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  • 7/21/2019 La Construccin Mediatica de La Comunidad Poltica. La Prensa en La Transicin Espaola a La Democracia

    1/18

    p a l a b r a l a v e

    ISSN 0122-8285 Volumen 11 N m ero 2 Diciem bre de 2008

    La construccin meditica de la comunidad poltica

    La prensa en la transicin espaola a la democracia

    The Role of the Media in Building a Political Community

    The Press in the Transition to Democracy in Spain

    Mercedes Montero^

    Jordi Rodriguez-Virgili^

    Carmela Garca-Ortega^

    Resumen

    El presente artculo analiza el comportam iento y las acti-

    tudes adop tadas por la prensa espaola durante el primer

    perod o de la transicin a la democracia noviembre de

    1975-dicembre de 1978), momento en el que se realizaron

    los cambios polticos e institucionales ms relevantes del

    proceso. Desde diversas perspectivas se explica el papel

    que jugaron los principales peridicos, as como las razo-

    nes que les llevaron al consenso en los temas fundamen ta-

    les de discusin pblica. De esta forma, se constata cmo

    los medios de comunicacin colaboraron de forma deci-

    siva en la construccin de una nueva comunidad poltica

    democrtica. travs de varios ejemplos de diarios, toma-

    dos u no por u no y en conjunto, se explican las especales

    caractersticas de este interesante caso de colaboracin

    entre poder poltico y periodismo, incluyendo algunas

    excepciones como la prensa de extrema derecha y los sec-

    tores nacionalistas vascos.

    P a l a b r a s c l a v e

    democracia, poltica, peridico, infor-

    macin poltica, Espaa Fuente: Tesauro de la UNESCO).

    Abstract

    The behavior and attitudes adopted by the Spanish press

    durin g the period of transition to democracy Novem ber

    1975 to December 1978), a time when the most relevant

    political and institutional changes in that process occu-

    rred, are analyzed in this article. The role of the major

    new spap ers is explained from several perspectives, as are

    the reasons that prompted them to reach a consensus on

    the fundam ental topics of public deb ate. The result is a de-

    monstration of how the mass media were decisive in hel-

    ping to build a new political community based on demo-

    cracy. Using several daily new spap ers as examples -taken

    one by one and as a who le- the author explains the special

    characteristics of this interesting case of cooperation bet-

    ween political power and journalism. Several exceptions

    are included as well, such as the extreme right-w ing press

    and the Basque nationalist sectors.

    K e y w o r d s Democracy, politics, newspaper, political

    information, Spain Source: UNESCO Thesau rus).

    Doctora en Historia. Doctora en Ciencias de la Informacin. Direc-

    tora del Departamento de Comunicacin Pblica, Universidad de

    Navarra, Pamplona, Espaa, [email protected]

    Doctor en Ciencias de la Informacin. Subdirector de la maestria en

    Comu nicacin Poltica y Corporativa , Univers idad de Navarra, Pam-

    plona, Espaa, [email protected]

    Doctora en Periodismo. Profesora Facultad de Comunicacin, Uni-

    versidad de Navarra, Pamplona, Espaa, [email protected]

    Recibido: 02/10/08

    Aceptado: 01/12/08

    293 - 309

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    p a l a b r a l a v e

    ISSN 0122-8285

    Introduccin

    Espaa ofrece desde m ediados de los aos ochen-

    ta la imagen de un Estado moderno y democr-

    fico, de cultura pu jante, con un pape l reforzado

    de su presencia en el mu ndo . Desde 1989 su pro-

    duccin es la dcima del globo en valor absolu to.

    Si en 1995 la renta per capita espaola se situaba

    en el

    78

    de la med ia europea, en

    2 3

    se hab a

    avanzado hasta el87 .Los ltimos aos noven-

    ta y los primeros d el nuevo m ilenio constituyen

    la etapa m s larga de crecimiento de la historia

    contempornea de Espaa (Montero y Roig,

    2005,

    p. 460; Serrano

    2002,

    pp . 85-89).

    Cuando muri el General Franco, el 20 de no-

    viembre de 1975, nada haca presagiar la reali-

    dad actual: el pas atravesaba circunstancias po-

    lticas, econmicas y sociales desfavorables. La

    crisis mundial provocada por el petrleo tena

    consecuencias penosas: disparo de la inflacin,

    aumento del desempleo, dficit exterior, huel-

    gas, cierres de empresas y manifestaciones en

    las que se me zclaban reivind icaciones po lticas y

    laborales. La situacin no auguraba un proceso

    pacfico hacia la democracia. Sin embargo, se lo-

    gr gracias al consenso alcanzado por partidos,

    sindicatos y asociaciones en los llamados Pactos

    de la Moncloa: una serie de acuerdos econmi-

    cos y polticos, pactados por Gobierno y oposi-

    cin, que permitieron cierta unid ad para superar

    la difcil coyuntura que atravesaba la nacin.

    Los medios de comunicacin, y de modo espe-

    cial la prensa diaria, facilitaron de manera de-

    cisiva este consenso. Por una parte, desempe-

    aron el rol tradicional que hasta entonces les

    haba sido ved ado: med iadores en tre polticos y

    ciudadana, el papel clsico de representante de

    la opinin pblica ante las instituciones. Por otra

    parte, se aventuraron ms all: intervinieron en

    el proceso de transicin e influyeron en l. En

    este sentido, la prensa se comport como u n ac-

    tor ms de la esfera pblica, en connivencia con

    En Amrica Latina partiendo de unos

    medios con mayor libertad muchos de ellos

    se alejaron de los modelos de objetividad

    periodstica convirtindose en prensa

    partisana. Era impens able un consenso

    periodstico cuando ste no exista en los

    mbitos poltico y econmico reflejo de

    una persistente divisin ideolgica en las

    cuestiones bsicas.

    el poder poltico, impulsando valores democr

    ticos fundamentales. La nueva comunidad pol-

    tica democrtica qu e estaba construy endo y que

    incorporaba nuevo s actores -com o partidos , sin

    dicatos y ciudadanos-, hasta entonces prctica-

    mente excluidos de la vida poltica, contaba con

    la colaboracin de los medios de comunicacin

    en general y de la prensa en particular.

    Este consenso, y el apoyo de los m edios de comu

    nicacin, es un pun to fundam ental que diferencia

    la transicin espaola de otras transformaciones

    polticas hacia la democracia, ocurridas ms tar-

    de en Europa y Amrica. En el viejo continente,

    los pases del este que ab ando naron el comu nis-

    mo a finales de los aos ochenta tuvieron gran

    inters en las condiciones que permitieron el

    proceso poltico espaol. Pero en la mayor par-

    te de los casos, esas transiciones carecieron de

    suficiente apoyo popular y no fueron posibles

    acuerdos como los Pactos de la Moncloa (Gon-

    zlez, 1993, pp. 362-380; Huntington, 1991). La

    sociedad civil de estos pases era dbil -salv o e n

    Polonia-, y continu bastante desestructurada

    una vez que cayeron los regmenes comunistas

    De ah que la prensa no pu diera jugar un papel

    clave. Estudios recientes ponen de manifiesto

    situaciones como la de Rusia, caracterizada por

    extrema desconfianza entre los medios y el po-

    der; o el de Ucrania, don de el Estado controla a

    fondo la estructura de la comunicacin, y dond e

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    Volumen 11 N me ro 2 Diciem bre de 2008

    quiz por ello la democracia ha hecho minimos

    progreso s (Voltmer, 2006, pp . 10-11).

    En Amrica Latina, partiendo de unos medios

    con mayor libertad, mucho s de ellos se alejaron

    de los modelos de objetividad periodistica, con-

    virtindose en prensa par tisana. Era im pensable

    un consenso periodstico cuando ste no exis-

    ta en los mbitos poltico y econmico, reflejo

    de una persistente divisin ideolgica en las

    cuestiones bsicas (Voltmer, 2006, pp. 76-80). En

    Chile, por ejemplo, la prensa se polariz en d os

    vertientes (oficialista y opositora) que verti las

    agend as de las respectivas lites polticas, y que

    no siem pre sintoniz con las preocupaciones de

    la opinin pb lica (Filgueira y Nohlen,

    1994,

    pp .

    163-180). nArgentina, la prensa en su conjunto

    no des em pe un rol significativo en su proceso

    de transicin (p. 135).

    En Espaa no ocurri lo mismo. Desde 1966 la

    prensa gozaba de cierta libertad, aunque muy

    matizad a, gracias a la Ley de Prensa e Im prenta.

    Esta relativa libertad constituy un buen entre-

    namiento para lo que vendra despus. En los

    ltimos aos del franquismo la prensa se con-

    virti en el parlam ento de pap el (Barrera,

    1995;

    Chuli, 2001). Una vez muerto Franco, se

    abolieron los artculos ms obstructivos de la

    ley del 66, despejando con ello el camino para

    que las elecciones de junio de 1977 pudieran

    celebrarse con todas las garantas: una prensa

    medio amordazada hubiera desacreditado la

    legitimidad democrtica del proceso. La Cons-

    titucin de 1978 reconoci de manera formal la

    libertad de informacin.

    En estos aos se dio una dualidad evidente

    entre la prensa tradicional y la recin llegada,

    entre los viejos y los nuev os diarios. Los

    prim eros eran de corte conservador y procedan

    de la poca franquista, aunque no siempre es-

    tuvieron en sintona con el poder. En general

    fueron partidarios de la transicin democrtica

    Mercedes Montero, Jordi Rodrguez-Virgili, Carmela Garda-Ortega

    -no todos-, por la va de la reforma, no de la

    ruptura, y tendan a ser respetuosos con el pa-

    sado inmediato. Entre ellos cabe destacar

    ABC

    y Ya(Madrid), LaVanguardia (Barcelona) yEl

    Correo

    Espaol-El Pueblo

    Vasco (Bilbao, Pas Vas-

    co), todos ellos muy anteriores al franquismo.

    Otros peridicos procedentes de la dictadura,

    y produ cto de ella, eran

    Pueblo y Arriba

    diarios

    prop iedad del Estado. En ltimo lugar, pued e ci-

    tarseEl

    Alczar

    peridico de la extrema derecha,

    contrario al proceso dem ocrtico y la excepcin

    dentro de este grupo de diarios provenientes d e

    la dictadura.

    El segundo grupo de peridicos -los recin lle-

    gados-

    se situ en posiciones m s cercanas a la

    centro-izquierda y al nacionalismo. Entre estos

    peridicos de nueva fundacin se destacaronEl

    Pais yDiario 6 (Madrid), los nacionalistasEgin

    y

    Deia (Pas Vasco), escritos muy parcialmente

    en vasco; y

    Avui

    (Barcelona), escrito en cataln.

    Euera de ambos grupos -o a la vez en los dos-

    quedanInformaciones (Madrid) y

    Mundo

    Diario

    (Barcelona), procedentes de la situacin anterior

    pero reconvertidos a posiciones de izquierda.

    De estos peridicos slo cinco sobreviven en la

    actualidad. En resumen: un amplio abanico de

    posiciones, un pluralismo informativo paralelo

    al que en otros m bitos manifestaba la sociedad

    espaola. No hay que olvidar que en 1977 se

    crearon ochenta partidos polticos.

    Salvo iAiczar el resto de los peridicos

    coincidieron en un mismo objetivo:

    alcanzar un nuevo rgimen dem ocrtico,

    con partidos polticos incluido el

    comunista) y elecciones libres. En este

    sentido, la prensa espaola actu como

    colaboradora del poder poltico, tanto

    del Gobiemo como de la oposicin, que

    actuaban en consenso respecto a los

    temas principales.

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    ISSN 0122-8285

    Salvo l

    Alczar

    el resto de los peridicos coinci-

    dieron en un m ismo objetivo: alcanzar un n uev o

    rgime n dem ocrtico, con partid os politicos (in-

    cluido el com unista) y elecciones libres. En este

    sentido, la prensa espaola actu como colabo-

    radora del poder politico, tanto del Gobierno

    como de la oposicin, que actuaban en consenso

    respecto a los temas p rincipales (Volt-mer,

    2001,

    pp.23-41). Los medios minim izaron sus criticas

    al Gobierno cu and o ste tuvo que hacer frente a

    circunstancias difciles, particularm ente los ene-

    migos de la izquierda y de la derecha que des-

    estabilizaban continuamente la situacin. Estos

    radicalismos eran percibidos como el mayor pe-

    ligro del proceso democrtico. Cuando en enero

    de 1977 una ola de secuestros y asesinatos p uso

    la transicin en peligro, los peridicos de Ma-

    drid sacaron un editorial conjunto titulado Por

    la unidad de todos . Este hecho representa un

    jaln histrico a favor de la concordia y de la

    unid ad, l levado a cabo por la prensa com o ac-

    tor colectivo. Incluso

    El lczar

    lo incluy en

    sus pginas*.

    La prensa no se limit a apoyar el proceso en

    las situaciones comprometidas. De manera sis-

    temtica introdujo en sus pginas nuevos valo-

    res,

    a los que los espaoles estaban poco acos-

    tumbrados, aquellos asociados habitualmente

    con un rgimen democrtico: libertades civiles,

    amnista, autonoma para las regiones, elec-

    ciones, convivencia, consenso, reconciliacin y

    concordia (Barrera y Zugasti,

    2001,

    pp . 109-138).

    Presen t tamb in a los nuevo s actores polticos,

    partidos y sindicatos que antes estaban en la

    somb ra y que eran poco conocidos por los espa-

    oles. La construccin meditica de la comuni-

    4 En uno de sus prrafos deca: Quienes han puesto en marcha esta

    maquinacin son los enemigos de todos, sonlosenemigos del pueblo

    espaol. Su designio es patente: tratan de impedir que se establez-

    can las frmulas civiles de convivencia libre y ordenada a que los

    espaoles tienen derecho. Ante este reto, todas las fuerzas polticas y

    sociales estn obligadas a hacer un frente comn y, dejando a un lado

    sus diferencias, proclamar su decisin de continuar hasta el final el

    camino hacia la democracia travs de unas elecciones libres . Todos

    los peridicos, 29.1.1977.

    La prensa no se limit a apoyar

    el proceso en las situaciones

    comprometidas. De manera sistemtica

    introdujo en sus pginas nuevos valores

    a los que los espaoles es taban poco

    acostumbrados aquellos asociados

    habitualmente con un rgimen

    democrtico: libertades civiles amnista

    autonoma para las regiones elecciones

    convivencia consenso reconciliacin y

    concordia.

    dad poltica d uran te estos tres aos fue una piez

    decisiva p ara el xito del proceso de transicin

    Esta tarea comn de la prensa no fue fruto de u

    acuerdo oficial , ni de un pacto expreso entre lo

    profesionales de la comunicacin. Pued e afirma

    se que la profesin tom conciencia de su m isin

    del papel relevante que le corresponda en la tran

    sicin a la democracia, contribuyendo a logra

    este objetivo man o a ma no con los gobernante

    y la oposicin. De hecho, se produjo una estre

    cha relacin entre informadores y polticos qu

    ha quedado como una de las caractersticas -d

    los lastres, dicen m uch os- del actual periodism

    espaol (Canel y P iqu, 1998, pp . 229-319).

    No todos los diarios actuaron de igual modo

    cada uno sigui su propia tendencia. Asi, lo

    recin llegados, libres de trabas y sin compro

    misos con la situacin anterior, pusieron mayo

    nfasis en su ap oyo a la democracia. Los vetera

    nos juzgaron con menos du reza al franquismo

    le reconocieron d os hechos p ositivos: la paz y e

    desarrollo econm ico. Los peridicos de Ca talu

    a y el Pas Vasco fueron mu cho m s sensibles

    las dem anda s de autonom a. La prensa vasca e

    concreto, junto con lAlczar fue la que en m

    ocasiones rompi el consenso -am nista genera

    de 1977, constitucin de 1978-. Todas estas dife

    rencias y matices se analizan a con tinuacin.

    296

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    Volum en 11 N me ro 2 Diciem bre de 2'008

    La nueva prensa democrtica

    El Pais

    y

    Diario 6son los dos nuevo s peridicos

    ms influyentes, nacidos despus de la muerte

    de Franco. El primer n m ero de

    ElPais

    sali el

    4 de mayo de1976;y el deDiario 6unos meses

    ms tarde, el 18 de octubre. Ambas fueron pu-

    blicaciones emergentes, poco consideradas con

    el pasado reciente de Espaa y radicales en sus

    planteamientos.

    El Pais

    ya manifest en su p rimer editorial

    Ante

    la 'reforma' ) que no crea en la buen a fe

    del Gobierno de Carlos Arias ni en su prete ndi-

    do deseo de reforma poltica hacia la democra-

    cia: nicamente buscaba defender privilegios

    e intereses de grupo y el continuismo por en-

    cima de todo^.

    Diario 16

    unos meses despus,

    tampoco demostraba confianza en el Gobierno

    aunque no de manera tan tajante. Haba ya otro

    Gobierno, el de Adolfo Su rez, que pareca m s

    comprometido con la liquidacin del viejo or-

    den y la transicin hacia la democracia. Pero de

    mo me nto tena aiin que demo strar la sinceridad

    de sus planteamientos^.

    El

    Pais se present desde el principio como un

    peridico formalmente serio, todo letras, con

    mucha cita de intelectuales, sin concesiones f-

    ciles a las grandes fotos y titulares. Su opcin

    poltica fue el Partido Socialista Obrero Espaol

    (PSOE) (Cruz, 1996; Espantalen, 2002; Seoane,

    2004).Diario 16

    era en cierto m odo su op uesto:

    gran des y expresivas fotografas y titulares, pri-

    m eras pginas q ue eran todo un editorial. Peri-

    dico gritn , poco dado a guarda r las formas,

    pero menos radical en sus apoyos partidistas y

    en su planteamiento ideolgico queElPais. Po-

    lticamente apost por el centro, un impreciso

    espacio que iba de la democracia cristiana a la

    social democracia no marxista.

    as

    s present desde e l principio

    como un peridico form almente

    serio todo letras con mucha cita

    de intelectua les sin concesiones

    fciles a las grandes fotos y titulares .

    Su opcin poltica fue el Partido

    Socialista Obrero Espaol.

    IP i i iHi l IMniIKiHIi l^^

    El Pais

    ahorr elogios al Gobierno de Adolfo

    Surez de manera sistemtica. Su candidato

    para presidente, despus de la cada de Carlos

    Arias, haba sido el poltico monrquico Jos

    Mara de Areilza. En cambio.

    Diario 6

    tan to elo-

    giaba como criticaba al presidente Surez y a su

    Gobierno, habitualmen te con vehemencia. El 18

    de noviembre de

    1976,

    las Cortes franquistas vo-

    taron la Ley de Reforma Poltica, es decir, su pro -

    pia autoliquidacin.

    El

    Pais hubo de reconocer

    que sus previsiones en este asunto hab an falla-

    do;pero afirm con rotundid ad que el Gobierno

    haba hecho aprobar una reforma desvirtuada,

    pactada con las fuerzas franquistas^. Diario

    16

    alab la estrategia de Surez, que pareca eficaz

    aunq ue tena punto s dbiles, y le animaba a que

    negociara con la oposicin cuanto an tesl

    Este referndum dividi a las fuerzas po lticas.

    Buena parte de la oposicin, encabezada por

    el PSOE, pro pu so la llamad a abstencin acti-

    va .El Paisrpidamente ab ander esta postura.

    Diario 16

    sin embargo, an criticando muchas

    cuestiones relativas al referndum (por ejem-

    plo,

    la campaa publicitaria) consider que la

    oposicin no poda jugar a la abstencin acti-

    va y la atac por defender una postura maxi-

    malista. Cua ndo el da 15 de diciem bre de 1976

    los espaoles votaron abrumadoramente s en

    el referndum. El Paisno tuvo ms remedio

    que ded icar un largo editorial para justificar su

    postura. La altsima participacin registrada no

    5 /

    Pas

    4 de m ayo de 1976, p, 8.

    6

    Diario

    16,18 de octubre de 1976, p. 4.

    Cfr.ElPais 19 de noviembre de 1976, p. 9.

    Cfr.

    Diario

    1 6 19 de noviembre de 1976, p. 4.

    9

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    p a l a b r a l a v e

    ISSN 0122-8285

    Diario 16coincidi muchas veces con

    los ataques a i Gobierno que hacaEl

    Pas

    por ejemp lo a raz de la operacin

    que realiz Adolfo Surez para liderar

    UCD y presentarse como candidato de la

    coalicin a las elecciones.

    le pareci una nota positiva, sino ms bien un

    mal hbito here dad o de la dictadu ra franquista,

    cuando en los referendos no se registraban abs-

    tenciones. Entraba despus en bizantinismos:

    el referndum haba planteado mal la pregvm-

    ta: se haba votado por reforma o continuismo,

    pero y si se hubiera votado entre continuismo

    y no continuismo? Los sentimientos m atizados

    de muchos ciudadanos -segu a el peridic o- no

    haban tenido el debido cauce de expresin. Pa-

    rece que E l Pas s e resista a reconocer su derro ta,

    porque u n referndum siempre realiza una pre-

    gunta clara, no se plantean cuestiones que reco-

    jan los distintos m atices de opinin.

    E l

    peridico

    animaba al Gobierno a no abusar de la victoria

    y le urga la negociar la futura hoja d e ruta hacia

    la democracia con quienes haban propuesto la

    abstencin activa, es decir, con el PSOE^

    iario

    1 6

    por su parte, se mostr entusiasmado por la

    respuesta de los espaoles y afirmaba lo eviden-

    t e

    que haban votado s incluso la mayora de

    los que p rop on an la abstencin^ .

    Pocos meses despus se celebraron en Espaa

    las primeras elecciones libres desde 1936. Con-

    taron con una alta participacin (casi el 80%) y

    pusieron de manifiesto la opcin del electora-

    do po r las posiciones mo derad as, UCD y PSOE,

    frente a los antiguos ministros franquistas de

    AP y el Partido Comunista. Desde el 15 de di-

    ciembre de 1976 hasta el 15 de junio de 1977,

    El

    Pasno dej de atacar las acciones del G obierno

    y en particular de su pres idente, Adolfo Surez.

    Le enfureci sobre todo la maniobra que s

    realiz para organizar el centro poltico en to

    no a

    s

    liderar la operacin y seguir al frente d

    Gobierno desp us de las elecciones. En este sen

    tido,

    el 12 de junio de 1977, public un sonde

    electoral que evidenciaba el crecimiento de l

    izquierda pero tambin el elevado nmero d

    indecisos. El peridico tom aba partido:

    En caso de confirmarse, el crecimiento elect

    ral de la izquierda cerrara al presidente Sure

    [...] la posibilidad de un Gobierno en solitari

    o en coalicin con la derecha, o con unos h

    potticos restos de centroizquierda. Todos lo

    sondeos muestran que el PSOE es el prim

    partido d e Espaa, pues la UCD no es ms qu

    una coalicin electoral .

    El da anterior a las elecciones, tras afirmar qu

    no pedira el voto por ningn partido -u na tr

    dicin de la prensa liberal-, pasaba revista ob

    jetiva a todas las fuerzas polticas. Sealaba po

    quien no se deba votar, a la derecha p roceden

    del franquismo, y en ella inclua a UCD:

    La Unin de Centro se presenta a los elector

    con su propia cara deformada por la invasi

    de sus listas electorales que el Poder ha llevad

    a cabo, y que har, casi con toda se gurid ad, qu

    la mitad de los diputados elegidos por UC

    pertenezcan al espectro tecnocrtico o poltic

    que colabor con el franquismo . Su afincamie

    to en las tcticas del antiguo rgimen dificulta

    as su entendimiento de la manera d e gobern

    en una dem ocracia'

    Apoyaba la opcin de izquierdas pero advert

    contra el Partido Comunista. Por eliminaci

    estaba apo yand o al PSOE.

    En el mismo periodo. iario 16 coincidi m

    chas veces con los ataques al Gobierno que h

    ca

    El Pais

    por ejemplo, a raz de la operaci

    que realiz Adolfo Surez para liderar UCD

    9 Cfr. E l Pas 16 de diciembre de

    1 9 7 6

    p.

    10

    iario

    16 17 de diciembre de

    1 9 7 6

    p. 4.

    11

    E l

    Pas 12 de junio de 1977, p. 8.

    12

    E ;

    Pas 14 de junio de 1977, p. 8.

    298

  • 7/21/2019 La Construccin Mediatica de La Comunidad Poltica. La Prensa en La Transicin Espaola a La Democracia

    7/18

    Volum en 11 N me ro 2 Diciem bre de 2008

    La elaboracin de la Constitucin fue

    laborios a porque se busc ei consenso

    poltico en tre ios partidos. Se aprob en

    referndum ei 6 de diciembre de 19 78.

    presentarse como cand idato de la coalicin a las

    elecciones. Sin embargo, en los momentos cla-

    ve ,

    sabia reconocer a todas las partes sus p un tos

    buenos, incluido el Gobierno y el presidente.

    As, el 13 de junio de 1977, en vsperas de los

    comicios, reconoca en un editorial que salir pa-

    cficamente de la dictad ura y hacerlo hacia la de-

    mocracia, no era una empresa fcil y que Espaa

    lo haba conseguido. Aseguraba que eso se de-

    ba a que la clase poltica espaola contaba con

    grande s hom bres, tanto en el Gobierno como en

    la oposicin, pese a la improvisacin y a la falta

    de experiencia . El da14,valorando los sondeos

    que se haban realizado, se refera a la deb ilidad

    de UCD, pero no cometa el error de apostar por

    la victoria del PSOE. No pid i el voto para nadie,

    ni implcita ni explcitamente. El da 16, cuando

    todava no estaban claros los resultados afirma-

    ba lo siguiente: El preside nte Surez ha sido el

    gran timonel del trnsito y su audacia ha logrado

    supera r obstculos ante los que otros antes se ha-

    ban estrellado ^*. Deca tambin que todo pa-

    reca indicar el triunfo de UCD, a la que defina

    como una derecha civilizada y dialogante que

    nunca haba existido en Espaa.

    La elaboracin de la Constitucin fue laborio-

    sa, porque se busc el consenso poltico eritre

    los partidos. Se aprob en referndum el 6 de

    diciembre de 1978. La abstencin fue de un

    30%,

    debida en parte a la actitud de los nacio-

    nalistas vascos, pero slo en parte . Segn iario

    16

    un nmero considerable de espaoles, sin

    obediencia de partido, se haba desinteresado

    del proceso constituyente y se haba absteni-

    do de pronunciarse en el referndum. Con su

    vehemencia habitual acusaba a la clase pol-

    tica espaola que, perdida en los vericuetos

    del consenso, haba aburrido y alejado de sus

    responsabilidades a millones de ciudadanos.

    Un da despus volva sobre el consenso, insis-

    tiendo en que existan mucho s ciudadan os des-

    encantados, que no se haban integrado en el

    ejercicio activo de la soberana democrtica. Era

    vital -se g n el perid ico- rescatar a esos espa-

    oles,

    hastiados de la comedia consensual. Era

    fundamental para ello que los partidos funcio-

    naran sin componendas ni apaos de pasillo'^.

    Por su parte.El Paisargum entaba de manera si-

    milar, pero ms templadamente. Quiz porque

    tanta culpa tena el gobierno de UCD como el

    PSOE, el partido al que extraoficialmente apo-

    yaba: el consenso haba sido un mal necesario

    para desmantelar el franquismo'^.

    La conversin democrtica

    de los viejos diarios

    No slo la nueva p rensa dem ocrtica contribuy

    a la restauracin de democracia. La transicin

    tambin fue posible gracias a que casi todos los

    diarios que pacficamente coexistieron con la

    dictadura de Franco buscaron los mismos obje-

    tivos.

    Este proceso, muy similar a lo que ocurri

    con los polticos que venan del viejo rgimen,

    favoreci un amplio acuerdo general periods-

    tico. Este acuerdo tcito era significativo tanto

    entre las salas de redaccin como e ntre los pro-

    pietarios de peridicos (Barrera, 1997).

    La transicin fue un period o d e cambios y crisis

    en la mayora de los diarios veteranos. Afect

    de forma especial a los dos decanos de la prensa

    espaola : ABC y La Vanguardia.

    El monrquico

    ABC

    nacido en 1903, sufri el

    bache ms serio de su historia durante los aos

    13 Cfr. iario 36,13 de junio de 1977, p. 4.

    14 iario1 6 16 de junio de 1977, p. 4.

    15 Cfr.

    iario16 7 y 8

    de de 1978, p. 4.

    16 Cfr. /Pas 7de diciembre de 1978, p. 8.

    299

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    J a l a b r a l a v e

    ISSN 0122-8285

    de la transicin. Fueron aos complejos, de in-

    decisiones y contradicciones, en que ABCdaba

    una de cal (fidelidad a su linea liberal indepe n-

    diente) y otra de arena (colaboracin con rasgos

    de inm ovilismo ) (A lfrez, 1986, p.26).La defen-

    sa del pasa do y las sospechas sobre casi todo lo

    que se avecinaba marcaron la linea editorial de

    ABC en la primera parte de la transicin. Pero

    eso no impeda iniciativas politico-informativas

    para ada ptarse a los cambios como las fichas en-

    trevistas Cien espao les para la dem ocracia y

    las tertulias electorales de

    ABC .

    C on las fichas

    se entrevistaron a los cien politicos que, a juicio

    del diario monrquico, ms iban a influir en la

    naciente de mocracia. E n las tertulias, los candi-

    datos a las prim eras elecciones respo ndan a los

    redactores e invitados reunidos en la biblioteca

    del peridico.

    La postura editorial ante la legalizacin del Par-

    tido Comunista ejemplifica el comportamiento

    del diario en estos aos: oposicin prim ero, des-

    pus aceptacin y por ltimo apoyo a las refor-

    mas del gobierno. ABC habia advertido en un

    du ro editorial: El com unism o es lo m s totali-

    tario y antidemocrtico que existe en el mundo

    [...] Somos contrarios a la legalizacin del Parti-

    do Comunista po rque sus hechos y su program a

    le convierten en el mx imo enem igo de la liber-

    tad ^ . Cu and o el Gobierno, por sorpresa, ap ro-

    vech ando las vacaciones de Semana Santa, lega-

    liz el Partido Comunista, el diario monrquico

    no dud en calificarlo como un a gravsima

    decisin y un error de nuestros gobernantes ^^.

    Sin em bargo, tod os los peridicos, excepto

    BC

    yElAlczar, apoyaron la decisin del Gobierno

    y publicaro n u n editorial conjunto, bajo el ttulo

    No frustrar una esperanza .ABCse dio cuenta

    de que se haba que dad o aislado. Reaccion con

    otro editorial titulado Primer objetivo: la dis-

    tensin , en el que en cierto modo rectificaba,

    ya que acataba la decisin y apoyaba al Gobier-

    No sio la nueva prensa dem ocrtica

    contribuy a ia restauracin de

    democracia La transicin tambin fue

    posibie gracias a que casi todos ios

    diarios que pacficamente coexistieron

    con ia dictadura de Franco buscaron

    ios mismos objetivos

    no en la bsq ued a de la distensin poltica y

    la concordia ^^. Para mostrar su buena disposi

    cin, reprodujo en sus pginas el texto ntegro

    de No frustrar una esperanza .

    Las contradicciones internas delABC afloraro

    en las elecciones de junio de 1977. Una parte de

    la familia p ropietaria , los Luca de Tena, se pre

    sent en las listas de AP, partido formado po

    destacados ex ministros franquistas, mientra

    otra hizo lo propio en las listas de UCD. Ante

    la evidente d ivisin, el diario public una nota

    en la que se recordaba la radical independ en

    cia de la lnea editorial y de pensamiento de

    estas publicaciones respecto a las actividade

    cvicas o polticas que realicen o puedan reali

    zar sus empleados, productores, redactores o

    empresarios ^ . Tras la victoria electoral del par

    tido centrista UCD,

    ABC

    asumi que marchab

    con el paso cambiado. No en vano haba perdi

    do un tercio de su tirada. Desde ese momento

    sin perder su carcter de peridico conservado

    y de orden, apoy las reformas (Prez Mateos

    2002;Olm os, 2002, p. 545).

    Durante la tramitacin de la Constitucin, ABC

    no dej de sealar las omisiones y los punto

    dbiles del texto. Pero cuando fue aprobada en

    referndum , public Una cosa est clara. Lo

    espaoles del s han aplastado electoralment

    a los espaoles del no. La ultraderecha que n

    quiere la Constitucin, la ultraizquierda qu

    17 ABC 1d e febrero de1977,p. 5.

    18 /4C, 10 de abril de1977,p. 5.

    19 /IBC, 17 de abril de

    1977,

    p .5.

    20

    ABC

    21de abril de1977,p. 4.

  • 7/21/2019 La Construccin Mediatica de La Comunidad Poltica. La Prensa en La Transicin Espaola a La Democracia

    9/18

    Volumen 11 N m ero 2 Diciem bre de 2008

    Tras la victoria electoral del partido

    centrista UCD 8C asumi que

    marchaba con ei paso cambiado. No

    en vano haba perdido un tercio de su

    tirada . Desde ese momento sin perder

    su carcter de peridico conservador y

    de orden apoy las reformas

    ^ m l I I

    quiere la revolucin y los separatistas q ue quie-

    ren la desintegracin, no suman todos ellos una

    cifra electoralmente relevante"^\ El diario apo-

    y la Constitucin sobre todo por la voluntad

    integradora de la Monarquia.

    En el mercado cataln.

    LaVanguardia

    se mantu-

    vo como lder indiscutible durante la transicin

    (Guillamet,

    1996).

    Desde comienzos del siglo

    XX,

    era una institucin y pun to de referencia ineludi-

    ble en la opinin pblica catalana (Gaziel, 1994).

    Durante el franquismo, fiel a su idiosincrasia

    histrica progubemamental.

    La

    Vanguardia

    con-

    vivi de forma bsicamente pacfica con la dic-

    tadu ra. Tras la m uerte de Franco, el diario tu vo

    que afrontar la creciente competencia del resto

    de diarios editad os en Barcelona, m s agresivos

    o audaces en el tono informativo y editorial.

    No fue fcil la progresiva adaptacin. El pro-

    pietario del peridico, Carlos Godo, se senta

    identificado con el franquismo^l Sin embargo,

    se antepusieron los intereses del diario a los

    personales del dueo. Dentro de su tradicin

    liberal conservadora.

    LaVanguardia

    apoy los

    movimientos tendientes a construir un sistema

    democrtico mediante la reforma, que no rup-

    21

    ABC,8 d e

    diciembre

    d e

    1978,

    p. 5.

    22

    Po r

    ejemplo,

    el da

    posterior

    a la

    muerte

    d e

    Franco,

    La Vanguardiap u-

    blic

    u na

    fotografa

    de una

    audiencia concedida

    po r

    Franco

    a

    Carlos

    Godo,

    q ueincluaunartculo escritopor elpropietariode lperidico

    bajo

    e l

    ttulo

    "Una

    obra extraordinaria

    que ha

    cambiado radicalmen-

    te

    a

    Espaa". En

    l,de una

    forma sencilla

    y

    sincera, daba

    fe de su pro-

    funda gratitud personal hacia Franco.

    La Vanguardia,

    21

    d e

    noviembre

    de 1975,p .

    8.

    tura, de la legalidad franquista. Una figura clave

    para la evolucin del diario y el mantenimiento

    del equilibrio entre la redaccin y la empresa en

    unos momentos polticamente tan intensos fue

    el director Horacio Senz Guerreo.

    LaVanguardia

    tena que adaptarse a los nuevos

    tiempos para sobrevivir, como haba hecho a

    lo largo de su historia. Lo hizo con la cautela

    y prudencia que le caracterizan. Proclamado

    don Juan Carlos como rey de Espaa, el diario

    mostr su apoyo incondicional al monarca^^. A

    diferencia de

    ABC,

    el monarquismo de

    La

    Van-

    guardia era pragmtico. Es decir, no figuraba en

    primer lugar de su ideario, pero lo apoyaba como

    instrumento vlido para conseguir altosfin spo-

    lticos e ideolgicos.

    LaVanguardia

    no ocult su sorpresa ante la de-

    signacin de Adolfo Surez como presidente^

    Pero las reformas emprendidas por el Gobierno

    fueron cambiando la actitud del peridico. En

    especial. LaVanguardia aplaudi la Ley para la

    Reforma Poltica e interpret los resultados del

    referndum como "una magnfica leccin de

    sensatez, de tranquilidad, de civismo por parte

    del p ueb lo espaol"^^.

    An te las prim eras elecciones libres en Espaa, a

    Vanguardiaconfirm ante los lectores su "invaria-

    ble norm a de independen cia y objetividad, parti-

    cularmente necesaria en periodo electoral"^^ No

    aconsej el voto a ningn partido, pero hizo un

    llamamiento a la sensatez y al realismo, frente a

    la utopa y la demagogia de algunos prog ram as.

    Apoy a los reformistas frente a los partidarios

    de la ruptu ra o la continuidad^^ Por eso, salud

    el triunfo en las urnas de Adolfo Surez.

    23

    "Don

    Juan Carlos

    de

    Borbn,

    Rey de

    todos

    los

    espaoles".

    La Van-

    guardia,

    2 3

    de

    noviembre

    d e

    1975,

    p. 1.

    24

    Cfr. "Un

    gobierno gestor".

    La Vanguardia,6 d e

    junio

    d e

    1976,

    p. 3.

    25

    "El

    futuro

    h a

    comenzado".

    La Vanguardia,

    16

    d e

    diciembre

    de

    1976,

    p.

    11.

    26 "Mantenimientode la imparcialidad deLa Vanguardia , La V anguar-

    dia,22 de

    mayo

    d e

    1977,

    p. 9.

    27

    Cfr.

    "Hora cero".

    La Vanguardia, 14 de

    junio

    d e

    1977,

    p. 7.

    Mercedes M ontero, Jordi Rodrguez-Virgili, Carmela Garca-Ortega

    301

  • 7/21/2019 La Construccin Mediatica de La Comunidad Poltica. La Prensa en La Transicin Espaola a La Democracia

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    J a l a b r a l a v e

    ISSN 0122-8285

    El amplio respaldo obtenido

    por los

    partidos

    defensoresde la autonomia para Catalualle-

    v

    a

    L aVanguardia

    a

    iniciar

    el

    giro catalanista.

    Pudo apreciarse

    en la

    explicacin d e

    la

    historia

    de Cataluay en lostrminos utilizados para

    referirse

    al

    franquismo

    en

    relacin con a qulla.

    Por primera vez desde la muerte de Franco apa-

    recieron en suseditoriales du ras expresiones

    como cuarenta aosdeocultacinde lareali-

    dad catalana ^^ perniciosoy abusivo absolu-

    tismo centralista

    o

    dictad ura centralista ^^

    Enunartculo publicadoen1979, Carlos Go do

    escribi, acerca de la lnea d eLa Vanguardia con

    el hecho cataln , que

    difcilmente podr encontrarse una labor edi-

    torialmsrespetuosa con el serhistricode

    Catalua y que haya contribuido tanto al cono-

    cimiento,

    al

    amor

    y al

    respeto hacia Catalua

    como realidad histrica y por

    lo

    tanto suscepti-

    ble de

    recuperar un

    da

    sus instituciones propias

    en beneficio de la superior articulacin de una

    unidad de Espaa ms responsable, moderna y

    realista (Nogu y Barrera,

    2006,

    p.356).

    Era una reivindicacin de qu e el diario se haba

    movidoen ladireccin que marcaronlosnue-

    vos tiempos.

    LaVanguardia apoylaC onstitucinypidiel

    voto afirmativo

    en el

    referndum

    del 6 de di-

    ciembre. Paraeldiario cataln la tan discutible

    frmula delconsensoha permitido quebrarla

    dramtica dicotomadelas dos Espaas impla-

    cablemente enfrentadas ^ . En definitiva.La

    Van-

    guardia sigui siendo

    un

    diario gubernamental,

    es decir, de apoyo bsico -au nq ue no incondicio-

    na l -

    a las me didas de los distintos gobiernos.

    No debe olvidarse, al analizar los viejos diarios,

    que dura nte la transicin se man tuvo un impor-

    28 El11dese p t i e mbr ede lae spe r a nz a . La Vanguardia 11de nov i e m-

    bre d e 1977, p. 1.

    29 Un papel digno (editorial) .LaVanguardia 11 de noviembre de 1977, p.7.

    30 De todosypa r a t odos . La Vanguardia 1denov i e mbr ede1978,p. 7.

    tante nm ero

    de

    diarios propieda d

    del

    Estado

    entrelos quesedestacaban PuebloyArriba.

    carcter pblico

    y su

    dependencia

    en

    ltima

    instancia del Gobierno permitieron que dura nte

    la transicin apoyaranenlo esencialelproceso

    de reformas im pulsa do po r el rey y Adolfo Su-

    rez (Zalbidea, 1996).

    La prensa de extrema derecha

    Varios intentos de d esestabilizar el proceso difi-

    cultaron el camino a la democ racia. En el camp o

    de la opinin pblica, hub o una fuerte oposicin

    por parte delaextrema derecha que controlaba

    un escaso pero combativo nmero de peridicos

    c o m oEl

    Alczar

    y El

    Imparcial

    y revis tas como

    Fuerza NuevayHeraldo Espaol.

    El ms importantefueElAlczar Este diario er

    el rgano informativo de laConfederacinNa

    cional de Ex Combatientes, que bajo la presiden-

    cia del ex ministro d e Franco,

    os

    Antonio G irn

    agrupaba

    a

    los que haban luchado

    en el

    bando

    franquista durant e la Gue rra Civil. En la prim era

    partede laTransicin,fue laorganizacinms

    importan te de la extrema derecha. En el momen-

    to de la muerte de Franco, noviembre d e

    1975,

    E

    lczar

    se

    destacaba po r sus d uros a rtculos con

    tra cualquier programa de reforma poltica, pero

    era un peridico con escasa difusin.

    Durante la Transicin,El lczaratrajo a los nos

    tlgicos del franquismo opuestosa las reformas

    democrticas y con ello experiment u n progresi-

    vo aum ento de ventas. Esta voz periodstica dis-

    cordante con el proceso de transicina lademo-

    cracia gan especial relevanciaapartirde 1977

    Durante el franquismo fiel

    a su idiosincrasia histrica

    progubernamental

    a Vanguardia

    convivi de forma bsicamente

    pacfica con la dictadura.

    302

    La construccin meditica de la comunidad politica. La prensa en la transicin espaola a la democracia

  • 7/21/2019 La Construccin Mediatica de La Comunidad Poltica. La Prensa en La Transicin Espaola a La Democracia

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    Volumen 11 N me ro 2 Diciem bre de 2008

    por dos razones principales. Por una parte, las

    prim eras elecciones, celebradas el 15 de junio de

    1977,

    supusieron un descalabro para las fuerzas

    inmovilistas.Lamarginacin parlamentaria de la

    extrema derecha signific el refuerzo de sus r-

    ganos de prensa, que se convirtieron en el cauce

    principal de participacin en el debate pblico.

    Por otra, Antonio Izquierdo sustituy a Antonio

    Gibello como director del peridico. La direccin

    de Izquierdo fue ms dinmica y combativa que

    la de su predecesor.

    As pues.

    El lczar se

    convirti en el punto de

    referencia de la extrema derecha. Los inmovilis-

    tas encontraban en este peridico una visin de

    la realidad acorde con sus ideas polticas. Pro-

    porcionaban argumentos y razones a los des-

    contentos con el proceso de transicin. Porque

    El lczar

    fue sobre todo un p eridico contrario

    al proceso de transicin a la democracia. Su di-

    rector. Izquierdo, afirm que El

    lczar

    estaba

    en la oposicin al Gobierno y en la oposicin a

    la Oposicin (Izquierdo,

    1981,

    p . 86). Su crtica

    se diriga al sistema democrtico en su conjunto.

    Practic un Periodismo de com bate contra la

    democracia liberal utilizand o tod os los recursos

    disponibles: titulacin, editoriales, colaborado-

    res,

    seleccin de n oticias, etc.

    El lczar se consideraba el defensor de la uni-

    dad de Espaa, fiel a la doctrina de Jos Anton io

    Primo de Rivera, fundador de la Falange Espa-

    ola. Tambin se presentaba como el defensor de

    la figura y obra de Francisco Franco. Por eso.

    El

    lczar

    arremeta contra las reformas, con un dis-

    curso apologtico del franquismo, basado sobre

    todo en los logros materiales alcanzados, mayo-

    res que los conseguidos con la dem ocracia.

    Por ejemplo, cuando los espaoles aprobaron

    por referndum la Ley de Reforma Poltica, el

    editorial de portada afirm la victoria de hoy

    no es la victoria del pu eblo , sino la victoria prri-

    ca de la especulacin partidista . No se devol-

    Durante ia Transicin Ei lczar

    atrajo a los nostlgicos del franquismo

    opuestos a las reformas democrticas

    y con ello experiment un progresivo

    aumento de ventas.

    va la soberana al pueblo, sino que los partid os

    politicos robaban su protagonismo.Yanunciaba

    que el perid ico pasab a a la ofensiva en servi-

    cio permanente a la Unidad de Espaa ^'.

    El lczar

    era beligerante con todos los pa rtidos

    polticos, en especial conlosde la izquierda. Pero

    los comun istas eran los enem igos de la patria.

    Los marxistas haban sido derrotados dura nte la

    Guerra Civil y el diario consideraba intolerable

    que volviesen a la escena pblica. Por eso, cuan-

    do el Gobierno legaliz el Partido Comunista, la

    respuesta del peridico fue con tundente: el Go-

    bierno era culpable, mentiroso y traidor.

    El Al-

    czar

    titul en portada, Gol y deca que haba

    sido un autogol del Gobierno en la portera que

    sejur y perjur que estaba defendida y bien de-

    fendida contra la amenaza comunista ^^

    n esos

    aos,

    el terrorismo golpeaba con dureza en

    Espaa.

    El lczar

    denunciaba los brutales atenta-

    dos terroristas a toda plana y con un lenguaje b-

    lico.Contribua a la estrategia de tensin de la

    extrema derecha. As por ejemplo, tena una des-

    tacada seccin fitulada El parte , en que se haca

    un balance terrorista de la semana, de cada me s,

    de cada ao . El diario reclamaba mano dura

    contra el terrorismo separatista. Por el contrario,

    el resto de la prensa intentaba no informar en

    exceso de los atentados p ara no desestabilizar el

    proceso de democratizacin. Segn El Alczar

    los partidos polticos haban pactado ocultar de

    forma sistemtica la realidad del pas. Para el

    diario, la democracia y la debilidad del Gobier-

    no alentaban el terrorismo.

    31 Victoria prrica ,

    El Alczar 16 de

    diciembre

    d e1976,p. 1.

    32 El

    Alczar

    11

    de

    abril

    d e

    1977,

    p. 1.

    Merced es Mon tero, Jordi Rodriguez-Virgili, Carmela Garca-Ortega

  • 7/21/2019 La Construccin Mediatica de La Comunidad Poltica. La Prensa en La Transicin Espaola a La Democracia

    12/18

    p a l a b r a l a v e

    ISSN 0122-8285

    ij

    El lczar anunciaba la ruptura de la unidad de

    Espaa.

    La

    descentralizacin era un ataque contra

    la unidad de deberes y derechos de los espaoles.

    Utilizaba, como en todos los temas, un lenguaje

    catastrofista y apocalptico. Cuando se restable-

    ci la Generalitt d e C atalua titul a toda pgi-

    na Atropello a la soberana po pular ^l

    El peridico tambin excitaba los nimos del

    ejrcito. El ejrcito haba sido una institucin

    central de la dictadura franquista, un rgimen

    nacido de una guerra y dirigido por un general.

    El

    lczar recoga el malestar de parte del ejr-

    cito ante el terrible ataque del terrorismo -baste

    recorda r qu e m s de 200 militares fueron asesi-

    nad os e ntre 1976 y 1981-, el desmembramiento

    de la unidad de Espaa por el proceso auton-

    mico y la prdida de la autonoma del Ejercito.

    Los militares, que se sentan humillados por el

    aislamiento a que les someta la prensa, encon-

    traron su refugio enElAlczar.

    Espaa sufra las secuelas de la crisis del petr-

    leo, con inflacin y un continuo crecimiento del

    paro.

    El diario fomentaba la idea de una socie-

    dad en permanente conflicto -con crisis, paro,

    corrupcin-, abocada a la inestabilidad crnica

    si se impona la democracia. Otra demostracin

    de su estrategia de explotar el desco ntento .

    El

    lczar recordaba la poca de seguridad que se

    vivi en Espaa durante el franquismo. Como

    contraposicin destacaba el fracaso de la II Re-

    pblica qu e termin en la Gu erra C ivil. Estable-

    ca un claro paralelismo entre la situacin polti-

    ca de la II Rep blica con la de la Transicin. Para

    muchos, este paralelismo supona una forma in-

    directa de alentar una intervencin militar, un

    golpe de Estado.

    El proceso hacia la democracia culmin institu-

    cionalmente con la Constitucin. La campaa

    del referndum constitucional fue uno de los

    momentos de mayor grado de consonancia al-

    33 El

    Alczar

    30 de noviem bre de 1977, p. 1.

    El Pas Vasco fue la regin que jun to

    con Catalua reivindic con ms nfasis

    un rgimen de auton oma. La m ayora

    de los peridicos vascos contribuyeron

    al establecimiento del sistema

    democrtico en Espaa mediante su

    apoyo ai proceso de cam bio.

    canzado por la prensa espaola.

    El

    Alczar si

    embargo, sirvi de altavoz a sectores contrario

    a la Carta Magna, a los defensores de un rgi

    men que la entrada en vigor de ese texto lega

    iba flniquitar. El lczardirigi un a campa

    para alentar la abstencin y el voto negativo

    con la apelacin al miedo como principal argu

    mento. Presentaban una Constitucin ilegal, se

    paratista, marxista y anticristiana.

    Su interpretacin del referndum tambin fu

    particular. El diario hablaba de los resulta do

    del referndum de la ruptu ra , porque un

    mitad de Espaa ha aprobado la Constituci

    frente la inhibicin negativa o la franqueza ne

    gativa de la otra

    media ^ *.

    El lczarhaba sum

    do como votos contrarios las abstenciones (qu

    eran la mayor proporcin), los votos en blanco

    nulos y negativos, lo que resultaba un total de

    41,05% del censo, frente a los s favorables, qu

    sum aban un 58,95%. As pues , la C onstituci

    rompa a Espaa en dos mitades antagnicas.

    En definitiva.El lczarfue el peridico m s r

    presentativo de la prensa de extrema derecha

    Una prensa combativa que intent desestabili

    zar el proceso de transicin a la demo cracia.

    La excepcin nacionalista:

    el Pas Vasco

    El Pas Vasco fue la regin que, junto con Cata

    lua, reivindic con ms nfasis un rgimen d

    34 ElAlczar 7 de diciembre de 1978, pp. y12-13.

    304

    La construccin meditica de la comunidad politica. La prensa en la transicin espaola a la democrac

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    Volumen 11 N me ro 2 Diciem bre de 2008

    autonom ia. La mayoria de los peridicos vascos

    contribuyeron al establecimiento del sistema

    democrtico en Espaa mediante su apoyo al

    proceso de cambio. La excepcin fueron los dia-

    rios de ideologia nacionalista eia

    y Egin

    que

    se opusieron a los limites que la Constitucin

    imponia a sus aspiraciones de autogobierno.

    Las reivindicaciones autono mistas no surgieron

    en la transicin. El problem a de la organizacin

    territorial del Estado tuvo su origen en el siglo

    XIX, con el nacimiento del sentimiento nacio-

    nalista en algunas regiones, y la posterior for-

    macin de los primeros movimientos polticos

    de este signo. En la II Repblica (1931-1936) se

    intent solucionar este problema, que se habia

    ido radicalizando, y se concedieron Estatutos

    de Au tonom ia a Catalua y al Pais Vasco. Tras

    la Guerra Civil (1936-1939), el bando vencedor

    suprimi el autogobierno de estas dos regiones

    e instaur una dictadura centralista.

    Sin embargo, la represin franquista no con-

    sigui ahogar el sentimiento nacionalista que

    resurgi con fuerza en los ltimos aos del r-

    gimen. A la m uerte d e Franco, los gritos de li-

    bertad, amnista, estatuto de auton om ia se oan

    no slo en Catalua y Pas Vasco, sino en otras

    regiones de Espaa. Democracia y autonoma

    aparecan indisolublemente unidas.

    El Gobierno surgido tras las elecciones de 1977,

    estableci con carcter provisional un rgimen

    preautonmico para Catalua y Pas Vasco. La

    frmula se extendi a la prctica totalidad de

    las regiones del pas y, de este mo do, la organi-

    A la m uerte de Franco, los gritos

    de libertad, amnista, estatuto de

    autonom a se oan no slo en Catalua

    y Pas Vasco, sino en otras regiones

    de Espaa. Democracia y autonoma

    aparecan indisolublemente unidas.

    .

    zacin preautonmica prefigur el futuro cons-

    titucional de la estructura territorial de Espaa

    (Fusi, 1996, pp . 446-452).

    Llegado el momento de elaborar la Carta Mag-

    na, la cuestin autonmica fue una de las ms

    debatidas y a punto estuvo de truncar el con-

    senso (Aja, 1999, p. 51; Clavero Arvalo, 1983,

    p.

    97; Sol Tura, 1985, p. 89). Finalmente, el de-

    recho a la autonoma de las regiones qued re-

    conocido y garan tizado en el artculo 2, junto a

    una mencin expresa a la indisolubilidad de la

    Nacin espaola.

    La Constitucin sometida a referndum recibi

    un masivo apoyo por parte de los espaoles,

    pero en el Pas Vasco ese respaldo no fue tan

    destacado. Los vascos optaron por seguir las

    consignas de las tres opciones polticas con ms

    fuerza en la regin.

    El Partido Nacionalista Vasco (PNV), de ideolo-

    ga nacionalista moderada, fue el partido ms

    votado en las elecciones de

    1977.

    Su objetivo era

    recuperar el rgimen foral del que haba disfru-

    tado el Pas Vasco hasta el siglo XIX, caracteri-

    zado por ciertas cotas de autogobierno y una

    Hscalidad diferente de la del resto del Estado.

    Las dems fuerzas parlamentarias intentaron

    satisfacer esta aspiracin, en desagravio por el

    centralismo del pasado, pero las reivindicacio-

    nes del PNV superaban los lmites de la Cons-

    titucin por lo que el acuerdo n o fue posible. El

    PNV adopt una actitud victimista, se apart

    del consenso y recomend la abstencin en el

    referndum constitucional.

    El Partido Socialista Obrero Espaol (PSOE)

    contaba con una federacin en el Pas Vasco.

    Fue la segunda fuerza ms votada, ligeramente

    por detrs del PNV. Particip en el consenso y

    se mostr partidario de una autonoma para el

    Pas Vasco dentro del marco de la C onstitucin.

    Pidi el s en el referndum .

    5

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    La ban da terrorista ETA (siglas de Pas Vasco y

    Libertad ), y los partidos extraparlamentarios,

    algunos tod avia ilegales, situados al marge n del

    juego democrtico, de ideologa izquierdista,

    nacionalista y radical, pidieron el no en el refe-

    rndum porque la Constitucin no recoga sus

    aspiraciones indep endentistas.

    Al comienzo de la transicin no habia en el Pas

    Vasco prensa de ideologa nacionalista (Bezu-

    nartea, 1988; Coca y Martnez, 1992). Los siete

    diarios que se editaban en la regin en los lti-

    mos aos del franquismo continuaron su existen-

    cia, tras la muerte del General, sin apenas variar

    su lnea editorial y sin nuevos competidores en

    el mercado. La situacin cambi en 1977. Los

    grup os nacionalistas, silenciados dura nte la dic-

    tadura, vieron la necesidad de crear peridicos

    afines. As, el 8 de junio d e 1977 vea la luz Deia

    diario promovido por el PNV, y el 29 de sep-

    tiembre del mismo ao lo haca Egin vinculado

    a la izquierd a radical y m uy prx imo a ETA.

    Ambos introdujeron en el panorama periods-

    tico vasco no slo las ideas nacionalistas, sino

    una nueva forma de trabajar alejada de las ru-

    tinas que arrastraban sus competidores desde

    haca dcadas. A diferencia de stos, su actitud

    era activa: promovan noticias, daban prioridad

    a la interpretacin en detrimento de la simple

    narrac in factual de los hechos, no abusaban de

    las agencias y buscab an nuev as fuentes. Otorga-

    ron una especial relevancia a las informaciones

    El Partido Nacionalista Vasco (P NV ), de

    ideologa nacionalista moderada, fue

    ei partido ms votado en ias elecciones

    de 1 97 7. Su objetivo era recuperar ei

    rgimen foral del que haba disfrutado

    ei Pas Vasco iiasta e l sigio X IX ,

    caracterizado por ciertas cotas de

    autogobierno y una fiscaiidad diferente

    de la del resto del Estado.

    sobre la poltica vasca, y dieron voz a los secto

    res nacionalistas radicales, hasta ese momento

    prcticamente ausentes en la prensa.

    En pocos meses,

    eia

    y Egin sehicieron con

    favor del pblico, lo que provoc un descenso

    en las tiradas del resto de los peridicos. Esto

    se vieron en la obligacin de adaptarse a lo

    nuevos tiempos, algo que slo unos pocos con

    siguieron. En la actualidad, nicam ente sobrevi

    ven dos de los siete que se publicaban en tonces

    Por su parte,

    eia

    ha ido perdiendo lectores,

    Eginfue cerrado p or decisin judicial en 1998

    dem ostrada su vinculacin con ETA.

    La postura de

    eia

    y

    Egin

    an te la transicin, y

    nueva forma de hacer periodismo, puede ilus

    trarse con la cobertura del primer gran aconte

    cimiento poltico vivido por ambos diarios: e

    referndum constitucional.

    De las informaciones publicadas por

    eia

    se d

    ducen dos de las principales seas de identidad

    del peridico. Su carcter nacionalista, ya que

    la cobertura estuvo muy centrada en el mbito

    vasco y en las consecuencias que los resultado

    pod ran tener sobre la futura autono ma. Y su

    vinculaciones con el PNV, pu es resa lt la eleva

    da abstencin registrada en la regin que haba

    sido propugn ada por ese partido. As, por ejem

    p l o

    el titular de portada del da 7 de diciem

    bre fue: ...Y Euzkadi se abstuvo ^^ Ad em s, e

    diario prest una notab le atencin a la izquierda

    nacionalista radical contraria a la Constitucin

    justificada por dos movos. El primero, por so

    lidaridad con quienes haban sido silenciado

    en la poca anterior.

    Y

    el segundo, por la propi

    naturaleza de estos grupos, muy dinmicos, con

    una gran actividad propagandstica, una enor

    me capacidad de movilizacin popular y que

    adems, supieron utilizar mu y bien los medio

    de comunicacin como plataforma para hace

    pblico su pensam iento.

    35 Deia 7 de diciembre de 1978, p. 1. Euzkadi significa Pas Vasco

    euskera o vascuence, la lengua de la regin.

    6

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    V o lu me n 11 N m er o 2 D ic ie m br e d e 2008

    La prensa tuvo un destacado

    protagonismo en ia transicin espaola

    a la democracia. Como actor colectivo

    colabor de forma decisiva con ei poder

    poltico a favor de una reforma pacfica

    del sistema. Este apoyo no fue fruto de

    un pacto explcito.

    En

    Deia

    predo min aba una actitud v ictimista,

    similar a la adoptada por el PNV en los deba-

    tes constitucionales, y un tono agresivo qu e, en

    ocasiones, se convertia en amenazante, como

    se com prueba en los siguientes ejemplos: Los

    parlamentarios vascos fueron reducidos al si-

    lencio, y ahora el pueblo vasco, masivamente,

    les ha aco mpa ado en el silencio. (...) un pue-

    blo en silencio rabioso, dolorido, frustrado... es

    un pueblo peligroso. (...) El pueblo vasco pe rdo -

    na, pero no olvida ''^. Un estilo menos violento

    tenan las noticias, que en su m ayoria procedan

    de la redaccin. eia realiz un periodismo de

    declaraciones cuando informaba de los parti-

    dos. Sin embargo, cuando hablaba del pueblo,

    al que prest casi tanto inters com o a los polti-

    cos,fue m enos asptico y ms valorativo.

    Eginse

    mostr m s crtico. Su cobertura dio p rio-

    ridad a las actividades protagonizadas por la

    izquierda nacionalista radical. El diario tendi a

    silenciar a los partidario s del s , e interpret los

    resultados del referndum como un triunfo del

    no en el Pas Vasco y de la abstencin en el res-

    to del Estado -palabr a em pleada pa ra evitar otras

    como Espaa, pas o nacin -. Por ejemplo, el titu-

    lar de primera pgina del 7 de diciembre rezaba:

    Fuerte rechazo a la Constitucin. En el Estado,

    el abstencionismo, 34%, superaba las previsiones

    del Gobierno y los partidos mayoritarios ^^.

    Pero lo verdaderamente importante para Egin

    no era la victoria del voto n egativo, sino las con-

    secuencias polticas que podan derivarse para

    el Pas

    Vasco.

    En su opinin, el rechazo del p ue-

    blo vasco a la Constitucin debera tener como

    consecuencia un Estatuto de Autonoma cuyos

    lmites estuvieran ms all de esa Constitucin

    con la que no estaban de acu erdo. Es decir, aspi-

    rabanala consecucin de una autono ma que les

    permitiera dar, despus , el paso d ertivo hacia

    la independencia. Critic el consenso constitu-

    cional porq ue se haba realizado al m argen de

    la poblacin ; la campaa publicitaria del refe-

    rndum por sus reminiscencias franquistas ^^

    y porque los partidarios del voto negativo no

    tuv ieron acceso a la televisin; y el exceso de

    vigilancia policial ^^ el da d e la votacin.

    Egin

    emple un tono agresivo y un lenguaje co-

    loquial. No public ni un solo artculo de opi-

    nin sobre el referndum constitucional, y la

    valoracin editorial del peridico se hizo espe-

    rar hasta el 10 de diciembre. Ninguna novedad

    acerca de Eginpu ede extraerse de este escrito

    titul ado Reflexin tras el recha zo , que reafir-

    maba lo descrito.

    A modo de conclusin

    La prensa tuvo un destacado protagonismo en

    la transicin espaola a la democracia. Como

    actor colectivo, colabor de forma decisiva con

    el po de r poltico a favor de una reforma pacfica

    del sistema. Este apoyo no fue fruto de un pac-

    to explcito. La prensa, tomada en su conjunto,

    y salvo las excepciones mencionadas, mantuvo

    un discurso ms o menos com partido acerca del

    principal objetivo del cambio po ltico: un siste-

    ma democrtico que garantizase el ejercicio de

    las libertades p blicas.

    Como ha podido comprobarse a lo largo del

    artculo, el consenso bsico se aplic de forma

    heterognea. Las diferentes tradiciones histri-

    36

    Deia 8 de

    diciembre

    d e1978,p .21.

    37 51(1,7

    de

    diciembre

    d e1978,p . l .

    38 Egin

    8 d e

    diciembre

    d e

    1978,

    p. 11.

    39 Egin 7 dediciembre

    d e

    1978,p .

    4.

    Mercedes M ontero, Jordi Rodrguez-Virgiii, Carmela Garcia-Ortega

    307

  • 7/21/2019 La Construccin Mediatica de La Comunidad Poltica. La Prensa en La Transicin Espaola a La Democracia

    16/18

    J a l a b r a l a v e

    ISSN 0122-8285

    cas de los diarios influyeron en sus respectivos

    discursos. Los nuevos peridicos, sin las cargas

    del colaboracionismo con el franquismo, fueron

    ms audaces, agresivos e incisivos en sus de-

    mandas democrticas. Los viejos diarios, como

    ABC o La Vanguardia se mostraron ms caute-

    losos y respetuosos con el pasado, colaborando

    asi a que el proceso no se acelerase de forma im-

    prudente. Unos y otros impulsaron los valores

    democ rticos ms imp ortante s, la reconciliacin

    y la concordia entre espaoles. Con espritu

    pragm tico, se queria su perar el mito de las dos

    Espaas enfrentadas y evitar a toda costa repe-

    tir los errores del pasado.

    Esta labor de consenso no fue fcil ni unnime.

    Desde la extrema d erecha y el nacionalismo vas-

    co, a travs tambin de sus rganos de prensa,

    se intent desestabilizar el proceso de transicin

    y dificultar los avances democrticos. Con todo ,

    la prensa espaola capt y anim el sentir ma-

    yoritario de la sociedad por un cambio politico

    profund o y real pero sin violencia ni radicalismos.

    En este sentido, el actor colectivo de la prensa re-

    sult un apoyo y un colaborador de la accin de

    Gobierno y del pro pio rey Juan Carlos en la de-

    mocratizacin del pas.

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