john beverley anatomia del testimonio

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  • Anatoma del testimonioAuthor(s): John BeverleyReviewed work(s):Source: Revista de Crtica Literaria Latinoamericana, Ao 13, No. 25 (1987), pp. 7-16Published by: Centro de Estudios Literarios "Antonio Cornejo Polar"- CELACPStable URL: http://www.jstor.org/stable/4530303 .Accessed: 22/11/2012 07:56

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  • REVISTA DE CRITICA LITERARIA LATINOAMERICANA Aiio XIII, No 25, Lima, ler. semestre de 1987; pp. 7-16

    ANATOMIA DEL TESTIMONIO*

    John Beverley

    Se habla mucho estos dias del "testimonio". ,Pero que es, precisamente, un testimonio? cUna forma discursiva o varias? eAlgo con un valor esencialmente "documental", extraliterario, o un nuevo genero literario? Y si es de hecho un nuevo genero literario, zen que consiste su efectividad estetica particular? eComo se distingue de formas como la autobiografia o la novela narrada en primera persona, como la picaresca? Pensando en estas preguntas, logro reunir de los materiales que tehgo por casualidad en casa el siguiente corpus testimo- nial ad hoc (que refleja en parte mis intereses como profesor de literatura, en parte mi militancia en el movimiento de solidaridad con Centroamerica en mi ciudad):

    Nicaragua, Revolucion, relatos de combatientes del Frente Sandinista, publi- cada por Siglo XXI en su colecci6n "Historia Inmediata".

    Cabezas, Omar: La montana es algo ma's que una inmensa estepa verde, relato de un comandante sandinista, publicada por Siglo XXI en su coleccion "La Creacion Literaria".

    Zago, Angela: Aqut no ha pasado nada, la "educacion sentimental" de una joven venezolana a trav6s de su participacion en la lucha armada en su pals. Llego a ser un best-seller en Venezuela.

    El diario de campana del Che Guevara en Bolivia, con una foto-reproduccion de las hojas del manuscrito original, escrito a mano por el Che, publicada por el Instituto de Libro Cubano en 1968.

    Hirshon, Sheryl y Judy Butler: And Also Teach Them to Read, narracion basada en los diarios del campo de una maestra norteamericana que particip6 en la campafia de alfabetizaci6n en Nicaragua.

    Rechy, John: The Sexual Outlaw, diario chicano de la vida nocturna en la subcultura homosexual de la ciudad de Los Angeles, descrito por su autor como "a documentary" (un documental). * Este ensayo forma el 6ltimo capitulo de mi libro Del Lazarillo al Sandinismo. El espacio ideol6gico

    de la literatura espanola e hispanoamericana. Minneapolis, Institute for the Study of Ideologies and Literature, 1987, (en prensa). Surgi6 inicialmente como una reflexi6n sobre el trabajo colec- tivo del Simposio sobre el Testimonio organizado en la Universidad de Minnesota los dias 18 y 19 de abril de 1984, trabajo reunido en parte en Ren6 Jara y Hernin Vidal (eds.): Testimonio y Literatura. Minneapolis, Institute for the Study of Ideologies and Literature, 1986. Agradezco particularmente las ideas de Rene Jara.

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  • JOHN BEVERLEY

    Brizuela, Ram6n Antonio: Soy un delincuente, historias picarescas de un marihuanero caraquefio. El libro termina con un recorte de peri6dicos que describe la muerte del narrador en plena juventud en un tiroteo con la policia.

    Carpio, Salvador Cayetano: Secuestro y capucha; Borge Martinez, Tomas: Carlos, el amanecer ya no es una tentaci6n, "Somos milliones": La vida de Doris Tijerino; Valdes, Hernan: Tejas verdes. diario de un campo de concentracion chileno; experiencias carcelarias de lideres o militantes revolucionarios en Ame- rica Latina.

    Eich, Dieter y Carlos Rinc6n: La contra, coleccion de entrevistas con contras capturados por el ejercito sandinista.

    Randall, Margaret: No se puede hacer la revolucion sin las mujeres, colecci6n de entrevistas con mujeres comprometidas en luchas populares en America Latina.

    Fanon, Frantz: "Guerra colonial y trastornos mentales" (en: Los condenados de la tierra, pp. 228-266), presentaci6n de una serie de casos clinicos de argeli- nos y europeos afectados psicol6gicamente por la guerra en Argelia tratados por Fanon cuando era psiquiatra.

    El Salvador, N 4 (1981), revista internacional del FMLN. Contiene fotos y descripciones personales de vida en los varios frentes guerrilleros, y presenta- ciones autobiograficas de los miembros del comando general del ERP (Ejercito Revolucionario Popular).

    Chile's Days of Terror: Eyewitness Accounts of the Military Coup, testigos presenciales del golpe del 11 de setiembre, 1973, panfleto publicado por el partido trostkyista norteamericano (SWP).

    "La complicidad de la junta militar, democristiana con los grupos paramili- tares", panfleto de unas veinte paginas publicado por la Comisi6n de Derechos Humanos en El Salvador. Consiste de una serie de trece fotos, tomadas clan- destinamente, que muestra la detenci6n de un estudiante por la Guardia Nacio- nal salvadorefia y su entrega a un grupo paramilitar vestido de civil, seguido por una declaraci6n de su madre que no pudo encontrarle despues.

    Dalton, Roque: Miguel Mdrmol, reconstrucci6n testimonial de la insurrec- ci6n campesina de 1932 en El Salvador por un viejo militante comunista. Dal- ton tambien public6 una novela autobiografica basada en sus experiencias co- mo cuadro clandestino: Pobrecito poeta que era yo.

    The Making of a Middle Cadre, panfleto mimeografiado que describe en sus propias palabras la formaci6n de un cuadro medio del MPLA, publicado por el comite ingles de solidaridad con Angola.

    Garcia Mirquez, Gabriel: Relato de un naufrago... (1970); La aventura de Miguel Littin, clandestino en Chile (1986); dos "narraciones grabadas" hechas por el Premio Nobel Colombiano.

    JTienen algo en com6n estos textos, a pesar de sus aparentes diferencias de forma (entrevista, autobiografia, novela, fotoreportaje, memorias, diario, cr6ni- ca); modo de publicaci6n (libro comercial, revista, panfleto, folleto miimeogra- fiado); y contenido narrativo (que varia desde la delincuencia hasta el martirio revolucionario)? Seria dificil definir con mucho rigor algo que muestra una

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  • ANATOMIA DEL TESTIMONIO 9

    variacion tan grande. Para comenzar, < cuales de estos textos caben dentro de lo que solemos ilamar "literatura", cuales no? La respuesta no es simple: Para Siglo XXI los relatos de los combatientes sandinistas son "historia viva", el del comandante Cabezas "creaci6n literaria". De ahi quizas la proliferacion en la critica de oximorones para describir el testimonio: novela-testimonio, narra- cion o novela documental, nonfiction novel, socioliteratura, "literatura facto- grafica" (termino que recogi6 Roque Dalton). Parte de la razon de ser del testimonio es que escapa a nuestras categorizaciones usuales, y en particular a la distincion entre lo literario y lo no literario.

    Podemos, sin embargo, distinguir en nuestra seleccion una forma general: un testimonio es una narracion -usualmente pero no obligatoriamente del tamanio de una novela o novela corta- contada en primera persona gramatical por un narrador que es a la vez el protagonista (o el testigo) de su propio relato. Su unidad narrativa suele ser una "vida" o una vivencia particularmente signifi- cativa (situacion laboral, militancia poiftica, encarcelamiento, etc.). La situaci6n del narrador en el testimonio siempre involucra cierta urgencia o necesidad de comunicacion que surge de una experiencia vivencial de represion, pobreza, explotacion, marginalizacion, crimen, lucha. En la frase de Rene Jara, el testi- monio es una "narracion de urgencia" que nace de esos espacios donde las estructuras de normalidad social comienzan a desmoronarse por una razon u otral. Su punto de vista es desde abajo. A veces su produccion obedece a fines politicos muy precisos. Pero aun cuando no tiene una intencion politica explici- ta, su naturaleza como genero siempre implica un reto al statu quo de una sociedad dada.

    Debido a su situacion vivencial, el narrador del testimonio en muchos casos es o analfabeto o excluido de los circuitos institucionales de produccion perio- distica o literaria. Por lo tanto, el modo de produccion de un testimonio suele involucrar la grabacion, transcripcion y redaccion de una narracion oral por un interlocutor que es un etnografo, periodista o escritor profesional. La naturale- za de esta funcion "compiladora" es uno de los puntos mas debatidos en la discusion del genero; volveremos a ello.

    Como sugiere nuestra seleccion arriba, el desarrollo del testimonio ha sido particularmente concentrado en los paises del Tercer Mundo o entre las mino- rias nacionales o subculturas de las metropolis. En el caso de America Latina, comienza a generalizarse en los 60. Cuando Miguel Barnet publica su Biografia de un cimarron en 1966 -primer gran exito de la ilamada "novela- testimonio"- ya existia en Cuba, una abundante produccion de testimonios sin pretensiones literarias (reportajes, memorias de combatientes, etc.). En 1970, Casa de las Americas establece un premio en testimonio entre sus otras categorias (novela, cuento, poesia, teatro, ensayo). En Venezuela entre 1968 y 1975 (para dar un ejemplo mas), una serie de testimonios de ex-guerrilleros de

    1. Jara, Rene: pr6logo a Testimonio y Literatura, p. 2, donde seniala que el testimonio "es, casi siempre, una imagen narrativizada que surge, ora de una atm6sfera de represi6n, ansiedad y angustia, ora en momentos de exaltaci6n heroica, en los avatares de la organizaci6n guerrillera, en el peligro de la lucha armada".

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  • 10 JOHN BEVERLEY

    la FALN o de delincuentes, publicados como libros de reportaje principalmen- te por la Editorial Fuentes, ilegan a ser best-sellers (algunos de ellos son conver- tidos en telenovelas). Con variaciones coyunturales, esta situaci6n se reproduce en los otros paises de America Latina en la misma epoca.

    La proliferacion repentina del testimonio se debe a una coincidencia de varios factores:

    1) La importancia tradicional en la cultura latinoamericana de una serie de textos de caracter "documental" dificilmente asimilables por normas literarias metropolitanas: por ejemplo, los Naufragios y las otras cronicas coloniales; el libro o diario de viaje (Concolorcorvo, Humboldt, Hudson); el ensayo histori- co-costumbrista (Facundo, Os Sertoes); la biografia romantica, genero clave del americanismo literario; las memorias de campana (Bolivar, Marti, el Che); el enfasis documental de la novela social o indigenista; el corrido y otras formas de poesia popular narrativa; etc.

    2) La popularidad del tipo de historia etnografica (life history) desarrollada en las ciencias sociales a partir de 1950, por, entre otros, Oscar Lewis (Los hijos de Sanchez etc.) y Ricardo Pozas (Juan Perez Jolote: Biografia de un Tzotzil). Lewis trabajo con su equipo en Cuba por varios afios, donde pudo haberle conocido Barnet (que comenzo su carrera como sociologo).

    3) La recepci6n, tanto politica como literaria, de las Memorias de la guerra revolucionaria cubana del Che Guevara (con su manual correspondiente, La guerra de guerrillas -recepci6n relacionada con el impacto de la Revolucion Cubana en las Americas a partir de 1959. Siguiendo el modelo de las Memorias, se publican en Cuba una serie de testimonios de combatientes del Movimiento 26 de Julio o de las campafias militares contra los grupos contrarrevoluciona- rios en el Escambray o Playa Giron en los afios 1960-62. Con la extension de la teoria y practica del foco guerrillero por todo el continente, tambien se popula- riza el testimonio guerrillero, en parte como forma de propaganda de la via armada, en parte como una especie de literatura de cuadros, interior a las orga- nizaciones revolucionarias. (Cabe sefialar que el auge del testimonio ha tenido una relaci6n muy estrecha con el desarrollo de lucha armada en todo el Tercer Mundo. Hay una literatura testimonial palestina, vietnamita, angolefia, etc.).2

    4) La importancia que se da en la "contracultura" de los 60 al testimonio oral como forma de catarsis o liberaci6n personal en, por ejemplo: la teoria de descolonizaci6n de Fanon; los grupos de encuentro psicoterapeu'ticos; la peda- gogia de Paulo Freire; las practicas discursivas desarrolladas por las comunida- des de base cristianas (vg., El evangelio en Solentiname de Cardenal); los cons- ciousness-raising sessions del movimiento feminista; la ritualizaci6n de la denun- cia personal en la Revolucion Cultural. En general, la naturaleza del testimonio como forma literaria coincide con la consigna de la nueva izquierda norteameri- cana en los 60 de que "The personal is the political" (lo personal es lo politico).

    2. Sobre este punto, vease el estudio de Duchesne, Juan: "Las narraciones guerrilleras: Configura- ci6n de un sujeto epico de nuevo tipo", en: Testimonio y Literatura, pp. 185-137.

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  • ANATOMIA DEL TESTIMONIO 1 1

    La presencia de una dimension moralizadora, iconoclasta en el testimonio, tanto como su caracter de narracion "de urgencia" en primera persona, sugie- ren una afinidad con la novela picaresca. Sin embargo, aun cuando un testimo- nio asemeja en su contenido una especie de neopicaresca, como en el caso de Soy un delincuente en nuestra seleccion, tiene una logica diegetica esencialmen- te distinta. En primer lugar el testimonio no es una obra de ficcio6n: mejor dicho, su convencion discursiva (como sugiere la connotacio6n juridica o religio- sa de "dar testimonio") es que representa una historia verdadera, que su narra- dor es una persona que realmente existe. Esto produce lo que se podria ilamar un "efecto de veracidad" en el testimonio que desautomatiza nuestra percep- cion habitual de la literatura como algo ficticio o imaginario.3

    En segundo lugar, el eje del testimonio no es tanto el "heroe problematico" de la novela -para recurrir al concepto de Lukacs- sino una situacion social problematica que el narrador testimonial vive o experimenta con otros. En la .picaresca, por contraste, una situacion colectiva de empobrecimiento y margi- nacion es experimentada y narrada como un destino privado. El picaro tiene que "valerse por si mismo". El yo picaresco, como en el caso del Lazarillo, es precisamente la huella de una alienacion o antagonismo que existe entre el protagonista y la comunidad. Si para Lukacs la novela burguesa nace de la desaparicion de la posibilidad de narracion epica en un "mundo desalmado", el testimonio exhibe una especie de epicidad cotidiana. El narrador testimonial recupera la funcion metonimica del h6roe epico, su representatividad, sin asu- mir sus caracteristicas jerarquicas y patriarcales. Interpela al lector como al- guien que comparte o simpatiza con su situacion: es decir, como tambien un igual, un companiero.

    El comienzo de uno de los testimonios mas conocidos, Me lIamo Rigoberta Menchbu y as! me nacio la conciencia puede servir para ilustrar este efecto:

    Me Ilamo Rigoberta Menchu. Tengo veintitres afios. Quisiera dar este testimonio vivo que no he aprendido en un libro y que tampoco he aprendido sola ya que todo esto lo he aprendido con mi pueblo y es algo que yo quisiera enfocar. Me cuesta mucho recordarme toda una vida que he vivido, pues muchas veces hay tiempos muy negros N hay tiempos que, si, se goza tambien pero lo importante es, yo creo, que

    3. Evidentemente, un testimonio nunca puede ser la historia "real"; mas bien se trata en ello de la producci6n de una sensacion de autenticidad. Elzbieta Sklodowska apunta, por ejemplo, que "seria ingenuo asumir una relaci6n de homologia directa entre la historia y el texto. El discurso del testigo no puede ser un reflejo de su experiencia, sino mas bien su refracci6n debida a las vicisitudes de la memoria, su intenci6n, su ideologia. La intencionalidad y la ideologia del autor- editor se sobrepone al texto original, creando ambiguedades, silencios y lagunas en el proceso de seleccion, montaje y arreglo del material recopilado conforme las normas de la forma litera- ria. Asf pues, aunque la forma testimonial emplea varios recursos para ganar en veracidad y autenticidad -entre ellos el punto de vista de la primera persona-testigo- el juego entre ficci6n e historia aparece inexorablemente como un problema". "La forma testimonial y la novelistica de Miguel Barnet", Revista/Review Interamericana XII, N". 3 (1982), p. 379. Sin embargo, se trata de la naturaleza particular del "efecto dIe lo real" testimonial, no simplemente de senialar la distinci6n entre (cualquier) discurso y la realidad. "Mas que una interpretaci6n de la realidad", apunta Jara (acertadamente en mi opinion), el testimonio es "...una huella de lo real, de esa historia que, en cuanto tal, es inexpresable". En: Testimonio y literatura, p. 2 (enfasis mio).

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    quiero hacer un enfoque que no soy la unica, pues ha vivido mucha gente y es la vida de todos. La vida de todos los guatemaltecos pobres y tratare de dar un poco mi historia. Mi situaci6n personal engloba la realidad de un pueblo.4 Rigoberta Menchui pertenece a la etnia Quiche en Guatemala. Tenia apenas

    23 afios cuando dicto su testimonio. Era entonces un lider, a la vez, de su comunidad y de una organizaci6n nacional campesina, la CUC, que incluia personas de otras etnias. Concibio su testimonio como una extension de estas responsabilidades politicas. Por lo tanto, su declaracion de principios como narradora es mas expllcita de lo normal en un testimonio. Pero aun cuando el narrador es un delincuente o drogadicto, sin responsabilidad o sentimientos comunitarios, este efecto metonimico que equipara la situaci6n del narrador con una situaci6n social colectiva esta presente, es otro elemento de la conven- cion narrativa del genero. De ahi que el testimonio sea una forma cultural esencialmente igualitaria ya que cualquier, vida popular narrada puede tener un valor testimonial. Cada testimonio particular evoca en ausencia una polifonia de otras voces posibles, otras "vidas" (una variaci6n de la forma general es precisamente el testimonio polif6nico, compuesto por testigos diferentes del mismo evento).

    Lo que el testimonio comparte plenamente con la novela picaresca, sin em- bargo, es esa afirmaci6n textual del hablante-narrador como sujeto. El aspecto formal principal del testimonio es esa voz que interpela al lector en la forma de un "yo" que exige constantemente su atenci6n: "Me ilamo... Quisiera dar... Yo quisiera enfocar... Me cuesta... Yo creo". Esta presencia de la voz, con las marcas conversacionales de habla directa, significa el deseo por parte del narra- dor de no ser silenciado, de imponerse a una instituci6n del poder como es la literatura desde una posici6n excluida o marginal. De ahi, la insistencia en el sujeto humano de titulos como Me liamo Rigoberta Menchui, Si me permriten hablar, Soy un delincuente, "Somos milliones".

    La voz testimonial implica un reto a la perdida de la oralidad en el contexto de los procesos de modernizaci6n cultural que privilegian el alfabetismo y la literatura como normas de expresion; pero a la vez permite el acceso a la litera- tura (y a un publico lector nacional e internacional) de personas normalmente excluidas de ella, que anteriorrnente tuvieron que resignarse a "ser representa- dos" por escritores que no pertenecian a su clase, etnia o subcultura.

    Desde el renacimiento, nuestro concepto de la literatura ha estado relacio- nado con el concepto de autor (o en casos de anonimato con una voluntad o "intencionalidad" autorial). Pero un testimonio no tiene, en realidad, un autor. En la frase de Barnet, el autor ha sido reemplazado por la funci6n de un compi- lador o "gestor"i. (Las editoriales y bibliotecas ponen como autor de un testi- monio a veces el nombre del interlocutor, a veces el del narrador, a veces

    4. Menchu, Rigoberta/Elizabeth Burgos: Me ilamo Rigoberta Menchii y asi me nac6 la conciencia. Mexico, Siglo XXI, 1985, p. 21.

    5. Barnet, Miguel: "La novela-testimonio. Socioliteratura", en: La fuente Viva. La Habana, Letras Cubanas, 1983, pp. 12-42. El texto de Barnet, primer manifiesto del testimonio, tambien se reproduce en Testimonjo y Liteiatura.

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  • ANATOMIA DEL TESTIMONIO 13

    ambos). El testimonio es un reto y uLna alternativa a la figura del "gran escritor" (el "conductor de pueblos" del americanismo literario), tan evidente por con- traste en la narrativa del boom.

    La supresion de la presencia textual de un ego autorial, conjunto con el hecho de que el narrador del testimonio es una persona que realmente existe, permite un nuevo tipo de relacion -"fraternal" si se quiere- entre narrador y lector. Como transcripcion de habla oral -speech act- el testimonio siempre involucra la presencia inmediata de un interlocutor, sea el interlocutor directo que graba o transcribe el relato o el lector interpelado como un "tu"; "vos", "Uds." que escucha. Eliana Rivero, hablando del testimonio del comandante sandinista Omar Cabezas, apunta:

    El habla, fielmente grabada en la cinta, transcrita y "escrita" entonces, queda pun- tuada por una serie repetida de seniales interlocutivas o marcas conversacionales, mayormente interjecciones o directivas verbales que recalcan para quien lee el texto la funci6n ya fatica, ya conativa, de esos marcadores: cverdad?, Eya?, eme explico?, Ete das cuenta?, te decia, entendes, te repito, fijate, vos ves (...) Asi, con un constante salir al lector del mundo narrado para convertirle en espectador/escucha de la graba- ci6n, y ademas en interlocutor ideal junto con el real entrevistador que maneja la grabadora, el discurso testimonial de La montaia... (...) constituye un discurso enca- racolado, que gira sobre si mismo, y que totalmente desautomatiza el proceso de reaccion del lector, a quien convoca frecuentemente a la complicidad por medio de su contrapartida empirica, el entrevistador.6

    .Es el testimonio una subcategoria del genero autobiografico, algo como una "autobiografia popular" por ejemplo? Evidentemente no hay una linea de division exacta entre testimonio y autobiografia (o memorias). Sin embargo, hay implicito en la autobiografia como genero una postura individualista, ya que como forma narrativa depende de un sujeto narrador coherente, duenio de si mismo, que se apropia de la literatura precisamente para manifestar la singu- laridad de su experiencia, su estilo propio. La autobiografia construye para el lector el imaginario liberal de un yo aut6nomo e imperante como la forma "natural" de existencia tanto puiblica como privada. Por contraste, el yo testi- monial tunciona mas como lo que la lingiiistica ilaman un "dispositivo" (shif- ter) que puede ser asumido por cualquiera. Dado que la funcion del autor ha sido borrada en el testimonio (mientras que la autobiografia todavia depende de un autor que se narra a si mismo) tambien desaparece en ello la relaci6n entre poder autorial y formas jerarquicas de poder e individualismo en cual- quier sociedad dividida en clases o estamentos. Como sugerimos antes, el testi- monio no puede afirmar una identidad propia que es distinta de la clase, grupo, tribu, etnia, etc. a que pertenece el narrador; si no es asi, si es la narraci6n de un "triunfo" personal en vez de una "narracion de urgencia" colectiva, el testimo- nio se convierte precisamente en autobiografia, es decir en una representacion (y a veces un medio) de medro social, una especie de Bildungsroman documen-

    6. Rivero, Eliana: "Testimonios y conversaciones como discurso literario: Cuba y Nicaragua", en: Literature and Contemporary Revolutionary Culture 1 (1984-1985), pp. 220-221.

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  • 14 JOHN BEVERLEY

    tal La autobiografia es, aun cuando perfila la vida de un revolucionario, un genero esencialmente conservador, porque implica que el triunfo personal es posible, a pesar de "dificultades". Produce en el lector el efecto especular de confirmar y autorizar su propia situaci6n de privilegio relativo. El testimonio, por contraste, siempre delata, aunque sea tacitamente, la necesidad de cambio social estructural. De ahi que la complicidad a que invita la voz testimonial produzca en el lector la sensaci6n de que a traves del testimonio Ilega a formar parte de un movimiento mundial de oprimidos de todo tipo.

    Sin embargo, la naturaleza del testimonio tambien depende precisamente de la existencia de un desnivel social entre narrador y lector: pertenecen a distin- tos "mundos"; muchos narradores testimoniales (vg. Rigoberta Menchu) no pueden leer su propia produccion. De la misma manera, las contradicciones de clase, etnia, sexo, o nivel cultural que existen dentro del mundo representado en el testimonio puedan reproducirse en la relaci6n entre el narrador y el com- pilador en la produccion del texto, particularmente en esos casos en que el narrador es alguien que necesita un interlocutor precisamente de otra clase o formaci6n cultural para dar forma textual a su narraci6n y lograr su publicaci6n como libro. Esta situacion de dependencia puede prestarse a una articulaci6n reaccionaria del material testimonial (como una forma de costumbrismo, por ejemplo) o a la censura de una voz genuinamente popular por criterios ajenos (bien intencionados o no) lingiiisticos, politicos o culturales.

    La interlocutora de Me liamo Rigoberta Menchtu fue Elisabeth Burgos De- bray, etn6loga venezolana residente en Paris, donde es o fue directora de cultu- ra de la Casa de America Latina: es decir, "intelectual parisense" con todo lo que esto pueda significar en terminos de relaciones conflictivas metr6poli/peri- feria, cultura europea/cultura indigena, trabajo manual/trabajo intelectual, ciu- dad/campo. Su descripcion de la relacion que entabl6 con Rigoberta Menchu ocupa la parte central de su pr6logo al libro; es en cierto sentido un testimonio de la producci6n de un testimonio.7

    Uno de los problemas que menciona Burgos Debray es que Rigoberta Men- chu tenia que hablar en espafiol, idioma que habia aprendido hace solamente tres afios y que representaba para ella -como el idioma de los ladinos en Guatemala- una forma de imperialismo cultural contra su pueblo. Burgos Debray apunta que en su redacci6n:

    El no haber transformado o "corregido" su forma de expresarse fue debido a una decisi6n de mi parte. Decidi respetar la ingenuidad con la que se expresa todo el que acaba de aprender un idioma, que no es el suyo. Porque ademas el aprendizaje del espaniol es una de las dimensiones del problema que enfrentan los indfgenas en nues- tro continente. (p. 7) Hace una excepci6n, sin embargo: Decidi.. corregir los errores de genero debidos a la falta de conocimiento de alguien que acaba de aprender un idiomna, ya que hubiera sido artificial conservarlos v, ade- mas, hubiese resultado folkl6rico en perjuicio de Rigoberta, lo que yo no (leseaba en absoluto. (p. 18).

    7. Me lI/awo.., pp. 7-19.

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  • ANATOMIA DEL TESTIMONIO

    Quizas, aunque puede tratarse aqui no de "errores" sino de la presencia de un sistema generico indigena subyacente al habla en espaniol, es decir de un efecto de significaci6n importante (a causa de las particularidades lingiiisticas del hablante, es sumamente dificil traducir un testimonio). Pero si Elisabeth Burgos ha "manipulado" en cierto sentido el material que Rigoberta Menchu le provee, Rigoberta tambien explota a su interlocutora para hacer l1egar su relato a un publico lector internacional. La colaboraci6n de ambos es necesario a la producci6n del testimonio.

    El concepto de "contradicciones en el seno del pueblo" quizas se presta para descibrir la naturaleza de esta relaci6n narrador/compilador. Por un lado, se trata de contradicciones reales que necesitan ser resueltas al nivel de un cambio social general, revolucionario; por otro, se desarrolla en la tarea de componer en el testimonio un sentido de convivencia y dependencia mutua. De ahi que la relacion narrador/compilador pueda servir como unafigura ideol6gi- ca de la alianza entre fuerzas populares e intelectualidad "progresiva" que ha sido en la practica tan decisiva en la formaci6n de movimientos de liberaci6n. El testimonio es principalmente una manera de dar voz y nombre a un pueblo an6nimo; pero tambien interpela en la funci6n del interlocutor al trabajador intelectual de formacion burguesa o pequefo burguesa como parte de ese pue- blo, dependiente de ello, encontrando su raz6n de ser como intelectual en esa dependencia. El testimonio se ubica en el intersticio entre las culturas del opre- sor y del oprimido; es una forma de la dialectica de opresor y oprimido. Por lo tanto, es una forma "transicional", como su antepasado, la picaresca.8

    Si la novela es una forma cerrada en el sentido de que tanto la historia como los personajes "terminan" con el fin del texto, definiendo asi esa autorreferen- cialidad que esta en la base de las practicas formalistas de lectura, el testimonio exhibe lo que Rene Jara llama una "intimidad publica" en que la distinci6n entre esferas publicas y privadas, esencial en toda forma cultural burguesa, es transgredida. El narrador del testimonio es una persona real que continua vi- viendo y actuando en una historia que tambien es real y tambien continua. El testimonio por lo tanto es en su esencia una "obra abierta" que afirma el poder de la literatura como una forma de accion social, pero tambien su radical insufi- ciencia. Pone en tela de juicio la institucion hist6ricamente dada de la literatura como un aparato de dominacion y enajenaci6n. El deseo y la posibilidad de producir testimonios, la creciente popularidad del genero, quiere decir que hay experiencias vitales en el mundo hoy que no pueden ser representadas adecua- damente en las formas tradicionales de la literatura burguesa, que en cierto sentido serian traicionadas por estas.

    8. Por lo tanto, el testimonio no es necesariamente la forma can6nica de la narrativa de una socie- dad socialista. Retamar, por ejemplo, rechaza al testimonio como modelo de la nueva narrativa cubana [en un intercambio con el Marxist Literary Group norteamericano, reportado en Social Text, N. 15 (1986), numero especial sobre cultura cubana contemporanea, p. IX]. Y evidente- mente puede haber una articulaci6n anti-socialista del testimonio tambien, como en los casos de las memorias carcelarias de Solzhenitsyn o Valladares.

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  • 16 JOHN BEVERLEY

    Por lo tanto, el testimonio aparece muchas veces como una forma extralite- raria o aun antiliteraria. Paradojicamente esto es precisamente la base de su "efecto estetico". En America Latina ha representado en particular una alterna- tiva a la narrativa del boom (de hecho, el testimonio recupera una serie de elementos de la novela social rechazados por el boom). A diferencia de novelas como Pats portdtil, El libro de Manuel o Abadd6n el exterminador escritos sobre la militancia revolucionaria en los 60 y 70, un testimonio guerrillero tiene el atractivo de ser algo producido "por nosotros", si se quiere, un poco como en el caso paralelo de lo que Retamar llama "poesfa conversacional". De hecho, en la produccion de algo como los talleres de poesia en Nicaragua podemos ver la aparicion de una especie de lirica testimonial; igualmente hay formas testimo- niales de teatro, cine, video. (El video en particular tiene grandes posibilidades testimoniales, porque su tecnologia es relativamente accesible y facil de ma- nejar: ya tenemos videos salvadorenios, por ejemplo, hechos por los propios combatientes guerrilleros).

    La reaccion del establishment literario ante la naturaleza de este "efecto testimonial" ha sido interesante. Si la novela picaresca era la pseudo- autobiograffa de un hablante popular, ahora tenemos 1) novelas que son de hecho pseudo-testimonios (por ejemplo, El vampiro de la Colonia Roma de Luis Zapata, Un dia de vida de Manlio Argueta, o Cuando quiero ilorar no iloro de Miguel Otero Silva); 2) una preocupacion por conseguir una "presencia" o voz testimonial (Grande sertio: Veredas; Libro de Manuel; Yo el Supremo, Cronica de una muerte anunciada; Historia de Mayta; etc.); y 3) formas intermediarias entre el testimonio puro y una novela "autorial" como son Operacion masacre, La noche del Tlalteloco o Cancion de Raquel.

    La intensificacion semiotica de "efecto de realidad" casi siempre se asocia en la historia cultural con una postura contestataria del sistema establecido y sus formas de legitimizacion e idealizacion cultural. Fue el caso precisamente del Lazarillo y la primitiva novela realista. jPero que ocurre con la apropiacion del testimonio por la "literatura"? jRepresenta una neutralizacion de su efecto ideologico-estetico particular, que depende de su caracter extraliterario?

    Pero si el testimonio se situa al margen de lo que se considera literatura es evidente al mismo tiempo que constituye un nuevo g6nero literario post- novelesco. Recordemos que el Lazarillo tambien era considerado extraliterario en su epoca: su heroe no era "universal"; estaba escrito en "grosero estilo"; etc. El testimonio guarda la misma relaci6n con la novela moderna que la novela picaresca con los generos de narrativa idealista del Renacimiento. Si la novela tuvo una relaci6n especial con el desarrollo de la burguesia europea y con el imperialismo, el testimonio es una de las formas en que podemos ver y partici- par a la vez en la cultura de un proletariado mundial en su epoca de surgi- miento.

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    Article Contentsp. [7]p. 8p. 9p. 10p. 11p. 12p. 13p. 14p. 15p. 16

    Issue Table of ContentsRevista de Crtica Literaria Latinoamericana, Ao 13, No. 25 (1987), pp. 1-258Front Matter [pp. 1-237]Anatoma del testimonio [pp. 7-16]La ciudad en la narrativa peruana [pp. 17-39]A imagen da Bolvia na literatura brasileira contempornea [pp. 41-50]La lectura ideolgica-esttica de "Altazor" [pp. 51-80]Por una potica en la crtica vallejiana: Las leyes del verso en Vallejo [pp. 81-87]Correspondencias y divergencias entre "Raza de bronce y Pueblo enfermo" [pp. 89-95]Arguedas: Msica, conocimiento y transformacin social [pp. 97-107]Elega y rebelin en los cantares de Manuel Scorza [pp. 109-119]"La noche oscura del nio Avils": La subversin de la historia [pp. 121-129]Notas y ComentariosEl olimpo de las antologas [pp. 133-138]La novela hispanoamericana re-visitada [pp. 139-154]La transculturacin en la novela regionalista: El caso sur andino peruano y la obra de Arguedas [pp. 155-172]Cuatro miradas (Oblicuas) sobre el teatro argentino [pp. 173-183]Cincuenta aos en la poesia de Jorge Teillier [pp. 185-188]

    BibliografiasLa literatura peruana en la "Revista Iberoamericana" (Iowa-Pittsburgh, 1939-1985) [pp. 191-235]

    ReseasReview: untitled [pp. 239-240]Review: untitled [pp. 240-242]Review: untitled [pp. 242-245]Review: untitled [pp. 245-246]Review: untitled [pp. 246-248]Review: untitled [pp. 248-249]Review: untitled [pp. 249-250]Review: untitled [pp. 250-251]Review: untitled [pp. 251-253]Review: untitled [pp. 253-255]Review: untitled [pp. 255-256]

    Back Matter [pp. 257-258]