angustia y liberación de la palabra en catulo

17
ANGUSTIA Y LIBERACIÓN DE LA PALABRA EN CATULO Al leer los versos iniciales del carmen LXVIII: Quod mil-U for- tuna casu que oppressus acerbo ¡ conscriptum ¡mc lacrimis mittis epistolium> ¡ naufragum ut eiectum spumantibus aequoris undis ¡ subleuem a a mortís limine restituam, no se puede evitar una im- presión de solemnidad, que se mantiene unánimemente en los principales traductores I Y el lector puede preguntarse el por qué la llamada al poeta se hace por medio de palabras tan serias> que en manera alguna pueden entenderse como la consecuencia de la metáfora, sino más bien al revés 2 ¿Qué es lo que este Manlio pide 1 «Et te ressuscite du seulí de la mort», Poésies de Catulle, cd. L. Peluger trad. y. Develay, Libraire de la Bibliothéque Nationale, 1897; «Tu veux que je te reléve et que du seuil de la mort je te raméne á la vie>’, Catulle, cd. O. Lafaye, C. U. F., Paris, 1949; «te levante y te retome del umbral de la muerte», Catulo, ed. por II. Petit, cd. Barcelona-Madrid-Lisboa, 1950; «para que después de tu naufragio, arrastrado por las espumosas olas del mar, te levante y te devuelva del umbral de la muerte a la vida», Catulo, ed. de M. Dol~, Alma Mater, Barcelona, 1963 (N. B. Siempre citamos por esta edición). 2 «E per restituirti alía vita dalIa soglia di morte»; non é ripetizione del concetto precedente, perché mentre allimmagine del naufrago travolto dalle onde si collega quella dell’uomo che non é capace di trovar posa nel letto deserto, alI’idea del retorno dalle tenebre di morte alía luce della vita effica- cemente si unisce timagine della poesia, datrice di vita spirituale ma incapace anch’essa in circonstanza si grave, di sollevare il misero, onde la mofle da cui Manlio chiede d’esser ridatto alía vita sembra esser la morte dogní spi- rituale attivitá e forza, neppure alleviata dalIa serenatrice belleza dellarte», B. Pranchi, Catuto, it flore della tinca, V. Bonacci editore, Roma, Pp. 177-178. Tales palabras marcan, aunque aminorando un poco, la tensión significada en inortis tintine y la realidad innegable de que la metáfora no es aquí un recurso estilístico sin más.

Upload: galu1912

Post on 17-Nov-2015

22 views

Category:

Documents


1 download

DESCRIPTION

Angustia y Liberación de La Palabra en Catulo

TRANSCRIPT

  • ANGUSTIA Y LIBERACIN DE LA PALABRA

    EN CATULO

    Al leer los versos iniciales del carmen LXVIII: Quod mil-U for-tuna casuque oppressusacerbo conscriptum mc lacrimis mittisepistolium> naufragum ut eiectum spumantibusaequoris undis subleuema a morts limine restituam, no se puedeevitar una im-presin de solemnidad, que se mantiene unnimementeen losprincipales traductoresI Y el lector puedepreguntarseel por qu

    la llamada al poeta se hace por medio de palabrastan serias> queen manera alguna puedenentendersecomo la consecuenciade lametfora,sino ms bien al revs2 Ques lo que esteManlio pide

    1 Et te ressuscitedu seul de la mort, Posiesde Catulle, cd. L. Pelugertrad. y. Develay, Libraire de la Bibliothque Nationale, 1897; Tu veux que jete relve et que du seuil de la mort je te ramne la vie>, Catulle, cd.O. Lafaye, C. U. F., Paris, 1949; te levante y te retome del umbral de lamuerte, Catulo, ed. por II. Petit, cd. Barcelona-Madrid-Lisboa,1950; paraquedespusde tu naufragio,arrastradopor las espumosasolas del mar, te levantey te devuelva del umbral de la muerte a la vida, Catulo, ed. de M. Dol~,Alma Mater, Barcelona, 1963 (N. B. Siemprecitamos por estaedicin).

    2 E per restituirti ala vita dalIa soglia di morte; non ripetizione delconcetto precedente,perch mentre allimmagine del naufrago travolto dalleonde si collega quella delluomo che non capacedi trovar posa nel lettodeserto, alIidea del retorno dalle tenebre di morte ala luce della vita effica-cementesi uniscetimagine della poesia, datrice di vita spirituale ma incapaceanchessain circonstanzasi grave, di sollevareil misero, onde la mofle dacui Manlio chiede desser ridatto ala vita sembraesserla morte dogn spi-rituale attivit e forza, neppurealleviata dalIa serenatricebelleza dellarte,B. Pranchi, Catuto, it flore della tinca, V. Bonacci editore, Roma, Pp. 177-178.Tales palabrasmarcan,aunqueaminorandoun poco, la tensin significada eninortis tintine y la realidad innegable de que la metfora no es aqu unrecursoestilstico sin ms.

  • 214 ENRIOUE OTN SOBRINO

    al poeta?Nada menos que la salvacin,que lo rescatedel bordemismo de la muertey lo establezcaen la vida. En un momentodeespecialcongoja(a lo que parece,la muerte de su esposa)3alguiendamaal poetay le pide su palabra; en medio de la zozobra,cuandola desesperacinsurge como inevitable desenlace,sin embargoparaquien tanteaen la oscuridad,se levanta de pronto en el horizonteel resplandorde lo que salva. No se est irremediablementesolo;siempre hay alguien que puede descubrir para nosotros el signi-ficado oculto y profundo de las vivencias,en las que somos y noshacemos.Y ese alguien no es otro que el poeta y Catulo lo es,y llegar,adems,a serlo muy grande; precisamenteestamosen elmomento del giro, cuando se dispone a viajar a Bitinia, donde seproducirel encuentroconsigomismo en medio de la tormenta queamenazasu vida. Asistimos, pues,a un dilogo; Manlio afligido desoledadbusca la palabra potica y Catulo, afligido tambin por lamuerte de un ser querido y la adivinizacin del inevitable rompi-miento con Lesbia, que se sobreponea su dolor e intenta cumplir

    con esa obligacin que se le recuerda,aunque este sobreponerse

    3 Discusionesinacabablesbay sobre ello; lo que no cabe duda es que elmomento se presentaespecialmentedoloroso. Sin agotar la bibliografa entre-sacamoslos siguientescomentariosde diversosautoressobrela supuestamuertede la mujer de Manlio. Che si tratta di unadisgraziagrave piombataallamico,qual potevaessere,ad esempio, a perdita della consorte,A. Salvatore,Lunitdel carme68 di Catulo, en ajornale Italiano di Filologia, 1949, p. 41; Manlioha con una lettera piena di lacrime annunziato a Catullo.. la morte dellamoglie sua, Guido Mazzoni, Catullo. Poesie, Bologna, 1941, p. 222. Indepen-dientementede su ulterior postura, M. Lechantin di Gubernatisescribe.- Senon che non constache Manlio si trovasseormal solo per la morte della donnasua, en 11 libro di Catulo, Tormo, p. 208. Lamico Manlio. - gli serive colcuore gonfio di tristezza e di pianto.. La moglie sua.- - morta ed u vuotochella ha lasciato accantoa s Manlio chiede allaniico poeta di riempre,almeno in parte, colla suavit dei versi esaltanti lamore, 3. Francl-ii, o. e.,p. 176. Desertus in lecto caelibe... aud that phrasewould naturally refer loloss of, or separationfrom bis wife, or perhapshis mistress,Fordyce,Catullus,Oxford Clarendon Press, 1961, p. 343. Aunque no partidario de la unidad delpoema68, he aqu lo que referentea lo tratadoen estaslneasdice E. TruesdelMerril:Manlius in 68, is in extremestsorrow, wich the expressions...sl,owcan be only over the deathof bis wife, while Allius, in 68b, is happywitheither wife or mistress,en Catullas, Merril, p. 128. Y, finalmente,

  • ANGUSTIA Y LIBERACIN DE LA PALABRA EN CATULO 215

    haya supuestouna lucha consigo mismo~: experimentas Catuloel conflicto entreel hombrey el poeta: el primero quisieraquedarsecon su dolor a solas; pero l tambin es poeta y como tal tieneuna misin que cumplir, que lo excede, es verdad, pero que ha deafrontar sin embargo. Se es poeta por un designio especial,poruna llamada que viene de lo alto, pues nicamentel es quienpuedehacerpresentesaqu muneraet Musarum...et Veneris~.Y con

    Por otro lado la participacin en un dolor intenso y al borde de ladesesperanzapresentauna inexplicablecomunin de misterio, de donde surgeel canto salvador: senza lepistolum scritto con le lacrime, questa gioia odrel questacatarsi finale non averebbcro,forse u loro sapore,Salvatore,o. e.,p. 41. Se parte de una base comn de dolor, que una vez aceptado por elmisterio de la poesacobra un sentido, sin duda, trascendentalpor estartrascendido.lina unidad honda empalmaraaqu el primer dstico (quod mi/iifortuna casuque oppressusacerbo 1 conscriptum 1-inc lacri,nis mittis episto-lum) con el final, cuando los dioses accedan. A lo mismo conduce, pero,parece,desdeotra perspectiva>la frase de Salvatoreen la p. 40 de estemismoartculo: II primo distico.. d u tono, per cosi dire, a questa secondapartedella elegia che vuol essereuna manifestazionedi riconoscenzadel poeta versolamico che.,.>. Porque conviene apresurarsea decir que la aparicin delrelato mtico en 68~ no es en manera alguna una disgresin o distraccin,sino ms bien el catalizadoro centro, de donde emana el sentido profundode la hora dolorosa. Por otro lado nicamentela compasindel poeta haciael amigo puede hacer salir de cierto narcisismo> o cerraznegostala congojapersonal.En cualquier caso centran bastantela cuestinlas siguientespalabrasde Ferrero. il no peut pas se taire. et il entonneun chant pour lami... chant..enfer-me entre le dbutprofondmenttriste et le final (vv. 149-160) serein,A. Sal-vatore, Le poeme 68 de Catulle et le problme de lelegie latine, Phoibos,tomos VI-VII, p. 29 (trad. de R. van Campernolle). Importa aqu remarcarel imperativo de no callar ante el dolor como rasgo casi esencialde la con-ducta humana, aunque encarnadoen dos personajesmuy concretos; en lapgina 35 de este mismo articulo el autor nos advierte: sans jamais tomberdans le genre autobiographique.He aqu lo que separaal poeta, como pre-cursor de los otros: la circunstanciapersonal es su punto de arranque.omejor dicho el pretexto para contemplar lo que nos excedey por ende nosdevuelve nucstradimensin ms propia. Nunca el dato personales el puntode referencia centralistahacia donde va a parar el alma del lector, que nopuede desasirsede ese drama. En este caso no sera el poeta quien saldraal encuentro, sino ms bien el lector o el oyente. Bien entendido que estono quita nada de mrito literario ni de hondura o sinceridadpersonal,perotampoco pone lo que no hay; los que obran as no son poetas del tiempode penuria. Por otro lado be aqu tambin transtormadoun mero recurso

  • 216 ENRIQUE OTN SOBRINO

    ello tocamosya lo que parece sea el punto central. Cul es lasituacin que el poeta ocupapara poder asumir el papel que se leencomienda?Nadie puede dudar que el poeta tiene como misinla de decir. Y qu es lo que dice? La verdad. En pos de ella hade peregrinar,tendiendoel puenteentreel misterio y la existenciade ac, entre la verdady la realidad.De ah que se exija al poetauna situacin especialde arranque.Y ella no puedeser la de aqu;el poetase comunicacon nosotros,perono como nosotros; necesitade un lugar especial.El poeta mismo estentre aqullos,los dio-ses,y ste> el pueblo.Es un proyectadofuera> fuera en aquel entre>entrelos diosesy los hombres.Peroslo en esteentrey por primeravez se decidequin es el hombrey dndese asientasu existencia~.

    Justamenteese entre es lo que le deja en libertad para buscar laverdad, no importa el largo viaje que se ha de realizar; pero esa

    libertad no ha de entendersecomo exclusinde sudrama,heroicidadyanae innecesaria,sino todo lo contrario, libertad para incardinarlotambin en el mbito misterioso de un orden que nos sobrepasa,alcanzandola clave universaldel mismo. Su labor es la de un sacer-dote que ilumina el senderoen tinieblas7; l caminael primero y en

    soledad y por ello y para ello se encuentradotado con un decirque es el ms decidor~, porquesu misin es por descontadola ms

    estructuralde cierta poesaantigua ante la vibracin existencialdel dolor y lamuerteen una patticade lo imposible: non possum.. ed allora la recusatio(non questa volta, mero espedienteretorico) fa corpo con laccettazione delcompito, e sgorga la poesia repressa,che ancora incerta de s si preocupadei molti ostacolie materiali di spirituale disposizione,Ferrero, o. c., p. 84.Las innovacionesen literatura no suelen venir de rompiruentosespectacularescon los cnoneshabitualesde expresin, sino en la renovacinde los mismos,cuando penetranen ellos las notas irrecusablesdel padecimiento humano.Es as cmo los recursosliterarios mantienenuna permanenciacasi constante,no tanto por su papel estructural dentro de una obra escrita,como por lacapacidadengendradoraque les viene de este insuflamiento de vida, que nacede la palabra confesionalde lo original y lo indigente.

    6 M. Heidegger,Ijlderlin y la esenciade la poesa, trad. por 5. Ramos enArte y poesa, Fondo de Cultura Econmica, Mxico, p. 146. Lo dicho aquexclusivamentepara el poeta alemn, lo creemosvlido para todo verdaderopoeta.

    7 Aber sic sind, sagst dii. wie des Weungottsheilige Priester, welchc vonLaude zu Land zogen in heiliger Nacht, Hlderlin, Brot und Wein, en S~m-tliche Werke, dic Tempel-Klassiker,der Tempel Verlag, Berln-Darmstadt,p. 279.

    M. Heidegger, Sendas perdidas> trad. 1. Rovira Armengol, Losada, 5. A.,Buenos Aires, p. 262.

  • ANGUSTIA Y LIBERACIN DE LA PALABRA EN CATULO 217

    arriesgada,la ms permanentey por tanto la ms amenazada.Supalabra devela la clave de una lectura de la vida hasta ahora im-pensada.Con l, con su verso irrumpe en la humilde cotidianidadde nuestrasvidas el fuego de la verdad, que a su conjuro la trans-

    forma. Su palabra funda, consolida,garantiza, salva, precisamenteporqueel poetaasumeel riesgo de quedardestruidopor esaverdadque l afronta, verla cara a cara por especialconcesino privile-gio ~. A l slo le es permitido saber.ste es el drama del poeta.Sin embargo,JacoboKogan~ se preguntasobrelo posible de unacreatividad cuando el hombre poeta ha quedadoprivado de liber-tad. Surge este interrogante en polmica con Heidegger, quien en

    una obra suya~ identifica o hacecoincidir libertad y necesidadenel poeta.Pareceque, dejandode lado la problemticadel origen oretrocesoa eseorigende la obra de arte, segn proclamaHeidegger,el poeta se limitara a ser el mero amanuenseque transcribecon supalabra al dictado ad pedemlitterae la revelacin del ser; s parece

    podemospreguntarnossi el poeta es verdaderamentelibre. A nues-tro modo de ver aqu se planteandos cosas (por el momento noincluimos aqu el problema de la relacin entreverdad y realidad,

    que son dos cosas distintas, aunquems de una vez confundidasy tratadas como si fueran la misma): primero, que la misin delpoeta no cabeentenderlafuera de la donacinpersonalde s, dichode otra manera,que el poetaes libre para aceptaro no la llamadade lo alto, para ponerse en camino, renunciandoa los pequeosdolores y las vanasseguridadesde la cotidianidad; l es libre paravigilar en la nochey estar atentoal menor destello de luz, es librepara abrir el camino y trazar el puente que le haga llegar de larealidad, o si se prefiere de la actualidad, a la verdad, pero justa-mente su libertad es sa,la de poderafrontar caraa cara la verdaden su plenitud, describir la razn ltima de la existencia,de lascosas y de s mismo, de ser el depositario de una Revelacintre-menda, que anonada.Segundo,l no es libre para inventar su ver-

    9 Doch uns gebiihrt es, unter Gottes Gewittern, Ihr Dichter! mit entblss-tem Haupte zu stehen, Des Vatcrs Strahl, ibm selbst,mit cigner Hand Zufassen und dem Volk ms Lied Gehiillt dic himmlische Gabe zu relehen>Hlderlin, o. e., p. 295.

    10 Jacobo Kogan, Literatura y metafsica, Compendios Nova, Buenos Aires,p. 91.

    ~1 M. Heidegger,Hlderlin y la esenciade la poesa> p. 144, o. c. en nota 3.

  • 218 ENRIOUE OTN SOBRINO

    dad, la que conviene a su circunstancia,o la que nosotrosquish-ramos or porque nos agrada.No. La verdad impone su presenciaen la realidad desdesu propio valor intrnseco.La verdados harlibres 12 y no al revs; no hay libertad para vivir sobreuna mediaverdad, se vive de espaldasa la misma en la negacino desespe-racin o al dictado de ella, cuando nos dice lo que somos,paraqu vivimos, para qu esperamosy slo en esa conformacin denuestro ser puedesurgir la libertad que nos habla de nuestrafinitud

    radical, de nuestraindigencia, de nuestranecesidadde ser salvados.Y el primer indigente, el que antes que nadie conocesu finitud ysu penuria es el poeta, por eso se ha puesto en camino hacia laverdad y vuelve a nosotros, porque su corazn presiente comoamenazay salvacin a un tiempo lo que os dems precisamenteni siquiera adivinamos, ni siquiera queremosescuchar.El poetalibre para asumir o negar el depsito de la verdad revclada sertanto ms libre cuanto ms se adecea ella, y por esto podemostener la seguridad de que siempre el poeta lograr, si es poetaverdadero,la palabraadecuadak Y con ella, con la verdadempiezala verdaderaplenitud. Hay que ser indigente para ser llenado y asen su camino de vuelta el poeta, porque es libre, puede encontrarla forma bajo la que entregara los que esperanaquella revelacinalcanzada-en -medio-del--sacrificio--y-ia~ misericordia Hay~--e-ntonces,como inseparable, una necesidadde la verdad que no disminuyeen nadala libertad de aceptacinde la llamadaa l dirigida, antes

    al contrario la garantiza para hacer permanenteel depsito deRevelacin y la hace misteriosamentedurar en el tiempo. De ah

    que la misin del poeta tenga un revestimiento sagrado.Ya sumisma accin de escribir es en s sagrada; pues es la presenciaexternade la inspiracinmisma y ambosacontecimientosson simul-tneos,aunquevistos desdeac nos parezcandistintos, aunqueparaentenderlostengamosque disociarlos. Y ello no en virtud de otra

    2 Juan, 8, 32.3 poco importa el verbo que

    su espritu santo les insufla, pues comporta necesariamentela palabra ade-cuada, frase de ltagus recogida por fi. Brmond en La poesa pura, Argos,Buenos_Aires,p. 47, y ms adelanteBrmondescribe: El lenguaje es precisoo se convierte en parlera, tanto el lenguaje potico como el otro. Pero elprimero tiene de particular y de divino que su precisin misma posee comonico fin el de abrir lo ms posible las puertasdel misterio, pp. 57-58.

  • ANGUSTIA Y LIBERACIN DE LA PALABRA EN CATULO 219

    cosaque la especialnaturalezade la palabra>y la palabra del poetapor ser originaria es palabra siempre14; de ah tambin que elpoeta sea fundador o garante de que lo esencialpermanece.Y unavez aceptada,ya el poetano podr sustraersea s mismo, la entregade la verdad exige la entregapermanenteque trae como consecuen-cia la presenciasagradadel mismo en todas partes,que ni es vani-dad ni pantesmo15; sino que en la medidaen que el poetacumplesu misin, una habitacinespecial de su ser se produce por unafuerza que lo sobrepasasin aniquilarlo, antesbien, por decirlo enalguna manera> le crea una posibilidad de existencia ms plena ypuede por ella estar all donde se murmura la palabra recnditadel origen primero. Por eso su misin es un rito que posibilita laexistenciaverdadera,que hace palpar en su realidad la verdadqueadvieney se introduce en nuestraactualidad,tantasveces mentira.De ah que con una insistencia,en la que nos atrevemosa ver laplasmacin de su oficio sagrado,Rilke contestea las distintas pre-guntas que se le hacencon yo celebro16 Hay, pues,una palabra

    especial que al incardinarseen la verdad y al buscar la verdadmisma incardinarseen ella posibilita nuestraexistenciacomo sentido

    14 Tambin el poeta se sirve de la palabra,pero no como los que hablany escribenhabitualmente,gastandolas palabras,sino de maneraque la palabrase hace y queda como una palabra, M. Heidegger,El origen de la obra dearte,-en la misma o. e. en nota 3, p. 79.

    15 Puedeverse al respecto la Rime V de O. A. Bcquer, especialmentelosversos tan significativos del decir potico como algo pontifical.- Yo soy sobreel abismo el puenteque atraviesa, yo soy la ignota escala que el cieloune a la tierra. Yo soy el invisible anillo que sujeta el mundo de laforma al mundo de la idea. La expresinfinal. Soy ese espritu deque es vaso el poeta seala vivamente la especial posesin de la que esobjeto el poeta. Por ella se produceprecisamenteel acontecimientodc lapalabra.Quand la parole dit quelquechose de ltre en tant que tel, commecest le cas ayee le pote,nous sommesalors confrontspar ce quon pourraitappeler levnement de parole, P. Ricocur, Le confNt des interprtations,flditions dii Seuil, Pars, 1969, p. 440.

    16 5. A., Madrid, 1968, p. 215.Para un estudio ms detalladocf. Otto F. Bollnow, Rilke, trad. it. Ferreiro,ed. Taurus, Madrid, Pp. 301 y ss

  • 220 ENRIQUE OTN SOBRINO

    y finalidad que no se agotaen s misma. De esapalabra lo espe-ramos todo, que es ms y no tiene nada que ver con la redencinde nuestraexistenciamenesterosa,sociolgicamentehablando,ni latransformacino captacinde nuestravida, asegurandoas la vani-

    dad e inutilidad de nuestro egosmohalagado,ni siquieraque nues-tro nombre quede inscrito para la memoria. Eso lo puedenhacer

    y lo hacenescritoresde versos que los hay, en realidad, tan sloprosistasdel oportunismo.La palabra del poetano es sa, es mspura, es ms alta, porque viene de lo Alto y porque nos eleva.En cierto sentido podemosafirmar de ella que no resuelve ni di-suelvenada, pero que a la manerade la Palabrade Dios~ se dirigeal hombrehumilde que quiere la verdad, que est abierto a ella yaccedea la misma por el poeta. Quien en su intimidad sea lo sufi-cientementevaliente para afrontar su indigencia radical pedir lapalabra que trae la vida, y quien en su dolor sea sincero,abriendola sencillez de su corazn, se sentir comprendidoen la palabradelpoeta, aunqueno puedacomprendertodo el misterio que adviene18La palabradel poetadice porque su decir es el ms decidor,porquese pronunciasin egosmo>llega pura a los hombres,indicandosi nola esperanza,s por donde accede,abriendo, pastor del ser 19, elcoraznatribulado a la confianzay la fe, no a la certezaque eso

    17 Pour Job, la rvlation du tout nest dabord pas une vue mais unevoix. Le Seigneorparle> cest l lessentiel. II nc parle pas de Job; II parle Job; et cela suffit, P. Ricocur, o. e., p. 451. Sin embargo s hay una dife-rencia esencial entre ambos decires. Ms abajo Ricocur dice: Mais, mmealors, la question de Job propos de huimmene recoit pas rsolution, ellesubit dissolution la faveur du dplacementde centre que la pat-ole opre;a lo ms que aspira el decir potico es a apuntar hacia una explicacin, aserenarel alma afligida, llevndole hastael umbral de la PalabraVerdadera,pero ya es mucho poder saber que las cosaspor su poesa se hacen o sepresientenexplicables. Algo de esto nos dej tambin P. Claudel.

    18 Si la poesaes un misterio, y a lo que parecetodo el mundo est deacuerdo, pues los intentos sucesivos de definicin cientfica constituyen unfracaso, a lo ms que llegan es a un acercamientopor la forma, pero sedetienenen el umbral mismo de su esencia,no estaramal traer aqu dos frases,que han podido inconscientementedictar lo que se dice en este prrafo. lInade buce: Los misterios no son verdadesque nos rebasen,sino verdadesquenos comprendencitado por it. Lacroix, Histora y misterio, edit. Pontanella,p. 163 y misterio es algo en lo que yo mismo estoycomprometido,G. Marcel,Diario Metafsico, Guadarrama,p. 145.

    19 Han de mantenerseen pie como el pastor, que dura; de lejos pareceque est sumido en su tristeza, mas al acercarsese sientecunto vigila,Rilke, o. e., p. 218.

  • ANGUSTIA Y LIBERACIN DE LA PALABRA EN CATULO 221

    slo vale para lo mensurable.Nada parece,pues,haber de extrava-gante en las solemnespalabras de Manlio> sino ms bien todo locontrario. Son solemnesporque anuncianun advenimientotrascen-

    dalle, son solemnesporque el momento lo es a su vez: el poetava a bajar al desigual combateen el umbral mismo de la muerte.Y solemne es tambin la palabra que contesta, la donacin de loalto, la recepcindel mensaje,mito aqu~, vivencias y recuerdos

    entretejidos de muerte y ausenciaque se van poco a poco incardi-nando segn aconteceel relato mtico. Y luego con humildad elpoeta cierra el poemaas: Mc tibi, quod potui, confectum carminemunus . ..huc addentdiui... 2U El restoquedaparalos dioses.Catulo

    se retira a segundoplano. Los dioses son los que harn el milagroltimo, pero advendrnpor el puente del poeta. La angustia queclamabaqueda en sosiego de expectacin confiada, ya nada puedeincluso la barrera de la muerte o la deslealtadde la amada22todo

    20 Ibid. vv. 73 y ss.21 Ibid. vv. 149 y ss.22 Tal vez aspuedanexplicarse,sin necesidaddc recurrir a la hiptesis de

    dos poemas68 y 68, los sorprendentesversos finales: seitis felices et tu ettua uita. -. De esta opinin es A. Salvatore: Lme de Catulle sest commelave et purifle daus londe sacre de la poesie et la pice 68 pourrait tredfinie comme lelegie du chant qui fait oublier la douleur. La fin de lelegie68 se comprendedone, malgr la tristessedu dbut.. La douleur et les larmesdu dbout se sont graduellementadoucieset calmes dans une effusion desrcait, de cette srenit que peut donner pote, comme Catulle, la poesa(Phoibos, o. e., pp. 27-28) y ms explicito el mismo Salvatore en G. 1 Fp. 48: anche Faccennoallintervento della divinit, che completeril donodel poeta,preparae in certo giustifica e rendepossibile laugurio finale direttosecondoaol: 1) allamico (seitis.); 2) ala sua moglie o amante(et tua vita),dalle qualle egli s temporaneamenteseparatoe che il poeta, in questo finalesereno, immagiaa idealmente ricongiunta allamico. Pero aunque fuese lamuerte lo que ha separadoa los amantes tampoco la dificultad es mayor.Hay una posibilidad de encuentrojustamentepor la bajada al umbral de lamuerte, la batalla librada en el nito y el humilde retirarsea segundoplano delpoeta.Los dioses puedenentrar ya, porquesu accin ha sido posible, al sub-sumirseel dolor y quedar transformadode desesperacintorturada en tribu-lacin expectante.No es un mero calmar u olvidar, es transformara partir deun trascender,es decir, pasar ms all del dolor, pero a travs del mismodolor. El trnsito es encuentro: desdeesta perspectivase entiende mejor loque en este artculo dice el mismo autor (p. 49).- lelegia del canto che fadimenticare u dolore. Todo es posible tambin por una iluminacin sobre-natural: u poeta... illuminato soltanto dal legame invisibile e profunde chetutti ci unisce anche al di l dellesistenzaterrena,Fz-anchi, o. e., p. 213;palabrasque parecenposibilitar lo que se dice aqu. Adems convienesealarla unin indisoluble entre la palabrapoticay el quehacerde los dioses. La

  • 222 ENRIQUE OTN SOBRINO

    quedatraspasadode un optimismo que salva. La palabra tiene unmisterioso hacer23; hoy precisamenteconocemosla ausenciade suefecto y aoramoslos tiempos antiguosen los que ella sugeralasalvacin.

    Hemos afirmado arriba que nadie es ms indigenteque el poeta;

    tambin Catulo nos ofrece una pattica visin de la soledadde lapalabra24 Hundido por el dolor que la muerte de su hermano leha producido llega arrastradoa travs de nacionesy maresal pie

    palabra del poeta es la instauracinde la mansin divina en la existenciahumana. Dios accedea nuestro mundo a travs de lo ms irrecusablementehumano,el lenguaje.La grandezadel decir potico no radica tanto en lo queella da como en lo que ella posibilita y que no es sino esa llamada a laexpectacindel milagro que ella comporta en su sugerir. Una hierotanasedesencadenaaqu.La palabrapoticaes la antesalade la Revelacin,cf. nota 27.

    23 Desde una perspectiva testa Ricocur dice.- Peut-treiei la parole (s. e.poetique) touche-t-elle, elle aussi, une crationfondamentale?peut-treunethologie de la parole coincide-t-elle la limite ayee une tho]ogic du travail?Histoire et vrit, ditions du Seuil, Paris> pp. 232-233. Y desde otra perspec-tiva: No se trata tampoco de sabersi el acto creadordel poeta o del nove-lista es anlogo al acto creador de Dios, O. Vahanian, Ningn otro Dios,Marova-Fontanella,p. 100. El problema queda as planteado.Por descontadoque la Palabrade Dios es la nica que hace; la del hombre es la que hacehacer, como es bien conocido tras los estudios dc Ricocur; en algn puntointermedio debe estar la palabra del poeta. Que Vahanan lo hayaexpresadocon palabrasparecidases todo un sntoma,pesea lo precario de su teologade la muerte de Diosc

    24 El clebree. LI, traduccin de Safo, es tambin, en cierto sentido, indi-gencia de la palabra,ahora, para un momento feliz. Sc ha discutido muchoy no es el momento aqu de contribuir al ro dc tinta, pero, tal vez, desdeestaperspectivapuede entenderseporque Catulo ha buscadocomo eco de su per-sonal vivencia las palabras de otro poeta, aqu Sato. La imperceptibledife-renciaes sin embargo,a lo que pareceesencial, la poetisacant para la des-esperanzauna escenaque ocurra fuera de ella; Catulo canta ilusionado elmomento feliz que, aunquese objetive, vuelve dichosamentesobre l. l esprotagonista directsimo del entusiasmoque le posee. En cierta manerapuede traerseaqu lo que W. Inge hizo para su personajede Esplendorenla yerba queevocasu vivencia desgarradaahoracon los versosdeWordsworth,aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendoren la yerba, y lagloria en las flores> no lloraremos. El poeta ingls evoca as los aos pasadosde la infancia; la protagonistade la historia del dramaturgonorteamericano,la imposibilidad del amor adolescente.Se encuentranlas palabras mismas,dichaspara circunstanciasotras en ese especialmbito del lenguaje potico,que cobrasu universalidadsin perdernadade su autenticidad.En otro ordende cosas recurdeseMsica en la intimidad de Priestly, donde los personajesevocan al son de la msica que se escucha en el pequeoconcierto su vidamisma. La palabrapoticacomocaja de resonanciasdel gran dolor del mundoy su esperanzacumple, sobrepasndose,con su misin primordial: revelar laesencialtima de las cosas.

  • ANGUSTIA Y LIBERACIN DE LA PALABRA EN CATULO 223

    de la tumba queguardael cuerpo ya sin vida. Viene s a ofrecer laltima ofrenda pero tambin a decir unas palabras: et mutamnequiquamaloquerer cinerem25 La tensin se centra en el verbo:dirigir a alguien la palabra,pero, sin embargo,esealguien no estya, por eso a su lado jugando irnicamente con l el adverbionequiquam; se dirigirn, cmo no, esaspalabras,poesade las msaltas que conoce la literatura, y sin embargosern palabras sinrespuestas.El t que puederesponderya no esty la palabrabus-

    caren vano la respuesta;una irremediableangustiase abre aqu;no existe nada ms contradictorio que una palabra sin respuesta;slo quedanlas lgrimas ante lo imposible, comoresumen de derro-ta. Toda la angustiaest aqu inserta en lo ms propio e ntimo.Creemosencontrar en ello con palabras de poeta lo que Ricoeurha escrito como pensador~: Cest en partie la mort d>autrui quifait virer en quelque sorte la menacedu dehorsau dedans; parUhorreur du silence des absentsqui ne rpondentplus, la mort delautre pntreen moi commeune lsion de notre tre en commun;la mort me touche; et en tant que je suis aussi un autre pourles autres,et finalementpour moi-mme,janticipe ma future mortcomme la possible non-rponsede moi-mme toutes les parolesde tous les hommes.Cest done le respect,par quoi les tres aimssunt irremplagables,qui intriorise langoisse; quand je me sensmoi-mmeimpliqu dansle champde cettepit mutuelle, langoissede ma mort acquiertune sorte dintensit plus spirituelle que bio-logique qui est la vrit de cettemotion. Ce n>est pourtant encore

    qu une etape: il ny a de mort de l>autre que pour moi qui resteet cette survie de moi mon ami met encore labri de langoissela part vivante de moi-mme>. Ha sido para Catulo enfrentarsepor

    vez primera en profundidad con la muerte, vista siempre comoausenciade la palabraque el t no pronuncia; as en el e. Lxv y. 9:audiero numquam tua facta loquentem; su marcha deja tambin

    25 C. CI y. 4.

  • 224 ENRIQUE OTN SOBRINO

    sin alegras(cf. e. LXVIII y. 4 y 95). Todo parecehaber acabado>disuelto en la quietud y mutismo del sepulcro. Pero no; doloresamargosle quedan todava al poeta por vivir. Otro t> Lesbia, seir lejos tambin.Reeurdeselo que se dice en el c. CIX; se pidesinceridad en la palabra de la amada,ella desencadenarinevita-blemente la garantade un amor persistente.Y estamaldad de lapalabrade Lesbia no encierraa pesarde todo desesperacin,aunquesu malignidad resalte ms cuandolas comparecon suspropiaspala-bras, las que l pronunci y en virtud de ellas, tal vez, quedaronmisteriosamentepurificadas por el amor y la fe sus acciones27

    27 sta es la tesis sostenidapor Marmorale en su libro ya citado, LultimoCazalla. Adems este poema viene a ilustrar de un modo convincenteciertosrasgosdel decir potico que conviene considerarcon algn detenimiento.Noserdespropsitover en dcere aut facere (vv. 7-8) y dctaque facaque (y. 8),ademsde la indosolubleunin de la palabray la accin que constituyetodoun modo de civilizacin, y aadimospor nuestracuenta,una manerade insta-lacia en el mundo a nivel existencial, la concrecin de la palabrabenefactorade la poesa.Toda su obra ha ido dedicadaal ser indigente y menesterosodepalabraalentadora,vale decir a la humanidadentera: en cierta forma podemosdecir que el recuerdo de Manlo sigue aqu operando, no tanto porque elpoema 68 sea el nico, sino porque se manifiesta de una manera irrecusablepara la hiperertica la concepcinque Catulo tiene de su propio quehacer.Y no siempreesteoficio ha de desempearseen la situacin dolorosa, tambinel poeta sabe rer, aun a costa de su propia historia, en el momento defelicidad de los amantes,~LIi el dulce y tierno A- Spziiio =anmres.- -, dondela palabrapotica estpresta a imnortalizar el instantedecisivodel amor entre dos personas,instaurndoloen el orden de lo perdurable.Hayademsotro rasgo importanteen el poema76; en efecto, al final de la com-posicin nos encontramoscon un pasajeparalelo al Nne addcnt dn. -. (e. 68y. 153> y es el que suenaas: o riel, reddite mi hoc pro pietate mcc, aqu comoall el poeta quedaexpectanteante la llegada de los dioses. nicamenteellospodrn colmar al ser que esperael milagro. La llegadade los dioses se haceuna vez ms simultneacon el advenimientode la palabra,en este caso lams pura, la del poeta. Pero en esta grandezaest, a un tiempo, l constitu-yente de la misma, que es su relatividad. La palabra potica no hace nada,propicia una llegada, por eso decimos que es relativa, en la medida en quecontiene y hace accesible sin ningn peligro el acontecimiento de Dios yporquedice, refiere la inminencia de esa llegada. El mrsmo Catulo al quedarexpectantede la merced de los dioses nos acercaa esta dimensin propiadel decir potico. As instaura la esperanzay no en vano la palabra escogidaaqu es la de la plegaria. l, que no ha dudado en bajar al umbral de lamuerte, sostenerel desigual combate,cuandopide por s mismo experimentala indigenciade su persona,pero la certezade que los diosesvienen al mundode los hombresa travs de su lenguaje es lo que propicia ahora la esperanza,que no la yana ilusin, concretadaen esaexpectacinque se trueca en segu~ridad, porque la esperanzano es sino la seguridaden el acontecerdivino.Quedarse en el umbral, en la humildad y la indigencia de consuelo es la

  • ANGUSTIA Y LIBERACIN EJE LA PALABRA EN CATULO 225

    (e. LXXVI VV. 7-8). Pero bien mirado aquel mutismo del sepulcrono es nada, nada significa y nada puede. Una bellsima narracindel misterio de la muerte y del amor que derrota todas las ausen-Cias se encuentraen el e. XCVI; el amor de Quintila lo vencertodo y un gozo grande surgir> porque entoncesen el silencio ver-dadero se podr escucharla voz autntica que nos habla ms allde la mismamuerte; podrentenderseas por dondepasael caminode esperanzay encontramosde esta manerael acicatepara avanzarpor esa senda; sentimosen esa inquietud ms que nunca una pre-senciacierta del misterio que nos trasciende.Aquella soledad,aquelmutismo de la palabraausentedel ser querido, nos deca Ricoeur,

    es slo una etapa; que habr que recorrer, afrontar y apurarhasta

    disposicin ms propia para lleriarse del Dios. Convencersede que aqu tam-poco la ltima palabra la puede decir el hombre, ni tan siquiera con sulenguaje de plegaria y de poesa. La palabra potica conducea la expectacinde la palabra divina porque ella es la ltima en tanto en cuanto nos toca enlo originario ltimo de nuestra existencia y nos conduce a nuestra propiapredicacin existencial de las cuestionesltimas del yo. Ni en el caso deManlio ni en el suyo propio Catulo est autorizado a emitir la ltima palabra:su misin es hacerle albergue en el mundo, propiciar el corazn de loshombres para la comunicacin mstica. La llegada de Dios es siempre con-tempornea a nuestra existencia, slo es preciso la fe permanente en loposible y la persuasinde nuestra incapacidad para el logro de lo perfecto.La palabra del poeta nos acerca a estadimensin. Slo la vida humanacobrasu valor existencial puro cuando ella acontece en el milagro. Pero el locode Ordet de Dreyer sigue llevando razn: el milagro no puede suceder ennuestra biografa ni en nuestro alrededor, puestoque no hay te que asumael riesgo de la llegada de Dios. Sucedeen nuestro tiempo la terrible paradojade que la negacin persistente del ateo instaura a travs de su rechazo lacontemporaneidadde Dios, en tanto que la fe del creyente,postergandoa Diosa los extremos de una cadena causal (primer molor y En ltimo) rehusa lacontemporaneidadde Dios. Al precio de una seguridad que se trueca yanala fe as entendida del creyente recusa la noche de los Olivos. Pero si la fese hace crisis, en la situacin de riesgo se escucha la voluntad divina: peropara ello hace falta que le hagamosmorada. Para un estudio ms pormeno-rizado, y desde el punto de vista teolgico, remitimos al lector a E. Biser,Atesmo y teologaen Dios como problema, col. Epifana, edicionesCristian-dad, Pp. 155-158. Retornandonosotros ahora al problema en su nivel antropo-lgico, nos encontramosaqu con la manifestacinde una miseria inaplazable,pero en tanto que relativa, susceptible de redencin. Si el poeta recusa laltima palabra, ella ser dicha por el Dios que llega, al unsono con la lenguadel poeta mismo. En efecto, la palabra del poeta es siempre penltima y elmilagro ser siempre que, detenidosen el umbral, al que el poeta nos lleva>en nuestro corazn al tiempo que en el suyo, resuenela palabra salvadora.Para ms detalles cf. O. E Bollnow, o. cx, Pp. 534-533.

    Ix.15

  • 226 ENRIQUE OTN SOBRINO

    lo hondo, pero como tal etapaes nicamentepasajera; es slo unprimer escaln, amargo, cruel casi, necesarioen todo caso paraaccedera la verdad27bis Y la verdad del consueloes sa, sentirseindigente de la palabra(c. XXX). El poeta,el forjador de la palabraverdadera pedir tambin esa limosna (e. XXXVIII), a Cornificio,poetatambin,le suplicar:paulum quid lubet allocutionis, maes-tius tacriminis Simonideis(ibid. VV. 7-8) 28, Aqu est la clave, paJa-

    27bis Es precisamenteaqu en la contemplacin de mi muerte, donde surgela esperanza,no como un tertium additum a la dialctica vida/muerte, sinocomo algo que brota propio de mi existencia. Es a partir de este momentocomo yo mc s proyecto en su doble significado. Soy proyecto, porque anteel desamparoy la tristeza de mi muerte, me experimento y me siento arro-jado en un mundo que no me quiere, en la intemperie de los afectos me quedosolo, sin defensa posible, pero en la medida en que descubroel t que medevuelve la mirada y respondecon su palabra a mi palabra, mi instalacincomo existentepara la muerte se descubre tambin como proyecto en la me~dida en que yo estoy lanzado ms all> de mi devenir espacio-temporal.Mitranshistoricidad se descubrea lo largo de ini historia, pero ms all, a suvez, de ni propia historia. El hecho de que la esperanzasurja por sentirmeproyecto en su doble vertiente nace, de un lado, porque la muerte descubrela perspectiva equvoca o ambigua de la nada (cf. B. Wett, Por qu seplantea el problema de Ojos, en Dios como problema, obra citada en lanota precedente.Pp. 19 y Ss.>, ante cuya interpelacin, de la que no puedoevadirme, tomo el riesgo que su ocultacin me propone y, aceptando esaapuesta,me conduzco dueo de mi destino, en la medida en que me asumocomo intrprete del mismo, a travs de la condicin ms propia de la nada;y, por otra parte, descubro la dimensin existencial de mi esperanzaporqueella se yergue justamente en el momento de crisis ms intensa de mi yo,amenazandocon la no-existencia,cuando mi estructuraexistenteviene a diso-darme, la solucin que la muerte acarrea se hacea travs de una doble lecturade la misma: como punto final total en la que se acabadatodo, con lo cualm existencia se hace, como tal, inexplicable, o como respuestaa la preguntaltima sobre mi mismidad, a la que encuentro contestacinen la esperanza,que me revela la ambigedadde la nada, que me interpela a fin de que inctome como el ser irrepetible que soy. Esperanzaque recompone en unidadescatolgica, la dialctica vida y muerte, en la que antes nos sentamosdisociados,Pero insistimos lo importante aqu es quc la esperanzasurge,o mejor dicho, sale a la superficie de ini autorreflexir, cuando mi estructuraest amenazadapor su momento ms incontrovertible, por eso decimos quela esperanzaes algo existencial, algo mo, que toca mi onticidad en lo msntimo, que yo no imagino, sino que invento, vale decir, encuentro pertene-ciente a m ya desde mi irrupcin en el mundo de la existencia, de la quesi abdico ser al precio de extraarmea m mismo en mi propia e irrecusableonricidad. Es a travs de la muerte como yo me inserto existencialmenteenla esperanza,al elegir la equivocidad de la nada, escojo tambin librementemi proyecto de existencia.

    28 Ma triste, malinconica, devarebbessere!a parola confortativa dellamico,pi mesta ancora dei vers pieni di lagrime con cui Simonide ricordava ed

  • ANGUSTIA Y LIBERACIN DE LA PALABRA EN CATULO 227

    bra triste, palabra profunda fue la de Simnides, slo algo que sele asemejepodr consolarlo, porque ser lo nico que traspase,trascienda,supereesatristezasolitaria en la que se encuentratrans-formandola muda desesperacinen vigilia atentaque sepaescucharlo clido de las voces de aquellosque han traspuestoya la barrerade la muerte y que dicen de su esperasosegadahastael encuentroinacabable.Slo la palabra que sea capazde excederaquel estadoes la que supone la verdadera salvacin, porque podr subsumirla angustiay superndolaabrir de nuevo el alma, sin dejarle ence-rrarse en un dolor egosta.Onicamenteel desamparode la palabrams triste podr cobijar el dolor del t que no respondeya consu palabra sonora, pero que a su vez estesperandonuestra con-testacina la palabra trascendentalque nos dirige desdems alldel tiempo, envueltaen el silencio de los queesperana una y otraorilla, palabra acasohueca de sonidospara que quepantodas lasvivencias~. As la palabrase libera no en el mutismo de quien no

    esaltavagli uomini e gli eroi scomparsi, perch it suo dolore ha bisogno dicomprensioneche sia fatta di lagrime, B. Franchi, o. c., p. 175; Por Catuleis so disconsolatethat he has ceasedto desire encouragement,and yearnsonlyfor what is la accordancewith his 0W mood, Truesdel Merril, o. e., p. 69.

    29 Cf~ la primera elega de Duino de R. M. Rilke: Ahora llega hasta ti elrumor de aquellos muertos jvenes. / Donde quieras que entraras, en lasiglesias de Roma y Npoles, no te decan, tranquilos su destino?, yP. Claudel en la cantata a tres voces (cd. Le Pllade,Pp. 327 y ss.) habla dela presenciareal y no fantasmagricadel esposomuerto. En realidad, la sepa-racin de los espososes nada y por lo tanto la presencia mutua sigue siendoreal y verdadera.En consecuencia,tampocoparecedesatinadocreerque Maniloy Allio sean la misma persona (o al menos que los versos finales de 68 nocontradicen el arranque de 68). Lo que Catulo quiere indicar a su amigo esque tal separacin no existe, que hay una comunin ntima y la presenciade una ausenciay la ausencia de una presencia, y ambasdisposicionesexisten-ciales son posibles por el ser que las sustenta.Toda vivencia pasadaest yaperpetuada,y por lo tanto eternizada,pero por el hecho de poder ser evocadaes sustradaa su coordenadaespacio-temporale inscrita, as,en la in-mortalidad,que significa que no puede morir ya, no que est exentade la muerte. Se esta-mortal precisamentecuando se cumple con la muerte. Como las coordenadas-ejes de tiempo y espacio no agotan ni sepultanla vivencia, aunque la propi-cien; cmo va a aniquilar al ente la condicin ms propia de s mismo quees la muerte? La filosofa y la fe caminan aqu mucho ms juntas de lo quehabitualmente podra creerse, a condicin de no confundir vida biolgica yexistenciadesde luego. La primera queda siempre comprendida en la segunday no al revs.Para otra perspectivaal respecto,pero muy cercana,cf. M. Sehe-ler, El puesto del hombre en el cosmos,Losada, 5. A., Pp. 54 y 55, y F. J. J.Buytendijk, El hombrey el animal, ed. C. Lohl, Pp. 143 y ss.

  • 228 ENRIQUE OTN SOBRINO

    responde,sino en su silencio que es la maneracomo se nos revela

    una impensadavida nueva y esa tensin angustiosaapunta ya aotra realidad, a la esperaen el amor y la fe que puedahacernos

    dignos de penetrar en el eterno dilogo sin quiebros. Es estoncescuando una meditacin ms profunda surge en el espritu; no envano Catulo empieza ahora, precisamente>su meditacin sobre elmito ~, ltimo reducto dondean resuena,joven y viva, la palabra

    que salva.

    ENRIQUE OTN SOBRINO

    ~ Mito significa: la palabra que pronuncia... El mito es el habla que tocaantes que nada y en sus fundamentos a todo ser humano, es el que hacepensaren lo que aparecey en lo que es, M. Heidegger,Qusignifica pensar?,trad. H. Kahnemann, Editorial Nova, Buenos Aires, p. 16. En otro orden decosas he aqu lo que otros estudiososhan afirmado acerca del mito insertoen estepoema: II poeta si aprela stradaala disgressionefamosa di Laodamiae Protesilao: un mito tragico e pieno di lacrime, sul quale sinnesla u riccordodella realt dolorosa chi tanta tristezza ha gettato nellaninio del poeta: lamorte del fratello nella terra di Troia y Attraverso il ricordo del, mito,Catullo ha saziato e quasi purificato u suo dolore, A. Salvatore, o. c., Pp. 43y 48 respectivamente.La unidad indisoluble entre la composicin y el mo-mento vivencial queda as patente: Manlio ha perdido a su esposay Catuloa su hermano, el mito ensambla entrambas congojas: relato de amantes yTroya, sepultura de su hermano. En cuanto a Bardon extraemosde

  • ANGUSTIA Y LIBERACIN DE LA PALABRA EN CATULO 229

    circunstancia dolorosa del amigo), ma il sofatto bisogno di ipostatizzarsi inun personaggio mitico, II mito de Laodamia nel carme 68 di Catullo,G. 1. E., 1953. Para otras interpretacionesexistenciales, literarias y artsticasdel mito, cf. G. Gusdorf, Mito y Metafsica, trad. de N. Moreno Buenos Aires;F. Jes, Mito y Literatura, Barcelona, 1972; A. Ruiz de Elvira, Introduccina la poesa clsica, en Anales de la Univ. de Murcia, XXIII 1-2, 1964-1965, yO. Dortless, Esttica de! Mito, Caracas.