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TESOROS

DEL ARTE

MUNDIAL

La caza fantástica

Hubo una vez un príncipe persa y arquero incomparable Barham Gurque salió de caza llevando a la grupa de su caballo a su bien amada

Aziyadéh, maestra en arrancar dulces acentos a su lira... La caza fan¬

tástica es motivo de un poema de amor y heroísmo cantado por el poetapersa Ferdusi que, en el siglo X, dedicó 60.000 dísticos en el «Libro delos reyes» a trazar la epopeya legendaria y artística del viejo imperiodel Irán. Una baldosa polícroma del siglo XIII delicada obra maestrade cerámica evoca también la partida del príncipe cazador y de suesposa. La pieza se encuentra actualmente en el Museo de Arte Islámicodel Cairo, capital que este año celebra su milenario, ya que fue fundada,el año 969 de nuestra era, por la dinastía de los fatimies, descendientesde la única hija de Mahoma.

1 AVRIL 1969

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iE»El Correo

ABRIL 1969

AÑO XXII

PUBLICADO

EN 12 EDICIONESPáginas

EspañolaInglesaFrancesa

Rusa

Alemana

Arabe

Norteamericana

JaponesaItaliana

Hindi

Tamul

Hebrea

Publicación mensual de la UNESCO

(Organización de las Naciones Unidas parala Educación, la Ciencia y la Cultura).

Venta y distribuciónUnesco, Place de Fontenoy, Paris-7"

Tarifa de suscripción anual : 12 francos.Bianual : 22 francos.

Número suelto : 1,20 franco ; España :18 pesetas; México: 3 pesos.

Los artículos y fotograflas de este número que llevan elsigno © (copyright) no pueden ser reproducidos. Todoslos demás textos e ilustraciones pueden reproducirse, siempreque se mencione su origen de la siguiente manera : "DeEL CORREO DE LA UNESCO", y se agregue su fechade publicación. Al reproducir los artículos y las fotos deberáconstar el nombre del autor. Por lo que respecta a las foto¬grafías reproducirles, estas serán facilitadas por la Redaccióntoda vez que el director de otra publicación las solicitepor escrito. Una vez utilizados estos materiales, deberánenviarse a la Redacción tres ejemplares del periódico o revistaque los publique. Los artículos firmados expresan la opiniónde sus autores y no representan forzosamente el punto devista de la Unesco o de los editores de la revista.

Redacción y AdministraciónUnesco, Place de Fontenoy, Paris-7e

Director y Jefe de RedacciónSandy Koffler

Subjefe de RedacciónRené Caloz

Asistente del Jefe de Redacción

Lucio Attinelli

Redactores PrincipalesEspañol: Arturo DespoueyFrancés: Jane Albert Hesse

Inglés: Ronald FentonRuso: Georgi StetsenkoAlemán: Hans Rieben (Berna)Arabe: Abdel Moneim El Sawi (El Cairo)Japonés: Takao Uchida (Tokio)Italiano: Maria Remiddí (Roma)Hindi: Annapuzha Chandrahasan (Delhi)Tamul: T.P. Meenakshi Sundaran (Madras)Hebreo: Alexander Pelí (Jerusalén)

Ilustración y documentación: Olga Rodel

Composición gráficaRobert Jacquemin

La correspondencia debe dirigirse al Director de la revista.

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LA JUVENTUD EN EL MUNDO

Un estudio de la Unesco

(I) A LA GREÑA CON LA SOCIEDAD

(II) DEL DESAFIO AL DIALOGO

JUVENTUD IRACUNDA

(II) ¿PIENSAN MENOS POR CRECER MASPRONTO?

(III) LA SOCIEDAD DE CONSUMO Y EL ANALISISDE MARCUSE

(IV) EL LEVANTAMIENTO ESTUDIANTIL

por Marcel Hicter

LA GENERACIÓN DEL RECHAZO

Y EL ENTUSIASMO

por Alexandre Gorbovsky

UNA JUVENTUD TRIDIMENSIONAL

Países en vías de desarrollo

Países socialistas

Países occidentales

por Ehsan Naraghi

TESOROS DEL ARTE MUNDIAL

La caza fantástica (Irán)

Nuestra portada

La foto que presentamos simbolizael rechazo que en muchos jóvenesde nuestros dias despiertan lascontradicciones de la sociedad

moderna.

Foto © Jean Suquet, Parts

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LA JUVENTUD EN EL MUNDO

A la greñacon la sociedad

4

Cada día la juventud se distingue y hasta sesepara más y más de los adultos... Su revueltaes casi general en el mundo, y en muchos paísesha cobrado forma de una verdadera controversia

no sólo sobre la Universidad, sino también sobrela sociedad en general.

La necesidad de absoluto que tienen los jóvenescontemporiza menos que nunca con las injusticiasy los desórdenes del mundo.

RENÉ MAHEU

Director General de la Unesco

La sociedad busca respuesta y en primer lugar expli¬cación a los súbitos arrebatos y desenfrenos de la juventud que pole¬miza en el mundo desde hace unos años. Aunque el malestar seauniversal, la complejidad de los problemas, la multiplicidad de las cate¬gorías de jóvenes y la diversidad de las condiciones socio-económicasy culturales hacen que toda generalización al respecto resulte difícil,cuando no imposible. La Unesco ha emprendido, en escala internacional,un estudio comparativo y en profundidad sobre los problemas de lajuventud, trabajo actualmente en curso en colaboración con las NacionesUnidas y sus organizaciones especializadas, así como con varios insti¬tutos de estudios de este tipo. Se trata de recoger en el mundo la mayorcantidad de datos posibles, especialmente sobre la actitud de los jóvenesfrente a la sociedad, sobre sus aspiraciones y la idea que se hacendel porvenir. Sin esperar los resultados de tan vasta encuesta, El Correode la Unesco ha decidido dedicar este número al malestar de la juventuden diversas partes del mundo. Naturalmente, en las pocas páginas deque disponemos no es posible presentar sino unos pocos elementosdel expediente, pero ya volveremos a él en futuros números de la revista.Los dos primeros artículos que siguen (páginas 4 a 14) están tomadosde un estudio preliminar de la Unesco titulado «Por y con la juventud»que aparecerá próximamente en forma de folleto.

E,.1 aumento de la poblacióndel mundo representa la irrupción enescena de una enorme promoción dejóvenes. Se calcula que el número deéstos (gente de 15 a 24 años de edad)pasará en 40 años, o sea entre 1960y el año 2.000, de 519 millones a 1.128millones. Más de las tres cuartas

partes de esos jóvenes viven en lospaíses en vías de desarrollo: 59 millo¬nes en Africa, 322 millones en Asia

y 44 millones en América Latina.

Aunque esta evolución demográficahaya sido prevista desde hace tiempo,no se han tomado siempre las medi¬das que eran de desear para hacerlefrente y preparar en debida formauna acogida lógica a toda esa juven¬tud. Esta imprevisión explica todas lascontradicciones, tensiones y conmo¬ciones resultantes de la Irrupción detanto joven en la sociedad en que vivi¬mos y de su voluntad de interveniren ella de una manera cada vez más

activa, aspiración que, siempre que

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yFoto © Gamma - Gilles Carori, Parts

entra en conflicto con las estructuras

existentes, alimenta, como revancha,

una tendencia a la angustia, a la eva¬sión y al escepticismo entre los quesalen a la palestra de la vida.

Pero el «shock» a que se haexpuesto la sociedad por la imprevi¬sión con que ha actuado en este casotiene también como efecto positivo elde acelerar y hacer más punzante suconciencia de los problemas de lajuventud, así como de suscitar unamplio esfuerzo por resolverlos.

Una simple «etapa de la existencia».Hay una tendencia frecuente a defi¬nir la juventud, en términos cronoló¬gicos, como una «etapa de la existen¬cia». Los programas concebidos paraella toman en cuenta generalmente elgrupo cuya edad oscila entre los 15 ylos 25 años. Aunque indudablementeútil cuando se trata de tomar medidas

de orden práctico, esta clasificaciónno puede bastar para englobar en un

común denominador los problemas delas múltiples categorías de individuoscomprendidas entre ambas edades,aun cuando se trate de grupos de unmismo país.

Con mucha mayor razón sería difí¬cil hacer de esa definición cronoló¬

gica una norma universal cuando,según los países y los continentes, laedad de acceso a la mayoría civil, alas responsabilidades sociales y alejercicio de la actividad sexual difieregrandemente bajo el efecto de leyes,instituciones y costumbres muy diver¬sas.

Se ha intentado igualmente definirla juventud en función de su situación«educativa, social y familiar», o sea,de considerar como joven al individuoque frecuenta la escuela, no ha en¬trado en la vida activa y no ha consti¬tuido su propio hogar, y como adultoa aquel que ya no estudia, y que encambio trabaja y ha creado una célula

familiar. Aqui también nos encontramoscon que las diferencias existentes en¬tre los diversos tipos de sociedades,así como la transformación gradual delas características del mundo de los

jóvenes y del mundo de los adultoshacen casi impracticable la aplicaciónde ese concepto. Uno podría, y no sinrazón, sentirse tentado a definir la ju¬ventud como un «estado de ánimo»,

incluyendo en sus filas, por ejemplo, atodos aquellos que se distinguen poruna «calidad determinada de la Ima¬

ginación, el predominio del valor sobrela timidez y del gusto de la aventurasobre el de la comodidad sedentaria»,pero tampoco este criterio podría res¬ponder más que los otros a la multi¬plicidad de las situaciones en quepueden encontrarse los individuos ylos grupos sociales («jóvenes» o«adultos» según las normas habituales)que se pretende identificar en estaforma.

En realidad, la situación social, eco-

SIGUE A LA VUELTA

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LA JUVENTUD EN EL MUNDO (cont.)

¿Hay una ventaja en prolongar la "edad feliz"?

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nómica y sicológica de los jóvenes estan diversa que formular una defini¬ción general y completa del conceptode juventud resulta harto difícil. Losespecialistas que tengan que ver conproblemas sociales y humanos de estetipo harán bien en limitarse a losenunciados cautos, amplios y llenosde matices; por esta razón se conten¬tan a veces con formular una defini¬

ción pragmática, como la que dice queson jóvenes aquellos que la sociedadconsidera como tales.

Hay juventudes y juventudes. Porhablarse tanto como se habla de la

«juventud», prepararse tantos progra¬mas «sobre la juventud» y hacersetantos planes «en favor de la juven¬tud», importa mucho distinguir másclaramente las categorías de que secompone una entidad socio-sicológicacomo ella, cada día más diferenciaday compleja. Dichas categorías, cuyonúmero se podría multiplicar y mezclarcomo las cartas de una baraja, seránutilizadas aquí en función de los pro¬blemas que abarcan, no como realida¬des objetivas con límites precisos.

Entre las varias categorías de jóve¬nes pueden considerarse como esen¬ciales, en términos sociológicos, la delos que viven en el campo, la juventudde las ciudades, la no escolarizada,los escolares, los jóvenes obreros ylos estudiantes, clasificación por lodemás sumaría en la que no se tiene

.en cuenta ni las múltiples diferenciasexistentes entre los países y dentrode cada grupo, ni las aspiraciones,exigencias y actitudes de la juventud,ni las medidas que éstas exigen y quevarían según los casos.

La juventud del campo, que consti¬tuye todavía, en escala mundial, lacategoría más numerosa, se encuentraen situación ambigua porque, pese ala importancia de su papel en el senode las economías de tipo rural, lasestructuras tradicionales y los efectosde un paro parcial o latente le impidenintervenir como grupo social coherenteen el proceso de desarrollo económicode su país.

La juventud urbana y especial¬mente la juventud pobre de las ciuda¬des, cuyas filas viene a aumentarconstantemente el éxodo rural sufre

del paro o del empleo esporádico. Nointegrados en un contexto socio-cultu¬ral que sigue siéndoles ajeno, reduci¬dos a vivir de expedientes discutibles,al margen de la sociedad y en losconfines de la delincuencia, buennúmero de los elementos que la com¬ponen se sienten frecuentemente presadel descontento o de un malestar

espiritual profundo.

La juventud no escolarizada consti¬tuye una categoría numéricamente

muy importante; en 1962 se calculabaen 146 millones, en el mundo, el nú¬mero de analfabetos de 15 a 24 años

de edad. En consecuencia, la propor¬ción de analfabetismo en África es de46% para los niños de 10 a 14 años,de 51% para los adolescentes de 15 a19 años y de 64% para los jóvenesde 20 a 24 años. En Asia hay alrededorde 50 millones de analfabetos de entre

10 y 14 años, 42 millones de entre 15y 19 años y 44 millones de entre 20 y24 años. El verse privados de instruc¬ción y desposeídos desde el punto devista social, cívico y económico impideque entre ellos haya la eclosión nor-,mal de personalidades ricas y diversi¬ficadas; además, esos jóvenes que, enotras condiciones, podrían constituirun potencial, un depósito de fuerzasque utilizar para servir la causa deldesarrollo económico, están condena¬dos, por el contrario, a constituir unfreno para éste.

La juventud obrera, cuyos efectivosaumentan sin cesar, tiene capas im¬

portantes cuyos componentes sufrende un sentimiento de inseguridad enpresencia de las transformacionesaportadas al trabajo industrial por elprogreso de la técnica y cuenta entresus preocupaciones esenciales las dela orientación, la formación, la movi¬lidad en el empleo y las garantíascontra el paro.

Los escolares categoría muy nu¬merosa, cuyos efectivos han dobladocasi en un período de 15 años, pasan¬do de 222 millones en 1950-51 a 413

millones en 1965-66 tienen en nues¬

tros días posibilidades de desarrollointelectual más precoz que el de suspredecesores, y fuera de ello estánen condiciones de asimilarse más fácil¬

mente a las corrientes sociales y cívi¬cas que animan el ambiente que loscircunda. En tales condiciones no

puede asombrar a nadie verlos aso¬ciarse a los estudiantes y hasta, enciertos países en vías de desarrollo,desempeñar un papel comparable alde aquéllos.

Los estudiantes, por su parte, cons¬tituyen una categoría sometida a unarápida expansión, y la más avanzadade todas en muchos sentidos. De 1960

a 1965, el número de estudiantes delmundo ha pasado de 11.174.000 a16.015.000, o sea que ha aumentadoen un 61%. Bajo el doble aspectocuantitativo y cualitativo, la juventuduniversitaria, sea cual sea el sitio don¬

de se la encuentre, ejerce una influen¬cia y tiene un peso considerables, queen las circunstancias actuales cobran

un relieve particular.

En los paises industrializados, elnúmero de elementos salidos de

determinadas capas populares quetienen acceso a la universidad empiezaa aumentar, y también lo hace el de

estudiantes de las capas medias de lasociedad: lo mismo ocurre en los

países en vías de desarrollo, donde ladescolonización y el movimiento depromoción social tienen por efectoel de acrecentar los efectivos de la

población estudiantil.

Considerada en conjunto, la vastamasa humana constituida por la ju¬ventud reviste poco a poco las carac¬terísticas de un grupo social deter¬minado aunque multiforme, dotado deun dinamismo propio y cuyo efecto seejerce en distintas formas sobre elproceso de transformación de lassociedades.

Un lugar nuevo en un mundo nuevo.Fuera de los elementos cuantitativos

enumerados más arriba, son muchas

las transformaciones sociales queafectan la vida, el papel y la situaciónde los jóvenes. En primer lugar, lastransformaciones que se han produci¬do en la estructura de la familia; cadavez se produce más tempranamente laseparación de los hijos del resto deaquélla, y la necesidad de sentirseindependiente con respecto a los pa¬dres es un fenómeno que se observacomúnmente entre los jóvenes detodas las sociedades.

Lo mismo reza para las estructurasde las comunidades tradicionales, quese vienen resquebrajando por adap¬tarse mal éstas al proceso de desa¬rrollo técnico y económico. Se imponela necesidad de emancipar a los jóve¬nes, espontáneamente abiertos a lasinnovaciones, de la tutela de losmayores, y de darles los medios deejercer actividades autónomas.

Aislados en el seno de la sociedad.

Por otra parte, la evolución de ins¬tituciones, costumbres y condicioneseconómicas hace que gran parte delos jóvenes de' las generaciones ac¬tuales entre más tardíamente en la

vida activa que lo que lo hicieron susmayores. Es posible que esto cons¬tituya un progreso, pero tan prolon¬gada espera tiende a aislar a losjóvenes en el seno de la sociedad aque pertenecen, manteniéndolos enuna situación en la que, por el hechomismo de estar exentos de los deberes

esenciales a la vida del adulto, venque se les niegan en gran parte losderechos y responsabilidades quesiempre van unidos a esos deberes.

Pero nada, sin duda, actúa más pro¬fundamente sobre los jóvenes que losefectos del desarrollo científico y téc¬nico, de la urbanización y de la mo¬dernización tanto de las condiciones

de vida como de los medios de comu¬

nicación, desequilibrios que introdu¬cen en su vida factores de desorgani¬zación al mismo tiempo que les danla oportunidad de afirmarse como per-

SIGUE EN LA PAG 8

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Un poco en todas partes del mundo la juventud sea rural, obrera o universitariase manifiesta en contra de las situaciones que no la satisfacen. En las fotos, dosmanifestaciones de estudiantes: la de arriba en Lima y la de abajo en Tokio.

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LA JUVENTUD EN EL MUNDO (cont.)

Servirse de los jóvenes en vez de servirlos

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sonas. El mundo moderno reserva a

los jóvenes un sitial de nuevas dimen¬siones si se toma en consideración

tanto la fuerza numérica de la juventudcomo el papel específico que ésta escapaz de desempeñar en las transfor¬maciones que exige el proceso deldesarrollo económico y social.

Los conflictos. Pero el conflicto

más fundamental que engendra eladvenimiento de la juventud al rangode colectividad constituida y diferen¬ciada depende, al parecer, de la volun¬tad de los jóvenes de conquistar den¬tro de la sociedad la situación y laconsideración a la que creen tenerderecho, voluntad que se observa enlas universidades y en las escuelas,en la fábrica y en la aldea, como tam¬bién en las instituciones concebidas

por los jóvenes pero dirigidas general¬mente por los adultos y en donde elconflicto se manifiesta inevitablemente.

Tai voluntad choca frecuentemente

con la tendencia que el mundo adultotiene de considerar que la juventudestá «a la espera» y a las puertas dela sociedad, y que antes de fran¬quearlas no puede pretender gozar delos muchos derechos que le son direc¬ta u oblicuamente negados sin que elloimpida a la misma sociedad exigir a lajuventud una contribución de ordencívico cuando ésta se hace necesaria.

Una cultura internacional «joven».Otro conflicto, éste de orden inte¬lectual y moral, tiende a separar máscada día a los jóvenes de los adultos.La juventud, a la que los medios mo¬dernos de comunicación ponen en con¬diciones de conocer las diferentes

culturas sin pararse a pensar en fron¬teras, parece haber constituido, enescala mundial, una especie de culturainternacional, específicamente «joven»,que se opone a la cultura adulta, toda¬vía encerrada dentro de esquemas tra¬dicionales. De ahí la antinomia de opi¬niones, de maneras, de conducta yprincipios éticos que toca a los funda¬mentos mismos de la sociedad moder¬

na y plantea problemas cuya gravedadsienten agudamente las dos partes yque quizan sean los más difíciles deresolver en las circunstancias actuales.

En este plano es interesante obser¬var que la cuestión de la política desolidaridad internacional es uno de los

puntos donde las divergencias se acu¬san de una manera cada vez más mar¬

cada. Son muchos los jóvenes aquienes asombra el hecho de que elprogreso técnico, cuya amplitud notiene precedentes, no marche a la pardel establecimiento de la paz y la justi¬cia sobre la Tierra y que por otra partecontribuya tan poco al posible bienes¬tar de los dos tercios de la poblacióndel mundo que viven en países deeconomía subdesarrollada. Va afirmán

dose una solidaridad internacional de

los jóvenes, y se multiplican las mani¬festaciones y las tomas de posiciónde éstos contra las guerras, contra lainjusticia, cualquiera sea el lugar enque se ejerza.

Convendría, en este sentido, deter¬minar la fuerza relativa de esta solida¬

ridad internacional de los jóvenes,por una parte, y por la otra de ciertasmanifestaciones de nacionalismo a las

que los jóvenes no son más ajenosqge sus mayores. Tal es el hechonuevo que confiere una nueva dimen¬sión al problema permanente consti¬tuido por el conflicto de las gene¬raciones.

Barreras y manipulaciones arbi¬trarias. Aunque no se pueda poner enduda, por lo que respecta a éste, lafunción eminentemente positiva de laenseñanza, son varios los pedagogosque han expresado dudas sobre elvalor de determinadas prácticas edu¬cativas. Desde su más tierna infancia,

la preocupación por preparar al niñopara que se integre a la sociedad llevaa los padres a emplear con él deter¬minados modos de inculcarle las reglasdel orden adulto. Luego viene laescuela, en la que se lo somete aotros métodos de formación, conce¬

bidos a veces para impedirle que«perjudique» a la sociedad mientrasno esté perfectamente integrado aésta.

Aun en aquellos casos en que losadultos dan pruebas de comprensiónfrente a sus hijos, más de una vez seniegan a reconocer que éstos y suscompañeros puedan tener una existen¬cia colectiva entre ellos y para ellosmismos y, en lugar de facilitar lacreación de una sociedad joven,se oponen a ella por medios di¬versos: disciplina, castigos, competi¬ción, llamados al amor propio, con losque en unión de otros varios, se tratade obligar al adolescente o al jovena conformarse a la sociedad adulta.

En los «clubs» y otras organiza¬ciones creadas para los jóvenes unovuelve a encontrar prácticas similaresa éstas, tendientes todas a imponerlesla cultura adulta; también en el regi¬miento, donde la disciplina tiene porobjeto la «formación del carácter», yen los movimientos de juventud, dondeel llamado que se hace a la generosi¬dad y al patriotismo de los jóvenesestá dictado a veces por la necesidadde servirse de la juventud en vez deservirla.

La sensación de sentirse «maneja¬dos» y la actitud de rechazo queoponen a ello aparece frecuentementeentre los jóvenes como una reaccióncontra la autoridad, el dominio o la

influencia que tratan de ejercer sobreellos, fuera de sus padres -y maestros.

las instituciones sociales y culturales,las formaciones políticas y el comer¬cio. Es una sospecha no justificadaen muchos sentidos, pero una reacciónmuy comprensible, de todos modos,en situaciones de decadencia o de

corrupción social y política o frentea la inercia y la esclerosis de lossistemas de enseñanza.

Los jóvenes pueden también oponeruna reacción análoga a la tendenciade que a veces dan muestras las«autoridades» y las gentes «coloca¬das» a refrenar y menospreciar todoaquello que, en los sistemas de valorespropios de los adolescentes, se oponea la tendencia contemporánea a lacentralización, a la organización y auna racionalización cada vez más

acentuada: cosas como su esponta¬neidad, sus actitudes de irresponsabili¬dad deliberada, su idealismo, su

negativa a dejarse encasillar, sudesconfianza de toda solución racio¬

nal que se aplique a un problemahumano.

Hay jóvenes que llegan hasta aconsiderar como «manipulación» losesfuerzos que se hacen por «cultivar¬los» antes de tener la edad deseable

para resistir eficazmente los prestigiosy señuelos de una cultura ya cuajaday hecha o para llevarlos, a cambio dereformas que califican de ilusorias, alterreno del «diálogo» o de la «partici¬pación».

Las manipulaciones o manejosarbitrarios de los jóvenes se venreemplazados a veces por la utilizacióndel mito de la juventud con finespolíticos o comerciales. Es el caso dedeterminadas grandes organizacionesproductoras que, en cuanto descu¬brieron la importancia económica deun «mercado joven» se dedicaronsistemáticamente a la producción enmasa de mercaderías revistas, ropasespeciales, discos, aparatos de graba¬ción concebidas, como ciertos

espectáculos, especialmente para losjóvenes, pero poniendo en juegométodos que no facilitan la emancipa¬ción de éstos.

Las formas de la protesta. Encuanto a la controversia planteada porla juventud y a las reivindicacionesque ésta formula, hay que tomarlas encuenta sin dejar ninguna de lado,sean violentas o pacíficas, justificadasa primera vista o en apariencia pocoválidas, abiertas o más o menosdisimuladas.

Si se trata de la juventud de lospaíses en vías de desarrollo, porejemplo, que busca un camino entreel tradicionalismo ancestral y la civi¬lización moderna, la migración a lasciudades es cosa impuesta por lastransformaciones económicas de la

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hora, pero ¿no cabe también ver enella una forma de protesta por partede esa juventud que renuncia a hacerfructificar la tierra de sus antepasados?

En gran número de paises se hanproducido, sea luego de la segundaguerra mundial o bien durante elproceso de descolonización, una seriede transformaciones socio-económicas

radicales y profundas, de tipo socia¬lista o de otro carácter. Pero muchas

esperanzas de progreso económico,social, cultural y, sobre todo, detransformación de las estructuras se

han estrellado contra dificultades

materiales o han padecido de lentituden la ejecución de los correspondientesproyectos.

La discusión entablada por losjóvenes, la controversia que plantean,es asi, con frecuencia, reflejo de estasituación y más particularmente de latensión existente entre los que hancombatido por la independencia y losque no han tomado parte en esa lucha.Por medio de dicha discusión abierta

lo que se trata de hacer es acercarlos «hechos» a las «promesas», lasrealizaciones a los ideales, al mismo

tiempo que sacudir la inercia y de¬nunciar la lentitud y las costumbresburocráticas de los adultos.

En muchos paises los jóvenes, enrebelión más o menos declarada, hanmanifestado su reprobación de todasegregación racial y discriminaciónlingüistica; han protestado tambiéncontra el paternalismo de que sonobjeto y las condiciones de vida quese les impone; se han levantadocontra el conformismo social y handenunciado los mitos de «la pro¬ducción por la producción» y «elconsumo por el consumo».

Formas de evasión y de rechazo.Las formas de protesta o contro¬

versia manifestadas en el curso de los

últimos años dentro de las sociedades

industrializadas, donde han florecidorápidamente ganando luego poco apoco las grandes ciudades de lospaises en vías de desarrollo sonparticularmente espectaculares. Lascanciones de camaradería o las can¬

ciones contra la guerra, los cabelloslargos o la forma extraña de vestirsede los chicos, la libertad sexual o latoxicomanía, los blousons noirs, los

teddy-boys, los vitelloni, los halbstar-ken, los hooligans, los yakusan, losstiliagi, los anderumpteur, los beatniks,los hippies, los provos y otros gruposdesignados con tanto y tan pintoresconeologismo: todo eso ¿no es por siacaso comportamiento de evasión, deaislamiento, de alienación en una partede la juventud? Por diferentes quepuedan resultar en la forma, todosesos fenómenos tienen algo decomún: todos son prueba de que parte

SIGUE A LA VUELTA

Abajo, un estudiante de San Francisco explica ante sus profesores las reclamacionesde su grupo. Más abajo, jóvenes parisienses tratan de convencer a unpeatón de la necesidad de la protesta activa. Arriba, estatuizado en surespetabilidad y su comodidad intelectual, «Monsieur Jacques», encarnación deladulto convencional (obra del escultor L. O. Wenckenbach) parece soñar, en unacalle de Rotterdam, en los tiempos en que los «provos» no habían nacido aún.

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LA JUVENTUD

EN EL MUNDO (cont)

de la juventud rechaza las normas dela sociedad actual.

Desde hace unos quince años laatención del gran público se ha vistosolicitada por el problema de la delin¬cuencia juvenil, que se atribuye amúltiples causas (crisis del alo¬jamiento, falta de empleos, paroobrero, educación no adaptada a lasrealidades actuales, influencia del cine

y de cierta prensa, etc.) aunquenegándose con frecuencia a ver enella un fenómeno colectivo, resultante

de la crisis de inadaptación y de lainquietud de que sufre la juventud,así como de la violencia que se sientetentada a ejercer abiertamente contrala sociedad.

El movimiento de revuelta de los

estudiantes no es sino su más reciente

forma de poner en tela de juicio lasociedad en que viven. Los modos deexpresión de esa revuelta y los temasde la misma pueden ser diferentes enun país muy industrializado o en unpaís en vías de desarrollo, y muydiferentes en función de la estructura

socio-económica de cada país enparticular; pero su extensión y sumultiplicidad han mostrado la extremainquietud que domina a la juventudestudiantil en todas partes del mundo.En el curso del año escolar 1967-68

se han producido revueltas, protestasy manifestaciones estudiantiles (decarácter y amplitud muy diferentes porcierto) en docenas de países reparti¬dos por el mundo entero.

Abajo las barreras artificiales.Junto a las reivindicaciones de

carácter socio-político o de caráctergeneral, muchos grupos de estudianteshan manifestado su deseo de reformar

la enseñanza universitaria y de re¬estructurar la universidad. Esos estu¬

diantes exigen tomar parte en lasdecisiones sobre la formación que hande recibir; piden que desaparezcanlas barreras artificiales entre la fun¬

ción de estudiante y la de profesor(debiendo todos tomar parte activa enel proceso de la educación y ser cadauno educador y educando al mismotiempo), e insisten, por último, en queel contenido de la enseñanza universi¬

taria se modifique, a fin de que laenseñanza tome más en consideración

las verdaderas preocupaciones de lajuventud en todos los terrenos; cultLi-ral, personal, social, político y pro¬fesional.

Partiendo de la crítica de la univer¬

sidad, esos jóvenes llegan en muchoscasos a la noción de «universidad

crítica». También reclaman transfor¬

maciones en el estilo de vida de la

universidad. Se trate de estudiantes,

de escolares, de jóvenes obreros ojóvenes agricultores, una parte cadavez mayor de la juventud, por consi¬guiente, siente una desazón inequí¬voca, que los hace desear «relacioneshumanas más francas, más libres, más

fraternales que las que les ofrecemos»y temer que «el orden nacional e inter¬nacional en el que se los empuja aentrar comporte graves injusticias delas que no quieren hacerse cómplices».

c,I ierto número de jóvenesde nuestra época quedan resuelta¬mente al margen de la actividad social,por la que parecen interesarse muypoco: de todas maneras, la inmensamayoría de ellos aspira a tener unaconciencia más clara de los problemasde la sociedad y a contribuir a lasolución de estos problemas con suspropias ideas y su propia visión delmundo. Precozmente manifiestan así

esos jóvenes una tendencia a la eman¬cipación, concebida por ellos no comoun verdadero acceso al estado de

adultos sino como un medio de

convertirse, en cuanto a derechos ylibertades, en iguales de los adultos,aunque sin dejar por ello de serjóvenes.

La Conferencia Internacional sobre

la Juventud, organizada por la Unescoen Grenoble en agosto de 1964, habíadestacado ya esta tendencia, según lacual habría que integrar a los jóvenesen la sociedad y considerarlos comojóvenes adultos, no como niños queestán creciendo. La juventud debe, enefecto, aceptar una serie de respon¬sabilidades; esta es una transición quehay que facilitarle.

Cada vez se reconoce más amplia¬mente la necesidad de que losjóvenes tomen parte en la vida pública.Hay casos en que esta participación

se realiza más o menos efectivamente

según las instituciones y losniveles en los sistemas de admi¬

nistración que los jóvenes dirigen ocomparten en el seno de las admi¬nistraciones locales de determinados

países, a veces hasta en las comuni¬dades rurales tradicionales, en lascooperativas, etc.

La actitud de los jóvenes frente aesta cuestión de su participaciónactiva en la vida pública varía muchosegún los casos. Por un lado reclamanuna participación más extensa y efec¬tiva en el seno de las estructuras

existentes, que ellos se esfuerzan porhacer más eficaces y democráticas;por el otro, aunque se les ofrezca laoportunidad, se niegan a participar enla obra de las instituciones tradicio¬

nales y a integrarse en el «viejo orden»diciendo que ello debilitaría su dina¬mismo y su influencia de grupo quelo pone todo en tela de juicio.

Pero aunque no se pueda negar lanecesidad de un diálogo permanentecon los jóvenes, también es cierto queese diálogo no puede ser fructíferosi no llega a influir en las decisionesque se tomen. En ocasiones losjóvenes consideran que la toleranciacon que se discute con ellos disimulala intolerancia de la decisión final.

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Participación de los jóvenes en lasolución de sus problemas. Es cadavez más frecuente que los escolares

a partir de cierta edad y sobretodo los estudiantes, pidan, entreotras varias reivindicaciones, tomar

parte en la dirección de la enseñanzaque reciben, así como en la elabora¬ción de nuevas estructuras universi¬

tarias o escolares y a la puesta enpráctica de procedimientos de se¬lección o de examen.

Aún en la manera de ver de los

elementos más extremos, no pareceque se tratara de reemplazar la auto¬ridad del maestro con la del estudiante,

sino de entablar entre las dos partesuna comunicación más sencilla, más

humana, y una discusión conducidasin reticencias ni complejos. El deseode participación consciente y respon¬sable que tienen los jóvenes se extien¬de a la administración, no solamentede las ciudades universitarias, sinotambién de las cantinas, de los dor¬mitorios colectivos y de la disciplinaen general dentro de las escuelas ycolegios.

Lo dicho sobre escolares y estu¬diantes puede aplicarse a muchosobreros jóvenes deseosos de parti¬cipar no sólo en la dirección de supropia formación profesional sinotambién en la adquisición de los

conocimientos y la adopción de lasactitudes necesarias para llegar a esa«movilidad» que exige la moderniza¬ción actual de la industria. Estos

obreros quieren aportar asimismo suspropias ideas a la protección y orga¬nización dé su trabajo y a la direccióny distribución de sus descansos,vacaciones y recreos, por no hablarde la forma que adquieran éstos.

La participación de los jóvenestrabajadores rurales en las coope¬rativas, en los clubes de jóvenesagricultores y en las instituciones quequieren asignarles un papel importanteen la modernización de la agricultura

defendiendo así su razón de ser

puede llegar a ser la base de laconsolidación y rejuvenecimiento delas colectividades rurales.

Más vigorosa todavía es la frecuenteexigencia de los jóvenes, o susdemandas, frente a las múltiplesinstituciones y organizaciones para lajuventud que el Estado o las organiza¬ciones de adultos abren para ellos ydonde quieren verse conferir másresponsabilidades y posibilidades deacción directa que las que han tenidohasta ahora. Los jóvenes disponen delugares de reunión cada vez másnumerosos: «hogares», clubes, centrosespeciales para ellos. Pero en lamedida en que todos esos clubes y

hogares no son verdaderamente deellos, prefieren reunirse en otros sitios

cafés o bailes que les propor¬cionan libertad de «evasión» y deintercambio de ideas. Un poco en todaspartes, y de una manera más o menosdeclarada, esos jóvenes aspiran adirigir los centros que se crean paraellos.

Finalmente, para contribuir a lasolución de sus propios problemas, losjóvenes piden vivir su vida de maneraautónoma en todo lo que se refiere aldescanso o al ocio placentero. Se tratede deportes o actividades culturales,de vacaciones o viajes, los jóvenesquieren encontrar sus propios mediosde expresión y de desarrollo de lapersonalidad en actividades escogidaslibremente y organizadas por ellosmismos.

Advenimiento de una solidaridad

internacional de los jóvenes. No sepuede negar que a un número impor¬tante de los jóvenes de estos tiemposlos dejan fríos los problemas delmundo, ni que consideran con igualdesprecio a los adversarios en casode conflicto, ni que hacen casoomiso de la existencia de las organiza¬ciones internacionales. Algunos, frentea las que integran la familia deNaciones Unidas, dan muestras de

señalado escepticismo.

SIGUE A LA VUELTA

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LA JUVENTUD EN EL MUNDO (cont.)

I Malestar artificial ? ¿ Juicio infalible ?

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Así y todo, año tras año aumentael interés de los demás por losproblemas mundiales, que puedeconsiderarse como consecuencia de la

crisis reinante en todo nuestro pla¬neta: disgregación de los sistemas devalores en las sociedades industria¬

lizadas, oposiciones entre sociedadesdotadas de sistemas socio-económicos

diferentes, problemas dramáticos delos países en vías de desarrollo,angustia de la muerte atómica... Amuchísimos jóvenes todo eso lesparece cada vez más irracional ydespierta en ellos la necesidad deactuar «para cambiar el mundo».

Pese a la existencia de ciertos

movimientos nacionalistas entre los

jóvenes, estos son los partidarios másgenerosos de la comprensión inter¬nacional, que no es para ellos unaidea teórica. Su protesta contra lasguerras se multiplica y hace másfuerte cada día; los movimientos devoluntarios se han desarrollado rápi¬damente en los últimos años, hasta elpunto de que la oferta es, en estesentido, muy superior a la demanda;las organizaciones de juventud tratancada vez más de cooperar con lasinstituciones internacionales, y suadhesión a los programas de estasúltimas es muchas veces tan colectiva

como entusiasta, razón por la cual losprogramas de lucha contra el anal¬fabetismo y contra el hambre, asícomo las campañas de solidaridadluego de las catástrofes naturales,encuentran en los jóvenes un calurosoapoyo. No cabe duda de que la nuevared de intercambio permanente entrelos jóvenes, especialmente los estu¬diantes, ha favorecido el advenimientode una nueva solidaridad de la juven¬tud, esta vez en escala internacional.

Los jóvenes ofrecen y reclaman elparticipar en el movimiento de soli¬daridad internacional para construir unmundo en que los derechos delhombre, la paz y la fraternidad no seancosas inscritas en «cartas», sino

hechas carne en modos de vida y deacción distintos de los actuales.

Las actividades de la juventud enese sentido, fuerza es reconocerlo,reflejan a su manera las incompren¬siones, tensiones y contradiccionespresentes de la vida internacional;pero la juventud, en todas partes, seencuentra cerca de los principios eideales que la comunidad mundial nocesa de proclamar, aunque con hartafrecuencia lo haga en vano.

Las organizaciones de los jóvenesquieren participar más, no solamenteen la ejecución, sino también en laelaboración de los programas de lasorganizaciones internacionales. Perono se les da verdaderamente la posibi¬lidad de hacerlo así; no todavía, porlo menos. Importa mucho que las

organizaciones internacionales tenganen cuenta esta aspiración y hagan alos jóvenes un sitio más grande queel que tienen actualmente, porque sinlugar a dudas la consolidación de laacción que ellas despliegan en todo elmundo depende en mucho de la adhe¬sión y participación de la juventud.

Las diversas interpretaciones delmalestar social. Hay quienes no ven«nada de nuevo» en las manifesta¬

ciones de la juventud actual, que segúnellos no serían sino un caso particulardel problema que han planteado siem¬pre en el curso de la historia y queseguirán planteando los conflictosentre generaciones y la inadaptaciónde los jóvenes. Otros reprochan aéstos el ceder con demasiada facilidad

a sus impulsos violentos sin saberadonde pueden llevarlos, ni tampocoadonde querrían ir. Al rechazar elpaternalismo, ciertos jóvenes calificanesta actitud de presuntuosa, intolerantee incompetente. Cuando hacen laguerra a la tecnocracia, se les echa encara el ser demasiado susceptibles alverbalismo. Cuando las toman con los

conformismos y las «situacioneshechas» de muchas gentes, se lesdice que no tienen un sentido seriode las cosas, que son irresponsablesy fútiles, y cuando denuncian la acciónaisladora y envilecedora del mercan¬tilismo, no se quiere ver en su repudiode la «sociedad de abundancia» otra

cosa que una inconsecuencia de niñosmimados.

En uno de los polos de la opinión,no se está lejos de afirmar, enresumen, que ese malestar y desazónde los jóvenes as «artificial», y quela sublevación en que están empe¬ñados no la dictan auténticamente,desde el fondo de su espíritu, sucondición y sus propias aspiraciones.

Otra actitud consiste en considerar

el movimiento de la juventud comoun fenómeno aislado, que tendría susleyes propias y situadas fuera delcontexto social global. Esta manerade ver las cosas encaja mal con elhecho más evidente que nunca enestos últimos años de que losjóvenes, como los adultos, no seencuentran todos «en un mismo

campo», o con el hecho de que puedenestar a la vez en oposición con elcuerpo social del que han salido yconformarse a los dictados de éste,o con el hecho de que buscan yencuentran aliados o amparo en losotros grupos sociales sobre laconducta de los cuales, de todasmaneras, han procedido a una tomade posición.

Parecería como si jóvenes y adultosestuvieran en gran medida unidosindisolublemente, y que más allá delas apariencias superficiales, larealidad contemporánea no res

pondiera a los viejos esquemas de la«lucha de hijos y padres». Pero ello noobsta para que las formas y laamplitud del movimiento de lajuventud asombren a muchos adultos.Demasiado tarde éstos se reprochanel no haber prestado bastante atencióna los jóvenes y a sus reivindicaciones,se ponen a estudiar seriamente lascausas de su descontento e intentan

responder a sus cargos con lealtad.

Se reconoce así que la juventud denuestra época contribuye a que semanifiesten libremente nuevos valores

morales y sociales; que tiene razónal exponer las taras, males y bajezasde una civilización que ella se niegaa aceptar tal como es; que aportanuevos modos de conducta saludables

en muchos sentidos, que ayuda a darnueva expresión al rechazo de estruc¬turas sociales y políticas caducas yque, particularmente, ha llevado a susmayores a pensar en los sistemaseducativos y a colaborar con ella enla renovación correspondiente.

En un extremo uno encuentra

adeptos declarados del «poder estu¬diantil» que ven en la juventud el«juez infalible» de las deformacionesintelectuales y las iniquidades socialesde nuestra época y le extienden unpermiso de «progresividad absoluta».El resultado más claro de esta actitud

es el de alimentar las prevencionescontra el vanguardismo juvenil y desuscitar en muchos adultos reacciones

de desconfianza u hostilidad frente a

ciertos aspectos reales del movimientode los jóvenes.

¿Accidente del camino o crisisprofunda de la sociedad? De ambasmaneras se ha querido explicar la seriede fenómenos actuales. Se insiste, porejemplo, en que la inadaptación de lasinstituciones tradicionales y anacróni¬cas a las necesidades de moderni¬

zación de estos tiempos crea tensiones,y que la manifestación lógica de lasmismas son esas explosiones quetodos hemos observado. Una mani¬

festación bienvenida en la medida en

que conduzca a reformas que, alremediar las causas, supriman losefectos.

Dentro de esta óptica, fenómenostales como el rechazo, el sentimientode aislamiento o la revuelta de los

jóvenes podrían en un plano másgeneral asimilarse a los sobresaltosque acompañan forzosamente el pasode una sociedad a otra, y en este casoparticular la transición de sociedadespreindustriales a sociedades indus¬triales fundadas en el racionalismo.

Puede pensarse también que setrata de un fenómeno de exasperaciónpasajera en el que se manifiestanrasgos de carácter típicamente juve¬niles como la turbulencia, la ingenui¬dad y el amor de lo utópico; o bien,

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más sencillamente todavía, que el carizmás o menos serio que puedan cobrarlos acontecimientos no se debe a la

existencia objetiva de los problemasque los jóvenes se complacen enenumerar, sino a la ingenuidad eignorancia de determinado sector dela juventud.

Por otro lado, determinadas hipó¬tesis que están de acuerdo en diagnos¬ticar una crisis en la sociedad o una

crisis de ésta acusan considerables

divergencias en cuanto al carácter delas causas: crisis de integración de lajuventud en el marco de las sociedadesmodernas; urgencia de tales o cualesmutaciones en los diversos tipos desociedad; necesidad de romper conel conservatismo en tal o cual situa¬

ción; crisis de la «sociedad de con¬sumo»; crisis de modos de vida, devalores establecidos; crisis, en suma,de la civilización.

Desde esa perspectiva, se reconocede un modo implícito que la juventudresulta particularmente sensible a losmales de la sociedad. Y esta noción

de una juventud lúcida en un mundoenvejecido y ciego es el eje de lahipótesis más dramática: la de quela fase por la que pasamos sería parael mundo el preludio o de una agoníaineluctable o de un nuevo nacimiento.

Por lo que respecta a las dimen¬siones nacionales o internacionales de

la crisis de la juventud, las interpreta¬ciones oscilan entre dos tesis funda¬

mentales. La primera de ellas sostieneque, en razón del carácter esencial¬mente nacional del fenómeno juventud,los problemas varían tanto según lospaíses que no hay entre ellos nisimilitud, ni analogía ni correlación.La segunda consiste en afirmar, porel contrario, que se trata de unfenómeno general cuya universalidadse funda no sólo en el sentimiento,

oscuramente registrado entre losjóvenes de todas partes, de una crisisde la humanidad entregada al caos ya la amenaza, sino también en la

existencia de una cultura juvenil y dehecho internacional que facilita lapermeabilidad y el contagio entre losdiversos movimientos de jóvenes.

Sin dejar de reconocer la impor¬tancia que tiene el señalar las dife¬rencias existentes entre las situacio¬

nes, los ideales, los objetivos, lasreivindicaciones y los métodos de losjóvenes de un país y otro, difícilmentepodría negarse que hay en ese sentidorasgos parecidos y comunes denomi¬nadores entre acciones y fenómenosalejados unos de otros y aparente¬mente distintos, aspecto particular¬mente interesante para las organiza¬ciones internacionales.

Tres tendencias para la solución dela crisis. En un número cada vez

mayor de países vienen realizándoseesfuerzos por extender las medidasprácticas en favor de la juventud,crear una infraestructura adaptada alas necesidades de los jóvenes ydesarrollar las actividades organizadas

por éstos y por sus centros, clubes,etc. Pero en las circunstancias actuales

cabe preguntarse si las estructuras,las medidas y las actividades exis¬tentes bastan para responder a losproblemas de la hora.

Tres tendencias diferentes se acusan

en este sentido. La primera es la decrear organismos gubernamentales oparagubernamentales encargados delos problemas de la juventud; lasegunda es la de desarrollar ointensificar la autoorganización de losjóvenes en el marco de las institu¬ciones puestas al servicio de lajuventud y aptas para promover suflorecimiento; la tercera, la de ampliary ramificar la red de actividadescomerciales destinadas a satisfacer la

demanda de los jóvenes en el planode las vacaciones y el turismo.

Una corriente de '. innovación.

Cada vez más , numerosos son lospaíses dedicados a formular una«política de la juventud» que abarcaun conjunto de medidas legislativas,sociales, educativas y financieras.Muchos gobiernos han tomado ofavorecido la adopción de medidasa largo plazo, cuya realización no dejade estar acompañada de tanteos, o sino de medidas de urgencia, contodo lo que éstas comportan deimprovisación. La relativa ineficaciade unas y otras medidas se debe, obien a un desconocimiento de las

aspiraciones de los jóvenes, o bien ala insuficiencia de los lazos estable¬

cidos con las diversas corrientes de

juventud por no hablar de los erro¬res de concepto o bien a la rigidezde las estructuras creadas siguiendoesa «política de la juventud» o, por elcontrario, al exceso de vacilaciones

y revisiones registradas en esasestructuras; o bien, por último, a lainsuficiencia de los medios materiales

y financieros que, en muchos casos,ha sido motivo de precariedad, medio¬cridad y discontinuidad en la adopciónde dichas medidas.

Entre las medidas prácticas quemerecen atención especial puedencitarse: la educación escolar, lasactividades de educación extraescolar

y los actos destinados a favorecer ladedicación de los jóvenes al serviciodel desarrollo de su país o de sucolectividad local. Aún a riesgo deincurrir en perogrulladas, convienerecalcar el hecho de que la enseñanzaescolar y universitaria ejerce en losjóvenes la influencia más general ymás profunda de todas y que goza,por parte de los Estados, de inver¬siones financieras e intelectuales queson con mucho las más importantesdedicadas a ellas. La instrucción

escolar ha conocido estos últimos años

en todo el mundo una expansión sinprecedentes, habiendo pasado el por¬centaje de aumento de esas inver¬siones al correspondiente al aumentodel presupuesto nacional.

La democratización de la enseñanza,razón de ser y corolario de estefenómeno, comporta consecuencias

altamente benéficas al mismo tiempoque crea problemas nuevos. El ímpetude la educación escolar y universitariaha estimulado las innovaciones peda¬gógicas, suscitado reformas adminis¬trativas, hecho nacer nuevas relaciones

entre el «medio» y la escuela y pro¬vocado uns corriente de renovación

metodológica. Resulta estimulanteconstatar que, gracias a los numerososconcursos que inspira, ésta es unatendencia que no cesa de afirmarse.

En la esfera de las actividades

extraescolares cabe subrayar a la vezel crecimiento constante de las activi¬

dades, instituciones y medios mate¬riales, y la insuficiencia y relativaineficacia de lo que se ha hecho contodo ello. La educación extraescolar

contribuirá a la renovación de la

enseñanza, al rejuvenecimiento demétodos pedagógicos que demasiadoa menudo son arcaicos y a la revisiónde los programas, cuyo carácter enci¬clopédico, autoritario e irrealista se vetan frecuente y justamente denunciado,por los jóvenes.

Al mismo tiempo que la juventudcobra conciencia de su fuerza, lasociedad cobra conciencia de la

importancia de la juventud en lamedida misma en que la aceleracióndel desarrollo exige la movilizaciónde la masa de los jóvenes, que consti¬tuye un capital humano indispensable.En lo que se refiere a modernizarse ysostener la cadencia de la expansióneconómica, los países se preocupanpoco de servirse más de lo que lohacen de las ideas innovadoras de los

jóvenes.

Que sepamos, 28 países (el Afga¬nistán, el Alto Volta, el Camerún, elChad, el Congo (Brazzaville), Daho¬mey, los Estados Unidos de América,Ghana, Jamaica, Kenya, Liberia, Ma¬dagascar, Malawi, Malaya, Malí,Marruecos, Nigeria, la República ArabeUnida, la República Centroafricana, laRepública Democrática del Congo, elSenegal, Singapur, Tanzania, el Togo,Trinidad y Tobago, Uganda y Zambia)han creado servicios nacionales de la

juventud para el desarrollo económicoy social. Estos servicios contratan poruno o dos años a los jóvenes dispo¬nibles entre el término de su adoles¬

cencia y su acceso a la vida adulta.

Otros países (la Argentina, elCanadá, Chile, Colombia, Costa Rica,los Estados Unidos de América, elSalvador, el Ecuador, Etiopía, las Fi¬lipinas, Guatemala, la India, el Irán,Jamaica, el Nepal, Panamá, el. Perú,Tailandia y Venezuela) en que los ser¬vicios de ese género los prestan losorganismos privados, han queridoreglamentar su estatuto adoptandodisposiciones legislativas especialespara que sus actividades puedan inte¬grarse a los planes de desarrollo. Asíse ha oficializado, por ejemplo, laactividad de la Compañía de JóvenesCanadienses, que tiene por fin el desostener y fomentar la ' ealización de 1 0programas destinados al desarrollo I wsocial, económico y colectivo, y lasdel Servicio Educativo y del Servicio

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LA JUVENTUD EN EL MUNDO (cont.)

14

Sanitario del Irán (ambos de caráctervoluntario) que se han fijado por obrala de mejorar las condiciones deexistencia de las poblaciones rurales,o la de los Volunteers in Service to

America, que ofrece a los jóvenes ymenos jóvenes la posibilidad decontribuir a la realización de pro¬gramas sociales en los barrios pobresde las ciudades, los distritos ruralesmenos favorecidos y los territoriosdonde residen las tribuá indias.

Socios, pero no comanditarios.Pero no hay que disimular el hechode que, en sus formas actuales, estellamado hecho al concurso benévolode los jóvenes tiende muchas vecesá «utilizarlos», a imponerles una obli¬gación que en cierto modo equivalea una movilización, más que a suscitaren ellos la expresión de un sentidocívico elevado o de un libre espíritude solidaridad o a hacer de ellos losverdaderos agentes de su porvenir,basado en el desarrollo nacional.

Sólo en la medida en que la juventudobtenga el derecho de expresar suparecer sobre éste y sobré la orien¬tación a dársele puede llegar a parti¬cipar verdaderamente en todas susobras, con el resultado de. que contri¬buirá con mucho más ardor a la reali¬zación de éstas y también de que suintegración en la sociedad global sehallará grandemente facilitada por ello.En una materia como ésa no se trata

de mostrarse hábil frente a los jóvenessino de echar las bases nuevas de

una auténtica política de la juventud.

Pero los programas destinados aésta se emprenden con harta fre¬cuencia sin un verdadero conocimiento

de los jóvenes actuales, de sus pro¬blemas, de su comportamiento y delas tendencias que los animan; larazón de ello es que se descuida elobservar el equilibrio indispensableentre la reflexión y la acción, entrelas medidas concretas y la investi¬gación científica de las situaciones ylas cuestiones,

Por otra parte, la rigidez de deter¬minadas estructuras, o el tradiciona¬lismo en las actividades destinadas

a la juventud: a veces un exceso delentitud o hasta un temor frente a las

necesidades y reivindicaciones de losjóvenes, no permiten a los que dirigeninstituciones encerradas en formas

obsoletas que las hacen ineficacesllevar a cabo la adaptación dinámicade las mismas a las condicionesreinantes en nuestros días.

Finalmente, y sobre todo, las polí¬ticas, los programas y los criteriosprácticos en esta esfera están, lasmás de las veces, concebidas y reali¬zadas para los jóvenes en vez deestarlo con y por los jóvenes.

Sólo modificando resueltamente esa

actitud de espíritu puede esperarsela superación de la crisis actual, queno es solamente una «crisis de la

juventud» sino igualmente, en granmedida, una crisis de las preocupa¬ciones de la sociedad frente a su

juventud.

Foto © Holmes-Lebel

La revuelta de los estudiantes franceses en mayo de 1968 tuvorepercusiones profundas, no solamente en Francia, sino enEuropa y en otros continentes. En la foto, un manifestanteluego de una noche agitada en el Barrio Latino.

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JUVENTUD

IRACUNDA

por Marcel Hicter

A,inte las revueltas juvenilesque se suceden actualmente los adul¬tos no pueden entregarse al juego hi¬pócrita de la sorpresa; en forma deamonestaciones y advertencias porparte de los jóvenes, no son avisos loque les ha faltado por cierto.

Raros son los países industrializa¬dos que no hayan conocido estasrevueltas violentas y destructivas. Yaen 1956 la Navidad en Estocolmo fue

trágica y las gentes se preguntaroncómo habían podido llegar a ese ex¬tremo los jóvenes del país más econó¬micamente avanzado del mundo. Se

han escrito libros y libros para expli¬carlo por la satisfacción y tambiénpor la ausencia de deseos, por la faltade moralidad y de religión, por unalibertad sexual excesiva, por la pasi¬vidad de los padres, etc. Casi todaslas grandes ciudades siguieron el ejem¬plo de Estocolmo, y una noche deverano de 1963 la Place de la Nation

de París vio a 150.000 jóvenes entre¬garse al delirio colectivo por la exci¬tación que les producía la presenciade sus ídolos.

La explotación comercial del gustode los jóvenes excelente fuente deganancias inventó una cultura de lajuventud y creó verdaderos ghettosculturales: rechazo del mundo adulto

y de toda tradición de valores: deseode movilidad y cambio, modas siemprenuevas y provocadoras en la vesti¬menta, gemianías secretas, costum¬bres particulares, ritos de iniciación,culto de la velocidad, de la violencia,

deseo de estar «a la última pala¬bra», eliminación de los héroes y re¬emplazo de éstos por ídolos: JamesDean, Humphrey Bogart, los perso¬najes de «West Side Story», etc.

MARCEL HICTER es Director General de Ju¬

ventud y Vacaciones en el Ministerio belgade Cultura. Experto de la Asamblea Consul¬tiva del Consejo de Europa sobre 'La crisisactual de la sociedad europea; un mundo dejuventud enferma*, el señor Hicter tomó partecomo delegado de Bélgica en la ConferenciaInternacional sobre la Juventud organizadapor la Unesco en Grenoble en agosto de1964.

A continuación presentamos a nuestros lectores ampliosextractos del estudio que Marcel Hicter, Director generalde Juventud y Vacaciones en el Ministerio Belga de Cultura,ha dedicado a los problemas de la juventud europea.Realizado a petición del Consejo de Europa, esta importantetrabajo ha sido objeto de una acogida llena del mayorinterés al ser presentado en setiembre pasado en Estras¬burgo, en una reunión de la Asamblea Consultiva de dichoConsejo.

Los adultos se sienten completa¬mente ajenos a esta música joven,a estos discos jóvenes, costumbresjóvenes, peinados jóvenes, modo deconducirse joven, bebidas para jóve¬nes, etc. Pero todas estas cosas haninvadido las estaciones de radio yde televisión; y hay que ser o bien«teenager» o bien vejestorio sin re¬medio. No es una situación creada

por adolescentes, sino por adultos queconsideran únicamente a la juven¬tud como un mercado, y uno se con¬vence, no sin cierta vergüenza, deque las primeras encuestas sobre lajuventud europea han sido estudiosdel mercado que podían constituir losjóvenes.

Mientras tanto tenían lugar otrosmovimientos más intelectuales y artísti¬cos, como el notable florecimiento lite¬rario y teatral registrado en Gran Bre¬taña por los «jóvenes iracundos» quela emprendieron auténticamente contrala sociedad industrial. En los Estados

Unidos surgieron los «beatniks», entrelos que se contaron algunos buenospoetas y novelistas del rechazo y que,aunque de origen universitario y artís¬tico, se vieron rápidamente sobrepa¬sados por imitadores que nada teníande una cosa o la otra, y sólo conser¬varon la vestimenta bizarra de sus

modelos.

Holanda conoció el movimiento más

rico desde el punto de vista socioló¬gico: el de los provos, pálidamenteseguido en los países vecinos. Losprovos no rechazaban la sociedad enconjunto, ni renunciaban a modificarla;uno del grupo salió electo miembrodel Consejo Municipal de Amsterdam:el jefe era un filósofo conocido; elgrupo en conjunto luchaba, como va¬rios grupos de adultos, contra la con¬taminación del aire y del agua e in¬tentaba hacer dar a la policía nuevasfunciones más sociales, más huma¬

nas, como el cuidar de los niños oel dirigir los juegos en los campos dedeportes; luchaba también por salvarmonumentos y emplazamientos histó¬ricos pero, sobre todo, denunciaban la

hipocresía de la sociedad adulta, quedeja morir de hambre a millones deniños en el mundo mientras construyebombas atómicas y perpetra la guerradel Vietnam.

Esta guerra suscitó a la vez lacreación de muchos seminarios donde

los estudiantes de las universidades se

orientaron, por oposición, hacia unaserie interminable de interpretacionesdel pensamiento de Marx y, al mismotiempo, la aparición de grandes mani¬festaciones en países como Bélgica,donde todas las organizaciones juve¬niles se unieron para organizar, obien marchas contra la bomba atómica,o manifestaciones condenando el con¬

flicto del Vietnam.

La universidad había dado ya re¬petidas veces el ejemplo de la contro¬versia sobre la cultura, sobre la socie¬

dad, y hasta sobre ella misma comocentro de enseñanza. En este sen¬

tido cabe evocar la revolución cultural

china, el movimiento de Estrasburgo,que constituyó un motivo de estudioen Nanterre, y su manifiesto «Sobrela miseria»... y recalcar sobre todo elcaso de la Universidad de Berkeley(California), centro de alta tradiciónintelectual donde se dio el primer casode discusión abierta y violenta queanunció los movimientos a producirseen todo el mundo en 1968. En un

discurso que pronunciara en Filadelfiael 24 de febrero de 1967, el malogradoRobert Kennedy analiza extensamenteel fenómeno y cita la interpelación deldecano de los estudiantes al Consejode la Universidad, interpelación queanuncia ya lo que vendría despuésy determina el aspecto internacional dela revuelta universitaria:

«Hemos pedido que se nos escu¬chara. Vds. se han negado a hacerlo.Hemos pedido justicia. Vds. la hanllamado anarquía. Hemos pedido liber¬tad. Vds. la han llamado licencia...

Antes que hacer frente al medio y rla desesperación que Vds. mismos | JJhan creado, le ponen la etiqueta decomunismo. Vds. nos han acusado

de no recurrir a las vías legales, pero

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JUVENDUD IRACUNDA (cont.)

Por primera vez, la especie humana toma conciencia de su unidad

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al mismo tiempo nos las han cerrado.Vds., y no nosotros, son los que hanlevantado una Universidad fundada enla desconfianza y en la deshonestidad».

El fenómeno de los hippies es bienreciente por cierto, y está bien pre¬sente en la mente de todos. En esa

misma California, estableciendo unanálisis de la sociedad de abundan¬

cia de la que ha surgido la mayor partede ellos, docenas de millares de jó¬venes dejan de repente sus familiaspara vivir en su propia república: laflor, la no-violencia, la sexualidad y elpacifismo son su santo y seña; perojunto con ellos van el rechazo de todaacción, la evasión a cualquier precio,aunque sea el de la marijuana y elLSD.

Desde hace varias décadas los adul¬

tos disponían de una copiosísima lite¬ratura y de estudios de especialistassobre la sociedad industrial, la socie¬dad de consumo, la sociedad de laabundancia, la civilización del ocioplacentero, y contaban también contentativas de elucidación de esos pro¬blemas, así como de Ijbros blancos yencuestas sobre la juventud presenta¬dos en formas diversas.

Disponíamos, finalmente, de estu¬dios universitarios importantes sobre lareforma necesaria y urgente de la Uni¬versidad. Ejemplos célebres de ellosson los Coloquios franceses de Caen yde Amiens, donde los maestros másilustres de la Universidad nacional die¬

ron ellos mismos un ejemplo cum¬plido de análisis, de autocrítica y decontroversia y ventilación de todoslos problemas. También en Bruselasfueron Jos profesores y los investiga¬dores los que se pusieron en marchael movimiento estudiantil. Hace más

de diez años que el rector Jean Ca-pelle lanzaba en Francia la fórmula,adoptada luego con tanta frecuencia,de los programas de controversia.

Con todos esos datos, esos estu¬dios, esos conocimientos en mano ¿porqué fingimos no comprender o, lo quees peor, no comprendemos verdade¬ramente lo que pasa? Por poco quese ahonde en el análisis objetivo deuna situación muy compleja, hay quereconocer que, por una parte, hayen ella un conflicto de generaciones:quizá el primero de los conflictos vio¬lentos entre jóvenes y viejos que nosanuncian determinados sociólogos di¬ciendo que han de reemplazar la viejalucha de clases. El hecho, en todocaso, rompe los ojos; la forma de en¬carar la cuestión que tienen los estu¬diantes es esencialmente de cateo, detanteo, y la reacción de los adultosnaturalmente conservadora.

Vivimos en una sociedad en la queaumenta incesantemente la proporciónde viejos en los parlamentos, las cá¬tedras universitarias, los altos puestosde la administración, la dirección delas empresas, la propiedad industrial,comercial y agrícola, los puestos de

los consejos de administración; vie¬jos que no tienen ya el brío mentalo moral o físico no sólo para estar aldía con lo que pasa, sino para viviry actuar en función del porvenir.

Pero tampoco los hombres de cin¬cuenta años se aventuran. En 1940

tenían 20 años; muchos de ellos han

jugado a la vida y la muerte todos losdías de su juventud, y es un juegoque cansa; muchos también han pasadoesos años en campos de concentra¬ción; es lógico que quieran gozar delo que no tuvieron entonces; todossienten el orgullo de haber reconstrui¬do su país, su casa, sus escuelas, susfábricas, y de haber creado una so¬ciedad donde el bienestar y las como¬didades son generales lo que másechaban de menos entre los veinte ylos treinta años y de progresar cadadía más hacia un bienestar mayor yhacia lo que ellos llaman un mayorgrado de justicia social.

Los alemanes de cincuenta años

agregan a todo eso el orgullo especia-lísimo de haber instalado, por encimade «la noche y la niebla», la primerasociedad democrática verdadera en la

historia de su pais, sociedad que duraya desde una generación atrás; y elorgullo especialísimo, también, de ha¬ber reintegrado en veinte años su paísal conjunto de Europa de igual a igualcon los otros.

Pero hete aquí que..sus hijos con¬denan la sociedad de la abundancia,su democracia, sus estructuras y laUniversidad que no está allí sino paraprepararlos a constituir las filas deprofesionales dentro de esa sociedadde la que sus padres quincuagenariosestán tan orgullosos.

La «mundialización» de la cultura.

Tratemos de comprender. ¿Qué eslo que cambiado verdaderamente enuna generación? ¿A qué se debe esamutación acelerada?

En 1967 yo había señalado la uni¬versalización de la cultura y el destinode los jóvenes, citando al efecto aHenri Janne:

«Toda guerra, por más periférica oimportante o susceptible de llamar. laatención de las gentes que sea, sedifunde y conoce instantáneamente encentenares de puntos del globo. Seproduzca donde se produzca, un hechodeterminado no deja de tenir conse¬cuencias para los demás hombres; lainterdependencia económica es efec¬tiva y tiene efectos directos o indi¬rectos sobre cada uno».

Toda guerra, por más periférica ymarginal que sea, toda dificultad seríaen el mundo, afecta el equilibrio, laseguridad, la libertad de todos lospueblos, por lo menos potencialmente.Estamos enterados de todo lo quepasa en el mundo. La imagen, el so¬nido, la palabra llevan a todas partesel conocimiento de la vida de los otros.De ahora en adelante no podemos

hacer caso omiso de la miseria del

«tercer mundo»; a su vez éste con¬

templa lo que para él constituye lariqueza encontrando al mismo tiempo,sin duda alguna, risibles y odiososnuestros problemas de reparto social.»

«Por primera vez en la historia, laespecie humana toma conciencia desu unidad. Los problemas que se plan¬tean no tienen sentido sino a escala

total, por referencia, no al hombrecomo abstracción, sino a la humanidad

total, presente, concreta y viva. Lanación, por grande que sea, vivetodavía a la escala del cañón, deltanque, del motor a explosión, es decir,de lo que se llama «armas clásicas».Pero los hombres en general viven a laescala del motor de reacción a chorro,de la bomba H y de los cohetes inter¬planetarios o espaciales, es decir, a laescala de la humanidad.»

Comunicación de masas y culturade masas. A la universalización de

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Los pintorescos «hippies» van en busca de una fraternidad calurosa en que el Individuo' se liberade la opresión urbana, de la falta de espacio y tiempo. A la izquierda se los ve en Katmandu, en el Nepal,pais en que, lejos de la civilización técnica, buscan con entusiasmo las cosas que ésta no puedeofrecer. Arriba, la hostilidad de la metrópolis vertical en la que se apilan hombres que viven sinmirarse ni verse por encima de las congestiones del tráfico.

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JUVENTUD IRACUNDA (cont)

Amoldamiento industrial de las mentes

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la información se agrega una acelera¬ción de las comunicaciones y una pe¬netración de la masa por aquélla.Vivimos la era de las comunicaciones

entre las masas y de la cultura de ma¬sas. Y tenemos que vérnosla con la pri¬mera generación que ha crecido conla televisión. Hay que darse cuentade que si para la mayor parte de no¬sotros la escuela fue la principal,cuando no la única, ventana abierta

al mundo, a esta nueva generaciónno le ha dado más que una ínfimaparte de su haber intelectual.

Desde los primeros años de su vidalos jóvenes de hoy se han visto bom¬bardeados por una serie de imágenesy sonidos, de informaciones fugaces,cambiantes, y han pasado en un mismominuto de la muerte de Kennedy auna carrera de automóviles o a un

desfile folklórico. Sufren todos un con¬

tinuo bombardeo de conocimientos

fragmentarios, no integrados ni jerar¬quizados, no estructurados, ni dispara¬dos a valores o líneas de fuerza de¬

terminados. Esos jóvenes no conocenni el análisis ni la síntesis.

Hace varios años que el ProfesorMcLuhan, británico emigrado al Ca¬nadá, viene perturbando a muchos consus consideraciones sobre el fin de la

«galaxia Gutenberg». McLuhan declaraque nuestra sociedad, fundada enla escritura linear, estaba obligada aser una civilización del ojo y de larazón (basta que uno tenga que escri¬bir para que se vea obligado a precisarsus ideas) mientras que las comuni¬caciones para la masa, y muy especial¬mente la televisión, nos hacen aban¬donar la era de la razón para enca¬minarnos a una nueva era oral, en quela tribu cobra dimensiones planetarias.

Todo ocurre como si, entre las

estructuras mentales de los jóvenesy mi estructura mental de adulto, nohubiera diferencia de calidad sino de

esencia, de sustancia; una diferenciaque trae consigo la imposibilidad deldiálogo por falta de un método comúnde reflexión y razonamiento. Esperoequivocarme, pero estas coinciden¬cias siguen inquietándome.

El «amoldamiento» industrial de las

mentes. Para los adultos hay otracosa igualmente grave. Hay que leera H. Magnus Enzensberger («¿Culturao nivelación de las mentes?»), y espe¬cialmente su estudio sobre el método

industrial de igualar las ideas. Estefenómeno social que es la manera dedirigir y hacer amoldarse industrial-mente las conciencias y los espírituses un producto de los cien años últi¬mos que sufre ahora un desarrollorápido y múltiple.

«Aún no hemos llegado a darnoscuenta», dice este autor, «de que esamanera industrial de dirigir la mentedel hombre está por alcanzar su plenodesarrollo y de que todavía no ha podi¬do enseñorearse de su pieza esencial,

que es la enseñanza. La industrializa¬ción de la enseñanza ha comenzado

hace bien poco; mientras nosotros se¬guimos discutiendo el empleo del tiem¬po, los sistemas escolares, la falta deeducacionistas y la plena utilizaciónde los locales, se van preparando losmedios técnicos que harán anacrónicotodo debate sobre la reforma escolar.»

«El «amoldamiento industrial» de las

mentes es una cosa tan notoria en el

régimen capitalista como en el co¬munista. Poco importa que esa formade dirigir el pensamiento general lapractique el Estado o una serie deinstituciones públicas o privadas; delo que se trata en todas partes esde « perpetuar la relación entre lasfuerzas existentes, sea cual sea sucarácter»; en todas partes se tratatambién de «inculcar cierto modo de

pensar a fin de explotarlo». La explo¬tación material se escuda tras la explo¬tación de mentes maleables o simple¬mente inconscientes; de ello resultauna miseria moral y la pérdida de lasfacultades políticas por parte de masasque quedan libradas a las decisionesde minorías cada vez más poderosas».

«El rápido desarrollo de ese «amol¬damiento industrial» de las mentes,

que cobra categoría de instancia de lasociedad moderna, transforma el papeldel intelectual en la sociedad. El inte¬

lectual se ve expuesto a nuevos peli¬gros y nuevas eventualidades, entreellas la de ser objeto de tentativasde corrupción y de chantaje de uncarácter nuevo y sutil. Voluntaria¬mente o no, conscientemente o no, seconvierte en cómplice de una industriacuya suerte depende tanto de él comoél de ella, y cuya misión actual, quees la de cimentar el poder establecido,es incompatible con la suya. Aquí lle¬gamos a la frontera de un mundo deviolencia sicológica, si es que no entra¬mos en el cogollo del mismo.»

Un mundo de violencia. Esta vio¬

lencia que nos rodea merece que unose ocupe de ella por el desafío a la civi¬lización que comporta. No es que loshombres de otras épocas no la hayanconocido; para muchos de entre ellosesa violencia era cotidiana. Pero paranosotros, para nuestra época, en elmomento de afirmarse el dominio del

SIGUE EN LA PAG 20 2 <¡

Como en un calidoscopio gigante,todas las Imágenes del mundo

desde la belleza hasta el horror

estallan sobre la juventud actual, laprimera que ha crecido frente a laspantallas de televisión. Para estajuventud la Imagen está antes que lapalabra. Ello modifica tanto suactividad como su capacidad derazonar, y ciertos sociólogos ven enlas comunicaciones de masas la

razón profunda de las crisis actuales,que son las de un humanismo quese está buscando.

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JUVENTUD IRACUNDA (cont.)

hombre sobre las fuerzas de la Natu¬

raleza, en el momento de florecer la

ciencia y de fulgurar la investigación,la violencia, en un mundo que nos in¬culca desde la infancia el respeto porla vida, constituye un escándalo ana¬crónico.

El Centro de Estudio sobre la civi¬

lización contemporánea de la Univer¬sidad de Niza acaba de publicar textosde un coloquio entre los representan¬tes de diversas disciplinas bajo el títulode «La violencia en el mundo actual»

(Desclée de Brouwer, 1968). El sumariodel libro basta ya para angustiarlo auno. Tensiones y distorsiones en elhumanismo contemporáneo: Violenciay moral; Terrorismo y violencia sico¬lógica en el teatro, la literatura, elcine, la televisión; Conflictos sociales,Tercer mundo, El negro en los EstadosUnidos, Segunda guerra mundial,Armas nucleares, Violencia internacio¬

nal... Creo que basta con citar aquíunos párrafos de Jean Onimus que pre¬cisan el aspecto nuevo de la violen¬cia:

«Paradójicamente, en el curso delos treinta últimos años, la violenciase ha desencadenado en formas par¬ticularmente odiosas, alcanzando un

grado de cinismo y refinamiento dignode las épocas más crueles de la his¬toria. Torturas, genocidios organizadoscientíficamente, persecuciones de to¬das clases, desplazamiento forzado depoblaciones enteras, aniquilamientopor los poderosos de pueblos u hom¬bres indefensos, nuevo despertar delterrorismo bajo las formas más inhu¬manas, y finalmente, amenaza atómicay todo lo que se llama «equilibrio porel terror».

«La violencia, como una marea, vasubiendo en el horizonte del porveniry hace pesar, sobre la euforia delprogreso, la angustia de la regresión,es decir de una destrucción total. Y

lo que es más aún, las técnicas de laviolencia, al irse perfeccionando, hanhecho aparecer formas nuevas de bru¬talidad física y moral: violación de lasconciencias, lavado de cerebros, ma¬nipulación de las mentes y presionesde todas clases que constituyen unagigantesca empresa de enajenación yprofanación de las libertades.»

«Cuando uno piensa en las ten¬siones políticas, económicas, racialesy sociales reinantes en un planetaque ha cobrado plena conciencia delo que es en conjunto, y cuando consi-

Foto © Asie Photo

dera, por otra parte, la variedad y fuer¬za de los medios de conquista y coer¬ción de que la ciencia ha dotado a loshombres, uno se pregunta angustiadosi el círculo de la violencia no se ha

cerrado definitivamente y si el apelara la conciencia universal podrá rom¬perlo alguna vez. »

«Ese tipo de violencia caliente, bru¬tal, que rompe los ojos, no es elúnico por cierto. Más peligrosas, pormenos visibles, son las empresas sola¬padas de adiestramiento, de nivela¬ción, de «acondicionamiento» que, bajolas apariencias más amables y ponien¬do hábilmente en juego ciertas moti¬vaciones, tienden a encerrar a lasgentes en redes invisibles. El indivi¬duo desprevenido, desconcertado porla complejidad de las situaciones,aplastado por las solicitaciones de quees objeto y atacado simultáneamenteen lo que tiene de más bajo y demás noble tanto en su idealismo

como en sus instintos no es otra

cosa que un juguete pasivo, y tantomás objeto de burla cuanto más librese cree. »

«Casi es imposible sentir esa formainteriorizada de la violencia, que alejay enajena mucho más profundamente

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"Cada civilización ha conocido sus

demonios y sus ángeles. Pero susdemonios no eran forzosamente

multimillonarios y productoresde ficciones. Tarde o temprano, lafábrica de sueños vive de sus

medios más eficaces, que son elsexo y la sangre".

André Malraux

que las otras porque sorprende a lasconciencias cuando no están en guar-dio, apoderándose de su buena volun¬tad. Para defenderse de ella hace falta

estar bien alerta, en una actitud depermanente desconfianza de la que lamayor parte de los hombres no soncapaces. »

«En ello reside la más inquietantede las amenazas para el porvenir in¬mediato; contra las manifestacionesabiertas de la violencia, la reacción se

impone por si misma, pero la violenciaasordinada se instala con la conni¬

vencia de sus víctimas y no se ladescubre más que por las ventajasque aporta a quienes se sirven deella.»

Efectos de la explosión demográficade la juventud en la vida y ambientede escuelas y universidades. Laexplosión demográfica de la juventudtiene repercusiones inmediatas sobrelos presupuestos y la adquisición deútiles escolares, pero también las tiene

sobre la vida que se hace en el inte¬rior de las escuelas y el clima espi¬ritual dominante en ellas. Es lo que hapasado en las universidades de Franciay Bélgica al aumentar el número deestudiantes, en el curso de una gene¬ración, de 50.000 a 600.000 y de 10.000a 60.000 respectivamente.

Universidades con 100.000 estudian¬

tes no pueden organizar verdaderasrelaciones humanas entre éstos y losprofesores, por una parte, y entre am¬bos grupos y los administradores porla otra.

En la de Lieja, que ha experimen¬tado un crecimiento demográfico nor¬mal, el Profesor Fernand Desonay se¬ñalaba que en 1930 había cinco estu¬diantes en el año final de filosofía

y letras, pero que al cumplir su últimoaño de profesorado, en 1965, habíatenido que examinar a 1.384 estudian¬tes condenados, por la simple razóndel número, al anonimato y al juegode la indiferencia y la casualidad.

Sartre decía hace poco: «En laEscuela Normal Superior éramos 25

una promoción y no nos ahogá¬bamos. Se trabajaba en colaboracióny con instrumentos perfectos. Se podíadiscutir con el profesor, y había unacontinua controversia, pero todo elloocurría en una atmósfera de aristocrá¬

tica leticia. Hoy la cosa ha cambiadototalmente. Los estudiantes se han

multiplicado en tal forma que ya nopueden tener con los profesores lasrelaciones directas que teníamos en

otros tiempos. Hay muchos estudiantesque no llegan a ver siquiera al pro¬fesor. Apenas si lo oyen por medio deun altoparlante: el profesor es un per¬sonaje totalmente inhumano e inacce¬sible que está ahí para espetarles uncurso cuyo interés para cada uno nollegan a comprender en absoluto. »

Pero cuando miles de alumnos tienen

como centro privilegiado de sus estu¬dios las ciencias humanas es decir,

sus propios problemas presentes yfuturos, individuales y colectivos, pri¬vados y públicos lo que se producees un incendio alimentado permanen¬temente. A causa de la explosión delnúmero de universitarios, la cosa quese comunica desde las facultades deciencias humanas a todas las otras

es, sobre todo, una conciencia de ladepreciación que ha sufrido el títulouniversitario. Nace así un nuevo prole¬tariado cargado de armas mucho másexplosivas para defender sus interesesy su porvenir que el proletariadoobrero de otros tiempos.

El destino del joven universitariocontemporáneo no es lógicamente,como lo fue en el caso de su padre,el de convertirse en una figura direc¬tiva, un alto funcionario o un profesio¬nal eminente. Pero este aspecto, pura¬mente universitario y muy agudo, comoacabamos de ver, no debe hacernosolvidar otras consideraciones infinita¬

mente más generales y que sobre¬pasan los problemas de la juventudestudiantil.

,n un corto artículo publi¬cado en «La educación nacional» (20junio 1968) Robert Mandra se preguntasi las causas del malestar y la inquietudjuveniles (aceleración y transformaciónsocio-económica, capitalismo, burocra¬cia, inadaptación de la enseñanza,crisis de la adolescencia, etc.) o sealas causas tradicionales, no llegarían,en la medida en que sufren una ampli¬ficación tan violenta como la actual, aproducir otros efectos y si, cómoocurre en física, un cambio cuantitativo

no provocaría otro cualitativo; si el gi¬gantismo numérico, en suma, no traeríaconsigo la necesidad de revisar dearriba a abajo y poner en tela de juiciola jerarquía de los problemas humanos.

En la sociedad estable de los últimos

siglos se llegaba normalmente a unconcepto cronológico de la jerarquíade los papeles: el conocimiento se veíamadurado por la experiencia y las res¬ponsabilidades se desprendían normal¬mente del hecho de ir envejeciendo.

Pero ahora tenemos que se llega ala eliminación del binomio «conoci¬

mientos y experiencias» para reempla¬zarlo por el binomio «conocimientos yespíritu creativo» tanto en política

como en ciencias, medicina y técnica;la juventud del mundo y su evoluciónda la prioridad al invento, a la innova¬ción y a las soluciones nuevas, hastael punto de que casi se podría decirque la experiencia del pasado consti¬tuye un «handicap» para el adulto con¬temporáneo, parecido a ese «fumadorque conserva cuidadosamente las ce¬rillas que han salido buenas».

En este mundo en que la eficacia sesitúa cada vez más entre los 25 y los40 años y en que las «nuevas olas»enarbolan sus inventos en casi todas

las disciplinas, nos va a ser necesariorevolucionar las relaciones humanas yencontrar, para los que tienen más de50 años, la posibilidad de replegarse alas funciones de continuidad y de cum¬plimiento a largo plazo.

En los paises en que la juventud esnuméricamente muy importante, talesproblemas ya no se pueden considerarcomo problemas de minoría ; pero loque complica considerablemente elanálisis es que las transformacionesnuméricas van acompañadas de trans¬formaciones biológicas, sociológicas yprobablemente hasta de una transfor¬mación de las estructuras mentales.

Alteraciones de la función social de

la juventud. En las generacionesque nos han precedido, el paso de lainfancia a la edad adulta se hacía en

cuestión de meses; ahora exige unplazo de más de 10 años. Esta largaadolescencia permite a los jóveneshacer frente a sistemas normativos

diferentes y muy contradictorios quetodos ellos tienen por fuerza que expe¬rimentar antes de componerse unamoral autónoma. El estiramiento pro¬voca asimismo una prolongación detodo lo indeciso e indeterminado quehay en su manera de pensar, así comoen la facultad de soñar el mundo como

les place y vivir llenos de pensamien¬tos poco reales.

Hace una o dos generaciones, laenorme mayoría de los chicos dequince años habían elegido ya la carre¬ra u oficio que querían seguir; hoy endía hay muchos «adolescentes» de25 años que no se han decidido pornada todavía. Al terminar la enseñanza

secundaria, el 26 % de los chicos y el50 % de las chicas no saben por qué ^oficio optar. Este retraso en el acceso /la la autonomía social produce un nú- *mero cada vez más considerable de

parejas jóvenes, algunas con hijos,

SIGUE A LA VUELTA

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JUVENTUD IRACUNDA (cont.)

Participar de ios beneficios pero no de la producción

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que viven únicamente del dinero queles pasan sus padres.

Paul Sivadon, profesor de la Univer¬sidad de Bruselas y, entre otras cosas,Presidente de la Liga Europea de Hi¬giene Mental, se refiere a esa prolon¬gación del período de la adolescenciadiciendo que si bien la medicina y lahigiene prolongan la vida del hombre,dan al mismo tiempo a los jóvenes unaaltura mayor, una fuerza física gene¬ralmente superior y, sobre todo, unapubertad más precoz. Pero de una ma¬nera contradictoria, mientras los jóve¬nes llegan más pronto que antes a laplena posesión de sus funciones bioló¬gicas de adultos, su autonomía comotales se ve cada vez- más postergada.

Dice el Profesor Sivadon: «Siempreha habido oposición entre las genera¬ciones, revueltas entre los estudiantesy violencias por parte de algunos gru¬pos de jóvenes; pero ahora el estu¬diante ya no es la excepción, sino laregla, y cuando los jóvenes se hacentan numerosos como los adultos, ya noson solamente adultos en potencia, y«si los adultos no se ponen en guardia,son ellos los que pronto entrarán enla decadencia (1)».

En los años venideros, el problemaamenaza ser el de la inadaptación delos adultos a la sociedad contemporá¬nea. Complicando todavía más el fenó¬meno, el Profesor Sivadon señala queasistimos a una nueva mutación funda¬mental de la especie humana: la neote-nia es el poder de reproducción acor¬dado en otros tiempos a un antropoidede carácter fetal; es el pasaje a lafunción de adulto reproductor de unindividuo de estructura infantil.

.Pero ahora no nos queda otro reme¬dio que reconocer una cosa: el jovendesarrolla sus apetitos fisiológicos enun período de desarrollo físico acele¬rado que no encaja en absoluto con sudesarrollo afectivo, moral e intelectual,en franco retraso frente al físico.

Nuestras sociedades corren el riesgode verse compuestas dentro de pocotiempo por una mayoría de individuoscon cuerpo de hombres y cerebro deniños; el joven de nuestros días es unproducto neoténico hecho ya para otromundo que mañana hará suyo y que eladulto no puede comprender.

La situación global de una sociedadsemejante se ve agravada por elhecho que ese joven no tiene necesi¬dad de esa matriz social que es elmedio familiar hasta los cinco o seis

años de edad, sino hasta los quince olos veinte. El papel de los padres, enconsecuencia, se intensifica y tomaotras proporciones.

En otros tiempos, los jóvenes se for¬maban frecuentemente la personalidadpor indentificación con el padre y lamadre; hoy se la forman por identifi¬cación con los camaradas y con los

prototipos que convierten en ídolos, yaque la fuente de seguridad con quecontaban ha desaparecido al renunciarlos padres a su papel.

Los padres de mi generación hacíantodo lo posible por comprender a sushijos y transformarse en compañeros yconfidentes de éstos. Sivadon nos dice

ahora que esos padres-compañeros yano tienen razón de ser: «más vale en¬

tonces dirigirse a los camaradas ver¬daderos». Tenemos entonces que inter¬pretar el papel de padres de otra ma¬nera, aunque más no sea «para pro¬porcionar los puntos de resistenciagracias a los cuales el joven puedelevantar el vuelo»; y hacerlo por oposi¬ción y personalización, esta últimatanto más indispensable cuanto quelos jóvenes de hoy día crecen ya nosolamente para separarse de sus pa¬dres, sino para abordar un mundo alque no tendrán acceso los adultos quelo han construido.

A estas alteraciones biológi¬cas se agregan alteraciones de la fun¬ción social de la juventud. Si nosatenemos a lo que dice Sigmund Bau¬man, hay que hablar hasta de unaausencia de función social de la ju¬ventud (1).

Bauman, eminente profesor de Var-sovia, cuyas publicaciones conocenbien los medios especializados del Oc¬cidente, señala a su vez la falta de ade¬cuación entre el desarrollo biológico,la madurez fisiológica y el acceso auna función en la sociedad a cuyasresponsabilidades los jóvenes no acce¬den sino mucho más tarde; mientras

tanto tienen plena conciencia de parti¬cipar en la redistribución de beneficios(que es su derecho) sin participar en laproducción (que sería su deber).

El período de los derechos y de lavida marginal se prolonga en detri¬mento del período de los deberes y dela eficacia. Nuestra sociedad no ha pre¬visto una función que vaya progre¬sando con la edad; no hay ritos depaso de un período a otro. El de laadolescencia es un no man's land mal

definido en que los jóvenes debenliberarse frente a la familia, acceder a

la heterosexualidad, encontrar su voca¬

ción, preparar su hogar futuro, y todoello mientras prolongan su infancia sinque haya verdadera progresión haciala edad adulta, y sin que dejen de de¬pender de la ayuda financiera de suspadres y de todos los servicios queestos puedan prestarles. Son infantesembalsamados desde el punto de vistasocio-cultural, aunque bien vivos en

otros sentidos. August B. Hollingshead,distinguido profesor norteamericano,dice, en un estado de ánimo similar al

de sus colegas: «Los componentes deese grupo en formación han perdidolas funciones que tenían en nuestracultura (1) ».

Bajo la acción de factores contra¬dictorios culturales, educativos, so¬

ciales, y sobre todo en razón de ladistancia que hay entre el comporta¬miento real y el ideal pedagógico, tene¬mos como resultado una serie de

neurosis, privaciones y desilusionesque en unos producen una agresividadmayor, en otros una apatía total y enmuchos una fuga de la realidad. Todoesto ha tomado completamente despre¬venidos a padres y maestros.

También en Polonia, dice Bauman,se comprueba, como consecuencia detodo ello, un activismo idealista de los

estudiantes y una manera de tomarposiciones desde el punto de vistasocial que están en oposición con elegocentrismo y el instinto de defensade los jóvenes obreros que, por suparte, tienden a la creación de un uni¬verso particular compuesto de elemen¬tos seguros y estables (trátese tantode objetos como de valores morales).

No se puede permanecer indiferentefrente a los análisis de Sivadon (unavoz de París y de Bruselas), de Bau¬man (una de Varsovia) y de Hollings¬head (una de los Estados Unidos deAmérica), cuyos análisis llegan, porcaminos diferentes, a resultantes mora¬les sobre la constatación de que eljoven debe entrar en una variedad depapeles, y por consiguiente de acti¬tudes y de opiniones, siendo siempreun mismo hombre, y que ello lo libraa contradicciones internas de las

cuales surge la noción de relatividadde los valores adquiridos: toda regla oprohibición son relativas. De ahi re¬sulta una amenaza permanente de de¬sintegración estructural o cultural, ycon ella el rechazo, el miedo y la an¬siedad.

Si a esto se agrega la constataciónfácilmente verificable de que el

número de años que los jóvenes pasanen la Universidad se va prolongando,que entre un gran número de los másinteligentes se multiplican los títulosy diplomas y las funciones paralelas ala investigación antes de aceptar final¬mente las responsabilidades del adulto,se puede ver en ello una fuente deangustias. En cada una de nuestrasgrandes universidades hay varias de¬cenas, entre las mentes más brillantes

de 25 a 30 años, que se niegan, noa dejar su juventud, sino a dedicarsea las funciones propias de los adultos.

(1) -Algunos problemas de la educacióncontemporánea*, en la Revista Internacionalde Ciencias Sociales, Año XIX. No. 3, 1967,Unesco.

(1) En su »Estudio sobre la juventud de laciudad de Elm- (Estados Unidos).

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¿Como hará el individuo para salir de los subterráneos de la ciudad de consumo, dondeno se siente existir sino es en términos de rentabilidad? Bajo la regla de la «automación»y de las computadoras asombrosos factores de progreso material la juventud seentrega a una nueva forma de esclavitud.

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JUVENTUD IRACUNDA (cont;

La sociedad de consumo y el análisis de Marcuse

Características de la sociedad con¬

temporánea. Hay que tener en cuen¬ta que la sociedad europea ha sufrido,a partir de la década pasada, una mu¬tación profunda; esta mutación ha em¬pezado a afirmarse a partir de 1960.Antes de 1950 reinaba en ella otra

manera de pensar. «El hombre» sedefinía por la actividad productora oestética.

Pese a oposiciones que pretendíanser radicales, había una forma de con¬senso, y todo el mundo estaba deacuerdo en atribuir al trabajo, a los ofi¬cios, a la actividad, un valor ético al

mismo tiempo que una importanciapráctica considerable. Muchos espera¬ban realizarse en su profesión. Otrosatribuían al trabajo manual el origende la dignidad humana, dignidad enla que la clase obrera encontraba ele¬mentos de su conciencia de clase,

teniendo por meta la reorganizaciónde la sociedad en

aspecto del trabajo:social por un lado

función del doble

el de la promocióny de la planifica-

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ción económica por el otro.

Hoy en día hay que reconocer for¬zosamente que esos valores no handesaparecido, pero sí que se han esfu¬mado considerablemente. Lo que apa¬rece ahora en primer plano es unconjunto de ideas y maneras de very de sentir inspiradas por el hechodel consumo. Hay actualmente una

ideología del consumo, puesto que deéste extraen individuos y grupos surealidad, así como encuentran en élsus perspectivas. Ya no se nos pro¬pone la imagen del hombre productor,sino la del consumidor.

La sociedad industrial. Es inte¬

resante constatar que los sociólogosno se han puesto de acuerdo paracaracterizar a esa sociedad dándole un

nombre determinado. Todos ellos nos

proponen un surtido de denominacio¬nes. Hay quienes hablan, por ejemplo,de la sociedad industrial.

La expresión no es inexacta, puestoque con ella se caracteriza el crecientepredominio de la industria sobre laagricultura. Uno puede preguntarse sihay una o varias sociedades indus¬triales. Se puede encontrar a la vezmuchos argumentos en favor de la«mundialización» de la industria, ymuchos otros en favor de la diferen¬

ciación cada vez mayor de los paísesy sectores de la industria moderna. Nosabemos si el proceso mundial de laindustrialización va a producir en todaspartes el mismo tipo de sociedad; sehabla ya de una sociedad post-indus¬trial.

Y no hay que olvidar tampoco elproblema del tercer mundo, es decir,de los países en los que predomina laagricultura. Una organización intensiva,que llegue a explotar el 100% de las

potencialidades, nos conduciría a lahipótesis de Mao-Tse-Tung, que es lade una ciudad mundial situada casi

toda en el hemisferio norte y rodeadapor un campo mundial, hipótesis quenadie está todavía en condiciones de

refutar.

La sociedad técnica. Otros hablan

de una sociedad técnica, vale decir,

que definen la sociedad por la téc¬nica. Es incontestable que los hechostécnicos tienen una importancia cadavez mayor. La técnica nos ha mar¬cado jalones, aunque no tengamosplena conciencia de ello. Esta ideo¬logía de la técnica constituye un de¬safío de los países de diferentes regí¬menes económicos y culmina en la ca¬rrera armamentista y la permanentedepreciación de las maquinarias.

El fenómeno urbano. El fenómeno

urbano parece, en cualquier sentido,más importante que el fenómeno téc¬nico; la técnica entra en la sociedadpor las ciudades, y por ello los fenó¬menos urbanos vendrían a ser los

verdaderos problemas técnicos. La cre¬ciente importancia de la técnica exigeun apoyo social, la presencia de unoo de varios grupos para los cualesla técnica se ha transformado en una

verdadera ideología y que tratan deconstruirse en clase: los tecnócratas.

Teóricos de la abundancia. Lo

mismo puede decirse del paso de la

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En la Facultad de Medicina

de París, como en tantas otras,los «comités de acción» lo

discuten y revisan todo.

carestía a la abundancia. Pero hayque convenir en que subsisten im¬portantes islotes de pobreza; hastaes posible observar un nuevo tipode ésta. Una vez satisfechas las ne¬

cesidades más elementales, se acusan

otros tipos de carencias, especial¬mente en materia socio-cultural.

Fuera de ello, aunque en otros tiem¬pos el pan escaseara, el espacio abun¬daba. Hoy día, sobre todo en el mediourbano, se sufre de falta de espacioy'también de tiempo, como lo ponede relieve el estudio internacional pre¬supuesto-tiempo-trabajo-vacaciones.

Teóricos de la sociedad del ocio

placentero. Estos últimos se basanen hechos exactos pero con los quejuegan arbitrariamente. Algunos deesos hechos son incontestables, como

el de que el tiempo dedicado al ocio(vacaciones, week-ends, etc.) tiene unpapel considerable en la sociedad enque vivimos.

Pero un análisis preciso del tiempolleva a distinguir el que se dedica altrabajo del tiempo libre (dedicado alocio) y también del que hay perderforzosamente (en ir de un sitio a otroy cumplir con esas formalidades detodo orden que exige una sociedadcada vez más burocratizada). Estetiempo perdido a la fuerza es unaconsecuencia de la forma en que sehan extendido las ciudades, o sea dela disociación entre los lugares detrabajo, de residencia y de vacacioneso descanso. Y uno llega a darse cuen¬ta con asombro de que, aunque dis¬minuya el tiempo dedicado al trabajo,el tiempo de que se dispone para elplacer o el descanso no aumenta: elque aumenta es ese tiempo perdido engestiones e ideas y venidas.

La sociedad de consumo. ¿Cabehablar de una sociedad de consumo?

Sin duda alguna. Pero si se habla deella, hay que hacerlo con ciertas pre¬cisiones. No se trata únicamente de

constatar que en los paises industrialesde nuestros días los teóricos del con¬

sumo insisten en que si la produc¬ción no se orientaba antes a la sa¬

tisfacción de la demanda o de la nece¬

sidad es porque los industriales noconocían esa necesidad, o en otras

palabras, no sabían con qué clase demercado podían contar.

Hoy en día, por el contrario, losque organizan la producción han ex¬plorado a fondo esos mercados y cono¬cen, no solamente la demanda delconsumidor, sino hasta los deseossecretos de éste. La teoría levanta

objeciones. Hay, efectivamente, muchasencuestas y estudios del mercado,de las motivaciones del comprador ytutti quanti, pero es fácil comprobar,de todas maneras, que se hace hin¬capié casi exclusivamente en las nece¬sidades individuales, y que las deorden social se han dejado de lado, locual no deja de ser curioso.

En las nuevas urbanizaciones, porejemplo, todo lo relativo a las nece¬sidades de orden social se deja delado. Asistimos en realidad a una

fabricación de necesidades por partede los que tienen en sus manos losmedios de producción y ello, con elapoyo de la publicidad que modelaesas necesidades nuevas, les da for¬ma y atractivo. Así se llega al hechocategórico de que los que manejan lasriendas de la producción manejan dela misma manera las condiciones del

consumo.

En realidad, no hay planificacióndirecta de la producción, sino plani¬ficación indirecta, que es más equívoca.Por todos lados ve uno una actividad

frenética de mil oficinas o agenciasdedicadas al estudio del mercado quepreparan, prevén, organizan el con¬sumo e influyen pesadamente en nues¬tra vida cotidiana, que se ve recor¬tada y manejada en la forma que me¬jor conviene a la producción, HenriLefèbvre propone esta definición de lasociedad actual: Sociedad burocrática

de consumo dirigido.

Contrariamente a lo que se espe¬raba hace algunas decenas de años,las relaciones de producción se hanesfumado de la conciencia y del cen

tro de las actividades sociales. Elconsumo no establece relaciones entre

los individuos; el consumo es un actosolitario.

El análisis de Marcuse. Cuando

Marcuse analiza causas y efectos deesta sociedad, declara que la sociedadindustrial está dominada por la técnicao tecnología, que se ha convertido «enun poder en sí, tanto más temiblecuanto que actúa en el hombre y con¬tra el hombre para hacer de él unhombre mutilado, de una sola dimen¬sión». Mientras que el objeto de laorganización social es «el advenimien¬to de una existencia humana en una

Naturaleza humanizada» vivimos ymorimos, por el contrario, «bajo el'signo del racionalismo y de la pro¬ducción» que nos mutilan definitivay totalmente.

La burocracia, la administración, las

planificaciones, el aparato de los par¬tidos, todo ello está obnubilado por laprioridad absoluta que se da a la pro¬ducción. «Se hacen cacerolas para co¬cinar sopa y sopa para llenar las cace¬rolas». En esta voluntad de bienestar

(welfare) las grandes reivindicacionesson únicamente cuantitativas, no cua¬litativas. Se ha llevado al hombre a

preferir el más tener al más ser, adar la primacía al nivel de vida porsobre la clase de vida que se hace.De esta manera, tanto en el régimencomunista como en el régimen capi¬talista, hay «el mismo choque de laindustria moderna con el poder». Elhombre tiene un valor puramente ins¬trumental.

La administración de las cosas re¬

emplaza al gobierno de las personas,y llegamos simultáneamente a lo racio¬nal y a lo absurdo al «vender refu¬gios antiatómicos dotados de todo elconfort moderno». Hay que reinventarel arte de vivir, dice Marcuse; hay querevolverse contra el totalitarismo de

la razón tecnocrática: y reinventartambién la flor y el amor. Hay querechazar la sico-sociología que «sepropone cuidar al individuo para quepueda seguir funcionando como partede una civilización enferma» y «quetransforma nuestra pena histérica eninfortunio banal» (Freud).

evantamiento estudianti

Li a tiranía que sufre el hom¬bre en nuestra sociedad industrial, quellamamos democrática, es tan total,enajenante y deshumanizadora comola peor de las dictaduras.

Los estudiantes de ciencias humanas

han popularizado esas ideas, negán¬dose a que se los lleve a la condiciónde cosas, no de seres, y proclaman¬do su voluntad de no integrarse enuna sociedad en la que serían a lavez masificadores y masificados, ma¬nipuladores y manipulados.

Mi intención era hacer aquí la his

toria de la revuelta estudiantil pais porpaís; pero luego de haber reunido todala documentación correspondiente, mehe dado cuenta de la enormidad e inu¬

tilidad de un trabajo semejante; tengola plena convicción de que el malestare inquietud de los jóvenes es un fe¬nómeno verdaderamente mundial y quesólo varían, según las contingenciasnacionales, las expresiones del mismo.

El estudio comparado de los sis¬temas europeos de gestión universita¬ria sería también útil en la medida en

que podría aclarar esas contingencias

mostrando la diferencia de evolución

y de tradición en nuestros distintospaíses por lo que respecta a la rea¬lización legal, reglamentaria y coti¬diana del Consortium magistrorumscholariumque.

En un lado los estudiantes reclaman

reformas que ya están en vigencia enotro desde hace largo tiempo.

Para citar un ejemplo, hace ya tiem- fjppo que los estudiantes de Oslo dirigen /Qla biblioteca, la publicación de loscursos, el restaurant, la ciudad uni¬versitaria, y que toman parte en las

SIGUE A LA VUELTA

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JUVENTUD IRACUNDA (cont.)

Una democracia de "participación directa"

deliberaciones de los consejos de lasFacultades. Un colega noruego mehacía notar hace poco que en Oslolos estudiantes tenían tendencia a pro¬testar y manifestarse en contra de laburocracia de los estudiantes encar¬

gados de todos esos servicios.

Pero estos exámenes tienen quellevarnos, por lo demás, a disociarlas situaciones escandinavas, que ten¬demos a englobar con demasiada faci¬lidad. Están, por ejemplo, las violenciasdanesas, tan frecuentes que llegarona suscitar un importante debate parla¬mentario el 15 de mayo pasado. Enel curso de ese debate, el Ministrode Justicia proporcionó las siguientescifras: desde el 1o. de enero 1965

se organizaron y anunciaron, siguiendoel procedimiento regular, 137 demos¬traciones callejeras, 85 de ellas frentea embajadas extranjeras; en 11 casosla policía tuvo que intervenir por lafuerza. El Ministro suministró esta esta¬

dística como ejemplo de razón y demoderación. La gran mayoría de esasdemostraciones en todo caso las

realizadas ante las Embajadas extran¬jeras están organizadas' por agrupa¬ciones estudiantiles.

E,, n ocasión de las últimas

manifestaciones violentas en la Uni¬

versidad de Copenhague, el rectorM. Mogens Fog definió en la siguienteforma el proceso por el que se llegaa tales manifestaciones:

«Hay, sin duda alguna, una partede contagio sicológico en los tempe¬ramentos emotivos. Pero a mi modo de

ver, lo que hay en el fondo de esosmovimientos es un conflicto social

más profundo.»

«El ciudadano atrapado en la compli¬cada maquinaria de nuestra sociedadmoderna se siente demasiado ajenoy demasiado lejos de los procedimien¬tos de decisión. Esto se puede aplicartanto al mundo occidental como al

oriental, y es tan verdad en un casocomo en otro. En el fondo de las de¬

mostraciones de los estudiantes se

encuentra siempre insatisfacción conrespecto a las formas de enseñanza.Pero a ello se agrega lo que se llamaahora con tanta frecuencia un senti¬

miento de «frustración».

Tales estudios destacarían la situa¬

ción privilegiada de Gran Bretaña,donde la autonomía de las Universi¬

dades es de tradición secular, donde

el sistema de becas resulta particu¬larmente eficaz, y donde, aunque elnúmero de estudiantes admitidos en

las Universidades sea mucho más

reducido que en los demás países,el porcentaje de los que terminan susestudios con un título es también muysuperior al de otras partes.

Cabe distinguir claramente tambiénlas actitudes de la clase obrera en

Francia y en la República Federal de

Alemania. En la primera, pese al frenode las maquinarias sindicales y polí¬ticas, salta a la vista que el deto¬nador estudiante tuvo el efecto pas¬moso que todos conocen por la sim¬patía con que lo vio en principio laopinión pública y por la forma enque la masa obrera no sindicada sobre¬pasó en su reacción a los sindicatos;en Alemania, por el contrario, los estu¬diantes son objeto de una reproba¬ción inconmovible por parte de la opi¬nión pública en general y de la claseobrera en particular.

Y hay que tener en cuenta por otraparte la situación italiana, que estáentre las más explosivas por darse allíun factor de expansión demográficade la población universitaria que su¬pera cualquier otra situación europea,junto a un factor de tradición univer¬sitaria rígida: la más rígida de todas,la más sometida a los «grandes pa¬trones» y a los mandarínes.

A fin de desnacionalizar el análisis,tendiendo de ese modo a la objeti¬vidad, y a fin también de mostrar quese trata, bajo expresiones diversas, deuna inquietud de dimensiones plane¬tarias, recomiendo la lectura de la

revista publicada por el U.S. Informa¬tion Service con el nombre de «Dialo¬

gue» y cuyo primer número tiene comotema Ferment in the University. Enese número hay un artículo muy im¬portante firmado por Clark Kerr, queen el momento de aparecer la revistaera Presidente de la Universidad de

California. En otro artículo, The Alie¬

nated Generation, de M. R. Killings-worth, leemos estas líneas que cabeaplicar igualmente a toda Europa:

«Como ciudadanos, muchos de losque protestan comprueban la hipocre¬sía de una sociedad que permite eluso de las bombas de napalm perono de la marijuana, y cuyos gober¬nantes les parecen incapaces de com¬prender o resolver toda la gama deproblemas que va de la existenciade los ghettos a la guerra del Viet¬nam.»

« Como estudiantes, ven un sistema

educativo burocrático en que los pro¬fesores se apartan de ellos y no de¬muestran el menos interés por cono¬cerlos, en que los administradores noescuchan nunca en serio sus ideas

de reformas (alojamiento, problemasacadémicos, problemas internos, acti¬vidades de los estudiantes) ni tampococonsideran los problemas que los afec¬tan fundamentalmente; y ven tambiénque en clase se espera de ellos, noque participen, sino únicamente queescuchen.»

«Como trabajadores del futuro, venenormes corporaciones industriales ysindicales que cínicamente manipulanal pueblo y le quitan su personalidaden vez de liberarlo y procurarle untrabajo interesante, apelando a su espí¬ritu de iniciativa.»

«Una sociedad semejante, piensanmuchos de los que protestan, no puedesatisfacer verdaderamente o reco¬

nocer siquiera las esperanzas y lostalentos del individuo. Muchos recla¬

man una democracia directa parti¬cipatory democracy en que los ciu¬dadanos participen lo más directa¬mente posible en las decisiones quelos afectan, se trate de su educación,de su trabajo o de la política de sugobierno.»

El autor sigue precisando su deseode no ver a los estudiantes transfor¬

marse en tantas otras tarjetas de unamáquina IBM y apoya el parecer delalcalde de Nueva York, John V. Lind¬say, que en 1966 declaraba que lasrevueltas estudiantiles de Berkeley ylas insurrecciones de los negros deWatts tenían en común un mismo sen¬

timiento de impotencia y de aisla¬miento.

L as palabras clave sonautonomía, autodireción, discusión

abierta, o sea lo que en francés sellama «contestation». La autonomía es

una reclamación que se hace esencial¬mente contra el Estado centralizador yburocrático, y la reivindicación de unanueva dignidad humana.

Muchas Universidades de la Edad

Media eran ya autónomas, y muchas loson ahora en los Estados Unidos de

América y en el Reino Unido. La auto¬nomía permitiría la instauración deestructuras abiertas, una elasticidad

más grande en el sentido de satisfacerlas necesidades regionales o locales,en el de inventar nuevas formas de

enseñanza y de integrar la que sepractica en las facultades, cuya divi¬sión en compartimentos no respondeya a las necesidades de investiga¬ciones o estudios en que las diversasdisciplinas se hacen cada vez másinterdependientes.

Pero, desde el momento en que seapela al Estado, se apela a las finan¬zas de éste. Por consiguiente, elobstáculo residirá durante mucho tiem¬

po en el control que pueda hacerse dela utilización de los dineros públicosy su repartición.

Aquí llega el momento de plantearel problema importante. La autono¬mía lleva, sin duda alguna, a la dig¬nidad y a la responsabilidad, peropuede llevar también a cierta disper¬sión. Los políticos deben preocuparsepor reflexionar en las ventajas quepuede haber en dejar que Lieja, Romao Munich resuelvan sus problemasen función de las necesidades univer¬

sitarias de Lieja, Roma o Munich, yreflexionar también en los inconve¬

nientes y peligros que puede haberen limitarse a soluciones fragmenta¬rias diversificadas y a veces opuestasen un momento en que el mismo in¬terés de los universitarios está en

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Foto © Jacques Winderberger - Atlas Photo

Los problemas de los obreros no son menos graves que los de los estudiantes: horarios y condicionesde trabajo, salarios. ¿Y qué decir de los que tienen los jóvenes agricultores en tantos sitios del mundo?

desembocar en la internacionalización,

oficialmente reconocida, del nivel ygrado al que hayan accedido si quie¬ren obtener algún día el effectus civilisde sus títulos dentro de Europa engeneral.

Por mi parte, creo profundamenteque hay que encarar de dos manerasel estudio de este problema, y queuna de las funciones de la AsambleaParlamentaria del Consejo de Europadebe ser la de encaminar los estudios

actuales a la adopción de medidasanálogas, cuando no idénticas, y autó¬nomas y paralelas a la vez.

La «autogestión» no es una ¡deanueva; hace cuatro siglos los estu¬diantes de Salamanca habían logradoya esta unidad de maestros y discí¬pulos. Son muchas las universidadesnorteamericanas que tienen un «deánde estudiantes». No me corresponde

juzgar esta autodirección, en econo¬mista, según lo que digan los informessobre la producción; pero sí puedojuzgar, en el plano educativo y cultural,las grandes experiencias yugoeslavasque he podido seguir y que llevana los hombres a cada hombre, yaque su empresa es su propia respon¬sabilidad no solamente a sentirse

responsable, sino también a poner enjuego todo lo necesario para elevarsecada día más al nivel de sus respon¬sabilidades. El trabajador, sea cual seael nivel en que actúa, está obligadoa «cargar sus baterías» permanente¬mente y a sobrepasarse

La controversia se dispara simultá¬neamente sobre la sociedad de consu

no que he descrito y sobre la univer¬sidad. Por lo que respecta a ésta,los jóvenes proscriben el uso del cursoex-cathedra, que es necesario reem¬plazar por el diálogo y el grupo; re¬chazan el sistema de exámenes porel cual, según cómo se sienta y segúnel número de las preguntas, un desco¬nocido arroja a millares de jóvenes alas tinieblas de fuera o los hace avan¬

zar en su carrera.

Esos jóvenes rechazan igualmenteel gigantismo de las materias del pro¬grama y saben que muchas «verdades»que se les enseñan ya han dejado deserlo; saben que el conocimiento esperecedero y que los títulos univer¬sitarios están destinados también a

perder su valor; por eso reclamanuna universidad crítica en que lasconferencias paralelas y el contenidode los cursos sea objeto de aná¬lisis, y ponen en duda el saber mismo,«que no es ya una idea fundamentalque uno adquiere, sino una conquistaque progresa, que sufre mutacionesy se va desarrollando por el ejer¬cicio mismo de la controversia».

Los estudiantes saben que su vidano se divide ya en dos partes: una enque tienen que atiborrarse de cono¬cimientos y técnicas y otra en quetienen que aplicar ambas cosas; sabenque entran a una sociedad donde elmejor informado, el mejor preparado,puede quedarse atrás en su especia¬lidad en cualquier momento, y quenada hay de más peligroso que serun hiperespecialista y basta.

Todos ellos han oído decir a Robert

Oppenheimer que los científicos desesenta años no pueden llevar a cabosus estudios o sus investigaciones sinosobre descubrimientos que se hanhecho luego de haber dejado ellos laUniversidad. Dichos estudiantes saben

además que ésta cobra una impor¬tancia nunca alcanzada y no medidapor los adultos y los viejos en el sen¬tido de que, durante toda su vida dehombres, ya no podrán dejarla. Estáncondenados a la civilización del estu¬

dio permanente, de la permanentepuesta al día, del ajuste incesante.

Por consiguiente, aunque la Univer¬sidad no tuviera sino diez años de

atraso, fracasaría. Es la sal que sehace insípida; la verdad oculta comouna lámpara bajo un sombrero decopa; el quinqué de petróleo para chi¬cos y chicos que tendrán 50 añosen el 2000. Porque la Universidad, porsu pesadez, sus limitaciones, sus mé¬todos, por la ¡dea errónea que siguehaciéndose de que en el curso decuatro, cinco o siete años debe «car¬

gar una batería» para toda una ca¬rrera, no está al día; hasta cabe pre¬guntarse si no será ya imposible re¬novarla, reformarla. Lo que le hacefalta es un injerto de corazón, si no decerebro.

No me anima aquí otro propósito queel de intentar dar una dimensión extra,

amplísima y esencial a la controver¬sia planteada actualmente; la refun¬dición de la Universidad es cosa queinteresa a la sociedad entera porquelos que asisten ahora a ella, los pro¬fesionales de mañana, están conde-

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LA GENERACIÓN

Hpor Alexandre Corbovsky

ay quienes sostienen quela juventud de hoy tiende a lasposturas extremistas, y quienes la vencomo una masa pasiva e indiferente.Unos hablan del idealismo de los

jóvenes, de su enorme deseo dehacerse útiles, y otros los considerancínicos y escépticos.

Lo curioso es que tanto lasencuestas de carácter sociológicocomo las consultas públicas entregrupos representativos de cada colec¬tividad han producido estadísticasconvincentes en apoyo de puntos devista tan diametralmente opuestoscomo ésos. ¿A quién puede extrañarleentonces que se diga que la juventud,considerada como una entidad aparte,no existe? Pero por otra parte ¿hastadónde puede considerarse cierta estaaseveración? En otras palabras:¿tienen más fuerza los vínculos hori¬zontales, que unen a los jóvenes congentes de su misma edad, o los verti¬cales, que los unen con la generaciónprecedente?

En la sociedad tradicional los

vínculos verticales eran los más

fuertes. El hijo de un comerciante ricoera comerciante como su padre, y elde un labrador, labrador en embrióndesde el día de su nacimiento.

Prácticamente no había manera de

escapar a jerarquías impuestas tantopor la sociedad como por el individuoen sí.

El que las cosas hayan variado yque la solidaridad entre los jóvenestrascienda frecuentemente las barreras

nacionales, religiosas y hasta sociales,se debe a un proceso tan largo comopenoso, proceso que ha necesitadopara cumplirse el paso de varias gene¬raciones. Iniciado por los jóvenes que,en números cada vez mayores, empe¬zaron a dejar sus hogares, esteproceso culmina precisamente en elmomento actual, en que la juventudpasa de la rebeldía individual contrala familia a la acción colectiva y orga¬nizada.

Para comprender bien lo que haytras esta sublevación de la juventudes necesario que nos detengamos porun momento en los cambios registradosen lo que podríamos llamar «idealsocial». Antes lo que más les impor¬taba a los jóvenes eran las cosasmateriales, mientras que ahora cobranmayor relieve otros valores. Desdehace algún tiempo se observa entreellos una tendencia cada vez más

ALEXANDRE GORBOVSKY, soc;ó/ogo y autorde numerosas obras de su especialidad, dirigeen el Instituto del Movimiento Mundial de

Trabajadores de Moscú un grupo de cientí¬ficos que estudian las características sicoló¬gicas de los intelectuales dentro del marcode un vasto programa sobre el porvenir deestos últimos.

acusada a buscar puestos más porlas posibilidades creadoras que lesofrezcan que por el sueldo que puedanganar en ellos.

En Rostov sobre el Don se distri¬

buyó hace poco un cuestionario entre2.586 estudiantes para determinar porqué habían elegido su profesión y nootra cualquiera. La gran mayoría deellos contestó: «Porque es creadora.»Sólo 11 de ellos dijeron: «Porque estábien remunerada.» Y esta no es una

actitud que se limita a los estudiantes:otras encuestas recientes han mos¬

trado que, en conjunto, la juventudsoviética piensa en la misma forma,como piensa también la de muchosotros países.

Cada vez con mayor firmeza, lageneración más joven se va conven-'ciendo de que el dinero no puedecomprarlo todo y que no es lo únicoque vale la pena. En «She's LeavingHome», una canción de los Beatles, se

subraya esta idea hablando de unachica que un buen día deja parasiempre el hogar paterno sumiendo enla perplejidad a sus padres, que «ledieron todo cuanto el dinero puedeprocurar».

Consideradas desde este punto devista, la agitación de los estudiantes,la sublevación contra la generaciónmayor y la aparición de los beatniks,los hippies, los provos y otros gruposde protesta pueden considerarse todasparte de un mismo proceso de cambioen los valores establecidos.

El fenómeno parece tener dosgrupos de causas: unas objetivas yotras subjetivas. Todos los paísesafectados por revueltas estudiantilesel año pasado tienen una cosa encomún: la concentración de puestosy autoridad en manos de la gentemadura mientras los jóvenes, en lamayor parte de los casos, carecen deuna y otra cosa. Tampoco tienen vozni voto en las cuestiones cívicas

o sociales.

En cuanto se refiere al empleo, larevolución técnica y la «automación»traen por resultado lo que los soció¬logos llaman «despoblación de lasfábricas». Un joven que sale aconquistar el mundo descubre casisiempre que no hay vacantes espe¬rándolo. La creación de puestosnuevos no sigue un ritmo de aumentoparecido al de los aspirantes, y aun¬que los gerentes y directores decompañías acogen con entusiasmo laidea de emplear a los jóvenes, éstossiguen integrando el porcentaje másalto de desocupados.

La juventud, por otra parte, quiereparticipar efectivamente en la vidapolítica. En muchos países se tienederecho al voto a los 21 años. Excep¬ciones: el Brasil, Israel, el Uruguayy la Unión Soviética, donde se puedevotar a los 18, y el Japón y Suiza,

donde se puede hacerlo a los 20. Latradición de que los jóvenes llegan ala mayoría de edad a los 21 años seremonta a las épocas del rey Arturo yde Ricardo Corazón de León, en queun hombre se armaba caballero a esa

edad. La situación va mucho más en

contra de lo que aconseja el sentidocomún en estos momentos en que losjóvenes maduran más temprano de loque solían hacerlo.

Se da muy poca oportunidad a lajuventud de expresar sus puntos devista sobre las normas públicas aadoptarse, o sobre las leyes nuevas.En muchos países, el no tener la edado las calificaciones académicas obli¬

gatorias para un miembro del parla¬mento dan por resultado el quemuchos candidatos se vean excluidos

de la legislatura nacional. Pero comolos jóvenes representan actualmentela cuarta parte de la población delmundo, ¿por qué no habrían de versemejor representados en los cuerposlegislativos de éste y opinar efectiva¬mente sobre los problemas de su país,y especialmente sobre las decisionesque los afectan como grupo? En lamayor parte de los países, un candi¬dato al parlamento debe tener por lomenos 25 años, y uno al Senado,entre 30 y 35.

En la Unión Soviética la edad

mínima para los miembros de laslegislaturas locales, así como para losde las legislaturas de las diferentesrepúblicas que la forman y los de lalegislatura nacional («Soviet» supremo)es, respectivamente, de 18, 21 y25 años. En estos momentos se estudia

una propuesta según la cual del 30 al35 % de los «soviets» locales estaríanconstituidos por diputados de 18 a30 años de edad, ya que cerca de lamitad de la población de la UniónSoviética está formada por ciudadanosde menos de 30 años.

Las causas subjetivas de laimpaciencia de los jóvenes con elactual estado de cosas tienen que vercon varias de las características sicoló¬

gicas de la juventud de todos lostiempos. Hace más de 2.000 años dijoAristóteles: «Todos sus errores se

deben a la forma de exagerar cuantohacen y a la pasión con que lo hacen.Todo lo que hacen los jóvenes lohacen con exceso: quieren conexceso, odian con exceso, y lo mismoocurre con todos sus actos.» Recor¬

dándolas y pensando al mismo tiempoen mucho de lo que ocurre en nuestromundo, quizá haya más verdad todavíaen esas palabras ahora que cuandoel gran filósofo griego las dijo haceveinte siglos.

Pero esa exuberancia afectiva de la

juventud tiene un aspecto positivo y

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DEL RECHAZO Y EL ENTUSIASMO

uno negativo: lo negro no es sencilla¬mente negro, sino «lo más negro»;lo que brilla es «radiante». Eso haceque tanto las situaciones positivascomo las negativas provoquen reaccio¬nes tan fuertes por parte de losjóvenes.

La juventud soviética no es ningunaexcepción en ese sentido. Aunqueacepte como suyos los valores gene¬rales de la sociedad, rechaza vigoro¬samente, por otra parte, todo lo queconsidera equivocado, anticuado yburocrático. Con respecto a las cosascon las que no están de acuerdo, losjóvenes soviéticos son mucho másvehementes en la expresión de surepulsa que la generación que losprecediera, y cuanto más cultos einstruidos son, más se agudiza susentido crítico.

Esto, como se comprenderá, nosignifica que aumentar el número degentes cultas signifique automática¬mente introducir en la soc'edad un

elemento negativo más fuerte. Lainstrucción eleva el nivel intelectual de

la sociedad en conjunto y hace quela gente aspire a cánones más altosy espere más de los otros.

La crítica acerba de la juventud nose para en lo que los rodea; tambiénse aplica con la mayor severidad aella misma. A la pregunta que plan¬tearan los sociólogos en la UniónSoviética: «¿Les gusta a Vds. su gene¬ración?», los jóvenes intelectualesfueron los que dieron la proporciónmás elevada de respuestas negativas.

Las dificultades y problemas que losjóvenes tienen que resolver por sísolos explican en parte esta actitud.Uno de esos problemas es el accesoa la enseñanza superior. En la UniónSoviética la enseñanza superior esgratuita, y casi todos los estudiantesreciben bolsas de estudios. Todos los

años los colegios y universidadessoviéticos se ven sometidos literal¬

mente a un asalto por parte de milesde jóvenes aspirantes a ingresar aellos, tal es el prestigio y la popula¬ridad de que goza la enseñanzasuperior.

Entre el 60 y el 80% de los estu¬diantes que concluyen sus estudiosde secundaria o su bachillerato en lasciudades soviéticas trata de inscri¬

birse en una universidad o una insti¬

tución de parecida categoría. Enalgunas facultades hay de 10 a 15postulantes para cada matrículadisponible. Pero por regla general, sepuede aceptar uno de cada tres can¬didatos. Las dos terceras partesrestantes deberán dedicarse a otra

clase de estudios o presentarse nueva¬mente el año próximo.

Las encuestas llevadas a cabo en

Novosibirsk (que está a unos 35 kiló¬metros de Akademgorodok, la «Ciudad

de la Ciencia» de Siberia) muestranque una buena mitad de todos losestudiantes que terminan sus estudiosde secundaria quieren ser médicos,ingenieros o científicos o seguir otrasprofesiones intelectuales. Las carrerasde agronomía o de industrias de lasllamadas «de servicio» vienen bastante

al final de la lista de preferencias.

Pero aun cuando un estudiante

tenga la suerte de resultar inscrito enuna de las universidades, puedenesperarlo de todos modos otrasdificultades, otras desilusiones. Enotra extensa encuesta hecha en el

mismo Rostov-on-Don (Universidad,Escuela Normal y Facultad de Medi¬cina) pudo comprobarse que sólo unestudiante de cada ocho está conten¬

to con la carrera que ha elegido. Asíy todo, la mayoría no cambia decarrera, y acabará trabajando en unaprofesión que le despierta relativoentusiasmo.

c,I uando se preguntó a losgraduados de los institutos técnicos deLeningrado qué planes tenían para elfuturo, se descubrió que cuatro decada cinco entre chicos y chicasquerían dedicarse a la investigación oal trabajo de proyectistas creadores.Naturalmente, no todos pueden seruna cosa o la otra; de ahi que losesperen muchas desilusiones.

El afán de aumentar la instrucción

que se tiene se manifiesta en muydiversas formas. En varios centrosindustriales de Moscú una de las

razones principales de la migración delos jóvenes obreros no es la pagaque reciben (se quejó de ella el 17%de los entrevistados) sino la falta decondiciones adecuadas para elevar elnivel de su cultura y sus conocimientostécnicos (26%). Fuera de ello, el 15%de los jóvenes de las regiones ruralesde Oryol y Kurgan quieren dejar lasaldeas y trasladarse a las ciudadespara poder continuar su educacióngeneral.

El verdadero problema consiste, porconsiguiente, en saber establecer unarelación entre las aspiraciones de losjóvenes y las verdaderas posibilidadesque tienen, así como también entreesas aspiraciones y los intereses dela sociedad. La brecha abierta entre

ambas cosas es, como cualquierapuede imaginar, causa de muchodescontento. Pero como hemos visto

ya, la exuberancia de la juventudencuentra una válvula de escape nosolamente en las reacciones do orden

negativo. Cuando los jóvenes seentusiasman con una idea se vuelcan

completamente en ella, como en elcaso de las tierras vírgenes deKazajstán y también en Siberia y elLejano Norte.

Un estudio llevado a cabo en

Leningrado no hace mucho tiemporeveló un hecho asombroso: de cada

cinco jóvenes habitantes de esa metró¬polis moderna e industrial, uno estabaplenamente dispuesto a abandonar lascomodidades y regalos de la vida enla ciudad ante la perspectiva demeterse en una aventura y hacer obrade pioneros en el helado Norte, lassolitarias tundras de Siberia y otrasregiones remotas de la Unión Sovié¬tica.

Hace pocos años se hizo un llama¬miento pidiendo voluntarios paraayudar a construir una línea de ferro¬carril de Abakan a Taishet en Siberia.

De las 35.000 personas que respon¬dieron a este llamamiento, 26.000 eran

jóvenes de veinte años de edad omenos. Pese a lo terrible del clima

y a lo duras que son allí las condi¬ciones de trabajo los voluntarioshicieron avanzar las vías por lasmontañas de Sayani, a través de lataiga y los pantanos y por encimade los turbulentos ríos y vías de aguaque se les cruzaron en el camino,transformando lo que en un principiopareciera un sueño irrealizable enhecho concreto y llevado a cabo conbrío y con entusiasmo. En el llama¬miento hecho en el caso de la central

de energía de Bratsk, también en Si¬beria, la respuesta fue parecida.

V,femos así que la vitalidadde los jóvenes puede encontrar ex¬presión tanto en una explosión dedescontento como en una explosión deentusiasmo. La solución de muchos de

los problemas a los que tiene que ha¬cer frente ahora una serie de paisesparecería estar en una, medida doble;por un lado, tratar de reducir, si node eliminar, las causas de descontento

entre los jóvenes, y por el otro, tratarde crearles nuevas oportunidades paraque puedan ver satisfechas sus aspi¬raciones poniendo su entusiasmonatural al servicio de un fin construc¬

tivo.

La experiencia ha demostrado nosólo en la Unión Soviética sino también

en todos los rincones del globo quesi se les da una pequeña oportunidad,junto con la confianza y respeto quepiden y merecen, los jóvenes saldránadelante airosamente. Para eso han

demostrado que saben pensar, actuarcon valor y comportarse con eficaciay energía. Todo lo que necesitan esuna oportunidad. ¿Acaso en todas lasocasiones en que se les ha dado esaoportunidad no se han puesto a lacabeza en nuevas ramas de la ciencia,

de la ingeniería, de la producción y dela industria? ¿Qué estamos esperandopara darles lo que piden?

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UNA JUVENTUD TRIDIMENSIONALLos países en vías de desarrollo

Los países socialistas

Los países occidentales

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D,'esde hace algún tiempovenimos asistiendo en el mundo a una

crisis de la juventud, crisis que se pro¬duce tanto en los países superindus-trializados como en los que están envías de desarrollo.

Este es un problema que se abordade diferente modo según sean lasideologías y los conceptos de los di¬rigentes y las tradiciones de cadapaís, que le permiten o no aflorar deuna manera más acusada. Para algu¬nos de esos países se trata de unacuestión simplemente transitoria, queno toca la estructura de la sociedad

ni pone en cuestión los fundamentosmismos de las instituciones. Para

otros, esta crisis es un fenómeno queaparece con cierta violencia y provocaun juicio a fondo de las institucionessociales, o por lo menos de lascostumbres y principios básicos deeducación y formación de la juventud.

Por sus exigencias radicales, por lapreocupación que le inspira su por¬venir y porque aún no se ha dejadoapresar en la red de la vida concretay práctica, ésta hace salir a luz bajolos regímenes políticos más distintos,y de manera consciente o inconsciente

los problemas y las contradiccionessocio-culturales de nuestra época. Sucrítica podrá parecer abstracta, vio¬lenta, irracional, desprovista de madu¬rez y hasta negativa y falta de hori¬zontes, pero así y todo obliga a losadultos a revisar costumbres y actosque por ellos mismos no pondríannunca en tela de juicio.

Acusada de «delincuencia senil».

En las sociedades industrialmente

adelantadas se ha hablado durante

largo tiempo de adaptación por partede los jóvenes, y sociólogos y sicó¬logos han tratado el problema deladolescente no adaptado, de la «delin¬cuencia juvenil». Ahora se da, al pare¬cer, el caso contrario; los jóvenes seconsideran paladines de valores nue¬vos y no quieren adaptarse a una

EHSAN NARAGHI es profesor de sociologíay director de estudios y de investigacionessociales en la Universidad de Teherán. Miem¬

bro del Comité Ejecutivo de la AsociaciónInternacional de Sociología, el Sr. Naraghiha escrito diversos libros sobre la sociolo¬

gía del tercer mundo, y en 1968 formó partede una Comisión Internacional de Expertosde la Unesco reunida en Bucarest para pre¬parar un programa sobre promoción de lajuventud en los estudios sobre la paz y lacooperación internacional.

sociedad cuya conducta califican de«delincuencia senil».

Todo el mundo recordará las

reacciones violentas aunque consi¬derablemente localizadas que losjóvenes de los Estados Unidos deAmérica y de Europa, y en ésta másparticularmente los de Suecia, tuvieronhace unos quince años, reaccionesdescritas en la película «Rebelde sincausa», que hizo de James Dean un¡dolo de la juventud.

Se trataba de chicos y chicas quesalían de la adolescencia en una

sociedad técnica enfermos de mono¬

tonía, desamparados de entusiasmo,y cuya falta de orientación en la vidaprovocaba una agresividad expresadasolamente en forma de violencia física.

Desde entonces, el espíritu de los

por Ehsan Naraghi

grupos de esa edad ha sufrido uncambio respetable: la violencia ya noes soramente física y ahora la des¬pierta una serie de hechos como la

guerra, las injusticias sociales, la dis¬criminación racial y el arcaísmo de lasinstituciones en general.

Por otra parte, el asco que despiertaen los jóvenes la idea de la luchaarmada, de la guerra, es un fenómenoque se da en todas partes. A losjóvenes les cuesta aceptar que, luegode terminada la Segunda Guerra Mun¬dial y después de haberse vuelto areconocer la necesidad de una orga¬nización internacional a la que se haconfiado en tantos casos el manteni¬

miento de la paz, se pueda seguirhablando, día tras día, de conflictosque entrañan pérdidas de vidas huma-

A la izquierda, uneestudiante del Congo(Brazzaville). A laderecha, jóvenescampesinos del AltoVolta. En los paísesen vías de desarrollo,el arcaísmo de los

métodos de trabajoparece muchas vecesirrisorio a una

generación a la que losmedios de Información

han dado ambiciones

y aspiraciones de quela generación que laprecediera no tuvola menor ¡dea. Estos

jóvenes reclaman másinstrucción, una

formación profesionaly puestos disponiblespara los que obtenganun título.

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ñas, aunque los Estados no haganotra cosa que protestar su deseo depaz.

Nadie puede negar que las NacionesUnidas prestan servicios inestimablesa la causa de la paz y también a lade la cooperación internacional; perola juventud actual, intransigente comoella sola, no puede tolerar la menorutilización de la fuerza, cualquiera seael motivo; el concepto de nacionalismoy las ideologías tal cual existen hastaahora van perdiendo realidad a ojosde la juventud, que los siente prontosa reventar, a desaparecer.

El progreso técnico y científico, laconquista del espacio y el acerca¬miento producido entre las nacionesgracias a los nuevos medios de comu¬nicación contribuyen a que el mundose vaya achicando. Pese a la exaspe¬ración de los particularismos nacio¬nales, el desarrollo entre los jóvenesde un sentimiento de fraternidad hacia

la especie humana condena la actitudde las generaciones mayores y niegalegitimidad a la intención que los llevaa los conflictos localizados.

El caso de los países industrializa¬dos. En la sociedades industrializa¬

das, donde todas las esferas de acti¬

vidad están organizadas siguiendo elmodelo técnico, la juventud no encuen¬tra campo en que manifestar suvitalidad y dar rienda suelta a suentusiasmo. A esta falta la llama el

economista y ensayista norteamericano

Kenneth Galbraith «dimensión esté¬

tica».

Por estética la ciencia de lo bello

y del sentimiento que el contacto conlo bello despierta en nosotros Gal¬braith entiende todo lo que se salede la vida mecanizada: todo lo quele falta a la sociedad industrial como

elemento de sorpresa o de fantasíaen el sentido filosófico; en el fondo,toda aventura inesperada para elhombre pero sometida inevitablementea la técnica, uno de los engranajesprincipales de la sociedad de con¬sumo.

De antemano las profundidades dela vida íntima son ya presa de unatecnicidad cada día más audaz y eficazen su función de uniformar a los seres

humanos, cosas que provocan reaccio¬nes como la de los «hippies», quehablan de flores, de la naturaleza, de

amor, protestando contra esa organi¬zación implacable de la sociedad quellega hasta los últimos rincones. Los«hippies » reclaman la libertad en lasrelaciones humanas, la gratuidad, lavida en común, el pacifismo practicadoal nivel de la existencia cotidiana; almismo tiempo rechazan el trabajo, lascarreras y las vestimentas uniformes,que simbolizan una sumisión a lasreglas sociales dominantes. De todosmodos, no cabe duda de que el fenó¬meno «hippy» no puede darse sino enuna sociedad de abundancia, donde

hace contrapeso a la riqueza insolente.

Una encuesta sobre la actitud de

los jóvenes que realiza en Francia el«Institut Français d'Opinion Publique»permite ver que en los diez últimosaños ha habido en aquéllos, comoconsecuencia del bienestar material

de que disfrutan, un cambio de acti¬tud. Hace diez años, en efecto, un22 % de los jóvenes franceses contes¬tó que no carecía de nada desde elpunto de vista material; ahora es el32 % el que lo dice. Si estos jóvenesde una población que, como se sabe,no llega a constituir plenamente unasociedad de abundancia, manifiestan

semejante sentido de satisfacción ma¬terial, ya se puede calcular cuál seráesa satisfacción en otras sociedadestécnicamente más avanzadas.

La dificultad que hay para que secomprendan esa juventud colmada ylas generaciones que han llegado aparecido nivel de satisfacción perono sin un serio esfuerzo plantea pro¬blemas nuevos. Antes, los gustos yplaceres que la gente se daba, sumismo concepto de la felicidad, ibansiempre unidos a esa noción deesfuerzo, noción que ya no existe.Fuera de su satisfacción material, la

entrada de la juventud de hoy en elcampo de la actividad económica ysocial se realiza más tardíamente, al

mismo tiempo que los medios decomunicación más grandes de que sedispone ahora le permiten formarseintelectualmente más temprano que

otras generaciones y ponerse con granrapidez al corriente de lo que ocurreen todo el mundo. En esas condicio-

SIGUE A LA VUELTA

Foto © Jean Portier - Snark International

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UNA JUVENTUD TRIDIMENSIONAL (cont.)

Por un cambio en la maquinaría burocrática

*

Foto © Serge Hambourg

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nes, nada tiene de extraño que se

sientan movidos a pronunciarse, amanifestarse públicamente sobre losproblemas actuales.

Los niños que han seguido a losocho o diez años, en las pantallasde televisión de Europa y América,la aventura de los astronautas del

Apolo 8 a medida que ésta se iba pro¬duciendo, se han conmovido e inte¬resado seriamente por una hazaña queles da un estímulo para actuar. Yaa esa edad se plantean otras pregun¬tas inspiradas por ese interés profun¬do por las cosas de la Tierra queen otros tiempos fue privativo de losadultos; pero su participación comotales en la vida económica y políticade la sociedad en que viven quedarelegada para mucho más adelante.

En las universidades de los paisessocialistas. Aunque teniendo puntosen común con la situación de la juven¬tud en la Europa occidental y en laAmérica del Norte, la de las chicas

y muchachos de los países socialistasdifiere de ella en ciertos aspectos.

Se sabe que, desde la guerra, lospaíses socialistas han insistido parti¬cularmente en la democratización de

la enseñanza y la participación de losjóvenes en la vida política. El hechode considerarse la instrucción como

un derecho de la juventud ha permi¬tido que todos tuvieran acceso a ella.Cerca del 50 % de los estudiantesuniversitarios de la mayor parte delos países socialistas provenían degrupos obreros; con el socialismo sunúmero ha aumentado, hasta el puntoque de los 42.000 estudiantes que

había en Polonia al estallar la guerra,por ejemplo, se ha pasado en 1967a más de 260.000.

El socialismo era, para la genera¬ción anterior, un sueño por el queluchó y al que aportó sus promocionestécnicas y culturales, encontrando enél una oportunidad de ascender ymejorar; pero hoy en día, la genera¬ción joven aspira a renovarse y adap¬tarse a las exigencias del mundoactual.

Aun considerando el advenimiento

del socialismo como un bien funda¬

mental, los jóvenes quieren ir más allásirviéndose, entre otras cosas, de supatrimonio cultural y de las nuevascorrientes de pensamiento; de ahí queinciten a los adultos a sostener un

nuevo diálogo con ellos, sobre todoen el seno de las universidades. En

Polonia los que han llevado la vozcantante en la crítica son los jóvenesmás favorecidos, los hijos de los inte¬lectuales y los dirigentes que, una vezlogrado el bienestar material y elacceso a la vida académica, pasana otra etapa, planteando entoncestodos esos problemas de orden cultu¬ral.

Esta juventud, que no ha conocidoni las dolorosas pruebas de la guerrani los laboriosos esfuerzos de sus

padres por reconstruir un país devas¬tado, encuentra demasiado burocrati-zada la maquinaria del Estado. Unade sus metas es, por esta mismarazón, la de reducir el aparato buro¬crático y sustituirlo por un mecanismomás eficaz de comunicación y circu¬lación de ideas. En Yugoeslavia, donde

también se ha dado el mismo fenó¬

meno, el Presidente Tito ha tomado elpartido de los estudiantes en su con¬troversia con los burócratas.

En los países en vías de desarrollo.En cuanto a los países del llamado

«tercer mundo» o los que están envías de desarrollo, puede advertirseen ellos una serie de situaciones

similares a la de los países europeosy norteamericanos, pero también cier¬tas divergencias con éstos.

La democratización de la enseñanza

primaria y, en los países más avanza¬dos como los de América Latina ydel Oriente Medio de la secundaria,

produce su buen número de profesio¬nales con título; pero así y todo hayuna gran parte de ellos que no tienelos conocimientos técnicos capaces

de garantizarles un empleo determina¬do y un porvenir.

Observamos aqui las consecuenciasde tomar los sistemas de enseñanza

del Occidente y trasponerlos a otromedio, pero sin que correspondan, nien el espíritu ni en la forma, a lascondiciones socio-económicas, las ne¬

cesidades y el estado actual de esospaíses. Las encuestas efectuadas entrelos jóvenes de 18 o 19 años que hanterminado el bachillerato confirman la

inquietud que sienten frente a su fu¬turo de profesionales.

En todas partes se oyen quejassobre la falta de formación técnica;

los liceos o institutos inspirados enel modelo de los países latinos o loscolegios que siguen el modelo ingléstenían por objetivo el de orientar a

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La máxima reclamación

de los estudiantes es

la de participar en ladirección de su

universidad y laelaboración de sus

programas, la de tenerrepresentantes enlos tribunales

examinadores y la dedialogar con susprofesores. A laizquierda, «affiches»de comités de acción

en una universidad

parisiense. Pese ala agitación, losestudios prosiguennormalmente en la

mayor parte de lasescuelas. A la derecha,trabajos en unaescuela profesionalde Suiza.

Foto © Margot S. Granitsas-Photo Researchers, New York

sus estudiantes hacia la enseñanza

superior. Pero como el número deellos sigue aumentando sin cesar, noes posible que todos accedan a laenseñanza universitaria. Una forma¬

ción preuniversitaria que, en la mayoríade los casos, no conduce a la Uni¬

versidad, crea problemas de inadapta¬ción. La verdadera selección no se

hace sino al final de los estudios

liceales y de preparatorios; esto es loque dificulta más las cosas.

La India, donde la afluencia de jó¬venes a la Universidad es excesiva yla oferta de universitarios con título

siempre superior a la demanda deempleos, constituye un ejemplo típico.Según el «Report of the EducationCommission» india (1964-66) se hapodido comprobar «que hay un millónde gente con títulos universitarios ysin empleo».

Las dificultades que se les presen¬tan a los jóvenes son, en primer lugar,inherentes al sistema mismo de ense¬

ñanza, ya que la democratización deésta y el enorme crecimiento demo¬gráfico no han permitido proceder ala debida formación de maestros. En

esos países de la América Latina, delOriente Medio y otros similares laenseñanza se ha convertido en un

imperativo, y por falta de profesionesque elegir al terminar sus estudios,muchos jóvenes se han dedicado aella; pero no teniendo la suficientecompetencia pedagógica ni tampoco lavocación profesional necesaria, elejercicio de las tareas docentes se hatransformado para ellos en actividadprovisoria, en compás de espera, conmenoscabo de la profesión de maes¬tro.

Semejante crisis entre las filas delos educacionistas no ayuda por ciertoal desarrollo intelectual del niño, y la

escuela va perdiendo el prestigio yascendiente que debía tener para éste.En una sociedad donde la familia no

está en condiciones de encargarse dela educación del niño, es de imagi¬nar la perplejidad que tal situaciónpuede crear.

Las quejas principales de los niñosson: falta de maestros calificados,

falta de útiles y desigualdad de condi¬ciones entre los alumnos de las clases

más acomodadas, cuyas familias tra¬tan de encontrar los medios docentes

más adecuados, y los de las clasesmás pobres, que encuentran difícil elacceso a la escuela. Ejemplo típico deesta desigualdad de condiciones esla distancia existente entre las escue¬

las pagas y las del Estado y las dela capital comparadas con las de pro¬vincia. El futuro estudiante del «tercer

mundo» tiene conciencia desde una

edad temprana de cierta injusticia enla forma de impartirse la instrucción,pese a los principios enunciados porcada Estado.

En el recinto doméstico, la actitudautoritaria de la familia parece a losjóvenes un obstáculo al desarrollo desu personalidad, obstáculo todavíamás manifiesto en el caso de las chi¬

cas, cuya emancipación está a puntode cumplirse pero que, al no encon¬trar empleo inmediato, siguen depen¬diendo de su familia por largo tiempo.La dependencia económica está con¬trarrestada en muchos casos por di¬vergencias de orden intelectual ymoral, que acentúan su desapego.

Los tabús sexuales separan muchasveces a chicos y chicas y, en contra¬dicción con los modelos de conducta

propagados por el cine, la televisióny las revistas ilustradas, crean en lamente de los adolescentes conflictos

que los llevan o bien a la pasividad

y a una actitud pesimista, o bien arevolverse contra los valores tradi¬

cionales y las normas de conductaindividuales.

La Universidad ofrece ampliasperspectivas a esta juventud perpleja.El hecho de hacerse estudiantes, al

abrir una posibilidad de llegar a serprofesionales posibilidad que elresto de los amigos envidian da alos jóvenes del tercer mundo una espe¬ranza, una confianza y un prestigioque los otros no llegan a tener. Elo la estudiante se sienten más libres

en su relación con los demás, en la

elección de amigos, en la organiza¬ción de sus vacaciones o sus descan¬

sos, y rápidamente se integran a ungrupo que goza de cierto prestigioentre los poderes públicos y la socie¬dad en general.

Pero aunque este grupo pueda pa¬recer una especie de aristocraciajuvenil y pudiera, como cabe pensara primera vista, identificarse con elpoder con todas las ventajas queello podría proporcionarle el hechoes que se siente tentado a impugnarla sociedad en que vive con más vigoraún que los demás.

Una vez producido su ingreso a laUniversidad, el estudiante que lo veíacomo un sueño se siente capaz desostener puntos de vista y abrigarambiciones sobre esa sociedad quesu estado anterior no le permitía. De¬sea así que su país alcance un nivelde desarrollo igual al de los másindustrializados y un grado de justiciasocial cuya importancia se hace sen¬tir tanto en el medio familiar como

en el escolástico; por esto mismono rechaza la «sociedad de la abun¬

dancia» como lo hace el estudiante

europeo o norteamericano al criticarsus características, sino que por elcontrario, la busca deseándola másllena de igualdad y de justicia.

Para llegar a ello, el estudiantereclama un sistema de enseñanza más

dinámico y el acceso a conocimientosmás extensos y al mismo tiempo me¬nos librescos, más vivos. En cuanto

a la participación de los estudiantesen la vida política, en esos paísesexiste una larga tradición al respecto:desde la segunda guerra mundial, losestudiantes de Africa, y especialmentelos de Asia y los del Medio Oriente

en donde había ya una vida acadé¬mica importante han constituido losgrupos más dinámicos en la lucha porla independencia de sus respectivospaíses.

En la India, luego de veinte añosde independencia y pese a una vidapolítica extraordinariamente activa, quepermitía expresar reivindicaciones einsatisfacciones de todas clases, vientmanifestándose desde hace dos años

una corriente de protesta de los estu¬diantes universitarios distinta de todas

las demás. En 1968, la Universidad

más prestigiosa y la mejor dotada dela India la de Nueva Delhi fue

teatro de las violentas controversias

de sus estudiantes, que reclamaban

SIGUE A LA VUELTA

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UNA JUVENTUD TRIDIMENSIONAL (cont.)

Aprensiones y esperanzas del "tercer mundo"

una revisión de la estructura y orien¬tación de la enseñanza superior.

En la América Latina. En Améri¬

ca Latina este proceso se cumpliómucho antes, en 1918, comenzando

en la Universidad argentina de Cór¬doba con la proclamación de unaCarta que definía los principios deautonomía de las universidades. El

movimiento se extendió pronto portodo el continente y luego por todala región, donde las universidades,apoyándose en sus profesores y estu¬diantes, eran reductos de las ideasliberales y de los criterios raciona¬listas, opuestos a los del clericalismooficial.

Las reformas universitarias preco¬nizadas por los estudiantes conteníansiempre elementos de carácter gene¬ral que propendían a una reformade la sociedad misma.

En estos últimos años la enseñanza

universitaria se ha extendido mucho

en todos esos países. En la Argentina,por ejemplo, la proporción de jóvenesde 18 a 24 años que siguen estudiosen las diversas facultades (10%) seacerca a la de los paises altamenteindustrializados, y como en ellos,constituye una preocupación de losestudiantes la forma en que podránganarse la vida una vez obtenido sutítulo. En los últimos años, y paraseguir con el ejemplo de la Argen¬tina, ha habido en ella un éxodo regu¬lar de científicos y especialistas aquienes se ofrecían contratos en otrospaíses.

En toda la América Latina, porconsiguiente, la gratuidad de la ense¬ñanza por una parte, y por la otrala endeblez del sistema de formación

profesional, así como la falta de ga¬rantías de empleo, dan a los jóvenes

una posibilidad única: la de la Uni¬versidad. Pero aplastada por el pesodel estudiantado e insuficientemente

adaptada a las condiciones económi¬cas y sociales, ésta ya no ofrece laoportunidad de una formación ade¬cuada, y los estudiantes sienten ciertaaprensión por su formación y su por¬venir, aprensión que se agrega a suirritación contra la organización de lasociedad en general. Pese al granprestigio de que la Universidad goza,tanto social como culturalmente, en la

América Latina, y al hecho de quenuméricamente se haya convertido asi¬mismo en una comunidad de innegableimportancia, la aspiración de los estu¬diantes se orienta así hacia una reno¬

vación de las instituciones y reclamaun nuevo modo de vida política ysocial.

En Africa. En Africa, cuyos paíseshan accedido recientemente a la inde¬

pendencia, el problema no se planteaen la misma forma. Sobre todo en el

Africa negra las filas de los dirigentesestán constituidas en su mayor partepor una «élite» de jóvenes que hace10 o 15 años estudiaban en las uni¬

versidades europeas. El conflicto entrelas generaciones no parece aquí tanagudo como en otras partes: la crea¬ción de la Universidad es cosa bas¬

tante reciente. Y recién empieza aplantearse también el bachiller deAfrica el problema de la ocupaciónpost-académica tan agudo en la Amé¬rica Latina, en la India y en Egiptopara el flamante médico, abogado oarquitecto.

El quid de la cuestión está en llegara un sistema nacional prescindiendode la asistencia extranjera, que siguesiendo importante: y también en resol¬ver el problema de lingüística, que

tantas dificultades crea para esospaíses.

En conclusión... Las prósperassociedades técnicas de los paísesindustrializados han tendido, quizásexcesivamente por lo que respectaa los problemas humanos com¬prendido el de la juventud aremitirse a la técnica y hacer pococaso de las tensiones sociales y lasexigencias culturales que ésta crea.

En cuanto respecta a los países envías de desarrollo, hay que decir queasistimos en éstos, por el hecho delcrecimiento demográfico de sus pobla¬ciones, a un rejuvenecimiento de lasociedad entera y al mismo sacudi¬miento y trastorno de estructuras ycostumbres que esta irrupción de losjóvenes desata en otras partes. El pri¬mer blanco es el sistema de enseñanza

en todos los niveles de ésta.

Si se examina cuidadosamente y enconjunto la crisis actual de la juven¬tud, se verá que en el curso de ellahan surgido nuevos valores. Tras laefervescencia manifestada en tantas

aulas y tantas avenidas del mundo lateun sentimiento de fraternidad queacerca a todos los jóvenes del globomás allá de las barreras y de las dife¬rencias políticas, económicas y so¬ciales que pueda haber entre ellos,signo que podría ser presagio de unaverdadera «entente» y comprensiónentre los pueblos del mundo.

He ahí la razón de que esta crisisno sea un problema únicamente deldominio de los educadores sino tam¬

bién de los sicólogos y los filósofos,ya que, por su complejidad y su im¬portancia, interesa al conjunto de lasociedad, por no decir al conjunto dela civilización contemporánea.

JUVENTUD IRACUNDA (viene de la pág. 27)

34

nados a no dejarla nunca, o en todocaso, a volver a ella incesantemente

hasta que les llegue la hora de lajubilación.

No es únicamente por medio de lademocratización del acceso de los

jóvenes que la Universidad va a re¬doblar su población estudiantil; espor el regreso indispensable de todoslos estudiantes egresados de ella quela va a cuadruplicar. Y cuadruplicartambién su «campus», sus laboratorios,sus bibliotecas, sus clínicas, sus ciu¬dades, el número de su personal cien¬tífico. Por no hablar de sus presu¬puestos.

Es necesario saberlo; la sociedad

hacia la cual nos precipitamos loexige; el único capital bien gastadoes el que se invierte en hombres. Losjóvenes se niegan tanto a integrarsecon vistas a su eficacia en el seno de

un régimen capitalista como a inte

grarse en la burocracia socialista. Losanálisis que vienen del Este muestranque los jóvenes educados en la igual¬dad y la justicia chocan con la indi¬ferencia o el conservatismo de los pro¬fesionales o los altos funcionarios yno aceptan ya que, por culpa de undesarrollo planificado, su suerte deseres humanos quede librada todavíaa las exigencias del mercado o quesu ideal se estrelle contra las ba¬

rreras burocráticas.

En los regímenes occidentales losjóvenes ya no quieren, según los tér¬minos mismos de la declaración delepiscopado francés, verse reducidosal papel único de productores, deconsumidores; «reclaman» no medios

para vivir, sino razones para hacer¬lo. Esos jóvenes se revuelven contrauna sociedad en que los hombres sonposeídos sin poseerse ellos mismos,y se consideran auténticos proletariossi «proletario es el que no tiene poder

alguno sobre el empleo de su vida yque además lo sabe» (inscripción mu¬ral); esos jóvenes quieren que «lasestructuras estén al servicio del hom¬

bre, no el hombre al servicio de lasestructuras».

De ahora en adelante, el ejerciciode la autoridad exige el diálogo. Aldecir, en los términos mismos de ladeclaración de los obispos de Francia,que los jóvenes «han tenido al tiemponecesario para acusar a esta socie¬dad de falsas necesidades y falsosocios placenteros que deshonran alOccidente y para pronunciar dos pala¬bras claras que bien podrían anunciarla salvación: «Dialogo-Participación»,el escritor francés Gilbert Cesbron se

pliega a esa manifestación de losobispos.

Los jóvenes «han tomado la pala¬bra». Ahora quieren seguir haciendouso de ella de igual a igual con susmayores.

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PSICOPEDAGOGIADE LOS MEDIOS AUDIOVISUALES

EN LA ENSEÑANZAPRIMARIA EDITORIAL SUDAMERICANA

Publicación de la Unesco,

editada en castellano por laEditorial Sudamericana, S.A.

242 páginas

Precio de venta al público : U S $3.00

o su equivalente en moneda local.

La utilización eficaz de los medios audiovisuales, incorpo¬rados ya definitivamente al ámbito de la educación, exige unconocimiento preciso de sus características y posibilidades,así como de los resultados de su aplicación.

El estudio de la relación entre los medios audiovisuales y

los fenómenos sicológicos estudio orientado hacia la apli¬

cación de aquéllos en la esfera de la pedagogía se hallarespaldado en esta obra por un sólido trabajo de investigación

experimental, con resultados que se apoyan invariablemente

en pruebas, tests, observaciones, etc., regidos por una estricta

metodología.

Libro de consulta indispensable, éste es, además, un auxi¬

liar obligado para los que producen materiales audiovisuales y

espectáculos destinados al público infantil, así como para el

maestro que haga uso de las modernas técnicas de enseñanza.

Obténgalo por medio de su librero habitual,o solicítelo directamente al editor :

Editorial Sudamericana, S.A.Calle Humberto 1°. N° 545,Buenos Aires, Argentina.

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ANTILLAS NEERLANDESAS. C.G.T. Van Dorp &

Co. (Ned. Ant.) N.V.Willemstad, Curaçao, N.A. (Fl. 5,25).ARGENTINA. Editorial Sudamericana, S.A., Humber¬

to I No. 5-45, Buenos Aires. ALEMANIA. Todas

las publicaciones: R. Oldenburg Verlag, Rosen hei-merstr. 1-45, Munich 8. Para «UNESCO KURIER»

(edición alemana) únicamente: Vertrieb Bahrenfelder-Chaussee 1 60, Hamburg-Bahrenfeld, C.C.P. 276650. (DM12). BOLIVIA. Comisión Nacional Boliviana de la

Unesco, Ministerio de Educación y Cultura, Casilla deCorreo, 4107, La Paz. Sub-agente : Librería Universi¬taria, Universidad Mayor de San Francisco Xavier deChuquisaca, Apartado 212, Sucre. BRASIL. Livrariade la Fundaçao Getúlio Vargas. 186, Praia de Botafogo,Caixa postal 4081-ZC-05, Rio de Janeiro, Guanabara.

COLOMBIA. Librería Buchholz Galería, AvenidaJiménez de Quesada 8-40, Bogotá; Ediciones Tercer

Mundo, Apto, aéreo -4817, Bogotá: Distnlibros Ltda.,Pfo Alfonso García, Carrera 4a 36-119, Cartagena;

J. Germán Rodríguez N., Oficina 201, Edificio Bancode Bogotá, Girardot, Cundinamarca; Librería Universi¬

taria, Universidad Pedagógica de Colombia, Tunja.COSTA RICA. Todas las publicaciones : LibreríaTrejos S.A., Apartado 1313, Teléf. 2285 y 3200, SanJosé. Para «El Correo»: Carlos Valerín Sáenz & Co.

Ltda., «El Palacio de las Revistas», Aptdo. 1924,

San José. CUBA. Instituto del Libro, Departa¬

mento Económico, Ermita y San Pedro, Cerro,

La Habana. CHILE. Todas las publicaciones:

Editorial Universitaria S.A., Casilla 10 220, Santiago.«El Correo» únicamente : Comisión Nacional de la

Unesco, Mac Iver 764, Depto. 63, Santiago. ECUA¬

DOR. Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo del

Guayas, Pedro Moncayo y 9 de Octubre, Casilla decorreo 3542, Guayaquil. EL SALVADOR. Librería

Cultural Salvadoreña, S.A., Edificio San Martín, 6a.

Calle Oriente N' 118, San Salvador. ESPAÑA.

Todas las publicaciones: Librería Científica Medinaceh,

Duque de Medinaceü 4, Madrid 14. «El Correo» úni¬

camente: Ediciones Ibero-americanas. S.A., Calle de

Oñate, 1 5, Madrid. Sub-agente «El Correo»: Ediciones

Líber, Aptdo. 17, Ondárroa (Vizcaya). (180 ptas.)ESTADOS UNIDOS DE AMERICA. Unesco Publi¬

cations Center. P. O. Box 433, Nueva York N.Y

10016 (U$S 5.00). FILIPINAS. The Modern Book

Co., 928 Rizal Avenue, P.O. Box 632, Manila.

FRANCIA. Librairie de l'Unesco, Place de Fontenoy,

Paris, 7\ C.C.P. Paris 12.598-48 (12 F). GUA¬

TEMALA. Comisión Nacional de la Unesco, 6a Calle

9.27 Zona 1, Guatemala. HONDURAS. Librería

Cultura, Apartado postal 568, Tegucigalpa, D.C.

JAMAICA. Sangster's Book Stores Ltd, P.O. Box 366,

101, Water Lane, Kingston. Librairie

«Aux belles Images», 281, avenue Mohammed-V, Rabat.

«El Correo de la Unesco» para el personal docente:

Comisión Marroquí para la .Unesco, 20, Zenkat Mou-rabitme, Rabat (CCP 324-45). MÉXICO. EditorialHermes, Ignacio Mariscal 41, México D.F. ($ 30).MOZAMBIQUE. Salema & Carvalho, Ltda., Caixa

Postal 192, Beira. - NICARAGUA. Librería Cultural

Nicaragüense, Calle 1 5 de Setiembre y Avenida Bolívar,

Apartado N" 807, Managua. PARAGUAY.

Melchor García, Eligió Ayala, 1 650, Asunción.PERU. Distribuidora Inca S. A. Emilio Althaus 470,

Apartado 3115, Lima. PORTUGAL. Días &Andrade Lda., Livraria Portugal, Rua do Carmo 70,Lisboa. PUERTO RICO. Spanish-English Publi¬

cations, Calle Eleanor Roosevelt 115, Apartado 1912,

Hato Rey. REINO UNIDO. H.M. Stationery Office,

P.O. Box 569 Londres, S.E.I. (20/-) - REPÚBLICADOMINICANA. Librería Dominicana, Mercedes 49,

Apartado de Correos 656, Santo Domingo. URU¬GUAY. Editorial Losada Uruguaya S.A., Maldonado 1 092,

Teléf. 8 75 61, Montevideo. VENEZUELA. Libre¬

ría Historia, Monjas a Padre Sierra, Edificio Oeste 2,

N* 6 (Frente al Capitolio), Apartado de correos7320, Caracas.

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Foto © Snark International - Grazia Neri

'Hemos pedido que se nos escuchara Vds. se han negado a hacerlo

Hemos pedido justicia Vds. la han llamado anarquía

Hemos pedido libertad Vds. la han llamado licencia..." (véase ia pág. 15)