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354 Fortuny y Marsal, Raimundo de Madra- zo, José Moreno Carbonero, Carlos de Haes, Muñoz Degrain, Ricard Canals, Ramón Casas, Francisco Iturrino, Julio Romero de Torres, Joaquín Sorolla and Ignacio Zuloaga. The museum is locat- ed in the historic district of Malaga, in the Palacio de Villalón, a 16th Century palace that has been restored and turned into the current museum. The works of the collection, housed in the galleries on the first three floors, are organized in chronological and stylistic sections; the last floor is devoted to temporary exhibits. The exhibition program of the museum will be completed by a series of activities, organized by the education department and focused on the promo- tion and distribution of the museum’s collection. Through pedagogical and cultural programs, which will be held in the different spaces of the building, the museum aims to introduce its cultural heritage to all types of audiences. Keywords: Museo Carmen Thysssen, Málaga, Painting, 19th and 20th Century, Palacio de Villalón. El siglo XIX constituye el núcleo central so- bre el que se articulan las colecciones del museo Carmen Thyssen, una colección que pretende llenar un vacío existente en el panorama nacional por cuanto son obras muy representativas de una locali- Resumen: El Museo Carmen Thyssen Málaga tiene en sus colecciones una im- portante nómina de autores del siglo XIX y principios del XX. Entre ellos, Mariano Fortuny y Marsal, Raimundo de Madra- zo, José Moreno Carbonero, Carlos de Haes, Muñoz Degrain, Ricard Canals, Ramón Casas, Francisco Iturrino, Julio Romero de Torres, Joaquín Sorolla e Ignacio Zuloaga. El museo está situado en el centro histórico de Málaga, en el Palacio de Villalón, un edificio del siglo XVI que ha sido rehabilitado para tal fin. Las obras de la colección, situadas en las tres primeras plantas, están organizadas en secciones cronológicas y estilísticas, y la última planta acoge las exposiciones temporales. Junto a la faceta expositiva, el museo llevará a cabo, a través del área educativa, una labor de promoción y difusión de sus colecciones. Pretende acercar los diversos tipos de público a su legado cultural mediante programas pedagógicos y culturales que se desa- rrollarán en los diferentes espacios del museo. Palabras clave: Museo Carmen Thysssen, Málaga, Pintura, Siglos XIX y XX, Palacio de Villalón. Abstract: The collection of the Museo Carmen Thyssen Málaga comprises works by an important amount of art- ists of the 19th and the beginning of the 20th Century. Among them are Mariano Lourdes Moreno es directora artística del Museo Carmen Thyssen Málaga desde junio de 2011 y fue directora de la Fundación Pablo Ruiz Picasso-Museo Casa Natal, Ayuntamiento de Málaga, desde diciembre de 2006 hasta mayo de 2011. Ha realizado el catálogo razonado de la colección de obra gráfica de la Casa Natal de Picasso, y ha escrito artículos, publicaciones en prensa y conferencias. Además, ha comisariado exposiciones como En los caminos del trazo: Dibujando con Picasso, Fundación Pablo Ruiz Picasso, 14 de mayo - 5 de octubre de 2008 (colección Anna Gamazo y Juan Abelló) y Picasso de Málaga: años de formación, Fundación Pablo Ruiz Picasso, 25 de octubre de 2007 - 3 de febrero de 2008 (con dibujos y óleos del Museo Picasso de Barcelona y del Museo de Montserrat, Barcelona). [email protected] El Museo Carmen Thyssen Málaga: itinerarios para una colección Lourdes Moreno Molina Museo Carmen Thyssen Málaga Málaga Figura 1 (página siguiente). Fachada del Palacio de Villalón. © Museo Carmen Thyssen.

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Page 1: El Museo Carmen Thyssen Málaga: itinerarios para una · El Museo Carmen Thyssen Málaga tiene su sede en el Palacio de Villalón (fig. 1), un edificio iniciado en el siglo xvi pero

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Fortuny y Marsal, Raimundo de Madra-zo, José Moreno Carbonero, Carlos de Haes, Muñoz Degrain, Ricard Canals, Ramón Casas, Francisco Iturrino, Julio Romero de Torres, Joaquín Sorolla and Ignacio Zuloaga. The museum is locat-ed in the historic district of Malaga, in the Palacio de Villalón, a 16th Century palace that has been restored and turned into the current museum. The works of the collection, housed in the galleries on the first three floors, are organized in chronological and stylistic sections; the last floor is devoted to temporary exhibits. The exhibition program of the museum will be completed by a series of activities, organized by the education department and focused on the promo-tion and distribution of the museum’s collection. Through pedagogical and cultural programs, which will be held in the different spaces of the building, the museum aims to introduce its cultural heritage to all types of audiences.

Keywords: Museo Carmen Thysssen, Málaga, Painting, 19th and 20th Century, Palacio de Villalón.

El siglo xix constituye el núcleo central so-bre el que se articulan las colecciones del museo Carmen Thyssen, una colección que pretende llenar un vacío existente en el panorama nacional por cuanto son obras muy representativas de una locali-

Resumen: El Museo Carmen Thyssen Málaga tiene en sus colecciones una im-portante nómina de autores del siglo xix y principios del xx. Entre ellos, Mariano Fortuny y Marsal, Raimundo de Madra-zo, José Moreno Carbonero, Carlos de Haes, Muñoz Degrain, Ricard Canals, Ramón Casas, Francisco Iturrino, Julio Romero de Torres, Joaquín Sorolla e Ignacio Zuloaga. El museo está situado en el centro histórico de Málaga, en el Palacio de Villalón, un edificio del siglo xvi que ha sido rehabilitado para tal fin. Las obras de la colección, situadas en las tres primeras plantas, están organizadas en secciones cronológicas y estilísticas, y la última planta acoge las exposiciones temporales. Junto a la faceta expositiva, el museo llevará a cabo, a través del área educativa, una labor de promoción y difusión de sus colecciones. Pretende acercar los diversos tipos de público a su legado cultural mediante programas pedagógicos y culturales que se desa-rrollarán en los diferentes espacios del museo.

Palabras clave: Museo Carmen Thysssen, Málaga, Pintura, Siglos xix y xx, Palacio de Villalón.

Abstract: The collection of the Museo Carmen Thyssen Málaga comprises works by an important amount of art-ists of the 19th and the beginning of the 20th Century. Among them are Mariano

Lourdes Moreno es directora artística del

Museo Carmen Thyssen Málaga desde junio

de 2011 y fue directora de la Fundación

Pablo Ruiz Picasso-Museo Casa Natal,

Ayuntamiento de Málaga, desde diciembre

de 2006 hasta mayo de 2011. Ha realizado

el catálogo razonado de la colección de

obra gráfica de la Casa Natal de Picasso, y

ha escrito artículos, publicaciones en prensa

y conferencias. Además, ha comisariado

exposiciones como En los caminos del trazo:

Dibujando con Picasso, Fundación Pablo

Ruiz Picasso, 14 de mayo - 5 de octubre de

2008 (colección Anna Gamazo y Juan Abelló)

y Picasso de Málaga: años de formación,

Fundación Pablo Ruiz Picasso, 25 de octubre

de 2007 - 3 de febrero de 2008 (con dibujos

y óleos del Museo Picasso de Barcelona y

del Museo de Montserrat, Barcelona).

[email protected]

El Museo Carmen Thyssen Málaga: itinerarios para una colección

Lourdes Moreno MolinaMuseo Carmen Thyssen MálagaMálaga

Figura 1 (página siguiente). Fachada del Palacio de

Villalón. © Museo Carmen Thyssen.

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les linajes familiares: Villalón, Mendoza, Narváez y Zapata, y presenta la corona del marquesado.

La pareja vivió en este palacio y al morir el marido dejará a la viuda y a los hijos en una delicada situación econó-mica. El edificio sería vendido a don Avelino España y después a doña Tri-nidad Romero. Finalmente, la firma comercial, de origen gallego, Álvarez, puso una tienda de cristalería y loza, y, en torno a los años cincuenta o sesenta, acondicionó el edificio con los mejores medios del momento, con una inapro-piada, pero costeada, cerámica de color azul celeste.

Del palacio antiguo se han conser-vado algunos elementos que han puesto en valor esta ardua restauración como son las dos columnas renacentistas en el patio o los artesonados de madera. La portada, también renacentista, sirve de marco para un gran portón de acero corten, que da paso a un amplio zaguán de entrada y este, a su vez, a un patio de columnas y doble altura con galerías formadas por arcos. Destacan los techos artesonados y las armaduras de lacería del salón noble y de la zona de la es-calera principal. Un segundo patio se asoma a la torre de la iglesia del Santo Cristo de la Salud, quedando integrado en el museo este espacio único, en un lugar donde se ubicará, en un futuro, la cafetería del mismo. Asimismo, se ha recuperado un elemento de la época medieval, la algorfa que, en este caso, sirve para unir la zona expositiva con la administrativa, articulando las diferentes áreas, pública y privada, del museo.

La restauración del edificio ha sido llevada a cabo por los arquitectos Rafael Roldán y Javier González, tras una la-boriosa fase de investigación, basándose también en imágenes que se encontra-ban en el archivo Temboury, que puso de relieve que muchos de los elementos importantes del palacio no habían sido destruidos sino encubiertos para llevar a cabo su actividad como almacén co-mercial de venta al público. Este hecho facilitó la recomposición del edificio hasta alcanzar su estado anterior. Desde el proceso de rehabilitación, los arqui-

zación concreta, la andaluza, no dema-siado presentes en otras colecciones de nuestro país. A través de ella pueden con-templarse escenas de costumbrismo, de paisajes, naturales y urbanos, y también viajar por el proceso de modernización de la pintura española.

El Museo Carmen Thyssen Málaga tiene su sede en el Palacio de Villalón (fig. 1), un edificio iniciado en el siglo xvi pero que debe su imagen a las obras realizadas durante el siglo xviii. Se en-cuentra situado dentro del núcleo del centro histórico de la ciudad, un conjun-to artístico que presenta un indudable atractivo al público por ser un espacio de gran homogeneidad cronológica y estilística y que ha sido incoado Bien de Interés Cultural.

Aunque la ciudad de Málaga presen-ta restos urbanos desde la época feni-cia, romana y árabe, es durante el siglo xix cuando alcanza una transformación morfológica y tipológica del centro his-tórico, que es la que podemos ver hoy en día. Es el momento en el que se crea la alameda como zona de residen-cia de la burguesía. Durante este siglo va a existir un importante crecimiento económico y demográfico, sobre todo a partir de los años treinta. Es interesante que la parte más importante de la co-lección esté centrada en el siglo xix, un periodo histórico en el que la ciudad de Málaga vivió años especiales de prospe-ridad y crecimiento.

Durante más de 50 años el edificio del Palacio de Villalón estuvo oculto al público bajo una estrafalaria fachada de gresite, que no hacía justicia al aspecto de un palacio de noble rango. Según el investigador Antonio Lara, perteneció a la familia Fernández de Villalón, natu-rales de Setenil, Cádiz, que fueron con-quistadores y repobladores de Ronda. El edificio a dos pasos de la plaza mayor, la principal de Málaga y donde antaño estuvo situado el Ayuntamiento de la ciudad, sería un lugar importante du-rante el siglo xviii gracias al casamiento, en 1707, de Catalina Victoria de Villalón y Mendoza con Gaspar de Bracamonte. Sobre la portada principal del edificio puede verse el escudo de los principa-

El Museo Carmen Thyssen

Málaga tiene su sede en el

Palacio de Villalón, un edificio

iniciado en el siglo xvi pero

que debe su imagen a las obras

realizadas durante el siglo xviii

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con vistas novedosas sobre la ciudad y las torres de las iglesias que lo rodean, la del Cristo de la Salud y la iglesia del Sagrado Corazón, de estilo neogótico, e incluso puede verse desde un ventanal del museo los montes que rodean a la ciudad de Málaga.

El conjunto del museo cuenta con una superficie total de 7.147 m2, de los cuales 5.185 m2 son de uso expositivo. Contiene cinco espacios, cuatro de ellos con más de 300 m2 cada uno, que se sitúan en las plantas del edificio exposi-tivo contiguo al palacio.

Los dibujos que han aparecido en la fachada del edificio que da a la calle de los Mártires son sobrios pero con cali-dad en la composición, muestran moti-vos arquitectónicos y figuras de ángeles que enmarcan cinco vanos, ahora ce-gados por las obras del edificio, y los querubines se sitúan en las esquinas de los vanos y sostienen un tondo de guir-

tectos han mantenido una comunicación equilibrada entre los lenguajes tradicio-nales del palacio histórico y los actuales del edificio de nueva planta que sirve como contenedor expositivo.

De los elementos recuperados para el proyecto sobresale el patio (fig. 2), así como sus arcadas y columnas de már-mol, algunas ocultas o desaparecidas. También se reconstruyó al completo la galería de la primera planta. Además se ha rehabilitado e integrado la portada interior de estilo renacentista y, además, hay que destacar la recuperación de los artesonados mudéjares.

En todos los espacios rehabilitados los arquitectos han buscado un respe-to entre el edificio y su entorno. Hay además un deseo evidente de potenciar una mirada dinámica en el espectador, no solo para disfrutar de las colecciones que presenta el museo, sino también del paisaje urbano que circunda al edificio,

Figura 2. Patio central del Palacio de Villalón.

© Museo Carmen Thyssen.

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ser el retrato de damas que posaban con los atributos iconográficos de la santa que llevaba su nombre.

En la misma sala se encuentra un Cristo románico, de origen italiano, co-nocido como Cristo Thyssen, realizado en la primera mitad del siglo xiii, y que formaba parte de una obra mayor sobre el tema de Cristo muerto muy similar al que aún se conserva en la catedral de Tívoli. Junto a él, escoltándolo en la sala, se encuentran unos ángeles oferentes que proceden del taller de la familia de-lla Robbia, realizados en Florencia, entre 1525 y 1550, y que encuentran similitud en otros que se conservan en la Miseri-cordia de Florencia, cuyo estilo, alegre y equilibrado, se exportó a toda Europa.

La segunda área cronológica y esti-lística en la que se organiza el museo es la de la pintura romántica y costumbris-ta. Gran parte de esta colección costum-brista, además de los paisajes urbanos, llenos de tipismo, ofrece imágenes de baile y danza. Es el caso de los cuadros Fiesta popular en los alrededores de Se-villa, de Manuel Barrón; Jaleando a la puerta del cortijo o La romería de Torri-jos, de Manuel Cabral Aguado Bejarano; Un baile de gitanos en los Alcázares de-lante del pabellón de Carlos V, de Alfred Dehodencq (fig. 4); Escena costumbris-ta en el Alcázar de Sevilla, de Manuel Wssel de Guimbarda o La Feria de Cór-doba, de Julio Romero de Torres.

Fueron los viajeros extranjeros du-rante sus visitas y estancias en Andalucía los que comprendieron la singularidad de esta región del sur y contribuyeron a exportar una imagen que se convirtió en tópica y, por extensión, en paradigma de lo español. Responsables de ello son los pintores británicos David Wilkie (1785-1841), amigo del escritor norteamerica-no Washington Irving; el escocés David Roberts (1796-1864), John Phillip (1817-1867), conocido como Spanish Phillip; el joven Benjamin Disraeli, quien llegó a ser primer ministro de Gran Bretaña y confidente de la reina Victoria; el cón-sul británico en Cádiz, John Macpherson Brackenbury, y el viajero Richard Ford, de la parte inglesa (De los Santos Gar-cía, 2004). De la francesa, nos visitaron,

naldas. Las pinturas murales restauradas corresponden al siglo xviii. Los tonos más fuertes corresponden a los elemen-tos originales y los reconstruidos son de un color gris violáceo. Fueron reali-zadas en torno a 1780, ocupan 119 m2 de los que 23,4 m2 son originales res-taurados y el resto, reconstrucción. Los dibujos en la época se pintaron con una paleta de rojos y marrones sobre la que se aplicó una veladura gris, quedando un color violáceo. Estos edificios estu-vieron vinculados a los Estudios reales de Gramática, Retórica y Pintura, por lo que tenían un uso más institucional que popular. Además se sabe que en esas construcciones trabajó el arquitec-to Martín de Aldehuela, por lo que no sería extraño que hubiese dejado su di-seño en estas arquitecturas decorativas, que han sido restauradas por la empre-sa Quibla Restaura, con el apoyo cien-tífico de la doctora Rosario Camacho.

Las 230 obras que constituyen la co-lección del Museo Carmen Thyssen se encuentran distribuidas en diferentes secciones que son las que se detallan a continuación: Maestros antiguos, Paisaje romántico y costumbrismo, Preciosismo y paisaje naturalista.

En la sala de los maestros antiguos destaca la obra Santa Marina (fig. 3), realizada por Francisco de Zurbarán, el maestro de las sensaciones táctiles. An-tonio Bonet Correa subrayó que “sus na-turalezas muertas tienen una densidad y una plenitud tan vigorosa que, aunque solo sean uno de los elementos de una composición, su presencia se impone del mismo modo que la escena princi-pal. Durante toda su carrera, Zurbarán puso un cuidado especial en la repre-sentación de los objetos”.

Se trata de un retrato a lo divino, una obra de madurez del artista, donde la santa aparece con un colorido vestido, como pastora o labriega, no como reina o personaje perteneciente a la clase no-ble. En el contexto de la católica España del siglo xvii, puede entenderse que mu-chas obras de Zurbarán representaran santas aisladas que bien podrían dispo-nerse juntas en las naves de la iglesia y tener el significado de un desfile o bien

Las 230 obras que constituyen

la colección del Museo Carmen

Thyssen se encuentran

distribuidas en diferentes

secciones que son las que se

detallan a continuación:

Maestros antiguos, Paisaje

romántico y costumbrismo,

Preciosismo y paisaje naturalista

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Figura 3. Santa Marina (c. 1640-1650), de Francisco de Zurbarán. Óleo sobre lienzo. 111 × 88 cm. Colección Carmen Thyssen-Bornemisza, cedido gratuitamente al

Museo Carmen Thyssen Málaga.

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procesión de Semana Santa y un baile de gitanos en los jardines del Alcázar. Otro autor extranjero que se encuentra representado en la colección es Fritz Bamberger, cuya obra es un paisaje de la localidad malagueña de Estepona desde la que se vislumbra Gibraltar, con una perspectiva alta, y una visión gran-dilocuente del celaje que envuelve a la costa.

Esta imagen romántica de Andalucía, que por extensión era también la de Es-paña, fue el origen del éxito de la pin-tura costumbrista. El pasado reciente, la arquitectura de influencia árabe, el flamenco, las gitanas, los bandoleros o los toros, se convirtieron en asuntos no-vedosos, interesantes de tratar y que se

entre otros, el pintor Eugène Delacroix, Adrien Dauzats y Pharamond Blanchard. Ellos no solo difundieron esta imagen a través de sus lienzos sino también a través de álbumes de dibujos y litogra-fías. El establecimiento en Sevilla de una segunda corte, en permanente liza con la de Madrid, posibilitó que, a través de los duques de Montpensier, Antonio de Orleans y Luisa Fernanda de Borbón, llegaran algunos artistas franceses como Alfred Dehondencq, quien llegó a Sevi-lla en noviembre de 1850. Este pintor realizó dos obras de buen formato para el Salón Cuadrado del Palacio de San Telmo. En ellos se ofrece la visión de ciertas actividades populares realizadas en la ciudad, la visión religiosa, una

Figura 4. Un baile de gitanos en los jardines del

Alcázar, delante del Pabellón de Carlos V (1851), de

Alfred Dehodencq. Óleo sobre lienzo. 111,5 × 161,5 cm.

Colección Carmen Thyssen-Bornemisza, cedido

gratuitamente al Museo Carmen Thyssen Málaga.

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humanas que se encuentran dentro de La capilla de la familia Benavente en Medina de Rioseco, formando pequeños círculos de conversación, que quedan diluidos ante la dimensión de la pode-rosa arquitectura.

A través del tamiz de Goya, a quien tanto admiró, y cuya alargada sombra se proyectó sobre toda la pintura del siglo xix, interviene la creación pictóri-ca de Eugenio Lucas. Sus obras tienen que ver con las diferentes etapas por las que atravesó el maestro de Fuende-todos. Las visiones del paisaje urbano están representadas por otros protago-nistas como la que ofrece Guillermo Gómez Gil, que además, tiene en la colección una obra relacionada directa-mente con Málaga, como es La Fuente de Reding, composición que muestra la salida hacia el este de la ciudad, cuya área fue construyéndose paulatinamen-te siendo sinónimo de modernidad y del creciente auge económico ocupado por la nueva burguesía.

La etapa del preciosismo y el paisaje naturalista viene marcada, por un lado, por la transformación que supuso para la pintura nacional la obra de Mariano Fortuny y Marsal, quien trabajó en obras de pequeño formato, cuidada en sus de-talles y de asunto amable. Trabajó como aprendiz del orfebre y platero Antonio Bassa, quien pudo influir en la minucio-sidad que este le imprimió a su pintura. En 1860 se inicia la guerra con Marrue-cos y el pintor de Reus es cronista de guerra por la Diputación de Barcelona. Allí, incorporado al regimiento del gene-ral Prim, Mariano Fortuny descubrió un paisaje diferente, de espacios y planicies abiertas y una luz arrolladora, sintiéndo-se atraído también por el orientalismo del norte de África. De él tenemos en la colección Carmen Thyssen Málaga un paisaje de esta época, de 1862, que re-presenta un espacio abierto, de amplio horizonte y gran modernidad. Su obra fue muy cotizada en vida, ya Théophi-le Gautier alabó extraordinariamente su pintura, lo que contribuyó a incremen-tar su fama. Tuvo contrato con el mar-chante Goupil, con quien Fortuny sus-cribió un contrato y vendió algunos de

podían exportar a otros países, porque existía un mercado que los reclamaba. Autores que trataron estos asuntos y que se encuentran en la colección del Mu-seo Carmen Thyssen son Manuel Cabral Aguado Bejarano, Manuel Barrón o Ra-fael Benjumea.

Inspirados por estos autores ex-tranjeros, que vieron un referente de país singular y orientalizado respecto a otras naciones de Europa –el propio Delacroix llegó a comentar que todo lo que había dejado en Marruecos lo ha-bía encontrado en España–, y deseosos de consolidar su propia identidad, los pintores españoles se unieron a esta corriente. Al mismo tiempo, animados y comprometidos con satisfacer un co-mercio incipiente, generaron obras de pequeño formato, fáciles de manejar y transportar, cuya temática estaba con-sagrada a esos asuntos que estaban de moda entre el público extranjero. Poco a poco, a mediados de la segunda mi-tad del siglo xix, la clientela cambia y se amplía, ya no es solo un comercio extranjero y de exportación, sino tam-bién una clase media burguesa, local o nacional, que busca decorar sus casas con estas pinturas amables que recuer-dan las costumbres más tradicionales de su tierra. Uno de estos ejemplos es el de José Domínguez Bécquer quien pin-tó La Giralda desde calle Placentines, en una obra un poco menor que la reali-zada tres años antes por el escenógrafo escocés David Roberts.

Amigo también del pintor británico, de quien recibió una fuerte influencia, fue Genaro Pérez Villaamil, uno de los mejores paisajistas del romanticismo. Conoció a Roberts en Sevilla, después de regresar de pintar los decorados del gran teatro de Puerto Rico, donde per-maneció hasta 1833. Un año más tarde se estableció en Madrid y en agosto de 1835 sería nombrado académico de mé-rito de la Academia de San Fernando y participó en la fundación del Ateneo de Madrid. De Villaamil se presenta en la colección uno de sus temas más comu-nes, el de la arquitectura, representada esta en todo su esplendor y grandio-sidad, empequeñeciendo a las figuras

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tejado del coche, en el lomo del caballo, y se crean de esta manera una sucesión escalonada de reflejos que conduce la mirada del espectador hasta la escena mejor iluminada, que es, paradójica-mente, un contraluz.

Martín Rico Ortega es un pintor es-pañol, destacado paisajista, que estudió en la escuela de Bellas Artes de San Fernando. Su maestro fue Genaro Pérez Villaamil y, además, completó su for-mación por diversos lugares de Europa, París, Suiza, Inglaterra, Italia... Se apre-cia en su obra una evolución desde el realismo a un cierto impresionismo. Su amistad con Mariano Fortuny hace que realice pinturas más luminosas, cercanas al impresionismo, sobre todo de influen-cia francesa.

Por otro lado, el paisaje también ex-perimentó una evolución partiendo de la idea romántica. La mirada interna-cional de la pintura andaluza viene por la influencia de un mercado destinado a Europa y Estados Unidos en el que tuvieron mucha aceptación las vedute venecianas, que en España encontró a pintores como Martín Rico, el malague-ño José Moreno Carbonero, quien, aun-que maestro del género histórico, tam-bién trabajó esta corriente, y Antonio María Reyna Mainescau, quien obtuvo enormes beneficios económicos con su magnífica academia y su pintura placen-tera de evocadores lugares. Con todo, será Carlos de Haes quien defienda una representación del natural, olvidando la subjetividad demostrada por los paisajis-tas anteriores.

En Málaga, además, por razones ob-vias, existió una predilección por las marinas. Guillermo Gómez Gil, Emilio Ocón y Rivas y Ricardo Verdugo Lan-di constituyen ejemplos de este tipo de paisajes.

El fin de siglo presenta, además de un recorrido por los avances de la pin-tura hacia la modernidad, importantes individualidades con estilos muy diver-sos, pero complementarios en ese pun-to de partida común desde el concepto decimonónico hasta la vanguardia. Par-tiendo de uno de las obras más repre-sentativas del museo, el retrato de Julia

sus cuadros a precio inmejorable en su época. Su temprano fallecimiento truncó una carrera que se auspiciaba de gran triunfo por su técnica y, al mismo tiem-po, por su audacia en los cambios que fue introduciendo en su obra.

El paso por la Academia propició que muchos de estos pintores cultiva-ran un acabado de gran calidad técni-ca a través de la cual se representaban los detalles. Algunas de las obras tienen como protagonista a las ciudades de Roma, París o Venecia, ya que algunos de estos artistas fueron comisionados en estos lugares, especialmente en la Academia de España en Roma, y otros procuraron, como viaje de formación, visitar estas ciudades.

Carlos de Haes fue un pintor espa-ñol, nacido en Bruselas, pero su fami-lia se trasladó a Málaga por cuestiones de negocios durante su infancia. Pronto empezó a pintar al aire libre con una técnica precisa y delicada, y realizó nu-merosos viajes por España y por el ex-tranjero. Realizó una gran producción pictórica, más de 4.000 cuadros. Su obra, en general, muestra un especial interés por los efectos lumínicos abriendo cami-no al impresionismo.

Otro de los nombres importantes de la colección es Raymundo de Madrazo y Garreta, quien, además de tener como maestros a su propia dinastía familiar, su padre y su abuelo, también tuvo como profesor a Carlos de Haes. Los temas de sus obras son fundamentalmente retra-tos, aunque también tiene pinturas ale-gres y optimistas. Su realismo elegante constituyó la clave de su éxito entre una clientela burguesa que gustaba de ciertos alardes técnicos en las calidades matéricas de los tejidos y una sutileza en el manejo del color. En la colección del Museo Carmen Thyssen se encuen-tra Salida del baile de máscaras, una estampa del París nocturno y mundano, en la que se representa una escena de género. La paleta es oscura, pero apa-rece equilibrada por esos puntos de luz que marcan el ritmo de la obra; destaca también por los brillos y reflejos en el charco de agua situado en primer tér-mino, en los radios de las ruedas, en el

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la colección, de localidades del norte de España, plenos de vivo colorido, hasta el simbolismo de La Buenaventura, de Julio Romero de Torres, con el inconfun-dible escenario de la ciudad de Córdo-ba al fondo, con el Cristo de los Faroles como eje organizador de la composición en el horizonte, y en primer término dos mujeres, melancólicas y ausentes, more-nas y de psicología profunda, ofrecién-donos el retrato inconfundible de su personal visión de la mujer andaluza.

Corrida de toros en Eíbar es una de las obras más importantes de Zuloaga y puede visitarse en el Museo Carmen

Peraire, de Ramón Casas, su compañera, y posteriormente su mujer, representada con una pose orgullosa y altiva, vestida con chaquetilla torera, plagada de bri-llos azabaches, en un marcado equili-brio cromático de azules y rojos, de fríos y cálidos, hasta la luminosidad de An-tonio Muñoz Degrain, en la obra Bahía de la isla de Mallorca, donde los colores son iridisados, y en la pincelada apare-cen sus sombras moradas y sus destellos anaranjados; desde el placentero paisaje nocturno de malvas y rosas de Darío de Regoyos en la playa de La Concha, 1906 (fig. 5), de quien también hay otros en

Figura 5. La Concha, nocturno (c. 1906), de Darío de

Regoyos y Valdés. Óleo sobre lienzo. 54 × 65 cm.

Colección Carmen Thyssen-Bornemisza, cedido

gratuitamente al Museo Carmen Thyssen Málaga.

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Ferrat–, mantuvo también una interesan-te amistad con el poeta Rainer Maria Ri-lke, con Rodin, con el coleccionista ruso Schukin o con Manuel de Falla, y llegó a mantener correspondencia con Picasso. Su obra fue adquirida en vida por diver-sos países de Europa, de Estados Unidos y de Sudamérica.

De Sorolla destacan fundamental-mente Rocas de Jávea, el bote blanco, realizado en 1905 y El patio de la casa del pintor, realizado en 1917. Con el dinero de su exposición de Nueva York en 1909, Sorolla compró una par-

Thyssen. Es un lienzo que muestra las características más representativas de este pintor, la influencia de Unamuno, la presencia de los personajes populares, el dramatismo y la paleta oscura, y el trata-miento singularizado de las figuras. Muy aficionado a los toros, de hecho alguna vez llegó a salir al ruedo, Zuloaga fue uno de los representantes más peculiares de la España de su tiempo. Personaje de gran inquietud cultural, fue amigo de Ru-siñol –en París descubrió dos Grecos que fueron adquiridos por este autor y que fueron trasladados a su domicilio de Cau

Figura 6. Actividad educativa para público infantil en el Museo Carmen Thyssen.

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Bibliografía

de los santos garcía Felguera, M. (2004): “Sevilla tuvo que ser. Los extranjeros y el nacimiento de la pintura costum-brista andaluza”, en aa.vv., La pintu-ra andaluza en la colección Carmen Thyssen-Bornemisza. Madrid: Museo Thyssen, pp. 11-26.

de públicos diversos, el escenario de actividades interdisciplinares que per-mitan trazar vectores de comunicación entre sus obras para llegar a ese fin último de todo museo que es el del aprendizaje y el diálogo con sus visi-tantes. Para llevar a cabo esta labor el área educativa se apoyará en tres pila-res fundamentales: la página web, los programas pedagógicos y las actua-ciones culturales que se desarrollarán en los diferentes espacios del museo. La página web tendrá un contenido didáctico y divulgativo, promoverá la participación en las redes sociales, ten-drá programas de vídeos y podcasts, y acercará y facilitará el acceso de los contenidos del museo. Los programas educativos estarán dirigidos a todos los públicos, a jóvenes, adultos, fami-lias, y especialmente al público infan-til (fig. 6). Las actuaciones culturales promoverán encuentros de expertos, creadores, profesores y profesionales de diferentes sectores de la industria cultural; junto a ellos se promociona-rán espectáculos de música clásica y flamenco, cine, conferencias, ciclos, y todo lo que nos permita trazar itine-rarios en los que podamos seguir la huella de la época y del tiempo que está representado en nuestro museo.

cela en la parte más alta de Madrid y comenzó a construirse una casa, cuyo jardín decorado con una fuente con azulejos valencianos aparece aquí en un primer plano, pleno de protagonis-mo y color. Precisamente, destaca la exuberante gama cromática que en-vuelve tanto a la casa como al propio jardín en llamaradas de amarillos y verdes, y en primer término, el azul, el azul mediterráneo y oriental. Ambas obras presentan esa pincelada vibran-te, decidida y vigorosa, que le permite captar la luz y jugar con la fuerza de los objetos y del paisaje.

Del maestro Francisco Iturrino des-taca el lienzo El baño, que presenta una serie de mujeres andaluzas, tocadas con peineta y flores en el pelo, que se van desnudando y se ofrecen desenfadada-mente ante el espectador. Estructurada a través de planos de color, con gran riqueza de tonalidades, es importante el juego de transparencias que se adhieren a la piel de las mujeres, y que permite contemplarlas aún más sugerentes, aún más desnudas. El colorido claro y su ac-titud expansiva de las mujeres definen una obra que transmite una sensación de vitalidad y plenitud.

El Museo Carmen Thyssen Málaga se propone ser un punto de encuentro