cuadernos del mundo actual historia 16 046 la era kennedy 1994

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  • hitoria@INFOBMACION E HISTORIA, S. L.PRESIDENTE: lsabel de AzcrateADMINISTRADOR UNICO: Juan Toms de Salas.DIRECTOR: David SolarSUBDIBECTOR: Javier Villalba,REDACCION: lsabel Valcrcel, Jos Mara Sol Marioy Ana Bustelo.CONFECCION: Guillermo Llorente.FOTOGRAFIA: Juan Manuel Salabert.GERENCIA: Flix Carpintero.Es una publicacin del Grupo 16.REDACCION Y ADMINISTRACION: Madrid: Calle RufinoGonzlez, 34 bis, 28037 Madrid Telfonos 327 11 42 y327 1094.Barcelona: Paseo de San Gervasio, 8, entresuelo08022 Barcelona. Telfono 418 47 79.SUSCRIPCIONES: Hermanos Garca Noblejas, 41 .28037 Madrid. Tclfonos 368 04 03 - 02,PUBLICIDAD MADRID: Pilar Torija

    IMPRIME: Graficinco, S. A.DISTRIBUYE: lNDlSA. Rufino Gonzlez, 34 bis.Telfono: 586 31 00 o 28037 Madrid.P V.P. Canarias: 320 ptas.I S B.N.:84-7679-271-9Depsito Legal: M-1 9.923 - 1994

    -

    La historia ms reciente patrocinada

    CUADERNOS DEL

    Coordinacin:

    Angel Bahamonde Magro, Julio Gil Pecharromn,Elena Hernndez Sandoica y Rosaro de !a Torre del Ro

    Universidad ComplutenseUNED

    1. l,a histoia de hoy. o 2. Ias frgiles ftontens de Europa. o 3. [a sociedad espaola de los aos 40. o 4. las evolu-ciones cientficas, . 5. 0rgene.s de la guena fra. o 6. La Espaa aislada. o 7. Mxico: de Lz.uo Cdenas ahoy. o t. La guena de Coea. o 9. las ciudades. o 10. La 0NU. o 11. La Eepaa del exilio. o 12. El Apart-heid. . 13. Kepee y las bases del pensamiento econmico contemporneo. o 14. El reparto del Asia otomana. o 15. A-lemania 1949-1989. o 16. USA, la caza de brujas, o 17. Los padres de Europa. o lt. A,frica: Eibus y htadoo, el mitode lac naciones africanas. o 19. Espaa: M. I[ashall,. o 20. lndochina: de Dien Bien Fu a los jmerec ro-jos.o21. Hollryood: el mundo del cine.22.|,a descolonizacin de fuia.o23. Italia 1944-1992.o24. Nas-sr.o25. Blgca.o26. Bandung.o27. Militaesypolca.o2t. Elperonimo.o29. fit0.o30. ElJapndeMcArthrn. o 31. El desode monetaio. o 32. La descolonizacin de Africa. 33. De Gaulle. o 34. Canad. o 35. Mujer yhabaio. o 36. Lae guerras de lsael. o 37. Hungra 1956. o 3t. Ghandi. 39. El deporte de maoas. .40. [a Cuba deCasto..4l. El Ulstet. o 42. la Aldea Global. Mas6 media, las nuevas comunicaciones. o 43. China, de Mao a la Re-volucin cultual. .44. Bpaa: la emigracin a Europa. o 45. El acomodo uaticano. o 46. Kennedy. o 47. El feminis-6. o 48. El tatado de Roma. o 49. fugelia, de la independencia a la ilusin fiustada. o 50. Bad Godes-berg. o 51. Nehn. 52. Ihschev. o 53. Espaa, la revolucin del 600. o 54. El ao 1968. .55. USA, el sndromedel Vieham. o 56. Grecia, 2..57. El lenmeno Beatles. o 58. Praga 1968. o 59. El fin del mito del Che. o 60. W.Bndt. o 61. Hindes y nusulmanes. o 62. Portugal 1975. o 63. El Chile de Allende. o 64. [a olencia polca en Eu-ropa. o 65. El desanollo del euMesanollo. o 66. Filipinas. o 67. Bpaa, la muerte de Franco. o 6t. La URS de Bez-neu..69, [ crisio del petleo. o 70. La Gan Betaa de Margaret Tlatcher. 71. El Japn actual. 72. [a tanei-cin espaola. o 73. USA en la poca Beagan. o 74. Olof Palme, la cocialdemocacia sueca. o 75. Altemativos y ver.des. o 76. Amrica, la cisis del caudillisuo . o 77 , Los pases de nueva industializacin. o 7t. China, el poshaos-mo.o79. [a crisis de los paeee del Esle, el deanollo de Solidamocc en Polonia..t0. Per, Sendero Lumino-so. o 81. [a lglesia de Woytila. o 82. El lnin de Jomelni. o t3. I Espaa del 23 F. o 84. &rlinguer, el euocomuni+m0..85. Afganictrn. o 86. Bpaa 1982-1993, el PS0E en el poder. o t7. Progesismo e integrismo. o 88. Elpeligonuclear/la mancha de ozono. o 89. Gorbachov, la perestoika y la rupfura de la URSS. o 90. La sociedad poendus-tial. o 91. [a guena del Golfo. o 92. Los cambios en la Euopa del Ecte: 1989. 93. ta OTAN hoy. o 94. [a unifica-cin alemana. o 95. El SIDA. o 96. Yugoslaa..g1 . Hambre y revolucin en el cuerno de Africa. o 9t. Las lmas mi.gracicnes. o 99. Clinton. o lffi. La hpaa plural.

  • INDICE

    7El nacimiento de un mito

    10El camino a la presidencia

    t1Intelectuales y poltica

    t4El Partido Demcrata elige

    candidato

    t6El gran enfrentamiento

    1BIr.ennedv. presidente

    20Cambios v reformas

    22Los problemas de la Nueua

    Frontera

    24\uevas ideas, viejas realidades

    27Baha de Cochinos, los misiles

    v Vietnam

    28La hora de la desmitificacin

    3IBibliografa

  • El presidente de Estados Unidos John Fibgerald Kennedy, en una de sus muy conocidas alocuciones

  • La era KennedyGustavo Palomares Lerma

    Proesor titular de Relaciones Intemacionales. UNED

    D n"o que las patabras vayan desdea hom y este lugar a los amigos y a losadverarios a la vez, puesto que la antorchaha pndo a manos de una nueva genera-cin de norteamericanos, nacidos en este si-glo. templados por la guera, disciplinadosWr una dura y amarga paz, orgullosos denuato paado... I-a tompeta nos convocaahom de nuevo, no como llamada hacia lasarmas, aunque affnas necesitemos, no comollamada hacia la lucha, aunque estamos enlucha, sino como una llamada para sopor-br el pao de una larga lucha ente dos lu-c6, ao tas ao, alegres en Ia esperanza,pcientes en la tibulacin, una pelea con-ta los enemigos comunes del hombre: tira-na, pobreza, enfermedad y la mismagueffa... Y as, compaeros americanos, nopreguntis qu puede hacer vuestro pas porvoetoq preguntad qu podis hacer voso-tos por vuesfuo pas. Compaeros ciudada-nos del mundo: no os preguntis acerca delo que Nofteamrica har por vosofuos, sinoacerca de lo que todos juntos podemos ha-cer por la libertad del hombre. (Discurso detoma de posesin, 20 de enero de t967.)

    Si ha existido en la historia de EstadosUnidos una persona capaz de influir decisi-vamente en su destino y en la mentalidadcolectiva de ese pueblo, un hito de talmag-

    nitud que quepa hablarse, incluso en la ac-tualidad, de un antes y un despus, ste essin duda el presidente John F. Kennedy.Una figura de talenvergadura histrica que,ms all de su protagonismo poltico, fue ca-paz de impregnar a toda una generacin denorteamericanos, y tambin una gran partede los comportamientos y manifestacionessociales, ticas, polticas, literarias, e incluso,estticas que encontraron en Kennedy,como lmismo sealara, un cambio del sis-tema de valores tadicionales, un nuevo ca-mino para el pueblo norteamericano quemereca ser recorrido, un indito compromi-so personal con el destino de una nacin.En resumen, una nueva forma de ver y en-tender la vida.

    John F. Kennedy accedi a la presidenciade Estados Unidos el20 de enero de 7967y fue asesinado en Dallas el22 de noviem-bre de 1963. Este corto perodo de tiempo,exactamente 1.000 das, fue suficiente paramarcar profundamente la memoria colecti-va de un pueblo que encontr en Kennedylo que ardientemente necesitaba encontrar.Incluso en la actualidad, cuando con ciertoaire de aoranza se quiere encontrar en elactual presidente Clinton un esfi'Io kennedia-no, esa memoria poltica y vital que supo-na Ia bsqueda de algo nuevo no se ha per-

  • dido y contina siendo debate permanente,centro de inters y, en algunos casos, frvo-la excusa literaria y cinematogrfica parahacer dinero.

    El poder simblico de Kennedy se man-tiene y el inters por su personalidad y suforma de hacer poltica es perdurable en eltiempo, como lo demuestra una reciente en-cuesta realuada en Estados Unidos, que re-vela que un 56 por 100 de las personas en-trevistadas pre-sidente de Lin-coln, y mu Tru-man e, incluso, Washington. Una parte con-siderable de los encuestados que sealabansu preferencia por Kennedy, casi un 28 por100, tiene menos de veinticinco aos y re-presenta esas nuevas generaciones que enrepetidas ocasiones oyeron a sus padresev uvenil re-cu vicepresi-de almundoel

    La muerte de Kennedy supona no slo elfin de la esperanza de un gran consenso na-cional que haba expresado Ia necesidad deun cambio en la tradicional forma de hacerpoltica de sus elites gobernantes hasta1961, sino tambin elfinalde uno de los in-tentos ms serios de modernizacin en Iahistoria reciente de Estados Unidos.

    La incorporacin de una serie de medi-das y cambios que afectaban de una formadirecta a las bases econmicas, polticas, ala proteccin de los derechos civiles, a laconsideracin de las necesidades ciudada-nas mnimas

    -como la asistencia sanitaria,la vivienda, algu-nas de las s q-ueemprendi desde

    John Kennedy

    los primeros cien das de gobierno. El con-junto de reformas emprendidas por Ken-nedy, que lmismo designaba como NuevaFrontera, supona la vuelta a un New Dealpoltico y social, reflejo de las reivindicacio-nes de una nueva ciudadana que haba sidotestigo de un deterioro progresivo del siste-ma poltico, econmico y social de EstadosUnidos desde 1945.

    La gestin de Truman, de vaivenes anteel avance de la crisis econmica, la oscuray costosa poltica dela contencin comunis-fa, elinicio de la locura que haban supues-to el maccarthismo y la caza de brujas, lasconsecuencias sociales y econmicas de laguerra de Corea, eldesanollo de la labor degobierno de Eisenhower con el empobreci-miento de los niveles de proteccin social;todos estos factores y algunos ms, produ-jeron una apata y un creciente desinterspor el proceso poltico de los ciudadanosnorteamericanos. Esta falta de motivacinsupuso un descenso progresivo en la parti-cipacin poltica, puesto de manifiesto en lasaltas tasas de abstencin, especialmente enlas elecciones de 1948 (47 por 100) y de1956 (40 por 100), y tambin en la escasa,si no nula, incorporacin de los jvenes nor-teamericanos a la vida poltica: un 88 por100 de stos se haba abstenido en 7956 yun 96 por 100 no haba asistido a ningnacto electoral.

    Esta apata, fruto del largo y tortuoso ca-mino reconido por Estados Unidos desde1945, tambin supona elagotamiento de lavieja clase poltica, unas tradicionales elitesdirigentes que eran incapaces de aglutinarlos nuevos factores de cambio incorporadoscon fuerza a la sociedad norteamericana yque reclamaban un proceso de moderniza-

    Naci en l9l7 y, graduado en la Universidad de Hanad, tom parte enla Segunda Guerra Mundial. Elegido diputado de la Cmara de Repre-sentantes en 1946 por el Partido Demcrata, y senador en 1952. En 1953se cas con Jacqueline Bouvier. Candidato de su partido a la presiden-cia en 1960, en dichas elecciones venci a su adversario republicano Ri-chard Nixon para, de esta forma, convertirse en el primer presidente ca-tlico de Estados Unidos. La imagen de cambio y modernizacin de lasociedad norteamericana que representaba, supuso un vuelco radical delas tadicionales formas de hacer poltica en ese pas. El 22 de noviem-bre de 1963 fue asesinado en Dallas por Lee Haruey Oswald; ni la Co-misin Warren, designada para esclarecer los hechos, ni posteriores in-vestigaciones, pudieron da con las claves del magnicidio.

  • El candato demcata a la hesidencia duante un paseo con su mujer y su hija por la playa de Hyannis Port

    cin acorde con ios nuevos tiempos. La ne-cesidad. a fin de cuentas, de una nueva cla-se polca. de un nuevo discurso capaz dereflejar los sentimientos de los ciudadanos:nuevas ideas que, sin renunciar a la tradi-cin y al orgullo de ser norteamericano,lo-graran imprimir un nuevo rumbo a EstadosUnidos.

    El nacimiento de un mito

    Kennedy reuna las condiciones bsicasque Ia sociedad norteamericana necesitabaen ese momento. Puede sealarse, comohacen algunos de los que fueron sus cola-boradores inmediatos, que fue el primerpre-sidente contemporneo.' su juventud, su vi-talidad, su modernidad, e incluso sus gran-des dudas a la hora de adoptar decisionesimportantes. No slo era el primer presiden-te nacido en el siglo XX, era tambin el pri-mer representante en la Casa Blanca de unageneracin distinta, la generacin que nacidurante Ia Primera Guena Mundial, pas su

    juventud durante la Depresin, combati enIa Segunda Guerra Mundiale inici su caffe-ra poltica durante Ia Guena Fra, en la eraatmica.

    Como seala Schlesinger, uno de sus prin-cipales colaboradores, sta fue la primera ge-neracin que se desaroll mientras llegabaa su fin la era de la inocencia americana.Ha-ber nacido diez aos despus de LyndonJohnson, o casi veinte aos despus de Ad-lai Stevenson, dos de los lderes significativosdel Partido Demcrata, colocaba las racesde Kennedy en una Amrica ms sencilla,ms lejana de Ia vieja escuela de los lderesnorteamericanos clsicos. Una vieja escuelade la que se fuvo que valer para poder ac-ceder a la presidencia, pero en la que pro-vocaba un cierto temor porque rompa el cl-sico perfil de los polticos que haban sidopresidentes o vicepresidentes en ese pas: deorigen irlands, catlico, natural de NuevaInglatena, hombre de Harvard, con Ean for-macin histrica, con firmes conviccionesrespecto a los principios de libertad y los de-rechos civiles, y tambin miembro de uno delos clanes econmicamente ms poderosos

  • John Kennedy posa en la Casa Blanca, sentado en su clebre mecedora, obligada Por su lesin vetebal

  • de Estados Unidos pero, por su afn indivi-dualista, distante de los principios polticos eideolgicos que representaba su padre.

    Kennedy era, por tanto, difcil de encua-drar en las generalizaciones sociolgicas quese suelen realizar del electorado norteameri-cano. Era un poltico que estaba fuera de lanormalidad, en su origen, en su formacin,en su renovado idealismo, distante de otospresidentes como Wilson o Roosevelt, y quetambin expresaba la desconfianza de la ge-neracin de la postguerra por la vieja formade hacer poltica: las promesas de grandezade siempre, la pomposidad en los gestos, laretrica hueca, las palabras encendidas queslo expresaban demagogia, los movimien-tos de brazos y el signo de victoria, los be-sos a los nios...

    Es evidente que cualquier poltico quequiere llegar a presidente

    -y Kennedy lodeseaba- tena que enfuar en unas reglasde juego que suponan aceptar este fingi-miento, pero tambin es cierto que Kennedytena claro una serie de cosas que nunca ha-ra en la fase de comercializacin en la queenta una persona en su camino a la presi-dencia de Estados Unidos. Su famoso dibu-jo dedicado a sus colaboradores en plenacampaa, de un hombre agitando los bra-zos y haciendo la seal de victoria con unafrase debajo que deca: Siempre jur queuna cosa que no hara nunca es..., no erafruto de una pose sino de un claro conven-cimiento de Io que no poda hacer. En nin-gn caso baicion ese sentimiento: nuncaemp ninguna frase con un Jackie y yo,nunca gesticulaba con los brazos ni adopta-ba poses agresivas, no Ie gustaba estrecharlas manos y detestaba besar a los nios que,en su opinin, tenan cosas ms importan-ta que hacer que besar a polticos presiden-ciables.

    Esta aparente frialdad, que tanto le recri-minaban sus asesores y utilizaban sus riva-les polticos, se rompa cuando con la apa-riencia exterior de serenidad y calma expre-saba con seguridad sus argumentos, en lonovedosos de su desanollo, en la capacidadde improvisacin, y cuando la emocin con-tenida se reflejaba en sus ojos y en elahogode sus palabras en los momentos cumbresde sus discursos. Fueron estas cualidades defrescum, espontaneidad y sinceridad las quevencieron a un sombro Nixon, de apretadamandbula, con antiguo discurso y viejas so-luciones, en el debate televisado pocos dasantes de las elecciones.

    Todas estas cualidades reflejaban unaafuactiva personalidad y, sobre todo, a unpoltico de nueva hechura y factura, unapersona que en su inicial ingenuidad prome-ta Ia liberacin del idealismo americano,existente muy en el fondo del carcter na-cional, pero aprisionado por la astucia y elclculo de la sociedad americana de losaos cincuenta. Ofreca a los jvenes Ia po-sibilidad de convertirse en algo ms que sa-tisfechos accionistas de una nacin satisfe-cha,la necesidad de corresponsabilizarse eneldestino de la nacin rompiendo la pasivi-dad e incorporndose a las labores colecti-vas delda a da, en eltrabajo, en la univer-sidad, en el banio, en su ciudad. La respon-sabilidad colectiva de un pueblo en la solu-cin de los numerosos problemas que acu-ciaban a una parte importante de la socie-dad americana: los problemas econmicos,laborales, de formacin y asistencia a losdesfavorecidos, de lucha por la igualdad ypor la defensa de los derechos civiles. Unaspromesas que se plasmarn no slo por lavoluntad de un presidente y de un Gobier-no, sino principalmente por el esfuezo y sa-crificio de toda Ia nacln.

    Este era elsugerente mensaje con nuevasformas que ofreca Kennedy a los ciudada-nos norteamericanos, y stos no dudaron enaceptarlo. El voto popular, el ms amplio ja-ms emitido, daba la presidencia a la reno-vacin y a la inocente ingenuidad. Una in-genuidad que, en gran parte, se perdi enlos primeros das de su gestin presidencialy sobre todo en sus principales decisiones enla poltica exterior. Un idealismo que tuvoreflejo en determinadas medidas internaspara establecer la Nueva Frontera deseadapor Kennedy y que suponan una moderni-zacin de la sociedad americana, pero tam-bin un idealismo que dej paso al oscuropragmatismo tadicional, traicionando el es-prifu y el fondo de su propio mensaje, cuan-do tuvo que enfrentarse con episodios de laGuerra Fra como la consolidacin del triun-fo de la revolucin cubana, Baha de Cochi-nos o la Crisis de los Misiles. La difcil solu-cin enke un idealismo convencido y elpragmatismo de la poltica de gobiemo delda a da. Un Kennedy como figura histri-ca contradictoria.

    Aun con todas las incongruencias, quefueron muchas, la figura de Kennedy y sutrgico asesinato supusieron para EstadosUnidos no slo elprincipio y fin de una po-ca, sino tambin el nacimiento de un mito.

  • Un mito que, a pesar de sus grandes debili-dades humanas y de poseer, como todosellos, las manos de oro y los pies de barro,trasciende esos aos y le coloca en un lugardestacado de la historia reciente de EstadosUnidos. Como literariamente seala Ted So-rensen, su persona de mayor confianza, unapoca en la que Un pueblo haba perdido lailusin, y un hombre la encontr.

    El camino a la presidenciaLa carrera poltica de Kennedy, como su

    personalidad, tambin fue atpica en lo quehasta ese momento era costumbre en la ka-yectoria de un presidente. Perteneciente auna familia relumbrante de hadicin euro-pea y de gran peso social y econmico,atractivo joven con esposa an ms joven yatractiva, acento de Harvard, tan irlands ycatlico como Al Smith, el de l-as callejue-las de Nueva York, pero separado por dosgeneraciones de los guetos irlandeses delsury este de Boston.

    Su padre, Joseph, haba logrado separar-se delmarco irlands bostoniano, se graduen Harvard y se dedic a las inversiones fi-nancieras y a la especulacin en Bolsa, has-ta que logr amasar una gran fortuna. Hom-bre de confianza de Roosevelt, que le nom-br presidente de la Comisin de Bonos yCambio y, con posterioridad, embajador'enGran Bretaa. Siguiendo la tradicin polti-ca familiar que alcanzaba no solamente a supadre, sino tambin a sus dos abuelos bos-tonianos, el primognito Joseph Kennedy

    Jr. era el destinado a administrar poltica yeconmicamente la herencia familiar, de nohaber sido por su muerte en la SegundaGuerra Mundial.

    Su hermano John -Jack para elentornofamiliar- tambin haba participado en la

    guena y fue gravemente herido cuando sulancha PT fue atacada por un destructor ja-pons. Los esfuerzos para salvar a la tripu-lacin y tambin, por qu no decirlo, la in-fluencia familiar y la muy posterior campa-a del partido, transformaron la discretaparticipacin de John en la guena en la his-toria de un hroe que volva a casa para re-coger la antorcha de la tradicin de la fami-lia. Una familia, los Kennedy, destinada a ju-gar un papel preponderante en la historia yen el destino de la nacin; una familia o,como dicen muchos autores, un clan que,utilizando una jerga poco acadmica peromuy expresiva, representaba ala gente gua-pa del pas.

    La canera poltica de John se inici en1946, cuando acept presentarse a las elec-ciones alCongreso por un banio de Boston.Esta decisin la adopt incluso con la opo-sicin de una parte considerable de la viejaguardia demcrata de la ciudad, que le con-sideraba un candidato excesivamente joveny poco comprometido con las directrices delpartido. La personalidad desplegada porKennedy en Ia campaa demostr hasta qupunto haba existido una buena sintona en-he el electorado, principalmente de tradi-cin irlandesa, y un candidato que no les ha-blaba de las grandes cuestiones, sino de lospequeos problemas cotidianos que exigansolucin. Una gestin discreta en elCongre-

    Richard Nixon

    trico su debate televisado frente a Kennedy, donde se puso de mani.fiecto el diferente talante de ambos polcos. En 1962 fue nuevanentederrotado en las elecciones para gobemador de California. En l96t con-

    n de cu partido y derrot al demcatadel mismo ao. Fue presidente hasta 1974,tir por sue implicaciones en el caso Wate-

    gafe. Muri en 1994.

  • Kenaedy y Nixon, rivales por la presidencia de EE.UU,, eunidos en una rccepcin dwante la campaa

    so. pro efectiva para sus electores y para laciudad. le asegur dos mandatos y le dio laexpriencia suficiente para ir consiguiendopaulatinamente mayores apoyos en el par-tido. especialmente en los sectores ms pro-gresilas.

    En las elecciones de \952los demcratasde Massachusetts le propusieron como can-didato para elSenado frente a uno de los se-nadores ms influyentes, Henry Cabot Lod-ge. La campaa lanzada por Kennedy endefensa de algunos de los derechos civiles,y'su moderada oposicin a la cruzada anti-comunista lanzada por el republicano Jo-seph McCarthy, fueron algunos de sus pun-tos cenhales. Sin embargo, este nadar con-ta la coniente de la mayor parte de la opi-nin pblica norteamericana, y las innova-doras propuestas econmicas daban un im-pulso renovado y sugerente a una campaadifcil y aniesgada. De tal forma que cuan-do en las elecciones presidenciales de 1952el republicano Eisenhower ganaba al dem-crata Stevenson, y Massachusetts elega ungobemador republicano, Kennedy superabaa Lodge en este mismo Estado en la elec-cin para el Senado.

    La labor del senador Kennedy estuvo en-

    caminada a criticar y moderar, en la medi-da de sus limitadas posibilidades, la plenaactividad del Comit de Actividades Antia-mericanas en el momento ms lgido de lallamada caza de brujas. Lo que se denomi-n campaa de coniencin omunista inte-rior constituy uno de los peores momen-tos para los principios de libertad y demo-cracia en Estados Unidos. La posicin ini-cial de Kennedy frente a la campaa mac-carthista fue templada, pero con posteriori-dad su idea de que el maccarthismo era qe-no a sus principios, supuso no pocos incon-venientes para el joven senador, que tuvoque enfrentarse a algunos sectores conser-vadores de su propio partido e, incluso, asu propio padre, que haba apoyado al se-nador por Wisconsin porque en ampliossectores irlandeses McCarthy era considera-do como un hroe.

    Intelectuales y polticaEsta fase en el Senado sellar decisiva-

    mente su trayectoria poltica e intelecfual;sus relaciones con Stevenson, el lder del ll

  • LZ

    Partido Demcrata, marcaran en lo funda-mental su formacin poltica. Se incorporadems a un grupo de notables 9 de jve-nes intelectuales, en ntima relacin con losplanteamientos reformistas de Stevenson,ese pequeo trusf de cerebros

    -como lmismo les llamaba- entre los que se encon-traban Thomas Finletter, el que fuera secre-tario del Aire de Truman y en ese momentorepresentaba a los demcratas reformistasde Nueva York, el senador Hubert Humph-rey, eljoven economista John Kenneth Gal-braith, el destacado historiador y politlogo,posteriormente premio Pulitzer, ArthurSchlesinger, y Theodore Sorensen, el sena-dor por Nebraska que se transform en n-timo amigo y brazo derecho de Kennedy.

    Principalmente este grupo formaba elDAC (Democratic Advisory Council), que te-na como principal fin adoptar una lneaagresiva frente a la Administracin Eisenho-wer y la bsqueda, por medio del debate enlos foros de discusin, de una nueva polti-ca democrtica. Destacados miembros delpartido, como Lyndon Johnson, elque lue-go estara llamado a sustifuir a Kennedy trassu asesinato, y Sam Rayburn vean con mu-cha desconfianza a este grupo, a cuyosmiembros calificaban de jvenes y exagera-dos liberales.

    Durante este perodo, el contacto inicialcon este grupo llev a Kennedy a una pro-ductiva labor intelectual. Su libro Perfiles devalor ser una aproximacin valorativa a lalabor de algunos polticos significativos en'lahistoria de Estados Unidos, desde JohnQuincy Adams hasta Robert Taft. Tambinsu especial relacin con Sorensen le llev aaproximarse a algunos de los grupos rurales

    avanzados del Medio Oeste y al idealismode George W. Monis, representantes de unalnea modernizadora y de un revisado con-cepto de democracia.

    Cuando en la proximidad de las eleccio-nes de 1956 los demcratas se planteabanla estrategia para plantar cara a la reeleccinde Eisenhower, el nombre y Ia personalidadde Kennedy tenan un gran peso en el par-tido. La candidatura de Adlai Stevenson, ellder hadicional, estaba fuera de toda duda,pero los demcratas eran conscientes de queiban a tener enfrente a un presidente que sepresentaba alareeleccin con un gran apo-yo popular. Una figura que, a pesar de lasdificultades en su gestin pero especialmen-te despus de haber dado fin a la guerra deCorea, gozaba de un apoyo significativo entodo el pas.

    Las grandes figuras de los demcratas sa-ban que lo tenan difcil e intentaban bus-car los apoyos posibles a la candidatura deStevenson. Fue en este contexto cuando eltndem Kennedy-Sorensen empez a fun-cionar: el creciente peso delprimero se com-binaba a la perfeccin con la inteligencia yhabilidad del segundo. Un informe de So-rensen, presentado poco antes de la Con-vencin Demcrata en Chicago, pona demanifiesto, sobre la base de la diskibucinde los votos, que un catlico reforzara lacandidatura, y demostraba, por la va de losdatos electorales, hasta qu punto eran err-neos los argumentos aducidos por algunospesos pesados delpartido, como Finnegan,director de la campaa, cuando sealabaque: Amrica no est preparada para un ca-tlico.

    La candidatura de Kennedy se abri paso,

    En su discurso de acepta-cin como candidato dem-crata a la presidencia de losBtados Unidos, Kennedy ex-presba su idea de /a NuevaFrontera: ...En el exterior estcambiando el equilbrio delpoder. fuisten nuevas y ted-bles armas, naciones nuevasde incierto destino, nuevaspresiones de Ia poblacin yms privacin... En el interior,Ia cambiante forma del futuro

    La Nueva Fronteraes igualmente revolucioaria.E1 New Deal y e1 Fair Dealeran medidas avanzadas paralas generaciones que las em-prendieron. Pero sta es unanueva generacin... necesita-mos una revolucin en Ia agri-culfura... una revolucin en lapoblacin urbana... una revo-lucin pacfica por los dere-chos humanos, que exige elfin de la discriminacin racialen todos los sectores de nues-

    ta vida colectiva... Los pro-blemas no estn todos resuel-tos y todas las batallas no es-tn ganadas, nos encontamoshoy al borde de una NuevaFrontera. Ia frontera de la d-cada de 7960; una frontera dedesconocidas opoftunidades,de desconocidos caminos. LaNueva Frontera de que estoyhablando no es un conjuntode promesas; es un conjuntode objetivos que nos llaman.

  • Imagen clsica de Kennedy duante uno de sus drtscusos diilgidos a los hombes y mujeres de Amica 13

  • pero la oposicin interna llev a Stevensona mantener abierta la designacin delvice-presidente y, rompiendo,la kadicin nortea-mericana, dej al libre voto de la Conven-cin su eleccin. Despus de sucesivas vuel-tas en la votacin, el nombramiento para vi-cepresidente recay en Estes Kefauver, a es-casa distancia de Kennedy.

    La no designacin de Kennedy como can-didato a vicepresidente por elpartido dem-crata para las elecciones de 1956 abra lasposibilidades para su nominacin en 1960;si hubiera sido de otra forma, la que ya eradenota'anunciada de los demcrtas frentea Eisenhower seguro que habra encontra-do su ms simplista explicacin en la cat-lica condicin de su vicepresidente.

    El Partido Demcrata eligecandidato

    La Convencin de Chicago haba trans-formado a Kennedy en una figura nacional,y era cada vez ms evidente que para laselecciones de 1960 no se conformara conelpuesto de vicepresidente. Durante la cam-paa de 1958, para conseguir por segundavez su nombramiento como senador, fue laprimera vez en [a que de una forma generalelelectorado norteamericano percibi el ca-rcter personal y nuevo en su form.a de ha-cer poltica.

    Un punto fundamentalen la campaa de1958, que luego entrara a formar parte desu programa electoralpara obtener la presi-dencia, fue su defensa y compromiso con losderechos civiles. Las crisis sucesivas produ-

    cidas desde 1953 haban llevado a la Admi-nistracin Eisenhower a efectuar nombra-mientos en elTribunalSupremo que posibi-litaran algunas decisiones para salvaguardarlos derechos individuales en los casos de se-guridad y lealtad, que haban sido puestosen peligro con McCarthy y su campaa anti-comunista.

    Con todo, las decisiones delalto Tribunalpara acabar con la segregacin racial, revi-sando la histrica decisin en el caso Plexycontra Ferguson de 1896, que haba sancio-nado desde ese momento y, hasta esta po-ca, la separacin entre blancos y negros notena un apoyo judicial y poltico decidido.Algunos argumentos favorables a la segre-gacin en las escuelas sealaban que la En-mienda XIV a la Constitucin no prohiba lasegregacin de los negrs en las escuelas,siempre y cuando recibieran los mismos ser-vicios que los blancos. La decisin del Tri-bunal en 1954 en el caso Brown contra laCmara de Educacin de Topeka, sealabaclaramente y por unanimidad que los servi-cios de educacin separados son intrnseca-mente desiguales.

    Sin embargo, aunque el Tribunal aceptque los estados se movieran gradualmentehacia la implantacin de escuelas no segre-gadas, varios de los antiguos estados escla-vistas recunieron a todos los argumentos le-gales, de presin e intimidacin para evitara toda costa dicha decisin. Las actividadesdesanolladas por los grupos negros organi-zados en el sur encontraron en el reverendoMartin Luther King, y en su filosofa de la de-fensa pacfica de los derechos civiles para losnegros, el principal referenle para iniciar unalucha en pos de la igualdad.

    Dean BuskNacido en 1909, duante la Segunda Guerra Mundial estuvo en Asiacomo conselero poltico del Alto Mando para la lndia, Birmania y Chi.na. Siwi en la Administsacin Truman, ocupando los cargos de subse-cretario adiunto de Estado en 1949 y de secretario adiunto de Estadopara los asuntos de Extremo Oriente en 1951, entre otros, hasta que fuenombado presidente de la Fundacin Rockefeller, cargo que ocup de1952 a 1961. Este ao Kennedy le nombr secretario de Estado, cargoque slgui ocupando con Johnson hasta 196t. Junto con Robert McNa-mara, fueron los dos mlembros del gabinete de Kennedy que se ldentl.ficaon con los planes del Pentgono y de la CIA para llevar a cabo laaccin en Baha de Cochinos y para iniciar la intervencin de EctadoUnidos en Vietnam. En 1970 se reincorpor como profesor de DerechoInternacional en la Univesidad de Georgla.

  • Izquierda, Edwad, hemano meno del presidenteeisen, uno de los hombes clave en el entomo de

    A finaies de 1957, puesta en marcha Iacampaa para el Senado, haba cierto pro-greso en la desaparicin gradual de la segre-gacin en las grandes ciudades del alto Sury de la regin fronteriza, como Washington,Baltimore, Louisville y San Luis; pero 2.300distritos, que incluan todo elinterior delSury Virginia, permanecieron segregados. Laspresiones y agresiones a varios nios de co-lor en la escuela de Little Rock, en Arkan-sas. ante el intento de entrar a clase con losnios blancos y la respuesta del gobernadory autoridades locales al poder federal paramantener la segregacin, provocaron unode los ms serios enfrentamientos entre am-bas comunidades.

    La crisrs de Little Rockimpresion alcan-didato a senador Kennedy, que incorpor asu campaa un fuerte programa en materiade derechos civiles. Fue esta raznla que leIlev a entrar en contacto con dos personasque seran decisivas en la posterior campa-a electoraly en su candidatura a presiden-te. Eran Ken O'Donnell, representante de lossectores ms liberales del partido y fiel de-fensor de la integracin, y Phil Graham, di-rector del Washington Posf. Este tena exce-lentes relaciones con la fuociacin Nacional

    y senador por Massachusetts desde 1963. Theodoe So-Kennedy, autor de sus discusos y su bigafo (deecha)

    para elProgreso de la Gente de Color, y ha-ba trabajado en estrecha relacin conLyndon Johnson en la lucha para ratificar laLey de Derechos Civiles de 1957, En laamistad de Kennedy con Graham se en-cuentran dos de los hechos fundamentalesque forjarn la posicin poltica del que enese momento era candidato a senador y po-cos meses despus, a presidente.

    En primer lugar, el decisivo impulso paraque Kennedy, a pesar de la oposicin de al-gunos de sus inmediatos colaboradores,aceptara a Johnson como vicepresidente ensu candidafura presidencial; en segundo lu-gar, la especial relacin con Graham fue elinicio de la admiracin de Kennedy por lapersona y el pensamiento de Martin LutherKing. Una ancdota representativa de dichaespecial consideracin esfuvo en la llamadaque, desatendiendo los consejos de sus co-laboradores y desde la intimidad de su ha-bitacin en un hotel de Chicago, en plenacampaa presidencial, realiz a la mujer deKing al enterarse de la detencin de su ma-rido en Georgia. La noticia se conoci porlas declaraciones delpadre de King a un pe-ridico; dicha llamada, segn todos los ana-listas, tuvo una repercusin sumamente nega- t5

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    tiva en los votos en todos los estados del sur.[a victoria de 1958, con un margen de875.000 votos

    -elms amplio margen quese haba obtenido hasta ese momento en lahistoria de Massachusetts- sifuaba a Ken-nedy como el ms firme candidato de los de-mcratas para las elecciones prsidencialesde 1960.

    Es posible que silos propio republicanos,con la Enmienda XXII a la Constitucin deEstados Unidos, no hubieran limitado a doslos mandatos presidenciales, Dwight Eisen-hower, presidente de Estados Unidos de1953 a 1961, hubiera sido el mejor candi-dato a optar por una tercera nominacin yla apuesta ms firme para cerrar de esta for-'ma las posibilidades del Partido Demcrata.Como los republicanos no podan volver aelegir a lke, la posibilidad de posibles can-didatos se limitaba a dos opciones: designara Nelson Rockefeller, gobernador de NuevaYork, de personalidad atractiva, que habapertenecido al Gobierno federal desde laguerra, y que reuna ciertos apoyos en elpartido, o por el contrario designar a Ri-chard Nixon, aprovechando su experienciacomo vicepresidente de Eisenhower. Nixonhaba estado vinculado a Ia solucin de lascuestiones ms delicadas durante la Admi-nishacin Eisenhower y se encontraba apo-yado por los sectores tadicionales del par-tido; l poda unir la experiencia de gobier-no anterior con un intento de renovacin enlas filas republicanas.

    El gran enfrentamiento[a solucin de Dick

    -como amistosa-mente se denominaba a Nixon- ofrecamayores garantas que el riesgo que supo-na la designacin de Rockefeller; a fin decuentas, el anterior vicepresidente habasido enhenado para la presidencia duranteocho aos. Haba participado activamenteen las decisiones delGabinete y ganado pro-gresivamente la confianza del general; tuvoun papeldiscreto y nada ambicioso cuandouna enfermedad del presidente estuvo apunto de llevarle a la Presidencia y era ungran conocedor de las complicadas estruc-turas delPartido Republicano. A su gran ex-periencia poltica, Nixon tambin una su re-lava juventud

    -cuaho aos mayor queKennedy- aunque sus intervenciones p-blicas y su barroca retrica estaban ancla-

    das en la vieja tuadicin poltica delpas. Sudiscurso estaba cargado de los conceptosclsicos de la conciencia nacionalnorteame-ricana, su continua referencia a la tradicin,Ia familia, Dios y el destino, idea de Amri-ca, el inters nacional, la seguridad compro-metida, colocaban a Richard Nixon, a pesarde su juventud, en la vieja clase poltica nor-teamericana.

    Nixon fue elegido candidato por el Parti-do Republicano en un primer escrutinio, yobjetivamente era una buena eleccin quecontaba con elapoyo decidido de su grupoy poda recoger la popularidad de un presi-dente que, como Eisenhower, reuna mu-chas simpatas en una parte considerable delelectorado. Las elecciones podan habersido cmodas para Nixon, de no haber sidosu oponente John Fibgerald Kennedy.

    Por su parte, los demcrtas se debatanentre distintas opciones, convencidos comoestaban de que denotar a Nixon iba a seruna prueba difcil. En las elecciones prima-rias empezaron a decantarse las distintascandidaturas que optaban a Ia nominacinpor el partido. Por un lado, la del senadorpor Minnesota, Hubert Humphrey, repre-sentante de un sector centista y liberal; poroto, la del senador por Texas, LyndonJohnson, hombre con experiencia, protegi-do durante un tiempo por el desaparecidopresidente Roosevelt, era el representantede los moderados y de la mayor parte de losestados del sur. Kennedy, el candidato demenor edad, aglutinaba a los sectores libe-rales del este y norte, a los intelechrales com-prometidos y a los sectores ms jvenes delpartido.

    La candidatura de Kennedy parta conuna cierta ventaja: en el candidato de me-jores logros en nmero de votos en los lti-mos aos y en las elecciones primarias llegal primer puesto demcrata con siete esta-dos ampliamente separados, ganando en to-dos ellos.

    Los resultados en las elecciones primariashaban despejado una de las mayores incg-nitas en l carrera poltica de Kennedy: lap o pudiera serp Sin embargo,d para su elec-

    mantenido una gran actividad en los mesesanteriores a la designacin, pero el peso de

  • R. t.

    LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES DE 1960

    I Demcrata(Kennedy)

    I tndepend.(Byrd)27 Votos electorales por Estado

    Richatd Nixon, el gan ival de Kennedy, denotado por l en 7960, llegaa luego a la presidencia en 1969

    t7

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    dos denotas electorales sucesivas le coloca-ba en uha mala posicin para ser otra vezdesignado. No obstante, el apoyo de Ste-venson a una u otra candidatura era decisi-vo para conseguir la nominacin.

    Su renuncia a desequilibrar la balanza enfavor de alguno de los candidatos dejaba enmanos de la Convencin Demcrata, reuni-da en Los Angeles, la decisin final. A laConvencin haban llegado slo dos nicoscandidatos con posibilidades reales, aunqueJohnson pareca contar con apoyos ms s-lidos que Kennedy en elinterior delpartido,mientras que un sector de ste defenda lanecesidad de negociacin enhe las dos can-didaturas. Con todo, estaba por decidirsequin sera el candidato a presidente.

    En las reuniones previas a la votacin, elinters de Kennedy era decantar a su favorla posicin de algunos de los delegados deloeste y el sur que le daran la victoria. Enello intervena decisivamente lo que desdealgunos sectores era considerado el pro$a-ma excesivamente liberal de Kennedy sobrelos derechos civiles. En una reunin con loscabezas de delegacin defendiendo su pro-grama, el candidato a presidente tuvo unade sus intervenciones ms brillantes: ...Quie-ro decir unas palabras acerca de los dere-chos civiles. Tenemos el mejor programa dederechos civiles que ha tenido el Partido De-mcrata en toda su historia. Quiero que ha-gan saber a sus delegaciones que mis fuer-zas y las de mis colaboradores estn inequ-vocamente en favor de este programa y'quequeremos que se apruebe en Ia Convencin.Si tenemos que renunciar a l nos iremospor donde hemos venido; los que tengan re-lacin con las delegaciones del Sur, que ex-pliquen claramente cul es nuesta posicin

    A'thur Schlesinger, uno deIos hombres del presidente,cuenta cmo Kennedy dioluzverde al desembarco en Ba-ha de Cochinos: ...E129 denoviembre de 1960, docedas despus de oda la infor-macin sobre el proyecto c9-bano, el presidente eleclo re-cibi, por intermedio de AllenDulles (director de la CLA), undetallado estudio en relacin

    en materia de derechos civiles, no se lo ocul-ten. Digan a los estados del Sur que espera-mos vern otras razones por las cuales de-beran apoyarnos.

    Segn Schlesinger, la reunin tuvo elefecto deseado y en los apoyos a Johnsonse empezaron a abrir grietas cuando valora-ron que Kennedy, con independencia de sustentaciones excesivamente liberales en algu-nos puntos de su programa, tena ms po-sibilidades para derrotar a Nixon. En el es-crutinio, cuando lleg la hora de votar, Ken-nedy reuna 710 votos de los 760 que nece-sitaba, pero superaba con creces al resto decandidatos; a partir de ah todos los estadosle dieron su mayora de voto.

    Su intervencin como candidato nomina-do en la presentacin de la candidaturaKennedy-Johnson para las elecciones de1960, ya inclua algunos de los puntos cen-trales de la que sera su campaa electoral:Nuevas mentalidades para afrontar la poltica exterior, una fuansformacin en las es-hucturas productivas, la puesta en marchade un cambio profundo del pas en la bs-queda de una Nueva Frontera,la revolucinpacfica por los derechos humanos y la ne-cesidad de sacrificios y responsabilidadespor parte de todos los norteamericanos enla consecucin de estos objetivos.

    Kennedy, presidente

    Sobre los puntos anteriores que subraya-ban la necesidad de modernizacin y pro-greso gir la mayor parte de la campaaelectoral, en un intento por dar un impulsorenovado a Ia vitalidad delpas. Sus objeti-

    La operacin de Baha de Cochinoscon la idea de accin sobreCuba... El da 6 de abril de1961 Kennedy escuch elproyecto para llevar a cabo eldesembarco en Baha de Co-chinos, oa a Dulles con aten-cin, nuesha reunin tena lu-gar en una exhaa atmsferade supuest unanimidad, ylos representantes de la CLA ydel Pentgono dominaban ladiscusin. McNamara, absor-

    bido por la idea de hacersecon el conhol del Pentgono,acept la operacin... Ken-nedy me mir un par de ve-ces y se dio cuenta que yo ha-ca signos de negacin con Iacabeza, me llam aparte ydespus de or mis razonespara negarme a la operacin,slo me contest: Arthur, pa-rece que estamos destinadosa seguir adelante.

  • Dos figwas de obligada referencia en la era Kennedy. A Ia izquierda, el historiador Arthw Schlesinger, ase-so del presidente; deecha, Robert llcNamaa, secretaio de Defensa, sigui en eI cargo con Johnson

    vos polticos llegaron a conseguir gradual-mente un enfoque claro cuando esgrimadistintos argumentos, pero todos ellos siem-pre desembocaban en la misma reflexin:Hacer todos los esfuerzos para volver a po-ner en marcha al pas.

    Esta idea, referida a la nueva vitalidad deBtados Unidos, siempre iba acompaadade otra que expresaba la necesidad de unadefinicin de los problemas reales que supu-siera una nueva forma para afrontarlos.Nuevas ideas nos llevarn necesariamente anuevas soluciones, afirmaba.

    El orden del discurso, desanollado una yofra vez a lo largo de la campaa, podraser elsiguiente: El gran problema que aque-ja a la poltica americana de hoy es que condemasiada frecuencia se habla de eslga-nes, smbolos y nos empeamos en batallasque pertenecen ya al pasado. Los aos se-senta van a ser totalmente dierentes, cons-tituimos una nueva generacin a la que laciencia, la tecnologa y el cambio de las fuer-zas del mundo van a enfrentar con proble-mas totalmente nuevos y que exigirn nue-vas soluciones.

    El discurso innovador y las originalesideas volcadas por Kennedy para defender

    su teora de la Nueva Frontera, el conjuntode reformas en el mbito econmico, labo-ral y socialque permitira un progreso y nue-vas cuotas en el nivel de vida, tambin te-nan su traduccin a la poltica exterior y ala presencia de Estados Unidos en el mun-do. Sin embargo, las nuevas formas y con-tenidos en el mbito internacional tendranuna lectura muy diferente.

    Las ideas de renovacin y cambio no pue-den llevar a pensar que en la consideracinde Kennedy exista una renuncia a lo quehistricamente haba sido la doctrina delDestino Manifiesto, esto es, la deseada bs-queda delliderazgo de Estados Unidos en elmundo. Muy al contrario, las ideas de Ken-nedy llamaban la atencin sobre una reno-vacin de ese liderazgo en donde elresurgi-miento interior era el fundamento necesariopara asumir la direccin de los aconteci-mientos mundiales. La visin del candidatodemcrata a presidente no supona una re-nuncia a la clsica poltica de presencia ac-tiva, intervencionista y, en muchos casos,agresiva en los acontecimientos en el mun-do. No era una renuncia expresa a la utili-zacin de la fuerza, ni a la tradicin que con-sideraba que la Providencia haba elegido a 19

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    Estados Unidos para desempear un papelfundamentalen la historia de la humanidad.Tampoco supona una quiebra de la clsicaDoctrina Monroe, sino que era la afirmacinde la tradicionalconciencia nacional nortea-mericana sobre bases renovadas.

    Las ideas de Kennedy sobre el papel deEstados Unidos en el mundo podran resu-mirse en la necesidad de realizar un cambiointerior para asegurar que todo siguiera his-tricamente igual. En ohas palabras, aco-modar la idea de supremaca a los nuevostiempos. En resumen, renovar las ideas paramantener el liderazgo en el mundo.

    La interpretacin que realizar Kennedyde Estados Unidos en las relaciones interna-cionales, podra sealarse que se encuentracercana a un idealismo renovado, distante alo que en la poltica exterior de Estados Uni-dos defendieron presidentes como Wilson oRoosevelt, ms prxima a la afirmacin deun modelo renovado de democracia que le-gitimara polticamente la presencia decisivaen los acontecimientos internacionales. Des-de su visin, el idealismo de alta dosis poltica, frente a los intereses especiales o par-ticulares de okos presidentes, supona llenarplenamente el concepto de democracia conla obtencin de unos logros reales en la so-ciedad norteamericana, para poder defen-der ms y mejor el inters nacional de Esta-dos Unidos en su firme batalla contra elco-munmo.

    Desde esta interpretacin, el discurso an-ticomunista encuentra una frmula renova-da que poco tendra que ver con el discursodogmtico y sectario del maccarthismo, nitampoco con el carcter exclusivamente mi-litar y eshatgico de la Doctrina Kennan yTruman, eje vertebrador de la poltica exte-rior de Estados Unidos desde el final de laSegunda Guerra Mundial. Por el conhario,los objetivos internacionales frente al comu-nismo estaran volcados tambin en la ne-cesidad de librar y ganar una batalla polti-ca. Estados Unidos estn.-como le gusta-ba decir, citando a Burke- en Lln lugar su-mamente visible. Todos los pueblos estnatentos a nuestros actos y a nuestros logros;tenemos la responsabilidad de dar nuevosejemplos de comportamiento.

    Cambios y reformasLas ideas de cambio que haran posible

    la Nueva Frontera, las reformas para unaproteccin ms efectiva de los derechos ci-viles, y este nuevo y menos demaggico dis-curso sobre el papel de Btados Unidos enel mundo, seran las ideas cenhales de sucampaa electoral. Sin embargo, en sus dis-cursos, elaborados siempre por l y revisa-dos por Ted Sorensen y Richard Goodwin.exista una referencia continuada a la res-ponsabilidad delpueblo americano en la ob-tencin de esos fines. Esta llamada a la par-ticipacin y a la coffesponsabilidad de losciudadanos siempre estuvo presente en supercepcin de la labor de gobierno.

    Kennedy siempre haba acariciado estaidea, partiendo de la frase de Rousseau queafirmaba: Desde el momento en que unhombre dice, refirindose a los asuntos delEstado: iPara qu me interesan?, el ktadodebe considerarse en peligro. Esta visin.que subrayaba el necesario protagonismode los ciudadanos en elproceso de kansfor-macin, era un perfecto recurso retricoporque daba naturalidad y verosimilitud asus argumentos. Pero tambin planteaba lanecesaria dignificacin y elconveniente pro-tagonismo de los norteamericanos en el pro-ceso poltico. Transformar el ejercicio delvoto, no en el acto que pone fin a la rela-cin de los electores con el candidato elegi-do, sino en el principio de los esfuerzos paraconseguir un compromiso comn.

    Desde este planteamiento, la responsabi-lidad en la consecucin de las metas marca-das no estaba slo en los enores o aciertosdelpresidente, sino tambin en la capacidadde sacrificio colectivo para conseguirlas. Elrecurso a frases como: La oNueva Frontera,no resume todo lo que pienso ofrecer alpue-blo americano, sino lo que pienso pedirle.aproximaba las ideas de Kennedy a un elec-torado que, en una gran parte, haba perdi-do el inters por la participacin y por su cla-se poltica. Principalmente, estas ideas logra-ban conectar a la perfeccin con unas nue-vas generaciones que fueron, en ltimocaso, las que le dieron la victoria.

    En las ltimas semanas antes de las elec-ciones los sondeos mostraban un claro equi-librio entre ambos candidatos. La experien-cia de Nixon como hombre de confianza deEisenhower y como gestor eficiente, ademsde los apoyos que haba logrado reunir enla mayora de los estados deloeste y delsur,hubieran sido ms que suficientes para ven-cer a cualquier otro candidato. Pero la cam-paa innovadora de Kennedy y los ltimos

  • Kennedy con su secetario de Justicia, su hermano Robet, en una de sus consultas en la Casa Blanca ZT

  • debates televisados hicieron inclinar la ba-lanza a favor de los demcratas.

    La participacin activa de los ms jvenesen edad de votar, enfue los cuales un 76 por100 dio el apoyo a Kennedy, tansform laselecciones de 1960 en las de mayor ndicede participacin: un 64 por 100. Un ndicesuperior a anteriores elecciones e incluso enlas 1 por 100 en79 un 55,7 por10 egislativas de1960, que se realizaron en los mismos luga-res y en el mismo da, vot un 58 por 100,cinco puntos menos que en las presidencia-les. Del total de votos emitidos, Nixon con-segua un 49,55 por 100 y Kennedy un49,77 por 100. Bta escasa diferencia y elre-parto de los mandatos de los electores queno haban votado a ninguno de los dos can-didatos se tansformaron en 303 mandatospara Kennedy y en 209 para Nixon.

    De esta forma, John F. Kennedy se hans-formaba en el trigsimo quinto presidente deEstados Unidos.

    Los problemas de la NuevaFonteta

    Los primeros meses delpresidente ya de-mostraron la dificultad para transformar lasilusiones despertadas por las promesas decambio ofrecidas en la campaa electoral enuna realidad inmediata que supusiera unatransformacin decidida de la realidad nor-teamericana.

    La primera dificultad esfuvo en la eleccindel gabinete personal de asesores del presi-dente, las personas que deberan afrontar el

    Robert Kennedy

    cambio sugerido por la nueva Adminisba-cin, un equipo que hiciera posible el pro-grama demcrata pero sin producir una rup-fura total en la estructura poltica y en de-terminados mbitos de la anterior Adminis-tracin. Kennedy deba elegir entre nombrarun Gabinete absolutamente nuevo

    -con loque ello supona de riesgo por la relava fal-ta de experiencia poltica en los asuntos degobierno y el posible poco apoyo polco in-cluso de algunos sectores de su propio par-tido- o adoptar una solucin de compro-miso, en donde se combinaran a la vez ex-periencia y nuevas ideas para afrontar loscambios previstos.

    Las gestiones para elaborar el nuevo equi-po fueron realmente costosas. La responsa-bilidad que recaa sobre los hombros delnuevo presidente para elegir sus hombres deconfianza pes lo suficiente'como para queoptase por una solucin de compromiso quecombinara la continuidad, en los asuntosque afectaran a las cuestiones ms delicadasde la defensa y de la seguridad nacional. yla presencia de un equipo nuevo, paraafrontar los cambios intemos dirigidos haciaIa Nueva Frontera.

    Esta divisin salomnica elegida por elpresidente tena el evidente riesgo de ge-nerar poca uniformidad denho del mismoGabinete, las dificultades propias de fideli-dad hacia el programa de cambio y la di-fcil coordinacin en todas las reas de go-bierno.

    Los primeros nombramientos de la nuevaAdminishacin demosharon hasta qu pun-to la ilusin despertada por Kennedy en elelectorado norteamericano haba sido unsueo que se dewaneca para dejar paso ala realidad cotidiana de la poltica tadicio-

    Naci en 1925, estudi en la Universidad de Havard y fue fiscal de Mas-sachusetts hasta 1952. Dirigi la campaa de su hermano John para elSenado. Se destac como asesor de un comit senatorial que invesgsobre la comrpcin en los sindicatos de 1957 a 1959. Fue una de las per-sonas y ascores fundamentales de la campaa presidencial de 1960 quelleu a su hermano a la presidencia de Estadoa Unidos. Secretario deJuscia en 1961, luch por la igualdad racial y la proteccin de los de.rechos civiles. Brazo derecho de su hermano John, continu en su cargohasta 1964, en que fue elegido senador demcrata por Nueva York. Rom.pi con Lyndon Johnson al critica la escalada de la intervencln nor-teanerlcana en Vietnam. Candidato a la presidencia, fue asesinado el 5de iunio de 196t, cuando acababa de obtener un gran tsiunfo en las pri-marias de California.

  • Los presidentes de Estados Undos, Kennedy, y de Yugoslavia, Tito, en la visita del segundo a Washington

    nal. La confirmacin de Edgar Hoover a lacabeza del FBI, y de Allen Dulles en la di-reccin de la CLA, supona la permanenciade dos personajes que haban destacado enlas labores ms delicadas y discutidas conlas Adminishaciones republicanas, vincula-dos a la llamada lucha anticomunista y re-presentantes de los sectores ms ultraconser-vadores del pas.

    La divisin de opiniones entre elelectora-do y en el resto del Gabinete no se hizo es-perar y, mientras que algunos consejerospersonales pensaban que era mejor tenerloscontrolados dentro de la Adminishacinpara fiscalizar sus movimientos, otros consi-deraban que Hoover y Dulles dirigan es-fuucturas difciles de controlar, incluso por elpresidente, si no se producan cambios sus-tanciales en sus fines y en su direccin. Des-de estos planteamientos se pensaba que laconfirmacin de estos hombres en estospuestos poda traer consecuencias funestaspara la gestin de la nueva Administracin.Los meses posteriores daran la razn a es-tos ltimos.

    La tensin enke continuidad y cambiotambin tena un reflejo en el resto del Ga-binete: Robert McNamara, presidente de la

    compaa Ford Motor y republicano, fueelegido secretario de Defensa y continu ensu cargo con elpresidente Johnson; DouglasDillon, subsecretario de Estado con Eisen-hower, se convirti en secretario delTesoro;Dean Rusk, hombre tradicionalen los pues-tos subordinados a los Departamentos deGuerra y de Estado, fue nombrado secreta-rio de Estado; y frente o conjuntamente conesta vieja guardia, Arthur Goldberg, desta-cado miembro sindicaly abogado de los tra-bajadores, fue designado secretario de Tra-bajo; el hermano del presidente, RobertKennedy, uno de sus hombres de mayorconfianza y aunque joven con amplia expe-riencia en la abogaca y fiscala, fue nom-brado secretario de Justicia.

    Junto con estos nombramientos, la desig-nacin de los puestos de mayor confianza yde personal relacin con el presidente, su-puso Io que algunos periodistas de Ia pocadenominaron el desembarco de los intelec-fuales de Haruard en la Administracin, oloque algunos sectores republicanos, de unaforma despreciativa denominaban, el equi-po de los cabezas de huevo, entre ellos in-telectuales o profesores de universidadcomo Sorensen, McGeorge Bundy, Arthur

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    Schlesinger Jr., fuchibald Cox y otros, cita-dos a lo largo deltexto.

    A pesar de las dificultades a la hora de en-contrar el equilibrio interno en el Gabinete,las primeras semanas de gestin demosha-ban una forma nueva de hacer las cosas.Kennedy aboli el puesto de ayudante delpresidenteinterno dedos los asnal que eltalado en la Casa Blanca, estructur el con-tenido y particip directamente en la elabo-racin de las medidas internas que pondranen marcha la Nueva Frontera, partiendo de

    medidas legales y polticas que iniciaran elproceso de modernizacin de la sociedadnorteamericana.

    El excesivo optimismo de la Administa-cin para poner en marcha las dis'posicioneslegales que inauguraban Ia Nueya Fronterano tena en cuenta los grandes obstculosque podan suponer las ofuas instituciones ygrupos de poder, interesados en manteneruna Antigua Frontera, que era apoyada poramplios sectores polticos del pas que nodeseaban un cambio radical, ni de las lneasque tazaban el mapa econmico y socialdeEstados Unidos, ni de las reglas de juego enlas relaciones de poder.[a consecucin de la Nueva Fronterane-cesitaba un nuevo marco legal; por ello laAdminishacin, antes de que se reuniera elCongreso, haba elaborado ms de cincuen-ta leyes que afectaban a todos los sectoresdel pas. En la primera sesin del nuevoCongreso, Kennedy envi treinta mensajes

    . Hay muchals pesenas enel mundo que en realidad nocomprenden, o dicen que nocomprenden, cul es la dife-rencia ente el mundo libre yel mundo comunista.

    iQue vengan a Berln!Hay quienes dicen que el

    comunismo es el camino delfuturo.

    Ante el muro de BeilniQue vengan a Berln!Y hay quienes, en Europa,

    y por todas partes, dicen quepodemos colaborar con loscomunistas.

    iQue vengan a Berln!Y hay incluso algunos que

    afirman que es cierto queel comunismo es un sistemapewerso, pero.que permite

    y leyes dirigidos a la recuperacin econmi-ca, una nueva ley de defensa nacional yayuda exterior, numerosas disposiciones so-bre el mantenimiento y conservacin de losrecursos naturales, disposiciones que afecta-ban a las relaciones laborales, dos leyes so-bre la enseanza en las escuelas, tres dispo-siciones que cambiaban el marco de cons-truccin y subvenciones oficiales para nue-vas viviendas, una ley de Derehos Civiles,etctera.

    Nuevas ideas, vieias realidadesA pesar de los esfuezos de la Adminisba-

    cin, la oposicin de influyentes grupos depoder y la ruptura del mapa.poltico en arn-bas Cmaras imposibilitaron la adopcin dela mayora de las medidas. Sera la primemvez qtJe de una forma evidente se rompa elsistema de partidos en ambas Cmaras.Mientas, la presin del electorado a favor oen conta de las medidas de la Nueva Fron-tera provocaba una divisin radical en la so'ciedad norteamericana. La coalicin de losdemcratas del Sur con elPartido Republica-no, a pesar de la mayora demcrata en arn-bas Cmaras, demostaba grietas imporhntesen elpartido delpresidente, que solo lograbael voto de 180 de los 260 demcntas en laCmara para sus propuestas de la NuevaFrontera. Se vio de forma evidentsima en laAdministacin Kennedy, por primem vq enla historia de Estados Unidos, que el sistemade dos partidos se haba roto. Los dos exte-mos de ambos partidos, liberal y conserva-dor, estaban ms cera el uno del ofuo quede las directices de los propios partidos; y elsistema de comit, al poner a miembros ma-yores de cada partido en los comit claves,

    hacer progresos econmicos.iQue vengan a Berln!Todos los hombres libres,

    vivan donde vivan, son ciuda-danos de Berln y, por tanto,como hombre libre tengo elorgullo de decir: Ich bin einBerliner (Soy berlins).

    (Parte del discurso de Ken-nedy en su visita a Alemania.)

  • TDiairot

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    Diario16Murcra

    Quin ha dicho que en Espaa no se leen peridicos?Una idea del periodismo quepensamos llevar hasta el ltimorincn.

    Diario 16 cadavez se lee ms y enms sitios diferentes. Es lgico.Cuando un peridico est dondese producen las noticias, la infor-macin es mucho ms cercana,detallada e interesante.

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    ff'' Diario16

  • permita a los conservadores anular las pro-puestas presidenciales antes de que llegaranincluso a la votacin. La Nueva Frontera erademasiado para una parte de la sociedad yde Ia clase poltica de Estados Unidos.

    Seala un analista poltico como WalterLippman para describir la situacin: El Con-greso emplea una poltica de asfixia y es-trangulacin, en lugar de debatir y votar, locual viola los principios bsicos del Gobier-no representativo. La estrategia de la Admi-nistracin para contrarrestar esta situacinfue la de modificar la composicin de los co-mits, en especial la del Comit Regulador,centro neurlgico del funcionamiento delCongreso. Pero en los tres aos de su ges-tin poco consigui, porque la alianza entrelos sectores conservadores de ambos parti-dos era demasiado fuerte. En todo elproce-so de negociacin abierto por la Administra-cin con su propio partido, con los gruposde presin y con el Congreso, Kennedy sloconsigui, en 1963, la aprobacin de tres le-yes fundamentales: la Ley Federal para laEducacin, la Ley sobre Salarios Mnimos yla Ley de Ia Vivienda. El resto de las pro-puestas legislativas, incluida la Ley de losDerechos Civiles

    -esa ley nefasta, como se-alaba el congresista Smith, presidente delComit Regulador- permaneci congeladahasta Ia muerte de Kennedy.

    La Nueva Frontera, de esta forma, quedreducida a escasas leyes que en poco afec-taron a la estructura productiva, laboral, deproteccin social y de los derechos civiles.El desgaste de la propia labor de gobiernohizo que se fuera diluyendo paulatinamentela voluntad para introducir los cambios em-blemticos defendidos por su Administra-cin y, en consecuencia, la prdida paulati-na del apoyo y de la fe de una gran partede la base electoral que le haba elegido deforma incondicional en 1960.

    La imposibilidad de llevar adelante losprincipales proyectos de la Nueva Fronterano supuso, sin embargo, una renuncia a lanegociacin y a los com.promisos para llevara la prctica una parte de su programa. Ken-nedy entabl negociaciones con sindicatos yempresarios, a fin de buscar la frmula id-nea para alcanzar la prosperidad sin infla-cin y superar el dficit presupuestario. Eneste sentido, sus iniciativas fueron hes: ex-puso en la OCDE un plan de nueve aosque hara aumentar la produccin de Occi-dente en un 50 por 100; redact un proyec-to que reduca los impuestos y, por tanto, fa-

    voreca el comercio interno, y abri conver-saciones con los pases europeos con objetode obtener la reduccin del 50 por 100 delos aranceles y liberalizar los intercambioscomerciales, nivelar el dficit de la balanzade pagos norteamericana y proteger al d-lar. Una poltica econmica como sta re-quera el mantenimiento de los precios y.cuando parte del sector del acero de Esta-dos Unidos decidi un incremento de pre-cios en abril de 1962, el presidente se opu-so con energa a talsubida. La crisis delace-ro provoc serias desconfianzas hacia la Ad-minishacin por parte de los grupos de ma-yor poder de la economa norteamericana.Con todo, elapoyo popular a talmedida. lapresin sindical y las condiciones puestas alos magnates de la siderurgia consiguieronreducir el alza de precios.

    Kennedy era consciente de que elmnimoconjunto de leyes aprobadas en el progra-ma de Nueva Frontera paliaba slo una pe-quea parte de las necesidades de la socie-dad norteamericana, pero la imposibilidadde sacar adelante la nueva Ley de DerechosCiviles minaba su nimo. La imposibilidadde conseguir avances significativos en estecampo provoc tambin una contestacinde los grandes sectores de color organizadosen el pas, que empezaron a provocar con-tinuos conflictos y enfrentamientos. Dichosgrupos se consideraban engaados por unaAdministracin y por un presidente que ha-ba hecho de la defensa de sus derechos yde Ia igualdad racial el smbolo de sus pro-mesas y el principal emblema de su movi-miento de renovacin.

    Los enfrentamientos producidos en Ala-bama en 196l se extendieron en 1962 aMississippi, por la oposicin de los segrega-cionistas a que un estudiante de color deMeredith se inscribiera en la Universidad.Las evidentes pruebas de racismo del gober-nador del Estado hicieron que elpresidenteKennedy enviara tropas federales para res-tablecer el orden y propiciar la igualdad detrato entre ambas comunidades; sin embar-go la tortuosa ida y venida de la Ley de De-rechos Civiles no poda evitar las presionessucesivas del movimiento negro encabezadopor Martin Luther King y, a pesar, de su de-clarado pacifismo, los inevitables enfrenta-mientos de los grupos radicales de ambascomunidades en Alabama, Carolina delNorte, Tennessee, Illinois, Mississippi yMaryland, que culminaron con una marchasobre Washington en 1963.

  • Las dificultades presentes tambin en estembito de la igualdad racialy de la integra-cin acrecentaron esa sensacin generaliza-da de que Ia Nueva Frontera, ms bien pe-quea y corta a estas alturas de 1963, ha-ba sido ms una ilusin que el inicio de uncambio real que se podra llevar realmentea la prctica en los aos venideros. El ase-sinato del presidente contest contundente-mente a este interrogante.

    Baha de Cochinos, los misiles yVietnam

    Si existi un reto significativo que puso aprueba las ideas de la Administracin res-pecto a la aplicacin de la Nueva Fronteraa la forma de gestionar los asuntos interna-cionales, ese difcil examen fue sin duda laprometida nueva poltica exterior. Nuncahabra supuesto el presidente, convencidocomo estaba de que iba a ser el hombre dela coexistencia pacfica, que los aconteci-mientos en el continente americano y losmomentos tensos en las relaciones este-oes-te seran el punto ms dbil de su gestin yel inicio del proceso rpido hacia una cadaen picado de su prestigio personal

    En un principio pareca que las relacionesenhe ambas superpotencias estaran presidi-das por la distensin. El gesto de los sovi-ticos en enero de 1967, poniendo en liber-tad a los tripulantes de un avin espa nor-teamericano, era la respuesta de Kruschoval declarado pacifismo del presidente res-pecto a la URSS en su discurso de toma deposesin. Este relajo inicial de las relacionespropici la reanudacin de Ia Conferenciade Ginebra sobre pruebas nucleares en mar-zo de 1967, en donde Kennedy, queriendoevidenciar su famoso Qu haces tu por tunacin?, ue el Cuerpo delaPaz, en elquetendran cabida los jvenes norteamericanosque deseaban colaborar solidariamente enpro de la confraternidad mundial.

    La relacin idflica entre ambas superpo-tencias durara poco. El equipo de asesoresdirectamente vinculados a estas cuestiones,McNamara y Rusk, perros viejos en la clsi-ca forma de la tensin sovitico-norteame-ricana, filtraron decididamente las nuevasideas del presidente respecto de la necesa-ria respuesta norteamericana a los sucesiyosavances en la ambicin sovitica, haciendosuya aquella regla de oro de la doctrina es-

    tratgica de Estados Unidos que sealabaque la URSS siempre practicaba la ambige-dad calculada: detrs de las ofertas soviti-cas de paz siempre se encerraba una opera-cin de fuerza. Las buenas palabras siempreencienan un nuevo zarpazo.

    La idea del presidente para configurar unnuevo tipo de relaciones en el continenteamericano le llev a introducir la coopera-cin poltica, econmica y para el desano-llo con estos pases, como una frmula paraevitar a toda costa la extensin y los caldosde cultivo adecuados de procesos revolucio-narios similares al cubano. La consolidacinde un rgimen comunista en el continente,como el de Fidel Castro, necesariamente te-na que llevar a la Administracln a un cam-bio de su tradicional doctrina estratgica ymilitar basada casi con exclusividad en eluso de la fuerza.

    La iniciativa puesta en marcha por Ken-nedy, denominada Alianza para el Progre-so, ofreca a los Estados latinoamericanos46.000 millones de dlares para propiciarun cambio decidido hacia el desarrollo. Esteexpreso intento por aislar a Cuba y comba-tir el comunismo en el hemisferio con elde-sarrollo de dos polticas paralelas

    -la decooperacin y la de contencin- le llev arobustecer los lazos interamericanos en elseno de la OEA en la Conferencia de Puntadel Este. Dentro del marco de la Alianzapara el Progreso cre la Agencia de Desano-llo Internacional, y apoy al presidente Ba-laguer ante elmiedo de un brote castrista enla Repblica Dominicana.

    Los propsitos y elprestigio del presiden-te en todo el continente se vinieron abajocuando los cubanos exiliados en Miami, per-trechados por la CIA, intentaron inva.dir laisla con un desembarco en playa Girn, enla baha de Cochinos. La subversin y con-hasubversin desde los planteamientos deDulles, jefe de la CIA, y Rusk, secretario deEstado, representaban una especie de domi-nio intermedio entre el terreno militar y elteneno poltico; sin embargo los valores quesuponan la defensa de la negociacin, labsqueda de la paz y la diplomacia abiertapara superar el enfrentamiento, sentir ma-yoritario de la parte ms intelectualmentecomprometida en el Gabinete del presiden-te, dejaron paso a la vieja forma de actuarsecreta y agresiva que Kennedy haba pro-metido que nunca permitira.

    Las incgnitas que explican el porqu dela aceptacin de Kennedy de una operacin ,.7

  • organizada por la CIA en el perodo Eisen-hower, con elapoyo de fuezas mercenariascubanas en el exilio, para denocar por lafuerza alrgimen de Fidel Castuo, an estnpor desvelar. Algunos de sus asesores, comoSorensen o Schlesinger, sealan que ellosmismos y el presidente teman el desprecioque los jefes de las fuezas armadas y losprofesionales de la CIA manifestaban haciael grupo de intelectuales, por los escrupulosque tena este grupo de cabezas de huevopara defender por cualquier medio el inte-rs nacional de Btados Unidos en el mun-do. Tales consejeros y el presidente mismose esforuaron por volverse resistentes a estasveladas crticas y acabaron por enhar en elpeligroso juego de demostrar hasta qu pun-to no eran ciertas.

    Lo nico verdaderamente cierto es que elvisto bueno del presidente a dicha opera-cin, el fracaso del desembarco de dichastopas y la decisin ltima de no implicar ala marina y a la aviacin norteamericanasen apoyo de tal operacin, cuando la pro-pia CIA la haba preparado, supusieron unduro golpe para la credibilidad e imagen dela Administacin de Washington.

    Las esperanzas despertadas en todo elmundo, y especialmente en el continenteamericano, de un cambio en las prcticasoscuras e intervencionistas de Estados Uni-dos, repetidamente aducidas en sus discur-sos, los valores supremos de libertad ) paz,progreso social para Amrica Latina earbo-lados por el Kennedy candidato, se toma-ron en extendida decepcin con elKennedypresidente.

    La continuidad con Ia anterior Adminis-tracin mostrada por el presidente tambintuvo su significativo reflejo en las sucesivascrisis en Asia. Si durante elmandato de Ei-senhower fue patente la presin comunistaen el Sudeste asitico, especialmente enVietnam, dicha presin se extendi tambina Laos. Kennedy, contando con la fidelidadde la SEATO, establecila defensa antico-munista de toda Indochina: abasteci deabundante material d'e guerra al Gobiernolaosiano, increment el nmero de aseso-res militares norteamericanos e incluso ma-nejaba la posibilidad de enviar tropas decombate. Su firme decisin de solucionar elproblema aplicando los Acuerdos de Gine-bra tuvo como resultado la convocatoria deuna conferencia en dicha ciudad en mayode 1961 g, por ltimo, tras la entrevista conI&uschov en Viena

    -el 3 de junio de ese

    ao- la definitiva neutralizacin de Laos.No obstante, el conflicto en el Sudeste asi-tico se extendi a Vietnam, en donde elVietcong lleg a conseguir el conhol delnorte del pas. Kennedy inici una escala-da militar de apoyo al Gobierno de Viet-nam del Sur y orden el envo de asesoresmilitares. De esta forma, daba comienzo laintervencin norteamericana en el conflictoque mayor coste y repercusin ha tenido enIa historia reciente de Estados Unidos.

    La hora de la desmitiftcacinLa reunin en Viena enfue Kennedy y

    Kruschov, la primera cumbre sovitico-nor-teamericana desde los acuerdos de Yalta,trajo la esperanza de posteriores acuerdos,pero la inmediata uisis de Berln puso unavez ms a prueba a la Administacin Ken-nedy. EI presidente, desde su discurso detoma de posesin, haba defendido la auto-determinacin de la ciudad como nica fr-mula para encontrar una solucin definivaa su divisin y al problema alemn. Por sulado, la Unin Sovitica haba propiciado [afirma por separado de un Tratado de Paz yCooperacin con la Repblica DemocrcaAlemana. La intansigencia sovitica se ma-nifest con el ciene de las fronteras que co-municaban los dos sectores de Berln, quefue respondida en el mismo tono por Ken-nedy. Envi all alvicepresidente Johnson ydej claro que la OTAN intervendra si losderechos del Berln occidental no eran res-petados. [a consecuencia de esta escaladade la tensin fue la edificacin por parte dela Alemania del Este del muro de Berln, el13 de agosto de796l.

    El fracaso de la Conferencia de Ginebrasobre armas nucleares, en octubre det96l,abra la posibilidad a la Unin Sovitica dehacer una demosfuacin de su capacidadmilitar con unas pruebas nucleares y la ex-plosin de una bomba de 50 megatones enla superficie. Esta experiencia, condenadapor la Adminishacin Kennedy, demostrabahasta qu punto elpeligro de una guera nu-clear segua existiendo. [a peticin de sus-tituir dichas pruebas en la superficie por en-sayos subterrneos, realizada por Kennedy,no encontr respuesta por parte sovitica.Por ello, despus de comunicar la poshrrade Btados Unidos de no ceder a la Confe-rencia de los No Alineados de Belgrado, en

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  • 30 El etuo que contiene los estos del asesinado presidente recibe el homenaje pblico en eI Capitolio

  • abril de 7962 se decidi por las explosionesnucleares en la atmsfera.

    La escalada de tensin enhe ambas su-perpotencias lleg a su punto culminante enel otoo de 1962, el momento ms delica-do para lapazen el mundo y Ia apuesta msarriesgada de la Administracin Kennedy: /acrisis de los misiles en Cuba. La situacin deacoso permanente por parte de Estados Uni-dos alrgimen de Fidel Castro haba provo-cado indirectamente un considerable presti-gio de la revolucin cubana en todo el con-tinente, y el vuelco decidido de La Habanahacia la rbita de la Unin Sovitica, comonica frmula para consolidar el nuevo r-gimen revolucionario.

    Era sabido y conocido por el Pentgonoque en Ia isla trabajaban varios cientos detcnicos soviticos; al confirmarse la insta-lacin en Cuba de rampas de lanzamientode cohetes nucleares y que buques soviti-cos navegaban rumbo a Cuba con materialblico, posiblemente nuclear, la Administra-cin Kennedy lo consider una amenazainadmisible a su seguridad nacional y a lade todo el continente. Las sucesivas reunio-nes del presidente con sus asesores, el estu-dio, incluso matemtico, de las distintas po-sibilidades para frenar el peligro que estaoperacin supona llevarlo a Kennedy aemprender una accin tremendamentearriesgada en octubre de 1962: el bloqueode Cuba. La accin de fuerza tuvo buenosresuliados y Kruschov, ante el peligro de unenfrentamiento inminente con Estados Uni-dos, suspendi los trabajos en las instala-ciones cubanas y orden el regreso de losbuques. Lo que para unos haba sido unxito rotundo por parte de la Administra-cin demcrata, para ohos sectores conser-

    vadores era un parche que haba sido con-secuencia de una debilidad extrema de laAdministracin a la hora de tratar y consen-tir un rgimen como el de Fidel Castro enel continente americano.

    La difcil dialctica enhe coexistencia yenfrentamiento haba llevado al presidenteal teneno ms pragmtico y resbaladizo desu gestin. A lo largo de 1963, renov su de-seo de fortalecer lad defensas de Occidente,propuso Ia creacin en Europa de una fuer-za nuclear multilateral, rechazada slo porDe Gaulle, increment la ayuda exterior yrealiz un viaje a Europa, durante el cualdespert elentusiasmo, especialmente en suvisita a Berln y al muro construido en la ciu-dad. A su regreso de Europa, en julio de1963, solicit a Kruschov continuar las con-versaciones para prohibir las pruebas nu-cleares.

    Las conversaciones dirigidas en Moscpor Averell Haniman desembocaron en unacuerdo que prohiba todas las experienciasatmicas, excepto las subtenneas. Triunfa-ba el espritu de la coexistencia, pero dichoimpulso no poda devolverle una parte im-portante del prestigio perdido en el caminoreconido en los tres aos escasos de su pre-sidencia.

    Los problemas internos para conseguir laNueva Frontera,la falta de voluntad polti-ca para llevarla a la prctica en episodiosdestacados de su poltica exterior g el dete-rioro que supone todo ejercicio del poder,llevaban a pasos agigantados a John F. Ken-nedy a un proceso de desmitificacin. Unadesmitificacin que hubiera sido una reali-dad si el22 de noviembre de 1963 Lee Har-vey Oswald no hubiera acabado con suvida.

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