,
quiso
arrodillarse
ante
nosotros,
y
el
teniente
coronel
Bueno,
llorando
sin
falsedad,
nos
abrazaba,
pedía perdón
y
hacía
el
ruego
de
que saludásemos
a
Segis
en
su
nombre.
Se
dispuso
que
un automóvil los llevara a
Valencia,
donde_
quedarían
en libertad
;
tenían
pasaporte
desde
antes
de
nuestra
sublevación,
y a
punto
de
marcharse
nos
decían:
—
¿
Y
se
quedan
ustedes
?
¡
No
se
queden,
por
Dios
Madrid
está
perdido.
Si
los
cogen
los
fascistas. . .
—
¡Ay,
amigos Dispénsennos.
No
esperábamos
que se
portaran
ustedes así.
Nos fastidiaba
aquel tono
de
plañideras.
Había
en
el
edifi
cio veinte o
treinta comunistas detenidos. Fuimos a
verlos.
Allí encontré a
Girón,
que
con el
mayor
interés
me
preguntó
cómo estaba
Madrid,
qué
podríamos
hacer
para
sujetar
los
frentes,
por
dónde
iba a atacar el
enemigo.
. .
Charlamos
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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LA
TRAICION
DE
STALIN
125
durante un
cuarto
de
hora
con tono
de
compañeros y
de
algu
nos
me
despedí
con
un abrazo cuando salían
a
tomar los auto
buses
en
que
fueron
llevados
a
Valencia.
Se
quedó
el
S. I.
M.
casi
vacío. Pedrero nos
dejó
hasta sin dinero
para pagar
a
las
mujeres
que
hacían la
limpieza
del
local.
En
cambio
al
irse
puso
a
nuestra
disposición
unas botellas
de
licores:
vinos
dt;
Oporto
y
de
Jerez
del
Rhin y
de
Burdeos
coñac
gin
curasao
ginebra
kirch...
pitillos
Camel
y
cigarros
Partagás
. .
.
Empezamos
a trabajar
enseguida.
Llamaba
Salgado
por
telé
fono
a
los
más
diversos
puntos
de
nuestra
zena
y
los
agentes
del S.
I. M. contestaban desde
muy
pocos.
A
la demarcación de
Andalucía
habíamos
enviado unos
compañeros
dos
o
tres días
antes;
no logramos saber
qué
era
de
ellos.
Metidos
allí
día y
noche
con todo
el
cansancio de un mes de
brega
—
seis veces
únicamente
me
quité
yo
las
botas de campaña
—
teníamos
que
hacer
grandes
esfuerzos de voluntad
para
no
aturdimos
y al ir
de
un
despacho
a
otro
poníamos
la
mano en
la
pared.
El
Consejo
aquel
mismo
día
26
dirigió a
los
fascistas
dos
comunicados
engañosos
destinados
a
entretenerle unas
horas;
pero
Burgos
contestó
con
el
siguiente mensaje:
Urgentísimo.
—
Ante
inminencia
movimiento avance
en
varios
puntos
de
los
frentes
aconsejo
que
fuerzas
enemigas
en
línea ante preparación
artillera
o
de
aviación saquen ban
dera
blanca
aprovechando
la breve
pausa
que
se hará
para
enviarnos rehenes
con
igual
bandera objeto
entregarse
utilizan
do en todo
posible
instrucciones
dadas
para
entrega espontánea.
El
Consejo
decidió
al mismo
tiempo
que
en
los frentes
se
rechazase
el
ataque
fascista
y
que
por radio
se hicieran
conocer detalladamente
las
negociaciones
mantenidas
con
Burgos.
El
Consejero
republicano
José
del Río
leyó
ante el micrófono
todos
los
comunicados
y
proposiciones
a
que
aquí
me he referido.
Sus
comentarios
desgraciadamente
fueron
torpes
vacilantes
tímidos.
El
combate había
empezado en
varios sectores
de
Andalucía
y
Extremadura. Nuestra
gente
que
en
las
primeras
horas
combatió
bien
empezaba
a
flaquear
retrocedía
empujada
por
la
enorme fuerza
del
enemigo
que
lanzaba los escuadrones
de Caballería al
copo
de
importantes
Unidades.
A
la
noche
nos comunicábamlos en secreto
la
derrota.
Pero
no
flaqueaba
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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126
J.
GARCIA
PRADAS
nuestra voluntad
aún.
El
día
27
controlábamos
perfectamente
la
gente
que
salía
de
Madrid;
no
había
deserción.
El
Comité
de Defensa
empezó
a
designar
los
companeros
que
habrían de
-
dirigir
las
columnas
destinadas
a
sublevar
la zona
contraria.
De
pronto
el
ataque
fascista
por
el
frente del Jarama. Lucha
durísima.
Los italianos
querían
dejar
a Madrid aislado del
resto
de la zona.
¿
No
aspirarían
también
a
lograr
una revancha
del
desastre de
Brihuega?
Por si
acaso Cipriano
Mera tenía
firme
el
frente
de
la
Alcarria.
El
Comité
Nacional del Movi
miento
libertario
y
ésto
prueba
cumplidamente
nuestra
decisión
convocaba
a
un
Pleno de
Regionales
para
celebrarlo
en Madrid
al
día
siguiente. Por
la
mañana
me llamaba
Val
desde al
Comité
de
Defensa.
Llamaba
también
a
otro compañero
cuyo
nombre no debo dar
aquí:
—
¡Venga Redactad proclamas
y
manifiestos
para
la zona
contraria.
Hay
que
hacer
hoy
mismo
dos o
tres
millones
de
octavillas
para
que
los
aviones
que
tenemos las arrojen
allá.
¡De
cara
a
la insurrección contra
los invasores
Nos
pusimos
a
escribir. Yo me
imaginaba
lo
que
sería
de
nuestro
pueblo
cuando
después de
acabar la
lucha entre
fascis
tas
y
antifascistas
le
resultase
imposible
la
reconstrucción
se
apoderase
de él
la miseria
y
el
imperialismo
ítalo-alemán
le
lanzase al sacrificio
en
una
guerra
más
amplia
y
horrorosa
ds
la
que
la
nuestra sólo
era el
prólogo.
. .
Diez
veinte
treinta
cuartillas en las
que
vibraba la
indignación
en las que
ardía
la
última
esperanza
y
sangraba
el
dolor
del
país
escritas con
un
espíritu
semejante
al
qué
redactó las
arengas
de la
iniciación
de la
guerra
civil.
¡A
la
imprenta enseguida
No
importaba
que
no
se
publicasen
los
periódicos.
Lo
interesante era la
batalla.
Madrid
en
Noviembre
se
salvó
por
la
fe
del
pueblo
en sí
mismo.
¿Por
qué no
podría
salvarse
entonces
salvar
de
nuevo
la
causa
antifascista
si por
suerte
hallaba
base
en
la
zona contraria la
esperanza
que
en
la
nuestra
ya
no tenía
sustentación?
¡Cuatro
días tres dos nada
más
para la
última
prueba
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 135/187
XXIX.
¡Se
ha acabado
la guerra, camaradas
T
OS
obreros de C
N
T,
cuando recibieron
nuestras
cuarti
llas
en
la
imprenta,
donde
componían originales
del
perió
dico,
dejaron
las linotipias, los
chibaletes,
las
galeras,
todo,
y
alrededor del regente escucharon la
lectura de
las arengas
para
'a
zona
contraria.
No sé si adivinaron
que
«ran
aquellas
las
ultimas líneas del
director,
en
quien
siempre
tuvieron
una
especie
de hermano
pequeño,
al que
le
permitían
gozosamente
'°s
entusiasmos
ruidosos
y
las
rabietas con
pataleo.
. .
Me
llamaron al
S.
I.
M.,
por teléfono:
.
—
¡Anda, hombre,
márchate
ya
-
—
¡
Miedosos
—
les
respondía
—
.
¿
No
queréis
pasar
con
migo
otro
7
de
Noviembre?
—
¡
Si es
por
ti . . . Nosotros vamos
a
componer
lo
que
has
mandado. Pero ...
¡
seguro
que nos
pillan
los
fascistas con
las
manos en
la masa
—
¡No
hay
cuidado
¡Se
pelea
bravamente
Todo
el
Movimiento libertario de
Madrid se
había
puesto
sobre las
armas.
Llenábanse
los
coches de fusiles
y
bombas
de
mano.
Se
engrasaban
de nuevo las ametralladoras.
El
Comité de
Defensa
hervía
de
hombres
y
de
pasión.
El
S.
I.
M.
vibraba
de voluntad de gente
nueva.
El
Consejo,
reunido
en
Hacienda,
recibía
a
unos
representantes
del Comité
Internacio
nal
de
Coordinación
y
de Información
para
Ayuda
a la
España
127
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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128
J. GARCIA PRADAS
Republicana
del
que
obtenía la
promesa
firme de
salvar a
varios
millares
de
antifascistas
con la
garantía
de barcos de
guerra
franceses
;
le
tomaba
el
pulso al
Ejército
como
el
médico
a
un enfermo
delirante
y
callaba
callaba.
. .
Al
mediodía
crujió el
frente del
Jarama.
Poco
después catastrófico hundi
miento:
se
pasaban
Compañías
enteras al
campo
contrario
corrían otras a
la
retaguardia
se
quedaban
roncos
y
solos
los
jefes
los
oficiales
los comisarios.
En
dos
o
tres horas se
disolvió
el
tercer
Cuerpo
de
Ejército.
Las
columnas
italianas
que
le atacaron avanzaban con elementos motorizados
hacia
Ocaña
y
Aranjuez
para
proteger
desde este último
sitio la
marcha
desde el otro a
Tarancón
punto estratégico
en
la
carretera Madrid-
Valencia
más
de
ochenta kilómetros
detrás
de
nuestra heroica capital. González
Marín
leyó ante
el
micró
fono un
vibrante manifiesto.
Pero todo
era
inútil.
El
desastre
del
Jarama
tuvo
enseguida muy
peligrosas repercusiones.
Se
agrietó
el
recio
frente
madrileño
sin
combatir
al irse con
los
fascistas un batallón de
Carabanchel
donde
con
toda
premura
se
metieron fuerzas de reserva. Visto
aquel
síntoma gravísimo
el
Consejo
de
Defensa
que
sin
ilusiones
daba
por segura
la
evacuación de
la
zona
decidió evacuar
Madrid
expuesto
ya
a
quedar
no
sólo
aislado
sino también
desguarnecido.
Consti
tuyóse
una
Junta
de
Evacuación
integrada por representantes
del Frente Popular
y
del
Ejército
y
al anochecer empezó a
actuar
junto
a
nosotros
en
el S.
I.
M. Poco
tiempo
antes
previa
consulta
con
Casado
y
Val
llamé
yo
a
la
imprenta:
—
Suspended
el
trabajo.
Marchaos a casa
ya.
—
No da
tiempo
¿
verdad
?
¿
Destruímos las
planchas
?
—
No.
Que
las
encuentren
ahí
cuando entren.
¡Un
abrazo
a
todos
Salgado y yo procuramos
tener la
seguridad
de
que
no
había en las
cárceles
ni un
preso
antifascista
y
al
hacer
las
gestiones
necesarias
fuimos sabiendo
que
aprovechando
la
primera
obscuridad
nocturna
y
el
haber
escapado
los
carceleros
sin orden previa
se
abrieron todas las
prisiones;
en
una
de
ellas
sólo
quedaban
cuatro
reclusos
enfermos;
otros
se
habían
marchado tiritando de
fiebre
envueltos en
las mantas
de
su
camastro
tal
vez atormentados
por
el
recuerdo
del
hospital
de
Toledo
donde
los
moros
pasaron
a
cuchillo
a
los
enfermos.
Al volver
al
S.
I.
M.
me llamó
mi
compañera
que
para
lograr
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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LA
TRAICION
DE
STALIN 129
que
fuese a
verla,
que
me
escapase
un
momento
del
torbellino,
puso
a
nuestro
hijito
ante
el
teléfono.
. .
Salí.
Nuestra
Orga
nización
acababa de
tomar
el
acuerdo
de
que no se
fueran las
mujeres, excepto aquellas
que
hubieran
desempeñado
cargos
políticos.
Sólo
en la noche
cerrada,
marché
a
ver
a unos amigos,
para
rogarles
que
me
guardaran»
algunos
documentos;
luego,
a casa,
de
prisa. Tropezaba
en
las
aceras con hombres
hoscos,
desalentados,
que
huían con
maletas,
no
obstante
estar
prohi
bida aún
la
salida de Madrid. En
la
obscuridad,
se
podía
ser
tan sincero como
estando
a
solas: a
impulsos
de un temor
que
me ganaba
poco a poco, llevaba
la pistola montada
y
en
la
mano;
la
pena de sentir
roto,
sin
latido
heroico,
el corazón
de
España,
aquel
Madrid
en el -que
hasta por las piedras ametra
lladas
sentía
afecto,
me llenaba de
lágrimas
los
ojos. . . Entre
en
casa
y
le
dije
a
mi
mujer,
que
sonreía haciendo un alarde
de serenidad:
—
Se
acaba
esto.
Prepara
nuestras cosas.
Tuvo
valentía
para
bromear:
—
¡
Menos mal
que
nos cabe la casa en un baúl
. . .
—
Bastará
un
maletín.
El
Movimiento ha acordado que
vosotras os
quedéis.
Un
silencio de muerte
nos
llenó el
alma.
El chiquitín,
sentado
en
el
suelo,
se
sorprendía
de
que
su madre llorase.
Sonó
el
timbre
del
teléfono. Me llamaba Sócrates
Gómez,
hijo
del
gobernador
civil de
Madrid,
líder de la auténtica
juventud
socialista,
secretario
de Carrillo en Gobernación.
Me iba a
dar,
con afecto
de
amigo,
un
grito
de
alarma:
—
¡Anda,
pronto
Vente
aquí,
si estás
solo,
que han empe
zado a entrar
tropas
en Madrid.
—
¿
Fascistas
?
—
Deben
ser.
Vienen de
El
Pardo.
Bajan
por
Tetuán y
Cuatro Caminos.
Están
llegando
a la
calle
de Bravo Murillo.
—¡Me.
.
.
Llamé a mi
redactor-
jef
e
:
—
¡
Listo
para todo
¡
Espérame
en casa, que yo te
recogeré
—
Estás
alarmado.
¿Qué
importa
ya
lo
que
ocurra?
Ten
serenidad,
porque
en
un
momento
de
vacilación
se
puede
perder
la historia
de
muchos años.
. .
No me
quedo
en casa.
Voy
a
hacer
La
Voz
del
Combatiente.
—
Bien
;
te
agradezco
el frenazo
...
Te
veré en
la
Redacción.
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 138/187
130
J.
GARCIA PRADAS
Pedí un
coche
al
Comité de
Defensa
y
llamé a
Adolfo
Prada,
que
sucedió
a
Casado
en el
mando del
Ejército
del Centro.
—
Mi coronel:
¿puede usted decirme
si
es
nuestra la
tropa
que
está entrando en
Madrid?
—
¿Cómo? ¿Por
dónde?
—
Por
Cuatro
Caminos.
¿No
tiene usted información?
—
¡Aquí
voy
a
perder
hasta el sentido
—
Hable usted con Casado.
Voy
a ver
qué ocurre.
Me marché al Comité de
Defensa,
y
de
allí,
con
Gerardo
López y otros compañeros,
a
Cuatro Caminos.
Al
llegar
a
la
Glorieta,
de
donde
había seiscientos metros
a
la
Ciudad Univer
sitaria,
los focos
de
nuestro
coche
proyectaron su luz sobre
un
grupo
de soldados.
Bajamos
del
automóvil,
pistola
en
mano.
Aire de
jotas y
de
fandangos,
entre
palmas y
agudas
vibraciones
de
guitarra;
guardias
de
Asalto
fusil al
hombro,
perplejo
el
rostro
bajo
la luz de nuestras
linternas;
soldados
silenciosos,
de
lento
caminar,
cargados
con
morteros,
ametralladoras,
cajas,
de cartuchos.
. . Así
los vi en
el frente de
Teruel,
al
romperlo
los
fascistas,
cierta noche en
que
ni
a
tiros
lográbamos
cortar
la
desbandada. Las
canciones
salían del
grupo
visto al
entrar
en
la Glorieta. Nos acercamos
a
él.
Tenía un montón de
armas
y
macutos en
el
suelo.
La
botella
del
coñac,
de
mano
en
mano:
—
¡Ahí
va
un traguillo de
quitapenas
¡Se
ha
acabado
la
guerra,
camaradas
Estaban
borrachos.
Uno
de ellos llevaba
boina;
la
boina
de
campaña
del
Requeté.
—
¿
A
qué
Unidad pertenecéis ?
—
les
preguntó
Gerardo.
—
¡Déjate
de Unidad Somos
de
todas
partes,
de los
dos
lados.
Este ha
pasado
año
y
medio en el
Clínico;
era
de
Franco.
Nosotros,
en las trincheras de
acá;
republicanos.
¡Venga jaleo
¡Viva
la
paz,
camaradas
Volvimos
al automóvil con
ganas
de
ir
a
los
sitios
de deser
ción, para ver si podíamos cortarla.
A
la entrada
de
Tetuán
de las
Victorias,
decidimos pararnos. La
calle
estaba llena
de milicianos. Batallones enteros se metían en Madrid.
—
Pero,
¿adonde
vais?
¿Qué
pasa?
—
Pues,
¡qué
ha
de
pasar
¡Que
hemos
hecho
la
paz
en
las
trincheras
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 139/187
LA
TRAICION
DE
STALIN
131
—
¿
Vosotros ?
—
¡
Claro
Se
han ido los jefes
. . .
—
¡Eso
no
es
cierto
—
¿ Que
no
?
La
mitad
de ellos se
fueron
esta
tarde . .
.
—
¿Y
habéis abandonado
las
posiciones?
—
¡Natural
En
El
Pardo,
los
contrarios
y
nosotros hemos
echado el fusil
a
la misma
trinchera.
¡Cada
mochuelo,
a su
olivo Por más
que.
. .
mucha gente
nuestra
se
ha ido
con
ellos,
porque tenía la
familia
allá,
y
algunos
de
Franco vienen
aquí con nosotros.
Lo
que pasa,
¿sabe
usted? Tenían
ganas
de
ver
Madrid,
de abrazar
a
la
novia,
de irse de
juerga.
.
.
—
Entonces,
¿el
frente fascista...?
—
¡Qué frente, ni
qué
Dios
Se
ha
largao to Cristo
a
casa. Por ahí
arriba
no
queda
nadie,
ni de
allá
ni
de
acá.
—¿Y
ahora?
—
Peor
que
antes no hemos
de estar.
Le asustará el fascis
mo
a la
retaguardia;
pero,
a
mí,
que
le he tenido delante
casi
tres años.
.
.
¡Más
gente
muere
luchando
que
fusilada
Se
hizo
la
paz
del
soldado,
la
del
combatiente a
quien
la
disciplina
autoritaria
dejó
seco
de
ideales
;
una
paz
de trinchera
a
trinchera,
de
capote
a
capote y
de barro
a
barro,
de frío a
frío
y
de hambre a
hambre,
de
riesgo
a
riesgo y
de
hastío a
hastío,
sin condiciones
ni
hombría,
sin
raciocinio ni
parlamento,
completamente
instintiva y
animal.
Se quedó
desguarnecido
el
frente
de
El
Pardo,
y el
de
la Casa de
Campo,
y
el de la
Ciudad
Universitaria,
en
pocas
horas de movimiento
gregario,
de
deser
ción
rebañega.
Frente
al
Clínico
teníamos
un
Batallón de Ame
tralladoras;
se
nos fué
entero,
y
además,
con
su
gente
entraron
en Madrid
grupos
contrarios.
Nos marchamos
nosotros al
Comité
de
Defensa.
Volví
luego
con
Val
al mismo
sitio.
Los
soldados iban llenando la ciudad
desordenadamente,
al
avanzar
por
todas
las
calles con
paso
cansino
y
cabeza
gacha.
Un torren
te de insensibles
desertores se metía en el
Metro
por
la
estación de Cuatro
Caminos,
y
aparecía gran parte de él
al
otro
extremo
de
Madrid,
en el
Puente
de
Vallecas.
¿Era
nuestra
aquella gente?
¿Era
de
Franco? No
era de
nadie.
¡Se
ha
acabado la
guerra,
camaradas
Esta
frase
de
trinchera,
que
de boca
en
boca
pasó
de
Andalucía
a
Extremadura,
de
Extre
madura al Jarama
y
del Jarama
a la
orilla
del
Manzanares,
fué la
que
hizo la
entrega
de Madrid.
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 140/187
132
J.
GARCIA
PRADAS
XXX.
Llanto sobre el
roto
corazón
de
España.
Fuimos Val y
yo
al
Consejo,
donde
poco
después se decidiría
que los
Consejeros
Antonio
Pérez,
Wenceslao
Carrillo,
José
del
Río
y
González
Marín,
con
Miaja,
saliesen
aquella
noche
para
Valencia,
para
entrevistarse
con
el Comité Internacional de
Ayuda
y
organizar
apresuradamente
la
evacuación.
De San
Andrés no sabíamos nada.
Val
y
Casado
seguirían en
Madrid
hasta
que
se
evacuara la
capital.
Vi
en
Hacienda a
Besteiro.
Era
difícil reconocer en
aquel
viejo
cubierto
por
un albornoz
al antiguo
presidiario del
penal
de
Cartagena,
fotografiado con
Largo
Caballero
poco después de
la huelga general
del
año
17.
Sólo
aquel
recuerdo
me le
hacía
simpático.
Le
respetaba,
pero
me
era imposible comprender
su socialismo
de
cátedra.
Lejos
estaba
yo
de
pensar
que
Trifón
Gómez, en
su carta a
Fernando
de los
Ríos,
diría
posteriormente,
refiriéndose
a Besteiro:
Cuando
los
hombres
proceden
de
semejante
manera,
pueden
errar o
acertar,
pero
merecen
seguirles
hasta la
muerte.
Sentado
en
un
sofá,
fumaba
pitillo tras pitillo, sin decir
una
palabra.
Seco,
descarnado,
esquelético,
parecía
una
momia.
—
Y
usted,
don Julián
—
me
decidí
a
preguntarle
—
,
¿por
qué
no
se marcha ya?
—
No;
yo
no me
voy. Me han llamado
traidor
nuestros
rivales,
y
me
quedo en Madrid
para
contestarles
con mi
condena.
Además,
soy
viejo.
. . Ya les
he
dicho
a
los
Consejeros
que me
perdonen
el
quedarme aquí.
Correré
la
misma suerte
que
este
pueblo sin
igual,
tan
grande
en
el
sacrificio. . .
Se
le
quebró
la
voz]
en un
sollozo.
Entonces
conocí
a
Julián
Besteiro:
¡todo
un hombre Me
marché
a
la
Redacción
de
La
Voz del
Combatiente,
y allí
vi
a
dos
redactores
de C N TV'
Sobre la mesa
de trabajo
había un libro
lujosamente
editado.
Era
el último
discurso de Pasionaria ante el Comité Central
de su
Partido.
Entre las
páginas
de
papel
couché,
como
la
de
un
galán
en
un ramo
de
flores, hallamos una
tarjeta
de
presen
tación de la excelsa
dirigente
comunista. La
mecanógrafa
escribió,
con
picuda
letra
femenina,
debajo
del nombre
y
de
los
cargos
de la
agitadora:
saluda a
Franco
y
lamenta no haber
podido
esperarle
en
Madrid,
como
era
su deseo.
No hubo
modo
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 141/187
LA
TRAICION
DE
STALIN 133
de
romper
aquellas
líneas.
Las
guardó
la
mecanógrafa
se
redactó el
periódico
como si
nada
ocurriera
y
parece
ser
que
a la
madrugada
la tarjeta se
quedó
en
la
Redacción
para
el
primer
fascista
que
entrase. . .
Volví
al S.
I.
M. Poco
había
que
hacer.
Salgado
se
fue
a
ver
a
su
familia y
pasó
la
noche en casa.
Vino
a
verme el
Comité Nacional del Movimiento
libertario
deseoso aún de em
prender
alguna
audacia
aunque fuera
la
voladura
de
la
parte
no habitada de Madrid. Yo no tenía
su
decisión.
Estaba abatido
por cuanto acababa de
ver
y
creyendo
sin remedio
la
situación
me daba
todo
igual.
Encargué
a un
compañero
que
atendiera
los
teléfonos
y
me
acosté.
Dormí
unas
horas
sin
el
menor
sobresalto.
A
las
seis
de
la
mañana entré
en
el
departamento
donde
toda
la
noche
trabajó
la
Junta de
Evacuación
y
a
las
ocho
fui al Consejo
para
que
allí
me
sellaran varios
millares
de
salvoconductos.
El
Ministerio
de Hacienda estaba casi vacío.
En el
despacho
de
Casado
Val
por
teléfono
daba
a
la
Federa
ción Local
de
Sindicatos la orden de sacar la
militancia
de
Madrid.
—
¿Y
los
salvoconductos?
—
le
pregunté.
—
Van sin
ellos.
No
estamos
para
trámites.
Tú
llama
a
Salgado.
Vais
al Comité de
Defensa
y allí
arregláis las
cosas
con
Gerardo.
¡Listo
que no
hay
que
perder tiempo
Por
otro
teléfono
Casado ordenaba la desmovilización
gradual
del Ejército
del
Centro
de modo
que
el
enemigo
no
copase
ninguna
Unidad
ni
se
atreviera
a
realizar
avances
profundos
en los
que
sus
columnas
podrían
aturdirse
en la
recién
iniciada ocupación
de nuestra zona. En el
Comité
de
Defensa
estaba
Mancebo; Baztán
en
Evacuación;
Amil
dispo
niendo
medios
de
transporte.
Se
quemó
lo
que
importaba
destruir.
Compañeros
de diversas barriadas decíanse mudamen
te
al
abrazarse
lo
que
les dolía
perder
Madrid.
Llegaron
varias
compañeras
casi todas
enlutadas
por
la
guerra.
Llorando
nos
pedían
que
nos fuésemos
y
era entre sus labios un gemido
el
nombre de los muertos
no olvidados
. . .
Llegó
Eduardo
de
Guzmán
y
le
enviamos en busca
de un coche. Vino
luego
Mauro
Bajatierra
que confiaba en el
Comité más
que
en
sí
mismo.
Mi pintoresco
y
bravo
corresponsal
de
guerra
Quijote
de
las
más
raras
aventuras
vencía en
aquel
momento
su ancia
nidad
con
su
espíritu
esforzado
y
al
encontrarme
arengado
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 142/187
134
J.
GARCIA
PR ADAS
íntimamente
por
un
¡Que
no se
diga.
.
. del
pundonor, enga
lló más
que
nunca su airosa
traza de
mosquetero.
—
¡Venga,
viejo
—
le
dije
—
.
¿Qué
haces aquí?
Se acabaron
tus
crónicas
de
guerra. Vete
a
la
Local
de
Sindicatos,
que
de
allí
saldrá
la
gente
para
Valencia.
Quiso
decirme
algo,
y
no
pudo.
Me abrazó
en
silencio,
y
al marcharse con
paso
vacilante,
vi
que
se
limpiaba
a
manotazos
las
lágrimas
caídas en
la pelambre hirsuta
y
cana
de
su
mos
tacho
gascón
. . .
Media hora
más estuvimos allí
;
fué
un
siglo
de dolor.
Presencié,
de
niño,
un
espantoso
incendio en
mi
pueblo.
Como
aquel
ir y
venir
de
los hombres
alocados,
como
aquel
plañir de
las
mujerucas
y
aquel
modo de esconderse
de
los chicos
espantados,
como
aquella
angustia
de la catástrofe
devoradora
y rojiza.
. . Lo
mismo fué mi última visión
del
Comité de
Defensa.
Se fué
Mancebo.
Nos
llamó
Val.
—
¡Diez
minutos tenéis
para
venir
—
Pero,
¡
oye
Por
lo
menos,
abrazar a la familia
. . .
—
No
se
trata
de
huir.
..
Despediros
por teléfono.
¡Diez
minutos
Subió la
gente
a
los
coches.
Salgado
se
despidió
de su
compañera.
Cuando
cogí
el
aparato para
hablar con la
mía,
llegó
a
mi oído
el
sollozo
de
la otra desgraciada. . .
—No sé
si
nos
veremos.
¡Sí;
lo
arreglaré
—
Si
no
puedes.
. .
Anda;
sé
lo
que es
la
lucha.
Espérate,
que te
va a
hablar
el niño.
'
Reía
entre los
brazos
de
su
madre,
que
lloraba
. . .
Volvimos al S. I.
M.
y
a
Hacienda.
Media hora
después,
salíamos
de
allí definitivamente.
Todas
las
Organizaciones
sindicales
y
políticas
llevaban
adelantada la evacuación
de
sus
militantes. Madrid tenía
ya
quietud
de
muerte.
Cuando
nues
tros coches subían
por el paseo de la
Castellana,
.
pequeños
grupos
obreros se
fijaban en los
tricolores
banderines de
mando.
Callados,
ambiguos,
irresolutos,
tenían
el
gesto propio
de
quien
todo lo
ha
perdido.
—
Si
entonces
—
me ha
dicho
Casado en Londres
—
llega
a
producirse la menor protesta, yo
no
salgo
de
Madrid. ¡Mejor
la muerte
que
el odio de
aquel
pueblo
sin
par
Pasando
por
Chamartín,
llegamos
a
la
carretera de
Aragón,
cubierta de
automóviles
ligeros y
camiones.
Riada
humana
hacia
Valencia;
torrente
de
derrotados.
.
. Por
Barajas
fuimos
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 143/187
LA
TRAICION
DE
STALIN
135
-al
aeródromo
de
Algete
y
desde
allí
Casado
y
Val hablaron
varias
veces
por
teléfono con
diversas Unidades.
Cuando Mera
y
Verardini
dijeron
que
ya
había
empezado
la desmovilización
ordenada
y rápida
del
cuarto
Cuerpo
de
Ejército
fuimos
a
tomar
el avión
que
nos
llevaría
a Valencia.
Los soldados
del
aeródromo
formaron
militarmente sin
orden
previa.
Casado
les habló con
voz
velada de congoja- Matallana conversó
con
varios
de
ellos.
Salimos
y
a ambos
lados
del
avión
en
tierra
quedaba un triste
saludo de
puños
altos.
. .
Elevóse
el
Douglas
sobre los
pardos
calveros de
aquella
Castilla
dura
y
hosca
campamental; quedaba
nuestro Madrid
a
la
derecha
y a la
vista de su
abigarrada arquitectura
de
sus
ásperos
sotes
de
tejados
y
torres
Salgado
que
iba
de
aquel
lado
se
echó
a
llorar;
llanto
sobre el roto corazón de
España
sobre
la
Meca
—
perdida
—
de todos los
que
sintieron afanes de
libertad. Dos
horas
después
salió de
allí
el Comité
Nacional
del Movimiento
libertario.
A
la una de
la
tarde
desmovilizado
por completo
el
Ejército
del
Centro
los
fascistas
entraban en la
ciudad
en
aquella
ciudad sobre la cual
giró
la
guerra por
España
entera:
y
algunos compañeros
que
se retrasaron al
abandonarla
vieron
ya en
Tarancón
cuando iban
hacia
Levante
las
tropas
de
Mussolini
que
habían roto
el
frente
del
Jarama.
. .
Valencia.
En
el
Palacio
Presidencial
los
Consejeros
salidos
de
Madrid
Miaja
Burillo
Armando
Alvarez
Camacho
el
general
Aranguren.
. . Hervía
aquello
de
gente;
era difícil
trabajar
allí
y
Eduardo Val decidió
instalarse en un edificio
próximo:
el de
la
antigua
Capitanía
militar de la
región.
Nos
relacionamos
con
Almería
Cartagena
Murcia Alicante
etcétera
para
saber
qué
ocurría en
toda
la
zona. Salió
Miaja
en
avión
para
Orán
y
el
Consejo
ordenó a uno de
sus
ayudantes
nuestro
compañero
Barrios
trasladarse a
Marsella
para
activar el envío
de
algunos
barcos
de
la
Mid
Atlantic.
La
mitad de su flot:i
bastaría
para embarcar
a
la
gente deseosa de
expatriarse.
Se
contaba
con
que
algunos buques ya habían
salido
para
España
y
el Comité Internacional daba
por
segura
la
llegada
de
los
suyos.
Se
podía
ver con serenidad
el
desarrollo de los
aconte
cimientos.
El
frente de Levante
estaba
entero aún.
Matallana
quedó al lado de
Menéndez
en el cuartel
general.
En
Valencia
se advertía
preocupación
no
nervosismo.
Los
compañeros
llegados
de
Madrid
fueron reunidos
por
nosotros
ante el
edificio
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 144/187
136
J. GARCIA PRADAS
del
Comité
Regional
de
Levante.
Se
agruparon
en orden perfec-
tísimo,
nombraron
delegados,
estuvieron
serenos
y
—
en lo
posible
—
contentos.
Constituyóse
en Valencia
una
Junta
de
Evacuación,
como
en
Madrid. En el
puerto
había dos barcos mercantes
a
medio
descargar.
Aquel mismo
día
pudo
marcharse
uno,
el Lezar-
dieux,
que
salió
para
Orán con
más
de
quinientos refugiados,
muchos
de
los
cuales
eran comunistas- El otro
que
quedaba,
inglés,
no
admitió
voluntarios
para
la
descarga,
y
ésta
se paró.
Casi toda la
gente
que
llenaba el
puerto dejó
de
contar con
él.
El
Stanbrook,
fletado
por
el
Consejo,
llegó
a
Alicante;
en
Cartagena
estaba
el Campillo
y
en diversos
lugares
de
la
costa
había
barcos
pesqueros preparados para
el
viaje.
Nuestro
compañero
Llopis,
presidente
de
la
Diputación
alicantina, nos
llamaba de media en media
hora;
todo
iba
bien;
podíamos
enviar
compañeros
a
aquel puerto,
pues
por
allí era
segura
su
salida.
Dijimos
ésto
al
Comité
Nacional
y
a
los
Regionales
del
Centro
y
de
Levante,
de
nuestro
Movimiento,
y
decidieron
recomendar la marcha
a Alicante.
Pocos compañeros
les hicie
ron
caso. Se
entregaban
entonces
los
pasaportes.
El
ambiente
iba
cargándose;
Valencia,
que
se
llenaba
de
gente
de todas
partes,
se
ponía
febril.
Los
compañeros
del
Centro no sabían
nada de
Bajatierra-
Los
socialistas me
contaron que Henche
de
la
Plata,
alcalde de
Madrid,
no
pudo
salir
de
la
capital
porque los chóferes
del
Ayuntamiento
se
negaron
a
dar servicio.
De Javier
Bueno,
ni una
palabra;
nadie
le
había visto. Nuestra
militancia
sindical, toda,
llegó
bien
a
Valencia. Mediada la
tarde,
tuvimos la alegría
de
ir
viendo
a
la del
Ejército.
Mancebo,
Amil
y Baztán
nos
daban cuenta de
que
la evacuación
del
Centro
era
completa.
El
Consejo, permanentemente
reunido,
recibía
de nuevo
a
los
representantes
del Comité
Internacional
—
franceses,
noruegos, ingleses,
etcétera
—
, y
de M.
Forcinal,
que
era su miembro más
activo,
recibía
nuevamente
la
promesa
de
que
Francia,
con
sus
barcos
de
guerra,
garantizaría la salida
de cuantos
necesitaran irse
de
España, y
tan seguro estaba
de
lo
que decía, que
no vacilaba en asegurarlo por
el
honor
de
su
país.
Se
notaba en
el
Comité
Internacional
especial
empeño
en salvar
gran
número de
comunistas,
no sé ni
quiero
saber
por qué,
pero
su
ayuda
no
merecía,
en
verdad,
una
ingrata
discusión.
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 145/187
LA TRAICION
DE
STALIN
137
t
No
había
frontera
en
nuestra zona; su evacuación era
el
más
terrible
de
los
problemas, y
la
seguridad
de
que
podríamos
resolverlo nos llenaba
de
alegría.
Casi
al
mismo
tiempo
recibi
mos
dos noticias bien distintas:
la ruptura del frente
de
Levante,
por
espontáneo
e inevitable abandono
de
la
tropa,
con
la
que no
era
justo
cubrir
la
evacuación,
y
la
llegada
al
puerto
de
Alicante
del
Marítima,
barco de la
Mid
Atlantic,
capaz
para
recibir varios millares
de
personas.
Estas
noticias,
llega
das al
Consejo
cuando
Valencia
empezaba
a
perder
la
calma,
cuando
las calles estaban
apopléticas
de
gente
y
se iniciaba el
desfile desordenado de
camiones
militares
llenos de
tropa
bien
armada,
tras
el que
vino una invasión
de
tanques
de
los frentes
próximos,
decidieron
la
suerte del
antifascismo.
Alicante
era
el
puerto
más
alejado
de las trincheras
abandonadas, y
además,
el
único
en
que
entonces había barcos. Se habló con Forcinal.
Dijo
que
se
pondría
en relación
con
Oran
y
Marsella,
para
lograr
que
sus barcos
fueran a
Alicante.
¡
Todo
el
mundo allá
Se
ordenó
que los
surtidores de
gasolina
de toda
la
zona
repar
tieran el combustible
gratuitamente.
Por acuerdo
orgánico
del
Movimiento,
Baztán hubo de marcharse a Cartagena,
Manuel
Amil a
Alicante,
etcétera.
Los
militantes más conocidos
se
encargaron
de misiones
especiales.
Todos
trabajaban
sin
perder
los
nervios.
Y
gracias
a esto
fué posible
que a
las ocho
de
la
noche
saliera de Valencia hacia
Alicante,
de
modo
perfecta
mente
organizado,
una caravana de centenares de
vehículos,
en
la
que
iban cuatro
o
cinco
mil
antifascistas*
precedidos
por
un
destacamento
de
fuerzas
militares
con sus
mandos
y
sus
armas.
XXXI.
Manos
arriba
en
Valencia.
Se notificó desde
Cartagena
la
salida del
Campillo
con
500
evacuados,
300
de los cuales eran
compañeros
nuestros.
A
las diez
de
la noche dejó
el
puerto
de
Alicante
el
Stan-
brook,
llevándose
3,500
refugiados;
la
mitad,
del
Movimiento
libertario.
Zarpaba
de
Almería
el
Bou
V-24,
con 110,
y
de
diversos
sitios
el
V-31,
el Industria N.
1
y
el Gavilán de
los Mares. De
Alicante
se nos decía otra
vez
que enviásemos
más
gente,
para
llenar
el
Marítima- En el
frente,
el
enemigo
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 146/187
138
J.
GARCIA
PRADAS
no
avanzaba;
pero
no
podíamos
olvidar
que
estaba
cerca
a
40
kilómetros
de Valencia. Lo mandaba el
general Orgaz que
casi
dos
meses después
declararía
al
periodista
suizo
W. M.
Ullman
para
el
Der
Bund
lo
siguiente:
Como usted
sabe
la entrada
del
Ejército
en
Valencia
no fué consecuencia
de
una
batalla.
La
campaña
en
general
se había terminado
con la
caída de
Cataluña
y
no había
necesidad
de
más
operaciones
estratégicas.
Se
habían
tomado
todas
las
medidas
para
una
ofensiva
de
nuestra parte por
si
acaso;
pero
todos
esperábamos
el derrumbamiento
de
esta
última
zona roja
y yo personalmente
estaba
convencido de
este
inevitable derrumbamiento
total.
Forcinal
agobiado
por las
preguntas
del
Consejo empezaba
a
perder
la
calma
pues no
recibía
cablegrama alguno
que
le
anunciase
la
salida de barcos
para
España; sin
embargo
los
miembros del
Comité
Internacional
estaban tan
seguros
de lo
prometido
que
decidieron
la marcha de uno de ellos—Carlos
Tillon
diputado
comunista
francés
—
a Alicante.
Burillo
se
fué
también
allá
para
intervenir
en la
evacuación
y
el coronel
Ortega
a
quien
asustó
la cantidad
de
vehículos
hallada en la
carretera
se
volvió a
Valencia
cuando
ya
estaba
a medio
camino
y lloró como un
chico
entre nosotros
porque
se había
separado
de su
hijo
y de
su
ayudante-.
Al
filo de
la
medianoche
quedábamos muy
pocos
en
Valencia.
Hora
de
despedida
de
los
mejores amigos
de los
familiares
de
la
vida
misma.
Guzmán
y
A.
P.
marcharon
a
Alicante.
Delante
o detrás
de
ellos
friéronse hermanos
de
algunos
que
debían
continuar
en
Valen
cia aún.
De
madrugada
salió con la misma ruta
nuestro
Comité
Regional
de Levante.
En
la
Presidencia Casado
Val
Carrillo
Antonio
Pérez
González
Marín
Mera
Verardini
los
Comisarios de División
Mariano
Valle
Guevara y Acracio
Ruiz;
Liberino
Luzón
el
teniente coronel
Gallego
José
del
Río
Gerardo
López Salgado
Gómez Osorio
y
su
hijo
Sócrates
yo.
. .
Quiso
saber
el
Consejo
de
qué
aviones
disponía para
utilizarlos
en la
evacuación
de altos
jefes
militares
y
llamó
a
Camacho
con tal fin. Este se relacionó con
varios
aeródromos
de donde
ya
habían
escapado algunos
aparatos
y
dió
la
orden
de que
los aviones
que
quedaban volasen
por
la mañana hacia
Valencia.
Como
a
toque
de
rebato
los aviadores decidieron huir. . .
Horas
después lo
sabríamos.
Antonio Pérez manifestó que
tenía
un
hijo en
Alicante
y se
fué para allá donde
también
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 147/187
LA TRAICION
DE
STALIN
139
estaban Carlos
Rubiera y
un
hijo
de
Largo
Caballero. Gómez
Osorio,
Gallego, Guevara
y
otros,
marcháronse también. Reunido
el
Consejo,
que
aún tenía
que
atender
a infinidad de
problemas,
nosotros,
en su
antesala,
carecíamos
de toda
información,
y
a
medida
que
pasaban
las
horas,
viéndonos
más
solos cada
vez,
empezamos
a tener
la
sensación
de
que
la ciudad
se
convertía
en cárcel.
¡Qué
noche más
angustiosa,
más densa
de
sufrimien
tos,
más oscura de
presagios
Y
a
la
mañana
siguiente
nos
sangró
el
corazón cuando nos
dijo
Val lo que
Trifón
Gómez,
en
informe
posterior
al
Consejo
de
Defensa,
notificaría
así:
De la Mid
Atlantic era
el
'Marítima,'
de
9,000
tone
ladas,
cuyo capitán
cometió la
felonía
de
soltar
amarras
.
y
salir
el día 29 de
marzo,
a
las
3
de
la
madrugada,
del
puerto
de
Alicante,
con cuarenta
evacuados.
. . Claro
que
la
Mid
Atlantic,
entidad
de
absoluta
confianza
del Go
bierno
presidido por
D.
Juan
Negrín,
y
a
cuyo
nombre
fueron
puestos los
depósitos
de
mercancías de
la Campsa
Géntibus,
ha
entregado
luego la
documentación
y los
bienes
que poseía
al
Gobierno
de
Burgos.
. .
Aquella noticia
tenía un
terrible
alcance, porque
Trifóa
Gómez había hablado
en
París
con
Martínez
Barrio,
y
tal
señor,
que
tuvo
elogios para
el
Consejo,
prometió
el
envío de
algunos
víveres,
pero
ni un solo barco
para
la evacuación. La
Mid
Atlantic
comunicaba
al
Intendente
general
que
no
podían
salir
más
buques
suyos, porque no
estaba
pagado
el
alquiler.
¡Tex
tualmente
Aunque
Negrín
y
su
pandilla
disponían
de millares
de
millones
de
pesetas, la Mid
Atlantic no
podía
pagar
el
alquiler
de
los
barcos destinados a salvar diez,
quince
o
veinte
mil
antifascistas. Sin
embargo,
con
el
dinero sacado
de
España,
algún
Partido
político
fundaría más tarde en París una
empresa
naviera,
por
medio
de
la
cual
convirtió
en
un negocio
el
trans
porte
de
los
refugiados
españoles a México.
. .
Dímoslo
todo
por
perdido,
y
al
pensar
que
no
podrían
salir
de
España
los
antifascistas
reconcentrados en
el
puerto
de
Alicante,
al
vernos
impotentes
para evitar la tragedia
que
las
últimas noticias hacían imaginar, pasamos
las más
amargas
horas
de
nuestra
vida. Nos
quedamos
más
solos,
más solos
aún,
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 148/187
140 J.
GARCIA PRADAS
en
la
Presidencia-
Hubo
quien
volvió
a
Madrid con documen
tación
fascista
falsa . .
.
.
-
Tuvo
nuevas
esperanzas
el
Consejo
cuando
M.
Forcinal,
que
estaba en relación
con
los consulados
británico
y
francés,
reiteró
insistentemente la
promesa
de
que
llegarían
barcos a
Alicante.
—
No se desalienten.
He
preguntado
a Marsella si salieron
anoche. Pronto
me contestarán. El cónsul de mi
país
en
Alicante
va
a
recibir
instrucciones
del
Quai
d'Orsay.
Ustedes,
a mi
entender,
deben irse
a
Alicante.
—
Somos los
únicos,
Forcinal
...
Si nos
marchamos,
Valen
cia será de Franco.
La
ciudad iba
adquiriendo,
a
primeras
horas de la
mañana,
densidad
de
tormenta- Ya no
había
fugitivos,
hombres hosti
gados por
la
amenaza
del
fusilamiento;
lo que había era
recelo
y
falsedad
en
las
miradas,
confusión de
gentes,
transtorno por
doquier.
Se notaba el clima de la
insurrección,
la
espera
de
los
gritos
de
alzamiento,
la cobardía
agazapada
de esa
gente-
neutral que
siempre
rueda por el cauce abierto a
sus
mezquin
dades
. . .
Daba
miedo.
Pero
no lo
sentía el bravo
general
Aranguren,
que
llegó
a
la Presidencia
apoyado
en dos
bastones,
bizarro
y
cojo
a
la
vez,
como
aquel
calderoniano
D.
Lope
de
Figueroa, grande
aun a la vera
de Pedro
Crespo.
Vestía
de
militar,
cuando muchos
militares
iban de
paisano,
y
por
no
permitirlo
sus
piernas llagadas,
su calzón
reglamentario queda
ba
sin
cubrir
por unos
leguis. Tenía
ya la estampa
desga
rrada
de
quien
va
al muro de
su
fusilamiento. Se
le
llevó a
la
Legación
de una
República
americana,
donde había entrado
gente
de mucha
responsabilidad,
y
al
poco
rato se escapó de
allí,
para
volver
al
Consejo.
—
Piense
usted
las
cosas,
mi
general
—
le dijo
Casado
—
.
Nada tiene usted
que
hacer- Yo no le
propongo
una
cobardía.
Terminó el
combate,
y
usted,
sin
tropa,
puede
retirarse . . .
—
¿Y
tú?
¿Por
qué no te
retiras,
siendo
joven?
Te
diré
la verdad:
quiero
que
me
cojan
cuando
lleguen.
No he cometido
ningún
delito.
Fiel
a
la
República y
al
pueblo,
me
enorgullece
haber hecho pagar cara
a
Goded su felonía. (1)
¡Y
ojalá
me
fusilen Será el último servicio
que
este
militar preste
a su
patria.
(1)
Intervino decisivamente
en
el
proceso
contra
el
general
sublevado
en Barcelona.
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 149/187
LA
TRAICION
DE
STALIN
141
Vino
Camacho. Entonces
supimos
que
únicamente
quedaban
en la zona
dos aviones
de
caza
listos
para
el
vuelo. Pronto
llegarían
al
aeropuerto
de
La
Señera,
cerca de Valencia. Se
decidió
que
los
ocuparan
Mera,
Verardini,
Liberino,
Mariano
Valle
y
Acracio
Ruiz.
Marcharon
al
aeródromo,
y
como Val
me
encargó
que
le confirmase
la
salida de
aquellos
compañeros,
fui
también a La Señera.
En los
pueblos próximos
a
Valencia,
muchos soldados
que
izaban bandera blanca
en
sus
bayonetas
se
aturdían
con vítores
a
la
paz,
borrachos
de
inconsciencia,
ebrios
de
iastinto. A
La Señera
no
llegó
más
que
un avión.
El
otro,
al
despegar
de
Albacete,
tomó
el
rumbo
de
Orán,
al
parecer.
Se
quedaron
en
tierra Acracio y
Valle. Cuando
los
demás tomaron
vuelo,
volvimos
a
Valencia. Dos veces
más se
me
ordenó salir de
la
ciudad con
distintos
servicios,
y
cuando
volví
a la
Presidencia,
expuse
mi
temor
de que, de
un
instante
a
otro,
nos
encontrásemos
en
territorio
enemigo.
A
todo
esto,
éramos
varios
los
compañeros
carentes
de
pasaporte.
Se
me
dió una autorización escrita para
obtener
los
de
todos y,
además,
un permiso
para
embarcar
en
el
puerto
de
Alicante
aquel
mismo
día.
Cuando iba
a
salir
de la
Presidencia,
corrí a un
balcón,
atraído
por
un ruido
alarmante-
Volaba
bajo,
muy bajo, un
avión,
y
en
sus alas llevaba cruces
negras.
Era
fascista. Me
sacudieron la turbación de la
sorpresa
dicién-
dome
que
fuese a
conseguir
los
pasaportes.
Salí
corriendo,
y
en
la calle subí
a un
coche conducido
por
el hijo de
Salgado.
Diez
minutos
después,
varios
coches llenos de
fascistas
recorrían
la ciudad en distintas
direcciones,
y
entre los brazos
tendidos
en saludo
a la
romana,
surgía
el
grito de
¡Arriba
España y
estallaba el
estúpido
clamor de ¡Franco,
Franco ,
con garantía
de
ametralladoras.
La
ciudad
entera,
vacía
de militantes anti
fascistas
y
estremecida de
miedo,
se
agazapó
más aún, como
si
la fustigaran, y al
instante,
dió el
salto
mortal de
la
hipo
cresía
—
mejor
que
de
la traición
—
;
pasó
de
la República al
fascismo,
repitió
los
gritos
de los
falangistas, agitó
la
bandera
rojigualda de
los
grandes
desastres nacionales
y
quedó
—
como
en
presencia
de bandoleros
—
manos
arriba.
Quisimos
volver
inmediatamente
a
la
Presidencia,
pero
no
había
modo. Las
calles rebosaban de gente.
El
señoritismo
trasconejado
salió
de
sus escondites-
La
muchedumbre,
loca,
asaltaba los auto
móviles. Las
pistolas
falangistas
hacían
su aparición
entre
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 150/187
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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LA
TRAICION
DE
STALIN 143
XXXII.
Cómo salimos
de
España.
Al
pasar
por
Silla,
se
cerraban muchos
portales,
donde se
escondía
el
llanto de
algunas
mujeres,
y
un
grupo
de muchachas
levantaba
la mano a estilo
fascista. Más
adelante,
camiones
militares
llenos
de
soldados;
subían
unos,
bajaban
otros,
y
era
tal su
aturdimiento,
que
sobre
la
misma
plataforma
se levan
taban
puños
cerrados,
se hacían tremolar
banderas blancas
sobre la
rigidez
de
los saludos romanos y
los cantos de trinchera
y adversos himnos
políticos
enronquecían
las
gargantas.
Iban
nuestros coches
a
130
por
hora.
Recogimos
a los
tenientes
coroneles Piñeiroa
y
Zamarro,
que
habían
salido
antes de Va
lencia y tuvieron avería
en su automóvil-
Cerca
de Gandía
alcanzamos a
Carrillo,
que
nos
esperaba.
Parece
que
media
hora antes,
según
le
habían
informado,
quinientos
fusileros
de
nuestra heroica 25
División,
al ir hacia
Alicante,
libraron una
batalla con
la
quinta
columna de
Gandía,
que
acababa
de
alzarse.
¿Podríamos
pasar? Faltaban unos ciento
cincuenta
kilómetros
para
llegar
a
Alicante,
y
era
seguro
que
en el tra
yecto
tendríamos
que
andar
a
tiros.
Seguimos
todos adelante.
Poco
después,
entramos
en
el
pueblo
a toda
marcha,
y
en
sus
calles,
casi
desiertas,
vimos
patrullas
de
falangistas, ya
con
la
camisa
azul,
fusil
en
mano
y
cartuchera
militar
a
la
cintura.
En
dirección
contraria,
hacia
Valencia,
pasó
un coche con
banderines
monárquicos.
Crecían los
grupos.
Cerca
ya
de la
salida
de
la
villa,
los
fusiles
falangistas
cortaban
la
carretera.
Imposible
continuar- Se
paró
el
primer
coche. Frenaron
brusca
mente
los
demás.
Retroceso
cauto,
sin
perder
de
vista a los
grupos
de
enfrente,
y
un
viraje
rápido
a
la
izquierda.
Salimos
del
pueblo
camino del
puerto.
Por
ser éste
—
no
sé
en
virtud
de qué
—
propiedad
de
Inglaterra,
supusimos
que
hallaríamos
en él
una
zona
neutral,
un
refugio,
y
al
llegar
encontramos
en
el
muelle
treinta
o
cuarenta
personas,
entre las
cuales
podíamos
contar
a
varios
miembros
de
nuestro Comité
Nacional
de
Defensa.
Los
demás se habían ido a Alicante anteriormente.
—
No
hay quien
pase
de Gandía
—
nos
dijeron
—
.
Los
pueblos
del
trayecto
se han
alzado.
Y
aquí
nos van a
asesinar.
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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144 J.
GARCIA
PRADAS
José
González,
Pedro
Falomir,
Avelino G.
Entrialgo,
Pastor
Sevilla,
José
Grünfeld,
José
Cabañas,
José María
Jareño,
Delso
de Miguel
...
¡
Nuestros
militantes
Al
ver allí
unos
veinte
compañeros
con
los
cuales
compartí
luchas
lejanas
o
recientes,
al
pensar
que
estaba cerca
la
jauría
fascista
y
era
imposible
luchar contra el
desastre,
no
pude
aguantar
más;
vencido
por
la
fatiga
de
un
mes
de
frenesí,
rotos los nervios
forzados
por
un
peligro
de
muerte,
perdí
el sentido
y
caí al
suelo. Se
había
acabado
todo,
y
ya
no
éramos
hombres;
éramos
guiñapos...
Se
veía un
barco anclado en
alta
mar.
Poco
después
supi
mos
que
era
inglés.
Un
destacamento de infantería
de
Marina
llegó
al
muelle,
y
un
oficial saltó
a
tierra.
Tenía
un tremendo
aire
de
orgullo,
y
su
altivez contrastaba
con el
aspecto del
puerto:
la
vía
férrea,
abandonada;
los
almacenes,
completa
mente
destruidos,
y
por
todas
partes,
cascotes,
tablas
chamus
cadas,
hierros retorcidos como
en
un
gesto
de
desesperación.
La
aviación
italiana
dejó
en
aquella
propiedad
británica
las
huellas
de
la
civilización
fascista. Pero
aun
nos faltaba conocer
el
mayor
de los sarcasmos.
El
buque británico
Sussex había
acudido
para
sacar
por aquel puerto,
en
virtud
de
gestiones
personales
del cónsul
de
Inglaterra
en
Gandía,
especializado
durante
la
guerra
en
la evasión de
fascistas,
no
a tales
o cuales
españoles
que al luchar contra
las
tropas
de
Mussolini defen
dieron
el
imperio
del
Rey Jorge,
sino
precisamente
a
unos
cuantos
prisioneros
italianos,
a
soldados
detenidos en
Brihuega
por
el
Ejército
Popular.
. .
El
mismo
Cónsul vino
al
puerto,
y
con
él
llegó
Durán,
uno de
los
jefes
comunistas
del Ejército
de
Levante
;
casi
al
mismo
tiempo,
el
general
Menéndez,
Federico
de
la Iglesia,
Ciutat
y
Mantecón.
Se
puso
el
Consejo
al habla
con el
Cónsul,
y
le
rogó
que
admitiera
en el Sussex
a la
gente
que
había en
el muelle. Se dió mucha importancia
aquel
señor,
que
mal servía
a
su
pueblo
presumiendo
de virrey
en
tierra
extraña,
y al cabo de algún
tiempo
contestó
que
sólo le
era
posible
admitir
a bordo a
los
Consejeros. Nosotros,
reunidos
en el
muelle,
dijimos a
Val
y
a
González
Marín
que aceptasen,
si
era
firme,
tal
ofrecimiento.
Mientras
tanto,
el
Cónsul
auto
rizaba
el
embarque
de Menéndez
y
de los
comunistas. Pidió
que
los
demás
entregásemos
las
armas
al
oficial
que
había en
el
muelle,
y
como
nos negamos
rotundamente a
hacerlo,
los sóida
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 153/187
LA TRAICION
DE
STALIN
145
dos
ingleses,
calada
la
bayoneta y
con
bombas
de mano a
la
cintura,
saltaron
a tierra.
Iba
llegando
gente
al
puerto:
carabineros,
pescadores,
cam
pesinos, jefes
y
oficiales
de diversos
frentes,
comisarios
. .
.
Cada cual
se
metió
allí
como
pudo; alguno
dejó
a
sus
compa
ñeros
en manos
de
los
fascistas;
no
faltaba
quien
se había
abierto
paso
a tiro
limpio.
Por
la
carretera,
hacia
Valencia,
seguían
pasando
coches
con bandera
bicolor.
Volvió
a
hablar
el
Consejo
con'
el Cónsul- Eran
ya
las cinco
de la
tarde,
cuando
menos.
El
representante
inglés
dijo
que
el Sussex
iba a
Palma
de
Mallorca,
para entregarle
a
Italia
sus
soldados
en un
puerto español,
y
que,
por
ende,
quien embarcase tendría
que
quedarse
en la
gran
balear si era reclamado
por
las
autoridades
de
la
isla.
Casado
se
indignó.
Cambiaron
impresiones
los Con
sejeros,
y
entre
aceptar
una humillación o
quedarse
en
tierra,
prefirieron
esto
último.
Menéndez
vociferó,
llamando
al
grupo
de comunistas:
—
¡Eh ¡Vámonos
nosotros No estamos
para locuras.
¡
Pues
no
faltaba
más .
. .
Le advertí en voz
baja
que
no
alarmase
a
la
gente.
No me
hizo
caso.
Seguido por
Ciutat,
De
la
Iglesia,
Durán
y
Mantecón,
avanzó hacia el
muelle-
Me adelanté
con
la
pistola en la
mano.
Quince
o
veinte compañeros hicieron otro tanto, y al abrirse
en
un instante
un
abanico
de cañones, Menéndez se
detuvo,
retrocedieron los
otros,
por
fortuna.
. .
Llegó
al
puerto
casi
todo el
Comité
Internacional,
y
con
él, el
diputado
de
Izquierda
Republicana
Julio
Just,
que
no
pudieron
pasar tampoco hacia
Alicante.
El
diputado
se
trasladó al Sussex
poco
después,
y
tras
él,
en otra
barca,
los
comunistas,
Menéndez
y
no sé
quién
más.
Saltó un soldado
nuestro,
desde el
muelle,
y
otro
inglés,
fornido
y
brutal,
sin
decir
una
palabra
le echó
al
agua . . .
El
Comité Internacional
logró
que
viniese
al
puerto
el coman
dante del
buque,
y
entonces se
logró,
además de
la
promesa
de
que
vendría otro barco
de
guerra,
la garantía
de
no
ser entre
gados
en Palma de Mallorca quienes embarcasen. M. Forcinal
insistía aún,
contestando
a las
preguntas
hechas
por
todos,
en
afirmar
que
Alicante
sería
evacuado,
y
nos
suplicaba
que
desechásemos
aquella
preocupación,
muy comprensible,
pero
injustificada .
. .
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 154/187
146
J.
GARCIA
PRADAS
Se
fué
el
Consejo.
Era
de
noche-
Montamos una
guardia,
dispuestos
a
defendernos si los fascistas
de
Gandía
nos atacaban.
Eramos
unos 150 hombres
y
10 o
12
mujeres.
Durante la
noche,
en el auto de
Casado,
hice con todo
detenimiento
la
lista de
embarque,
por
orden de
cargos
y
de
peligro;
,y
mientras
tanto,
en
los
hangares
deshechos por
la
aviación,
los
fugitivos se
acurrucaban en torno a unas
hogueras
en
las
que
parecía
que
se
quemaban
centenares
de
existencias-
De lo
que
fueron
aque
llas
horas,
¡
para
qué
hablar
. . .
A la
mañana
siguiente,
cuando
todavía
llegaban
fugitivos con
las
ropas
destrozadas
de
caminar
a
escondidas
y
aun a
rastras, apareció
otro barco
en
el
hori
zonte:
era el
Galatea,
de
la escuadra
inglesa
del Mediterráneo.
Se
trasladaron
a él
los
que el
día
anterior fueron
al
Sussex
—
excepto
Julio Just
—
y
luego
vino
una barca
al muelle.
La
gente
saltó
a
ella
con
orden
perfecto.
Abandonó sus armas
en
el
instante mismo de embarcar.
Partieron
unos sesenta hacia
los
buques.
Media hora después, venían
dos barcas
más.
Las
caras
hoscas se hicieron
radiantes:
era el contento de ver
segura
la salvación.
Leía yo
en voz alta un
nombre
tras
otro,
indicando
el
cargo
de
cada
persona.
No
quedó
nadie en el muelle-
Las
barcazas
rebosaban
alegría,
sin
bullicio;
las sonrisas
eran
mansas,
hondas
y
amplias,
azules,
como el
mar.
Tiré entonces
la
pistola
y
salté
a
una
embarcación.
Bogamos
calladamente hacia
el
Galatea,
blanco
y
esbelto
en la comba añil. La carretera
pró
xima a la
costa tenía
trajín
de alardes fascistas. Se rizaba
suavemente el agua,
bajo
la brisa
acariciadora.
Tendida al sol
de nuestro
Levante,
Gandía
se
quedaba
atrás, atrás,
blanca
y
moruna,
dormida
en su
paisaje.
Cuando
llegamos
al
buque
de la
Home
Fleet,
un barco de
Franco, el
Mar
Negro,
se
disponía
a
entrar
en
el
puerto.
Llegaba
tarde.
.
.
Los
fascistas,
en
cubierta,
tal vez
oyeron nuestros insultos.
Eran,
sobre
poco
más
o menos,
las once
de la mañana del
día
30.
En
la noche precedente,
a
las diez, salió
del
puerto
de
Aguilas,
en
la provincia
de
Murcia,
la embarcación
pesquera
Joven
María,
con unos cincuenta
compañeros
nuestros,
que
llegarían
a
Orán,
después de una travesía
accidentada,
el 3
de
Abril.
Y el
mismo 29 de marzo
subieron
unos
veinte
antifas
cistas
al
mercante
inglés
anclado en
el
puerto
de
Valencia;
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 155/187
LA
TRAICION
DE
STALIN
147
según informe
de
Julián
Pérez,
que
pudo
llegar
a
Cardiff
unas
semanas
después,
varios
falangistas
y guardias
civiles
lograron
penetrar
en
aquel
barco,
para
detener a
los
fugitivos
;
casi todos
ellos fueron
encontrados,
y
como
se
resistían
a
desembarcar,
en presencia de los marinos
ingleses
se
les
golpeó
bárbaramente,
se le sacó
un
ojo
a
uno y
a
otro,
de
un
machetazo,
se
le
cortó
la
mano asida
a
la soñada salvación
.
.
.
En
el
Galatea,
continuábamos todos
preocupados por
lo
que
ocurriría
en
Alicante.
M.
Forcinal,
cuyas promesas
eran
ya
un
poco
desairadas,
pasó
del
Sussex
al
Tigre,
contra
torpedero
de
su
país,
recién
llegado,
y
marchó hacia
aquel
puerto.
No
llegó
a
entrar
en
él. Viendo
que
no
había
ninguna
embarcación,
se volvió.
Pero esto no
lo
supimos
entonces,
porque
el
diputado
francés
se marchó a Marsella.
El Galatea
continuó
anclado.
Sus
marinos,
algunos
de los
cuales
compar
tieron
con
lágrimas
la
angustia
de
nuestro
último
desastre-, no
sabían
qué
hacer
para
distraernos,
y
en
la
acogida
afectuosa y
emocionada
que
nos
dispensaron
tomó
parte
toda la
oficialidad.
Hubo cine
y
concierto,
en
cubierta,
la
primera
noche,
y
la
segunda,
casi toda
aquella
juventud
británica,
infantil
y
recia
simultáneamente,
sana
de
cuerpo y
de
espíritu, para
la
que
los
mares tal vez
se
harán abismos en una
próxima guerra, pasó
por
un escenario
improvisado,
donde- hizo
lo
posible
para
lograr
sacudirnos la
tristeza,
sobre
la
cual se estremecían
viejas
bala
das,
bellos cantos
de
aire
celta,
en
la alta
paz
marinera,
medite
rránea.
El
día
1
de
abril,
por
la
mañana,
llegó
un buque
hospital,
británico
también:
el
Maine,
y trasladados
a
éste
entre
los
abrazos
y
los
puños
altos
de
muchos
marinos,
en él
marchamos
hacia
Marsella,
por
la tarde.
Llegamos
al
gran
puerto
francés
a
las
siete
y
media de
la mañana
del
día
3. Allí
estaba el
Marítima . .
.
Salió
a
recibirnos M.
Forcinal,
que
habló
con los
Consejeros
para darles malas nuevas
de
Alicante.
Subió al barco
el
Cónsul
inglés,
con varios
empleados.
Francia
no
nos
quería
en su suelo-
Allí
supimos
que
íbamos
a
ser llevados
a
Inglaterra.
Bueno;
como si nos llevaban a la
Patagonia,
como
si
en el Mundo no
se nos
daba otro
sitio
que las
trincheras
de China
;
nos era
igual.
Muchos
—
la mayoría
—
no
teníamos
pasaporte;
dinero,
alhajas,
cosas de valor
material,
nadie.
Habíamos
salido de
nuestro
país,
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 156/187
148
J. GARCIA PRADAS
como
quien sale
de
la
lucha,
con
la
ropa
sucia
y
la
barba
crecida;
Val,
por ejemplo,
con su
mono
azul,
con
su
jersey
de
coderas agujereadas y unos cuantos documentos
bajo el
brazo. Con
arreglo
a los datos de nuestros
carnets
políticos
o
profesionales
se nos hizo
una
documentación
provisional. Llego
un
tren al muelle
contiguo
al
barco.
De éste a
aquél quizá
no
habría
diez metros-
Por
la
tarde,
como
apestados,
entre
gendar
mes,
pasamos
de
uno
a
otro.
Llegamos
a
París
por
la mañana.
No
se
nos
permiitió
bajar
del
tren,
pero
sí
comprar
periódicos.
Vi
enseguida
la
noticia
de
que
Mauro Bajatierra,
corresponsal
de
C
N
T
en los
frentes,
donde
puso
su
afán romántico y
su amor
a
los
soldados,
había
muerto
en
Madrid;
atrincherado
en su
casa,
disparó
contra
el
fascismo mientras
tuvo
munición,
y
después,
detenido, fué
fusilado
inmediatamente. ¡Pobre
viejo
mío
El
primero
eñ
caer . . .
André
Marty, en
L'Humanité,
decía
que
Bajatierra
era
republicano,
y
los
anarquistas,
unos traidores.
El
mismo perió
dico anunciaba nuestra
llegada
a
París;
que
no
saliera nadie
a recibirnos
—
recomendaba
—
, porque
éramos
una vil
pandilla
de
agentes
de
Mussolini,
de
Hítler y
de Lord Halifax. Nuestro
golpe
de Madrid
fué
dirigido
por
éste
para
servir
a los otros . .
.
Un
semanario
titulado
La
voz de
Madrid,
hecho
por
perio
distas
escapados
de España
dos
años
antes,
publicaba
un
mani
fiesto
del
Comité Central del
P.
C,
en
el
que se nos
calumniaba
a
caño
suelto,
pero
sin
gracia
ni
habilidad,
al modo
s'taliniano,
y
el atrevido
periodiquín,
al
aplaudirlo, chapoteando
en
lodo
como
un
sapo,
pretendía enfangamos.
España, diario fascista
de
Tánger,
coincidía con
la
Prensa
comunista
en el
ataque al
Consejo.
Nos
tenía
sin
cuidado.
Tal
amargura
llevábamos en
el
alma,
tan
abatidos
nos
dejó
la
tragedia española,
que
no
queríamos
discutir con
nadie.
El
tiempo
hablaría
por
todos.
De
París
fuimos
a
Dieppe;
de
aquí,
al
puerto
inglés
de
Newhaven,
y
a las
seis de la tarde entrábamos en
Londres.
A
Casado,
en el
tren,
le
dió su chófer una camisa . . .
Los
ciento
ochenta refugiados
—
hombres
y
mujeres
de
todas las entidades
antifascistas
—
quedamos
a merced
de la solidaridad extraoficial
de
los
ingleses.
No habíamos robado
nada,
absolutamente
nada,
en nuestro
país
;
no
vivimos
de
él,
sino
para
él,
y en
la
tranqui
lidad
de nuestra
conciencia,
las
privaciones
del
destierro,
las
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 157/187
LA
TRAICION
DE
STALIN 149
dificultades
de
la vida
que
nos-
esperaba
se
hacían callado
orgullo.
Pronto empezamos a recibir
cartas.
Algunos
amigos
desde
París
nos
preguntaban
que
cómo hicimos
la
entrega
de
la
zona ;
otros
nos decían
que Casado
y Besteiro
nos
arrastraron a una
vergonzosa capitulación; no faltaban tampoco
quienes
creían
que
una
morbosa
apetencia
de
poder
nos hizo resbalar.
.
.
Luego
llegaron
nuevos
periódicos
:
hombres como Marcus
Graham
y Pierre Ramus
nos
llamaban
traidores
sin tomarse
la
molestia
de estudiar nuestra
actuación.
Para
colmo
algunos
represen
tantes del Movimiento libertario en
el
Extranjero
—
quiero
hacerles el favor de omitir
aquí
sus
nombres
—
a
pesar
de
haber dicho antes
que
nuestro alzamiento
del
5
de
Marzo tenía
la
aprobación
del
Movimiento
mantenían
relaciones
con
Negrín
y su
pandilla
y esto daba lugar
a
que
en nuestros
propios
medios
se
produjese
una
confusión
peligrosamente
favorecida
por nuestro silencio.
Habría
que
hablar
para
propios
y
extraños.
.
.
A todo
esto
el llamado
Gobierno
Negrín
continuaba
exis
tiendo
y
sus
miembros
cobraban sueldo
de
ministros;
los
dipu
tados
se
repartían
también unos millares de
francos
y
una
turba de
rastacueros
y
politicastros
—
algunos
de
nuestra
casa
—
explotaba
siniestramente
el cuento de
los
campos
de
concentración donde
se
estaba cometiendo
el
crimen
más
alevoso de nuestros
días
y
al
mismo
tiempo
que echaba
pestes
contra
Negrín
le mantenía
en
el
candelero
únicamente
—
ver
güenza
da decirlo
—
porque
era
el amo
de los cuartos.
Tales
cosas
supimos
que se nos
presentó
como
ineludible
la necesidad
de
seguir
luchando
en el
Extranjero
contra
la chusma abatida
en
España.
Visité un
día
en su casa
de
Londres
a Isaac
Steinberg
primer
comisario
de
Justicia de la
U. R. S. S.
—
No
es
posible
explicar
en
pocas palabras
—
le decía
—
cómo
ha
terminado
la
guerra
española.
No
sé si usted com
prenderá
lo
ocurrido teniendo en cuenta
que
en
España
hay
dos
modos
de
hacer
las
cosas: como Don
Quijote
o
como
Sancho
Panza.
Don
Quijote
se
entrega
íntegramente
a
la
noble
aventura
de
la que
siempre
sale maltrecho.
—
Hay
que
juzgarle
por
su
propósito . . .
—
Exactamente.
Sancho Panza
calcula
va
a lo
suyo.
.
—
Negrín
ha
ido
por
lo
suyo
y por lo
ajeno
y
ustedes
.
. .
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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150
J.
GARCIA
PRADAS
¡Menos
mal
que
pueden
contar su
aventura de los
molinos
ds
viento Póngase
a
escribir,
amigo mío.
Le
hice
caso,
y aquí
está este libro
amargo y
duro,
seco
y
atormentado,
sin retóricas
galas ni
concesiones a intereses
bajos,
al
que
no
he
de
poner fin
sin
recoger algunos
datos
sobre lo acontecido en
Alicante.
XXXIII.
¿Traidores
los
traicionados?
El
mismo
día
en que
Negrín
y
Alvarez del Vayo subían
al
principesco
Normandie
para
irse de París
a Nueva
York,
recibíamos
nosotros,
en
Londres,
un
informe
del
que
tomo
los
siguientes
párrafos:
A
eso
de
las
cuatro
de
la
madrugada
del
día
29 volvimos
a
Valencia,
y
en el Comité
Regional
no
quedaba
casi nadie:
tan
sólo
unos
cuantos
compañeros,
los
del Comité de
Defensa,
y
nos
dijeron
que
saliéramos inmediatamente hacia
Alicante,
pues
ellos
también lo iban
a
hacer.
Emprendimos
el
camino,
y
a
eso de las diez de la mañana
llegamos
allí. Una infinidad
de
coches
y
camiones
invadía la capital.
Continuamente,
y
sin
cesar,
llegaban
más
compañeros. En
el local
de
la Federación
de
Campesinos
y
en
otros
nuestros,
se
procedía,
por
compañeros
delegados para
tal
función,
a
hacer
listas,
por Regionales,
para
el
embarque
de la
gente,
el cual era casi
seguro, puesto que
al
atardecer
de
aquel
día
se
esperaba
la
llegada
de dos
barcos
ingleses
o
franceses;
de
forma
que
todos los
compañeros
de
nuestro Movimiento se
iban
congregando
delante
de la
Federa
ción de
Campesinos, esperando
órdenes,
así como los de otros
sectores antifascistas se
agrupaban
también ante sus
locales
respectivos.
El
tiempo
transcurría,
y
los
compañeros empezaban
a
impacientarse.
Sobre
las 5
de
la
tarde,
los
falangistas
de
la
capital
irrumpieron
en
las
calles,
en
manifestación,
con bande
ras
y
carteles, y
en
su mayoría, armados.
Difícil
fué conseguir
que
los
compañeros
no
se
lanzasen
al
choque.
Pudo
imponerse
la
serenidad
para
el
buen fin de las
negociaciones
de
la
Junta
de Evacuación
(allí
mismo
creada)
con
los
Consulados de
Francia e Inglaterra; y
después
se nos
recomendó,
por
uno
de
los
compañeros
que
nos
representaban
en tal
Junta,
que nos
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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LA TRAICION
DE
STALIN
151
concentráramos
serena
y ordenadamente
en
el
puerto-
Así
se
hizo,
y
una
vez
allí,
con
la confusión
que
supone una muche
dumbre
de más de
10,000
almas,
se clasificó
a
la
gente
en zonas.
Cada
Organización ocupaba
una,
aunque,
como es
natural,
todas
se comunicaban
y
confundían.
Empezó
a
entrar la
noche,
y
los
tan
esperados
barcos
no
llegaban.
Todos
tirados
en
jel
puerto,
pasó la
noche,
y a
la
mañana
siguiente,
la situación
de espera era
la misma.
Desde
la
tarde
del día anterior veía
mos ondear ya
las
banderas
falangistas y
monárquicas.
Todo
aquel
día se
pasó
también
esperando
la
llegada
de los barcos.
La
confusión
crecía,
pues
continuamente,
de diversas
provincias
y
de los
frentes,
continuaban
llegando compañeros.
Viejos
y
buenos militantes
de
todas las regiones, al encontrarse,
se
abrazaban.
Podemos
asegurar
que
todos
los
buenos militantes
que
aun había
en
España
estaban
allí.
Los
trabajos
para
organizar
la evacuación entraban en
fases más
restringidas.
El
sistema
iniciado,
de confección de
listas de todos
los
militantes,
fué
reemplazado,
al mediodía del
30,
por el
de
listas
de los de
más
responsabilidad.
El
puerto
estaba
organizado
de
la
siguiente
forma: la parte
exterior,
la
ocupaba
la
generalidad
de
la
gente
allí
congregada,
que
era
mantenida
por
una
línea
de fuerza
que
prohibía el
paso
hasta
la
Comandancia
a
todos
aquellos
que
no
traían autorización
escrita
de
la
Junta
de
Evacuación;
además
de
esta línea, y
a
unos
veinte
metros de
distancia,
casi
en
la misma
Comandancia
(donde
se
había
instalado la
Junta),
teníamos otra
línea
de
guardia
con
el mismo
fin.
Detrás de
esta
línea,
y
en
la
parte
posterior
de la
Comandancia,
se extendía otra
que
impedía
el
paso
a la
parte
interior del puerto,
o
sea:
a
la
zona
donde se
suponía
que
se
iba a
verificar el
embarque.
Desde
la zona en
que
estaba
emplazada
la Comandancia se
desplazaban
a la
zona
general
delegados
autorizados de
la
Junta,
y
buscaban e intro
ducían
en el
puerto
a
aquellos
elementos
de los
Comités que
habían de
componer
la
primera expedición.
A
nadie
más
se
le
dejaba pasar
a la
zona
interior.
Ello
causó,
como cosa
natural,
un
ambiente
de
desconfianza
y
hasta
cierto
punto
de
desespe
ración,
que generalmente
se
contenía.
Aquella
misma
tarde,
desde la zona
de
la
Comandancia,
se clasificó a
los
compañeros
de la
primera
expedición,
y
al
anochecer
pasaban
éstos
la
última
línea de
guardia,
con
dirección al
embarcadero.
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 160/187
152
J.
GARCIA
PRADAS
A la
hora
de cruzar
la
última
línea
—
sobre las seis
o
las
siete
de
la
tarde
—
,
en
la propia espalda
de
la zona
exterior
del
puerto
empezó
la irrupción
en Alicante de
las
tropas
italia
nas- Toda
la
División
Littorio, motorizada,
desfiló por
allí.
Es difícil describir
el
contraste
que
ofrecía este desfile
con el
estado
de
ánimo de
la
gente
allí
concentrada,
al
darse
ésta
cuenta, también,
de
las
múltiples
dificultades que se
oponían
a
la
evacuaciónr
De
hecho,
pues,
quedaba
como
último reducto
de
la zona
republicana
el
puerto
de Alicante. Pasó
aquella
noche en
las mismas condiciones de
espera,
y
a
la
mañana
siguiente,
a eso de
las
nueve,
vimos,
con
la
natural
zozobra,
aparecer
un barco
en el
horizonte.
Inmediatamente,
otro.
Uno
de
estos barcos, antes
de
poder nuestra
vista identificar su
nacionalidad,
viró en redondo
y
desapáreció.
El
otro se
acercó
al
puerto,
y
resultó ser un acorazado
1)
de la escuadra de
Franco,
que entró en el
puerto,
hasta
ponerse
delante de los
que
compondríamos
la
primera expedición,
y
mostró su
arti
llería,
dispuesta
a
intervenir
al
primer
aviso.
Entonces
nos
dimos
cuenta exacta de
la
jugada.
Se
habló
vagamente
de si
el
que
desapareció
sería un destróyer
que
se
esperaba,
y
se
suponía
que
la escuadra
nacionalista hizo
su aparición
para
impedir
nuestra salida.
Al
cabo de
una hora
aparecieron
otras
dos unidades de
la
escuadra
franquista,
quedando
una
a la
entrada del
puerto; la otra,
con la
tripulación
entonando
himnos
fascistas,
sobre
cubierta,
se internó en
el
puerto,
llegando
a
desembarcar
en
ordenado
desfile.
A
primeras
horas
de la
tarde,
y
a la
parte
exterior del
puerto,
o sea, a la
espalda
de
donde estaba
la
generalidad
de
la
gente, levantaron
las
tropas
italianas unos parapetos
de
sacos
terreros,
emplazaron
una
línea de
ametralladoras
y ños
plantearon
el
siguiente
dilema:
o
desalojábamos
el
puerto
en
el
plazo
de dos
horas,
o
abrían
fuego
contra
nosotros.
Hay
que
tener
presente
que el
desalojamiento
del
puerto
suponía
la
entrega
sin
condiciones
a
las
tropas
ítalo-nacionalistas.
En
el
primer
momento,
la
gente
se desmoralizó
y
empezó
a
entre
garse;
pero
instantáneamente
reaccionó,
y
a
excepción
de
muy
pocos, que se
entregaron,
todos
quedamos esperando
los aconte-
1)
Esta
palabra se
emplea
impropiamente, porque
Franco no
tenía
ningún acorazado.
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 161/187
LA
TRAICION
DE
STALIN
153
cimientos.
Teníamos la convicción de
que
no
se atreverían
a
consumar
una masacre
sobre casi
15 000
personas por
su
repercusión
internacional
y
dado
nuestro estado
moral
tam
bién
preferíamos antes
que
entregarnos
que
nos
matasen allí
mismo. No obstante nuestra
suposición
cuando
transcurrió
el
plazo
que
nos
señalaron
sonaron las
ametralladoras. La
gente se echaba al
suelo pero la
serenidad
se
mantenía.
Las
ametralladoras
dispararon
al
aire
para
ver de amedrentarnos
y
conseguir
nuestra rendición.
Intervinieron
otra
vez los
Cónsules
poniéndose
al
habla
con
la Junta de
Evacuación
después
de lo
cual
—
al anochecer
—
habló
la
Junta
manifestándonos el fracaso
de
sus negociacio
nes
y
la
imposibilidad
de
embarcar-
Recomendó
por
tanto
que las
mujeres y los niños
se
entregasen
pues se había
prome
tido
tratarles bien y enviarles a sus respectivas
localidades.
Respecto
a
los
hombres
sólo
se
había
logrado
prorrogar
el
plazo
para
desalojar
el
puerto
hasta las
ocho de la
mañana
del
día siguiente. Y
vista
pues la
imposibilidad
de
resolver
el
problema
de
la
evacuación
empezó la
gente
a desfilar
en
masa
a
entregarse porque
hay
que
tener
en
cuenta
que el
día
anterior
y
en vista de
que
las
naciones
comprometidas exigían
para
el
embarque
una absoluta
garantía
de
orden
se
procedió
al desarme
completo
de
los compañeros.
Nos
condujeron
a
un
monte
a
unos
dos
kilómetros
de
distancia
entre
tropas
nacionalistas
quedando prisioneros
de
Franco. No sabemos lo
que
posteriormente
ocurriría
pues
al
cabo
de
unos
diez
minutos
de
llegar
al
campo
de
concentración
pudimos
escapar
e
internarnos
en
la
ciudad
donde estuvimos
escondidos hasta el
día siguiente por la
tarde
en
que
tomamos
un tren
para
Valencia
adonde llegamos
a
las diez de la
noche
del día
siguiente.
A
la
mañana del otro tomamos un nuevo
tren
con
dirección a
Cataluña
pudiendo llegar
a Barcelona
después
de pasar
mil
peripecias
pues
íbamos sin
documentación
y
no llevábamos ni un céntimo
de
los válidos. De
allí y
al
cabo de
dos
días
en
otro tren
llegamos a Gerona
desde
donde
continuamos el
viaje
a
pie
hasta la
frontera
logrando
llegar
a
Francia.
Este
informe
de
nuestro compañero
G.
Mataix
al
que
podría
añadir otro
muy semejante
en
el
que
se
dice
que Máximo
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 162/187
154
J. GARCIA
PRADAS
Franco,
jefe
de
División,
militante
libertario,
se
suicidó en.
Alicante
con
un
grupo
de
amigos,
es
terriblemente
acusador,
no
sólo
para
quienes
negaron
al
Consejo
los barcos de
que
disponían,
sino
también
para algún
Gobierno
extranjero-
El
Comité
Internacional de Coordinación
y
de
Información
para
la
Ayuda
a
la
España
Republicana,
en el
que había comunistas
declarados
—
como Carlos
Tillon
—
y
dilettantes del
stalinismo
—
como Lord
Faringdon
—
,
envió
a
la
Prensa
parisién,
los días
4
y
6
de
marzo,
sendos
comunicados
importantes,
y
el
día
7,
una
carta
al
Presidente de la
República
Francesa;
y
a
esos
documentos
pertenecen
los
párrafos que
copio
a
continuación:
La
delegación internacional
que
había ido
a la
España
republicana para
proseguir allí
el
trabajo
de
avituallamiento
de
la
población
civil
y
recoger
todas las informaciones
útiles,
ha
estado,
desde
su
llegada,
y
ante
la
rapidez
de los
aconteci
mientos,
obligada
a
hacer frente
a
un
nuevo deber:
la
evacua
ción
de
numerosas
personalidades republicanas,
científicas,
lite
rarias,
militares
y políticas,
contando
a
millares
de
amigos
de
Francia,
y
todos
en
peligro de muerte.
Desde hace seis
días,
1)
todas
las
personas
que
Francia tenía
interés en
salvar,
están
en peligro de
muerte en el
puerto
de
Alicante,
donde se
encuen
tra
igualmente
un miembro
francés
de
la
delegación,
el diputado
Carlos Tillon.
Desde
este
momento,
a
pesar
de
las promesas
reiteradas del Gobierno francés, los barcos del Comité
de
Co
ordinación no
pueden
entrar
en
el
puerto
de
Alicante,
y
los
buques
de
guerra
franceses
que
debían garantizar la seguridad
no han
recibido orden
para
proteger
a
los navios
y
transportes
que
navegan bajo
pabellón
francés.
Hoy
todavía
es
posible
salvar
hombres, mujeres
y
niños,
que,
desde
luego,
nosotros
aseguramos
formalmente
que se dirigirán a
México.
Ayer
apareció
2)
en
la
Prensa
una información de
fuente
oficiosa, declarando,
en
resumen,
que el Gobierno
francés había
hecho
todo lo necesario para
salvar
a
los
4,000
republicanos
españoles
en
peligro
de
muerte en
Alicante.
Esta
declaración
no
está basada
más
que
en
dos
puntos:
de
una
parte,
el
envío
de un
telegrama
al
Cónsul
de Francia en
Alicante,
telegrama
fechado
en 29 de
marzo;
de
otra,
una
gestión
hecha
por
el
1)
Esta nota
es
del
4.
2)
Ayer,
el día
5.
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 163/187
LA
TRAICION
DE
STALIN
155
Quai
d Orsay
cerca
del Gobierno de
Burgos,
el miércoles 5 de
abril-
Sobre
el
primer
punto
debemos
precisar
que
el telegrama
llegó a
poder
del Cónsul
durante
la
jornada
del día 30. Le
autorizaba a hacer evacuar
algunas personalidades
españolas
escogidas
por él,
pero
no
se
enviaba
a
Alicante
ningún
medio
para realizar
esta
evacuación,
y
el
contratorpedero
Tigre,
que debía
llegar
el
día
30,
llegó
el 31
a
Gandía. Sentado
esto,
la singular nota
oficiosa
pasa
rápidamente
del
29 de marzo al
5
de abril.
El
Quai
d Orsay
no
ignoraba,
sin
embargo,
desde
el
30
o
el
31 de
marzo,
la
existencia
de
una
zona
neutral
en
Alicante,
tolerada
por
las autoridades
italianas que
ocupaban
la ciudad. A
pesar de las
repetidas
reclamaciones,
de
un carác
ter
verdaderamente angustioso,
de
las organizaciones para la
ayuda
a
España,
el Gobierno
pasó,
desde
luego,
veinticuatro
horas
sin
moverse, bajo
el
pretexto
de que
el Ministerio
francés
del
Interior no autorizaba a
estos
cuatro mil
republicanos
españoles
el
desembarque
en
Francia,
ni aun
en
tránsito.
Estas
veinticuatro
horas
perdidas,
de las cuales el
Gobierno
francés
tiene toda la
responsabilidad,
han
podido
ser decisivas
en el
asunto
de
Alicante.
Señalamos,
además,
que
los barcos del
C. I.
de Coordinación se
encontraban ante Alicante desde
el
29
de
marzo,
y
sólo
la
ausencia de
buques
de
guerra
franceses
les impidió
entrar en el
puerto y asegurar
la
evacuación- Los
hechos prueban que
la
responsabilidad
de
Francia
está demos
trada
en
el
aprisionamiento
por
las
tropas
italianas del
general
Gambara de
1^,000
republicanos
españoles,
y
nadie puede des
mentirlo,
ni
ninguna
información
puede encubrir esta
verdad.
Nosotros
hemos
comprometido
nuestra
responsabilidad y
el honor
de
nuestro
país,
prometiendo
a
millares de
republi
canos
españoles
que
representan
la selección de una
nación
amiga, y
amenazados de muerte
inmediata,
que
su
vida
se
salvaría,
gracias
a
la
ayuda
de
Francia,
de
Inglaterra,
de las
grandes
democracias
. . .
Estamos
persuadidos,
Sr.
Presidente,
de que este
asunto,
en el
cual está comprometido
el
honor
de
nuestro
país
y
en el
que
la suerte de
millares
de
hombres
depende de vuestro
proceder,
embargará
vuestra
atención,
y
de
que
pondréis
vuestra autoridad
al servicio de tan
noble causa.
Todo
fué
inútil. Nada
práctico
se hizo
para
salvar
a
nues
tros
compañeros.
De España
fuimos recibiendo
las
peores
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 164/187
156 J.
GARCIA
PRADAS
noticias.
Fué fusilado
el
gobernador
civil de
Madrid,
y Javier
Bueno,
y
el
general
Aranguren,
y
Melchor
Baztán,
y
Manuel
Amil, y
el
coronel Ortega,
y.
. .
La
lista
de
mártires sería
interminable.
Quienes
a nuestro
lado
se sublevaron
contra
Negrín,
para
todos
los
cuales
se
emplea
el
calificativo
de
traidores,
si
no
han
muerto,
esperan
en
un
campo
de concen
tración la hora
de
su sentencia
a la
pena capital.
Besteiro,
gracias
a
la
propaganda
de
Inglaterra
a
su
favor,
no ha sido
ejecutado;
de revolucionario tenía
poco;
era
un hombre
digno
y
de
conciencia
'viva;
mientras
comparte
en
la ancianidad
el
dolor
de
su
pueblo,
contesta
a
sus
rivales
con
el
fallo
que
lo
condena
a
treinta años
de
cárcel
por
haber1 contribuido
a
pro
longar
la resistencia de
Madrid.
El
Consejo
Nacional de
Defensa tiene dos delitos: el de no haber hecho ningún
milagro
y
el
de no haber
puesto
a todos
sus
miembros en
el
paredón
del
fusilamiento,
para
que
el
fascismo los abatiera
y
los
comu
nistas lo
celebraran.
Un día
—
¡
no
lejano,
por ventura
—
responderá
de ambos
crímenes
en
España.
. .
Y
entonces
habla
rá
con recia voz nuestro
proletariado,
en
cuyo
nombre
quieren
acusar
quienes por
él
serán
acusados.
La
verdad
trae su luz.
De
Negrín se
han
apartado
hasta los
ministros
de
su
Gobierno,
y éste ha sido
disuelto
en
París. Todos los
españoles
exilados
le
han vuelto la
espalda para siempre
al Partido Comunista.
Cuando se edite este
libro,
hasta muchos miserables
que
han
servido a Negrín
como
lacayos,
se atreverán
a decir:
—
Me lo
figuraba.
Allí
ocurrió lo
que todos
suponíamos.
Y
no había
derecho
a
que unos
cuantos bandidos llamasen
traidores
a
los
traicionados-
Nos
salen
muchos
amigos
interesados.
Crece diariamente
el
número
de los
personajes ganosos
de hacer saber a todo
el
mundo
que
han roto sus
relaciones
con Negrín.
Que
nos
ayuden
a
preparar el retorno
a
España, empezando
por
impedir
que
nuestro
pueblo
sea arrastrado a la
guerra,
y
luego.
. . ya habla
remos. Donde
quiera
que
sea,
y
acompañados
o
solos,
prosi
gamos la lucha contra
el
fascismo, negro, pardo, azul
o
rojo;
¡lucha
sin cuartel
por la libertad
Terminado
en
Athelstane,
tierras
de
Kent.
Julio do
1939.
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 165/187
EPÍLOGO
CINCO MESES DESPUÉS...
Creo,
lector,
que
te
he dado
datos
suficientes
para
que,
desligándote
de mis
argumentos,
puedas
juzgar
por ti misino
ío ocurrido
en España
en el último
período
de
la
guerra, y
supongo
que
tu
opinión
de
espectador
será
muy
semejante
a
la
mía,
de
actor;
mas acaso
me
equivoque;
tal
vez
tengas aún
ciertas
dudas
acerca
de
lo
que
he
dicho sobre
el
Partido
Comu
nista
y
sus
más
altos dirigentes;
no
sería
extraño
que
te
parecieran
muy
extremadas las
palabras
con
que
aconsejo y
prometo
la
lucha
contra el
fascismo
en
todas sus
manifesta
ciones:
negra, parda,
azul
y
roja.
Cuento
con tu buena
fe,
y
además
advierto
la
influencia
de una
propaganda
que,
durante
veinte
años,
ha
puesto
la hoz
y
el
martillo de la revolución
obrera
y
campesina, bajo
la
estrella
roja
de
los
Soviets,
en
los
escaparates
de
las
librerías,
en
los barcos
y
en las
minas,
en las
fábricas y
en
las
calles,
en
los locales
de los Sindicatos
y
en
las aulas
de
las Universidades,
en
los cuarteles y
en
los
centros de
arte,
en las
solapas
de
las
chaquetas,
en las
pechera.-;
de
las
camisas
y
en
los cerebros. Me doy cuenta
de que
no
es
posible
anular en
corto plazo
la
obra
de
los
Amigos
de
la
U.R.S.S.,
de
los
equívocos Congresos
de la
Paz
presididos por
figuras
prestigiosas,
de
las
secciones del Socorro
Rojo
Inter
nacional,
de las sociedades
de
intelectuales
dirigidas
por agentes
de
Moscú.
Acusó al
stalinismo
Panait
Istrati,
muchos
años
antes de servir
a
Codreanu en
la Guardia de
Hierro,
de
Rumania,
y
no fué
creído.
André
Gide
y
Waldo
Frank,
propagandistas
un
día
jlel
camelo
soviético,
han
sido
tachados de fascistas
en
cuanto
se
han desengañado, en cuanto
se
han visto
de
vuelta
de la
gran
mentira
—
Retour
de
1
U.R.S.S.
—
. O Flaherty
vió
despreciado
su humorismo
desde
que
lo enfrentó con la estul
ticia
presuntuosa
del
stalinismo.
Dentro
de
la misma
Rusia,
157
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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158 J.
GARCIA PRADAS
Lebedinsky
y
Gladkov,
Rodianov
y
otros
grandes
escritores
de la
revolución,
cayeron
en
el olvido
por
no
saber
adular.
Elias
Ehrenburg
ha descendido del pedestal del novelista
al
pupitre mugriento
del
gacetillero.
Y así,
cien
más.
John Dos
Passos corre
el
riesgo
de ser
vilipendiado por
haber
escrito
—
¡al
fin
—
un
libro
antiestaliniano. Henri
Barbusse se
murió
a
tiempo
. . .
;
su
sangre
de ex-combatiente
francés
borraría
ahora
todas las
páginas
de
su
libro sobre
—
mejor
dicho:
bajo
—
Stalin.
. .
Ningún
valor han
tenido,
como
argumentos
anti
soviéticos,
las
peripecias
de
Trotsky,
el
suicidio
de
Tomsky
en
su
prisión,
esos
procesos
ruidosos
que
eliminaron de
la
escena
moscovita a Piatakov
y
a Bujarin,
a Zinoviev
y
a
Sokolnikov,
a Radek
y
a
Preobrayensky
. . .
Mata
el
verdugo
al reo,
y
al
verdugo,
después,
otro verdugo,
dijo
el
autor
de
Los Misera
bles,
refiriéndose al
terror
que
segó el cuello de la
revolución,
francesa.
Y
esa
frase,
a la
cual ha ido
ajustándose
la política
del
Kremlin,
no
hizo
meditar
—
fuera
de
Rusia
—
a
mucha
gente.
¿Cómo,
pues,
he
de
pensar
que
los
acontecimientos de
España
bastan,
relatados
sin
gala alguna
por
mí,
para
decidir a
los
vacilantes
o
desengañar
a los
engañados? Supongo,
por
el
contrario,
que
muchos
lectores reaccionarán contra
mí;
si
yo
acuso con
datos,
me acusarán
con
suposiciones;
pero,
de cual
quier
manera,
acusado
me
veré.
No
importa.
Por
encima
de
todos,
y mejor
que
nadie,
hablan
los
hechos.
Cinco
meses después de
terminar la guerra
de España,
quienes
invadieron nuestro
país
por
una
o
por otra parte
de
las
trincheras,
los stalinianos
y
los
fascistas,
han firmado
un
pacto
de no
agresión,
y
a
la
luz de
este suceso, los
mismos
ciegos
pueden
ver. Ante
él,
¿en
qué
posición quedan
los
comu
nistas
que
nos acusaron de ser
agentes
de Italia
y
de
Alemania,
y
los
que
decían
que
oponerse
a
la
lepra
stalinista era
ayudar
al
fascismo,
y
los que nos
reprochaban
no haber
prolongado
la
lucha en España hasta
que
la
U.R.S.S.,
al estallar un con
flicto
internacional,
pudiera ayudarnos
decisivamente?
Tantas
preguntas
y
consideraciones sugiere
ese
importante aconteci
miento,
que
uno corre el
riesgo
de
perderse
entre aquéllas sin
haber analizado
previamente
éste.
Y
si
uno
medita sobre
él,
pronto
advertirá
que
no
es
chocante,
que
nada
tiene
de
extraño.
Dos meses antes de
que
ocurriera advertía
yo
a
muchos
compa
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8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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160
J. GARCIA
PRADAS
de hacer
pasar
la
caballería
de
Budienny sobre los
cuerpos
de
los
campesinos
ucranianos,
no
tenían los elementos revolu
cionarios precisos para
impedir
que
Pilsudski
levantase
el
dique polaco
frente
a
la
ola
roja
que
avanzaba
sobre
Europa.
El
proletariado
alemán
creyó
que Moscú
le
abriría
con
sus
armas
la ruta
espartaquista,
y
Moscú,
en la hora
decisiva,
abandonó hasta a
Radek,
que
había ido a
Alemania
para
pre
parar la
insurrección de
aquel proletariado.
Bela
Kun,
siempre
envuelto
en el
misterio,
como un
Lawrence
de
los
designios
del
Kremlin,-
con
su
silencio
de
enterrado en vida dice más
que
ha
dicho nadie
acerca de
aquella provocación
que llevó
a
la
muerte
al
movimiento
obrero
húngaro.
¡Los
Soviets
en
China ,
dijo
un día
Lenin,
y
pocos
años después, Stalin recibía
a
Chang
Kai
Shek, exterminador
de
los primeros núcleos
soviéticos
chinos. Esas tres
revoluciones
dieron
a
conocer
que
la
U.R.S.S.
utilizaba
al
proletariado
de otros
países
para
lograr
objetivos
de
su
política
exterior,
y
bastaron
para
hacer
perder
las
ilusiones concernientes
a una
ayuda
bolchevique
contra el
capitalismo
en
Asia
o en Europa.
No
es
baladí,
sino
trascen
dental,
la
diferenciación
teórica
y táctica
en
que
han crista
lizado,
hace muchos
años,
las rivalidades
entre
Stalin
y
Trotsky.
La
revolución en un solo
país,
el
socialismo en
la
U.R.S.S.,
—
y según
permitan
las
circunstancias
—
;
eso
ha dado
lugar
al sacrificio de los
obreros
de otras naciones
en
provecho
de
una
dictadura
ignominiosa,
contrarrevolucionaria
como
ninguna,
y
a
la desorientación
y
al fraccionamiento del proletariado
mundial.
Stalin,
por
un
espejismo
que
alucina
a
todos los
'
tiranos,
ha
confundido
la
revolución social con su
dictadura,
y para
afianzar ésta no
ha tenido inconveniente
en
aplastar
cuanto le
era
adverso,
dentro del
país,
ni en
aliarse,
fuera de
él,
con
las
fuerzas
a
las que
no
podía
vencer sin
riesgo.
Se han olvidado
ya,
sin duda
alguna,
no
sólo
las hostili
dades de los
bolcheviques
del
período
heroico contra todo el
mundo
capitalista,
sino también
las
diatribas
posteriores
de los
Congresos
del
Partido
contra la Sociedad
de
las Naciones,
cueva de
piratas,
escenario
de
la
farsa
imperialista,
etc.
No se
recuerda
que
el primer
pacto
de
Turquía
con la U.R.S.S.
incluyó
en sus
condiciones
la
eliminación
política
del
Partido
Comunista
turco,
ni
tampoco
que
la
primera
copa
de
Chianti
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LA
TRAICION
DE
STALIN 161
bebida
en
Roma por un embajador soviético parecía la sangre
fermentada
de
aquellos
trabajadores
cazados en
aldeas
y ciuda
des,
por
las
bandas
siniestras
de
Mussolini,
al
grito
de
¡A
muerte,
a muerte, los
comunistas
Se
ha
creído
que
no
fueron más
.
que una
broma
desvergonzada
las
palabras
del
Duce a
Litvinov,
en
posterior
ocasión:
Las
dos
grandes
revoluciones,
la
fascista
y
la
bolchevique,
se encuentran
y
unen
sus
manos con el fin de entenderse
mutuamente,
de
trabajar
juntas
y
de
atraer
a
las
otras naciones a su
lado.
Los dos
Gobiernos,
colocados entre el
pasado
y
el
futuro,
realizarán,
probablemente,
de común
acuerdo,
los nuevos
designios
de la
Humanidad.
'J
La
colaboración comercial entre
Italia
y Rusia,
aunque
a
veces ha
tenido
caracteres
llamativos,
tampoco
se
recuerda.
Nadie vuelve
la
vista al fracaso
diplomático
de
Chicherin,
ni
a
la
amargura
en
que
se
ahogó
Lunacharsky,
ni
al
ridículo
papel
de Litvinov
al
entrar
en
la Asamblea
de
Ginebra representando
a
un
Estado
socialista ;
nadie
tiene
presente, tampoco,
su
viaje a
los Estados
Unidos,
aunque
fué
calificado de peregrinación
expiatoria,
ni las andanzas aven
tureras de
Potemkin por
muy
diversos
países, ni
los
affaires
de Ostrovsky
en la venta del
petróleo,
ni el vasto tráfico
san
griento
en
que
se coincidía
o
se luchaba con el trust Deterding
cuando
no
se luchaba o se coincidía con
el
trust
Rockefeller.
No hay contradicción
política
o
diplomática
en que
no
se
haya
visto embarrancada
la
U.R.S.S.,
que
tiene
la desaprensión, pero
no
el
genio,
ni la
habilidad,
de
Maquiavelo; y
todas sus
felonías
—
al mismo tiempo, torpezas
—
fueron
ocultadas,
o
puestas en
olvido,
por
virtud del mito
de
la
revolución
soviética,
que
es
el
fraude
más
oprobioso
y
el
mayor
escarnio
de nuestro
siglo.
Ese mito
ensombreció las conciencias más esclarecidas.
Gandhi,
Romain
Rolland, Nicolai,
Einstein.
. .
Hombres
a
quienes
el
Mundo,
de confín
a
confín,
consideró
genios
de
bondad
y sabiduría;
corazones henchidos
de
amor al prójimo,
frentes
nimbadas
por la mayor
nobleza
humana,
labios
santifi
cados
por
ardientes frases
de
justicia
y paz.
. .
Todo esto estuvo
un
día
junto
a
la
causa bolchevique,
y
de
todo ello
no salió
ni
una protesta
cuando Stalin decidió
vender petróleo
a
Musso
lini
para
los
tanques
que
habrían de
segar
las
tribus
etíopes,
al
mismo
tiempo
que,
en todas
partes
la
III
Internacional voci
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162
J. GARCIA
PRADAS
feraba contra
la
agresión
fascista
y
los Estados
que
la tolera
ban.
. .
Camilo
Berneri
asesinado
por
los
comunistas
en
Barcelona ha escrito
que
la gasolina estropeó las alas del
arcángel
de
la
revolución
y es
cierto
;
como lo es también
que
Rusia
y
la III
Internacional
—supongamos
que
ésta existe
todavía
—
son
las
dos
partes
de
una
balanza
en
manos
de
Stalin
:
dentro
y
fuera de
la
U.R.S.S.
en
permanente
equilibrio
inestable
las
masas
oscilan
—
con
su trabajo
silencioso
su sacrificio
por
cualquier consigna
o su
contribución
de
sangre al
terror
—
según
conviene
a
la
dictadura del siniestro
georgiano.
El
aban
dono
del
internacionalismo proletario
y
de la
táctica
de
la
revolución
permanente
llevó a
la
U.R.S.S.
a un
callejón
sin
salida
al totalitarismo
estatal
nacionalista;
más claro: al
fascismo
con
todas sus consecuencias.
Esto
después de
haber
europeizado
al
bolchevismo
mientras
los
burgueses
tontos se
estremecían
pensando
en
la
terrible
bolchevización
de
Europa.
LA
AYUDA
DE
HITLER
Quienes
conocen las
circunstancias
políticas
que
en
Alema
nia
precedieron
al
ascenso de los nazis al
Poder
saben
cuánto debe Hítler al
Partido Comunista. Si fué
desvergonzado
el
abandono
por
parte
de
Moscú
de
los
revolucionarios
alemanes
en la
hora roja de
las
barricadas
no lo fué menos años después
la táctica
que
dictó
a
sus agentes
en¡
Berlín. Para
el
stalinismo
no existen los
valores
morales;
la obra de
Huxley acerca de
los medios
y
los
fines
más
que
para
un
jesuíta
resultaría
incomprensible para
un.staliniano;
para
el
stalinismo
la doblez
es el principio
de
la
acción
y
como
su
acción
ha de
ser
de
masas
para moverlas
nunca vacila
en
recurrir
a
sus
instintos
primarios
o
a sus
vicios
o
a sus ilícitas
apetencias
o
a sus
desvíos
más
peligrosos.
No
tiene
pues
nada de
extraño
que
el Partido Comunista alemán
hiciese
años
atrás
una
campaña
chauviniste
aparentemente
proletaria
contra
el
tratado
de
Versalles.
La culpa
de la
angustiosa
situación
del
proletariado
germánico no era
de
los grupos
imperialistas
que
le llevaron
a
la
guerra
ni del
capitalismo
nacional cebado
en su
miseria;
era
únicamente
de
Versalles
y
por
ende
se
hacía necesario
combatir contra
quienes
amarraron
a Alemania
en
el
potro
de
tortura
de su derrota
. . . Esta
tesis
era
antimarxista
porque
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LA
TRAICION
DE
STALIN 163
olvidaba
el
principio
de
la lucha
de
clases
y
caía
de
lleno
en
el
sangriento
lodazal
de los
nacionalismos
pero tenía ciertas
ventajas
para sus pregoneros.
Gracias a
ella
el Partido
Comu
nista
alemán
podía
desenvolverse
mucho mejor
que
si hubiera
arremetido contra los Krupp los
Hugenberg
y
los
Thyssen
contra el
gran
capitalismo
indígena;
y
la
U.R.S.S. iba
creando
en Alemania
un ambiente de odio
que
quizá llegase
a
preocupar
a Francia
y a Inglaterra
con
las cuales se podría
pactar luego.
. .
La
campaña
chauviniste
tuvo asombrosas
estridencias
sobre las cuales
he
escrito detalladamente
alguna
vez;
hoy
sin
precisión
de
datos
sin exactitud
de
citas
tendré que
pres
cindir
de
algunas referencias importantes; pero aun así ya
hay
con
qué
asombrar
a
los
papanatas
—
y algún
lector
lo
será
—
.
En
una sesión del
Reichstag
Clara
Zetkin
portavoz
de
la minoría
bolchevique
dijo
proféticamente
que
no estaba
lejano
el día en
que
la
Reichswher
y
el
Ejército Rojo colaborasen
en una
empresa
común.
Fitcher
el
destacado
dirigente
del
P.C.
en
Alemania
en un discurso
de
campaña
electoral
dijo
a los
estudiantes
nazis
que
todos los
alemanes tenían
una
tarea
unificadora:
la dé
expulsar
de
la cuenca
del Rhur al
capitalismo
francés.
Juntos
fueron
los
comunistas y los
nazis
a
más
de
una
huelga
importante
y
asimismo a las elecciones
contra
los socialdemócratas. Bandera
Roja
el
periódico
principal
de
los comunistas
alemanes
llegó
a
escribir
en
sus
páginas
—
y
en
otro trabajo
precisé
en
qué día
—
lo
siguiente:
Nosotros
iremos
del brazo
con
quienes
mataron a Carlos Liebknecht
y
a
Rosa
Luxemburg
si ellos
quieren
venir con
nosotros.
Las
citas
de semejante
naturaleza
correspondientes a
la
campaña
xenófoba
nacionalista
podrían centuplicarse.
Aquella
campaña
llevó hacia
el
P.C-
alemán
a los
elementos
sociales
más
turbios
y
enturbió
por
otra
parte
la
conciencia
política
de
sus
núcleos más
puros. Cuando alcanzó
un alto
grado
de
peligrosidad
Rusia
empezó a
cotizarla
en
París
y al
echar los cimientos del
pacto
franco-soviético
a
pesar
de
que
la
doblez
staliniana
afirma
que la
III Internacional
es inde
pendiente
el Kremlin ordenó
a
los comunistas
alemanes
reducir
su
campaña
antifrancesa. Mas la pasada
xenofobia
había
producido
sus
efectos
y
cuando
el
P. C.
tiró la
bandera
fascis-
toide
de
la
revancha
la
cogió Hítler
del
suelo
se
llevó
tras
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164
J. GARCIA PRADAS
ella grandes contingentes
de
bolcheviques
nacionalistas
y
acusó
de
traidores,
sin miedo a
respuesta
de
bocas
cerradas,
a
los dirigentes stalinianos.
El
nacional-socialismo
no
es,
a
mi
entender,
obra
de
Hítler,
como,
al
decir
sabio
de
Reparaz
en Geografía
y
Política,
la
revolución
rusa no fué obra
de
Lenin
y
de Trotsky;
fué tal
revolución,
que avanzaba
con la ola
demográfica,
la
que
hizo
a
éstos,
y
fué la
revuelta
y
famélica Alemania del 1920 a
1930,
escarnecida
por
las
traiciones
y
acostumbrada
a la
violencia,
sangrienta
de
luchas
y exasperada
por los
fracasos,
envenenada
de militarismo
y
de
xenofobia,
regimentada
en los
Sindicatos
y
en
los Partidos
políticos,
sacudida
por
el odio
y
acuartelada
cien
veces
por morbosas sensaciones
de
peligro, la
que
hizo
políticamente
a Hítler y
encomendó su
ciega desesperación
al
nacional-socialismo,
que sobre
la ruina de
todos los
argumentos
levantaba
el
puñal
en
el
que
la furia
racial había escrito:
Sangre
y
honor.
La
obra
posterior
de tal hombre y
tal
sistema: eso es lo
que
es
suyo,
y
no de Alemania.
El
Partido
Comunista alemán no
podrá negar
nunca
la
gigantesca respon
sabilidad
que
le
incumbe,
primeramente,
en
la incubación del
morbo
nazi,
y, después, en
la subida de Hítler al
Poder;
subida
que
facilitó,
frente
a
los últimos restos de
la
democracia
capitalista,
y
tan cínica
y
torpemente,
que
llegó
a decir:
¡Que
suba,
que
gobierne
Durará
poco,
y
tras
él,
iremos nosotros.
.
.
Tras él
aparecieron
hachas
y
campos
de concentración.
El
proletariado
alemán
empezó
a
pagar
con
sangre
la confusión
a
que
le
llevaron
todos
los escribas
y fariseos
del marxismo.
Se
establece
el
pacto
franco-soviético,
y en Francia
queda
domesticado el
Partido
Comunista..
Surge
aquí
un recuerdo
interesante: Doriot era una
de
las
primeras
figuras
del stali-
nismo
en la
Europa
occidental.
Enviado a Marruecos
y
a
España con misiones
especiales
de
la III
Internacional,
prueba
que es listo
y
carece de
escrúpulos.
En un
Congreso
del
Partido
Comunista
francés,
presidido
con
gran pompa
por
Zinoviev,
éste
lanza la
ridicula
consigna siguiente:
Del
Gobierno
Herriot
al
Gobierno
Doriot. Doriot
es
hoy
el
jefe
de
la quinta
columna fascista en
Francia,
y
Zinoviev
ha sido fusilado
por
orden
de Stalin ...
La
III
Internacional
alborotó el
Mundo
entero
contra
Hítler,
y
cuando
el
proceso por
el
incendio del
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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LA
TRAICION
DE
STALIN
165
Reichstag
puso
a
Dimitrov
ante un
tribunal
de
los
nazis
su
nombre se convirtió
en
una
bandera.
Torrentes
de mala lite
ratura
bolchevique
en todos los
países
alzaron Bu
fragor
contra el
fascismo.
Hítler
por
su
parte
ocultó su fobia
pan-
germanista
bajo
una
apariencia
antibolchevique
y
esto
que
por una parte
no
era más
que
consecuencia
del
origen
del
Partido
nazi
por
otra
le
permitió
al
presentarse ante
Europa
como
el
bizarro
Lohengrin
de una cruzada
antisoviética
con
seguir
que
los Estados capitalistas
de
la
Europa
occidental
le
dejasen
crecer
rearmar a su
pueblo y plantear
reivindica
ciones. La revancha
hitleriana fué
hábil;
la lucha
nazi
contra Versalles siempre tuvo
como
contrapartida muy esti
mada en
París
y
en
Londres la
consigna
famosa
del
impulso
hacia
el Este
que
permitía
esperar
una
próxima
lucha
—
por
el
trigo
de
Ucrania
por
el
petróleo
polaco
o
por
el
rumano
por
los armamentos
checos
por
el
dominio
del
Danubio
por
la
supremacía
en el Mar
Negro
por
la
riqueza
de
Bakú
etcétera
—
entre
las
dictaduras
parda
y
roja
cada una
de
las
cuales con
su
demagógica
propaganda preparaba
a
todo
tren la
guerra
entre
ambas.
Los
comunistas
alemanes
que no
ingresaron
en las
filas
nazis fueron exterminados
implacablemente;
el himno de
Horts
Wessel himno
de
venganza
del
camarada asesinado sonó
a
sentencia de
muerte en
todos
los
oídos
stalinianos;
la
III
Internacional
por su
parte
hizo de
la
agitación
antifascista
antinazi
su
única razón
de
ser
—
aparentemente
—
y
no
supo
pronunciar
anatema más
terrible
contra
cualquiera
de SU3
enemigos
que
el de
agente
de
Alemania.
Pero
por debajo
de
la
cuerda
como diría
Quevedo Berlín
y
Moscú tenían buenas
relaciones
como demuestran los
siguientes
datos: fué Hítler
quien
decidió la
colaboración económica .entre Alemania
y
Rusia
;
firmado un tratado de
amistad entre ambos países Moscú recibe
200
millones de
marcos
primeramente
500
después
otros 200
más
tarde
300
posteriormente.
El
Reich fascista
concede a
Rusia
los créditos
necesarios
para
que
Stalin
prosiga
la
edificación
del
socialismo
y
la Unión
Soviética
compra
armamento alemán.
EL
MIEDO
A
LA
GUERRA
No
obstante
el
dictador
del
Kremlin está asustado de su
propia incapacidad.
Advierte
que
el
pacto
franco-soviético
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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166
J. GARCIA
PRADAS
interesante
desde un
punto
dé
vista
comercial,
sobre
ocasionarle
muchos
perjuicios
políticos,
no lleva
traza
de
convertirse
—
como él desearía—
en
una fuerte alianza
militar,
porque
Ingla
terra no
admite
a
nadie
la
primacía
en
la
colaboración
con
Francia
sobre
tal terreno.
Restringe
el
pacto
franco-soviético
las
posibilidades
de
intercambio,
con
Alemania,
y
además deter
mina
que
Hítler,
alarmado,
tienda
a
convertir
su
demagogia
antibolchevique
en un
bloqueo
de Rusia.
Los
japoneses
han
invadido el
Manchukuo;
el
impulso germánico
hacia el
Este
no
halla
trabas en
Europa;
de
Kiev
a
Bakú,
de Vladivostok
al
extremo
sur
de
Mongolia, la
U.R.S.S.
siente
la
amenaza
imperialista,
y
tiembla;
tiembla
a
pesar
de
los
desfiles militares
en
la Plaza Roja,
de
las bravatas
de
Vorochilov,
de
las
fotos
en
que
Stalin
aparece
con
traza
napoleónica.
Dice
el
dictador
una
y
cien
veces
que
la
Unión
Soviética
no
quiere
agredir a.
nadie,
pero
que
se siente
con fuerza
para
aplastar
a
quien
la
agreda;
la
propaganda
comunista
exalta el
poder
del Ejército
Rojo;
por
mil
procedimientos
se
pretende
dar,
dentro
y
fuera
del
país,
una
sensación de
seguridad.
Mas
todo
es
inútil;
la
elefantiásica
burocracia
soviética,
que
se
encuentra
muy
a
gusto
administrando el
Estado
proletario, teme
la
guerra, porque
ve
en e H
el
riesgo
de
perder
sus
privilegios
de clase
del
Poder : este
miedo,
que
en todas
partes
se
manifiesta,
adquiera
pronto extremada peligrosidad.
Stalin
se
da cuenta
de
que
el
aparato burocrático
por él
creado
tiene
ya
vida
propia, aunque
parasitaria, y
estructura
fascista;
ante
la ame
naza
de
la
guerra,
¿no
reaccionará diciendo
lo
que
es,
a
cambio
de
salvarse?
Hay un
momento
en
que
la
U.R.S.S.
se
ve al
borde
de
la
proclamación
del
fascismo
y de la
alianza
—
no
importa
en
qué
condiciones
—
con
el
Japón y
Alemania. Enton
ces habla Stalin contra
la
burocracia,
y
mueve
contra ésta
a
los
campesinos,
al
Ejército y
al
Partido. La crisis
llega
a
la
entraña y
a
la
cabeza
del
régimen.
La lucha
antitroskista,
que
no
es
más
que la batalla
de
Stalin
contra
todos sus
enemi
gos
—
incluyendo entre éstos
a
los conocedores
de
sus secretos
—
,
adquiere
los más
repugnantes
tonos:
el
asesinato,
la
calumnia,
la
soplonería
y
la
estupidez
van juntos,
en la más cochina
depuración
con que se
ha
ultrajado
a
la
Humanidad.
El
nuevo
Iván
revuelve,
a
solas,
su
nauseabundo fondo
canalla,
y
sus
abcesos
de
furor son
más
terribles
que
los
de
Dzerzhinsky;
pero,
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 175/187
LA
TRAICION
DE
STALIN
167
aun
asi
no
pueden
hacerle reventar de apoplejía; el creador
de la Checa al
fin y
al
cabo no
era más
que
un hombre
y
Stalin
es
una
fiera
recelosa como
el
zorro
torpe
como el
oso
sanguinaria
como
el chacal.
Cuando
el
miedo
a
la
agresión germánica
o
nipona incita
a
muchos dirigentes
a
revisar
la
política
soviética
y a
seguir
el curso
de
las
consecuencias
de los fracasos
de
las revoluciones
alemana
y
china
Stalin
escucha
las
opiniones
de
quienes
aplau
dieron sus matanzas
de otros
días;
pero
él
calla;
calla
y
calcula.
Advierte
que
en
algunos
medios se esboza la
esperanza
de un
acercamiento a Berlín
y
a
Tokio
y
empieza
la
razzia.
Tukachevsky
sucumbe
acusado de
intentar
una alianza con
la
dictadura
nazi.
Agentes
de
Alemania
o
agentes
del
Japón ;
este
sambenito
se les
pone
a
decenas
a
centenares
de
hombres eliminados
en secreto
o
en
público.
Zinoviev
Bukharin
y
otros
elementos creen
que
Stalin se encamina hacia una
radicalización del
Partido
que
vuelve al internacionalismo
proletario;
y
ellos
que
antes
aplaudieron
la eliminación de
los
trotskistas
y
de
su
táctica retornan
con
muchos titubeos
y
vacilaciones
a
las
aptitudes
desde
las
cuales
como
se
ve
un
camino
desde
un
alcor
se
puede
ver la trocha
del
trotskismo.
Mas
cuando
menos
lo
esperan
Stalin cae sobre
ellos
y
Vichinsky
en sus acusaciones
contra
los
frecuentadores
del
Centro
Paralelo
une el
estigma
de
trotskistas
al
de
agentes
nipo-germánicos. En
dos años
el
dictador
se
ha revuelto
contra las contrarias
manifestaciones del
mismo miedo
a
la
guerra
contra
la
tendencia
a la
alianza con
el
fascismo
y
el
intento
de cortar la claudicante
colaboración
con
las
Potencias
capitalistas
del
Occidente
europeo.
No
admite más
política
exterior
que
la
que
representa
Litvinov.
Todo el
Estado Mayor
político
de
la
U.R.S.S. es
aniquilado
tan
alevosa
desvergonzada
y
suciamente
que
el Mundo
entero
al leer
los
informes
de
Vichinsky
o las declaraciones
atribuidas
a
los procesados
se ve en el
trance
de
hacerse estas preguntas
:
¿es
idiota
el
pueblo
ruso
a
quien
con tal idiotez
se
trata?;
¿hay
algo
más
que
traidores en el
Partido
Comunista?;
¿qué
revolución
proletaria
han
podido
hacer
quienes
durante
quince
o
veinte años sirven
a
los
enemigos
del
proletariado?;
¿qué
se
espera
del
Estado que así devora
e
infama a sus
propios
crea
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 176/187
168
J.
GARCIA
PRADAS
dores?;
¿en
qué
proceso
inquisitorial
ha
caído
tan
bajo
el
fanatismo
y
se
ha mostrado tan
vil
el
crimen?;
¿quién
se
fiará
de
Stalin,
si,
como
un nuevo
Nerón,
hasta
en sus
íntimos
halla
presa
su furia carnicera?
Hay
unos versos
españoles
que
dicen:
Si
yo
hubiera de matar
a
mi
mayor
enemigo,
me habría de
suickiar.
Le
vienen a
la
medida
al
bolchevismo,
y parece
que
lo
sabe
;
desde
la
muerte
de
Lenin,
vive
para
su
propia
exterminación.
xPERIODO
DEMOCRATICO
Esa
época de miedo
a
la
guerra,
de terror
exasperado,
de
eliminación
de
quienes
quieren
pactar
con el
fascismo o
radica
lizar la
acción
de la III
Internacional,
es
también,
por dictado
de
Stalin,
la
de la democracia.
El
stalinismo
corrompe
y
prostituye
todo cuanto
toca.
Los
Soviets,
el
socialismo,
la dicta
dura del
proletariado.
.
.
;
todo esto hiede desde
que
en la
U.R.S.S.,
luego
de ser falseado
ignominiosamente,
oculta
las
mercancías más averiadas. Sabemos todos
lo
que
es
la
demo
cracia
capitalista,
pero
hace
unos
años
no
sabíamos
que
se
pudiera aumentar
el
escarnio
del
sistema.
Tal
obra fué empren
dida
por
Stalin,
por conveniencia interna y externé
de
su
política:
como
a todos
los
tiranos,
le
agradaba disfrazar
su
tiranía,
y
para
enfrentarse
con
los
enemigos
inmediatos
del
Este
y del
Oeste,
le era
preciso emplear
unas
consignas opuestas
a
sus
normas de Gobierno.
Surgió,
tras
más de un
año de
propaganda
mundial,
la
famosa Constitución
staliniana,
aplau
dida
como
el primer
documento democrático
del
Mundo,
cuando
es
el
exponente
principal
de la
farsa
y
del
descoco
a
que
puede
llegar
el refinamiento de una
dictadura;
apareció
el lema lan
zado
por
Dimitrov
desde
el
Comintern:
¡Frente
Popular
en
todo
el
Mundo ;
se
celebraron con mucha pompa los Congre
sos
contra
la
guerra
y
el
fascismo ;
se
comentó
de mil modos
el
tema de las nacionalidades
oprimidas ;
aparecieron
las
Alianzas
de Intelectuales
Antifascistas ;
se
gritó
a
voz
en
cuello contra las
agresiones
del
imperialismo;
se
exaltó
la
independencia
y
la libertad de las
pequeñas
Potencias,
y en
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 177/187
LA
TRAICION
DE
STALIN
169
aldeas y
ciudades
aparecieron
los
grupos
de
comunistas,
con
cartel,
pintura, engrudo, brocha
y
escalera, dispuestos
a
renovar
el
grafismo rupestre al embadurnar muros
y
aceras
con
las
consignas
más
chabacanas
y
altisonantes en pro del
acerca
miento
de la U.R.S.S.
al
gran capitalismo.
Perdió
el
P.C.
su
demagogia
primeriza.
Nada de
¡todo
el
Poder
a
los
Soviets ,
ni de
Gobierno
obrero
y
campesino,
ni de dictadura del
proletariado,
ni
de revolución socialista.
Revolución
democrática,
colaboración
parlamentaria,
unidad
antifascista,
Frente
Popular.
. .
Este
fué el
programa impuesto
por
Stalin,
para
ver si
con la domesticación de todos
los
bolcheviques lograba
que
la
burguesía occidental perdiera
el
miedo
a
la
U.R.S.S.
y
creara
el clima
propicio al establecimiento
de
una
alianza
anglo-franco-soviética.
En el
período
anterior,
los comunistas arremetían contra los
socialtraidores,
porque
colaboraban
con
la
burguesía,
y
en éste, contra los anarco-
fascistas,
porque
no
abandonábamos nuestro extremismo
revolucionario. En
cualquiera
de
los
dos,
cumplían
su
papel
tradicional,
de
calumniadores,
de
confusionistas,
de elementos
disolventes de
la
fuerza proletaria.
Dentro
de
cada
país, caían
en el más
bajo
nacionalismo,
a
pesar
de
ser,
en
cualquier
nación,
únicamente
un favor del
interés moscovita.
En
Rusia,
la
campaña
chauviniste
adquirió gran estridencia,
y
según
ella,
parecía inevitable y próxima
la
agresión nipo-alemana.
En
España,
durante
la
guerra,
se
han
proyectado
varios films
soviéticos:
Chapaiev,
Los marinos de
Cronstadt,
El
carnet
del
Partido,
El
diputado
del
Báltico,
La
patria
os llama .
. .
No
hay
en
ellos nada que
recuerde la
emoción de
crear,
el
impulso revolucionario
que
entusiasmaba
a
los
espectadores
de
La
línea
general,
hace
años.
Son
películas
de exaltación
patriotera y
barata,
de ehfrentamiento de
pueblos,
de fobia
nacionalista,
y
una de
ellas
—
La patria
os llama
—
constituye
un
ensayo
de movilización
de
la U.R.S.S. contra
Alemania: los
aviones agresores llevan
en
sus alas
la
svástica
de
Hítler.
. .
En
este
clima
político y
moral
surge
la
intervención
rusa
en España y en China. Los
comunistas,
en
uno y
en
otro
país,
no tienden a crear el
Ejército
Rojo
—
proletario,
revoluciona
rio
—
,
sino
el Ejército Popular
—
democrático,
proletario-
burgués
—
;
ni hablan
del asalto
del
Poder,
sino
de
la
legalidad
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 178/187
170
J.
GARCIA PRADAS
constitucional;
ni dicen enfrentarse con el
capitalismo
sino
con
la
agresión
fascista;
ni
preconizan
la creación
de
los Soviets
de
obreros
campesinos
y
soldados
sino el
Frente Popular;
ni
lanzan
la
consigna
de
la
revolución
socialista
sino la
de
la
democracia de nuevo tipo; ni toman el camino
del internacio
nalismo
proletario
sino
que
se encierran en la
independencia
y
en
la
libertad de cada
país.
Siendo
digno
de
advertir
además
que
todos estos
lemas
tan
pacatos y
modosos
tan
comedidos
no son
empleados
sinceramente;
les
sirven de plataforma
de
especulación
política porque
los
stalinianos
allá donde
actúan
y
cualesquiera
que sean sus
consignas
sólo
aspiran
y
tienden
a
dominar
a
lograr
la
exclusiva
a
ser los
únicos
los
amos.
.
.
¿
Qué
pretendió
Rusia
al
intervenir
en
la guerra
de
España
?
Lo
diré
de
nuevo: apoderarse
política
y
económicamente
de
nuestro
país
después
de
cubrirlo con
el manto
de una
Repú
blica
democrática
de nuevo
tipo ;
es decir:
gobernada
en
nombre del
Frente
Popular
por el
Partido
Comunista
bajo
el
control de
la G. P. U.
De lograr este
propósito
Rusia hubiera
tenido en la
Europa
occidental una
buena
posición
desde
la
cual
podría
haber
presionado
sobre
Inglaterra y
Francia
en
pro
de
la alianza
militar buscada entonces
por
Stalin
o en
último
caso
haber vendido
nuestro
pueblo
a
Hítler
y
a Musso-
lini.
¿Qué
intento
la
llevó
a
China? Otro
muy semejante:
desgastar al
Japón alejarlo
de
la
frontera
de
la
Mongolia y
lograr
en
el
Este
una
base
necesaria
a
Inglaterra
y
a
Francia
para
defender
sus
dominios
orientales.
Pero la intervención
en
China
y
en
España
sobre
ser
hipócrita
en sus
propósitos
—
el imperialismo disfrazado de
protección
revolucionaria
—
ha
sido
cobarde
criminal
y torpe
en
grado superlativo.
Stalin
no
ha
querido
arriesgar
nada en ambos
conflictos;
sus fuerzas
se han
quedado según
su
consigna
fuera de
los
fuegos
de
artillería.
A
cambio
de
unos
fusiles
unas ametralladoras o
unos
cañones
la
U.R.S.S.
impuso
a
España y a
China
sobre
cobrar
en
oro su
ayuda
verdaderas ignominias políticas.
Y
toda su
acción no
ha
servido
en fin de
cuentas
más
que
para
hacer odioso
al stalinismo
en uno
y
otro
pueblo porque
los dos han
pagado tributos
de
sangre
y
de
honra
para
conocerle
en
toda
su
repugnante
naturaleza.
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 179/187
LA
TRAICION DE
STALIN
171
CAMBIO
DE
FRENTE
Hay
pruebas muy
elocuentes
del
fracaso soviético en
España.
Stalin envió
a nuestro
país
en
menos
de un
año
tres embajadores: Rosenberg Antonov
y
Gaikis.
Rosenberg
en el
Madrid
de
Noviembre
tembló
ante la grandeza
proletaria
de
Durruti
y
algunos
meses después hubo de oír de
Largo
Caballero cuanto
a
éste le dictó su
indignación
socialista
y
española;
el
pobre embajador
con su cara de
cuitado
y
su
débil
cuerpo
de
covachuelista
salió
de
España sabiendo
que
no
podía
volver a
Rusia;
anduvo una
temporada por
París
creyó
que
el
Kremlin
le
perdonaría
se
fué
a
Moscú
y nadie ha vuelto
a
tener
noticia
alguna
de él.
Antonov
uno
de
los principales
colaboradores
de
Trotsky
en el
golpe
de
Octubre
aquel
a
quien
Sergio
Pannuzio
—
Curcio
Malaparte
—
presenta
en
un cuar-
tito
del
Instituto Smolny inclinando
su
lacia melena
y
su cara
pálida
sobre
los
planos
de
las
fortalezas
del
zarismo
tuvo
en
Ucrania un buen ensayo
de
exterminio
de
anarquistas
pues
él
fué
quien
dió
remate
a
la
lucha
contra las
tropas
de
Makhno;
como
se le
podía
considerar doctorado en
la
organización
de
golpes políticos y
en
la lucha contra los
adversarios
de toda
dictadura
fué enviado a Barcelona
para
torpedear
el
Movi
miento libertario
español
y
allí
organizó
cautelosamente
la
provocación
a
la
que
contestaron sin orden
ni
concierto nuestros
compañeros
catalanes
en Mayo
de
1937.
Si los anarquistas
y
los
grupos
del P.O.U.M. hubieran ido de
veras
organizada
mente
con
preparación
política
y
táctica
a
un
golpe
contra
el Estado
sujeto
al
predominio comunista
su triunfo
habría
sido
seguro
y
muy
distinto
el curso
posterior
de la
guerra;
pero
fueron a
la lucha sin
un
plan
previo
de
modo
confuso
en fracciones
inconexas
y
el
movimiento
quedó en
revuelta
aunque
en
él se interviniera con
intención
revolucionaria;
lo
ahogó
el
confusionismo en
que
desde su
primera
hora
se
vió
envuelto. La victoria
de
Antonov fué
completa
y
sin
embargo
poco después
por decisión
de
Stalin pasaba a la reserva
:
se
lo
tragó
la inmensidad de Rusia.
¿Y
qué
fué de
Gaikis? Ni
siquiera sabemos
cuándo
cómo o
por
qué salió de
España;
y
lo mismo pasó con importantes
agentes
de la G. P. U.
y
con
altos
jefes
de
las
Brigadas
Internacionales
como
el mercenario
general
Kléber.
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 180/187
172
J. GARCIA PRADAS
Ya
he
dicho
que
Rusia abandonó
la
lucha
española
antes
de
la
caída
de Cataluña. La
crisis famosa del Gobierno
Chautemps, sobre
el que
ejercieron toda su presión las
influen
cias rusa
y
británica,
y
la
reunión
de
Munich fueron
cosas
alarmantes
para
Stalin;
el viaje de
Chamberlain
a
Roma
le
hizo
cambiar de política;
es
decir: emboscarse
en la
doblez de
la
diplomacia.
Cuando abandonó el conflicto
español ya
había
marcado sus cartas de tahur para
el
nuevo juego;
la vuelta
de
Negrín
a
España,
después
de
la
pérdida de
Cataluña,
era un
episodio
de
muy poca
importancia para
el
Kremlin. Cuando
nosotros
llegamos
a
Inglaterra,
los comunistas tocaban
con la
máxima
estridencia
la
zambomba
democrática;
pero
—
¡claro
está
—
sonaba
demasiado a
hueco.
En abril
de este
año,
en
la magnífica explanada
de
Hyde
Park,
sobre cuyo
césped
alzan
tribunas
o
pulpitos
los
propagandistas
de
todas
las
causas,
sin
la
gracia
o la
pasión
del Agora
y
del
Foro,
vi
el
más
ridículo
espectáculo
del Mundo: centenares de comunistas
—
hombres
y
mujeres, jóvenes y
viejos, elegantes
o
andrajosos
—
seguían
a
una banda de
música,
que
tocaba un
poco
grotescamente
La
Internacional;
marchaban todos
militarmente,
mostraban grue
sos
bastones
rematados
por
un puño
—
el del
saludo
marxista
—
de
madera,
y
tras
un
gran
cartel en que se
leía
la
palabra
Unity,
agitaban
las
banderas
de
Marianne,
del Tío Sam,
de
John
Bull
y
de
Stalin.
Era
el
frente
de la
paz. Luego
venía
otro cartel:
¡Proletarios
de
todos los países,
unios ..
.
Poco
después,
Iitvinov
era
destituido.
Había
terminado
aquella
farsa del ciclo democrático.
Pero
no podía terminar sin
traición.
La
fulminación
del
representante
de
los
Soviets en Ginebra
suponía, por
parte
de
la
U.R.S.S.,
su
alejamiento
de
la
Europa
Occidental;
mas
el
doble
juego seguía.
Como no
se interrumpió la
relación con
Alemania
en
el
período
democrático,
sino
que
sólo
se
la
dejó
en
segundo plano,
ahora
ocupaban
éste
las
relaciones
con
París
y
Londres,
mientras al
Reich
se
le
preparaba
un arco
triunfal.
El
discurso en
que
Molotov
expuso
los
puntos
de vista
sovié
ticos
respecto
a
los
países
bálticos
—
garantías
sobre
éstos,
aunque
ellos
no
las
quisieran
—
fué un indicio
claro
de
que
Rusia
presentaba
problemas sin
solución,
a
Inglaterra y
a
Francia,
porque
ya
no
quería
su
alianza,
a
menos
que
ésta
-
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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LA
TRAICION
DE
STALIN 173
tuviera
un precio excepcional
en Oriente
...
Al
abrirse
nego
ciaciones directas
entre
Moscú,
París y
Londres,
soliviántase
Hítler. La
doblez del Kremlin entra
en
juego
con
la
mayor
impudicia.
Mientras
Molotov
y Vorochilov hablan
con
los
dele
gados
franco-británicos en
Moscú,
se concierta un tratado
comercial
germano-ruso.
La
Prensa
y
la
radio
comunistas,
en
Rusia,
siguen gritando
contra el
fascismo,
mientras el Krem
lin y
la Wilhemstrasse
preparan
el
reparto
de
Polonia
y
la
reforma del
mapa
europeo
entre el
Mar Negro
y
el
Báltico.
La
propaganda
comunista contra el fascismo duró hasta el
mismo día
en
que, con
universal
escándalo,
en un aeródromo
de
Moscú
se
izó la bandera
nazi,
para saludar
a
Herr
von
Ribbentrop,
que
iba
a
firmar un tratado
de
no agresión entre
Rusia y
Alemania,
entre
la dictadura
parda
y la roja. La dele
gación
militar franco-británica había
sido vendida
al
enemigo,
en casa
ajena.
Se
acabó
el
pacto
anti-Comintern,
y
asimismo la
campaña
staliniana contra la
agresión
fascista.
Y
digo esto porque
Stalin no
pactó
sólo
con
Hítler;
lo hizo también
con
Mussolini.
El
pacto
germano-ruso
se
examinó
en la
visita
que
hizo
Ciano
al
Führer
y
a
von
Ribbentrop
en
agosto
de
este
año. Un
mes
antes había
escrito
Virginio
Gayda,
en
II
Giornale
d Italia,
que
Rusia iría
a
engrosar la potencia
militar
del
Eje,
y,
casi
al
mismo
tiempo,
la
Prensa de
Berlín
decía
que
el
Reich,
de
acuerdo con
Italia,
se
disponía
a someter
a Rusia
proposiciones
precisas
sobre
el
total
de
los
créditos
que
el Gobierno nacional
socialista se hallaba
presto
a
conceder
a
los
dirigentes
soviéticos
para
la
compra
de
maquinaria
y artículos
manufacturados,
comprometiéndose
Rusia
a entregar
materias
primas
a
Alema
nia. El
corresponsal
de la Prensa
franquista
en
Roma,
José
Antonio
Giménez
Arnau,
al comentar la visita de
Ciano
al
Führer,
comunicaba a
los
diarios
españoles
que
los
efectos
de
aquella
entrevista
había que
buscarlos
al
Este,
muy
al
Este
de
Europa.
. .
Cuando von Ribbentrop volvié
de
Moscú,
el
embajador
de Roma
en
Berlín
le
elogió
extremadamente;
sabía
bien lo
que
acababa de
ocurrir.
Los
tanques
italianos,
en
España,
solían
llevar esta
inscripción,
como itinerario
del
impe
rialismo fascista: Madrid-París-Moscú.
Moscú
está ahora
en
el
Eje
imperialista
Berlín-Roma. . .
,
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 182/187
174
J. GARCIA
PRADAS
En
Hamburgo,
al conocer
el
pacto germano-ruso,
unos
obreros
comunistas, dignos
de
yugo
perpetuo,
por
cretinos,
gritan, levantando el
puño:
¡ Viva
Moscú
A
táles
masas,
tal
jefe
:
Thaelman es
puesto
en
libertad,
y
no tiene la hombría
necesaria
para negarse
a salir
de la cárcel a
precio
de
traición.
Hítler
invade
Polonia
con
una tromba de
Divisiones. La
felonía
staliniana ha dado
paso
a
la
guerra.
. . Los
comunistas,
en
todo el
Mundo,
no
saben
qué
cara
poner; pero
pronto ensayan
un
gesto oportuno,
ante el
espejo
de
la
desvergüenza,
y preten
den justificar,
con
argucias
de
dialéctica
marxista-leninista-
stalinista,
el
nuevo
cambio
de
frente. Ha hecho bien
Rusia
—
dicen
—
;
firmando el
pacto
de
'no
agresión,'
deja
que
se
despedacen
entre sí los imperialismos capitalistas, y reserva
su
fuerza
proletaria
para
después
de
la
guerra,
en
que
extenderá
la
revolución
por
toda
Europa
. . .
Dos semanas
después,
Moscú,
cuyos
instrumentos
de
propaganda
cantan
a
diario
las
hazañas de
los guerrilleros chinos contra la pandilla imperia
lista de
Tokio,
concierta,
a
requerimiento
propio,
un armisticio
con
el
Japón,
a
costa
de
China,
y
así
que
aleja
la
amenaza
nipona
de
la
frontera mongola,
se lanza
'sobre
Polonia,
para
atacar
por la
espalda,
de improviso y con
fuerza
superior,
a
los
héroes
polacos que
se baten contra
la
ola
pangermanista.
Los
comunistas
de
Polonia,
quinta
columna
del
país,
guían
las vanguardias invasoras
del
Ejército Rojo
Obrero
y
Campe
sino. . . Moscú anuncia
por
radio,
con sarcasmo sin
igual,
que sus
tropas
van a
proteger
a
las minorías rusas
de Polonia,
a
librar
a millones de hermanos de
sangre
del
yugo
que pade
cían y a
abrir
de nuevo el
camino
que
en 1920
cerró Pilsudski
a la
revolución.
La nota de
Molotov
a
las
representaciones
extranjeras
acreditadas en
Moscú,
en
la
que
se
da
por
desapa
recido al Estado polaco,
se concede
rango
de
argumentos
a
los hechos
consumados
y
se
plantean
los
problemas
de las
minorías
y
de la
raza,
además
de tener
la
contextura de
los desafíos ilbzis
sobre
el
terreno
internacional,
incorpora
lo canallesco al acervo
de
perfidia
característico
de
la
diplo
macia.
Avanzan las
tropas
rusas
por
tierra
polaca;
entre sus
jefes
está
Gorev,
primera
figura del
Estado
Mayor
secreto
que)
impuso
la
U.R.S.S.
al Ejército Popular,
en
España,
durante
la
lucha
contra
el
fascismo,
contra
los
invasores,
contra
Roma
y
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 183/187
LA
TRAICION
DE
STALIN
175
Berlín.
El
Estado Mayor
alemán anuncia, al
mÍ3mo
tiempo,
que le
acción
soviética estaba
prevista
—
prevista
en
el
pacto
de
no agresión,
desde
luego
—
;
y
los
bolcheviques
del
Ejér
cito
Rojo,
al
encontrarse con
las
tropas
pardas
del III
Reich,
prorrumpen
en manifestaciones
de
camaradería,
así
como
sobre la
frontera
manchú-mongola,
al recibirse
la
nueva del
armisticio
entre
Moscú
y
Tokio,
un
oficial
soviético
avanza
hacia
las trincheras
enemigas,
para
abrazar
al
comandante
japonés.
. .
¿Cabe
decir
algo
aún?
Sí;
los
diputados
comunis
tas
franceses,
en
el
Parlamento,
se atreven
a
justificar
el
reparto
de
Polonia,
sin
que
haya
una nueva
Saint
Barthelémy,
y
en
todas sus emisiones radiofónicas, Moscú
dice que en
Polo
nia
se inicia
la construcción del
socialismo,
que
la
II
Interna
cional
es
una claque
de
traidores al servicio del imperialismo,
y
los
anarquistas,
ladrones
y
asesinos
profesionales.
.
.
IMPERIALISMO
SOVIETICO
Stalin,
al
procurar
la alianza de la
U.R.S.S.
con
Alemania
y
el
Japón,
se ha
puesto
a
la cabeza de la corriente burocrá
tica
rusa,
que
no
quería
la
guerra;
pero
el
reparto
de
Polonia,
hecho con violación de numerosos
tratados,
proclamando
al
mismo
tiempo
la neutralidad en el conflicto
europeo,
puede
llevarle muy lejos, demasiado lejos.
Se dice que
es
ahora
cuando
la
Unión
de
Repúblicas
Socialistas Soviéticas
ha entrado
en
la
ruta
del
imperialismo.
En
cierto
modo,
no
es
cierto.
La
intervención
rusa
en
China
y
en
España,
¿qué
objeto
tenía?
No
era el
de
hacer
la revolución social
en
ambos
países;
era
el
de
conquistar posiciones
que permitieran la
ulterior
expan
sión
moscovita.
Y
esto,
¿no
es
algo típicamente
imperialista?
Entre
aquellas
intervenciones
y
la que ahora se hace en
Polo
nia,
no
hay
más
que
una
diferencia de
procedimiento
y
de
alcance.
El
paso
dado
de acuerdo con
Alemania
es
gravísimo.
Hungría,
Rumania, Finlandia,
Estonia,
Lituania.
. .
Estos
países saben
que
la U.R.S.S.
ha iniciado una etapa
de
conquis
tas;
el
Ejército Rojo
ha
entrado en la
guerra, y
de
ésta no
se
sale
cuando
se
quiere,
sino
cuando
y
como
se
puede.
En
Brest-
Litovsk
concertó
Trotsky
la
paz que
apartó
a
Rusia
del
pasado
conflicto
imperialista;
al mismo
sitio
llegan ahora
las
tropas
rusas,
para deshonrarse
al
pisotear
la
Historia. Lenin
publicó
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
http://slidepdf.com/reader/full/garcia-pradas-j-la-traicion-de-stalin 184/187
176
J. GARCIA
PRADAS
-los
tratados secretos
del
zarismo;
poco
se
le
imita ahora en
Moscú.
El
salto de Stalin ha
sido
un salto
de
sapo;
ha caído
en
medio de
la
charca
sangrienta
que
quería
salvar.
Escribo estas
líneas cuando aun no
se
ha
empezado
a trazar
nuevas
fronteras
sobre la tierra polaca.
Bastaría
este
problema
para
compren
der
que
Stalin
no ha
ganado
nada
con su traición.
Tendrá
de
inmediato
desavenencias con
Hítler
y
con
Lituania
y
con
Hungría
y con Rumania. Para
el
futuro
¿
qué
se
puede
prever
?
Si
la
restauración
de
Polonia
hay
que
poner
delante
una derrota
de
Rusia;
si la perduración
del statu
quo que ahora
se
va
a
establecer
y
del
cual
puede
derivarse
la
fascistización
de
Europa
entera hay
que
dar
por
inevitables los
ulteriores
con
flictos entre la
U.R.S.S.
y
Alemania
demasiado
fuertes
y
dema
gógicas
para
ser buenas
vecinas
y
permanentemente
tentadas
por la rivalidad si
dejan
entre ambas un Estado
fantasma
sujeto
a su
condominio
en
el
que
los
intereses
y
la
propaganda
de
una
y
de
otra
parte
serán
mecha
y fuego
en
un barril de
pólvora.
Además
al Reich no le basta
la
anulación
del Tratado
de
Versalles;
eso
no
es más
que
el
principio
de su
gran acción
imperialista.
Los
Balkanes
el
Danubio
el
Mar
Negro
Ruma
nia
Ucrania
. . .
;
graneros
pozos
de
petróleo
y
grandes
vías
de
expansión
comercial:
eso
es
lo
que
quiere
y
se lanzará a
lograrlo
tan pronto
como pueda.
Considerar
esto
es
ver la
extensión inevitable de la
guerra
actual
en
la
que
toda
Europa
por
de
pronto
va
a
intervenir
;
y
en un conflicto
de
tal
volumen
¿qué
beneficios obtendrá
Rusia
al
lado
de
Alemania?
Despe
dazar
Rumania
como
dejar
que
el
III
Reich invada
cualquier
terreno
vecino
—
Hítler
quiere
un
imperio
continental
no
de
colonias
ultramarinas
—
no será
más
que
darle
la posibilidad
posterior
de abrirse camino
hacia
las
ricas
zonas del Oeste
ruso
y
además
la lucha del
Ejército Rojo
al
lado de
la Reich-
swher
ha de hacer
de
ambos veneno y
contraveneno
factores
disolventes.
Luego
cuando
la
guerra
adquiera
su
madurez
esa
madurez
para
la
que se
preparan
Inglaterra
y
Francia
la
retaguardia
será
un terrible misterio.
Y
todo esto en el
mejor
de
los
casos sin contar
con
que
a Rusia
le
aparezca
un
enemigo
poderoso
en Oriente
...
La
muerte de
la
III Internacional
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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LA
TRAICION
DE
STALIN
177
consecuencia inmediata
de
la
nueva
traición
del
Kremlin,
anun
cia
el
fin
del stalinismo en
el
Mundo
entero.;
se suicida.
Y,
en esta
situación,
¿qué
habría ocurrido en
España,
de
durar
la
lucha hasta el momento
actual? La respuesta
está
en China. La lucha
de
este
país
contra el
Japón
ha evitado
que
la
guerra
de la frontera
manchú-mongola
se
convirtiese en
un
gran
conflicto
soviético-nipón.
La
ayuda
rusa
a
China
es
la
ayuda
china a
Rusia.
A
la U.R.S.S^
le interesa extra
ordinariamente que,
al
lado
de
sus
fronteras,
se
le
cierre
el
paso
a
uno
de
sus
mayores enemigos. Y
ha vendido a
China;
la ha vendido al
Japón,
que
ahora descargará sobre ella todo
el peso de
la
fuerza
que
tenía
ante
Mongolia.
¿Cómo,
pues,
en el caso de
España,
no
teniendo este
país
relación
estratégica
directa
con
la defensa
o
la
expansión
de
la
U.R.S.S.,
no iba
a
haber
entregado Stalin
nuestro
pueblo
a
los fascistas
indígenas
e
invasores? Los
comunistas,
como
han hecho
en
Polonia
con
el
Ejército Rojo,
tal
vez habrían
guiado
a las
tropas
italianas
por
los
campos
de
Castilla,
y
acaso
hubiesen llamado cama-
radas,
como los rusos
rojos
a los
alemanes
pardos,
a los
bandidos azules
de
la
Falange;
¡y no
habrían
mentido
Líster,
Modesto,
Galán,
Tagüeña,
Ciutat,
Mendiola,
Jesús
Hernández
y
otros aventureros
que
no
lograron
dominar
a
la España
antifascista en
Marzo, tal
vez
mendiguen
ahora
al
gran
Stalin
una
plaza
en el Ejército
Obrero
y
Campesino para
colaborar
con los nazis
en
la
liberación de los
trabajadores
de
Polo
nia.
Negrín,
por
su
parte,
no
ha
dicho ni una
palabra
contra
la traición a
China,
ni contra
el
asesinato
de
Polonia.
¿Aspirará
ese
rufián a
volver
a España?
Para
que
él y
los
demás
servidores
de
Moscú
nos
hubieran entregado
al ene
migo,
sólo habría hecho
falta
que
Stalin
lo
mandase.
¿No
asesinaron,
durante la
guerra,
a
centenares
de
obreros
revolu
cionarios?
¿No
pretendieron
deshonrar los
más
nobles
motivos
de
la
lucha
y cubrir
de
ignominia
los más altos nombres?
El
silencio cobarde
de
la
patulea
de
comunistas
españoles
en el
Extranjero,
que hasta en los
campos de concentración
de
Francia han
sido sarna en
el
pecho
de
su pueblo,
¿no
es
un
indicio
de
que
aprueban
—
por disciplina,
como
así llaman
todos
los autoritarios
a la carencia de
dignidad
—
la
mayúscula
traición
staliniana? Todos los
fascistas se
han
juntado en
la
8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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8/18/2019 García Pradas J. La Traicion de Stalin
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ÍNDICE
1
3
/. Antes
perder
la
guerra
que
tolerar
la
revolución. 4
II.
Unión
de
todos los
españoles
ante
la
invasión
fascista
6
III.
La pérdida
ignominiosa
de
Cataluña sin combatir. . .
10-
IV. De
Barcelona a
Toulouse,
por
Gerona y
Figueras
13
2
V. Varias
clases
de
españoles
en
Francia
18
VI. O
todos
nos
salvamos
o nos
hundimos...
21
VII.
El
sucio timo de los
pasaportes
25
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