análisis crítico de modelos de desarrollo
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Análisis Crítico de Modelos de Desarrollo
Working Paper · October 2016
DOI: 10.13140/RG.2.2.14973.97763
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Lucas Becerra
National University of Quilmes
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Autor:
Lucas Becerra
Instituto de Estudios sobre la Ciencia y la
Tecnología, Universidad Nacional de Quilmes
(IESCT-UNQ) / Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Tecnológicas
(CONICET)- Argentina
Análisis crítico de
modelos de
desarrollo
Documento de trabajo N° 2
www.iesct.unq.edu.ar – www.redtisa.org
[email protected] [email protected]
Documentos de trabajo
Instituto de Estudios sobre la
Ciencia y la Tecnología
Área de Estudios Sociales de la
Tecnología y la Innovación
1
Enfoques y estrategias de desarrollo tecnológico, innovación y políticas públicas para el desarrollo inclusivo
Autor:
Lucas Becerra 12 / [email protected]
1 Instituto de Estudios sobre la Ciencia y la Tecnología, Universidad Nacional
de Quilmes (IESCT-UNQ), Argentina
2 Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICET)
© Copyright 2015. Becerra, L.
La obra intelectual 'Análisis crítico de modelos de desarrollo' fue
escrita por Lucas Becerra y se distribuye bajo una Licencia Creative
Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional: URL
de la licencia, http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/
URL para descarga de la obra:
http://iesct.unq.edu.ar
Citar este trabajo: Becerra, L. (2016), Análisis crítico de modelos de desarrollo, Documento de
trabajo IESCT-UNQ N° 2, Bernal: IESCT-UNQ. Disponible en: http://iesct.unq.edu.ar
2
I. Introducción
Los estudios sobre el desarrollo han debatido, desde fines de la Segunda Guerra Mundial, sobre
cuáles son y cómo operan los “determinantes” de la generación de la riqueza de las sociedades.
Diferentes marcos teóricos se han desplegado en materia de las relaciones entre: dotaciones de
recursos y tasa de crecimiento (Harrod-Domar, 1946); eficiencia en el uso de los factores y
crecimiento a largo plazo (Solow, 1956); variaciones en la técnica y aumento de la productividad
(Sraffa,1960; Pasinetti, 1969; y Robinson; 1953); el rol de los mercados internacionales, la
especialización productiva y el aumento del bienestar (Rostow, 1960); entre otros.
La propia propuesta teórica-conceptual que la economía universitaria plantea en términos del
debate académico sobre las condiciones necesarias y suficientes para desarrollar un país ha
resultado en una discusión más amplia desplegada en clave del par analítico desarrollo/sub-
desarrollo. Desde el punto de vista de la historia de las ideas y la filosofía de la ciencia, atender ese
par analítico implica una caracterización particular de la ontología de la teoría: se definen agentes
diferenciados (más o menos próximos) en relación con un parámetro ideal universal, alcanzable por
etapas sucesivas de aproximación e “ideológicamente neutral”.
En este mismo sentido, la trayectoria de la teoría ha sido constitutiva de la política económica, social
y cultural tanto de los países que hoy la economía universitaria caracteriza como desarrollados como
aquellos en vías de desarrollo. Dos razones explican esta dinámica de integración entre teoría y
práctica: en primer lugar, la teoría económica (desde los enfoques mercantilistas, pasando por la
economía política clásica, los marginalistas y hasta la economía crítica) tiene por objetivo explícito
operar sobre la configuración de las racionalidades de los actores ; y en segundo, el procurarse
bienestar económico y recursos de poder es un objetivo de primer orden que se inscribe en las
agendas domésticas e internacionales de los Estados-nación .
Es por esto que reflexionar críticamente sobre las teorías del desarrollo no implica una mera práctica
académica erudita, es ante todo ocuparse de la matriz cognitiva que informa las prácticas políticas
de una comunidad, las percepciones sobre qué tipo de acciones son posibles/imposibles de
implementar, y las estrategias de viabilización de vidas mejores. En este documento se discuten los
diferentes modos en que se ha constituido la relación desarrollo-tecnología-inclusión y los
problemas/limitaciones asociados a cada una de las visiones planteadas.
3
II. Teorías del desarrollo. Un análisis crítico
Tradicionalmente los estudios sobre el desarrollo se han orientado a dar respuesta a problemas de
gran alcance, en la búsqueda de explicaciones sobre crecimiento socio-económico de los países, las
regiones y el sistema internacional en su conjunto. Según Tribe et alli (2010), los académicos del
desarrollo se han preocupado por responder preguntas del tipo: ¿Cuáles son las fuerzas
determinantes de la evolución a largo plazo de la sociedad humana? ¿Por qué algunos países
alcanzan altos índices de calidad de vida y otros no? ¿Por qué algunos países tienen sistemas socio-
económicos flexibles al cambio y otros no?
Fue a mediados de siglo XX que nació “la era del desarrollo” (Sachs 2010), y junto a ella, la
predominancia de un discurso que se ha venido transformando en varias oportunidades implicando,
por ejemplo, “el proceso [de un país] a lo largo del cual su capacidad productiva y su estructura
económica se van asemejando a las de los países industriales avanzados” (Arocena 1995: 15), o “el
incremento en la producción per capita de bienes materiales” (Baran 1957: 35) y, aún, “El desarrollo
es crecimiento más cambio. El cambio, a su vez, es social y cultural tanto como económico, y
cualitativo tanto como cuantitativo. El concepto clave debe ser mejorar la calidad de vida de la
gente” (ONU 1962).
Una de las grandes reformulaciones del concepto tuvo lugar en la década de los 80’ cuando, en el
contexto de una Comisión Mundial que discutía temas de ambiente y desarrollo, surgió la idea del
“desarrollo sustentable”. Definido como “aquel que satisface las necesidades de las generaciones
presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades”
(WCED 1987: 27). El desarrollo sustentable implicó una revigorización de la discusión sobre las
trayectorias que emprenden nuestras sociedades e inauguró una nueva etapa.
Si bien una definición consensuada del concepto “desarrollo” es aún un tema no saldado, la
discusión académica relativa a los procesos y dinámicas concretas a las que el concepto refiere ha
sido fructífera.
El análisis crítico presentado en este documento tiene por objetivo construir una tipología que
ordene los enfoques seleccionados. Para este fin, se definen una serie de preguntas que organizan
el análisis crítico:
1. ¿Cómo se explica el desarrollo?
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2. ¿En qué sentidos el desarrollo genera inclusión / exclusión? Es decir, ¿cuál es la dinámica
inclusiva / excluyente de los procesos de desarrollo?
3. ¿En qué sentidos la forma en la cual se conceptualiza a la tecnología opera sobre esas
dinámicas inclusivas /excluyentes de los procesos de desarrollo?
4. ¿Qué actores son legitimados desde la teoría como agentes de desarrollo? ¿Y cuál es su
vínculo con la tecnología y la inclusión / exclusión)?
O en términos de dimensiones sobre los cuales se despliega el análisis crítico:
1. Variable clave del desarrollo;
2. Caracterización de la tecnología en relación con el desarrollo;
3. Caracterización de la inclusión/exclusión social en relación con el desarrollo; y
4. Actores claves.
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III. Tipo 1. Desarrollo impulsado por el crecimiento económico
Variable clave: explicar el desarrollo
El enfoque del desarrollo impulsado por el crecimiento constituye como variable clave la producción
per cápita. En condiciones dinámicas en las cuales el comportamiento poblacional se caracteriza por
tasas de natalidad positiva es necesario aumentar la inversión en forma sostenida a los fines de
emplear todos los factores en forma óptima. Esto implica entender el desarrollo como crecimiento
económico.
Según el modelo propuesto por Harrod (1939), el crecimiento de una comunidad (es decir, la tasa
de variación del ingreso generado por el aumento de la producción agregada) está determinada por
la oferta y demanda de ahorro, es decir, por los niveles de inversión efectiva.
La base axiomática de la teoría que propongo desarrollar consiste de tres proposiciones,
a saber, (1) que el nivel del ingreso de una comunidad es el más importante
determinante de la oferta de ahorro; (2) que la tasa de crecimiento de ese ingreso es
un determinante importante de la demanda de ahorro; y (3) que la demanda es igual a
la oferta. (Harrod, 1939:14)
Domar (1946) concuerda con estas proposiciones y agrega a la propuesta el análisis de la dinámica
de empleo dada la importancia de este factor (en su combinación con el capital) para la preservación
de una tasa de crecimiento sostenida. Sin embargo, en términos del modelo de Domar, los procesos
en donde la inversión se estanca son más problemáticos.
Nuestro presente modelo no permite separar la capacidad no utilizada en términos de
capital ociozo y fuerza de trabajo ocioza (…). Debido a las consideraciones humanitarias,
estamos más preocupados por los hombres desempleados. Pero el capital desempleado
es extremadamente importante, porque su presencia inhibe nuevas inversiones.
Representa a grave peligro para un equilibrio de pleno empleo en una sociedad
capitalista. (Domar 1946:145).
Según los modelos de Harrod y Domar, el crecimiento sostenido de la producción una vez alcanzado
la frontera de uso de los factores productivos (cuando no se pueden agregar nuevas unidades de
fuerza de trabajo y capital), se logra aumentando la eficiencia del capital y la productividad de la
fuerza de trabajo, cuya fuente es el “progreso técnico”.
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La relación inversión-crecimiento y su “impacto sobre el mercado de trabajo” configura el nudo
conceptual de esta primera corriente de trabajos sobre el par crecimiento-desarrollo. En especial,
cuando se revisita la bibliografía sobre el par desarrollo/subdesarrollo el “déficit” o la “insuficiencia”
de inversión se presenta como la principal traba de las dinámicas de crecimiento-desarrollo.
Variable clave: explicar el subdesarrollo
La situación de desarrollo/sub-desarrollo depende de un umbral determinado de ingreso per cápita.
Si se está por debajo del umbral una sociedad se encuentra en condición de subdesarrollo. El
objetivo de ingreso per cápita se vincula a la capacidad o no de acceder a los bienes y servicios que
garantizan cierto nivel de bienestar, relacionado con su consumo.
Los países sub-desarrollados se caracterizan por altas y sostenidas tasa de desempleo y tasas de
natalidad positivas; por lo tanto existe un flujo continuo y creciente de fuerza de trabajo disponible.
En términos relativos, entonces, el factor relativamente escaso es el capital.
Así, lograr una tasa de crecimiento sostenida que absorba la fuerza de trabajo desempleada
agregada (es decir, los desempleados más las nuevas generaciones que entran en edad laboral)
requiere de altos niveles de inversión. Es por esto que este tipo de enfoques pone especial interés
en el aumento de la tasa de inversión (es decir, el coeficiente entre inversión y producto interno).
Si se logra una ampliación significativa del stock de capital, en especial en el sector industrial, esto
permite el aumento de la tasa de empleo lo que en última instancia moviliza el consumo de bienes
y servicios, que genera la demanda necesaria para la nueva producción: la generación de un “círculo
virtuoso”.
A continuación se presenta una selección de los modelos y autores más representativos de esta
línea de razonamiento.
En 1943, Rosenstein-Rodan publica su tesis del “gran salto” o “big push” sobre dinámicas de
desarrollo/sub-desarrollo. Según el autor existen dos formas posibles de desarrollo vía procesos de
industrialización: por un lado la alternativa autárquica (autosuficiencia, sin inversión internacional y
con integración vertical absoluta) y por el otro la opción a la integración de la división internacional
del trabajo (con inversión internacional e integrándose a cadenas productivas regionales e
internacionales).
En una comparación vis-a-vis entre ambos modelos, Rosenstein-Rodan sostiene que: el camino de
la autarquía es: a) Es un proceso muy lento; b) llevaría, finalmente a una unidad independiente de
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la economía mundial, implicando una reducción en la división internacional del trabajo; c) la
diferencia de la estructura económica mundial se ve más claramente en el caso de las industrias
pesadas y desde un punto de vista global, constituirá un gran despilfarro de recursos.
Por otro lado, la estrategia de integración internacional consiste en ajustar las regiones a desarrollar
a las condiciones de la economía internacional, lo que preservaría los principios de la división
internacional de trabajo y por lo tanto produciría a nivel agregado una mayor riqueza. Para el autor,
esta opción para el desarrollo presenta varias ventajas: a) Se podría avanzar más rápidamente y con
un menor sacrificio del consumo; b) los principios de la división internacional del trabajo postulan
que las zonas subdesarrolladas verían fortalecidas las industrias ligeras, es decir, trabajo-intensivas;
y c) para satisfacer las demanda de los bienes de la industria pesada, se podría utilizar el excedente
de los países desarrollados.
Rosenstein-Rodan sostiene que las instituciones internacionales de inversión existentes en ese
momento eran inadecuadas para poder industrializar toda una zona o región. El sistema financiero
internacional privado se ocupaba (y se ocupa también actualmente) únicamente de unidades
demasiado pequeñas y, por lo tanto, no se producen ventajas de la explotación de las economías
externas. Los procesos de desarrollo, para ser activados, requieren un proyecto de industrialización
planificada que comprenda diversas industrias complementarias y que el Estado supervise y genere
garantías públicas para disminuir los riesgos de una inversión a gran escala.
Si bien se enumeran una serie de medidas a tomar, como por ejemplo la formación de RR.HH.
capacitados, la generación de industrias complementarias y la inversión in infraestructura, el foco
sobre el desarrollo está puesto sobre el crecimiento de la producción agregada (fuente del ingreso
nacional).
El orden causal es el siguiente: la inversión nacional e internacional deberá concentrarse, en
principio, en la creación de industrias básicas y servicios públicos que den origen a nuevas
oportunidades de inversión. Si se dispone de bastante capital para la inversión en industrias básicas,
el efecto multiplicador normal llevará a una mayor industrialización. Esta industrialización, explica
el aumento significativo en la tasa de crecimiento.
Si los principios de la división internacional del trabajo aplican, el trabajo debe ser
transportado hacia el capital (emigración) o el capital transportado hacia el trabajo
(industrialización). (…) La emigración y reasentamiento, sin embargo, presentaría tantos
problemas en la áreas de inmigración que no puede considerarse a esta opción como
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viable a gran escala. Una parte considerable de la tarea [del desarrollo] será resolver la
industrialización”. (Rosentein-Rodan, 1943: 202).
En la misma línea Leibenstein (1954) sostiene que para que un país subdesarrollado mejore su
situación debe realizar un gran esfuerzo inicial, orientado a aumentar la producción. Si ese impulso
inicial de capitalización no alcanza un mínimo crítico es probable que el país vuelva al estado
estacionario de subdesarrollo. Así, el “esfuerzo mínimo crítico” supone que:
1. el crecimiento potencial de la población hace necesario contar inicialmente con un aumento
suficientemente grande de capital, de manera que ese aumento no reduzca el promedio de
capital por obrero;
2. es necesario un esfuerzo mínimo que permita generar economías externas (o
externalidades positivas): inversión en infraestructura
3. el esfuerzo mínimo debe ser el suficiente como para alterar significativamente el ingreso
per cápita, de manera de generar un ciclo de ahorro que permita sostener la tasa de
acumulación de capital
Si bien Leibeinstein introduce esta condición de punto de inicio crítico para dinamizar procesos de
desarrollo, la variable clave sigue siendo la producción y su crecimiento.
En el corto plazo, el aumento del producto y el del consumo per cápita pueden resultar
antitéticos, debido a que la tasa de acumulación del capital dependerá del grado en que
los incrementos del producto no estén seguidos por iguales incrementos del consumo.
De tal modo, si bien el aumento de los niveles de consumo per cápita puede y quizás
debe constituir el objetivo final de desarrollo, si nos concentramos en el consumo como
meta inmediata, puede resultar inalcanzable como meta final. Por eso el producto per
cápita debe considerarse como un índice apropiado del desarrollo económico.
(Galenson y Libeinstein, 1953)
Según Nurkse (1956), las dinámicas de subdesarrollo se explican en dos dimensiones
complementarias del “mercado”: la demanda y la oferta de inversión. En el mismo sentido que
Rosenstein-Rodan y Libeinstein, la inversión es la condición necesaria y suficiente para impulsar el
crecimiento económico.
Los problemas generados desde el lado de la demanda de bienes se explican por su impacto sobre
los incentivos a invertir: la propensión a invertir se ve limitada por la dimensión del mercado y, a su
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vez, la dimensión del mercado queda limitada por el nivel general de productividad. Pero, la
productividad, depende de la utilización del capital en la producción. Pero éste, se ve inhibido por
la pequeña dimensión del mercado.
¿Cómo se puede salir de este círculo? Aunque en las zonas subdesarrolladas la Ley de Say puede ser
válida en el sentido de que no se da un vacío deflacionista, no es nunca válida en el sentido de que
el producto de cualquier industria aislada, establecida recientemente, puede crear su propia
demanda. La explicación es simple: las personas ocupadas en la nueva industria no desearán gastar
toda su renta en sus propios productos.
La solución de Nurkse es un aumento “equilibrado” de la producción de un amplio sector de bienes
de consumo de tal modo que corresponda con el esquema de preferencias de los consumidores,
creando su propia demanda.
La inversión privada se rige, generalmente, por el impulso de la demanda del mercado y la inversión
internacional no es una excepción. La teoría convencional de las proporciones de los factores y de
los movimientos de capital sostiene que, en los países en que existe poco capital en relación a la
tierra y el trabajo, la productividad marginal, y por lo tanto, el rendimiento del capital serán
elevados, y que si no fuese por impedimentos extraños, el capital se trasladaría a estos países desde
las zonas en que es abundante. En términos locales la lógica es la misma, el crecimiento equilibrado
de la producción genera economías externas ampliando la dimensión del mercado para cada
industria dado que, en la práctica, lo que se está expandiendo es el mercado agregado.
Los problemas generados desde el lado de la oferta están vinculados con el fondeo de la inversión,
es decir, la tasa de ahorro interno de los países subdesarrollados. El circulo vicioso se genera debido
a que el bajo nivel de renta implica una escasa capacidad de ahorro. De ahí el déficit de capital y por
lo tanto la baja productividad; que en última instancia explica el bajo nivel de renta.
Los estudios de Nurkse sobre el desarrollo de Europa muestran que la capacidad de ahorro interior
de los países desarrollados depende de un aumento inicial de productividad y de la renta real. Lo
que implica que, a causa de que el nivel existente de productividad de los países subdesarrollados
es demasiado bajo para permitir cualquier margen significativo de ahorro, se necesita algún tipo de
ayuda externa para producir una mejora y salir del círculo vicioso.
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Cabe notar, que si bien los trabajo de Lebenstein, Rosestein-Rodan y Nurkse basan sus argumentos
sobre el crecimiento de la producción impulsado por la inversión en el sector industrial, no
introducen en su análisis la dimensión sectorial de las economías subdesarrolladas.
Una primera aproximación a este nivel de análisis es presentada por Lewis (1954) y su modelo dual.
Este modelo supone la existencia de una economía con dos sectores: uno tradicional y otro
moderno. La diferenciación puede explicarse por varios factores: i) producción agrícola vs.
producción manufacturera; ii) técnicas de producción intensivas en mano de obra vs. intensivas en
capital; iii) formas de organización del trabajo familiar vs. formas de organización del trabajo
asalariadas.
El aporte de Lewis a esta diferenciación sectorial está dada por un criterio “duro”: el trabajo
excedentario. Según este criterio, el sector “tradicional” es aquel en el cual existe un excedente
estructural de mano de obra (es decir, genera desempleo) y el “moderno” es aquel que por sus
condiciones dinámicas es capaz de absorber el excedente.
Esta absorción, según Lewis se encuentra limitada (en los países subdesarrollados) por el tamaño
del sector moderno, resultado del bajo nivel de capitalización. Lo que es lo mismo que decir que la
ratio capital/trabajo en el sector moderno no es lo suficientemente alta. Así, este análisis recupera
los trabajos de Harrod-Domar, Leibeinstein, Roseintein-Rodan y Nurkse en el sentido de que la baja
tasa de ahorro interna y la falta de inversión son los limitantes de la expansión del sector moderno,
y por ende, del crecimiento del producto, la reducción de la tasa de desempleo y la mejora de las
condiciones de vida en general.
El trabajo no es un factor limitante en el modelo de Lewis, dado que este se encuentra en forma
abundante y disponible a bajo costo (salarios deprimidos) en el sector tradicional. Esta “oferta
ilimitada” de mano de obra se explica según el siguiente argumento: la producción tradicional está
basada en el sector agrícola, cuya principal limitante es la dotación constante de factor tierra. Dados
los rendimientos decrecientes de ese factor (debido a la forma de explotación tradicional poco
11
intensiva en capital y conocimiento), la capacidad para absorber mano de obra está “naturalmente”
limitada y es por esto que genera excedente de este recurso en forma estructural1.
Por su parte, Hirschman (1958) construye un enfoque y una “estrategia de desarrollo” para los
países de América Latina reduciendo la unidad analítica. La unidad ya no es el “país” o los “sectores”,
ahora el foco esta puesto sobre los cuadrantes que conforman la matriz insumo-producto de una
economía.
A partir de aquí, la preocupación analítica y normativa se soporta la noción de “enlaces”. Estos son
las relaciones tecno-productivas entre unidades de producción ubicadas en diferentes cuadrantes
de la matriz insumo-producto.
Los enlaces constituyen gran parte de la experiencia del desarrollo por una razón
que ya ha sido señalada: el desarrollo es esencialmente el indicador de la forma en
que una cosa conduce a otra, y los enlaces son ese indicador desde un punto de vista
específico. Los enlaces se centran en ciertas características inherentes a las
actividades productivas que ya están en proceso en cierto momento. Dadas sus
características estas actividades empujan —o más modestamente invitan— a
algunos operadores a asumir nuevas actividades. Siempre que así ocurra existirá un
enlace entre la actividad existente y la nueva. Todos nuestros enlaces anteriores
caben en esta definición. (Hirschman, 1958: 1367)
Los diversos enlaces y sus interacciones constituyen una estructura capaz de generar caminos
alternativos hacia el desarrollo o el subdesarrollo. Del concepto general de enlace puede, según
Hirschman configurarse una subdivisión en términos de enlaces internos y externos…
Por una parte hay situaciones en las que los mismos operadores económicos que ya
participan en la actividad existente son impulsados a emprender la actividad adicional;
este es el enlace debido a los participantes, o ‘enlace interno’. Por otra parte, es posible
que el impulso para la realización de actividades nuevas no lo experimenten tanto
quienes participan en la actividad existente como otros agentes. (…) la actividad
existente podría ser realizada por operadores económicos nacionales, mientras que la
1 Para una aplicación del modelo dual a las dinámicas de América Latina, véase Furtado, C. (1966), “Desarrollo
y estancamiento en América Latina (enfoque estructuralista)”, Desarrollo Económico, Vol. 6, No. 22/23, pp.
191-225.
12
actividad nueva sería asumida por extranjeros o por el Estado. Este es el enlace a través
de agentes exteriores, o ‘enlace externo. (Hirschman, 1958: 1367-68)
Y de enlaces hacia adelante y hacia atrás:
(…) el concepto de los "enlaces hacia adelante y hacia atrás" como un mecanismo
fundamental para el desarrollo y la industrialización. En este ensayo se consideran
varios otros efectos de enlace, en particular por lo que toca a los productos primarios,
que han constituido desde hace largo tiempo las exportaciones principales de los países
de la periferia. Se afirma que los patrones del desarrollo económico, social y aun político
de estos países puede iluminarse a menudo mediante un examen atento de la
constelación de efectos de enlace característicos de estos productos. (Hirschman, 1958:
1332)
Así, es posible determinar distintas configuraciones de estructuras económicas a partir de las
siguientes cuatro posiciones: enlaces internos hacia adelante; enlaces internos hacia atrás, enlaces
externos hacia adelante; y enlaces externos hacia adelante. En este sentido, y solo a modo de
ejemplo, un enlace interno hacia atrás es, en términos de la economía industrial, un proceso de
“integración vertical” (Hirschman, 1958: 1368)
Los eslabonamientos generan dinámicas que en la práctica son una secuencia de desequilibrios;
rompiendo así con la idea de Nurkse de crecimiento equilibrado. Los desequilibrios se constituyen
principalmente como incentivos para la inversión, generan nuevas políticas y dinamizan procesos
autosostenidos de crecimiento.
Por lo tanto, la clave de la estrategia de desarrollo radica en detectar recursos y habilidades
subutilizados, ocultos o ignorados y no en lograr la combinación óptima de factores de producción.
Así, no existen, en la mirada de Hirschman, soluciones uniformes disponibles: cada proyecto de
inversión se adecua a las condiciones locales, dado que el proceso es por definición situado.
Finalmente, el último modelo que contempla este tipo es el neodesarrolista. En América Latina,
después de la crisis de la deuda de los 80 y la vuelta de gobiernos de índole liberal a la región, una
política de laissez-faire (con especial énfasis en la apertura comercial y la desregulación) devino en
procesos de desindustrialización acelerada. Bajo el escenario del Consenso de Washington, la
política de desarrollo de los países latinoamericanos fue traducida en un conjunto de iniciativas
orientadas al aumento de la eficiencia y la competitividad. Agregando contenido social a la noción,
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sin cuestionar las condiciones de competencia abierta globalizada, la CEPAL propuso una
perspectiva de la “transformación productiva con equidad” (CEPAL 1990; CEPAL/UNESCO 1992). Los
avances más recientes en la misma línea teórica no han cambiado el foco en la tasa de crecimiento
como variable clave para mejorar las condiciones de vida de las sociedades de América Latina (CEPAL
2012).
Si bien la noción de neo-desarrollismo se encuentra aún en construcción y debate (CEPAL, 2015) es
posible definir está línea de teorización y recomendación de política. Las condiciones para
desarrollar un país se sostienen sobre la premisa de que la tasa de crecimiento económico empuja
al alza la tasa de empleo, mejorando las remuneraciones salariales, aumentando el consumo que,
finalmente, alimenta el proceso de crecimiento desde el lado de la demanda.
En este sentido, el modelo neo-desarrollista es deudor de los modelos de Leibeinstein, Roseintein-
Rodan y Nurkse, con una diferencia marcada en relación a la instrumentalización de las medidas
orientadas a la expansión de la producción agregada.
Para el neo-desarrollismo las variables clave que puede movilizar el Estado son de índole nominal.
En otras palabras, el control de la oferta de dinero, el tipo de cambio y los agregados fiscales
permiten generar las condiciones de protección sistémica y los incentivos a invertir que, en última
instancia, impulsan los procesos de crecimiento y desarrollo económico.
Ese conjunto de directrices macroeconómicas que buscan organizar las dinámicas de producción y
circulación de bienes y servicios mediante la acción de “políticas macroeconómicas”, debe poner en
movimiento los mecanismos de integración vertical que son propios de los procesos de desarrollo
industrial. En este sentido, y revisitando los aportes de Hirshman, el foco de atención finalmente se
sitúa sobre la complementariedad de las “cadenas sectoriales de valor”. La conversión de productos
primarios a industriales, la protección y expansión del mercado interno y el aumento de las
exportaciones tienen por objetivo último constituir una base productiva donde se sustenta una tasa
de crecimiento sostenida con generación de empleo asalariado.
Caracterización del desarrollo tipo 1
Presentados en esta primer etapa los aportes teóricos que componen el primer tipo general de la
tipología, el “desarrollo impulsado por el crecimiento”; ahora es posible definir cuatro subtipos:
crecimiento vía aumento de la inversión (Harrod-Domar, Leibeinstein y Roseintein-Rodan);
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Crecimiento equilibrado (Nurkse), crecimiento desequilibrado (Lewis y Hirschman), crecimiento en
América Latina (neodesarrollistas).
Este tipo de enfoque (y sus subtipos) se agrupan dentro de la tipología debido a que comparten
como determinante del desarrollo socio-económico a la misma variable: el crecimiento del producto
per cápita de un país.
La diferencia entre los subtipos radica en la especificidad de la aproximación teórica-práctica a la
variable clave:
1. crecimiento vía aumento de la inversión: el crecimiento del producto per cápita se da como
resultado de la ampliación del factor productivo capital. De hecho, la superación de la
condición de subdesarrollo se espera luego de una fuerte inyección de capital.
2. crecimiento equilibrado: el crecimiento del producto per cápita se da como resultado de la
inversión armoniosa en todos los sectores de la economía.
3. crecimiento desequilibrado: el crecimiento del producto per cápita se da como resultado de
la inversión en sectores clave que, se espera, genere un efecto arrastre sobre la economía
agregada.
4. crecimiento en América Latina: el crecimiento del producto per cápita se da como resultado
de un estímulo nominal generado por un control de las paridades cambiarias, el balance
fiscal y el balance comercial que, se espera, constituya un incentivo suficiente para
completar las cadenas de valor internas.
La explicación estilizada es común a los subtipos: los países sub-desarrollados deben aumentar su
tasa de inversión (vía aumento de la tasa de ahorro interna o vía financiamiento externo) a los fines
de mejorar la composición factorial y permitir una expansión de la producción (y el ingreso) per
cápita que en última instancia se traduce en un aumento del consumo efectivo (dada la alta
propensión a consumir de los países no desarrollados), es decir, del bienestar.
15
Gráfico 1. Enfoque de desarrollo impulsado por el crecimiento
Fuente: elaboración propia
Los procesos de desarrollo vía crecimiento aplican a todas las economías que se integran al sistema
global de división internacional del trabajo. No importa: qué y cómo produzcan; el régimen político
vigente en una comunidad; las estructuras de circulaciones y distribución de bienes y rentas; entre
otras dimensiones.
En forma complementaria, el patrón de consumo y la matriz de bienes y servicios disponibles,
presupone este enfoque, es homogéneo para todos los países desarrollados; por lo que el sub-
desarrollo es en términos conceptuales y prácticos un alejamiento de ese marco ideal a ser
alcanzado.
Por lo tanto, en este primer nivel, es posible afirmar que el desarrollo es caracterizado como
universal y lineal.
Caracterización de la tecnología en relación al desarrollo
La importancia de la inversión es tal para este enfoque, que de su análisis es posible definir dos
niveles complementarios de crítica.
Por un lado, la dotación de tecnologías (y su expansión) expresada en la forma de inversión en
capital físico impulsa el crecimiento, y por extensión, el desarrollo. Es decir, la relación de atraso
respecto de los países desarrollados se salda en la medida que se incorporan tecnologías (y por
supuesto conocimientos) en la forma de equipos a una economía subdesarrollada.
El enfoque no identifica problemas asociados a la incorporación de tecnologías: no se hacen
menciones a procesos de adecuación de la tecnología a las matrices de producción nacionales2; ni
2 Hirschman (1958) es el único autor dentro de este enfoque que repara sobre los potenciales problemas de
la importación de tecnología. Es decir, no trabaja con el supuesto de neutralidad y universalidad:
16
por qué las unidades de producción privadas en países subdesarrollados tienen o no incentivos a
invertir, ni cómo operan las instituciones de I+D locales en la generación de conocimientos y
aprendizajes en relación a esas tecnologías, entre otras posibles dimensiones. En pocas palabras, no
existen en el análisis ningún argumento que construya relaciones causales del desarrollo a la
tecnología, todas las relaciones se establecen de la tecnología al desarrollo. Por lo tanto, la relación
tecnología-desarrollo para el tipo 1 es determinista tecnológico.
Por otro lado, la lógica de la variable inversión que gobierna al enfoque supone que existe un tipo
de tecnologías que se requiere para alcanzar el desarrollo: esas tecnologías (se insiste, en la forma
de inversión) se encuentra en la frontera del conocimiento y en la frontera de producción común;
evolucionan de acuerdo a un patrón autogenerado de optimización de la eficiencia; son condición
necesarias para activar y sostener cualquier dinámica de desarrollo. Es decir, la concepción de la
tecnología es universal; lineal y neutral.
Caracterización de la inclusión / exclusión en relación al desarrollo
Si las recomendaciones en cuanto a la inversión y el aumento de la producción se cumplen, el
enfoque promete un aumento del empleo asalariado. Ese aumento permite a las personas incluirse
en el “mercado de trabajo” y acceder a los bienes y servicios que garantizan su bienestar social:
educación, salud, jubilación y otros servicios personales. En otras palabras, no existe una
diferenciación entre ser empleado y ser incluido para este enfoque.
Por otro lado, la primacía de la inversión dentro de este enfoque constituye al aumento del empleo
como un objetivo secundario, donde este es el resultado de la ampliación del stock de capital y el
crecimiento económico que estimulan la contratación de mano de obra. Por lo que en estos
términos es posible caracterizar la inclusión como un resultado indirecto y vía mecanismo mercantil.
a) si la actividad es tecnológicamente ajena a la actividad existente el enlace interno afrontará
grandes dificultades; b) los países que se industrializan en el siglo XX tienden a mostrar una
preferencia particularmente marcada por los enlaces internos sobre los enlaces externos; así
surge la conjetura de que c) el proceso de industrialización de estos países afronta problemas
especiales y quizá discontinuidades siempre que los pasos siguientes del proceso de desarrollo
requieren, o se cree que requieren, una inyección masiva de tecnología ajena. (Hirschman,
1958:1368)
17
En un plano complementario, la noción de inserción en el “mercado de trabajo” es el mecanismo
por el cual opera virtuosamente el crecimiento; y por lo tanto es inherente al desarrollo. No existe
otra forma de inclusión, aplica a toda economía capitalista, por lo que la inclusión es un concepto
universal.
Actor clave del desarrollo
El actor clave en este tipo de enfoque es la empresa privada que se erige como locus válido de la
producción y la acumulación. En este mismo sentido, aunque muchos trabajos buscan destacar el
rol del Estado, una lectura profunda encuentra que en el mejor de los casos, la acción del Estado es
subsidiaria de un proceso de consolidación de la actividad industrial privada. Aún la empresas
públicas (que vale la pena destacar, son iniciativas más del orden práctico que propuestas teóricas)
se perfilan como grandes proveedoras de servicios de infraestructura necesarios para que la
actividad privada lucrativa pueda “florecer”. Sin embargo, ni en la práctica ni en la teoría, se
destacan aunque sea en forma potencial el rol que pueden tener otro tipos de actores en el impulso
a dinámicas de desarrollo.
Por otra parte, existe poca o nula referencia al rol de las empresas en términos de su vinculación
con las dinámicas sistémicas de producción y acumulación. Los supuestos de competencia y
transacciones en equilibrio se mantienen en estos modelos.
En forma resumida el enfoque de desarrollo impulsado por el crecimiento es caracterizado como:
Tabla Tipo 1 Desarrollo impulsado por el crecimiento
Caracterización Desarrollo
Caracterización tecnología
Caracterización Inclusión/exclusión
Actores clave
Universal y Lineal Determinista tecnológico
Universal, lineal, y neutral
Como resultado indirecto del determinante de desarrollo
Mecanismo de inclusión mercantil.
Universal
Empresa privada
Fuente: elaboración propia
18
V. Tipo 2. Desarrollo impulsado por la eficiencia
Variable clave: explicar el desarrollo
La hipótesis de impulso a la tasa de crecimiento del producto per cápita eje rector del tipo 1 es
desplazada en favor de centrar como variable del desarrollo a la productividad sectorial y agregada
de una economía.
Para este enfoque, la productividad de los factores productivos (tierra, trabajo y capital) determina
el nivel de ingreso de una economía, expresadas en renta, salarios y beneficio o interés. Así,
aumentos de la productividad (que es una función de la “tasa de progreso técnico) permiten ampliar
el consumo agregado y la tasa de ahorro interna de la economía; lo que en segunda instancia se
traduce en mayor producción e inversión.
Desde la obra de Adam Smith (1776), Investigación sobre la naturaleza y causa de las riqueza de las
naciones, la tecnología ha sido incorporada al análisis económico como una de las dimensiones
explicativas necesarias para entender la producción de bienes y servicios en relación con la
generación de riqueza.
En su obra, es posible identificar a la “división social del trabajo” como una tecnología organizacional
que viabiliza procesos virtuosos de aumento de la riqueza. El trabajo de una nación, sostiene Smith,
es el “fondo que en principio la provee de todas las cosas necesarias y convenientes para la vida”
(Smith, 1776) y es la división social de ese trabajo la causa principal de la expansión de su eficiencia.
La división social del trabajo, configura posibilidades de mayores niveles de producción (que se
entiende como aumentos de la opulencia de una nación) debido a tres causas:
1. la división del trabajo posibilita la simplificación de las tareas, y al concentrar los esfuerzos
del operario, aumenta su destreza;
2. en segundo lugar, la división del trabajo ahorra tiempo (es decir, aumenta la
productividad) dado que elimina del proceso productivo la necesidad de que los operarios
cambien de actividad y su consecuente pérdida de tiempo; y
3. finalmente, cuando el hombre tiene puesta su atención en un objeto (condición
posibilitada por la división del trabajo) es capaz de descubrir métodos más idóneos de
producción que se materializan en nuevas maquinarias.
19
En pocas palabras, en el análisis de Smith se vinculan las dimensiones de la producción (la riqueza)
a partir de modificaciones en la división del trabajo (la dimensión tecnológica) que impulsan
aumentos de la eficiencia. En forma complementaria, Smith argumenta que la división del trabajo
descansa causalmente en la propensión del hombre al intercambio.
Para que los hombres puedan intercambiar bienes es condición necesaria la diferenciación de la
producción individual y, por extensión la diferenciación del trabajo mediante su división. Es así pues,
que desde la mirada de Smith, la propensión al intercambio y a la eficiencia es una condición, una
parte de “la naturaleza”, de las sociedades mercantiles.
Es posible trazar cierta continuidad entre la atención prestada por Adam Smith a la dimensión
organizacional de la fuerza de trabajo y el argumento de la asignación eficiente de recursos, bastión
conceptual de la escuela neoclásica.
Por un lado, los modelos de crecimiento (versión moderna de la caracterización de la variación de
la riqueza) de Solow (1956 y 1962) sostienen que, en términos de procesos dinámicos de largo plazo,
la tasa de equilibrio (en estado estacionario) a la que se expande la economía en condiciones de
pleno empleo de los recursos es igual a la tasa de cambio tecnológico de la economía (la “tasa g”).
Esto es, que una vez la economía alcanza el pleno empleo de los factores productivos la velocidad
de expansión (la tasa de crecimiento) estará determinada por el aumento de la eficiencia de esos
recursos (es decir, cuánto se destina de capital y trabajo para obtener una cantidad dada de
producto) que se explica por la modificación de las técnicas de producción, o en los términos de la
economía universitaria, el “progreso técnico”.
Esta relación analítica entre el tipo de técnica de producción, el tipo de función de producción
(composición de los componentes de capital y trabajo) y los retornos de los factores abrió una
controversia en torno a las dinámicas de maximización/minimización del uso de los factores y
elección de la técnica.
Hicks (1932) sugirió que los cambios en los precios relativos de los factores impulsan modificaciones
en la técnica de producción con un sesgo hacia el ahorro del factor de producción (capital o trabajo)
que se encarece relativamente.
Este argumento fue criticado por Salter (1960), quien sostiene que cuando se produce un aumento
en los precios de un factor productivo, se procuran o adoptan innovaciones en la técnica que tiendan
a reducir los costos totales de producción, indistintamente del factor que esa nueva técnica ahorra.
20
El “progreso técnico” se expresa en términos del ahorro de recursos o factores productivos,
continuando en cierta forma con la tradición de Smith. Sin embargo, estos autores trabajan con el
supuesto de que el capital es una unidad homogénea que puede adquirir diferentes formas
artefactuales (maquinarias) y organizacionales (técnicas) que permiten plena flexibilidad de las tasas
de participación de los factores capital y trabajo dentro del proceso de producción.
En este sentido, si las relaciones capital/trabajo se ven alteradas a partir de modificaciones en las
tasas de salarios y de beneficio, entonces los empresarios pueden optar entre un conjunto de
técnicas disponibles a los fines de volcar sus técnicas a procesos más capital intensivas (si aumenta
la tasa de salarios) o más trabajo intensivos (si disminuye la tasa de salarios).
En abierta oposición, los neorricardianos entablan un debate y configuran una controversia que la
literatura ha dado como conocer como Cambridge vs. Cambridge.
En la argumentación de Sraffa (1960), Pasinetti (1969) y Robinson (1953) se invierte la racionalidad
neoclásica. Para estos autores, la selección de la técnica no es función de la relación de las tasas de
salarios y beneficios, sino que es inversa. En este sentido, la escuela neorricardiana sostiene que es
la elección de la técnica la que determina la distribución del ingreso y no la distribución del ingreso
la que determina la elección de la técnica.
Este cambio de enfoque posibilita la existencia del reswitching (reversión) de técnicas. El valor de
un determinado bien de capital en un momento dado del tiempo es la sumatoria de valor del trabajo
acumulado (tiempo de trabajo multiplicado por el salario medio), correspondiente a distintos
períodos, con la tasa de beneficio correspondiente. Así cuando aumenta la tasa de beneficio (lo que
por extensión implica una disminución de la tasa de salarios), el valor de una mercancía (o, en este
caso, de un bien de capital) sufrirá tensiones: aumentará el valor relativo del trabajo
correspondiente a períodos más antiguos y disminuirá relativamente el valor de los términos
correspondiente a trabajos más recientes. Luego, dado que el capital es una categoría heterogénea
(y no homogénea como sostienen los neoclásicos), es posible que se utilice una misma técnica
intensiva en capital seleccionada cuando la tasa de salarios era elevada y cuando los salarios bajan
(lo que supondría, según la visión neoclásica, el necesario cambio hacia una técnica intensiva en
trabajo). Este es lo que la economía neorricardiana denomina reswitchig de técnicas.
Nótese entonces que, si una técnica intensiva en capital (que por la tanto ahorra trabajo) puede ser
utilizada también cuando la tasa de salarios disminuye, entonces el resultado final es una
distribución de la riqueza generada por el sistema que favorece a los propietarios del capital. Así
21
pues, el tipo de técnica elegida viabiliza procesos de concentración funcional del ingreso a favor de
los propietarios de un tipo de factor. Lo que lleva a concluir también, es que técnicas intensivas en
trabajo concentran ingresos en los propietarios de la fuerza de trabajo.
La discusión sobre el rol de la técnica de producción es clave para el tipo de enfoques de desarrollo
basado en la eficiencia. Parece casi autoevidente que estos enfoques otorgan un rol crítico a la
tecnología en clave de la potenciación de los rendimientos de los factores productivos. En este
mismo sentido, y en relación a las transformaciones sociales y tecnológicas que debe atravesar una
economía para ser desarrollada, es que Rostow (1960) presenta su análisis sobre las etapas
necesarias de evolución económica.
Según Rostow, el desarrollo de las sociedades atraviesa por cinco etapas sucesivas y necesarias de
“evolución” de las estructuras socio-económicas: la sociedad tradicional, el período de
precondiciones para el despegue, el despegue, el proceso de maduración y la era del consumo
masivo de bienes.
La “sociedad tradicional” es definida como aquella cuyas estructuras se encuentran confinadas en
funciones de producción limitadas y donde el rol de la ciencia y la tecnología es “pre-newtoniana”
(la metáfora de Newton refiere a que las sociedades entienden –o no- que el mundo externo es
regido por la existencia de unas pocas leyes y es susceptible de ser modificado para hacerlo
productivo). Dicho esto, el hecho central que caracteriza a las sociedades tradicionales es que existe
un techo para el producto per cápita alcanzable. Ese techo es el resultado de que las potencialidades
de la “moderna ciencia y tecnología” no están disponibles o no son sistemáticamente aplicadas a
los procesos productivos.
La segunda etapa es de transición, en el sentido de que se establecen las “precondiciones para el
despegue”. Esta etapa se caracteriza, según Rostow, por el despliegue e implementación de los
mecanismos sociales por los cuales se empezarán a aprovechar los frutos de la ciencia moderna. El
proceso implica que el nuevo conocimiento se traduce en nuevas funciones de producción del sector
industrial y agrícola, expandiendo las posibilidades de producción en cantidad y calidad.
El “despegue” se entiende como aquel en que las economías comienzan un período de crecimiento
cuyos rasgos estilizados son: i) La inversión interna bruta pasa del 5% del producto a más del 10%;
ii) emergen y se consolidan las economías externas entre distintos sectores de la economía; iii) los
cambios en las funciones de producción no son de una vez y para siempre, si no que se enlazan en
un flujo más o menos estable de innovación y aplicación de nuevas tecnologías a los procesos
22
productivos fomentando una mayor tasa de inversión; y iv) finalmente el crecimiento efectivo del
consumo per cápita depende del patrón de distribución de la renta y las presiones poblacionales al
igual que del carácter, la magnitud y la productividad de la inversión en sí misma.
Luego del despegue, comienza un largo período de progreso sostenido y fluctuante. En esta etapa,
las tecnologías modernas se expanden a lo largo de los distintos sectores económicos y se destaca
un movimiento suave y positivo de la tasa de crecimiento. Alrededor del 20% del ingreso nacional
se ahorra y se destina a la inversión, permitiendo que el producto per cápita mantenga su nivel aún
ante crecimientos de la población. La innovación de producto constituye nuevas empresas y
sectores industriales, mientras que las viejas industrias alcanzan su nivel de maduración.
Finalmente, la economía encuentra su lugar en el sistema internacional: productos antes
importados se producen ahora en el país, se desarrollan nuevos requerimientos de importación y
commodities de exportación para poder financiarlos.
En promedio, según Rostow, la economía encuentra su madurez 60 años después. Formalmente, la
madurez se define como el estado donde una economía demuestra que posee la capacidad para
moverse más allá de las industrias generadas en la etapa del despegue y puede absorber y aplicar
eficientemente una amplia variedad de sus recursos a los sectores tecnológicamente modernos que
más provecho generan. Una economía es madura no porque pueda producir la totalidad de los
bienes existentes, sino porque puede elegir qué producir.
Finalmente, las sociedades entran en la etapa del “consumo de masas”. Este último momento del
proceso de desarrollo se caracteriza básicamente por cuatro condiciones: i) se consolidan los
sectores productores de bienes durables como líderes de la economía; ii) el ingreso per cápita es lo
suficientemente elevado como para que los consumidores puedan satisfacer largamente sus
requerimientos de alimentos, vivienda y vestimenta y dediquen el excedente al consumo de bienes
durables; iii) que la mayor porción de la fuerza de trabajo sea urbana y esté empleada en trabajos
formales y medio-altamente calificados; y iv) las energías y los recursos sociales dedicados a
expandir el cambio tecnológico ahora pueden ser dedicados a mejorar los servicios sociales (el
Estado de Bienestar).
Variable clave: explicar el subdesarrollo
Los países sub-desarrollados tienen, por definición para este enfoque, problemas relativos a la
productividad en dos niveles: i) la ampliación de la productividad se ve afectada por la capacidad de
absorción de las mejoras de productividad; y ii) la ampliación de la productividad se ve afectada por
23
la composición de la productividad interna de una economía y sus efectos sobre la inserción en el
patrón de la división internacional del trabajo.
En el primer caso los países no logran ampliar la productividad porque quedan rezagados respecto
del nivel internacional del progreso técnico; por lo tanto tienen problemas para competir a nivel
internacional con su producción y solo pueden vender aquellos productos donde tienen una ventaja
natural, es decir, una renta diferencial. Y, dado que existen condiciones socio-institucionales a nivel
internacional (como la capacidad de negociación salarios por parte de los sindicatos en momentos
de contracción económica), se inhiben la plena absorción de los aumentos de productividad en los
países subdesarrollados o periféricos, que además es transferida a los países centrales (enfoque
sub-tipo Mark 1).
En segundo lugar, las economías que por sus condiciones naturales tienen sectores más productivos
que otros se encuentran en una trampa para desarrollar sus sectores industriales, dado que los tipos
de cambio de equilibrio ajustan a razón de la productividad más alta. Condenando a estos países a
ser productores primarios dentro de la división internacional del trabajo (enfoque subtipo Mark 2).
A continuación se presentan estos dos subtipos con mayor detalle.
Primer subtipo: el modelo reactivo- América Latina – Mark I
Desde la visión de los países en vías de desarrollo (en especial en América Latina), entre mediados
de las décadas del 60 y del 70, surgió un conjunto de teorías que explican el desarrollo desigual (es
decir, la existencia de “países desarrollados y sub-desarrollados”) como resultante de la
configuraciones de las relaciones capital-trabajo propias de la región. Tres posiciones son de
destacar: i) el modelo de Singer-Prebisch que vincula el retraso y la imposibilidad de desarrollo a las
estructuras de producción asimétricas a nivel internacional, en donde los países productores de
materias primas se ven sistémicamente desfavorecidos por términos de intercambio negativos, que
generan flujos de riqueza hacia los países industrializados; ii) la teoría de las estructuras económicas
desequilibradas (Diamand, 1972), quien sostiene que los países cuya productividad relativa favorece
al sector agropecuario respecto del manufacturero adolecen en forma sistemática de una restricción
sobre la tasa de acumulación de capital industrial generada por la restricción externa; y iii) la teoría
de la dependencia (Cardoso y Faletto 1977).
De estas tres posiciones, el modelo de Singer-Prebisch se constituyó en el bastión intelectual de la
CEPAL durante las décadas del 60 y hasta fines de los 70, dando contenido a distintas instituciones
24
para el desarrollo en América Latina. En términos muy estilizados, el enfoque cepalino entiende que
el “retraso” puede ser solucionado mediante la implementación de una política basada en el
“desarrollo mediante industrialización sustitutiva de importaciones (ISI)”. A continuación se
presenta el análisis de Prebisch.
Según Prebisch (1957), la limitante al desarrollo económico de los países periféricos se basa en la
dinámica de la productividad global o, mejor dicho, sobre su funcionamiento perverso para los
países periféricos.
La teoría de la división internacional del trabajo sostiene que los aumentos de productividad
generados en un país debido al “progreso técnico” se “difunden” en el sistema global ya sea por la
baja de precios o por el alza equivalente de los ingresos. Así, si este mecanismo “funciona”, cada
economía puede dedicarse a producir lo que mejor sabe hacer sin necesidad de que cada país se
involucre en un proceso de industrialización. Dejando librado al intercambio autorregulado de
mercancías y a la libre circulación de los factores productivos la equiparación de los niveles de vida
en distintas comunidades.
Según Prebisch (1957), este mecanismo no aplica en las relaciones centro-periferia, y la dinámica
de desarrollo - subdesarrollo se explica principalmente a las dinámicas de aumento y distribución
de los frutos de la productividad:
Si por colectividad sólo se entiende el conjunto de los grandes países industriales, es
bien cierto que el fruto del progreso técnico se distribuye gradualmente entre todos los
grupos y clases sociales. Pero, si el concepto de colectividad también se extiende a la
periferia de la economía mundial, aquella generalización lleva en sí un grave error. Las
ingentes ventajas del desarrollo de la productividad no han llegado a la periferia, en
medida comparable a la que ha logrado disfrutar la población de esos grandes países.
De ahí las diferencias, tan acentuadas, en los niveles de vida de las masas de éstos y de
aquélla, y las notorias discrepancias entre sus respectivas fuerzas de capitalización,
puesto que el margen de ahorro depende primordialmente del aumento de la
productividad (Prebisch, 1957: 297)
En el argumento de Prebisch, la prosperidad de los países del centro se explica por el aumento de
la productividad generado por el progreso técnico. Es decir, el aumento de la productividad permite
reducir los precios de los bienes o aumentar el beneficio del empresario y los factores productivos.
25
En el primer caso, si las condiciones de competencia lo ameritan, la ganancia de eficiencia puede
trasladarse a una baja del precio sin afectar la tasa de ganancia ni el salario de los trabajadores, lo
que en términos agregados implica un aumento de la capacidad adquisitiva permitiendo mayor
consumo o mayor ahorro.
En el segundo caso, es posible que los aumentos de productividad se trasladen a mayores beneficios
(aumentando la capacidad de ahorro e inversión) y/o a salarios, que dependiendo de la propensión
marginal a consumir se traducirá en una expansión del consumo o del ahorro sin implicancias sobre
la inflación.
Ahora bien, el dato que aporta Prebisch (1957) es que entre 1870 y 1930 la productividad de los
sectores industriales aumentó significativamente en relación a la productividad de los sectores
primarios de las economías subdesarrolladas, por lo que:
1. si hubiese aplicado el primer caso, los precios de los bienes finales debería haber bajado
más que los precios de los bienes primarios, beneficiando a los países subdesarrollados,
cosa que no ocurrió.
2. si las ganancias y la retribución de los factores hubieran aumentado en igual proporción al
aumento de la productividad tanto en los países centrales como en los periféricos, el
aumento del precio de los bienes primarios debería haber sido más alto (debido al aumento
de la demanda) que el de los bienes finales, favoreciendo a los países productores primarios,
cosa que tampoco ocurrió.
Por lo tanto, afirma Prebisch existe una única y tercera alternativa:
Como en realidad la relación, según se ha visto, se ha movido en contra de los productos
primarios (durante el período analizado),es obvio que los ingresos de los empresarios y
factores productivos han crecido en los centros más que el aumento de la productividad
y en la periferia menos que el respectivo aumento de la misma.
En otros términos, mientras los centros han retenido íntegramente el fruto del progreso
técnico de su industria, los países de la periferia les han traspasado una parte del fruto
de su propio progreso técnico. (Prebisch, 1957: 309)
A pesar del mayor progreso técnico en el sector industrial que en el primario, la relación de precios
ha empeorado para este, en vez de mejorar. Es el ciclo económico el que se combina con la relación
estructural entre productividad-salarios-ganancia: en los países centrales, en el momento de auge
26
del ciclo económico el aumento de la productividad se traslada a ganancias y a salarios; y en el
momento de declive los salarios son mejor preservados que en los países periféricos. Así, la forma
de compensar que tiene el sistema es comprimiendo más que proporcionalmente el ajuste en las
periferias. En pocas palabras, existe una transferencia de productividad de los países de la periferia
a los países centrales.
La mayor capacidad de las masas, en los centros cíclicos, para conseguir aumentos de
salarios en la creciente y defender su nivel en la menguante, y la aptitud de esos centros,
por el papel que desempeñan en el proceso productivo, para desplazar la presión cíclica
hacia la periferia, obligando a comprimir sus ingresos más intensamente que en los
centros, explican por qué los ingresos en éstos tienden persistentemente a subir con
más fuerza que en los países de la periferia, según se patentiza en la experiencia de
América Latina. (Prebisch, 1957: 314)
Así, en un efecto combinado de transferencia de productividad y falta de capital, la condiciones de
expansión de la riqueza de los países de América Latina se ven limitadas por la baja tasa de ahorro
interno y su consiguiente perjuicio sobre la capacidad de inversión.
Para revertir este círculo vicioso, se requiere consumo transitorio de capital extranjero. Si su
aplicación es eficaz, el incremento de productividad, con el andar del tiempo, permitirá desarrollar
el propio ahorro interno y sustituir con él al capital extranjero, en las nuevas inversiones exigidas
por las innovaciones técnicas y el crecimiento de la población3.
Dos consideraciones son de vital importancia cuando se aumenta la cantidad de capital por hombre
empleado en una economía subdesarrollada:
Por un lado, la asimilación técnica moderna permitirá acrecentar la producción por hombre, dejando
gente disponible para aumentar la producción, en las mismas condiciones en que ya estaba
empleada, o desplazarla hacia otras.
Por otro lado, el desplazamiento de personas mal ocupadas en actividades cuya exigua
productividad no puede mejorarse sensiblemente, a otras en que el progreso técnico haga posible
3 En el análisis de Prebisch, el aumento de la productividad es lo que le permitió a EEUU y a otros, disminuir la
jornada de trabajo y aumentar los ingresos reales de las masas y su nivel de vida, y acrecentar, en grado
considerable, los gastos públicos. Todo sin perjuicio de una ingente acumulación de capital.
27
esa mejora, elevará también el índice de productividad. El bajo ingreso prevaleciente de las clases
más populosas ha permitido a las de ingresos más altos disfrutar de productos manuales o distintos
tipos de servicios personales, a precios relativamente bajos. Ello se debe a lo que Prebisch llama
población mal ocupada.
Así, para aumentar la productividad, es necesario aumentar sensiblemente el capital por hombre y
adquirir la técnica de su empleo eficaz.
Para esto es necesario admitir la posibilidad de que tenga que reducirse el coeficiente de
importaciones, ya sea en conjunto o en dólares, reduciendo o suprimiendo artículos no esenciales,
para dar lugar a más amplias importaciones de bienes de capital. La necesidad de cambiar la
composición de las importaciones es indispensable para lograr un proceso de industrialización
continuado. Es una mera adaptación de las importaciones a la capacidad de pago dada por las
exportaciones. Si estas crecieran lo suficiente, no sería necesario pensar en restricciones, salvo que
mediante esto se quisiera acelerar el proceso industrializador.
Pero cuidado, advierte Prebisch, una política equivocada podría provocar el empleo deficiente del
ahorro. No se debe exagerar en tal forma el desarrollo industrial, que la actividad agrícola se vea
privada de los brazos que necesita para seguir aumentando las exportaciones. El capital es escaso y
“sería bien lamentable” (en palabras de Prebisch) dejar de invertirlo en donde puede aumentar la
productividad total, para hacerlo donde va a disminuirla.
Así, lo que en última instancia preocupa a este subtipo del enfoque general de desarrollo impulsado
por la eficiencia es el aumento de la productividad agregada de la economía, mientras se
implementan mecanismos para que la misma no sea absorbida por los países del centro y se
traduzca efectivamente en un aumento significativo de las condiciones de desarrollo de los países
de América Latina.
Segundo subtipo: el modelo reactivo- América Latina – Mark II
En el inicio de una nueva dinámica socio-técnica del sistema internacional de producción y
circulación de mercancías, luego de que la Reserva Federal de Estados Unidos decidiera desacoplar
el dólar del oro como reserva de valor y patrón de cambio internacional, Marcelo Diamand (1972)
profundizó y reformuló la cuestión de la productividad y las condiciones de desarrollo/sub-
desarrollo de la América Latina.
28
El juego de interrelaciones ahora es planteado en una forma distinta a la de Prebisch. Las
productividades siguen determinando los retornos de los factores (lo que define el techo de la
riqueza social de una comunidad), pero la relación entre los precios internacionales es una función
de los costos de producción internos y el tipo de cambio.
(…) aunque la productividad determina el nivel de vida, no determina precios
internacionales. Estos no dependen de la productividad, sino de la relación entre los
costos internos de un producto y el tipo de cambio. En cada uno de los países tomados
como ejemplo, el tipo de cambio se sitúa precisamente en un nivel necesario para que
el precio de los productos industriales, al traducirse en dólares se iguale con el precio
internacional. (Diamand, 1972:8)
La relación entre la productividad y el precio internacional, según Diamand, es mediada por el tipo
de cambio. Con más precisión, la productividad de una economía define el tipo de cambio de
“equilibrio” y, cuando se lo multiplica por el precio internacional, da como resultado el precio de un
bien transable colocado en la plaza local.
El hecho problemático es que ese tipo de cambio de equilibrio, afirma Diamand, está fijado en base
al sector más productivo, por lo que el sector menos productivo queda inherentemente descalzado
de los equilibrios monetarios-cambiarios, perjudicándolo estructuralmente. Este “hecho” es el
determinante central de la falta de exportaciones industriales e inicia la cadena de acontecimientos
que culmina con las crisis y con el estancamiento de las economías basadas en recursos naturales
en general, y de la Argentina en particular.
(…) el [sector] agropecuario (…) en virtud de ventajas especiales provistas por la
naturaleza, tiene una productividad particularmente alta. Dado que el tipo de cambio
se fija sobre la base de este sector privilegiado, no resulta adecuado para el sector
industrial de una productividad menor. Es así que los precios industriales, expresados al
tipo de cambio agropecuario que no les corresponde, resultan más alto que los
internacionales. (Diamand, 1972:9)
Así, la sobreelevación de los precios industriales de los países de América Latina sobre el nivel
internacional no se debe a una productividad industrial particularmente baja (la productividad
de cada país es como es y resulta un fiel reflejo del grado de desarrollo alcanzado), sino que
se debe a la menor productividad relativa del sector industrial respecto de los sectores
primarios.
29
Esto explica por qué la industria argentina tiene altos precios industriales a nivel internacional
a causa del sector agropecuario, Venezuela debido a la incapacidad de su industria local de
competir con su producción de petróleo y los altos precios industriales chilenos a su
incapacidad de competir con el cobre chileno.
Caracterización del desarrollo tipo 2
Para los enfoques del tipo 2, cuya variable clave es la productividad sectorial y agregada de la
economía, el desarrollo se explica en función de la siguiente relación causal: el aumento de la
productividad permite aumentar el retorno de los factores capital (tasa de ganancia) y trabajo
(salarios), por lo que el ingreso neto generado por una comunidad aumenta. Este mayor ingreso
lleva a mayores niveles de consumo potencial y/o mayores tasas de ahorro (véase Gráfico 2.1).
En el primer caso, se estimula la producción desde el lado del consumo de bienes y servicios, lo que
permite expandir el empleo y aumentar las ganancias.
En el segundo, la mayor tasa de ahorro puede traducirse en mayores tasas de inversión, lo que
aumenta nuevamente la productividad, aumenta los retornos de los factores y, así, retroalimenta
un circulo virtuoso de desarrollo.
Gráfico 2.1 Enfoque de desarrollo impulsado por la eficiencia
Fuente: elaboración propia
Si bien los enfoques tipo 2 en su versión general entienden el aumento de la productividad,
resultado del “progreso técnico”, como virtuoso, es interesante destacar la posición de los modelos
reactivos de América Latina.
En el subtipo Mark I, los países del centro obtienen un diferencial positivo en sus dinámicas de
desarrollo porque además de captar los aumentos de productividad de sus propias estructuras
productivas, también se apropian de los aumentos de productividad de los países de la periferia. De
aquí, la necesidad de compensar ese mecanismo vía la industrialización de los países sub-
30
desarrollados teniendo siempre en mente las ganancias/pérdidas en la productividad agregada de
la economía.
En este sentido, el subtipo Mark 1 es reactivo. La modificación de las estrategias nacionales de
producción se define en reacción a un problema de la estructura global de la distribución de las
productividades resultado de la división internacional del trabajo.
En el subtipo Mark 2, Diamand introyecta el problema de las productividades hacia el interior de las
estructuras productivas de los países y no entre los países. Es también reactivo, porque si bien su
análisis descansa sobre las estructuras internas, los limites al desarrollo están puestos por la
restricción externa; lo que es lo mismo que afirmar que la cuestión interna es un problema
económico en la medida que colisiona con las dinámicas externas.
En pocas palabras, levantar las restricciones al aumento de la productividad sectorial y agregada es
el mecanismo necesario y suficiente para lanzar dinámicas de desarrollo. Este es un principio general
del sistema, es decir, universal.
En esta misma línea, el objetivo de desarrollo es lograr las mimas estructuras productivas que los
países del centro, dado que estas garantizan el bienestar social y económicos de los países. Así, el
argumento también es lineal.
Gráfico 2.2 El problema del subdesarrollo en clave del enfoque impulsado por la eficiencia
Fuente: elaboración propia
Caracterización de la tecnología en relación al desarrollo
Así definido el desarrollo, las tecnologías son reducidas por este enfoque a la noción de “tasa de
progreso técnico”. En términos de cómo se explica esta tasa desde la teoría, el argumento es como
31
sigue: es posible definir una función de producción agregada de la economía donde los factores son
susceptibles de ser intercambiados en función de la elección de distintas técnicas productivas.
La tecnología por lo tanto , es un conjunto de información codificada y disponible que puede ser
ordenada en forma continua en función de distintas relaciones capital/trabajo con el objetivo de
producir la mayor cantidad de bienes al menor costo posible. En la medida que el conocimiento
“avanza” se amplía el rango de opciones para esas combinaciones, y por lo tanto se puede expandir
la producción reduciendo los costos.
El “progreso técnico”, que se materializa en los equipos y maquinarias, es así una expresión
altamente lineal, universal y neutral está incorporado en las maquinarias y equipos, es decir, forma
parte de la variable inversión.
En el mismo sentido, se expresa el ideal de tener un sector productor de bienes durables, pero no
se pone en discusión la relación entre importación de tecnología y dinámicas de cambio tecnológico
e innovación local, no se atienden las dinámicas de aprendizajes, ni sobre cómo activar dinámicas
innovativas regionales lo suficientemente estables y robustas como para modificar localmente las
estructuras productivas.
La recomendación que se estiliza por término general desde los enfoques tipo 2 para los países los
países sub-desarrollados es que deben aumentar la productividad. ¿Cómo se implementa? Vía
aumento de la tasa del progreso técnico, que se obtiene con la incorporación de equipos y maquinas
“modernas” al proceso productivo. Esto podría ser financiado con ahorro interno, pero como la
productividad es baja ese ahorro es insuficiente, por lo que es necesario acudir a la inversión
extranjera directa.
Así, el argumento central que vincula desarrollo y tecnología se basa en que las dotaciones de capital
en la forma de equipos (es decir la tecnología) tiene un efecto causal directo sobre las dinámicas de
desarrollo. Es decir, es una relación determinista tecnológica.
Caracterización de la inclusión / exclusión en relación al desarrollo
En materia de las dinámicas de inclusión / exclusión, la principal preocupación de este enfoque es
ampliar la retribución de los factores. Por lo que si aumenta la productividad se eleva el techo de
los salarios sin aumento de precios, aumentado la capacidad adquisitiva de los trabajadores.
Esto, a su vez, aumenta el consumo que aumenta la producción que amplía la tasa de empleo. Por
lo tanto, la inclusión es entendida aquí como equivalente del acceso a trabajos asalariados (al igual
32
que el enfoque 1). Por lo que en estos términos el abordaje de la inclusión es indirecto, vía
mecanismo mercantil y universal.
Actor clave del desarrollo
Para este tipo de enfoque, el actor clave siguen siendo la empresas privadas, actor que puede
convertir los aumentos de productividad en mayor tasa de ganancia y salarios. Al igual que en el
tipo 1, el Estado tiene un rol secundario posibilitando o impidiendo regímenes legales que potencien
o restrinjan el aumento de la productividad; por ejemplo regulando la inversión extranjera directa.
En forma resumida el enfoque de desarrollo impulsado por la eficiencia es caracterizado como:
Tabla Tipo 2 Desarrollo impulsado por la eficiencia
Caracterización Desarrollo
Caracterización tecnología
Caracterización Inclusión/exclusión
Actores clave
Universal y lineal Determinista tecnológico
Universal, lineal, y neutral
Como resultado indirecto del determinante de desarrollo
Mecanismo de inclusión mercantil.
Universal
Empresa privada
Fuente: elaboración propia
33
VI. Tipo 3. Desarrollo impulsado por el capital
Variable clave: explicar el desarrollo
El tercer tipo de enfoques sobre el desarrollo es el que determinan como variable clave las dinámicas
de formación y reproducción del capital. O, en otras palabras, cómo un sistema que se organiza en
torno a la obtención y maximización de la tasa de ganancia impulsa procesos sociales y tecnológicos
que permiten la expansión del capital.
La extensa obra de Marx sobre las leyes que organizan la reproducción del sistema de producción
capitalista es la versión más general de los modelos contenidos en el tipo 3. Y es por esto que esta
sección inicia por aquí.
Los trabajos de Marx (1867) han sido ampliamente analizados y sujetos a debate en relación a si sus
argumentos responden a determinismos tecnológicos o sociales. En este sentido, la posición de
Marx en El Capital de Marx (1867) es tomada aquí desde su análisis para entender cómo el sistema
se amplía (es decir, se desarrolla), eso que ya comúnmente se lee como “desarrollo de las fuerzas
productivas”. Esto no implica necesariamente un hecho “bueno”: la relación entre el desarrollo de
una sociedad capitalista y el progreso en términos de evolución no son sinónimos (Katz, 1997).
Dos líneas argumentales son esenciales para entender cómo el capitalismo se desarrolla y expande.
Por un lado, las dinámicas de valorización del valor, es decir, la conversión del dinero en capital. Por
el otro, los cambios en la composición orgánica del capital y sus determinaciones sobre la tasa de
ganancia.
Respecto del primer punto, en El Capital, Marx afirma que el proceso de valorización requiere de la
circulación de mercancías, pero se constituye inicialmente en la esfera de la producción. La
valorización tiene como condición la generación de plusproducto en una jornada laboral, es decir,
producir en una cantidad de tiempo (8, 12 o 15hs) un excedente de valores de uso respecto de los
medios de subsistencias necesarios para reproducir la fuerza de trabajo que se usó durante el
proceso productivo.
Una vez que la fuerza de trabajo se utilizó, es decir dejó de ser potencia para ser efectivo, lo que
queda es trabajo objetivado en valores de uso producidos durante una jornada de trabajo. Cuando
esos valores de uso son llevados al mercado (es decir, se intercambian), los valores de uso se
convierten en mercancías efectivas y el plusproducto en plusvalor.
A partir de lo dicho se deriva la primera ecuación fundamental del capital:
34
(1) �� = � + � + ��
Donde VT es un flujo de producción en un período de tiempo (valor total); c es el capital constante
consumido en el proceso de producción; v es el capital variable (que contiene la masa de salarios
abonados4); y pl es el plusvalor
Dado que, en la práctica, el capitalista solo paga la parte del valor total compuesto por el capital
constante y el capital variable, entonces es posible afirmar que la tasa de ganancia es igual al
plusvalor. Y es por esto que la masa dineraria inicial que se desembolsa en el proceso productivo es
acrecentada como su producto intercambiado en el mercado. Que no es otra cosa que el proceso
por el cual el dinero se convierte en capital.
(2)� = ��
De esta relación entre absolutos (ecuaciones 1 y 2) es posible derivar dos tasas que son vitales para
el análisis marxiano. La tasa de plusvalia (ecuación 3) y la tasa de ganancia (ecuación 4)
(3) ��∗ =��
�
(4) �∗ =��
� + �
Como se desprende de las ecuaciones, la tasa de plusvalia (pl*) crece en función de la plusvalia
absoluta (pl) y decrece en relación con el capital variable (v). En igual sentido, la tasa de ganancia
(g*) es una función positiva de la tasa de plusvalia, e inversa del capital variable y el capital constante
(c).
Estas relaciones expresadas en las ecuaciones 3 y 4 varían, según Marx de acuerdo con tres
procesos:
(…) las magnitudes relativas del plusvalor y del precio de la fuerza de trabajo están
condicionadas por tres circunstancias: 1) la duración de la jornada laboral o la
magnitud del trabajo en cuanto a su extensión; 2) la intensidad normal del trabajo, o
su magnitud en cuanto a la intensidad, de manera que determinada cantidad de
4 El valor de la fuerza de trabajo está determinado por el valor de los medios de subsistencia que
habitualmente necesita el obrero medio. La masa de estos medios está dada para una época y una sociedad
determinada. Lo que puede variar es el valor de esa masa.
35
trabajo se gasta en un tiempo determinado; 3), y finalmente, la fuerza productiva del
trabajo con arreglo a la cual, y según el grado de desarrollo alcanzado por las
condiciones de producción, la misma cantidad de trabajo suministra en el mismo
tiempo una cantidad mayor o menor de producto. Marx (2002:630).
La segunda línea argumental se desprende de un análisis más profundo de la ecuación sobre la tasa
de ganancia. En el denominador de la ecuación se suman el capital variable y el capital constante,
que representan las erogaciones de dinero efectivamente realizadas por el capitalista individual
(depreciación de equipos, medios de producción, salarios, etc.) durante el proceso productivo.
Dado que ambos tipos de capital se constituyen dentro de un mismo proceso de producción, es
posible expresar las proporción de uno en relación al otro. A la proporción que indica la relación
entre el capital variable y el capital constante Marx la denomina composición orgánica del capital
(COC), (ecuación 5).
(5) ��� =�
�
Esta COC es particular de cada empresa por cada rubro industrial. El capitalista individual tienen
incentivos a producir por debajo del costo de producción medio, dado que de esta forma se procura
una mayor tasa de ganancia. Vende al valor de cambio medio, pero produce a un costo inferior.
Sin embargo, los movimientos de la COC individual (es decir las variaciones entre c y v) se explican
a nivel sistémico no por decisiones al nivel del capitalista individual sino al nivel de la COC media
social de una economía.
En la COC media social confluyen y se materializan los esfuerzos individuales de los capitalistas por
producir por debajo del costo medio. Dada la existencia de competencia intracapitalista, los
capitalista individuales se ven obligados a aumentar las dotaciones de equipamientos y maquinarias
a los fines de que sus COC individuales sean iguales o inferiores a la COC media social. ¿por qué?
Porque al aumentar la fuerza productiva media del trabajo, la misma cantidad de trabajo suministra
en el mismo tiempo una cantidad mayor de producto. Claro está, si se producen más bienes con la
misma cantidad de trabajo por término medio dentro de una misma jornada laboral, entonces el
36
valor de cambio de ese valor de uso se desplaza a la baja5. Si el capitalista no puede bajar el valor
de cambio de sus mercancías, entonces no puede vender su producto, por lo que es desplazado
fuera del mercado.
Así, operando sobre la ecuación 4 para incorporarle la ecuación 5, la tasa de ganancia individual
queda expresada como sigue:
(6) �∗ =��∗
1 + (��)
La tasa de ganancia del capitalista es una función negativa de la COC individual, pero dado que esta
tiende a la COC media social (COCms), la tasa de ganancia individual puede ser expresada en términos
de la COC media social (ecuación 7).
(7) �∗ =��∗
1 + (�����)
Esta ecuación no es ni más ni menos que la ley tendecial decreciente de la tasa de ganancia.
Así, en la medida en que una economía se desarrolla, es decir aumenta la fuerza productiva del
trabajo, la tasa media social de ganancia tiende a la baja. El cambio tecnológico, el cual se encuentra
incorporado en el capital constante explica el aumento de la productividad del trabajo (aumento de
la plusvalia relativa) y materializa la contradicción del capital: la búsqueda del aumento de la tasa
de ganancia individual engendra su propia desaparición. Es el sistema organizado por la
competencia intracapitalista industrial la que lleva al capitalista individual al aumento de la tasa de
ganancia vía aumento de la fuerza productiva del trabajo y, al mismo tiempo, es el que le tiende una
trampa sistémica a la tasa de ganancia media.
Por lo tanto, y para resumir el argumento en una sola línea, una economía capitalista se desarrolla
como tal en la medida que valoriza el capital (es decir, obtiene plusvalía) y la fuerza productiva del
trabajo se expande (es decir, aumenta la plusvalía relativa).
Variable clave: explicar el subdesarrollo
5 Siguiendo al propio Marx se mantienen los mismos supuestos para hacer este ejercicio: “1) que las
mercancías se venden a su valor, y 2) que el precio de la fuerza de trabajo, aunque ocasionalmente suba por
encima de su valor, nunca desciende por debajo del mismo” (Marx, 2002:630).
37
Los procesos que llevan a los países desarrollados a su condición, es la generación y expansión de la
valorización del capital. Dos enfoques para superar el subdesarrollo se deprenden de esta consigna
general. Alternativas que son completamente distintas.
La primera propone una ruptura con el proceso global de valorización del capital, es decir, romper
con la dependencia y la subordinación que son condiciones necesarias para la reproducción del
capital en los países del centro.
La segunda propone construir dinámicas de valorización del capital diferenciadas (en comparación
con la de los países desarrollados) en función de nuevas dinámicas de aprendizaje e innovación de
producto.
Para la teoría de la dependencia el subdesarrollo de las periferias es el resultado necesario del
desarrollo del centro. Es, como lo afirman Cardozo y Faletto (1977) y Amin (1975), el desarrollo del
subdesarrollo.
Este argumento solo es comprensible si se atiende el principio de acción del capital que busca
mecanismos para detener la caída tendencial de la tasa de ganancia. En este sentido, existen al
menos dos mecanismos que han sido ampliamente analizados por la literatura:
1. el primero se vincula con la generación de una estrategia capaz de escindir el valor de cambio
de los precios. Es decir, que el aumento de la productividad de trabajo no se transfiera a
menores precios sino que se convierta en forma plena en tasa de ganancia. Ese mecanismo, se
llama monopolio (Sweezy, 1973)
2. el segundo mecanismo implica una dinámica más compleja: la reducción del valor (no de la
cantidad) de los medios subsistencia permiten reproducir la fuerza de trabajo. Es decir, en una
misma jornada de trabajo el capitalista puede pagar menos salarios porque el costo de
reproducción de la fuerza de trabajo es menor. Con la ventaja de que este mecanismo no
aumenta las dotaciones de capital constante.
Y si, además, el capital puede procurase medios de producción (lo que se llama en la actualidad
insumos) también a un precio menor, la componente de capital variable también se reduciría,
permitiendo mantener o hacer crecer la tasa de ganancia.
Para lograr todo esto, el sistema necesitaría de una provisión continua de bienes salarios e
insumos productivos a un menor precio que al que podría ser vendido. Pero entonces, ¿cómo
es esto posible? Con la expansión del capital más allá de las fronteras nacionales, construyendo
centros de provisión de bienes salarios e insumo a bajo costo. Por supuesto, para esto es
38
necesario que esos espacios de producción no se integren completamente a la dinámica de
valorización del capital, sino que operen en condiciones de subordinación o dependencia. Si se
integraran plenamente, la ley del valor aplicaría sobre esos espacios, llevando sus dinámicas
productivas hacia una tasa de ganancia media.
Por lo tanto, es posible definir el subdesarrollo como aquellos espacios que se integran en forma
subordinada a las dinámicas globales de valorización del capital. En este sentido, el subdesarrollo es
una forma del desarrollo. Es el desarrollo que opera sobre los países periféricos (Cardozo y Faletto,
1977 y Amin, 1975). Un desarrollo que, además, tiene beneficiarios locales en la forma de grandes
monopolios que controlan los recursos estratégicos (es decir, aquellos que se vinculan con el
proceso global de valorización).
El desarrollo / sub-desarrollo para este enfoque, es por lo tanto, el resultado de una dinámica
económica, política, social e histórica que conformó al capitalismo como forma hegemónica de
producción y reproducción de la vida.
Desde un punto de vista completamente opuesto pero basado en la misma variable clave, se
encuentran los modelos analíticos de corte neo-schumpeteriano y evolucionista. Esto modelo
conforman el subtipo de “desarrollo impulsado por la innovación (y su aplicación a América Latina)”
Subtipo desarrollo impulsado por la innovación
En términos generales, el marco conceptual en torno a la relación entre conocimiento (cambio
tecnológico, I+I) y desarrollo descansa hoy en la discusión acerca de la no linealidad de los procesos
de innovación y su relación con el desarrollo de las sociedades.
En el viejo contexto de la linealidad ofertista, sólo era deseable fomentar la generación de
conocimiento nuevo, puesto que ya habría mecanismos suplementarios que proveyeran su
aplicación -su utilización- en beneficio productivo y social.
En cuanto a las relaciones entre técnica, innovación y mercado, el enfoque propuesto por la
economía del cambio tecnológico, (Schumpeter, 1928; Usher, 1955; Nelson, 1995; Freeman, 1987;
Lundvall, 1992, entre otros) constituye una forma alternativa de pensar un conjunto entero de
fenómenos económicos en la medida que abre “la caja negra” de la tecnología (Rosenberg, 1982).
Para esta escuela, el cambio tecnológico se entiende tanto como una modificación en la técnica
(orientada al aumento de la eficiencia), como al desarrollo de nuevos productos que permiten la
creación de nuevos mercados. Así, las empresas ya no solo compiten vía precios (invirtiendo en
39
máquinas y equipos para aumentar la fuerza productiva del trabajo), sino que también lo hacen en
términos dinámicos procurando no quedar rezagadas en el desarrollo tecnológico.
La innovación, para este subtipo de enfoque del desarrollo, es propia de un sistema en el que la
competencia rige las reglas sociales de convivencia de las firmas. Pero entonces, ¿cuáles son los
procesos o mecanismos que viabilizan la innovación?
La economía evolucionista sostiene que la innovación descansa en procesos auto-organizados que
involucran no solo factores tecnológicos sino también del contexto o ambiente en el cual se
desarrollan los procesos de innovación. La introducción del concepto de procesos auto-organizados
permite incorporar al corpus conceptual-analítico la posibilidad de cambio en la conducta de los
agentes, los incentivos a adoptar y las capacidades para hacer un uso eficiente de una innovación
(Yoguel, 2000). La innovación y la difusión son partes constitutivas de un mismo proceso. En este
sentido, las innovaciones pueden mutar en función de las mejoras incrementales, de su propia
difusión.
Durante la etapa de difusión, las firmas tendrán diferentes comportamientos -
algunas serán adaptadores tempranos, otras preferirán esperar, etc.- y, en función
de factores no sólo tecnológicos, sino fundamentalmente del ambiente en el que se
desarrolla el proceso, las diversas estrategias recibirán recompensas diferenciadas,
con perdedores y ganadores. Si bien esta diversidad puede, obviamente, tener
consecuencias negativas para ciertas firmas, a nivel sistémico es esencial para
materializar el potencial del proceso de desarrollo colectivo (Lopéz, 1998:10).
En esta línea es que se desarrolla el concepto de Sistemas Nacionales de Innovación (SIN). La
definición varía entre distintos autores, pero todas comparten el rol que tiene el sistema de ciencia
y tecnología en el desarrollo productivo de las empresas. Los SNI pueden ser definidos, entonces,
con énfasis en las instituciones que los conforman6:
(…) la red de instituciones en los sectores público y privado cuyas actividades e
interacciones inician, importan, modifican y difunden nuevas tecnologías. (Freeman,
1987:1).
6 Nota: Todas las traducciones son libres del autor.
40
(…) un conjunto de instituciones cuya interacción determina el desempeño innovador
de las empresas de una nación. (Nelson, 1993:4).
(…) las instituciones nacionales, sus estructuras de incentivos y sus competencias que
determinan la tasa y la dirección del aprendizaje tecnológico (o el volumen y la
composición de las actividades generadoras de cambios) en un país. (Patel y Pavitt,
1994:12).
(…) las instituciones que conjuntamente o de forma individual contribuyen al
desarrollo y difusión de nuevas tecnologías y que proporcionan el marco en el cual los
gobiernos forman e implementan políticas para influir en el proceso de innovación.
Por tanto, es un sistema de instituciones interconectadas para crear, almacenar y
transferir el conocimiento, competencias y artefactos que definen las nuevas
tecnologías. (Metcalfe, 1995:462-463).
O con un énfasis puesto en las dinámicas y procesos que los sistemas crean:
(…) todos los factores económicos, sociales, políticos, organizacionales importantes y
otros que influyen en el desarrollo, difusión y uso de innovaciones. (Edquist, 1997:14)
[Un SNI contiene] todos los elementos que contribuyen al desarrollo, introducción,
difusión y uso de innovaciones, incluyendo no sólo a universidades, institutos técnicos
y laboratorios de investigación y desarrollo, sino también elementos y relaciones
aparentemente lejanos de la ciencia y la tecnología. (Johnson y Lundvall, 1994:697).
La definición de Johnson y Lundvall es de especial interés para comprender las dinámicas de
desarrollo que propone este enfoque. En Lundvall (1992), el argumento se centra en la
consideración de la sociedad como un actor colectivo en el proceso de innovación que despliega
constantes, diversas y complejas acciones de aprendizaje asociadas a actividades rutinarias de
producción, distribución y consumo que se constituyen como insumos para el proceso de
innovación. Tales actividades incluyen diversos aprendizajes learning-by-doing (Arrow, 1962),
learning-by-using (Rosenberg, 1982) y learning-by-interacting (Lundvall, 1988).
Por esta vía, Ludvall llega a la identificación de un nuevo modelo explicativo de la dinámica
innovativo-productiva, basado en los conceptos de learning society y learning economy:
(Christensen y Lundvall, 2004).
41
El enfoque de Lundvall (1992) sobre los SNI se sostiene esencialmente en que la actividad
innovadora reside en el sistema, y no es reductible a sus partes componentes:
Lo importante en el SNI no es tanto la característica individual de cada componente,
sino las relaciones y el tipo y grado de integración entre los mismos (Thomas y Gianella,
2008:44).
Sin embargo, el locus de la innovación es, para esta línea de pensamiento, la empresa capitalista
que orienta sus esfuerzos a la obtención de tasa de ganancia en contextos de competencia. Son las
empresas las “unidades motores fundamentales” del crecimiento económico, las empresas,
procurando mejorar su competitividad y su ubicación en el mercado global (Nelson y Winter, 1982;
Freeman et allí, 1982; y Freeman, 1987).
Es sin duda interesante analizar cómo opera la dimensión sistémica en este enfoque, al igual que en
la versión marxiana. El sistema genera competencia, ese impulso por sobrevivir lleva a las empresas
a invertir en investigación y desarrollo (tanto para modificar procesos productivos como para
generar monopolios relativos de mercado vía innovación de productos). Pero además, y a diferencia
del planteo de Marx, es el sistema el que aprende; y por lo tanto, es la empresa la que, vía
privatización del conocimiento generado, se hace del recurso necesario para mantener y expandir
la tasa de ganancia.
Puesto en estos términos, la dinámicas de subdesarrollo se deben a las especificidades locales que
limitan los procesos de derrame o socialización de los frutos de la innovación (Arocena, 1995;
Arocena y Sutz, 2010). En este sentido, cuestiones relativas a la “baja demanda de conocimientos”,
procesos de innovación “encapsulada” y “baja capacidad para reconocer y resolver necesidades
mercantiles” por parte de los agentes de la producción son algunos ejemplos de explicaciones
tendientes a dar cuenta de la ausencia de dinámicas innovativas lo suficientemente poderosas como
para activar procesos desarrollo en América Latina.
Caracterización del desarrollo tipo 3
El tipo 3 de enfoques sobre el desarrollo descansa sobre la definición de la tasa de ganancia como
variable clave.
La dinámicas de la leyes del valor y de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia lleva a las
empresas a tres prácticas en aras de preservar y aumentar la tasa de ganancia: i) innovar en nuevos
productos a los fines de procurarse monopolios relativos de mercado; ii) innovar en técnicas de
42
producción con el objetivo de potenciar la fuerza productiva del trabajo y, iii) desarrollar el
capitalismo periférico a los fines de reducir el valor de la fuerza de trabajo y de los medios de
producción (los insumos).
Gráfico 3.1 Enfoque de desarrollo impulsado por el capital
Fuente: elaboración propia
En el caso del subtipo de la teoría de la dependencia, salir del subdesarrollo implica desarrollar las
fuerzas productivas asociada a una nuevo tipo de tecnología de organización de la producción, la
circulación, la distribución y el consumo no capitalista; que permita romper con las relaciones de
subordinación entre la periferia y el centro.
En el caso del desarrollo impulsado por la innovación, el desarrollo se entiende como la creación y
disposición de nuevos bienes y servicios resultantes de una actividad innovativa potente de los
actores económicos: las empresas. La creación de nuevos negocios (vía innovación de producto) y
la reducción de costos (vía modificaciones las técnicas de producción) conlleva a la creación de
nuevas empresas más lucrativas, que aumentan el ingreso agregado del país y se derrama en
términos de aumento de la bolsa de salarios (lo que implica un crecimiento del gasto privado
agregado) y mayores opciones de consumo (lo que amplía la libertad del consumidor).
Como puede observarse, estas formas de entender el desarrollo (aunque distintas en sus objetivos)
comparte la misma lógica de poder ser aplicadas (y ser la respuesta) en cualquier país
subdesarrollado donde el estadio de desarrollado puede alcanzarse luego de superar la instancias
necesaria de fortalecimiento de las fuerzas productivas: generación de conocimientos, maquinas
más eficientes, dinámicas de aprendizaje, capacidad de conversión de esos aprendizajes en tasa de
ganancia. Así, ambas versiones del problema del subdesarrollo son universales y lineales.
Caracterización de la tecnología en relación al desarrollo
43
Si bien la “caja negra” de la tecnología se comienza a abrir bajo el paraguas conceptual de estos
enfoques (por ejemplo con los niveles de learning), cuando se pone en relación con los procesos de
desarrollo la dimensión tecnológica es reducida a la innovación de producto o la innovación de la
técnica, quedando naturalmente subordinada a la práctica empresarial de obtención de tasa de
ganancia. Es por esto que es posible afirmar que el cambio tecnológico se explica por los
movimientos de acumulación del capital y, en este sentido, la relación tecnología-desarrollo es
determinista social.
Parecería autoevidente también, que para este tipo de enfoque la tecnología no es universal dado
que existen diferentes configuraciones adecuadas a las condiciones locales que maximizan la tasa
de ganancia); no es neutral (el desarrollo tecnológico tienen un objetivo bien definido y opera en
ese sentido); y no es lineal (las nuevas innovaciones no se producen porque los artefactos existentes
sean obsoletos, sino porque los nuevos permiten prolongar la existencia de tasas de ganancia
positivas y extraordinarias).
Caracterización de la inclusión / exclusión en relación al desarrollo
En cuanto a los procesos de inclusión / exclusión, este tipo de enfoques trabaja esta dimensión como
residuo.
En el modelo de la dependencia, el desarrollo del capitalismo global (lo que es lo mismo que el
desarrollo del subdesarrollo en las periferias) constituye una dinámica inherentemente destructora
de fuentes de trabajo. Por lo que, en ese sentido, es posible afirmar que el desarrollo del capital
excluye por definición.
En el modelo del desarrollo vía innovación, la inclusión es resultado del derrame generado por el
aumento de la tasa de ganancia y el aumento de la producción que se cristaliza potencialmente en
mayor empleo y/o mayores fondos disponibles para financiar políticas públicas orientadas a la
mitigación de la pobreza (véase Gráfico 3.2).
Indistintamente la explicación que se escoja, las dinámicas de inclusión / exclusión se analizan como
un resultado indirecto del determinante del desarrollo y ocurren principalmente vía mecanismo
mercantil (en el caso del aumento / caída de la tasa de empleo) y, como mecanismo paliativo, el
estatal (en el caso de la implementación de políticas sociales).
Es pertinente destacar aquí, que la teorías de la innovación han dedicado muy poca atención a la
cuestión de cómo los beneficios económicos de la innovación, de la aplicación de conocimiento
44
científico y tecnológico, se distribuyen en el sistema social: si éste ya tiene carácter desigual, es
altamente probable que al introducir innovaciones una de las consecuencias inevitables será mayor
desigualdad, generación de nuevas brechas sociales y aparición de nuevas formas de exclusión. El
acceso asimétrico a oportunidades derivadas de conocimiento científico y tecnológico es también
una fuente de asimetrías, que se retroalimenta con las otras, y a veces no puede ser combatida con
políticas sociales estándar, con políticas sociales que no incluyan la cuestión del conocimiento como
factor de transformación.
Gráfico 3.2 Modelo de desarrollo con innovación
Fuente: elaboración propia.
Actor clave del desarrollo
Si bien todos los enfoque aquí contenidos refieren a una ontología fuertemente sistémica de las
dinámicas de producción, circulación, distribución y consumo; es cierto también que el rol que se
otorga a la empresa capitalista como agente transformador de las dinámicas socio-económicas e
histórico–institucionales es clave.
Es la empresa maximizadora de beneficios la que, en su afán de sobrevivir en un ecosistema hostil,
despliega distintas estrategias que van desde la configuración de monopolios clásicos, la
construcción de dinámicas de subordinación, la modificación de técnicas de producción, o la
creación de monopolios relativos de mercado vía innovación de producto.
En forma resumida el enfoque de desarrollo impulsado el capital es caracterizado como:
45
Tabla Tipo 3 Desarrollo impulsado por el capital
Caracterización Desarrollo
Caracterización tecnología
Caracterización Inclusión/exclusión
Actores clave
Universal y lineal Determinista social
No universal, no lineal y no neutral
Como resultado indirecto del determinante de desarrollo
Mecanismo de inclusión mercantil y/o estatal.
Universal
Empresa privada
Fuente: elaboración propia
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VII. Tipo 4. Desarrollo en la base
Variable clave: explicar el desarrollo vía el subdesarrollo
El objetivo del enfoque de desarrollo en la base es, a diferencia de los tres enfoques evaluados
anteriormente, atender y revertir las dinámicas y procesos que causan el subdesarrollo. Por lo tanto,
no se explica cuáles son las condiciones virtuosas del desarrollo, sino más bien las limitantes y
restricciones que tienen los actores para salir de su condición de subdesarrollados.
Dentro de una línea de crítica a los enfoques clásicos de desarrollo (para esta tipología los tipos 1 y
2) es posible agrupar dos líneas de trabajo que se constituyeron sobre distintos marcos conceptuales
pero que coinciden en lo fundamental en materia del modo en que deben ser impulsadas las
acciones para el desarrollo.
La primer línea puede ser definida como sigue: el problema del desarrollo no está en la oferta de
bienes, se encuentra en la capacidad real de satisfacción. Para esto es necesario enfocar la mirada
sobre los individuos (Leiss, 1975; Illich, 1977; y Sen, 1984, 1987 y 1999).
La segunda define el problema como sigue: las dotaciones de tecnología no se adecuan a los
requerimientos efectivos (tipo de producción, nivel de cualificación de la fuerza de trabajo,
mecanismos de financiamiento, calidad institucional, entre otros) de la población (los individuos).
Es por esto que hay que orientar el esfuerzo teórico y la acción a la provisión de tecnologías
adecuadas o “apropiadas” para las condiciones reales de los receptores. Es posible rastrear esta
línea de trabajo hasta las experiencias de desarrollo de tecnologías en India y en la República Popular
China, en los años ‘40 y ‘50 (Riskin, 1983; Ahmad, 1989).
Ambas posiciones comparten como variable clave del desarrollo la generación de capacidades en
los actores concretos ubicados en situación de subdesarrollo (los individuos), sin mediar instancias
intermedias (o de nivel meso) como en los otros enfoques. Es por eso que constituyen el tipo 4 de
esta tipología: desarrollo en la base. A continuación se presentan brevemente los aportes de cada
uno de estos subtipos.
Primer subtipo: capacidades como elección
Durante las décadas de 1980 y 1990 se comienza a desarrollar enfoques que posan la atención sobre
la dimensión “humana” del desarrollo. Los trabajos de Amartya Sen (1984, 1987 y 1999) cambian el
eje de análisis desde el funcionamiento de las estructuras que sostiene las dinámicas de producción
y circulación de bienes y servicios a la comprensión de los mecanismos por los cuales los sujetos se
47
encuentran en condición de pobreza y vulnerabilidad. Desde el punto de vista de las políticas
públicas, este enfoque buscó desplazar el diseño de las políticas de una lógica top-down hacia el
empoderamiento de los “receptores” de la ayuda para el desarrollo.
Como ya se ha señalado, los tipos 1 y 2 entienden el desarrollo / subdesarrollo como la capacidad /
incapacidad, por parte de sectores de la población, a acceder a los bienes y servicios que requieren
para cubrir sus necesidades. Es decir, en sociedades de economía de mercado la ausencia o no
disponibilidad de satisfactores en cuanto mercancías son la expresión de la exclusión (Ivan Illich,
1977 y William Leiss, 1975).
Según estos autores, al obviar a los receptores se pierde de vista que la satisfacción de la necesidad
no es el resultado directo del uso de un bien: los objetos pueden ser desagregados en una colección
de características; y son estas las que efectivamente satisfacen las necesidades (William Leiss, 1975).
En la práctica, considerar las características de los bienes (y no los bienes en sí mismos) permite
contener analítica y políticamente el lugar de los usuarios: para que las características se conviertan
en satisfactores efectivos es necesario que los usuarios estén dotados de las capacidades requeridas
(Amartya Sen, 1984 y 1999). El enfoque de capacidades completa el ciclo analítico-conceptual, en el
sentido que son tan importante las características de la mercancía como las características del
usuario. Lo que en otras palabras implica que dotar al usuario de capacidades y hacerlo participar
de la construcción de las soluciones potencia la eficacia de las intervenciones.
En pocas palabras, el enfoque de capacidades pone el acento sobre la relación entre las propiedades
de los bienes y las concretas posibilidades que las personas tienen para aprovechar esas
características en su propio beneficio. Así, el par “propiedades-capacidades” es el objetivo que debe
ser atendido desde las estrategias de desarrollo.
(…) las características de los bienes no nos dicen nada sobre lo que una persona puede
hacer con esas propiedades. (…) Al evaluar el bienestar de la persona, sería prematuro
el análisis a las características de los bienes que posee. Debemos considerar las
‘funciones’ de las personas. [Es decir](…) lo que las personas efectivamente pueden
hacer con los bienes y las características que tienen a su disposición (Sen, 1999: 6)
A continuación se analizará con mayor profundidad la postura de Amartya Sen. Sen (1984) sostiene que la medida subjetiva de la utilidad de los bienes como medio para cuantificar
el bienestar puede ser distorsionada por la adaptación psicológica a las privaciones persistentes. Y
48
esto constituye una importante limitación para el enfoque utilitarista, dado que sus medidas
estarían viciadas. Dos posibles opciones se encuentran disponibles:
1. ver en la utilidad sólo la representación de las preferencias de una persona. En esta versión
de la teoría de la utilidad, decir que un bien X reporta más utilidad a una persona que un
bien Y, es lo mismo que decir que se prefiere X sobre Y. Este enfoque tiene la ventaja de que
no obliga a comparar el estado de subjetividad (y caer en el problema de adaptación
psicológica a la privación), pero no da posibilidad de realizar comparaciones interpersonales
directas de utilidades.
2. la segunda opción es la utilización de las comparaciones de las rentas reales como
comparaciones suplantadas de la utilidad. Sin embargo tiene serias limitaciones debido a la
absoluta arbitrariedad del supuesto de que la misma canasta de bienes debe reportar el
mismo nivel de utilidad a las distintas personas. Este es el enfoque del bienestar basado en
las rentas reales y la diversidad humana es una de sus principales limitantes.
Pero entonces, ¿cómo captar el bienestar individual sin caer en los problemas del enfoque de
preferencias y el de la renta real?
En primer lugar es necesario definir los múltiples niveles de diversidad y heterogeneidad que afectan
el bienestar:
1. heterogeneidad personal: las personas tienen distintas características físicas relacionadas
con la incapacidad, enfermedad, edad, sexo, lo que hace que sus necesidades sean distintas.
Entonces, dos personas pueden tener la misma renta o los mismos bienes, pero no extraer
las mismas cosas de ellas.
2. diversidad relacionada con el medio ambiente: las diferencias en el medio ambiente como
el clima pueden influir en lo que obtiene una persona de un determinado nivel de renta.
3. diferencias de clima social: condiciones sociales influyen en la conversión de la renta y los
recursos personales en calidad de vida.
4. diferencias entre las perspectivas relacionales: los bienes que exigen patrones de conducta
arraigados pueden variar de una comunidad a otra, dependiendo de las convenciones y de
las costumbres.
49
5. distribución dentro de la familia: la familia es la unidad básica para examinar las rentas
desde el punto de vista de su uso. El bienestar o la libertad de los miembros de una familia
depende de cómo se usa la renta familiar para satisfacer los intereses y objetivos de cada
uno. De las reglas de distribución que se usan dentro de la familia pueden depender los
logros y dificultades de sus miembros.
Por lo tanto, la situación de pobreza, según Sen, difiere de la simple escasez de renta o bienes. La
renta baja suele ser la principal causa de las privaciones relacionadas con la pobreza, como también
el no acceso a los bienes primarios (según la definición de Rawls estos bienes comprenden derechos,
libertades, oportunidades, renta, riqueza y bases sociales del respeto a uno mismo) pero no son los
únicos factores.
En la mirada de Sen, las evaluación del bienestar no descansa en el nivel de las utilidades, ni en la
renta ni en los bienes primarios. El bienestar es producto de las libertades fundamentales, es decir,
de las capacidades para elegir la vida que cada individuo desea.
En este sentido, para evaluar las oportunidades reales que tienen los individuos para alcanzar sus
objetivos hay que tener en cuenta: i) los bienes primarios que poseen y ii) las características
personales relevantes que determinan la conversión de los bienes primarios en la capacidad de la
persona para alcanzar sus fines (sexo, edad, condición, etc.).
La capacidad, entonces, queda definida como las diversas combinaciones de funciones (Sen, 1984 y
1999) que puede conseguir el individuo. Es decir, la capacidad es un tipo de libertad para lograr
distintos estilos de vida. Más claramente, las funciones son los logros reales, y las capacidades son
la libertad para lograrlos.
Sen concede importancia al hecho de tener oportunidades que no se aprovechan. La propia
capacidad de elección puede ser entendida como una importante función, es decir, es distinto tener
un bien A cuando no hay otra alternativa que elegir A, que cuando el individuo puede elegir de un
amplio abanico de bienes: “Ayunar no es lo mismo que verse obligado a pasar hambre” (Sen, 1984).
La variable clave para evaluar el bienestar son las libertades reales de los hombres para elegir la vida
que quieren, las oportunidades que tienen para alcanzar esos objetivos.
Finalmente, las funciones individuales (los logros) pueden prestarse con más facilidad a una
comparación interpersonal que las comparaciones de las utilidades. Pero las comparaciones
50
interpersonales para medir el bienestar total también requieren la agregación de componentes
heterogéneos, por los que la perspectiva de las capacidades es inevitablemente pluralista.
¿Cuál es el ejercicio de evaluación plural? Debe haber algún tipo de mecanismo de generación de
consensos sobre una base de ponderaciones que tenga en cuenta: i) existen distintas funciones
(logros) de distinta importancia que deben ser jerarquizadas, ii) qué peso se le da a la libertad
fundamental (conjunto de capacidades) frente al logro real (vector de funciones elegido), iii) qué
peso dar a las capacidades en comparación con cualquier otra consecuencia relevante. Este
mecanismo es una elección social que requiere un debate público y aceptación y comprensión
democrática.
Segundo subtipo: capacidades como dotación tecnológica
A inicios de la década del ‘60, Lewis Mumford denunciaba los riesgos políticos de la producción en
gran escala. En su conocido artículo Authoritarian and Democratic Technics (1964) planteaba que el
advenimiento de la democracia política durante los últimos siglos había sido impedido por
tecnologías de gran escala que, dadas sus necesidades de operación, siempre connotaban
direcciones centralizadoras, y dadas sus necesidades de control, autoritarias.
Frente a ello, Mumford contrapone la necesidad de desarrollar “tecnologías democráticas”,
caracterizadas por producciones de pequeña escala, basadas en las habilidades humanas, la energía
animal, o en pequeñas máquinas, bajo una activa dirección comunitaria, con un uso discreto de los
recursos naturales7.
Los desarrollos conceptuales de Mumford constituyen un antecedente fundamental para
comprender la matriz en la que se generaron las primeras conceptualizaciones de “tecnología
apropiada”.
Tecnologías Apropiadas (fase I)
Originado en los debates sobre la asistencia a los países en vías de desarrollo en la década de 1960,
y manteniéndose identificable como un movimiento ampliamente hasta comienzos de los años ‘80,
el enfoque de Tecnología Apropiada buscó redefinir la tecnología como un instrumento para el
desarrollo.
7 Para una enfoque similar véase Winner (1988).
51
Si bien el concepto “tecnología apropiada” es amplio a los fines de abarcar una gran cantidad de
iniciativas, es posible identificar un núcleo básico de características que definen la condición de
“apropiado”: bajo costo de capital y bajo consumo energético; utilización de materiales locales;
mano de obra intensivas, creación de empleo utilizando capacidades y trabajo locales; pequeña
escala, accesible para grupos pequeños; baja complejidad, bajo contenido científico y tecnológico,
capacidad de ser entendidas, controladas y mantenidas por los miembros de la comunidad;
utilización de tecnologías maduras; formas de uso colectivo y colaboración; no uso de patentes y
derechos de propiedad, etc. (véase Darrow et al, 1978; Thomas, 2012a).
Como ya se indicó, la estrategia de desarrollo basada en tecnologías apropiadas constituyó una
reacción contra lo que se percibía como los procesos fallidos de desarrollo industrial para los países
pobres (los tipos I y II de esta tipología)
El principio básico de las tecnología apropiada es ayudar a la gente a mejorar la situación en las que
se encuentran a través de la provisión de tecnologías adecuadas a esas condiciones concretas de
reproducción de la vida social, incluyendo cierta mejoría en las circunstancias económicas y sociales
de los usuarios finales.
En la mirada de Schumacher (1973), una de las principales preocupaciones era evitar una economía
de dos sectores. De acuerdo a este autor, los intentos dentro de las economías en desarrollo de
cerrar la brecha con las economías desarrolladas contienen el riesgo de crear más pobreza y
desempleo debido a que los equipos más eficientes son ahorradores de fuerza de trabajo. Según
Schumacher, en vez de buscar adquirir alta tecnología que ahorrara puestos de trabajo, los países
subdesarrollados debían tomar un camino consistente en la selección de “tecnologías intermedias”
que liberaran a las personas de la pobreza y la labor rutinaria, proveyendo trabajo significativo
(Schumacher, 1973; Willoughby, 1990; Smith et al, 2013).
Las tecnologías intermedias se presentaron como una alternativa al problema de producción masiva
de bienes industriales y de servicios, proponiendo producciones de mediana escala, evitando
recurrir a tecnologías de última generación (capital-intensivas) ni a insumos industriales requeridos
por la gran industria de alta complejidad (Schumacher, 1973, Pack, 1983; Riskin, 1983).
Tecnologías Apropiadas (fase II)
A lo largo de la década del ‘70, las tecnologías apropiadas se convirtieron en un campo de desarrollo
para nuevas ideas y experiencias. Mientras que en los planteos originales predominaba un tono
52
ético-filosófico, en estos trabajos se elaboró un enfoque de economía aplicada e ingeniería, que
privilegiaba una noción de eficiencia según el contexto de aplicación (Bourrieres, 1983; Reedy,
1983).
Según Robinson (1983) la definición de una “tecnología apropiada” debía incorporar el análisis de
diferentes variables: disponibilidad de mano de obra calificada y su valor relativo, capital
incorporado en la maquinaria, en los insumos y en el proceso de producción, y disponibilidad de
recursos humanos de gestión. Estas variables deberían reflejar la escasez o abundancia de recursos
particulares en la composición de los insumos necesarios, sustituyendo el capital (por ejemplo, en
una economía donde la mano de obra fuese abundante y el capital escaso).
La reconceptualización en términos de “tecnología apropiada eficiente” intentó definir –de forma
amplia- tecnologías apropiadas tanto para los países en desarrollo como para países desarrollados;
tanto para pequeñas comunidades como para empresas multinacionales.
Así, en esta segunda fase de concepción de tecnologías apropiadas se incorporan nuevas
herramientas de análisis y criterios de planificación, diseño, implementación y evaluación (mediante
el uso de variables cuantificables). Al mismo tiempo, este replanteo supuso la asignación de una
nueva misión, más integradora, al incluir en su agenda no sólo el desarrollo de tecnologías para
países subdesarrollados y poblaciones en situación de extrema pobreza, sino también a
producciones a escala, orientadas a mercados masivos, en países desarrollados. La noción de
eficiencia según el contexto de aplicación es aplicada sobre cualquier tipo de desarrollo tecnológico.
Grassroot Innovations
El enfoque denominado “grassroot innovations” surgió en la India hace más de veinte años. Fue
concebido como un proyecto orientado a investigar y rescatar los conocimientos tecnológicos de
los sectores vulnerables de la sociedad (Gupta et alli., 2003).
La premisa principal del enfoque es recuperar la capacidad de innovación de las personas
pertenecientes a sectores marginados de la población para generar soluciones a problemas
prácticos con alternativas tecnológicas de baja costo, eficientes y ecológicamente sustentables
(Gupta et alli, 2003).
Esta perspectiva focaliza en los procesos de preservación de conocimientos tradicionales y tácitos y
de generación individual de artefactos, a la vez que busca ayudar a los inventores a desarrollar sus
ideas, agregarles valor y difundir sus innovaciones. El intento de resolver los problemas locales a
53
través de innovaciones para pobres se focaliza en términos mercantiles, transformando
conocimiento local en patentes y en bienes o servicios comercializados por empresas o
emprendimientos con fines de lucro
Éste enfoque surge a partir de la preocupación por las asimetrías de conocimiento entre
instituciones de CyT y las comunidades locales, la crítica a la imposición de modelos industriales en
las comunidades, los riesgos de explotación económica y daño medioambiental que estos modelos
suponen (Fressoli et alli, 2014), así como las deficiencias de los tradicionales enfoques
asistencialistas implementados desde las agencias internacionales de desarrollo, ONG y gobiernos
(Gupta, 2013). Se sostiene que el modo en que las instituciones de ciencia, tecnología e innovación
interactúan con las comunidades no toma en cuenta los conocimientos tácitos o consuetudinarios,
desestimando las capacidades tecnológicas de los sectores más desfavorecidos, y la capacidad de
éstos para generar empleo y superar la pobreza (Gupta et al, 2003).
Para relevar los desarrollos tecnológicos y apoyar a los innovadores se organizó la Honey Bee
Network, que actúa en India, China y otros países en desarrollo. La red administra y distribuye
recursos económicos (créditos para el desarrollo de las innovaciones), organizativos (relación con
organizaciones de ciencia y tecnología, asociativismo, incubadoras) y simbólicos (festivales,
concursos para posicionar los desarrollos e innovadores) para mejorar y difundir diseños
tecnológicos alternativos en países en desarrollo.
Social Innovations
El enfoque de Innovación Social (social innovation) se inició a comienzos del ‘2000 en países
desarrollados, orientado a la generación e impulso de soluciones para problemas sociales y
ambientales de la nueva agenda8 de desarrollo de los países de la OCDE.
8 La agenda se compone con las nuevas amenazas al orden social: crecimiento y envejecimiento poblacional,
seguridad global, cambio climático, escasez de recursos, eficiencia energética, etc. Así, la retórica de los
“grandes desafíos”, de corte netamente europeo, se presenta como dinamizador para la necesidad de
desarrollar capacidades sociales, para coordinar acciones frente a estas amenazas y, al mismo tiempo, como
justificación lógica para la intervención política, desplazando la responsabilidad sobre la actuación y toma de
decisiones de instituciones gubernamentales hacia los agentes sociales.
54
Si bien esta línea de trabajo ha tenido un fuerte impulso en Canadá, es la Comisión Europea quién
actualmente ha definido más operativamente a la innovación social a fines de financiar líneas de
investigación y desarrollo. La innovaciones sociales para la Comisión son definidas como:
(…) nuevas ideas (productos, servicios y modelos) que simultáneamente satisfacen
necesidades sociales (más eficientemente que otras) y crean nuevas relaciones sociales
y colaboraciones. Estas soluciones son sociales en sus fines y en sus medios. Pueden
tomar la forma de nuevas innovaciones o soluciones mejoradas. Las innovaciones (…)
que fortalecen la capacidad de la sociedad de actuar. Tienen lugar a través de los límites
del sector público, el sector privado, el tercer sector y el hogar. (Unión Europea, 2010).
Estas diversas formas de generación de soluciones e innovaciones pueden presentarse a partir de la
utilización de nuevas tecnologías (Internet, telefonía celular), nuevas formas de organización o
simple combinación de ideas: sistemas de educación a distancia, grupos de ayuda comunitaria,
sistemas de guarderías de niños comunitarias, cooperativas de consumo, etc.
La rápida y amplia difusión del concepto de “innovación social” ha generado una pérdida de
claridad y precisión. Por lo tanto, qué constituye la innovación social, cuáles son los alcances del
concepto y cuáles son sus implicancias en la práctica, se presenta aún como un espacio en
construcción.
En este sentido, Benneworth et al (2014) muestra cómo éste ha variado inicialmente en su uso
desde connotar cambios en la organización de la esfera de trabajo para mejorar la calidad de vida
de los trabajadores o cambios organizacionales que han traído aparejados cambio social) hasta la
explosión actual del uso del término en la academia, en ámbitos políticos y entre practitioners, en
donde trae aparejadas –aunque de forma imprecisa- ideas de justicia social y sustentabilidad
ambiental. El término genera oposición entre la innovación “comercial” con fines de lucro, y la
innovación “científica” (Mulgan, 2010), y aquella que pueda tener fines “sociales, culturales o
políticos”, pero, a la vez tiende a desdibujar qué es lo que entiende por “innovación” y cuáles son
las prácticas que desde esta definición se involucran.
En términos prácticos, la innovación social se ha identificado con diversas propuestas de nivel
macro, meso y micro para generar dinámicas de cambio social y ambiental, involucrando iniciativas
de ayuda para la provisión de necesidades básicas a individuos, grupos y comunidades en situación
de exclusión social (Benneworth et al, 2014). Sus desarrollos se focalizan en ámbitos como
educación, salud y otros servicios sociales y/o públicos, condiciones laborales, financiamiento de
55
microemprendimientos, comunicación, acceso a información y gobernanza (por ejemplo, control de
actividad gubernamental).
La innovación social no es producida exclusivamente por expertos o científicos, sino que incluye
conocimientos prácticos derivados de la experiencia. La mayoría de los abordajes de social
innovation promueven la implementación de regímenes de responsabilidad social (Anderson, 2006).
Y, en el plano político, la asistencia técnica de instituciones de I+D de países desarrollados para la
superación de problemas puntuales de poblaciones de países subdesarrollados.
Base de la pirámide
El enfoque de Base de la Pirámide (Prahalad, 2010) se autopresenta como una alternativa a los
mecanismos ineficientes de ayuda y alivio a la pobreza impulsados desde organismos
internacionales, gobiernos locales y otro tipo de organizaciones sin fines de lucro.
En términos generales, la propuesta puede describirse como sigue: existe un mercado potencial
(una demanda latente) constituido por entre 4 y 5 mil millones de personas 80% de la población
mundial) cuyas necesidades insatisfechas no han sido atendidas por las grandes empresas9. Si el
esfuerzo de desarrollo de productos se orienta a esta población, afirma Prahalad, el resultado será
una mejora en las condiciones de pobreza (dado que las personas tendrán mayor acceso a
mercancías) y la expansión del mercado beneficiosa para las empresas privadas (una situación win-
win).
Lo que desde esta perspectiva se denomina “capitalismo inclusivo” (Prahalad, 2010:29) supone que
“los pobres no pueden participar de los beneficios de la globalización sin un involucramiento activo
y sin un acceso a productos y servicios que representan estándares globales de calidad”. Por lo
tanto, el sector privado tiene un rol clave como motor de alivio de la pobreza, innovación y
crecimiento, en lo que diversos académicos llaman “innovación desde arriba” (Chataway et allí,
2013)
9 A partir de mediados de la década del 2000, y tras la publicación de The Fortune at the Bottom of the Pyramid,
el enfoque cobró gran relevancia. El mismo fue adoptado como estrategia de negocios por compañías
multinacionales tales como Unilever, Glaxo Smith & Kline o General Electric. Diversos organismos
internacionales como el PNUD, BID y Banco Mundial han implementado desde 2005 diversos programas
basados en este enfoque (Fressoli et alli, 2014)
56
Las condiciones concretas de vida (incluida la restricción presupuestaria de estas poblaciones) son
consideradas como una fuerza dinámica para la innovación que impulsa la creatividad de las grandes
compañías.
Postular a las multinacionales, como el principal locus de innovación para pobres contiene una
estrategia particular en la que las firmas deben producir mercancías: “conocimiento, accesibilidad,
asequibilidad y disponibilidad son los ingredientes clave para el desarrollo de mercado en la Base
de la Pirámide” (Prahalad, 2010:11).
Ello implica nuevas formas de diseño de productos y en la comprensión de su funcionalidad, en los
procesos y modos de distribución y logística, en los canales de comercialización, ajustes en los
volúmenes de producción y envase, en las formas de financiamiento para la compra, etc. En este
sentido, la participación activa de empresas privadas y su competencia por el mercado de la base
de la pirámide promueve la atención a los pobres como consumidores y les aporta alternativas para
elegir en el acceso a bienes.
Esto permite (según Prahalad) impulsar el potencial de los sectores pobres para el uso de nuevas
tecnologías y generar a partir de ello nuevas capacidades que les permitan salir de la situación de
pobreza.
Tecnología Social
Uno de los enfoques de desarrollo en la base que ha cobrado mayor relevancia en el último período
en América Latina ha sido el implementado por el movimiento de Tecnología Social. Originado en
Brasil, algunas ideas y prácticas que confluyeron en el movimiento de “tecnología social” se
desprenden, en parte, de la extensión del movimiento de Tecnología Apropiada en los ’80 en la
región (Herrera, 1981; 1983), de la reacción a las políticas económicas neoliberales de los años ’90,
y como fruto de los debates alrededor de nuevas políticas sociales para el desarrollo que
proliferaron en la región en la década del 2000.
Uno de los hechos más importantes en relación a la construcción de este movimiento, ha sido la
creación de la Red de Tecnologías Sociales (RTS) en Brasil, que llegó a reunir más de 900
instituciones. Ésta fue lanzada en 2005 tras un largo proceso de debate sobre tecnología, inclusión
y desarrollo iniciado en 2001, cuando la Fundación del Banco de Brasil estableció el Premio de
Tecnología Social y una base de datos de experiencias.
57
Entre 2005 y 2009, más de 900 organizaciones se sumaron a la RTS entre organismos no
gubernamentales, universidades, empresas (como Petrobras) y agencias estatales (como el
Ministerio de Ciencia y Tecnología, la agencia de financiamiento FINEP y el Ministerio de Desarrollo).
Durante dicho período, la RTS manejó fondos por más de 170 millones de dólares (RTS, 2010;
Fressoli, Dias y Thomas, 2014) en áreas como agroecología, reciclado de materiales, saneamiento y
recolección de aguas, vivienda social y apoyo para nuevos emprendedores sociales.
El concepto de Tecnología Social y el modo en que éste refleja las diversas visiones de académicos,
practitioners, y policy makers, también es un punto en debate.
La RTS, propone una concepción normativa necesaria para la selección de iniciativas a financiar, y la
define como “productos, técnicas y/o metodologías re-aplicables desarrolladas en interacción con
la comunidad y que deben representar soluciones efectivas en términos de transformación social”
(RTS, 2011).
La idea de “re-aplicación” es un punto clave del enfoque de tecnología social. Implica que “cuando
una tecnología social es usada en un lugar diferente de donde fue desarrollada, debe ser recreada,
apropiada a la nueva realidad, trayendo nuevos valores, conocimiento y significados. De este modo,
el concepto de Tecnología Social adoptado refleja un proceso de innovación y aprendizaje dinámico
e interactivo” (Miranda, 2011).
Por su parte, Renato Dagnino, define a la tecnología social como:
(…) el resultado cognitivo de la acción de un actor social en un proceso de trabajo que
controla y que, dependiendo de las características del contexto socio-económico, el
acuerdo social y entorno productivo en el que opera, permite cambios cuantitativos o
cualitativos en el producto generado probable que sea apropiado para él de acuerdo a
su interés. (Dagnino, 2011:1).
Partiendo desde esta concepción, propone una definición normativa de Tecnología Social (TS) en
términos ideales al considerarla el eje para la construcción de una nueva vinculación entre ciencia,
tecnología y sociedad en una relación de producción de conocimientos y bienes no capitalista y
basada en los principios de la Economía Solidaria:
(…) es el resultado de la acción de un colectivo de productores sobre un proceso de
trabajo que, en función de un contexto socio económico, que engendra la propiedad
colectiva de los medios de producción, y de un acuerdo social, que legitima el
58
asociativismo en un ambiente productivo con control autogestionario, y una
cooperación de tipo voluntaria y participativa, permite una modificación en el producto
generado pasible de ser apropiado según la decisión del colectivo mismo. (Dagnino,
2010:100).
En este caso, el objeto de referencia no se trata de tecnologías sociales en plural, como experiencias
de desarrollo tecnológico, sino de la Tecnología Social en singular, en tanto proyecto político y social.
Caracterización del desarrollo
El tipo 4 de enfoques sobre el desarrollo cambia completamente la óptica en relación a las dinámicas
de desarrollo subdesarrollo. Esta forma de comprender los procesos de desarrollo como dinámicas
de empoderamiento (tanto en el sentido de la toma de decisiones y los espacios de libertad, como
de la provisión de tecnologías adecuadas a las necesidades de producción y reproducción de la vida)
en la base social, refiere a una forma completamente distinta de comprender cuales son las variables
clave y, por extensión, cómo se opera desde la política pública la acción desarrolladora.
En este sentido, la salida del subdesarrollo se argumenta en función de la siguiente relación causal:
la mejora de las capacidades (cognitivas y tecnológicas) impulsa dinámicas de cambio social que
permite en términos incrementales mejorar la condiciones de producción y reproducción de la vida
(véase Gráfico 4.1).
Gráfico 4.1 Enfoque de desarrollo en la base
Fuente: elaboración propia
59
El desarrollo, en este sentido es inminentemente un proceso situado. Cada comunidad, cada
individuo, cada lugar posee unas condiciones y requiere de unas capacidades singulares. Lo que es
lo mismo que afirmar que no existen trayectorias de desarrollo universales.
El desarrollo, por extensión no se logra desde la movilización de macrovariables como el aumento
de la productividad, el aumento de la tasa de ahorro interna o la ampliación de la tasa de ganancia.
Es, en la mirada de este enfoque, el resultado de la movilización de recursos cognitivos y/o
materiales adecuados a las concretas necesidades de los individuos o comunidades en condición de
subdesarrollo.
No existe algo como una receta común a todos los lugares y situaciones de subdesarrollo. Es decir,
la condición de desarrollado ya no se entiende solamente como la disponibilidad y acceso a una
canasta creciente de bienes y servicios, incluidos aquellos servicios personales asociados a mayores
niveles de ingreso.
La propia definición de generación de capacidades en el lugar, cognitivas y artefactuales, configura
a la noción de desarrollo como no universal y no lineal. Sin embargo, es posible encontrar un fuerte
optimismo tecnológico en este enfoque.
Caracterización de la tecnología en relación al desarrollo
La noción de tecnologías abarca en estos modelos a la dimensión artefactual como a los saberes y
conocimientos. En este sentido, el prácticamente nulo énfasis que tienen estos enfoques en la
relación entre la organización social y como esa nueva dotación de conocimientos y artefactos es
utilizada lleva a concluir sobre el imperio del determinismo tecnológico de estos abordajes en
relación a la caracterización del desarrollo.
Dicho esto, en cuanto a la caracterización de la tecnología los argumentos no son universales. Son
las condiciones situadas (desde el nivel de ingreso, el nivel de educación formal alcanzada, las
condiciones tecno-cognitivas de la personas, entre otras variables posibles) las que deben dar forma
al tipo de conocimientos y artefactos adecuados. Y, es por esto, el fuerte énfasis de este enfoque
sobre las relaciones “adecuadas” entre la dotación de saberes y artefactos a las concretas
condiciones de reproducción de la vida.
En la misma línea, el resultado al cual se llega por aplicación de las tecnologías no recorre
necesariamente el mismo sendero. Cada lugar presenta su propia materialidad y las soluciones
tecnológicas deben ser adecuadas a ellas y, por lo tanto, el resultado material (la generación de
60
nuevas tecnologías) depende del punto de inicio del proceso. Así, el enfoque no es lineal en su
configuración teórica sobre la tecnología.
Dicho esto, es posible también concluir que es poca o nula la reflexión hecha sobre la agencia de la
tecnología (especialmente para un enfoque que es básicamente tecnológico). La tecnología no
opera en favor ni en contra de los actores, y de hecho, el resultado más evidente de esto es que esta
mirada tiende a cristalizar economías de dos sectores. Es decir, soluciones pobres para pobres
(producto de que sean apropiadas) y, por otro lado, soluciones ricas para los ricos (quienes
usufructúan el conocimiento y las tecnologías mercantilizadas).
Por lo tanto, los enfoques contenidos en el tipo 4 generan argumentos sobre el rol de la tecnología
neutrales, no lineales y no universales.
Caracterización de la inclusión / exclusión en relación al desarrollo
En relación con las dinámicas de inclusión / exclusión, la principal preocupación de este tipo de
enfoque ya no es la preservación y/o elevación del nivel de empleo asalariado típico de sociedades
industriales.
La idea fundamental en relación a la inclusión es que los individuos puedan generar sus propios
medios de subsistencia y así acceder a los satisfactores necesarias, sea autoproducción, sea venta
de sus excedentes productivos.
Este enfoque es el primero analizado cuyo objetivo central es operar dinámicas y procesos
orientados a la inclusión social de acuerdo a las condiciones locales. Toda la movilización de recursos
tecnológicos disponibles se orienta a la inclusión de personas ubicadas en condiciones socio-
económicas y socio-cognitivas particulares, y es en este sentido, la inclusión es un resultado directo
de los determinantes del desarrollo y un proceso situado.
Aun así se preserva fuertemente el mecanismo mercantil, ya no como venta de la fuerza de trabajo,
sino como venta del producto de la fuerza de trabajo. Es decir, el mecanismo principal es la
conversión de esos actores identificados como vulnerables como actores productivos mercantiles.
El mecanismo estatal tiene un menor peso dado que la acción gubernamental se reduce a la
provisión de financiamiento. El mecanismo colectivo también está presente, aunque es más una
dimensión de la práctica (como la Red RTS y la Honey Bee Network) que del orden teórico-
normativo.
Actor clave del desarrollo
61
Los procesos de desarrollo en la base requieren de la inyección de capital y conocimientos a los
sectores vulnerables. Esto puede ser viabilizado mediante la acción estatal en la forma de subsidios
para la compra de equipos y herramientas o su provisión directa; o vía la acción privada (en
particular las organizaciones no gubernamentales – ONG) otorgando microcréditos, capacitaciones
y/o directamente equipos y herramientas. De aquí se desprende que los actores clave para este tipo
de enfoque abarca los individuos, el Estado, las ONG y en menor medida, las comunidades.
En forma resumida el enfoque de desarrollo en la base es caracterizado como:
Tabla Tipo 4 Desarrollo en la base
Caracterización Desarrollo
Caracterización tecnología
Caracterización Inclusión/exclusión
Actores clave
No universal y no lineal
Determinista tecnológico
No universal, no lineal y neutral
Como resultado directo del determinante de desarrollo
Mecanismo de inclusión mercantil y en menor medida estatal y colectivo
Situada
Individuos
Estado
ONG
Comunidad
Fuente: elaboración propia
62
VIII. Tipo 5. Desarrollo por reconocimiento de objetividades
diferenciadas
Variable clave: explicar el desarrollo vía el subdesarrollo
El enfoque de desarrollo tipo 5 se enfoca principalmente (al igual que el enfoque tipo 4) a analizar
las dinámicas de subdesarrollo y proponer alternativas de acción política para superar esa situación.
El último enfoque de esta tipología define, como variable del desarrollo, las formas en las que se
organiza socialmente la producción y circulación de bienes. En términos generales, el diagnóstico
indica que las formas actuales del desarrollo capitalista salvaje y predatorio de los hombres y la
naturaleza no son conducentes a la dinamización de procesos de desarrollo comunitario y
sustentable.
La respuesta entonces es generar nuevas formas de organización de la producción y la circulación
de los bienes (que pueden ser mercancías o no) . El camino, según se observa en las propuestas de
este enfoque, es el reconocimiento de objetividades diferenciadas, sobre las cuales las personas
eligen qué y cómo producir, qué tipo de beneficio es deseable y cuál es el rol de la naturaleza dentro
del proceso de reproducción ampliada de la comunidad.
Quien comienza con esta línea de trabajo es Franz Hinkelammert al denunciar un desacople entre
los valores y modelos mentales que tienen los ciudadanos de los países subdesarrollados en relación
con las matrices de producción de bienes, conocimientos y tecnologías que poseen los países
desarrollados.
El análisis de los desequilibrios en la división internacional del trabajo nos lleva a
formular la hipótesis de que la estructura capitalista ha perdido su eficiencia para
servir de vía de desarrollo. Tal fenómeno se debe al hecho de que el capitalismo
desarrollado vive con sistemas de valores y modelos de conducta estructurales
correspondientes al alto grado de su desarrollo técnico y social. El trasplante de esos
valores y modelos al mundo subdesarrollado es contraproducente y ocasiona
continuos impasses en los esfuerzos realizados para alcanzar el desarrollo. El
subdesarrollo, como una cualidad distinta de la sociedad desarrollada y de la
sociedad tradicional, se explica precisamente por la utilización de esos valores y
modelos de conducta en la elaboración de una vía de desarrollo. No llevan al
desarrollo, sino que más bien desarrollan el subdesarrollo. Aparentemente el
63
capitalismo moderno fomenta el desarrollo, pero de hecho lo impide y lo obstaculiza.
(Hinkelammert, 1970: 15)
Durante los procesos de desarrollo de los que hoy son desarrollados, explica Hinkelamert, la clase
capitalista (y sus múltiples grupos) se formaron históricamente sobre las estructuras sociales,
políticas y económicas anteriores (particulares del contexto Europeo) y se convirtieron en “una
vanguardia del desarrollo capitalista con su propia ideología, su propia ética de trabajo y creando
las estructuras adecuadas para alcanzar el crecimiento económico autosustentado” (Hinkelammert,
1970: 74).
La “actitud desarrollista” es el resultado de una estrecha unidad entre estructura material y
conciencia. El proceso de racionalización de la estructura generó la estructuración de la ideología y
las prácticas permitiendo una interdependencia total entre ambos planos.
El subdesarrollo, según Hinkelammert, es la forma en que se desarrollan los países periféricos.
A nuestro entender, se puede definir en última instancia el subdesarrollo como una
vía capitalista de desarrollo en el momento histórico actual. (…) El subdesarrollo es,
pues, una situación especial de frustración en la cual un país no quiere ser lo que es
mientras no puede convertirse en lo que quiere ser. (Hinkelammert, 1970: 16)
Es, ante todo, una forma necesaria que el capitalismo construye sobre las sociedades tradicionales.
(…) Es un capitalismo con grandes aspiraciones de consumo, con una fuerte
organización popular y una alta productividad de trabajo y, por consiguiente, con una
gran intensidad de capital, etc. Es un capitalismo que destruye los elementos
tradicionales de las sociedades subdesarrolladas, pero que no es capaz de convertirlas
en sujetos iguales de la división internacional del trabajo. La imposición de la
estructura capitalista y de la vía capitalista del desarrollo se convierte, por lo tanto, en
la condena al subdesarrollo y una continua reproducción del mismo. (Hinkelammert,
1970: 15)
Según el autor, la expansión del mercado capitalista mundial difunde estructuras técnicas y
económicas e ideologías; pero la difusión de las prácticas correspondientes se realiza a un ritmo
mucho más lento. Como las “estructuras modernas” se imponen por su superioridad instrumental
al mundo tradicional no europeo se produce la descomposición interna de la sociedad tradicional y
su consiguiente subdesarrollo.
64
La máquina de vapor es el caso arquetípico. Para Hinkelamenrt no es un simple aparato mecánico
inventado en Inglaterra, sino el producto de una cultura que refleja sus valores básicos. Cuando
penetra en un ámbito cultural diferente no preparado para recibirla, “la máquina produce un fuerte
desajuste en el ambiente sin favorecer la aparición de un ambiente nuevo adecuado a su utilización”
(Hinkelammert, 1970: 75).
El rechazo espontáneo de la sociedad tradicional a la máquina y los problemas de adaptación a la
nueva forma de producción aumentan, a medida que progresa, el subdesarrollo. Como el adelanto
tecnológico del mundo desarrollado continúa ininterrumpidamente, se produce un abismo
creciente entre la estructura subdesarrollada estancada y la estructura desarrollada, frente al cual
se hace cada vez más difícil reaccionar. La sociedad subdesarrollada, entonces, “sigue cerrándose
en sí misma al no poder desarrollar actitudes racionales frente a la técnica superior impuesta y en
continua transformación”. (Hinkelammert, 1970: 75)
Por lo tanto, puesto en estos términos, aquellas sociedades que se encuentran en condiciones de
subdesarrollo deben implementar mecanismos no-capitalistas.
De este análisis se sigue, entonces, la necesidad de concebir la vía del desarrollo como
una vía no capitalista (Hinkelammert, 1970: 15-16)
Dentro de esta marco general, ofrecido por Hinkelammert, es posible ubicar tres subtipos que se
analizan a continuación.
Primer subtipo: economía social y solidaria como desarrollo local
Más en el presente, el diagnóstico de que la economía mundo ha desarrollado el subdesarrollo y es
necesaria una alternativa no-capitalista es compartida por Coraggio (2004 y 2005).
Según este autor, aunque algunas regiones pueden haberse reinsertado con sus recursos naturales
o su industria en el sistema mercantil global, existe una vasta porción de la comunidad donde el
desarrollo no se da. Es por esto que es importante registrar el impacto negativo de las
transformaciones de la economía mundo sobre las regiones que perdieron (Coraggio, 2004).
Según el autor, las implicancias de la nueva configuración de la economía mundo se manifiestan a
nivel regional o local, en la siguientes formas:
1. Por efecto de una reestructuración de la esfera productiva gobernada por un patrón de
cambio tecnológico predominantemente expulsor de mano de obra.
65
2. Por el traslado o la quiebra de empresas industriales o agropecuarias, atribuible a la
apertura del mercado nacional y la no competitividad de actividades y productos locales en
los mercados externos y con respecto a los productos importados, producidos en países
centrales con un alto desarrollo científico-tecnológico o en regiones periféricas (como el
este del Asia) con vastos reservorios de mano de obra de bajo costo.
3. Aquellas regiones y localidades que no tenían o no pudieron encontrar actividades capaces
de reinsertarse en el sistema global, la problemática de pobreza local e aguda y
generalizada. Como respuesta paliativa, el Estado neoliberal suele intervenir (generalmente
de manera insuficiente) con políticas de asistencia, de subsidios individualizados (en todo
caso, ya no responde con planes de inversión para el desarrollo) o bien inflando, por razones
de gobernabilidad política, el empleo público improductivo.
4. En ese contexto, los movimientos locales y regionales que revindican la existencia de
recursos asistenciales se multiplican como medio para atraer la mirada del Estado
asistencialista hacia zonas con graves crisis de reproducción
5. Las regiones y localidades excluidas del proceso general, sufren incrementos dramáticos del
desempleo, el subempleo, la pérdida de calidad del empleo y la baja de ingresos salariales
(y de los derechos asociados a la condición de asalariado).
6. La pobreza rural se incrementa, con la inseparable expulsión de trabajadores rurales por la
pérdida de competitividad de sus producciones, o por el avance de nuevos propietarios (en
muchos casos de otra nacionalidad) que pueden comprar la tierra a bajísimos precios e
invertir con las nuevas tecnologías para expoliar en pocos años los recursos naturales de
tierras aparentemente ya no competitivas en el mercado global.
7. La ciudad y en el campo muestran signos cada vez más marcados del deterioro de las
infraestructuras productivas, por la falta de inversión de las empresas a cargo de la
privatización y por el cambio de la agenda política del gasto público, centrada en garantizar
el pago de la deuda pública acumulada y multiplicada por el mismo proceso de ajuste
estructural.
8. Finalmente, la ineficacia del gasto social del Estado más su papel de ejecutor de programas
de ajuste estructural socialmente regresivos deteriora la legitimidad del sistema político
erosionando la credibilidad en los representantes y la capacidad de gobernar sin
manipulación política y un juego electoral cortoplacista
66
Es por todo lo mencionado, afirma Coraggio (2004), que la cuestión del desarrollo local o de los
territorios se ha reinstalado dentro de la agenda de investigación sobre el desarrollo. Sin embargo,
el reconocimiento de objetividades alternativas se ve acorralada por la construcción de
subjetividades que ha construido el neoliberalismo.
(…) el Desarrollo Local se ha (re) instalado como tema en los medios académicos, en el
discurso político y en el imaginario de los actores sociales, pero rara vez se convierte
en realidad. Se suceden las doctrinas y metodologías del desarrollo local, pero su
validez y su eficacia pocas veces es respaldada por el éxito. (Coraggio, 2004:261)
En otras palabras, el paradigma neoliberal es de carácter integracionista. El camino de la acción
estratégica está empedrado con un conjunto de ideas orientadas a (re) integrar ventajosamente a
algunas de las regiones en la misma economía mundo que las excluyó. Sin embargo, este proceso
genera las mismas dinámicas perversas que afectaban a las regiones y localidades.
(…) las condiciones de esa reintegración para generar competitividad en los términos
del capital global (bajar costos laborales, precarizar el trabajo, restar derechos
asociados al trabajo dependiente, bajar el gasto público en sectores sociales) entran
en contradicción con el desarrollo social y la sustentabilidad de los ecosistemas (al
aplicar un criterio de eficiencia basado en la tasa de ganancia de corto plazo, que no
valoriza la conservación y uso socialmente racional de recursos no renovables ni la
biodiversidad) (Coraggio, 2005:6)
Por lo tanto, la alternativa que queda a una “globalización comandada por el capital financiero” es
una operación centrada en el desarrollo de nuevas formas de economía (que produzcan otra
sociedad y otro equilibro de la naturaleza, incluida la especie humana), no sólo desde los ámbitos
de la producción mercantil y de bienes públicos, sino de la cotidianeidad, de la reproducción de la
vida en comunidad.
Esto requiere (desde esta óptica) otro modo de hacer política y de gestionar lo público, pero
principalmente el reconocimiento de objetividades que requiere de una nueva subjetividad;
necesaria para sostener nuevos actores sociales que se encuentran en proceso de constitución.
La plausibilidad pasa, entre otras cosas, por la comprensión e internalización subjetiva
del planteo de que otra economía es posible, coexistente con, o alternativa a, la
economía del mercado capitalista” (Coraggio, 2005: 7)
67
Para esto, las intervenciones desde la sociedad civil, o en políticas públicas, tienen que ser
constituidas como intervenciones socioeconómicas constructivas de una nueva sociedad y no como
políticas sociales compensadoras que terminan reproduciendo las mismas estructuras capitalistas.
Y no se trata solo de actividades socio-productivas mercantiles (lo que implica organizar formas de
producción para el mercado), pues la economía real abarca para la Economía Social y Solidaria la
legitimación y la gestión política de todas las necesidades con bases materiales: trabajos y
actividades de producción e intercambio no mercantil que tienen como sentido la reproducción de
la vida en la unidad doméstica y en las comunidades, evitando la separación entre las esferas de la
producción y de la reproducción.
Se trata entonces de dinamizar mecanismos de regeneración de la economía. Para esto, es posible
identificar tres momentos analíticamente separables pero históricamente concomitantes:
a) Asegurar la subsistencia con dignidad para todos los ciudadanos; b) la construcción
de segmentos cada vez más abarcativos y complejos de un sector orgánico de
economía social y solidaria, multiplicando y articulando organizaciones centradas en
un trabajo asociado, autónomo del capital, y orientadas hacia la reproducción
ampliada de la vida de los miembros de esas organizaciones y, en casos de una
solidaridad más amplia, de sus comunidades locales; y c) la reconstrucción de las
economías subregionales, como parte del proceso de reconstrucción de las economías
nacionales latinoamericanas como economías soberanas orientadas por la
reproducción ampliada de la vida de todos. (…) asumir la reproducción de la vida de
todos los ciudadanos de una dada entidad territorial implica proponerse un “espíritu
comunitario o estatal”, coordinando y aplicando de manera solidaria el principio de
redistribución como condición de la cohesión social. (Coraggio, 2005:8-10)
Segundo subtipo. Economía social y solidaria como buen vivir
Un segundo subtipo de los enfoques basados en el cambio de subjetividades es el denominado
“Buen vivir” o Sumak Kawsay.
No existe una definición académica concertada en torno a este concepto, pero a los fines de
ilustrarlo se mencionan las más representativas.
Según Acosta (2010) el concepto de Sumak Kawsay “tiene que ver con una serie de derechos y
garantías sociales, económicas y ambientales”. Para Dávalos (s./f.), la idea de Sumak Kawsay trata
68
de “una reintegración de la naturaleza en la historia, como inherente al ser social”. Jorge García
(2004) afirma que el Sumak Kawsai es un “arte de vida”. Finalmente, según Gudynas la noción del
“Buen vivir” es una crítica al modelo actual de desarrollo y una llamada a construir una calidad de
vida incluyendo tanto a las personas como a la naturaleza (Gudynas y Acosta, 2011)
Sin duda y más allá de una definición académica, el concepto refiere a una cosmovisión compartida
por los pueblos indígenas de la América Latina que después de más de 500 años de desprecio y
destrucción material y cultural, han conocido en los últimos años una renovación de su conciencia
colectiva y sus prácticas de producción y reproducción propias (Acosta, 2010).
Como el Buen Vivir tiene más trayectoria práctica que al nivel del discurso académico, se seguirá
aquí la recomendación de Acosta de analizar la materialidad del proceso plasmada en la nueva
constitución ecuatoriana.
En Ecuador, la Constitución jerarquiza el “régimen del Buen Vivir” por encima del “régimen de
desarrollo”. El desarrollo es definido como “el conjunto organizado, sostenible y dinámico de los
sistemas económicos, políticos, socio-culturales y ambientales, que garantizan la realización del
Buen Vivir, del Sumak Kawsay” (art. 275). El desarrollo, por lo tanto es instrumental en esta
concepción, el objetivo es lograr el Buen Vivir.
Esto se debe a que el Buen Vivir es algo más amplio que el desarrollo económico y social. Se trata
de contener un amplio espectro de entidades y actores, formas de la vida social, saberes y
cosmovisiones. Eso que se conforma con objetividad alternativa al capitalismo.
El “Buen Vivir requerirá que las personas, comunidades, pueblos y nacionalidades gocen
efectivamente de sus derechos, y ejerzan responsabilidades en el marco de la interculturalidad, del
respeto a sus diversidades, y de la convivencia armónica con la Naturaleza” (art. 275).
Por lo tanto, no hay que confundir el buen vivir con la noción de bienestar (ampliamente utilizada
por los enfoques ya analizados). Para el primero, el conjunto de elementos involucrados es mucho
mayor. En este sentido, el buen vivir incluye cuestiones como soberanías alimentaria, económica y
energética; condiciones de educación, salud, vivienda, cultura; y el respeto por la biodiversidad y
los recursos naturales.
En este sentido, la Naturaleza ocupa un lugar clave del debate. La acumulación material basada en
la depredación de los recursos naturales encuentra su límite en esta mirada del buen vivir. La
humanidad no está fuera de la Naturaleza, forma parte de ella.
69
Desde una posición académica, Acosta y Gudynas, sostienen que ese auto-reconocimiento de que
el Buen Vivir no es lo mismo que el bienestar occidental, no implica negar la posibilidad de generar
condiciones para “la modernización de la sociedad”, particularmente con la incorporación en la
lógica del Buen Vivir de muchos y valiosos “avances tecnológicos”.
Por lo tanto, uno de los requisitos de la reproducción social del buen vivir es la implementación de
mecanismos de “diálogo permanente y constructivo de saberes y conocimientos ancestrales con lo
más avanzado del pensamiento universal, en un proceso de continuada descolonización de la
sociedad” (Acosta, 2010).
Finalmente, el cambio de subjetividades y la adopción de la cosmovisión indígena implica aceptar
que no hay un concepto de desarrollo entendido como la concepción de un proceso lineal que
establezca un estado anterior o posterior. No existe dentro de esta visión una instancia de
subdesarrollo que debe ser superada. Y, por lo tanto, tampoco un estado de desarrollo a ser
alcanzado.
Para los pueblos indígenas no hay una concepción tradicional de pobreza asociada a la carencia de
bienes o de riqueza vinculada su acceso. En este sentido, los bienes materiales no son los únicos
determinantes del Sumak Kawsay. Existen otros elementos valorados: el conocimiento, el
reconocimiento social y cultural, los códigos de conductas éticas e incluso espirituales en la relación
con la sociedad y la Naturaleza, los valores humanos, la visión de futuro, entre otros (Acosta, 2010).
Tercer subtipo. El modelo de decrecimiento
El enfoque de decrecimiento entiende que el “`progreso social” producto del cambio tecnológico ha
tendido a generar patrones de consumo creciente y no sustentables: mayores retornos sobre los
factores de producción (generados por las ganancias de productividad) han ampliado la capacidad
de consumo y esto resultó en una mayor velocidad de desgaste de los recursos naturales y del medio
ambiente.
En un segundo nivel complementario, si bien el enfoque del decrecimiento reconoce la reducción
relativa del consumo de recursos producto del cambio tecnológico (esto es, que se consumen más
recursos pero con una menor intensidad), al ritmo de consumo actual los aumentos de esa eficiencia
no son suficientes para generar una trayectoria sustentable. En otras palabras, aunque el cambio
tecnológico aumenta la eficiencia, la segunda ley de la termodinámica indica que siempre existe
perdida de materia en forma de calor durante los procesos de transformación.
70
Así, no queda otra opción que reducir el nivel de consumo a rangos acordes con la sustentabilidad
económica y ambiental de largo plazo.
Una mirada tradicional de la economía afirmaría, sin lugar a dudas, que el decrecimiento económico
es una solución inestable (en términos la tipología aquí desarrollada decrecer es completamente
opuesto a la recomendación de los tipos 1, 2 y 3). ¿Por qué? Menor crecimiento o crecimiento nulo,
conducen al desempleo, por lo tanto, a una caída de la demanda efectiva, lo que resulta en más
desempleo, con el consiguiente aumento del gasto del Estado por efecto de los subsidios de
desempleo, y finalmente, se daría una crisis económica y fiscal (Jackson, 2009).
Sin embargo, como afirman Kallis et alli (2012), nadie en la literatura del decrecimiento está
predicando tasas nulas de crecimiento por siempre. Como Kerschner (2010) ha tratado de justificar,
el decrecimiento es una transición hacia un estado estacionario de equilibrio inferior. De aquí, se
abren dos posibles alternativas, ¿debe el estado de equilibrio ser inferior al actual o puede
preservarse el nivel actual congelando el crecimiento de la producción y el consumo (lo que reduce
el consumo per cápita)?
Jackson (2009) sostienen que la única salida es la primera opción. Desde su posición, es necesario
reconocer la posibilidad de otras alternativas de vida y de “prosperidad” dejando de lado al
crecimiento como criterio rector de la organización socio-económica.
No existe otra opción, según Jackson dado que la propia aritmética del crecimiento muestra que
salvo un “milagro tecnológico” no existe forma de ecualizar el crecimiento económico con una
trayectoria de consumo de recursos naturales sustentable. , el decrecimiento es inevitable. A las
tasas actuales de crecimiento, alcanzar el objetivo de estabilización del clima (de 450 ppm de
carbono en la atmosfera) en 2050, requeriría que el aumento de la eficiencia se multiplicara por 10
cada año, desde hoy hasta ese año. Así, el crecimiento sustentable no es realista, requeriría de un
ritmo sin precedentes de “progreso tecnológico” (Jackson, 2009).
En esta misma línea Kallis et alli (2012) y Sekulova et alli (2013), afirman que “sin crecimiento” el
nivel requerido de mejoras en la eficiencia aún tendría que ser 8 veces más rápido que el actual.
Por lo tanto, del análisis se desprende que para lograr un patrón de desarrollo sustentable es
necesaria una combinación de decrecimiento del consumo y mejoras de la eficiencia en el uso de
los recursos naturales.
71
Las condiciones de posibilidad para una economía del decrecimiento (según Latouche, 2010)
requieren de un reconocimiento por parte de los actores productivos y el Estado de que: i) el
crecimiento es una ficción generada por los actores privilegiados del sistema capitalista y ii) existen
formas alternativas de sustento material de la sociedad.
Estas dos son condiciones necesarias dado que: i) sin levantar la ficción del crecimiento no habrá
lugar para innovar en prácticas productivas y reproductivas alternativas; y ii) si el “progreso” sigue
determinado por el aumento del consumo (y ese es el sustento material de la sociedad) no se
generan espacios para contemplar un cambio en la base material de reproducción de la vida.
Del mismo modo que no hay nada peor que una sociedad de trabajadores sin trabajo,
no habría nada peor que una sociedad de crecimiento sin crecimiento. Esto es lo que
condena el giro institucional al social-liberalismo, la falta de atreverse a descolonizar
la imaginación. El decrecimiento es por lo tanto posible sólo en una sociedad del
decrecimiento (Latouche, 2010: 521).
Para lograr estas condiciones es necesario operar, al menos, dos acciones estratégicas:
1. al igual que el enfoque del Buen Vivir, el enfoque del decrecimiento otorga un lugar central
a la revalorización de la “naturaleza” dentro de estas nuevas materialidades. La acción
humana de producción y reproducción por definición consume más de lo que produce y
por extensión no queda más opción que reconfigurar la relación entre “lo humano y lo
natural”.
2. en segundo lugar, es necesario desprenderse de las recomendaciones de la economía
tradicional porque según, Georgescu-Roegen (1971, 1975 y 1977) la teoría económica
excluye la irreversibilidad del tiempo. Los modelos económicos se producen en un tiempo
mecánico y reversible. En otras palabras, ignoran la entropía. Por lo tanto, cualquier
referencia a las bases biofísicas subyacentes a los procesos de producción y reproducción
ha desaparecido, y las formas de producción de bienes y servicios actuales (concebida por
la mayoría de los teóricos neo-clásicos), no parece ser confrontada por ningún límite
ecológico.
Superar las limitaciones de la economía del crecimiento, tendría como resultado:
[Eliminar] el desperdicio inconsciente de los escasos recursos disponibles y [reducir] la
subutilización del abundante flujo de energía solar. (…) [y generar menos] residuos y
72
contaminación (…). [Existe una] imposibilidad de un crecimiento infinito en un mundo
finito, (…) es necesario crear una bioeconomía, es decir, pensar en la economía dentro
de la biosfera (Latouche, 2010: 520)
Caracterización del desarrollo
El último tipo de enfoques sobre el desarrollo, el tipo 5, tiene como variable clave la reorganización
de los procesos de producción y circulación de bienes. Si bien muestran matices entre sí, todos los
subtipos comparten el principio general de que existen formas distintas de reproducción de la vida,
alternativas a la producción capitalista globalizada depredadora del hombre y los recursos naturales.
Ese reconocimiento de otras objetividades y la activación de prácticas acordes es el mecanismo
clave para disparar dinámicas de desarrollo locales y sustentables.
En el subtipo de desarrollo local, las dinámicas de desarrollo se entienden como nuevas formas de
producción, circulación y distribución que contemplan las múltiples formas de trabajo y se orientan
a la generación de actividades que reproduzcan la vida digna de todos. Esto se logra reintegrando
en una nueva composición las fuerzas vivas de la producción, la acción estatal y la organización
comunal de los territorios.
En el subtipo del Buen Vivir, la apuesta es aún más integral. La propia propuesta conceptual implica
abandonar la concepción de desarrollo y trocarla por una basada en la cosmovisión aborigen del
Sumak Kawsay. Es más, la propia noción de desarrollado / subdesarrollado desaparece; y por lo
tanto la acción hacia el desarrollo carece de sentido. Para este enfoque, la materialidad entendida
como el acceso a bienes es un componente más de un conjunto de elementos culturales y sociales
que conforman la dinámica. El Buen Vivir otorga a la naturaleza el rango de actor social, dotándola
de derechos. Cuestión que el resto de los tipos no llega a desarrollar con tanta profundidad.
El último subtipo, el de la teoría del decrecimiento, soporta su argumento sobre el principio de que
el cambio tecnológico no es suficiente para desarrollar trayectorias de crecimiento sustentable. El
decrecimiento requiere encontrar un nuevo punto de equilibrio de la producción de bienes que la
haga ecológicamente sustentable. En ningún sentido refiere a la destrucción de capital, lo que busca
es una reducción del impacto ambiental de la actividad humana, por ejemplo, cambiando el
consumo de energía fósil hacia fuentes renovables. El desarrollo, para este enfoque, es lograr la
preservación de la vida humana en la tierra en una nueva relación con la naturaleza. Situación que
73
se encuentra en riesgo por las altas tasas de consumo de recursos naturales y generación de
desperdicios.
Gráfico 5.2 Enfoque de desarrollo por reconocimiento de objetividades alternativas
Fuente: elaboración propia.
Aunque el enfoque contiene una diversidad de posiciones, es común a todos que los procesos de
desarrollo / subdesarrollo se realizan localmente pero con implicancias de alcance global. En este
sentido, el desarrollo es situado (no universal).
El tipo de enfoques de desarrollo por reconocimiento de objetividades alternativas es el que más
énfasis pone en las condiciones de producción y reproducción de las comunidades concretas
entendiendo, en términos dinámicos, que cada comunidad tiene su propio sendero de desarrollo
(hasta en el sentido de la negación como concepto y práctica que realiza el Buen Vivir). Así, es
posible afirmar que el desarrollo no se conceptualiza en forma lineal.
Caracterización de la tecnología en relación al desarrollo
La dimensión tecnológica es contemplada en diferente grado por los subtipos que componen el
quinto tipo general del enfoque. La teoría del decrecimiento da un rol mucho más fuerte a las
dinámicas de cambio tecnológico que los otros dos subtipos.
Sin embargo, todos los subtipos comparten una misma forma de caracterizar la tecnología:
1. en primer lugar, la materialidad de las sociedades tiene un efecto determinante sobre la
trayectoria de cambio tecnológico. En este sentido, los enfoques son deterministas sociales.
74
2. en segundo lugar, y en forma complementaria, el funcionamiento de la tecnología no es
conceptualizado en términos universales. Cada tecnología se vincula con las materialidades
en formas distintas y permiten activar estrategias de desarrollo alternativas.
3. la mirada no lineal sobre el desarrollo no se traslada a la conceptualización de la tecnología.
Es común a estos enfoques entender que el “avance de la tecnología” o las “modernas
técnicas de producción” deben ser incorporados en los proceso productivos como condición
necesaria para que las estructuras de reproducción no pierdan los beneficios del “progreso
tecnológico”.
4. en forma complementaria, la mirada sobre la tecnología es ingenua. La neutralidad emerge
en todos los argumentos sobre el rol de la tecnología en los procesos de producción. Parte
de la lógica del determinismo social, es suponer que los que toman decisiones son los
sujetos no los artefacto y por eso el esfuerzo de la praxis del desarrollo se orienta a la
modificación de las subjetividades.
Aún en la mirada más crítica de la tecnología (potestad de la teoría del decrecimiento) existe
el argumento de que un aumento extraordinario en la eficiencia del consumo de recursos,
producto del “avance tecnológico”, es una forma de no reducir tan dramáticamente el
punto de equilibrio de consumo sustentable.
La mirada sobre el rol que la investigación y el desarrollo en materia de dinámicas inclusivas
y/o sustentables es consistente con esta mirada lineal y neutral. En particular, el Buen Vivir
entiende que el conocimiento científico es una posición más que opera en un mecanismo
de diálogo de saberes; el desarrollo local sostiene que es necesario el desarrollo de
conocimientos orientados a la resolución de problemas locales y la teoría del decrecimiento
pone un fuerte énfasis en la capacidad del sistema de CyT en ofrecer alternativas
tecnológicas en materia de la eficiencia en el uso de los recursos naturales.
En pocas palabras, la relación tecnología-desarrollo es conceptualizada como determinista social,
no universal, lineal y neutral.
Caracterización de la inclusión / exclusión en relación al desarrollo
El objetivo de la inclusión (como su correlato de evitar la exclusión) es parte integral de los
determinantes del desarrollo. Para este enfoque no existe desarrollo que no sea impulsado por
procesos inclusivos, tanto de los seres humanos como de la naturaleza. Lo interesante aquí, es que
75
esos procesos de inclusión son fundamentalmente conceptualizados como colectivos en vínculo con
lo natural.
Interesante, en primer lugar, porque el reconocimiento de objetividades diferenciadas requiere de
un proceso colectivo por definición. Interesante porque es el único tipo de enfoque del desarrollo
que define este mecanismo de inclusión como principal.
Y, en segundo lugar, porque la racionalidad de la relación entre desarrollo e inclusión se invierte: es
la inclusión la que genera desarrollo y no el desarrollo la que genera inclusión.
Actores clave del desarrollo
Esos dos rasgos principales de la relación entre desarrollo e inclusión modifican completamente el
rango de actores contemplados como agentes del desarrollo. Este enfoque presenta la propuesta
más heterogénea: involucra cooperativas, pequeñas empresas, el Estado, la comunidad y la
Naturaleza.
En forma resumida el enfoque de desarrollo por reconocimiento de objetividades diferenciadas es
caracterizado como:
Tabla Tipo 5 Desarrollo por reconocimiento de objetividades diferenciadas
Caracterización Desarrollo
Caracterización tecnología
Caracterización Inclusión/exclusión
Actores clave
No universal y no lineal
Determinista social
No universal pero sí lineal y neutral
Como resultado directo del determinante de desarrollo
Mecanismo de inclusión comunal y en menor medida estatal.
Situada
Cooperativas
PyMES
Estado
Comunidad
Naturaleza
Fuente: elaboración propia
76
IX. Tipología y cuadro integrador
Hasta aquí se ha realizado una revisión de los enfoques de desarrollo a los fines de construir una
tipología basada en la variable clave que (desde una mirada teórica) impulsa a las dinámicas de
desarrollo.
La construcción de la tipología tiene dos objetivos metodológicos y teóricos. Por un lado, opera la
detección de las variables clave que explican el desarrollo según los diferentes enfoques. La variable
clave no fue definida ex-ante. Es el resultado de las revisiones cruzadas de la literatura que atiende
el problema del desarrollo / subdesarrollo sobre múltiples y diversos sentidos atribuidos al mismo.
Una vez detectadas las variables clave, la construcción de una tipología era el siguiente paso
metodológico necesario. La tipología permitió organizar el campo de la producción teórica en
agrupamientos que reflejaran argumentos co-extensivos al interior (es decir, entre los enfoque que
forman parte de un tipo) y no co-extensivos entre ellos (es decir, entre tipos distintos).
Así, el primer resultado de este análisis ha sido la identificación de 5 tipos generales de enfoques
sobre el desarrollo y 11 subtipos en total. En la Tabla A se encuentra una descripción sintética e
integradora.
Por otro lado, los agrupamientos de la tipología permitieron correr un análisis crítico en función de
4 dimensiones que se derivaron del marco conceptual del Análisis Socio-Técnico:
1. caracterización del desarrollo
2. caracterización de la tecnología en relación al desarrollo
3. caracterización de la inclusión/exclusión social en relación al desarrollo
4. actor/es clave para el desarrollo.
Estas cuatro dimensiones se operaron para cada una de los agrupamientos de la tipología a los fines
de generar reconstrucciones parciales sobre la tríada desarrollo/subdesarrollo-tecnología-
inclusión/exclusión social. Al mismo tiempo que se caracterizaron los argumentos en términos de
neutralidad, universalidad, linealidad y determinismos social o tecnológicos (Véase Tabla B).
77
Tabla A Tipología de las teorías del desarrollo
Variable clave Modelos Explicación del orden causal Bibliografía de referencia Tipo
Producción per cápita (crecimiento)
“Harrod-Domar”
“Big Push”
“Esfuerzo mínimo crítico”
“Crecimiento equilibrado”
“Crecimiento desequilibrado”
“Neo-desarrollismo”
El desarrollo se explica por el crecimiento del PIB (que posibilita mayor consumo) y este es una función positiva de la inversión.
Harrod (1939)
Domar (1946)
Rosenstein-Rodan (1943) Leibenstein (1954)
Nurkse (1953)
Hirschman (1958)
CEPAL (2015)
Tipo1. Desarrollo impulsado por el crecimiento económico
Subtipo 1.1 Crecimiento vía aumento de la inversión
Subtipo 1.2 Crecimiento equilibrado Subtipo 1.3 crecimiento desequilibrado Subtipo 1.4. crecimiento en América Latina
Productividad División social del trabajo
Desarrollo por etapas
“Términos de intercambio”
“Estructura desequilibrada”
El desarrollo se explica por el aumento de la productividad que permite aumentar la tasa de retorno de los factores (local e internacionalmente).
Las estructuras de productividad relativa entre y dentro economías puede ser un limitante o un potenciador del desarrollo.
Smith (1776)
Solow (1956 y 1962)
Rostow (1960)
Prebisch (1957)
Singer (1950)
Diamand (1972)
Tipo 2. Desarrollo impulsado por la eficiencia
Subtipo 2.1. El modelo reactivo- América Latina Mark I
Subtipo 2.2. El modelo reactivo- América Latina Mark II
Tasa de ganancia
Apropiación de lucro
Plusvalía
El desarrollo se explica como una función de la valorización del capital. La preservación de altas tasas de ganancia se
Marx (1867)
Sweezy, (1973)
Amin (1975)
Tipo 3. Desarrollo impulsado por el capital
78
Monopolios relativos de mercado (innovación de mercancías)
Monopolios
logran vía cambio tecnológico e innovación.
Cardozo y Faletto (1977)
Schumpeter (1928)
Nelson y Winter (1982)
Freeman (1987)
Subtipo 3.1. Desarrollo impulsado por la innovación (y su aplicación a América Latina)
Capacidades Enfoque de capacidades
Tecnologías apropiadas
Tecnologías intermedias
Grassroot innovation
Base de la pirámide
El desarrollo se explica como la ampliación de las capacidades (cognitivas y tecnológicas) de los individuos y las comunidades.
(Sen 1984, 1987 y 1999)
Schumacher (1973)
Gupta (2013)
Prahalad (2010)
Dagnino (2010)
Tipo 4. Desarrollo en la base
Tipo 4.1. Capacidades como elección
Tipo 4.2. Capacidades como dotación tecnológica
Organización social de la producción y la circulación
Economía Social y solidaria
Desarrollo territorial
Buen Vivir
El desarrollo se explica como la capacidad de reconocer objetividades diferenciadas y, por lo tanto, adecuar las prácticas y las formas de organizar la producción y circulación de bienes.
Hinkelammert (1970)
Coraggio, (2004 y 2005)
Acosta (2010)
Latouche (2010)
Kallis, et alli (2012)
Sekulova et alli (2013)
Tipo 5. Desarrollo por reconocimiento de objetividades diferenciadas
Subtipo 5.1. Desarrollo local
Subtipo 5.2. Decrecimiento
Subtipo 5.3. Buen Vivir
Fuente: elaboración propia.
79
Tabla B Análisis cruzado enfoques del desarrollo
Tipo Caracterización Desarrollo
Caracterización Tecnología Caracterización Inclusión/exclusión Actores clave
1. Impulsado por el
crecimiento
Universal y lineal Determinista tecnológico
Universal, lineal, y neutral
Como resultado indirecto del
determinante de desarrollo
Mecanismo de inclusión mercantil
Universal
Empresa privada
2. Impulsado por la
eficiencia
Universal y lineal Determinista tecnológico
Universal, lineal, y neutral
Como resultado indirecto del
determinante de desarrollo
Mecanismo de inclusión mercantil.
Universal
Empresa privada
3. Impulsado por el
capital
Universal y lineal Determinista social
No universal, no lineal y no
neutral
Como resultado indirecto del
determinante de desarrollo
Mecanismo de inclusión mercantil y/o
estatal.
Universal
Empresa privada
4. Desarrollo en la
base
No universal y no
lineal
Determinista tecnológico
No universal, no lineal y
neutral
Como resultado directo del
determinante de desarrollo
Mecanismo de inclusión mercantil y
en menor medida estatal y colectivo
Situada
Individuos
Estado
ONG
Comunidad
5. Reconocimiento
de objetividades
diferenciadas
No universal y no
lineal
Determinista social
No universal pero sí lineal y
neutral
Como resultado directo del
determinante de desarrollo
Mecanismo de inclusión comunal y en
menor medida estatal.
Cooperativas
PyMES
Estado
Comunidad
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