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revista argentina inrockuptiblesTRANSCRIPT
GORILLAZTercer disco
los inrockuptibles. 35
La isla del
Rodeado de ungrupo de invitadosde lujo, DamonAlbarn firma PlasticBeach, el tercer –¿yúltimo?– disco de sucreación cartoon popGorillaz, un trabajoaudaz, sombrío,inspirado por lainfluencia del hiphop y la electrónica.Entrevista conMurdoc, su alterego, únicosobreviviente de labanda, solitario ygruñón desde su islaimaginaria. Entrevista Johanna Seban
TESORO
36. los inrockuptibles
A comienzos del milenio, Damon Albarn,
cansado de haber pasado los noventa
ocupando la portada de los semanarios
musicales ingleses con Blur, decide con-
cebir, con la ayuda de su compañero
dibujante Jamie Hewlett (el de Tank
Girl), el cartoon pop Gorillaz. Aquello era
una pequeña banda de cuatro personajes
virtuales, ideal para llevar a su lugar las
composiciones del inglés y devolverle su
anonimato perdido, un concepto increí-
ble en una sociedad fundada, más que
nunca, en la imagen y la encarnación.
Pero también se trataba de su escondite:
gracias a Gorillaz, Albarn pudo desarro-
llar sus fantasías musicales, multiplicar
las colaboraciones y los viajes, sin jamás
haber tenido que mostrar ni siquiera su
nariz. Solamente hay que recordar las
primeras actuaciones de Gorillaz, en las
que la banda tocaba siempre escondida
detrás de una cortina. Podemos pregun-
tarnos además si Albarn no ha decidido
también camuflar su riqueza: su nombre
brilla por su ausencia en la muy oficial
Rich List establecida cada año en el Reino
Unido para censar las mayores fortunas
de la monarquía. Ahí, entre los “jóvenes”
músicos, aparecen Chris Martin de Cold-
play y los hermanos Gallagher de Oasis.
Pero ningún Albarn. Algo que podría sor-
prender cuando sabemos que aquello que
inicialmente fue un proyecto paralelo y
lúdico se transformó rápidamente en
una verdadera gallina de los huevos de
oro, incluso de platino: más de quince
millones de ejemplares de los álbumes
Gorillaz (01) y Demon Days (05) fueron
vendidos en todo el mundo.
Plastic Beach, tercera parte de la saga
Gorillaz, permite a Damon Albarn conti-
nuar tomándonos el pelo: anunciado por
su autor como el álbum más pop hasta
hoy, se revela como el disco menos accesi-
ble de la banda, con pocos hits y bajo una
gran influencia de hip hop. Sombrío,
sinuoso y torcido, Plastic Beach es sin
embargo, a medida que se lo escucha, hip-
nótico. Haciendo alarde de un casting pro-
digioso (Lou Reed, Snoop Dogg, Mark E.
Smith de The Fall, Mos Def, Bobby
Womack, Mick Jones y Paul Simonon de
The Clash respondieron especialmente al
llamado), el disco está acompañado por
una historia imaginaria bastante simpáti-
ca: luego de la destrucción de los estudios
Kong de la banda, el disco se grabó en una
isla construida sobre basura y desechos,
situada en el Point Némo, el lugar del océ-
ano Pacífico más alejado de todas las cos-
tas. De los cuatro personajes originales
(Murdoc, 2D, Russell y Nooddle), sólo que-
da el horrible Murdoc, contento de haber-
se librado finalmente de sus compañeros
invasores. Es de hecho él quien, por e-
mail, por supuesto, respondió a esta entre-
vista, con la gracia de un Capitán Haddock
burlón y borracho. Compra de pirámides,
tráfico de armas y burka: bienvenido al
mundo de plástico de Gorillaz.
ENTREVISTA> ¿¿QQuuéé sseennssaacciioonneess ttee pprroovvooccaa
eell llaannzzaammiieennttoo ddee eessttee tteerrcceerr áállbbuumm??
MMuurrddoocc NNiiccaallllss:: Me siento más o menos
como todos los días: no tengo nada por qué
preocuparme, las bebidas energizantes y el
alcohol que encargué en Internet harán
pronto su efecto… ¡Ya está! Organicen sus
preguntas, ¿qué quieren saber sobre la ban-
da de pop más grande de la historia? Por
supuesto que estoy excitado con la idea de
esta salida, pero nada angustiado: tengo un
álbum de oro bajo el brazo, una autoriza-
ción para salir de la cárcel, una idea simple
para la inmortalidad.
¿¿QQuuéé eessppeerrááss ddee PPllaassttiicc BBeeaacchh??
Lo mismo de siempre: la dominación pla-
netaria y una cobertura mediática total.
Es el tercer acto de la epopeya en expan-
sión que es Gorillaz. A partir de un simple
concepto, florecimos y nos convertimos en
una institución concreta. Hoy somos un
nombre, una marca, que se puede sellar
en un disco a modo de garantía. Si escu-
chás atentamente los tres discos, vas a ver
una evolución, un crecimiento que no
encontrarás jamás en otra banda. Así es
como pensé las cosas. Plastic Beach es el
tercer y más glorioso capítulo de mi mag-
nífico tríptico.
¿¿PPooddééss hhaabbllaarrnnooss ddee eessttaa iissllaa ddee pplláássttiiccoo
eenn llaa qquuee ggrraabbaarroonn eell áállbbuumm yy qquuee ddiioo
nnoommbbrree aall ddiissccoo??
Es un inmenso montón de plástico podrido
en medio de la nada. Lo gracioso es que
cuando lo vi por primera vez, de lejos, el
lugar me pareció idílico. A través de los
prismáticos, uno hubiera dicho… ¡un para-
íso flotante! Pero al acercarme, me di cuen-
ta de que no era más que un vertedero
hecho de grasa, basura, viejos tubos oxida-
dos, pedazos de plástico tirados por los
hombres. No me molestó. Pinté todo de
rosa vivo, y listo: ¡mi propia playa de plás-
tico! Estaba de nuevo como en casa. Tenía
ganas de estar en un lugar donde pudiera
llevar a las chicas y dejar todo patas para
arriba, reventar el estéreo. Lo primero que
hice fue construir una casa Playboy tipo
Playmobil. Ahí se encuentra absolutamen-
te todo: habitaciones con un piso transpa-
rente que permite ver el mar, cuartos
secretos, faros. Al lado de todo esto, Real
World, el estudio de Peter Gabriel, ¡es una
gran mierda!
¿¿LLeeííssttee LLaa ppoossiibbiilliiddaadd ddee uunnaa iissllaa,, ddee MMiicchheell
HHoouueelllleebbeeccqq??
Nah… Pero aprendí que el álbum de mi tío
abuelo, Iggy Pop, fue inspirado por la nove-
la. Tuve ganas de aislarme en una isla por-
que no podía más estar todo el tiempo aco-
sado, perseguido por ridículas historias de
paternidad, o por criaturas del diablo que
exigen su parte de la torta (según la leyen-
da, Murdoc sería el padre de los miembros
de la banda inglesa The Horrors. Por haber
abandonado a sus hijos, habría sido perse-
guido en 2009 por la DASS, que le habría
reclamado 500 mil libras por cada chico
como atraso de pensión alimenticia). Para
ser totalmente honesto, me escapé porque
me indigesté de las inmundicias que impo-
ne la vida moderna. Vas a un centro comer-
cial hoy, y es como si el edificio entero te
estuviera tirando productos encima: libros,
DVDs, juegos, remeras, accesorios, Ipods,
descargas, aplicaciones, herramientas, pro-
gramas de tele, cable… La tierra está llena,
va a desbordar. Todo ya fue dicho, todo fue
GORILLAZ
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Tengo un álbum de oro bajo el brazo, unaautorización para salir de la cárcel, una idea
simple para la inmortalidad.
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dado vuelta en todos los sentidos. Entonces
tuve ganas de escaparme, de irme a un
lugar donde pudiera simplemente mirar
las estrellas, y analizar en total tranquili-
dad este mundo enfermo. La isla en cues-
tión está situada en Point Némo, el lugar
más alejado de todas las costas del planeta.
Nadie imaginaría encontrarme ahí, podría
hacer tanto quilombo como quisiera.
SSooss aahhoorraa eell úúnniiccoo rreepprreesseennttaannttee ddee GGoorrii--
llllaazz.. ¿¿SSee pprreeooccuuppaarroonn ppoorr eell eeggoo eenn llaa bbaannddaa??
Con treinta mil voltios en la nuca te aseguro
que eliminás cualquier problema de ego. Lo
que pasa es que mi ego siempre fue enorme,
desde que salí del útero de mi mamá… Tam-
bién el éxito fue una confirmación de mi
genio. Y todas las bandas son iguales: una
luz y tres débiles que agitan sus cabezas. La
primera vez que pensé en embarcarme de
nuevo para una tercera maratón Gorillaz
hice el esfuerzo –sin entusiasmo, lo admito–
de encontrar a los otros. Creo incluso haber
pegado un afiche en un farol en el barrio de
Neasden, al norte de Londres: “Aviso de bús-
queda: tres roqueros torpes, vistos por últi-
ma vez en la banda itinerante Gorillaz.
Recompensa: 70 euros”. No tuve ninguna
respuesta… ¿Para qué los necesito? ¡Podría
programar las baterías yo mismo! Y además,
luego de su muerte, logré recuperar el ADN
de Noodle y creé su cyborg, una guitarrista
mejor. Ya no necesito aguantar la ciclotimia
y las maldiciones de un adolescente.
¿¿NNuunnccaa ttuuvviissttee ggaannaass ddee ddeejjaarr GGoorriillllaazz??
Sí, cada vez que termino un disco. A veces
incluso antes de hacerlo. Pero creo cada
vez que una nueva grabación me abrirá
las puertas del reino privado de las elites
inmortales y que no tendré que trabajar
más con todos esos boludos. Y resulta que
no, al final siempre tenés que volver a
unirte. Aunque tu trabajo sea del temple
de un genio divino. No se puede privar al
los inrockuptibles. 37
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38. los inrockuptibles
mundo de una personalidad como la mía,
sería cruel. Los lunes a la mañana son
generalmente terribles para mí. En un
momento pensé en unirme al girlsband
inglés Girls Aloud. Tenía una terrible resa-
ca, y empecé a leer el diario. Y encuentro
una enésima foto de Sarah Harding que
sale de un boliche, un poco desalineada…
Me digo: “Eso parece cool”. Al menos más
cool que quedarme sentado en mi estudio
todo el día, maquinando módulos y efec-
tos de sonido. Entonces pensé: antes que
intentar redefinir el concepto mismo del
álbum pop moderno, antes que fundir las
diferentes culturas musicales del planeta
en una nueva forma audaz que transgreda
los tiempos, los lugares, los géneros, los
tipos y la religión, lo que podría hacer es
olvidar esta historia del tercer álbum de
Gorillaz y callejear con Girls Aloud. Pero
luego aclaré un poco las ideas y me di
cuenta de que eso iría en contra de todo lo
que había dicho antes. Así que tomé una
taza de té y volví al estudio.
¿¿EEssttááss ddee aaccuueerrddoo eenn aaffiirrmmaarr qquuee eessttee áállbbuumm
ssiimmbboolliizzaa eell ddeessoorrddeenn,, llaa ddeessttrruucccciióónn??
Insisto en alejar todo malentendido. No es
un álbum verde o ecologista, es la banda
sonora de una playa de plástico. Es como
una serie de fotografías tomadas en un
montón de lugares diferentes del planeta y
después reunidas en una cartelera para ver
cómo pueden convivir. No es una manera
de juzgar al mundo, es una fotografía.
VVeennddiissttee mmiilllloonneess ddee ddiissccooss yy ssiinn eemmbbaarrggoo
ttee eennccoonnttrraassttee eenn llaa rruuiinnaa.. ¿¿QQuuéé ppaassóó??
Después de los recitales para Demon Days,
me fui de fiesta por todas partes, descon-
trolé en los cuatro rincones del planeta. Y
después, el dinero me empezó a faltar.
También invertí en un montón de cosas,
empresas de telefonía celular muy
malas… Sin contar esas historias de siste-
mas piramidales: compré muchas pirámi-
des en Gizeh en Egipto. Pero resulta que el
tipo que me las vendió –Bernie Madoff–
era un depravado. Al final, los contratos
no valían ni siquiera los pergaminos sobre
los que habían sido escritos. Estaba sin un
peso, necesitaba nuevos financiamientos.
Intenté otros negocios, particularmente el
tráfico de armas amateur. ¡Mucha adrena-
lina! Compré un ejemplar de As Used On
The Famous Nelson Mandela de Mark
Thomas en un negocio de libros usados.
Genial. Muestra lo fácil que es desarrollar
las armas a través del mundo comprando
viejos stocks a los países en vías de des-
arrollo, para repintarlas y revenderlas a
otros grupos sacando beneficio. Desde el
momento en que se terminó el papelerío,
todo está encaminado, ¿no? Es lo que
hacen los gobiernos, de hecho. En todo
caso, seguro que la historia con Bernie
Madoff era una tontería. Me decía que con
esta crisis, y las fluctuaciones incesantes
de la economía, mi dinero estaría seguro
en una pirámide. Evidentemente no.
Dicho esto, me gusta pensar que un peda-
zo de mi corazón está enterrado en alguna
parte de una tumba egipcia. Al lado de
Tutankamón.
GORILLAZ
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Es posible ser innovador haciendocolaborar a viejos músicos geniales conlos más jóvenes. No todo tiene que girar siempre alrededor del shock de la novedad.
GGrraabbaassttee eenn BBeeiirruutt ccoonn llaa NNaattiioonnaall OOrrcchheess--
ttrraa ooff AArraabbiicc MMuussiicc……
Fui de incógnito, me puse una burka
negra. Tenía ganas de que esa parte del
mundo figurara en el álbum, entonces
hice que se rompiera el helicóptero, dejé
Plastic Beach y me embarqué rumbo a Bei-
rut y Siria. Es fundamental abrir las orejas
de las personas hacia esa parte del mun-
do. Porque si uno se contenta con lo que
lee en los diarios o ve en la televisión, se
tiene una imagen falsa de esa región.
¡Gorillaz es un servicio público!
LLooss rruummoorreess ddiicceenn qquuee rroobbaassttee ppiissttaass iinnééddii--
ttaass ddee BBlluurr……
No sé mentir: todo eso es verdad. “El talen-
toso pide prestado, el genio roba.” Es una de
mis citas. Damon y su pequeña puta de
Jamie Hewlett trabajan en ese proyecto de
Carousel y algunos elementos tuvieron
una resonancia muy particular en mi espí-
ritu fangoso: la melancolía de los muelles
sobre el mar, con las ferias en ruinas y las
calesitas abandonadas… Entonces aprove-
ché que Blur estaba muy ocupado con la
gira para colarme, robar las pistas de su dis-
co rígido, destruir su copia y correr al estu-
dio. Tomé lo que necesitaba, tiré el resto a
la basura e hice Plastic Beach. Lo que
Damon había hecho era muy sugerente,
muy conmovedor, pero sin embargo nece-
sitaba huevos. No sé cómo reaccionaron los
miembros de Blur. A decir verdad, no los
frecuento mucho.
¿¿PPllaassttiicc BBeeaacchh sseerráá eell úúllttiimmoo áállbbuumm ddee
GGoorriillllaazz??
Digamos que sí. No lloren mi desaparición.
Como las Destiny’s Child, I’m a Survivor. No
es el último capítulo de la historia de Mur-
doc Nicalls.
¿¿DDee qquuéé eessttááss mmááss oorrgguulllloossoo ccoonn GGoorriillllaazz??
Logramos gobernar este imponente navío
que es la industria del disco lejos de las
rocas de la catástrofe. Quizás no cambia-
mos todo para todo el mundo sobre la tie-
rra, pero seguro dibujamos una nueva
imagen, un nuevo modelo a partir del cual
se puede trabajar. Mostramos que es posi-
ble ser innovadores sin escrúpulos y sien-
do tramposos, haciendo colaborar a viejos
músicos geniales con los más jóvenes. No
todo tiene que girar siempre alrededor
del shock de la novedad. Todos esos gran-
des músicos, animadores, actores, grafis-
tas que trabajan juntos para crear algo
que no es solamente un proyecto efímero
y desechable, únicamente destinado a
hacer dinero y controlado por un oscuro
gurú vanidoso (que no es otro que yo mis-
mo), es pese a todo algo de lo que se pue-
de estar orgulloso.
¿¿YY ccuuááll eess llaa mmaayyoorr ddeecceeppcciióónn??
Probablemente el hecho de que después de
tantos álbumes de platino, incontables
colaboraciones, millones de innovaciones y
de maneras de reinventar la música y el
divertimento, se me pida todavía que justi-
fique mi genio y mi autenticidad. Aparte de
eso, todo va a pedir de boca, nada que
lamentar. Bueno, ¿dónde está esa maldita
botella de rhum que había empezado?______________________________________
PLASTIC BEACH
(EMI) _____________________________________
>> www.gorillaz.com
los inrockuptibles. 39
De referente del brit
pop en Inglaterra a
estrella del pop
mundial, Damon
Albarn ha demostrado
durante esa evolución
vertiginosa ser una
persona humilde y respetuosa. Después de
todo, tras tantos años de pelear contra los
hermanos Gallagher por establecer quién la
tenía más larga, bien podría ir hoy a
refregarles su éxito por la cara mientras
Noel huye de Oasis y Liam se queda quieto
con un enorme signo de interrogación
flotando sobre la cabeza, como un dibujito
animado, como un personaje más,
humillado y con la cola entre las patas, de
esta aventura llamada Gorillaz. Pero no. Esa
soberbia es potestad exclusiva de Murdoc,
el personaje animado al cual le pone la voz y
las ideas –su avatar, diríamos hoy– desde
hace ya casi una década entera. “¿Qué
quieren saber sobre la banda de pop más
grande de la historia?”, pregunta desde lo
más alto del pedestal el muñeco
megalómano en estas mismas páginas.
Cambien “pop” por “rock” y… ¿No es acaso
el tipo de sentencia que hacía sin dudar el
menor de los Gallagher en sus épocas de
gloria? Quizás por la lección aprendida
después de aquellos años de berrinches y
acusaciones cruzadas, Albarn funciona hoy
de manera inversa, cultivando el bajo perfil
aun en la cima del mundo del
entretenimiento. Pensar que en algún
momento Gorillaz nos pareció apenas un
proyecto paralelo y temporal, un capricho,
una excentricidad. Tres discos más tarde,
Plastic Beach es uno de los lanzamientos
más esperados del año, tanto por el público
como por la industria, que le pone a Bruce
Willis a disposición para filmar un video clip
y, sin chistar, hace las gestiones para que un
puñado de consagrados se sumen a la lista
de colaboradores (incluidos dos miembros
de The Clash reunidos por primera vez en
veinticinco años: ¿hubieran Mick Jones y
Paul Simonon tocado en un disco de Blur?).
Lo bueno del caso es que, más allá de la
valoración que la industria haga de Albarn
como estrella merecedora de esos
encuentros, el inglés trata a todos sus
invitados por igual (desde los ignotos Little
Dragon hasta el mismísimo Lou Reed) y les
permite ser partícipes de un proyecto lúdico
y felizmente experimental, descubriendo así
una de las virtudes más grandes de Plastic
Beach: nadie hace más de lo mismo, pero
todos encuentran su lugar ideal. Ahí está
Snoop Dogg, campeón mundial de la rima
cansina, alejándose del hip hop y abriendo
el disco sobre una base de dub cargada de
sintetizadores oníricos, y, por una vez en su
vida, pronunciando la palabra “bitch” para
referirse a una playa (“beach”) y no a una
puta. O los raperos Bashy y Kano, dos de los
mejores exponentes del grime inglés,
poniendo su cerradísimo acento al servicio
de un dancehall infeccioso con el aporte de
la Lebanese National Orchestra for Oriental
Arabic Music. De la electrónica al hip hop,
Gorillaz siempre se inclinó hacia los géneros
más rítmicos, y en Plastic Beach su afán de
experimentación no parece tener límites. Es
cierto que no aparece un hit indiscutido
como lo fueron en su momento Clint
Eastwood o Feel Good Inc., pero tampoco lo
necesita, porque el disco se sostiene en la
capacidad de los músicos invitados para
adaptarse al universo sonoro que Albarn
–por primera vez oficiando él mismo como
productor– crea tema tras tema. Quizás lo
más cercano a eso sea Superfast Jellyfish,
tres minutos compartidos por De La Soul en
las estrofas y Gruff Rhys de los Super Furry
Animals en el estribillo, dos planetas que
están a años luz de distancia y sin embargo
coinciden en esta joya de synth pop
cósmico. Stylo, primer corte, por su parte,
tiene al legendario músico de soul y r&b
Bobby Womack luciéndose con su voz en un
tema que recuerda a Giorgio Moroder y
Gary Numan, otro link inesperado. ¿A quién
se le ocurre? La respuesta, por más que él se
oculte, ya la sabemos. Se le ocurre a Damon
Albarn, alguna vez referente del britpop,
hoy estrella del pop a secas.
Lucas Garófalo
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