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    especia

    de ficci

    2013

    GRATIVOLUMEN 6 NMER

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    TODO LO QUE SABEMOS DE MSICA

    EL CANAL DE MSICA DE VICE

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    BLUNTMAX BARRERA HUGO ZURITA SHADI CHARBEL

    CUATRO CIUDADES,

    CUATRO SKATERS,

    UNA VAN.

    NUESTRA PODEROSA COLUMNA SEMANAL DE SKATE, AHORA EN VIDEO.

    SLO EN VICE.COM

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    especial de ficcin 2013Contenido | Volumen 6, Nmero 5

    EN LA PORTADA: Francesca por Carole A. Feuerman, 2008. leo en resina. Foto por Ellen Page Wilson

    el cavadorPor Samanta Schweblin

    36

    yo no elijo lashistorias, las historiasme eligen a mPor Gema Villela Valenzuela

    de veritas queno s de quPor Sylvia Arvizu

    24

    28

    samanta schweblin:

    lo fantsticode la realidadPor Paola Tinoco

    32

    menor de edadPor Zelly Martin

    white trashPor Jamie Renda

    38

    40

    grgola

    Por Daniela Tarazona44

    FotoporCordeliaTroy

    una historiade fantasmasPor Amie Barrodale

    52

    Bsicos.

    # quiero10

    Mario Saenz

    Pro skater

    @mariosaenz88

    Amo el skate.Odio el trfico.

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    estudio de caso 2:reconocimientodel serPor Sarah Hall

    episodio 0,temporada 1. jimenaPor Orfa Alarcn

    moda:ltimas palabras

    60

    66

    72

    malibPor Ottessa Moshfegh

    altar junto a lacarretera forkedriver, south jerseyPor Joyce Carol Oates

    desnuda en la ciudadPor Liliana Vlez Y Powerpaola

    88

    96

    110

    felicidadPor Hannah H. Kim80

    FotoporC

    ordeliaTroy

    PRESENTADO POR

    VIDEOS DE MSICOS FUERA DEL ESCENJUNIO Y JULIO EN NOISEY.COM

    Marcela Viejo (Quiero Club)...APRITALE EL CUELLO A TODOS TUS RO FILOBOBOS, VERACRUZ

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    empleadas del mes

    sylvia arvizuEs comunicloga, locutora y escritoraoriginaria de Hermosillo, Sonora. Esautora de Breve azul, un libro de crnicascarcelarias. Ha ganado varios premiosnacionales de narrativa en certmenesinterpenitenciarios y prepara su compi-lacin Mujeres que matan, que prontoser publicado por Nitro/Press.

    Ve, DE VERITAS QUE NO S DE QU, pgina 24

    paola tinocoNaci en la Ciudad de Mxico, en 1974.Es sociloga y escritora. Ha publicadocuentos, crnicas y entrevistas variasrevistas como Luvinay la Gaceta delFCEy escribe una columna de la revistaMarvin. Sus cuentos han sido incluidosen diversas compilaciones. Oficios ejem-plares,publicado por Pginas de espuma,es su primer libro.

    Ve, SAMANTA SCHWEBLIN: LO FANTSTICODE LA REALIDAD, pgina 32

    zelly martinTiene 18 aos. Vive en Fort Worth,Texas, con sus gatos, Gob y Steve French.Este fragmento de su novela en progreso,Home, es su primer relato publicado.

    Ve MENOR DE EDAD, pgina 38

    jamie rendaVive en Iowa. White Trash, un fragmen-to de su prxima novela, es su primertrabajo publicado.

    Ve WHITE TRASH, pgina 40

    daniela tarazonaEs autora de El animal sobre la piedra,considerada una de las diez mejores no-velas mexicanas del ao por el peridicoReforma,y reconocida por el diario Clarn

    como uno de los seis libros de narrativa ex-tranjera ms relevantes. En 2012, publicsu segunda novela El beso de la liebre. Fuereconocida por la Feria Internacional delLibro de Guadalajara como uno de los 25secretos literarios de Amrica Latina, en2011. Es miembro del Sistema Nacionalde Creadores de Arte delFonca. Grgola,que se publica en este nmero, es un frag-mento de su prxima novela.

    Ve GRGOLA, pgina 44

    amie barrodaleEs becaria del Writers Workshop enIowa. Sus cuentos han sido publicados enTheParis Review, McSweeneysy J&LBooks. Es la editora de ficcin en VICE.

    Ve UNA HISTORIA DE FANTASMAS, pgina 52

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    empleadas del mes

    sarah hallEs autora de cuatro novelas y un libro decuentos. Su segunda novela, The ElectricMichelangelo, fue finalsita del premioMan Booker y candidata al Orange. Sucuarta novela, How to Paint a DeadMan, fue preseleccionada para el pre-mio Booker y gan el premio Prtico2010. Granta la incluy en su lista delos Mejores Novelistas Jvenes de 2013.Ve ESTUDIO DE CASO 2: RECONOCIMIENTODEL SER, pgina 60

    orfa alarcnEs escritora y editora mexicana. Hasido becaria del Foncaen el progra-ma Jvenes Creadores, los aos 2007y 2011. Fue finalista del Primer PremioIberoamericano de Narrativa LasAmricas por su novela Perra brava(Planeta, 2010). Actualmente es la di-rectora editorial de MiaUtopa.

    Ve EPISODIO 0, TEMPORADA 1. JIMENA, pgina 66

    hannah h. kimEs graduada del Writers Workshop enIowa donde gan el premio Schupes porExcelencia en Ficcin. Fue la editora deficcin en Iowa Review y escritora parael Korea Daily. Es de Los ngeles. En estenmero publicamos su primera ficcin.

    Ve FELICIDAD, pgina 80

    ottessa moshfeghEs narradora y vive en California. Esteao recibi el premio Plimpton de TheParis Review.

    Ve MALIB, pgina 88

    powerpaola yliliana vlezLiliana Vlez Jaramillo naci en Bogot,Colombia. Su proyecto Li*Lo*Lu*aca-ba de ganar una beca nacional para la

    publicacin, en colaboracin con LorenaKraus y Luisa Roa.Powepaola (PaolaGaviria) es artista plstica, historietista eilustradora ecuatoriana. Obtuvo la resi-dencia artstica La Cit Internationale desArts, Pars y Firstdraft Gallery, Sdney. Esautora de los libros La Madremonte, Pordentro / Inside, Diario de Powerpaola.Actualmente desarrolla la animacin desu novela grfica: Virus tropical.Ambasviven en Buenos Aires.

    Ve, DESNUDA EN LA CIUDAD, pgina 110

    joyce carol oatesEs una de las escritoras ms celebradasen lengua inglesa. Tiene demasiadospremios para enumerarlos todos, peromencionaremos algunos: recibi la

    Medalla Nacional de Humanidades, elPremio Nacional del Libro y el PremioPEN/Malamud por Excelencia en FiccinCorta. Es profesora de humanidades dis-tinguida en la Universidad de Princetony miembro de la Academia Americanade Artes y Letras, desde 1978. Su novelams reciente,The Accursed, se convir-ti en un aclamado bestseller del NewYork Times.

    Ve ALTAR JUNTO A LA CARRETERA FORKEDRIVER, SOUTH JERSEY,pgina 96

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    VICE es una publicacin mensual. Volumen 6, nmero 5, julio 2013. Domicilio de la publicacin y del distribuidor: Mrida 109, Col. Roma, Del. Cuauhtmoc, CP. 06700, Mxico, DF. Tel.: (55)5533 8564. Editor responsable: Eduardo Valenzuela Sotomayor. Certificado de reserva del Instituto del Derecho de Autor: 04-2008-090917104100-102. Certificado de licitud de ttulo y de

    contenido, en trmite. Imprenta: Preprensa Digital. Caravaggio 30, Col. Mixcoac, Del. Benito Jurez, Mxico, CP. 03910, D.F. Tel.: (55) 56 11 96 53. Distribucin gratuita. Distribuidor: Vice Media,S. A. de C. V. Los artculos firmados son responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el punto de vista de VICE. Se prohbe su reproduccin total o parcial.

    VICE MXICOEnvanos cartas, DOs & DONTs,

    discos para resear, revistas, libros, etctera aMrida 109, Col. Roma, Del. Cuauhtmoc, Mxico, DF, CP. 06700

    Oficina +52 55 5533 8564 Fax +52 55 5203 4061

    VICE NUEVA YORK97 North 10th Street, Suite 204, Brooklyn, NY 11211

    Oficina +1 718 599 3101 Fax +1 718 599 1769

    VICE MONTREAL127 B King Street, Montreal, QC, H3C 2P2

    Oficina +1 514 286 5224 Fax +1 514 286 8220

    VICE TORONTO360 Dufferin St. Suite 204, Toronto, ON, M6K 1Z8

    Oficina +1 416 596 6638 Fax +1 416 408 1149

    VICE REINO UNIDONew North Place, Londres, EC2A 4JA

    Oficina +44 20 7749 7810 Fax +44 20 7729 6884

    VICE AUSTRALIAPO Box 2041, Fitzroy, Victoria 3065

    Oficina + 61 3 9024 8000 Fa x +61 3 9445 0402

    VICE NUEVA ZELANDAPO Box 68-962, Newton, Auckland

    Oficina +64 9 354 4215 Fax +64 9 354 4216

    VICE NRDICOSMarkvardsgatan 2, SE-113 53 Estocolmo

    VICE ITALIAVia Watt 32, 20143, Miln

    Oficina +39 02 4547 9185 Fax +39 02 9998 6071

    VICE ALEMANIABrunnenstr. 196, 10119 Berln

    Oficina +49 30 246295-90 Fax +49 30 246295-99

    VICE HOLANDAPO Box 15358, 1001 MJ msterdam

    Oficina +31 20 673 2530 Fax +31 20 716 8806

    VICE BLGICALamorinirestraat 161, B-2018, Amberes

    Oficina +32 3 232 1887 Fax +32 3 232 4302

    VICE FRANCIA21, Place de la Rpublique, 75003 ParsOficina +331 71 19 92 23 Fax +33 958 267 802

    VICE ESPAAJoan dAustria 95 97, 5 1, 08018 BarcelonaOficina +34 93 356 9798 Fax +34 93 310 1066

    VICE AUSTRIAFavoritenstrae 4-6/III, 1040 VienaOficina +43 1 9076 766 33 Fax +43 1 907 6766 99

    VICE BRASILRua Periquito 264, So Paulo, SP, CEP 04514-050Oficina +55 11 2476 2428 Fax +55 11 5049 1314

    VICE BULGARIA5 Ogosta str., 1124 SofaOficina +359 2 870 4637 Fax +359 2 873 4281

    VICE AFRICAUnit 3, The Rosebank Fire Station, Baker St./Bath Ave., Rosebank, JHBOficina +27 11 447 3613 Fax +27 11 880 0233

    VICE REPBLICA CHECAHas talska 1, 11000 Praga 1Oficina +420 222 317 230 Fax +420 222 317 230

    VICE GRECIA22 Voulis Street, 6th Floor, 105 63, AtenasOficina +30 210 325 4290 Fax +30 210 324 9785

    VICE PORTUGAL

    Praa Coronel Pacheco, n 2, r/c4050-453 OportoOficina +351 220 996 891/2 Fax +351 220 126 735

    VICE POLONIASolec 18/20, 00-410 WarszawaOficina +48 22 891 04 45 Fax +48 22 891 04 45

    VICE RUSIA4th Syromyatnicheskiy Lane, 3/5, Building 5, Mosc, 105120Oficina +7 499 503-6736

    VICE CHINASuite 307, 94 Dongsi Shitiao, Dongcheng District, Beijing, China 100007

    VICE JAPNFujiya Building 3F, 1-3-9 Kami-meguro, Meguro-ku, Tokio, Japn 153-0051

    FUNDADORESSuroosh Alvi, Shane Smith

    DIRECTOR CREATIVO Eddy Moretti ([email protected]) PRESIDENTE Andrew Creighton ([email protected])

    DIRECTOR DE CONTENIDOBernardo Loyola ([email protected])

    EDITORDaniel Hernndez ([email protected])

    EDITORA DEL ESPECIAL DE FICCIN 2013Sisi Rodrguez ([email protected])

    EDITOR EN JEFERocco Castoro ([email protected])

    EDITOR INTERNACIONALAndy Capper ([email protected])

    TRADUCCIN DE TEXTOSJoan Cejudo ([email protected])

    DISEO EDITORIALinkubator.ca

    DIRECTOR DE ARTEFrancisco Gmez ([email protected])

    DISEO GRFICOJulio Derbez ([email protected])

    COMUNICACIN Y SERVICIOS ONLINEDavid Murrieta ([email protected])

    ASISTENTE EDITORIAL ONLINEAlejandro Mendoza([email protected])

    COORDINADORA DIGITALKarina Ramrez Martnez ([email protected])

    RELACIONES PBLICAS Hugo Valdez Padilla ([email protected])

    INTERN Fernanda Gerdes

    PUBLISHEREduardo Valenzuela ([email protected])

    PUBLISHER INTERNACIONALJohn Martin ([email protected])

    JEFA DE PRODUCCINLaura Woldenberg ([email protected])

    ASISTENTE DE PRODUCCIN Y DISTRIBUCINDaniel Daz ([email protected])

    DIRECTOR COMERCIALJuan Jos Jimnez ([email protected])

    PRODUCCIN DE VIDEO Santiago Fbregas ([email protected]),Guillermo lvarez ([email protected]),Mauricio Castillo ([email protected]),Juan Mrquez ([email protected])

    DIRECTOR DE VENTAS ONLINE Sal Ramos ([email protected])

    CREATIVA Y EJECUTIVA DE CUENTASMara Jos Bez ([email protected])

    VENTAS Emilio Valdez ([email protected])

    ADMINISTRACIN Y FINANZAS Patricia Lara ([email protected])

    TEXTOSOrfa Alarcn, Sylvia Arvizu, Amie Barrolade, Kara Crabb, Sarah Hall,Hannah H. Kim, Zelly Martin, Ottessa Moshfegh, Joyce Carol Oates, Jamie Renda,Samanta Schweblin, Daniela Tarazona, Paola Tinoco, Liliana Vlez, Gema Villela

    TRADUCCINJoan Cejudo; del cuento de Joyce Carol Oates, Elizabeth Flores

    FOTOS Grey Hutton, Jessie Kennedy, Annabel Mehran, Arturo Mndez,Marilyn Minter, Thomas Northcut, Ellen Page Wilson, Gerald Slota,Sorryimworking, Christian Storm

    ILUSTRACIONES Kara Crabb, Julio Derbez, Matsui Fukuyo, Rich Guzmn,Rachel Levit, Elisa Malo, Powerpaola, Cristina Peral, Julia Scheele, Klone Yourself

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    ENTOMATADAS TOTOPAS1. Mis entomatadas no son en rollito,

    ni en forma de taco. Me gustacortar las tortillas en cuadritos yluego echarlas a dorar.

    2. Para esto, antes debo lavar bientres tomates y un chile (o medio,porque mi paladar para lo picoso es

    muy coyn).3. Echo los tomates y el chile a cocer,

    en una colillita (no s cmo sellaman esas ollas chiquitas depeltre con colita larga, as les dicemi abuela) y se le agrega sal (unpuito de lo que quieras).

    4. Cuando empiezan a despellejarselos tomates los dejo otro ratito,despus apago la estufa.

    5. Luego los pongo junto con los chilesen la licuadora, con poca agua dela misma de la colillita. Dependien-do de si est muy seco o no, le voyagregando agua a como Dios me da entender (siempre, claro, del aguade la ollita).

    6. Hay que precalentar una sartn conaceite de oliva, ah se echa todo lode la licuadora.

    7. En otra sartn se echan a dorar lastortillas en cuadritos.

    8. Si se quiere, aparte se doran unaspechuguitas de pollo.

    9. Mientras el aceite comienza aposeer nuestros alimentos, hayque machacar con tenedor unquesito crema (o medio) y cortar en

    cuadrititos un tercio de cebolla. Serevuelven estas dos cosas.10. Ya frita y crujiente la tortilla, se le

    pone encima la salsa (la cual debiquedar espesita y, si no, vuelva alpaso 5) y el queso y la cebolla. A unlado se le pone la pechuguita de pollodorada, y listo! A comer deliciosasentomadas en forma de totopos!

    Orfa Alarcn

    DAL AMARILLOEsta receta viene de mi maestrobudista, quien creci en Sikkim, India.l le ense la receta a mi madre,y ella me la ense a m. Es muybarato y fcil de hacer. Necesitarscebolla, tomate, jalapeo, cilantro,lentejas rojas, aceite de oliva y arroz

    basmati. Tambin necesitars algunasespecias: comino, cilantro, semillas demostaza y crcuma.

    Hay que picar la cebolla y frerla afuego lento con aceite de oliva. Hay quecocinarla lo ms lento posible; debetardar una media hora en cambiar decolor. Despus hay que subir el fuegoy agregar una cucharada de semillasde mostaza, mezclar y agregar unacucharada de crcuma. Saltear unosminutos y agregar las lentejas rojas(unas dos tazas de lentejas lavadas).Saltear en aceite, y despus agregarunos centmetros de agua para cubrirlas lentejas. Hervir, bajar el fuego ycocinar a fuego lento. Preparar el arrozen una olla distinta, y picar el tomate,cilantro y jalapeo.

    Cuando el arroz est listo, tambindebera estar el dal. Agrega unacucharadita de crcuma y cilantro acada olla, y despus agrega sal. Paraservir: poner arroz en un plato, agregardal, despus los tomates, el cilantro yel jalapeo.Amie Barrodale

    DDEOKBOKKIHay vendedores de comida en casicada esquina de Sel, Corea del Sur, yvenden una serie de bocadillos extre-madamente picosos. Mi favorito es elddeokbokki: tortas de arroz marinadascon salsa de chiles rojos. Los vendedo-res tambin ofrecen dumplings fritos,

    tripas y fideos. Yo me paraba en lacalle a comer este manjar con palillos,rodeada de extraos.

    Ingredientes:1 tubo de tortas de arroz4 tazas de agua7 anchoas secas y grandes1/3 de taza de pasta de chile rojo1 cucharada de pimiento rojo triturado1 cucharada de azcar1 cucharada de ajonjol3 cebollitas2 huevos cocidos2 zanahorias (opcional)Puo de col (opcional)1/4 de kilo de tortas de pescado(opcional)

    Instrucciones:(Tip: Para tener tortas de arroz extrasuaves, remojar en agua calientedurante 30 minutos antes de cocinar).1. H ervir agua en un recipiente poco

    profundo. Agregar las anchoas ycocerlas a fuego lento durante diez o15 minutos.

    2. Mezclar la pasta de chile, el pimien-

    to rojo triturado, y el azcar en unrecipiente pequeo.3. Sacar las anchoas de la olla y

    agregar la torta de arroz, la mezclade chiles, las cebollitas picadas,zanahorias, col, tortas de pescado ylos huevos cocidos.

    4. Me zclar y cocinar a fuego lentodurante diez minutos, o hasta quelas tortas de arroz estn suaves y lasalsa espesa.

    5. Qui tar del fuego. Espolvorear conajonjol y servir.

    Hannah H. Kim

    DELICIOSA AVENA SALADAPreparo un poco de avena en laestufa avena barata, de esaque se prepara en un m inutosiguiendo las instrucciones de lacaja. Hay que usar agua. Hervir,agregar la avena y mezclar. Megusta agregar un poco de romeroy pimienta negra. Una vez que laavena est lista, quito la olla dela estufa y la sirvo en un plato,espolvoreo un poco de queso par-mesano, y un chorrito de aceitede oliva. Si lo prefieres, puedesusar mantequilla en lugar deaceite. Eso es todo. El risotto delpobre. Cuando me siento deca-dente, tambin uso championessalteados. O tocino.Ottessa Moshfegh

    EL RINCN DELAS RECETAS

    ILUSTRACIONES PORRICH GUZMNY JULIO DERBEZ

    F R E N T E D E L A R E V I S T A

    Presentamos algunas

    sugerencias para acompaar

    las historias de este nmero,

    compartidas por algunas de

    las autoras.

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    F R E N T E D E L A R E V I S T A

    HECHIZOSDEL KAMASUTRAIgual que muchos

    trabajos de literatu-

    ra antigua, el KamaSutra se puede leer demuchas formas: puede

    ser una ventana hacia

    la mentalidad y las

    costumbres de una

    cultura de hace mucho

    tiempo, o una simple

    gua al sexo acrob -

    tico. Pero este texto

    hind de hace dos milaos tambin contie-

    ne algunos hechizos

    que pueden resultar

    tiles para mujeres (y

    hombres) de cualquier

    poca. He aqu algu-

    nos fragmentos (algo

    que quiz debas saber

    es que la palabra yoniquiere decir vagina).

    Cuando una mujerusa un ungentohecho de flores deNauclea cadamba,jobo y Eugenia jam-bolana, puede quea su esposo deje de

    gustarle. Entre ms grande eres, es msfcil entender que este tipo de ungentopuede tener ciertos beneficios.

    Una mujer queescucha a unhombre tocar unaflauta baada conlos jugos de la plan-ta bahupadika, laTabernaemontana

    coronaria, la Costus speciosus, o arabicus,

    la Pinus deodara, la Euphorbia antiquo-rum, la vajra, y la planta kantaka, seconvierte en su esclavo.

    Un ungento hecho de la fruta de laAsteracantha longifolia contrae la yonideuna hastini, o mujer elefante. Esta contrac-cin dura una noche.

    Si la laca se satura siete veces con el sudordel testculo de un caballo blanco y despusse aplica sobre un labio rojo, el labio setorna blanco.

    Un ungento hecho con las races de l aNelumbrium speciosum, la loto azul, y elpolvo de la planta Physalis flexuosa, mez-clado con ghee y miel, agranda la yonide lamrigi, o mujer venado.

    Cuando la comida se mezcla con la frutadel estramonio, produce intoxicacin.

    Un ungento hecho con la fruta de laEmblica myrabolans y mezclado con el jugo

    lechoso de la soma, la Calotropis gigantea,y el jugo de la fruta de la Vernonia anthel-mintica,pinta el pelo blanco.

    Si se muelen mirabolanos amarillos,jobo, la planta shrawana, y la planta pri-yangu, y se aplican a cazuela de hierro,las ollas se pintan de rojo.

    Cuando se enciende una lmpara conaceite extrado de las plantas shrawa-

    na y priyangu, y una mechade tela y piel de serpientes,y se colocan largos pedazos

    de madera cerca de ella,esas maderas parecern mu-

    chas serpientes.

    POR STAFF DE VICE

    (SLO MUJERES)

    Ilustraciones por Julia Scheele

    17751817: JANE AUSTENLa primera gran escritora moderna sali de la nada con un diario hiperblico,repleto de exageraciones, llamado Orgullo y prejuicio, el cual escribi cuandotena apenas 21 aos. Gracias a esto, las universidades en todo el mundoahora tienen departamentos de literatura feminista. Y nadie sabe muy bienpor qu, ya que la informacin biogrfica de Jane Austen es escasa y cuestio-nable. Lo nico seguro es que tena un par de tetas.

    17971851: MARY SHELLEYCuandoFrankenstein o el moderno Prometose public de forma annima en 1818,todo mundo dijo: Qu? Esto es una

    locura! Aunque algunos crticos lo odia-ron, se volvi increblemente popular,y prcticamente cre el gnero de laciencia ficcin, y estableci una seriede expresiones que se convertiran enrazn de burla, y que seran apropiadasy modificadas durante siglos. Es algo tanhorripilante y enfermo que slo pudo habersalido de la mente de una joven adolescente.

    18161855: LOS HERMANOS BELLCharlotte, Emily y Anne Bront eran hermanas, hijas de un ministro y suesposa, quienes seguro tenan alguna especie de gen literario impresionante,porque sus hijas produjeron algunas de las ms grandes novelas del siglo XIX.Emily escribi Cumbres borrascosasbajo el pseudnimo Ellis Bell, CharlotteescribiJane Eyrebajo el nombre de Currer Bell, Anne escribi Agnes Greycomo Acton Bell, y las tres fueron sumamente exitosas (incluso despus deque el mundo se enterara de que los autores no tenan pito). Se dice que suhermano, Branwell tambin era un genio, pero era alcohlico y adicto al opio ymuri de tuberculosis. Todo un hombre! Cierto, chicas?

    18821941: VIRGINIA WOOLFEducada por sus padres, Virginia sufri de crisis nerviosas y depresin todasu vida. Estaba loca, en el sentido clsico, y public historias que reflejabanesto. Tambin fue un genio literario cuyos libros permanecern en el canonoccidental por siempre. Pero despus se llen el abrigo de piedras y se ahogen el ro Ouse. Fin.

    19031977: ANAS NINAnas, mi perra bohemia favorita, estuvo casada con dos geyes al mismotiempo y definitivamente tuvo algunos encuentros en verdad picantes conHenry Miller. Escriba historias sobre hombres mayores que abusaban deniitas y orgas en fumaderos de opio, adems de una pltora de diariospersonales y discusiones filosficas. Eso es tenerlo todo.

    19051982: AYN RANDUna adicta a la bencedrina que tambin era un robot del espacio exteriory que escribi La rebelin de Atlas. No te preocupes, ya est muerta.Gracias a Dios.

    19291945: ANA FRANKTambin muerta, pero seguro ya leste su diario.

    TEXTO E ILUSTRACIONES POR KARA CRABB

    La nenas escriben: unresumen de la historia

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    Estemundoseraunlugar mejorSinoseeligieraporcolororaza.NoporelcolordepeloNiporloquelagenteusa.SinoporloquepiensaYporesoquesuscorazonesligan.VanessaGabb,10aos

    VanessaviveenBrooklynyescofundadoradeFiveQuarterly.org.

    Vi nias, que tenan rizos.Haba diez nias, con rizos dorados hermosos.

    Vinieron algunas nias, con perlas en el cuell o.Pero las perlas, fueron robadas por ardillas.Diana Bruk, 8 aos

    Diana es escritora freelance en Nueva York e

    intenta ver el mundo con ese mismo sentimiento

    de asombro y sensibilidad hacia los animales que

    tena de pequea.

    MIS PRIMEROSGARABATOSIgual que otro tipo de ar-

    tistas, muchos escritores

    trabajan para perfeccionar

    su arte, en ocasiones de

    forma obsesiva, desde que

    tienen edad suficiente para

    pensar. Y, por supuesto, la

    gran mayora de los nios,

    incluso aquellos que tienen

    xito escribiendo cuentos y

    poemas, no son prodigios

    ni particularmente especia-

    les. En sus primeros aos,

    producen la misma prosaadorable y extraa que

    uno esperara de estos estas

    criaturas que todava no

    entienden el mundo. A con-

    tinuacin una seleccin de

    textos inditos de escritoras

    jvenes cuando eran mu-

    cho ms jvenes.

    Los hombres son diferentes:Rojos, amarillos, blancos, negros y cafs,Pero siguen siendo iguales.Gerry Visco, 11 aos

    Gerry es escritora, actriz, fotgrafa y personalidad

    de la vida nocturna en Nueva York. Actualmente

    escribe para las revistas Interview e Hyperallergic.

    Despus de seguir al Hombre Lobo durante una

    milla, llegamos a una gran cueva. Adentro habaun centro comercial con fantasmas y hombreslobos de compras! Qu gran momento paracomprar, Hilary! dijo Alicia. Adentro del centrocomercial haba una nota que deca: NO SEPERMITEN HUMANOS!Extracto de Cosas espeluznantespor HilaryLeichter, 9 aos

    El trabajo de Hilary ha aparecido en n+1, TinHouse, Kenyon Review, Indiana Review, y muchasotras publicaciones. En 2013 recibi una beca de

    la Fundacin Edward F. Albee y vive en Brooklyn.

    Sueoconelsolquesale,

    ElplanetaMarte,el nmero1.

    Sueocontodotipodecosas,

    Unperico,unperroquecanta.

    Sueoconcosasquenuncaviste,

    Peroslosueodenoche.

    Elsoador,porHannahPalmerEgan,

    10aos

    Hannahesescritora, editorayartista.

    ViveytrabajaenBrooklyn.

    F R E N T E D E L A R E V I S T A

    Un da tuve una granja. Estaba repleta de anima-les. Un da el pez tuvo un pescadito. Estaba muyfeliz. Y las aves tuvieron bebs tambin. Amo migranja. Mi mami tiene este trabajo. Y son las va-cas. Despus le dije a uno de los gatitos, te amo!Despus fue de noche. Es hora de dormir. Fin.Yo y mi granja,por Gina Tron, 6 aos

    Gina es editora de la revista Ladygunn y colabo-ra con varias publicaciones.

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    POR GEMA VILLELA VALENZUELA, FOTO POR ARTURO MNDEZ

    Un agradecimiento especial a Mauricio Bares y Carlos Snchez.

    Sylvia Arvizu, es comunicloga de profe-sin, graduada en la Universidad de Sonora.Durante muchos aos se dedic a la radio,trabaj para la estacin La Kaliente comolocutora y animadora. En la locucin tuvo

    mucho xito con su personaje La Shiva; conduca los even-tos masivos y bailes que organizaba la estacin de radio.

    Ahora est en el Centro de Readaptacin Social (Cereso)de Hermosillo, cumpliendo una condena de 20 aos, trashaber sido acusada por su ex marido de causarle lesionesgraves. Sylvia lleva siete aos adentro, pero fue ah dondeempez a escribir, publicar y ganar concursos intercar-celarios de literatura.

    Esta es la sexta ocasin que la visitamos, ya que antesle hicimos una serie de entrevistas para el documental queArturo Mndez y yo produjimos, Aprend violencia (unproyecto cinematogrfico apoyado por el FECAS, y laFundacin Sonorense de Liderazgo AC, en el que tambinparticipan Francisco Pizo Ortega y Carolina Duarte).Elegimos a Sylvia como personaje porque lejos de serinocente o culpable, es un ejemplo de cmo una personapuede tener xito ante la adversidad y porque su carcterno le permite ser vctima. En vez de dejar pasar el tiempo,lo ha aprovechado publicando lo que escribe y organizan-do actividades que le sirven a ella y a otras reclusas para

    ejercer el ltimo reducto de libertad que tienen: el lenguaje.Sylvia es autora del libro de crnicas carcelarias Breveazul(La Cbula, 2008) y actualmente trabaja en su pro-yecto Mujeres que matan,donde a partir de las historiasque sus compaeras comparten con ella, elabora unanarrativa nica y brutal, que ha sido recogida en edito-riales como Nitro Press y revistas como Replicante. Paraeste nmero fuimos a platicar con Sylvia sobre su vida, suinfancia, cmo es escribir desde la crcel y le pedimos quenos desmintiera algunos mitos que all afuera se tienensobre vivir en prisin.

    Al entrar al rea de visita, hay unos columpios y otjuegos infantiles; bancas de herrera como las que vemen los parques, un espacio techado en donde los hermade congregaciones cristianas imparten la palabra, y odonde hay bancas de piedra. Ah nos quedamos, papartarnos un poco de la algaraba.

    Sylvia se ve ms delgada que la ltima vez que la vimnos saluda con entusiasmo y nos dice que est a dieque dej de comer Gansitos y comida chatarra.

    Trae una blusa atigrada, un pantaln de mezcliel cabello recogido en un chongo y lentes oscuros. Nsaluda contenta, con esa energa que la caracterizapregunta si queremos algo de tomar. Es buena anfitriosiempre ha dicho que ha tenido que ver el Cereso cosu casa y a las dems presidiarias como hermanas, aque tiene que escuchar y, en algunos casos, tolerarcon ellas con quienes comparte todo lo que posee, hasu tiempo y sus historias.

    De forma inusual, el ambiente est un poco tenlas reclusas empiezan a gritar al unsono el nomde una compaera, porque una celadora la anda bcando, l a necesitan en la entrada del rea femenil. Toestn a la expectativa, quieren saber para qu la llam

    Se sienten medio tensas porque hubo un traslado. Yhorrible eso, es ms feo que cuando llegas y que cuando

    sentencian explica Sylvia, mientras enciende su cigacomo ponindonos al tanto de lo ms reciente que ha sado en su vida, a su alrededor. Le hablaron a una chy ya despus no volvi. Vimos a sus amigas que le echala ropa en una bolsa. Y todas:A la torre, la Danielano volvi!Se fue al limbo. Se la llevaron a otro Cerdel estado. Y eso es bien feo. Porque es volver a empey no sabes a dnde vas, las poquitas cosas de las qullegas hacer, se pierden; luego las andan vendiendo olas quedan otras chavas. A veces hay traslados maside 10, 15 personas y todas nerviosas, porque en cualq

    no eleg las historias,las historias

    me eligieron a mDesde la crcel, Sylvia Arvizu encontr en la

    escritura un ejercicio que la acerca a la libertad

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    momento pueden decir tu nombre, te esposan y te meten alcamioncito. Te vuela la grea, dicen aqu. Est canijo!

    Lejos de verse preocupada por esta situacin, Sylviasonre y se agacha para abrir la botella de su vicio: unacocacola. Al mismo tiempo que se escucha salir el gasdel envase, ella hace el sonido con su boca e improvisaun anuncio de cerveza y le da un trago a su bebida. Unavez instalados, empezamos la pltica.

    VICE: Cmo fue tu infancia?Sylvia Arvizu:Aunque no ramos ricos, no ramos tanpobres. Yo me acuerdo que no nos faltaba nada en micasa. S tena juguetes y los usaba, pero recuerdo quemi favorito era la manguera, con la que ordeaba lagasolina del pick up, mi pap.

    Y siempre que se quedaba tirado, llegaba frico ygritaba: La manguera del pick up, dnde est?! Y

    yo querindolo ocultar, pero con las manos apestosasa gasolina era evidente que yo me la haba robado, ydebajo de mi cama siempre la encontraban.

    Y qu hacas con ella?Me pona un extremo en la boca y otra en la oreja y meescuchaba. Me acuerdo que visitbamos a mis abuelosmaternos, vivan en Chihuahua, y viajar a la sierra enlas vacaciones. Implicaba un viaje de ocho horas, diezhoras; mis hermanas iban enfadadas durmindose, yoiba fascinada hablando, narrando todo lo que vea en elcamino: que si el cerro, que si va a llover, que el menonitaque pas vendiendo queso, que si llegamos a Cananea.Segn yo tena mi propio programa de radio.

    Cmo empezaste a escribir?Mi pap me regal un cuaderno con pasta verde, en dondetena presupuestos de su trabajo; l es albail, y traa siem-pre ese cuaderno en donde anotaba todo lo de su chamba.Y un da que vino a la visita, cuando recin entr, me dioel cuaderno y me dijo: Escribe, mija, como terapia, comodesahogo, de algo te va a servir. Y jams en mi vida pensllegar aqu, y fui escribiendo todo lo que me pasaba y loque vea. Llegaba a mi celda al final del da y escriba.

    Qu le dices a alguien que va llegando a la crcel o igual

    a quienes estn afuera?Que el chiste es crear, hacer cosas, generar ideas, porque

    el peor de los enemigos que tenemos es el ocio. Tantoadentro como afuera es un enemigo. Aqu en la crcellas cosas se magnifican, como estamos aqu encerradas ysomos muchas, empiezas a hablar de las dems, a lastimar,se hacen alianzas entre grupitos, rias, se magnifican lasemociones porque es un concentrado y tu mente no esttrabajando en nada, nada ms en eso.

    No quiero sonar muy trillada, pero el tiempo es muyvalioso, porque en mi caso veo que el tiempo pasa, todomundo hace cosas all afuera y yo siento que me sientoestancada. S que cuando salga va a ser difcil, porque

    en los trabajos tienen lmite de edad para contratar yque ests actualizada. Por eso me pongo hacer mil cosas.

    Tus personajes son reales y son historias de chavas queconoces aqu adentro, cmo eliges a esos personajes ysus historias?Yo creo que no eleg las historias, las historias me eligena m, porque son las que se me quedan en la mente y enel corazn.

    Dentro de esa realidad has manejado ficcin?Todos los personajes son reales, pero llevan un poco deficcin. Hay una delgada lnea entre las dos: cosas que nole pasaron a esa persona, pero yo se los pongo, porquese me pas la mano con la pluma, ya sea porque a mme pas o porque a partir de lo que ellas me cuentan,yo saco conclusiones.

    Y desde el inicio, no se qu tanta realidad o ficcin llevelo que me cuentan, porque no tengo cmo comprobarlo.Slo confo en lo que me cuentan y lo escribo.

    Has dicho que la literatura para ti inici como algo

    teraputico, qu otro beneficio te ha dado?Escribo si tengo la inquietud o la necesidad, porque seconvierte en necesidad la literatura, llego a mi celda yme pongo a escribir. Me gusta la retroalimentacin dela gente que viene a la visita. [Una vez] lleg una seoraque me dijo que le gust mucho mi libro y hay gente queme aborda que me dice: Me gust mucho la historia deltullido, la del pollero. Y es as como: rale, no? Nolos conozco y son tan cercanos a lo que haces. Es comoalegra, emocin y me siento orgullosa con mis personajes,aunque sean reales, pero es chistoso que personas quenunca has visto, comenten al respecto.

    Tambin una vez, el abogado de una chava, me pidilo que escrib de ella, y gracias a ese texto le bajaron losaos de sentencia. Y me dio mucho gusto.

    Cules son tus escritores favoritos?, qu ests le-

    yendo ahorita?La poesa de Abigael Bohrquez, tiene una edicin muybonita que se llama Heredad.Carlos Snchez, FernandoVallejo me gusta por sarcstico, por burlesco, es muyirnico. Acabo de descubrir a Javier Valdez y a DiegoEnrique Osorno, y me gustaron. Acabo de leer a lvaro

    Mutis, el Diario de Lecumberriy encontr coincidenciascon l. Y los clsicos Juan Rulfo, Isabel Allende.

    Qu haces con todo el tiempo libre, adems de escribir?

    Me gusta mucho rerme, me gusta platicar con las amigas,llamarle a mi hija, tocar la guitarra, cantar, hacer teatro,que es lo que estamos retomando ahorita.

    Qu msica escuchas?Yo escucho de todo, pero ahorita agarr la moda de la ba-chata. Aunque me encantan las baladas, el romanticismo,

    la trova. Me encanta Joaqun Sabina, puedo ver el concier-to Dos pjaros de un tiro , mil veces mientras barro y nome enfado. Ya pronto vamos hacer un cineclub aqu, losmircoles, pornografa vamos a ver [risas], no es cierto.Al rato todas alborotadas

    Y qu pelculas o series ven?Yo tengo un montn de DVDs y l os presto o los rento. Ycuando estuvieron de moda Capadociay esas series, laschamacas andaban vueltas locas. Pero a m me parecentotalmente fuera de la realidad.

    No conozco las crceles del sur: Santa Martha Acatitlao Puente Grande, pero aqu en Hermosillo el aqueo, quese le llama o cierre de las celdas, aqu nos guardan y yopuedo andar de una celda a otra. El uso del uniforme aquno lo hay, recibimos llamadas. Y creo que los personajesestn exagerados, tal vez s

    veas una Bambi [personajede Capadociaencarnado porCecilia Surez], una desma-drosa golpeadora, pero nocomo las de la serie, tantoel lenguaje como el compor-tamiento, s est exagerado.

    Pasan elementos de seguridadque realizan un operativo: sedirigen a las celdas a realizarinspeccin y cateo. En direc-cin contraria a ellos vieneuna mujer de baja estatura,muy delgadita, de tez morena,con pantaln aguado, camise-ta roja, de talla grande y unagorra volteada hacia atrs.No se acerca mucho y le habla a Sylvia.

    Chinchu:SylviaSylvia:Qu onda, mijo? le contesta. Y luego me acla-ra: Tengo un hijo ahora, le decimos Chinchu. Tiene 20aos, est bien joven.Chinchu: Qu hago?, me meto?Sylvia:Qudate t ah en el cuarto, psale. De nuevoSylvia se dirige a m: Pobre Chinchu quera ver lascaricaturas a gusto, pero ya llegaron los del operativo. Le

    digo que se quede all en el cuarto, para que est presente.

    Es tu nueva compaera de celda?S, ya me cont su historia. Dice que desde chiquita,le robaba la ropa a sus hermanos y cuando iba a laescuela, se quitaba la falda y se pona un short o unpantaln. Que ella se senta un nio. Su familia tenaun aguaje y ah en una peda, por su condicin de les-biana, unos le dijeron: Te vamos hacer mujercita yla violaron. Pero vieras cmo se levanta cada maana,me da envidia de la buena, se levanta con una sonrisa

    de oreja a oreja. Y tiene una sonrisa hermosa. A vepienso que no es bueno tanto pensar las cosas, quignorancia, ms las habilidades que tengas, te hams feliz.

    La crcel es como en las pelculas o como afuera cmos que es?Nmero uno: la crcel no es como la pinta all afueEs una realidad.

    A qu te refieres?En cuanto a agresiones, crueldad, ataques, no es coen las pelculas, es peor [risas] ahaha no es cierto. Apor lo menos, est muy rlax.

    Mmm que toda la gente es mala. Es un mito. Es pensamos que por el hecho de estar aqu, ya son as

    nos, culpables, malos y n

    cierto, hay gente buena te tiende la mano, que te aya, hay gente muy leal, qumuere contigo en la raya. Qla vida se acaba cuando enaqu no es verdad. Hay copeores que pueden pasar.

    Cuando llegas te rob

    tu dinero?Eso s es cierto. S te robandinero, con consentimieo no. Dame dinero pun cigarro para m y opara ti, y nunca lleganel cigarro, ni el dinero. Pes igual afuera.

    Cuando llegas te golpean?[Risas] Mito totalmente. Pero s se acercan a mitear a preguntar, eso es real. Yo tena otro mito, cuanto ms tiempo pasan en la crcel, la gentehace ms dura.

    Y no?No pasa, al contrario, a m los das festivos me duelque alguien falle en una promesa me duele ms ahoms que al principio.

    Te haces lesbiana ac adentro por necesidad?Eso s es cierto, lo hacen por necesidad fisiolgiceconmica. No que se hagan lesbianas, sino que tierelaciones con mujeres y cuando salen, ya si les gustanhombres siguen con hombres. Pero s es verdad.

    Todo el mundo se droga aqu adentro?No es cierto. Que todo el mundo aprende a tocarguitarra tampoco, de ciento cincuenta que somos, sdos lo hacemos.

    a m los dasfestivos meduelen, que

    alguien falle enuna promesa meduele ms ahora,

    ms queal principio.

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    POR SYLVIA ARVIZU, FOTOS POR ARTURO MNDEZ

    No, no, de ese chicle no, ese nome gusta casi, qu no ves quese me pega en la cara cuandose revienta. Es que yo quierode pltano, del motita, donde

    viene dibujada la Pantera Rosa, uno amarillo.Cmo no va a haber, siempre hay, siempre medices que no hay noms para no comprarme.

    Cuando era chiquita Jorge siempre me com-praba lo que yo quera, una vez le ped un gorrode marinero y me lo regal en navidad, pero mimam me lo esconda porque deca que se sentapresionada, siempre deca eso y luego vea la fotode mi pap arriba de un barco. Mi pap siemprese tomaba fotos cuando iba a Guaymas, le gus-taba sentirse parte del mar. Como yo era la mschiquita pues casi no me acuerdo de l, pero elJorge me contaba que nos llevaba a la escuela,que si mi mam nos pegaba l nos defenda y quepara dormirnos jugaba luchitas con ellos y nos leacuentos a nosotras.

    Cuando quiero recordar a mi pap siempre vie-

    nen a mi mente los das en que me enfermaba yslo me dejaba que me inyectarn si l estaba ah, yque las pastillas me las daba slo l. Siempre estabaenferma, pero ya se me olvid de qu.

    No s si mi pap se fue o se muri, nomssupe que ya no estaba y que mi mam no querani regalar ni tirar sus cosas, deca que Cananeaera muy chiquito como para que la gente vieralas cosas de mi pap rodando por ah. De sde quemi pap no estaba, mi mam siempre lloraba, ysiempre me pegaba.

    La vez que ms me peg y me castig fue unda que yo iba saliendo de la prepa con David.l fue mi primer novio, estaba bien alto y yo lellegaba al hombro apenitas. Me gustaba su pelochinito, a l le gustaba mi pelo largo, pero ahoralo tengo cortito, si me ve David con el pelo hastalos hombros, no s cmo me va a ir.

    Ese da me iba agarrando mi trenza y mi mamme grit desde la calle y me subi al carro, medijo que yo iba a la escuela a estudiar no a perderel tiempo y me pellizc bien recio, me dej unabola con moretn en el brazo que me dur comoseis das.

    Todos los das me sobaba la bola con un Iodexque me rob del bao de mi mam, pero un dame descubri y me encerr en el gallinero toda latarde. Los gallineros huelen mal, como la boca delseor de la tienda de la esquina, una vez me dioun beso, me dijo que porque yo era una nia muybuena; me dio un abrazo muy raro, de cuerpoentero, me dijo, y luego me bes con la bocaapestosa a gallinero.

    Ya se me olvid la cara de ese seor, lo que pasaque mi mam me mand a vivir a Obregn para queme cuidar una ta ma, porque ella ya no podams con mi enfermedad. Ya te dije que no meacuerdo de qu estaba enferma, verdad?

    En Obregn me diverta mucho con mis pri-mos, cuando jugbamos a las escondidas siempreles ganaba, porque siempre he estado delgadita,delgadita, as como ahora, pero un da me escap,todos se queran ir sin m a Cananea a una boda yyo tambin quera ir, porque a m me gusta mucho

    de veritas queno s de qu

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    de veritas que no s de qu por Sylvia Arvizu

    bailar de toda la msica que hay en el mundo, asque cuando se fueron, yo tambin me fui, luegollegaron todos a Cananea, luego llegu yo tambin.

    En ese tiempo me volv a enfermar. Mi ta laque me cuidaba dijo que por culpa de David, queporque se haba casado. Mi hermano, el Jorge,dijo que por culpa de mi mam, porque no mehaba hablado con la verdad desde el principio. Mimam dijo que por mi pap, por ser tan cobardey no enfrentar mi enfermedad.

    Yo creo que estaba enferma de algo serio, no?Me enfermaba mucho y tambin soaba mucho.Una vez so que estaba en una escuela con muchagente de todos tipos, viejos, jvenes, que comamosjuntos y que luego los angelitos nos mandaban adormir, pero luego quise escaparme del sueo yme escap. Me fui volando a Cananea. Cuandollegu, mi mam estaba en la sala viendo la tele.Le sonre, ella me volte la cara y me acuerdo quellor y me fui a sentar arriba del lavadero. All,a un lado, estaba el tambo de gas, y arriba deltambo, como siempre, como yo la haba dejado,estaba mi grabadora. Me la haba regalado el Jorgeen mi cumpleaos y yo la cuidaba ms que a mivida. Siempre me ha gustado la msica. Siempreera el Jorge el nico que me quera, hasta que losdomingos en las maanas llegaba a la casa conuna esposa que me saludaba de lejos y luego selo llevaba.

    Por eso, mejor, yo me quedaba sentada en ellavadero con mi grabadora arriba del tambo,pona msica y bailaba hasta con el tendedero.Pero eso s, tena que vigilar siempre mi grabadora,porque de repente los santos de mi mam me laapagaban o le bajaban el volumen. Crean queno me daba cuenta, pero si no estoy loca, luegoluego supe que eran ellos. Los tres santos de larepisa de la entrada, no me s los nombres, perouno est todo negrito, tiene escoba en mano y ungato en los pies.

    Los tres se ponan de acuerdo para amargarme

    la vida, como siempre lo haban hecho. Seguanlas rdenes de mi mam para acabar conmigo, ellahablaba todo el tiempo con ellos, cuchicheaba,planeaba, algo les deca en voz baja y luego ellosiban y me hacan dao.

    Como ese da, yo la o cundo se quej de m,que ya no poda ms conmigo, que cuanto msiba a durar todo esto. No pasaron ni dos minutoscuando los santos tiraron mi grabadora al suelo,se parti en muchos pedazos, toda se abri. Claroque fueron ellos, quin ms? Ni modo que se

    haya cado sola del tambo de gas. Ni modo quelos fantasmas. Claro que fueron ellos, si yo ocuando mi mam los mand.

    En un rincn del cuarto de donde dorma elJorge haba muchas cosas de mi pap. Unas pinzas,un martillo, una pala y un pico. Mi pap siempretraa el pico para todos lados, cuando iba a lamina, cuando vena, cuando iba con sus amigos.El pico era parte de l y se vea bien. El pico sevea bien tambin en mis manos y me ayudara aponer las cosas en su lugar.

    All en la sala, mi mam estaba otra vez ha-blando con ellos y les haca seas. Cuando sintimis pasos volte a verme pero no se asust, sloagach la mirada. Me vio el pico en las manos,quiso abrir la puerta de la entrada para salir perola silla de ruedas atorada entre los muebles y mimano en la chapa de la puerta se lo impidieron.

    Nunca grit ni pidi auxilio. Slo dio tresgemidos durante las catorce pualadas que le dien la espalda. Haba, recargada junto a la pared,una consola que era noms de adorno porque eltocadiscos no serva. All la acost y la tap conel mantel de la mesita de centro. Hay algo quenunca me qued claro, no supe cmo entrarontodos a la casa, mis hermanos y la polica. Yocerr todo muy bien y le puse candado a todo,yo creo que por el techo o por la chimenea, comoSanta Claus, no? Porque la casa no tiene otrolado, sabe, no s cmo le hicieron.

    Lo que s hicieron muy bien y con engaos fuetraerme aqu, desde que sal de la casa y hasta estelugar me haban dicho que venamos con David,que l me quera ver, y te lo juro que no lo he visto.Pero ahorita que llegue vers cmo los va ponerpor no haberme llevado pronto; sobre todo, pornuestro hijo que estoy esperando; es muy peligrosoeste lugar para l.

    Las muchachas aqu yo siento que me tienenmiedo. Me dicen a veces que si qu estoy viendo oqu estoy pensando porque como que se me va la

    mirada; les digo que nada, para que no me molesten,pero la verdad es que estoy hablando con David conla mente, para que venga rpido conmigo, porque,la verdad, ya me enfad de estar aqu. Las pocasamigas que tengo noms me hablan para que lesesconda unos papelitos que huelen muy raro y quecuidan mucho. Supuestamente porque nunca cateanmi cuarto. Las celadoras que me caen bien me danpastillas de esas que me daba mi pap, porque dicenque estoy enferma, pero te lo juro de veritas queno s de qu.

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    POR PAOLA TINOCO, FOTOS POR GREY HUTTON

    La primera vez que escuch hablar deSamanta Schweblin se referan a ella comola chica valiente que slo escribe cuen-tos. Despus supe que la presionabanpara que escribiera una novela pero hasta

    el momento no ha presentado nada y eso es algo des-tacable: Es una escritora con una clara idea de lo quequiere hacer y cundo lo quiere hacer, sin presionesde mercado, becas ni premios, lo cual no significa queno le interesen, pero deja claro que le importa ms suescritura. Sin desdear otros gneros literarios, escribelo que le gusta y se toma su tiempo. Tiene tres librosexcelentes (El ncleo del disturbio, Pjaros en la boca y La pesada valija de Benavides ) y varios cuentos nota-bles repartidos en diversas antologas. A Samanta leimportan las formas gramaticales, estilsticas, morfo-lgicas, argumentales, y tiene especial inters en quesus cuentos se estiren como ligas y logren la tensinsuficiente para mantenerse firmes sin llegar a rom-perse. Sin temor a equivocarme dira que es una delas escritoras latinoamericanas ms interesantes de losltimos aos, ganadora de diversos premios entre ellosCasa de las Amricas, por su libro Pjaros en la boca(Almada, 2010) y del ltimo Premio Internacional de

    Cuento Juan Rulfo (que a partir de este ao cambiade nombre a peticin de los herederos del escritor dePedro Pramo), por el cuento Un hombre sin suerte.

    Bajando del pedestal de la crtica literaria, Samanta esuna mujer que se enfrenta a los mismos problemas quecualquier otra persona trabajadora: es necesario pensaren el sueldo, en las motivaciones para continuar llevandoa cabo el trabajo que desempea, sonrer ante los comen-tarios que en pleno siglo XXI siguen existiendo en torno ala superioridad masculina para realizar este o aquel oficio,y las presiones para dar pasos en otra direccin diferentea la que ha estado caminando en su carrera. Algo de estoy de otros temas nos cuenta en esta entrevista.

    VICE: Qu motiva a una escritora a escribir cuentos enun momento en que el mercado editorial exige novelascasi como requisito para ser publicada?Supongo que lo mismo que motiva a muchsimos lectoresa seguir leyendo cuentos, a pesar de las tendencias delmercado editorial. Soy lectora de cuentos. La mitad demi biblioteca es de cuentos y si alguien me recomiendaun nuevo autor lo primero que intento es buscar a versi tiene un libro de cuentos. Me atrae el gnero por suinminencia, por la energa que puede acumularse en tanpocas pginas y el impacto que estas historias logransobre un lector.

    Te ha limitado en algo el haber elegido el cuento comoel gnero en que plasmas tus inquietudes literarias en

    lugar de la esperada novela?Desde mi experiencia personal, creo que dedicarme ex-clusivamente al cuento abri ms puertas que las quecerr. No hay lectura, entrevista o evento dedicado alcuento al que no me inviten. Sern las ventajas de lafamosa especializacin. A veces lo que es distinto a lamedia tambin marca la diferencia. Me acuerdo del casodel ltimo libro, de Pjaros en la boca, cuando se tradujoal alemn. Los editores me advirtieron que sera difcil

    promocionar el libro. Parece que los alemanes casi no leenliteratura extranjera, prefieren la novela al cuento y tienenmuy pocas lecturas de literatura fantstica. Adems, yoera una autora indita, y muy joven. Pero la crtica fuemuy buena y el libro circul con creces. Supongo queestas cosas no juegan tanto en contra del libro como unocree, a veces terminan tambin llamando la atencin.

    Qu te motiva a escribir en ocasiones cuentos fantsticos

    o bien, cuentos realistas que incluyen anormalidades

    en su trama?A veces me asusta la etiqueta de gnero fantstico; ellector que busque fantasmas, brujas y mundos paralelos

    samanta schweblin:lo fantstico de la realidad

    A pesar del asedio porque escriba novela, la narradora

    argentina prefiere el cuento por la energa que puede

    acumularse en tan pocas pginas

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    va a llevarse una desilusin. Mi fascinacin por el gnero fan-tstico naci de mis lecturas de Adolfo Bioy Casares, Antoniode Benedetto, Julio Cortzar, donde todo sucede en un planorealista, pero hay algo: un detalle, un gesto, una sospecha, queabre la historia a la posibilidad de otra cosa. Creo que una de lascosas que ms me fascinan cuando escribo es lograr correr el veloentre lo normal, y lo anormal, comprobar una y otra vezque lo que consideramos normal a veces no es ms que un pactosocial, un espacio cerrado y seguro que nos permite movernossin vislumbrar nunca lo desconocido. Pero lo desconocido noes lo inventado ni lo imposible, por favor!

    Ya que es claro que no eliges escribir este tipo de historias porganar dinero, qu te lleva por esos temas poco ortodoxos ala hora de escribir?Siempre me impresion el trabajo de mi abuelo paterno durantela segunda guerra mundial. Haca la avanzada para el ejr-cito francs. Es decir, intentando no ser visto, iba en bicicletavarios kilmetros por delante de su batalln, para acercarse loms posible al enemigo y regresarconstantemente con informacin.Creo que la literatura tiene muchode esto. De acercarse al abismo, alos miedos y los odios ms pro-fundos que no reconoceramos nien nosotros mismos; de la posi-bilidad inaceptable de la muerte,y regresar a la vida diaria lo msilesos posibles.

    Aunque no hay una prohibicin

    escrita para que las mujeres se de-diquen a la literatura, es curioso

    notar que en los catlogos de laseditoriales (grandes y pequeas)

    haya muchas menos mujeres que

    hombres. A qu crees que se deba

    esto? Te ha limitado en el desa-rrollo de tu carrera el hecho de

    ser mujer?Una vez un crtico dijo, intentando ser halagador, que mis cuentosparecan escritos por un hombre. Supongo que un comentariocomo este delata claramente qu tipo de autoras lea este seor.Tambin suele pasarme que, cuando digo que escribo cuentos,los menos lectores sonren condescendientemente y preguntan:

    Para chicos? Supongo que a un hombre no le preguntaranesto. Pero ms all de este tipo de ancdotas, ser mujer nuncafue un problema, creo que eso ya est bastante resuelto ennuestra generacin. De hecho, propongo olvidarnos de estocomo un problema. Si no, suceden cosas que terminan jugandoen contra, como encapricharse en que la mitad de los autoresde una antologa sean mujeres, cuando lo nico que deberaimportar es la calidad de los textos. Creo que el terreno ya estganado, ahora hay que ocuparse de escribir bien, y poco a pocola balanza se ir compensando.He ledo en varias entrevistas en las que mencionas a los

    escritores que de alguna manera han influido en tu escritura,

    pero ahora mismo no recuerdo la mencin de algulatinoamericana; mencionas a Patricia Highsmith

    Paley Ser que no te venan a la mente en esas eque respondiste o no te gusta la escritura de ningude Amrica Latina?Ah, muy buena pregunta. Tens toda la razn. Loes que ese tipo de respuestas suelen estar relacionadgrandes maestros que nos influenciaron, y la verdad de mis grandes amores fue la literatura norteamericanun par de generaciones en donde no hubo muchasOConnor o Patricia Higshmith. Pero claro que hubde escritoras de Amrica Latina fundamentales. ParAlfonsina Storni y Gabriela Mistral, fueron libros den mi infancia: mi abuelo me los lea de pie, casi a por la pasin que senta por ellos, as que aprend a desde chiquita. Despus vino Mara Luisa Bombal ltima niebla, cmo me impact ese mundo gris enty la vigilia!, nuestra Silvina Ocampo, por supuestoHebe Uhart, Liliana Heker, Luisa Valenzuela. Y ha

    salto a la literatura contetengo el lujo de comparcin con autoras comoEnrquez, Guadalupe NMeruane, y todas las questar olvidando

    Si t pudieras elegir el tip

    que lee tus cuentos, cmBueno, esto es bastante egpero si tengo que decir sera yo misma. De todasque implican el hecho dgramaticales, estilsticlgicas, argumentales, detctera, la que ms me trae es mi propio ojo Abandono muchas ideastemente. Si en mi escritume cierra como lectora,

    mucho seguir trabajando. Es un gran problema, pormuchos textos que, avanzando a ciegas, a pesar de este mi otro yo lector, seguramente encontraran al final Pero es una negativa contra la que me cuesta mucho

    Las ltimas ocasiones en que hemos hablado has

    otros pases, no en tu natal Argentina. Ya vives el dde muchos de tus personajes? Qu haces en Berln, tlas deliciosas facturas argentinas?Ay, qu buenas son las medialunas de Buenos Aires. Bues mi ciudad, me encanta, y ah es donde me imagina largo plazo. Pero surgieron algunas invitaciones intela idea de vivir un perodo en Europa me entusiasma.ejemplo estoy por cumplir un ao en Berln, y acabatarme unos meses a Shanghi. Me parece un destino tque hasta me cuesta imaginarme en un lugar as, pero entusiasmada, por supuesto. Ya me lo deca Liliana Hla literatura no se gana dinero, es verdad, pero puedetodo el mundo sin gastar un solo centavo. Y yo, agradec

    la literaturatiene muchode acercarseal abismo, de

    la posibilidadinaceptable de

    la muerte.

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    POR SAMANTA SCHWEBLIN, FOTO POR GREY HUTTON

    Un agradecimiento especial a Almada por facilitarnos este cuento, que aparece en el libro Pjaros en la boca (2010).

    Necesitaba descansar, as que alquiluna casona en un pueblo de la costa,lejos de la ciudad. Quedaba a quincekilmetros del pueblo, siguiendo elcamino de ripio, hacia el mar. Cuando

    iba llegando, los pastizales me impidieron seguir enauto. El techo de la casa se vea a lo lejos. Me anim abajar. Tom lo imprescindible, y segu a pie. Oscurecay, aunque no se vea el mar, poda escuchar las olasalcanzar la orilla. Ya estaba a pocos metros cuandotropec con algo.

    Es usted?Retroced asustado.Es usted, don? un hombre se incorpor con

    dificultad. No desperdici ni un solo da, eh... Se lojuro por mi mismsima madre...

    Hablaba apurado; estir las arrugas de la ropa y seacomod el pelo.

    Pasa que justo anoche... Imagnese, don, que estandotan cerca no iba a dejar las cosas para el otro da. Venga,venga dijo, y se meti en un pozo que haba entre losyuyales, a slo un paso de donde nos encontrbamos.

    Me agach y asom la cabeza. El agujero meda msde un metro de dimetro y adentro no se alcanzaba a vernada. Para quin trabajara un obrero que no reconocani a su propio capataz? Qu andara buscando paracavar tan profundo?

    Don, baja?Creo que se equivoca dije.Qu?Le dije que no bajara y, como no contest, me fui para

    la casa. Recin cuando llegu a las escaleras de entradaescuch un lejano muy bien, don, como usted diga.

    A la maana siguiente sal a buscar el equipaje quehaba dejado en el auto. Sentado en la galera de la casa,el hombre cabeceaba vencido por el sueo y sujetabaentre las rodillas una pala oxidada. Al verme la dej y seapresur a alcanzarme. Camin en silencio detrs de m.Llegamos, esper a que yo bajara todo del coche y carg loms pesado. Pregunt si los paquetes eran parte del plan.

    Primero necesito organizarme dije y, al llegar a la

    puerta, le quit lo que cargaba para evitar que entraraa la casa.

    S, s, don. Como usted diga. Entr. Desde las venta-nas de la cocina vi la playa. Apenas haba algunas olas, elmar estaba ideal para nadar. Cruc la cocina y espi por laventana del frente: el hombre segua ah. De a ratos mirabahacia el pozo y de a ratos estudiaba el cielo. Cuando sal,corrigi la postura y me salud respetuoso.

    Qu hacemos, don?Me di cuenta de que un gesto mo hubiera bastado para

    que el hombre se echara a correr hacia el pozo y se pusieraa cavar. Mir hacia los pastizales, en direccin al pozo.

    Cunto cree usted que falte?

    Poco, don, muy poco...Cunto es poco para usted?Poco... no sabra decirle.Cree que pueda terminar esta noche?No puedo asegurarle nada... usted sabe: esto no

    depende slo de m.Bueno, si tanto quiere hacerlo, hgalo.Delo por hecho, don.Vi al hombre tomar la pala, bajar los escalones de la

    casa hasta el pastizal y perderse en el pozo.Ms tarde fui al pueblo. Era una maana de sol y quera

    comprar un short de bao para aprovechar el mar; a finde cuentas, no tena por qu preocuparme por un hombreque cavaba un pozo en una casa que no me perteneca.Entr a la nica tienda que encontr abierta. Cuandoel empleado estaba envolviendo mi compra, pregunt:

    Y cmo va su cavador?Me qued unos segundos en silencio, e sperando quiz

    que algn otro contestara.Mi cavador?Me alcanz la bolsa.S, su cavador...Le extend el dinero y mir al hombre, extraado; antes

    de irme no pude evitar preguntarle:Cmo sabe del cavador?Que cmo s del cavador? dijo, como si no

    me comprendiese.Volv a la casa y el cavador, que esperaba dormido en

    la galera, se despert en cuanto abr la puerta.Don dijo ponindose de pie, hubo grandes

    avances, puede que estemos cada vez ms cercaPienso bajar a la playa antes de que oscurezca.No recuerdo por qu me haba parecido una buena

    idea decrselo. Pero ah estaba l, feliz por el comentarioy dispuesto a acompaarme. Esper afuera a que mecambiara y un poco ms tarde caminbamos hacia el mar.

    No hay problema en que deje el pozo? pregunt.El cavador se detuvo.Prefiere que vuelva?No, no, le pregunto.Es que cualquier cosa que pase... amag con

    volver sera terrible, don.Terrible? Qu puede pasar?Hay que seguir cavando.Por qu?Mir el cielo y no contest.Bueno, no se preocupe continu caminando,

    venga conmigo el cavador me sigui, indeciso.Ya en la playa, a pocos metros del mar, me sent para

    sacarme los zapatos y las medias. El hombre se sentjunto a m, dej a un lado la pala y se quit las botas.

    Sabe nadar? pregunt. Por qu no me acompaa?No, don. Yo lo miro, si le parece. Y traje la pala,

    por si se le ocurre un nuevo plan.

    el cavador

    Me incorpor y camin hacia el mar. El agua estabafra, pero saba que el hombre me miraba y no queraecharme atrs.

    Cuando regres, el cavador ya no estaba.Con un sentimiento de fatalidad busqu posibles huellas

    hacia el agua, por si acaso haba seguido mi sugerencia,pero no encontr nada y entonces decid volver. Revisel pozo y los alrededores. En la casa, recorr las habita-ciones con desconfianza. Me detuve en los descansos dela escalera, lo llam en voz alta desde los pasillos, algoavergonzado. Ms tarde sal. Camin hasta el pozo, measom y lo llam otra vez. No se vea nada. Me acostboca abajo en el suelo, met la mano y tante las paredes:se trataba de un trabajo prolijo, de aproximadamente unmetro de dimetro, que se hunda hacia el centro de la

    tierra. Pens en la posibilidad de meterme, pero enseguidala desech. Cuando apoy una mano para levantarme,los bordes se quebraron. Me aferr a los pastizales y, pa-ralizado, o el ruido de la tierra cayendo en la oscuridad.Mis rodillas resbalaron en el borde y vi cmo la bocadel pozo se desmoronaba y se perda en su interior. Mepuse de pie y observ el desastre. Mir con miedo a mialrededor, pero el cavador no se vea por ningn lado.Entonces se me ocurri que podra arreglar los bordescon un poco de tierra hmeda, aunque necesitara unapala y algo de agua.

    Volv a la casa. Abr los placares, revis dos cuartostraseros a los que entraba por primera vez, busqu en el

    lavadero. Al fin, en una caja junto a otras herramienviejas, encontr una pala de jardinera. Era pequepero serva para empezar. Cuando sal de la casa, encontr frente a frente con el cavador. Escond la pdetrs de mi cuerpo.

    Lo estaba buscando, don. Tenemos un problemPor primera vez, el cavador me miraba con desconfiaDiga dije.Alguien ms ha estado cavando.Alguien ms? Est seguro?Conozco el trabajo. Alguien ha estado cavandoY usted dnde estaba?Afilaba la pala.Bueno dije, tratando de ser terminante, us

    cave cuanto pueda y no vuelva a dispersarse. Yo vi

    los alrededores.Vacil. Se alej algunos pasos pero al fin se detuv

    se volvi hacia m. Distrado, yo haba dejado caerbrazo y la pala colgaba junto a mis piernas.

    Va a cavar, don? me mir.Instintivamente ocult la pala. l pareca no reco

    cer en m al hombre que yo haba sido para l hastamomento antes.

    Va a cavar? insisti.Lo ayudo. Usted cava un rato y yo sigo cuando se canEl pozo es suyo dijo, usted no puede cavarEl cavador levant la pala y, mirndome a los o

    volvi a clavarla en la tierra.

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    menor de edad

    Ella conoci a Jack en una fiesta que su madras-tra organiz para su padre. Estaba sentada solaen una esquina, aburrida, cuando Jack se sentjunto a ella. Llevaba puesto un traje sin corbatay con unos lindos zapatos. Sus ojos eran de un

    llamativo azul profundo, igual que los de ella, y tena el cabellocastao. Se vea joven, bronceado y guapo.

    Platicaron durante 20 minutos en el silln, y despus juntoal telfono. l le ayudaba con el examen SAT. Cuando logrobtener 1400 puntos en un examen de prueba, la llev acenar. Orden mejillones. Cuando ella dijo que nunca loshaba probado, l separ uno de su concha, lo remoj en elplato, y levant el tenedor hasta el otro lado de la mesa. Ellaconsider inclinarse hacia adelante y comer de su tenedor,pero decidi tomar el tenedor con su mano.

    Sabes, trat de entrar al equipo de porristas en la secundaria.En serio? pregunt Jack.Aj. Marie asinti con la cabeza y se enderez en su

    silla. No logr entrar el primer ao, as que nunca lo volva intentar. En verdad me arrepiento de eso. Creo que no tengocarcter de porrista.

    Jack insisti en que compartieran un postre, y cuandosali le abri la puerta. Subieron a su auto, y ella recorri lasestaciones hasta que encontr un mashupde Biggie Smalls.

    Cuando Marie y Jack se estacionaron frente a casa deMarie, Jack se volvi hacia ella. Estaba sentada en el asientodel pasajero con un cigarro entre los dedos, sus pies descalzossobre el asiento.

    Me recuerdas a un nio, dijo.Ay no.Un pequeo nio fumador.Marie exhal y dijo: Quieres pasar un momento?No les molestar a tus padres?No, de todas formas estn dormidos. Mientras no los

    despertemos, no les molestar. Podemos entrar por mi ventana.Tuvieron que discutirlo un rato, pero ella crey que valdra

    la pena. O no se permitira hacerse ilusiones de que valiera lapena, pero se decepcionara si resultaba e n vano.

    Treparon el rbol junto a la casa. Tena ramas gruesas ysuficiente espacio para los pies, pero el vestido de Marie nodejaba de atorarse, y Jack no tena tanta experiencia trepandorboles como se imaginaba Marie. Pero eso slo hac a que aella le gustara ms. Los dos llegaron hasta la rama junto al

    techo. Jack pas sobre Marie para llegar al techo, rozanadosus piernas con las suyas. l abri la ventana, y despus leextendi su mano. Ella la tom y salt al techo, y despuscay a medias dentro de su habitacin; cabeza primero. Serio y dio vuelta para ayudar a Jack, pero l ya estaba adentro.

    l se sent en su cama, y ella se sent junto a l. l se acostbocarriba. Ella tambin. Guardaron silencio un minuto. Ellase senta incmoda cada que parpadeaba, y le preocupaba elsonido de su respiracin.

    Empez a llover. A Marie, el olor a lluvia le record Seattle.Pero sta es ms como una lluvia texana, pens.

    Jack? pregunt. De qu manera me ves?Como una amiga. Una compaera.Bien.

    Marie se acost de lado para verlo de frente. te pregunto algo, prometes darme una respuesta silastimars mis sentimientos si eres honesto. Slo qu

    Ok.Crees que soy bonita?S.En serio? No tienes que decir eso, sabes?Es en serio, Marie, eres muy bonita.Gracias, dijo Marie. Jack?S, Marie?Te sientes atrado por m? Y responde hon

    por favor. No vas a lastimar mis sentimientos.S, Marie.Ella sonri. Quera acercarse, as que se acost so

    lado. Cerr los ojos y se concentr en controlar su rpara pretender estar dormida. Despus dijo: Siequedars dormido y yo no, y entonces estar sola

    Jack se sent. Vio un libro en su mesa de nocheste me encanta, dijo. Lo abri y ley un paen voz alta.

    S, me encanta esa parte, dijo Marie. Se senttrata sobre la religin.

    No creo que sea as. S que eso es lo que la Pero creo que habla slo de lo que dic e. Es sobre unaufraga en una playa.

    Estaban sentados lado a lado. Ella quera cubripiernas o poner la cabeza en su pecho. Todaser mi amigo? pregunt.

    l la envolvi en sus brazos, como un padre o uLas cosas seran diferentes si tuviera 18? preA qu te refieres?Es decir, te gusto?S, Marie.Me mentiras? No poda emocionarse todNo, Marie.Si no corro por la ciudad contndole a tod

    por qu debe importar que sea ms joven? Nser un secreto? Por qu importa la edad? Todiferentes. Cmo decidimos que la edad era 18personas de 18 aos que no deberan ser consideradDeberamos juzgar eso persona por persona, si ndifcil y desgastante.

    Tienes razn en algunas cosas, dijo Jack.

    Marie intent verse seria, pero su sonrisa era caPuso su cara contra la almohada y despus de vmirarlo. Tena los hombros encogidos, ligeramente iy pens que no se vea tan bien. Cmo cules?

    Jack simplemente le sonri y mir hacia otro lala primera vez que Marie lo vea actuar tmidame

    Si tuviera 18, me besaras en este momento?un poco insistente, pero a estas alturas, qu imp

    Jack se acost, exhal sobre su pelo, y dijo: Tom su cara y la gir hacia l, trazando sus lab

    dedo. Ella sonri con la boca cerrada. l alej supas por el pelo de ella, l a desliz hasta su nuca, jalhacia el suyo y la bes. En ese momento, Marie seen una desertora escolar.

    POR ZELLY MARTIN, FOTO POR MARILYN MINTER

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    white trash

    No era mi intencin hacer un beb con Scott enel clset, en xtasis, el piso palpitando al ritmode los bajos de la msica house, la luz de losestrobos colndose por la ranura de la puerta.Masajes de espalda con dobles intenciones

    ocurran en todos lados. Era otro experimento de la muerte.Fui una oportunista. Scott no coga a menos de que estuviera

    drogado o borracho. Nunca era l quien i niciaba el sexo.Yo estaba arriba.Quiz s era mi intencin dar vida a partir de un montn

    de cuerpos.Su torso es la caja torcica de un caballo. Respiraba al unsono

    con l. Me haca sentir un mareo. Los latidos de su enorme,sangriento corazn en medio de todo ese aire me volva loca.

    Se senta bien, como la muerte. Se senta como en Prozac unmilln, un milln de veces. ramos todos en la casa, y lo quesea que furamos estaba a punto de estallar por las paredes.Ara la pared de yeso resquebrajado. La casa se derrumbaba.l desapareca detrs de su brazo.

    Cuando conoc a Scott, tena el cabello largo y hermoso,usaba las faldas y el esmalte para uas de su madre. Usaba milpiz labial. Cuando me present, se resisti. Me dijo que elamor era una palabra muy fuerte.

    Me encantaba ver cmo se deshaca.Temblaba. Ca sobre l. Susurr: Dios mo, quiero morir.

    ***

    Cuando me embarac, toda la pinche cosa se colaps. Peda Scott que me comprara una prueba de embarazo. En lugarde eso compr cerveza. Me sent en el piso a tomar cerveza.Les cont a todos. Scott y Chuck y todos los que dorman enel Sombrerero Loco. Cuando les cont, todos se sosegaron,excepto Scott, y todos salieron excepto l.

    Una noche Scott regres a casa con los ojos mirando en

    varias direcciones. Me levant, me lanz sobre el silln y des-pus se desmay en las escaleras. Lo golpe hasta que estuvosuficientemente sobrio para llevarlo por las escaleras hasta suhabitacin. Cuando me sal de ah, ya nadie aliment al gato.Nadie limpiaba nada. La basura se acumul.

    Trat de olvidarme de Chuck. Scott pens en colgarse, perono pudo encontrar una viga resistente.

    ***

    Regres a casa de mis padres. No les dije de inmediato que habaregresado de forma permanente. Podra haber sido como lasmltiples veces que llegaba a casa y rascaba una ventana para

    que me dejaran entrar, me desmayaba en el sil ln,de comida del congelador, y me iba. Al menos ese

    En estos momentos, cuando hago una pendejada yla vergenza toma un camino predeterminado fuevergenza se amplifica.

    Le cont a mi madre y comenz a llorar y a maldla dej sola y me di un bao, recog algunas cosallaves, y esper la reverberacin.

    Caminaba hacia la puerta principal, frente a ladonde se sientan a ver televisin y tomar vino pocuando mi padre dijo mi nombre.

    Jamie.Estaba sentado solo en el silln, mirando algo

    del otro lado de la habitacin mientras se limpiaba madre, hundida en su propia silla, me mir pasmahace siempre que est apunto de dec ir algo horrib

    Realmente no piensas tener este beb, o s? mLa pregunta fue casi puro aliento al salir.

    Dijo lo mismo la ltima vez que me embarac, c14 aos. Entonces, la solucin haba sido Prozami padre me hizo llamar y agendar otro aborto,escuchaba desde otro telfono. Despus de agentuvimos que escuchar una grabacin informativasobre el aborto, l en la silla de su escritorio, yo pa l. Despus de colgar los telfonos, me dijo: Aque esto no vuelva a pasar. Me dej regresar a

    Ms tarde pens en preguntarle por qu quera mmis bebs. Cmo poda vivir, educada por una mubebs como si tirara gusanos muertos en el fregad

    Voy a tener a este beb, dije. Fue casi inprepar para partir.

    Mrate. No puedes cuidar de un beb. Creea cuidar a este beb por ti? Trabajo. Tengo una vun gesto con una copa de Chardonnay.

    Cmo chingados sabes lo que puedo y no pu

    Me senta poderosa. Estar embarazada tiene ese efsentir fuerte.

    S que ests consumiendo drogas. Tu hermana todos los defectos de nacimiento en la familia, y Ddrogas. Ay, Jamie. Despus su voz se hizo muy s

    Jamie, qu vas a hacer si el beb nace con re

    ***

    La primera vez que tuve un aborto, con tal de no seempec a practicar no sentir absolutamente nadame llev a la clnica. Despus me llev a casa. Muna vocacional, y no volvimos a hablar del tema.

    POR JAMIE RENDA, ILUSTRACIN POR CRISTINA PERAL

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    white trash por Jamie Renda

    Cario, nosotros lo vamos a pagar. Despus podrsregresar a la universidad. Todo va a estar bien. Eso fue loque mi madre dijo la segunda vez. Pero no fue diferente a misrecuerdos como adolescente.

    Le dije que no, que no lo volvera a hacer. Abr la puerta.Conforme me alejaba escuch a mi padre decir: No entiendocmo te convertiste en una puta.

    Ms tarde, cuando regres, me dej aron quedarme, porqueestamos atados entre nosotros. Nos pertenecemos. El bebme ataba a ellos ms fuerte que nunca.

    ***

    Qu vas a tener? me pregunt uno de los chicos y mepas la pipa.

    Gatitos, respond. Le di un jaln a la pipa y la pas.Los chicos en el crculo rieron.El gato se acurruc contra mi panza hinchada.Scott estaba en casa solamente entre viajes de construc-

    cin. Tena que mantener al beb; tena que trabajar. Vivaen la casa de un satanista que se haba cogido a su propiahermana aos atrs, en la habitacin pintada de lavanda.El hermano del satanista se quedaba despierto toda la nochebebiendo cerveza y quitndose verrugas del cuello con uncuchillo, para despus prenderles fuego. Las botellas vacasy la piel quemada permanecieron en la mesa de la cocinatodo el tiempo que Scott vivi ah.

    Las moscas zumbaban en el aire a nuestro alrededor.Una noche esper a que Scott regresara de una fiesta con

    el satanista en la sala de esa casa, porque no tena celular ynecesitaba decirle algo sobre el beb. El satanista me dijo queso que tendra una nia, que su nombre empezara con A.En su sueo, yo intentaba esconder a la beb en el clset, perono dejaba de gatear hasta afuera.

    El satanista estaba esperando a una mujer que haba cono-cido por internet. La mujer lleg y se vea mayor y sucia. Lostres empezamos a platicar, y despus ellos dos se fueron alpiso de arriba. Me sent en la habitacin vaca hasta que Scottregres a casa. Entonces le dije lo que sea que tena que decirle.

    ***

    El personal del hospital no quera darme a la beb en unprincipio, a pesar de que suplicaba por ella.

    Una enfermera empuj una cuna de plstico transparentesobre ruedas. Quera levantar a la beb, pero no saba cmo.Scott s saba, pero dijo que quiz necesitaba un nuevo pa-al, y no estaba seguro de saber hacerlo. Abr un paal. Unasustancia negra como alquitrn cubra su piel. Nos miramos.Estaba callada. Tom unas toallitas de la cuna y la limpi,puse sus cosas sucias en la basura. Me lav las manos. Scottle puso el paal. Despus c oloc una mano bajo su cabeza y

    la otra bajo su cuerpo y la levant. Despus me la dio y meense cmo detenerla.

    Entr otra enfermera. sta me ense a amamantarla, perola beb no quera. Dej de tratar.

    Scott se haba vestido con una camisa de botones parapresenciar el nacimiento de su hija. Us la misma ropa durantevarios das mientras me acompaaba al hospital, presencitodo el espectculo con la cara plida, cort el cordn, durmien la silla de la habitacin, me ayud a caminar hasta el reade fumadores en el estacionamiento. Se subi en el asientotrasero con la beb. Yo manej. En casa, dorma en el piso,en un sleeping bagjunto a la cuna.

    ***

    Durante las siguientes semanas y meses, so con Chuck. Olvidque tena un beb. Hasta que un da despert y tuve miedo demirar en la cuna. Haca unos ruidos que me resultaban doloro-sos. Dorma en mi cama con mis manos protegiendo mis partesprivadas porque haban sido cortadas, desgarradas y cosidas.

    Cuando me daba un bao poda sentir todo; poda veralgunas de las puntadas negras que se perdan sobre la pielrosa y morada alrededor de la larga cic atriz blanca. Nadie medijo qu hacer con ella. Decid no regresar con l a doctora a laque le haba suplicado que no me cortara, incluso mientrashaca la incisin. Ni siquiera para que me quitara los puntos.

    Mi cuarto y el de la beb era el mismo. El stano en casade mis padres. No saba mucho de bebs, pero estaba segurade que no deban vivir bajo tierra. Era oscuro y haca fro.Quiz ese era el problema. Sus enormes ojos azules me mirabanmientras la arrullaba para que se durmiera ah abajo. Hundami nariz en su pelo. Memoric ese olor.

    ***

    Cuando la tocaba, creo que senta mi desesperacin.Mi beb, el beb de Scott.Cuando lloraba por las noches, crea que lo haca en silencio,

    pero siempre se despertaba, y entonces yo lloraba y meca y

    cantaba y lloraba y meca y cantaba.Se la di a mi mam y sal de ah. Mis brazos se sentan vacos.Pens en salirme de la carretera y caer en el ro fro, pero

    en lugar de eso sal a chupar con Chuck.Ya haba amanecido cuando fuimos a su casa. Haba un

    silln, pero los dos nos acostamos en un colchn inflable.Estaba acostada de lado, dndole la espalda. Dije eso quel haba estado esperando. Se dio vuelta y me abraz con subrazo, su cuerpo contra mi espalda. Me bes la nuca. Sentdientes. Me di vuelta y lo bes en la boca. Fue autoritario,pero afectuoso de un modo que no esperaba. Era sensualista.Algo en la punta de sus dedos. No tengo nada muy importanteque decir al respecto, excepto eso.

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    POR DANIELA TARAZONA, ILUSTRACIONES POR RACHEL LEVIT

    Entre los maizales, la nia vio una luz bri-llante. Era de noche y aquella linterna ledio de lleno en los ojos para dejarla ciegapor un instante. Cuando pudo ver de nuevo,estaba tendida sobre el surco de tierra, con

    las manos sobre el vientre y los dedos entrelazados.Cerr los ojos para volver al estado anterior: verse depie entre los maizales y encontrar la linterna al fondo,pero no pudo. Tendida entonces, abri los ojos de vueltay descubri un cielo estrellado, mir la mancha celesteque ya conoca y supo, de manera natural, que estaba enel mundo conocido.

    Cuando pens que era tarde para seguir all, trajo ala mente el rostro severo de su ta y los castigos por des-obedecer que consistan en poner las manos delante pararecibir los chicotazos de una vara en los dedos, cuandopens que era tarde, se puso de pie.

    Dio pasos largos hasta el camino de tie rra y abandonel maizal. Si le hubieran preguntado qu deseaba, la niahabra respondido: viajar al otro lado del mar. Los dibujosde un cuento sobre una princesa que se escapaba por lasnoches de un castillo, una desobediente, le haban mos-trado el mar. Atravesarlo por el aire era lo mejor, pensabaella. No podra viajar en un barco, tendra miedo de caery ahogarse, por eso ella viajara en un avin supersnico,y lo hara muchas veces c on su pensamiento.

    Cuando volvi la vista al maizal descubri de nuevoel brillo de la linterna, ahora ms tenue por la distancia.Alguien estaba all, escondido.

    Despus escuch pasos pero nunca vio a nadie. Notendra una prueba para su ta. Le explicara lo vistouna y otra vez, sin poder probarlo. Era una linterna queocultaba un cuerpo, dira.

    Al entrar a casa, su ta la mir con malos ojos pero nole dijo nada. Ella se sent, silenciosa tambin, a la mesa.La ta trajo un plato hondo con crema de trigo. La niatom la cuchara y sirvi la crema de las orillas del plato,donde estaba un poco menos caliente. Cerr de nuevolos ojos para recordar la luz entre el maizal.

    La ta se sent frente a ella. Pel una naranja hastadejar una tira perfecta de la cscara. Sus dedos gruesosusaban el cuchillo con habilidad.

    Qu hacas a esta hora en el maizal? Le pregunt la ta.Ella no supo qu responder.La ta murmur algo que ella no alcanz a escuchar

    con claridad.Haba buscado las huellas en la tierra al da siguiente.

    Recorri uno a uno los pasos que dio para e ntrar a aquelterreno y entonces lo supo, era inexplicable pero s, estabasegura, s, haba sucedido lo inslito. Las huellas sobre latierra eran las de un gigante. Ella haba estado frente a ldurante la noche y no lo haba sabido. Poco antes de que

    la nia estuviera tendida con las manos sobre el vielos dedos cruzados, haba dicho las palabras que el ghaba pensado que eran dirigidas a l. Se trataba dconfusin. Porque ella hablaba sola, sin referirspero el gigante haba credo que esas palabras eral. Y en su mundo de cosas enormes, es del todo proque la voz aguda de la nia lo hubiera enloquecideso el gigante haba encendido la linterna para darjusto en el rostro y cegarla. Ella comprenda as, de

    El gigante tena manos de fuego porque las mestaban quemadas y dejaban ver el rastro de la enmano de l.

    Sinti temor. Si aquel gigante regresaba ell a no adnde ir.

    Decidi abandonar la casa. Se ira.La nia se ira a otro sitio. Pero las manos grue

    su ta buscaran el modo de detenerla. Ella no se detnunca. Caminara hasta el pueblo, buscara un auy se ira a la ciudad para encontrar una casa en dpudiera vivir. Hara la limpieza de la casa, tal vle curtiran las manos por lavar la ropa a manollenaran los nudillos de ampollas por restregar sopiedra del lavadero los cuellos de las camisas y los p

    La nia escap.Su ta estaba furiosa.La nia subi al autobs de las doce del da. L

    una maleta pequea con la poca ropa que tenaall de las nubes, detrs del cielo, en el espacio paprecisos, estaba suspendido el hombre de los guApoltronado en un silln rado, el hombre observque pasaba aqu y all. Pero su pasividad era tan ay slida que el hombre no tena la mnima volunhacer nada. Qu suceda, deca. Que ella supere sucultades, que el nio encuentre a su perro, que la fde la leche sea la misma, que el mundo vaya.

    El hombre de los guantes pareca no querer asirCuando tomaba el catalejo, se ajustaba bien los gupara asegurarse de que su piel no rozara ni por accel metal.

    El hombre de los guantes era obeso y tena pocol supo de la historia de la linterna en el maizal, del mmodo que saba todo lo que sus ojos observabanla misma manera, tambin, que distingua todo sus odos escuchaban. Y vio a la nia en peligro agigante, pero no tuvo ganas de hacer nada.

    El hombre de los guantes se pasaba las tardes cla luz disminua sobre la tierra con los ojos entretos y as imaginaba a la mujer de sus sueos. La de sus sueos era dcil y era blanca y sonrea. Le la mano sobre la frente y l senta que sus das esalumbrados por una fuerza superior que lo llevabainstante de paz.

    grgola

  • 5/19/2018 fhkhf khfgj dhg jhgfkhjk

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    46 VICE

    una mujer desconocida a punto de morir. Era la perver-sin, ya se sabe. El retorcimiento del mundo conocidoque daba lugar a una nueva realidad nica, presa en sumente y la mente en s apresndola.

    La luz en los maizales. Luego todo eso. La iluminacinde lo dicho por unos y por otros, los enigmas, la slidacreencia de una conspiracin.

    Cmo iba a explicrselo. Decrselo a quin.El ruido de pasos. La mujer escribiendo sobre Juan

    Rulfo, las vsceras de fuera en la imagen de una cirugamayor. Las jeringas.

    Un hombre barbado repitiendo una letana antigua.Las miserias de los hombres. Las bromas de un viejo,sentado en una mesa a la horade la comida. Las palabrasestrafalarias de otro, siemprefurioso. Las historias de amorque no haba vivido.

    Cmo iba a explicarlo.Enumerar los hechos sucedidosen su mente. De qu manerasolventar eso que crea con tan-ta certeza.

    La nusea de una mujer en-ferma. El cuerpo que se pudretras la muerte. Cmo iba anombrarlo, a ponerlo sobre lamesa y en forma de qu.

    Los pies de una mujer joveny obesa que suba las escalerascon dificultad. Su sexo abierto,su hambre y su desesperacinpor encarnar otro cuerpo queno fuera el suyo.

    Y all a lo lejos, una mujer preada.Y en los maizales, la luz dndole un color ms claro a

    las hojas y ella boca arriba con los ojos cerrados, implo-rando la calma pero sin dejar de ver lo que se nombra,ella muda, con las manos en el pecho, dejndose llevar

    por el sitio de los sueos. Su sexo hmedo por las im-genes en la memoria que an no tena, pero aquellosrboles detrs de una ventana en lo alto de un edificio, yall ella de pie, mirando cmo la lluvia dejaba lneas deagua sobre los cristales, todo destruyndose as, al golpede los pensamientos, y ella, cada, ella sobre el suelopidindole a los dioses que interrumpieran ese trance.Ella despojada de su voluntad y sin poder moverse. Laboca que se abre y traga las pastillas. El gotero que dejacaer el lquido amarillo que apacigua, las manos sobreuna mesa con un mantel azul.

    La luz de la linterna. Quin estaba detrs? habaun detrs?

    Y las perturbaciones atmosfricas. El hombre qen los diarios sus designios para atender las rdenlo llevaban a creer en poder alterar el clima.

    No haba manera, pensaba por debajo, entrvisin y otra con los dedos cruzados, con hambrla entrepierna ardindole.

    Los ojos enfermos de una mujer violada que proviolar el mundo para hacerse justicia, violar los amolos amigos, violar las heces que expulsaba con dificada da, comrselas para violarlas.

    Alguien haba desaparecido en el mar en aquel tialguien que ella recordaba sin haberlo conocido jLos ojos del hombre bajo el agua, la muerte en el

    ***

    Las mujeres estaban rodel bisonte. Crean que era jor caza en mucho tiempmujeres prepararan la Iban a prepararla, es decierto. Despellejaron al aEl aire estaba concentrada carne caliente. La mujeexperimentada enterr chillo de piedra en la caabri en dos al enorme apoco a poco, enterrandy otra vez el cuchillo. Salas vsceras y las amontosobre el suelo. De prontoinesperado sucedi: en tmago del animal estab

    estrella de cristal con mltiples puntas.Desde aqu observo la Tierra.No miento.En las noches veo las luces de las ciudades.Nada, sin embargo, le sucede en este espacio

    cuerpo. Estoy sin l, si es que as puede entenderse

    Mi situacin es la del aire. S que existe mi concporque los pensamientos no han dejado de venirdesde que tuve el accidente.

    Acepto mi destino: el de permanecer no s por ctiempo, en realidad es que tampoco me define ya el tipermanecer suspendido y mirar la Tierra desde este

    Conozco la historia de la nia y la linterna. Deque le dio las visiones. La conozco. S del hombrdescubri la circulacin de la sangre siglos atrs. Ly lo otro, bien pueden ser hechos aislados pero lael cuerpo visto por el mdico estudioso de la sanasemejan. S. Porque son dos hechos que respondobservacin. La mente de la nia en el maizal, el ca

    El hombre de los guantes vio cmo la nia tom sumaleta y se march de la casa de su ta. Escuch las pa-labras de la mujer, los insultos a la nia y no hizo nada.Porque l no quera meterse en nada. Estaba suspendidoen el espacio, comprndase.

    La nia lleg a la ciudad un da de mucho calor. El aireseco y polvoriento le sac lgrimas. Estaba acostumbradaa la pulcritud del campo.

    A la vuelta de la estacin de autobuses descubri unacarpa inmensa y ley con trabajo la palabra circo al

    lado de las banderillas de colores. Y se acerc a la entraday le pregunt al hombre que cortaba los boletos si ellapodra trabajar all. Le dijo que saba ordear las vacasy alimentar a los conejos. El hombre la mir extraadopero, al poco tiempo, supo que ella deca la verdad.

    La nia sera domadora de leones. Sera trapecista ymaga, sera la mujer barbada cuando estaba cansada delos animales y las piruetas en el aire y cansada tambinde hacer ver lo que estaba claro desde el comienzo de losactos. La magia era la verdad, era lo que poda suponerse.

    La mujer barbada era el personaje que menos le gus-taba interpretar. Parece que con barba soy l o que no soy,pensaba. La ilusin en los ojos de los espectadores ledaba, a pesar de todo, cierta alegra, porque ella estabadisfrazada y los mirones pensaban que su barba era real.Los engaaba, claro.

    Por ese tiempo, la ta se revolcaba en la cama, afiebrada,tena sueos que le llenaban el c uerpo de virus, sueos enlos que ella diriga a un grupo de adolescentes hacia unafosa. Ella les ordenaba que saltaran para morir dentro.Y ellos seguan a pie juntillas sus deseos. Luego soabaque su sobrina sufra lo mismo que ella haba sufridode nia, pero la parte ms dolorosa del sueo era saber,con certeza, que eso no sucedera jams. Entonces sentafrustracin. Estaba atormentada, la pobre. Saba quesu miseria le produca sueos enloquecidos. Porque nopoda negar que su desgracia derivaba de, precisamente,ser quien era.

    El hombre con guantes se acomod en su silln. Estaba

    adolorido por no moverse, pero no pensaba hacerlo. Pocoa poco, fue quedndose dormido.

    Al da siguiente, el hombre con guantes, tuvo unaidea: buscara a la mujer de sus pensamientos. Hara lonecesario para que ella viniera hasta donde estaba l.Hara lo necesario para que llegara a ese lugar en dondel estaba suspendido. Le dira lo j usto para que la mujer,que sonrea y era blanca y de voz suave, con las manosde dedos finos, le dira lo necesario, pues, para que elladejara lo que estuviera haciendo y lo alcanzara. Tuvoun poco de pereza al pensar en la manera en que debaprocurar otro silln para ella, tambin le quit las ganasmeditar acerca de que si la mujer de sus sueos vena hasta

    donde estaba l, l tendra que levantarse una que otravez del silln para irse a dormir con ella. Pero sostuvodentro de su mente pasmada que esos pequeos esfuerzosquiz valdran la pena.

    Muchos aos atrs, en el clido ambiente de una cue-va, muchsimos aos atrs en la poca de las cavernas,entindase, una mu