fuera de cartaentre los hornos de un espacio que podría recordar a la cocina de un restaurante, un...

4
45 44 A FACTORY IN TOKYO ELEVATES THE PRODUCTION OF REPLICA FOOD TO AN ART FORM AND EXPORTS ITS WARES ALL OVER THE WORLD FAKING IT TEXTO: Rob Goss FOTOS: Irwin Wong FUERA DE CARTA DESPUÉS DE CONVERTIR LA PRODUCCIÓN DE COMIDA DE PLÁSTICO EN UN ARTE ÚNICO, ESTA FÁBRICA DE TOKIO SIGUE DESPERTANDO EL APETITO POR TODO EL MUNDO

Upload: others

Post on 15-Mar-2020

0 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: FUERA DE CARTAEntre los hornos de un espacio que podría recordar a la cocina de un restaurante, un grupo de artesanos elabora recetas de plástico Among the ovens in a space that

4544

A FACTORY IN TOKYO

ELEVATES THE PRODUCTION

OF REPLICA FOOD TO

AN ART FORM AND

EXPORTS ITS WARES ALL

OVER THE WORLD

FAKING IT

TEXTO: Rob GossFOTOS: Irwin Wong

FUERA DE CARTADESPUÉS DE CONVERTIR LA PRODUCCIÓN DE COMIDA DE PLÁSTICO EN UN ARTE ÚNICO, ESTA FÁBRICA DE TOKIO SIGUE DESPERTANDO EL APETITO POR TODO EL MUNDO

Page 2: FUERA DE CARTAEntre los hornos de un espacio que podría recordar a la cocina de un restaurante, un grupo de artesanos elabora recetas de plástico Among the ovens in a space that

4746

Desde hace 70 años, en Maiduru todo es men-tira. Eso sí, mentira en el mejor de los sentidos. En una zona residencial del noreste de Tokio, esta empresa se dedica a hacer “sanpuru”, réplicas de comida y bebida destinadas a los escaparates de restaurantes de todo Japón. No es el único fabricante de estos apetecibles ‘platos’ en el país, pero sí uno de los más destacados, y cuenta con dos establecimientos propios en la conocida calle Kappabashi-dori de Tokio, una vía comercial a mitad de camino de dos populares puntos turísticos: el barrio de Ueno (donde se encuentra el zoológico más antiguo de Japón) y el histórico Asakusa. Además de satisfacer la demanda de cientos de establecimientos, Maiduru suele apa-recer en las guías de viajes como el mejor destino para hacerse con souvenirs tan extravagantes como un llavero en forma de sushi, un cuenco repleto de ramen de plástico o una carcasa para móviles con forma de paella. Lo que se encuentra en estas tiendas, sin embargo, es solamente una muestra de su vasta producción.

Entre los hornos de un espacio que podría recordar a la cocina de un restaurante, un grupo de artesanos elabora recetas de plásticoAmong the ovens in a space that could easily be mistaken for a restaurant kitchen, craftspeople cook up colourful plastic dishes

Maiduru has been faking it for 70 years. In a good way. At its factory in an otherwise residential corner of Tokyo’s unfashionable northeast, the company makes sanpuru, the replicas of food and drink seen in restaurant window displays all over Japan. Though it’s not the only sanpuru maker in Japan, Maiduru is one of the most prominent, with two stores on Tokyo’s Kappabashi-dori, the shopping street half way between popular tourist spots Ueno – home to Japan’s oldest zoo – and Asakusa, a district at the centre of Tokyo’s old town. Catering to the restaurant trade’s every need, Maiduru is a regular fixture in guidebooks – a place to pick up quirky souvenirs such as sushi-shaped keyrings, plastic bowls of ramen or smartphone cases designed to look like so many servings of paella. What you see in the stores, however, is just the tip of the iceberg.

“We make thousands of different items. Foods from all over the world, and not only for

restaurants,” says Etsuji Isozaki, Maiduru’s general affairs manager, before picking up a plastic miniature gyoza dumpling from a worktop at the factory and holding it to his ear. “This will be an earring,” he adds with a smile. It’s all quite different to the 1930s, when sanpuru started to appear in Japan – supposedly inspired by the wax anatomical models used by medical colleges – as a way to advertise what a restaurant had to offer and whet the appetites of passers-by. It was also a way to showcase an unfamiliar foreign dish or new trend to diners. By the 1970s, wax samples were beginning to be replaced by longer-lasting and more realistic models made from plastic, which is still used today. And, although you are extremely unlikely to see sanpuru used in high-end restaurants, it remains a common fixture in everything from ramen joints to mid-range sushi eateries.

Strolling around Maiduru’s factory, Etsuji explains how the samples are made. Rather than

“Hacemos miles de artículos diferentes y fabri-camos alimentos de todo el mundo, no solo para restaurantes”, explica Etsuji Isozaki, director de asuntos generales de Maiduru, justo antes de agarrar una miniatura en forma de empanadilla china y ponérsela en la oreja. “Esto va a ser un pendiente”, añade sonriendo. El mercado es hoy muy diferente a cuando surgió el sanpuru, en los años 30. Aquellas primeras réplicas se inspiraban en los modelos anatómicos de cera utilizados en las facultades de medicina. Buscaban exponer la oferta del restaurante, en especial los platos extranjeros desconocidos o las nuevas tendencias gastronómicas, pero también despertar el apetito de los transeúntes. En la década de los 70, las muestras de cera comenzaron a sustituirse por modelos más realistas y duraderos, fabricados con plástico, como los que se siguen produciendo ahora. Y aunque no es muy probable encontrar sanpuru en los restaurantes de lujo, todavía es un elemento habitual en comedores de ramen y restaurantes de sushi más asequibles.

Page 3: FUERA DE CARTAEntre los hornos de un espacio que podría recordar a la cocina de un restaurante, un grupo de artesanos elabora recetas de plástico Among the ovens in a space that

4948

A medio camino entre el arte y la cocina, el proceso de creación está dividido en fases, cada una de las cuales la realiza un artesano especia-lista en ese procedimiento en particular. En una sala de la primera planta, por ejemplo, varias de las trabajadoras de la fábrica rellenan todo tipo de moldes de silicona con resina de cloruro de vinilo de diferentes colores. Después los pasan a la sala contigua para hornearlos a 180ºC durante un corto periodo de tiempo. En ese momento, el aire adquiere un cierto olor a plástico chamusca-do, algo así como cuando se empieza a quemar el mango de una sartén en casa.

En el segundo piso, al que se accede por unas escaleras estrechas y empinadas, se localiza el área de acabados. En este lugar se ensamblan las pie-zas que se han horneado, para después pintarlas o barnizarlas, según sea necesario. El zumbido de los hornos es reemplazado por el silbido de las pistolas de espray, aunque el área está tan aba-rrotada como los laboratorios de abajo. Apiladas

a single artisan working on a piece from start to finish, the process is broken down into stages, each of which is done by specialists in a particular procedure. In one room on the first floor, for example, several of the factory’s 40 mostly female workers fill all sorts of silicon moulds with different coloured vinyl chloride resin, then send them to an adjoining room to be baked for a short time at 180°C, in the process giving the air a distinctive plasticky taint – like a panhandle beginning to catch on a flame.

Head to the second floor, up a creaking flight of steep and narrow stairs, and you find the finishing area, where the parts baked below are assembled, and paint and glazing is applied where needed. The hum of the ovens downstairs is replaced by the occasional psst of a spray paint gun but, just like the first floor, the area is cluttered. Stacked up against the walls is cardboard box upon box containing ready-made components such as sushi toppings and mini

“HACEMOS MILES DE ARTÍCULOSDISTINTOS. CREAMOS ALIMENTOS DE TODO EL MUNDO, NO SOLO PARA RESTAURANTES”

“WE MAKE THOUSANDS OF DIFFERENT ITEMS.

FOODS FROM ALL OVER THE WORLD – NOT ONLY

FOR RESTAURANTS”

Page 4: FUERA DE CARTAEntre los hornos de un espacio que podría recordar a la cocina de un restaurante, un grupo de artesanos elabora recetas de plástico Among the ovens in a space that

5150

En la parte final del proceso de fabricación del sanpuru, las piezas ya ensambladas se pintan y barnizan. El resultado imita colores y texturas de una forma sorprendentemente realistaIn the last part of the sanpuru manufacturing process, the assembled pieces are painted and varnished to show surprisingly realistic colours and textures

junto a las paredes se amontonan cajas de cartón llenas de maquetas terminadas. En la docena de mesas de trabajo se exhibe un amplio mues-trario de pinturas y polvos, entre ellos un bote de mermelada reutilizado para almacenar polvo naranja, con una etiqueta en la que se lee “carne de calabaza”, o un bote de café instantáneo que está marcado con el texto “hoja de lechuga”.

En una de estas mesas le dan las últimas pince-ladas a un lote de peras que fácilmente podrían pasar por frutas de verdad. Al lado, le ponen la aleta a lo que parece una dorada recién pescada. Y, más allá, la espuma parece brotar de una pinta de cerveza. Uno de los pocos componentes he-chos de silicona y no de plástico, se ve a punto de derramarse por un lado del vaso. A un metro de distancia ya parece completamente real, a pesar de que, según Etsuji, todavía no está del todo

droplets running down the glass. Those plates of sashimi over there are the same,” he says, pointing to several platters of sliced raw fish. “They look too dry – they need a glazing to give them a fresh, natural look. And that paella won’t be ready until we’ve added hints of scorching here and there.”

But I have one burning question – how does Maiduru make the moulds? Etsuji cuts open a slab of silicon to reveal slices of raw salmon and several prawns. “In most cases, we use real food,” he says. “We put it in liquid silicon, which sets around it and creates the mould. We just can’t do it with something like an ice cube or ice cream – because that melts!” So it turns out that this fake food is real on the inside after all.

tomatoes. By each of the dozen or so work stations are jumbled collections of paints and powders – things such as a repurposed jam pot full of dark orange powder that’s been relabelled ‘pumpkin flesh’ and an instant coffee jar that is now marked ‘sunny lettuce leaf ’.

At one bench, someone is carefully putting the final brushstrokes on a batch of pears that could easily be mistaken for the real thing. On the next bench, fins are being affixed to what look like recently landed sea bream. On another is a pint of lager with a large foamy head – one of the few components made with silicon, not plastic – poised to spill down the side of the glass. From a metre away, it looks real enough, although Etsuji points out it’s not quite finished.“That still needs condensation and some water

terminada. “Le falta el efecto condensación y que caigan algunas gotitas por el cristal. A esos platos de sashimi les pasa lo mismo”, dice señalando varias bandejas con tiras de pescado crudo. “Se ven un poco secas, hay que barnizarlas para que luzcan frescas y naturales. Y el arroz de esa paella habría que tostarlo un poco más”.

Etsuji corta una lámina de silicona para mostrar cómo se hacen los moldes en Maiduru y enseña unas rodajas de salmón crudo y algunas gambas. “En la mayoría de los casos utilizamos comida real”, explica. “La ponemos en silicona líquida para crear el molde. Aunque, obviamente, esto no podemos hacerlo con cubitos de hielo y helados, porque se derriten rápidamente”, reconoce con resignación. Al final va a resultar que, después de todo, la comida de mentira también se “cocina” con ingredientes de verdad.