DAÑO Y DOLOR SIN NOMBRE Luiz Carlos Formiga

¿Quién pierde a la madre es huérfano, quien pierde al marido es viuda, más quien pierde a un hijo?

En el avión, aquel señor pareciéndome más un artista con sus cabellos blancos, me preguntó sobre mi actividad profesional. Le informe que era profesor en la facultad de medicina y acudía a una invitación realizada por el Ministerio de la Salud. Me dijo, entonces, que él era Juez de Derecho, más que mi responsabilidades era mayor. Me explico- que el juez puede errar y perjudicar a una persona, más el profesor, si fuera negligente, podrá causar daño en muchas mentes.

Me calo hondo el comentario y hoy de el me acuerdo, ante la niña y de la administración venosa de vaselina liquida, en lugar de la solución salina isotónica. ¿Quién fuera su profesor?

Todo ser humano debe beneficiarse de los padrones éticos de mayor nivel en las ciencias biomédicas. Que prueba tan difícil para

la madre ver a la hija agonizando y pidiendo para que no la dejase morir.

Para el Consejo de Enfermería la semejanza entre os frascos de vaselina líquida, que fue colocada en el lugar del suero no justifica error. “No es posible confundir cuando eso está siendo hecho por un profesional debidamente capacitado, cualificado y preparado para aquel procedimiento”, dijo el miembro del Consejo.

He conversado, por e-mail, con una persona que perdió al hijo. Una carta está en el Jornal de los Espíritus (1) La madre lamenta que Chico Xavier no este ya más junto a nosotros psicografiando para aliviar los dolores extenuantes, difíciles hasta de nombrar.

¿Será que podemos pensar en la fatalidad venosa utilizando três palabras: imprudencia, negligencia e impericia?

Vamos al diccionario:

“Imprudencia, en términos jurídicos es la inobservancia de las precauciones necesarias. Es una de las causas de imputación de culpa previstas en la ley.

Negligencia es falta de atención, inobservancia y descuido al actuar.

Ya la impericia es falta de habilidad o experiencia reputada necesaria para la realización de ciertas actividades y cuya ausencia, por parte del agente, lo hace responsable por los daños o ilícitos penales avenientes.”

¿En el avión, que habría dicho que el juez?

El comentario de aquel profesional me hizo transitar entre la responsabilidad social del científico y la del docente en la universidad. Intentando anticiparme (2) escribí un artículo dirigido a ellos “de la salud”. “El proveedor de servicios responde, independiente de la existencia de culpa, por la reparación de los daños causados a los consumidores por los defectos relativos a la prestación de servicios.”

El hospital, al ofrecer servicios de salud médico-hospitalarias, está sujeto a las normas del Código de Protección y Defensa del Consumidor (Ley 8078/90). La relación jurídica establecida con sus pacientes es contractual, legítima relación de consumo, con las

consecuencias legales provenientes. Las actividades complementarias, al atendimiento del paciente, también quedan protegidas por el manto de este contrato. Entre ellas está el servicio de enfermería. Vamos a recordar que la obligación incluida en este contrato del hospital es de medios y no de resultados. No en tanto, la asistencia médica debe ser la más adecuada posible, debiendo disponer de personal competente, en los procedimientos ofrecidos a sus pacientes en los atendimientos, una vez que en el contrato está implícita la cláusula de incolumidad, que tiene característica de una obligación de resultados.

En este artículo (2), las palabras-clave fueron error biomédico, Microbiología Médica, Bioética y Bioderecho. Podría ahora acrecentar la prudencia, la diligencia y la experiencia, siempre estimuladas en la educación continuada. Mejores serán los resultados, del equipe de salud, si estuviéramos ante profesionales presentando maestría, calidad de experiencia y profundo respeto por la persona.

La persona es el individuo en su dimensión ética, el valor fuente de todos los valores. “La educación del alma es el alma de la educación”, psicografo el médium Chico Xavier. En los fundamentos del Estado Democrático de Derecho (CRFB/88, Articulo 1º) vamos a encontrar la “dignidad de la persona humana”. Al titular de ese derecho y razón de ser de la propia existencia, se acrecienta el derecho a la vida, sin el cual la persona humana seria inconcebible. El “Rey” canto: “La vida es amiga del arte”. “Yo vi muchos cabellos blancos en la cara del artista.”

Bendecidas las cartas del artista de la mediúmnidad, de aquel que festejamos su centenario. Con ellas, aquellas madres, potencialmente suicidas, pudieron percibir que la muerte del cuerpo no mata la vida. ¿Su hijo es inmortal! Madre, acepta la prueba, más no precisa pasar con diez. ¡Estamos juntos!

Traducido por: M.C.R