freud sigmund - psicopatologia de la vida cotidiana

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  • 8/3/2019 Freud Sigmund - Psicopatologia de La Vida Cotidiana

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    Freudde la vida cotidiana

    El de bolsilloBiblioteca de autor

    Editorial

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    TITULO ORIGINAL: desTRAD UCTO R: Luis y de Torres

    Primera edicin en El libro de bolsillo: 1966Decimonovena reimpresin: 1997Primera edicin en Biblioteca de autor : 1999

    Diseo de cubierta: Alianza EditorialIlustracin: Eugenio Granell, bao (detalle). VEGAP, 1999Proyecto de coleccin: Atthalin y Rafael Celda

    Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra est protegido por la Ley,que establece penas de prisin y/o multas, adems de las correspondientesindemnizaciones por daos y perjuicios, para quienes reprodujeren, plagiaren, distribuyeren o comunicaren pblicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artstica o cientfica, o su transformacin, interpretacin o ejecucin artstica fijadaen cualquier tipo de soporte o comunicada a travs de cualquier medio, sin la preceptiva autorizacin.

    Sigmund Freud Copyright, Ltd., Londres, 1956

    Ed. cast.: Alianza Editorial, Madrid,Juan Ignacio de Tena, 28027 Madrid; 88 88

    ISBN: 84-206-3700-9Depsito M. 38.718-1999Impreso en Fernndez Ciudad, S. L.Printed in Spain

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    Unas palabras del Dr. Freud sobre la versin al castellano desusObras Completas

    Sr. D. Luis y de Torres:Siendo yo un joven estudiante, el deseo de leer el inmortal

    Don Quijoteen el original cervantino me llev a aprender, sinmaestros, la bella lengua castellana. Gracias a esta aficin juvenil puedo ahora -ya en edad avanzada- comprobar el acierto de su versin espaola de mis obras, cuya lectura me produce siempre un vivo agrado por la correctsima interpretacinde mi pensamiento y la elegancia del estilo. Me admira, sobretodo, cmo, no siendo usted mdico ni psiquiatra de profesin, ha podido alcanzar tan absoluto y preciso dominio deuna materia harto intrincada y a veces oscura.

    FREUD

    Viena, 7 mayo de

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    Olvido de propios

    En ao publiqu en laRevista de Psiquiatra y Neurologaun pequeo trabajo titulado Sobre el mecanismo psquico del olvido, que quiero reproducir aqu, utilizndolocomo punto de partida para ms amplias investigaciones.Examinaba en dicho ensayo, sometiendo al anlisis psicolgico un ejemplo observado directamente por m mismo, elfrecuente caso de olvido temporal de un nombre propio, yllegaba a la conclusin de que estos casos de fallo de una fun

    cin psquica -de la memoria- , nada raros ni importantesen la prctica, admitan una explicacin que iba ms all dela usual valoracin atribuida a tales fenmenos.

    Si no estoy muy equivocado, un psiclogo a quien se preguntase cmo es que con mucha frecuencia no conseguimosrecordar un nombre propio que, sin embargo, estamos ciertos de conocer, se contentara con responder que los nombres propios son ms susceptibles de ser olvidados que otrocualquier contenido la memoria, y expondra luego plausibles razones para fundamentar esta preferencia del olvido,pero no sospechara ms amplia determinacin de tal hecho.

    Por mi parte he tenido ocasin de observar, en minuciosasinvestigaciones sobre el fenmeno del olvido temporal de los

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    10 Psicopatologa de la vida cotidiana

    nombres, determinadas particularidades que no en todos,pero s en muchos de los casos, se manifiestan con claridad suficiente. En tales casos sucede que no slose olvida,sino que,

    adems,se recuerda errneamente.A la conciencia del sujetoque se en recordar el nombre olvidado acuden otros-nombres sustitutivos- son rechazados acto como falsos, pero que, sin embargo, continan presentndose la memoria gran tenacidad. El proceso nos haba de conducir a la reproduccin del nombre buscado se hadesplazado,por decirlo as, y nos ha llevado hacia un sustitutivo errneo.Mi opinin es que tal desplazamiento no se halla a merced deun mero capricho psquico cualquiera, sino que sigue determinadas trayectorias regulares y perfectamente calculables, o,por decirlo de otro modo, presumo los nombres sustitutivos estn en visible conexin con el buscado, y si consigo demostrar la existencia de esta conexin espero quedar hecha la

    el proceso y origen del olvido de nombres.En el ejemplo que en eleg para someterlo al anlisis,

    el nombre que intilmente me haba esforzado en recordarera el del artista que, en la catedral de Orvieto, pint losgrandiosos frescos de las postrimeras del hombre. En vezdel nombre que buscaba-Signorelli-acudieron a mi memoria los de otros dos pintores -Botticelliy querechac en seguida como errneos. Cuando el verdaderonombre me fue comunicado por un testigo de mi olvido, loreconoc en el acto y sin vacilacin alguna. La investigacinde por qu influencias y qu caminos asociativos se habadesplazado en tal forma la reproduccin -desdeSignorellihastaBotticelliy me dio los resultados siguientes:

    a)La razn del olvido del nombreSignorellino debe buscarse en una particularidad del mismo ni tampoco en un especial carcter psicolgico del contexto en que se hallaba incluido. El nombre olvidado me era tan familiar como uno delos sustitutivos-Botticelli-y mucho ms que el otro

    fio-, de cuyo poseedor apenas podra dar ms indicacin que

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    Olvido de nombres propios 11

    la de su pertenencia a la escuela milanesa. La serie de ideas dela que formaba parte el nombreSignorellien el momento en

    que el olvido se produjo me parece absolutamente inocente epara aclarar el fenmeno producido. Fueen el curso de un viaje en coche desde Ragusa (Dalmacia) auna estacin la Herzegovina. yo en el coche con un desconocido; trab conversacin con l y cuando llegamos a hablar de un viaje que haba hecho por Italia, le pregunt si haba estado en Orvieto y visto los famosos frescos de...

    b)El olvido del nombre queda aclarado al pensar en eltema de nuestra conversacin, que precedi inmediatamente a aquel otro en que el fenmeno se produjo, y se explicacomouna perturbacin del nuevo tema por el anterior.Pocoantes de preguntar a mi compaero de viaje si haba estadoen Orvieto habamos hablado de las costumbres de los tur

    cos residentes enBosniay en laHerzegovina.Yo cont haberodo a uno mis colegas que ejerca la Medicina en aquelloslugares y tena muchos clientes turcos, que stos suelen mostrarse llenos de confianza en el mdico y de resignacin anteel destino. Cuando se les anuncia que la muerte de uno desus deudos es inevitable y que todo auxilio es intil, contestan:Seor (Herr),qu le vamos a hacer! Sabemos que si

    hubiera sido posible salvarle, le hubierais salvado! En estasfrases se hallan contenidos los siguientes nombres:Bosnia,HerzegovinaySeor (Herr),que pueden incluirse en una serie de asociaciones entreSignorelli, Botticelli

    c)La serie de ideas sobre las costumbres de los turcos enBosnia, etc., recibi la facultad de perturbar una idea inmediatamente posterior, por el hecho de haber yo apartado deella mi atencin sin haberla agotado. Recuerdo, en efecto,que antes de mudar de tema quise relatar una segunda ancdota que reposaba en mi memoria al lado de la ya referida.Los turcos de que hablbamos estiman el placer sexual sobretodas las cosas, y cuando sufren un trastorno de este ordencaen en una desesperacin que contrasta extraamente con

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    12 de vida cotidianasu conformidad en el momento de la muerte. Uno de los pacientes que visitaba mi colega le dijo un da: T sabes muy

    bien,seor (Herr),que cuando eso no es ya posible pierde lavida todo su valor.

    Por no tocar un tema tan escabroso en una conversacincon un desconocido reprim mi intencin de relatar este rasgo caracterstico. Pero no fue esto slo lo que hice, sino quetambin desvi mi atencin de la continuacin de aquella serie de pensamientos que me hubiera podido llevar al temamuerte y sexualidad. Me hallaba entonces bajo los efectosde una noticia que pocas semanas antes haba recibido, durante una corta estancia enTrafoi.Un paciente en cuyo tratamiento haba yo trabajado mucho y con gran inters se haba suicidado a causa de una incurable perturbacin sexual.Estoy seguro de que en todo mi viaje por la Herzegovina no

    acudi a mi memoria consciente el recuerdo de este tristesuceso ni de que tuviera conexin con l. la consonancia me obliga a admitir que en aquellosmomentos, y a pesar de la voluntaria desviacin de mi atencin, fue dicha reminiscencia puesta en actividad en m.

    d)No puedo ya, por tanto, considerar el olvido del nombreSignorellicomo un acontecimiento casual y tengo que re

    conocer la influencia de unmotivoen este suceso. Existanmotivos que me indujeron no slo a interrumpirme en lamunicacin de mis pensamientos sobre las costumbresdelos turcos, etc., sino tambin a impedir que se hiciesen conscientes en m aquellos otros que, asocindose a los anteriores, me hubieran conducido hasta la noticia recibida en Tra

    foi. Quera yo, por tanto, olvidar algo y haba reprimidedeterminados pensamientos. Claro es que lo que deseaba olvidar era algo muy distinto del nombre del pintor los frescos de Orvieto; pero aquello que quera olvidar result hallarse en conexin asociativa con dicho nombre, de maneraque mi volicin err su blanco yolvid lo uno contra mi voluntad,mientras queracon toda intencinolvidar lo otro.

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    rOlvido de nombres propios 13

    La repugnancia a recordar se refera a un objeto, y la inca

    pacidad de recordar surgi con respecto a otro. El caso serams sencillo si ambas cosas, repugnancia e incapacidad, sehubieran referido a un solo dato. Los nombres sustitutivosno aparecen ya tan injustificados como antes de estas aclaraciones y aluden (como en una especie de transaccin)a lo que quera olvidar como a lo que quera recordar, mostrndome que mi intencin de olvidar algo no ha triunfado

    por completo ni tampoco fracasado en absoluto.e)La naturaleza de la asociacin establecida entre el nom

    bre buscado y el tema reprimido (muerte y sexualidad, etc.,en el que aparecen las palabras Bosnia, Herzegovina y Tra-foi) es especialmente singular. El anterior esquema, que publiqu con mi referido artculo, trata de representar dicha

    asociacin.En este proceso asociativo, el nombreSignorelliqued dividido en dos trozos. Uno de ellos reapareci sin modificacin alguna en uno de los nombres sustitutivos, y el otroentr -por su traduccinSignor-Herr(Seor)- en numerosas y diversas relaciones con los nombres contenidos en eltema reprimido, pero precisamente por haber sido traduci-

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    Psicopatologa de la vida cotidiana

    do no pudo prestar ayuda ninguna para llegar la reproduccin buscada. Su sustitucin se llev a cabo como si se hu

    biera ejecutado un desplazamiento a lo largo de la asociacin de los nombres Herzegovina y Bosnia, sin tener encuenta para nada el sentido ni la limitacin acstica de las slabas. As, pues, los nombres fueron manejados en este proceso de un modo anlogo a como se manejan las imgenesgrficas representativas de trozos de una frase con la que hade formarse un jeroglfico. La conciencia no advirti nadade todo el proceso que por tales caminos produjo los nombres sustitutivos en lugar del nombreSignorelli.Tampocoparece hallarsea primera vistauna relacin distinta de estareaparicin de las mismas slabas o, mejor dicho, series deletras entre el tema en el que apareci el nombreSignorelliyel que le precedi y fue reprimido.

    Quiz no sea ocioso hacer constar que las condiciones dela reproduccin y del olvido aceptadas por los psiclogos, yque stos creen hallar en determinadas relaciones y disposiciones, no son contradichas por la explicacin precedente.Lo que hemos hecho es tan slo aadir, en ciertos casos, unmotivoms a los factores hace ya tiempo reconocidos comocapaces de producir el olvido de un nombre y, adems, acla

    rar el mecanismo del recuerdo errneo. Aquellas disposiciones son tambin, en nuestro caso, de absoluta necesidadpara hacer posible que el elemento reprimido se apodereasociativamente del nombre buscado y lo lleve consigo a larepresin. En otro nombre de ms favorables condicionespara la reproduccin quiz no hubiera sucedido esto. Esmuy probable que un elemento reprimido est siempre dispuesto a manifestarse en cualquier otro lugar, pero no lolograr sino en aquellos en los que su emergencia puedaser favorecida por condiciones apropiadas. Otras veces larepresin se verifica sin que la funcin sufra trastorno alguno o, como podramos decir justificadamente, sinsntomas.

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    Olvido de propiosEl resumen de las condicionantes del olvido de nombres,

    acompaado del recuerdo errneo, ser, pues, el siguiente:

    1. Una determinada disposicin para el olvido del nombre de que se trate.

    1Un proceso represivo llevado a cabo poco tiempo antes.

    La posibilidad de una asociacinexternaentre nombre que se olvida y el elemento anteriormente reprimido.

    Esta ltima condicin no debe considerarse muy importante, pues la asociacin externa referida se establece congran facilidad y puede considerarse existente en la mayorade los casos. Otra cuestin de ms profundo alcance es la desi tal asociacin externa puede ser condicin suficiente paraque el elemento reprimido perturbe la reproduccin delnombre buscado o si no ser, adems, necesario que exista

    ms ntima conexin entre los temas respectivos. Una observacin superficial hara rechazar el ltimo postulado yconsiderar suficiente la contigidad temporal, aun siendolos contenidos totalmente distintos; pero si se profundizams, se hallar que los elementos unidos por una asociacinexterna (el reprimido y el nuevo) poseen con mayor frecuencia una conexin en su contenido. El ejemploSignorelli

    es una prueba de ello.El valor de lo deducido de este ejemplo depende, natural

    mente, de que lo consideremos como un caso tpico o comoun fenmeno aislado. Por mi parte debo hacer constar que elolvido de un nombre, acompaado de recuerdo errneo, sepresenta con extrema frecuencia en forma igual a la que nos

    ha revelado nuestro anlisis. Casi todas las veces que he tenidoocasin de observar en m mismo tal fenmeno he podidoexplicarlo del mismo modo; esto es, como motivado porrepresin. Existe an otro argumento en favor de la naturaleza tpica de nuestro anlisis, y es el de que, a mi juicio, nopueden separarse en principio los casos de olvido de nombres con recuerdo errneo de aquellos otros en que no apa-

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    16 de la vida cotidiana

    recen nombres sustitutivos equivocados. stos surgen espontneamente en muchos casos, y en los que no, puede forzrseles a emerger por medio de un esfuerzo de atencin, yentonces muestran, con el elemento reprimido y el nombrebuscado, iguales conexiones que si su aparicin hubiera sidoespontnea. La percepcin del nombre sustitutivo por laconciencia parece estar regulada por dos factores: el esfuerzo de atencin y una determinante interna inherente al material psquico. Esta ltima pudiera buscarse en la mayor o

    menor facilidad con la que se constituye la necesaria asociacin externa entre los dos elementos. Gran parte de los casosde olvido de nombre sin recuerdo errneo se unen, de estemodo, a los casos con formacin de nombres sustitutivos enlos cuales rige el mecanismo descubierto en el ejemploSig-norelli.

    Sin embargo, no me atrever a afirmar rotundamente que

    todos los casos de olvido de nombre pueden ser incluidos endicho grupo, pues, sin duda, existen algunos que presentanun proceso ms sencillo. As, pues, creemos obrar con prudencia exponiendo el estado de cosas en la siguiente forma:

    junto a los sencillos olvidos de nombres propios aparecen otros

    motivados por represin.

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    2. Olvido de palabras extranjeras

    :

    if

    El lxico usual de nuestro idioma propio parece hallarse

    protegido del olvido dentro de los lmites de la funcin normal. No sucede lo mismo con los vocablos de un idioma extranjero. En ste, todas las partes de la oracin estn igualmente predispuestas a ser olvidadas. Un primer grado deperturbacin funcional se revela ya en la desigualdad de nuestro dominio sobre una lengua extranjera, segn nuestro estado general y el grado de nuestra fatiga. Este olvido se ma

    nifiesta en una serie de casos siguiendo el mecanismo que elanlisis nos ha descubierto en el ejemploSignorelli.Para demostrarlo expondremos un solo anlisis de un caso de olvido de un vocablo no sustantivo en una cita latina, anlisis alque valiosas particularidades dan un extraordinario inters.Sanos permitido exponer con toda amplitud y claridad elpequeo suceso.

    En el pasado verano reanud, durante mi viaje de vacaciones, mi trato con un joven de extensa cultura y que, segnpude observar, conoca algunas de mis publicaciones psicolgicas. No s por qu derroteros llegamos en nuestra conversacin a tratar de la situacin social del pueblo a que ambos pertenecemos, y mi interlocutor, que mostraba ser un

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    1 de vida cotidianatanto ambicioso, comenz a lamentarse de que su generacin estaba, a su juicio, destinada al fracaso, no pudiendo nidesarrollar sus talentos ni satisfacer sus necesidades. Al acabar su exaltado y apasionado discurso quiso cerrarlo con elconocido verso virgiliano en el cual la desdichada Dido encomienda a la posteridad su venganza sobre Eneas:Exoria-re...,pero le fue imposible recordar con exactitud la cita e intent llenar una notoria laguna que se presentaba en surecuerdo cambiando de lugar las palabras del verso:Exo-

    riar(e) ex nostris ossibus

    Por ltimo, exclam con enfado: No ponga usted esa cara de burla, como si estuvieragozndose en mi confusin, y aydeme un poco. Algo falta en el verso que deseo citar. Puede usted decrmelo completo?

    En el acto acced con gusto a ello y dije el verso y como es:-Exoriar(e) nostnsex ossibus ultor!-Qu estupidez olvidar una palabra as! Por cierto, que

    usted sostiene que nada se olvida sin una razn determinante. Me gustara conocer por qu he olvidado ahora el pronombre indefinidoaliquis.

    Esperando obtener una contribucin a mi coleccin deobservaciones, acept en seguida el reto y respond:

    -Eso lo podemos averiguar en seguida, y, para ello, le ruego a usted que me vaya comunicandosinceramente y abstenindose de toda crticatodo lo que se le ocurre cuando dirige usted sin intencin particular su atencin sobre la palabra

    -Est bien. Lo primero que se me ocurre es la ridiculez deconsiderar la palabra dividida en dos partes:a y liquis.

    -Por qu?los.-Qu ms le ocurre?-La cosa contina as: reliquias-liquidacin-lquido-flui

    do.Ha averiguado usted ya algo?-No; ni mucho menos. Pero siga usted.

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    2. Olvido de palabras extranjeras 1 9

    -Pienso -prosigui, riendo con burla- en Simn de Trente, cuyas reliquias vi hace dos aos en una iglesia de aquella

    ciudad, y luego

    la acusacin que de nuevo se hace

    los judos de asesinar a un cristiano cuando llega la Pascua parautilizar su sangre en sus ceremonias Recuerdodespus el escrito de en el que se consideran estassupuestas vctimas de los judos como reencarnaciones onuevas ediciones, por decirlo as, del Redentor.

    -Observar usted que esos pensamientos no carecen de

    conexin con el tema de que tratbamos momentos antes deno poder usted recordar la palabra latinaaliquis.

    -En efecto, ahora pienso en un artculo que le hace pocoen un peridico italiano. Creo que se titulaba: Lo que diceSan Agustnde las mujeres. Qu hace usted con este dato?

    -Por ahora, esperar.-Ahora aparece algo que seguramente no tiene conexin

    alguna con nuestro tema...-Le ruego prescinda de toda crtica y...-Lo s, lo s. Me acuerdo de un arrogante anciano que

    encontr la semana pasada en el curso de mi viaje. Un verdaderooriginal. Su aspecto es el de una gran ave de rapia. Si le interesa a usted su nombre, le dir que se llama

    Benedicto.-Hasta ahora tenemos por lo menos una serie de santos y

    padres de la Iglesia:San Simn, San Agustn, San BenedictoyOrgenes.Adems, tres de estos nombres son nombres propios, como tambinPablo (Paul),que aparece enKleinpaul.

    -Luego se me viene a las mientes San Jenaro y el milagrode su sangre... Creo que esto sigue ya mecnicamente.

    -Djese usted de observaciones.San JenaroySan Agustntienen una relacin con el calendario. Quiere usted recordarme en qu consiste el milagro de la sangre de San Jenaro?

    -Lo conocer usted, seguramente. En una iglesia dese conserva, en una ampolla de cristal, la sangre de San

    Jenaro. Esta sangre se lica milagrosamente todos los aos

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    20 Psicopatologia de la vida cotidiana

    en determinado da festivo. El pueblo se interesa mucho poreste milagro y experimenta gran agitacin cuando se retrasa, como sucedi una vez durante una ocupacin francesa.Entonces, el general que mandaba las tropas, o no s si estoyequivocado y fue Garibaldi, llam aparte a los sacerdotes y,mostrndoles con gesto significativo los soldados que ante laiglesia haba apostado, dijo queesperabaque el milagro seproducira en seguida, y, en efecto, se produ...

    -Siga usted. Por qu se detiene?-Es que en este instante recuerdo algo que... Pero es unacosa demasiado ntima para comunicrsela a nadie. Adems, no veo que tenga conexin ninguna con nuestro asuntoni que haya necesidad de contarla...

    -El buscar la conexin es cosa ma. Claro que no puedoobligarle a contarme lo que a usted le sea penoso comunicar

    a otra persona; pero entonces no me pida usted que le explique por qu ha olvidado la palabraaliquis.-De verdad? Le dir, pues, que de pronto he pensado en

    una seora de la cual podra fcilmente recibir una noticiasumamente desagradable para y para m. !

    -Que le ha faltado este mes la menstruacin?- Cmo ha podido usted adivinarlo?-N o era difcil. Usted mismo me prepar muy bien el ca

    mino. Piense usted en lossantos del calendario, la licuefaccin de la sangre en un da determinado, la inquietud cuandoel suceso no se produce, la expresiva amenaza de que el milagro tiene que realizarse o que si no...Ha transformado ustedel milagro de San Jenaro en un magnfico smbolo del pero

    do

    la mujer.-Pero sin darme en absoluto cuenta de ello. Y cree ustedque realmente mi temerosa expectacin ha sido la causa deno haber logrado reproducir la palabraaliquis?

    -Me parece indudable. Recuerde usted la divisin que deella hizo en a yliquisy luego las asociaciones:reliquias, liquidacin, lquido.Debo tambin entretejer en estas asociado-

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    7. de palabras 21recu erdo de Simn de Trento,sacrificado en

    -Ms vale que no lo haga usted. Espero no tome usteden serio esos pensamientos, si es que realmente los he tenido, En cambio, le confesar que la seora en cuestin es italiana y visit en su compaa. Pero no puede

    todo ello una pura casualidad?a su juicio el determinar si toda esa serie de asocia

    ciones puede explicarse por la intervencin de la casualidad.Mas lo que s le advierto es que todos y cada uno de los casossemejantes que quiera usted someter al anlisis le conducirn al descubrimiento de casualidades igualmente

    Estamos muy agradecidos a nuestro compaero de viajepor su autorizacin para hacer pblico uso de este peque

    o anlisis, que estimamos en mucho, dado que en l pudimos utilizar una fuente de observacin cuyo acceso nosest vedado de ordinario. En la mayora de los casos nosvemos obligados a poner como ejemplos de aquellas perturbaciones psicolgicas de las funciones en el curso de lavida cotidiana que aqu reunimos observaciones verificadas en nuestra propia persona, pues evitamos servirnos del

    rico material que nos ofrecen los enfermos neurticos quea nosotros acuden, por temor a que se nos objete que los fenmenos que expusiramos eran consecuencias y manifestaciones de la neurosis. Es, por tanto, de gran valor paranuestros fines el que se ofrezca como objeto de tal investigacin una persona desligada de nosotros y de nervios sanos. El anlisis que acabamos de exponer es, adems, degran importancia, considerado desde otro punto de vista.Aclara, en efecto, un caso de olvido de una palabrasinrecuerdos sustitutivos y confirma nuestra anterior afirmacin de que la emergencia o la falta de recuerdos sustitutivos equivocados no puede servir de base para estableceruna diferenciacin

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    Psicopatologa de vida cotidianaEl principal valor del ejemploaliquisreside, sin embargo,

    en algo distinto de su diferencia con el casoSignorelli. Eneste ltimo, la reproduccin del nombre se vio perturbadapor los efectos de una serie de pensamientos que haba comenzado a desarrollarse poco tiempo antes y que fue interrumpida de repente; pero cuyo contenido no estaba en conexin con el nuevo tema, en el cual estaba incluido elnombreSignorelli.Entre el tema reprimido y el del nombreolvidado exista tan slo una relacin de contigidad tem

    poral, y sta era suficiente para que ambos temas pudieranponerse en contacto por medio de una asociacinEn cambio, en el ejemploaliquisno se observa huella ninguna de tal tema, independiente y reprimido, que, habiendoocupado el pensamiento consciente inmediatamente antes,resonara despus, produciendo una perturbacin. El trastorno de la reproduccin surge aqu del interior del tematratado y a causa de una contradiccin inconsciente, que sealza frente a la optacin expresada en la cita latina. El orador,despus de lamentarse de que la actual generacin de su patria sufriera, a su juicio, una disminucin de sus derechos,profetiz, imitando a Dido, que la generacin siguiente llevara a cabo la venganza de los oprimidos. Por tanto, haba

    expresado su deseo de tener descendencia. Pero en el mismomomento se interpuso un pensamiento contradictorio: Enrealidad, deseas tan vivamente tener descendencia? Eso noes cierto. Cul no sera tu confusin si recibieras la noticiade que estabas en camino de obtenerla en la persona que tsabes! No, no; nada de descendencia, aunque sea necesariapara nuestra venganza. Esta contradiccin muestra su in

    fluencia haciendo posible, exactamente como en el ejemploSignorelli,una asociacin externa entre uno de sus elementos de representacin y un elemento del deseo contradicho,logrndolo en este caso de un modo altamente violento ypor medio de un rodeo asociativo aparentemente artificioso. Una segunda coincidencia esencial con el ejemploSigno-

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    2. Olvido de palabras extranjeras 23

    resulta del hecho de provenir la contradiccin de fuentes reprimidas y partir de pensamientos que motivaran unadesviacin de la atencin. Hasta aqu hemos tratado de la di

    ferencia e interno parentesco los dos paradigmas del olvido de nombres. Hemos aprendido a conocer un segundomecanismo del olvido: la perturbacin de un pensamientopor una contradiccin interna proveniente de lo reprimido.En el curso de estas investigaciones volveremos a hallar repetidas veces este hecho, que nos parece el ms fcilmentecomprensible.

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    3. Olvido de nombres y de de palabras

    Experiencias como la anteriormente relatada sobre el proce

    so del olvido de un trozo de una frase en idioma extranjeroexcitan la curiosidad de comprobar si el olvido de frases delidioma propio demanda o no una explicacin esencialmentedistinta. No suele causar asombro el no poder reproducirsino con lagunas e infidelidades una frmula o una poesaaprendidas de memoria tiempo atrs. Mas como este olvidono alcanza por igual a la totalidad de lo aprendido, sino que

    parece asimismo desglosar de ello trozos aislados, pudieraser de inters investigar analticamente algunos ejemplos detal reproduccin defectuosa.

    Uno de mis colegas, ms joven yo, expres, en el cursode una conversacin conmigo, la presuncin de que el olvido de poesas escritas en la lengua materna pudiera obedecer a motivos anlogos a los que producen el olvido de elementos aislados de una frase de un idioma extranjero, y seofreci en el acto como objeto de una experiencia que aclarase su suposicin. Preguntado con qu poesa deseaba quehiciramos la prueba, eligiLa prometida de Corinto,composicin muy de su agrado, y de la que crea poder recitar de

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    Olvido de nombres y de series de palabras

    por lo menos algunas estrofas. Ya al comienzo dela reproduccin surgi una dificultad realmente singular:

    pregunt mi colega- "de Corinto a Atenas" o "deAtenas a Corinto"? Tambin yo vacil por un momento,hasta que, echndome a rer, observ que el ttulo de la poesa,La prometida de Corinto,no dejaba lugar a dudas sobreel itinerario seguido por el novio para llegar al lado de ella.La reproduccin de la primera estrofa se verific luego sintropiezo alguno o, por lo menos, sin que notsemos ninguna infidelidad. Despus de la primera lnea de la segundaestrofa se detuvo el recitador y pareci buscar la continuacin durante unos instantes; pero en seguida prosigui, diciendo:

    Mas ser bien recibido por sus huspedes

    ahora que cada da trae consigo algo nuevo?l es an pagano, como todos los suyos,y aqullos son ya cristianos y estn bautizados.

    Desde la segunda lnea haba yo ya sentido cierta extrae-za, y al terminar la cuarta convinimos ambos en que el versohaba sufrido una deformacin; pero no sindonos posible

    corregirla de memoria, nos trasladamos a mi biblioteca paraconsultar el original de Goethe, y hallamos con sorpresa queel texto de la segunda lnea de la estrofa era en absoluto diferente del producido por la memoria de mi colega y habasido sustituido por algo que, al parecer, no tena la menor relacin con l.

    El texto verdadero es como sigue:Mas ser bien recibido por sus huspedes

    no compra muy caro su favor?

    Con compra (erkauft)rima bautizados (getauft),y,adems, me pareci muy extrao que laconstelacinpaga-

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    26 Psicopatologia de vida cotidianano, cristianos y bautizados hubiese ayudado tan poco alcitador a reconstruir con acierto el texto.

    -Puede usted explicarse -pregunt a micmo ha podido usted borrar tan por completo todo unde poesa le es perfectamente conocida? Sospecha

    de qu contexto ha podido usted sacar la frase sustitutiva?Poda, en efecto, explicar lo que crea motivo del olvida

    sufrido y de la sustitucin efectuada, y, forzndose visiblemente por tener que hablar de cosas poco agradables paradijo lo que sigue:-La frase ahora que cada da trae consigo algo nuevo name suena como totalmente desconocida; he debido de pronunciarla hace poco refirindome a mi situacinnal, pues ya sabe usted que mi clientela ha aumentado mucho en estos ltimos tiempos, cosa que, como es natural, metiene satisfecho. Vamos ahora a la cuestin de cmo ha po

    dido introducirse esta frase en sustitucin de la verdadera.Tambin aqu creo poder hallar una conexin. La frase sino compra muy caro su favor era, sin duda alguna, desagradable para m, por poderse relacionar con el siguiente hecho: Tiempo atrs pretend la mano de una mujer y fui rechazado. Ahora que mi situacin econmica ha mejorado

    mucho proyecto renovar mi peticin. No puedo hablar mssobre este asunto; pero con lo dicho comprender que no hade ser muy agradable para m, si ahora soy aceptado, el pensar que tanto la negativa anterior como el actual consentimiento han podido obedecer a una especie de clculo.

    Esta explicacin me pareci aclarar lo sucedido sin necesidad de conocer ms minuciosos detalles. Pero, sin embar

    go, pregunt:-Y qu razn le lleva a usted a inmiscuir su propia persona y sus asuntos privados en el texto deLa prometida de Co-rinto?Existe quiz tambin en su caso aquella diferencia decreencias religiosas que constituyen uno de los temas de lapoesa?

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    de nombres y de series de palabras 27

    (Cuando surge una nueva fe,el amor y la fidelidad son, con frecuencia,

    arrancados como perversa cizaa.)

    Esta vez no haba yo acertado, pero fue curioso observarcmo una de mis preguntas, yendo bien dirigida, ilumin elespritu de mi colega de tal manera que le permiti contestarme con una explicacin que seguramente haba permanecido hasta entonces oculta para l. Mirndome con expre

    sin atormentada y en la que se notaba algn despecho,murmur como para s mismo los siguientes versos, queaparecen algo ms adelante en la poesa goethiana:

    Mrala bien.

    Maana habr ellaY aadi a poco: Ella es algo mayor yo.Para no apenarle ms, desist de proseguir la investigacin.

    Adems, el caso me pareci suficientemente aclarado. Lo mssorprendente de l era ver cmo el esfuerzo efectuado parahallar la causa de un inocente fallo de la memoria haba llegado a herir cuestiones particulares del sujeto de la experiencia,tan lejanas al contenido de y tan ntimas y penosas.

    b)C. G. Jung expone otro caso de olvido de varias palabras consecutivas de una poesa conocida, que quiero copiaraqu tal y como l lo

    Un seor quiere recitar la conocida poesa "Un pino sealza solitario...", etc. Al llegar a la lnea que comienza "Dor

    mita..." se queda atascado, sin poder continuar. Ha olvidadopor completo las palabras siguientes: "envuelto en blancomanto". Este olvido de un verso tan vulgarizado me pareciextrao e hice que la persona que lo haba sufrido me comunicase todo aquello que se le fuese ocurriendo al fijar suatencin en las palabras olvidadas, las cuales le record, ob-

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    28 de la vida cotidiana;

    teniendo la serie siguiente: Ante las palabras "envuelto en

    blanco manto", en lo primero que pienso es en un sudario-un lienzo blanco en el que se envuelve a los muertos-Luego, en un ntimo amigo mo. Su hermano ha

    muerto hace poco de repente; dicen que de una apoplejaEratambinmuy corpulento. Mi amigo lo tambin,yrias veces he pensado que poda sucederlelo mismo. Haceuna vida muy sedentaria. Cuando me enter de la muerte d(

    su hermano, me entr el temor de que algn da pudiera yosufrir igual muerte, pues en mi familia tenemos tendenciala obesidad, y mi abuelo muriasimismode una apoplejaTambin yo me encuentro demasiado grueso y he emprendido en estos das una cura para adelgazar.

    Vemos, pues -comenta Jung-, que el sujeto se haba identificado en el acto inconscientemente con el pino envuelto erun blanco sudario.

    c)El ejemplo que a continuacin exponemos, y que debemos a nuestro amigo S. Ferenczi, de Budapest, se refiere, adiferencia de los anteriores, a una frase no tomada de lade un poeta, sino pronunciada por el propio sujeto, que luego no logra recordarla. Adems, nos presenta el caso, nc

    muy comn, en que el olvido se pone al servicio dediscrecin en momentos en que sta se ve amenazada del peligro de sucumbir a una caprichosa veleidad. De esteel fallo se convierte en una funcin til, y cuando nuestronimo se serena hacemos justicia a aquella corriente internaque anteriormente slo poda exteriorizarse por un fallo, urolvido, o sea una impotencia psquica.

    En una reunin se mencion la frase Tout comprendnc'est Al orla hice la observacin de que corla primera parte bastaba, siendo un acto de soberbia el meterse a perdonar; misin que se deba dejar a y los sacerdotes. Uno de los presentes hall muy acertada mi observacin, lo cual me anim a seguir hablando, y probablementepara asegurarme la buena opinin del benvolo crtico, le

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    rOlvido de nombres y de series de palabras 29

    comuniqu que poco tiempo antes haba tenido una ocurrencia an ms ingeniosa. Pero cuando quise comenzar arelatarla no consegu recordar nada de ella. En el acto me retir un poco de la reunin y anot las ideas encubridoras

    Primero acudi el nombre del amigo y el dela calle de Budapest, que fueron testigos del nacimiento de laocurrencia buscada, y despus, el nombre de otro amigo,Max, al que solemos llamar familiarmente Maxi. Este nom

    bre me condujo luego a la palabra mxima y al recuerdo deque en aquella ocasin se trataba tambin, como en la fraseinicial de este caso, de la transformacin de unamuy conocida. Por un extrao proceso, en vez de ocurrrse-me a continuacin una mxima cualquiera, record la frasesiguiente: "Dios cre al hombre a su imagen", y su transformacin: "El hombre cre a Dios la suya". Acto seguido surgi el recuerdo buscado, que se refera a lo siguiente:

    Un amigo mo me dijo, paseando conmigo por la callede Andrassy: "Nada humano me es ajeno", a lo cual respond yo, aludiendo a las experiencias psicoanalticas:"Debas continuar y reconocer que tampoco nada animalte es ajeno."

    de haber logrado de este modo hacerme con elrecuerdo buscado, me fue imposible relatarlo en la reuninen que me hallaba. La joven esposa del amigo a quien yo haba llamado la atencin sobre la animalidad de lo inconsciente estaba tambin entre los presentes, y yo saba que sehallaba poco preparada para el conocimiento de tales pocohalagadoras opiniones. El olvido sufrido me ahorr una se

    rie de preguntas desagradables que no hubiera dejado de dirigirme y quiz una intil discusin, lo cual fue, sin duda, elmotivo de mi amnesia temporal.

    Es muy interesante el que se presentase como idea encubridora una frase que rebaja la divinidad hasta considerarlacomo una invencin humana, al par que en la frase buscada

    alude a lo que de animal hay en el hombre. Ambas frases

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    de la vida cotidianatienen, por tanto, comn una de capitistodo el proceso es, sin duda, la de la serieideas sobre el comprender y el p erdonar, sugerida por 1conversacin.

    E1 que en este caso surgiese rpidamente lodbese, quiz, a que en el acto de currir el olvido abandonmomentneamente la reunin, que se ejerca una censura sobre ello, para retirarme a cuarto solitario.

    He analizado numerosos casos de olvido oincorrecta de varias palabras de frase, y la conformida

    En efecto, losnerviosy las cuestiones relativas a ellos mdan ya de por s quehacer suficiente.

    b)Otro paciente me habl de una cercana estacin veraniega y manifest que, adems las dos fondas ms conocdas, exista una tercera, cuyo nombre no poda decirme eaquel momento y a la que estaban ligados para ldos recuerdos. Yo le discut la existencia de esta tercera forda, alegando que haba pasado siete veranos en la locaiidareferida y deba conocerla, por tanto, mejor que l. Excitadpor mi contradiccin, record el paciente el nombre de 1fonda. Se llamaDer Al or su nombre tuvereconocer que mi interlocutor tena razn y confesar, ad

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    Olvido de y de de palabras 3 3que durante siete semanas haba vivido en la msvecindad de dicha fonda, cuya existencia negaba ahoratanto empeo. Cul es la razn de haber olvidado tanto

    a cosa misma como su nombre? Opino que la de que ellombre suena muy parecidamente al apellidoJe uno de mis colegas vieneses dedicado a mi misma espe-:ialidad. Es, pues, en este caso, el complejo profesional elque haba sido rozado en m.

    c) otra ocasin, al ir a tomar un billete en la estacin deme fue imposible recordar el nombre, muy fa

    miliar para m, de la ms prxima estacin importante pora pasado numerosas veces anteriormente y me vi

    a buscarlo en un itinerario. El nombre era Rosen-(casa de rosas). Al verlo descubr en seguida cul era la

    que me lo haba hecho olvidar. Una hora antesestado en casa de una hermana ma que vive cerca de

    Mi hermana se llama Rosa y, por tanto, venaie de RosaRosenheim. Este nombre me haba sido

    el complejo familiar.d)Esta influencia depredadora del complejo familiar

    demostrarse con una numerosa serie de jemplos.

    Un da acudi a mi consulta un joven, hermano menor demis al cual yo haba visto innumerables ve-y que acostumbraba a llamar por su nombre de pila. Al

    despus hablar de su visita me fue imposible recordarnombre, que yo saba no era nada raro, y no pude re-

    )roducirlo por ms intentos que hice. En vista de ello, al salirla calle fui fijndome en los nombres escritos en las mues-

    ras tiendas y en las placas de anuncios hasta recono-;er el nombre buscado en cuanto se present ante mis ojos.

    anlisis me demostr que haba yo trazado un paraleloel visitante y mi propio hermano, paralelo queen la siguiente pregunta reprimida: En un caso seme se conducido mi hermano igualmente o

    hecho ms bien todo lo contrario? La conexin

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    34 de la vidaexterior entre los pensamientos concernientes a laextraa y a la ma propia haba sido facilitada por elde que en una y otra llevaba la madre igual nombre: elAmalia. Subsiguientemente comprend los nombrestivos, Daniel y Francisco, que se haban presentado sincacin ninguna. Son stos, as como Amalia, nombrespersonajes deLos bandidos,de Schiller, y todos ellos estn