t e a t r o - revista de la universidad de méxico · en la viuda alegre comparar ese ha ... cos,...
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A lIlelta.-··pelicula /lena de bellos momentos"
T E A T R O
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menor, que la historia exige, .con ?ese~voltura. Están, a veces, demasIado idealIzados. El actor corresponde en un gradoexcesivo al concepto de "galán", pe~o
Lourdes Guerrero, con sólo su presenCiay su figura, consigue romper ese hiatoextremoso que concibe a la vedette únicamente en función de arquetipos. Lospersonajes incidentales tienen esa espontaneidad que la nouvelle vague ha msu[Jada en todo lo que de viciado tiene lacategoría de los actos característicos dentro del cine. Muchas veces, también, JuanGuerrero y los adaptadores de la películano han resistido la tentación de ser demasiado explícitos. El silencio puede se.run diéílog-o tan efectivo como la explIcación, como los proferimientos mediante los que se pretende enriquecer unahistoria. El talento consiste en saber distribuirlos, situarlos adecuadamente y eneste sentido la película falla a vec:;es.Pero no importa; el talento, como el genio, es un aprendizaje y Juan Guerreroes un realizador joven que seguramentetendrá la larga paciencia de la introspección, de un mirarse a sí mis~o queno mengüe la frescura que ya tiene suobra.
seguramente su obra maestra. En estapelícula todas las características que hacen su estilo inconfundible están plenamente dominadas. El "decir sin decir"las cosas no es ya un hallaz¡?;o sino unaforma de narrar. Las escenas en las queencarna esta ,técnica constituyen, sin duda, momentos inolvidables en la historiadel cine de Hollywood. Basta recordarel momento en que Maurice Chevalierregresa por su espada a la alcoba realen La Viuda Alegre comparar ese hallazgo con la escena de las cigarreras deNinoska para verificar que el lenguajecinemato¡?;ráfico fragua sorprendentemente a partir de un solo gag. Esta caligrafía se repite en Ninosha varias veces (enla escena de las cigarrer¡¡s, en la del tocador de damas del cabaret, en la de lasgárgaras de la conductora de tranvía enel apartamiento moscovita de Ninoska)y sirve para recalcar el hecho de que
UNIVERSIDAD DE- MEXlCO
Lubitsch siempre era capaz de enriquecersus procedimientos de estilo en funciónde una concepción única de la narracióncinematográfica.
Pero por encima de los accidentes delestilo propio del realizador es precisotener en cuenta que estos aeetdentes téc·nicos o de estilo funcionan en un ordenparticular de los géneros. cinematográfi.cos, en este -caso la comedia. de unamanera que particulariza a Lubitsch en·tre todos los directores yieneses que fue·ron acogidos en Hollywood. Fue él quienmejor se a\=liinató al ambiente cinema·tográfico norteamericano, a la invencióndel sonido, convirtiendo ésta en algo queformaba parte inerradicable de su mane·ni de contar-las cosas y no sólo en algoque aumentaba sus- medios n!UTativos. Elsilencio mismo había sido concebido porél como algo que "hablaba" y en estocabe aventurar la proposición de quepresagiaba a Bergman. En términos generales puede decirse qúe las películas deLubitsch son notaOles no sólo por lo quenos muestran, sino por lo que callan ylo que ocultan sin que lo seg-undo dejede ser perfectamente aprehendido por elespectador. Algunos grándes' momentosde sus películas ·tienen lugar, sorprendentemente, en la imagin~ción'del público y no en la pantalla:.
Por lo que respecta a la estr~lla, es difícil hablar en estos tiempos de GretaGarbo. Los arquetipos femeninos hanhecho un largo viaje desde los tiemposde Goethe. Margarita en la rueca, con·creción del Eterno Femenino, se,ha tras·tocado para nosotros en Honey West, elBitchy Perecedero. ¿Qué represen.ta la fi·gura de, Greta Garbo en esa evolución?Yo pienso, a veces, quereptesen.ta justamente el momento en que el pnmero seconvierte en el último, pero otras .vecespienso que Garbo representa esa esenciaque es común a ambas, que es inmutable, que lo mismo define a la recienteVenus de Rodas, a la Virgen Maria, aChristine Keeler y que convierte, en suma, a las mujeres en el más apremiantemente necesario de todos los males.
NINOSKA Por Alberto DALLAL
TIRSO EN EL FRONTÓN CERRADOPara mi gusto personal Greta Garbo esla mujer más bella que jamás ha sidofotografiada por cámara cinematográfica y esto, para mí, salva ya cualquierade sus películas. Pero esto no es todo.Volver a ver una película como Ninoskarepresenta una experiencia que vale infinitamente más de cuatro pesos. Desdeque sale el león de la Metro circundadodel lema Ars gratia artis experimentamos la sensasión de estar ante algo asícomo un clásico. Si a esto se agrega larealización de Lubitsch, la simpática presencia de Malvyn Douglas, la belleza delna Claire, los viejos característicos de laépoca y también la época, sobre todoesa época, no cabe ya ninguna duda deello.
A estas alturas la grandeza de un realizador sól ose puede medir en términosde un estilo propio, plenamente conseguido, y en estos términos Lubitsch esseguramente uno de los más grandes realizadores que ha habido y Ninoska es
Las obras del teatro clásico español, además de constituir un patrimonio literario poco común por su gran calidad,por su gracia en las tramas y por susformas perfectas, es también una fuente ejemplar de obras a la que puedeacudir el director de talento, aquel queve en la realización teatral y en laspuestas en escena algo más que un pretexto para lucirse como genio o artista, es decir, que encuentra en el artedel teatro una profesión nada fácil, lacual requiere de estudio, constancia ydisciplina. La vieja querella entre elteatro clásico y el teatro de vanguardiao teatro nuevo no consiste, como hancreído muchos, en una disputa -literaria. Las excelencias literarias de unaobra más o menos reciente pueden serdiscutidas a fondo durante un tiempoconsiderable, pero si su puesta en esce-
na ha logrado llamar la aténción de' lacrítica consistente y documentada, susméritos literarios habrán de pasar a unsegundo plano para que esperen delfuturo el juicio definitivo.. El caso deuna obra clásica no es el contrario. Nadie diseu tirá la calidad literaria de unapieza clásica si ésta se ha asentado altravés del tiempo, pero no podemos,mediante sus valores literarios, asegurar sus méritos teatrales. Y esta.mos co.n·vencidos de que la seriedad de un director comienza, por las razones antesexpuestas, en el momento en que escogeuna obra clásica para llevarla al esa·nario.
En el Don Gil de las calzas verdesque ahora nos ofrecen los fines de se~
mana Héctor Mendoza y su grupo podemos hallar varios elementos que garantizan plenamente su éxito y el pla-
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Elizabeth Larios y Mauricio Herrera
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han impedido que la ópera recupere, suantigua grandeza. Las dos piezas queahora se presentan en la Casa del Lagopueden servir de modelo para los queen México, conociendo las vicisitudesdel género operístico, deseen analizar lasposibilidades de .su resurgimiento. Cra·cias al talento de Toch, de Menotti ytambién gracias a la imaginación de Currola y de Friedeberg, el público puedegozar de un espectáculo fino e interesante; sólo la ausencia de la orquestaciónoriginal impide que la realización re-sulte completa. .
Nos han sorprendido gratamente lascaracterísticas de la puesta en escena deJuan José Currola. Los procedimientosque usó para dirigir estas dos óperas indican que está dispuesto a aplicar su, talento en trabajos menos pretensiosos,más profesionales y, a la larga, más provechosos. Desde La cantante calva noveíamos que Currola "hiciera funcionar"una obra. Insistía en crear obras originales, olvidándose que traía entre manos concepciones, obras, géneros e intérpretes que le impedían realizar un espectácufo que le J?erteneciera a él solo.En Emilio y Emilza y El teléfono volvemos a descubrir al Currola que es capazde resolver los problemas escénicos sintratar de ir más allá de lo que la obrau obras pueden ofrecer. Las dos óperasa las que nos referimos son originalmente graciosas, agradables y finas y la puesta en escena de Juan José Currola vienea ser el reflejo de esas cualidades únicasy hasta cierto punto insuperables. Lahabilidad de Gurrola se halla presenteen todos los aspectos y todos los elementos en los que podía lucirse: movimientode actores, "tono general", caracterizaciones, integración de escenografía, vestuario, utilería e intenciones.
Las historias narradas en, Emito yEmilia y El teléfono no son complicadas; la trama que se desarrolla en Emilioy Emilia es de mayor calidad que la deEl teléfono. En esta última hay poca inven ti \"a de parte del autor. Los p~rsona
jes y la anécdota no son sencillos! sinoobvios. Lo mismo podríamos deCIr delaspecto musical. En la pequeña óperade Ernest Toch se reconocen audacia yfantasía creadora, cierta inventiva querealmente pone en juego temas a la altura de la música culta. En cambio,Menotti se acerca demasiado (y esto seha dicho con frecuencia con respecto amuchas de sus obras) a la música mediocremente comercializada. Naturalmente,los rasgos de ambas obras tuvieron unainfluencia decisiva no sólo en la dirección, sino también en las actuaciones. Elpersonaje mudo de Emilio y Emilia, porejemplo, es, por sus matices, un papeldigno del mejor de los actores, una tentación para el tour de force mímico.Charles Lucas sólo aprovechó una partede las posibilidades del personaje: aquella de los gestos, olvidándose de que algunos movimientos del cuerpo se prestanmaravillosamente para dibujar al personaje. En ambas óperas destaca notablemente la actuación de Elizabeth Larios, quien, a sus méritos de cantantepuede agregar ahora los de actriz. Es ellala que mantiene, durante el espectáculo,el grado más alto de atracción. Sus recursos, su mímica, sus gestos y, naturalmente, su voz, están manejados casi a laperfección yen su trabajo es posible descubrir, además de las inc:icaciones generales de Gurrola, disciplina y sensibi·lidad.
DOS PEQUE1il'AS óPERAS
de los vivos colores de la escenografía yel vestuario y que sus pensamientos diva.guen, ante tan variados estímulos, sinoponer ninguna resistencia. _"
De los actores no es preciso hablar pormenorizadamente porque todos intervienen, al máximo de sus capacidades, parahacer realidad la inventiva de HéctorMendoza. Algunos fallan en la voz. Peroesta circunstancia importa mínimamentecon relación al gran espectáculo que paraalegría del público ofrece ahora HéctorMendoza en el Frontón Cerrado de laCiudad Universitaria. Es de justicia elogiar la actuación de Marta Navarro que,sin exageraciones, constituye una verdadera revelación. Esta nueva actriz -nueva, aunque estamos seguros de que su papel de Doña Juana la habrá de colocardefinitivamente en el plano profesionaltiene todo: cara, cuerpo, voz, talento,sensibilidad y, por lo que hemos podidover en Don Gil de las calzas verdes, disciplina y amor por su carrera.
Para iniciar la" primera serie 1966 de sus"Conciertos de lqs sábados", la Casa delLago ha montado dos óperas en un acto:El te.léfono, de Cian Carla Menotti yEmilio y Emita, de Ernst Toch. La dirección está a cargo de Juan José Currola y los papeles los desempeñan Elizabeth Larios, Charles Lucas y MauricioHerrera. De la interpretación de losacompañamientos musicales al piano sonresponsables Andrés Araiz y Luis Rivero.La escenografía de ambas obras es de Pedro Friedeberg.
El único denominador común que esposible descubrir con respecto a las dospiezas operísticas es el de su modernidad.Ambas son redondas y pueden considerarse juguetes escénicos que, en algunaforma, le inyectan nueva vida a un gé-·nero que en la actualidad no goza de lapreferencia plena del público. Algunoscompositores contemporáneos han tratado de rejuvenecer o casi resucitar a laópera y muy pocos (Menotti entre ellos)lo han logrado. Los avances y el desarrollo de la comedia musical, por una parte, y la transformación de la naturalezade los espectáculos (a la cual puedeagregarse la irrupción del cine como arteque más divierte a las masas) por otra,
UNIVERSIOAll Dl: MtxlCO
cer del público. Esta vez no es Tirsode Malina quien asegura la calidad dela obra. El autor español y su excelentey singular obra vienen a ser sólo elpunto de partida, la inquietud original. Don Gil de las calzas ver~e~ esuna pieza excepcional no sólo por losjuegos escénicos a que da lugar, sinopor su contenido. El tal Don Gil enrealidad no existe: es una imagen inventada, un nombre que hechiza a lospersonajes y a cuyo conjuro se desatanlas pasiones. En Don Gil de las calzasverdes Tirso de Molina no -acude al encumbramiento o a la falsificación, comolo hizo en El burlador de Sevilla o Elvergonzoso en palacio, para manipulary expresar los más. profundos sentimientos del hombt:e. En Don Cil impera laconfusión; alrededor de ella giran lasanécdotas, los encuentros, los arreglos,los castigos y el amor. Al mismo tiempo, Tirso prueba que el hombre, noimporta su grado de confusión, pennanece en contacto con la realidad. Bástenos recordar cómo Don Martín, desencajado y confuso por la noticia dela muerte de Doña Juana, aún así, decide con.9uistar el amor de Doña I~és,
pues muerta Doña Juana, ¿qué o qUIénpuede impedirle pensar en su propiafelicidad? Confusión de horas, de sexos,de sentimientos, de vestiduras, de exclamaciones y palabras. Confusión y, ala vez, amalgama de imágenes hermosas y de· hermosos versos.
Con trama y elementos tan actuales,no se hizo necesario transformar la obradándole un sentido de modernidad literaria. El problema fundam~ntal seplanteaba en el escenario, en las formasteatrales al través de las cuales la obraiba a "expresarse". Héctor Mendozapudo "inventar" estas formas en base alos pensamientos de Tirso y en base auna experiencia como director que loha hecho destacar excepcionalmente. Laobra, juego de confusiones, se convirtió,gracias al talento de Mendoza, en espectáculo vertiginoso y vivo, en especie de"comedia musical de las confusiones cómicas". La agilidad de la puesta en escena se refleja en la alegría del público,que plenamente satisfecho permite quesus oídos se llenen de las palabras deTirso y de la música que les sirve deacompañamiento, que sus ojos se llenen
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