hispania bajo imperio

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 1 TEMA 19. ASPECTOS POLÍTICOS DEL BAJO IMPERIO 1. INTRODUCC IÓN Con el ascenso de Diocleciano al poder se inicia un período de absolutismo imperial que se sustenta sobre los pilares religioso, político y militar. La persona del Emperador se rodea de una aureola divina con la titulación dominus et deus; Diocleciano concibió la tetrarquía como un sistema teocrático y colegiado de gobierno (El emperador comparte con su colega el rango de Augusto). Y cada uno de ellos, ayudado por un césar en su sede, debería llevar a cabo un mayor control administrativo y unas intervenciones militares más efectivas). Se creó un nuevo régimen, el Dominado, en el que el monarca adquirió un poder absoluto. Y la burocratización producto del centralismo administrativo sería la garantía del absolutismo imperial. Los objetivos de los tetrarcas eran los mismos que los de los emperadores ilirios: mantener la unidad imperial y, la estabilidad política. Por lo que respecta a la sucesión, durante el siglo IV se abandonó el sistema tetrárquico en beneficio del de la herencia dinástica. Lo ordinario fue que el emperador reconociera a un César o a un Augusto. Sí una dinastía se extinguía o si no se nombraba a un sucesor, la elección la llevaban a cabo los jefes militares o altos funcionarios civiles. Los hijos de Constantino se dividieron el Imperio como Augustos, equiparados en derechos, pero al poco tiempo iniciaron la lucha por el poder. El nombramiento de antiemperadores hizo la situación más embarazosa. En Occidente fueron frecuentes las usurpaciones con el apoyo de las legiones. (Los emperadores-soldados, Valentiano I y Valente). En este periodo Hispania, que carecía prácticamente de tropas militares, estuvo ajena a las intrigas y vivió en paz. Los escasos éxitos de Teodosio contra los godos le facilitaron concentrar las fuerzas del Imperio en un conjunto unitario y resistente. A su vez impulsó la unidad religiosa del Imperio. Como soberano cristiano, quiso consolidar un Estado teocrático. Su lucha contra el paganismo fue sin cuartel, logrando cotas de éxito muy elevadas y consiguiendo agrupar al mundo en torno al nuevo ideal religioso, después de que otras creencias religiosas hubieran fracasado en este esfuerzo unitario. La Hispania del siglo IV ha sido estimada bajo puntos de vista contrapuestos. La visión más optimista nos presenta este momento como una época de paz y prosperidad (pasajes de Pacino y Prudencio). Una visión más pesimista (con Vola y Ausonio) guiada por la inquietud de una sociedad abrumada por las incursiones de gentes fronterizas extrañas, y el bandidaje. Pero la Hispania del s. IV carece de hechos políticos relevantes, excepto el apoyo a algún candidato al Imperio, caso de Magno Magencio en el 350 d.C., pero en estas turbulentas luchas por el poder, en la península reinó la paz. Hispania participó en la definición de un imperio romano-cristiano, con sus grandes pensadores (Juvenco, Prudencio, Osorio). Momento pues de fortalecimiento cultural. También resurge la economía pero se acentúa la decadencia social. Socialmente se debe a la persistencia de la corriente de ruralización iniciada en el siglo II, siendo los latifundios la base de la propiedad, donde los grandes señores se enfrentan a una clase urbana arruinada y a un campesinado pobre. Según algunos autores, la pobreza se acentuaría entre los pueblos cántabros y

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  • 1 TEMA 19. ASPECTOS POLTICOS DEL BAJO IMPERIO

    1. INTRODUCCIN

    Con el ascenso de Diocleciano al poder se inicia un perodo de absolutismo imperial que se sustenta sobre los pilares religioso, poltico y militar. La persona del Emperador se rodea de una aureola divina con la titulacin dominus et deus; Diocleciano concibi la tetrarqua como un sistema teocrtico y colegiado de gobierno (El emperador comparte con su colega el rango de Augusto). Y cada uno de ellos, ayudado por un csar en su sede, debera llevar a cabo un mayor control administrativo y unas intervenciones militares ms efectivas). Se cre un nuevo rgimen, el Dominado, en el que el monarca adquiri un poder absoluto. Y la burocratizacin producto del centralismo administrativo sera la garanta del absolutismo imperial. Los objetivos de los tetrarcas eran los mismos que los de los emperadores ilirios: mantener la unidad imperial y, la estabilidad poltica. Por lo que respecta a la sucesin, durante el siglo IV se abandon el sistema tetrrquico en beneficio del de la herencia dinstica. Lo ordinario fue que el emperador reconociera a un Csar o a un Augusto. S una dinasta se extingua o si no se nombraba a un sucesor, la eleccin la llevaban a cabo los jefes militares o altos funcionarios civiles. Los hijos de Constantino se dividieron el Imperio como Augustos, equiparados en derechos, pero al poco tiempo iniciaron la lucha por el poder. El nombramiento de antiemperadores hizo la situacin ms embarazosa. En Occidente fueron frecuentes las usurpaciones con el apoyo de las legiones. (Los emperadores-soldados, Valentiano I y Valente). En este periodo Hispania, que careca prcticamente de tropas militares, estuvo ajena a las intrigas y vivi en paz. Los escasos xitos de Teodosio contra los godos le facilitaron concentrar las fuerzas del Imperio en un conjunto unitario y resistente. A su vez impuls la unidad religiosa del Imperio. Como soberano cristiano, quiso consolidar un Estado teocrtico. Su lucha contra el paganismo fue sin cuartel, logrando cotas de xito muy elevadas y consiguiendo agrupar al mundo en torno al nuevo ideal religioso, despus de que otras creencias religiosas hubieran fracasado en este esfuerzo unitario. La Hispania del siglo IV ha sido estimada bajo puntos de vista contrapuestos. La visin ms optimista nos presenta este momento como una poca de paz y prosperidad (pasajes de Pacino y Prudencio). Una visin ms pesimista (con Vola y Ausonio) guiada por la inquietud de una sociedad abrumada por las incursiones de gentes fronterizas extraas, y el bandidaje. Pero la Hispania del s. IV carece de hechos polticos relevantes, excepto el apoyo a algn candidato al Imperio, caso de Magno Magencio en el 350 d.C., pero en estas turbulentas luchas por el poder, en la pennsula rein la paz. Hispania particip en la definicin de un imperio romano-cristiano, con sus grandes pensadores (Juvenco, Prudencio, Osorio). Momento pues de fortalecimiento cultural. Tambin resurge la economa pero se acenta la decadencia social. Socialmente se debe a la persistencia de la corriente de ruralizacin iniciada en el siglo II, siendo los latifundios la base de la propiedad, donde los grandes seores se enfrentan a una clase urbana arruinada y a un campesinado pobre. Segn algunos autores, la pobreza se acentuara entre los pueblos cntabros y

  • 2 vascones (pero no hay testimonios literarios y arqueolgicos que lo justifiquen). En la Meseta Norte se acusa la riqueza de las villas y el poder poltico de sus hombres. La marginacin de los hispanos en el poder central cesa en el ltimo tercio del siglo IV, y esto permiti resurgir a la Meseta con escasas o nulas importaciones y grandes ingresos por venta de ganado. Iniciado el s. V, la situacin creada por Geroncio y su acuerdo con los brbaros facilit el asentamiento de los suevos, vndalos y alanos en la Dicesis Hispaniarum. Esto pone fin a la Hispania romana; aunque el emperador de Occidente, Honorio, siguiera en el trono hasta el 423. La estructura social y econmica romana subsistir hasta la presencia rabe en el 711.

    2. HISPANIA EN LA POCA DE DIOCLECIANO (284-305).

    En el 284 d.C. las tropas de Nicomedia proclamaron emperador a un oficial dlmata, Diocleciano. Ello acarre un nuevo orden en la estructura poltica, aunque Diocleciano debe considerarse ms un hombre del s. III que del s. IV. Renunci al gobierno personal y design como colega suyo a Mximo a quien le impuso su cognomina. En el 293 Diocleciano design a dos generales ilirios como Csares; como ayudante suyo a Galerio y de Maximiano a Constancio. Surgi as la Primera Tetrarqua (293-305). Este es el esquema de sus campos de actuacin. AGUSTOS Diocleciano. 248 d.C. (Oriente) MAXIMIANO 286 d.C. (Italia, frica, Hispania)

    CESARES Galerio. 293 d.C.(Iliria). CONSTANCIO. 293 d.C. (Galia y Britania).

    En Hispania apenas existen dedicatorias a Diocleciano. En cambio son frecuentes las que honran a Maximiano, Augusto Emperador de Occidente, y le celebran con el ttulo de Augustus Invictus. Tambin a Constancio reconocindole como Nobleissimus Caesar Noster. El rgimen tetrrquico responde a una necesidad militar. Design a los tres colaboradores sin consultar al Senado y al ejrcito. A los Csares se les confiaron las tropas pero no las provincias. Maximiano y Constancio tuvieron el mando en Occidente. Constancio (Csar) actu sobre las inestables Galia y Britania, y colabor con Maximiano en la administracin de las provincias de Hispania. Entre el 295 y 298 los Augustos y los Csares llevaron a cabo empresas militares:

    Diocleciano en Egipto. Maximiano contra francos en Hispania y frica. Galerio contra los persas. Constancio en Britania.

    Segn J. Arce en un relieve de Emrita, que representa a un emperador montado a caballo arrollando a un brbaro, conmemora este triunfo de Maximiano contra los francos y en el N. de frica contra los mauritanos. Diocleciano reform la organizacin territorial y el ejrcito (tema siguiente). Su poltica religiosa refleja el totalitarismo. Entre el 303 y 304 promulg una serie de

  • 3 edictos en los que ordenaba la destruccin de iglesias, la confiscacin de libros sagrados, el encarcelamiento del clero y la obligacin para todos de sacrificar bajo pena de muerte o de deportacin a las minas. Las persecuciones en la Dicesis Hispaniarum fueron iniciativa de Maximiano, siguiendo las directrices de Diocleciano. Prudencio nos da nombres de los que sufrieron martirio, abundando en las ciudades, lo que lleva a deducir que la cristianizacin haba arraigado en los medios urbanos. De la vitalidad de las iglesias hispanas en el s. IV d.C. nos habla el concilio de Elvira (Granada) que tuvo importancia considerable.

    3. HISPANIA DESDE LA ABDICACIN DE DIOCLECIANO HASTA LA ASCENSIN DE TEODOSIO.

    En el ao 305. por acuerdo mutuo, abdicaron simultneamente los Augustos y los Csares.

    AUGUSTOS.

    GALERIO. (Iliria, Menos Panonia Y Asia Menor.

    CONSTANCIO. 306 d.C. (GALIA, BRITANIA E HISPANIA).

    CESARES

    MAXIMINO DAIA. (Resto de Oriente y Egipto).

    SEVERO. 307 d.C. (frica, Italia y dos Panonia).

    En el 306 muere Constancio y los soldados sobornados por Constantino le proclamaron Augusto. Al igual que bajo los Severos el principio dinstico cobraba vigencia de nuevo y el ejrcito haba decidido en la eleccin. El enfrentamiento entre Constantino y Galerio era inevitable porque ste haba designado a Severo como Augusto segn le corresponda. La muerte de Severo en el 307 facilitara la herencia de Constantino, pero surgira el problema de Majencio. A quin perteneca pues Hispania en el 306? Hispania haba pertenecido a Maximiano (286) y despus la hered Constancio. Y por el estudio de los miliarios se deduce que en esta fecha pas a manos de Constantino. Majencio hijo de Maximiano, no acept la situacin, llev a cabo una revuelta, se cio la prpura y se proclam princeps. Las fuentes cristianas partidarias de Constantino le trataron de usurpador y tirano. Maximiano se puso de parte de su hijo Majencio y recuper el ttulo de Augusto que abandon un ao antes. Constantino le reconoci como Augusto y dio a su hija como esposa de Majencio. As Maximiano y su yerno Majencio formaron una nueva dinasta herculiana. A partir de este momento la Dicesis Hispaniarum correspondi a Majencio, aunque pas definitivamente a Constantino (309-312). Estos enfrentamientos destruyeron los propsitos de Diocleciano y crearon la mxima anarqua en el sistema tetrrquico. De momento haba 4 augustos (Galerio, Maximiano, Majencio y Constantino) y un slo Cesar, Maximino Daia. Las inevitables luchas civiles fueron eliminando candidatos al mando nico. En el 313 el Imperio estaba repartido entre dos Augustos, Constantino y Licinio. Este ltimo fue derrotado en el 324, dejando el Imperio en las manos nicas del instaurador del Imperium . De todos estos emperadores se conservan miliarios.

    3.1. CONSTANTINO (309-324)

    Fue el fundador de una monarqua absoluta de derecho divino. Como cristiano, no poda ser emperador-dios, pero si ser de "filiacin divina". Constantino fue emperador "por la

  • 4 gracia de Dios" y representante de l en la tierra. El reino terrestre de Constantino pretende ser la imagen de un reino celeste. El emperador est rodeado de Csares como Dios de sus ngeles. Durante este tiempo la Dicesis Hispaniarum permaneci al margen de los problemas polticos ms significativos. Hispania conoci una recuperacin econmica y se adapt a las nuevas directrices de la administracin. La dicesis se incluye en unidades administrativas superiores, praefecturae. Cre nuevos cargos administrativos y remodel la organizacin militar dioclecianea (tema siguiente). En el 312 decret algunas medidas a favor de la Iglesia, como la de que se restituyeran a las comunidades cristianas los bienes confiscados. Este Emperador consider el poder de la iglesia como uno de los principales poderes del Estado, de ah que luchara por conseguir la unidad religiosa. Estuvo influido por el obispo Osio de Crdoba. Osio defender en Nicea la unidad cristiana, base religiosa sobre la que Constantino fundamentar su nuevo Imperio. De Constantino se conservan miliarios y varias inscripciones.

    3.2. SUCESORES DE CONSTANTINO. (324-363)

    Constantino reparti el Imperio entre sus 3 hijos: Constantino, Constancio y Constante, y sus sobrinos. Constantino II obtuvo la supremaca sobre Occidente (Britania, Galia e Hispania) y hasta cierto punto ejerci una tutela sobre Italia, frica y Panonia. En el Oriente Constancio II se aadi Tracia. Segn, parece, Constante qued bajo la tutela del primognito sin tierras y sin poder efectivo. Por ello se enfrentaron los dos, muriendo Constantino en el 340. Constante recogi sus dominios. Asa Constancio II y Constante reinaran con armona hasta el 350. En el 344 tuvo lugar el Concilio de Serdica (Sofa). El Papa Julio envi a Osio de Crdoba para que lo presidiera. Tambin estuvieron presentes otros hispanos. Los orientales atacaron con virulencia la primaca del Papa defendida por Atanasio y Osio. En el 350 el comes Magencio se sublev y ci la prpura en Autun. El ejrcito y el pueblo de las Galias se unieron al usurpador. Constante parti para Hispania, pero fue asesinado por uno de los partidarios de Magnencio. Segn se desprende de las fuentes literarias algunas provincias hispanas, en especial Gallaecia, se pasaron al bando de Magnencio; otras seguan fieles a Constancio II. El usurpador fue derrotado. Posteriormente se reforzaron las fronteras hispanas (360) debido a la sublevacin de Cesar Juliano en la Galia. Hispania apoy a Juliano cuando busc en ella refugio al ser vencido por Constancio. En esta poca la Btica y Lusitania cambiaron de rango de praesidialis a consularis.

    3.3. DINASTA VALENTINIANA. (364-379)

    Los acontecimientos polticos del reinado de Valentiniano tuvieron poca repercusin en Hispania. Pero se hace presente el clan hispano que va a preponderar en los medios polticos y religiosos de fines del s. IV. En el 366 se da un forcejeo entre el hispano Dmaso y Ursino por el papado. Triunfa Dmaso aumentando la influencia del papado en los medios polticos, e imponindose la jerarqua de Roma sobre otras sedes episcopales cristianas.

  • 5 El Papa Dmaso influir sobre Graciano, hijo de Valentiniano. Graciano controlar Occidente hasta el 383. La dicesis Hispaniarum tena en estos momentos 6 provincias. Btica y Lusitania eran consulares, gobernadas por un consular, y el resto eran presidiales con un praeses. Graciano elegira como emperador aunque de manera simblica a su hijo menor Valentiniano II, sometido al tutelaje de Teodosio.

    4. DE TEODOSIO A LAS INVASIONES

    Teodosio se declar descendiente de Trajano. Nacido en Coca (Segovia) o en Gallaecia donde sus padres tenan propiedades. Su ascenso al trono fue resultado de la influencia del clan hispano aliado al clan galo que diriga Ausonio. Su padre Honorio Teodosio, hombre de altsimo prestigio, fue mandado decapitar por Graciano. Con el ascenso de Teodosio se favoreci tambin a los amigos y parientes hispanos. Poseyendo stos grandes propiedades rsticas en Cauca (Segovia), en cuyas cercanas la arqueologa ha detectado lujosas villas de esta poca. La ideologa de este grupo senatorial fue la defensa de la moral cristiana frente al paganismo. El providencialismo de Tito Livio y Virgilio, defenda la eternidad de Roma por destino de los dioses. La interpretacin cristiana (Prudencio, Osorio, S. Jernimo y S. Agustn) defiende tambin la Roma eterna pero cristiana. La mayora de los homines novi del clan hispano procedan del N.O. de la Pennsula Ibrica. Aristocracia que procede del campo y vive en sus grandes propiedades rsticas. Renuevan el senado tradicional romano mayoritariamente pagano. Sustituirn el culto al Emperador por el culto al poder de origen divino, materializado en el disco de Teodosio.

    5. PRISCILIANO Y EL PRISCILIANISMO

    Nacido en Galicia y educado en el gnosticismo. Con un grupo dirigi una doctrina basada en: * La renuncia a las formas externas del poder. * Rigurosa disciplina y ayunos. * Menosprecio del matrimonio y de la estructura jerrquica de la Iglesia. * Gusto del retiro a los montes y desprecio de los bienes del mundo. * Estudio de las S. Escrituras. * Quiso reformar el clero con el celibato y abandono de las riquezas. Este movimiento priscilianista se origin en Lusitania y lo difundieron los obispos y presbteros de Astorga y Braga, y de las iglesias galaicas. Sobre el 379 durante el reinado del Emperador Graciano. Este episcopado fue excomulgado. En el Concilio de Caesaragusta el Papa Dmaso no vio hereja en Prisciliano y se limit a reprobar ciertas prcticas morales.

    5.1. LOS SUCESORES DE TEODOSIO Y LA PENETRACIN BRBARA EN HISPANIA. (359-409 D.C.)

    A la muerte de Teodosio en el 395 el Imperio romano unificado fue dividido entre sus dos hijos: Arcadio, recibi como Augusto Oriente, y Honorio, como Augusto Occidente. Dos unidades administrativas, no radicalmente separadas, se convirtieron en conjuntos imperiales autnomos. El reinado de Honorio (395-423) estuvo dominado por la figura de Estilicn, regente durante su minora de edad.

  • 6 Entre el 407-411 va a tener lugar la usurpacin de Constantino III, control Britania y la Galia, as se enfrentaban con Honorio. Constantino quera apoderarse tambin de Hispania pero Honorio contaba en la Pennsula Ibrica con el apoyo de la aristocracia hispana y de la familia teodosiana, pero estos carecan de mandos militares. Otro sector de la dicesis Hispaniarum aceptaba a Constantino III y estos contaban con un ejrcito regular al mando del general Gerontio. El primer enfrentamiento de Gerontio y los teodosianos tuvo lugar en Lusitania. La victoria del Gerontio trajo consigo el saqueo, por sus tropas, de Tierra de Campos, donde se cobraron un importante botn de las numerosas villae que la arqueologa ha detectado: Pedrosa de la Vega, Dueas. Ms tarde Gerontio vio la oportunidad para iniciar su propia rebelin, alindose con los brbaros asentados en Aquitania para hacer frente a los ejrcitos de Constantino III. Ello explica la facilidad de paso de los germanos hacia Hispania (409). Hispania una vez ms sera escenario de guerra civil entre los partidarios de Gerontio y los de Constantino III. Pero pronto Gerontio se suicid. As la situacin en la Dicesis Hispaniarum facilit el asentamiento de suevos, vndalos y alanos, con lo que se pona fin al ltimo captulo de la Hispania Romana.

  • 7 TEMA 20. LA ADMINISTRACIN DE HISPANIA EN EL BAJO IMPERIO.

    6. ASPECTOS MS IMPORTANTES DE LAS REFORMAS DE DIOCLECIANO

    Diocleciano abord los problemas que soportaba el Imperio de un modo ms firme y completo que el adoptado por sus predecesores. Uno de los problemas ms importantes que tena el Imperio era el de restablecer la tranquilidad poltica del Imperio frenando las tendencias centrfugas alimentadas por las desastrosas condiciones econmicas y sociales de las regiones. Diocleciano decidi asociar al poder a otro oficial ilirio de su confianza, Maximiano, para que resolviese los problemas de la parte occidental del Imperio. Maximiano fue elevado a la dignidad de Augusto, ocupando, en el aspecto constitucional, una posicin similar a la que ocupaba Diocleciano, aunque Diocleciano marc las diferencias al tomar el ttulo de Iovus (Jpiter), dios, y Maximiano el de Herculis (Hrcules), hroe divinizado. Lo que implicaba una gradacin que era sentida por las gentes. La elaboracin de este sistema de principado colegiado mantena en su aspecto terico una graduacin que determinaba la subordinacin de Maximiano a Diocleciano, aunque los dos llevasen el ttulo de Augustus. En el poder y la autoridad no haba equiparacin. La bipolarizacin del poder constitucional en dos Augustos para las dos partes del Imperio se revelaba insuficiente para atajar las presiones exteriores y la situacin interior. En el 293 dos nuevas personas, tambin de extraccin militar, fueron asociadas al poder en calidad de Csares: Constancio para el Occidente y Galerio para el Oriente. Se trataba, pues, de un poder compartido de un modo coherente que aseguraba la unidad de mando, por cuanto que los Csares obedecan a los Augustos y estos legislaban en comn, sin que fuese en detrimento de la eficacia que supona el que cada miembro de la tetrarqua tuviera su sede en una ciudad idnea para atender los problemas surgidos en las zonas adyacentes. Diocleciano, resida preferentemente en Nicomedia, Galerio en Sirmio, Maximiano en Miln o en Aquilea, y Galerio en Trveris. La tetrarqua era tambin un intento de asegurar con antelacin la sucesin al poder. Para reforzar esta tendencia, los Csares se vieron forzados a repudiar a sus mujeres, para casarse Galerio con la hija de Diocleciano y Constantino con la hijastra de Maximiano. No slo del ejrcito procedan los problemas de las usurpaciones sino que tambin en l resida la defensa del Imperio. Diocleciano reformo el ejrcito dividindolo en dos partes: los limitanei, o ripenses, que atendan a la defensa en el limes, y los comitatenses, tropas mviles de caballera y de infantera que dependan directamente de los Augustos y de los Csares. De esta forma se pensaba hacer frente de un modo ms rpido a cualquier ruptura del limes o a cualquier usurpacin o levantamiento interior. Con la tetrarqua y la reforma del ejercito las legiones experimentaron un aumento numrico, pasando de 39 a 60, lo cual no implica que se cuadruplicara, como seala Lactancio, el nmero de los efectivos; ya que muchas legiones no llegaban al millar. La transformacin de la estructura econmica y social iniciada a partir de la crisis del siglo III exiga una adecuacin de las instituciones romanas. Las tendencias autonomistas, producidas por las tendencias centrfugas, hacan necesaria una reforma administrativa. La nueva distribucin administrativa, que guardaba al mismo tiempo estrecha relacin con el nuevo sistema fiscal, evitaba la excesiva concentracin en algunos lugares de fuertes poderes econmicos, militares y polticos, y facilitaba una mayor eficacia en la administracin. Diocleciano procedi a la fragmentacin de las actuales provincias, aumentando su nmero. Las fuentes no coinciden sobre el nmero de provincias surgidas tras la reforma. 98, 113, 120, etc. Como estas fuentes se redactaron en pocas distintas, se deduce que

  • 8 posteriormente a Diocleciano hubo remodelaciones de las provincias. Debido a las distintas dependencias y jurisdicciones no haba unificacin en los rangos de gobernador. As, en el Bajo Imperio las provincias estuvieron mandadas por: * Gobernadores procnsules, por ejemplo en frica y Asia. * Correctores, funcionarios imperiales que se pasaron a ser regulares y permanetes,

    que en la reforma de Diocleciano tenan asignadas las provincias de Italia. * Consulares, gobernadores senadores, que parecen derivar de los antiguos

    gobernadores de rango senatorial. * Praesides, que ocupaban el ltimo rango entre los gobernadores. En la reforma de Diocleciano, los gobernadores praesides y algunos de los correctores procedan del orden ecuestre y llevaban el ttulo de perfectissimi. Para poder hacer frente a sus funciones, los gobernadores contaban con un personal subalterno que les ayudaba y que constitua su oficium. La ampliacin del nmero de provincias poda dificultar las relaciones con el gobierno central, por lo que Diocleciano reagrup las provincias en circunscripciones ms amplias, conocidas con el nombre de dicesis, al mando de funcionarios denominados vicarios, o de viceprefectos del pretorio. Inicialmente estos funcionarios pertenecan al orden ecuestre, pero con Constantino el cargo pas a desempearlo el orden senatorial. Las dicesis as obtenidas fueron: Italia, once provincias; frica, seis; Hispania, seis; la Viennensis, siete; la de las Galias, nueve; la de Britania, cuatro; la de Pannonia, siete; la de Moesia, diez; la de Tracia, seis; la de Asia, nueve; la de Ponto, siete; y la de Oriente, diecisiete. Posteriormente las dicesis se agruparan en unidades geogrficas ms amplias denominadas praefecturae, que no tuvieron un carcter constante en su nmero ni en su composicin. Inmediatamente a la muerte de Constantino se contaba con las prefecturas de Italia, Oriente, frica y Galia. Al mando de las prefecturas estaban los prefectos. Los prefectos tenan que acompaar a los Augustos y a los Csares en sus continuos desplazamientos. Los prefectos del pretorio eran los funcionarios ms importantes (con funciones administrativas, financieras y judiciales), en cuyos territorios deban mantener el orden y la paz, procurando que los vicarios y los gobernadores cumpliesen correctamente sus respectivos cometidos.

    7. NUEVA DIVISIN PROVINCIAL DE HISPANIA

    Diocleciano cre la Dicesis Hispaniarum que contena seis provincias: la Baetica, Lusitania, Carthaginiensis, Gallaecia, Tarraconensis, y Mauritania Tingitana (Norte de frica). Mucho antes de esta reforma, Hispania haba sido dividida en Provincia Hispania Citerior, Provincia Hispania Ulterior y Provincia Hispania Lusitania; luego Caracalla haba constituido a Gallaecia en provincia, bajo el nombre de Provincia Hispania Citerior Antoniniana. Las razones por las que Diocleciano dividi la provincia de Hispania Citerior en las provincias de Carthaginenesis, Tarraconensis y Gallaecia, se enmarcan dentro de la reorganizacin imperial (parar las usurpaciones, la autonoma,) y posiblemente a razones especficas, debido a la gran cantidad de pueblos tnicos que comprenda la Citerior con diversos grados de desarrollo y romanizacin. La divisin de la Citerior parece haber buscado igualacin desde le punto de vista territorial cuantitativo entre las provincias de la dicesis, que resultaban as ms homogneas. El hecho de que la Mauritania Tingitana fuese incluida dentro de la dicesis de Hispania

  • 9 probablemente se deba a que, en caso de eventuales dificultades polticas, resultaba ms fcil abastecer esta zona desde la Btica. La nueva divisin administrativa hay que datarla entre el 284 y el 288. Con posterioridad a esta divisin, se constituy la dicesis y el cargo de vicario como funcionario encargado de su gobierno. La creacin de esta circunscripcin superior y su vicarios debieron de tener lugar en el 297. Las divisiones provinciales y el nmero de provincias que componan la dicesis Hispaniarum no permaneci inalterable. En el 365-385 de la Cartaginense se separa el territorio de las islas Baleares, constituyendo una nueva provincia e integrndose en la dicesis de Hispania. Segn el tratado de Festo, de las provincias hispanas solo dos, la Baetica y la Lusitana, eran consulares: las otras eran presidiales. Luego, la Gallaecia pas a consular, que es la situacin que refleja la Notitia Dignitatum. En el 382 la Lusitania pas temporalmente a consular. Cuando se cre la unidad territorial superior de la prefectura de las Galias en el 385, la dicesis de Hispania fue una de las que quedaron integradas en ella.

    8. EL GOBIERNO DE HISPANIA.

    Cuando en el 297 se cre la dicesis de Hispania, se cre tambin el cargo de vicario. Hacia el 313 se puso al lado del vicario un comes Hipaniarum, que pervivi hasta Constantino II o Constante. El comes no tena un carcter exclusivamente militar, como ocurrir ms tarde, sino que tena tambin otras funciones jurdicas y civiles. Perteneca al rango senatorial. Del comes Hispaniarum dependan, en el campo militar, once unidades de auxilia palatina y cinco legiones de limitanei. Los vicarios deban controlar las actividades administrativas de las provincias para enviar un informe al emperador o al prefecto de la situacin de la dicesis. Muchos de los cometidos de los prefectos eran desempeados en sus dicesis por los vicarios; como por ejemplo, la represin de actividades religiosas no aceptadas, el control de los impuestos de las provincias y las obras pblicas. Los vicarios tenan tambin funciones judiciales en lo civil y en lo criminal. Los ciudadanos podan acudir al vicario o prefecto, la sentencia era apelable al emperador. Desde Constantino la sentencia del prefecto no era apelable al emperador. Para poder conseguir sus cometidos, el vicario tena tambin un officium muy semejante al de los otros altos funcionarios, con Princeps, Corunicularius, duo Numerarii, Commentariensis, Ab actis, Cura espistolarum, Auditor, Subadiuvae, Exceptores Singulares et reliquom officium. Respecto a los gobernadores de las provincias de la dicesis de Hispania, los haba segn perteneciese a una provincia consular o presidial, y por tanto pertenecan al orden senatorial o ecuestre, y llevaran el ttulo de clarissimus o perfectissimus, respectivamente. Pero hay que tener en cuenta el status personal elevado, como podra ser el caso de aquellos gobernadores de provincias praesides que un lugar de ser perfectissimi eran clarissimi, y la ascensin de una provincia de rango, como es el caso de Gallaecia, que de ser presidial pas a ser consular. En la poca de Diocleciano, los gobernadores proconsulares, consulares y la mayora de los correctores eran del orden senatorial con ttulo de clarissimi, mientras que los gobernadores praesides y algunos gobernadores correctores eran del orden ecuestre con el ttulo de perfectissimi. Con el tiempo, todos los gobernadores correctores y algunos praesides seran del orden senatorial y, por tanto, clarissimi.

  • 10 Los gobernadores tenan tambin su officium. ste se compona de Princeps, Cornicularis, Tabularii duo, Adiutor, Commentariensis, Ab actis, Subadiuva y Exceptores. La diferencia entre el officium del gobernador consular y del praesides, reside en que el Princeps en el oficium consular depende del pretorio y el del praesides depende de su officium. Con las reformas de Diocleciano, los gobernadores pasan generalmente a desempear tareas administrativas y jurisdiccionales; slo los praesides de rango ecuestre podan a veces desempear cometidos militares. Los gobernadores provinciales actuaban como jueces ordinarios de primera instancia en asuntos civiles y criminales. Las penas que podan imponer llegan hasta la condena a muerte y la confiscacin de los bienes, con el consentimiento del emperador. De las actividades administrativas, las ms importantes se relacionan con la recogida de impuestos, de gran trascendencia para el Imperio. Adems eran los responsables del mantenimiento del orden en sus zonas. Se mantuvo tambin la divisin entre aerarium sacrum y aerarium privatum. Con uno y con otro guardaban relaciones econmicas la dicesis de Hispania y las provincias que la integraban. Ambos erarios tenan en Hispania altos funcionarios.

    9. LA ORGANIZACIN DEL EJRCITO HISPANO.

    La defensa del Imperio fue uno de los problemas ms importantes que tuvo Roma durante toda la poca bajoimperial. Con Diocleciano se modificaron los sistemas defensivos de acuerdo con un plan general en el que se incluy a Hispania, aunque con ciertas peculiaridades. Hispania, por su posicin geogrfica alejada del limes, se libraba de la presin de los brbaros. Hispania no acumulaba en su espacio geogrfico el nmero de legiones que las otras mantenan. Por otra parte, careciendo de contingentes militares importantes y siendo estos en el Bajo Imperio un factor decisivo en la destitucin o imposicin de emperadores, difcilmente poda Hispania desempear un papel importante. Se encontraba en gran medida dependiente del papel militar de las provincias vecinas que contaban con grandes contingentes de tropas, sobre todo de las decisiones tomadas en las Galias. Se ha sobrevalorado, actualmente, la importancia de Hispania en el sistema defensivo romano, debido a su posicin intermedia entre la Galia y frica. Pero en la Antigedad, salvo en los momentos de lucha dinstica y usurpaciones, no se intua el papel estratgico de Hispania como cerrojo de seguridad de frica o como cabeza de puente de ataque a las Galias por la retaguardia. Por eso, el exiguo contingente militar estacionado en Hispania no estaba destinado a enfrentarse a una accin exterior, sino que estaba enfocada a tareas de vigilancia y represin de las zonas menos romanizadas. Los destacamentos de la Legio VII Gemina controlaban y vigilaban las vas, sobre todo aquellas de gran importancia comercial. Adems de elementos de represin de las tensiones sociales heredadas de la crisis del siglo III. La reforma del ejrcito por Diocleciano, y continuada por Constantino, afect al sistema estratgico y a la distribucin del ejrcito en Hispania. La Notitia Dignitatum occidentalis aporta informacin sobre el ejrcito romano en Hispania. ste ejrcito estaba dividido en tropas comitatenses y tropas limitanei. Las tropas comitantenses estaban al mando de un comes y no estaban asentadas en un lugar fijo. Las tropas limitanei estaban mandadas por un magister peditum praesentalis a parte peditum, y estaban asentadas a lo largo del norte de Hispania desde Galicia a

  • 11 Vascongadas.

    10. LA CUESTIN DEL LIMES HISPNICO.

    un limes problemtico basa en datos de distinto valor y entidad. hay limes tropas de limitanei, con un dux al mando, no en Hispania, con acuartelamientos estratgicamente situados en la frontera contra un enemigo real o potencial. Estos asentamientos mencionados por la Notitia Dignitatun sera Veleia, Lucus, Legio VII, Paetaonium, que estableceran la frontera desde un punto de vista geogrfico y su funcin sera proteger a los pueblos peninsulares de los astures, cntabros y vascones, montaeses de espritu belicoso y brbaro. Sin embargo, se olvidan de que estos pueblos estaban ya romanizados, segn lo constata la arqueologa. El 2 argumento utilizado se basa precisamente en los datos arqueolgicos encontrados en el Valle del Duero de objetos utilizados por tropas de la frontera germnica, llegndose por ello a la conclusin de que eran tropas de limitanei. Se da por supuesto que si las tropas de Germania eran fronterizas, las de Hispania tambin deban serlo, y que este limes estara defendido por jefes y soldados germnicos y no por tropas locales y privadas de los latifundistas. La existencia de castros fortificados o castella junto a las necrpolis excavadas, parece reforzar esta tesis, lo que implicara la incapacidad de las tropas locales en el cometido de vigilancia. Segn los puntos anteriores, en Hispania existiran dos sistemas fronterizos: uno en la lnea Len-Vitoria, basado en la Notitia Dignitatum y otro, basado en los datos arqueolgicos, en el valle del Duero, tan distintos y distantes ambos que han de ser rechazados. Adems la existencia de los laeti-limitanei en Hispania tiene puntos obscuros: cronolgicamente los materiales de las necrpolis, castros, castella y villae no tienen una datacin segura, se establece por corrientes estilsticas que van desde el II al V o VI. La cermica estampada tambin encontrada es del V, tiene por tanto una datacin muy reducida no ocurriendo lo mismo con el otro caso, que es muy dilatada, lo que no permite una explicacin convincente de la existencia de una frontera, que de haber existido, sera anterior a la de los materiales. Los instrumentos blicos encontrados, broches de cinturn, puales y cuchillos semejantes a los utilizados por los laeti y limitanei pueden tener otras causas, por ejemplo las luchas armadas del V encaminadas a mantener a los suevos en el NO peninsular. Estas tropas estaran formadas por brbaros o visigodos, con los que se reforzaron las defensas y la vigilancia del importante nudo de comunicaciones del valle del Duero, lo que explicara la razn de los materiales encontrados, para el mencionado siglo, pero no lo justificara para perodos anteriores. En conclusin, no hay razones que justifiquen en esta poca la existencia de un verdadero limes en la Hispania del IV.

  • 12 TEMA XXI LA ECONOMA EN EL BAJO IMPERIO (1): LAS CIUDADES Y EL CAMPO

    11. LA DECADENCIA DE LAS CIUDADES

    Las transformaciones de la estructura econmica y social del Imperio romano, con el deterioro de la clase dirigente de los curiales, la disminucin del poder adquisitivo de estos y su entrada en el senado a travs de diversas vas, coinciden en parte con un momento difcil en el cual las ciudades deban emprender la tarea de reconstruccin de lo destruido a consecuencia de las invasiones. Desde luego, no todas las ciudades hispnicas sufrieron estas destrucciones ni afect a todas por igual la decadencia de la vida urbana. Una determinada situacin geogrfica poda fortalecer la condicin de una ciudad hasta el punto de hacerle conservar sus riquezas en este tiempo de crisis. En cambio, hubo ciudades que apenas si se recuperaron como Bilbilis, Ilerda, y Calagurris, segn cuenta Paulino de Nola, que viaj por la Pennsula. Lo mismo parece haber ocurrido con Baetulo e Iluro que dejaron de ser polos de atraccin de la zona, en beneficio de la ciudad de Barcelona, que tampoco conserva, por su parte, la planificacin urbana ni la vida ciudadana de pocas anteriores afectadas tambin al parecer, por las invasiones. Cdiz haba perdido igualmente su importancia. Hispania al igual que otras provincias del Imperio, experiment un cambio en la mentalidad urbana, al que contribuy poderosamente el cristianismo. Contando con el apoyo que le prestaba el poder y con una adecuacin idnea a los esquemas de la vida ciudadana, por cuanto muchos de los clrigos se reclutaban en el orden curial, el cristianismo peninsular es un fenmeno casi exclusivamente urbano, y se desarroll preferentemente en aquellos centros localizados junto a las vas de comunicacin. La Btica y su prolongacin noroccidental del sur de la Lusitania han dado siempre un alto porcentaje de concentraciones urbanas, mientras que, por el contrario las zonas del Norte, Centro y Noroeste de la Pennsula, contando con unas dimensiones espaciales considerables en proporcin a las de la Btica y sur de Lusitania, tenan, sin embargo un nmero exiguo de ciudades muy distantes las unas de las otras, como pueden ser Asrurica Augusta, Bracara Augusta, Conimbriga, Clunia, Legio VII Gemina, Arcobriga, Segobriga, Toletum etc. La provincia Tarraconense, sobre todo en su parte noroccidental, segua teniendo durante la poca tardoimperial pocos centros urbanos importantes. Desde mediados del S. I hasta mediados del S. II haba seguido una lnea creadora de centros urbanos, con la consiguiente reduccin del nmero de centros rurales, que pasaron de ciento catorce a veintisiete mientras se creaban ciento cinco nuevo ncleos urbanos. Muchos de estos pequeos nuevos centros urbanos se concentraran en la regin noroccidental, pues la provincia Tarraconense contaba con zonas en un proceso de urbanizacin muy avanzado. Las invasiones de francos y alemanes del S. III afectaron a pocas zonas de Catalua, del Levante y de la Btica y posiblemente del norte y zona septentrional de la Meseta. Los tesorillos ocultados en estas pocas que tienen una dispersin muy grande que afecta a toda Hispania, no siempre pueden ser una prueba de invasin, pero si son indicios de terror e intranquilidad. Desde finales del S. III y comienzos del IV, muchas ciudades hispnicas, y no solo las que podan ofrecer una primera resistencia, comenzaron a construir o reconstruir recintos amurallados, incluso en un momento en que atravesaban problemas econmicos municipales. Dos razones pudieron contribuir a la reduccin del rea urbana de algunas ciudades: las necesidades defensivas y la decadencia de la vida urbana. Se trazaron las murallas buscando en la ciudad los lugares idneos desde el punto de vista estratgico, aunque quedasen fuera de un trazado de ricas mansiones, como ocurre en Coninbriga Las reas urbanas sufrieron generalmente reducciones de 20 a 10 hectreas. Las ciudades

  • 13 hispnicas amuralladas durante el Bajo Imperio: Gerona, Ilerda, Cantabria, Lucus Augusti, Castra Legio VII, Emerita Augusta, Illice, etc. Las ciudades del Imperio variaban muchsimo en proporciones en estructura social y econmica. Algunas eran muy populosas; otras eran ciudades industriales; otras, portuarias; otras ciudades administrativas, capitales de dicesis de provincia o de conventos. Pero la mayora de las ciudades eran rurales. Sacaban la mayor parte de su riqueza de la agricultura y sus centros urbanos eran de importancia muy relativa; la ciudad media era el mercado de su territorio. En tiempos del principado, las finanzas cvicas se obtenan por los siguientes conductos: a) las rentas de las tierras cvicas; b) el inters de dotaciones dinerarias, que frecuentemente se invertan en emprstitos hipotecarios; c) las contribuciones de los consejeros y los magistrados, ya fueran como derecho de inscripcin, ya en forma de munera patrimonalia (pago por servicios especficos, que estaban encargados de realizar). Las dotaciones, en tierra o en dinero, estaban frecuentemente destinadas a gastos especficos. Las finanzas de las ciudades, por lo que a entradas se refiere, no han sido iguales en todas las pocas ni cuantitativa ni cualitativamente, sino que, segn la poltica seguida por los distintos emperadores, experimentaron alteraciones importantes. Los intentos de dar solucin vlida a la decadencia de la ciudad, que corre pareja con el deterioro del orden curial, fallaban porque los ciudadanos ms pudientes procuraban introducirse y pertenecer a esos grupos que gozaban de inmunidad respecto de las cargas curiales o procuraban, por medios legales, eludirlas. Finalmente, estas caan sobre las personas que ya tenan muy deterioradas sus economas. Durante el Bajo Imperio se acentu el contraste entre el campo y la ciudad en algunos aspectos, ya que la plebe del campo y la de la ciudad no estaban en igual situacin. La plebe del campo estaba sometida a la annona y a la capitatio, mientras que la plebe urbana no lo estaba. La mayora de los aristcratas y personajes importantes anteriormente vinculados a las ciudades se establecen en sus villas de campo, al frente unos latifundios que progresivamente van constituyndose en unidades polticas, sociales, econmicas y, en cierto modo, incluso religiosas, con la aparicin de las iglesias domaniales y la extensin del monaquismo. Como consecuencia de ello las ciudades se reducen . Muy pocas son las urbes que mantienen unos parmetros aceptables, como es el caso de Mrida que contaba con disponibilidades agrarias satisfactorias, La pequea ciudad, por otra parte, ofreca pocas oportunidades para una actividad industrial rentable.

    12. LA TRANSFORMACIN DEL SISTEMA DE PRODUCCIN AGRCOLA

    Durante el Bajo Imperio la agricultura continuaba siendo el sector ms importante de la economa romana. Con anterioridad a la poca del Bajo Imperio, el sector agrcola haba experimentado un cambio no brusco sino gradual, que desemboc en una transformacin de su estructura. Las noticias que nos han transmitido las fuentes literarias respecto a las actividades ganaderas en Hispania son muy escasas y la ayuda que en este terreno han brindado las excavaciones arqueolgicas ha sido hasta ahora insuficiente. Con todo, la simple recopilacin de los datos disponibles pone de manifiesto la importancia que la ganadera y los productos derivados de ella tienen en el sector exportador hispano de la poca bajo imperial. Al margen de la valoracin econmica de cara a la exportacin que tienen los productos comerciales de Hispania (los agropecuarios).durante el Bajo Imperio, las especies bovina, ovina, porcina y equina no parecen haber sufrido modificaciones sensibles. La seleccin de razas se haba realizado en poca republicana y altoimperial,

  • 14 procurando favorecer la adaptacin de los animales llegados de otros lugares a nuestras condiciones geogrficas y ambientales a travs de cruces, como el que hizo el to de Columela apareando ovejas de la Btica con carneros procedentes de frica. Un elemento esencia en la relacin entre ganadera y agricultura es la produccin de estircol, lo que los tratadistas agrcolas romanos consideran de gran utilidad para alcanzar mayores rendimientos en la produccin de las plantas. Los teorizadores agrarios de pocas anteriores a las bajoimperiales resaltaban esta simbiosis agropecuaria, aconsejando no solo el empleo del estircol sino incluso pormenorizando la especificidad de los diversos tipos de estircol para cultivos determinados. El ganado desempeaba con relacin a las tierras y zonas de arbolado otra funcin, consistente en la eliminacin de las malas hierbas nacidas en los barbechos preparados para la siembra, las cuales, al ser comidas por el ganado desempeaba con relacin a las tierras y zonas de arbolado otra funcin, consistente en la eliminacin de las malas hierbas nacidas en los barbechos preparados para la siembra, las cuales, al ser comidas por el ganado, previamente a la difusin area de las semillas, ya no estorbaban la germinacin. La cantidad de ganado que se poda criar en Hispania estaba naturalmente en funcin de las praderas y pastizales destinados a l. Al tener la Pennsula zonas geogrficas tan diversas se podan emplear las dos formas de crianza usuales en el Imperio para el ganado bovino y ovino, a saber, la trashumancia y la estabulacin (siendo el segundo el mas corriente). La explotacin ganadera tiene una ventaja respecto a la explotacin agraria, consistente en un menor empleo de mano de obra. Cuando el nmero de esclavos era elevado, sus precios eran bajos y las posibilidades de adquirirlos amplias, esta factor careca de importancia decisiva, pero en la poca bajoimperial, con la decadencia de la esclavitud, la necesidad de asegurarse la fuerza de trabajo por cualquier procedimiento se manifestaba como una exigencia imperiosa y, entonces, este factor conllevaba una mayor relevancia. En estas circunstancias, el ganado pudo ir ocupando terrenos de bosque y de marismas probablemente tambin en algunas zonas de tierra arable, y los cultivos de vid y olivo aumentaron a expensas de zonas de pasto. En otra forma de crianza de ganado se da una mera yuxtaposicin de lo ganadero y lo agrcola, sin el empleo directo y racional del estircol. En los latifundios que contaban con pastizales, el ganado ovino, aunque pastase al aire libre, era recogido por la noche en cercados y apriscos bajo la vigilancia de los perros para evitar el ataque de los lobos y de las dems fieras. Los latifundios hispanos eran complejos que mantenan, con mayor o menor intensidad, era interrelacin agropecuaria, puesta de relieve por las cantidades de huesos encontrados en las excavaciones de muchas villae hispanas, como en la zona de Soria. El ganado bovino, sobre todo los ejemplares machos, se empleaba como fuerza de laboreo de la tierra y como fuerza de traccin, sin dejar de resaltar su utilizacin como alimento en proporciones muy semejantes a las que en otras zonas del Imperio constituan el porcino y ovino. En muchas zonas como en la Btica y en zonas celtibricas donde las condiciones del suelo lo permitan, el asno poda sustituir al buey en el tiro del arado. Las noticias literarias e iconogrficas bajoimperiales hispnicas relativas a los diversos tipos de ganado, si bien no son numerosas, son lo suficientemente relevantes como para valorar la importancia del sector pecuario. A ellas habra que aadir la gran cantidad de instrumentos de traccin y los restos de carros encontrados. Hasta esta poca se celebraba la fama de los caballos de Asturias, los famosos asturcones, que tenan gran elegancia y ligereza de paso. Haba un tipo de caballos hispanos muy apreciados, que requera una seleccin, dadas las caractersticas de su utilizacin para las carreras de carros en los juegos circenses. Las

  • 15 citas para esta poca bajoimperial son abundantes, como la de Claudio Claudiano, que especifica zonas de procedencia como la Btica, pero la mayora les otorga origen hispano sin concretar su procedencia, al margen del asturcn y de las provincias de la Btica y la Lusitania, de las que se tienen citas concretas como fecundas criadoras de caballos veloces. La crianza de ovejas debi mantenerse en el Bajo Imperio en unas tasas muy semejantes de la poca republicana y del Alto Imperio. En el Imperio romano se prestaba gran atencin a la produccin del forraje, para lo que se dispona de praderas permanentes naturales y de praderas preparadas para segar y recolectar el forraje con destino al alimento de invierno en los establos. Presentando diferencias entre la Hispania seca y la Hispania hmeda y aunque los Latifundios eran grandes complejos que a veces incluan extensiones de pastizales y de bosques adems de los terrenos destinados a cultivo, los de las zonas hmedas de Hispania, contaban por sus propias caractersticas climticas con verdes pastizales que exigan pocos cuidados y donde las ovejas asturianas, cuya lana se vio afectada por el edicto sobre precios de Diocleciano, podan pastar con tranquilidad. Muchos latifundios de la Btica y quiz de Lusitania contaban con yeguadas que proporcionaban los tan alabados caballos de carreras, los que por sus propias caractersticas y calidad exigan grandes cuidados y alimentacin constante. Hispania tambin haba superado la fase primaria de produccin del forraje que ofrecan las praderas naturales con produccin permanente o en las que se practicaba la siega. Esto aportaba a la agricultura ventajas considerables, ya que el cultivo de estas plantas, tales como la esparceta (lupinun), la veza (vicia), etc. contribua a regenerar terrenos con poca riqueza. La productividad de estos cultivos es muy grande si la comparamos con las de las praderas naturales, por lo que con extensiones inferiores se alimentaba a un mayor nmero de cabezas de ganado. Una plantacin de mdica (especie de alfalfa) en un terreno dotado de procedimiento de riego, poda alcanzar hasta seis cosechas. Pero incluso en terrenos pobres sembrados con estas plantas forrajeras y dedicadas al pastoreo directo del ganado, la produccin del estircol de este contribua a aumentar las producciones del forraje y a mejorar las tierras. El ganado que se vea obligado a permanecer ms o menos tiempo estabulado, se le poda alimentar con leguminosas como las habas (vicia faba) o la arveja (vicia sativa). Algunas plantas como una especie de genista de gran capacidad nutritiva, estaban destinadas en la Btica, en poca altoimperial , al engorde de ovejas. En Gallaecia confluyeron dos sistemas de explotacin: el sistema de villae, con una explotacin agropecuaria equilibrada y orientada, hacia la produccin de granos y forraje; y el sistema indgena de castros, que tendran en la ganadera el elemento principal de explotacin y consumo. Los fundi de las zonas cercanas de los Pirineos y otras montaas contaran sin duda con pastos altos. Las zonas de colinas bajas del espacio intermedio entre los Pirineos y el valle del Ebro tenan viedos y olivares y trigo en las partes llanas.

    13. LA FORMACIN DE LOS GRANDES LATIFUNDIOS

    Durante el Alto Imperio se haba contemplado en su primera fase el latifundio basado exclusivamente en el trabajo de una mano de obra servil. Este dio paso a un latifundio ms abierto, confiado a colonos vinculados al dueo de la propiedad (dominus) con vnculos de tipologa jurdica diversa. Ciertamente las causas determinantes de esta transformacin son varias y de operatividad gradual y diferente segn los casos, pero que modernamente se pone en relacin, con mayor o menor xito, con la productividad del trabajo. El rendimiento del esclavo era bajo, al no tener un incentivo en un posible

  • 16 aumento de la productividad, en cuyos beneficios no participaba legalmente. A esto hay que aadir que el propietario, tanto si el esclavo trabajaba como si no, y renda como si no, tena unos gastos constantes de mantenimiento del mismo. Pero esta situacin no afectaba por igual a todos los propietarios de la tierra. Los curiales eran los que tenan sus propiedades explotadas con mano de obra esclava, y que con esos beneficios tenan que atender a los gastos pblicos de su ciudad y a las necesidades de su poblacin para evitar una mayor radicalizacin de las tensiones sociales que surga en ellas. Si se aade esto a los inconvenientes propios a una explotacin con mano de obra esclava, se puede encontrar, la causa de que se prefiriese un rgimen de explotacin agrcola basado en un sistema de arriendos. Las fugas de los arrendatarios fueron continuas y tambin las quejas, como ocurri, por ejemplo, en los dominios imperiales de frica. En Hispania el proceso de concentracin de la propiedad en pocas manos pudo verse favorecido, por la ruina de algunas familias senatoriales hispnicas bajo Septimio Severo y, posteriormente la derrota del movimiento bagudico y el subsiguiente empeoramiento de los campesinos que le apoyaron; aunque estas causas se limitaron a zonas muy concretas y a las familias senatoriales implicadas. La ampliacin de algunas propiedades agrarias y su concentracin en pocas manos fue un proceso en el que confluyeron numerosas causas que estaban interrelacionadas. Las ganancias obtenidas por las diversas actividades econmicas se concentraban en manos de unos pocos, entre los que cabe contar a los senadores y altos funcionarios, sobre todo los implicados en el sistema financiero. Estos tenan grandes posibilidades de cometer frecuentes abusos, que las disposiciones legales trataban reiteradamente de atajar, dejando al descubierto la ineficacia de las medidas adoptadas. Una gran parte de las ganancias as obtenidas, sobre todo las de los senadores, se inverta en la agricultura. Hasta el 405 en que fue levantada la prohibicin, los senadores no podan invertir en actividades usurarias; por eso, las inversiones en la agricultura constituan un factor muy importante de sus actividades econmicas. El deseo de acumular tierra fue una preocupacin constante de las clases adineradas. Aunque esta concentracin de tierra en pocas manos se hizo en parte a expensas de los propietarios medianos y pequeos, que se iban arruinando por la excesiva presin fiscal, lo que se aprecia tanto en la parte oriental como occidental del Imperio. Durante el reinado de Juliano se intent reactivar al pequeo propietario, y entre las medidas que se tomaron estn la disminucin de privilegios fiscales que tenan los potentiores y la reduccin de las tasas de impuestos. El proceso de concentracin de la tierra a expensas de la propiedad pequea y mediana continu a lo largo del S.IV y durante el S. V. El pequeo propietario, vindose zarandeado por el fisco e indefenso ante l, se vea obligado a renunciar al disfrute de su propiedad y se colocaba bajo el disfrute de un gran terrateniente. De nada serva que los emperadores como Valente, considerasen estas renuncias ilegales, por lo que no pudo evitarse el deterioro del pequeo propietario. Por otra parte las tierras comunales eran apetecidas y usurpadas por los latifundistas potentiores, que adems por regla general ocupaban tambin los altos cargos de la administracin y el ejrcito. Como les acuciaba la presin fiscal que tenan que pagar por esas tierras estuvieran o no cultivadas, fueron abandonadas por los campesinos, o se entregaron a otros campesinos que tenan ya propiedades pequeas o medianas, con la intencin de que los curiales de la ciudad no tuviesen que pagar colectivamente los impuestos que gravaban esos agri deserti. Tambin el sistema de los arriendos haba cambiado desde la poca Altoimperial a la Bajoimperial, por cuanto en la primera predominaban los arriendos de corta duracin, y en la otra los de larga duracin Los terratenientes eran los que tenan los resortes sociales y materiales suficientes para

  • 17 sacar provecho de estas oportunidades de arriendo casi perpetuo. Adems, parece que en situaciones apuradas (al menos en Oriente), para hacer frente al ataque de los godos, se vendieron tierras propiedad del Estado a terratenientes a bajo precio. Pero tambin contribuyeron otros factores a la formacin de los latifundios, y eran las donaciones que hacan los emperadores a sus favoritos, que desde Constantino eran frecuentes. En consecuencia son distintas las causas que dan lugar a la consolidacin y progresin de la gran propiedad a expensas de la pequea y mediana propiedad de las tierras comunales y en ocasiones tierras estatales.

    14. LA DISOLUCIN DEL PATRIMONIO FUNDIARIO DE LAS CIUDADES

    La crisis del siglo III ha exteriorizado ciertos factores que ya se insinuaban, en pocas anteriores. Uno de estos factores fue el decaimiento material y humano de la ciudad que en Hispania guarda relacin directa con las invasiones del S.III. Los trabajos de excavacin realizados manifiestan que varias ciudades hispnicas sufrieron una sensible reduccin de sus zonas habitadas, o una destruccin parcial o total con posterior utilizacin de los materiales, o bien una destruccin sin reconstruccin. Si las ciudades y centros urbanos son ncleos econmicos importantes, los estudios realizados sobre esta serie de invasiones manifestaron que tambin los sectores comerciales e industriales, como las fbricas de salazones del sur y del levante, se vieron afectados, y lo mismo cabe suponer de las explotaciones mineras, ya que son ms rentables las explotaciones mineras existentes en Europa como las minas de plomo de Britania que estaban en pleno rendimiento en ese momento. Los desrdenes provocados por estas invasiones debieron de ser intensos, aunque muchos de sus aspectos, se nos escapen. Del mismo modo, el sector agrcola se vio profundamente afectado en sus elementos bsicos, como eran las explotaciones latifundistas a travs del sistema de las villae, lo que provoc la ruptura del precario equilibrio anterior de las relaciones de produccin. El proletario urbano, que sufra una situacin calamitosa, a veces se vea forzado a exigir alimentos, a que se hiciesen las obras pblicas necesarias y que se organizaran espectculos al ritmo acostumbrado, cometidos que tenan que atender y satisfacer los curiales, lo que representaba una sangra importante, sobre todo teniendo en cuenta que los curiales eran en general terrateniente de tipo medio. Por otra parte, las demandas del gobierno central, necesitado como estaba de recursos para mantener su aparato burocrtico y militar se endurecieron, ya que el cumplimiento exacto de las obligaciones tributarias se exiga generalmente de un modo imperioso, hacindose responsable al orden curial de las anomalas en la percepcin del tributo. Este progresivo empeoramiento de la situacin de los curiales llev a muchos de ellos a desprenderse de esas tierras que eran causantes de sus dificultadas y a desertar por todos los medios a su alcance del orden curial y de sus responsabilidades. La huida del curial posibilit la consolidacin de la gran propiedad, de tal manera que en cierta medida el deterioro de los curiales de las ciudades y el afianzamiento de la gran propiedad son fenmenos coincidentes. Por otra parte, el proceso afect posiblemente no solo a las propiedades de los curiales sino tambin a las tierras comunales de las ciudades. Las tierras comunales fueron objeto de las apetencias de los grandes propietarios agrcolas e, incluso, de los emperadores. La disposicin del 365 y del 384 que prohiba a los curiales arrendarse a s mismos o a otras personas que no fuesen del lugar las tierras comunales, es un indicio del proceso que se estaba desarrollando. Por cierto que esta prohibicin no pudo frenar las apetencias del terrateniente por hacerse con parte de las tierras comunales y, sin embargo, contribuy al deterioro de los curiales, que constituan el elemento ms dbil y ahora no podan resarcirse de sus cargas

  • 18 municipales arrendndose a s mismo las tierras comunales. Por algn tiempo y en algunos lugares del Imperio, esta doble apetencia de los emperadores y de los grandes propietarios de las tierras comunales de las ciudades mantuvo en suspenso el reforzamiento de las nuevas relaciones de produccin que se insinuaban. Ya que con anterioridad, los emperadores ilirios trataron de impedir relativamente la consolidacin de la gran propiedad de algunos terratenientes procediendo a una serie de grandes confiscaciones de grandes dominios, que pasaron a engrosar el dominio estatal; Constantino, por su parte ampli las tierras pblicas de las ciudades mediante las confiscaciones, si bien las tierras de este tipo fueron pronto sustradas del patrimonio municipal para pasar al estatal. As, los emperadores no satisfechos con estas confiscaciones, pusieron tambin sus ojos en tierras comunales, aunque esto ltimo estuvo siempre supeditado a las necesidades polticas del momento. Ante la desastrosa situacin econmica en que se encontraban inmersos muchos municipios, Juliano tuvo a bien reintegrar el patrimonio de las ciudades aquellas tierras que haban sido acaparadas por el poder estatal; era un intento ambicioso para ayudar a estabilizar las maltrechas economas municipales, pero pronto fue abandonado. En algunos casos se les dej disfrutar de un tercio de los beneficios de sus tierras comunales. Pero, en tiempos de Constantino, ante el aumento de los gastos ocasionados por la maquinaria estatal se hizo imprescindible el cultivar la mayor cantidad de tierras posible con el fin de evitar que los impuestos alcanzasen cotas materialmente intolerables; por lo que se decidi que tierras que estuvieran cultivadas y que no fueran solicitadas por nadie se otorgaran a los propietarios vecinos, disponindose adems que, cuando se vendieran las tierras de buena calidad, se les aadiera una porcin de tierra sin cultivar. Por otra parte, tambin el Estado conceda en arriendo casi perpetuo aquellas tierras suyas improductivas que se queran poner en cultivo. Los arriendos que antes se hacan a corto plazo se transformaron en contratos de arriendo a largo plazo, con tal que las fincas se mejorasen. Al principio, las tierras de baja productividad sometidas como estaban a la presin fiscal, eran una carga pesada, pero cuando lograron evitar esta presin, ya no ocurri lo mismo. La evasin de impuestos no parece que fuera difcil, debido a la coincidencia de intereses entre los grandes terratenientes y los altos funcionarios del fisco. Los contratos de arriendo se convirtieron en contratos hereditarios durante la poca de Teodosio, lo, que en definitiva, beneficiaba a los grandes propietarios, que iban acaparando cada vez ms fincas, en perjuicio del pequeo propietario del patrimonio fundiario de las ciudades

    15. LOS DIFERENTES PROPIETARIOS DE TIERRA EN EL BAJO IMPERIO

    El Estado era el propietario ms importante. Durante el Bajo Imperio, los dominios imperiales contaban con la posibilidad de ampliacin territorial o de aumento numrico a travs de las confiscaciones de las tierras abandonadas o sin cultivar, de las que se haca cargo el fisco como seala en Cdigo de Justiniano, o a travs de las donaciones. Pero paralelamente a estas posibilidades de aumento, nos encontramos con otras de disminucin de estos dominios imperiales como son las donaciones a ciertos particulares y a los veteranos, as como las concesiones de tierras a los brbaros. Se han hecho clasificaciones de estos dominios en virtud de algn rasgo diferenciador que no resulta decisivo. De algunas de estas categoras de propiedades imperiales no tenemos datos en todas las provincias del Imperio. Se habla de res privata, de fundipatrimoniales y de domus divina. Los fundi de la res privata se daban en Hispania como en otras provincias. Bajo la dependencia del rationalis rei privatae, que en el 340 se convierte en comes rei privatae, en las provincias de la parte occidental del Imperio se encuentra nueve rationales rei private con jurisdiccin sobre su officium y sobre los dominios. El Emperador era, el propietario agrcola ms importante de las provincias, con propiedades por supuesto ms amplias en unas provincias que en otras. Por debajo

  • 19 del emperador se encontraban forzosamente los grandes terratenientes, la nobleza senatorial, acostumbrada desde antiguo a invertir cantidades sustanciales de dinero en tierras, y los altos funcionarios de la administracin. Los testimonios de Paulino de Peella, Smaco, Sidonio Apolinar o Ausonio manifiestan ntidamente cmo la aristocracia constitua una clase de grandes propietarios rurales. Por ejemplo Melania tena grandes propiedades en Hispania, la documentacin epigrfica nos ha reconstruido una parte de las familias senatoriales hispnicas del Bajo Imperio, algunas de las cuales haban conseguido sobrevivir a las azarosas convulsiones del S.III, y consolidar incluso sus posiciones, para adquirir luego mayor preponderancia poltica en poca de Teodosio. Muchas familias senatoriales hispanas del Bajo Imperio no son descendientes de la antigua aristocracia hispanorromana, sino hombres en cierta manera novi, no proceden de las zonas hispanas que tradicionalmente ofrecan senadores a Roma La Meseta proporciona parte de esta nobleza, lo que no deja de ser significativo si tenemos presente que por varios autores se admite un desplazamiento del eje econmico de la periferia peninsular hacia la Meseta, producindose de este modo la adecuacin entre poder econmico y poder poltico. Los miembros de esta clase social contaban con un poder econmico basado en la agricultura, y sobre todo sus posesiones rurales construyeron ricas mansiones. Los mosaicos hallados en algunas villae ofrecen a veces los nombres de sus possessores, que ciertamente no pueden identificarse con los de esta sociedad senatorial latifundista; sin embargo, los propietarios de estas villae debieron coincidir con los intereses de los latifundistas senatoriales al menos en el plano puramente econmico.

    16. EL FUNDUS

    Durante mucho tiempo se mantuvo un cierto equilibrio entre la ciudad y el campo, pero a comienzos del siglo V este equilibrio se rompe. Los grandes dominios se configuran cada vez ms como entidades autnomas, slo dependientes del Estado, pero provistos de su propia ley o status domanial que determina los derechos y deberes de los arrendatarios, los poderes de los intendentes, los ingresos a pagar etc. Estos dominios o fundi tienen sus propios talleres, sus bandas armadas, a veces incluso sus propias crceles y, por supuesto, su propio jefe, encarnado en la persona del propietario que detenta su patrocinio y ejerce una jurisdiccin extra-legal. Estas tierras en las que los ricos pasan grandes temporadas entregados al ocio se denominan villae y la agrupacin de varias villae constituye un fundus, dentro de ellos est la villa donde viven los propietarios y las casas donde viven los colonos. A veces estas casas estn agrupadas y constituyen los vici (pequeas aldeas). El dominio en su conjunto puede estar rodeado de muros Los fundi se fueron configurando a partir de cesiones al ciudadano en plena propiedad de una parte de la tierra conquistada, conceptuada como ager publicus. Esta asignacin de propiedad, que era realizada por el Estado romano, no se haca a favor de todos los individuos que componan una colonia, sino tan solo a algunos de ellos. En este sentido, el trato dado por Roma a las ciudades hispnicas fue muy diferente segn la mayor o menor resistencia que les hubieran ofrecido, y por eso, resulta difcil saber qu tierras pasaron a ser asignadas a los miembros de una colectividad, cules lo fueron individualmente y cules siguieron siendo ager publicus, aunque usufructuadas por las ciudades. De las tierras asignadas con autonoma econmica surga, como hemos dicho, el fundus, que tomaba su nombre del gentilicio de la persona a quien se le haba asignado. Este nombre, que sola llevar los sufijos de pertenencia anus o ius, segua designando cada una de las partes resultantes de la divisin de un fundus con partes de otros fundi, sola llevar todos los nombres de esas distintas partes. Razones administrativas de control fiscal justifican esta denominacin pormenorizada.

  • 20 La pervivencia de los nombres de los fundi en fincas y dehesas actuales y, sobre todo, en nombres modernos de ciudades, pueblos y aldeas, se explica porque el fundus daba nombre a la villa que le perteneca (incluso los productos de los fundi llevaban sus nombres) y esta, en muchos casos, a una aldea, pueblo o ciudad. J.M. Blzquez supone que un gran porcentaje de estos topnimos deriva de antiguos antropnimos de propietarios de tierras. Por ejemplo El fundus Cornelianus perteneca a Cornelio. Algunos podran proceder de poca republicana, pero la mayora pueden ser concretamente del Bajo Imperio. Hay que tener presente que el fundus no era inmutable, sino que sufra divisiones y anexiones. Las parcelas de un fundus separadas o no, carecen de todas formas de autonoma econmica, por lo que en realidad se trata de loca. Cuando el locus adquiere esa autonoma, se constituye en fundus, mientras que un fundus anexionado a otro dejara de tener esa autonoma econmica y pasara a constituirse en locus. Un fundus concreto poda aglutinar a otro fundus o a una parte del mismo. Se configuraba as un fundus ms complejo, que rebasaba las propiedades medias. Cuando adquira una gran unidad y coherencia, apareca designado con un solo nombre generalmente el del fundus que formaba la cabeza original, el ncleo complejo. La distribucin que presentan estos nombres da pie para suponer una dispersin muy grande, que reflejara la existencia de una propiedad de dimensiones medianas. A pesar de todo, se supone que el proceso no alcanz en la provincia de la Btica la intensidad de otras zonas del Imperio, basndose en el hecho de que las excavaciones arqueolgicas no han ofrecido todava villae de caractersticas de la Lidena, Arrniz, La Cocosa, o de las del tipo de la Meseta, que, por la extensin de las dependencias construidas y por la calidad de los materiales y del utillaje, hacen suponer grandes latifundios. De todas formas no faltan villae de importancia, como la del Cortijo de Fuentedueas en cija, o la de Torrox en Mlaga, lo que no est en contradiccin, por otra parte, con el proceso general de creacin y consolidacin de la gran propiedad territorial. A esta tambin se llegaba por la concentracin en pocas manos de propiedades dispersas, que habiendo pertenecido originariamente a propietarios distintos, acabaron por quedar aglutinadas en la propiedad de una gran terrateniente.

    17. LA DISTRIBUCIN DE LAS VILLAE

    Estudios llevados a cabo por M. Ponsich en la Btica demuestran que varias villae del siglo IV se dedicaron a la explotacin agrcola y con una orientacin definida hacia la explotacin de productos determinados, que podan ser completados por otros. As una prensa de aceite, que se distingue con claridad de la del vino, seala la orientacin econmica de la villa. Otro aspecto interesante en su localizacin. En aquellas zonas que tuvieron pocas disponibilidades de agua se observan pequeos asentamientos que debieron de estar en relacin con otros vecinos, ms amplios. Por el contrario, en Los Alcores se dan grandes superficies agrarias cultivadas, sobre las que existen instalaciones y construcciones espaciosas cercanas a pozos de agua y, un tanto alejadas aunque relacionadas con ellas, pequeas aglomeraciones humanas. Las villae rusticae de la Btica cuya tipologa no ha sido establecida an, se asentaban no solo en torno a las riberas del Guadalquivir sino tambin hacia el interior de la provincia. En Coscosa (Badajoz), las excavaciones llevadas a cabo en esta villae, sugieren la existencia de un gran dominio cuyo dueo debi de tener un fuerte poder adquisitivo, a juzgar por el nmero y la amplitud de sus dependencias. Se trata de una explotacin agrcola de grandes proporciones, como lo prueban los almacenes, lagar, prensas, molinos etc., con los que cuenta. El utillaje es tambin rico, lo mismo que los recipientes de almacenaje aperos agrcolas, rejas de arado, cuchillos, hoces, hachas, leznas, escoplos, punzones, numerosos fragmentos de toneles, nforas, molinos. Se trata, pues, de una villa que se dedicaba al cultivo de cereales, de olivo y de la vid y que no se vio afectada por las invasiones, prolongando su actividad agraria hasta el S. VII. Lo

  • 21 excavado en La Coscosa es solo una parte de un complejo constructivo que se extiende a lo largo de muchas hectreas, pero lo bastante significativo para comprender que se trata de un gran complejo agrcola. De la provincia de la Lusitania se conocen tambin otras villae importantes como de Guarea, Santa Marta de los Barros, Solana de los Barros, Torres Novas, Malpica del Tajo, Macera de Arriba, Magazos, Almenara y San Julin de la Valmuza. Falta un trabajo sistemtico de todas estas villae en base a la amplitud de las construcciones, la calidad de los materiales empleados y la cantidad de instrumental encontrado, indicios estos que haran presumir unas diferencias de potencial econmico. En Alarao (Portugal), la carencia de excavaciones metdicas no nos permiten conocer bien la evolucin de las villae, pero se intuye que el proceso ha podido ser semejante: los grandes terratenientes abandonaron la ciudad para marchar al campo, donde construyeron suntuosas mansiones. Las concentraciones de estos latifundios con sus villae se encuentran sobre todo en el Alemtejo y el Algarve y son muchos menos frecuentes y ms pobres en oras zonas. El hallazgo de monedas en estas villae, no rebasa cronolgicamente el reinado de Honorio. La villae mejor excavada en Portugal en la de Torre de Palma, cuyo lujo y magnificencia en nada pueden envidiar a los de las grandes villae hispnicas. Contaba con una gran residencia para el propietario y dependencias para los trabajadores. La residencia de los seores se adornaba con ricos mosaicos, gozaba de las usuales instalaciones trmicas y tena una baslica, que se encontraba un poco apartada. En Gallaecia, los topnimos derivados de nombres de villa son tambin numerosos. En esta provincia lo mismo que en la Meseta, escasean los topnimos en en, en cambio dominan los derivados de nombres de persona mediante el sufijo ano, ana. La toponimia romana de Asturias manifiesta que se ha producido una romanizacin muy intensa muy especficamente relacionada con la explotacin de los sectores agropecuario y minero, y correspondiente, por lo tanto, a aspectos materiales. Gallaecia cuenta con villae situadas al borde de los ros, de la costa y de las vas de comunicacin. Algunas de ellas guardan relacin con las explotaciones mineras de las cercanas, sin que por eso hayan dejado de tener, al mismo tiempo, carcter agrcola, como el cultivo de trigo y de forraje. Asturias perteneciente a Gallaecia, fue una regin productora de raza de caballos, los asturcones. En Catalua (Provincia Tarraconense) muchas villae contaban con una gran zona residencia para los seores, con numerosas habitaciones, muchas de ellas adornadas con ricos mosaicos, la explotacin estaba basada en la recoleccin de cereales y la produccin de vino y aceite entre otras destacan las de Lidena, Ramalete, Sdaba, Tossa de Mar Fraga etc. En el Pirineo y montaas, por su propio condicionante geogrfico, realizaban cultivos ms apropiados al terreno, de tal manera que el llano se utilizaba para el cultivo del trigo; las colinas soleadas, para la via y el olivar, y la montaa para pastos. Los mosaicos de algunas de estas villae nos proporcionan los nombres de algunos de sus dueos (Fortunatus para Fraga.), hecho que se repite en las villae de otras provincias. En la provincia de la Cartaginense, contaba con villae en el litoral especializadas en el comercio y la industria, especializadas las del interior hacia las actividades agrarias, En El Castellar (Puerto de Mazarrn), aparece un centro industrial de gran importancia a juzgar por los materiales hallados (sigillata clara, bronces bajoimperiales, nforas y una tapadera de vaso sagrado cristiano) se ha sugerido que dada su situacin geogrfica era un jaln importante en la ruta hacia frica. Algo parecido podra decirse de otros yacimientos como los de guilas y la isla del Fraile. En el interior destacan villae en Jumilla, Yecla y Campo de Lorca. Un rasgo caracterstico de las villae del golfo de

  • 22 Cartagena es su especialidad en el cultivo del esparto, ya que se trataba de un producto que tena gran demanda, y es uno de los mencionados expresamente en el edicto de Diocleciano sobre precios. Adems con otras noticias espordicas sobre la actividad agropecuaria de las villae de estas provincias, aun dejando de lado las situadas en los valles del Duero y del Tajo, que, de acuerdo con la divisin administrativa bajoimperial quedaban incluidas en ellas. As hay en mosaicos alusiones a la crianza de ganado vacuno y se documenta tambin el cultivo de los cereales, el olivo y la villa En Santa Cruz de Moya/Cuenca se ha hallado una presa de aceite.

  • 23 TEMA 22.- LA ECONOMA EN EL BAJO IMPERIO (2). PRODUCCIN, COMERCIO Y

    MONEDA. No faltan en las fuentes alusivas al Bajo Imperio las alabanzas de la riqueza de Hispania en todos los rdenes materiales y culturales. En este contexto haba que incluir las afirmaciones de Claudio Claudiano o de la Expositio totius mundi, que celebran las riquezas agropecuarias, comercial, industrial y cultural de Hispania. Pese a ello conviene fijarse en aquellos productos que por ser mencionados frecuentemente en estas fuentes parecen haber constituido la base de la actividad comercial. Por otra parte, algunos de estos productos presuponen hasta cierto punto la existencia de una actividad industrial un tanto diversificada y, en ltimo trmino, nos pueden sugerir consideraciones de tipo social relativas a la distribucin de la mano de obra en las actividades agropecuarias y artesanales.

    18. EL ACEITE Y EL TRIGO

    Menciona la Expositio de un modo muy especial el aceite, que se exportaba ya desde antiguo, constituyendo un producto muy representativo de Hispania, hasta el punto de que esta aparece en lagunas representaciones grficas de poca anterior como una matrona con la cabeza coronada de olivo. Pese a que la mencionada fuente no alude a zonas especiales dedicadas a la produccin de aceite, por testimonios anteriores sabemos la importancia en este sentido de la Btica, as como de la Lusitania y de la Tarraconense; tambin se produca en zonas que luego constituiran la Cartaginense. La arqueologa ha confirmado con hallazgos significativos las alusiones de las fuentes escritas: as se han hallado restos de prensas de aceite, de almacenes de este producto y numerosos fragmentos de recipientes en muchas villae hispnicas, y se sabe tambin que este producto se exportaba no slo a roma, en cuyo caso su transporte sera cometido por los naviculari, sino tambin a otros lugares del Imperio. Ausonio se refiere al aceite hispnico que le ha enviado su hijo; Paladio, por su parte, menciona en particular el aceite de la Btica, que parece el ms afamado. Otro tipo de fuentes, las mdicas, nos ilustran sobre un aspecto muy interesante de nuestro aceite, el teraputico; ms de un autor lo recomienda, por ejemplo, para las dolencias hepticas. Desde poca altoimperial la Btica pasaba por ser uno de los graneros de Roma, siendo el trigo, junto con el aceite, uno de los productos que se exportaban con mayor frecuencia. Existen noticias de importantes envos de trigo hispnico a Roma, en circunstancias especiales, cual fue el caso de la rebelin de Gildn, a consecuencia de la cual se vio cortado el suministro a Roma de trigo de frica, que era el que normalmente cubra las necesidades de la Urbe en este sentido, las noticias que se tienen de este hecho no precisan las zonas de procedencia dentro de Hispania, pero sabemos que la Btica en general tenia una excelente cosecha de cereales y que la mayor parte de las villae de la Tarraconense obtenan un excedente de grano.

    19. EL GARUM Y OTROS PRODUCTOS DE EXPORTACIN HISPANA

    Entre los productos de exportacin, uno de los majares ms apreciados de la mesa romana era el garum. Se trataba de una salsa espesa resultante de un proceso de fermentacin microbiana; la sal y el calor (producido este ltimo por una exposicin al sol o por coccin especial del producto en grandes marmitas) eran los agentes de esta transformacin. El pescado que serva como base para la elaboracin del garum era preferentemente la caballa, muy abundante en las costas meridionales hispanas, aunque se sustitua con frecuencia por el atn, no menos caracterstico del medio marino peninsular. El complicado proceso de preparacin del garum dio lugar a una industria hispnica muy especializada que se prolong durante todo el imperio, aunque

  • 24 a partir del siglo III experiment una sensible reduccin. Su produccin continu durante el Bajo Imperio, y el testimonio de Ausonio, que consume en Burdeos un garum procedente de Barcelona, lo cual sugiere, un desplazamiento hacia la costa catalana de la comercializacin de este producto a partir del sureste y del Estrecho, que era donde se encontraban sus centros tradicionales. Un producto de exportacin no menos famoso, al que alude la Expositio con el trmino iumenta, es el caballo. Siempre haban sido famosos los caballos de Callaecia y Asturica; los de Lusitania, preferentemente los que se criaban en curso final del Tajo; las burras de Celtiberia y, sobre todo, los caballos de carrera de la Btica, los cuales eran tan apreciados que en ocasiones se exportaban a zonas muy alejadas del Imperio, tanto de la parte occidental como de la oriental. El jamn es otro producto de exportacin hispano mencionado aparentemente por la Expositio con el trmino lardum. No es esta la nica alusin bajoimperial al mismo, puesto que el Edictum de pretiis de Diocleciano menciona los jamones cerretanos, fijando para ellos un precio de 20 denarios por libra. La tribu de los Cerretanos se asentaba en las comarcas de Cerdaa, Andorra y Alto Segre. La situacin geogrfica de estos lugares brindaba grandes posibilidades de exportacin por va martima a travs de los puertos de las costas mediterrneas catalana y del Roselln. El esparto es otro de los productos que celebra la Expositio y del que seala como zonas preferentes para su cultivo las de Cartagena y Tarragona, hay que suponer un aumento del cultivo del esparto, que intervena de modo fundamental en el utillaje minero; con l se fabricaban los grandes esportones dedicados al transporte del mineral. Haba, pues, una industria derivada del empleo de esta materia prima. La calidad del esparto hispnico se alaba en la referida fuente de informacin (la Expositio) en relacin con su empleo en la navegacin, que era tambin muy importante. Otros productos hispnicos de exportacin eran la madera, destinada a la construccin de barcos; la lana; el lino; algunos productos medicinales, como la vetnica; la sal de la Tarraconense y el minio de Sisapo. Hispania, que en pocas anteriores haba tenido una gran produccin minera en distintas zonas, no es mencionada en este tiempo como exportadora de minerales. Slo indirectamente, a travs de los testimonios arqueolgicos, se cuenta con ciertos indicios, aunque contradictorios, de una continuidad de explotacin en los yacimientos. Por ejemplo hay hallazgos de monedas bajoimperiales en las minas o en sus proximidades, y se observan reparaciones de la red viaria del contorno. En este sentido, se supone que las minas de cobre y plata de la provincia de Huelva se encontraban en explotacin en pleno siglo IV, por haberse encontrado en ellas monedas de Constantino y de Honorio.

    20. LA MADERA Y LOS PRODUCTOS TEXTILES

    La Expositio hace mencin a la vestis varia como producto hispnico de exportacin: entendiendo el trmino vestis en su amplio significado de prendas de vestir y otro tipo de ropas, y el trmino vara como una alusin no slo a la diversidad de las materias primas empleadas, hemos de suponer la existencia en nuestro suelo de un importante cultivo de plantas textiles (el lino hispnico es mencionado por Estrabn) y un no menos importante desarrollo del ganado ovino, cuya lana se menciona en el edicto de los precios de Diocleciano. La exportacin de productos hispnicos se centra en las materias primas, entre las que sobresalen las de origen agropecuario. Hispania careca de una estructura industrial capaz de producir objetos de lujo, que, en la mayora de los casos requieren el conocimiento de tcnicas complejas y muy desarrolladas. En Hispania, al margen de la industria textil, no se cuenta con una planificacin industrial desarrollada que soporte a un gran comercio de exportacin. El sector ms adinerado de la sociedad hispnica

  • 25 segua la lnea general de las patentes del resto del Imperio, consistente en no invertir capital en la industria, sino en el campo y en objetos de lujo. Por otra parte, los pequeos talleres con que contaban las villae hispanorromanas hacan la competencia a las instalaciones industriales urbanas, frenndoles cualquier posible despegue. Exportando grandes cantidades de productos agropecuarios, algunos de los cuales de la consideracin de materias primas, e importando productos de lujo, se comprende as que la balanza fuera desfavorable a Hispania, que difcilmente poda llegar a producir ella misma esos productos de lujo susceptibles de una exportacin exterior. Adems, hay que tener en cuenta que el trabajo de la tierra era considerado con ms noble que el aplicado a otras actividades. El comercio estaba prohibido a los senadores, que se encontraban entre las personas que contaban con mayores riquezas, obteniendo de la tierra y de la ganadera lo necesario para mantener el alto nivel de vida de que disfrutaban. Por otro lado, dentro de la clase aristocrtica hispana, abundaban los cristianos, y los padres de la iglesia, an sin llegar a una condena de las actividades comerciales, llevaban sus crticas contra los comerciantes que obtenan excesivas ganancias mediante sus actividades comerciales. La Iglesia mantena una postura contraria a aquellos que sacaban provecho d algo que haban comprado ms barato. As en razn de sus creencias cristianas, muchos latifundistas hispanos no senadores, se abstenan de invertir en el comercio y la industria. Sin embargo, las relaciones comerciales de la Pennsula con el resto del Imperio serian frecuentes, y el edicto sobre los precios de Diocleciano fijaba los costos de los transportes de Hispania con el Oriente, con frica y con Roma.

    21. LOS PRODUCTOS DE IMPORTACIN

    Sobre las importaciones hispnicas, las fuentes de conocimiento de este tema se centra nica y exclusivamente en la arqueologa. Los productos cermicos de alta calidad constituan un sector muy importante de las importaciones. Concretamente, frica export a Hispania grandes cantidades de cermica fina y muchas vasijas, que en general procedan de Cartago. El tipo fabricado all es el de terra sigillata clara D, una cermica estampada paleocristiana que, desde mediados del siglo III hasta finales del IV presenta un rea de difusin muy amplia, preferentemente por la zona de la costa mediterrnea, a lo largo de las provincias de Lusitania, Tarraconense, Cartaginense y Btica. Se ha supuesto una procedencia fornea para las teselas marmreas de Centcelles, aunque no se puede especificar su origen. Otro tipo de cermicas importadas podran ser orientales. La importacin de sarcfagos de lujo, tendente a satisfacer las apetencias del sector adinerado de Hispania, muestran cun intensas fueron en este aspecto las relaciones comerciales de la Pennsula con otros lugares del Imperio. Del puesto e Ostia salan para la Pennsula con un trayecto que no duraba ms de siete das de puerto a puerto. Estos sarcfagos de importacin han aparecido en un rea dispersa y amplia, encontrndose ejemplares en Crdoba, Martos, Cdiz. Berja, Helln, Valencia o Tarragona. Se cuenta con ms de una treintena de sarcfagos completos y fragmentos que, por su semejanza con los que abundan en Italia, se supone que tienen un origen romano. Cabe aadir a estos los de procedencia oriental, aunque en la mayora de los casos pudieron ser trabajados en la Pennsula por artistas orientales, principalmente sirios. Los objetos de vidrio, como los hallados en Irua o Ampurias, eran productos de importacin preferentemente de Italia, aunque quiz el de Ampurias tenga una procedencia oriental. El nmero exiguo de hallazgos parece sugerir que la importancia global de este producto como objeto de importacin no fue muy grande. No parece

  • 26 excesivo suponer que, dado el prestigio que tenia Colonia como productora de vidrios de calidad y las relaciones que tuvo Hispania con la zona del Rin, pudieran llegar productos vtreos de este lugar, y que los vidrios encontrados en las necrpolis del Duero tengan este origen. Los que los han estudiado encuentran una gran semejanza con los de la zona del Rin, y han sido considerados como un argumento a favor de la existencia de limitanei en el norte de la Pennsula. Pequeas piezas de bronce, pasarriendas, objetos de mrmol y otros objetos, como el gran disco de Teodosio encontrado en Almendralejo, que pesaba 15 kg. De plata y que parece proceder de Grecia, vienen a sumarse a la lista de productos de importaciones documentados por la arqueologa. Como se ve, los productos que exportaba Hispania no exigan, en general, una manufactura compleja y especializada, salvo en el caso de las prendas confeccionadas o los tejidos teidos con prpura y en el caso del garum, en que se requeran manipulaciones tcnicas especiales. Por lo dems, nuestras exportaciones difcilmente podran alcanzar la consideracin de productos de lujo. Por el contrario, los productos importados que nos documenta la arqueologa, que son los menos perecederos, s constituyen en su mayora bienes de lujo, asequibles slo a la clase adinerada. Las personas que se dedicaban a este comercio hispnico, que generalmente eran de origen extranjero, obtenan con l pinges beneficios.

    22. SARCFAGOS, ESTELAS Y CERMICAS DE PRODUCCIN LOCAL

    A medida que la apetencia de estos productos importados fue aumentando, empez su produccin en Hispania, copindose de manera ms o menos exacta las tcnicas y la temtica de los modelos forneos. Este es el caso de la produccin peninsular de sarcfagos en el taller de Tarragona (394-445), que pudo arrancar incluso de una produccin de sarcfagos paganos. El momento de la produccin de estos sarcfagos se sita en los primeros decenios del siglo V. Otro taller de sarcfagos del que se conservan varios ejemplares ms rsticos es el de la Bureba (Burgos). Se fecha su produccin en el siglo IV, dndose la coexistencia de sarcfagos producidos por los talleres hispnicos con otros importados de fuera. Tambin en la Btica haba un taller de sarcfagos cuya produccin se sita en el siglo V. Durante el Bajo Imperio, Hispania no fabric objetos de cermica fina que contrarrestaran las importaciones correspondientes, pese a que en pocas anteriores productos hispnicos de calidad llegaban a otros lugares del Imperio. En esta poca, los talleres de cermica utilitaria mantuvieron su importancia, aunque hay que tener presente que el abandono de la ciudad por parte de los latifundistas hispanos y el desarrollo en las villae de pequeos centros artesanales tendentes a satisfacer las necesidades de los latifundios cada vez ms autrquicos, supusieron una disgregacin de la produccin y un posible descenso de la calidad. La organizacin productiva de las villae poda dar respuesta a estas necesidades de almacenaje con productos de baja calidad y toscamente elaborados, pero que cumplan su misin. Las apetencias de los latifundistas y possessores de productos cermicos de mayor calidad artstica podan verse satisfechos con el tipo ms perfeccionado de la sigillata hispana, o bien daban lugar a la importacin de cermica extranjera. En la Btica parece que contaron con talleres cermicos no slo para la fabricacin de los envases de los productos agrarios y de los recipientes de uso domstico, sino tambin de las lucernas y los ladrillos estampados. La gran cantidad de restos de envases cermicos de productos agrarios hallados en diversos y distantes lugares de la provincia, sugiere la existencia de una pluralidad de hornos locales. Los numerosos bronces bajoimperiales encontrados en la Pennsula atestiguan una amplia difusin de los talleres de