documentos fundacionales de la lit resolucionesydoc-1982

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Documentos Fundacionales de la LIga Internacional de los Trabajadores

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  • CONFERENCIA DE FUNDACINDE LA LIGA INTERNACIONAL

    DE LOS TRABAJADORES CUARTA INTERNACIONAL

    San Pablo, 2012

  • 2012, Editora Lorca S.A.

    Editor: Martn HernndezOrganizadores: Natalia Estrada y Ronald LenTapa: Martn S. Garca Normatizacin: Iraci Borges

    Serie Congreso de la LIT-CI, 4

    CONFERENCIA DE FUNDACIN DE LA LIGA INTERNACIONAL DE LOS TRABAJADORES - LIT-CI. San Pablo:Editora Lorca S.A., 2012.

    176 p.

    ISBN: 978-85-63097-06-4

    1. Conferencia Mundial - LIT-CI. 2. Lucha de clases. 3. Liga Internacional de los Trabajadores - LIT. I. Serie

    CDD-320

    Editora Lorca S.A.Rua Paulo Dias, 53 04109-060 Aclimao So Paulo Brasil+55 -11 5083 3343 [email protected]

    Datos internacionales de catalogacin elaborados en la fuente

    por Iraci Borges - CRB 8 2263

    Impreso enProyeto IP GrafisRua Dom Bosco, 70CEP: 03105-020Mooca, So Paulo, SP, BrasilAgosto de 2012

    1.000 ejemplares

  • CONFERENCIA DE FUNDACINDE LA LIGA INTERNACIONAL

    DE LOS TRABAJADORES CUARTA INTERNACIONAL

    (Realizada en Bogot, Colombia,

    entre el 5 y el 11 de enero de 1982)

  • SUMARIO

    Presentacin, 5

    Parte 1. Instalacin de la Conferencia

    Delegados e Invitados, 47 Temario de la Conferencia, 48 Orden del da, 49

    Parte 2. Documentos votados

    Tesis de Fundacin de laLiga internacional de los Trabajadores-Cuarta Internacional (LIT-CI), 53

    Oportunismo y trotskismo ante los gobiernosde frente popular, 76

    Balance de Actividades, 81 Estatutos de la LIT-CI, 119

    Parte 3. Resoluciones y Votaciones

    de la Reunin Internacional de Consulta, 129 de la Conferencia Extraordinaria de Fundacin

    de la LIT(CI), 135

    Parte 4. Intervenciones

    de Nahuel Moreno, 145

    ANEXO. Informe de Balance de la Conferencia

    Publicado en el Boletn de InformacionesInternacionales de la LIT-CI, nm. 1, de mayo de 1982, 165

  • Presentacin

    El partido mundial es la prioridad nmero uno del movimiento obrero por-que existen una economa y una poltica mundial a la cual estn supeditadaslas realidades nacionales [] La existencia de una poltica mundial es carac-terstico del capitalismo y, puesto que se trata de derrocar a este, se necesitaun instrumento acorde con esa realidad y esa tarea [].

    Nahuel Moreno, 1986.

    Transcurrieron treinta aos desde la realizacin de aquel encuentro derevolucionarios pertenecientes a distintos pases que, por sus resolucionescentrales, se transform en un paso importante para avanzar en la supera-cin de aquel que, segn definiera Len Trotsky, es el problema clave detoda la humanidad: la crisis de direccin revolucionaria del proletariado.Fue en Bogot, Colombia. Ocurri entre el 5 y el 11 de enero de 1982.

    Comparecieron a lo que en su momento fue convocada como una Reu-nin Internacional de Consulta dirigentes revolucionarios de Argentina,Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, Espaa, Estados Uni-dos, Francia, Italia, Mxico, Panam, Per, Portugal, Suecia, Uruguay y Ve-nezuela. No pudieron asistir, mas hicieron llegar su adhesin, compaerosde Nicaragua, El Salvador, Grecia, Blgica, Alemania y Turqua.

    La mayora de los presentes eran dirigentes de la ex Fraccin Bolchevique(FB), una organizacin revolucionaria de carcter internacional que tenacomo su principal constructor y dirigente al trotskista argentino Hugo Mi-guel Bressano Capacete, conocido como Nahuel Moreno. Esta corriente, du-rante muchos aos, haba sido parte del denominado Secretariado Unificadode la IV Internacional (SU), la organizacin mayoritaria dentro del movi-miento trotskista desde su reunificacin en 1963. El mximo exponente delSU era Ernest Mandel, de origen germano-belga.

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    Conferencia de Fundacin de la LIT(CI)

  • Eran momentos difciles para aquellos que adheran al trotskismo orto-doxo. En el ao 1979, la situacin revolucionaria que se haba abierto en 1974-1975 da un salto que se expresa en dos picos: Irn y Nicaragua. Desde 1976,el sector orientado por Moreno haba comenzado a dar forma a una corrienteinternacional que ira cobrando cada vez ms peso y dinamismo dentro delmovimiento trotskista mundial: la Tendencia Bolchevique luego, FraccinBolchevique. En 1979, a partir de una respuesta audaz y principista en elproceso revolucionario centroamericano, principalmente durante la guerracivil en Nicaragua, la FB se consolida y comienza a actuar como una real di-reccin internacional. Sin embargo, la revolucin nicaragense divide aguasen el movimiento trotskista. Como toda revolucin, provoc divisiones y re-agrupamientos. El SU, como veremos, capitul vergonzosamente a la direc-cin sandinista, al punto de avalar la tortura de militantes trotskistas,fundamentalmente de la FB y de la Brigada Simn Bolvar (BSB). Esto llev ala ruptura de la FB con el ala mandelista de la Cuarta Internacional y, al pocotiempo, produjo un acercamiento con otro sector del trotskismo, el llamadoComit por la Reconstruccin de la Cuarta Internacional (CORCI), lideradopor el francs Pierre Lambert. Ambas corrientes internacionales, la FB y elCORCI, emprenden un promisorio proyecto de unificacin en aras de re-construir la Cuarta Internacional a partir del rea grupamiento de la mayorparte del trotskismo ortodoxo frente a la bancarrota de los sectores revisio-nistas, de los cuales el SU de Mandel era su centro ideolgico, poltico y or-ganizativo. Ese proyecto de reagrupamiento se denomin ComitInternacional-Cuarta Internacional CI(CI) y fue fundado en diciembre de1980. Dur poco. La llegada al poder del gobierno imperialista de frente po-pular de Mitterrand en Francia, en 1981, caus estragos en el sector lamber-tista de la CI(CI), comenzando por la seccin francesa, la OrganizacinComunista Internacionalista (OCI). Lambert capitul desembozadamente aMitterrand. No slo eso, cuando se intent entablar la necesaria discusin po-ltica sobre la posicin de los trotskistas ante el nuevo gobierno en Francia enel seno de la CI(CI) a iniciativa de la antigua FB, Lambert la impidi con lospeores mtodos stalinistas. En medio de este panorama marcado por la de-generacin poltica y moral, uno de los dirigentes del ala lambertista que le-vant su voz contra esa poltica, el peruano Ricardo Napur, recibi comorespuesta una furiosa campaa de calumnias por parte de aqul. 6

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  • As, en medio de esa situacin, no todos los presentes en Bogot habansido parte de la ex FB. A esa reunin, que una vez ms tena como finalidadreagrupar a los trotskistas ortodoxos, tambin asistieron el venezolano Al-berto Franceschi y Ricardo Napur, dos de los principales dirigentes del exCORCI. Precisamente, uno de los motivos centrales de la Reunin Inter-nacional de Consulta era organizar la defensa de la honra revolucionariade Napur, atacada de forma calumniosa por Lambert y Jorge Villarn, di-rigente del Partido Obrero Marxista Revolucionario (POMR), organizacinperuana del lambertismo.

    En este sentido, la reunin aprob por unanimidad dos textos: La Reu-nin Internacional de Consulta exige que se respete el Protocolo1 y Contralos calumniadores, en defensa del honor revolucionario de Ricardo Napury de la moral proletaria. Pero hubo una tercera decisin, de carcter estra-tgico. Esta tambin fue unnime y consisti en convertir esa reunin in-ternacional en una Conferencia Mundial de Fundacin de la OrganizacinTrotskista Internacional.

    Esta Conferencia, adems de discutir el balance sobre los ltimos intentosde unificacin del movimiento trotskista y las perspectivas de su ala orto-doxa, deliber sobre los principios, el programa, los estatutos, las publica-ciones, el nombre y la direccin de una nueva organizacin internacionalrevolucionaria. La premisa central para este cometido, expresada despusen forma de tesis, afirmaba categricamente que:

    La mayor necesidad material, objetiva, de la humanidad, la revolucinsocialista mundial, tiene un correlato subjetivo: una direccin revolu-cionaria mundial. Sin esta, aquella es imposible. As, la crisis de la hu-manidad se agudiza da a da sin solucin [] La necesidad absolutaobjetiva de la revolucin socialista mundial se concreta, se encarna, enla necesidad absoluta subjetiva de una direccin revolucionaria noburocrtica internacional2.

    Conferencia de Fundacin de la LIT(CI)

    1 Nos referimos al acuerdo firmado el 17 de noviembre de 1981 entre Pierre Lambert y AndrsRomero (del PST argentino), en el marco de la ruptura de la CI(CI), donde se estableca queninguna de las dos partes utilizara las siglas de la CI(CI) ni el nombre Correspondencia Inter-nacional (que haba sido el rgano de este agrupamiento) para sus publicaciones. Lambert rom-pi el acuerdo once das despus. La resolucin sobre el tema se publica en la presente obra.2 LIT(CI). Tesis de Fundacin de la LIT(CI): Sobre la necesidad de construir una direccin yuna organizacin internacionales, de la presente obra.

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  • Convencidos de este entendimiento histrico, de las deliberaciones deesta Conferencia nace la actual Liga Internacional de los Trabajadores-CuartaInternacional LIT(CI). Este nombre se determin, valga la ancdota, porel estrecho margen de dos votos, en contraposicin a otra propuesta que de-fenda como denominacin Liga Internacional de la Revolucin Socialista-Cuarta Internacional.

    Una nueva organizacin internacional revolucionaria, leninista-trotskista,haca su aparicin en escena, encarando el presente y con todo un futuropor delante. La algaraba se apoder de esas pocas decenas de compaerospresentes, todos ellos militantes abnegados, sacrificados, curtidos por losduros avatares de la lucha de clases en sus pases. El discurso final de la Con-ferencia de 1982, breve y emotivo, cerr parafraseando las ltimas palabrasde Trotsky: Estamos seguros de la victoria de la Cuarta Internacional. Enms de un rostro corrieron lgrimas. Los puos estaban cerrados y en alto.El fin de los trabajos, pese al tremendo cansancio despus de siete intensosdas, encontr a todos abrazndose, saltando y cantando: Si esta no es laCuarta, la Cuarta donde est Nahuel Moreno, con toda razn, poda sen-tenciar: La existencia de una tendencia trotskista ortodoxa es un hecho.

    As nacimos. As surgi esta corriente internacional, cuyo pasado y pre-sente reivindicamos con inmenso orgullo militante.

    Los libros que el lector tiene ahora en sus manos hurgan el pasado tra-yendo a nuestros das los documentos y resoluciones de esa ConferenciaFundacional de la LIT(CI) y de su primer Congreso, realizado en BuenosAires, Argentina, durante el mes de marzo de 1985.

    Consideramos que esta publicacin es un importante rescate histrico.No slo para los que actualmente somos parte de la LIT(CI) sino para lasnuevas generaciones de luchadores sociales que surgen al calor de las batallasque, a nivel mundial, libra nuestra clase en busca de una estrategia revolu-cionaria.

    Nuestro criterio al publicar estos textos si bien pueden tener utilidad eneste sentido no tiene el menor afn acadmico o escolstico. Estos libros,como los anteriores de nuestra serie que compilan los documentos de losCongresos ms recientes de la LIT(CI)3, son una obra militante.

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    3 Fueron publicados hasta la fecha, por Ediciones Marxismo Vivo y Editora Sundermann, losdocumentos y resoluciones del VIII (2005), IX (2008) y X (2011) Congresos de la LIT (CI).

  • El centro de nuestro inters es dar a conocer un perodo de nuestra his-toria para colocar sus principales lecciones al servicio de una mayor com-prensin del presente, condicin indispensable para intervenir polticamentesobre el ahora y el maana.

    La LIT (CI) es producto y defensora de una herencia

    La Conferencia de Bogot no resolvi la crisis de direccin revolucionariade la clase obrera pero, a nuestro criterio, fue un hito para el avance haciaese objetivo. De ah su trascendencia histrica.

    La LIT(CI), como los agrupamientos internacionales que le precedieroncon otros nombres, nunca se autoproclam la direccin revolucionaria quelas clases explotadas precisan para liquidar la explotacin y la opresin ca-pitalista-imperialista. No se autoproclam esa direccin ni en el momentoen que evidentemente era la organizacin ms dinmica y con mayor pesodentro del movimiento trotskista. No lo hicimos porque, para nosotros, esadireccin revolucionaria internacional no puede ser otra que la Cuarta In-ternacional reconstruida. Por el contrario, lo que la LIT(CI) proclam desdesu surgimiento es que colocaba todos sus esfuerzos militantes al servicio dereconstruir la Cuarta. Este objetivo estratgico fue plasmado en el primerartculo de los estatutos que se aprobaron en Bogot:

    La Liga Internacional de los Trabajadores (Cuarta Internacional) LIT(CI) tiene como propsito fundamental la resolucin de la crisis dedireccin de la IV Internacional, como nica forma de dar solucin a lacrisis de direccin revolucionaria del proletariado. Slo cuando esto selogre, la actual movilizacin revolucionaria de la clase obrera y los tra-bajadores del mundo contra el imperialismo y la burguesa conducir asu destruccin y podr triunfar la revolucin socialista con la implanta-cin de la dictadura revolucionaria del proletariado. Esta lucha est in-disolublemente ligada a la movilizacin de las masas contra los aparatoscontrarrevolucionarios stalinistas, socialdemcratas y de las burocraciassindicales, y al combate contra el revisionismo que se reivindica del mo-vimiento trotskista4.

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    Conferencia de Fundacin de la LIT(CI)

    4 LIT(CI). Estatutos de la LIT(CI), de la presente obra, publicados luego en la Revista CorreoInternacional, n. 3, febrero de 1982. p. 14.

  • La necesidad de la direccin revolucionaria mundial tiene que ver, comoafirman las Tesis de Fundacin de la LIT(CI), con que la necesidad ms ur-gente y profunda que hoy tiene la humanidad es la revolucin socialista mun-dial5. Esta necesidad histrica convierte, de manera dramtica, la existenciao no de una direccin revolucionaria mundial en el problema de los proble-mas, sobre todo si coincidimos con la constatacin que hacen esas mismasTesis, cuando afirman que:

    [] dcadas de revoluciones y contrarrevoluciones prueban inape-lablemente que con direc ciones burocrticas, sin direccin revolu-cionaria internacional, hasta los ms grandes triunfos del proletariado,los ms grandes avances en el camino de la revolucin socialista mun-dial, se trasforman en sus contrarios6.

    Al colocar como su propsito fundamental el dar solucin a la crisisde direccin revolucionaria del proletariado, aquellos dirigentes y organi-zaciones revolucionarias que fundaron la LIT(CI), en verdad, no estabaninventando nada nuevo ni comenzando esa tarea desde el principio. Sloestaban dando continuidad a una larga y difcil marcha en el proceso de for-macin de una direccin revolucionaria internacional.

    En este sentido podemos afirmar, absolutamente convencidos, que la co-rriente internacional que en nuestros das se denomina LIT(CI) ha conquis-tado un lugar en el curso de la feroz batalla que en diferentes momentosde la historia de lucha del movimiento obrero contra la dominacin capita-lista-imperialista un puado de revolucionarios tuvo que librar en defensadel programa marxista revolucionario, contra aquellos que se desviaban olo traicionaban.

    En esta larga marcha encuadramos la batalla que dieron Marx y Engelsen contra de los postulados anarquistas, en los marcos de la I Internacional;la lucha implacable que Lenin, Trotsky, Rosa Luxemburgo, Karl Liebknechty otros internacionalistas dieron frente a la traicin de la II Internacional,

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    5 LIT(CI). Tesis de Fundacin de la LIT(CI): Sobre la necesidad de construir una direcciny una organizacin internacionales; de la presente obra, publicadas luego en Revista Mar-xismo Vivo, edicin especial, febrero 2007. p. 88.6 dem, Tesis IV.

  • lucha que terminara en la fundacin de la III Internacional, el primer yhasta ahora nico Partido Mundial de la Revolucin Socialista; la lucha queencabez Trotsky contra la degeneracin burocrtica del Partido Bolchevi-que, el primer Estado obrero de la historia y la III Internacional a manos dela contrarrevolucin stalinista, combate que origin el nacimiento de la IVInternacional.

    Nos referimos, tambin, a la batalla que despus del asesinato de Trots -ky a manos del stalinismo, en 1940 libr un pequeo grupo de cuadrosjvenes e inexpertos para sacar adelante a la Cuarta Internacional en mediode la brutal represin tanto del nazi-fascismo como del stalinismo, combatemil veces dificultado por el enorme fortalecimiento poltico de la burocraciadel Kremlin, a partir de la derrota del nazi-fascismo en 1945 y de la expro-piacin de la burguesa en un tercio del planeta. Aquellos jvenes cuadrostuvieron el mrito histrico de reagrupar e intentar sacar adelante la Cuarta,pese a las enormes presiones que devenan de la tremenda contradiccinque significaba el hecho de que, en la segunda posguerra, el ms colosal as-censo revolucionario de las masas acababa fortaleciendo al ms poderoso ysiniestro aparato contrarrevolucionario.

    Esta lucha permanente contra el oportunismo y el sectarismo para cons-truir una direccin revolucionaria internacional ha sido marcada por avan-ces y retrocesos. En palabras de Trotsky:

    La clase obrera asciende taladrando por s misma una roca de granito.A veces, resbala unos cuantos pasos; a veces, el enemigo dinamita losescalones que han sido cortados; a veces se entierran porque han sidohechos de material pobre. Despus de cada cada, debemos levantar-nos; despus de cada resbaln, debemos ascender de nuevo; cada pasodestruido debe ser reemplazado por dos nuevos7.

    En todos los intentos por construir un partido mundial de la revolucinsocialista hubo sectores, dentro de las filas del marxismo revolucionario,que se desviaron o se degeneraron. No poda ser de otra forma, pues el mar-xismo no acta en la nada; el marxismo interviene en la realidad que le im-

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    Conferencia de Fundacin de la LIT(CI)

    7 SAGRA, Alicia. La Internacional, un permanente combate contra el oportunismo y el secta-rismo. Buenos Aires: Ediciones FOS, 2004. p.10.

  • pone la sociedad capitalista, la misma sociedad que pretende destruir. En elproceso de esta lucha, el movimiento revolucionario est siempre sometidoa todo tipo de presiones que intentan distanciarlo o desviarlo de aquel ob-jetivo estratgico. Sin embargo, a pesar de todas las presiones y traiciones,siempre existi un pequeo sector muchas veces ultra minoritario queluch por mantener vivos sus principios. Es as que, ante cada hecho im-portante de la lucha de clases, ante cada giro histrico, dentro de las filasmarxistas los sectores principistas dieron luchas defensivas que, en algunoscasos y con el tiempo, se transformaron en ofensivas.

    En este marco, el trotskismo no constituye una corriente ni una doctrinanuevas. Mucho menos, el morenismo. El trotskismo-morenismo no es nin-guna revelacin original. Es la continuidad del programa marxista revolu-cionario. Y no slo su continuidad. El trotskismo es el marxismo de nuestrosdas porque, adems, actualiz esta doctrina al aportar una comprensincientfica y un programa para la accin frente a hechos colosales de la luchade clases Marx y Lenin no vivieron para poder actuar sobre ellos, comola burocratizacin del primer Estado obrero de la historia y la consecuentetarea de la revolucin poltica, de la cual se desprenda todo un pronsticode Trotsky sobre la posible restauracin capitalista, que lamentablementetermin dndose. Los que en la actualidad nos consideramos morenistastambin hemos realizado nuestro aporte, en el sentido de comprender estehecho indito en la historia que fue la restauracin capitalista en aquellosEstados donde la burguesa haba sido expropiada.

    Si la clase obrera mundial logr mantener este hilo de continuidad te-rico-programtico-poltica fue gracias a las luchas feroces que estas gene-raciones de revolucionarios dieron, en completa minora, para reencauzaral movimiento revolucionario por el camino de la revolucin socialista mun-dial, aferrados slo a una ciega confianza en la clase obrera y el futuro co-munista de la humanidad.

    La realidad, como dijo el trotskista norteamericano James Cannon, es queen cualquier estudio de la historia, desde Marx y Engels, se puede observaruna constante: la continuidad ininterrumpida del movimiento marxista re-volucionario.

    Nuestro presente est condicionado por nuestro pasado. Consideramosque la fundacin de la LIT(CI) es parte de esta lucha histrica. Somos pro-12

    30 aos de la LIT(CI) - (1982-2012)

  • ducto de esta herencia, somos producto de la defensa de una teora: la teorade la revolucin permanente; de un programa: el programa de transicin;de una organizacin: la internacional revolucionaria basada en el principioorganizativo del centralismo democrtico.

    Nuestro pasado explica nuestro presentey es una prenda para el futuro

    Al conmemorar el trigsimo aniversario de la LIT(CI) es nuestro deseorescatar el significado esencial de sus bases fundacionales, en el terreno delos principios, el programa, la poltica, el mtodo y la moral revolucionaria,en el contexto de nuestra realidad actual.

    Pero no queremos rescatarlo en abstracto, enunciando slo una serie deprincipios y puntos programticos. Nuestro objetivo es mostrar cmo esepatrimonio terico-poltico-organizativo del trotskismo (el marxismo denues tros das) fue defendido de forma concreta por nuestra corriente a lolargo de innmeras batallas polticas en diferentes momentos de la lucha declases mundial y, al mismo tiempo, cmo sigue siendo parte de la elabora-cin y de la prctica cotidiana de la LIT(CI).

    Nuestro internacionalismo

    El trotskismo es sinnimo de internacionalismo. Este principio, para losmarxistas, no termina en la solidaridad con las luchas de la clase obrera encualquier parte del mundo. La LIT(CI) podra presentarse a s misma comouna organizacin internacionalista como hacen otras corrientes por elhecho de expresar su apoyo decidido a las diversas luchas que se libran endistintas partes del mundo. En este sentido, podemos citar el ejemplo denuestro apoyo y solidaridad con las revoluciones en curso en el Norte defrica y en Medio Oriente; nuestro apoyo histrico a la causa del pueblopalestino y por la destruccin del Estado nazi-sionista de Israel. Podramoscitar, tambin, nuestra posicin de apoyo hacia las luchas de los pueblos la-tinoamericanos, donde histricamente siempre hemos tenido mayor in-fluencia, o para con las luchas y los procesos revolucionarios en los pasesimperialistas.

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    Conferencia de Fundacin de la LIT(CI)

  • El caso de nuestra actual seccin brasilea el Partido Socialista de losTrabajadores Unificado (PSTU) es ilustrativo, en el sentido de cmo se ubicacategricamente y realiza una campaa permanente contra su propio go-bierno y su Estado nacional que aun sin ser imperialista encabeza la ver-gonzosa ocupacin militar en Hait. Lo mismo podemos decir de nuestrassecciones europeas, que se colocan a la vanguardia de la lucha contra los im-perialismos de sus respectivos pases. Es ms, si vamos un poco ms atrs ennuestra historia hallamos el valioso ejemplo de la Brigada Simn Bolvar, con-formada en el ao 1979 a partir de un llamado de la entonces FB que, resca-tando lo mejor de las tradiciones internacionalistas, combati al lado delFrente Sandinista de Liberacin Nacional (FSLN) en la fragua por liberar aNicaragua del yugo opresor de la dictadura de Anastasio Somoza.

    Estos y muchos otros casos muestran, en los hechos, cmo nuestra co-rriente se ha posicionado y se posiciona incondicionalmente del lado de lasluchas de todos los pueblos del mundo, contra la explotacin y la opresincapitalista-imperialista. Sin embargo, a pesar de su extrema importancia,por s solos estos hechos no nos definiran como internacionalistas conse-cuentes.

    Esto es as porque el internacionalismo, como principio, slo se concretacon la construccin de un partido mundial democrticamente centralizado,para hacer la revolucin socialista en todos los pases hasta destruir porcompleto al imperialismo. Es sabido que la defensa del carcter internacionalde la revolucin socialista y del partido, que siempre fue un axioma para losmarxistas, pas a ser una caracterstica exclusiva del trotskismo a partir delabandono completo de este postulado por la contrarrevolucin stalinista.El morenismo, en cambio, resguard siempre la bandera del internaciona-lismo.

    La corriente poltica que dio origen a la LIT(CI) surgi en 1944, cuandoun grupo de militantes, muy jvenes e inexpertos, encabezados por NahuelMoreno, fund una pequea organizacin trotskista en su natal Argentina.Esa organizacin se llam Grupo Obrero Marxista (GOM). Desde ese ao,y hasta 1948, este grupo inicial, que como veremos enseguida tuvo unenorme mrito al enraizar el trotskismo en la clase obrera, actu slo en laesfera nacional.

    Moreno explica esta situacin:14

    30 aos de la LIT(CI) - (1982-2012)

  • Nos declarbamos trotskistas pero no vivamos pendientes de la luchay de la vida de la Internacional. Tenamos una desviacin nacional-trots-kista: la de creer que poda haber solucin a los problemas del movi-miento trotskista del pas, con una visin nacional. No compren damosque slo con una visin internacionalista se podan comenzar a solucio-nar los problemas del trotskismo argentino8.

    Este desvo fue superado cuando, en 1948, el GOM participa del II Con-greso de la IV Internacional. A partir de ah, nuestra corriente comprendeplenamente la esencia del programa trotskista, que tiene como centro haceruna revolucin internacional, abrazando como su principal tarea la cons-truccin de una direccin marxista revolucionaria a nivel mundial. Morenodir, aos ms tarde, que ese fue el paso terico-poltico ms importantedado por la organizacin argentina9.

    La principal leccin aprendida en ese ao, fue sintetizada por Morenocon estas palabras:

    Creemos que la organizacin y la direccin internacionales son unacategora distinta y superior a cualquier organizacin y direccin na-cionales, por grandes o capaces que ellas puedan ser [] Toda direc-cin nacional est destinada al fracaso si no es parte activa de laconstruccin de una direccin internacional [] As como sin oxgenono hay vida, sin direccin y organizacin internacionales no hay trots-kismo verdadero10.

    Es as que, en el transcurso de estos 64 aos, distintas generaciones de re-volucionarios, unas tras otras, batallaron para concretar este objetivo estra-tgico. Muchos fueron los intentos. Siempre rechazando la autoproclamacin,nuestra corriente pele sus posiciones principistas dentro de los grandesagrupamientos trotskistas a escala internacional.

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    Conferencia de Fundacin de la LIT(CI)

    8 MORENO, Nahuel. La historia de nuestra corriente hasta la fundacin de la LIT. RevistaMarxismo Vivo, edicin especial, febrero 2007. p. 39.9 dem. 10 dem, p. 18.

  • El combate fue siempre cuesta arriba. La mayora de las veces lo dimosen minora dentro de esas organizaciones. Fue as hasta 1953 perodo enque la Cuarta estuvo unificada, ao en que estall el combate contra el sec-tor revisionista de Michel Pablo y Ernest Mandel, cuya concepcin y polticaterminara con la primera gran traicin del trotskismo revisionista a una re-volucin obrera, la boliviana de 1952; fue as dentro del llamado Comit In-ternacional, agrupamiento conformado con el Socialist Workers Party (SWP)hasta 1963; y dentro del SU, desde ese mismo ao hasta 1979. Fue en eseao que, por una serie de razones que describiremos ms adelante, se iniciala construccin de una corriente internacional independiente, con la FB y,despus, con la LIT(CI).

    Todos estos intentos, como ya sealamos, estuvieron al servicio de un ob-jetivo superior: la reconstruccin de la Cuarta Internacional, entendidacomo el Partido Mundial de la Revolucin Socialista. La Cuarta Internacio-nal concebida como una organizacin revolucionaria democrticamentecentralizada, como fuera la III Internacional hasta su cuarto Congreso.

    De esta forma, la construccin de la LIT(CI) no es un objetivo en smismo. Ella est al servicio de reconstruir la Cuarta. Nos esforzamos todoslos das por construir una organizacin que pueda servir de impulso y hastade motor de esa tarea. Y vemos con mucho optimismo y satisfaccin que,desde hace unos aos, la LIT(CI) empieza a convertirse en un polo de atrac-cin, an pequeo y con muchas debilidades, para todos aquellos revolu-cionarios principistas que coinciden con esa tarea estratgica.

    Este es uno de los puntos que nos diferenci y nos diferencia de la mayo-ra de la izquierda. En momentos en que la mayora del trotskismo se havuelto revisionista y ha pasado a defender un modelo de Internacional ba-sado en una federacin laxa de partidos o ha profundizado su nacional-trotskismo, que no es otra cosa que sostener que una direccin nacionalpuede ser superior a una direccin internacional, la LIT(CI) se juega a fondopor la reconstruccin de la Cuarta como proyecto estratgico. En este sen-tido, Nahuel Moreno nunca se cans de decir que la direccin internacionalms dbil era superior a cualquier direccin nacional, por ms fuerte questa pudiese ser. Coherente con esta concepcin, en la dcada de los ochenta,cuando la seccin de la LIT(CI) en la Argentina era el Movimiento al So-cialismo (MAS), que lleg a ser la principal organizacin de izquierda del16

    30 aos de la LIT(CI) - (1982-2012)

  • pas y el mayor partido trotskista del mundo, Moreno educaba a los cuadrosen este razonamiento:

    [] es de vida o muerte que la Cuarta se fortifique y surja un partidomundial fuerte; que el partido mundial y sus secciones tengan comoobjetivo central hacer la revolucin socialista en el mundo; que paraeso haga todos los sacrificios, todo lo que sea necesario; que tenga lalnea del Partido Bolchevique: Preferimos que se hunda Rusia peroque se haga la revolucin en Alemania, porque es un pas mucho msimportante. Que esa sea una poltica viva, de todos los das; como [ha-cemos] nosotros en la LIT. A la LIT le importa un carajo que el partidoargentino se vaya para abajo, si el partido brasileo se va para arriba.Esto sera una gran noticia. Si fuera as, si fuera posible cambiar la In-ternacional y se nos planteara dnde queremos tener el actual partidoargentino y dnde el brasileo, en la LIT no dudaramos ni un minutoen llevar [el partido argentino] al Brasil y el partido brasileo a la Ar-gentina11.

    En esta misma lnea, en medio de la crisis que asol a la izquierda mun-dial y que afect profundamente a la LIT(CI), comenzando por la explosindel MAS argentino, la direccin del PSTU brasileo, que qued como laprincipal seccin, en lugar de pretender convertirse en el partido madre,se coloc al servicio de reconstruir la LIT(CI).

    Pasados los aos, al recordar esto, se tiende a perder de vista la enormeimportancia que tuvo esta actitud internacionalista. No era fcil. Pensemosque el SWP, el partido norteamericano cuya direccin fue educada por elpropio Trotsky, cuando se dio la divisin de la Cuarta en 1953, avanz porun camino nacional-trotskista, que se expres en un funcionamiento fede-rativo, y abandon la lucha por reconstruirla. Esta fue la primera polmicaimportante con este partido que, a pesar de que los sectores agrupados enel Comit Internacional eran mayoritarios dentro del movimiento trotskista,se rehus, junto a Healy y Lambert, a construir una Internacional centrali-

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    Conferencia de Fundacin de la LIT(CI)

    11 MORENO, Nahuel. Escuela de Cuadros Argentina 1984. Buenos Aires: Ediciones Crux,1992. p. 81.

  • zada y a liquidar al revisionismo pablista. No fue casual que, en los diez aosde existencia del Comit Internacional, no se convoc a un solo Congreso.

    Nuestra defensa de la necesidad imperiosa, urgente, de construir el EstadoMayor de la Revolucin Socialista se sustenta en que cada vez es ms dra-mtica la disyuntiva de socialismo o barbarie (destruccin) que tiene pordelante la humanidad. Sin embargo, sobre todo despus de la restauracindel capitalismo en los ex estados obreros, la mayora de la izquierda aban-don esta tarea principista.

    Fue as que, en la dcada de los noventa, las enormes presiones que oca-sionaron el tremendo retroceso ideolgico en la izquierda mundial afectaronnuestras filas e instalaron la polmica sobre si la LIT(CI) deba continuar ono siendo una organizacin basada en el centralismo democrtico. Enmedio de la mayor crisis interna de nuestra historia, nuevamente un sectorprincipista luch contra los sectores liquidacionistas. La profundidad de lacrisis y el nivel de la batalla fueron tales que la posicin de mantener laLIT(CI) y reconstruirla en los marcos de sus bases fundacionales triunfpor la diferencia de un voto en el V Congreso que se realiz en 1997.

    Esto demuestra que, si conseguimos superar la profunda crisis que casinos destruy en los noventa, no fue por adaptarnos a la moda de las redes,las federaciones internacionales, ni por girar en torno de nuestros partidosnacionales ms fuertes sino, por el contrario, empuando con mucha msconviccin la bandera del internacionalismo proletario, la del Partido Mun-dial de la Revolucin Socialista. Nahuel Moreno planteaba esta cuestin di-ciendo:

    Afirmo categricamente que todo partido nacional que no est en unaorganizacin internacional bolchevique, con una direccin internacio-nal, comete cada vez ms errores y uno cualitativo: por ser trotskistanacional termina inevitablemente renegando de la IV Internacional ypasndose a posiciones oportunistas o sectarias, para luego desapare-cer. Se es trotskista y se vive entonces en una Internacional o se des-aparece12.

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    12 MORENO, Nahuel. La existencia de una tendencia trotskista ortodoxa es un hecho. RevistaMarxismo Vivo, edicin especial, febrero 2007. p. 107.

  • Hoy somos minora quienes defendemos la construccin de una Inter-nacional democrticamente centralizada. La LIT(CI) no es la nica, pero suna de las pocas organizaciones que sigue remando contra la corriente ysosteniendo que sin direccin revolucionaria internacional no existe nin-guna posibilidad de derrotar definitivamente al imperialismo. Y el hechode continuar con esta batalla histrica del marxismo revolucionario nosllena de orgullo.

    La lucha por la independencia de clase

    La afirmacin de que la liberacin de los trabajadores ser obra de lostrabajadores mismos, desde que fue realizada por Marx y Engels en el Ma-nifiesto Comunista, siempre fue una premisa central para los revolucionarios.

    Esta frase, en su aparente simplicidad, es uno de los pilares de la cienciamarxista. Es la conclusin de todo el razonamiento basado en la existenciade la lucha de clases como motor histrico de la humanidad.

    Si de lo que se trata es de acabar con esta sociedad explotadora y construirsobre sus escombros una nueva sociedad, la comunista, resulta evidente queesta tarea no la podemos realizar con la clase o sectores de clase que se en-riquecen explotando el trabajo humano de la mayora absoluta de la pobla-cin mundial.

    En otras palabras, no se puede llegar al comunismo el fin de la sociedadde clases y del Estado unidos con la clase capitalista. Ninguna clase se sui-cida. El socialismo no vendr por obra de ningn empresario, latifundista,banquero o general burgus, por ms progresistas o nacionalistas quealgunos de ellos puedan aparentar ser. Ellos no quieren el socialismo, quie-ren mantener el capitalismo. Pueden hacerlo o decirlo ms o menos abier-tamente, pero su misin no es otra que mantenerlo.

    La clase obrera, entonces, mal puede buscar aliados entre sus enemigoshistricos de clase.

    Estas ideas han sido abandonadas desde hace dcadas por la mayora dela izquierda mundial, comenzando por el stalinismo y siguiendo con orga-nizaciones que se reclaman del trotskismo. En nuestros das, hablar de in-dependencia de clase o de clasismo para la mayor parte de la izquierda essinnimo de sectarismo o de dogmatismo. Lo nuevo es conformar am-

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    Conferencia de Fundacin de la LIT(CI)

  • plias alianzas policlasistas sobre la base de programas reformistas. Lonuevo es apoyar y participar directamente de proyectos electorales o go-biernos encabezados por partidos o lderes burgueses progresistas o queposan de antiimperialistas. Lo nuevo es aplicar a fondo la lgica de loposible, de lo pragmtico a la hora de hacer poltica. La realidad es queen esto no existe nada nuevo bajo el sol. Estamos delante del mismo re-formismo de los siglos XIX y XX, esta vez sin reformas.

    La corriente que le dio origen y la LIT(CI), desde su nacimiento, se haubicado siempre en oposicin frontal a cualquier proyecto poltico o go-bierno burgus. Nunca en nuestra historia hemos apoyado o participado degobiernos capitalistas, cualquiera sea su forma. Actuamos as porque, paranosotros y al contrario de lo que dicen muchas organizaciones de izquierda,sta no es una cuestin tctica sino de principios.

    Nuestro camino ha sido diferente. Nuestra historia y presente estn mar-cados por una lucha sin tregua contra corrientes y todo tipo de gobiernoscapitalistas, sean nacionalistas o de carcter frente populista.

    Nuestra ms importante prueba de fuego al respecto fue durante la revo-lucin boliviana de 1952. Esta fue la ms perfecta y clsica revolucin obreraque ocurri despus de la rusa de 1917. El campesinado y los sectores po-pulares bolivianos, acaudillados por la clase obrera, en particular por losmineros, realizaron una revolucin tan radical que destrozaron en pocosdas el ejrcito burgus y comenzaron, a partir de milicias, a construir supropio ejrcito proletario, que cont con ms de cien mil efectivos. Impusola nacionalizacin de las minas y la reforma agraria, al tiempo que gestabaun organismo de doble poder nacional, centralizado y armado en torno aun programa trotskista: la Central Obrera Boliviana (COB). La situacin enBolivia, despus de abril de 1952, era parecida a la de Rusia despus de larevolucin de febrero de 1917. Dos poderes existan en el pas, pero el msfuerte era el de las organizaciones obreras y populares. stas, debido a susdirecciones conciliadoras, le entregaron el poder a un dbil gobierno bur-gus, el del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), capitaneadopor Paz Estenssoro. La diferencia con el febrero ruso se daba en que, en Bo-livia, la burguesa estaba completamente desarmada. El ejrcito burgus noexista, haba sido absolutamente destruido por la accin encarnizada de lasmasas. El colapso de las fuerzas armadas burguesas fue tal que hasta se dio20

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  • el caso en que stas tuvieron que pedir a la COB que les prestase fusiles parapoder hacer un desfile por las fiestas patrias en el pas. La COB accedi yprest las armas, slo que sin municiones. La otra cuestin es que el partidorevolucionario, el Partido Obrero Revolucionario (POR), seccin oficial dela Cuarta Internacional, tena influencia en sectores de masas. El stalinismo,en cambio, no pasaba de un pequeo grupo. Existan, entonces, todas lascondiciones para que el POR aplicase una poltica leninista: orientar todala accin del partido hacia la toma del poder por la clase obrera a travs desus organismos, comenzando por explicar pacientemente a la mayora delos obreros organizados en la COB y en las milicias que el de Paz Estenssorono era su gobierno, que de su mano el pas no se liberara del imperialismoni de los explotadores nacionales, que de su mano no habra ni trabajo nipan ni tierra, lo que slo podra ser conquistado si la COB tomaba el poder.El trotskismo estaba en condiciones de disputar la toma del poder en unpas. El POR y la direccin de la Cuarta Internacional tenan en sus manosuna decisin que poda cambiar radicalmente el curso de la historia. Podanpropiciar un salto inmenso en la superacin de la crisis de direccin revo-lucionaria de la humanidad. Y no lo hicieron.

    El POR, siguiendo la orientacin de la direccin de la Cuarta Internacio-nal, que en ese tiempo estaba en manos de Michel Pablo y Ernest Mandel,aplic una poltica opuesta al leninismo: no llam a desconfiar del gobiernoburgus y a luchar por el poder de la COB como nica forma de respondera los intereses de los obreros y campesinos. Por el contrario, le otorg apoyocrtico y defendi la participacin de ministros de la COB en el gobiernodel MNR. Nueve das despus del levantamiento obrero, el POR declar ensu peridico Lucha Obrera que: En la medida en que lleva a cabo el pro-grama prometido, el POR apoya al Gobierno que surgide la insurreccinpopular del 9 de abril []13.

    Y en las resoluciones de su X Conferencia plante:

    En elmomento presente nuestra tctica consiste en agrupar nuestrasfuerzas, en aglutinar el proletariado y los campesinos en un solo bloquepara defender a un gobierno que no es el nuestro [] Lejos de lanzar

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    13 SAGRA, Alicia. Bolivia: 50 aos al borde de la toma del poder. Revista Marxismo Vivo, n.8, marzo 2003. p. 54.

  • la consigna del derrocamiento del rgimen de PazEstenssoro, lo apun-talamos para que resista la embestida de la rosca [] Esta actitud semanifiesta primero como presin sobre el gobierno para que realicelas aspiraciones ms sentidas de los obreros y campesinos14.

    La poltica de Pablo y Mandel no fue colocar todas la fuerzas del POR enla pelea por dirigir la toma del poder contra el gobierno capitalista de PazEstenssoro sino la de defender al MNR para que realice las aspiracionesms sentidas de los obreros y campesinos.

    Esta fue una de las traiciones ms nefastas en la historia del movimientoobrero. Si la Cuarta Internacional hubiese peleado de forma principista porel poder, ni hablar si lo conquistaba, el curso de la historia hubiese sido otro.El trotskismo podra haber ganado prestigio y peso de masas, como mnimo,en Amrica Latina. La Revolucin Cubana, realizada siete aos despus, sehubiera dado en el marco de esta realidad. La direccin pablista frustr estaposibilidad de la peor manera.

    Nuestra corriente, aunque minoritaria dentro de la Cuarta, denuncidesde el POR argentino el carcter burgus y contrarrevolucionario del go-bierno de Paz Estenssoro, del MNR y de la direccin de la COB en manosde Juan Lechn Oquendo y levant la consigna: Todo el poder a la COB!

    De la misma forma, a pesar de su tremenda influencia sobre las masas yla vanguardia obrera, tampoco capitulamos a la onda de gobiernos nacio-nalistas burgueses expresada en el peronismo en la Argentina, en Juan Ve-lasco Alvarado en el Per, o en el presidente boliviano Juan Jos Torres. Lamisma posicin tuvimos frente al nasserismo y el partido Baath, surgidosen Medio Oriente durante la dcada de 1950-1960. Igualmente, no expre-samos apoyo poltico al Movimiento de las Fuerzas Armadas durante la re-volucin portuguesa de 1974, cuando la mayor parte de la izquierdamundial, incluido Mandel, le capitulaba. Siguiendo esta posicin histrica,y por la misma razn de clase, es que no apoyamos polticamente, en nues-tros das, al gobierno de Hugo Chvez.

    Nos hemos forjado, adems, en el combate contra la nefasta poltica, ins-tituida por el stalinismo, de impulsar o apoyar gobiernos de Frente Popular,

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    14 dem.

  • es decir, coaliciones polticas entre partidos de izquierda o direcciones delmovimiento de masas con sectores burgueses considerados progresivos,patriticos o democrticos.

    De la misma forma que combatimos al gobierno frente populista de Sal-vador Allende en Chile, a inicios de la dcada del setenta, o al de Mitterranden Francia, actualmente lo hacemos contra el gobierno de Dilma Rousseffen el Brasil, como antes contra el gobierno de Lula y el PT, que fue uno delos frentes populares ms poderosos que ha conocido la historia del movi-miento obrero.

    Si bien la entonces Convergencia Socialista (CS), antecesora del actualPSTU brasileo, haba propuesto la formacin del PT y fue parte de l du-rante 12 aos, desde la dcada de los ochenta combati todo el proceso deadaptacin parlamentaria y de abandono del programa clasista que experi-mentaron el PT y la CUT; proceso ste que finalmente los transform eninstrumentos del imperialismo y la burguesa brasilea. En el marco de esasbatallas, en 2002, cuando ocurri la primera eleccin de Lula, el PSTU lanzla candidatura de Z Maria, un obrero metalrgico y dirigente del partido,para dar a la clase obrera una alternativa socialista y revolucionaria durantelas elecciones. En las elecciones de 2006 y 2010, enfrentamos otra vez el fren -te popular encabezado por el PT, impulsando un frente de izquierda clasista,nuevamente con Z como candidato.

    Lo mismo ocurri en el Paraguay durante las elecciones presidencialesde 2008, donde nuestra seccin, el Partido de los Trabajadores (PT), impulsla candidatura de Julio Lpez, dirigente partidario y sindical, en contra dela candidatura de Fernando Lugo y de las dems candidaturas que respon-dan a la derecha tradicional. El partido paraguayo de la LIT (CI) enfrent,al aplicar esta poltica de defensa de la independencia de clase, adems dela fuerte presin que ejerce cualquier proyecto de conciliacin de clases, lapresin de que la candidatura de Lugo era la nica con posibilidades realesde derrotar electoralmente al Partido Colorado, el principal partido de laderecha, que detentaba el poder desde haca 61 aos.

    Cuando la aplastante mayora de la izquierda se pasa la vida buscandoburgueses progresistas o no tanto a los cuales apoyar, los militantes dela LIT(CI) seguimos confiando ciegamente en la fuerza de nuestra clase,movilizada de forma democrtica, para la toma del poder. No nos interesa

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    Conferencia de Fundacin de la LIT(CI)

  • ocupar ministerios para administrar estados capitalistas. Rechazamos la ideade cambiar por dentro esos estados, de disputar la orientacin de go-biernos capitalistas, o de humanizar el propio sistema. Todo esto tiene quever con una visin reformista, que niega la posibilidad de que la clase obrerapueda hacer una revolucin y, con ella, transformar el mundo.

    Nuestro destino, por el contrario, continuar estando al lado de la claseobrera, luchando por su completa independencia poltica, organizativa y fi-nanciera de la burguesa.

    Nuestra ligazn con la clase obrera

    El trotskismo argentino, en los inicios de la dcada del cuarenta, no pa-saba de una serie de pequeos grupos dispersos. Su actividad poltica se li-mitaba a interminables reuniones cargadas de discusiones acadmicas sobrelos ms diversos temas. El centro de ese trotskismo pequeoburgus, decaractersticas bohemias y contemplativas, eran los tradicionales cafs deBuenos Aires, entre ellos el Tortoni. Nahuel Moreno caracteriz este am-biente estril diciendo: Entre el 40 y el 43, el trotskismo era una fiesta15.

    En ese contexto, hacia finales de 1944, Moreno y otros adolescentes fun-dan el Grupo Obrero Marxista (GOM). El ncleo fundacional nace en VillaCrespo, un barrio de Buenos Aires. Nahuel Moreno escribe el documentotitulado El Partido, que sera el precursor de la nueva organizacin y en elque plasma una decisin que resultara histrica y determinante para nues-tra corriente y la de todo el trotskismo obrero: los miembros del GOM aban-donaron la fiesta de los crculos intelectuales que hacan trotskismo decaf para ligarse estrechamente a la clase obrera. En aquel texto se lee: Nosempalmaremos en el movimiento obrero, acercndonos y penetrando en lasorganizaciones donde ste se encuentre, para intervenir en todos los con-flictos de clase16. Y as, salieron de Villa Crespo para ir a vivir a Villa Po-bladora, entonces principal centro obrero e industrial de la Argentina. Elobjetivo era ligarse a la clase obrera, consustanciarse con sus luchas y hastacon su modo de vida.

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    15 CARRASCO, Carmen; CUELLO, Hernn. Esbozo biogrfico de Nahuel Moreno. RevistaCorreo Internacional, edicin especial, enero 1988. p. 7.16 dem, p. 8.

  • Mal no les fue. Para abril de 1945, estos jvenes trotskistas estaban diri-giendo una impresionante huelga en la fbrica ms grande del pas, el fri-gorfico Anglo-Ciabasa, con 15.000 obreros. Cuenta Moreno que, a partirde esa huelga, hicimos una especie de comuna en Avellaneda: desviamosel trnsito y no se poda circular sin un carnet del sindicato17. El GOM, ade-ms de su intervencin en los gremios de la carne, diriga media comisindirectiva de la SIAM, por entonces la metalrgica ms grande del pas, ade-ms de haber orientado la fundacin de varios sindicatos de mucho peso,como la Federacin de la Carne y la Asociacin Obrera Textil. Con el obje-tivo de ir a las fbricas, el GOM avanz tambin en su insercin dentro deaquel populoso barrio, al punto que Nahuel Moreno lleg a ser presidentedel club barrial Corazones Unidos, desde el cual se organizaban desde fies-tas bailables hasta cursos y charlas sobre las revoluciones francesa y rusa.En Villa Pobladora construyeron, haciendo cursos para los obreros e ingre-sando en los sindicatos, un verdadero bastin trotskista en medio de lamarea peronista que inund el pas desde 1945. Dir Moreno al respecto:

    Fuimos los que dijimos que el lugar preferente del trabajo de los trots-kistas deban ser los sindicatos peronistas. Supimos entender ese fen-meno decisivo. Y lo hicimos sin capitularle, porque denuncibamos elcarcter totalitario y reaccionario de la burocracia sindical y del controlestatal que ejerca sobre los sindicatos. Este acierto, opino, es la pginafundamental que escribi nuestro grupo y la razn ltima de que sub-sista hasta la fecha: el haberse ligado al movimiento obrero18.

    La importancia de este acierto es histrica. Lo que hizo ese puado de j-venes, muchos de ellos con menos de veinte aos de edad, no es cualquiercosa. En un medio donde lo normal era diletar en los cafs porteos, dejartodo para ir a trabajar y militar en los frigorficos no lo haca cualquiera.Los jvenes del GOM bien pudieron tomar otra orientacin, por ejemplo,entrar a la universidad, que por aquellos aos en la Argentina era muchoms fcil de conseguir que en nuestros das. Pero ellos escogieron otro ca-mino, el ms difcil. Entendieron lo ms importante: entendieron que sin

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    17 dem, p. 9.18 dem, pp. 10-11.

  • ligarse a la clase obrera no existe trotskismo. Hicieron lo primero y funda-mental que se puede reclamar de un revolucionario: ser parte de la claseobrera. Esto es as porque el programa del trotskismo es el programa de laclase obrera movilizada. La movilizacin permanente de la clase obrera, de-mocrticamente auto-organizada, es su razn de ser.

    Desde la ida a Villa Pobladora no nos separamos ms de nuestra clase. Elmorenismo qued asociado indefectiblemente a la clase obrera, con el trots-kismo obrero. En ese sentido, la batalla en todos los terrenos para que laCuarta Internacional se ligue a la clase obrera fue una constante en nuestracorriente internacional. Fue una polmica eterna con la direccin de Pabloy Mandel que, por su carcter pequeoburgus e intelectual, no confiabanen la fuerza revolucionaria de la clase obrera y terminaban capitulando acualquier direccin burocrtica, nacionalista burguesa o pequeoburguesaque dirigiera una gran lucha o una revolucin.

    Primero le capitularon al stalinismo, impresionados por el enorme pres-tigio que adquiri a partir de la derrota del nazi-fascismo y la expropiacinde la burguesa en el Este europeo, cuando Pablo cre la teora de que latercera guerra mundial entre el imperialismo norteamericano y la URSSera inevitable e inminente y que los partidos stalinistas, para defender a losestados obreros burocratizados, iban a hacer la revolucin internacional. Larevisin era completa: otorgaban un carcter revolucionario nada menosque al aparato contrarrevolucionario ms poderoso de la historia. Coheren-temente, dieron la lnea de que los partidos trotskistas de la Cuarta debandisolverse y entrar en los partidos stalinistas (que iban a hacer la revolucin),no para criticarlos sino para aconsejarlos en ese proceso. El resultado fuedesastroso. Despus de ese entrismo de 17 aos, la mayora del trotskismoeuropeo que aplic esa lnea no slo prcticamente desapareci sino que,en el terreno de la poltica, Pablo y Mandel llegaron a oponerse a las impre-sionantes movilizaciones antiburocrticas que eran parte de la revolucinpoltica contra las dictaduras de los partidos comunistas, que libraron losobreros alemanes en 1953.

    El corolario de esta lnea capituladora y liquidacionista, como vimos an-teriormente, fue la traicin a la revolucin boliviana de 1952.

    Mientras el trotskismo revisionista se la pasaba capitulando al stalinismo,a Tito, a Mao, a la direccin castro-guevarista y su orientacin foquista para26

    30 aos de la LIT(CI) - (1982-2012)

  • Amrica Latina, a la vanguardia estudiantil radicalizada surgida durante elMayo francs, al eurocomunismo y al sandinismo, nuestra corriente hacade todo para insertarse en el movimiento obrero, en sus lugares de trabajo,postulndose siempre como alternativa de direccin revolucionaria para susluchas. La razn la daba Moreno:

    El trotskismo empalma con el proletariado y slo con l () Su pro-grama es esencialmente obrero. Es el programa que la clase obrera debeaplicar para conducir a todos los explotados del mundo. Por eso eltrotskismo acompaa al proletariado como la sombra al cuerpo19.

    Esta es la comprensin terico-poltica que orienta nuestros esfuerzos mi-litantes. Somos los que queremos estar al lado de nuestra clase y construir, apartir de las luchas ms mnimas, una direccin revolucionaria en su seno.Estamos convencidos de que toda revolucin en la que la clase obrera notenga un papel protagnico aun cuando llegue incluso a expropiar a la bur-guesa y romper con el imperialismo est condenada al aislamiento y el re-troceso. Es por eso que nuestras secciones hacen todos los esfuerzos paraintervenir en el movimiento obrero. La propia debilidad o una determinadasituacin de la lucha de clases y/o del movimiento sindical pueden hacerque apliquemos otras tcticas, como la construccin, por un corto perodo,en el movimiento estudiantil, pero siempre con el objetivo estratgico de serparte del movimiento obrero, sobre todo de sus batallones pesados, de sussectores ms explotados.

    En este sentido, en nuestra historia, adems del caso argentino tenemosel ejemplo de los jvenes militantes colombianos que fueron a intervenir enlas concentraciones obreras de su pas. O el caso del partido espaol cuandocentr sus fuerzas en Getafe, uno de los ms importantes centros industria-les de Madrid. O el de otro grupo de estudiantes, brasileos, cuando inter-vinieron en el proceso de luchas obreras del ABC, el inmenso complejoindustrial de San Pablo, donde participaron de sindicatos y dirigieron opo-siciones contra la burocracia sindical, en el marco de la fundacin del PT yla CUT, donde las tesis defendidas por los trotskistas de la ConvergenciaSocialista nunca tuvieron una influencia menor a 10% de los delegados.

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    Conferencia de Fundacin de la LIT(CI)

    19 MORENO, Nahuel. Conversando com Moreno. So Paulo: Editora Sundermann, 2005.p. 63.

  • En la actualidad, militantes de la LIT(CI) cumplen roles destacados enlos procesos de reorganizacin sindical de pases como el Brasil y el Para-guay, adems de un renovado esfuerzo sobre el movimiento obrero europeo.

    No obstante, nuestra obsesin por ligarnos y dirigir los procesos vivos dela lucha de clases, del movimiento obrero y de masas, no nos llev a rebajaro renegar del programa trotskista. Para llegar a las masas no nos hicimosperonistas, castristas, sandinistas o, ahora, chavistas, lulistas, kirchneristaso luguistas. Queremos romper el carcter minoritario y de vanguardia ymuchas veces marginal- que actualmente tiene el trotskismo y apuntar aconstruir partidos con influencia de masas, como parte de la Cuarta recons-truida, pero no al precio de convertirnos en nuestro opuesto. Seremos lamayora dentro del movimiento obrero a partir de una combinacin de ele-mentos objetivos y subjetivos favorables, pero siempre en los marcos delprograma trotskista y con el mismo criterio de Lenin: flexibilidad y audaciaen las tcticas, inflexibilidad e intransigencia en los principios.

    Es un camino difcil? El trabajo en el seno del movimiento obrero y demasas es un trabajo gris? Ciertamente, lo son. Pero son los nicos condu-centes a la revolucin socialista mundial. Por eso, no buscamos ni buscare-mos atajos. Si la lucha de clases lo impone, seguiremos nadando contra lacorriente con el mismo optimismo y la misma confianza revolucionaria enla fuerza creadora de nuestra clase, que siempre nos caracteriz. Al respecto,es oportuno compartir la reflexin que hizo Nahuel Moreno poco antes desu muerte en 1987:

    No hay forma de engaar al proceso histrico y de clase [] Yo merefiero al carcter de clase. Nosotros tratamos de dirigir al proletariado,jams nos alejamos de l. Esto no es declamacin, es una poltica in-ternacional de clase que se desprende de un anlisis terico profundo.No hay triquiuela poltica que valga. De nada sirve mentir, decirle alcampesinado que somos campesinos, con el objetivo de hacer una re-volucin obrera. Si la clase obrera no nos sigue, no llegamos a ningunaparte. Nos burocratizamos, capitulamos al campesinado. Es inconce-bible hacer la revolucin proletaria sin el proletariado []. A lo largo de mi vida poltica, despus, por ejemplo, de mirar con sim-pata al rgimen que surgi de la Revolucin Cubana, he llegado a la

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    30 aos de la LIT(CI) - (1982-2012)

  • conclusin de que es necesario continuar con la poltica revolucionariade clase, aunque postergue la llegada al poder para nosotros en veinteo treinta aos, o lo que sea. Nosotros aspiramos a que sea la claseobrera la que verdaderamente llegue al poder, por eso queremos diri-girla20.

    La democracia obrera como principio

    La defensa o no de la democracia obrera, como principio de aplicacincotidiana, es uno de los principales divisores de aguas en la izquierda mun-dial, inclusive de la que se reivindica trotskista.

    La LIT(CI) siempre se ha caracterizado por su obsesiva defensa de la msamplia democracia obrera dentro de las organizaciones de masas, sean stasobreras, campesinas, populares o estudiantiles. Estamos convencidos de queal dar participacin real a los trabajadores o sectores explotados organizados,cualquier lucha contra el capital se fortalece.

    La democracia interna que defendemos para las organizaciones socialesse concreta en la realizacin peridica de asambleas y de elecciones directasy transparentes en los gremios, donde la base de los trabajadores pueda de-finir la poltica de la organizacin, elegir libremente a sus dirigentes y, deser necesario, revocarlos en sus mandatos.

    Defendemos, adems, que los dirigentes se deban a sus bases, que rindancuentas peridicamente, sea en el sentido poltico o financiero. Debe ser re-almente la clase obrera o el movimiento popular quien dirija sus organiza-ciones, si queremos que triunfen nuestras luchas contra el capitalismo y,cuando tomemos el poder, que los explotados gobiernen efectivamente.

    Podemos afirmar que la democracia obrera es una de las razones de serdel trotskismo y, por consiguiente, de la nuestra. Esta es una diferencia conla teora y la prctica de la amplsima mayora de la izquierda mundial,donde abundan las corrientes burocrticas y pequeoburguesas. No puedeser de otra manera, pues al burcrata y al pequeoburgus no les interesa laclase obrera, la desprecian tanto como le temen. Para nosotros es todo locontrario.

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    20 MORENO, Nahuel. Conversando com Moreno. So Paulo: Editora Sundermann, 2005.pp. 64-65.

  • Moreno, al tratar este tema en una escuela de cuadros del antiguo MASargentino, realizada en 1984, deca:

    La democracia obrera es centro de nuestra poltica porque nosotroscreemos en la clase obrera, creemos que organizndose democrtica-mente hace maravillas, que hace mucho ms que los guerrilleros y quetodo el mundo. Muchos compaeros, incluso la misma clase obrera,muchas veces no creen en esto, porque no conocen la historia del mo-vimiento obrero []. Da la impresin de que no es inmensa. Pero esinmensa: hace huelgas como las de Francia, que dejan en el aire, com-pletamente en el aire, a un gobierno como el de De Gaulle. Y lo queest y sigue haciendo desde hace cuarenta aos en Bolivia, en Per...!Es ms grande que la guerrilla, es ms grande que todo. El herosmode la clase obrera es increble21.

    Nosotros queremos democracia obrera para todo. No por una cuestinromntica sino porque, como apuntamos, es una necesidad para la lucha.Queremos democracia obrera en los sindicatos, democracia obrera para quela clase obrera tome el poder y, despus de la toma del poder, para que stapueda gobernar los nuevos estados obreros. Y as hasta la destruccin totaldel imperialismo.

    No hay camino al socialismo sin democracia obrera. Sin confiar en nuestraclase no puede haber revolucin socialista. Por eso es nuestra razn de ser.

    Por este motivo, combatimos tanto a las direcciones burocrticas del mo-vimiento de masas. Todas ellas, independientemente de su origen, tienenen comn el hecho de que beben de la misma fuente stalinista.

    Por este motivo, tambin, cuando nos toca estar en la direccin de unsindicato u organismo del movimiento de masas, la implementamos hastalas ltimas consecuencias.

    En este sentido, podemos citar un caso ilustrativo. En el Brasil, hace unosaos, el PSTU comenz toda una discusin interna para combatir expre-siones de burocratizacin en los sindicatos que eran dirigidos por militantesdel partido. De esas discusiones surgieron medidas concretas que se aplica-

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    21 MORENO, Nahuel. Escuela de Cuadros Argentina 1984. Buenos Aires: Ediciones Crux,1992. p. 50.

  • ron a todo nivel dentro del partido y tambin, obviamente, hacia afuera. Esas que, al llevar la discusin a los sindicatos, nos encontramos con seriosproblemas de burocratismo que, en algunos casos, derivaban en problemasmorales. La direccin del PSTU enfrent esos problemas a fondo, sin im-portar si para ello deba aplicar severas sanciones a sus propios militantes ydirigentes. Por ejemplo, en un sindicato de la construccin civil en Belmse descubri que un militante nuestro haba usado dinero del sindicato paracuestiones personales. El PSTU no slo sancion a ese militante sino quellev el caso ante una asamblea obrera con toda la base, en donde tambinpropuso una sancin. Los sectores burocrticos en el sindicato, al principio,hasta quedaron confusos y sorprendidos ante nuestra prctica. El asunto eraque ese sindicato, por aos, haba estado dirigido por el Partido Comunistadel Brasil (PCdoB), cuya prctica impuso tal concepcin que el hecho deque un dirigente use recursos del sindicato no era visto como un problemaescandaloso. La sorpresa ajena fue mayor cuando vean que la denunciahacia aquel dirigente provena de su propio partido, cuando lo normal seraque esto se diera como parte del ataque de una corriente contraria. Lo quecualquiera pudo haber considerado como un suicidio poltico, como unaexposicin innecesaria de sus debilidades, acab siendo visto, por la baseobrera, como una fortaleza. La base puedo ver que la direccin de su gremio,en su mayora militantes del PSTU, era transparente y democrtica, lo cualse reflej en la decisin mayoritaria, durante las elecciones siguientes, deque esa misma direccin continuase.

    La autocrtica como mtodo

    Resulta importante resaltar otro aspecto que, a nuestro parecer, es unacaracterstica que diferencia a nuestra corriente de la mayora de la iz-quierda, especialmente dentro del trotskismo. La LIT(CI) y sus antecesoras,como pocas, siempre rechazaron el mtodo de la autoproclamacin. Nuncanos consideramos los nicos revolucionarios del mundo ni nos endilgamosel rtulo de ser la Cuarta Internacional reconstruida o algo parecido. No lohicimos cuando, en distintos momentos, nuestra corriente adquiri un pesoy una dinmica muy superior a corrientes que, con mucho menos, se ungana s mismos como el partido mundial.

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    Conferencia de Fundacin de la LIT(CI)

  • Por el contrario, siempre que no existieran diferencias de principios,dimos la pelea por la reconstruccin de la Cuarta en los marcos de los prin-cipales agrupamientos trotskistas, o hicimos llamados para conformarlos.Siempre buscando acuerdos o fusiones principistas, convencidos de que lareconstruccin de la Cuarta es un objetivo superior que, si queremos quesea un gran partido revolucionario mundial, implicar la confluencia de unaserie de sectores con distintos orgenes, incluso diferentes del propio trots-kismo, siempre sobre la base de un acuerdo con un programa revoluciona-rio. Las rupturas que se produjeron, como lo sealamos, no se dieron porcuestiones tcticas, de prestigismo pequeoburgus y, menos an, por dis-putas de aparato. Por ejemplo, no rompimos con el Secretariado Interna-cional de la Cuarta, en tiempos de Pablo, cuando este design como seccinoficial en la Argentina al delirante grupo de Posadas, pues este era ardientedefensor de las concepciones y la poltica pablista. Tampoco lo hicimoscuando, en tiempos del SU, dirigido por Mandel, se design al grupo de Ro-berto Santucho, el PRT (El Combatiente), como seccin oficial debido a quecoincida con la lnea guerrillerista de la direccin mayoritaria del SU. In-cluso as, seguimos batallando, haciendo las polmicas polticas que tena-mos que hacer, respetando los acuerdos.

    Esto, en un sentido, tiene que ver con el criterio metodolgico general,con el cual fuimos formndonos, de no considerarnos infalibles. Todo locontrario. La LIT(CI) siempre se ha caracterizado por reconocer sus errorespblicamente. El hecho de dar valor a nuestros aciertos, nunca nos llev apretender ocultar a nuestros militantes ni a las dems organizaciones nues-tras tremendas debilidades en muchos terrenos. Es as que, con los aos, hi-cimos de la autocrtica un mtodo a la hora de hacer y discutir balances paraelaborar o para corregir lneas equivocadas.

    El propio Moreno, que fue nuestro principal dirigente y fundador, se re-firi a este criterio tan nuestro, justamente cuando respondi en una de susintervenciones durante la Conferencia de Fundacin de la LIT (CI), a quie-nes exigan garantas de pocos o nulos errores:

    Nos equivocamos mucho, es un hecho, y nos vamos a equivocarmucho, lo cual tambin es otro hecho, no una hiptesis o futurologa.Garantizo que como direccin internacional y como direcciones na-

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    30 aos de la LIT(CI) - (1982-2012)

  • cionales nos vamos a seguir equivocando. Si alguien cree que no seras, lo lamentamos por l. Nosotros no hacemos demagogia: nos vamosa equivocar. Menos que antes, pero nos equivocaremos. De eso estoyseguro. Creemos tener una direccin superior a la que tenamos antes,pero no se nos pida la garanta de no equivocarnos bastante. Esa ga-ranta la podran dar direcciones trotskistas que tomen el poder alfrente de grandes partidos, pero no nosotros, productos de la crisis dela Cuarta. Nuestro mrito es haber resistido -mal o bien- la ofensivarevisionista. Somos marxistas y no creemos en brujas ni milagros []Debemos reconocer los errores que cometemos para que los jvenestrotskistas aprendan a pensar y a criticarnos con su cabeza, sin dejarpor ello de respetarnos [] Los del SWP, que admirbamos tanto,nunca mencionaban sus errores. Su historia era la de unos genios, lle-nos de aciertos; Mandel actuaba en forma similar. Los dirigentes delmovimiento trotskista mundial se consideraban colosos que no erra-ban nunca. Sin embargo, el trotskismo, dirigido por ellos, era lasti-moso.Resolvimos, entonces, invertir el problema: trataramos de preparar lamentalidad de los que [vinieran], ensendoles nuestros errores, nues-tras colosales limitaciones [] Esa aburrida experiencia de andarsiempre entre genios nos llev a hacer propaganda indirecta sobrenuestra base, para convencerla por todos los medios de que nos equi-vocamos mucho, de que deben pensar y pensar por su propia cuentaya que nuestra direccin no es garanta de genialidades. Queremos,por todos los medios, inculcarles espritu autocrtico, marxista y nouncin religiosa hacia una modesta direccin, provinciana por su for-macin y brbara por su cultura. Por eso creemos en la democracia in-terna y la vemos como una necesidad tremenda []. Avanzamos atravs de errores y de golpes. No tenemos vergenza de decirlo. Peropor lo mismo, no se nos pida, a la nueva organizacin ni a su direc -cin, que acertemos siempre, porque nos vamos a equivocar ymucho22.

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    Conferencia de Fundacin de la LIT(CI)

    22 MORENO, Nahuel. La existencia de una tendencia trotskista ortodoxa es un hecho. RevistaMarxismo Vivo, edicin especial, febrero 2007. pp. 105-107.

  • El lector debe coincidir en que, si existen, son muy pocos los dirigenteso las organizaciones que aplican este mtodo de cara al movimiento demasas y a su propia base. Las concepciones prestigistas, propias de la pe-quea burguesa, parten de que identificar y reconocer los errores es sealde debilidad. Es as que resulta comn que una organizacin tenga tal ocual caracterizacin y poltica y, poco despus, asuma otra posicin sin lamenor autocrtica o explicacin. Lamentablemente, en el mundo de las or-ganizaciones trotskistas, an tenemos que caminar entre genios que nuncase equivocan. Si es que existen, debemos buscar con lupa alguna autocrtica,por ejemplo, del Partido Obrero (PO) o del Partido de los Trabajadores So-cialistas (PTS) argentinos.

    Desde que nacimos como corriente internacional, vivimos identificandoerrores, sin problemas para reconocerlos y corregirlos. Por este motivo, Na-huel Moreno lleg a decir que la historia de nuestra corriente es la historiade sus errores.

    En este sentido, podemos resaltar dos casos, uno antiguo y otro ms re-ciente. Frente a la Revolucin Cubana, nuestra corriente, al principio, nocaracteriz el fenmeno como una revolucin socialista y, despus, sobre-estim a la direccin castrista. Esos errores fueron identificados, reconoci-dos y finalmente corregidos, convirtindonos en una de las pocas corrientesinternacionales que no ha capitulado al castrismo. El otro caso tiene que vercon la lucha en el campo argentino, en 2008, donde sectores burgueses seenfrentaron al gobierno de Cristina Kirchner cuando ste pretenda aplicaruna serie de medidas impositivas a los latifundistas ligados al agronegocio.En un primer momento, el entonces Frente Obrero Socialista (FOS), nuestraseccin argentina, se coloc del lado de los que enfrentaban al gobierno, queaparecan como representantes del campesinado pobre o pequeos pro-ductores. Sin embargo, la situacin no era esa. Los que se denominaban re-presentantes del campo argentino eran latifundistas que queran conservarsus privilegios impositivos. Orientado por la direccin de la LIT(CI), el FOSse autocritic y pas a denunciar las acciones de ese sector de la burguesarural argentina, manteniendo la independencia poltica frente al gobiernode Cristina Kirchner.

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  • Nuestra defensa de la moral proletaria y revolucionaria

    La Cuarta Internacional desecha a los magos, charlatanes y profesores demoral. En una sociedad basada en la explotacin, la moral suprema es la de larevolucin socialista. Buenos son los mtodos que elevan la conciencia de clasede los obreros, la confianza en sus fuerzas y su espritu de sacrificio en la lucha.Inadmisibles son los mtodos que inspiran el miedo y la docilidad de los opri-midos contra los opresores, que ahogan el espritu de rebelda y de protesta, oque reemplazan la voluntad de las masas por la de los jefes, la persuasin porla coaccin y el anlisis de la realidad por la demagogia y la falsificacin. Heaqu por qu la social democracia, que ha prostituido el marxismo tanto comoel stalinismo, anttesis del bolchevismo, son los enemigos mortales de la revolu-cin proletaria y de la moral de la misma.

    Programa de Transicin, 1938.

    En la LIT(CI) siempre tuvimos la tradicin de tratar con mucha seriedadtodos aquellos problemas que hacen a los principios de la moral proletariay revolucionaria. Esto tiene que ver con que la corriente fundada por Mo-reno tiene una trayectoria de dcadas de pruebas a su moral partidaria. Elmorenismo fue educado bajo dictaduras, sobre todo en Latinoamrica,como las de Argentina de 1955-1958, 1969-1973 y 1976-1982. Esta trayec-toria forj a varias generaciones de cuadros y militantes en una slida moralproletaria y partidaria, que explica la fuerza de los militantes del PST argen-tino que, en las crceles de la dictadura y sometidos a las peores torturas,nunca delataban o entregaban a sus camaradas.

    Para nosotros, siguiendo a Trotsky, estos no son problemas secundariosfrente a las discusiones programticas o polticas. Los problemas moralesresultan decisivos a la hora de definir el rumbo de las organizaciones revo-lucionarias. La moral revolucionaria es, para nosotros, un problema de prin-cipios. Es un punto de vida o muerte. Esto es as porque sin una slida moralrevolucionaria, basada en la completa confianza entre camaradas, no pode-mos construir un partido de combate que se proponga nada menos que des-truir al imperialismo a nivel mundial. Sin una moral revolucionaria dehierro, una moral, como deca Moreno, de la cofrada de perseguidos, seraimposible enfrentar la represin, a la burocracia y al estado burgus.

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    Conferencia de Fundacin de la LIT(CI)

  • En este tema tambin nos consideramos continuadores de las ms carastradiciones del trotskismo. En la dcada de 1930, la Oposicin de Izquierdainternacional y la Cuarta tuvieron que enfrentar una feroz campaa mundialde calumnias, de persecuciones polticas y morales por parte del stalinismo,que tuvieron su punto ms alto en los vergonzosos Juicios de Mosc. Estacampaa era contra toda la generacin de revolucionarios bolcheviques yopositores al stalinismo. Trotsky, frente a esto, no dijo que el centro era eldebate poltico e ideolgico contra el stalinismo que de hecho era per-manente, sino que lo central era responder con todo a las calumnias y lasamalgamas que buscaban la destruccin de toda una camada de revolucio-narios. Fue as que organiz una campaa contra la escuela stalinista defalsificaciones, que dividi aguas en toda la izquierda mundial. Si Trotskyno la hubiese enfrentado a su altura, con la poltica del Tribunal Moral, laofensiva stalinista de asociar el trotskismo con el imperialismo y el nazismohubiese resultado devastador. Esta batalla principista nos dej como legadotoda una concepcin y una metodologa que sirvieron para seguir enfren-tando los mtodos del stalinismo y de todas las corrientes que tomaron unrumbo semejante.

    Tan importante fue para nosotros el tema de la moral revolucionaria, queste fue determinante para el propio nacimiento de la LIT (CI). Nuestra ac-tual organizacin internacional se conforma a partir de dos procesos de rup-tura. El primero fue en 1979, con el SU dirigido por Mandel y Barnes. Elsegundo fue en 1981, cuando estall el llamado Comit Internacional-Cuarta Internacional CI(CI), conformado con el CORCI lambertista.

    Entre la FB y la direccin mayoritaria del SU existan todo tipo de pol-micas polticas y tericas: sobre la dictadura del proletariado, sobre el gue-rrillerismo, sobre el carcter de los partidos, sobre si se deba o no construirpartidos trotskistas en Amrica Central, en Cuba o en Nicaragua. En 1979,este pas viva una revolucin y surgi la discusin sobre si debamos apoyaro no a la direccin y al gobierno sandinistas. Los mandelistas decan que sdebamos apoyarlos, por considerarlos una direccin revolucionaria. Cohe-rentes con esta caracterizacin y esta poltica, llegaron a prohibir la cons-truccin de partidos trotskistas independientes en Nicaragua y El Salvador.

    Sin embargo, estas profundas diferencias polticas no fueron el motivode nuestra ruptura con el SU. sta se da fundamentalmente por un problema36

    30 aos de la LIT(CI) - (1982-2012)

  • en el terreno de los principios de la moral revolucionaria. La FB rompe conla direccin del SU y del SWP cuando los miembros de la Brigada SimnBolvar, grupo armado que haba sido conformado en forma amplia por laFB para ir a combatir en Nicaragua, fue expulsada del pas por los sandinis-tas por el hecho de que, tras la cada de Somoza, los brigadistas comenzarona fundar sindicatos independientes. Adems de ser expulsados, los comba-tientes de la Brigada fueron entregados a la polica de Panam, que los en-carcel y los tortur. El SU de Mandel no slo no repudi este hechoescandaloso sino que envi representantes para entrevistarse con dirigentessandinistas, en la que repudiaron la poltica ultraizquierdista de los briga-distas.

    El mandelismo haba cruzado la lnea de clase. Las diferencias no eranslo polticas, sino de principios. El SU, al apoyar la crcel y la tortura demilitantes trotskistas y otros luchadores sociales por parte de un estado ca-pitalista, haba roto definitivamente con los preceptos ms bsicos de lamoral revolucionaria. Haba pisoteado, como despus dira Moreno, unprincipio de los principios, actuando de la misma forma en que actuabacualquier partido stalinista, que aplica la moral del vale todo con tal dedefender a una direccin que consideran progresista.

    Pero, incluso en estas circunstancias, nuestra corriente no fund otra or-ganizacin internacional ni mucho menos se autoproclam como la CuartaInternacional. Procur un frente defensivo, primeramente con el CORCI(que se haba solidarizado con la FB y la Brigada) y la Tendencia Leninista-Trotskista (TLT) una fraccin dentro del SU, para medir la posibilidadreal de unificar a las tres corrientes en una organizacin internacionalcomn, para as poder dar un salto en la reconstruccin de la Cuarta Inter-nacional. Este intento se materializ en un Comit Paritario, fundado en1980, que despus se transform en el Comit Internacional-Cuarta Inter-nacional CI(CI).

    Sin embargo, el auspicioso CI(CI) dur poco. En 1981, la OrganizacinComunista Internacionalista (OCI), organizacin francesa del ex CORCIlambertista, capitul escandalosamente al gobierno imperialista de frentepopular encabezado por Mitterrand. Esta cuestin desat una airada pol-mica dentro de la CI(CI).

    El estallido de la CI(CI) no slo ocurre por causa de esta capitulacin po-37

    Conferencia de Fundacin de la LIT(CI)

  • ltica. La corriente morenista rompe con Lambert cuando este aplica mto-dos stalinistas de calumnias y expulsa a los opositores para impedir el debatedemocrtico en el interior del CI(CI) sobre qu poltica deban tener los re-volucionarios en Francia. Parte de esta campaa stalinista fueron las acusa-ciones morales sin pruebas contra Ricardo Napur, que en ese tiempo erasenador en el Per y uno de los principales dirigentes del lambertismo. Na-pur fue acusado por Lambert de no cotizar su salario a su partido.

    La corriente morenista, entonces, impuls con todas sus fuerzas una cam-paa internacional por la honra revolucionaria de Napur, durante la cualconform un Tribunal Moral (que fue reconocido por sus propios acusadores)y que finalmente constat en su veredicto final, emitido el 10 de mayo de 1982,lo siguiente: () ha quedado debidamente probado que [Napur] cumpli conentregar las aportaciones mensuales de sus emolumentos parlamentarios a suorganizacin poltica. Luego, dictamin que el dirigente peruano no ha incu-rrido en falta moral; por consiguiente, lo absuelve de la imputacin que dio mo-tivo a la constitucin de este Tribunal23. Esta fue una victoria importante deltrotskismo, del movimiento obrero y de la corriente morenista. Fue una vic-toria en defensa de la moral proletaria y revolucionaria.

    Nos consideramos seguidores de la metodologa de Trotsky, que nuncatoler las acusaciones sin pruebas o las amalgamas stalinistas. En este sen-tido, hemos salido en defensa de este principio sin importarnos que, en va-rias ocasiones, los afectados no slo no pertenecan a nuestra corriente sinoque eran enemigos polticos. Fue as cuando repudiamos las calumnias queHealy, por mucho tiempo el principal dirigente del trotskismo ingls, hizocontra Joe Hansen importante dirigente del SWP norteamericano, secre-tario de Trotsky al momento de su muerte, acusndolo sin pruebas dehaber colaborado con el asesinato de Trotsky. De igual forma actuamos enel caso Napur, que fue relatado, y en el caso Bacherer un dirigente del PORboliviano, que estaba siendo calumniado por Lora.

    Es importante destacar, adems, nuestra tradicin sobre cmo enfrentarlos problemas morales en casos que involucran a dirigentes o camaradasque cumplen tareas pblicas. En 1982, la Convergencia Socialista, entoncesseccin brasilea de la LIT, estaba dentro del PT y eligi dos concejales.

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    23 Boletn Interno de la LIT (CI), n. 10, 18 de junio de 1982. p. 10.

  • Poco tiempo despus, uno de esos concejales, el de Campinas, comunic ala direccin de la CS que su salario sera de l y no del partido. La direccinde la CS se mantuvo firme y ratific nuestro principio de que el mandato ylos ingresos que provienen del parlamento son del partido. Como el concejalelecto no acept este criterio, fue separado de la organizacin. Otro caso sedio en 1988, tambin en el Brasil. La CS, an en el PT, haba electo su primeralcalde en la ciudad de Timoteo. Este alcalde reprimi una huelga de traba-jadores y fue inmediatamente expulsado del partido. Ya en ese tiempo, lamayora de la izquierda, que se centraba en la mera disputa electoral, no en-tenda cmo podamos actuar de esa forma, expulsando parlamentarios oalcaldes. Para la LIT (CI), sin embargo, la preservacin de la moral revolu-cionaria siempre estuvo por delante de cualquier espacio parlamentario osindical conquistado Cuntas corrientes polticas de izquierda pueden hoyopinar y actuar con este criterio?

    Esta lucha principista marca a fuego nuestra historia. La creciente des-composicin moral de la sociedad capitalista afecta con ms fuerza debidoal aluvin oportunista que arras con la izquierda mundial y con todas lasorganizaciones del movimiento obrero. Los peores mtodos que el stali-nismo propag en los sindicatos y en los partidos de izquierda se acentan.Este proceso, si bien no es interno sino slo un reflejo de la decadencia delcapitalismo, afecta tambin a nuestra Internacional. En los ltimos aoshemos constatado graves casos de compaeros que se apoderaron del pa-trimonio de la organizacin, casos de machismo, de agresiones psicolgicasy hasta fsicas a compaeras, etc. Frente a estos casos, la LIT(CI) y sus sec-ciones nacionales comenzaron una batalla, no slo externa sino tambin in-terna, para combatir las presiones de la moral burguesa en nuestras filas.

    Esta batalla en defensa de nuestra moral revolucionaria se dio en todoslos niveles. Desde el otorgar la jerarqua necesaria al debate terico y polticosobre el tema, que fue uno de los principales puntos de nuestro IX CongresoMundial en 2008, hasta la aplicacin de severas sanciones, muchas de ellasimplicando expulsiones.

    El combate est siendo llevado adelante con toda coherencia y hasta lasltimas instancias, desde la base hasta la mxima dirigencia. La pelea es tanseria que la LIT(CI) perdi, hace pocos aos, una seccin entera como con-secuencia de un grave problema moral ocurrido en ella. El caso se dio cuan -

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    Conferencia de Fundacin de la LIT(CI)

  • do el principal dirigente del entonces MST boliviano, que tambin era undirigente de nuestra Internacional, fue acusado de ejercer violencia contrasu compaera. Este dirigente, al ser convocado por la Comisin de MoralInternacional, se neg a comparecer. En ese proceso, la mayora de la direc-cin del MST se solidariz con este dirigente y rompi con la LIT(CI).

    La LIT(CI) reaccion de forma principista en este y en todos los otros ca -sos, al punto de estar dispuesta a perder una de sus secciones y uno de susprincipales dirigentes. Nos enorgullecemos de estar dando esta batalla, cual-quiera sean sus consecuencias, sobre todo cuando la mayora de las orga -nizaciones de izquierda, incluso las que se reivindican trotskistas orevolucionarias, sucumbieron a las presiones oportunistas tambin en esteterreno.

    Nuestra relacin con la teora marxista

    Nuestra corriente, en los marcos de sus propias limitaciones, siempre dioespecial importancia al conocimiento, la elaboracin y la propagacin de lateora marxista. En un esfuerzo permanente, cotidiano, por interpretar yresponder a los principales hechos de la lucha de clases a travs del prismade los postulados del socialismo cientfico, a nivel internacional y de los par-tidos nacionales siempre se han promovido cursos y escuelas en todos losniveles.

    En este sentido, debemos rescatar el esfuerzo valioso de la entonces FB alorganizar la conocida Editorial Pluma, en la dcada del setenta, desde lacual se publicaron muchas obras de Trotsky y otros autores marxistas. Si-guiendo esa misma tradicin, actualmente contamos con Ediciones Mar-xismo Vivo, que ha publicado nueve ttulos en menos de tres aos. Nuestracorriente ha editado, adems, varias publicaciones tericas o terico-polti-cas, como la Revista de Amrica, la Revista Panorama Internacional, la Re-vista Correo Internacional y, desde el ao 2000, la Revista Marxismo Vivo.Sumamos a este esfuerzo, la construccin y el desarrollo del Archivo LenTrotsky, que tiene el objetivo de rescatar una parte importante de la historiadel movimiento trotskista internacional, en particular del morenismo, tor-nando pblicos una inmensa variedad de documentos histricos. Tambincabe mencionar el sitio web de la LIT, siempre actualizado con los anlisis40

    30 aos de la LIT(CI) - (1982-2012)

  • y las posiciones de su direccin y de las secciones sobre los principales he-chos de la lucha de clases mundial.

    Todo esto sin contar las numerosas obras de Nahuel Moreno, patrimoniode nuestra corriente, sobre temas tan variados como la dictadura revolucio-naria del proletariado, la poltica revolucionaria ante los gobiernos de frentepopular, sobre la teora y organizacin de partido, lgica marxista, mtodode interpretacin histrica, caracterizaciones de las revoluciones de la se-gunda posguerra, la revolucin poltica en los ex estados obreros y hastauna Actualizacin del Programa de Transicin.

    Esta relacin con la teora marxista ha sido abandonada por la mayorade la izquierda que, cuando cay el muro de Berln, reneg del marxismoms o menos abiertamente y se dedic a elaborar nuevas teoras para ex-plicar el mundo, las que en verdad no pasaban de los viejos postulados re-formistas. La LIT(CI), que tambin pas por una terrible crisis en losnoventa, la pudo superar, entre otras medidas, apegndose a la teora mar-xista para poder as interpretar ese enorme y complejo hecho histrico,nuevo para los revolucionarios, que implic la restauracin del capitalismoen los ex estados obreros, incluidos China y Cuba, por parte de la burocracia,y la posterior destruccin, por la accin de las masas, del aparato mundialdel stalinismo. En ese sentido, desde la direccin de nuestra Internacionalse ha impulsado no slo una defensa intransigente de los postulados cen-trales del marxismo sino que se ha buscado siempre actualizar la teora re-volucionaria a la luz de los nuevos acontecimientos mundiales. As, se hanrealizado una serie de seminarios internacionales sobre temas como las con-clusiones de los procesos polticos en el Este europeo, la cuestin de la mujer,la crisis econmica mundial y la tctica del Frente nico Revolucionario(FUR). Es preciso destacar que la Revista Marxismo Vivo, respecto de estosproblemas, fue una herramienta fundamental para estimular la elaboraciny el debate terico entre revolucionarios.

    A modo de conclusin

    A tres dcadas de la fundacin de la LIT(CI), seguimos afirmando que lagran tarea histrica que est planteada en nuestros das, para los revolucio-narios de todo el mundo, es la superacin de la contradiccin que existe

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    Conferencia de Fundacin de la LIT(CI)

  • entre la maduracin total de las condiciones objetivas para el fin del capita-lismo y el atraso de las condiciones subjetivas, es decir, de la direccin re-volucionaria que pueda llevar adelante esta misin.

    Tan concreto y dramtico es el dilema que si el capitalismo continacon vida es porque no existe hoy una direccin poltica revolucionaria capazde conducir las heroicas luchas de las masas hacia su destruccin. Las pala-bras de Trotsky continan ms que vigentes que nunca: La crisis de la hu-manidad se reduce a la crisis de su direccin revolucionaria.

    Esta crisis de direccin se ve acentuada al mximo con el vendaval opor-tunista que arras con la izquierda a partir de la restauracin capitalista.Este vendaval borr del mapa a organizaciones revolucionarias enteras, des-moraliz o quebr a miles de activistas de izquierda, al reforzar las posicio-nes reformistas, oportunistas y escpticas.

    La tarea histrica de construir una direccin revolucionaria mundial seda en el marco de la destruccin del ms grande y poderoso aparato con-trarrevolucionario mundial: el stalinis