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EL TESTIMONIO GUATEMALTECO EN LOS AÑOS 70S Y 80S: RAYOS DE
ESPERANZA EN UN ABISMO DE MISERIA, REPRESIÓN, E INJUSTICIA
by
BRANDON JAMES WOODWORTH
(Under the Direction of Luis Correa-Díaz)
ABSTRACT
The 1970s-80s was an incredibly turbulent period in the socio-political history of
Guatemala. The extremely skewed distribution of wealth and resources throughout the
country along with increasingly repressive military regimes contributed to mass uprisings
and various revolutionary currents seeking social justice. Along with these movements, a
new literary trend, the testimonio, emerged as one of the primary literary outlets. The
testimonio served as a primary source of denouncement, education, and mobilization at
the national level, while appealing to an international audience to intercede on the behalf
of the abused and exploited. The present study aims to analyze the conditions that gave
rise to the revolution and the genre, as well as explore its effectiveness at the national and
global level.
INDEX WORDS: Testimonio, Revolución, Guatemala, Concientización,
Guerrilla, Denuncia, Justicia social, Indígena.
EL TESTIMONIO GUATEMALTECO EN LOS AÑOS 70S Y 80S: RAYOS DE
ESPERANZA EN UN ABISMO DE MISERIA, REPRESIÓN, E INJUSTICIA
by
BRANDON JAMES WOODWORTH
B.A., The University of Georgia, 2004
B.S., The University of Georgia, 2004
MASTER OF ARTS
ATHENS, GEORGIA
2007
© 2007
Brandon James Woodworth
All Rights Reserved
EL TESTIMONIO GUATEMALTECO EN LOS AÑOS 70S Y 80S: RAYOS DE
ESPERANZA EN UN ABISMO DE MISERIA, REPRESIÓN, E INJUSTICIA
by
BRANDON JAMES WOODWORTH
Major Professor: Luis Correa-Díaz
Committee: Lesley Feracho Elizabeth Wright
Electronic Version Approved:
Maureen Grasso Dean of the Graduate School The University of Georgia May 2007
TABLE OF CONTENTS
Page
CAPÍTULO
1 INTRODUCCIÓN: ACTO TESTIMONIAL: EL CÓMO Y EL POR QUÉ ................1
2 HISTORIA Y CONDICIONES: CAMINO A LA REVOLUCIÓN
GUATEMALTECA EN LOS AÑOS SETENTA Y OCHENTA………………...11
3 TESTIMONIO A NIVEL LOCAL: CONCIENTIZACIÓN MOVILIZACIÓN, Y
UNIFICACIÓN .......................................................................................................20
4 TESTIMONIO A NIVEL INTERNACIONAL: VIOLENCIA, TERROR, Y
SÚPLICA A LA COMUNIDAD EXTRANJERA…….…………………………48
5 CONCLUSIONES: UN VISTAZO HACIA EL FUTURO DEL TESTIMONIO…..72
iv
INTRODUCCIÓN
ACTO TESTIMONIAL: EL CÓMO Y EL POR QUÉ
Durante varias décadas del siglo XX, hubo una verdadera revolución social en
Guatemala. Varios documentos históricos registran y explican los acontecimientos
historiográficos que llevaron a los guatemaltecos a tal situación, desde el periodo colonial hacia
delante. La estructura social no podía aguantar las tensiones y el peso creados por años de
injusticia y desigualdad. La revolución guatemalteca fue inevitable, considerando los hechos.
Sin embargo, la mayoría del mundo no conocía su historia ni sus problemas, y por eso el
sufrimiento guatemalteco seguía multiplicándose mientras era ignorado mundialmente. En los
años setenta y ochenta, mientras la poesía todavía florecía en Nicaragua y El Salvador, el
testimonio emergió como la forma predominante de producción literaria en esta nación
centroamericana y llegó a ser un importante medio de comunicación con el mundo exterior y se
utilizó para contar la historia de los guatemaltecos.
En la literatura guatemalteca siempre ha habido tendencias hacia el testimonio narrativo,
inclusive se encuentra ya en las obras de Miguel Ángel Asturias. Ciertas realidades y
necesidades de la época revolucionaria más reciente han preferido y, hasta cierto punto,
privilegiado casi exclusivamente el testimonio como el medio más adecuado. El testimonio1,
siendo en sí un relato personal de lo visto, oído, experimentado, y vivido, no es meramente una
ligera y cómoda obra de ficción, especialmente en el caso guatemalteco. Estos testimonios son
una denuncia personal de las injusticias y horrores de una gente existente, viva, que sufre
diariamente. Descrito como ‘personal’, se podría pensar que se trata de casos aislados de mala 1 Beverley &Zimmerman, 173
1
suerte y casualidad. Sin embargo, Rigoberta Menchú ha calificado su testimonio como “la
historia de todos los guatemaltecos pobres,2” abogando y enseñando que estas atrocidades son
comunes, frecuentes, y corresponden a un amplio grupo.
El testimonio no se produce sin sus razones de ser. No es sólo un texto en el cual el que
escribe (o, como es frecuente en Guatemala, narra) sus experiencias personales para hacer una
apología personal o pedir misericordia. Así como lo veo yo, hay tres fines principales. Primero,
el acto de contar estos relatos es un acto catártico, una confesión que, de alguna forma y hasta
cierto punto, libra (de alguna forma y hasta cierto punto) al narrador de sus traumas que guarda
debido a estas experiencias. La experiencia de escribir o narrar las atrocidades sufridas es una
forma de soltar un poco del rencor que uno guarda después de un evento traumático. No es una
aceptación ni una aprobación de las tragedias, sino que le ayuda en trascender lo malo y seguir
adelante.
El segundo fin, y esto es clave en los testimonios guatemaltecos, es que el narrador quiere
contar la historia de su gente, no sólo su historia personal. Mientras que lo que leemos es
contado por una sola persona, hay instancias en las cuales el narrador podría haber tenido un
papel menor; en tales casos los acontecimientos siguen fidedignos y corresponden a una
experiencia comunal3. En Guatemala, especialmente entre los más de veinte grupos indígenas
que quedan, la comunidad es central, principal, y se sobrepone a lo personal. Visto así, los
testimonios cuentan una experiencia grupal, leal al grupo y sus sufrimientos. Dentro del
testimonio, hay una polifonía inherente e implícita, en la cual las voces de muchos se escuchan
en la de uno4. Al leer un testimonio guatemalteco, esto siempre hay que tenerlo en cuenta.
2 Menchú, 21 3 Beverley, 3 4 Beverley, 34
2
Tratado y contemplado así, se podría decir que el testimonio llega a tener una función casi épica
que viene no de la perspectiva normal, hegemónica, sino de la perspectiva subalterna.
El tercer fin del testimonio es divulgación pública, especialmente dirigida a las
audiencias internacionales. La situación política guatemalteca en la década de los setenta y
ochenta se deterioró gradualmente con una sucesión de dictadores, militares, y grupos
paramilitares que llevaron a cabo un exterminio popular a una escala inimaginable y todavía
desconocida. Estos testimonios se pueden ver como una súplica local a la comunidad
internacional para que reconozca la violencia y terror que la gente sufría, viviendo todos los días
aterrorizados. A través de los testimonios, se espera llamar la atención a estos problemas, y
consecuentemente, la posibilidad de recibir ayuda, apoyo, e intervención. La intervención
buscada por el testimonio no es de la forma típica estadounidense que llega a las manos de
corruptos regimenes, sino de la forma que surge de una comunidad compasiva y comprensiva a
quien le importan los derechos humanos. En varios casos, especialmente en América Central, la
intervención estadounidense llegó en la forma de apoyo financiero y militar destinado a los
gobiernos corruptos que utilizaron los fondos para un continuado asalto y persecución de los
supuestos subversivos dentro de su territorio. Este tipo de intercesión sólo sirve para empeorar y
exacerbar aun más los problemas de los ciudadanos sufrientes, así que la intervención necesita
llegar de una audiencia compasiva con la meta de ayudar a estos oprimidos que cuentan sus
historias. Solo con este tipo de ayuda y apoyo, indisponibles dentro de Guatemala misma,
pueden tener las victimas de estas tragedias alguna salida y retribución.
Visto los fines del testimonio, hay que analizar el cómo y por qué el testimonio ha
llegado a ser la forma literaria dominante en Guatemala durante las últimas décadas. En este
país, la literatura siempre ha favorecido la prosa sobre cualquier otra forma, casi siempre
3
acercándose a una forma testimonial o incorporando elementos testimoniales. Estas formas, que
no son testimonios en sí, se pueden llamar cuasi-testimonios y han penetrado en todos los
géneros a través del siglo XX. Las huellas de testimonio se ven en toda la gama de las ficciones
incluyendo novelas, cuentos, y poesía. En varias de las grandes obras canónicas guatemaltecas,
la más señalada siendo El Señor Presidente de Asturias, los autores entrelazan sus ideas ficticias
con un trasfondo testimonial que se vuelve borroso en cuanto a las líneas entre imaginación y
realidad, creando así un texto denunciatorio que describe la situación de esta gente bajo las
dictaduras y regímenes militares. Los considero cuasi-testimonial porque en muchos casos, el
autor extrae información crucial, crea el escenario, y desarrolla la trama de acuerdo con sus
experiencias personales que ha experimentado bajo una dictadura opresiva o en el mismo clima
que se trama en su obra. Entonces, se podría decir que varias de las obras ficticias tienden a ser
recreaciones o bosquejos autobiográficos de juventud. También hay otros autores que han
utilizado algo parecido a estudios de casos a profundidad para elaborar sus textos. Visto así, en
la producción literaria guatemalteca del siglo XX, siempre ha existido una corriente histórica
testimonial basada en experiencias personales, empíricas, y etnográficas que encarna la situación
de los ladinos urbanos y, hasta cierto punto, la de los indígenas.
Al contemplar las formas literarias mencionadas arriba, se ve que la producción literaria
ya iba desarrollándose y acercándose a la forma testimonial tal y cómo se conoce hoy. Pero
durante los años setenta, la situación política se volvió aún más peligrosa y aterrorizante que
nunca, con estrategias de opresión gubernamental, a través de los militares y grupos
paramilitares (como Mano Blanca), cada vez más violentas y los principios de un genocidio.
Entonces, las víctimas de esta represión decidieron alertar al mundo de su situación. De esta
situación de emergencia y la lucha para sobrevivir ha surgido el testimonio en su forma
4
contemporánea. Este género puede tomar varias formas, especialmente en Guatemala (donde
existen varias lenguas indígenas, muchos no hablan español, un porcentaje alto vive en áreas
muy remotas, y la educación no alcanza a muchos), un país con una tasa increíblemente alta de
analfabetismo. Por eso, el testimonio puede tomar la forma de una sencilla entrevista a
campesinos en el altiplano o hasta un diario guerrillero bastante detallado y desarrollado. Amén
de las varias formas de recoger testimonios, su presentación también recurre a varios métodos.
La forma testimonial más conocida de Guatemala es tal vez el testimonio como obra entera (Me
llamo Rigoberto Menchú y así me nació la conciencia). Pero además de esto, se han compilado
antologías que presentan los testimonios (Bridge of Courage), existen grabaciones en las cuales
hay narraciones testimoniales, y se incorporan como ejemplos en textos de historia y cultura.
Las fuentes primarias que se estudiarán en el presente trabajo muestran la variedad y
utilidad del género. Me llamo Rigoberto Menchú y así me nació la conciencia cuenta la historia
de Rigoberta Menchú, una mujer de etnia quiché, y las experiencias de su comunidad. Elizabeth
Burgos, una antropóloga venezolana, dirigió varias entrevistas con Menchú para compilar el
cuerpo del texto antes de redactarlo en forma escrita. Con el texto de Menchú se ve la necesidad
de un intermediario para producir este texto testimonial clave. Mientras que ha habido unas
controversias acerca del texto, lo que Menchú pretende hacer es contar no sólo su propia historia,
sino la de su gente y lo que han vivido como grupo. A veces Menchú recurre a las experiencias
que otros miembros de la comunidad le contaron a ella, y que ella no vivió personalmente. Al
final, este testimonio es una obra que narra profundamente varios aspectos de la cultura indígena,
los problemas y miserias que la comunidad ha sufrido, y el trabajo para unir a la gente que
Menchú representa.
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Otra forma de escribir testimonio se ve en las dos obras de Mario Payeras, Los días de la
selva y El trueno en la ciudad: Episodios de la lucha armada urbana de 1981 en Guatemala.
Las dos toman la forma de un testimonio guerrillero que narra el trabajo y las experiencias del
guerrillero y la comunidad guerrillera en su lucha contra los poderes hegemónicos. El primer
texto se trata de los primeros años de instalación en la selva guatemalteca, mientras que el
segundo, escrito años después del primero, narra episodios importantes en la lucha urbana.
Payeras, quien participó activamente como guerrillero durante los años setenta y ochenta, escribe
su propio texto y es un narrador fiable debido a su propia participación y complicidad en el
proyecto guerrillero. Estos textos guerrilleros servían no sólo para difundir las experiencias de
estas colectividades, sino también para circular la ideología revolucionaria y las perspectivas de
los dedicados integrantes de la lucha.
Las obras de Jennifer Harbury, Bridge of Courage, y Daniel Wilkinson, Silence on the
Mountain: Stories of Terror, Betrayal, and Forgetting in Guatemala, muestran otro modo de
compilar el testimonio. Los dos autores emprendieron su proyecto por su propio interés y deseo
de comprender y ayudar a los guatemaltecos, dejándoles la oportunidad de contar su historia..
Bridge of Courage es una antología de testimonios guerrilleros compilada por Harbury a través
de entrevistas con varios miembros de la guerrilla. En el texto se discuten varios temas, tales
como las motivaciones, la idea de aprendizaje, y el mejoramiento del futuro. Wilkinson también
basa su texto en numerosas entrevistas con guatemaltecos de varios pueblos en una historia que
expresa la severa situación duradera en Guatemala.
No importan los modos de recolección ni presentación, el testimonio siempre tiene el
mismo propósito: romper el silencio y alertar al mundo acerca de las condiciones sufridas. El
testimonio, especialmente el guatemalteco, es un testamento al coraje de un individuo, quien, con
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la memoria de sus experiencias trágicas atrás, y un futuro inseguro y con posibles repercusiones
terribles, ofrece su historia. En esencia, este individuo ofrece su voz de parte de los muchísimos
más que o no se atreven o que no pueden hacerlo, sea por el miedo, los daños sufridos a las
manos del gobierno, o en muchos casos, la muerte. Estos relatos de sojuzgación, dominación,
marginación, en efecto, un proceso de subalternidad y silenciamiento, sirven como la historia de
una población históricamente engañada, traicionada, y destruida por su propio gobierno. Los
testimonios no pueden verse como un caso autobiográfico aislado de un individuo, sino como la
representación y experiencia de una comunidad. A la luz de las masacres durante esta época, se
puede presumir que si hay una sola persona que se presenta para contar su historia, entonces hay
muchísimas más que viven, tal vez, escondidas, callándose sus dolorosas experiencias. Además
de los que se quedan silenciosos por sus propias razones, hay también más que han muerto en
estas instancias comunes de horror que nunca podrán ofrecer sus testimonios. De acuerdo con
estos hechos aterrorizantes y los efectos sociales que producen, la idea de la polifonía inherente
en el testimonio es clave, en la que la voz de uno habla de parte de su comunidad.
Hablar de parte de una comunidad entera es una tarea bastante grande que unos han
emprendido. Pero durante mucho tiempo, el acto de hablar y denunciar en sí fue algo casi
impensable. Sin embargo, durante la época en cuestión, con la intensificada violencia injusta,
uno de los temas más sobresalientes y que sigue teniendo bastante importancia hoy en día en
Guatemala es el de “romper el silencio”; el testimonio funciona como una solución ideal para
lograr este fin. Dentro de esta ideología, los testimonios funcionan como un relato que se
pretende verdadero y fiel a los acontecimientos históricos que muchas veces y por varias
razones, cambiaron la vida del narrador y, lo más importante, la de su comunidad. Sin embargo,
estas historias casi siempre se les pasan por alto a las personas que no lo experimentan
7
directamente, tanto paisanos del narrador como miembros de la comunidad internacional.
Enfrentadas con la situación tal y como era en Guatemala durante estas décadas, la mayoría de
las víctimas de esta represión violenta o fueron asesinadas, ejecutadas, o huyeron buscando
refugio. De cualquier forma, el gobierno guatemalteco y los agentes de su sofocación intentaban
acallar a todos los testigos. Sin embargo, algunos de estos desafortunados testigos han reunido
sus fuerzas y coraje y valientemente han levantado sus voces en denuncia de estas atrocidades.
Al ofrecer sus testimonios, estos individuos han roto el silencio deseado por el gobierno
guatemalteco, y en efecto, se han negado a callarse. Desafiados con la posibilidad, y en muchos
casos, probabilidad, de violencia y represión continuadas, estos testigos y víctimas se han
dedicado a atravesarse con las fuerzas violentas e incesantes de represión. Esta decisión
normalmente implicaba arriesgar la vida, las de sus seres queridos, y, a veces, la de la
comunidad entera. Esporádicamente, una nueva ola de violencia cobraría cientos de vidas más,
con el fin de intimidar a las comunidades y enseñar lo que pasaría a los disidentes. Para
defenderse y luchar contra esta táctica, muchos se armaron y se juntaron con grupos guerrilleros
en las montañas. Pero existen otros para quienes su voz y sus palabras son las únicas armas.
Mientras los guerrilleros y otros grupos luchaban físicamente en los campos guatemaltecos, estos
ofrecieron sus historias a sus compañeros paisanos y a la comunidad internacional.
En Capítulo 1, voy a explicar la situación guatemalteca durante la época en cuestión para
que se entienda mejor la gran urgencia de la mayoría de la población. Se tratará de algunos de
los problemas que han evolucionado históricamente que han causado esta desigualdad extrema,
incluyendo unas cifras importantes. Con esta perspectiva histórica, se podrá contemplar más
fácilmente porque el testimonio fue la forma preferida en Guatemala para comunicar su apuro.
Algunos testimonios se extraerán de varias fuentes para mostrar la gran utilidad del testimonio
8
para una gente enfrentada con estos problemas gravísimos. Además, la naturaleza denunciatoria
de muchos de estos textos se contemplará aquí para destacar la versatilidad del género frente a
una variedad de problemas y para mostrar lo difundidos que son estos problemas Entonces, el
propósito del primer capitulo es ofrecer una perspectiva general de los problemas que los
llevaron a la revolución y mostrar la razón por la prominencia del testimonio y su utilidad frente
a la situación de los sesenta y ochenta.
En Capítulo 2, se explorará el uso del testimonio a un nivel más local y la importancia de
su aparición dentro de la comunidad guatemalteca. El testimonio en esta época fue un acto
bastante importante para los movimientos populares durante los setenta y ochenta, sean grupos
de campesinos, grupos laborales, o grupos políticos. Los problemas denunciados en los
testimonios, de alguna forma, afectan a una gran variedad de gente en muchas partes del país. Se
bosquejará las razones por la decisión del pueblo a armarse y los movimientos de los grupos
populares en adelante. Voy a examinar el proceso de preparación, aprendizaje, y concientización
por medio de los grupos populares. También se explorará la unificación del pueblo guatemalteco,
las fuerzas empujadores por ella, y como el testimonio sirvió como una entidad unificadora y
herramienta importante de los grupos oprimidos y un arma social que se emplea para recoger
apoyo al nivel local. Además, las ideas de colectividad y sacrificio, dos de las leyes guerrilleras,
se estudiará, y la conexión entre los revolucionarios y otros.
Mientras que el Capítulo 2 se trata del testimonio y su función al nivel local, el Capítulo 3
va a iluminar el papel del testimonio al nivel internacional. Una de las ideas principales de este
capítulo es el testimonio como el marketing de la revolución guatemalteca. Durante esta época,
la situación horrible en Guatemala no recibió la atención que tal vez mereció de la comunidad
internacional, dada la gravedad de los abusos. Aunque se podría leer acerca de la situación en
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general, la cantidad y, a veces, la calidad de información no levantaron tanto interés. Entonces, a
través del testimonio, destinado a una audiencia internacional, los guatemaltecos tuvieron la
oportunidad de alcanzar una comunidad fuera de Guatemala y despertar la preocupación. El
testimonio funciona como un relato enterado de los hechos (y especialmente de los malhechos)
que afectaban la vida de una población entera a diario. Estos abusos, físicos y psicológicos se
explicarán. Así que el testimonio es una apelación mundial al humanismo, denunciando el
pasado, pero a la misma vez buscando apoyo de una fuente compasiva. Llamando la atención a
la audiencia internacional, esta súplica testimonial muestra la esperanza de los guatemaltecos
para un mejor futuro y el uso de su única herramienta para lograrlo.
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CAPÍTULO 1
HISTORIA Y CONDICIONES: CAMINO A LA REVOLUCIÓN
Desde la conquista de los españoles y la subsiguiente división de tierra, riqueza, y otros
recursos pertinentes, la realidad centroamericana ha sido caracterizada por una desigualdad
extrema. La situación en Guatemala es una de las peores y más desequilibradas de toda la región
y de toda América Latina. Esta desigualdad llega a afectar a millones de guatemaltecos cada día
en varios aspectos de la vida; su alcance es básicamente sin límite así que la falta de algunos
recursos, especialmente tierra, necesariamente limita la habilidad de sobrevivir en un sistema
económico moderno. La falta de tierra es una plaga que ha atormentado a una gran mayoría de
guatemaltecos durante siglos y les ha dejado impotente económicamente; por eso, muchos
guatemaltecos, especialmente los de los veintidós grupos indígenas, han tenido que recurrir a
medios desesperados que producen una agonía constante sólo para sobrevivir. Entonces, más de
cuatro siglos de desigualdad, caracterizados por la marginación y desahucio de grandes grupos
de la población, creó la urgente situación en Guatemala en la cual el testimonio florecía.
Rigoberta Menchú, relatándonos la historia de sus padres, pinta el proceso por el cual los ladinos
tienden a tratar y desposeer a los indios pobres:
Fueron desalojados del pueblo ya que allí cayó una serie de gentes, de ladinos y allí se hicieron su casa en el pueblo. No exactamente los desalojaron así, echándolos, sino que, poco a poco, los gastos se apoderaron de la casita de ellos. Llegó un momento en que tenían bastantes deudas con toda esa gente. Todo lo que ganaba se gastaba y la casa tuvieron que dejarla, se quedó como pagándoles la deuda que tenían. Como los ricos siempre
acostumbran, cuando la gente tiene deudas con ellos de quitar un poco de tierra, un poco de las cosas y así es cuando van apoderándose de todo (Menchú 22).
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Menchú lo cuenta de una forma muy concreta y detallada, aparentemente casi sin un
apasionamiento sujetivo, lo que nos hace pensar que esta es una práctica común. Todo este
proceso de aprovecharse de los pobres y quitarles lo poco que tengan se había ido
convirtiéndose en una práctica común, aceptada casi en una doctrina politica-social entre ciertas
secciones de la población, especialmente la oligarquía dominante. La situación ya se encontró
terrible a principios del siglo XX; “By 1926, only 7.3 percent of the Guatemalan population
owned land” (SCAAN 241). A través de décadas más de desposeer a los campesinos de sus
tierras, y consecuentemente, sus herramientas de supervivencia, Guatemala se lucía un ejemplar
de injusticias.
La desigualdad e injusticia omnipresentes en Guatemala tienen eco en las palabras de un
residente extranjero que vivó allí en los 1960s y experimentó los problemas; “People definitely
had the feeling that something was not fair, that their land would get smaller and smaller, and
maybe their children would not survive, and people had to leave all the time because there was
not enough to go around” (Simon 53). Este sentimiento de injusticia, engaño, y maltratamiento
envuelve la historia del país, pero en la segunda mitad del siglo XX, muchos reaccionaron a este
aprieto. Otra vez, hay que insistir que una de las facetas más importantes cuando se habla del
testimonio es que se trata de muchas personas, y no sólo la que habla. Al leer uno de estos
testimonios guatemaltecos, el lector siempre necesita estar consciente de que los problemas
económicos, sociales, socioeconómicos, y políticos que afligían Guatemala tenían un alcance
enorme y afectaban a un porcentaje alto de la población. Así que se puede decir que lo que se
cuenta por uno, lo han vivido muchísimos más. Menchú nos recuerda de este hecho importante
desde el principio cuando dice que “quiero hacer un enfoque que no soy la única, pues ha vivido
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mucha gente y es la vida de todos. La vida de todos los guatemaltecos pobres y trataré de dar un
poco mi historia. Mi situación personal engloba toda la realidad de un pueblo” (Menchú 21).
La falta de las necesidades básicas dio gran ímpetu al movimiento revolucionario. El
hecho de que una porción significante de la población vivía un sufrimiento grave diariamente
motivó a varios sectores de la población de formas dinámicas. Ya he dicho que para los
indígenas, históricamente marginados, su situación era aún peor. En el prólogo del testimonio de
Rigoberta Menchú, su recopiladora, Elizabeth Burgos nos ofrece una perspectiva de la situación
guatemalteca y indígena; “no gozan de los derechos más elementales que debe beneficiarse todo
ser humano. Al contrario, los denominados indios de la selva son sistemáticamente aniquilados
en nombre del progreso” (Menchú 11). Son los problemas así que trajeron muchas personas a la
causa revolucionaria, o para ayudarse a sí mismo y su familia, o para remediar las condiciones
que sufren sus prójimos. El testimonio es una de las vías más adecuadas para promover
consciencia de estos problemas y denunciarlos.
Hace cuatro décadas, el presidente estadounidense John Kennedy proclamó, “Those who
make peaceful revolution impossible make violent revolution inevitable.” Esta idea cabe
perfectamente dentro del marco guatemalteco. Mientras que se puede citar ejemplos concretos a
través de la historia latinoamericana en los cuales esta predicción es clave, me parece que en
Guatemala, la importancia y precisión de ésta es sumamente evidente. Los que siempre han
perpetrado las injusticias y destruido los movimientos populares en Guatemala son la oligarquía
y el ejército en conjunción. Las grandes posesiones de la clase alta—las casas extravagantes, las
fincas, etcétera—y sus intereses comerciales tuvieron que ser defendidas por medio de fuerza.
En 1954, la última vez que hubo un verdadero esfuerzo dirigido a aliviar los problemas de la
13
mayoría de los ciudadanos sufrientes, la CIA intervino. La desigualdad de riqueza y recursos en
esa época ya era pasmosa. Aparte de United Fruit Company,
The tiny Guatemalan oligarchy…possessed some 70 per cent of the remaining acreage, while the majority of the rural population held only 4 per cent of the total land. This absurd class division, which persisted from Spanish colonial times, was perpetuated by autocratic rule and repression (Landau 152).
Durante los siguientes décadas, la situación empeoró para muchos, especialmente con el cambio
en la economía mundial. Después de haberse enfrentado con la posibilidad de reforma agraria y
social, la oligarquía seguía y aún aumentaba su abuso y explotación de las clases bajas mientras
que ellos llenaban sus propios bolsillos. Empujaron a la gran mayoría a la pobreza profunda y
ellos se quedaron en la cima de lujo y exceso. Las estadísticas son chocantes y llaman la
atención a una realidad horrible.
Seventy-nine percent of its population is considered “poor” or “extremely poor.” Over half of them earn less than $150 per year, while one percent earns over $1200 annually. Between 1970 and the early 1980s, Guatemala’s per capita GNP increases by 27 percent— more than that of any other Central American nation—yet the percentage of the GNP shared by the poorest 50 percent of the population dropped by 20 percent, and that of the wealthiest 20 percent rose from 46.5 percent to 57 percent (Simon 19-20).
La gente se dio cuenta de estos espantosos hechos y los impedimentos esforzados por los ricos
abrieron el camino a una revolución violentísima.
La falta de tierra necesariamente conlleva otras faltas para los (pobres) guatemaltecos.
Una de las más peligrosas es la falta de comida, especialmente visto que muchos guatemaltecos,
especialmente entre los indígenas, cuentan con las cosechas que personalmente cultivan. La
razón por la cual hay tanta dependencia se relaciona con otra falta muy importante, la falta de
poder económico, es decir la falta de dinero. La división extrema de la tierra y el sistema cruel
bajo el cual funciona ofrece una parcela pequeñita que no es capaz de producir una cantidad
14
sustancial de cosecha, especialmente si la familia tiene varios miembros como suele pasar.
Porque pasan tales faltas a diario, hay sufrimiento para los de cualquier edad; sin embargo, la
situación para los niños es aún pero, y resulta muchas veces con su muerte. El alcance de este
problema es bien documentado y estudiado. “[C]hronic-protein calorie malnutrition ‘is one of
the principal health problems of Central America and possibly an important factor limiting social
and economic development of the area” (SCAAN 209). El contraste que se ve en Guatemala,
comparado con otras partes del mundo muestra perfectamente la gravedad de su pleito y la
consecuente desesperación.
According to the Central American Fact Book, “The average U.S. cat eats more beef than the average Central American person.” In Guatemala, the comparison can be carried further: the average U.S. cat eats beef , while the average Guatemalan family does not (Simon 63). Estos hechos nos recuerdan que se trata de una realidad atormentadora en la cual las necesidades
básicas simplemente no llegan a los que más las necesitan. Entonces, esta situación se ve por
muchos como una tortura sinfín, un sufrimiento que afecta a todos los que nacen como si no
hubiera escape de esta angustia constante que los persigue. Menchú expresa estos sentimientos
al narrar las ceremonias asociadas con el nacimiento de un niño:
Los padres ahí, con gran sentimiento expresan su dolor, sus penas, por qué dieron un niño más para sufrir a este mundo. Para nosotros es como un destino este sufrimiento, se le integra al niño al sufrimiento y ese niño, a pesar de todos los sufrimientos, sabrá respetar y sabrá vivir todos esos dolores (32-3). Este sentimiento se plantea al niño y es presente en toda la comunidad. Se piensa que todos van
a sufrir lo mismo y que uno no puede levantarse encima de los otros y salir de estas
circunstancias horribles. “Es una mentalidad más de sufrimiento, de pobreza. Se considera que
cada niño que nazca tiene que vivir igual que los demás” (Menchú 36).
15
Sin embargo, todos no vivirán este mismo destino porque muchos mueren muy jóvenes.
La tasa de mortalidad entre los niños guatemaltecos es chocante y ubica el país como uno de los
peores y más peligrosos. “Today, with 79 deaths per 1,000 live births, Guatemala still has one of
the highest infant mortality rates in the Western Hemisphere, second only to Haiti, an infinitely
poorer country” (Simon 42). Los niños que quepan en esa categoría podrían considerarse más
afortunados por no haber vivido el sufrimiento desenfrenado que afecta a millones de otros.
Muchos nunca llegan a la adolescencia y aun menos los que pueden esperar ser adultos algún día
por la gravedad de las condiciones. “Guatemala has the highest maternal mortality rate in
Central America. Forty percent of all children—sixty percent in rural areas—do not survive to
the age of five: most die either from malnutrition while being weaned, or from diarrheal
diseases” (Simon 52). Rigoberta reconoce esta realidad porque la ha vivido y experimentado a
primera mano. Su familia es el ejemplo perfecto de lo que pasa en las partes rurales.
Cinco hermanos mayores y que cuando estábamos en las fincas, yo vi morir todavía a mis dos hermanos mayores, precisamente por falta de comida, por la desnutrición que, nosotros los indígenas sufrimos. Muy difícil que una persona llegue a tener los quince años, así con vida. Mas cuando uno está en pleno crecimiento y que no tiene nada que comer y se mantiene con enfermedades…entonces…se complica la situación (Menchú 25). Todo esto se encuentra bastante difícil para los niños pero también para los padres que no saben
si van a sobrevivir sus queridos hijos. La familia y la comunidad se esfuerzan todo lo que
puedan para ayudar a los niños, viendo el dolor y sufrimiento en sus caras, pero hay que saber
que algunos sobrevivirán y otros no. “[E]ntre esos nueve, diez hijos o más, hay unos tres o
cuatro que más o menos están bien, que resisten un poco. Pero la mayoría están hinchaditos de
desnutrición. Ante esa situación, la madre piensa que pueden morir cinco o cuatro de sus hijos”
(Menchú 57-8). Menchú por supuesto vio a varios de sus hermanos morir, y relata la experiencia
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de la muerte de su hermano menor, que murió a sólo dos años de edad. Este episodio es una
buena descripción de los problemas que sufren y la inhabilidad de controlar la situación.
Cuando empezó mi hermanito a llorar y a llorar y a llorar, no sabía mi mamá qué hacer con él. Porque de hecho, estaba bien hinchadito del estómago por toda la desnutrición que tenía. Tenía una pancita bien grande, entonces no sabía mi mamá qué hacer con él. Y llega un momento en que mi mamá tampoco le daba la atención porque si no, le quitan el trabajo en la finca. Desde el primer día que estábamos en la finca, mi hermanito estaba mal, muy mal. Mi mamá siguió trabajando y nosotros también. Tardó quince días mi hermano. Cuando teníamos quince días en la finca, empieza a estar en agonía y no sabíamos que hacer con él (Menchú 59-60). Eventualmente el niño no podía soportar más y muere por la falta de comida, algo que no es nada
fuera de lo ordinario. La repetición de “no sabía qué hacer con él” nos recuerda de la falta de
poder y agencia que tienen, así que no se disponen de los recursos ni de los medios para remediar
su situación.
Una gran mayoría de la población campesina que sufre esta extrema pobreza tiene que
recurrir al trabajo emigrante temporal en las fincas de café, azúcar, y plátanos como una forma
de ganar un poco de dinero para sostenerse. El ambiente en las fincas es uno de gran explotación
también que empeora sus vidas, pero para la mayoría no hay otra opción. “The elite minority’s
compulsion to maximize and maintain profits has rarely coincided with improvements in the
standard of living or distribution of the fruits of economic growth among the marginalized
majority,” una situación que los lleva a un “continual shrinking of opportunities to achieve
economic self-sufficiency” (CSAAN 207). Los problemas en las fincas no se detienen con lo
financiero, sino que hay costos a todos los niveles. La explotación se imparte desde el momento
en que llegan a la finca y trasciende toda su estancia allí, en forma de pagos por medicina y otras
necesidades que surgen en un ambiente en el cual hay cientos de personas agrupados unos
encima de los otros, con grandes riesgos. Este trabajo involucra a toda la familia, inclusive a los
17
niños. Menchú nos explica que “cuando cumplí los ocho años que empecé a ganar dinero en la
finca y fue cuando me propuse hacer una tarea de treinta y cinco libros de café al día y me
pagaban veinte centavos” (Menchú 55). El ganar veinte centavos implica trabajar desde la muy
madrugada hasta la puesta del sol con una ración mínima de comida. Este sinfín de trabajo duro
se apremia con engaños al pesar la producción del trabajador y multas por cualquier infracción
en la finca. Con todos estos costos, se estima que “Even with all of its members working
however, an entire family earned an average of $1.00 a day in 1966, and about half of that was
actually taken back after the migration” (SCAAN 389). Mientras que este tipo de trabajo sigue
siendo el único medio de ganar un poco de dinero para vivir, esta explotación seguirá. Los ricos,
en perfecta armonía con la historia guatemalteca seguirán enriqueciéndose, mientras que los
pobres campesinos, dueños de muy poco, y equipados con casi nada, seguirán empobreciéndose,
explotándose, y marginándose. La vida en las fincas cafeteras es ejemplar de la realidad
guatemalteca así que es “so profitable that the expresión es agradecido is applied to the crop,
since coffee harvests are ‘generous’ to the planters. The peasants who work on coffee
plantations are not as fortunate: they cannot afford to drink the coffee they pick , since one pound
of coffee costs more than their total daily wages” (Simon 49).
El primer paso a una sociedad más igualada y justa es el reconocimiento del problema,
las raíces de los problemas. Menchú, al darse cuenta de estas raíces, nos sitúa en un momento de
epifanía, explicando sus perspectivas hacia el gran pleito de los guatemaltecos:
[N]uestros enemigos no eran únicamente los terratenientes que vivían cerca, ni menos únicamente los terratenientes que nos han obligado a trabajar violentamente y no nos pagaban bien. No nos estaban matando ahora, sino que nos estaban matando desde niños, desde pequeños, a través de las desnutrición, el hambre, la miseria. Empezamos a pensar cuáles eran las raíces de la problemática. Y daba una conclusión, que la raíz de nuestra problemática venía de la tenencia de la tierra. Las mejores tierras no las teníamos en
18
nuestras manos. Las tenían los terratenientes. Cada vez que nosotros descubrimos nuevas tierras, nos tratan de despojar o robarnos en otra forma (142). Este momento es clave porque el reconocimiento de esto le ha proveído una comprensión del
sistema inherente que facilita y promueve la proliferación de los sufrimientos. Así que estos
problemas no solo nacen en el presente, sino que también son productos de un sistema y su
estructura históricamente impuestos. “Liberation theologians have emphasized this dimension of
“structural evil,” since it is the most immediate barrier to full personhood in the lives of the
poor” (Brown 61-2). A través de este sistema que sistemáticamente explota y margina a los
campesinos y los deja sin salida, las condiciones para revolución se había fomentado. Las
palabras de Menchú, “[L]os ricos explotaban a los pobres; nuestro sudor, nuestro trabajo” (144),
tienen eco en las acciones de otros. Cuando se habían difundido las ideas de la explotación y
muchos actuaron, rebelándose contra el sistema opresivo. “[They] passed the booze around to all
the men who were working in the processing plant. “All the stuff in this house belongs to you,”
they announced…”All of it was bought with the sweat off your brows” (Wilkinson 5-6).
Entonces, el siguiente paso fue unirse con todos los explotados en contra del sistema y los que lo
propagaron. En las palabras del padre de Rigoberta, tuvieron que levantarse en contra de los que
“todos los días chupan la sangre de nuestros hermanos” (Menchú 144).
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CAPÍTULO 2
TESTIMONIO AL NIVEL LOCAL: CONCIENTIZACIÓN, MOVILIZACIÓN, Y
UNIFICACIÓN
En cualquier experiencia revolucionaria hay mucho que aprender antes de que se efectúen
los cambios sociales y económicos que llevarán a la sociedad a un nuevo estado. Como se ha
visto a través de la historia, una revolución exitosa requiere, en muchos casos, una lucha
armada5, especialmente cuando hay un alto grado de corrupción en el gobierno y estos niegan
remediar un sistema injusto que explota a sus ciudadanos. Tal lucha en Guatemala asumió la
forma de una guerra de guerrillas, que implicaba la instalación de unidades de guerrilleros
primero en las montañas, y, con el tiempo y apoyo del pueblo, la propagación de sus operaciones
a las ciudades6. La guerra de las guerrillas tiene varios objetivos, tales como la expresión de un
descontento y frustración con las condiciones de vida y la diseminación de sus ideas y propósitos
por el pueblo que liderará a la población hacia una verdadera revolución. Así que Dúchense
Winter declara que, “El primer objetivo de la revolución popular en el Continente es la toma del
poder mediante la destrucción del aparato burocrático y militar del Estado y su reemplazo por el
pueblo armado para cambiar el régimen social y económico existente” (Dúchense Winter 84).
Entonces, la instalación de la guerrilla en las montañas se puede ver como el primer paso clave
hacia esta meta.
En muchos casos, esta lucha guerrillera puede durar largas temporadas sin llegar a ser
fructífera. Además de la tardanza de sus logros, bajo las condiciones ásperas que las unidades
5 DeFronzo, 8 6 Payeras, Trueno en la Ciudad, 16
20
experimentan diariamente, la vida guerrillera requiere paciencia, flexibilidad, adaptabilidad, y
una actitud positiva siempre orientándose hacia el futuro. Lo que más le prepara a cualquier
guerrillero para la vida que tendrá que vivir es el aprendizaje y el apetito para ello. De hecho,
“[un] [t]ema constante del relato guerrillero es el aprendizaje, no sólo de saberes relativos a la
guerra y la conducción del estado, sino actitudes de convivencia en general” (Dúchense Winter
111). Desde el momento en que el guerrillero se sube a las montañas, se da cuenta de que le
queda mucho por aprender. Este aprendizaje es un proceso que tiene lugar internamente, con las
modificaciones de actitudes, perspectivas, y estilo de vivir, amen de lo externo, con el respaldo
de sus compañeros. Este proceso de aprendizaje y alteraciones le corresponde a cada guerrillero
sin importar sus orígenes, su sexo, su educación, ni su estado físico. Una de las compañeras que
se unió con los guerrilleros proclama que “All of us had a lot to learn, or unlearn, up there in the
mountains” (Harbury 104). Todos no están hechos para las dificultades que implica el habitar la
selva durante largos períodos, así que algunos sólo se quedan con la guerrilla por unas pocas
semanas mientras que hay otros que se han dedicado a la lucha durante más de una década. Sin
reparar en la extensión de su estancia en las montañas, todos naturalmente experimentan un
período de maduración personal, de auto-examinación, y de introspección al pasar tiempo en el
campamento guerrillero. Las estrategias de adaptabilidad, autocontrol, convivencia, y
sobrevivencia son claves para todo guerrillero.
El aprendizaje no se limita a formas personales y cambios internos, sino también embarca
el conocimiento del mundo alrededor. Debido a su ubicación física en un terreno desconocido, a
menudo riguroso y desequilibrante, es claramente necesario que el guerrillero aprenda a
orientarse y comprender su ambiente o se enfrentará con cierta muerte. Sin embargo, aquí me
refiero a la situación política y el estado de los habitantes de la misma Guatemala. La
21
comprensión del apuro extremo guatemalteco y la búsqueda de remedios es lo que empujaron a
los fundadores de los nuevos movimientos guerrilleros a reemprender esta empresa. Sin
embargo, el conocimiento de la escala de los problemas y lo difundido que eran no correspondía
a la profundidad de los problemas mismos. Mientras que algunos llegaron con un conocimiento
limitado de las condiciones deplorables de vida para muchos guatemaltecos, otros que llegarían a
la lucha más tarde, cuando la guerrilla empezó a alcanzar cierto éxito, vivían en ignorancia de
que muchos sufrían tanto como ellos, muchas veces por su asilamiento geográfico y contacto
limitado con otros. El mismo Che Guevara hizo hincapié en esta gran tarea de la vanguardia
guerrillera y su deber a las masas. En El socialismo y el hombre en Cuba (1965), Guevara
explica los grandes logros que conlleva este proceso. “La educación prende en las masas y la
nueva actitud preconizada tiende a convertirse en hábito; la masa va haciendo suya y presiona a
quienes no se han educado todavía” (Guevara, Obras Escogidas.., 373). Entonces, la meta de
concientización, primero de los integrantes de la guerrilla, y luego de las masas, siempre ha sido
de suma importancia en la lucha guerrillera. Este aspecto del aprendizaje cumple la función de
unificación e insiste en la necesidad de ella para un futuro mejor. Los grupos pequeños tenían la
posibilidad de discutir esta realidad y enseñarse unos a otros, basándose en sus propias
experiencias y compartiendo la sabiduría obtenida durante la vida. Uno de los guerrilleros
mayores expresó bien sus motivos a través de las estadísticas:
I am fighting because in my country child malnutrition is close to 85 percent. Ten percent of all children will be dead before the age of five, and that is only the number actually reported to government agencies. Close to seventy percent of our people are functionally illiterate. There is almost no industry in our country—you need land to survive. Less than 3 percent of our landowners own over 65 percent of our lands. In the last fifteen years or so, there have been over 150,000 political murders and disappearances. That is why I am up here, fighting, even now that I am so old my knees want to give out (Harbury 78).
22
Será por esas personas que, con este conocimiento y el hecho de compartirlo con otros
que muchos más cambiaron sus perspectivas del mundo y empezaron a darse cuenta de estas
realidades. Después de su breve estancia en las montañas, una estudiante de medicina se dio
cuenta de su ignorancia y afirmó que “with my new awareness, I saw things in the city that,
perhaps, I hadn’t wanted to see before” (Harbury 36). Esta expresión de su nueva capacidad
analítica en cuanto a la situación guatemalteca muestra la importancia y el alcance del proyecto
de concientización que llevaban a cabo los guerrilleros. Y con esta conciencia recién
descubierta, se abrió el camino al cambio. “I was learning so much and so quickly, and finally
there was a way for me to change a reality that I had always detested—the exploitative, unjust
reality that our people have faced for the last five hundred years” (Harbury 183). Entonces,
armados con el conocimiento y la resolución de cambiar esta injusticia social, los guerrilleros
emprendieron el camino revolucionario dedicado a la lucha por un futuro mejor.
No se puede destacar demasiado la importancia de la comprensión de los problemas
arrolladores que motivaron a los guatemaltecos a tomar acción, sea por adscribirse a una de las
guerrillas o tomar otro camino de organizador en el pueblo. Las motivaciones de un
revolucionario podrían variar según la persona que ofrece sus propias experiencias, dependiendo
de su lugar de origen, su raza, o su idiosincrasia individual, pero lo importante es entender que la
lucha es contra un sistema entero de explotación y privación, que tiene sus orígenes en la historia
lejana. Mientras que algunos fueron motivados por sus experiencias en las fincas, otros citarían
el racismo, la falta de oportunidades, o simplemente la miseria cotidiana como sus motivos
principales. Contemplando la situación, Menchú llega a la conclusión que:
nuestros enemigos no eran únicamente los terratenientes que vivían cerca, ni mucho menos únicamente los terratenientes que nos habían obligado a trabajar violentamente y no nos pagaban bien. No nos
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estaban matando ahora, sino nos estaban matando desde niños, desde pequeños, a través de las desnutrición, el hambre, la miseria (Menchú 142). Puesto que este aparato opresor cae sobre una gran mayoría de guatemaltecos, aunque con
variaciones debido a su situación personal (dónde lo sufrió, quién fue el responsable, qué
problemas les causó), el sufrimiento les llegaba a casi todos, llevándolos a lo que parecía ser la
única solución. “A cada uno la economía mercantil de la región lo había colocado en un sitio
diferente y lo había hecho pensar también de manera diferente…[y al mismo tiempo] los unían y
habían hecho que en definitiva se rebelaran juntos” (Payeras, Días..,25). Así que muchos de los
integrantes de las organizaciones, especialmente los mayores, ya habían participado en las
previas luchas revolucionarias que manchan la historia de Guatemala del siglo XX, la opresión
contra la cual lucharon seguía igual, su comprensión del apuro quedó evidente desde hace
décadas. Pero las generaciones jóvenes también mostraron su capacidad para intuir la situación.
La hermana de Menchú, quien se adscribió a la guerrilla cuando tenía sólo ocho años, claramente
comprendió el sistema y su papel en la lucha. Cuando tenía doce años, le dijo a Rigoberta que
“Un revolucionario no nace a causa de algo bueno…Nace a causa de algo malo, de algo
doloroso. Esto es una de nuestras razones. Tenemos que luchar sin límites, sin medir lo que nos
toca sufrir o lo que nos toca vivir” (Menchú 262).
Esta idea de comprensión y, consecuentemente, de concientización es esencial al
proyecto revolucionario y sin ella y sus repercusiones sociales, no habría posibilidad de alcanzar
el grado de apoyo popular necesario para efectuar los cambios esperados. Al leer el testimonio
de Menchú, Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia, la importancia de este
proceso resulta evidente para el lector. Este título sugiere que lo que se lleva adentro es una
jornada personal que muestra el desarrollo de los conceptos claves de aprendizaje y
24
concientización. Mientras que el testimonio de Menchú narra sus experiencias personales, desde
el primer párrafo, se plasma el mensaje de que Menchú no sólo cuenta su propia historia, sino
que se trata de varias personas que han vivido experiencias similares, especialmente entre las
grandes comunidades indígenas. “Quisiera dar este testimonio vivo que no he aprendido en un
libro y que tampoco he aprendido sola ya que todo esto lo he aprendido con mi pueblo y es algo
que yo quisiera enfocar” (Menchú 21). Mientras que Menchú narra su historia, se nota la
importancia de su papel en la comunidad indígena y su determinación de compartir sus
experiencias con otros pueblos indígenas. Entonces Menchú es un ejemplo del importante
proceso de aprendizaje, en primera instancia, personal, y después, social. Dúchense Winter
afirma que en tales situaciones, “La trayectoria individual es inseparable a la del grupo”
(Dúchense Winter 109), y parece que Menchú, a través de sus acciones, encarna esta actitud.
“Entonces, yo me decidí a salir de la comunidad, ir a otra comunidad a enseñar; a poner en
práctica las trampas que mi aldea había descubierto y que mis mismos vecinos han puesto en
práctica. Así es cuando yo paso a otra aldea a enseñarle a la gente” (Menchú 166). La
preocupación con el bienestar y la seguridad de los que ella consideraría sus hermanos es el
ímpetu que la empuja a la educación en otras partes. Empleando sus propias experiencias,
Menchú encuentra una vía de ayuda y solidaridad en momentos críticos.
En sus primeros momentos de educación de otros pueblos, parece que Menchú se enfocó
más que nada en la autodefensa contra los enemigos, lo que serviría lecciones fundamentales
para la sobrevivencia. Sin embargo, luego, al incorporarse al Comité de Unidad Campesina
(CUC), sus mensajes llegan a ser más amplios y coinciden más con la concientización crítica,
como los que las guerrillas llevan al pueblo, subrayando las grandes injusticias que existen en el
país. El componente social de la concientización de otros miembros de la población, que uno
25
sólo puede emprender después de la comprensión personal, sería el mecanismo impulsor de
movilización del pueblo. Sin este motor educador que crea una unidad dispuesta a luchar por
cambios, no se puede esperar éxito revolucionario.
La educación de los demás acerca de las condiciones que todos sufrían y las metas del
nuevo movimiento revolucionario es una tarea que les toca a todos los involucrados. Son los
guerrilleros que se armaron y se arriesgaron físicamente, instigando una guerra literal contra el
gobierno en las montañas, y luego en las partes urbanas. Sin embargo, también era clave para
ellos la concientización de las aldeas dentro de sus zonas de operación. Además del trabajo
concientizante guerrillero, otros grupos, tales como el CUC, El Comité Nacional de Unidad
Sindical (CNUS), amén de otros, llevaron a cabo este mismo proceso. En varias partes del país,
norte y sur, rural y urbana, ladina e indígena, se puso en marcha el primer paso hacia los cambios
clamados a través de la sociedad guatemalteca. Esto sigue la doctrina revolucionaria
contemplada por Guevara en la cual se afirma que:
en momento de peligro extremo es fácil potenciar los estímulos morales; para mantener su vigencia, es necesario el desarrollo de una conciencia en la que los valores adquieran categorías nuevas. La sociedad en su conjunto debe convertirse en una gigantesca escuela (Guevara, Obras.., 372). Esta educación de las masas por las organizaciones populares no se limitaba sólo a la difusión de
propaganda revolucionaria, sino que muchos se dedicaron a la enseñanza básica en muchas
partes (especialmente en las áreas rurales), como tarea complementaria a su trabajo político.
Payeras destaca este aporte en su relación, hablando de “una de las compañeras que llegaron de
la ciudad por unos días, cargando el pizarrón y los modelos de letras con que enseñaban a leer y
escribir a los jóvenes analfabetos” (Payeras, Dias.., 96). Enseñarles a las personas que se habían
desatendido por el gobierno, a los que quedaron abandonados por los políticos de su país, fue
26
otro recurso para establecer el nexo crucial entre los revolucionarios y el pueblo. Este descuido
por el gobierno constituye otra medida represiva decidida para mantener el yugo sobre la
población y para protegerse contra un levantamiento popular. “[T]he education required for
modernization has been considered too dangerous to be worth the investment” (Zimmerman 89).
La educación básica sería una ventaja adicional para los que recibieron a los guerrilleros, pero la
concientización revolucionaria seguía siendo el mensaje clave.
Al entregarse a la montaña, la guerrilla emprende un gran trabajo con múltiples facetas.
Sobre todo, en este período, la guerrilla era la semilla inicial de un marco mental que serviría
como líder del pueblo entero. La guerrilla no sólo tenía que dedicarse al combate militar, sino
que también le tocaba infundir una ideología pragmática y comunicársela a la gente que sería su
base de apoyo. Payeras reconoce el papel doble que la guerrilla tiene que efectuar y las metas de
ella, contemplándola con “la perspectiva de la guerrilla como germen que debía ser a la vez de
un ejército y una organización política…para construir una nueva verdad” (Payeras, Días.., 26).
Entonces, la guerrilla debe tener claras sus ideas antes de llevarlas a las pequeñas aldeas para
poner en marcha su plan político, antes de sembrar esas semillas de descontento, de motivación,
y de rebelión. La guerrilla tiene que estar, sobre todo, siempre preparada para reaccionar a
cualquier situación correspondiente a sus tareas, militares y/o políticas. Para poder hacerlo, la
guerrilla debe dominar el espacio que habita para que sepa manejar las condiciones que se
presenten.
La guerrilla, al incursionar en la selva, politiza el espacio natural, apropiándose de los vehículos signitos necesarios a una funcionalización política de la geografía. “Río” ya no significa río solamente, significa oportunidad o peligro de emboscada, vía de desplazamiento sin rostros, y así sucesivamente. El control de ese espacio se va traduciendo en poder político a medida que la interacción con su población rearticula el código de relaciones entre
27
grupos humanos en que se sustenta la apropiación tradicional de los recursos naturales (Dúchense Winter 118-9). Eventualmente, las guerrillas se instalan en la ciudad también, lo que implica otro escenario que
hay que conocer y manejar, con nuevos peligros, incertidumbres, y amenazas.
Aun con todo el entrenamiento guerrillero, su conocimiento del ambiente, y su ideología
firmemente planteada, la guerrilla se topa con barreras e impedimentos en su trabajo político.
Aunque llegaron con las intenciones más nobles, con la pretensión de ayudar al pueblo, y
levantarlos de la miseria que sufrían diariamente, no siempre fueron bien recibidos. En las
zonas aisladas, especialmente en la etapa inicial, donde la guerrilla necesariamente tiene que
formarse y esconderse, la gente no les dio una recepción acogedora como se esperaba sino que
una sospecha de parte de muchos. “En nuestra desesperación llegamos a pensar que la
indiferencia de la gente era producto del temor y de la falta de confianza en el proyecto militar
que encarnábamos” (Payeras, Días.., 47-8). La guerrilla tendría que esforzarse mucho para
ganarles a su causa. Las sospechas de los habitantes de la región norte se deben en parte a la
historia de acción guerrillera que ha tenido lugar en previas ocasiones, en la cual las guerrillas
habían ignorado el poblado maya quienes sufrían mayormente de las tácticas de
contrainsurgencia gubernamental7. Sin embargo, en la época revolucionaria en cuestión, un
nuevo enfoque sería esencial. “It was in those early days that the Mayan villagers, especially,
confirmed our beliefs that it would be the rural poor who would play a key role in our revolution,
and that equal rights for the Mayan race must be a basic tenet of any political platform” (Harbury
83).
Esta estrategia de incorporar a los segmentos más pobres de la población sería un cambio
esencial; sin embargo, todavía se imponían impedimentos que los guerrilleros tendrían que
7 Landau, 168
28
superar. El más obvio en este caso es la barrera de idiomas que existe en Guatemala, donde la
mayoría de las razas indígenas no se comprenden entre sí. Con persistencia y práctica, los
guerrilleros pudieron sobrepasar este obstáculo, y además, salieron con unos vocablos
importantes para continuar su misión de concientización. Pero también tendrían que vencer lo
que se califica como “la enorme dificultad de comunicar ideas relativamente abstractas a
hombres absorbidos por el esfuerzo continuo de sobrevivencia física” (Dúchense Winter 125).
Este mismo concepto que impide el intercambio más significante de ideas es precisamente la
motivación guerrillera. Puesto que los guatemaltecos que la guerrilla intentaba reclutar a la
lucha revolucionaria eran necesariamente los mismos que sufrían la miseria máxima, era difícil
explicarles el gran alcance de tal proyecto. Estas personas trabajaban diariamente, esperando
conseguir suficiente para el día o la semana siguiente; los guerrilleros les hablaban de un
proyecto que se entendía hacia un futuro lejano que muchos ni siquiera podían contemplar.
Entonces, la comunicación con tales grupos oprimidos presentó impedimentos a una guerrilla
que luchaba precisamente para eliminar estas barreras en su sociedad.
La guerrilla, guiada por sus creencias y su fe en el gran proyecto, perseveró y con tiempo,
fue ganando a la gente para sus metas. La determinación y la confianza en la victoria pueden
verse como calidades importantes para la guerrilla cuando los integrantes hablaron con los
aldeanos. Al ganar acceso al público rural, el trabajo de concientización se puso en marcha con
la meta de reclutar más apoyo a la causa revolucionaria. “Esa noche reunimos a los varones del
poblado, les explicamos extensamente la razón de nuestra lucha y anunciamos solemnemente
que íbamos a vencer” (Payeras, Días.., 30). Pero la incorporación de otros a una tarea peligrosa
como la del guerrillero no se puede hacer en un solo día, y en muchos casos los guerrilleros
29
tuvieron que demostrar su dedicación al pueblo. La lucha para superar los obstáculos
mencionados a veces implicaba un mayor entrega de tiempo y recursos al pueblo.
Para desenrollar cada trama eran necesarias semanas enteras de reuniones particulares y actos de buena voluntad por parte de la guerrilla. Con mayor tenacidad los ayudábamos entonces en las faenas del campo y les dábamos consejo sobre el curso de algún asunto doméstico (Payeras, Días.., 76).
Viendo la legitimidad de la guerrilla, su preocupación por los pobres, y su entrega total al
pueblo, los campesinos empezaron a entender las lecciones de concientización que la guerrilla
les enseñaba. Así que muchos de los pueblos en cuestión vivían bastante aislados, no sabían que
la mayoría padecía lo mismo que ellos, especialmente entre la comunidad ladina. Con esta
nueva perspectiva, el descontento crecía y la necesidad de un cambio les quedó más clara. Al
reconocer las buenas intenciones de los compañeros de las montañas, “quedaron sembradas las
semillas de una amistad que sería indestructible con el tiempo” (Payeras, Días.., 32).
También con el tiempo, los guerrilleros no siempre tuvieron que ir buscando con quién
compartir su mensaje, sino que las noticias de su presencia y buen trabajo se habían divulgado
por la zona, y muchos pedían la misma concientización. A los que llegaron a oír el mensaje
guerrillero, les tocó la propagación de estas ideas en sus aldeas. Varios indígenas se unieron con
la guerrilla durante una de sus estancias en Ixcán y cuando había que cambiar de zona, “les llegó
la hora de cortarse el pelo, cambiar por ropa de civil el atuendo guerrillero y tomar el camino de
las aldeas, armados de un revólver y de algunas ideas rudimentarias para organizar el pueblo”
(Payeras, Días.., 95-6). Éste es el mismo camino que Menchú tomó, el de la organización. Ella
había aprendido mucho de su padre, un líder prominente antes de su muerte trágica, y Rigoberta
intentó seguir sus pasos con su trabajo. Le había dicho: “Yo no sé leer ni escribir. Tampoco sé
exactamente el castellano. Me he sentido un hombre inválido. Pero sin embargo, lo que yo
30
reconozco es mi experiencia y hay que compartirla con todos” (Menchú 194-5). Por lo que ella
había vivido en su propio pueblo, se podían imaginar las injusticias que se cometían en otros
pueblos. Aunque estos crímenes se perpetraban por distintas personas, y tal vez con distintos
métodos, los principios fundamentales de autodefensa les podían servir como un punto de partida
para protegerse. Después de escuchar los testimonios de otras que trabajaban con ella, decidió
entregarse a la organización para combatir la represión. “Así es cuando yo me dediqué a atender
muchas compañeras de cerca, para enseñarles lo poco que yo sé y para que ellas también sean
líderes de sus comunidades” (Menchú 190).
Después de meses de germinación y preparación en las zonas norteñas del país, a través
de su trabajo político y militar, y con los logros de su misión de concientización, la guerrilla
había encontrado una base de apoyo con el pueblo. Su dedicación al pueblo, evidente en sus
actos de bondad y solidaridad con las masas oprimidas les había conferido un impulso aún más
fuerte para continuar su gran empresa. “Nosotros hemos depositado nuestra confianza en los
compañeros de la montaña. Ellos vieron nuestra situación y viven un poco lo que nosotros
vivimos. Se plegaron a las mismas condiciones que nosotros” (Menchú 228). Mientras que el
número de integrantes de la guerrilla aumentó, los que no pudieron dedicarse a la vida en las
montañas no negaron mostrar su aprecio. “He told me that it was he who should be grateful to
me, and to all the others like me who were fighting for the rest of them, to make their lives
better” (Harbury 129). Los guerrilleros tomaron estos nuevos desarrollos, su solidaridad con el
pueblo y el apoyo más amplio, como una bendición para seguir su lucha justa en nombre de los
guatemaltecos pobres. Para Payeras, esta aprobación popular fue imprescindible porque:
la guerra no es sino la continuación de la política por otros medios, que la violencia sólo se justifica cuando es todo un pueblo quien recurre a ella, como salida extrema, para abrirle camino al torrente transformador que porta en las entrañas, aunque sin perder de vista
31
que el desenlace armado del esfuerzo popular exige de los revolucionarios un supremo esfuerzo de preparación. (Payeras, Trueno.., 10).
Después de su formación y éxito en las montañas, la guerrilla llevó su trabajo a la ciudad, donde
encontró respaldo, pero con nuevas dificultades. Es a través de sus experiencias en la cuidad que
proclama, “Tanto es el amor del pueblo por su vanguardia” (Payeras, Trueno.., 78).
Se trata de un amor recíproco, que el mismo guerrillero guarda por su pueblo. Es un
amor práctico, un amor del hombre por su prójimo, y un amor por la futuridad de su sociedad.
Este amor nace del deseo de ver a su vecino en condiciones mejores, sin problemas graves que
le pesan diariamente y lo convierten en una mera mercancía. Una visión del futuro es el esfuerzo
empujador y el amor y su expresión de ello es la vía a este futuro. Guevara estimó que este amor
fue la calidad más pertinente en un guerrillero. “El revolucionario verdadero está guiado por
grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un auténtico revolucionario sin esta
cualidad.” Además de poseer este amor fraternal, también hay que reconocerlo y compartirlo.
Debería ser la emoción que ilumina el camino hacia la victoria y la libertad. “Nuestros
revolucionarios de vanguardia tienen que idealizar ese amor a los pueblos, a las causas más
sagradas, y hacerlo único, indivisible” (Guevara, Obras.., 382). Los que sienten este amor
comprenden la necesidad de sacrificio, y están dispuestos a sacrificarse por la causa en la que
creen, para que los demás puedan aprovechar de su entrega personal.
Este estilo de vida se aprende en los campamentos guerrilleros. La guerrilla, como
unidad, es necesariamente un cuerpo comunal dirigido por este gran sentimiento de amor. La
mayoría de los guerrilleros tuvieron que sacrificar su vida normal para subirse a las montañas a
luchar por su patria. Allá, todos sufren en las mismas condiciones, y lo hacen voluntariamente.
En las montañas, el guerrillero solo no puede sobrevivir. El hombre pertenece a un grupo íntimo
32
el en cual todos tienen que confiarse en los demás. El individuo tiene que integrarse totalmente a
la unidad, olvidarse de sus deseos egoístas, y enfocarse en la prosperidad continua del grupo.
Todo lo poseído allí, que generalmente es muy poco, es parte de esa pequeña comunidad y las
posesiones personales realmente no existen. Hasta las cosas más pequeñas sirven alguna función
para la unidad y no se pueden malgastar en un momento de tentación y debilidad personal; por lo
tanto lo que se requiere un compromiso con los compañeros y consigo mismo y una voluntad
excepcional. Payeras relata la importancia de la colectividad en un episodio en el cual un
guerrillero lamió un saco vacío de azúcar. Luego, antes de acostarse, todos se prometieron a sí
mismos “nunca cometer semejantes crímenes contra la economía colectiva. Esa fue nuestra
escuela inicial y lo que en definitiva permitió la sobrevivencia” (Payeras, Días.., 22). Todos
recibieron las mismas raciones, así que si a uno se le pasó el hambre, a todos se les pasó el
hambre. Todos tenían que sufrir, aguantar, y aprender juntos para sobrevivir.
Todos también tenían sus propios trabajos que tenían que hacer para asegurar la
seguridad de todos. En las pequeñas columnas guerrilleras, el individuo queda nulo y lo
importante es el grupo y esta convicción vale para toda actividad. Por eso, Dúchense Winter
proclama que:
La heroicidad guerrillera es democrática, haciéndose presente en las acciones de hombres de cualquier origen en el momento crítico de los acontecimientos o como conjunto de conductas cuyo horizonte se avisa en la trayectoria de individuos destacados por su práctica modeladora de nuevos ejemplos (Dúchense Winter 105). Pero la experiencia guerrillera se puede contemplar como un experimento aun más avanzado
que la convivencia democrática porque las relaciones forjadas y mantenidas allá llegaron a una
gran intimidad. En las guerrillas, todos se dependen uno al otro y todos vigilan a sus
compañeros. En vez de ser sólo revolucionarios político-militantes que habitan el mismo
33
desplazamiento selvático o urbano, llegan a relacionarse como familia. Payeras proclama que
“Su verdadera familia eran los restantes camaradas de la célula, la forma más alta de relación
entre los seres humanos” (Payeras, Trueno.., 45). Esta frase tiene eco en los sentimientos del
mismo Che Guevara, quien se dedicó años a vivir en tales instalaciones guerrilleras que exigen
un estilo de vida que consideraba “el escalón más alto de la especie humana” (Guevara,
Despertar de un Continente..,495). Todos los involucrados comprendieron la gravedad y el
peligro que la guerrilla vivía diariamente y la importancia de cuidar a sus compañeros hermanos.
“There in the mountain I found my true brothers…Brothers in the sense of the Bible, where it
says, “Watch after your brother as you would yourself” (Wilkinson, 236). Sin este vínculo
fraternal y familiar que ata al hombre a su prójimo, la colectividad, y consecuentemente, el
proyecto revolucionario corre el riesgo de extinguirse.
Entonces, la guerrilla y la vida que uno lleva al inscribirse a ella serían mucho más que
un mero paso a adquirir el poder político. De hecho, la combinación de los sentimientos de
amor, fraternidad, solidaridad, y familia dentro de una pequeña comunidad tiene que
considerarse como una práctica para el futuro y un ejemplo para el tipo ideal de sociedad justa
que pensaban construir. Esta sociedad es una en la cual uno es “free of exploitation of man by
man” (SCAAN, 400). Sin embargo, esta convivencia utópica no se construir al nivel de una
sociedad entera si no tiene sus principios en el hombre individual. El individuo sobre el cual esta
nueva sociedad tiene que construirse recorre a la idea de Guevara del “hombre nuevo”8. La
construcción de este personaje imprescindible a la revolución se forma en las columnas
guerrilleras donde aprende lecciones pertinentes que se pueden aplicar al futuro y a la vida en
general.
8 Guevara, El socialismo y el hombre en Cuba
34
La montaña es entonces, como escenario de la formación del nuevo hombre, un espacio simbólico trasladable a cualquier punto de la geografía. Allí se representa la gran lucha consigo mismo que tiene librar todo revolucionario donde quiera que esté, para vencer la alienación burguesa (Dúchense Winter 145). La experiencia guerrillera serviría como formación personal que debe extenderse a cualquier
situación. El trabajo colectivo, el amor y respeto por el otro, y el deseo para la justicia social
aprendidos en la colectividad guerrillera deberían servir como lecciones que pueden trasladarse a
cualquier situación y servir como una guía en sus interacciones con otros. Entonces, es un
proceso de cambio profundo que rige un auto-análisis. El guerrillero tiene que pasar por este
período de auto-análisis que puede resultar en un cambio de perspectiva si quiere ser parte de la
vanguardia que va a implementar un nuevo estilo de vida. Menchú reconoce la importancia de
este paso en cualquier experiencia revolucionaria para llevar a cabo los propósitos a un grado
superior. “[E]mpezamos con la crítica y la autocrítica, que yo creo que se practica en todas las
luchas revolucionarias para que el cambio sea más profundo” (Menchú 192). Así que se puede
decir que la revolución necesita tener sus raíces en los mismos integrantes de los grupos
guerrilleros y organizadores antes de que se espere la extensión de estos principios a los otros
sectores. La guerrilla, como vanguardia de la revolución tiene que ser un ejemplar de la nueva
sociedad y tiene que liderar por su propio ejemplo. Sin su comportamiento y reflexión
ejemplares, no se puede esperar lograr los cambios que establecerán una “conciencia histórica
[que] se expresa en la capacidad del individuo y la colectividad para transformar su desarrollo
social en un proyecto consciente” (Dúchense Winter 99), que moviliza a las masas.
La guerrilla, con sus actos de buena voluntad, su preocupación por el pueblo y sus
paisanos, y su comportamiento ejemplar llegó a tener cierto estatus entre los habitantes de la
zona montañosa que habitaba. Sus principios de igualdad, honestidad, y justicia que exhibían a
35
través de sus acciones sirvieron para aportarles una fama y reconocimiento por la gente de la
región. Desplegada en una zona en la cual las condiciones cotidianas podrían ser bastante duras
y sin acceso a todas las necesidades básicas, la guerrilla, al toparse con una bolsa con algunos
víveres que se había dejado en un árbol, decidió llevársela. Pero su sentido de honor no les
permitió robarla, así que “dejamos un mensaje donde explicábamos quiénes éramos y cuál era la
razón de nuestra lucha, más el importe exacto de lo que nos llevábamos…El pequeño
acontecimiento se convirtió en la mejor carta de presentación de la guerrilla, pues la historia de
nuestra honradez circuló de boca en boca y trascendió con el tiempo el ámbito de la selva”
(Payeras, Días.., 24). Este tipo de acto provocó un surtido de admiración y mitificación de los
guerrilleros y sus metas, y mientras que sirvió para ganarles más apoyo, “la imaginación popular
magnificaba todo lo referente a la guerrilla, quienes concurrían a mercados o se topaban con
nosotros en los caminos nunca sospecharon que aquellos hombres de carne y hueso, con la carga
a mecapal, fueran las personas reales de las leyendas que circulaban” (Payeras, Días.., 86).
Sin embargo, los guerrilleros no se pensaban tan elevados, sino que mantenían su
enfoque en las metas de la organización y seguían trabajando para lograrlas. No se sobreponían
a los demás porque tal idea estaría directamente en contra de los principios guerrilleros, quienes
luchaban para poner fin a esta actitud de superioridad de algunos, la raíz del sufrimiento.
Insistían en su calidad de meros individuos que deseaban ver cambios y se veían dispuestos a
entregarse y dedicarse a la causa. “In deliberative testimonio, suffering must be borne and
revolutions made by insistently ordinary and fallible people” (Nance 76). Aunque se arriesgaban
diariamente, en sus mentes, no merecían tal estatus, porque el individuo no puede triunfar sin la
ayuda de todos.
36
Aún en las situaciones ásperas que se vivían cada día, el guerrillero no puede olvidar que
ha hecho un compromiso con el pueblo y que, como miembro de la vanguardia, su ejemplo es
crucial. No puede dejarse desviar por los caprichos personales o la vanidad, porque en su vida
debe brillar la luz del futuro. Su dedicación a un futuro más justo para todos es la razón de su
lucha, y por eso “debe sobreponerse a toda mezquindad y egoísmo. En condiciones físicas
extremamente adversas debe expresar aún más dignidad humana” (Dúchense Winter 126). Esta
dignidad humana es central a todo guerrillero. Lo mejor de una persona debe ser obvio y
siempre expuesto a la vista pública para que los demás lo comprendan y se dediquen al mismo
objetivo. Algunos lo exhiben al máximo y los otros se dan cuenta de su dedicación. Payeras
recuerda uno de sus compañeros en la lucha urbana, de quien escribió: “La revolución era para
él la única razón de existir” (Payeras, Trueno..,40). Este tipo de persona es la base de la
colectividad guerrillera, el que se esfuerza con clara conciencia, se empeña su papel con todo el
corazón, y que realmente comprende “la necesidad de la guerrilla de impregnarse de un nuevo
medio potenciado de recomienzos históricos” (Dúchense Winter 120). La importancia de luchar
y sacrificar para ver la mejora de todos es la clave de la revolución.
Estar dispuesto a hacer sacrificios puede significar varias cosas según el contexto. Para el
guerrillero, estos sacrificios corren un rango enorme de posibilidades y situaciones que los rigen.
La disposición de afrontar la gama de peligros es otra característica que establece el guerrillero
en la vanguardia del movimiento revolucionario y sugiere su terquedad mental y física. “Su
trama épica de enfrentamiento heroico a la muerte y derrota posibles, plasma una figura moral y
estética relevante al proyecto histórico que guía a los sujetos de la acción (Dúchense Winter 103-
4)”. La selva guatemalteca es un ambiente poco acogedor y presenta un sinfín de obstáculos y
peligros severos para los que se atrevan a habitarla. Aun antes de cruzar la frontera mexicana
37
con Guatemala, un río le quitó la vida a uno de los compañeros9. Además de las fuerzas y
formaciones de la naturaleza, la guerrilla corrió otros peligros en un el gran laberinto selvático,
casi intocado por mano humana.
Perderse en la selva es por sí una ingrata aunque aleccionadora experiencia; pero hacerlo en aquellas circunstancias, armado únicamente de un rifle 22, sin equipo de campaña ni víveres, cuando la guerrilla todavía no tenía paradero fijo ni base social de apoyo alguna, significaba el asilamiento definitivo o la captura a la postre a manos del adversario. Localizar de nuevo a la guerrilla en aquel universo de selva era tanto como hallar una aguja en un pajar” (Payeras, Días.., 43-4). Quedarse aislado de la colectividad por unos días en esas condiciones podría condenarle a la
muerte. Puesto que los guerrilleros tienen que llevar todo lo que necesitan para sobrevivir sobre
la espalda, era imposible tener grandes cantidades de víveres además de las armas, ropa, etc., así
que uno de las mayores confrontaciones de la guerrilla es, necesariamente, el hambre y las
inconveniencias de encontrar comida en un ambiente inhospitable nunca sembrado con los
alimentos humanos. “Después de atravesar media selva éramos un ejército hambriento y en
harapos…La mayoría estábamos en los huesos y cumplíamos las jornadas de marcha casi como
una forma de olvidar las obsesiones de hambre…el poder nutritivo de este alimento silvestre nos
había ocasionado malestares de estómago y diarreas incontenibles” (Payeras, Días.., 27).
Además de la falta de comida, en las alturas de la sierra guatemalteca, varias veces la guerrilla
tendría que recurrir a métodos extremos para encontrar las pizcas de agua necesarias para la
sobrevivencia. “Durante cuatro días nos movimos únicamente entre líquenes y musgos, habiendo
de exprimir el rocío acumulado en éstos últimos para obtener agua” (Payeras, Días.., 88). Estas
presiones físicas se combinarían con el elemento gubernamental perseguidor para crear una
situación aun más amenazante. Y la persecución no se limitaba a las montañas, sino que ponía
en peligro también las operaciones urbanas. 9 Payeras, Días.., 14
38
En la ciudad, el gobierno llevó a cabo grandes proyectos de reconocimiento y presión
contra los grupos revolucionarios. Las tácticas empleadas por la guerrilla tenían que ser bien
planificadas y pensadas para mantener la furtividad y asegurar la propagación de su propio
proyecto importante. Cualquier error o falla podría incurrir la cólera del enemigo. “La ciudad y
las áreas suburbanas, por lo tanto, son uno de los principales frentes de batalla, donde el precio
de nuestros errores es, ciertamente, la vida” (Payeras, Trueno.., 12). Además de los errores en
las batallas en sí, el gobierno podría aprovecharse rápidamente de los mismos guerrilleros. La
aprensión de cualquier de las moradas guerrilleras implicaría una nueva serie de complicaciones
que arriesgarían a una cantidad de compañeros y planes. “En cada casa el enemigo hacía
prisioneros y ocupaba documentos, de los cuales se derivaban nuevas implicaciones y riesgos
potenciales, formando verdaderos complejos” (Payeras, Trueno.., 75). Con el tiempo, el
gobierno y sus agentes empezó a emplear nuevas formas de encontrar, aislar, y atacar a la
guerrilla, y estos también tuvieron que modificar sus operaciones. Cada captura o muerte de un
guerrillero fue una experiencia penosa y ciertamente un golpe a la causa revolucionaria. Sin
embargo, siempre había algo que aprender para protegerse en el futuro para poder seguir la
lucha. “Era la rigurosa lógica de las leyes de la guerra que entonces estábamos aprendiendo. El
aprendizaje lo pagamos con sangre” (Payeras, Trueno.., 90).
La entrega total que cada guerrillero emprende cuando se inscribe a la organización
implica la posibilidad de muerte. En muchos casos, especialmente en el caso de caerse en manos
del enemigo, esta muerte podría ser horrorosa y violenta, involucrando torturas de todo tipo y
agonía extrema. Sin embargo, esto es el compromiso de un revolucionario verdadero—estar
dispuesto a morir por sus creencias y la causa popular. Hay que enfrentarse con ella
valiosamente, sabiendo que no ha sido en vano. Menchú explica el razonamiento de su
39
comunidad, y la tarea de encararse con el ejército cuando llegan a la aldea: “Estaban conscientes
de que tenían que dar su sangre por su comunidad. En este caso el que no pueda salvarse está
dispuesto a aceptar la muerte” (Menchú 161).
En los círculos guerrilleros, se sabía que la captura de un compañero y la información que
el ejército intentaría extraer a través de medios increíblemente brutales y salvajes podrían
comprometer la célula a la cual pertenecía, además de otras células, y por eso, la revolución
entera. Por eso, al buen guerrillero le tocó quitarse la vida por sus propias manos para mantener
el sueño revolucionario, así que “el arma personal no es sólo para ser usada contra el enemigo,
sino también para preservarnos como revolucionarios en el último momento. Eran quienes
habían hecho de la vida clandestina su verdadera vida” (Payeras, Trueno.., 45). Mientras que los
sacrificios de los guerrilleros parecen bastante intensos y difíciles de contemplar para alguien en
una situación confortable que no corresponde a guerra, se supone que bajo tales circunstancias
uno puede sobrepasar estos sacrificios duros. “As a compa, I can tell you that you never know
what you are capable of until the time comes. Then you do what you have to do” (Harbury 108).
Los más dedicados abrazan todas las dificultades que les toquen y sienten una alegría por poder
ofrecerse a una gran causa humana. Encuentran el coraje y el valor en el pueblo que los ha
motivado a emprender la lucha y lo hacen con una convicción, guiados por el gran amor del
prójimo. “Estoy contenta y no tengan pena, aunque yo tenga que sufrir hambre, dolor, caminatas
largas en la montaña, lo estoy haciendo con tanto amor, y lo estoy haciendo por ustedes”
(Menchú 268).
Con una vanguardia tan dedicada y convencida de sus creencias y causa, la guerra
popular impregnó todo el país en una muestra de solidaridad contra un gobierno y burguesía
corruptos. A finales de los setentas y los ochentas, el llamado a la guerra resonaba en varias
40
partes del país y entre casi todos los sectores de la población. El momento de unificación,
buscado y trabajado por años, había llegado. “El esfuerzo de guerra emprendido por la
organización en tres vastos escenarios sociales y geográficos reclamaba de la estructura
clandestina urbana multiplicar sus empeños” (Payeras, Trueno..,17). El mensaje de la guerrilla
se había fusionado con otros hilos que clamaban justicia, tales como la teología de liberación,
para integrar a los guatemaltecos en contra de la injusticia. Menchú explica que la teología de la
liberación había infiltrado a su comunidad y les ayudó a unirse. “Es iniciativa del pueblo,
ayudado por el mismo cura, porque el cura siempre nos trata de decir que tenemos que estar
juntos. Y de hecho, estamos juntos” (Menchú 111). La unión de ladinos con mayas de varias
etnias indígenas fue una prueba de la camaradería que consumió la nación. Los mayas, que se
habían mantenido aislados y apartados de los ladinos se integraron a las guerrillas y tenían un
gran papel en la lucha rural. Payeras recuerda que después de la llegada de reclutas de varias
partes, “Éramos un mosaico de sangres y de procedencias sociales” (Payeras, Días.., 24-5). El
mismo sentimiento con una vista hacia el futuro se expresa por un guerrillero que se llama Jorge;
“Up here all languages are spoken, all cultures are respected. Mayan and ladinos, we are
together here, all dreaming of the same new world, where our children can live differently”
(Harbury 64).
La incorporación del elemento maya no fue la única novedad en esta gran unificación. En
Guatemala, como en las luchas revolucionarias de Nicaragua y El Salvador de la misma época, el
componente femenino se incorporó al proyecto revolucionario con mucho más fervor que jamás
se había visto en la historia del país10. Aunque en el pasado, muchas guatemaltecas quedaron
aisladas de estos conflictos políticos, en este periodo ellas se incorporan a la lucha, dedicándose
a mejorar el futuro. Las mujeres tomaron un rol mucho más integral en este período de 10 SCAAN, Cap. 7
41
insurgencia, inscribiéndose a las colectividades guerrilleras y organizativas en grandes números.
De hecho, muchas mujeres servían como importantes jefes y lideres de estas organizaciones.
Este hecho muestra que hasta los grupos más subalternos y explotados habían decidido armarse
contra la tiranía. La madre de Menchú, quien también jugó un papel en la lucha le instiló en su
hija la importancia de la participación femenina: “Las mujeres también tenían que participar
como mujeres y las palabras de mi madre decían que una evolución, un cambio, sin la
participación de las mujeres no sería un cambio y no habría victoria” ((Menchú 221). Lo que
esta gran unificación tenía concebido era un cambio profundo que llegaría a toda la gente. Los
integrantes de la clase media también adherían al llamado de justicia social, proveyendo un
elemento educado a la lucha a sus compañeros menos privilegiados.
The majority of intellectuals not directly involved in business, technical, or policy areas found themselves caught up in a cultural-political activism whose consequences often went beyond their own immediate ambitions and projects and came increasingly to imply participation in, collaboration with, or sympathy for the revolutionary organizations or their fronts” (Beverley & Zimmerman 47).
El número de participantes que se involucraban de alguna forma en la lucha llegó a unas
alturas impresionantes en 1979. “The number of armed revolutionaries throughout the country
was estimated to be as high as 8,000. Intelligence officials in the United States concluded that as
many as half a million Guatemalans belonged to some support network that offered vital
collaboration to the rebel fighters” (Landau 179). En una de las manifestaciones más
sobresalientes de la unidad popular, un grupo de revolucionarios (no armadas) pacíficamente
tomó la Embajada de España en enero de 1980 en protesta de la represión que se estaba llevando
a cabo en aquella época. Todos los manifestantes fueron quemados dentro del edificio, y el
padre de Menchú se contó entre los fallecidos. Este acto de brutalidad severa sirvió para
consolidar aun más el pueblo. En cuanto a este suceso trágico, Menchú proclama que:
42
Nunca en su historia se demostró tanta combatividad del pueblo en todos los niveles. Miles de personas enterraron a todos los compañeros quemados. La gente iba con una protesta y con un odio hacía el régimen. Se veía que, en todos los niveles, o sea, los pobres, la gente de clase media, los profesionales, se exponían en el entierro de los compañeros de la embajada de España (Menchú 211).
La solidaridad del pueblo en este momento crucial subraya la extensión del apoyo y la demanda
por cambio. Al unísono, el pueblo mostró su preocupación por el prójimo y su desprecio con el
gobierno y sus fuerzas represivas. La gran fraternidad de esta experiencia y la colaboración de
todos sirvieron como ímpetus para una nueva época. “I think of these ways as a model for our
future, for a new society where we can all respect each other, where we can all care for each
other, instead of struggling like beasts to enrich ourselves at the cost of another human’s
suffering” (Harbury 57-8). Sin embargo, el gobierno, el ejército, y la clase alta no pensaban
igual y no querían poner fin al sufrimiento, sino imponerlo aún más.
El testimonio en sí servía como uno de los grandes motores de unificación en esta época.
Las ideas expresadas en testimonio y su circulación por la población sirvieron como otra forma
de concientización y diseminación de lo vivido por otras personas. La gente podía hacer
comparaciones y sentir una cohesión (o por lo menos sentir misericordia) por los sujetos de estos
textos. Las emociones evocadas a través de los testimonios empujaron a varias personas a unirse
a la causa justa. Beverley afirma que el testimonio es “a literature of personal witness and
involvement designed to make the cause of these movements known to the outside world, to
attract recruits, to reflect on successes or failures of the struggle, and so on” (Beverley 32).
Por medio de difundir su situación a los otros guatemaltecos, las experiencias no quedaron
secretas, sino expuestas al conocimiento público. Entonces, se puede considerar el testimonio
como “an énoncé—that is, as something materialized in the form of a transcript or text [that]
43
serves to bring subaltern voice into civil society and the public sphere” (Beverley 19). La
importancia de publicar estas ideas a la población es que pueden entrar a y formar parte de la
ideología, y especialmente con los testimonios guerrilleros, la práctica revolucionaria. Se
pueden integrar con otras perspectivas para seguir modificando la agenda de las organizaciones,
especialmente porque proveen información de una forma concreta.
[T]ales narraciones cumplen la función de proveer medios de registro, análisis y divulgación de las experiencias particulares a que se refieren. Por eso decimos que forman parte del proceso revolucionario que describen, pues pertenecen, a fin de cuentas, a la dimensión cultural e ideológica de la guerra revolucionaria, como importantes instrumentos de comunicación” (Dúchense Winter 82).
De hecho, El trueno en la ciudad de Payeras comunica explícitamente que su original propósito
fue dirigirlo a una audiencia específica para que un grupo selecto tuviera la importante
información contenida adentro. El hecho de que se trata de información de un grupo clandestino
que no quería que llegara a las manos del enemigo explica la decisión original de no imprimirlo.
Todo lo contenido adentro podría ser de suma valor para los dos lados, revolucionario y
contrarrevolucionario. Destinado a los integrantes de las fuerzas populares, las estrategias y
errores de la organización hasta el momento de su escritura pueden servir como componente
integral para las futuras operaciones y muestran la gravedad de la situación a la cual se enfrentan.
Dar a conocer estas experiencias a los militantes revolucionarios y a los dirigentes populares—a todos ellos que se propongan reiniciar o continuar la lucha--, es un deber, una necesidad, para no incurrir de nuevo en errores elementales, pagados ya, más de una vez con torrentes de sangre. Mientras tanto, estas páginas, con su dura verdad, han ido de mano en mano de los militantes, sin esperar a la imprenta, como ocurre a menudo en la vida revolucionaria con el manual conspirativo, con el folleto polémico, con la octavilla subversiva. Es una prueba de su utilidad (Payeras, Trueno.., 14). Aunque la imprenta del testimonio (tal y como se trata en este trabajo) es una de las
innovaciones más recientes, el paso de historias y experiencias oralmente no es nada innovador,
44
especialmente en Guatemala, donde los grupos indígenas lo han practicado por siglos. De hecho,
Menchú hace varias referencias a las ideas y tradiciones que se han conservado en su cultura por
la fuerte tradición oral de los mayas. Intentan seguir fidedignos a sus antepasados y todavía
siguen muchas de las costumbres, preservadas por generaciones. Menchú aun emplea el mismo
término ‘testimonio’ a veces. “Empezamos a practicar las trampas que usaban nuestros
antepasados, según nos contaron nuestros abuelos. Nuestros antepasados que nos las han dejado
como un testimonio” (Menchú 145-6). El uso de este término por Menchú es una muestra de la
oralidad tradicional de los grupos indígenas y cómo se ha empleado en sus comunidades y es un
testamento a su utilidad. Mientras que ella recurre al testimonio en su forma escrita para difundir
su mensaje a una audiencia más amplia, Menchú, en su trabajo de organizador, emplea la
tradición oral para comunicar información importante al nivel local. Así que sus mensajes, su
trabajo, es una forma de conectar a varios grupos en varias partes, sean nacionales o
internacionales, un puente que transporta la esencia de su lucha.
Esta idea del puente no sólo sirve para comunicar entre gente que ocupan diferentes
lugares geográficos, sino que también simboliza el avance del tiempo. El trabajo y la lucha que
tuvo lugar en los setentas y ochentas iban a servir para mejorar el futuro, para establecer un
nuevo esquema dentro del cual la justicia social sería el tema clave. “Testimonio’s speakers
declare emphatically that their projects neither end with the production of the text nor even with
its enthusiastic reception. Instead, they describe the texts as intermediate steps in a process
directed toward producing change in the lifeworld” (Nance 14). Los productores de testimonio
no son los únicos que piensan en términos de construir un puente hacia el futuro. El metáfora se
encuentra en el trabajo guerrillero también. “Most compañeros did not expect to survive to see
the triumph, but simply hoped that by giving their lives, they would place it within the reach of
45
the younger generation. They envisioned themselves as a bridge” (Harbury 100). Cuando
Menchú habla de su papel en la lucha y sus esperanzas en cuanto a ella, ella también hace
hincapié en la próxima generación y en las perspectivas para ella. Su entrega personal a la
revolución podría servirles a todos los niños del pueblo, pero también a su propia progenie.
“Estaba clara que yo estaba luchando por un pueblo y estaba luchando por los muchos niños que
no tienen qué comer, pero al mismo tiempo, pensaba que sería triste un revolucionario que no
dejara semilla. Porque la semilla que quedará será la que va a aprovechar después el producto de
ese trabajo” (Menchú 249).
Con los ojos fijados firmemente en un futuro mejor, las miserias y los sacrificios que
tuvieron que aguantar no parecían en vano, sino que tal vez, con el trabajo colectivo, algún día se
podrían alcanzar los sueños. Esta idea tiene eco en las palabras del padre de Menchú al
aconsejarles a sus hijos acerca de sus futuras responsabilidades. “Hijos, cuídense mucho porque
si yo no regreso, ustedes tienen que seguir el trabajo, porque no sólo yo lo hago sino que ustedes
también son partes de todo…Yo tengo grandes esperanzas…y tenemos que seguir luchando”
(Menchú 138). Cuando el padre de Menchú toca el tema de la muerte, lo hace con la clara
comprensión de que los demás pueden seguir la lucha, que la revolución puede continuar sin él, y
que los cambios que él mismo clamaba se pueden lograr. En el momento de la muerte, uno tiene
que mantenerse fiel a la revolución:
manteniendo íntegra, allá en el fondo, la convicción que lo llevó a entregar la vida a la más grande de las causas. Pero esta opción la asumen únicamente quienes han entendido que la organización no termina con nuestra captura, quienes han comprendido que la lucha del pueblo no se detiene por el pequeño hecho de nuestra muerte. Es el minuto crucial del revolucionario, el momento de escupirle la cara a los esbirros y de morderse la lengua (Payeras, Trueno.., 81).
46
Los que guardan la convicción mencionada arriba tienen la responsabilidad de guardar los
secretos de la revolución. Si uno cae en manos del enemigo, hay que guardar el silencio. La
revelación de hechos pertinentes al proyecto revolucionario sería una traición a la misma
revolución, y, por lo tanto, una traición al pueblo y una condena al futuro. En varias partes del
escenario guatemalteco, esta convicción se había infundido profundamente. “We would say
now, with absolute pride, that they were men who died in order to see profound changes in our
country. It was with that hope that the community of Sacuchum gave its blood in that massacre.
They died for conviction” (Wilkinson 250-1). Payeras cierra su testimonio de lucha urbana con
esta misma premisa, que la conexión del presente con el futuro es el deber de todos. Su
formación guerrillera le ha enseñado que la colectividad es más importante y debe sobreponerse
al individuo. “La transformación revolucionaria del mundo es un hecho colectivo y no ha de
detenerse por la caída de cualquiera de nosotros. Una vez seguros de ello, sólo podíamos esperar
la victoria” (Payeras, Trueno.., 105).
47
CAPÍTULO 3
VIOLENCIA, TERROR, Y GENOCIDIO: SÚPLICA A LA COMUNIDAD
INTERNACIONAL
En el Capítulo 1, se bosquejó algunas de las causas más sobresalientes que se presentan
en los testimonios guatemaltecos que llevaron a una gran cantidad de los guatemaltecos a
recomenzar la lucha revolucionaria. Los problemas de la explotación, la falta de tierra, la falta
de acceso a servicios médicos y educativos podrían resolverse al nivel nacional a través de la
implementación de ambiciosos programas de gran alcance. Sin embargo, otro de los aspectos de
la vida guatemalteca que se denuncia en el testimonio es la represión de la población a través de
medios increíblemente violentos. Este problema no se podría resolver al nivel nacional, así que
el mismo gobierno guatemalteco fue el responsable por tales crímenes contra la humanidad. La
esencia denunciatoria del testimonio recurre a su alcance internacional para encontrar las
soluciones a esta tragedia que amenazaba a los guatemaltecos diariamente y convirtió el país en
un virtuoso campamento de terror. Sólo con la ayuda de personajes y organizaciones
internacionales se podía esperar poner fin a tal bestialidad, así que el testimonio espera encontrar
un público compasivo y comprensivo para interceder en nombre de los reprimidos sufrientes.
La violencia gubernamental llegó a alturas impensables durante la época revolucionaria
de los años setenta y ochenta, violando y poniendo en ridículo los criterios internacionales de
derechos humanos. Los crímenes físicos contra la persona y el subsiguiente trauma psicológico
son notorios y nunca debieron haber sido permitidos por la comunidad internacional. Sin
embargo, durante varios años, bajo el mando de una serie de dictaduras crueles y sus secuaces, el
48
ejército y los escuadrones de muerte, esta violencia fue tolerada y aun patrocinada por los
poderes internacionales, especialmente los Estados Unidos. El testimonio buscaba llamar la
atención del público a estas atrocidades.
El grado de esta violencia queda bien plasmado en la mayoría de los testimonios
guatemaltecos que salieron durante este período de represión, así que sería bastante difícil dudar
la veracidad de ellos. Los numerosos métodos de violencia física contra la persona indica la
escala de esta operación de terror. Algunos de estos actos atroces cometidos contra personas
inocentes sirvieron como meras formas de intimidación, como en el caso del padre de Menchú.
Mi papá estaba tirado y el pellejo de la cabeza se lo habían arrancado por un lado. Tenía cortada la piel. Le dieron palos en los huesos de modo que no podía caminar, no podía levantarse, no podía mover ni un dedo. Estaba como en agonía mi padre…por lo menos iba a estar unos nueve meses internado para ver si puede lograr curar partes de su cuerpo porque le habían dañado mucho (Menchú 138-9). Extraordinariamente, este tipo de abuso es relativamente ligero comparado con el tratamiento
que otros recibieron. “There he had been beaten and interrogated, then left overnight in a tank of
water. He had been able to breathe only by standing on his tiptoes until morning, struggling
against fatigue and fending off the bloating corpses that floated in the water around him”
(Wilkinson 127). En muchos casos, estas torturas se efectuaron con la meta de extraer
información acerca de las acciones de los revolucionarios, y muchas veces, después de sufrir las
torturas, la muerte por medios violentos sería el último paso. “Cuando el metódo de meterles
astillas de bambú entre las uñas no daba resultado y persistían en callarse la boca, los fusilaban
sin ningún trámite o los dejaban caer desde los helicópteros” (Payeras, Días.., 112). Los
ciudadanos guatemaltecos no podían escapar las torturas brutales, y cuando llegó la muerte, los
parientes tendrían que sufrir también. “Fernando, a poor neighbor of ours and father of six
children, was cruelly tortured and then decapitated. They removed his teeth one by one and
49
forced him to swallow them, like hard pellets. They cut off his tongue, pierced his eyes. Yet he
died bravely, like a man” (Montejo 85). Aún si uno salió vivo de las horrendas sesiones de
tortura, los efectos devastadores podrían quedar con la víctima por mucho tiempo. Además de la
violencia de intimidación, parece que a veces los militares diseñaron unas tácticas simbólicas
para acompañar el dolor físico. “I was sick for four years after that. After beating us, they tied
our arms to boards and made us walk uphill like we were carrying crosses” (Wilkinson 209).
Dentro de Guatemala, la extensión de esta violencia se reconocía y muchos prefirieron
suicidarse en vez de enfrentarse con las torturas y castigos del ejército y la policía. Este fue el
destino por el cual optó Nicolás, un guerrillero que trabajó en la frente urbana, cuando se dio
cuenta de que lo persiguieron. “When the black-windowed cars came after him, he led them on a
mad but hopeless chase, then drove, without a moment’s hesitation, under the wheels of an
enormous truck, crushing his body but escaping, once and for all, the fate his enemies had
prepared for him” (Harbury 180).
A veces, en vez de emplear la violencia directamente, las fuerzas militantes optaron por
la intimidación a través de otros medios, como la destrucción o el robo de posesiones personales.
En la aldea de Menchú,
Salvajemente entraron los guardaespaldas de los García…Primero nos sacaron a la gente, a toda, y sin permiso de entrar en la casa. Luego entraron a sacar todas las cosas de los indígenas…Todo se lo robaron. Después nuestros trastos, nuestras ollas de barro, los sacaron. Desde lejos los tiraban. Y, ay Dios, llegaban al suelo y ya estaban quebrados todos. Todos nuestros platos, nuestros vasos, nuestras ollas. Los tiraron y se rompieron todos…Mataron a nuestros animales” (Menchú 131-2).
La naturaleza repugnante de los abusos llevados a cabo por los soldados merecería severo castigo
en otras partes del mundo, porque a veces la violencia infligida a la comunidad podría conllevar
serios traumas psicológicos, y también otras repercusiones. “Eran cuatro amigas. Dos de ellas
50
se quedaron embarazadas del ejército y las otras dos no. Pero estaban enfermas porque las
habían violado cinco soldados cuando llegaron a su casa…Las dos no embarazadas que fueron
violadas tendrían sus catorce años” (Menchú 169). Las violaciones fueron frecuentes y ni las
chicas más reconocibles del país podían escapar este destino si ellas se metieron en problemas
con el gobierno. “And this wasn’t any woman, it was the former Miss Guatemala, a national
icon. So her disappearance attracted more attention than others…her corpse had appeared half-
naked under a bridge outside the capital…tortured, gang-raped, and strangled by police officers
under the direction of the national police chief” (Wilkinson 227-8). Muchas veces, los oficiales
fueron los que mandaron tales actos de barbaridad y los soldados tenían que cumplir con sus
órdenes. De esta forma, con el tiempo, los soldados van perdiendo la sensibilidad a sus actos.
Por esforzarles a cometer los actos horribles, llegaron a ser capaces de todo tipo de maldad, sin
sentir nada. “They say that the killing comes easier after the first time. That is how the army
operates here. The first time is forced, then perhaps, too, the second or third. After that there is
no resistance, no shock, and the men simply do as they are told. They no longer feel” (Harbury
146).
Además de esto, los soldados aparentemente pierden el juicio y la capacidad de razonar y
reflexionar sobre sus acciones. Tampoco escuchan a sus víctimas. “With the soldiers words are
useless, because they are brutes, and brutes only know how to use force” (Montejo 33). Esta
insensibilidad se instila en los soldados por los jefes más altos, y se puede presumir que en
muchos casos, la corrupción total penetra todos los niveles del ejército y el gobierno (los dos
siempre trabajan en conjunción en Guatemala). Encontrar a alguien que no sigue esta
mentalidad que ni muestra una huella de piedad o remordimiento sería una tarea difícil. Estas
medidas represivas dieron ímpetus al pueblo para armarse y rebelarse contra la crueldad que
51
contaminaba sus vidas. Así que las instituciones estatales sólo comprendieron la fuerza y la
violencia, una solución pacifica quedó nula. Esta actitud del gobierno se exhibió claramente en
la manifestación de la Embajada de España en la cual los manifestantes pacíficos se encontraron
con el fuego prendido por el gobierno. “Era la protesta pidiéndole al presidente que cese la
represión y eso lo hacíamos pacíficamente. Y nada. Inmediatamente la respuesta fue la quema
de mi hermano. Masacraron aún a otras aldeas, como siempre” (Menchú 222). La selección de
la frase ‘como siempre’ expresa la habitualidad de este tipo de respuesta a cualquier desafío al
gobierno. Landau lo interpreta como una reacción condicionada por haberse practicado durante
un largo período. “Resistance grew. So did repression again, the army responding like the
clichéd Pavlovian dog” (Landau 203). La insistencia aquí está en el continuado y repetido
recurso a la violencia como respuesta a todo, sin tomar en cuenta la veracidad de la
situación.“For Ghandi’s methods to work there must be a government capable of shame. We
lack that here” (Harbury 79). Esta falta de vergüenza permitió y fomentó una de las mayores
tragedias del siglo XX, lo que se llama el Holocausto Guatemalteco que cobró cientos de miles
de vidas en los años setenta y ochenta y que tenía un efecto todavía desconocido en la población
La corrupción fluía desde arriba para abajo, y los testimonios de unos soldados años después de
cometer inhumanidades increíbles contra una aldea entera son prueba de una falta de conciencia.
Years later, a forensic team would exhume the remains of “at least” 162 people, including 67 children, and some of the soldiers would tell the Truth Commission what they had done there—how they had killed the children by grabbing hold of their legs and swinging them so that their heads smashed against a wall, and how they had killed almost everyone else by making them kneel at the edge of a well, and, with a blow of a sledge hammer to the head, sending them plunging into the mass of dead and dying bodies piling up inside…The only human remains that visitors would find inside the town afterward were blood on the walls and placenta and umbilical cords on the ground” (Wilkinson327-8).
52
La travesía de derechos humanos fue llevada a cabo contra todos que no se identificaron
con la política derecha. Consecuentemente, cualquier apertura política, por lo pequeña que fuera,
se cerró. Los reformistas fueron eliminados de la escena política y el gobierno y sus aliados
extirparon control total del estado. “In its siege mentality, the right began identifying all non-
rightists—teachers, union leaders, students, priests, journalists, Christian Democrats, and social
democrats—as communist threats. Within two years, repression had become so extreme that
even Vice-President Villagrán resigned and fled the country” (SCAAN 131). La violencia fue
extremamente brutal en cuanto a los estudiantes. El gobierno sabía que los educados serían
capaces de darse cuenta de la situación y organizarse contra el régimen. Entonces, se enviaron
tropas a las universidades
to control the students, because there [in S-2] we went to different classes where they told us that the students could be guerrillas and that they were the people that caused the disorder on the streets, and that according to the army’s constitution, you’ve got to kill all of these people…we were students just like the suspects! And we could kill them.” (SCAAN 289). Las ejecuciones no necesariamente se destinaban a los que habían causado problemas o que
daban indicio de haberse rebelado contra el gobierno. Los ataques podían ocurrir al azar, al
antojo de un oficial. “[E]l gobierno dio orden de acribillar indiscriminadamente a los estudiantes
que en ese momento se hallaban en una parada de buses de la ciudad universitaria” (Payeras,
Trueno.., 33).
Para poder cometer estas bestialidades contra otro humano, era necesario un
entrenamiento especial e incentivo para los individuos encargados con estas hazañas. El primero
de estos era la posibilidad de adquirir un mejor puesto con más estatus. “The army officers know
they will rise in rank in accordance with the number of unfortunates they execute. It is a sort of
rivalry encouraged among these officers who behave with such cruelty and savagery and destroy
53
entire Indian communities without remorse” (Montejo 39). Con este tipo de sistema, no se debe
sorprender la inhumanidad alentada desde los rangos superiores. En un esfuerzo para evitar la
asociación oficial del ejército con las atrocidades, grupos especiales de asesinatos profesionales
fueron establecidos para efectuar la limpieza a alturas nuevas. “Escuadrón de la Muerte had
killed 1,224 “criminals” (“1.142 men and 82 women”) from January to June 1979 and that the
ESA [Ejército Secreto Anti-comunista] had killed 3,252 “subversives” in the first ten months of
1979” (SCAAN 280). Pero tal vez el grupo más feroz y más temido durante esta época fue el de
los Kaibiles, soldados que pasaron por un régimen estricto e intenso para prepararse para las
misiones que les tocaría.
One version had it that each prospective Kaibil was given a puppy at the beginning of the training session and was responsible for feeding it and taking care of it as it grew. At graduation time, the soldier was required to kill the puppy with his bare hands. It was also said that the true initiation of a Kaibil came only when he drank human blood” (Wilkinson 116). Y las personas que cometieron estos crímenes contra la población, las torturas, los asesinatos,
quedaron bajo la protección del ejército. Un soldado explicó el proceso de matar y encubrir la
verdad. “You’ve maybe committed these crimes in army uniform; if so, they tell you to get out
of those clothes fast and put on civilian clothes or police clothes then go out and looked for
whoever killed the person…but how can they find them if the people who did it are the people
going out to do the searching. This is what the army is up to” (SCAAN 293). Bajo esta formula,
la violencia y represión se multiplicaban y no había consecuencias para los responsables. La
población sintió los efectos de esta corrupción en sus vidas diarias y todavía no habían visto la
cima de la represión estatal.
Aunque la población aterrorizada pensaba que el régimen de Lucas García había sido
brutal, la próxima en esta serie de dictaduras ásperas, les enseño el precio de rebelión. “What
54
President Lucas García had left undone during his brutal term in office was now being completed
by his successor Efraín Ríos Montt. In all my thirty years I had not known darker days than the
present ones” (Montejo 55). Lo que quedaba como apariencia de derechos humanos se disolvió.
Los ataques contra la población se multiplicaron y el asalto contra el espectro comunista,
encarnado por los miles de ciudadanos que se habían armado contra esta injusticia, llegó a
niveles inauditos. Y aunque el reino de Ríos Montt no duró bastante tiempo, su tormenta de la
población civil y cómo lo hizo fue histórica. “For the year plus of Ríos Montt’s leadership,
Guatemala became one of the most bizarre places in the world. The brutal repression with
modern techniques, the massacre of villagers, the ferreting out of ‘subversives’ in the cities all
continued—only under the guise of preparation for the return of the Apocalypse” (Landau 190).
Para la mayoría de los guatemaltecos, es probable que su reino ya les parecía algo apocalíptico.
Los atentados tendrían la apariencia de una película de terror, con la destrucción total de aldeas
enteras, asoladas desde la tierra y el aire. “Lo que hizo el ejército fue poner las tanquetas en los
parques o en los pueblitos. Allí lanzaban toda clase de balas encima de las casas. Era para que
toda la gente se metieran en sus casas. Luego, venía el bombardeo encima. Lo que querían era
exterminar de una vez la población” (Menchú 255). Las palabras de uno de los oficiales
militares parecen aptas para explicar lo que los campesinos sintieron en este contexto. “The
captain yelled at him: ‘Here there is no God! Here there is only the Devil!’” (Wilkinson 210).
Entonces, durante este reino de terror, las noticias del día reportaron la misma historia cada día.
El gobierno y sus escuadrones siniestras destruían los pueblos campesinos para capturar a los
guerrilleros y su apoyo, y continuaban su misión de dominación política, asegurándose de su
apretón firme del poder por la eliminación de rivales reales o imaginados. “Los asesinatos
políticos llegaron a hacerse cotidianas. Dirigentes sindicales, líderes estudiantiles, políticos de la
55
oposición democrática, catedráticos universitarios y simples ciudadanos caían día a día en
atentados brutales e inconcebibles. Las gráficas de prensa y los reportajes de la televisión
repetían diariamente la misma escena trágica” (Payeras, Trueno.., 46-7).
Eventualmente el gobierno decidió no sólo buscar a las guerrillas en las zonas
montañosas y emplearon la nueva estrategia del pez, en la cual la idea principal era la
eliminación de la totalidad de la población en las zonas donde se habían desplazado. La lógica
era así: “Fish only live where there is water. You here are the water. When the pond dries up,
the fish dies. We’re going to take care of you, so that the fish will die” (Wilkinson 210). Con
esta nueva perspectiva, la intensidad de la guerra aumentó hasta lo máximo. De hecho, “The
war, ultimately, turned into far more than a counterrevolutionary offensive: it became a
genocidal effort to eliminate the essence of a people” (Landau 185). Este estilo de guerra, que
ponía en blanco la población indígena es la razón por la cual este período se llama el Holocausto
Guatemalteco. Los que no fueron asesinados tuvieron que huirse de las tierras que sus familias
habían habitado por siglos. “At least 200,000 have been driven out of Guatemala and into
neighboring Central American nations…[and] over one million Guatemalans have been forced to
abandon “their homes and small plots of land” as a consequence of the widespread terror”
(SCAAN 301). Estos números son extraordinarios, especialmente considerando que en aquellos
momentos, la población del país era menos de 7.000.00011. Además de la táctica de asesinato
directo, el gobierno empleó otras estrategias para lograr sus fines:
The CUC also charged the Guatemalan army with seeking to decimate the Indian population by employing a new tactic—starvation. Using scorched- earth tactics apparently similar to those employed by the Indonesian military in East Timor, the Guatemalan army has been destroying the forests where large numbers of peasants have sought refuge from political violence. The CUC fears that those who remain hidden in their mountain refuges will die 11 http://www.cidh.org/countryrep/Guatemala81eng/chap.10.htm
56
of starvation, while those who come out into the open will be killed by the army (SCAAN 300). Este esfuerzo para eliminar parte de la riqueza cultural, la herencia maya, del país en
nombre de anti-comunismo es atroz. Con sus violentos metódos, les quitaron a las mayas sus
fundaciones culturales: aldea, vestido, tierra, y lengua12. Sin embargo, aún más trastornado es el
uso de los mismos indígenas para hacerlo. Cuando Montejo fue secuestrado por el ejército, se
dio cuenta de que “these last [soldiers] were all of dark complexion and ill-educated—alienated
Indians who like rabid dogs had been sent by their ranking officers to the villages to finish off
their own people” (Montejo 54). En muchos casos durante esta época, el ejército invadió los
pueblos y metió a los varones del pueblo en el camión, contra su voluntad, para que fueran
soldados. Así que en muchos casos el servicio militar fue forzado.
You should know that we have our own wives and children to feed, and so we were deceived into joining the army. It was against our wills that they armed us and sent us to the mountains to combat the guerrillas. The fifty dollars they pay us a month is not enough to support our families with. That’s why they allow us to loot and steal, so we can supplement our meager wages. We were tricked into coming here. The officers tell us we must do away with our own people because the Indians are enabling the guerrillas to carry out the revolution (Montejo 68). Estos son ejemplos del dilema de los soldados en Guatemala. Muchos se han entretenido desde
muy jóvenes y sólo saben obedecer los órdenes de sus superiores. Quedan confundidos porque
realmente no tienen opciones y se han metido en una situación compleja. “Nosotros
obedecemos a un capitán y por medio de ese capitán, nosotros actuamos. Y, si yo me voy del
ejército, de todos modos soy enemigo del pueblo y si dejo las armas, soy enemigo del ejército.
Entonces, si no me matan por un lado, me matan por otro. Yo no sé qué hacer” (Menchú 174).
Así que no sólo el pueblo guatemalteco ha sufrido por la violencia estatal, sino que “although
they dare not say so—they [the soldiers] too are victims of a violence that has become 12 Landau, 189
57
institutionalized” (Montejo 88-9). En esto se ve la esencia de la problemática guatemalteca, una
sociedad dividida, aterrorizada, confundida, y desesperada, devastada por años de guerra civil
para satisfacer los caprichos de unos pocos.
Mientras que la devastación física de la población es bien documentada, el trauma
psicológico no se puede pasar por alto. Vivir años en estas condiciones afecta la totalidad del ser
humano. El terror penetra todos los aspectos de la vida cotidiana de la población civil que ha
sufrido estas atrocidades.
I used to think of fear as something private, one individual’s reaction to danger. People who said others shared your fear were using a figure of speech. People who wrote things like “fear was in the air” were just being poetic…Here I encountered a fear that was larger than the individual, a fear that pervaded an entire community, flooding the channels of human interaction like the charge of an electrical storm (Wilkinson 135). Todas las interacciones llevan este mismo terror porque se ha creado una atmósfera en la cual no
se sabe ni cuando ni de donde puede venir el próximo peligro. “Horror desensitizes and
permeates all social relations (family, work, interpersonal, social, etc.) with what is called the
“concentration camp mentality” (SCAAN 42). Este terror quedaba plasmado en las mentes de
los guatemaltecos. Con frecuencia, el ejército llegó a los pueblos durante el día, cuado llevaron a
cabo las matanzas. Sin embargo, la noche, para muchos, fue aún peor. En general, los
secuestros se efectuaron por la noche bajo la cobertura de oscuridad. “Ever since the death of
my brother, I had not enjoyed a peaceful night’s sleep. One of the army tactics was to spring
kidnappings after dark, usually between eleven and three in the morning. During those hours I
remained on the alert, always ready to run out upon hearing the barking of dogs at a stranger’s
approach” (Montejo 102). Para otros el miedo no les permitió salir de sus casas durante estas
horas para ocuparse de sus necesidades más básicas. “Horrible years they were…horrible.
People lived in constant fear. Especially at night. After eight o’clock no one went outside.
58
Some people were too scared even to go out to their latrines. So they would defecate in their
house” (Wilkinson 280). El trauma psicológico a veces se manifiesta como problemas físicos.
En uno de los pueblos destruidos por la guerra, el período subsiguiente a los ataques, el miedo
les afectó drásticamente. Se describieron como “months of fear and sorrow and hunger. There
were fifty-two widows and more than one hundred orphans. Many of them got sick with fear”
(Wilkinson 212). El conocimiento de que en cualquier momento uno puede ser sorprendido con
un destino horrible combinado con la completa inhabilidad de presentirlo crea un sentimiento de
desesperación y desolación. “Uncertainty is the multiplier of terror; it’s what can allow just a
few bullets to silence a lot of people for a long time” (Wilkinson 297).
Para muchos en Guatemala, la opción del silencio les parecía el mejor refugio. Este
silencio puede servir dos funciones. Primero, si no sabían lo que pasó, su complicidad en el acto
de terror no se podía usar en su contra. Es decir, que si ellos guardaran el silencio, entonces el
gobierno y el ejército no tendría por que buscarlos. “My notes from several interviews consisted
of just a few lines, many of which said simply: Nothing happened” (Wilkinson 25). Esta
posibilidad se puede contemplar como una forma de auto-preservación. Otra posibilidad es que
el acto de hablar de las barbaridades les devolvió el dolor y sufrimiento extremos del momento,
aun si la víctima desea hablar de sus experiencias. “But the memories, really it is something that
I still cannot talk about, even though I would like to. You see, already my hands are beginning
to tremble just from thinking about it!” (Harbury 114). La violencia perversa había impuesto
nuevas restricciones en las convenciones normales de conversación y muchos todavía, años
después de la guerra, se vacilan al hablar de ciertos tópicos. La violencia parece haber tenido un
efecto tan penetrante que hasta las palabras y su uso se han modificado. “It’s not easy to talk
about these things. You know that around here words are dangerous. Very dangerous”
59
(Wilkinson 178). Y aunque las fuerzas del gobierno negaron aceptar expresiones de inocencia (y
especialmente cualquier enunciación de su papel en la destrucción y deterioración del país),
cualquier declaración de la culpabilidad de uno de los ciudadanos se tomó por verdad. “In that
climate, anyone can condemn to death his own neighbor with the slightest accusation or rumor.
It has become so conveniently easy to get rid of a person for reasons of revenge or other personal
differences, simply by denouncing him to the army as a leftist sympathizer” (Montejo 35-6).
Wilkinson reporta el mismo fenómeno: “years of violence had made a minefield of the language.
At the height of the war, certain combinations of words could prove explosive—costing you your
job or even your life…The social function of slang was reversed: to refer to something by its
actual name was somehow vulgar, even disrespectful” (Wilkinson 218). La volatilidad del
lenguaje guatemalteco combinada con el temor constante por la seguridad personal ofrece unas
pistas al fenómeno del silencio en el país.
Dadas las circunstancias de represión severa en Guatemala y el aprieto en el cual el
pueblo abusado se encontró, atormentado y manipulado por un gobierno inhumano que violaban
sus derechos diariamente sin la más mínima posibilidad de un cambio propuesto por adentro, los
guatemaltecos tuvieron que buscar ayuda desde afuera. Mientras que dentro de la misma
Guatemala, una atmósfera de silencio y retirada dominaba el panorama político y social, la
oportunidad de expresar la situación degenerante y difundir las preocupaciones externamente se
presentó en el testimonio. La función de testimonio “has to do with how people who are
marginalized, repressed, and exploited…use something like testimonio for their purposes: that is,
a way of fighting back” (Beverley xvi). Es uno de los pocos recursos disponibles a un grupo de
gente traicionado por su propio gobierno y su alcance internacional es lo que lo hace la mejor
opción para apoyo dada la situación. “[W]here the powerful buy the world’s best public
60
relations machines, challengers must bootstrap themselves to the fore” (Clifford 7). Esta frase
expresa la utilidad del testimonio en cuanto a Guatemala, un país donde gran número de los
revolucionarios vivían en condiciones deplorables y tenían que luchar diariamente contra la
explotación y pobreza, además de protegerse de un régimen vengativo. En el prólogo al texto,
Burgos declara que “Rigoberta ha elegido el arma de la palabra como medio de lucha, y dicha
palabra es lo que yo he querido ratificar por escrito” (Menchú 16).
Llevando la lucha fuera de Guatemala, Menchú podía expresarse con más libertad con la
esperanza de que su lucha se conozca por un público que les puede ofrecer algún apoyo,
cualquier tipo de acción para ayudarles en esta lucha justa. Espera tener alguna resonancia con
una audiencia que reconozca las injusticias presentadas en su texto y se encuentre dispuesta a
tomar cualquier medida posible para remediarlas. “In speakers’ terms, the justification for
writing and reading testimonio can only be found in the genre’s outcomes in the world, in the
changes in the readers’ attitudes, and the actions that the texts promote” (Nance 13). Para lograr
el efecto necesario, el mensaje tiene que ser reconocido por la gente apropiada para que tomen
acción. “Movements raise awareness in two ways: targeted lobbying of prospective supporters;
and diffuse consciousness-raising” (Clifford 23). Mientras que este segundo objetivo es
claramente la meta principal del proyecto testimonial, el primer componente es menos tangible.
¿Quién debe ser el receptor de este mensaje y qué podrían hacer para aliviar el sufrimiento
expresado adentro? La respuesta es que el testimonio se destina a quienquiera lo lee, porque
toda la ayuda que se puede ofrecer contribuye a su causa. “[W]hile testimonio certainly seeks to
address the academy, we are only one of the audiences it addresses, and not necessarily the most
urgent or important one. In this sense, testimonio acts in the world as a regime of truth that
operates “off campus”” (Beverley 6-7). La comunidad académica definitivamente puede tener
61
un papel en la difusión del texto, pero su alcance no es tanto como otras organizaciones
internacionales que se dedican a los abusos de los derechos humanos.
External involvement can deter state violence and force policy change. It can bestow legitimacy on challengers who might otherwise have meager recognition. And it can strengthen challengers, not only materially, through infusions of money, equipment, and knowledge, but also psychologically, by demonstrating that a movement is not alone, that the world cares, and that an arduous conflict may not be fruitless” (Clifford 4).
Mientras que la esfera académica probablemente no sea la mejor fuente de apoyo material,
debido a que no tiene una fuente de fondos para dedicar al movimiento, lo que sí se puede hacer
es aportarle un sentido de solidaridad. Este sentimiento de soledad se expresa por Menchú
cuando proclama, “No había nadie con quien contar” (Menchú 60). La comunidad académica
puede promover el conocimiento de la situación a individuos y organizaciones mejor equipados
para ayudar a estos grupos, creando una situación de fraternidad con los oprimidos, y expresando
que sí tienen alguien que quiere ayudarles.
De todos modos, la atención que el testimonio atrae a su causa es beneficiosa y
bienvenida. En situaciones de apuro severo, como en el caso guatemalteco, las acciones de
grupos internacionales son claves para diminuir la discrepancia de poder entre opresor y
oprimido. “These actions may benefit the group directly, by strengthening it, or indirectly, by
weakening its opponent through notoriety, opprobrium, or sanctions” (Clifford 8). De todos
modos, el paso más importante y crucial es la propagación del conocimiento. Se suponía que la
meta de la ocupación de la Embajada de España “era precisamente informar al mundo entero de
lo que pasaba en Guatemala e informar también la misma gente interna” (Menchú 210). Sin
embargo, el resultado de acción revolucionaria demostró la necesidad de buscar otras medidas
para alertar al mundo. Aquí entra Burgos con su experiencia y notoriedad. Su estatus como
antropóloga le cedió credibilidad y se convirtió en la conexión entre Menchú y la comunidad
62
internacional que en aquel entonces ignoraba la lucha guatemalteca. “Journalistic reporting has
unparalleled reach, and a compelling account in a reputable outlet can alert uninformed
audiences to a distant conflict” (Clifford 25). El nexo establecido entre Menchú y Burgos
serviría como ejemplo de una identificación y preocupación con la situación interna
guatemalteca.
Esta conexión establece una pasadera para las otras naciones a involucrarse en la causa
guatemalteca. Burgos, como miembro del ‘Primer Mundo’ orienta a otros a dirigirse hacia una
causa justa en el ‘Tercer Mundo,’ para establecer relaciones con un pueblo hermano menos
afortunado. Este impulso es un llamado a la acción y un rechazo de la ignorancia y la apatía. “If
testimonio is an art of memory, it is an art directed not only toward the memorialization of the
past but also to the construction of more heterogeneous, diverse, egalitarian, and democratic
nation-states, as well as forms of community solidarity, and affinity that extend beyond or
between nation-states” (Beverley 24). Además de las relaciones entre países, la relación entre
Menchú y Burgos sugiere la extensión de la unificación que se ve al nivel nacional entre
diferentes sectores de la población; ahora la atención de Burgos y su propia concientización del
apuro de los oprimidos en Guatemala se ha derramado por las fronteras físicas e inunda el
contexto internacional. Esta unión permite que una nueva contemplación del otro se pueda
establecer y abre la puerta para que los otros sigan. “[T]he relation of narrator and compiler in
the production of a testimonio can function as an ideological figure or image of the possibility of
a union of a radicalized intellentsia and the poor and working classes of a country…suggest[ing]
as an appropriate ethical and political response more the possibility of solidarity than of charity”
(Beverley 36).
63
En su exploración del fenómeno del marketing de movimientos políticos contra-
hegemónicos, Clifford establece la importancia de un buen líder para llevar sus causas a los
personajes y organizaciones internacionales. Subraya una característica importante que establece
la eficacia y la probabilidad del éxito en relación al líder. “The most successful movements are
also directed by “charismatic” leaders” (46). En Guatemala, nadie se había establecido como tal
durante los años tocantes a la revolución. Aunque había líderes de grupos populares y sindicales,
en Guatemala, ninguno nunca emergió como se ha visto en la historia de sus países vecinos
como Sandino, Martí, o, más recientemente, Subcomandante Marcos.
A leader’s eloquence, energy, courage, and single-mindedness undeniably help. But “charisma” also hinges on a host of pedestrian factors that are nonetheless unusual among oppressed groups. Fluency in a key foreign language, especially English, an understanding of Western protest tradition, familiarity with international political trends, and expertise in media and NGO relations are all important for a leader’s ineffable qualities to shine through” (Clifford 47).
Así que se puede decir que el testimonio guatemalteco se presentó para llenar esta brecha
notablemente ausente dentro del movimiento. Con la represión de las figuras reformistas por los
medios ya mencionados, y el silencio que dominaba la población, el testimonio podía ocupar la
posición dejada vacía. Los narradores de los testimonios se podrían silenciar, sin embargo, el
texto, ya recopilado, cobraría una vida que no se puede extinguir. Mientras que el narrador del
texto correría el riesgo de asesinarse, desaparecerse, o cualquier de las otras prácticas empleadas
con los disidentes políticos, el testimonio no se puede borrar. El testimonio tendría que llevar el
mensaje del pueblo guatemalteco a las audiencias internacionales para activar al lector y
consecuentemente, generar la acción entre los grupos y organizaciones pertinentes.
En su testimonio, Menchú toca el tema recurrente del silencio. En un epígrafe aparece la
frase “Siempre han dicho: pobres los indios que no saben hablar: entonces muchos hablan por
64
ellos (Menchú 183)” Esto insiste en que los indígenas no se aprovechan de sus oportunidades de
hablar. Sin embargo, Menchú corrige este error de atribución, proclamando que, “Lo que pasa
es, que como no nos han dado el espacio de palabra, no nos han dado el espacio de hablar, de
opinar y de tomar en cuenta nuestras opiniones” (Menchú 196). A través de la historia de
Guatemala los indígenas han sido marginados e ignorados por los grupos hegemónicos,
aislándolos cultural, política, y socialmente. En general no han tenido puestos altos ni han
podido participar en los cuerpos socio-políticos importantes del país, aunque representan un
porcentaje alto de la población. En esencia, han sido ignorados por el gobierno y no han tenido
la oportunidad de expresarse, así que se quedaron callados. En el testimonio, esta marginación y
silenciamiento no puede ocurrir, y, de hecho, se ve al revés. En testimonio existe, “an “I” that
demands to be recognized, that wants or needs to stake a claim on our attention…a desire not to
be silenced or defeated” (Beverley 34). El testimonio toma la palabra y exige la atención del
lector para atraerlo a su mensaje. El hecho de que el testimonio toma esta forma, la de un
discurso, convierte al lector en cómplice de la historia que se narrará. “When we are addressed
in this way, directly, as it were, even by someone who we would normally disregard, we are
placed under an obligation to respond; we may act or not act on that obligation, we may welcome
or resent it, but we cannot ignore it. Something is asked of us by testimonio” (Beverley 1). El
lector como componente importante de la historia establece una diferente relación desde el
primer momento. “[I]t “makes possible a different kind of complicity—might we call it
fraternal/sororal?—between narrator and reader than is possible in the novel” (Beverley 35).
La base de esta relación diferente es precisamente en el discurso directo, una estrategía
intencional. Un enfoque directo, dirigido al lector, crea un acercamiento que no es posible en la
novela porque cualquier persona puede leer una novela sin sentirse involucrado. El testimonio
65
intencionalmente involucra al lector para que lo que está por revelarse tenga más impacto, para
que esta historia penosa de sufrimiento llegue más profundamente. “The complicity a
testimonio establishes with its readers involves their identification—by engaging their sense of
ethics and justice—with a popular cause normally distant...[and] in this sense has been important
in maintaining and developing the practice of international human rights and solidarity
movements” (Beverley 37). La implicación es que el narrador necesita al lector porque su
situación es real y no se puede resolver sin la intercesión de este individuo. La esperanza es que
el lector sea compasivo y se motive a la acción. Nance afirma que esta es una posibilidad, que
“ordinary people value justice so highly that, under certain circumstances, they are willing to
invest property, time, and even their lives in social causes. That is the hopeful news: under the
right circumstances, textual descriptions of injustice can motivate action” (Nance 16). Así que
existe la posibilidad de movilización, el narrador tiene que hacer todo lo posible para que sea
probable.
Hay varias estrategias que el narrador puede emplear para activar la humanidad del lector
y apelar a su humanidad. “The likelihood of engaging the readers’ sense of injustice and
converting their pain into action (as opposed to defense) appears to depend largely on specific
textual presentations of situation, suffering, sufferer, and of readers themselves” (Nance 72).
Todos estos elementos tienen que combinarse de una forma adecuada para generar la respuesta
deseada—la intervención del lector. Primero:
testimonio must present injustice not only as ongoing or in danger of happening again but also as potentially unavoidable. Abstract causes such as “structural poverty” or “general political instability of the region” permit readers to view the sequelae of suffering as a natural disaster beyond hope of remedy: the victims’ pain is thus tragic but unavoidable (Nance 73).
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La presentación de este sufrimiento tiene que ser concreta y bien establecida, pero siempre hay
que recordarle al lector que, con su ayuda, el sufrimiento puede aliviarse. A la misma vez, el
lector necesita saber que sin su ayuda el problema no se resolverá. “Care must also be taken that
the injustice not appear to be self-liquidating. If the problem can solve itself, even on a longer
time frame, readers can trust that their actions are not needed” (Nance 74). Entonces el narrador
tiene que buscar ese equilibrio delicado para convencerle al lector que su acción es esencial y
que sólo con ella se puede lograr un resultado favorable. El segundo elemento clave es la
presentación del sufrimiento en sí.
Not even the fundamental fact of the victims’ suffering can be established once and for all at the outset; instead, it must be reinforced over and over as readers’ psychological defenses are constantly renewed. Readers must be reminded of the innocence of the victims, the qualities and actions that make the victim deserve better, and of the fact of the victims’ suffering (Nance 75).
El testimonio de Menchú es un buen ejemplo de este formato estructural. El tema de la
explotación no se introduce inmediatamente, sino que los primeros capítulos hablan de la vida en
general y los temas tocantes a la vida maya. A través del testimonio, la injusticia y violencia se
alternan con explicaciones de las tradiciones de su gente y otras facetas de la vida que no
corresponden al sufrimiento. Se podría decir que esta estructura imita la premisa de la
incertidumbre de la violencia. No se puede predecir exactamente cuando habrá actos violentos
contra Menchú o alguno de sus queridos. Los episodios dramáticos le sorprenden al lector igual
a la vida del narrador. El tercer factor importante en la presentación del testimonio al lector es la
del mismo narrador. Obviamente el narrador es el protagonista en muchos de los episodios, así
que el narrador revela mucho sobre sí mismo. El narrador debe presentarse en una luz positiva,
pero otra vez hay que encontrar el balance entre los dos extremos.
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To be judged worthy of reader intervention, victims must demonstrate appropriate actions as well as positive character traits such as determination, persistence, intelligence and faith, but as strict as these tests of worthiness appear, those who pass them have no guarantee that witnesses will feel compelled to help…Effectively presented victims will need to show some measure of benefit from their own efforts and/or outside help, but not so much as to excuse the reader (Nance 74-5).
Si el narrador parece capaz de sobrepasar la injusticia por sus propios medios, entonces, el lector
se libra de su complicidad en el proyecto testimonial. Entonces el narrador necesita presentarse
como un miembro regular, normal, común, y corriente dentro del grupo que representa. Esto
sirve para mostrarle al lector que mientras que sufre, hay otros que viven peor, y al mismo
tiempo hay otros que no han tenido que afrentarse con estos mismos problemas. “Deliberative
speakers have rarely if ever presented themselves as the best and brightest members of their
communities, nor even the most oppressed. Instead, they establish a spectrum of suffering and
situate themselves away from both extremes” (Nance 77). Menchú nos recuerda, después de su
estadía en la casa de otra familia indígena que, “yo no he vivido tanto sufrimiento como lo viven
otros” (Menchú 191). Tal vez porque se mantiene bastante fidedigno a los conceptos
presentados arriba el testimonio de Menchú ha servido como uno de los ejemplares del género.
Su presentación de la injusticia guatemalteca (y no se puede pasar por alto el papel de Burgos
como compiladora) hace que el recipiente del texto se ofenda por la situación y (por lo menos en
mi caso) quiera hacer algo para remediarla.
Si el testimonio se contempla como la mejor estrategia para recibir apoyo y ayuda
internacional, y en el caso guatemalteco es probable que así fuera, entonces la primera vez que el
lector se involucra en el testimonio es crucial. Si un sólo lector no se siente conmovido por lo
que ha leído, motivado a tomar algún tipo de acción, entonces ¿cómo se puede esperar que una
gran organización con el potencial de aseverar su presencia a un grado mayor en la escena
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trágica va a invertir su tiempo y recursos en tal proyecto? Para conseguir la ayuda deseada, la
presentación del movimiento, incluyendo varios aspectos de sí mismo como sus positivas, sus
dificultades, sus éxitos, y su perspectiva global, tiene que ser precisa: “challengers must
publicize their plights, portray their conflicts as righteous struggles, and craft their messages to
resonate abroad” (Clifford 4). La fuerza de esta resonancia es la que determina su éxito en el
mercado internacional. Como ya se ha dicho, el movimiento tiene que pintar su necesidad para
solidaridad con las organizaciones internacionales, no sólo su misericordia; ‘movements [must]
avoid simply being classified as victims. While they play up their repression, movements
emphasize both their organizational coherence and their courage, rather than their helplessness.
As a result, they argue tacitly or overtly that a third party’s support is not mere charity” (Clifford
30-1). El testimonio de Menchú, en conjunto con los otros tratados en el Capítulo 2, representa a
Guatemala como un escenario donde estas dos calidades se poseen en cantidades supremas. Otra
característica que propone a Guatemala como posible receptor de apoyo internacional es que
“advocacy networks form most easily around issues involving threats to bodily integrity and
equality of opportunity” (Clifford 29). Otra vez, como se planteó en el Capítulo 1 y al principio
de éste, Guatemala parece caber dentro de este marco. Otra posible fuente de ayuda
internacional de que el testimonio guatemalteco podría servirse es la oportunidad de “frame
themselves around other issues that transcend borders. Thus, movements attach their causes to
universal “public goods,” such as environmental quality or cultural diversity, from which
everyone ostensibly benefits” (Clifford 32). El virtual genocidio que se bosquejó en este
capítulo muestra la presencia de esta condición, y la idea del medio ambiente también cabe con
la realidad guatemalteca, como se ve en la siguiente cita: “The villagers of Huehuetenango
watched army helicopter drop napalm on their jungle and dense forests, killing rare species of
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birds and animals, altering the rain patterns—and burning those people who lived inside the
wooded areas” (Landau 184). Entonces, la situación guatemalteca de los años tratados parece
englobar varios elementos que son atractivos a la comunidad internacional.
La idea del multiculturalismo mencionada arriba es importante en este contexto porque
eso es lo que ha atraído muchos a Guatemala. Esta preocupación con las tradiciones y vidas de
otras culturas se valora a través del mundo, y los Estados Unidos no es una excepción.
What did remain strong among young Americans from expensive schools, however, was a faith in knowledge—that it was attainable and that attaining it was good—that a person could go anywhere get to know the people there, document their situation, and so help improve it. Multiculturalism had taught us that multiple perspectives might coexist, but it also insisted that we could—and should—know them all (Wilkinson 197).
La razón por la cual este enfoque es importante es que dos de los textos más interesantes y
cruciales a este trabajo se llevaron a cabo por ciudadanos americanos que querían entender los
horrores vividos en Guatemala durante estas décadas, y querían ofrecer su ayuda y apoyo. Estas
personas son los matchmakers de la siguiente cita: “movements often make initial contacts with
less prominent matchmakers, who promote the group to more powerful NGOs [non-government
organizations]. Individuals with strong ties to a local movement for a variety of unique
reasons—missionaries or academics, for instance—may play this role on an ad hoc basis”
(Clifford 19). Jennifer Harbury, quien trabajó en una oficina de inmigrantes refugios, explica
que, después de escuchar varios testimonios de los que se habían huido de la violencia, “I packed
up my office and handed in my resignation. It was time to go to Guatemala and find out what on
earth was going on, and what could be done about it” (Harbury 98). Daniel Wilkinson, quien fue
a Guatemala para investigar los años de la Reforma Agraria, aprendió mucho sobre la reciente
historia oscura del país durante sus investigaciones. También se muestra determinado a ayudar a
los guatemaltecos, diciendo: “Cajolá showed me how much people could hide. Sacuchum had
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shown me how much they might want to tell—if only they had the right opportunity. And now
more than ever, I felt driven to find out what was hidden in La Igualdad and to find a way for the
people who wanted to tell their history to do so” (Wilkinson 216). Otra persona que ocupaba el
papel de matchmaker, que merece mencionar debido a su entrega personal, era una guatemalteca
que se llama Myrna Mack:
a Guatemalan anthropologist who studied abroad and returned to her native land in the early 1980s to try to help the more than one million Indians who had been displaced by the army’s war strategy. She publicized the existence of these impoverished people in academic circles, whence information spread to wider audiences. Her research included vast numbers of interviews with people of many tribes, all of which served as a massive indictment of the armed forces of the country (Landau 201-2).
Desafortunadamente, la Sra. Mack, como numerosos otros en esos años de terror perdió su vida a
manos de unos agentes del gobierno en el centro de la capital guatemalteca13. Ella, por su
dedicación a una causa destinada a ayudar a un gran número de guatemaltecos oprimidos, sufrió
el mismo destino que multitudes de otros también experimentaron en su lucha por un futuro más
justo.
13 Landau, 202
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CONCLUSIONES: UN VISTAZO HACIA EL FUTURO DEL TESTIMONIO
En este trabajo, se ofrece una amplia perspectiva de los usos del testimonio guatemalteco,
en sus varias formas, durante los años críticos de la revolución de los años 1970s y 1980s. Se ha
visto no sólo la esencia denunciatoria del testimonio sino también su capacidad como motor local
e internacional de solidaridad. Además del testimonio en sí, se ha analizado el trabajo de los
miembros de los grupos populares que han producido estos textos, y cómo el testimonio les ha
servido en estos trabajos importantes. Este tipo de texto, como arma cultural de los oprimidos es
de suma importancia dondequiera se produzca, pero la situación guatemalteca subraya su gran
utilidad y versatilidad. Debido a las verdades, frecuentemente duras, y a veces, chocantes, el
testimonio transciende otras formas de literatura que se producen en una situación de relativa
comodidad. El testimonio tiene sus orígenes en condiciones rigurosas y severas, así que
implícitamente en estos textos, se nota un sentido de urgencia. Son historias que hay que contar
porque lo que queda detrás de ellas son experiencias extremas que muchos no podrían imaginar.
Siempre deben leerse como acontecimientos fidedignos sobre la realidad, porque sin este
aspecto, el testimonio pierde su poder y su esencia desaparece. Otro aspecto importante que
siempre hay que mantener en cuenta es que estos textos no son autobiografías, sino que narran
las experiencias de un grupo entero de gente. Estos textos son representativos del grupo y se
deben leer así. Finalmente, estos textos sirven para traer las experiencias de los sujetos
subalternos, normalmente ignorados, a la atención pública. De esta idea viene la etiqueta que
normalmente se asocia con ellos—“the voice of the voiceless”.
72
El Capítulo 1 explora las condiciones históricas en Guatemala que proveyeron el ímpetu
para los movimientos populares revolucionarios que emergieron durante el período en cuestión.
La explotación de muchos a las manos de muy pocos es uno de los temas de rigor en esta parte.
Mientras que un muy pequeño porcentaje de la población controla una gran mayoría de la
riqueza nacional, un enorme porcentaje de guatemaltecos sobreviven diariamente sin las
necesidades básicas. La falta de acceso a los servicios elementales, tales como la educación y los
servicios médicos, que constituyen los fundamentos de la infraestructura de un país revela una
sociedad extremamente dividida. La explotación del trabajo del pobre, especialmente el
indígena, para el continuado enriquecimiento del terrateniente es uno de los mejores indicios del
gran problema de injusticia social. El testimonio sirve para traer estos hechos tristes a la luz
pública y denunciar otros aspectos de la realidad guatemalteca que mantiene una fuerte opresión
sobre los más pobres y humildes del país.
El Capítulo 2 indaga en los movimientos populares que servían como la vanguardia de la
revolución durante los 1970s y 1980s. Uno de los temas más importantes en este capítulo, y
pertinente a cada revolución es la idea del aprendizaje y la educación. Una de las tareas claves al
proyecto revolucionario fue la concientización de los mismos miembros de los grupos
vanguardistas, y subsiguientemente, la de las masas. El mensaje de la revolución, haciendo
hincapié en los temas del primer capítulo, hay que difundirse por la población. Además de la
necesidad de enseñarles a los demás los simples hechos y realidades de la situación
guatemalteca, los grupos populares, especialmente la guerrilla, tiene que liderar por su ejemplo.
Este ejemplo estresa la importancia de la colectividad y la idea de sobreponerse al egoísmo que
ha dado luz a las injusticias. El guerrillero tiene que estar dispuesto a sacrificarse por su pueblo
y lo tiene que hacer voluntariamente, guiado por su amor y respeto del prójimo. A través de sus
73
acciones, la unificación del pueblo, incorporando a varios sectores de la población, se logró. El
papel del testimonio en este proceso es crucial porque alcanza a la gente y le relata las
experiencias cruciales del proyecto revolucionario. Además, los grupos populares y el
testimonio sirven como conexiones entre grupos de gente, en el presente y destinado hacia el
futuro.
El Capítulo 3 bosqueja la brutalidad de la serie de regimenes que dominaba al país
durante los años en cuestión. La represión gubernamental de cualquier disidente, o supuesto
disidente, llegó a unas alturas casi inimaginables, y se podría considerar genocidio debido a las
severas tácticas de contrainsurgencia empleadas en el paisaje guatemalteco contra las guerrillas y
la población indígena. Las barbaridades físicas llegaron a tener repercusiones psicológicas entre
la población civil, silenciando a la mayoría de los guatemalteco con este terror. Sin embargo, la
voz en el testimonio no se podía callar y emergió como el líder de la lucha popular, exportando
su mensaje a las audiencias internacionales para buscar apoyo, ayuda, o cualquier otra forma de
respaldo que podría beneficiar al pueblo. Esta forma del marketing de la revolución opera
primero sobre el lector individual antes de llegar a las grandes organizaciones que podrían
proveer otros beneficios a la causa justa.
Hoy en día muchos críticos hablan del testimonio como un género pasado de moda,
debido a que no aparece tanto como se había visto antes. Sin embargo, por su esencia
denunciatoria y situación de urgencia está atado a momentos políticos catalíticos y cruciales. La
emergencia del testimonio en los 1960s y su llegada al primer plano de la literatura
correspondieron a las luchas populares de aquel entonces. El testimonio tiene una larga tradición
en América Latina, datando desde las civilizaciones precolombinas. En estos momentos, parece
que el momento del testimonio ya se nos ha pasado, al menos como se conoce hoy en día y en
74
ciertas partes del mundo. Sin embargo, el testimonio no se produce en las condiciones que no lo
rigen como necesidad socio-político-literaria. Puede ser que el testimonio está latente en estos
momentos, esperando la oportunidad crítica para re-emerger. El testimonio es y seguirá siendo
un instrumento crucial para nuestra comprensión de otras culturas y sus luchas. Cuando la
próxima ronda de testimonios llegue, tal vez encontrarán enlaces con los del pasado y podrán
emplear las lecciones aprendidas y comunicadas por los que conocemos hoy.
Como cualquier empresa social, todas las repercusiones de la lucha revolucionaria no se
conocerán hasta que estemos lejos de su presente. La gratificación no siempre puede ser
inmediata, sino que hay que esperar. Como un proyecto de concientización y educación, todos
los efectos del trabajo emprendido por los valientes individuos hace tres décadas no son del todo
evidentes en este momento. La prueba verdadera de la eficacia del proyecto revolucionario
guatemalteco llegará, como comentó Menchú, con la próxima generación. La idea del puente
todavía sirve. Si la gente no se olvida de las lecciones acumuladas por esas experiencias, el
futuro puede ser y va a ser distinto. Hay momentos críticos en la historia de cada país.
Guatemala ya ha pasado por varios, y seguramente quedan más por venir. Tal vez otro momento
crítico está mucho más cercano de lo que se piensa. El 9 de septiembre de este mismo año, 2007,
Rigoberta Menchú se presentará a la presidencia de la República de Guatemala, un acto que hace
algunos años ni siquiera se habría contemplado. Lo que siempre hay que recordar es que el
tiempo es fluido y a veces los cambios llegan cuando son menos esperados. Pero si uno siempre
mantiene su vista hacia el futuro y el mejoramiento de ciertas condiciones elementales para la
sociedad, eventualmente el momento vendrá y tendremos que aprovecharnos de ello.
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