UNIVERSIDAD AUSTRAL DE CHILE

FACULTAD DE CIENCIAS VETERINARIAS

INSTITUTO DE FARMACOLOGÍA Y MORFOFISIOLOGÍA

DESCRIPCIÓN ANATÓMICA DE ESTRUCTURAS SUPERFICIALES EN LAS REGIONES CEFÁLICA, CERVICAL Y PECTORAL CRANEAL EN EL CABALLO

CHILENO.

Memoria de título presentada como parte de los requisitos para optar al TÍTULO DE MÉDICO VETERINARIO.

JOSÉ MANUEL MALDONADO DELGADO

VALDIVIA – CHILE

2009

PROFESOR PATROCINANTE _______________________________________ Dr. Marcelo Gómez J. Firma PROFESOR COPATROCINANTE _______________________________________ Nombre Firma PROFESOR COLABORADOR _______________________________________ Nombre Firma PROFESORES CALIFICADORES _______________________________________ Dr. Edmundo Butendieck B. Firma

_______________________________________ Dr. Arturo Escobar V. Firma

Fecha de aprobación: 30 de Julio de 2009.

ÍNDICE

Capítulo Página 1. RESUMEN……………………………………………………….………… 1 2. SUMMARY………………………………………………………..………. 2 3. INTRODUCCIÓN…………………………………………………………..3 4. MATERIAL Y MÉTODOS………………………………………………...9 5. RESULTADOS…………………………………………………………….13 6. DISCUSIÓN………………………………………………………………..35 7. REFERENCIAS……………………………………………………….…...41 8. AGRADECIMIENTOS.…………………………………………………...46

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1. RESUMEN

El Caballo Chileno posee una conformación de tipo eumétrico mesomorfo, cuyas características le entregan una alta rusticidad, capacidad de silla y trabajo de campo. Este trabajo tiene por finalidad describir la anatomía de superficie en el Caballo Chileno para las regiones cefálica, cervical y pectoral craneal.

Se realizó una descripción de las estructuras anatómicas visibles superficialmente en las regiones cefálica, cervical y pectoral craneal de Caballos Chilenos vivos mediante la obtención de fotografías digitales. Para ello, se utilizaron 12 ejemplares equinos, de los cuales 4 fueron machos enteros, 4 machos castrados y 4 hembras, todos adultos y de raza Chilena. Los ejemplares fueron fotografiados con luz natural en las épocas de primavera 2008 y verano 2009, con la finalidad de elegir ejemplares que posean un pelaje corto. Para la cabeza se obtuvieron 3 vistas (lateral, ventral y frontal), 3 vistas para el cuello (2 laterales, con y sin extensión de cuello, y 1 ventral) y 1 vista craneal para la región pectoral craneal. Las imágenes obtenidas de las regiones cefálica, cervical y pectoral craneal, fueron corroboradas con disecciones de piezas anatómicas de cabeza y cuello de ejemplares equinos adultos, pertenecientes a la unidad de Anatomía Veterinaria de la Universidad Austral de Chile.

Se pudo observar externamente a nivel de la región cefálica, prominencias óseas como el

proceso zigomático del hueso frontal, arco zigomático, cresta facial, además del cuerpo mandibular, proceso condilar de la mandíbula y ángulo mandibular. Se identificaron los músculos elevador del labio superior, elevador nasolabial, canino, bucinador, depresor del labio inferior, maseter y temporal. De los vasos sanguíneos se apreciaron las venas linguofacial, facial, transversa facial, nasal dorsal y angular del ojo. Finalmente se observaron los nódulos linfáticos mandibulares, la glándula parótida y el nervio facial. A nivel de la región cervical, se identificaron el ala del atlas, los músculos trapezio cervical, esplenio cervical, braquiocefálico, esternocefálico, omohioideo, esternohioideo y esternotiroideo, y las venas linguofacial y yugular externa. En la región pectoral craneal, se observaron los músculos pectoral superficial descendente y transverso, asociados al origen de los músculos del cuello.

Al finalizar el trabajo se pudo concluir que, en los ejemplares vivos de Caballos Chilenos fotografiados fue posible evidenciar estructuras anatómicas superficiales incluyendo músculos, vasos sanguíneos, nervios y prominencias óseas de las regiones cefálica, cervical y pectoral craneal. Palabras claves: anatomía, caballo Chileno, superficie, cefálica.

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2. SUMMARY

ANATOMICAL DESCRIPTION OF SURFACE ANATOMY OF THE CEPHALIC, CERVICAL AND PECTORAL CRANIAL REGIONS IN THE CHILEAN HORSE.

The Chilean horse has a mesomorfic eumetric conformation, characteristics that give high rusticity (wildness), acceptable horse riding capacities and work on field. This work has the objective to describe the surface anatomy of the cephalic, cervical and cranial pectoral region of the Chilean horse.

A detail description of the superficial anatomical structures in the cephalic, cervical and pectoral regions of adult Chilean horse were performed using digital photography. For this, 12 adult horses were used from, which 4 were stallion, 4 gelded males and 4 females. The horses were photographed with natural light during spring 2008 and summer 2009, in order to choose animals with short haircoat. For the cephalic region, 3 views were obtained (lateral, ventral and frontal). For the cervical region 3 views were used (2 lateral and 1 ventral). One view cranial were obtained for the cranial pectoral region. Photographs from the different regions, were corroborated with dissections of anatomical pieces of same regions.

At the level of the cephalic region, bony prominences as the zygomatic processes of

the frontal bone, zygomatic arch, facial crest, condilar processes, body and angle of the mandible. Muscles identified included the m. levator labii superioris, m. levator nasolabialis, m. caninus, m. buccinator, m. depressor labbi inferioris, m. masseter and m. temporalis. Vascular structures incluided the V. linguofacialis, V. facialis, V. transversa faciei, V. dorsalis nasi and V. angularis oculi. Also, the mandibular lymph nodes, parotid gland and facial nerve were identified. At the level of the cervical region, were identified the wing of the atlas, m. trapezius cervicis, m. esplenius cervicis, m. brachiocephalicus, m. sternocephalicus, m. omohyoideus, m. sternohyoideus and m. sternothyroideus. The V. linguofacialis and V. jugularis externa were also visualized. At the pectoral cranial region, the m. pectoralis descendens and m. pectoralis transversus were observed clearly associated to the origin of the neck.

It can be concluded that in live Chilean horses, is possible to demonstrate surfaces

anatomical structures of the cephalic, cervical and pectoral cranial regions including muscles, blood vassels, nerves and bony prominences. Key words: anatomy, Chilean horse, surface, cephalic region.

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3. INTRODUCCIÓN

3.1 HISTORIA Y ORIGEN 3.1.1 El Caballo en América

El ingreso del Caballo a América data de 1493 en el segundo viaje que realizó Colón a las Indias, donde arribó con los primeros ejemplares equinos a lo que hoy es Santo Domingo (Solanet 1946, Araya 1982, Araya 1989). Posteriormente se incrementó su crianza con las importaciones, y se extendieron a las otras Antillas y al resto del continente. El primer lugar de América Continental que recibió al Caballo fue Colombia en 1509, luego Nicaragua en 1520 y Guatemala en 1523. En 1529, Don Hernán Cortez introduce los caballos a México y en 1597, lo hace Don Juan de Oñate a los Estados Unidos (Ubilla 1996).

Los actuales Caballos de los países latinoamericanos, descienden del español y fueron introducidos por los conquistadores españoles en el siglo XVI (Cabrera 1945). Durante ese periodo existían en España tres tipos de caballos: el Caballo español Castellano, con marcada influencia del caballo del norte de Europa, especialmente germánicos, caracterizado por ser un animal muy resistente y ágil; el Caballo Andaluz, con una fuerte influencia de caballos del norte de África, caracterizado por tener un excelente temperamento; y finalmente los Jacas o Rocines, formados por caballos aborígenes de las zonas de Galicia, Navarra y Andalucía. Todas estas razas equinas autóctonas fueron producto de cruzas entre Caballos Célticos, africanos y europeos (Araya 1980, Araya 1982). El Caballo Chileno probablemente proviene de los Jacas, puesto que ellos fueron el grupo y la genética más abundante en España antes de la conquista de América y eran buscados especialmente por sus condiciones de resistencia a terrenos de superficie irregular y a los trabajos más duros del campo (Araya 1980, Cabrera 1945, Ubilla 1996). 3.1.2 El Caballo en Chile

El origen documentado del Caballo Chileno se localiza en el Virreinato de Nueva Castilla (Perú), con 112 caballos que ingresaron a Chile junto a la expedición de Diego de Almagro en 1535 (Prado 1914, Araya 1989). Debido a las condiciones climáticas adversas frente a la cual debieron cruzar Los Andes, muere una cierta proporción y alrededor de 70 a 75 ejemplares que utilizó Pedro de Valdivia para la conquista en 1540, fueron los que efectivamente sirvieron de base para crianza durante la colonia (Prado 1914, Solanet 1946, Araya 1989). La mayoría de estos caballos provenían de los valles de Charcas, hoy en día Bolivia y Perú, a donde los trajo Francisco Pizarro de las crianzas establecidas en Panamá (Solanet 1946, Araya 1989).

En el siglo XIX, tras el mestizaje de los ejemplares existentes en aquél entonces, con la

llegada de nuevas razas europeas especializadas entre los años 1843 y 1845, y su reemplazo por la introducción de máquinas trilladoras, división de las grandes estancias y la construcción del ferrocarril, hicieron que entre los años 1880 y 1890, el caballo de le época colonial

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prácticamente desapareciera hasta quedar reducidos a unos 300-400 ejemplares durante la segunda mitad del siglo XIX (Encina 1934).

En 1893, con la finalidad de establecer el origen de los animales, se publicó el primer reglamento destinado a abrir los registros genealógicos para reproductores equinos, y en 1910 la Sociedad Nacional de Agricultura crea la sección de registros de Caballos Chilenos, incentivando el establecimiento de nuevas crianzas (Araya 1989). En 1921 se publicó oficialmente el estándar para el caballo de raza chilena por la Asociación Nacional de Criadores de Caballos Chilenos. Posteriormente, en 1977 esta misma entidad perfecciona el documento original, incluyendo términos más específicos sobre las características del perfil del cráneo. Se agregaron nuevos conceptos como son el sello racial y el carácter acampado, además de establecerse la alzada promedio ideal para la raza (Porte y Araya 1980).

Actualmente los Caballos Chilenos se encuentran distribuidos en los 7.000 criaderos existentes en todo el país. Estos criaderos se encuentran ubicados mayoritariamente en las regiones centro-sur de nuestro país, en donde la crianza de los ejemplares existentes se justifica en el aspecto deportivo, en las labores de campo, como animal de silla y en el aspecto económico, a través de la exportación de reproductores (Turu 2000).

3.2 CONFORMACIÓN Y MORFOLOGÍA EXTERNA 3.2.1 Generalidades

El Caballo actual es un solípedo ungulado, perteneciente al Orden Perissodáctyla, a la familia Equidae y al género Equus. Su nombre científico es Equus caballus (Ensminger 1973) 3.2.2 Conformación

La conformación corresponde a la proporción que existe entre las distintas partes anatómicas y de la relación general que debe existir entre ellas. Morfológicamente se relaciona con la disposición anatómica de la columna vertebral, de los miembros, de la cabeza, largo del cuello y espalda, con respecto al eje corporal (Cabrera 1945, Maierl y col 2005).

El Caballo Chileno corresponde al de un tipo eumétrico mesomorfo (medidas y formas medianas) musculado, modelado en fuerza, pero ágil y rápido en sus movimientos (Porte y Araya 1980). Su conformación zootécnica le entrega características de un animal resistente para los trabajos del campo, así como también un sello racial de conjunto, que completen el estándar zootécnico, dirigidas a formar un ejemplar de buenas aptitudes de silla y condiciones vaqueras (Porte y Araya 1980).

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Figura 1. Ejemplar típico de un Caballo Chileno (Herrera 2003). 3.2.3 Morfología externa 3.2.3.1 Capa: El color para el Caballo Chileno puede ser variado (bayo, castaño, alazán, mulato, entre otros) aunque de preferencia tapados, eliminándose los albinos totales o parciales (Porte y Araya 1980, Herrera 2003). 3.2.3.2 Piel: La piel y las crines deben ser gruesas, siendo éstas últimas abundantes y ondulantes a nivel de tuza (línea media dorsal del cuello), tupé (región nucal); y de poca cerneja (palmar a nivel de la articulación metacarpofalángica y plantar en la articulación metatarsofalángica) (Porte y Araya 1980). 3.2.3.3 Cabeza: El estándar del Caballo Chileno, solo establece que la cabeza debe ser liviana y de longitud mediana (Porte y Araya 1980). Ésta última se obtiene midiendo la distancia existente entre la cresta nucal y el plano tangente a los labios. Estudios han determinado valores promedios de longitud de 54,7 cm a 60,5 cm para los machos enteros, 54,9 cm a 61,6 cm para los machos castrados y de 53,85 cm a 59,5 cm para las hembras (Pinochet 1980, Valdivia 1995, Ubilla 1996, Turu 2000). La frente debe ser ancha y plana entre las órbitas, midiéndose la distancia entre la base de los procesos zigomáticos derecho e izquierdo. Los autores antes mencionados obtuvieron valores promedios de ancho de frente de 22,5 cm a 24,6 cm para los machos enteros, de 22,3 cm a 24,6 cm para los machos castrados y de 22,5 cm a 23,8 cm para las hembras.

El perfil cefálico del Caballo Chileno debe ser ligeramente convexo o rectilíneo, dependiendo de si existe o no la típica curvatura bajo el tercio inferior de la nariz (a nivel de

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los huesos nasales), dejando fuera el perfil cóncavo (Porte y Araya 1980). Estudios han obtenido valores promedios de perfiles cefálicos convexos de 39,5 % a 64,5 % del total de los caballos estudiados, predominando esta característica en los machos enteros. Los ojos deben ser vivaces y ligeramente cubiertos por la ceja orbitaria, gruesas estructuras cartilaginosas ubicadas lateral y por debajo de los huesos frontales. Las orejas deben ser pequeñas y movibles, y fosas nasales amplias (Porte y Araya 1980).

Otra medida para la cabeza y que no está estipulada en el estándar del Caballo Chileno,

es el perímetro de boca y fosas nasales. Este ha sido obtenido únicamente por Pinochet (1980) quien midió el perímetro alrededor de las comisuras labiales por sobre las fosas nasales, obteniendo valores de 44,32 cm para los machos y 43,40 cm para las hembras. 3.2.3.4 Cuello: El cuello idealmente debe ser de un largo mediano, ancho en la base y fuertemente insertado en la paleta (Porte y Araya 1980). Como valores biométricos se describen la longitud, perímetro proximal y perímetro distal. La longitud se considera a la distancia existente entre el ala del atlas y el borde craneal de la primera costilla, la que debe ser comparativamente similar a la longitud de la cabeza. Estudios han determinado valores promedios de 54,4 cm a 57,7 cm para los machos enteros, 56,0 cm a 60,7 cm para los machos castrados y 55,7 cm a 58,6 cm para las hembras (Valdivia 1995, Ubilla 1996, Turu 2000). El dorso debe ser ligeramente convexo, lleno y casi rectilíneo ventralmente, siendo fino en su unión con la cabeza a nivel del ángulo mandibular (Porte y Araya 1980). Valdivia (1995), Ubilla (1996) y Turu (2000) obtuvieron en el total de individuos estudiados, entre un 20 % y un 61,3 % de individuos con el perfil superior del cuello convexo, predominando los valores más altos en los machos enteros. Como perímetro proximal del cuello se considera la medida alrededor del cuello a la altura del atlas, para el cual estudios han obtenido valores promedios de 77,7 cm a 81,2 cm para los machos enteros, 74,2 cm a 78,6 cm para los machos castrados y de 69 cm a 75,7 cm para las hembras (Pinochet 1980, Engels 1995, Valdivia 1995, Ubilla 1996, Turu 2000). El perímetro distal se considera a la medida alrededor del cuello por delante de la primera costilla, para el cual se han determinado valores promedios de 120 cm a 140,9 cm para los machos enteros, 113,8 cm a 135,8 cm para los machos castrados y 107,6 cm a 132,7 cm para las hembras (Pinochet 1980, Engels 1995, Valdivia 1995, Ubilla 1996, Turu 2000). 3.2.3.5 Cruz: La cruz se caracteriza por ser libre de musculatura, levemente delimitada y su unión con la línea media dorsal debe ser casi imperceptible (Porte y Araya 1980). La alzada del caballo se establece midiendo la distancia entre el punto más alto de la cruz (inmediatamente sobre el ápex del proceso espinoso de la quinta vértebra torácica) y el suelo (Valdivia 1995). El estándar del Caballo Chileno establece una alzada de 142 cm para los machos, con fluctuaciones límites entre el 138 cm y 148 cm, y de 140 cm para las hembras con rangos de 136 cm a 146 cm. La explicación para definir estos valores como ideales es que caballos demasiados altos no tienen el contacto suficiente como para dirigir con fuerza a los novillos con su pecho hacia la colchoneta de la medialuna (Valdivia 1995). Se han obtenido valores de alzada promedios de 139,3 cm a 140,6 cm para los machos enteros, 139,2 cm a 141,9 cm para los machos castrados y 137,7 cm a 140,0 cm para las hembras (Pinochet 1980, Plaza 1990, Engels 1995, Valdivia 1995, Ubilla 1996, Turu 2000).

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3.2.3.6 Perímetro torácico: El perímetro torácico es la medida de la circunferencia determinada por el espacio circunscrito por las costillas inmediatamente detrás de la cruz y de los codos (Valdivia 1995). El estándar del Caballo Chileno establece un rango de 162 cm a 182 cm para los machos, en tanto que el valor para las hembras fluctúa entre 164 cm a 184 cm. Estudios biométricos han obtenido valores promedios de 171,3 cm a 172,6 cm para los machos enteros, 173,1 cm a 174,8 cm para los machos castrados y 174,5 cm a 176,1 cm para las hembras (Pinochet 1980, Plaza 1990, Engels 1995, Valdivia 1995, Ubilla 1996, Turu 2000). 3.2.3.7 Pecho: Al estar los hombros bien separados uno del otro, da lugar a un amplio y robusto pecho (Porte y Araya 1980). Este es uno los rasgos más importantes en los Caballos Chilenos, ya que estos caballos deben tener el peso del contacto en esta parte del cuerpo para atajar a los animales en las competencias de rodeo. Como valor biométrico se establece el ancho del pecho como la distancia que existe entre los tubérculos mayores del húmero derecho e izquierdo. El promedio de las mediciones del ancho del pecho determinado por estudios biométricos han sido de 33,8 cm a 41,2 cm para los machos enteros, 32,8 cm a 39,9 cm para los machos castrados y de 32,6 cm a 39,8 cm para las hembras (Pinochet 1980, Engels 1995, Valdivia 1995, Ubilla 1996, Turu 2000). Otra medida estudiada es la luz corporal, que es la vertical trazada entre el punto medio de esternón (a la altura del codo) y el suelo. Autores han obtenido valores promedios de 72,42 cm a 73,4 cm para los machos enteros, de 72,7 cm a 73,3 cm para los machos castrados y de 70,0 cm a 71,6 cm para las hembras (Pinochet 1980, Valdivia 1995, Ubilla 1996, Turu 2000).

Cabe destacar que hasta la fecha, no se han realizados trabajos sobre anatomía de superficie en el Caballo Chileno. La importancia de este tema a nivel de clínica equina de terreno, es primordial para llevar a cabo un adecuado examen clínico o tratamiento de una afección en particular. Diversas son las patologías que afectan al caballo y muchas de las cuales deben ser tratadas quirúrgicamente. Es por ello que el conocimiento oportuno de las regiones corporales y la disposición de sus estructuras anatómicas normales, facilita el posterior abordaje quirúrgico y aplicación de la técnica a ejecutar.

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3.3 OBJETIVOS 3.3.1 Objetivo General

• Describir las estructuras anatómicas visibles superficialmente en regiones cefálica, cervical y pectoral craneal en Caballos Chilenos vivos obtenidas por fotografías digitales.

3.3.2 Objetivos Específicos

• Describir topográfica y morfológicamente todas aquellas estructuras anatómicas visibles externamente en las regiones cefálica, cervical y pectoral craneal, mediante el apoyo de imágenes fotográficas digitalizadas de Caballos Chilenos vivos.

• Corroborar las estructuras anatómicas a identificar mediante la realización de

disecciones a piezas de especímenes pertenecientes a la unidad de Anatomía Veterinaria de la Universidad Austral de Chile.

• Aportar antecedentes para la elaboración posterior de un atlas topográfico de anatomía

de superficie para las regiones cefálica, cervical y pectoral craneal en el Caballo Chileno.

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4. MATERIAL Y MÉTODOS 4.1 MATERIAL 4.1.1 Material biológico

Se utilizaron 12 Caballos Chilenos, de los cuales 4 fueron machos enteros, 4 machos castrados y 4 hembras, que se encontraban en etapa de trabajo, mayores a 7 años y con un peso fluctuante entre los 450 y 500 kg. Todos los animales eran pertenecientes a criaderos de las regiones centro-sur del país, e inscritos en la nómina de Asociación de Criadores de Caballos Chilenos. Esto se corroboró con el número de inscripción que poseían y que fue solicitado a los dueños o al personal a cargo de los animales.

Como material para las disecciones se utilizaron piezas anatómicas de cabezas frescas y cuello conservado de equinos adultos, pertenecientes a la Unidad de Anatomía Veterinaria de la Universidad Austral de Chile. 4.1.2 Cámara fotográfica digital

Cámara fotográfica digital de 7.1 megapíxeles (efectivos), 7.4 megapíxeles brutos, CCD de 1/2.5”, objetivo de 6.3 – 63mm (38 – 380mm equivalente en la fotografía de 35mm), zoom de 10x óptico + 5x Digital (Continuo a 50x) 15x "Fine Zoom" (3 megapíxeles). 1

4.1.3 Otros materiales

• Instrumental quirúrgico: escalpelo n° 4, hoja n° 21, pinza anatómica, pinza quirúrgica y tijeras punta roma-roma y aguda-roma, además de pinzas hemostáticas

• Huincha de medición 1.50 mts. • Software para imágenes: Adobe Photoshop 7.0

1 Modelo SP-510 UZ, Olympus. USA

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4.2 MÉTODOS 4.2.1 Examen general

Los animales que se utilizaron para el estudio se sometieron a un examen clínico general previo, en el criadero o en un lugar adecuado. Esto con el fin de seleccionar animales sanos en ejercicio y observar que las regiones a describir se encontraban en óptimas condiciones y no presentaran algún tipo de patología. Posteriormente se procedió a la palpación de cada región en detalle para el reconocimiento de las estructuras subcutáneas, a las que se fotografió con posterioridad. 4.2.2 Toma de fotografías

Se tomaron fotografías seriadas a color, con luz natural entre las 15.00 y 18.00 horas, situando la cámara entre el sol y el caballo a fotografiar. Dichas fotografías fueron tomadas en las épocas de primavera 2008 y verano 2009, con la finalidad de que los ejemplares a fotografiar posean un pelaje corto. Las imágenes se obtuvieron en distintas vistas según el área que corresponda, a una distancia establecida para cada región en particular. Para la región cefálica se tomaron tres vistas: una lateral, incluyendo en ésta una toma con la cabeza extendida, una segunda vista ventral que incluyó el ángulo mandibular y una tercera frontal. Para la región cervical se tomaron tres vistas, de las cuales dos fueron laterales, una lateral de la cabeza en posición neutral y otra lateral de cabeza extendida, y una tercera vista ventral del cuello y cabeza. Todas las imágenes de cuello y cabeza se obtuvieron a una distancia de 200 cm, con excepción de las vistas lateral de cabeza, cuya distancia fue de solo 100 cm. La región pectoral craneal se fotografió mediante una vista craneal, a una distancia de 100 cm. 4.2.3 Disecciones

Paralelamente a la toma de fotografías, se realizaron disecciones en el pabellón de Anatomía Veterinaria de piezas anatómicas de cabeza (lateral y ventral) y cuello (lateral y ventral), pertenecientes a ésta unidad. 4.2.3.1 Disección de la región cefálica. Para la disección de esta región, se comenzó por realizar cuatro incisiones: una en el borde ventral del cuerpo mandibular, otra circundando la superficie orbitaria, una tercera incisión alrededor de los labios y la cuarta a nivel de la rama mandibular, desde el ángulo mandibular hasta la base de la oreja (figura 2). Luego se reflejó la piel desde el cuerpo mandibular hacia la línea media dorsal de los huesos frontal y nasal. Posteriormente se extrajo gran parte del tejido conectivo subcutáneo que cubre los músculos faciales y masticatorios, y aquél que rodea tanto al nervio facial como a sus ramas, y a las ramas de la vena y arteria facial, teniendo la precaución de no dañar ninguna de las estructuras antes mencionadas

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Figura 2. Esquema de disección superficial de la región cefálica de un equino. 4.2.3.2 Disección de la región mandibular y cervical craneal. Las estructuras pertenecientes al ángulo mandibular y tercio proximal del cuello se abordaron desde la misma incisión a nivel de la rama mandibular que se realizó para la región cefálica, hasta el límite caudal donde finalizaba la pieza (figura 3). Se unieron ambos cortes con uno realizado a nivel de la línea media ventral del cuello y se reflejó la piel hacia la línea media dorsal. Posteriormente se retiró todo el tejido conectivo subcutáneo presente, a fin de visualizar con mayor claridad las estructuras y poder diferenciar los grandes grupos musculares de aquellas estructuras más pequeñas.

Figura 3. Esquema de disección superficial de la regiones cervical craneal y mandibular de un equino.

….. Incisiones realizadas Sentido en que se reflejó la piel

….. Incisiones realizadas Sentido en que se reflejó la piel

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4.2.3.3 Disección de las regiones cervical media, cervical caudal y submandibular. Para esta disección se utilizó un espécimen conservado en el cual se realizaron dos incisiones transversales, una de ellas a nivel del manubrio del esternón y la otra a nivel del ángulo mandibular (figura 4). Ambas incisiones se unieron mediante una tercera realizada en la línea media ventral del cuello. Posteriormente se reflejó la piel hacia lateral en ambos lados y se retiró el tejido conectivo que envuelve a los paquetes musculares para poder realizar la identificación entre ellos. Con este mismo espécimen se realizó la disección de la región submandibular, para la cual también se realizaron dos incisiones transversales. Una de ella a nivel del ángulo mandibular y la otra caudal al mentón, uniéndose ambas incisiones con una realizada en la línea media ventral. Posteriormente se reflejó la piel hacia lateral en ambos lados y se procedió a retirar el tejido conectivo que envolvía a las estructuras más superficiales.

Figura 4. Esquema de disección superficial de las regiones cervical media, cervical caudal y submandibular de un equino.

4.2.4 Rotulación y descripción de las imágenes

Las fotografías obtenidas tanto de los ejemplares vivos como de los especímenes disecados, fueron rotuladas con el software para imágenes Adobe Photoshop 7.0, realizándose posteriormente una descripción anatómica de estructuras tales como músculos, nervios, vasos sanguíneos y prominencias óseas identificables en las imágenes de los caballos vivos. La nomenclatura anatómica utilizada se basó en la última edición de la Nómina Anatómica Veterinaria Ilustrada (Schaller 1992).

CAUDAL

C R A N E A L

….. Incisiones realizadas Dirección en que se reflejó la piel

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5. RESULTADOS

5.1 REGIÓN CEFÁLICA

5.1.1 Vista lateral

Figura 5. Vista lateral izquierda de la región cefálica de un macho entero de raza Chilena, de 9 años de edad.

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Figura 6. Disección superficial de la cabeza de un equino adulto, vista lateral izquierda.

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Figura 7. Vista lateral izquierda de la región cefálica de un macho castrado de raza Chilena, de 8 años de edad.

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Figura 8. Vista lateral de la región cefálica de un macho entero de raza Chilena, de 13 años de edad.

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Figura 9. Vista lateral derecha de la región cefálica de una hembra de raza Chilena, de 8 años de edad.

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Figura 10. Vista lateral izquierda de la región cefálica de una hembra de raza Chilena, de 8 años de edad.

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5.1.2 Vista ventral

Figura 11. Vista ventral de la región cefálica de un macho castrado de raza Chilena, de 12 años de edad.

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Figura 12. Disección superficial de la región cefálica de un equino adulto, vista ventral.

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Figura 13. Vista ventral de la región cefálica de un macho castrado de raza chilena, de 12 años de edad.

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5.1.3 Vista frontal

Figura 14. Vista frontal de la región cefálica, de un macho castrado de raza Chilena de 12 años de edad.

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Figura 15. Vista frontal de la región cefálica, de un macho entero de raza Chilena de 9 años de edad.

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5.2 REGIÓN CERVICAL 5.2.1 Vista lateral

Figura 16. Vista lateral derecha de la región cervical extendido, de un macho entero de raza Chilena de 13 años de edad.

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Figura 17. Vista lateral derecha de la región cervical, de un macho entero de raza Chilena de 13 años de edad

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Figura 18. Vista lateral izquierda de la región cervical, de una hembra de raza Chilena de 9 años de edad.

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Figura 19. Vista lateral derecha de región cervical extendida, de un macho castrado de raza Chilena de 12 años de edad.

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Figura 20. Disección superficial del ángulo mandibular izquierdo y región cervical craneal de un equino adulto, vista lateral

Figura 21. Vista lateral izquierda del ángulo mandibular y región cervical craneal, de una hembra de raza Chilena de 8 años de edad.

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Figura 22. Disección superficial del ángulo mandibular izquierdo y región cervical craneal de un equino adulto, vista lateral. Se indica con líneas punteadas el Triángulo de Viborg.

Figura 23. Vista lateral izquierda del ángulo mandibular y región cervical craneal, de un macho castrado de raza Chilena de 12 años de edad.

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5.2.2 Vista ventral

Figura 24. Disección superficial del ángulo mandibular y región cervical de un equino adulto, vista ventral. Se realizó una debridación entre los músculos omohioideo y esternohioideo para poder visualizar el m. esternotiroideo.

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Figura 25. Vista ventral de la región cervical, de un macho castrado de raza Chilena de 12 años de edad.

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5.3 REGIÓN PECTORAL CRANEAL 5.3.1 Vista craneal

Figura 26. Vista craneal de la región pectoral craneal, de una hembra de raza Chilena de 9 años de edad.

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Figura 27. Vista craneal de la región pectoral craneal, de una hembra de raza Chilena de 8 años de edad.

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Figura 28. Vista craneal de la región pectoral craneal, de un macho entero de raza Chilena de 9 años de edad.

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6. DISCUSIÓN 6.1 REGIÓN CEFÁLICA 6.1.1 Vista lateral

El primero de los músculos faciales que se observó externamente en las imágenes, fue el M. elevador del labio superior (figuras 5, 6, 10 y 14), apreciándose como un largo y ancho vientre muscular, de forma cilindroídea ubicado sobre el hueso maxilar y parcialmente sobre el lacrimal y zigomático. Este músculo es responsable de la elevación característica del labio superior o más conocido como Reflejo de Flehmen, observado en ciertas circunstancias como en los momentos de excitación sexual (Dyce y col 2003). Su vientre muscular debe ser desplazado hacia dorsal cuando se quiere acceder al foramen infraorbitario y realizar el bloqueo de las ramas nerviosas que emergen a través de él (Hackett y Sack 2004). El M. elevador del labio superior puede ser utilizado en intervenciones quirúrgicas como una opción para el tratamiento de fístulas oromaxilares, al realizar transposición de este músculo a través de la fístula (Brink 2006). El M. elevador nasolabial (figuras 5, 6, 7 y 8) se pudo identificar en las regiones nasal y maxilar como una cinta y a su vez dividido en dos porciones, las que fueron visibles a través de la piel dorsolateral a los ollares. La porción craneodorsal se introduce bajo el m. canino hacia la región del labio superior y pared lateral del ollar (Liebich y col 2005a). La porción craneoventral se ubicó por sobre el M. canino y llega a la misma región que la porción anteriormente descrita (Dyce y col 2003). El M. elevador del labio superior y el M. elevador nasolabial deben ser desplazados hacia dorsal en intervenciones quirúrgicas de extracción dentaria como la trepanación, sinusotomía o también denominado flap óseo (Berg 1995, Lowder 1999, Quinn y col 2005, Hawkes y col 2008, Roberts y col 2009). El M. canino (figuras 5, 6, 7 y 8) se observó como una banda muscular plana, de forma triangular lateral a los ollares y cubierto parcialmente por el m. elevador nasolabial, teniendo como principal función dilatar el orificio nasal (Dyce y col 2003, Liebich y col 2005a). El M. bucinador (figuras 6, 7, 9 y 10) se observó lateralmente a la cavidad bucal como dos prominencias redondeadas y alargadas bastantes marcadas, al igual que lo demostrado por Clayton (2007), y que se extienden entre los procesos alveolares del hueso maxilar y de la mandíbula (Liebich y col 2005a). Está formado por fibras que divergen en sentido vertical y que confluyen en un tendón mediano, característica que recuerda a la forma de una espina de pescado (Dyce y col 2003). Este músculo debe ser debridado cuando se realiza una bucotomía para extraer piezas dentales (Hackett y Sack 2004). Ventral al M. bucinador se encuentra el M. depresor del labio inferior (figuras 5, 6, 7 y 9), el que se observó como un cordón redondeado ubicado rostrolateralmente al cuerpo de la mandíbula. Su tendón cubre el foramen mentoniano, localizado a unos 2 a 3 cm. caudal a la comisura labial, pudiendo palparse cuando se desplaza el tendón hacia ventral (Dyce y col 2003, Hackett y Sack 2004).

Entre los músculos masticatorios y uno de los más desarrollados, se pudo identificar al

M. maseter (figuras 6, 7, 8 y 20), extenso músculo de carácter fibroso que cubre la fosa masetérica. Está constituido por capas que nacen a lo largo de la cresta facial (figuras 5, 6, 7,

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14 y 15), dirigiéndose caudoventralmente y se insertan en el borde caudal de la mandíbula, desde la escotadura vascular de los vasos faciales hasta la porción ventral de la articulación temporomandibular (Liebich y col 2005a). Su borde oral constituye una prominencia muy destacada en la superficie de la piel que se utiliza como referencia para localizar los vasos faciales y el conducto parotídeo que se desplazan rostral a este borde. Ventromedial a la cresta facial, cubre el recorrido del seno venoso facial transverso, dilatación que puede ser utilizada como uno de los puntos para realizar venopunción (Orsini y Kreuder 2000, Walesby y col 2007). Cruzando la superficie lateral del M. maseter se observaron las ramas bucales dorsales, rama comunicante y ramas bucales ventrales del N. facial (VII par craneano). Estas ramas bucales (figuras 5, 6, 9 y 10) son continuaciones directas del N. facial, una vez que éste último se exterioriza desde el plano medio bajo en borde oral de la glándula parótida (Nickel y col 1976, Wissdorf y col 2002, Dyce y col 2003). Este nervio proporciona inervación motora a los músculos faciales y debido a su ubicación superficial es vulnerable a procesos inflamatorios o traumáticos, producto del roce constante con la argolla de la jáquima o al realizar procedimientos de derribo (Berg 1995, Hackett y Sack 2004 König y col 2005a). El N. facial además debe ser respetado al realizar procedimientos quirúrgicos, como la trepanación al realizar extracción de piezas dentales caudales a nivel mandibular (McIlwraith y Robertson 1998). La articulación temporomandibular (figuras 5, 6, 7 y 10) se localizó entre el ángulo lateral del ojo y la base del pabellón auricular, formada por la mandíbula y la fosa condilar del hueso temporal, existiendo un disco cartilaginoso entre ambas caras articulares (Dyce y col 2003). Esta zona puede ser abordada previa identificación de los componentes de la articulación para realizar artroscopía o ultrasonografía para el diagnóstico de patologías que cursen con dolor o ruido articular, limitación en la apertura bucal o disfunción de los músculos masticatorios (May y col 2001, Rodriguez y col 2006, 2007, 2008).

En cuanto a las estructuras vasculares se pudo visualizar la V. transversa facial o V. transversa de la cara (figuras 6, 8, 9 y 10) sobre el M. maseter y ventral al cóndilo mandibular. La A. transversa facial (no visible externamente) se ubica ventromedialmente a su vena satélite y es utilizada para realizar la toma de pulso y también para la medición de gases sanguíneos con el fin de determinar una adecuada ventilación y oxigenación en pacientes anestesiados (Berg 1995, Trim 1999). En orden rostrocaudal, se encuentran la A. facial (figura 6), V. facial (figuras 6, 7, 8 y 15) y conducto parotídeo (figuras 12, 13 y 24), cruzando el borde craneal del M. maseter. Estas tres estructuras anatómicas cruzan oblicuamente el borde ventral de la mandíbula a nivel de la escotadura vascular para posteriormente dirigirse hacia dorsal sobre el M. bucinador y M. depresor del labio inferior. La vena fue la única estructura anatómica que se visualizó externamente con mayor facilidad, al cruzar el extremo rostral de la cresta facial (Hackett y Sack 2004). Las estructuras antes mencionadas (además de la rama bucal dorsal del N. facial) se deben tener presente al realizar una bucotomía (Lowder 1999, Hackett y Sack 2004). Desde la V. facial se originan la V. angular del ojo y la V. nasal dorsal, ambas encargadas de drenar mayoritariamente la sangre proveniente desde la nariz y de los músculos faciales (König y col 2005b). La V. angular del ojo (figuras 6, 8, 9 y 10) se observó sobre el M. elevador del labio superior, ventrocaudal al M. elevador nasolabial en el ángulo medial del ojo. De igual forma, la V. nasal dorsal (figuras 6, 7, 8 y 9) se visualizó también sobre estos músculos, pero en sentido craneodorsal hacia la escotadura nasoincisiva.

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6.1.2 Vista ventral Entre ambos cuerpos mandibulares se delimitaron los Nll. mandibulares (figuras 11, 12

y 13), como dos grupos alargados en forma de V, unidos rostralmente y separados aboralmente (Wissdorf y col 2002, Hackett y Sack 2004, König y Liebich 2005b). Estas estructuras se relacionan profundamente con el cuerpo y proceso lingual del hueso basihioides (Hackett y Sack 2004, König y Liebich 2005b). Estos nódulos cobran importancia en el equino, ya que son los más accesibles de ser encontrados dentro de un examen clínico general y de ser afectados por patologías que cursan con inflamación o abcedación de ellos, como en el caso del gurma o adenitis equina (Knottenbelt y Pascoe 1994, Berg 1995). En la línea media se observó el M. omohioideo y M. esternohioideo fusionados (figuras 11, 12 y 13), antes de su inserción en el hueso basihioides. Ambos músculos se describirán con mayor detalle en el segmento de cuello. Pudo observarse además, la V. linguofacial acompañada del conducto parotídeo y algo más superficial que la A. facial (éstos dos últimos no visibles pero si palpables externamente) entre el borde ventral del cuerpo mandibular y el recorrido del M. omohioideo. Este vaso da origen a la V. facial (figuras 12 y 13) sobre el extremo aboral del Nl. mandibular, la que continúa en dirección oblicua hacia la escotadura vascular (Wissdorf y col 2002). A este nivel la A. facial cobra relevancia puesto que es considerado uno de los puntos para la toma de pulso y utilizada a su vez para la medición de gases sanguíneos (Hackett y Sack 2004) 6.1.3 Vista frontal

El dorso del cráneo del equino se caracteriza por poseer una forma irregularmente romboidal, formado mayoritariamente por los huesos frontales y nasales. Los huesos frontales (figuras 14 y 15) se observaron formando el área más ancha de la superficie frontal, uniendo los bordes dorsales de ambas órbitas y cerrándolas lateralmente mediante el proceso zigomático de cada hueso frontal (figuras 14 y 15) (Nickel y col 1986). En el centro de la base de cada proceso se encuentran a ambos lados los forámenes supraorbitarios por donde emergen la V., A. y N. supraorbitarios. Dicho foramen puede palparse externamente como una depresión del tamaño de una lenteja, situado en una línea paralela, aproximadamente 2 cm. dorsal a la ceja orbitaria (Berg 1995). El bloqueo del N. supraorbitario puede ser necesario para realizar un adecuado examen clínico de globo ocular y anexos, o bien para realizar intervenciones oculares como lavado subpalpebral, extracción de tercer párpado, neoplasias, entre otras (Adams y Fessler 2000, Hackett y Sack 2004). La superficie frontal puede ser intervenida quirúrgicamente para el tratamiento de caballos que cursan con sinusitis secundaria a extracciones dentales, como lo mencionan Schumacher y col (2000) en donde describen un flap frontonasal o sinusotomía, o bien para trepanación de senos paranasales, repulsión de piezas dentales o reparación de fracturas faciales (Adams y Fessler 2000, Hackett y Sack 2004). Craneal a los huesos frontales se observaron los huesos nasales (figuras 14 y 15), largas y angostas láminas óseas que finalizan mediante unos aguzados y delicados procesos nasales (figuras 14 y 15). De las estructuras musculares, se observó el cuerpo muscular del M. elevador del labio superior sobre el hueso lacrimal y escotadura nasoincisiva. A nivel de la región craneana se observó el M. temporal (figura 14), de forma ovoidea ubicado en la fosa temporal, craneomedial a los pabellones auriculares (Liebich y col 2005a). La región temporal puede ser utilizada para abordar quirúrgicamente los hemisferios cerebrales mediante

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craneotomía en casos que presenten algún tipo de patología intracraneana como abcesos cerebrales (Kramer y col 2007). 6.2 REGIÓN CERVICAL 6.2.1 Vista lateral

En sentido dorsoventral se observó en primer lugar, el M. trapezio cervical (figuras 16, 17 y 18), amplio músculo aplanado con forma triangular, cuya base se ubica dorsalmente y el ápex ventralmente. Ventromedial a éste músculo se observó el M. esplenio cervical (figuras 16, 17, 18 y 19), como una gran masa muscular sobresaliente a través de la piel en el tercio proximal del cuello. Craneal al borde anterior de la escápula y ventrolateral al M. esplenio cervical, se observó de forma triangular el M. serrato ventral cervical (figuras 16, 17 y 18). Este músculo es considerado uno de los puntos más utilizados para la administración de fármacos vía intramuscular (Orsini y Kreuder 2000). Ventral a los músculos descritos anteriormente, se pudo delimitar el M. braquiocefálico, músculo largo y ancho que une la cabeza al brazo. Está constituído distalmente por el M. cleidobraquial (figuras 17, 18, 26 y 28) y el m. cleidocefálico, que para el caso del equino, sólo está formado por el M. cleidomastoídeo (figuras 16, 20, 21, 22 y 25). Éste último se observó como una banda cónica, ancha en su origen a nivel del rafe clavicular y angosto en su inserción a nivel del hueso temporal (Liebich y col 2005b). Forma el límite dorsal del surco yugular (figuras 11, 17, 18, 19, 23 y 25), lugar donde se aloja la V. yugular externa (figuras 10, 20 y 22) (Dyce y col 2003, Hackett y Sack 2004). El límite ventral del surco yugular, está dado por el M. esternomandibular (figuras 16, 21, 22, 24 y 25), único componente en esta especie del M. esternocefálico (Dyce y col 2003, Liebich y col 2005b). Limita ventral y lateralmente la tráquea, para finalmente pasar bajo la gl. parótida y la V. linguofacial llegando a insertarse en el ángulo mandibular (figuras 6, 8, 19 y 20) (Dyce y col 2003, Liebich y col 2005b). Este músculo se puede observar hipertrofiado en aquellos caballos que poseen vicios como la aerofagia (Knottenbelt y Pascoe 1994), para lo cual McIlwraith y Robertson (1998) describen la técnica de Forssell modificada para el tratamiento de aerofagia, basada parcialmente en la resección bilateral de la rama ventral del nervio espinal accesorio hacia el M. esternomandibular. Este nervio se ubica entre dicho músculo y el M. omohioideo a nivel del tercio proximal del cuello, ventral a la bifurcación de la V. linguofacial desde la V. yugular externa. Hahn y col (1999) describen una técnica para la ubicación de ésta estructura nerviosa y su utilización como muestra para biopsia y diagnóstico de la enfermedad de neurona motora equina. En el ángulo mandibular se pudo observar la Gl. parótida (figuras 10, 20, 21 y 22), de forma alargada situada entre el borde aboral del M. maseter y el borde lateral del ala del atlas (figuras 20, 21, 22 y 23). Se extiende desde la base del pabellón auricular hasta la V. linguofacial, donde cubre al tendón de inserción del M. esternomandibular, bifurcación de la V. yugular externa y Gl. mandibular (Dyce y col 2003, Hackett y Sack 2004). La zona ocupada por la Gl. parótida y su conducto secretor, formado cranealmente por la rama mandibular, caudalmente por el tendón de inserción del M. esternomandibular y ventralmente por la V. linguofacial, se conoce como Triángulo de Viborg (figuras 22 y 23) (Wissdorf y col 2002, Dyce y col 2003, Hackett y Sack 2004, König y col 2005c). Esta región se utiliza para el tratamiento y acceso quirúrgico de patologías que afectan las bolsas guturales tales como

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timpanismo, micosis o empiema (Knottenbelt y Pascoe 1994, Barber 1999, Hackett y Sack 2004). 6.2.3 Vista ventral

Cubriendo ventralmente a la tráquea y entre ambos Mm. esternomandibulares, se observaron los Mm. esternotiroideo y esternohioideo como una sola estructura anatómica (figuras 19, 24 y 25). Estos músculos se caracterizan por tener forma de bandas o cintas que ascienden por el cuello desde su origen en común a nivel el manubrio del esternón (Liebich y col 2005b). Ambos se separan en el tercio proximal del cuello, para que así el M. esternotiroideo se inserte en el cartílago tiroides de la laringe y el M. esternohioideo lo haga en el cuerpo del basihioides (Dyce y col 2003, Liebich y col 2005b). El M. esternotiroideo es utilizado para el tratamiento de patologías como el desplazamiento dorsal recurrente del paladar blando, para lo cual diversos autores describen su miectomía a nivel de la región media cervical, o bien, la miectomía y tenectomía a nivel de su inserción para evitar así la retracción laringeana que tiene como resultado esta patología (McIlwraith y Robertson 1998, Adams y Fessler 2000, Simth y Embertson 2005). Además, tanto el M. esternotiroideo como el M. esternohioideo, deben ser separados mediante disección roma en la línea media ventral del cuello cuando se determina realizar una traqueotomía, ventriculectomía para el caso de equinos con hemiplejia laringea, así como para quiste subepiglótico o aritenoidectomía parcial (McIlwraith y Robertson 1998, Adams y Fessler 2000, Orsini y Kreuder 2000, Hackett y Sack 2004). Estos mismos autores señalan que, en forma conjunta a la resección bilateral de la rama ventral del N. espinal accesorio para el M. esternomandibular, se realiza la miectomía bilateral de los Mm. omohioideo, esternohiodeo y esternotiroideo como tratamiento para los casos de aerofagia. A nivel del ángulo mandibular, medial y ventralmente a la V. linguofacial, se visualizó el M. omohioideo asociado al M. esternohioideo (figuras 21 y 22). El M. omohiodeo (figuras 19, 22, 24 y 25) alcanza su mayor desarrollo en esta especie, el que se origina a nivel de la fascia subescapular y se inserta en conjunto al M. esternohioideo, a nivel del proceso lingual del hueso basihioides (Hackett y Sack 2004, Liebig y col 2005b). En esta región cobra relevancia debido a que se ubica entre la V. yugular externa y la A. carótida común, protegiendo de esta manera a la arteria de las posibles lesiones resultantes de una punción demasiada profunda durante una inyección endovenosa (Orsini y Kreuder 2000, Hackett y Sack 2004). En la base del cuello se observó el delgado M. cutáneo del cuello (figuras 26, 27 y 28), como una lámina acintada y relativamente pequeño que adopta una forma de V. Se origina en el manubrio del esternón, cuyas fibras divergen dorsocranealmente hacia ambos lados del cuello y cubren parcialmente el surco yugular en el tercio distal del cuello (Dyce y col 2003). Por ello resulta difícil la venopunción de la V. yugular externa a este nivel, aconsejándose realizarse a nivel del tercio medio del cuello (Orsini y Kreuder 2000, Hackett y Sack 2004). En el Caballo Chileno es característico el marcado desarrollo muscular del cuello y la forma cónica que posee éste, ancho es su base y angosto en su inserción a nivel de la cabeza, principalmente en los machos enteros.

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6.3 REGIÓN PECTORAL CRANEAL 6.3.1 Vistas craneal

De los músculos ubicados en esta zona y el que se observó con mayor facilidad fue el m. pectoral superficial. Este es un músculo de gran desarrollo que conforma una parte de las fuertes uniones musculares entre el tronco y el miembro anterior, a la pared torácica ventral (Dyce y col 2003, Liebig y col 2005b). Está formado en primer lugar, por el músculo pectoral descendente (figuras 26, 27 y 28), el cual posee un vientre muscular muy desarrollado, grueso y estrecho tanto en su origen como en su inserción, observándose como dos nítidas prominencias redondeadas en el pecho. En conjunto con el del lado opuesto forma el surco pectoral mediano (figuras 26, 27 y 28) y junto con el músculo cleidobraquial forman el surco pectoral lateral (figuras 26, 27 y 28) en donde se aloja la vena cefálica, previa llegada a la vena yugular externa (Nickel y col 1986). Por el gran desarrollo de este componente muscular, puede ser utilizado como una opción para la administración de fármacos vía intramuscular (Orsini y Kreuder 2000, Rose y Hodgson 2000). El segundo componente corresponde al músculo pectoral transverso (figuras 26, 27 y 28), ancho craneocaudalmente y delgado dorsoventralmente (Liebich y col 2005b). En el Caballo Chileno cobra relevancia este segmento corporal, puesto que es ocupado para atajar a los animales durante las competencias de rodeo, y de las estructuras musculares, es una de las que presentó mayor variación en el grado de desarrollo entre sexos, así como en potros y machos castrados. 6.4 CONCLUSIONES

El análisis de las fotografías tomadas a los ejemplares vivos de Caballos Chilenos y el apoyo con especímenes disecados, permitió evidenciar estructuras musculares, vasos sanguíneos, nervios y prominencias óseas ubicadas a nivel superficial en las regiones cefálica, cervical y pectoral craneal.

En la región cefálica se observaron con claridad los Mm. elevadores nasolabial y del

labio superior, canino, bucinador, depresor del labio inferior, maseter y temporal. De las estructuras vasculares, se observaron las V. facial, V. nasal dorsal y V. angular del ojo. De las estructuras nerviosas sólo se observó el N. facial junto a sus ramas bucales dorsales y ventrales. A nivel del ángulo mandibular se observaron los Mm. esternomandibular, omohioideo y esternohioideo. Dorsolateralmente a ellos se apreció la V. linguofacial y sobre éstos la Gl. parótida. En la región mandibular se observaron los Mm. omohoideo y esternohioideo fusionados a nivel de la línea media. De los vasos sanguíneos sólo se evidenciaron las V. linguofacial y V. facial, y a nivel intermandibular los Nll. mandibulares.

En la región cervical, de ubicación lateral se pudo observar los Mm. esplenio cervical, trapezio cervical, braquiocefálico y esternomandibular. De ubicación ventral, se observaron los Mm. esternohioideo y esternotiroideo.

En la región pectoral craneal, se observó el M. cutáneo del cuello a nivel del manubrio del esternón y el M. cleidobraquial asociado al M. pectoral descendente de bastante desarrollo. Además se observó el M. pectoral transverso en el plano ventrocraneal de esta región.

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8. AGRADECIMIENTOS

A mi familia por el amor, esfuerzo y confianza depositados en mí durante los años que curse esta carrera. Al Instituto de Farmacología y Morfofisiología, especialmente a Pedro Aburto, Katherine Lara, Dra. Claudia Yefi y al equipo de ayudantes de la unidad de Anatomía Veterinaria, por los lazos de amistad, afecto y apoyo, entregado en este tiempo transcurrido. Al Dr. Marcelo Gómez J. que como profesor patrocinante, me dió la oportunidad y confianza para llevar a cabo este trabajo y por el apoyo brindado cada vez que lo requería. A los Drs. Marcos Moreira y Leonardo Vargas, por la ayuda prestada durante la realización de este escrito. A Robinson Yáñez y Luis Irigoyen, por las veces que necesite de su ayuda y siempre estuvieron dispuestos a tenderme una mano. Finalmente a mis amigos Muriel, Bella, Daniel, Diego e Isaac, por los lindos lazos de amistad forjados ya hace varios años y el ánimo entregado cada vez que me rendía por pequeños detalles.