evaluacion clinica forense

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Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=33715423009 Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Sistema de Información Científica Enrique Echeburúa, José Manuel Muñoz, Ismael Loinaz La evaluación psicológica forense frente a la evaluación clínica: propuestas y retos de futuro International Journal of Clinical and Health Psychology, vol. 11, núm. 1, 2011, pp. 141-159, Asociación Española de Psicología Conductual España ¿Cómo citar? Fascículo completo Más información del artículo Página de la revista International Journal of Clinical and Health Psychology, ISSN (Versión impresa): 1697-2600 [email protected] Asociación Española de Psicología Conductual España www.redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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  • Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=33715423009

    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y PortugalSistema de Informacin Cientfica

    Enrique Echebura, Jos Manuel Muoz, Ismael LoinazLa evaluacin psicolgica forense frente a la evaluacin clnica: propuestas y retos de futuroInternational Journal of Clinical and Health Psychology, vol. 11, nm. 1, 2011, pp. 141-159,

    Asociacin Espaola de Psicologa ConductualEspaa

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    International Journal of Clinical and HealthPsychology,ISSN (Versin impresa): [email protected] Espaola de Psicologa ConductualEspaa

    www.redalyc.orgProyecto acadmico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

  • International Journal of Clinical and Health Psychology ISSN 1697-26002011, Vol. 11, N 1, pp. 141-159

    La evaluacin psicolgica forense frente a laevaluacin clnica: propuestas y retos de futuro

    Enrique Echebura1 (Universidad del Pas Vasco-Cibersam, Espaa),Jos Manuel Muoz (Juzgados de Majadahonda de la Comunidad de Madrid,

    Espaa) e Ismael Loinaz (Universidad del Pas Vasco, Espaa)

    RESUMEN. En este estudio terico se hace una revisin sobre los nuevos desarrollospara el uso efectivo de la evaluacin psicolgica en la prctica forense, adaptando laterminologa psicolgica al lenguaje jurdico, a la vez que se resaltan las diferencias msnotables entre la evaluacin clnica y la evaluacin pericial. Se analizan algunos instru-mentos especficos de evaluacin surgidos en el contexto forense, como las escalas deprediccin del riesgo de violencia y el procedimiento de validez del testimonio en loscasos de abuso sexual infantil. Asimismo se aborda el problema del control de lasimulacin y de la deteccin del engao, uno de los principales obstculos a los quese ha de hacer frente en el mbito forense. Se presta una atencin especfica a losproblemas tcnicos planteados por los dictmenes periciales, as como a los aspectosticos referidos a ellos. Por ltimo, se sealan propuestas prcticas de aplicacin y secomentan las implicaciones de este estudio para investigaciones futuras.

    PALABRAS CLAVE. Evaluacin psicolgica forense. Dictmenes periciales. Problemasticos. Propuestas de actuacin. Estudio terico.

    ABSTRACT. The main aims of this theoretical study were to review and identifysome developments that have a bearing on the effective use of psychological assessmentin the court intervention, to adapt psychological terminology to the legal language, andto highlight the most relevant differences between the psychological clinical assessmentand the forensic evaluation. The article deals with some assessment methods specific

    1 Correspondencia: Facultad de Psicologa. Universidad del Pas Vasco. Avda. de Tolosa 70. 20018San Sebastin (Espaa). E-mail: [email protected]

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    of the legal framework, such as the assessment of violence risk prediction or theevaluation of witness credibility in the area of sexual abuse in children. It alsoaddresses the problem of malingering control and detection of deception, which is anoverriding issue in any type of forensic assessment. The scope and the limitations offorensic psychological reports are discussed, as well as the ethical issues involved inforensic assessment. Finally practical guidelines are suggested and implications of thisstudy for future research in this field are commented upon.

    KEY WORDS. Forensic psychological assessment. Court intervention. Ethical issues.Guidelines. Theoretical study.

    La evaluacin psicolgica clnica y la forense comparten un inters comn porla valoracin del estado mental del sujeto explorado. La primera tiene como obje-tivo principal de su actuacin poder llevar a cabo una posterior intervencin tera-putica; la segunda, analizar las repercusiones jurdicas de los trastornos mentales.Las diferencias en relacin al contexto de aplicacin (clnico o judicial) y al objetode la demanda (asistencial o pericial) marcan las caractersticas propias que ad-quiere el proceso de evaluacin psicolgica en cada uno de los dos mbitos (Ackerman,2010).

    Los instrumentos de evaluacin ms utilizados en el mbito clnico y forense sonlos autoinformes y las entrevistas estructuradas. En el entorno clnico ha habido unesfuerzo en los ltimos aos por disear instrumentos de evaluacin cortos y espec-ficos, que cuenten con buenas propiedades psicomtricas, que no se solapen entre s,que estn adaptados o validados con muestras espaolas y que sean sensibles a ladeteccin temprana de los trastornos mentales, as como a los cambios teraputicos(Echebura, Amor y Corral, 2003; Groth-Marnat, 2009). Sin embargo, la evaluacinpericial psicolgica se encuentra con algunas dificultades especficas. As, el sujeto nose presenta de forma voluntaria ante el profesional, sino que su participacin estdeterminada por su papel en el proceso judicial (denunciado/denunciante; demandado/demandante). Adems, las consecuencias directas del dictamen pericial para el evaluadoaumentan la probabilidad de manipulacin de la informacin aportada para conseguir unbeneficio o evitar un perjuicio. Junto a esto, el asesoramiento legal por el que, enmuchas ocasiones, han pasado los evaluados (la estrategia letrada de la defensa) y lasmltiples exploraciones periciales (efecto aprendizaje) complican an ms la evaluacinpsicolgica forense. De este modo, los peritos pueden disponer de instrumentos demedida adecuados, pero el sujeto puede no colaborar en la evaluacin y falsear, mso menos conscientemente, las respuestas. Ya no se trata, por tanto, slo del uso deherramientas inapropiadas, sino del control de las respuestas inadecuadas a los instru-mentos (test y entrevistas) adecuados (Pivarova, Rosenfeld, Dole, Green y Zapf, 2009;Rosenfeld, Green, Pivorava, Dole y Zapf, 2010).

    La evaluacin psicolgica forense se ha extendido a mltiples campos. Por ceirnosslo al mbito de lo penal, jueces, fiscales y abogados suelen solicitar dictmenes

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    periciales sobre las posibles alteraciones mentales de los autores de delitos graves(violencia contra la pareja, agresiones sexuales, homicidios, etc.), sobre la prediccin delriesgo de violencia futura en personas que han cometido un delito violento, sobre lacredibilidad del testimonio en vctimas de abuso sexual infantil o sobre el dao psico-lgico en las vctimas de delitos violentos (Andrs-Pueyo y Echebura, 2010; Arce,Faria, Carballal y Novo, 2009). Y a nivel prctico, lo que es sumamente importante, losdictmenes periciales, a diferencia de las evaluaciones clnicas, se van a caracterizar porla enorme influencia que pueden tener en el futuro de los sujetos evaluados. En elsistema penal, por ejemplo, la imputabilidad de un acusado, as como la apreciacin deeximentes o atenuantes, depender en gran medida de la evaluacin forense (Aguileray Zaldvar, 2003).

    Hay una diversidad de criterios en la evaluacin forense y en el contenido de losdictmenes periciales. El objetivo de este estudio terico (Fernndez-Ros y Buela-Casal,2009; Montero y Len, 2007) es establecer las diferencias entre la evaluacin clnica yla evaluacin forense, y proponer unos estndares globales de actuacin a nivel cien-tfico y deontolgico, sin menoscabo de las caractersticas especficas de las pericialespsicolgicas en cada mbito jurisdiccional (Juzgados de Familia, Incapacidades, Vigilan-cia Penitenciaria, etc.).

    Evaluacin clnica y evaluacin forense

    Diferencias fundamentalesEl contexto y el objeto de la exploracin psicolgica delimitan las diferencias entre

    la evaluacin clnica y la evaluacin forense (Tabla 1). El marco mismo de la intervencin(en un caso un consultorio clnico, un ambulatorio o un hospital; en el otro, un calabozo,un juzgado o una prisin) marca pautas relacionales distintas entre el profesional y elsujeto evaluado (relacin emptica en el contexto clnico; relacin escptica en elcontexto forense) (Ackerman, 2010).

    La evaluacin forense presenta diferencias notables respecto a la evaluacin cl-nica. Al margen de que en uno y otro caso el objetivo pueda ser la exploracin delestado mental del sujeto evaluado, el proceso psicopatolgico en la evaluacin forenseslo tiene inters desde la perspectiva de las repercusiones forenses de los trastornosmentales, a diferencia del contexto clnico, en donde se convierte en el eje central dela intervencin (Archer, 2006).

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    TABLA 1. Evaluacin forense y evaluacin clnica.

    La evaluacin psicolgica forense se encuentra con algunas dificultades especfi-cas, como la involuntariedad del sujeto, los intentos de manipulacin de la informacinaportada (simulacin o disimulacin) o la influencia del propio proceso legal en el estadomental del sujeto (Esbec y Gmez-Jarabo, 2000). Adems, el dictamen pericial no finalizacon un psicodiagnstico conforme a las categoras nosolgicas internacionales (DSMo CIE), sino que la psicopatologa detectada debe ponerse en relacin con el asuntojurdico demandado, como as ha venido reiterndolo la jurisprudencia del TribunalSupremo (STS de 1 de junio de 1962 -RJ 1962/2502-)2. Por otro lado, determinadosconceptos jurdicos, como el trastorno mental transitorio, no tienen traslacin directa alos sistemas diagnsticos utilizados en la clnica (Fernndez-Ballesteros, 2005).

    El abordaje de la psicopatologa en el mbito forense debe ser descriptivo yfuncional antes que categorial. Por otro lado, la sobrevaloracin y mal uso de lasetiquetas diagnsticas en el contexto forense aconsejan la reduccin, en la medida delo posible, de su utilizacin. En este mismo sentido la Asociacin Psiquitrica Americanaaconseja prudencia en el contexto forense en cuanto al uso del DSM. Por ello, lautilizacin de etiquetas diagnsticas ni es imprescindible ni necesaria en la mayora delas intervenciones forenses (Delgado, Miguel y Bandrs, 2006).

    2 Lo que en verdad interesa al Derecho no son tanto las calificaciones clnicas como su reflejoen el actuar.

    Evaluacin forense Evaluacin clnica Objetivo Ayuda a la toma de decisiones

    judiciales Diagnstico y tratamiento

    Relacin evaluador-sujeto

    Escptica pero con establecimiento de un rapport adecuado

    Ayuda en el contexto de una relacin emptica

    Secreto profesional No S

    Destino de la evaluacin

    Variable (juez, abogado, seguros...) El propio paciente

    Estndares y requisitos

    Psico-Legales Mdico-psicolgicos

    Fuentes de informacin

    Entrevista. Test. Observacin. Informes mdicos y psicolgicos. Familiares. Expedientes judiciales

    Las mismas (excepto los expedientes judiciales) y el historial clnico

    Actitud del sujeto hacia la evaluacin

    Riesgo de simulacin o de disimulacin o de engao (demanda involuntaria)

    En general, sinceridad (demanda voluntaria)

    mbito de la evaluacin

    Estado mental en relacin al objeto pericial

    Global

    Tipo de informe Muy documentado, razonado tcnicamente y con conclusiones que contesten a la demanda judicial. Documento legal.

    Breve y con conclusiones. Documento clnico

    Intervencin en la sala de Justicia

    Esperable. En calidad de perito No esperable. En calidad de testigo-perito

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    A diferencia de la evaluacin clnica, la evaluacin forense suele estar marcada porla limitacin temporal de la intervencin (nmero reducido de sesiones) y por la dificul-tad aadida de tener que realizar valoraciones retrospectivas en relacin al estadomental del sujeto en momentos temporales anteriores a la exploracin (por ejemplo,casos de imputabilidad o impugnacin de actos o negocios jurdicos) o prospectivas(por ejemplo, opcin de custodia, establecimiento de interacciones parento-filiales ovaloracin del riesgo). Asimismo no siempre es fcil acceder a todos los elementosimplicados (ambos progenitores, vctima y victimario, etc.) para completar la informacin(Buela-Casal, 2006). Una exhaustiva preparacin de la sesin pericial (vaciado del expe-diente judicial) con anterioridad a la misma es fundamental para aumentar el rigor deldictamen pericial, si bien se debern evitar en la exploracin psicolgica sesgosconfirmatorios de hiptesis previas tras el estudio de la informacin recogida en elexpediente judicial (Vzquez-Mezquita y Cataln, 2008).

    La poblacin forense es ms variada que la que se suele encontrar en la clnica.El espectro de edades oscila desde nios de dos o tres aos vctimas de abuso sexualhasta ancianos de 90 aos en procesos de incapacitacin. En el entorno forense hayms personas analfabetas funcionales o inmigrantes sin conocimiento del idioma espa-ol o profundamente desarraigados. Todo ello limita el alcance de la exploracin forense(Ackerman, 2010; Hernndez, 2002).

    Instrumentos de evaluacinEl rigor exigido a la actividad pericial psicolgica no debe confundirse con el abuso

    en la administracin de test. Si se trata de evitar la victimizacin secundaria en lossujetos evaluados, se debe partir del principio de intervencin mnima. El abuso de lostest en el entorno forense est vinculado a la mitologa de los mismos (la creencia delos operadores jurdicos de que los test son pruebas objetivas sobre el funcionamientode la mente humana), a la presin legal (los test como escudo cientfico frente a loscontrainformes en las ratificaciones, juicios o vistas), la competencia interprofesional(los test como herramienta de trabajo del psiclogo frente a otros profesionales forenses,como psiquiatras, trabajadores sociales y educadores) o incluso los incentivos econ-micos (a ms test, mayor tiempo de evaluacin y mayores honorarios) (Brodzinsky, 1993;citado en Ramrez, 2003).

    La tcnica fundamental de evaluacin en psicologa forense es la entrevista pericialsemiestructurada, que permite abordar de una manera sistematizada, pero flexible, laexploracin psicobiogrfica, el examen del estado mental actual y los aspectos relevan-tes en relacin con el objetivo del dictamen pericial (Groth-Marnat, 2009; Vzquez-Mezquita, 2005). Un ejemplo de entrevista clnico-forense, orientada al control de lasimulacin, ha sido desarrollado por Arce, Faria, Carballal y Novo (2006), Arce et al.(2009) y Vilario, Faria y Arce (2009).

    Las entrevistas pueden ser de ms utilidad que los test en el caso de sujetos condificultades de concentracin o con problemas para entender el lenguaje escrito. Asi-mismo se pueden valorar sntomas de difcil valoracin con escalas autoaplicadas:sntomas psicomotores (retardo o agitacin psicomotora), insight (conciencia deenfermedad), ideas delirantes, etc. (Archer, 2006; Fernndez-Montalvo, Echebura yAmor, 2005).

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    Los resultados de la entrevista pueden sugerir criterios adecuados para profundizaren algunas reas exploradas por medio de test. La estrategia combinada de entrevistay test debe ponerse en cada caso al servicio de las necesidades especficas de cadasujeto, de las circunstancias concretas y del objetivo de la evaluacin. Por ello, laseleccin de los test utilizados no debe basarse en una batera estndar, sino que debeatenerse a criterios de pragmatismo (utilidad de la informacin recabada, nivel culturaldel sujeto evaluado, dominio del instrumento por parte del evaluador), a la calidadcientfica (fiabilidad, validez y adaptacin al entorno cultural) y a la economa de tiempo(brevedad y no repeticin de las pruebas a efectos de conseguir una mayor motivaciny de evitar la fatiga). En cualquier caso, se deben sealar las limitaciones de losinstrumentos o del contexto de la evaluacin (art. 48 del Cdigo Deontolgico) (ColegioOficial de Psiclogos, 1987), sobre todo cuando se manejan tcnicas que pueden crearunas expectativas muy altas en los operadores jurdicos (por ejemplo, tcnicas decredibilidad del testimonio, escalas de valoracin del riesgo de reincidencia o de vio-lencia, etc.) (art. 32 del Cdigo Deontolgico) (Colegio Oficial de Psiclogos, 1987; DelRo, 2005).

    En resumen, el dictamen pericial debe integrar los datos obtenidos con mtodosdiversos (la entrevista y los test especficos), as como contrastarlos con fuentes deinformacin mltiples (entrevistas a familiares o anlisis de la documentacin obranteen el expediente judicial). Si hay discrepancias entre estas fuentes de informacin, labuena prctica requiere sealar las contradicciones detectadas en el informe final yplanterselo as al Tribunal. Actuar de forma contraria (es decir, excluir lo que resultadisonante e integrar en el informe slo lo que es coherente con la hiptesis inicial delevaluador) supone una mala praxis y un falseamiento de la realidad de la evaluacinpsicolgica (Esbec y Gmez-Jarabo, 2000).

    Control de la simulacin/disimulacin y deteccin del engao3

    La simulacin o disimulacin refleja el deseo deliberado por parte del sujeto deocultar su estado mental real, bien para dar una imagen positiva de s mismo (porejemplo, en procedimientos para determinar la idoneidad de custodia de los hijos), o bienpara transmitir un estado de deterioro acentuado (por ejemplo, en el mbito de laresponsabilidad penal para conseguir la exculpacin o en el campo del dao psquicopara reclamar una indemnizacin) (Pivovarova et al., 2009; Rosenfeld et al., 2010) .

    Hay una sospecha de simulacin cuando existe un problema mdico-legal, cuandohay una discrepancia entre los sntomas alegados y la observacin de la conducta,cuando los sntomas son atpicos (mal definidos, errticos e inconsistentes) y no secorresponden con los cuadros clnicos habituales y cuando hay una dramatizacin delas quejas o una sobreactuacin clnica. Asimismo, la incapacidad alegada por el sujeto

    3 La simulacin/disimulacin y la deteccin del engao son mbitos distintos. El primero hacealusin a cuestiones psicopatolgicas (simulacin/disimulacin de psicopatologa); el segundo, alcontenido de la informacin aportada.

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    para el trabajo o el desempeo de los quehaceres habituales, pero el mantenimiento dela capacidad de diversin (deportes, salidas nocturnas, etc.), sobre todo cuando hay unhistorial previo de bajas laborales repetidas, da pie a la sospecha de simulacin (Rosenfeldet al., 2010).

    Especial complejidad presenta la deteccin de la disimulacin. En estos casos lossujetos evaluados muestran una actitud defensiva tanto a la exploracin pericialpsicopatolgica como a la administracin de pruebas complementarias. Sin acceso a lahistoria clnica del peritado, la exploracin forense puede encontrarse con serias limi-taciones. Una dificultad aadida aparece en el campo penal, por ejemplo en sujetosexpuestos a situaciones de victimizacin cuya manifestacin psicopatolgica puedeconllevarles consecuencias negativas en otros mbitos jurdicos (por ejemplo, las mu-jeres vctimas de violencia en la pareja pueden disimular su deterioro psquico por temora ser consideradas incapaces para guiar la custodia de sus hijos) (Vilario et al., 2009).

    Los trastornos mentales ms propicios para el fingimiento (simulacin) son eltrastorno de estrs postraumtico, los cuadros psicticos, las demencias, las toxicoma-nas, los trastornos disociativos y el retraso mental. Ciertos trastornos de personalidad,como el antisocial o el histrinico, facilitan la existencia de la simulacin. A su vez, laocultacin de sntomas para conseguir algn beneficio (disimulacin) -en todo caso,menos frecuente que la simulacin- es ms habitual en la depresin, en la paranoia yen el alcoholismo (Delgado, Esbec y Rodrguez, 1994).

    Cuestionarios y escalasPor lo que se refiere a la evaluacin de los sntomas psicopatolgicos en el

    contexto forense, los test son muy vulnerables a la manipulacin, que se expresa enforma de simulacin o sobresimulacin (Calcedo, 2000). Por ello, el perito psiclogomostrar preferencia por aquellas pruebas psicomtricas que incluyan escalas paradetectar tendencias de respuesta del sujeto que puedan comprometer la validez de laaplicacin (por ejemplo, el MMPI-2 con las escalas F, L, K, el ndice de Gough: F-K olas escalas adicionales de validez: Fb, F1, F2, VRIN y TRIN; o el MCMI-III, con lasescalas V, X, Y y Z). Otros cuestionarios de inters clnico, como el SCL-90-R, que nocuentan con escalas de control de respuestas tan sofisticadas, tienen menor inters enel mbito forense. En cualquier caso, los cuestionarios no han mostrado, en general, sercapaces de detectar la simulacin y sobresimulacin de los sntomas (Arce et al., 2009).Por ello, el valor pericial de las escalas es relativo. Slo cuando la existencia deltrastorno se ha demostrado por otras vas (la entrevista, la observacin de la conducta,los antecedentes del paciente, etc.) y las fuentes de informacin son mltiples, los testtienen inters para cuantificar la intensidad del trastorno (Echebura et al., 2003;Fernndez-Montalvo y Echebura, 2006).

    Frente a las psicomtricas, las pruebas proyectivas dificultan la manipulacin de lasrespuestas, pero carecen de ndices de fiabilidad y validez suficientes para su aplicacincomo metodologa nica de exploracin forense. El uso combinado de ambos tipos deinstrumentos enriquece la evaluacin pericial (confluencia/divergencia multimtodo)(Archer, 2006).

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    Es importante que los sujetos cumplimenten las pruebas en presencia del perito. Sepueden advertir as otros factores de distorsin, como la fatiga, la incomprensin de lostems, la falta de motivacin o actitudes excesivamente suspicaces, que se debernponderar en la interpretacin de la prueba e incorporar a la valoracin general. De estamanera se evita tambin el asesoramiento de terceras personas durante la cumplimentacin.

    Si se conoce la existencia de anteriores exploraciones periciales, se debe evitar larepeticin de las mismas pruebas, sobre todo si el tiempo transcurrido entre una y otraaplicacin es corto, para evitar la distorsin propia del efecto aprendizaje. De hecho, eluso habitual de algunas pruebas en el entorno forense facilita el entrenamiento de lossujetos para obtener perfiles normoadaptados a las mismas. Ser interesante, por tanto,para el psiclogo forense estar entrenado en la aplicacin e interpretacin de distintostest para un mismo mbito de evaluacin (por ejemplo, personalidad, sntomaspsicopatolgicos, estilos educativos, etc.), rotando en la utilizacin de los mismos oaplicando varios en una misma sesin para validar la informacin obtenida (Ackerman,2010).

    Entrevistas forensesLas entrevistas forenses estn tambin sujetas a fuentes de distorsin. En concre-

    to, y a diferencia de los test, carecen habitualmente de baremos estandarizados. Asimis-mo los entrevistadores, en funcin de sus hiptesis, pueden anotar sntomas inexistentes,no percatarse de indicios no verbales clnicamente significativos o inducir respuestasen la persona entrevistada (Alonso-Quecuty, 1998). A su vez, los sujetos evaluadospueden dar respuestas extremas a todas las preguntas relacionadas con los sntomas,de modo que se obtiene un perfil clnico poco congruente, presentar una latencia de lasrespuestas muy alta (atascos verbales o pausas prolongadas) o mostrar conductasdesconcertantes (mirada huidiza, tono de voz cambiante, rubor facial, gesticulacinexcesiva, etc.). Un estilo de entrevista no excesivamente directivo en relacin al sondeode sntomas psicopatolgicos puede neutralizar, al menos parcialmente, estos sesgos.As, por ejemplo, es ms til enmascarar la exploracin del nivel de adaptacin de unasupuesta vctima dentro de la anamnesis que preguntarle directamente dentro de laexploracin psicopatolgica. Se trata, en ltimo trmino, de no sugerir las respuestas yde estar atento a la coherencia del discurso del sujeto y a la concordancia entre lacomunicacin verbal y no verbal, as como prestar atencin a los signos reveladores deuna posible simulacin o disimulacin (vila y Rodrguez-Sutil, 1998; Echebura yGuerricaechevarra, 2000; Vzquez-Mezquita, 2005).

    Es igualmente importante mantenerse neutro respecto a las descripciones realizadaspor los sujetos, evitando transmitir agrado o desagrado, incredulidad o juicios de valor,lo que minimizar una actitud defensiva en los evaluados. El objetivo de toda explora-cin pericial es obtener la mayor cantidad de informacin posible desde la vivencia delpropio sujeto y de su elaboracin cognitiva.

    En resumen, se minimizan las fuentes de distorsin y se aumenta la eficacia de laevaluacin forense si se crea un rapport adecuado entre el perito y el sujeto evaluado,

    Esteban

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    ECHEBURA et al. Evaluacin psicolgica forense frente a evaluacin clnica 149

    si se explica a la persona el proceso de la evaluacin pericial y su objetivo al comienzode la intervencin y si se intenta reducir la ansiedad del peritado. A su vez, la utilizacinde instrumentos de medida adecuados y no demasiado largos y con preguntas redac-tadas o formuladas de forma clara, unvoca y apropiada al nivel cultural del sujetotambin ayuda en este sentido. Una evaluacin bien planteada puede devolver a lapersona el control sobre los acontecimientos que le estn ocurriendo (Vzquez-Mezqui-ta, 2005).

    Deteccin del engaoLa deteccin del engao ha dado origen a tres mbitos de investigacin: a) estudio

    de los cambios fisiolgicos, b) investigacin sobre los correlatos conductuales obser-vables de naturaleza no verbal y c) anlisis de los contenidos verbales.

    Los primeros derivaron en el desarrollo de distintos procedimientos tecnolgicos:polgrafo, analizadores de estrs vocal, potenciales evocados, resonancia magnticafuncional y termografa facial (un exhaustivo anlisis al respecto puede encontrarse enMasip y Alonso, 2006). La conclusin de las distintas publicaciones es que no resultanvlidos para detectar la mentira. Lo que realmente miden todas estas tcnicas no es laverdad o la mentira en s, sino una amplsima gama de variables emocionales de ansie-dad, activacin o estrs, generalmente suscitadas por la propia evaluacin. Pero losmentirosos entrenados pueden no reflejar emocin cuando intentan engaar (Manzanero,2008, 2010).

    Respecto a los segundos, de los distintos estudios se puede concluir que lasclaves conductuales del engao son escasas, no aparecen en todas las ocasiones y suexpresin vara con la motivacin del emisor y con la temtica (transgresin/no-trans-gresin) de la declaracin, as como con el entrenamiento previo (Masip, Alonso yHerrero, 2006). Estos dos campos de investigacin en la deteccin del engao no hangenerado una metodologa de uso en la evaluacin pericial psicolgica.

    No ocurre as con el ltimo grupo: el estudio de la credibilidad de las declaraciones.Desde mediados del pasado siglo en el contexto jurdico alemn, los psiclogos forensesllevan aplicando tcnicas para valorar la credibilidad de los relatos de menores presun-tas vctimas de abuso sexual infantil (Steller y Koehnken, 1994). En nuestro pas seintrodujeron en la dcada de los noventa y en la actualidad ocupan un lugar primordialen la intervencin pericial psicolgica dentro del mbito del Derecho Penal (Ruiz-Tejedor, 2006).

    En resumen, el psiclogo forense no puede trabajar con hiptesis slidas sobreactitudes de engao o sobre la veracidad de los hechos alegados, ya que la Psicologano cuenta al momento actual con una metodologa de contrastada fiabilidad y validezal respecto. nicamente se maneja de forma estndar una tcnica para valorar la credi-bilidad de los relatos en un mbito especfico (abusos sexuales) y en una poblacinconcreta (menores de edad o adultos con discapacidad psquica) y que, como seexpondr en el epgrafe posterior, no est exenta de limitaciones (Hershkowitz, Fisher,Lamb y Horowitz, 2007).

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    150 ECHEBURA et al. Evaluacin psicolgica forense frente a evaluacin clnica

    Instrumentos de evaluacin especficosLa mayor parte de los instrumentos de evaluacin psicolgica (test de personali-

    dad, entrevistas estructuradas, etc.) han surgido en un contexto clnico y, por ello, sonde inters limitado en el entorno forense, a pesar de su gran utilizacin (Hernndez,2002; Vzquez-Mezquita, 2005). La experiencia prctica en el mbito forense demuestralas claras limitaciones de la evaluacin clnica en este contexto: la alta deseabilidadsocial y los sesgos de respuesta basados en el contenido aparente de los tems queconforman las pruebas clnicas. Pero adems hay un desfase insalvable entre el contextoclnico y el contexto forense: las pruebas clnicas estn elaboradas para evaluar constructospsicolgicos o psicopatolgicos y su implicacin legal se realiza de forma inferencial(Archer, 2006).

    Si bien no existen apenas instrumentos de aplicacin especfica en el mbitoforense, hay dos reas en que han surgido pruebas psicolgicas de inters propiamentepericial: la evaluacin de la credibilidad del testimonio en menores presuntamente abu-sados sexualmente y la valoracin del riesgo de reincidencia en delincuentes violentos,agresores sexuales o maltratadores domsticos. Ambos campos, dadas sus peculiariades,imprimen un plus de responsabilidad en la intervencin del perito psiclogo (Echebura,Fernndez-Montalvo, Corral y Lpez-Goi, 2009).

    En el primer caso (abuso sexual infantil) la naturaleza del delito (se produce deforma clandestina, sin testigos presenciales, en general sin seales fsicas y con ver-siones contradictorias de la vctima y del agresor) otorga frecuentemente a la pericialsobre la credibilidad del relato del nio el carcter de prueba nica para enjuiciar el caso.En el contexto forense espaol la tcnica ms aceptada al respecto es el protocolo deanlisis conocido como Sistema de Anlisis de la Validez de las declaraciones (SVA)(Raskin y Espln, 1991; Steller y Khnken, 1994; Undeutsch, 1988). El SVA es un mtodoelaborado y sistematizado para valorar si el testimonio aportado por el menor obedecea un suceso experimentado por ste o si, por el contrario, es fruto de distintas influen-cias externas (Cantn y Corts, 2000). La tcnica se compone de tres elementos funda-mentales: 1) una entrevista semi-estructurada con el menor dirigida a obtener un tes-timonio lo ms extenso y preciso posible; 2) el anlisis del contenido de la entrevistabasado en criterios (CBCA); y 3) la aplicacin de la Lista de Validez, que permite teneren cuenta otras variables o circunstancias externas al propio relato.

    Al margen de la complejidad de la tcnica (De Pal, 2004; Masip y Garrido, 2007),sta no cuenta con las propiedades de una prueba psicomtrica. Se plantea, por ello,la necesidad futura de establecer el peso especfico de cada uno de los criterios, ascomo de contar con puntuaciones de corte adaptadas a cada grupo de edad y a lacomplejidad de la experiencia abusiva (Echebura y Subijana, 2008).

    Y en el segundo caso (valoracin del riesgo) ciertas decisiones judiciales, como eldecreto de prisin provisional para el agresor, la imposicin de una medida de seguridad,la concesin de una orden de proteccin a la vctima, el acceso a la libertad condicionalo la imposicin de una pena de libertad vigilada, se fundamentan principalmente en lavaloracin pericial de la peligrosidad del sujeto. Un listado de los instrumentos dispo-nibles en espaol para valorar el riesgo de violencia futura figura en la Tabla 2 (Andrs-Pueyo y Echebura, 2010).

    Esteban

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    TABLA 2. Instrumentos de evaluacin del riesgo de violencia disponibles enEspaa (Andrs-Pueyo y Echebura, 2010).

    VIOLENCIA INTERPERSONAL ESPECFICA Objetivo Contenido Niveles de

    respuesta Autores/adaptadores

    espaoles

    VRAG

    - Predecir el comportamiento violento grave en adultos afectados por trastornos mentales graves o con un historial delictivo. - Contexto forense, penitenciario o clnico.

    - 12 tems (factores de riesgo) de naturaleza variada. - Escala actuarial con ponderacin de los factores de riesgo y escala continua de probabilidad de violencia futura.

    - Rango: -28 a +33. - A partir de una puntuacin superior a +6, la probabilidad de reincidencia a los 10 aos es, al menos, del 58%.

    Ballesteros, Graa y Andreu ( 2006)

    HCR-20

    - Valorar el riesgo de conductas violentas en pacientes mentales y delincuentes adultos. - Contexto forense, penitenciario o clnico.

    - 20 tems (factores de riesgo) agrupados en tres categoras: factores histricos (H), clnicos (C) y de riesgo futuro (R). - Escala de chequeo de factores de riesgo.

    - Rango: 0 a 40. - No hay puntos de corte formales. Una puntuacin superior a 25 anticipa riesgo de violencia

    Hilterman y Andrs-Pueyo (2005) Arbach y Andrs-Pueyo (2007)

    PCL-R

    - Evaluar la presencia de psicopata en adultos con un historial violento o delictivo. - Contexto forense, penitenciario o clnico.

    - Listado de 20 tems tras una entrevista semiestructurada. - Versiones adicionales de cribado (PCL-SV) y para jvenes (PCL-YV).

    - Rango: 0 a 40. - Diagnstico de psicopata: >29. - Riesgo de violencia: >20

    Molt, Poy y Torrubia (2000)

    VIOLENCIA CONTRA LA PAREJA

    SARA

    - Valorar el riesgo de conductas violentas de naturaleza fsica o sexual contra la pareja o ex pareja. - Contexto forense, penitenciario o clnico.

    - 20 tems (factores de riesgo) agrupados en tres categoras: factores histricos (H), clnicos (C) y de riesgo futuro (R). - Incluye factores crticos. - Escala de chequeo de factores de riesgo.

    - Rango: 0 a 40. - No hay puntos de corte formales. - Una puntuacin superior a 19 anticipa reincidencia.

    Andrs-Pueyo y Lpez (2005) Andrs-Pueyo, Lpez y lvarez (2008)

    EPV-R

    - Predecir el riesgo de homicidio o de violencia grave contra la pareja o ex pareja. - Contexto policial, judicial, penitenciario o forense.

    - 20 tems (factores de riesgo) agrupados en cinco categoras: datos personales; relacin de pareja; tipo de violencia; perfil del agresor; y vulnerabilidad de la vctima. - Incluye tems con valor ponderado.

    - Rango: 0 a 48. - Riesgo bajo: 0-9. - Riesgo medio: 10-23. - Riesgo alto: 24-48.

    Echebura, Amor, Loinaz y Corral (2010)

    Esteban

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    TABLA 2. Instrumentos de evaluacin del riesgo de violencia disponibles enEspaa (Andrs-Pueyo y Echebura, 2010). (Cont.)

    Todos estos instrumentos de evaluacin forense no son propiamente pruebasestandarizadas, sino guas estructuradas de anlisis de la informacin que evalan lasrespuestas del sujeto, as como otras fuentes de datos (expedientes, otros informantes,etc.). Todava no existen reglas de decisin claras respecto a considerar cuntos crite-rios o factores determinan que una declaracin sea considerada creble o no creble oque un sujeto tenga mayor o menor probabilidad de reincidencia ni tampoco existe unaponderacin de cada uno de los criterios en el valor total de la prueba.

    Estas limitaciones se pueden subsanar, al menos parcialmente, si los evaluadoresestn suficientemente formados en la aplicacin de la tcnica, si la evaluacin esrealizada por dos peritos de forma independiente, si se maneja amplia informacincomplementaria procedente de diversas fuentes (vctimas y agresores, expediente judi-cial o policial, etc.) y, por lo que a la reincidencia de la violencia se refiere, si lavaloracin del riesgo se reevala peridicamente en funcin de las nuevas circunstan-cias de la vctima o del agresor (Andrs-Pueyo y Echebura, 2010).

    pVIOLENCIA SEXUAL

    SVR-20

    - Valorar el riesgo de violencia sexual en pacientes mentales y delincuentes adultos acusados de este tipo de delitos. - Contexto forense, penitenciario o clnico.

    - 20 tems (factores de riesgo) agrupados en tres categoras: factores histricos (H), clnicos (C) y de riesgo futuro (R). - Incluye valoraciones de cambio en los factores de riesgo. - Escala de chequeo de factores de riesgo.

    - Rango: 0 a 40. - No hay puntos de corte formales. Pero una puntuacin superior a 11 est asociada a la reincidencia.

    Martnez, Hilterman y Andrs-Pueyo (2005) Prez, Redondo, Martnez, Garca-Forero y Andrs-Pueyo (2008)

    VIOLENCIA JUVENIL

    SAVRY

    - Valorar el riesgo de violencia fsica, sexual y de amenazas graves en pacientes mentales y delincuentes jvenes (14-18 aos). - Contexto forense o judicial.

    - 30 tems (24 factores de riesgo y 6 de proteccin) agrupados en cuatro categoras: factores de riesgo histricos, sociales e individuales; y factores de proteccin variados.

    Hilterman y Valls (2007)

    Nota. VRAG: Violent Risk Appraisal Guide (Harris, Rice y Quinsey, 1993); HCR-20: Assessing Risk for Violence (Webster, Douglas, Eaves y Hart, 1997); PCL-R: Psychopathy Checklist-Revised (Hare, 1991); SARA: Spousal Assault Risk Assessment Guide (Kropp, Hart, Webster y Eaves, 1995); EPV-R: Escala de Prediccin de Riesgo de Violencia Grave contra la Pareja-Revisada (Echebura et al., 2010); SVR-20: Guide for Assessment of Sexual Risk Violence (Boer, Hart, Kropp y Webster, 1997); SAVRY: Structured Assessment of Violence Risk in Youth (Borum, Bartel y Forth, 2003).

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    ECHEBURA et al. Evaluacin psicolgica forense frente a evaluacin clnica 153

    El informe pericial psicolgicoEl contenido del dictamen pericial est poco regulado legalmente, pero debe ate-

    nerse al objeto especfico de la pericia (solicitud realizada desde el mbito legal) yrecoger la metodologa empleada (fuentes de informacin consultadas e instrumentostcnicos utilizados), as como las conclusiones y recomendaciones. Slo se debe plas-mar por escrito la informacin relevante para los propsitos de la evaluacin (Urra,2007).

    Al tratarse de un medio probatorio, el informe pericial est sujeto al principio decontradiccin, lo que implica que las partes puedan examinarlo y someterlo a crtica(incluso realizar un contrainforme). Por eso, el dictamen pericial debe contener la infor-macin manejada por el perito para llegar a las conclusiones expuestas (parte descrip-tiva), as como los criterios cientficos utilizados por ste para valorar dichos datos(parte tcnica). Por ello resulta imprescindible detallar la metodologa aplicada y losresultados de las distintas pruebas administradas, lo que resulta una cuestin innece-saria en el informe clnico (Del Ro, 2005).

    El informe pericial no es esttico, sino que tiene valor en relacin con el momentode la exploracin (las circunstancias pueden ser cambiantes, por ejemplo en el mbitode los conflictos familiares) y est sujeto a ratificacin en la vista oral, cuando el peritoexplica el alcance de su informe y realiza las ampliaciones y aclaraciones oportunas antelos operadores jurdicos. Es importante acudir a la ratificacin con los protocolos de laspruebas aplicadas ya que pueden ser solicitados por la Autoridad Judicial.

    El dictamen adquiere una mayor relevancia cuando la metodologa utilizada se poneen relacin con el estado actual de los conocimientos cientficos y cuando se estableceun nexo claro entre la evaluacin psicolgica y la problemtica jurdica planteada en lademanda judicial, sin tergiversar o sobreinterpretar la informacin obtenida, con unlenguaje claro y riguroso, pero exento de tecnicismos innecesarios (Esbec y Gmez-Jarabo, 2000; Illescas, 2005).

    Aspectos ticos y deontolgicosLos informes psicolgicos periciales estn sujetos a obligaciones legales (deriva-

    das de la normativa vigente en el mbito judicial) y a exigencias deontolgicas. Dehecho, la intervencin del psiclogo en el mbito forense acenta los dilemas ticos yes el rea del ejercicio profesional en donde con ms frecuencia se presentan demandasde usuarios a las comisiones deontolgicas de los Colegios Profesionales, sobre todoen el mbito del derecho de familia (Del Ro, 2000; Urra, 2007).

    El informe clnico est sujeto al secreto profesional. Sin embargo, el dictamenpericial est al servicio de la demanda judicial y, desde este punto de vista, supone unaquiebra del principio de confidencialidad. Es decir, el perito psiclogo no est sujeto alsecreto profesional, pero slo en relacin con los operadores jurdicos que demandansu intervencin y slo en las informaciones obtenidas relacionadas con el objeto de lapericia. Esta peculiaridad de la relacin psiclogo-sujeto evaluado en el mbito forensenecesita ser explicada a los peritados y requiere el consentimiento informado de stosantes del comienzo de la evaluacin (Echebura, 2002).

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    154 ECHEBURA et al. Evaluacin psicolgica forense frente a evaluacin clnica

    Los informes forenses de parte, dentro de la prctica pericial privada, conllevan unmayor riesgo potencial de parcialidad, al ser solicitados y abonados por una de laspartes interesadas en el procedimiento. El juramento o promesa prestados por el peritoconforme a lo dispuesto en el art. 335.2 de la Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC, 2010)y la posibilidad de tacha de ste (arts. 343 LEC y 468 de la Ley de EnjuiciamientoCriminal; LECrim, 2010), parecen insuficientes para garantizar la imparcialidad del perito.A este respecto, el tcnico debe evitar que su remuneracin sea contingente a losresultados de su intervencin (Urra, 2007). Una solucin sera que el profesional soli-citara la mayor parte de sus honorarios (80% del total, por ejemplo) en calidad deprovisin de fondos antes de emitir su informe. Asimismo fomentar la frmula dedesignacin por sorteo y lista corrida recogida en el art. 341.1 de la LEC es otra formade garantizar la imparcialidad de los dictmenes emitidos, sin perjuicio del derecho allibre mercado profesional. Este sistema, si bien paliara el problema de la parcialidad,cuenta con la limitacin de no incluir ningn criterio relacionado con la cualificacintcnica del perito. En este sentido, desde los Colegios Profesionales debera realizarseun esfuerzo por establecer los criterios tcnicos de acreditacin profesional necesariospara formar parte de las listas de peritos judiciales, lo que contribuira a un ejercicioprofesional de mayor calidad y, por ende, ms ajustado a las necesidades de los rganosjurisdiccionales (Erice, 2006). Una formacin especializada del perito psiclogo pareceexigible ante la enorme responsabilidad del ejercicio forense, en consonancia con el art.17 del Cdigo Deontolgico (Colegio Oficial de Psiclogos, 1987).

    Un problema deontolgico similar puede surgir en el caso de los contrainformes(anlisis de la validez de un informe anterior realizado por otro profesional). Si bien estaprctica se entiende como positiva para garantizar una tutela judicial efectiva (derechoa un proceso justo), asegurando el principio de contradiccin (elemento de defensa), elconflicto tico surge por la posible colisin entre la tarea profesional (anlisis cientficodel informe en cuestin) y el encargo recibido (desvirtuarlo como prueba pericial en elproceso) (Colegio Oficial de Psiclogos de Madrid, 2009).

    Por su parte, los informes emitidos por los peritos adscritos a la Administracin deJusticia son tachados frecuentemente de poco elaborados y opacos respecto a laactividad tcnica realizada, transmitiendo escasa calidad cientfica. Lo que puede paliarestas posibles deficiencias son las mejoras en las condiciones profesionales de estosperitos (ms dotacin de medios humanos, dada la enorme carga de trabajo que sopor-tan, y tcnicos, tales como salas de entrevistas adecuadas o mayor disponibilidad depruebas psicolgicas), convocatorias selectivas de acceso especficas para este campoprofesional y una formacin continuada por parte de la Administracin.

    ConclusionesLa actividad del psiclogo forense, a diferencia de otros campos de actuacin

    profesional del psiclogo, se va a caracterizar por la enorme responsabilidad de suactuacin, derivada de la repercusin del informe pericial en la vida de los sujetosevaluados. Junto a esta peculiaridad, su contexto de intervencin (dentro de un proce-dimiento judicial) y el objeto de la misma (contestacin a la solicitud realizada desde el

  • Int J Clin Health Psychol, Vol. 11. N 1

    ECHEBURA et al. Evaluacin psicolgica forense frente a evaluacin clnica 155

    mbito legal) delimitarn las divergencias entre la evaluacin pericial psicolgica y laevaluacin clnica (Bembibre-Serrano y Higueras-Corts, 2006). El informe clnico sediferenciar as del dictamen pericial en tres puntos: a) la autora (terapeuta/perito); b)el contenido (informe clnico centrado en el funcionamiento psquico global del pacien-te; dictamen pericial referido al estado mental del sujeto en relacin con el procedimientojudicial); y c) la finalidad (teraputica en un caso; judicial en otro). Por otro lado, elcarcter probatorio del dictamen forense (documento legal) imprime unas exigenciastcnicas innecesarias en el informe clnico (documento sanitario de comunicacininterprofesional -historia clnica-) (Ackerman, 2010; Archer, 2006).

    La demanda de ayuda teraputica tpica del contexto clnico suele implicar unaactitud colaboradora por parte del evaluado ante la intervencin profesional, sin per-juicio de la instrumentalizacin creciente observada del dictamen clnico en el contextojudicial. Por el contrario, las caractersticas del contexto forense facilitan la distorsiny manipulacin de la informacin aportada por los evaluados, lo que conlleva la nece-sidad de un entrenamiento especializado del perito en el control de la simulacin/disimulacin y en la deteccin del engao. Esta diferencia, junto con la ausencia deconfidencialidad en la evaluacin forense, fundamental para el establecimiento de larelacin teraputica, hacen incompatibles la funcin clnica-asistencial y la pericial(Echebura, 2002).

    Las fuentes de error de los cuestionarios dependen, en buena medida, de suspropiedades psicomtricas, de la naturaleza y estructura de los tems, de la actitud delos sujetos ante la prueba y de determinadas circunstancias en la aplicacin de loscuestionarios. stos, en comparacin con las entrevistas, tienden a ocultar o a exagerarlos sntomas del paciente. En concreto, hay una interferencia de los factores situacionalesen la medida de las variables de personalidad, de modo que algunos cuestionarios depersonalidad son ms de estado que de rasgo y, adems, puede haber una tendenciaa la ocultacin o exageracin de los sntomas, cuando es uno mismo el que los describe.La introduccin de las escalas de sinceridad no resuelve el problema planteado por lossesgos de error, especialmente cuando el sujeto est motivado para falsear las respues-tas, como ocurre en el caso de la seleccin de personal o en el mbito forense (Echeburaet al., 2003; Fernndez-Montalvo y Echebura, 2006).

    En cuanto a los indicadores psicofisiolgicos, y al margen de que hay una abun-dante investigacin al respecto, no hay en la actualidad marcadores suficientementesensibles y especficos como para contrastar con el autoinforme del sujeto (Calcedo,2000; Landgleben, Dattilio y Guthel, 2006).

    Por ello, siempre que sea posible, una evaluacin forense adecuada debe incluir lainformacin recogida a partir de distintos mtodos de evaluacin (tanto cuestionariosy entrevistas como la observacin directa de la conducta, si es factible hacerlo, porejemplo en la crcel o en el hospital) y de diferentes fuentes (por ejemplo, el sujeto ysu pareja o un nio y sus padres y maestros). Slo as se consigue una validacintransversal de las entrevistas y los cuestionarios (Ackerman, 2010).

    Asimismo una experiencia forense amplia del psiclogo, sobre todo cuando se llevaa cabo una entrevista en el marco de una alianza profesional positiva entre el evaluadory el sujeto, y no limitada exclusivamente a los sntomas concretos (que incluya el

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    156 ECHEBURA et al. Evaluacin psicolgica forense frente a evaluacin clnica

    historial previo, el estilo de vida, etc.), contribuye a atenuar las posibles distorsionesprocedentes de la simulacin, del engao o del autoengao del paciente. Todo ellosugiere la necesaria regulacin de una formacin de posgrado especializada en el campode la Psicologa Forense (Groth-Marnat, 2009).

    Por ltimo, hay varios retos de futuro a los que hay que enfrentarse desde lainvestigacin y la prctica forense. Este artculo plantea un tratamiento generalista dela idiosincrasia del proceso de la evaluacin pericial psicolgica. Estudios ulterioresdeberan abordar campos especficos de inters en la intervencin psicolgica forense:la evaluacin de la credibilidad del testimonio en menores supuestas vctimas de abusosexual infantil, la simulacin/disimulacin de sntomas psicopatolgicos, la prediccindel riesgo de violencia, la deteccin de estrategias de interferencias parentales, etc.Asimismo la necesidad de elaborar instrumentos especficos de evaluacin forense, conlas garantas suficientes de fiabilidad y validez demandadas por este contexto de inter-vencin, es una necesidad ineludible. Otro reto es hacer frente a las limitaciones dela evaluacin post hoc, propia del mundo forense, y a las dificultades tcnicas de poderdar respuesta, en el estado actual de los conocimientos, a preguntas formuladas desdeel mbito judicial relativas a hechos pasados o futuros.

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    Recibido 30 de noviembre 2009 Aceptado 9 de abril 2010