herencias coloniales y teorías poscoloniales. mignolo

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    Herencias coloniales y teoras postcoloniales

    Walter Mignolo

    I

    El trmino postcolonial1 es una expresin ambigua, algunas veces peligrosa, otras

    veces confusa, generalmente limitada y empleada inconscientemente. Es ambigua cuando

    se la utiliza para aludir a situaciones socio-histricas relacionadas con la expansin colonial

    y la descolonizacin a travs del tiempo y del espacio. Por ejemplo, Argelia, Estados Unidoso el Brasil del siglo XIX estn todos enmarcados dentro de la categora de pases

    postcoloniales. El peligro surge cuando este trmino es usado en la academia en una

    direccin post terica, convirtindose en la fuente de oposicin principal en contra de las

    prcticas que favorecen a la gente de color, a los intelectuales del Tercer Mundo, a los

    grupos tnicos en la academia. Es confuso en expresiones como hibridacin, mestizaje,

    espacios intersticiales y otras equivalentes para transformarse en objeto de reflexin y

    crtica de las teoras postcoloniales, porque ellas sugieren una discontinuidad entre la

    configuracin colonial del objeto o tema de estudio y la posicin postcolonialdel lugar de la

    teora. Es empleado inconscientemente cuando se lo desarraiga de las condiciones de su

    manifestacin (por ejemplo, en ciertos casos como un sustituto de la literatura de la

    Commonwealth y en otros, como poder en la literatura del Tercer Mundo). Por

    consiguiente, el trmino postcolonialidad o lo postcolonial se vuelve problemtico cuando

    se aplica a las prcticas culturales tanto del siglo XIX como a las del siglo XX.

    A pesar de todas la dificultades que este trmino implica, soy de la opinin de que no

    debemos perder de vista el hecho de que lo postcolonial revela un cambio radical

    epistemo/hermenutico en la produccin terica e intelectual. No es tanto la condicin

    histrica postcolonial la que debe atraer nuestra atencin, sino los locide enunciacin de lo

    postcolonial. En este articulo asumir que se est produciendo una transformacin

    fundamental del espacio intelectual, a raz de la configuracin de una razn postcolonial,

    En: Gonzles Stephan, Beatriz, Cultura y Tercer Mundo: 1.Cambios en el Saber Acadmico, Cap. IV, NuevaSociedad, Venezuela, 1996. pp. 99-136.1 V. Anne McClintock: The Angel of Progress: Pitfalls of the Term Postcolonialism, en Social Text31/32, 1992,

    pp. 84-98. Ella Shohat: Notes on the Postcolonial en Social Text, 31132. 1992, pp. 114-140: R- Radhakrishnan:Postcoloniality and the Boundarles of Identity en Calalloo, 16/4/1993, pp. 750-771-, Arif Dirlik: The PostcolonialAura: Third WorId Criticism In the Age of Global Capitalismo en Critical Inquiry, N 20/2, 1994, pp. 328-356.

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    tanto en el lugar de prctica oposicional en la esfera pblica como el de una lucha terica en

    la academia. En este contexto citar la descripcin que elabora Ella Shohat sobre las teoras

    postcoloniales como loci de enunciacin y su opinin de que la teora postcolonial ha

    formado un espacio de fuerza para la erudicin y resistencia crtica: mientras que, en

    general, los discursos postcoloniales proporcionan prcticas oposicionales en pases con

    una gran herencia colonial. En palabras de Shohat:

    El trmino postcolonial, sera, por lo tanto, ms preciso si se articulara como teora de los

    post-primer/tercer mundos, o como critica post-anticolonial como un movimiento que va

    ms all de las relaciones relativamente binarias, fijas y estables que disean (mapean) las

    relaciones de poder entre colonizador/colonizado y centro/periferia. Tales rearticulaciones

    sugieren un discurso ms matizado, que permita el movimiento, la movilidad y la fluidez. Aqu,

    el prefijo post hara sentido menos como lo que viene despus y ms como lo que sigue, loque va ms all y se distancia crticamente de un cierto movimiento Intelectual la crtica

    tercer mundista anticolonial- ms que superar cierto punto histrico el colonialismo- pues

    aqu el neocolonialismo sera una manera menos pasiva de referirse a la situacin de los

    pases neocolonizados y una modalidad polticamente ms activa de compromiso2.

    A pesar de todas las ambigedades del trmino analizado por Shohat, la cita subraya un

    aspecto crucial de las prcticas tericas contemporneas identificadas como postcoloniales,

    aunque el trmino excede su propia descripcin. Argumentar a favor de la raznpostcolonial entendida como un grupo diverso de prcticas tericas que se manifiestan a

    raz de las herencias coloniales, en el cruce de la historia moderna europea con las historias

    contramodernas coloniales. No ir tan lejos como para proponer lo postcolonial como un

    nuevo paradigma, sino como para tomarlo como parte de uno an ms grande. Me gustara

    Insistir en el hecho de que el post en postcolonial es notablemente diferente de los otros

    post de la crtica cultural contempornea. Ir an ms all al sugerir que cuando se compara

    con la razn postmoderna, nos encontramos con dos maneras fundamentales para criticar la

    modernidad: una, la postcolonial, desde las historias y herencias coloniales; la otra, lapostmoderna, desde los lmites de la narrativa hegemnica de la historia occidental.

    Comenzar pues, con un recuento de la manera en la que hablo acerca de las

    situaciones y condiciones postcoloniales. Primero, limito mi comprensin acerca del

    colonialismo a la constitucin geopoltica y geohistrica de la modernidad occidental

    europea (conceptualizacin de Hegel) en sus dos sentidos: la configuracin econmica y

    poltica del mundo moderno, y tambin el espacio intelectual (desde la filosofa hasta la

    2 E. Shohat: ob. cit., p. 108.

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    religin, desde la historia antigua hasta las ciencias sociales modernas) justificando tal

    configuracin.

    La razn postcolonial presenta lo contramoderno como un lugar de disputa desde el

    primer momento de la expansin occidental (por ejemplo, La nueva cornica y buen

    gobierno de Guamn Poma de Ayala, terminada alrededor de 1615), haciendo posible

    cuestionar el espacio Intelectual de la modernidad y la inscripcin del orden mundial en el

    que el Occidente y el Oriente, el Yo y el Otro, el Civilizado y el Brbaro, fueron Inscritos

    como entidades naturales. Desde 1500 aproximadamente, el proceso de consolidacin de

    Europa occidental como entidad geocultural, naveg junto con los viajes de ultramar y la

    expansin de los imperios portugus y espaol. Durante el siglo XVI y la primera mitad del

    siglo XVII, Italia, Espaa (o Castilla) y Portugal fueron el corazn de Europa para usar el

    trmino que Hegel finalmente aplic a Inglaterra, Francia y Alemania a comienzos del siglo

    XIX. Limitar entonces mi enfoque de las situaciones/ condiciones postcoloniales a la

    configuracin sociohistrica de los pueblos que obtienen su independencia o emancipacin

    de los poderes imperiales y coloniales de Occidente (tales como Europa hasta 1945. o

    Estados Unidos desde el comienzo del siglo XX). La razn postcolonial precede y coexiste

    con las situaciones/condiciones postcoloniales. Por supuesto, el prefijo post contiene la idea

    de precedencia. Sin embargo, podra estar justificado en trminos de condiciones

    postcoloniales, como utopa o como equivalente a la razn anticolonial (contramoderna),

    antes y despus de la independencia poltica.

    Una de las primeras dificultades que encontramos en este mapa de herencias

    coloniales y teoras postcoloniales, es que Estados Unidos no lo acepta fcilmente como

    caso postcolonial y, por consiguiente, como realidad con la que podramos contar en

    trminos de teoras postcoloniales3. La dificultad surge no slo por las diferencias entre las

    herencias coloniales en Estados Unidos y, digamos, Jamaica, sino principalmente porque la

    postcolonialidad (tanto en trminos de situacin o condicin como de produccin terica ydiscursiva) tiende a estar vinculada con las experiencias del Tercer Mundo. El hecho es que,

    a pesar de que Estados Unidos no tiene el mismo tipo de herencia colonial que el Per o

    Indonesia, es, sin embargo, consecuencia de la expansin europea y no otro pas europeo,

    propiamente hablando. A raz del liderazgo norteamericano en la continuidad de la

    expansin europea, la razn postmoderna estara conectada ms fcilmente con Estados

    Unidos que con la razn postcolonial. Se podra decir que las herencias coloniales

    encontradas en pases como Estados Unidos se adhieren a las teoras postmodernas que

    3 V. E. Shohat y A. McCIintock. ob. cit.

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    se encuentran en Fredric Jamesn,4 donde el espacio contestatario es el resultado de las

    herencias del capitalismo ms que de las del colonialismo. La clsica discusin entre

    Jameson y Ahmad podra ser releda fcilmente en este contexto. Si es necesario otro

    ejemplo de la historia intelectual de Estados Unidos para justificar el razonamiento

    postmoderno en complicidad con lo postcolonial, se puede considerar seriamente el

    argumento de Cornel West5 acerca de la evasin norteamericana de la filosofa como

    genealoga del pragmatismo. Al leer a Emerson, Pierce, Royce, Dewey, Du Bois, James y

    Rorty (entre otros), West ha sugerido que la evasin filosfica norteamericana es

    precisamente el resultado del filosofar fuera de lugar. En otras palabras, de la prctica de

    una reflexin filosfica cuya base no ha sido fundada en la necesidad de separacin de los

    centros coloniales, sino en las necesidades de los pases coloniales mismos. Por eso, West

    afirma que el pragmatismo proftico se manifiesta en un momento especifico en la historia

    de la civilizacin del Atlntico Norte el momento de la postmoderni-dad-, y va an ms all

    cuando afirma que la postmodernidad puede ser comprendida bajo la luz de tres procesos

    histricos fundamentales: 1) el final de la edad europea (1492-1945), que diezm la

    autoconfianza europea e inspir la crtica personal (de acuerdo con West este monumental

    descentramiento de Europa produjo reflexiones intelectuales ejemplares, tales como la

    desmitificacin de la hegemona cultural europea, la destruccin de la tradiciones

    metafsicas occidentales, y la deconstruccin de los sistemas filosficos del Atlntico

    Norte);6 2) la manifestacin temprana de Estados Unidos como poder econmico y militar,

    ofreciendo direcciones en el ambiente poltico y la produccin cultural; 3) el primer paso a la

    descolonizacin del Tercer Mundo promulgado por la independencia poltica en Asia y en

    frica7.

    Notemos primero que los tres procesos histricos fundamentales que West ofrece

    para comprender la postmodernidad podran tambin ser invocados para entender el

    concepto de postcolonialidad. En un juego de palabras, se podra decir que la

    postmodernidad es el discurso de la contramodernidad surgido de las colonias deasentamiento; mientras que postcolonialidad es el discurso de la contramodernidad

    manifestada por la colonizacin de asentamiento profundo (por ejemplo, Argelia, India,

    4 V. Fredric Jameson: Postmodernism or the Logic or Late Capitalism The Duke University Press, Durham, 1991.5 The American Evasion of Philosophy. A Genealogy of Pragmatism, University of Winconsin Press, Madison,1989.6 Ibid., p. 235.7 Ibid., p. 236.

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    Kenia, Jamaica, Indonesia, etc.)8 donde el poder colonial se mantuvo con una particular

    brutalidad. En segundo lugar, notemos que si se considera la descolonizacin como un

    proceso posterior a 1945 (lo que lo restringe principalmente al campo del Imperio britnico y

    las colonias alemanas y francesas) Amrica Latina queda fuera como proceso prematuro de

    descolonizacin y su entidad como grupo de pases del Tercer Mundo no es siempre

    aceptada. Esta es otra de las razones por las cuales el concepto de postcolonialidad slo

    comenz a ser discutido recientemente en los crculos acadmicos latinoamericanos de los

    Estados Unidos y se mantiene en gran parte ignorado en los pases de Latinoamrica,

    mientras que los conceptos de modernidad y postmodernidad gozan ya de una extensa

    bibliografa, tanto en la academia de los Estados Unidos como en aqullos, particularmente

    en los pases con gran poblacin de descendencia europea (por ejemplo, Brasil y el Cono

    Sur).

    El mapa presentado por West sugiere una herencia colonial dividida en tres partes: a)

    colonias de asentamiento; b) colonias de asentamiento profundo antes de 1945; c) colonias

    de asentamiento profundo despus de 1945. En este mapa, el surgimiento del pragmatismo

    norteamericano en una colonia de asentamiento seria el equivalente de las teoras

    postcoloniales de las colonias de asentamiento profundo antes y despus de 1945:

    No es casual que el pragmatismo americano salga una vez ms a la superficie de la vida

    Intelectual noratlntica en nuestros das... El sello distintivo del pragmatismo americano en

    nuestra era postmoderna es su descarado nfasis en lo moral y su inequvoco impulso de

    adelanto9.

    El nfasis sobre el concepto de postmodernidad (en lugar de postcolonialidad) de

    una colonia de asentamiento que posteriormente se convirti en poder mundial, explica la

    atencin que el concepto de postmodernidad ha recibido en Latinoamrica. El hecho de que

    comencemos a ver artculos donde se mezclan la postmodernidad y Latinoamrica, parece

    obedecer a que el concepto de postcolonialidad se ha convertido en tema importante de

    discusin dentro de los crculos acadmicos de las mismas colonias de asentamiento

    elevadas a un nivel hegemnico mundial, aunque no siempre se hace la distincin entre la

    manifestacin y los usos de la postmodernidad y la postcolonialidad, ni sus consecuencias

    son evaluadas. Por ejemplo, cuando Dirlik afirma abierta y provocativamente que lo

    postcolonial comienza cuando los intelectuales del Tercer Mundo han llegado al mundo

    8 He usado la distincin entre colonias de asentamiento (por ejemplo. Estados Unidos. Australia, NuevaZelanda. etc.) y colonias de asentamiento profundos (por ejemplo, Argelia, Per, India, etc.) de McClintock: ob.cit.9 Cornel West. ob. cit., p. 4.

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    acadmico del Primer Mundo10, no se puede evitar la misma pregunta referente a lo

    postmoderno, y a la vez, considerar un argumento como el de West como una respuesta a

    lo postmoderno en Estados Unidos.

    Si miramos atrs, hacia las colonias de asentamiento profundo, como la mayora de

    los pases latinoamericanos (tipo b), las preocupaciones y los temas que hoy

    identificaramos como discursos postcoloniales que coexisten con las condiciones

    postcoloniales, pueden ser encontrados inmediatamente despus de la revolucin

    bolchevique y algunas de sus diferentes manifestaciones pueden ser subrayadas: el caso

    del marxismo de Jos Carlos Maritegui en Per (alrededor de 1920); de Enrique Dussel en

    Argentina (desde 1970); y en Mxico (desde 1960 hasta hoy), los pensadores liberales como

    Leopoldo Zea y Edmundo OGorman.

    En 1958, Zea publicAmrica en la historia,11 texto ms bien de teora postcolonial,

    que podramos describir como liberal, acerca de pases de asentamiento profundo,

    emancipados directamente del poder colonial a comienzos del siglo XIX. La problemtica

    presentada por Zea est enraizada en una larga y duradera tradicin entre intelectuales

    hispanoamericanos desde el siglo XIX: la conflictiva relacin con Europa y, hacia el fin del

    siglo XIX, con Estados Unidos; en otras palabras, con el occidentalismo. En este texto Zea

    representa tanto a Espaa y a Rusia como marginales para el Occidente. Hay dos captulos

    muy significativos Espaa al margen de Occidente y Rusia al margen de Occidente. Se

    puede conjeturar que las situaciones postcoloniales en las colonias de asentamiento

    profundo (tipo b) en Latinoamrica, tienen algunas similitudes con la transformacin de

    Rusia en la Unin Sovitica, a pesar de haber transcurrido casi un siglo entre la

    descolonizacin de Latinoamrica y la revolucin rusa. Una similitud muy obvia que Zea

    seala como proveniente de la modernidad marginal de Espaa y Rusia durante los siglos

    XVIII y XIX. Sin embargo, existen enormes diferencias debido a las distintas pocas en que

    tuvo lugar cada proceso histrico y por el hecho de que mientras la descolonizacin enLatinoamrica se produjo en las primeras colonias espaolas y portuguesas de

    asentamiento profundo (algunas interacciones con las culturas indgenas, por ejemplo, los

    Andes y Mesoamrica, y otras zonas en las que la descolonizacin se produjo involucrando

    el problema de la esclavitud como migracin forzada), la Revolucin Rusa ocurri en el

    mismo corazn del imperio. La relacin de Espaa como la de Rusia con el eurocentrismo

    fue semejante: a ella Zea le dedica un capitulo de su ms reciente produccin12 y que ubica

    10 ob. cit., p. 329.11 UNAM, Mxico, 1958.12 V. Discurso desde la marginacin y la barbarie.Anthropos, Barcelona, 1988.

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    en la formacin y consecuencia de las conceptualizaciones cartesianas y hegelianas de la

    razn, como tambin en el invertido hegelianismo de Marx y Engels como una utopa que

    no se materializa en Europa sino en sus mrgenes. Sin embargo, la herencia histrica y su

    implementacin revolucionaria en la Unin Sovitica no estn conectadas con la herencia

    colonial y el pensamiento postcolonial por razones que ya describir.

    Jorge Klor de Alva reaccion fuertemente en contra del pensamiento en trminos

    postcoloniales en Estados Unidos, y al hacerlo trajo a primer plano la diferencia entre las

    herencias coloniales de asentamiento y de asentamiento profundo. En la larga cita que

    exponemos, podemos ver la diferencia entre un pensador neoliberal mexicano de los aos

    sesenta como Zea y un pensador chicano de los aos noventa, enfrentndose con la

    occidentalizacin y las herencias coloniales:

    La primera parte de mi tesis es simple: si tomamos en cuenta que la poblacin Indgena de

    las Amricas empez a sufrir un colapso demogrfico devastador como consecuencia de su

    contacto con los europeos; que la prdida de poblacin nativa trajo como consecuencia, a

    finales del siglo XVI, el desplazamiento hacia la periferia de aquellos que se identificaban a s

    mismos como nativos de la naciente poltica nacional; que la mayor parte de los mestizos que

    empezaron rpidamente a reemplazarlos forjaron su imagen a partir de los modelos

    europeos: que conjuntamente con los Euro-americanos (criollos) y algunos europeos

    (peninsulares), estos mestizos occidentalizados conformaron los ejrcitos que derrotaron aEspaa durante las guerras de Independencia del siglo XIX; y, finalmente, que los nuevos

    pases bajo el liderazgo criollo/mestizo, construyeron sus identidades nacionales

    completamente al margen de las prcticas euro-americanas, del idioma espaol y del

    cristianismo, presentar a los sectores pre-independientes no-nativos como colonizados sera

    tomar una direccin errada, es inconsistente explicar las guerras de Independencia como

    luchas anticoloniales, y caracterizar a las Amricas posteriores a las guerras de separacin

    como postcoloniales es engaoso. En resumen, las Amricas no eran ni Asia ni frica;

    Mxico no es la India, Per no es Indonesia y los latinos de Estados unidos a pesar de su

    trgica lucha en contra de su exclusin- no son argelinos13.

    Klor de Alva formul esta tesis, como l mismo aclara, basado en sus investigaciones dentro

    de la construccin de Identidades entre los latinos y los mexicano-americanos en los

    Estados Unidos de hoy. Adems, aunque no deja muy claro su concepto de las Amricas,

    excluye el Caribe (ingls, francs y espaol), cuya consideracin cambiara radicalmente la

    visin de lo colonial y lo postcolonial, ya que el Caribe ingls y francs pertenecen a las

    13 Jorge Klor de Alva: Colonialism and Postcolonialism as (Latin) American Mirage en Colonial Latin AmericanReviewVol. 1, N 1-2, 1992, p. 3.

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    colonias de asentamiento profundo de tipo c, mientras que el Caribe espaol, es de tipo b.

    Bsicamente, la idea de Klor de Alva sobre las Amricas es puramente hispana y

    angloamericana.

    Existen aqu dos problemas que merecen ser aclarados. Uno es la diferencia entre

    las situaciones postcoloniales y el otro, es lo que hay entre los discursos y las teoras

    postcoloniales. Me inclino por entender las situaciones y discursos postcoloniales como

    una configuracin de la liberacin de las reglas coloniales y las diferentes etapas del perodo

    moderno; por ejemplo, la independencia angloamericana e hispanoamericana al final del

    siglo XVIII y principios del XIX respectivamente; como tambin la descolonizacin de

    Indonesia o Argelia. Es decir, que son situaciones y discursos postcoloniales de tipo a, b y c.

    Tal formulacin es tal vez muy esquemtica, pero nos ayuda a separar algunas de las

    confusiones y ambigedades que conlleva la expresin.

    En contraste, las teoras postcoloniales no integran ninguno de los tres tipos de

    situaciones y discursos postcoloniales, son ms bien una manifestacin de las

    consecuencias de las situaciones y discursos postcoloniales de tipo b, especialmente de tipo

    c. Adems, es la construccin de la conciencia de la teora postcolonial la que permite

    describir y separar (por ejemplo, construir) las diferentes experiencias coloniales y

    postcoloniales (es decir, situaciones y discursos). Ahora si entendemos la postcolonialidad y

    la postmodernidad como construccin de teoras, ambos trminos se manifiestan desde

    diferentes tipos de herencias coloniales (tipo (a) la postmodernidad; tipo (b) y (c) la

    postcolonialidad), entonces ambos tipos de teoras son movimientos contramodernos que

    responden a diferentes clases de herencias coloniales y tienen en comn el proceso de la

    expansin occidental identificado como modernidad.

    El lector puede objetar diciendo que la postmodernidad no es particularmente

    angloamericana, ni siquiera un fenmeno europeo, sino que pertenece a. la historia del serhumano. Si usamos una lgica similar, se puede argir que la misma observacin podra

    hacerse con respecto a la postcolonialidad, diciendo que sta es solamente un problema de

    modernidad y pases colonizados entre 1492 y 1945, sino ms bien un problema global o un

    problema transnacional. Estara de acuerdo con ambos debates. La modernidad es tanto la

    consolidacin de los imperios de Europa incluyendo o sus consecuencias; como tambin la

    subyugacin de pueblos y culturas en su lucha por la liberacin, aunque su historia puede

    haber sido relatada principalmente por discursos coloniales producidos por aquellos en el

    poder y en la posicin para hacerlo efectivo. De esta manera, si la modernidad consistetanto en la consolidacin de la historia europea como de la historia silenciosa de las colonias

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    de la periferia, la postmodernidad y la postcolonialidad (como operaciones de construccin

    literaria) son lados distintos de un proceso para contrarrestar la modernidad desde

    diferentes herencias coloniales: 1) herencias desde/en el centro de imperios coloniales, por

    ejemplo, Lyotard); 2) herencias coloniales en colonias de asentamiento (por ejemplo,

    Jameson en Estados Unidos); y 3) herencias coloniales en colonias de asentamiento

    profundo (por ejemplo, Said, Spivak, Glissant).

    Mi argumento es, entonces, que la teorizacin de lo postcolonial permite descentrar

    las prcticas tericas en trminos de ubicacin geocultural. Es precisamente en este

    aspecto que la diferencia entre los discursos postcoloniales y las teoras es difcil de

    rastrear. Las teoras postcoloniales son, por as decir, discursos postcoloniales (por ejemplo,

    polticos, legales, histricos y discursos literarios de emancipacin) con la autoconciencia de

    ser una prctica terica dentro del concepto erudito de la expresin (por ejemplo, discursos

    eruditos vinculados a la academia y a las tradiciones y reglas de instituciones disciplinarias).

    Es por eso que hubiera sido muy difcil concebir a Fanon como un terico postcolonial en

    1961. Su discurso, a pesar de que fue atractivo y seductor (y an lo es), no era parte del

    marco conceptual que, en esa poca, se conceba en trminos del discurso terico por la

    academia. La teora en las humanidades, en ese entonces, era concebida principalmente en

    trminos de modelos lingsticos y, en las ciencias sociales en trminos de leyes ya

    establecidas. Fanon se convierte en un terico postcolonial despus de que la academia

    conceptualiza una nueva clase de prcticas tericas, inventa un nombre para distinguirla de

    las dems y la sita dentro de un campo acadmico especifico.

    Las dificultades de trazar limites claros provee a la teorizacin postcolonial un lugar

    distintivo. Primero, porque el lugar geocultural se hace explcito. Las prcticas tericas

    postcoloniales se asocian con Individuos que provienen de sociedades con fuertes

    herencias coloniales, que han estudiado y/o estn en algn lugar del corazn del imperio.

    Estoy consciente de que esta afirmacin puede ser peligrosa, ya que puede usarse para queslo ciertos individuos puedan producir un determinado discurso. Sin embargo, no estoy

    planteando el problema en trminos de un determinismo ontolgico, sino ms bien, en

    trminos de opciones y posibilidades. Estoy seguro de que mientras no sea necesario ser X

    para entender los X (por ejemplo, chicanos, mujeres, mujeres de color, hispanos, etc.),

    cuando se habla de prcticas tericas como Intervenciones culturales y polticas, la poltica

    de identificacin se convierte en una parte de la poltica de colocacin: identificarse a s

    mismo como X seria parte del mismo proceso de teorizacin de la condicin social en la cual

    los X han estado y son colocados. Por consiguiente, parece que las posibilidades deteorizacin de las herencias coloniales pueden ser llevadas a cabo en diferentes

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    direcciones: desde un lugar estrictamente disciplinario; desde el lugar de alguien para quien

    las herencias coloniales son histricas, pero no algo personal: finalmente, desde el lugar de

    alguien para quien las herencias coloniales estn atrincheradas en su propia sensibilidad.

    Parte de la confusin y de la ambigedad del trmino se debe a las varias posibilidades de

    comprometerse uno mismo en teorizaciones postcoloniales. Creo, sin embargo, que el

    prejuicio opuesto es lo ms comn: que las personas provenientes delcorazn del imperio

    tienen la competencia necesaria para teorizar sin Importar el lugar donde estn. Este

    prejuicio est anclado en la distribucin ideolgica del conocimiento en las ciencias sociales

    y las humanidades, que va unido a la distribucin geopoltica del Primero, Segundo y Tercer

    mundos. O, de otra manera, mientras la razn postcolonial revela un cambio de terreno con

    respecto a su propio fundamento como prctica cognitiva, poltica y terica, la razn

    moderna dice del fundamento de las humanidades y de las ciencias sociales durante el siglo

    XIX basada en herencias del Renacimiento y de la Ilustracin, en lugar de las herencias

    coloniales.

    Debo esta idea a Carl Pletsch14, quien traz la divisin social y cientfica del trabajo

    en relacin con la divisin geopoltica del Primero, Segundo y Tercer mundos entre 1950 y

    1975. Periodo en el que la labor social y cientfica estuvo reorganizada de acuerdo al nuevo

    orden mundial, coincidentemente con el perodo de surgimiento de los discursos coloniales y

    el establecimiento de las bases de las teoras postcoloniales. Los discursos coloniales y sus

    teoras no eran todava un tema de discusin en la poca en que Pletsch escribi su articulo,

    dedicado principalmente a las ciencias sociales. El perodo escogido es Importante tambin

    por las conexiones implcitas entre la descolonizacin y el surgimiento de la Guerra Fra, que

    puso de nuevo a Rusia/Unin Sovitica en el panorama, en el margen de la modernidad

    occidental, como Segundo Mundo. La tesis de Pletsch es simple: la angustia de Occidente

    por el surgimiento de las naciones socialistas y, sobre todo, por el crecimiento econmico y

    tecnolgico de la Unin Sovitica, inspir la divisin del mundo en tres grandes categoras:

    los pases tecnolgica y econmicamente desarrollados, organizados democrticamente; lospases tecnolgica y econmicamente desarrollados, gobernados por la ideologa; y los

    pases tecnolgica y econmicamente subdesarrollados. Las bases de tal distribucin no

    van unidas necesariamente a las propiedades de los objetos clasificados, sino al lugar de

    enunciacin que construye la clasificacin: la enunciacin se encuentra en el Primer Mundo

    y no en el Segundo ni en el Tercero. Ya que la clasificacin se origin en pases capitalistas

    democrticamente desarrollados, estos se convirtieron naturalmente en el Primer Mundo y

    en el modelo de las clasificaciones posteriores. Mi primera suposicin, entonces, es que la

    14 V. The Three Worlds or the Division of Social Scientific Labor, circa 1950-1975, en Comparative Study ofSociety andHistory 23/4. 1981. pp. 565-590.

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    teorizacin postcolonial lucha por un desplazamiento del locus de enunciacin del Primero al

    Tercer Mundo15.

    Mi suposicin se puede entender mejor si proseguimos con Pletsch un poco ms. La

    fuerza de su argumento descansa en el hecho de que la redistribucin acadmica de la

    labor cientfica no es paralela a la nueva ubicacin poltica ni econmica de los mundos

    culturales. O, como el mismo Pletsch seala:

    Los trminos que evocaban etnocentrismo, condescendencia, Imperialismo y agresin fueron

    sustituidos sistemticamente por trminos-eufemismos aparentemente naturales y cientficos.

    Las antiguas colonias no slo se transformaron en pases en proceso de desarrollo y las

    tribus primitivas se convirtieron en pueblos tradicionales sino que los departamentos de

    Guerra y de Marina del gobierno de Estados Unidos se transformaron en el departamento deDefensa... La necesidad de ayuda fornea y los enormes egresos asignados a asuntos

    militares hubiesen sido imposibles de explicar en una poca de paz con categoras que no se

    diferenciaran en nada de aquellas bajo la proteccin jerarquizada del paraguas de los tres

    mundos16.

    Desde un punto de vista epistemolgico, la distincin clsica entre las sociedades

    tradicionales y modernas puede re-colocarse y redistribuirse. As, el mundo moderno se

    divide en dos: el Primer Mundo es tecnolgicamente avanzado, libre para el ejercicio delpensamiento utilitario y desprovisto de restricciones ideolgicas, por consiguiente natural. El

    Segundo Mundo es tambin tecnolgicamente avanzado, pero sobrecargado con una lite

    ideolgica que impide el pensamiento utilitario y el libre acceso a la ciencia. El mundo

    tradicional es econmica y tecnolgicamente subdesarrollado, con una mentalidad que

    obstruye la posibilidad del pensamiento utilitario y cientfico. Por eso es que la distribucin

    epistemolgica del trabajo fue parte integrante de la distribucin ideolgica del mundo y de

    la reconceptualizacin de la ciencia, la ideologa y la cultura:

    Los cientficos sociales de Occidente se han reservado el concepto de cultura para las

    mentalidades de las sociedades tradicionales en sus estados primitivos. Han denominado a

    las sociedades socialistas como el Segundo Mundo, la comarca de la ideologa. Y han

    asumido desde hace mucho aunque no de forma unnime, por supuesto- que el Occidente

    moderno es el cielo de la ciencia y el pensamiento utilitario. En concordancia con este

    15 Se me ha dicho en un par de ocasiones que no debera de hablar de Primero, Segundo ni Tercer mundosporque tales entidades no existen. Quisiera enfatizar aqu que no estoy hablando de las entidades, sino de lasdivisiones conceptuales del mundo que, como tales existieron y todava existen aunque la configuracin delmundo no es la que Inspir dicha distincin. Siento la necesidad de disculparme por presentar esta anotacin, ala vez que no puedo evitarla.16 C. Ptetsch: ob. cit., p. 575.

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    esquema, un clan de cientficos sociales ha sido seleccionado para estudiar estas sociedades

    primitivas del Tercer Mundo (los antroplogos). Otros clanes los economistas, socilogos y

    politlogos- estudian el Tercer Mundo slo cuando el proceso de la modernizacin ya se

    encuentra en marcha. La verdadera comarca de estas ltimas ciencias sociales es el mundo

    moderno, especialmente las sociedades naturales de Occidente. Pero una vez ms, se van aseleccionar y disear subclanes de cada una de estas ciencias del mundo moderno para que

    penetren especficamente en las regiones Ideolgicas del Segundo Mundo. Estos estudiantes

    del Segundo Mundo, como muchos de sus colegas economistas, politlogos y socilogos que

    estudian el proceso de la modernizacin del Tercer Mundo, estn comprometidos

    mayormente con estudios de rea. Lo que distingue su rea es el peligro asociado con la

    ideologa puesta en contraposicin con la ahora inocente otredad de las culturas

    tradicionales. Pero un contraste mucho mayor se presenta entre todos estos especialistas de

    rea, sean del Segundo o del Tercer Mundo, y el generalista disciplinario que estudia las

    sociedades naturales del Primer Mundo17.

    Cito a Pletsch en una forma extensa por la sustancial redistribucin del orden de las cosas y

    de las ciencias humanas que ya Michel Foucault describi para el siglo XIX y tambin

    porque ayuda a aclarar el lugar de las prcticas tericas postcoloniales y postmodernas

    hacia el final del siglo XX, poco despus del colapso del orden de los tres mundos y el fin

    de la Guerra Fra. Se puede conjeturar que una caracterstica sustancial de lo postcolonial lo

    constituye la emergencia del locide enunciacin de acciones sociales que surgen de los

    pases del Tercer Mundo, y que Invierten la imagen contraria producida y sostenida por una

    larga tradicin desde la herencia colonial hasta la redistribucin de la labor cientfica

    analizada y tecnolgicamente subdesarrollada, con una forma de pensamiento oscuro: l o

    ella no puede producir ningn tipo de pensamiento terico significativo, por cuanto la teora

    se define segn los modelos del Primer Mundo. De acuerdo a esta lgica, las teoras y las

    ciencias son producidas en los pases del Primer Mundo donde no existen las obstrucciones

    ideolgicas para el desarrollo del pensamiento cientfico y terico.

    Mi segunda suposicin entonces, es que el locus de la teorizacin postmoderna (de

    acuerdo a la tesis de Jameson)18 se ubica en el Primer Mundo, aunque en oposicin a la

    configuracin epistemolgica de las ciencias sociales vis--vis del Tercer Mundo analizado

    por Pletsch. Se podra argumentar que la razn postmoderna mezcla prcticas y

    entrenamientos tericos del Primer Mundo con las bases ideolgicas del Segundo. Sin

    embargo, mantiene como tal su diferencia con la razn postcolonial en la que la alianza est

    entre la produccin cultural del Tercer Mundo y la Imaginacin terica del Primero. Pletsch

    17 Ibid., p. 579.18 Fredric Jameson. ob. cit.

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    en su articulo se refiere a la literatura. No obstante, no nos podemos olvidar del enorme

    impacto de la produccin literaria de los pases del Tercer Mundo (por ejemplo, Garca

    Mrquez, Assia Djebar, Salman Rushdle, Naguib Mahfouz, Michelle Cliff). El hecho de que

    tal impacto tuviera lugar en el campo literario (es decir, en el campo de la produccin

    cultural ms que en el de las ciencias sociales) corrobora la hiptesis de Pletsch sobre la

    distribucin del conocimiento en relacin con las reas geoculturales. Explica tambin por

    qu el realismo mgico se convirti en el smbolo de la produccin cultural del Tercer

    Mundo.

    Repensemos ahora la distincin entre venir de, estar en y ser de. Si tanto los

    discursos postcoloniales (incluyendo la literatura) como las teoras estn asociados con la

    gente (que viene) de pases con herencias coloniales, es precisamente por el

    desplazamiento del locus de produccin intelectual del Primer al Tercer Mundo. Sin

    embargo, mientras la produccin literaria puede ser fcilmente atribuida a la produccin

    cultural del Tercer Mundo, la teora es ms difcil de justificar porque de acuerdo a la

    distribucin cientfica del trabajo analizada por Plesch- el locus de la produccin terica es

    del Primero ms que del Tercer Mundo. Entonces, mi tercera suposicin es que las prcticas

    tericas postcoloniales no slo estn cambiando nuestra visin de los procesos coloniales,

    sino que tambin estn desafiando la misma fundamentacin del concepto occidental del

    conocimiento y del entendimiento al establecer conexiones epistemolgicas entre el lugar

    geocultural y la produccin terica.

    Al insistir en la conexin entre el lugar de la teorizacin (ser de, venir de y estar en) y

    el locus de enunciacin, estoy enfatizando que los locide enunciacin no son dados, sino

    representados; y no estoy suponiendo que slo la gente que viene de tal o cual lugar puede

    teorizar X. Deseo Insistir en el hecho de que no estoy presentando el argumento en trminos

    deterministas, sino en el campo abierto de las posibilidades lgicas, de circunstancias

    histricas y de sensibilidad personal. En otras palabras, estoy sugiriendo que aquellos paraquienes las herencias coloniales son reales (es decir, les duelen) estn ms (lgica,

    histrica y emocionalmente) inclinados que otros a teorizar el pasado en trminos de

    historias coloniales. Tambin estoy sugiriendo que la teorizacin postcolonial reestablece los

    lmites entre el conocimiento, lo conocido y el sujeto y el sujeto cognoscente (y sta es mi

    razn para acentuar las complicidades entre las teoras postcoloniales y las minoras).

    Mientras que, por una parte, percibo el lugar del sujeto cognoscente en la economa social

    del conocimiento y del entendimiento como la contribucin principal de las teoras

    postcoloniales, siento, por otra parte, que la descripcin o explicacin de lo conocido es lacontribucin principal de las teoras postmodernas.

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    Il

    Me gustara desplazarme hacia la segunda parte de mi argumento: Las teoras

    postcoloniales como contramodernidad y loci de enunciacin diferencial. Enrique Dussel,

    filsofo argentino asociado a la filosofa de la liberacin, present una idea similar de una

    manera clara y convincente. Cito la introduccin de sus conferencias en Frankfurt:

    La modernidad es, para muchos (por ejemplo para Jrgen Habermas o Charles Taylor), un

    fenmeno esencial o exclusivamente europeo. En estas conferencias, argumentar que la

    modernidad es, de hecho, un fenmeno europeo, pero est constituido por una relacin

    dialctica con una alteridad no-europea que es su contenido ltimo. La modernidad aparece

    cuando Europa se autoafirma como el centro de una historia mundial que ella inaugura; laperiferia que circunda este centro es, en consecuencia, parte de su autodefinicin. La

    oclusin de esta periferia (y del papel de Espaa y Portugal en la formacin del sistema

    mundial moderno desde finales del siglo XV hasta mediados del XVII), induce a los

    principales pensadores contemporneos del centro a una falacia eurocntrica con respecto

    a su comprensin de la modernidad. Si su comprensin de la genealoga de la modernidad es

    entonces parcial y local, su Intentos por elaborar una critica o defensa de ella parecen

    Igualmente unilaterales y, en parte, falsos.19

    La construccin de la Idea de la modernidad relacionada a la expansin europea, y

    tambin forjada por los intelectuales europeos, fue lo suficientemente poderosa para durar

    casi quinientos aos. Los discursos y las teoras postcoloniales comenzaron a desafiar

    directamente esa hegemona, un desafo que era impensable (y tal vez inesperado) por

    aquellos que construyeron y previeron la idea de la modernidad como un perodo histrico e

    implcitamente como El locus de enunciacin. Un locus de enunciacin que en el nombre de

    la racionalidad, la ciencia y la filosofa afirm su propio privilegio sobre otras formas de

    racionalidad o sobre formas de pensamiento que, desde la perspectiva de la razn moderna,

    fueran racionales. Por consiguiente, propondra que los discursos y las teoras

    postcoloniales estn construyendo una razn postcolonial como un locus de enunciacin

    diferencial. Por supuesto estoy simplificando, pero con el propsito de presentar mi

    percepcin de la razn postcolonial como un locus de enunciacin diferencial. Diferencial

    aqu significa tambin un desplazamiento de los conceptos y de las prcticas de las

    nociones del conocimiento y tambin de las formas de entendimiento articuladas durante el

    19 V. Enrique Dussel: Eurocentrism and Modernity en John Beverly y Jos Oviedo (ed.): Boundary 2 (ThePost-modernism Debate in Latin America) N 2013, 1993, pp. 65-76.

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    perodo moderno.20 Por otra parte, si un proyecto similar pudiera ser asimilado a lo que

    puede llamarse, en este contexto, la razn postmoderna, la posicin de Dussel se

    asemejarla a la de Hommi Bhabha cuando habla desde las diferentes herencias coloniales

    (tipo b y c):

    Impulsado por la historia subalterna de los mrgenes de la modernidad ms que por las

    fallas del logocentrismo- he intentado, en alguna pequea medida, revisar lo conocido,

    renombrar lo postmoderm desde la postura postcolonial(nfasis mo).21

    Encuentro una coincidencia digna de notar entre Dussel y Bhabha, aunque con algunas

    diferencias significativas. La coincidencia radica en el hecho importante de que la tarea del

    razonamiento postcolonial no est solamente vinculado con la necesidad poltica de la

    descolonizacin (en Asia, frica y el Caribe), sino principalmente con la relectura del

    paradigma de la razn moderna. Esta tarea la llevan a cabo Dussel y Bhaba de manera

    diferente, aunque no contradictoria.

    Despus de un detallado anlisis de la construccin kantiana y hegeliana de la idea

    de la Ilustracin en la historia europea, Dussel resume los elementos que constituyen el mito

    de la modernidad:

    1) La civilizacin (europea) moderna se autoconsidera la ms desarrollada, la superior, la

    civilizacin; 2) Este sentido de superioridad la obliga, de una manera imperativamente

    categrica, por as decirlo, a desarrollar (civilizar levantar, educar) a las civilizaciones ms

    primitivas, brbaras, subdesarrolladas; 3) El camino de tal desarrollo deber ser aquel que

    sigui Europa en su propio desarrollo para salir de la antigedad y la Edad Media; 4) Cuando

    los brbaros o los primitivos se opongan al proceso civilizador, la praxis de la modernidad

    debe, en ltima instancia, recurrir a la violencia necesaria para remover los obstculos que se

    le presenten a la modernizacin; 5) Esta violencia, que adquiere muy diversas formas,

    victimiza, toma un carcter casi ritual: el hroe civilizador dota a sus vctimas (el colonizado,

    el esclavo, la mujer, la destruccin ecolgica de la tierra, etc.) con el atributo de ser

    participantes de un proceso de sacrificio redentor, 6) Desde el punto de vista de la

    modernidad, el brbaro o el primitivo est en un estado de culpa (ya que, entre otras cosas,

    se opone al proceso civilizador). Esto permite que la modernidad se presente a si misma no

    20 Un ejemplo revelador de lo que estoy tratando de articular es la contralectura de Norma Alarcn sobre elsignificado de la asignacin terica de Jean-Luc Nancy. Mientras que Nancy asigna un significado a la culturachicana a travs de su lectura desde el espacio donde la etnicidad y el lenguaje no interfieren con su propiodiscurso (por ejemplo, la ausencia total de referencia al Maghreb en el lenguaje y la cultura francesa). El discursode Alarcn es una nueva ubicacin necesaria desde el espacio en el cual la etnicidad y el lenguaje trastornan laposicin del conocimiento y del entendimiento. V. Norma Alarcn: Conjugating Subjects: The Heteroglosia ofEssence and Resistance en A. Ortega (ed.): An Other Tongue. Nation and Etnicity in the Linguistic Borderland.Durham: Duke University Press, 1994, pp 125-138. Y The Theoretical Subject (s) of This Bridge Called my Backand Anglo American Feminism, en Making Pace/Making SoulG. Anzalda (ed.), 1990. pp. 356-369.21 H. Bhabha: The Location of the Culture Routledge. Nueva York, 1994.

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    slo como Inocente, sino tambin como una fuerza que emancipar y redimir a sus vctimas

    de su culpa, 7) Tomando en cuenta esta caracterstica civilizadora y redentora de la

    modernidad, los sufrimientos y sacrificios (costos) impuestos por la modernizacin sobre

    estos pueblos inmaduros, esclavos, razas, el sexo dbil, etctera, son Inevitables y

    necesarios22

    .

    El mito de la modernidad es expuesto por Dussel para confrontar otras alternativas de

    interpretacin. Mientras que Horkheimer y Adorno, como tambin otros pensadores

    postmodernos como Lyotard, Rorty y Vattimo, proponen una critica de la razn (una razn

    violenta, coercitiva y genocida), Dussel mismo propone una crtica del momento irracional de

    la Ilustracin como un mito sacrificial; e intenta hacerlo no como una negacin de la razn,

    sino afirmando la razn del otro. La interseccin entre la idea de una modernidad

    egocntrica basada en su apropiacin de las herencias grecorromanas (clsicas) y elsurgimiento de la idea de la modernidad desde los mrgenes (o contramodernidad), aclara

    que la historia no comienza en Grecia, y que los diferentes comienzos histricos estn, al

    mismo tiempo, sujetos a diversos locide enunciacin. Propondra que este simple axioma es

    fundamental de y para la razn postcolonial. Finalmente, el proyecto de Bhabha de nombrar

    lo postmoderno desde la posicin de lo postcolonial lo acerca a Dussel y encuentra su nicho

    en la razn postcolonial como locus de enunciacin diferencial.

    Mientras que Dussel dibuja de nuevo el mapa de la modernidad Incluyendo en su

    geografa la expansin de los imperios espaol y portugus despus de 1500. y revisa la

    narrativa de la Ilustracin recogiendo el fantasma de los relatos coloniales, Baba orienta su

    trabajo hacia la articulacin de las instancias enunciativas. La sugerencia programtica de

    Dussel de que el ascenso de la modernidad radica hoy no necesariamente en el proceso

    que sobrepasa la modernidad desde adentro (por ejemplo, la postmodernidad), sino ms

    bien en un proceso de trans-modernidad, parece tambin coincidir con la preocupacin de

    Bhabha Dussel declara:

    La transmodernidad (como un proyecto de liberacin poltica, econmica, ertica, pedaggica

    y religiosa) es la co-verificacin de que aquello que es Imposible que la modernidad lleve a

    cabo por s misma: es decir, una solidaridad organizativa, que he denominado analctica,

    entre centro/perferia, hombre/mujer, diferentes razas, diferentes grupos tnicos, diferentes

    clases, civilizacin/naturaleza, cultura occidental/culturas del Tercer Mundo (...) 23.

    22 Enrique Dussel: ob. cit.23 Ibid.

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    Si, como afirma Dussel, la superacin de esas dicotomas presupone que el lado ms

    oscuro de la modernidad (por ejemplo, la periferia colonial) se descubre a s misma como

    inocente, ese mismo descubrimiento llevara a afirmar primero, los locide enunciacin en los

    bordes de la expansin colonial y, segundo, la construccin de la razn postcolonial a partir

    de los escombros de la modernidad europea de las herencias (transformadas) de la cultura

    universal.

    La contribucin de Bhabha a la articulacin de la razn postcolonial radica, en mi

    opinin, en que los loci de enunciacin tienen prioridad tica y poltica por encima de la

    rearticulacin de lo enunciado. Es por esta razn que Bhabha sita la representacin frente

    a la epistemologa y explora la poltica de la colocacin enunciativa en torno al concepto de

    racionalidad mnima, de Charles Taylor24. El concepto de racionalidad mnima le permite a

    Bhabha colocar la representacin frente a la epistemologa en un esfuerzo por traer a primer

    plano la Instancia humana en vez de la representacin:

    La racionalidad mnima, como la actividad de articulacin encarnada en la metfora

    lingstica, altera el sujeto de la cultura que, de una funcin epistemolgica, pasa a una

    prctica enunciativa. Si la cultura como epistemologa se centra en la funcin y la intencin,

    entonces la cultura como enunciacin focaliza la significacin y la institucionalizacin; si lo

    epistemolgico tiende hacia una reflexin de su referente emprico como objeto, lo

    enunciativo intenta repetidamente reinscribir y recolocar la exigencia poltica de prioridadcultural y de Jerarqua... en la Institucin social de actividad significante...25

    Lo postcolonial como el puesto del locus de enunciacin diferencial organiza el discurso

    contramoderno de Bhabha. Sin embargo, estos lugares de enunciacin no se oponen

    dialcticamente al locus de enunciacin creado por la modernidad (por ejemplo, el sujeto

    moderno y la subjetividad) en la constante invencin y reconstruccin del yo y de los

    conceptos monotpicos de la razn. Son, por el contrario, lugares de intervencin,

    interrupciones de la propia invencin de la modernidad. La dilacin temporal que JohannesFabian26 Identifica como una negacin de la coetaneidad es, en mi argumentacin, el tiempo

    presente de la enunciacin desde donde, al reclamar su propio presente, relega otros locide

    enunciacin al tiempo pasado. Bhabha -responde desde las herencias coloniales de la India

    Britnica a la misma preocupacin expresada por Dussel desde las herencias coloniales de

    24 Aunque Taylor no elabora el texto de racionalidad mnima en el libro citado por Dussel, las consideracionesepistemolgicas que surgen de la trayectoria colonial no son los ejemplos paradigmticos de los argumentos deTaylor.25 H. Bhabha, ob. cit., p. 177.26 V. Johannes Fabian: Time and the Other. How Anthropology Makes lis Object. Columbia University, NuevaYork, 1982.

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    Hispanoamrica, o Fabian desde una crtica de la ideologa de la temporalidad en la prctica

    antropolgica. Leamos a Bhabha:

    Formulo estas preguntas desde dentro de la problemtica de la modernidad debido a un

    cambio dentro de las tradiciones de la crtica contemporneas de las escrituraspostcoloniales. No existe ms el nfasis separatista que se Inclina por elaborar simplemente

    una tradicin anti-imperialista o una tradicin nacionalista negra en s misma. Hay un intento

    de Interrumpir los discursos occidentales de la modernidad a travs de estas narrativas de

    desplazamiento, de cuestionamiento del subalterno o de la postesclavitud y de los enfoques

    terico-crticos que ellas engendranx27.

    Adems, en el prrafo siguiente acota:

    El poder de la traduccin postcolonial de la modernidad descansa sobre su estructura

    ejecutoria y deformativa que no revalora simplemente el debate de una tradicin cultural, o

    traspone valores culturalmente cruzados.28

    En una nota reveladora en la conclusin de su The Location of Culture, Bhabha recuerda al

    lector que el trmino dilacin temporal fue presentado y usado en los captulos anteriores

    (8 y 9), y que l ve este concepto como una expresin que captura la divisin del discurso

    colonial. La dilacin temporal se convierte entonces en una nueva forma del discursocolonial como objeto de estudio, y la teorizacin postcolonial como el locus de enunciacin a

    causa del dilogo conflictivo entre personas con cosmologas y epistemologas diferentes.

    La teorizacin postcolonial asume tanto la divisin del objeto colonial (de estudio) como la

    divisin del sujeto de la teorizacin postcolonial (el locus de enunciacin). Una discusin

    epistemolgica similar fue sealada por Alarcn dentro del contexto de los estudios

    femeninos, de gnero y etnicidad, particularmente cuando ella declara que el sujeto (y

    objeto) del conocimiento es ahora la mujer, pero el punto de vista heredado no ha sido

    cuestionado de ninguna manera. Como resultado, algunas feministas anglo-americanastienden a convertirse en una parodia del sujeto masculino de la conciencia, revelando de

    esta manera su base liberal etnocntrica29. La controversia epistemolgica en la teorizacin

    postcolonial reside en que el sujeto dividido del discurso colonial se observa en el de la

    teorizacin postcolonial; de la misma forma, la mujer como sujeto cognoscente se mira en la

    mujer como sujeto de ser conocido. Es por esta razn que un giro epistemolgico est en

    27 H. Bhabha: ob. cit. P. 241.28 Ibid.29 Norma Alarcn: ob. cit., p.337.

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    vas de realizarse, en el que la enunciacin como promulgacin toma prioridad sobre la

    accin como representacin.

    La dilacin temporal, es el concepto relevante de Bhabha para explorar la

    epistemologa revolucionaria de la teorizacin postcolonial. El concepto surge de la

    interseccin entre dos marcos tericos dispares. Uno proviene de los resultados del aparato

    formal de enunciacin (teorizado por Benveniste en los aos sesenta); un segundo de la

    teora de los actos de habla (teorizado por Austin y Searle en los aos sesenta y setenta) y

    el otro del nfasis de lo colonial puesto por Gayatri-Spivak en su trabajo titulado Pueden

    hablar los subalternos?. El otro marco terico fue formulado por Fabian en su anlisis de la

    negacin de la coetaneidad en el discurso antropolgico (colonial). Cuando la negacin de la

    coetaneidad no es presentada en trminos de comparacin cultural o en etapas de la

    civilizacin basadas en una idea presupuesta de progreso, sino que es aplicada al locus de

    enunciacin, la dilacin temporal podra admitir la negacin de la coetaneidad enunciativa

    y, por lo tanto, admitir tambin la violenta negacin de la libertad, de las razones y los

    atributos para la intervencin poltica y cultural.

    La discusin del olvido colonial de Foucault al final del captulo de Bhabha sobre lo

    postmoderno y lo postcolonial, es un momento especial de un argumento constante y

    complejo que desarrolla a lo largo de su libro:

    Hay una postura en el radio occidental que fue constituida dentro de su historia y provee el

    cimiento para la relacin que sta pueda tener con todas las otras sociedades, an con la

    sociedad dentro de la cual ella apareci histricamente (citado por Bhabha).30

    La interpretacin de Bhabha apunta al hecho de que al desconocer el momento

    colonial como presente enunciativo en la condicin histrica y epistemolgica de la

    modernidad occidental, Foucault cierra la posibilidad de Interpretar laproporcin occidental

    en el dilogo conflictivo entre Occidente y las colonias. An ms, Foucault desconoce

    precisamente el texto colonial como la base para la relacin de proporcin que Occidente

    pueda tener, an con la sociedad en la que [lo colonial] apareci histricamente31. En otras

    palabras, el presente enunciativo es el presente del tiempo occidental y de su locus de

    enunciacin. Los loci de enunciacin coloniales son disueltos por la falta de

    contemporaneidad: las colonias producen la cultura, mientras los centros metropolitanos

    producen discursos Intelectuales que Interpretan la produccin cultural colonial y se

    30 H. Bhabha: ob. cit., p. 195.31

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    reinscriben a s mismos como el nico locus de enunciacin. Finalmente, Bhabha reinscribe

    as el dilogo entre la modernidad y la postmodernidad, por un lado, y entre el colonialismo y

    el discurso crtico postcolonial por el otro:

    Cuando se lee desde la perspectiva tranferencial, donde el radio occidental regresa a s

    mismo desde el atraso temporal de la relacin colonial, vemos cmo la modernidad y la

    postmodernidad se autoconstruyen desde la perspectiva marginal de la diferencia cultural.

    Ellas se encuentran contingentemente en el punto en el cual la diferencia interna de su propia

    sociedad es reiterada en trminos de la diferencia del otro, la alteridad del lugar

    postcolonial.32

    La consecuencia del proyecto de la Ilustracin qu Bhabha critica en Foucault tambin es

    subrayado por Paul Gilroy en su crtica de Jrgen Habermas y Marshall Berman. Opuesto ala creencia en las promesas insatisfechas de la modernidad, GiIroy sostiene que la historia

    de la dispora Africana y, por consiguiente, una revalorizacin del papel de la esclavitud en

    la construccin de la modernidad, requiere una revisin ms completa de los trminos en

    los cuales los debates de la modernidad han sido construidos, que cualquiera de sus

    participantes acadmicos est dispuesto a conceder33. La configuracin descentrada y

    plural de las subjetividades e Identidades modernas adoptadas por Gilroy estn en contra de

    la creencia de Berman en la unidad ntima del yo y del ambiente moderno 34. Bhabha y

    Gilroy se unen as a Dussel en su critica de la construccin de la modernidad en elpensamiento postmoderno. Lo que diferencia sus teorizaciones postcoloniales son sus

    herencias coloniales: espaola y latinoamericana para Dussel; dispora Africana, Imperio

    francs, alemn y britnico para Gilroy; Imperio britnico y la colonizacin de la India para

    Bhabha.

    Mi Inters en explorar estas distinciones se localiza en una pregunta ms

    fundamental con respecto a las implicaciones polticas de las decisiones acadmicas al

    ocuparse de los discursos coloniales (o postcoloniales) en la investigacin y la enseanza.

    El punto que estoy tratando de elucidar fue subrayado por Patricia Seed en los siguientes

    trminos:

    Muchas de las obras de los antroplogos, historiadores y crticos literarios sobre

    aquellos que han sido agrupados bajo el categora de pueblos del Tercer Mundo, se

    32 Ibid.. p. 196. 32 Ibid.33 V. Paul Gilroy: Black Atlantic Modernity and Double Conciousness. Routledge, Londres, 1993. p.46.34 Ibid., p. 46.

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    inclinan en favor de aquellos a quienes han estado estudiando y con quienes han estado

    trabajando. De que sean renuentes a criticar las formas de nacionalismo

    post-independiente... Los primeros tericos en el campo del discurso colonial Said, Spivak

    y Bhabha- adoptan una postura ambivalente entre los llamados Primer y Tercer mundos:

    nacidos y educados en lugares como Palestina y Bengala, se han creado, no obstante, una

    reputacin acadmica en Occidente. Ellos hablan desde el Occidente pero no pertenecen a

    l. Con todo, debido a su reputacin y larga residencia all, no son ms de Oriente. Por lo

    tanto, su contribucin en la configuracin del campo surge dentro del mismo contexto de la

    internactonalizacin que ellos intentan estudiar(nfasis es mo).35

    Me gustara situar la ltima frase entre el desde y el de y subrayar la correlacin

    entre formar un campo de estudio, ser de y no ser de. El asunto aqu no es si una

    persona que ha nacido en Holanda debe ser molinero y otra nacida en Nueva York ser

    corredor de bolsa, tampoco si alguien nacido en Holanda o en Nueva York tiene ms

    autoridad en cuanto a molinos o a la bolsa se refiere, sino ms bien, quin est hablando, de

    qu, desde dnde y por qu. Existen dos puntos para ser clarificados aqu: uno es la agenda

    poltica de aquellos de nosotros (una categora vaca para ser llenada) de Norte o

    Sudamrica, la India, Irn o frica, pero escribiendo y enseando aqu, en Estados Unidos,

    preocupados por las herencias coloniales y las teoras postcoloniales; y el otro punto es la

    agenda de aquellos de nosotros (una categora vaca para ser llenada) de y escribiendo

    aqu. Estoy consciente que en un mundo transnacional tales distinciones pueden ser

    percibidas con sospecha. Sin embargo, creo que ellas deben ser tomadas no tanto en

    trminos de identidades nacionales sino en relacin al locus de enunciacin y de

    representacin desde donde son construidas las teoras y el locus de enunciacin y

    representacin construidos en el proceso de teorizacin.

    III

    Me gustara concluir abriendo el debate hacia nuevas zonas de cuestionamiento

    metaterico postcolonial. He estado limitando la discusin a los locide enunciacin y a las

    categoras geoculturales. Este es el terreno en el cual las herencias coloniales y las teoras

    postcoloniales han sido principalmente discutidas en el pasado. Tales conceptos como

    Primero y Tercer mundos, Occidente y Oriente, centro y periferia, colonialismo espaol o

    britnico, etc., son todas categoras geoculturales. Cuando conceb lo que estoy diciendo

    como una ruptura epistemolgica, lo hice en trminos de una poltica geocultural, asumiendo

    35 V. P. Seed: Colonial and Poscolonial Discourse, en Latin Ametican Reserch Review26/3, 1991, p. 198.

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    que uno de los motivos de la teorizacin postcolonial es el lugar geocultural de la produccin

    y la distribucin del conocimiento. La poltica y la sensibilidad del lugar geocultural son

    comparadas, en mi argumento, con la poltica y la sensibilidad del gnero, la raza o la

    posicin de clase. En todos estos casos, la produccin del conocimiento y la necesidad de

    teoras ya no son guiadas por un deseo abstracto y racional de decir la verdad, sino (tal vez,

    principalmente) por preocupaciones ticas y polticas sobre la emancipacin humana.

    Debemos anotar que si la produccin del conocimiento fuera siempre manejada con fines de

    emancipacin humana, deberamos enfatizar que la emancipacin que las categoras

    postcoloniales promueven es la emancipacin de las categoras de conocimiento fabricadas

    y establecidas en Europa, las cuales forman parte de la modernidad y fueron construidas,

    parcialmente, en complicidad con la expansin colonial.

    La importante distincin cronolgica presentada por Sara Suleri al destacar la India

    inglesa atraviesa las categoras geoculturales, y es capaz de reubicar las situaciones y los

    discursos coloniales y postcoloniales bajo una nueva luz:

    Si la India inglesa representa un campo discursivo que incluye tanto las narrativas coloniales

    como las postcoloniales, representa adems una alternativa al problema de la cronologa del

    nacionalismo en el subcontinente hind. Mientras el concepto de nacin sea interpretado

    como el regalo del colonizador a su antigua colonia, la comunidad Inimaginable producida a

    raz del encuentro colonial nunca podr ser leda suficientemente.36

    Lo que debera llamar nuestra atencin en esta cita es el hecho de que la rearticulacin

    cronolgica de lo colonial-postcolonial est sujeta a la conspiracin entre el lenguaje/el

    imperio. Decir la India Inglesa es similar a decir hispano o Anglo-amrica en tanto que la

    construccin de categoras geoculturales est sumamente relacionada con las lenguas

    imperiales.

    No obstante, no toda la teorizacin postcolonial est vinculada con la poltica y la

    sensibilidad del lugar geocultural. Trinh Minh-ha,37 Chandra Mohanty38 y Sara Suleri, entre

    otras, presentan una nueva dimensin en la configuracin de teoras al leer el gnero y el

    feminismo en la condicin postcolonial. Al hacerlo, sus argumentos Inciden en una

    reorientacin de las prcticas tericas postcoloniales hacia un encuentro con los puntos

    36 S. Suleri: Woman Skin Deep: Feminismo and the Postcolonial Condition en Critical Inquiry, N 18. 1992. pp.756-769. Y: Retoric of English India, Chicago University Press, Chicago, 1992.37 V. Women, Native, Other. Writting Postcoloniality and Feminism. Indiana University Press, Bloomington, 1989.38 V. Under Western Eyes: Feminist Scholarship and colonial Discourse, en Feminist Review, N 30, 1998, pp.65-68.

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    puestos en relieve por mujeres de color como tambin de quienes teorizan las fronteras (por

    ejemplo, Anzalda, Saldivar; y la dispora Africana (por ejemplo Gilroy). Sulery observa dos

    temas Importantes para el futuro de la critica cultural y las teoras postcoloniales: uno es el

    realineamiento de las polaridades (Oriente-Occidente); colonizador-colonizado,

    nosotros-ellos, sobre las cuales se inicia esta teorizacin; el otro, es la pregunta por la

    articulacin del gnero y la condicin postcolonial:

    Si la materialidad de la crtica cultural debe ahora ubicar su forma de lenguaje en la ausencia

    productiva de la alteridad, debe realinear su relacin con la figura del gnero. El estatus

    figurativo del gnero adopta la forma de una especie de discurso de alguna manera no-crtico

    confiado en las metforas sobre la sexualidad, o slo reifica el lamentable biologismo

    dictado por las decodificaciones tradicionales del encuentro colonial? Ya que la femineidad

    del subcontinente colonizado dot a las narrativas orientalistas de su tropo ms duradero parala exotizacin del Oriente, obliga a una lectura contempornea de tal texto para ejercer un

    acierto cultural considerable en la feminizacin de su propio discurso. En otras palabras, una

    simple correlacin de gnero entre el colonizador y el colonizado slo puede llevar a una

    Intransigencia interpretativa de diferente orden, aunque tal Intento de reconocer la

    marginalidad conduce a una rplica opuesta de la infranqueable distancia entre el margen y el

    centro. La tensa ambivalencia de la complicidad colonial, sin embargo, reclama una lectura

    ms matizada de cmo funciona el gnero Igualmente ambivalente en las tropologas tanto de

    las narrativas coloniales como en las postcoloniales.39

    La introduccin del gnero y del feminismo dentro de la crtica colonial confirman los

    avances epistemolgicos presentados por la teorizacin postcolonial en dos direcciones

    diferentes y complementarias: una, la rearticulacin de la complicidad entre la modernidad y

    la violencia de la razn al descubrir la supresin de cualidades secundarias del campo del

    conocimiento; y la otra, la apertura del trabajo erudito y acadmico a la esfera pblica. La

    fuerza de la teorizacin postcolonial (tanto como otras prcticas tericas en el campo de las

    minoras) reside en su capacidad tanto para transformar el terreno epistemolgico como

    tambin el social y cultural. Adems ayuda a redefinir y a reestablecer la funcin de las

    Humanidades en un mundo transnacional, en el cual ellas son al mismo tiempo el resultado

    de las varias herencias coloniales e Imperiales.

    39 S. Surely: The Rethoric...,cit., p. 15.