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kalakorikos, 2013, 18, p. 37-57 biblid 1137-0572(2013)18p.37-57 – 37 – kalakorikos, 2013, 18, p. 37-57 issn 1137-0572 Breves notas sobre los mudéjares de Calahorra en la Baja Edad Media Brief notes on the mudejar of Calahorra in the Late Midle Ages por Pedro Pérez Carazo* Resumen Breves notas para conocer a los musulmanes que se quedaron en la ciudad de Calahorra después de su conquista por los pamploneses en el año 1045: la rápida conversión al cristianismo de la mayoría de ellos, sus nombres, sus dedicaciones profesionales, la huella que su presencia dejó en el léxico, la toponimia, hasta su obligada desaparición a comienzos del siglo XVI. Palabras clave: Mudéjares, profesiones, Calahorra, moriscos, Baja Edad Media. Abstract Brief notes for the Muslims who remained in the city of Calahorra after its conquest by the Pamplona in 1045: the rapid conversion to Christianity of most of them, their names, their professional dedication, the imprint its presence left in the lexicon, place names, until his forced disappearance in the early sixteenth century. Key words: Mudéjares, professions, Calahorra, moorish, Low Middle Ages. * Doctor en Geografía e Historia. IES Escultor Daniel de Logroño. E-mail: [email protected]

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Page 1: Breves notas sobre los mudéjares de Calahorra en la Baja Edad … · 2014-03-12 · 12. Cervera Fras, M.J. El nombre propio árabe medieval. Sus elementos, forma y significado p

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Breves notas sobre los mudéjares de Calahorra en la Baja Edad Media

Brief notes on the mudejar of Calahorra in the Late Midle Ages

por

Pedro Pérez Carazo*

ResumenBreves notas para conocer a los musulmanes que se quedaron en la ciudad de Calahorra después de su conquista por los pamploneses en el año 1045: la rápida conversión al cristianismo de la mayoría de ellos, sus nombres, sus dedicaciones profesionales, la huella que su presencia dejó en el léxico, la toponimia, hasta su obligada desaparición a comienzos del siglo XVI.

Palabras clave: Mudéjares, profesiones, Calahorra, moriscos, Baja Edad Media.

AbstractBrief notes for the Muslims who remained in the city of Calahorra after its conquest by the Pamplona in 1045: the rapid conversion to Christianity of most of them, their names, their professional dedication, the imprint its presence left in the lexicon, place names, until his forced disappearance in the early sixteenth century.

Key words: Mudéjares, professions, Calahorra, moorish, Low Middle Ages.

* Doctor en Geografía e Historia. IES Escultor Daniel de Logroño. E-mail: [email protected]

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Introducción

Desde la Alta Edad Media, los vecinos de la ciudad de Calahorra estaban integrados en tres comunidades religiosas perfectamente diferenciadas entre sí: la judía, la musulmana y la cris-tiana, la más numerosa e importante, cuyos miembros estaban organizados políticamente en un concejo, ya desde la segunda mitad del siglo XI, pues, sólo los cristianos podían acceder al ejercicio de las magistraturas concejiles1.

En los reinos cristianos peninsulares, durante la Edad Media, la raza y la religión eran los factores que diferenciaban socialmente a las personas, lo que se traducía en que, tanto los judíos como los musulmanes, vivían sometidos políticamente a las autoridades cristianas; a unos y otros se les impedía desempeñar cargos públicos con autoridad sobre cristianos; y también se hacía recaer sobre ellos un trato fiscal más duro que el de éstos. Además, siempre estuvieron segregados de la vida social de las villas y ciudades de la Corona de Castilla, parti-cipando de una cultura diferente a la de los cristianos; poseyendo una organización política, religiosa y jurídica específica, al margen e independiente de la de éstos en otros muchos aspectos; y con instituciones de gobierno que funcionan de forma autónoma respecto al concejo, y jueces, fiestas religiosas, costumbres y ritos específicos2.

1. La población mudéjar

No sabemos cuántos mudéjares vivían en la ciudad, pero sí que en la documentación fiscal del siglo XV no figuraba específicamente una aljama musulmana de Calahorra como enti-dad fiscal individualizada, y sí las había en otras villas de la Rioja Baja, como Cornago –con Villaseca–, Cervera del Río Alhama, Aguilar del Río Alhama, Préjano, Herce y Arnedo, por lo que podríamos deducir que el número de musulmanes que vivían en Calahorra en la Baja Edad Media era menor que el de estas aljamas. Tampoco en los repartimientos del «servicio y medio servicio» que se realizaron para los años 1463, 1464 y 1501; ni en los del «servicio de los castellanos de oro», de 1495, 1496, 1498, 1500 y 15013.

La integración en la comunidad cristiana de buena parte de la población musulmana que permaneció en Calahorra tras la conquista de la ciudad por los navarros, en 1045, y, sobre todo, la de sus hijos y sus nietos, parece que se realizó en poco tiempo; y el porcentaje de la misma que permaneció en la ciudad tras la conquista podría rondar el 25%.

La segunda generación, es decir, los hijos de los musulmanes que se quedaron, aunque conservaron el patronímico árabe, ya habían puesto a sus hijos el nombre de pila cristiano. En el siglo XII, y sin ser exhaustivos, tenemos documentados varios convertidos ya al cristianis-

1. La primera mención documental es del año 1062, fecha en la que «omni concilio Calagurritense, sciente et audiente» aparece testificando en un diploma del infante Ramiro. Ubieto Arteta, A. Cartulario de Albelda, doc. 44.

2. García De Cortázar, J.A. y Ruiz Aguirre, J.A. La sociedad rural en la España Medieval, p. 151.

3. Cantera Montenegro, E. Los mudéjares en el marco de la sociedad riojana bajomedieval, p. 23-26.

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mo, como los Abdelkerim, Alcherim o Alquirin4; los de Ben Cafla5, y otros, como los Zulema6, los Maruan o Marguan7, etc…; y, para finales del siglo XIII, serían pocos quienes llevasen aún nombres de pila o patronímicos árabes, aunque algunos muy significativos, como los Zahed8, que ocuparon importantes cargos en el concejo calagurritano, o los Gualid, documentados ya desde el siglo XII en el barrio de San Andrés, y vinculados a los Gazali9.

2. Onomástica

Hay que tener en cuenta que sus nombres se nos han transmitido en documentos confec-cionados por escribas cristianos que no hablaban ni escribían árabe, y a los que resultaba muy difícil fijarlos con precisión, pues los escribieron empleando el alfabeto latino; y que es, pues, la misma dificultad que se nos plantea a nosotros ahora, pues éste es nuestro alfabeto. Por otra parte, sabemos que empleaban los mismos nombres –tanto los hombres como las mujeres– que los mudéjares de las aljamas de Haro, Cervera del Río Alhama, Arnedo, Herce, o Tudela10; y también que, algunos de ellos, como el de Yuçé o Yuçe, son utilizados también por los judíos11.

En general, en las aljamas mudéjares de la región, los más frecuentes fueron los que llevaron los primeros personajes del Islam. Los hombres, especialmente, el de Mahoma; y,

4. Rodríguez R. de Lama, I. Colección diplomática medieval de La Rioja (en adelante CDMR), v. 2, doc. 44 (1098), doc. 84 [1125-1148], doc. 123 (1139). Muy posiblemente, de ‘Abd al karīm, «siervo del generoso», que es un nombre islámico compuesto. Terés Sádaba, E. Antroponimia hispanoárabe reflejada por las fuentes latino-romances (parte 2ª), p. 28.

5. «et alia parte los de Ben Cafla». CDMR, II, 222. a. [1165, circa].

6. «et alia vinea que laxavit don Ciprian pro sua anima, que fuit de Iohannes Sanx, et est circa vinea de Sanx Fortunions; et debet illam tenere suo germano Dominico Zulema in vita sua; et faciat inde pro eius anima et, post dies eius, sit de Sancta Maria perpetuo iure». CDMR, II, 84 [1125-1148]. De Sulaymān, nombre bíblico utilizado en todas las ápocas y áreas por los musulmanes. Terés Sádaba, E. Antroponimia …, (2ª parte), p. 17.

7. «De laicis, sunt testes: Iohannes Martin Minor, Sanctius Lopeç, Fortunechones de Odimia, Michael Calema, Dominico, fi de Pasqual de Maruan». CDMR, II, 145 (1147). De marwān, un antiguo nombre árabe de etimología oscura, atestiguado en la documentación medieval hispánica, por haber sido frecuente en la familia omeya. Terés Sádaba, E. Antroponimia…, (parte final), p. 25-26.

8. Adjetivo sa’īd, que significa feliz. Es usado profusamente en todas las épocas y áreas y reflejado en la documentación hispánica. En la documentación medieval calagurritana aparece con numerosas variantes: Çayd, Çaet, Çahéyz... Terés Sádaba, E. Antroponimia … (2ª parte), p. 14.

9. Del árabe walīd, «nacido», muy utilizado también, con y sin artículo. Terés Sádaba, E. Antroponimia … (parte final), p. 33. En el barrio de San Andrés, está documentada una casa de «Iohannis Gualid». CDMR, II, 46 (1100); en la segunda mitad del siglo XII: «Et alia pieza Denantevilla, a limite de Iohannes Fortun, neto de Dominico Petro, que misit Gazali, per nomine sua tia de Gualit». CDMR, IV, 548; a comienzos del siglo XIII, «Iohanne gener Iohannis Gualit, Sancio, filio Petro Çahet». CDMR, IV, 546 ; y, en 1320, «Pero Gualid». ASA, sig. 59.

10. Además, aunque existía en la Baja Edad Media la prohibición de que los mudéjares llevasen nombres cristianos, éstos ya los utilizaban con asiduidad en la segunda mitad del siglo XV. Pérez Carazo, P. Santa María de Herce y su abadengo en la Edad Media, p. 528-532.

11. Cuando el 27 de enero de 1356, Mahoma Navarrero y Marién, su mujer, vecinos de Calahorra, cambian con los abades de las iglesias de San Andrés y de Santiago de dicha ciudad, una viña suya en la Yasa, indican que esta propiedad tiene por linderos a Elvira Mómez, de dos partes, y a Sancho Fernández de Jubera y a Yuçé, carpintero. Este último personaje no sabemos si es mudéjar o judío, puesto que en las dos comunidades hay individuos con idéntico nombre. Archivo Parroquial de la Iglesia de San Andrés de Calahorra, sig. 175 (en adelante ASA).

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las mujeres, los de Fātţima, que fue una de sus cuatro hijas, Marién, o Axa, es decir, los de las mujeres de su familia. Hay que indicar que, a veces, cambiaban intencionadamente dichos nombres para preservar el nombre del Profeta de posibles insultos proferidos contra el musul-mán que lo llevaba12. Y nombres de la misma raíz, como Ahmad y Hammād, que, romanceados, serían el de Hammet Alfaquí, vecino de Calahorra en 1374; y muy habitual también entre los mudéjares de las aljamas vecinas, como la de la villa de Herce13.

Otras veces empleaban nombres bíblicos y coránicos como Ibrāhīm, empleado habitual-mente también por los judíos –en honor del patriarca Abraham–, que, para ellos era el padre de la nación judía. En 1453, eran vecinos de Calahorra Ybrahen, moro, e Ybrrahel, moro14.

En 1336 y 1338, entre los vecinos de Calahorra, están documentados Ybrahem, moro, y su hijo Muça. Este nombre que se correspondería con el de Moisés o su variante Mūsà, también bíblico. En la aljama de Herce están documentados varios mudéjares llamados Muçé, que sería el mismo nombre15; y, en 1383, en Calahorra, Muça, moro ferrero16.

En 1338, también Mahoma, hijo de Ahiá o Ahia, éste sería el resultado –posiblemente– de haber romanceado el nombre árabe de Yahya: «el que vivirá»17; en 1374, Marién, fija de Hahia, mora18; y, quizás, se corresponda con este mismo nombre el del moro Abia, documentado en la ciudad, en 138719.

En 1356, Avdellá, que es de uso corriente en las aljamas mudéjares de la región, pues gozaban de prestigio los nombres teóforos, compuestos por ‘abd: siervo, como ‘Abd Allāh, o «siervo de Dios»20.

En 1374, además del antedicho Hammet Alfaquí, Marién, hija de Hahia, mora, mujer de Celý, moro; y Lope, alguacil moro, yerno de Fe, moros21. El nombre de Celý, sería, romanceado, el de Salīm, muy utilizado por los musulmanes en la Península Ibérica desde el primer mo-mento, y que se traduciría como «seguro, entero, tranquilo»; y Lope, sería nombre romance: «Lopp», «Lubb», o «Lobo», muy utilizado ya por los mozárabes en la Alta Edad Media. En

12. Cervera Fras, M.J. El nombre propio árabe medieval. Sus elementos, forma y significado, p. 229-230. Así, está documentados: Machomad Ezmay, Machomad del Regajo, Mahome del Maxuelo; y Axa y Axe, entre los mudéjares de la aljama de la villa de Herce que son vasallos de la abadesa del monasterio de Santa María de Herce. Pérez Carazo, P. Santa María de Herce…; Pérez Carazo, P. Colección diplomática medieval de Santa María de Herce y su abadengo en la Edad Media, 87 (1419), 95 (1422) (en adelante CDH).

13. Este elativo: «más loable», es frecuentísimo en la onomástica árabe musulmana de todas las zonas y épocas, y se encuentra atestiguado ampliamente en la documentación hispánica, donde exhibe tres variantes: Ahmat, Ahamet, Ahmet; Hamet, Hamete, Hamed; Azmet, Açmet. Terés Sádaba, E. Antroponimia …, p. 166.

14. Sáinz Ripa, E. y Ortega López, A. Documentación Calagurritana del siglo XV. Archivo Catedral, 63 (en adelante DCAC XV).

15. Son Muçé Abón Mandil, Muçé Guadix, Muçé de Quel y Muçé de los Quenones, miembros de la aljama mudéjar de Herce y vecinos de la villa. CDH, 95 (1422), 98 (1422), 109 (1426), 139 (1455).

16. ASA., sig. 195. 2.

17. ASA., sig. 140.

18. «Marién, fija de Hahia, mora, muger que so de Celý, moro, mi marido, vezinos de la çibdat de Calahorra». DCAC XIV, II, 356 ter. (1374).

19. «en el un parral de los Terreros, que fue de Abia, moro, en cada un año». Sáinz Ripa, E. y Hernáez Iruzubieta, V. Documentación calagurritana del siglo XIV. Archivo Catedral, II, 384 (en adelante DCAC XIV).

20. Cervera Fras, M.J. El nombre propio…, p. 230.

21. DCAC XIV, II, 356-ter (1374).

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cuanto al cargo que desempeña éste, sabemos que en la Baja Edad Media en algunas comuni-dades mudéjares de la región, como en la de Cervera del Río Alhama, al jefe de la aljama se le denominaba «alguacil», con este significado. Así, en 1422, está documentado «don Mahoma, alguasil de los moros de Çervera»22.

En 1343, Lope Garçía de He23; y, en 1456, Yuçé, moro24; Abotay, moro, tratante, en 1380. El nombre de este último, estaría compuesto de la palabra «ab», en su forma regente «abū», que significa «padre» y taŷit, un nombre bereber25. En 1312, Farach el Orçero26 y en 1340, Farach27. En este caso, se trataría, posiblemente, del antropónimo árabe Faraŷ, que indica «alivio, consuelo», utilizado con mucha frecuencia por los mudéjares hispanos y que presen-ta las variantes: «Farax» «Farage»; y otras. En 1400 y 1401, Çalema, orcero28. Este nombre, Salama, es propio de la antigua onomástica árabe, de etimología dudosa, y se halla bastante documentado en al-Andalus29.

3. Residencia

No sabemos tampoco si, en la Baja Edad Media, los mudéjares vivían apartados, segregados, de la población cristiana en una morería. Las referencias documentales nos indican que vi-vían en la parte alta de la ciudad, en el Barrio de San Andrés y en el del Castillo, desde los primeros tiempos de la ocupación cristiana de la ciudad30; y, los mudéjares que se dedicaban a la alfarería –o la mayor parte de ellos–, en la Puerta de Arnedo, donde tenían sus orcerías.

La mayoría de los vecinos de la ciudad que llevaban romanceados esos patronímicos de origen árabe ya como cristianos, en los siglos XII, XIII y XIV, están asentados, o son propie-tarios de casas, en el Barrio de San Andrés de Calahorra, también llamado Barrio de Suso. Es probable, pues, que fuese en ese espacio –en la zona alta de la ciudad– donde estuviese el primitivo hisn musulmán; y que éstos Karim, Gazali, Gualid, Zulema, Çurraque, etc…, fuesen

22. En 1422 y 1423, en Cervera del Río Alhama, tomaba juramento a los mudéjares de la villa de Herce que se habían refugiado allí y que aceptaban a doña Isabel Enríquez, mujer del Señor de los Cameros, don Juan Ramírez de Arellano II, como arbitresa en el pleito que los enfrentaba a sus señoras, las bernardas del monasterio de Santa María de la villa de Herce. Otros huyeron a la vecina villa de Arnedo. CDH, 97, 98, 99, 100 (1422), 103 (1423).

23. DCAC XIV, II, 283 (1343).

24. ASA, sig. 279.

25. También aparece con la variante «takīt». Terés Sádaba, E. Antroponimia …, p. 152.

26. DCAC XIV, I, 49 (1312).

27. «[Fol. 1r.] Resta que deve Farach, por tres onças dagoa rosada, I. maravedí; e Ia. redoma, II. [maravedís, e]». ASA. Restos de un cuadernillo de … hojas de papel, de 190 mm. x 140 mm., aprox. Con abundantes e importantes faltas de papel que dificultan mucho la lectura de los textos.

28. Libro de las kalendas, aniversarios y trentenarios de las iglesias de Santiago y de San Andrés de Calahorra de los años 1400 y 1401. Con algunas anotaciones sobre rentas de las heredades que tienen estas iglesias del año siguiente. ASA. Cuadernillo de 12 hojas de papel, de 310 x 220 mm., aprox. Con algunas rotos, faltas de papel y zonas borrosas que dificultan la lectura del texto del doc. Están en blanco los fols. 2v. y 10v.; y han cortado los que hubieran sido los fols. 7r. y 7v.

29. También aparece con las variantes Zalema y Zalama. Terés Sádaba, E. Antroponimia ...(2ª parte), p. 15.

30. En 1095, María, hija de Alcambiel, y su marido Sancio Babile, vendían a Bernardus Petrus, archidiácono de la catedral, «casas nostras propias quod abuimus de parentibus nostris in loco que dicitur Barrio de Sancti Andres». CDMR, II, 42.

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los descendientes de los musulmanes que con los mismos apelativos vivieron en la ciudad hasta 1045; y que continuasen viviendo en el mismo espacio en que lo hicieron sus antepa-sados musulmanes31.

En el siglo XIV, otra noticia nos confirmaría esta localización. El 27 de enero de enero de 1356, Mahoma Navarrero y Marién, su mujer, vecinos de Calahorra, entregaron a los abades de las iglesias parroquiales de San Andrés y Santiago de dicha ciudad una viña en la Yasa a cambio de unas casas situadas en el barrio de la Puerta del Castillo, indicando que alindaban con «la mezquita, e nietos de Lope Gil e la cal»32. Estaba situada, pues, en la misma zona, en parte alta de la ciudad, en el recinto de la primitiva acrópolis altoimperial, en el actual Rasillo de San Francisco, denominado por la documentación latina «castella calagurritano». Este edificio religioso de la comunidad musulmana consistiría en un pequeño oratorio y res-pondería a la realidad de la población mudéjar que vivía en la ciudad en el siglo XIV, que era minoritaria con respecto a la judía y, sobre todo, a la cristiana, no a la de la Alta Edad Media, cuando Calahorra estaba bajo dominio político musulmán, y la población musulmana en la ciudad era mayoritaria33.

Asimismo, hay referencias documentales que confirman la misma localización en la se-gunda mitad del siglo XV. El 18 de agosto de 1453, en el testamento de Juan Gómez de Enciso, notario apostólico, como aledaños de una huerta en el Torillo y de un parral en las Ribuelas, aparecían «la Carrera que va a San Lázaro e la Cuesta de Mahoma, orçero, vezino desta çib-dat»; además, le dejaba a su ama, Juana Pérez, por su servicio, su casa de la Plaza, en la que vivió, «o la que fue del moro», la que ella prefiriese; a Rodrigo, su hijo legítimo y legitimado, le dejaba sus casas «que fueron de Ybraen, moro, que son en la Colaçión de Varrio Suso desta çibdat; que han por alladaños: casas de la muger de Mahoma, orçero»; y a Diego de Castro, su sobrino, le dejaba un corral y una casa en la misma zona del castillo34.

Quizás, la mayoría de los mudéjares de las ciudades del Valle del Ebro, como Logroño, Miranda de Ebro y Calahorra, buscasen amparo tras la conquista de la región por los cristianos en las vecinas comarcas aragonesas de Tudela, Calatayud y Daroca, cuyos fueros, otorgados en la primera mitad del siglo XII, contenían disposiciones más favorables a sus intereses que los de éstas, en los que casi ni se les menciona, como apuntaba el profesor Miguel Ángel La-dero Quesada35; y también es muy posible que se asentaran en villas y lugares de jurisdicción señorial por el mismo motivo: buscando una protección más directa y efectiva que la que les podía ofrecer la Corona. En el entorno de la ciudad de Calahorra: el monasterio cisterciense de

31. Sáenz De Haro, T. islámica (siglos VIII-XI): notas sobre la organización de los espacios urbano y rural, p. 119-122.

32. ASA, sig. 175.

33. Sáenz De Haro, T. Calahorra islámica …, p. 126-127, y 131.

34. « E á por alledaños: el huerto de Ribillas, de la una parte, la Carrera Real e, de la otra parte, la carrera que va a Sant Lázaro e de Cuesta de Mahoma, orçero, vezino desta çibdat; …. e la casa mía de la Plaza, en que moré, la que fue de Gonçalo Ferrández de Metauten, o la que fue del moro, qual ella más quisiere. …Item, mando al dicho Rodrigo, mi fijo legítimo e legitimado, las mis casas que fueron de Ybrahen, moro, que son en la Colaçión de Varrio Suso desta çibdat; que han por alledaños: casas de la muger de Mahoma, orçero, e, de la otra, casas de Gonçalo Sánchez, sastre… Ytem, mando al dicho Diego de Castro, mi sobrino, el corral y casa que fue de Françés en el Algafel; que há por aladaños: Ybrrahel, moro, e Joan Martínes, carniçero». DCAC XV, 63.

35. Ladero Quesada, M. Á. Los mudéjares de Castilla en la Baja Edad Media, p. 356-357.

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Santa María de Herce a la importante aljama mudéjar de dicha villa, los Fernández de Velasco a la de su villa de Arnedo, los Luna a la de Cornago, los Ramírez de Arellano y Señores de los Cameros, a las de Cervera del Río Alhama, Aguilar del Río Alhama e Inestrillas36.

4. La dedicación profesional de los mudéjares de Calahorra

Las informaciones sobre las actividades económicas de los mudéjares calagurritanos en los siglos XIV y XV son muy escasas. En general, aparecen dedicados a distintas ramas del co-mercio y la artesanía, como los de las aljamas de Arnedo y Herce. El 21 de agosto de 1380, Lope Gil, racionero de la catedral de Calahorra, dejaba a su cabildo en su testamento, para la celebración de su aniversario y de dos calendas perpetuas en la catedral, además de otros bienes, los solares de los hornos de la Orcería que compró al moro Abotay, situados en la Puerta de Arnedo37. Y hay otras citas de mudéjares calagurritanos orceros: el 31 de enero de 1312, Sancha González, viuda de García Ruiz, caballero, vendía dos corrales en Calahorra, en las Orcerías, en la Puerta de Arnedo, lindando, por una parte, con «Farach el Orçero», a Roy González, compañero en la catedral de Calahorra,38. El 4 de septiembre de 1401, tomaba a renta el moro Çalema a las iglesias parroquiales de San Andrés y Santiago el Horno de la Pesquera –que sería, muy posiblemente, un horno de alfarero–, por tres años, por ocho maravedís de moneda vieja al año39.

El 26 de febrero de 1314, Roy Gonçáles, sobrino del chantre de la catedral de Calahorra Juan Gonçáles, cambiaba con Farache el Orçero unos corrales en el mismo lugar de la ciudad de Calahorra, en la Puerta de Arnedo, por una viña en Çapata que le entregaba a cambio el antedicho Farache; y figuraba como testigo, entre otros, «Mahomat, çapatero40». Otro mudé-jar, pues, dedicado profesionalmente a la artesanía en Calahorra. Como «Muça, moro ferrero, vesinos de Calahorra», que figuraba como testigo, entre otros cristianos, el 20 de octubre de 1383, en una carta de donación de Simón Pérez, abad de la iglesia de San Andrés de Calahorra 41.

En 1494, los mudéjares que se dedicaban profesionalmente a la alfarería continuaban viviendo en el Barrio de las Orcerías o barrio de la Puerta de Arnedo, pues en las pesquisas que las autoridades concejiles llevaban a cabo sobre ciertas peleas entre vecinos de Calaho-

36. Cantera Montenegro, E. Los mudéjares… , p. 26-28.

37. «et más de los solares de los fornos de la orcería que compré de Abotay, moro çarragero, et de su muger, saliente de la Puerta de Arnedo; que han aledaños: la carrera pública et el camino que fazen entre la Cava y el dicho solar, et el otro solar de la eglesia sobredicha de fornos de orcería que está a sulco del mío». DCAC XIV, II, 372 (1380).

38. DCAC XIV, I, 49 (1312).

39. «este día, rentó Çalema, orcero, el Forno de la Pexquera, de las eglesias, por tres años; cada año que dé e pague al día de Sant Martín VII. maravedís de moneda vieja. Testigos: Martín Çuria, clérigo, e Johan Martínez Lambilla». ASA. Libro de las kalendas, aniversarios y trentenarios de las iglesias de Santiago y de San Andrés de Calahorra de los años 1400 y 1401. Con algunas anotaciones sobre rentas de las heredades que tienen estas iglesias del año siguiente. Cuadernillo de 12 hojas de papel, de 310 x 220 mm., aprox. (A), con algunas rotos, faltas de papel y zonas borrosas que dificultan la lectura del texto del doc. , están en blanco los fols. 2v. y 10v. y han cortado los que hubieran sido los fols 7r. y 7v.

40. DCAC XIV, I, 59 (1314).

41. ASA, sig. 195. 2.

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rra, se dice que los gritos de varios implicados en las mismas habían despertado a los moros de las orcerías42.

Figura 1. Entronque de la cuesta del Postigo con la plaza R. Amatriaín donde estuvo la Puerta de Arnedo y acceso al barrio de las Orcerías.

Así, pues, parece que entre los mudéjares calagurritanos la dedicación a la alfarería, al oficio de trabajar el barro fue mayoritaria, como en las comunidades mudéjares de la Corona de Castilla y de la Corona de Aragón43. Y las aljamas mudéjares de Haro, Bañares y Herce go-zaron de un auténtico monopolio en esta actividad, al menos en el siglo XV44. La mayor parte de los hornos y los obradores donde trabajaban el barro, estaban situados, pues, a las afueras de la ciudad, en el denominado barrio de las Orcerías45, en la Puerta de Arnedo.

42. «Y respondió ella: ¡ay, pacadora, que se me ha inchido la casa de gente y non sé quiénes se son! Y que le dixieron que callase, que non era nada. E, a las bozes que dava, que se levantaron los moros de las Orcerías y que le dixeron: ¿qué voz era?; e que les respondió cómo se la avía inchado la casa de gente e que non sabía quiénes eran; y de aý se volvieron este testigo e su conpañero a la yglesia y que çerraron la puerta. E que non sabe más nada deste». DCAC XV, 216.

43. Ledesma Rubio, M. L. Los mudéjares en Aragón, p. 21; Ladero Quesada, M. Á. Los mudéjares …, p. 222. Para las localidades como Haro, Logroño, Navarrete, etc., pertenecientes a la actual Comunidad Autónoma de La Rioja, véase Martínez Glera, E. La alfarería en La Rioja (desde el siglo XVI al siglo XX), p. 33-37.

44. Cantera Montenegro, E. Los mudéjares…, p. 11-15.

45. Hay otra referencia genérica a Las Orcerías de la ciudad de Calahorra, pero, supongo, que se refiere a las de ese mismo lugar. El 27 de junio de 1495, el deán y el cabildo de la catedral «mandaron que Gonçalo Sáenz, abbad, que çierto

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Pero también alquilaban otros hornos, como el que poseían los clérigos de las iglesias parroquiales de Santiago y San Andrés en la Pesquera, topónimo que hace referencia a una presa, y que supongo muy útil para realizar dicha actividad, que precisa de gran cantidad de agua; y, supongo también, que lo alquilaban, o no, de manera más o menos permanente, en función del volumen de trabajo que tuvieran que realizar en unos años concretos. Parece, también, que a una unidad de medida de líquidos que se utilizaba habitualmente en la ciudad de Calahorra en la Baja Edad Media, al menos popularmente, se la conocía como el «orzo» o la «orza»46, sin que sepamos cuál era la capacidad de la misma47.

5. Arrendadores de tierras y otros bienes

Otras veces arriendan diversas propiedades a los cabildos de clérigos de las iglesias parro-quiales de la ciudad, o al de la catedral de Santa María. Unas veces, un huerto. Así, el 13 de septiembre de 1338, «Ybrahem, çarragero, moro», tomaba en arriendo vitalicio de las iglesias de San Andrés y Santiago de Calahorra un huerto en el Terrero, por 130 maravedís de renta anual, con varias condiciones; y figuraban de testigos, entre otros cristianos «Muça, fijo del dicho Ybrahem, e Mahoma, fi de Ahia»48. Otras veces, una viña. El 11 de noviembre de 1354, «Ybraým, moro orçero, vezino de Calahorra, tomo a renta de vos, los clérigos de Sant Andrés et de Santiago, una viña en la Torreziella» con las condiciones acostumbradas por el obis-pado49; y una pieza en el Molín de Royal, término de esta ciudad, por ochenta maravedís al año50. En los dos casos, parece, que los clérigos las arrendaban con las mismas condiciones que cuando eran vecinos cristianos a quienes se las arrendaban: pago de diezmos, etc..; y que estos vecinos mudéjares de Calahorra tenían la fortuna suficiente como para garantizar a los clérigos el cobro íntegro de la renta estipulada en el contrato.

En lo concerniente a los diezmos, debían pagarlos a la Iglesia de sus heredades propias, exactamente igual que los cristianos51; de las heredades que arrendaban a los cristianos, tam-

solar cabe las orçerías, a una con los regidores de la çibdad de Calahorra, ge lo den a Juan de Herrera, por le azer bien e merced, etcétera». DCAC XV, 217.

46. «Este es el mosto de la primiçia. Johan Pérez, carpentero, un orzo; la de Martín Gastón dos orzas; el yerno de Gonçalo Martínes Ferrero, tres orzas». La mención es muy escueta y no sabemos cuál era su capacidad. En ASA, sig. 193. 2., en el Cuaderno de Juan Rodríguez, primiciero de la iglesia parroquial de Santiago de Calahorra; de la primicia que le corresponde a la colación del barrio de Arriba de esta ciudad, año 1374.

47. Cantera Montenegro, E. Los mudéjares…, p. 30. Explica la etimología de la palabra orcero. La definición de los vocablos orza y olla, así como diferentes tipologías de las mismas en La Rioja pueden verse en Martínez Glera, E. La alfarería…, p. 151, para el vocabulario; y p. 291-306, 312, 315, 317, etc., para tipologías de diversos ejemplares de orzas y de ollas.

48. ASA, sig. 140.

49. ASA, sig. 168. 8.

50. ASA, sig. 168. 9.

51. «E porque el diezmo es debdo que devemos dar a nuestro señor, ninguno non se puede excusar de non lo dar, ca, si los moros e los judíos e los gentiles que son en otras leyes e que non han coñosçençia de la verdadera fe dan los diezmos derechamente segúnd los mandamientos de su ley, mucho más lo devemos dar complidamientre e sin engaño [los] que somos fijos verdaderos de Santa Eglesia; e estos quiso nuestro señor como pora las cruzes, pora calçes, pora vestimenta e pora sostenimientos de los obispos que predican la fe, e pora los otros clérigos por quien son dados los sacramentos de la christiandat». DCAC XIV, I, 26 (1304).

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bién; aunque solía especificarse en los contratos de arrendamiento si debían pagarlos, o no, y a qué plazos52, igual que se hacía cuando los arrendadores eran judíos o cristianos.

En ocasiones, casas y otros inmuebles en la ciudad, pues, el moro Ybraym, que era orcero, tenía arrendadas otras casas en el barrio de las Orcerías, en la Puerta de Arnedo, ya que, el 18 de agosto de 1353, en el testamento de Juan Martínez de Tafalla, deán de Calahorra, éste indicaba que: «las cassas de la Puerta de Arnedo, que la que está en faz en la Puerta de Arnedo, assý como las tiene el moro Ybraym, que sean sienpre»53.

En otras ocasiones, aparecen en la documentación como propietarios de diversos bienes muebles o inmuebles. Así, el 22 de agosto de 1374, Marién, hija de Hahia, mora, mujer de Celý, moro, vendía un parral en el Espeñadero a Martín Sánchez de Alfaro, racionero de la catedral Calahorra; actuaban como fiadores: Lope, alguacil, moro, yerno de Fe, moros, vecinos de Ca-lahorra; y como testigo, entre otros cristianos y judíos, como don Bueno, Hammet Alfaquí54. O como linderos –ellos y sus propiedades– de otras que varios vecinos cristianos de la ciudad compraban, vendían o cambiaban. Así, el 15 de octubre de 1343, entre los testigos de que Juan de Resa vendía una pieza en el Rebollo, término de la aldea de Murillo de Calahorra, a Juan Martínez de Tafalla, deán de Calahorra, figuraba como testigo, «Lope Garçía de He»55; y el 16 de noviembre de 1456, en el testamento de Gonzalo Sánchez de Labastida, deán de Calahorra, en la donación de una pieza al cabildo de clérigos de las iglesias de Santiago y San Andrés de Calahorra en el «Huerto del Toriello», figuraba lindando con ella la «pieça de Yuçé, moro»56.

Otras veces, en la documentación se menciona algún mudéjar que compraba o vendía algo a los clérigos de las iglesias parroquiales de la ciudad. Así, en 1340, consta que un tal Farach debía diversas cantidades al cabildo de la iglesia parroquial de Santiago57.

También tenemos otra referencia de «moros» que trabajaban en la construcción y equi-pamiento de las iglesias parroquiales de Santiago y San Andrés de la ciudad a comienzos del siglo XV. En el contexto, pues, del crecimiento urbano que se produjo durante la Baja Edad Media en la Corona de Castilla, que ofrecía posibilidades de trabajo a los artesanos de las ciudades y a los del entorno de las mismas. El auge de las obras públicas, con la construcción o la reconstrucción de murallas, caminos, puentes, y su reparación cuando se encontraban en mal estado de conservación; y también los edificios religiosos, como las iglesias, sobre todo, que necesitaban adaptarse a los nuevos tiempos, al auge imparable del estilo internacional del momento, el gótico, y que, para ello, requerían el concurso de gran cantidad de obreros

52. «Ybrahem, çarragero, moro, rentó de los clérigos de Santyago e de Sant Andrés un huerto en ell Terrero; que ad alledaños: Santa María, herederos de Johan Suvero, Miguel Velasco e la calle; por en todos sus días; por çient e trenta maravedís cadaño, sin déçima e premicia; plazo a Sant Martín. En tal manera que lo cabtenga cerrado e lo dexe desspués de sus días de dos tapias en alto con su çimiento contra la calle, e en todo lo otro de una tapia; e que non pueda tajar árbol ninguno sin mandado de los clérigos, e el árbol quel mandaren tajar que sea para la eglesia». ASA, sig. 140.

53. DCAC XIV, II, 334 (1353).

54. DCAC XIV, II, 356-ter (1374).

55. DCAC XIV, II, 283 (1343).

56. ASA, sig. 279.

57. «[Fol. 1r.] Resta que deve Farach, por tres onças dagoa rosada, I. maravedí; e Ia. redoma, II. [maravedís, e]». ASA. Restos de un cuadernillo de … hojas de papel, de 190 mm. x 140 mm., aprox. Con abundantes e importantes faltas de papel que dificultan mucho la lectura de los textos (A).

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especializados: canteros, albañiles, herreros, pintores, carreteros, carpinteros, etc. También la necesidad de aumentar la capacidad de los templos para albergar a un número creciente de capillas en su interior, y de fieles, que participaban en los oficios litúrgicos, como misas, sermones, entierros, maitinadas y kalendas, etc…, que hacía necesario realizar enormes y costosas obras de ampliación, remodelación y equipamiento de los mismos.

En cuanto a las obras públicas, sabemos que, a comienzos del siglo XV, el concejo calagu-rritano y el cabildo de la catedral arrendaban los pastos comunales de la ciudad a ganados de fuera para obtener ingresos con los que poder reparar los caminos, los puentes, las cercas de la ciudad, etc58. En cuanto a las iglesias parroquiales de la ciudad, se estaban realizando cos-tosas obras de remodelación o de reedificación en las mismas desde comienzos de la centuria anterior, pues, en 1329 y 1340, se estaban reconstruyendo, o construyendo de nuevo –no lo sabemos–, los pilares que estaban delante de los altares de la de Santiago59; y, a comienzos del siglo XV, se estaban reparando las torres del templo60. Y en las obras de reconstrucción y equipamiento de dicha iglesia participaron también mudéjares –no sabemos si de la ciudad y de sus alrededores–, pues el 20 de agosto de 1409, al presentar Miguel Gastón, mayordomo de la primicia de la iglesia de Santiago, las cuentas –el balance de ingresos y gastos– al cabildo de dichas iglesias para su aprobación por el mismo, o no, al terminar el año en el que ejercía como tal dicho cargo, nos indica que había gastado 14 fanegas de trigo «que comieron los moros que fizieron el coro e los pintores que lo pintaron»61. No tenemos más informaciones sobre dicha obra.

6. La organización institucional y la práctica de la fe islámica: la aljama

No tenemos datos, pues, sobre cómo estaban organizados como tal comunidad los mudéjares calagurritanos; ni consta que estuviesen organizados en una aljama, pues, no hay referencias a dicha institución en la documentación conocida. No obstante, sí sabemos que el concejo, es decir, la institución en la que estaban representados los vecinos pecheros de la ciudad de Calahorra y sus aldeas –los vecinos cristianos–, contaba con ellos –con los «moros»– a la hora

58. DCAC XV, 11 (1417).

59. En 1329, Fernando Martínez, compañero de la catedral, dejaba 200 maravedís para «para sacar los dos pilares que están delante los altares; todo tienpo que los quissiessen sacar». En 1340, hacía lo mismo Íñigo Gil, clérigo de dicha iglesia: «(Parágrafo) Jueves, V. días del mes de hoctobrre, <Era de mille CCC. LXVII. años>. Finó Ferrando Martínez, conpanero en la eglesia de Santa María, et mandó en su testamento que diessen doçientos maravedís a la premiçia de Santyago para sacar los dos pilares que están delante los altares; todo tienpo que los quissiessen sacar». ASA. Restos de un cuadernillo de 14 hojas de papel, de 190 mm. x 140 mm. (A). Están cosidas con liza, aunque la 1ª y la última se han separado del resto; el fol. 6v. está en blanco. El cuadernillo es parte de otro cuadernillo en el que se contiene la rendición de cuentas -ingresos y gastos- de los sacristanes de la iglesia parroquial de Santiago de Calahorra.

60. «E con la obra que se fizo en reparamiento de la torre: quarenta e un florín.». ASA. Restos de 1 cuadernillo de 8 hojas de papel, de 190 x 140 mm., aprox. (A). En la primera -fols. 1r. y 1v.-, que está mutilada, se conserva muy poco texto. Es posible que, en la actualidad, las hojas no sigan el orden que tenían al ser confeccionado el libro al que pertenecían y que falten algunos cuadernillos.

61. ASA. Restos de 1 cuadernillo de 8 hojas de papel, de 190 x 140 mm., aprox. (A). El documento recoge la presentación de las cuentas -los ingresos y gastos- que los mayordomos de la primicia de la iglesia parroquial de Santiago de Calahorra han efectuado durante varios años. El último es de 18 de octubre de 1413.

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de repartir algunos impuestos extraordinarios entre los vecinos de la ciudad, a comienzos del siglo XIV, para construir un molino en el Ebro, en el Campo, término de la ciudad situado cerca de San Adrián; y con representantes de los clérigos, hijosdalgos y judíos62. Aunque no les incluye entre los cuatro estados de la ciudad63.

En 1374, la mención de «Lope, alguasyl, moro, yerno de Fe, moros, vesinos de la çibdat de Calahorra», nos indicaría que esta persona era quien ejercía dicho cargo en la ciudad. El de alguacil, del árabe al-wazīr: el que ayuda y aconseja a un príncipe, un visir. De ahí, el vocablo habría pasado a designar al gobernador de una ciudad o comarca con jurisdicción civil y cri-minal; y, cuando los musulmanes pasaron a estar bajo el dominio político de los cristianos, el musulmán que ejercía el cargo conservo esas atribuciones jurídicas y políticas pero sobre los miembros de comunidad musulmana únicamente. No obstante, en este caso, cabe la duda de que el escribano –cristiano– no entendiera el significado del término y lo tomase como parte del nombre del tal Lope, es decir, de esta persona en concreto, pues, el cargo de alguacil en los concejos cristianos –un oficial inferior y subalterno– no tenía las competencias jurídicas y ni la importancia política que tenía el mismo en las aljamas mudéjares.

7. La práctica de la doctrina islámica

En 1374, en esa operación de cambio de bienes antes citada entre «Marién, fija de Hahia, mora, muger que so de Celý, moro, mi marido, vezinos de la çibdat de Calahorra» y «Martín Sánchez d’Alfaro, raçionero en la eglesia de Calahorra» figura como testigo «Hammet Alfaquí». El patronímico indicaría que este musulmán era un experto en la ley coránica. En la importante aljama mudéjar de Herce, en la Baja Edad Media, está documentado asimismo un alfaquí; y, en 1419 y 1420, también un «çabiçala», que era el musulmán encargado de dirigir la oración en su aljama64; como en la de Cervera del Río Alhama, en 119565.

Además, los mudéjares calagurritanos poseían una mezquita, que era un espacio con una función esencialmente religiosa, pero también política y judicial, pues los mudéjares realizaban en ella –como los cristianos en sus iglesias– importantes asuntos profanos66. Los

62. El 22 de agosto de 1320, en ASA, sig. 59.

63. «Lo primero, mandando, judgamos que fagamos todos estas ruedas non se ninguno apartando unos de otros de los dichos quatro estados, scilicet: clérigos, fijosdalgo, cibdadanos e judíos, en ningún tiempo; e, de que sean fechas, que las cabtengamos todos assí en uno, so pena de la jura». ASA, sig. 59.

64. El vocablo procedería del árabe s āhib al-salã, y, no sabemos, si era su apellido o era el apelativo que recibía el dicho Alí por desempeñar ese oficio en la aljama mudéjar de la villa: el de çabaçala, çabiçala o çaveçala. «ÇABAÇALA. Sahib al-salat. Era el encargado de dirigir la oración en la aljama musulmana. “Salmos” entonados por los musulmanes en sus oraciones que proclaman que Alá es único y Mahoma su profeta». Hinojosa Montalvo, J. Diccionario de historia medieval alicantina, p. 26. También existe este oficio en las aljamas navarras de Valtierra y Cortes. Ozaki, A. El régimen tributario y la vida económica de los mudéjares de Navarra, p. 368.

65. «De hoc sunt testes, qui ibi fuerunt et hec supradicta viderunt et audierunt: … de sarracenis: Mahomat Çavaçala et Ezmael de Alguazil, et Mahomat Albocaz et Abdela Alboçaz, frater eius; et alii quam plures». CDMR, v. 3, 362.

66. El 6 de abril de 1422, un grupo de mudéjares aceptaba en la de la villa de Herce a Isabel Enríquez como alcaldesa arbitradora y el escribano público confeccionaba ahí la carta donde se recogía el compromiso para iniciar el proceso de arbitraje: «Este dicho día, en la villa de Herçe, en la morería, en la mezquita de los moros». CDH, 97.

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concejos se reunían habitualmente en diversas dependencias de las iglesias, el calagurritano, en concreto, en la capilla de San Juan de la catedral67; y las autoridades de las aljamas judías en sus sinagogas, tal como hacían el 18 de noviembre de 1346 los adelantados y el rabino de la aljama de la villa de Arnedo68.

Quizás, y también relacionado con la mezquita de la ciudad, un lector, un recitador del libro sagrado de los musulmanes, el Corán. A éstos, que se especializaban en memorizarlo y recitarlo se les denominaba qurrā’; y, quizás, de ahí, romanceado, procediera este apelativo: Çurraque o Curraque. Lo utilizaban como tal, y como apellido, varios clérigos de la iglesias parroquiales de Santiago y de San Andrés, por lo que no sabemos si aún existían los reci-tadores del Corán entre los mudéjares calagurritanos en esas fechas, o éstos clérigos y sus familiares lo mantuvieron como patronímico, como apellido o apelativo que identificaba –en su conjunto– al linaje al que pertenecían en la ciudad, una vez que ellos –o ya sus antepasa-dos–, abandonaron la comunidad mudéjar desde finales del siglo XIII y comienzos del XIV: «Çurraque»69, «Çurrache»70, «Çurrac»71, «Çurrach»72. Aparecen también, en 1318, 1320 y 1338, las variantes «Currach»73 y «Curraque»74.

En la Baja Edad Media, en los reinos cristianos, los qurrā’ –otras veces, este vocablo se escribe qurrâ’– no tenían la importancia y el aprecio social del que habían gozado durante el Emirato y el Califato de Córdoba, cuando el poder político musulmán era el dominante en la Península. Aún así, en las aljamas mudéjares bajomedievales eran considerados hombres piadosos, muy respetados, y estaban asociados a la educación del musulmán como tal en un sentido más amplio, general, transmitiendo a los miembros de la aljama el idioma, las enseñanzas del Corán, etc75.

En cuanto al Corán, que es un vocablo derivado del árabe qur ’ān, que puede traducirse por «recitación» o «lectura en voz alta», y que, probablemente, es un calco del sirio «qeryānā», con significado equivalente y de uso común en ambientes cristianos, es preciso indicar que

67. «A die[-zi-]siete días de agosto, Era de mille e quatroçientos e dies años. Este dicho día, en la çibdad de Calahorra, estando partida de onbres buenos del conçejo del dicho lugar con los procuradores de la dicha çibdat, ayuntados en la capiella de Sant Juan de la madre yglesia, veyendo e librando cartas que les eran inbiadas de nuestro señor el rey por Ferránt Sánchez, escrivano e procurador de la dicha çibdat». ASA, sig. 187.

68. « Sepan quantos esta carta vieren como Simuel, fijo de…, e Daniel, fijo de Yuçé de Vycastiel, e Rabbi Sento d’Estella, adelantados, e, todos los judíos de la aljama de la judería de Arrnedo, seyendo ayuntados en la nuestra senogua, segúnd que lo avemos de uso e de costunbre de nos ayuntar». DCAC XIV, II, 314.

69. El 9 de abril de 1318, figura como testigo: «Gonçalo Yváñez Çurraque». ASA, sig. 42.

70. El 15 de septiembre de 1340, el nombre de este mismo personaje, en esta fecha abad de la iglesia parroquial de Santiago de Calahorra, está escrito así: «Gonçalo Yváñez Çurrache, abbat». ASA, sig. 153.

71. El 1 de febrero de 1313, «Gonçalo Yváñes Çurrac, mardomo, en voz de los clérigos de las eglesias». ASA, sig. 32. 1.

72. El 31 de diciembre de 1294, figura como lindero de un huerto en las Presillas «Ferrando, fijo de Sancho Çurrach». ASA, sig. 20.

73. El 22 de agosto de 1320, figura como testigo: «Garci Sánchez Çurrach» y «Garci Sánchez Currach». Es decir, que, en el mismo documento, el apelativo del mismo individuo está escrito de dos formas diferentes. ASA, sig. 59; y en ASA, sig. 143. «Miguel Sánchez Curraque, clérigo de Santyago».

74. El 3 de noviembre de 1318, figura como testigo «Gonçalvo Yváñez Curraque». ASA, sig. 44; y el 7 de septiembre de 1338, «Miguel Sánchez Curraque», clérigo y capellán de la iglesia parroquial de Santiago de Calahorra, arrendaba una pieza de dicha iglesia en la Lampayana. ASA, sig. 143.

75. Bell, R. y Wat, W. M. Introducción al Corán, p. 55.

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existía todo un arte de entonarlo y recitarlo, el tajwid, que permitía a los musulmanes seguir los textos con relativa facilidad. A veces, en algunos países, en las fechas y en servicios señala-dos en las mezquitas solían recitarlo los ciegos capacitados en qira ‘ah desde la infancia y que tenían ahí un medio de vida para poder subsistir por sí mismos. Quizás, de ahí procediera el apellido o apelativo Quirán, que utilizaban en Calahorra algunos cristianos aún en el siglo XII76.

Los musulmanes calagurritanos durante la Baja Edad Media mantuvieron relaciones cor-diales, estrechas, con los de las localizades próximas y, así, figuraban en los contratos que realizaban otros mudéjares como testigos o fiadores. El tres de septiembre de 1336, «Ybrahem, moro çarragero, arrentó de los clérigos de Santyago e de Sant Andrés un huerto en Nencabla», con diversas condiciones; y figuraba como testigo, entre otros «Yucé de Corella, moro»77.

El hecho de que aparezcan habitualmente garantizando diversos contratos y otras ope-raciones patrimoniales de otros mudéjares en la documentación como fiadores, testigos, albaceas testamentarios –o cabezaleros–, sería una evidencia de que en la realidad de su vida cotidiana constituían un grupo cerrado, enquistado en la sociedad cristiana bajomedieval, como los judíos; y, quizás, también, que los matrimonios entre mudéjares de aljamas cercanas eran muy habituales –luego, lo serán también entre los moriscos de localidades próximas– para tratar de disminuir el riesgo de consanguinidad entre sus miembros, que era grande en localidades con comunidades pequeñas, como la de Calahorra, al ser menor su número y tener prohibido expresamente casar con cristianos.

El 15 de octubre de 1343, entre los testigos de que Juan de Resa vende una pieza en el Rebollo, término de la aldea de Murillo de Calahorra, a Juan Martínez de Tafalla, deán de Calahorra, figura como testigo, «Lope Garçía de He»78. Es probable es que no se tratara de un mudéjar, pues solía indicarse explícitamente en el documento y, en este caso, no se hace así; pero el apellido o apelativo de esta persona, «de He» o «de Fe», es muy empleado por los mudéjares y, luego, por los moriscos de Calahorra y de la comarca. Es muy posible, pues, que este personaje, o algún antepasado suyo, ya se hubieran convertido al cristianismo para esa fecha y siguiera utilizando el mismo apellido o apelativo que cuando pertenecían a la co-munidad musulmana. Aunque había en la ciudad, por estas mismas fechas, musulmanes con el mismo apelativo: en 1374, el alguacil de los moros de Calahorra era Lope, «yerno de Fe», que actuaba como fiador de un contrato de cambio de propiedades que subscribían varios musulmanes de la ciudad.

8. La huella de la presencia musulmana

En la documentación estudiada encontramos también referencias a algunas costumbres, ins-tituciones y asociaciones relacionadas con distintas actividades que realizaban los mudéjares de la región durante la Edad Media, y que, en algunos casos, han perdurado hasta la actuali-dad. En primer lugar, tradiciones, usos y costumbres, pues permanecieron dos siglos más en

76. «Iohannes Quiramus, prior eiusdem». CDMR, II, 87 (1126); «Iohannem, filium de Zahet Quiram». CDMR, II, 225 (1167).

77. ASA, sig. 137.

78. DCAC XIV, II, 283 (1343).

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Breves notas sobre los mudéjares de Calahorra en la Baja Edad Media

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la Rioja Baja que en la Rioja Media y tres más que en la Rioja Alta, lo que dejará su huella en múltiples aspectos de la vida cotidiana de la ciudad y su entorno, y, aunque la información que aporta la documentación es muy escueta, en la misma se emplean algunos vocablos y expresiones de origen árabe79.

8.1. En el léxico

Muchos vocablos, como «aliara» o «alifala», se abandonaron por nuevas formas romances. Aún se empleaba en la zona –en la villa de Arnedo– a comienzos del siglo XIII80. Designaba el «alboroque», o agasajo que se hacían las partes que intervenían en un contrato; que es también un arabismo, y el vocablo que se utilizará habitualmente en la documentación ca-lagurritana bajomedieval. Consistía en una comida cuyo precio se pactaba a la vez que el de la cosa objeto de contrato. En el derecho islámico la hali-hala –que tiene el mismo origen árabe que la alifara aragonesa– era el rito jurídico perfeccionador de los contratos y estuvo en todo su vigor en la albarranía o zona del fuero de Tudela, como procedente del reino moro de Zaragoza81, tal como consta que se hacía en la ciudad de Calahorra en el año 112682. Era un vocablo muy empleado en la Rioja Baja y la Ribera del reino de Navarra en la Edad Media83; como alfagén, o alfajeme, del árabe al-haŷŷām, el sangrador, el barbero, el que pone las ven-tosas84, empleado habitualmente en la Baja Edad Media, pero no en la actualidad. En cambio, sí que está documentada la utilización de «axaricados» en la actualidad, un arabismo empleado habitualmente durante la Plena y Baja Edad Media, derivado del vocablo axarigado, que deriva del árabe šarĩk y significa partícipe, compañero, socio, asociado. De ahí derivan exariquía o exaricanza, que significan aparcería. O sea, en común, conjuntamente, acordadamente85.

79. Unos muy conocidos como fanega, cahíz, maquila, maravedí, aldea, barrio, acequia, talega, azumbre, arreo, dula, hato y hatajo, etc..., que son utilizados habitualmente en la Rioja durante la Baja Edad Media. PÉREZ CARAZO, P. Santa María …, cap. 7.

80. «et ante illo concilio adorgue quomodo habet vendula nobis sua hereditate de Anavora et mutet illa fianza que non est bona et faciat nobis nostra carta coram illo et accipiat sua alifala; et si aliquis homo fecerit ibi mala voce, que lo salve a fuero de Arneto». Monterde Albiac, C. Colección diplomática del monasterio de Fitero (1140-1210), 234 (1210).

81. «Ali-ala o hali-hala. Es nombre árabe que pervive en Navarra y que designa lo que en muchas regiones de España se llama alboroque, es decir, agasajo que se hacen los que median en una venta o contrato». Iribarren, J. M. Adiciones al vocabulario navarro, p. 17-18. Desde el punto de vista lingüístico, una explicación en: Pezzi, E. Arabismos: estudios etimológicos, p. 16-17.

82. En esta fecha, Aimes y su mujer Boneta vendían dos tiendas al obispo situadas debajo de de la casa de éste por 50 sueldos jaqueses, «cum sua aliara completa»; y actuaba como fiador de salvedad «ad foro de Tutela, Garsion de Arneto». CDMR, II, 85 (1126).

83. Lacarra de Miguel, J.M. Documentos para el estudio de la reconquista y repoblación del Valle del Ebro. Vol. I (números 1 a 319), docs. 72, 73, 74, «aliala» (1121); docs. 100, 101, «aliala» (1124), etc. Se trataría, pues, de un arabismo. Alarcos Llorach, E. Dos arabismos del siglo XI, 130-131.

84. DCAC XIV, I, 245.

85. Está compuesto de A(d) + šarĩk + ár, «hacer socio», con prefijo romance de un tipo muy común en los verbos híbridos denominales. Véase Corriente, F. Diccionario de arabismos y voces afines en iberorromance, p. 86.

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En la ciudad de Calahorra, están documentados, en 1317, los «axarigues de la axarigaza del Río Merdero de la cibdad de Calahorra» que pleitean con el cabildo de la catedral86; y en 1475 la «Axaregaça de la presa del río de Sorván»87; también en la villa de Quel, en 1328, los «axarriges del Prado en la pressa de los molinos de Cueva e de la rueda»88; y en la manco-munidad de pasto y monte acordada por los concejos de Calahorra y Autol, los vecinos de la ciudad de Calahorra y sus aldeas podrán llevar a pastar a los comuneros que ha establecido su concejo con el de Autol, en el término jurisdiccional de dicha villa, sus ganados propios, pero no llevar asociados con ellos ganados cuyos propietarios fueran personas de otros concejos, empleando para ello el vocablo «axaricados», a los que el concejo de Calahorra cobraba una determinada cantidad de dinero, en 1417, por permitirles introducir sus ganados, asociados o axaricados con los suyos, a pacer en los comunales de su concejo y, de este modo, obtener recursos económicos con los que reparar y mejorar las infraestructuras de la ciudad: murallas, fuentes, caminos, etc89.

Otro arabismo sería el anteriormente indicado de «çarragero», que tampoco se utiliza en la actualidad. Procedería, muy posiblemente, del árabe hipánico çarraquí o «sarráq attín», y éste del árabe clásico «sāriqu ttīn», que significa «ladrón de higos», de donde procede el vocablo actual zarracatín, que significa regatón, o sea, el que compra al por mayor para vender al por menor; es decir, el que regatea, y procura comprar barato y al por mayor para vender caro y al por menor; el revendedor, el que revende, el que vuelve a vender los productos que compra90. Nos indicaría que varios mudéjares de Calahorra se dedicaban al trato en la Baja Edad Media profesionalmente.

8.2. En la toponimia

Entre los topónimos calagurritanos documentados en la Baja Edad Media, también encon-tramos varios arabismos. En el callejero de la ciudad, cerca de la iglesia parroquial de San Andrés, existe aún la Calle del Alforí91; el 4 de mayo de 1456, Juan Simón dona un salzar –de

86. «por dubda que era entre ellos sobre la paga e de cómo se echaríe la despensa, porque los unos de ellos diçíen que era menos la tierra, e los otros diçíen que era más; por sallir desta dubda, para aora e e para tienpo, con otorgamiento e con consentimiento del dicho cabillo de Calahorra, que han ý la mayor parte del regadío del dicho río, todos en uno, fiçiéronlo assogar de lo más a lo menos por homes buenos fidedignos; los quales juraron sobre la cruz e los santos evangelios de lo assogar e façcer bien e lealmente porque fincase assí para sienpre jamás». DCAC XIV, I, 72.

87. DCAC XV, 104.

88. DCAC XIV, I, 147.

89. Pérez Carazo, P. Mancomunidad de pasto y monte entre el concejo de Calahorra y sus aldeas y el de la villa de Autol del año 1381, p. 456 y 479.

90. DRAE. En este caso, la palabra se ha construido sobre sāriqu, el vocablo árabe romanceado, al que se habría romanceado añadiéndole el sufijo -ero, romance también, y que hace referencia a la profesión u oficio relacionado con la palabra a la que se agrega; en lugar del sufijo -í, habitualmente empleado por la población más arabizada.

91. Está documentado en 1396: «Sumó el vino del alforí vendido de la media raçión, con çinco cántaras que sobraron de la premiçia, LXXII. maravedís [e] VI. dineros». En ASA. Libro de cuentas de varios primicieros de la iglesia de Santiago de Calahorra; y en 1445 «Vista la contienda e proçeso que pende ante mí entre los mayordomos del alforí de la madre iglesia de Calahorra e de las iglesias de Santiago e Sant Andrés de la dicha çiudad, actores, de la una parte, e los buenos omes vezinos e moradores en Morillo, aldea de la dicha çiudad, reos, de la otra, sobre las razones en el dicho proçeso contenidas». ASA, sig. 272.

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sauces, muy útiles para extraer mimbres y ramas flexibles para trabajarlas en cestería– a su primo, el chantre de la catedral, situado en «el Pozo del Moro»92. Otro topónimo muy común en la Península, como los anteriores, es el de Almunia, que era el nombre dado por los árabes a una villa o casa de campo en las proximidades de una ciudad, una explotación agrícola que a veces también desempeñaba funciones defensivas. Su nombre procede del árabe hispánico almúnya, quinta, y este del árabe clásico munyah, deseo93. Está bien documentado en la ciudad, tanto en los siglos XIII94 y XIV95 como en el XV96.

Hay otros más, como Bustal Algo97, Abroç98 y Turrax99. Este último, que en lengua árabe significa «límite», nos indicaría el perímetro del distrito de la ciudad antes de ser conquistada por los cristianos en 1045; y, también, probablemente, la difusa línea fronteriza entre cristianos y musulmanes a mediados del siglo X100, pues, éstos y otros topónimos de origen musulmán de la zona –que hay bastantes– se habrían introducido en la Alta Edad Media, durante el tiempo en que la ciudad y su entorno estuvieron bajo el dominio político del Islam; y, quizás, por mozárabes que vivían en el territorio y que conocían y hablaban árabe.

Este sería el caso también, muy posiblemente, del topónimo «Amohabaz», documentado en Calahorra el siglo XII101. El vocablo procedería del latín bíblico «moabītes» y éste del hebreo «mō’ābī», perteneciente a Moab, hijo de Lot102. Así, moabaz vendría del vocablo Moab + -az,

92. ASA, sig. 282.

93. SÉNAC, P. Poblamiento, hábitats rurales y sociedad en la Marca Superior de Al-Andalus, p. 391.

94. En enero de 1244, venden un huerto en el Burgo a Roy Garcés y a su mujer, María Jiménez, que tenía por linderos: «ex duabus partibus Rivum de Merdero, e de tertia parte Garsiam Funes, e de quarta parte Almuniam Sancte Marie». CDMR, IV, 150. Y, en abril de 1263, Juan Pérez y su mujer, Sancha Garcés, venden un huerto en la Calle del Magoyo, que tiene por aledaños: «de las dos partes, l’Almunia, de la tercera el Río de Merdero, de la quarta parte la Cal del Magoyo». CDMR, IV, 263.

95. El 2 de septiembre de 1353, entre los bienes que posee la iglesia parroquial de Santiago consta una pieza cerca de este término: «Item, una pieça cerca del Almunia: VII. fanegas de trigo [e] IIIIo. celemines [de] trigo; alladañios: Martín Sánchez, Roy Gil, fi de Diago Gil, cura de los Mártires, e el Río de Medio, e el Río de la Peña a la cabeça.». ASA. Restos de un cuadernillo de 14 hojas de papel, de 190 mm. x 140 mm. (A). Están cosidas con liza, aunque la 1ª y la última se han separado del resto; el fol. 6v. está en blanco.

96. El 18 de agosto de 1453, en el testamento de Juan Gómez de Enciso, notario apostólico, éste dejaba a su hijo legítimo y legitimado Rodrigo, un huerto en ese lugar: «que es ateniente de la Almunia, término desta çibdad; que há por aledaños: la dicha Almunia, a la cabeça, e la carrera, a los pies». DCAC XV, 63.

97. También está documentado Cavezalgo, en el término jurisdiccional del vecino concejo de Quel. Pérez Carazo, P. Anulación en 1386 de la mancomunidad de pasto y monte existente entre los concejos de Calahorra y Alfaro, p. 381-382.

98. Aunque en la actualidad ha desaparecido, se documenta como topónimo hacia mediados del siglo XIV: «e un majelo en la Fuya la Çelada, que fue de Sancho López; e medio horto en las Cruçeras d’Abroç, que teníe Marco; e una pieça en Delanvilla, que teníe Ferrando Ortiz; e otra pieça en Molín del Prado». En ASA, sig. 168. 14. Se trataría, muy posiblemente, del apelativo «abrós», gracioso; difícil, no obstante de asegurar. Corriente, F. Apostillas etimológicas a las voces orientales del diccionario de la prosa castellana de Alfonso X de Kasten & Nitti, p. 48.

99. Éste utilizado también como apellido o apelativo por cristianos en el siglo XIII: «Domingo Yago d’Turra». CDMR, IV, 198 (1251); y «Juan Turra». CDMR, IV, 411 (1284).

100. BARRIOS GARCÍA, A. Toponomástica e historia: notas sobre la despoblación en la zona meridional del Duero, p. 130-133.

101. «Iacet a limite de Occidente illa vinea de G<a>rcia Sanz de Manzio, et de Oriente illo maiolo de Garcia Ordoin ; I. vinea est in illa Amo<h>abaz, a limite de Occidente Gonzalbo, et, de alia parte, iacet Martin Sanz de Lardero». CDMR, II, 188 (1156).

102. La hija mayor de Lot tuvo un hijo de su padre, al que llamó Moab, que significa «salido del padre». El sufijo -az es una deformación latina del latino -ax, que se emplea para denominar adjetivos en general y no solamente para cualidades

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y significaría: oriundo de la región de Moab, que está en la actual Cisjordania, en la Arabia Petrea, al oriente del mar Muerto. O relativo a las personas que hablaban esa lengua, que es una lengua semita, como el árabe y el hebreo. Desde la Alta Edad Media, el vocablo era otro de los muchos términos, como «infieles», «moros», «ismaelitas», «árabes», o «sarracenos», que empleaban los cristianos para nombrar a los musulmanes. También se utilizará en la Plena Edad Media para referirse, principalmente, a los invasores almorávides, tal como puede verse en las crónicas cristianas que narran dichas incursiones103.

El empleo del sufijo -az, que denota un cierto matiz despectivo, podría venir por la ene-mistad y el odio que existía entre los «árabes», musulmanes pero oriundos de fuera de la Península Ibérica, como los Tuchibíes, y los musulmanes autóctonos, como los Banū Qasī. El topónimo está documentado también en la región, en Arnedo, en cuyo término jurisdiccional reciben ese nombre una calle, una acequia para el riego y un molino instalado en su cauce104, lo que podría indicarnos, indirectamente, que, en ambos casos, habían sido construidos por esos otros musulmanes, los «árabes» venidos de fuera de la Península Ibérica105.

9. Los cristianos nuevos

Igualmente escasas son las informaciones sobre los mudéjares calagurritanos que se con-virtieron al cristianismo antes de que los Reyes Católicos, siguiendo el criterio del cardenal Cisneros, promulgasen, el 12 de febrero de 1502, una Real Cédula obligándoles a elegir entre la conversión o el exilio. Y tampoco sabemos si, tras la conversión forzosa, los mudéjares –ahora ya moriscos– de Calahorra acataron sinceramente la religión cristiana, o siguieron practicando su antigua religión en privado fingiendo acatar los dogmas cristianos en público; y, aunque sabemos que, en general, en la Corona de Castilla, las relaciones entre los cristianos nuevos y los viejos fueron de mutua desconfianza, en la comarca de Calahorra la conversión de buena parte los moriscos parece que fue bastante sincera. Al Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición de la ciudad de Calahorra, antes de 1538, sólo le causaban problemas algunos moriscos de la villa de Ágreda –en la que existió una importante aljama mudéjar en la Baja Edad Media–; y, entre 1538 y 1557, sólo 50 cristianos nuevos fueron penitenciados por dicho

de personas, y así está documentado en el topónimo calagurritano Turrax, indicado anteriormente.

103. Estos dos últimos asimismo incorrectos desde un punto de vista histórico: el primero, porque no todos los invasores musulmanes eran árabes; de hecho, en la Península Ibérica, la mayoría de las incursiones musulmanas fueron de bereberes norteafricanos, y sólo algunos intelectuales o gobernantes fueron árabes. En el caso del segundo término, los sarracenos fueron, en un principio, los musulmanes procedentes de la región conocida como «Arabia feliz». ALONSO, M. Enciclopedia del idioma, v. 2, p. 2857.

104. En Arnedo, en el casco urbano, aún existen la «Calle Moabad», una fuente con este nombre -con una variante del mismo-: «Fuente Muebar»; y el 19 de septiembre de 1681, se tasan las obras que se han realizado en el «Molino de Moabaz», que era un molino harinero del cabildo eclesiástico de Arnedo instalado en su cauce. Mateos Gil, A.J. Los Raón y la arquitectura barroca calagurritana, p. 150.

105. Existía un profundo odio entre ambos, así Lope Ibn Musa, el líder de los Banū Qasī, en el año 874, hizo una matanza de árabes tuchibíes, a los que apresó en Zaragoza y llevó prisioneros a Viguera, donde los ejecutó. Cañada Juste, A. Los Banu Qasi (714-924), p. 45 y 48-49.

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tribunal, y no porque hubieran vuelto a practicar su antigua religión, o a predicarla, sino por otros delitos en los que incurrían tanto los cristianos nuevos como los viejos106.

En 1571 y 1572 el Consejo General de la Inquisición enviaba a los inquisidores de Logroño dos cartas indicándoles que, entre los procesados por el Santo Oficio que no eran naturales de esa ciudad, los denominados sambenitos –que era el nombre que recibían por los capirotes o escapularios que se les ponían a los penitentes reconciliados por dicho Tribunal–, había varios vecinos de Calahorra; y no indicaba que fuera morisco alguno de ellos 107. No obstante, como hemos indicado anteriormente, es difícil asegurar cuáles de los personajes que llevan en la documentación apelativos o apellidos musulmanes o de origen musulmán, lo son, o lo han sido, a no ser que en el documento se nos indique explícitamente que tal individuo es «moro», o «sarraceno».

Uno de los linajes mudéjares más importantes de la ciudad en el siglo XIV era el de los «de Fe». En 1343, figuraba como vecino de Calahorra y testigo Lope García «de He»; y, en 1374, Lope, el alguacil de los moros de la ciudad, era yerno de «Fe». No sabemos, pues, si estos Lope García y Lope, alguacil, son el mismo personaje –por las fechas en que aparecen, pueden serlo– o dos diferentes. El primero podría haberse convertido ya al cristianismo en esas fechas, indicándonos que los miembros de una rama del linaje «de Fe» eran cristianos ya a mediados del siglo XIV en Calahorra, mientras que otra rama, otras familias pertenecientes a los mismos «de Fe», en la misma ciudad, pues, no. Lo cual dificulta aún más la tarea de identificar a los moriscos en la Baja Edad Media y a comienzos del siglo XVI, a partir de 1502, que es cuando, en puridad, se les debe denominar así.

Y sabemos que los calagurritanos «de Fe» pertenecían a un linaje mudéjar importante en la Rioja Baja, concretamente, en Cervera del Río Alhama y Arnedo durante los siglos XIV al XVI; y que en esas localidades hubo bastantes moriscos con este apellido o apelativo a comienzos del siglo XVI. Tal sería el caso de Hernando o Fernando de Fe, morisco de Cervera del Río Alhama108, que casaba con Isabel del Majuelo, vecina de Arnedo e hija de Gracián del Majuelo, alcalde ordinario de la villa de Herce en 1535, y moriscos, por lo tanto, los dos109. Éste, junto a otros de Cervera del Río Alhama será sambenitado por el Tribunal del Santo Oficio110. Y tanto en Herce, como en Arnedo, Alfaro, Cervera del Río Alhama y Aguilar del Río Alhama,

106. Reguera Acedo, I. La Inquisición española en el País Vasco. El Tribunal de Calahorra (1513-1570), p. 180-185.

107. «Luis Gómez, clérigo de la iglesia de Santiago, herético quemado. Pedro de Basave, hereje vivo; quemado. María López, mujer de García López, difunto; quemada en estatua. Pedro de Morales, cristiano nuevo, herético judeoconverso; reconciliado y condenado a cárcel perpetua. Biolante López, mujer de Roldán, difunta; quemada. Juan Ruiz, hortelano; reconciliado. Martín Pérez, judeoconverso; reconciliado y condenado a cárcel perpetua. Jerónimo López, reconciliado y condenado a cárcel perpetua. Cristóbal, costurero; reconciliado. Isabel, hija de Lope de Genevilla, reconciliada. Gabriel, hijo de Lope de Genevilla, reconciliado. Juana, mujer de Sebastián, zapatero; reconciliada y condenada a cárcel perpetua. Juan de Matria el Mozo, reconciliado y condenado a cárcel». Cantera Montenegro, E. Inquisición en Logroño: sambenitos del siglo XVI, p. 51, 62-63.

108. Cantera Montenegro, E. Los mudéjares…, p. 38.

109. Martínez Glera, E. La alfarería en La Rioja., p. 177.

110. Cantera Montenegro, E. Inquisición …, p. 56.

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había más individuos con el apellido «de Fee» o «de Fe»111; y, alguno de ellos, sí fue condenado explícitamente por cuestiones moriscas a mediados del siglo XVI en Calahorra112.

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111. Aún en el siglo XVIII, en Arnedo, los «Fe» o «de Fe» y los «Quiñones -otro importante linaje de moriscos en la Rioja Baja-», siguen dedicándose a la alfarería, a la misma dedicación económica que tres siglos atrás. Abad León, F. Radiografía de Arnedo en el siglo XVIII, p. 141-142.

112. En el auto de fe de Calahorra de 1569, es acusado por cuestiones moriscas y «reconciliado por la secta de Mahoma» Juan de Fe, natural de la villa de Aguilar del Río Alhama, a quien se le había encontrado un papel «a manera de nómina», escrito en arábigo, y que, traducido, parecía contener algunas oraciones, como el «alhando, alherce y zora», que los moros acostumbraban llevar consigo, creyendo que si morían con ello se salvaban. Igualmente, hacía las ceremonias moras y ayunaba en el mes de Ramadán, «haciendo la çala y el aguador». El «aguador», «alguadoc» o «guadoc» era la ablución ritual que se hacía los viernes y en las pascuas y fiestas del año. El cuerpo se lavaba con agua limpia, sin sabor, olor ni color. La «çala», «sala» o «zala» era la oración de los moriscos. Reguera, I. La Inquisición…, p. 187.

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Breves notas sobre los mudéjares de Calahorra en la Baja Edad Media

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