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Intervención Psicosocial, 2001, Vol. 10, N.° 3 - Págs. 355-378 I N T E R VENCION PSICOSOCIAL 355 Indicadores sociales y psicosociales de calidad de vida de las personas mayores en un municipio (*) Social and psychosocial quality of life indicators of older persons in a municipality F. CASAS, M. GONZÁLEZ, G. SENDERS, M. AYMERICH, A. DOMINGO Y A. DEL VALLE (UdG)** RESUMEN Se presenta una investigación sobre la calidad de vida de las personas mayores de un municipio a partir del análisis de las percepciones, evaluaciones y aspiraciones relaciona - das con ámbitos concretos de sus vidas (características familiares, vivienda, salud, entor - no inmediato, actividades, necesidades y dependencias y personas que ayudan a satisfa - cer necesidades). Se han analizado las respuestas a 1988 cuestionarios obtenidos a partir de dos mues - tras representativas de personas mayores residentes en la ciudad que viven en domicilio particulares: una general de mayores de 65 años y una específica compuesta por un sub - conjunto de ésta de personas de 75 o más años que viven solos/as. Se analizan datos que configuran indicadores contextuales relacionados con la vivienda. La autonomía para conducir y la autoevaluación de la propia salud se presentan como indi - cadores positivos que merecen ser tenidos en cuenta por su relación con la calidad de vida. También se analizan indicadores centinela de las condiciones físicas y relacionales que se dan en la unidad familiar e indicadores de situaciones de dependencia que permiten iden - tificar necesidades y problemas sociales de las personas mayores. Las evaluaciones de las personas mayores sobre sus propias condiciones de vida son analizadas también a partir de indicadores psicosociales relacionados con la vivienda, el entorno inmediato, las activi - dades que realizan y los propios ingresos. Los resultados obtenidos pueden ser aplicables a la mejora de la toma de decisiones INVESTIGACIONES APLICADAS * La investigación aquí resumida se realizó mediante un convenio de colaboración científi- ca, por encargo del Ayuntamiento de Girona. Se contó con la valiosa colaboración de Carles Canes, Estrella Herrador y Montse Nebot. ** UdG = Institut de Recerca sobre Qualitat de Vida (IRQV). Universitat de Girona

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Intervención Psicosocial, 2001, Vol. 10, N.° 3 - Págs. 355-378

I N T E R VENCION PSICOSOCIAL 3 5 5

Indicadores sociales y psicosociales de calidad devida de las personas mayores en un municipio (*)

Social and psychosocial quality of life indicatorsof older persons in a municipality

F. CASAS, M. GONZÁLEZ, G. SENDERS, M. AYMERICH,A. DOMINGO Y A. DEL VALLE

(UdG)**

RESUMEN

Se presenta una investigación sobre la calidad de vida de las personas mayores de unmunicipio a partir del análisis de las percepciones, evaluaciones y aspiraciones relaciona -das con ámbitos concretos de sus vidas (características familiares, vivienda, salud, entor -no inmediato, actividades, necesidades y dependencias y personas que ayudan a satisfa -cer necesidades).

Se han analizado las respuestas a 1988 cuestionarios obtenidos a partir de dos mues -tras representativas de personas mayores residentes en la ciudad que viven en domicilioparticulares: una general de mayores de 65 años y una específica compuesta por un sub -conjunto de ésta de personas de 75 o más años que viven solos/as.

Se analizan datos que configuran indicadores contextuales relacionados con la vivienda.La autonomía para conducir y la autoevaluación de la propia salud se presentan como indi -cadores positivos que merecen ser tenidos en cuenta por su relación con la calidad de vida.También se analizan indicadores centinela de las condiciones físicas y relacionales que sedan en la unidad familiar e indicadores de situaciones de dependencia que permiten iden -tificar necesidades y problemas sociales de las personas mayores. Las evaluaciones de laspersonas mayores sobre sus propias condiciones de vida son analizadas también a partirde indicadores psicosociales relacionados con la vivienda, el entorno inmediato, las activi -dades que realizan y los propios ingresos.

Los resultados obtenidos pueden ser aplicables a la mejora de la toma de decisiones

INVESTIGACIONES APLICADAS

* La investigación aquí resumida se realizó mediante un convenio de colaboración científi-

ca, por encargo del Ayuntamiento de Girona. Se contó con la valiosa colaboración de Carles

Canes, Estrella Herrador y Montse Nebot.** UdG = Institut de Recerca sobre Qualitat de Vida (IRQV). Universitat de Girona

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1. Introducción

El estudio de la calidad de vida se con-solidó a lo largo de los años 60 del sigloXX como un ámbito científico interdisci-plinar que contemplaba necesariamentela experiencia vivida por las personas, esdecir, una importante dimensión psicoso-cial, que desde sus inicios se ha conside-rado que incluye el denominado bienes-tar psicológico o subjetivo. No fue deextrañar, pues, que los estudiosos de lacalidad de vida se interesaran inmediata-mente por las incipientes investigacionessobre felicidad por una parte y satisfac-

ción vital por otra, que originaron lafamosa controversia entre Ogburn y Can-tril (Casas, 1999). Entre dichas investiga-ciones cabe destacar las de Neugarten,Havingshurt y Tobin que ya en 1961 pro-pusieron su Life Satisfaction Index (LSI),una escala pensada específicamente paraobtener de las personas mayores unaevaluación subjetiva de su bienestar glo-bal, explorando su satisfacción con dis-tintos ámbitos de la vida.

Desde aquellos inicios, las investiga-ciones sobre la calidad de vida en la vejezse cuentan por miles (ver, por ejemplo,

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sobre los programas de intervención social a desarrollar en el sector de las personasmayores que tengan en cuenta la perspectiva de éstas.

PALABRAS CLAVE

Personas mayores. Calidad de vida. Indicadores psicosociales. Autonomía. Dependen -cia.

ABSTRACT

A research about the quality of life of the older persons of a municipality starting fromthe analysis of the perceptions, evaluations and expectations related to concrete spheres oftheir lives (familiar characteristics, housing, health, nearby environment, activities, needsand dependencies and persons helping them to satisfy needs) is presented.

Answers to 1988 questionnaires obtained from two representative samples of older per -sons living in private homes in the city have been analysed: persons over 65 years old anda specific one composed by a sub-sample of the general one, with persons over 75 yearsliving alone.

Data shaping contextual indicators related to housing have been analysed. The auto -nomy to drive and the evaluation of on’s health seem to be positive indicators to take inaccount while sutying quality of life at these ages. Sentinel indicators of the physical andrelational conditions in the family and indicators of dependency are analysed as well. Theevaluations of the older persons about their own life conditions are also analysed throughpsychosocial indicators connected to housing, nearby environmenent, their activities andincomes.

The results obtained are applicable in order to improve the decision making process insocial intervention programmes developed in the field of ageing aiming to take into accounttheir perspectives.

KEY WORDS

Older persons, Quality of life. Psychosocial indicators. Autonomy. Dependency.

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Abeles, Gift y Ory, Eds. 1994). Muchosestudios han profundizado en los proce-sos personales y psicosociales que nosllevan a evaluar nuestro bienestar indivi-dual de unas formas u otras (ver, porejemplo, Lawton, 1983; Okun y Stock,1987; French et al., 1994). Otros muchosestudios se han interesado por la evalua-ción de la calidad de vida de conjuntosde población. Estos últimos fueronadquiriendo interés más allá de las cien-cias humanas y sociales, constituyendo,por una parte, informaciones útiles parapolíticos y gestores responsables de pro-gramas de intervención social, y por otra,temáticas de interés popular, presentesen muchos debates mediáticos (ver, porejemplo, INSERSO, 1992; Abeles, Gift yOry, eds. 1994; Michalos et al., 2001).

A finales del siglo XX ya podíamosafirmar, sin lugar a dudas, que la calidadde vida había dejado de ser un conceptoclaro en el lenguaje cotidiano, ya que erautilizado más que para referirse a unarealidad, para aludir a un objetivo, y ellodesde todas las ideologías políticas, ape-lando a todo tipo de aspiraciones de losciudadanos (Casas, 2000).

En este proceso hemos observado uncreciente y grave olvido en todo tipo depublicaciones, incluidas algunas de cien-tíficas. Para muchos la calidad de vida seha convertido en algo que definen losexpertos, ignorando los propios orígenesde su estudio, según los cuales debeincorporar las percepciones, evaluacionesy aspiraciones de las personas (Camp-bell, Converse y Rodgers, 1976).

Aunque, lógicamente, expertos y ciu-dadanos pueden coincidir en sus evalua-ciones, y de hecho así ocurre también enalgunas apreciaciones hechas por perso-nas mayores sobre su calidad de vidarecogidas en investigaciones hechas enEspaña (Fernández-Ballesteros y Maciá,1993), a menudo hay discrepancias quenos señalan, no tanto un problema dequién tiene razón, sino la existencia de

otros fenómenos psicosociales subyacen-tes (Glatzer y Mohr, 1987).

Los políticos sensibles a la opiniónpública y a la participación ciudadana sehan ido interesando de forma crecientepor las opiniones y evaluaciones hechaspor los propios ciudadanos. Dichas infor-maciones son a menudo útiles para latoma de determinadas decisiones. Eneste sentido muchos estudios sobre elbienestar psicológico de grupos específi-cos de población resultan aplicables, alcontribuir: (a) al desarrollo de buenosprogramas de intervención social quecontemplan opiniones y preferencias ciu-dadanas, y (b) a la toma de decisionessobre prioridades, asumibles en funciónde los recursos disponibles.

No cabe duda, además, que no todaslas informaciones proporcionadas por losciudadanos pueden ser consideradasigualmente “subjetivas”, epistemológica-mente hablando. Ni sus evaluacionesmás “subjetivas” que las hechas por losexpertos, que a menudo formulan funda-mentalmente atribuciones sobre la cali-dad de vida de otras personas. Simple-mente sus evaluaciones pueden ser dis -tintas, por estar realizadas desde pers-pectivas y criterios de valor distintos.

El estudio de la calidad de vida se hacaracterizado por su orientación positiva,tanto al construir teorías, como a la horade recoger datos de la realidad social. Esdecir, no se interesa sólo por la falta decalidad de vida (situaciones de necesidadsocial, malestar social, problemas socia-les, etc.), sino que intenta identificarsituaciones de bienestar psicológico ysocial y comprender los factores que con-tribuyen a lograr, mantener y promoverdichas situaciones positivas.

La introducción de indicadores psico -sociales positivos en los estudios de cali-dad de vida de población anciana ha sidouna práctica general en este ámbito deestudios, generalmente en forma de pre-

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guntas referidas a percepciones y evalua-ciones sobre sí mismo y sobre el medioambiente circundante (Lawton, 1983;Michalos et al., 2001). El tema siemprepolémico, y quizás inagotable, es la defi-nición de unos ámbitos concretos, que sesupone que son los más relevantes paraevaluar la calidad de vida de las personasmayores, y de los que hay que identificary obtener indicadores.

Como ya se ha apuntado en variostrabajos, los ámbitos de mayor contri-bución a la calidad de vida que definenlas propias personas mayores, acostum-bran a no coincidir exactamente con losde la población adulta más joven (Fer-n á n d e z - B a l l e s t e ros y Maciá, 1993). Sine m b a rgo, muchos autores están dea c u e rdo en que la evaluación de lo quese ha venido denominando bienestarsubjetivo (Okun y Stock, 1987) o bienes-tar psicológico (Casas, 1999), debeincluir necesariamente mediciones de lasatisfacción de ámbitos relevantes de lap ropia vida (por ejemplo, la vivienda, lafamilia, el vecindario, los amigos, losi n g resos, las actividades realizadas, lasalud, la autonomía, el apoyo social), asícomo alguna medición global y dire c t ade la satisfacción vital (Michalos et al.,2 0 0 1 ) .

Aunque el espacio disponible nosimpide detenernos en la justificación delos diversos ámbitos contemplados en elestudio que se presenta a continuación,así como en sus antecedentes e interésaplicado, debemos señalar que el equipoinvestigador optó por un amplio espectrode ámbitos, sin profundizar mucho encada uno (por resultar imperativo el esta-blecimiento de un tiempo máximo deduración de las entrevistas), dejandoabierta la puerta a futuros estudios másfocalizados de aquellos ámbitos en quequedaran más interrogantes.

La investigación que se presenta acontinuación debe considerarse precisa-mente en el contexto de los estudios que

aspiran a ser “aplicables”. Nace de unencargo que realiza un ayuntamientopreocupado por conocer tanto la perspec-tiva de los expertos, como la perspectivade los ciudadanos, antes de tomar deci-siones sobre los programas sociales adesarrollar en el sector de las personasmayores.

Por esta razón el Ayuntamiento deGirona planteó al Instituto de Investiga-ciones sobre Calidad de Vida (IRQV) dela Universitat de Girona su interés paradesarrollar un estudio sobre la calidad devida de las personas mayores de 65 añosresidentes en domicilios particulares dela ciudad, a partir de las percepciones yevaluaciones realizadas por las propiaspersonas mayores acerca de sus condi-ciones de vida. El IRQV configuró unequipo interdisciplinar de investigadorespara desarrollar el estudio, y se dotó dedos asesores externos, reconocidosexpertos en materia de necesidades delas personas mayores, con los que todo elequipo mantuvo sesiones de trabajoregular durante el desarrollo de la inves-tigación, en las que también participabaun técnico municipal.

2. Diseño de la investigación.

La investigación se planteó en dosfases: Una fase cualitativa y otra cuanti-tativa. La primera fase perseguía undoble objetivo:

• Hacer una primera aproximación alos distintos ámbitos de necesidadde las personas mayores de la ciu-dad, a fin de no olvidar ningúnaspecto importante en el cuestiona-rio que después se pasaría a unamuestra de las mismas.

• Perfilar como se podía explorarmejor cada aspecto de interés,mediante distintas posibles formula-ciones de las preguntas del cuestio-nario.

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Se realizó mediante grupos de discu-sión con cuatro modalidades: 1) Profesio-nales del ámbito de la salud expertos engerontología; 2) Profesionales del ámbitode los servicios sociales, conocedores dela situación de las personas mayores enla ciudad; 3) Representantes de asocia-ciones de personas mayores y usuariosde servicios para las mismas; y 4) Cuida-dores (familiares o no) de personas mayo-res que viven solas.

La segunda fase consistió en la pasa-ción de un mismo cuestionario a dosmuestras, complementarias entre sí: a)una muestra representativa del conjuntode personas de más de 65 años que vivenen la ciudad (con exclusión de las de lamuestra b), estratificada por 7 sectoresterritoriales que, desde el propio Ayunta-miento se denominan sectores de servi-cios sociales, y b) una muestra represen -tativa del subconjunto de personas de 75o más años que constaba en el PadrónMunicipal de Habitantes actualizado asetiembre del año 1999, que vivíansolos/as, igualmente estratificada. Estasmuestras excluían expresamente las per-sonas no domiciliadas en una viviendafamiliar, es decir, las personas mayoresacogidas en instituciones residenciales.

Se diseñó la investigación con estasdos muestras asumiendo la convicciónprevia de los responsables municipales,confirmada después por los profesionalesde los grupos de discusión, de que elsegundo grupo concentraba más necesi-dades y factores de riesgo, por lo cual sequería profundizar en su estudio y seoptó por trabajar con una muestra demayor representatividad.

Para confeccionar el instrumento derecogida de datos, que fue diseñado a dh o c , se re v i s a ron diferentes cuestionariosutilizados en estudios anteriores de necesi-dades de las personas mayores, re a l i z a d o sen otros lugares de la geografía española, yen particular los de: Fern á n d e z - B a l l e s t e ro sy Maciá, 1993; Consell Comarcal del Baix

E m p o rdà, 1996; Feliu, Maluquer, et al.,1996; Diputació de Barcelona, 1998; yPalau, 1999. Se escogieron aquellos ítemsque pare c i e ron más conceptualmentea p ropiados y coherentes para explorar losaspectos de la calidad de vida de las perso-nas mayores en los que se quería pro f u n-d i z a r, particularmente aquellos que pudie-ran dar pistas sobre posibles actuacionesinterventivas desde el sistema municipalde bienestar social. Una vez hechas laspruebas piloto correspondientes y pocosdías antes de la pasación del cuestionariodefinitivo, el alcalde envió una carta infor-mativa a las personas designadas aleato-riamente para ser encuestadas a fin dep rocurar un clima social favorable a laencuesta, y una recepción confiada de lae n c u e s t a d o r a .

Cada una de las 10 encuestadoras,previamente formadas, tenían asignadoun número equivalente de casos en cadasector territorial, y disponía del cuestio-nario en dos idiomas, catalán y castella-no, a fin de facilitar su administración enla lengua que le fuera más cómoda a lapersona encuestada. La encuestadoratenía el encargo de procurar crear unclima de confianza y transparencia a lahora de administrar el cuestionario, quese hacía de forma presencial.

Si la persona encuestada tenía dificul-tades para responder ella sola a las pre-guntas, se admitía la ayuda de otra per-sona que conviviera en el hogar, pero eneste caso, las preguntas que correspon-den a opiniones personales no se consi-deraban válidas si eran dadas por estatercera persona, y se hacía constar nosabe/no contesta.

3. Muestra.

El método de muestreo utilizado parala pasación del cuestionario fue el aleato-rio simple estratificado en 14 subpobla-ciones que resultan del cruce de 7 secto-res territoriales y los 2 grupos muestra-

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les. El tamaño total de la muestra se dis-tribuyó de manera no proporcional a finde que el margen de error para el cálculode proporciones fuera el mismo para las14 subpoblaciones e igual a +/-0,0623en el supuesto de máxima indetermina-ción (es decir, proporción igual a 0,50)con un 95% de confianza. De esta mane-ra, a las subpoblaciones más pequeñasles corresponden proporcionalmente másobservaciones.

Las personas no localizadas despuésde tres intentos de contacto fueron sus-tituidas al azar por otro miembro de lamisma subpoblación. La muestra defini-tiva está formada por un total de 1988personas, de las cuales 628 corre s p o n-den al subconjunto de personas de 75 omás años que viven solas y 1360 alresto de personas mayores de 65 años.Los erro res de muestreo apro x i m a d o sson, por lo que respecta a toda la ciu-dad: 0,0199 de forma global y 0,0285para el subgrupo de 75 o más años queviven solos/as; +/- 0,055 considerandos e c t o res enteros; +/- 0,03 para gruposde edad enteros; y +/- 0,025 para todala población. La re p resentatividad de lamuestra obtenida nos ha permitido re a-lizar estimaciones bastante precisas dela incidencia de las distintas situacionesestudiadas en el conjunto de la pobla-ción mayor de 65 años de la ciudad.

La distribución por sexos es desigualen la doble muestra que hemos obtenido.En la que a partir de ahora denominare-mos muestra general, compuesta pormayores de 65 años (excluyendo a laspersonas de 75 o más años que vivensolas), observamos un 56,2% de mujeres,mientras que en la muestra específica depersonas mayores de 75 años o más queviven solo/as, encontramos un 86%. Laactualización del Padrón Municipal deHabitantes de 1999, para el conjunto demayores de 65 años nos indica un60,16% de mujeres. En nuestro caso, elcómputo global de las dos muestras nosda un 65,59% de mujeres. El muestreo

obtenido está, pues, ligeramente sobredi-mensionado por lo que respecta al núme-ro de mujeres que viven solas. Estopodría ser debido a un mayor número dehombres que no han querido o no hanpodido ser encuestados, así como tam-bién al azar del muestreo, dado que lavariable sexo no fue estratificada. Ade-más, se ha podido observar que los hom-bres están infrarrepresentados en elintervalo entre 80 y 84 años en la mues-tra específica, mientras que, por el con-trario, están sobrerrepresentados en elintervalo de 75 a 79 años en la muestrageneral.

Por lo que se refiere al lugar de naci -miento, ha resultado que un 43,2% de lamuestra general y un 32,9% de la mues-tra específica han nacido fuera de Cata-luña, pero dentro del Estado, mientrasque un 1,4% y un 0,2% respectivamentehan nacido en otro país. Entre el conjun-to de la población de la ciudad estas doscifras son respectivamente de un 22,83%y del 3,22%.

En lo que respecta a la a c t i v i d a dl a b o r a l, observamos que en la muestrade personas de 75 o más años que vivensolos/as, se encuentran re l a t i v a m e n t econ más frecuencia personas que se handedicado a tareas del hogar, y conmenos frecuencia, personas que hantrabajado como obre ros o técnicos cuali-ficados. En cambio, encontramos cifrasp a recidas de obre ros no cualificados yde empresarios o comerciantes enambas muestras.

El nivel de estudios de las dos mues-tras estudiadas también es ligeramentediferente. En la muestra general encon-tramos un 15,4% de personas analfabe-tas, versus un 11,6% en el subconjuntode 75 o más años que viven solos/as. Encontraste, en la primera muestra tene-mos un 48,7% que únicamente sabenleer y escribir, mientras que esta situa-ción se da en la segunda en un 62,6% delos casos.

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4. Resultados.

4.1. Las condiciones globales de vida enla ciudad: Indicadores contextuales eindicadores centinela.

Desde el punto de vista de los aspec -tos globales que configuran las condicio -nes de vida de la gente mayor que vive enel municipio estudiado, grosso modohemos encontrado unas condicionesparecidas a las que se dan en otros con-textos urbanos de características socioe-conómicas parecidas, y en algunas con-diciones de las viviendas, incluso mejo-res.

Algunos indicadores positivos decondiciones de vida (Tabla 1) nos ilustransobre el contexto general de las condicio-nes materiales de vida de la poblaciónobjeto de estudio. Vemos que más de un75% de las personas de más de 65 añosque viven en la ciudad de Girona sonpropietarias de su vivienda. Más de un73% tienen instalación de gas ciudad, un65% disponen de calefacción central ymás de un 30% tienen lavavajillas.Observamos, sin embargo, que todosestos porcentajes son sensiblemente infe-riores entre el subconjunto de personasque, teniendo 75 años o más, viven solas,cosa que nos señala que, cuando se da

esta última condición, aumenta la proba-bilidad que se detecten condiciones devida de las personas menos óptimas.

Otros indicadores identifican tambiénporcentajes importantes de personasmayores con una calidad de vida relativa-mente elevada, aunque, tal como puedeesperarse, con el aumento de edad algu-nos aspectos de esta calidad se observaque van disminuyendo. Uno de los quehemos explorado es el de personasmayores que conducen , cosa que supo-ne, lógicamente, un importante grado deautonomía personal. Se calcula que un25,3% de las personas de más de 65años residentes en la ciudad conducenhabitualmente o bien lo hacen de vez encuando. Si tenemos en cuenta que el61,1% no han tenido nunca carné, nosencontramos que sólo un 13,4% no con-duce nunca, a pesar de tener carné.Entre las personas entre 66 y 74 añosque tienen carné, los que conducen habi-tualmente llegan a un 72,6%, mientrasque a esta edad los que no conducennunca son sólo un 4,4%.

Si matizamos un poco más, y tenemosen cuenta el factor que las mujeres deestas generaciones de más edad disfruta-ron de menos motivación cultural paraaprender a conducir, vemos que, entre

TABLA 1Indicadores contextuales de las condiciones materiales de vida, para la vivienda

TotalPor muestraMunicipio

Más de 74 Mayores desolos 65Vivienda

Propietarios de la vivienda 73,3% 60,8% 75,1%

Tienen gas ciudad 71,8% 58,7% 73,7%

Disponen de calefacción central 63,1% 47,7% 65,1%

Tienen lavavajillas 27,9% 12,3% 30,2%

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los hombres, los porcentajes son muchomás elevados. Un 45,5% de los hombresmayores de 65 años conducen habitual-mente y un 5,2% lo hacen de tanto entanto, un 30,6% no tienen carné, por lotanto, sólo un 18,8% no conduce a pesarde tener. Esto nos indica que muchasmujeres mayores que viven en la ciudadde Girona disfrutan mucho menos de laautonomía que da el hecho de organizar-se la vida con un vehículo que se condu-ce personalmente.

Un 81,6% de las mujeres mayores de65 años que viven en Girona no tienencarné de conducir; un 5,6% conducehabitualmente, un 2,6% lo hace de vezen cuando, y un 9,8% no lo hace nunca,aun teniendo carné (es decir, un 54,44%de las que tienen carné, cosa que sólopasa entre un 27% de los hombres mayo-res que tienen carné).

Por edades, el hecho de tener carné deconducir y no hacerlo resulta un indica-dor de referencia, no preciso, de la pérdi-da de autonomía: entre el 66 y los 74años, sólo un 20,04% de los que tienencarné no conducen nunca; entre los 75 ylos 79, ya son un 40,15%; entre los 80 ylos 84, un 63,59% y a partir de los 85años, un 76,99%. En la ciudad de Giro-na, la suma estimada de las personas de85 años o más que conducen regular-mente y aquellas que lo hacen de vez encuando, representan un 26,12% de losque tienen carné de conducir y tienenestas edades.

Otro indicador positivo que merece sercomentado por su relación con la calidadde vida es la autoevaluación de la pr o-pia salud . La gran mayoría de losencuestados consideran que su salud esnormal o buena. Los porcentajes con quese distribuyen las respuestas que van demuy buena hasta muy mala se mantie-nen bastantes constantes en todos losgrupos de edad. Sólo a partir de los 85años el número de los que la autoevalú-an como mala supera a los que la consi-

deran buena; sin embargo, curiosamen-te, a partir de esta edad, el porcentaje depersonas que consideran su salud comomuy buena (el 5,5%) supera los que laconsideran así entre los 75 y en los 79años (un 3,5%) o entre los 80 y 84 años(un 2,9%).

Entre los hombres, la evaluación de lapropia salud como muy buena (7,3%) ocomo buena (30,6%) es significativamen-te (X2

4 =300,558; p=0,0001) superior alde las mujeres (4,5% y 19,3%, respecti-vamente). Complementariamente, entrelas mujeres, los porcentajes de evalua-ción de la propia salud como mala(25,1%) o muy mala (3,4%) son bastantesuperiores que entre los hombres (16% y1,7%, respectivamente).

La existencia de muchas personas quedisfrutan de buena calidad de vida enfunción de sus circunstancias persona-les, y la positividad de algunos indicado-res globales de condiciones de vida, noquita que debamos prestar atención asituaciones y tendencias que nos permi-ten identificar necesidades y problemassociales aunque sean minoritarios, ycuyas repercusiones humanas y socialesapelen a respuestas desde las políticassociales municipales.

Una primera visión panorámica de laexistencia de subconjuntos de personasmayores residentes en la ciudad, cuyascondiciones de vida pueden estar muypor debajo de la media, o incluso serdecididamente negativas, nos la danalgunos indicadores centinela de las con-diciones físicas y relacionales que se danen la unidad familiar y que presentamosen la tabla 2.

La primera columna de esta tabla nosrefleja el porcentaje de casos estimadosen la ciudad de Girona que hay en cadasituación, a partir de la ponderación delos resultados del muestreo representati-vo realizado; las dos columnas siguientesdesglosan estos resultados en dos sub-

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conjuntos: (a) el de las personas con 75años o más que viven solas y (b) el restode personas de más de 65 años. Esimportante insistir acerca de que estosdatos estimados no reflejan situacionesnecesariamente negativas, pero puedenaludir a factores de riesgo, a la probabili-dad de que emerjan o se agraven deter-minados problemas, afectando negativa-mente al bienestar y la calidad de vida delas personas mayores. Son factores quehay que considerar, sobre todo en planifi-caciones a medio y largo plazo, y de ahíque los denominemos centinelas, cualluces rojas de alerta que deben irseobservando.

El hecho de no tener familia, o detenerla viviendo lejos, es una situaciónque puede crear dificultades para satisfa-cer necesidades de la persona mayor,sobre todo a medida que aumenten susdependencias y el grado de éstas. Elhecho de sólo vivir con otras personas

también mayores, con el paso del tiempo,puede ir haciendo que diferentes necesi-dades sean atendidas menos adecuada-mente.

En lo que concierne a las condicionesde la vivienda, un indicador centinela esel número de personas que no viven enuna planta baja, en un edificio que nodispone de ascensor: con el paso de losaños, las dependencias debidas a limita-ciones de movilidad aumenta y la falta deascensor incrementa las probabilidadesde que la persona tenga más problemaspara salir de casa.

Otro indicador utilizado es la antigüe-dad de la vivienda, que se ha desglosadoen dos, ya que el intervalo entre 31 y 50años se corresponde con un periodo enque la calidad de la construcción en laciudad a menudo distaba de ser óptima.Si bien es cierto que viviendas muy anti-guas pueden ser de óptima calidad y

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TABLA 2Indicadores centinela de las condiciones físicas y relacionales que se dan en la

unidad familiar

Total Por muestraMunicipio

Más de 74 Mayores desolos 65

Características familiares

s

Vivir solo y no tener familia 0,30% 0,30%

Vivir solo y no tener parientes en el municipio 5,3% 0,7% 4,7%

Vivir con personas de más de 65 años exclusivamente 3,4% 3,4%

Vivienda

Sin ascensor y no vivir en planta baja 29,3% 5,3% 24%

Edificio de más 50 años 12,6% 2,4% 10,2%

Edificio de entre 31 y 50 años 36,1% 4,1% 32%

No tener ducha ni bañera 1,8% 0,8% 0,9%

Baño no acondicionado 11,1% 2,6% 8,6%

No disponer de teléfono 2,9% 0,8% 2,1%

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estar en condiciones buenas, también loes que tienen por regla general muchasmenos prestaciones y/o facilidades paralas personas mayores (barreras arquitec-tónicas, cocinas no acondicionadas,baños no renovados o no adaptados,etc.), y más trabajo de mantenimiento.Ha podido estimarse que un 1,8% de laspersonas de más de 65 años que viven enla ciudad no tienen ni ducha ni bañera,cosa que no sólo comporta dificultadesen la higiene personal, sino que en elfuturo pueden hacer complejo el cuidadode estas personas a medida que sus limi-taciones obliguen a que otras personaslas ayuden en estas tareas.

Finalmente, hemos señalado comoindicador centinela el hecho de no dispo -ner de teléfono porque, obviamente, limi-ta las posibilidades de que la personamayor pida ayuda con rapidez en caso deque la necesite.

4.2. Indicadores de dependencia.

Otro tipo de indicadores son aquéllosque se refieren a las situaciones dedependencia. Para evaluarlos, hemosestablecido 3 niveles de dependencia(baja, moderada, alta), en relación con lacobertura de diferentes tipos de necesi-dades: básicas, instrumentales y demovilidad . Hemos confeccionado uníndice de dependencia de las necesidadesbásicas, y otro de las instrumentales,que va de 0 a 18 puntos. Hemos evalua-do cada una de las necesidades con 6indicadores, y cada indicador tenía tresposibles niveles de intensidad. Hemospuntuado con un “1” cuando una activi-dad se hace con dificultad, con un “2”cuando puede hacerse sólo con ayuda, ycon un “3” cuando no puede hacerla, osólo puede hacerla con una ayuda muyimportante. Hasta 6 puntos se ha consi-derado las dependencias como bajas, de7 a 12 como moderadas y a partir de 13como altas.

El índice de necesidades de movilidadse han construido sólo con dos indicado-res de 3 puntos cada uno, y por lo tanto,con una escala que va de 0 a 6. En estecaso se ha considerado que entre 0 y 1puntos sólo hay dificultad, pero nodependencia, entre 2 y 3 hay dependen-cia moderada, y entre 4 y 6 puntos signi-fica una dependencia elevada.

Se han considerado como indicadoresde dependencia en las necesidadesbásicas , en función de los tres niveles dedificultad apuntados, las tareas siguien-tes: levantarse, sentarse e ir a la cama,bañarse o ducharse, andar por casa, ves-tirse y desnudarse, ir al lavabo y comersolo/a.

Se han utilizado como indicadores dedependencia en las necesidades instru -mentales , las actividades siguientes:cocinar, hacer las compras, atender elteléfono, controlar su dinero, hacer lastareas del hogar y hacer otras gestiones.

Finalmente, los indicadores dedependencia en la movilidad adopta-dos, también en función de los tres nive-les de dificultad apuntados, han sido:subir y bajar escaleras, y salir a la calle.

Estos indicadores ya señalan proble-mas reales y actuales, es decir, no sonmeros centinelas. Sin embargo, al mismotiempo, los indicadores de dependenciabaja y moderada son también indicado-res de riesgo, en el sentido que nos indi-can que, si no hay la atención y el apoyonecesarios, las condiciones de vida deaquella persona todavía pueden empeo-rar (y, por descontado, las condiciones devida de las personas de que se hacencargo).

Hemos podido observar que las perso-nas mayores que viven en su casa peromanifiestan tener dificultades para haceralgunas actividades cotidianas en la ciu-dad, son más a menudo mujeres quehombres, a causa, al menos en parte, dela mayor población femenina en estas

Indicadores sociales y psicosociales de calidad de vida de las personas mayores en un municipio

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edades. También es cierto, sin embargo,que las mujeres con dependencias repre-sentan una proporción más grande entreel mismo grupo de mujeres (un 13,2%)que la que representan los hombres condependencias dentro de su grupo (un7,3%), posiblemente por la mayor edadmedia de aquéllas.

Las personas mayores residentes en sucasa, en la ciudad de Girona, con algunad e p e n d e n c i a , es decir, con alguna actividadimportante (sea cual sea) de su vida cotidia -na que ya no puede hacer sin ayuda deotra persona, han resultado ser un 11,2%de total de personas de 75 años o más queviven solas, y un 10,7% de la resta demayor de 65 años. Teniendo en cuenta quelos porcentajes que se consideran habitua-les en los países industrializados oscilane n t re el 10% y el 15%, resulta que la ciu-dad de Girona tiende a estar en la zonabaja del intervalo esperable.

Una situación bastante frecuente esque las personas con dependencias sufran

más de una, a menudo de alguna básica yalguna de movilidad. Todas las personasque manifiestan tener dependencias, tie-nen alguna de básica, que muy a menudoes la de no poder hacer sin ayuda la higie-ne personal completa (bañarse o duchar-se).

Las dependencias, como puede espe-rarse, se observa que aumentan con laedad. Así, mientras que manifiestantener dependencias sólo un 4,6% de lapoblación entre 66 y 74 años, entre los75 y los 79 ya las manifiestan un 6,5%,entre los 80 y los 84 un 13,8% y a partirde los 85, un 36,3%. La edad no soloaumenta el hecho de tener dependencias,sino también su grado.

De entre las personas que tienendependencias, en todos los grupos deedad, el grupo más numeroso de las quetienen dependencias elevadas es siempreel de las que tienen dificultades de movi-lidad. Es también muy claro, no obstan-te, que las dependencias para hacer acti-

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TABLA 3Personas mayores con dificultades en realizar las tareas cotidianas en función del

grado de dependencia y del sexo

Sexo Grado dependencia Dependencia Dependencia Dependencia Totalbaja moderada elevada

Varón Grado dependencias

act. básicas 67,5% 23,1% 9,4% 100%

Grado dependencias

act. instrumentales 28,6% 22,8% 48,7% 100%

Grado dependencias

act. mobilidad 22,6% 35,7% 41,7% 100%

Mujer Grado dependencias

act. básicas 66,3% 21,5% 12,2% 100%

Grado dependencias

act. instrumentales 36,6% 35,6% 27,8% 100%

Grado dependencias

act. mobilidad 28,3% 16,5% 55,1% 100%

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vidades básicas van adquiriendo elcarácter de moderadas o elevadas con elpaso de los años, asociadas a las graveslimitaciones de movilidad. Las mujerespresentan proporcionalmente másdependencias elevadas de movilidad ypara realizar actividades básicas que loshombres, mientras que éstos presentanproporcionalmente más dependenciaselevadas para realizar actividades instru-mentales.

Si bien todos estos datos sobre depen-dencias nos ayudan a hacernos una ideabastante precisa de las necesidadesgenerales de las personas mayores queviven en la ciudad, hay que resaltar quelos datos sobre dependencias para satis -facer necesidades básicas constituyen losindicadores más elementales y destaca-bles de una gradual pérdida de autono-mía. Nos indican el número de personassobre el cual haría falta priorizar actua-ciones preventivas, para evitar el agrava-miento de sus consecuencias humanas(importante repercusión en el bienestarfísico y psicológico de la persona) y socia-les (mayores probabilidades de que lapersona no pueda seguir en casa yrequiera atención residencial).

Una importante información nos la dael análisis de quién ayuda cada personamayor a satisfacer los diferentes tipos ygrados de necesidades (Tabla 4). En loque concierne a las necesidades básicas,observamos que, mientras el grado dedependencia es bajo, la persona mayor obien va haciendo buena parte de las acti-vidades sin ayuda de nadie o bien recibela ayuda de la persona o personas conquien convive.

Cuando las dependencias son modera-das, se observa un importante incremen-to de la ayuda por parte de la persona opersonas con quienes se convive, perotambién de otras personas a quien no sepaga, y, sobre todo, de personas a quiense paga. Cuando el grado de dependenciaes elevado, se observa que prácticamente

sólo se dan dos tipos de ayudas: o biende personas con quienes se convive (alre-dedor del 65% del casos, según la tarea)o bien de personas a quienes se paga(alrededor del 35% de los casos, según latarea).

Tanto en situación de dependenciasmoderadas como elevadas, la alternativade pagar a alguien es mucho más fre-cuente entre las personas de 75 años omás en que viven solas y, lógicamente,en consecuencia con lo que se ha dicho,cuando el grado de dependencia es eleva-do, es la única solución que se da en estesubconjunto de población.

En lo que concierne a la ayuda que serecibe por satisfacer las necesidades ins -trumentales, vemos que pasa algo pareci-do a las necesidades básicas, pero conalgunas matizaciones: cuándo el gradode dependencia es bajo, observamos quela persona va haciendo ella sola todo loque puede sin ninguna ayuda, o bien leayuda alguien con quién convive, aunquetambién reciben alguna ayuda de parien-tes que no viven en casa. Una excepciónson las tareas de la casa, a quienes yaun 21,2% de las personas mayores quetienen dificultades para hacerlas paganpara que se las hagan.

Cuando la dependencia para satisfacernecesidades instrumentales es modera-da, vemos cómo se incrementa el porcen-taje de personas a quienes se les tieneque hacer no sólo las tareas del hogar,sino también las compras, la comida yotras gestiones. Para todas estas activi-dades observamos un porcentaje de per-sonas a las cuales se las hacen pagando:las tareas de casa en un 41,4% de loscasos, cocinar en un 10,7%, hacer lascompras en un 8,1% y hacer otros encar-gos en un 9,8%.

Finalmente, cuando el grado dedependencia es elevado, observamos queel porcentaje de personas que pagan paraque les hagan las tareas del hogar dismi-

Indicadores sociales y psicosociales de calidad de vida de las personas mayores en un municipio

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nuye (son más aquéllas a quien se lashace a un pariente), sin embargo aumen-ta notoriamente el porcentaje de las quepagan por cocinar (22,1%), hacer lascompras (17,4%) o incluso utilizar el telé-fono (20,2%).

Tanto en situación de dependenciasmoderadas como elevadas, también enesta ocasión la alternativa de pagar aalguien es mucho más frecuente entrelas personas de 75 años o más en queviven solas, particularmente cuando elgrado de dependencia es elevado.

Por lo que respecta a quién ayuda alas personas mayores de la ciudad cuan-do tienen dependencias en lo que con-cierne a su movilidad, según el grado de

esta dependencia, observamos que cuan-do la dependencia es moderada, lo másfrecuente es que la ayuda se reciba depersonas con quienes se convive o deotros parientes, pero ya en un 8,4% delos casos encontramos que se pagaalguien para salir a la calle o bien se reci-be ayuda de alguien que no es familiar,pero a quien no se paga, por hacer estaactividad.

Cuando es elevada, un 14,2% paganincluso para caminar por casa y un11,6% para salir a la calle. Una vez más,la alternativa de pagar a alguien esmucho más frecuente entre las personasde 75 años o más que viven solas, parti-cularmente cuando el grado de depen-dencia es elevado.

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TABLA 4Quién ayuda según diferentes grados de dependencia por lo que respecta a la

satisfacción de necesidades básicas

Nadie Persona/s Pariente/s a Persona/s a Persona/s Totalque vive/n que no vive/n quiénes se quiénes no

en casa en casa les paga se les paga

D e p e n d e n c i a Levantarse, 2 0 , 7 % 5 4 , 1 % 3 , 5 % 1 7 % 4 , 7 % 1 0 0 %m o d e r a d a sentarse, ir a

la cama

Bañarse o 0 , 9 % 6 8 , 3 % 3 , 8 % 1 8 , 4 % 8 , 5 % 1 0 0 %d u c h a r s e

Andar por 4 4 , 5 % 3 8 , 9 % 2 , 8 % 6 , 9 % 6 , 9 % 1 0 0 %c a s a

Vestirse o 1 0 , 5 % 6 6 , 7 % 2 % 1 7 % 3 , 7 % 1 0 0 %d e s n u d a r s e

Ir al lavabo 2 9 , 1 % 5 9 , 5 % 2 , 2 % 9 , 2 % 1 0 0 %

Comer solo/a 5 7 , 2 % 2 6 , 8 % 1 , 7 % 1 4 , 4 % 1 0 0 %

D e p e n d e n c i a Levantarse, 6 5 , 7 % 3 4 , 3 % 1 0 0 %e l e v a d a sentarse, ir a

la cama

Bañarse o 5 5 , 9 % 8 , 3 % 3 5 , 8 % 1 0 0 %la cama

Andar por 6 4 , 2 % 3 5 , 8 % 1 0 0 %c a s a

Vestirse o 6 4 , 2 % 3 5 , 8 % 1 0 0 %d e s n u d a r s e

Ir al lavabo 6 4 , 2 % 3 5 , 8 % 1 0 0 %

Comer solo/a 1 , 8 % 6 3 , 9 % 3 4 , 3 % 1 0 0 %

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Ante una supuesta situación de urgen -cia, las personas con dependencias parasatisfacer sus necesidades básicas mani-fiestan que esperan recibir la ayuda delas personas con quienes conviven(42,3%), si es el caso, o de hijos (40,9%).Vemos, sin embargo, que un 4,2% confíaen recibir esta ayuda de vecinos, un0,3% de amigos y un 0,2% de serviciospúblicos. Claro que todas estas respues-tas son la manifestación de un deseo queno se convierte siempre en realidad. Enotra pregunta, hemos explorado qué lesha pasado realmente si alguna vez sehan encontrado en una situación así.

Un 20,5% de las personas con depen-dencias para satisfacer necesidades bási-cas manifiestan que ya se han encontra-do alguna vez con que ningún familiar hapodido ayudarlos. En estas circunstan-cias expresan haber recurrido a un aba-nico muy heterogéneo de ayudas, pero

fundamentalmente a ayudas privadaspagando (41,2% de los que se ha encon-trado), a servicios públicos (20,2%), avecinos (6,4%) y a combinaciones deestos tres tipos de ayudas.

4.3. Indicadores psicosociales:Evaluaciones de las personasmayores sobre sus condiciones devida.

Desde el punto de vista de las evalua -ciones que las mismas personas mayoreshacen de sus condiciones generales devida, los datos nos muestran que un por-centaje mayoritario se considera muysatisfecho con los diferentes aspectosque hemos explorado. Éste, sin embargo,es un resultado que no nos permite pre-cipitar conclusiones positivas generales.Es bien conocido en los estudios sobre

Indicadores sociales y psicosociales de calidad de vida de las personas mayores en un municipio

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TABLA 5Indicadores psicosociales relacionados con la vivienda, el entorno inmediato y las

actividades que realizan las personas mayores

Total Por muestraMunicipio

Más de 74 Mayoressolos de 65

V i v i e n d aSer propietario/a de la vivienda donde se vive 7 3 , 3 % 6 0 , 8 % 7 5 , 1 %Valoración de la propia vivienda en general I n s a t i s f a c c i ó n 0 , 9 % 1 , 6 % 0 , 7 %

S a t i s f a c c i ó n 9 7 , 5 % 9 5 , 7 % 9 7 , 8 %

Entorno inmediato Valoración de la seguridad ciudadana en el I n s a t i s f a c c i ó n 2 4 , 2 % 1 9 , 5 % 2 4 , 9 %propio barrio S a t i s f a c c i ó n 6 3 , 5 % 6 5 , 6 % 6 3 , 2 %

Valoración de la condiciones de su barrio P e o r e s 7 , 4 % 5 , 5 % 7 , 6 %en relación a otros de la ciudad M e j o r e s 3 1 , 1 % 2 5 , 9 % 3 1 , 8 %

A c t i v i d a d e sValoración del tiempo libre I n s a t i s f a c c i ó n 5 , 6 % 6 , 4 % 5 , 5 %

S a t i s f a c c i ó n 8 8 , 4 % 8 8 , 4 % 8 8 , 4 %Haber iniciado una actividad nueva al cumplir los 65 años 1 9 , 6 % 1 5 , 9 % 2 0 , 1 %Conocer una o más asociaciones 8 8 , 5 % 8 7 % 8 8 , 7 %Participación en unas o más asociaciones 4 6 , 2 % 4 5 , 5 % 4 6 , 3 %

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calidad de vida el fenómeno llamadosesgo del optimismo (Veenhoven, 1994),que aparece cuando se estudian satisfac-ciones de conjuntos de población.

Observamos que las personas mayo-res, además de considerarse mayoritaria -mente felices con la vida, y satisfechascon su salud, con sus actividades de ocioy con su vivienda en general, también semanifiestan mayoritariamente satisfechascon su entorno inmediato, es decir, consu barrio, tanto en sí mismo como si locomparamos con otros barrios de la ciu-dad, aunque en todos los casos encontra-mos ciertas diferencias entre unos secto-res de la ciudad y otros.

Incluso un tema que es tradicional-mente conocido en este tipo de estudioscomo de mucha preocupación por partede las personas mayores, y que a menu-do es evaluado negativamente por ellas,la seguridad ciudadana, nos aparece conporcentajes de satisfacción bastante ele-vados. No obstante, el hecho de que lainsatisfacción con este aspecto subjetivooscile ostensiblemente entre sectoresindica que se trata de una cuestión quehace falta profundizar. La percepción deque el entorno inmediato es inseguro, almargen de que sea o no una apreciaciónobjetiva, tiene una importante influenciaen el sentimiento de autonomía de laspersonas mayores (mucho más que entrelas más jóvenes) y, por lo tanto, les limitala calidad de vida.

Es necesario destacar también elimportante (por más que minoritario)número de personas que perciben su pro -pia salud como mala ya señalado en elapartado 4.1. Sabemos que a menudo laautopercepción de mala salud puede sermejor predictor de necesidades sentidaso de dependencias importantes en unfuturo que la salud objetiva.

La soledad es un problema que puedellegar a ser muy grave en las personasmayores, según como la vivan y la exten-

sión e intensidad de sus redes de apoyosocial. Por ello, el hecho de que la perso-na evalúe que está siempre o casi siem-pre sola resulta un indicador centinela.Esta situación se da en un 12,3% de laspersonas mayores encuestadas.

Otro indicador que se sabe que resultamuy predictivo de posibles necesidadesemocionales es el hecho de que la perso-na se manifieste insatisfecha con su vida.Aunque acostumbra a ser un porcentajerelativamente bajo de la población (en lapresente investigación se detecta que un6,3% de las personas mayores se consi-deran mucho o bastante poco felices), hapodido constatarse que entre estas per-sonas siempre hay un porcentaje altoque sufre estados depresivos, cosa quepuede ir perjudicando su estado anímicoy de salud.

4.4. Las personas mayores según la eva -luación de su situación económica presen -te y futura.

Un 38,3% de las personas del subcon-junto de mayores de 75 años que vivensolas y un 36,1% del subconjunto delresto de mayores de 65 años se manifies-tan suficientemente satisfechas con susingresos actuales.

Por contraste, un 1,9% tanto del pri-mero como del segundo subconjuntomanifiestan que pasan situaciones deverdadera dificultad económica. Un10,6% del primer subconjunto y un15,2% del segundo manifiestan que tie-nen una situación económicamente defi-citaria, pero que reciben ayuda paraafrontarla. En ambos casos, estas situa-ciones son más frecuentes entre lasmujeres que entre los hombres.

Un 1,3% del total de las personasmayores de 65 años que viven en la ciu-dad manifiestan vivir fundamentalmentede rentas personales. Un 48,6% de lapensión de jubilación, un 12,6% de una

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pensión de viudedad, un 5,2% de unapensión de invalidez, un 3,3% de unapensión no contributiva. El resto mani-festó que tiene diversas de estas fuentesde ingresos al mismo tiempo, menos un10,9% que dicen que no tienen ningúningreso regular, un 0,1% que dicen queviven de ayudas familiares y otro 0,1% dela caridad.

También se da la circunstancia que lapersona mayor manifiesta que tiene queocuparse económicamente de otra uotras personas que dependen. Hemosencontrado esta situación en un 20% delos mayores de 75 años que viven solosen la ciudad y en un 18,1% del resto demayores de 65 años.

Una de las informaciones obtenidas eneste estudio, que tiene mucha importan-cia para el diseño de las futuras políticassociales para la gente mayor en la ciu-dad, es la constatación que un 32,7% delas personas de más de 65 años queactualmente viven en la ciudad de Gironaconsideran que no tienen o no prevéntener en un futuro ningún problema paraafrontar económicamente los costes deser atendidas adecuadamente cuando

sus necesidades o dependencias les exi-jan buscar una ayuda regular de otraspersonas (Tabla 6).

Si es bien cierto que hay un porcenta-je ligeramente superior de hombres quede mujeres que estiman que no tienenproblemas económicos para pagar estosservicios en un futuro, las diferencias noson muy importantes (35% de todos loshombres más mayores de 65 años, res-pecto del 31,2% de las mujeres).

Hay, sin embargo, un dato que llamala atención y que indica posiblementeque esta afirmación, puede ser suscepti-ble de diferentes matizaciones. Se tratadel hecho que sólo hay una coincidenciaparcial entre las personas mayores quedicen que en un futuro las ayudas quepuedan necesitar no piensan que les cre-arán ningún problema económico, yaquéllas que están satisfechas con susituación económica actual, que conside-ran suficiente. Una coincidencia totalsólo se da en el 19,9% de la población.

Un 10,2% de las personas mayoresque viven en la ciudad manifiestan teneringresos nada más que para cubrir sus

Indicadores sociales y psicosociales de calidad de vida de las personas mayores en un municipio

3 7 0 I N T E R VENCION PSICOSOCIAL

TABLA 6Personas que consideran que en un futuro que alguien las ayude a cubrir sus

necesidades puede llegar a ser un problema económico en función de la percepción de los ingresos actuales

Pagar ayudas Pagar ayudas NS/NC Totalno es un es unproblema problema

Satisfacción económica suficiente 19,9% 9,6% 7% 36,5%

Llegar sólo a cubrir gastos 10,2% 23,8% 9,7% 43,7%

‘Déficit, pero cubierto con ayudas 2,2% 9,9% 2,5% 14,6%

Situación de dificultad 0,1% 1,6% 0,2% 1,9%

NS/NC 0,3% 1,6% 1,3% 3,2%

Total 32,7% 46,5% 20,8% 100%

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gastos, pero, al mismo tiempo, que en unfuturo no creen que tendrán un proble-ma económico para recibir las ayudasque les haga falta. Y, incluso, hay un2,2% de las personas mayores que vivenen la ciudad que manifiestan tener unasituación económicamente deficitaria yque salen adelante con ayudas de otros,pero que tampoco les preocupa que enun futuro el dinero pueda llegar a ser unproblema para recibir las ayudas que leshaga falta. Tenemos que entender queestas respuestas indican un alto gradode confianza en poder superar las situa-ciones de dificultad, sea porque se confíaen las redes de apoyo social o sea poralguna otra creencia o convicción perso-nal.

En cambio, encontramos un 9,6% delconjunto global de personas mayores queviven en la ciudad que, aun estandoactualmente satisfechas con sus ingre-sos, piensan que en un futuro puedentener dificultades económicas serias parapoder pagar la ayuda que pueda llegar ahacerles falta.

5. Discusión

En general, puede mantenerse que elsubconjunto de personas de 75 años omás que viven solas se encuentra en con-diciones mucho más precarias que elconjunto general de personas mayoresque viven en la ciudad. Además de lacondición de soledad, y de todas lasimplicaciones humanas y sociales queconlleva, observamos que en muchoscasos va asociada a otras necesidadesmás a menudo que en la media de lapoblación mayor.

Por contraste, en casi todos los secto-res de la ciudad las personas de estesubconjunto se muestran menos exigen-tes, y hacen evaluaciones de las condicio-nes de vida más positivas que la media.Se observa, pues, que se trata de un sub-

conjunto de personas entre las cualeshay muchas que se han adaptado psico -lógicamente a unas condiciones de vidamás precarias que las habituales en suentorno y se quejan menos.

Por este hecho, y por la mayor debili-dad de sus redes de apoyo social, sonpersonas entre las que es previsible que,cuando algunas de sus necesidades sehagan visibles (es decir, sean detectadaspor los sistemas públicos), el grado deafectación o incluso de deterioro será amenudo superior a la media.

En el conjunto de la ciudad hemospodido estimar que hay unas 51 perso-nas mayores que no tienen absolutamenteningún familiar vivo. Todas ellas pertene-cen al subconjunto de los que tienen 75años o más y viven solos o solas. Ade-más, hemos podido también estimar quehay 395 personas mayores que no tienenningún familiar que resida en el términomunicipal. De entre estas personas, 273(el 69,11%) pertenecen al subconjunto delas personas mayores de 75 años queviven solas.

El análisis diferencial de los sectoresde servicios sociales en que está divididala ciudad nos presenta especificidadestanto de las condiciones de vida como delas necesidades de las personas mayoressegún el sector donde viven. Las diferen-cias halladas entre sectores, considera-das proporcionalmente al número deresidentes, no son muy importantes,aunque, ciertamente, se ha identificadoclaramente que un sector destaca porencima de los otros por la concentraciónde situaciones de dificultad que en él seobservan: Barri Vell, la zona más antiguade la ciudad.

Por otra parte, en la tabla 2, hemosseñalado algunos indicadores centinelas.Si estos indicadores los cruzamos entresí, o con otros datos, como pueden serdeterminadas enfermedades, situacionesfamiliares o condiciones materiales de

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vida, podríamos ir acotando pequeñosgrupos en situación de mayor dificultad oriesgo social.

Por ejemplo, al cruzar la condición devivir en un piso sin ascensor, por elgrado de dependencia en lo que concier-ne a la movilidad, observamos que en laciudad de Girona hay 228 personas conun grado de dependencia elevado, paralas cuales presumiblemente tiene que serun problema serio no poder subir o bajarescaleras sin una ayuda importante. Estetipo de trabajo exploratorio permite pen-sar en sistemas futuros de detección denecesidades a partir de este tipo de tra-bajo minucioso.

Los grandes números nos dicen quebuena parte de personas mayores de laciudad que viven en su casa lo hacen enunas condiciones bastante dignas, y queellas mismas las experimentan comosatisfactorias.

Desde la perspectiva de los dere c h o shumanos y la dignidad de las personas nopodemos, sin embargo, resumir las condi-ciones de vida de las personas mayores enla ciudad de Girona sólo bajo las leyes del o s grandes número s. Este estudio nos hap e rmitido identificar bolsas de necesidadess o c i a l e s y de situaciones de riesgo que aveces afectan muy pocas personas, peroque, en cualquier caso, al margen de con-siderar si las cantidades son bajas o eleva-das, merecen una alta atención desde laspolíticas sociales municipales por las con-secuencias humanas y sociales que sederivan del hecho de no considerarlas yatenderlas apropiadamente. Hay muchasdificultades que afectan a las personasm a y o res que, para atenderlas adecuada-mente, hace falta “personalizar las solu-c i o n e s “.

A lo largo de este estudio hemos vistoque hay situaciones de dependencia muyheterogéneas, frente a las cuales las per-sonas mayores disponen de diferentessistemas de ayuda, con la implicación de

parientes y/o de otras personas. Sabe-mos, sin embargo, todavía demasiadopoco del detalle sobre el grado de ade-cuación y de calidad de las ayudas reci-bidas en comparación con las que seríannecesarias aun teniendo unos mínimosestandarizados de calidad; y tambiénsabemos demasiado poco de las implica-ciones técnicas y emocionales que acom-pañan estas situaciones de ayuda.

En otras palabras, hay personas quepueden estar siendo atendidas con ungran afecto, pero por personas cuidado-ras que no tienen los conocimientosmínimos, por ejemplo, para cogerlas ydesplazarlas apropiadamente, hasta elpunto de poder estar dañándose ellasmismas al cargar pesos de manera perju-dicial para su espalda; pero también haypersonas que, siendo atendidas con todacorrección técnica, no reciben el calorhumano mínimo para sentirse satisfe-chas con la ayuda recibida, o para supe-rar sus sentimientos profundos de sole-dad, quizás porque la persona cuidadorase siente obligada a hacer la ayuda, querepresenta una carga que la desbordavitalmente. Sólo el ofrecimiento másintensivo de servicios de proximidad, conun diseño esmerado de evaluación de susresultados, puede permitirnos en unfuturo avanzar con rigor en el aumentode la calidad de los servicios, acompaña-do de un incremento de la calidad devida experimentada por las mismas per-sonas mayores.

6. Reflexiones finales y propuestas.

A manera de conclusiones, y parafinalizar, presentaremos algunas de lasreflexiones más relevantes que han surgi-do al debatir los resultados cualitativos ycuantitativos en el seno del propio equipoinvestigador, con los profesionales delmunicipio y en las sesiones de devolu-ción con representantes de las personasmayores del municipio.

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6.1. Características familiares.

• La evolución de la estructura familiares un elemento clave en la pre v i s i ó nde recursos sociales dirigidos a laspersonas mayores: enviudar, cambiarde domicilio, ir a vivir con otras perso-nas y quedarse solo o sola son acon-tecimientos vitales importantes parauna persona mayor, que afectan superspectiva vital y su calidad de vida.

• Disponer de datos sobre las tenden-cias generales en la población, o ensubconjuntos de la población, parti-c u l a rmente sobre los cambios en laconfiguración de los hogares y sobrelas nuevas familias residentes, puedeayudar a tomar decisiones a medio yl a rgo plazo, porque hay situacionesque indican una mayor pro b a b i l i d a dque una persona mayor quede insufi-cientemente atendida.

• Hemos visto que hay personas que notienen absolutamente ningún familiarvivo, mientras que hay otras a quienessólo les queda la persona con quienconviven. Desde el punto de vista delas redes de apoyo social, hay quemantener especial atención a estassituaciones porque son muy frágiles.

• También hemos visto que hay bastan-tes personas mayores en la ciudadque viven solas. Estas situacionesdeben considerarse como i n d i c a d o re sc e n t i n e l a s, ya que no son necesaria-mente preocupantes, pero pueden lle-gar a serlo si se dan en concurre n c i acon otros factores, como por ejemplo,tener dependencias de nivel elevado,no tener otros familiares residentesen el municipio, no poder pagar lasayudas que hacen falta.

6.2. La vivienda.

• Hay que adaptar internamente lasviviendas para que las personas

mayores puedan seguir viviendocuando van teniendo dependenciaso los niveles de estas dependenciasse van agravando. Por eso es nece-sario suprimir barreras arquitectóni -cas y para aumentar las medidas deseguridad, tanto dentro del hogarcomo entre el hogar y la calle, hacefalta poder adaptar a las necesida-des concretas de las personas mayo-res tanto las cocinas como los cuar-tos de baño.

• Hay que estudiar la viabilidad deponer condiciones a determinadasviviendas de nueva construcción,para que sean utilizables por perso-nas mayores con dependencias.

• Para aquellas personas que no pue-den seguir en su vivienda, por pro-blemas estructurales o por la nece-sidad de obras con costes muy ele-vados, así como para personas enlas cuales concurren necesidades odependencias leves o moderadas,actualmente se considera muy apro-piado promover viviendas tuteladaso estructuras similares.

• Hay un número importante de per-sonas mayores en la ciudad deG i rona que viven en pisos altos decasas que no tienen ascensor. Algu-nas de ellas tienen niveles dedependencia altos para satisfacersus necesidades de movilidad, cosaque provoca graves dependenciaspara satisfacer necesidades básicas,cómo ir a la compra. Ésta es una delas situaciones que a veces puedeno tener solución o sólo tenerlamuy cara, para lo que hace faltabuscar alternativas. También haypersonas que en su casa no tienenni bañera ni ducha. Hay personasque por sus enfermedades o depen-dencias no pueden cocinar si no seadaptan aparatos o la distribuciónde los elementos que conforman sucocina.

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Todas estas situaciones merecen unaatención prioritaria, porque si se solucio-nan, la persona mayor puede conservarla autonomía suficiente para que susituación personal y social no se agrave.Es importante que las personas, si así loprefieren, tengan la posibilidad de enve-jecer en su casa.

6.3. El entorno inmediato.

• Es muy importante que las personasse sientan satisfechas con su entor-no inmediato. No se trata sólo deque los entornos estén bien adapta-dos a las necesidades de las perso-nas y que sean seguros. Es tambiéncrucial que las personas los perci -ban como adecuados y seguros.Estas percepciones forman parte dela calidad de vida.

• La seguridad física y psicológica depoder vivir autónomamente estáligada a la evaluación de que el con-texto ambiental en que se vive tienecalidad. Las personas tienen quepercibir que su entorno le propor-ciona suficiente calidad de vida yeso implica que esté transitable,limpio, bien iluminado, seguro, etc..

• Sentirse muy comunicado con elresto de la ciudad equivale a sentirmás autonomía y a tener la percep-ción de estar en un entorno más“abierto”. En este sentido, la dispo-sición de transporte público, y elhecho de que éste esté adaptado alas personas con dificultades demovilidad, son aspectos a los quelas personas mayores dan muchovalor.

• El mobiliario urbano pensado paraque sea fácilmente utilizable por laspersonas mayores, y percibido comoseguro, forma una parte importantede las percepciones de calidad delentorno en que se vive.

• La seguridad ciudadana es un temade preocupación para muchas per-sonas mayores. Sus percepciones deseguridad o inseguridad puedenguardar poca relación con las de laspersonas más jóvenes del mismoentorno, y no están necesariamenterelacionadas con datos objetivos. Noobstante, aunque sus percepcionespuedan no ser objetivas, constituyeun factor de inseguridad que dismi-nuye sus evaluaciones de bienestarpsicológico y de calidad de vida.

• Hay que abordar estas cuestionesdesde dos vertientes: por una parte,prestando atención a la posible obje -tividad de algunas quejas: barrerasarquitectónicas en algunas calles,aceras en mal estado, mejora deltransporte público en aquello queproceda. Pero también, por otraparte, enviando mensajes claros ydirectos a las personas mayores enel sentido que velamos por la calidadde su vida en su entorno inmediato,y que tenemos y queremos tenerespecial cuidado al garantizar suseguridad y su bienestar.

De hecho, de buena parte de lasactuaciones que podrían derivar de lasreflexiones hechas en este apartadopuede decirse que, en caso de ser lleva-das a la práctica, es obvio que puedentener un impacto no sólo sobre la pobla-ción mayor, sino que redundan tambiénen la mejora de la calidad de vida deotros colectivos, y del conjunto de losciudadanos en general.

6.4. Actividades de las personas mayores.

• Hay que fortalecer las redes relacio -nales y de apoyo social. Contribuyenen sí mismas a la calidad de vida.Sin embargo, son un recurso com-plementario para detectar situacio-nes de necesidad, incluso de mane-ra temprana. Hay muchas activida-

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des culturales, sociales y de ocio quepueden potenciarse con el objetivocomplementario de crear y fortalecereste tipo de redes.

• Es positivo para la calidad de vidade las personas mayores incremen-tar sus niveles de participaciónsocial y ciudadana: las personasmayores tienen que ser el primerfactor informador y sensibilizador desu colectivo. Hay que maximizar elpotencial que ofrece el hecho de dis-poner de un Consejo de las Perso-nas Mayores.

• Tienen que potenciarse redes deinformación dirigidas a todas laspersonas mayores residentes en elmunicipio, para intentar aumentarel nivel de información de que dispo-nen sobre las actividades en quepueden participar, y sobre los servi-cios de que pueden disfrutar.

• Hemos constatado que las activida -des relacionales, lúdicas y culturalesde muchas personas mayores sonbastante limitadas. Hay un nombreno muy elevado de personas mayo-res que querrían hacer más activi-dades, pero no las hacen por razo-nes diversas. Todo señala la existen-cia de un reto que haría falta afron-tar, aun sabiendo que los cambiosde hábitos a menudo son muy len-tos: hay que intentar crear, gradual-mente, hábitos de participación enmás actividades y más diversas.

6.5. Necesidades y dependencias.

• Es muy importante difundir unavisión integral de las necesidades delas personas mayores que viven en laciudad. Hay que contar que haynecesidades que siempre estaránp resentes en determinados porc e n t a-jes, porque van aparejadas al hechonatural del envejecimiento. Hay,

pues, que asumirlas colectivamente,y buscar respuestas de la comuni-dad.

• Hay situaciones de dependenciasimportantes en que es crucial con-seguir una verdadera integración deservicios sociosanitarios. Aunque elmodelo está en debate en Cataluña,hace falta en todo caso que incluyauna visión integral de la ayuda a laspersonas mayores .

• Hay que estudiar formas de coopera -ción públicas y privadas para incre-mentar la cobertura de atención afamilias con recursos.

• Hay que implantar gradualmentesistemas de evaluación de los servi-cios y programas, para ir consoli-dando referentes de calidad para losservicios que se prestan.

• Hay que mejorar la información sobrelos servicios de atención a la gentemayor que existen en la ciudad.

6.6. Personas que ayudan a satisfacernecesidades.

• Hay que profundizar en la idea decomplementariedad entre recursosformales e informales, para mejorarel bienestar de las personas atendi-das en los servicios.

• Tienen que ir estableciéndose for-mas de coordinación que otorguenreconocimiento al cuidador informal.

• Hay que ofrecer formas de forma -ción, apoyo y respiro a las personasque tienen que cuidar personasmayores.

6.7. Líneas estratégicas de actuación.

C reemos que el análisis de la situacióngeneral de las personas de más de 65 años

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que viven en la ciudad de Girona, en suh o g a r, nos lleva a subrayar la importanciade dirigir actuaciones a este conjunto deciudadanos partiendo de un planteamientoglobalizado, dando una visión coherente deconjunto a la ciudadanía, teniendo encuenta su propia opinión y puntos de vistaa través de los canales de participación ciu-dadana establecidos, y sobre la base de dosgrandes objetivos:

a) Promover la mejora de la calidad devida del conjunto de la población depersonas mayores que viven en laciudad.

b) Afrontar la diversidad de situacio-nes de necesidades, de dificultad yde dependencia de las personasmayores que viven en su hogar enla ciudad desarrollando actuacio-nes y programas transversales yfortaleciendo una red de serviciossociales que permita sectoritzar ypersonalizar las actuaciones nece-sarias en función de cada realidad,y que pueda articular las actuacio-nes que gradualmente se desarro-llen en aquel territorio.

Dentro de una planificación general deeste tipo, haría falta la adopción de unaserie de decisiones estratégicas previas,que tienen que ver, como mínimo, con lassiguientes coordenadas:

• Niveles de cobertura de necesidadesque se pretende alcanzar gradual-mente a corto y medio plazo.

• Tipo de servicios que se implantarí-an o se reforzarían en una primerafase.

• Grado de contribución al gasto queocasionan los servicios prestados quese considera que pueden asumir laspersonas mayores según su situaciónsocioeconómica particular.

Una vez tomadas estas decisiones estra-tégicas, hará falta hacer estimaciones delas tendencias actuales de algunos datos

referidos a la situación de las personasm a y o res que viven en la ciudad, parapoder discriminar en un futuro la e v o l u -ción natural de las situaciones, de los cam-bios realmente conseguidos.

En el diseño de un programa de servi-cios, que pueda derivar de estas decisio-nes estratégicas, tendría que partirse deaquéllos estándares o ratios que tenemosactualmente y fijar los incrementos quese consideran deseables teniendo encuenta las posibilidades de crecimientoen función de los recursos de que puededisponerse.

(a) Servicio de telealarma: hay re f e-rencias en la bibliografía especializadaque apuntan que haría falta desplegareste servicio para un 12% de las perso-nas mayores de 65 años que viven solas,cosa que equivaldría a un 2,42% de lapoblación mayor de 65 años apro x i m a-d a m e n t e .

(b) Servicios de ayuda a domicilio:cada vez se debate más el hecho de queno es tan importante el porcentaje decobertura como el hecho de que el siste-ma tenga flexibilidad para cubrir difere n-tes intensidades o grados de necesidad,que siempre son muy dispares. Una vezconsultadas diferentes ratios en diversostrabajos (Plan General del Departamentode Bienestar Social de la Generalitat deCataluña, Plan Gerontológico de Euskadi,el de la Diputación Foral de Guipúzcoa yel Plan Gerontológico de Vi t o r i a - G a s t e i z ) ,p a rece que hay bastante consenso en queel estándar tendría que llegar cerca de un8%, cuándo se tiene en cuenta que haydiversos tipos de servicios de ayuda adomicilio, unos que sólo implican acom-pañamiento y vigilancia, que re q u i e re nmenos intensidad de dedicación, pero quehacen falta para mucha más población.Cuando sólo se consideran los serviciosde “mayor intensidad en el apoyo”, enton-ces se habla de que puede ser suficienteuna cobertura del 4,5% de la población,p e ro entonces implicando más dedicación

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por persona de la media habitual. Estámuy claro que el primer tipo de servicioses básico para desarrollar una actuaciónp reventiva y de detección, así como paraevitar que personas que viven solase n t ren en dinámicas que afecten negati-vamente su calidad de vida.

(c) Viviendas tuteladas: la definiciónutilizada no coincide en todos los traba-jos publicados que se refieren a este tipode servicio. Cuando se habla propiamen-te de pisos tutelados, parece que la ciframás consensuada es que hacen falta un1% sobre el total de las personas mayo-res de 65 años en un territorio, mientrasque cuando se habla de apartamentosvigilados, la cifra es de un 2% sobre lamisma población.

(d) Centros de día: las referencias quese encuentran en la bibliografía próximaoscilan al estimar que estos servicios losnecesitan entre un 1% y un 1,5% de lapoblación de mayores de 65 años. En elcaso concreto de la ciudad de Girona,hemos podido constatar que las personasque conocen el centro existente lo evalú-an muy positivamente, pero que hay unainsatisfacción unánimemente compartidapor la falta de un transporte público ade-cuado para desplazarse.

(e) Servicios de comidas a domicilio:los pocos trabajos que se re f i e ren a estetipo de servicio sitúan su necesidad alre d e-dor de un 1% de la población mayor de 65años de un territorio.

(f) Los hogares o clubes de gentem a y o r : también en este caso encontra-

mos recomendaciones muy desigualesen la bibliografía especializada, y lasp ropuestas oscilan en el sentido quehace falta uno de estos centros por cada2.500 a 20.000 personas mayores de 65años.

Finalmente, tenemos que señalar quede los resultados de la investigación sed e s p rende la necesidad de pro m o v e ractividades culturales y de ocio, aúndesplegando un sistema de inform a c i ó ns o b re actuaciones y recursos para lagente mayor, con implicación de susinstancias re p resentativas. Los nivelesde participación en actividades de todotipo son muy bajos por parte de un por-centaje elevado de personas mayore sque viven en la ciudad; incluso la adop-ción de nuevas iniciativas cuando dis-ponen de más tiempo libre es escasa,aunque un cierto número de personasmanifiestan que querrían hacer máscosas. Hay que promover más activida-des, sobre todo aquellas más moviliza-doras de salud, pero a partir de laimplicación de las mismas personas, yaque el “empuje” que les hace falta amuchos sólo puede surgir de un ofre c i-miento desde múltiples agentes socia-les, incluyendo sus propios iguales, ylos re p resentantes de las personasm a y o res. Muchas manifiestan teneri n f o rmación insuficiente. Eso no se so-luciona, obviamente, sólo disponiendode más folletos o de otro material dedivulgación. Hace falta un programa es-pecífico de difusión sistemática de infor-mación, con implicación de las pro p i a spersonas mayore s .

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