jaime guzmán una odisea política-racional

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www.cepchile.cl LIBRO Estudios Públicos, 125 (verano 2012). BELÉN MONCADA. Doctora en Historia. Directora de Estudios del Instituto Empresa y Humanismo de la Universidad de Navarra (bmoncada@ unav.es; [email protected]). Autora, entre otras publicaciones, del libro Jaime Guzmán el político: Una democracia contrarrevolucionaria (Ril Editores, 2006). Belén Moncada Durruti Resulta llamativo que existan en Chile tan pocos libros dedi- cados al examen y análisis del pensamiento de uno de los políticos más controvertidos e influyentes de su historia reciente. Guzmán es hoy, sin duda, referente ideológico y político de primer orden, y su acción y pen- samiento sobrevuelan, se quiera o no, el entramado institucional chileno de hoy en día. Por eso no es en absoluto sorprendente que vea la luz una segunda edición de la mejor biografía intelectual que se ha hecho sobre Jaime Guzmán. El libro de Renato Cristi El pensamiento político de Jaime Guzmán constituye un referente básico para entender los orígenes ideológicos de la construcción política del Chile actual. El objetivo del libro es analizar la obra y elaborar una exposición crítica del pensamiento de Guzmán, con las nociones de autoridad y libertad como encuadre general. La segunda edición de esta obra (la primera fue publicada en el año 2000) aporta lo que consideramos que es un gran acierto: hacer un esfuerzo por contextualizar aún más el pen- samiento de Guzmán. Una contextualización que, a ojos de los histo- riadores, nunca será suficiente. Con este ánimo, Cristi analiza de nuevo la trayectoria del senador, descubriendo el tejido filosófico que subyace Renato Cristi, El pensamiento político de Jaime Guzmán. Una biografía intelectual (Santiago: Lom Ediciones, 2011) segunda edición. JAIME GUZMÁN: UNA ODISEA POLÍTICO-RACIONAL

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    LIBRO

    Estudios Pblicos, 125 (verano 2012).

    Beln Moncada. Doctora en Historia. Directora de Estudios del Instituto Empresa y Humanismo de la Universidad de Navarra ([email protected]; [email protected]). Autora, entre otras publicaciones, del libro Jaime Guzmn el poltico: Una democracia contrarrevolucionaria (Ril Editores, 2006).

    Beln Moncada Durruti

    Resulta llamativo que existan en Chile tan pocos libros dedi-cados al examen y anlisis del pensamiento de uno de los polticos ms controvertidos e influyentes de su historia reciente. Guzmn es hoy, sin duda, referente ideolgico y poltico de primer orden, y su accin y pen-samiento sobrevuelan, se quiera o no, el entramado institucional chileno de hoy en da. Por eso no es en absoluto sorprendente que vea la luz una segunda edicin de la mejor biografa intelectual que se ha hecho sobre Jaime Guzmn. El libro de Renato Cristi El pensamiento poltico de Jaime Guzmn constituye un referente bsico para entender los orgenes ideolgicos de la construccin poltica del Chile actual.

    El objetivo del libro es analizar la obra y elaborar una exposicin crtica del pensamiento de Guzmn, con las nociones de autoridad y libertad como encuadre general. La segunda edicin de esta obra (la primera fue publicada en el ao 2000) aporta lo que consideramos que es un gran acierto: hacer un esfuerzo por contextualizar an ms el pen-samiento de Guzmn. Una contextualizacin que, a ojos de los histo-riadores, nunca ser suficiente. Con este nimo, Cristi analiza de nuevo la trayectoria del senador, descubriendo el tejido filosfico que subyace

    Renato Cristi, El pensamiento poltico de Jaime Guzmn. Una biografaintelectual (Santiago: Lom Ediciones, 2011) segunda edicin.

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    detrs de cada uno de sus planteamientos polticos. El autor explica de modo pormenorizado cmo evolucionan las posturas de Guzmn, las corrientes ideolgicas a las que responden, y los conceptos filosficos que defiende a lo largo de su vida poltica.

    En este riguroso examen del pensamiento de Guzmn, Cristi aco-ta doctrinalmente la visin del gremialista sobre el Estado, la libertad, Constitucin, economa, derechos humanos y legitimidad. Demuestra cmo el poltico consigue concebir un Estado autoritario y una sociedad libre, acomodando la democracia dentro de un conservadurismo liberal por medio del concepto hayekiano de democracia instrumental. El autor incluye aqu un apndice sobre el pensamiento de Hayek, tambin pre-sente en la primera edicin. En l se centra sobre todo en los aspectos que hacen relacin a su definicin de libertad y democracia. Si bien el texto tiene gran inters a la hora de constatar las similitudes entre los conceptos de libertad y democracia instrumental hayekianos que el autor detecta en Guzmn, quiz su inclusin en el libro resulta algo excesiva. Con todo lo interesante que resulta para comprender mejor el pensamiento del liberal, el apndice es ms valioso como explicacin de los principios republicanos a los que adscribe Cristi.

    Cristi examina la fundamentacin metafsica y explica cmo Guzmn defiende desde un principio el capitalismo, incluso desde sus primeras posturas corporativistas. Su idea de Constitucin es examina-da en el tercer captulo, donde el autor incluye las Actas de la Junta de Gobierno que hacen referencia al papel de Guzmn en la destruccin de la Constitucin de 1925 y la gnesis de la del 80. Analiza tambin su concepto de democracia y las tesis sobre liberalismo econmico.

    En mi opinin, para sacar el mximo provecho del libro de Re-nato Cristi, sera conveniente leer primero los dos ltimos captulos. El autor utiliza las ltimas pginas de su libro para explayarse sobre la de-mocracia republicana y las concepciones de autoridad y libertad que de ella se derivan. Esta es, en definitiva, la posicin del propio Cristi. Una vez que el lector entienda el criterio filosfico-poltico del autor, estar en condiciones mucho mejores de abordar la relectura que l hace de Guzmn, y entender las crticas a su planteamiento. Tras estos dos cap-tulos, de alguna manera se entiende que la figura de Guzmn pueda ser enormemente atrayente para el republicanismo. Las tradiciones filosfi-cas de las que bebe el poltico, sus guios corporativistas y su concepto de autoridad evocan en la lejana y hasta cierto punto la posicin de un republicano que no pudo ser.

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    Renato Cristi responde en esta segunda edicin a alguna de las crticas que se le hicieron a la primera que, en definitiva, pueden resu-mirse en una nica cuestin: Es Guzmn un idelogo, un filsofo de la ciencia poltica que, por tanto, amerita un rastreo acadmico de su pensar y actuar, o es por el contrario un poltico, y como tal sujeto a la contingencia de lo prctico? Ya en la introduccin de su libro, Cristi rebate (lo har de mil modos a lo largo de los captulos), aquello que se le achaca. No cabe otra respuesta: su pragmatismo dificulta la reflexin acerca de sus propios fundamentos filosficos1.

    El sistema econmico y el peso del contexto

    El autor demuestra a lo largo de su obra que la defensa del ca-pitalismo es uno de los elementos que determinan la continuidad de la obra de Guzmn. Cristi rastrea las corrientes y concepciones filo-sficas hasta demostrar que su concepto de libertad no es republicano sino liberal2. Sin duda, ms all de los fundamentos ideolgicos, gran parte de la explicacin de esta defensa a ultranza del capitalismo debe buscarse tambin en las circunstancias y el tiempo histrico que a Jai-me Guzmn le toc vivir. Cristi es consciente de ello, y en esta edicin procura contextualizar el pensamiento y los escritos de Guzmn con el fin de comprender mejor su pensamiento. Seala cmo en su juventud Guzmn se pliega a las corrientes contrarrevolucionarias propias del tradicionalismo espaol en contra de la reforma del macetero de Alessandri. Desde ese punto y hasta la declarada estatizacin de la pro-piedad por parte de Allende, Guzmn siente que la propiedad privada est siendo amenazada. Por ello, buscar en el bagaje intelectual del conservadurismo chileno los argumentos que en cada momento mejor le sirvan para defender este principio. Sern las ideas carlistas en su etapa juvenil, el movimiento gremialista en su etapa universitaria, y el derecho a la rebelin fundado en la ilegitimidad de ejercicio durante el gobierno de Allende3. Todo ello lo describe magistralmente Cristi en el captulo 7, que aade a esta edicin. En este mismo captulo Cristi hace un sugestivo recorrido por la teora carlista, detenindose en su recep-

    1 Renato Cristi, El pensamiento poltico de Jaime Guzmn: Una biogra-fa intelectual, 2011, p. 74.

    2 Ibd., p. 52.3 Ibd., pp. 203 y ss.

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    cin en Chile de la mano de Osvaldo Lira. De la lectura que Guzmn har de ella se deduce la justificacin que ms tarde utilizar a favor del golpe de Estado de 1973: la legitimidad de ejercicio, la diferencia entre nacin sustrato orgnico y espiritual y Estado formulacin jur-dica de sta, y la defensa que de aqulla deben las Fuerzas Armadas como garantes de la institucionalidad.

    Por otro lado, Guzmn es indudablemente hijo de la guerra fra, al igual que el pensamiento econmico neoliberal que termina adscri-biendo; le resulta imposible asumir la posible existencia de una tercera va entre capitalismo y socialismo. Tal y como seala Cristi, Guzmn intenta defender la economa capitalista desde los primeros momentos de su accin poltica. Amparndose en una lectura sesgada de la Enc-clica Mater et Magistra, el senador defiende una economa capitalista, pero no una sociedad capitalista4. En nuestra opinin, esto es posible solo en el papel, ya que en la prctica resulta inasumible e ingenuo no reparar en ello. En la medida en que el enriquecimiento de un pas de-pende de lo que venda, es necesario educar a la poblacin en una acti-tud consumista. Por ello la economa capitalista genera constantemente nuevas necesidades, lo que termina creando, de modo casi automtico, un determinado tipo de sociedad a la que comnmente llamamos ca-pitalista o consumista5. El juego de mercado como poltica econmica lleva consigo en alta medida la pleonexia, por lo que resulta ingenuo no reparar en su conexin con el capitalismo. Esa sociedad capitalista es la que rechaza Guzmn, sin darse cuenta quiz, que se origina casi auto-mticamente con la economa de mercado.

    En el captulo sobre Catolicismo y Capitalismo, Cristi aade en esta nueva edicin un apartado sobre la tesis de Universidad de Guzmn. En l Cristi encuentra una conexin entre el concepto de

    4 Cfr. Jaime Guzmn, El capitalismo y los catlicos de tercera posi-cin, Fiducia 1965, p. 5. Tambin en La Iglesia chilena y el debate poltico, recogido por Arturo Fontaine Talavera en El miedo y otros escritos: El pensa-miento de Jaime Guzmn E., Estudios Pblicos, 1991, p. 279.

    5 Siguiendo a Prez Adn, como consecuencia, no slo se toleran sino que se esperan y fomentan actitudes consumistas en el marco de programas de austeridad econmica. Jos Prez Adn, Pautas de evaluacin para el desarro-llo y la igualdad en Amrica Latina, en XIII Congreso Iberoamericano Ciencia y Vida: Dignidad e Igualdad en Amrica Latina, 2007. Estos comentarios son recogidos en parte en mi artculo Financiacin de la cohesin social: conside-raciones e inquietudes, 2008, pp. 365-370.

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    sociedad que define el entonces universitario con el que ms tarde ca-sar con la economa neoliberal. Segn Cristi, Guzmn consideraba la sociedad como un ser accidental, frente al individuo que define como ser sustancial. De este modo, Guzmn despoja a la sociedad de su carcter necesario, lo que dejara en entredicho la naturaleza social del hombre, elevando por encima de sta el derecho inalienable de la pro-piedad privada. Para Cristi, esta concepcin guzmaniana de sociedad se acerca peligrosamente al nominalismo de Ockham y lo aleja de Santo Toms. Cristi lo explica aduciendo que Guzmn no diferencia, como s lo hace Santo Toms, entre accidentes necesarios y accidentes contingentes6.

    En este punto nos cuesta coincidir con Cristi. En nuestra opinin, es forzado colegir la negacin de la naturaleza social del hombre por la afirmacin de su prioridad ontolgica sobre el Estado o la sociedad. Al fin y al cabo, Guzmn no define qu tipo de accidente es la sociedad. Por lo tanto, bien puede pensarse que lo consideraba accidente nece-sario. En ese caso, no estara anulando la naturaleza social del hombre, sino solamente estableciendo la prioridad ontolgica de ste sobre la sociedad. Esa prioridad no elimina la necesidad del sujeto de perfec-cionarse en sociedad, aunque sta sea considerada un accidente. Aqu Cristi se decanta por otorgar a Guzmn el carcter ms liberal posible, sin llegar a demostrarlo plenamente.

    No hay que olvidar, en cualquier caso, que con frecuencia las ideas que defiende Guzmn en poltica no van unidas a lo que se des-prende de sus trabajos acadmicos, como puede ser su trabajo de fin de grado. Esta realidad solo puede entenderse si se asume que el compro-miso de Guzmn con cualquier principio est basado en un inters pol-tico, en su posibilidad prctica, no filosfica. De ah que el mismo Cristi reconozca, como decamos al principio, que su realismo pragmtico dificulta la reflexin sobre la fundamentacin de Guzmn.

    Democracia instrumental frente a democracia republicana

    Uno de los aspectos ms interesantes del pensamiento de Guz-mn y que Cristi estudia con detenimiento, es el que hace referencia a sus conceptos de constitucionalismo y democracia. Su designacin para

    6 Renato Cristi, El pensamiento poltico de Jaime Guzmn: Una biogra-fa intelectual, 2011, pp. 87-88.

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    dirigir el estudio de una nueva Constitucin se revela en la primera Acta de la Junta de Gobierno del 13 de septiembre de 1973 que recoge el libro. Su captulo sobre la influencia de Schmitt en la concepcin cons-titucional de Guzmn es muy revelador en este sentido: en opinin de Cristi, la decisin promulgada por el Decreto Ley 1 de gestar una nueva Constitucin por parte de la Junta Militar supone la instauracin de una dictadura soberana y no meramente comisaria sin limitaciones institucionales, tal y como entenda el alemn la soberana absoluta del Poder Constituyente. El matiz no es menor, ya que desde el punto de vista jurdico, crear una nueva Constitucin implica la derogacin automtica de la Constitucin de 1925 y supone la aceptacin de que la Junta es depositaria del poder constituyente originario, y no el pueblo chileno7.

    Respecto al concepto guzmaniano de democracia, Cristi de-muestra cmo el senador se adhiere a una idea de democracia entendida como forma instrumental de gobierno, que regule las opciones polticas de los ciudadanos. Pero ese instrumento democrtico no puede nunca amenazar la forma de vida que se considera adecuada. De ah que Guz-mn entienda la Constitucin como el establecimiento de una autoridad fuerte, casi monrquica dir Cristi que pueda limitar la democracia y salvaguardar siempre la libertad individual. Para el autor, por tanto, el empeo constitucionalista de Guzmn respondera ms a una lgica de defensa de la libertad econmica que a una lgica de defensa doc-trinal.

    Personalmente nos inclinamos a pensar que su constituciona-lismo manifiesta ms bien el inters por salvaguardar su visin de

    7 Renato Cristi, La nocin de poder constituyente en Carl Schmitt y la gnesis de la Constitucin chilena de 1980, 1993, pp. 229-250. Respecto a la promulgacin de este decreto, Claudio Orrego, intelectual de la Demo-cracia Cristiana y amigo de Guzmn, escriba a ste en una carta personal comentarios que nos parecen muy significativos de la percepcin que se tuvo de este decreto: La aparicin del nuevo decreto aclaratorio de las funciones constituyentes y legislativas es ya la muerte oficial del Estado de Derecho. No vamos a decir que vivamos en el reino de la juridicidad, pero nunca se pens que pudiramos llegar al extremo de que la Constitucin y la Ley pasan a confeccionarse a la medida de las necesidades polticas y represivas de la autoridad administrativa. Es de verlo y no creerlo. Sobre todo despus de ha-ber dado tan larga y noble lucha en contra de los resquicios legales (Claudio Orrego Vicua, Cartas privadas: 1973-1977, 2002), pp. 163-164.

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    democracia ante otras posibles en un Estado doctrinalmente neutral. Constituye ms una crtica a un posible control ideolgico adverso que al estatal-econmico (aunque ambos van indefectiblemente unidos). As quedara demostrado en el empeo que puso en plasmar en el Artculo N 2 de la Constitucin y no en el prembulo la definicin de bien co-mn8. Guzmn insiste mucho en este punto, al considerar que es preci-samente la indefinicin del concepto de bien comn lo que posibilit su distorsin por los distintos gobiernos. Definiendo el bien comn de manera clara e inequvoca, quedara tambin definido el Estado y su fi-nalidad, acabando as con la neutralidad ideolgica que el Estado liberal asume y que, en opinin de Guzmn, es lo que provoca un pluralismo ideolgico ilimitado e irrestricto que conduce a la accin totalitaria9. A juicio de Guzmn, al establecer claramente qu se entiende por bien co-mn, el Estado queda definido ideolgicamente, evitando as su posible malinterpretacin.

    Parece que el objetivo de la nueva Constitucin era, por tanto, definir ideolgicamente el Estado para que no cupieran en l interpreta-ciones totalitarias o contrarias a la chilenidad. Era necesario para el co-misionado concretar todo lo posible el fin del Estado. El nico problema de esta pasin por definir ideolgicamente el bien comn es que queda fuera todo lo que encerraba su agradable ambigedad. As se lo hicieron ver otros comisionados, y crticas como las de Dez10.

    Es interesante ver cmo, segn lo defini el gremialista, el Estado no tiene la obligacin de crear las condiciones sociales que permitan al-canzar la plena realizacin, sino que su obligacin es la de promoverlas. El problema, a nuestro juicio, est en saber hasta dnde el Estado est obligado en esa promocin y en ese favorecer. Hasta qu punto se favorece la participacin social? Cunto o hasta dnde se promueve? Desde qu criterios acta el Estado para hacer respetar los derechos in-alienables de los individuos? Desde nuestro punto de vista, la distincin es clave, y supone un grado de obligatoriedad por parte del Estado com-pletamente distinto en uno y otro caso11. sta es la cuestin que planea

    8 Actas Oficiales de la Comisin Constituyente, Sesin 37, pp. 9 y 10.9 Cfr. Beln Moncada Durruti, Jaime Guzmn el poltico: Una demo-

    cracia contrarrevolucionaria, 2006, pp. 196 y ss.10 Actas Oficiales de la Comisin Constituyente, Sesin 45, 13 de

    junio de 1974, p. 15.11 Cfr. Beln Moncada Durruti, Jaime Guzmn el poltico..., 2006,

    pp. 200-201.

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    sobre las crticas de Dez a Guzmn, y de algn modo, tambin sobre las de Cristi: en una definicin de Estado no neutral ideolgicamente puede ir implcita la defensa de ste a la libertad econmica.

    La mirada sobre Guzmn

    Mirar a Guzmn con ojos de filsofo, como lo hace Cristi, puede considerarse la perspectiva ms adecuada para valorar su legado. El anlisis que de la figura del poltico hace el autor marca la distancia ne-cesaria para evitar el excesivo apasionamiento que, con frecuencia, aflo-ra en la valoracin poltica o moral de su persona. Por ello, coincidimos con el autor en que el anlisis filosfico es la principal herramienta para comprender la obra de Guzmn. No obstante, adoptar exclusivamente la perspectiva acadmica no resulta del todo acertado para evaluar su legado prctico. Indagar en la trayectoria filosfica de quien persegua utilidad poltica, indefectiblemente llevar consigo la aparicin de con-tradicciones. El peso del contexto en el anlisis de Guzmn es absolu-tamente decisivo.

    Es Guzmn, entonces, un poltico carente de principios? De ningn

    modo. Cristi demuestra con el mayor acierto que el pensamiento de Guz-mn constituye una asimilacin de las corrientes filosficas chilenas: por

    un lado, el pensamiento conservador chileno en sus vertientes nacionalista y corporativista, y por otro la economa liberal que llega a Chile fundamen-talmente de manos de los alumnos de la Escuela de Chicago. La cuestin est en que no resulta tan demostrable que todo ello constituya una uni-dad de pensamiento, una sntesis genial de distintos programas filosficos.

    Ms bien demuestra el esfuerzo de convertir en practicables polticamente

    unos conceptos que hasta un determinado momento fueron opciones inte-lectuales. Este inters guzmaniano de conjugar la practicidad de un ideal es,

    desde nuestro punto de vista, el rasgo ms caracterstico de su personalidad poltica12.

    El intento de casar las diferentes posturas poltico-filosficas de Guzmn con una determinada teora doctrinaria es arriesgado, ya que Guzmn ante todo fue un poltico, y si por algo se caracterizaba su pensamiento era por su adecuacin a la realidad posible, su aplicabi-

    12 Beln Moncada Durruti, Jaime Guzmn el poltico..., 2006, p. 195.

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    lidad por encima de cualquier teora o escuela. Su gnesis intelectual, as como su evolucin poltica, estuvieron demasiado determinadas por las circunstancias histricas. En este sentido y aqu disentimos de Cristi, el pensamiento de Guzmn no puede verse en el marco de una evolucin intelectual dentro de distintas corrientes de pensamiento, sino ms bien como sucesivos intentos de llevar a la prctica un ideal que se ira perfilando en virtud del sentido de la oportunidad. Por eso, de cada escuela toma lo que ms le conviene en cada momento13.

    Por ello a Guzmn cabe mirarlo nicamente con ojos, ni siquiera de poltico, sino nicamente de historiador. De otro modo, en funcin del momento, podramos encontrar que Guzmn sera conservador, libe-ral, republicano, nacionalista, demcrata y autoritario.

    El racionalismo de Guzmn

    A mi juicio, la cuestin no est en si Guzmn es ms pensador que poltico, o ms poltico que pensador. La clave est en que es una persona excesivamente racionalista, rasgo muy acusado de su carc-ter, que tiene sus consecuencias en su actuacin poltica. Tal y como lo describe su hermana se entiende perfectamente:

    En cuanto a su mana racionalizadora, debo decir que a veces alcanzaba ribetes de broma. A l le pareca necesario blandir una explicacin para cada uno de sus actos. Nada en l era fruto del azar o la espontaneidad: siempre haba un por qu elegir esa habitacin en vez de la del lado en el lugar donde veraneaba o por qu la sopa debiera ser de esprrago y no de choclo o por qu las comidas tenan que ser de un mxi-mo de ocho personas o por qu era preferible andar en bus que en taxi14.

    No obstante, resulta difcil no considerar a Guzmn como un terico sistemtico ya que, movido quizs por un prurito racional, es el propio gremialista quien se empea en justificar posturas polticas ms all de lo conveniente: no puede dejar cabo suelto, no hay nada que

    13 Cfr. mi crtica a la primera edicin de la obra de Cristi en Revista Chilena de Derecho, 2001, pp. 201-214.

    14 Cfr. Rosario Guzmn E., Mi hermano Jaime, 1991, pp. 97-98.

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    pueda dejar sin justificar intelectualmente, y usa razonamientos filos-ficos (a menudo incompletos) ms que prudenciales para argumentar la validez de sus opciones. Este hecho, unido a su tremenda capacidad de convencimiento y razonamiento lgico, acaba siendo su perdicin (en lo acadmico). Guzmn necesita que cualquier accin o decisin le encaje intelectualmente, que todas las ideas formen un cuerpo orgnico y tras-cendental, razonado y fundamentado. En esto s que puede considerarse como un pensador y no un poltico.

    Buscar el hilo argumental filosfico de los planteamientos Guz-mn resulta, de este modo, muy seductor e incluso obligado, ya que era l mismo quien se empeaba en encontrarlo, y consegua que todo encajara bastante bien. De alguna manera puede decirse que Guzmn va topndose con ideologas que se ensamblan mejor que las anteriores para justificar racionalmente su posicin poltica y defender la libertad econmica. Las va utilizando sin ruptura entre una y otra.

    Veamos cmo: Cristi demuestra cmo Guzmn, desde la visin corporativista del primer momento, prima los derechos individuales respecto a la sociedad fundado en su prioridad ontolgica, sin reparar, como ya sealamos, en el carcter de accidente necesario de sta que define Santo Toms. De este modo otorga a su corporativismo un corte individualista, que en los 70 podr defender igualmente de la mano del neoliberalismo. Al mismo tiempo, la defensa de la autoridad del nacionalismo clsico puede llegar a identificarse con la autoridad que se necesita para defender la libertad del individualismo liberal frente al Estado. Al descubrir a Hayek, Guzmn repara en que la preeminencia de la individualidad privada sobre el Estado que defiende el liberal se articula casi a la perfeccin con sus primeras ideas gremialistas, pero en clave moderna y econmica. Sin mayor dificultad recurre al principio de subsidiariedad de la tradicin corporativista para tintar a este libera-lismo econmico de conservador, o casarlo con las ideas nacionalistas de la Junta, y las suyas propias. La elasticidad prctica del principio de subsidiariedad (capaz de fluctuar en funcin de lo que interese resol-ver) le viene que ni pintado para hilar el corporativismo primero con el neoliberalismo de despus, y barnizar la ltima opcin como catlica.

    Con todo esto pretendemos decir que Guzmn utilizaba argu-mentos de uno u otro signo en funcin de una conveniencia especfica, porque crea en su validez, que intentaba demostrar. Su carcter exce-sivamente racionalista, necesitaba hallar causas racionales a cualquier

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    accin, y por ello es difcil definirle como poltico al uso. El poltico ha de justificar filosficamente (fundamentalmente ante s mismo) cualquier cambio, modificacin o adscripcin de rumbo poltico. Por su modo de ser, necesita que todo responda a un sistema de ideas, que nada sea un verso suelto. En todo momento su concepto de hombre, de sociedad, de economa, de familia, de trabajo, etc., ha de encajar mediante argumentos slidos y profundos. Por este motivo se ve en la necesidad de hacer malabarismos con las distintas corrientes filosfico-polticas sin que nadie se lo pidiera. De este modo, cuando se detecta una falla argumental en su sistema, da vueltas y revueltas hasta que consigue encajarlo, en un aparataje ideolgico cada vez ms complejo y discordante (unin del gremialismo con el liberalismo econmico, sub-sidiariedad estatal y neoliberalismo, cristianismo con violacin de dere-chos humanos, defensa del gremialismo con finalizacin de los colegios profesionales, etc.).

    Slo una mirada profunda como la de Cristi puede encontrar las contradicciones que encierra este juego racionalista de Guzmn. Un buen ejemplo de ello lo encontramos en la pgina 30:

    Durante la grave recesin de 1982, Guzmn percibe la nece-sidad de armonizar esos valores con los valores republicanos defendidos por la tradicin conservadora chilena. Pero esa

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    armonizacin resulta ser un proyecto sin destino. El haber puesto fuera de juego al corporativismo significa que las asociaciones intermedias que ste propona y su espritu solidario no son ya una alternativa viable. Sin esa base insti-tucional, su replanteamiento republicano reaparece como un mero artificio retrico15.

    A la vista de lo anterior, nos gustara matizar la opinin de Cristi en un punto: en la evolucin del pensamiento de Guzmn no hay unidad conceptual ni sntesis. Hay prudencia, conveniencia y necesidad perso-nal de racionalizacin.

    La importancia de la intencin

    Podramos decir que la caracterstica ms destacable del pen-samiento poltico de Guzmn reside en la combinacin que hace de valores filosficos, oportunismo poltico y oratoria, en su afn por otor-gar practicidad a sus planteamientos. Por eso cabe el peligro de tachar a Guzmn de poltico vaco. El libro de Cristi viene a demostrar lo contrario.

    Es cierto que la intencin de Guzmn no era dotar a Chile una nueva teora poltica, sino sintetizar la que ya exista y consideraba buena para adecuarla a la realidad del pas. Conviene ser consciente de ello a la hora de estudiar el pensamiento del poltico chileno. Enfatizar la opinin de Guzmn respecto al liberalismo econmico, corporativis-mo u otros temas es quiz arriesgado, ya que Guzmn, como demuestra Cristi, no es un terico sistemtico. Si por algo se caracteriza el poltico es por la insistencia en la practicidad, en la posibilidad de realizacin. La adopcin de polticas o medidas en funcin de estos planteamientos obliga a que su justificacin terica lleve consigo de manera inevitable ciertas contradicciones. Desde este punto de vista se entiende bien que Cristi encuentre ambigedades en el pensamiento de Guzmn. Dichas contradicciones existen, sin duda, y Cristi las seala con enorme preci-sin. La incompatibilidad del concepto guzmaniano de bien comn con la nocin liberal de individuo, el valor relativo que confiere a los dere-chos humanos en aras al bien comn al lado del valor absoluto del de-

    15 Renato Cristi, El pensamiento poltico de Jaime Guzmn..., 2011, p. 30 (las cursivas son nuestras).

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    recho de propiedad, la adscripcin a la teora econmica neoliberal sin dejar de prescindir de la justicia social, etc. Hay, sin duda, numerosos trminos que no resisten un anlisis filosfico serio, que es lo que viene a demostrar este estudio de Cristi.

    En este sentido, la unidad de distintas corrientes y tradiciones polticas chilenas conseguidas por el gremialista de la que habla Cristi, constituye una afirmacin arriesgada. No puede decirse que Guzmn sostuviera postulados corporativistas en un principio, de los cuales slo pudo aplicar parte. Ms bien el corporativismo, as como la economa neoliberal, o la democracia orgnica, fueron utilizados por Guzmn en la medida en que los juzg aplicables. Su intencin no era darle a Chile una nueva teora poltica, sino utilizar lo que haba y convena para ade-cuarlo a la realidad del pas. Quiz sea ms conveniente hablar, ms que de sntesis, de puesta a prueba de distintos conceptos tericos, hasta dar con los ms cmodos u oportunos en una arena poltica determinada, en una circunstancia histrica concreta.

    El enorme instinto poltico de Guzmn logra fundamentar sus razonamientos mezclando argumentos jurdicos, filosficos, polticos, sociolgicos o morales en funcin de lo que mejor calce en cada mo-mento para defender una idea que l considera polticamente relevante y practicable. Como sealamos en su da16 es, en definitiva, esta con-veniencia la que otorga a todos sus planteamientos una intencionalidad exclusivamente poltica. De ah nuestra cansina intencin de dejar claro que los planteamientos polticos de Guzmn se deben ms a las circuns-tancias que a las abstracciones polticas.

    Renato Cristi ha hecho un trabajo acadmico riguroso de examen del pensamiento de Guzmn. Ha rastreado las corrientes filosficas y polticas de las que bebe su filosofa, hasta elaborar un cuadro exacto de su genealoga ideolgica. Y las conclusiones son deslumbrantes y acertadsimas. En este sentido hay que reconocer el mrito de Cristi al encuadrar el pensamiento de Guzmn del bagaje filosfico que le co-rresponde, del cual, en algunos casos, quiz ni el mismo Guzmn fuera consciente.

    16 Renato Cristi, El pensamiento poltico de Jaime Guzmn..., 2011, p. 30.

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