guy sorman la biblioteca viviente

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Este libro es sim ple me n te un sueño in fan til re ali zad o. Cua n do yo era es tud ia n te en el In st it ut o de Es tu dios Pol í- ticos de Parí s, a co m ienzos de los años sese n ta, fr e cu ent a- ba un a bra ss eri e de la ru e des Écoles, Le Bal zar , de la qu e J ean -P aul Sartrey Simone de Be auv oir eran clie nte s as i- du os. Los obse rva ba co n fa scinaci ón, sin atreverme jamá s a ab or da rlos; de sde ent on ce s, S artr e ha muerto , Si m ane de Be au voir t ambi én ,y yo no he c es a do de lamentar aqu e- lla ocasión de spe rd ici ad a. C ua n do , a su vez, Fernand Brau - del y Ge or ges Dumézil a ba n do na ro n est e mundo, me s entí t ambi én cul pa ble y e stúp ido por no hab erles entrevi stad o j am ás .Vivir en Pari sa fin al es del siglo xx y no di alogar co nl as mentes fu er a de lo co rr ien te qu e viv en t odav ía en él me res u lta ba t an escan daloso, ta n ab su rd o, c om o ser aten i en se en el siglo V an tes de nu e st ra era y no haber esc uc ha do a los filós ofos, o flo rentin o en el siglo XIII sin h ab er vis to j am ás al Dante . Natu ralment e, quedan los libros, la s obra s, cuyo car ác - t er e se ncial no niego,p ero qu e no coinciden siempre nece- sa r ia me n te co n su aut or . Lo esc ri to es e stereotipado ; el p en sami ent o, en cambio, es fluid o y no ce sa de e vo lu cio- nar ; no se i nte rr um pe po rque la última linea haya si do es cri ta . La b ib lioteca vivie nte que co ns ti t uye n en su ca rne y en su ver bo los ver dade ros p en s ad ores no coi nci de siem- pre t otalmen te co ns us pub licaci one s. La primer a va le en oc as io nes más que las ot ras , o lo co n tra rio, p ero en t od o caso no es lo mi sm o. adiré qu et odo es to e ra m uy co noci do ant o. Un a larga tr ad ici ón qu e en c ontramos t ant o en la Europa de la Ed ad Medi a co mo en el As ia clá s ica r eque a qu e el a pre n- diz, co legia lo novicio, r eco rrie ra largas di st an cia sp ara ser i ns tru i do por algún maestro leja no . La aparente faci li- da d de las c omunicacione s modernas y la me d ia tizació n de los int elect ua les co mo jefe s religiosos han acabado co n - - COLECCION S E IX BARRAL Titulo original: Les vrais penseurs de naire temps e 1989 , Librairie Arth emc Fayar d De rech os exc lusiv os de edic ión en castellano reservados para todo el mund o. excepto A rgentina y Chile, y propiedad de la traducc ión : e 1991 , Editorial Seix Barral. S.A. - Barcelona (España) Reimpresión excl usiva para México de Editorial Planeta Mexicana, S.A. de C.V. Grupo Editorial Planeta de México Av enida Insurgentes Sur núm. 1162 Co l. Del Valle Deleg. Benito Juárez, 03100 México, D .f . ISB N : 968 -6005-33- 1 Primera reimpresión < Méx ico): marzo de 19 92 Impreso en México - Printed in M éxico Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubie rta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio , ya sea eléc trico, químico, mec ánico, óptico, de grabación o de fot ocopia , sin permis o previo del editor. - LA BIBLIOTECA VIVIENTE - 5 Este documento es proporcionado al estudiante con fines educativos, para la crítica y la investigación respetando la reglamentación en materia de derechos de autor. Este documento no tiene costo alguno. El uso indebido de este documento es responsabilidad del estudiante. Sorman, Guy. (1991). La Biblioteca Viviente. En Sorman, Guy (comp.) Los verdaderos pensadores de nuestro tiempo (pp. 5-15). México: Seix Barral.

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ANALISIS DEL PENSAMIENTO MODERNO

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Page 1: GUY SORMAN La Biblioteca Viviente

Este libro es si m plemen te un sueño infan t il reali zado.Cuando yo era estu d ian te en el In st it uto de Estudios Pol í­ticos de París , a com ienzos d e los años sesen ta, frecuenta ­ba una bra sserie de la rue des Éco les, Le Balzar, de la queJean-Paul Sartre y Simone d e Beauvoir eran clientes as i­duos. Los observaba con fa scinación, sin atreverme jamása a borda rlos; desde entonces, Sartre ha muerto, Sim anede Beauvoir también, y yo no he cesa do de lamentar aque­lla ocasión despe rd ici ada. Cuando, a s u vez, Fernand Brau­del y Georges Dumézil abandonaron este mundo, me sentítambién cu lpab le y e stúpid o por no haberles entrevistadojamás. Vivir en Paris a finales del s ig lo x x y no di alogarcon las mentes fu era de lo corrien te que viven todavía enél me resu ltaba tan escand a loso, tan absurdo, como se rateniense en e l s ig lo V a n tes de nue stra era y no haberescuchado a los fil ósofo s, o flo rentino en el s ig lo XIII s inhaber vis to jamá s a l Dante.

Naturalmente, quedan lo s libros, las obras, cuyo carác­ter esenci a l no niego, pero que no coinciden siem p re nece­sar ia men te con su autor. Lo escri to es estereotipado; elpensamiento , en ca m b io, es fluido y no cesa de evolucio­nar; no se interru m pe po rque la última linea haya s idoescri ta . La b iblioteca viviente que consti tuyen e n su carney en su verbo los ve r daderos pensadores no co incide siem­pre totalmente con sus publica cione s. La primera va le enocas io nes má s que la s o tras , o lo contra r io, pero en todocaso no es lo mismo.

Añadiré que todo es to e ra m uy conoci do antaño . Unala rga t rad ici ón que encontramos tanto en la Europa de laEdad Media como en el Asia clásica requería que el a pren­d iz, colegial o novici o, recor r ie ra la rga s distancias paraser instru ido po r a lgún maestro lejano. La aparente faci li ­dad d e la s comunicaciones modernas y la med ia tizaciónde los intelectua les como jefes religio so s han acabado con

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COLECCION S E IX BARRA L

Titulo o rig ina l: Les vrai s penseurs de naire temps

e 1989 , Librairie Arthemc Fayar dDerech os exc lusivos de edición en ca ste llano reservados

para todo el mund o. excepto A rgentina y Ch ile , ypropiedad de la trad ucc ión :

e 1991 , Editorial Se ix Barra l. S.A . - Barcelona (España)

Rei mpresión exclusiva para Mé xico deEditorial Planeta Me xicana , S .A . de C .V.

Grupo Editorial Planeta de MéxicoAvenida Insurgentes Sur núm. 1162

Co l. Del ValleDeleg . Benito Juár ez , 03100

M éxico , D.f.

ISB N: 968-6005-33- 1

Primera reimpresión <México) : marzo de 1992

Impreso en México - Printed in M éxico

Ni ng una parte de esta pub licación , incluido el diseño dela cubierta, pued e se r reproducida, almacenada o

transmitida en manera alguna ni por ningún medi o , ya seaeléctrico, químico , mecán ico , óptico, de grabació n o de

fotocopia , s in permiso previo del editor.

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LA BIBLIOTECA VIV IENTE

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Este documento es proporcionado al estudiante con fines educativos, para la crítica y la investigación respetando la reglamentación en materia de derechos de autor. Este documento no tiene costo alguno. El uso indebido de este documento es responsabilidad del estudiante.

Sorman, Guy. (1991). La Biblioteca Viviente. En Sorman, Guy (comp.) Los verdaderos pensadores de nuestro tiempo (pp. 5-15). México: Seix Barral.

Page 2: GUY SORMAN La Biblioteca Viviente

Una colección a rbi tra ria o casi

1. Las e n rre vi s ta s qu e s irven de base a esta o bra tuvieron lugar entre nov iem­b re de )987 y ab ril de 1989. Elleclo r halla rá a l fin al a lgunas indi caci on e s biográfi .cas y bibliográficas.

esta prá ctica . He inten tado, pues, in ventar de nuevo losritos a nt iguos de la ini ci a ci ó n pe rsonal pero con la s faci li­dades de nuestra época: e l avión, y e l inglés, que se haconvert ido en nuest ro la tí n . Lo que en p rincipio no e ram á s que una búsqueda pe r sonal y ocasio na l se to rnó m á ss is temático gracias a l a lien to de Louis Pauwel s. Ha ci a fal ­ta su gusto visio nario y su inci tación pa ra hace rme re­co r re r cen te na res de miles de kil ómet ros y consagrar a lgu­no s a~os. a levantar mi b ib lioteca vivien te. De sde luego , enesta bi bl ioteca todo es s igno de la arb itra r iedad y e l capri­cho d el a u to r; se tra ta en es te caso de una recopilaci ónpersonal y no de una galería de arch ivo. '

co;:;ruc;;es d-;-si st;;;'as i~ológkOS. pero 10 ist eftrnsci entífico s , a veces igualmente discutible s , han tomado e lrelevo.

Para precisar mi método de sel ección de los verdaderospensadores. he añadido dos princi?ios d.e exclusi ón: la vu l­garización y la moda. Como yo mi smo tnte~to se r ~~ vul­garizador. a q u e llo s que desempeñan el mismo oficio nom e interesan mucho. Los pensadores de moda . tampoco ,ya que la mayoría de ellos no tiene tiempo de pensar: sedeben enteramente a su público. El historiador de arteErnst Gombrich me explicó que «e l verdadero a rti sta e saq uel que dialoga con su obra; el impostor dialoga .co~ <:1público ». Esta definición es válida para todas las di sc ipli­nas . Así, en las ciencias exactas. sólo el juicio de sus paresautentifica al verdadero pensador. no la ratificación delpúblico. He aqui por qué. en conjunto, ~i biblioteca secompone de autores conocidos o desconocidos. pero rarasveces célebres. He aquí por qué los escasos francese s pre­sentes no so n aquellos que la mayoria de lectores espera­ria encontrar.

Por lo demás. conviene señalar que algunos pensadoresa quienes so li ci té la entrevista rehusaron recibirme... Sonmuy pocos. Citaré. con todo. al fil ósofo alemán ]ürge?Habermas. Como jamás he comprendido nada de sus li­bros, y su reputación es, a pesar de todo, considerable,c reí que una entrevista me aclararía. Pero Habe.rmas n?habla con quienes no comparten sus puntos de vista poli­ticos. ¿ Es realmente un filósofo? Mirándolo bien. no lamen­to su negativa.

Otro ejemplo chusco es el de Ivan IIIich. Fundador dela teología de la liberación en América Latina. enemigodel progreso, de la escuela y de la medicina,.este pensa.dorparadójico, que tuvo su m omento de glona hace ve~nte

a ños, me pareci a digno de ser exhu mado de su olvido.Re spuesta de Ivan IIlich, en s ín tes is: «Mis ideas son derna­s ia do fundamental es para ser divulgada s .»

En total , he conservado a ve in t iocho interlocutores. Ne­ces ité dos a ños para llegar a es te re sultado . Lo m á s difícilIue .con frecuenci a organ iza r la entrevi sta, pues los pensa ­dore s mode rnos son itine ran te s . Ha ce do s s ig los, para e n­cont rar a Kant ba staba con di ri girse a K6ni sberg. Hoy,es tán s iemp re e n t re dos a vio nes, y he d edicado un par d ea ños a consu lta r los hora ri os de Air France tan as id uamen­te como la s ob ra s de m is pensado re s.

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Lo m á s a r b it ra r io de m is e lecciones es haber escogidosólo a pensadores vivos. No ofrezco, pues, a l lector unaantología o un a ná lis is de textos, s ino en trevi stas y d ebates.

Igualmente arbitrario es e l t ít ul o de la o bra. ¿ Qué esun «ve rd a de ro pensador», por o posición a uno fa lso, o a lque no pi en sa ? Para deshacerme de es ta pregunta in solen.te - q ue m e ha s ido re iteradamente pl anteada e n e l t rans­c u rso de mi e n t revis ta. so b re todo por los que no figura­b an en e lla-, me sien to tentado a responder con o t ra in ­s?lencia: llamo verdade ro pensador a a q ue l a l que yo de.s igno como tal porque he deseado entrevistarlo. Pero , paraser m á s honesto , he fij ado a lgu nos c r ite rios: llamo ve rda­deros pensadores a aq uellos tra s los cuales ya no es posiblepensar como antes, en su disciplina. Ejemplos indi scutibl es:ya no se puede pensar la a ntropología d espués de Lévi­Straus s com o antes de é l, o la lingüística después de NoamCh omsky com o antes de é l. He privilegi ado. por tanto. alos . hombr~s d.e ruptu ra , lo q ue no sig n ifica que hayantenido ra zon s ie m pre a l romper; lo que ocu r re es que laIIb<:rtad mental es, en conj un to. revolucionaria . Esto s rup­tu n s ta s q uebran tan la s no rma s anteriores d e su d iscipl í.na . pero a l mi s m o ti empo vio lan s us frontera s. La m ayoríade e llos son «co n s t r uc to res de sis tema »; este c ri te rio dee lección me fu e sugerido po r e l h is to ri ado r británico Isa iahS e rlin . Nuestro s ig lo es menos rico que e l p recedente en

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He señalado ya que a l com enza r es te libro había plan­teada una estúpida apuesta, consistente en entrevistar sóloa pensadores vivos. La segunda, má s cu r iosa todavía, esconsiderar que un no-especialista puede dialogar con espe­cialistas. Todo el mundo sabe que la s matemáticas sólodivierten a los matemáticos, que la física se ha vuelto in ­comprensible desde que el espacio tiene n dimensiones, yque la cosmología es un agujero negro para el profano.Sólo permanecerían accesibles a la comprensión vulgarlas ciencias humanas, porque son poco científicas, así comoalgunos fragmentos de la filosofía , a condición de que nose trate de la alemana.

Esta opinión corriente es reforzada por la enseñanzaque ha distribuido las disciplinas en casilleros burocráti­cos donde investigadores y enseñantes pueden dormir tran­quilos. Pero esta fragmentación no tiene ninguna base cien­tífica. Más aún, como me lo hizo notar el filósofo inglés deorigen austríaco Karl Popper, los grandes progresos sólotienen lugar cuando confluyen las disciplinas. La ausenciade comunicación entre éstas conduce a aberraciones queilustra bien la enseñanza francesa: so pretexto de que laciencia contemporánea es incomprensible, a nuestros hijosse les enseña la de anteayer, aunque se haya demostradofalsa. He aquí por qué y cómo se perpetúa una visiónmecanicista del mundo, que lleva desarrollándose desde elsiglo XVIt, y que es extraña a todo lo que se ha descubier­to, desde hace sesenta años por lo menos, sobre el carác­ter probabilista de muchos fenómenos físicos o biológicos.Este arcaísmo es tanto menos justificado cuanto que nin­guna disciplina resulta totalmente impenetrable al no-es­pecialista; basta a menudo con un esfuerzo de vocabulario.El hermetismo erudito ofrece la ventaja de ser conciso yexacto, pero es por lo general traducible al lenguajecorriente. Lo que no quiere decir que el no-científico vayaa ser de repente capaz de manejar las matemáticas o laf ísica como monsieur Jourdain la prosa. ¡Por supuesto queno! Pero me parece al menos posible comprender qué bus­can los científicos, a falta de poder compartir los goces desus descubrimientos.

De una manera más general. esta biblioteca vivientedebería permitir a la mayoría de personas saber de quéestá hablando el otro, y cuál es el objetivo de su búsqueda.Toda ciencia, explica el m atemático francés René Thom,

Restablecer la unidad de los conoci m ien tos

Los grandes ausentes

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El lector comprobará muy pronto que, en la mayorparte de las disciplinas, mi biblioteca está constituida porsistemas contradictorios. Sobre temas tan decisivos comolos orígenes de la cultura, Lévi-Strauss y el entomólogoamericano Edward Wilson están en completo desacuerdo.En lo tocante a la selección natural de las especies, eljaponés Motoo Kimura contradice a Stephen Gould, paleon­tólogo de Harvard. Sobre el papel del azar en los fenóme­nos ftsicos, René Thom e IIya Prigoguin son irreconcilia­bles. En el estado actual de los conocimientos, es imposi­ble decidir entre esas teorias, pero la luz brota precisamen­te -como nos lo explica Karl Popper- del hecho de quecada una de ellas es cuestionada de manera permanentepor otra. Es esta posibilidad de ser cuestionada, añadePopper, lo que define el carácter científico de una teoría.Popper lo llama la falsificabilidad.

Consultar mi biblioteca es, por tanto, familiarizarsecon la naturaleza misma de la búsqueda, construida sobreinterrogaciones Y no sobre certidumbres: lo contrario deun manual escolar o de una enciclopedia. Al revés tambiénde los manuales, no se trata aquí de inventariar las obrasde mis interlocutores, sino de discutir con ellos lo queconsideran los temas más esenciales O más recientes de suinvestigación. Asistiremos con ellos al espectáculo de unpensamiento en el momento en que se crea, no a una visiónretrospectiva"histórica de sus obras. ¡Dejemos paso, pues,al teatro de la mente!

A medida que edificaba mi biblioteca, descubrí que eracoja. ¿Por qué no había mujeres en ella? ¿Por qué el mun­do occidental estaba excesivamente representado con rela­ción al mundo soviético? ¿Y por qué los europeos eranmás numerosos que los africanos o los asiáticos? ¿Quéprejuicios inconscientes me guiaban?

Intenté en varias ocasiones enderezar el timón. Llamé

La verdad nace de la contradicción

se construye en torno de un misterio fundamental que setrata de elucidar y que, probablemente, nadie elucidarájamás.

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incluso en mi ayuda a algunas feministas como Bet ty Fried­man, de los Estados Unidos. Consulté en vano la lista delos premios Nobe!. No había nada que hacer: dicha listaconfirmaba mis propias inclinaciones. Con mucha frecuen­cia, traté de meter a una mujer en una disciplina que nodominaba, simplemente porque era mujer. Abandoné pron­to este proced imiento engañoso el día en que comprendídónde estaba el error.

La propia definición de mi campo de invesrigacl ón ymis criterios de selección eran los que llevaban a excluirde ent rada a la s mujeres. Si hubiera elegido a los ..verda­de ros novel istas» del s ig lo xx, la mitad hab ri a s ido segura­mente mujeres. Pe ro lo que yo he lla m ado arbitrariamen teel pensamiento es una actividad intelectual de un géneromuy particular: exige concentrarse durante treinta añosen e l m is m o te m a s in verse interrumpido po r p reoc upaci o­nes domés t ica s y familia res . Poca s' m uje re s p ueden consa­grar su vida a una ac t ividad ta n exigen te, o bsesiva in clu­so. Es to cam b iará seguramente algún día . pe ro ha rá faltatiem po. a l menos una ge neración . Es casi una c uestión deestadística, como me lo explicó el matemático francés l ea nDieudon né : pa ra que e n ma temáticas -o e n la m ayo r par­te de di scipl in a s cien tíficas- s urja un ge n io, es p reci soque trabaje en es ta di sciplina u na pobl aci ón m in im a . Mie n­tras lo s efec tivos fe men inos sigan siendo li m it ado s en elcam po que he calificado arbitrariamente de ..verdaderopensam ie nto». las p ro ba bilida d es de ver surgir en él a u namujer de genio serán escasas.

¿Cabe a plicar es te m is mo razonamiento a todo s aq ue­llos que ac tua lmen te es tán in f ra rrepresentados en mi b i­blioteca viv ien te debido a s u c ultu ra de o rige n o a la po­b reza de su país? Esta explicación es demasiado matem á­tica para ser satisfactoria. Pe ro , en tal caso, ¿deberemosadm it ir a lg u na razón genét ica en los dis tin tos resultadosde unos y o tros? No hay respuesta a es ta p regun ta , a cau­sa de su p ropia formul ación. Da po r s up ues to una je ra r­q uía de va lores en cuya c ima estarían si tuados. po r ejem­p lo, los matemáticos. Pe ro si éste fuera el caso, como melo hizo observar Edward Wilson, la raza superior en nues­tro planeta serían la s termitas, ya que es necesario poseerel genio del cá lculo para construir una termitera. Deboañad ir q ue uno de los fís icos más grandes de n ues tro tiem­po es un paquistaní musulmán, Abdu Salam, que uno delos biólogos más importantes es el japonés Motoo Kirnura,y uno de los mejores astrofísicos, el indio Radakrishnan.

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..,.... -En resum idas cuentas, la infi n it a variedad de la espe­cie humana no impide a ni ngún puebl o o sexo en pa r ti c u­lar acceder a las esferas superiores del conocim iento, acondición quizá de que, de ntro de esos puebl o s o sexos,suficien te número de pe r sona s disponga d e lo s medio s pa raformarse y pa ra trabaja r .

Finalmente, s i bien es cierto que a lgu nos gru pos h u m a­nos se muestran más aptos que otros para de sar rolla r cier­tas disciplinas. e llo quiere decir sencillamente que son di­ferentes, no q ue pien sen más o menos, o que sean más omenos inteligentes. ¡Ad mi t ie ndo que ex ista algo llama dointeligenci a ! Como me lo hi zo nota r S te phen Gou ld a p ro­pó sito de lo s tests q ue se suponen que la m id en : no sesabe qué es la inte ligenci a ; así pues. se llama inteligenc iaa aquello q ue lo s tests m iden. Si, a partir de estas difcren­cias entre indivi d uos y en tre gru pos, algunos c rean jera r­quí a s , és tas son sólo categorías id eol ó gica s: la ciencia nadat iene que ver e n e llo.

La balanza se inclina hacia la libertad

Entre los g randes a usen tes, o, en to do caso. en t re la scategorías infrarrepre sentada s, es tá e l mundo sovié t ico.Ahí también, t ras cond uc irme mis c ri terios a rb it ra r ios aprivilegiar el pensamiento re vo lucionario. los cons t ruc to­res de sistemas y los violadores de fron teras, m e res ulta badifícil encontra r m uchos de e llos en la URS S. Si ex is ten,se ocu ltan , o las a u to r idades lo s ocu ltan. Ademá s . la cien­cia sovié t ica incita a los investigadores a profundizar ensu di sciplina , no a salirse de e lla . El fí si co Alexande r Ginz­bu rg , con q u ie n m e encont ré e n Moscú , es una auto r id aden lo q u e concierne a la superconductividad, pe ro se en­contraría excluido si se in teresara en la fi losofía o si sepusi e ra a cuest ionar e l lenin ismo , q ue s igue s ie ndo la d oc­trina oficial d e la perestroika. Esta prohibici ón e n la pr ác ­tica del pen samiento « transversal» cond uce a todo s , enaque l país, a encerrarse en la investigación; o crea e l fenó­meno de la dis idencia. El d is iden te es un personaje ta npeculiar de nues tra época q ue he met ido a dos de ellos enm i b ib lio teca: Milo va n Dj ila s y Yu r i Afa na ss iev, s in quesean nece sa ri amente los más relevan tes ..verdaderos penosadorcs» del m u ndo a l q ue pertenecen; son, no obstante.sus más eficaces destruc tores.

Debo añadir que, con la mejor voluntad, no me ha sido

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¿Es occidental la ciencia?

posible encontrar en todo el mundo sovié t ico, ni en o t raparte, a un ve rda de ro pensador m arxi sta. El marxismo seha convertido, o bien en un catecismo, o en el discurso dedictadores soli tarios. No es, como lo ex p lica el histo riadorpolaco Leszek Kolakowski , en n ingún caso un pensamien­to vivo, y su utilidad para com p rende r nuestro tiempo esnula. El marxismo no compete m á s que a la historia de lasdoctrinas. De una manera má s general, este hundimientodel marxismo se refleja en el conju n to del pensamientoprogresista, que encontraremo s, pues, esca samente repre­sentado en mi biblioteca; esto no es un prejuicio del colec­cion is ta curioso, sino que la especie se ha vuelto imposiblede encontrar.

El lector descubrirá también muy pronto que he conce­dido privilegio al pensamiento y a la ci encia occidentales.Porque nos son más accesibles, desde lu ego, pero tambiénporque no tienen realmente rivales . Esta a fi r m ación se rácalificada de etnocéntrica, quizá incluso de imperiali sta,pero los hechos hablan en su favor.

¿ Un ejemplo? Veremos, con Stephen Gould, como elbiólogo soviético Lyssenko intentó , en los años treinta,convencer al mundo de que existian dos ciencias de labiología, una capitalista, otra proletaria. La segunda teníala ambición de cambiar la humanidad, porque se basabaen la transmisión de los caracteres adquiridos. Paradójica­mente, Stalin, que había apoyado a Lyssenko en su inves­tigación sobre el trigo, se opuso siem p r e al Iyssenkismoen física . Para construir el arma nuclear, contó con Saja­rov y Ginzburg, que practicaban la fí sica burguesa. Trein­ta años después, los soviéticos tienen la bomba, pero aúnno tienen bastante trigo. La moraleja de esta historia esque no existen dos ciencias, s ino una so la. La totalidad demis verdaderos pensadores está convencida de ello.

Esta ciencia, ¿es occidental o universal ? Nadie di scutes u origen occidental. Las m aternáj icas son la forma griegade la inteligencia antigua, explica René Thom, y todas lasciencias exactas nacieron en Europa occidental entre lossi g los XIV y XVII . Allí, explica I1ya Prigoguin, por los azaresde la historia, se reunieron la s cond iciones sociológicasdel nacimiento de la ciencia. Pe ro esta cienci a occiden ta lse h izo unive r sal porque corresponde a la s categorí as na-

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Llegado el final del recorrido -los prólogos se escribensiempre después de que el libro está acabado-, me hesentido tentado de trazar el retrato-robot del verdaderopensador, aunque sea discutible sumar seres cuyo indivi­dualismo es precisamente su signo distintivo.

El verdadero pensador arquetípico del siglo xx es unhombre viejo, un superviviente de ci vilizaciones perdidas,generalmente varado lejos de su tierra de origen. Con freocu enci a ha sido judío, y ya no lo es; no practica más que

El verdadero pensador tipo

turales de la mente humana. Un triángulo e s un tríángulo,dice René Thorn, en todas las civilizaciones. Los japonesesno han tenido ninguna díficultad, me explicó Motoo Kirnu­ra, en adaptarse a las formas de investigación occidental:. Nueslro ce rebro es igual que el de los occidentales.• Estadi scusión sobre la unidad de la ciencia parece, por tanto,cerrada. Es en el interior de este universo donde se inscri­ben actualmente las rivalidades entre las diferentes teoríasinterpretativas de la realidad.

La situación se toma más compleja para las formas depensamiento que no dependen de las ciencias llamadasexactas: fil osofía, metafisica, arte... El Bien y el Mal, loBello y lo Feo, la Verdad y lo Falso, ¿son también catego­rías universales, o relativas? Contrariamente a lo queocurre con las ciencias exactas, n ingú n experimento per­mite verificarlo. Pa ra Karl Poppe r , la Verdad es la mismaen todas partes. Para Emst Gombrich, la Bell eza es univer­sal. Para Octavio Paz, la democracia es válida para todoslos pueblos. Los teólogos con quienes me he encontrado,tan alejados geográficamente como Claude Tresmontantde Parí s , y Zhao Fusan de Pe kín , estiman que el origenoccidental del cristianismo no perjudica en nada al carác­ter universal de la Revelación. Yo me inclino por estosuniversalistas, lo que ha orientado sin duda mis elecciones,pero no estoy sordo a los llamamientos de Claude L évi­Strauss y del sociólogo indio Ashis Nandy en favor delrelativismo cultural. Mi encuesta me ha convencido de quelo evidente en París no lo es necesariamente en Pekín o enDelhi. Una de las grandes líneas de mi inves t igaci ón irádirigida, pues, a distinguir, si ello es pos ible , lo que en loVerdadero y lo Falso, en lo Justo y lo Injusto, en lo Belloy lo Feo, depende del absoluto o deriva del prejuicio.

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Sorman, Guy. (1991). La Biblioteca Viviente. En Sorman, Guy (comp.) Los verdaderos pensadores de nuestro tiempo (pp. 5-15). México: Seix Barral.

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un cu lto. e l del conocimien to po r e l conocim ie nto. Físi co .biólogo , fil ó sofo o m atemático . el verda dero pen sado r ar­que típico m e anu ncia -al ti em po q ue se fel icita po r e llo­que su búsqueda no t ie ne o tro o bje tivo que s í m isma : elverdadero pensador ge ne ra lm en te es mode sto. ¿ Por quéeste verdadero pensado r ha nacido tan a m enudo en Vienay em igrado a los Estados Un id o s ? Lo que es preci so , pa rael pensar verdade ro, me d ijo Bruno Bettelheim, es queespíritus ave n tu re ros se enfren ten con un orden confor mis­ta. a fin de que d e ello su rja lo nuevo.

Existen muchos lugares donde el pensamiento se de­sarro lla m ejor que en o t ras partes. Viena , a com ienzos deeste siglo . encrucijada de c ivilizaciones, de religi ones , delenguas, fue uno de es tos luga res. como hubo ot ros en lahi storia. aunque poco s: Atena s. Parí s cuando allí se habla­ba latín, Florencia, Oxford, Ha rvard . Los lu ga res , a sí lo hedescubierto durante mi encuest a , son esenciales para elpensamiento. Sin duda no está prohibido reflexiona r enBamako , Lorient o Valpara íso . Pero ge ne ra lm e n te es a ban­donando es tos terruños para coteja rse con o t ras cu lt urascu a ndo se cons igu en las verdade ra s vic to rias , a quellas quereúnen en un s is te m a cohe ren te lo s e le mentos d isper sosdel conocimiento de la época. La s a nt iguas e ncru c ijada sde la universalidad, m ona s te ri os y un iversidade s d e Eu ro­pa, han resi stido dific ilmente a nuestro s ig lo . Con ba s tan­te frecuencia se han recon sti tuido en los Es tados Un idos.No por casua lidad la s gra ndes u ni versidades a mericanas ,Yale, Berkeley, Harvard , Stanford , im itan la a rq u itec tu rade los monasterios de la Europa de la Edad Media . Cierta sformas favorecen sin duda también la eleva ci ón del espíri ­tu: el cl austro se ha conve n ido en ca m p us. En Eu ropa ,Oxford y Camb ridge ha n conservado un poco d e su uni ve r­salid a d y de su cosmopolitismo. Pe ro , en Francia, e l In sti ­tuto d e In ve stiga ciones Fundament al es de Bures-su r-Yvct­te , donde trabaja Thorn, no es Stanford ...

Franci a no ha ce d ema si ado buen papel al té rmino deesta e ncues ta. Pa r ís no es ya una encruc ijada. Má s bi en ,en é l se tem e la confrontac ión de la s cult uras, si n la cualno se puede alcanza r nada sub lime. Agreguemo s a e llo e lefec to de moda p rop io de la vida cu ltura l pa r isi na , y las ubord inac ió n de la investi gac ió n a la s sub ve nciones delEs tado, es deci r a la po lítica. He aqu í s in duda po r q uéRe né Girard ha preferido St anford a la Sorbona.

¿ Y qué pinta e l gen io en todo esto ? ¿No es en definiti­va el gen io quien hace a l verdadero pensador? Seguramen­te s í, s i queremos en ten de rnos sob re el sentido de la pala­b ra . Todo salt o deci sivo en el verdadero pensamiento. biensea fi losófico o c ie n r íf ico. exige en un momento d ado quesean soltadas la s a marras y la s b aliza s del trabajo . Pero¿e n qué se reconoce a l gen io? ¿ En una cierta luz en lami rada, que a veces he percibido en mis interlocutores ?Ciertamente. Pero es ta luz sólo brilla al término de unalarga perseverancia . «A su s verdaderos pensadores -medijo Isaiah Berlin en Londres después de consultar la lis­ta - los conozco a casi todos; son monomaníacos del ge­nio .» Pero hace falta una vida entera de investigación ob­ses iva para alcanzar el gen io. Claude Lévi-Strauss «in ven­ta » e l estructurali smo en antropología después de habera na lizado y comparado centenares de mitos. Edward O.Wil son of rece su «soc io b io logta - tras haber pasado trein­ta a ños en su labo rato ri o . Esto no es tá vinculado a lascondic iones mode rna s de la investigación: Darwin dedicóva ri os años a l es tud io d e las lombrices antes de relacionarel factor «t ie m po» con la marcha de la evolución. ¡Darwinera c iertam ente «genia l»! Y es a los setenta años cuandoFried ri ch van Hayek re inven ta el liberalismo económicotras una vida de o bse rvaci o nes y reflexiones .

Entre todos los pensadores co n quiene s me he encon­t rado en el transcurso de esta e ncues ta . Hayek es el quem á s me h a a po rtado. Si tuviera que dedicar este libro, a éld irigiría el homenaje. Su obra demuestra que la rupturaentre la s do s cu lt u ras, la humani sta y la científica. not iene ra zón de ser, y que los progre sos intelectuales deci­sivos ag lu ti nan nece sariamente las diversas disciplina sacadémicas .

Eso es vá lido para todos los cam pos del conocimiento ,empezando por la s teoría s so b re los o r ígenes del universo .Desd e luego, nues tra aven tura se inici a por a h í.

E l t ra ba jo h ace al ge n io------------- -:>: -

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Sorman, Guy. (1991). La Biblioteca Viviente. En Sorman, Guy (comp.) Los verdaderos pensadores de nuestro tiempo (pp. 5-15). México: Seix Barral.