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El loro chino EARL DERR BIGGERS

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"El loro chino" transcurre en 1926. Charlie Chan llega a San Francisco desde Hawai portando un valioso collar de perlas que la familia Phillimore necesita vender para salvarse de la ruina económica. El y Bob Eden, el hijo del joyero encargado de la transacción, deben entregarlo en un rancho del desierto, pero algo huele mal, un loro parlanchín muere y Chan, transformado en el criado chino Ah Kim, y Eden deberán averiguar que está sucediendo realmente.

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El loro chinoEARL DERR BIGGERSTtulo original: THE CHINESE PARROTTraduccin: Alberto Clavera1. edicin en Coleccin Naranja: febrero, 1982 La presente edicin es propiedad de EditorialBruguera, S. A. Camps y Fabrs, 5. Barcelona (Espaa) 1926 by Earl Derr Biggers, renewed 1953 by Eleanor Biggers Cole.Copyright assigned to Leisure Concepts, Inc. Traduccin: Editorial Bruguera, S. A. - 1981Diseo de cubierta: Soul-SpagnuoloISBN 84-02-08544-XDepsito legal: B. 40.642 - 1981ndice1. LAS PERLAS PHILLIMORE...................................................................................32. EL DETECTIVE DE HAWAI.................................................................................133. EN CASA DE CHAN KEE LIM............................................................................214. EL OASIS SPECIAL................................................................................................305. EL RANCHO DE MADDEN.................................................................................396. EL FELIZ AO NUEVO DE TONY.....................................................................507. EL CARTERO SALE A PASEAR...........................................................................628. UN JUEGUECITO AMISTOSO...........................................................................749. UN PASEO NOCTURNO.......................................................................................8510. BLISS, DE LA BRIGADA DE HOMICIDIOS.................................................9711. THORN SE VA A CUMPLIR UNA MISIN.................................................10712. UN TRANVA EN EL DESIERTO...................................................................11613. LO QUE VIO EL SEOR CHERRY.................................................................12514. EL TERCER HOMBRE........................................................................................13415. LA TEORA DE WILL HOLLEY.......................................................................14216. EL CINE LLEGA A LA CIUDAD..................................................................14917. TRAS LAS HUELLAS DE MADDEN.............................................................15918. EL TREN DE BARSTOW...................................................................................16819. LA VOZ EN EL AIRE..........................................................................................17520. PETTICOAT MINE..............................................................................................18321. FIN DEL PASEO DEL CARTERO....................................................................18922. EL CAMINO DE ELDORADO.........................................................................196Earl Derr Biggers El loro chino1. Las perlas PhillimoreAlexander Eden entr desde la brumosa calle al enorme saln concolumnas de mrmol en que la casa Meek & Eden exhiba sus artculos.Inmediatamente, cuarenta dependientes impecables se pusieron en pie tras lasresplandecientes vitrinas de piedras preciosas, plata, platino y oro. Sus trajeseran irreprochables, no tenan ni la menor sospecha de arruga y en cada solapase vea un clavel rosa tan lozano y fresco como si hubiera nacido all.Eden devolvi con amabilidad los saludos a derecha e izquierda y sigui sucamino; sus tacones repicaron alegremente en el inmaculado embaldosado. Eraun hombre menudo, de cabello gris y aspecto irreprochable; su mirada erapenetrante y tena los modales imperiosos adecuados a su posicin. Pues lafamilia Meek, una vez heredado su dinero, y tras renunciar al resto, pas al msall dejando a Alexander Eden como nico propietario de la joyera msconocida al oeste de las Rocosas.Al llegar al fondo del saln subi una corta escalera que le llev a las lujosasofcinas del entresuelo, donde pasaba todo el da. Encontr a su secretaria en laantesala.Buenos das, seorita Chase dijo.La chica contest con una sonrisa. El gusto de Eden por la belleza,desarrollado por su larga experiencia en el comercio de joyas, no le habafallado al reclutar a la seorita Chase. Era una rubia ceniza con ojos de colorvioleta; sus modales eran exquisitos; tambin lo era su vestido. Bob Eden,heredero poco predispuesto a los negocios, haba observado, segn decan, queentrar en la ofcina de su padre era como llegar a un t en un saln muyexclusivo.Alexander Eden ech un vistazo a su reloj y dijo:De aqu a diez minutos espero una visita; una vieja amiga, la seoraJordan, de Honolul. Cuando llegue, psela directamente.Muy bien, seor Eden contest la muchacha.Entr en su ofcina, donde colg sombrero, abrigo y bastn. En su amplio ybrillante escritorio estaba el diario de la maana; le ech una mirada distrada,pero su cabeza estaba en otra parte. Se acerc a una de las ventanas y se quedcontemplando la fachada de la casa de enfrente.An era pronto y la niebla que haba envuelto San Francisco durante lanoche anterior ocupaba todava las calles. Destacando entre la neblina gris, tanapagada, Eden vio un cuadro, un cuadro incongruente de color, luz y vida. Sus4Earl Derr Biggers El loro chinopensamientos haban retrocedido por el largo pasillo de los aos y en laimaginaria escena que vea ms all de la ventana apareca l mismo, unmuchacho faco y moreno de diecisiete aos.Haca cuarenta aos... Una noche en Honolul, el alegre y feliz Honolulde la monarqua. Tras una cortina de helechos, en un ngulo del gran saln delos Phillimore, la orquesta de Berger tocaba; sobre el deslumbrante pavimentobailaban juntos el joven Alec Eden y Sally Phillimore. El joven daba trompiconesaqu y all, pues se trataba de un nuevo baile de moda, el two-step,recientemente introducido en Hawai por un joven alfrez del Nipsic. Pero lo quele confunda quiz no fuera su desconocimiento del two-step, sino saber quetena en sus brazos la mujer ms bella de las islas.Hay personas a quienes favorece la fortuna ms all de toda medida, y SallyPhillimore era una de ellas. Pero adems de su belleza, que ya era ms quesufciente en la sencilla sociedad de Honolul, resultaba ser la heredera de unagran fortuna. El emporio Phillimore estaba en su mejor momento, las naves dePhillimore surcaban los siete mares, en las enormes plantaciones de Phillimoremaduraba la caa de azcar para llegar a su dulce y dorada sazn. Bajando lamirada, Alec Eden vea alrededor del blanco cuello de la joven un smbolo de suposicin y peso, el famoso collar de perlas que haba trado Marc Phillimore deLondres; collar por el que haba pagado un precio que asombr en todoHonolul.Eden, de la casa Meek & Eden, sigui mirando a travs de la bruma. Leresultaba grato revivir aquella noche hawaiana, noche llena de magia einundada de olores de fores exticas; le resultaba grato or de nuevo la risaalegre, el rumor lejano de la resaca, el suave canturreo de la msica islea.Record tenuemente los azules y brillantes ojos de Sally, cmo le miraban. Y conms viveza pues ya tena casi sesenta aos y era un hombre de negocios viode nuevo las grandes perlas brillantes que descansaban sobre su pecho,refejando la luz con una claridad hechizada...Bueno..., se encogi de hombros. De todo aquello haca cuarenta aos ydesde entonces haban sucedido muchas cosas. Por ejemplo, el matrimonio deSally con Fred Jordan, y ms tarde, unos aos despus, el nacimiento de sunico hijo, Victor. Eden sonri. Qu equivocada estuvo al dar tal nombre alinsensato y descarriado muchacho.Volvi al escritorio y se sent. Seguramente alguna nueva hazaa de Victor,supuso, era la causante de la escena que momentos despus se desarrollara enaquella ofcina de Post Street. S, desde luego se tratara de esto. Victor, con lasorejas gachas, dara fnal al drama de las perlas Phillimore.Estaba sumergido en el examen de la correspondencia cuando, pocodespus, su secretaria abri la puerta y anunci:La seora Jordan.5Earl Derr Biggers El loro chinoEden se levant. Sally Jordan vena hacia l atravesando la alfombra china.Alegre y vivaz como siempre; qu valientemente haba luchado con los aos!Alec, querido, mi viejo amigo... Eden le cogi las manos entre lassuyas.Sally! Me alegra verte. Verte por aqu. Acerc un gran silln de cuero asu mesa. Para ti el puesto de honor, como siempre.Ella se sent sonriendo. Eden volvi a su sitio, al otro lado de la mesa.Cogi un abrecartas y lo balance; tratndose de un hombre de su posicin,pareca bastante embarazado.Este..., cunto hace que ests en la ciudad?Dos semanas, creo... S, el lunes hizo dos semanas.No has cumplido tu promesa, Sally. No me lo hiciste saber.Es que he pasado unos das estupendos protest. Victor es siempretan bueno conmigo...Ah, s, Victor, supongo que estar bien. Eden mir fuera, por la ventana. Parece que la niebla se va. Al fnal quedar un bonito da...Alec, amigo mo ella mene la cabeza. Es mejor no andarse conrodeos. Nunca ha sido mi poltica. Veamos el asunto, tal es mi divisa. Las cosasson como te dije el otro da por telfono. Me he hecho a la idea de vender lasperlas Phillimore.Por qu no? Eden movi afrmativamente la cabeza. De todosmodos, para qu sirven ahora?No, no objet ella. Es totalmente cierto que a m ya no me sirven paranada. Tengo un sentido muy acentuado de que es lo adecuado... y estasmagnfcas perlas son apropiadas para la juventud. Pero no es sa la razn deque las venda. Me quedara con ellas si pudiera. Pero no puedo. Estoy..., estoyarruinada, Alec.Alexander Eden desvi de nuevo la vista hacia la ventana.Parece absurdo, verdad? sigui ella. Todos los barcos Phillimore, lasfncas, todo se ha desvanecido en el aire. La mansin de la playa est hipotecadahasta los cimientos. Sabes, Victor... ha hecho algunas inversiones desgraciadas...Comprendo dijo Eden suavemente.Oh, ya s lo que ests pensando. Alec. Victor es un mal muchacho.Alocado, poco cuidadoso y... y quiz algo peor. Pero desde que Fred me dej estodo lo que tengo. Y estoy unida a l.As eres de buena persona sonri Eden. No, no pensaba nada malode Victor, Sally. Yo tambin tengo un hijo...Oh, disculpa dijo ella. Tena que haberte preguntado antes por l.Cmo est Bob?Supongo que estar bien. Tiene que llegar antes de que t te vayas..., esosi ha almorzado pronto.Trabaja contigo en el negocio?6Earl Derr Biggers El loro chinoEden se encogi de hombros.No precisamente. Bob sali de la universidad hace tres aos. El primerolo pas en los mares del Sur, el segundo en Europa y el tercero, por lo que hellegado a saber, en la sala de juego de su club. De todos modos parece que sucarrera empieza a preocuparle un poco. Lo ltimo que he odo es que pensabaen la prensa. Tiene amigos periodistas. El joyero abarc el despacho con ungesto de la mano. Esto, Sally, esto a lo que he dedicado mi vida, es demasiadoaburrido para Bob.Pobre Alec murmur Sally Jordan. La nueva generacin no noscomprende. Pero..., yo he venido a hablarte de mis propios problemas. Como tedeca, estoy en la ruina. Las perlas es lo nico que me queda en este mundo.Bueno..., no est mal le contest Eden.Son bastante para sacar a Victor del bache. Bastante para los pocos aosque me quedan, quiz. Mi padre pag por ellas noventa mil. En sus tiempos erauna fortuna, pero hoy da...Hoy da repiti Eden. Parece que no te das cuenta, Sally. Como todaslas cosas, las perlas han aumentado extraordinariamente de precio desde losaos ochenta. Hoy da ese collar vale trescientos mil dlares, por decir algo.No puede ser! exclam Sally. Ests seguro? No has visto nunca elcollar...Ah..., me preguntaba si te acordaras le reproch. Ya veo que no.Precisamente antes de que llegaras estaba recordando, recordando una nochede hace cuarenta aos, cuando fui a las islas a visitar a mi to. Diecisiete aos,sa era mi edad, pero fui a tu baile y t me enseaste el two-step. Las perlasestaban alrededor de tu garganta. Es una de las noches memorables de mi vida.Y de la ma afrm ella. Ahora me acuerdo. Mi padre acababa detraer el collar de Londres y era la primera vez que yo me lo pona. Cuarentaaos ya... Pero volvamos al presente, Alec. A veces los recuerdos hacen dao. Se qued callada unos momentos. O sea que trescientos mil.No puedo garantizar que conseguir tanto le dijo. He dicho que elcollar vala eso. Pero no siempre es fcil encontrar un comprador que opine lomismo. El hombre en quien he pensado...Oh, has encontrado a alguien...Bueno..., s..., lo he encontrado. Pero se niega a dar ms de doscientosveinte mil dlares. Desde luego, si tienes prisa en vender...La tengo contest ella. Quin es el Midas?Madden le contest. P. J. Madden.El gran fnanciero de Wall Street? Al que llaman Plunger?S. Le conoces?Slo por los peridicos. Es famoso, pero nunca le he visto.Es curioso dijo Eden despus de fruncir el ceo. l pareca conocerte.Haba odo decir que estaba en la ciudad y el otro da, cuando me telefoneaste,7Earl Derr Biggers El loro chinofui en seguida a su hotel. Admiti que buscaba un collar para hacer un regalo asu hija, pero al principio estuvo bastante fro. Sin embargo, cuando mencion lasperlas Phillimore, se ech a rer. Las perlas de Sally Phillimore!, dijo. Me lasquedo. Trescientos mil dlares, le dije. Doscientos veinte mil y ni uncntimo ms, fue su contestacin. Y me ech una mirada con esos ojos quetiene... Regatear con l tena tanto sentido como hacerlo con este amigo de aquy seal un pequeo Buda de bronce que tena sobre la mesa.Pero, Alec, l no puede conocerme Sally Jordan pareca perpleja. Nolo entiendo. Sin embargo, ofrece una fortuna, y eso es lo que yo quiero. Porfavor, date prisa y cierra el trato antes de que se vaya de San Francisco.La secretaria abri de nuevo la puerta del despacho.El seor Madden, de Nueva York anunci.De acuerdo dijo Eden. Que pase ahora mismo se volvi a su amiga. Le dije que viniera esta maana para encontrarse aqu contigo. Ahora, siguemi consejo y no seas demasiado impaciente. Quiz podamos sacarle algo ms,aunque lo dudo. Es un hombre duro, Sally, muy duro. Las historias que cuentala prensa sobre l son la pura verdad.Repentinamente se interrumpi, pues el hombre duro de quien hablabaavanzaba por la alfombra. P. J. en persona, el gran Madden, el hroe de milbatallas en Wall Street, ms de un metro ochenta de estatura, surgiendo comouna torre de granito en el traje gris que invariablemente vesta. La mirada de susfros ojos azules recorri la estancia como una rfaga de viento rtico.Ah, seor Madden, pase usted! dijo Eden levantndose. Maddenavanz por el despacho seguido de una muchacha alta y lnguida envuelta encostosas pieles y de un hombre faco y de aspecto serio vestido de azul oscuro. Seora Jordan, le presento al seor Madden, de quien hablbamos hace unmomento.Seora Jordan repiti Madden inclinndose un poco. Habacomerciado tanto con acero que se le haba contagiado a la voz su dureza. Hetrado conmigo a mi hija Evelyn y a mi secretario, Martin Thorn.Encantado, naturalmente respondi Eden. Por un momento contemplel interesante grupo que haba invadido su tranquilo despacho: el famosohombre de negocios, fro, competente, consciente de su poder; la esbelta y altivamuchacha en quien, como era evidente, haba puesto Madden su afecto en losltimos aos; y el faco y nervioso secretario, servilmente apartado, pero quepor algn motivo se haca notar. Quieren sentarse, por favor? sigui eljoyero. Ofreci unas sillas. Madden acerc la suya al escritorio; l aire parecamagnetizado por su presencia; los empequeeca a todos.No hace falta ningn prembulo dijo el millonario. Hemos venido aver esas perlas.Pero... se sobresalt Eden. Lamento haberle dado una impresinerrnea. Las perlas no estn en San Francisco en este momento.8Earl Derr Biggers El loro chinoMadden le mir fjamente.O sea que cuando usted me dijo que viniera a ver a la duea...Lo lamento mucho... Slo quera decir eso.Sally Jordan acudi en su ayuda.Mire usted, seor Madden, cuando sal de Honolul no pensaba venderel collar. Me han decidido a hacerlo acontecimientos posteriores a mi partida.Pero ya lo he mandado buscar...Entonces habl la muchacha. Se haba quitado las pieles del cuello yresultaba hermosa a su manera, pero tan fra y dura como su padre; y,evidentemente, en ese preciso momento se aburra lo indecible.Cre que las perlas estaran aqu dijo. Si no, no hubiera venido.Bueno, tampoco es para tanto le espet su padre. Seora Jordan,dice usted que ya ha enviado a buscar el collar?S. Esta noche saldr de Honolul, si todo va bien. Estar aqu dentro deseis das.No me gusta dijo Madden. Mi hija sale esta noche hacia Denver. Yome ir hacia el Sur por la maana y espero unirme a ella en Colorado dentro deuna semana; luego nos iremos hacia el Este. Ya lo ve, no me conviene.Har que le entreguen el collar donde usted quiera sugiri Eden.S..., podra hacerlo refexion Madden. Se volvi a la seora Jordan:Se trata exactamente de la ristra de perlas que llevaba usted en 1889 en el viejoPalace Hotel?Ella le mir con sorpresa.S, es el mismo collar contest.Y ms hermoso todava que entonces, se lo aseguro sonri Eden.Sabe usted, seor Madden, en el mercado de joyas hay una antigua supersticinsegn la cual las perlas asumen la personalidad de quien las lleva y se hacenoscuras o brillantes segn el humor de su dueo. De ser esto cierto, esta ristra sehabr hecho ms vivaz con el paso de los aos.Tonteras exclam Madden rudamente. Oh, perdone... No he queridodecir que la dama no sea encantadora. Pero no simpatizo con las estpidassupersticiones de su gremio..., ni de ningn otro gremio. Soy un hombre muyocupado. Me quedar con el collar por el precio que le he ofrecido.Eden cabece ligeramente.Vale por lo menos trescientos mil dlares, como ya le dije.Para m, no. Doscientos veinte mil; veinte ahora, para sellar el trato, y laliquidacin a treinta das de la entrega del collar. Lo toman o lo dejan.Se levant y mir con fjeza al joyero. A Eden le gustaba regatear, pero todasu astucia le abandon al verse frente a ese hombre, una especie de pen deGibraltar. Ech una mirada a su amiga buscando ayuda.De acuerdo, Alec dijo la seora Jordan. Acepto.9Earl Derr Biggers El loro chinoMuy bien suspir Eden. Se lleva usted una verdadera ocasin, seorMadden.Yo siempre me llevo ocasiones contest Madden. De otro modo, nocompro. Sac su talonario. Como he dicho, veinte mil ahora.Por primera vez habl el secretario; su voz era aflada, fra einquietantemente corts.Dice usted que las perlas llegarn dentro de seis das?Seis das, ms o menos contest madame Jordan.Ah, muy bien. Y se desliz una nota insinuante. Y vendrn por...Un mensajero privado dijo Eden secamente. Dedic una detenidamirada a Martin Thorn. Frente alta y plida, ojos verde claro que fjaba en unpunto y otro desconcertantemente, largas y blancas manos como garras. Desdeluego, no era muy recomendable como compaero, refexion. Un mensajeroprivado repiti frmemente.De acuerdo dijo Thorn. Madden haba extendido el taln y lo dejsobre la mesa del joyero. Jefe, estaba pensando..., una sugerencia siguiThorn. Si la seorita Evelyn se va a volver a Pasadena para el resto delinvierno, querr llevar el collar all. De aqu a seis das nosotros estaremos porall cerca y yo creo que...Quin compra el collar? le interrumpi Madden. No lo voy a pasearde aqu para all por todo el pas. Es demasiado arriesgado en estos tiempos enque cualquiera es un ladrn.Pero, pap dijo la chica, la verdad es que me gustara llevarlo esteinvierno...Se interrumpi. El rostro carmes de P. J. Madden se volvi purpreo yempez a sacudir su voluminosa cabeza. Segn los peridicos, era una curiosacostumbre que apareca cuando era contrariado.El collar me ser entregado en Nueva York dijo a Eden, ignorando a suhija y a Thorn. Pasar algn tiempo en el Sur; tengo una casa en Pasadena yun rancho en el desierto, a cuatro millas de Eldorado. Hace tiempo que no voypor all, y si no se vigila de cuando en cuando a los encargados, stos se hacenabandonados. En cuanto vuelva a Nueva York le telegrafar y podrentregarme el collar en mi despacho. Treinta das ms tarde le enviar el talnde liquidacin.Perfectamente dijo Eden. Si espera usted un momento har prepararun contrato sealando estas condiciones. Los negocios son los negocios..., comousted sabe mejor que nadie.Desde luego afrm Madden. El joyero sali.Evelyn Madden se levant.Te espero abajo, pap. Quiero echar un vistazo a su fondo de jade. Sedirigi luego a la seora Jordan: Sabe usted?, los mejores jades se encuentranen San Francisco.10Earl Derr Biggers El loro chinoS, claro sonri la dama. Se levant y estrech las manos de lamuchacha. Tiene usted un cuello encantador, querida. Precisamente decaantes de que usted llegara que las perlas Phillimore necesitan juventud. Bueno,por fn la tendrn. Espero que pueda lucirlas felizmente durante muchos aos.Este..., yo..., muchas gracias dijo la muchacha, y sali de la estancia.Madden ech una mirada a su secretario.Espreme en el coche orden. Una vez a solas con la seora Jordan lamir severamente y pregunt: No me ha visto usted antes de ahora?Oh, lo siento. Usted cree que s?No..., supongo que no. Pero yo s la he visto a usted. Oh, han pasadomuchos aos y ya no hay ningn mal en hablar de estas cosas. Pero quiero quesepa usted que es para m una gran satisfaccin verme dueo del collar. Estamaana se ha cerrado una vieja y profunda herida que tena.No le entiendo dijo ella mirndole con detenimiento.No, claro que no entiende. En los aos ochenta usted y su familia solandejar las islas y pasar unos das en el Palace Hotel. Y yo..., yo era botones enaquel hotel. La vea a usted en ocasiones..., y la vi cuando llevaba ese famosocollar. Pens entonces que era usted la muchacha ms bella del mundo..., oh,por qu no..., ambos somos ya...Ambos somos viejos ahora dijo ella suavemente.S..., eso quera decir. Yo la adoraba, pero..., yo no era ms que unbotones..., usted nunca me vio, miraba a travs de m. Para usted yo no era msque un mueble. Oh, aquello hiri mi orgullo..., una herida profunda, como ledeca. Y jur que lo tendra. En aquel momento estuve seguro. Me casara conusted. Ahora ambos podemos sonrer ante aquellas cosas. Aquello no lleg arealizarse..., incluso algunos de mis proyectos nunca llegan a realizarse. Perohoy tengo sus perlas... Adornarn el cuello de mi hija. Algo es algo. Se lo hecomprado. La herida de mi orgullo era profunda, pero al fn se ha cerrado.La seora Jordan le mir y cabece lentamente. En otro tiempo le hubieradolido, pero ahora no.Es usted un hombre extrao dijo.Yo soy lo que soy contest l. Tena que decrselo. De lo contrario, mitriunfo no habra sido completo.En aquellos momentos volvi Eden.Aqu tiene usted, seor Madden. Firme aqu..., gracias.Recibir mi telegrama dijo Madden. En Nueva York, recurdelo, enningn otro sitio. Buenos das. Se volvi a la seora Jordan y le tendi lamano. Ella se la estrech sonriendo.Adis. Ahora ya no miro a travs de usted. Ahora lo veo.Y qu ve usted?Un hombre terriblemente engredo, pero simptico.Gracias. Lo recordar. Adis.11Earl Derr Biggers El loro chinoY se fue. Eden se dej caer en su silln.Bueno, ya est. Me ha dejado casi rendido. He intentado elevar la cifra,pero no pareca tener posibilidades. El siempre logra lo que se propone.En efecto coment la seora Jordan, siempre gana.Por cierto, Sally, no he querido que dijeses al secretario quin traa lasperlas. Pero ser mejor que me lo digas a m.Desde luego. Las trae Charlie.Charlie?El sargento detective Chan, de la polica de Honolul. Hace muchotiempo, en la mansin de la playa, era nuestro jefe de mozos.Chan. Un chino?S. Charlie nos dej para ingresar en la polica, donde ha logrado unabuena reputacin. Siempre ha querido venir al continente y yo he arregladotodo: el permiso para ausentarse, su documentacin, todo. Y ahora viene con lasperlas. No poda haber encontrado mejor mensajero. Respondera de Charliecon mi vida... no, mi vida ya no tiene ningn valor. Respondera de l con lavida de la persona que ms quiero en el mundo.Y dices que sale esta noche?S, en el President Pierce. Llegar el prximo jueves por la tarde.Se abri la puerta y apareci en el umbral un hombre joven y bien parecido.Tena el rostro faco y bronceado, su actitud era equilibrada y segura y susonrisa haba dejado embobada a la seorita Chase al pasar por elantedespacho.Oh, lo siento, pap..., si ests ocupado. Pero... mira quin est aqu!Bob! exclam la seora Jordan. Ah, pcaro, esperaba verte. Qu talests?Pues encantado de la vida le contest. Y cmo est usted, y losdems amiguetes de por all?Muy bien, gracias. Por cierto, te entretienes demasiado almorzando. Tehas perdido ver a una chica muy guapa.No, no me lo he perdido. Si es que te referes a Evelyn Madden. La hevisto por las escaleras, al venir; estaba hablando con uno de esos grandesduques desterrados que tenemos para atender a los clientes. Ni me he quedado;ya es agua pasada. Durante la semana pasada me la he encontrado por todaspartes.A m me ha parecido encantadora dijo la seora Jordan.Pero es un iceberg objet el muchacho. Brrr! En sus proximidadessopla un viento glido. De todos modos creo que no lo hace a propsito. En lasescaleras me he cruzado con el gran P. J. en persona.Tonteras. No has probado con ella tu sonrisa?12Earl Derr Biggers El loro chinoEn una ocasin. Nada especial..., una sonrisa de negocios. Pero vamos aver... Parece que quiere usted interesarme en la anticuada institucin delmatrimonio.Eso es lo que necesitas. Lo que necesitan todos los hombres jvenes.Para qu?Como incentivo. Algo que te anime a aprovechar la vida.Bob Eden se ech a rer.Escuche, querida. Cuando la niebla empiece a invadir el Golden Gate yempiecen a parpadear las luces en O'Farrell Street..., no estar dispuesto asoportar la molestia de ningn incentivo. Adems, las chicas de hoy no soncomo eran cuando iba usted destrozando corazones por el mundo.Bobadas, tonteras le contest. Son mucho ms agradables. Losjvenes sois cada vez ms tontos. Bueno, Alec, me tengo que ir.Me pondr en comunicacin contigo el jueves que viene dijo Edenpadre. Y, desde luego, lamento no haber podido conseguir ms.Es una buena cantidad replic Sally. Estoy muy satisfecha. Sus ojosse llenaron de lgrimas. Ah, querido pap...! En cierto modo siguesocupndote de m aadi, y sali rpidamente.Eden se volvi hacia su hijo.Cabe suponer que todava no habrs empezado a trabajar en ningnperidico, verdad?Todava no. El muchacho encendi un cigarrillo. Por supuesto, todoslos directores andan tras de m. Pero me los he sacado de encima.Muy bien, pues de momento sigue sacndotelos de encima. Quiero queests libre durante las dos o tres semanas prximas. Tengo que encomendarteun pequeo trabajo.Claro que s, pap. Rasc una cerilla en un valioso jarrn Kang-Hsi.Qu tipo de trabajo? Qu debo hacer?Lo primero, ir a esperar el prximo jueves por la tarde al President Pierce.Parece prometedor. Ya me imagino a una mujer joven, cubierta por untupido velo, que baja a tierra...No. Llega a tierra un chino.Un qu?Un detective chino de Honolul que lleva en el bolsillo un collar deperlas valorado aproximadamente en un cuarto de milln.S. Bob Eden asinti. Y despus...?Despus dijo Alexander Eden pensativo, quin sabe? Esto puede sersolamente el principio.13Earl Derr Biggers El loro chino2. El detective de HawaiA las seis de la tarde del jueves siguiente Alexander Eden se dirigi al hotelStewart. A lo largo de todo el da una lluvia de febrero haba azotado la ciudad,oscurecindola prematuramente. Durante unos momentos Eden permaneci enla puerta del hotel contemplando el desfle de paraguas agitados y las luces deGeary Street, que lucan con una turbia luz amarillenta entre la niebla. En SanFrancisco la edad no tiene gran importancia... hasta el punto de que se sentacomo un muchacho mientras suba en el ascensor hacia la habitacin de SallyJordan.Ella estaba esperndole en la puerta del saloncito, encantadora como unamuchacha con su discreto traje de noche color gris. Eden le dio la manopensando que, para haber llegado a los sesenta, estaba muy bien.Hola, Alec sonri. Entra. Recuerdas a Victor?Victor se acerc apresuradamente y Eden le mir con inters. No habavisto al hijo de Sally Jordan desde haca aos y apreci que a los treinta y cincoVictor empezaba a mostrar las huellas de su vida descuidada y crapulosa. Susojos castaos refejaban cansancio, como si hubiera mirado luces brillantesdurante demasiado tiempo, tena el rostro un poco ajado y la cintura demasiadogenerosa. Pero su traje era impecable; evidentemente, la ruina de los Phillimoreno haba llegado todava a sus odos.Adelante, adelante dijo Victor alegremente. Su corazn arda deentusiasmo, pues vea abundante dinero en perspectiva. Si no me equivoco,esta noche es la noche.Y yo me alegro de que as sea aadi Sally Jordan. Me alegrar dequitarme el collar del pensamiento. Es un peso demasiado grande para miedad.Bob ha ido al muelle a esperar al President Pierce observ Eden despusde sentarse. Le he dicho que vuelva inmediatamente con tu amigo chino.Muy bien dijo Sally Jordan.Les apetece un cctel? sugiri Victor.No, gracias replic Eden. Bruscamente se levant y empez a vagar porla habitacin. La seora Jordan le mir con preocupacin.Ha sucedido algo? pregunt.El joyero volvi a su silln.Pues s..., ha sucedido algo admiti. Algo..., algo un poco extrao.Tiene algo que ver con el collar? pregunt Victor con inters.14Earl Derr Biggers El loro chinoS, as es dijo Eden. Se volvi hacia Sally Jordan: Recuerdas lo quenos dijo Madden, Sally? Fueron casi sus ltimas palabras. En Nueva York,recurdelo, en ningn otro sitio.S, ya recuerdo le contest ella.Pues ha cambiado de opinin dijo el joyero. Cosa que no parecepropia de Madden. Me ha llamado esta maana desde su rancho del desierto, yquiere que el collar le sea entregado all.En el desierto? repiti ella extraada.Exactamente. Como es de suponer, me qued sorprendido. Pero susinstrucciones eran enrgicas, y ya sabes qu tipo de hombre es. No se puedediscutir con l. Escuch lo que tena que decirme y asent. Pero cuando l colgyo me puse a pensar. Ya sabes lo que dijo aquella maana en mi despacho. Mepregunto a m mismo si sera verdaderamente Madden el que hablaba. La vozpareca la misma..., pero, con todo..., he decidido no correr riesgos.Muy bien hecho asinti Sally Jordan.En consecuencia, le he telefoneado. Me ha costado infnito encontrar sunmero, pero al fnal lo he conseguido gracias a una empresa que tienenegocios con l aqu, en la ciudad. Eldorado 76. He preguntado por P. J.Madden y me han puesto con l. En efecto, era Madden.Y qu te ha dicho?Ha alabado mi precaucin, pero sus rdenes eran todava ms enrgicas.Me ha dicho que por ciertos motivos crea arriesgado llevar el collar a NuevaYork en estos momentos. No me ha explicado qu quera decir con esto. Pero haaadido que haba llegado a la conclusin de que el desierto es un lugar idealpara una transaccin de este gnero. Es el ltimo lugar en que se le ocurrira anadie intentar robar un collar de un cuarto de milln de dlares. Desde luego,no me ha dicho todo esto por telfono, pero es la conclusin que yo he sacado.Tiene toda la razn del mundo dijo Victor.S, es cierto..., en cierto modo. Yo he pasado mucho tiempo en el desierto.Y a pesar de lo que digan los novelistas, hoy da es el lugar en que ms serespeta la ley de todos los Estados Unidos. All nadie cierra la puerta y muchomenos piensa en ladrones. Si se pregunta a un ranchero por la proteccinpolicaca, te mirar con sorpresa y murmurar algo acerca de un sherif que haya unos cientos de millas. Pero, a pesar de todo...Eden se levant de nuevo y camin nerviosamente por la estancia.A pesar de todo..., o, ms bien, precisamente por todo eso, la idea no megusta nada. Supongamos que alguien quiere hacernos una jugarreta. Menudaocasin! En medio de un ocano de arena y con cactos como nicos vecinos.Supongamos que envo all a Bob con su collar y cae en una trampa. A lo mejorMadden ya no est en ese rancho solitario. Puede haberse ido al Este. Tambincabe la posibilidad de que cuando Bob llegue ya se haya ido al Oeste.... Comodicen en la guerra: puede estar tirado en el desierto con un balazo...15Earl Derr Biggers El loro chinoVictor se ech a rer burlonamente.Vaya, vaya, su imaginacin le arrastra exclam.Puede ser admiti Eden sonriendo. Parece que empezara a hacermeviejo, verdad, Sally? sac el reloj. Pero dnde est Bob? Ya debera estarpresente. Si no te importa, llamar desde aqu.Llam al puerto y cuando colg el receptor pareca ms preocupadotodava.El President Pierce ha llegado hace ms de tres cuartos de hora anunci. En media hora tendran que haber llegado aqu.A esta hora el trfco es enorme le record Victor.S..., tambin es cierto asinti Eden. Bueno, Sally, ya te he explicadola situacin. Qu te parece?Y qu va a parecerle? intervino Victor. Madden ha comprado elcollar y quiere que le sea entregado en el desierto. No nos corresponde juzgarsus rdenes. De otro modo, puede sentarle mal y romper el trato. No, nuestraobligacin es entregar las perlas, obtener el recibo y esperar su taln. Susblancas y fofas manos se agitaron con ansia.Eden se volvi a su amiga.Opinas lo mismo, Sally?S, Alec le contest. Estoy de acuerdo con Victor. Mir a su hijoorgullosamente. Eden tambin le mir, pero con una expresin abismalmentediferente.Muy bien contest. Pues entonces no hay tiempo que perder.Madden tiene mucha prisa, pues quiere marchar a Nueva York cuanto antes.Esta noche a las once saldr Bob con el collar... pero me niego en redondo aenviarle solo.Yo ir con l se ofreci Victor.Eden neg con la cabeza.No objet. Prefero que vaya un polica, aunque pertenezca a uncuerpo tan lejano como es el de Honolul. T crees, Sally, que podrs persuadira ese Charlie Chan para que acompae a Bob?Estoy segura de que s. Charlie hara cualquier cosa por m.De acuerdo, as lo haremos. Pero, dnde diablos estarn? Sabes, empiezoa preocuparme...El sonido del telfono le interrumpi. La seora Jordan acudi a contestar.Oh, Charlie, cmo ests? dijo. Sube en seguida. Estamos en el pisocatorce, nmero 492. S. Ests solo? colg el receptor y volvindose anunci: Dice que est solo.Solo repiti Eden. Pues... No entiendo que... Se sent pesadamenteen una silla.Un momento ms tarde estaba mirando con inters al hombrecilloregordete que tan calurosamente acogan en la puerta la seora Jordan y su hijo.16Earl Derr Biggers El loro chinoEl detective de Honolul entr en la habitacin; su aspecto no resultaba muyelegante vestido con ropas occidentales. Tena la cara mofetuda, la piel de colormarfl; pero lo que llam la atencin de Eden fue la expresin de sus ojos, unamirada aflada que encenda sus pupilas.Alec dijo Sally Jordan, te presento a mi viejo amigo Charlie Chan.Charlie, ste es el seor Eden.Charlie se inclin.Este continente est lleno de cosas honrosas dijo. En primer lugar soyviejo amigo de la seora Sally y ahora tengo el gusto de conocer al seor Eden.Eden se levant.Cmo est usted? dijo.Has tenido buen viaje, Charlie? pregunt Victor.Chan se encogi de hombros.El gran ocano Pacfco ha sufrido grandes dolores en su interior, y parademostrarlo se ha agitado mucho. Quiz por simpata, tambin yo me heagitado.Eden se le acerc.Disculpe si soy un poco brusco, pero... mi hijo... tena que ir a buscarle albarco...Cmo lo lamento! dijo Chan mirndole gravemente.Indudablemente yo soy el culpable. Ruego disculpe mi torpeza, pero no noshemos encontrado en el muelle.No lo entiendo volvi a murmurar Eden.Pase durante unos minutos al pie del barco continu Chan. En lalluviosa noche nadie se acerc a m. Entonces tom un taxi y me apresur aacudir aqu.Tiene usted el collar? pregunt Victor.Eso por encima de todo replic Charlie. Ya tengo habitacin en estemismo hotel y me alegra poder quitarme el enorme peso de este cinturn. Ydej sobre la mesa una ristra de perlas de aspecto inocente. Miren las perlasPhillimore a la luz del da dijo sonriendo. Es grato para mis hombrosfatigados quitarme tan gran peso.Eden, el joyero, se adelant y cogi el collar.Hermoso murmur. Es hermoso. Sally, nunca deberamos habrselodejado a Madden por ese precio. Son perfectas. Creo que nunca he visto cosasemejante... Permaneci unos instantes hechizado por las perlas, y por fn lasdej en la mesa. Pero Bob..., dnde estar Bob?Oh, ya vendr dijo Victor cogiendo el collar. No se habrnencontrado.Soy yo el nico culpable insisti Chan. Estoy avergonzado...Quiz... dijo Eden. Pero ahora que tienes las perlas, Sally, te dir unacosa. No lo he hecho antes por no preocuparte. Esta tarde me han llamado por17Earl Derr Biggers El loro chinotelfono a las cuatro... Era Madden de nuevo. Pero haba algo en su voz..., no s,algo que me hizo sospechar. Las perlas llegan en el President Pierce, verdad?S. Y cmo se llama el mensajero? Le pregunt por qu tena que decir eso.Resulta que le haban sorprendido algunos detalles que le hacan sospechar queel collar corra peligro, y no quera que sucediera nada. Y estaba en condicionesde ayudar a su salvaguarda. Insisti y al fnal le dije: Muy bien, seor Madden,cuelgue su receptor y le llamar dentro de diez minutos para darle lainformacin que desea. Hubo una pausa y o como colgaba. Pero yo no letelefone al desierto. En vez de hacerlo, investigu la llamada y averig queprovena de un telfono pblico situado en el estanco que hay en el cruce de lascalles Sutter y Kearny.Eden hizo una pausa. Observ que Charlie Chan le miraba con muchointers.Entiende ahora que me preocupe por Bob? continu el joyero. Pasancosas extraas y le aseguro que esto no me gusta...Alguien llam a la puerta y el mismo Eden abri. Su hijo, alegre ysonriente, entr en la habitacin. Al verle, como suele suceder en talessituaciones, la ansiedad del padre preocupado se convirti en ira.Menudo hombre de negocios eres t! exclam.Bueno, padre, no quiero quejas ri Bob Eden. Ando por SanFrancisco de aqu para all a tu servicio.As lo espero. Eso es precisamente lo que debas estar haciendo; tuobligacin era encontrarte con el seor Chan en el muelle.Un momento, pap. Bob Eden se quit el impermeable empapado.Hola, Victor. Qu tal, seora Jordan? Y supongo que usted ser el seor Chan.Lamento infnito no haberle encontrado en el muelle murmur Chan. Es culpa ma, estoy seguro...Bobadas exclam el joyero. Como de costumbre, la culpa es de l. Ennombre del cielo, cundo empezars a mostrar un poco de responsabilidad?Basta, pap. Hasta este momento no he dejado de hacerme cargo de miresponsabilidad.Dios mo..., qu ests diciendo? No te has encontrado con el seor Chan,verdad?Bueno, en cierto modo, no...En cierto modo? En cierto modo!Exactamente. Es una larga historia y te la contar si dejas deinterrumpirme con esos ataques intempestivos a mi manera de ser. Si me lopermiten, me sentar. Estoy cansadsimo.Encendi un cigarrillo y empez su narracin.A las cinco sal del club para dirigirme al muelle. Encontr delante untaxi desvencijado que haba conocido mejores das. Sub a l. Al llegar alembarcadero me di cuenta de que el conductor era un tipo asqueroso con una18Earl Derr Biggers El loro chinocicatriz en una mejilla y una oreja que pareca una colifor. Dijo que meesperara, y lo dijo con demasiado entusiasmo. Me refugi bajo el cobertizo. ElPresident Pierce ya estaba en el puerto y se aproximaba al muelle. Al cabo de unrato me fj en un hombre que estaba junto a m; un hombre delgado quepareca muy friolero, pues llevaba el cuello del abrigo subido hasta las orejas;tena gafas oscuras. Debo tener una gran sensibilidad psquica, pues aquelindividuo no me gust. No sabra decir qu era, pero pareca mirarme desdedetrs de aquellos cristales ahumados. Me fui al otro extremo del cobertizo. Elhizo lo mismo. Sal a la calle y me sigui. Volv a entrar de nuevo y el friolerovino detrs.Bob Eden hizo una pausa y sonri, comunicativamente, a quienes lerodeaban.Mientras iba de aqu para all tom una decisin rpida. Y de las buenas.Yo no tena las perlas, quien las tena era el seor Chan. Por qu llamar laatencin de todo el mundo hacia el seor Chan? As que me qued all mirandoansiosamente a la multitud que desembarcaba del viejo President Pierce. Por fnvi al hombre que supuse era el seor Chan; bajaba por la pasarela, pero no memov. Le observ mientras miraba a su alrededor y luego lo vi salir a la calle. Elindividuo de las gafas oscuras segua pegado a mis talones. Cuando no quedabanadie a bordo, volv a mi taxi y pagu al conductor. Esperaba usted a alguienque vena en el barco?, me pregunt. S le dije. He venido a esperar a laemperatriz de la China, pero me han dicho que ha muerto. Me ech unamirada asesina. Mientras me alejaba vi que el hombre de las gafas oscuras seacercaba al coche. Taxi, seor, ofreci Oreja de Colifor. Y el amigo de lasgafas se meti dentro. Tuve que caminar bajo la lluvia hasta encontrar otro taxien otra parada. Cuando sal de all me sigui Oreja de Colifor con suesplndido vehculo. Me sigui a lo largo de la Third, seguimos por Markethasta Powell y St. Francis. Llegu a la puerta delantera del hotel y di la vuelta. Yall estaba Oreja de Colifor vigilando el asunto. Entonces me llegu a la puertadel club y all me siguieron mis queridos amigos escoltndome mientrasentraba. Me escap por la puerta de la cocina para venir aqu. Supongo quetodava siguen frente al club..., me queran como a un hermano. Hizo unapausa. Y sta, pap, es la larga y emocionante historia de por qu no heencontrado al seor Chan.Por Jpiter, tienes ms cabeza de lo que yo crea sonri Eden. Hasactuado perfectamente. Pero, escucha, Sally, esto me gusta cada vez menos. Tucollar no es una pieza muy conocida. Ha estado en Honolul durante muchosaos. Si lo robaran podran deshacerse de l en seguida. Si quieres aceptar unconsejo, no lo enves al desierto...Por qu no? interrumpi Victor. El desierto es el lugar msadecuado para entregarlo. Desde luego, esta ciudad no parece muy segura.19Earl Derr Biggers El loro chinoAlec dijo Sally Jordan, necesitamos el dinero. Si el seor Madden esten Eldorado y pide que se le lleve all el collar, se lo enviaremos de inmediato yrecogeremos el recibo. Despus de esto..., es cosa suya. All l. Desde luego,quiero quitrmelo de encima cuanto antes.De acuerdo suspir Eden. T decides. Bob saldr a las once, comoestaba planeado. Siempre que..., siempre que hagas lo que me has prometido...,siempre que no tenga que ir solo. Mir a Charlie Chan, que de pie junto a laventana contemplaba fascinado la ruidosa vida de Geary Street.Charlie dijo Sally Jordan.S, seora Jordan se volvi sonriente hacia ella.Qu decas sobre la pesada carga que llevabas sobre tus hombros?Ahora empiezan mis vacaciones contest l. Durante toda mi vida hedeseado fervientemente admirar las maravillas de este continente. Ha llegado elmomento. Ahora estoy feliz y sereno, no as durante el viaje martimo. Lasperlas pesaban abrumadoramente sobre mi estmago, como el arroz agrio,indigestas. Ahora no es as.Lo siento, Charlie dijo la seora Jordan sacudiendo la cabeza. Tengoque pedirte de nuevo que cargues con el arroz agrio. Hazlo por m.Lo har, no se preocupe le contest.Ella le expuso el plan de que se fuera con Bob Eden al desierto. Laexpresin de Charlie Chan permaneci impvida.Ir prometi gravemente.Muchas gracias, Charlie dijo suavemente Sally Jordan.En mi juventud dijo el detective, era criado de la casa Phillimore. Enmi corazn, como en un jardn antiguo, forecen recuerdos de bondades quenunca han sido pagadas. Vio que los ojos de Sally Jordan se llenaban delgrimas. La vida sera un terreno baldo concluy, si no hubiera algollamado lealtad.Muy forido, pens Alexander Eden. Decidi introducir un detalleprctico.Naturalmente, todos sus gastos sern pagados. Y esas vacaciones seretrasarn unos pocos das. Es mejor que lleve usted las perlas; tiene usted elcinturn para guardarlas, y adems nadie conoce su relacin con el asunto. Esalgo que hay que agradecer.Las llevar asinti Chan. Cogi el collar de la mesa. Seora Jordan,aparte toda preocupacin. Cuando este joven caballero y yo encontremos a lapersona indicada, haremos entrega de las perlas. Hasta ese momento, yo lasguardar.Estoy seguro de que as ser sonri la seora Jordan.Entonces todo est conforme dijo Eden. Seor Chan, usted y mi hijotomarn el ferry de Richmond a las once y enlazarn con el tren que va a20Earl Derr Biggers El loro chinoBarstow. All cambiarn al tren de Eldorado, y llegarn al rancho de Maddenmaana por la noche. Si l est all y todo parece en orden...Por qu ha de estar todo en orden? interrumpi Victor. Si l est all,ya es sufciente.Claro, claro, pero no hay que correr ningn riesgo innecesario continuEden. Una vez llegados all ustedes ya sabrn lo que deben hacer. Si Maddenest en el rancho, le dan el collar y recogen el recibo. Con eso hemos acabado.Seor Chan, vendremos a buscarle a las diez y media. Hasta entonces es ustedlibre para hacer lo que ms le apetezca.Lo que ms me apetece sonri Chan es una baera llena de aguacaliente y humeante. A las diez y media me hallar en el vestbulo del hotelesperando; llevar de nuevo sobre mi estmago el indigesto peso de las perlas.Adis, adis. Se inclin ante cada uno de los presentes y sali.Llevo treinta y cinco aos en el mundo de los negocios, pero nunca habaempleado a mensajero semejante coment Eden.Mi querido Charlie dijo Sally Jordan. Proteger las perlas con supropia vida.Espero que no tenga que llegar tan lejos ri Bob Eden. Yo tambintengo una vida y no me gustara que dependiera de esto.Por qu no os quedis a cenar? sugiri Sally.En otra ocasin, gracias contest Alexander Eden. No me pareceprudente quedarme esta noche. Bob y yo nos vamos a casa... Supongo que ltendr que hacer las maletas. No quiero perderle de vista hasta la hora del tren.Un ltimo detalle dijo Victor. Cuando lleguis al rancho no os andiscon demasiados miramientos. Si Madden est en peligro, eso no es cosa vuestra.Poned las perlas en sus manos y recoged el recibo. Eso es todo.No me gusta el aspecto que toman las cosas, Sally. No me gustaabsolutamente nada dijo Eden meneando la cabeza.No te preocupes sonri ella. Tengo plena confanza en Charlie..., y enBob.Esa confanza no ser defraudada dijo Bob Eden. Prometo hacer todolo que pueda. Pero espero que el pjaro del abrigo no decida seguirme aldesierto para calentarse. Ya encontrar yo modo de calentarlo, si lo veo.21Earl Derr Biggers El loro chino3. En casa de Chan Kee LimUna hora ms tarde Charlie Chan baj en el ascensor hasta elresplandeciente vestbulo del hotel. De nuevo gravitaba sobre l una pesadaresponsabilidad; llevaba en el cinturn, que cea su gruesa cintura, las perlas,ltimo resto de la fortuna de los Phillimore. Tras dedicar una mirada rpida alvestbulo, sali a Geary Street.La lluvia haba cesado; durante unos instantes se qued en la acera comoun pequeo, pensativo y asombrado extranjero, mirando un mundo tan nuevo yextrao como si acabara de desembarcar en Marte. Las aceras estaban invadidaspor personas que se dirigan a los teatros; los taxis tocaban la bocina en la calleatiborrada; de cuando en cuando sonaban las campanas de los tranvas; lameloda resultante slo se poda or en San Francisco, ciudad que tiene voz ygesto propios.Era un continente nuevo e inexplorado para Charlie Chan, y le inundaba laelctrica viveza de la escena que tena delante. La gente de los viejos tiempos lehubiera dicho que lo que vea era una triste imitacin de la vida nocturna deantes; pero l no tena recuerdos del pasado y, por tanto, nada que lamentar. Sesent a cenar en un sitio cualquiera y le dieron una comida cualquiera; perohasta esto resultaba una aventura para un hombre que no haba conocido elBilly Bogan's Louvre Caf, en el lugar en que ahora est el Bank of Italy;aventura sufciente para alguien que no guardaba recuerdos alegres delDelmonico's en O'Farrell Street, del Odeon, del Pub ni del Black Cat, alegreslugares ya desaparecidos. Particip de la comida d los hombres blancos ybebi tres tazas de t humeante.Un hombre joven con aspecto de dependiente estaba consumiendo sumodesta cena junto a Charlie Chan. Tras cruzar unas palabras sobre unazucarero, Charlie decidi dirigirse a l.Disculpe, por favor, la ruda presentacin de un forastero dijo.Dispongo de tres horas para pasear por las mojadas pero interesantes calles desu ciudad; si tiene la bondad de indicarme lo que debo ver...Pero... Yo no s le respondi el joven sorprendido. Ya no hay muchoque ver. San Francisco no es lo que era.Barbary Coast sugiri Chan.El joven hizo una mueca.Eso ya no existe. El Thalia, el Elko, el Midway..., sabe, no sosa ya ms querecuerdos. Spider Kelley est ahora en Arizona, trabajando la tierra. S, seor...,22Earl Derr Biggers El loro chinotodos los antiguos salones de baile se han convertido en garajes..., o enpensiones de diez centavos. Pero, vamos a ver..., esta noche es Noche vieja enChinatown. Bueno... se ech a rer. Creo que no hace falta decrselo a usted.S, doce de febrero. Noche vieja asinti Chan.Volvi a salir a la calle. Sus ojos brillaban con excitacin. Pens en lassoolientas vas pblicas de Honolul por la noche; en Honolul todo elmundo se va a casa a las seis y ya no sale. Qu diferente era esta ciudad delcontinente! El conductor de un autobs de turismo se le acerc y le habltambin de Chinatown.Le ensear los antiguos fumaderos de opio y las salas de fan-tan ofreci; pero le ech un vistazo ms de cerca y dej de ofrecerle sus servicios nosolicitados.Poco despus de las ocho el detective de las islas, separndose delesplendor de Union Square, se encamin hacia las oscuras callejuelas de PostStreet saliendo a la Grant Avenue. Sigui un letrero que desde la esquina lemandaba hacia la izquierda y empez a deambular. Poco despus se vio anteuna serie de tiendas que mostraban artculos orientales baratos para turistas.Afoj el paso; pas junto a la iglesia, y entr en la verdadera Chinatown.El espritu del carnaval estaba en el ambiente. Las fachadas de las casas,contorneadas por cientos de bombillas brillantes, derramaban su esplendoramarillento en la noche brumosa. La multitud llenaba las angostas aceras;turistas blancos, pulcras jvenes chinas vestidas de estudiantes y con ojosalmendrados, viejos chinos que arrastraban las zapatillas... Todos contentos conla seguridad de que sus deudas seran pagadas, sus casas estaran protegidas; elao nuevo empezaba con buenos augurios.En Washington Street Chan remont la colina. En aquella calle vio unedifcio sorprendente, cuatro pisos estridentes de luz y vocero. Unas letrasdoradas sobre el umbral de la puerta proclamaban que era la sede comercial dela familia Chan. El detective se par unos momentos, mientras el orgullofamiliar creca en su interior.Poco despus caminaba por el sombro y casi desierto pavimento deWaverley Place. Un muchacho de su misma raza, con mirada inteligente, leofreci un ejemplar del Chinese Daily Times. Lo compr y sigui adelante,intentando distinguir los borrosos nmeros de las casas sobre los sombrosportales.Por fn encontr el nmero que buscaba y empez a subir una oscuraescalera. En un descansillo lleno de tiras de papel rojo con letras doradas,destinadas a ahuyentar los malos espritus, se detuvo y llam enrgicamente ala puerta. Le abrieron y contra la luz se recort la silueta de un chino alto conuna barba gris y rala, enfundado en una blusa de seda negra.Por un momento ambos permanecieron callados. Al fn, Chan sonri.23Earl Derr Biggers El loro chinoBuenas noches, ilustre Chan Kee Lim dijo en el ms puro cantons.Es que ya no conoces a tu indigno primo de las islas?En los estrechos ojos de Kee Lim brill una lucecita.De momento, no replic. Pues vienes vestido como un diabloextranjero y llamas a mi puerta, con los nudillos, tan bruscamente como losdiablos extranjeros. Seas mil veces bien venido. Dgnate entrar en midespreciable casa.Siempre sonriendo, el pequeo detective entr. La habitacin era cualquiercosa menos despreciable, esto se vea a primera vista. Estaba enriquecida contapices de seda Hang-chiu, los muebles eran de teca ricamente ornamentada.Flores frescas perfumaban el altar de los antepasados; haba por doquier lirioschinos, el plido y aromtico sui-sin-fah, smbolo del ao naciente; en la repisa,junto a un pequeo Buda de madera Ningpo, dejaba or su ruidoso tictac undespertador americano.Te lo ruego, toma asiento en esta miserable silla dijo Kee Lim. Llegasinesperadamente, como la lluvia en agosto. Pero verte me regocija. Dio unaspalmadas y entr una mujer. Mi mujer, Chan So explic el anftrin. Traepasteles de arroz y mi vino de Roco de Rosas pidi.Se sent frente a Charlie Chan y le mir desde el otro lado de una mesa deteca cubierta de ptalos de for de almendro.No tenamos noticia de tu llegada coment.No se encogi de hombros Chan. As era mejor. Vengo con unamisin. Negocios aadi, con su mejor estilo Rotary Club.Los ojos de Kee Lim se estrecharon un poco ms.S..., ya he odo hablar de tu trabajo dijo.El detective se senta un poco incmodo.Acaso no lo apruebas? pregunt.Decir que no lo apruebo es decir demasiado indic Kee Lim. Lo quepasa es que no lo entiendo. El diablico polica extranjero..., qu puede teneren comn con l, un chino?En ocasiones, honorable primo admiti Charlie con una sonrisa,tampoco yo me comprendo a m mismo.La estera de junco del fondo se abri dejando paso a una joven. Sus ojoseran oscuros y brillantes; su rostro, bonito como el de una mueca. Aquellanoche, por consideracin hacia la festividad, vesta los pantalones de seda y lachaquetilla bordada de su raza, pero tena el cabello corto y su paso, sus gestos,todos sus modales, evidentemente estaban copiados de sus hermanasnorteamericanas. Llevaba una bandeja repleta de los dulces propios del AoNuevo.Mi hija Rosa present Kee Lim. Saluda a nuestro clebre primo deHawai. Se volvi hacia Charlie Chan: Tambin quiere ser norteamericana,es insolente como las hijas de los alocados hombres blancos.24Earl Derr Biggers El loro chinoLa muchacha se ech a rer.Por qu no? He nacido aqu. He ido a escuelas americanas. Y ahoratrabajo a la americana.Trabajas? pregunt Charlie con inters.Los deberes clsicos de la mujer se olvidan explic Kee Lim. Se pasael da sentada en la central telefnica de Chinatown hablando temerariamentecon una pared llena de brillantes ojos amarillos y rojos.Tan terrible es eso? pregunt la muchacha dedicando una miradasonriente a su primo.Un trabajo muy interesante coment Charlie.As lo creo yo contest en ingls la muchacha. Y sali de la habitacin.Unos momentos ms tarde volvi con un jarro de vino viejo. Lo sirvi en dospocillos Swatow; a continuacin, tomando asiento en el extremo ms alejado dela estancia, observ con curiosidad al clebre pariente del otro lado del mar.Haba ledo algo sobre sus xitos, en los peridicos de San Francisco.Durante una hora o ms, Chan, sentado, habl con su primo de los lejanosdas en que ambos eran nios y vivan en China. Finalmente ech un vistazo ala repisa.Ese reloj dice la verdad? pregunt.Kee Lim se encogi de hombros.Es un diablico reloj extranjero contest. Y por tanto, un mentirosoempedernido.Chan consult su reloj.Con mi ms profundo sentimiento anunci, considero que deboseguir mi camino. Esta noche mi trabajo me lleva lejos de aqu..., al desierto queest en el Sur. Me he permitido la osada, honrado e industrioso primo, deindicar a mi mujer que dirija a tu casa cualquier carta importante a mdestinada. Si llega algn mensaje en mi ausencia, tendrs la bondad deconservado contigo hasta mi retorno. De aqu a pocos das volver sobre mispasos. Mientras tanto, estar lejos del alcance de los mensajeros.La chica se levant para acercarse.Tambin en el desierto dijo hay telfonos.Charlie la mir con repentino inters.En el desierto? pregunt.Claro que s. Hace slo dos das he tenido una conferencia con un ranchosituado cerca de Eldorado. Un rancho que se llama..., no recuerdo cmo.Quiz..., el rancho de Madden dijo Chan esperanzado.S, se era el hombre asinti ella. Fue una llamada muy extraa.Y provena de Chinatown?Desde luego. De la cacharrera de Wong Ching, en Jackson Street. Querahablar con su pariente, Louie Wong, encargado del rancho de Madden. Elnmero era el 76 de Eldorado.25Earl Derr Biggers El loro chinoChan ocult su ansiedad, pero su corazn lata con rapidez. Ahora era undiablico polica extranjero.Oste quiz lo que dijeron?Louie Wong tena que venir a San Francisco cuanto antes. Aqu leesperaban mucho dinero y una excelente posicin...Cmo! interrumpi Kee Lim. No es correcto que reveles los secretosde tu diablica profesin blanca. Ni siquiera a uno de la familia Chan.Ests en lo cierto, sabio primo asinti Charlie. Se volvi hacia la chica. Hermosa forecilla, t y yo volveremos a vernos. Hasta en el desierto haytelfonos, y yo los encontrar. Ahora, con el ms profundo de los pesares, debopartir.Kee Lim le acompa hasta la puerta. Se qued junto a la estera de juncomesndose la escasa barba y parpadeando.Adis, notable primo. En el largo viaje que ahora emprendes..., caminalentamente.Adis respondi Charlie. Te dedico mis mejores deseos de felicidadpara el ao entrante. Repentinamente se encontr a s mismo hablando eningls: Hasta otra dijo, y se fue escaleras abajo.Una vez en la calle sigui el consejo de su primo y camin lentamente. Lanoticia proporcionada por Rose, la telefonista, traa grandes novedades. A LouieWong le llamaban desde San Francisco; le llamaba su pariente Wong Ching, elcacharrero. Por qu?Un viejo chino que estaba en una esquina le encamin hacia Jackson Street,y Chan sigui su paseo hasta encontrar la tienda de Wong Ching. El escaparatebrillantemente iluminado estaba lleno de tazas y pocillos Swatow en hermosodespliegue, pero evidentemente, durante la festividad no estaba abierto alpblico, pues las cortinas de la puerta estaban echadas. Chan llam durantetodo un minuto, pero nadie acudi.Cruz la calle y se apost en un oscuro portal que haba enfrente. Mspronto o ms tarde responderan a sus llamadas. En un balcn cercano tocabauna orquesta china; la resonante fauta, el estridente chasquido del gong, losdesapacibles cmbalos y los tamborcillos inundaban la noche con su apacibledisonancia. Por fn ces la msica, el estrpito muri y Charlie no oy ms quelas secas pisadas de los zapatos americanos y el suave deslizamiento de laszapatillas chinas.Al cabo de diez minutos se abri la puerta de la cacharrera de Wong Chingy sali un hombre. Mir cautelosamente a ambos lados de la sombra calle. Eraun hombre delgado con un abrigo perfectamente abrochado..., un hombre conaspecto friolero. El sombrero le tapaba los ojos y por si faltaba algo, llevabagafas oscuras. Charlie Chan permiti que una dbil brisa de inters rozara sumofetudo rostro.26Earl Derr Biggers El loro chinoEl hombre friolero camin rpidamente por la colina y Chan, saliendo almomento del portal, le si gui de lejos. Salieron a la Grant Avenue; el hombre delas gafas oscuras gir a la derecha. Chan le sigui; para l era un juego de nios.Una manzana, dos, tres, y llegaron a un hotel barato, el Killarney, situado enuno de los cruces de la Grant Avenue; el hombre del abrigo entr en el hotel.Chan mir su reloj y decidi abandonar la presa, volviendo hacia UnionSquare. Su mente estaba turbada. Hay que tener mucho cuidado pens.Nos dirigimos a una trampa. Pero con los ojos abiertos..., con los ojos muyabiertos.Volvi a su habitacin del hotel y guard en su maleta barata los pocosobjetos que haba sacado. En la recepcin se encontr con que su bal haballegado, aunque todava no lo haban subido a la habitacin. Solicit que se loguardasen hasta su vuelta, pag la factura y, sentndose en uno de los grandessillones de cuero del vestbulo, dej la maleta a sus pies y esper pacientemente.Exactamente a las diez y media Bob Eden atraves la puerta del hotel y lehizo una sea. Sigui al joven hasta la calle y all vio un enorme automvilarrimado a la cuneta.Suba, seor Chan dijo el joven cogindole la maleta. Cuando eldetective hubo entrado en el oscuro interior del coche, Alexander Eden lesalud desde la oscuridad.Dile a Michael que conduzca despacio..., quiero hablar le dijo a su hijo.Bob Eden habl con el conductor, subi al automvil y avanzaron por GearyStreet.Seor Chan dijo el joyero en voz baja, estoy muy preocupado.Ha habido ms acontecimientos? pregunt Chan.Efectivamente replic Eden. Usted no estaba presente esta tardecuando he contado lo de la llamada telefnica efectuada desde un telfonopblico en el cruce de las calles Sutter y Kearny. Repiti los detalles. Estanoche he llamado a consulta a Al Draycott, jefe de la Agencia Gale de detectives,con quien mantenemos relaciones. Le he pedido que investigara y, a ser posible,encontrara al hombre del abrigo que ha visto a Bob en el muelle. Hace una horame ha comunicado que haba localizado a nuestro hombre sin mayoresdifcultades. Le ha descubierto en...En el Killarney Hotel, a lo mejor, en Grant Avenue sugiri Chan,disimulando su alegra.Vaya por Dios! suspir Eden. Tambin usted le ha encontrado. Esasombroso...Asombrosa es la suerte dijo Chan. Excuse mi desatenta interrupcin.No volver a pasar.Bien, pues Draycott localiz a este individuo y me comunic que setrataba de Shaky Phil Maydorf, uno de los hermanos Maydorf, un par debribones que han tenido que abandonar Nueva York por motivos de salud.27Earl Derr Biggers El loro chinoParece que nuestro hombre tiene malaria, pero por lo dems est en perfectascondiciones y, segn parece, muy interesado en nuestros pequeos negocios.Pero, seor Chan... En cuanto a lo suyo... Cmo pudo usted encontrarlo?Chan se encogi de hombros.Detective con suerte dijo, a veces la suerte muestra su faz sonriente.Esta noche la fortuna me ha mostrado su mejor sonrisa. Explic su visita aChan Kee Lim, la llamada de telfono desde la cacharrera de Wong al desiertoy su descubrimiento del hombre del abrigo cuando abandonaba la tienda.Despus de esto fue cosa fcil seguirle hasta su hotel concluy.Bueno, pues yo estoy ms inquieto que antes dijo Eden. Han llamadoal encargado del rancho de Madden. Por qu? Le aseguro que este asunto nome gusta...Nada de eso, padre protest Bob Eden. Es muy interesante.Para m no lo es. No me alegra el inters que nos dedican esos Maydorf.Adems, dnde est el otro hermano? No son dos delincuentes a la moderna,de los que confan todo a un arma. Son hombres con cabeza, malhechores a laantigua, considerados con respeto incluso por la polica, a quienes han evitadodurante muchos aos. He llamado a Sally Jordan y he intentado hacerleabandonar todo el plan... Pero ese hijo suyo! Est deseando hacerse con eldinero y no hace ms que meterle prisa. Qu podr hacer yo? Si se tratara decualquier otro, desde luego, me desinteresara del asunto..., pero Sally Jordan...,es una vieja amiga. Y como deca usted esta tarde, seor Chan, en el mundo hayuna cosa que se llama lealtad. Pero le aseguro que les mando all con el msprofundo de los pesares.No te preocupes, pap. Ser muy divertido, estoy seguro. Toda mi vidahe estado deseando verme metido en un buen asesinato. Como espectador,claro est.Pero qu ests diciendo? pregunt el padre.Pues que el seor Chan es detective, no? Un detective de vacaciones. Sihubieras ledo una novela de misterio sabras que un detective nunca trabajatanto como cuando est de vacaciones. Es como el cartero, que dedica sus daslibres a dar largos paseos. Y aqu estamos, preparados. Tenemos un caso de altacategora, nuestro millonario, P. J. Madden, uno de los principales fnancierosde Norteamrica. El pobre P. J. est sentenciado. Apuesto diez contra uno a quecuando lleguemos al rancho le encontraremos muerto y tirado en la primeraalfombra que veamos.No es cosa de broma le reconvino Eden severamente. Seor Chan,parece usted hombre de gran habilidad. Tiene algo que sugerir?Charlie sonri en las tinieblas del coche.Las alabanzas son gratas a todos los odos observ. Ciertamente, mesiento inclinado a exponer una humilde sugerencia.Entonces, por el amor del cielo, expngala, dijo Eden.28Earl Derr Biggers El loro chinoLe suplico dedique una refexin al futuro. El joven seor Eden y yollegaremos juntos, como hermanos, al rancho del desierto. Qu dira elespectador? Ajaj, stos traen las perlas! De lo contrario, por qu haban de irjuntos?Es cierto asinti Eden.Entonces, por qu viajar juntos? continu Charlie. Es mi humildeopinin que el seor Bob Eden debe llegar solo al rancho. A todas las preguntascontestar que no, que no lleva las perlas consigo. Como el cielo estaba cubiertode negros nubarrones su honorable padre le ha enviado para ver si todo estabaen orden. Cuando se asegure de ello, telegrafar y el collar se enviar deinmediato.Buena idea dijo Eden. Mientras tanto...En un momento dado prosigui Chan, llegar al rancho un chinomal vestido pidiendo trabajo. Sus ropas sern mseras, ser un vagabundo deldesierto, lo que se llama una rata del desierto. Quin podr suponer que en sucintura descansan las valiosas perlas Phillimore?Eso es extraordinario! exclam Bob Eden con entusiasmo.Quiz admiti Chan. Tanto usted como el viejo chino tienen quevigilar cuidadosamente. Si todo va bien, usted entregar al seor Madden elcollar. Nadie ms debe saber nada.Magnfco dijo el muchacho. Cuando subamos al tren nossepararemos. Si tiene usted alguna duda, me guia un ojo y sigue conprudencia. Estaremos en Barstow maana por la maana, a la una y cuarto; alas tres y veinte sale de all un tren que llega a Eldorado hacia las seis. Yo locoger, y a usted tambin le convendra. Uno de mis amigos de la prensa me hadado una carta de presentacin para un tipo llamado Will Holley, director de unperiodicucho de Eldorado. Le invitar a cenar conmigo y a continuacin me iral rancho de Madden. Usted, desde luego, puede llegar all de otro modo. Ypuesto que alguien nos estar vigilando, durante el viaje no hablaremos. Hastaahora hemos sido amigos, a partir de este momento no nos conocemos. Era sasu idea?La ha captado perfectamente asinti Chan.El coche se haba detenido ante las instalaciones del ferry.Aqu tengo sus billetes dijo Alexander Eden, sacando dos sobres.Tienen las literas en el mismo vagn, pero en diferentes departamentos. SeorChan, encontrar en su sobre algn dinero para los gastos. Tengo que decirleque su plan me parece excelente... Pero, por el amor de Dios, sean cuidadosos.Bob, hijo mo..., t eres lo nico que tengo. A veces te hablo con dureza, peroyo..., yo..., ten mucho cuidado.No te preocupes, pap dijo Bob Eden. Aunque te cueste creerlo, ya hecrecido bastante. Adems me acompaa un hombre capaz.Seor Chan sigui Eden. Buena suerte. Y un milln de gracias.29Earl Derr Biggers El loro chinoPor favor, por favor... sonri Charlie. El mejor paseo del cartero es elque da en su da de festa. Le servir perfectamente.Charlie Chan sigui a Bob Eden a travs de las barreras hasta el muelle delferry. Momentos ms tarde las negras aguas del puerto tragaron el barco que losconduca. La lluvia haba cesado, en el cielo centelleaban las estrellas; pero atravs del Golden Gate soplaba un viento glido. Charlie se qued solo encubierta; el sueo de su vida estaba convirtindose en realidad; al fn conoca elgran continente. La enorme bola luminosa que coronaba las instalaciones delferry fue perdindose en la lejana; los faroles amarillos de San Franciscoescalaban las colinas de la ciudad para volver a descenderlas. Se acord de lanfma isla que era su hogar, record su casa de Punchbowl Hill. All estaran sumujer y sus hijos, esperando pacientemente su vuelta. Repentinamente se sintiabrumado por la distancia que les separaba.Bob Eden se acerc a l en la oscuridad. Se puso a su lado, mirando endireccin a la costa, y ondeando su mano hacia la luminosidad que presentabael cielo sobre Grant Avenue, dijo:Hoy es una noche de festa en Chinatown. Algo estarn celebrando.sta es una larga noche asinti Chan. Y hay un motivo para ello. Hoyes el primer da del nuevo ao, el ao naciente de los chinos. El ao 4869.Hay que ver! y Eden sonri. Parece mentira, el tiempo vuela. Puesfeliz ao nuevo.Otro tanto le deseo dijo Chan.El barco sali a mar abierta. De la isla prisin de Alcatraz surga un largo,cruel e inquisidor rayo de luz que a intervalos lama las negras aguas delPacfco. El viento haba seguido refrescando hasta hacerse casi insufrible. Bobdecidi buscar algo ms confortable.Yo me voy abajo dijo Bob estremecindose. Supongo que esto es ladespedida.Ser lo mejor admiti Charlie. Cuando llegue usted al rancho deMadden, busque por ah a esta rata del desierto.Se qued solo, mirando todava las luces de la ciudad, que ya aparecanfras y distantes, como las estrellas.Una rata del desierto repiti suavemente. Que no piensa caer enninguna trampa.30Earl Derr Biggers El loro chino4. El Oasis SpecialEl viernes por la tarde, cuando Bob lleg a la desrtica ciudad de Eldorado,caa la noche. Descendi del tren en una estacin que pareca una vieja escuelade ladrillo en ruinas. Su viaje desde San Francisco a Barstow haba transcurridosin incidentes. De todos modos, en esta ciudad le sucedi algo inquietante.Perdi todo rastro de Charlie Chan.Vio por ltima vez al detective de las islas, ocupado con una taza de thirviente, en el comedor de la estacin de Barstow. Al quedarle cierto tiempolibre hasta la salida del tren hacia Eldorado, se fue a dar una vuelta por laciudad. Volvi hacia las tres y busc en vano al pequeo polica chino. Habacogido el tren l solo y cuando volvi a pisar la tierra frme del andn se diocuenta de que era el nico pasajero que se quedaba en aquel lugar tan pocoprometedor.Recordando el valor de las perlas indigestas que llevaba encima eldetective, sinti cierta alarma. Habra tropezado Chan con algn accidentedesgraciado? O quiz... cmo saberlo? En realidad, que saban ellos sobre esteCharlie Chan? Se suele decir que cada hombre tiene su precio, y sta era unaocasin descomunal para un detective mal pagado de Honolul. Mas no... BobEden record la expresin de los ojos de Chan cuando prometa a Sally Jordancuidar de aquellas perlas. Sin lugar a dudas los Jordan tenan buenos motivospara confar en su viejo amigo. Pero supongamos que Shaky Phil Maydorf ya noestuviera en San Francisco...Bob Eden dej de lado estos pensamientos con decisin y, saliendo de laestacin, pas a una estrecha banda de terreno que se supona, con ciertamelancola, era un jardn. Estaban en pleno febrero y el glido viento vespertinodel desierto soplaba entre las ramas secas de los lamos. Atravesando unsendero casi tapado por una masa de hojas amarillentas, subi a la acera de lanica calle de Eldorado.De un solo vistazo alcanzaba prcticamente toda la ciudad, que destacabacontra el fondo de las tostadas colinas. En la calle principal se vean una serie deedifcios esculidos; se supona que aquello era la calle principal: un banco, uncine, la tienda, el telgrafo, correos y, sobresaliendo, un edifcio de dos pisos quese anunciaba como el Desert Edge Hotel. Eden cruz la calle y, sorteando lospolvorientos automviles aparcados junto a la acera, se dirigi al hotel. Dosrancheros que estaban sentados en el doble asiento de un limpiabotas leclavaron la mirada al verle entrar en el hotel.31Earl Derr Biggers El loro chinoLa recepcin del Desert Edge estaba iluminada por una modesta bombillade poca potencia, y en tan triste compaa un viejillo de aspecto bondadoso leaun peridico de Los ngeles.Buenas noches dijo Bob Eden.Buenas... contest el anciano.Podra dejar esta maleta por aqu durante un rato? pregunt elmuchacho.Djela por ah le respondi. S, por ah, donde quiera. No estarbuscando habitacin, supongo. Si quiere le har un precio especial.No dijo Eden. Lo siento.Est bien contest el dueo. No hay muchos...Me gustara encontrar las ofcinas del Eldorado Times le explic Eden.Gire en la primera esquina murmur el viejillo, hundindose de nuevoen su peridico de color rosado.Bob Eden lleg a la esquina y se meti por el callejn. Sus piesabandonaron la nica acera de Eldorado para hundirse en la arena. Pas antealgunas casas ms mseras todava que las de la calle principal: una lampistera,una tienda de alimentacin, y fnalmente lleg a una pequea chabolaamarillenta en cuya ventana se aburra un cartel en el que se lea: The EldoradoTimes. Encargos de imprenta, gran pulcritud. En el interior no haba luz, ycruzando un exiguo y maltratado porche vio un cartel en la puerta. Esforzandola mirada pudo leer bajo el polvo:Vuelvo a primera hora.Sabe Dios para qu.Will Holley.Eden volvi sonriendo al Desert Edge.Y qu hay de la cena? pregunt.Eso mismo estaba pensando yo le contest el viejillo. Aqu noservimos comidas. As pierdo menos.Pero debe haber algn restaurante...Claro que lo hay. sta es una ciudad a la ltima moda. Agit la cabezapor encima del hombro. All, junto al banco, el Oasis Caf.Bob Eden le dio las gracias y sali. Tras los cristales sucios vio el interior delOasis, que dispensaba su dudosa hospitalidad. Un mostrador alto y largo y unespejo empaado de la misma longitud insinuaban que en otros tiemposaquello haba sido realmente un oasis.El joven se encaram a uno de los peligrosamente altos taburetes. A suderecha, demasiado cerca para sentirse cmodo, estaba sentado un hombrevestido con mono y en mangas de camisa; su cara endurecida luca barba de32Earl Derr Biggers El loro chinouna semana. A su izquierda, tambin cerca pero en este caso no lo sufciente,haba una elegante joven con pantalones de montar color caqui y blusa.Un muchacho que pareca un jeque rabe de pelcula acudi a servirle.Leyendo el grasiento men escogi el Oasis Special: Bistec con cebolla, patatasfritas, pan, mantequilla y caf. Ochenta centavos. El jeque marchperezosamente.Mientras esperaba su plato especial, Bob Eden mir a travs del turbioespejo la cara de la chica que estaba a su lado. No estaba mal, a pesar dellamentable aspecto del espejo. El cabello, rubio trigueo, asomaba bajo las alasde un sombrero de feltro; su cutis era de una calidad imposible de obtener enun saln de belleza. Le hizo una sea levantando la ceja izquierda; fue sufcientepara que ella se dedicara con ms ahnco a la ocupacin que la absorba.Su cena lleg; una fuente llena de comida..., pero ningn plato. Mir a susvecinos. Evidentemente, los platos eran un lujo desconocido en el Oasis.Empuando unos deslucidos cubiertos, apart un matorral de cebollas picadasy plant cara a su bistec.La primera impresin es siempre importante, y Bob Eden comprendi enseguida que el antagonista al que se enfrentaba no era modesto ni sumiso. Elbistec le miraba con tal aire de desafo que lo que sucedi a continuacin estabaperfectamente justifcado. Tras luchar un rato sin xito, recurri al jeque.Qu tal estara un cuchillo de acero...? pregunt.Slo hay tres y estn ocupados replic el mozo.Bob Eden reanud la batalla con el ceo fruncido y los msculos en tensin.Apret los dientes, compuso un gesto furibundo, se abalanz sobre el bistec ycort profundamente. Son un chirrido horroroso cuando su cuchillo rasg lafuente, y vio con profundo horror que el bistec se levantaba de su lecho de salsay cebollas alejndose de l. Atraves el mugriento mostrador en un santiamn ysalt a las rodillas de la joven, y de all al suelo.Eden se volvi encontrndose con los azules ojos de la chica, llenos de risa.Oh, lo siento dijo. Estaba convencido de que era un bistec, pero alparecer es un perrillo faldero.Y yo no llevo falda exclam la muchacha mirando sus pantalones demontar. Podr usted perdonarme alguna vez? Tena que haberlo pescado. Locual viene a demostrar... que las mujeres deben ser femeninas.Yo no notara la diferencia respondi Bob Eden, galantemente. Yvolvindose hacia el jeque pidi: Treme algo que sea menos feroz.Qu tal un estofado de ternera...? pregunt el mozo.Que qu tal? repiti Eden. Tremelo y empezaremos otro asalto. Yesta vez no admitir juego sucio. Adems, trae tambin una servilleta para estajoven.Una qu? Una servilleta? No tenemos ninguna. Le traer una toalla.Oh, no..., no, por favor exclam la muchacha. Est bien, est bien.33Earl Derr Biggers El loro chinoEl jeque se fue.De todos modos... la chica se dirigi a Eden. Creo que es msprudente no mezclar en este asunto una toalla del Oasis.Seguramente tiene usted razn convino l. Desde luego, me harcargo de los daos.La joven volvi a sonrer.Nada de eso. Yo tendra que pagarle el bistec. No ha sido culpa suya. Senecesita mucha prctica para poder comer en las procelosas arenas del Oasis.Eden la mir fjamente; su inters creca por momentos.Tiene usted mucha prctica? pregunt.Oh, claro que s. Mi trabajo me suele traer por aqu con frecuencia.Su..., su..., su trabajo?S. Y puesto que su bistec parece habernos presentado, puedo decirle quetrabajo para el cine.Eso es, pens Eden. Hoy da el desierto est lleno de gente del cine.Ah, la he visto yo en alguna pelcula? pregunt.No, ni me ver. Yo no soy actriz. Mi trabajo es mucho ms interesante. Mededico a localizar exteriores.El estofado de ternera lleg; compasivamente, lo haban cortado en trozospequeos con algn instrumento terrible, entre bambalinas.O sea que usted localiza exteriores. Se supone que yo debera saber lo quees eso.Desde luego, debera saberlo. Es precisamente lo que indica la palabra.Yo viajo buscando escenarios. Desde Vandeventer Trail a Pion Flat, desdeSalton Sea a lo alto de los Morongos, siempre buscando algo nuevo, algo quenuestro querido pblico tome por Argelia, Arabia o los mares del Sur.Pues parece muy interesante.Y lo es. Especialmente cuando se quiere esta comarca como yo la quiero.Acaso ha nacido usted aqu?Oh, no. Vine aqu con pap para que le visitaran en el sanatorio deWhitcomb, a cinco millas de aqu, junto al rancho de Madden, hace ya algunosaos. Cuando..., cuando pap me dej y tuve que buscar un trabajo, yo..., perovaya, le estoy contando a usted mi vida.Por qu no? dijo Eden. Las mujeres y los nios siempre confan enm. Debo tener aspecto paternal. Por cierto, este caf es abominable.Verdad que s? asinti ella. Y qu tomar de postre? Hay dospostres, pastel de manzana y nada. Elija usted mismo.Ya lo he hecho replic Bob. Me quedo con nada. Pidi la cuenta.Ahora, si me permite que pague su cena...Nada de eso protest la muchacha.Sin embargo, desde el momento en que mi bistec la ha atacado...34Earl Derr Biggers El loro chinoOlvdelo. Tengo una cuenta de gastos, sabe usted? Si me dice algo ms,pagar su cuenta.Ignorando los mondadientes amablemente ofrecidos por el cajero, BobEden sali con ella a la calle. Era ya de noche y la calle estaba desierta. En lafalsa fachada de un edifcio largo y bajo con costados de plancha metlica, unamodesta y triste hilera de bombillas proclamaba la inminencia de una diversin.Qu hacemos? dijo Bob Eden. Vamos a este cine?Cielos, no. Ya la he visto. Hace diez aos. Dgame, qu ha venido a haceraqu? Tambin la gente confa en m. Habla, forastero. Te quedars muchotiempo?No, y lo lamento replic Eden. Es una historia complicada, algn date la explicar. De momento estoy buscando al director del Eldorado Times.Tengo una carta para l.Will Holley?S. Le conoces?Todo el mundo le conoce. Ven conmigo. Ahora ya debe estar en suofcina.Volvieron a la calle principal. Bob Eden estaba muy contento de llevarconsigo a una muchacha de tan hermosa apariencia. Era la chica ms segura des misma, vivaz y atrevida que haba conocido. Consider que las ciudades deldesierto eran deliciosas.En la ofcina del peridico haba una bombilla encendida que iluminaba lafgura de un hombre inclinado sobre una mquina de escribir. Cuando entraron,Will Holley se levant quitndose la visera verde de la frente. Era un hombrealto y delgado, de unos treinta y cinco aos, prematuramente encanecido y conla mirada inteligente.Hola, Paula! dijo.Hola, Will. Mira lo que he encontrado en el Oasis Caf.Holley sonri.Tenas que ser t dijo. Eres la nica persona que puede encontraralgo interesante en Eldorado. Muchacho, no s quin eres, pero vete antes deque este desierto te tome por su cuenta.Tengo una carta para usted, seor Holley dijo Eden. Y la sac delbolsillo. Es de un viejo amigo suyo... Harry Fladgate.Harry Fladgate murmur Holley. Ley la carta. Una voz del pasadodijo. Un pasado en que ramos dos muchachos, en el viejo Sun de NuevaYork... Aquello era un peridico! call unos momentos con la mirada perdidaen la noche del desierto. Harry dice que ha venido usted aqu por algnasunto aadi.Ah, s contest Eden. Ya se lo contar ms adelante. De momentoquiero alquilar un coche que me lleve al rancho de Madden.Quiere ver a P. J. en persona?35Earl Derr Biggers El loro chinoS, y lo ms pronto posible. Est all, verdad?Holley asinti.S, se supone que est all. De todos modos yo no le he visto. Se dice queel otro da lleg de Barstow en automvil. Esta joven podr decirte ms sobreMadden que yo mismo. Por cierto, vosotros dos os habis encontrado porcasualidad o estabais dando un paseo a la luz de la luna?Bueno, el caso es... sonri Eden. La seorita..., este..., atrajo mi bistechacia ella en el Oasis. Tuve que comunicarle que el infel bistec era mo, pero ellalo encaj perfectamente. Por lo dems, en cuanto a los nombres y todo eso...Comprendo dijo Holley. Seorita Paula Wendell, permtame que lepresente al seor Bob Eden. No hay que olvidar la etiqueta, ni siquiera en estaavanzada del inferno.Muchas gracias, amigo dijo Eden. Nadie me haba hecho jams unfavor tan grande. Y ahora que nos han presentado, seorita Wendell, y que porfn podemos hablar, dime... conoces al seor Madden?Tanto como eso, no. Esta humilde servidora no conoce al gran Madden.Pero hace unos aos mi empresa estuvo rodando una pelcula en su rancho.Tiene una casa extraordinaria con un patio encantador. El otro da nospresentaron un guin muy adecuado para rodarlo en el patio del seorMadden. Le escrib pidindole autorizacin para usarlo, y me contest, desdeSan Francisco, que vena hacia aqu y que le encantara considerar nuestrapeticin. Su carta era muy amable.La muchacha se sent en el borde de la mesa en que trabajaba Holley.Llegu a Eldorado hace dos noches y en seguida fui a casa de Madden.Y..., bueno, pas algo raro..., te interesa orlo?Desde luego le asegur Bob Eden.La verja estaba abierta y entr. Los faros de mi coche iluminaronrepentinamente la puerta del granero, y vi a un viejo encorvado con barbanegra y un bulto a la espalda; indudablemente se trataba de un buscador de oroa la antigua, de los que an se encuentran hoy da en esta comarca desrtica.Fue su expresin lo que me llam la atencin. Se qued deslumbrado ante losfaros como un conejo asustado y a continuacin sali corriendo. Llam a lapuerta del rancho. Esper un buen rato y por fn lleg un hombre plido ynervioso, el secretario de Madden, Thorn, as dijo que se llamaba. Te lo aseguro,estaba todo tembloroso. Le expliqu mi gestin con Madden y se comport muybruscamente. Me dijo claramente que no podra ver al gran P. J. Vuelva de aqua una semana, me repiti varias veces. Intent convencerle, insist, y me dio conla puerta en las narices.O sea que no pudo ver a Madden murmur Bob Eden. Sucedi algoms?Poca cosa. Luego volv a la ciudad. Poco ms all del rancho mis farosiluminaron de nuevo al viejo buscador de oro, pero cuando llegu al sitio en36Earl Derr Biggers El loro chinoque me haba parecido verle, haba desaparecido. No lo busqu..., ms bienaceler. Mi amor por el desierto desciende cuando se hace de noche.Bob Eden encendi un cigarrillo.Te lo agradezco mucho dijo. Seor Holley, ahora tengo que ir alrancho de Madden. Si me indica dnde hay un garaje...Nada de eso replic Holley. En estos momentos fgura entre misposesiones un viejo cacharro que responde al nombre de Horace Greeley, yestoy dispuesto a llevarle.No quisiera apartarle de su trabajo.Oh, no se burle, que me parte el corazn. Mi trabajo! Estoy aqu,intentando hacer un trabajo decente desde hace una eternidad, y ahora llega unforastero y empieza a rerse...Lo siento dijo Eden. Tena que haberlo supuesto, ya vi su cartel en lapuerta.Holley se ri.Pens que sera cinismo de baja estofa. Ahora empiezo a comprender.Pero quin sabe, algunas veces... explic Eden.Salieron juntos de la ofcina y Holley cerr la puerta. La calle, triste ydesierta, se extenda camino de ninguna parte en ambas direcciones. El directordel peridico abarc la soolienta escena con un ademn.Aqu nos tiene dijo. Somos los desterrados del mundo. Claro que eldesierto es grande, y nos gusta... Pero si un mdico te manda al desierto, ya nopuedes ni verlo. Y no me refero tanto al da, cuando el sol calientaamistosamente, como a las noches..., las noches fras y solitarias...Oh, no es para tanto, Will dijo amablemente la muchacha.No, no es para tanto admiti Holley. Y ahora, con la radio y el cine...,noche tras noche me siento en ese cine y a veces, en un noticiario o en unapelcula, veo de nuevo la Quinta Avenida, la Calle Cuarenta y Dos, los coches,los leones que hay ante la biblioteca, las mujeres envueltas en pieles. Pero nuncahe visto Park Row. Los tres caminaron en silencio por la arena. Si mequieres, Paula, hars que se ruede all una pelcula dijo suavemente WillHolley. Un argumento que transcurra en Park Row, con el trfco bajo elferrocarril elevado, los vagones de tren que entran por la parte trasera deledifcio de correos, el Perry's Drug Store y todo aquel centro del mundo. Hazmeuna pelcula con todo eso y la estar viendo hasta quedarme ciego.Ya me gustara dijo la muchacha. En cuanto al trfco bajo elferrocarril elevado, no le des ms vueltas. Lo que interesa es el desierto... losgrandes espacios abiertos lejos de la ciudad.Ya lo s asinti Holley. Ese sentimiento se est extendiendo por elpas desde hace cinco aos, parece una epidemia. Tengo que escribir uneditorial al respecto. Hay un refrn francs que lo explica: Donde no est uno,all est su corazn.37Earl Derr Biggers El loro chinoLa muchacha le tendi la mano.Seor Eden, me despido de usted para pasar una noche magnfca en elDesert Edge Hotel.Pero espero que nos veamos de nuevo se apresur a inquirir Bob Eden. Vamos, me gustarla.Seguramente. Maana me pasar por el rancho de Madden. Tengo sucarta, y esta vez le ver, puedes estar seguro, si est all.Si est all repiti pensativo Bob Eden. Buenas noches. Pero antes deirte, dime: qu te ha parecido mi bistec?Encantador sonri la muchacha.S..., supongo que con uno ya es sufciente. Sea como sea, estoy muysatisfecho de ste.Era un bistec maravilloso afrm Paula. Buenas noches.Will Holley le llev hasta un venerable automvil aparcado delante delhotel.Sube dijo. Es un viaje muy cortito.Espere un momento, tengo que ir a por mi maleta dijo Eden. Entr alhotel y volvi poco despus con su maleta, que puso en el portaequipajes.Horace Greeley est preparado dijo Holley. Corramos hacia el Oeste,joven.Eden subi y el pequeo coche rod por la calle principal.Es usted muy amable dijo el muchacho.Para m es un placer respondi Holley. Sabe usted?, he estadopensando que... El viejo P. J. jams concede entrevistas, pero nunca se sabe; a lomejor consigo convencerle. Esos hombres famosos a veces fojean un pococuando vienen por aqu. Para m sera un gran xito. En Park Row volveran aor hablar de m.Har cuanto pueda para ayudarle prometi Bob Eden.Se lo agradezco mucho replic Will Holley. El halo amarillo de lasfarolas de Eldorado iba perdindose de vista a sus espaldas. Empezaron a subiruna escarpada pendiente que discurra entre dos colinas pequeas: un caosmineral de rocas amontonadas. Bueno pues, lo intentar aadi el director. Pero espero tener ms suerte que la vez anterior.Oh! O sea que ya ha visto a Madden antes de ahora? pregunt Edencon inters.En una sola ocasin cont Holley. Hace doce aos, cuando trabajabaen Nueva York como reportero. Me las arregl para entrar en una casa de juegode la Calle Cuarenta y Cuatro, unas cuantas manzanas al este de Delmonico's.Aquel lugar no gozaba de muy buena reputacin, pero all estaba el gran P. J.Madden, vestido de etiqueta, jugndose los cuartos. Contaban que despus dehaber jugado a la bolsa en Wall Street durante todo el da no poda abandonar eljuego y acuda cada noche a aquella casa a jugar a la ruleta.38Earl Derr Biggers El loro chinoY usted intent entrevistarle?En efecto. Yo era un muchacho atrevido y con nervio. Por aquel entoncesMadden estaba metido en negocios de ferrocarriles, y decid interrogarle alrespecto. En una pausa del juego consegu acercarme a l y le dije que yo eraperiodista..., y ya no pude decir ms. Vyase al inferno!, rugi. Ya sabe quenunca concedo entrevistas. Holley se ech a rer. Tal fue mi primera ynica entrevista con P. J. Madden. Los antecedentes no son muyesperanzadores, pero intentar conseguir esta vez lo que no logr aquella otranoche, en la Calle Cuarenta y Cuatro.Llegaron a lo alto de la pendiente dejando a sus espaldas las colinasrocosas; parecan haber sido el mastodntico umbral de un mundo nuevo yextrao. Entre el brillo plateado de las estrellas ascendi una fna rodaja deluna, y a su luz vieron el gran desierto grisceo, solitario y misterioso.39Earl Derr Biggers El loro chino5. El rancho de MaddenWill Holley condujo cuidadosamente su coche por entre las rocas quebordeaban el camino. Ve con cuidado, Horace, murmur. Estaban en unapista del desierto, la carretera se limitaba a dos profundos surcos entre loscactos y las piedras. Un conejo qued deslumbrado por los faros, inmvil porunos instantes en medio del camino; un segundo despus desapareci.Bob Eden vio algunas palmeras tras una cerca de alambre espinoso ydetrs, entre los rboles, la luz de una ventana solitaria.Eso es el rancho Alfalfa explic Will Holley.En nombre del cielo, a qu viene aqu la gente? pregunt Eden.Algunos lo hacen porque no pueden vivir en otro sitio contest eldirector. Por lo dems, bueno, no es un mal sitio para un rancho. Haymanzanas, limones, peras...Pero, y el agua?Esto es un desierto solamente porque pocas personas se toman lamolestia de buscar el agua. Ahondando un poco, tropiezas con ella. Algunostienen que profundizar hasta cincuenta metros; Madden no tuvo que excavarms que ocho. Pero esto forma parte de la buena suerte de Madden. Su ranchoest sobre un ro subterrneo.Pasaron junto a otra cerca; sobre el portn haba inscripciones y banderas,amarillentas a la luz de la luna.No me diga que aqu hay una urbanizacin dijo Eden.Date City inform Holley rindose. Aqu en California lasurbanizaciones se encuentran por todas partes, como la pobreza. Si fuera ciertotodo lo que se cuenta, Date City sera el lugar ms prspero del mundo. Aqutodava no vive nadie, pero, quin sabe? Somos una comunidad encrecimiento... Vea mi editorial al respecto en el nmero de la semana pasada.El coche sigui adelante. Bailaba bastante, pero Holley aferraba con frmezael volante. Aqu y all unos arbolillos tendan sus esculidas ramas negras comosi quisieran apoderarse de los viajeros nocturnos; en la gris vastedad soplabaconstantemente un viento glido, cortante y spero. Bob Eden se levant elcuello del abrigo.No puedo evitar el recuerdo de aquella vieja cancin dijo Eden. Yasabe, el hroe que promete amar a no s quin hasta que se enfren las arenasdel desierto.40Earl Derr Biggers El loro chinoComo promesa es poca cosa coment Holley. O era un cuentista onunca haba estado de noche en el desierto. Pero, escuche, es la primera vezque viene por aqu? Qu clase de californiano es usted?Soy de la rama del Golden Gate sonri Eden. S, es cierto, es laprimera vez que vengo aqu. Me han dicho que me perda algo importante si nove