geografias emocionales

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       2       2       C      u        l       t      u      r      a        |      s      L     a      V     a     n     g     u     a     r       d       i     a      M       i            é     r     c     o       l     e     s  ,      6     m     a     y     o      2      0      0      9       E       S       P       A       C       I       O       S JOAN NOGUÉ Acab a de aparece r unanueva revis- ta acad émicade ámbi to inte rnac io- nal y de carácter transdisciplinar denominada  Emoti on, Spac e and Society . Los ar culos qu e enellase publiq uendeber án incidi r en la es- pacialidad de la emoción, el senti- miento y el afecto; es decir, debe- ránexplora r a fond o lasinteracc io- nes emocionales entre la gente y los lugares. Paralelamente, la re- cién creada Society for the Study of Emotion, Aff ect and Space (SSEAS) ha hecho pública la con- vocat oriadel Cong resoInterna cio- nal e Interdisciplinar sobre Geo- grafí as Emoci onal es que tendrá lu- gar en Adelaide, (Au str ali a) en abril del 2010 y ha anunciado ya que el sigu iente congre so se cele- brará en Holanda en el 2012. Las ses ion esque se pre vénparael con - greso del año que viene tratan te- mas como los espacios afectivos y la globa lizac ión, arraigo frent e a desarraigo, arquitecturas emocio- nales y paisajes de la emoción, la semiótica y la poética del afecto y de la emoción, espacio público y emoción, la política y la emoción, entre muchos otros. Por cierto, en relación con este último tema de dis cusi ón,hace poc as semanas el fi- lósof o Danie l Inner arity escrib ía en un periódico de ámbito estatal un artíc ulo titulado  El gobi erno emocional  en el que cuestionaba a quienes entienden las emociones como un factor de distorsión de la racio nali dadde los proc esos polí ti- cos. En Ita lia , po r otr a par te,y baj o el lema  Il vero viaggio di scoperta non consiste nel cercare nuove te- rre, ma nell' ave re nuov i occhi , el Fondo Ambiente Italiano (FAI) ha impulsado una especie de concur- so nacional dirigido a todas las es- cuela s itali anas y denominad o I Luoghi del Cuore. El éxito de la convoca toriaha supera do las previ- sio nes . Se tra tab a dealgotan sen ci- ll ocomoanimara lo s al umno s a en - via r a unapági na web fot ogr afías y textos referidos a aquellos lugares queles hablaran deuna man eraes- pecial, que les evocaran imágenes o recuerdos, que les despertaran emociones; en definitiva  y cito li- teralmenteluga res capaces de comuni carse directamente con nuestros corazones”. ¿Quéestápasa nd o?¿A qu é sede- be este interés por las emociones ente ndi dasno sól o comoun atr ibu- to individual, sino, sobre todo, co- mo una construcción social? ¿Por quécadavezson más , de ntr o y fue- ra del mundo académico, los que defienden tener en cuenta de una vez por todas la vinculación de las emoc ione s a loslugare s, a lospaisa-  jes y, en gener al, a la gesti ón del es- paci o públ ico,sin temo r a ser cali fi- cad os como poco men os que moj i- gatos , cuando no frívolos e insubs- tanciales? Es sabi do que la psic olog ía siem- pre se ha interesado por el mundo de las emociones, pero sus aporta- ciones no trascendían demasiado el propio ámbito profesional ni se concedía el peso que se merecía a la dime nsió n públ ica, soci al y espa - cial de las emociones. Así pues, ¿a qué se debe este renovado interés, que se materializa también en la continua publicación de obras de indud able valía , como  Emotional Geographies  (Ashgate, 2005), en- tre muchas otras? Las razones de este fenómeno no hay que buscarlas en la actual crisis económica tout court , que se ha man ife sta do con tod a su cru de- za a lo largo de los últimos meses. El progresivo convencimiento por parte de muchas ciencias sociales de que las emociones eran más re- lev ant es de lo quecreía moses alg o ant eri or a la act ualcrisi s eco nómi- ca. Unos pocos años antes de que se manifestara la crisis en su ver- tiente económica,  otra crisis más profunda, más creativa, se iba lar- vando y ganando adeptos: aquella que cuestionaba el modelo de cre- cimi ento , losvaloressocialesimpe- rantes, la competencia y el indivi- dualismo reinantes. Lo explicaba muybien Jor di Pig em en est e mis- mo suplemento en un artículo de- dicado a desen trañ ar los entre sijo s de la actual crisis. En palabras de Pigem , se iden tific ó el mun do con un libro escrito en lenguaje mate- mático y reduciendo la realidad a lo que es cuantificable. De modo quelos col ores, olo res , sab ore s, to- da apreciación de sentido o de be- ll ezay tod o loque con sti tuye nues- traexperi enci a inme dia ta delmun- do sería n sóloilusione s. La geome- tri zaci ón delmundo nos ha brinda- do un eno rme pode r, sin duda . Pe- ro hemos acab adoreduci éndo lo to- do a código de barras, cifras, esta- dísticas y redes de abstracciones”. El colapso de aquellas estructuras materiales e ideológicas que creía- mosinfali blesabre, porfin, elcami- no a  nuevas formas de plenitud”, enpalabras delcitadoautor. Es jus- tamente esta toma de conciencia loque exp lic a, en mi opinión, el re- torno de las emociones a la esfera púb lica . Inn era rit y, al queme he re- fer idomás arr iba , ilu str a muy bie n hasta qué punto la acción política tiene que ver con el gobierno de las emociones, por más que siem- pre esté al acecho la tentación po- pulista de servirse de ellas. Hay querevi sarel mit o mod erno de ex- clu sió n mut ua ent re pol íti ca y sen - tim ien to y rec ono cerque la des po- lit iza ció n de lo sen timental ha em- pobr ecido nuestra vida pública, cuando lo cierto es que los senti- mientos podrían  deberían estar al servicio de la renovación de la demo cracia. El espac io públi co, concl uye Inner arit y, no se revit ali- za desemocionalizándolo, sino re- politizando y democratizando los sentimientos. Materialidades tangibles Es precisamente en este punto en el que las geografías emocionales adqu iere n todasu rele vanci a y sen- tido. La vida es, en esencia y a la vez, espacial y emocional. Interac- tuamos emocionalmente y de ma- ner a contin ua conlos lug ares, a los que imbuimos de significados que retornan a nosotros a través de las emociones que nos despiertan. La memo ria indiv idua l y colec tiva , así comola imag inac ión,más que tem- pora les,son espa ciale s. Las catego- ría s geo grá fica s bás ica s que se aprenden en la escuela, o las que util izamos en nuestra vida coti dia- na, conl leva n asociacionesemocio- nales . Experimentamos emocio- nesespecífi cas en dist into s conte x- tos geográficos y vivimos  emocio- nalmente los paisa jes porq ue estos no son sólo materialidades tangi- bles, sino también construcciones sociales y culturales impregnadas deun den so con ten idointa ngi blea menu do solamenteaccesible a tra- vés del universo de las emociones. La geografía como disciplina no podrá despojarse nunca de su di- mensión emocional, por más que algunas escuelas lo hayan intenta- do a lo largo de su dilatada histo- ria. Las topografías de la vida coti- diana están demasiado impregna- das de emoción y sentimiento y nuestros tratados de geografía no dej an de ser, en el fon do,una esp e- cie de psico geogr afíaspersona les y socia les. En estostratad os los luga - res parecen inmóviles, pero no lo son, porque viajan con nosotros a tra vés de las emoci ones, con lo que, debajo de nuestra cartesiana car tog raf ía,lo quede verd ad sub ya- ce es una cartografía emotiva. La palabra emoción deriva del verbo latino emovere, compuesto por las raíces e, defue ra, y movere,demo- verse , tras ladarse. Etimo lógic a- mente, por tanto, el significado de emoción está estrechamente unido al de pal abr as como tra sla do , via je, transferencia de un lugar a otro. Las geogr afías emocionales, por tanto, no hacen nada más que ce- rrar un círculo que había quedado abierto. |       E      s      p      a      c       i      o      s Debemos revisar el mito moderno de exclusión mutua entre política y sentimiento Reflexión Int era ctu amo s emo cio na lme nte con los lu gar es, de la mi sma ma ner a que la mem ori a, personal y col ect iva, es esp aci al; nu evas lín eas de pen sam ien to abor dan la rela ción entr e sent imiento y cons truc ción social Geo gra as emocio nal es Un grupo de jóvenes contemplan la puesta de sol en Namibia  ROBERT ROSS/GETTY IMAGES

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    Cultura|sLa

    Vang

    uardia

    Mircoles,6

    mayo20

    09ES

    PACIOS

    JOAN NOGUAcabade aparecerunanueva revis-ta acadmica de mbito internacio-nal y de carcter transdisciplinardenominada Emotion, Space andSociety. Los artculos que en ella sepubliquendebern incidir en la es-pacialidad de la emocin, el senti-miento y el afecto; es decir, debe-rnexplorar a fondo las interaccio-nes emocionales entre la gente ylos lugares. Paralelamente, la re-cin creada Society for the Studyof Emotion, Affect and Space(SSEAS) ha hecho pblica la con-vocatoria delCongreso Internacio-nal e Interdisciplinar sobre Geo-grafasEmocionales que tendr lu-gar en Adelaide, (Australia) enabril del 2010 y ha anunciado yaque el siguiente congreso se cele-brar en Holanda en el 2012. Lassesionesque se prevnpara el con-greso del ao que viene tratan te-mas como los espacios afectivos yla globalizacin, arraigo frente adesarraigo, arquitecturas emocio-nales y paisajes de la emocin, lasemitica y la potica del afecto yde la emocin, espacio pblico yemocin, la poltica y la emocin,entre muchos otros. Por cierto, enrelacin con este ltimo tema dediscusin, hacepocas semanas el fi-lsofo Daniel Innerarity escribaen un peridico de mbito estatalun artculo titulado El gobiernoemocional en el que cuestionaba aquienes entienden las emocionescomo un factor de distorsin de laracionalidadde los procesos polti-cos. En Italia, por otra parte, y bajoel lema Il vero viaggio di scopertanon consiste nel cercare nuove te-rre, ma nell'avere nuovi occhi, elFondo Ambiente Italiano (FAI) haimpulsado una especie de concur-so nacional dirigido a todas las es-cuelas italianas y denominado ILuoghi del Cuore. El xito de laconvocatoriaha superado lasprevi-siones. Se tratabade algo tan senci-llo comoanimara los alumnos a en-viar a una pginaweb fotografas ytextos referidos a aquellos lugaresque leshablarandeunamanera es-pecial, que les evocaran imgeneso recuerdos, que les despertaranemociones; en definitiva y cito li-teralmente lugares capaces decomunicarse directamente connuestros corazones.Quest pasando? Aqu sede-

    be este inters por las emocionesentendidasno slo comounatribu-to individual, sino, sobre todo, co-mo una construccin social? Porqucada vez sonms, dentro y fue-ra del mundo acadmico, los que

    defienden tener en cuenta de unavez por todas la vinculacin de lasemociones a los lugares, a lospaisa-jes y, en general, a la gestin del es-paciopblico, sin temor a ser califi-cados como pocomenos quemoji-gatos, cuando no frvolos e insubs-tanciales?Es sabidoque la psicologa siem-

    pre se ha interesado por el mundode las emociones, pero sus aporta-ciones no trascendan demasiadoel propio mbito profesional ni seconceda el peso que se mereca aladimensin pblica, social y espa-cial de las emociones. As pues, aqu se debe este renovado inters,que se materializa tambin en lacontinua publicacin de obras deindudable vala, como Emotional

    Geographies (Ashgate, 2005), en-tre muchas otras?Las razones de este fenmeno

    no hay que buscarlas en la actualcrisis econmica tout court, que sehamanifestado con toda su crude-za a lo largo de los ltimos meses.El progresivo convencimiento porparte de muchas ciencias socialesde que las emociones eran ms re-levantes de lo que creamos es algoanterior a la actual crisis econmi-ca. Unos pocos aos antes de quese manifestara la crisis en su ver-tiente econmica, otra crisis msprofunda, ms creativa, se iba lar-vando y ganando adeptos: aquella

    que cuestionaba el modelo de cre-cimiento, los valores sociales impe-rantes, la competencia y el indivi-dualismo reinantes. Lo explicabamuy bien Jordi Pigem en estemis-mo suplemento en un artculo de-dicado a desentraar los entresijosde la actual crisis. En palabras dePigem, se identific elmundo conun libro escrito en lenguaje mate-mtico y reduciendo la realidad alo que es cuantificable. De modoque los colores, olores, sabores, to-da apreciacin de sentido o de be-lleza y todo lo que constituye nues-tra experiencia inmediata delmun-do seran slo ilusiones. La geome-trizacindelmundonosha brinda-do un enorme poder, sin duda. Pe-rohemos acabado reducindolo to-

    do a cdigo de barras, cifras, esta-dsticas y redes de abstracciones.El colapso de aquellas estructurasmateriales e ideolgicas que crea-mos infalibles abre, por fin, el cami-no a nuevas formas de plenitud,enpalabrasdel citado autor. Es jus-tamente esta toma de conciencia

    lo que explica, enmi opinin, el re-torno de las emociones a la esferapblica. Innerarity, al quemehe re-feridoms arriba, ilustra muy bienhasta qu punto la accin polticatiene que ver con el gobierno delas emociones, por ms que siem-pre est al acecho la tentacin po-pulista de servirse de ellas. Hayque revisar elmitomodernode ex-clusinmutua entre poltica y sen-timiento y reconocer que la despo-litizacin de lo sentimental ha em-pobrecido nuestra vida pblica,cuando lo cierto es que los senti-mientos podran deberan estaral servicio de la renovacin de lademocracia. El espacio pblico,concluye Innerarity, no se revitali-za desemocionalizndolo, sino re-politizando y democratizando lossentimientos.

    Materialidades tangiblesEs precisamente en este punto enel que las geografas emocionalesadquieren toda su relevancia y sen-tido. La vida es, en esencia y a lavez, espacial y emocional. Interac-tuamos emocionalmente y de ma-nera continua con los lugares, a losque imbuimos de significados queretornan a nosotros a travs de lasemociones que nos despiertan. Lamemoria individual y colectiva, ascomo la imaginacin,msque tem-porales, son espaciales. Las catego-ras geogrficas bsicas que seaprenden en la escuela, o las queutilizamos en nuestra vida cotidia-na, conllevan asociaciones emocio-nales. Experimentamos emocio-nes especficas endistintos contex-tos geogrficos y vivimos emocio-nalmente los paisajes porque estosno son slo materialidades tangi-bles, sino tambin construccionessociales y culturales impregnadasdeundenso contenido intangible amenudo solamente accesible a tra-vs del universo de las emociones.La geografa como disciplina no

    podr despojarse nunca de su di-mensin emocional, por ms quealgunas escuelas lo hayan intenta-do a lo largo de su dilatada histo-ria. Las topografas de la vida coti-diana estn demasiado impregna-das de emocin y sentimiento ynuestros tratados de geografa nodejan de ser, en el fondo, una espe-cie de psicogeografas personales ysociales. En estos tratados los luga-res parecen inmviles, pero no loson, porque viajan con nosotros atravs de las emociones, con loque, debajo de nuestra cartesianacartografa, lo quedeverdad subya-ce es una cartografa emotiva. Lapalabra emocin deriva del verbolatino emovere, compuesto por lasraces e, de fuera, ymovere, demo-verse, trasladarse. Etimolgica-mente, por tanto, el significado deemocin est estrechamente unidoal de palabras como traslado, viaje,transferencia de un lugar a otro.Las geografas emocionales, portanto, no hacen nada ms que ce-rrar un crculo que haba quedadoabierto. |

    Espacios

    Debemos revisarel mito modernode exclusin mutuaentre poltica ysentimiento

    Reflexin Interactuamos emocionalmente con los lugares, de lamismamaneraque lamemoria, personal y colectiva, es espacial; nuevas lneas depensamientoabordan la relacin entre sentimiento y construccin social

    Geografas emocionales

    Un grupo de jvenes contemplan la puesta de sol en Namibia ROBERT ROSS/GETTY IMAGES