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CUADERNOS GEOGRÁFICOS Publicación semestral Núm. 48 (2011-1) UNIVERSIDAD DE GRANADA 2 0 11 ISSN: 0210-5462

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CUADERNOS GEOGRÁFICOSPublicación semestral

Núm. 48 (2011-1)

UNIVERSIDAD DE GRANADA2 0 11

ISSN: 0210-5462

CUADERNOS GEOGRÁFICOSNúm. 48 (2011-1)

SUmARIO / SUmARY

1. Artículos / Articles

Bosque Maurel, J.: El patrimonio natural e histórico-monumental español. algunos problemas actuales ......................................................................

The natural and historical heritage and monumental Spanish. Some current problems

Gil Alonso, F., Domingo i Valls, A. y Bayona i Carrasco, J.: Flujos mi-gratorios en el mediterráneo occidental: ¿causas demográficas, sociales o económicas? ..........................................................................................

Migration flows in the western Mediterranean: demographic causes, social or economic?

Zapiain Aizpuru, M.ª T.: Reflexiones identitarias en el territorio contemporá-neo. La construcción colectiva de lugar. Caso de estudio de la Vega de Granada.....................................................................................................

Identity reflections in the contemporary territory. The collective construc-tion of place. Case of study of the Vega de Granada

Saladié, Ò.: Cien años de observaciones meteorológicas en la comarca catalana de Ribera D’Ebre (1911-2011) ................................................................

A century of meteorological records in the catalan county of Ribera D’Ebre (1911-2011)

Sánchez González, D.: Precipitaciones extremas y sus implicaciones en procesos de remoción en masa en la planificación urbana de Tampico, México ......................................................................................................

Extreme rainfall and implications for mass wasting processes in urban planning from Tampico, Mexico

Delgado Peña, J. J., Ruiz Sinoga, J. D., Navarro Jurado, E., Cortes Macías, R., Remond Noa, R., Salinas Chávez, E., Fernandez Lorenzo, J. M., Acevedo Rodriguez, P.: La degradación ambiental de los paisajes en las cuencas tributarias de la ensenada de Sibarimar (Guanabo e Itabo, Cuba) ........................................................................................................

Environmental degradation in river landscapes tax Sibarimar Cove (Gua-nabo and Itabo, Cuba)

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Papadodima, Z.: Las fronteras regionales: La materia de migraciones en la Geopolítica contemporánea ......................................................................

Regional borders. The migration perspective in contemporary political Geography

Gualdrón Guerrero, C. A.: Desarrollo humano y crecimiento económico en Colombia ..................................................................................................

Human development and economic growth in Colombia

Sierra López, N., Zizumbo Villarreal, L., Romero Contreras, T. y Mon-terroso Salvatierra, N.: Ordenamiento territorial, turismo y ambiente en Valle de Bravo, México .......................................................................

Territorial ordering, tourism and enviromental in Valle de Bravo, México

2. Crónica y notas / Chronicle and notes

Naranjo Ramírez, J.: Semblanza del Profesor Antonio López Ontiveros ....... Biographical note of Professor Antonio Lopez Ontiveros

Fabre Platas, D. A.: Vulnerabilidad, reconstrucciones étnicas y estrategias de sobrevivencia en el trópico húmedo mexicano ........................................

Ethnic vulnerability, reconstructions and strategies of survival in the Mexican humid tropic

3. Tesis doctorales / Doctoral thesis

Toro Sánchez, F. J.: Crisis ecológica y geografía: Planteamientos y propuestas en torno al paradigma ecológico-ambiental .............................................

Ecological crisis and geography: Expositions and proposals around the ecological-environmental paradigm

Capote Lama, Alberto: Inmigración marroquí en Andalucía: Dinámicas de la movilidad espacial y condiciones de inserción en distintos contextos locales. Estudio sociogeográfico en cinco municipios de las provincias de Granada y Córdoba ..............................................................................

Moroccan immigration in Andalusia: Dynamic of space mobility and conditions of insertion in different local contexts. Sociogeográfico study in five municipalities of the provinces of Granada and Córdoba

4. Reseñas bibliográficas / Bibliographical references

Agriculturas africanas y mercado mundial (FFP); Alianzas público-privadas para una nueva visión estratégica del desarrollo (JMTAyDCGR); El desplazamiento

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forzoso en Colombia: un camino sin retorno hacia la pobreza (RLPyKJHR); Nueva historia económica de Colombia (WWGUyMDCC); Desarrollo y transformación. Opciones para América Latina (MMyJSAE); El club de la miseria: que falla en los países más pobres (PASMyEABS); El libre mercado y el hundimiento de la economía mundial (DJMLyEJHP) ..........

1. Artículos

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EL PATRImONIO NATURAL E HISTÓRICO-mONUmENTAL ESPAÑOL ALGUNOS PROBLEmAS ACTUALES

Joaquín Bosque Maurel*

Recibido: 28-03-11. Aceptado: 6-07-11. BIBLID [0210-5462 (2011-1); 48: 9-45].

PALABRAS CLAVE: patriminio natural, patrimonio histórico, urbanización incontrolada, degradación ambiental, deterioro urbano, política urbana, política ambiental, burbuja inmobiliaria.KEYWORDS: natural and cultural heritage, unbontrolled urbanization, enviromental degradation, urban decay, urban policy, enviromental policy, housing buble.mOTS-CLÉS: patrimoine naturel et culturel, urbanisation incontrôlée, digradation envi-ronementel, politique urbaine, politique environnemental, bulle inmobilière.

RESUMEN

Se analizan los diversos impactos de la urbanización incontrolada o «salvaje» en el patri-monio natual e histórico español. Asimismo se identifican los principales problemas y amenazas territoriales derivados del estallido de la «burbuja inmobiliaria».

ABSTRACT

It discuses the various impacts of uncontrolled or «wild» urbanization in the Spanish natural and historical heritage. Also it identifies the main problems and threats in space wich ocurred after the outbreak of the «housing bubble».

RESUMÉ

On examin les differents impacts de l’urbanisation incontrôlée ou «sauvage» dans le pa-trimoine natual et historique espagnole. On identifie les pricipaux problémes et les amenaces territoriaux résultant de l’eclatement de la «bulle inmobilière».

La memoria de los lugares:preservar el sentido y los valores inmateriales

de los monumentos y sitios(Convención de la UNESCO

sobre el Patrimonio Mundial, 1972)

La ocupación y el uso del escenario natural por el Hombre desde hace más de cuatrocientos mil años es la base de la existencia de su patrimonio a nivel mundial.

* Universidad Complutense de Madrid. Real Sociedad Geográfica.

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La singularidad y belleza del territorio primario español es bien conocida. Sobre él, una añeja vida ha permitido a España crear y poseer uno de los conjuntos histórico-monumentales más importantes de la Tierra por su origen y variedad. Un doble patri-monio fruto de un largo y complejo pasado en el que la sucesión de distintas etapas culturales e históricas justifican sus profundas diferencias temporales y espaciales. Una realidad aún muy viva pese a los cambios y transformaciones muy numerosos y profundos sufridos a lo largo del tiempo. Sobre todo, en los últimos dos siglos, en los que el despego por lo antiguo, casi siempre meramente especulativo, y la destrucción consiguiente, han afectado muy dolorosamente a buena parte del escenario natural, al aporte histórico de siglos y, en especial, a su principal protagonista, las numerosas ciudades españolas, en su mayor parte nacidas durante la dominación romana. Un último y actual escenario que incluye unos entornos rurales más o menos transformados y a algunos de los más atractivos paisajes naturales y humanos mundiales.

1. PROTECCIÓN AMBIENTAL VERSUS URBANISMO SALVAJE

La originalidad y belleza de la Naturaleza de la Península Ibérica es bien conocida (M. DE TERáN, 1951). El uso, a veces hasta la destrucción, básicamente debida al hombre, del medio natural, se expresa, primero, de forma directa por la implantación sobre el suelo de todos los elementos físicos creados por el Hombre y, no menos, por los efectos indirectos que de tal implantación y su funcionamiento se derivan. Y que son la base de la importante contaminación atmosférica y terrestre que, incluso, está afectando a los mismos procesos naturales del sistema terrestre aún determinantes y fundamentales.

En este añejo y decisivo cambio, iniciado sobre todo por la sustitución de la ve-getación «climax» por un complejo artificial debido al desarrollo agrícola, al final se contraponen dos realidades diferentes. Por una parte, una profunda degradación de la cubierta vegetal, visible en el hecho de que la extraordinaria riqueza florística españo-la, la mayor de Europa, ha sufrido pérdidas irreparables: sólo en la Península, cinco espe cies vegetales se han extinguido, otras cincuenta y cinco al menos se encuentran en peligro de extinción y existen ciento cuarenta y tres en situación muy vulnerable.

Con la casi inevitable consecuencia de que paralelamente se está produciendo un peligroso proceso de erosión y destrucción de la cubierta edáfica, ya denunciado por las Naciones Unidas en los años setenta, y que, en 1994, dio lugar a la «Convención de las Naciones Unidas de la Lucha contra la Desertificación» (CNULD). España al ratificar la Convención en 1996, se obligó al desarrollo y aplicación de un «Programa de Acción Nacional contra la Desertificación» (PAND) que se ha convertido en la base de la lucha contra la erosión y la desertificación, el «problema ambiental de mayor extensión espacial e incidencia ambiental y económica» de las regiones mediterráneas y en el que España tiene una posición de privilegio (F. LÓPEZ BERMúDEZ, 2003).

Mas del 31 por 100 del suelo hispano, unos 15,9 millones de Has., padece un riesgo muy alto de desertificación y está afectado gravemente por la erosión, otro 21,7 por 100 (10,9 millones Has.) sufre una erosión moderada. únicamente un total de

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16.615.298 Has., el 32,84 por 100 del territorio nacional, se encuentra libre, al menos por ahora, del problema

En la intervención sobre el medio, el principal protagonista, hoy y ayer, ha sido la ciudad. El gran complejo de ladrillo, vidrio, hierro y hormigón que le da forma implica, como alojamiento de masas importantes de personas, unos altos niveles de contaminación atmosférica y grandes cantidades de residuos sólidos y de vertidos líquidos. Favorece algunas peculiaridades climáticas locales y regionales y provoca cierta miniaturización territorial a través de las fuentes de calor cada vez más potentes en que se convierten los conjuntos urbanos. Todo ello afecta al desenvolvimiento vital de sus habitantes y usuarios (A. LÓPEZ GÓMEZ, 1993)

En general, las características climáticas y biológicas de los espacios urbanos son sensiblemente diferentes de las existentes en las áreas rurales próximas, aunque sin perder del todo su analogía con el clima regional en que se encuentran. Cabe hablar, por tanto, para cada ciudad de un microclima específico y propio derivado de la he-terogeneidad de la morfología y la estructura presentes en cada caso y también de la circulación atmosférica general y de sus peculiaridades propias (Figura 1).

Madrid constituye un excelente ejemplo de microclima urbano, tanto por sus propias características intrínsecas, como por su entorno ambiental. Las actividades —tráfico, calefacción, vivienda— de los en torno a los tres millones de habitantes del municipio, son los principales factores modificadores del clima, aunque tampoco puede olvidarse el impacto de su corona metropolitana, además de las actividades industriales existentes, muy localizadas y cada vez menos decisivas. Todo ello, unido a su situación en un territorio, España, con predominio de emisiones aéreas contaminantes y, sobre todo con uno de los mayores crecimientos relativos de tales emisiones en Europa, un 50.6 por 100 más que en 1990.

El país, como firmante desde 2002 de los convenios derivados de la cumbre de Río (1992) y sus sucesivas reuniones, tiene graves dificultades en su obligada reducción, calculada en la reunión de Bali entre un 25 y un 40 por 100, a fin de llegar al objetivo de Kioto para el año 2012. Incluso, las emisiones de CO

2 de Madrid, como las de

Andalucía, Baleares, Canarias, Murcia, Navarra y Valencia han aumentado más de un 75 por 100, cuando el objetivo era un 15 por 100 como máximo. En fin, se ha llegado a afirmar por la Unión Europea que España es «una isla energética « con relación a «la evolución de las políticas energéticas y ambientales del resto de Europa» Todo ello dentro de los hechos que a nivel mundial están siendo considerados como un próximo y muy grave «cambio climático» (R. MÉNDEZ, 2005, 2007 y 2008, AA. VV., 2006, AL GORE, 2007, J. A. SOTELO NAVALPOTRO, 2007) (Figura 2).

La destrucción del espacio por la ocupación de la Tierra por el Hombre y, en especial, de la extensión del principal protagonista de su uso, la Ciudad y sus me-dios necesarios de subsistencia, hace necesario un cambio de mentalidad social y económica que limite en los posible, y en fechas no lejanas, esa destrucción espacial y ambiental y cree unas salvaguardias imprescindibles que establezcan no sólo unos límites al deterioro de la Naturaleza sino, sobre todo, fijen unos principios universales de defensa y protección que, si no se produjesen, podrían poner en peligro a la larga la vida misma del Planeta.

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Y que alcanzó su expresión más universal en los trabajos y conclusiones de la Comisión Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo derivado de un llamamiento urgente de la Asamblea General de las Naciones Unidas de diciembre de 1983. La Co-misión, presidida por la que fue Primera Ministra de Noruega, Gro Harlem Brundtland y formada por un conjunto de especialistas representantes de veinte países miembros de la ONU, formuló un riguroso y cuidado informe, «Nuestro Futuro Común», publicado en 1988 y que constituye el fundamento de los principios que en esa cuestión —la

Figura 1. Isla de calor en Madrid. Noviembre 1985

Fuente: A. LÓPEZ GÓMEZ, 1993.

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sostenibilidad del medio ambiente en función del desarrollo económico social— rigen y son difundidos y sostenidos por las Naciones Unidas (COMISIÓN, 1992).

Parece indudable que la sensibilización colectiva ante el problema de la destrucción del medio ambiente es antigua en España —existen testimonios ya en el siglo XVIII (M. G. de JOVELLANOS, 1994)— pero se ha agudizado en los últimos decenios junto a los éxitos y, no menos, a los problemas de la tradicional política forestal y de sus derivaciones posteriores. Una prueba de esta sensibilidad la tenemos en la reciente política de protección del espacio natural, o al menos de sus más significadas reliquias, derivada de la Constitución de 1978 (Artº 45), origen de la Ley de Conservación de los Espacios Naturales y de la Flora y Fauna Silvestres de 1989 que tuvo un precedente directo en la Ley de Espacios Naturales Protegidos de 1975 (J. M.ª PEñARRUBIA IZA, 1996).

Figura 2. Evolución de emisiones de gases de efecto invernadero

Fuente: Ministerio de Medio Ambiente (2009).

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Una preocupación y hasta una política que se inició algo tardíamente respecto a los Estados Unidos y el resto de Europa en la segunda década del siglo XX con la creación en 1918 de los dos primeros Parques Nacionales, los de Covadonga y Picos de Europa y Ordesa y Monte Perdido, se continuó con ciertas restricciones durante el desarrollismo franquista —Parques Nacionales del Teide y de la Caldera de Tabu-riente (1954), Aigües Tortes y Lago San Mauricio (1955), Doñana (1969), Tablas de Daimiel (1973) y Timanfaya (1974)— y se aceleró a partir de 1978 con la España de las Autonomías, origen de otros siete Parques nacionales —Garajonay (1981), Islas de Cabrera (1991), Cabañeros (1995), Sierra Nevada (1998), Islas Atlánticas (2002) y Monfragüe (2006)—. Una preocupación nacional que alcanzó su momento álgido en los años noventa, con la plena incorporación de todas las Comunidades Autónomas a la política proteccionista (J. BOSqUE MAUREL, 1996 y 1997) (Tabla I).

Un conjunto de catorce reservas naturales de carácter nacional bajo la super-visión del Ministerio de Medio Ambiente aunque con su gestión otorgada en 2004 por el Tribunal Constitucional a las Autonomías respectivas en colaboración con el Gobierno central y que han alcanzado un claro reconocimiento internacional. Todas ellas están incluidos en la Red Natura 2000 de la Unión Europea, cinco Parques Na-cionales —Picos de Europa, Ordesa y Monte Perdido, Doñana, Tablas de Daimiel y Timanfaya— forman parte de la Reserva de la Biosfera proclamada por la UNESCO, tres —Ordesa y Monte Perdido, Teide y Caldera de Taburiente y Doñana— tienen Diploma Europeo, otros tres —Ordesa y Monte Perdido, Doñana y Garajonay— son Patrimonio de la Humanidad y, finalmente, Doñana y las Tablas de Daimiel están incluidas en el Convenio RAMSAR que protege los Humedales de Importancia Mundial. Y se han convertido en un atractivo e importante recurso turístico que, con todas las limitaciones correspondientes a sus específicas características, han sido capaces de alcanzar un elevado número de visitantes con un máximo de más once millones en el 2004 y más de diez millones en los años siguientes pese al impacto de la crisis del 2007.

Actualmente, conforme a las varias figuras establecidas por las Leyes de 1975 y 1989, además de los 14 Parques Nacionales dependientes del Gobierno central y de las respectivas Comunidades, existen, en íntima relación con la política medioambiental propia de las diferentes Autonomías, cerca de 500 Espacios Naturales Protegidos —105 Parques Naturales, 135 Reservas Naturales y 241 otras figuras (3 Reservas biológicas, 30 Monumentos Naturales, 12 Espacios y Sitios Naturales y 30 Parajes Naturales, entre otras)— que ocupan alrededor de tres millones de hectáreas, el 6 por 100 del espacio nacional. Una realidad con una cierta confusión en sus denominaciones según las Comunidades y dispersa por todo el territorio español y que son un indudable e interesante recurso turístico (Tabla II) (Figura 3).

Algunos de estos espacios protegidos de carácter regional se encuentran también bajo los auspicios de organizaciones internacionales como el Programa Hombre y Biosfera (MAB), aprobado en la Conferencia sobre las Bases Científicas de la Conser-vación y Utilización Racional de la Biosfera (París, 1968) y creadora de las Reservas de la Biosfera, de las que en España a comienzos del tercer milenio existen veinte y dos: los cinco Parques Nacionales citados y otros espacios protegidos dependientes de

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Tabla I. Parques Nacionales españoles (2009)

Comunidad Año creación

Superficie Visitantes (Has.) (2009)

1. Picos de Europa Asturias, León y Covadonga y Cantabria 1918 64.660 1.818.671 2. Ordesa Aragón 1918 15.608 671.500 3. Teide Canarias 1954 18.990 3.052.830 4. Caldera de Taburiente Canarias 1954 4.690 337.649 5. Aigües Tortes Cataluña 1955 14.119 329.227 6. Doñana Andalucía 1969 54.252 380.156 7. Tablas Daimiel Castilla-Mancha 1973 5.410 105.957 8. Timanfaya Canarias 1974 5.170 1.371.349 9. Garajonay Canarias 1981 3.986 625.801 10. Cabrera Baleares 1991 10.121 60.662 11. Cabañeros Castilla-Mancha 1995 38.996 90.001 12. Sierra Nevada Andalucía 1999 86.208 617.500 13. Is. Atlánticas Galicia 2002 8.480 274.716 14. Monfragüe Extremadura 2006 17.852 306.041 España – – 350. 307 10.083.561

Fuente. Ministerio del Medio Ambiente.

las Comunidades, Canal, Tiles, Grazalema, Marismas del Odiel, Montseny, Sierras de Cazorla y Segura y Urdaiba (Ría de Guernica) (EUROPARC España, 2007).

Y son numerosos entre los espacios protegidos sin la calificación máxima, los que alcanzan tal nivel de calidad y belleza que no les faltan méritos para llegar a la categoría superior. Por ejemplo, el pequeño archipiélago centrado en torno a la isla Graciosa al norte de Lanzarote, el desierto de los Monegros, ya Reserva de la Biosfera e incluido en la Ley del Agua de Aragón, los humedales litorales de la Albufera y el Mar Menor, el valle del Sil o los acantilados mediterráneos de la Costa Brava catalana y la bahía granadina de La Herradura.

Posteriormente, de acuerdo con la legislación europea que asumió y continuó los planteamientos de la Cumbre de Río de 1992, España se acogió a la política ambiental de la Unión Europea y a sus seis Programas de Acción de Defensa del Medio Ambiente que, junto con el Programa TERRA de cooperación territorial, han confluido en un objetivo global, crear la Red Natura 2000. Su fruto básico, dos propuestas de la UE que constituyen hoy el fundamento dirigido a preservar o restablecer la protección del medio ambiente español dentro de la Red europea (Mª A. MARTíN LOU y Mª J. LOZANO, 2009 y I. MARTíN JIMÉNEZ, 2005).

Primero, la Directiva Aves dirigida a la creación a partir de la realidad conservada y delimitada de las Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA), de enorme trascendencia dado el importante papel desempeñado por la Península como zona de paso y descanso de las grandes migraciones continentales de las aves del Viejo Con-tinente. En segundo lugar, la Unión Europea se comprometió a establecer un listado

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Tabla II. Espacios Naturales Protegidos. Nacionales y de las Comunidades Autónomas (2006)

P. Nacionales P. Naturales Reservas Otros Total

Andalucía 2 21 28 37 88Aragón 1 3 2 3 9Asturias 1* 2 7 10 20Baleares 1 4 1 – 6Canarias 5 18 26 97 145Cantabria 1* 4 1 – 5Castilla y León 1* 5 1 7 13Castilla-Mancha 2 2 1 1 6Cataluña 1 4 1 – 5Com. Valenciana – 9 3 1 13Extremadura 1 1 1 1 4Galicia 1* 5 – 5 10Madrid – 3 3 4 10Murcia – 6 1 12 19Navarra 1* 1 41 57 99Pais Vasco – 7 – 2 9Rioja (La) 1* 1 – – 2España 14 105 135 241 494

*Parque Nacional de Covadonga y Picos de Europa, compartido por las Comunidades Autonómicas de Asturias, Cantabria y Castilla-León. Fuente.- Ministerio de Medio Ambiente 2006.

de 1034 Lugares de Importancia Comunitaria (LICs), áreas de conservación y defensa del medio ambiente biológico (ZEC).

Estos LICs, junto con las ZEPA, conforman una parte importante de la europea RED NATURA 2000. Las ZEPA son, en el conjunto de España, un total de 512, que suman 9.237.745 Has., el 17.95 por 100 del territorio, con comunidades dominantes —Andalucía (17,6% de la Comunidad), Castilla y León (21,21%), Castilla-La Mancha (19,64) y Extremadura (26,15%)— y otras, minoritarias, como el País Vasco (5.27%) y Navarra (7,44%). Los LIC son 1.381, abarcan una superficie de 11.909.636 Has. y cubren el 22,21 del territorio nacional. Existen regiones especialmente importantes tanto por el número de Lugares de Importancia Comunitaria y su extensión; por ejem-plo, Andalucía (191 LICS, 2.589.563 Has, 28,7% de la región, Castilla-León (120, 1.890.597, 20,1%) y Castilla-La Mancha (72, 1.64.781, 19,7%) (Figura 4).

El valor de todos estos espacios protegidos como defensa y conser vación de la naturaleza es indudable, aunque también significan mucho como atracción turística. Por ello no deja de producirse una cierta presión sobre el medio que hay que ordenar y regular. La mera denominación de lugar protegido no basta, sino que exige una defensa activa y una política protectora minuciosa y costosa. Y que, a veces, entra en contradicción con los intereses de los colectivos humanos allí residentes o interesados en su uso desde hace, a menudo, muchos siglos. De aquí la necesidad de establecer, mediante consenso, unas bases legales que consideren y protejan los intereses a veces

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Figura 3. Espacios naturales protegidos en España

Fuente: Atlas Nacional de España. Instituto Geográfico Nacional

consuetudinarios de los habitantes y usuarios de las áreas reservadas (J. BOSqUE MAUREL, 1997).

Una política ambiental que, tras una etapa en la que el «desarro llismo» y el «productivismo» a ultranza limitó la defensa del medio natural a lugares con cretos y, a menudo, aislados del contexto del desarrollo económico, se ha hecho una necesi-dad perento ria y generalizada dada la magnitud y el ritmo acelerado de los procesos de degradación. Primero, fue la acción más o menos puntual de unas intervenciones primarias ligadas al laboreo minero y a la más extensiva y común derivada de las seculares actividades campesinas; después, y sobre todo, el enfrentamiento al impacto destructor por excelencia fue una exigencia ante las primeras acciones industriales y urbanizadoras de la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del XX y, más aún, de las décadas desarrollistas de los años cincuenta y sesenta de dicha centuria. E, incluso, posteriores aunque menos incisivas por estar más reguladas.

En el tradicional impacto sobre el medio físico, especialmente importante para el desarrollo de las actividades agrarias y en la búsqueda del agua imprescindible en muchas regiones de la llamada por BRUNHES Iberia seca, ha sido siempre considerable el peso de la creación y extensión del regadío existente al menos desde la Hispania romana. Un acción sobre el territorio que adquirió especial trascendencia desde el siglo XVIII, momento de creación de los primeros grandes embalses y conducciones, como

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Tabla III. Lugares de Importancia Comunitaria (LICs)

Comunidad

Superficie Nº de LICs

Superficie LIC %

Km2 (Has.)

Andalucía 87.268 191 2.589.563 28,69Aragón 47.719 157 1.038.974 21,77Asturias 10.604 49 304.046 26,68Baleares 4.992 127 201.900 18,72Canarias 7.447 174 457.263 36,90Cantabria 5.321 21 137.556 25,68Castilla y León 94.223 120 1.890.597 20,06Castilla- Mancha 79.463 72 1.564.781 19,70Cataluña 32.114 68 615.430 18,86Y Melilla 5 2.081 21,03Com. Valenciana 23.255 94 685.542 26,71Extremadura 41.634 87 828.169 19,87Galicia 29.574 59 371.868 11,61La Rioja 5.045 6 167.611 33,25Madrid 8.028 7 320.043 39,89Murcia 11.313 50 347.633 14,75Navarra 10.391 42 251.769 24,24País Vasco 7.234 52 134.812 18,63España 505.625 1.381 11.909.636 22,21

Fuente: Ministerio de Medio Ambiente y Mª. Martín Lou y Mª J. Lozano, 2009.

los Canales Imperial de Aragón y de Castilla y que, a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, llegó a alcanzar un máximos momentos de creación transformadora estatal, al menos de Europa, aunque en complicidad con la producción hidroeléctrica en gran medida de origen privado. Y con un impacto muy intenso en los respectivos valles fluviales y su presencia humana, a menudo milenaria, no exento de duras críticas y algunos debates sobre todo últimamente (P. ARROJO AGUDO, 2001).

Los cuatro millones de hectáreas de regadío existentes en el año 2005, menos de un millón en 1900, han exigido la construcción de una colosal infraestructura de más de 300 embalses —un centenar dedicados a la producción de electricidad— con una capacidad de 53.252 hm3, la mayor de Europa y de tecnología muy avanzada recono-cida mundialmente. Entre ellos, ocho embalses con volúmenes de agua por encima de los mil hectómetros cúbicos —La Serena (3.219), Alcántara (3.162), Almendra (2.649 hm3), Buendía (1.639), Mequinenza (1.534), Valdecañas (1.418), Ricobayo (1.184) y Alarcón (1.112)—. Con un complemento espectacular y de máximo impacto territorial, el trasvases entre las cuencas del Alto Tajo, con desagüe en el Atlántico portugués, y de los ríos mediterráneos Júcar y Segura (J. BOSqUE MAUREL, 2008, F. LÓPEZ BER-MúDEZ, 1969, F. J. LÓPEZ PALOMEqUE, 1963, A. MORALES GIL, y otros, 2005).

La estrategia resultante y sus frutos, visible en la copiosa legislación protectora y conservadora que ha tenido su culminación en los años ochenta y noventa (J. Mª

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Figura 4. Red Natura 2000

Fuente: Atlas Nacional de España. Instituto Geográfico Nacional)

PEñARRUBIA IZA, 1996), ha producido importantes resultados, unas veces para la totalidad del territorio nacional y, las más, para espacios muy concretos que, sobre todo, se sitúan en las áreas menos favorables a una actividad económica intensa y, en ocasiones, son el resultado de la misma necesidad del crecimiento demográfico, de la creciente aglomeración urbana y de las exigencias de una sociedad ávida de ocio y deseosa de cambios en profun didad en su nivel de vida y en sus modos de convivencia.

Todo ello es, sin duda, resultado del mismo «desarrollo» al que los españoles han ido accediendo desde los años sesenta del Novecientos y del dominante sistema socioeconómico, liberal y capitalista, aunque moderado por cierto intervencionismo político-cultural, hoy en discusión, que constituye el fundamento de la estrategia so-cial y política vigente en la España actual. En consecuencia, no siempre la defensa y conservación del Medio Ambiente alcanza los niveles y la calidad propios de otras partes del mundo desarrollado.

Empero, sí son mucho más positivos, en cantidad y significado, que en el Tercer Mundo, por otra parte mucho menos afectado en general por el Impacto Humano sobre su Medio Ambiente, y por tanto más Natural y menos Humanizado que el del Primer

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Mundo. Y, quizás por ello, con menor crecimiento económico, menos desarrollado socialmente y con más problemas de simple subsisten cia. Una realidad que permitió un impacto más tardío y menos violento que en los espacios del Primer Mundo, aunque con graves y dolorosas excepciones.

En concreto, los casos —recuérdese la Amazonía y el Sudeste asiático— en que intereses económicos ajenos a ese Tercer Mundo, transnacionales y/o multinaciona-les, se han convertido en protago nistas de la destrucción —y, a veces, también de la defensa— de espacios muy frágiles y también excepcionales para la vida de la Tierra y de su misma Civilización (A. OLIVEIRA, 1987).

Un hecho que, con independencia de la actual política oficial de defensa de los Espacios Naturales Reservados, estuvo presente —y lo sigue estando— en el pasado inmediato español —por ejemplo, en casi todas las grandes comarcas mineras nacionales, Huelva, Cartagena, Asturias, etc.— y que también es —y fue— responsable de una parte importante del deterioro de nuestro Medio Ambiente (F. DíAZ PINEDA, 1996).

La superación de su importante impacto físico y humano, aparte las acciones generales nacidas a partir de 1918, ha generado más recientemente medidas locales y / o regionales de recuperación y defensa muy estimables, en muchos casos ligadas a la consideración de ciertos valores turísticos y, por tanto, de la existencia de un claro interés económico. Por ejemplo, en las antiguas áreas mineras de Río Tinto (Huelva) y Alquife (Granada) y también en las comarcas del carbón de Asturias y León y del hierro de Vizcaya (M. VALENZUELA RUBIO, 2003). Preocupación que alcanzó su momento álgido en los años noventa, con la plena incorporación de todas las Co-munidades Autónomas a la política proteccionista del gobierno central (J. BOSqUE MAUREL, 1996 y 1997).

Con las declaraciones formuladas y aceptadas por la Ley de 1988 se ha llegado a un total de 45.487 km2, el 9 por 100 del territorio nacional, y a los 500 Espacios Natrales Protegidos con un total de 244 figuras admitidas legalmente y distribuidas por todo el territorio nacional aunque muy desigualmente distribuidas, 16.053,2 km2 en Andalucía, el 18,4 por 100 del total regional, frente a sólo 241,2 en La Rioja (4,8%). Atendiendo a las relaciones regionales, reservas frente a superficies, en Canarias sus 145 Espacios protegidos significan el 42,9 por 100 del territorio frente a Extremadura con 4 figuras, el 1,1 del conjunto regional.

En fin, España tiene una de las mejores redes de espacios naturales protegidos de Europa. Y, en gran parte, resultado de los cambios políticos y económicos in-troducidos después de 1978. Una realidad que se extiende a muchos de los cascos urbanos repletos de un patrimonio artístico y monumental de valor incalculable. Unos y otros de estos tesoros nacionales constituyen, actualmente y en el futuro, uno de los baluartes de satisfacción y, también, de responsabilidad de los españoles. Su futuro depende, en principio, de la Administración pero fundamentalmente de que la sociedad, toda la sociedad, los haga suyos y los decida conservar. Un futuro que, en el último decenio, con motivo del tremendo crecimiento sin orden ni consideración ética alguna de la construcción masiva y generalizada de viviendas, ha estado en peligro y aún puede estarlo si los planteamientos económicos que lo motivaron no se modifican.

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Se trataba de un desarrollo urbanístico sin medida que se pretendía justificar por la atención a la imprescindible expansión socioeconómica de los municipios, a la mejora del turismo exterior e interior y a las necesidades de numerario sin duda crecientes de los ayuntamientos a los que se ha concedido atribuciones decisivas en la ordenación ambiental y urbanística. En los últimos decenios, los ejemplos de estos desarrollos urbanos no han escaseado habiendo dado lugar a la creación de una auténtica muralla en una gran parte del litoral mediterráneo, a la destrucción de algunas de las huertas y vegas más atractivas y ricas del regadío español y a la irrupción en los espacios protegidos legalmente. Un proceso excesivamente facilitado por una torpe política financiera, especialmente practicada por las Cajas de Ahorro, de créditos a largo pla-zo, de bajos intereses y. a veces, muy escasa seguridad en su recuperación. La crisis bancaria nacida en los Estados Unidos en 2007 no hizo más que acentuar, ampliar y complicar toda esa problemática (Figura 5).

Un Informe publicado en 2007 enumeraba una decena de acciones de «urbanismo salvaje» que conciernen a determinados territorios naturales y que revelan la importancia de la posible desaparición de ciertas partes de esos espacios o de áreas inmediatas a sus actuales límites, sometidos a menudo a una inmediata y desmedida presión. Esos casos son una muestra de la actitud que no sólo los constructores, sino los municipios que los integran y, también, las mismas Comunidades parecen tener respecto al medio ambiente natural protegido o no: Parque Natural Barranco del río Dulce (Guadalajara), Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares (Madrid), Parque Natural de las Dunas de Liencres (Cantabria), Parque Natural de Fuentes Carriona y Fuentes Cobre (Palencia), Parque Natural de Cala d’Hort de Ibiza, Parque Natural de la Península de Llevant de Mallorca, Parques Naturales de El Hondo y de las Lagunas de la Mata y Torrevieja (Alicante), Parque Natural de Majona situado en las lindes del Parque Nacional de Garajonay (Gomera), Parque Natural de Cabo de Gata (Almería), Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas (Jaén) y Parque Nacional de Doñana (Huelva). Y al que cabe añadir las acciones aun más generalizadas y destructoras del territorio natural no reservado y protegido.

quizás, es el litoral español el más afectado por el urbanismo «salvaje» y la «burbuja» inmobiliaria, una realidad que la Ley de Costas de 1988 no ha conseguido limitar e impedir. En el año 2010 un informe del Director del Centro Andaluz del Medio Ambiente y catedrático de la Universidad de Granada, Miguel A. Losada, señalaba que «más del 50 por 100 de las playas y el 70 por 100 de las dunas de las costas españolas están degradadas o profundamente alteradas; el 60 por 100 de los humedales que había en 1950 han desaparecido; más del 60 por 100 del entorno inmediato de las playas de las costas mediterránea, atlántica sur y de los archipiélagos están urbanizados». Y concluye, con los ritmos de ocupación mantenidos en los últimos sesenta años, inclui-dos los tres periodos de recesión económica habidos, hacia el año 2030 la totalidad del litoral nacional estará tocada por la actividad humana.

Una posible realidad en la que las todopoderosas industrias de la construcción y el turismo han marcado las pautas de su uso y explotación. Y, así, los casi 10.000 kilómetros del litoral del Reino de España —calas, acantilados y rasas, ramblas y del-tas, estuario, rías y marismas, flechas, cordones y lagunas litorales, playas de arenas

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Figura 5. Benidorm. Un detalle de la muralla de cemento litoral mediterránea

y guijarros, dunas…—, un espléndido conjunto vario de ecosistemas esenciales para la biodiversidad biológica y un extraordinario patrimonio paisajístico único, finito, altamente frágil y sensible, se encuentra en trance de ser transformado e, incluso, de desaparecer.

En este patrimonio, la superficie potencial a construir en una franja de cero a tres kilómetros sin las Islas Canarias, suma un total de 748.529 Has., de las cuales en el año 2008 se habían ocupado más del 27,5 por 100, unas 112,00 Has. en la costa mediterránea, y un 19,8 (67.550 Has.) en el Cantábrico y el Atlántico sur, con la particularidad de que en 2007 en el Mediterráneo podían quedar aun no declaradas urbanizables menos de 2.000 Has., con un ritmo global de construcción de más de 14 Has diarias, apenas 6/7 en 1999. Esto significa que en el sexenio 2002-2008 se construyó la cuarta parte de lo edificado en los 2.000 años anteriores y que en España se construyó durante la «burbuja» tanto como en Alemania, Francia e Italia unidas. «Lo que fue bello a comienzos del siglo XX ahora es cemento, lineal, simple, monocromático, sin valor ambiental alguno» (M. A. LOSADA, 2010).

Un ejemplo muy representativo del deterioro que, en algunos casos, pueden estar sufriendo algunas de las reservas naturales protegidas puede ser el del Parque Nacional

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de las Tablas de Daimiel, uno de los humedales de mayor importancia mundial y en más inmediato peligro según el Convenio RAMSAR. En medio de una Mancha con-siderada una región seca se encuentra este humedal de una superficie de 1.928 Has. y una zona de protección de otras 5.410. Situado entre los municipios de Daimiel y Villarrubia de los Ojos es el resultado de la confluencia de los ríos Cigüela y Guadiana y la salida natural del gran acuífero situado bajo la llanura manchega que rebosaba por los llamados Ojos del Guadiana. Actualmente, las Tablas de Daimiel están gravemente amenazadas: los Ojos están secos, el mismo río sufre estiajes más pronunciados que en el pasado, las turberas parecen estar en combustión, son excepcionales los aportes del Cigüela y el gran acuífero subyacente actúa a modo de sumidero y está sometido a un intenso y, a menudo, no legalizado uso de sus aguas por los terratenientes que han drenado los humedales tradicionales y amenazan las Tablas. La reclasificación del Parque en 1980 y las obras emprendidas posteriormente parece que pueden recuperar su plenitud anterior (C. FERRERAS, 1996 y R. ROMERO CALCERRADA, 1998).

Otro caso no menos paradigmático de destrucción del medio ambiente, en este caso no protegido totalmente es el iniciado en los años sesenta del siglo pasado de la cuenca y el delta de los ríos Tinto y Odiel con la creación del Polo de Desarrollo de Huelva. Con independencia de los añejos efectos derivados de una minería secular comenzada por los cartagineses y romanos en los siglos III y II antes de J.C. y llegada a su final a lo largo de finales del XIX y primeros decenios del XX —las minas, primero de cobre y finalmente de piritas de hierro, de Río Tinto se cerraron en 1970—, el desarrollo con escaso respeto al medio ambiente de la minería y la industria petroquímica ha conducido a la conversión del delta, con efectos inmediatos en todo el litoral onubense y en el mismo puerto de Huelva, en un enorme vertedero de residuos minerales y, en especial, de desechos químicos, que ha culminado muy recientemente en la aparatosa y maloliente descarga de la llamada «balsa de Gozan» y de los efectos negativos de una de las mayores industrias químicas internacionales asentadas en la comarca. El río Odiel a su paso por Gibraleón presenta valores medios de acidez en torno al pH = 3, equivalente a 14.000 toneladas anuales de ácidos, 2.000 de cobre y 4.500 de hierro. Por su parte, el Tinto a la altura de Niebla presenta un nivel de pH = 2,5 —16 Tms. de ácidos equivalentes— 1.300 de cobre y 8.500 de hierro. Es decir, un litro de agua del río Tinto pesa alrededor de 1.3 kilogramos mientras que uno de agua destilada se limita a un kilo (J. BOSqUE MAUREL, 1975).

Y no faltan otros muchos casos. Uno de los proyectos más colosales y negati-vos existentes en el litoral mediterráneo es el de la «Marina de Cope», similar al ya ejecutado de la «Marina d‘Or» en Oropesa del Mar (Castellón) y que ha machacado el Parque Natural del Prat de Cabanes. El proyecto afecta a 2.156 Has. enclavadas a lo largo de seis kilómetros de la costa murciana de Lorca y águilas, de las que unas 700 son Terrenos de Interés Comunitario integrantes del Parque Regional Cabo Cope y Punta de Calnegre. Se pretenden edificar 9.000 viviendas para 60.000 personas, 22 hoteles con 20.000 plazas hoteleras, 5 campos de golf, un campo de críquet, un club hípico, un estadio de fútbol, un centro cívico, un velódromo y diez zonas de tenis, un puerto deportivo con 2.000 puntos de amarre e, incluso, una desalinizadora. Todo ello, incumpliendo la Ley de Costas e invadiendo terrenos de la Red Natura 2000.

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Por otra parte, la construcción de un hotel mastodóntico de más de cuatrocientas plazas —detenido judicialmente en 2009 pero no destruido— sobre el acantilado de la playa almeriense del Algarrobico en las cercanías de Carboneras ha ocupado parte del extremo septentrional del Parque Natural de Sierra de Gata que alberga aún un entorno privilegiado donde es posible el diálogo libre del hombre y la costa. El mismo Parque Natural del Cabo de Gata se ve amenazado en su mediodía por el crecimiento brutal del núcleo urbano de San José, una salida al mar del municipio de Níjar, que está acosando a la playa de los Genoveses, y por las propuestas urbanizadoras próximas de las Salinas del Cabo de Gata y la Fabriquilla. Y no son el único peligro para el medio ambiente de una provincia en la que el turismo no ha alcanzado el nivel del resto de la Costa del Sol, sobre todo la malagueña, convertida ya casi en su totalidad en una muralla de cemento y ladrillo prácticamente infranqueable (J. CASTILLO GARCíA y F. ORTEGA ALBA, 1996 y J. Ml. SUáREZ JAPÓN, 2000).

En Galicia, los espacios declarados Lugares de Interés Comunitario (LICs) a fin de integrarlos en la Red Natura 2000 europea, se enfrentan a su degradación por la ubicación de urbanizaciones, campos de golf o plantas de acuicultura en sus entornos e, incluso, dentro de sus límites. En El Ferrol hay un proyecto, sin oposición tajante oficial, para crear una zona lúdica y un campo de golf en Covas dentro del suelo protegido de la Red Natura 2000. La mercantil Natura Golf S. L. pretende instalar otro campo de golf en el Monte de San Xurxo, LIC «Costa ártabra», calificado en el PGOM del mismo El Ferrol como «rústico de espacio natural» y también parte de la misma Red Natura.

En las Navas del Marqués (ávila), a 40 km de la capital provincial y en el límite con la Comunidad de Madrid, se pretende construir una urbanización de 1.600 vi-viendas denominada «Ciudad del Golf», ocupando más de 210 Has. calificadas ZEPA y LIC por la Unión Europea y que ya ha destruido más de dos millares de pinos a pesar de haberse detenido el proyecto por vía judicial. Similares proyectos y siempre sobre espacios protegidos, están planteados en Santa María del Cubillo y Villanueva de Gómez también en la provincia de ávila (C. DELGADO VIñAS, 2008).

2. EVOLUCIÓN URBANA Y PATRIMONIO HUMANO Y CULTURAL

El territorio físico ocupado por España es su primero y fundamental Patrimonio Natural. Sobre él, los diferentes grupos humanos que sucesivamente lo han usado han creado un segundo Patrimonio, en esencia Cultural. Es el fruto de un largo pasado iniciado en el Paleolítico —Cueva y pinturas rupestres de Altamira— y continuado en el Neolítico, con la arquitectura megalítica de Antequera y la cerámica campaniforme andaluzas. Tartessos y las colonizaciones fenicia y griega, ya en el tercer milenio antes de Cristo, fundaron algunas de las primeras ciudades europeas conocidas, Tartesos y Gades / Cádiz. Y condujeron a cuatrocientos años de dominio y colonización romana, a ocho siglos de presencia musulmana, permitieron tres de ocupación y expansión por América, y se convirtieron en cinco de monarquía tradicional nacional católica con alternativas mediterráneas, centroeuropeas ya germánicas ya francesas y hoy europeístas. El resultado es uno de las más espléndidos Patrimonios Culturales de la Humanidad.

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Todo ello en un hacer y deshacer continuo y permanente. Y que tuvo un mo-mento culminante con la, aún de actualidad, red romana creada por Roma (Figura 6). La contemplación incluso sumaria de urbes como Mérida o Tarragona, Toledo o Santiago de Compostela, Sevilla o Granada, Barcelona o Madrid, entre otras muchas, es bien significativa. Y prueba del hacer / deshacer que ha dado lugar a ese Patrimonio espléndido pero también cambiante y diverso por su pasado y su desarrollo reciente.

Cualquiera de sus emblemáticas Catedrales son buena prueba de ello. La Seo de Zaragoza se alza sobre un templo pagano, y sucesivamente pasó del románico a un gótico dominante y, con un aporte mudéjar disperso por la antigua urbe romana, se fue matizando por la presencia coyuntural y local del barroco y el neoclásico. En Granada, su reconquista, aparte el conjunto palaciego de la Alhambra, una obra fundamental del arte islámico, se manifestó con la construcción, cerca de la mezquita mayor musulmana, de una iglesia mausoleo de los Reyes Católicos y de un gran templo con una primera traza gótica transformada en una de las maravillas del renacimiento español retocada y embellecida por importantes obras singulares y varias del barroco.

Toda una riqueza que participó, en el conjunto de la Península, en la formación de una primera etapa urbana preindustrial, esencialmente romana en su origen y muy afectada por el Islam, a la que la revolución industrial comenzó a transformar, renovándola y también destruyéndola. La doble apertura en el corazón histórico y artístico de Granada y Madrid de sus dos Gran Vías con una fuerte afección a sus exclusivos Patrimonios provocó las primeras y más sensibles llamadas al orden y al respeto a la obra de tantas centurias, y, en concreto, permitió el primer intento de una Comisión de Monumentos y la iniciación de un Catálogo Oficial del Patrimonio histórico-monumental español. Una llamada que reunió a numerosos intelectuales de su época —ángel Ganivet, Miguel de Unamuno y Azorín, por ejemplo— y que no ha dejado de estar presente desde entonces en la evolución y, en especial, en el respeto al patrimonio y el urbanismo hispánico (AA. VV., 1968) (Figura 7).

El caso de los años de 1936 a 1952 es muy representativo. Entonces se inició la última y extraordinaria etapa del gran desarrollo ciudadano español y de unos largos años de urbanismo salvaje versus protección ambiental y monumental.

Una cruenta Guerra Civil y sus años posteriores de intensa represión política fueron causa de una mortalidad extraordinaria, no inferior a las 400.000 personas —unos 300.000 durante los años bélicos y más de 100.000 en la post guerra inme-diata—, y de una importante emigración forzada interior y exterior calculada en, al menos, en otras 300.000 sólo fuera de las fronteras nacionales (AA. VV., 1979 y S. JULIá, 1999). A ello se añadió la destrucción total o parcial de un porcentaje considerable del parque inmobiliario español, que se vio afectado en cerca del 10 por 100 del total: 192 núcleos de población vieron destruido hasta un 60 por 100 de su caserío. Una destrucción acompañada por un muy importante deterioro del sistema de transportes y comunicaciones y el abandono de partes considerables del campo y de sus cultivos.

Las circunstancias del Patrimonio se vieron afectadas en algunos casos grave-mente. No ocurrió en sus más fundamentales y emblemáticos ejemplos. El traslado de una parte importante de la Pinacoteca del Prado fuera de España, a Suiza en

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Figura 6. Red urbana de origen romano en España

Fuente: J. VICENS VIVES, Atlas de Historia de España.

concreto, bajo la protección de la Sociedad de Naciones, o el del Guernica y su conjunto de bocetos de Pablo Picasso, que había sido expuesto en el pabellón es-pañol de la Exposición Mundial de Paris de 1937, al Museo de Arte Moderno de Nueva York, son pruebas fehacientes de esas medidas de protección. No ocurrió igual con algunos conjuntos monumentales así como con ciertos barrios de algunas de las más antiguas ciudades españolas, por ejemplo Oviedo, Toledo y Madrid, muy perjudicadas por los combates intraurbanos de la contienda, y de numerosos pueblos totalmente destruidos por los combates, Belchite, Brunete, Gandesa, Guernica, Mora de Ebro, Porcuna, Pozoblanco, Vall de Uxó, entre otros muchos. Monumentos y barrios luego recuperados y, en especial, remodelados al menos en parte por los entonces creados Instituto Nacional de la Vivienda y Servicio de Regiones Devas-tadas (1939) (MOPU, 1987).

La recuperación demográfica y monumental tras los efectos destructores de la contienda se centró sobre todo en las ciudades. Estas recibieron una gran parte del

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tremendo éxodo rural que desencadenó la lucha pero que tenía claros antecedentes. Y que, más tarde, en los años sesenta y primeros setenta, compartió con la emigración a Europa occidental y central. Todo un considerable movimiento de población que benefició sobre todo a las grandes aglomeraciones superiores a cien mil habitantes y perjudicó notoriamente a los núcleos rurales.

En el Censo de 1960, 403 ciudades —núcleos con más diez mil almas— albergaban ya 14,5 millones de personas que representaban el 51,8 por 100 de toda la población. Y el proceso continuó acelerándose: según el Censo de 2001, con un total de 40.847.371 almas, existían 650 ciudades con 31.195.960 almas, el 76,37 por 100 de la población, de las cuales 119 contaban con más de 50.000 personas, con 20.682.769 habitantes, el 50,63 por 100, y seis tenían más de 500.000, con 7.005.000 y el 17,14 por 100. De estas últimas, cuatro superaban el medio millón, Málaga, Sevilla, Valencia y Zarago-za, con 4.562.393 almas y el 6,25 por 100 del total y dos eran millonarias, Madrid (2.938.723) y Barcelona (1.503.884), con el 10,87 por 100 (4.442.690).

Así, en los umbrales del tercer milenio, España es una sociedad especialmente urbana. Una realidad establecida en la revisión padronal del 1 de enero de 2010 y

Figura 7. Gran Vía de Madrid. Tramo desde Alcalá a la plaza de San Marcialy enlace hasta plaza de España

Fuente: J. BOSqUE MAUREL, 2001-2002.

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Tabla IV. Evolución de la población urbana (1900-2010)

Años Población total Población urbana % Población total

1900 18.607.630 5.995.445 32,20 1920 21.338.341 8.158.640 38,00 1030 23.677.095 10.149.459 42,90 1940 25.877.971 12.438.138 48,00 1950 28.117.873 14.642.802 52,10 1960 30.582.936 17.363.790 56,80 1970 33.956.376 22.575.966 66,50 1981 37.683.363 27.448.538 72,83 1991 38.872.268 29.141.360 74,96 1996 39.669.394 29.904.493 75,38 2001 40.847.371 31.195.960 76,37 2005 44.108.530 34.007.675 77,09 2008 46.157.822 36.287.335 78,61 2010 47.021.031 37.097.363 78,89

Fuente: Censos y Padrones del Instituto Nacional de Estadística.

favorecida por la aportación de la inmigración exterior, con unos seis millones de fo-ráneos, en torno al diez por 100 de la población censada, 47. 021.031 habitantes y una densidad de 93,02 por km2 (Figura 8). Un Padrón con 751 ciudades, con 37.097.363, el 78,88 por 100 de la población total, de las cuales 606 contaban hasta 50.000 personas, con un total de 12.456.558 habitantes, el 26,50 por 100. De las restantes 103 urbes, 83 tenían entre 50.000 y 100.000 habitantes, con 6.915.160 (14,7%), cincuenta y seis oscilaban entre 100.000 y 500.000, 11,1 millones y el 23,5 por 100, y 6 superaban el medio millón, con 7.649.479 y el 16.6 por 100, de las cuales cuatro se mantenían entre medio millón y un millón —Málaga, Sevilla, Valencia y Zaragoza— con 2.758.093 almas y el 5,8 por 100 del total y dos eran millonarias —Madrid (3.273.049.) y Bar-celona (1.619.337)— con el 10,2 por 100 del total (4.812.386).

Una tasa de urbanización similar a la media europea (78,89), elevada en el con-junto de la Unión Europea, aunque inferior a los índices de algunos de sus estados, el Benelux y el Reino Unido (90,0) y Alemania (88,0), parecido a Francia (76,0) y superior a Italia (67,0) y Grecia (60,0). Y, por otra parte, con importantes diferencias interiores (Tabla V).

Los valores máximos tienen lugar en Comunidades como las antiguas provin-cias de Madrid y Murcia, hoy las comunidades de extensión media con una mayor concentración urbana (94,32 y 95,48%). Sin embargo, con importantes diferencias internas —en el caso del municipio de Murcia conviene recordar que es uno de los más extensos de España y con algunos núcleos urbanos en él incluidos— y su distinta situación estructural —en contraurbanización el municipio capitalino, en crecimiento el murciano— que pueden justificar tanto sus respectivas densidades como su evolu-ción última, que ha concedido a Murcia su actual primacía. A ellos cabe añadir otras regiones de menor superficie pero con una alta densidad derivada de su concentración

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Tabla V. Diferencias regionales de la tasa de urbanización (2001 y 2008)

2001 2008

Autonomías Población Pobl. Por Población Pobl. Por total Urbana ciento total Urbana ciento

Andalucía 7 357.558 5.654.515 76,85 8.202.220 6.530.460 79,61Aragón 1.204.215 815.751 67,74 1.326.918 906.234 68,29Asturias 1.062.998 909. 993 85,60 1.080.138 932.353 86,31Baleares 841.669 564.688 61,09 1.072.844 898.331 83,73Canarias 1.694.477 1.450.512 85,60 2.075.968 1.845.277 88,89Cantabria 533.131 354.265 66,20 582.138 392.912 67,61Castilla -León 2.456.474 1.349.773 54,94 2.557.330. 1.434.987 56,11Castilla-Mnch 1.760.516 876.051 49,53 2.043.100 1.088.981 53,30Cataluña 6.343.110 5.055.634 79,70 7.364.078 5.993.189 81,38C.Valenciana 4.162.776 3.322.374 79,81 5.029.601 4.154.402 82,59Extremadura 1.058.503 467.490 44,16 1.097.744 536.374 48,86Galicia 2.695.880 1.782.007 66,10 2.784.169 1.892.517 67,97La Rioja 276.702 166.975 60,34 317.501 200.901 63,27Madrid 5.423.384 5,115.759 94,32 6.271.638 5.914.763 94,30Murcia 1.197.646 1.106.898 92,42 1.420.109 1.351.598 94,77Navarra 555.892 287.004 51,63 620.377 331.341 53,40País Vasco 2.082.587 1.687.355 80,78 2.157.112 1.733.930 80,38Plazas Auton. 317.501 317.930 100,00España 40.847.371 31.195.960 76,37 46.157.822 36.287.335 78,61

Fuente: INE. Censo de Población de 2001 y Padrón de 2008.

industrial, Asturias (86,55) y el País Vasco (80,13), o de su elevada significación agrí-cola y turística, Canarias (89,48).

Los valores mínimos se producen en las regiones interiores de la Meseta, como Extremadura (48,86), Castilla-La Mancha (53,30) y Castilla-León (56,11). Cifras in-termedias, próximas al promedio español, corresponden a Cataluña (81,38) y a la C. Valenciana (82,59), dos de las economías hispanas de mayor desarrollo económico y social, y a una región de muy viejo abolengo urbano y una compleja y emergente economía como es Andalucía (79,61).

Es evidente el significado no rural y de ubicación litoral de las comunidades más urbanizadas en contraste con el dominio agrario, interior meseteño y montañoso, excepto Madrid, de las menos urbanizadas. Una situación intermedia en su oposición rural /no rural corresponde a Aragón (68,29) y Navarra (53,40), con importantes desarrollos industriales, y, también, a Galicia (67,97), en pleno despertar socioeconómico.

Dentro del largo proceso histórico de la ciudad hispana, hay que destacar, en primer término y en sus postreras etapas, una fase de urbanización primaria producida por la consolidación a partir de la Guerra Civil del espacio urbano bien definido de la mayor parte de las ciudades, sobre todo de las de más de 50.000 habitantes en el que desempeñó un papel importante los numerosos suburbios de sus periferias, a menudo

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de autoconstrucción, como el Pozo del Tío Raimundo en Madrid o el Can Tunis y el Camp de la Bota en Barcelona (F. CANDEL, 1965 y M. SIGUáN, 1959 )

En paralelo, tuvo lugar la absorción física y administrativa, sobre todo en las grandes ciudades como Madrid y Barcelona, de algunos de los municipios inmediatos a la ciudad central y el incremento de su espacio inmediato. Entre 1950 y 1960, los municipios de Madrid y Barcelona pasaron, respectivamente, de 1.618.400 almas a 2.259.900 y de 1.280.000 a 1.557.000 mientras sus nacientes cinturones suburbiales respectivos lo hicieron de 46.000 a 88.000 y de 442.000 a 712.000. En el caso de Barcelona, con un incremento relativo algo inferior al madrileño y que parece debido a un proceso de desarrollo periférico más temprano.

Seguidamente, en una segunda fase, aún viva, se produjo por la ampliación del caserío inicial a costa del espacio rural circundante, su urbanización en mancha de aceite y el acelerado crecimiento, pocas veces meditado y ordenado, de los viejos núcleos rurales de la periferia incluso los más distantes y la creación de un cinturón exterior suburbano, anticipo de la aparición de un conjunto de urbes satélites, antes núcleos rurales sobre todo, pero también de nueva construcción facilitado en muchos casos por el éxodo de numerosos habitantes de la ciudad tradicional originaria. Se inició así el abandono y la degradación más o menos intensiva de los cascos históricos, en ocasiones destruidos y / o remodelados arquitectónicamente, una actitud extendida a todo el territorio nacional, y que alcanzó singular importancia en algunas urbes. Y, como contrapartida, la aparición y desarrollo de las áreas metropolitanas y la consti-tución de un sistema urbano propio (Figura 8).

Por ejemplo, en Madrid, donde junto al abandono demográfico del llamado Ma-drid de los Austrias y su conversión parcial en un área de servicios administrativos y turísticos, se continuó la operación remodeladora iniciada con la Gran Vía mediante la destrucción y reconversión del sector entre Callao y la plaza de España con centro en la plaza de Santo Domingo, así como de forma más puntual en el Ensanche y en la mayor parte de los barrios extramuros, como Cuatro Caminos y Embajadores. En Barcelona, el inicial abandono del llamado Barrio Chino y el Raval contrasta con la apertura de la Vía Layetana y de la calle Fernando dentro del antiguo recinto amu-rallado, y su extensión al Eixample con numerosas remodelaciones puntuales de, a veces, edificios de indudable solera y valor arquitectónico y social

En otros ámbitos regionales, por ejemplo, en la ciudad de Granada se continuó la anterior remodelación propia del XIX, origen del cubrimiento del río Darro y su conver-sión en el eje urbano central de Reyes Católicos y la apertura a través de la «medina» musulmana de la Gran Vía de Colón, con el abandono demográfico de la antigua Judería y la destrucción de una de sus partes, la «Manigua», mediante la apertura de la calle Ganivet, y la remodelación a veces brutal de barriadas relativamente modernas como la de Fígares de los años veinte y treinta, y la más puntual del caserío de los barrios extra-muros renacentistas y barrocos de la Duquesa, la Magdalena, San Antón y las Angustias.

En una segunda fase (1970-1985), ya de plena suburbanización y metropolización, los núcleos urbanos centrales comenzaron a estabilizarse y / o decrecer en población, mientras que los cinturones suburbanos crecían aceleradamente y, en algunos casos, «a saltos» incorporando físicamente —no siempre administrativamente— los munici-

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Figura 8. Sistema urbano español

Fuente: A. PRECEDO LEDO, 1988.

pios del entorno. En el caso de Madrid, entre 1970 y 1981, la ciudad central pasó de 3.120.900 habitantes a 3.159.800 y su corona metropolitana de 88.000 a 1.051.000. Tuvo una evolución similar, aunque no igual, por más temprana, la principal área ciudadana catalana, en la que el municipio de Barcelona se estabilizó —1.741.979 en 1970 y sólo 1.752.627 en 1981—, y su corona metropolitana saltó de 1.423.000 a 1.935.000.

Unas circunstancias que se han mantenido y acrecentado en las décadas últimas del Novecientos y primeras del III Milenio, con la plena estabilización demográfica de las ciudades centrales e iniciándose, sobre todo, en las ciudades de más de medio millón de almas —Sevilla y Zaragoza, por ejemplo— y mucho menos entre las de tamaño inferior, una no todavía bien definida tercera fase de contraurbanización / desurbanización o estabilización / retroceso del casco histórico central. En 1996, en la CAM el municipio de Madrid, su almendra central, había disminuido respecto a 1981 a 2.866.850 habitantes en oposición a su corona exterior que había saltado a 1.331.953. Por su parte, el núcleo central de Barcelona había retrocedido entre las mismas fechas a 1.508.805 mientras que su área metropolitana crecía hasta 2.396.874. Y el proceso se ha mantenido a lo largo de los primeros dos mil pese a la inmigración exterior; el municipio madrileño en 2008 se había estabilizado, 3.213.271 habs., frente al salto de su periferia, 2.924.785; por su parte, Barcelona, con 1.615.908, se oponía a los 3.212.047 del área metropolitana reconocida (A. PRECEDO LEDO, 1988, A. GARCíA BALLESTEROS, 2002 y S. MARTíNEZ RIGOL, 2010

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El actual proceso urbanizador hispano, aun conservando sus peculiaridades his-tóricas más castizas y las características actuales derivadas de ellas, se está adaptando a la creciente homogeneización ligada a la formación de la aldea global propia de la globalización, dominada por los condicionamientos propios de un nuevo hábitat nacido en los países anglosajones y desarrollado sobre todo en los Estados Unidos.

Y en el que un factor inicial y esencial fue —y es— el crecimiento violento y arrollador del motor de explosión y de sus consecuencias —el automóvil y el transporte privado e individualizado—, aparte otros medios de transporte y comunicación también dominantes ligados a la electricidad y a otros combustibles alternativos, esencialmente colectivos y públicos, tranvías, autobuses de línea, trolebuses, subway / metropolitano. Origen, por su facilidad en las relaciones humanas en unos espacios abiertos y sin límites definidos, de un modelo «nuevo» de ciudad aparecido a comienzos del siglo XX en los Estados Unidos y extendido después, pero enseguida, al conjunto de Occidente, incluida España, aunque algo más tarde, ya en el último tercio de la anterior centuria. Y que ha convertido a la ciudad, sobre todo europea, en un gigantesco aparcamiento, del que España es un excelente paradigma (J. BOSqUE MAUREL, 2008).

En esta «nueva» ciudad, con numerosas y fundamentales reliquias de la urbe tra-dicional, resalta una novedosa estructura urbana con dos nodos sobresalientes. Primero, el constituido por unos barrios centrales creados en el espacio norteamericano (CBS) y renovados y / o rehabilitados en Europa occidental —City, Cité—, con una edificación en altura —los típicos rascacielos neoyorquinos presentes en todas las grandes ciudades mundiales— y monopolizadores de las principales actividades terciarias.

En su periferia se inscriben una serie de cinturones residenciales, los ensanches ordenados burgueses y algunas urbanizaciones anárquicas y marginales desarrollados en el siglo XIX, y, más recientes —segunda mitad del siglo XX—, los suburn de las creaciones urbanas exteriores de muy diferentes calidades entre un dominante caserío unifamiliar ajardinado que alterna con complejos de bloques masivos en altura y otro segregado de autoconstrucción. Intercalados, y con proyección hasta la ciudad central, nacen grandes centros comerciales y de ocio y algunos polígonos industriales.

Constituyen, en principio, las áreas metropolitanas que aureolan ya a la mayor parte de las grandes ciudades hispanas. Todo un complejo dependiente de una imprescindible red de comunicaciones densa y compleja que ha favorecido los considerables espacios conquistados y en expansión del actual urbanismo. Su resultado último, por el momento, la creación de una red urbana nacional autónoma aunque ligada, sobre todo, a la eu-ropea y no ausente de la surgida, aunque en formación, por el fenómeno globalizador.

No obstante, sobre todo desde comienzos de los años setenta y, más aún, con el desarrollo de la democracia, surgió un proceso de cambio y competencia entre des-trucción / renovación y protección / rehabilitación, ya iniciado con anterioridad en la Unión Europea. Comenzó así una etapa de reconstitución y repoblación —a veces de estricta «gentrificación»— de los centros históricos urbanos como parte del nacimiento del «nuevo» modelo de ciudad (L. LÓPEZ TRIGAL y otros 2003, A. A. ARTIGUES y otros, 2006, S. MARTíNEZ RIGOL, 2010 y M. J. PRADOS, 2009).

Aunque la remodelación arquitectónica continúa un poco por todas partes, a partir del reconocimiento y revivificación en 1970 y, sobre todo, en 1985 de las Comisiones

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Figura 9. Área metropolitana y primera corona urbana de Madrid

Fuente: A. GARCíA BALLESTEROS, Atlas de la Comunidad de Madrid, 2002.

del Patrimonio Histórico-Artístico nacidas a finales del siglo XIX, se inició una polí-tica que, recordando las nacidas en Italia y Francia, desarrolló una serie de acciones oficiales patrocinadas también y muy decisivamente por la UNESCO —Carta de Ve-necia de 1964 y Convención de 1972 del Patrimonio Mundial, Natural y Cultural— y recogida en los artículos de la Constitución de 1978 de rehabilitación y gentrificación de los centros históricos, desarrollados por los Reales Decretos de 1982, 1983 y 1985.

Una acción protectora y de rehabilitación que se llevó a cabo, primeramente, en pequeñas ciudades antiguas, Aguilar de Campóo (Palencia), Cudillero (Asturias), Plasencia (Cáceres), Mirambel (Teruel), Puerto Real (Cádiz), Ronda (Málaga), Santo Domingo de la Calzada (Rioja), extendiéndose enseguida a los centros históricos de diversas ciudades medias, Cáceres, Cuenca, Huesca, Salamanca, Santiago de Compostela, Vitoria, y a las mayores de medio millón, la Barceloneta y el Rabal (Barcelona), Malasaña y Lavapiés (Madrid), las Siete Calles (Bilbao), San Pablo y Magdalena (Zaragoza) (AA. VV. 1981, J. BOSqUE MAUREL, 1988 y 1996, A. J. CAMPESINO FERNáNDEZ, 1994, M. FERRER, 2003, M. A. TROITIñO, 1992 y S. MARTíNEZ RIGOL, 2010) (Figura 10).

Nació y / o renació así el centro histórico, coincidiendo con la suburbanización, confirmándose la formación de las áreas metropolitanas y no faltando, con menor intensidad, las acciones de contraurbanización, todo ello ligado a una generalizada terciarización y globalización (J. BOSqUE MAUREL, 2008).

Sin duda, la gran expansión ciudadana española ha sido sumamente importante y decisiva, pero también brusca, descontrolada, más tardía que en el resto de la UE y plenamente dominada por una generalizada especulación, a menudo salvaje y corrup-ta, que ha sumido bajo el asfalto, y sin posible recuperación, algunas de las mejores tierras agrícolas y muchos de los espacios culturales y hasta naturales de mayor valor

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Figura 10. Barcelona. Áreas de rehabilitación objeto de actuación

Fuente: C. CARRERAS y VERDAGUER, 1993.

cultural, ecológico y paisa jístico de España. Y que alcanzó su máximo apogeo gracias al favor de una disposición de 1999 que, prácticamente, convertía en «suelo edificable» la totalidad del espacio rural.

El proceso adquirió un peso tan considerable que la construcción se convirtió a comienzos del tercer milenio en el protagonista principal —18 por 100 del PIB—, junto con el consumo privado, de un momento de máximo crecimiento económico nacional, con un incremento del tres por ciento del PIB entre los años 2002 y 2007. Tratando por todos los medios de burlar las diversas disposiciones legales que ordenan y limitan el urbanismo imperante —Ley de Costas de 1988, Ley de Conservación de los Espacios Naturales y de la Flora y Fauna Silvestres de 1989 y Ley sobre Régimen del Suelo de 1998, así como los obligados Planes de Ordenación Urbana que deben regir el desarrollo de los municipios españoles— se llegó a una auténtica «burbuja inmobiliaria», pronto deshinchada por sus mismas características y la crisis financiera desencadenada en los Estados Unidos en el 2007, su tremenda presión mundial y su temprana afección a España, pese a la anterior y más efectiva regulación de la banca nacional, no tanto de las Cajas de Ahorro.

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Según cálculos del Ministerio de Fomento, entre 1990 y 2007 se habían conce-dido por los ayuntamientos casi siete millones de licencias, un 40 por 100 más del parque de viviendas censadas en 1991, y la ocupación futura de 1.379.695 de metros cuadrados de superficie. Entre 1998 y 2006, se construyeron 5,5 millones de nuevas viviendas, de las cuales 675.000 en 2004 y 768.000 en 2005, mayoritariamente por estrictas razones especulativas y, en todo caso, con relación a un no bien meditado pero posible desarrollo turístico. Con una consecuencia, en 2008 existían cerca de dos millones de apartamentos deshabitados y con no muy fácil colocación y, como con-trapartida, la superficie agrícola había disminuido un 4 por 100, y las áreas forestales más de un uno por 100.

Un hecho que, en general, no falta en parte alguna del territorio nacional, aunque ofrece sus rasgos más violentos en los dos sistemas urbanos millonarios —Madrid y Barcelona— y en las áreas de máxima implantación turística, el litoral mediterráneo y los archipiélagos periféricos. El mayor incremento de suelo construido ha tenido lugar, a partir de 1999 y hasta 2008, en la Comunidad Autónoma de Murcia (62%), seguida por la Comunidad Valenciana (52,1%) y la de Madrid (47,7%), con sus valores máximos en las costas alicantina, murciana y malagueña, convertidas en algunos casos en típicas conurbaciones y causa del aumento en el conjunto de España de más del 40 por 100 del suelo edificado y un promedio de dieciocho viviendas construidas por cada 1.000 habitantes, frente a las cinco del resto de la Europa comunitaria.

Todo un record de un urbanismo «salvaje» y «depredador» que está afectando tanto al litoral en general y especialmente al mediterráneo, como a los espacios naturales protegidos, sobre todo costeros pero también muchos lugares interiores y montañosos. Y en el que no sólo están complicados algunos Ayuntamientos como, a veces, las mismas Comunidades Autónomas, por ejemplo, las Murciana, Valenciana y Castellano-leonesa. Y que en la costa mediterránea, cementada en gran parte, ha transformado y destruido muchos de los paisajes naturales y culturales más atractivos y bellos del viejo Mare Nostrum.

Un auténtico paradigma, entre otros, lo constituye la Comunidad madrileña. Unos cincuenta municipios de los setenta que conforman el espacio autonómico se plantearon a comienzos del tercer milenio el desarrollo de nuevos barrios y/o urba-nizaciones (PAU) con un total de 499.238 viviendas. De todas ellas, según reconoce la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Madrid, más de un 80 por 100, unas 400.000, o bien no se han empezado a construir o no siquiera se ha urbanizado el suelo. Y, además, de las 102.643 iniciadas sólo se han terminado 84.879 aunque no todas ellas se han podido vender, aparte los millares de madrileños que llevan catorce años a la espera de unas viviendas sin terminar o no comenzadas por las que han pagado anticipos entre 40.000 y 70.000 euros, lo que puede llevar a una grave y presunta estafa inmobiliaria. Una muestra de ello puede encontrarse en el complejo de Valdebebas, con sólo dos PAU finalizados y otros tres en los que hay 12.500 viviendas previstas y de las que no se han puesto ni la primera piedra. Asimismo, en el Nuevo Tres Cantos, sólo se están construyendo 720 de las 6.900 proyectados, mientras Arroyomolinos es un «pueblo fantasma» acabado pero con todo en venta y muy pocos vecinos.

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Es evidente que la «burbuja inmobiliaria», denunciada tantas veces en los últimos años y que ha contribuido de manera manifiesta —y muy determinante en el caso español— a la crisis financiera y económica mundial nacida casi inesperadamente en el año 2007, ha afectado, aunque en menor proporción, a la ciudad en general que a los espacios agrarios y naturales.

quizás la razón principal haya sido las medidas de protección de los centros urbanos ligadas a una política muy generalizada de rehabilitación y gentrificación de los cascos históricos y que, aparte la numerosa legislación nacional, ha contado con el firme apoyo de las Naciones Unidas a partir de la Carta Internacional para la Con-servación y Restauración de los Monumentos y los Lugares (Venecia, 1964), punto de partida de la Convención para la Protección del Patrimonio Mundial Natural y Cultural promulgada en su reunión de Paris por la UNESCO en 1972 y de su fruto inmediato la Lista del Patrimonio Natural y Cultural de la Humanidad, en la que España ha sido incluida, desde 1984 hasta 2010, con un total de 43 lugares, ocupando, tras Italia, el segundo lugar por su número en la citada Lista (Figura 11).

Toda una ordenación mundial que se ha ido ampliando y mejorando sucesivamente con las reuniones promocionadas por la UNESCO a través de su filial ICOMOS: y de los documentos aprobados y puestos en práctica: Recomendación sobre la conser-vación de los bienes culturales que la ejecución de obras públicas o privadas pueda poner en peligro (1968), Recomendación relativa a la salvaguardia de los conjuntos históricos y su función en la vida contemporánea (1976), «Carta Internacional de Jardines Históricos» (Florencia, 1982), Carta Internacional para la Conservación de Ciudades Históricas y Áreas Urbanas Históricas (Washington, 1987), Declaración sobre Medología, definiciones y aspectos operativos de los Intinerarios culturales (Ibiza, 1999), Declaración acerca del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad (2003), Declaración sobre la Conservación de las Construcciones de los Lugares y los Conjuntos patrimoniales (Xian, China, 2005), Declaración sobre la Preservación de la Herencia Cultural en el siglo XX (Moscú, 2006),

En ese total, las ciudades antiguas o algunos de sus barros más significados tienen una posición privilegiada ya que son doce los bienes incluidos: Alcalá de Henares, Aranjuez, ávila, Cáceres, Córdoba, Cuenca, La Laguna, Salamanca, Santiago de Com-postela, Segovia, Toledo y el binomio úbeda y Baeza. Atención aparte tienen A Coruña, Barcelona, Granada, Lugo, Sevilla y Tarragona, cuya participación está limitadas a determinados monumentos históricos y / o edificios singulares, la Torre de Hércules en A Coruña, la Sagrada Familia, el Parque Güell y el Palau de la Música diseñados por Gaudí en Barcelona, los barrios de Santacruz en Sevilla y el Albaicín de Granada, la muralla romana de Lugo y el conjunto arqueológico de Tarragona..

A este gran riqueza monumental y urbana, cabe añadir desde la Convención de la UNESCO celebrada en el año 2003, la proclamación de un Patrimonio Cultural Inmaterial que en España incluye, hasta su última reunión en Nairobi en 1910, a los siguientes bienes: Asie Nagusia (Semana Grande de Bilbao), Filandón de León, Camino de Santiago, Procesión de la Virgen de la Salud de Algemesí, Leyenda de los Amantes de Teruel, Fallas de Valencia, Tradición de la Virgen del Pilar de Zaragoza, Leyenda del Lagarto de la Malena de Jaén, Carnaval de Cádiz, Bienal de Flamenco de Sevilla, la Patún de Berga (2008), Misterio de Elche (2008), Tribunales de Regantes del Me-

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Figura 11. Patrimonio de la Humanidad Material en España.

diterráneo español (Consejo de Hombres Buenos de la Huerta de Murcia y Tribunal de las Aguas de la Huerta de Valencia (2009), Silbo Gomero (2009), Cante flamenco, los Castells y los Cantos de la Sibila de Mallorca (2010).

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A la importancia en el ámbito mundial que, en este aspecto, le concede a España la UNESCO, hay que añadir la protección específica y particular que el Estado español ha concedido a su considerable riqueza monumental y artística desde la creación a finales del Ochocientos de una Comisión de Monumentos confirmada y ampliada por las sucesivas Leyes del Patrimonio de 1933 y 1985.

Según un Atlas de 1994, que recoge este Patrimonio histórico-cultural, existen 11.522 bienes, 9.495 declarados y 2.027 con expediente incoado, distribuidos entre 7.355 monumentos, 65 jardines históricos, 638 conjuntos, 76 sitios, 445 zonas arqueológicas y 2.943 castillos. Y que se resumen en una serie de centros o conjuntos históricos, es decir unidades urbanas o conjuntos similares compuestos por diferentes bienes, que en un total de 383 se distribuyen por todo el territorio nacional. Sin olvidar, los entre 1.000 y 1.200 lugares con los requisitos necesarios, según la legislación vigente, para su posible conversión en conjuntos históricos (J. LÓPEZ JAÉN, 1990) (Tabla VI).

Una extraordinaria riqueza cultural de obligada defensa y conservación por el Estado, las Comunidades Autónomas y los Municipios aunque, en muchos casos, en peligro por una especulación urbana dominante y más o menos corrupta que ya ha dado sus primeros nefastos frutos. Por ejemplo, considerando exclusivamente el Patrimonio Mundial, en el recinto amurallado de ávila, en el entorno de la Sagrada Familia de Barcelona, en el Albaicín de Granada y en los restos urbanos de la antigua ciudad visigoda de Toledo, entre otros diversos casos. Una concreta realidad que está provocando la posible inclusión por la UNESCO en la lista «en peligro» del Patrimonio Cultural de la Humanidad y, en definitiva, su retirada de la Lista mundial, de algunos de los cuarenta y tres bienes incluidos en esa Lista.

Algunos ejemplos validan estas intervenciones —auténticos abusos siempre— que han tenido primero una presencia limitada a núcleos urbanos históricos y que, recientemente, están ya afectando a algunos complejos histórico-monumentales y, no menos, a los mismos espacios naturales protegidos.

En 2006, el Ayuntamiento de Toledo aprobó el último Plan de Ordenación de la Ciudad de Toledo (POM, 2005) que regulaba la expansión de una de las ciudades más bellas y atractivas de España por su riqueza monumental y por sus extraordinarios paisajes urbanos origen de su inclusión en 1986 en la Lista de Bienes declarados Patrimonio Cultural Mundial conforme a la Convención de la UNESCO sobre la protección del también llamado Patrimonio de la Humanidad. Conocido y estudiado el citado Plan, el Comité Español del Comité Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) pre-sentó a la opinión pública un informe en que subrayaba la existencia de una serie de propuestas urbanísticas que afectaban gravemente a las cualidades monumentales y paisajísticas que habían determinado la inclusión de Toledo en el Patrimonio Cultural Mundial y que podían dar lugar a su retirada de la citada Lista.

En concreto, el POM 2005 permitía, en primer lugar, la urbanización, y por tanto su destrucción, de dos de los espacios históricos que constituían las Vegas Alta, anti-gua Huerta del Rey musulmana, y Baja, anterior emplazamiento del Circo romano, ya desaparecido, y de la ciudad y capital del Reino visigodo (Siglos VI y VII), único resto arqueológico de este momento existente en la Península. Asimismo, las declaraciones de suelo urbanizable afectaban también a la zona de respeto y protección del paisaje

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Tabla VI. Centros históricos-artísticos y Lugares Patrimonio de la Humanidad.Por Comunidades Autónomas (2009)

Autonomías Centros Lugares P. H. P. H. Esp. Naturales H-A. P. H. Ciudades inmaterial (LICs)

Andalucía 73 6** 2 4 191Aragón 20 3 – 2 157Asturias 16 1 – – 49Baleares 11 1 1 1 127Canarias 13 3 1 1 174Cantabria 27 1 – – 21Cataluña 28 5 – 2 68Castilla-Leo 59 6* 3 1 120Castilla-M 18 2 2 – 72C. Valenc. 17 3* – 3 94Extremadura 17 3 1 – 87Galicia 38 4* 1 1 59Madrid 10 3 1 – 7Murcia 9 1** – 1 50Navarra 5 1* – – 42País Vasco 9 1 – 1 52Rioja (La). 4 1 – – 6Ceuta-Mel. 2 – – 1 5España 383 47 11 18 1.381

*Incluye el Camino de Santiago, pluricomunitario, Aragón, Navarra, Rioja, Castilla-León, Galicia. ** Arte rupestre mediterráneo, Valencia, Murcia y Andalucía.Fuente: Ministerio de Cultura e ICOMOS.

y de la silueta urbana tradicional que, como las Vegas, eran objeto de la declaración de la UNESCO.

A pesar del Informe negativo de ICOMOS, el POM 2005, se inició comenzando por la destrucción parcial, previa a la urbanización, del circo romano y de una parte del yacimiento arqueológico visigodo. Con ello, los valores artísticos y paisajísticos de una ciudad que ha sido la admiración y la inspiración de viajeros, artistas y escritores de todos los tiempos han sido afectados gravemente (Informes de ICOMOS y la RSG, 2006). Solo la intervención de la Comunidad de Castilla-La Mancha parece, en prin-cipio, haber detenido, al menos, la edificaciones previstas de la Vega Baja y permitido iniciar las excavaciones de la porción superviviente de la antigua ciudad visigoda.

En 2008, la empresa Gestural S.A., en colaboración con el Ayuntamiento de Soria, pretendía desarrollar un polígono industrial (Soria II), en un área situada en los parajes conocidos como El Cabezo, La Colorada y los Pajarejos, al nordeste de la ciudad de Soria, en la margen izquierda del Duero. En íntima relación con esta misma comarca, está proyectada la llamada «Ciudad del Medio Ambiente» constituida por un complejo de 800 chalets y un parque empresarial a edificar en el espacio protegido del Soto

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de Garray perteneciente a la Red Natura 2000. Comprende un total de 552 Has., un tercio de las cuales se van a urbanizar y edificar para acoger a unas 4.000 personas.

Esa zona, de 117 Hectáreas, está emplazada entre varios Bienes de Interés Cul-tural, en contacto directo con las delimitaciones de algunos de ellos —Numancia y el Cerco Romano de Garray, margen izquierda del río Duero—, o muy próximos a otros BIC —Iglesia y Claustro de San Juan de Duero, Casco Antiguo de la Ciudad, Muralla medieval, Iglesia Concatedral de San Pedro, Claustro de la Iglesia de San Pedro— y a diferentes elementos arquitectónicos —Puente sobre el río Duero, Antigua Parroquial de San Millán, Nevero…— catalogados por la Revisión y Adaptación del Plan General de Ordenación de Soria 2006 (PGOU).

Esta circunstancia referida a la localización hace que la pretendida actuación urbanística suponga un riesgo para la integridad y conservación de los bienes cultu-rales que rodean y se relacionan con el espacio que se pretende convertir en polígono industrial. Por otro lado, el lugar elegido es una extensión de suelo rústico común, en la que se combinan manchas de encinas, eriales y perdidos, afloramientos de calizas, irregulares parcelas cerealistas, ribazos con vegetación arbustiva y monte bajo, pinos de repoblación, un paisaje, en fin, acorde con la imagen que tradicionalmente han transmi-tido los alrededores de la ciudad de Soria, paisaje tal que ha servido de intermediario necesario y adecuado para expresar sentimientos y emociones de los más celebrados y conocidos poetas españoles en versos mil veces leídos, recitados y comentados en las aulas, p. e., «Campos de Castilla» de Antonio Machado. El peligro potencial, pero muy real, existe y puede ser obviado. En la provincia de Soria y en el entorno de su capital no faltan precisamente espacios disponibles sin esas circunstancias (ICOMOS, 2008).

La Plataforma Ciudadana Escurialense (PCE), organización que agrupa a unos centenares de residentes en San Lorenzo del Escorial, se ha dirigido a la dirección de la UNESCO a fin de que inste la anulación de un nuevo Plan General de Ordenación Urbana de esa histórica localidad madrileña, donde se albergan el monasterio cons-truido por Felipe II y un entorno declarados Patrimonio de la Humanidad en 1984. El municipio prevé entre otras medidas recalificar hasta 3.170.000 m2 de superficie antes no urbanizable, construir 850 viviendas en un poblado nuevo con un polígono comercial, aparte de varios bloques de viviendas y chalets de lujo en pleno casco histórico (Figura 12).

Todo este nuevo conjunto urbano se ubicará en el interior de una cerca histórica de 55 kilómetros construida en 1563 y que configura el entorno artístico y paisajístico del Real Sitio de El Escorial, hoy Patrimonio de la Humanidad, que la PCE ve en peligro. Incluye vestigios arquitectónicos renacentistas, como el Palacio Monasterio de 1503, más puentes, ermitas, molinos y canteras de la época, así como humedales y pastizales de anidamiento de águilas imperiales, buitres reales y cigüeñas negras. Todo un ámbito que la UNESCO considera «parte inseparable» del conjunto monacal, como entorno natural e histórico de una misma unidad paisajística que se extiende entre La Herrería, el monte Abantos, ya muy dañado por incendios quizás provocados, y el lugar asiento del mismo Monasterio. La Plataforma insiste en la necesidad de proteger «el paisaje y el patrimonio de un espacio único como el de San Lorenzo de El Escorial» (R. FRAGUAS, 2009).

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Figura 12. Desarrollo urbanístico de San Lorenzo de El Escorial

Fuente: Diario El País, 2009.

El problema, al parecer detenido por la crisis de 2007, es evidentemente nacional y exige una atención y un cuidado que se enfrente con la codicia y el desenfreno de los especuladores.

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FLUjOS mIGRATORIOS EN EL mEDITERRÁNEO OCCIDENTAL: ¿CAUSAS DEmOGRÁFICAS, SOCIALES O ECONÓmICAS?

Fernando Gil Alonso**, Andreu Domingo i Valls***y Jordi Bayona i Carrasco****

Recibido: 08-10-10. Aceptado: 18-03-11. BIBLID [0210-5462 (2011-1); 48: 47-77].

PALABRAS CLAVE: mediterráneo, migraciones, estructura de población, educación, mercado laboral.KEYWORDS: mediterranean, migrations, population structure, education, labour market.mOTS-CLÉS: méditerranée, migrations, structure de la population, éducation, marché du travail.

RESUMEN

Este artículo pretende contribuir al debate sobre las posibles causas de los flujos migra-torios entre regiones del mundo, tomando los países del Mediterráneo Occidental como caso de estudio. Con las teorías de las «migraciones de reemplazo» y el «dividendo demográfi-co» como punto de partida, se analiza en primer lugar las diferencias en las estructuras de población en tres países europeos del sur (Francia, España e Italia) y en tres norteafricanos (Marruecos, Argelia y Túnez), demostrándose que las diferencias de estructuras de población no parecen ser los causantes principales de los flujos migratorios. Por el contrario, el análisis de posibles causas sociales y económicas demuestra que los factores clave que explican las migraciones entre ambas orillas son la promoción educativa y laboral de las generaciones jóvenes de los países receptores, combinado con altos niveles de desempleo y subempleo en los países emisores.

*. Una versión previa de este artículo fue presentada con el título «Mediterranean Europe and the Maghreb: Are migration flows determined by differences in population structure?» en la XXVI International Population Conference 2009 en Marrakech (sesión 93: Europe and the Maghreb: demographic ties). Este trabajo ha sido elaborado en el marco de los siguientes proyectos de investigación: «Comportamientos sociodemográficos diferenciales e integración social de la población inmigrada y de sus descendientes en España» (CSO2008-04778/SOCI), dirigido por el Dr. Andreu Domingo; «La dinámica demográfica en España a través de los censos del siglo XX. Análisis histórico y territorial» (CSO2008-06217), dirigido por el Dr. Fernando Gil; y «La sostenibilidad social según las formas urbanas: movilidad residencial, espacios de vida y uso del tiempo» (SEJ2007-67948), dirigido por la Dra. Anna Alabart, todos ellos financiados por el Ministerio español de Ciencia e Innovación. **. Departamento de Geografía Humana de la Universidad de Barcelona, mediante un contrato Ramón y Cajal financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación. Email: [email protected]. ***. Investigador del Centre d’Estudis Demogràfics y subdirector de la misma institución. Email: [email protected]. ****. Investigador del Departamento de Geografía Humana de la Universidad de Barcelona, mediante un contrato Juan de la Cierva financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación. Email: [email protected].

48 FERNANDO GIL ALONSO, ANDREU DOMINGO I VALLS y JORDI BAYONA I CARRASCO

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ABSTRACT

Taking the Western Mediterranean region as an example, the present paper aims to contribute to the debate on the causes of migratory flows between world regions. To this end, population structures in three Southern European Mediterranean countries (France, Spain and Italy) and in three North African ones (Morocco, Algeria and Tunisia) are firstly compared, taking «replace-ment migration» and «demographic dividend» theories as the exercise’s starting point. Results show that population structure differences do not seem to be the main cause of immigration flows. Therefore, other social and economic factors like education and labour participation differences are then analysed, concluding that the key factors explaining immigration between both Mediterranean shores would be, in a context of economic growth, younger generations’ upgrading in the receiving countries, combined with high unemployment and underemployment in the sending countries.

RESUMÉ

Cet article veut contribuer au débat sur les possibles causes des flux migratoires entre les grandes régions du monde, avec les pays de la Méditerranée Occidentale comme cas d’étude. On prend les théories des « migrations de remplacement » et la « fenêtre d’opportunité » comme points de départ du travail et on analyse, d’abord, les différences dans les structures par âge et sexe de trois pays de l’Europe méridionale (France, Espagne et Italie) et trois pays nord-afri-caines (Maroc, Algérie et Tunisie). Les résultats démontrent que ces flux migratoires ne sont pas le résultat des différences de structure démographique. Au contraire, l’analyse subséquent des possibles causes économiques et sociales des migrations montre que c’est la promotion éducative et dans le marché du travail des jeunes générations dans les pays récepteurs de mi-grants, en combinaison avec les hautes niveaux de chômage et sous-emploi existants dans les pays émetteurs, les facteurs clés qui expliqueraient l’importance des migrations entre les deux rivières de la Méditerranée.

1. INTRODUCCIÓN: EL DEBATE EN TORNO AL PAPEL DE LAS ESTRUCTURAS DEMOGRáFICAS

La región mediterránea, con 479 millones de habitantes en 2005, se toma a me-nudo como ejemplo de los potenciales conflictos que se podrían causar debido a las diferentes estructuras de población existentes entre países ricos y pobres, conflictos «previstos» a partir básicamente de las proyecciones demográficas (COURBAGE, 2009). De esta forma el Mediterráneo se ha convertido en el paradigma de la existencia de una supuesta fractura demográfica, utilizada al argumentar el conocido como «choque de civilizaciones». En efecto, Samuel P. HUNTINGTON (1996) explicaba conflictos pasados, presentes y futuros de la región mediterránea a partir de los diferenciales de crecimiento de su población, sea el caso de España y el Magreb, de Palestina e Israel, o de Serbia y Kosovo.

Lejos de esta interpretación extrema, existen dos conocidas aproximaciones teóricas desde la demografía que se sustentan en las diferencias estructurales de la población, donde se enfatiza las consecuencias de la evolución demográfica sobre el futuro pro-

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greso sociodemográfico de los diferentes países. En primer lugar, nos referimos a las conocidas como «migraciones de reemplazo», concepto nacido en el famoso informe de la División de Población de las Naciones Unidas (2001) Replacement migration: is it a solution to declining and ageing populations?, donde se relacionan los flujos mi-gratorios futuros con las diferencias en las estructuras de la población (LESTHAEGHE, 2000). Por otro lado, existe la aproximación conocida por «dividendo demográfico» o «ventana de oportunidades» (BLOOM et al., 2002), refiriéndose a una hipotética situación demográfica beneficiosa que puede actualmente encontrarse en países en plena transición demográfica, donde el número de dependientes (menores y ancianos) dismi-nuye drásticamente mientras la población en edad activa alcanza sus cuotas máximas.

Ambas aproximaciones continúan teniendo una gran influencia dentro y fuera de la demografía, en particular al analizar la relación entre los países europeos y el Magreb. Sin embargo, estas aproximaciones han sido puestas en duda por varios autores. Por una parte, la teoría sobre las migraciones de reemplazo ha sido severamente criticada, por ejemplo por COLEMAN (2001), quién muestra con un humor ácido que ni toda la población mundial sería suficiente para cubrir el déficit estructural de Corea del Sur. Otros autores apuntan la existencia de intensos flujos migratorios entre países con niveles de fecundidad similares y parecidas estructuras de edades, como serían las migraciones que se producen en el Golfo de Guinea o en Suráfrica. También se argumenta como las actuales migraciones de países del Este de Europa en dirección a la UE se están produciendo a pesar de que los países de origen presentan menores niveles de fecundidad que los países receptores (WEINER y TEITELBAUM, 2001). Sin embargo, las teorías neoclásicas aplicadas al estudio de las migraciones siguen teniendo sus valedores dentro y fuera de la demografía, reemplazando el antiguo rol de las diferencias salariales como causa principal de la migración por las divergencias existentes en las estructuras de población.

De la misma manera, y como algunos autores han apuntado, la perspectiva optimista basada en la hipótesis de la «ventana de oportunidades» para los países en desarrollo se olvida en considerar si las economías productivas de los países implicados tienen o no la capacidad de absorber la fuerza de trabajo joven generada en los años próximos, como es el caso de los países del Magreb (ASAAD y ROUDI-FAHMI, 2007; REHER, 2009). Tanto en el caso de las «migraciones de reemplazo» como en el del «dividendo demográfico», es esencial tener en cuenta la evolución de los niveles educativos para cada sexo y por cohorte de edad al centrar la atención en el papel de las estructuras demográficas en la relación entre países, como es el caso que aquí nos ocupa. De aquí el ejercicio que proponemos en este artículo: la cuantificación de estas diferencias, considerando su incidencia en los flujos migratorios entre los países de la ribera sur y norte del Mediterráneo, Marruecos, Argelia y Túnez por un lado, y Francia, España e Italia por el otro. Para ello se cuantificarán en primer lugar dichas migraciones, tanto a nivel de flujos como de stocks (apartado 2), para a continuación analizar si estos flujos han sido determinados por las diferencias de estructura demográfica en ambas riberas del Mediterráneo (apartado 3). Una explicación alternativa y, a nuestro juicio, más acertada de los factores causales se estudia en el apartado 4, centrado en las di-ferencias en educación y participación laboral por nacionalidad y sexo como factores

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que intervienen en los flujos migratorios entre países mediterráneos. Finalmente, el apartado 5 presenta las conclusiones.

2. LA POBLACIÓN MAGREBí EN LOS PAíSES MEDITERRáNEOS: FLUJOS Y STOCKS

Para delimitar los países que van a ser el objeto de estudio de esta comunicación, previamente hemos analizado los stocks y los flujos de población procedentes de los países del Magreb que residen en los países europeos situados en la ribera norte del Mediterráneo. Las cifras, como resaltan Fargues (2005 y 2009), DOMINGO y ESTEVE (2009) o SALT y ALMEIDA (2006) para todos los países de la Unión, varían amplia-mente en función de los criterios analizados: a) según el tipo de fuentes utilizado, b) si proceden de los países de partida o de los de acogida, c) según el criterio emplea-do —nacionalidad o país de nacimiento—, o d) si se contabilizan sólo los migrantes o también sus descendientes («segundas generaciones» y sucesivas). En todo caso, parece claro que sólo tres países de acogida tienen poblaciones magrebíes realmente significativas. Son, por orden de importancia, Francia, España e Italia, siendo pura-mente testimonial el número de los residentes en Grecia, Chipre, Malta y Eslovenia. Y de los países de la Unión del Magreb árabe, son Marruecos, Argelia y Túnez los que capitalizan la mayor parte de las salidas, siendo el papel de Libia y Mauritania prácticamente insignificante. Esta comunicación se va a centrar, por lo tanto, en el análisis de las migraciones procedentes de Marruecos, Argelia y Túnez que se han establecido en Francia, España e Italia.

La tabla 1 muestra el volumen de los stocks de dichas nacionalidades presentes en estos tres países europeos según las últimas cifras disponibles publicadas por Eurostat. Hay cerca de un millón y medio de nacionales marroquíes —a comparar con los más de 2,6 millones en el conjunto de la UE, según las estadísticas marroquíes (FARGUES, 2005: 373)—, unos 550.000 argelinos y un cuarto de millón de tunecinos viviendo en España, Francia e Italia. Los primeros están repartidos entre los tres países, mientras que los argelinos se concentran en Francia y los tunecinos en Francia e Italia.

Si analizamos las cifras según los países de recepción, se observa que en España a 1 de enero de 2008 viven más de 700.000 ciudadanos de esos países norteafricanos, que representan casi el 1,6% de la población española y más del 13% del total de extranjeros residentes. De ellos, más del 90% son marroquíes, que representan por sí solos el 1,44% de la población española y casi el 12,5% de todos los extranjeros, siendo la segunda nacionalidad más presente en España, sólo por detrás de los rumanos. A mucha distancia encontramos poco más de 50.000 argelinos (menos del 1% de todos los extranjeros residentes en España) y finalmente unos 2.000 tunecinos, cifra práctica-mente testimonial debido a que las relaciones históricas de España con Túnez han sido de menor intensidad que las establecidas con Argelia y, sobre todo, con Marruecos.

Por lo tanto, hablar de inmigración magrebí en España es sinónimo de hablar de población marroquí. El impacto demográfico es incluso mayor, pues hay un porcentaje de población procedente de Marruecos que no dispone de dicha nacionalidad, porque

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Tabla 1. Población absoluta y relativa de argelinos, marroquíes y tunecinos en España, Francia e Italia, según nacionalidad y país de nacimiento

Números absolutos

España Francia Italia

Nacionalidad País Nacionalidad País Nacionalidad País nacimiento nacimiento nacimiento

Argelia 51.552 54.110 477.495 1.345.560 22.672 –Marruecos 649.818 664.948 461.465 837.840 365.908 –Túnez 1.732 2.324 146.514 364.348 93.601 –Extranjeros 5.262.095 5.894.401 3.674.000 6.836.942 3432.651 –Total 45.283.259 62.868.202 59.619.290

Números relativos (%) por nacionalidad de los individuos

España Francia Italia

% total % % total % % total % pobl. extranjeros pobl. extranjeros pobl. extranjeros

Argelia 0,11 0,98 0,76 13,00 0,04 0,66Marruecos 1,44 12,35 0,73 12,56 0,61 10,66Túnez 0,00 0,03 0,23 3,99 0,16 2,73Extranjeros 11,62 100,0 5,84 100,00 5,76 100,00

Números relativos (%) por país de nacimiento de los individuos

España Francia Italia

% total % nacidos % total % nacidos % total % nacidos pobl. extranjeros pobl. extranjeros pobl. extranjeros

Argelia 0,12 0,92 2,14 19,68 – –Marruecos 1,47 11,28 1,33 12,25 – –Túnez 0,01 0,04 0,58 5,33 – –Extranjeros 13,02 100,00 10,88 100,00 – –

Fuente: Datos más recientes publicados de Eurostat (2008) para España e Italia, y 2005 para Francia.

nunca la tuvo (y aquí hay que incluir a los españoles nacidos en el Protectorado de Marruecos en tiempos coloniales) o porque ha adquirido otras nacionalidades, prefe-rentemente la española. Así, se puede ver en la tabla 1 que la población nacida en Marruecos es unos 15.000 individuos mayor que la que tiene nacionalidad marroquí. Por el contrario, hay una parte de marroquíes, concentrados en la base de la pirámide de edades, que no se pueden considerar propiamente inmigrantes, pues son descen-dientes de inmigrantes marroquíes que ya han nacido en España, aunque conservan la nacionalidad de sus padres.

Los marroquíes también son la principal comunidad nacional entre los casi medio millón de magrebíes presentes en Italia, ocupando el tercer lugar tras rumanos y alba-neses, y representando, con unos 366.000 nacionales, casi el 11% de todos los extran-

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jeros residentes en el país transalpino. Pero, a diferencia de España, son seguidos por los tunecinos, con casi 100.000 individuos, dejando a mucha distancia a los argelinos, menos de 25.000. Por el contrario, es la comunidad argelina la más presente en Francia de las tres analizadas. Del más de un millón de residentes magrebíes residentes en este país, cerca de 480.000 tienen nacionalidad argelina, representando por sí solo el 13% de todos los extranjeros, siendo el segundo contingente extranjeros más numeroso tras los portugueses. Siguen a corta distancia los ciudadanos de Marruecos, con más de 460.000 y el 12,5% de todos los extranjeros, y los tunecinos se sitúan en tercer lugar entre los magrebíes, aunque con casi una población de 150.000 personas, sitúa a Francia como el primer país de destino de dicha nacionalidad, por encima de Italia.

Sin embargo, las cifras de las comunidades magrebíes residentes en Francia están subestimadas si se adopta el criterio de nacionalidad, pues se trata de flujos migratorios con más de medio siglo de existencia —a lo que hay que sumar el papel de Francia como potencia colonizadora de esos tres territorios, salvo el norte de Marruecos—, por lo que una parte de los inmigrantes magrebíes cuentan actualmente con la nacionalidad francesa. Por eso es interesante analizar las cifras según el país de nacimiento. En ese caso, el número de argelinos se multiplica por tres —bien es cierto que en esta cifra se incluyen parte de los «pied noirs» de ascendencia europea—, los tunecinos más que doblan su número y los marroquíes también aumentan de manera muy significativa. En total, el volumen de nacidos en los países magrebíes residentes en Francia supera los 2,5 millones, cifra que se incrementaría de manera más importante si incluyéramos los descendientes.

Si abandonamos ahora los stocks y estudiamos los flujos migratorios recientes con origen y destino en los tres países europeos analizados, las carencias de las fuentes disponibles se multiplican, especialmente en Francia e Italia, y sobre todo en lo refe-rido a los flujos de salida, mientras que la fiabilidad de las cifras se reduce debido a las dificultades intrínsecas que tienen los aparatos estadísticos nacionales para medir dichos flujos, una parte de los cuáles son protagonizados además por migrantes en situación irregular. En todo caso, la tabla 2 recoge las inmigraciones, emigraciones y el saldo neto total en estos tres países comunitarios que tienen como protagonistas a los nacionales de los países magrebíes mencionados, o que tienen como país de origen o destino de la migración a Marruecos, Argelia y Túnez. Reiteramos que debido a las carencias que presentan las fuentes, esta tabla sólo se puede interpretar como una aproximación a la realidad de los flujos, y en todo caso las cifras presentes reflejan más el grado de cobertura de las fuentes que la magnitud real de las migraciones.

Teniendo en cuenta esta idea, vemos que España es el país que tiene las fuentes más completas, pues proporciona datos, a partir de la Estadística de Variaciones Re-sidenciales (EVR), tanto de los flujos de entrada como de los de salida, y tanto por nacionalidad como por país de residencia anterior o posterior. En todo caso, parece creíble suponer que es el país, de los tres, con mayor volumen reciente de entradas y posiblemente de salidas, especialmente en lo que concierne a la población de nacio-nalidad marroquí, o con origen y destino en Marruecos. En concreto, suponen casi el 10% de todas las entradas de extranjeros en 2007 y el 7,5% de todas las entradas con destino a un país extranjero. Al mismo tiempo, suponen el 16% de todas las salidas

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Tabla 2. Inmigrantes, emigrantes y migración neta en España, Francia e Italia con nacionalidad, residencia previa o futura, en Argelia, Marruecos y Túnez

Inmigrantes

España Francia Italia

Nacionalidad

País Nacionalidad

País Nacionalidad

País origen origen origen

Argelia 8.007 6.338 28.454 – – 1.202Marruecos 84.978 71.916 24.054 – – 21.603Túnez 314 265 10.345 – – 4.879Extranjeros 920.534 958.266 182.390 – – 304.960Total 958.266 182.390 304.960

Emigrantes

España Francia Italia

Nacionalidad

País Nacionalidad

País Nacionalidad

País origen origen origen

Argelia 3.266 326 – – – 128Marruecos 31.568 3.138 – – – 671Túnez 156 21 – – – 380Extranjeros 198.974 227.065 – – – 53.931Total 227.065 – 53.931

Saldo migratorio

España Francia Italia

Nacionalidad

Origen/ Nacionalidad

Origen/ Nacionalidad

Origen/ destino destino destino

Argelia 4.741 6.012 – – – 1.074Marruecos 53.410 68.778 – – – 20.932Túnez 158 244 – – – 4.499Extranjeros 721.560 731.201 – – – 251.029Total 731.201 – 251.029

Fuente: Datos de Eurostat - 2007 para España e Italia (total emigrantes), 2006 para Francia (inmigrantes por país de nacionalidad), 2005 para Italia (país de residencia previa o futura).

de extranjeros, aunque los que dicen emigrar a Marruecos sólo suponen el 1,4% de todas las salidas. Ello puede ser debido a que, dado el papel de España como puerta de entrada en la UE, emigran a terceros países, probablemente comunitarios (y en mayor medida, a Francia e Italia) o porque retornan a su país de origen pero dicho destino no queda recogido por el aparato estadístico español (a diferencia de la nacionalidad, que se obtiene al darse la baja por caducidad en el municipio español de residencia).

En comparación, las cifras correspondientes a argelinos y tunecinos empadronados en España son mucho menores y no llegan en ningún caso al 1%. En todo caso, las

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tres nacionalidades presentan mayores entradas en España que salidas de este país, por lo que los saldos migratorios netos son ampliamente positivos (desde el punto de vista del país de recepción). En concreto, el crecimiento migratorio positivo de entre 60.000 y 75.000 ciudadanos magrebíes en España en el año 2007, representan entre el 7% y el 9% de los alrededor de 730.000 nuevos habitantes que España ganó dicho año por saldo migratorio. Estas cifras confirman la información proporcionada por Fargues (2009: 270-271) de que la emigración de los países árabes, y en concreto de Marruecos, está en pleno auge en la actualidad, así como que probablemente continuará y se acentuará en los próximos años debido a la confluencia de una serie de factores internos (de «expulsión») y externos (de «atracción»).

Más difícil es observar dicho fenómeno en Francia e Italia, pues para el primer país solamente disponemos de datos de inmigración por nacionalidad —donde la argelina supera a la marroquí y, por más distancia, a la tunecina, con una distribución porcentual no demasiado diferente a la dibujada por los stocks de esas nacionalidades—, pero no de emigración y, por lo tanto, tampoco de flujos, mientras que de Italia disponemos de cifras tanto de entradas como de salidas pero sólo por país de origen / destino, no por nacionalidad. Estas cifras parciales reafirman, en primer lugar, los datos de stocks en el sentido de que los flujos con origen o destino Marruecos son los más importantes, seguidos por los de Túnez, situando a los de Argelia en un anecdótico, por su escaso volumen, tercer lugar. En segundo lugar, estas cifras reafirman el menor volumen de los flujos migratorios de población magrebí en Italia en comparación con España, e incluso con Francia si sólo tenemos en cuenta la inmigración.

3. NACIMIENTOS, CRECIMIENTO Y ESTRUCTURA DE LA POBLACIÓN EN AMBAS RIBERAS MEDITERRáNEAS

3.1. La evolución de la fecundidad y las estructuras demográficas

La población de los países seleccionados, desde 1960 hasta la actualidad, ha expe-rimentado un crecimiento absoluto similar en ambas orillas mediterráneas. En la ribera norte los tres países considerados suman 40 millones de nuevos habitantes a los 126 de 1960, llegando a los 166 millones de personas actuales. En el sur, el crecimiento es de 48,5 millones, aunque en este caso se partía de tan sólo 26,5 millones, y se al-canza en la actualidad los 75 millones de habitantes. La diferencia de 99 millones de residentes a favor del norte de 1960 se reduce a los 91 millones de 2007, después de que los tres primeros países hayan aumentado un 31,7% su población inicial, mientras que los segundos lo hagan en un 182%, multiplicando los países del sur por seis el ritmo de crecimiento en relación a sus vecinos septentrionales.

Aunque el crecimiento en los seis casos es constante, el descenso de la fecundidad repercute seriamente en las estructuras por edad, con una tendencia general hacia el envejecimiento, mucho más notable en el norte. Por ejemplo, estos últimos en 2005 presentaban la menor proporción de menores de 14 años desde 1960, grupo que en España e Italia apenas representaba el 14,2% y 14,5% de la población, por un 18,4%

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Figura 1. Evolución de la población de los seis países seleccionados, 1960-2007

Fuente: Datos de Eurostat para España e Italia, INSEE, para Francia, y World Population Prospects: The 2008 Population Database, para Argelia, Marruecos y Túnez.

en Francia, donde la bajada de la fecundidad no se había producido con la misma intensidad. Si se considera el grupo de los jóvenes, que son los que entran al mercado laboral, el máximo peso de éstos se había producido ya unos años atrás, en 1990 en España (cuando sumaban el 24,9% de la población) e Italia (el 23,8%), y en 1975 en Francia (el 24,1%). Al contrario, los mayores de 65 años alcanzan cada vez un mayor protagonismo, y representan en 2010 el 17% de la población francesa y española, y un 20,4% de la italiana. En los países del sur el panorama es distante. El mayor peso de los menores se alcanzó con unos valores que doblaban los de los países europeos, en 1965 en Túnez (46,3%), en 1970 en Argelia (48,4%) y Marruecos (47,6%). Desde entonces, el descenso es muy significativo. En cambio, en 2005 los jóvenes eran los que mostraban un peso mayor en la estructura, alrededor de un 30% de la población en los tres países, máximos con tendencia decreciente según las proyecciones de población. Contrastando con el norte, el grupo de mayores de 65 años se mantiene aún en unas cifras reducidas, entre el 4,5% argelino y el 6,7% tunecino, con un constante pero muy lento crecimiento. Esta situación, caracterizada por un peso reducido de los mayores y un decrecimiento de los menores, por lo tanto con la mayor representación de la población activa, es lo que muchos autores se refieren como «ventana demográfica», a la que volveremos más adelante.

Los cambios acaecidos en la estructura demográfica de los países del norte me-diterráneo, especialmente a la llegada de generaciones vacías al mercado laboral (con la consecuente escasez de mano de obra), son expuestos por varios autores como una de las variables que intervienen en su creciente atracción migratoria. De hecho, el

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descenso en el tamaño de las generaciones puede ser observado a partir de la evolución del número de nacimientos (figura 3), que son reflejo del descenso del índice sintético de fecundidad (figura 4). España e Italia experimentan notables caídas del número de nacimientos, en cambio Francia muestra una evolución con menores sobresaltos en los últimos 45 años. De esta forma, en este último país los nacimientos de 1960 y 2007 son idénticos (819.819 y 819.605), con máximos en 1964 y 1971 (877.804 y 881.284), y mínimos en 1976 y 1993 (720.395 y 711.610), en una evolución con pocas oscilaciones donde destaca la caída de nacimientos del primer quinquenio de los 70, coincidiendo con la crisis económica, y la lenta recuperación ascendente de los noventa hasta la actualidad. En comparación, España e Italia muestran cambios más profundos, con pautas temporales similares. En Italia, después del máximo de 1964, con 1.035.210 nacimientos, se inicia un largo periodo de intenso decrecimiento, lento hasta 1974 y agudizado con posterioridad, con un mínimo en 1998 de 515.439 nacimientos, aunque a partir de entonces se empieza una lenta recuperación hasta alcanzar los 575.810 de 2008. En el caso de España, el número de nacimientos hasta 1974 es estable, con 688.398 nacimientos, cuando se inicia una caída prolongada hasta el mínimo de 1996 (362.626), con una mayor recuperación desde entonces, hasta los 518.967 de 2008.

El índice sintético de fecundidad (ISF) conoce una fuerte caída en los tres países, de forma similar pero con diferente intensidad (figura 4). Los niveles de la década de los sesenta eran parecidos en Francia e Italia (2,31 y 2,35 hijos por mujer), siendo algo superiores en España, con 2,92. A mitades de la década de los setenta se co-noce un descenso general que implica que el ISF se sitúe por debajo de los 2 hijos, situación que en España se reproduce con cierto retraso cinco años más tarde. Los mínimos alcanzados difieren ligeramente, ya que en Francia se produce a inicios de los noventa con un ISF de 1,71, y cinco años más tarde en Italia y España (1,22 y 1,18), con valores que significaban mínimos mundiales. A partir de entonces se inicia una leve recuperación que continua hasta hoy en día (a la espera de posibles efectos de la crisis), con ISFs de 1,89 en Francia, 1,43 en España y 1,38 en Italia. El descenso del ISF se asocia con una fecundidad en edades mayores, con valores máximos en España e Italia entre las mujeres de 30-34 años, y con valores superiores entre las mujeres de 35-39 que entre las de 20-24. En Francia, en cambio, la tasa del grupo 25-29 sigue siendo, por poco, la más elevada (figura 5).

En los países de la ribera sur la caída del ISF ha sido más espectacular. Se partían de valores extremadamente elevados y pre-transicionales a inicios de los años setenta, por encima de los siete hijos por mujer (figura 4). El descenso se inicia a finales de los sesenta en Túnez y Marruecos, un poco más tarde en Argelia, con una rápida transición hasta los valores actuales de 2,38 en Argelia y Marruecos, y 1,86 en Túnez, tasa incluso menor que la que presenta Francia en la actualidad. Por edades las tasas de fecundidad de ambas orillas son cada vez más similares, aunque en el sur el peso de la fecundidad en el grupo de edad 20-24 es aún elevado. Las diferencias actuales en la fecundidad de los seis países son actualmente reducidas, y según las proyecciones éstas tenderán a igualarse aún más. El contraste entre ambas orillas está marcado por el final de la transición demográfica en los países del sur (REHER, 2004), y lo que se conoce como Segunda Transición Demográfica en los países del norte (VAN DE KAA, 1994).

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Figura 2. Pirámides de edad de los países mediterráneos, 1960-2010

1960 Francia Italia España

2010 Francia Italia España

Argelia Marruecos Túnez

Argelia Marruecos Túnez

Fuente: World Population Prospects: The 2008 Population Database.

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Figuras 3 y 4. Evolución de los nacimientos en España, Francia e Italia, 1960-2008,y del índice sintético de fecundidad (ISF, número medio de hijos por mujer), 1960-2050.

Fuente: Nacidos vivos, con datos de Eurostat, INSEE y el INE; World Population Prospects: The 2008 Population Database.

Nacimientos

ISF

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3.2. Tamaño generacional y efectivo de migrantes

Las cifras de nacimientos son el elemento básico para conocer los efectivos de población que llegaran al mercado laboral, en un contexto de baja mortalidad como el actual. Sobre este sustrato poblacional se irán añadiendo los efectivos de población extranjera llegados por migración internacional. Como se verá en la comparación en-tre los tres países de la ribera norte, son los efectos de momento, correspondientes a los ciclos económicos, y no los de generación los que explican la llegada de nuevos contingentes de inmigrantes, que se añadirán a generaciones más o menos vacías en función de un pasado determinado por la fecundidad (figura 6).

Para España, en enero de 2008 figuran en las edades activas 4,268 millones de extranjeros, un 13,4% de la población. En el grupo 30-34 es donde se observa un mayor número de efectivos españoles, es decir, son aquellos nacidos entre 1974 y 1978, justo antes del descenso de la fecundidad, grupo de edad al que se suman 766 mil extranjeros, que significan un total del 18,5% de la población de este grupo de edad (4,136 millones de personas). El grupo 25-29, con 2,937 millones de españoles, ejemplifica el descenso de la natalidad española, grupo al que se añaden 776 mil ex-tranjeros, un 20,9% de los 3,714 millones de personas en estas edades. En Italia, por su parte, encontramos 2,702 millones de extranjeros, un 6,9% de la población activa,

Figura 5. Tasas de fecundidad por edades, 2005-2010

Fuente: World Population Prospects: The 2008 Population Database.

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Figura 6. Población residente en España, Francia e Italia según la edad y la nacionalidad

Fuente: Para España, datos del INE a 1 de enero de 2008; para Italia datos del ISTAT a 1 de enero de 2008, y para Francia datos del INSEE, del Censo de 1999.

España Italia Francia

según los datos de la Popolazione Straniera Residente, fuente que recoge los extranjeros legales (a diferencia del Padrón continuo español, que incorpora a todos los presentes) y que, por lo tanto, en comparación con los datos españoles, puede presentar un cierto subregistro. El grupo con más efectivos es el de las generaciones nacidas entre 1964 y 1968, al que se suman 351 mil extranjeros, para alcanzar los 4,915 millones de per-sonas. Las cohortes nacidas más tarde muestran un descenso importante en el número de italianos, producto de la caída de la natalidad, descenso que tan sólo se compensa parcialmente con el incremento de extranjeros. Es en el grupo de edad 25-29 donde el peso de los extranjeros es mayor, del 12,8%, cuando a los 3,204 millones de italianos se suman 411 mil extranjeros, con un total de 3,615 millones de personas. La fuerte caída de la natalidad italiana produce generaciones cada vez más reducidas, que no se ven compensadas con el aporte de extranjeros.

La comparación entre los datos españoles e italianos nos muestra como el máximo número de población de un grupo de edad se corresponde con los respectivos baby booms, los cuales se diferencian en casi diez años, por el retraso español en el descenso de la fecundidad. En cambio, aunque este descenso se produjo antes en Italia y con mayor intensidad, el número de extranjeros es menor. De una forma similar, encontra-mos como en España los efectivos más importantes de extranjeros coinciden con las edades con mayores efectivos de españoles. Los extranjeros, con independencia del país de destino, muestran un perfil demográfico muy similar en cuanto a las edades, con máximos entre los 25 y 34 años, como producto de su recién incorporación en dos países, España e Italia, que se caracterizan por un intenso crecimiento de los flujos migratorios internacionales en los años recientes, con independencia de sus estructuras por edad de la población inicial.

En el caso francés, la situación española se vuelve a reproducir. La generación más llena, la de los 35-39 años en 1999, es la que presenta al mismo tiempo un mayor

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número de extranjeros, con 4,024 millones de franceses y 315 mil extranjeros, en un país donde las fluctuaciones entre generaciones son poco importantes.

4. DIFERENCIAS EN EDUCACIÓN Y PARTICIPACIÓN LABORAL COMO FACTORES qUE INTERVIENEN EN LOS FLUJOS MIGRATORIOS ENTRE REGIONES MEDITERRáNEAS

4.1. El papel del nivel educativo y de la participación en un mercado laboral segmentado.

Más allá de las disparidades existentes en el nivel de desarrollo entre ambas riberas del Mediterráneo, y de las diferencias en sus estructuras demográficas, los autores han demostrado, en trabajos precedentes (DOMINGO y GIL ALONSO, 2007; GIL ALONSO y DOMINGO, 2008), que es la promoción educativa, laboral y por ende, social, de la población —especialmente de la femenina y joven— de los países de la orilla norte, lo que ha provocado un incremento de la atracción de migrantes procedentes de países menos desarrollados, entre ellos los procedentes del Magreb. La diferente intensidad entre los tres países del crecimiento migratorio, está relacionada principalmente con la intensidad en las mejoras de los niveles educativos y las expectativas de jóvenes y mujeres en cada uno de los tres países.

En el contexto de un mercado laboral fuertemente segmentado, los inmigrados, por lo general, han ocupado los empleos más bajos en la escala laboral, más duros, peor pagados o menos prestigiosos, que los trabajadores autóctonos ya no quieren hacer, así como aquellos puestos de trabajo ligados a tareas reproductivas (servicio doméstico, cuidado de niños, ancianos y discapacitados) que antes efectuaban las mujeres nativas, especialmente en países con servicios sociales menos desarrollados y con una división tradicional de los roles de género más férrea, como España e Italia (KING y ZONTINI, 2000; PARELLA, 2003). Dado que las mujeres autóctonas tienen ahora, especialmente en las generaciones más jóvenes, un nivel de instrucción muy superior al de las cohortes anteriores e incluso más elevado que sus coetáneos masculinos, se están incorporando con fuerza al mercado de trabajo. Esto genera a su vez una demanda laboral para rea-lizar los trabajos reproductivos que está siendo cubierta, principalmente, por mujeres inmigrantes. Por lo tanto, los dos procesos fundamentales en la construcción de este mecanismo de promoción (de la población autóctona) y de segregación (de los recién llegados de nacionalidad extranjera) han sido: 1) la mejora del nivel educativo de las mujeres de los países receptores, especialmente de las españolas e italianas, pues las francesas ya partían de un nivel de instrucción más elevado; y 2) la existencia de un mercado de trabajo segregado (PIORE, 1979), en el que los trabajadores autóctonos e inmigrados han ocupado nichos laborales diferenciados —las mejores posiciones para los primeros y las peores para los segundos— con la excepción de determinados sectores donde han concurridos ambos colectivos de trabajadores. Veamos estos dos puntos con más detenimiento para comprender como son los factores educativos y laborales, y no los puramente demográficos, los que alimentan los flujos migratorios entre ambas orillas.

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4.2. Las diferencias en la educación como factores de expulsión y atracción para los flujos transmediterráneos

Los autores defienden (DOMINGO y GIL ALONSO, 2007) que la llegada de inmi-gración extranjera ha sido «complementaria» de la promoción educativa y laboral de la población autóctona. Esta complementariedad no significa que el proceso sea igualmente positivo para ambas poblaciones, sino que ambos procesos se han retroalimentado de tal manera que la magnitud y la importancia de uno no se explica sin la del otro. Se ha formado así un efecto de aspiración alimentado por la mejora progresiva del nivel educativo de la población del país de recepción, y en particular de las mujeres. La figura 7 permite observar esta mejora educativa de la población femenina de España, Francia e Italia al comparar, utilizando datos de la European Union Labour Force Survey de Eurostat, los niveles educativos —bajo, medio y alto— de las cohortes que en el primer trimestre de 2009 tenían entre 25 y 29 años y entre 55 y 64 años. También se incluyen, en el círculo interior, los datos correspondientes a los hombres de las mismas cohor-tes, para tener así un punto de contraste con el que ponderar el importante incremento experimentado por el nivel educativo de las mujeres. Los principales resultados son:

– La población femenina, que partía con peores niveles educativos que los hom-bres en las cohortes más antiguas, han superado a éstos en las generaciones más jóvenes, y ello en los tres países. No sólo presentan mayores porcentajes de población con educación universitaria, sino menores proporciones con bajo nivel educativo.

– Francia es el país donde tanto los hombres como las mujeres jóvenes poseen mejor nivel educativo; también es donde se encuentran las cohortes maduras más instruidas.

– España tiene las cohortes maduras con peor nivel de instrucción, especialmen-te entre las mujeres, donde 3 de cada 4 tienen un nivel educativo bajo. Sin embargo, las cohortes jóvenes muestran porcentajes elevados de educación universitaria, solo algo inferiores a los franceses, lo que demuestra que este país ha experimentado un gran avance en el nivel educativo de sus jóvenes generaciones, especialmente entre las mujeres.

– Italia, al contrario que España, es el que muestra un menor avance en la mejora de su capital humano, con menores diferencias educativas entre las cohortes mayores y las jóvenes, si bien las que tienen un nivel educativo bajo son un porcentaje inferior al existente en España, donde ha aumentado más el nivel universitario.

Por lo tanto, en los tres países de la ribera norte el nivel educativo de la población ha progresado mucho, sobre todo entre las féminas, con mayores progresos en España, un mejor nivel de partida y global en Francia y un menor avance, aunque también importante, en Italia. Como veremos después, esto está relacionado con una mayor entrada de las mujeres en el mercado de trabajo.

Por el contrario, en los países del Magreb, aunque también se ha producido una significativa mejora del nivel educativo entre las cohortes jóvenes, predomina la po-

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Fuente: Eurostat EU-LFS data (1st quarter 2009).

Figuras 7. Cambios en el nivel de instrucción (cohortes entre 25-29 y 55-64 años) en España, Francia e Italia, 2009

blación con bajo nivel educativo, con elevados niveles de analfabetismo heredados del pasado, especialmente entre las mujeres y los sectores más desfavorecidos (FERGANY, 2009: 131). Esta es una característica común con el conjunto de los países árabes, donde, a pesar de los progresos realizados en materia educativa, no se han alcanzado los niveles educativos y de acceso al conocimiento de otras regiones del mundo en desarrollo, como Asia Oriental o América Latina (AL-SAYYID, 2009: 26). Estos son los principales indicadores educativos recogidos por el Demographic Yearbook de la División de Población de las Naciones Unidas respecto a los tres países analizados:

– Argelia presenta una importante reducción de los niveles de analfabetismo, especialmente entre las mujeres, donde la tasa de alfabetización entre las mayores de 10 años ha pasado del 43% en 1987 al 80% en 1998, superando incluso la de los hombres (72%). Estas mejoras se han dado sobre todo entre las cohortes más jóvenes, con un 93% entre las mujeres de 20-24 años (a comparar con el 37% entre las mujeres de 65-69 años). De todas formas, sólo el 14% de los hombres habían completado educación secundaria, y sólo el 5% educación universitaria en 1998. Entre las mujeres las cifras son incluso más reducidas: 12% y 4%.

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– Marruecos presenta cifras más negativas, especialmente entre las mujeres, pues solo el 33% de la población femenina mayor de 10 años estaba alfabetizada en 1994 (51% en las áreas urbanas por sólo 11% en las rurales), a comparar con el 59% entre los hombres. En 2004 la situación era algo mejor, con un 45% de mujeres alfabetizadas y un 69% de hombres, existiendo además muchas diferencias según las cohortes: alrededor de la mitad de las mujeres y tres de cada cuatro hombres de 25-29 años saben leer y escribir, por un 31% de los hombres y sólo un 5% entre las mujeres de 65-69 años.

– Túnez, con datos de 2004, presenta niveles de alfabetización femenina (69% entre la población mayor de 10 años) inferiores a los masculinos (77%) y algo menores a los argelinos. Sin embargo, también aquí se aprecia una pro-gresiva mejora de la educación, pues el 90% de las mujeres entre 20-24 años están alfabetizada, a comparar con el 15% entre las de 60-64 años. Aunque un tercio de los hombres y un 21% de las mujeres han completado educación secundaria —por lo tanto, más que en Argelia—, el porcentaje de los que han completado la formación universitaria es incluso menor: 6% en hombres y 3% en mujeres. No obstante, también aquí se observan diferencias por cohortes: entre los hombres de 25-29 años hay un 34% con educación secundaria y un 10% con universitaria, siendo los porcentajes 22% y 5% para las mujeres de la misma cohorte, a comparar con unos porcentajes masculinos de 4% y 1%, y femeninos de 1% y 0,1% entre el grupo de 65-69 años de edad.

Por lo tanto, pese a los progresos realizados en las últimas décadas, todavía los resultados educativos son insatisfactorios, especialmente entre las mujeres, con per-vivencia de un sector de población todavía sin alfabetizar y con porcentajes bajos, incluso entre las cohortes jóvenes, de quienes han conseguido acabar la enseñanza secundaria y universitaria. De los tres países analizados, parece ser Marruecos el que presenta mayores déficits educativos, siendo la situación algo mejor en Argelia y Túnez.

Los déficits educativos de la población que vive en Argelia, Marruecos y Túnez tienen su reflejo en el de los inmigrantes de dichas nacionalidades que residen en los tres países europeos analizados. La tabla 3 muestra que la mayoría —entre un 55% y un 78%, dependiendo de países y nacionalidades— tienen un nivel educativo bajo, aunque también es verdad que hay una sobrerrepresentación de los que tienen formación universitaria, si los comparamos con los porcentajes existentes en los países de origen. quizá porque son los que están más predispuestos, si no encuentran oportunidades laborales en sus países de origen, a emigrar a otros países donde tal vez su nivel de capacitación sea más valorada por el mercado de trabajo (FERGANY, 2009). En efecto, sistemas educativos con planes de estudio anticuados, poco flexibles y pobremente adaptados a las necesidades de los mercados laborales locales (YOUSEF y DYER, 2009), combinados con economías incapaces de generar puestos de trabajo suficientes (VINUESA, 1991), en un momento que coincide, además, con la llegada a edad laboral de la «plétora demográfica juvenil»1 causada por una profunda transición demográfica marcada por unas elevadas tasas de fecundidad hasta finales de la década de 1980, son los causantes de altas tasas de paro así como de subempleo o empleo informal entre

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Tabla 3. Nivel de instrucción (%) de argelinos, marroquíes y tunecinos residentes en España, Francia e Italia

Argelinos Marroquíes Tunecinos

España Bajo 68% 78% 47% Medio 14% 10% 28% Alto 18% 12% 26%Francia Bajo 57% 55% 55% Medio 15% 17% 16% Alto 28% 28% 29%Italia Bajo 60% 77% 77% Medio 12% 5% 5% Alto 28% 18% 19%

Nota: bajo nivel de instrucción (ISCED 0-2); nivel medio (ISCED 3-4); nivel alto (ISCED 5-6).Fuente: Informe MED.2008, con datos del CARIM Mediterranean Migration Report 2006-2007.

1. Esta «plétora demográfica juvenil», en la que cohortes de jóvenes en edad laboral representan una amplia proporción de la población total, puede dar lugar a una «ventana de oportunidad demográfica» en la que la población en edad activa representa una amplia y creciente mayoría de la población, ofreciendo la posibilidad de alcanzar mayores niveles de crecimiento per cápita, impulsados por la reducción de los ratios de dependencia económica, el incremento de la participación laboral y tasas de ahorro e inversión interna crecientes (Williamson y Yousef, 2002). Para ello se precisa de un entorno político e institucional adecuado, si no lo que ocurre es un incremento de los niveles de desempleo juvenil y total.

los jóvenes de esos países, incluso entre los que tienen estudios universitarios —con especial incidencia del desempleo entre las mujeres (FERGANY, 2009).

En la tabla 3 también se aprecian ciertas diferencias entre los tres países y las tres nacionalidades analizadas. Francia muestra los extranjeros magrebíes con mejor nivel educativo, tal vez porque una parte de ellos llevan muchos años residiendo en ese país, o porque llegaron en edad escolar o ya nacieron en el país, integrándose en el sistema educativo francés. Con menos diferencias, también los magrebíes parecen tener mejor nivel educativo en Italia que en España, con una excepción: los tunecinos. Esto puede deberse a que los ciudadanos de dicha nacionalidad presentes en España son un número muy pequeño y probablemente respondan en parte a un perfil dife-rente (estudiantes, cuadros medios o superiores) que los típicos inmigrantes laborales procedentes de los otros dos países. En general son los marroquíes, especialmente los residentes en España (que son la gran mayoría de los magrebíes residentes en dicho país) los que muestran un nivel educativo más bajo, reflejando la situación existente en el país de origen. El nivel educativo de argelinos y tunecinos es en promedio algo

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Tabla 4. Nivel de instrucción (%) en España, Francia e Italia, por sexo y nacionalidad, 2008.

Nacionales Extranjeros No UE-27 Argelia Marruecos Túnez

Homb. Muj. Tot. Homb. Muj. Tot. Homb. Muj. Tot. Homb. Muj. Tot. Homb. Muj. Tot. Homb. Muj. Tot.España Bajo 50,6 48,2 49,4 45,6 44,0 44,8 53,1 49,9 51,5 67,5 45,1 56,6 76,4 78,4 77,2 – – – Medio 21,5 21,8 21,7 35,3 36,7 36,0 32,4 34,2 33,3 32,5 25,1 28,6 18,1 17,7 17,9 – – – Alto 27,9 30,0 28,9 19,1 19,3 19,2 14,5 15,9 15,2 0,0 29,8 14,8 5,5 3,9 4,8 – – –Francia Bajo 31,8 31,8 31,8 51,5 56,0 53,8 50,9 59,0 55,0 58,7 74,2 65,2 56,5 73,7 65,1 47,8 59,5 53,4 Medio 44,5 40,7 42,6 29,6 22,4 26,0 29,7 21,6 25,5 29,0 15,8 23,5 26,9 16,4 21,6 32,7 11,2 22,5 Alto 23,6 27,5 25,6 18,9 21,6 20,3 19,5 19,4 19,4 12,2 10,0 11,3 16,7 9,9 13,2 19,5 29,3 24,1Italia Bajo 48,6 46,6 47,6 55,7 46,6 51,0 62,2 54,7 58,6 61,1 60,8 61,0 72,2 75,9 73,7 73,6 70,8 72,8 Medio 39,8 39,3 39,6 36,9 40,0 38,5 31,1 33,1 32,1 33,5 11,9 28,5 22,0 20,3 21,3 20,2 22,8 21,0 Alto 11,6 14,0 12,8 7,5 13,4 10,5 6,7 12,1 9,3 5,4 27,3 10,5 5,8 3,8 5,0 6,2 6,5 6,3

Nota: Se ha simplificado el nivel de instrucción en tres variables: Bajo —menor a secundaria (ISCED 0-2); Medio —Secundaria (ISCED 3-4); Alto —Tercer grado. (ISCED 5-6).Fuente: European Union Labour Force Survey (EU-LFS), 2008.

más elevado, aunque los niveles más bajos se encuentran entre los argelinos residentes en España y los tunecinos en Italia.

La tabla 4 muestra la información que se ha podido extraer de la European Union Labour Force Survey (EU-LFS) correspondiente a los datos anuales de 2008, y permite observar las disparidades existentes por sexo además de comparar las características de las tres nacionalidades analizadas con las de la población autóctona, el conjunto de los extranjeros y el de los que no son ciudadanos de la UE (no hay datos para los tunecinos residentes en España debido al escaso número de los incluidos en la muestra).

Respecto a las diferencias entre hombres y mujeres, los hombres siempre tienen un mejor nivel académico que las mujeres entre los marroquíes y entre los argelinos residentes en Francia, pero aparentemente no entre los argelinos residentes en España e Italia, donde hay un elevado porcentaje de mujeres (más de una cuarta parte) con nivel universitario. Se trata de poblaciones pequeñas y probablemente su perfil mi-gratorio —con sobrerrepresentación de estudiantes y profesionales— no coincide con el de la mayoría de las migrantes magrebíes. Sin embargo, merece remarcarse este hecho. El porqué de su emigración se podría explicar, como se ha comentado antes, por los elevados niveles de desempleo existentes en los países de origen, que afectan especialmente a las mujeres con mayor nivel educativo. En efecto, aunque las tasas de desempleo globales han disminuido en la mayoría de los países árabes en el pri-mer quinquenio del siglo XXI, las tasas de paro femenino han aumentado en muchos de ellos, siendo las mujeres con más formación las que padecen mayores niveles de desempleo (NABLI et al. 2009).

La comunidad tunecina es la que muestra menos diferencias entre hombres y mujeres, aunque en Francia hay un mayor porcentaje de mujeres con nivel educativo alto que hombres, pero también están sobrerrepresentadas entre las de nivel educativo bajo, por lo que quizás nos encontramos de nuevo ante la existencia de un perfil de

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inmigrantes estudiantes y profesionales de manera paralela a la mayoritaria presencia de un stock de inmigrantes con un perfil más «tradicional» con bajo nivel educativo.

La comparación de los ciudadanos magrebíes residentes en los tres países con los autóctonos, el conjunto de extranjeros y los no comunitarios también ofrece resultados interesantes. En general, el conjunto de extranjeros, y especialmente los que no son ciudadanos de la UE, tienen en promedio un nivel educativo más bajo que los nacio-nales de Francia, Italia y España. Este último país es la única excepción parcial, pues las españolas tienen una mayor proporción de población con educación primaria que el conjunto de las extranjeras, aunque esto se debe al mayor peso en las primeras de las generaciones de más edad. El punto que queríamos remarcar aquí, sin embargo, es el menor nivel educativo que los ciudadanos de los tres países magrebíes analizados muestran respecto al conjunto de los extranjeros y de los extracomunitarios, y tanto para los hombres como, sobre todo, para las mujeres, con las excepciones parciales —y poco numerosas— ya comentadas de las argelinas en España e Italia y las tune-cinas en Francia.

En resumen, la información disponible confirma que, mientras las mujeres au-tóctonas han mejorado mucho su nivel educativo, las magrebíes también lo han hecho ciertamente, pero en una magnitud mucho menor. Predominan las mujeres con bajo nivel educativo tanto en los países de origen como entre las comunidades más nume-rosas residentes en España, Francia e Italia. Existen excepciones puntuales pero que no rompen la regla del predominio del bajo nivel educativo entre las migrantes. Los hombres magrebíes están en una situación relativamente mejor que las mujeres, pero también tienen peores niveles educativos que los autóctonos o que los extranjeros procedentes de otros puntos geográficos. En conjunto, el porcentaje de migrantes de ambos sexos altamente cualificados con respecto a los flujos migratorios totales procedentes del Magreb no es muy elevado, y es menor que entre los inmigrantes de otras regiones del mundo (JOHANSSON, 2009: 346), por lo que parten en situación de desventaja a la hora de progresar en el mercado de trabajo de los países de acogida.

En efecto, es cierto que los inmigrantes procedentes del Este de Europa o de La-tinoamérica, que tienen en promedio un mejor nivel educativo que los norteafricanos, están empleados mayoritariamente en puestos de trabajo poco o nada cualificados, por lo que padecen el fenómeno conocido como «sobrecualificación». Sin embargo, el bajo nivel educativo de los emigrantes magrebíes les confina especialmente en este tipo de puestos y les impide progresar hacia otras posiciones más elevadas de la escala laboral, como veremos en el siguiente apartado.

4.3. La participación laboral de los extranjeros en Francia, Italia y España: ¿Cuál es el rol de los inmigrantes magrebíes en los mercados laborales sur europeos?

Los países árabes de la cuenca mediterránea registran unos de los niveles de paro más elevados del mundo (AWAD, 2009, citando a EL EHWANY, 2007). Y aunque las tasas de desempleo existentes en Argelia, Marruecos y Túnez han mostrado una ten-

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Tabla 5. Tasas de desempleo (%) según el sexo, Argelia, Marruecos y Túnez. 2000 y 2005.

Mujeres Hombres

Países 2000 2005 2000 2005

Argelia 31,4 21,3 26,6 19,8Marruecos 26,7 24,8 19,8 16,3Túnez 15,9 17,2 15,1 12,9

Nota: Los datos marroquíes son solo para áreas urbanas.Fuente: Nabli, Silva-Jáuregui, Johansson de Silva (2009).

dencia descendente en la presente década, siguen siendo muy elevadas, especialmente entre las mujeres (tabla 5).

No sólo eso, sino que la población con mejor nivel educativo padece mayores tasas de paro. A modo de ejemplo, las mujeres argelinas con educación superior tenían un 28% de paro en 2006, por solo un 3% las mujeres sin formación y un 10% las que tenían educación primaria (NABLI et al., 2009: 171). Esto, junto a los elevados niveles de subempleo existentes, los bajos salarios, la falta de oportunidades educativas y laborales, la situación política son factores todos ellos que empujan a los jóvenes a la emigración, vista como una vía de escape (FERGANY, 2009). Sin embargo, como se verá a continuación, la situación laboral que les espera en España, Francia o Italia no es excesivamente mejor.

La Tabla 6, realizada, como las del resto de este capítulo, con datos de la EU-LFS correspondientes al año 2008 (media anual) permite analizar las características de la integración de los ciudadanos de los tres países magrebíes analizados en los mercados laborales de España, Francia e Italia. En primer lugar destacan los desiguales niveles de actividad que muestran los hombres y mujeres magrebíes. Mientras los primeros tienen tasas de participación similares, o incluso superiores, a los trabajadores nacionales y a los extranjeros de otras nacionalidades (con la excepción de los marroquíes residentes en España, que muestran tasas excepcionalmente bajas), las mujeres se caracterizan por tener unas tasas de actividad muy bajas, mucho menores que las mujeres autóctonas y, por supuesto, que las mujeres extranjeras, que son, en Italia y España, quienes más participan en el mercado de trabajo.

Son las marroquíes en España y Francia, y las tunecinas en este último país, las que tienen las tasas de actividad más elevadas, pero con valores en torno a un 40%, mientras que es en Italia donde la integración de las mujeres magrebíes en el mercado de trabajo es menos significativa. En consecuencia, las tasas de empleo de las magrebíes también son muy bajas, y apenas igualan o superan el 30% en el caso de las argelinas en España y las tunecinas en Francia. Las tasas de ocupación de los hombres magrebíes son más elevadas que las de sus compatriotas femeninas pero, sin embargo, y a diferencia de lo que ocurría con los niveles de actividad, sus tasas de empleo también son sensiblemente inferiores que las de los activos nacionales y que

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Tabla 6. Tasas de actividad, empleo y desempleo en España, Francia e Italia según nacionalidad y sexo, 2008

España Francia Italia

T. T. T. T. T. T. T. T. T. Empleo desmp. Activid. Empleo desmp. Activid. Empleo desmp. Activid.

Nacionales Hombres 73,5 8,9 80,7 70,5 6,6 75,5 69,5 5,6 73,6 Mujeres 54,3 12,2 61,8 61,7 8,1 67,1 46,8 8,3 51,0 Total 64,0 10,3 71,4 66,1 7,3 71,3 58,1 6,7 62,3Extranjeros Hombres 72,3 17,0 87,1 66,2 13,3 76,4 81,9 6,0 87,1 Mujeres 57,0 18,0 69,5 46,9 14,4 54,8 52,8 11,9 59,9 Total 64,5 17,5 78,2 56,4 13,7 65,4 67,1 8,5 73,3No UE-27 Hombres 71,0 18,5 87,1 59,8 18,6 73,4 81,5 6,4 87,2 Mujeres 58,3 18,7 71,7 39,3 21,0 49,7 49,8 12,7 57,1 Total 64,5 18,6 79,2 49,3 19,6 61,3 66,2 8,8 72,6Argelia Hombres 57,7 21,8 73,9 59,5 21,4 75,7 79,2 11,5 89,5 Mujeres 30,1 0,0 30,1 26,9 25,0 35,9 0,0 100,0 19,1 Total 45,5 26,5 61,8 45,8 22,3 59,0 60,9 16,8 73,2Marruecos Hombres 66,0 25,1 88,2 51,3 20,9 64,9 79,3 7,8 86,0 Mujeres 26,1 34,2 39,7 29,4 25,8 39,6 27,8 21,7 35,5 Total 49,9 27,2 68,5 40,3 22,7 52,2 59,1 10,7 66,2Túnez Hombres – – – 60,1 18,1 73,3 76,3 13,1 87,8 Mujeres – – – 31,9 26,3 43,3 24,4 19,7 30,4 Total – – – 467 21,0 59,1 60,5 14,0 70,3

Fuente: European Union Labour Force Survey (EU-LFS), con datos de 2008.

las de los extranjeros, incluidos los extracomunitarios. Aquí la excepción la consti-tuye Italia, pues las tasas de empleo de empleo de marroquíes, argelinos y tunecinos superan a las de los propios italianos, aunque no a las del conjunto de extranjeros. Peor es la situación en Francia y en España, países donde sólo entre la mitad y dos tercios de los magrebíes tienen un empleo. Ello se traduce, evidentemente, en tasas de desempleo muy elevadas —mayores que las de los nacionales y el conjunto de extranjeros—, sobre todo teniendo en cuenta que los datos, que son un promedio de las cuatro oleadas de la LFS en 2008, todavía no reflejan el impacto de la actual crisis económica global en toda su intensidad.

Las tasas de paro más elevadas corresponden a las mujeres (en comparación con los hombres), el colectivo marroquí (respecto a las otras nacionalidades) y España (en comparación con los otros países de destino). No es extraño pues, que sean

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las marroquíes residentes en España las que tienen una tasa más elevada: el 34%2. También las tasas de desempleo son muy elevadas en Francia, superiores siempre al 21% y sólo las de Italia son relativamente menores, especialmente entre los hombres (7,8% en los marroquíes, 11,5% en los argelinos) aunque siempre mucho mayores que las de los propios italianos y que la del conjunto de los extranjeros y los extracomunitarios.

En resumen, el colectivo magrebí en España, Francia e Italia se caracteriza, en comparación con los otros extranjeros, por una baja integración femenina en el mercado de trabajo, unas tasas de empleo menores y unas tasas de desempleo mucho mayores, de nuevo con las mujeres en posición más negativa. El colectivo marroquí parece estar en una situación algo peor que los otros dos, y España —justamente el país con mayor peso relativo de los marroquíes— presenta el nivel de desempleo más elevado, mientras que Italia se encuentra en el otro lado, con mayores tasas de empleo (masculinas, pero no femeninas) y menores de desempleo.

Esta mala posición relativa de los magrebíes en los tres países analizados respecto al grado de integración en el mercado de trabajo se intensifica cuando se analiza en qué sectores de actividad encuentran empleo. La tabla 7 muestra los resultados de dicho análisis, para lo que se ha procedido a analizar conjuntamente las tres nacionalidades. En efecto, al incluir la muestra únicamente a los que tienen empleo, y desagregar estos por sector de actividad y sexo, se obtenían submuestras muy pequeñas con resultados poco creíbles o simplemente no proporcionados por Eurostat por estar por debajo del umbral de confidencialidad. Para evitar esto (aunque, como se observa en la tabla, to-davía hay celdas sin datos), se han agregado los resultados correspondientes a las tres nacionalidades sin que, en nuestra opinión, ello suponga una pérdida de información irreparable, pues, como se ha visto en las tablas anteriores, las características laborales de marroquíes, argelinos y tunecinos tienen mucho en común y son muy diferentes de las de los otros colectivos analizados comparativamente.

En general, los trabajadores magrebíes de ambos sexos están infrarrepresentados en los sectores laborales con mayores salarios, en los servicios públicos (educación, salud) y en el sector público —esto último es relativamente lógico, pues muchos puestos están reservados a trabajadores nacionales—, mientras que están sobrerrepresentados en los sectores con puestos de trabajo más duros, más precarios, menos prestigiosos y peor pagados.

Así, en el caso de los hombres, destaca su presencia en la construcción, el sector industrial y en aquellos servicios poco intensivos en capital pero intensivos en mano de obra como hoteles, restaurantes y comercios. Hay peculiaridades en cada uno de los tres países ligadas a las características de las respectivas economías, como el importante peso de la construcción en España o de la industria en Italia. Son características que los trabajadores magrebíes comparten, en general, con la mayoría de los colectivos

2. La tasa correspondiente a las argelinas en Italia, 100% de paro, corresponde a una muestra de muy pocos individuos y no es, por lo tanto, representativa, como tampoco lo es la de las argelinas en España, con un increíble 0%.

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Tabla 7. Población ocupada según sector de actividad (%), en España, Francia e Italia,por sexo y nacionalidad, 2008

Nacionales Extranjeros No UE-27 Magrebíes

País Sector de Actividad Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres

Agricultura y pesca 4,9 2,6 8,8 2,9 8,8 2,6 19,7 0,0 Contrucción 16,6 1,9 35,1 0,9 35,7 0,6 35,5 0,0 Admin. Pública, educación y salud 13,8 29,5 2,2 6,6 1,2 4,9 0,7 3,7 España Industria, transporte y minería 29,3 13,6 22,0 8,2 21,1 6,2 20,3 14,4 Sector financiero e inmobiliario 12,1 16,2 6,5 13,1 5,2 13,1 1,4 15,6 Hoteles, restaurantes y comercios 19,5 26,7 20,1 32,6 22,6 32,5 21,0 30,3 Serv. personales y hogares privados 3,8 9,6 5,3 35,6 5,3 40,0 1,3 36,1 Agricultura y pesca 3,8 1,8 2,9 0,9 2,8 1,8 5,1 0,0 Contrucción 11,3 1,3 31,6 1,5 25,8 0,0 28,7 0,0 Admin. Pública, educación y salud 18,9 41,9 4,1 20,7 3,8 21,0 0,0 18,9 Francia Industria, transporte y minería 30,1 13,0 18,8 9,3 20,0 9,7 23,3 2,1 Sector financiero e inmobiliario 13,5 13,7 15,7 20,3 13,4 20,2 12,6 38,5 Hoteles, restaurantes y comercios 16,3 16,9 21,5 21,7 26,5 28,6 28,4 27,2 Serv. personales y hogares privados 4,1 8,9 3,5 22,5 5,2 14,9 1,9 8,7 Agricultura y pesca 4,2 2,9 4,6 1,4 4,6 1,0 5,8 0,0 Contrucción 12,2 1,2 27,0 0,5 22,8 0,6 24,7 0,0 Admin. Pública, educación y salud 14,5 32,1 1,1 9,9 0,8 8,7 0,0 4,2 Italia Industria, transporte y minería 32,6 18,5 36,8 14,0 37,6 13,7 42,3 23,3 Sector financiero e inmobiliario 13,4 15,9 6,7 10,1 7,3 9,5 5,0 14,8 Hoteles, restaurantes y comercios 19,3 21,6 17,1 19,7 19,2 18,9 19,1 22,6 Serv. personales y hogares privados 3,8 7,8 6,7 44,3 7,7 47,7 3,1 35,1

Nota: Los sectores de actividad han sido reconstruidos por los autores basándose en la NACE clasificación rev. 1.1.Fuente: European Union Labour Force Survey (EU-LFS), con datos de 2008.

extranjeros, especialmente extra-comunitarios, aunque ciertas diferencias entre ellos, como el excesivo peso de los trabajadores de origen magrebí en el sector agrícola en España —hecho que fue resaltado hace ya más de una década por Cohen (1995: 293), o en la construcción y la industria en Francia e Italia, podrían ser quizás indicios de una peor posición relativa de estas nacionalidades respecto al conjunto de los extranjeros.

Lo mismo se puede decir de las mujeres, aunque en este caso se aprecia una diferencia entre España e Italia, por un lado, y Francia por el otro. Así, el servicio doméstico es el sector predominante en los dos primeros países, con más de un tercio de las mujeres magrebíes trabajando en dicho sector. Siguen, a distancia, el sector hotelero y comercial, la industria y el sector financiero-inmobiliario. Este último des-taca, por el contrario, en Francia, seguido por los hoteles, restaurantes y comercios, y la administración, educación y salud. Por el contrario, el peso del servicio doméstico es relativamente pequeño. Estas diferencias significativas cabe atribuirlas a la mayor antigüedad de la presencia magrebí en Francia, lo que habría propiciado una mayor integración de estas mujeres —recordemos, del pequeño porcentaje de ellas que son activas— en el mercado de trabajo francés y en determinados sectores, como la admi-nistración pública, la educación y la salud, que en España e Italia están básicamente reservados para las mujeres autóctonas.

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Tabla 8. Distribución por estatus ocupacional de la población ocupada en España,Francia e Italia según el sexo y la nacionalidad, 2008

Nacionales Extranjeros No UE-27 Magrebíes

País Ocupación Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres

Direc. de emp. y de la Adm. Púb. 9,7 6,6 5,1 3,2 3,4 2,6 3,5 0,0 Téc. y profesionales cientif. e intelec. 10,6 18,5 4,0 4,2 1,8 2,2 0,0 0,0 Téc. y profesionales de apoyo 13,4 15,0 6,0 4,5 5,2 2,4 0,0 0,0 Empleados de tipo administrativo 5,9 15,6 1,9 7,1 1,6 6,2 0,0 0,0 España Trab. cualif. en el sector primario 3,4 1,5 2,4 0,0 2,1 0,0 4,2 0,0 Serv. personales, restaur. y comercio 9,6 22,8 10,6 29,3 11,2 30,9 10,8 33,6 Obreros de instalc. y maq., montadores 14,3 3,0 10,6 2,2 10,5 1,6 9,0 0,0 Artesanos y trab. cualif. industria, constr. 23,9 2,2 36,4 1,6 36,9 1,4 34,4 0,0 Trabajadores no cualificados 8,6 14,7 22,7 47,9 26,8 52,7 38,2 66,4 Direc. de emp. y de la Adm. Púb. 9,9 6,9 10,3 5,9 9,9 6,0 9,6 0,0 Téc. y profesionales cientif. e intelec. 13,3 12,3 10,2 8,9 9,2 8,0 6,2 8,4 Téc. y profesionales de apoyo 18,3 21,1 7,0 10,4 5,8 9,0 1,5 0,0 Empleados de tipo administrativo 5,9 19,5 3,5 8,4 2,5 9,3 1,6 9,5 Francia Trab. cualif. en el sector primario 4,4 1,7 2,9 1,5 2,5 1,3 4,3 0,0 Serv. personales, restaur. y comercio 6,5 19,9 6,8 19,4 9,7 23,3 9,9 29,7 Obreros de instalc. y maq., montadores 13,5 3,1 13,4 3,8 16,7 4,6 19,2 0,0 Artesanos y trab. cualif. industria, constr. 19,3 2,1 36,8 2,3 31,0 2,3 34,6 0,0 Trabajadores no cualificados 6,1 12,6 9,0 39,3 12,8 36,3 13,1 52,4 Direc. de emp. y de la Adm. Púb. 9,2 6,9 3,3 3,0 3,5 3,2 1,1 2,0 Téc. y profesionales cientif. e intelec. 9,8 12,6 1,5 2,5 0,8 1,2 0,0 0,0 Téc. y profesionales de apoyo 19,6 27,0 3,0 7,2 2,5 4,5 2,5 1,8 Empleados de tipo administrativo 8,1 18,6 3,4 3,4 3,4 2,4 3,5 1,3 Italia Trab. cualif. en el sector primario 2,5 1,3 2,8 0,4 2,5 0,3 2,4 0,0 Serv. personales, restaur. y comercio 8,3 16,1 6,4 21,5 7,2 21,4 4,9 28,0 Obreros de instalc. y maq., montadores 11,3 3,8 16,3 5,2 17,0 6,1 18,3 7,6 Artesanos y trab. cualif. industria, constr. 22,3 5,4 41,4 8,0 38,1 7,9 40,3 17,9 Trabajadores no cualificados 7,1 8,2 21,9 48,9 24,9 53,1 27,0 41,4

Nota: Las categorías se basan en la clasificación ISCO 88.Fuente: European Union Labour Force Survey (EU-LFS), con datos de 2008.

De todas formas, una mayor diversificación sectorial no significa necesariamente que dichas mujeres ocupen puestos más elevados en la escala laboral3, por lo que tiene mucho interés analizar la distribución de las ocupaciones en cada colectivo nacional (tabla 8). Los resultados son concluyentes: tanto en Francia como en España o en Italia, los hombres trabajan mayoritariamente como trabajadores no cualificados o como artesanos, así como vendedores del comercio en España y trabajadores industriales en Francia e Italia. Por el contrario, apenas están representados entre los directivos, los profesionales, los administrativos o los técnicos y científicos, ocupaciones que sí presentan un mayor peso en el conjunto de los extranjeros y, por supuestos, entre los trabajadores autóctonos.

Entre las mujeres, la segregación es incluso mayor, con una gran concentración de las magrebíes en sólo dos tipos de ocupaciones: trabajadoras no cualificadas (el primer

3. En efecto, la clasificación NACE indica el sector económico en el se sitúa la empresa que ocupa al trabajador, pero no el tipo de puesto de trabajo que éste ocupa.

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puesto, y con diferencia, en los tres países) y vendedoras en comercios. De nuevo hay especificidades: el mayor peso de las manufacturas de Italia se refleja en una mayor presencia de las magrebíes como operarias industriales o artesanas, mientras que la mayor antigüedad de su presencia en Francia tal vez esté detrás del mayor número de profesionales y administrativas que se observa en ese país.

En todo caso son excepciones a la regla de que los trabajadores de origen magrebí suelen ocupar, en su mayoría, puestos bajos en la escala laboral en aquellos sectores que, como el servicio doméstico, la agricultura intensiva, la construcción o turístico, tienen abundancia de puestos de trabajos inseguros, precarios y/o temporales, poco especializados y mal remunerados. Esta desproporcionada presencia de los magrebíes entre los trabajadores no cualificados debe de estar sin duda relacionado con el bajo nivel educativo que presenta, en promedio, este colectivo, como se vio en el apartado anterior, y especialmente las mujeres, muchas de las cuales ni siquiera entran en el mercado de trabajo o presentan tasas de desempleo muy elevadas. A todo ello se ha de sumar las pésimas condiciones de trabajo y de seguridad laboral que deben afrontar muchos trabajadores magrebíes, las malas condiciones de vivienda, o la discriminación específica que padecen muchos norteafricanos (AWAD, 2009). Son todos ellos factores más difíciles de medir, pero que afectan igualmente a la (falta de) integración laboral en los países de destino.

Las especificidades del mercado de trabajo español, con un peso excesivo de los sectores con puestos de trabajo precarios antes mencionados, hace que sean los ma-grebíes —básicamente marroquíes— residentes en ese país los que se encuentren en una situación laboral más difícil, con mayor presencia en dichos sectores de actividad precarios, en los puestos más bajos de la escala ocupacional y con mayores tasas de desempleo. La situación parece ser algo mejor en Italia, con mayor peso del sector manufacturero y en Francia, donde la presencia más antigua de dichos colectivos en el mercado de trabajo francés ha propiciado una mayor presencia, aunque también minoritaria, en sectores y puestos menos precarios, especialmente entre las mujeres.

5. CONCLUSIONES

Como señala FERNáNDEZ CORDÓN (2009), los tiempos de la bomba demográfica pasaron, siendo el envejecimiento de la población el escenario demográfico determinante para todos los países situados en ambos orillas del Mediterráneo. El futuro, en términos de las consecuencias en la estructura de la evolución de la fecundidad y las máximas diferencias entre los países del Mediterráneo Occidental, ya está determinado, y no irá más allá de los próximos 15 años. Ese futuro seguirá dependiendo principalmente de la capacidad del sistema productivo para adaptarse a la intensidad y velocidad que implica el envejecimiento, tanto respecto al volumen creciente de dependientes como a la sucesión de generaciones progresivamente menguantes, pero también del sistema redistributivo de la riqueza en cada una de las sociedades mediterráneas y en las mejoras en capital humano de las generaciones más recientes, especialmente las femeninas. Las generaciones vacías de España e Italia están llegando a la edad activa, pero su entrada

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coincide con la recesión económica con lo cual, en lugar de registrar grandes avalan-chas de migrantes acudiendo al reemplazo o a complementar los efectivos no nacidos debido a la caída de la fecundidad, lo que ya hemos empezado a ver es el descenso de los flujos migratorios, al dictado del ciclo económico (DOMINGO et al, 2010).

La comparación entre los diferentes países de la ribera occidental del Mediterráneo, lo que aporta sobre todo es la necesidad de replantearse las consecuencias de la transición demográfica, y el marco teórico de la llamada Segunda Transición Demográfica, por un lado, y a replantearse también el papel de las migraciones en las transformaciones demográficas en el siglo XXI, por el otro. En este sentido, la formulación clásica de la llamada teoría de la Segunda Transición Demográfica dio en el clavo cuando situó las transformaciones en las generaciones femeninas como pieza clave para entender la evolución de la fecundidad y de la nupcialidad, pero también todos los demás cambios que afectaron tanto la dinámica demográfica como la estructura de la familia (VAN DE KAA, 1987). Sin embargo, no atinó tanto cuando se propuso explicar las diferencias regionales, abusando de interpretaciones supuestamente weberianas que discriminarían a partir de pautas culturales, entre las que la religión ocuparía un lugar central (LES-THAEGHE, 1991). Poco entenderemos de esos cambios si desplazamos la atención de la coyuntura económica en la que se dan, a las raíces culturales en general, o al peso del catolicismo o el protestantismo en particular. No deberíamos cometer ese mismo error al intentar comprender y anticipar los cambios sociodemográficos que se están dando, y los que aún quedan por venir en el Magreb. Si en España e Italia, el retraso respecto, por ejemplo, a Francia en el descenso de la fecundidad, fue acompañado por una intensidad tal que llegó a niveles mucho más bajos que los experimentados por el país galo, ese récord no puede explicarse por el sustrato católico de los primeros países frente al secular laicismo del tercero. Ni siquiera los cambios en la formación de la pareja pueden abordarse desde esa óptica. En nuestra opinión, ha sido la mejora en los niveles de instrucción de las jóvenes generaciones femeninas en Italia y España, y la voluntad de éstas de insertarse en el mercado de trabajo, por un lado, y el ritmo de los ciclos económicos, por el otro, los que realmente aparecen como determinantes. A este respecto, no deberíamos olvidar que parte tanto del «retraso» como de la «in-tensificación» de los cambios demográficos en España e Italia durante los años setenta y ochenta, se debieron al efecto estructural de una crisis económica caracterizada por un impacto brutal sobre la ocupación.

Respecto a la inmigración, el propio VAN DE KAA (1991) advertía que este ha-bía sido el fenómeno olvidado en la consideración de la supuesta Segunda Transición Demográfica, y que sin él era imposible entender el conjunto de los cambios acaecidos en los países desarrollados a partir de finales de los años sesenta. Una vez más, es la posición de la mujer, y no los déficits relativos en el mercado de trabajo debidos a los cambios de estructura demográfica, la que nos ayuda a entender fundamentalmente cómo y por qué ha crecido inusitadamente la inmigración durante el nuevo milenio en países como España e Italia, y en general en los países europeos mediterráneos que fueron tradicionalmente emigrantes (DOMINGO y GIL ALONSO, 2007). El paso a sociedades caracterizadas por lo que la demógrafa Anna Cabré ha llamado «sistemas complejos de reproducción», entendiendo por tales las sociedades en las que la in-

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migración pasa a ser, no sólo parte fundamental del crecimiento demográfico de las mismas, sino un factor estructural endógeno de su evolución demográfica, es lo que hemos experimentado durante los primeros años del siglo XXI.

Los países del Magreb no están lejos de experimentar un cambio similar. De hecho, como sucedió en España e Italia a partir de mediados de los setenta, la inmigración internacional es también una realidad en Marruecos, Argelia o Túnez, aunque solo sea debido al papel fundamental que están jugando como países de paso para la inmigra-ción subsahariana y asiática que pretende llegar a Europa (KHACHANI, 2006). Como entonces en España e Italia, la emigración sigue siendo la característica principal de estos países, sin que los datos disponibles nos hayan permitido evaluar el efecto de dichas migraciones en la estructura por sexo y edad de las poblaciones de Marruecos, Argelia o Túnez. Y sin que tampoco se haya abordado el impacto de la emigración sobre la formación de capital humano en cada uno de los países correspondientes. Por otro lado, el elevado paro entre las personas de mayor nivel de instrucción, y en particular entre las mujeres, en el Magreb, es un indicio de la escasa capacidad de estos países para absorber las mejoras en el nivel de instrucción. Por lo tanto, pone en duda que la llamada «ventana de oportunidades» —la potencialidad económica de disponer de una coyuntura demográfica con un elevado porcentaje de población en edad laboral, producida por el descenso de la fecundidad y el aún escaso envejecimiento— vaya a aprovecharse a fondo. Paradójicamente, la emigración condenará a parte de esos jóve-nes hombres y mujeres magrebíes a ocuparse en trabajos no cualificados (DOMINGO y BAYONA, 2009). Aunque no se hayan llevado a cabo estudios específicos sobre la movilidad social de los trabajadores magrebíes en los tres países de la ribera norte, el descenso en la escala laboral parece ser la primera fase del proceso migratorio (CACHÓN, 2009).

En definitiva, la gran lección de lo acontecido en los países septentrionales del Mediterráneo Occidental respecto a los meridionales no es, como se pretende, el esta-blecimiento de un modelo de evolución demográfica ligada al avance de la modernidad de cada país en concreto, sino el papel fundamental de la coyuntura económica en la intensificación de los ritmos del cambio, y como esa peculiar coyuntura, combinada por los avances en el nivel de instrucción de las nuevas generaciones, especialmente de las femeninas, van a determinar la idiosincrasia de las transformaciones sociode-mográficas en cada país.

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REFLEXIONES IDENTITARIAS EN EL TERRITORIO CONTEmPORÁNEO. LA CONSTRUCCIÓN COLECTIVA DE LUGAR. CASO DE ESTUDIO DE LA VEGA DE GRANADA*

María Teresa Zapiain Aizpuru**

Recibido: 16-01-11. Aceptado: 06-07-11. BIBLID [0210-5462 (2011-1); 48: 79-108].

PALABRAS CLAVE: Territorio, paisaje, cultura, identidad, Vega de Granada.KEYWORDS: Territory, landscape, culture, identity, Vega de Granada.mOTS-CLÉS: Territoire, paysage, culture, identité, Vega de Granada.

RESUMEN

El objetivo del artículo es participar en el debate actual sobre las nociones que nos conducen al mantenimiento y desarrollo de un territorio con identidad. Para alcanzar dicho objetivo, y considerando la distinción de significado establecida entre los conceptos de espa-cio, territorio y paisaje y su relación indisociable con la cultura y la identidad, en su primera parte, el artículo expone una propuesta teórica de interpretación de los procesos identitarios vinculados con el territorio como construcción social. En la segunda parte, se presenta al-gunos de los principales resultados sobre la investigación empírica desarrollada en la «Vega de Granada». En ésta se explora la influencia de ciertas transformaciones socioeconómicas y culturales en los procesos de identificación con el lugar. Se concluye enfatizando la importancia de este tipo de abordajes para el éxito de los planes de ordenación y desarrollo territorial, proponiendo el estudio no sólo de las dimensiones físicas o sectoriales de un territorio, sino su significado como lugar.

ABSTRACT

The aim of this article is to take part in the current debate about the different ideas which lead us to the maintenance and development of a territory with its own identity. To reach that goal, and considering the different meanings established by the concepts space, territory and landscape, and their inseparable relationship with the culture and identity, on its first part, the article shows a theoretical proposal of interpretation about the identity processes linked with the territory as a social construction. Later, some of the main results about empirical research performed on the «Vega de Granada» are presented. It has been investigated there the influ-

* Este artículo constituye una adaptación resumida del trabajo de investigación del Máster «Procesos identitarios en el Paisaje Contemporáneo. Caso de estudio de la Vega de Granada», dirigido por el profesor álvaro Sevilla Buitrago (UPM) presentado en la Universidad Politectnica de Madrid en septiembre de 2010. **. Universidad Politécnica de Madrid. Escuela Técnica Superior de Arquitectura. Departamento de Urbanística y Ordenación del Territorio. [email protected]

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ence about certain socioeconomic and cultural changes on the identification with the territory. It concludes emphasizing the significance of this kind of approaches for the success of the distribution and territory development plans, suggesting not just the analysis of the physical or sectorial dimensions of the territory, but also its meaning as a place.

RESUMÉ

L’objectif de cet article est de participer au débat en cours sur les concepts qui mènent à la maintenance et le développement d’un territoire à l’identité. Pour atteindre cet objectif, et compte tenu de la distinction établie dans ce sens entre les concepts d’espace, territoire et du paysage, et sa relation inséparable avec la culture et l’identité, dans sa première partie, l’article présente une proposition théorique pour l’interprétation des processus de l’identité liée au territoire comme une construction sociale. Dans la deuxième partie présente des principales conclusions des recherches empiriques développées sur la «Vega de Granada». Celle-ci n’explore l’influence de certaines transformations socio-économiques et culturelles dans le processus d’identification avec le lieu. Il conclut en soulignant l’importance de ce type d’approche à la réussite des plans de gestion et d’aménagement du territoire, en proposant l’étude non seulement les dimensions physiques d’une région ou un secteur, mais son importance en tant que lieu.

1. INTRODUCCIÓN

En el mundo rural, hasta la modernización del campo y sus consecuentes cam-bios sociales contemporáneos, solía existir una clara correspondencia entre el ámbito socio-espacial donde se desenvolvía la población y su marco simbólico-cultural que determinaba un habitus1 de comportamiento (ENTRENA, 1998), configurándose unos territorios que, además de estar integrados paisajísticamente, resultaban coherentes, porque resolvían funcionalmente bien las necesidades de la vida cotidiana, tanto productivas como de sociabilidad o vivienda (OJEDA & CANO, 2009). Se trataban de espacios históricos, relacionales e identitarios, fruto de la experiencia y cultura colectiva, que iban adquiriendo consistencia existencial y significado con el paso del tiempo. Esta situación provocó la idealizada asociación entre comunidad y lugar, según la cual, este último se construye a partir de la homogeneidad de la primera, que era justamente quien le otorgaba la identidad a los sujetos (MASSEY, 2001).

Sin embargo, en la actualidad, esto no suele ser así. Los territorios agrícolas de las sociedades desarrolladas occidentales, están sufriendo una serie de complejas transformaciones, más aún, parecen estar inmersos en un proceso de reestructuración —productiva, funcional y social (MENOR, 2001)—. Estos cambios, que afectan no sólo a la producción de territorios sino también a los modos de vida, están creando un mundo cuyas reglas de funcionamiento alteran profundamente nuestro modo de expe-

1. El habitus es uno de los conceptos básicos de la teoría social de Bourdieu, que podemos definir como «un sistema de disposiciones duraderas, que funcionan como esquemas de clasificación para orientar las valoraciones, percepciones y acciones de los sujetos» (RIZO, 2006:1).

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rimentar y organizar el espacio y el lugar, y esto inevitablemente, tiene implicaciones tanto para el individuo, como para la identidad colectiva y los significados atribuidos a nuestros paisajes. Es más, aunque las personas siguen viviendo en ámbitos localizables, espacial y socialmente, la génesis de su habitus está cada vez más condicionada por influencias culturales que superan su ámbito local propiamente dicho. Se experimenta, de este modo, una creciente desterritorización de los referentes simbólicos-culturales y de la identidad individual y colectiva (ENTRENA, 1998).

La hipótesis de la investigación es que, sin negar que el territorio y la sociedad estén experimentando importantes cambios, estos no implican la desvinculación del hombre con el lugar. Los territorios, y sus paisajes, continúan funcionado como so-portes privilegiados de la actividad simbólica, materia prima en torno al cual generar identidades y lugar de expresión de culturas propias. Sin embargo, en el contexto ac-tual, la construcción del «sentido de lugar» o de los significados atribuidos a nuestros paisajes se dificulta. El problema reside en que la interpretación del lugar como un único espacio, estático y cerrado, asociado a una única identidad que genera un reper-torio de representaciones y sentidos de lugar homogéneos y únicos, ya no es válida (MASSEY, 2001). Debemos repensar el concepto de paisaje como lugar de encuentro de una multiplicidad de miradas y discursos —e incluso de intereses enfrentados—, como un lugar construido socialmente, donde los distintos grupos sociales generan significados diferentes para un mismo espacio, un paisaje conceptualizado como pro-gresivo, dinámico y fluido, como un conglomerado de relaciones donde se origina el surgimiento de una multitud de identidades individuales y colectivas. Pero nada de esto niega al lugar, ni supone el desvanecimiento de las referencias identitarias en torno al territorio, muy por lo contrario, la especificidad del paisaje es continuamente reproducida por las numerosas relaciones que se dan en éste (ROSE, 2001).

2. MARCO TEÓRICO DE REFERENCIA

2.1. Territorio, paisaje y cultura

Antes de la acción del hombre, el territorio era sólo un espacio y, antes de su mirada, el paisaje era sólo territorio. El espacio, por tanto, tiene una relación de anterioridad con respecto al territorio, materia prima de éste y realidad preexistente a todo conocimiento y práctica (GIMÉNEZ, 1999). El territorio aparece como el ámbito geográfico, marco de vida y espacio contextual de los grupos sociales. Es el resultado de la práctica del hombre ejercida sobre el espacio y, por tanto, la relación compleja entre las prácticas sociales y el espacio material. El paisaje surge, en este contexto teórico, como una realidad a un mismo tiempo objetiva y subjetiva. Objetivamente, el paisaje es «el resultado final de las dinámicas presentes en el territorio (…), es una síntesis final, un totalizador histórico» (DELGADO, 2007). Subjetivamente es la «percepción vivencial del territorio» (GIMÉNEZ, 2001:9), de manera que «si no existe o no se toma en consideración la percepción humana desaparecen los valores interpre-tativos, estéticos o culturales que son intrínsecos a la noción de paisaje» (DELGADO & OJEDA, 2007:444).

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El paisaje, definido así, es el resultado de la apropiación y valoración —estética, afectiva y simbólica— de un territorio, por un individuo o grupo.

Esta apropiación-valoración es un proceso por el cual se vincula al individuo con el espacio. Según el modelo dual de E. Pol (VIDAL, POL, & PERÓ, 2004), la apropiación es una relación dialéctica e indisociable entre la componente «identifi-cación simbólica» y la «acción-transformación». El primer caso, trata de la forma interiorizada del territorio. Es el «espacio de sedimentación simbólico-cultural, objeto de inversiones estético-afectivas o soporte de identidades» (GIMÉNEZ, 1999:4). Es concebida a partir de los procesos cognitivos que nos habilitan para ello —la cultura, las experiencias cotidianas y las relaciones sociales— y se manifiesta a través de las «representaciones sociales»2. Es decir, el paisaje es la «convergencia de percepciones subjetivas» (DELGADO & OJEDA, 2007:444), es el conjunto de significados de un territorio, socialmente elaborados y compartidos, en torno a los cuales se originan ciertos aspectos de la identidad y define una manera de interpretar la realidad, deter-minando las relaciones entre sujetos (RIZO, 2006). No se trata de reproducciones de la realidad, sino alusiones o metáforas que pretenden transmitir la esencia del paisaje (BERqUE, 1997). Pero el paisaje no es sólo un producto mental. Es esa valoración estética, afectiva y simbólica, la que orienta la «acción». Pero no una acción con fines funcionales o como adaptación del espacio a las exigencias de los individuos, sino como la manifestación de los sentimientos de los sujetos y de sus identidades, tanto individuales y colectivas (VIDAL, POL & OTROS, 2004).

En resumen, el paisaje se define como la triple relación simbólica, cognitiva y práctica, que los territorios mantienen con los sujetos sociales. Comprendiendo esto, podemos afirmar que existen tantos paisajes como cosmovisiones haya. Es decir, lo que un individuo particular aprehende como paisaje, no es el paisaje sino un paisaje, «su paisaje». Existen, pues, distintas percepciones de un mismo paisaje, en «función de los sujetos que perciben, de sus vinculaciones con el medio percibido y de los contextos desde los que se efectúen los mismos» (OJEDA, 2003). Sin embargo, no es menos cierto, que puesto que los sujetos siempre pertenecen a un contexto sociocultural concreto, la construcción del significado de un paisaje no podrá ser independiente a este contexto, vislumbrándose «paisajes colectivos», con interpretaciones socialmente compartidas.

Observamos como la cultura toma un papel fundamental en este proceso, por lo que creo necesario esbozar una definición. Adoptamos la concepción «simbólica» o la cultura como «pautas de significados» —signos, símbolos, actitudes, normas y valo-res—. Esto es, «la organización social de significados, interiorizados por los sujetos en forma de representaciones compartidas y objetivados en formas simbólicas, todo ello en contextos histórica y socialmente determinados». (GEERTZ, cit. GIMÉNEZ, 1996).

2. Se debe su formulación a Moscovici (1961) y son un conjunto de valores, imágenes, pensamientos y formas de comportamiento que definen subjetivamente la identidad de un grupo (RIZO, 2006).

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Ahora bien, del mismo modo que el paisaje, la cultura manifiesta una dualidad material y simbólica (BOURDIEU, cit. GIMÉNEZ, 2005). Por un lado, existe una dimensión que podríamos llamar «objetiva», son los instrumentos o prácticas observables, donde el paisaje constituye su «espacio de inscripción». Es decir, el paisaje es el lugar donde se localizan ciertas prácticas culturales. Y por otro lado, una dimensión que podríamos llamar «subjetiva», que correspondería a las interpretaciones socioculturales. Donde el paisaje se manifiesta como objeto de representación cultural y es precisamente la cultura la que suscita una valoración positiva o negativa de un determinado paisaje.

En conclusión, el enfoque de análisis propuesto en este artículo es el de el pai-saje como representación, donde lo que tendremos que analizar no será el territorio en sí, sino los discursos sobre el territorio y el paisaje, entendiendo que el discurso debe ser tomado en el más amplio sentido del término: oral, escrito, icónico, etc. y es precisamente el análisis de los discursos sobre el paisaje lo que nos acerca o conduce a profundizar sobre la subjetividad del mismo (TUAN, 1991). Podemos afirmar que el discurso puede ser entendido como el verdadero autor de los paisajes, ya que éste nos conduce a establecer una serie de juicios valorativos que permiten guiar a la acción. En esa «lectura» del paisaje nos acercamos a las propias narra-ciones de sus usuarios, es decir, en su valor identitario, centrándonos en responder a la pregunta que guía la investigación ¿por qué y cómo el paisaje es un soporte privilegiado de la identidad?

2.2. Identidad y simbolismo

El concepto de identidad se refiere a la idea que tenemos de nosotros mismos en relación con los demás. Es «un proceso subjetivo por el que los sujetos definen su diferencia de otros sujetos mediante la autoasignación de un repertorio de atributos culturales frecuentemente valorizados y relativamente estables en el tiempo. Esa au-toidentificación requiere ser reconocida por los demás sujetos con quienes interactúa.» (GIMÉNEZ, 2009:12). Para avanzar en la reflexión, es necesario hacer la distinción entre dos niveles de identidades: la identidad individual, que concierne a cada perso-na o lo que define el YO; y la identidad de grupo, que se explica por las relaciones interpersonales o el NOSOTROS.

Figura 1. Esquema relación territorio-cultura-paisaje

Fuente: Elaboración propia.

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2.2.1. Identidades individuales

Según la teoría de Tajfel (cit. PINTXEN, 1997) se sostiene que los sujetos poseen una identidad personal o conjunto de características específicas: rasgos psicológicos, capacidades, cualidades corporales, intereses intelectuales, gustos y preferencias. Pero además poseen una identidad social, donde se refleja su pertenencia a determinados grupos con los cuales se identifican. Es decir, es aquella parte del auto-concepto de-rivado del «conocimiento de pertenencia a uno o varios grupos sociales, la valoración de esa pertenencia y su significado emocional. Desde esta construcción de la identidad social, el individuo se afiliará a los grupos que afirmen sus aspectos positivos de su identidad y abandonará los que la pongan en conflicto». (AGUIRRE, cit. RIZO, 2006:4).

Por último, el sujeto pertenece a un contexto cultural concreto, con una serie de convicciones, valores, reglas y costumbres que caracterizan a la identidad. Es decir, la cultura que compartimos con los demás nos puede llegar a definir como sujetos, y, es precisamente, ese componente cultural de la identidad el que enlaza con nuestra idea de paisaje, ya que actúa como mecanismo de valoración e interpretación del territorio.

2.2.2. Identidades de grupo

La identidad de grupo es el conjunto de construcciones identitarias a través de la cual el grupo se reconoce como nosotros y son capaces de diferenciarse de otros. Melucci (cit. GIMÉNEZ, 2009) construye el concepto de identidad colectiva a partir de la «teoría de la acción». Ésta se concibe como el conjunto de prácticas sociales que involucran a cierto número de individuos que exhiben características similares, y que posee la capacidad de conferir sentido a lo que se está haciendo (CANDAU, 1998). Los sujetos se perciben como miembros de un grupo y producen diversas representaciones en cuanto a su origen, historia y naturaleza. La identidad de grupo implica definiciones orientadas a la acción, pero también son elementos incorporados al conjunto de prácticas culturales (GIMÉNEZ, 2009).

2.2.3. Características de la identidad

Rechazando las formas tradicionales y esencialistas de abordar el tema, las iden-tidades se entienden como una construcción dinámica, «no es una esencia con la que uno nace y […] va a morir. En lugar de una esencia es un proceso de identificación que puede continuar o perderse» (SáNCHEZ, cit. RIZO, 2006: 5). En este sentido, Castells (1998:28) entiende las identidades como «el proceso de construcción del sentido atendiendo a un atributo cultural o conjunto de atributos relacionados cultu-ralmente». Pero este «conjunto de atributos culturales» no son estables ni objetivables, sino que son producidos en el marco de las relaciones sociales (CANDAU, 1998:24). En segundo lugar, debemos considerar la premisa del «sujeto fragmentado y múltiple» (WILDE, 2009:3). Es decir, para un sujeto puede haber una pluralidad de identidades.

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No obstante, tal pluralidad puede ser fuente de tensión y contradicción (CASTELLS, 2008). Y por último, la identidad no sólo es construida, sino que puede ser motivada por intereses (WILDE, 2002). Al respecto, Castells (1998:54) sostiene que lo esencial «es saber cómo, desde qué, por quién y para qué» se construyen esas identidades.

2.3. Identidad y territorio.

La idea de que los sujetos están siempre ubicados y relacionados con unos deter-minados entornos, es obvia. Lo que no resulta tan evidente, es el papel que juegan éstos en la formación de su identidad (VALERA & POL, 1994). Vincular las teorías de la identidad con el territorio y su paisaje requiere hablar, tal y como hicimos al diferenciar la identidad grupal de la individual, no sólo del vínculo de los grupos sociales con su entorno, sino también del lazo emocional que se genera entre los individuos y su espacio (LINDÓN, 2006), aunque ambos aspectos se encuentran en estrecha relación.

Partimos de que la identidad social se define a partir del sentimiento de pertenencia a uno o varios grupos, además de por compartir una serie de características con los miembros de ese grupo (AGUIRRE, cit. RIZO, 2004). Paralelamente, planteo la hipó-tesis de que, una identidad vinculada a un territorio o a su paisaje deberá manifestarse también en términos de pertenencia, pero implicará sobre todo compartir un conjunto de interpretaciones y valoraciones, tanto de ese territorio o paisaje como del grupo en si, diferenciándose de las personas ajenas a éste (GIMÉNEZ, 1999). El paisaje se comporta aquí como un elemento simbólico del grupo, superando el simple papel de «contenedor», pero además determina un modo de actuar y de interpretar la realidad. De este modo, podemos concluir de manera simplista, con las características de un paisaje identitario (SGARD, 1999):

– El paisaje identitario contiene una serie de signos —componentes emblemá-ticos— a través de los cuales «comunican su identidad». Tales signos no son estables, sino que «en cada época, cada sociedad y cada grupo, se acercan al paisaje de forma diferente y con distintas intenciones» (OJEDA, 2003).

– El paisaje adquiere dos funciones, por un lado juega un papel fundamental en la definición de un grupo social que se reconoce dentro de un paisaje; y por otra parte, una función externa y más legible, que es la imagen que el grupo viene a dar al mundo exterior (GIMÉNEZ, 1999).

– Los lugares son denominados por la comunidad. Esta toponimia no es for-zosamente conforme a la apelación oficial, sino que existe la tendencia de conformar sistemas propios como modo de apropiación (TUAN, 1991).

– El grupo, que se reconoce en un paisaje, manifiesta su apego a través de la voluntad de protección ante un caso de amenaza real, potencial o imaginaria.

El segundo componente del que hablábamos, la asociada a la identidad individual, es la «identidad de lugar» (PROSHANSKY, 1978). Consideramos que, el individuo que se apropia del paisaje, adquiere unas determinadas cogniciones, afectos, sentimientos

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y actitudes, que pueden resultar parte fundamental de su propia definición como su-jeto (PROSHANSKY, 1978). Es decir, los escenarios físicos, en los que el individuo desarrolla su vida cotidiana, juegan un papel importante en la configuración de su identidad individual. Proshansky (1983:159) describe la «identidad del lugar» como «una subestructura de la identidad personal que consiste en las cogniciones sobre el mundo físico en el cual vive el individuo. Estas cogniciones representan recuerdos, ideas, sentimientos, actitudes, valores, preferencias, significados […]».

2.4. La construcción del paisaje y de las identidades

El territorio, su paisaje y la identidad son productos construidos socialmente3. Es decir, son estructuras que han sido significadas, construidas y modificadas en el transcurso del tiempo por los diferentes actores sociales (OSLENDER, 2002), todo ello en contextos socioculturales y políticos concretos. Así, autores como Raffestin (1980) enfatizan las connotaciones políticas, y por tanto de poder, del concepto de territorio, y Castells (1998) nos habla de la construcción social de la identidad en un contexto marcado por las relaciones de poder.

Los territorios y sus identidades asociadas se desarrollan en un proceso de (re)negociación entre las formas de representación dominantes y los sujetos sociales, donde ambos intentarán influenciar o controlar, con ciertas acciones, la estructura física y simbólica de un determinado territorio (GIL, 2001) —intentaran apropiarse de él—. Por formas de representación dominantes4 no sólo me refiero al sentido limitado del poder político-administrativo, sino también de todas aquellas representaciones normalizadas por instituciones organizadas —tanto políticas, económicas, como sociales o culturales—.

Propongo como hipótesis y de manera muy simplificada, la distinción entre dos formas de construcción del territorio y de las identidades.

– Dinámica natural de producción: el individuo o los grupos sociales autóno-mos tienen la capacidad para producir, reproducir y transformar identidades y paisajes, más allá de la acción institucional. Surgen espacios diferenciados e identidades particulares.

– Dinámica forzada de producción: nos remiten a las formas de dominación social y política, donde se reduce el control de los sujetos (SEVILLA, 2008:5) y su capacidad de producir territorios. Su resultado son «espacios abstractos»

3. La perspectiva constructivista de estos términos es mayoritaria en el mundo académico. Por ejemplificarlo con algunas referencias tenemos: en territorio Haesbert, 2007; Raffestin, 1980; Di Meo, 2000, etc. En cuanto al paisaje, Nogué, 2007; Luginbühl, 2001. En cuanto a las identidades, Castells, 1998; Magniaghi, 2000; Rizo, 2006. 4. Castells (1998), comenta como el poder ya no se concentra en las instituciones (el estado), las organizaciones (empresas capitalistas) o los controladores simbólicos (empresas mediáticas, iglesias), sino que reside en los nuevos códigos de información en torno a los cuales las sociedades organizan sus instituciones y la gente construye sus vidas.

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(OSLENDER, 2002), donde se tiende a la simplificación de la vida social y a la eliminación de las peculiaridades existentes, tanto físicas como simbólicas.

Al respecto, Castells (1998:30) propone una distinción entre tres formas de identidad:

– La «identidad legitimadora», introducida por las instituciones dominantes de la sociedad, para exten der y racionalizar su dominación frente a los actores sociales.

– La «identidad de resistencia», generada por actores que se encuentran en posiciones devalua das por la lógica de la dominación, por lo que construyen trincheras de resistencia basándose en principios diferentes a los que impregnan las instituciones.

– La «identidad de proyecto», cuando los actores sociales, basándose en los ma-teriales culturales de los que dispone, construye una nueva identidad y redefine su posición en la sociedad.

3. OBJETIVOS Y METODOLOGíA

La presente investigación estudia las implicaciones de las transformaciones te-rritoriales en la vida cotidiana de las personas, centrándose en su dimensión social y

Figura 2. Producción de paisajes e identidades

Fuente: Elaboración propia.

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cultural y por medio del estudio de la identidad colectiva y de los significados atribuidos a su paisaje-territorio. Por ello, ésta se ubica dentro de la metodología subjetivista, en tanto que abordamos nuestro objeto de estudio a partir de la propia experiencia de los sujetos protagonistas.

Por otra parte, la investigación se inscribe dentro de las técnicas cualitativas, las cuales nos permiten realizar una aproximación fundamental de intimidad entre el inves-tigador y los investigados, generando empatía hacia los motivos, intenciones, valores, creencias, representaciones, hábitos, actitudes y opiniones de los actores, expresados en el lenguaje común y en las acciones cotidianas, en la interacción constante con el medio en el que el sujeto realiza su vida, es decir, en su experiencia (PADLOG, 2009). Para ello nos serviremos de datos como las palabras, textos, discursos, gráficos e imágenes para así comprender la vida social por medio de significados y desde una perspectiva holística, pues se trata de entender el conjunto de cualidades interrelacio-nadas que caracterizan a un determinado fenómeno (MEJíA, 2004).

Para la realización del estudio nos hemos apoyado en la exploración y el apro-vechamiento de la información documental existente (bibliográfica especifica, censos, informes sectoriales, etc.) para así crear un marco de referencia donde se desarrollan las transformaciones sociodemográficas y culturales a valorar posteriormente. De manera concatenada, y con el objetivo de analizar el grado en el que los sujetos han interiori-zado estos cambios, nos servimos de otras técnicas de carácter cualitativo5, a saber: la observación directa en el campo de estudio para obtener la descripción del mundo de vida comunitario (sus habitantes, sus actividades productivas, practicas de socialización y de sociabilidad, vínculos con el paisaje, etc.) y las entrevistas en profundidad6, tanto a testigos privilegiados, como a vecinos, por medio de encuentros individuales y grupales.

Esta metodología ha sido planteada en diversos estudios tanto nacionales como internacionales, como es el caso de GEISA (Grupo para el Estudio de las Identidades Sociales en Andalucía), Bosque & Fernández (1991) en la ciudad de Granada, Entrena (2006) en la provincia de Granada, Rizo (2004) en Barcelona, Pérez & Moral (2005)

5. En los estudios cualitativos no interesa tanto la cantidad de informantes, sino que el énfasis radica en la profundidad de la información. Este tipo de técnicas son aplicadas por profesionales con capacidad interpretativa para poder aplicar e descodificar el tipo de información que estas generan. Así el papel de investigador tiene un rol activo, facilitando que el informante estructure, clasifique y organice el tipo de información que brinda. Por último, estas requieren de un análisis del discurso, que es interpretado para obtener la información requerida. 6. 15 entrevistas, realizadas entre Mayo-Junio de 2010. Expertos (instituciones públicas, colectivos sociales y profesionales cualificados: (E1) Alonso, J., Vega Educa. (E2) Cabrera, D. Laboratorio de Urbanismo y Ordenación del Territorio, Ugr. (E3) Cáceres, F., Coordinador de Salvemos la Vega. (E4) Castillo, J. Director del Observatorio de Patrimonio Histórico Español, OPHE. (E5) García, B. Plataforma EsCaPaTe Dílar-Gójar. (E6) Hernández, M. Consorcio Vega-Sierra Elvira. (E7) Matarán, A. Seminario de Medio Ambiente y Calidad. Ugr. (E8) Pérez, C. Gr. Arquitectos. Ciudadanos (divididas por grupos de edad, profesión y localización geográfica): (E9) Mujer, agricultora, 35-45 años, Churriana. (E10) Hombre, empresario, 55-65 años, Cúllar Vega. (E11) Mujer, contable, 25-35 años, Ogíjares. (E12) Hombre, mecánico, 45-55 años, la Zubia. (E13) Hombre, banquero, 55-65 años, Granada. (E14) Mujer, estudiante, 18-25 años, Maracena. (E15) Hombre, jubilado, 65-75 años, Otura.

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en el Bajo Guadalquivir, NEWRUR (2001-2004) en casos europeos, Low (2003) para casos estadounidenses y Avellada (2009) en Lima, entre otros. Todos ellos profundizan en la complejidad de ciertos procesos particulares y específicos de grupos más o menos delimitados y capaces de ser aprehendidos intensamente, en los que las acciones y las relaciones adquieren significado. Sin embargo, esta investigación no pretende generalizar en las conclusiones, en tanto que entendemos que la realidad es cambiante, y nuestro universo de datos constituye una representación posible de la misma.

4. EL CASO DE LA VEGA DE GRANADA

La Vega de Granada es una comarca de características agrícolas, perteneciente a la aglomeración urbana de Granada y compuesta por 24 municipios7. Se trata de un clásico paradigma de la transformación de un área rural en la que se ha generado una extensa urbanización periurbana (ENTRENA, 1998). A pesar de las importantes mo-dificaciones sufridas, este territorio continúa presentando señas de identidad propias, no sólo caracterizada por la singularidad de sus rasgos físicos, sino, sobre todo, por un modelo espacial especifico definido por la larga interacción del ecosistema natural y del medio social, dotando al espacio de una serie de valores culturales y naturales, reconocidos socialmente y, como consecuencia de ello, susceptibles de protección (CASTILLO y CEJUDO, 2010)

4.1. Proceso de formación del territorio: de comarca agrícola a aglomeración urbana8

Para comprender el carácter de esta área nos debemos remontar a la época musul-mana, etapa histórica más antigua que ha contribuido a configurar su paisaje. De ella data la forma de cultivar, la expansión del regadío y el sistema parcelario, además de una importante red de acequias que han perdurado hasta nuestros días, configurándose así su esencia patrimonial —la actividad agrícola en su conformación histórica (RUIZ y CEJUDO, 2010:243)— y justificando las actuales reivindicaciones sociales de reco-nocimiento y protección de una estructura física y social que determina su identidad o «sentido de lugar».

Es a principios del siglo XX, cuando se iniciará un enorme impulso económico y demográfico en la Vega de Granada, por la introducción de la industria azucarera. En estos años se configuran los grandes núcleos rurales de Santa Fe y Pinos Puente, reaparecen

7. Granada, Armilla, Jun, Maracena, Pulianas, Albolote, Atarfe, Pinos Puente, Cajar, Huétor Vega, Ogíjares, La Zubia, Gójar, Alhendín, Cúllar Vega, Churriana, Las Gabias, Otura, Chauchina, Santa Fe, Vegas del Genil, Cijuela, Fuente Vaqueros y Lachar. 8. Para ampliar información sobre el proceso de construcción de la Vega granadina consultar: Ocaña Ocaña (1972 y 1974); Rodríguez y Jiménez Olivencia (1995); Jiménez Olivencia y Martín-Vivaldi (1995); Martín-Vivaldi y Jiménez Olivencia (1994); Menor Toribio (1997,2000 y 2001) y Castillo Ruiz y Cejudo García (2010), entre muchos otros.

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Figura 3. Zona de estudio

Fuente: Elaboración propia.

9. La consideración de 1973 como año de inicio del proceso de transformación se justifica por tres causas. Primero, la declaración del Polo de desarrollo para la comarca; segundo, el inicio de la denominada «crisis del petróleo», que rompe con las expectativas económicas y el elevado crecimiento de la década de los sesenta; y finalmente, por la aprobación del «Plan General de Ordenación Urbana de la Comarca de Granada de 1973» (Junta de Andalucía, 1999). 10. Los entornos periurbanos son «lugares en transformación que se sitúan alrededor de las ciudades, espacios sometidos a la presión demográfica y al desarrollo de las construcciones por efecto de la expansión física de la ciudad. Su importancia ha dependido en cada momento de su funcionalidad» (MÉNDEZ, cit. MENOR, 2000:17). 11. La reducción de la superficie cultivada se traduce en la pérdida de 6.000 ha y 7 puntos porcentuales, pasando de 44,8% a 37,5% (CASTILLO y CEJUDO, 2010).

las Comunidades de Regantes —originadas durante la dominación musulmana— y se construyen más de una decena de fábricas azucareras, que junto con los secaderos —construcciones agrícolas asociadas al cultivo del tabaco—, se posicionan como elementos característicos del paisaje. Hasta 19739, el carácter agrícola y tradicional de la comarca se mantendrá inalterado; es así que Granada ha presentado una estructura de población por sectores más atrasada que la media española, pues hasta 1970 el sector agrario todavía permanecía ocupan-do a más del 50% de la población activa (CARVAJAL, cit. MENOR, 2000:97). Es en esta fecha, por medio de Plan General de Ordenación Urbana de la Comarca de Granada, cuando se inician una serie de transformaciones dirigidas a la con-figuración de la morfología de la actual aglomeración urbana. En un principio, los mayores crecimientos se localizaron en la capital y en sus municipios más próximos y es a partir de la década de 1980 cuando se

produce la verdadera consolidación de la periferia, desatancado el descenso poblacional de la capital a favor de sus municipios más cercanos. Esta dinámica de suburbanización de la población nos da una idea de los procesos de afección y cambio que experimenta la Vega como entorno periurbano10 inmediato.

La expansión residencial aludida se ha desarrollado en paralelo a una creciente desarticulación espacial que ha roto el tradicional equilibrio territorial de la Vega, propiciado por la utilización del suelo para usos no agrícolas y produciéndose una fuerte reducción de la superficie cultivada11. Estos cambios resultan especialmente

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drásticos en áreas cercanas a Granada —espacios periurbanos donde se establece una fuerte competencia entre usos rurales y usos urbanos—. Pero también se manifiesta en aquellos territorios distantes, no alterados por la difusión constructiva, pero que se ven afectados por la diseminación de nuevos patrones socioeconómicos y culturales (ENTRENA, 2006). Es así, que la preservación de los cultivos tradicionales de la Vega está amenazada tanto por la disminución de la rentabilidad de la agricultura como por el aumento del precio de la tierra para ser urbanizada. Se ha producido un alarmante descenso de la actividad agraria12, de tal forma que son bastantes los municipios del cinturón metropolitano granadino donde dicha actividad apenas tiene hoy importancia económica, reduciéndose al cultivo para el autoconsumo (ENTRENA, 2006). Esta pérdida es doble, ya que la importancia de la explotación agrícola no sólo reside en una simple estrategia de ocupación histórica o en su valor económico, sino que ella misma lleva aparejado todo un modo de vida inherente que poco a poco también irá desapareciendo.

Constatamos como la estructura socioeconómica y ocupacional de la población granadina se ha diversificando, mediante el trasvase de mano de obra preponderante-mente agraria hasta la fecha, a otros sectores, esencialmente en la construcción y en el sector terciario. De este modo, la tasa de actividad económica ha crecido de manera significativa en los pueblos del cinturón granadino, aunque hay que precisar que esta tasa es inferior a la del casco urbano, donde se concentra el mayor número de empleos y la tipología de éstos es más diversa (ENTRENA, 2006). Sólo los municipios más alejados siguen conservando su estructura tradicional y un alto nivel de empleo en torno al sector agrícola13. En estos ámbitos, lejos de suponer el abandono de la actividad agrícola, se patentiza una adopción paulatina de la agricultura a tiempo parcial y al gradual impulso de modelos socioeconómicos basados en la pluriactividad familiar, fenómeno que está, a su vez, relacionado con la progresiva multifuncionalidad que han ido adquiriendo estos espacios rurales. Este proceso provoca el envejecimiento paulatino de la población rural14, con las consiguientes pérdidas no sólo de un entorno físico y productivo de incalculable valor, sino de un capital social originado a partir de las tradiciones altamente arraigadas al territorio, que poco a poco se irán olvidando.

En este marco de cambios socioeconómicos hay que situar la complejización de la estructura social. El establecimiento de los habitantes hasta entonces urbanos en pueblos de carácter rural, produce una forma híbrida de sociedad donde conviven pautas socioculturales más o menos globalizadas características de la vida urbana,

12. En 2001 sólo el 8,7% de la población pertenecía al sector agrario, haciéndose evidente el incremento en el sector terciario (IEA, 2010). 13. Dentro de la Vega existen grandes diferencias en cuanto a tasa de importancia del sector agrario. Empezando por la capital y sus municipios más próximos con un 1,5% de población empleada en el sector agrario frente al 20% en los municipios más alejados. 14. Entre 1982 y 1999 los agricultores se han reducido a la mitad y un cuarto de ellos han sobrepasado la edad de jubilación. Ello representa la desaparición de la población dedicada a la agricultura, que si bien no es fenómeno exclusivo de la Vega, si se presenta de forma más grave que en el resto de la provincia (CASTILLO y CEJUDO, 2010:261).

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y otras de carácter local y autóctono, propias del mundo agrario. Por otro lado, una de las principales consecuencias que producen estos procesos de cambio social se traduce, como hemos dicho, en nuevas formas socioeconómicas y funcionales de los territorios, cuya significación cultural también se modifica. Así, los territorios rurales pasan de ser considerados como lugares de producción agraria y estilos de vida tradicionales, a ser percibidos como espacios de ocio o de desarrollo urbano (ENTRENA, 1998).

Todo ello han dado lugar a importantes transformaciones del paisaje tradicional de la Vega que «amenaza con su total sustitución» (MARTíN & JIMÉNEZ, 1994:188). Un espacio «de gran singularidad por sus características fisiográficas excepcionales, por su capacidad estructurante del sistema urbano de la aglomeración y, sobre todo, por el gran valor connotativo para el conjunto de la población granadina» (Junta de Andalucía, 1999), lo cual no ha impedido el deterioro causado por la progresiva metropolización del territorio, peligrando «el equilibrio histórico entre las diferentes ocupaciones del suelo» (Pays.doc., 2007:26), además de cuestionar en profundidad la identidad de muchos de sus lugares y provocar el cambio de su discurso e imaginario.

4.2. Procesos identitarios: principales resultados

Aunque no es el momento de analizar con detalle todas las respuestas obtenidas, si nos vamos a permitir comentar los resultados más significativos. Para ello nos hemos basado en el análisis cualitativo de las entrevistas realizadas, que ponen de manifiesto lo relativamente mayoritario y compartido de las opiniones referentes a la identificación con la Vega, remarcando cuál es la relación real de los ciudadanos con ella.

4.2.1. Definición del paisaje de la Vega a partir de la percepción subjetiva de sus habitantes

El paisaje es un conjunto de interpretaciones y significados de un territorio, socialmente elaborados y compartidos. Por ello, antes de proceder al estudio de los procesos identitarios, buscaremos la imagen colectiva del paisaje de la Vega granadina.

a) El paisaje colectivo

La Vega es un todo que está incrustado en nuestra forma de vida. Es parte del tejido económico, cultural y social de los pueblos. Son los juegos populares, las recetas de cocina, las leyendas y las cancioncillas,… […]La Vega es algo más que un suelo agrario […] (EH13. Banquero, 55-65 años, Granada)

Con objeto de identificar los elementos o materiales que constituyen el paisaje de la Vega y su valoración se examinó los discursos de la población, buscando los sustantivos más utilizados para describir la Vega de Granada, obteniendo la visión del

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ciudadano, una interpretación subjetiva de su territorio. El primer rasgo observado en las entrevistas analizadas es como el discurso de la población se materializa a través de ciertos elementos comunes que caracterizan a la Vega, como son: su geografía, el agua, los caminos, las parcelas, el cultivo, su arquitectura, los asentamientos y la actividad.

Desde el punto de vista subjetivo, los adjetivos utilizados nos ayudan a valorar el territorio percibido por sus habitantes. La valoración positiva de los entornos rurales, en oposición con un modo de vida urbano, se basa en cuatro términos: tranquilidad, libertad, beneficios ambientales y valor productivo. En contraposición, los adjetivos negativos asociados provienen directamente de las transformaciones territoriales acontecidas en las últimas décadas. Estos son: abandono (declive agrícola), olvido (desvinculación afectiva) y destrucción (urbanización).

Dos visiones opuestas conviven en el imaginario de la Vega (fig. 4 y 5). Una, bucólica y rural, que podemos observar en el primer mapa cognitivo, contrasta con la sobre-infraestructurada y periurbana percepción del segundo. Ciertos elementos son comunes: las parcelas agrícolas, el río Genil, las alamedas, los pueblos y las vistas hacia Sierra Nevada. Sin embargo, la idea de un campo abierto y sin límites es opuesta a la imagen de una Vega fragmentada por carreteras y donde la circunvalación actúa como un «muro» que impide la relación de la ciudad con el campo.

b) Los límites del territorio

Los límites subjetivos del territorio constituyen igualmente un tema de interés en la investigación. Tradicionalmente la pertenencia territorial estaba vinculada al trazado de «fronteras» (GIMÉNEZ, 1999). Sin embargo, los «territorios identitarios» carecen de límites precisos y su extensión no puede ser considerada como un dato a priori (CABRERA, 2009), sino como un constructo donde la percepción de esos límites por parte de la población toma un papel fundamental para su propia definición. Pero ¿existe

Fig. 4 y 5. Mapas cognitivos 1 y 2

EH12. Mecánico, 45-55 años, la Zubia.Fuente: Elaboración propia.

EM11.Contable, 25-35 años, Ogíjares.

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en la Vega una delimitación aceptada y percibida por sus ciudadanos, a través de la cual estos se reconocen colectivamente como «nosotros»?

En una primera aproximación, analizando distintos documentos históricos y actua-les, constamos que, a pesar de que la «Vega de Granada ha sido desde centenares de años un territorio diferenciado» (Junta de Andalucía, 1999), no existe concilio sobre su delimitación. Lo que sí se percibe es una definición de la Vega comúnmente aceptada como «espacio agrícola (…) la llanura que se extiende a los pies de Granada, regada por las aguas del Genil y sus afluentes» (OCAñA, 1972:5).

Examinando las respuestas de los entrevistados, observamos como la percepción de los límites territoriales no siempre viene acompañada por la definición de un es-pacio geográfico. En algunos casos se define por las relaciones sociales que en él se desarrollan. En otros, por ciertas características homogéneas como «zona de regadío», «la ribera del río», etc. o en relación con la actividad principal de éste, la agraria. Tal y como se pone de manifiesto en las siguientes observaciones:

La Vega no es un espacio puro y duro, no es un espacio físico solamente, es un espacio de relación que ha creado un tejido cultural, que nos ha ido forjando a las propias personas, lugar de nuestras vivencias, de nuestros recuerdos. Es algo muy espiritual y etéreo.

(EH15. Jubilado, 65-75 años, Otura)

La Vega es agricultura, y sobre todo es la zona de la Vega del Genil […] donde la agricultura es la principal fuente de riqueza.

(EH09. Empresario, 55-65 años, Cúllar Vega)

Es curioso observar las diferencias de representación de un mismo territorio (fig. 6 y 7). En el mapa 3, se muestra una visión jerárquica, donde Granada toma el

Fig. 6 y 7. Mapas cognitivos 3 y 4

EH13. Banquero, 55-65 años, Granada.Fuente: Elaboración propia.

EM. Maestra, 45-55 años, Otura.

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protagonismo, delegando a un segundo plano al resto de los municipios. En contraste, en el mapa 4, invierte el norte y el territorio se desarrolla linealmente siguiendo la autopista, y los pueblos aparecen como salidas de ésta. La explicación para ambas representaciones es la misma. Todo parece indicar que los granadinos perciben la Vega a partir de la perspectiva que se genera desde el lugar de residencia.

4.2.2. El «paisaje» de Vega de Granada como territorio apropiado y seña de identidad

Como adelantamos en el marco teórico, el paisaje es al mismo tiempo una realidad material y una realidad cultural, una apropiación física y simbólica de un territorio. Ahora bien, ¿es la Vega realmente un territorio apropiado? y ¿de qué manera se ha producido esa apropiación?

La primera respuesta a la pregunta antes formulada, proveniente directamente de las palabras de muchos de nuestros entrevistados, que dice más o menos lo siguiente: la «Vega de Granada es una seña de identidad de los granadinos desde siempre, junto con Sierra Nevada y la Alhambra».

Si a los granadinos de todas las épocas se les preguntase, que es lo que tienen como seña de identidad, estoy seguro que dirían la Vega, porque la Alhambra lleva 600 años pero la Vega está ahí desde siempre. La Vega, como se suele decir, está en los genes de los granadinos. Cuando que les preguntan a éstos por sus referentes siempre citan tres: la Sierra, la Alhambra y la Vega.

(EH15. Jubilado, 65-75 años, Otura)

Las respuestas de entrevistados no dejan lugar a dudas sobre la identificación de los granadinos con la Vega. La mayor parte de las respuestas confirmaron a la Vega como seña de identidad, aunque muchos declararon que esa identificación era parcial y que sólo ciertas personas expresaban un vínculo real con el territorio. Esta diferenciación es reveladora. Por un lado, manifiesta la percepción de la desvinculación territorial de los más jóvenes y por otro, una clara distinción entre los locales y los «foráneos». Ahora bien, cuando la respuesta es sobre la importancia personal de la Vega, el reco-nocimiento de ésta aumenta, tal y como se expone a continuación.

Creo, que el sitio donde te has criado, donde has nacido, es importante. Estas unido a él y, claro no quieres que desaparezca. Estas orgulloso de tu tierra porque ves que lo que han sembrado tus padres tiene su fruto y que tus hijos también se aprovechan de ello.

(EH10. Empresario, 55-65 años, Cúllar Vega)

La relación real de los ciudadanos con la Vega, lejos de ser de base productiva agraria, se basa en el desarrollo de actividades lúdicas e incluso en un simple contacto visual con el territorio. Sin embargo resulta significativo el gran valor que se le da a la Vega como recurso económico, frente a su importancia medio ambiental o paisajística, a pesar del abandono que está sufriendo la actividad agrícola en los últimos años.

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La Vega es un recurso económico del primer orden. Si no hubiese sido tan feraz, tan productiva, sino hubiese tenido un suelo tan rico, no hubiese pervivido hasta nues-tros días. Ha pervivido porque ha sido la despensa y ha generado bien estar a Granada durante muchos siglos.

(EH15. Jubilado, 65-75 años, Otura)

Frente a esta valoración instrumental del paisaje, existe también una apropiación simbólica que se materializa tanto en expresiones oficiales como en otras de carácter popular, que vienen a reforzar nuestra hipótesis sobre la Vega como seña de identidad. Así, y por lo que respectan a las fiestas, que sin duda ejercen una importancia de pri-mer orden en la percepción del lugar como algo propio (BOIRA & SOUTO, 1995), podemos apreciar como los municipios mantienen el reconocimiento colectivo de ciertas fiestas vinculadas con el ámbito rural, sobresaliendo las «meriendicas» y San Isidro Labrador. Sin embargo, la vinculación afectiva o la identificación con determinados hitos simbólicos, a excepción de las propias iglesias y plazas de cada pueblo, es muy baja y no es imposible encontrar respuestas significativamente generalizadas.

En cuanto a la transcendencia de la Vega como símbolo, hemos descubierto la gran importancia de éste en las denominaciones de ciertos municipios, tal y como señalaba una de nuestras entrevistadas.

Muchos de los pueblos se llaman «de la Vega» como apellido. Churriana de la Vega, Cúllar Vega, Huétor Vega, Cenes de la Vega, Vegas del Genil…

(E11. Mujer, contable, 25-35 años, Ogíjares)

4.2.3. Influencia del paisaje en la identidad individual

En este apartado analizaremos la relación individuo-paisaje. A este respecto resultan muy relevadoras las palabras de una estudiante que nos comentaba como influenciaba en ella el paisaje.

El sitio donde vivimos nos confiere parte de lo que somos. Lo que ves, lo que respiras, lo que oyes,… todo eso hace que tengas tu propia identidad. Y la vega tiene un carácter propio, que influye… Ahí tienes a Lorca que hace de la Vega parte de su identidad, de su arte, de su poesía.

(EM14. Estudiante, 18-25 años, Maracena)

Aquí nos interesa, la apreciación del lugar por parte de los ciudadanos, donde sus respuestas no dejan lugar a dudas sobre la valoración positiva de la mayoría sobre su lugar de residencia, lo cual expone el interés por seguir habitando un lugar que aprecian. La mayoría de los entrevistados afirman sentirse orgullosos de su origen.

El sentimiento que me despierta mi pueblo, supera los beneficios de vivir en la capital. quiero estar entre mi gente. quizás es un sentimiento muy diferente que el que tiene uno, que viene nuevo al pueblo de la capital.

(EH09. Empresario, 55-65 años, Cúllar Vega)

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Para concluir este apartado conviene señalar la importante discusión sobre los beneficios tanto físicos como psicológicos y/o espirituales del paisaje para el bienestar y la salud humana, que aquí solo lo comentaremos muy brevemente. La relación entre paisaje, bienestar y salud es muy compleja, ya que la capacidad restauradora de un paisaje se asocia a su capacidad de facilitar la relajación, la desconexión de la vida cotidiana, el olvido de las preocupaciones y la capacidad de estimular la reflexión tranquila sobre uno mismo y sus cuestiones personales (POL, CASTRECHINI & DI MASSO, 2009). El paisaje de la Vega es reconocido por sus ciudadanos por esa capacidad restauradora.

Cuando puedo, salgo a respirar un poco de aire limpio, a despejarme o simplemente a recrearme en el paisaje.. El contacto con la Vega me genera bienestar.

(EH12. Mecánico, 35-45 años, La Zubia)Vega es medicina, me presta servicios de salud. Cuando estoy mal y me voy por sus caminos, vuelvo nuevo. No necesito antidepresivos ni nada por el estilo; un paseo y se te cura.

(EH01. Jubilado, 65-75 años, Otura)

Pero estas cualidades que se le suponen a un paisaje no siempre son objetivas y dependen, entre otros, de aspectos y matices de tipo subjetivo, de atribución de causas, de valores simbólicos variables y cambiantes; en definitiva, de procesos de construcción social de la realidad (POL, CASTRECHINI & DI MASSO, 2009).

4.2.4. Implicación de las transformaciones territoriales

Debemos preguntarnos si las transformaciones territoriales contemporáneas no ponen en duda el sentido que le habíamos dado a nuestro concepto de «paisaje». Aún más, es necesario preguntarse cómo y de qué manera estas transformaciones influyen en las particularidades locales y alteran las relaciones entre identidad, significado y paisaje.

a) Implicación de la difusión15 urbana en los procesos identitarios

El fuerte crecimiento urbano, la profunda interrelación económica y funcional de los municipios de la Vega y la difusión de pautas socioculturales globalizadas, se han desarrollado en paralelo a una creciente complejidad de la estructura social. El establecimiento de los «urbanitas» en pueblos, hasta el momento rurales, no ha conllevado, hasta el momento, un proceso paralelo de homogenización de formas de vida y de identidad social. Es decir, tales procesos no han implicado la asimilación de formas de vida «modernas» por parte de los habitantes «tradicionales», ni la adopción

15. Por difusión urbana quiero aludir no solo a la expansión física de la ciudad, sino también a la diseminación de sus pautas socioeconómicas y culturales.

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de los antiguos hábitos culturales o identidades locales por los nuevos vecinos, sino que se producen formas híbridas de sociedad donde conviven pautas socioculturales globalizadas características de la vida urbana, y otras de carácter local y autóctono, propias del mundo agrario.

Hay pueblos que mantienen su carácter rural. Como Lachar, Fuente Vaqueros o Valderrubio, son pueblos que están a 25 km de Granada. Nos son «pueblos dormitorio», como los más cercanos. Son «pueblos-pueblos». Los pueblos más alejados tienen más relación con la Vega, ya que la mayoría sus habitantes son originalmente de ahí. Todos tienen una relación directa con la tierra.

(EM09. Agricultora, 35-45 años, Churriana)

Observamos dos modos de respuesta identitaria a la metropolización. Una «iden-tidad legitimadora» (CASTELLS, 1998:30), personificada por los actores sociales que han asimilado una cultura y unos hábitos más o menos normalizados y generados por los «poderes hegemónicos». Son los habitantes foráneos de las nuevas urbanizaciones, que tienden a desarrollar modos de vida similares a los de «cualquier lugar», que podríamos denominar genéricamente «estilo de vida americano». Estos conservan una identidad vinculada a la ciudad de Granada, en la que antes solían residir y, donde se desarrollan la mayor parte de sus actividades, tanto laborales como de ocio. Lo cual significa que muchas personas pasan en la capital la mayor parte del día, mientras que sus municipios permanecen prácticamente vacíos y limitados a cumplir las funciones típicas de «ciudad dormitorio». Esto nos conduce, a menudo, a que los servicios de esos municipios crezcan por debajo de su volumen de población, a la vez que se pro-duce un cierto debilitamiento de su tejido social y formas dispersas de asentamientos, fomentando la movilidad diaria con los consiguientes atascos de tráfico y los problemas ambientales que ello ocasiona.

Los segundos actores observados son los pobladores autóctonos, es una «identidad de resistencia» (CASTELLS, 1998:30) como rechazo a las citadas transformaciones, que se caracteriza por mantener ciertos rasgos particulares que les confiere una identidad diferencial a cada localidad. Rasgos generalmente asociados a cualidades rurales y/o locales. Crean zonas de resistencia, tanto físicas (tipología de viviendas, fisonomía urbana, estructura agrícola, modos y tipos de cultivos, etc.) como imaginarias (modos de vida tradicionales, formas de socialización, costumbres y ritos, etc.), y se localizan en los cascos urbanos o en la residencia agrícola dispersa. Asociados, en parte, a la población de mayor edad y autóctona. Es decir, mientras que las personas de las nuevas urbaniza-ciones se mantienen ajenas al lugar y conservan su identidad vinculada a la ciudad de Granada; las personas residentes-autóctonas en los cascos afianzan su identidad local.

Los labradores han sido personas humildes, con muchos «chascarrillos», son personas que recuerdan […]. Han vivido de una forma solidaria, han generado redes entre ellos, compartiendo el trabajo de forma solidaria […] Existía un sentimiento de solidaridad entre partes.

(EH12. Mecánico, 45-55 años, La Zubia)

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Es un pueblo. Donde nosotros vivimos es una urbanización, pero esto es Ogíjares. La gente de Ogíjares (el pueblo) es más antigua, está más arraigada a sus tradiciones.

(EM10. Contable, 25-35 años, Ogíjares)

El análisis de las repuestas sobre las diferencias entre los habitantes locales y los nuevos residentes señalan dos cuestiones interesantes: en primer lugar, existe una clara percepción por parte de la población de la convivencia de dos tipos de identidad en un mismo espacio; en segundo lugar, se da una variabilidad de razones a esta di-ferencia, destacando la forma de ser, el modo de vivir y la relación con el lugar. Esta creciente relocalización de la población de la ciudad al «pueblo» han sido fomentadas por una serie de factores tales como «la revalorización del espacio rural como ámbito adecuado para vivir, la posibilidad de encontrar viviendas baratas, el deterioro físico y social de los centros urbanos y las mejoras de las infraestructuras de comunicación» (ENTRENA, 2006) y así lo manifiestan ciertas observaciones:

Mucha de la gente de Granada que se ha desplazado a los pueblos, lo ha hecho en búsqueda de viviendas económicas. La parte económica es clave. No era por la búsqueda de un tipo distinto a la ciudad, ya que mayormente son «ciudades dormitorio». No iban buscado la Vega, no iban buscando las raíces. Aunque quizás sí la tranquilidad.

(EH13. Banquero, 55-65 años, Granada)

La difusión urbana que afecta a las relaciones socioeconómicas y funcionales de los territorios rurales, provoca un cambio en el significado de éste, él cual pasa de ser considerado como lugar de producción agraria y estilos de vida tradicionales, a ser percibido como espacio de ocio (ENTRENA, 2006). Esto constituye una especie de mitificación de lo rural, la cual es construida por los «urbanitas». Una mitificación que tiene poco que ver con lo que ésta significa para los habitantes del agro, muchos de los cuales se ven impedidos a adaptarse a los nuevos requerimientos de reestruc-turación funcional que les vienen impuestos por una serie de procesos y/o decisiones foráneas. Lo cual conlleva la exigencia de que dichos habitantes tengan que dejar de ser esencialmente agricultores y pasar a ser responsables de la preservación del medio ambiente (ENTRENA, 1998).

Por otro lado, en los propios asentamientos poblacionales, que por su ubicación, estructura, tipología, materiales, etc. respondían en gran medida a las exigencias derivadas de la explotación agrícola, se produce una profunda alteración urbanística y arquitectónica haciéndose en muchos casos irreconocibles su originaria condición histórica debido a la «desconsideración de dicha condición agraria frente a la unifor-mización y anodina actividad constructiva de ficticias y catetas aspiraciones urbanas» (CASTILLO y CEJUDO, 2010:272).

b) Implicaciones del declive agrícola en los procesos identitarios

En la vida moderna, el contacto físico con nuestro entorno natural es cada vez más indirecto y más limitado a ocasiones especiales. Sin embargo, mediante el trabajo

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agrícola se puede desarrollar una importante vinculación afectiva y simbólica con la tierra (Conde, 1999). Así una agricultora, no mostró ningún deseo de abandonar su trabajo a pesar de la dureza de éste.

Te levantas, vives y trabajas en la Vega. Es como un trato personal de tú a tú. Es un intercambio, tú la labras y ella te da algo a cambio […]es un trabajo bonito, lo que pasa es que es un trabajo duro físicamente. Pero yo creo que el trabajo de agricultor es el trabajo más bonito y satisfactorio que hay. Pero también tienes mucha inseguridad.

(EM08. Agricultora, 35-45 años, Churriana)

Ciertos datos de la investigación señalan que se está generando una progresiva desvinculación con la tierra. Este proceso se evidencia analizando el paulatino aban-dono de la actividad agrícola, con el consecuente descenso de la superficie cultivada. Es decir, de manera paralela a los cambios sociales citados se produce también una crisis del modelo de explotación agrícola, al tener que enfrentarse a las directrices de la agricultura capitalista, mostrándose incapaz de cumplir ciertos criterios de rentabilidad por el aumento de los costos de producción y suelo. Esto acarrea el desmoronamiento de todo el sistema de valores heredados, del complejo sistema de vivencia, que con-formaría lo que hemos denominado un modo de vida tradicional. Así lo aprecian la mayoría de los entrevistados que afirman que la superficie cultivada ha disminuido en los últimos años y que se ha producido un aumento de eriales. Distintas son las razones que nos presentan los propios ciudadanos como causantes de este «barbecho social» (RUIZ y CEJUDO, 2010:255). Las principales son cuestiones especulativas y urbanísticas y en menor medida, la escasa rentabilidad de la actividad agraria debido a los precios abusivamente bajos de los productos.

Con el «boom» de la construcción, la agricultura se ha ido perdiendo poco a poco, es más rentable construir viviendas que plantar habas. Prácticamente estamos evocados a cuatro huertecillos para el autoconsumo y poco más. Los que aguantan lo hacen por esa nostalgia de agricultor.

(EH10. Empresario, 55-65 años, Cúllar Vega)

Este declive se constata en ciertas actitudes de los agricultores y de su entorno inmediato. Los hijos de los labradores ya no quieren continuar con la «labor» de sus padres y optan por abandonar el campo y desarrollar otras actividades económicas más rentables. Esto provoca un envejecimiento paulatino de la población rural, con las consecuentes pérdidas, no sólo de un entorno físico y productivo de incalculable valor, sino de un capital social originado a partir las tradiciones rurales y altamente arraigadas al territorio, que poco a poco se irán olvidando.

La gente mayor eran quienes tenían ese afán por la agricultura, ese querer luchar por la tierra,…así que la Vega va encaminada a la desaparición. La gente más joven ya no la siente, no quieren trabajar en el campo y prácticamente no ves agricultores.

(EH10. Empresario, 55-65 años, Cúllar Vega)

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Además, como hemos dicho, la Vega de Granada es un lugar visto como posible espacio de desarrollo urbano y construcción de viviendas, antes que como comarca agrícola. Incluso abunda la idea entre los propios agricultores que es más beneficioso la parcelación inmobiliaria que la agricultura.

En cuanto un agricultor tiene la oportunidad de vender la tierra, pues… […] Lo que está pasando es que si 5 marjales valían 300.000 ptas. ahora lo están pagando a 3 millones, porque, aunque, no se ha convertido a suelo urbano se mantiene las expectativas.

(EM09. Agricultora, 35-45 años, Churriana)

c) La destrucción de la Vega como discurso

Los problemas derivados del crecimiento urbanístico, de la multiplicación de in-fraestructuras y del aumento de construcciones ilegales en el seno de la Vega, son los problemas que más han subrayado los entrevistados. Así, el peligro de la «destrucción de la Vega» se valora como algo real más allá de la vinculación afectiva y simbólica de este problema.

La Vega se encuentra en una situación malísima […] desde el punto de vista de la pérdida de suelo este año ha sido fatal. Se ha perdido muchísimo suelo que no se puede recuperar aun sin estar construido. No sólo las construc ciones sino también las infraestructuras.

(EM09. Agricultora, 35-45 años, Churriana)

De este modo, se va relatando un proceso de destrucción del paisaje secular de la Vega de Granada y de aparición de otros totalmente inéditos asociados a la aglo-meración urbana.

Este inmenso jardín es casi de las urbanizaciones (…). La ampliación moderna de la ciudad de Granada está malbaratando y cubriendo de cemento los mejores terrenos de la vega (…) se está malgastando un solar agrícola formidable y se ha obstruido una de las panorámicas más impresionantes de Europa.

(Egea, cit. DELGADO Y OJEDA, 2007)

Junto a esta problemática, los encuestados han señalado su preocupación ante el futuro incierto de la Vega como espacio de producción agrícola, así como la necesidad de declarar la Vega de Granada como zona protegida.

La única vía para protegerla pasa por reconocer sus valores y por hacer una iden-tificación formal de que es un espacio a proteger. Tiene que declararse formalmente con alguna figura de protección. Yo creo que la figura de «Zona Patrimonial» es la más adecuada, porque aun siendo una figura de patrimonio incorpora lo natural, la gestión, etc.

(E05. José Castillo. Director del OPHE)

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4.2.5. Resistencias identitarias a las transformaciones territoriales

En los últimos años, las movilizaciones sociales en torno a conflictos territo-riales han proliferado e intensificado su actividad en la Vega. Este fortalecimiento de la acción social se debe al aumento de la degradación del paisaje. Así, y para finalizar, propongo el estudio de aquellas resistencias o movimientos sociales que se originan como protesta a las transformaciones territoriales anteriormente descritas. Nos han interesado, particularmente, los movimientos sociales que se articulan para la defensa o revalorización del territorio, donde no sólo manifiestan sus dimensiones ecológicas y estéticas sino también las identitarias, y donde el patrimonio aparece como activo (TORROJA, 2009). Más aún, resaltamos aquellos movimientos sociales que, originándose de «modo reactivo» ante intervenciones externas, han adquirido una actitud propositiva, son aquellas «identidades de proyecto» conceptualizadas por Castells (1998:30).

El estudio de los grupos sociales que trabajan activamente en la Vega, alumbró varios hechos destacables. En primer lugar, básicamente están constituidos por tres colectivos: el político, el ecologista y el vecinal. Las actuaciones son diversas, des-de campañas de concienciación y manifestaciones, hasta alegaciones a proyectos y recopilación de firmas para promulgar cambios legislativos. Pero es a través de sus argumentos y reivindicaciones donde el territorio y la identidad toman protagonismo.

La relación histórica, que conformó gran parte de nuestra identidad, se ha ido quebrando debido a la expansión urbanística […]Al territorio, convertido en mercancía, se le despoja de todos sus valores productivos, ambientales, paisajísticos, culturales, históricos y que forjan identidad. Bajo ese enfoque, los municipios pierden su identidad propia para convertirse en solares en venta […] damos soluciones integrales que servirán para desarrollarla, para preservar su identidad histórica.

(VV.AA., 2006)

Estos movimientos sociales se centran en tres objetivos principales: la protección integral de la comarca de la Vega y de todos sus valores; una concienciación medio-ambiental; y la resistencia local ante intervenciones concretas. Aunque en realidad se traten de diferentes manifestaciones de un mismo conflicto: los cambios de modos de vida, tanto rurales como urbanos, por causa de las transformaciones territoriales y de la presión urbana.

Por último, y de forma más particular, vemos necesario destacar la propuesta de la «Plataforma Salvemos la Vega» que se asienta sobre una serie de principios bási-cos: el reconocimiento de los valores culturales, económicos y sociales derivados de la actividad agraria desarrollada a lo largo de la historia; la necesidad de establecer una figura de protección como la de «zona patrimonial» que garantice la protección de la Vega frente la inseguridad que ofrecen otros instrumentos de menor rango, tanto territoriales como urbanos; y la creación de una figura de gestión supramunicipal que permita implantar planes y programas que posibiliten la dinamización de la Vega, especialmente a través de la agricultura (CASTILLO y CEJUDO, 2010:279).

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5. CONCLUSIONES

La lucha por la identidad y el territorio no es un asunto del pasado, sino la expresión política de la defensa de la variabilidad social, la calidad de vida y la democracia, como un proceso de construcción social y cultural (SAFA, 2000). Para ello, en el presente artículo hemos tratado de demostrar la necesidad de analizar las nociones de «territorio» y «paisaje» desde su dimensión identitaria, como conceptos tremendamente complejos y donde los habitantes plasman sus anhelos, preocupaciones y amores. En general, esta investigación nos ha permitido confirmar la existencia de un vínculo real entre los sujetos sociales, la identidad y su paisaje-territorio. Efectivamente, los entrevistados mostraron una definición relativamente unitaria de lo que era su paisaje. A través de las distintas conversaciones, pudimos comprobar el grado de pertenecía de los ciudadanos, que iba de un simple reconocimiento de su existencia a una lucha activa por el territorio, representada por los movimientos sociales.

Sin embargo, los procesos de difusión urbana, y la subsiguiente propagación de la influencia socioeconómica y cultural de la ciudad de Granada, están afectando drásticamente a la estructura física y social de la Vega, cuyas consecuencias son claras: a la vez que se produce la pérdida de bastante de los usos, funciones y significados asociados tradicionalmente a su territorio, se ha originado un verdadero proceso de desterritorización. Es decir, como consecuencia de la difusión urbana se ocasiona la ruptura con los sistemas de explotación y asentamientos tradicionales además de poner en crisis los modelos de vida tradicional y, con ello, una importante proporción de la población comienzan a renunciar a una serie de prácticas productivas, sociales y culturales a partir de las cuales tradicionalmente habían configurado la territorización especifica de su comarca (ENTRENA, 1998).

En el plano cultural, tiene lugar una reestructuración de la identidad colectiva, anteriormente de apariencia hegemónica y categoría. Debido a la relocalización de la población «urbanita» en los pueblos hasta entonces rurales, a la propagación de sus pautas socioculturales, con frecuencia de carácter global, y a la necesaria adaptación de las explotaciones tradicionales a leyes de mercado cada vez más exigentes, se produce una fragmentación cultural. Esto a su vez origina el surgimiento de múlti-ples identidades individuales y grupales, que conviven en un mismo entorno local, gestando una forma de sociedad híbrida donde se enfrentan los intereses de ambos. De esta situación, que se puede calificar de «enfrentamiento» (GARCíA MARTíNEZ, 1998:16) van a derivar consecuencias importantes en muy diversos planos, desde el sociológico y demográfico hasta el paisajístico. Es decir, a raíz de los procesos descritos, los territorios rurales están experimentando un paulatino desvanecimiento de los rasgos culturales, identitarios y socioeconómicos que los singularizaban, a la vez que sus habitantes han ido perdiendo parcelas de autonomía en lo relativo a decidir las normas con las que se organizaban productiva y socialmente. Frente a la tradicionalmente habitual vinculación de lo rural a un territorio con unas caracterís-ticas específicas, y claramente separado de lo urbano, se está extendiendo en nuestro

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territorio el fenómeno del rururbanismo16, de tal modo que, en el mismo se encuentra cada vez más perturbado por prácticas, pautas de comportamiento, identidades y símbolos netamente urbanos.

En particular, estas dinámicas de expansión de la ciudades, han generado en las áreas periurbanas, hasta hace poco «rurales», una profunda reconversión de usos ha-cia funciones residenciales, industriales o/y recreativas. Frente a la difusión de pautas socioeconómicas y culturales urbanas, las readaptaciones de la estructura social y las reelaboración de identidades, como hemos dicho, no son en absoluto uniformes. Éstas van desde la reafirmación de la identidad local tradicional o la redefinición de nuevas identidades generadas como lucha contra los conflictos territoriales, hasta la práctica disolución de referentes identitarios tradicionales y la adopción de los modos de vida llamados «modernos» y ajenos al «lugar».

Es más, nos encontramos ante una economía y unos modos de vida calificados genéricamente como tradicionales, con una gran gama de elementos inherentes a ellos, que se ven confrontados actualmente a factores de índole muy diversa y la mayoría de las veces de naturaleza exógena. Es decir, las decisiones sobre un determinado territorio dependen cada vez menos de la voluntad de los actores endógenos y más de los intereses socioeconómicos exógenos y con frecuencia de carácter global. Como consecuencia, dichos actores ven disminuir sus posibilidades de controlar los procesos socioeconómicos que supeditan la organización y gestión de su territorio. En otras palabras, «la acción productiva, organizativa, relacional y cultural, que determina la construcción social del espacio —ya sea rural o urbano— tiene lugar, cada vez más frecuentemente, en un escenario de alcance global o, por lo menos, está altamente condicionada por lo que acontece en dicho escenario». De este modo, en muchos casos, «lo rural ya no constituye un orden social netamente local y autóctono para decidir la gestión socioeconómica de su territorio, o para conservar o desarrollar en él una cultura netamente local y autóctona generadora de unos referentes de sentido e identidad con la forma de vida que le es propia» (GARCíA MARTíNEZ, 1998:108).

Sin embargo, y a pesar de las múltiples transformaciones y perturbaciones que experimenta el territorio de la Vega, este continúa siendo un referente esencial para la población granadina. Ciertos colectivos se reconocen en éste y manifiestan su apego a través de su voluntad de protección, movilizándose ante los casos de amenaza. Mu-chos son las asociaciones ya citadas las cuales bajo el lema de «protección de medio ambiente» defiende un paisaje tan característico y específico.

Para finalizar, como epílogo esperanzador, remarcar como la evolución reciente de las técnicas de ordenación del territorio ha asumido ya una cultura básica en torno a la relación entre desarrollo sostenible y planificación urbanística, pero la maduración

16. GARCíA RAMÓN, TULLA PUJOL y VALDOVINOS PERDICES (1995:42, cit. BARSKY, 2005) identifican distintas situaciones (anillos concéntricos) a lo largo de la geografía entre la ciudad y el campo: el espacio urbano propiamente dicho, el espacio periurbano o áreas urbanas discontinuas, el espacio semiurbano (con alternancia de usos), el espacio semirural urbanizado, el espacio rural dominado por la actividad agraria pero con algunas influencias urbanas como por ejemplo las derivadas de la descentralización industrial y, por último, el espacio rural «marginal».

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futura de las técnicas de planeamiento —lo que podríamos denominar la «segunda generación de sostenibilidad»— depende de la incorporación de nuevas dimensiones emergentes y la superación de lecturas reduccionistas, como las que planteamos en esta investigación. No se trata de una mera apuesta epistemológica o académica; a través de documentos estratégicos, directivas, programas, etc. la Unión Europea está incidiendo en la necesidad de ampliar nuestra concepción de la relación entre terri-torio, sociedad, economía y medio ambiente, repensado las relaciones campo-ciudad, cultura-naturaleza, paisaje-territorio, etc.

Desgraciadamente la transposición de estas directrices avanzadas a nuestro marco jurídico y, más aún, a las prácticas de planeamiento es muy limitada. Existe un corto-circuito entre principios y resultados, producido por la ausencia de medios técnicos o herramientas capaces de materializarlos. Los técnicos de planeamiento generalmente han obviado este tipo de estudios, basando sus intervenciones en un análisis en la que el individuo pasaba a ser un dato estadístico más. Esta situación puede ser peligrosa; de la confrontación entre las representaciones de los que planifican y los planificados surge el fracaso del planeamiento tradicional, que no sólo no es asumido por estos últimos, sino que en algunos casos es rechazado y motivo de conflicto (BOIRA, 1997).

Pero nos podemos enfrentar al territorio desde otro punto de vista, desde la perspectiva de sus habitantes, alejándonos de imposiciones aisladas de su contexto sociocultural. Donde el análisis subjetivo y el conocimiento de la «identidad de te-rritorio», nos ayuda a entender las «claves del lugar» (BOIRA, 1997). Con esto no quiero decir que únicamente se deba analizar el espacio subjetivo, sino que se trata de aportar una nueva dimensión a los estudios tradicionales de planeamiento. Debemos concluir enfatizando la importancia de los procesos participativos en la construcción territorial. Una intervención participativa que busca «establecer formas de fortalecer las territorialidades estimulando lazos de identidad y cooperación basados en el interés común de proteger, valorizar y capitalizar lo que un determinado territorio tiene, sus especificidades culturales, sus tipicidades». (ALBAGLI cit. FLORES, 2007).

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CIEN AÑOS DE OBSERVACIONES mETEOROLÓGICASEN LA COmARCA CATALANA DE RIBERA D’EBRE (1911-2011)

Óscar Saladié*

Recibido: 17-03-11. Aceptado: 06-07-11. BIBLID [0210-5462 (2011-1); 48: 109-133].

PALABRAS CLAVE: metadata, observatorios meteorológicos, comarca de Ribera d’Ebre.KEYWORDS: metadata, meteorological observatories, Ribera d’Ebre county.mOTS-CLÉS: metadata, observatoires météorologiques, contrée de Ribera d’Ebre.

RESUMEN

En este estudio se muestra la historia de las estaciones meteorológicas de la comarca catalana de Ribera d’Ebre realizada de acuerdo con las recomendaciones de la Organización Meteorológica Mundial. Gracias a un exhaustivo trabajo de campo y a la búsqueda en archivos los resultados muestran que a lo largo del último siglo han existido un total de 23 estaciones pertenecientes a redes oficiales, aunque únicamente 12 de ellas están actualmente operativas. Para cada una de ellas se ha documentado emplazamiento, observador, instrumentos, exposi-ción, procedimientos y prácticas de observación y condiciones del entorno, así como también los cambios en los anteriores aspectos. Disponer de una completa metadata es una herramienta muy útil tanto para descartar estaciones como para detectar datos erróneos y inhomogeneidades durante el control de calidad y la comprobación de la homogeneidad de los registros y, por supuesto, para mejorar las correcciones.

ABSTRACT

According to World Meteorological Organization recommendations, a comprehensive metadata of meteorological records has been developed for the Catalan county of Ribera d’Ebre. After an exhaustive field and archive work, this study shows that 23 meteorological stations (official networks) have been operative during the last 100 years but only 12 remain active at the present moment. For each one of them we have documented location, observer, instruments, exposition, procedure and observational practices and surrounding conditions as well as changes in any of mentioned aspects. This available information about metadata can be very useful to reject some records, detecting erroneous data or inhomogeneities during quality control and homogenization procedures and obviously to improve corrections.

RESUMÉ

Cette étude montre l’histoire des stations météorologiques de la contrée catalane de Ribera d’Ebre réalisé conformément aux recommandations de l’Organisation Météorologique Mondiale.

*. Grupo de Investigación de Análisis Territorial y Estudios Turísticos. Departamento de Geografía de la Universidad Rovira i Virgili. [email protected]

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Au moyen d’un travail de champ exhaustif et la recherche dans des fichiers les résultats montrent que pendant le dernier siècle ont existé un total de 23 stations (réseaux officiels), bien qu’uni-quement 12 d’elles soient actuellement opérationnels. Pour chacune d’elles leur emplacement, observateur, instruments, exposition, procédures et pratiques d’observation, conditions de l’en-vironnement, ainsi que aussi les changements dans les aspects antérieurs ont été documentés. Disposer d’une metadata complète est très utile pour écarter stations, pour détecter données erronées et inhomogénéités durant le contrôle de qualité et la vérification de l’homogénéité des registres et, naturellement, pour améliorer les corrections.

1. INTRODUCCIÓN

La credibilidad de los estudios sobre variabilidad climática está fundamentada en la utilización de datos meteorológicos de calidad y homogéneos, puesto que en caso contrario se generaría una fuente de incertidumbre sobre la validez de los resul-tados obtenidos en los mismos. El problema es que, tal y como ponen de manifiesto PETERSON et al. (1998), la mayoría de los registros meteorológicos se han visto afectados por un número indeterminado de factores no climáticos que hacen que no sean representativos de la dinámica natural del clima al generar inhomogeneidades. De acuerdo con la definición clásica de homogeneidad (CONRAD y POLLACK, 1962), una serie temporal homogénea es aquella en que sus variaciones son debidas únicamente a causas climáticas. Hanssen-Bauer y Forland (1994) ahondan en esta definición y añaden que una serie temporal es homogénea cuando las medidas se han llevado a cabo con el mismo método, con el mismo instrumento en buen estado, en el mismo sitio y sin cambios importantes en el entorno más inmediato del observatorio. Las causas que pueden comprometer la bondad y la calidad de los registros climáti-cos son diversas y se han documentado en diversos trabajos (KARL y WILLIAMS, 1987; PETERSON y EASTERLING; 1994; GROISMAN et al., 1996; entre otros). Jones et al. (1986) en su estudio pionero sobre les variaciones de la temperatura en el hemisferio Norte, identifican cuatro factores que pueden afectar la homogeneidad de los registros climáticos: cambios de instrumentos, exposición y técnicas de medida de los registros; cambios en la localización de la estación, tanto en altitud como en posición; cambios en el tiempo de las observaciones y los métodos para calcular los promedios diarios y mensuales; y cambio en el entorno de la estación (vegetación y desarrollo urbano). A estos factores hay que añadir los cambios de observador y, tal y como hace notar YOUNG (1993), el hecho de trabajar con datos procedentes de fuentes diversas o la posibilidad de combinar dos o más series para obtener una más extensa o de mayor continuidad.

Los registros climáticos son extremadamente susceptibles de ser afectados por todos estos factores, la manifestación de los cuales puede ser en forma de disconti-nuidad o cambio abrupto (salto) o bien como un cambio gradual (tendencia artificial) y la comunidad científica internacional experta en el estudio observacional del clima tiene como una línea de investigación principal la comprobación de la calidad y de la homogeneidad de los registros, desarrollando diferentes técnicas para llevar a cabo tanto esta comprobación como la corrección de los registros en el caso que sea necesario.

CIEN AñOS DE OBSERVACIONES METEOROLÓGICAS EN LA COMARCA CATALANA… 111

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Independientemente de la metodología utilizada para comprobar la bondad de los registros, es esencial disponer de la información sobre la historia de los observa-torios. Es decir, su metadata: cómo, dónde, cuándo, en qué condiciones y por quién fueron obtenidos los datos. Una información que ha de servir como herramienta auxiliar durante el proceso de detección y corrección de las posibles inhomogenei-dades de los registros, pero que hasta no hace mucho tiempo su importancia no ha tenido el reconocimiento adecuado. Se han de destacar los estudios realizados por BRUNETTI et al. (2000), BöHM et al. (2001) y AUER et al. (2005), en los cuales se da información sobre la metadata de los registros. Consciente de su importancia, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) estableció las directrices para priorizar la tarea de recopilación de la metadata de los observatorios meteorológicos en su nota técnica número 1186 que lleva por título Guidelines on Climate Metadata and Homogenization (AGUILAR et al., 2003).

En el caso de España, diversos grupos de investigación han dedicado importantes esfuerzos en documentar las incidencias acaecidas en diferentes observatorios meteoro-lógicos peninsulares, pero o se han limitado a las estaciones de primer orden, el estudio se ha circunscrito a una determinada variable meteorológica o se han realizado para estaciones individuales. Entre otros trabajos, cabe citar el de ALMARZA et al. (1996) con información sobre los observatorios españoles considerados como «históricos» pero enfocado únicamente a los registros de precipitación, el artículo de BRUNET et al. (2006) donde se documentan los cambios de localización y de exposición de los instrumentos de 23 observatorios españoles en un estudio dedicado al análisis de las variaciones y la tendencia de la temperatura, o los estudios de BARRIENDOS et al. (2002) con información sobre el observatorio de San Fernando/Cadiz y Barriendos et al. (1999) y Rodríguez et al. (2001) con información sobre el observatorio de Barcelona. No obstante, no existe de nuestro conocimiento ningún trabajo donde se haga una recopilación de la historia de las estaciones meteorológicas de un territorio determinado tan exhaustiva como la recomendada por la Organización Meteorológica Mundial en la ya citada nota técnica (AGUILAR et al., 2003).

La comarca catalana de Ribera d’Ebre (Figura 1) dispone de datos meteoro-lógicos registrados en observatorios que entraron en funcionamiento a inicios del siglo XX (FEBRER, 1930; PROHOM, 2006). Parece razonable pensar que a lo largo de los últimos 100 años en los distintos observatorios que han estado en funciona-miento en este territorio se hayan producido incidencias que, muy probablemente, han repercutido tanto en los registros como en la recogida de los mismos. Unas incidencias (cambios de emplazamiento, de observador, de entorno, etc.) que hasta el momento no han sido documentadas ni compiladas de manera sistemática. Así pues, tomando como punto de partida los trabajos citados anteriormente y especial-mente las directrices establecidas por la OMM, el objetivo principal de este trabajo es recuperar y compilar la historia de la recogida de datos meteorológicos en los diferentes observatorios pertenecientes a redes oficiales que están o han estado en funcionamiento en la comarca de Ribera d’Ebre. Se trata de documentar los cam-bios en el tiempo que han afectado las localizaciones, exposiciones y entorno de los observatorios meteorológicos, recuperando información sobre el emplazamiento de

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los puntos de observación; documentar tanto los procedimientos y las prácticas de observación como los posibles cambios en estos procedimientos; y documentar las circunstancias históricas, políticas o socioeconómicas que hayan podido incidir en el normal desarrollo de las actividades operativas de los observatorios meteorológicos. Pero el objetivo de este trabajo no se circunscribe únicamente en su vertiente cien-tífica, sino que también tiene como segundo objetivo poner de manifiesto que en la comarca de Ribera d’Ebre desde hace mucho tiempo ha habido un gran interés por el clima, cosa que hace de este trabajo un reconocimiento a todas aquellas personas que a lo largo de los últimos 100 años estuvieron y están a cargo de las estaciones meteorológicas de una manera voluntaria y desinteresada.

El estudio, una vez contextualizado el tema y planteados los objetivos, se ha estructurado en dos apartados principales. Un primero dedicado a la metodología uti-lizada y a las fuentes a partir de la cuales se ha obtenido la información y un segundo donde se exponen los resultados obtenidos. A estos dos apartados les siguen uno de dedicado a las conclusiones, otro a los agradecimientos y uno final con la bibliografía.

Figura 1. La comarca de Ribera d’Ebre

Fuente: Elaboración propia.

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2. METODOLOGíA

En el apartado introductorio se ha indicado que la comarca de Ribera d’Ebre dispone de registros meteorológicos desde inicios del siglo XX, pero ¿en qué poblaciones estaban o están situados los observatorios? Así pues, la primera tarea que se ha llevado a cabo es saber cuales de las 17 poblaciones de la comarca han tenido en algún momento un observatorio meteorológico perteneciente a un organismo oficial o red consolidada, esté o no actualmente operativo. En el territorio catalán han existido o coexistido diferentes redes de observatorios meteorológicos, las más importantes de las cuales son la de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) y la del Servei Meteorològic de Catalunya (SMC). Así pues, las fuentes para intentar dar respuesta a la pregunta planteada han sido la información obtenida a través de la Delegación Territorial en Cataluña de la Agencia Estatal de Meteorología y la información obtenida a través del Servei Meteo-rològic de Catalunya, a las que hay que añadir el trabajo realizado por Joaquim Febrer el año 1930 y que lleva por título Memòries Patxot. Atles pluviomètric de Catalunya.

La Agencia Estatal de Meteorología facilitó el listado de observatorios meteo-rológicos que forman parte de su red, en la cual también se encuentran aquellos que hasta 1939 pertenecían al antiguo Servei Meteorològic de Catalunya. Además de la información referida a la población, también se ofrece información adicional muy importante como es el código AEMET, el nombre de la estación, la provincia en la que se encuentra, las coordenadas geográficas, la altitud sobre el nivel del mar y el periodo de funcionamiento. Por su parte, la localización de las estaciones de la red del SMC se obtuvo a partir de la información que se facilita en su página web (http://www.meteo.cat). Finalmente, indicar que una parte de la obra de Febrer (1930) es una exhaustiva recopilación de los registros mensuales de precipitación de los observato-rios meteorológicos de Cataluña, Andorra, el sureste de Francia, la faja más oriental de Aragón y el norte de la provincia de Castellón. Estaciones todas ellas que habían entrado en funcionamiento con anterioridad al año 1926, independientemente de si en el momento de la edición del trabajo estaban o no operativas. También aparece infor-mación sobre el número de días de lluvia y, muy importante, el nombre del observador o de la institución encargada de la estación.

Una segunda pregunta que se plantea es qué información se ha de obtener para cada uno de los observatorios meteorológicos. La respuesta está en las recomendaciones y directrices de la OMM (AGUILAR et al. 2003) en materia de metadata, escogiendo las que se adaptan a los objetivos de nuestro trabajo: identificadores de la estación (nombre, alias, código de la respectiva red de observatorios, fecha de entrada en funcionamiento y de finalización cuando se da el caso); datos geográficos (latitud, longitud y altitud sobre el nivel del mar); cambios de emplazamiento; usos del suelo en el entorno de la estación (zonas urbanas, zonas agrícolas, masas forestales, superficies de agua, relie-ves destacables, etc.); exposición de los instrumentos (posibles obstáculos debido a la presencia de edificios o vegetación en las proximidades de la estación); materiales del suelo de la estación (césped, tierra, pavimento, etc.); tipos de instrumentos y de abrigo meteorológico; prácticas de observación (cambios de observador, meteoros observados y tiempos de observación); y procesamiento de los datos (unidades y cálculos).

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Y una tercera cuestión es saber dónde se puede obtener toda la información ne-cesaria. Además de la ya citada obra de FEBRER (1930), las fuentes documentales, orales y visuales a partir de las cuales poder disponer de la metadata se encuentran en el fondo documental del antiguo Servei Meteorològic de Catalunya, que forma parte del archivo del Institut Cartogràfic de Catalunya (Barcelona), en el fondo documental de la Societat Astronòmica de Barcelona, también custodiado en el archivo del Institut Cartogràfic de Catalunya, en el archivo de la Delegación Territorial en Cataluña de la Agencia Estatal de Meteorología (Barcelona), en los archivos municipales de las localidades de la comarca de Ribera d’Ebre donde hay o ha habido un observatorio meteorológico (ayuntamientos) y mediante las visitas in situ al emplazamiento de las estaciones que se encuentran en funcionamiento y la realización de una entrevista con el observador para obtener información sobre la situación actual de la estación meteorológica, así como también obtener referencias de anteriores observadores y localizaciones. La búsqueda de la información documental y la realización del trabajo de campo han permitido recopilar una gran cantidad de información sobre la historia de los observatorios meteorológicos. Cabe decir que la información sobre los obser-vatorios es desigual en función de diversas variables, como su antigüedad (cuanto más antigua es la estación la cantidad de incidencias a documentar acostumbra a ser mayor) o estar o no actualmente en funcionamiento (mayores facilidades en el primer caso).

El análisis de los datos obtenidos sobre la historia (metadata) de los observatorios meteorológicos de Ribera d’Ebre se ha hecho combinado imágenes y cuadros, junto con una redacción descriptiva de los cambios de emplazamiento, de observadores, de instru-mentes, del entorno y otras incidencias que un determinado observatorio haya podido tener a lo largo del tiempo. La información para cada uno de las poblaciones que disponen o han dispuesto de estación meteorológica es la siguiente: descripción del entorno donde se encuentra la estación; evolución del número de habitantes desde el momento en que la estación entró en funcionamiento hasta la actualidad; imágenes de los instrumentos en su localización actual o más antiguas ya se en el mismo emplazamiento o en otros (si existen o se conservan); ficha histórica con la información sobre las diferentes localizaciones que se han sucedido a lo largo del tiempo con sus datos básicos; y información complemen-taria proveniente de correspondencia de los observadores, fichas meteorológicas, etc. A continuación se muestran los principales resultados de la investigación.

3. RESULTADOS

3.1. Auge de estaciones meteorológicas pertenecientes a diferentes organismos

La preocupación e interés por la meteorología y la climatología por parte de la población de la comarca de Ribera d’Ebre se hace evidente con la cantidad de esta-ciones meteorológicas que se encuentran tanto en la actualidad como históricamente. El año 2011 estaban operativas un total de 12 estaciones repartidas entre 10 pueblos: Ascó, Benissanet, Flix, Miravet, Móra la Nova, Rasquera, Riba-roja d’Ebre (3), La Serra d’Almos, Tivissa y Vinebre. De estas 12, 7 pertenecen a la red de la Agencia

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Estatal de Meteorología: Flix (Fl1-9951), Miravet (Mi1-9974), Rasquera (Ra-9975), dos de Riba-roja d’Ebre (RE1-9950; RE4-9950c), La Serra d’Almos (LS-9967) y Tivissa (Ti-9971). Un total de 4 pertenecen a la red del Servei Meteorològic de Catalunya: Ascó (As3-VA), Benissanet (Be2-VB), Riba-roja d’Ebre (RE3-VC) y Vinebre (Vi2-D7). Finalmente indicar que la estación de Móra la Nova (MN), aunque actualmente no pertenece a ninguna red oficial, su especial idiosincrasia nos ha hecho decidir a tenerla en cuenta. Pero a estos pueblos se han de sumar los de Ginestar (Gi-9973), Móra d’Ebre (ME-9969), La Palma d’Ebre (PE-9953) y La Torre de l’Espanyol (TE-9954e), que en algún momento y por un periodo más o menos largo de tiempo también dispusieron de estaciones meteorológicas oficiales (Figura 1).

En la Tabla 1 se muestran las poblaciones de Ribera d’Ebre, ordenadas por la fecha en que empezaron a registrar datos meteorológicos independientemente de si actualmente disponen de estación. únicamente en las poblaciones de Darmós, Garcia y Llaberia no se ha documentado la existencia de estaciones meteorológicas pertene-cientes a alguna red oficial. Por otro lado, en algunos pueblos donde actualmente hay una estación, durante un periodo de tiempo coexistieron con otras que actualmente no están operativas. Estos casos se dieron en Ascó (As1-9953 y As2-9954d), Benissanet (Be1-9972), Flix (Fl2-9951a), Miravet (Mi2-9974a), Riba-roja d’Ebre (RE2-9949e) y Vinebre (Vi1-antiguo SMC). De estas últimas, tanto la primera de Ascó como la de Benissanet dejaron de estar operativas el año 2009.

La primera estación oficial que empezó a registrar datos meteorológicos en Ribera d’Ebre, concretamente datos de precipitación, fue la de la capital comarcal, Móra d’Ebre, en enero de 1911. Tal y como se puede observar en la Figura 2, que corresponde a la ficha pluviométrica del año 1911, la estación formaba parte de la Xarxa Pluviomètrica Catalana (XPC) impulsada por el mecenas de la meteorología Rafael Patxot desde

Figura 2. Detalle de la ficha pluviométrica de Móra d’Ebre del año 1911

Fuente: Archivo de la Delegación Territorial en Cataluña de AEMET.

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Tabla 1. Fecha de inicio del primer observatorio meteorológico en cada población

Estación Fecha inicio Estación Fecha inicio

1 Móra d’Ebre* Enero 1911 8 Ginestar* Agosto 1921 2 Benissanet Septiembre 1911 9 Riba-roja d’Ebre Diciembre 1931 3 Tivissa Octubre 1911 10 Miravet Julio 1949 4 Móra la Nova Noviembre 1915 11 La Palma d’Ebre* Abril 1952 5 Vinebre Abril 1916 12 Ascó Enero 1967 6 Flix Septiembre 1917 13 La Serra d’Almos Enero 1971 7 Rasquera Octubre 1917 14 La Torre de l’Esp.* Julio 1971

* Sin estación en la actualidad.Fuente: elaboración propia.

su Observatori Català de Sant Feliu de Guíxols. Esta red de observatorios entró en funcionamiento a finales del siglo XIX y aglutinó diferentes observatorios catalanes, algunos de los cuales formaban parte de una red anterior dirigida por Hermenegildo Gorria, director de la Granja Experimental de la Diputación de Barcelona. Dos es-taciones más vieron la luz también durante el año 1911, la de Benissanet en el mes de septiembre y la de Tivissa en el mes de octubre. No obstante estas dos estaciones formaron parte de una nueva red meteorológica creada un año antes por la Societat Astronòmica de Barcelona (SAB). José Galbis, en aquella época director del Observa-torio Central Meteorológico (OCM), tenía el proyecto de crear una red pluviométrica para el conjunto de España y encargó a la SAB, dirigida por el Dr. Eduard Fontserè, la tarea de organizarla en Cataluña.

También las estaciones de Móra la Nova, Flix, Vinebre y Rasquera formaron parte en sus orígenes de la red de estaciones meteorológicas de la SAB, pero debido principalmente a problemas económicos el año 1921 la SAB traspasó tanto su infraes-tructura de estaciones como su fondo documental al Servei Meteorològic de Catalunya (Prohom, 2006), organismo creado ese mismo año por parte de la Mancomunitat de Catalunya y que estaba bajo la dependencia científica del Institut d’Estudis Catalans (IEC). Así pues, las anteriores estaciones pasaron a formar parte de la red del SMC a excepción de la de Móra d’Ebre que dejó de funcionar y la de Rasquera que fue trasladada a la vecina población de Ginestar. En 1931 entró en funcionamiento la estación de Riba-roja d’Ebre. El SMC, dirigido por el Dr. Eduard Fontserè, pasó a depender de la Generalitat de Catalunya entre 1931 y 1939, fecha esta última en que con la derrota republicana en la Guerra Civil española fue suprimido.

El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) pasó a ser el organismo competente en materia de meteorología y las estaciones catalanas entraron en su red. Las estaciones de la comarca de Ribera d’Ebre en un primer momento pasaron a depender del Centro Regional del Ebro (Zaragoza) y posteriormente del Centro Meteorológico Territorial en Cataluña (Barcelona) del Instituto Nacional de Meteorología (INM) que, desde el año 2008 se transformó en la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). Desde 1939 en otros cinco pueblos de la comarca se instaló una estación meteorológica (Ascó, La

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Palma d’Ebre, Miravet, La Serra d’Almos y La Torre de l’Espanyol), a las que hay que añadir cinco estaciones más en pueblos que ya tenían una (Ascó, Flix, Miravet y 2 en Riba-roja d’Ebre).

El año 1996 la Generalitat de Catalunya creó de nuevo el Servei Meteorològic de Catalunya y se constituyó una red de estaciones meteorológicas automáticas de las cuales hay 4 en la comarca de Ribera d’Ebre: Ascó, Benissanet, Riba-roja d’Ebre y Vinebre. Finalmente, mencionar que el año 2009 desde el Servei Meteorològic de Catalunya se creó la Xarxa d’Observadors Meteorològics (XOM) de la cual forman parte algunos de los observadores meteorológicos de estaciones de la red AEMET en la comarca de Ribera d’Ebre.

La Figura 3 (arriba) muestra la evolución del número de estaciones meteorológicas operativas a lo largo del periodo 1911-2011 teniendo como variable meteorológica de referencia la precipitación. El número máximo de estaciones se dio en los años 1974 y 1975 con un total de 16, mientras que actualmente el número se ha reducido hasta 12. Destacar que durante los años 1939 y 1940 sólo se registraron datos de una manera continuada en la estación de Tivissa. La misma Figura 3 (abajo) muestra otra perspectiva respecto al número de estaciones disponibles de una manera individualizada con el año de inicio y de finalización de cada una de las estaciones, así como también se puede ver la desaparición de algunas de ellas para volver a estar operativas con posterioridad y la coexistencia de más de una estación en un mismo pueblo, contabilizando un total de 23 estaciones que como mínimo disponían de registros pluviométricos. queda clara también la afectación producida por el conflicto bélico español.

3.2. Un entorno mayoritariamente agrícola, unas estaciones con una amplia variedad de exposiciones y con cambios de localización

La población de la comarca de Ribera d’Ebre en el año 2010 era de 24082 ha-bitantes y de los 17 pueblos que la conforman únicamente la capital comarcal, Móra d’Ebre, supera actualmente los 5000 habitantes. La Tabla 2 muestra la evolución del número de habitantes en las 14 localidades que a lo largo de los últimos 100 años han dispuesto de estación meteorológica teniendo en cuenta los respectivos años de inicio y si actualmente están operativas o no. Como se puede observar, de las poblaciones que actualmente tienen operativa alguna estación meteorológica únicamente en Ascó, Flix y Móra la Nova se ha producido un aumento de población desde que entró la estación en funcionamiento. Ahora bien, el aumento en Ascó es de sólo 4 habitantes y tanto en esta población como en Flix los valores actuales están muy por debajo de los 2017 y 5217 habitantes que, respectivamente, tenían en 1974.

Todas las localidades se encuentran en un entorno marcadamente agrícola, ya sea de regadío con predomino de frutales (cerezos y melocotoneros) en aquellas cercanas al río Ebro o de secano (almendros y olivares). únicamente en el caso de Rasquera y Tivissa se puede considerar que hay masas arbóreas relativamente cercanas al núcleo urbano, situadas en las sierras de Cardó y de Tivissa, respectivamente. Pero si hay un elemento del medio físico a destacar es esta comarca es la presencia del río Ebro.

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Figura 3. Estaciones meteorológicas operativas entre 1911 y 2011

Fuente: Elaboración propia.

Un total de 8 de las localidades que tienen o han tenido estación meteorológica es-tán tocando a su cauce o están muy cercanas a él tanto en su margen derecho como izquierdo. A su vez también hay que tener en cuenta la presencia en el mismo río Ebro de dos embalses: el de Riba-roja d’Ebre situado a unos 5 km al Oeste de la

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población y el de Flix situado en las proximidades del núcleo urbano en dirección Noroeste. También hay pequeños embalses en las proximidades de La Palma d’Ebre y La Serra d’Almos.

Por lo que respecta a la posible influencia de la superficie urbanizada en los regis-tros y teniendo en cuenta que sería necesario llevar a cabo un análisis más minucioso, podemos afirmar que a pesar de que en la mayoría de poblaciones no ha aumentado el número de habitantes si que ha aumentado en mayor o menor medida la superficie urbanizada, destacando los casos de Móra d’Ebre y de Móra la Nova.

El entorno de las propias estaciones también puede variar, así de las 12 estaciones que actualmente están en funcionamiento más las 2 que dejaron de estar operativas en el año 2009, un total de 9 se encuentran en el entramado urbano de la población ya sea en el centro o en el perímetro exterior del mismo, 3 estaciones están en un entorno agrícola rodeadas de cultivos, 1 en un entorno industrial (Fl1) y 1 última (RE3) difícil de clasificar puesto que se encuentra en el espigón de la compuerta del embalse de Riba-roja d’Ebre (Figura 4).

Pero además del entorno del emplazamiento también es necesario documentar si la estación se encuentra a nivel del suelo (patio, explanada, campo, etc.) o bien en algún lugar elevado (tejado, azotea, balcón, etc.), así como también el material del suelo donde se encuentran los instrumentos. Por lo que respecta a la primera información 6 de las 14 estaciones que hemos tomado anteriormente como referencia se encuentran en el suelo y las otras 8 en altura. En el primer caso predominan las que se encuentran en un campo (3 en total), mientras que en el segundo caso 6 se encuentran en una azotea. La distribución de las 14 estaciones teniendo en cuenta el material del suelo da como resultado una importante variedad: en 5 casos el material es tierra (ya sea compactada o cultivada), en 4 casos el material es baldosa y hay 1 estación situada sobre cemento, otra sobre fibrocemento, otra más sobre gravilla y una última sobre tela asfáltica. Finalmente indicar que sólo en 1 estación, la de Tivissa (Figura 5), el suelo está cubierto de césped.

La localización actual de las estaciones no tiene por que ser la misma que en el momento de iniciarse la recogida de los datos meteorológicos, especialmente en

Tabla 2. Evolución del número de habitantes

Localidad Años Habitantes Localidad Años Habitantes

Ascó 1970/2010 1630/1634 La Palma E. 1950/1988 707/479 Benissanet 1910/2010 1923/1263 Rasquera 1920/2010 1455/966 Flix 1920/2010 3275/4061 Riba-roja E. 1930/2010 1853/1336 Ginestar 1920/1989 1618/922 La Serra 1970/2010 390/279 Miravet 1950/2010 1234/798 Tivissa 1910/2010 3485/1391 Móra d’Ebre 1910/1995 3728/4735 La Torre Esp. 1970/1976 876/879 Móra la N. 1910/2010 1806/3238 Vinebre 1920/2010 1055/459

Fuente: elaboración propia.

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Figura 4. Estación meteorológica del SMC en el embalse de Riba-roja d’Ebre

Fotografía: O. Saladié.

aquellas más antiguas. No se ha documentado ningún cambio de localización en 6 de las 14 estaciones que como mínimo han estado operativas hasta el año 2009 (Be1, Be2, As3, RE3, RE4 y Vi2). No obstante hay que hacer notar que de este grupo todas, a excepción de la que ha estado operativa en Benissanet desde 1911 hasta 2009 (Be1), son estaciones automáticas. En dos estaciones (As1 y LS) se ha producido un cambio de localización mientras que en 3 más (Mi1, Ra y RE1) las relocalizaciones han sido dos. Finalmente tanto en la estación que actualmente está operativa en Flix (Fl1) como en la de Móra la Nova se han documentado tres cambios de emplazamiento y la palma se la lleva Tivissa donde entre 1911 y 2011 se han contabilizado un total de seis cambios de localización. No obstante, se ha de hacer constar que las distancias entre los diferentes emplazamientos en el caso de relocalizaciones son en su mayoría poco importantes. Así, en el caso de Tivissa, el cambio más importante por lo que respecta a la distancia entre emplazamientos se produjo en el año 1972 y fue de 250 metros. La Figura 5 muestra una imagen de la estación de Tivissa de mediados de los años 60 del siglo pasado en la azotea donde estuvo entre 1938 y 1972, mientras que la imagen inferior es de la explanada con césped donde se encuentra actualmente.

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Figura 5. Imagen de la estación de Tivissa a mediados de los años 60 del siglo XX (arriba) y en su emplazamiento actual (abajo)

Fotografías: Archivo de la Delegación Territorial en Cataluña de AEMET y O. Saladié

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3.3. Variables meteorológicas, instrumentos, unidades y cálculos

Un total de 5 de las 14 estaciones meteorológicas con datos disponibles como mínimo hasta el año 2009 son automáticas, 5 más son termo-pluviométricas y 4 son únicamente pluviométricas. Las del primer grupo (automáticas) disponen de unos sensores e instrumentos que, con una amplia gama de resoluciones temporales, miden las siguientes variables meteorológicas: temperatura del aire, humedad relativa del aire, presión atmosférica, velocidad y dirección del viento, radiación solar global y precipitación. Estas estaciones automáticas son las cuatro del Servei Meteorològic de Catalunya (As3, Be2, RE3 y Vi2) y una de la Agencia Estatal de Meteorología (RE4). En la Figura 6 (arriba) se muestra la estación automática del SMC en Vinebre.

Las estaciones convencionales pluviométricas (Be1, RE1, Ra y Mi) disponen de un pluviómetro modelo Hellmann (Figura 6-centro). únicamente en el caso de la pri-mera estación de Móra d’Ebre se tiene constancia de un pluviómetro diferente, puesto que tal y como se indica en la cabecera de la ficha pluviométrica que se muestra en la Figura 2 el diámetro del pluviómetro es de 20 centímetros, mientras que el diáme-tro del Hellmann es inferior (Figura 7-arriba). Las estaciones termo-pluviométricas convencionales (As1, Fl1, MN, LS y Ti) tienen el mismo modelo de pluviómetro así como un termómetro de máxima y otro de mínima situados en el interior de un abrigo meteorológico modelo Stevenson (Figura 6-abajo).

En las estaciones convencionales los registros básicos son la precipitación acumulada diaria y la temperatura máxima y mínima absoluta diaria y en algunos casos se regis-tra la temperatura a las 8 de la mañana. A partir del total acumulado de precipitación diaria se derivan las cantidades acumuladas cada 10 días, mensuales, estacionales y anuales. Y en el caso de la temperatura los promedios y oscilaciones diarios, de diez días, mensuales, estacionales y anuales. El cálculo de la temperatura promedio diaria se realiza a partir de la semisuma de la temperatura máxima absoluta y la temperatura mínima absoluta de ese día. Las unidades de medida son milímetros o litros por metro cuadrado en el caso de la precipitación y grados Celsius en la temperatura.

Algunas de las estaciones han dispuesto o disponen de otros instrumentos, como termógrafo, barógrafo, pluviógrafo (Figura 5-arriba), psicrómetro, tanque de evaporación, anemómetro, etc. También se ha dado el caso de estaciones que en origen eran sólo pluviométricas y que actualmente son termo-pluviométricas o bien estaciones que siendo actualmente sólo pluviométricas durante algún tiempo también fueron más completas, tal y como se desprende de la Figura 7 (abajo) referente a una carta datada en el año 1940 del observador de Benissanet donde relaciona los instrumentos con que contaba la estación con anterioridad a la Guerra Civil española y una vez terminada la contienda.

3.4. Los observadores meteorológicos: linajes familiares

Las estaciones automáticas registran de manera continuada multitud de variables meteorológicas y necesitan de un mantenimiento periódico para el buen funcionamiento de los diferentes sensores y calibrarlos en el caso que fuera necesario. En cambio en

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Figura 6. Estación automática del SMC en Vinebre (arriba), estación pluvio de AEMET en Benissanet (centro) y estación termo-pluvio de AEMET en La Serra d’Almos (abajo)

Fotografías: O. Saladié y Archivo de la Delegación Territorial en Cataluña de AEMET.

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Figura 7. Detalle de la parte posterior de una ficha meteorológica de la estación de Riba-roja d’Ebre (arriba) y relación de instrumentos de la estación de Benissanet (abajo)

Fuente: Archivo de la Delegación Territorial en Cataluña de AEMET.

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las estaciones convencionales consta una persona física o bien una institución/empresa como observador responsable. En este segundo caso en la comarca de Ribera d’Ebre actualmente ERCROS es la única empresa que aparece como «observador» de una estación meteorológica, concretamente situada en Flix (Fl1). Sus encargados son el personal del laboratorio. En las otras 8 estaciones convencionales que disponen de datos como mínimo hasta 2009 consta el nombre de una persona como observador, de los cuales únicamente uno es mujer. Se trata de Pilar Pedrola, de Miravet.

Un aspecto interesante a destacar es la tradición familiar en los observadores me-teorológicos. En los cambios de observadores, ya sea por defunción del anterior o por otra circunstancia, hay una evidente vinculación familiar, ya sea de padres a hijos, entre hermanos o bien de suegro a yerno. Se han de destacar los casos de Benissanet (Be1) donde entre 1911 y 2009 ha habido tres generaciones de la familia Cot como encargados de la estación. La muerte del último de estos, Frederic Cot, ha truncado la continuidad de la estación convencional de esta población que en 2011 hubiera llegado a los 100 años. En el caso de Tivissa también ha habido tres observadores de la misma familia entre 1938 y 2011, entre ellos una mujer, Montserrat Brull, a la que sucedió su hermano menor Adolf y a este su hijo Lluís. Otros ejemplos donde la estación ha estado en manos de una misma familia son Riba-roja d’Ebre (RE1) desde el año 1933, Miravet (Mi1)

Figura 8. Encabezado de la carta de Antonio Monclús dirigida al secretario de la Sociedad Astronómica de Barcelona expresando su interés en recibir un pluviómetro

Fuente: Institut Cartogràfic de Catalunya.

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Figura 9. Metadata de las estaciones meteorológicas de Riba-roja d’Ebre y de Tivissa realizadas por sus observadores en el año 1950

Fuente: Archivo de la Delegación Territorial de AEMET en Cataluña.

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desde 1949 y Rasquera desde 1959. También se han detectado cambios de observadores dentro de una misma familia en estaciones que actualmente no están operativas: Ginestar (1944-1989), Móra d’Ebre (1947-1958) y La Palma d’Ebre (1952-1988).

En la actualidad entre los observadores predominan jubilados y agricultores, mientras que entre los primeros observadores de las estaciones más antiguas destacan los farmacéuticos y los maestros de escuela (Figuras 8 y 9). Hay que hacer notar que en la Figura 8 está indicado que Antonio Monclús era «profesor nacional» en Ginestar y en cambio en 1917 Antonio Monclús aparece como observador encargado de la es-tación de la vecina población de Rasquera. Desconocemos la causa de dicho cambio, pero cuatro años más tarde el observador trasladó los instrumentos desde Rasquera hasta Ginestar, tal y como se indica en una ficha pluviométrica mensual de Rasquera: «l’observador Sr. Monclús i el pluviòmetre han sigut trasladats a Ginestar».

Los propios observadores en muchos casos nos han facilitado enormemente la tarea de realizar la historia de las estaciones meteorológicas gracias a que ellos mismos ya realizaron una metadata, presuponemos que a petición del Servicio Meteorológico Nacional, tal y como se puede observar en la Figura 9. En el primer caso el observador de la estación de Riba-roja d’Ebre (RE1) en 1950 indica quién fue el observador con anterioridad y cuándo entró la estación en funcionamiento. Ya mucho más completa es la relación hecha por el observador de Tivissa en el mismo año 1950, donde aparecen el nombre de los distintos observadores, sus profesiones, la variables meteorológicas registradas, los periodos con lagunas de datos y la persona que auspició la estación en 1911, el Dr. Ramón Jardí natural de Tivissa e inventor del pluviógrafo de intensidades que lleva su nombre.

3.5. Series climáticas de la comarca de Ribera d’Ebre potencialmente utilizables en estudios sobre variabilidad climática

Como apartado final de este capítulo dedicado a los resultados se indican cuáles de las estaciones meteorológicas de la comarca de Ribera d’Ebre son potencialmente válidas para ser utilizadas en estudios sobre variabilidad climática, teniendo en cuenta que antes llegar a este fin tanto la calidad como la homogeneidad de los registros tienen que ser previamente comprobada. Tres son los requisitos impuestos: que la estación esté actualmente operativa, que tenga un número mínimo de 40 años de registros y que el número de lagunas en los registros sea poco importante. El resultado son 9 series de precipitación y sólo 3 series de temperatura. Las series de precipitación son:

I) Ascó: 1967-2011

La serie de Ascó estaría compuesta por los registros de la estación convencional perteneciente a la red AEMET (As1) entre 1967 y 1998 (actualmente no operativa) y los de la estación automática de la misma población de la red SMC (As3) entre 1999 y 2011. Con esta composición se introduce un evidente punto de ruptura en el año 1998, al que se ha de añadir otro de potencial en 1990 debido a un cambio de localización

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interno en la propia estación convencional cuando el observador, Jaume Anguera, trasladó el pluviómetro desde el balcón de su casa hasta el huerto anexo a dicha casa. La discontinuidad de 1998 es evidente puesto que se produce un importante cambio de localización (4,5 km), de instrumento y de entorno (de huerto en el interior del núcleo urbano a campo agrícola situado en las afueras con presencia de cultivos arbóreos).

II) Benissanet: 1911-2011

Como en el caso de Ascó, la serie de Benissanet estaría compuesta por los datos de la estación convencional (Be1) entre 1911 y 1993 (actualmente no operativa) y los datos de precipitación de la estación automática de la misma población (Be2) desde 1994 hasta la actualidad. Con esta composición se introduce una discontinuidad en 1993. Se ha producido un cambio de localización (400 metros de distancia), un cambio de exposición (de estar en una azotea a una explanada a nivel del suelo), de instrumento y de entorno (del interior al exterior del núcleo urbano). A su vez indicar la falta de datos durante el periodo 1937-1940.

III) Flix: 1917-2011

Aunque desde sus orígenes la estación meteorológica de Flix (Fl1) ha estado siempre en el interior del perímetro de la empresa ERCROS (antiguamente Sociedad Electroquímica de Flix), a lo largo de los últimos 94 años se han documentando un total de 3 cambios de localización. No obstante, sólo hemos podido fechar el que se produjo en 1977. Destacar que se han producido cambios en la exposición, pasando de estar a nivel del suelo a situarse en la azotea de un edificio. No hay datos disponibles entre 1937 y 1941.

IV) Miravet: 1949-2011

Desde que en el año 1949 empezaron los registros de precipitación en una esta-ción del Servicio Meteorológico Nacional en Miravet (Mi1) el pluviómetro ha estado localizado en la casa de los observadores en el núcleo urbano de la población, primero Joan Pedrola y desde 1993 su hija Pilar. Hasta el año 2005 estuvo en un patio interior, aunque el pluviómetro estaba sostenido por una barra que lo elevaba por encima de las paredes. A partir de entonces se situó en la azotea de la casa.

V) Móra la Nova: 1915-2011

La serie de Móra la Nova se ha compuesto con los registros de precipitación de la estación de la vecina población de Ginestar, actualmente no operativa, razón por la

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cuál es evidente la generación de como mínimo una inhomogeneidad. Así pues, entre 1915 y 1938 los datos se corresponden con la primera estación de Móra la Nova (SAB y SMC), habiendo documentado un cambio de localización y de observador en el año 1936 (unos 150 metros de distancia). Los datos de la estación de Ginestar van de 1942 a 1982, con un cambio de localización en el año 1944 (distancia de 175 metros). El cambio importante por lo que respecta a la distancia es el debido a la composición entre los registros de Móra la Nova y Ginestar: 5 km. Finalmente desde 1983 los datos vuelven a ser los registrados en una estación de Móra la Nova, curiosamente en el mismo edificio donde estuvo entre 1936 y 1938 a cargo de Joan Nogués, puesto que el actual observador, Antonio Veciana, es su yerno. No se dispone de datos entre los años 1939 y 1941.

VI) Rasquera: 1959-2011

Aunque existen datos de precipitación en una estación que estuvo operativa en Rasquera entre 1917 y 1921, la serie continua de precipitación es la que empieza en el año 1959 gracias a un pluviómetro situado en la azotea de una casa localizada en frente de la iglesia de la población, propiedad de Josep Benaiges. Hacia el año 2001 hubo una remodelación de la azotea. También ha habido un cambio de observador siendo actualmente Jesús Benaiges, hijo del anterior.

VII) Riba-roja d’Ebre: 1931-2011

Un total de 4 observadores y 2 cambios de localización se han documentado a lo largo de los 80 años de vida de la estación convencional pluviométrica de Riba-roja d’Ebre (RE1). Los dos primeros años estuvo a cargo de un maestro de la escuela de la población, para desde entonces quedar al cuidado de la familia Arbolí-Anguera. Entre 1933 y 1957 Manuel Arbolí, desde entonces y hasta 1991 su hijo Joan Arbolí y a este le sustituyó su yerno, Josep Anguera, hermano del observador de Ascó. Los cambios de localización se produjeron en 1933 y 1980, pasando primero de estar en una azotea a estar en un huerto y desde 1981 en un tejado. No se dispone de datos entre 1938 y 1941.

VIII) La Serra d’Almos: 1971-2011

Cuarenta años son los que cumple en 2011 la estación meteorológica de la red AEMET situada en la población de La Serra d’Almos durante los cuales el observador ha sido Josep Borrell. Hasta 1991 estuvo localizada en la azotea de la casa propiedad del observador en el núcleo urbano de la población. Desde entonces se encuentra en una explanada situada en un campo agrícola a unos 300 metros del primer emplazamiento.

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IX) Tivissa: 1911-2011

El año 2011 es el del centenario de la estación meteorológica de Tivissa durante los cuales se han producido hasta 6 cambios de localización, tal y como se ha comentado en el apartado 3.2 y con un total de 6 observadores diferentes. La Figura 9 (abajo) muestra la relación de los mismos, a la cual faltaría añadir el nombre de Lluís Brull, hijo del anterior observador. Desde finales del año 1993 la estación se encuentra en una explanada en el extremo suroccidental del núcleo urbano, hasta entonces siempre se había situado en azoteas o tejados, ya sea de casas particulares o en la del edificio del Ayuntamiento donde estuvo a cargo del alguacil municipal entre 1935 y 1937.

Frente a las 9 series de precipitación sólo hay 3 series de temperatura con como mínimo 40 años de registros y actualmente en funcionamiento, estaciones que también disponen de datos de precipitación: Flix (1941-2011), La Serra d’Almos (1971-2011) y Tivissa (1912-2011). En estos tres casos se dispone de un abrigo modelo Stevenson en el interior del cual se encuentran un termómetro de máximas y un termómetro de mínimas. En el caso de Flix se encuentra situado en la misma azotea del edificio donde se encuentra el pluviómetro modelo Hellmann y el suelo es de gravilla. Tam-bién estuvieron en altura los de La Serra d’Almos y de Tivissa hasta 1991 y 1993, respectivamente. Actualmente se encuentran a nivel del suelo, sobre tierra en el primer caso y sobre césped en el segundo.

4. CONCLUSIONES

La comarca catalana de Ribera d’Ebre dispone de una historia sobre quién, dónde y cómo se ha realizado la observación meteorológica durante los últimos 100 años. Se trata de la historia de las diferentes estaciones meteorológicas que a lo largo de los años han existido en esta comarca. También es la historia de los hombres y las mujeres que de una manera voluntaria y desinteresada se han encargado de recoger sistemáticamente datos de diferentes variables meteorológicas, especialmente lluvia y temperatura. Se ha generado pues, tal y como estaba planteado en los objetivos de este trabajo, la metadada de las estaciones meteorológicas.

El éxito de haber alcanzado los objetivos planteados ha sido posible gracias a la combinación de una exhaustiva búsqueda en archivos y un minucioso trabajo de campo. En el archivo del Institut Cartogràfic de Catalunya se ha consultado el fondo del antiguo Servei Meteorològic de Catalunya (SMC) y el fondo de la Societat Astronòmica de Barcelona (SAB). También se ha tenido acceso al archivo de la Delegación Territorial en Cataluña de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). El trabajo de campo ha consistido en la visita a los ayuntamiento de los pueblos de Ribera d’Ebre que han tenido o tienen en la actualidad una estación perteneciente a alguna red meteorológica oficial, así como también en la visita a los observadores encargados de las estaciones en esta comarca que están actualmente en funcionamiento. Personas que nos han abierto las puertas de su casa, nos han enseñado el emplazamiento de los instrumentos y nos han facilitado toda la información solicitada.

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El resultado es la historia de veintitrés estaciones meteorológicas repartidas entre catorce de los diecisiete pueblos que conforman la comarca de Ribera d’Ebre: Ascó, Benissanet, Flix, Ginestar, Miravet, Móra d’Ebre, Móra la Nova, La Palma d’Ebre, Rasquera, Riba-roja d’Ebre, La Serra d’Almos, Tivissa, La Torre de l’Espanyol y Vi-nebre. Los primeros datos documentados son del año 1911 y corresponden a registros de precipitación de un observatorio situado en Móra d’Ebre, mientras que los primeros datos de temperatura son del año 1912 registrados en el observatorio de Tivissa. De estas veintitrés estaciones documentadas, actualmente sólo 12 están operativas, de ellas 7 pertenecen a la red de estaciones de la Agencia Estatal de Meteorología, 4 a la del Servei Meteorològic de Catalunya y 1 última de «no oficial» pero que se ha creído necesario tenerla en cuenta en este trabajo. Las cuatro que pertenecen al SMC y una de AEMET son automáticas, mientras que el resto son convencionales, ya sean termo-pluviométricas o únicamente pluviométricas.

Para cada una de las estaciones se han documentado diferentes aspectos, como su localización y los cambios de emplazamiento que se han producido, los observadores, el entorno de la estación, el material del suelo, las variables meteorológicas registradas y los instrumentos. No obstante, a pesar de haber podido recuperar mucha informa-ción, han quedado algunas lagunas pendientes de resolver. Los resultados mostrados son una síntesis de la gran cantidad de información recopilada para cada una de las estaciones meteorológicas analizadas en este trabajo. Información más detallada sobre cualquiera de ellas puede ser solicitada por medio de correo electrónico ([email protected]). Esta información sobre las estaciones meteorológicas es básica en aras de realizar estudios sobre la variabilidad climática de un territorio. Disponer de una buena base de datos con la historia de los observatorios (metadata) es disponer de una herramienta complementaria a los diferentes tests y pruebas estadísticas que se aplican a los registros con el objetivo de comprobar su calidad y su homogeneidad. Recoger y compilar la metadata de los observatorios es una línea prioritaria de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

Es nuestro deseo que la elaboración de la historia de los observatorios meteo-rológicos de la comarca de Ribera d’Ebre y la creación de una base de datos con su metadada sea el punto de partida de futuros trabajos de investigación en este sentido y que tengan como área de estudio tanto otros territorios de Cataluña como del con-junto de España.

5. AGRADECIMIENTOS

Este estudio ha sido posible gracias a la Agència de Gestió d’Ajuts Universita-ris i de Recerca (AGAUR) del Departament d’Universitats, Recerca i Societat de la Informació de la Generalitat de Catalunya que concedió una ayuda en el marco de la convocatoria del programa ACOM (2006ACOM 00068), solicitada por el Centre d’Estudis de la Ribera d’Ebre. Agradecer también a las tres instituciones sin las cuales no hubiera sido posible realizar este trabajo: Agencia Estatal de Meteorología, Institut Cartogràfic de Catalunya y Servei Meteorológic de Catalunya. Un agradecimiento

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muy especial a los actuales observadores de las estaciones meteorológicas de la co-marca de Ribera d’Ebre, así como a los familiares de aquellos que lo fueron, por la información documental y oral que guardan y que nos facilitaron tan generosamente. Agradecer al Ministerio de de Ciencia e Innovación por la financiación del los proyectos «Cambios en la frecuencia, intensidad y duración de eventos extremos en la Península Ibércia» (CAFIDEXPI, CGL2007-65546-C03-02) e «Innovación territorial y modelos de desarrollo en destinos turísticos litorales. Análisis a diferentes escalas temporales» (INNOVATUR, CSO2008-01699). Finalmente, nuestro agradecimiento a dos revisores anónimos por sus comentarios y sugerencias que han permitido mejorar el artículo.

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PRECIPITACIONES EXTREmAS Y SUS ImPLICACIONES EN PROCESOS DE REmOCIÓN EN mASA EN LA PLANIFICACIÓN URBANA DE TAmPICO, mÉXICO

Diego Sánchez González*

Recibido: 13-01-11. Aceptado: 06-07-11. BIBLID [0210-5462 (2011-1); 48: 135-159].

PALABRAS CLAVE: Peligros naturales, precipitaciones extremas, procesos de remoción en masa, gestión de los riesgos, planificación urbana, Tampico, méxico.KEYWORDS: Natural hazards, extreme precipitation, mass movement processes, geomor-phic hazards, risks administration, urban planning, Tampico, mexico.mOTS-CLÉS: Dangers naturels, précipitations extrêmes, processus de glissements de te-rrain, gestion des risques, planification urbaine, Tampico, mexique.

RESUMEN

La investigación analiza la peligrosidad y exposición de las precipitaciones extremas y sus implicaciones en la evaluación y zonificación de los procesos de remoción en masa en la ciudad de Tampico, localizada en la cuenca baja del río Pánuco, México. La metodología emplea un Sistema de Información Geográfica para la agregación de los datos hidrometeorológicos y geo-morfológicos, posibilitando el análisis de las variaciones espacio-temporales de las precipitaciones extremas, y sus implicaciones en la evaluación y zonificación de los procesos de remoción en masa, necesarios para la planificación urbana de Tampico. Los resultados indican que la distri-bución de las precipitaciones extremas favorece la alta agresividad climática, determinante de los procesos de erosión del suelo y de los peligros geomorfológicos, como desprendimientos y flujos de detritos, en el área de estudio. Asimismo, en los próximos años se prevé el aumento de los procesos de remoción en masa asociados a factores ambientales, por un incremento de la ocurrencia e intensidad de las precipitaciones extremas, y a factores antrópicos, por el creci-miento de la población y viviendas expuestas a áreas inestables.

ABSTRACT

The study analyzed the frequency and exposure of extreme precipitations and their implica-tions for assessment and zoning of mass movement processes in the Tampico city, located in the lower river basin Pánuco, Mexico. The methodology employs a Geographic Information System for the aggregation of hydrometeorological and geomorphological data, making the analysis of spatio-temporal variations of extreme precipitations, and their implications for assessment and zoning of mass movement processes, necessary for urban planning in Tampico. The results indicate that the distribution of extreme precipitations favors the high aggressiveness climatic,

*. Profesor titular de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, México. [email protected]

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which determines the soil erosion processes and geomorphic hazards such as falls and debris flows in the study area. Also in the coming years is expected to increase the mass movement processes related to environmental factors, for the increased occurrence and intensity of extreme precipitations, and to human factors, for the growth of population and dwellings exposed to areas unstable.

RESUMÉ

La recherche analyse le danger et l’exposition aux précipitations extrêmes et les consé-quences pour l’évaluation et le zonage des processus de glissement de terrain dans la ville de Tampico, situé dans le bassin inférieur du fleuve Panuco, au Mexique. La méthode emploie un système d’information géographique pour l’agrégation des données hydrométéorologiques et géomorphologiques, ce qui rend l’analyse des variations spatio-temporelles des précipitations extrêmes et leurs conséquences pour l’évaluation et le zonage des processus de glissement de terrain, nécessaires à la planification urbaine à Tampico. Les résultats indiquent que la distribution des précipitations extrêmes favorise l’agressivité élevée climatique, ce qui détermine le proces-sus d’érosion des sols et les dangers géomorphologiques tels que les glissements de terrain et coulées de débris dans la zone d’étude. Egalement dans les années à venir devrait augmenter les processus de glissement de terrain liés à des facteurs environnementaux, par l’augmentation de fréquence et l’intensité des précipitations extrêmes, et les facteurs humains, par sur la croissance de la population et des habitations exposées à des domaines instables.

1. INTRODUCCIÓN

El contexto actual de cambio climático exige ampliar el conocimiento sobre las variaciones espaciales y temporales de las precipitaciones extremas, asociadas a un aumento de la frecuencia e intensidad de los ciclones tropicales en el Golfo de México (IPCC, 2007). Se prevé que las variaciones de frecuencia e intensidad de las precipita-ciones intensas en 24 horas favorecerán un incremento de los procesos geomorfológicos dinámicos, como remociones en masa, que provocarán un aumento de las pérdidas humanas y materiales (ARISTIZáBAL y YOKOTA, 2006).

Las precipitaciones intensas son eventos hidrometeorológicos extremos de gran intensidad, baja frecuencia temporal y aparente distribución espacial irregular, que pro-vocan peligros naturales de tipo geomorfológico, como procesos de erosión superficial, movimientos de masa, inundaciones fluviales, arroyamiento torrencial, y cambios en los cauces y en las llanuras aluviales, que desencadenan desastres, afectando a pobla-ciones, viviendas e infraestructuras (BEGUERíA y LORENTE, 1999).

Diferentes investigaciones (MÉNDEZ et al., 2008) han analizado la variabilidad climática regional en México, prestando especial atención a la distribución de las pre-cipitaciones por sus repercusiones en el manejo de los recursos naturales y la gestión del riesgo, así como en el desarrollo económico y social. Igualmente, se han documen-tado las implicaciones de las precipitaciones intensas en las inundaciones regionales y urbanas del país (GARNICA y ALCáNTARA, 2004). Sin embargo, otros procesos geomorfológicos asociados a estos fenómenos climáticos, como las remociones en masa,

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no han sido suficientemente estudiados por la complejidad de analizar su ocurrencia, parcialmente aleatoria e incierta (CHIVITá, 2008). Al mismo tiempo, en América Latina la confusión terminológica por el uso frecuente de «deslizamientos» como sinónimo de «procesos de remoción en masa», imputada a deficientes traducciones anglosajonas, no ha contribuido a avanzar en el conocimiento de estos procesos geomorfológicos y a una adecuada gestión del riesgo (ALCáNTARA, 2000).

En México se estima que 34,9 millones de habitantes residen en zonas de riesgo por inundación (CENAPRED, 2004). Sin embargo, en el país no se tienen estimaciones de la población en riesgo por los procesos de remoción en masa, sobre todo, asociados a lluvias intensas.

En el año 2007 en el país se consignaron más de 824 millones de euros para paliar los desastres provocados por fenómenos naturales en uno de cada cuatro municipios del país, asignando el 55% del presupuesto total a combatir los efectos de las precipitaciones extremas. Ese año en los Estados de Chiapas, Oaxaca, Jalisco, Veracruz y Tamaulipas se destinaron más de 100 millones de euros a paliar los desastres por procesos de remoción en masa asociados a lluvias extremas (Secretaría de Gobernación, 2008).

Algunos estudios (MARDONES y VIDAL, 2001) han indicado la importancia de incrementar el conocimiento sobre la evaluación y zonificación de los riesgos geomorfológicos, como instrumento para la planificación urbana. La evaluación y zonificación de los riesgos naturales son objetivos fundamentales de la planificación urbana y la ordenación del territorio, que permite orientar el uso adecuado del espacio urbano y regional, compatibilizando la intensidad de su ocupación con la fragilidad del entorno geográfico.

A continuación, se presenta un estudio de caso, la ciudad de Tampico, ubicada en la desembocadura de la cuenca baja del río Pánuco en el Golfo de México, que de manera periódica padece desastres, en forma de inundaciones y remociones en masa, como desprendimientos y flujos, por efecto de las precipitaciones extremas asociadas a ciclones tropicales. Entre los años 2007 y 2008 en el municipio se registraron pre-cipitaciones intensas superiores a 150 mm en 24 horas, que desencadenaron procesos de remoción en masa, ocasionando 3 muertos, 50 viviendas afectadas y cortes de vías públicas (CNA, 2008). Sin embargo, en las urbes mexicanas, como Tampico, no se tienen estimaciones de los cuantiosos y costosos efectos, sobre todo, indirectos e intangibles, que provocan cada año estos fenómenos naturales, como las pérdidas económicas en el sector público y privado, los problemas de salud y los cortes de agua potable, entre otros daños (CENAPRED, 2004; LEKUTHAI y VONGVISES-SOMJAI, 2001).

El presente estudio pretende favorecer el conocimiento sobre la peligrosidad y exposición de las precipitaciones intensas en 24 horas en Tampico, a través de la evaluación de las variaciones espacio-temporales de estos fenómenos extremos y sus implicaciones en la zonificación de las áreas urbanas expuestas a los procesos de re-moción en masa, como desprendimientos y flujos de detritos. La metodología emplea un Sistema de Información Geográfica para la agregación cartográfica de los datos biofísicos y sociodemográficos, y favorecer la evaluación y zonificación de procesos geomorfológicos dinámicos por precipitaciones extremas en el área de estudio.

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En la investigación se suscitan algunas cuestiones importantes: ¿Se está incre-mentando la peligrosidad de las precipitaciones extremas en el área metropolitana de Tampico y la cuenca baja del río Pánuco? ¿Con qué ocurrencia e intensidad se producen las precipitaciones extremas en el área de estudio? ¿Cuándo se prevé un incremento de las precipitaciones extremas en la ciudad? ¿qué sectores urbanos de Tampico están más expuestos a los procesos de remoción en masa por lluvias intensas? ¿qué pobla-ción y viviendas de la ciudad se encuentran en situación de emergencia climática por remociones en masa asociadas a precipitaciones extremas?

2. OBJETIVOS Y METODOLOGíA

En la evaluación y zonificación de los riesgos naturales en áreas urbanas es nece-sario determinar los patrones espacio-temporales de los fenómenos naturales, a partir de la peligrosidad, exposición y vulnerabilidad. La peligrosidad se establece a partir de la frecuencia e intensidad del evento, así como de la fragilidad del sistema natural (condicionada por sus elementos internos) (BRIGNARDELLO, 1997). Mientras que, la exposición se refiere al territorio, la población y la vivienda expuestos a un peligro. Por su parte, la vulnerabilidad se corresponde con la capacidad de respuesta intrínseca de una comunidad y territorio expuestos a padecer un daño (CARDONA, 2003).

El objetivo general del estudio es analizar la peligrosidad y exposición de las preci-pitaciones extremas y sus implicaciones en la evaluación y zonificación de los procesos de remoción en masa en la ciudad de Tampico, México. De igual forma, la investigación persigue ampliar el conocimiento sobre la influencia de las variaciones temporales de las precipitaciones sobre la agresividad climática, determinante de los procesos de erosión del suelo y de los peligros geomorfológicos en el área de estudio. También, se evalúan los patrones espacio-temporales de las precipitaciones extremas, así como sus periodos de retorno, y su incidencia en la exposición y zonificación de los procesos de remoción en masa a escala de sector urbano en la ciudad. Además, el estudio trata de contribuir a la planificación urbana y la gestión de los riesgos geomorfológicos dinámicos provocados por lluvias extremas en Tampico y, en general, en las ciudades del Golfo de México.

La metodología emplea un Sistema de Información Geográfica para la agregación de los datos cartográficos climáticos, hidrometeorológicos y geomorfológicos, así como de los datos estadísticos del último Conteo de población y vivienda a nivel de sector urbano y AGEB en el municipio de Tampico (SMN-CNA, 2005; INEGI, 2005). Asimismo, en el trabajo se emplearon fuentes primarias procedentes de un trabajo de campo, realizado entre Octubre del año 2005 y Diciembre del año 2008, consistente en visitas periódicas en el área de estudio.

En los análisis de los datos, especificados en los siguientes apartados, se empleó un software diferente, como Statistical 8.0, que permitió realizar diferentes análisis estadísticos para el cálculo del índice Modificado de Fournier y Ley de Probabilidad de Gumbel. Por otra parte el programa ArcGIS 9.3, que posibilitó los análisis geoes-tadísticos, como el método de Inverse Distance Weighted (IDW).

El cálculo de los períodos de retorno de las precipitaciones extremas para el área de estudio presenta problemas asociados a los datos de partida (BEGUERíA y LO-

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RENTE, 1999; GUENNI et al.ii, 2008). La deficiencia en los registros pluviométricos disponibles y la circunstancia de trabajar con valores extremos de la distribución, repercute negativamente en el establecimiento de una precisa cartografía del riesgo de precipitaciones extremas para la ciudad. Esta circunstancia incrementa la complejidad para estimar el grado de susceptibilidad de los procesos de remoción en masa por pre-cipitaciones extremas. Debido al error previsible, se tomaron con prudencia los valores asociados a los periodos de retorno proyectados, así como se partió de los datos de las estaciones próximas al área de estudio, emplazadas en la cuenca baja del río Pánuco.

3. LA CIUDAD DE TAMPICO COMO áREA DE ESTUDIO

El municipio de Tampico se localiza en el Sureste del Estado de Tamaulipas en la zona costera del Golfo de México, concretamente en el área metropolitana de Tampico, México, en las coordenadas 22º 15’ 19” latitud Norte y 97º 52’ 07” longitud Oeste, y colindando al Norte y al Este con los municipios tamaulipecos de Altamira y Ciudad Madero, respectivamente, al Oeste con el sistema lagunario Chairel-Tamesí, y al Sur, a través del río Pánuco, con los municipios de Pánuco y Pueblo Viejo, ambos en el Estado de Veracruz (Figura 1).

El término municipal, habitado por 303.924 habitantes (INEGI, 2005), representa el 0,2% de la superficie total del Estado de Tamaulipas, y se extiende sobre 117 km2, distribuidos entre los 53,6 km2 del casco urbano, que constituyen el 45,8% del tér-mino, los 1,98 km2 de la laguna urbana de El Carpintero, y los 61,4 km2 del Sistema Lagunario Chairel-Tamesí. Se desprende que casi la mitad del territorio está ocupado por aguas superficiales, que favorecen el riesgo de inundación.

La geomorfología del área de estudio está determinada por lomeríos y llanuras aluviales inundables de la Planicie Costera Tamaulipeca del Golfo de México, defini-da por la cuenca baja del río Pánuco y gestada en el Cenozoico (Figura 1). La suave topografía dominante no está exenta de terrazas aluviales con pendientes pronunciadas (> 30%) y alteradas por factores ambientales y antrópicos, que favorecen los procesos geomorfológicos dinámicos. Algunos estudios (HUDSON, 2004) han evidenciado que la zona de estudio ya sufría desastres por procesos geomorfológicos dinámicos desde el Holoceno tardío.

El clima dominante es tropical subhúmedo, cálido y extremoso, con temperaturas medias anuales de 24,8 ºC, alcanzando los 40,3ºC entre los meses de Abril y Mayo, y está influido por los vientos alisios y los ciclones tropicales. De la misma manera, se suelen registrar precipitaciones anuales entre 789 a 1,132 mm., aunque el 80% de las mismas se producen entre los meses de Junio a Octubre, coincidiendo con la época de huracanes en el Golfo de México. Igualmente, la existencia de ciclones tropicales recurrentes favorecen las precipitaciones intensas en 24 horas, que generan peligros de tipo geomorfológico.

Tampico se emplaza en la región hidrográfica de la cuenca baja del río Pánuco, más concretamente en la desembocadura de los ríos Pánuco y Tamesí (Figura 1). Las inundaciones de dichas cuencas son repentinas, arrastrando gran volumen de mate-

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Figura 1. Localización geográfica y geomorfología del área metropolitana de Tampicoen la cuenca baja del río Pánuco. Golfo de México. Años 2010.

Fuente: INEGI (2005): Carta Geomorfológica. Escala 1:50.000. Cálculos y elaboración propia.

riales y agua contaminada por descargas urbanas, industriales y, sobre todo, agrícolas (ADAME y ESTRADA, 2003).

En síntesis, la localización geográfica del municipio en la planicie tamaulipeca del Golfo de México, sobre una llanura aluvial inundable en la desembocadura de la cuenca baja del río Pánuco, así como la presencia de vasos lacustres y lagunas urbanas, favorecen los procesos de remoción en masa e inundaciones, asociados a precipitaciones intensas por ciclones tropicales recurrentes (JIMÉNEZ y SáNCHEZ, 2007).

4. VARIABILIDAD TEMPORAL DE LAS PRECIPITACIONES Y AGRESIVIDAD CLIMáTICA

A continuación, se analiza la variabilidad temporal de las precipitaciones y sus implicaciones en la agresividad climática, que favorece los procesos erosivos de pér-dida de suelo y los peligros geomorfológicos en Tampico y su región, la cuenca baja del río Pánuco.

PRECIPITACIONES EXTREMAS Y SUS IMPLICACIONES EN PROCESOS DE REMOCIÓN EN MASA… 141

Cuadernos Geográficos, 48 (2011-1), 135-159

Diversas publicaciones (GARCíA, 2003) confirman la compleja variabilidad espacio-temporal de las precipitaciones en el Golfo de México, asociada a la lati-tud, proximidad al mar, orografía y rasgos de la circulación atmosférica. Entre los años 1961 y 1999 en el área de estudio la heterogénea distribución temporal de las precipitaciones medias mensuales favoreció los peligros naturales (Cuadro 1). En el periodo analizado en Tampico se produjo un significativo descenso de las preci-pitaciones medias anuales registradas de 1.132,6 mm hasta situarse en 937,8 mm a partir del año 1980 (SMN-CNA, 2005), lo que supuso una reducción media del 17,2% anual en las dos últimas décadas. Algunos expertos (MÉNDEZ et al., 2008) asocian el descenso de precipitaciones medias anuales en la región a la influencia del fenómeno del Niño.

En Tampico la variabilidad temporal de las precipitaciones medias mensuales no es uniforme a lo largo del año (Cuadro 1), debido a la influencia de los ciclones tropicales durante el verano y el otoño, estaciones en las que se concentran más del 80% de las precipitaciones anuales, y la acción de los ciclones extratropicales en el invierno. En los meses de Junio a Octubre se superan los 132 mm, con máximas de 275 mm en Septiembre, a la inversa, entre Enero y Abril las precipitaciones no exceden los 27,2 mm., registrándose la mínima en Marzo, con sólo 15,3 mm (Cuadro 1).

Seguidamente, se evalúan las implicaciones de la distribución temporal de las precipitaciones en la agresividad climática por lluvias, causante del proceso erosivo de pérdida de suelos y de los peligros geomorfológicos en el área de estudio. Para ello, se ha determinado el índice Modificado de Fournier (IMF) (LOBO et al.i., 2006) a partir de la variabilidad temporal de las precipitaciones registradas en las estaciones climáticas de la cuenca baja del río Pánuco entre los años 1966 y 1999 (SMN-CNA, 2005) (Cuadro 1). El índice Modificado de Fournier (IMF) calcula las precipitaciones con características erosivas en un año y una estación climática dada, a partir de la sumatoria de las precipitaciones correspondientes a los meses del año elevadas al cuadrado (pm2) y dividida por la precipitación media anual (P), mediante la siguiente ecuación:

En el área de estudio el índice Modificado de Fournier muestra una desigual distribución de la agresividad climática por precipitaciones, cuyos valores más altos, por encima de 160 mm., se localizan en estaciones próximas a las sierras, como Tierra Blanca (272,9 mm.) y Ocampo (261,7 mm.), y en la desembocadura del río Pánuco, como Tampico (164,6 mm.) (Cuadro 1). A la inversa, en la mayoría de las estaciones ubicadas en la planicie tamaulipeca se encuentran los valores más bajos y una agre-sividad climática moderada, como Magiscatzin (115.1) y González (112,7 mm.). De los resultados, se deduce que en la cuenca baja del río Pánuco existe una alta y muy alta agresividad climática asociada a la distribución temporal de las precipitaciones a lo largo del año.

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5. EVALUACIÓN DEL PELIGRO DE PRECIPITACIONES EXTREMAS EN EL áREA DE ESTUDIO

En el apartado se analiza la variabilidad espacio-temporal de las precipitaciones extremas, evaluando su probabilidad y periodos de retorno, así como su distribución espacial en el área de estudio.

Diferentes expertos (PEñA et al., 1993; MATíAS-RAMíREZ et al., 2007) indican que precipitaciones máximas diarias superiores a 70 mm y acumulaciones de lluvia superiores a 140 mm en 3 días producen procesos geomorfológicos dinámicos, como remociones en masa e inundaciones.

La distribución temporal de las precipitaciones máximas diarias y precipitaciones medias mensuales en Tampico, son similares y más proclives en los meses de verano y otoño, coincidiendo en la época de huracanes (Cuadro 1 y Figura 2). Asimismo, se produce una correlación significativa de 0,68 entre las precipitaciones máximas diarias y precipitaciones medias mensuales. Del mismo modo, en la época de ciclones tropicales se pueden registrar precipitaciones máximas diarias superiores a las precipitaciones esperadas para todo un mes, como por ejemplo en Junio (122%) y Julio (119%). Además, en el mes de Diciembre se produce el valor más significativo, recogiéndose hasta 5 veces más precipitaciones en un solo día (248,2 mm) que la esperada para todo el mes (48,3 mm).

En el gráfico (Figura 2) se observa la variabilidad temporal de las precipitaciones máximas diarias en los meses del año en Tampico, destacando que los valores más altos se concentran en Diciembre y Junio, con 248,2 y 243 mm en 24 horas respec-tivamente. En 9 meses del año se registran precipitaciones máximas diarias absolutas por encima del umbral de peligrosidad geomorfológica, y sólo en Febrero, Marzo y Abril los valores se sitúan por debajo de 70 mm. El resultado del análisis muestra la ocurrencia e importancia de las precipitaciones intensas en 24 horas en los peligros geomorfológicos, sobre todo, en la época de ciclones tropicales en la ciudad, coinci-diendo con estudios similares (JáUREGUI y ZITáCUARO, 1995).

A continuación, se analiza la variabilidad espacial de las precipitaciones máximas diarias y precipitaciones medias anuales en las estaciones climáticas de la cuenca baja del río Pánuco. Diferentes expertos (BEGUERíA y LORENTE, 1999) han indicado la complejidad de realizar estudios sobre patrones espaciales de distribución de precipita-ciones extremas a partir de los datos de una sola estación próxima al área de estudio. Mediante el software ArcGis 9.3, se procedió a realizar un análisis geoestadístico, a través del método de Inverse Distance Weighted (IDW), que permite crear una superficie interpolada a partir de los datos de precipitaciones, y obtener un modelo espacial de distribución de las precipitaciones máximas diarias y precipitaciones medias anuales, a partir de los datos en los años 1961 y 1999 en la cuenca baja del río Pánuco (Figura 3).

El análisis geoestadístico reflejó patrones espaciales similares de distribución de las precipitaciones medias anuales y precipitaciones máximas diarias (Figura 3), cuyos valores correlacionan en un 0,54. La gráfica de regresión (Figura 4) indica que las estaciones que registran altas precipitaciones medias anuales tienden a presentar altas precipitaciones máximas diarias, principalmente en las estaciones próximas a las

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Figura 2. Distribución de las precipitaciones máximas diarias absolutas según umbralde peligrosidad geomorfológica y mes del año. Ciudad de Tampico, México.

Años 1961-1999. (Datos en mm)

(*) Umbral de peligrosidad establecido en 70 mm a partir de diferentes expertos (PEñA et al., 1993) y adaptada al área de estudio.Fuente: SMN-CNA (2005): Normales climatológicas del Observatorio Sinóptico de Tampico 1961-1999. Cálculos y elaboración propia.

sierras, como Tierra Blanca (1942 y 371 mm, respectivamente). A la inversa, en las estaciones ubicadas de la planicie tamaulipeca se localizan los valores más bajos, como Magiscatzin (839 y 196 mm, en el mismo orden). Tampico presenta valores moderados (1133 y 248 mm, respectivamente), y se ajusta al modelo. Sin embargo, la estación de Ocampo no coincide con el modelo, al presentar valores máximos en precipitaciones asociados a su particular localización geográfica en la serranía tamaulipeca.

La distribución espacial de las precipitaciones máximas diarias favorece una ma-yor concentración de las mismas en las proximidades a las serranías, disminuyendo su intensidad conforme se aproxima a la planicie y la costa tamaulipeca (Figuras 3 y 4). Igualmente, la intensidad y concentración de las precipitaciones, sobre todo, por acumulaciones en periodos de 15 días en la época de ciclones tropicales (MORENO et al., 2006), favorece el incremento de los procesos erosivos de pérdida de suelo y remociones en masa, localizados en las serranías y próximos a la desembocadura del río Pánuco, como Tampico y su área metropolitana.

Seguidamente, se ha estimado la probabilidad de precipitaciones extremas en 24 horas superiores a 70 mm, umbral de peligrosidad geomorfológica (PEñA et al., 1993; MATíAS-RAMíREZ et al., 2007), y periodos de retorno en el área de estudio, siguiendo el método de Gumbel (GUMBEL, 1941) (Cuadro 2). La distribución de Gumbel calcula la probabilidad F(x) de que se produzca un evento extraordinario

PRECIPITACIONES EXTREMAS Y SUS IMPLICACIONES EN PROCESOS DE REMOCIÓN EN MASA… 145

Cuadernos Geográficos, 48 (2011-1), 135-159

Figura 3. Distribución espacial de las precipitaciones medias mensuales y precipitaciones máximas diarias absolutas registradas en la Cuenca Baja del río Pánuco.

Golfo de México. Años 1961-1999. (Datos en mm)

Cálculos de interpolación según el método Inverse Distance Weighted (IDW).Fuente: SMN-CNA (2005): Normales climatológicas 1961-1999. Y elaboración propia.

(precipitaciones intensas) a partir de una muestra de datos y en un periodo de retorno (Tr). Así, 1-F(x) es la probabilidad de que un valor extremo sea superior a x (Expre-sión 5.1), mientras que Tr = 1/(1-F(x)) es el número de años necesario para que el valor máximo alcanzado iguale o supere el valor x una sola vez. Tr es el período de retorno del valor x (Expresión 5.2). Para el desarrollo de las expresiones 5.1. y 5.2 se han tomado los datos registrados entre los años 1961 y 1999.

5.1.

5.2.

Los resultados indican que en periodos de retorno de 1,2 años se puede produ-cir precipitaciones extremas en 24 horas superiores a los 70 mm, circunstancia que incrementa los peligros naturales en la ciudad (Cuadro 2). Se observa que a partir de

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Cuadernos Geográficos, 48 (2011-1), 135-159

Figura 4. Regresión de las precipitaciones medias anuales y precipitaciones máximas diarias según estación climatológica. Cuenca Baja del Río Pánuco, México. Años 1961-1999.

(Datos en mm)

Fuente: SMN-CNA (2005): Normales climatológicas 1961-1999. Cálculos y elaboración propia.

periodos de retorno de 2,9 años, vinculados con precipitaciones extremas de 150 mm, se produce una muy alta peligrosidad de procesos de remoción en masa. Se prevé que para el año 2050 puedan registrarse precipitaciones máximas diarias superiores a 323 mm.

Diferentes expertos (RENDÓN y VARGAS, 1998) han indicado la importancia de analizar la evolución de los factores determinantes, como las precipitaciones ex-tremas, en la probabilidad de ocurrencia de un proceso de remoción en masa a escala regional y local. Algunos estudios (MORA et al., 1992) han establecido parámetros de intensidades de precipitaciones máximas en 24 horas determinantes de procesos de remoción en masa con períodos de retorno de 100 años. Los periodos de retorno calculados para 100 y 500 años muestran valores de 362 y 454 mm., respectivamente, que se asocian a grandes procesos de remoción en masa e inundaciones, con efectos más catastróficos para la población, debido a los problemas de zonificación de las áreas en riesgo, débilmente delimitadas por la administración. Estas áreas sensibles a

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Cuadernos Geográficos, 48 (2011-1), 135-159

Cuadro 2. Cálculo de los periodos de retorno de las precipitaciones extremas en 24 horas y peligro de procesos de remoción en masa por lluvias. Ciudad de Tampico, México.

Años 1961-1999. (mm)

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(a) Cálculo de las precipitaciones máximas diarias esperadas y periodos de retorno a partir de la muestra de datos de precipitaciones máximas diarias registradas entre los años 1961-1999 mediante la Ley de Probabilidad de Gumbel.

(b) Estimación de la peligrosidad del proceso de remoción en masa por lluvias a partir de Mora et al. (1992) y adaptado a la zona de estudio.

Fuente: SMN-CNA (2005): Normales climatológicas del Observatorio Sinóptico de Tampico 1961-1999. Cálculos y elaboración propia.

remociones en masa catastróficas, vinculadas a periodos de retorno muy largos en el tiempo, favorece la falta de prevención que se refleja en la ausencia de mantenimiento de las laderas, así como la presencia de asentamientos humanos en zonas de riesgo (GARNICA y ALCáNTARA, 2004).

6. EVALUACIÓN Y ZONIFICACIÓN DE LOS PELIGROS GEOMORFOLÓGICOS EN TAMPICO

En las ciudades del Golfo de México, como Tampico, las manifestaciones morfo-dinámicas determinadas por agentes externos, como los procesos de remoción en masa y las inundaciones, generan la pérdida de vidas humanas y cuantiosos daños materiales, así como la afectación de vías de comunicación. A continuación, se evalúan y zoni-

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fican los peligros geomorfológicos vinculados a remociones en masa, asociadas a las variaciones espacio-temporales de las precipitaciones extremas en el área de estudio.

Los procesos de remoción en masa, también conocidos como procesos gravita-cionales y procesos de ladera, son movimientos de materiales de laderas por influen-cia de la gravedad, y provocados por factores internos, como procesos de erosión e intemperismo, y factores externos, como sismos y precipitaciones intensas (CRUDEN y VARNES, 1996).

En el área de estudio se pueden observar remociones en masa de origen aluvial y gravitacional. Dentro de las remociones aluviales se registran flujos de detritos, que son grandes volúmenes de agua, generalmente asociados a precipitaciones extremas, que se desplazan a gran velocidad y en sentido de la pendiente, transportando sedimen-tos moderadamente gruesos y otros clastos. Asimismo, en relación a las remociones gravitacionales, en cornisas (acantilados) y laderas de fuerte pendiente se observan desprendimientos o caídas de rocas diaclasadas, detritos y suelos, que se desprenden, favorecidos por la acción de las precipitaciones intensas, y caen al vacío en un movi-miento rápido de desplome (BRIGNARDELLO, 1997).

En la ciudad la peligrosidad de los procesos de remoción en masa, referida a movimientos por flujos y desprendimientos, está determinada por la localización de distintos elementos en peligro, y se ha evaluado a partir del cálculo de los siguientes factores: la topografía, a partir de las pendientes; litología, por la presencia de roca alterada e incoherente; la morfología, a través de la proximidad de laderas con escar-pe fuerte; y la vegetación y uso del suelo, a partir del grado de alteración del suelo y desprotección vegetal (Cuadro 3). Del mismo modo, la ocurrencia de los procesos de remoción en masa se ha estimado a partir de la probabilidad de precipitaciones extremas (Cuadro 2), y la zonificación de la ocurrencia en base a la distribución de la peligrosidad de los procesos de remoción en masa en el municipio.

En la zonificación de las áreas susceptibles de remociones en masa es importante determinar la relación entre el tipo de movimiento en masa y su litología (CAPRA et al., 2003). Igualmente, la zonificación se establece a partir del grado de susceptibilidad de los procesos, determinado por la dirección del buzamiento de las capas de rocas deformadas y la geometría de la ladera, y se propone la reubicación de las poblaciones y viviendas expuestas a los peligros geomorfológicos.

En las regiones de climas tropicales afectados por ciclones, las pendientes se convierten en un factor determinante en la zonificación de la susceptibilidad a los procesos de remoción en masa (MORA et al., 1992). Además, la metodología se completa con la observación de campo y el empleo de los Sistemas de Información Geográficos para analizar la cartográfica de los factores pasivos (litología, grado de humedad) y factores activos (lluvias intensas) que determinan las alteraciones del terreno (VAN ZUIDAM, 1986).

En el trabajo de campo se localizan flujos de detritos, con suelos vertisoles y fragmentos de rocas en laderas con fuerte pendiente, en los sectores Nacional y Pescadores, próximos a la laguna del Chairel. De tal manera, se producen desprendi-mientos localizados en acantilados y fuertes pendientes de ladera (>30%), como rocas sedimentarias estratificadas y semiconsolidadas, de tipo areniscas-limonitas, altamente

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Cuadro 3. Evaluación de la peligrosidad según factores de los procesos de remociónen masa. Municipio de Tampico, México. Año 2008

Peligrosidad

Factores Muy Alta Alta Media Baja

Probabilidad de ocurrencia(años) (a) <2,9 años 2,9-500 años 501-1000 años >1000 años

Peligros de remoción en masa

Laderas Laderas Laderas Laderas con escarpe Morfológicos con escarpes con escarpes con escarpe débil, terrazas, muy fuertes fuertes mediano plataformas y llanuras

Pendientes (%) >32% 16-32% 8-15% <8%

Rocas muy Rocas alteradas Rocas Rocas sanasLitología alteradas e e incoherentes fracturadas y y coherentes incoherentes semicoherentes

Cobertura Muy escasa Escasa vegetal CoberturaVegetación y uso del suelo cobertura cobertura medianamente vegetal(% de cobertura) vegetal vegetal protegida protegida (<25%) (25-49%) (50-74%) (>74%)

(a) Cálculo de las precipitaciones máximas diarias esperadas y periodos de retorno a partir de la muestra de datos de precipitaciones máximas diarias registradas entre los años 1961-1999 mediante la Ley de Pro-babilidad de Gumbel.Cálculos y Elaboración propia.

intemperizadas y fracturadas, con escasa vegetación, en muchos casos modificados por la acción del hombre y agravada por las lluvias extremas, como en el Sector Obrera, próximo a la laguna de El Carpintero (Figura 5).

Seguidamente, mediante el uso de un Sistema de Información Geográfica (ArcGIS), se ha pasado a analizar los resultados de la zonificación de la peligrosidad de los pro-cesos de remoción en masas a escala de sector (Figura 5). Se observa que los niveles de peligrosidad muy altos están vinculados con un peligro muy alto de procesos de remoción en masa, una probabilidad de ocurrencia menor de 2,9 años y precipitacio-nes extremas de 150 mm., laderas con escarpes muy fuertes y pendientes superiores a 32%, rocas muy alteradas y una cobertura vegetal muy escasa (<25%), y localizados próximos al borde de las lagunas del Chairel y El Carpintero, en los sectores Nacional, Pescadores y Obrera, afectados por inundaciones periódicas. También, los niveles de peligrosidad altos se relacionan con un peligro alto de procesos de remoción en masa, una ocurrencia de 500 años y precipitaciones extremas 454 mm., laderas con escarpes fuertes y pendientes entre 16 y 32%, rocas alteradas y una cobertura vegetal escasa

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Figura 5. Zonificación espacio-temporal según peligrosidad y exposición a los procesos geomorfológicos a nivel de sector urbano. Municipio de Tampico. México. Año 2008

Fuente: Cálculos y Elaboración propia.

(25-49%), y situados próximos al borde de las lagunas del Chairel y El Carpintero, en los sectores Nuevo Amanecer, Pescadores y Obrera, parcialmente afectados por problemas de inundación.

A su vez, los niveles de peligrosidad medios se asocian con un peligro medio de procesos de remoción en masa, una ocurrencia de 1.000 años, laderas con escarpe me-diano y pendientes entre 8 y 15%, rocas fracturadas y cobertura vegetal medianamente protegida (50-74%), y emplazados próximos a las lagunas urbanas, como los sectores Fraccionamientos Chairel, Pescadores, Del Pueblo, Anáhuac y Obrera, y sectores obreros de la periferia, como Luis Echevarría e Insurgentes. De la misma manera, los niveles de peligrosidad bajos se corresponden con un peligro bajo de procesos de remoción en masa, una ocurrencia superior a los 1000 años, laderas con escarpe débil y pendientes inferiores a 8%, rocas sanas y coherentes, una cobertura vegetal superior al 74%, y ubicados en sectores de la periferia norte, como Niños Héroes, Del Bosque, Esfuerzo Obrero y López Portillo.

Durante décadas en el municipio el problema de la falta de vivienda de las co-munidades con bajos recursos y el peligro de inundaciones favoreció la ocupación progresiva y sin control de las terrazas aluviales. Sin embargo, en las últimas décadas

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Cuadro 4. Distribución de la población y vivienda expuesta a peligros por procesos de remoción en masa según sector urbano. Municipio de Tampico, México. Año 2008

Nivel de

Superficie expuesta Población Vivienda peligrosidad de los procesos Densidad de remoción Total Densidad (vivienda/ en masa (Km2) (%) (hab./km2) Total(a) (%) (km2) Total (%)

Muy Alto 0,24 0,45 7.450,0 1.788 0,59 2.129,2 511 0,61Alto 0,29 0,54 7.900,0 2.291 0,75 2.220,7 644 0,77Medio 2,44 4,56 6.827,5 16.659 5,48 1.911,5 4.664 5,58Bajo 50,59 94,45 5.597,7 283.186 93,18 1.535,9 77.700 93,03Total 53,56 100,00 5.674,5 303.924 100,00 1.559,4 83.519 100,00

(a) Estimación en base al promedio de ocupantes en viviendas particulares habitadas por sector.Fuente: INEGI (2005): Conteo de Población y Vivienda 2005. Cálculos y elaboración propia.

la presión urbanística sobre estos espacios vulnerables ha incrementado la superficie expuesta a niveles de peligrosidad muy altos y altos por los procesos de remoción en masa asociados a precipitaciones extremas, hasta ocupar 0,53 km2 y representar el 1% de la superficie total del casco urbano, con 53,6 km2 (Cuadro 4). La distribución espacial de la exposición a peligros altos afecta, sobre todo, a los sectores urbanos próximos a las lagunas urbanas, como Pescadores (0,12 km2), Obrera (0,11 km2) y Nacional (0,10 km2), que suponen el 62,8% de la superficie total expuesta. En datos relativos, los sectores urbanos con pendientes >30%, y próximos a las lagunas urbanas, como Nacional, Obrera y Pescadores, enfrentan una exposición al peligro superior al 8,4% de su superficie. A la inversa, los sectores con pendientes <8% y ubicados al Norte del municipio, como Esfuerzo Obrero y Aeropuerto, no presentan superficie expuesta a peligros de remoción en masa. La existencia de diferentes atlas de riesgo estatales y municipales elaborados por las administraciones no ha evitado el incremento de las áreas urbanas y priurbanas expuestas a peligros naturales (PERLES y MÉRIDA, 2010). La falta de colaboración entre las distintas administraciones ha favorecido la ausencia de planificación urbana y de gestión del riesgo para el conjunto del área metropolitana (SáNCHEZ y BATRES, 2007).

Entre los años 2000 y 2005 en el área de estudio la población expuesta a niveles de peligrosidad muy altos, altos y medios por remociones en masa se incrementó un 3,19% anual, mientras que el conjunto del municipio registró sólo un crecimiento del 0,57% anual (INEGI, 2005). En el año 2005 en Tampico la población expuesta a niveles de peligrosidad muy altos y altos por remociones en masa asciende a 4.079 habitantes, es decir, el 1,34% de los 303.924 habitantes censados (INEGI, 2005) (Cuadro 4). En el municipio la desigual distribución de la población presenta valores por encima de los 526 habitantes expuestos al peligro en los sectores próximos a las lagunas urba-nas, como Nacional, Obrera y Pescadores, que sumados constituyen el 69,7% de la población total expuesta de la ciudad (Cuadro 5). A la inversa, en los sectores de la

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periferia Norte, como López Portillo y Aeropuerto, no se registra población expuesta. En datos relativos, los sectores urbanos de Nacional (11,6%), Pescadores (10,4%) y Obrera (10%), presentan las mayores tasas de población expuesta a procesos de re-moción en masa. También, la alta densidad de población de Tampico, con valores de 5.674,5 hab./km2, complica la gestión del riesgo, y hace más necesaria la planificación urbana, sobre todo, en los sectores expuestos con densidades de población por encima de los 10.000 hab./km2, como Nacional y Obrera.

El número de viviendas expuestas a niveles de peligrosidad muy altos y altos por procesos de remoción en masa alcanza los 1.155 domicilios (Cuadro 4), es decir, el 1,38% del total censado, concentrándose, sobre todo, en los sectores de Nacional, Obrera y Pescadores, todos por encima de 150 viviendas en peligro, y que sumadas representan el 70,8% del total de viviendas expuestas (Cuadro 5). Precisamente, en estos sectores obreros, como Pescadores, se detecta la presencia de viviendas cons-truidas con materiales precarios (madera, cartón, lámina) en zonas de fuerte pendiente, y agravadas por la alta densidad de viviendas, por encima de la media del municipio (>1.559 viviendas/Km2). La alta marginación social de sus residentes, asociada a la precariedad de las condiciones socioeconómicas y la falta de vivienda, así como intereses políticos y económicos, favorecen la ocupación irregular y el cambio de uso del suelo, incrementando las zonas de riesgo geomorfológico en un contexto de permisividad pública y descontrol urbanístico.

7. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

La ciudad de Tampico, por su localización geográfica en la cuenca baja del río Pánuco, se encuentra expuesta a los ciclones tropicales del Golfo de México, factor determinante de las precipitaciones extremas, que ocasionan procesos geomorfológicos dinámicos, como remociones en masa e inundaciones (JIMÉNEZ y SáNCHEZ, 2007).

En la cuenca baja del río Pánuco el patrón de variabilidad temporal de las pre-cipitaciones determina un alto índice de agresividad climática, como el registrado en Tampico, que favorece los procesos erosivos de pérdida de suelo y las remociones en masa. Asimismo, en la cuenca la distribución espacial de las precipitaciones extremas favorece su mayor concentración en las serranías, disminuyendo su intensidad hacia la costa. Sin embargo, en el municipio se registran valores que se sitúa por encima de las estaciones climáticas ubicadas próximas a la desembocadura del Pánuco, lo que contribuye a incrementar los peligros geomorfológicos en la ciudad.

En el área de estudio el complejo patrón de distribución temporal de las precipita-ciones intensas no siempre está asociado a la ocurrencia de un ciclón tropical, aunque su incidencia es mayor en la época de huracanes, que comprende los meses de verano y otoño, existiendo una correlación moderadamente significativa entre la distribución de las precipitaciones extremas y las precipitaciones mensuales. En 9 meses del año existe peligro de precipitaciones intensas en 24 horas superiores a 70 mm, así como acumulaciones de lluvias extremas en periodos de 15 días, que favorecen los procesos de las remociones en masa e inundaciones (MORENO et al., 2006).

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En los próximos años en el área de estudio se prevé que se sucedan menos pre-cipitaciones anuales, asociado al fenómeno del Niño (MAGAñA et al., 2003). Sin embargo, se producirá un incremento de la intensidad y concentración de las preci-pitaciones mensuales y, sobre todo, precipitaciones extremas, que acentuará el alto índice de agresividad climática existente en la región y, en especial, en Tampico y su área metropolitana.

Los resultados indican que la ciudad se encuentra en una zona expuesta a peligros naturales por precipitaciones extremas superiores a 150 mm cada 2,9 años. Se prevé que a partir del año 2050 se sucedan precipitaciones extremas con valores superiores a 323 mm en 24 horas, lo que incrementará el riesgo de catástrofe por remociones en masa en el municipio. Por otra parte, se estima que se registren precipitaciones extremas de 362 y 454 mm cada 100 y 500 años, respectivamente, determinando la ocurrencia e intensidad de procesos geomorfológicos de gran magnitud. Es importante que la Administración delimite las áreas de riesgo a partir de periodos de retorno de precipitaciones extremas más amplios (500 años), evitando la falta de prevención y favoreciendo una adecuada gestión del riesgo y planificación urbana. En consecuen-cia, es prioritario mejorar la deficiente red de estaciones climáticas en la cuenca baja del río Pánuco y, en general, en el país, para incrementar la calidad de los registros pluviométricos y posibilitar mejores investigaciones.

En el área de estudio se producen procesos geomorfológicos dinámicos ajenos a las precipitaciones extremas. Sin embargo, en Tampico la mayoría de los desastres provocados por remociones en masa, como flujos de detritos y desprendimientos, están determinados por la combinación de factores ambientales, principalmente, precipita-ciones extremas, y factores antrópicos, por la presión de las comunidades sobre los espacios vulnerables.

La superficie de la ciudad expuesta a los peligros por remociones en masa, asociados a precipitaciones extremas, representa el 1% del casco urbano del municipio, es decir, 0,53 de los 53,6 km2. Se estima que cada 2,9 años se produce una alta peligrosidad geomorfológica por lluvias intensas en 24 horas superiores a los 150 mm, vinculado a laderas con escarpe fuerte, pendientes >16%, rocas alteradas e incoherentes, y una cobertura vegetal escasa, como en los sectores urbanos inundables próximos a las lagunas urbanas, sobre todo, Nacional, Obrera y Pescadores. Así, se estima que entre los años 2000 y 2005 la población expuesta a peligros geomorfológicos se ha incre-mentado un 3,19%, hasta alcanzar los 4.079 habitantes expuestos, es decir, el 1,34% del censo, principalmente, en sectores con altas densidades de población (7.450 hab./Km2) y vivienda (2.129 viviendas/Km2). Los resultados indican que en los próximos años se producirá un incremento de los peligros geomorfológicos asociado a precipi-taciones extremas y, sobre todo, al crecimiento de la población y viviendas en áreas de riesgo, favorecido por la permisividad pública.

El estudio advierte que determinadas amenazas no contempladas por los gestores públicos, como las precipitaciones extremas, pendientes y profundos perfiles de me-teorización, se incorporan a la intensa urbanización en laderas sin control urbanístico (GUPTA y AHMAD, 1999). Al igual que otras ciudades de América Latina (ENRíqUEZ, 2009), en las últimas décadas el proceso de urbanización de Tampico está favoreciendo

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un incremento de las inundaciones y de los procesos de remoción en masa, asociados a una misma intensidad de lluvias extremas. La tendencia al incremento de los desastres por lluvias extremas está determinada por una multiplicidad de factores ambientales y, sobre todo, antrópicos, como la alteración y pérdida de cobertura vegetal de las laderas de las terrazas aluviales, así como los efectos del calentamiento global. Es necesario promover actuaciones a favor del mantenimiento y conservación de la cubierta vegetal y de la dinámica de la topografía (WP-WLI, 1993).

Se constata que la evaluación de la susceptibilidad y amenaza de los procesos de remoción en masa por precipitaciones extremas presenta una enorme complejidad e incertidumbre, ante la falta de información confiable y actualizada para determinar la probabilidad espacio-temporal de ocurrencia, la magnitud y trayectoria de las masas potencialmente deslizadas, así como el territorio y las comunidades expuestas a estos procesos (CHIVITá, 2008; ARANGO, 2000). Al punto que es necesario favorecer investigaciones sobre evaluación y zonificación de las remociones en masa por lluvias intensas, a partir de la inclusión de métodos cuantitativos y cualitativos, que permitan tomar decisiones en condiciones de incertidumbre.

La investigación constituye una primera aproximación a los patrones espacio-tem-porales de las precipitaciones extremas y su influencia sobre los procesos de remoción en masa, que permite favorecer la gestión de los riesgos y la planificación urbana de Tampico y, en general, de las ciudades del Golfo de México. En las últimas décadas los procesos de degradación ambiental por la acción antrópica están acelerando los riesgos naturales de tipo geomorfológico (POLANCO y BEDAYA, 2005), por lo que es prioritaria una ordenación urbanística sostenible y el combate a la permisividad pública en los municipios del área metropolitana, como Tampico.

El siglo XXI debe alumbrar una nueva etapa de verdadero compromiso social, económico, político y científico, para hacer frente a los retos del cambio climático global en regiones en desarrollo, y dar respuestas sostenibles a las necesidades impe-riosas y silenciadas de millones de personas que, pueden convertirse a medio plazo en refugiados medioambientales. Existe la urgente necesidad de comprender los nuevos escenarios climáticos, así como los riesgos asociados a eventos extremos, para favo-recer una adecuada prevención que contribuya, no sólo a reducir los desastres, sino a combatir la pobreza que desencadenan estos fenómenos naturales en América Latina.

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LA DEGRADACIÓN AmBIENTAL DE LOS PAISAjES EN LAS CUENCAS TRIBUTARIAS DE LA ENSENADA DE SIBARImAR (GUANABO E ITABO, CUBA)

Jose Jesús Delgado Peña*, Jose Damian Ruiz*, Enrique Navarro Jurado*, Rafael Cortes Macías*, Ricardo Remond Noa**,Eduardo Salinas Chávez**, Juan Manuel Fernandez Lorenzo**, Pedro Acevedo Rodriguez**

Recibido: 13-09-10. Aceptado: 18-03-11. BIBLID [0210-5462 (2011-1); 48: 161-188].

PALABRAS CLAVE: Desarrollo sostenible, degradación ambiental, unidades de paisaje, estado geoecológico, potencial y eficiencia.KEYWORDS: Sustainable development, environmental degradation, landscape units, geoecological state, potential and efficiency.mOTS-CLÉS: Développement durable, dégradation de l’environnement, unités de paysage, état géoécologique, potentiel et efficience.

RESUMEN

Las cuencas de los ríos Guanabo e Itabo se localizan en el límite nororiental de la pro-vincia de La Habana en Cuba. Mientras que los usos urbanos y turísticos son muy importantes en la costa, la agricultura y la ganadería son predominantes en el interior. Solamente quedan unas pocas áreas naturales. Debido al conflicto de usos y a las cambiantes características eco-lógicas es vital el análisis de la degradación medioambiental de los paisajes para establecer un desarrollo sostenible del territorio. Para alcanzar este objetivo hemos clasificado el territorio en unidades según las principales características que conforman los diferentes paisajes. Después de eso, hemos realizado un diagnóstico integrado teniendo en consideración aspectos como los principales usos de las unidades del paisaje, su potencial y eficiencia, los peligros ambientales, los procesos degradantes y el estado geoecológico.

ABSTRACT

The basins of the Guanabo and Itabo rivers are located in the northeaster limit of the La Habana province in Cuba. Meanwhile the urban and touristic uses of the territory are very sig-nificant in the coastline, the agriculture and the livestock are predominant in the hinterland. Just a few of natural areas remain in this area. Due to the conflict of uses and changing ecological features, the analysis of the environmental degradation of the landscapes is vital in order to establish a sustainable development of the territory. To reach this aim, we have classified the

*. Departamento de Geografía. Universidad de Málaga. España. [email protected], [email protected], [email protected], [email protected] **. Facultad de Geografía. Universidad de La Habana. Cuba. [email protected], [email protected], [email protected], [email protected].

162 J. J. DELGADO, J. D. RUIZ, E. NAVARRO et al.

Cuadernos Geográficos, 48 (2011-1), 161-188

territory in units attending to the main ecological features that form the different landscapes. After that, we have carried out an integrated diagnosis taking into consideration aspects such as the main uses of the landscape units, its potential and efficiency, environmental dangers, degrading processes and geoecological state.

RESUMÉ

Les bassins hydrographiques des fleuves Itabo et Guanabo sont situés sur la limite nord de la province de La Havane, à Cuba. Alors que l’usages urbains et touristiques sont très impor-tants sur la côte, de l’agriculture et l’élevage sont prédominant dans l’intérieur. Ils ne restent plus quelques zones naturelles résiduelles. En raison des conflits d’usages et de l’évolution des caractéristiques écologiques c’est très important faire d’analyse essentielle de la dégradation de l’environnement du paysage, pour établir un développement durable des terres. Pour ce faire, il faut divisé le territoire en unités suivant les caractéristiques qui ont les différents paysages. Après cela, on fera un diagnostic intégré en train de considérer des aspects tels que les prin-cipaux/dominant utilisations des unités de paysage, le potentiel et l’efficience, les risques et la dégradation sur l’environnement, et aussi l’état géoécologique.

1. INTRODUCCIÓN

El presente estudio se encuadra dentro de una serie de proyectos de cooperación en el marco de la AACI, la AECI y la AECID, entre investigadores de las universidades de Málaga y La Habana, durante los años 2004 a 2010. A través de los mismos se ha realizado una evaluación y diagnóstico de los recursos ambientales y socioeconómicos de un área de especial interés como es la cuenca de Guanabo, localizada al este de la capital cubana, entre ésta y el polo turístico de Varadero.

Profundizar en el diagnóstico de los recursos ambientales de un país, región o cuenca, así como en el análisis del grado de degradación de los mismos, es en la ac-tualidad una labor de vital importancia, dada la relevancia que tienen para el desarrollo socio-económico dentro del marco de la sostenibilidad, por lo que existen numerosos autores quienes, desde diferentes perspectivas, ahondan en este ámbito (BARRAGáN, 2003; DURáN,O. y otros, 2006; BERTRAND y BERTRAND, 2006; MATA y TAR-ROJA, 2006; OBSERVATORIO DE LA SOSTENIBILIDAD, 2009).

El motivo de la elección de la cuenca de Guanabo como área de análisis, reside en que la unidad cuenca hidrográfica superficial (CHS), es uno de los marcos de acción más aceptados para el estudio integral de los recursos de una región, la cual como unidad de planificación y gestión, tiene gran importancia, pues reúne condiciones de unidad geográfica natural muy específica y con características muy particulares en cuanto al funcionamiento de sus componentes, siendo de fácil división interna tanto en intervalos altitudinales como en subcuencas de diferente orden, dependiendo de los objetivos de la investigación a realizar (FERNáNDEZ, M., 2005).

Las cuencas hidrográficas de Itabo y Guanabo se disponen en sentido latitudinal (23000’ a los 230 10’), desde la divisoria de aguas central de la Isla, al sur, conformada por las Lomas de San Francisco Javier, Tapaste y las Escaleras de Jaruco. Atraviesan

LA DEGRADACIÓN AMBIENTAL DE LOS PAISAJES EN LAS CUENCAS TRIBUTARIAS… 163

Cuadernos Geográficos, 48 (2011-1), 161-188

Figura 1. Esquema de localización de las cuencas hidrográficas Guanabo e Itabo

Fuente: Elaboración propia.

en parte el vaciado del gran anticlinal Habana-Matanzas, que discurre longitudinal-mente y paralelo a la costa, y que corta ambas corrientes fluviales, formando abras para desembocar en la ensenada de Sibarimar. Ambas cuencas están consideradas como cuencas pequeñas (inferiores a 200 km2), según la clasificación de González, I. (1999).

La cuenca del río Guanabo, ubicada en el límite nororiental de la provincia Ciudad de La Habana, limita por el Este con la cuenca del río Jaruco, al Oeste con las cuencas de los ríos Itabo y Tarará, al Sur, tal como ya hemos indicado, con el escarpe de las Lomas de San Francisco Javier, Tapaste y de las Escaleras de Jaruco, y por el Norte

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con la ensenada de Sibarimar, donde forma un pequeño estero rodeado de manglar. Presenta una extensión superficial de 119,2 km2.

Su principal tributario, el río Guanabo, nace a dos kilómetros al sur de la presa La Coca, (23° 04’ latitud norte y los 82° 07’ longitud oeste), a 150 m. de altitud sobre el nivel del mar. Discurre por las lomas de La Habana-Matanzas en dirección S-N, con una longitud de 22,1 Km, presentando 5 afluentes. Desemboca en la ensenada de Sibarimar, (23° 10’ latitud norte y los 82° 07’ longitud oeste). (Comisión Nacional de Nombres Geográficos, 2000).

La cuenca del río Itabo, también denominado Jústiz o Boca Ciega, se encuentra en la vertiente Norte, ubicada al Oeste y Norte de la cuenca del río Guanabo. Limita por el Oeste con la cuenca del río Tarará, al Este y Sur con la cuenca del río Guanabo y al Norte con la ensenada de Sibarimar en la cual desemboca.

La cuenca Itabo tiene una extensión superficial de 35,6 km2 y su principal tribu-tario nace en los 23° 08’ latitud norte y los 82° 11’ longitud oeste, a 75 m de altitud sobre el nivel del mar, y desemboca en la playa conocida como Boca Ciega a los 23° 10’ de latitud Norte y los 82° 10’ de longitud Oeste. Discurre en dirección SO-NE, con una longitud máxima superficial de 17 Km (Comisión Nacional de Nombres Geográficos, 2000).

Para el análisis de la degradación y el diagnóstico integral de los paisajes de las cuencas hidrográficas Guanabo e Itabo y el sector litoral terrestre adyacente (ensenada de Sibarimar), se realizó el estudio de los siguientes indicadores: el uso de la tierra, el potencial de utilización de los paisajes y la eficiencia del uso, los peligros ambientales, los procesos degradantes y el estado geoecológico.

2. ANáLISIS DEL USO DE LA TIERRA EN LAS CUENCAS GUANABO E ITABO EN EL PERIODO 1985-2005

Las cuencas de Guanabo e Itabo han experimentado un cambio de uso significativo en el período comprendido entre 1985 y el 2005 en cuanto a la superficie ocupada por los tipos de uso.

Observando la superficie ocupada por los tipos de uso, obtenidos a partir del procesamiento digital de la imagen Landsat 7 TM del año 1985, podemos constatar el predominio de las superficies dedicada a los pastizales (114,24 Km2). Debido al uso ganadero de las tierras en ese momento, alrededor del 68,39% estaban dedicadas a esta actividad. Le sigue en superficie las áreas ocupadas por arenas, áreas urbanas, carreteras y canteras (5,07 km2, que representa el 3,03%) seguido por los matorrales secundarios de Marabú (Dychrostachys cinera) y Aroma (Acacia farnesiana) (14,74 km2, que representa un 8,83%). Los bosques semideciduos degradados ocupan un área no muy distante del uso anterior (14,74 km2, siendo un 8,83%) y los cultivos ocupan un área menor (23,48 km2, que representa 14,06%), sin dejar de mencionar el mangle de la zona costera que se encuentra en menor medida (0,30 km2 para un 0,17%).

A partir de los años 90 con el comienzo del llamado periodo especial de la econo-mía cubana, caracterizado por una fuerte desaceleración económica y, en consecuencia,

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Figura 2. Distribución de los Usos de la Tierra en el área de estudio para los años 1985 y 2001

Fuente: Elaboración propia.

por la reducción de muchas actividades productivas, resultado de la pérdida de los mercados con el campo socialista de Europa Oriental y el aumento de las presiones económicas y políticas del gobierno de los Estados Unidos de Norte América, la mayor parte de la masa ganadera de ambas cuencas disminuyó considerablemente, quedando desatendidas la mayor parte de las áreas de pastos y agrícolas. Por otra parte, las áreas de los matorrales de Marabú (Dychrostachys cinera) y Aroma (Acacia farnesiana) fueron expandiéndose en su condición de planta invasora y se alojaron principalmente en las zonas que se encontraban más desatendidas.

Analizando el uso de la tierra para el año 2001 de ambas cuencas, en donde los pastos siguen siendo la mayor superficie ocupada con un área de 108, 65 km2, repre-sentando un 65%, seguido por los matorrales secundarios de Marabú (Dychrostachys cinera) y Aroma (Acacia farnesiana) con un área de 27,43 km2, lo que representa un 16%.

En la figura 2 se muestran de forma gráfica los cambios ocurridos entre 1985 y 2001. En ambas cuencas ha existido un aumento del área fundamentalmente en la cobertura 6 correspondiente a los matorrales de Marabú y Aroma, de 6,97 km2, repre-sentando un 4%, a 27,43 km2, que representa un 16%, pero también, aunque en menor medida en los bosques (3), de 14,74 km2 a 17,15 km2. Por el contrario, observamos una disminución de las áreas de arenas, áreas urbanas, canteras y carreteras (2), de 5,07 km2 a 1,43 km2, al igual que en los cultivos (4) de 23,48 km2 a 8,71 km2 y en los pastos (6), de 114,24 km2 a 108, 65 km2 en el 2001.

Se puede apreciar en ambas cuencas, para el año 2005, un incremento importante de las áreas de cultivo 36,64 km2 (24%), y de los bosques 44,76 km2 (30%), un de-

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Figura 3. Mapa de los Usos de la Tierra para el año 2005. Cuencas de Itabo y Guanabo

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crecimiento notable de los pastos 36,64 km2 (24%) y la estabilización de las áreas de los matorrales secundarios con 27,15 km2 (18%), los cuerpos de agua (4,61 km2 para el 3%) y las arenas, áreas urbanas, carreteras y canteras (1,18 km2 y 0,78%).

La tabla 1 muestra un resumen de los cambio ocurridos en el uso de la tierra entre los años 1985, 2001 y 2005, para el conjunto de las cuencas Itabo y Guanabo, donde destaca la expansión de los matorrales, la reducción de los pastos y una tendencia de recuperación de algunas actividades productivas hacia los últimos años.

3. ANáLISIS DE LOS POTENCIALES DE UTILIZACIÓN Y EFICIENCIA DEL USO EN LAS CUENCAS GUANABO E ITABO

Previamente, habría que señalar que para este apartado hemos estructurado el te-rritorio analizado en cuatro unidades atendiendo fundamentalmente a las características orográficas, geomorfológicas, litológicas, edafológicas, biogeográficas y de influencia antrópica. Estas unidades se subdividen, a su vez, en unidades de inferior orden y que hemos denominado subunidades de paisaje. Las unidades que conforman, por tanto, las cuencas de Guanabo e Itabo son las siguientes:

I. Llanura litoral aterrazada marino cárstica, sobre litología carbonatada, de carso desnudo y semidesnudo, suelos rojos poco desarrollados con restos de matorrales y bosque semideciduos muy degradado, parcialmente urbanizada. Se subdivide en 12 subunidades.

II. Llanura fluvio denudativa aterrazada, sobre rocas del complejo efusivo sedimen-tario carbonatado terrígeno y serpentinita, suelos pardos (carbonatados y no carbonatados), con pastos, matorrales de marabú y pinares; y restos de bosques semideciduos y cuabales muy degradado). Se subdivide en 10 subunidades de paisaje.

Tabla 1. Uso de la Tierra en las Cuencas Guanabo e Itabo para el periodo 1985-2005

Cobertura

Área en % Área en % Área en % 1985 2001 2005

Cuerpos de Agua 1,52 2,19 3,06Arenas, áreas Urbanas, Carreteras y Canteras 3,03 0,86 0,78Bosques semideciduos degradados 8,83 10,27 29,71Cultivos 14,06 5,22 24,32Matorrales secundariosde Marabú y Aroma 4,18 16,42 18,02Pastos Naturales y Cultivados 68,39 65,05 24,10Total 100,00 100,00 100,00

Fuente: elaboración propia

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III. Colinas altas denudativas residuales diseccionadas sobre el complejo de roca efusivo sedimentario terrígeno carbonatado y serpentinita, suelos pardos con restos de bosques semideciduos, cuabales y cultivos menores. Se subdivide en 6 subunidades de paisaje.

VI. Alturas baja cárstico-denudativas sobre calizas, suelos rojos ferralíticos y pardos con carbonato, con bosques semideciduos degradados y pastos. Se subdivide en 3 subunidades.

Las investigaciones del potencial del paisaje se fundamentan en tres aspectos esenciales (SALINAS, E. 1996):

– La unidad orgánica del potencial del paisaje con el desarrollo socioeconómico de la sociedad, lo que implica la armonía entre la ecología y la economía.

– El establecimiento del beneficio social sobre cualquier otro. – La prioridad a la conservación del potencial reproductivo del paisaje para el

futuro. El llamado capital natural.

El potencial o aptitud como categoría científica corresponde a los recursos naturales potenciales de la economía. Ellos pasan a la categoría de recursos naturales realmente utilizados, como un proceso histórico controlado por la capacidad tecnológica y el desarrollo socioeconómico de la sociedad. La principal ventaja de la concepción del potencial del paisaje es el hecho de no estar alterada por aproximaciones sectoriales para la utilización del paisaje, además de que supera la concepción del paisaje como un espacio ilimitadamente explotable. El potencial del paisaje depende tanto de las relaciones sinérgicas (las relaciones entre sus componentes), como de las relaciones con los paisajes vecinos. Esto significa, que el potencial está condicionado no solo por las características locales, sino que incluye además la influencia regional. El potencial también cambia con el tiempo debido a los niveles de desarrollo de la sociedad y, también, al cambio de sus necesidades en relación al paisaje.

El potencial se concibe entonces como un recurso del paisaje, limitado por las condiciones de estabilidad y homeostasis, e implica que sobre la base del estudio de las propiedades de los paisajes, las grandes unidades puedan tener una designación funcional claramente reflejada (industrial, agrícola, forestal, etc.), o una designación polifuncional con varias funciones entre las cuales una puede ser la predominante y las restantes puedan presentar un carácter secundario.

Las tablas 2, 3, 4 y 5 muestran un resumen de los potenciales principal y secun-dario, de los usos y de la eficiencia de esa utilización para las unidades de paisaje establecidas anteriormente.

La eficiencia (relación uso / potencial), fue caracterizada de la siguiente forma:

– Paisajes subutilizados, en los cuales el uso puede ser incrementado, pues es inferior al potencial.

– Paisajes optimizados, aquellos que son utilizados de acuerdo a su potencial. – Paisajes sobre explotados, donde el uso es mayor que el potencial.

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Tabla 2. potencial, uso y eficiencia de utilización de la llanura litoral (I)

Unidades

Area Potencial Potencial Uso Eficiencia (km2) principal Secundario de utilización

I.1 Estero. - Ecológico Turístico Natural Sobre explotado

I.2 Cauces - Ecológico Forestal Natural Sobre explotado

I.3 Laguna Litoral 0.66 Ecológico Turístico Manglar Sobre explotado

Turismo subutilizado

I.4 Cañada - Ecológico Forestal Natural optimizado

Pastos Sobre explotado

I.5 Playas y dunas 0.42 Turístico Ecológico Turismo Sobre explotado

urbano Sobre explotado I.6 Primera terraza 5.86 Turístico Ecológico matorrales subutilizado Pastos Sobre explotado

cultivos Sobre explotado urbano Sobre explotado I.7 Segunda terraza 1.55 Turístico Forestal matorrales subutilizado Pastos y

Sobre explotado cultivos

Bosques optimizado cultivos Sobre explotado I.8 Tercera terraza 0.76 Ecológico Forestal matorrales subutilizado Pastos y

Sobre explotado cultivos

Bosques optimizado

I.9 Pendiente cultivos Sobre explotado

2.80 Forestal Ganadero matorrales subutilizado

septentrional Pastos y

Sobre explotado cultivos

Bosques optimizado

I.10 Pendiente cultivos Sobre explotado

1.29 Ecológico Forestal matorrales subutilizado

meridional Pastos y

Sobre explotado cultivos

Bosques optimizado cultivos Sobre explotado I.11 Pendiente ligera 0.51 Ecológico Forestal matorrales subutilizado Pastos y

Sobre explotado cultivos

Bosques optimizado cultivos Sobre explotado I.12 Cimas 0.68 Ecológico Turístico matorrales subutilizado Pastos y

Sobre explotado cultivos

Fuente: Elaboración propia.

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Tabla 3. Potencial, uso y eficiencia de utilización de la llanura fluvio-denudativa aterrazada (II)

Unidades

Area Potencial Potencial Uso Eficiencia (km2) principal Secundario de utilización

II.1 Cauce - Ecológico Forestal Natural Sobre explotado II.2 Cañadas - Ecológico Forestal Natural Sobre explotado Bosques optimizado cultivos Sobre explotado II.3 Primera Terraza

1.96 Ganadero Agrícola manglar Sobre explotado

Salinizada matorrales subutilizado Pastos y

Sobre explotado cultivos Bosques optimizado cultivos optimizado II.4 Primera Terraza 10.39 Agrícola Ganadero matorrales subutilizado Pastos y

subutilizado cultivos Pastos optimizado cultivos optimizado II.5 Segunda Terraza 32 Ganadero Agrícola matorrales subutilizado Pastos y

subutilizado cultivos Bosques optimizado cultivos Sobre explotado II.6 Colinas Bajas 1.63 Forestal Agrícola matorrales subutilizado Pastos y

Sobre explotado cultivos Bosques optimizado cultivos Sobre explotado II.7 Pendientes

2.55 Ganadero Forestal manglar optimizado

Ligeras matorrales subutilizado Pastos y

optimizado cultivos Bosques optimizado cultivos Sobre explotado II.8 Pendiente Fuerte 3.96 Ecológico Forestal matorrales subutilizado Pastos y

Sobre explotado cultivos Bosques optimizado cultivos Sobre explotado II.9 Cimas Suaves 0.50 Forestal Ganadero matorrales subutilizado Pastos y

Sobre explotado cultivos Bosques optimizado cultivos Sobre explotado II.10 Cimas Ligeras 0.49 Ecológico Forestal matorrales subutilizado Pastos y

Sobre explotado cultivos

Fuente: Elaboración propia.

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En la tabla 2 puede observarse que predominan las condiciones de sobre explo-tación de los paisajes. La utilización de muchas unidades de forma incorrecta y hasta irracional trae como consecuencia que se sobrepasen las capacidades de asimilación y se creen problemas ambientales significativos, donde se incluyen las playas y dunas de uso turístico. Son también importantes las formas de subutilización, asociadas fundamentalmente a las áreas abandonadas de matorrales improductivos. Los casos optimizados se encuentran principalmente en áreas en condiciones de protección y de carácter forestal.

En la tabla 3 se observa que en la subunidad más extendida (II.5, segunda terraza), con 32 km2 de área, predomina como potencial principal el ganadero y como secunda-rio el agrícola. Dentro del aspecto de la eficiencia de utilización cabe destacar que es esta subunidad con mayor área la que presenta la mayor cantidad de sectores de uso optimizados. En la unidad se presentan gran variedad de usos. De forma general, en

Tabla 4. Potencial, uso y eficiencia de utilización de las colinas altas denudativas (III)

Unidades

Area Potencial Potencial Uso Eficiencia (km2) principal Secundario de utilización

III.1 Cañadas - Ecológico Forestal - Sobre explotado Bosques optimizado Cultivos optimizado III.2 Superficie 26.79 Agrícola Ganadero Matorrales subutilizado Pastos y

optimizado cultivos Bosques optimizado

III.3 Pendiente Cultivos Sobre explotado

2.17 Ecológico Forestal Matorrales subutilizado

Fuerte Pastos y

Sobre explotado cultivos Bosques optimizado Cultivos Sobre explotado III.4 Cimas Ligeras 0.63 Forestal Ganadero Matorrales subutilizado Pastos y

Sobre explotado cultivos Bosques optimizado

III.5 Pendiente Cultivos Sobre explotado

0.68 Ecológico Turístico Matorrales subutilizado

Fuerte (S) Pastos y Sobre explotado

cultivos Bosques optimizado

III.6 Cima Cultivos Sobre explotado

0.11 Ecológico Turístico Matorrales subutilizado

de las Colinas (S) Pastos y

Sobre explotado cultivos

Fuente: Elaboración propia.

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esta unidad se puede apreciar que en cuanto a la eficiencia de utilización de la tierra, se manifiestan alternativamente las condiciones de sobre explotación, optimización y subutilización, dentro de las diferentes subunidades. Las condiciones de subutilización se asocian a la expansión de los matorrales por abandono de las áreas de uso agropecuario.

En la tabla 4 se destaca que la subunidad de mayor área (III.2, con 26.79 km2), presenta como principal potencial el agrícola y como secundario el ganadero. Los po-tenciales forestal y ecológico prevalecen en las unidades de pendientes significativas, y el turístico en las colinas. En todas las subunidades de paisaje existen los mismos tipos de uso: bosques, cultivos, matorrales, pastos y cultivos. Es importante señalar que en esta unidad predominan los sectores con una eficiencia de usos optimizados y sobre explotados.

En la unidad IV (tabla 5), la subunidad que mayor área presenta (IV.2, pendiente escarpada) con 5.95 km2, es la que más usos presenta: bosques, cultivos, matorrales, pastos y cultivos. Impera en la unidad el potencial ecológico y en el potencial secunda-rio no prevalece ninguno. Están presentes 3 de los potenciales existentes en la región: forestal, turístico y ganadero. Es también la subunidad IV.2 donde preponderan los sectores de uso sobre explotado. En esta unidad, en cuanto a la eficiencia de utilización de la tierra en el territorio prevalecen los sectores de uso sobre explotado y optimizados.

El análisis de la eficiencia de la utilización del uso de la tierra en las unidades de paisaje, para el procesamiento metodológico de la degradación y diagnóstico ambiental de las cuencas, dado la dispersión de los múltiples usos en cada unidad, se acotó a los usos prevalecientes en las mismas, atendiendo a su extensión e importancia, con lo que se llegó a una generalización de la utilización dominante para cada subunidad de paisaje. En algunos casos fue necesario establecer más de un uso predominante para las unidades de paisaje, dadas las características del mismo.

La valoración de la eficiencia de utilización del territorio en función del análi-sis de la relación uso/potencial de los paisajes, en las condiciones actuales de estas

Tabla 5. Potencial, uso y eficiencia de utilización de las alturas bajas cársico-denudativas (IV)

Unidades

Area Potencial Potencial Uso Eficiencia (km2) principal Secundario de utilización

IV.1 Cañadas - Ecológico Forestal - Sobre explotado Bosques optimizado

IV.2 Pendiente cultivos Sobre explotado

5.95 Ecológico Turístico matorrales subutilizado

Escarpada Pastos y

Sobre explotado cultivos Bosques Optimizado

IV.3 Cimas Suaves 1.59 Forestal Ganadero matorrales Subutilizado

Pastos y Sobre explotado cultivos

Fuente: Elaboración propia.

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Figura 4. Mapa de eficiencia de utilización de los paisajes. Cuencas Itabo y Guanabo

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cuencas, permitió concluir que, aunque los usos deberían estar predominantemente en condiciones de optimización, fundamentalmente asociada a la explotación ganadera en las llanuras fluviales de los valles, la situación de abandono y de desaprovechamiento de estos valles conducen a una situación actual de subutilización generalizada.

La subutilización de los paisajes está fundamentalmente motivada por la expan-sión del marabú y otras especies invasoras en detrimento de las áreas dedicadas a la ganadería, lo que representa una notable pérdida de la eficiencia productiva de esta importante actividad económica en la región.

Las condiciones de eficiencia de carácter sobre explotados se asocian a la existencia de cultivos en áreas de condiciones de relieve inadecuadas y a la degradación ocasio-nada en áreas vulnerables como los ríos, cañadas y manglares de las cuencas fluviales.

Al establecer la eficiencia de utilización dominante por unidades de paisajes, se puede discernir que en la unidad I (litoral), contrastan los paisajes en estado sobre explotados (I.1, I.2, I.3, I.4, I.5, I.6, I.7, I.10) localizados en el borde costero, urba-nizado y turístico, mientras que los paisajes altos de la loma prelitoral se encuentran subutilizados (I.7, I.8, I.9, I.11 y I.12) por su uso ganadero en abandono.

En la unidad II, por su lado, se manifiesta un predominio de los paisajes sobre explotados asociados a las redes hidrográficas (II.1, II.2), intensamente alteradas y con fuertes signos de degradación. Los paisajes de colinas y alturas (II.6,II.7,II.8, II.9 y II.10) están igualmente sometidas a formas de explotación inadecuadas y degradan-tes fundamentalmente relacionadas con la ganadería y la agricultura, en pendientes deforestadas, mientras que la unidad II.3, salinizada, con uso ganadero y los paisajes subutilizados (II.4, II.5) asociados a las terrazas fluviales fundamentalmente ganade-ras y agrícolas, están en la actualidad bajo un régimen de explotación extensivo, de muy baja productividad y aprovechamiento, e invadidas por el marabú, cubriendo la mayor parte de los valles. Solamente se pueden considerar como optimizadas algunas pendientes y colinas aisladas forestadas.

En la unidad III, igualmente se establece un claro contraste entre los valles subuti-lizados (III.2), con las mismas condiciones de las terrazas de la unidad II y que ocupa la más extensa área de la localidad, y el resto de la zona (III.1, III.3, III.4, y III.5), cuyas subunidades están sobre explotadas, por similares razones a la unidad anterior y donde de manera análoga, algunas pendientes y colinas forestadas y la unidad III.6, sobre serpentinitas bajo conservación, presentan un uso optimizado.

Las alturas cársicas (unidad IV), presentan condiciones dominantes sobre explotadas en los paisajes IV.1 y IV.2, dado el incipiente deterioro de la cobertura vegetal en estos paisajes sensibles, mientras que las cimas forestadas (IV.3), se encuentran optimizadas.

4. ANáLISIS DE LOS PELIGROS POTENCIALES DE LOS PAISAJES EN LAS CUENCAS GUANABO E ITABO

4.1. Peligro de inundación pluvial

El régimen de precipitaciones de Cuba posibilita la aparición de inundaciones, sobre todo durante el período lluvioso (mayo a octubre), aunque también se han pro-

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Figura 5. Mapa de peligro potencial de inundación pluvial

ducido algunas importantes en la época menos lluviosa (noviembre a abril) debido a la influencia de frentes fríos. (Figura 5). Las categorías definidas fueron tres:

• Bajo peligro de inundación: (II.6) Colinas bajas residuales; (II.7) Pendientes denudativas ligeramente inclinada (5-10º); (II.8) Pendientes denudativas fuerte-mente inclinada (10-20º); (II.9) Cimas denudativas suavemente inclinadas (3-5º); (II.10) Cimas denudativas ligeramente inclinadas (15-30º); (III.3) Pendiente de las colinas denudativas fuertemente inclinadas (10-20º); (III.4) Cimas de

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las colinas denudativas ligeramente inclinadas (5-10º); (III.5) Pendiente de las colinas denudativas fuertemente inclinadas (10-20º); (III.6) Cima de las colinas denudativas ligeramente inclinadas (5-10º); (IV.2) Pendiente cársico denudativa escarpada (>45º); (IV.3) Cimas de las alturas cársico denudativas suavemente inclinadas (1-3º).

• Moderado peligro de inundación: (II.5) Segunda terraza fluvial denudativa suavemente inclinada (1-3º); (III.2) Superficie erosivo denudativa ligeramente inclinada (5-10º).

• Alto peligro de inundación: (II.1) Cauce; (II.2) Cañadas; (II.3) Primera terraza fluvial baja salinizada; (II.4) Primera terraza fluvial baja no salinizada; (III.1) Cañadas en forma de V; (IV.1) Cañadas en forma de V.

4.2. Peligro de inundación por rompimiento de presas

Se puede apreciar con exactitud en la Figura 6 que no es más que un modelo de simulación para determinar el área que puede ser inundada por rompimiento de pre-sas con un determinado nivel de agua, utilizándose para ello la operación del vecino más cercano, determinando la localización y altitud de la presa, así como definiendo el nivel del cuerpo de agua y asignando para el área de estudio dos valores básicos:

• Con peligro: (II.1) Cauce; (II.2) Cañadas; (II.3) Primera terraza fluvial baja salinizada; (II.4) Primera terraza fluvial baja no salinizada; (II.5) Segunda te-rraza fluvial denudativa suavemente inclinada (1-3º); (III.1) Cañadas en forma de V; (III.2) Superficie erosivo denudativa ligeramente inclinada (5-10º); (IV.1) Cañadas en forma de V.

• Sin peligro: (II.6) Colinas bajas residuales; (II.7) Pendientes denudativas lige-ramente inclinada (5-10º); (II.8) Pendientes denudativas fuertemente inclinadas (10-20º); (II.9) Cimas denudativas suavemente inclinadas (3-5º); (III.3) Pendiente de las colinas denudativas fuertemente inclinadas (15-30º); (III.4) Cimas de las colinas denudativas ligeramente inclinadas (5-10º); (III.5) Pendiente de las colinas denudativas fuertemente inclinadas (10-20º); (III.6) Cima de las colinas denudativas ligeramente inclinadas (5-10º); (IV.2) Pendiente cársico denudativa escarpada (>45º); (IV.3) Cimas de las alturas cársico denudativas suavemente inclinadas (1-3º).

4.3. Peligro de erosión potencial

La Figura 7 es el resultado de la suma algebraica de los mapas de disección vertical, áreas planas y de inflexión máxima, litológico, ángulo de inclinación de las pendientes, formas de las pendientes, sedimentación, flujo de acumulación, poder de arrastre de las corrientes e índice de saturación del suelo.

LA DEGRADACIÓN AMBIENTAL DE LOS PAISAJES EN LAS CUENCAS TRIBUTARIAS… 177

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Como resultado de este análisis se determinaron tres categorías de erosión poten-cial, determinándose para el área la clasificación de:

• Baja Erosión: (II.3) Primera terraza fluvial baja salinizada; (II.4) Primera terraza fluvial baja no salinizada; (II.5) Segunda terraza fluvial denudativa suavemente inclinada (1-3º); (III.2.) Superficie erosivo denudativa ligeramente inclinada (5-10º); (III.4) Cima de las colinas denudativas ligeramente inclina-das (5-10º); (III.6), Cimas de las colinas denudativas ligeramente inclinadas (5-10º); (IV.3) Cimas de las alturas cársico denudativas suavemente inclinadas (1-3º).

Figura 6. Mapa de peligro potencial de inundación por rompimiento de presas

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Figura 7. Mapa de peligro potencial de erosión

• Alta Erosión: (II.1) Cauce; (II.2) Cañadas planas; (II.6) Colinas bajas residuales; (II.7) Pendientes denudativas ligeramente inclinada (5-10º); (II.8) Pendientes denudativas fuertemente inclinadas (10-20º); (II.9) Cimas denudativas suave-mente inclinadas (3-5º); (III.1) Cañadas en forma de V; (III.3) Pendiente de las colinas denudativas fuertemente inclinadas (15-30º); (III.5) Pendiente de las colinas denudativas fuertemente inclinadas sobre serpentinita (10-20º); (II.5); (IV.2) Pendiente cársico denudativa escarpada (>45º); (IV.3) Cimas de las alturas cársico denudativas suavemente inclinadas (1-3º).

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4.4. Peligro de los incendios en pastizales y áreas forestales

En el área de estudio ocurren de forma frecuente numerosos incendios que des-truyen amplias zonas de pastizales y masas forestales. Estos fuegos son característicos del período seco, principalmente en los meses de marzo y abril, producto de la sequía prolongada, quedando expuesta la totalidad de las tres unidades de paisaje a este tipo de peligro en un grado moderado.

La causa de estos incendios se asocia principalmente a la acción del ser humano que, de forma consiente o accidental, induce el fuego en áreas de pastos o forestales, pudiendo también ocurrir estos siniestros de forma natural en días cálidos y de fuerte insolación.

Así, durante el final del periodo seco se incendian de manera sistemática los terrenos más secos, como las terrazas marinas altas y las colinas denudativas litorales con pastos o matorrales, las pendientes medias y fuertes del interior de la cuenca con pastizales, principalmente sobre serpentinitas y las áreas forestales preferentemente sobre esta roca.

Estos incendios provocan un fuerte impacto sobre el medio, no sólo por la con-taminación atmosférica que crean, si no, y mucho más importante, por el efecto des-tructivo que produce sobre la ecología existente, el costo de las pérdidas económicas y los peligros que puede acarrear para las personas, inmuebles y animales presentes en la zona. El tratamiento de esta problemática requerirá de una estrategia adecuada para la minimización y control de la misma, mediante un plan de acción y la toma de medidas que garanticen los menores efectos posibles.

5. ANáLISIS DE LOS PROCESOS DEGRADANTES EN LAS CUENCAS GUANABO E ITABO

En el análisis de los procesos de degradación ambiental fueron distinguidos entre los de tipo natural y los de influencia antrópica (HERNáNDEZ, D., GARCíA, A. y SALINAS, E. 2009, 2010). El análisis de la degradación efectuado por las unidades de paisaje establecidas, demostró que en la zona litoral (unidad I), se presentan fuertes procesos de tipo natural, entre los que sobresalen las inundaciones y penetraciones del mar, fenómenos de manifestación frecuente en el área, en correspondencia a la existencia de eventos hidrometeorológicos tales como huracanes, frentes fríos, bajas subtropicales, tormentas de verano, etc. (CORNEJO, 2006), y que afectan principal-mente a las unidades bajas: I.1, I.2, I.3, I.4, I.5 y I.6, provocando fuertes perjuicios a la población y la economía.

La localización costera de estos paisajes induce una permanente salinización ambiental, principalmente de las unidades acuáticas y la consecuente producción de corrosión en las unidades limítrofes. La acumulación de sedimentos, provocada por los arrastres de los ríos desde las cuencas deforestadas, causa el asolvamiento de los cuerpos de agua, la contaminación y la interrupción de los flujos hídricos (REYES y otros., 2007). Es importante la erosión en los ríos y playas, siendo en estas últimas

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la degradación de gran magnitud. Se ha calculado por los especialistas del proyecto Sibarimar, que en los últimos 30 años se han perdido 15 m. de playa (SOSA y RIVAS, 2001; SOSA, RIVAS y GUERRA, 2004; SOSA, GUERRA y RIVAS, 2010).

En las subunidades altas (I.7, I.8, I.9, I.10, I.11 y I.12), se manifiestan procesos perjudiciales asociados a la carsificación, la pedregosidad y la erosión, acelerados por el manejo inadecuado de estos territorios y el actual abandono de los mismos, que inducen condiciones de intensificación de los mismos, como son los incendios de pastizales, los desbroces y los movimientos de tierra.

En cuanto a los procesos de origen antrópico, resalta la contaminación del agua y la eutrofización en las unidades acuáticas y urbanizadas (I.1, I.2, I.3, I.4, I.5, I.6, I.7), que conllevan a la degradación de las aguas de forma intensa y la aún ligera, pero creciente contaminación marina, que pone en peligro la futura utilización de las playas.

Otro proceso extendido es la invasión de especies, que afecta a las unidades I.3, I.4, I.5, I.6, I.7, I.8, I.9, I.10, I.11 y I.12, proceso ampliamente extendido, con diversos arbustos y árboles invasores como el aroma, el marabú, la leucaena y el algarrobo músico. En estas áreas y otras de pastoreo en los valles, pendientes y colinas bajas, aprovechando el abandono de las áreas pecuarias en los últimos años, se manifiesta la expansión de los matorrales secundarios de Marabú (Dychrostachys cinera) y Aroma (Acacia farnesiana) de muy difícil control. La existencia de estos matorrales secunda-rios, si bien de una parte se considera que protegen el suelo, al mantener una cobertura vegetal espesa y estable, aportar abundante materia orgánica y además nitrificar el suelo, al tratarse de leguminosas, por otra parte representa una pérdida de la productividad económica y en consecuencia una ineficiente gestión de los recursos del geosistema, a lo que se añade que las áreas infestadas se convierten en focos activos de disemi-nación de la plaga. La deforestación y la actividad humana depredadora conducen a una progresiva pérdida de la biodiversidad de esta área, con la eliminación de especies valiosas y la destrucción de los hábitat naturales.

Es característico de esta área, como ya se ha dicho, la existencia frecuente de incendios, que destruyen amplias zonas de pastizales y forestales. Estos fuegos son característicos del período seco, principalmente en los meses de marzo y abril, pro-ducto de la sequía prolongada (ACEVEDO y otros, en NAVARRO, 2008), con las consecuencias ya tratadas.

El hundimiento de terrenos corresponde a las áreas rellenadas de lagunas y pantanos correspondientes a la unidad I.6, donde la subsidencia del terreno afecta las construc-ciones e instalaciones del lugar. Se destacan los vertimientos al medio de desechos sólidos (casi todas las unidades) y de aguas fecales (I.1, I.2, I.3 y I.6), aspectos de amplia presencia que afectan al entorno y crean una problemática ambiental delicada y compleja. Son frecuentes también las áreas rellenadas (I.1 y I.3), que implican un cambio total del medio, en ocasiones realizadas de forma inadecuada. El dragado de materiales se localiza en la zona del estero del río Guanabo (I.1), cuyo canal de uso marítimo para pequeñas embarcaciones requiere de este tratamiento, pero que además de alterar el sistema natural, los productos del mismo son frecuentemente depositados de forma incorrecta, provocando nuevos conflictos ambientales.

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En las playas (I.5), se agrupan una serie de procesos degradantes que afectan las mismas de forma creciente, como la compactación de las arenas, las construcciones, la extracción de arena, favoreciendo un uso inadecuado de las playas y dunas; y los vertimientos, la erosión, la contaminación y la extracción de especies, que ponen en peligro la calidad ambiental de las mismas.

En las partes altas (I.7, I.8, I.9, I.10, I.11, I.12), se detectan los micro vertederos de desechos sólidos, los desbroces y los movimientos de tierra, como procesos degra-dantes de naturaleza antrópica. En las unidades urbanizadas o parcialmente urbanas (1.6, I.7 y I.8), por donde pasan viales importantes, se producen ruidos, que afectan el equilibrio ambiental.

En la unidad II, el más difundido entre los procesos de degradación natural es la erosión, laminar en los valles y laminar y concentrada en las pendientes y colinas, como reflejo de la deforestación del territorio y el uso inadecuado de los geocomplejos. Las inundaciones frecuentes en las partes bajas de los valles (II.1, II.2, II.3 y II.4), también se corresponden con fenómenos hidrometeorológicos severos y afectan principalmente las actividades agropecuarias y a los asentamientos a la orilla de los cursos de agua.

La subunidad II.3, la superficie salinizada, presenta un cúmulo grande de fenómenos degradantes naturales: salinización, empantanamiento, inundaciones e hidromorfismo, por su carácter bajo y la influencia del sector marino a través del cauce del río Ita-bo, lo que la sitúa en una condición particularmente delicada, situación análoga a la subunidad II.4, sin la salinización.

Las subunidades altas de las colinas (II.6, II.7, II.8, II.9 y II.10), se ven afec-tadas por procesos como la erosión, la pedregosidad y la acidificación de los suelos de litología serpentinítica, que limitan sus potencialidades agropecuarias y denotan la vulnerabilidad de las mismas ante estos procesos.

En los procesos de naturaleza antrópica de la unidad II, se destacan por ser generales, la invasión de especies y la pérdida de biodiversidad, como resultado de la actividad humana depredadora en estos territorios. Los paisajes acuáticos (II.1, II.2), manifiestan la contaminación de las aguas y la deforestación, proceso este último también generalizado en el resto de las subunidades de la localidad, donde además intervienen los incendios de pastizales y forestales ya explicados.

La compactación se desarrolla en los suelos de las subunidades: II.3, II.4 y II.5, producto del empleo de la maquinaria en las actividades agropecuarias en suelos pro-pensos a la compactación. Los procesos degradantes de origen antrópico que afectan a las subunidades II.1 y II.2, son la extracción de agua para la agricultura y el uso doméstico, el vertido de aguas residuales y fecales en las zonas pobladas, y la extrac-ción de especies de flora y fauna.

Los problemas de las subunidades de paisaje planas (II.3, II.4 y II.5), se relacio-nan con su uso agropecuario, donde se manifiesta el uso de fertilizantes y pesticidas y la creación de microvertederos, además de la existencia de ruidos y movimientos de tierra en las últimas dos subunidades. Los paisajes II.9 y II.10 presentan movimientos de tierra, desbroces, que parcialmente afectan su estabilidad geoecológica, mientras las subunidades II.6, II.7 y II.8, además de los anteriores se ven perjudicados por microvertederos y ruidos.

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En la unidad III el proceso degradante natural más generalizado es la erosión, presente en todas las unidades, con diferente manifestación. Las inundaciones están presentes en los cañadas (III.1), y las superficies bajas aledañas (III.2). La pedregosi-dad se manifiesta en las pendientes de las colinas y la acidificación en las de origen serpentiníticas.

Los procesos de origen antrópico aparecen generalizados en todos los geosistemas de la localidad: invasión de especies, pérdida de biodiversidad, deforestación e incendios de pastizales y forestales. De forma particular, las cañadas (III.1) presentan además contaminación leve de las aguas, extracción de agua y especies y los vertidos de con-taminantes; y las superficies ligeramente inclinadas (III.2) presentan compactación, en relación al uso agropecuario, uso de fertilizantes y pesticidas, ruidos y microvertederos ilegales. Las unidades altas colinosas presentan problemas de desbroces y movimientos de tierra, con ruido en las distintas unidades de pendientes (III.3, III.5).

La degradación en la unidad IV se asocia con los procesos naturales de carsificación y pedregosidad, en todas las subunidades. En las cañadas (IV.1) se reportan inundacio-nes y erosión fluvial y en las zonas de pendiente (IV.2), erosión fuerte y desplomes.

En los procesos de origen antrópico son generalizadas la pérdida de biodiversidad, la invasión de especies, los incendios forestales y la deforestación. Mientras en las cañadas (IV.1) existe contaminación de las aguas, extracción de agua para usos agropecuarios y doméstico. En la pendiente (IV.2), además de la extracción de especies, existen micro-vertereros y desbroces, y en la cimas (IV.3), la tala forestal y la extracción de especies.

6. ANáLISIS DEL ESTADO GEOECOLÓGICO DE LOS PAISAJES DE LAS CUENCAS DE GUANABO E ITABO

A partir de los resultados anteriores y tras el reconocimiento de campo de las unidades, se formuló la evaluación de su estado ambiental o geoecológico según las unidades de segundo orden o subunidades establecidas.

Por estado ambiental o geoecológico se considera la situación geoecológica del paisaje dado, determinado por el tipo y grado del impacto antropogénico, y la capaci-dad de reacción y absorción de los geosistemas. Se distinguen las siguientes clases de estado geoecológico o ambiental de los geosistemas (adaptado de MATEO, J. 1997):

Estable (no alterado): se conserva la estructura original. No existen problemas ambientales significativos que deterioren el paisaje. El nivel de los procesos geoeco-lógicos tiene un carácter natural. La influencia antropogénica es muy pequeña. Estos paisajes constituyen los núcleos de la estabilidad geoecológica, siendo principalmente paisajes primarios o naturales, con limitado uso e impacto antropogénico.

Medianamente estable (Sostenible): reflejan pocos cambios en la estructura. In-ciden algunos problemas de intensidad leve a moderada, que no alteran el potencial natural y la integridad del geosistema. Son áreas que están asimiladas y utilizadas por el hombre, de tal forma, que el uso de la tierra, está en equilibrio con el potencial, siendo sostenible. Estas áreas necesitan de una manutención y un cuidado de bajo costo para asegurar que continúe dicho estado.

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Inestable (Insostenible): geosistemas que se caracterizan por fuertes cambios en la estructura espacial y funcional, de tal manera que no puede cumplir las funciones geoecológicas, aunque aún conserva la integridad. Existe clara incidencia de algunos problemas ambientales, resultado de la sobre explotación de los recursos, dando lugar a un descenso significativo de la productividad, y favoreciendo la desaparición de los mismos en un corto plazo temporal.

Crítico: Pérdida parcial de la estructura espacial y funcional, con eliminación paulatina de las funciones geoecológicas. Se manifiesta en un significativo número de problemas ambientales de fuerte intensidad. Son áreas donde el uso de la tierra y el impacto humano han excedido la capacidad de carga y soporte de los geosistemas. Ello conduce a una drástica reducción del potencial de recursos naturales. Los paisajes que están en este estado, necesitan de la aplicación de medidas de mitigación urgente e inmediata para recuperar el potencial natural.

El estado ambiental también fue analizado para los usos dominantes de cada paisaje. En caso de existir más de uno se realizó la valoración de los mismos, ya que la presencia de diferentes usos en una misma unidad, determina que los paisa-jes respondan de manera diferente ante cada uno y por ende manifiesten un estado geoecológico diferente.

En la unidad I el estado de los paisajes se diferencia claramente entre los consi-derados inestables relacionados con el borde litoral y las partes urbanizadas (I.2, I.3, I.4, I.5, I.6., I.7 y I.10), donde el medio se encuentra profundamente perturbado, con intensos procesos degradantes y deterioro de sus relaciones funcionales, que llegan a ser críticos en el estero de Guanabo (I.1), y los medianamente estables congregados hacia las partes altas de la llanura (I.7, I.8, I.9, I.11 y I.12).

El estado geoecológico predominante en la unidad II, es el inestable. Aquí se ubican las unidades de cauces y cañadas (II.1 y II.2), la primera terraza fluvial (II.4), las colinas deforestadas de uso pecuario, invadidas de marabú (II.6), y las pendientes y cimas de serpentinitas degradadas (II.7 y II.9). Se manifiesta medianamente estable la segunda terraza fluvial (II.5), con menos problemas degradantes, y la cimas de las colinas forestadas (II.9). Son declarados paisajes críticos la superficie salinizada (II.3), con fuertes procesos degradantes y sobre explotación en su utilización, por lo que ma-nifiesta situación de alto estrés geoecológico; y las pendientes y cimas de serpentinitas deforestadas (II.8 y II.10). Como estables se reconocen los paisajes forestados y bajo conservación (II.7, II.8 y II.10).

En la unidad III, las cimas y pendientes fuertes de serpentinitas bajo régimen de conservación (III.5 y III.6) se declaran estables; la superficie ligera (III.2) se encuentra medianamente estable, dados un menor grado de situaciones y procesos degradantes, al igual que las subunidades III.3 (pendientes fuertes), III.4 (cimas) y III.5 (pendiente fuerte sobre serpentinita), forestadas. Por su parte, las cañadas son inestables por el número de alteraciones y problemas de degradación que se manifiestan en ellas; Y la subunidad III.5 (pendiente fuerte sobre serpentinita) deforestada, en estado crítico. La inestabilidad prevalece en las subunidades IV.1 y IV.2, (cañadas y pendientes), dado su condición de sobre explotación y sensibilidad geoecológica. Las cimas (IV.3) se encuentran en estado medianamente estable, por su nivel de conservación natural.

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7. DIAGNÓSTICO INTEGRADO DE LOS PAISAJES DE LAS CUENCAS DE GUANABO E ITABO

Para obtener un diagnóstico ambiental integrado de los paisajes de las cuencas de Guanabo e Itabo, se siguió un procedimiento de evaluación a través de la confección de una matriz de evaluación para el diagnóstico integrado de las 31 subunidades de paisaje establecidas, en que se fue valorando los diferentes aspectos tratados hasta ahora: el uso actual dominante, la relación uso/potencial (eficiencia de utilización) y el estado ambiental (los peligros ambientales o sensibilidad, los procesos de degradación y el estado geoecológico). En la tabla 6 presentamos dicha matriz para el caso concre-to de la unidad IV. Siguiendo estos criterios se confeccionó el mapa de Diagnóstico Geoecológico Integrado de los paisajes.

El diagnóstico Integrado de las unidades del paisaje de las cuencas tributarias y del sector costero de la ensenada de Sibarimar, señaló una diferenciación clara que varía de norte a sur, atendiendo al grado de intervención humana del territorio, según los potenciales de utilización y la acumulación de los problemas ambientales hacia la costa.

Así, se observa que los paisajes estables, optimizados, forestales y conservados se localizan dispersos asociados al área protegida de la Coca y en las colinas forestadas (II.7, II.8, II.9, II.10, III.5 y III.6). Los paisajes medianamente estables, optimizados, forestales se asocian a las cimas de las alturas cársicas (IV.3) y las pendientes fuertes y cimas de las colinas denudativas forestadas (III.3 y III.4). Por otro lado, los paisajes medianamente estables, sobre explotados con pastos, cultivos y matorrales invasivos están presentes en las subunidades II.9 y III.5, cimas suaves y pendientes fuertes sobre serpentinita, respectivamente.

Paisajes como los medianamente estables, subutilizados con presencia de pastos, cultivos, bosques y matorrales invasivos aparecen en subunidades presentes en la unidad I; segunda terraza marina (I.7), pendiente septentrional (I.9), pendiente ligera (I.11), cimas (I.12) y en otras como la segunda terraza fluvial (II.5) y la superficie ligera (III.2).

Dentro de los medianamente estables, subutilizados, se encuentran con diferente uso del suelo, los paisajes medianamente estables, subutilizados, urbanos y pastos los que se encuentran solamente en la tercera terraza marina (I.8). Los paisajes inestables, subutilizados, por la existencia de pastos y matorrales invasivos tienen su localización en la primera terraza no salinizada (II.4).

Se puede observar además que los inestables, sobre explotados, con participa-ción de pastos, cultivos, bosques y matorrales invasivos son los paisajes de mayor predominio en el territorio. Entre ellos aparecen la pendiente meridional, las colinas bajas, las pendientes ligeras, las cimas suaves, la pendiente fuerte de las colinas, la cima ligera de las colinas y la pendiente escarpada (I.10, II.6, II.7, II.9, III.3, III.4 y IV.2 respectivamente).

Aparecen también en el territorio los inestables, sobre explotados, urbano-turísticos, paisajes que tienen su aparición en las playas y dunas (Turismo) y en la primera y segunda terrazas marinas (Urbano), subunidades I.5, I.6 y I.7 respectivamente.

Los paisajes inestables, sobre explotados, drenaje natural tienen gran influencia en el territorio, pues se encuentran en varias subunidades: el cauce inferior del río

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Figura 8. Mapa del diagnóstico ambiental integral de los paisajes. Cuencas Guanabo e Itabo

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(I.2), la laguna litoral (I.3), las cañadas en forma de U (I.4), el cauce encajado (II.1), las cañadas en forma plana (II.2), las cañadas en forma de V (III.1) y las cañadas en forma de V (IV.1).

Por su parte, los paisajes críticos, sobre explotados, con presencia de pastos, cultivos y matorrales invasivos se ubican en las subunidades primera terraza salinizada (II.3), pendientes fuertes sobre serpentinitas (II.8), cimas ligeras (II.10) y las pendientes fuertes sobre serpentinitas (III.5).

La última clasificación realizada sobre el diagnóstico integral para los paisajes del territorio fue la correspondiente a críticos, sobre explotados, drenaje natural, en la que solamente esta presente una subunidad, el estero fluvio-marino (I.1).

En definitiva, en los paisajes correspondientes a la ensenada de Sibarimar y sus cuencas tributarias se manifiesta una intensa degradación ambiental, fundamentalmente relacionadas con la inadecuada utilización de los recursos, la sobre explotación de los sistemas y el abandono de las áreas alteradas por la actividad agropecuaria en los últimos años, lo que conduce en la actualidad a la subutilización de los paisajes y sus recursos, fundamentalmente en lo referente a la actividad agropecuaria de carácter extensivo o en situación de abandono, con la existencia de procesos de degradación intensos, am-pliamente extendidos con fuerte dinámica principalmente en la zona costera y en las pendientes y colinas denudativas deforestadas, originando en ellos estados ambientales inestable. En general, para las cuencas de Guanabo e Itabo la situación ambiental existente muestra un predominio de las áreas medianamente estables subutilizadas, con situaciones muy complejas de carácter inestables y sobre explotadas, en la zona costera, y críticas, sobre explotados, para la red hídrica y las colinas serpentiníticas. Estos serían los puntos prioritarios a la hora de establecer un plan de actuaciones de mejora de la calidad ambiental de las cuencas de Guanabo e Itabo.

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LAS FRONTERAS REGIONALES: LA mATERIA DE mIGRACIONES EN LA GEOPOLíTICA CONTEmPORÁNEA

Zampeta Papadodima*

Recibido: 07-01-11. Aceptado: 06-07-11. BIBLID [0210-5462 (2011-1); 48: 189-205].

PALABRAS CLAVE: Geopolítica, Integración Regional, migración Internacional.KEYWORDS: Geopolitics, Regional Integration, International migration.mOTS-CLÉS: Géopolitique, intégration régionale, les migrations internationales.

RESUMEN

El siguiente artículo es un estudio comparativo sobre la migración actual en las fronteras externas de países embarcados en procesos de integración regional. Tiene como propósito re-flexionar sobre las actuales reconfiguraciones fronterizas en torno a estos procesos y al interior de los mismos. Para ello focalizaremos en los mecanismos y políticas de integración que revelan las transformaciones de las fronteras tradicionales a través de la comparación entre las políticas de migración extrarregional de tres procesos regionales paradigmáticos (U.E.: Unión Europea, TLCAN: Tratado de Libre Comercio de América del Norte y MERCOSUR: Mercado Común del Sur de América), explorando estas nuevas fronteras regionales desde la óptica de las políticas relativas a la movilidad humana y los contextos nacionales en que se realizan.

ABSTRACT

The following article is a comparative study of contemporary migration at the external borders of countries within regional integration processes. Its purpose is to reflect on the current border reconfigurations due to these processes. Therefore this paper examines the integration policies and mechanisms that reveal the transformation of the traditional boundarie,s through the comparison of extra-regional migration policies among three paradigmatic regional processes (EU: European Union, NAFTA Free Trade Agreement of North America and MERCOSUR: Com-mon Market of South America), exploring these new frontiers from the perspective of regional policies on human mobility and the nacional contexts in which they take place.

RESUMÉ

Le présent article est une étude comparative des migrations contemporaines aux fron-tières extérieures des pays dans les processus d’intégration régionale. Son but est de réfléchir sur les reconfigurations frontière actuelle à cause de ces processus. Donc cet accent document sur les politiques d’intégration et de mécanismes qui révèlent la transformation des frontières

*. Investigadora Cátedra Jean Monnet-Universidad de Atenas. Coordinadora Académica Espacio de Estudios Migratorios -EEM Argentina. [email protected], [email protected]

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traditionnelles, à travers la comparaison des politiques d’immigration extra-régionale de trois paradigmatique des processus régionaux (UE: Union européenne, Accord du libre-échange d’Amérique du Nord et le MERCOSUR: Marché commun du Amérique du Sud), l’exploration de ces nouvelles frontières du point de vue des politiques régionales sur la mobilité humaine et les contextes nacional dans lequel ils prennent place.

1. INTRODUCCIÓN

La complejidad de la investigación migratoria se atribuye principalmente a los aspectos interconectados que sería necesario abarcar desde varias disciplinas inter-pretativas. Por tanto difícilmente se puede adoptar una perspectiva única. Al mismo tiempo el análisis interdisciplinario, aunque fundamental, puede resultar ineficiente por la amplia multiplicidad de las variables que se pueden considerar. Sin embargo, el análisis regional es un campo de mayor potencialidad, dado que la perspectiva es-pacial de las dinámicas socioeconómicas se evidencian con mayor densidad en estos procesos de integración, principalmente en los últimos treinta años. La migración, ya sea considerada como movilidad del capital humano o como circulación dentro de los límites de una región, permite la implementación de políticas migratorias que ponen en tela de juicio nociones como supranacionalidad y soberanía.

No obstante, estas regiones, por razones históricas y por sus diferentes niveles de cohesión e institucionalidad, contienen en su núcleo de países fuertes asimetrías tanto en el nivel de desarrollo económico de cada país miembro como también en sus perspectivas políticas nacionales y regionales. Una de las inevitables consecuencias de la integración económica es el incremento de dicha polarización, que impide la convergencia y la reciprocidad (GIORDANO P. y otros, 2004). Los términos relativos a los aspectos económicos, así como las políticas sociales de dichos procesos de inte-gración regional, reflejan estas asimetrías; los países con mayor desarrollo y capacidad de financiación, se encargan del diseño de las políticas de cohesión regionales y por ende de la formulación de políticas orientadas a la incidencia hacia la migración interna e internacional. Como veremos, en aquellos procesos donde estas asimetrías socio-históricas son más evidentes, la migración se regula por las necesidades del capital humano en los países desarrollados de la región (al mismo tiempo principales países de destino migratorio). Igualmente los países periféricos situados en las fronteras externas de la región, presentan mayor dificultad en la administración migratoria en cuanto a la contención de los flujos. Las políticas restrictivas hacia la migración junto con la limitada capacidad de crear espacios compartidos regionales de dialogo, resultan en una ineficiente administración de sus fronteras, incentivando el conflicto y los flujos irregulares (PÉREZ GARCIA. N., 2009).

Por tanto el siguiente artículo analiza los cambios en las políticas migratorias regio-nales que se producen a causa de las actuales transformaciones políticas y económicas en las fronteras nacionales dentro de un conjunto de países embarcados en procesos de integración regional, con el objetivo de revelar el impacto de dichas políticas sobre los flujos migratorios contemporáneos. Considerando que los tres principales procesos a

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nivel mundial (U. E.: Unión Europea, TLCAN: Tratado de Libre Comercio de América del Norte y MERCOSUR: Mercado Común de Sur de América), promueven políticas migratorias compartidas dentro de su respectiva región, el análisis de su enfoque y objetivos mostrarán importantes diferenciaciones en cuanto a la administración de los flujos y consecuentemente respecto de las dinámicas fronterizas. Empezando por el abordaje de estos procesos, indicando sus semejanzas, diferencias y alcances regionales, contrastaremos las características de los actuales flujos migratorios que se desplazan hacia dichas zonas. A modo de conclusión evaluaremos el impacto de las políticas regionales en las transformaciones sociales que se llevan a cabo en las fronteras ex-ternas de las regiones analizadas.

2. LA FRONTERAS REGIONALES

La noción de la frontera tiene una connotación territorial, una dominación espacial sobre el contexto conceptual a lo que se aplica.

SCHMUKLER R. (2005, T.d.A.)

En sus distintos usos y acepciones, el término frontera1 es utilizado para expre-sar la separación entre grupos sociopolíticos, asociándose por tanto a un contacto impreciso entre los mismos. Las distintas definiciones de frontera que coexisten, expresan su dimensión cultural y social, aparte de su dimensión política como lí-mites del Estado. Sin embargo hace referencia a límites, inicialmente geopolíticos, que engloban diferencias producidas en el propio o en distinto lugar. Estas diversas dimensiones invitaron a la ampliación de la definición de la frontera en la geografía y principalmente la geopolítica: «La geografía emergente de la globalización está caracterizada por la conformación simultánea de un espacio único y múltiples terri-torios, con manifestaciones geográficas en el espacio físico y en el espacio virtual» (BOISIER S. 2003, pág. 28).

Desde su configuración administrativa, la función de la frontera ha sido determinada claramente como contenedora del territorio estatal destinado a proteger e incluir una identidad nacional homogénea, y organizar o controlar las periferias, contribuyendo directa e indirectamente a su funcionamiento. Su extensión, el espacio ocupado, y la ubicación, son factores que determinan la potencia estatal. El dominio del espacio res-ponde en mayor medida al control de los medios de circulación, que pueden ser tanto el comercio, la guerra o los flujos migratorios. De ahí la importancia del acceso y del control que se ejerce en sus límites. Las prácticas territoriales constituyen un rasgo

1. «La frontera es un objeto geográfico que separa dos sistemas territoriales contiguos. Este objeto no se resume en un límite, porque hay incidencias sobre la organización del espacio (efectos-frontera) e integra una dimensión política (es decir, lo que compete a la estructuración de una sociedad), una dimensión simbólica, (es reconocida como un conjunto de actores y sirve de indicador en el espacio), y una dimensión material (que está inscrita en el paisaje)» (REITEL B. y ZANDER P., 2006).

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sobresaliente del Estado en la gestión de su propio espacio de soberanía del territorio estatal. Esta triple identidad (Nación, Estado y Territorio), configura la construcción nacional moderna (VALCáRCEL ORTEGA J. 2000).

Las cuatro dimensiones básicas sobre el concepto contemporáneo de frontera se centran, primero, en las mismas como instrumentos de política estatal, dado que los gobiernos procuran influenciar la localización y función de las mismas. En segundo lugar en las políticas y prácticas geopolíticas que tienden al control territorial sobre los espacios fronterizos. Tercero, en las fronteras como constructoras de identidad y por último, en la frontera como término del discurso, cuyo significado cambia en función del tiempo y lugar (LINARES R, 2006). Estas cuatro dimensiones fronterizas marcan a su vez los procesos históricos de la frontera en cuanto a su organización e identi-dad (ESCOLAR D. 2000). Los puntos fronterizos, ya sean pueblos o ciudades, son aglomeraciones urbanas situadas en los límites de los Estados, cuyos tejidos sociales presentan fuertes asimetrías y relaciones antinómicas.

La cooperación no equivale a armonía, porque no exige total identidad de intereses, sino es probable solo en situaciones de intereses conflictivos y complementarios. Así definida, no necesariamente es buena desde un punto de vista moral

KEOHANE y AXELROD en SALOMÓN M., 2002, pág. 13.

Analizando las regiones contemporáneas, nos encontramos con espacios variados que no en todos los casos agrupan características análogas. Por tanto encontraremos regiones donde prima la proximidad física, los vínculos históricos, la organización en torno a un centro con cierta autonomía, o nada de lo anterior. Las regiones de hoy, más que una ampliación del espacio nacional, se orientan hacia la colaboración de Estados soberanos con el objetivo de una integración funcional en una economía glo-bal (FARE T., 2004). A través de distintas etapas de integración económica (tratados preferenciales de comercio, área de libre comercio, unión aduanera, mercado común y unión económica), esta estrategia puede establecer en ciertos casos metas y objetivos comunes para el desarrollo y las políticas compartidas. Las alianzas y en cierto modo sumisiones de los estados en los recientes procesos de integración regional, muestran las pautas de las políticas compartidas entre los estados-miembros y tratan de asegurar los medios para los objetivos comunes (SáNCHEZ O. A., 2004). En el marco de estos acuerdos regionales, deben distinguirse las asimetrías basadas en factores estructurales, de las políticas explícitas o las intervenciones regulatorias de los países (BOUZAS R., 2003). La actual crisis financiera evidenció dichos desequilibrios hasta en los procesos considerados más avanzados, revelando distintas velocidades de desarrollo y poder decisorio que pudieron quedar latentes en un primer momento.

No obstante, los tres procesos regionales que analizamos hacen referencia a países con características históricas destacables en cuanto a sus relaciones bilaterales y que comparten «espacios de separación y contacto» entre los mismos. Parte de las tradicionales fronteras nacionales definirán los limites externos de las regiónes en integración, que generalmente corresponden a los países periféricos dentro de estos procesos (MáRMORA L. 2002).

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A continuación, analizaremos los roles de las fronteras periféricas, fronteras externas desde su función como entradas regionales, en las que se regulan los flujos migratorios. A pesar de que los tres modelos son poco comparables en cuanto a su distribución y dinámica de la actividad económica, asentamientos humanos y aspectos sociales, es en las políticas migratorias (especialmente en los grupos considerados más desarrollados) donde se aprecian ciertas similitudes relevantes en cuanto a la filosofía y administración de los flujos extrarregionales.

Es por eso que en los grupos regionales con fuertes asimetrías entre sus miembros, las fronteras nacionales de sus países periféricos se reconfiguran con mayor densidad en torno a la seguridad y soberanía, primordialmente a través del combate de la mo-vilidad extrarregional. Los cambios asociados a las nuevas funciones de las fronteras internacionales, hacen asumir que son ahora más permeables a los movimientos y flujos transfronterizos, aunque los límites internacionales continúan siendo bien demarcados (Mc HEYMAN J. 1994). Desbordaría con mucho las posibilidades de este trabajo tanto un profundo análisis como una reflexión acerca de sus implicaciones aunque es ahí donde se encuentran los fundamentos de la administración del trabajador en desplazamiento. El análisis comparado entre los tres procesos se concentrará en los fundamentos migratorios y las particularidades evidenciables en los respectivos docu-mentos y políticas regionales, que alteran las dinámicas tradicionales de los espacios fronterizos. Este artículo intenta contribuir al entendimiento de estas reconfiguraciones fronterizas, que a través de un creciente control migratorio terminan convirtiéndose en espacios de permanente conflicto, aislamiento y marginalización.

2.1. La Unión Europea

En materia de cooperación, el viejo continente es el faro de los procesos de integración, con una alta competencia en la coordinación de acciones integradas en todos los niveles (NOVICH S. 2008). Con orígenes comunes a los otros procesos re-gionales, comenzó como unión aduanera para llegar a un modelo de Unión-Comunidad Económica, adoptando políticas estructurales y de cohesión para reducir las asimetrías de sus miembros2. Sin embargo, el núcleo del poder decisorio europeo se mantiene al mismo tiempo en los países económicamente desarrollados, que son paralelamente los principales puntos de atracción migratoria. Los principales puntos de entrada a la región europea están situados en las fronteras (periféricas) marítimas del Medite-rráneo donde se concentran las llegadas de personas indocumentadas procedentes de los países de Asia y áfrica. España, Italia, Grecia Portugal y Malta desde el 2006 reflejan en sus limites nacionales la visión europea que necesita limitar el acceso de

2. La crisis actual que empezó el 2008, destapó una serie de desigualdades entre los países miembros que hasta el momento pasaban desapercibidas, pero que en realidad se ocultaban tras el discurso de equilibrio y cooperación del modelo europeo. A partir de entonces este modelo demuestra serias limitaciones al no combatir estructuralmente las fuertes asimetrías entre las distintas áreas geográficas y subregiones que contiene.

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los flujos de trabajadores hacia los países europeos occidentales (Francia, Alemania, Reino Unido y Holanda).

Europa ha puesto el tema del control de la inmigración entre sus altas prioridades políticas, y en los últimos años, por la creciente recesión mundial, se ha incorporado en las agendas de seguridad y desarrollo marítimo con un costoso despliegue económico, comercial, diplomático e incluso militar, para la vigilancia de los límites europeos y el combate de la migración indocumentada3. En los últimos años se han reforzado las instituciones europeas en cuanto a normativas, convenios y estructuras de decisión supranacionales destinadas a apoyar a los países denominados soft underbelly de la Unión Europea (TRIANDAFYLLIDOU A. 2009). Según la autora, los factores que condicionan las políticas y prácticas de control migratorio en la región son la morfología geográfica de estos países, su posición estratégica en los caminos de migración medi-terránea, la falta de experiencia migratoria previa y sus amplias economías de sistema informal que han proporcionado oportunidades de empleo irregular a los inmigrantes.

La Unión Europea había prestado menos atención a la administración de las fronteras marítimas hasta el 2006, cuando se produce un incremento dramático e in-esperado de la llegada de migrantes irregulares desde áfrica subsahariana y Asia a las costas europeas de Sur. Las principales estrategias, en su mayor parte financiadas por el conjunto de la región europea, se destinan a la promoción de la cooperación con los países extrarregionales, fomentando políticas de ayuda al desarrollo, intercambio y capacitación de las agencias correspondientes y a las prácticas de repatriación y control exo-regional (produciéndose así una externalización de facto de las fronteras regionales en cuanto a su administración y control).

La geografía política del espacio marítimo regional cuenta con particularidades morfológicas e históricas reseñables. No obstante, el contacto histórico entre los países mediterráneos con los países del Magreb y de Asia Occidental a través de las rutas marí-timas comerciales, como también la evolución paralela de las naciones del Sur Europeo4, actualmente se reconfiguran por la creciente militarización de los puntos de entrada (vallas, agentes de control fronterizo, centros de internamiento, redes de tráfico y de crimen organizado etc.). Como resultado las sociedades fronterizas locales se encuentran en un estado de alarma continua, afectadas principalmente por discursos nacionalistas alimentados por la llegada de indocumentados y la permanente presencia militar.

Sin mayor profundización, en este punto retomamos las tres dimensiones en nivel regional, nacional y local-fronterizo, en que se materializan las políticas migratorias y las transformaciones sociales y de ordenamiento territorial que se otorga a los espacios fronterizos. Por otro lado se pueden observar las asimetrías mencionadas en el ámbito regional donde el poder decisorio de los países de destino migratorio se concentra en las fronteras regionales, extendiendo así su política migratoria de regulación de la migración no deseada a los limites de los Estados Miembros periféricos (GODENAU y otros, 2008).

3. Tampere Conclusions (1999), Hague Programme (2004), European Pact on Immigration and Asylum (2008), Stockholm Programme (2009), Treaty on the Functioning of the European Union (TFEU). 4. España, Italia, Grecia Portugal y Malta fueron países de emigración masiva desde 1950 hasta 1970, y los que partían con un menor nivel de desarrollo durante la conformación de la Unión Europea.

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2.2. La Alianza del Norte de América (TLCAN-ASPAN)

El esquema que contrastamos a continuación es el norteamericano; en este caso los tres países participantes (EE.UU., Canadá y México), mantienen históricamente profundas y evidentes asimetrías en cuanto a desarrollo económico y social. Este bloque se sitúa en un primer nivel de integración, únicamente con acuerdos explícitos de liberalización del comercio de bienes, servicios, tecnología y capital. Con la firma del TLCAN y la creación del ASPAN (2005), se materializa el proceso de integración aunque su enfoque sigue hasta hoy meramente orientado al ámbito económico5.

El bloque norteamericano no establece como objetivo en sus agendas regionales la libre circulación de personas entre los países miembros, desarrollando así políticas restrictivas de la movilidad extrarregional que se aplican también en las fronteras internas de la región (Drachie D. 2007). La implementación de varias categorías de visas temporarias con propósitos principalmente laborales, que permiten o facilitan la movilidad entre los países del bloque (conocido también como NAFTA), tiene como fin un mejor control de la circulación de recursos calificados, sin implicar nunca mayor integración social entre los tres miembros (SANTIBáñEZ ROMELLON J., 2009). El desequilibrio de poder en la toma de decisiones dentro del bloque complica aún más este ejercicio por su rigidez en confrontar los grandes problemas y desigualdades eco-nómicas y sociales preexistentes. Políticas cuyo fin es la seguridad y soberanía regional del Norte de América frente al terrorismo internacional, no logran apuntar a un abordaje integral de unas brechas que provocan y consolidan la migración masiva de centro y latinoamericanos hacia el polo de atracción estadounidense (VILLAFUERTE D., 2004).

Igual que en el caso europeo, se adopta la implementación de políticas de control militar, con mayor densidad desde la década de los noventa. No obstante, mientras la Unión Europea habla de soberanía para asegurar con políticas migratorias restrictivas el bienestar nacional-regional en periodos de crisis económicas y de alto desempleo6, en la Alianza de Norte la seguridad nacional y la amenaza del terrorismo internacional vincula perversamente la migración con el crimen organizado7.

5. El Tratado de Libre Comercio en 1994 y la creación de ASPAN para la seguridad del America del Norte 2005, que firmaron 3 países (EE.UU., Canadá y México), estableció una base de relaciones económicas entre ellos y aseguro la cooperación en el diseño de políticas conjuntas; se ve por tanto como un proceso particular en la corriente de integración regional. 6. PÉREZ GARCíA N. (2009, pág. 95): «Los países desarrollados buscan mecanismos de contención en sus fronteras, especialmente para los migrantes menos calificados que por años han subvencionado su sistema económico y demográfico, mientras hay fronteras abiertas para la migración calificada, sobre todo la que facilite el desarrollo del libre comercio. Es clara la estrategia de desarrollo de los países más avanzados, que implica mantener en el subdesarrollo al resto de los países, absorbiendo su capital humano que es atraído por mejores condiciones laborales y de desarrollo personal. Estos temas son los que deben también plantearse en las agendas de seguridad (vista como seguridad humana), donde un tema transversal forzosamente tiene que ser el desarrollo y una verdadera cooperación, donde se asuman compromisos con agendas de trabajo concretas y evaluables». 7. DAUSA M. (2008), analiza el código de las fronteras donde la U.E., incorpora en su discurso el terrorismo y la migración ilegal (Acuerdo Prum), pero sin dejar sus principios humanitarios que le diferencia del discurso rígido norteamericano.

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La frontera regional del sur mexicano es el escenario donde se encuentran, entre otras, esas políticas comunes de administración migratoria regional. Los 4 estados de Yucatán (Chiapas, Campeche, Tabasco y quintana Roo), son la subregión fronteriza de Norteamérica ligada histórica y culturalmente a sus países vecinos, donde se comparte la misma noción de movilidad regional por distintas causas estructurales, políticas y sociales (guerras civiles etc.), así como también por factores medioambientales. Las políticas migratorias de la región norteamericana configuran el espacio fronterizo del Sur mexicano con dinámicas equivalentes: modificación de los flujos de temporales a permanentes a causa de los controles, reconfiguración de los asentamientos provoca-dos por la permanencia de los migrantes, nuevos nichos de trabajo y ampliación del sector económico informal, variación de las rutas hacia caminos menos accesibles, fortalecimiento de las redes de tráfico y aumento del negocio ilícito migratorio y de la violencia social.

2.3. El MERCOSUR

El Mercado Común del Sur de América, con una finalidad inicial similar a los casos anteriores, desde su formación como unión aduanera presenta particularidades

Fuente: NáJERA AGUIRRE J. N. (2010).

Fig. 2. Geografía de la frontera Guatemala-México

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8. Con el Tratado de Asunción en 1991, Argentina, Brazil, Uruguay y Paraguay deciden la integración de los cuatro Estados Partes a través de la libre circulación de bienes, servicios y factores productivos, el establecimiento de un Arancel Externo Común (AEC), la adopción de una política comercial común, la coordinación de políticas macroeconómicas y sectoriales y la armonización de legislaciones en las áreas pertinentes. Desde el 2006 se tramita la incorporación de dos nuevos miembros, Bolivia y Venezuela mientras el proceso cuenta con tres países asociados (Colombia, Ecuador y Chile) y México como Estado Observador. 9. La Unión de Naciones Suramericanas integra los doce países independientes de Sudamérica: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela, UNASUR reúne los países de la CAN y del MERCOSUR, y dos países de la CARICOM, representando un modelo de integración regional que comprende el conjunto de la región territorial de Sudamérica.

en el proceso de integración previa a la plena unión económica8. Pasando por acuerdos conjuntos y cláusulas de tipo sociocultural y necesariamente económicas, en su etapa actual está implementando políticas de integración tanto para los mercados como también para ciudadanos y trabajadores. Este tercer caso presenta en su cohesión una mayor profundización pues ahonda en una caracterización identitaria región histórica. Las asimetrías generadas por la integración no alteran el objetivo de una integración social junto a la económica, promoviendo igual que en Europa la libre movilidad entre los Estados Miembros, Asociados y Observadores. Una mirada histórica compartida es lo que une y separa al Sur Americano a través de sus «fronteras pacíficas».

Con GRIMSON A. (2000, 2001, 2003, 2004) exploramos los estudios históricos y antropológicos de los casos fronterizos de MERCOSUR, evidenciándose tanto las diferencias entre las distintas fronteras como también sus semejanzas. Contemporá-neamente, el Cono Sur vive anuncios de disolución de fronteras para el MERCOSUR, que en una primera fase sólo se verificaban para el gran comercio internacional. En muchas de las fronteras sudamericanas el abandono de las hipótesis de conflicto bélico fue seguida de una desmilitarización que al mismo tiempo evolucionaban en nuevos controles al movimiento de mercaderías, personas y símbolos. El control fronterizo parece enfocado por tanto al comercio internacional, dejando el lugar fértil para la asunción de políticas fronterizas migratorias integrales.

El caso de MERCOSUR se consideraría aún en una primera etapa en cuanto a la institucionalización profunda de esta integración, pero con avances que ninguno de los otros dos grupos ha alcanzado. De esta forma y en el tema migratorio específicamen-te, cuenta con una base sólida de legislación y aunque no haya logrado una eficiente institucionalidad, la visión con la cual abarca los flujos migratorios tiene significativas diferencias respeto a las políticas comunes de los bloques anteriores. En el momento actual, la tendencia es a superar su inicial énfasis en lo económico-comercial para pasar en una etapa de mayor integración política y social, ampliando tanto el número de miembros regionales como los objetivos subyacentes de dicho proceso.

La movilidad intra y extrarregional como pauta histórica también está presente en las políticas migratorias regionales, y lleva aparejada la ratificación de la mayoría de los convenios internacionales para la protección de los derechos de los migrantes y sus derechos económicos, sociales, laborales y culturales, con el reto de alcanzar la libre circulación no solo entre sus miembros si no también en toda la región latinoamericana9.

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FUENTE: Instituto Lycee Marcelin Berthelot. http://www.vaumonier.lycee-berthelot.org/spip.php?article266. acceso mayo 2011

Fig. 3. El MERCOSUR

En cuanto a los otros dos procesos, MERCOSUR comparte sus fronteras externas con países asociados por tanto las políticas no exigen reforzar el control migratorio fronterizo.

La reconfiguración de las fronteras nacionales sigue un camino de constante aper-tura regional en el que se superponen los espacios nacionales. En este caso aunque se produzcan cambios en el espacio fronterizo por dicha apertura, sin embargo no se registran fronteras de conflicto como en el caso europeo y norteamericano. Aunque el enfoque político en su aplicación arrastra con cierta discriminación y a veces hasta marginalización de los migrantes, al estar acompañado por la noción de región lati-

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noamericana permite transformar las sociedades fronterizas en espacios comunitarios, abriendo posibilidades de desarrollo dentro del proceso de integración. En este contexto aparece un nuevo concepto sobre la frontera que la percibe como espacio natural de integración, o según qUIJANO J. C. (2003), de región compartida.

3. PATRONES Y POLíTICAS MIGRATORIAS REGIONALES

En los tres procesos analizados podemos observar ciertas similitudes y diferencias en cuanto al enfoque sobre las migraciones en sus políticas fronterizas. Comparando con el caso del MERCOSUR (integrado por países tradicionalmente expulsores), este aporta más que una mirada humanista a la integración de los ciudadanos comunitarios y de Extra MERCOSUR, con propuestas políticas a nivel internacional sobre la recon-ceptualización de los efectos e implicaciones de la movilidad, la perdida de recursos calificados, la inserción de los trabajadores, así como también la maximización del impacto de las remesas e inversiones indirectas10. Al otro lado, Europa y Norteamé-rica, regiones principalmente integradas sobre principios de mercado más que sobre continuidades históricas, se caracterizan por la profundidad de las asimetrías que de-finen su alianza. Ahí también se refleja el poder en la toma de decisiones que suelen asumir aquellos países que al mismo tiempo buscan limitar los flujos migratorios fuera de sus fronteras nacionales (ARTOLA J. 2009). La perspectiva migratoria de estas políticas regionales conlleva una administración fronteriza agresiva que apunta a la criminalización de la migración, la legitimación de los controles y el estatus bélico en las fronteras, mediante:

i) Operativas en terreno con sofisticado equipamiento y alta tecnología para el control y expulsión de los migrantes indocumentados.

ii) Legislación cada vez más severa que permite parcialmente la migración calificada y estacional, prohibiendo el derecho de residencia o la entrada permanente de mano de obra, abriendo las puertas a la migración indocumentada.

iii) Acuerdos bi y multilaterales de cooperación al desarrollo con los países de origen y de transito (tapones) que se adoptan solo parcialmente (CUTTITTA P., 2008b).

Por un lado los núcleos de los bloques buscan, a través de sus fronteras periféricas (principalmente en el Mediterráneo y al Sur de México), externalizar sus fronteras en territorios no regionales, para evitar primero la llegada y el subsiguiente desplazamiento hacia su territorio, y también para minimizar los costes de detención y expulsión. Tam-bién proveen compensaciones económicas para estos países. Y por último, administran el fenómeno fuera de territorios de su legislación, evitando las obligaciones derivadas

10. Informes de Migración de la Corte Iberoamericana, Conferencia Sudamericana de Migraciones, CEPAL etc.

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de los Convenios Internacionales (HELMUT D., 2008). Por otro lado, los Estados extrarregionales, contraparte de estos acuerdos, son históricamente países de expulsión y al mismo tiempo de tránsito con un sistema económico desarrollado alrededor de las remesas y de la explotación del negocio migratorio.

Las políticas regionales son actualmente definidas mediante principios que por un lado hacen cuestionar su eficacia, y por otro impulsan un redimensionamiento al nivel espacial y social de los lugares fronterizos. «Problemas» como la migración, definidos parcial o equívocamente, y sus cuestionables «soluciones» represivas, implantan aun más desconcierto socio-espacial del que pretenden instaurar. LINARES R. (2006), afirma que estas políticas migratorias y los mensajes que las acompañan, espolean fuertemente el imaginario colectivo de «invasión» que legitima la criminalización de la figura del migrante, clave para justificar mayores medidas de control de las fronteras y de recortes de sus derechos fundamentales. Nubarrones reglamentarios y legislativos, algunos apuntados y anunciados, que incrementan la fragilidad de las personas y la violencia estatal contra los inmigrantes indocumentados mediante abusos y extorsión.

Los Estados considerados débiles11 por un lado aceptan la intervención externa en sus asuntos, e incluso la persiguen para asegurar los fondos necesarios, aunque en muchos casos estos no se destinen completamente al combate de la migración indocu-mentada. Además, se incrementan de forma importante los riesgos y la vulnerabilidad de estos grupos debido al crecimiento del mercado migratorio por la diversificación de las rutas y su creciente complejidad (TRIANDAFYLLIDOU A., y otros, 2008) que resultan favorecidas por descomunales ganancias de este mercado ilícito, que alentarán ulteriores cambios socio-estructurales en nivel local fronterizo.

La externalización que se produce mediante la transmisión a terceros países de la responsabilidad del control y la gestión de los migrantes, como el caso de las Po-líticas Europeas de Vecindad (PEV), incorpora la gestión de las migraciones dentro de las agendas económicas y comerciales con la UE. De igual forma los acuerdos de readmisión y de cooperación policial con los países de origen y tránsito, para que éstos acepten las expulsiones, les convierten en un instrumento clave de las políticas regionales. Como contrapartida, se establecen cuotas de migración legal (laboral) para los nacionales de los países que han aceptado el acuerdo (FERNáNDEZ BESSA C., 2008). Estos países de tránsito u origen de los viajes clandestinos, se localizan gene-ralmente fuera del bloque regional y concentran las actividades ilícitas del «negocio» migratorio (localización de los contingentes, falsificación de documentos, tráfico…).

Los patrones migratorios reconstruidos por estas modernas geopolíticas, desarti-culan la tradicional migración temporal (golondrina), favoreciendo la permanencia a causa de la dificultad de trasladarse por los controles migratorios. A causa de estos se ven afectadas otros tipos de dinámicas como es la reunificación familiar en el lugar de destino, los beneficios de la movilidad circular y los posibles avances sobre la integración y convivencia de los hijos de los migrantes en el país receptor.

11. Termino empleado por varios autores de gestión y administración pública (STANISLAWSKI, VAN VLIET C. y otros).

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En nivel fronterizo la transformación más importante que cabe notar es la modificación de las rutas de transito y entrada como respuesta a la posibilidad de intercepción y expulsión que generan los controles. A través de terrenos minados, desiertos y montañas, ríos y mares, en medios precarios y sin las necesarias provi-siones, se dibujan las nuevas rutas migratorias. Las sociedades fronterizas viven una profunda reestructuración por la continua presencia de migraciones que muchas veces las transforma de espacios transitorios de paso en lugares de destino migratorio, sin tener la mayoría de las veces la capacidad de absorberlas a través de procesos de integración. Muros, Vallas, Centros de Detención (en México EE.UU. y los países Europeos) y asentamientos improvisados, junto con el fortalecimiento de nuevas dinámicas laborales y estigmas sociales, llevan a las actuales fronteras externas también a la marginalidad del desarrollo nacional. Los nuevos límites regionales constituyen los márgenes del mercado mundial, en los que el conflicto, el narcotráfico, la movilidad, la migración indocumentada y el espacio tradicional transfronterizo, se convierten en escenarios de muertes, abusos, corrupción y desarrollo privilegiado destinado a sectores particulares.

El aumento de los fenómenos delictivos y la migración indocumentada genera a la vez mayor control y militarización en las fronteras como respuesta desde las políticas regionales; TRIANDAFYLLIDOU A. (2009), nos recuerda el mito clásico de Sísifo y su eterna tortura, una metáfora del ciclo vicioso de las políticas migratorias. Un esfuerzo sin cesar, que está condenado a no llegar a cumplirse nunca, si no a volver a empezar cada vez, por una vez más.

4. PROPUESTAS CONCEPTUALES Y CONCLUSIONES

Explorando los caminos de la migración, la ruta nos lleva a la frontera: límite administrativo, político, punto de encuentro y de separación cultural y nacional; desde luego, un espacio denso. Esquemas o imágenes individuales o colectivas del espacio, concebidas como una representación del mismo. Se vinculan con las vivencias y ex-periencias individuales y compartidas de distinto origen, y también con los valores y las percepciones sociales. La concepción no solo fronteriza si no también regional, destaca los lazos sociales que hacen de la región un espacio integrado en un marco nacional a partir del encuentro y al mismo tiempo la separación.

Las regiones contemporáneas se establecen como espacios de integración econó-mica, compartiendo políticas regionales y (para los propósitos de este trabajo) migra-torias, que tienden a administrar el fenómeno reconfigurando los espacios fronterizos, convirtiéndolos en terrenos conflictivos y marginados. Las sociedades fronterizas han estado desde su conformación, en el «limite» del cuerpo nacional. Sin embargo hoy en día, en época de mayor integración, paradójicamente aumentan las restricciones de acceso a los territorios regionales. Aun así, surgen fuertes críticas sobre la función, el cumplimiento de las metas, y los avances de los modelos de integración regional.

En los tres procesos principales que analizamos, observamos que el hecho de ser regiones que concentran el interés migratorio afecta a la orientación de las políticas

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de control, lo que nos permite compararlas a nivel agregado. En estos casos los puntos fronterizos se encuentran más desarticulados, modificando continuamente las dinámicas socio espaciales (asentamientos, actividad económica, relaciones socio-históricas). La profunda reestructuración que causan las políticas migratorias regionales en los espa-cios fronterizos les convierten en espacios tanto estratégicos, como también trágicos.

Las cifras oficiales no resultan suficientes para describir la calidad del fenómeno. Las rutas se transforman, se hacen más largas, complejas y peligrosas; el negocio migratorio florece, mezclándose entre trata y tráfico, derechos y políticas, decisión y desesperación, generando nuevos patrones y prácticas migratorias. Las nuevas políticas regionales de mayor control que se encuentran en los nuevos espacios de integración, dinamizan las contradicciones y la ineficacia de la administración migratoria, diseñando políticas ajenas a estos necesarios ejes, arriesgándose hacia una mayor desarticulación, y desarraigando la perspectiva de su particular espacio.

Las conclusiones teóricas nos abren y requieren un espacio para fomentar estudios de políticas fronterizas, teniendo en cuenta las serias limitaciones y los ejes comple-mentarios de los fenómenos que se abordan. La ocupación del espacio, las activida-des socioeconómicas, el transfondo histórico y las problemáticas poblacionales que directamente se vinculan con la gestión migratoria, son aspectos que los programas regionales escasamente mencionan y tratan. Las políticas de gestión de las regiones receptoras de la migración, se realizan sin mayor profundización de la perspectiva espacio-temporal fronteriza y sin incorporar una serie de conceptos y ejes comple-mentarios y poco considerados hasta el momento. Si bien no hay modelo que pueda o deba prevalecer ya que estas mismas particularidades impiden la existencia de un único paradigma válido para la generalidad, la perspectiva latinoamericana parece hoy en día contener aquellos supuestos que asegurarían una gestión más integral, fluida, y acorde con el derecho y las buenas prácticas internacionales.

La dinámica local es un conjunto de conflictos, encuentros, separaciones prácticas y omisiones que dibuja sus propias particularidades. La etnicidad y cultura escondidas en las sombras del margen, en la diferencia, reproducen impresionantes procesos de contacto e identidad. Cuando se completa el cruce, se crea el puente entre locales, vecinos y también visitantes. La región socialmente construida se fortalece a partir del deterioro, los contactos, la amistad, las disputas y conflictos, y la redefinición de uno «mismo» (LINARES R. 2006). La línea de límite en sí misma no cambia de posición, solamente altera su funcionalidad.

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DESARROLLO HUmANO Y CRECImIENTO ECONÓmICOEN COLOmBIA

Carlos Andrés Gualdrón Guerrero*

Recibido: 07-01-11. Aceptado: 06-07-11. BIBLID [0210-5462 (2011-1); 48: 207-231].

PALABRAS CLAVE: Desarrollo humano, crecimiento económico, círculo vicioso, círculo virtuoso, sesgos pro-crecimiento y sesgos pro-desarrollo.KEYWORDS: human develop, economic development, vicious circles, virtuous circles, biases pro-growth and biases I pro-develop.mOTS-CLÉS: Biais du développement humain, croissance économique, un cercle vertueux, cercle vicieux, pro-croissance biais et pro-développement.

RESUMEN

En el presente artículo se hace un análisis de la relación desarrollo humano y crecimiento económico en Colombia. Para ello, adaptamos a escala regional los métodos de estudio propues-tos durante los últimos años por Ranis, Stewart y Ramírez en los que consideran la existencia de cuatro situaciones distintas en la relación entre ambas variables: círculos viciosos, círculos virtuosos, sesgos pro-crecimiento y sesgos pro-desarrollo. Previamente se estudia la relación en el ámbito mundial, con el objetivo de tener una visión más amplia de la misma que nos permita contextualizar el caso colombiano.

ABSTRACT

In the present article an analysis of the relation is done between human development and economic growth in Colombia. For it, we adapt to regional scale the methods of study proposed during the last years by Ranis, Stewart and Ramirez in those who consider the existence of four different situations in the relation between both variables: vicious circles, virtuous circles, biases pro-growth and biases I pro-develop. Before the relation is studied in the world area, with the aim to have a more wide vision of the same one and that allows us to observe the context of Colombian case.

RESUMÉ

Dans l’article présent une analyse de la relation est faite entre un déroulement humain et une croissance économique en Colombie. Pour cela, nous adaptons à une échelle régionale les méthodes d’étude proposées pendant dernières années par Ranis, Stewart et Ramirez dans ceux qui considèrent l’existence de quatre situations distinctes dans la relation entre les deux variables : des cercles vicieux, des cercles vertueux, des biais une pro-croissance et des biais je

*. [email protected]

Profesor Universidad de Pamplona Colombia, Departamento de Economía [email protected]

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pro-développe. Au préalable on étudie la relation dans l’enceinte mondiale, avec le but d’avoir une plus ample vision de la la même et qui nous permet d’observer le contexte de cas colombien.

1. INTRODUCCIÓN

Como punto de partida, consideramos que el desarrollo se concreta en el nivel de cobertura de las necesidades sociales básicas y en las potencialidades o capacidades de la población para llegar a ser dueños de su destino, y el crecimiento lo definimos como un proceso complejo de evolución a largo plazo que se manifiesta en el aumento de las variables características de la economía, y partiendo de tales definiciones no queda garantizada la absoluta estabilidad en la relación entre ambos conceptos, aunque sí una considerable conexión.

La anterior afirmación, emanada de la interpretación que de estos conceptos han realizado las diferentes escuelas del pensamiento económico y algunos autores y or-ganismos internacionales a través de la historia, es corroborada por las aplicaciones realizadas en el presente trabajo para el Mundo, Colombia y sus Regiones. Se com-parte la opinión de Todaro (TODARO, 1988), que argumenta que el desarrollo abarca más que el puro aspecto material, por lo tanto hay que percibirlo como un proceso multidimensional que lleva consigo la reorganización y reorientación de los sistemas económicos y sociales, que no se limita a elevar los niveles de renta y producción sino que da lugar, además, a transformaciones importantes de las estructuras institucionales, sociales y administrativas.

Como viene siendo habitual durante los últimos años, incorporamos al concepto de desarrollo no sólo las transformaciones socioestructurales y el crecimiento económico, o la satisfacción de las necesidades básicas sino también, de manera muy especial, la construcción de las capacidades de los pueblos (enfoque que maneja el PNUD y otros autores como Sen, a través del concepto de desarrollo humano) y la participa-ción ciudadana. De ahí que consideremos que, pese a las imperfecciones que pueda tener el indicador sintético de índice de Desarrollo Humano del PNUD (IDH)1, éste es utilizable, al incorporar tanto consideraciones de capacidades como de satisfacción de necesidades en su formulación.

Con respecto a la conexión entre estos dos aspectos, en las últimas décadas se ha debatido la relación existente entre crecimiento económico y desarrollo, de tal manera que aún siendo frecuente la afirmación de que puede existir crecimiento sin desarrollo parece también generalizada la idea en la que se considera necesario el crecimiento económico para lograr el desarrollo. Pero específicamente el objeto de este estudio es definir y explicar la relación entre crecimiento económico y desarrollo humano en el mundo y las distintas regiones de Colombia.

1. El IDH es el índice utilizado por el PNUD como medida del desarrollo humano por ser el índice más disponible y que reúne en mayor medida las variables de interés de este trabajo. Sin embargo, el desarrollo humano contiene más aspectos como la igualdad de géneros, entre otros.

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El crecimiento económico genera desarrollo humano a medida que la base de recursos se amplíe y exista una buena distribución de los mismos, que permita mejorar interrum-pidamente el bienestar de la sociedad, o a medida que estos recursos provenientes del ingreso nacional se asignen a actividades que contribuyan al desarrollo; y el desarrollo humano genera más crecimiento a medida que una población más sana y educada con-tribuye a mejorar el desempeño económico (RANIS, STEWART y RAMíREZ, 2002).

Al respecto, diversos estudios empíricos en los últimos años han puesto en tela de juicio la supuesta relación automática entre crecimiento económico y desarrollo humano, y han corroborado la necesidad de dar prioridad al desarrollo humano para alcanzar un círculo virtuoso. Así se constata en Ranis, Stewart y Ramírez, 2002 y PNUD, 1996. Precisamente el objetivo principal de este trabajo es incorporar más evidencia empírica sobre la cuestión, y trataremos de ver si esas mismas conclusiones siguen vigentes en Colombia y su ámbito regional para el periodo 1990-2005.

Para el programa de investigación se han formulado las siguientes preguntas: ¿cuál es la relación crecimiento y desarrollo humano?, ¿existe relación entre el nivel de la actividad económica de un país y el nivel de desarrollo humano? La respuestas a estas preguntas se complementarán confrontando la variable que mide el nivel de la actividad económica y su respectivo crecimiento (PIB/habitante) con la que mide el desarrollo humano (IDH) en el mundo, Colombia y sus diferentes regiones.

2. LA MEDICIÓN DEL DESARROLLO HUMANO (IDH)

Habíamos descrito que el PNUD utiliza el (IDH) para medir el desarrollo de un país. Su cálculo lo podemos ver en las notas técnicas del informe sobre el desarrollo humano del 2002 página 263, como describimos a continuación.

El IDH es una medida sinóptica del desarrollo humano. Mide los adelantos medios de un país en tres aspectos básicos del desarrollo humano:

• Una vida larga y saludable, medida por la esperanza de vida al nacer. • Conocimientos, medidos por la tasa de alfabetización de adultos (con una pon-

deración de dos tercios) y la combinación de matriculación primaria, secundaria y terciaria (con una ponderación de un tercio).

• Un nivel de vida decoroso, medido por el PIB per cápita (PPA, dólares EE.UU.)

Antes de calcular el propio IDH, es necesario crear un índice para calcular uno de sus tres componentes —esperanza de vida, educación y PIB—. Se escogen valores mínimos y máximos (valores de referencia) respecto de cada uno de los tres indicadores. El rendimiento en cada componente se expresa como un valor entre 0 y 1, aplicando la siguiente fórmula general: índice del componente = (valor efectivo-valor mínimo) / (valor máximo-valor mínimo). Seguidamente, se calcula el IDH como simple promedio de los índices de los componentes.

Una vez que se han calculado los índices de cada componente, la determinación del IDH es directa. Es un simple promedio de los índices de los tres componentes. IDH

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= 1/3 (índice de esperanza de vida) + 1/3 (índice de educación) + 1/3 (índice de PIB).Recientemente el PNUD ha producido un indicador de pobreza humana (IPH), de

nuevo con variantes. De modo similar el IPH es un promedio de tres o cuatro medidas de la miseria: vulnerabilidad o la muerte a una edad relativamente joven, privación del conocimiento y falta de estándares decentes de vida.

De forma interesante el PNUD ha desarrollado dos diferenciales (IPH-2) para los países desarrollados y otro para los países en desarrollo (IPH-1). Diferentes estándares para lo que constituye la miseria son usados en los dos casos: así para los países en desarrollo, el primer índice se basa en la parte de la población que vive más allá de los cuarenta, mientras que para los países industrializados la edad se cambia a 60; para los países en desarrollo los estándares de vida son bienes básicos por la falta de acceso a los servicios de salud y el agua potable, mientras que en los países industrializados la medida que se utiliza son los ingresos. Además para los países industrializados existe una cuarta media de exclusión social que se indica con el nivel de desempleo que también se incluye.

Según el Informe de Desarrollo Humano del PNUD 2010, el IDH maneja nuevas metodologías y datos «El Ingreso Nacional Bruto per cápita reemplaza al Producto Interno Bruto per cápita, con el objetivo de incluir los ingresos de las remesas y la asistencia oficial para el desarrollo, entre otros. Se eliminó el «valor máximo» del ingreso que servía a los fines de ponderación del índice, para otorgar un IDH a los países que habían sobre-pasado el anterior límite de 40.000 dólares EE. UU. y así reflejar mejor los verdaderos niveles de ingreso. En educación, se reemplazó la matriculación bruta por los años de escolaridad esperados entre los niños en edad de asistir a la escuela, mientras que las tasas de alfabetismo de adultos se sustituyeron por los años promedio de escolaridad entre la población adulta, todo con el fin de proveer una panorámica más completa de los niveles de educación. La esperanza de vida sigue siendo el principal indicador de la salud»2.

3. RELACIÓN CRECIMIENTO Y DESARROLLO HUMANO

3.1. Antecedentes

El PIB es uno de los índices que sirven para elaborar el IDH, lo que apunta a una correlación muy estrecha entre el PIB/H y el IDH3, pero la evidencia empírica muestra

2. Para este informe, el IDH del año 2010 no debe compararse con los IDH de las ediciones anteriores, debido a que se usaron diferentes indicadores y cálculos. Este nuevo IDH traza los cambios en las clasificaciones nacionales durante intervalos de cinco años, y no de año en año. Además el nuevo IDH opta una medida geométrica en vez de aritmética. 3. La renta per. cápita es utilizada para el cálculo del índice del PIB, a quien se le aplica un ajuste logarítmico, porque así se detecta la utilidad marginal del dinero o la utilidad marginal decreciente de la renta, por lo tanto la evolución del nivel de la actividad económica es diferente a la del índice del PIB en las áreas analizadas. Igualmente esa transformación del PIB per cápita reduce de forma importante el efecto de aumentos del PIB per cápita sobre el IDH para PIB per cápita altos.

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que existen países donde esa correlación está sesgada y presenta un desequilibrio entre los valores esperados de las variables.

Así, RANIS, STEWART y RAMíREZ (2000) utilizaron regresiones comparadas que abarcaron entre 35 y 76 países en desarrollo, según los datos disponibles sobre educación y salud para el periodo 1960-1992, y encontraron:

a) El crecimiento del PIB per cápita resultó ser significativo y bastante sólido en todas las ecuaciones, y el mayor crecimiento del mismo se tradujo en un mejor comportamiento del desarrollo humano.

b) La proporción de recursos nacionales destinados a gasto social casi siempre resultó ser significativamente positiva.

c) El comportamiento del hogar derivado de los ingresos de las mujeres, sus conocimientos y el control que ejercían dentro del hogar, aumentó la tasa de matricula femenina en la enseñanza primaria.

d) Contrariamente a lo previsto, la distribución más equitativa del ingreso no pareció influir en el IDH.

Considerando como variable dependiente el PIB per cápita en el periodo 1970-1992 el trabajo de Ranis, Stewart y Ramírez dio los siguientes resultados para los países en vía de desarrollo:

a) Las medidas del grado inicial de desarrollo humano eran invariablemente sig-nificativas para explicar el crecimiento del PIB, aunque con coeficientes bajos.

b) Con una sola excepción, la variación de la esperanza de vida (1962-1982) era también positiva y significativa

c) La distribución más equitativa del ingreso iba unida a un mayor crecimiento económico.

Para clasificar empíricamente el comportamiento de los países, Ranis, Stewart y Ramírez compararon los resultados de cada uno con el promedio de todos los países en desarrollo, denominando las posiciones extremas como sesgo prodesarrollo económico (mayor incremento del IDH que la media y menor variación del PIB/H que la media) y como sesgo procrecimiento económico (mayor variación en PIB/H que la media ante un rendimiento del IDH menor que la media).

La conclusión más interesante es que ninguno de los países que comenzó con un sesgo procrecimiento económico pudo pasar de allí a un ciclo virtuoso, esto es de mayores crecimientos del PIB/habitante y del IDH que la media del conjunto de países analizados, y todos ellos volvieron a caer en el círculo vicioso (esto es de menores crecimientos de ambas variables que la media del conjunto de países analizados). En cambio, algunos países que comenzaron con un sesgo pro desarrollo humano, efecti-vamente lograron avanzar hasta situarse en el grupo de círculo virtuoso.

Otro de los resultados de estos autores, es que existen conexiones en Latinoamérica más débiles que a nivel mundial cuando van del crecimiento económico al desarrollo humano y mas fuertes cuando van del desarrollo humano al crecimiento económico.

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Distintas investigaciones han ampliado y corroborado los resultados generales obtenidos en el trabajo de Ranis, Stewart y Ramírez, destacando los efectos positivos sobre el crecimiento económico que tienen la mejora del nivel educativo y de la salud en los países en vía de desarrollo. Así, entre otros:

a) La ampliación de la educación primaria aumenta la productividad de los trabajadores urbanos y rurales. Además, la educación contribuye de manera importante a la capacidad técnica y al cambio tecnológico en la industria4.

b) Se ha demostrado que el mejoramiento de la salud y de la nutrición influye directamente en la productividad de la mano de obra, especialmente en las personas más pobres. Incluso en algunos casos, la evidencia indica que la salud y la nutrición influyen aun más en la productividad que la educación formal5.

c) La enseñanza secundaria, incluso la técnico-profesional, facilita la adquisición de destrezas y de capacidad de gestión.

d) La enseñanza terciaria contribuye al desarrollo de la ciencia básica, a la selec-ción adecuada de las importaciones de tecnología, a su adaptación al medio nacional y al desarrollo de tecnologías autóctonas.

e) La enseñanza secundaria y terciaria son elementos fundamentales para el desarrollo de instituciones claves, las cuales son esenciales para el desarrollo económico.

f) Varios estudios empíricos han mostrado que la educación tiene efectos positivos en el crecimiento a nivel macroeconómico, los que varían según el grado de introducción y el modelo de crecimiento macroeconómico elegido6.

g) La educación afecta la naturaleza y el crecimiento de las exportaciones que, a su vez, influyen en la tasa global de crecimiento7.

h) La educación también puede influir en el incremento del ingreso per cápita a través de sus efectos en el denominador. Muchos estudios han demostrado que la escolaridad femenina está inversamente relacionada con la fecundidad (Ainsworth, Beegle y Nyamete, 1995).

i) También se ha demostrado que ampliar la enseñanza primaria conduce a una distribución más equitativa del ingreso (Psacharopoulos y otros 1992, p.48) y estudios recientes indican que la distribución más equitativa de bienes e ingresos contribuye al crecimiento económico8.

4. Véase SHULTZ (1975), WELCH (1970), ROSENZWEING (1995), FOSTER y ROSENZWEING (1994). 5. Véase las encuestas de Behrman, 1993 y 1996. 6. Las nuevas teorías sobre el crecimiento aspiran a hacer endógeno el proceso técnico con la incorporación de algunos de estos mismos efectos, haciendo hincapié a la vez en la educación en el aprendizaje con la práctica y en investigación y desarrollo. Por ejemplo, BARRO (1991) y BARRO y LEE (1993 a y b). 7. Entre otros, MICHAELY (1977), KRUGER (1978), RAM (1985), RAMA (1998) y EDWARDS (1993). 8. Véase ASESINA y RODRIK (1994), ASESINA y PEROTTI (1994), PERSSON y TRABELLINI (1994) y BIRDSALL, ROSS y SABOR (1995).

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El informe sobre Desarrollo Humano del PNUD de 1996 se analiza el carácter y el grado de fortaleza de los vínculos entre el crecimiento económico y el desarrollo humano. Hay dos conclusiones importantes en este informe. En los 15 años anteriores a este informe, el crecimiento venía fracasando en 100 países, donde vivía casi un tercio de la población del mundo. La otra conclusión es que los vínculos entre el crecimiento económico y el desarrollo humano estaban fracasando para los habitantes de muchos países, cuyo desarrollo era desequilibrado, ya sean porque tenían buen crecimiento económico pero escaso desarrollo humano o porque tenían buen desarrollo humano pero un escaso o ningún crecimiento económico.

En términos generales este informe concluye que a medida que el mundo se ade-lante en el siglo XXl, en general se necesitará más crecimiento económico. Pero debe prestarse más atención a la estructura y a la calidad de este crecimiento para velar que esté orientado al apoyo del desarrollo humano.

También en este documento se ha puesto claramente de manifiesto que no existe un vínculo automático entre crecimiento y desarrollo humano. Incluso cuando tal vin-culo se establece, puede ir erosionándose gradualmente, a menos que se le refuerce en forma constante por medio de una gestión pública hábil e inteligente.

Finalmente, PRITCHETT (2001), plantea una posición crítica a esta relación, mos-trando que existe una relación negativa entre el crecimiento de los años de educación, el crecimiento del capital educativo y las medidas construidas de manera convencional de la contabilidad del crecimiento económico.

3.2. Crecimiento y Desarrollo Humano: la evidencia empírica

En este punto se responderá a la pregunta ¿existe relación entre el nivel de la acti-vidad económica (medido a través del PIB per cápita), y el nivel de desarrollo humano (medido por el IDH) en los países del mundo? Precisamente lo que nos interesa es analizar las diferencias entre el ranking del índice del PIB/habitante y el de IDH, pues habrá casos en que IDH> índice del PIB/H y casos opuestos. Para el cumplimiento de este objetivo se han seleccionado 3 años al azar y no un periodo completo como se hace para el caso colombiano por las mismas implicaciones del ejercicio inicial. Por otro lado, la mejora en el PIB/habitante puede tener su origen no tanto en un aumento del PIB sino en un menor aumento o en una reducción de la población.

3.2.1. Actividad económica y Desarrollo Humano en el Mundo

Hemos procedido a contrastar la hipótesis de que el nivel de actividad económica de un territorio medido por el PIB/habitante explica el índice de desarrollo humano alcanzado. Se seleccionaron 165 países de los 175 existentes, los diez países no seleccionados no se tienen en cuenta por falta de datos correspondientes al PIB per cápita y al IDH, para los años 1990, 1995 y 2001, que como hemos mencionado se seleccionaron al azar.

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Para lograr el objetivo de investigación planteado y probar la relación propuesta en la hipótesis, se ha recurrido y seleccionado entre varios los siguientes métodos estadísticos: análisis de tablas de contingencia, análisis de regresión y de correlación.

a. El análisis con tablas de consistencia

Para analizar la relación entre el nivel de la actividad económica y el desarrollo humano a través de tablas de contingencia se ha realizado la agrupación de los datos en tres categorías para cada variable, según los parámetros que se muestran en la siguiente tabla, y que fueron tomados del informe del Banco Mundial para el caso del PIB per cápita, y del informe de la PNUD para el caso del desarrollo humano, en el año 2001.

Cuadro 1. Categorización del nivel del PIB/H e IDH de los países

Categorías Nivel de ingresos y desarrollo

PIB per cápita IDH

Bajo 735 $us. o menos 0,000 a 0,499 Medio 736 $us. a 9.075 $us. 0,500 a 0,799 Alto 9.076 $us. o mas 0,800 a 1,000

Fuente: Elaboración propia a partir de los informes anuales del Banco mundial y el PNUD.

Lo que se pretende a través del análisis de tablas de contingencia y la prueba de Ji-cuadro es determinar si ambas variables (nivel de la actividad económica y desarrollo humano) están relacionadas dentro de cada categoría, o dicho de otro modo si el nivel de desarrollo humano de un país está en función del nivel de ingresos.

Los resultados de la prueba ji-cuadro, considerando un nivel de significancia de 0,01 (1%), indican que la relación entre ambas variables estudiadas (nivel de la actividad económica y desarrollo humano) es estadísticamente significativa. Para determinar la fortaleza de dicha relación se ha utilizado el Coeficiente de Contingencia; este indi-cador es también estadísticamente significativo e indica que el grado de asociación es relativamente fuerte, ya que está por encima de 0,5.

La relación entre ambas variables puede verse de manera gráfica a través de los diagra-mas de cajas que se muestran a en la grafica 1. En consecuencia, a partir de este análisis se puede concluir que la variable nivel de la actividad económica (medido a través del PIB per cápita) está relacionado con la variable desarrollo humano (medido a través del IDH).

El diagrama de caja muestra la relación entre el IDH y el PIB/H en los diferentes niveles (bajo, medio y alto) de actividad económica y desarrollo humano de los países y años analizados, como lo podemos ver en el siguiente gráfico. El área roja representa la dispersión y concentración de los datos con respecto a la media, y el punto negro los casos atípicos.

Los resultados expresados en el diagrama de cajas muestran que existe una ma-yor concentración de los datos en el nivel alto de actividad económica y desarrollo humano, en los años 1990, 1995 y en el nivel bajo en 2001. La dispersión es mayor en los niveles medios de estos aspectos.

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Sin embargo, es necesario resaltar que aunque de manera general se demuestra que un nivel alto de actividad económica implica un alto nivel de desarrollo humano, existen países para los cuales no se cumple esta relación, como lo podemos observar en algunos puntos del diagrama de cajas.

b. Análisis de regresión y correlación

Los análisis de regresión y correlación también han permitido corroborar la hipó-tesis planteada en este trabajo. Así los coeficientes de correlación son estadísticamente significativos y asumen valores positivos; además estos valores son altos (considerando como umbral un valor de 0,7). Esto significa que un país con un alto nivel de actividad económica tiene un alto nivel de desarrollo humano y viceversa.

Si lo planteamos en términos de relación de dependencia, asumiendo como va-riable dependiente el desarrollo humano, los coeficientes de los modelos de regresión estimada para cada año analizado, también muestran una relación fuerte y positiva. Los coeficientes son estadísticamente significativos (p<0,01) según la prueba t, lo cual implica que la variable independiente nivel de la actividad económica tiene una influen-cia significativa sobre la variable dependiente (Desarrollo Humano). De acuerdo con el coeficiente R2, aproximadamente un 55% de la variación de la variable desarrollo humano en el mundo (para el año 2001) se explica por las variaciones del nivel de la

Fuente: Elaboración propia teniendo en cuenta los datos de los informes anuales del Banco mundial y el PNUD.

Gráfico 1. Relación entre crecimiento y desarrollo humano, diagrama de cajas

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actividad económica (similar a 1990). Estos resultados confirman la relación estipulada en la hipótesis planteada.

En conclusión, los métodos estadísticos seleccionados y utilizados corroboran las relaciones propuestas en la hipótesis del trabajo, lo cual refleja el sesgo de utilizar el PIB/h y del IDH, pues el segundo incluye un componente que está contablemen-te relacionado con el primero. De ahí que mientras mayor sea el nivel de actividad económica de un país mayor será su nivel de desarrollo humano. No obstante, pese a esa alta correlación, se detectaron algunos casos atípicos de países con un nivel de actividad económica media, pero con un nivel de desarrollo humano bajo, o países con un nivel de actividad económica alto y con un nivel de desarrollo humano medio, lo que refleja la distancia entre el nivel de ingresos y la esperanza de vida o el nivel de instrucción que podrían alcanzarse en esos países (pues otros sí que los alcanzan) y que tiene causas profundas que impiden ese acercamiento.

3.2.2 IDH y PIB/H en los departamentos de Colombia

El gráfico 2A resume la evolución del desarrollo humano de los departamentos. El eje horizontal representa el nivel del IDH en 1990 y el vertical la variación en el periodo. Los dos ejes se cortan en el valor del IDH para el país en 1990 y la media de la variación de este periodo. En el cuadrante superior izquierdo (l) están los departamentos que en 1990 tenían un IDH inferior al Nacional, pero al tener en cuenta su evolución, han conseguido una variación superior al promedio nacional, estos departamentos son diez: Antioquia, Valle, Tolima, Magdalena, Sucre, Caquetá, Nariño, Cauca, Cesar y Chocó (entre estos departamentos aportaban el 38,12% de la producción del país en el año 2001 y suman el 31,5% de la superficie, con una población del 41,62% del total nacional en 2005). ¿Por qué estos departamentos alcanzan este buen desempeño?

En el caso de Antioquia su buen resultado se da por un notable aumento en la esperanza de vida y en el logro educativo, incluso este departamento alcanza un nivel en 2005 por encima de la media nacional. Igual sucede con Valle en lo referente a un notable aumento de su esperanza de vida que también lo ubica en un nivel de desarrollo humano por encima de la media nacional para el 2005.

Para Tolima y Magdalena, las causantes de su buen desempeño en desarrollo humano durante el periodo son los buenos resultados en el índice de logro educativo. En cambio para el departamento del Cauca las razones son el buen resultado en el ingreso y en el departamento de Nariño estos dos indicadores el del ingreso y el de logro educativo.

Se resalta el buen resultado de los departamentos de Cesar y Chocó (aunque este último siga muy rezagado con respecto a las otras regiones), que obtienen un rendimiento por encima del promedio nacional en los tres índices del IDH. Para los departamentos de Sucre y Caquetá su buen resultado se da entre los años 2001 y 2005 en estos aspectos.

En el cuadrante inferior derecho (lV) están los departamentos con menor rendi-miento en el periodo: Cundinamarca, Guajira, Huila, Atlántico, Bogotá y Santander,

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Fuente: Datos suministrados por las estadísticas anuales de de planeación nacional.

Gráfico 2. Cambios en el IDH por departamentos 1990 y 2005

I IV

Antioquía Caqueta Cundinama Valle Nariño Huila Tolima Cauca Guajira Magdalena César Santander Sucre Choco Altántico Bogotá

I IV

Antioquía Cundinama Valle Huila Guajira Altántico

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departamentos que en 1990 tuvieron puntuaciones superiores al promedio nacional, pero al tener en cuenta su variación se encuentran por debajo de la media nacional (estos departamentos aportaban el 40,68% de la producción del país en el año 2001 y suman el 8,79% de la superficie, con una población del 32,65% del total nacional en 2005). ¿Por qué estos departamentos alcanzan este mal resultado?

En el caso de Guajira, Huila y Santander su mal resultado en desarrollo humano durante el periodo se debe al bajo rendimiento en esperanza de vida. Para Cundinamarca aparte de su bajo resultado en esperanza de vida se le suma el mal rendimiento en logro educativo. Aunque Bogotá siga siendo la región con mayor nivel en desarrollo huma-no, su rendimiento durante el periodo al igual que Atlántico ha estado por debajo del promedio nacional en los tres índices del IDH. De los anteriores departamentos Huila es el que después de su mal rendimiento pasa a tener un nivel por debajo de la media nacional en 2005, acompañando a Norte de Santander a quien según planeación nacional se le relaciona su mala situación a los problemas de intercambio fronterizo y violencia.

En el cuadrante (lll), se ubican aquellos departamentos que en 1990 se ubican por debajo de la media nacional y que no han tenido una variación significativa en desarrollo humano durante el periodo, ellos suman el 17,03% de la producción del país en 2001 y una población del 22,1% en 2005).

Los cambios en el nivel de desarrollo humano lo podemos ver en el gráfico 2B. El eje horizontal representa el IDH en 1990 y el vertical el mismo índice en 2005. Los dos ejes se cortan en el valor del IDH para el país en cada año. Puede apreciarse al mismo tiempo la posición relativa de cada departamento. En el cuadrante superior derecho (ll) están los departamentos que tanto en 1990 como en 2005 tuvieron un IDH superior al promedio nacional, que son sólo dos, Bogotá y Santander, este último tiene un nivel de IDH en 2005 igual a países como Belarús, Bosnia y Herzegovina (entre estos dos departamentos aportaban el 27,65% de la producción del país en el año 2001 y suman el 2,83% de la superficie, con una población del 20,14% del total nacional en 2005) en los dos casos, la distancia con el promedio nacional era mayor en 1990.

En el cuadrante superior izquierdo (l) están los departamentos que en 1990 te-nían un IDH inferior al promedio, pero que en 2005 logran estar por encima del IDH nacional. Son Antioquia y Valle (departamentos con igual IDH en 2005 que malasia y Rusia) quienes mejoran su posición relativa, especialmente Valle, que en 2005 ocupa el segundo puesto en el ordenamiento nacional (entre estos dos departamentos aportaban el 26,72% de la producción del país en el año 2001 y suman el 7,45% de la superficie, con una población del 22,35% del total nacional en 2005).

En el cuadrante inferior izquierdo (lll) se encuentra la mayor parte de los depar-tamentos. Se trata de aquéllos que tanto en 1990 como en 2005, tuvieron puntajes inferiores al promedio. Entre ellos, algunos mejoran su posición relativa y en 2005 están más cerca al promedio que en 1990, como Chocó, Nariño, Cauca, Sucre, Mag-dalena, Caquetá, Cesar y Córdoba, mientras otros empeoran su posición y en 2005 están más lejos del promedio, como quindío, Boyacá, Caldas, Meta. Departamentos como Risaralda se mantienen a igual distancia del promedio en los dos años (estos departamentos aportaban el 20,12% de la producción del país en el año 2001 y suman el 41,09% de la superficie, con una población del 40,82% del total nacional en 2005).

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Gráfico 3. Mapa e IDH de los Departamentos de Colombia

Fuente: Datos DANEFuente: wikipedia.

Finalmente, en el cuadrante inferior derecho (lV) están los que empeoran claramente su posición relativa: Cundinamarca, Guajira, Huila y Atlántico, departamentos que en 1990 tuvieron puntajes superiores al promedio pero en 2005 se encuentran por debajo (estos departamentos aportaban el 13,03% de la producción del país en el año 2001 y suman el 5,96% de la superficie, con una población del 13,53% del total nacional en 2005).

Los dos polos opuestos en desarrollo humano continúan siendo los mismos durante el periodo 1990-2005, Chocó con menor desarrollo humano y Bogotá con mayor de-sarrollo humano. Pero ¿Por qué existe tanta diferencia entre estos dos departamentos?: Las causas seguramente son el olvido del gobierno nacional en el departamento de

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Chocó, incluso allí se sitúa uno de los mayores focos de pobreza del país, igualmente este departamento cuenta con el menor número de instituciones de educación y salud. En cambio la capital de Colombia cuenta con las mejores instituciones de educación y establecimientos sanitarios.

En el siguiente gráfico y tabla, podemos observar la ubicación de los Departa-mentos de Colombia y su respectivo IDH para el año 2005, permitiéndonos conocer la coherencia espacial de los resultados.

Para el análisis de los componentes del IDH a nivel de departamentos he tenido en cuenta la disponibilidad de los datos suministrados por planeación nacional hasta el año 2005. El objetivo es estudiar la evolución de estos componentes en las diferentes regiones de Colombia como podemos ver a continuación:

Esperanza de vida (I.E.V)

El gráfico 4A resume la evolución del índice de esperanza de vida de los depar-tamentos. El eje horizontal representa el índice de esperanza de vida en 1990 y el vertical la variación en el periodo. Los dos ejes se cortan en el valor del índice para el país en 1990 y la media de la variación de este periodo. En el cuadrante superior izquierdo (l) están los departamentos que en 1990 tenían un I.E.V inferior al Nacio-nal, pero al tener en cuenta su evolución, han conseguido una variación superior al promedio nacional, estos departamentos son siete: Antioquia, valle, Cesar, Risaralda, Caldas, Chocó y Cauca (entre estos departamentos aportaban el 34,27% de la produc-ción del país en el año 2001 y suman el 17,06% de la superficie, con una población del 33,63% del total nacional en 2001).

En el cuadrante inferior derecho (lV) están los departamentos con menor ren-dimiento en el periodo: Cundinamarca, Guajira, Huila, atlántico, Bogotá, Santander, Boyacá, N. Santander, Nariño, Sucre, Bolívar y Magdalena departamentos que en 1990 tuvieron puntajes superiores al promedio nacional, pero al tener en cuenta su varia-ción se encuentran por debajo de la media nacional (estos departamentos aportaban el 53,10% de la producción del país en el año 2001 y suman el 20,55% de la superficie, con una población del 52,56% del total nacional en 2001).

El resto de departamentos se ubican en el cuadrante (lll), y son aquellos depar-tamentos que en 1990 se ubican por debajo de la media nacional y no han tenido una variación significativa en I.E.V, por lo tanto siguen en malas condiciones. Tolima, Meta, quindío, Caquetá (estos departamentos aportaban el 6,27% de la producción del país en el año 2001 y suman el 17,53% de la superficie, con una población del 7,05% del total nacional en 2001).

Solo Córdoba (ll) tiene excelente nivel a comienzo de la anterior década y un buen desarrollo de este índice durante el periodo, este departamento aportaba el 2,19% de la producción del país en el año 2001 y suman el 2,19% de la superficie, con una población del 3,13% del total nacional en 2001).

Con respecto a este índice del IDH, las distancias se acortan debido a que exis-ten mayores mejoras de los departamentos más atrasados. No obstante las diferencias

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Gráfico 4. Cambios en la esperanza de vida por departamentos 1990-2005

Fuente: Datos suministrados por las estadísticas anuales de de planeación nacional.

I IV

Antioquía Choco Cundinama Nariño Cundina Valle Cauca Huila Sucre Guajira Risaralda Caldas Santander Bolivar Bogota Cesar Boyaca Magdalena Atlantico N. Sandander

IV

Cundinama Boyaca Hulia N. Santander Santander Nariño

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siguen siendo grandes entre departamentos como Chocó, Meta y Caquetá, con menor esperanza de vida y algunos departamentos del norte de Colombia como Atlántico, Sucre y Bolívar con mayor esperanza de vida.

En la grafica 4B se puede observar en el cuadrante lV aquellos departamentos que se ubican en un nivel por debajo de la media nacional después de tener un bajo resultado durante el periodo, Cundinamarca, Huila, Santander, Boyacá, N. Santander, Nariño

El logro educativo (I.L.E)

El gráfico 5A resume la evolución del índice de logro educativo de los depar-tamentos. El eje horizontal representa el I.L.E. en 1990 y el vertical la variación en el periodo. Los dos ejes se cortan en el valor del índice para el país en 1990 y la media de la variación de este periodo. En el cuadrante superior izquierdo (l) están los departamentos que en 1990 tenían un I.L.E. inferior al Nacional, pero al tener en cuenta su evolución, han conseguido una variación superior al promedio nacional, estos departamentos son diez: Córdoba, Nariño, Cesar, Tolima, Chocó, Magdalena, Boyacá, Meta, Antioquia y Cundinamarca (entre estos departamentos aportaban el 35,45% de la producción del país en el año 2001 y suman el 32,09% de la superficie, con una población del 38,99% del total nacional en 2001.

En el cuadrante inferior derecho (lV) están los departamentos con menor ren-dimiento en el periodo: Atlántico, Valle, Risaralda y Bogotá, departamentos que en 1990 tuvieron puntajes superiores al promedio nacional, pero al tener en cuenta su variación se encuentran por debajo de la media nacional (estos departamentos aportaban el 39,49% de la producción del país en el año 2001 suman el 2,27% de la superficie, con una población del 32,35% del total nacional en 2001).

El resto de departamentos se ubican en el cuadrante (lll), y son aquellos depar-tamentos que en 1990 se ubican por debajo de la media nacional y que no han tenido una variación significativa en I.L.E, por lo tanto siguen en malas condiciones: Cauca, Caquetá, Guajira, Huila, N. Santander, Santander y Caldas (estos departamentos apor-taban el 13,35% de la producción del país en el año 2001 y suman el 18,52% de la superficie, con una población del 14,48% del total nacional en 2001).

Los buenos resultados en uno de los componentes del logro educativo (la tasa de analfabetismo) se dan en regiones que ya tenían niveles bajos de analfabetismo al inicio del periodo. Igualmente la tasa combinada de matrícula, también ha tenido un impacto negativo en los diferentes departamentos después de la crisis económica entre 1997 y 1999.

En la grafica 5B se puede observar en el cuadrante lV aquellos departamentos que se ubican en un nivel por debajo de la media nacional después de tener un bajo desempeño durante el periodo, quindío y Risaralda.

Crecimiento Económico (Indicé de Ingreso I.I).

El gráfico 6A resume la evolución del índice de ingreso de los departamentos. El eje horizontal representa el I.I. en 1990 y el vertical la variación en el periodo. Los dos ejes se cortan en el valor del índice para el país en 1990 y la media de la variación

DESARROLLO HUMANO Y CRECIMIENTO ECONÓMICO EN COLOMBIA 223

Cuadernos Geográficos, 48 (2011-1), 207-231

Gráfico 5. Cambios en logro educativo por departamentos 1990-2005

Fuente: Datos suministrados por las estadísticas anuales de de planeación nacional.

I IV

Córdoba Tolima Atlántico Nariño Boyaca Cundinamarca Choco Meta Valle Cesar Antioquía Risaraida Magdalena Cundinama Risaralda Hulia Bogotá

I IV

Antioquía Risaralda Meta quindio Cundina

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Cuadernos Geográficos, 48 (2011-1), 207-231

de este periodo. En el cuadrante superior izquierdo (l) están los departamentos que en 1990 tenían un I.I. inferior al Nacional, pero al tener en cuenta su evolución, han conseguido una variación superior al promedio nacional, estos departamentos son seis: Córdoba, Nariño, Cauca, Cesar, Guajira, Huila: (entre estos departamentos aportaban el 10,51% de la producción del país en el año 2001 y suman el 13,21% de la superficie, con una población del 15,56% del total nacional en 2001).

En el cuadrante inferior derecho (lV) están los departamentos con menor rendi-miento en el periodo: Atlántico, Cundinamarca, Valle, Antioquia, Risaralda y Bogotá, departamentos que en 1990 tuvieron puntajes superiores al promedio nacional, pero al tener en cuenta su variación se encuentran por debajo de la media nacional (estos departamentos aportaban el 59,92% de la producción del país en el año 2001 y suman el 10,31% de la superficie, con una población del 50,12% del total nacional en 2001).

En el cuadrante (lll) están los departamentos que en 1990 se ubican por debajo de la media nacional y que no han tenido una variación significativa en I.I., por lo tanto siguen en malas condiciones: Sucre, Magdalena, Chocó, N. Santander, Caque-tá, quindío, Caldas, Boyacá, Bolívar (estos departamentos aportaban el 14,74% de la producción del país en el año 2001 y suman el 21,57% de la superficie, con una población del 21,95% del total nacional en 2001).

Finalmente en el cuadrante superior derecho (ll) están los departamentos que en 1990 estaban por encima del promedio nacional y que al tener en cuenta su evolución también han conseguido un I.I. superior al promedio nacional, estos departamentos son: Santander, Guajira y Meta (entre estos departamentos aportaban el 9,19% de la producción del país en el año 2001 y suman el 12,01% de la superficie, con una población del 6,81% del total nacional en 2001) suman el 3,8% de la superficie del país, con una población del 5,26% del total nacional en 2001.

Los departamentos que mejor rendimiento han tenido en este índice en el periodo son Huila y Tolima que aportaban el 4,56% de la producción del país en el año 2001 y suman el 3,8% de la superficie del país, con una población del 5,26% del total nacional en 2001.

Según el Departamento Nacional de Planeación de Colombia (2005), «el creci-miento del producto en los primeros años de la pasada década no se dio por igual en todos los departamentos del país. Por lo menos, la distancia entre el departamento con mayor y menor PIB per cápita se incrementó en forma importante, llegando casi a los US$ (PPA) 3.000 en 1996. A partir de entonces la diferencia se reduce, pero aún en 2001 era mayor que la existente en 1993».

En la grafica 6B se puede observar en el cuadrante lV el departamento que se ubican en un nivel por debajo de la media nacional después de tener un bajo rendi-miento durante el periodo en este índice, Risaralda.

4. CICLO VIRTUOSO, CICLO VICIOSO Y DESARROLLO ASIMÉTRICO EN LOS DEPARTAMENTOS DE COLOMBIA

La debilidad en los eslabones de la cadena (crecimiento-desarrollo humano) ca-racterística de un buen número de departamentos de Colombia, tienen como efecto su

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Gráfico 6. Cambios Índice de ingreso por departamentos 1990-2005

Fuente: Datos suministrados por las estadísticas anuales de de planeación nacional.

I IV

Huita Risaralda Tolima

I IV

Córdoba Atlá Nariño Cundina Cauca Valle César Antioquía Guajira Risaralda Hulia Bogotá

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Cuadernos Geográficos, 48 (2011-1), 207-231

inclusión en una categoría de desarrollo asimétrico con sesgo procrecimiento y con tendencia a un ciclo vicioso.

Se había comentado que una población más sana y educada contribuye a mejorar la producción y el empleo económico; el resultado de lo anterior es la inclusión en una categoría de desarrollo asimétrico con sesgo prodesarrollo y con tendencia a un ciclo virtuoso, no obstante existen casos de regiones de Colombia donde no se corrobora lo anterior (un ejemplo es el departamento del Huila en el periodo 1994-2000). Sin embar-go como se mencionó, lo más probable es que estos casos de desarrollo asimétrico no persistan. Con el tiempo, la parte débil actuará como freno sobre la otra y se producirá un ciclo vicioso; o bien, si a lo largo del tiempo se fortalecen las vinculaciones, quizá mediante una modificación de las políticas, habrá un ciclo virtuoso.

En este epígrafe se seleccionaron 24 Departamentos de Colombia, para los que disponíamos de toda la información de IDH-PIB/H, para el periodo 1990-2005, poste-riormente se calculó las variaciones respectivas entre años para estos dos indicadores, calculando las medias de variación para cada uno de los departamentos en este periodo, definiendo finalmente la media total para todos los departamentos del país en estos dos aspectos. El anterior ejercicio tiene como objetivo elaborar un plano cartesiano con la ubicación de la media en variación del IDH y PIB/H de cada departamento, con respecto a la media total del país.

Esta ubicación clasifica el desarrollo de los departamentos en cuatro categorías9: la de ciclo virtuoso (un buen desarrollo humano refuerza el crecimiento, que a su vez promueve el desarrollo humano), la de ciclo vicioso (un comportamiento deficiente en materia de desarrollo humano tiende a traducirse en resultados mediocres en cuanto a crecimiento económico, lo que a su vez reduce los logros en desarrollo humano, y así sucesivamente) y dos categorías de desarrollo asimétrico, una con sesgo pro desarrollo humano (esto es, con fuerte desarrollo humano y escaso crecimiento económico) y otra con sesgo pro crecimiento económico (es decir, con escaso desarrollo humano y marcado crecimiento económico). El resultado del anterior ejercicio lo podemos ver en la grafica 7.

Como se puede observar en esta grafica no necesariamente un buen rendimiento en crecimiento económico está relacionado con un buen rendimiento en desarrollo humano, tal es el caso de Santander y algunos otros departamentos. Por lo tanto esta hipótesis no queda corroborada gráficamente para ciertas regiones. De ahí el interés de los análisis de ámbito local y regional para detectar las causas de estas desviaciones respecto a la correlación de círculo virtuoso observada en otras regiones.

Para comprobar de mejor manera la evidencia empírica y teórica de Ranis, que concluye que ningún país que comienza en un sesgo pro crecimiento económico pudo pasar de allí a un ciclo virtuoso sino que todos ellos volvieron a caer en el círculo vicioso, sería más conveniente disponer de datos para un periodo mayor al utilizado en este trabajo, de esta manera lograríamos hacer comparaciones entre décadas, pero a

9. Metodología propuesta por Ranis, Stewart y Ramírez en la relación crecimiento económico y desarrollo humano.

DESARROLLO HUMANO Y CRECIMIENTO ECONÓMICO EN COLOMBIA 227

Cuadernos Geográficos, 48 (2011-1), 207-231

Gráfico 7. Clasificación comportamiento de los departamentos 1990-2005

Fuente: Datos suministrados por las estadísticas anuales de planeación nacional.

nivel de departamentos en Colombia, solo existen datos a partir de 1990. Por lo tanto aparte del ya necesario análisis, esbozaremos la ubicación de cada departamento en este periodo con el objetivo de hacer recomendaciones. La ubicación con respecto a las categorías y ciclos en el periodo la podemos ver en la siguiente gráfica.

En conclusión podemos observar, que departamentos como Córdoba, Huila, Guajira, Meta y Santander, tienen la posibilidad de caer en un ciclo vicioso al estar ubicados en una categoría de desarrollo asimétrico con sesgo poscrecimiento, como lo han hecho nueve de los departamentos del país. Por tal razón se recomienda a las administraciones de estos departamentos priorizar políticas de desarrollo humano, para en un próximo igual periodo, terminar en un ciclo virtuoso.

Al hacer el análisis año a año, estar en un sesgo procrecimiento para algunos departamentos no implica terminar en un ciclo vicioso, o por el contrario estar en un sesgo prodesarrollo no implica terminar en un ciclo virtuoso, incluso en algunos pocos casos se pasa con continuidad de una categoría a otra a través de los años, es posible que esta ultima situación se dé por qué obedece a que se trata de un número menor de regiones, de un periodo de análisis muy corto, o porque la semejanza entre ellos es mayor, lo que significa que incluso variaciones leves pueden conducir a cambios de categoría.

Para la elaboración del cuadro 2, he colocado un asterisco (*) a aquellas situa-ciones o periodos en las que se logra un buen desempeño en desarrollo humano y crecimiento económico, aunque su porcentaje de variación no esté por encima de la media nacional en el periodo de registro.

Un ejemplo de lo anterior es cuando existe un incremento medio nacional del 4% en (IDH Y PIB/H), pero al compararlo con una región que cuenta con un aumento del 3,88% en ambos aspectos, no necesariamente este departamento registra un mal desem-peño y por tanto un ciclo vicioso, existe en el, un ciclo virtuoso de buen desempeño

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Cuadernos Geográficos, 48 (2011-1), 207-231

aunque no supere la media, o por el contrario si la variación media nacional es de -4% en estos aspectos, tener un registro de -2% en desarrollo humano y crecimiento económico, no significa que exista un ciclo virtuoso en esta región. En los anteriores cuadros podemos apreciar estas situaciones.

Como podemos ver en el cuadro 2, la gran mayoría de las regiones durante el pe-riodo de análisis cumplen las hipótesis planteadas en este trabajo. Entre todos los casos presentados resalto el de Caquetá, que tras obtener un periodo de sesgo prodesarrollo (1990-1993), termina en un ciclo virtuoso en el año 1993 y seguidamente hasta 1998. Otra de las situaciones es la de Antioquia, que tras estar en un sesgo procrecimiento en el periodo 1996-1997, termina en un ciclo vicioso en el periodo 1997-1998.

En un pequeño número de regiones no se corrobora las hipótesis planteadas, es el caso de Meta, que tras estar en un sesgo procrecimiento en el periodo 1991-1993, termina en un ciclo virtuoso (esto quiere decir que en esta región y periodo existió un mayor gasto social y una mejor distribución de la riqueza). En el otro extremo se encuentra una región como la de Cauca, que en el periodo 1993-1996 se encontraba en situación de sesgo prodesarrollo y termina en un ciclo vicioso, es posible que esto se dé al no tener una buena articulación entre su recurso humano capacitado y saludable con el sistema productivo.

Una crisis económica puede explicar los cambios bruscos entre categorías, un ejemplo de ello es la presentada en Colombia en el año 1999, donde la gran mayoría de regiones, sin importar la categoría o ciclo virtuoso en el que se encontraban antes de la misma, terminan en un ciclo vicioso durante la crisis. Sin embargo la gran mayoría de regiones después de esta gran crisis pasan a un ciclo virtuoso o sesgo prodesarrollo, demostrando de alguna manera la buena capacidad de recuperación, pero este repunte es insuficiente para rescatar el gran terreno perdido. Los departamentos que no se han recuperado de la misma forma son Chocó, Magdalena, Nariño, quindío, Risaralda y Tolima.

5. CONCLUSIONES

Puede que una evaluación año a año no sea la más conveniente para este tipo de análisis, no obstante se puede ver que en gran parte de las regiones y durante el periodo

Cuadro 2. Regiones de Colombia que inician el periodo con un sesgo prodesarrollo y terminan en un ciclo virtuoso (Cont.)

Fuente: Datos suministrados por las estadísticas anuales de planeación nacional.

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de estudio, sí se cumple con las afirmaciones planteadas al inicio del epígrafe anterior. Pero al presentarse situaciones en las que no ocurre (así sean mínimas), no podemos afirmar que necesariamente todas las conclusiones a las que han llegado Ranis Stewart y Ramírez tengan validez universal, siendo imprescindible seguir profundizando en este tipo de investigaciones

Para especificar la anterior conclusión, tenemos que en gran parte de las regiones de Colombia y durante el periodo de estudio se cumple que las regiones que inician en un sesgo prodesarrollo humano terminan en un ciclo virtuoso, y que las regiones que inician en sesgo procrecimiento no terminan en un ciclo virtuoso, por el contrario suelen pasar a un ciclo vicioso. En el trabajo se destacó el caso de Caquetá, que tras obtener un periodo de sesgo prodesarrollo (1990-1993) termina en un ciclo virtuoso en el periodo (1993-1998), y Antioquia que tras estar en un sesgo procrecimiento en el periodo (1996-1997), termina en un ciclo vicioso en el periodo (1997-1998).

No obstante existen algunas situaciones en las que no se corrobora esta hipótesis. Es el caso del departamento de Meta, que tras estar en un sesgo procrecimiento en el periodo (1991-1993), termina en un ciclo virtuoso, posiblemente por un buen desem-peño en la distribución de su riqueza y a su mayor gasto social. También se resalta el caso del departamento del Cauca, que en el periodo (1993-1996) se encontraba en situación de sesgo prodesarrollo y termina en un ciclo vicioso. Situación que puede ser explicada por la mala articulación entre su recurso humano y el sistema productivo.

También hemos podido concluir que departamentos como Córdoba, Huila, Guajira y Santander tienen la posibilidad de caer en un ciclo vicioso en los próximos años debido a que se ubican en una categoría de desarrollo asimétrico con sesgo procreci-miento al tener en cuenta su rendimiento durante el periodo de análisis. Por lo tanto se recomienda a los gobiernos de estas regiones priorizar políticas de desarrollo humano, para que puedan así lograr un ciclo virtuoso, ya que la distribución de la riqueza en estos departamentos no es la más adecuada.

Entre las limitaciones del modelo, podemos sospechar que los cambios bruscos de categoría obedecen en su mayoría a los cortos periodos de análisis, y a la crisis económica de los noventa que afectó negativamente el desarrollo humano da casi todas las regiones de Colombia.

Al responder a la pregunta ¿Cuál es la relación crecimiento económico y desarrollo humano?, se apoya la idea de muchos autores de promover el crecimiento económico a través del desarrollo humano (esté genera más crecimiento a medida que una población más sana y educada contribuye a mejorar el desempeño económico), este crecimiento genera más desarrollo humano a medida que la base de recursos se amplíe y exista una buena distribución de los mismos, que permita mejorar interrumpidamente el bienestar de la sociedad, o a medida que estos recursos provenientes del ingreso nacional se asignen a actividades que contribuyan al desarrollo, considerando que tal conclusión es acorde con las áreas de estudio analizadas en la presente investigación.

En general, y como cabía esperar, corroboramos a través de algunos métodos estadísticos que mientras mayor sea el nivel de actividad económica de un país mayor será su nivel de desarrollo humano. Sin embargo se detectaron algunos casos atípicos de países con un nivel de actividad económica medio, pero con un nivel de desarrollo

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humano bajo, o países con un nivel de actividad económica alto y con un nivel de desarrollo humano medio.

6. REFERENCIAS

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ORDENAmIENTO TERRITORIAL, TURISmO Y AmBIENTEEN VALLE DE BRAVO, mÉXICO

Nancy Sierra López*, Lilia Zizumbo Villarreal**,Tonatiuh Romero Contreras*** y Neptalí Monterroso Salvatierra****

Recibido: 09-11-10. Aceptado: 18-03-11. BIBLID [0210-5462 (2011-1); 48: 233-250].

PALABRAS CLAVE: Valle de Bravo, turismo, ordenamiento territorial, desarrollo, ambiente.KEYWORDS: Valle de Bravo, tourism, land use, development, environment.mOTS-CLÉS: Valle de Bravo, le tourisme, l’utilisation des terres, le développement, l’environnement.

RESUMEN

Detrás de ese paisaje idílico de agua, bosques y arquitectura, que la mercadotecnia ofrece y que la tradición evoca, se desarrollaron fuertes conflictos de intereses, necesidades sociales insatisfechas, así como la depredación ambiental constante. En Valle de Bravo pueden observar-se paisajes con diferentes visiones y lógicas socioeconómicas, como resultado de un conjunto de políticas de carácter territorial formuladas por el Estado y por la iniciativa privada, con el objetivo de fomentar la actividad turística como eje del desarrollo capitalista. El paisaje creado en algunas zonas ofrece una imagen de prosperidad y confort, mientras que en otras es posible observar la segregación socioterritorial que esta actividad ha generado y que excluye a la mayoría de sus habitantes de los beneficios que el turismo puede traer.

ABSTRACT

Behind this idyllic landscape of water, forests and architecture, which offers marketing and evokes tradition, there were sharp conflicts of interests, social needs unmet, and the constant environmental depredation. In Valle de Bravo can be seen visions and landscapes with differ-ent socio-economic logic, as a result of a series of territorial policies formulated by the State and private initiative, aiming to promote tourism at the heart of capitalist development. The landscape created in some areas provides an image of prosperity and comfort, while others may look at the socio-spatial segregation that this activity has generated and that excludes most of the inhabitants of the benefits that tourism can bring.

*. Facultad de química. Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex). [email protected] **. Facultad de Turismo. Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex). [email protected] ***. Centro Interamericano de Recursos del Agua (CIRA), Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex). [email protected] ****. Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública, Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex).

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RESUMÉ

Derrière ce paysage idyllique de l’eau, des forêts et de l’architecture, qui offre de marketing et de la tradition évoque, il ya eu de durs conflits d’intérêt, besoins sociaux non satisfaits, ainsi que la dégradation environnementale en cours. En Valle de Bravo peut être eu des visions et des paysages avec une logique socio-économiques différents, à la suite d’une série de politiques territoriales formulées par l’Etat et l’initiative privée, visant à promouvoir le tourisme au cœur du développement capitaliste. Le paysage dans certaines régions a créé une image de prospérité et de confort, tandis que dans d’autres, il est possible d’observer la ségrégation socio-spatiale que cette activité a généré et qui exclut la majorité des habitants des avantages que le tourisme peut apporter.

1. INTRODUCCIÓN

El proceso de desarrollo en México, ha sido objeto del pensamiento científico desde hace ya mucho tiempo y establece una serie de relaciones que trascienden lo económico, lo social y lo político; esto nos obliga a reconocer previamente la enorme variedad de la naturaleza de este fenómeno y la diversidad de sus interpretaciones, pues mientras algunos sostienen que el desarrollo es concebido como un puro fenómeno de crecimiento económico, otros lo consideran además, como un proceso de cambios estructurales y funcionales que modifican la totalidad de la sociedad, reflejándose especialmente en su sistema de clases.

El proceso de expansión económica generado por la Revolución Industrial, imple-menta de un modelo de desarrollo capitalista, en el cual «la naturaleza es cosificada, desnaturalizada de su complejidad ecológica y convertida en materia prima de un proceso económico» (LEFF, E., 2005:1). Dentro de este proceso, el capital también «procura romper las fronteras, extendiendo los medios de transporte y de comunicación a los puntos más inaccesibles del planeta, intentado expandir los mercados por el mundo y aprovechándose de la fuerza de trabajo necesitada». (ALCAñIZ, M. 2008: 291). O sea, «en un primer momento los capitales se mueven hacia donde hay oportunidades de una acumulación ampliada del capital a partir de que se ubiquen posibilidades de captar ganancias extraordinarias. En este sentido es preciso aprovechar las desigualdades, o sea, los nuevos sectores de acumulación económica que surjan al calor de los cambios históricos.» (CORDERO, A., 2004:22).

El Estado Moderno Mexicano desde su creación ha mantenido una importante relación con la expansión del capitalismo, es por ello que hacia finales de 1920 se propone guiar de forma planificada el desarrollo de las regiones nacionales, a través de objetivos previamente establecidos por los modelos de desarrollo que se dan tanto en el nivel nacional como internacional. Es así como surgen diversos mecanismos para alcanzar el desarrollo, algunos de los cuales llevan implícitos decisiones estratégicas de carácter territorial y alteran el curso histórico de una sociedad, determinando su estructura y sus características futuras (PALERM, A., 1993). Desde esta perspectiva, las políticas de planeación y ordenamiento territorial son incorporadas como instrumentos para alcanzar el desarrollo capitalista, pues contienen un creciente poder predictivo que

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les permite controlar y modificar deliberada y conscientemente, tanto al ambiente como a las instituciones y los procesos sociales, estimulando la aparición y localización de actividades humanas en el paisaje.

En México, en un primer momento, bajo la influencia del modelo de desarrollo capitalista keynesiano, se sostiene que la principal causa del atraso y la pobreza econó-mica del país consiste en el predominio casi absoluto de las actividades primarias y en la debilidad o ausencia de las actividades secundarias, por ello, se planteó la necesidad nacional de la industrialización. Sin embargo, bajo esta lógica, los incentivos que el Estado otorgó promovieron no sólo el establecimiento de la actividad industrial, sino también el de la actividad turística. (GARCíA, A., 1979). El sector turístico es im-pulsado entonces por el Estado Mexicano bajo el argumento de que dicha actividad permitiría el desarrollo de los lugares donde se insertara, colocado al turismo como «una panacea capaz de resolver los problemas económicos, sociales y ambientales, entre otros.» (TARLOMBANI, M., 2005:1). Así, el fomento de dicha actividad pasa a formar parte del rol de estrategias y acciones gubernamentales, incorporándose a las políticas de planeación y ordenamiento territorial, las cuales «al ofrecer ciertos bene-ficios indicarán o convencerán a la iniciativa privada de que oriente sus inversiones hacia ciertos sectores o sitios» (Cfr. GARCíA, A., 1979: 12); permitiéndole ocupar espacios que cuenten con una serie de ventajas: disponibilidad de recursos naturales, mano de obra barata, infraestructura, servicios, entre otros.

Las acciones derivadas de estos argumentos han generado la acumulación del capital para algunos, condición que perpetuara la desigual distribución de la riqueza en otros, razón por la cual se discute el crecimiento de esta actividad, percibiéndola desde esta óptica, no sólo como portadora de ventajas, pues diversos estudios demuestran que el desarrollo turístico guiado por el sistema capitalista de ganancia, causa una serie de daños en las regiones receptoras que se manifiestan en graves consecuencias tanto socioculturales como ambientales.

Bajo estas consideraciones el presente artículo tiene como objetivo analizar las políticas de planeación y ordenamiento territorial, que permiten el surgimiento, consolidación y diversificación de la actividad turística en el municipio de Valle de Bravo, México; con la finalidad de explicar los cambios ambientales que tienen lugar en el municipio.

Para ello se hizo necesaria la construcción teórica que retoma el análisis de la relación que existe entre la Teoría del Desarrollo y los modelos de Planeación Terri-torial y su influencia en el surgimiento de la actividad turística. En cuanto al proceso metodológico, éste se llevo a cabo a través del análisis diacrónico de documentos oficiales, fotografías, mapas y croquis encontrados en el archivo histórico nacional, estatal y municipal; asimismo se analizaron los Planes de Desarrollo Municipal y Ur-bano en el nivel Nacional, Estatal y Municipal y los programas especiales derivados de los mismos. Se aplicaron también entrevistas a informantes clave y se procedió a la observación directa y a la comparación entre la información cartográfica y las actuales condiciones del territorio, de esta forma, «el trabajo de campo resulto imprescindible en la zona de estudio, no sólo en el reconocimiento ambiental, sino fundamentalmente en la interacción con la población» (ROMERO, T., 2000:37).

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2. ELECTRIFICACIÓN Y TURISMO: AGENTES DE CAMBIO

Geográficamente, el municipio de Valle de Bravo se ubica en un escalón geológico entre la alta montaña y las tierras bajas de los estados de Michoacán y Guerrero. Su localización política se ubica al poniente del Estado de México a 74 km del Distrito Federal, el territorio se encuentra enclavado en el sistema montañoso del Nevado de Toluca (ver mapa 1), sus rasgos orográficos evidencian una morfología montañosa, que da origen a tres formas características del relieve: las zonas accidentadas cons-tituyen el 20% del municipio, las zonas semiplanas o lomeríos constituyen el 80% y las zonas planas que constituyen el otro 20%. Aunado a esto los recursos forestales e hidrológicos con los que cuenta dan origen una amplia diversidad de paisajes, los cuales constituyen uno de los principales atractivos del municipio, que han permitido el surgimiento, desarrollo y consolidación del turismo.

El proceso que da origen al surgimiento de la actividad turística en Valle de Bravo, tiene su antecedente en la construcción de la presa del mismo nombre, la cual ha sido eje central para el desarrollo del turismo. Dicho cuerpo de agua formó parte del Sistema Hidroeléctrico «Miguel Alemán», construido en 1942, bajo el enfoque de Planificación Regional a través de Cuencas Hidrográficas. Al hacer estas inversiones

Mapa 1. Localización geográfica

Fuente: Plan de Desarrollo Municipal 1997-2000.

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y bajo la influencia del modelo de desarrollo keynesiano, el Estado sostuvo que la principal causa del atraso y la pobreza económica del país consistía en el predominio casi absoluto de las actividades primarias y en la debilidad o ausencia de las activi-dades secundarias, por ello se planteo la necesidad nacional de la industrialización. De esta forma, la electricidad producida a través de este tipo de proyectos «sirvió de infraestructura a las zonas industriales de otras áreas del país» (VIqUEIRA, C., 2001:21), dejando de lado la electrificación de las regiones productoras de este servicio e incluso en la actualidad una proporción importante de esta región carece todavía de energía eléctrica.

Los cambios ambientales que devienen de la Planeación por Cuencas, en Valle de Bravo, generaron por una parte la reubicación y el surgimiento de poblaciones en territorios alejados al lugar de origen y en condiciones poco favorables para la agricultura, que era la actividad económica predominante en el municipio y era practicada en el territorio que hoy ocupa la presa y que antaño se conocía como «El Plan» (ver foto 1 y 2). De esta forma, al ser despojados de sus bienes de producción, una porción de la población nativa, se trató de incorporar a las nuevas actividades económicas que les había impuesto la política de planeación territorial nacional; mientras que algunos otros habitantes no tuvieron opción mejor que emigrar y vender sus casas y tierras. Los cambios en el aspecto natural también se hicieron evidentes, pues con la creación de la presa, deviene una serie de prohibiciones en las actividades silvoagrícolas practicadas dentro de la cuenca y en los lugares donde «antaño había algunos cerros con escasa vegetación o poblados de pinos, casuarina y encinos; los ingenieros encargados de las obras de la CFE se dieron a la tarea, como parte de su proyecto de trabajo, de reforestar una significativa cantidad de superficie cerril, creándose un vivero para la producción de plantas como jacarandas, eucaliptos, pinos y otros. El principal objetivo era atraer las lluvias para el almacenamiento de agua en los vasos de la presa» (ARCHIVO MUNICIPAL DE VALLE DE BRAVO, 1940:1). (Ver foto 3).

Foto 1. «EL PLAN», antes de la construcción de la hidroeléctrica

Fuente: Fotografía facilitada por el Prof. Arturo García Nelo del Archivo Histórico del Municipio de Valle de Bravo.

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Foto 2. Inundación de la zona conocida como «EL PLAN»

Fuente: Castillo y Piña, José. «El Valle de Bravo Histórico y Legendario»

Así, la infraestructura creada para la producción de electricidad, también conformó un paisaje atractivo, caracterizado por un cuerpo de agua rodeado de zonas boscosas, lo que en una etapa posterior permitió la realización de actividades acuáticas que hasta ese momento eran casi imposibles de practicar en el Estado de México. Este tipo de política territorial de desarrollo facilitó la llegada de capitalistas fraccionadores ajenos al lugar, «motivados también por los incentivos que el Estado otorgó durante ese periodo no sólo al establecimiento de la actividad industrial, sino también al de la actividad turística» (GARCíA, A., 1979: 18), creándose así nuevos destinos turísticos regionales, tal es el caso de Valle de Bravo.

La actividad turística que se desarrolla en este lugar, se encuentra dirigida hacia el turismo residencial, «actividad económica en la que el capital privado invierte fácil y oportunamente en la construcción de fraccionamientos de casas de descanso para su posterior venta» (TALAVERA, F., 1982:72). El turismo residencial es una modalidad particular del turismo que se caracteriza por el desplazamiento voluntario y periódico de personas, de su residencia habitual hacia una residencia secundaria por motivos de recreación y descanso, el turista residencial busca emplazamientos naturales, atractivos y cercanos a su residencia y es frecuente, que tiendan a situarse en áreas rurales de cierta calidad paisajística o en áreas donde puedan practicarse determinadas activida-

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Foto 3. Reforestación de la zona conocida como «EL PLAN»

Fuente: Castillo y Piña, José. «El Valle de Bravo Histórico y Legendario»

des deportivas al aire libre, para salir de todo lo estandarizado o comercializado por el turismo tradicional.

En Valle de Bravo, las primeras manifestaciones de esta actividad, se dan con el arquitecto José Karles Pierrot, quien desde entonces visualizaba a este municipio como un centro turístico e inicia un proyecto de inversión en 1940, el cual consistió inicialmente en la construcción de casas para norteamericanos y franceses, apoyado de un grupo de inversionistas, en su mayoría mexicanos. En la década de los años cincuenta, algunos franceses encabezados por el señor Monten llegan a Valle de Bravo, establecen sus casas de descanso en Las Delicias, en donde se ubican residencias estilo campestre chalet acordes al paisaje del lugar. Posteriormente, un conjunto de familias provenientes de la Ciudad de México que gustaban del veleo, decidieron establecer una segunda residencia, de tal forma que construyen sus cabañas en el fraccionamiento Las Balsas. Por otra parte, en la zona de La Peña un grupo de holandeses construyen sus residencias de veraneo, cerca de la presa, iniciando el club acuático del mismo nombre.

Así surgen las primeras casas de veraneo y de fin de semana en las zonas aledañas al antiguo fundo legal de Valle de Bravo y quedan asentadas también las bases para la construcción del primer fraccionamiento residencial en el municipio, cuya denomina-ción original fue Bosques del Valle, ahora conocido como Ávandaro. Dicho proyecto

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es impulsado por la empresa mexicana inmobiliaria Propulsora del Valle de Bravo S.A. y fue autorizado el 14 de agosto de 1957, bajo la modalidad de residencial campestre, con la finalidad de proporcionar una opción de descanso y recreación para las altas esferas sociales del Estado de México y para visitantes con alto poder adquisitivo. Los terrenos que adquiere la empresa fueron los que rodeaban al municipio y que se encuentran ubicados en la localidad de ávandaro, una de las pocas zonas planas que dejó libre la inundación. El 90% de éstas, estaban formadas por bosque de pino enci-no, y al estar prohibida su tala y en impulso su reforestación por leyes forestales, los habitantes originales de este territorio no pudieron continuar su aprovechamiento ni dedicarlo a las actividades primarias, razón por la cual los vallesanos, dueños de esos espacios, decidieron, o mejor dicho, fueron obligados por las políticas de protección al embalse a venderlos.

De esta forma se conjugan políticas de desarrollo e intereses capitalistas inmobi-liarios, para adquirir grandes extensiones de tierra a bajos precios. Ejemplo de ello fue «la empresa Propulsora del Valle de Bravo S.A., quien se hizo propietaria del 80% de La Peña, y todo el derredor del lago —excepto el sector correspondiente al fundo del pueblo— y proyectaba también un campo de aviación y un funicular que atravesara la presa desde La Peña hasta el Cerro de Cualtenco y aunque estos últimos proyectos no llegaron a su concreción, por sus intenciones, realizaciones y logros, se puede de-terminar la enorme magnitud del proyecto trazado» (GOOBELS, C., 1954:62). Como parte de la estrategia de inversión y venta de estos territorios, se lanza una campaña publicitaria por parte del Estado y de la Propulsora del Valle de Bravo S.A., la cual consistía en la realización de una serie de eventos culturales y deportivos, en la región, con el fin de promover y valorizar el territorio. (Ver cuadro 1).

Este tipo de eventos, promovió a Avándaro y a la presa de Valle de Bravo a nivel nacional e internacional, como principales atractivos, generando un desarrollo inmobi-liario intensivo y otro expansivo en el municipio. Surgiendo también, parte del turismo convencional, pues algunas personas, la mayoría de ellas ajenas al municipio, se dieron cuenta de que había turistas que visitaban Valle de Bravo y que no tenía la posibilidad

Cuadro 1. Campañas publicitarias que promovieron a Valle de Bravo como destino turístico

Fecha Evento Lugar

1950 Comienzan las regatas y las carreras automovilísticas Avándaro

1953 El nadador mexicano Damián Piza, atraviesa la presa Presa

«Valle de Bravo» «Valle de Bravo»

1968 Competencias de la prueba ecuestre

Avándaro de los Juegos Olímpicos de 1968 1971 ‘Festival de Rock y Ruedas» Avándaro

1972 Competencia de Vela y Canotaje Presa

de los Juegos Centroamericanos. Valle de Bravo

Fuente: Elaboración propia.

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de comprar o construir una casa para su estancia definitiva, de vacaciones o de fin de semana, por lo que se requería de lugares donde pudieran pasar la noche, donde comer y donde divertirse, y que no fueran exclusivos. Razón por la cual pequeños inversores compraron casas abandonadas, huertos y terrenos dentro de la cabecera, para establecer negocios modestos como hoteles, posadas familiares, restaurantes, cafeterías, bares y discotecas, entre otros.

Las políticas siguieron este curso de protección y facilitación al turismo, así, el 6 de agosto de 1971, la Legislatura local promulgó La Ley de Protección y Conserva-ción de Valle de Bravo, declarando a la Cabecera Municipal como Ciudad Típica; el objetivo era preservar el estilo arquitectónico, la reglamentación de la nomenclatura y de los anuncios ubicados en las calles de esta localidad, con la finalidad última de conservar las características que hacían del municipio un espacio destinado al turismo.

3. DESARROLLO TURíSTICO Y ORDENAMIENTO TERRITORIAL: ESTRATEGIAS NEOLIBERALES EN VALLE DE BRAVO

La concentración capitalista generada por la industrialización del país y por el establecimiento de diversos polos de desarrollo turístico, hizo que estos territorios y paisajes adquirieran un nuevo uso, y con ello se incrementará su costo y su valor en Valle de Bravo, la población nativa y aquella que inmigró hacia el municipio atraída por las fuentes de trabajo que prometía generar la actividad turística, se vio en la necesidad de ubicarse en las zonas periféricas, en donde la carencia de servicios y la dificultad para acceder a ellos es evidente, debido por una parte a las características morfológicas en las que se ubica el municipio y por otra a la despreocupación por parte de las instituciones encargadas de su dotación. En la actualidad, aunque la zona centro cuenta con una amplia gama de servicios, el encarecimiento de los mismos ha generado que gran parte de la población local, se vea segregada hacia zonas no urbanizables, ya sea por sus características físicas (alta densidad forestal y fuertes pendientes) o por su consideración como áreas Naturales Protegidas (Monte Alto, Cerro Colorado, Cerro de Cualtenco); asimismo la población ha ocupado zonas que aún siendo aptas para el desarrollo urbano no están normadas o bien se han asentado en las comunidades aledañas a la Cabecera Municipal. (ver foto 4).

Paralelamente la antigua organización territorial y administrativa, dirigida por la Comisión Federal de Electricidad (CFE) que hasta ese momento se mantenía con miras hacia la planificación regional, es reemplazada por el ordenamiento territorial, enmarcado en un nuevo modelo de desarrollo: el neoliberal, en el cual, el Estado crea políticas para dar paso al libre juego de las fuerzas del mercado y a la inversión privada; siendo ésta última la encargada de fraccionar el paisaje en diversas unidades territoriales, ya que desde ese entonces se estimaba que los proyectos turísticos de mayor rentabilidad se encontraran vinculados con la utilización de los recursos naturales.

Estas acciones siguen los contextos del capitalismo mundial, es decir, los gobiernos de los países subdesarrollados han adoptado una serie de nuevas políticas en materia territorial, que operan con mecanismos oficiales y legislativos, a fin de favorecer o

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Foto 4 y 5. Dicotomía social en Valle de Bravo, México

Fuente: Trabajo de campo (2010).

interferir en el desarrollo de ciertas actividades económicas, permitiendo la libre entrada a los capitales. Estas consideraciones han llevado a una serie de reformas políticas, incluso en la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, y a la creación de nuevas instituciones y leyes referentes al uso y ocupación del espacio. La primera de ellas de gran magnitud, se da en 1974, fecha en que se discute el proyecto de Ley General de Asentamientos Humanos en México, la cual resulta aprobada y promulgada el 25 de junio de 1976.

La Ley General de Asentamientos Humanos, establece que la ordenación y regulación de los asentamientos se llevará a cabo mediante el Plan Nacional de De-sarrollo Urbano, los planes estatales y municipales correspondientes y los planes de ordenación de las zonas conurbadas. Así, el estado federal, las entidades federativas y los municipios tienen atribuciones para dictar las disposiciones que correspondan sobre usos de la tierra, para elaborar y ejecutar los planes, realizar obras y servicios públicos y regular el mercado de terrenos. Respecto de la regulación de la propiedad en los centros de población, la ley establece pautas en cuanto a la tierra y sus posi-bilidades de expropiación.

Asimismo, tienen lugar una serie de reformas y adiciones a los artículos 27, 73 y 115 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. De ellos, destaca la del artículo 73, en la cual el Estado Mexicano queda facultado para dictar las medidas necesarias en lo referente a ordenar los asentamientos humanos y establecer adecuadas provisiones, usos, reservas y destinos de tierras, aguas y bosques, a efecto de ejecutar obras públicas y de planear y regular la fundación, conservación, mejoramiento y crecimiento de los centros de población:

Hay que tener en cuenta también, que las instituciones políticas en sus diversos niveles, entran a mediar en los procesos de uso y ocupación del espacio. Recientemente esta mediación se expresa bajo la forma de planes de ordenamiento territorial…y son los

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sectores con más fuerza económica y social los que vienen a ratificar por medio de estos planes sus intereses espaciales. En tanto que, los sectores más débiles frecuentemente no ven representados sus intereses en el marco de dichos planes.

(CORDERO, A., 2004: 98).

Bajo estas consideraciones diversos autores coinciden (Cfr. PALERM, A., 2003; TROITIñO, M., 2008; MERLíN, P., 1988; MASSIRIS, A., 2003; GÓMEZ, D., 2001), al señalar que el ordenamiento territorial, aunque es un término moderno, funciona como un instrumento de la planeación que designa los trabajos orientados a modelar el espacio heredado, para introducir en él nuevas estructuras técnicas, jurídicas y administrativas, con la finalidad de sistematizar su utilización en función de objetivos fijados previa-mente. Asimismo reiteran que el ordenamiento territorial al igual que la planeación, se construye obligadamente sobre juicios de valor que condicionan la toma de decisiones, siendo entonces una acción concertada e impulsada por los poderes públicos, que im-plica acciones orientadas al logro de un determinado orden territorial, y es considero como «la voluntad de referenciar una estrategia o política, en base a instrumentos de ordenación o planes, a un determinado ámbito geográfico» (TROITIñO, 2008:34).

Esto permite deducir, que el ordenamiento territorial tiene como una de sus preocupaciones centrales la localización y organización espacial de las actividades humanas en un territorio, de acuerdo con criterios y prioridades que definen el estilo de desarrollo que se pretende alcanzar; el cual se plasma en las actividades, los usos del suelo, los asentamientos poblacionales y en los canales de relación que dan fun-cionalidad al sistema, configurando así el modelo territorial. De esta forma, el sistema de planeación resultante no es solo el producto de lo previsto por las consideraciones teóricas que dan sustento al ordenamiento territorial, es más bien la suma de decisio-nes que de una u otra forma disuaden o estimulan la aparición y localización de las actividades humanas en un territorio.

De esta forma en Valle de Bravo, el estado federal, las entidades federativas y los municipios, influidos por el sector capitalista, dictan las disposiciones sobre uso de suelo, construcción de obras, dotación de servicios públicos, regulación de mercado de terrenos; acciones que favorecen, permiten y estimulan el desarrollo y localización del sector turístico, sobre todo el de carácter residencial, en enclaves con una amplia varie-dad de paisajes, recursos naturales y servicios públicos, quienes lo practican son funda-mentalmente personas con alto poder adquisitivo: se trata básicamente de empresarios, funcionarios públicos de nivel medio o alto y artistas (SECRETARíA DE ECOLOGíA: 2003). Así, la lotificación y construcción en los espacios ubicados en las zonas aledañas a la presa, iniciada y promovida por particulares, ha derivado en su privatización, ya que no existen calles de acceso y la playa está totalmente ocupada por residentes particulares. Dentro de las zonas residenciales construidas alrededor del cuerpo de agua, destacan los fraccionamientos de las Delicias, el barrio de San Antonio, ávandaro, el Club de Golf ávandaro, La Peña, El Escondrijo, San Gaspar, La Rinconada, entre otros.

Se identifica entonces, que el Estado ha impulsado el desarrollo de la actividad turística en Valle de Bravo, a través de la creación de un conjunto de instrumentos de carácter territorial, entre los que destacan los Planes de Desarrollo Urbano y los Planes

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de Desarrollo Municipal, Estatal y Nacional, así como los programas o planes especiales que de ellos se derivan y que permiten la entrada y la apropiación del espacio por parte del capital, otorgándole además los insumos necesarios para su expansión, dejando de lado las necesidades del resto de la población. Cabe señalar también, que de los instrumentos antes mencionados, los planes de Desarrollo Urbano, han sido fundamen-tales en la coordinación de las acciones de inversión pública y privada y debido a que se encuentran estructurados a través de una planeación en cascada se ven obligados a adoptar las estrategias y los objetivos planteados desde el nivel nacional y estatal.

Ejemplo de ello es el primer Plan de Desarrollo Urbano de Valle de Bravo (1980), en el cual se señala que si bien el desarrollo principal que se ha dado en el municipio, es el del aspecto turístico; resulta que este desarrollo se ha dado a partir de iniciativas aisladas del sector privado y desde luego con un enfoque exclusivamente comercial. Así pues no hay un verdadero desarrollo turístico que resulte en beneficio de la población de Valle de Bravo. (GOBIERNO DEL ESTADO DE MÉXICO, 1980).

A pesar de estas consideraciones los objetivos del Plan de Desarrollo Urbano Na-cional, indicaban que para alcanzar el desarrollo Valle de Bravo, este municipio debía tener un enfoque orientado hacia el turismo, definiendo al entorno inmediato de la presa, como la zona de máximo potencial para dicha actividad, por lo que las acciones y obras implicadas en el programa de dotación de infraestructura para centros turísticos se consideró como de máxima prioridad. Dentro de las obras y acciones que fueron realizadas durante este periodo y que sirvieron para consolidar la actividad turística, destacan: la construcción de un helipuerto, un embarcadero y una marina, por su parte los espacios definidos para el desarrollo turístico residencial fueron dotados de redes de agua potable, drenaje, electricidad, vigilancia. Aunque durante la década de 1980, también destaca el fomento del turismo social con la construcción del centro recreativo ISSSEMYM; y del turismo convencional el cual fue apoyado con la construcción de hoteles, posadas, zonas de campamento, equipamiento recreativo y cultural; no existe comparación con el apoyo proporcionado para el fomento, desarrollo y consolidación del turismo residencial.

El auge que tiene el turismo en Valle de Bravo, también se encuentra relacionado con el impulso en lo referente a las vías de comunicación, pues éstas se han estructurado en función de las necesidades del turismo, quedando la mayoría de las localidades y barrios del municipio, solamente comunicadas por brechas de terracería, inaccesibles a los medios mecánicos de transporte, lo que dificulta la integración de los poblados y acentúa su aislamiento. A pesar de esto, la administración de 1980, planteó el pro-yecto de vías de comunicación primarias como la construcción de la nueva carretera a Toluca, capital del Estado de México; la cual no beneficiaría el desarrollo general del municipio, más bien permitiría el desarrollo turístico en la zona sureste, que hasta ese momento había tenido un uso agrícola, ya que «de acuerdo con la política de apoyo casi exclusivo al aspecto turístico, todas esas vías se ubicarán para reforzar los flujos de este tipo» (GOBIERNO DEL ESTADO DE MÉXICO, 1980:23). En la actualidad el municipio se encuentra comunicado con la capital del Estado de México y con el Distrito Federal mediante tres vías de comunicación: la carretera Saucos-Toluca Vía Nevado, la carretera Toluca-Vía Amanalco y la nueva autopista Toluca-Vía Villa Victoria.

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Ahora bien, en el Plan de Desarrollo Municipal correspondiente al periodo de 1985-1987, se promueve el Programa Horizonte XXI, en el cual Valle de Bravo es considerado como Centro Estratégico de Crecimiento Turístico, razón por la cual se sigue fortaleciendo dicha actividad, no sólo con la dotación de infraestructura, sino además se gestiona la creación de un CONALEP para cursar los estudios técnicos en turismo y actividades afines, lo cual es «un proyecto encaminado a rehacer la ciencia y la tecnología a imagen del capital» (O’CONNOR, J., 2000: 17). El Programa Ho-rizonte XXI «pretendía inducir un mayor equilibrio demográfico, lo cual suponía, un mejoramiento sustancial del volumen y la calidad de servicios públicos de todo tipo. A la fecha, varios de estos servicios son insuficientes para la población urbana y muy precarios para la población rural.» (GOBIERNO MUNICIPAL, 1991:45). Asimismo, dicho documento señala que sus objetivos, programas y metas se encuentran sujetas a condicionantes de orden político y administrativo, internas y externas, además de que los presupuestos devienen del nivel estatal y federal, decidiendo en que sector se hará la inversión.

La actuación del municipio se limita entonces, a promover y organizar a la po-blación beneficiada y a formular informes y reportes a las autoridades superiores de acuerdo a la normatividad impuesta para cada programa. De esta forma, aunque la población tiene escasos beneficios de dicha actividad, estos planes, rectores del desa-rrollo municipal, continúan proponiendo como eje principal la promoción del turismo, que se fortalece con el apoyo recibido por parte de los sectores estatal y federal, para la realización de eventos nacionales e internacionales que promuevan esta actividad.

4. DIVERSIFICACIÓN DEL TURISMO: ¿UNA ALTERNATIVA PARA EL DESARROLLO SUSTENTABLE?

«Luego de los esquemas de sustitución de importaciones e industrialización de los años 60 y 70, inspirados en las teorías de la dependencia, los países latinoameri-canos vuelven a orientarse hacia una economía basada en el uso intensivo de recursos naturales para la exportación, ahora revestidas del discurso del desarrollo sustentable» (Cfr. LEFF, E., 2005:1), el cual es abordado desde diferentes perspectivas, «como política económica, como política social y como política de desarrollo de las comu-nidades» (ZIZUMBO, L., 2008:34); a través de estas políticas se busca la supuesta sustentabilidad para conservar, preservar y mantener en buenas condiciones los recursos naturales y culturales, los cuales han sido expoliados por el sistema capitalista a través del devenir histórico.

Es entonces cuando la actividad turística promovida por diversos agentes del mer-cado, retoma este discurso, encontrándolo adecuado para apropiarse de espacios que cuenten con una amplia diversidad de recursos naturales y humanos que le permitan una nueva expansión, la cual continúa siendo apoyada por el aparato del Estado. De esta forma, los administradores públicos vienen haciendo uso del término sustentable apenas en el discurso, porque en la práctica continúan apoyando y financiando em-prendimientos turísticos —en general de agentes económicos venidos de fuera de las

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regiones de destino— especialmente en lo concerniente a la implantación de equipa-mientos y de instalaciones turísticas. Justificándose bajo el argumento de que dichas infraestructuras son necesarias para expandir la actividad turística, además de que su implantación acoge la promesa de que traerá beneficios para todos.

Se plantea entonces que la modernización de la actividad turística debe adoptar un sentido ecológico, pero dado a través de la entrada de capital extranjero y nacional, con apertura hacia la diversificación del turismo ambiental: ecoturismo, turismo de aventura, turismo sustentable, pero sin incluir en sus planes, la incorporación de los habitantes del lugar en la práctica de un turismo con carácter social, que se manifieste en la distribución equitativa de los beneficios derivados de esta actividad.

Bajo este contexto el objetivo central del Plan de Desarrollo Urbano Municipal (2006), se encuentra referido al impulso del turismo sostenible, como eje de desarrollo económico; las estrategias que se han de seguir para que este tipo de turismo pueda expandirse estriban en otorgar facilidades a diversas empresas nacionales e interna-cionales para establecerse en las zonas de montaña y ofrecer distintos tipos de activi-dades turísticas: caminatas, ciclismo de montaña, moto cross, golf, tenis, cabalgatas, campismo, escalada, rapel, tirolesa, ala delta, parapente, entre otros. (Ver foto 6 y 7). Por su parte el lago continua teniendo un papel importante en el desarrollo de esta actividad, ya que la gama de deportes que se practican en él también se ha diversifi-cado: ski, kayak, tabla vela, velerismo, canotaje y pesca deportiva. Cabe señalar que la mayoría de estas actividades por los insumos que requieren y por los precios en los que se cotizan, sólo son practicadas por los turistas residenciales o por la clase alta proveniente del Estado de México y del D.F, encontrándose fuera del alcance de los habitantes de clase media y baja de Valle de Bravo e incluso de los turistas que acuden a visitar el lugar y que no cuentan con suscripciones exclusivas.

Asimismo, el documento anterior plantea la estrategia de que a las zonas dedica-das al turismo residencial y al ecoturismo, se les ha asigne un uso de suelo con una densidad de construcción muy baja dentro de las áreas boscosas que no constituyan zonas de protección, de esta manera se asigna el cuidado de estos bosques al sector privado, permitiendo su uso sólo para establecimientos de carácter habitacional camp-estre. Estas consideraciones han permitido la especulación de bastas áreas boscosas ubicadas en zonas aledañas a la cabecera municipal, que en el plano comercial son denominadas ranchos, algunos de los cuales son dedicados actualmente a la agricul-tura, pero presentan amplias posibilidades de uso habitacional y turístico-deportivo, al contar con todos los servicios: zonas de bosque, zonas planas, manantiales, ríos, electricidad, vías de comunicación. Otro de los mecanismos que ha utilizado el Es-tado para impulsar el turismo sustentable es declarar a partir de la década de 1990, a ciertos espacios como áreas Naturales Protegidas (ANP), lo cual ha propiciado el despojo de las comunidades de sus recursos naturales, dejando que la responsabilidad de éstos quede en manos externas y sujetas a instancias particulares que no cuentan con las intenciones ni con los recursos para su protección y manejo, sin lograr hasta ahora que la degradación ambiental disminuya.

Valle de Bravo y algunos municipios aledaños, han sido objeto de una serie de declaratorias que los hacen poseedores de ANP en sus diversas categorías, pero que

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Foto 6 y 7. Diversificaciòn turìstica

Fuente: Trabajo de campo (2010).

al mismo tiempo les restan el poder de control sobre las mismas, quedando a dispo-siciones de instituciones estatales, federales o privadas (Ver cuadro 2). Estos decretos dan muestra de la diversidad de recursos naturales y culturales con que cuenta la sub-cuenca, pero sobre todo del valor económico que representa para los diversos agentes del mercado, los cuales al protegerlos por distintos mecanismos, se perfilan ya para imponer las políticas, estrategias y criterios que les permitan el control y ordenamiento de acuerdo con intereses particulares. En este sentido el Plan Nacional de Desarrollo (2006) señala que en Valle de Bravo los espacios constituidos como ANP, serán des-tinados a la práctica del ecoturismo.

Al respecto, algunos autores destacan el valor del ecoturismo en la conservación ambiental, sin embargo, en el caso de Valle de Bravo, esta actividad sigue generando una segregación de la población local al no tener acceso a la práctica de las actividades que este tipo de turismo ofrece. Sin embargo, las instancias encargadas de generar y promover el desarrollo en este municipio siguen apostando a la actividad turística, por ello en agosto de 2004, Valle de Bravo fue declarado ‘Pueblo Mágico’ con el objetivo de contribuir a rescatar y proteger su imagen urbana, así como fortalecer sus atractivos turísticos.

Finalmente, cabe señalar que la distribución espacial, que las políticas de planeación y ordenamiento territorial, han dado a la actividad turística en Valle de Bravo traen como consecuencia una marcada concentración tanto poblacional como económica en la cabecera municipal, por lo cual se visualizan nuevos espacios para el desarrollo de la misma, dentro del municipio se propone a la localidad de Colorines, mientras que la zona que colinda con Valle de Bravo, perteneciente al municipio de Donato Guerra, también es considerada como una zona estratégica para una nueva expansión de la actividad turística.

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Cuadro 2. Áreas naturales protegidas ubicadas en el municipio de Valle de Bravo

Área Natural Protegida (ANP) Municipios integrantes Fecha de declaración

Reserva ecológica estatal «Monte Alto» Valle de Bravo 18 de agosto de 1991

Reserva ecológica estatal «Cerro Cualtenco-El Cerrillo»

Valle de Bravo 14 de agosto de 1992

Valle de Bravo «Cimas y montañas Ixtapan del Oro» Ixtapan del Oro 5 de agosto de 1993 Donato Guerra

Cimas y montañas Amanalco «Cerro el Idolo-Cerro Piedra Herrada» Valle de Bravo 5 de agosto de 1993 Temascaltepec

Santuario de la mariposa monarca Valle de Bravo

Cimas y montañas «Pinal del Marquezado»

Valle de Bravo 5 de agosto de 1993

Cimas y montañas «Cerro Gordo» Valle de Bravo 5 de agosto de 1993

Parque estatal «Santuario del Agua Valle de Bravo 23 de junio de 2003 Presa Corral de Piedra»

Parque estatal «Santuario del agua de Valle de Bravo»

Valle de Bravo 12 de Noviembre de 2003

área federal de protección de recursos naturales «zona productora forestal Prácticamente todo los terrenos constitutivos de las cuencas el municipio 28 de junio de 2005 de los ríos Valle de Bravo, Malacatepec, de Valle de Bravo Tilostoc y Temascaltepec»

Fuente: Elaboración propia.

5. CONCLUSIONES

Dado su creciente poder predictivo y su capacidad de controlar y modificar delibe-rada y conscientemente tanto el medio ambiente como las instituciones y los procesos sociales, las políticas de planeación y ordenamiento territorial son un instrumento que el Estado Moderno Mexicano adopta con la finalidad de estimular la aparición, instrumentación y localización de determinadas actividades económicas, de acuerdo con decisiones y juicios de valor que definen el estilo de desarrollo que se pretende alcanzar y los beneficiarios del mismo.

En este sentido, las políticas de planeación y ordenamiento territorial en Valle de Bravo, han contribuido al surgimiento, consolidación y diversificación de la actividad turística. Sin embargo, el desarrollo que ha tenido lugar en el municipio se ha dado de manera desequilibrada, creando en la cabecera municipal, zonas que ofrecen una imagen de prosperidad y confort y que son ocupadas por grupos ajenos a la localidad, mientras

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que en las zonas aledañas es posible observar una segregación socioterritorial derivada de la actividad turística, pues es en estos lugares donde la gente de clase media o baja ha tenido que ubicarse. Estas políticas han permitido también la sobreexplotación y contaminación de los recursos con los que cuenta el municipio, por parte de diversos grupos de inversionistas, pues aún en épocas actuales los proyectos turísticos de ma-yor rentabilidad se encuentran vinculados con la utilización de los recursos naturales.

Es por ello que si alguna conclusión puede apuntarse es que las políticas de carácter territorial son instrumentos que permiten la generación de desarrollo en sus diferentes connotaciones, sin embargo, son los sectores con más fuerza económica y social los que resultan beneficiados del mismo, es por ello que el ordenamiento territorial necesita una profunda revisión que permita que los sectores más débiles vean representados sus intereses y que sean promotores y beneficiarios de su propio desarrollo.

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2. Crónica y notas

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SEmBLANZA DEL PROFESOR ANTONIO LÓPEZ ONTIVEROS*

Cuando el día 15 de Octubre de 2007, en un acto celebrado en la Facultad de Filo-sofía y Letras de la Universidad de Córdoba, el Prof. Antonio López Ontiveros cerraba por jubilación su etapa como profesor universitario para iniciar la andadura de tres años como profesor emérito, a la vista de la lucidez intelectual del discurso pronunciado en dicho acto, de la vitalidad demostrada en este mismo ejercicio y, como era en él habi-tual, del derroche de ilusiones derramadas en torno a la que había sido su mayor pasión intelectual (la Geografía), nada podía hacer imaginar que, a la vuelta de algo más de tres años, el día 5 de Mayo de 2011, pudiésemos estar hablando de su fallecimiento.

Pero éstos son, tristemente, los hechos incontestables; y porque incontestable también es que el Prof. López Ontiveros ha sido una pieza fundamental —a veces decisiva— en el engranaje de la Geografía española durante el último medio siglo, parece que es de justicia que, desde la AGE (en la que ocupó prácticamente todas las responsabilidades posibles), se le recuerde y se deje constancia de su significación docente, investigadora y, por ende, también humana y social.

Para ello, valiéndonos de las palabras pronunciadas ya en la presentación de aquel acto de despedida por jubilación, nos aprestamos a recordar en estas líneas lo que son detalles de una carrera profesional que, en conjunto, es suficientemente conocida por todos, pues no en vano ha sido, hasta el mismo día de hoy, una de las carreras más sólidas y prestigiosas de la Geografía española.

Nace Antonio López Ontiveros en la cordobesa villa de Luque (20.03.1937), desde donde se proyectaron sus primeros estudios de bachillerato en Córdoba y la posterior licenciatura en Derecho por la Universidad de Granada, culminada en el año 1960.

Su primer destino profesional, como Técnico de Administración Civil del Estado, le llevó en 1963 a Murcia, donde una primaria —aunque ya muy consolidada— incli-nación hacia la filosofía y el mundo del pensamiento le llevará a tomar contacto con la Facultad de Filosofía y Letras, sin imaginar entonces que su encuentro en las aulas con el Prof. Vicente Roselló í Verger acabará encauzando su actividad intelectual por otros derroteros, los de la Geografía, en los cuales el propio Prof. Rosselló se convertirá en su mentor y en su auténtico —y como tal siempre reconocido— maestro.

La licenciatura en Geografía e Historia, culminada en 1970, le condujo a un doc-torado casi inmediato (en 1972) y, a partir de ahí, su identificación con la actividad universitaria resultó ya irrefrenable. Así quedó plasmado en su trabajo como profesor ayudante (1968-70) y como profesor encargado de curso (1970-71), experiencias que le llevarán a la decisión firme de cambiar su trabajo en la administración pública por una dedicación plena y completa a la enseñanza universitaria y a la investigación geográfica.

*. Con la publicación de esta semblanza que amablemente nos ha cedido el profesor José Naranjo, el Consejo de Redacción de Cuadernos Geográficos en nombre de los Departamentos editores, quiere rendir homenaje in memoriam al profesor Antonio López Ontiveros, figura señera de la Geografía española y andaluza, con el que muchos de los profesores granadinos, mantuvieron una intensa y entrañable relación científica y humana. Sit tibi terra levis.

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Escalas de esta carrera fueron la de Profesor Adjunto de Universidad en las Universidades de Murcia y Autónoma de Madrid (1971 y 1975), Profesor Agregado de Universidad (en la Autónoma, también, entre 1975 y 1979), para, en esa misma condición de Profesor Agregado, llegar a la Universidad de Córdoba en el curso 1979-80, donde conseguirá —en 1981— la Cátedra de Geografía Humana que ha ostentado hasta su jubilación el 30 de septiembre de 2007.

Y estos puestos y responsabilidades académicas fueron compatibles con una pa-ralela y simultánea actividad de gestión, una de las facetas que, junto con la docencia y la investigación, debieran definir a todo verdadero y auténtico universitario; en este sentido el Prof. López Ontiveros ha formado parte de los más diversos órganos colegia-dos y de representación (Claustro, Consejo de Gobierno, Junta de Centro, Comisiones de Reclamaciones e Investigación…), ha desempeñado las funciones de Director de Departamento durante seis mandatos, fue Decano de la Facultad de Filosofía y Letras entre 1987 y 1993; durante tres años fue Coordinador del Aula de Religión y Huma-nismo, actuando como uno de los pilares fundamentales que permitió su creación y su supervivencia, para, finalmente, desde el año 2002 hasta la actualidad, desempeñar de forma especialmente brillante el cargo de Director-ejecutivo de la Cátedra Intergenera-cional «Francisco Santisteban» de la Universidad de Córdoba. Y a una escala nacional, especialmente digno de mención fue su participación decisiva en la Fundación de la Asociación de Geógrafos Españoles (AGE), de la cual fue vocal, Tesorero, Presidente, Presidente del Grupo de Rural y, finalmente, reconocido como Socio Honorario.

Pero esta visión de conjunto de la labor y el trabajo de un universitario, parece como si quedara incompleta si no se alude a su obra publicada en forma de artículos o libros. En este sentido, un sencillo y escueto relato de su bibliografía podría convertir esta semblanza en un relato prácticamente enciclopédico; y es por ello que optamos por un recorrido a través de su aportación científica en el que el eje y centro de nuestra atención no sean tanto las obras concretas (libros o artículos) —a las que indudable-mente deberemos referirnos— como las líneas de investigación en que han destacado sus aportaciones y, muy especialmente, aquéllas en que su intuición geográfica ha funcionado a modo de brújula que marca la dirección correcta hacia la apertura de una temática novedosa o una línea de trabajo nueva y diferente, línea que la mayor parte de las veces será seguida después por otros muchos geógrafos.

En este sentido, en Geografía Rural, aún cuando esta rama de la Geografía es posiblemente la que tiene una más sólida tradición en la Geografía española —y por consecuencia lógica una más preclara representación de investigadores—, si de Geo-grafía Rural y Agraria de Andalucía y, más concretamente de la provincia de Córdoba hablamos, la realidad actual no sería inteligible sin las aportaciones de A. López Ontiveros. Tras un conjunto de diversos artículos con esta temática agraria, referidos tanto a Andalucía como a la región murciana, su ya clásico «Emigración, propiedad y paisaje agrario en la Campiña de Córdoba»1, al margen de sus propias aportaciones, actuará como catalizador de la investigación geográfica, en el sentido de que abrió

1. Barcelona, Ed. Ariel, 1974, 607 págs.

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un amplio abanico de temáticas entre las que creo que, con toda justicia, se pueden destacar, todas con este punto de partida, las siguientes.

Los estudios de las estructuras agrarias, en los que el análisis de las mismas se considera como factor básico de conformación del paisaje agrario: propiedad, modos de explotación de la tierra, cultivos y aprovechamientos, extensivisimo/intensivismo agrario, secano/regadío, etc., son algunos de los ítems que tendrían cabida en este apartado.

Estudios sobre hábitat rural en relación con la explotación agraria; en este sentido, López Ontiveros es el iniciador y punto de partida de una serie de trabajos sobre la casa rural andaluza cuya brillantez y espectacularidad supuso que el tema, después de irrumpir en la Geografía, pasase a interesar a los más diversos sectores ocupados en el análisis paisajístico y territorial, incluyendo a la administración pública, donde llegará a adquirir tintes casi estelares a través de la actuación en este campo de la Dirección General de Ordenación del Territorio y Urbanismo de la Junta de Andalucía.

Y de aquella primera aportación de contenido netamente rural, todavía se generó otra línea de trabajo —iniciada con aportaciones propias y seguida por diversos miem-bros de su escuela, a menudo bajo su dirección—, la que tuvo por objeto la Geografía de la Población: estudios demográficos de Córdoba capital, de los principales pueblos y comarcas cordobesas y análisis del proceso migratorio son algunos de los hitos significativos de dicha temática.

Igualmente, con base en la caracterización agraria pasada y presente de Andalucía, el tema del latifundismo andaluz, de la Reforma Agraria, del desarrollo/subdesarrollo andaluz, ocuparon buena cantidad de los trabajos de López Ontiveros y marcaron trayectorias y tendencias claras dentro de la investigación geográfica andaluza.

Y aunque con origen y gestación posterior, en este mismo contexto, líneas de trabajo e investigación abiertas por él han sido el estudio, desde la Geografía, de los Espacios Naturales Protegidos, de los usos recreativos constatados en su seno y, muy especialmente la consideración y el análisis científico, por vez primera, de la actividad cinegética.

Un segundo gran ámbito de conocimiento abierto en la provincia de Córdoba, también desde época muy temprana, por A. López Ontiveros fue el de la Geografía Urbana; en este aspecto su «Evolución Urbana de Córdoba y de los pueblos campi-ñeses»2 ha servido y sigue sirviendo, después de más de treinta años, como una re-ferencia obligada en cualquier consideración de la caracterización urbana de nuestras ciudades y pueblos.

En este capítulo, además de los trabajos que permitieron sistematizar y organizar el crecimiento urbano interno de la capital provincial (casco histórico, creación de un nuevo centro urbano, conformación del ensanche, barriadas periféricas…), especialmente atractivo e influyente fue, en este aspecto, la caracterización de la agrociudad andalu-za, si bien pertenece también a este mismo ámbito de la Geografía urbana —aunque compartido también con el de la Geografía económica— el estudio de la industria en Córdoba (y del significado y trascendencia de SECEM, en especial), aspectos éstos

2. Córdoba, Excma. Diputación Provincial, 1973, 235 págs. Reeditada en 1981.

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fundamentales para nuestra Geografía y que fueron fruto de las iniciativas e intuiciones de nuestro autor.

Un tercer gran conjunto de temas en los que las aportaciones de López Ontiveros han resultado de decisiva influencia, lo constituyen aquéllos que podrían integrarse dentro de la epistemología geográfica; cuestiones como la historia de la Geografía y las fuentes para su estudio, encontraron desarrollo adecuado en diversos frentes: las Actas de Congresos Nacionales de Riegos; la visión geográfica de los paisajes andaluces según la literatura viajera de los siglos XVIII y XIX; el Naturalismo y la Institución Libre de Enseñanza; el estudio de la significación geográfica de autores concretos como Ramírez de las Casas-Deza, Madoz, Constancio Bernardo de quirós, Pascual Carrión, Díaz del Moral, Blas Infante y, muy especialmente y con énfasis de especial resonancia, el estudio en minuciosa profundidad de la obra del geógrafo y geólogo Juan Carandel Pericay, quizá el proyecto más sólido y ambicioso en esta línea epistemológica, generador de muchas y muy diversas publicaciones cuya síntesis globalizadora podría encontrarse en la obra «Vida y obra del geólogo y geógrafo Juan Carandell Pericay (1893-1937)»3.

Y llegado un determinado momento, en cuanto las circunstancias fueron favora-bles, la curiosidad intelectual y la actividad creativa de A. López Ontiveros saltarán al otro lado del Atlántico, entrando de lleno en la Geografía latinoamericana a través de un proyecto, denominado «Inventario de Recursos y Servicios para la Gestión y Planificación regional de la Región Andina Argentina (Regiones NOA y CUYO)», uno de cuyos subproyectos4 estuvo dirigido por nuestro protagonista. Relevantes fueron también en este aspecto los resultados obtenidos, con cuatro monografías y un informe inédito, y con la participación global de más de una cuarenta de investigadores latinoa-mericanos. Y como prolegómeno teórico, preparador y propiciador de este contacto e intercambio con la Geografía latinoamericana, imprescindible es reseñar la dirección en la organización del VII Coloquio de Geografía Rural (1994), el más representativo evento que con carácter geográfico se ha vivido en la ciudad de Córdoba y en la que era entonces su jovencísima universidad. Los resultados científicos y las gratas ex-periencias vividas permanecen indelebles, después de transcurridos casi quince años, cuantos estuvieron presentes.

Y para finalizar este recorrido por las aportaciones del Prof. López Ontiveros (podríamos seguir, pero renunciamos conscientemente a ello), no puede olvidarse aquí y ahora la dirección, coordinación e intervención directa como autor en el magno pro-yecto de la Geografía de Andalucía, publicada hace relativamente poco tiempo5, con la participación de una treintena de especialistas, obra ésta que, casi de inmediato, ha pasado ya a ser un libro de consulta obligada no sólo en los ámbitos universitarios, sino

3. Obra culminada en colaboración con J. García y J. Naranjo, publicada en Córdoba, por la Excma. Diputación Provincial, en 2007. 4. Subproyecto III. Estructuras Productivas I (Agricultura, ganadería, forestación, artesanía y complejos agroindustriales). 5. Barcelona, Ariel, 2003, 894 págs.

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igualmente en lo que se refiere a los foros de decisión relacionados con la gestión del paisaje, con la ordenación del territorio y con la práctica profesional de la Geografía.

La difícil síntesis de todo lo que acabamos de decir podría encontrarse en algunos datos que, por sí solos, resultan explicativos de la significación de la obra del Prof. López Ontiveros, tales como haber obtenido el reconocimiento del máximo posible de tramos o componentes tanto docentes como de investigación, aunque quizá también sea bien significativo el haber dirigido con éxito un total de diez tesis doctorales6, dato que hay que ponderar en el contexto de una Universidad, la de Córdoba, que no tiene especialidad de Geografía, detalle que suele ignorarse cuando de juzgar o calificar la trayectoria de un profesor universitario se trata, considerando al mismo nivel el mérito del número de tesis dirigidas en disciplinas que cuentan con titulación o especialidad con aquellas otras que, en condiciones menos propicias y favorables, no disponen de dicho escenario académico.

Y, para terminar, procede quizá completar esta visión científica y académica de la figura del prof. López Ontiveros con algunos rasgos de su personalidad, dibujando su semblanza más humana, tarea para la que nos avalan varias décadas de convivencia, integrando en ellas desde la actividadd laboral y académica diaria, a la excursión y trabajo de campo y, como no, el haber compartido tantos y tantos momentos de sano ocio y relaciones humanas «en carne viva», de los que tan decididamente partidario era y con los que tanto disfrutaba. Añádanse a todo ello, también como aval de las apreciaciones personales que anunciamos, cinco estancias compartidas en América Latina, de aproximadamente un mes cada una de ellas, y la experiencia —también extraordinaria— de haber recorrido con él una buena parte del solar andaluz —en lo que se refiere al litoral, fue recorrido en su totalidad desde Ayamonte hasta el límite con la provincia de Murcia— como preparación de esa obra de la que la que antes hablábamos, de la Geografía de Andalucía.

Y de esas experiencias, aunque con decidida brevedad, debemos decir que nos sorprendieron y admiraron siempre algunos rasgos de su personalidad, tales como: la atracción visceral, la pasión manifiesta por el trabajo directo de campo. Es verdadera-mente espectacular en este sentido ver cómo A. López Ontiveros cambiaba de ánimos, se transformaba, casi se transfiguraba, en cuanto las cortas perspectivas de los pasillos y despachos universitarios se ampliaban con los más profundos y amplios horizontes de nuestros más diversos paisajes. Muy llamativa es, igualmente, su inquietud científica insaciable y su curiosidad sin límites; el «ansia de paisaje» de que hablaran algunos de los naturalistas de principio de siglo —precisamente por él estudiados— es una sen-

6. El esfuerzo que supone, la significación y trascendencia que la dirección de una tesis doctoral tiene (al modo y manera como las concibe el Prof. López Ontiveros, esto no ofrece ninguna duda), sitúa este tipo de trabajos en una de las cimas del quehacer científico, razón por la cual me permito apuntar los nombres de los que —siempre agradecidos por su magisterio— fuimos sus doctorandos: R. Mata Olmo, P. Domínguez Bascón, C. Martín López, J. Naranjo Ramírez, A. Mulero Mendigorri, G. Florido Trujillo, R. Osuna Luque, E. Martínez Garrido, C.R. Flores Wizniewsky y M. Torres Márquez. En el momento de su fallecimiento, codirigía, además, la tesis doctoral de D.ª Luisa Ramírez López titulada «La imagen geográfica de la ciudad andaluza en la obra de viaje de A. Ponz, J.-Ch. Davillier y D. Doré».

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sación experimentada con frecuencia por nuestro personaje y comprobada por cuantos le hemos acompañado en las tareas del trabajo de campo; y de forma continuada se hace palpablemente manifiesta en el hecho reiterado de que, cuando, tras una jornada larga e intensa, todos empezábamos a dar síntomas de agotamiento, él seguía deman-dando información, intentando nuevas explicaciones, abordando otras interpretaciones de aquello que estamos viendo. Y, por último, otra faceta de su talante científico por la que sentimos, no ya admiración, sino incluso sana envidia, es el saber mantener siempre en el más elevado nivel su capacidad de asombro y admiración ante el pai-saje, encontrando en todo momento y en todo lugar atractivos geográficos y motivos de interés científico en lo que, con una mirada somera o simplemente neutralmente desapasionada, a otros pudiera parecernos trivial, común u ordinario.

Cuando en este contexto científico, coinciden también en la misma persona un carácter generalmente afable, cercano y especialmente sensible y generoso a la hora, tanto del trato académico con los que hemos sido sus discípulos, como en la relación cordial que suele mantener con todos sus colaboradores y amigos, el resultado es una personalidad realmente excepcional que, por ello mismo, no es de extrañar que haya recibido distinciones y premios muy significativos.

Entre las distinciones mencionemos su condición de Académico Numerario en la Real Academia de Córdoba, la de Académico correspondiente en la Real Academia de la Historia, así como su nombramiento como miembro honorario de la Sociedad de Hispanófilos de Estados Unidos «Delta, Sigma, Pi». Y entre los premios, algunos de ellos dignos de mención son: el Premio «Diego Saavedra Fajardo» (1972), el VI Pre-mio Andalucía de Investigación Científica de Humanidades y Ciencias juridicosociales «Ibn Al-Jatib» otorgado por la Junta de Andalucía (1997). Y con un carácter eminen-temente sentimental y emotivo, me consta que tuvieron para él especial significación la concesión de la Medalla de Oro de su villa natal, Luque, y la mención como Hijo Predilecto de las Subbéticas.

Estos mismos sentimientos de reconocimiento y gratitud a su persona, aunque de forma mucho más humilde, fueron los que inspiraron al autor de esta nota para adoptar la decisión de dedicarle uno de sus últimos libros publicados. La dedicatoria que en él se contiene expresa, de forma condensada, todo lo que aquí acabo de decir: «A Antonio López Ontiveros, que siendo Maestro quiso y supo ser además Amigo».

Descanse en paz.

J. Naranjo Ramírez

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VULNERABILIDAD, RECONSTRUCCIONES ÉTNICAS Y ESTRATEGIAS DE SOBREVIVENCIA EN EL TRÓPICO HúmEDO mEXICANO

Danú A. Fabre Platas*

1. ¿DONDE ESTA EL VALLE?

El Valle de Uxpanapa toma su denominación del río del mismo nombre y perte-nece al territorio del sureste mexicano. Su historia se encuentra ligada a la del Istmo de Tehuantepec, corriendo la suerte de este último en diferentes épocas de la historia nacional y comprendía hasta la década de los años 80 una área de 1.609 km2, situado en el istmo a casi igual distancia entre los dos océanos. Su situación histórica se liga principalmente a la serie de planes y proyectos por parte del poder federal que en diferentes épocas se elaboraron: convertirlo en vía permanente que uniera el Océano Pacífico con el Golfo de México en su parte más angosta.

A partir de la consumación de la guerra de Independencia intentos renovados de colonización se llevaron a cabo en esta región. En 1823, como consecuencia de la desmovilización de parte del ejército liberador, se hizo un llamado general para colo-nizar las tierras vírgenes del Istmo, concediendo tierras a los veteranos de la guerra de liberación, que fracasó por ser pocos jefes de familia los que acudieron al llamado.

Dos años después, un informe sobre el Valle, cuya fuente no tengo clara y por ello me disculpo, señala la existencia de grandes y variados recursos susceptibles de aprovechamiento como garantía de un futuro proceso de colonización y de planicies interiores completamente cubiertas de bosques; asimismo, hace notar que dichos territorios se encontraban infectados de fiebres epidémicas, como lo están todas las regiones tropicales semipobladas, pero que con acciones previas de desmonte y tala de bosques estarían en condiciones de ofrecer posibilidades para el establecimiento de colonias e integrar el área a los intereses del naciente país.

A raíz de las consideraciones anteriores surgieron planes de colonización acor-des con las características tanto del Istmo en general como del Valle de Uxpanapa en particular:

En 1829, sólo cuatro años después de la valorización realizada, se aprobó el es-tablecimiento de colonias con inmigrantes extranjeros, ubicándose colonos franceses en los márgenes de los ríos Coatzacoalcos y Uxpanapa. Pero este intento no duró; tres años más tarde, después de una serie de accidentes, epidemias y suicidios, los colonos abandonaron la empresa establecida.

Durante la dictadura del General Antonio López de Santa Ana, sin proyecto defi-nido pero consecuente con las variaciones políticas el favorecimiento de la burguesía

*. Dr. en Sociología, miembro del SNI, Profesor e investigador del Instituto de Investigaciones y Estudios Económicos y Sociales, Universidad Veracruzana, México. Correo electrónico: [email protected], [email protected] y [email protected]

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nacional, otorgó concesión de aprovechamiento de una granja «… de tres millas de ancho de mar a mar… a un obscuro aventurero…» para instalar la vía interoceánica, pretexto para saquear el erario público pero sin ningún resultado práctico.

La aplicación de las Leyes de Reforma a finales del Siglo XIX y principios del XX determinó y consolidó la extensión limitada del control de hacienda, sobre la casi totalidad de la tierra agrícola, en el territorio nacional. Este control no se extendió con éxito a las tierras tropicales, pues se enfrentó a consideraciones que limitaron su expansión como fue la incomunicación y, especialmente, la baja densidad de población que puso fin al desarrollo de la empresa capitalista.

Sir Witman Pearson, posteriormente magnate del petróleo en México, recibió concesiones para la construcción del Ferrocarril Transístmico. Conjuntamente con José Ives LImantour, la Casa Sanborn’s y Willian R. Hearst, controlaban miles de hectáreas con fines de colonización. En la práctica sólo se especuló con la tierra a la espera de incrementar su valor a costa de la realización del proyecto ferrocarrilero de Sir W. Pearson.

Posterior al período del Porfiriato se generan hasta los años 40 una serie de po-líticas nacionales de desarrollo que no se vincularían con el Valle de manera directa.

El Presidente Manuel ávila Camacho, acorde con su línea procapitalista, redujo la distribución de la tierra y restituyó el empeño de la colectivización, asociado en aquel período a la movilización campesina por el impulso a la pequeña propiedad privada y en particular a la agricultura comercial moderna. El resultado obvio es que se satisfizo la creciente demanda doméstica y se mantuvo la exploración agrícola por treinta años.

Es también en esta década que se empezó a reconocer al sureste del país1 no sólo como espacio de comunicación entre el Golfo de México y el Océano Pacífico sino además como un área potencialmente productiva y en ese momento subutilizada que, a mediano o largo plazo, pudiera disminuir la congestión del altiplano central. Conse-cuentemente con ello y con una serie de aspectos coyunturales que posteriormente se mencionarán, para 1974 se creó la Comisión del Papaloapan (cuyo modelo de acción es el Tennesse Valley Autority en los E. U.) y, un año después, la Comisión del Gri-jalvo, ambos organismos federales semiautónomos cuyas actividades se encaminaban, teóricamente, a controlar las constantes inundaciones, producir energía hidroeléctrica, crear caminos, crear centros urbanos, aplicar programas de saneamiento e introducir dentro de la economía nacional la riqueza potencial de toda la región. Este sistema de control de inundaciones y de actividades alternas y complementarias partió de la construcción de dos grandes presas en Cerro de Oro y Temascal, Oaxaca, que formarían una sola de más de 700 km2.

Aún cuando la presa de Cerro de Oro se consideró más relevante dentro del complejo sistema, se optó en los años 50’s por la construcción de la segunda, por

1. El sureste mexicano abarca entre 8 y 10 millones de hectáreas que incluyen sábanas y selva tropical de Veracruz, Tabasco, parte de Campeche, de Oaxaca, Chiapas y que corresponde a la Cuenca del Golfo de México. Región que ofrece evidencia de haber sido asiento de la cultura Olmeca y posteriormente de la cultura Maya desde el Siglo IX antes de nuestra era.

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representar un costo menor postergándose más de cuarenta años la conclusión del proyecto debido a las prioridades en la inversión nacional hacia otras regiones y a la resistencia de los habitantes en Oaxaca, afectados directos.

Los años sesentas presencial el afán del gobierno federal a través de la acción del Departamento de Asuntos Agrarios y Colonización para conformar ejidos en el área, intentado con ello frenar la producción de enervantes, aunque los beneficiados en la mayoría de los casos nunca pudieron tomar posesión de sus parcelas.

Con todo esto, la colonización espontánea sucedida por siglos en el Valle de Uxpanapa no fue suficiente para conformar la población permanente; es por ello que a finales de esta década se localizaron solo 200 familias en el área agrupadas en 40 colonias que conformaban pequeñas comunidades con dos o tres docenas de familias, a pesar que el departamento de Asuntos Agrarios y Colonización había dividido la región el cien ejidos.

Uxpanapa, formando parte de una de las selvas más grandes de México, representó gran potencial para ampliar la frontera agrícola, aumentar los volúmenes de produc-ción en áreas de temporal, detener parte de la migración rural de la zona2, promover el desarrollo regional empleando los recursos del trópico e introduciendo cultivos perennes y pastos, finalmente, preservar su potencialidad e impedir la destrucción de su ecosistema.

A principios de los 70 la gran crisis agrícola se manifestó claramente al no existir relación entre los volúmenes de producción de alimentos básicos, al ritmo de crecimiento de la población y la demanda total3, dando por resultado un incremento constante de importaciones de granos básicos y alimentos, ocasionando migraciones masivas hacia los polos de desarrollo urbano cuya potencialidad como generador de empleos se encontraba cubierta.

2. POLíTICA DE VALORACIÓN DE RECURSOS Y CREACIÓN DE INFRAESTRUCTURA PRODUCTIVA

Durante casi 400 años las políticas del gobierno se mantuvieron al margen de la explotación sistematizada e integral de los trópicos del sureste, aún cuando diversos gobiernos federales y estatales reconocieron su potencialidad productiva. Entre los fac-tores que se esgrimieron como razones de peso destacan, poder cubrir las necesidades nacionales satisfactoriamente con la explotación intensiva de otras áreas y a costos reducidos, que la densidad de población era muy baja para aplicar sistemas complejos

2. El fenómeno migratorio no se remite al Istmo únicamente; Margarita Nolasco (1986) señalaba que en todos los estados del país se encontraban cuando menos 20 lenguas indígenas además del español, destacando 8 estados (uno de ellos Veracruz) con más de 8 mil habitantes de la misma lengua. 3. EWELL y POLEMAN (1980: 35) muestran cómo los recursos para la producción se encontraban pobremente distribuidos en la década de los 70: más del 85% de los ejidatarios estaban imposibilitado para mantener a sus familias porque contaban apenas con pequeñas parcelar y tecnología tradicional de subsistencia (y más del 90% de los campesinos de este país se encontraban dentro de este sector tradicional).

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(en cuanto a requerir un número importante de trabajadores campesinos) y, quizá lo más importante, que el alterar tanto el sistema agroeconómico como social de una región virgen representa un difícil desafío con grandes riesgos ecológicos y sociales e inversiones considerables.

Es debido a las presiones sociales, políticas y económicas ejercidas por la fuerte crisis agrícola, manifiesta al iniciarse la década de los 70 que se revaloriza la explo-tación del trópico del sureste, aprobándose la construcción de la Presa Cerro de Oro y con ello la continuidad del Plan de Papaloapan.

Es necesario aclarar que, además de lo señalado, existieron otros factores coyun-turales que favorecieron la puesta en marcha del proyecto (1950) y su reinicio (1972). Entre ellos destacan: las presiones ejercidas por la oligarquía de Tuxtepec, Oaxaca y Cosamaloapan, Veracruz, hacia el Gobierno Federal que al construir estas obras pro-tegería sus pertenencias de posibles inundaciones; el interés político del Presidente Miguel Alemán (1946-1952), oriundo de la Cuenca del Papaloapan; la necesidad de votos requerida por el Lic. Echeverría álvarez en su candidatura a la Presidencia de la República, y la oportunidad de romper con lo insalubre y aislado de la región a fin de facilitar futuros programas de investigación y producción y/o creación de infraes-tructura productiva y de servicios.

La construcción se inicia en 1947, la interrumpen el 1976 y se reanuda un año después, programado terminarla a principios de 1980, objetivo logrado siete años después por razones de orden social que posteriormente señalo.

3. NUEVOS ESPACIOS HABITABLES Y NUEVAS FORMAS DE COLONIZACIÓN

Tras la «aceptación» del reacomodo con la firma del convenio presentado al Presidente Luis Echeverría álvarez en 1974, algunos dirigentes de la Comisión del Papaloapan, con «representantes» de una fracción de la población afectada, se abocan a la tarea de buscar terrenos apropiados para su reacomodo. Visitaron primero una antigua área de reacomodo en Cihualtepec, Oaxaca, zona potencialmente ganadera y por tanto contraria a sus intereses agrícolas; después, sin asesoría de la Comisión del Papaloapan, conocieron Santa María Chimalapa habitada por población zoque desde tiempos de la conquista y con una topografía sumamente inclinada; terrenos cercanos a Playa Vicente, Ver., bajo un régimen de pequeña propiedad difícilmente comparables.

La búsqueda terminó al hacer las primeras exploraciones en el Valle de Uxpana-pa y encontrar las siguientes condiciones: un clima similar al de Usila Y Ojitlán, un territorio de 260 mil hectáreas, bajo jurisdicción federal, con poblados pequeños que en suma no rebasaban un total de dos mil habitantes y una carretera en proceso de construcción de Tuxtepec a Palomares que conectaría a Ojitlán con la puerta del Valle.

De esta manera el Valle de Uxpanapa era por mucho la mejor opción para quie-nes, aún bajo propuesta, buscaban un nuevo espacio para vivir. Como se observa, el proyecto sumamente ambicioso y complejo representaba una fuerte inversión; pero con todo y eso fue aceptado iniciando así una gran movilización no siempre voluntaria.

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Al respecto se presentan fragmentos de la historia oral del señor Juan Pereda López (Presidente de la Unión de Ejidos Valle de Uxpanapa) quien aún mitificando su relato se muestra como parte de este proceso; posterior a estos fragmentos hago algunos comentarios al respecto.

[…] Llegamos aquí hace tiempo. En 1972 empezaron las visitas al Valle (de Uxpanapa en Veracruz) y fue hasta 1978 que me vine a radicar aquí al poblado 6 (La Laguna)… aquí porque en la zona en la que vivíamos se creó un programa de gobierno federal para construir una presa… se negoció entre nosotros y los del gobierno, buscamos terrenos y nos gustó aquí el Valle porque era zona virgen…El Valle nos lo dieron porque una Comisión que fue a México, de nosotros, lo solicitó; ya antes un ingeniero nos había comentado de aquí y nosotros pedimos a la SARH (a su Secretario Leandro Mendoza Hernández) y aceptaron rápido la petición, por eso en el mes de junio de 1972 nos au-torizaron venir por tierra… fuimos un grupo de 48 ejidatarios que tría yo. Regresamos en septiembre a otra inspección de la zona, después, el 20 de noviembre para hacer una asamblea en Hermanos Cedillo (poblado 2-A) en compañía del Sr. Leandro Mendoza y, de ahí, radicando en este poblado…[…] Mi participación en el reacomodo empezó en 1970 y 1971 (cuando) era Secretario del Comisariado Ejidal en La Laguna, mi pueblo en Oaxaca… en 1972 me nombraron comisariado ejidal… a mi me llegaban las indicaciones para mover a mi gente y asistir a reuniones a Miguel Alemán (Oaxaca) y México para el papeleo y pago de casa que teníamos… yo como comisariado manejé al grupo. Eso fue hasta fines del 74’s. aquí se nombró otra autoridad porque era otro Estado, era otro sistema… se dividió a mi grupo en tres (dos de ellos) se denominaron Ejido Almaza y la mía que es Celestino Garza y la gente que se quedó (el tercer grupo) se fue a los Naranjos, Veracruz, a otro reacomodo que está allá…

FABRE y áLVAREZ, 1988: 4.

Deteniéndose en el diálogo del señor Juan Pereda pueden incluirse algunos pun-tos importantes a considerar en este ensayo y que nos dan pauta a pensar el territorio como vulnerable:

1. El relato esconde los conflictos étnicos y por territorialidades existentes en la región chinanteca de Usila y Ojitlán, y en la mayor parte de los municipios oaxaqueños, que en los años 70 eran de trato común en los diarios y en líneas posteriores abordaré.

2. Evita comentar sobre el cumplimiento de los puntos que contenía el convenio firmado el 1974 (ver POLEMAN y EWELL, 1980: 153-154).

3. Permite ver cómo algunos líderes «nuevos» veían en este conflicto una opor-tunidad de ascenso político-económico y son cooptados por el poder federal para conseguir sus objetivos.

4. Y cómo, ya en el Valle de Uxpanapa, se presenta una separación geográfica, política y social y familiar de la población reacomodada al dividir en varios ejidos a grupos que originalmente compartían una misma mancha urbana.

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3. ACCIONES DE RESPUESTA A LAS POLíTICAS VERTICALES ESTABLECIDAS

Hasta el momento los comentarios vertidos se han limitado casi a mostrar las condiciones político-económicas que provocan la puesta en marcha del Plan Papaloapan dejando intencionalmente las opiniones de los sujetos directamente involucrados, que no pocas veces tradujeron en acciones a desfavor del proyecto. Esta evasión no pre-tende de ninguna manera minimizarlas, por el contrario, intenta acentuar su relevancia en relación directa con este trabajo. Por ello es que se hace mención de diferentes testimonios que reflejan la posición de los grupos chinantecos ante esta problemática.

[…] A diferencia de los mazatecos hace veinticinco años, los chinantecos del área de Ojitlán eran conscientes del impacto que la construcción de la Presa Cerro de Oro ten-dría en sus vidas… Ixcatlán (Temazcal) sobrevivió al proyecto con una base económica reconocida y como una comunidad hermana por siglos. La historia de los proyectos de reacomodo era bien conocida… los grupos que habían sido beneficiados por el proceso gozaban de poder económico y político y eran aliados de sus iguales en Tuxtepec y Oaxaca. Los chinantecos no tenían ningún interés en ser forzados a una nueva situación sobre la cual no tendrían ningún control. Su experiencia con el gobierno consistía en una serie de promesas no cumplidas y de proyectos que habían beneficiado a una minoría…

EWELL y POLEMAN, 1980: 117. Los tres grupos (los indios que tenían que sufrir la misma suerte que los mazatecos, la élite comercial cuyo ingreso y posición dependía del statu quo, y la élite poseedora de tierra que temía que sus intereses fueran sacrificados en beneficio de otra región) formaron una coalición poderosa. El Presidente Echeverría visitó Tlacotalpan y Tuxtepec en 1972. Cuando anunció que la presa finalmente se construiría se enfrento con una oposición muy amplia y organizada que no es usual en México (reportada en la prensa de la Ciudad de México). La Confederación Nacional Campesina (CNC) organizó un comité antipresa (siendo apoyado por) la Asociación Ganadera, la Asociación de Pequeños Propietarios, la Asociación de Productores de Caña del ingenio local, la Cámara de Comercio y el Club de Leones…

Lucero, 1974.

La situación política y emocional de la etnia chinanteca que durante siglos había permanecido allí, sufrió un fuerte temblor que amenazaba con desquebrajar su aparente «armonía» milenaria. Paralelo al intenso rumor de reiniciarse el Plan Papaloapan, se intensificaban las pugnas políticas entre el partido oficial (PRI) y la CNC en contra del partido minoritario (PARM); como resultado de ello, este último gana el proceso electoral pero pierde la presidencia. De manera simultánea se consolida un comité local con una posición más radical apoyado por la Central Campesina Independiente (CCI) que al enfrentarse a la CNC provoca la polarización del conflicto. Froylán Ramos Juárez oriundo del ejido El Aguacate, municipio de San Lucas Ojitlán y habitante del ejido del mismo nombre en el Valle de Uxpanapa deja entrever en su relato la confusa y difícil situación vivida.

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[…] Como por 1970 se empezó a rumorar lo de la Presa Cerro de Oro. Siempre se protestó. Una vez vino el Presidente Echeverría a Tuxtepec, ahí protestamos. También fuimos en Comisión a Oaxaca. En 1972 se hizo una reunión con el Comité Regional Campesino (de la CNC) Nicolás González Castro y la Maestra Guadalupe Moreno, fueron a México, de allá trajeron un Decreto oficial para la construcción de la presa. Los líderes traicionaron la causa del campesinado y del municipio; acordaron a nuestras espaldas diciendo que estábamos de acuerdo… La protesta por la presa se desvió a un asunto político: la lucha por el municipio. El PRI en Oaxaca escogió a una persona que no tenía ninguna relación con la gente de Ojitlán; los que no estuvieron de acuerdo se afiliaron a otro partido (PARM) y ganaron (las elecciones), los perdedores sacaron por la fuerza de la Presidencia Municipal al que había ganado, luego se hizo un enredo, los del municipio fuimos a ver al Gobernador para lo de la presa. El líder estatal de la Liga de Comunidades Agrarias (Luis Jiménez Sosa) presionó para que se aceptara el reacomodo diciendo que después no se lograría ninguna indemnización. Decían que la construcción de la Presa Cerro de Oro contribuía al desarrollo de la Cuenca Baja del Papaloapan y evitaría las inundaciones que causaban tanto destrozo y pérdida de vidas humanas; al último una comisión fue a México a decir que la gente aceptaba. Salió el Decreto (de 1972) en el que nos prometían muchas cosas…

FABRE y áLVAREZ, 1988.

El objetivo de las protestas en contra de quienes obligaban a los chinantecos a abandonar sus tierras no se alteró en esencia y jamás dejó de hacerse sentir; lo que si evolucionó notoriamente es la multitud de formas de lucha que, en un complejo proceso de ensayo y error, se vieron depuradas y fortalecidas; ejemplo de ello es la reseña sobre la siguiente nota periodística que deja entrever, con notoria parcialidad, lo señalado:

El próximo 21 de marzo se inaugurará la Presa Cerro de Oro después de 17 años de trabajos,… dejando como herencia la destrucción de los indios chinantecos y la des-aparición de 33 ejidos construidos durante el régimen del General Lázaro Cárdenas… dispersos ahora en varios municipios de Veracruz. Toca a la Unión General Obrera Campesina Popular (UGOCEP) luchar para que las autoridades no sólo analicen sino que actúen para evitar la desaparición de los chinantecos…4.

expuso Margarito Monte Parra, dirigente de la organización en la Cuenca del Papaloapan.Afirmó también que la UGOCEP tiene como meta frenar esta destrucción étnica

y crear un movimiento indígena poderoso con la participación de 47 núcleos de cam-pesinos chinantecos, mazatecos y de la zona mixe. Hasta el momento su participación se ha dejado de sentir en más de 30 tomas de tierra; un plantón de 72 días, de más de 3 mil hombres y mujeres en la Glorieta de Ciudad Alemán. (La Jornada 12/II/89).

4. Hasta 1988 más de mil familias de los predios de Arroyo Tambor, Nanche, Santa Flora y Arroyo Caracol no habían sido reacomodados y carecían de los servicios más elementales en tanto que la Secretaria de la Reforma Agraria (SRA) no había concluido los expedientes de 17 centros de población en la Cuenca del Papaloapan, señaló Perfecto Conde Mendoza, presidente de Ojitlán, Oax. (Universal, 17/II/89).

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Esta nota periodística reforzada con algunos documentos sobre el área5 permite ver entre líneas:

1. La combatividad histórica y la cultura política de algunos pueblos oaxaqueños. 2. Las continuas represiones por parte del gobierno central hacia estos pueblos

que, «no reconociéndolo» como su enemigo principal, intensifican sus jornadas y espacios de lucha en contra del gobierno estatal.

3. que esta lucha, pudiendo confundirse con una lucha de clases es, básicamen-te, una lucha étnica que aprovecha la coyuntura establecida por movimientos populares (UGOCEP y COCEI principalmente) para reclamar el respeto a su tierra y su cultura.

Estas condiciones históricas de lucha permanente pueden posteriormente, al ser confrontadas con otros indicadores teóricos y estadísticos, mostrar hasta qué punto la inestabilidad política, económica y social de los pueblos reacomodados incide en la necesidad de «negociar» formas renovadas de ser-estar-en-este-mundo.

4. RUTAS DE MIGRACIÓN Y ASENTAMIENTO EN LA DÉCADA DE LOS 70 Y 80

El Valle de Uxpanapa se encontraba poblado a fines de la década de los años 80 por un número reducido de migrantes mestizos originarios en su mayoría del centro y sur del Estado de Veracruz que llegaron en la década de los 60, encontrando en el comercio y la ganadería sus formas de subsistencia y control; a lo ancho del Valle se encuentra a partir de 1974, asentamiento chinantecos provenientes de Oaxaca que, por la creación de la Presa Cerro de Oro, se vieron reacomodados; cohabitado con ellos en algunos poblados (N.º 5, N.º 6 y N.º 10) y dispersos en ejidos del noroeste (Dos Amantes, Nueva Victoria, El Arenal, Benito Juárez 1.º., Emiliano Zapata, …) migran-tes totonacos que por problemas de minifundio se vieron obligados a abandonar el municipio del Espinal, en la Sierra del Totonacapan, a principios de los 70.

Por razones similares los otomíes cercanos a Huayacocotla y Pisaflores y los Nahuas de Zongolica llegaron al Valle iniciada apenas la década de los 80; junto con estos últimos grupos étnicos, en cuanto a tiempo y espacio de poblamiento se refiere, llega a la parte norte y noroeste, población zoque del municipio de Chapultenango en el Estado de Chiapas, obligada a salir de sus tierras por la erupción del Volcán Chichonal en 1983.

Las últimas migraciones, todas ellas de población mestiza, se dan a partir de 1985 y se concentran al Norte en los nuevos centros de población ejidal de Niños Héroes,

5. Reportes y estudios de militantes o simpatizantes de la COCEI y UGOCEP; el texto de C. Monsivais «Entrada Libre» sobre la génesis y desarrollo de la COCEI en el municipio de Juchitán, Oax., (considerando como el tercero más importante del Estado); y algunas notas hemerográficas.

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El Sabino, Hidalgo Amajac; al Sur en La Joya, Enrique R. Cano y al Este en Cándido Aguilar, Valerio Trujado, Buena Vista y parte del poblado No. 15. Existe además una población no mayor de 12 familias nahuas que por conflictos políticos con grupos de poder abandonaron la Sierra Zongolica, en Veracruz y poblaron en 1988 tierras que limitan al Este con el ejido Valerio Trujado.

Ante esta breve descripción resulta obvia la gran variedad de lenguas, patrones de conducta y herencia histórico-cultural que habitan en el Valle de Uxpanapa; las relaciones llamadas interétnicas se presentan como situación cotidiana y se viven paralelamente procesos acelerados de refuerzo y cambio social frente a la compleja amalgama de caracteres específicos de estas etnias (migrante «voluntario» en algunos casos y pacífica o violentamente reacomodados en otros).

Ahora bien, en apartados anteriores se analizaron algunos indicadores sobre el por qué, cuándo y cómo del reacomodo obligado a la población chinanteca de Oaxaca; co-rresponde ahora, antes de presentar los criterios de asentamiento observables en el Valle de Uxpanapa, hacer comentarios similares sobre los grupos migrantes post-reacomodo.

Esta tarea no es fácil si se considera el número de grupos étnicos y de diferentes formas, tiempos y lugares de llegada. Por ello es que se estableció una tipología basada en un parámetro específico que permite clasificar los distintos doblamientos esto es, el motivo por el cual abandonaron sus ligares de origen. Así, el análisis se reduce a tres indicadores: i. El reacomodo obligado a la población a la población de Oaxaca, ii. Tierras para la población totonaca, otomí y nahua de Veracruz y iii. La catástrofe natural sufrida por la etnia zoque de Chiapas. Resta entonces considerar a continuación los dos indicadores últimos.

El problema de minifundio que provocó la llegada al Valle de Totonacos, otomíes y nahuas se asocia, entre otras cosas, con la inequitativa distribución territorial, el número considerable de hijos al interior del núcleo familiar, la baja en el índice de mortalidad, la reglamentación sobre el ejido establece la SRA que no contemplaba la absorción del crecimiento natural de esta población y la falta de apoyos instituciona-les importantes en la economía campesina de subsistencia transfiriéndose a caciques locales o regionales que, a favor de la agricultura de explotación intensiva, compiten y destrozan a los sectores marginados al provocar pérdidas de empleos, declinación de las artesanías, imposibilidad de incorporarse a trabajos que requieren mano de obra especializada. La población campesina reciente en un primer momento estas presiones pero, para la tercera generación, le resulta insostenible permanecer en un lugar donde no hay tierras que labrar.

El último indicador a considerar es el proceso de migración por «causas natu-rales». En 1982 el Instituto Nacional Indigenista se propone evitar la desaparición de la cultura zoque, bajo el supuesto que, tras la erupción del Volcán, Chichonal en Chiapas, la población proveniente de las colonias de San Pedro Yaspac y El Guayabal, municipio de Chapultenango, carecía de posibilidades para sobrevivir. Los afectados sumaban más de 15 mil zoques. El ejército aplicó el plan de emergencia DN-III lo-grando reunir más de 12 mil damnificados en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, trasladando a unas 500 familias (3 mil personas aproximadamente) cerca de la presa de Malpaso

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implantando gentes de la montaña en selvas del trópico húmedo. Parte de los damni-ficados (aproximadamente 1,200 zoques) llegaron al Valle de Uxpanapa entre 1985 y 1987; poblando su parte norte y noroeste.

De acuerdo con Arrieta Fernández, la situación de los damnificados zoques no tiene su origen en el desastre natural, sino en un ancestral sistema de dominación que no pudo dar respuestas a sus demandas. Esta hipótesis, si bien refleja una posición de desconcierto, se sostiene en tanto que la población que se ubicaba en laderas y lomas, zoque en su totalidad, permaneció ahí hasta que se rescató el ganado de la zona encontrándose desprotegida durante la erupción del volcán; además, en tanto que los poblados fueron destruidos, los espacios ganaderos (lomeríos y llanos) se verían abonados a largo plazo. El volcán no intento ser selectivo en sus destrozos pero sí afecto más a pobres que a ricos:

– El volcán no expulsó a zoque de sus tierras sino las políticas de rescate diseñadas para su «beneficio» arrojándolos a un trópico húmedo, de manera «voluntaria».

– Dichas políticas se basaban en una concepción estúpidamente simplista al no creer capaz a la población afectada a reanudar por sí misma un proceso de subsistencia y desarrollo «… El desastre puso en evidencia contradicciones internas, lucha de intereses que rebasaban el posible control colectivo y bus-caban vías para presentar demandas y solución a una crisis de la cual no eran responsables…» (ARRIETA, 1986: 30).

Para conceder una mayor claridad de apreciación del valle es necesario separar en dos grandes áreas su descripción a fin de hacer notar que las condiciones de asen-tamiento observados difieren mucho entre la población mestiza, chinanteca y totonaca que llegó en los 70’s y se vio «beneficiada» por la acciones político-económicas del gobierno federal a través de la Comisión del Papaloapan6, y la población otomí, nahua y zoque, posterior a este auge económico. Para ello se denominará como «área de reacomodo» a la primera y «áreas zoque», por ser este grupo mayoritario, al resto de la región.

El área de «reacomodo» estaba dividida en la década de los años 80 en 13 po-blados compactos, todos ellos numerados. El Proyecto original basado en fotografías aéreas contemplaba un número mayor de manchas urbanas pero (por problemas de inundaciones debido al exceso de precipitación pluvial, áreas rocosas que dificultaban su establecimiento e incrementaban los costos y falta de ríos cercanos) se reprograma-ban en 1977 ocho pequeños poblados del noroeste y se establecieron en mejor lugar sólo cuatro.

6. «… Las 3 mil familias por las cuales eran responsable directa la Comisión del Papaloapan requerían sólo de 60 mil de las 260 mil Hs. de la zona. Una vez instaladas, el área restante estará abierta a colonias de campesinos del Estado de Veracruz a un costo por unidad más bajo… la infraestructura en Uxpanapa estaba considerada como una inversión a largo plazo y su costo sería recuperado del proyecto mismo…» (Poleman y Ewell, 1980: 156).

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Los poblados distribuidos en una red de calles que convergen en la avenida central intentando dar forma a una «cuadriculación» de la mancha urbana, no siempre notoria por el relieve existente, contaban con un centro cívico que comprende: salón ejidal, escuela primaria, centro de salud (con excepción de los poblados 121, 13, 14 y 15), una oficina de correos y una agencia municipal.

Es necesario hacer notar que la construcción de infraestructura para habitar el Valle de Uxpanapa, aún con las modificaciones que sobre la mancha se realizaron, se mantuvo siempre bajo presiones de tiempo, situación que empeoró al agudizarse la crisis agrícola nacional impidiendo que se realizaran programas experimentales para diagnosticar y diseñar las adecuaciones necesarias.

Por su parte, los ejidos que corresponden al área «zoque» tuvieron experiencias distintas; en todos se presentó un proceso de aprendizaje, obligado sí, pero bajo un ritmo y condiciones que podrían controlar hasta cierto punto. Al principio, la falta de conocimientos sobre el uso potencial de los recursos naturales; el aislamiento geográfico y cultural en tanto «invasores» del territorio y con ello la imposibilidad de emplearse como jornaleros en el área (debían caminar de 2 a 3 días hacia el norte para trabajar las tierras de agostadero del Cerro Nanchital); los excesos de humedad, la falta de ali-mentos, las enfermedades propias del área y las plagas de mosquitos, provocaron altos índices de insalubridad, desnutrición y muerte principalmente en la población infantil. A las adversas condiciones naturales y económicas descritas se agregaron divisiones internas que se acentuaron al momento de distribuir los espacios agrícolas, ordenar las prioridades productivas a través de un trabajo colectivo, ubicarlas y distribuir los lotes para la mancha urbana y la plaza cívica, la iglesia, el aula escolar (ambas fueron las primeras actividades colectivas que mostraron el comienzo de una nueva comunidad) y otros espacios comunes.

En los años 80, los poblados de esta área tenían una forma similar a la típica población del trópico húmedo y contaban con una estructura organizativa sólida y con una capacidad de respuesta y participación hacia programas gubernamentales o trabajos de faena para beneficio colectivo; buscan los espacios o los canales más apropiados para sus demandas rotando las comisiones entre las distintas autoridades del pueblo. Son muchas las características de las etnias de esta área, principalmente los grupos zoques, que demuestran en ello una impresionante capacidad de diseñar estrategias de supervivencia útiles ante condiciones difíciles. Como los acontecimientos adversos no acabaron con las etnias, estas presentaron una nueva vitalidad en medios ecológicos y sociales aún ahora contrarios.

5. LA TIERRA PROMETIDA O EL INICIO DE UN CONFLICTO

A continuación se señala la descripción somera de las formas tradicionales de explotación agrícola y forestal que aplicaba la población que «migró» o fue reubicada en el Valle de Uxpanapa; una breve comparación entre éstas y los métodos introducidos al lugar, vía la Comisión del Papaloapan y algunos comentarios resultantes de esta comparación sobre dicho proceso, permeados de cierto matiz teórico.

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Formas de producción establecidas en el Valle

Con respecto a las formas tradicionales de explotación agrícola

Tanto la población chinanteca en Oaxaca como los colonos zoques, nahuas, toto-nacos, otomíes y mestizos, que cohabitan en el Valle, practicaban el sistema tradicional de roza y quema, aunque con variantes notorias que al final se señalan.

Esta rústica forma de producción encontraba como unidad básica de organización a la familia; sus miembros producían generalmente una combinación de cultivos co-merciales y de subsistencia a través del uso productivo de la parcela y el solar familiar, trabajaban como jornaleros, elaboraban un número mínimo de artesanías de madera, intentando con ello satisfacer necesidades de subsistencia y acumular un eventual sobrante. Regularmente laboraban en una pequeña parcela individual no mayor de 4 hectáreas en promedio. Contaban con un comisariado ejidal y sus auxiliares (secretario, tesorero, vocales y suplentes); este fungía como árbitro de los asuntos internos que afectaban al poblado como un todo y como representante (enlace) ante las autoridades gubernamentales de nivel superior, dependencias crediticias, etc., organizándose para ello en «grupos solidarios» de 3 a 15 miembros cada uno.

La forma de trabajo a través del sistema de roza y quema operaba de manera sin-gular. Cada familia seleccionaba una parte del bosque, tiraba los árboles, los quemaba, para después desmontar y sembrar directamente utilizando para ello una vara larga llamada espeque o coa. La selección de la parcela así como las variantes en forma de producción respondían a un cúmulo de experiencias sobre las condiciones naturales, limitadas por una estructura social y económica propias de cada región y grupo étnico y registradas en la memoria de sus habitante: el Corpus del conocimiento7. Habiéndose destruido el bosque y expuesto al sol y agua se reaceleraba la descomposición de la materia orgánica; al plantar cosechas apropiadas se controlaba el escurrimiento y la erosión. Durante el primer año los problemas de maleza, enfermedades y plagas especí-ficas de algunos cultivos, no presentaron dificultades serias pero en los años posteriores se acentuaron, reclamando al campesino un número excesivo de días-hombre/ha. para mantener la parcela, obligando a éste y su familia a limpiar un nuevo espacio agrícola, regresando al primero años después, cuando el monte lo había cubierto y presentaba nuevamente condiciones para ser preparado y sembrado.

Regularmente la mayor parte de las primeras comunidades establecidas en el Valle se localizaban en las cercanías de los ríos. Los recientes depósitos aluviales ceca de la orilla proporcionaban a sus espacios agrícolas nutrientes suficientes para ser culti-

7. Por corpus del campesinado se comprende la información registrada en la memoria o conjunto de memorias que, en momento de crisis principalmente, es revisada y sacada a la luz, utilizada. Cabe avanzar que… «de las diferentes estrategias de supervivencia se deriva la mayor diversidad genérica de la lectura del corpus. Tal como se ha insistido, es precisamente la Praxis, en su modalidad de intérprete del sobrevivir en sociedad, la común a todos genera la condición campesina. Se muestra entonces fascinante la entremezcladura de impulsos-científico-técnico en las consultas…» (BARAONA, 1987; pág. 182).

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vados continuamente. El período de barbecho aumentaba gradualmente en relación a la distancia que guardaba con el río.

A diferencia de los chinantecos en Oaxaca, los primeros colonos mestizos del Valle, después de haber desmontado las parcelas, plantaban leguminosas y pastos en los meses de mato y junio cosechando en octubre y noviembre; posterior al recorte distribuían la basura que, al entrar en descomposición, servía como fertilizante natural evitando erosiones en la tierra. El maíz era sembrado en diciembre durante el período de tonamíl debido al alto nivel de precipitación pluvial registrado en la región en el período primavera-verano que incrementaba los riesgos de plagas y enfermedades pudiendo mermar la cantidad y calidad de la producción.

En el período de temporal el arroz se traducía en el principal cultivo para la venta, sembrándose en el primer año después del desmonte de bosque alto, dando por resul-tados rendimientos que oscilan entre los 600 y 1800 kg./Ha., con un requerimiento de 65-75 días-hombre/Ha. dependiendo del tipo de suelo y las condiciones del desmonte.

En relación al cultivo del chile, el frijol, ajonjolí y otros, y de acuerdo a un cri-terio estrictamente económico los rendimientos tanto promedio como marginales eran extremadamente bajos y los espacios de mercado inseguros.

Técnicas modernas en un espacio rural tradicional

Esta forma de explotación intensiva introducida en el Valle por parte de la Co-misión del Papaloapan a la población chinanteca (gran parte de los colonos totonacos y mestizos que llegaron antes o durante el período de reacomodo también se vieron «beneficiados») prometió la concesión a cada familia de 20 hectáreas de tierra en la nueva distribución ejidal sin poder ser divididas en parcelas individuales; además, los lineamientos que marcaba la Secretaría de la Reforma Agraria obligaban a los ejidata-rios a manejar su recursos en cooperativas como una Unidad Productiva. Esta Unidad estaría representada por la Unión de Ejidatarios del Valle de Uxpanapa quien sería, por el número de ejido, ejidatarios y presupuesto, una de las más poderosas del país.

De acuerdo con el plan original basado en fotografías aéreas, 85 mil de las 260mil hectáreas de la zona deberían ser desmontadas para la agricultura trabajándose en los dos primeros años un poco menos de 10 mil hectáreas y rebasando con ello la capa-cidad administrativa de sus directivos. Para 1978 se programaron entre 28 y 30 mil hectáreas desmontadas con maquinaria, cubriéndose dos años después sólo una tercera parte de las metas propuestas8.

8. El proceso de desmonte requirió de maquinaria especializada de gran peso, condicionante que incrementó de sobre manera los costos (12 mil pesos/ha. con maquinaria y 1700 a 2300 pesos/ha. en desmonte manual, ambos en 1976) y elevó los riesgos potenciales de erosión.

Al respecto, en las regiones del trópico húmedo algunos factores como la erosión hídrica y eolítica, la salivación, contaminación e inundaciones contribuyeron fuertemente al deterioro del suelo; frecuentemente la erosión acelerada, que naciera de la escorrentería superficial intensa, provocaba pérdidas edáficas ocasionadas por causas naturales (transformación de infraestructura, etc.), no podía ser compensada por

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Al inicio del programa de reacomodo poblacional y explotación agrícola el obje-tivo central de sus directivos era cubrir la totalidad del área desmontada con cultivos anuales (aproximadamente 10 mil hectáreas) pero la desproporción entre el número de hectáreas desmontadas y el lento poblamiento chinanteco en el Valle presentó un serio problema, al cual se le sumaron después condiciones climatológicas desfavorables. Resultados claros de ello es que durante los cuatro primeros años existieran entre 30 y 80% de las tierras desmontadas sin ser sembradas.

Como señalé, los primeros colonos que poblaron el Valle eran fundamentalmente cultivadores de maíz que, dada la exagerada precipitación pluvial presentada en el ciclo primavera-verano (de 2300 a 2800 mm), optaron por sembrar en l ciclo otoño-invierno seleccionando parcelas con alta capacidad de retención de agua y sembrando en diciembre antes que terminaran las lluvias. La Comisión del Papaloapan, presionada por el gobierno federal y su política de triplicar la producción nacional extendiendo la tecnología mo-derna hacia las áreas tropicales del sureste, intentó trabajar a una escala mayor con los costos elevados que ello implicaba, no seleccionando las parcelas ni sembrado a tiempo, sufriendo por consecuencia obvia los estragos de las sequías y obteniendo como rendi-miento promedio entre 200 y 800 Kg. /Ha., equivalente al 50% de la producción que regularmente se obtiene con tecnología tradicional. Los bajos rendimientos se debieron también a la escasa mano de obra disponible para este tipo de producción, que laboraba intensamente en el Valle durante ciclos cortos y migraba en períodos intermitentes a sus lugares de origen para hacer productivas «sus» tierras o bien someterse como jornalero, y al desconocimiento casi total del trabajo colectivo, del manejo de maquinaria especia-lizada e insumos agrícolas y de su aplicación a gran escala en selva tropical semivirgen.

El arroz fue otro programa con alta tecnología en el trópico lluvioso que se inició en 1975. Los resultados fueron desastrosos principalmente por los daños causados por enfermedades (el hongo de la pirícola) y la llegada tardía de insumos importantes. Un años después se intentó operar nuevamente el programa pero los altos costos de agroquímicos e insumos, las continuas descomposturas de la maquinaria recolectora adecuada para los terrenos amplios y limpios, y de personal capacitado para su manejo; la imposibilidad de recoger la cosecha a tiempo para evitar el resiembre; y, por último, la dificultad de trasladar la producción a los centros de recepción y a las arroceras más cercanas para su procesamiento dieron como resultado en 1978 el abandono de la empresa y el endeudamiento de quienes participaron.

Con excepción de una pequeña área de chile, los rendimientos promedio de todos los cultivos anuales producidos con el sistema mecanizado eran bajos, no justificando

los lentos procesos de formación del suelo (pedogénicos) provocando un empobrecimiento paulatino del ecosistema. quien se interese por consultar bibliografía especializada al respecto se le sugiere acudir al INIREB, ahora Instituto Nacional de Ecología. 9. En 1978 el número de cabezas de ganado mayor en la zona era superior a las 3 mil y pertenecía a particulares en su mayoría; el total es incierto. Al respecto, en enero de 1988 informó el Sr. Antonio Marcial Cruz, miembro de la Unidad Ganadera del Valle de Uxpanapa, que… «la ganadería dio un paso agigantado; de registrarse sólo 3 mil cabezas en años anteriores ahora se tienen 25 mil…».

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los altos costos sociales, ecológicos y económicos provocados. Las pérdidas econó-micas, que absorbiera la Comisión o que fueran cargadas contra los ejidatarios como deudas, nunca se dieron a conocer oficialmente.

En la ganadería el proyecto original contempló la explotación extensiva y la utiliza-ción de terrenos con pendientes mayores al 10% que serían desmontadas manualmente pero, los resultados de los programas agrícolas no impresionaron favorablemente a los técnicos del FIRA (agencia especializada del Banco de México que financiaba inversio-nes en los sectores productivos), reduciéndose el programa a un solo ejido (Hermanos Almanza) que forma parte del poblado N.º 610. Los datos obtenidos sobre la cantidad y calidad de producción hulera son contradictoriamente confusos:

Debido a la falta de apoyo por parte de la Federación, la producción hulera del Valle… amenaza con ser inferior a los años anteriores, lo que provocará una enorme salida de divisas pues el país tendrá que importar el producto para satisfacer se demanda». Andrés Juan Roque, dirigente estatal de los productores.

Dictamen 26-XI-88.[…] La comercialización del hule del Valle de Uxpanapa, que representa el 10% de la producción nacional tiene serios problemas ante la falta de caminos en buenas condicio-nes… siendo los poblados No. 11,12 y13 en los cuales se encuentra el mayor número de cultivos de la planta y en los que se acentúan el problema de las vías de comunicación, constantemente lesionadas». Informó Humberto Peña Reyes, líder nacional de Productores de Huleros de México y Diputado Federal por el Distrito de Acayucan, Ver.

6-XI-88. Como entidad que posee más de 200mil hectáreas para el cultivo del hule, Veracruz puede ser altamente beneficiado por el préstamo a México por parte del Banco Mundial (un mil millones de pesos)… El Valle de Uxpanapa tiene 200 mil hectáreas… con la posibilidad de incorporar 5 mil hectáreas anuales al cultivo…» informó: Humberto Peña Reyes…

El Sol Veracruzano 17-III-88. En el mes de septiembre de 1988 se público una nota en el periódico «La Jornada» que anunciaba la pronta terminación del beneficio hulero del Valle, ubicado entre los Poblados No. 10 y 11, condición que reducirá potencialmente los costos de traslado del producto y aumentará las ganancias de los productores. Se desconoce la fecha precisa de la nota y si la obra esta concluida.

La información contenida en el apartado muestra fácilmente la cruenta transfor-mación sufrida en el vulnerable ecosistema del Valle y la tensa situación vivida por sus pobladores (indicador que posteriormente se retomará) nacida de la intromisión de

10. En 1978 el número de cabezas de ganado mayor en la zona era superior a las 3 mil y pertenecía a particulares en su mayoría; el total es incierto. Al respecto, en enero de 1988 informó el Sr. Antonio Marcial Cruz, miembro de la Unidad Ganadera del Valle de Uxpanapa, que… «la ganadería dio un paso agigantado; de registrarse sólo 3 mil cabezas en años anteriores ahora se tienen 25 mil…»

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un modo de producción tecnificado que, como estructura extraña al complejo proceso, lo altera.

Tal vez quepa aventurar otros comentarios, a nivel de escape reflexivo, para ser considerados en el momento de rearticulación de la Totalidad estudiada y así cerrar este documento historiográfico: ésta necesidad latente, al acentuarse en la relación cotidiana con grupos distintos entre sí, pudo provocar un momento determinado una relación de oposición; misma que permitió, primero, reconocer a ellos como opuestos y, segundo, reconocerse así mismos en ellos. El yo no puede fijarse a sí mismo, no puede convertirse o reconocerse ante sí como algo compacto y pleno, para ello necesita establecer la realidad del otro, que sea lo externo de él. Se piensa que es solo en este mundo de la oposición y la identidad que se puede entender como propio, no como una substancia, sino como una relación establecida a partir de una oposición y, por analogía, como factor de identidad (étnica, marginal, etc.) constituida al interior de la oposición. La vulnerabilidad manifiesta en estos procesos de poblamiento en el Valle refleja reconstrucciones identitarias renovadas y acciones que bien pueden pensarse como estrategias de sobrevivencia necesarias para ser y estar allí.

BIBLIOGRAFíA CONSULTADA

Aguilar Camín, H. (1989). «Las hegemonías terrenales». Revista Nexos núm. 141, México.Arizpe, L. (1986). «Migración indígena». En revista México Indígena núm. 13.Arrieta Fernández, P. (1986). «Reubicación ecológica y crisis social». En revista México

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INIREB, Xalapa, Ver.

3. Tesis doctorales

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Toro Sánchez, Francisco javierCRISIS ECOLÓGICA Y GEOGRAFíA:PLANTEAmIENTOS Y PROPUESTAS EN TORNO AL PARADIGmA ECOLÓGICO-AmBIENTALDepartamento de Análisis Geográfico Regional y Geografía FísicaDirector de la Tesis: Rafael Hernández del águilaFecha de lectura: 27-05-2011

Esta tesis doctoral continúa una línea de investigación teórica en torno al medio ambiente y su problemática iniciada por el profesor R. Hernández del águila hace más de treinta años y vinculada al área de Geografía Física del Dpto. de Análisis Geográfico Regional y Geografía Física de la Universidad de Granada. En un momento inicial, su investigación se materializó en dos trabajos: una Memoria de Licenciatura dirigida a profundizar en el pensamiento y los estudios geográficos desde un enfoque ecológico y una Tesis Doctoral que llevaba por título «El sistema hombre-medio y la crisis ecológica: aportaciones para un nuevo paradigma científico» (1984). Tal y como indica su título, se planteaban dos hechos que aún hoy siguen despertando multitud de interrogantes en el seno de la comunidad científica: por un lado, el problema de la crisis ecológica como un estado de desequilibrio entre ser humano y medio ambiente; por otro lado, la necesidad de introducir nuevos enfoques y valores en la ciencia y el conocimiento para afrontar el cambio ecológico.

Sorprende que muchas de las ideas y reflexiones que tuvieron cabida en este trabajo no hayan perdido un ápice de actualidad. Cabe especular que si nada ha cam-biado en todo este tiempo es porque existen una serie de síntomas que perduran y a los que el autor dedicó una atención prioritaria: es decir, los factores culturales y epistemológicos que dan origen y alimentan el conflicto sociedad-naturaleza contem-poráneo hasta hacerlo un problema extensivo al conjunto de la humanidad. De hecho, la preocupación ambiental, pese a estar cada vez más extendida, no ha bastado para una mejor comprensión de lo que supone el medio ambiente y de los diversos valores y funciones que proporcionan al bienestar humano.

Junto a este diagnóstico, cabe añadir que las interacciones entre sociedad y naturaleza y sus conflictos descansan sobre una base geográfica o espacial cuya importancia va más allá de ser un simple soporte o contenedor de tales conflictos. El medio construido, es decir, el medio que ha sido transformado y adaptado a los requerimientos humanos, encierra una serie de interrogantes a los que una Geografía ocupada y preocupada por los problemas ambientales debe ofrecer respuestas.

Entendemos que la Geografía jugaría una baza fundamental a la hora de dilucidar y comprender las causas que subyacen en la crisis ecológica contemporánea, prestando especial atención a aquellos modos de construir y entender el espacio que agravan los procesos de degradación ambiental y social. Procesos que en las dos últimas décadas se han complejizado en relación con los múltiples y variados efectos que la globalización ha tenido sobre el medio geográfico. Así, están apareciendo nuevas realidades geográficas propias de la globalización y la era posmoderna («no-lugares», ciudad-difusa, paisajes

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tematizados, ciberespacios, etc.). Estas «nuevas geografías» no son irrelevantes en la crisis ecológica, pues añaden matices y dimensiones en las relaciones ser humano-entorno, que complican, aún más si cabe, su estudio y diagnóstico.

No debemos olvidar que, junto a estos cambios de tipo geográfico, se han producido simultáneamente (o quizá por ello) otros de tipo cultural que merecen ser revisados y evaluados. La crisis ecológica tiene unas raíces culturales que hacen del conflicto sociedad-naturaleza un problema estructural, pero también contemporáneo, lo que significa que éste aún es vigente, es plenamente actual. Convendría saber si muchos de los dogmas heredados de la modernidad han caído en crisis o siguen ejerciendo su influencia mediante nuevas fórmulas y discursos.

El estudio de la crisis ecológica abre interesantes cuestiones e interrogantes en la Geografía actual. La cuestión teórico-conceptual entre Geografía y problemática ambiental no sólo tiene un interés académico, sino que puede resultar relevante para una mejor definición y, por qué no, consolidación definitiva del paradigma ecológico-ambiental. Se habla, en círculos académicos, de una nueva Geografía, que se adjetiva como «Social» o «Humana». Si la Geografía parece incardinarse definitivamente en el ámbito de las disciplinas sociales y humanísticas quizá será necesario reflexionar sobre de qué forma puede incluirse el estudio de la problemática ambiental dentro de esta nueva posición y si trasciende el interés netamente científico.

OBJETIVOS

Conforme a este contexto de partida, y haciendo uso de un amplio soporte bi-bliográfico y documental, esta investigación se articula sobre dos grandes objetivos o intenciones:

– Uno de carácter descriptivo y analítico dirigido a realizar una caracteriza-ción de la crisis ecológica contemporánea desde la perspectiva geográfica. Se entiende la crisis ecológica como una síntesis de tres problemáticas que afectan a distintas esferas del medio geográfico: la esfera físico-ambiental; la esfera territorial; y la esfera cultural. En el primer caso, se ha realizado un diagnóstico global sobre el problema físico-ambiental estructurado según distintos problemas de agotamiento de recursos naturales y de degradación ambiental. En el segundo caso, se vincula la crisis ecológica con la realidad geográfica de la globalización, deteniéndonos en cómo ciertos cambios y procesos que tienen lugar sobre el territorio (globalización económica y financiera, crecimiento urbano, nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, desterritorialización de los paisajes y lugares, entre otros) profundizan en los conflictos y problemas de tipo socioambiental. En el tercer caso, se argumenta críticamente sobre algunos de los dogmas que soportan el problema cultural de la crisis ecológica (el dualismo ser humano-naturaleza, la racionalidad científico-técnica, el mito del desarrollo, la lógica económica, la cultura consumista en la era posmoderna).

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– Otro de carácter más propositivo, con el que se pretende valorar la posición de la Geografía en el nuevo paradigma ecológico-ambiental. En primer lugar, se sitúa la importancia que tienen las cuestiones ambientales en la Geografía, tanto a lo largo de su tradición, como en época más reciente. Este recorrido ha llevado a detectar una serie de dificultades e inconvenientes con los que la Geografía actual se enfrenta para adquirir cierto protagonismo en el estu-dio del medio ambiente y su problemática. Tras la descripción y análisis de la crisis ecológica (objetivo anterior) se reflexiona sobre cómo el paradigma ecológico-ambiental y la sostenibilidad plantean nuevos retos y objetivos en el ámbito del conocimiento, de la ética y de la relación entre sistemas humanos y sistemas naturales, y en qué medida ayudarían a una mejor comprensión y uso de la naturaleza. Conforme a estos planteamientos, se reflexiona sobre la pertinencia de la Geografía como una ciencia de la sostenibilidad desde tres niveles o enfoques: un nivel de tipo epistemológico-conceptual; un nivel disciplinario-transdisciplinario y un nivel crítico-posnormal.

La principal contribución de esta tesis está en ofrecer argumentos relevantes, en torno a cuestiones teóricas, conceptuales y filosóficas, que permitan evaluar la Geografía como ciencia para la sostenibilidad, y como «perspectiva» que ha de adquirir carta de naturaleza en la definición y consolidación del paradigma ecológico-ambiental. Se trata, en definitiva, de responder a una demanda generalizada a las diferentes disciplinas científicas para adaptarse a los retos de la sostenibilidad.

CONCLUSIONES

– El espacio constituye una variable que influye, en relación con la dimensión temporal, en los modos en los que las sociedades perciben la naturaleza e interac-túan con ella. Los lugares, los paisajes y los territorios son «medios construidos y percibidos» por el ser humano, variantes geográficas del concepto de medio ambiente e introducen aspectos claves en los conflictos de tipo socioambiental que deben ser tenidos en cuenta en toda aproximación teórica a la crisis ecológica.

– El estudio del medio ambiente desde la perspectiva geográfica no ha de suponer la vuelta al «determinismo ambiental», sino la presentación acertada de las in-fluencias mutuas entre medio físico y prácticas humanas. El uso de un enfoque diacrónico y corológico puede ayudar a comprender que los modos en los que los grupos humanos han hecho uso de su propio entorno como suministro de recursos y como soporte de sus actividades han sido increíblemente diversos. Estas relaciones muestran que no existe un único modelo de concebir el desarrollo del ser humano en términos de sostenibilidad, pero que existen, en cambio, modelos de desarrollo y de crecimiento que son incompatibles en esos mismos términos.

– La Geografía se define en los últimos años como una «ciencia social», pero eso no ha de significar el desplazamiento de la Geografía Física de sus fun-damentos teórico-conceptuales. Si la Geografía pretende ofrecer algo distin-

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tivo en torno a las nuevas propuestas científicas y culturales que emergen del paradigma ecológico-ambiental (transdisciplinariedad, «tercera cultura», «ciencia posnormal»), debe propiciar e incrementar aún más la interacción entre estas dos subdisciplinas y entre todas sus posibles especializaciones. El medio humano, como el conjunto de artefactos, estructuras y actividades que son genéticamente atribuibles a «lo humano», no es algo aislado del medio en su sentido físico-ambiental. La convergencia entre Geografía Humana y Geo-grafía Física es determinante en toda propuesta geográfica para el paradigma ecológico-ambiental.

– Una Geografía comprometida y preocupada por los problemas ambientales debe mostrar una actitud de rechazo a aquellas propuestas e intervenciones que: a) aíslan, tanto en su concepción teórica, como en su plasmación empírica, lo humano de su dependencia y relación con el medio físico-ambiental; b) ex-cluyen a otras culturas geográficas provistas de singulares formas de entender, clasificar y valorar la naturaleza; c) ponen en peligro la diversidad de valores ecológicos y culturales dentro de discursos que uniformizan y reducen la com-plejidad de lo humano; d) banalizan la función que ejerce el territorio como un complejo socioecológico que contextualiza y que ha de resultar relevante en toda propuesta de sostenibilidad.

Es evidente que el estudio teórico sobre la crisis ecológica y su interés desde el punto geográfico es infinitamente más complejo y amplio de lo que en esta oca-sión hemos tratado de exponer y caracterizar. Las conclusiones obtenidas son, en consecuencia, provisionales y, en todo caso, limitadas al alcance bibliográfico de la investigación. Ello debe servir de aliciente para profundizar en este tema en futuros trabajos e investigaciones.

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Capote Lama, AlbertoINmIGRACIÓN mARROqUí EN ANDALUCíA:DINÁmICAS DE LA mOVILIDAD ESPACIAL Y CONDICIONESDE INSERCIÓN EN DISTINTOS CONTEXTOS LOCALES.ESTUDIO SOCIOGEOGRÁFICO EN CINCO mUNICIPIOSDE LAS PROVINCIAS DE GRANADA Y CÓRDOBADepartamento de Geografía Humana. Universidad de Granada.Director: Arón CohenFecha de lectura: 5 de julio de 2011

INTRODUCCIÓN

La presente tesis doctoral se encuadra en un proyecto financiado por la Consejería de Innovación y Ciencia de la Junta de Andalucía titulado «Marroquíes en Andalucía: de los espacios sociales de la inmigración a los de la movilidad», dirigido por el Profesor Arón Cohen. Asimismo ha tenido el apoyo del Instituto de Estadística de Andalucía. El objetivo de la investigación ha sido estudiar las condiciones de inserción de la po-blación marroquí en distintos contextos andaluces, haciendo un especial hincapié en su movilidad geográfica y los determinantes socioeconómicos de ésta.

Nuestro planteamiento ha sido profundizar en algunas problemáticas de alcance general ligadas a la inmigración marroquí de los últimos años (y de las migraciones internacionales en general) a partir de un análisis circunscrito a una muestra de muni-cipios andaluces que presentan características diferentes entre sí. Según los datos más recientes del Padrón de habitantes (1 de enero de 2010), los marroquíes constituyen el segundo colectivo extranjero más numeroso en la comunidad andaluza y el primero en lo que se refiere a las procedencias extra-comunitarias. Se trata, además, de una de las nacionalidades más extendidas por el territorio, aunque este reparto es bastante desigual. Por lo general, su distribución está condicionada por el dispar dinamismo económico entre el litoral y el interior de la comunidad. Así, nos encontramos con núcleos de instalación en los que su presencia es muy significativa (los casos más representativos corresponden a algunos municipios almerienses), frente a otros en los que es mucho más modesta (por ejemplo, en la provincia de Córdoba). A estos últimos los marroquíes han llegado, por lo común, a partir de una migración interna en España y han sido casos con menos frecuencia estudiados.

DOS PREMISAS DE PARTIDA

Nuestro estudio ha partido de dos premisas:

Primera. Si pretendemos comprender la dinámica migratoria en toda su comple-jidad, nuestro análisis debe integrar en su campo de observación tanto los lugares de nacimiento en el país de origen como los de residencia en Andalucía, sin olvidar las

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distintas etapas, si es el caso, por otros lugares, tanto en Marruecos, como en España o incluso en un tercer país.

Segunda. El afinar en la escala de observación hasta el nivel local nos permite profundizar en nuestras vías de análisis. Como hemos dicho antes, la inmigración marroquí está bastante extendida por la geografía andaluza y concierne a contextos locales muy diferentes entre sí. Nuestro propósito ha sido dar cuenta, a través de micro-análisis comparativos realizados en el conjunto de municipios seleccionado, de las divergencias y puntos comunes en las modalidades de instalación de la población marroquí en Andalucía.

PRESENTACIÓN DEL TERRENO DE ESTUDIO

El estudio ha centrado su atención en cinco municipios: dos de la provincia de Córdoba (Lucena y Aguilar de la Frontera) y tres en Granada (la capital, Albuñol y Zafarraya). Nuestro objetivo ha sido cubrir un abanico diverso de los contextos de la inmigración en Andalucía a escala local. En su selección se han combinado intereses de distinta naturaleza: importancia cuantitativa, absoluta y/o relativa, de la población marroquí, su antigüedad, sus ocupaciones y las características socio-económicas de estos lugares de asentamiento. Por otra parte, la elección también se ha basado parcialmente en criterios personales. En este sentido, se ha optado por los dos municipios cordobeses próximos del lugar de origen de quien les habla y que, a la vez, son exponentes de los destinos secundarios o «exploratorios» de inmigrantes antes aludidos.

La capital granadina aglutina el grueso de las personas encuestadas de los cinco municipios: exactamente el 59,6%. A este respecto hay que tener presente que la in-migración marroquí en Granada ocupa una posición bastante particular en el contexto andaluz: por la mayor diversidad de perfiles de los inmigrados, las características de sus proyectos migratorios, el papel relevante de los jóvenes emigrados con motivo de sus estudios, el mayor equilibrio entre sexos… Los otros cuatro municipios (Lucena, Aguilar de la Frontera, Zafarraya y Albuñol) ofrecen un contrapunto más próximo del modelo «general» de la inmigración marroquí en la Comunidad Autónoma Andaluza: más vinculado al ámbito laboral y muy particularmente a la actividad agrícola.

OBJETIVOS Y PREGUNTAS

Hemos desagregado en seis los objetivos de la investigación:

Objetivo nº 1: presentar un esbozo de los perfiles sociodemográficos de la pobla-ción inmigrada marroquí en Andalucía.

No podemos perder de vista que en la sociedad marroquí han tenido lugar cambios sociales que han podido tener su reflejo en los perfiles de los inmigrados más recien-tes: la tasa de analfabetismo se ha reducido, la edad media del primer matrimonio se ha retrasado…

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Objetivo nº 2: determinar los orígenes geográficos precisos de los inmigrantes que residen en cada municipio objeto de estudio.

La principal cuestión aquí ha sido tratar de revelar la posible existencia y el alcance de redes de paisanaje y familiares que vinculan unas zonas concretas de procedencia en Marruecos con los lugares de asentamiento en Andalucía. En este sentido, ha sido especialmente llamativo el caso de Albuñol por su vinculación con determinadas zonas de la provincia de Larache.

Objetivo nº 3: trazar los itinerarios migratorios desde los espacios sociales de proce-dencia hasta los de residencia actual en Andalucía, incluyendo todas las etapas intermedias.

– Iniciamos el recorrido en los lugares de nacimiento en Marruecos y las prácticas de movilidad que han tenido lugar antes de la emigración exterior. Aquí, nos interrogamos por las relaciones entre estas migraciones internas y la decisión de emigrar al extranjero.

– Posteriormente continuamos con la reconstrucción del trayecto una vez se ha cruzado la frontera hasta arribar al municipio actual de residencia. ¿Se ha lle-gado directamente a España o ha habido una etapa intermedia en, al menos, un tercer país? Dicho de otro modo, ¿en qué medida las redes sociales traspasan las fronteras?

– Diversos estudios realizados en España han constatado que la movilidad geo-gráfica interna de la población extranjera es más elevada que la de la pobla-ción nativa. En este punto, nuestro objetivo ha sido analizar las prácticas de movilidad en España de los marroquíes que han participado en el estudio.

Objetivo nº 4: estudiar la inserción económica de la población inmigrada marroquí en los distintos contextos analizados.

Partimos de tres premisas. La primera, que en la emigración marroquí a España subyacen esencialmente los motivos laborales y económicos. La segunda, que el incre-mento de la población inmigrada «no podría explicarse sin el crecimiento económico y del empleo en España (de extranjeros y españoles) con los que guarda estrecha relación, a la vez, como consecuencia y como uno de los factores importantes» (Cohen, 2008). Según Cachón Rodríguez (2009), este crecimiento económico derivó en un desajuste entre la fuerza de trabajo autóctona, que ha elevado su «nivel de aceptabilidad», y el reclamo de mano de obra para ocupaciones que los españoles no han estado dispues-tos a aceptar. En fin, la tercera premisa la extraemos de la Teoría de los Segmentos de Trabajo, según la cual la principal atracción de los migrantes hacia los lugares de destino es la demanda en éstos de trabajadores en ciertas ramas de actividad menos atractivas para la población autóctona.

Objetivo nº 5: estudiar la dinámica de las condiciones socio-económicas de inser-ción de la población inmigrante marroquí en los distintos medios locales de instalación. Las variables seleccionadas han sido: la situación administrativa, la laboral, la familiar y las características de sus redes sociales en España.

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– La presencia de inmigrantes puede variar según los meses del año, particular-mente en aquellos lugares donde la fuente principal de empleo es la agricultura. Con el fin de corroborar esta hipótesis se ha hecho una medición sucesiva (en tres momentos repartidos en dos años) del nivel de correspondencia entre los datos del padrón (marco de referencia para la muestra analizada) y la presencia constatada de inmigrados marroquíes en los cinco municipios.

– Hemos realizado una reconstrucción del itinerario ocupacional y administrativo de los inmigrados a lo largo del tiempo. Partimos de su última ocupación en Marruecos antes de emigrar hasta llegar a la correspondiente en los contextos locales de análisis. En éstos, hicimos un seguimiento de la situación laboral y administrativa durante el lapso de observación del estudio.

– Por último, incorporamos otra variable, de carácter más subjetivo que las anteriores: la red de apoyo de los inmigrantes marroquíes en España. Nuestro propósito era estudiarla en dos momentos: por una parte, explorar la ayuda que se ha recibido en una primera fase migratoria en España; y por otra, indagar en la red potencial de apoyo, entendida ésta como el tipo de vínculos con los que, potencialmente, los inmigrantes piensan que pueden contar ante unas situaciones hipotéticas.

Objetivo nº 6: analizar qué tipos de relaciones se dan entre los inmigrados y sus entornos familiares y territoriales en Marruecos desde diferentes ángulos, prin-cipalmente el ritmo de las visitas anuales, el envío de remesas y la frecuencia de las comunicaciones a distancia.

DOS VARIABLES CRUCIALES

Al hilo de la exposición de estos objetivos, dos variables han sido cruciales en nuestro estudio: el tiempo y el espacio.

El tiempo. Captar las dinámicas de los procesos migratorios en toda su complejidad (sus determinantes, mecanismos y estrategias), requiere incorporar en nuestro análisis la dimensión temporal bajo un doble prisma. Por una parte, de modo retrospectivo, reconstruyendo íntegramente el itinerario migratorio. Este enfoque, que nos lleva hasta las áreas de procedencia, contribuye a «un mejor conocimiento de los procesos económicos, sociales y culturales que pueden estar actuando en Marruecos como cata-lizadores de la emigración» (Cohen, 2004), y evita, de este modo, focalizar el estudio en un solo polo del movimiento, los lugares de destino. Por otra parte, la dimensión temporal desde un enfoque longitudinal que abarca el lapso de observación establecido en la investigación, el cual ha cubierto aproximadamente dos años.

El espacio. Todo ello, sin perder de vista los posibles contrastes que se puedan dar entre núcleos de inmigración.

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METODOLOGíA DE LA INVESTIGACIÓN

La metodología de la investigación ha sido la diseñada con carácter general en el proyecto «Marroquíes en Andalucía: de los espacios sociales de la inmigración a los de la movilidad», en el cual se han combinado métodos cuantitativos y cualitativos.

A) Por una parte, la realización de una encuesta en panel aplicada a unas mues-tras de marroquíes registrados en los cinco municipios de las provincias de Córdoba y Granada que comprende nuestro estudio. Hemos distribuido los tres pasos en periodos distintos entre los años 2007 y 2008. El calendario de la encuesta fue el común al conjunto territorial del proyecto al que está ligada esta tesis:

– Fase I. Ha sido la de más larga duración porque en ella se han realizado las labores de búsqueda de las unidades muestrales seleccionadas. Cubrió desde finales de febrero del 2007 hasta finales de mayo del mismo año.

– Fase II. Esta segunda vuelta se inició el 1 de febrero del 2008 y concluyó el 14 de abril.

– Fase III. Aproximadamente seis meses después comenzó la última oleada, que se desarrolló durante el último trimestre de 2008.

B) La recogida de información fue completada con una serie de entrevistas semi-estructuradas, realizadas a partir de una selección tanto de inmigrantes encuestados como de allegados de éstos, quienes, por lo común, eran familiares de aquéllos.

PRINCIPALES CONCLUSIONES Y APORTACIONES

La primera conclusión que tenemos que poner de relieve es que los resultados de los distintos aspectos abordados difieren, en mayor o menor grado, en función del lugar de residencia en Andalucía. Los contrastes han sido apreciables incluso entre municipios que comparten rasgos económicos comunes (por ejemplo, entre Albuñol y Zafarraya), aunque los más marcados se establecen en relación con la ca-pital granadina. Expresado en otras palabras, las condiciones de implantación de los inmigrados en la sociedad andaluza no son ajenas a las características de los medios locales de residencia.

En lo que concierne a los perfiles sociodemográficos de los inmigrados

Los cinco municipios comparten algunos rasgos comunes: se trata en su mayoría de una población joven, que emigró durante los primeros años de la pasada década estando aún solteros, sobre todo los hombres (aunque la mayoría contrajo matrimo-nio después de emigrar). La encuesta ha puesto de manifiesto la alta frecuencia de migraciones de hermanos en distintos momentos próximos. Este último punto nos ha

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parecido uno de los más interesantes porque hasta cierto punto altera los esquemas más «clásicos» de emigración en los que las decisiones se adoptaban en un marco familiar jerarquizado. El motivo principal por el que estos jóvenes tomaron la opción de salir de Marruecos fue de tipo económico y laboral: 50,2% de los encuestados así los afirmaron, la segunda respuesta más repetida fue por motivos de estudios (26%) y la tercera la reagrupación familiar (20,2%).

Cabe subrayar que en la capital granadina, que tiene mucha influencia en nuestros resultados, destaca como primer motivo de inmigración la realización de estudios. Ahora bien, incluso en gran parte de estos últimos casos, como revela a veces el análisis de las migraciones internas en Marruecos, subyace también un malestar o insatisfacción social como base de muchos proyectos migratorios.

Un indicador muy ilustrativo del grado de heterogeneidad de la emigración ma-rroquí de las últimas décadas es el nivel de estudios. El nivel de formación de buena parte de los encuestados es relativamente alto, en comparación con los generales de la población marroquí. Todos los niveles aparecen representados, destacando la proporción de los que disponen de estudios de grado medio. Es aquí donde identificamos uno de los contrastes más significativos de Granada en comparación con el resto de los mu-nicipios: en términos relativos, los inmigrados a la capital granadina son claramente los más instruidos, siendo la gran mayoría de procedencia urbana.

Variaciones de los orígenes geográficos según el municipio de residencia en Andalucía

Las procedencias geográficas varían notablemente entre los cinco municipios estudiados. En los dos cordobeses predominan provincias marroquíes de más reciente incorporación a los flujos migratorios —es el caso de El Keláa y Beni Mellal en Lu-cena, y de Settat en Aguilar de la Frontera— junto a la componente urbana atlántica (en particular Casablanca). El Marruecos interior también sobresale en Zafarraya: principalmente, de nuevo, la provincia de Beni Mellal. En Albuñol la hegemonía de las procedencias se localiza de forma muy clara en Larache (dos de cada tres en-cuestados proceden de esta provincia). Por último, la capital granadina presenta un cuadro completamente distinto: las provincias interiores citadas están escasamente representadas, al contrario de lo que sucede con toda la franja norte y el cinturón atlántico de Marruecos.

Los resultados revelan el peso que han ido ganando los orígenes urbanos, pre-sentes en los cinco casos, pero muy notablemente, como hemos dicho, en Granada. La tendencia se reafirma si consideramos como criterio para evaluar las procedencias la última residencia en Marruecos (es el sentido principal que han tomado los flujos migratorios internos captados en el país de origen).

Estas concentraciones (con más o menos intensidad) de personas que comparten un mismo origen en un determinado destino, no son sólo resultado de las relaciones que los inmigrados mantienen con sus entornos de procedencia, sino también de los contactos que se establecen con otros connacionales a los que se conoció después de emigrar.

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Itinerarios migratorios: de Marruecos a Andalucía

El papel decisivo de las migraciones internas en Marruecos

El 41,3% (88 de 213) de los encuestados afirmó haber cambiado de municipio de residencia en Marruecos, al menos una vez, antes de emprender el proyecto migratorio en el extranjero. Se trató en su mayor parte de una migración inter-provincial (78 de 88). Las direcciones que toman estas migraciones internas son muy diversas, viéndose implicadas un gran número de provincias, tanto en lo que respecta a los destinos como a los orígenes. Pero una provincia sobresale del conjunto como destino privilegiado: Tánger-Arcila.

Es importante tener presente que en el cuestionario se recogieron todos los cam-bios de residencia que implicaban estancias de dos meses de duración como mínimo.

En el mapa que vemos en pantalla hemos ilustrado el itinerario de cuatro jóvenes entrevistados que emigraron a España en fechas relativamente recientes (finales de la década de los noventa y primer lustro de la siguiente). Si bien presentan perfiles sociales diferentes y proceden de provincias distintas (Alhucemas, Nador y dos de El Keláa), comparten un rasgo común: el hecho de que la posibilidad de emigrar a un país distinto surgió por vez primera en los municipios marroquíes a los que se habían desplazado (Tánger, Tetuán y dos en Casablanca). Para unos a raíz de unas experiencias laborales decepcionantes tras finalizar los estudios universitarios; para otros, procedentes del medio rural interior, por las escasas expectativas que ofrece el entorno familiar.

Así, el incorporar en nuestro campo de observación tanto los lugares de naci-miento como los de última residencia nos ha permitido captar con mayor profundidad los mecanismos que operan en la decisión de emigrar al extranjero de estos jóvenes.

Para la mayor parte de los encuestados España constituía la opción inicial (o una de ellas) en el momento en que se plantearon la posibilidad de emigrar al extranjero (así lo reconocieron tres de cada cuatro encuestados). Así, no es de extrañar que para una notable mayoría el primer destino fuese español: sólo un 10% cuenta con una etapa previa en un tercer país. En estos casos la primera fase transcurrió casi siempre en Europa, encabezando la lista Francia, país al que sigue Italia. Si también conside-ramos aquellos itinerarios en los que se dio una estancia (de al menos dos meses) en un país tercero después de haber pasado un primer periodo en España, el porcentaje de trayectorias internacionales sube ligeramente hasta un 12%.

Las migraciones internas en España

En la figura 1 podemos observar algunos casos representativos seleccionados en los cinco municipios.

Los matices divergentes son también apreciables en la dinámica que subyace en los itinerarios geográficos hasta llegar a los municipios estudiados. Los campos migra-torios han sido más móviles entre los encuestados en Lucena, Aguilar de la Frontera y Zafarraya. Los tres casos comparten el paso por zonas clásicamente receptoras de

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Figura 1. Ejemplos de itinerarios migratorios de los inmigrados marroquíes en Aguilarde la Frontera, Lucena, Albuñol, Zafarraya y Granada

Nota: los años corresponden a la fecha en la que se produjo el cambio de residencia entre los dos muni-cipios unidos por la flecha.Fuente: encuesta DINAMO. Elaboración propia.

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inmigración marroquí (y en las cuales, por lo común, trabajaron en condiciones de irregularidad): la más representativa de ellas es la provincia de Almería, a la que podríamos añadir Murcia. Las trayectorias de estos inmigrados se han regido, muy a menudo, por los circuitos del trabajo temporal en la agricultura, tanto a través del litoral mediterráneo, como transitando por algunos enclaves interiores (provincias de Cuenca, Ciudad Real o Jaén). En el caso específico de Aguilar de la Frontera, tenemos que hacer mención a los itinerarios resultantes de las relaciones establecidas entre comerciantes ambulantes.

Las trayectorias directas, es decir, aquellas que unen un determinado municipio de nacimiento en Marruecos con otro de residencia en Andalucía sin ninguna etapa intermedia, constituyen la nota característica entre los marroquíes de Albuñol y de Granada. En lo que respecta al municipio de la Costa oriental granadina, se explica por la cadena migratoria que lo vincula con algunas zonas de la provincia de Larache. No obstante, algunos de estos jóvenes larachíes reemigraron a otros puntos de la geografía española en el curso de la investigación. En la capital granadina incide específicamente la presencia de marroquíes que arribaron con un visado de estudiante y, a través de éstos, de algunos de sus familiares u otras personas de su entorno.

Es de destacar la disposición a la movilidad que se desprende de los testimonios de la mayor parte de nuestros informantes, generalmente motivada por la búsqueda de empleo y de mejores oportunidades de promoción. Es el caso de los encuestados en Albuñol que se desplazaron para cambiar de sector de ocupación, o de los que lo hicieron desde Granada tras finalizar los estudios universitarios o dejándolos inacabados.

Entre la estabilidad y la discontinuidad

En los cinco municipios estudiados podemos distinguir, en proporciones desiguales, entre inmigrados bastante asentados y otros cuya situación es menos estable. Por lo común, los mejor instalados llevan más años residiendo en España.

La primera observación a poner de relieve es el alto grado de continuidad de los encuestados en los cinco municipios estudiados: como mínimo tres de cada cuatro integrantes de la muestra inicial seguían residiendo en cada uno de ellos en la tercera fase del estudio. En Lucena, Aguilar de la Frontera y Zafarraya estos porcentajes su-peraron el 85%. En la tercera vuelta se recuperaron además algunos efectivos que se encontraban ausentes en la segunda, de ahí el interés de haber programado la encuesta en periodos distintos del año (sobre todo en Zafarraya).

La evolución de la situación administrativa

El 23% (49 de 213) de los encuestados emigraron de manera clandestina. Un 20,7% lo hicieron con un visado de turista de validez limitada a un intervalo corto de tiempo y, por tanto, a menudo antesala de irregularidad. Como era esperable, dado el peso en nuestra muestra de la capital granadina, la segunda vía más frecuente fue

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el permiso por estudios (22,1%). Los casos de reagrupación familiar representan un 17,8% y los contratos en origen sólo un 6,6%. El resto se compone de personas que emigraron con anterioridad al año 1991.

En los primeros meses de 2007, cuando aplicamos el primer cuestionario, sólo una muy pequeña minoría de los encuestados se encontraba en situación irregular (8%, 17 de 213). Una gran mayoría disponía en ese momento de un permiso de residencia y trabajo (61%), porcentaje que aumentó aún más en el curso de la investigación.

Los testimonios obtenidos a través de las entrevistas semi-estructuradas nos han permitido captar con más precisión la dinámica que ha seguido la trayectoria administrativa de los inmigrados, particularmente en aquellos casos de personas que emigraron clandestinamente. Se pone de relieve la importancia de las redes familiares en los procesos de gestión de las bolsas de contingentes: un inmigrado gestiona con su empleador en España un contrato para hacer venir a un familiar. Lo que llama la atención de estas relaciones, tal y como las describen los entrevistados, es que éstos perciben la suscripción de un contrato por parte de los empleadores como un gesto de amparo o como si de un favor se tratase. La relación de intercambio entre el em-presario y el contratado no es captada en términos de reciprocidad. La «confianza del jefe» hay que mantenerla además en el tiempo porque los permisos de residencia y trabajo tienen una fecha de caducidad.

Inserción laboral en los distintos contextos locales

En los contextos locales de inserción laboral hayamos tanto elementos comunes como divergentes. Como hemos dicho, la mayoría de los encuestados llegaron a España en el primer lustro de la pasada década o muy a finales de los noventa. Es decir, en una coyuntura de dinamismo económico y del empleo en España.

– En Lucena coincidiendo con la expansión de su sector industrial, particularmente la industria del mueble, la cual tuvo además repercusión en otras localidades de la zona, como Aguilar de la Frontera. Los dos municipios cordobeses, des-tinos secundarios de las migraciones internas en España, han emergido como espacios donde grupos de inmigrados (relativamente modestos en número) encontraron un margen de «estabilidad» laboral. En Aguilar de la Frontera el reclamo fue el hecho de poder compaginar el comercio ambulante con las campañas olivareras. En lo que se refiere a Lucena, la industria del mueble permitió un cambio de sector ocupacional y salir de condiciones residenciales caracterizadas por una frecuente movilidad.

– En Zafarraya y Albuñol la necesidad de mano de obra temporal agrícola estaba ya muy presente en la década de los noventa. Como hemos dicho al princi-pio de estas conclusiones, el contraste entre estos dos municipios es también sugerente. Así, mientras que la implantación familiar se ha instaurado de manera significativa en Albuñol, ésta sigue siendo muy limitada en Zafarraya. El calendario agrícola de este municipio en meses distintos de otras zonas de

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agricultura intensiva hace que se caracterice por la afluencia de trabajadores que limitan sus estancias en él al tiempo que dura la campaña.

– Por último, en lo que respecta a Granada, su configuración es, una vez más, muy distinta. Los perfiles laborales son mucho más variados. Se reparten prin-cipalmente entre el sector comercial, la restauración y, en menor medida, el servicio doméstico, este último específicamente para las mujeres. Es obligado hacer referencia al cambio en proyectos migratorios de jóvenes emigrados con un visado de estudios: el paso a un permiso de residencia y trabajo, tanto entre parte de los que consiguieron finalizar los estudios como de los que los dejaron inacabados. La observación se hace extensiva a los dos sexos. Las trayectorias laborales de los varones en España se iniciaron con frecuencia mientras realizaban sus estudios, generalmente trabajando sin contrato en ne-gocios regentados por connacionales. La evolución posterior dibuja itinerarios muy distintos: aspiraciones frustradas, unas por no poder finalizar los estudios, otras por emplearse después de acabarlos en puestos de baja cualificación; pero tampoco han faltado testimonios de jóvenes que sí han logrado ocupar puestos más acordes con su formación.

Una circulación migratoria no demasiado intensa… pese a la proximidad geográfica

En contra de lo que cabía esperar en un principio, la mayor parte de los encues-tados hacen una sola visita al año a Marruecos, lo que se explica, entre otros motivos, por el coste económico de las estancias e igualmente porque su espacio de vida ahora transcurre esencialmente en sus actuales municipios de residencia: la asistencia de los hijos al colegio, los imperativos laborales… son distintos aspectos que marcan esta pauta. En los emigrados de más largo recorrido temporal, se percibe un cierto alejamiento de la sociedad de origen. Este último dato puede ser interpretado como un signo más de arraigo en sus actuales municipios de residencia en Andalucía. Aun así, Marruecos continúa representando «las raíces» y, principalmente el reencuentro con los familiares, a quienes los trabajadores siguen enviando remesas, incluso los inmigrados que salieron de Marruecos hace bastantes años. Los encuestados valoran, no obstante, la proximidad geográfica que conlleva vivir en Andalucía si se da la necesidad de realizar visitas imprevistas que reclamen con urgencia su presencia en Marruecos (por ejemplo, con motivo de la enfermedad de un familiar).

En definitiva, en el estudio de los itinerarios migratorios tienen cabida varias cuestiones: los elementos que operan en el origen como desencadenante de la decisión de emigrar, el papel de las redes sociales en la elección de los destinos, los determi-nantes de las migraciones internas tanto en Marruecos como en España, las trayecto-rias laborales, la evolución que ha seguido el estatuto administrativo… Dicho de otro modo, las migraciones son un proceso dinámico cuyo estudio requiere incorporar la variable temporal para tratar de captar los mecanismos intermedios que operan en ellas y examinar cómo éstos se articulan en el espacio.

4. Reseñas bibliográficas

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AGRICULTURAS AFRICANAS Y mERCADO mUNDIAL*

La obra objeto de esta recensión ha sido elaborada por Marc Dufumier, profesor de Agricultura Comparada y Desarrollo Agrícola en el Institut des Sciences et Industries du Vivant et de l’Environnement (AgroParis Tech) y miembro del Consejo de Admi-nistración del Institut de recherces et d’applications des méthodes de développement (IRAM). La versión original en francés ha sido traducida y publicada en español por el Grupo de Estudios sobre Agriculturas Africanas (GEsAA) integrado en el Grupo de Economía Internacional (GEI) de la Universidad Politécnica de Valencia con el apoyo económico de la red RIOS (Red de Investigación y Observatorio de la Solidaridad). Su interés es señalado en el prólogo por el ingeniero agrónomo Pascual Moreno To-rregrosa al constatar el desconocimiento del continente africano por los españoles y, especialmente, el mundo rural de los 54 países con clima y condiciones ecológicas tan diferentes: regiones áridas, semiáridas, mediterráneas, sabanas y tropicales húmedas. La obra de Dufumier permite conocer la complejidad de las agriculturas africanas y los factores que impiden el desarrollo de las agriculturas de este continente.

En la introducción, Dufumier señala que, en las últimas décadas, el Africa subsa-hariana sigue condenada al estancamiento económico e, incluso, a la recesión, teniendo el mayor número de personas pobres y subalimentadas (46%) como consecuencia del mayor crecimiento demográfico que supera al de producción alimentaria. El déficit productivo se acompaña de otro en comercio exterior de productos alimenticios desti-nados a la exportación (café, cacao, cacahuete, aceite de palma), lo que conduce a una dependencia de las ayudas alimentarias procedentes de las grandes potencias cerealistas pese a que la población agraria subsahariana representa todavía más de dos tercios de la activa total, lo que no impide problemas de hambre en Ruanda, Burundi, Liberia, Sierra Leona, Chad, Sudán, Congo, etc., frecuentemente acompañados de paludismo, guerras civiles, emigraciones, etc.

Para Marc Dufumier, la débil competitividad de las agriculturas africanas se debe a condiciones desfavorables de tipo natural (pobreza de suelos, escasas e irregulares lluvias, plagas) y económicas (competencia de cereales importados y escasa mecani-zación). Un buen ejemplo son los límites sur del Sahara en los que la media anual de precipitaciones es de unos 400 mm, cifra que obliga a una ganadería nómada y trashumante. En zonas más húmedas continuaron potenciándose, tras la independencia de diversos países, los cultivos destinados a la exportación bajo el control estatal o de multinacionales.

Dufumier constata que «como consecuencia de los numerosos gravámenes impues-tos por las potencias coloniales y las burguesías administrativas y comerciales de los jóvenes Estados independientes, los campesinos del Africa subsahariana, muchas veces, apenas han conseguido beneficios para asegurar, por un lado los productos de primera

*. DUFUMIER, Marc (2010): Agriculturas africanas y mercado mundial, Valencia, Universidad Politécnica, 85 págs.

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necesidad para sus familias, y por otro, el ahorro necesario para invertir en nuevos equipamientos agrícolas y poder aumentar así la productividad de su trabajo en sus unidades de producción. Es la razón de que la inmensa mayoría de campesinos, actual-mente, sólo dispongan de instrumentos manuales: azadas, machetes, palos excavadores, cuchillos, hoces, mazos, etc. El problema es que con estas herramientas, actualmente, los agricultores no pueden pretender ser competitivos en el mercado mundial de pro-ductos agroalimentarios y no consiguen hacer frente a las importaciones de cereales procedentes de la Unión Europea, de los Estados Unidos, de Canadá, de Argentina o de Brasil» (págs. 31). Como ejemplo de la difícil competencia de los productos agrarios africanos, Dufumier señala que «en el mercado de Dakar, los arroces de Casamance se codean con los de Tailandia, con los europeos y norteamericanos. Para poder vender su arroz a los mismos precios que sus competidores, los campesinos senegaleses están obligados a aceptar una remuneración de su trabajo 200 veces inferior a la de los obreros agrícolas del <Norte>» (págs. 33-34). Compartimos con Dufumier que «lo dramático es que estas diferencias de productividad existen también con el cacahuete, el mijo, el sorgo, el algodón, etc.» (págs. 34). Como solución, Marc Dufumier propone revisar radicalmente la política agrícola de la Unión Europea y de Estados Unidos de ayudas a su producción y exportación de alimentos y que los países africanos pudieran poner derechos de aduanas a los productos alimenticios de países desarrollados.

Al no poder aumentar el rendimiento por hectárea, los agricultores africanos se han visto obligados a aumentar la superficie cultivada para poder alimentar a una po-blación que crece constantemente. Esto ha convertido la tierra en un recurso cada vez más codiciado y disputado en Sudán, Nigeria, Costa de Marfil y otros países que han visto aumentar los conflictos internos. Las reformas agrarias de Sudáfrica, Namibia y Zimbabwe han reducido mínimamente estos problemas y es necesario y urgente redis-tribuir la propiedad de la tierra entre los campesinos minifundistas y obreros agrícolas sin tierras para crear explotaciones familiares de tamaño medio que, a su vez, elijan los aprovechamientos de las mismas.

Para Dufumier es imprescindible eliminar los problemas del hambre con una mayor productividad de alimentos y remuneración de los trabajos agrícolas que, a su vez, frenen el éxodo rural hacia unas ciudades incapaces de generar suficientes puestos de trabajo. Entre las soluciones posibles figura ampliar la superficie regada que, según la FAO, es el 7% de las tierras arables frente al 40% de Asia. Asimismo, se mencionan como posibles mejoras la mecanización de tareas, mejor reparto de la propiedad, diversificar cultivos, mejorar la transformación agroindustrial y comercialización, etc. Ante la competencia de alimentos procedentes de países más desarrollados, Dufumier considera necesario que sean los gobiernos africanos los que atiendan las necesidades de sus campesinos y consumidores, alimentando satisfactoriamente al mayor número posible de ciudadanos.

En conclusión, Marc Dufumier sintetiza los problemas del medio rural africano en las últimas décadas y actualmente y ofrece, para resolverlos, posibles soluciones que básicamente compartimos aún siendo conscientes de su difícil aplicación.

Francisco Feo ParrondoUniversidad Autónoma de Madrid

Cuadernos Geográficos, 48 (2011-1), 296-299

ALIANZAS PúBLICO-PRIVADAS PARA UNA NUEVA VISIÓN ESTRATÉGICA DEL DESARROLLO*

América Latina se ha caracterizado por ser una región donde predomina la hetero-geneidad y donde el comportamiento económico no ha sido la excepción, ya que de la misma forma en que algunos países han ocupado importantes peldaños de crecimiento económico, muchos otros han sido rezagados a los últimos lugares. Políticas como la Industrialización por Sustitución de Importaciones, el impulso de las exportaciones, la integración al mercado internacional y la ejecución de estrategias de libre mercado, han sido tan solo algunas de las más aplicadas en la región; sin embargo, el reciente colapso que vivió el sistema de libre mercado en el año 2008, causante de la crisis y posterior recesión de la economía mundial, ha volcado la atención hacia la necesidad de plantear estrategias donde se puedan captar la participación activa y eficiente del Estado como agente impulsador de la economía a través de una política industrial certera que genere procesos equitativos de crecimiento, donde lo público y lo privado se entrelacen en procedimientos que permitan resultados sostenibles.

Alianzas Público-Privadas para una nueva visión estratégica del desarrollo es un libro de gran relevancia que asume un enfoque de largo plazo y una visión estra-tégica como ejes necesarios e importantes para el desarrollo de América Latina y el Caribe. La investigación se sustenta en el análisis de 10 de países exitosos fuera de la región: Australia, España, Finlandia, Irlanda, Malasia, Nueva Zelanda, República Checa, República Corea, Singapur, Suecia y a su vez en las consecuencias positivas que las estrategias de mediano y largo plazo para la transformación productiva y el escalamiento exportador han tenido en su desarrollo.

El libro está estructurado en dos grandes partes: Parte I Estrategias y alianzas público-privadas, «primeros principios» de procesos institucionales eficaces, conformada por 5 capítulos que evidencian la forma en que se han planteado métodos y procesos llevados a cabo en algunos de los países exitosos, donde las estrategias público-privadas han generado importantes resultados, evidenciando la aplicación de los principios necesarios para desarrollar políticas públicas de las alianzas público-privadas. Parte II ¿Son relevantes para América Latina los «primeros principios» inducidos de los casos exitosos?, conformada por tres capítulos, los cuales resaltan la realidad de cier-tos países de la región que han intentado ejecutar esta estrategia, evidenciando logros muchas veces inconclusos, por lo que se propone una nueva dirección, donde las espe-cificaciones territoriales sean un determinante en la formulación de dichas estrategias.

Dentro de los aspectos más importantes de la Parte I, el Capítulo I El rezago de América Latina se inicia haciendo una breve descripción de las características de su desempeño económico, los limitantes y condicionamientos del bajo crecimiento que

*. DEVLIN, Robert y MOGUILLANSKY Graciela (2010) Alianzas Público-Privadas para una nueva visión estratégica del desarrollo, Secretaría General Iberoamericana, CEPAL, Naciones Unidas, Santiago de Chile, págs. 303.

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enfrenta actualmente, producto de una serie de hechos históricos económicos, políticos y culturales propios de la región que han rezagado la economía, permitiendo de esta forma, identificar que muchas de las fortalezas y debilidades existentes son el resultado de políticas que pese a que han sido ideadas para solucionar problemas coyunturales, arrojaron efectos que han influenciado a lo largo de toda la historia.

Consecutivamente se plantea en el Capítulo II Estrategias de desarrollo a mediano y largo plazo basadas en políticas industriales proactivas como principio imprescindible, analizando primeramente las razones y la importancia de la elaboración de estrategias sostenibles en el tiempo que contribuyan al desarrollo, a través del manejo adecuado de políticas industriales, donde las exportaciones, la inversión en investigación, desarrollo del conocimiento y continuidad de las políticas en el tiempo, representen un aspecto trascendental, dentro de la ejecución de las estrategias de desarrollo, tal como sucedió en los diez países tomados como referencia.

En el capítulo III Segundo principio: la alianza público-privada es clave para la formulación e implementación de estrategias nacionales eficaces, analiza la importancia de la eficiencia en los actos que el Estado y las empresas privadas deben mantener para promover el alcance de los intereses de la economía en su totalidad, conservando en todo momento el respeto por los campos de acción del sector público y privado.

Posteriormente en el capítulo IV se centra en Los primeros principios que sustentan el liderazgo del sector público, analizando la necesidad de que el sector público tenga una adecuada organización en los planes y proyectos que estructuran las estrategias de alianzas públicos-privadas de desarrollo al mediano y largo plazo para liderar y llevar a cabo exitosamente los procesos de formulación y ejecución de políticas públicas.

A lo largo del capítulo V Primeros principios sobre la gestión de programas e incentivos se resalta la importancia de definir los objetivos de los programas públicos, riesgos, posibilidades, duración y los métodos de evaluación para asegurar su ejecución, y así orientar los pilares para la formación de una adecuada alianza público-privada, centrándose en la gestión de la capacidad innovadora y competitividad, inversión ex-tranjera y el fortalecimiento de la industria nacional mediante convenios del Estado con la empresa privada basados en beneficios fiscales, financieros, a cambio de opor-tunidades para mejorar el capital social de la región, brindadas por la empresa privada.

La segunda parte del libro centra su atención en América Latina, desarrollando en el capítulo VI las Estrategias a mediano y largo plazo sustentadas en alianzas público-privadas en el que se evalúan las propuestas, las estrategias y los programas aplicados a través del tiempo en la región latinoamericana; examinando desde una perspectiva crítica las alianzas público-privadas que sustentan las estrategias estable-cidas en la actualidad. Colombia, Chile, Brasil, Argentina y México, son algunos de los ejemplos que los autores citan como ejemplos de alianzas público-privadas que si bien han intentado proyectar lo establecido en las políticas públicas, se han encontrado con límites internos que han evitado su correcta ejecución.

En el capítulo VII Implementación de una visión estratégica, se evidencia que durante la planeación y ejecución de las estrategias de desarrollo es necesario un liderazgo político y técnico comprometido, un incondicional acompañamiento insti-tucional, buenos incentivos monetarios, coordinación de las políticas públicas y sus

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instrumentos de ejecución, ya que la carencia de éstos genera limites como ineficiencia e ineficacia, tal como sucede en muchos países latinoamericanos, donde estos aspectos solo se cumplen parcialmente, por lo que no se ha evidenciado un verdadero proceso de alianzas público-privadas.

En el capítulo VIII Los tres principales pilares resultantes de nuestros primeros principios se resaltan algunos problemas presentados en los países Latinoamericanos y el desaprovechamiento de las oportunidades internas para obtener procesos de cre-cimiento y desarrollo. Se ofrece una nueva orientación, fundamentada en un Estado que planee y ejecute estrategias de desarrollo proyectadas al mediano y largo plazo; en la importancia que tienen las alianzas publico-privadas para la organización equi-librada de dichas estrategias de desarrollo; y en la inclusión de la potencialización de los recursos internos en los planes y programas de desarrollo liderados por el Estado.

En su totalidad, el libro, pretende más que identificar todo un proceso de historia económica en América Latina, reconocer cuales han sido los puntos débiles en cada uno de los procesos económicos establecidos en los países de la región y fundamentándose en los 11 primeros principios (tal como los denominan los autores) identificar posibles nuevos caminos a seguir en el momento de planear, organizar y ejecutar programas y políticas que contribuyan a cambios económicos y sociales positivos.

Juliana Margarita Torres AraqueDiana Carolina Galvis Rodríguez

Universidad de Pamplona, Colombia

Cuadernos Geográficos, 48 (2011-1), 301-303

EL DESPLAZAmIENTO FORZOSO EN COLOmBIA:UN CAmINO SIN RETORNO HACIA LA POBREZA*

El desplazamiento es un fenómeno migratorio cuya génesis radica en multipli-cidad de causas inherentes a situaciones de violencia, ya sean políticas, económicas, sociales o culturales. Los alicientes al conflicto vienen dados dentro de un marco de permisividad estatal, políticas públicas mal direccionadas, necesidades básicas insatis-fechas, inicua distribución de la tierra, inestables procesos de reparación de víctimas y discriminación que imposibilitan el reconocimiento explícito del verdadero efecto que esto tiene sobre la población. La victimización de la población civil es la principal estrategia de los actores del conflicto interno: masacres, asesinatos selectivos, genoci-dios, el reclutamiento forzoso y las amenazas directas son solo unas de las prácticas más comunes de los grupos irregulares como táctica para atemorizar, apropiarse de recursos públicos, usurpar tierras fértiles e invadir terrenos con localización estratégica (fronteras o lugares con inasistencia institucional).

El desplazamiento forzoso en Colombia: un camino sin retorno hacia la pobreza es un libro que describe los conflictos internos recurrentes en Colombia, que afectan de manera directa la población civil a corto, mediano y largo plazo. Se analizan las causas del desplazamiento forzoso, siendo los ataques de grupos irregulares arma-dos, el principal causal de movilización. La autora hace una caracterización inicial del desplazado, la injerencia que el conflicto tiene en él y la identificación de las causas primarias del proceso migratorio; seguido a esto se profundiza en el impacto económico que sobre el núcleo familiar pueda tener dicho desplazamiento, en otras palabras, la incapacidad de los hogares para mantener su estructura económica, teniendo en cuenta que los lugares de recepción son básicamente urbanos, ciudades capitales y el sector económico en el cual se van a desempeñar no es el mismo, se ven obligados a aprender nuevas formas de vida, así como, nuevas formas de sub-sistencia. En este mismo orden de ideas, la autora hace mención al retorno como una posibilidad latente de solución, pero solo acompañado de políticas eficientes que garanticen la viabilidad en el reintegro a sus labores tradicionales, con condiciones básicas de seguridad.

El libro está estructurado en ocho capítulos y cada uno de estos integra una serie de datos inherentes a los procesos de migración forzosa y estudios econométricos que buscan analizar el panorama psicológico-sociológico-demográfico-económico de la población vulnerada. Los tres primeros capítulos hacen una revisión exhaustiva de las causas del desplazamiento forzoso, identificación de población vulnerable dando una mirada inicial al fenómeno, su expansión geográfica, y las causas pri-marias del mismo tales como confrontaciones entre grupos armados, narcotráfico, amenazas, la violencia indiscriminada, los homicidios, las órdenes de desalojo, las

*. Ibañez Londoño, A. M.ª (2009) El desplazamiento forzoso en Colombia: un camino sin retorno hacia la pobreza, Bogotá, D. C., Colombia. Editorial Kimpres Ltda. Primera edición, págs. 277.

302 ROCíO LEAL PáEZ y KELLY JHAZMíN HERREñO RUEDAS

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masacres. Con relación a lo anterior, la coautora Stefanie Engel hace un aporte significativo a la temática cuando aborda el fenómeno migratorio desde los años noventa, percibiendo un aumento deliberado de los ataques de los grupos armados contra la población civil.

Otro de los aspectos tratados es la percepción exterior acerca del manejo de los migrantes y se identifica a Colombia como uno de los países afectados significativa-mente por conflictos internos trayendo consigo desplazamiento y a posteriori pobreza absoluta, que si bien se puede soslayar mediante asistencia oportuna por parte del Estado, la habilidad de recuperación de los migrantes forzados se ve infringida cuando no hay garantías a su integridad ni seguridad social.

Una de las principales secuelas que se puede identificar es precisamente esa pérdida de bienestar económico de las familias desplazadas, temática que se aborda imprescindiblemente en los capítulos IV, V y VI: «El impacto del desplazamiento sobre el bienestar económico de sus víctimas» «¿Puede la población desplazada recuperar su capacidad productiva con el paso del tiempo?» «Impacto de los pro-gramas de generación de ingresos sobre las condiciones económicas de la población desplazada». Al salir la población de sus lugares de origen, dejan a un lado, no solo su arraigo cultural y sus tradiciones, también abandonan las tierras y el patrimonio físico, su único medio de manutención. Esta incapacidad de los hogares para en-frentar futuros choques se profundiza, al igual que los factores determinantes de la pobreza estructural, la imposibilidad de generar ingresos y la llegada a una nueva y desconocida ciudad.

Analizar el impacto de este abandono de viviendas y la repercusión que tiene en el aumento de la pobreza extrema y la indigencia es sin lugar a dudas el motor para emprender procesos productivos que impulsen el desarrollo de políticas adecuadas y la puesta en marcha de programas para la generación de ingresos, entendidos estos como microcréditos o programas de capacitación laboral que tiene como finalidad expandir la capacidad productiva de los hogares. La autora concluye estos capítulos cuestionando precisamente si esos programas se aplican a todos los hogares desplazados ya que se cuenta con cierta población tales como los mayores de edad o los discapacitados que no derivan beneficio alguno de participar en dichos programas.

El capítulo VII analiza una posible solución mediática y futura a los problemas de desplazamiento: El retorno. Dicho proceso de retorno de la población desplaza-da a su lugar de origen es, dentro de múltiples opciones, las más acertada una vez cesa la violencia. Aún así, para que esto se dé, es indispensable que se otorguen plenas garantías de bienestar y seguridad a la población, dilucidando que esto no es garantía de un rápido proceso de recuperación. Aquí confluye no solo el retorno como tal sino las condiciones psico-sociales de una población permeada por esa situación de violencia interna (inseguridad, trauma vivido por la victimización y la pérdida de activos).

La riqueza de este libro radica principalmente en una realidad, un trabajo de in-vestigación previo, cualitativo y cuantitativo, que busca interiorizar en las realidades de los desplazados: la mirada inicial del fenómeno, las causas, las consecuencias y las posibles soluciones. La caracterización de la problemática conlleva a un punto de

EL DESPLAZAMIENTO FORZOSO EN COLOMBIA: UN CAMINO SIN RETORNO HACIA LA POBREZA 303

Cuadernos Geográficos, 48 (2011-1), 301-303

partida que propicia la vinculación exitosa de esta población originalmente vulnerada dentro de ese proceso de reivindicación. Además, analizar cada una de las etapas del proceso de movilización, se transforma en herramientas de gran utilidad para la comunidad en el momento de informarse e investigar referente al fenómeno de des-plazamiento forzoso en Colombia.

Rocío Leal PáezKelly Jhazmín Herreño Ruedas.

Universidad de Pamplona, Colombia

Cuadernos Geográficos, 48 (2011-1), 305-307

NUEVA HISTORIA ECONÓmICA DE COLOmBIA*

La economía colombiana a través de su relativa corta vida ha estado acompa-ñada de todo un proceso histórico. Logrados los gritos de independencia se produce la aplicación de las filosofías liberales, que de cierta manera la catapultan hacia una situación de desconcierto y frustración, sumiéndola en el atraso frente a la región. El libro está elaborado con un carácter didáctico que combina los métodos de la historia cualitativa, el análisis de las Instituciones, la economía política y la historia comparada; está escrito de manera cronológica y temática.

En la primera parte, La economía precolombina, se hace una retrospectiva de la economía precolombina; un continente con civilizaciones importantes en todo su terri-torio, con un cierto desarrollo que se vio frustrado ante la aparición de unos extraños seres que cambiaron su destino para siempre. La aparición de los españoles en América se da dentro de una mezcla de profecía, chamanismo y maldición; encontraron una población indígena, que para 1492 se ha calculado entre cincuenta y sesenta millones, la cual hacia 1650 se había reducido a unos seis millones. Debe recordarse que para el momento del descubrimiento España y Portugal sumaban una población aproximada de solo diez millones. A su llegada, los españoles encontraron que los aborígenes se alimentaban de maíz, calabaza, frijoles y aguacate, recursos de caza y pesca, dieta suficientemente nutritiva para asegurar la reproducción de las poblaciones indígenas. En el siglo XV la economía de las comunidades prehispánicas en Colombia era una estructura sólida basada en la agricultura y la producción de mantas, explotación de minas de esmeralda y oro, carbón vegetal y mineral, sal y cobre. El trueque fue la principal forma de intercambio entre los muiscas y los pueblos vecinos. Los principales bienes intercambiados fueron las mantas, el oro y el algodón

En la segunda parte, La conquista y la estructura económica de la nueva granada, los autores plantean la estructura basada en una economía extractiva, monopolio del comercio exterior, altos impuestos y sometimiento de la mano de obra. La economía del período correspondiente a la conquista española estuvo influenciada por la catástrofe demográfica, que redujo de manera radical la población en los 150 años siguientes al descubrimiento, cuando quedó reducida al 10%. Sólo después de 1.650 comenzó la recuperación poblacional, a expensas principalmente del proceso de mestizaje. Fue tal la magnitud del genocidio, que sólo hasta 1918 se recuperaría el número de la pobla-ción encontrada por los españoles 400 años atrás. El poblamiento se fue orientando principalmente hacia las tierras situadas por encima de los mil metros sobre el nivel del mar, evitando los mosquitos y las enfermedades que ellos trasmitían. Mientras España decaía económica y militarmente en el siglo XVII, América y el Nuevo Rei-no de Granada prosperaban sobre la base de una agricultura criolla de haciendas en expansión y una minería del oro que se reanimaba por la oferta creciente de esclavos

*. Kalmanovitz, S. (edt.) (2010) Nueva historia económica en Colombia, Taurus Historia, Bogotá, págs. 360.

306 WALTER WILLIAM GUTIERREZ URqUIJO y MAUREEN DAYANNA CELY CáRDENAS

Cuadernos Geográficos, 48 (2011-1), 305-307

y de mineros independientes. Antes de las reformas borbónicas del siglo XVIII los impuestos constituían 3% del PIB, cifra que se triplicó hacia comienzos del siglo XIX, carga muy pesada sólo por debajo de la de Nueva España.

En una tercera fase y parte, La independencia y la economía en el siglo XIX, se describe como la independencia significó un largo retroceso económico, sin embargo libero en gran parte las imposiciones del absolutismo hispánico, las guerras frenaron el desarrollo económico. El siglo XIX fue esquivo para el desarrollo económico del país. El fuerte impacto que provocó la Independencia hizo empobrecer más a una colonia que no había sido particularmente rica, con efectos que se sintieron por lo menos hasta 1850. La Constitución de 1863 surge como un pacto de regiones, tal como se expresa en su texto: «Éstas (las regiones) se unen y confederan a perpetuidad, consultando su seguridad exterior y recíproco auxilio, y forman una Nación libre, soberana e indepen-diente, bajo el nombre de Estados Unidos de Colombia». La debilitación del gobierno central, por otra parte, se debió a que todo el poder quedó depositado en los Estados Soberanos, manejados muchas veces por antiguos caudillos militares de las Guerras de Independencia. Las políticas liberales de apertura, simplificación tributaria, federalismo fiscal y fomento de la banca privada, tuvieron efectos positivos sobre el crecimiento, que se reactivó a partir de 1850 y se extendió por 35 años.

Y finalmente en la cuarta parte, La evolución económica de 1886 a 1905 y las condiciones políticas del crecimiento moderno, se inicia con la reflexión acerca de cómo el largo auge económico propiciado por los liberales desde la segunda mitad del siglo XIX fue cortado hacia 1895 por la reacción conservadora, que contribuyó a una caída sustancial del crecimiento. A los cambios profundos en la Constitución y en las reglas que ordenaban la economía, elaboradas sin consenso con la oposición, les siguieron tres guerras civiles. La última de ellas fue la más larga y cruenta de las que había vivido el país hasta entonces y tuvo altos costos económicos. La crisis económica y el desmembramiento del país, que perdió Panamá, sin embargo, condujeron a una nueva alianza política que creó reglas de armonía entre las élites, las cuales fueron suficientes para encauzar un rápido crecimiento económico durante el siglo XX. El gobierno liberal introdujo la banca libre en Colombia, que estaba compuesta por or-ganizaciones que contaban con reservas en moneda metálica sobre cuya base emitían billetes de manera ordenada y responsable, porque estaba en juego su reputación y el futuro del negocio. Para 1885, el gobierno le otorgó al Banco Nacional el monopolio de la emisión de billetes. A pesar de sus compromisos de emisión moderada, que no se cumplieron, el Banco convirtió la emisión de billetes en una fuente importante de la financiación del déficit del Estado. La Guerra de los Mil Días había aniquilado 40% de la población masculina, 90.000 hombres, y había paralizado al país por casi cuatro años. En muchas regiones había destruido la riqueza agrícola e infraestructuras. Colombia iniciaba el siglo XX arruinado, con hiperinflación y con la cruenta guerra civil que dejó el país sin su más rica provincia, Panamá, la cual se separó en 1903.Las nuevas instituciones políticas y económicas encauzaron el crecimiento económico de Colombia durante el siglo XX. Las políticas monetarias y fiscales, durante la mayor parte del nuevo siglo, estuvieron marcadas por la prudencia, creando equilibrios macro económicas suficientes para sostener ese crecimiento.

NUEVA HISTORIA ECONÓMICA DE COLOMBIA 307

Cuadernos Geográficos, 48 (2011-1), 305-307

De esta manera el texto trata en sus diez y siete capítulos, distribuidos en cuatro partes, desde la economía precolombina, pasando por la conquista, la independencia y todo el proceso evolutivo del siglo XIX, hasta llegar al crecimiento económico del siglo XX, internándonos en la problemática de la crisis del 2008. Sin duda alguna la Nueva historia económica de Colombia reúne las condiciones de una obra bien elaborada que permite entender de manera rápida y fluida los acontecimientos de los posibles giros que pueda dar la economía del país.

Walter William Gutierrez UrquijoMaureen Dayanna Cely cárdenas

Universidad de Pamplona, Colombia

Cuadernos Geográficos, 48 (2011-1), 309-311

DESARROLLO Y TRANSFORmACIÓN.OPCIONES PARA AmÉRICA LATINA*

La crisis económica global que se desató en 2008 y que aún está presente es sin duda alguna una de las más profundas que ha podido evidenciar el mundo capitalista. Los resultados han sido devastadores y poco esperanzadores para el futuro inmediato de la economía mundial, trayendo consigo problemas de desempleo y el aumento de las condiciones de pobreza para los países menos fuertes en términos económicos, además de la crisis financiera. Así mismo, «se entrelazan con la crisis ecológica y con el fin de un paradigma energético y de un modo de consumo basado en el uso y abuso de los combustibles fósiles».

Como era de esperarse los resultados a la crisis están lejos de consolidarse y servir en la misma medida para todas las naciones que se vieron afectadas en sus economías, tal es el caso de los países más desarrollados y que conforman el grupo del G-20 que no «han logrado mo dificar sustancialmente el marco de incertidumbre en que se desenvuelve la eco nomía mundial» y más cuando se conoce que las estrategias económicas que estos países adoptan están orientadas a la defensa de políticas neoli-berales y de liberalización financiera; es decir, estas medidas le restan importancia a este gigante, la actual crisis.

Los aportes de cada uno de los autores que intervienen en esta obra tratan te-mas de gran relevancia en lo que respecta al proceso de crisis por el que atraviesa América Latina, por lo que el propósito fundamental es discutir las opciones para el desarrollo con que cuenta la región. Teniendo en cuenta lo mencionado anteriormente se ha podido observar la transformación social y política en gran parte de la región, ya que se ha visto en doce países el cambio de modelos políticos tradicionales por movimientos político-sociales, y partidos que se denominan progresistas, de izquierda o democráticos, que dejan las propuestas del Consenso de Washington.

Esta obra está dividida en veinticuatro capítulos. Los tres primeros capítulos ha-cen referencia a los temas fundamentales de la agenda para el desarrollo de América Latina, teniendo en cuenta como opción de desarrollo la implementación del desarrollo endógeno y su relación directa con la cultura, también el proceso que se ha evidenciado al pasar del uso de políticas con base en el Consenso de Washington a la construcción de un desarrollo por medio de alternativas para la democracia que ha sido realizado por gobiernos que «se reconocen como progresistas, populares de izquierda»; al tiempo que se hace una revisión crítica al socialismo del siglo XXI, su auge y aporte en el desarrollo de la región en los últimos años, teniendo en cuenta que estos cambios al modelo socialista implican aspectos filosóficos, políticos y sociales.

Los capítulos IV, V y VI tratan del proceso de transformación económica de América Latina y los obstáculos que se han dado en dicho proceso, y también las im-

*. VIDAL, Gregorio; GUILLÉN, Arturo y DÉNIZ, José (coord.) (2010) Desarrollo y Transformación. Opciones para América Latina. Madrid: Fondo de Cultura Económica de España, 492 págs.

310 MANUELA MONTAñÉZ y JENNY SUSANA ARDILA ELEJALDE

Cuadernos Geográficos, 48 (2011-1), 309-311

plicaciones que ha tenido la «tradición hegemónica del imperialismo norteamericano en el devenir latinoamericano». De igual manera, se menciona la importancia de la innovación social en la región de acuerdo a las condiciones propias de cada territorio y al aprovechamiento de sus ventajas comparativas que pueden generar procesos de desarrollo mediante el protagonismo dinámico de la comunidad.

Los temas a tratar en los capítulos VII, VIII y IX corresponden a analizar las polí-ticas y estrategias que se han implementado en América Latina con miras al desarrollo y los resultados que se han obtenido, haciendo un paralelo con el desempeño que ha tenido Asia del Este y su orientación radical diferente a las políticas neoliberales que la han consolidado como una de las regiones con más altos niveles de desarrollo. Otro aspecto de gran importancia es la relación que se debería presentar entre el Estado y el mercado, no sólo por considerar intereses capitalistas sino por la búsqueda de bienestar y equidad en la distribución del ingreso per cápita y además por el dinamismo que esta relación positiva puede traer tanto en crecimiento como en desarrollo para la Región.

En los tres siguientes capítulos, X, XI y XII, se abordan las estructuras econó-micas primadas de la región y los resultados favorables o en contra que se han dado desde la apertura económica, además de señalar el alto grado de dependencia que tiene América Latina gracias a las ideas progresistas del Consenso de Washington, las crisis del MERCOSUR y las propuestas de desarrollo que giran en torno de la integración de las economías para su consolidación.

En los capítulos XIII, XIV y XV se explora el panorama económico de América Latina en los últimos años al seguir políticas económicas ineficientes que han causado deterioro en las condiciones de vida de la población, y muestra las transformaciones que han dejado las migraciones como un fenómeno de alto impacto social en la región. No obstante, no todo es malo ya que también se plantean las estrategias que la región ha querido considerado oportunas para la reconstrucción de su desarrollo.

Los capítulos XVI, XVII y XVIII se examinan algunas experiencias nacionales en los países que están ensayando caminos distintos a la ortodoxia neoliberal como Ecuador, o la situación económica actual de Argentina y su notable recuperación en términos macroeconómicos e indicadores sociales. En esta triada de capítulos se analiza también el contexto de Uruguay, haciendo referencia a cómo históricamente se ha diferenciado del resto de los países latinoamericanos por su estabilidad polí-tica y social, aunque en la segunda mitad del siglo pasado abordó largos procesos de estancamiento económico y con ello inestabilidad en el ámbito social, político y cultural hasta la actualidad; igualmente se matiza «la continua referencia a la inte-gración de la región sobre bases nuevas, como un elemento necesario para avanzar en el desarrollo». Del mismo modo se sostiene que es básico fortalecer los sistemas regionales de comercio a partir de los espacios regionales diferenciados: MERCOSUR, el ALBA y el UNASUR.

Y finalmente, en los seis últimos capítulos, XIX a XXIV, se evalúa el compor-tamiento económico de México, características y problemas de su modelo de creci-miento basado en políticas de corte neoliberal mantenido a partir de las propuestas del Consenso de Washington, y fundamentado desde de la apertura comercial y finan-ciera. Algunos autores realizan esta evaluación y reconocen que la desregulación y

DESARROLLO Y TRANSFORMACIÓN. OPCIONES PARA AMÉRICA LATINA 311

Cuadernos Geográficos, 48 (2011-1), 309-311

liberalización financiera han provocado serias transformaciones que han dado lugar a diversos escenarios de crisis.

Los problemas sociales y económicos de América Latina podrían reducirse si cada país o la región en conjunto se contextualiza y primordialmente se aparta de las estrategias de crecimiento regidas por el Consenso de Washington, ya que a pesar de que varios países adoptaron las medidas recomendadas, sus economías no consiguieron emprender un desarrollo vigoroso y hasta llegaron a sufrir crisis profundas. Se requieren tácticas globales de competencias y asociación de crecimiento basadas en políticas de desarrollo que puedan sustentar y responder a los efectos de la actual crisis.

El reconocimiento que sin duda merece esta publicación incurre en el esfuerzo investigativo de los autores por demostrar los cambios que se están llevando a cabo en los países latinoamericanos a causa de las crisis evidenciadas en los últimos años y por supuesto por la crisis actual de la globalización; sin embargo, es imprescindible profundizar en los procesos de transformación económica y política, y avanzar en esque-mas de integración que consideren la relación sur-sur, y por tanto apostar con firmeza.

Manuela MontañézJenny Susana Ardila Elejalde

Universidad de Pamplona-Colombia

Cuadernos Geográficos, 48 (2011-1), 313-315

EL CLUB DE LA mISERIA: qUE FALLA EN LOS PAíSESmÁS POBRES*

Indagar acerca de las cuestiones del desarrollo no solo supone un análisis por sí solo complejo, sino que además centrar la atención en los países en vías de desarrollo y en mayor medida en aquellos catalogados como Desarrollos Fallidos, es una tarea altamente exigente que si bien se encuentra en la lista de los temas tratados por el G-8 y de organismos internacionales como el Banco Mundial y el FMI, aún dichas cuestiones se alejan de ser comprendidas en su totalidad y mucho menos solucionables.

El propósito del autor con este interesante libro es encontrar cuáles son los proble-mas fundamentales que aquejan a aquellos países pertenecientes al club de la miseria (los 58 países más pobres del mundo o los mil millones de personas más pobres del mundo) y que infortunadamente les ha dificultado mejorar la calidad de vida de sus habitantes; para ello, se sustenta sobre un gran número de artículos especializados publicados en revistas profesionales, además de una amplia base de datos utilizados para análisis estadísticos.

El libro se encuentra estructurado en cinco partes, escrito de tal manera que per-mite la fácil comprensión de las ideas del autor que de manera impactante desvela el trasfondo del desarrollo mundial en el contexto de una acelerada globalización cada vez más exigente y hostil.

La primera parte, Definición del problema, está constituida por un ítem: I) Rezagados y fracasados: el club de la miseria, donde se definen las problemáticas, dificultades y características de los países más pobres del mundo desde la perspectiva del crecimiento económico.

En la segunda parte, Las trampas, el autor propone y explica cuatro dificultades que afectan a los países pertenecientes al club de la miseria y que les limita el proceso de desarrollo y crecimiento al punto de estancar su economía: a) La trampa del conflicto, que explica desde el punto de vista estadístico, la situación de los países que sufren una guerra civil o un golpe de estado, analizando todas sus posibles causas: sociales, políticas, geográficas y económicas; b) La trampa de los recursos naturales, argumenta que los países con abundantes recursos naturales pueden terminar siendo más pobres, pues lo que pierden en términos de crecimiento, no se compensa con esos ingresos excepcionales que les proporcionan las rentas obtenidas por la explotación de dichos recursos; c) Sin salida al mar y con malos vecinos, expone como la combinación de recursos escasos, falta de salida al mar y vecinos sin oportunidad de crecimiento o sin la capacidad de aprovecharlas prácticamente condena a un país a una vía muerta; d) El mal gobierno en un país pequeño, en el cual se lleva a cabo un análisis estadístico para evaluar la calidad de gobernabilidad y de sus políticas en pro del ciudadano y para eso recurre al índice de evaluación política e institucional de los países.

*. COLLIER, Paul (2010) El club de la miseria: que falla en los países más pobres del mundo. Bogotá: Random House Mondadori S.A, 331 págs.

314 PAOLA ANDREA SáNCHEZ MENDOZA y EDER ALEXANDER BOTELLO SáNCHEZ

Cuadernos Geográficos, 48 (2011-1), 313-315

La tercera parte, Un paréntesis: ¿la globalización al rescate?, está constituida por un ítem, los que pierden el tren: la marginación del club de la miseria en la eco-nomía mundial, señala que la globalización impacta a los países en vía de desarrollo por medio de tres procesos: el comercio de mercancías, los flujos de capitales y la migración de personas, donde el comercio mundial es un arma de doble filo altamente riesgosa para estos países, que si bien con fuertes medidas y acuerdos comerciales correctamente especificados podrían salir de su situación, también podrían hundirlos más en la trampa de los recursos naturales bajo las fuertes presiones de nuevos actores en el mercado internacional.

La cuarta parte, Los Instrumentos, está constituida por cuatro ítems: a) ¿La Ayuda Al Rescate?, en el cual se señala que la ayuda económica aunque necesaria, no es sufi-ciente, siendo muy poco probable que ésta por si sola sirva para afrontar los problemas del club de la miseria, y se ha vuelto tan sumamente politizada que su diseño suele ser bastante disfuncional; por tal motivo el autor cuestiona la actual forma de suministrar las transferencias financieras, para hacerlas más efectivas y aumentar su margen de absorción; b) La Intervención Militar: constituye un factor de vital importancia para la recuperación de los desarrollos fallidos, ya que cumple con tres funciones indispen-sables: la restauración del orden; el mantenimiento de la paz durante las posguerras; y la prevención de golpes de Estado donde esta deberá ser barata, firme y sostenida; c) Leyes y Normativas: propone el cambio en la legislación occidental, y la modificación de normas internacionales, cuya promulgación ayudaría a encauzar los comportamientos en el club de la miseria y para eso es necesario un estatuto normativo o reglamento apropiado para sus sociedades con un nivel de desarrollo como el suyo; d) La política comercial como remedio contra la marginación: revela la actual incoherencia entre las políticas internacionales de ayuda y las comerciales, el autor defiende fehacientemente que el club de la miseria debe tener un mercado de «comercio conveniente» donde sus productos de exportación posean precios más elevados en forma de donativo; y no solo eso, estos deben romper sus barreras proteccionistas que no permiten la diversificación y la libre competencia en pro de la productividad para lograr acuerdos de integración regional. Por tanto, se debe reconsiderar el papel que desempeña el club de la mísera en la OMC, estableciendo dadivas unilaterales.

La quinta parte, La lucha de los mil millones más pobres, está constituida por un ítem: Un plan de acción, que especifica detalladamente como en cada una de las trampas, se puede maniobrar con los instrumentos ya planteados. En el caso de la «trampa del conflicto» presenta dos ámbitos de intervención: la posguerra y la labor preventiva; en la «trampa de los recursos naturales», es una equivocación ofrecerles ayudas financieras, siendo las leyes y normativas la principal herramienta de corrección; en la «trampa sin salida al mar y los malos vecinos», el autor reconoce que no existe un instrumento lo bastante poderoso como para socavar dicha trampa y que para poder lidiar con ésta es necesaria la ayuda financiera, donde sus vecinos deben reconocer y aprovechar las oportunidades; en la «trampa del mal gobierno» son protagonistas las normas y estatutos nacionales e internacionales dispuestos por el autor, que de manera fáctica trabarán las prácticas comunes de corrupción, amonestando los malos gobiernos que den función contraria a los instrumentos otorgados.

Enrique
Rectángulo
PAOLA ANDREA SÁNCHEZ GAMBOA

EL CLUB DE LA MISERIA: qUE FALLA EN LOS PAíSES MáS POBRES 315

Cuadernos Geográficos, 48 (2011-1), 313-315

Poco a poco el crecimiento y el desarrollo económico del modelo imperante ha disminuido la miseria de la mayor parte del mundo, ya sea de una manera modesta o de formas deslumbrantes en otros casos; esto solo ha reflejado una parte de la tarea fácil y ahora debe dirigir luces hacia los países más pobres del mundo que no han logrado encauzar sus economías, y cuyo telón de fondo ha sido el éxito del desarrollo global.

Este inusual e intrigante libro abre la imaginación (factor indispensable) para el correcto cambio de mentalidad que reduzca los objetivos y amplié los instrumentos en pro del bienestar mundial.

Paola Andrea Sánchez MendozaEder Alexander Botello Sánchez

Universidad de Pamplona-Colombia

GAMBOA

Cuadernos Geográficos, 48 (2011-1), 317-318

EL LIBRE mERCADO Y EL HUNDImIENTODE LA ECONOmíA mUNDIAL*

La teoría económica moderna con su fe en el libre mercado y la globalización, como eje central de un conjunto de políticas económicas «discrecionales» encargadas de atenuar las fluctuaciones cíclicas de la economía, concibe el mercado como un ente eficiente y autoregulador de las mismas. Evidentemente la realidad económica ha demostrado que los mercados son la base de cualquier economía próspera, pero que no funcionan bien por si solos, ya que las economías necesitan de un equilibrio entre el papel de los mercados y el papel del gobierno con importantes contribuciones por parte de las instituciones privadas y no gubernamentales.

Una prueba fehaciente de lo anteriormente mencionado es la Gran Recesión del 2008, la cual deja al descubierto defectos fundamentales del sistema capitalista. quien más que un economista tan experimentado como Stiglitz para esclarecer «cómo entró el mundo en caída libre» y «qué políticas y/o acontecimientos desencadenaron el gran desplome del 2008». Con una intención distinta, bajo una crítica a la economía moderna, el autor argumenta que las políticas cruciales como la desregulación fueron una consecuencia de fuerzas políticas, económicas, e ideológicas que iban más allá de cualquier individuo en particular.

Para demostrar su premisa, el autor ha estructurado su trabajo en diez capítulos que permiten al lector la fácil apropiación de las ideas que este intenta explicar a lo largo del texto. En el Capítulo I. La gestación de una crisis, analiza las causas de la recesión económica del 2008 iniciada en Estados Unidos como consecuencia de una burbuja inmobiliaria en una economía desregulada no gestora del riesgo, basada en el apogeo de la titulización y la interconexión de la economía estadunidense con el resto del mundo.

En el Capítulo II. La Caída Libre y Sus Repercusiones, se explica cómo los pro-blemas del sistema financiero repercuten de manera rápida en diversos sectores de la economía, especialmente la forma en que las dificultades del crédito trajeron como consecuencia contracciones del gasto de los consumidores, destrucción de empleo y disminución del valor de los activos.

El Capítulo III. Una Respuesta Fallida, describe como el gobierno se ocupó de estimular la economía; estímulo que, desde la perspectiva de Stiglitz, no fueron los más acertados ya que no contaban con principios básicos encargados de mejorar el uso eficaz de los recursos, la confianza y seguridad institucional.

En el Capítulo IV. El Fraude De Las Hipotecas, el autor muestra como el gobierno no consiguió salvar a los propietarios de las viviendas del excesivo endeudamiento, y de los extravagantes instrumentos empleados por los bancos para «sacarles todo el dinero posible», maquillando sus altos niveles de riesgo con elevados niveles de rentabilidad.

*. STIGLITZ, Joseph (2010) Caída Libre: El libre mercado y el hundimiento de la economía mundial. Bogotá: Taurus S.A, 424 págs.

318 DENNYS JAZMíN MANZANO LÓPEZ y EDWIN JOSÉ HERNáNDEZ PRADA

Cuadernos Geográficos, 48 (2011-1), 317-318

El Capitulo V. El Gran Atraco Estadunidense, pormenoriza como dos administra-ciones hicieron frente a la crisis financiera, lo que debieron haber hecho y las posibles consecuencias, destacando las cinco fallas del sistema financiero: a) disparidad entre las rentabilidades sociales y privadas; b) las instituciones financieras se hicieron demasiado grandes para quebrar y muy caras para salvar; c) el paso de la banca a la titulización; d) los bancos comerciales adoptaron la pauta de alto riesgo-alta rentabilidad; y e) los banqueros olvidaron que debían ser ciudadanos responsables.

En el Capítulo VI. La Avaricia Rompe El Saco, se critica el postulado de que los avances científicos permiten conocer mejor el riesgo, y que estos dan como resultado nuevos productos financieros cada vez más arriesgados, olvidando que se debía diseñar una estructura regulada encargada de evitar la influencia excesiva de los mercados financieros.

El Capítulo VII. Un Nuevo Orden Capitalista, plantea una de las posibles respuestas al interrogante de porque la crisis del 2008 ha desviado al gobierno de su tarea central de solucionar los problemas estructurales que afronta la economía. Una vez más el autor ratifica la importancia del papel del gobierno dentro de la reestructuración del sistema económico.

En el Capítulo VIII. De La Recuperación Mundial A La Prosperidad Mundial, se enfatiza en como la crisis puede abrir nuevas oportunidades para gestionar una pros-peridad mundial basada en la integración global necesaria para actuar juntos y trabajar en colaboración; asimismo, Stiglitz recalca la importancia de crear un nuevo sistema mundial de reservas y de nuevos planes para gobernar el sistema económico mundial.

El Capitulo IX. Reformar Las Ciencias Económicas, establece un cambio no solo de la economía sino de las ciencias económicas en general, independientemente de que se haya cambiado o no el orden económico mundial «la ciencia económica ha pasado de ser una disciplina científica a ser el principal hincha del capitalismo de libre mercado».

En el Capitulo X. Hacia una nueva sociedad, se expone el hecho de que se deben aprovechar las crisis para reflexionar y pensar en qué tipo de sociedad queremos vi-vir, en la que deben eliminarse no solo los errores del modelo económico dominante, sino las fisuras morales que agobian a la sociedad, entre las que destacan los créditos abusivos, las pirámides, los trucos con las tarjetas de crédito, entre otras.

Finalmente, es de vital importancia reconocer el conjunto de fundamentos teóri-cos y prácticos empleados por el autor para cumplir a cabalidad su objeto de estudio, imprimiéndole al libro un sello bastante particular por medio del reconocimiento o importancia del concepto de equidad y bienestar social a la hora de predecir y evaluar las crisis.

Dennys Jazmín Manzano LópezEdwin José Hernández Prada

Universidad de Pamplona-Colombia

úLTImOS NúmEROS

• N.º 43 (2008-2). Monográfico sobre La convención europea del paisaje.

• N.º 44 (2009-1). Ordinario. • N.º 45 (2009-2). Monográfico sobre Vulnerabilidad Sociodemo-

gráfica y Ambiental. Viejos y nuevos riesgos. • N.º 46 (2010-1). Ordinario. • N.º 47 (2010-2). Monográfico sobre Ordenación del Territorio.

Mayo 2011. • N.º 48 (2011-1). Ordinario. Julio 2011. • N.º 49 (2011-2). Ordinario. Enero 2012. • N.º 50 (2012-1). Monográfico sobre Andalucía. Julio 2012.

NORmAS PARA LA PUBLICACIÓN EN CUADERNOS GEOGRÁFICOS

1. Los artículos serán originales, referidos a una investigación propia en las áreas de conocimiento geo-gráfico. Se remitirán, escritos en español, inglés o francés, a la secretaría de la revista Cuadernos Geográficos, Departamentos de Geografía de la Universidad de Granada, Campus Universitario de la Cartuja, 18071 Granada. E-mail: [email protected] Se remitirán dos copias del texto, una en papel y otra en formato Word a la dirección de correo electrónico antes indicada. Junto al texto, se remitirá también una página que contenga el TíTULO DEL TRABAJO en ESPAñOL y en INGLÉS, nombre del autor/es, y un currículum vitae del autor/es de entre cinco y diez líneas. Asimismo, la dirección oficial o particular del autor principal, teléfono, DNI y e-mail. 2. El FORMATO de la página será: – Margen superior e inferior: 2,5 cms. – Margen izquierdo y derecho: 3 cms. – Tipo de letra: Time New Roman – Tamaño de la fuente: 12 – Número máximo de páginas A4, incluidos cuadros, tablas, mapas gráficos y bibliografía: 25 En la primera página del texto, además del título del trabajo en español e inglés, nombre del autor/ es e institución en que presta/n sus servicios y e-mail, se consignará un RESUMEN del estudio realizado, con una extensión máxima de 12 líneas, en ESPAñOL, INGLÉS Y FRANCÉS. Tras cada Resumen se consignarán las PALABRAS CLAVE en los tres idiomas citados. 3. Especificaciones para la COMPOSICIÓN DEL TEXTO: a) El texto se deberá componer seguido, con sólo un retorno tras el punto y aparte y un único t a b u l a d o r p a r a s a n g r a r e l i n i c i o d e l p á r r a f o s i g u i e n t e . b) Las siglas se escribirán sin puntos intermedios. c) Cuando el autor quiera destacar alguna palabra y/o frase del texto, empleará letra cursiva. En

cambio, cuando reproduzca palabras o frases destacadas por otro autor, las compondrá entre-comilladas y en letra normal.

d) Los títulos de los diferentes apartados o capítulos y los subtítulos se compondrán en letra mayúscula: Los primeros (apartados) irán además en negrita. Asimismo, se los ordenará co-rrelativamente utilizando numeración arábiga.

4. Las REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS INTERCALADAS en el texto se compondrán citando entre paréntesis los apellidos en mayúscula y la inicial del nombre del autor o primer autor (en caso de varios tras la inicial del primero se pondrá «y otros») A lo anterior seguirá el año de edición y las página/s. La BIBLIOGRAFíA irá al final del trabajo, NUMERADA COMO UN APARTADO MAS DEL MISMO, ordenada alfabéticamente por autores y de acuerdo al siguiente orden y aspecto: apellidos del autor/es en mayúsculas e inicial del nombre (en mayúscula sólo la primera letra de cada nombre propio); año de publicación (entre paréntesis y distinguiendo a, b, c…, en caso de que el autor tenga más de una obra citada en el mismo año); título del libro (en letra cursiva); del artículo (en letra normal y entrecomillado); título de la revista (en letra cursiva), número, editorial y páginas de ésta. 5. Las NOTAS se numerarán correlativamente mediante llamadas en el texto (en caso de coincidir con signo ortográfico, la llamada aparecerá antes que éste). 6. Las TABLAS, MAPAS Y / O GRáFICOS se ajustarán a la caja de la Revista; se numerarán correla-tivamente (numeración arábiga) y de forma independiente; llevarán un breve título (centrado, en mayúscula). Al pie se indicará/n Ia/s fuente/s. Las cabeceras de los cuadros se compondrán en letra cursiva, el resto en normal. Los mapas y/o gráficos se presentarán totalmente aptos para su reproducción y en soporte informá-tico, indicando el programa utilizado. Si es necesario irán en disco aparte del texto pero indicando en éste el lugar en que deben incluirse. Llevarán un breve título e indicarán la fuente utilizada para su elaboración y la escala numérica y/o gráfica. Estarán adaptados a la caja de la revista. 7. Los trabajos se remitirán a la Secretaría de Redacción de la Revista. Se acusará recibo de los originales en el plazo de quince días. El Consejo de Redacción, tras recibir los preceptivos informes externos y anónimos, resolverá sobre su publicación en un plazo máximo de seis meses contados desde la recepción en secretaría. 8. Todos los originales recibidos serán sometidos a evaluación externa, confidencial de especialistas en la materia, mediante el método de pares ciegos elegidos al azar. 9. Los autores tendrán derecho al envío de un ejemplar del volumen en que aparecieron sus trabajos. 10. A efectos de publicación, no será tenida en cuenta la correspondencia convencional o electrónica no dirigida a la secretaría de la revista. 11. El Consejo de Redacción de la Revista rechazará todo trabajo que no se atenga estas Normas.

RULES FOR AUTHORS IN CUADERNOS GEOGRÁFICOS

1. The articles must be of original work, referring to one’s own investigation of geographic content area/knowledge. Please submit work written indiscriminatelly in Spanish, English or French, to the secretariat of the journal Cuadernos Geográficos, Departament of Geography, University of Granada, La Cartuja Campus, 18071, Granada. Spain. e-mail: c [email protected] Send two copies of the text, one on paper and another on Word format to the email adress indi-cated above. Along with your text, send a page containing the TITLE IN SPANISH AND IN ENGLISH, name of the author / s and a curriculum vitae between five and ten lines. The C.V. must contain an official or personal address, telephone, e-mail and document number identity. 2. The FORMAT OF PAGE is as follows: – Upper and lower margins: 2.5 cms. – Left and right margins: 3 cms – Font: Time New Roman – Font size: 12 – Maximum number of A4 pages, including tables, charts, maps, graphs and literature: 25 In the first page of text, in addition to the title of the article in English and Spanish, include: name of the author/s, institution providing support and e-mail, an ABSTRACT IN SPANISH, ENGLISH AND FRENCH with a maximum of 12 lines each one. After each abstract, enter KEYWORDS in the respective languages. 3. Specifications for the COMPOSITION OF THE TEXT: a) The text must be single-spaced with a single tab at the start of each next paragraph and a double space after section titles. b) Acronyms will be written without periods. c) When the author wants to highlight any word or phrase of text, use italic lettering. When quoting directly the words or phrases from another author, use quotes but normal lettering. d) The titles of the various sections or chapters and subheadings must be capitalized. The first (sections) also in bold. These must be ordered sequentially with Arabic numerals. 4. The REFERENCES INTERSPERSED IN TEXT must consist of brackets surrounding the surname and the initial of the author’s name (in the case of multiple authors, add after the first, «and others»). This will be followed by years of editing and page / s. The BIBLIOGRAPHY should go at the end of the paper, NUMBERED AS A REFERENCE SECTION, sorted alphabetically by authors in accordance with their order and to look as follows: surname of the author / s and capitalized initial of the name / s own / s; year of publication (distinguishing between parenthesis and a, b, c. …, in case there is more than one work; title of the book (in italics) or article (in normal lettering between quotes); title of magazine in italics, number, and editorial pages. 5. FOOTNOTES must be numbered sequentially as they appear in the text. If the signs call coincided with signs spelling go ahead of the latter. 6. The TABLES, MAPS AND / OR GRAPHICS must be adjusted to fit the formatting of the Jo-urnal, be numbered sequentially (Arabic numerals) and independently; and have a short title (focused, in uppercase). At the bottom of the page indicate corresponding source/s. The heading of the tables must be written in italics and the rest of the description in normal letters. The maps and / or graphics should be suitable for reproduction and computer-based information, indicating the program used. If it is necessary to store material outside the text file, indicate the place where you would like the materials to be included. Make sure they each have a short title and indicate the sources used for processing and the numerical scale and / or graphics. They will be tailored to the format of magazine 7. All papers must be forwarded to the secretariat of the Journal to be received within fifteen days. The Editorial Board, after receiving external and anonymous reports, will then decide definitively on its publication in a maximum period of six months from its receipt by the secretariat. 8. All papers received will be subject to confidential evaluation by external specialists in the field according to a blind pair method chosen at random. 9. The authors are entitled to a copy of the volume in which their work appears. 10. For the purpose of publication, all correspondence, conventional or electronic, that has not been sent to the secretariat of the magazine will not be taken into consideration. 11. The Editorial Board will reject any work that does not comply with these standards.

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forzoso en Colombia: un camino sin retorno hacia la pobreza (RLPyKJHR); Nueva historia económica de Colombia (WWGUyMDCC); Desarrollo y transformación. Opciones para América Latina (MMyJSAE); El club de la miseria: que falla en los países más pobres (PASMyEABS); El libre mercado y el hundimiento de la economía mundial (DJMLyEJHP) ..........