dominación y liberación - augusto salazar bondy

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Augusto Saìazar Bond DOMINACION y mmimm ESCRITOS 1966-1974 FONDO EDITORIAL DE IA FACULTAD DE LETRAS UNMSM

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filosofía peruana, liberación, dominación

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  • Augusto Saazar Bond

    DOMINACIONymmimm

    ESCRITOS 1966-1974

    FONDO EDITORIAL DE IA FACULTAD DE LETRAS UNMSM

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  • Augusto Salazar Bondy

    DOMINACION LIBERACION

    ESCRITOS 1966-1974

    Edicin de Helen Orvig y David Sobrevilla

    Fondo Editorial de la FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS HUMANAS

    UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS

  • INDICE

    Palabras lim inares................................... ^Prlogo ............................................ HIntroduccin ..................................................................................... 15Nota sobre esta edicin .............................. 65La cultura de la dom inacin ....................................................... 69Filosofa y alienacin ideolgica ............................................... 95Cultura y dom inacin..................................................................... 123Dominacin, valores y formacin h u m a n a .............................. 141Filosofa de la dominacin y filosofa de la liberacin . . . . 153Dilogo sobre dominacin y liberacin .................................... 159El pensamiento latinoamericano en el contexto del tercer

    m u n d o ...................................................................................... 179Bartolom o de la dom inacin .................................................... 191Carcter y problema de la educacin ....................................... 265Antropologa de la dom inacin..................................................... 281

  • PALABRAS LIMINARES

    La Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos publica este libro, como un homenaje de gratitud y admiracin a la vida ejemplar y a la obra fecun- da de Augusto S alazar Bondy, con motivo del septuagsimo aniversario de su nacimiento, que se cumple el 8 de diciembre de 1995.

    Como bien sabemos, Augusto Salazar Bondy destac como filsofo y educador, idelogo y revolucionario, cuyo pensamiento y accin estuvieron permanente e ntimamente vinculados a la realidad social y poltica de nuestra sociedad, porque l asumi la filosofa como esclarecimiento racional y crtica de la realidad, y como un ideal de vida en el que el pensamiento y accin se conjugan coherentemente como exigencia moral al servicio de la causa del Per.

    En el desempeo de su labor docente, Augusto Salazar Bondy destac, tambin, como un excelente profesor. Desde 1954 y durante 18 aos fue reconocido por sus colegas y por sus alumnos de muchas generaciones como un profesional excepcional: riguroso, profundo, brillante en la exposicin e implacable en la refutacin. Fue asimismo un incansable promotor de la inquietud por el saber y del dilogo como mtodo de filosofar. Augusto Salazar fue un profesor de quien como dijera otro ilustre filsofo sanmarquino, el Dr. Vctor Li Carrillo aprendimos todos por el ejemplo vivo que signific la reflexin paciente, el trabajo ordenado, el anlisis objetivo y sin concesiones de modo tal que muchas generaciones de alumnos lo adoptaron naturalmente como su Maestro por: la superioridad de su inteligencia, por la profundidad de su saber, pero tambin por la ejemplaridad de su conducta, signo de la entrega de carcter y de la libertad interior.

    Como Presidente del Consejo Superior de Educacin se dedic a la inmensa tarea de la Reforma de la Educacin Peruana, en la

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    que realiz a plenitud su vocacin de pensador, maestro, reformador social revolucionario y poltico autnticamente interesado en la lucha por la liberacin de la humanidad. Y lo hizo con particular nfasis y conviccin porque, como producto de sus reflexiones sobre la educacin del hombre nuevo, afirma que cabe hablar de una educacin propiamente humana"... slo cuando el educando, individuo o grupo, es puesto por la operacin educativa en condiciones de autoformarse, de buscar sus propias formas de ser, de decidir libremente su conducta y, de esta suerte, crearse y recrearse a s mismo indefinidamente, y contribuir desde si, segn sus propias apreciaciones y concepciones, a la marcha histrica de la comunidad de los hombres.

    En los aos 70 sus reflexiones en tomo a la dominacin y la liberacin lo convirtieron en un pensador cuya influencia y originalidad fue determinante para el desarrollo de una autntica filosofa latinoamericana, de modo tal que en los principales eventos filosficos de nuestros das se le reconoce como uno de los grandes gestores de la filosofa de la liberacin. Lamentablemente, por su prematura ausencia, varios de sus trabajos quedaron inditos. Se cuenta entre ellos: El pensamiento latinoamericano en el contexto del Tercer Mundo (1973) y Antropologa de la dominacin (1974).

    Es en estas circunstancias que tiene especial sentido para la comunidad filosfica de San Marcos, publicar en este volumen dedicado a sus reflexiones sobre el tema de la dominacin y de la liberacin, tanto sus trabajos editados como los inditos, a los que, en el crculo de los especialistas, se les reconoce plena vigencia.

    As, San Marcos al difundir el pensamiento de Augusto Salazar ofrece, una vez ms, testimonio de gratitud a uno de sus ms notables profesores, orgullo y justificacin de la filosofa en el Per.

    Quiero agradecer de modo muy especial a la Sra. Helen Orvig de Saladar y a quienes como el Dr. David Sobrevilla Alczar y el Profesor Carlos Matta Rojas, hicieron posible esta edicin que permitir profundizar el anlisis del pensamiento de Augusto Salazar.

    Lima, noviembre de 1995G ilb e r t o B ustam ante G u e r r e r o

    Decano

  • PROLOGO

    Cuando, una noche a principios del ao 1966, Augusto me comenz a hablar del trabajo que tena entre manos, la preparacin de su ponencia para la Mesa Redonda de Intelectuales Peruanos que estaba por realizarse en Tacna, su visin del Per desde el enfoque de la dominacin y la dependencia me llen de claridad, de entendimiento y de una sensacin de absoluta seguridad de que su pensamiento haba encontrado una va abierta en medio del complejo laberinto de bsquedas de una interpretacin global de la vida peruana.

    Recuerdo la importancia que tuvo para l la discusin, ese mismo ao, en el Instituto de Estudios Peruanos, entre amigos y colegas, en la cual se lleg a afinar conceptos bsicos en su hiptesis, como, por ejemplo, cambiar el ttulo de La cultura de la dependencia por el de La cultura de la dominacin. Desde entonces y hasta sus inmensos esfuerzos en vsperas de su muerte por dejar, al menos, los cimientos de un posible pensamiento para el Per, trabaj, incansable, a travs de artculos, ensayos, discursos y en la Reforma de la Educacin, desarrollando sus ideas desde los ms diferentes aspectos de la cultura en su interpretacin amplia de esta palabra.

    Nunca se borrar de mi mente el recuerdo de Augusto ante el auditorio de autoridades universitarias norteamericanas, en la Universidad de Kansas en Lawrence, EE.UU., donde haba dictado cursos como profesor visitante durante un semestre en 1968. Su discurso de despedida de la Facultad, de la Universidad, era nada menos que la primera versin de lo que luego sera su libro Existe una filosofa de nuestra Amrica?. Sereno, sobrio, con la claridad y la profundidad que generalmente caracterizaban su uso del lenguaje,

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    expuso sus ideas sobre el pensamiento hispanoamericano, las que ahora son conocidas por muchos, pero que en aquel momento sorprendieron al auditorio por su hondo compromiso con una realidad concreta, por la sinceridad y la actitud tica en el doloroso reconocimiento a travs de su anlisis de lo defectuoso de lo propio, as como por la fuerza de la denuncia de las causas: la dependencia y la dominacin de los poderes econmicos, desde los de la metrpoli Espaa hasta los de los EE.UU. El silencio en el que escucharon y el aplauso con el que saludaron su discurso, hicieron vibrar en nosotros como una esperanza: la posibilidad de convencer, de conquistar conciencias, de abrir y transformar un mundo entero en nombre de una verdad incontestable del Tercer Mundo, en el que para l el Per era el centro vital.

    En las frases de introduccin a su ensayo La cultura de la dominacin, Augusto precisaba que, en cierta medida, poda llamarse filosfica su interpretacin de "la cultura y la vida nacionales", pero que no pretenda, en ese ensayo, formular una teora cientfica, stricto sensu, de la sociedad peruana.... Sin embargo, en medio del trabajo intenso que asumi con la Reforma de la Educacin desde fines de 1969 hasta su muerte y otros compromisos exigentes, iba haciendo apuntes mientras tomaba forma en su mente la Antropologa de la dominacin, un trabajo que emprendi con el mayor rigor filosfico.

    Sin embargo sucedi que, en mayo de 1973, sin haber podido definitivamente avanzar mucho en esto, particip en un seminario de preparacin de alfabetizadores del programa ALFIN de la reforma educativa. El contacto que obtuvo l, el muy serio, con su lenguaje invariablemente acadmico con los futuros alfabetizadores tengo la impresin que mayoritariamente de extraccin popular, lo sorprendi y lo entusiasm. Y, como se fue directamente de all a una reunin de Unesco en Hamburgo por unos das, en el avin se puso a escribir una suerte de Antropologa de la dominacin en forma de dilogos para los alfabetizadores y todas las dems personas a quienes la filosofa nunca llegara. Regres de este breve viaje con aproximadamente cien pginas escritas a mano, las que fueron a constituir la base del libro Bartolom o de la dominacin. Este libro, lo escribi Augusto con mucha felicidad. Una vez por semana reuna a los amigos en la casa para leerles lo

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    ltimo que haba escrito, para discutirlo con ellos y recoger sus sugerencias. Cada reunin de sas era una fiesta de encuentro intelectual, de creatividad, de goces torpes dira l, y surgieron por supuesto muchas ideas, varias de las cuales resultaron incorporadas al texto.

    Cuando se fue a Argentina en el mes de agosto del mismo ao, tena el libro prcticamente terminado. Su encuentro con el ambiente filosfico, poltico y social de Argentina de aquellos das fue muy impactante para l. En primer lugar, en San Miguel, en el seminario sobre la filosofa de la liberacin, del cual se recogen aqu tanto su intervencin como.el subsiguiente debate, encontr el medio ideal para una plena comunicacin e intercambio intelectual, adems del hecho vital de poder compartir convicciones y esperanzas. En Buenos Aires tuve la impresin fue excelentemente recibido por intelectuales y colegas universitarios, y en su discurso en el Centro de Estudios Filosficos de la Universidad de Buenos Aires, publicado por primera vez en este libro, elabor tal vez mejor que en textos anteriores la tarea que vislumbraba para el pensamiento latinoamericano en el contexto del Tercer Mundo.

    No era de extraar, entonces, que se dejara seducir por la idea de hacer publicar Bartolom o de la dominacin por una editorial argentina, Ciencia Nueva, sobre todo despus de recibir una respuesta negativa de Alianza Editorial de la Madre Patria. Trgicamente y contra toda su expectativa de ese momento, result siendo una edicin pstuma que, adems, aqu en el Peni, fue francamente saboteada, tanto por el distribuidor como por los libreros. La trascendencia del libro qued entrampada en la coyuntura poltica, en el odio del antivelasquismo que puso su cruz al nombre de Augusto Salazar Bondy por su total entrega a una reforma educativa cuya calidad desbord las fronteras del pas y cosech admiracin a nivel internacional pero que, irremediablemente, haba sido elaborada con el visto bueno de un general. Y, francamente, a mi parecer, resulta inslito que, veinte aos despus, hasta este momento, no exista una voz, ni siquiera de una izquierda en bsqueda de renovacin, que se interese por retomar, contra el neoliberalismo y la entrega del pas, las teoras de Augusto.

    La produccin casi febril de Bartolom, sin embargo, le permiti adelantar ideas que le hubiera tomado mucho ms tiempo

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    terminar de elaborar en la forma rigurosamente lgica que haba elegido para lo que l consideraba la obra principal de su vida: la Antropologa de la dominacin. Creo que sera difcil descartar la idea de que, con Bartolom, l vea la posibilidad de sacarle la vuelta a la muerte, de llegar a expresarse, de dejar un mensaje global. Augusto, desde muy joven, viva con la idea de una muerte precoz por cierto, muy discretamente. Pero su ritmo de trabajo era su querer ganarle la carrera a la muerte; el nivel de sus actividades, de sus preocupaciones, hablaba de su voluntad de alcanzar la esencia en cada una de ellas antes de que fuera tarde.

    Y luch hasta lo ltimo para avanzar la Antropologa de la dominacin. Despus de dos meses de no poder hacer nada debido a su enfermedad, finalmente en el hospital, en enero de 1974, retom, con un inmenso esfuerzo, la revisin de lo escrito anteriormente. Existen, adems, unas pginas escritas a mano de esos mismos das con una letra suya que nos habla, dolorosamente, del contraste entre su lucidez mental y la debilidad de su cuerpo. Renunci a seguir escribiendo, pero comenz a dictar a Anne, nuestra hija mayor, prrafo por prrafo, todos los das. Anne lo copiaba a mquina y, al da siguiente, l lo revisaba, lo correga y segua dictando... Hasta el da mircoles 30 de enero de 1974. Con un suspiro de infinito cansancio y resignacin, nos dijo a Anne y a m: A ustedes dos les toca ahora escribir la parte sobre la dominacin de la mujer. El da siguiente, comenz a fallarle el corazn y, luego, los riones, y muri el mircoles siguiente, el 6 de febrero, en la madrugada.

    La Antropologa de la dominacin, por su forma inconclusa, qued hasta hoy indita. Mis hijos y yo agradecemos la iniciativa del Dr. David Sobrevilla de impulsar la publicacin de este libro que la incluye. Agradecemos asimismo la excelente disposicin del Dr. Gilberto Bustamante, ex Director del Instituto de Investigaciones Humansticas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y actual Decano de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas para asumir la tarea de su edicin.

    Con este libro, veinte aos despus, es como que renace una vida, una esperanza.

    Helen Orvig

  • INTRODUCCION

    Los escritos de Augusto Salazar Bondy sobre dominacin y liberacin

    *... para explicar el fenmeno de nuestra filosofa es indispensable utilizar conceptos como los de subdesarrollo, dependencia y dominacin" (Augusto Salazar Bondy, Existe una filosofa de nuestra Amrica? Mxico: Siglo xxi, 1969; p. 120)"Pero hay todava posibilidad de liberacin y, en la medida en que la hay, estamos obligados a optar decididamente por una lnea de accin que materialice esta posibilidad y evite su frustracin. La filosofa hispanoamericana tiene tambin por delante esta opcin de la que, adems, depende su propia constitucin como pensamiento autntico* (Id., p. 133)

    Augusto Salazar Bondy naci en Lima el 8 de diciembre de 1925. Curs estudios superiores en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de 1945 a 1947 y posteriormente de 1948 a 1950 en la Universidad Nacional Autnoma de Mxico y en el Colegio de Mxico. Aqu redact su tesis Las ideas del saber, la naturaleza y Dios en el pensamiento de Hiplito Unnue bajo la direccin de Jos Gaos, con la que regres a Lima gradundose de Bachiller en Humanidades por la Universidad de San Marcos en julio de 1950. Al ao siguiente viaj en uso de una beca a Pars para estudiar en la Ecole Nrmale Suprieure. En esta ciudad sigui cursos con Jean Wahl y Jean Hyppolite y el Seminario de Gastn Bachelard en el Instituto de Historia y Filosofa de la Ciencia de la Sorbona. Un ao despus lo encontramos en la Universidad de Munich, donde

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    se inscribi como alumno por un semestre teniendo contacto sobre todo con Romano Guardini, A mediados de 1953 se gradu en Lima de Doctor en Filosofa por la Universidad de San Marcos con la tesis Ensayo sobre la distincin entre el ser irreal y el ser ideal (Lima, 1953; 132 pp.), que cinco afios despus fue publicada con el escueto ttulo de Irrealidad e idealidad (Lima: San Marcos, 1958). El ao 1954 Salazar entr a trabajar como Profesor en la Universidad de San Marcos y escribi su pequeo libro La filosofa en el Per. Panorama histrico (Washington, 1954). Posteriormente public otros trabaos como La epistemologa de Gastn Bachelard (1958) y comenz a interesarse cada vez ms por la poltica, contribuyendo a la fundacin del Movimiento Social Progresista en 1956, a la redaccin de su programa ideolgico y a la difusin de las ideaB del movimiento a travs de artculos de peridico en su vocero Libertad.

    La etapa temprana o formativa en la evolucin de Augusto Salazar Bondy se cierra hacia 1961. A ella iba a seguir una etapa de madurez en que nuestro autor concibi su proyecto filosfico y formul su tesis sobre la cultura y la filosofa de la dominacin. Quisiera referirme aqu brevemente al primero y dejar un estudio detallado de la segunda para el apartado siguiente.

    Salazar haba recibido una formacin fenomenolgica durante su estudio con Jos Gaos en Mxico y luego en Pars y Munich, lo que se puede comprobar fcilmente de su tesis de 1953 Ensayo sobre la distincin entre et ser irreal y el ser ideal. Posteriormente, en Pars profundiz su inters por el marxismo y lo estudi a fondo como atestigua Francisco Mir Quesada C. (en: Textual. Lima, N 9,1974; p. 132), Este estudio se puede advertir adems de los artculos que Salazar public desde 195? en el peridico Libertad y de otros trabajos. Finalmente, e filsofo peruano realiz a partir de los aos 60 una serie de lecturas de filosofa analtica, lo que se puede ver de su artculo Tendencias contemporneas de la filosofa moral britnica* de 1961 (ahora en: Para una filosofa del valor. Santiago de Chile: Editorial Universitaria, 1971; pp. 227-277). Pues bien, examinando los planteamientos de Salazar en esta etapa (y en la tercera

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    y ltima), se puede establecer claramente que su programa filosfico buscaba integrar en su obra y superar a travs de ella las tres grandes tendencias filosficas de nuestro tiempo en las que l se haba educado y que consideraba ligadas a los centros de poder existentes: la filosofa fenomenolgica, el marxismo y la filosofa analtica. A la vez queda que su filosofa no reprodujera la dominacin existente en el Per sino que preparara su liberacin. Los planteamientos principales de Salazar que tenemos en mente son: sus ideas antropolgicas, axiolgicas y sobre la cultura y la filosofa de la dominacin. En este estudio slo nos ocuparemos de estos ltimos planteamientos.

    Finalmente quisiera indicar en esta parte introductoria que la etapa de la madurez en la evolucin filosfica de Augusto Salazar Bondy termina hacia fines de 1968 para dar paso a otra que comienza hada 1969 y que se vio cortada por la temprana muerte de Salazar en febrero de 1974. En esta etapa nuestro autor propuso una filosofa de la liberacin como una filosofia tercermundista que deba superar a la filosofa procedente de los centros de poder y a la de dominacin surgida en los pases dominados; intent renovar la antropologa filosfica con su obra inacabada Antropologa de la dominacin, y se dedic a tres lneas de investigacin: a la reflexin sobre la dominacin y la liberacin, a la consideracin renovada sobre la cultura y la filosofa de la dominacin y al planteo de estrategias que permitieran superar la dominacin.

    En lo que sigue me voy a concentrar en los siguientes puntos:(l) expondr primero la gnesis de las ideas de Salazar sobre la cultura de la dominacin y la forma cmo las aplic al analizar el problema de la filosofa latinoamericana y peruana, (II) me ocupar de las crticas a las ideas de Salazar en los casos de Alberto Wagner de feyna, Angel Rama y Leopoldo Zea, (III) me referir luego al desarrollo de las ideas de Salazar en su ltima etapa, y (IV) a la ltima versin de su tesis de la filosofa de la dominacin a la que contrapone una filosofa de la liberacin y al eco que tuvo la propuesta de Salazar en la filosofa de la liberacin latinoamericana.

  • 18 Augusto Salazar Bondy

    Una de las fuentes de la tesis de Augusto Salazar Bondy sobre la cultura y la filosofa de la dominacin fue la reflexin de nuestro autor sobre el proceso de las ideas en el Peni y en Amrica Latina. Salazar lleg al campo de la historia de las ideas por influencia de su maestro Jos Gaos, con quien haba seguido el Seminario de Historia del Pensamiento Hispanoamericano en el Colegio de Mxico. Gaos haba llegado a este pas en 1939 y haba empezado a impulsar dichos estudios, convencido como estaba de su utilidad como el trasfondo adecuado para fomentar el cultivo de la filosofia y para propiciar un ambiente favorable a la comprensin histrica de los productos de la cultura en general, (y) de la filosofia en especial (Cf. Jos Gaos, Confesiones profesionales. Mxico: FCE, 1979; p. 84). De all que la segunda generacin que tuvo a su cargo se dedicara al cultivo de la historia ideolgica de Mxico la primera haba sido la generacin de gente ya formada como Edmundo O' Gorman y Leopoldo Zea, quien, no obstante, se dedic a estudiar el proceso del positivismo en Mxico en dos libros admirables El positivismo en Mxico (1943) y Apogeo y decadencia del positivismo en Mxico (1944) y haba expandido sus estudios ideolgicos a toda Hispanoamrica publicando durante la estada de Salazar en el Colegio de Mxico Dos etapas del pensamiento en Hispanoamrica (Del n>7naniicismo al positivismo) (1949). Debido a la influencia de Gaos, de Zea y de los "historiadores* de las ideas agrupados en torno al maestro espaol transterrado, Salazar asumi como un requisito de su propio programa formular una filosofa sobre el trasfondo del conocimiento de la historia de las ideas en el Per. Esto es lo que explica que escribiera su tesis de Bachillerato sobre Las ideas del saber, la naturaleza y Dios en el pensamiento de Hiplito Unnue (1950) y luego el recuento La filosofa en el Per. Panorama histrico (1954) para la Unin Panamericana.

    Dentro de los textos de Salazar, la formulacin ms antigua de la problemtica de la cultura y la filosofa de la dominacin se la encuentra en el artculo Las tendencias filosficas en el Per de 1962 (en: Cultura Peruana. Lima: San Marcos; pp. 175-188). La

    I

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    parte final de este artculo fue recogida luego en la consideracin final: Balance y perspectivas de la Historia de las ideas en el Per (Lima: Moncloa, 1965; pp. 459-462) y con unos prrafos ms y otros menos y como un artculo autnomo, Carcter del pensamiento filosfico peruano, en Entre Escita y Caribdis (Lima: Casa de la Cultura del Peni, 1969; pp. 59-66). Salazar sostiene en su texto que el movimiento histrico que se inici con la conquista la filosofa es slo uno de sus aspectos fue un proceso de trasplante y adopcin de ideas y normas de cultura originadas en Europa, que all haban sido el resultado de un largo proceso histrico. Se procur adaptar esta cultura, pero sigui pesando el hecho de que ella no haba surgido de la propia tradicin de una comunidad histrica nacional orgnica y no estaba enraizada... en la historia concreta inmediata (Las tendencias, p. 185). De all que la cultura resultante careciera de una unidad de valores y metas compartidas por toda la sociedad y alimentadas y promovidas por el conjunto de la existencia social (Id.).

    Hasta qu punto ha sido grave este defecto de origen, lo muestra claramente el hecho de que todava hoy, ms de cuatro siglos despus de esta ruptura inicial, sufrimos de un grave problema de personalidad nacional. Nuestro mundo espiritual sigue padeciendo del mal de la falta de integracin y de autenticidad, porque corresponde a una nacionalidad que ha nacido dividida y se ha malformado siguiendo patrones extraos y adems desigualmente aceptados y elaborados, y ha debido soportar la sucesiva accin desquiciadora de otras culturas e influencias nacionales. Nuestra existencia social ha sido y sigue siendo una existencia alienada y esto significa que el verdadero sujeto de la historia, oprimido y relegado, escindido y mediatizado, no se ha encontrado todava a s mismo como comunidad viva y no ha logrado construir su propia historia9. (Las tendencias, pp. 185-186)

    Dijimos con cautela que aqu se encuentra la problemtica de la cultura (y de la filosofa) de la dominacin, pero no sostuvimos que aqu se hallen el diagnstico ni la solucin que luego planteara Salazar. En efecto, la solucin que en este artculo propone es otra:

  • 20 Augusta Salazar tondy

    para Salazar somos una comunidad inautntica y alienada, porque en nuestro origen histrico se produjo una ruptura, una escisin, entre la cultura viva del pueblo peruano (y latinoamericano) y la cultura trasplantada de Europa. De all que a cuatro siglos de dicha ruptura sigamos teniendo una cultura defectiva que, por lo dems, corresponde a nuestra nacionalidad dividida y malformada. Como se ve aqu todava no hablaba Salazar de dependencia y dominacin, pero s de inautenticidad, desintegracin y alienacin.

    En el captulo nal, Balance y perspectivas, de la Historia de las ideas en el Per contemporneo (T. II, 1965) Salazar repite muchos de estos planteamientos pero agrega algunos ms: los filsofos peruanos han hecho por lo comn una obra superficial, porque carecan de una rigurosa tradicin terica. De all que su meditacin haya tenido esencialmente un carcter imitativo: su evolucin puede ser reducida todava a sucesivas influencias extranjeras (p. 456). A lo que se afiade el exceso de snobismo y el poco sentido crtico. Salazar rechaza tanto el ideal de un pensamiento autctono que ha perdido de vista sus exigencias como pensamiento convirtindose en un sucedneo de la reflexin: en declamacin o en pieza de propaganda. Y rechaza asimismo la filosofa de lo americano como Leopoldo Zea y el grupo Hiperin la proponan en Mxico desde 1948, ya que, escribe: "No creo que la filosofa deba ser un anlisis de la circunstancia histrico-sodal que la convierta en mera sociologa o en historia de las ideas (p. 461). En este momento reproduce parte de su texto de 1962 Las tendencias filosficas en el Per y escribe:

    No creo tampoco que podamos esperar originalidad por un proceso de adopcin de ideas y normas que no toman en cuenta nuestra situacin antropolgica. Se trata, para m, de comprender por qu nuestra filosofa ha tenido los caracteres que ofrece hasta hoy y por qu sin un nuevo signo histrico no podemos esperar un radical cambio. Y se trata tambin de pensar las condiciones segn las cuales alcanzaremos el nivel de creacin y de realizadones que anhelamos. Esto no podr ocurrir, repito, hasta que no se supere la alienadn de la vida comunitaria peruana y no se constituya una nacionalidad integrada y con ella una cultura nueva y orgnica1*, (p. 461)

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    Lo que por ahora se puede hacer, propone aqu Salazar, es: 1. una tarea didctica de preparacin nacional para la comprensin del mundo y la existencia, 2. una tarea de preparar los instrumentos racionales y de ampliar el horizonte del conocimiento, y 3. una toma de conciencia fundamental de nuestra propia alienacin humana. La cris de la filosofa peruana debe dar lugar a una filosofa de la crisis como aquella que corresponde a nuestra situacin. Aqu tampoco se plantea ni el diagnstico de por qu el Per o cualquier otro pas del Tercer Mundo tiene una cultura de la dominacin y como parte de ella una filosofa de la dominacin ni la solucin a este problema, pero s se expresa la creencia de Sal azar en el poder que tenga la toma de conciencia de nuestra condicin alienada.

    Otra de las fuentes de la tesis de Salazar de la cultura de la dominacin fueron los planteamientos de la escuela peruana del desarrollo y la dominacin encabezada por Jorge Bravo Bresani, quien recibi a su vez la influencia de Francois Perroux. Perroux haba trabajado en Francia tratando de construir una economa humana y de introducir en la ciencia econmica contempornea las nociones de fuerza, poder y coaccin. El pensaba que en el mundo hay economas dominadas y otras dominantes, y que una relacin de dominacin tal se establece cuando una unidad econmica A ejerce una influencia disimtrica sobre B. Perroux conceba el desarrollo como el pleno empleo de todos los recursos naturales y humanos con Id intencin de procurar a cada cual las condiciones cientficamente necesarias para su pleno florecimiento. Por lo tanto, el desarrollo se distingue del mero crecimiento (Cf. para lo anterior el libro de F. Perroux La economa del siglo xx. Barcelona: Ariel, 1964). Bravo Bresani labor a su manera estas ideas de Perroux en artculos que luego recogi en su libro Desarrollo y subdesarrollo. De la economa del hambre a la economa del hombre (Lima: Mondoa, 1967). Critica primero las teoras capitalistas, socialistas y las del desarrollismo latinoamericano y propone despus su propia teora: una concepcin humana de la economa y de la planificacin habr de permitir desmitificar la realidad latinoamericana y

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    peruana y analizarla con la nocin de desmitificacin de la rea* lidad traduce Bravo Bresani el unmasking ihinking de Karl Mannheim {Op. ciL p. 129).

    Las ideas de Perroux y de Bravo Bresani fueron vivamente discutidas en el Instituto de Estudios Peruanos el cual haba sido fundado en 1964 por el mismo Bravo, Salazar, Jos Matos Mar, Alberto Escobar, Julio Cotler y otros intelectuales peruanos ms. En 1965 y 1966 el Instituto organiz conferencias y mesas redondas que dieron lugar a! volumen Per problema. Cinco ensayos {Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 1968; 2a. ed,: 1969; 3a. ed.: 1983). Uno de estos ensayos fue precisamente el de Salazar La cultura de la dominacin, que antes haba llevado como ttulo La cultura de la dependencia en una conferencia en 1966 en Tacna, por iniciativa del Centro de estudiantes tacneos de Arequipa, repetida en el instituto dando lugar a una memorable discusin con Bravo Bresani y publicada inicialmente a tnirnegrafo (Lima: IEP, 1966; 17 pp.). la discusin con Bravo llev a Salazar a distinguir entre dependencia* y dominacin*', a redenominar por ello su trabajo La cultura de la dominacin* y adems a adoptar la expresin mitos enmascaradores de la realidad peruana que emplea en la versin definitiva de su texto. Aqu me referir tan slo al planteamiento central de esta versin definitiva.

    No tendra sentido hacer aqu un resumen detallado del trabajo La cultura de la dominacin, ya que el lector lo puede leer en este volumen, Suseintamente expuesta la tesis de Salazar es la siguiente: la cultura de un pueblo dominado es necesariamente inautntica. Adiestrado como estaba en la filosofa analtica, Salazar comienza por definir limpiamente en un exordio terminolgico algunos de los vocablos bsicos que emplea: entiende la palabra cultura* en el sentido neutral de la antropologa como el nombre de un sistema de valores, smbolos y actitudes con que un grupo humano responde a las solicitaciones y conflictos que provienen del mundo y la existencia" (Entre Escila y Caribdis, 3a, ed, Lima: Rikchay 1985; p. 21). En forma correspondiente, culto** es el individuo que ha asimilado en mayor o menor medida dicho sistema y

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    acta conforme a l. Define la in autenticidad como la manera de ser humana o la conducta en que la accin no corresponde al principio reconocido o validado por el sujeto (Id.). Y distingue la dependencia" de la dominacin". Una nacin ser dependiente por necesitar de otra, e independiente si necesita menos de ella en la dependencia e independencia hay grados, y Salazar sugiere en otro lugar que de por s la dependencia no es negativa (Cf. Stromata. San Miguel, xxx, N 1/2, enero-junio de 1974; pp. 129-130). En cambio, s lo es la dominacin: la relacin en que una nacin tiene el poder de decisin sobre los asuntos de otra. Segn Salazar el Per y su anlisis cree que puede extenderse a cualquier otro pas subdesa- rrollado o del Tercer Mundo es un pas que no slo vive en una relacin de dependencia sino adems de dominacin,

    "lo cual significa, de acuerdo a las definiciones que hemos propuesto al comenzar, que en ltima instancia el poder de decisin sobre los asuntos concernientes al pas (por ej. al uso de recursos estratgicos) no se encuentra en l sino en otro pas, en el dominante (p. 31).

    La dominacin crea una cultura de la dominacin, o sea, que corresponde a la subordinacin existente en cuanto a la toma de decisiones. De all que la cultura peruana sea plural, hbrida y desintegrada, y que nuestra conciencia est dominada por mitos enmascaradores que la alejan de la comprensin de su propia realidad. Este es el diagnstico que realizaba Salazar y en l lo nuevo es esta afirmacin de que la dominacin crea una cultura de la dominacin.

    Qu se puede hacer? Segn Salazar, ya que la dominacin es la razn del mal hay que cancelarla mediante la liberacin:

    Esta liberacin significa, en nuestro caso, cancelar el sistema econmico social capitalista que es el vehculo a travs del cual, hasta hoy, se ha ejercido la dominacin extraiyera y que contribuye a afirmarla sin haber podido sacar a nuestro pueblo de la miseria y la opresin (ld ^p. 38).

    A este respecto mucho se puede hacer gracias a la conciencia de la crisis:

  • 24 Augusta Solazar Bondy

    Esto quiere decir que nos es indispensable reconocemos dependientes, poner al descubierto e] sistema de dominacin que tiene sujeta a nuestra nacin, pero, adems, que debemos denunciar y combatir este sistema de dominacin. A la existencia dominada y a la cultura de la dependencia se les puede cancelar slo por un movimiento de independencia, genemdor de una cultura integrada, unitaria, original, libre".a , p. m

    "Pero Bienda la nuestra una dependencia inserta en la red mundial de poder econmico y poltico, el objetivo mayor que perseguimos no podr cumplirse sin una accin combinada a esca la supranacional- De all ta importancia de la tema de conciencia de las naciones subdesarrolladas o del Tercer Mundo, que comparten con el Peni la situacin de dominadas y que, como l, demandan soluciones radicales. (Jd.t p. 35)

    Poco tiempo despus de la versin definitiva del artculo sobre La cultura de la dominacin , Saladar aplic su idea clave de la relacin entre la dominacin y la cultura de la dominacin al caso de la filosofa hispanoamericana. En mayo de 1968 dict una conferencia al respecto que luego fue publicada al ao siguiente con el ttulo de Sentido del Pensamiento Filosfico Hispanoamericano (Lawrence: The University of Kansas, 1969) acompaada por los comentarios de Femando Salmern y de Arthur Bemdtson. Estos comentarios permitieron a Saladar mejorar y ampliar su texto y publicarlo el mismo ao de 1969 en espaol con el ttulo de Existe una filosofia de nuestra Amrica? (Mxico: Siglo xxt, 1969; en la p. 4 figura 1968, pero en la p* 135 consta que sali de la imprenta recin en enero de 1969). Este es uno de los textos de Salazar que ms difusin ha tenido y ms reacciones ha suscitado.

    Tampoco realizar aqu un resumen detallado del trabajo de Salazar. El sostiene que el filosofar hispanoamericano no es genuino ni original La originalidad*1 es el aporte de ideas y planteos nueve, en mayor o menor grado, con respecto a las realizaciones anteriores, pero suficientemente discemibles como creaciones y no como repeticiones de contenidos doctrinarios" {Existe..., p. 100). El autor emplea las palabras genuinidad* o 'autenticidad como sinnimas

  • Dominacin y liberacin 25

    "para significar un producto filosfico al igual que un producto cualquiera que se da como propiamente tal y no como falseado, equivocado o desvirtuado (Id.). El filosofar hispanoamericano no es genuino ni original, porque los pensadorel hispanoamericanos no se han construido una imagen autntica sino imitada de s mismos como individuos y como grupo. Ello se debe a que su filosofar surgi en un continente dominado y subdesarrollado. Pero la filosofa hispanoamericana no slo ha sido hasta ahora alienada sino alienante, porque ha funcionado como una imagen enmascaradora de la realidad hispanoamericana y como un factor que ha coadyuvado al divorcio entre las nociones con respecto a nuestro propio ser y las justas metas histricas de nuestro continente. Por lo tanto, concluye Salazar, la constitucin de un pensamiento genuino y original y su normal desenvolvimiento no podrn alcanzarse sin que se produzca una decisiva transformacin de las sociedades hispanoamericanas mediante la cancelacin de nuestros subdesarrollo y dominacin. No obstante, la filosofa hispanoamericana puede comenzar a ser autntica como pensamiento de la negacin de nuestro ser y de la necesidad de cambio, como conciencia de la mutacin inevitable de nuestra historia (Id., p.132). En este caso dicha filosofa ya no ser ms enteramente defectiva sino crecientemente creadora y constructiva.

    Segn SalazarLas naciones del Tercer Mundo como las hispanoameri

    canas tienen que forjar su propia filosofa en contraste con las concepciones difundidas y asumidas por los grandes bloques de poder actuales, hacindose de este modo presentes en la historia de nuestro tiempo y asegurando su independencia y su supervivencia* (Id., p. 132)

    Eb decir, que la filosofa de los pases subdesarrollados no puede seguir siendo filosofa de la dominacin alienada ni alienante, ni tampoco un mero remedo de las filosofas procedentes del bloque capitalista (la filosofa fenomenolgica y la analtica) ni tampoco del bloque socialista (el marxismo ortodoxo). Debe ser una filosofa distinta que coadyuve al esfuerzo de liberacin de los pueblos do

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    minados. El da de hoy, al mismo tiempo que se ahonda la brecha entre los pases desarrollados y subdesarrol lados, hay para estos ltimos, escribe Salazar, posibilidad de liberacin. La filosofa hispanoamericana tiene tambin por delante esta opcin de la que, adems, depende su propia constitucin como pensamiento autntico" (Id., p. 133).

    En este trabajo se puede comprobar paradigmticamente cmo Salazar ha elaborado diferentes influencias en un planteo nuevo y original en su sentido. De la filosofa analtica ha aprendido la limpieza conceptual para trabajar su planteo, de Marx la idea de que los productos culturales constituyen nicamente la superestructura determinada por las relaciones de produccin que se hallan a su base y que son lo determinante aunque no en un sentido omnmodo, y de la filosofa existencial la idea de autenticidad e inautenticidad sobre todo el planteo expuesto por Sartre en su Orfeo Negro de que a algunas colectividades les est vedada en principio una eleccin originaria, porque de hecho son colectividades dominadas adscriptas a otras colectividades dominantes, cuyo proyecto deben adoptar. Pero como repetimos estas influencias estn virtualmente convertidas en un planteo nuevo, o sea lo suficientemente discemible de las anteriores constituyendo un aporte creativo y no una mera repeticin de doctrinas anteriores esto es lo que entiende Salazar por originalidad, como dijimos (Cf. Existe una filosofa..., p. 100).

    En un artculo posterior, Filosofa y alienacin ideolgica, publicado en 1971 (en: Per; hoy. Mxico: Siglo xxi; pp. 305-338), pero que debe proceder de esta etapa o, cuando menos, de sus preocupaciones, aplic Salazar su planteamiento asimismo al caso de la filosofa peruana. Luego de realizar un recuento histrico, sealaba all que no ha habido una doctrina filosfica del Per moderno, y que ello se debe a que, como la filosofa es un producto cultural y la cultura peruana ha sido una cultura de dominacin, el pensamiento peruano ha sido inevitablemente un pensamiento alienado (p. 329). Revolucionar la filosofa peruana implicara estas dos tareas: 1. Tomar conciencia de la situacin peruana negativa y

  • Dominacin y liberacin 27

    crtica en el mando de hoy y de las perspectivas de su recuperacin y afirmacin, y 2, Transformarla, empleando los modernos mtodos y tcnicas de pensar, en un instrumento crtico para desmitificar la realidad, con lo que realizando esta actividad teraputica acabar curndose a s misma (p. 334).

    II

    Los trabajos mencionados de Augusto Salazar Bondy dieron lugar a una enorme cantidad de rplicas de derecha las menos y de izquierda las ms. Slo nos referiremos a algunas muy representativas,

    El filsofo peruano catlico y conservador Alberto Wagner de Rey na public en el N* 478 de la revista Mercurio Peruano (Lima, marzo-abril de 1069, pp. 788-798; tambin en: Aportes. Pars, N* 13, julio de 1969; pp. 135-147) una resea del libro Per Problema. Cinco Ensayost formulando all las siguientes crticas al planteamiento de Salazar; la cultura peruana no seia hbrida, ya que en ella lo aborigen ha sido asumido por lo hispnico como la materia por la forma, Tampoco sera desintegrada, ya que nunca estuvo integrada sino slo en vas de integrarse. Wagner no aceptaba que la dominacin econmica d lugar a una cultura de la dominacin, pues la cultura es una realidad espiritual que requiere de una infraestructura material mas no est determinada por ella. A lo que agregaba que la dominacin tricentenaria de Espafia sobre Hispanoamrica no habra sido de carcter slo econmico sino que habra incorporado Amrica Latina a Occidente. Hablar de Amrica Latina simplemente como de un un sector ms del Tercer Mundo sera nivelada incorrectamente.

    Salazar contest en el N 15 de Aportes (Pars, N 15, enero de 1970; pp, 157-163). Sostena que traducir a trminos aristotlicos que parecen tan aspticos como los de materia* y forma el proceso del choque entre lo ibrico y lo aborigen sera contrabandear la dominacin interna; que negar la determinacin de la cultura por la economa equivale a entregarse a *la ilusin de poder ignorar sin

  • 28 Augusto Salazar Bundy

    riesgo los lazos concretos de la existencia histrica (p. 161) y no comprender la historia de los hombres, con sus muy determinadas coyunturas econmico-sociales (Id.); que la colonizacin efectuada por Espaa de Amrica Latina no fue en efecto ana empresa slo econmica sino un episodio en el cual la estructura clave de la dominacin dio lugar a diversos tipos de dominacin en lo poltico, lo social y lo cultural.

    En la II Conferencia Latinoamericana de Difusin Cultural y Extensin Universitaria celebrada del 20 al 26 de febrero de 1972 en Mxico tuvo lugar una discusin entre el conocido crtico literario uruguayo de izquierda Angel Rama y Augusto Salazar Bondy acerca de la cultura de la dominacin. Rama haba afirmado que en Amrica Latina ya existe una cultura, y que todo lo que se necesitaba era una integracin latinoamericana adoptando un punto de vista anti-imperialista. Salazar le replic que defender meramente la integracin desde un punto de vista anti-imperialista era defender nicamente un proceso de modernizacin; que lo que importaba era realizar un cambio estructural revolucionario en que los pueblos de la regin reivindicaran su idiosincracia; y que la cultura latinoamericana ya existente no es la cultura que dice ser, la cultura que necesitamos y la que estamos buscando (Cf. La difusin cultural y la extensin universitaria en el cambio social de Amrica Latina. Mxico; udual, 1972: un resumen amplio de la intervencin de Salazar con citas se encuentra en mi libro Repensando la tradicin nacional I. Estudios sobre la filosofa en el Per reciente. Lima: Hipada, 1989; Vol. 2, pp. 581 ss.).

    Rama prolong la discusin en su artculo "Las voces de la desesperacin (en: Expreso. Lima 19 de marzo de 1972, p. 21; reproducido en: Textual. Lima, N 9; pp, 16-17). All manifestaba que posiciones como la de Salazar expresan un pesimismo sobre la cultura latinoamericana concordante con el de las oligarquas extranjerizantes que ya dura siglos. No obstante, la cultura latinoamericana existe y es un elemento positivo en el proceso de la transformacin continental. Rechazaba la tesis de que la dominacin econmica produzca una cultura de la dominacin: mal se

  • Dominacin y liberacin 29

    podra incluir dentro de sta aportes creadores precisamente de peruanos tan ilustres como Gonzlez Prada, Maritegui o Vallejo, o la creatividad que muestran en el lenguaje de Hispanoamrica sus grandes figuras. Salazar replic en una see de artculos aparecidos en el diario Expreso (los das 2, 9, 16, 23 y 30 de abril y 7 y 14 de mayo de 1972; reproducidos en: Textual. Lima, N 9; pp. 17- 24). Aclar que en ningn momento haba negado la existencia de la cultura latinoamericana, sino que haba dicho que los hispanoamericanos somos como enfermos en la sala del mdico. Que esta afirmacin significa que, al igual que entre los pacientes en la sala de espera de un mdico puede surgir una voz de alerta que se abra del ambiente insano en que se encuentra a una vida desenvuelta y plena de salud y a un medio de lograr la curacin distinto de la rutina teraputica establecida, en la misma forma de entre las sociedades que sufren el subdesarrollo pueden originarse voces liberadoras en favor de una cultura de la liberacin (p. 22). Que el lenguaje tambin traduce la dominacin, y que la presencia de personalidades intelectuales en Amrica Latina no constituye una objecin contra su tesis, pues ellas slo representan a los beneficiarios de los bienes producidos por un sistema social injusto.

    Una de las reacciones ms agudas contra el planteamiento de Salazar sobre la filosofa de la dominacin, contenido como dijimos en el folleto Existe una filosofa de nuestra Amrica? (1969), fue la de Leopoldo Zea. El mismo ao public una resea muy crtica en un peridico limeo (Inautenticidad de nuestra filosofa?, en: Suplemento Dominical del diario El Comercio. Lima, edicin del 14 de diciembre de 1969; pp. 32 y 35) y su folleto La filosofa americana como filosofa sin ms (Mxico: Siglo xxi, 1969). Zea se asombraba por la pregunta que formulaba Salazar por la posibilidad o existencia de una filosofa hispanoamericana, ya que le pareca nacida de un sentimiento de inferioridad. En cuanto a la respuesta del autor peruano: que existe una filosofa hispanoamericana, pero que no es genuina ni original, Zea pensaba que esta respuesta no es correcta: la filosofa latinoamericana se nos aparecera como carente de originalidad y como inautntica slo cuando le aplicamos

  • 30 Augusto Solazar Bondy

    patrones europeos. En s misma es original, esto es, emanada de los problemas que plantea la realidad americana, porque la originalidad no es otra cosa que tratar de dar respuesta a los problemas que una determinada realidad, y en un determinado tiempo, ha originado. Por otro lado, vimos que para Salazar la filosofa latinoamericana puede comenzar a ser autntica lo que no habra sido : 1. Si advierte que la causa de su alienacin es ta dominacin, la cual debe cesar. 2. Si dicha filosofa pasa a ser un pensamiento acerca de la negacin del ser hispanoamericano y de la necesidad de un cambio. 3. Si las naciones del Tercer Mundo se esfuerzan en forjar su propia filosofa como una filosofa qjena a la precedente filosofa de la dominacin y asimismo a la procedente de los bloques de poder. Con respecto a estas proposiciones, Zea objetaba la primera y la ltima: dudaba que la cancelacin de la dominacin, que el cambio de la realidad, pueda dar lugar a una filosofa autntica; y agregaba que no se debe rechazar el marxismo que es una filosofa que explica el subdesarrollo de las sociedades y que es una va para el desarrollo. Finalmente, Zea estaba de acuerdo con Salazar en su negativa implcita de la filosofa de lo americano, que era para el filsofo peruano una variante ms de la filosofa de la dominacin, pero slo porque el filsofo mexicano consideraba que hacia 1969 dicha filosofa la de lo americano ya haba cumplido su ciclo.

    Curiosamente, Salazar no respondi a estas crticas de Zea ni tampoco a otras que el autor de La filosofa americana como filosofa sin ms le formul en pblico en 1973 en las Cuartas Jomadas Acadmicas" de la Facultad de Filosofa y Teologa de la Universidad del Salvador (San Miguel, Repblica Argentina). Nosotros hemos analizado en detalle este intento de debate en nuestro artculo Las crticas de Leopoldo Zea a Augusto Salazar Bondy (en: Revista Latinoamericana de Filosofa. Buenos Aires, Vol. XVI, N 1, marzo de 1990; pp. 24-45), llegando a la conclusin de que la gran mayora de los reparos del filsofo mexicano no afectan al planteamiento del peruano por la imprecisin y falta de rigor con que han sido formulados.

  • Dominacin y liberacin 31

    Finalmente, quisiramos mencionar que nosotros mismos hemos criticado esta propuesta de Augusto Salazar Bondy en nuestro artculo La cultura y la filosofa de la dominacin" (en: Apuntes. Lima, N 1, 1973; pp. 49-66. Hemos integrado y ampliado esta presentacin y crtica en la exposicin sobre Salazar Bondy de nuestro libro Repensando la tradicin nacional I; Vol. 2, pp. 333-606; esp. pp. 509-523). En nuestra opinin, que aqu slo resumiremos, la dominacin deja sin ninguna duda sus huellas sobre la cultura de un pas dominado, pero el planteamiento de Salazar nos parece insatisfactorio: 1. porque su concepcin de cultura nos parece criticable, 2. porque tambin lo es su tesis de que la dominacin produce siempre la inautenticidad de una cultura en el sentido preciso que Salazar deende: en el de la falta de correspondencia entre la accin de un svgeto y sus productos y el principio que reconoce y valida, 3. por las consecuencias insostenibles que se deducen de la tesis de que casi toda la cultura y la filosofa latinoamericanas habran sido inautnticas, y 4. porque Salazar sobrevala y exige en exceso a la filosofa al demandar que ella debe ser el pensamiento capaz de desencadenar y promover el proceso superador de la condicin dominada y subdesarrollada (Existe una filosofa de nuestra Amrica?, p. 126).

    III

    El Movimiento Social Progresista, cuyo idelogo haba sido Augusto Salazar Bondy, se disolvi luego de haber participado y fracasado estrepitosamente en las elecciones peruanas de 1962. El ao 1968 el General Juan Velasco Alvarado dio un golpe militar, iniciando el Gobierno de la Fuerza Armada. Al ao siguiente Salazar fue llamado y acept colaborar con este rgimen autoritario pero renovador como miembro de la Comisin encargada de la Reforma de la Educacin, en 1970 fue nombrado su Vice-Presidente y en 1971 su Presidente. Absorbido como estaba por esta labor, descuid algunas de las lneas de su trabajo filosfico anterior, al mismo tiempo que tuvo un estrecho contacto con el poder y una invalorable experiencia poltica.

  • 32 Augusto Salazar Bondy

    Lo anterior explica por qu Salazar public tan pocos textos filosficos en esta etapa, y permite comprender tambin una de las razones ms importantes para el desplazamiento de uno de los centros de su reflexin filosfica precedente: antes haba sido la cultura y la filosofa de la dominacin, quedando al margen la consideracin de esta misma; ahora la dominacin pas a ser el tema privilegiado y casi obsesivo de su pensamiento, mientras la consideracin de la cultura y la filosofa de la dominacin se convirti en solamente un desarrollo o aplicacin de aqul. As adquiere lo estructural una hegemona sobre lo superestructural en la filosofa ltima de Salazar. Un tercer tema que ahora aparece es una reflexin sobre las causas que generan la dominacin y sobre la estrategia a seguir para eliminarla, parte de la cual sale en realidad del campo filosfico para ingresar en el poltico.

    Aunque las diferencias apuntadas son comprobables y permiten establecer ^una separacin entre la etapa anterior y sta, en verdad sera ms exacto decir que Salazar se encaminaba hacia una nueva etapa de su pensamiento, cuando la muerte interrumpi abruptamente su desarrollo a comienzos de febrero de 1974. Sus textos filosficos pertenecientes a esta etapa son realmente muy pocos. Los publicados son: Filosofa y alienacin ideolgica de 1971 al que ya hemos tratado, Filosofa de la dominacin y filosofa de la liberacin" de 1973, el dilogo aparecido pstumamente Bartolom o de la dominacin de 1974, y en parte el libro La educacin del hombre nuevo impreso en 1975, del cual el primer captulo, Carcter y problema de la educacin, tiene una ndole ms bien filosfica. Los textos que quedaron inditos son la conferencia de 1973 El pensamiento latinoamericano en el contexto del Tercer Mundo y el manuscrito inacabado Antropologa de la dominacin1 de los ltimos meses de su vida. A estos trabajos hay que agregar algunos otros, como la conferencia Dominacin, valores y formacin humana de 1972, o la discusin que sigui a la ponencia Filosofa de la dominacin y filosofa de la liberacin. De entre estos textos, los ms importantes y novedosos son este ltimo, Bartolom y Antropologa de la dominacin. Antes que realizar una descripcin aislada

  • Dominacin y liberacin 33

    de estos trabajos, tratar de hacer aqu una reconstruccin sistemtica de los planteamientos ltimos de Salazar sobre la dominacin(1), sobre la cultura de la dominacin y la cultura de la liberacin(2), y al final me referir a la Antropologa de la dominacin (3).

    1. La dominacin

    Ante todo, Salazar insiste en que hay que distinguir dependencia y dominacin: la primera es un concepto que puede darse en situaciones favorables", la segunda agrega el elemento justamente alienante, deshumanizador, frustrante de uno de los componentes de la relacin (Stromata. San Miguel, xxx, N 1/2, enero- junio de 1974; p. 129).

    "Yo puedo estar en dependencia y quizs es bueno estar en dependencia con respecto a otro ser. En la relacin amorosa, por ejemplo, hay una dependencia muy profunda que no es mala. Mientras que cuando hay una relacin de dominacin ya uno est frustrado y el otro se aprovecha del primero.

    Lo malo, lo que hay que combatir y lo que nos frustra, es el ser dominados, el estar en una estructura global en la cual no solamente hay dependencia de unos con respecto a otros.

    En las relaciones que se establecen entre hombres y grupos etc. hay una clave que hace que la dependencia se convierta en dominacin. Tenemos que ir quizs ms al fondo y ver hasta qu punto todas las formas de dependencia y de dominacin estn estructuradas a base del concepto de dominacin, por ejemplo econmica, social, que frustra el desarrollo, aliena etc * (pp. 129-130)

    En este sentido, de lo que hay que prescindir es de la dependencia con dominacin. La dominacin, sostiene Salazar, no es la mera oposicin de entidades separadas, sino un sistema o relacin estructural,

    con dos elementos esenciales: un foco de poder, que permite la acumulacin de bienes y el disfrute creciente de ellos; y, de otro, un margen en el que se acumulan la escasez y la pena del trabajo. El dominador postula esa estructura como

  • 34 Augusto Salazar Bondy

    natural* defienda ese sistema como expresin y garanta del "orden social. Proclama que semejante status ampara y beneficia a todos y lo sostiene por todos loe medios0. (Bartolom o de la dominacin. Buenos Airea: Ciencia Nueva, 1974; p. 51. CF. tambin: Siromata. Buenos Aires, xxx, Nr. 1/2,1974; p. 81)

    Lo que esto significa es que no podemos entender el fenmeno de la dominacin sino determinando los elementos que componen su estructura: quin es el dominado y quin es el dominador, sea que se trate de pases, clases, grupos o individuos. Lo fundamental en fe dominacin es que al dominado se le sustrae el poder de decisin sobre su propio ser. Por ello, la dominacin da lugar a la alienacin: a la prdida del propio ser, y a la cosificacin: a adquirir el estatuto de cosa. La alienacin ocasiona la accin sin libertad ni sentido (Bartolom, p. 13), La cosicacin genera la prdida de la personalidad humana Este es el estrato ms profundo de la dominacin (Bartolom, p, 49).

    La dominacin puede ser externa: entre pases ; o interna, es decir en el interior de un pas: de individuos, sexos, de clases, de grupos. Entre la dominacin externa e interna existe una correlacin. Asimismo hay una dominacin de carcter trascendente en que Dios se le aparece al hombre como un dominador.

    En esta lnea de anlisis... debemos pensar que estas relaciones de dominacin, ... se dan en variantes mltiples y que representan maneras y modos de alienarse los hombres, de tener efectos de osificacin que pueden darse tambin combinados o, de algn modo, vinculados entre s. Per ejem* po, habra que analizar loque es caracterstico de la relacin entre individual y ver cmo esta relacin entre individuos puede ser basada en ciertas fundones biolgicas y en ciertos roles sociales, como pueden ser las relaciones hombre-mujer, padre-hijo, mdico-enfermo, jefe-subordinado, maeatro-alum- no. Todas, de hecho, son susceptibles de darse como relaciones de dominacin, Pero en cada caso, en modos diversos esto que ocurre con respecto a individuos, tambin ocurre con respecto a grupos; la dominacin de clase, la dominacin de

  • Dominacin y liberacin 35

    minoras tnicas y la dominacin de naciones. Y tambin, yendo ms fondo del anlisis, vemos la dominacin que puede urgir dentro de ciertas maneras de vivir que tiene el hombre, que lo ponen en contacto con otro. Este, a veces, es el Otro con maysculas, que puede funcionar como un gran dominador y que puede aherrojar la mente de aqul que est en esa situacin si no sabe liberarse a su modo. O sea que cabe hablar tambin de una relacin de dominacin trascendente para tratar ese problema en loa trminos ms tcnicos'1. ("El pensamiento latinoamericano en el contexto del Tercer Mundo", p, 3)

    Existen formas simples y complejas de dominacin y en correspondencia de alienacin: personas doble y hasta triplemente dominadas como las tmyeres o el siervo en una nacin cautiva.

    *Es evidente que, en nuestros pases, el que es hombre tiene ms posibilidades de dominar a la mujer que a la inversa. Es evidente que, en nuestros pases, el que es hombre urbano de crculos industriales tiene ms posibilidades de dominar a un campesino que a la inversa. Es evidente que el que es blanco tiene ms posibilidades de dominar a un indio que a la inversa. Pero cuando uno encuentra que hay alguien que es india campesina, ella concentra en s misma tres dominaciones: la dominacin como mujer, la dominacin como campesina y la dominacin como india, lo cual implica un reforzarmento de la situacin de dominacin que se puedeperfectamente tomar como clave de interpretacin de lo que funciona a nivel de grupo o de institucin' (Id., pp. 3-4)

    Esta complejidad del fenmeno de la dominacin hace que la lucha contra ella deba plantearse en diversos planos: econmico, social, cultural, y que la liquidacin de una injusta estructura econmica no garantice que los fenmenos de dominacin que se manifiestan a ese y a otros niveles desaparezcan paulatinamente por s solos.

    Porque puede ocurrir el caso que la historia encuentra en su evolucin sobre todo en la evolucin revolucionaria que de otras formas vuelvan a producirse relaciones de dominacin de grupos, clases o seudoclases. Pero, adems, puede

  • 36 Augusto Saladar Bondy

    ocurrir que, al lado de o *en relacin con, estas antiguas dominaciones que han sido canceladas se mantengan, o persistan las relaciones de dominacin de otro tipo. Por ejemplo, sexual; de roles en el trabqjo; de maestro y alumno. No est asegurado que no vaya a subsistir otra forma de relacin de dominacin y, por lo tanto, de alienacin que pueda estar vigente, por ejemplo en la vinculacin del que manda, el jefe o el patrn o el tcnico y el subordinado; o entre el maestro y el alumno' {Id., p. 4)

    E^a dialctica de la dominacin es el proceso de contradicciones que surgen en el seno de las colectividades humanas, en las agrupaciones de individuos o de pueblos. Este proceso est, en todos los casos, determinado por la lucha que se establece entre los dominados y los caminadores*. El primer momento de esta dialctica es el de la tesis: la posicin del dominador contra el dominado, el segundo es el de la anttesis: la negacin del dominador por el dominado, el tercero el de la sntesis aparente: la tentativa del dominador de integrar al dominado dentro del sistema, y el cuarto y ltimo el de la sntesis real cuando se anula la estructura misma de la dominacin. Luego el proceso dialctico puede recomenzar "en un nuevo ciclo" (Bartolom, pp. 51-58).

    La cancelacin de la dominacin puede ser parcial o total. Los modos de cancelacin son dos: suprimir al otro en su rol, por ej. las oposiciones 'amo/esclavo e imperio/colonia; o establecer las relaciones adecuadas entre los miembros de la relacin, como entre las oposiciones jefe/operario" y "varn/mujer".

    "Hay diversidad (al suprimir la dominacin), primero, porque la cancelacin de la estructura de la dominacin es diferente segn loe casos. Esto se percibe bien en las metas y en los resultados de la liberacin. Tomemos, por ejemplo, el caso ms claro de dominacin: la relacin amo-esclavo. Como sucede en todo proceso de explotacin del hombre por el hombre, la liberacin del esclavo no puede cumplirse sin suprimir el rol del explotador y, por tanto, a otro hombre como explotador. No cabe buscar una relacin adecuada entre el amo y el esclavo; la esclavitud es absolutamente contraria al derecho humano (Bartolom, p. 61)

  • Dominacin y liberacin 37

    Esta supresin tambin es necesaria en el caso de las minoras sojuzgadas por grupos de otras razas en el interior de una nacin, as como en el de las colonias oprimidas por los pases imperiales. En cambio, en ciertas relaciones personales o colectivas no se trata de suprimir al otro en su rol sino de igualarse a l, en unos casos, mientras que en otros lo que se requiere es afirmarse como diferente de l. (J d pp. 61-62)

    Ejemplo de lo primero es una tpica relacin de trabajo como la del jefe y el subordinado u operario... La meta revolucionaria es que las funciones del jefe y del operario sean compartibles, intercambiables y en su contenido humano; no es preciso que cada uno se afirme como diferente del otro para poder funcionar. Pero no siempre es as* (Id., p. 62)

    Considera ahora el caso de la relacin varn-mujer que est en el extremo opuesto a la del amo-esclavo y a la del imperio-colonia. No es que falte una fuerte dominacin y una alienacin pertinaz, pero su supresin no puede implicar la cancelacin de lo que es diferencial en el varn y la mujer, sino justamente la afirmacin de lo distinto y propio de cada sexo y su insercin en una nueva estructura interpersonal no alienante {Id., pp. 62-63)

    Pero quizs ms importante que percibir la variedad de casos... es darse cuenta que la liberacin final de los esclavos, de los indios, de los negros, comporta la redefinicin de todas las relaciones individuales, sociales y nacionales y de todos los principios y normas de accin, de tal modo que ninguna sujecin del hombre al hombre pueda sustituir a la antigua dominacin (p. 63)

    Uno de los orgenes de la dominacin es la propiedad privada:'Ella permite controlar personas y cosas. Da poder y

    mando. El individuo que se apropia de las cosas maneja a las personas como si fueran cosas* (Id., p. 75)

    Otro es la propiedad pblica:"Si concentras la riqueza y el mando, tambin concentras

    la posibilidad de manejar a loe hombres. Y loa manejara, ya no el propietario privado, sino quien controle la propiedad pblica, un individuo o un grupo" (Id., Ibidem)

  • 38 Augusto Salazar Bondy

    Tan importantes como las cuestiones tericas son las estratgicas: para batir al enemigo en todos los frentes es necesario desarrollar un pluralismo de vas de accin. Los pases dominados tienen que unirse contra los dominadores. Un nuevo modelo de desarrollo para los pases dominados tiene que ser totalmente diferente al de los dominadores, y se defne por tres rasgos: el control nacional de todo el proceso econmico social, la gestin pblica en campos prioritarios y la participacin comunal diversificada y permanente. Un orden social racional tiene que ser universalizable y extenderse a toda la tierra de manera que cesen de existir pases dominadores y dominados.

    La revolucin consiste en el cambio de estructuras. Unicamente dentro de aqulla se puede juzgar la legitimidad del poder revolucionario. El pender se legitima por su ejercicio: porque suprime y erradica la opresin.

    Una sociedad humana verdaderamente tal adopta un orden racional y universalizable que responde a tres principios: el de la igualdad, segn el cual una sociedad es cabalmente racional si cada quien trata a los dems como quiere que lo traten; el de la economa, que establece el aprovechamiento de los esfuerzos y bienes sociales prohibiendo el despilfarro; y el de la participacin, que instaura la intervencin solidaria y fraterna de todos en el poder y el control de la riqueza.

    2. Cultura de la dominacin y cultura de la liberacin

    Los hombres en situacin de dominacin producen productos de dominacin, o sea, que reflejan la realidad de una estructura donde hay dominadores y dominados, como hemos dicho. Las caractersticas de la cultura de la dominacin son las siguientes:

    a) Carcter inorgnico; carencia de un principio interno rector que le preste unidad.

    b) Ausencia de creatividad y predominio del mimetismo en las expresiones culturales.

    c) Carcter alienado y alienante de dichas expresiones.

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    d) Inautenticidad de las conductas y mistificacin de los valores con el predominio de una conciencia falsificadora del propio ser.

    e) Predominio de patrones exgenos de evolucin(Cf. La difusin cultural y la extensin universitaria en el cambio social de Amrica Latina. Mxico: udu al , 1972; p. 5)

    Los productos de una cultura de la dominacin cubren un espectro muy extenso: puede tratarse de la literatura rosa o de la literatura del boom, de una telenovela de nfima calidad o de un programa televisivo producido con una finalidad educativa, de objetos de arte culto o de arte popular. En todos estos casos se trata de productos que provienen de una conciencia alienada {Stromata. San Miguel Ao xxx, N 1/2, enero-junio de 1974; pp. 80-81) y pertenecientes a una cultura de la dominacin que posee un carcter defectivo que se muestra en una serie de debilidades, sobre todo en una merma de la capacidad creativa (jStromata. San Miguel, Ao xxix, N 4, oct-dic. de 1973; p. 395).

    Salazar rechaza hablar de culturas dominadoras y de culturas dominadas, porque encuentra que en este discurso se comete una hipostatizacin, olvidndose que, como se acaba de decir, son los hombres quienes a travs de sus actos y productos expresan su personalidad y circunstancias (Stromata. San Miguel, Ao xxx, N 1/2, enero-junio de 1974; p. 80). Por ello mismo, no le parece correcto el endiosamiento de la cultura popular, como si sus productos no padecieran los efectos de la dominacin y como si de ellos se pudiera esperar salidas al entrampamiento de los pases subdesarrollados. El recurso a la cultura popular, escriba nuestro autor ya en La cultura de la dominacin, significa relegar la originalidad y la fuerza creadora del pas a sectores limitados y poco resonantes de la cultura juzgada en trminos clsicos y modernos; significa conceder que la ciencia, la tcnica, la economa etc. estn vedados o no pertenecen a las preocupaciones de los pases subdesarrollados, pese a que vivimos en una poca dominada por estas actividades; significa que al reto del siglo xx respondemos como si furamos personas menores de edad perdidas en el mundo contemporneo (Cf. Entre Escila y Caribdis, pp. 28-29).

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    La cultura de la dominacin comprende una enorme cantidad de manifestaciones: la filosofa de la dominacin, la educacin para la dominacin, la ciencia de la dominacin, la teologa de la dominacin, etc. Trataremos de la primera en la seccin siguiente, mientras aqu nos referiremos a las otras manifestaciones.

    La educacin para la dominacin est ligada a la dominacin y al subdesarrollo a travs de tres aspectos. Primero, el rgimen escolar ja y mantiene las estructuras de la dominacin: traduce ms que nadie la organizacin de la sociedad y la consolida.

    "La relacin maestro-alumno, tal como ha sido establecida y justificada tradicionalmente, es el modelo mismo de la subordinacin de la conciencia y la voluntad de unas personas a las otras. La disciplina escolar que se impone en el plantel y se ensea en las aulas, es concebida y defendida como reflejo del orden social que requiere una autoridad legtima que debe aer respetada y obedecida. La organizacin de la enseanza como parte de una serie de acciones, sujetas a calendario y dependientes de la autoridad superior, el proceso entero de la educacin escolar considerada en sus aspectos ms significativos y persistentes, introduce al educando al mundo de la dominacin, lo habita a l y termina convirtindolo en un convencido justificador de la dependencia social so capa de la defensa de los ms altos y firmes valores*. (La educacin del hombre nuevo. Buenos Aires: Paids, 1975; p. 23)

    Segundo, los contenidos tienen un efecto an ms negativo para la consideracin de la dominacin: en pases marcados por fuertes lazos de subordinacin la educacin funciona como un poderoso agente de la dominacin y como un mecanismo alienante por las ideas, valores y actitudes que transmite o suscita. Lo que el nio y el joven aprenden en el aula no se adeca a sus necesidades de liberacin, sino que refuerza nociones y valores que velan la situacin de dependencia negativa en que aqullas se encuentran. Lo mismo sucede con la educacin de adultos, qjena a toda inquietud crtica y a todo tema de inters vital y de resonancia social. Y esto que vale para la educacin oficial, tiene vigencia tambin para la

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    educacin particular y para las formas no escolarizadas o informales de educacin.

    Por ltimo, el sistema educativo refuerza la dominacin en razn de la desigual distribucin de sus beneficios. La educacin traza una lnea divisoria entre los oprimidos y los opresores, y esto sucede no slo en los pases desarrollados sino que es ms grave an en los tercermundistas (Cf. La educacin del hombre nuevo, pp. 22-26).

    Tambin hay una ciencia de la dominacin. Para Salazar la ciencia se encuentra sociopolticamente condicionada en tres niveles. Acerca del primero existe un cierto acuerdo: sobre que toda ciencia surge en un cierto contexto histrico, cultural, econmico, social, al igual que cualquier otro producto cultural, por lo que, por encontrarse determinada por los factores de su poca, los traduce. El segundo nivel no siempre es advertido: al elegirse las premisas de base los conceptos fundamentales, los postulados, las reglas etc. de un sistema cientfico, se lo hace dentro de un cierto marco re- ferencial de carcter sociopoltico. De all que por ejemplo las teoras econmicas de los autores liberales sean distintas a las de los autores marxistas: cada una revela ciertas elecciones realizadas sobre la base de ciertos condicionantes ideolgicos. Y un tercer nivel se presenta al interior de una ciencia cuando elegimos dentro de ella en razn de condicionamientos que van desde lo psicolgico, pasando por lo cultural hasta llegar a lo clasista. Salazar ofrece a este respecto un ejemplo tomado de Wittgenstein: la invitacin que se formula a varios nios para proseguir la serie 2 4 6 8 en una prueba de inteligencia. Por qu el nio A escoge 10 12 14 etc., otro B la serie 2 4 6 8, 2 4 6 8, 2 4 6 8 etc., y el nio C la serie 2 4 6 8, 8 6 4 2, 2 4 6 8 etc.? O sea: por qu cada nio elige cadenas deductivas diferentes? Precisamente por este tercer tipo de condicionamiento. Tambin en el caso de la ciencia hay, pues, una relacin innegable con la dominacin.

    Hay que tener en cuenta todo esto cuando se dice: la ciencia est condicionada y puede ser utilizada bien o mal segn que se la utilice para ser una ciencia de la dominacin

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    o una dencia contra la dominacin. Na solamente en el sentido de que se parte de una situacin histrica que permita ver que la ciencia moderna surgi en un contexto de nacimiento del capitalismo, sino inclusive en el de ver en cada sistema cules son las premisas de base, ltima etapa del anlisis mucho ms difcil de aceptar porque implica toda una teora de la ciencia y de la lgica, que la idea de que cualquier sistema cientfico es arbitrario o susceptible de cambios al interior de los sistemas deductivos que se usan. Y esa es la lnea ms renovadora o excitante desde el punto de vista intelectual" (Stromata. Buenos Aires, Ao xxx, N 1/2, enero-junio de 1974: p. 139)

    Asimismo existe una teologa de la dominacin. La sustentan o adhieren a ella, sin advertir sus graves limitaciones, sacerdotes tan progresistas como los representados en el pasado por Bartolom de las Casas o en el presente por los telogos de la liberacin. En la parte nal del dilogo Bartolom, el dominico sostiene que la liberacin plena es una realidad trascendente. El cacique Hatuey le responde entonces que sto sera como liberar al hombre sin el hombre, a lo que el sacerdote le replica que el cristianismo verdadero afirma ms bien que no hay liberacin radical sin la voluntad del hombre. Que, no obstante, la libertad que los hombres reciben por la gracia, no los violenta anulndolos sino que, por el contrario, fortalece la libertad que ejercen por s mismos y desde s mismos. Lo que no significa que el hombre slo deba esperar la accin divina; ms bien, debe luchar por la justicia, como sostiene la teologa de la liberacin. Advierte adems a Hatuey contra la violencia que acecha en su camino, y le manifiesta que la libertad fundamental es la salvacin del alma. A lo que el cacique le replica que quizs sea a la inversa: que no se puede superar las dominaciones parciales hasta que no se rompa todo lazo con el Gran Dominador, con el Padre Absoluto. Se hace necesaria as una teologa de la dominacin antes de practicarse una de la liberacin. Micaela (Bastidas, esposa de Tpac Amara), otra protagonista del dilogo, interviene entonces para dar su opinin en este punto: el Seor no puede ser dominador porque nos ama; su amor no nos cuesta nada, es un don,

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    algo gratuito. La duplica del cacique es que un don al que no se puede retribuir es principio de inferioridad y sumisin que anula la libertad del otro. En este momento se interrumpe el dilogo comprometindose los interlocutores a volver a reunirse otro da (Bartolom, pp. 91-95).

    Dos cosas le parecan a Salazar muy cuestionables en la teologa de la liberacin existente que conoca bien, pues haba surgido en el Per el ao 1971 con el libro de Gustavo Gutirrez Teologa de la liberacin. Perspectivas (Lima: c e p ; 383 pp.): primero, su pretensin de desligar su discurso del de la dominacin, cuando por el contrario el discurso teolgico siempre ha sido ideolgico, porque ha estado vinculado permanentemente a la dominacin. De all que una condicin previa para hacer teologa de la liberacin sea hacer antes una teologa de la dominacin que estudie dicha ligazn y desvincule el discurso sobre Dios de la dominacin:

    Se ha hablado de la ciencia como ideologa, muy largamente, y no se ha hablado de un tema que sabemos que es importantsimo: teologa como ideologa- Y sobre todo cuando despus se habla de teologa en fundn de interpretacin y de la vinculacin entre teologa y profeca, y aparece otro concepto del pueblo que es el pueblo de Dios. Entonces ah resulta que la palabra pueblo de Dios expresa un concepto de pueblo ms conflictivo todava. Y despus viene el proyecto de Dios. Ahora, yo me pregunto: todo esto no es parte de la ideologa de la teologa que habra que esclarecer antes de hablar de la funcin de esclarecimiento de la ideologa pueblo-teologa? Creo que el ponente (L. Gera) no ha hecho justamente el esclarecimiento ideolgico de la teologa y habra que hacerlo, y supongo que lo puede hacer muy bien. Y sobre todo porque yo me inclino a pensar que podramos hablar no solamente de una teologa de la liberacin sino de una teologa de la dominacin. O sea de vincular a fondo el concepto de relacin del hombre con Dios, con el concepto de dominacin. En otros trminos, si no estamos en la posibilidad de encontrar la primera gran dominacin del hombre, en la dominacin de Dios frente al hombre o respecto al hombre* (Stromnta. San Miguel, Ao xxx, N 1/2, enero-junio de 1974; pp. 215-216)

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    Y lo segundo que a Salazar le pareca muy objetable en la teologa de la liberacin eran sus deficiencias metodolgicas: su carencia de reglas para construir su discurso, su falta de pruebas o justificaciones, su mezcla de proposiciones descriptivas con proposiciones prescriptivas (Id., p. 216).

    A la cultura de la dominacin se opone una cultura de la liberacin. Segn Salazar la dominacin est en la raz del sub- desarrollo que es el estado de depresin y desequilibrio crnicos en que se encuentran los pases del Tercer Mundo. La dominacin da lugar, como dijimos, a una cultura de la dominacin, pues bien,

    "ello no impide que en 1 seno mismo de las culturas de este tipo surjan, usando como trampoln el lenguaje en que se plasma y normalcente se preconiza la dominacin, voces liberadoras. La cultura latinoamericana puede ser una cultura de dominacin sin perjuicio de alimentar poderosas fuerzas de liberacin. Y quizs sea ms cierto an decir que en la medida en que esta cultura traduce una existencia alienada, por una mutacin histrica decisiva, se hallara en condiciones de ser el venero de una genuina conciencia liberadora. Para que tal ocurra es necesario que, por efecto de esa mutacin generadora de vida, de ese salto dialctico, se supere la polarizacin cultural, la oposicin de la creacin de las lites y de la masa en un profundo movimiento de estimulacin de las virtudes creadoras de la sociedad en conjunto. Tal movimiento, es bueno recomendarlo, no puede prosperar sino enraizado en una frme base de transformaciones estructurales, sociales y econmicas, de esa sociedad, es decir, de transformaciones susceptibles de provocar una reordenacin total de la existencia colectiva y una real integracin de la sociedad. (Cultura y dominacin. Artculo del 30 de abril de 1972, en: Expreso. Ahora en: Textual. Lima, N 9, 1974; p. 22)

    Ahora bien, como la dominacin no es slo interna sino externa, habr que luchar adems por la liberacin del pas de los pases dominadores y por la liberacin de los otros pases dominados e ir hacia un orden mundial en que cesen de existir pases dominados y dominadores.

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    En el interior de los pases, hay que cancelar, en una revolucin profunda, todas las formas de dominacin y estar constantemente montando un mecanismo que debe ser el de la sucesiva e incesante superacin de las dominaciones que puedan surgir. Hay que estar en este plan para hacer que, al interior, el pas sea realmente un pas liberado, que haya una posibilidad de creatividad, una posibilidad de desarrollo de la humanidad. Pero cuando tratamos de pases, no podemos olvidar que las relaciones de dominacin entre los pases son relaciones que se dan en lo interno y en lo externo; que no se da ninguna relacin de dominacin interna que no tenga su correlato externo;... (por eso) el trabajo que tenemos que hacer al interior para cancelar esas estructuras, no puede ser completo si... se mantienen los lazos de dominacin externa. (El pensamiento latinoamericano...*, pp. 4-5).

    "La universalizacin es imposible y la racionalidad no llegar a ser completa si el orden logrado al interior de una nacin no puede extenderse a toda la tierra, de tal manera que deje de haber pases dominados y dominadores, pases miserables y opulentos, naciones siervas y dueos del mundo que puedan condenar al hambre a un pueblo, bloqueando su territorio, cortndolo del resto de la tierra, como a esta isla". (Bariolom, p. 83)

    Pero en realidad, sostiene Salazar, no es necesario esperar a que se realice en el interior de un pas una revolucin para que se cree una cultura de la liberacin. Ya antes pueden surgir, aun dentro del seno de la cultura de la dominacin, voces aisladas que se opondrn al estado de cosas existente y se acercarn al pueblo y crearn productos culturales de un signo distinto. Una de las caractersticas con que Salazar concibe a la cultura de la liberacin luego de la revolucin es la desaparicin de la distincin entre la creacin de lites y de masas, entre la alta cultura y la cultura popular. El sustituto histrico a la cultura de la dominacin se da

    "despus de la revolucin y proceso revolucionario autntico... en una cultura humana plena. Es lo que estamos buscando como cultura popular pero cuando se realice, as como segn Marx cuando el proletariado se realice ya no

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    ser ms proletariado, as tambin cuando se realice la cultura humana plena en una comunidad plena, liberada, ya no tendr que ser ms popular en el sentido despectivo, sino ser totalmente humana* (Sfromaa. San Miguel, Ao xxx, N 1/2, enero-junio de 1974; p. 81)

    Veamos ahora cmo concibe Salazar la educacin liberadora que es parte esencial de una cultura de la liberacin. La educacin es segn nuestro autor la actividad o constelacin de actividades teleolgicamente orientadas hacia el hombre a quien se hace pasar de un estado a otro. Al lsofo peruano no le parece aceptable hablar ni de una educacin de animales ni de mquinas. Mientras en la educacin para la dominacin se alienaba y cosificaba al hombre y el proceso de socializacin slo se lo cumpla de una manera adaptativa, en la educacin liberadora se humaniza de verdad al hombre y se lo desaliena convirtindolo en una persona.

    Los tres principios de la educacin liberadora son la crtica, la creatividad y la cooperacin y estn conectados directamente con las tres principales relaciones de la persona con la realidad, a las que debe tomar en cuenta la educacin: con la relacin con el mundo, con la relacin consigo mismo y con la relacin con los dems:

    Por la crtica el hombre penetra racionalmente en la sociedad, despejando los obstculos que le impiden abrirse al mundo y operar sobre l. Por la creacin se define como un centro de accin y como una fuente de enriquecimiento de la realidad. Por la cooperacin se vincula a los dems en participacin y la solidaridad que son fundamento de toda comunidad genuina. Se advierte que slo una educacin sustentada en estos principios puede ser autnticamente humanista. [La educacin del hombre nuevo, p. 39)

    Para Salazar el principio de la crtica se cumpla en la reforma de la educacin por l diseada en la concientizacin, concepto que tom de Paulo Freire entendiendo que aglutinaba varias ideas bsicas: un despertar de la conciencia, la crtica racional, una opcin racional, el compromiso existencial, la liberacin de la conciencia (Cf. La educacin del hombre nuevo, pp. 48-50). La concientizacin

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    es una opcin reflexiva y no transitiva, pero que en el dilogo con los dems puede dar lugar a la interconcientizacin:

    "la operacin que realizan los hombres, apoyndose mutuamente en sus conciencias crtica, y que los lleva desde la clausura hasta la comprensin racional y el compromiso existencial. (Lo educacin del hombre nuevo, p. 51)

    El principio de la creatividad imprime a la educacin liberadora el rasgo de ser una educacin ligada al trabajo:

    El trabajo, entendido como fuente de humanidad y de sociedad, est en la base de la creacin de todos los valores y de la produccin de bienes de todas las clases que expresan al hombre en la historia. Por tanto, debe constituir sustento explcito de todo principio educativo. Se educa y debe educarse siempre en el trabajo, por el trabajo y para el trabajo. Pero se trata del trabajo libre y liberador, no de un trabajo alienado, mercantilizado y, en consecuencia, instrumento de la sujecin del hombre (Id,, p. 36)

    Finalmente, el principio de la cooperacin hace de la educacin liberadora una educacin particpatoria;

    La escuela, que es un mundo asentado en la cooperacin, tiene que promover la cooperacin y expandirla en loa educandos. Cada uno de los actos educativos debe preparar para la solidaridad en la vida social ordinaria. Cada clase, cada proyecto escolar, cada circunstancia del trabajo y la recreacin educativos ofrece una ocasin para la obra solidaria y para el desarrollo del espritu de ayuda mutua. De este modo, la educacin nueva es un principio de cooperativismo genuino y de participacin permanente* (Id., p. 38)

    Por cierto, esta nueva concepcin de la educacin exige una pedagoga tambin nueva que sea adecuada al humanismo y una renovacin profunda de las tcnicas y los medios didcticos, as como de la manera de concebir los curricula y los perodos de escolaridad.

    Debido a su temprana muerte, Salazar no pudo indicar con la misma claridad cmo conceba una ciencia para la liberacin y una

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    teologa de la liberacin acorde a su punto de vista, que hubieran debido surgir en el seno de una cultura de la liberacin.

    3. La *'Antropologa de la dominacinLa Antropologa de la dominacin" es la ltima obra de

    Augusto Salazar Bondy. Su realizacin se vio truncada por su fallecimiento, as como el suicidio impidi la terminacin de El zorro de arriba y el zorro de abajo de Jos Mara Arge das. Y as como el inacabamiento de esta ltima obra no es un obstculo insuperable para comprender su intencin y sus virtudes, lo mismo acontece con la de Salazar.

    Su autor escribi un ndice en que consta su plan. Hubiera debido contener seis partes, de las cules slo la segunda est ms o menos desarrollada. No dj nada redactado de la primera, quinta y sexta, pero s un esquema de trabajo y un bosquejo del contenido de la tercera y un bosquejo de la cuarta.

    Por qu una antropologa de la dominacin? En su etapa anterior, Salazar haba bosquejado una antropologa, sobre todo en su texto Bases para un socialismo humanista peruano (1961), y haba hablado de la cultura y filosofa de la dominacin. Ahora trat de ligar estas dos lneas de trabajo en su Antropologa de la dominacin. Qu entiende por ella? En el manuscrito conservado no hay ninguna respuesta al respecto, pero podemos colegir que se trata de estudiar la dominacin desde la perspectiva de la antropologa filosfica.

    La primera parte del escrito hubiera debido estudiar la Orientacin y desarrollo de la Antropologa Filosfica, pero slo tenemos notas de trabego en las cuales Augusto Salazar Bondy indica "los grandes momentos de la reflexin antropolgica sobre la dominacin**. Existen una serie de precedentes al respecto, pero es recin en Marx que encontramos el primer tratamiento filosfico-antropolglco desde el punto de vista de la dominacin, poniendo de relieve la importancia que esta relacin tiene para el concepto del hombre. En la parte final del texto Salazar extrae algunas conclusiones y anticipa algunos desarrollos de las partes siguientes del escrito.

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    La segunda se titula Fenomenologa y lgica de la dominacin y otras relaciones afines. En la primera seccin Salazar encara la fenomenologa de la dominacin, en la segunda el anlisis lgico de la relacin de dominacin y en la tercera estudia otras relaciones afines. Aqu se vuelve a ver cmo el filsofo peruano examina un mismo tema desde diversas perspectivas filosficas. Dentro de la tradicin haba sido el marxismo quien ms se haba preocupado de la dominacin y de l aprovecha Salazar algunas vislumbres. Pero adems va a emprender un nuevo anlisis desde la perspectiva de la fenomenologa y del anlisis lgico, y luego va a distinguir el fenmeno sub judice de otras relaciones afines.

    El anlisis fenomenolgico de la dominacin es puramente descriptivo. Muestra que la dominacin es un fenmeno que es bsicamente humano se da entre entes dotados de conciencia y voluntad y susceptibles de desarrollo y decaimiento, afirmacin y destruccin, que son capaces de seguir reglas de accin, aceptar pautas de valor, establecer instituciones y entrar en relaciones sociales significativas. La dominacin implica siempre una relacin negativa entre dos entidades humanas, sostiene Salazar. Est dominada por mltiples condiciones, por ejemplo por el nacimiento, y en ella se puede llegar a ciertos extremos de violencia que, como generan un rechazo, se suele enmascarar. Fundamentales son en la dominacin los lazos psicolgicos, sociales o culturales, que pueden adoptar diversas formas. La dominacin est conectada a diversas situaciones existenciales, entre ellas a la alienacin y a la liberacin.

    A continuacin Salazar pasa a realizar el anlisis de la estructura real-abstracta de la dominacin y a fijar sus propiedades lgicas. Desde el punto de vista de la estructura real-abstracta, B est en una relacin de dominacin con respecto a A : a) cuando sus acciones, estados y decisiones prcticas le estn supeditadas en un grado significativo, b) cuando la conexin entre A y B implica una cierta permanencia, c) cuando esta relacin es buscada, sostenida y sentida como satisfactoria ms bien por A, d) cuando esta relacin acrecienta el poder de A sobre B, e) cuando la relacin afecta en un sentido perjudicial a B, f) cuando no obstante esta relacin no es necesa-

  • so Augusto Salazar Baruiy

    mente destructiva de B, y g) cuando esta relacin no necesaria- mente exige