el defensor de la audiencia - susana herrera

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  • 7/31/2019 El Defensor de La Audiencia - Susana Herrera

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    Volumen 10 Nmero 1 Junio de 2007

    Temasd

    eporta

    da

    El defensor de la audiencia: claves para entenderel contexto de su aparicin

    The Audience Ombudsman: Key Issues toUnderstand the Context Surrounding its

    Establishment

    Susana Herrera Damas

    Resumen

    Surgido a nales de los aos sesenta, el de-fensor de la audiencia es un rgano uniper-

    sonal que vela por el correcto comporta-miento tico y deontolgico de un medio.

    Aunque su actividad ha sido poco sistema-tizada, se trata de una gura que crece demanera lenta pero progresiva en las pro-fesiones de comunicacin. El objetivo de

    este artculo es situar la experiencia de losdefensores en el contexto mayor de dos fe-nmenos relacionados: el del media criti-cism, o revisin crtica de la actividad delos medios, y el del poder de las audien-cias. En este sentido, los defensores sonun exponente ms dentro de estos dos fe-nmenos, que cuentan ya con cierta trayec-toria. Su aparicin responde a la necesidadde controlar a unos medios que, a veces,cometen errores.

    Abstract

    Appeared at the end of 60s, news ombuds-man are media supervision instances thatoverlook media activity. Even though litt-le has been systematized about their acti-vity, they are realities that grow in a slowbut progressive manner. This paper aimsto situate the experience of news ombuds-man like an element of two greater pheno-menon: the media criticism and the power

    of audiences. In this sense, ombudsmanare part of a larger tradition and their bir-th is justied as an answer to a need ofoversee of some media that, sometimes,commit mistake.

    * Facultad de Comunicacin, Universidad de Piura, CalleMrtir Jos Olaya 162, Miraores, Per. [email protected]

    Palabras clave: deontologa periods-tica, tica, defensor de la audiencia, auto-rregulacin.

    Key words: Journalistic deontology, ethic,news ombudsman, self-regulation.

    25-35

    Recibido: 21/03/2007

    Aceptado: 9/04/2007

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    SusanaHerreraDamas Introduccin

    El defensor de la audiencia es un rgano uniper-sonal que vela por el correcto comportamien-to tico y deontolgico de un medio. ste es el

    sentido moderno de la gura, que surge a nalesde los aos sesenta. Aunque su actividad ha sidopoco sistematizada, lo cierto es que se trata deun mecanismo que poco a poco se va implan-

    tando y consolidando en las profesiones de co-municacin. El objetivo del presente artculo esaportar las claves que nos permitan comprenderel contexto en el que aparece el defensor. Comose ver, ste es el resultado de dos fenmenosmuy relacionados entre s. Por un lado, el fen-meno del media criticism o revisin crtica de

    la actividad de los medios. Por otro, el defensorde la audiencia se explica tambin si atendemosal poder cada vez mayor de las audiencias. Laconuencia de ambos fenmenos nos permitearmar que el defensor es una respuesta a la ne-cesidad de controlar a unos medios que, a veces,cometen errores.

    Los medios no son infalibles

    En los ltimos veinticinco aos los medios decomunicacin han sido objeto de un mayor in-ters en el mbito de las ciencias sociales. Elbalance sobre su actuacin resulta ambivalen-te. Entre los aspectos ms positivos se ha des-tacado su sorprendente desarrollo econmico ytecnolgico a lo largo del siglo XX, as comosu papel en el avance de los procesos democr-ticos. Por otra parte, se ha dicho tambin que laaccin pblica de los medios es tan indispensa-

    ble en la actual conguracin de las sociedadesque constituye una de las determinantes de lasociedad contempornea (Benito, 1978; Vern,1995, p. 124 y ss.). La importancia de los me-dios en el actual contexto sociopoltico ha sido

    tambin enfatizada a partir de su consideracincomo nuevos escenarios de representacin y re-conocimiento social y cultural.

    Sin embargo, a pesar de la importante labor quellevan a cabo los medios, existe tambin hoyuna percepcin generalizada de que stos no es-tn haciendo las cosas como deberan. ste esel punto de partida que motiva la aparicin delos defensores. Aun as, esto tampoco es nuevo.En realidad, la scalizacin de los medios ha

    sido abordada por parte de una gran cantidad deenfoques y desde los ms diferentes postulados.Las objeciones planteadas a un uso poco respon-sable de los medios se han concretado en numero-sos ataques tanto al proceso noticioso en s, comoal resultado nal a que este proceso da lugar.

    En cuanto a las objeciones al proceso noticioso,muchas de las crticas han denunciado el tra-dicional modo de abordar la realidad por partede los periodistas. Con frecuencia se ha hechoreferencia a la trivialidad, la exageracin, la su-percialidad en la cobertura de las noticias, latirana del acontecimiento, la lgica del scoopo de la revelacin, la dramatizacin y especta-cularizacin de la realidad, o la fascinacin porla urgencia y las situaciones de crisis (Choms-ky y Herman, 1995; Sunstein, 1993; McManus,1994; Bourdieu, 1997; Aug, 1993; Postmann,1991; Carey, 1999, p. 16-22; Wolton, 1999).1

    La falta de rigor, las imprecisiones, las calum-nias, el empleo de los medios con nes exclu-sivamente polticos o comerciales, el abuso deloff the record, el mal uso del lenguaje, la edito-rializacin excesiva sin sustento informativo, laintromisin en la vida privada de las personas,la bsqueda de informacin por mtodos ilega-1 Junto a ellos se sita tambin una larga lista de autores que, duranteel siglo XX, han denunciado desde perspectivas igualmente crticas el creciente

    potencial manipulador y amenazante de los medios. ste es el caso, por ejemplo,de Lippmann, Horkheimer, Marcuse, Schiller, Packard o Habermas (Aznar,1999b, p. 339).

    La importancia de los medios en elactual contexto sociopoltico ha sidotambin enfatizada a partir de su con-sideracin como nuevos escenarios de

    representacin y reconocimientosocial y cultural.

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    paricinles, o la exclusin de temas de relevancia p-

    blica tampoco han pasado desapercibidas. Juntoa estas crticas, se ha denunciado tambin latergiversacin de los hechos, el ocultamientode datos y referencias, la manipulacin de las

    declaraciones, la desproporcin a la hora deelegir las fuentes, la parcialidad en la exposi-cin de las noticias, el recurso a calicativosque atentan contra la dignidad de las personasen los editoriales, columnas y artculos de opi-nin, o la escasa pluralidad de opiniones den-tro de los medios.

    En otras ocasiones, las crticas se han dirigidocontra el resultado. En este caso, lo que se hacuestionado es la homogeneidad y el mimetismo

    que se puede advertir entre los productos perio-dsticos. En consecuencia, el intento de atraer ala audiencia con el empleo de formatos de re-conocida ecacia obstaculiza la creatividad a lahora de buscar nuevas formas expresivas (Vaca,1997, p. 59).

    En el origen de estas crticas es frecuente aludira la excesiva dependencia econmica e ideol-gica de las instituciones mediticas. Esta doblesumisin diculta la introduccin de nuevasprcticas al tiempo que consagra otras. Por unlado, los medios se encuentran estrechamenteligados a la rentabilidad que pueden aportar elescndalo, lo anormal y lo espectacular, de for-ma que se promociona el uso de ciertas tcnicasque resulten lo sucientemente atractivas comopara diferenciarse de la competencia.2

    Adems, la sumisin de la industria periodsti-ca a determinados intereses ideolgicos ha sido

    tambin motivo de ms de una sospecha: pesea que los medios gusten de verse a s mismoscomo vigiladores de las malversaciones del po-

    der, en la mayor parte de las ocasiones la mismaconguracin del sistema meditico origina una

    dependencia recproca entre poder y medios enla que, nuevamente, el inters del pblico pare-ce quedar relegado.3

    La relacin entre el poder poltico y el poder

    meditico resulta ms simbitica que de enfren-tamiento, mientras que la identicacin de losintereses profesionales con el inters pblico serevela problemtica (Sampedro, 2000, p. 183).En consecuencia, el resumen de la situacinactual sera que en el sistema de informacinpoltica vigente el ciudadano es interpelado in-formativamente en su mera condicin de con-sumidor (por los medios privados) y obligadocontribuyente (por los medios pblicos politiza-dos) (Sampedro et al., 2000, p. 22).

    Pero no acaban ah los problemas. Por si fuerapoco, existen adems en el continente una seriede obstculos que impiden una cultura de crticaefectiva a los medios, lo que no hace sino agra-var esta dramtica situacin. As lo arma, porejemplo, Christofoletti, en referencia a los me-dios brasileos. En concreto, el responsable deMonitor de Midia considera que los diez impe-dimentos ms graves para una cultura efectivade crtica a los medios en su pas son (Christo-foletti, 2004):

    1. La fuerte concentracin y el oligopolio,que lleva por ejemplo a que sean slo sietegrupos los que controlan el 80% de todolo que es visto, odo y ledo en los mediosbrasileos.

    2. La propiedad cruzada, que hace posibleque los valores que interesan a los gruposempresariales sean difundidos de manera

    perenne y uniforme por diversas vas.3. El caudillismo electrnico, que otorga con-cesiones pblicas de emisoras de radio ytelevisin a los partidos que apoyan al go-bierno en el legislativo.

    2 Sobre la excesiva dependencia de los intereses comerciales por partede los medios puede verse, por ejemplo, Wolton. Considera el autor que los perio-distas occidentales luchan a menudo por la libertad poltica como si sta estuvieseamenazada cuando, en realidad, la lgica econmica es al menos tan amenazante

    para la libertad de prensa como la represin poltica: En Occidente se ha desesta-bilizado el medio profesional en treinta aos ms por la lgica econmica que porla presin poltica. Pero no se atreve a reconocerlo (Wolton, 1999, p. 221).

    3 Para Sampedro, pese a la percepcin ms o menos extendida de losperiodistas como delegados de la opinin pblica para vigilar las malversacionesdel poder, lo cierto es que, en la prctica, la relacin entre el poder poltico ymeditico no es tanto de enfrentamiento como de cooperacin, por lo que, arma,se establece una cierta relacin simbitica entre el poder poltico y el meditico(Sampedro, 2000 p.183).

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    SusanaHerreraDamas 4. Las limitaciones en el dial, que lo convier-

    ten en un terreno reservado casi exclusi-vamente para las emisoras comerciales,frente a la ausencia de una poltica espec-ca para las radios libres y comunitarias.

    5. La existencia de concesiones eternas, quegeneran periodos innitos de dominio dealgunas cadenas, debido a la renovacinautomtica de las mismas.

    6.La presencia de una ley de prensa caduca,formulada en pleno rgimen militar y queresulta hoy totalmente obsoleta.

    7.La inecacia de los consejos de comunica-cin, que son slo consultivos, no delibe-ran y tampoco denen las polticas para elsector.

    8.El arcasmo en el empresariado, que haceque la cultura de la responsabilidad socialresulte todava incipiente.

    9.La escasa regulacin en el mercado de tra-bajo, que convierte al periodismo en unaespecie de tierra de nadie que imposibilitaque se desarrolle cualquier crtica o eva-luacin ms consistente.

    10.El autismo en la sociedad, que hace pocopor dejar atrs la pasividad del consumidor.

    Lgicamente, en un terreno como ste el espaciopara la crtica es nmo y prcticamente inexis-tente, lo que perpeta la insatisfaccin con la quese percibe la actividad de los medios. Se precisapor tanto que lleguen nuevos actores que contri-buyan a paliar esta situacin (Xavier, 2003).

    La llegada del media criticism

    El descrito es precisamente el contexto que sir-vi de caldo de cultivo para el nacimiento hacedos dcadas4 del fenmeno del media criti-

    cism, con una clara inuencia a la hora de expli-car por qu aparece el defensor de la audiencia.

    El media criticism, o revisin crtica de la acti-vidad de los medios, comienza a consolidarseen los aos ochenta ante la conviccin de que elpoder que hoy tienen los medios no va siempreacompaado de una cuota equivalente de res-ponsabilidad. Por eso, este fenmeno se consi-dera a s mismo indispensable para mantener lademocracia, y basa sus principios en una serie

    de crticas contra los medios. En concreto, loque ms se critica5 es:

    1. Que todos los centros de poder dependan hoyde los medios, y que todos utilicen manipu-laciones emotivas en su retrica para venderproductos, candidatos o ideas.

    2. Que la mayor parte de los medios desde lasnoticias hasta la publicidad se base en el es-pectculo, la simplicacin y la exageracin

    para captar y retener a sus audiencias.3. Que, en lugar de limitarse a informar sobrel, los medios se hayan convertido en partedel sistema de poder y econmico, manipu-lando la informacin para favorecer sus pro-

    pios nes.4. Que buena parte de lo que producen los me-

    dios est hoy asediado por la idealizacin y lademonizacin hasta el punto de que los ma-nipuladores se presenten a s mismos comohroes y a sus oponentes como villanos.

    5. Que los medios hoy estn hoy plagados deomisiones en la informacin.

    6. Que todos los medios impliquen una formade accin para tratar de inuir en la per-cepcin y accin de la gente y evocar mie-dos y deseos.

    4 Aunque en muchos pases existen experiencias anteriores, es a partirde los aos ochenta cuando esta actividad se sistematiza y consolida con mayorentidad en un nuevo fenmeno que hoy llamamos media criticism.5 Cfr. http://www.transparencynow.com/mediacrit.htm [fecha de con-sulta: 18 de mayo de 2006].

    El media criticism, o revisin crtica dela actividad de los medios, comienza aconsolidarse en los aos ochenta antela conviccin de que el poder que hoytienen los medios no va siempre acom-

    paado de una cuota equivalentede responsabilidad.

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    paricin7. Finalmente, que los medios estn llenos de

    esfuerzos para alcanzar la verdad cuando amenudo estos esfuerzos estn disfrazados olimitados de varias formas.

    Por lo dems, el media criticism es hoy un fen-meno muy amplio que acoge multitud de expe-riencias e iniciativas de distinta naturaleza. Noobstante, todas ellas comparten los principiosarriba mencionados. Hoy algunos de los actoresms signicativos del media criticism son:

    1. La gura del ombudsman o defensor de laaudiencia (lector, oyente o espectador), comoun mecanismo de autorregulacin uniperso-nal que vela por el correcto funcionamiento

    deontolgico de un medio concreto (Aznar,1999a, p. 169 y ss.; Herrera, 2005a).

    2. Asociaciones de gran envergadura comoFAIR6 (Estados Unidos), AIM7 (EstadosUnidos), la Citt Invisible8 (Italia), MediaWatch Interactive (Australia), Instituto Gu-tenberg9 (Brasil), Comit a favor de la res-ponsabilidad en los medios (Japn), MediaResearch Center10 (Estados Unidos), NewsWatch11 (Estados Unidos), The Media Foun-dation12 (Canad), Media Madness (EstadosUnidos), The Community Media Workshop13

    (Estados Unidos) o Cultural EnvironmentalMovement (Estados Unidos).

    3. Personas particulares que vigilan el tratamien-to que los medios dan a determinados temas.A esta categora pertenecen, por ejemplo, los

    trabajos de Linda Hirschman y Fran Longmi-re sobre cuestiones relativas al gnero. En estepunto, las nuevas tecnologas han supuesto unaltavoz considerable para divulgar las ideasde estos pensadores crticos. As, existen p-ginas en Internet que contienen las reexio-nes de autores crticos contra los medios. stees el caso, por ejemplo, de la obra de NoamChomsky y de Ben Bagdikian en: http://www.papertiger.org (Israel, 1996, p. 177-182).

    4. Asociaciones de consumidores y usuarios demedios de comunicacin, consolidadas gra-cias al desarrollo del movimiento consume-rista14 y al crecimiento espectacular que, en losltimos aos, han tenido los denominados nue-vos movimientos sociales (Aznar, 1999a, p. 188-189; Dalton y Kuechler, 1995, p. 283 y ss.).

    6 Fairness and Accuracy in Reporting (FAIR) es una de las organiza-ciones norteamericanas ms antiguas en la vigilancia de los medios. Desde sufundacin, en 1986, sus objeciones se han referido principalmente a la falta dediversidad en la cobertura de las noticias. Para un mayor conocimiento de su acti-vidad, se puede ver su pgina web en:http://www.fair.org.7 Accuracy In Media (AIM) es un organismo de vigilancia ciudadana ysin nimo de lucro que analiza a los medios y critica las informaciones sesgadas yque han recibido una cobertura desviada. A diferencia de FAIR, su orientacin esconservadora. Para un mayor conocimiento de su act ividad, se puede ver su pginaweb en: http://www.aim.org.8 Asociacin virtual, voluntaria y sin nimo de lucro. Desde su fun-dacin, en 1994, lleva a cabo acciones de alerta y ofrece un amplio abanico de

    fuentes sobre la visin crtica de los medios de comunicacin. Se dene a s mismacomo un laboratorio avanzado de democracia telemtica. Para un mayor conoci -miento de su actividad, se puede ver su pgina web en:http://www.citinv.it.9 Pionero en experiencias de este tipo en el continente, desde su crea-cin, en 1994, el Instituto comparte la mayora de los rasgos de un observatorioespecialmente los que se reeren al reconocimiento de la importancia de la co-municacin para la democracia, a la insatisfaccin con la actual situacin de losmedios, a la reivindicacin de otra forma de entender la prctica periodstica, a lademanda de un pblico ms crtico y activo respecto a la actividad de los medios,a la divulgacin de su actividad y a la predileccin por las nuevas tecnologas. Sinembargo, hoy el Instituto se encuentra desactivado. Para un conocimiento ms de-tallado de las actividades que realizaba el Instituto, se puede visitar la direccin:http://www.igutenberg.org.

    10 Su misin es aportar un mayor balance a la informacin periodsticaya que durante mucho tiempo los directivos del movimiento conservador norte-

    americano consideraron que la produccin periodstica nacional tena una fuerteorientacin ideolgica sesgada hacia la izquierda, y que esto inua en la com -

    prensin de asuntos crticos. Con este convencimiento, el 1 de octubre de 1987

    un grupo de conservadores jvenes presentaron una investigacin profunda parai) mostrar que los medios norteamericanos estn plagados de prejuicios liberalesque socavan los valores tradicionales norteamericanos, y ii) neutralizar su impactoen la escena poltica norteamericana. se fue el origen de la creacin del actualMedia Reserch Center. Para un mayor conocimiento de su actividad, se puede versu pgina web en: http://www.mediaresearch.org/11 Es parte del Center for Integration and Improvement in Journalism,creado por Betty Medsger en 1990 y vinculado a la Universidad Estatal de SanFrancisco. El Centro orienta sus actuaciones a lograr un periodismo que resultems inclusivo y que ofrezca una visin imparcial y sin prejuicios a la hora de cu -

    brir asuntos relativos a la diversidad. Para un mayor conocimiento de su actividad,se puede ver su pgina web en: http://www.ciij.org12 Sondea la industria publicitaria y critica a los medios. Para un mayorconocimiento de su actividad, composicin y funcionamiento, se puede ver su

    pgina web en: http://www.adbusters.org13 Nacida en el rea metropolitana de Chicago, esta asociacin fue fun-dada por el periodista Hank de Zutter y el activista comunitario Thom Clark, quie-

    nes denuncian la imagen de la realidad que ofrecen los medios. Frente a la habitualpromocin que stos hacen de una sociedad en permanente descomposicin, estaorganizacin pretende dar a conocer a los medios y a la sociedad en general queexisten tambin organizaciones y colectivos que contribuyen a resolver problemascomunitarios. As mismo, ofrece una capacitacin a los miembros de estas dife -rentes comunidades para que se pongan en contacto con los medios y les cuentensus historias (Aznar, 1999a, p. 194). Para un mayor conocimiento de la actividadde este movimiento, se puede ver su web en:http://www.newstips.org/

    14 Tambin denominado movimiento consumidor o consumerismo, en-globa el conjunto de iniciativas, esfuerzos y acciones, tanto individuales como degrupo, destinadas a la defensa y promocin de los intereses de los consumidores.Implica la organizacin de los consumidores as como la accin de los poderes p-

    blicos, el movimiento legislativo de proteccin y formacin de los consumidores,y los efectos ejercidos sobre el comportamiento de las empresas (Santesmases,1991, p. 238). Siguiendo a Aznar, la evolucin del movimiento consumerista

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    SusanaHerreraDamas 5. Las revistas crticas de las escuelas de pe-

    riodismo norteamericanas, como ColumbiaJournalism Review15 o American JournalismReview16, que completan el anlisis de lastendencias de la industria con el comentario

    crtico de algunos comportamientos de laprensa estadounidense.6. Los observatorios de medios, que surgen

    en fechas recientes y se caracterizan, entreotros, por un ejercicio constante, regular ysistemtico de monitoreo de la actividad delos medios, una intencionalidad revisionistay reformista, y una predileccin especial porel uso de las nuevas tecnologas y de modopreferente por Internet (Herrera, 2005b).17

    El poder de las audiencias

    A diferencia de algunas de las iniciativas quetambin se pueden incluir dentro del media cri-ticism, lo propio del defensor es que apela alpoder de las audiencias.18 As, para el defensor,la presencia de los pblicos en el control de los

    medios se justica desde el momento en quefallan las propuestas anteriores (Martnez deToda, 2002, p. 325). Frente a los aspectos nega-tivos de los medios se han presentado diferentessoluciones; as, la lgica sera ms o menos la

    siguiente:

    1. Se ha dicho que los problemas de los mediosquedaran solucionados si sus dueos, admi-nistradores y comunicadores cumplieran loscriterios ticos. Pero stos no se cumplen.

    2. Siguiendo a Camus, cuando la tica no essuciente, se necesitan reglas. Pero stas nose cumplen.

    3. Tambin se han hecho autorreglas. Por des-gracia, tampoco stas se cumplen.

    4. As, la ltima solucin es la responsabilidadde los ciudadanos en el uso de los medios.

    De esta forma, ante el fracaso de las propuestasanteriores, la responsabilidad ltima hoy ante losmedios es de la opinin pblica y de la sociedadcivil pero, eventualmente y en la prctica, es dela audiencia, de los ciudadanos. En consecuen-cia, el mayor lmite al poder de los medios esprecisamente el lmite de sus audiencias:

    Aqu es donde los ciudadanos pueden y debentomar una carta decisiva. Si los ciudadanos, atravs de las asociaciones de consumidores,de padres y profesores reclaman los derechosque les garantiza la ley, las cadenas se vernobligadas a cumplir realmente aquello quemuchas de ellas aprobaron slo por trmite yde cara a la galera. El hecho de que los ciu-dadanos les recuerden que estn incumplien-do la ley representa una fuerte sancin socialque les obliga a modicar su programacin y

    atenerse a los cdigos ticos rmados, puesviven de los espectadores. Ello y la valentay responsabilidad que muestren los profesio-nales negndose individual y colectivamente

    puede quedar resumida en dos lneas de actuacin principales: a) introduccinde una nocin ms amplia del consumidor, reconociendo que todo ciudadano esconsumidor de forma general y a lo largo de toda su vida y, b) trnsito de una

    proteccin a posteriori una vez que exis te un dao o perjuicio que se considera

    debe ser reclamado, a una proteccin activa, preventiva y genrica orientada agarantizar en sentido amplio el bienestar de las personas (Aznar, 1999a, p. 189).15 Se trata de una revista para periodistas profesionales norteamericanosque, desde 1961, se publica cada dos meses en la Escuela de Periodismo de laUniversidad de Columbia, en Nueva York. Contiene tendencias y noticias de laindustria periodstica, anlisis, cuestiones relativas a la tica profesional, y lashistorias que en ocasiones se esconden detrs de las noticias. Para un mayor cono-cimiento de esta revista se puede ver su web en: http://www.cjr.org/16 La revista se publica seis veces al ao y examina cmo los medios cu-

    bren asuntos especcos y las tendencias de coberturas ms amplias. AJR analizadilemas ticos en casos reales, y monitorea el impacto de las nuevas tecnologasen la prctica del periodismo y en el producto nal. Es publicada por la Escuela dePeriodismo Philip Merrill College of Journalism en la Universidad de Maryland.Para un mayor conocimiento de esta revista se puede ver su web en: http://www.ajr.org/17 Precisamente ha sido la actividad de los observatorios la que, en oca-siones, ha llevado a confundir los conceptos de media criticism y media watch, ya

    que los observatorios son el ejemplo ms signicativo de este ltimo fenmeno.Sin embargo, aunque prximos, cada uno de estos conceptos responde a una reali-dad distinta. As, el media watch surge poco despus del media criticism, tambincomo una forma de sensibilizar a la comunidad y a los profesionales de los me -dios acerca de la complejidad de la funcin periodstica en la sociedad moderna.Los fenmenos de media watch y media criticism comparten la misma intencinrevisionista y crtica. La diferencia entre ellos es que el media watch observa alos medios de una manera ms sistemtica, metdica, sostenible y continuada. Esdecir, el media watch se basa en un ejercicio relativamente constante y regular delmonitoreo de los medios. Ya no se trata de algo simplemente episdico, anecdti-co, pasajero o circunstancial que se realiza a modo de una radiografa esttica, sinoque la prctica de monitorear forma parte del desempeo mismo del media watch.En este sentido, podra decirse que toda prctica de media watch es tambin una

    prctica de media criticism pero no toda experiencia de media criticism es unaforma de media watch. Para serlo, necesita insistimos que la observacin seasistemtica, regular y continuada. Tomo prestada esta idea del profesor Rogrio

    Christofoletti, en correo electrnico intercambiado con la autora el 18 de mayo de2006.18 ste es un rasgo que los defensores comparten con las asociacionesde consumidores y usuarios y con algunos observatorios. En todos estos casos,se reivindica aunque sea de modo implcito la comparecencia de otro pblicoconsumidor de medios: un usuario que sea ms crtico, activo y participativo, queno se conforme con los errores e imprecisiones que en ocasiones cometen losmedios, que trascienda el mbito domstico a la hora de protestar contra algunasactuaciones de los medios, y que se movilice ms para exigir que los periodistascumplan honradamente sus tareas (Herrera, 2005b).

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    entenderelcontextod

    e

    sua

    paricina ejercer como portavoces de intereses poco

    claros sern ms efectivos para controlar loscontenidos audiovisuales que cualquier nue-va ley que vaya a engrosar los compendioslegales para iniciados (Martnez de Toda,2002, p. 334).

    En este contexto, la gura del defensor de laaudiencia se entiende como un mecanismo ha-bilitado por algunos medios para canalizar lascrticas de sus lectores, oyentes o espectadoresrespecto a la actividad del medio. En la prcti-ca, tanto el media criticism como el poder de lasaudiencias seran por tanto los dos principalesfactores a la hora de entender el nacimiento y larazn de ser de esta gura.

    Una vez ubicado el contexto mayor en el quedebemos situar al defensor de la audiencia, elartculo nalizar con el recordatorio muy bre-ve de la singularidad de este mecanismo.

    Rasgos diferenciales de losdefensores de la audiencia

    A la hora de caracterizar al defensor, es precisodistinguir entre una serie de elementos comunes

    que comparten todos los defensores por el he-cho de serlo, y un conjunto de variaciones, enfuncin de lo que se disponga en los estatutosque suelen regir su actividad (Herrera, 2005a).As, por el hecho de serlo, todos los defensorescomparten los siguientes elementos comunes(Aznar, 1999, p.182):

    1. Reciben, investigan y dan respuesta a lasquejas del pblico.

    2. No tienen capacidad sancionadora.

    3. Llevan a cabo una labor interna y externa.

    4. Gozan de una trayectoria profesional solven-te y de gran credibilidad.

    5. En cuanto a su competencia, no se suelenocupar de juzgar las pginas de opinin, a

    menos que alguna haya resultado ofensiva oincurrido en algn error grave.

    A partir de aqu, el resto son variaciones.19

    As, por ejemplo, en lo relativo a su proceden-cia, el defensor puede ser una persona del medioperiodstico o puede provenir de cualquier otrarea. Son ejemplos del primer caso los diariosespaolesLa Vanguardia (Barcelona) yEl Pas(Madrid), que suelen requerir de modo explcitoen el primer caso e implcito en el segundo quelos defensores hayan pertenecido previamentea la plantilla. En el caso de que el defensor notenga relacin directa con las profesiones co-municativas, es frecuente que las personas a las

    que se asigna el cargo sean escritores, jueces,profesores de universidad, etc. Segn Aznar,en estos casos, el nico requisito es que no seproduzcan incompatibilidades entre los cargosen el caso de magistrados, funcionarios, etc.,o conictos de inters con polticos. Para evi-tarlo, es frecuente que, en este segundo caso, laspersonas a las que se elige para ocupar el cargo

    estn retiradas del ejercicio pblico de su ante-rior profesin (Aznar, 1999, p. 182).

    Tambin vara la duracin del cargo. Si bienpredomina la conviccin general de que es un

    cargo que no conviene que sea ocupado por una

    misma persona durante mucho tiempo, la dura-cin concreta depende de lo que establezcan losestatutos en cada caso. As, en los estatutos deEl Pas se especica que el defensor debe ejer-cer el cargo por un ao, prorrogable por otro.En La Vanguardia el cargo dura dos aos pro-rrogables por otros dos. En el caso del defensor

    del oyente y telespectador de Radio TelevisinAndaluza, el cargo dura lo mismo que dure elconsejo de administracin que lo nombre.

    En cuanto a su nombramiento, generalmente eldefensor es nombrado por la junta directiva delmedio, si bien los sistemas de asignacin varan.19 Adems de las que se van a citar a continuacin, cro-nolgicamente, tambin ha existido otra variacin segn el defensor recibieralas quejas de los consumidores de cualquier medio en general o slo las de uno

    particular. Sin embargo, con el paso del tiempo, esta segunda forma creada en EstadosUnidos se ha ido haciendo ms popular hasta hacer desaparecer prcticamente a la primera.

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    SusanaHerreraDamas As, enEl Pas el Comit de Redaccin puede

    dar su opinin sobre el candidato al cargo en unplazo de quince das antes de su nombramiento,y en todo momento puede elevar a la direccinuna peticin razonada para que cese.

    Tambin vara la dedicacin del defensor al car-go. Las posibilidades van desde la dedicacincompleta y exclusiva de Folha de So Paulo(Brasil), La Prensa (Panam), RCN y Cara-col Televisin (Colombia), hasta dedicacionesmenos intensas. En el estatuto del ombudsmande Pblico (Mxico) se dice que para asegu-rar su independencia de criterio se le remunerasu trabajo, pero no es parte de la nmina delperidico y tampoco es su principal actividad

    profesional (Rey, 2003).

    Otra variacin importante se reere a las formasde trabajo. En este punto, cabe recordar que noexisten dos defensores que trabajen de la mismamanera, que posiblemente sea esta variable laque presente una casustica ms variada, y queha sido precisamente este hecho el que ha lle-vado en ocasiones a armar que el del defensordel lector es un ocio en construccin (Rey,2003). En ocasiones, el defensor puede actuarno slo a peticin del pblico sino tambinpor su propia iniciativa. Unas veces lo hace ensolitario, mientras que otras veces cuenta conuna ocina que se encarga de realizar tareasadministrativas para registrar mejor las que-jas y consultas. Adems, puede contar con uncomit consultivo independiente formado pormiembros que l mismo elige. A ellos les pue-de encargar tanto la evaluacin de un conjuntode programas como la revisin de la cobertura

    periodstica que el medio ha otorgado a deter-minados temas. Una vez realizado este estudio,el ombudsman comunica sus conclusiones tantoa la persona que efecta las quejas como al pe-riodista aludido y a la direccin.

    Tambin diere lo relativo al registro de su ac-tividad. Casi todos los defensores tienen quejusticar su desempeo profesional en unamemoria o informe. La variedad se reere ms

    bien al grado de sistematizacin de tales docu-mentos. En algunos casos, los defensores debenregistrar tambin el tratamiento que se ha dadoa las quejas as como los principales temas quehan ocupado la atencin de la ocina del de-

    fensor en el transcurso de un ao. En estos in-formes suele quedar constancia de las medidasque adopt la direccin, tal como se observa enel informe realizado por el defensor de RadioCanad.20 En otras ocasiones, para garantizaruna mayor imparcialidad, el defensor se puedevaler de los otros mecanismos con que cuenteel medio. Entre ellos, ocupan un lugar prefe-rente los cdigos deontolgicos, los estatutosde redaccin o los manuales de estilo (Vicon-doa, 1995, p. 185-195).

    Vara tambin la mayor o menor cercana quelos defensores mantienen con los periodistas.Siguiendo a Rey (2003), existen a este respectodos opciones. En un extremo estaran los de-fensores que mantienen una distancia constantefrente a la redaccin, ya que argumentan queotro comportamiento signicara involucrarsedemasiado y perder contundencia crtica. Eneste caso, no existe interaccin entre el defensory los periodistas, quienes se enteran de las de-terminaciones de aqul a travs de su columna,en sus informes, o en los anlisis que entregaa la redaccin. En el otro extremo se situaranlos defensores que entienden que, para lograrefectos pedaggicos en la redaccin, resul-ta fundamental establecer relaciones con losperiodistas. Para ello, los defensores realizantalleres, resuelven dudas e investigan directa-mente la participacin de los periodistas en lasinformaciones que estn analizando.

    A pesar de estas diferencias representativas,por lo dems, de la versatilidad de la frmula,lo que est claro es que, como exponentes del

    20 En este informe se da cuenta del nmero de quejas recogidas en unao, y se agrupan los principales motivos de reclamacin entre la audiencia. As,

    por ejemplo, entre el 1 de abril de 2000 y el 31 de marzo de 2001, la Ocina delOmbudsman recogi un total de 540 quejas. La mayor parte de ellas se rerierona cuestiones de imparcialidad, exactitud, integridad y conictos de intereses. Paraun mayor conocimiento de la actividad y forma de trabajo del ombudsman enRadio Canad, se puede ver la direccin electrnica:http://www.cbc.radio-canada.ca

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    paricinmedia criticism, los defensores se encargan de

    scalizar la actividad de cada medio. Segn re-lata Jeffrey Dvorkin, ombudsman de la NationalPublic Radio en Estados Unidos:

    El trabajo es igual en la radio, la televisino en los medios impresos: llevar las preocu-paciones de los lectores, los oyentes y los te-levidentes a la esfera editorial y gerencial denuestras empresas para crear y promover laresponsabilidad y la transparencia periods-tica dentro de las organizaciones noticiosas(Dvorkin, 2005).21

    Sus objetivos: alcanzar la excelencia profesio-nal y servir de forma ecaz al ciudadano (Ma-ci, 2006, p. 49 y ss.). Esto se traduce en una

    doble direccin: hacia dentro y hacia fuera delmedio. No podra ser de otra forma, si tene-mos en cuenta que el defensor es una especiede vnculo, de puente o de intermediario entrelos lectores y el medio. As, entre las funcionesque desempea el defensor hacia el interior delmedio se encuentran (Herrera, 2005a):

    1. Revisar el contenido y la oferta del medio.2. Elevar el prestigio y la calidad del producto

    que se ofrece.3. Llevar a cabo una labor pedaggica con losperiodistas.

    Adems, al defensor le corresponde tambinllevar a cabo una serie de funciones hacia el ex-terior del medio. Las ms relevantes son (He-rrera, 2005a):

    1. Recibir las quejas y los comentarios de la au-diencia.

    2. Publicar o difundir el contenido de su actuacin.22

    3. Realizar una tarea propia de relaciones pblicas.

    Conclusiones

    En denitiva, el media criticism y el poder delas audiencias son los dos principales factoresque explican el nacimiento y la razn de ser del

    defensor de la audiencia.23

    Como se ha expues-to, su aparicin constituye una respuesta a unanecesidad de control sobre unos medios que aveces cometen errores. De esta forma, al saber-se observados, los periodistas de cada medio seharn ms conscientes, prudentes y responsa-bles en su ejercicio profesional.24

    No obstante, tambin hay que tener en cuen-ta que los defensores constituyen slo un pasoms en la bsqueda de soluciones para la cri-

    sis que viven hoy los medios. No sera justopor tanto depositar sobre ellos demasiadasexpectativas, tal como se ha hecho con otrosmecanismos como los consejos de prensa olos observatorios. Si lo hiciramos as, no nosquedara ms remedio que profetizar sobre lainecacia de los observatorios.

    Pero no se trata de esto. Al n y al cabo ningnmecanismo es capaz por s slo de poner n atodas las contradicciones, dilemas y encrucija-

    das ticas con las que se encuentran los profe-sionales en el desempeo de su labor (Aznar,1999). En consecuencia, recomendamos ver enlos defensores simplemente una opcin ms,

    21 En todo caso, su tarea no es sencilla. Segn relata el propio Dvorkinms adelante: El ombudsman, como agente de los radioescuchas al interior de la

    NPR, tiene la obligacin de aclarar los procesos ms oscuros del periodismo. Porqu se reporte una noticia y no otra? Por qu se entrevist a algunos expertos y aotros no? Tiene la NPR intereses en ciertos asuntos? Hay algn tipo de parciali-dad o autocensura dentro de la NPR? Por qu las expectativas que tiene el pblicode los periodistas y del periodismo se distancian tanto de cmo los periodistas vensu rol? Si los periodistas tratan de servir a los intereses de su audiencia, es saacaso una forma de dar graticacin a los deseos del pblico? Todo esto es muycomplicado, porque estas preguntas difciles tocan los fundamentos del periodis-mo, las relaciones de poder y el control de los medios (Dvorkin, 2005).22 Esto se puede hacer, o bien en una seccin propia, o incentivando que

    el diario publique fe de erratas con los errores cometidos. A juicio de Malen Azn-rez, quien fuera defensora del lector deEl Pas entre 2004 y 2005, esta publicacinresulta clave: El peridico tambin tiene la obligacin inmediata de recticar laserratas tan pronto como sea posible. No se ponen todas las que debieran, muchasveces por comodidad y porque la gente dice que es una tontera sin importancia.

    No creo que por publicar menos erratas un peridico sea mejor que otro.El Was-hington Post publica el doble queEl Pas (cit. en Santamara, 2005).23 A partir de aqu, en los ltimos aos ha habido formulaciones que

    pretenden perlar mejor el cargo y dotarlo de la mayor ecacia posible. As, porejemplo, en la propuesta de un defensor para cualquier medio de comunicacin

    espaol, Maci propone un modelo que exige que la propiedad, la direccin y elConsejo de Redaccin del medio designen de modo conjunto a un periodista deacreditada solvencia personal y dilatada experiencia profesional ajeno a la empre-sa informativa y sin vinculacin laboral fuera de la misma. Su periodo de mandatosera limitado, con reconocimiento de garantas laborales o sindicales, capacidadde iniciativa propia y dotacin de los medios materiales y personales necesarios.La gura se regira por un estatuto regulador, acompaado de un cdigo deonto-lgico y de un manual de estilo para los periodistas, a quienes se reconocera elderecho a que su versin de los hechos sea escuchada y publicada de modo el. Suactuacin, condencial y con el lmite de la prohibicin de enjuiciar la trayectoria

    profesional de quien se ve inmerso en una investigacin o de verter juicios de va-lor sobre su persona, requerira la plena difusin interna y externa de los resultadosde sus investigaciones, mediante canales predeterminados y periodicidad pactada(Maci, 2006, p. 47).24 Luiz Egipto, editor jefe de Observatorio da Imprensa, en entrevistatelefnica con la autora el 6 de mayo de 2005.

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    SusanaHerreraDamas una alternativa ms. Despus de todo, la situa-

    cin ya es lo sucientemente crtica como paradarnos el lujo de no hacer nada al respecto. Yesto incluye tambin incorporar a los defensores.

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