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14 de enero de 2007 En domingo ZOOLOGÍA Descubridores de lo diminuto La investigación en la Fundación entomológica Torres Sala 4-5 ENTREVISTA Juan Carlos Císcar Autor del informe sobre el cambio climático para la Unión Europea 6-7 HISTORIA El Krupp de la Legión Cóndor Rehabilitan en Riba-roja el último y mítico camión militar del ejército alemán 8 Lourdes Roca Fernández * VALENCIA FOTOS: LEVANTE-EMV L AS diferentes excavacio- nes realizadas por la Di- putación de Valencia, de forma discontinua desde los años 70, y retomadas con de- cisión desde 2001, han constatado, entre otras cosas, la larga existen- cia de Kili, con una fundación que arranca en el IV a. C, y un abando- no hacia el siglo III d.C, teniendo su momento de máximo apogeo en los periodos ibérico y romano-re- publicano. Resulta una particula- ridad el caso de Kili, ya que casi to- das las ciudades que acuñaban mo- neda en época ibérica, han sido identificadas con relativa facili- dad. Se la rastrea por la Edetania, entre otras razones por la seme- janza iconográfica con las acuña- ciones de Arse (Sagunto) y Saiti (Xàtiva), aunque algunos también la asocian con Ilici, la actual Elche. En cualquier caso, la noticia po- dría resultar de gran importancia para el avance de la investigación, ya no tanto por el hecho de poner nombre a un yacimiento, sino por el estímulo que pudiera suponer para la puesta en marcha de estu- dios exhaustivos del territorio, del que todavía hay una gran carencia de datos. La búsqueda de ciudades perdi- das, legendarias, algunas incluso míticas, de las que nos han llegado sus nombres, pero de las que no te- nemos pruebas materiales de su existencia, constituyó en los ini- cios de la arqueológica el objetivo prioritario de los estudiosos. Es hacia el siglo XVI, mientras el Renacimiento italiano recuperaba la civilización grecorromana, cuan- do el coleccionismo de antigüeda- des, los viajes de exploración de los escenarios del mundo antiguo y la difusión de las obras de sus histo- riadores y geógrafos, se convirtie- ron en verdadero germen de la ciencia arqueológica, que paulati- Continúa en las páginas siguientes La crónica periodística La crónica periodística del pasado verano nos del pasado verano nos dejó la noticia de las dejó la noticia de las excavaciones realizadas excavaciones realizadas en el yacimiento ibero en el yacimiento ibero romano conocido como romano conocido como La Carencia, en T La Carencia, en Turís, y urís, y la posibilidad de estar la posibilidad de estar ante los restos de la ante los restos de la antigua Kili, topónimo antigua Kili, topónimo conocido por conocido por acuñaciones monetarias acuñaciones monetarias en alfabeto ibérico, pero en alfabeto ibérico, pero del que no se conoce su del que no se conoce su emplazamiento con emplazamiento con seguridad. Como Kili, seguridad. Como Kili, numerosas ciudades han numerosas ciudades han salido a la luz tras siglos salido a la luz tras siglos de ignorar o sospechar de ignorar o sospechar de su existencia. Otras de su existencia. Otras continúan en la leyenda, continúan en la leyenda, como las valencianas como las valencianas Tyris, Sucron o yris, Sucron o Hemeroskopeion. Hemeroskopeion. Trabajos arqueológicos durante el pasado verano en el yacimiento de La Carencia, en Turís. FOTO: JOSÉ FERRER Ciudades perdidas

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14 de enero de 2007

En domingo

ZOOLOGÍA

Descubridoresde lo diminuto La investigación en la Fundaciónentomológica Torres Sala

4-5ENTREVISTA

Juan CarlosCíscar Autor del informesobre el cambioclimático para laUnión Europea

6-7 HISTORIA

El Krupp de laLegión Cóndor Rehabilitan en Riba-rojael último y míticocamión militar delejército alemán

8

Lourdes Roca Fernández *

■ VALENCIA

FOTOS: LEVANTE-EMV

LAS diferentes excavacio-nes realizadas por la Di-putación de Valencia, deforma discontinua desde

los años 70, y retomadas con de-cisión desde 2001, han constatado,entre otras cosas, la larga existen-cia de Kili, con una fundación quearranca en el IV a. C, y un abando-no hacia el siglo III d.C, teniendosu momento de máximo apogeo enlos periodos ibérico y romano-re-publicano. Resulta una particula-ridad el caso de Kili, ya que casi to-das las ciudades que acuñaban mo-neda en época ibérica, han sidoidentificadas con relativa facili-dad. Se la rastrea por la Edetania,entre otras razones por la seme-janza iconográfica con las acuña-ciones de Arse (Sagunto) y Saiti(Xàtiva), aunque algunos tambiénla asocian con Ilici, la actual Elche.En cualquier caso, la noticia po-dría resultar de gran importanciapara el avance de la investigación,ya no tanto por el hecho de ponernombre a un yacimiento, sino porel estímulo que pudiera suponerpara la puesta en marcha de estu-dios exhaustivos del territorio, delque todavía hay una gran carenciade datos.

La búsqueda de ciudades perdi-das, legendarias, algunas inclusomíticas, de las que nos han llegadosus nombres, pero de las que no te-nemos pruebas materiales de suexistencia, constituyó en los ini-cios de la arqueológica el objetivoprioritario de los estudiosos.

Es hacia el siglo XVI, mientras elRenacimiento italiano recuperabala civilización grecorromana, cuan-do el coleccionismo de antigüeda-des, los viajes de exploración de losescenarios del mundo antiguo y ladifusión de las obras de sus histo-riadores y geógrafos, se convirtie-ron en verdadero germen de laciencia arqueológica, que paulati-

Continúa en las páginas siguientes

La crónica periodísticaLa crónica periodísticadel pasado verano nosdel pasado verano nosdejó la noticia de lasdejó la noticia de lasexcavaciones realizadasexcavaciones realizadasen el yacimiento iberoen el yacimiento iberoromano conocido como romano conocido como La Carencia, en TLa Carencia, en Turís, yurís, yla posibilidad de estarla posibilidad de estarante los restos de laante los restos de laantigua Kili, topónimoantigua Kili, topónimoconocido porconocido poracuñaciones monetariasacuñaciones monetariasen alfabeto ibérico, peroen alfabeto ibérico, perodel que no se conoce sudel que no se conoce suemplazamiento conemplazamiento conseguridad. Como Kili,seguridad. Como Kili,numerosas ciudades hannumerosas ciudades hansalido a la luz tras siglossalido a la luz tras siglosde ignorar o sospecharde ignorar o sospecharde su existencia. Otrasde su existencia. Otrascontinúan en la leyenda,continúan en la leyenda,como las valencianascomo las valencianasTTyris, Sucron oyris, Sucron oHemeroskopeion.Hemeroskopeion.

Trabajos arqueológicosdurante el pasado verano en

el yacimiento de La Carencia,en Turís. FOTO: JOSÉ FERRER

Ciudadesperdidas

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namente deja de ser el pasatiempode reyes y acaudalados aventure-ros para transformarse en unaciencia fundamental para el cono-cimiento histórico.

La relectura de los textos clási-cos permitió recuperar topónimosde ciudades antiguas de las cua-les se desconocía totalmente suemplazamiento, ni siquiera en mu-chos casos podía probarse suexistencia. La localización de es-tas ciudades, mitificadas con re-latos de héroes legendarios y ri-quezas infinitas, dan lugar a untiempo de expediciones, de des-cubrimientos novelescos, de aven-turas exóticas o, ¿quizá puede ha-ber algo más excitante que laconstatación física de los mitos yleyendas que insuflaban la imagi-nación de estudiosos y aventure-ros? Resulta difícil encontrar re-latos más fascinantes que las his-torias de estos descubrimientos.

TROYA Y POMPEYA. El rela-to del hallazgo de Troya y de labiografía de su descubridor, el mi-llonario y estudioso del mundoantiguo Heinrich Schlieman, esquizá el ejemplo más paradigmá-tico de la arqueología decimonó-nica. Convencido de que las obrasde Homero describían una reali-dad histórica, después de liquidartodas sus empresas y negocios,emprende camino a Grecia y AsiaMenor para encontrar los lugaresdescritos en ellas. En 1871 se tras-lada a la costa turca y en la colinade Hirsalik comienza los trabajosque se prolongan durante más dedos años. La excavación reuniríatodos los elementos fundamenta-les en cualquier historia de aven-turas que se precie: revueltas deoperarios, injerencias de las au-toridades turcas, escasez de fon-dos y además, el ha-llazgo de másde 8.000

objetos de oro que Schliemanidentificó con el «tesoro de Pría-mo», el legendario rey homéricoque perdió Troya ante los griegos.A pesar de que para los estanda-res actuales sus técnicas de tra-bajo son muy discutibles, y ya envida tuvo que enfrentarse a mu-chas críticas por sus métodospoco ortodoxos –falsas pruebas,destrucción de vestigios, en defi-nitiva, estrategias todas ellas quepermitieran confirmar sus hipó-tesis–, Schlieman está considera-do como uno de los pioneros de laciencia arqueológica.

Con el hallazgo de Troya seinaugura la época de las grandesexcavaciones del siglo XIX. Lasexpediciones marchan a Mesopo-tamia, Grecia y Egipto, obtenien-do las piezas más vistosas para losmuseos arqueológicos europeos.Son años prolíficos en grandestratados científicos y en hallazgos«vistosos». Resultaría intermina-ble la lista de personajes y sus lo-gros, entre otros: Jean FrançoisChampollion descifra el sistemajeroglífico egipcio y Richard Lep-sius empieza a trabajar en el Vallede los Reyes, Arturo Evans exca-va en Cnosos y descubre la cultu-ra minoica, Paul Émile Botta ini-cia las excavaciones en las ruinasde Nínive y Robert Koldewey ex-cava la Babilonia del rey bíblicoNabucodonosor.

Pero sería unos decenios antes,a mediados del siglo XVIII, cuan-do se inauguraría esta etapa deci-siva para la consolidación de la ar-queología. El comienzo de las ex-cavaciones de Pompeya y Hercu-lano permitieron resucitar la co-tidianidad de un mundo del quemayoritariamente sólo se conocí-an sus aspectos más formales: ar-quitectura monumental, escultu-ra, literatura y legislación, etc…,nada comparable a lo que iba a su-poner el hallazgo de una ciudad enel más amplio sentido de la pala-bra. El trabajo continuado y la de-dicación de muchos investigado-res propiciaron discusiones sobretécnicas de excavación, conser-

vación, seriaciones ce-rámicas, etc.

Fue todo

un revulsivo para la práctica ar-queológica. El alud de objetos y re-presentaciones artísticas que sa-lieron a la luz, propiciaron el apo-

geo del gusto por la estética gre-co-romana que incluso desen-cadenó en la corriente cultu-ral neoclasicista.

TARTESSOS. Es un fenó-meno muy repetido en la his-toria de los pueblos embelle-cer de modo fantástico susorígenes, y la Península Ibéri-

ca no podía estar ausente deesta regla general. Tartessos, la

más antigua y brillante civiliza-ción del Occidente, legendariopaís de comerciantes y marinosque historiadores y geógrafoscomo Hecateo de Mileto, Herodo-to y Estrabón mencionan en susobras, es quizás el más célebre, yun mito desde los tiempos en que

los griegos lo consideraban comouna ejemplo de prosperidad.

El hispanista alemán AdolfSchulten trabajó en España du-rante las primeras décadas del si-glo pasado y se le considera el pa-dre de la investigación modernasobre Tartessos. Emprendió ex-cavaciones con resultados in-fructuosos en el actual Parque Na-cional de Doñana, cerca de la de-sembocadura del río Guadalqui-vir, donde situaba la capital delpaís. Schulten consideraba que elnacimiento de Tartessos tenía suorigen en la llegada de pueblosprocedentes de Asia Menor, másavanzados, que tras arribar a lascostas andaluzas se convirtieronen la clase dominante, y sólo el

militarismo cartaginés fue capazde acabar con la civilización tar-tesia hacia el 520 a. C.

El descubrimiento de la realidadmaterial más significativo se pro-dujo en 1958, en la colina de Ca-rambolo, el Aljarafe sevillano, don-de aparecieron un conjunto deveintiuna piezas de oro de veinti-cuatro quilates, un collar, dos bra-zaletes, dos pectorales y dieciséisplacas. El hallazgo se ha atribuidoa un asentamiento de cultura «tar-

tesia» que no a la ciudad de Tar-tessos, sugiriéndose un conceptode la cultura tartesia espacialmen-te más amplio, desmitificando asíla idea de Schulten de la gran ciu-dad-estado.

Hoy Tartessos tiene todavía mu-chos cabos sueltos, pero la prácti-ca arqueológica moderna ha supe-rado las teorías de Schulten y hadefendido el origen autóctono deesta cultura, demostrando su exis-tencia como emporio comercialdesde finales del segundo milenioa.C., estableciendo su época demayor esplendor entre el 700 y el500 a.C. En definitiva, una civiliza-ción del suroeste occidental, des-de Cartagena a la desembocaduradel Tajo, con una sociedad bas-tante regularizada y organizada enjefaturas, formando una organiza-ción política en torno a la actividadextractiva mineral, que además fuecapaz de atraer comercialmente afenicios y griegos.

INCÓGNITAS VALENCIA-NAS. Además del caso anterior-mente referido de Kili, las fuentesantiguas mencionan otros topóni-mos ubicados en territorio valen-ciano, pero de todavía difícil iden-tificación para los investigadores,lo que ha generado amplios deba-tes, la mayoría abiertos desde el si-glo XVI. Desde los más diversos fo-ros y publicaciones han expresadosu opinión sobre el tema historia-dores de diferentes épocas: GasparEscolano, Beuter, Roc Chabàs, ymás actualmente García Bellido,Domingo Fletcher y Nicolau Pri-mitiu, entre tantos otros. La mayorparte de los autores anteriores alsiglo XX se basaron sobre todo enlas noticias aportadas por los geó-grafos e historiadores clásicos, adiferencia de los investigadorescontemporáneos que han podidorecurrir a los datos arqueológicos,considerables desde la creación en1927 del Servicio de InvestigaciónPrehistórica de Valencia y su Mu-seo de Prehistoria. Esta institucióncientífica nació para el estudio,conservación y difusión del patri-monio arqueológico valenciano,suponiendo el arranque definitivode la investigación arqueológica enel Levante peninsular.

EL ENIGMA DE TYRIS. Es pro-bablemente el más conocido y másinsistentemente tratado por los es-tudiosos de la primera mitad del si-glo pasado. El nombre aparecerecogido por el poema Ora Marí-

tima de Rufo Festo Avieno, poetalatino del siglo IV d.C., que contie-ne en sus versos una detallada des-cripción del Mediterráneo occi-dental, basado en el periplo de un

ARQUEOLOGÍA TOPÓNIMOS MÍTICOS DE LA HISTORIA ANTIGUA VALENCIANA, COMO TYRIS, SUCRON O HEMEROSKOPEION, SI

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Ciudadesperdidas

El nombre deTyris aparece en la crónicaromana deAvieno junto a lalaguna de PalusNaccararum, loque indujo apensar quepodría tratarsede Valencia y su Albufera.

Viene de la página anterior

Mural de Pompeya.Mural de Pompeya.

Adolf Schulten, arqueólogo alemánque estudio sobre Tartessos y Tyris.

Imagen de una moneda de la ciudadíbera de Kili.

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marino masalieta del si-glo VI a.C. En la obra sesitúa la ciudad junto al ríodel mismo nombre y unalaguna o albufera llama-da Palus Naccararum.La similitud con la ubi-cación de la ciudad deValencia es clara, porlo que la mayoría de losautores concluyeron que enTyris está el origen de la ac-tual Valencia. Nicolau Primi-tiu argumentó incluso la posibili-dad de que Tyris fuera un asenta-miento fenicio sobre el que los ro-manos, siglos más tarde, fundaronValentia.

Hoy en día se descarta totalmen-te esta hipótesis. La práctica de laarqueología urbana ha descartadola localización de este oppidum

indígena bajo la Valentia romana.No hay dudas de que el origen dela ciudad actual está en una fun-dación romana de nueva planta,en el 138 a. C., así que a día de hoyla cuestión sigue siendo una in-cógnita.

HEMEROSKOPEION Y SU-CRO. Tampoco han corrido me-jor suerte las infructuosas bús-quedas de ciudades griegas ennuestro litoral, como el caso deHemeroskopeion. La opinión másextendida entre los estudiosos esque pudiera identificarse con laactual Dénia, en el cerro del cas-tillo o quizás en los alrededoresdel Montgó, aunque hasta el mo-mento no se ha podido constatararqueológicamente.

Sucro es otro de los topónimosque aún no se ha podido identifi-car claramente con ninguna po-blación actual. Aparece citada enlos textos clásicos desde el siglo IIIa.C. hasta el siglo VII d.C. y tradi-cionalmente se ha situado en la Ri-bera Baja del río Júcar. Albalat dela Ribera, Alzira, Cullera o Suecahan sido los lugares que tradicio-

nalmente se han barajado comoposibles localizaciones. Las op-ciones de Sueca y Alzira, esta últi-ma defendida por el propio Schul-ten, se han descartado casi defini-tivamente. Cullera es una de lascandidatas más sólidas ya que seencuentra situada en el mismo lu-gar en el que Estrabón y Plinio lo-calizaban a la antigua Sucro, juntoa la desembocadura del río Júcar.Aunque por otra parte, estudios re-cientes parecen inclinarse por laopción de Albalat de la Ribera, jun-to a las riberas del Xúquer. Sin em-bargo l’Illa dels Pensaments, el an-tiguo puerto natural de Cullera, sique se ha podido identificar con elPortus Sucronensis mencionadoen el Anónimo de Ravena –fuentelatina que recopila una serie de ciu-dades a modo de itinerario. Las ex-cavaciones llevadas a cabo por elS.I.P en los años 60, sacaron a laluz un establecimiento portuariotardo romano, lo que permitió con-firmar la hipótesis.

* Arqueóloga colegiada

IGUEN TODAVÍA SIN TENER UNA LOCALIZACIÓN FIABLE

S IN ánimo de pretenderponerme más emble-mático de lo saludable,

el acto de estar en cola no sólorepresenta una relativa escue-la del comportamiento, sinouna profunda metáfora de laexistencia. En realidad uno nodeja de estar en cola paraalgo, en la cola de algo, siem-pre. Esperando nacer, espe-rando crecer, esperando. En lacola de la desdicha o la fortu-na; en la ordenada y solar deloptimismo –según el día quetengamos, según los humoscon que nos levantemos– o enla abatida y fúnebre de la de-sesperanza. En las colas meta-físicas de los grandes adveni-mientos, aguardando señalesde los dioses, o en las minús-culas de los hechos cotidia-nos, mientras traducimos,aturdidos, las señales de la re-alidad. En la cola del pan,como quien dice, o en la colade la comunión. Esperandopara que llegue el turno en elconfesonario, o ante la venta-nilla de alguna divinidad buro-crática de este mundo. En lailusionada cola niña del circonavideño, o en la marchitacola diagnóstica de la sala deurgencias. El destino, bien mi-rado, consiste en una cola quese adentra en la niebla y a laque no le vemos dirección al-guna. Cuando me vuelvo a de-sandar mis pasos, el tiempotranscurrido es esa cola derostros familiares, de hechosdifuminados, de rincones ínti-mos, esa cola que retrocedehasta perderse en la niebla yde la que no recordamos di-rección alguna.No trato de hacer proselitismode las colas: a nadie le gustan.Nadie se considera merecedorde ellas. La conciencia deltiempo representa una injuria,por lo común. Pero el caso esque las colas son, están ahí,esperándonos para obligarnosa esperar. Para encolarnos,que es adherirnos a una seriecualquiera. Para atarnos enfuego a la cola del día, al rabodel animal escaldado que aúllaen la plaza repleta de mirones.Guardando turno he aprendi-do a ver algunas cosas de lascosas (lo expreso bien: algu-nos de los matices infinitosque hay en las infinitas cosas).Estar en cola es como encara-marse a una atalaya desdedonde se divisa el horizonte, ya la vez como asomarse al vi-sor de un microscopio: tener,al mismo tiempo, perspectivay detalle. Ningún observatoriomejor, porque en la cola el in-dividuo desaparece en el nú-mero, se oculta en la eviden-cia de la hilera. Desde allí,

desde su guarida, ve la ciudaden marcha como si se hubieraparalizado para ser escrutadapor él. Ve a los paseantes, ca-mino de sus ocupaciones,mientras desfilan para su ca-pricho de monarca fisgón. Se-guro que padecer más colas dela cuenta deshumaniza, peroparticipar cada cierto tiempoen alguna representa una es-cuela de humanidad. Allí va lajauría del mundo, en su deriva,míralos, se diría que sabendónde van, se diría que no hande morir nunca. Aquí estamosnosotros, míranos, tan en or-den y tan desordenados, tanpacíficos y tan secretamenteen rebeldía. Hay una confra-ternidad recóndita del hombreen cola: un sentimiento de so-lidaria poquedad existencial.Una cofradía sigloveintesca –y

que arrancó de lejos– con pa-trimonio común en el dolor yen la espera.Mi cola favorita –la que mejorsoporto– es la de la oficinacentral de Correos, en la plazadel Ayuntamiento de Valencia.Se trata de una cola que ni si-quiera lo parece, porque unoaguarda sentado, o en piecomo le viene en gana, mien-tras llega su turno, bajo lagran vidriera polícroma de lacúpula que gobierna el edifi-cio. Allí aguardo por lo comúnpara recoger envíos de libros:consiste todo, pues, en unacola festiva, porque la llegadade un libro significa una invi-tación para adentrarnos en unnuevo universo. En aquellasala oval inundada de luz y dedesconocidos, incrustados to-dos en su almendra como figu-ras de un pantócrator múlti-ple, he tenido mis revelacio-nes acerca de las colas, me hevisto dentro y fuera de ellas,dentro y fuera del mundo. Yen más de una ocasión se meha ido el santo al cielo de lacúpula, he dejado pasar mi nú-mero, y he tenido que suplicara mis vecinos y a la deidadfuncionarial del mostradorque me dejasen ingresar denuevo en este valle de colas.

Estar en cola

El destino, bienmirado, consiste

en una cola que seadentra en la

niebla y a la que nole vemos dirección

alguna.

Carlos Marzal

COMPLICIDADESDetalle deltesoro tartésicode Carambolo.

TyrisValencia

KiliTurís

SucronCullera

HemeroskopeionDénia

Ubicacióntradicionalmente

atribuida y todavía noaclarada de algunas«ciudades perdidas»

valencianas.

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Rafel Montaner ■ VALENCIA

EL reciente hallazgo enseis cuevas del norte deCastelló de un enigmáti-co invertebrado ha he-

cho que el nombre de la FundaciónTorres Sala de Valencia, una entidadprivada sin ánimo de lucro que ges-tiona el Museu Valencià d’HistòriaNatural, de la vuelta al mundo. Esteser cavernícola, descubierto por losinvestigadores de dicha institución,ha dado lugar a un género nuevopara la ciencia que han bautizadocomo Gollumjapyx, en honor alGollum de El Señor de los Anillos

de Tolkien, tal como informó Le-

vante-EMV el 17 de diciembre.Este éxito científico es un pre-

mio a la ingente labor investigado-ra de la fundación, que en los últi-mos tres años ha permitido descu-brir en las cuevas de la ComunitatValenciana, España y Turquía unas14 especies de invertebrados hastaahora desconocidas para la cien-cia. El trabajo de campo y de labo-ratorio desarrollado por esta enti-dad, cuyos patronos son la Gene-ralitat, Ayuntamiento y Diputacióde València, está a punto de plas-marse en un libro que saldrá a laluz el próximo mes bajo el título«Invertebrados endémicos de la

Comunitat Valenciana». Dichaobra es fruto del trabajo conjuntode unos 40 entomólogos coordina-dos por los dos biólogos de la fun-dación, Alberto Sendra y SergioMontagud, y por el también biólo-go Jordi Domingo.

En el libro, financiado por laConselleria de Territori y la CAM,se catalogan unas 166 especies deinvertebrados endémicos de la Co-munitat, es decir que sólo se en-cuentran aquí, dentro de los límitesgeográficos valencianos, y otras 91«probablemente endémicas, ya que

por falta de estudios fuera de nues-

tra autonomía no se puede des-

cartar categóricamente que no

existan en áreas próximas», ex-plica Sendra.

A cargo de las líneas de investi-gación de la fundación se encuen-tra el profesor Ignacio Docavo, se-cretario de la fundación quien a sus84 años está a punto de publicar loque él llama su «testamento ento-

mológico», un estudio sobre losbracónidos, unas pequeñas avispas(himenópteros) parásitas de insec-tos nocivos para las plantas, comolas moscas (dípteros), que se em-plean para el control biológico deplagas. Además, de los entomólo-gos Montagud y Sendra, la funda-

ción cuenta con el malacólogo Al-berto Martínez-Ortí, un especialis-ta en moluscos de la la Comunitat.

Docavo, también director delZoológico de Valencia aporta enesta nueva obra, que ha escrito entres años, pero que resume más de30 de investigación, 29 especiesnuevas de bracónidos alisinos des-cubiertas por él en la C. Valencianay en el resto de la Península. Ade-más, la fundación también preparaun catálogo de mariposas diurnasde la Comunitat Valenciana conmás de 135 especies tratadas.

Estos exploradores de lo dimi-nuto han impulsado en los últimosaños el estudio de los invertebradosdel medio cavernícola. Estos seresvan desde los 0,1 centímetros de al-gunos ácaros, hasta los más de doscentímetros que llegan a alcanzaralgunos ciempiés. La investigacióncientífica en la fundación se forjagracias a su capacidad de colabo-ración con entidades públicas y pri-vadas, lo que permite ir más allá desus modestos medios.

Para abordar estas y otras mate-rias es necesario poseer conoci-mientos técnicos. Los investigado-res de la fundación pertenecen a lasección de exploraciones subte-rráneas del Centro Excursionista deValencia (CEV), cuya experienciaen descensos y acceso a simas y ca-vidades facilita la ejecución de ex-pediciones bioespeleológicas parapoder llegar a los seres que estudian.Las muestras son analizadas en ellaboratorio, con la cooperación deespecialistas de universidades yotras instituciones. En los últimosaños, la fundación ha colaborado

4/5 En domingo 14 de enero de 2007

LA FUNDACIÓN ENTOMOLÓGICA TORRES SALA DESARROLLA UNA IMPORTANTE LABOR CIENTÍFICA Y DIVULGAZOOLOGÍA

La Fundación entomológica Torres Saladesarrolla una gran actividad investigadora queen los últimos años ha permitido descubrir enlas cuevas de la Comunitat, España y Turquíaunas 14 especies de invertebrados nuevos parala ciencia. Uno de estos enigmáticos seresdiminutos de las profundidades, hallado enCastelló, ha dado lugar a un género nuevo.

Exploradores de lo diminuto«GOLLUMJAPYX SMEAGOL». A pesar de haber sido descritohace tan sólo un mes, se ha convertido en uno de losinvertebrados más populares gracias al nombre elegido,un homenaje al pequeño «hobbit» «Smeagol» de «El señorde los anillos», de Tolkien, que, tras perder el «anillo delpoder», se transforma en «Gollum» en el interior de lascavernas de las Montañas Nebulosas.FOTO: FUNDACIÓN TORRES SALA

«THEOexclusunos pRiberacon matoda laFOTO: FU

«CHOREBUS CRENULATUS». Hembrade uno de los pequeños

himenópteros parásitos de insectosperjudiciales investigados por el

profesor Docavo. Éstos suponen uncontrol biológico de algunas de las

plagas de los cultivos de huerta.FOTO: FUNDACIÓN TORRES SALA

MUSEcoleccimporJuan Tde insvalencde momuestbiodivFOTO: M

«CIXIUS SP». En los últimos añosse han descubierto diversas

especies cavernícolas de estasbellas «cigarras» (homópteros),ciegas y despigmentadas. Han

sido localizadas en unas pocascavidades repartidas por lassierras próximas a Valencia.

FOTO: FUNDACIÓN TORRES SALA

MARIPOSAS VALENCIANAS. En el próximo año, el MuseuValencià d’Història Natural editará, junto con la

Conselleria de Territorio, una monografía dedicada enexclusiva a las mariposas (lepidópteros) diurnas

valencianas. Más de 135 especies repartidas por todo elterritorio valenciano.

FOTO: FUNDACIÓN TORRES SALA

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con las universidades de Valencia,Barcelona y Alcalá de Henares.

Una de las cosas que más sor-prende de estos cazadores de in-vertebrados son los cebos que uti-lizan para atraer a sus objetos de es-tudio, y es que a los seres caverní-colas les encanta el queso. Este pro-

ducto lácteo es una materia orgá-nica «atractiva por el olor que a su

vez genera hongos, y no hay que ol-

vidar que estos invertebrados son

comedores de hongos», argumentaSendra. Una cueva, especialmenteen regiones templadas como lanuestra, es un medio muy carentede nutrientes, con lo cual el quesono suele fallar.

Sin embargo en el hallazgo delGollumjapyx, el género nuevo queha descubierto la fundación en co-laboración con Vicente Ortuño, in-vestigador de la Universidad de Al-calá, no hizo falta ninguna trampapuesto que los investigadores die-ron con él de forma casual cuandoexploraban una cueva de Castellópor encargo de la Conselleria de Te-rritorio.

«Estábamos grabando un re-

portaje de televisión para el pro-

grama Medi Ambient de Punt 2,

cuando apareció casi por casuali-

dad rastreando sobre el suelo bus-

cando presas», relata Sendra con laemoción de aquel momento. Eneste reino de Liliput, encontrar a uninvertebrado de poco más de doscentímetros «fue como toparse con

un elefante, bueno con un tigre

puesto que es uno de los mayores

depredadores del medio subterrá-

neo europeo». Su menú preferidoson pequeños escarabajos y ácaros.

Sendra es uno de los tres espe-cialistas mundiales en el poco co-nocido orden de los dipluros, al quepertenece el Gollumjapyx. Los di-pluros son unos invertebrados ar-trópodos que, aunque están próxi-mos a los crustáceos, tienen seispares de patas (hexápodos) comolos insectos. «Es una rama muer-

ta de un artrópodo que sobrevive

desde hace 600 millones de años

pero que no ha dado lugar a una

explosión de biodiversidad», ra-zona el científico, quien añade queestos seres son extrañísimos puesen el mundo «apenas hay un mi-

llar de especies de dipluros, cuan-

do de invertebrados hay más de un

millón y medio».

L A muerte es un horror.Y si esa muerte llegapor un acto de violencia

asumirá, además, los rasgosabruptos de una obscenidadque descalabra cualquier inten-to de racionalizar las circuns-tancias de la pérdida. La silue-ta de la víctima será entoncesun garabato insólito en mediodel asfalto, en el comedorfamiliar donde se celebrabanlos aniversarios, en la camaque antes fuera una nubegorda llena de sueños hermo-sos, en el interior confortablede un coche aplastado pormuchas toneladas de hormigónen el aparcamiento de un aero-puerto. La geometría del asco.La mierda que expande unabomba, ese auto que de prontote ha cazado cuando inocente-mente cruzabas un semáforo,el cuchillo carnicero que sehunde hasta la empuñadura enel corazón de una mujer queestaba harta de compartir elamor con su enemigo, la secaonomatopeya de una pistoladisparada contra alguien abocajarro y por la espalda. Lamuerte. El no entender nadaporque ninguna muerte puedeser entendida y menos sialguien te arrebata la vida por-que le dio la gana, sólo porquele dio la gana. El pasado trein-ta de diciembre ETA mató deuna tacada a dos personas quellegaron hace tiempo deEcuador para ver si aquí podí-an ser una miaja más felices.Se habían partido en dos cuan-do abandonaron su país y undía se vieron partidos en milpedazos porque una furgonetacon una carga borracha demetralla explotó en el centromismo de su cansancio tem-prano en el aeropuerto deBarajas. El terrorismo a veceses selectivo y otras todo locontrario. El mismo horror seacual sea la brutal especificidadde su diseño. La crueldad delacto, de otros actos parecidos,nos deja perplejos, indefensosseguramente ante las abruma-doras dimensiones de la catás-trofe, torpes a lo mejor ennuestras reacciones. Al finalordenamos esas reacciones y

las ponemos sobre el tapete dela respuesta necesaria. Y lacalle, entonces, se llena degente, de mucha gente quegrita o guarda un silencioestremecedor en memoria delas víctimas. En los últimostiempos, la Asociación deVíctimas del Terrorismo (AVT),el Partido Popular y laConferencia Episcopal hanocupado las calles a dos portres para gritar contra la lacradel terrorismo. Cuando escriboesta columna, la Federación deAsociaciones de Ecuatorianosen España y los sindicatosUGT y CC OO han convocadouna manifestación "por la pazy contra el terrorismo" que secelebraría ayer sábado enMadrid. Y resulta que a estamanifestación han negado suasistencia la AVT, el PP y no hadicho ni mu la ConferenciaEpiscopal. Para explicar suactitud, han puesto excusasque hacen sonrojar a la decen-cia. Parece ser que la muerteno es la misma muerte si enlas pancartas de la primera filasalen ellos que si no salen.Parece ser que la muerte no esla misma muerte si es ecuato-riana o española. Parece serque el daño y el dolor quedejan tras de sí los desmanesterroristas les importan poco onada a esos que, demasiadasveces, nos hacen caer en lasospecha del cinismo, de queno van sus gritos contra lasacciones terroristas sino con-tra el gobierno de Rodríguez

Zapatero. La política en sudimensión más impresentabledifumina los límites de la digni-dad que esa política nos debe ala ciudadanía. La AVT, el PP, laiglesia oficial y algunos mediosde comunicación se visten losropajes de la hipocresía y dis-tinguen entre unos muertos yotros. Y lo que es peor: ponena su nombre la defensa enca-britada de unos muertos y des-precian a los otros con unafrialdad que asusta. No sé siayer acudirían finalmente amanifestarse contra el horror.No lo sé. Allá ellos y su con-ciencia si es que la tienen. Alláellos

Manifestación

AlfonsCervera

DESDE LA FRONTERA

Manifestación contra ETA en Madrid. FOTO: ALBERTO MARÍN/EFE

ATIVA

«El “Gollumjapyx”apareció casi porcasualidad,buscando presassobre el suelo deuna cueva»; consus doscentímetros delongitud, «fuecomo toparse conun elefante» eneste reino deseres minúsculos.

DOXUS VALENTINUS». Caracolsivamente valenciano, habitapocos tramos de los ríos de laa Alta. Es una de las especiesayor peligro de extinción dea C. Valenciana.UNDACIÓN TORRES SALA

ENTOMÓLOGO. Alberto Sendra,«cazando» un invertebrado con

un pincel empapado en alcohol enla Cova del Far, ubicada dentro

del término de l’Alfàs del Pi, en elparque natural de Serra Gelada.

FOTO: FUNDACIÓN TORRES SALA

U VALENCIÀ D’HISTÒRIA NATURAL. Posee lasciones histórico-naturales más ricas ertantes de toda la C. Valenciana, la legada porTorres Sala, con más de 75.000 ejemplaressectos, y la aportada por el médicociano Siro de Fez, con unas 80.000 conchasoluscos. El investigador Sergio Montagudtra estas colecciones que revelan laversidad del territorio valenciano.MANUEL MOLINES

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Clara Pinar ■ BRUSELAS

FOTOS: LEVANTE-EMV

—¿Qué efectos ha provocado yael cambio climático en zonascomo la Comunidat valenciana? —El cambio climático es ya unarealidad. Según los últimos in-formes de Naciones Unidas, laacción del hombre parece queha tenido una influencia en elclima mundial, principalmentedebido a las emisiones de gasesde efecto invernadero derivadasde la quema de combustibles fó-siles y cambios en el uso de latierra. Los impactos del cambioclimático pueden ser positivoso negativos según el sector y laregión que se considere. El in-forme Peseta realiza un estudiode los impactos que se podríanproducir en Europa en la déca-da del 2020 y del 2080, según dosescenarios o realidades de futu-ro distintos. —Si se cumplen las negras pre-visiones que figuran en el Estu-

dio Peseta, ¿cuáles serían las re-giones europeas más afectadas? —El Estudio Peseta contempla es-cenarios de cambio climático sinreducción de emisiones de gasesde efecto invernadero (GEI) si nose hace nada. Los resultados pre-liminares del estudio muestranque la distribución de los impactosdel cambio climático parecen serdesiguales según la zona. En parti-cular, en el sur de Europa se podrí-an producir menores rendimientode los cultivos agrícolas, un mayormortalidad en verano ligada a ma-yores temperaturas, y un impactonegativo sobre las condiciones delturismo de verano. Las zonas conexcelentes condiciones, hoy en díala zona mediterránea, podrían des-plazarse hacia zonas del norte deEuropa. Sin embargo, asimismo elgrado de atracción de las zonas tu-rísticas del Mediterráneo podríamejorar en la primavera y el otoño. —¿Cuál es el esfuerzo particularque debería hacer la Comunidat encuanto a la reducción de emisio-nes? ¿Los daños que puede pro-vocar en su territorio el cambio cli-mático son mayores o menores asu capacidad de actuar contra él?—Se pueden reducir los posiblesdaños del cambio climático ha-ciendo frente a sus consecuen-cias, en lo que se conoce como me-didas de adaptación al cambio cli-mático. La capacidad de adapta-ción depende en parte del gradode desarrollo económico de la re-gión afectada, que es relativa-mente elevado en el caso de la Co-munidad Valenciana. —A la espera de conocer los re-

sultados definitivos del EstudioPeseta, ¿aún se está a tiempo decorregir la situación y evitar lasprevisiones que aparecen en el do-cumento preliminar?La comunidad internacional hadado ya el primer paso en la luchacontra el cambio climático, con elProtocolo de Kioto, que fija un ob-jetivo de reducción de emisiones

PerfilJ UAN CARLOS CÍSCAR, nacido en

Alcira, es unos de los auto-res del estudio. Licenciado enEconomía y postgraduado enEconomía y Finanzas por elBanco de España. Dejó supuesto de profesor en la Uni-versidad de Valencia para in-

corporarse hace 10 años alInstituto de Prospectiva Tecno-lógica de Sevilla, adscrito a laComisión Europea. Desde allíadvierte de los riesgos del ca-lentamiento de la atmósfera y,en cuanto al turismo en el Me-diterráneo, señala que podríaadaptarse como destino enotras épocas del año distintasal verano.

6/7 En domingo 14 de enero de 2007

«La atracción de las zonasturísticas del Mediterráneo

podría mejorar en laprimavera y el otoño»

ENTREVISTA

La Comisión Europea difundió esta semana las demoledorasconclusiones preliminares de una investigación sobre los costes de

la «inactividad» europea frente al cambio climático. El abandono dela costa mediterránea por parte de los turistas debido a un excesivo

calor podría ser uno de los efectos, junto con el descenso de laproducción agrícola y daños en las costas del sur de Europa.

Juan Carlos CíscarCOAUTOR DEL ESTUDIO ‘PESETA’ PARA LA UE SOBRE

LOS EFECTOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO

La emisiónincontroladade CO2 es unode los factoresque provocanel cambioclimático. FOTO: EFE

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del 5% para los países desarrolla-dos entre 2008 y 2012 respecto alas emisiones de 1990. Las nego-ciaciones sobre qué hacer más alládel año 2012 acaban de empezar.Uno de los objetivos que se plan-tean es que la temperatura mun-dial no aumente más de dos gra-dos centrígados, respecto al nivelpreindustrial. Alcanzar este obje-tivo implicaría necesariamente laparticipación de todo el mundo enesfuerzos futuros de reducción deemisiones. —¿Cuáles son las medidas quehay que tomar por lo que respec-ta al turismo, a la agricultura y alas costas?—Las políticas de adaptación alcambio climático son muy varia-das dependiendo del sector que seconsidere. Respecto al turismo, lasmedidas posibles incluyen porejemplo el fomento de las zonastradicionales en otras épocas delaño. El sector agricultura tieneuna gran capacidad de adaptación:hay medidas que puede llevar acabo directamente el agricultorcomo por ejemplo cambiar de cul-tivo o modificar los momentos desiembra. En cuanto a las costas,las medidas pueden ser tanto detipo «duro», por ejemplo repoblarlas playas con arena, como de tipo«blando», más respetuosas con elmedio ambiente. —Las campañas de conciencia-ción sobre el cambio climáticoapelan directamente al papel delos ciudadanos. ¿Existe realmen-

te algo que ellos puedan hacer porlo que respecta a la prevención deefectos tan perniciosos para lascostas y la agricultura? ¿Qué enconcreto?—Sin lugar a dudas. El problemadel cambio climático es en defini-tiva un problema generado por losciudadanos que demandan pro-ductos que son en última instanciacontaminantes, desde el uso de co-ches hasta algo tan cotidianocomo encender una bombilla.—¿Cuál es el papel de la clase po-lítica? ¿Es más o menos importa-te de lo que puedan hacer los ciu-dadanos de a pie?—El papel de las administracionespúblicas es fundamental a la horade incentivar a los ciudadanos amodificar sus patrones de consu-mo, por ejemplo a través de medi-das de información, educación yde tipo impositivo (por ejemplopremiar mediante subvenciones laimplantación de tecnologías deenergías renovables o el uso debiocombustibles en los automóvi-les, o disuadir con impuestos acti-vidades o bienes contaminantes,como los desplazamientos enavión). Las políticas de fomentodel ahorro y eficiencia energéticason en este sentido capitales. Entodo caso estamos hablando decambiar el modelo de desarrollo,claramente intensivo en carbono,tarea nada sencilla.—En el Estudio Peseta se apuntaa la posibilidad de construir di-ques para frenar el impacto sobrelas cosas y desde la Generalitatvalenciana se dice que no es unasolución factible. ¿Cómo defiendela construcción de diques? ¿Se re-fiere en concreto a la Comunitat?—Hay que señalar que el estudioPeseta persigue analizar los im-pactos del cambio climático enEuropa en su conjunto. La finali-dad es mejorar nuestra compren-sión sobre qué está en juego a es-cala europea y cómo podemos re-ducir los posibles impactos nega-tivos y beneficiarnos de las opor-tunidades que ofrece el cambio cli-mático. El estudio Peseta no pre-tende por tanto analizar la proble-mática de regiones concretas enEuropa, y no se refiere a la Comu-nitat Valenciana. Para ello sería ne-cesario utilizar otro tipo de herra-mientas de tipo cuantitativo como,por ejemplo, modelos climáticoscon mayor resolución espacial(Peseta trabaja con celdas de 50 x50 km), o modelos de costas mu-cho más específicos, incluyendopor ejemplo medidas de adataciónde tipo 'blando'.

El modelo de costas utilizado enPeseta solo incluye como medidasde adaptación de tipo 'duro': la re-población de playas y la construc-ción de diques.—¿Qué opina sobre la utilizaciónde marjales como propone el con-seller de Territorio?—Como se ha comentado, el estu-dio Peseta no pretende dar reco-mendaciones sobre qué medidasadoptar en regiones concretas.

Quisiera, por último, agradecerel interés de su periódico por esteestudio, que sin duda contribuye adifundir la necesidad de afrontarun problema tan potencialmenteserio como el del cambio climáti-co, sobre todo para las generacio-nes futuras.

“ Los impactosdel cambio

climático puedenser positivos onegativos según elsector y la regiónque se considere.

“ Se puedenreducir los

posibles daños delcambio climáticohaciendo frente asus consecuencias,en lo que seconoce comomedidas deadaptación alcambio climático.

“ En las costas,las medidas

pueden ser tantode tipo duro, o detipo blando, másrespetuosas con elmedio ambiente.

U NA persona que noestá acostumbrada allujo no debería cono-

cerlo jamás. De verdad se lodigo. Primero, porque noestará cómoda con él, ysegundo, porque más adelantelo echará de menos y sesentirá como uno de losesclavos de Platón cuandoregresaron a la caverna. Sé delo que hablo. Hablo de mímisma, acostumbrada apensiones y hoteles en los quelas estrellas brillan por suausencia, a ponerme moradacon el desayuno continentalpara ahorrarme la comida y aconsolarme pensando que,total, para lo poco que piso elhotel lo mismo da uno maloque otro peor. Una vez estuveen uno en el que la habitaciónde al lado aún tenía puesto elprecinto de la policía queimpedía el paso. Aunque eraen otro idioma y en ese paísera evidente que los turistasimportaban un pimiento,estaba más claro que el aguaque en ese cuarto se habíaarmado la de Dios es Cristo.Además, el recepcionista separecía inquietantemente aJosé Luis Corcuera, el de laley de la patada en la puerta, yeso, la verdad, tampoco esque tranquilizara demasiado.No ha sido mi peor experien-cia. Otro año tuve que pasar-me siete noches arrastrandoel colchón al balcón porque elhotel no tenía aire acondicio-nado en plena ola de calor.

Esto ya fue en España, peroen España se conoce que loshoteles están pensados paralos turistas y los turistascenan a las siete, juegan albingo y bailan los pajaritoscon una tenacidad a pruebade bombas estés o no estés túdurmiendo en la terraza. Perotampoco ha sido lo peor. Lo peor me ha pasado en unode cinco estrellas en el que elsábado pasado entregaron elpremio Nadal, del que, por sino lo saben, he sido la finalis-ta. Sí. Del Nadal, y no delNobel como muy amablemen-te recoge la felicitación queme ha enviado un lector alque desde aquí le doy lasgracias por su fe en mí. A loque iba. Que lo peor me hapasado en un hotel de cincoestrellas, no por su culpa,porque no tenía ni precintosni turistas ruidosos, sino porculpa mía. A mí es que el lujome es ajeno. No lo sé digerir.A mí es que si un botonesuniformado de cabo a rabome sube la maleta, me abre lacama y me habla de usted, medesconcierta. No sé qué hacer.No les digo nada del porterocon sombrero de copa que teabre todas las veces que salesla puerta giratoria, es decir,que gira, como su propionombre indica. Eso ya me

sobrecoge. Es que el lujo noes para mí, de verdad se lodigo. Yo tengo mentalidad demileurista y serios prejuicioscontra la ostentación, hasta elpunto de que me equivoqué deparada de metro y me pateémedia Barcelona, desierta enplena tarde del día de reyes,porque me daba vergüenzapreguntarle a la gente porquehubiera tenido que decirles elnombre de mi hotel para queme indicaran el camino.Cuando llegué me pasó lo delportero. Luego lo del botones.Después lo del camarero delservicio de habitaciones queme trajo una hamburguesa decasi veinte euros que eracomo las normales, pero máscara, y que preparó una mesaque daba lástima tocarla. Enfin. Pero lo peor de lo peorvino después, cuando yahabía superado la tentaciónde meter el albornoz y lastoallas en la maleta, cuandoya me había acostumbrado albotones, al portero y hasta ala gobernanta. Lo peor vinodespués, digo, cuando volví ami casa y comprendí que lodel lujo no había sido nadamás que un espejismo, que yonunca sería como esos otroscon los que me cruzaba porlos pasillos o en el desayuno,esos que pagaban por suhabitación y se comportabancon naturalidad con el perso-nal del hotel. Comprendícomo nunca a Platón y a susesclavos. Para qué les voy adecir otra cosa: supe que iba aecharlo de menos, al lujo. Ypara eso, prefiero mil veces laexperiencia con Corcuera y supatada en la puerta.

Malasexperiencias

Carmen [email protected]

PALABRAS MÁS, PALABRAS MENOS

Lo peor vino después, digo,

cuando volví a micasa y comprendí que

lo del lujo no habíasido nada más que un

espejismo.

FOTO: DANIEL GARCÍA SALA

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Pascual Marzal ■ VALENCIA

FOTOS: P. MARZAL

NUNCA he sido un de-voto aficionado de losmedios de transporte,sean motocicletas, tu-

rismos o, como en este caso, ca-miones. Mi interés por este vehí-culo ha sido y será únicamente his-tórico. Si hubiera acabado en lachatarra, destino cruel para la ma-yoría de ellos, un trozo de nuestropasado se hubiera perdido. Tenía,por tanto, que salvarlo. Mi hija pe-queña me dijo: «se pueden salvar

las personas o los animales, pero

no las cosas inservibles como este

viejo camión». Me transmitió, sinmaldad, lo que la mayoría de nues-tra sociedad divulga: sólo lo útil,lo nuevo y práctico es válido. Lascosas viejas, igual que las perso-nas mayores son, antes que nada,un estorbo. Vivimos inmersos enun pragmatismo que nos hace in-capaces de ver más allá de lo querepresentan los objetos pretéritos.Una pequeña y descolorida foto-grafía no es sólo un pedazo de car-tón viejo, refleja un trozo de his-toria, una instantánea de nuestropasado.

Pero ¿qué apasionante historiapodía tener un camión? En 1938Hitler deseaba que la guerra en Es-paña acabara rápidamente parapoder centrarse en sus planes deexpansión por Europa. Incremen-

tó el material y efectivos de la Le-gión Cóndor que desde 1936 apo-yaba a las tropas del general Fran-co. Con ellos llegó el L3h/163, uncamión fabricado por la Krupp enla factoría de Essen en 1938. To-

davía tuvo tiempo de estar pre-sente en los duros combates de laBatalla del Ebro y en la ocupaciónde Cataluña. Tras la guerra siguióprestando servicio en el ejércitoespañol hasta mediados de los

años cincuenta. En esta época co-menzó la renovación del anticua-do material militar gracias a la ayu-da norteamericana que llegó comocontrapartida a la instalación dediferentes bases en Torrejón, Rota,Morón y Zaragoza. El camiónKrupp fue subastado en Castellóny adquirido por unos labradores dela localidad de Benasal que, pocotiempo después, le arrancaron lacaja trasera y uno de sus tres ejespara adaptarle una trilladora. Des-de entonces, durante la cosecha,el Krupp participaba en las tareasagrícolas, hasta que en los iniciosde los años setenta, dejó de ser ren-table. Como testigo mudo de su re-ciente pasado fue arrinconado enla entrada de una masía de Torred’Enbesora, pequeña aldea cerca-na a Benasal, donde habitaban susúltimos propietarios. Allí, a la in-temperie, fue soportando el rigordel duro clima de la región, allí sumadera fue pudriéndose y su plan-cha oxidándose.

Sin duda que el azar ha tenidomucho que ver en esta breve his-toria. Fue la casualidad la que de-terminó que Mateo, además de serjefe de puesto de la guardia civil deBenasal, fuera un buen conocedorde la historia de la guerra civil. Elpasado mes de octubre me comu-nicó que, en una de sus rondas, ha-bía encontrado un viejo camióncuyo dueño estaba dispuesto avenderlo. Me desplacé de inme-diato para comprobarlo. Efectiva-mente, se trababa de un camiónKrupp, de un modelo del que ape-nas se habían fabricado dos milunidades, pues dejó de construir-se ese mismo año de 1938. Por tan-to, aquel ejemplar era uno de los

últimos que habían salido de la fac-toría de Essen. Además de partici-par en la guerra civil, el L3h/163también fue empleado por los ale-manes durante toda la segundaguerra mundial, como transportede tropas y material o vehículo decomunicaciones. Sin embargo, deesos dos mil ejemplares, hoy en díano se conservaba ninguno, ni enmuseos ni en colecciones particu-lares. Aquel desvencijado vehícu-lo era el último de su serie.

Sin meditar las consecuenciasque mi decisión iba a acarrear,aquel mismo día le entregué unaseñal a su propietario. Había ad-quirido lo que quedaba de un ca-mión de 1938, pero no sabía cómopodría llevarme un gigante de másde seis metros de largo por dos dealto, hundido un palmo en la tierray con una trilladora que pesaba va-rias toneladas encima; ni tampocodónde podría aparcarlo. Durantelas semanas posteriores tuve enor-mes quebraderos de cabeza, pueslas complicaciones fueron en au-mento. El estrecho camino que lle-vaba a la masía sólo permitía elpaso de una pequeña grúa, incapazde mover el Krupp con aquella tri-lladora. No había más remedio quealigerarle el peso. Con la ayuda devarios amigos, arrancamos trozo atrozo el enorme amasijo de hie-rros, engranajes y tablas. Por fin,el domingo 19 de noviembre, car-gamos el camión y lo trajimos a Ri-barroja. El Krupp se había salva-do. Ahora mi intención es curarlelas heridas que el paso del tiempole ha causado: limpiar la capa deóxido que lo cubre; restaurar lasmaderas carcomidas y buscar laspiezas que perdió, fueron arranca-das o cambiadas. Una tarea que noha hecho nada más que empezar yque resulta, por la singularidad yrareza de este vehículo, muchomás compleja de finalizar. En de-manda de ayuda he escrito a la fac-toría Thissen-Krupp en Alemania,al Museo de Cuatro-vientos en Ma-drid, y a multitud de foros y revis-tas especializadas. Todavía no hanllegado sus respuestas pero creoque, sea cual sea el final de esta his-toria, el primer paso para reescri-birla ya ha sido dado.

Última En domingo 14 de enero de 2007

HISTORIA CRÓNICA SOBRE LA RECUPERACIÓN DE UN VEHÍCULO EMBLEMÁTICO DE LA LEGIÓN CÓNDOR

De los dos milejemplares delKrupp, hoy en día no seconservabaninguno, ni enmuseos ni encoleccionesparticulares.

El último Krupp Lh3/163

El viejo Krupp antes de ser trasladado aRibarroja, donde está siendo restaurado.

El autor del artículo posa junto al viejo Krupp L3h/163, todavía en lagranja de Benasal donde estuvo cerca de treinta años.

Dos imágenesdel camion

Krupp mientrasservía al bando

nacionaldurante la

guerra civil. Enla matrícula

puedeobservarse las

iniciales LC,que

demuestran supertenencia a

la LegiónCóndor.

Para muchos lectoresel término Kruppapenas dice nada.Sólo los conocedoresde la historiacontemporánea y,especialmente, losaficionados a lahistoria militar sabenque el apellido Kruppperteneció a una delas familias másimportantes deAlemania. Aprincipios del sigloXIX, Friedrich Krupperigió en la ciudad deEssen una fundiciónde acero que susdescendientes fueronampliando, hastaconvertirla en una delas principalesproductoras dematerial industrial ybélico. En susfábricas seconstruyeron trenes,cañones y nuestroprotagonista, uncamión modeloL3h/163.