jus revista digital presenta: mitos y leyendas del mundo editorial

68

Upload: editorial-jus

Post on 01-Mar-2016

221 views

Category:

Documents


2 download

DESCRIPTION

Seguramente muchos de ustedes, quienes sean escritores –ya sea de mucho tiempo atrás o que estén iniciando-, poetas, redactores, correctores, editores, o que ejerzan alguna otra labor involucrada con el mundo editorial, han tenido y tienen la ilusión de que sus rutilantes creaciones sean publicadas o difundidas. Aunque seguramente también se han encontrado con la sorpresa que dentro del sector no todo es lo que parece: no es tan fácil como ir a la librería y comprar el ejemplar que nos apetece, degustarlo e inspirarse. Más bien, quienes están detrás de las creaciones, ya deben de saber que es preciso atravesar un arduo y dispendioso camino para poder llegar al anhelado final feliz: ver publicada la obra. Pero antes de aventurarse a tal periplo, para convertirse en escritor/a debe de existir un ingente deseo y una casi estoica convicción por dedicarse a esta alambicada labor. En los tiempos que corren, podría decirse que quienes se aventuran a escribir merecen, de mínimo, la admiración

TRANSCRIPT

JUS Marzo 2014

2

Editorial

Seguramente muchos de ustedes, quienes sean escritores –ya sea de mucho tiempo atrás o que estén iniciando-, poetas, redactores, correc-tores, editores, o que ejerzan alguna otra labor involucrada con el mundo editorial, han tenido y tienen la ilusión de que sus rutilantes creaciones sean publicadas o difundidas. Aunque segu-ramente también se han encontrado con la sorpresa que dentro del sector no todo es lo que parece: no es tan fácil como ir a la librería y comprar el ejemplar que nos apetece, degustarlo e inspirarse. Más bien, quienes están detrás de las creaciones, ya deben de saber que es preciso atravesar un arduo

y dispendioso camino para poder llegar al anhelado final feliz: ver publicada la obra.

Pero antes de aventurarse a tal periplo, para convertirse en escritor/a debe de existir un ingente deseo y una casi estoica convicción por dedicarse a esta alambicada labor. En los tiempos que corren, podría decirse que quienes se aventuran a escribir merecen, de mínimo, la admiración del resto, pues adentrarse en la “Matrix” de este ámbito, no es una fácil decisión.

Aunque los editores tampoco tienen una tarea sencilla, considerando que son

los “verdugos” que deciden -con base en una extraña serie de combinaciones en “armonía” que les son requeridas (mercado, tipo de texto, línea editorial, etc.)- dar un sí o un doloroso no a los autores de los textos que se les proporcionan.

Por eso es que dedicamos el siguiente número de la revista Jus –sí, con todo y nombre nuevo- a todos aquellos que tengan que ver –o así lo deseen- en el ambiente de los escritores, editores y agentes literarios, para que nos cuenten sus sentires, anécdotas, opiniones, triunfos y todo lo relacionado con mitos y realidades de esta cuasi mística, pero satisfactoria labor.

Mitos y leyendas del Mundo Editorial

“No estamos interesados en ciencia ficción que tenga que ver con utopías negativas.

No venden” Respuesta de un editor a Stephen king

JUS Marzo 2014

3

JUS es una publicación mensual de Editorial JUS, especializada en asuntos de conocimiento literario. Conforma una tribuna para el pensamiento en general. Nuestro objetivo principal es generar conversaciones, por lo que el material que publicamos es representativo de múltiples sectores de opinión. La proyección de nuestra revista es hacia los lectores hispanohablantes y hacia una nueva experiencia mas allá del libro y de nuestros libros.

JUS es una revista basada en una temática especialmente escogida por nuestro equipo de redacción, donde desarrollamos una visión crítica, apoyándonos en las opiniones y letras de escritores y cronistas contemporáneos. En ella encontrarás cada mes un motivo más para sumergirte no sólo en la literatura, sino en todas las artes.

JUS es una revista con entrevistas, reportajes, artículos de información, opinión, análisis y testimonios sobre realidades y personalidades de actualidad.

DIRECTORIO

DIRECTOR EDITORIALBernardo Domínguez

JEFE DE REDACCIÓNMercedes Mayol

REDACCIÓNDiabolgrot

Valentina Sanjuan (Asistente de redacción)Saúl Martínez Ortiz

Nuria Bartrina (Gestión de contenidos)Victoria Aguiar (Diseño y visuales)

Mario Patronelli (Webmaster)

REMITIR CORRESPONDENCIA A: EDITORIAL JUS

ASUNTO: Revista JUSDIRECCIÓN: Donceles 66,

DELEGACIÓN CUAUHTÉMOC, C.P. 06000 MÉXICO,

D.F. TEL. (55) 12 03 37 72.POR CONSULTAS, SUGERENCIAS O ANUNCIAR CON NOSOTROS:

[email protected] 0041-8935.

PUBLICACIÓN PERIÓDICA. AÑO VI, NUEVA ÉPOCA, Nº. 11

Marzo 2014

México - España - Argentina

JUS Marzo 2014

4

8QUIERO PUBLICAR ¿CÓMO CHINGADOS HAGO?Por RUDY YOHAI

12LA INNOVACIÓN EN LAS AGENCIAS LITERARIAS Por MARÍA CARDONA

14LOS NUEVOS ESCRITORES Y SUS PROBLEMAS EN MÉXICOPor SAÚL MARTÍNEZ

16GIROS, RETRUÉCANOS Y METAFÍSICA DEL LABERINTO EDITORIALPor ALEJANDRO BOVINO MACIEL

19GRAVITY, LA INSOPORTABLE INGRAVIDEZ DEL SER Por SANTIAGO DE ARENA

20¿RECONOCIMIENTO O VOCACIÓN?Por VALENTINA SANJUAN

22LA VERDAD EN LA NOVELAPor ALFREDO PEÑUELAS RIVAS

24RETWITT AL DIOS DE LAS PALABRASPor JESÚS RITO GARCÍA

SUMARIO

JUS Marzo 2014

5

26ANDRÉ SCHIFFRIN, EL ÚLTIMO EDITOR EN SU TINTAPor MARLENE DIVEINZ

28CREADORES DE BELLEZA Y FABRICANTES DE DINEROPor JOSÉ ORTEGA

30FRICCIÓN Y ENSAMBLE: AUTOR/EDITORPor MARTÍN ALVARENGA

32ENTRE LA SEDUCCIÓN Y LA NARRACIÓNLAS CUALIDADES PROPIAS DE UN ESCRITORVLADIMIR NABOKOVPor REDACCIÓN JUS

36DIETA LITERARIAPor SAÚL MARTÍNEZ

39¡QUIERO PUBLICAR!Por SUSANNA TISLER STEINER

40EL DESTIEMPOPor GABRIELA FONSECA

JUS Marzo 2014

6

44TRAICIÓNPor DANIEL ZETINA

46NOTAS SIN SENTIDOPor DANIEL ARRIAGA

48VIDA DE PALABRASPor MARTA MAÑES FERRER

50LA MUERTE DEL FALSIFICADORPor GERARDO UGALDE

52EL AUTOR DESCONOCIDOPor SINHUÉ BELLESCUSA

55PLAGIARIOPor DANIEL ZETINA

56HER // SPIKE JONZEPor DANIEL LEGUÍZAMO

58GALERÍA DE ARTEWILLIAM FERREIRA (CARICATURISTA)

JUS Marzo 2014

7

Los textos de la presente edición pueden verse junto al

resto de las colaboraciones en nuestra página web:

www.justa.com.mx

o en nuestro blog:

www.justa.com.mx/blog/

Los colaboradores seleccionados para la edición digital de la revista

del mes de marzo de 2014 son:

¡¡¡Gracias siempre!!!

Rudy Yohai Maria Cardona

Alejandro Bovino Maciel Santiago de Arena

Alfredo Peñuelas RivasJesús Rito GarcíaMarlene Diveinz

José OrtegaMartín Alvarenga

Susanna Tisler Steiner

Gabriela FonsecaDaniel Zetina

Daniel ArriagaMarta Mañes Ferrer

Gerardo UgaldeSinhué Bellescusa

Daniel ZetinaDaniel LeguízamoWilliam Ferreira

JUS Marzo 2014

8

Quiero publicar, pero ¿cómo chingados le hago?Rudi Yohai

Así que tienes terminada una obra

literaria y te preguntas: ¿ahora cómo

chingaos le hago para publicarla? Las

opciones que tiene un escritor novel para

publicar su obra son tres: Autopublicarse,

una editorial que te publique la obra y/o

recurrir a un agente literario. Quizás ésta

sea la más atractiva. Pero como diría Jack

el destripador: “vamos por partes”. ¿A

quién chingaos le interesaría publicar tu

novela si eres autor novel?

Las personas que finalmente tienen

terminado el manuscrito de su novela o lo

que sea que hayan escrito, se quejan de

que el mercado editorial es hermético, que

no se puede publicar, que no se apuesta

por los autores noveles; y eso es algo

no del todo desatinado. Personalmente

he sido un autor novel y he publicado;

además de realizar informes de lectura

y otros trabajos editoriales, de modo

que conozco de primera mano a qué se

enfrentan las editoriales y qué decisiones

se toman. He realizado ese trabajo tanto

en editoriales modestas como en grandes

y llevo unos nueve años en ello, así que

lo que te voy a comentar a continuación

tiene su peso.

Debo comenzar por aclarar que esto es

una opinión que nadie me ha pedido, por

lo tanto, tiene la validez y la importancia

que cada uno quiera darle.

Dicho esto, diré que nada tiene que ver

ser un autor novel con la dificultad para

ser publicado. Es más, la neta, es que

muchas veces es más difícil publicar la

segunda novela que la primera. ¿Por qué?

Si una editorial acepta tu primera novela,

la inversión que hace en promoción es

mínima. Eres un autor novel, nadie te

conoce, no pueden arriesgar demasiado;

vamos, no van a arriesgar casi nada. Por

lo general, las editoriales pequeñas -acá

en México- buscan una coedición, casi

siempre entre la editorial y el escritor o

alguna institución de fomento cultural.

Si el libro funciona, así pueden cubrir

los gastos. Pero, si efectivamente el libro

no funciona, quedas “marcado”. Será

mucho más difícil que puedas publicar la

siguiente a menos que cubras al 100% el

Fotografía: Daniel Defco - www.flickr.com/photos/maclosky/

JUS Marzo 2014

9

costo de la publicación. De modo que sí,

suele ser más difícil publicar la segunda,

porque ya se tienen cifras de ventas, y

éstas suelen ser bastante modestas.

Cuando se publica la primera, aún eres

una moneda al aire: águila, o sol; cara, o

cruz.

La neta del planeta es que muchos

noveles no tienen acceso al mercado

editorial. Y se puede decir que tienen

razón. La inmensa mayoría son

rechazados. Lo que hace entonces gran

parte de ellos es cargar contra el sistema,

quejarse amargamente, decir que lo

único que quieren las editoriales es que

se prostituyan literariamente hablando.

Lo malo es que cuando hacen esto no

se dan cuenta de que están haciendo, al

mismo tiempo, dos cosas: Desestimar el

logro del resto de compañeros escritores

que logran dar el paso, cuando lo que

se debe hacer es trabajar y promoverse

como si fuera uno mismo su propia

empresa. Una especie de “YO S.A.”, donde

eres el director general, el administrador,

el de crédito y cobranzas, el creativo, el

de mercadotecnia, la secretaria, el de

mensajería, el repartidor, el de limpieza

y el portero que abre y cierra la empresa.

Y nada mejor para una pequeña empresa

que conocer el mercado, tu producto, sus

posibilidades reales, sus deficiencias y sus

atributos. Y con esto formar a la medida

de lo posible alianzas estratégicas.

¿Y qué es lo que se debería hacer?

Partamos de que todo ocurre por un

motivo. Así pues, hagámonos la siguiente

pregunta: ¿por qué te han rechazado la

novela? Y esto valedores, es lo que no

son capaces de preguntarse aquellos

que han quedado lastimados por el

rechazo editorial.

Bien, pues, ¿por qué se rechazan las

novelas por parte de las editoriales? Hay

múltiples factores, pero principalmente

por dos cosas: puede ser que la editorial

ya tenga un título de temática muy

parecida: misma época, mismo personaje,

etc. Y lógicamente, no va a publicar dos

libros similares. La segunda: puede ser

que cuando llega tu texto haya cambios

en la editorial, el editor cambie de puesto,

se marche a otra empresa. Cuando

eso ocurre, la mayoría de los originales

que llevaba ese editor, excepto los de

los autores de la casa y aquellos que ya

están siendo leídos para su valoración,

suelen “perderse”. Nadie se hace cargo de

ellos. Es un problema editorial de difícil

solución, pues el volumen de originales

que llega a diario es tan inmenso que

resulta imposible controlarlos todos.

Como estos hay muchos otros factores que

escapan por completo al dominio del autor

de la novela. Procura, es mi recomendación,

entregar tu manuscrito con una carta de

recepción y dale seguimiento. De otra

manera no puedes hacer nada contra ello.

Aun así, estos casos son muy, pero que

muy infrecuentes. Normalmente los libros

se rechazan por otros motivos.

El primero de ellos es que la inmensa

mayoría -y podría decir que más del 70% y

quedarme corto- de los libros que llegan a

una editorial, sencillamente, están escritos

de forma pésima. Contienen ya no erratas,

sino faltas de ortografía, la puntuación

es un desastre. Personalmente, me he

encontrado con libros en los que la mitad

de un párrafo estaba escrito en pasado y

la otra mitad en un tiempo verbal distinto.

Unos párrafos narrados por un varón

y el párrafo siguiente por una mujer y

todo ello sin seguir un orden ni un plan

establecido. Sólo porque falta técnica.

De modo que el trabajo de corregir un

libro que llega escrito de ese modo es

inmenso y bastante caro, porque es muy

especializado. Yo he tenido que corregir

libros que me han llevado dos meses de

trabajo en jornadas de 6 horas al día. Un

trabajo estresante y agotador. El resultado

es que no se ha vuelto a contratar a ese

autor. Así de simple, así de sencillo.

El otro gran motivo por el que se rechaza

un libro por parte de una editorial es

porque no tiene interés. La mayoría de

los textos recibidos no cuentan nada, o

lo que cuentan ya ha sido contado antes.

Hace unos años hablaba con una editora

de un sello muy importante y me decía:

“Rudy, es que, de verdad, en ocasiones lo

que quisiera decirles es: ‘al menos, ponle

la cicatriz al protagonista en otro lado’

porque habían escrito otro Harry Potter”.

Hay muchos trabajos que no tienen un

conflicto definido y, lo que es aún peor, no

tienen argumento interesante. Si no hay

conflicto definido al menos procura contar

con un buen argumento, de esta manera

se tendría una historia rescatable. Pero si

no tienes ninguna de las dos cosas, has

escrito para nada. Tal vez esté escrito de

forma impecable, pero es una historia que

no interesará a nadie.

Existe el error muy mal entendido de

que cualquiera puede escribir. A ver mis

valedores, existe una gran diferencia

entre escribir la carta a la novia, un ensayo

sobre lo que hiciste el verano durante

las vacaciones, lo mal que la pasaste en

casa de los abuelos o como tu padre te

maltrataba cuando niño, a escribir una

novela de 300 páginas o más.

De modo que, si te rechaza una editorial,

no hagas el harakiri, no cargues contra el

mundo y contra esta u otra editorial y te

sueltes diciendo que lo único que publica

es una mierda y que lo tuyo es mejor que

todo lo demás. Aquí debo incluir a los

talleres de literatura, donde me ha tocado

ver cómo un alumno se aferra a su texto

sin conceder ni un ápice al comentario del

maestro o los compañeros. Sé autocrítico.

Pregúntate qué fallos puedes tener. Acude

a un taller literario de prestigio. Contrata

un servicio literario que te proporcione

un informe de lectura. Será mucho más

fácil que logres publicar si tienes la firme

intención de mejorar, que si, en lugar de

eso, te dedicas a destilar amargura por

todos tus poros.

JUS Marzo 2014

10

¿Por qué un agente literario es una

buena alianza estratégica?

Porque encontrar un agente literario es

mucho más fácil que convencer a una

editorial para que publique tu novela.

Y si lo encuentras, ya tienes recorrido la

mayor parte del camino. Piensa que, si

un agente se interesa por tu libro, será

porque tiene un mínimo de calidad

y él vislumbra que puede obtener

un beneficio. Los agentes literarios

trabajan a comisión -no todos- y sólo

cobran un porcentaje, entre un 15 y

un 20%, de los derechos de autor que

te corresponden a ti. Por eso, tienen

que seleccionar obras que tengan un

cierto valor y que se puedan vender.

Un buen número de escritores famosos

fueron noveles en el principio. Cuando

tuvieron su primer manuscrito eran

perfectos desconocidos en el mundo

literario. Muchos de ellos seguramente

habrán presentado sus obras a varias

editoriales, pero sin resultado alguno.

Hasta que alguien les recomendó que

buscaran tal o cual agencia literaria y

enviaran su manuscrito. Hoy las agencias

o los agentes literarios son los que

representan a García Márquez, Vargas

Llosa, Isabel Allende y un par de cientos

de firmas ilustres.

Un agente literario cobra por leer el

libro, con el único compromiso de

emitir un informe que valora la obra y

ofrecer indicaciones para mejorarla. Este

dictamen te sirve para conocer la opinión

de un experto y estimar la aceptación

que puede tener entre el gran público.

Si además acepta representarte, es una

muy buena noticia. Se firma un contrato

con el agente involucrado. Él te enviará

un machote o modelo de contrato para

que analices su contenido y sobre todo

las cláusulas que hacen referencia al

objeto -sólo la novela en cuestión y no

toda tu obra presente o futura-, al ámbito

geográfico y a la duración del convenio.

Desde mi punto de vista, no merece la

pena discutir el porcentaje de comisión;

siempre que no sobrepase el 20%; no es

malo que tu agente gane también dinero.

Así de pronto puede llegar el éxito y ver tu

novela publicada en pocos meses. Decía

mi abuelo: “El éxito no es un destino,

sino un camino” y ese camino hay que

recorrerlo para alcanzar tu sueño.

La del estribo:

Debes considerar que escribir libros para

venderlos puede ser un pésimo negocio.

Al menos a mí, los números no me

cuadran; pero esa es otra historia. t

Fotografía: J. Daniel Ayala - www.flickr.com/photos/iscariote

JUS Marzo 2014

11

AUTOR ESTHER GARCÍA LLOVETTÍTULO MAMUTNÚM. DE PÁGINAS 176 FORMATO TAPA DURA, 14X21CM

He aquí un mundo que pertenecería al futuro si no se construyera con los temibles materiales del presente, con pesadillas sin tiempo, inagotables. La ciudad está rendida al imperio de una droga que se consumirá durante la «fiesta del milenio». La vida es un territorio donde las pas-tillas de mamut abren puertas que cierran caminos y hasta los éxitos fracasan poco a poco. Todos persiguen sueños en ruinas: esas búsquedas dan forma a un relato ubicado en la mejor tradición de la intriga americana y alumbran la atmósfera más angustiosa e hipnótica hoy sometida a la avidez de los lectores.

«A ratos me recuerda aquella frase mítica de Faulkner sobre la cerilla encendida en mitad de un

sótano que no sirve para ver mejor, sino para ver mejor la oscuridad.» David Torres, El Cultural

«Es como uno imagina que pudiera ser tener a John Cheever y Quentin Tarantino juntos en una misma

fiesta (Bolaño también estaba, creo).» Paul Viejo, Público

«La autora persigue convocar en el lector una emoción. Y lo logra atrapándonos desde la trepidante

primera página, donde ya se adivina la fuerza de una voz narrativa que poco o nada tiene que ver

con otros autores de su generación.» Care Santos

JUS Marzo 2014

12

La innovación en las agencias literarias María Cardona

Que el sector editorial está en plena

transformación no es nada nuevo. Cada

día saltan noticias de nuevas aplicaciones,

herramientas, servicios relacionados con

los libros o con la lectura.

Todas estas start-ups o movimientos

generalmente provienen o bien de

empresas tecnológicas que proponen

un proyecto relacionado con los libros

digitales, la lectura social o la visibilidad de

los libros, entre otras, o bien movimientos

por parte de las editoriales para adaptar

y crear nuevos modelos de negocio

basados en el mundo digital.

Pocas veces la innovación viene por parte

de los agentes literarios. La innovación

-esa palabra que suena tan bien y que

está en boca de todos- puede hacerse

de muchas maneras. La innovación no

tiene porqué ser disruptiva, la innovación

también es un nuevo modelo de negocio,

una nueva manera de enfocar un servicio

u ofrecer otros servicios. En términos de

agencias literarias, ¿dónde se produce

esa innovación, o esa adaptación/

transformación a los nuevos tiempos?

JUS Marzo 2014

13

Ha habido algunos casos de grandes

agencias que se han convertido en

grandes fracasos, como fue en 2010 la

creación de Odissey Editions, la editorial

digital de la agencia Wylie que puso

a disposición una serie de títulos en

exclusiva en Amazon y cuyo anuncio

provocó la ira y las amenazas de los big

six hacia el Chacal, quien finalmente

dejó la aventura editorial (y sobre todo la

exclusividad con Amazon).

Más adelante, ya en 2011 empezamos a

escuchar, de Estados Unidos y Reino Unido

mayoritariamente, algunos partnerships

con agregadores o distribuidores

digitales como pudieran ser Argo Navis o

Perseus; y también las discusiones entre

los agentes-agentes y los que se estaban

convirtiendo en agentes-editores, como

fue el caso de Ed Victor con Square Books.

En el mercado en español también

tenemos algunos casos. Leer-e es una

editorial digital propiedad de la agencia

Balcells pero que funciona de manera

bastante independiente de la agencia, y en

2012 nació iBuku, una colección de libros

digitales que se publica a través de Leer-e

pero gestionada e impulsada por una

serie de agentes literarias españolas para

dar salida a su fondo editorial que ya se

encuentra libre de derechos. Otra agencia

que apuesta por esta transformación

digital es Antonia Kerrigan, quien está

preparando AK Digital, un servicio nuevo a

sus autores que les permitirá «publicar en

formato digital de los libros editados en

el pasado, que estén actualmente libres

de derechos y aquellos títulos inéditos

que a pesar de su calidad, no han podido

encontrar un lugar en la publicación a

través de una editorial».

Volvamos a los ejemplos ingleses.

También en 2011 una de las mayores

agencias de Reino Unido lanzó un curso/

programa de escritura creativa, Curtis

Brown Creative (entren a ver la bonita

web), con la finalidad de poder encontrar

mejor los nuevos talentos y una manera

también de acercarse -de manera

innovadora- a las unsolicited submissions

o de evitar la frase que más odian los

escritores en las web de las agencias:

en estos momentos no aceptamos

manuscritos no solicitados. En 2012 Curtis

Brown nos vuelve a sorprender con otro

anuncio: un partnership exclusivo con

Amazon Direct Publishing, el brazo de

autoedición de Amazon, muy popular

entre los autoeditados y que ofrece un

servicio poco conocido a las agencias

literarias, el white glove o guante blanco,

mediante el cual ofrece todos los servicios

editoriales (también la digitalización de

libros en papel) a coste cero a cambio

de exclusividad de publicación (en

formato digital y Print-on-demand) en

su plataforma. Uno de sus objetivos

es introducir a sus autores al mercado

americano.

No son los únicos. En Estados Unidos

la agencia Movable Type Management

(una agencia bastante innovadora per

se) también ha creado The Rogue Reader,

un programa de escritura que acompaña

a los autores en todo el proceso y que

ayuda a los autores a sobresalir, a hacerse

un hueco en el mercado, sin tener un

editor detrás.

Seguramente éstas no son las únicas

iniciativas de las agencias literarias en

estos dos últimos años, y espero que 2014

nos dé muchas sorpresas en cuanto a

innovación en las agencias. El aporte de

valor de las agencias en estos momentos

de transformación se encuentra en el lado

de los autores, en el saber encontrar su

sitio y poder formar un partnership más

directo con el autor que no sólo sea la de

vender derechos, sino el ser capaces de

recomendarles los mejores movimientos

para sus carreras teniendo en cuenta todo

el abanico que nos ofrece el nuevo mundo

editorial y dejando un poco de lado esa

parte más tradicional; también poniendo

su huella en la parte del marketing de los

autores, ayudándoles a crear una marca

alrededor de sus nombres y a trabajar por

la visibilidad (la discoverability) de sus

libros.

Cuantos más servicios (y mejores) les

ofrezcan a los autores más razones tendrán

estos para confiar en sus agentes.t

Nacida en Menorca en 1986, Maria Cardona se mudó a Barcelona para estudiar Traducción e Interpretación y Lingüística aplicada

a las nuevas tecnologías en la Universitat Pompeu Fabra. Pronto descubrió que su vocación podía convertirse en profesión

y cursó el Máster en Edición en el Idec. Desde entonces ha trabajado de editora para editoriales de ficción y de libro de texto

(como Ara Llibres y Castellnou Edicions), ha realizado varias traducciones, ha formado parte del equipo de The London Book Fair

en Londres y ha trabajado en Guillermo Schavelzon Agencia Literaria como agente y responsable de comunicación y marketing.t

MARÍA CARDONA

EDITORIAL MALPASOWWW.MALPASOED.COM

JUS Marzo 2014

14

Los nuevos escritores y sus problemas en MéxicoSaúl Martínez

México es uno de los países cuya

población, en su gran mayoría, no

tiene el hábito de la lectura; no hay una

preocupación real por formar nuevos

lectores de parte de las autoridades

gubernamentales. Las deficiencias en este

sentido a lo largo del territorio mexicano

son muchas: los docentes de educación

básica, en su mayoría, tampoco practican

la lectura regularmente; a los alumnos

no se les esneña a leer, a digerir un texto;

no se enseña acerca de la historia de la

literatura, ni tampoco de las obras literarias

más importantes nacionales y extranjeras,

ni siquiera de los autores de éstas.

Al no haber una población lectora,

por ende, tampoco hay un importante

número de escritores. Debido a la falta

de incentivos, tanto económicos como

académicos, aunado a la ideología

consumista de nuestros tiempos, cada

vez menos personas se dedican a la

escritura; alguien que quiere consagrarse

enteramente a las letras, debe estar

preparado para enfrentar las escasas

oportunidades laborales y de subsistencia.

La mayoría de los nuevos escritores activos

en el país dependen en gran medida de

las becas que otorga el gobierno a través

de instituciones como el Consejo Nacional

para la Cultura y las Artes (Conaculta) o

las diversas dependencias culturales de

cada estado. Sin embargo, tales incentivos

resultan insuficientes para brindar el

apoyo que requieren aquellos jóvenes

amantes de las letras, por lo cual muchos

desisten de seguir ese camino –cosa

por demás lamentable—y otros se ven

forzados a dividir su tiempo por lo que

buscan trabajos cuya flexibilidad en sus

horarios les perimitan ocuparse en sus

escritos. Fotografía : Adriano Agulló - www.flickr.com/photos/lost__in__spain

JUS Marzo 2014

15

Pero no sólo es el escaso apoyo que

el gobierno destina a este sector; no,

también la ya irremediable corrupción, es

el pan de cada día, incluso en el terreno de

la difusión cultural y de las artes. Del total

del monto destinado en becas, es bien

sabido por todos que alrededor del 20%

de los solicitantes se verán beneficiados

con una beca; el resto del dinero va a

parar a manos de amigos, familiares,

“clientes”, etcétera, de los funcionarios

cuya administración en turno desvía con

flagrancia dichos recursos.

A los solicitantes, como se dice coloquial-

mente, “se las hacen largas”. Los procedi-

mientos para la asignación de una beca

cambian con frecuencia; quienes se encargan

de dictaminar y otorgar los subsidios

carecen de un criterio profesional, el cual

se manifiesta en las nefastas resoluciones;

se beneficia únicamente a aquellos con

quienes mantienen una relación cercana;

por si fuera poco, insituciones como

Conaculta mantienen como clasificada

toda información en la que se muestre

quiénes son los beneficiarios de las

mentadas becas; tristemente este tipo de

actividades perjudiciales tienen muchos

años afectando a las nuevas generaciones

de escritores y de artistas en general.

Pero eso no es todo. Además del problema

que representa el no tener los insumos

suficientes para dedicarse a lo que más les

apasiona, los escritores contemporáneos

tienen que “mendigar” una oportunidad

de publicación en las casas editoriales

actuales. Esto se debe a varios factores

en común: el escritor joven carece de

una trayectoria reconocida; representa

un riesgo para la editorial inventir en una

obra que probablemente no se venda y a la

mayoría de los editores les es más redituable

reimprimir o reeditar obras ya posicionadas

de escritores que posiblemente ya hayan

pasado a mejor vida, que sacar a la venta

material de perfectos desconocidos.

Esto es consecuencia no sólo de la invasión

literaria anglosajona contemporánea,

la cual apoyada en la publicidad y el

marketing, busca únicamente explotar

la literatura de moda, aquella que con

frecuencia se lleva casi inmediatamente a

las salas de cine. Pero además, la falta de

una cultura literaria propia, agrava el poco

interés de los escasos lectores sobre el

material literario nacional de hoy en día;

quienes visitan con cierta continuidad

las librerías dentro del país, prefieren

en muchas de las ocasiones consumir

títulos que el primo del amigo del amigo

les recomendó, porque es lo que está de

moda, a comprar alguna producción que

aborde los acontecimientos que lo rodean;

material cuyo contexto socio-cultural se

apegue más a la realidad actual del país.

Son pocas las editoriales que centran

sus esfuerzos en publicar lo elaborado

por los jóvenes talentos; sin los recursos

necesarios para desarrollar campañas

publicitarias que incentiven o promuevan

el éxito del nuevo material, las pocas

novedades pasan literalmente de noche.

El panorama actual para las nuevas

generaciones de escritores es en sí mismo

incierto, turbio y poco prometedor. Sin

embargo, aún se sigue editando novela,

poesía, ensayo, de todos los géneros

literarios dentro del país; sí hay artistas

dentro del ramo que están luchando para

no dejar perder nuestra literatura nacional.

Es necesario que los lectores volteemos

hacia la literatura nacional contemporánea,

a aquello que retrata y describe la realidad

que compartimos.

Los nuevos escritores seguirán experi-

mentando las penurias aquí mencionadas,

mientras las administraciones guberna-

mentales sigan reproduciendo la

ya insostenible corrupción. Toca a

nosotros, a los lectores mexicanos

hacer conciencia y conocer lo que

nuestros escritores están produciendo

el día de hoy y no únicamente aquello

que aparece en todos los medios de

comunicación con respecto a este tema.t

JUS Marzo 2014

16

Giros, retruécanos y metafísica del laberinto editorial Alejandro Bovino Maciel

Como soy idealista subjetivista berkeleia-

no, trato de no hablar de lo que no viví.

Al proponérseme este tema del mundo

editorial, opté por hacer un escolio a la

escritura de un texto sobre la espantosa

Guerra de la Triple Alianza, (Argentina,

Brasil y Uruguay contra Paraguay, 1865-

1870) que nos propusimos con don

Augusto Roa Bastos en un viaje a España a

doce mil metros de altura. La idea inicial de

Roa era la de escribir un libro a dos manos

con narraciones del orden de la ficción

histórica y enmarcadas en esa contienda

monstruosa del siglo XIX. El viaje nos puso

eufóricos y apostamos el doble: incorporar

también narradores de Brasil y Uruguay

para cerrar el círculo perfecto; si fueron los

cuatro países involucrados en la guerra, de

nuevo reunir voces de esos cuatro países

que, curiosamente, hoy conforman el

núcleo inicial del Mercosur.

Llegados a Madrid, donde Roa Bastos

estaba invitado a pronunciar el discurso de

los festejos de los quinientos años de vida

de la Universidad de Alcalá de Henares, me

alojé una noche en casa de una querida

amiga paraguaya que vive hace más de

treinta años en Madrid. Como la casa estaba

en refacciones, me tocó en suertes dormir

en la biblioteca. Allí consulté, como quien

pasa revista militar, libros desconocidos,

entre ellos los ejemplares originales de la

L’Encyclopèdie, de D’Alembert-Diderot y la

reciente traducción que hizo librería El Foro

de las Cartas desde los campos de batalla

del Paraguay del capitán Richard F. Burton

donde el enigmático inglés, que estuvo

en el teatro de operaciones de la guerra,

describe en forma minuciosa la situación

geopolítica del siglo XIX en Sudamérica y

los desastres de la guerra fraticida. Al final

de la carta veintitrés, casi como al pasar,

el capitán Burton escribió el dato que nos

serviría como material argumental del

libro, la existencia del Quilombo del Gran

Chaco (que dio título a la obra después).

Escribir sobre esa cruenta guerra desde

la óptica de una comunidad pacifista que

se organiza en un desierto y con base en

un aguantadero de fugitivos y desertores,

parecía el ideal para evitar volver a contar

la misma historia que ya había sido referida

miles de veces en obras narrativas, épicas,

poéticas, teatrales y textos de historia.

Al regresar a Asunción, en un invierno

tórrido, pusimos manos a la obra. El

gerente de Alfaguara de Paraguay, un

simpático señor de apellido Cruz, ya había

hablado con don Augusto sobre este

tema y se acordó que Alfaguara editaría el

libro. Pedimos tiempo para confirmar los

JUS Marzo 2014

17

trabajos del autor uruguayo y Roa -quien

siempre privilegió a la mujer-, quiso que

fuera una autora brasileña y recordó un

encuentro de escritores en el que había

escuchado un maravilloso texto de una

escritora de apellido Lispector.

Don Augusto, en su casa, en la tranquilidad

de sus mañanas, ya había comenzado a

escribir su parte que se llamaba Frente

al frente argentino, un trabajo brillante,

un diálogo filoso entre el presidente

argentino y comandante de las tropas de la

Confederación, el siempre discutible don

Bartolomé Mitre y su ayudante, el pintor

Cándido López, quien dejó un registro casi

fotográfico de las distintas batallas de la

guerra y, de paso, perdió una mano en la

batalla de Curupaity.

El tema se prestaba de maravillas: imaginar

a Roa Bastos metido en una discusión

entre un liberal de pura cepa como Mitre

y un artista como Cándido López, ya

prometía pirotecnia. Y todo en medio de la

guerra, mientras el generalísimo traducía

El Infierno de La Divina Comedia del Dante,

y el pintor bosquejaba los desastres de la

campaña militar en tierras paraguayas.

Yo, ni mu. Mi texto lo tenía in péctore que

es el mejor modo de decir en la nada; los

correntinos somos seres indolentes al

paso del tiempo, creemos de antemano

en una especie de eternidad instalada en

este mundo, no es preciso esperarla en el

más allá, y el ocio es un peso muerto al que

nos abandonamos con tan sospechosa

facilidad que nuestros vecinos chaqueños

no hesitan en llamar “haraganería”. Pero

son infundios creados por la malicia y la

envidia, ambas del brazo como comadres

en desgracia.

Coincidentemente, Radio Ñandutí en la

que trabajé en Paraguay, había organizado

un foro de cultura del Mercosur donde

conocí a Omar Prego Gadea, de

Montevideo, también autor de Alfaguara

Uruguay. Lo invité a esta empresa y

aceptó de inmediato. Faltaba el autor o

la autora por Brasil, de manera que me

comuniqué con la Embajada de Brasil en

Asunción solicitando datos de la señora

Lispector. Me respondieron que tenían una

dirección de e-mail, que me la facilitaron

y rápidamente escribí proponiéndole a

la señora Clarice Lispector integrarse a la

escritura de este libro tan especial. Todo

muy bien, la agilidad administrativa iba

sobre rieles pero de mi texto, nada.

A la semana recibí la respuesta de una

funcionaria del museo aclarándome que

la señora Lispector había fallecido en 1977.

Fui casi volando a casa de Roa Bastos a

comentarle la noticia y don Augusto me

señaló un problema que después

fui comprendiendo en su verdadera

dimensión con la revista Palabras Escritas

que publicamos semestralmente con

editorial Servilibro de Paraguay: los

autores/as de Hispanoamérica y Brasil

estamos incomunicados. Un autor

brasileño había comparado a Brasil e

Hispanoamérica con dos gemelos unidos

por las espaldas que nunca se habían visto

la cara. Y en este caso palpable, la figura

literaria se hizo real, el desconocimiento

nos jugó ese verdadero tropezón.

Días después Omar Prego Gadea me

escribió para averiguar algunos datos

sobre el libro y le pregunté si conocía a una

autora o autor de Brasil. Omar propuso

a Eric Nepomuceno, quien aceptó de

inmediato y también se puso a trabajar

sabiendo que jugábamos con el tiempo

en contra. Y todo esto yo lo escribía en

mensajes y contramensajes como si tuviese

mi propio trabajo listo. Y no había una sola

palabra escrita aún, salvo un abollado

bosquejo que después no respeté. Pero a

don Augusto le decía que sí, que ya estaba

por la mitad de lo mío.

Ese ensueño no hubiese sido pesadilla si

el simpático gerente de Alfaguara no me

recordara que estaban esperando el libro

toda vez que me encontraba en la Libroferia,

en reuniones culturales y hasta en el

supermercado donde me halló comprando

verduras. Ni las zanahorias, el apio o las

habas lo inhibieron; siempre impecable,

con traje de costura fina, elegante como un

lord inglés con 45º C a la sombra, el señor

Cruz me conminaba a entregarle cuanto

antes aunque fuera borradores porque

“en la editorial estaban aguardando”. Le

expliqué que estábamos algo retrasados

por el incidente con Brasil, pero que

tuviera fe (que mueve montañas) y tendría

La Guerra de la Triple Alianza o Guerra del Paraguay, fue el conflicto militar en el cual la Triple Alianza —una coalición formada por el Brasil,

el Uruguay y la Argentina — luchó militarmente contra el Paraguay.

Existen varias teorías respecto de los detonantes de la guerra. En esencia, el revisionismo argentino y la visión tradicional paraguaya atribuyen un

papel preponderante a los intereses del Imperio británico. La visión alternativa pone el acento en la agresiva política del mariscal

Solano López respecto de los asuntos rioplatenses.

JUS Marzo 2014

18

el texto en uno o a más tardar, dos meses.

El simpático señor Cruz sonreía y yo me

quedaba con el gusto amargo de mi

culpa de saber que no tenía aún siquiera

el título de mi texto.

Siempre me intrigó esta tendencia mía

a prolongar hasta último momento mis

obligaciones, como si en el fondo de mí

estuviese esperando el remordimiento

o como si mi autoconfianza fuese

tan sólida como las pirámides de

Egipto. Algo en esa culpa que martilla

la conciencia debo añorar porque

siempre espero el agobio del último

momento para cumplir mis obligaciones

Todo encaminado, en dos o tres semanas

llegó el texto de Omar (Los papeles

del general Rocha Dellpiane) en el que

involucró a un protagonista uruguayo

de la contienda; después el de Eric

Nepomuceno (Un barón no miente,

envejece) y por último, los dos escritos

de Augusto Roa Bastos: Frente al frente

argentino y Frente al frente paraguayo.

Tenía yo en mis manos las tres cuartas

partes de un libro aún inexistente.

Una luminosa mañana salí rumbo al

hospital donde trabajaba como psiquiatra

y en una esquina casi chocamos con… ¡el

simpático señor Cruz! quien, con cierta

alegría, me comentó en la esquina de

Venezuela y España desde su auto al

mío: “Ayer hablé por teléfono con don

Augusto, me dijo que el libro ya está listo,

lléveme el original a la oficina cuanto

antes por favor”. Y sin esperar respuesta,

siguió camino habilitado por el semáforo.

Era el valor de mi mentira, el día en el

que Roa Bastos me entregó su parte

brindamos con un champán que andaba

por ahí y la euforia me hizo decirle que

mi parte también ya estaba concluida y

que se la mostraría en breve. Roa Bastos

transmitió mi mentira al simpático señor

Cruz y así, todos engañados teníamos

en mente un libro inconcluso. Mi abuelo

siempre decía “la mentira tiene patas

cortas” y la mía ya se había encontrado

con el perseguidor señor editor. Y, como

decía también mi abuelo “los males tienen

muchos parientes” la secretaria del señor

Cruz me había visto en un programa de

TV al que iba semanalmente para hablar

de salud mental, tomó el número de mi

móvil y, seguramente acuciada por el

simpático señor Cruz, empezó a llamarme

para reclamar el texto y yo ya no tenía ni

pretextos.

Esa noche me aislé del mundo conocido

internándome en las turbias aguas

del Leteo. Siempre razoné que, de ser

verdadera la existencia del río Leteo

(y en el orden de la ficción lo es…) ése

debe de ser el abrevadero donde acude

nuestra mente en busca de elementos

para construir un argumento. Si es

verdad que los fieles difuntos dejan allí

toda su memoria antes de pasar al otro

mundo, la provisión de toda esa milenaria

memoria humana puede servir a los

fieles pescadores de recuerdos ajenos,

que recurrimos a la nada para crear algo.

¿Cómo se guardaría todo el pasado

de esas vidas en una antecámara?, me

decía, escéptica, mi amiga Engracia

hace unos veinte años. Hoy día, con sólo

exhibir un chip de computación donde

figuran bibliotecas completas, tendría la

respuesta exacta.

En un día dejé casi listo el diario del militar

Paunero que conforma mi texto del libro.

La urgencia y el río Leteo donde también

está la memoria del capitán Burton, me

proveyeron del material desgraciado

que necesitaba para describir esa guerra

infausta. Entregué los borradores al

simpático señor Cruz, el simpático señor

Cruz lo entregó a Alfaguara de Buenos

Aires, Alfaguara de Buenos Aires a su

equipo de diagramadores, correctores

y diseñadores y finalmente el libro

Los conjurados del Quilombo del

Gran Chaco (Alfaguara, 2001) estuvo

publicado y pudo presentarse, con gran

concurrencia de gente, en el auditorio

del Centro Cultural Juan de Salazar de la

Embajada de España en Paraguay. t

Los conjurados del Quilombo del Gran Chaco (Alfaguara, 2001).

Autores: Augusto Roa Barros

Alejandro Maciel Omar Prego Gadea

Eric Nepomuceno

JUS Marzo 2014

19

Gravity, La insoportable ingravidez del ser Santiago de Arena

Mucho se ha escrito sobre la más reciente

producción del realizador mexicano

Alfonso Cuarón; pero más allá de los más

de 100 millones de dólares de presupuesto

utilizados en su filmación, la tentativa

participación de Angelina Jolie y Robert

Downey Jr. en los papeles protagónicos,

sus impresionantes efectos visuales,

la aparente sencillez de su guion, su

efectivo diseño de sonido, las previsibles

inconsistencias con la objetividad

científica y su loable alejamiento de los

tópicos del cine nacional, tan plagado

de bodrios, melodramas melcocheros o

historias que llevan la denuncia social a

niveles de hartazgo que poco contribuyen

a la verdadera reflexión del espectador,

Gravedad es una cinta que ejemplifica

honorablemente las connotaciones entre

fondo y forma que deben de existir dentro

de toda obra artística de calidad.

El principio de contradicción existente

entre el argumento y el espacio en el que

éste se desarrolla no deja de parecerme

una paradoja fascinante; retratar la

profundidad de un viaje introspectivo

inserto dentro de una expedición al

espacio exterior resulta ser uno de los

mayores méritos de esta cinta, en la que

el toque personal de los planos secuencia

conseguidos por la lente de Emmanuel

Lubezki no deja de ser determinante.

Pero, ¿en qué radica la gravedad de

encontrarse bajo los efectos del estado

de ingravidez? Entre los famosos

Pensamientos escritos por el célebre

filósofo y matemático francés Blaise Pascal

existe uno que no dejó de resonar en mi

memoria mientras ocupaba mi butaca en

la sala de proyección: “Me aterra el silencio

de los espacios infinitos”. Resultaba

imposible no hacer comparaciones entre

Gravedad y la obra maestra de Kubrick

2001: Una odisea espacial, sobre todo

cuando la imagen del astronauta que se

aleja y se pierde en las profundidades de

la nada sideral nos obliga a confrontarnos

–tal vez de la manera más dramática

posible- con la voz interna de nuestra

propia conciencia.

Pocas veces se presta atención al valor

simbólico que presentan las imágenes que

constituyen al texto visual de una obra

cinematográfica, sobre todo cuando se

carece de los referentes a los que pueden

hacer alusión; pero el coronar a cada una

de las estaciones recorridas por la doctora

Ryan Stone –interpretada por Sandra

Bullock- durante su viacrucis de vuelta a

la tierra con representaciones visuales que

identifican el nivel en que se ubican sus

diferentes grados de evolución interior se

convierte en uno de los elementos más

valiosos y memorables de la cinta. De

tal modo, las figuras del famoso hasta la

caricaturización Hombre de Vitrubio de Da

Vinci, el icono ortodoxo de San Cristóbal y

la impasible figura de Buddha, ubicados en

los tableros de control del transbordador y

de las estaciones espaciales como símbolos

de los estadios científico, religioso y

espiritual del conocimiento humano se

convierten en elementos que evidencian

la sutil complejidad subyacente en la

estructura narrativa de esta cinta.

Amén de que seguramente seguirá

arrasando con premios y reconocimientos

debido a sus poderosos efectos visuales y

de sonido, y de que se encuentre destinada

a convertirse en un hito dentro del género

de ficción científica, Gravedad es también

un llamado a la necesidad de reinvención

personal, de replanteamiento de valores

y de renacimiento interior de quienes

poblamos esta pequeña esfera azul a la luz

de una realidad cada vez más tecnificada

y alejada del pleno cumplimiento de sus

posibilidades humanísticas. t

JUS Marzo 2014

20

¿Reconocimiento o vocación?

Valentina Sanjuan

Esta disertación compete a escritores,

pero también a artistas plásticos, músicos,

científicos, profesores, investigadores, a

la misma academia y a todo aquel que se

precie de encausar su vida al servicio de

la creación, investigación o estudio de las

artes o ciencias sociales.

Dentro de esto, hay una constante que he

observado y que lejos de poder calificar

como positiva o negativa, sí puedo decir

que más bien se trata de un hecho que nos

permite ver un poco más de cerca la forma

en que algunas veces se procede dentro

de los ámbitos antes descritos, obviando

sus respectivas diferencias. Y más allá del

mismo procedimiento, se trata de las obras

en sí.

Y es que cuando se está fuera de

cualquiera de estos terrenos, desde cierta

distancia, una se imaginaría que en cada

institución, estudio, laboratorio o editorial,

se reúnen si no portentosos talentos para

debatir sobre las obras que saldrán a la

venta o se difundirán, sí personas con un

criterio basado en años de conocimiento y

documentación, y no me refiero solamente

al ámbito escolar (pues éste muchas veces

genera que los “conocedores” se inflen el

pecho con títulos que en nada reflejan el

talento), sino también al ámbito práctico,

lo cual –sigo imaginando- contribuirá

a que cada actor dé su sana y objetiva

opinión respecto de lo que es publicable o

digno de ser puesto al público.

Pecar de inocente, eso es. Inocencia es la

palabra adecuada. Porque me di cuenta de

esto tiempo después, de la misma manera

en que me di cuenta de lo que ocurría en

el momento en que decidí emprender

la búsqueda hacia el conocimiento de la

sociedad: Esperaba ansiosamente el inicio

de algunas clases, creí que al abrir la puerta

del salón encontraría a futuros pensadores

debatiendo, ya no documentadamente,

pero sí compartiendo inquietudes, ideas

sobre el entorno, disertaciones que tal

vez luego derivarían en importantes

trabajos que a la postre contribuirían en las

consciencias de los egresados. Pero ¿cuál

fue mi sorpresa? Ni siquiera hubo sorpresa,

sólo la confirmación de lo que antes era un

mal augurio y presentimiento: no había

ideas, no había debate ni mucho menos

lecturas.

Aún con ello, seguí pensando que tal

vez la apatía generalizada por los textos

que yo –y algunos otros- encontramos

verdaderamente significativos, se debía tal

vez a una cuestión de yerro en la elección

de la disciplina, nada que no se pudiese

arreglar con un debido cambio de profesión

para los no satisfechos. Así es que, dejando

de lado esa “ligera” desavenencia y gracias

al posterior encuentro de un reducido

sector, me pude refugiar con personas que

buscaban esos mismos espacios, lecturas

y disertaciones, muchas de las cuales a

la fecha se han ganado todo mi respeto

y admiración. Y no son precisamente

ni “vacas sagradas” reconocidas de las

Fotografía : Guillermo Fdez - http://www.flickr.com/photos/guillermofdez

JUS Marzo 2014

21

instituciones, ni escritores best seller

o artistas con exposiciones en todo el

mundo, es más, mucho menos wanna

be que se hacen pasar por intelectuales

con todo y su utilería, no. Se trata de

gente, si se quiere ver así, común y

corriente, que intenta existir a través

del arte y de la ciencia social, gente

que tiene alguna propuesta en mente,

que no deja que sus días transcurran en

picada junto con el país.

¿A qué viene todo esto? A que con esas

experiencias, me di cuenta también de

que hay dos especies que cohabitan

en estos espacios: una que se podría

llamar homo sapiens sapiens y la otra

homo “sapiens” delirium egocentricus,

o algo así, y estos últimos son quienes

andan sobre todo en busca de fama,

de reconocimiento y de grandes

retribuciones económicas –claro,

no es que esté mal, pero en alguna

época romántica de mi vida creí que

lo más importante era el ejercicio de la

vocación-, y que este tipo de placenteros

frutos tendría que llegar por añadidura,

siendo incluso un mero accidente, lejos

de constituirse como los fines que guían

al hecho de crear.

Tampoco es que se tenga que prescindir

del ego o del reconocimiento propio

de las habilidades, pero considero

que quien se pretende dedicar a

escribir, a crear, a investigar, debiera

anteponer su sed de experimentar,

de descubrir y de compartir, antes

que buscar afanosamente el mero

reconocimiento… se trata de buscar un

equilibrio, después de todo.

Y bueno, en realidad el afán de

reconocimiento tampoco es algo en lo

que deba prestar atención, si no fuera

por una cosa que va más allá de esto: las

obras –en el supuesto de que se deseen

compartir- serán vistas por gente que

seguramente estará ávida por conocer,

por encontrar espacios y diálogos, y si

se muestra una obra poco trabajada,

con un contenido que, en el caso del

arte, no viene desde los adentros, y en

el caso de la ciencia no se trabaja con

la primicia de aportar, entonces muy

seguramente la obra no encontrará eco

y lejos de eso, no cumplirá los innatos

propósitos.

Alguna vez leí un libro del Dr. Alfred

Adler, un texto que me encantó por su

corte filosófico y psicológico titulado

El conocimiento del hombre (1927), en

el cual, entre otras muchas excelentes

apreciaciones, decía que el trabajo

humano, sea cual sea, debe de estar

elaborado con miras a servir a los

demás, fungir como una cierta ayuda

o refugio que se pudiese crear para los

otros; ya que de lo contrario, el trabajo

no sirve… así de fuerte y de sencillo.

Desde luego, esta afirmación y

máxime en estos tiempos de férreo

individualismo, sería impensable; sin

embargo, estoy segura de que si este

pensamiento estuviera presente al

menos en un fugaz momento de quienes

se encargan de crear -de escribir, de

investigar o de hacer lo que cada quien

hace-, los resultados serían por demás

reconfortantes para todos.

En el caso del arte por ejemplo, hay

quienes deciden hacer de ella su forma

de vida, la manera en que pueden

expresarse y estar en el mundo, esto me

parece de entrada algo verdaderamente

admirable: encaminar ya sea la angustia

existencial o la sed de respuestas en

creaciones que luego acompañarán

a otros que sientan, si no la misma

zozobra, sí por lo menos la intuición de

que no están solos en este complicado

pasaje. De ese modo, la creación ha

emanado de una cuestión personal,

pero seguramente ha transitado el

camino para llegar a lo universal.

Sé que es bastante arriesgado e

incluso incoherente disertar sobre

dos quehaceres distintos en un breve

texto: el arte y las ciencias sociales.

Sin embargo, la razón es porque entre

estas dos he percibido una especie de

coqueteo negado, ensombrecido por

los paradigmas y muchas veces hasta

contrapuesto por el discurso oficial,

pero si me atrevo a hablar de ambas en

una misma opinión, es porque también

creo firmemente que la inquietud de

crear –en las artes- y de investigar –en

las ciencias-, están ambas cruzadas por

la misma esencia, es decir, la vocación.

Creo que ésta, junto con la imperativa

exigencia de existir a través de las

creaciones, es lo que debiera primar al

momento de trabajar en los ámbitos

antes descritos, antes de lanzarse a

publicar o a difundir por el mero afán de

reconocimiento. t

VALENTINA SANJUANREDACTORA JUS

Estudió sociología en la Universidad

Nacional Autónoma de México.

Ha trabajado para diversos medios de

comunicación como editora,

correctora de estilo y redactora.

Actualmente es colaboradora

de la revista Jus y asistente

de redacción en la misma.

Su apuesta por un cambio social

lo cimenta en la educación y en

la lectura, para así generar conciencia

y allanar el camino

hacia un humanismo incluyente.

JUS Marzo 2014

22

La verdad en la novelaAlfredo Peñuelas Rivas

“Sucedió, pues, que yendo por una calle,

alzó los ojos don Quijote, y vio escrito

sobre una puerta, con letras muy grandes:

Aquí se imprimen libros, de lo que se

contentó mucho, porque hasta entonces

no se había visto emprenta alguna y

deseaba saber cómo fuese (…) y vio que

asimismo estaban corrigiendo otro libro,

y preguntando su título, le respondieron

que se llamaba la Segunda parte del

Ingenioso Hidalgo don Quijote de la

Mancha, compuesta por un tal vecino

de Tordesillas”. Este famoso fragmento

corresponde al final del capítulo LXII de la

que es tal vez la obra más grande jamás

escrita en el idioma que conocemos como

español. Pero a su vez encierra otras cosas:

la epifanía del personaje por encontrarse

a sí mismo, la hipertextualidad de Miguel

de Cervantes al atreverse a citar a su

texto como apócrifo y las referencias a

un lugar real y palpable, lo que nos hace

sospechar que la verdad, de algún modo,

existe. Si uno camina por el Barri Gotic

de Barcelona y recorre el carrer del Call al

llegar al número 14 encontrará una placa

que dice: “esta casa albergó de 1591 a

1670 la oficina typográphica Cormellas”

es decir el mismo lugar en que Sancho y

Don Quijote descubrieron que estaban

siendo escritos por la mano invisible

del destino. Siempre nos ocurre que

dudamos de lo que leemos, pero no una

duda maliciosa encaminada a la mentira

sino con el anhelo de la verdad. Barcelona

encierra el final de las aventuras de Alonso

Quijano con una detallada descripción de

calles, plazas y edificios. Pero lo mismo

lo hacen muchas otras novelas. Las rutas

trazadas en París por Horacio Oliveira, en

Dublín por Leopold Bloom o en la Colonia

Roma por Jack Kerouac. ¿Habrá ocurrido?

¿Existirán esos lugares? ¿El autor y su

personaje son uno mismo? Y cuando nos

percatamos de que hay un indicio de algo

parecido a la realidad la palabra “verdad”

cobra dimensiones insospechadas: hace

al autor más humano y al lector más

personaje. Ernest Miller Hemingway

presenció guerras, cacerías, expediciones

al África, corridas de toros, peleas de box

y aventuras de pescadores de ríos y mares

y se dio el lujo de llevar a los lectores

hasta la orilla de los acontecimientos,

como si ellos supieran de qué estábamos

hablando. Así puede dar la geografía de

la España de una época a través de un

trágico suceso en un hotel en Madrid

en La capital del mundo o puede lograr

un relato existencialista a través de la

relación de pareja y la vida misma bajo

el título de Las nieves del Kilimanjaro

sin siquiera mencionar una sola palabra

Fotografía : Diego Ernesto Fernández Gajardo - www.flickr.com/0sama/

JUS Marzo 2014

23

sobre la montaña en cuestión pero

logrando que el lector se sienta en una

tienda de campaña, en peligro y abatido,

luchando contra la inminente muerte en

mitad del África. La gran diferencia entre

la literatura y las expresiones posteriores

de información no sólo radica en la

pureza de contenido capaz de concentrar

el pensamiento de una generación sin ser

por necesidad pensamiento filosófico, su

riqueza está en la capacidad de articular

la imaginación. Hace algunos años fui

invitado a impartir un taller de lectura

a enfermos terminales de cáncer en un

hospital de mi ciudad. Mi trabajo consistía

en hablarles del “amor y la importancia

de la lectura”. “¿De qué les vas a hablar?”

me preguntó mi esposa. Ella no me

imaginaba hablándoles de gramáticas,

estructuras, tendencias, escuelas,

metonimias y personificaciones a una

fila de condenados a morir, en realidad

tampoco lo podía hacer, tampoco lo

hice. Les hablé de lo que sentía, les dije

que la literatura ofrecía la posibilidad

de viajar, de tener amigos entrañables

y duraderos, de establecer discusiones

a través del tiempo, de entender lo que

otros tienen que decirnos de su visión del

mundo. Les hablé de lo que para mí es la

Belleza, concebida como esa capacidad

de articular la imaginación. Durante

la charla surgió una anécdota de una

antigua lectura. Una historia sobre cómo

había empezado la lectura de El viejo y el

mar justo al inicio de una larga línea de

metro para atravesar la ciudad. Al llegar al

otro extremo, fascinado por las palabras

de Hemingway, volví a abordar el vagón

de regreso a casa y, olvidando la cita,

llegué a ella dos horas más tarde. Les dije

a los enfermos que mucha gente habría

visto en mí a un muchacho con un libro

en un vagón de metro, “pero yo estaba a

la mitad del mar Caribe en ese momento

y no me iba a ir de ahí hasta que ese viejo

y yo sacáramos a ese pez del agua”. En

ese momento el auditorio con enfermos

con máscaras de oxígeno, sueros y

demás artilugios de la muerte comenzó

a aplaudir. Eso es para mí la Belleza. Si

yo puedo transmitir lo que un escritor ha

dejado en mi vida, lo que significan las

palabras de Hemingway o quien sea, la

emoción que siento al leer y transmitirla

a un auditorio de gente que sabe que va a

morir, entonces la literatura vale la pena.

Ese día pude imaginar que la literatura

puede tender puentes más duraderos

que la vida misma. No sé si alguna otra

expresión lo haga. La literatura sí y con

eso me basta. t

JUS Marzo 2014

24

Retwitt al dios de las palabras Jesús Rito García

En un artículo de Adam Gopnik publicado

el 18 de marzo en The New Yorker dedicado

al 80 aniversario de Phillip Roth, dice lo

siguiente: “El futuro de ganarse la vida

escribiendo, parece estar en duda, como

pocas veces antes. Gracias al internet, la

desproporción entre la oferta y la demanda

de escritor, siempre difícil, se ha inclinado:

cualquiera puede escribir, y lo hace todo el

mundo, y los principiantes, se espera que

sean los últimos filántropos puros, tirando

todo por la borda.”

El mundo del internet ha roto grandes

barreras, no sólo en la inmediatez, sino

también en la facilidad para publicar

y tener mayores alcances. Al igual que

ahora han surgido poderosas empresas

de la noche a la mañana, como Google o

Facebook. Donde jóvenes empresarios

que no heredaron el negocio familiar, sino

que crearon su propio imperio, ahora son

quienes dictan una nueva forma de hacer

business. De igual manera puede suceder

con los escritores, principalmente con los

poetas.

No quiero decir que los literatos vayan a ser

magnates de la noche a la mañana, pero sí

hay mayores posibilidades de sobresalir,

tanto en el plano escritural, como en el

formativo, ahora es mucho más completo.

Adam Gopnik tiene mucha razón en decir

que “los principiantes, se espera que sean

los últimos filántropos puros, tirando todo

por la borda.” Pues las ganas de publicar,

de tener un reconocimiento, es una nece-

sidad de todos los escritores; sólo que

antes no había posibilidades, tal vez copiar

tus propios textos con hojas de papel

carbón para dárselos a leer a tus amigos y

familiares, esto, porque difícilmente una

editorial te daba la oportunidad de publicar.

Y hablando de la posibilidad de publicar

no me refiero a solamente tener un dicta-

men editorial consistente, sino que tu

trabajo era sometido al criterio comercial

o de géneros comerciales. Todo el siglo XX,

por ejemplo, fue el siglo de la narrativa,

así como alguna vez en la literatura del

siglo de Oro español, fue la poesía. Luego

entonces, para poder publicar había que

cruzar muchas puertas, las cuales no todas

se abrían.

En estos tiempos donde el internet ha

roto barreras, una de ésas ha sido la de

poder publicar en cualquier soporte. Un

blog ahora se puede transformar en un

libro y las redes sociales en la constante

comunicación con tus lectores. Por eso,

los nuevos escritores ya no estarán con

el anhelo de ver su libro impreso, como

para muchos de nosotros sí lo fue. Ahora

un joven poeta, aquel que quería darle la

copia a sus amigos para que leyeran su

trabajo, lo puede hacer enviando retwitts

al dios de las palabras que vive en la nube

la información; o tal vez enviar un mensaje

vía Facebook para que sus 3000 “amigos”

lo lean.

Fotografía : Jim Hickcox - http://www.flickr.com/photos/cryptozoologist/

JUS Marzo 2014

25

Esto hace que se malbarate la literatura,

pero existen menos personas frustradas

en el plano escritural que tendrán sus

lectores, aunque sean unos cientos o

miles, pero se sentirán satisfechos y

plenos. Quizá resulte que sus frustra-

ciones sean los “likes” o estar en el

trending topic de Twitter. Pero así van

cambiando las cosas. Aunque ahora

resulte más difícil tener remuneraciones

a partir de las publicaciones, los que

salen ganando con todo esto, son los

lectores. Al respecto, Gopnik dice lo

siguiente: “Y, aunque es un momento

difícil para un escritor, es un momento

inmejorable para ser un lector. Las

mismas fuerzas que han obstaculizado

la escritura como profesión han

empoderado a la lectura como un

pasatiempo: todo lo escritos, al parecer,

están ahora fácilmente disponibles para

su lectura.”

El mundo cambia vertiginosamente.

Los soportes de lectura se amplían

como alguna vez fueron posibles con

la apertura de bibliotecas públicas y

librerías y libros de bolsillo. Pero ahora lo

más importante es que se estabilicen las

aguas de la información y seguramente

los nuevos magnates encontrarán formas

de enriquecer a sus autores de cabecera,

como siempre ha sido la historia de las

editoriales y sus betsellers, pero quizá

los autores de moda no sean impuestos

desde las cúpulas literarias, quizá

ahora sean impuestos por una mayoría

virtual de dudosa procedencia. Pero

para los buenos lectores debe resultar

algo insignificante, no como antes que

llegabas a una librería y había mil libros

puestos en las vitrinas principales, y

los libros que valían la pena estaban

escondidos en los estantes más altos,

para no alcanzarlos nunca. En cambio en

la web puedes buscar temas y tópicos de

tu agrado que te arrojarán una infinidad

de resultados para escoger.

Tal vez el tiempo de la poesía ha llegado,

el tiempo de los géneros desdeñados

por el marketing. Ahora las frases breves

son la propuesta; por lo tanto, la poesía

es la herramienta ideal: no lo dudo, pero

quizá en el futuro, los estudiosos de la

poesía digan que los haikus fueron los

versos naturales del mundo virtual. t

JUS Marzo 2014

26

André Schiffrin,

Marlene Diveinz

Historias de editor

Comencemos por el principio, la cadena

alimenticia del libro. El extraño objeto del

deseo, que aterra a unos y a otros obsesiona,

no son solamente el objeto en sí, el autor y el

lector. Del otro lado del espejo hay decenas

de ojos sin nombre que leen una y otra

vez los caracteres que conforman un libro.

Hay Titivilus, esos monstruos traviesos que

bailan sobre las planas ya formadas para

teñirlas de erratas. Ese informe ejército del

departamento de mercado que determinan

qué libro publicar según los mandatos del

bendito billete. ¡Ah, cierto, falta el editor!

La pieza esencial de una partida de ajedrez

que hace un par de décadas va perdiendo

la batalla.

El imaginario mediático del cine induce a

la construcción de los oficios, en particular

del escritor, el lector algunas veces y po-

quísimas sobre el editor. The Devil Wears

Prada nos muestra una festiva Meryl Streep,

cual Nerón, destructora de las ilusiones

amorosas de Andrea Sachs. La dominante e

interesada Sandra Bullock en The Proposal.

Sean Connery y Michelle Pfeiffer son editores

magistrales en la trama de espionaje de

La Casa Rusia. O la mezquindad comercial

de algunas editoriales en The Hoax con

Richard Gere.

Las historias del pasillo editorial abundan.

El editor que rechazó La hojarasca de

Gabriel García Márquez, diciéndole

“No está usted dotado para escribir, haría

mejor en dedicarse a otra cosa”. O el consejo

paternalista a D. H. Lawrence, refiriéndose

sobre El amante de Lady Chaterly: “Por

su propio bien, no publique este libro”.

Y el imprescindible Libro de la Selva: “Lo

siento señor Kipling, pero usted simplemente

no sabe emplear el idioma inglés”.

Pero un editor que trascienda su propio

papel y sea a la vez un estudioso crítico y un

revisionista histórico de la industria del libro,

así como de los mecanismos de dominación

cultural a través del libro en las mutaciones

del modelo capitalista, ése es André Schiffrin.

Hijo de editor, tigre editor

El editor no nace, se hace por obra y gracia

del amor y la pasión a un oficio que había

sido digno hasta que el mundo del libro

en particular y de las publicaciones en

general fueron una moneda de cambio

más en el mercado global. Un editor no

requiere instrucción, necesita formación.

André Schiffrin, el editor que introdujo

la literatura y el pensamiento europeo

en Estados Unidos y el último editor

contestatario del siglo XX, estaba consciente

de su papel frente a un mundo que se

despertaba distinto cada día.

el último editor en su tinta

JUS Marzo 2014

27

París era una fiesta perpetua de la

imaginación, el arte y el pensamiento,

cuando André nació el 12 de junio de 1935.

Hijo de Jacques, un ruso judío asentado

en Francia, fundador y editor de la

Bibliothèque de la Pléiade, cuyas ediciones

de bolsillo, impresos en papel Biblia y

cubierta de cuero, difundían el patrimonio

literario y filosófico francés y del mundo:

Baudelaire, Racine, Voltaire, Poe, Musset y

Stendhal. “El objetivo de esta colección era

que la literatura universal fuera accesible a

un precio razonable”, refiere André en su

libro La edición sin editores.

La Segunda Guerra estalló y los intelec-

tuales europeos se refugiaron en Estados

Unidos, principalmente. La tierra de las

libertades ya no era más que un minutero

de persecución y encarcelamiento o

desaparición. Jacues Schiffrin, una vez

establecido en New York con toda la

familia, levantó la bandera editorial

con el compromiso intelectual que le

era característico. Publicó escritores

e intelectuales fundamentales por su

crítica al momento histórico, esenciales

por las propuestas para el futuro. Europa

estaba del otro lado y en esta latitud

estaba Victoria Ocampo con Ediciones

Sur en Buenos Aires. Para los autores

latinoamericanos comenzaba una época

dorada.

El hijo del editor se hizo hombre... y editor

En 1962 André entró a Pantheon Books,

“tan ignorante de los problemas de la

edición como se puede ser a los veintiséis

años”. Entonces la editorial era “una

sociedad pequeña y marginal -hasta

en sus éxitos- su estructura no era muy

diferente de otras editoriales de Estados

Unidos o de Europa Occidental. (...) La

mayoría de las editoriales pertenecían a

sus fundadores y pocas cotizaban en Bolsa.

(...) Pero implícitamente se consideraba

que algunos libros estaban condenados

a perder dinero, en especial las primeras

novelas y la poesía. Se daba por sentado

que los autores constituían una inversión

para el porvenir y que seguirían fieles

al editor que los había descubierto y

alimentado”.

Rememora el editor en La edición sin

editores: “En la vida cultural, 1962 fue un

año rico en oportunidades. Aunque en

principio el macartismo había terminado

hacía diez años, desempeñaba todavía un

papel importante en la vida política y en la

educación de los Estados Unidos. Yo había

crecido durante esos años y había visto

desaparecer del paisaje estadounidense

cualquier punto de vista crítico, o

simplemente progresista. Aunque era

firmemente anticomunista, no podía dejar

de percibir que numerosas voces habían

sido reducidas al silencio o marginadas. (...)

Como consecuencia de este clima, existían

en la vida intelectual estadounidense

grandes lagunas que pensábamos cubrir

lo mejor y más rápidamente posible”.

Con esta visión, Schiffer se dio a la

tarea de incluir autores de buena

escritura y pensamiento trascendental.

La formación de la clase obrera inglesa,

de E. P. Thompson, “desde que empecé a

leerlo, esa misma noche, vi que tenía entre

las manos el tipo de libro de historia que

había buscado durante todos mis años

de universidad”; La economía política de

la esclavitud, de Eugene Genovese, “que

había sido rechazada por doce editoriales

universitarias debido a la metodología

marxista de su autor” o La historia de la

locura, de Michel Foucault, que “no había

llamado la atención de una sola editorial

universitaria” y cuyo título encontró

husmeando en una librería parisiense.

Un hombre de mundo que publicó a los

autores que tuvieran algo que decir al

mundo mas allá de las fronteras y la lengua.

En América Latina destacaron Los premios

de Julio Cortázar y posteriormente toda

su obra. La Trilogía de Eduardo Galeano

tuvo un éxito inusitado además de que

contribuyó a cambiar en muchas personas

las opiniones tradicionales sobre la historia

latinoamericana. La obra de Salvador

Allende fue incluida en los catálogos.

Fear in Chile, de Patricia Politzer, que es

una mirada a la vida cotidiana bajo el

régimen de Pinochet. Los mexicanos Elena

Poniatowska y Jorge Castañeda figuran

también, entre otros autores.

De pie ante el mercado

El comportamiento de los grandes mer-

cados, donde el pez gordo se come al

pez chico, ha afectado el balance de la

delicada cadena alimenticia del libro. En

todo el mundo hay historias de editoriales

características por su tradición que son

compradas por grupos internacionales,

perdiendo para siempre la identidad

que tanto esfuerzo les costó, pues las

publicaciones son vistas como alternativa

de entretenimiento para garantizar la

venta. André Schiffrin, con 55 años, fue

despedido de Pantheon Books en 1990

por defender la independencia del gremio

frente al mercado y las modas.

Claro que no concebía la vida lejos de

la edición. Así que creó una editorial

independiente, The New Press,

cuya fortaleza estaba en considerar

publicaciones para las poblaciones

marginales de los EEUU y era un sector

desatendido. Los negros, los inmigrantes,

los homosexuales o los de lejanas latitudes

no contaban en el gran negocio del libro.

Para darnos una idea de los números,

refiere Schiffrin que “en unos meses se

agotaban las primeras tiradas de 7,500

ejemplares”. ¿Cuándo se ha visto una

editorial independiente de Latinoamérica

con tan fabulosas cifras de ventas?

1 de diciembre de 2013, estoico ante todas

las batallas del oficio, el editor sucumbió

al cáncer de páncreas. Murió en París, la

ciudad que ya no era de las libertades. Nos

heredó sus libros La edición sin editores,

El control de la palabra, Una educación

política y El dinero y las palabras, idearios

de resistencia, análisis y supervivencia

ante la praxis del mercado global. t

JUS Marzo 2014

28

Creadores de belleza y fabricantes de dinero José Ortega

Subí al autobús, me recliné en el asiento

y me dejé llevar blandamente por la

esperanza mientras rodaba hacia una

Barcelona que de pronto se me antojaba un

destino mítico. Yo era un hombre de 32 años

que acababa de conseguir que la editorial

más potente del país leyera mi Gilgamesh y

la muerte. No por el sistema de puerta fría,

sino gracias a alguien que conocía a alguien

y había puesto a a funcionar los preciosos

vínculos de la amistad.

A la mañana siguiente, me aguardaba el

presidente del comité literario, quien me

trasladó que su sección había elaborado

un informe muy positivo y que ahora

había que aguardar a lo que propusiera

el comité de marketing. Nunca más volví

a saber de él, de su editorial o de los

expertos del marketing, lo que sugiere

que ya entonces no era precisamente la

calidad literaria, sino vender mucho, lo

que se buscaba. Y desde entonces la cosa

no ha hecho sino empeorar.

Poco tiempo antes, esa misma novela

había sido publicada por la Editora

Regional de Murcia. Pude tener un atisbo

del primer informe literario que un

lector asesor cuya identidad no conozco

elaboró recomendando que la obra no

se publicara. El informe concluía con una

serie de preguntas retóricas centradas en

el mantra “qué aporta esta novela”. Sólo la

intervención del periodista Joaquin Boj, que

que a la sazón era y sigue siendo mi primo,

reclamando un segundo informe, permitió

que la novela finalmente se publicará.

Años más tarde coincidí en un tren

nocturno entre Madrid y Valencia con un

personaje que trabajaba en Televisión

Española y estaba muy bien relacionado.

Le caí en gracia, me pidió la novela, la

envió a Fundamentos y en 1995 salió la

segunda edición de una obra cuya lectura,

de forma muy curiosa, ha sido utilizada

repetidamente como terapia psicológica

para quienes necesitan comprender y poner

en práctica el modo correcto de enfrentarse

a los problemas y de estar en este mundo.

Aprendo varias cosas de lo anterior. La

primera es ese fuerte patrón marcado

a fuego en los países del Mediterráneo,

bueno para unas cosas y algo peor para

otras. Me refiero a la puerta falsa que

siempre abrimos a familiares o amigos

para hacerles un favor, para que progresen

o alcancen sus metas. Familiares y amigos.

Se trata de esa frase tan metida en nuestros

huesos y tan lamentable, que dice que hay

que tener “amigos hasta en el infierno”.

En mi profesión de abogado, he llegado

a sentir vergüenza cuando el cliente me

ha encargado que solicite audiencia

con un importante funcionario público

indicando en la carta que era a través de

doña Fulanita, que era vieja amiga del

JUS Marzo 2014

29

funcionario en cuestión. Cierto: Si no

eras capaz de reconstruir el vínculo hacia

doña Fulanita, el funcionario no te recibía

incluso aun seas un ciudadano investido

de derechos civiles que además pagas su

sueldo.

Ser fiel a la amistad o a la familia no

es malo. Transformar esos canales en

los únicos válidos para que un país

funcione, incluido el mundo editorial,

sí lo es. Y me refiero conscientemente

a la cultura mediterránea, porque en la

anglosajona no sucede eso, o al menos

no con ese descaro. Escribí hace unos dos

años a varios agentes en el continente

americano. Cuatro cartas a casas situadas

en el cono sur y una quinta a Carol Mann,

la importante agente de Nueva York que

entre otros lleva nada menos que a Paul

Auster. Carol Mann me contestó al día

siguiente con una educada negativa.

La decisión de las otras cuatro agencias

aún la espero, lo mismo que la de la gran

editorial de Barcelona. Tal parece que si no

eres primo, cuñado o amigo, no mereces

siquiera un no expreso y claro.

Puede ser muy novelesco e interesante

a efecto de la biografia de un autor

consagrado, contar la serie de azares o

favores que le permitieron publicar por

primera vez, pero no es bueno para un

país ahogar el talento (y desde luego no

me refiero al mío) tornando puramente

marginal lo que antes he denominado

sistema de puerta fría, que debía sin duda

ser el único sistema de acceso a todo, sea

quien sea tu primo.

Otro aprendizaje es el mal resultado que se

alcanza cuando un lector asesor pretende

valorar una obra que no entiende. Recuerdo

cuando dirigía documentales de TV y tenía

un contrato con una emisora. Recibí un

correo del productor ejecutivo en el que

me advertía de que mi guión sufría lo que

él llamaba un grave error histórico, ya que

el protagonista de la Odisea no era Odiseo,

sino Ulises. Yo estudié Historia Antigua y

perdón pero sé de lo que hablo al referirme

al protagonista de la Odisea. El héroe de la

Orestiada es Orestes, de la Eneida Eneas

y de la Odisea naturalmente Odiseo, un

nombre que significa “el enfurecido”. Ulises

es la expresión latina que designa a este

mismo personaje, pero como sabemos la

Odisea no se escribió en Italia.

Pocos conocen el antiguo mito de

Gilgamesh, una obra dotada de inmensos

valores literarios, filosóficos y psicológicos,

sobre los que construí mi novela, y no

me cabe duda de que quien informó el

manuscrito no pertenecía a ese reducido

grupo y por lo tanto no estaba capacitado

para valorar su alcance. Si no hubiera

habido un primo de por medio, el informe

de quien no sabía se habría llevado por

delante el manuscrito de quien sí sabía,

y este tipo de situaciones constituye una

dificultad objetiva y muy difícil de salvar

del sistema editorial.

Finalmente, un último aprendizaje de lo

expuesto y de otras cosas que tanto los

lectores como yo hemos vivido, es la visible

degradación del mercado del libro, donde

el folletín impera con desvergonzado

poder.

Una vez decía Arturo Pérez Reverte que

una de sus lecturas preferidas de juventud

fue Los Tres Mosqueteros, una obra

que yo nunca había leído porque en los

libros del cole aparecían como literatura

menor, porque los profesores no pedían

o recomendaban su lectura y porque

nunca sentí curiosidad. No es que esa

novela tenga nada de malo o censurable,

sino que era y es un folletín cuyo único

objeto es entretener. Un objeto digno,

pero pobre siempre que aspiremos a ser

transportados a otros mundos, aprender

ideas nuevas y mejorar como personas

a través de lo que podríamos llamar la

literatura de calidad.

Supongo que esas lecturas de juventud

incluyeron en que Pérez Reverte haya

sido uno de los creadores del género

literario llamado la intriga cultural, que

es la fórmula moderna del folletín. No es

que falte la altura literaria en sus obras, yo

pienso que la hay a ráfagas, pero incluso

en su mejor momento, ya recibía críticas

que echaban de menos más ambición y un

poco de más nivel.

La intriga cultural o folletín contemporáneo

se ha adueñado de esos anaqueles

rebosantes de libros entendidos no

como vehículo de pensamiento, sino

como productos manufacturados que

se ponen en el mercado lo mismo que

un litro de leche, y como excelentes

objetos para ser regalados en Navidades,

santos y cumpleaños a personas que

quizá no los leerán. Incluso sin tener la

mala suerte de tropezarse con El Código

da Vinci, una persona puede pasar toda

una vida dejándose llevar por todos esos

libros sobre códigos secretos, planos

ocultos, hermandades cerradas, sótanos

del Vaticano, sellos desconocidos y

manuscritos bíblicos, sin beber una sola

gota de la belleza que nos proporciona

la literatura y desde luego sin aprender

gran cosa excepto ciertas curiosidades

históricas.

De la misma forma que la democracia no es

de verdad, tampoco lo es la literatura. Entra

a unos grandes almacenes y contempla las

novedades literarias: Creerás que estás

en un país que lee y funciona, en un país

cuyos ciudadanos se cultivan con un libro

en las manos, pero todo lo que encuentras

ahí son historias folletinescas. Y si

profundizas para averiguar que alguno de

los grupos editoriales más potentes del

mundo pertenece a un personaje llamado

Silvio Berlusconi, puedes comprender

este peculiar fenómeno y quizá concluir

que el folletín moderno imita con

inquietante éxito a la telebasura porque el

sistema tiene una solución para llevarnos

a caminos vacíos, sin inteligencia, sin

análisis y sin pensamiento, a cada uno de

nosotros. t

JUS Marzo 2014

30

Fricción y ensamble: Autor/EditorMartín Alvarenga

Nunca me fue fácil editar; en cada

libro he tenido que empezar de nuevo

haciendo a veces una larga travesía

plagada de tropiezos. La vida se dio así

y mi lucha ha consistido en escribir para

luego, a la postre, buscar posibilidades

de publicación. No tuve prácticamente

medios económicos para autoeditarme

pero me cupo en suerte que aparecieran

-en el lugar y en el momento justo- los

editores interesados en mi obra, quienes

por otra parte no fueron muchos.

En todo nexo entre escritor y editor

existe una zona de cruce con vaivenes,

ondulaciones y quiebres sísmicos; es decir

puntos de tensión y conciliación, pues cada

una de las partes tiene un propósito común

en medio de las vicisitudes que conducen

finalmente a alcanzar un acuerdo básico:

materializar el lanzamiento de la obra.

No obstante, puede ser un proceso

empático pero subrayo no un idilio sin

que no surjan contradicciones precarias

o en profundidad, suscitando roces,

diferencias de criterios y una aproximación

e integración de ideas sin ninguna

pérdida entre ambas partes cuando las

conversaciones llegan a buen puerto.

Ese acuerdo puede bien ser un punto de

arranque de una negociación benéfica, en

que el autor tiene la expectativa cierta de

dialogar con sus lectores y el editor poner

en circulación un libro de calidad y salvar

por lo menos los costos o, si tiene éxito,

tanto mejor.

La sintonía entre ambos no es fácil y se

necesita de la paciencia y la voluntad

de los intervinientes, en razón de que es

todo un tema la concertación, en especial

cuando es la primera vez que se conocen,

dado que en los próximos libros de un

mismo soñador de palabras las cosas están

más esclarecidas y se deslizan en un carril

por lo general mucho más dúctil.

Visión del escritor y de la casa editora

acerca del libro

El libro tiene prestigio en su condición de

expresión totalizadora de la experiencia

y el lenguaje, por la mediación del

discurso literario, que cuando alcanza

un nivel de profundidad dialoga con la

filosofía, dado que la imagen poética

y el relato ya han adquirido estatus de

un pensar activo en inserción plena

con la afectividad. Cada teoría filosófica

encierra un símbolo, cada texto profundo

JUS Marzo 2014

31

cala como disparador de la reflexividad.

En la producción que más se nota esto

es Montaigne creador del ensayo como

simbiosis de la palabra poética con la

meditación penetrante; llega a su plenitud

con la visión ensayística de Camus, las

meditaciones novelescas de Mylan Kundera

y el Laberinto de la soledad de Octavio Paz,

así como en la prosa paródica de Macedonio

Fernández y la lúdica travesura de Borges.

El libro ha llegado a ser el contenedor por

excelencia de los tesoros del pensamiento

y la cultura; de la tradición y la innovación;

de la poesía y la ciencia; probablemente

un pararrayos holístico del quehacer de

las modificaciones en el entorno de la

naturaleza y en la naturaleza incorporada

y transformada en civilización por la

única criatura condenada y absuelta de

este planeta hasta hoy día, esa criatura

que todos nosotros representamos.

Una auténtica editorial no ignora esto

y, cuando se propone, trata de hacer un

delicado equilibrio entre renta y cultura;

por supuesto que la institución que apoya

el volumen propuesto necesita de la renta

para su continuidad y expansión, no sólo

piensa en un título sino en colecciones

según los géneros sin omitir la realidad

de la demanda pero también, si contara

con suficiente visión, crear esa demanda

que antes no estaba o estaba dormida por

ausencia de oferta.

¿Cortocircuito entre autor, editor y

comunidad?

En este tramo del nuevo siglo y la

segunda mitad del siglo anterior, el

libro fue desplazado de su condición de

patrimonio cultural a mercancía pura,

por la avalancha audiovisual en todos

sus aspectos y el concepto de ganancia

a brevísimo plazo. Allí se produce un

chisporroteo y una diáspora en la que,

en lo habitual, prima el concepto de

mercado ostensiblemente subordinando

el concepto de calidad. Entonces la

comercialización ahoga las producciones

de talento y priva la mediocridad de la

literatura fácil y consumista. Este apartado

y los precedentes nos alertan acerca de la

complejidad de la industria editorial frente

a todos los otros artículos y/o servicios

que se postulan en el circuito de valor del

mercado, en el cual muchas veces el valor

brilla por su invisibilidad.

Ese complicado escenario puede clarificarse

en parte retrotrayendo la atención a la

historia de la difusión del libro en los

siglos anteriores, con el fin de comprender

en qué medida se ha evolucionado e

involucionado en esta materia. La temática

en cuestión supera este tanteo esbozado

que podría desplegarse con nuevos

hallazgos de sentido, a través del debate y

la constatación de ponencias para develar

nuevas formas de sanear el mercado

editorial, la fluidez de trato entre las partes

que deciden cuándo y cómo un libro saldrá

a la calle para encontrarse con su lector.

Peregrinación y más preguntas del autor

Me voy a detener en mi rol por conocerlo

por experiencia directa y concreta. No es

fácil salir con una bolsa marinera como me

ocurrió en Buenos Aires hace años llevando

veinte copias de mi primera novela,

recorriendo todas las editoriales pequeñas,

medianas y grandes. Pasaría el tiempo

tras volver a Corrientes y el teléfono no

sonaba, hasta que un día recibo una carta

de la aceptación de mi novela. En aquel

entonces, mi periplo con la bolsa marinera

fue de una semana.

En las otras editoriales me decían de un

modo indirecto que tenía que pagarme

la edición, hasta que una sola se animó

a editarme. Pero mi riesgo es habitual y

homologable a la mayoría de mis colegas

o a veces peor, a menos que uno esté

situado en una elite o sea tocado por la

varita mágica del Azar o la Providencia. De

todos modos he tenido buena relación con

lo venturoso, al haber publicado quince

títulos que sobrellevaron y sortearon los

impedimentos contingentes.

¿Qué busco de un editor? Que confíe en

mi obra y formalice un contrato equitativo,

que tenga el criterio de que el libro se

comercializa pero que básicamente no

pierda de vista el factor humano que

incluya los valores estéticos. Quizás sea

mucho pedir, no sé. Ésta en verdad es mi

tesitura ante una casa editora. Si se dan

estas condiciones podemos sentirnos muy

o medianamente afortunados.

Con todos los editores que han publicado

mi libros con pie editorial he tenido muy

buena relación en cada etapa de mi vida,

excepto con una persona que posee una

editorial en Corrientes, Argentina. Esta

persona no tiene una pálida idea de lo que

significa abordar ese rubro específico. El

resultado, el maltrato al colega que no tiene

el hábito y el código de ese presunto editor

espera de uno el servilismo, más todos sus

caprichos y sus abusos que sobrevengan a

posteriori.

Conclusión provisoria

Quisiera que se comprenda este

testimonio nada más con el tono que

intenta transmitir: lo experiencial y lo que

me ha conmovido, en cuanto a que esto

no es más que el testimonio, el punto de

vista de lo que he vivido como productor

involucrado en la palabra y el pensamiento.

Algo tan personal y privado pero que, por

ser un acontecimiento mínimo y humano,

podría tener un denominador común con

otras sendas vidas que están dentro de un

horizonte similar, en la cual el escritor se

sustenta sin solución de continuidad en

sus pasiones y búsquedas, en sus hallazgos

y extravíos, en su precaria condición

de habitante social más romántico que

pragmático, más onírico que realista, con

todas las indigencias y potencialidades

que estos rasgos de la subjetividad

puedan ahondar en ciertas capas menos

epidérmicas de la realidad real que, de

última, no deja de ser un guiño de ficción.t

JUS Marzo 2014

32

Entre la seducción y la narración. Las cualidades propias de un escritor Vladimir Nabokov

Redacción jus

En el terreno de las artes siempre se ha

debatido acerca de la influencia que el

entorno pueda tener en el proceso creativo,

es decir, cuál es la fuente de inspiración del

artista, ¿la realidad con la que convive?, o,

¿su propia capacidad creativa subjetiva y

totalmente abstracta? Sin lugar a dudas

esto representa un gran debate, vigente

hasta nuestros días.

Para muchos la fuente de toda inspiración

proviene de la realidad espacio-temporal

en la cual el artista se da a la tarea de

crear; esto tiene que ver con algunas

disposiciones sociales vigentes en el

momento en el que se da el proceso

creativo: desde la moral, hasta cuestiones

políticas y económicas. Quien crea, a

través de su arte, de su técnica, haciendo

uso de su imaginación, dará cuenta de

las problemáticas que se enfrentan en su

medio; de las preocupaciones filosóficas,

existenciales, que permean y que de alguna

manera justifiquen el quehacer social;

como un sujeto que analiza las partes más

sensibles de su entorno, el artista puede

llegar a ser un crítico implacable.

En el otro extremo se encuentran aquellos

que ven en la subjetividad del artista

la fuente de la inspiración. Durante el

proceso creativo, la abstracción se da un

nivel tal que la obra de arte al final, para

quienes la observan, puede estar carente

de significado lo que no implica que deje

de emitir belleza en sí misma; el mensaje

transmitido tiende a ser ambiguo, pero

eso no impide que se interprete de manera

correcta.

Existe otro tercer punto de vista el cual

considera que ambas fuentes de inspiración

pueden coexistir durante el proceso

creativo; quizá la expresión artística

que reúna en sí estas dos características

sea la escritura. En la escritura se ven

reflejados aspectos del ambiete social

y su ubicación espacio-temporal en el

que se desenvuelve el escritor, así como

elementos propios de su imaginación,

de sus deseos o anhelos, de aquello que

lo aqueja o lo alegra; subjetividades que

como huellas digitales le confieren a sus

trabajos esa particularidad que no se

repetirá en alguien más.

JUS Marzo 2014

33

Vladimir Nabokov (1899-1977), uno de

los escritores más emblemáticos del siglo

XX era partidiario de la segunda visión.

Él veía en la literatura la posibilidad de

crear cosas tan enigmáticas como las que

se encuentran en la naturaleza; para él la

literatura es invención; el escritor inventa,

cuenta, pero al mismo tiempo seduce con

sus palabras; cautiva y hechiza tal como lo

hace la naturaleza con sus colores, con sus

mismas ambigüedades.

El buen escritor, para Nabokov, reúne

tres características las que lo distinguirán

del resto. Primeramente será un buen

narrador; quien escribe requiere de esta

habilidad para poder entretener al lector;

no aburrir al público es una regla primaria

que se debe seguir. También se debe ser un

maestro; esto puede tener varias vertientes

pues el escritor por medio de su actividad,

debe impartir una educación moral, que

además ayude a difundir el conocimiento

directo por hechos simples.

Por último, la característica más importante

de todas, es que el escritor debe llegar

a ser un mago. Para lograrlo, quien se

dedica a la escritura debe de estudiar a

conciencia la estructura de sus trabajos,

sean narraciones o poemas, descubriendo

con ello su propia magia, aquella parte

individual que lo hace diferente y que es

capaz de cautivar a sus lectores, pero que

también lo cautiva a sí mismo.

Con estas tres características cuentan los

grandes escritores y éstas deben estar

presentes en aquellos que aspiran a serlo.

El arte es una magia que se encuentra en

todas las facetas de la vida social a lo largo

de la historia del hombre, la cual es capaz

de nutrir el pensamiento. Para Nabokov

la obra de arte alcanza su culminación

cuando ésta toca las fibras sensibles

del corazón de quien lee, pero también

cuando su intelecto es seducido, cuando

su razonamiento es cautivado y guiado

hacia una nueva revelación; al nacimiento

de un nuevo entendimiento.

Asimismo quien lee debe de tener la

pericia para leer, pero a la vez la pasión

por descubrir algo; por obtener nuevo

conocimiento y la disposición de dejarse

conquistar, de cerrar los ojos y dejarse

guiar hacia lo desconocido. Todo ello en

su conjunto propiciará tanto la creación

como el disfrute de la buena literatura.

En el proceso creativo sin lugar a dudas

el escritor hará uso de su experiencia e

imaginación. El lector podrá hacer uso de

su conocimiento apriori, lo que le permitirá

relacionar su vida misma con lo que

acontece en la narración, pero también

dejará llevar su imaginación hacia lugares

insospechados; a eventos y situaciones

increíbles cuya seducción lo envolverán

con el fin de que pueda disfrutar la obra

del escritor.

Hace falta una mayor divulgación del

arte en todas sus expresiones; retomar

la concepción de la literatura propuesta

por Nabokov es importante, no sólo

para quienes degustan de la literatura,

sino también para promover formas de

pensamiento distintas al actual utilitarismo

y consumismo, frívolos en sí mismos, que

nos permean hoy en día. t

JUS Marzo 2014

34

AUTOR LANZA DEL VASTOTÍTULO JUDAS NÚM. DE PÁGINAS 232FORMATO 12X18CM

Judas de Lanza del Vasto es una novela fascinante, que hace verosímil la traición del apóstol, porque está escrita desde el punto de vista del traidor. Lanza del Vasto (nacido en Italia en 1901, muerto en España en 1981) resultó finalmente un apóstol del gandismo cristiano, pero cuando la escribió (en 1934, en francés) era un vagabundo, que eligió la pobreza y el ayuno, después de cursar un doctorado en filosofía, abandonarlo y convertirse al catolicismo. Escri-birla fue una liberación del Judas que llevaba adentro: la inteligencia prometeica, antigua y moderna, que no se rinde al don y la gratitud, porque prefiere la conquista: robar el fuego de los dioses, no simplemente recibirlo y agradecerlo. Su catarsis desembocó en un movimiento espiritual, pacifista, ecológico y artesanal (El Arca), que tiene comunas actualmente en Fran-cia, Italia, España, Argentina, México, Israel y Canadá. La traducción (admirable) es de Aurora Bernárdez, por encargo de Victoria Ocampo, que dio a conocer al autor, lo invitó a Argentina y en 1957 sondeó con Alfonso Reyes la posibilidad de que viniera a México, donde (según Reyes) Octavio Paz, Ramón Xirau y Elena Poniatowska ya sabían de él. Judas es una de las novelas más profundas del siglo XX y se instala en el centro mismo del problema del mal: el pecado contra el espíritu. Con espantosa lucidez y sorprendente lirismo, Lanza del Vasto rastrea en la figura de Judas las tentaciones del espíritu moderno.

«Escribirla fue una liberación del Judas que llevaba adentro: la inteligencia prometeica, antigua y

moderna, que no se rinde al don y la gratitud, porque prefiere la conquista: robar el fuego de los

dioses, no simplemente recibirlo y agradecerlo». Gabriel Zaid, Letras Libres.

«Judas de Lanza del Vasto se presenta, en nuestra opinión, como la historia más completa y sugerente

escrita jamás sobre el traidor». Anna Roda, Cultura Cattolica, Italia

JUS Marzo 2014

35

AUTOR JUAN CARLOS QUEZADASTÍTULO CORAZÓN MECÁNICONÚM. DE PÁGINAS 98 FORMATO 16X23CM

El narrador de esta novela, llamado, al igual que su autor, Juan Carlos Quezadas, se empeña en hacernos creer que lo que leemos no es una novela, sino una crónica, una relación de hechos verídicos. Todo comenzó cuando la editorial Jus le encargó que escribiera una novela de terror para incluirla en su catálogo. El problema fue que a Juan Carlos no se le ocurría nada. Nunca antes había escrito un libro de terror y no se sentía capaz de hacerlo. Por lo tanto, se presentó en la editorial para pedir una ampliación del plazo de entrega de su libro. No encontró a la editora y en vez de esperarla se fue a dar una vuelta por los alrededores. De pronto, se vio ante un pequeño callejón, donde viviría ya no en su imaginación, sino en carne propia esa historia de miedo que tanto buscaba.Cualquier historia ficticia apela a la credulidad del lector en el momento de la lectura; de otro modo no sería posible que quien lee se sintiera sobrecogido por unos conflictos y unos personajes que en el fondo no son más que papel y tinta. En Corazón Mecánico, esta apelación se vuelve aún más apremiante, ya que el libro nos invita explícitamente a creer en la veracidad de lo que nos cuenta, pidiéndonos que lo leamos como realidad y no como ficción. El efecto conseguido es, sin duda, perturbador: si lo leído es verdad, entonces lo sobrenatural no está sólo en nuestras fantasías, no sólo forma parte de las historias que nos inventamos, sino que está al acecho, esperando por nosotros detrás de cualquier esquina, listo para darnos un buen susto. Los límites entre verdad y ficción quedan, pues, difuminados, al menos mientras leemos.

«La historia que nos cuenta, la de unas criaturas hechas por la mano del hombre que cobran vida, la

de unos siameses que ni siquiera la muerte consiguió separar, se nos revela de forma gradual, astuta,

deparándonos constantes sobresaltos y sorpresas hasta su última página».

Javier Munguía, Revista de lectores, México

JUS Marzo 2014

36

Dieta literaria

En la vida de los escritores siempre hay

complicaciones no sólo por el hecho de

escribir, sino también por lo que muestran

en sus escritos y los problemas que

pueden enfrentar al buscar la publicación

de sus obras. La vida de un escritor no

siempre es tan dulce como algunos

piensan, ni tampoco la de un editor; en

ellas hay aventuras, sueños irrealizables,

así como alegrías y satisfacciones; el

quehacer literario es en sí mismo hermoso

y enigmático.

En Jus Revista Digital en este mes de

marzo, se promueve la reflexión en torno

a la relación existente entre escritores y

editores; relación que puede ser fructífera

para ambos o en ocasiones áspera sin

dejar de ser cordial; la relación que hay

entre quien escribe y quien publica llega a

convertirse en un verdadero romance.

Por tal motivo, en este mes, nos permitimos

hacerles las siguientes recomendaciones

para propiciar una mayor comprensión

de este tema, pero además que permita al

lector disfrutar de la lectura.

La primera recomendación es la novela

El juego del ángel (2008) del escritor español

Carlos Ruiz Zafón. El relato se ubica en las

prmeras décadas del siglo XX en Barcelona.

David Martín es un joven escritor de 17

años, quien es invitado a colaborar en un

periódico de esa ciudad; queda a cargo de

la redacción de la contraportada mediante

la que adquiere celebridad por las notas de

carácter policiaco que comienza a realizar.

No obstante, el joven escritor tiene como

meta última escribir una importante novela,

lo que buscará realizar durante todo el relato.

Sin esperarlo, ya con unos años de madurez

profesional, el escritor encuentra en un

personaje enigmático de nombre Andreas

Corelli, a quien también se le conoce como

“El patrón”, una interesante oportunidad.

Corelli le propone no sólo escribir una gran

novela, sino algo fuera de lo común, un

libro con los elementos pertinentes para

crear una nueva religión; por el trabajo

pretende pagarle a Martín 150 mil francos,

una suma considerable para la época. El

trato se convierte en un contrato con el

diablo, del cual el protagonista no podrá

salirse tan fácilmente; sin embargo, a lo

largo de la novela aparacerán personajes

extraordinarios como un sencillo librero,

quien asume un papel paternal al aconsejar

al escritor en sus decisiones, así como un

amor imposible y un jefe de redacción

bastante agrio.

La obra de Ruiz Zafón nos conduce por

esas relaciones que establece un escritor

con su editor, las cuales pueden llegar a

ser esclavizantes. Sin duda una novela que

aportará mucho a la discusión abierta en

este número.

Marzo 2014

Carlos Ruiz Zafón

JUS Marzo 2014

37

Este libro constituye no sólo la oportu-

nidad de conocer en profundidad a

Dostoievski, sino también representa la

posibilidad de comprender el mundo

literario, intelectual y social de su época,

vistos con sus propios ojos. Sin duda el

lector disfrutará de la pluma crítica de

este autor, a la vez que gozará con la

magia de sus relatos.

Por último les sugerimos el libro

La razón frente al azar (2010) del

ensayista y editor Rafael Borràs Betriu,

quien ha trabajado para sellos editoriales

como Planeta, Plaza & Janes, entre otros. El

texto contiene las memorias y experiencias

de este editor a lo largo de su carrera, por

lo cual constituye información de primera

mano acerca del quehacer de los editores

a quienes dentro del mundo literario, con

frecuencia, se les relega al segundo plano.

Borràs Betriu documenta su trato con

agentes literarios, escritores e incluso

políticos. Detalla con cierto humor lo

que ocurre al interior del mundo literario

cuando, por ejemplo, se están “cocinando”

posibles premios entre académicos,

personajes de la literatura y la política. Así

mismo el editor plasma las dificultades que

conlleva otorgar un premio; las decisiones

a tomar son complicadas sobre todo

cuando un libro, para quien lo juzga, posee

más un gancho comercial que verdadera

calidad literaria.

Estas son las tres recomendaciones de este

mes para nuestros lectores. Como siempre

eseperamos que su lectura anime una

conversación sobre este tema. Así mismo

estámos seguros que cada lectura ayudará

a vislumbrar con una nueva óptica el tpo

de relación que se desprende cuando un

escritor y un editor entran en contacto. t

La siguiente recomendación es una

compilación hecha por el célebre

escritor Fiodor Dostoievski, Diario de

un escritor (2010), la cual se llevó a

cabo como publicación mensual entre

los años 1873 y 1881, el año de su

muerte. Dostoievski no sólo publicó

partes integrales de su pensamiento,

sino también se preocupó por realizar

una crítica pública y social en relación a

los acontecimientos de esos años en su

natal Rusia.

En esta compilación el autor documenta

hechos tan importantes como el

conflicto entre occidentalistas y

eslavófilos, así como los problemas

de educación de esos años en el país

mencionado. Además de ello, el escritor

también hace valiosas críticas literarias

a la obra de otros escritores rusos como

Pushkin, Lémontov o Anna Karénina;

también dentro de estas páginas se

podrán encontrar grandes relatos del

mismo Dostoievski como “La mansa” o

“El muzhik Maréi”.

En la edición echa por el escritor

Paul Viejo, se encuentran todas las

colaboraciones publicadas por el escritor

ruso antes de 1873.

Rafael Borràs increpa a la policía durante una manifestación (El País, 11 de abril de 2003-Foto: Jordi Roviralta)

JUS Marzo 2014

38

AUTOR PIOTR BEDNARSKITÍTULO LAS NIEVES AZULESNÚM. DE PÁGINAS 144 FORMATO 14X21CM

«La temperatura rebasó los cuarenta grados bajo cero. La nieve era azul, la frontera entre la tierra y el cielo se desvaneció. El sol, despojado de su esplendor, privado de su brillo, languidecía en la miseria proletaria. El intenso frío absorbió todo calor vivificante y sólo quedaron el fuego, el amor y trescientos gramos diarios de pan rancio para alejarnos de la muerte.» En las entrañas del sistema represivo soviético, en la gélida Siberia de los gulags, un niño trata de serlo conservando el entusiasmo por la vida que la vida le niega. Porque la muerte triunfa en torno a él. A pesar de ello, a despecho de cárceles y desapariciones, el joven Petia, condenado a la madurez antes de cumplir diez años, logrará espantar el miedo o desarmar el espanto apoyado en una fe inquebrantable y, sobre todo, en la fuerza cálida de la poesía. El recuerdo de una época feroz irrumpe así en la novela menos ficticia. Y la desborda. Y la ennoblece. Porque la ficción logra a veces reflejar todas las aristas de la barbarie si también consigue recortarlas contra el fondo de lo indeleblemente humano. Entonces nos redime.

«Belleza absoluta, ésa es la expresión que le corresponde a este pequeño volumen.» E. R., Le Monde

«Sus palabras sobrias apelan directamente al corazón del lector.» Neue Presse

«Esta pequeña novela es una joya [...]. Si los libros pueden cambiarnos, Las nieves azules lo hará de

forma dramática.» Mittelpunkt

«No hay demasiada literatura sobre los campos de concentración soviéticos y sus miles de víctimas.

Este libro tan rico en matices nos obliga a abrir los ojos y mirar hacia la oscuridad humana.» Quel

Bokan!

«Poético es el lenguaje que describe los horrores sin someterse a ellos.» Märkische Allgemeine Zeitung

JUS Marzo 2014

39

¡QUIERO PUBLICAR!Susanna Tisler Steiner

“…Y Caperucita se fue esa mañana al

bosque, y estaba decidida a hacer algo:

sabía que el Lobo estaba por ahí, y quería

verlo para que le hiciera un favor… Agarró

su cestita como todos los días, y puso en

ella cerezas, que le gustaban mucho a su

amigo, y pastelitos de liebre…”

—¡Ehhh!— exclamó la mamá de la

Pequeña Lulú— Ese cuento no va así, lo

estás confundiendo con otro.

—Hace años que no como cerezas—

reclamó el Lobo Feroz.

—Bueno, al que le gustan es al lobo de Los

tres cerditos— puntualizó la escritora—

pero no tiene sentido que, con la de

cuentos que ocurren en el Bosque, los

personajes se tengan que multiplicar:

tres lobos, cuatro príncipes, no sé cuántas

madrastras…. Un lobo es un lobo, y esta

vez Caperucita quería —y mira al lobo

fijamente, para que éste no huya de la

historia— que le presentaras al Príncipe,

que desde hace cien años tiene que

despertar a una princesa. Lo quiere seducir

y que tú te lleves a la Princesa para que

ésta no estorbe…

A estas alturas, la Abuela, la Madrastra, y el

mismo Guardabosques ya no sabían qué

hacer. Llegaron Hansel y Gretel, pero la Bruja

los echó fuera, para que no enredaran aún

más la historia.

—Pues esa niña de rojo ya ha hecho

de las suyas —, se “chivó” un pirata del

Guardabosques, uno al que le dicen Capitán

Garfio, se fue a festejar con el Príncipe a

una casita, que creyeron era la casita de

chocolate, y cuando abrieron la puerta

vieron siete camitas, siete sillitas, siete

platos, siete cubiertos…

—Y entonces, ¿para qué quiere ahora

esa chiquilla de rojo pedirle favores al

Lobo? No lo entiendo… — la mamá de la

Pequeña Lulú seguía protestando, aunque

su hijita, que entendía perfectamente la

historia, le pegaba tirones en el borde de la

falda para que callara.

La escritora comenzaba a sentirse descon-

certada. Tal vez Caperucita la había

engañado.

—Es que en los lindes del bosque, ahí donde se

han construido unos chalets, se ha instalado una

editorial—. Al ser tan pequeño, Pulgarcito se

metía en todos los sitios y siempre sabía más

que los demás, y con esta explicación quiso

ayudar a la escritora, que le caía muy bien.

Cuando Caperucita fue a ver a los editores

y les habló de su historia, que alguien

escribiría y querría publicar, la enviaron a

documentarse y hacer fotos, y a entenderse

mejor a sí misma como personaje, y a no

pasarse ni de original ni de repetitiva, y a

escribir como siempre se ha hecho y a no

inventar cosas surrealistas, porque si no,

nadie comprará su libro.

Y colorín colorado…. t

JUS Marzo 2014

40

El DestiempoGabriela Fonseca

Hay quienes nacen viejos y se van volviendo

más jóvenes hasta quedar convertidos en niños

conforme pasan los años. Cuando en-tienden

la independencia, esperan demasiado de ella,

y la van perdiendo al enve-jecer, temores que

nunca lloraron en brazos de sus mayores, los

persiguen en sueños como adultos que no

entienden por qué el aburrimiento que nunca

los molestó de pronto los tortura.

Así era Danilo Tormen. No tenía ningún

recuerdo de una existencia anterior, ni lo

torturaban sus sueños, ni recordaba que

había sido un niño demasiado tranquilo y

observador que dormía poco y comía mucho.

Su espíritu era el de un hombre de más de 80

años.

Él no lo llamaba aburrimiento, sino “media-

nía”, “rutina”, “introversión”.

Nació con noción de la muerte y sin temor

a ella, a diferencia de los demás niños que

llegamos a un momento en perdemos al

ángel inocente que nos protege, hasta el

día que descubrimos que llegará el fin de

nosotros y de todas las cosas.

Aunque estos seres que nacen viejos y se hacen

más jóvenes, con el tiempo son muy extraños,

nadie se percata de su existencia pues para eso

habría que ver el alma y el espíritu. Es más común

cuestionar a un niño porque se comporta como

niño que preguntarse por qué es callado y

contemplativo, y no nos imaginamos que es

porque ya tiene una noción de la muerte.

Y claro, estos niños al crecer se vuelven

más extrovertidos, dependientes, inse-

guros, caprichosos, fantasiosos y con

menos tolerancia a la frustración porque, en

secreto, viven todo a la inversa, a destiempo.

Estos fenómenos no tienen explicación más

allá que el capricho de las almas, aunque

hay quienes lo atribuyen a reencarnaciones

erróneas, influencias de necromantes o

destinos inclumplidos en vidas anteriores.

Claro, la psiquiatría tiene teorías sobre

trastornos que tienen más credibilidad

entre la comunidad científica, pero que en

realidad no se acercan más a la realidad que

las supersticiones.

Danilo Tormen seguía siendo un anciano

de espíritu cuando entró a la universidad a

estudiar la carrera de letras. Con la paciencia

de un viejo dentro de un cuerpo joven de

ojos sin cansancio, terminó la carrera y ganó

becas para estudiar más de un posgrado,

sin que le llamaran la atención la bohemia,

el desmadre y el temperamento artístico

que disfrutaban sus contemporáneos.

Su carácter sin impetuosidades y temprana

JUS Marzo 2014

41

erudición hicieron que la más importante

editorial de su país le ofreciera su primer

y único empleo. Durante su periodo

de prueba impresionó su capacidad de

lectura al mismo tiempo veloz y minuciosa.

Antes de firmar su contrato, para lo cual

la empresa le solicitó dejarse extraer

unas cuantas gotas de sangre para usarla

en vez de tinta, Danilo preguntó en qué

consistiría exactamente su puesto.

“Vendrán personas a entregarte su

corazón por escrito, para eso necesitamos

que seas un dictaminador sin rostro,

porque la mayoría de las veces desecharás

eso que las personas te entregan. Serás lo

que se interponga entre su sueño de verse

en páginas impresas que leerán millones.

Te encargarás de decirles que su historia

puede ser interesante, pero no rentable”,

le respondió un patrón sentado en un

sillón de terciopelo rojo dentro de un

cuarto lleno de libros empastados en piel

en el que Danilo nunca volvería a estar.

“¿Y yo cómo voy a saber si una historia es

rentable o no si nunca he trabajado en

esto?”, preguntó Danilo sin alterarse.

“Porque sólo alguien como tú puede

saberlo, aunque no te des cuenta. Todos

tratan de ser originales u honestos,

innovadores o clásicos. Todos son iguales

porque intentan ser únicos y eso sólo los

hace como todos”, respondió el patrón

cuyo rostro parecía una perla en forma

de garbanzo recostada entre pliegues de

terciopelo.

Al ver que Danilo seguía con una cara de

pasmo que no correspondía a su edad

espiritual, el patrón le explicó más, con

tono impaciente.

“Esto es lo único que necesitas saber: Sólo

hay tres tipos de manuscritos rentables:

los que están sangrando, los que son una

cicatriz, y los que tienen gangrena. El amor,

las lágrimas, el lodo, la belleza, el sudor, la

bilis y todo lo demás no nos interesa”.

El patrón se inclinó sobre su escritorio

antiguo de madera negra, y siguió

hablando.

“Escribir es una necesidad que en cuanto

se satisface despierta el violento deseo

de la recompensa y no hay recompensa

para todo el que lloró tinta, de la misma

forma en que no hay un monumento o

placa para todo el que murió de forma

heroica. El mejor esfuerzo y las mejores

intenciones no son suficientes. Pero eso lo

tiene muy claro una persona como tú. Por

favor ocupa tu oficina y ponte a trabajar”.

Durante los años que siguieron, Danilo

Tormen entró puntualmente a las ocho

de la mañana a una oficina sin ventanas

con tubos incandescentes en el techo

y lámparas de luz cálida en todos los

rincones. Para llegar a su escritorio y un

sillón giratorio debía esquivar varios

montones de manuscritos engargolados

o cosidos que se acumulaban por la

alfombra a lo largo de la semana. No tenía

archiveros ni gabinetes porque ninguno

de esos ejemplares debía ser guardado.

Al final de una semana todos debían

desaparecer: los muchos rechazados que

eran devueltos a los escritores, si es que

ellos iban por ellos; y los publicables, que

no llegaban a ser más de uno al mes se

iban también.

Danilo tenía una secretaria sentada afuera

de su puerta y ni siquiera le hablaba. Sólo

le ponía en su escritorio torres formada

por manuscritos con una X en la primera

página para que fueran devueltos a

sus autores o destruidos, si nadie los

reclamaba.

Después de muchos años de cumplir su

labor, el espíritu de Danilo, como estaba

destinado, se volvió más joven, y por lo

tanto, curioso e inseguro. Su existencia

era del todo satisfactoria; su salario era

abundante, su vida familiar y amores

extracurriculares eran tan exitosos como

predecibles, por lo que no merecen ser

mencionadas en esta narración.

En el dictaminador surgió la necesidad

del adolescente de conocer, explorar y

hallar explicaciones, así como un impulso

de desafiar a la autoridad; en este caso,

el garbanzo nacarado que seguramente

permanecía gozando la soledad de su

lujosa oficina.

Esto hizo que en algunos de los

manuscritos rechazados con un tache,

Danilo incluyera la instrucción escrita

a su secretaria de ponerse en contacto

con el autor, decirle antes que nada que

su obra no sería publicada, pero que el

dictaminador estaba interesado en hablar

con él, y proceder a hacer una cita.

Un hombre mayor, alto y esbelto, fue

el primero en recoger su manuscrito

rechazado de las manos de Danilo Tormen,

quien le preguntó a qué se dedicaba.

El hombre respondió que era médico y

que en sus ratos libres escribía.

“Su obra no cubre los requisitos que

nuestra editorial exige para la publicación,

pero debo decirle que nunca entendí cuál

era la historia que usted quería contar”.

El doctor respondió: “Lo sé. Creo que lo

único que funciona para entender es

estar solo. Perdóneme por quitarle su

tiempo”.

“Pero si yo lo hice llamar…”

“Me refiero al que ocupó leyendo mi

novela”, dijo el hombre antes de ofrecerle

su mano a Danilo como despedida.

JUS Marzo 2014

42

El siguiente autor convocado presentó

una novela que trataba de un burdel

embrujado por los fantasmas de las

prostitutas que ahí fallecieron a mediados

del siglo XIX.

El dictaminador se encontró ante una

de esas mujeres que claramente están

atrapadas dentro de un cuerpo más

maltratado del que les corresponde,

vestía de forma sencilla rayando en lo

pobre.

“El problema con su obra es que

pareciera costumbrista, pero después

se vuelve fantástica y su tono no logra

sostener ninguna de las dos tendencias

satisfactoriamente a lo largo de la

historia”, le explicó Danilo.

“Yo creo que si omitiera usted la parte

de los fantasmas y se apegara a contar

la historia de la ciudad, sin poses góticas,

tendríamos un libro equilibrado y

conmovedor que pudiera interesarle a la

editorial”, agregó.

La mujer respondió con una voz que

correspondía más a una gnóstica que

a alguien ataviada con un bolso de piel

falsa.

“La historia escrita tiene la posibilidad

de retratar la realidad con distintos

grados de disfraz. Siempre están las

opciones de escribir lo que debió ser, lo

que exactamente fue, y de volver estas

realidades paralelas tan bellas, grotescas,

edificantes, simplonas o violentas en una

cantidad infinita de variables. El reto no

es ése. Ésta es una historia de fantasmas,

no una guía turística de provincia. Le

aseguro que esos fantasmas son reales

y no hacen lo que uno les pide. Intenté

darles vida en el texto y lamento que me

faltara el talento para reflejarlo, pero no

los puedo omitir. Le agradezco mucho su

atención”.

Los autores siempre salían de la oficina

de Danilo Tormen abrazando sus manus-

critos a su pecho, como si cargaran a un

bebé mortalmente herido.

“¡Qué puedo hacer yo si mi musa es muy

ligera de cascos?”, le respondió a Danilo

un hombre de manos temblorosas y

olor a alcohol rancio, cuya obra fue

rechazada por consistir exclusivamente

de descripciones de mujeres desnudas

con un mínimo de historia.

“Si parece que no tomo en serio a mis

personajes es porque todos están inspi-

rados en personas a las que desprecio”,

¿por qué iba a escribir de otra cosa sino

de lo que me revienta de ira?”, argumentó

otro autor, joven y lleno de tatuajes, que

escribió una novela ambientada durante

la Guerra de los Cristeros.

“El personaje del chamán que sacrifica

niños en rituales malignos está inspirado

en mi padre. Ni modo que escribiera

la verdad y le dijera a todo mundo

que me abandonó. ¿Usted hablaría

tan claramente de algo tan íntimo?”, le

respondió una mujer joven de maquillaje

impecable traje sastre.

“Muchos personajes son lo que hubieran

sido, o lo que debieron ser, lo que siempre

desee y lo que en realidad nunca debió

ser. Claro, podríamos ser nuestros propios

biógrafos, pero ¿quién quiere revivir

algo tal y como uno lo recuerda? ¿Quién

querría leerlo?”, dijo la mujer antes de

marcharse con el manuscrito abrazado.

Un anciano de lentes gruesos no res-

pondió cuando Danilo le preguntó hacía

cuántos años había escrito su libro,

evidentemente escrito en los años 60 con

un estilo ya muy rebasado por el tiempo.

“Lo malo de los sueños es que nunca te

avisan cuándo debes olvidarlos. Debían

traer instructivo y fecha de caducidad.

¿No es cierto, joven?”, le dijo con una

sonrisa antes de salir de la oficina. Fue el

único que prefirió dejar el manuscrito en

el escritorio de Danilo para ser destruido.

Cuando llamó al autor de un extraño texto

lleno de arcaísmos y culteranismos que

degeneraba de una historia casi bucólica

a un cúmulo de espumarajos e insultos

contra el gobierno y la reforma agraria

se topó con un hombre vestido con un

uniforme de una empresa de limpieza de

oficinas.

El dictaminador le preguntó qué había

tratado de manifestar con su escrito.

El autor se encogió de hombros.

“Tus opiniones no sirven, tus sentimientos

no valen nada, tus experiencias son las

de cualquiera, tu corazón es desechable

y tu alma no le interesa ni al diablo. Lo

sabes, y aún así lo escribes”.

Danilo se sobresaltó al principio, pues

cuando el hombre empezó a tutearlo se

sintió directamente aludido e insultado

cuando escuchó “tus opiniones no

sirven”. El autor tomó su manuscrito y se

retiró, como todos.

Las palabras de ese autor y el de

muchos otros se quedaron retumbando

dentro del cráneo del dictaminador;

tanto las escritas como las que fueron

pronunciadas. Siguió haciendo su

trabajo, pero llegó el día en que Danilo

Tormen era ya un niño impresionable,

sensible. Su espíritu, en vez de curtirse

JUS Marzo 2014

43

se convirtió en algo cálido y palpitante

atrapado en su cuerpo lleno de años.

Su atención comenzó a fallar, pero no por

su vejez, sino porque cualquier estímulo lo

atrapaba y se lo llevaba consigo. El silencio

comenzó a molestarlo. Su mente, que

durante mucho tiempo tenía la habilidad

de llenarse y vaciarse a voluntad, empezó a

volverse una esponja insaciable, un espacio

retacado de recuerdos vívidos, voces y

fantasías que no lo dejaban dormir. Sus

diarias lecturas no hacían más que llenarlo

de humores extraños, inestabilidad y ansia.

Una mañana, pidió a su secretaria comprarle

una libreta rayada de pasta dura y una

pluma fuente con tinta verde. Después de

la comida, encontró dichos objetos en su

escritorio. Danilo Tormen los tocó y olió

como un juguete nuevo, abrió las páginas

color crema de la libreta, y en la primera

hizo unos pequeños trazos al margen para

probar la pluma.

Escribió una oración que pensó al levantarse,

luego una respuesta a ese pensamiento,

luego escribió un deseo. La escritura creció

lentamente, con una letra que no reconocía

pues no la había visto desde que estudiaba

y llenaba fichas bibliográficas.

Un rostro de mujer se acercó de pronto a

sus palabras escritas. Él dejó caer la pluma

y la miró parada ahí, en su oficina. Sintió el

pelo de su nuca erizarse y ganas de soltarse

a llorar de miedo como un niño aterrado.

Era una adolescente delgada. Tenía los

ojos oscuros, la nariz pequeña y burda,

piel morena y cabello negro desordenado

que le caía por los hombros. Vestía un

fondo antiguo lleno de encajes, llevaba la

mitad de los pechos descubierta, zapatos

puntiagudos, medias negras, había

moretones en sus brazos.

“Le aseguro que esos fantasmas son reales

y no hacen lo que uno les pide”, dijo la voz

que permanecía dentro de la cabeza de

Danilo Tormen. t

Espacio Cultural Donceles 66 es Arte y Cultura.

Donceles 66, promocionando y difundiendo la experiencia estética: orgullo de identidad y resonancia de una herencia cultural.

Y recuerda: Espacio Cultural Donceles 66 ofrece proyecciones cinematográficas gratuitas todos los miércoles.

Consulta nuestra agenda en:

www.donceles66.com.mxEnvíanos un correo a: [email protected]

JUS Marzo 2014

44

TRAICIÓNDaniel Zetina

Él ya sabía que era un mal escritor cuando

logró que lo tradujeran al alemán, a través de

un convenio de las dos naciones en materia

cultural. Pero, ¿qué pasó? Que su novela cobró

bastante fama en Alemania. Por eso viajó a

aquel país, donde fue elogiado por los críticos

que asistieron a su presentación. Por supuesto

que él sólo entendía gracias a un intérprete

que le proporcionó la embajada. De cualquier

modo, el lenguaje de los aplausos es universal,

así que él se sintió cómodo, sorprendido y, ¿por

qué no?, feliz.

De regreso al hotel, se preguntó cuál sería la

causa de aquella exaltación del público y de los

presentadores, si la obra, no cabía duda, había

resultado un rotundo fracaso en su propio

país. Los pocos ejemplares que conservara

la editorial original, ya deberían ir camino a la

hoguera o a la trituradora.

Después de dormir como un nene, él se

levantó y se dirigió al restaurante del hotel,

adonde se había citado para desayunar con

el traductor, quien se había disculpado por no

poder asistir al acto público del día anterior,

bajo el argumento de que no le gustaban

los reflectores. Ahí estaba. Un tipo agradable

de verdad, casi optimista, que, por supuesto,

hablaba el idioma de él de manera fluida y

clara. Pasaron el rato comentando sobre sus

autores favoritos y los lugares que ambos

deseaban visitar.

Con un buen sabor de boca, y con dos

periódicos donde aparecieron reseñas de su

libro, él regresó a su país en primera clase.

Una vez de vuelta, y gracias al cheque de las

regalías de la segunda edición alemana, él se

empeñó en aprender alemán. Cuatro meses

después de asistir a clases se sintió preparado

para comenzar a leerse a sí mismo en aquel

idioma. Tomó un ejemplar de la traducción y

comenzó.

Su sorpresa fue creciendo renglón a renglón.

Ahí no estaba la historia que él había escrito

con una beca del Fondo Nacional de Literatura

años antes, cuando todavía era una joven

promesa. No se quedó satisfecho y realizó

las más extrañas investigaciones acerca del

traductor, la agencia y la editorial alemanes.

De acuerdo con sus pesquisas, el primero tenía

una excelente reputación, la segunda era la

más importante en lenguas extranjeras y la

última era nada más y nada menos que la más

seria de todas. Al tiempo, y gracias al cheque

de las regalías de la tercera edición normal y la

primera de bolsillo de la traducción, él regresó

a Berlín y, con un alemán incipiente pero

entendible, continuó sus investigaciones. Tras

una semana las dio por finalizadas.

El traductor, de apellido Steiner, había ganado

más dinero que él con la novela. Incluso, se

le había otorgado un galardón por traducir

literatura de un país exótico. Los elogiadores de

Steiner no reparaban en calificativos; no parecía

tener opositores por ningún lado. También lo

habían propuesto para el premio al traductor

más arriesgado, y ahí no paraba la cosa: el

servicio exterior lo había promovido para ser

embajador honorario y puente de enlace

cultural entre las dos naciones, nombramiento

que aún estaba pendiente. Mucho más de lo

que él había logrado, pues en su país casi nadie

se había enterado aún de su éxito en Alemania

y por lo tanto no había recibido ningún trato

preferencial de parte de nadie. Ni siquiera le

habían otorgado una nueva beca.

Después de pensarlo mucho y muy bien,

citó a Steiner en un café. Éste llegó un tanto

desconcertado, quizá previendo que su secreto

hubiese sido descubierto. Desconfiado, se hizo

acompañar por tres corpulentos amigos que se

sentaron a poca distancia.

Tras el cordial saludo, él, con paciencia y

alegría, comenzó hablando en alemán, y luego

combinó el alemán con su propia lengua.

Su propuesta fue la siguiente: él se mudaría a

vivir a Berlín lo más pronto posible y Steiner

lo conectaría con lo más selecto del mundo

literario. Se comprometió, además, a entregar

un nuevo manuscrito cada año, durante por lo

menos un lustro. Y remató diciendo que, a partir

del texto que recibiera, Steiner podría escribir lo

que se le viniera en gana y presentarlo al editor.

No habría problema con la versión original

pues esta nunca saldría a la luz, ¿para qué?

Ése fue el comienzo de una gran amistad que

duró muchos años, durante los cuales ambos se

mantuvieron fieles a sus compromisos. Huelga

decir que el éxito y la bonanza colmaron sus

vidas de alegría y sus cuentas de dinero.

Por cierto, él nunca regresó a su país. t

Fotografía : Román P. G. - http://www.flickr.com/photos/supercoco/

JUS Marzo 2014

45

AUTOR MARTÍN CAPARRÓSTÍTULO EL INTERIORNÚM. DE PÁGINAS 680 FORMATO 14X26 CM

¿Se puede narrar un país, esa entelequia? ¿Es posible articular con palabras la abigarrada suma de confusiones que hierve bajo la solemnidad triste o hueca de una bandera? Tal vez no. Alguien, sin embargo, ha logrado narrar la persecución de ese relato y convertirla en el gran hallazgo. Un hom-bre contempla la carretera: «Sería un alivio tener una misión. Pero no aspiro a tanto —escribe—. Me contentaría con saber qué estoy buscando. Quizás, en el camino, lo consiga». Lo consigue porque hallará la búsqueda.El Interior es la dilatada niebla suspendida a espaldas de las patrias que alardean de su fachada. El exterior de Argentina se llama Buenos Aires: más allá comienza el olvido. Martín Caparrós salió a su encuentro armado con el oficio de los grandes narradores (buena pluma y mejor oído); lo contempló en pías iglesias y sórdidos burdeles, en caminos polvorientos, lejanas aldeas, estancias, hospitales y quebradas; lo escuchó en malhechores y carceleros, optimistas y desesperados, víctimas y verdugos, amos y peones, santas y putas. ¿Dónde están las añoradas esencias? «Cuando escucho la palabra esencia saco mi revólver», responde el viajero. Hay otras peguntas no menos esenciales y otras respu-estas literalmente aventuradas. Este libro es la crónica de esas aventuras y de una melancolía. Un testimonio implacable. Una impecable melancolía.

«El argentino Caparrós es heredero de una tradición que incluye tanto a Sarmiento como a Kapus-

cinski, a Capote, a García Márquez y a Tomás Eloy Martínez, y por algo frecuentemente es

considerado el mejor cronista en lengua española.» Gastón García, Letras Libres

«El mejor cronista actual de América Latina: un soberbio entrevistador, un viajero dotado de una

cultura enciclopédica y una fina ironía.» Roberto Herrscher, La Vanguardia

«Martín Caparrós es un clásico, sólo que nadie lo sabe. [...] El interior es una road movie en forma

de libro que puede ser leída como la “gran novela argentina”. Ésa que se espera y nunca llega.»

Jorge Fernández Díaz, La Nación (Buenos Aires)

«Un perturbador sistemático, un sembrador de dudas.» F. Lazzarato, Il Manifesto

JUS Marzo 2014

46

Notas sin sentidoDaniel Arriaga

Entraste a Internet. Abriste la página web

y de los textos posibles que encontraste, se

detuvo tu mirada justamente en éste, el cual

has abierto para leer. Detienes la mirada en

las primeras líneas.

Comienzas a leer, tus ojos siguen cada

renglón como máquina de escribir, persiguen

las letras de izquierda a derecha y repiten este

movimiento por varios renglones, terminas

de seguir las líneas. Terminas el relato.

Cerrarás Internet, te dirigirás a casa; te

sentarás por un momento y después de eso

sonará el teléfono, al contestarlo te dirán

que acaban de encontrar un montón de

notas de una persona que quisiste mucho,

una que ya no pertenece más a tu vida.

Tu corazón palpitará muy fuerte, sentirás

que toda tu sangre baja al estómago en un

golpe violento de sorpresa. Preguntarás por

el contenido de las notas; te dirán que no

tienen ningún sentido.

Dejarás pasar algunos días. Cuando por fin

tengas el paquete entre tus manos, temblarás

de emoción, pero no querrás abrirlo hasta

que te encuentres solo, hasta que se vuelva

un hecho de absoluta intimidad.

Leerás las líneas: en la primera página

estará tu nombre escrito en una especie

de dedicatoria confusa, pensarás que al

terminar estas notas entenderás las cosas

que nunca comprendiste de esta persona.

Verás que el escrito está divido en seis

partes, son como una especie de capítulos;

regresarás al primero y leerás cosas tan

personales y diminutas que ni siquiera las

podrás recordar. Transcribirás los fragmentos

entendibles en una especie de diario para

que puedas comprender: una escaleta de

recuerdos personales. Escribirás:

Primera parte: Se dedicó toda su vida a

cumplir con su trabajo, a desenvolverse en

sus tareas, con lo cual pudo mantenerse y

al mismo tiempo formarse como la persona

que siempre conocí.

Detendrás tu pluma en el cuaderno para

pensar en lo que escribiste, para comprender

qué es lo que te intentó decir con este trozo

de vida; seguirás las letras nuevamente con

la mirada.

Segunda parte: Deseó enormemente

cumplir su sueño, el mismo que te contó

mil veces. Expresa cuánto deseaba que se

cumpliera.

Tercera parte: Se retira de todo, sale de la vida

de mucha gente para ponerse a escribir estas

notas. En una frase se lee: “al final de este

camino te escribo mi vida, desde el olvido”.

Te darás cuenta de que nada tiene sentido,

de que es un intento perdido descubrir

algo de esa persona a través de ese collage

de ideas. Seguirás leyendo con curiosidad,

Fotografía : Marcelino Domínguez Moldes

JUS Marzo 2014

47

abandonando la esperanza de resolver

un misterio a través de esos escritos.

Transcribirás todo para guardarlo como

archivo, que sólo tú tendrás y nadie más

comprenderá. Escribirás:

Cuarta parte: Encontró un libro en su

vida, aquél que lo hizo persistir en su

sueño, que le mostró el camino que

siguió; un libro que llegó a sus manos de

manera casual, sin que lo buscara y que

se reflejó en la persona en que más tarde

se convirtió.

Recordarás haber visto ese libro en su

casa, empolvado y oculto en un orden

sin importancia para ti, aunque bien

sabías que en su estante cada libro

tenía un lugar estratégico. Recuperarás

las esperanzas de que ese regalo tenga

algún sentido, pensarás que te debes de

volver esa figura oculta en el mundo de

los libros: serás el editor. Interpretarás

sus ideas, les darás sentido, descifrarás

lo que se encuentra en esas palabras,

continuarás leyendo, descubriendo y

escribiendo.

Quinta parte: Ese día todo perdió sentido

para él, se encerró en un mundo de

recuerdos rotos y sueños frustrados,

descuidó su cuerpo… y su alma fue tras

éste en el camino del dolor.

Sexta parte: El día en que su sueño

se lograría, perdió la oportunidad y

vio cómo el anhelo se desvanecía por

un evento que nadie hubiera podido

predecir, que no dependía de nadie, que

solamente ocurriría.

Cerrarás las notas… pensarás… dejarás

el cuaderno entre tus manos… la espe-

ranza se habrá ido de nuevo. Nada se ha

aclarado ni de ti, ni de su relación, ni de

él. Hojearás las notas desesperadamente,

dándoles una última oportunidad de que

muestren algún sentido, y encontrarás en

la esquina de una página oculta la frase

“Dios habló aquí”, eso no responderá

nada… hojearás cinco veces más. No

encontrarás nada. Pensarás que son

las disparatadas de alguien, guardarás

el texto y pasará muchos días en la

oscuridad, acumulándose de objetos por

encima de él y del polvo.

El tiempo y los días transcurrirán

borrando así, lentamente, el recuerdo de

la persona y de las incoherentes palabras

que te dedicó antes de su partida; el

polvo y el tiempo esconderán esas frases,

hasta que dejes de pensar en ellas, hasta

que ya no importen más, y ni siquiera el

tenue olor de su casa –impregnado en las

hojas- despierte en ti recuerdo alguno.

Así continuarás hasta que una noche

sueñes algo sumamente extraño, con tan

poco sentido, que despertará en ti ese

recuerdo profundamente enterrado…

Te viene a la mente la voz del sueño: “el

método que domina este escrito no es el

mismo con el que pretendes interpretar”.

Entonces descubrirás que esas palabras

tienen sentido. Despertarás aún cobijado

por la noche, tropezarás con los muebles

y el mareo de haber permanecido

las últimas horas en la cama te hará

tambalear. No te importará que tengas

que levantarte dentro de poco tiempo,

correrás a buscar esas notas olvidadas,

sacarás cada libro arrojado de manera

descuidada e impulsiva, reordenarás

tus cosas varias veces, te frustrarás al no

encontrar las hojas y al hincarte bajarás

la cabeza para mirar tus pies descalzos

en el piso frío; verás debajo de unos

papeles eso que buscabas. Lo levantarás

con cuidado, lo releerás, y descubrirás

que todo adquiere sentido si se cambia

el orden de las partes.

Te sumergirás de nuevo en el papel de

editor, interpretarás las ideas; descubrirás

finalmente lo que dice, pero todo seguirá

siendo un mensaje vacío. Sabrás que se

trata de una especie de recuento de su

vida, y que los apartados se deben de

leer en el siguiente orden:

Segundo

Sexto

Quinto

Cuarto

Primero

Tercero

Te detendrás… intentarás responder por

qué dejó eso en tus manos.

Las labores del día siguiente han dejado

de preocuparte… una idea se dibuja en

tu mente… intentas perfeccionarla…

la tienes. El orden de los eventos es lo

importante, si su vida hubiera sido de

alguna otra manera o algún hecho hubiera

transcurrido en el momento no indicado,

no te encontrarías sentado en el piso

con los pies descalzos, las notas entre tus

manos y una emoción tan grande, de ésas

que pocas veces se sienten en la vida.

De pronto, te llega el pensamiento de

que todo en la vida es una coreografía

meticulosamente planeada, y la prueba

está en el manuscrito sinsentido que

posees, no sabrás si ése es el propósito

que vislumbraba la persona que te dejó

el escrito, pero de pronto sabrás que se

trata del sentido que la vida querría que tú

entendieras.

Entonces, recordarás cuando te detuviste

en la página web para comenzar a leer este

relato… e inevitablemente, pensarás en el

sentido y orden de los eventos, sabrás que

este texto lo inició todo y que ahora forma

parte de esa coreografía meticulosamente

diseñada, pensarás…

Después, podrás esperar la llamada, el

guiño, la voz…. Lo que sea que te anuncie

el propósito de tu existencia, para luego

hacer tu propia edición-interpretación.t

JUS Marzo 2014

48

Vida de palabrasMarta Mañes

—¡Hola, buenos días! Aquí les traigo lo que

me pidieron. He seguido sus detalladas

exigencias, tal y como me indicaron en

su correo. He venido en persona desde

muy lejos para entregárselo. Está listo.

—¡Ah! Muy bien. Perfecto. Así es como

nos gusta. Pase, pase. Lo estudiaremos,

valoraremos y le diremos algo sobre la

salud y posibilidades de su bebé. Si no

le molesta… le atenderemos en breve.

Mientras tanto, siéntese en esta sala y espere.

—¿Es cierto que le darán vida? —pregunté.

La recepcionista me miró con una sonrisa

amable.

—Déjeme su currículo, se lo entregaré

al Boss —respondió con cierta ironía y

suspenso—. Me ha dicho que le transmita

que nos gustó mucho lo que vimos por

las redes del espacio y su información

sobre las ideas de los seres imaginarios,

por eso la hemos contactado. Confíe en

nosotros. Somos profesionales. Llevamos

1325 años en esto. Tenemos experiencia

en dar vida a muchos bebés. Espere.

No podía creer hasta dónde había

llegado. Sí. Lo había conseguido. Todo un

éxito hasta la fecha. Antes de llegar hasta

allí había vivido numerosas experiencias

insanas. “¿Sabe que podemos copiar

su prototipo si no se une a nosotros?

Tenemos a su hijo completamente

identificado, codificado, no nos falta

ningún detalle, podemos crear un clon

mañana mismo… y no se enterará de

nada… ” Me dijeron en Universal Sopa

de Letras. ¡Uf! Qué miedo pasé aquellas

semanas. Salí corriendo e intenté salvar

a mi bebé como mejor supe. Lo llevé

al registro de seres y le puse nombre y

apellido de inmediato para asegurarme

de que estaba todo en regla. Era mi

hijo legítimo, y no iba a dejar que me

lo arrebatasen tan fácilmente. Otro

sobresalto fue cuando me dijeron en

Mundo de Palabras: “Muy guapo su hijo.

Aunque siento decirle que nosotros, que

somos los mejores en esto, tenemos

a las mejores parturientas del mundo,

llevamos años preparándolas para dar

a luz un bebé como el de usted; eso

no nos costará ningún plus ahora que

hemos visto el suyo. Tenemos un buen

presupuesto invertido hasta la fecha en

esto, y sólo es cuestión de tiempo. Usted

no es nadie, lo entiende, es una madre

prescindible ¡ja,ja,ja!”. Se rió mientras me

dejaba allí de piedra. Salí descompuesta

pero   nada me iba a amedrentar. ¡Era

mi hijo! Regresé a casa para comprobar

que mi bebé seguía conmigo, que

estaba a salvo, que se encontraba bien.

Quería asegurarme de que no podían

arrebatármelo. Que nadie lo había

secuestrado.

Estaba en pleno siglo XXXVI, en un uni-

verso lleno de mundos sin almas, sabía que

encontrar el lugar adecuado para dar vida

a mi bebé era una cuestión de no decaer.

Fotografía: http://www.flickr.com/people/14450543@N03/

JUS Marzo 2014

49

De pronto miré hacia adelante y me

encontré allí sentada. Sentí que era distinto.

Conexión sensorial y mental de un espacio

que me abrazaba. Había conseguido

entrar en las oficinas de la fábrica que daba

“Vida” a las “Palabras” y mis letras sobre mi

bebé iban a ser estudiadas con cariño, de

manera segura y seria.

La joven señorita me acompañó hasta una

sala. Dentro había una pequeña neverita

mini-bar y una televisión panorámica

que afortunadamente me acompañó

durante la larga espera. Pasaron los días,

y las semanas, y los meses. Yo seguía

allí sentada. Silencio. Nada. Anduve

caminando por las imágenes del desierto

que salían en la enorme pantalla. Me

recordó a largas caminatas por bosques,

montañas, océanos, y viajes que tuve que

hacer a desconocidos planetas oscuros.

Por los que tuve que pasar hasta llegar a

aquella sala. No me importaba. Estaba

acostumbrada a luchar por la verdad y

la vida de mi bebé. Finalmente, tras la

espera, decidí actuar. Como imaginaréis,

salí de aquel habitáculo algo desmejorada,

la comida había sido escasa y ya no me

quedaban pastillas de refuerzo vital como

había dispuesto en otras épocas donde la

abundancia de ellas para mantenernos con

vida en situaciones extremas había sido lo

habitual. Me dirigí hacia la recepción.

—Disculpe.   Dijeron que me dirían algo

en breve…y llevo meses esperando una

respuesta. ¿Le darán vida a mi bebé?

—Un momento —respondió sin pestañear.

De repente tocó un botón violeta y se

abrió una puerta. Un hombre vestido

con un mono especial de color verde

esperanza la cruzó. Se dirigió hacia mí sin

dudar.

—¿Es usted la madre de este BeBé?

—Sí. Respondí. sssssssssssssssssssssss

—Creemos que su hijo tiene alma, perso-

nalidad, así que vamos a incorporarlo a

nuestra cadena de producción para darle

vida. Felicidades. Ha conseguido algo muy

difícil en estos tiempos.

Noté que de mis ojos brotaban unas

lágrimas extrañas, diferentes. Pasé mi

mano por mi rostro y me dí cuenta de

que mis dedos estaban llenos de letras

húmedas. t

JUS Marzo 2014

50

La muerte del falsificadorGerardo Ugalde

Hace tiempo escuché la historia de un

hombre con la capacidad de reproducir

con exactitud las estructuras gramaticales

de cualquier autor que haya existido. Su

nombre carece de importancia compa-

rándolo con la asombrosa habilidad ya

mencionada. Según la leyenda, éste, al

darse cuenta de que los escritos poseían

ciertas afinidades con los autores que

en turno leía, concebía un plan para

aprovechar el talento que emanaba

a raudales. Tomó pluma y papel, y

automáticamente su mano parecía pensar

las palabras que alguien, menos él, diría.

Desafortunadamente ninguno de los

textos que escribió bajo el influjo de las

voces sobrevivió para transcribirlos en el

artículo. Los que dicen haberlos leído, juran

que la fidelidad de las plumas de Homero,

Cervantes, Milton, Poe, Darío y Borges,

entre otros renombrados y desconocidos

autores, se encontraban en los escritos.

Haciendo uso de la razón pensó en publicar;

contaba ya con quince libros de doscientas

páginas cada uno; un aproximado de

quince cuentos, doce ensayos, una novela

y, cuarenta y ocho poemas.

Al mostrárselos a varios editores, todos

ellos opinaron que lo que él había

realizado no era innovador, aceptando de

antemano la calidad en el estilo. Con más

tristeza que odio, arrancó cada hoja de

esos quince libros para después realizar

una enorme hoguera. Quemando sus

demonios, el hombre se adentró al fuego.

Observó maravillado el paso de las llamas

sobre las palabras, por lo que contemplaba:

el papel se consumía lentamente, ardiendo,

pero no desintegrándose. La tinta de las

letras resplandecía sobresaliendo del

fuego, adquiriendo un nuevo significado.

La fogata permaneció encendida toda la

noche.

Tres semanas pasaron sin que se

acercara a un libro y sin volver a escribir.

Pensaba las palabras que se entretejían

recordando el sonido antes percibido.

La capacidad para escribir igual a

otras personas no era únicamente

característica de su mano, sino de su

mente, y también, de su lengua.

Al leer la biblioteca del universo, su

inconsciencia quedó marcada de por vida.

Fotografía : Victoria Aguiar

JUS Marzo 2014

51

Que no haya podido vivir de la literatura

que surgía de él, es inexplicable de manera

clara y concisa. Mi teoría es que hay un

número limitado de estilos, y sólo se

puede poseer uno. Lo que para el lector

de esta historia pareció al principio un

milagro, concluyó para el protagonista en

una tragedia. Es la desesperación la mejor

respuesta a cualquier pregunta formulada

en el caso. Viajando alrededor del mundo

con un baúl, el hombre llevaba los textos

“perdidos” de Arreola, Ambrose Bierce,

Rimbaud y mucho otros literatos que

jamás finalizaron su obra. Alemán, francés,

chino, bengalí, el que fuera; el hombre

poseía importantes papeles codiciados

por demasiadas personas.

De la noche a la mañana, la fama y la

fortuna arroparon al escritor. Su habilidad

de mimetizar su expresión, re-utilizando el

lenguaje de los grandes, lo llevó a la gloria.

Mas yo había mencionado que la tragedia

es el tema de su muerte. Diez años más

tarde, cuando las masas gozaban de nuevas

antologías, un filólogo mexicano encontró

pequeños defectos que no cuadraban.

Comparando el estilo era el mismo, pero

el contenido no. Continuó estudiando una

y otra vez hasta la ceguera, diseccionando

cada término, símbolo, puntuación, tiempo

y musicalidad. Después de un trabajo de

tres años, el hallazgo era la recompensa

justa. Los textos no correspondían a los

autores que se suponía. Presentó su tesis

y defendiéndola de manera magistral. Los

estudiosos de la literatura reaccionaron de

manera ambivalente; les llevó un año de

revisión exhaustiva hasta comprender la

teoría del filólogo. Tenía razón, los textos

eran un fraude. La noticia se dispersó

por los círculos académicos. Maestros y

alumnos arrancaban las apócrifas páginas.

En acto de venganza rodearon la casa del

hombre que los había engañado; lanzaron

las hojas a su patio formando un gran

anillo montañoso que circundó su casa.

El falsificador observaba con miedo la

muchedumbre. Objetos como piedras,

ladrillos y palos rompieron las ventanas.

El filólogo también se encontraba

presente, en la mano llevaba un original

de Virgilio. Sacó del bolsillo de su levita un

encendedor y lo acercó al libro, después lo

arrojó a la montaña de mentiras.

Todo esto lo soportaba el hombre de

manera filosófica. Subió a su estudio y

sentándose detrás de su escritorio escribió

con verdadero estilo:

Plata que cortas el firmamento z

durante mi perpetuo sufrimiento, z

permíteme observar tu desaparición z zz

por más tiempo. t

Fotografía : Borja - www.flickr.com/people/26888489@N02/

JUS Marzo 2014

52

El autor desconocidoSinhué Bellescusa

Tomó el ejemplar con sus manos y lo

abrió para deslizar una ligera mirada

por las letras marcadas continuamente

que resplandecían su tinta por el papel.

Su trabajo como editor le generaba

escaso tiempo libre y darse un momento

para atisbar un libro de un escritor

desconocido era en sí mismo una tarea

inimaginable. Pero sin darse cuenta de las

magnificencias del recorrer del tiempo, se

encontró con un espacio, que bien pudo

utilizar para un acto banal o simplemente

entregarse al descanso, pero prefirió mirar

algunos de los mamotretos arrinconados

en la esquina del olvido, que se apilaban

como las esperanzas perdidas de los

diversos escritores que están en la eterna

búsqueda de ser leídos.

La presentación de los textos era muy

similar, hojas blancas engargoladas con

pastas negras como símbolo de una

rústica formalidad, como convención de

un sistema escueto entre literatos. La tinta

negra desplegada por la simplicidad de las

hojas, tan inertes, que gracias a las letras se

agarran a un resquicio de vida que en su

forma anterior y natural tuvieron.

Elegir un ejemplar entre más de un

centenar de aspirantes a escritores era

una tarea ardua. Se preguntaba cuántos

materiales valdrían la pena. El prejuicio por

enfrentarse a un texto desconocido no le

motivaba mucho y sabía que podía pasar

su vida leyendo aspirantes a escritores

sin encontrar, aunque sea, una promesa

de las letras. Abrió el primero y le bastó

con leer el título para desecharlo: “Tú

tienes el poder de lograrlo”, pues si algo

odiaba aparte de los libros de superación

personal, era a la gente que aspiraba a

dedicarse a eso. Pasó uno tras otro con

nombres como: “El abismo”, “La infame”,

“Deseos carnales”. Alcanzó a leer un par de

páginas de algunos, pero ninguno lo había

atrapado y desechaba uno tras otro como

si se tratara de papeles viejos.

Estiró la mano para alcanzar el siguiente

material, pero al intentar tomarlo las hojas

se esparcieron, no había contemplado que

el manojo de papel no estaba engargolado,

era el único que destacaba por su mala

presentación. Se levantó del sillón para

Fotografía : Jorge Luis Pérez - http://www.flickr.com/photos/apofica

JUS Marzo 2014

53

recoger las hojas y se encontró con la

peculiaridad de que el texto estaba sobre

hojas de cuaderno en letras color rojo y

hecho con máquina de escribir. Miró más

de cerca la hoja y por un momento le vino

la nostalgia del golpeteo de la máquina

de escribir que arrojaba las letras hacia

la cinta que se alienaba con el papel y el

rodillo, como si las palabras en las hojas se

erigieran como una artesanía. Intentaba

recordar cuándo fue la última vez que

escribió en una máquina de escribir, pero

el pasaje parecía haberse desvanecido de

su cabeza.

Las hojas se habían regado por el suelo,

se agachó para juntarlas y las metió en el

folder viejo que soltaba fragmentos de

polvo que sólo eran visibles a su paso por

la luz que regaba la lámpara postrada a un

lado del sillón. Se sentó y abrió el folder,

fijó la vista en la hoja, pero sólo había

letras, no había un título distintivo. Pasó

a las siguientes pero no encontraba algo

que le diera orden al texto, las páginas no

se encontraban numeradas y cada hoja

iniciaba con una mayúscula y terminaba

con un punto y aparte.

Al no encontrar el inicio del libro empezó

a leer al azar. Desde las primeras líneas

lo atrapó la fuerza de la narración, la

creación de imágenes en secuencia

a través de la descripción, no faltaba

detalle alguno. Devoró hoja tras hoja

y cada una parecía tener vida propia,

como si fueran historias distintas, pero

siempre había algo que entrelazaba los

textos: un objeto, un personaje, un lugar

o una acción. Sabía que estaba ante una

obra maestra sin precedentes, que cada

renglón le permitiría al lector ser parte

de una experiencia nueva, pasajes vívidos

creados por las palabras.

Extático se levantó y salió con rumbo a casa

de un viejo amigo. César, su antecesor, que

había permanecido por años en el puesto

de editor y quien se encargó de darle

prestigio a la editorial. Abrió la puerta y el

viejo editor tocaba el piano, ensimismado

miraba el pentagrama descifrando cada

nota para transformarla en sonido.

Después de retirarse como editor decidió

perder el contacto con las letras, por

eso había optado por aprender a leer la

música, tarea que le llevo varios años para

alcanzar a comprender e incluso pensaba

que las notas decían más que las palabras,

lo cual era causa de largas discusiones

entre el viejo y el nuevo editor.

Seguía tocando cuando sintió la presencia

de su amigo, dio los últimos golpeteos en

las teclas y recordó ese folder lleno de

hojas. La casa se llenó de silencio.

—Quiero que leas esto— dijo el editor—

lo encontré entre la pila de libros de los

autores no publicados. Me parece que es

una joya.

—Ya lo he leído— dijo el viejo con

indiferencia.

—¿Qué te pareció?

—Tú ya lo has dicho, es una joya.

—Entonces por qué nunca lo publicaste—

preguntó con incertidumbre— lo cierto

es que no encontré ninguna referencia

del autor o la fecha en que se escribió,

pero pudiste haber buscado al autor.

El viejo tenía la mirada clavada en el

folder y recordó las sensaciones que

le causó el libro en su momento. Sabía

perfectamente quién era el autor.

—Ya estoy retirado y no puedo hablar del

tema.

—¿Cómo vienes con eso a estas alturas?—

inquirió con un dejo de enojo— Al menos

dime quién es el autor para contactarlo y

ver si acepta una oferta.

—Eso no será posible, porque quien

escribió ese libro fuiste tú.

La noticia le llegó de golpe, pero pensaba

que era una broma de su viejo amigo,

hasta que cayó en cuenta de que tal vez

eso es lo que le había generado empatía

con el texto. Las cosas transcurrían en su

mente como un recuerdo que se difuminó

en la estela de la vejez, transformando las

palabras en imágenes y hechos que algún

día fueron parte de sí mismo. Poco a poco

empezó a recuperar los vagos recuerdos

de cuando se tomaba el tiempo para

escribir sin afanes pretenciosos, sólo por

el simple hecho de plasmar sus ideas.

—Si piensas que es tan bueno, por qué

nunca lo publicaste— preguntó triste a

la vez que tomaba el folder con las hojas.

El viejo lo miró de reojo y pensó por unos

segundos entre mentirle y mantener

la eterna amistad o simplemente

decantarse por la verdad generadora de

consecuencias a veces irremediables.

—Nunca lo publiqué porque era muy

bueno, estoy seguro que hubiera

cambiado el curso de las letras, pero a

veces hay que entender que tienes el

poder para que las cosas no te rebasen

y ese texto estaba por encima de mí.—

Calló un instante buscando las palabras

correctas y continuó.— Así como ahora

tú tienes el poder de desechar un libro y

acabar con las esperanzas de escritores

en ciernes, yo estuve en esa posición.

Las decisiones suelen ser determinantes

y acabar perdidas en tiempo y espacio.

Ahora puedes componer algo de lo que

hice mal, pero nada te asegura que ese

libro tenga la misma fuerza en los lectores

de ahora.

El editor aglutinó el amasijo de papeles

y salió sin decir una palabra. Cuando

cruzó el umbral de la puerta escuchó las

lejanas notas del piano. Siguió sin rumbo

mientras el viento soplaba y las hojas

volaban una a una vaciando la historia

que jamás será leída. t

JUS Marzo 2014

54

PlagiarioDaniel Zetina

Una nota periodística en La Nación reveló

que Juan Larrea, quien había publicado

veinte libros de superación personal, no

era el verdadero autor de ninguno de ellos.

Además, el reportero dio a conocer a quien

sí los escribió, es decir, a la autora de las

obras: se trataba de la esposa de Larrea;

ella contó todo en una entrevista secreta y

exclusiva para aquel diario.

Era por todos sabido que, gracias a su

editor, Larrea había ganado una fortuna y

que a consecuencia de ello –o sin ninguna

relación–se había dedicado durante más

de diez años a una vida bastante dispersa,

de la cual daba cuenta su recalcitrante

alcoholismo. Tres años antes de las

declaraciones que lo hundieron, el mismo

editor le había recomendado poner todos

sus bienes y cuentas bancarias a nombre

de su esposa –se ignora si ya lo sabía–, para

evitar que lo despilfarrara en una juerga y

dejara desprotegidos a los seis hijos que

habían procreado juntos; la mayoría no eran

más que veinteañeros talegones sin oficio.

La noticia fue una bomba y pronto se

reprodujo en otros medios de comunicación.

Larrea, entonces, evadió toda entrevista y se

encerró en su casa de campo, hasta donde

un grupo de reporteros lo siguió en busca

de alguna exclusiva.

El plagio resultaba terrible tomando en

cuenta que gracias a su obra Larrea había

recibido además de la “Medalla al Mérito

Cultural del Senado”, el “Premio Nacional de

Promoción de la Lectura”, la “Orden en Letras

de la Universidad Nacional”, la “Presidencia

Honoraria de la Academia Nacional de

Desarrollo Humano” y la “Vela Amarilla de

las Adoratrices Perpetuas Guadalupanas”;

galardones otorgados por los valores que

sus libros promovían.

Con Larrea escondido, su mujer continuó

con su estrategia desde un departamento

que la familia tenía casi abandonado en

la capital del país: concedió entrevistas a

otros dos periódicos nacionales antes de

hacerlo a tres radiodifusoras, y, por fin,

a un matutino de televisión. Esto último

llevó la noticia al gran auditorio e hizo que

las autoridades judiciales —por encargo

directo del senador Jorge Calvo— iniciaran

una investigación.

El juicio, sustentado más en lo moral que

en lo legal, transcurrió con más calma de

la que se esperaba, si se toma en cuenta

el escándalo inicial. Los medios también

fueron perdiendo interés en el asunto,

hasta que trascendió que la esposa de

JUS Marzo 2014

55

Larrea había ofrecido información

adicional al jefe de la policía, lo que abrió

una nueva línea de investigación. Hasta

entonces, Larrea había gozado de total

libertad y sus abogados ya le endulzaban

el oído con promesas de impunidad.

Pero, la policía fiscal, la criminal y la

especializada en protección de los

derechos industriales e intelectuales

levantaron nuevos cargos, con lo que la

defensa de Larrea se vio por completo

rebasada.

Las nuevas revelaciones fueron aplas-

tantes. A cambio de trato preferente y

cierta protección oficial, la esposa develó

la verdad oculta y junto con el jefe de la

policía terminó de subir al patíbulo a su

aún cónyuge.

—Las obras publicadas por Larrea no

fueron escritas por Larrea, como todos

ustedes saben —dijo el jefe de la policía

en rueda de prensa—. Pero tampoco

fueron escritos por la esposa de Larrea,

como se dio a conocer antes. En realidad

se trata de una imprecisión.

Frente a los medios, la señora afirmó haber

“entregado” –textual– una por una las

veinte obras a Larrea, pero nunca aseguró

haberlas escrito originalmente como

ustedes supusieron y afirmaron. La señora,

aquí presente, es traductora de profesión

y con su trabajo sacó adelante a su familia,

incluyendo al mismo Larrea, antes de

que éste fuera famoso. A título personal,

ella tradujo diferentes manuales de

superación durante sus tiempos libres, por

mera afición, pues nadie la contrató para

ello. La señora declaró ante la autoridad

competente, y bajo juramento, haber dado

los libros traducidos a su esposo, con la

esperanza de que los leyera y mejorara

como persona, se volviera responsable y

se motivara para que pudieran lograr un

mejor futuro como familia. En ello no hay

ningún delito que perseguir, obviamente.

La señora nunca supuso lo que Larrea haría

con las traducciones. Larrea abusó de la

señora y al llevarlas con un editor violó

varias leyes, entre ellas, la Ley de Propiedad

Industrial e Intelectual, la Ley de Derechos

de Autor y el Código Penal Federal. Cómo

hizo su fama, todos lo sabemos. La señora

declaró que nunca denunció a su marido

porque Larrea, ciego de poder, la tenía

amenazada, prohibiéndole por años

regresar a su antiguo oficio. Finalmente,

y como un acto de entereza cívica y de

gran valor moral, denunció las prácticas

fraudulentas de su marido. Hasta aquí los

hechos. La Procuraduría Nacional realizó

las investigaciones necesarias y gracias a

ello diez autores y diez editores extranjeros

sin filial en nuestro país presentaron las

denuncias correspondientes. Además, se

le han sumado otros cargos: extorsión,

calumnias, amenazas, abuso de confianza,

falsedad de declaración, e incluso, por

una causa adicional que no vale la pena

explicar, por abigeato. Le espera un juicio

que seguramente será breve por la cantidad

de evidencias y testigos en su contra. Su

editor, quien ha demostrado haber actuado

en todo momento de buena fe, rindió ya

su declaración preparatoria. A él sólo se

le acusará de especulación comercial en

menor grado y se le impondrá una sanción

económica que no mermará del todo sus

finanzas, pues el gobierno no pretende

acabar con una próspera empresa. Aunque

hay que esperar también la sentencia

definitiva, les puedo asegurar que el falso

escritor Juan Larrea no será visto por la

calle de nuevo… Por último, debo aclarar

que, pese a lo que se rumora en los corrillos

periodísticos, la señora y yo no tenemos

ninguna relación íntima. t

JUS Marzo 2014

56

Spike Jonze nos coloca en un espacio ine-

xistente con una historia contada en una

enorme ciudad y con una problemática

sumamente actual. El corte es de tipo

romántico y de ciencia ficción, en el que se

involucran una cercanía tan estrecha con

una inteligencia artificial llamada Samantha

(Scarlett Johansson), al tiempo que se

difuminan las dimensiones de lo físico y lo

virtual. Se trata de una sociedad en la que

los vínculos humanos se han modificado

por completo, y que está estrechamente

arraigada a su tecnología: de esta relación

depende el orden emocional de los

consumidores.

El protagonista es un escritor de cartas, las

dirige a personas que no conoce, fingiendo

ser alguien muy cercano al destinatario,

por lo que intenta dotar sus letras de una

cercanía e intimidad tales que logren

conmover al lector. Es un escritor del futuro

que pareciera ser próximo, una metáfora

de nuestro tiempo cuando delegamos al

pensamiento y la creatividad (en el mejor

de los casos) a otras personas, pero también

ejemplifica los casos en que ocupamos

fórmulas pre programadas por máquinas

para poder expresarnos, para poder

entablar comunicación o arte masificada:

ahora, la estructura de la historia y narración

de un libro o película es la misma, se le trata

como producción en masa de “arte”, sin

la visión del artista, sino de un grupo de

empresarios y estadistas -con pensamientos

abstracto-matemáticos- que dan forma

final al producto u obra.

Una importante referencia de lo que se

puede llamar “crear”, es el puente que se

genera entre el receptor y el emisor -el artista

y el espectador-, en este pasaje, el conducto

es el arte -dando un arriesgado concepto-,

y en Her observamos que las personas se

han dejado de vincular unas a otras, que

se ha cedido ese terreno al ámbito de

las máquinas; ahora la creatividad de los

dibujos, las cartas, los saludos o despedidas

es ocupada por máquinas.

Her // Spike JonesDaniel Leguízamo

//Datos de la película//Spike Jonze. Dirección y guion

Theodore Twombly (Joaquin Phoenix)Samantha (Scarlett Johansson)

JUS Marzo 2014

57

Samantha es una personalidad virtual,

no existe en este plano, su realidad se

encuentra en el cyber espacio, pero aún

con esta existencia alejada de la nuestra, su

vinculación con el protagonista Theodore

Twombly es muy estrecha, es una relación

en la que comparten y complementan

ideas, y que además llevan a un nuevo nivel.

El medio por el cual se desea transmitir este

mensaje ha cambiado -un medio que ha

pasado de ser de los rugidos a las señas, de

éstas al lenguaje verbal, de éste al escrito y de

este último a lo visual-, ahora encontramos

un nuevo medio de comunicación virtual,

en donde la tecnología nos permite entablar

una óptima comunicación e inclusive ayudar

a que nos expresemos de “mejor” manera.

Samantha es la cumbre de esta tecnología,

ayuda al escritor, quien a su vez ayuda a sus

clientes a expresarse mejor. La importancia

de ser claro y certero en los mensajes y

pensamientos ha dejado de ser primordial

en nuestras vidas, nuevamente nos vemos

envueltos por la inmediatez de la sociedad

“moderna”, la estética y el pensamiento

quedan de lado y son remplazados por lo

certero y lo práctico.

La película, aunque pareciera tener una

perspectiva pesimista que inclusive podría

causar miedo entre los espectadores,

es una visión con una óptica distinta

de nuestro tiempo. Hemos trasladado

nuestra vida social al plano de lo virtual,

un espacio lleno de incertidumbre. En

la vida actual, ya no es extraño escuchar

casos en que no se sabe si las personas

con las que se habla en el plano virtual

existen físicamente o sólo son el

producto de alguna comercializadora o

la imaginación y montaje de imágenes

de otra persona, de una que no es en el

plano físico. En este sentido, el hecho de

pensar en que podemos enamorarnos

de alguien inexistente no se encuentra

distante, mientras que el medio virtual

podría complementar nuestras ideas y

pensamientos, incluso podría ser que

éste se vuelva una especie de fábrica de

pensamientos –ahora tampoco suena

descabellado-.

El escritor deja de ser la fuente principal

de creatividad e inclusive de promoción

para la publicación de su obra, para

ceder este aspecto al ente virtual. Her

es una crítica inteligente a la forma en

la que hemos delegado nuestras vidas.

Sostenida en la actuación de Joaquin

Phoenix, quien soporta constantes

primeros planos, esta película nos lleva

por la incertidumbre del enamoramiento

hacia ese algo que se encuentra en un

plano cada vez más invasivo en nuestra

realidad: la virtualidad.t

JUS Marzo 2014

58

William Ferreira Caricaturista uruguayo nacido el 17 de diciembre de 1970 en Montevideo, Uruguay.

Estudió dibujo y pintura con Álvaro Fontana en “Continental School” desde los 12 años, momento en el cual comenzó un viaje sin retorno dedicado al estudio de lo que él considera cariñosamente como un “oficio -arte”:

“Intento trabajar mis caricaturas como lo haría un herrero o maestro de armas japonés, si hacer una espada samurai es una cuestión espiritual, intento en mis caricaturas capturar el espíritu del personaje, más que deformar grotescamente”.

Trabaja como profesional desde hace 23 años para el diario El País de Uruguay.

Realizó muestras colectivas e individuales en Uruguay.

Actualmente reside en Alemania y publica en la revista Sábado Show del diario El País de Montevideo en caracter de colaborador.

Es amante del cine y de la vida.

www.facebook.com/ferreira.caricature

Galería del Mes William Ferreira (caricaturista)Redacción Jus

John Lennon

JUS Marzo 2014

59

“El bueno, el malo y el feo”

M7 Tuco y Biondo

JUS Marzo 2014

60

Peters Sellers, Insperctor Clouseau

JUS Marzo 2014

61

Quentin Tarantino

JUS Marzo 2014

62

Ian Holm

Gandalf

JUS Marzo 2014

63

George Lucas

JUS Marzo 2014

64

JUS Marzo 2014

65

Famiglia in NY 1917

JUS Marzo 2014

66

Nelson Mandela

Michael and Connie

JUS Marzo 2014

67

Vito y Michael Corleone

PARA VER MÁS TRABAJOS DE WILLIAM FERREIRA PUEDEN DIRIGIRSE A:

WWW.FACEBOOK.COM/FERREIRA.CARICATURE

JUS Marzo 2014

68