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LA CRISIS COMO LUGAR TEOLÓGICO DESDE LA EXPERIENCIA DE
TERESA DE JESÚS
TRABAJO DE GRADO
JOSÉ LUIS SANTA CRUZ PEREYRA
ESTUDIANTE
ROSANA ELENA NAVARRO SÁNCHEZ
DIRECTORA
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE TEOLOGÍA
CARRERA DE TEOLOGÍA
BOGOTÁ, D.C. – COLOMBIA
2017
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2
DEDICATORIA
Dedico el presente trabajo a los Hermanos Descalzos de la Orden de la Bienaventurada
Virgen María del Monte Carmelo, a mis superiores, formadores, hermanos que
acompañaron mi proceso a lo largo de estos años, a las Madres Carmelitas Descalzas y a mi
familia primer lugar teológico en mi vida.
“Que no, hermanas, no; obras quiere el Señor, y que si ves una enferma a quien puedes dar
algún alivio, no se te dé nada de perder esa devoción y te compadezcas de ella; y si tiene
algún dolor, te duela a ti; y si fuere menester, lo ayunes, porque ella lo coma, no tanto por
ella, como porque sabes que tu Señor quiere aquello. Esta es la verdadera unión con su
voluntad”. (5M 3, 11)
3
AGRADECIMIENTOS
Quiero expresar mi gratitud al Señor, quien en su infinita bondad me ha prodigado su amor
y su gracia, aún muchas veces en medio de la crisis. A la orden de los Carmelitas
Descalzos, a mi Comisariato San Martín de Porres del Perú, y a la Provincia Santa Teresita
del Niño Jesús de Colombia, por permitirme vivir la fraternidad, la alegría teresiana y la
vida de oración. A Santa Teresa de Jesús, por su amor de madre que me ha mostrado en
muchos momentos de mi vida por medio de su espiritualidad. A la Universidad Javeriana
que en sus profesores me ha acompañado en mi formación académica. A la Dra. Rosana
Elena Navarro Sánchez, quien me permitió, no solo soñar, sino aterrizar la espiritualidad y
articular la presente reflexión.
4
TABLA DE CONTENIDO
SIGLAS.................................................................................................................................................. 5
INTRODUCCIÓN ................................................................................................................................... 6
CAPÍTULO I ........................................................................................................................................ 10
1. LA CRISIS LUGAR TEOLÓGICO. ....................................................................................................... 10
1.1. Crisis .................................................................................................................................. 11
1.2 La crisis, una experiencia humana .................................................................................... 14
1.3 Lugar Teológico ................................................................................................................. 18
1.4 La Crisis como lugar Teológico .......................................................................................... 21
1.5 Conclusión al capítulo ....................................................................................................... 24
CAPÍTULO II ....................................................................................................................................... 27
2. TERESA DE JESÚS UNA EXPERIENCIA DE DIOS EN LA CRISIS ......................................................... 27
2.1 Teresa una mujer testigo de la Crisis. ............................................................................... 32
2.2 Las crisis de Teresa en el libro de la Vida. ......................................................................... 36
2.3 La crisis experiencia central: antes y después ................................................................... 38
2.4 La crisis, un lugar de opción. ............................................................................................. 40
2.5 La crisis, un lugar de cambio ............................................................................................. 46
2.6 La crisis, un lugar donde se gesta lo nuevo ....................................................................... 50
2.7 La crisis, un lugar teológico ............................................................................................... 57
CAPÍTULO III ...................................................................................................................................... 60
3. LA CRISIS, OPORTUNIDAD Y HUMANIZACIÓN DESDE DIOS. ......................................................... 60
3.1 Es cosa tan importante este conocernos. ......................................................................... 63
3.2 Determinada determinación ............................................................................................. 65
3.3 Ir comenzando siempre de bien en mejor ........................................................................ 68
3.4 Conclusión al capítulo. ...................................................................................................... 70
CONCLUSIÓNES…………………………………………………………………………………………………………………………….72
BIBLIOGRAFÍA .................................................................................................................................... 75
5
SIGLAS
En la Obra Teresiana:
V Libro de Vida.
C Camino de Perfección.
M Las Moradas o Castillo Interior.
F Fundaciones.
Cta. Cartas.
CC. Cuentas de conciencia o Las Relaciones.
Otras:
DV Constitución Dogmática Dei Verbum del Concilio Vaticano II.
GS Constitución Pastoral Gaudium et Spes del Concilio Vaticano II.
6
INTRODUCCIÓN
Hoy en día el término crisis se hace presente en todos los estratos de la sociedad y se
reconoce este suceso como un momento transitorio que indica el final de una zona de
confort, a pesar de esto se sigue teniendo una idea negativa de ella. Muchos hombres y
mujeres afirman vivir en un tiempo de crisis cuando perciben que su vida está en un estado
difícil, en ocasiones asociada con situaciones de calamidad o desastre, lo cual les provoca
temor e incluso parálisis.
Ante este panorama la teología debe tener una palabra qué decir. Más aun, cuando la
Sagrada Escritura tiene más de un relato que da cuenta de situaciones que podemos llamar
críticas, como por ejemplo las crisis de Moisés. La crisis, no es ajena a nadie, menos a la
vida espiritual y a la formación religiosa, en la que la vemos como un fenómeno en
aumento. De ahí la necesidad de precisar su significado y su sentido en perspectiva
teológica para el creyente actual.
El quehacer teológico se ha valido de unos cuantos “lugares” privilegiados para su
reflexión. Entre ellos la Sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio. La pregunta es si
también la crisis puede ser considerada un lugar teológico.
Desde la experiencia de Teresa de Jesús se puede ver en su vida el proceso de crisis –
vocación – fundación (comunidad). El libro de la Vida, muestra cómo Dios se hace
presente en la realidad personal de esta mujer que está relativamente cómoda, pero no
realizada. Su propia crisis termina por hacer visible el deseo y experiencia de Dios en ella e
incluso en su comunidad. Teresa de Jesús se cuestionará la comodidad que lleva en su
monasterio, así, dejándolo y descalzándose, llevará a las nuevas carmelitas a una tierra
nueva y al mismo tiempo antigua (prometida), sin desligarse de su tradición. Ante este
panorama se podría preguntar lo siguiente:
¿De qué manera la experiencia personal de Teresa de Jesús, en tres momentos descritos en
su autobiografía, hace posible una lectura actual de la crisis personal como lugar teológico
donde Dios se hace presente?
7
Para responder esta interrogante, en este trabajo, se han seleccionado tres relatos como
referencia central de las crisis de Teresa en el libro de la vida. Desde estos tres sucesos, la
experiencia Teresiana se convierte, como la de los personajes bíblicos, en oportuno lugar de
manifestación divina, en lugar teológico.
1. Su crisis vocacional que la encontramos entre los capítulos 1 y 4 de Vida. Narra las
dificultades interiores y exteriores con las que Teresa se enfrenta en el descubrimiento de su
propia vocación. Hay dos momentos específicos, el de su decisión de ir al convento1 y el
momento en que confirma esta decisión2.
2. El segundo suceso será la crisis de oración-conversión, los “veinte años de mar
tempestuoso”, testimoniado por ella misma en los capítulos 7 y 9 de “Vida” que terminan
con la llamada conversión ante el Cristo muy llagado3. A este evento se le conoce como
una de las crisis más fuertes en la vida de Teresa de Jesús, situación en la que se siente
cansada y débil, la experiencia vivida ante esta imagen de Cristo se convertirá en un
momento fundante para su proceso vital como mujer y fundadora.
3. Por último la transverberación4, fenómeno místico que involucra lo corpóreo y lo
espiritual, se vuelve en Teresa la irrupción de Dios en su historia personal, presencia y
experiencia que expresa como dolor que da vida, de alguna manera describe su crisis
vivida, asumida y superada.
Teresa se convierte en un terreno concreto donde la teología puede realizar la reflexión de
la crisis como un lugar teológico, para que a partir de esta reflexión se puedan proponer
claves para un acompañamiento a personas que vivan está experiencia humana. Teresa de
Jesús, desde los más variados escenarios, se ha convertido en una figura inspiradora para
diversos estudios, en áreas que van desde la psicología5 hasta la economía6, siendo los
1 Teresa de Jesús, V3, 6.
2 Ibíd. 4,2.
3 Ibíd. 9, 1.
4 Ibíd. 29,13.
5 Otger Steggink, Sin amor…todo es nada (afectividad y vida espiritual en santa Teresa de Jesús), EDE, Madrid, 1987.
6 Álvarez Vázquez, José Antonio, Trabajos, dineros y negocios, santa Teresa de Jesús y la economía del siglo XVI,
Trotta, Madrid, 2000.
8
campos de la teología, espiritualidad y la historia donde se han elaborado gran parte de
estas investigaciones. A través de estos estudios, se ha tenido un acercamiento a la figura de
Teresa, pero su santidad y su título de reformadora, han sido las que han llevado el ritmo de
los estudios.
Estas investigaciones que se han hecho sobre Teresa de Jesús, alguna vez han separado: sus
experiencias místicas y sus esfuerzos humanos; mirando a las primeras como fenómenos
contrarios a la realidad humana, y a los segundos, como la triste humanidad que tenía que
ser salvada. A casusa de ésta división, cuando se habla de una experiencia de conversión,
se puede pensar en la transformación casi mágica, es este caso la de Teresa, hacia Dios, en
lugar de reconocer la existencia de un proceso de acercamiento paulatino hacia lo divino.
Frente al tema de la conversión y para comprender en este trabajo la categoría crisis cabe
notar la discusión entre diversos autores que pretenden afirmar, si, Teresa tuvo una sola
conversión7 en proceso o hasta cinco conversiones8 que se dieron por etapas durante su
vida.
El objetivo general de este trabajo es que a partir de las claves sobre el significado
teológico de la crisis en santa Teresa se puedan plantear algunas pistas de lectura para el
acompañamiento de la crisis humana del creyente de hoy en contexto y situaciones de
crisis.
Los objetivos específicos serán:
1. Caracterizar los rasgos e implicaciones de la crisis como lugar teológico en la
vida del ser humano.
2. Analizar el significado y sentido de la crisis en la experiencia de santa Teresa de
Jesús en su libro autobiográfico llamado “Vida”, en relación con lo que se conoce
como lugar teológico.
3. Proponer algunas claves de lectura para acompañar a personas en crisis desde la
experiencia de Teresa de Jesús.
7 Ver: Salvador Ros García, La conversión de Santa Teresa, Revista de Espiritualidad, Nº 251-252, Madrid, 2004. 8 Ver: Daniel de Pablo Maroto, Las cinco conversiones de santa Teresa, Revista La Vida Sobrenatural, Vol. 62, 1982.
9
El método que servirá de eje transversal y que nos ayudará en la reflexión, es el método
hermenéutico interpretativo, aplicado por el proceso de análisis de relatos, utilizado para la
lectura de textos bíblicos propuesto por Daniel Marguerat e Yvan Bourquin. Método que
deposita el valor de su esquema en su exhaustividad: “le pregunta sistemáticamente al texto
desde el punto de vista de su efecto pragmático, pasando revista a todos los interrogantes
abiertos por la narratología9.” Esto permitirá articular la narración de la autora con la
interpretación a la luz de lo que se entiende como lugar teológico desde la teología
espiritual.
La estructura en tres capítulos comprende en su primera parte, una reflexión y
aproximación a los conceptos que servirán como base para la comprensión del tema central
y de la experiencia de Teresa de Jesús. La segunda parte desarrolla la experiencia teresiana
de la crisis, siguiendo el proceso de la crisis dentro de los tres episodios del libro de la
Vida, a la luz de la interpretación teológica y de la mano de la propia autora.
Finalmente, en la tercera parte del trabajo se plantean algunas ideas para el
acompañamiento de personas en crisis partiendo de claves desde la experiencia de Teresa y
mirando a la crisis como posibilidad y lugar teológico.
9 Marguerat y Bourquin, Cómo leer los relatos bíblicos, 243.
CAPITULO I
1. LA CRISIS LUGAR TEOLÓGICO
No cabe duda que en la actualidad la búsqueda por afrontar la “crisis” exitosamente, se
haya convertido en tema para muchas investigaciones; y, a partir de estos estudios, se han
desarrollado infinidad de programas de capacitación humana que buscan responder a la
experiencia de “crisis” que se vive en muchos ámbitos de nuestra sociedad.
Se puede hablar de crisis de todo tipo: crisis económica, crisis de valores, crisis política,
crisis religiosa; y se podría seguir con una larga lista, basada en los más diversos escenarios
combinados con la palabra “crisis”. Esto indica lo importante que se ha convertido la
experiencia de la “crisis” para el mundo actual. Si bien es cierto, la crisis es una situación
de especial cuidado, no se puede ver desligada de la experiencia humana, es el ser humano
quien la sufre y no la realidad externa la que pasa por ella.
Como se ha dicho, la crisis es una condición humana porque es el ser humano quien pasa
por ella y vive la experiencia de la crisis. Pero ¿cómo comprender, un escenario que se
convierte y se comprende desde sólo la subjetividad de cada individuo? No es un misterio
que, frente a los diferentes panoramas de crisis, el ser humano responde de formas diversas,
no siempre lo que a uno causa conflicto, tiene que causárselo a otro.
Abordar el tema de la crisis como un lugar teológico, hace necesario referirnos a la
experiencia. La crisis se experiencia,10 y el espacio en que se experiencia es un lugar
concreto, a través de la historia se puede identificar la presencia de la crisis aunque la
palabra es más bien moderna en su uso, ha sido y es una realidad constante en la vida del
ser humano.
La experiencia consiste en conocer desde el interior una realidad, es vivir desde el interior
de la situación y entrar en relación con el fenómeno que dejará una marca experiencial en el
individuo que lo sufre, no es por tanto un discurrir intelectual de apropiación de
10 En el sentido en que afirma Mouroux, según el cual, la experiencia involucra la totalidad de la persona y por tanto habla
de un nivel experiencial, diferente a lo experimental. Ver: Mouroux, Jean. Citado por: Lacoste, Diccionario Akal crítico
de Teología, 480.
11
conocimiento sino es una relación vital, sólo se experiencia cuando se vive en la propia
carne.
La experiencia supone contacto directo y vital con otras realidades; cuando estas
realidades son personas, este contacto en su perfección se llama comunión. La
comunión interpersonal es la meta de las relaciones humanas y divinas. La
experiencia acompaña los actos personales más característicos del obrar humano11.
Desde esta propuesta se debe diferenciar claramente la experiencia entendida como
participación vital del sujeto en una realidad, del saber que es acercarse intelectualmente a
una realidad, que aunque pueda explicarla realmente no la conoce. Y también se debe
diferenciar de la práctica repetitiva de un acto que da destreza y conocimiento de una
realidad pero no implica la vida.
La experiencia en el sentido en que es planteado, se puede reconocer de dos maneras, “una
experiencia práctica genérica y otra específica; así decimos: tengo experiencia de la vida,
en general, y tengo experiencia de la guerra, del mar… en particular”12. Para acercarse a la
experiencia de la crisis como lugar teológico, se debe dar el paso de lo genérico, la crisis, a
lo específico, la crisis-lugar teológico y para dar el paso de lo genérico a lo específico, es
necesario aclarar las categorías de crisis y de lugar teológico.
1.1 Crisis
En el lenguaje cotidiano la palabra crisis se entiende con cierta angustia y estremecimiento,
se hace eco casi automático de lo peligroso, lo desfavorable, lo adverso a la estabilidad
humana, es una palabra cargada de pesimismo. Ésta no es realmente su carga etimológica.
Se puede encontrar que la palabra crisis tiene su origen en el griego ς, que brinda
hasta doce acepciones. Si se realiza un recorrido a través de su diversidad significativa
inicial, se podrá identificar hasta tres grupos que tienen relación entre sí por el significado,
y fuera de estos grupos una acepción que por significado rompe con la idea que tiene el
resto de grupos de significados.
11 García Ordás, Teresa de Jesús, Presencia y Experiencia, 29.
12 Ibíd., 24.
12
En el primer grupo se encuentran significados en relación con actos del ser humano, como
los son, “acción de decidir, decisión, Acción de juzgar, juicio, justicia, derecho de juzgar,
capacidad de juzgar, acción de separar, que puede llegar a ser dirimida en un juicio,
disensión, disputa”13. A partir de estos significados, se puede concluir que la crisis es la
acción por la que el ser humano decide frente una situación después de una reflexión o
juicio optando por lo correcto o más apropiado.
En el segundo grupo se encuentran significados de carácter jurídico, como de proceso
judicial o también sobre el caso que se juzga, se puede interpretar como “tribunal de
justicia, tribunal, decisión judicial, sentencia, veredicto, juicio, caso, asunto, pleito, causa,
decisión tomada indicando lo que hay que hacer”14. Siguiendo en consonancia con la idea
de juicio o decisión, se puede observar que en este segundo grupo de significados de la
palabra crisis, se le interpreta como escenarios físicos o intelectuales, donde se lleva a cabo
la acción de decidir o emitir la sentencia de un juicio.
Por último, el tercer grupo de significados se dirige a la integridad ética del individuo, en
otras palabras interpreta la crisis como la cualidad de la persona, y se puede traducir como
“justicia, rectitud, derecho, un acto de rectitud o una conducta recta”15.
Se mencionó con anterioridad una última acepción que no va en sintonía con las anteriores,
si no con la idea de descifrar los sueños y significaría: “explicación o interpretación”16.
Se puede también, encontrar en el griego, como base de la etimología de crisis, la palabra
en la que se pueden identificar las siguientes significaciones: distingo, elijo, refiero,
decido, juzgo, interpreto, explico, establezco, resuelvo, hago entrar en fase decisiva, estimo,
supongo o valoro.
Después de conocer la base etimológica de la palabra crisis, se debe tener un acercamiento
a la significación otorgada por la Real Academia de la Lengua Española, para definirla en
el idioma castellano. Se encuentran hasta siete acepciones, de las cuales las significaciones
13 García Santos, Diccionario del Griego, 506.
14 Ibíd.
15 Ibíd.
16 Ibíd.
13
más apropiadas para la investigación y en sintonía de alguna manera con la etimología
griega, son cinco.
No se debe perder de vista que en castellano, la “crisis tiene, pues, un carácter polisémico,
se aplica a diversas circunstancias que pueden ser analizadas desde diversas perspectivas
humanistas, sociales o biomédicas”17, de esta manera se amplía el campo de la
significación, por eso partiendo de la crisis como lugar de decisión, se puede delimitar de
forma concreta la crisis que se pretende abordar.
En el diccionario de la RAE, se encuentra crisis: “Cambio profundo y de consecuencias
importantes en un proceso o una situación, o en la manera en que estos son apreciados.”18
Juan Martín Velasco afirma que “toda crisis, a la vez que pone en cuestión la vida de la
persona, abre para ella posibilidades nuevas que dependen de la calidad de su respuesta.”19
Esta acepción, iluminada por lo descrito por Velasco, definitivamente nos pone frente al
panorama de la decisión, que no se aleja del sentido griego, en el que la crisis es la acción y
también la capacidad de decidir. Nótese que todo cambio trae consigo un momento de
reflexión y decisión para poder asumir la novedad.
Otras acepciones son vistas desde una perspectiva médica, centrándose en el contexto de la
enfermedad: “Intensificación brusca de los síntomas de una enfermedad,”20 “Situación
mala o difícil,”21 “Cambio brusco en el curso de una enfermedad, ya sea para mejorarse,
ya para agravarse el paciente.”22 Aunque se aleja un poco del concepto de decisión
personal, no se aleja de la idea de definición, es decir de momento crucial en el que se
da la sentencia frente a un tribunal, en este caso ante la enfermedad, la crisis viene a ser
el momento deliberativo frente a ella, que se vuelve definitivo, bien para mejorar o para
empeorar.
17 Lázaro, La Crisis cómo Lugar Teológico, 16.
18 Diccionario RAE, 22ª edición, Madrid, 2001.
19 Velasco, La experiencia de la noche oscura, crisis radical y oculta fuente del sentido, 119.
20 Diccionario RAE, 22ª edición, Madrid, 2001.
21 Ibíd.
22 Ibíd.
14
Nuevamente acercándose al concepto de decisión, se presenta una nueva acepción de la
palabra crisis como “Examen y juicio que se hace de algo después de haberlo
examinado cuidadosamente,”23 podemos notar que la crisis, es un espacio en el que la
reflexión y la toma de decisión están ligadas completamente al antes y al después, la
crisis es una ligación entre el bienestar o confort vivido y el nuevo bienestar que sale al
encuentro del ser humano.
Con este recorrido por los diversos significados de crisis, entenderemos ésta, como un
punto álgido en la vida interior de un individuo, que lo saca de una estabilidad, lo
confronta y finalmente lo obliga a tomar una decisión.
1.2 La crisis, una experiencia humana.
Se ha dicho anteriormente que la crisis es una experiencia humana, porque es el ser
humano quien la vive. Para comprender la crisis es necesario comprender justamente
esta experiencia humana y reconocer la dificultad para poder ser verificada. Aunque la
crisis es personal y subjetiva, no deja por eso de ser real y concreta. En ella se encuentra
la clave de lectura de la experiencia de la crisis.
Nada más subjetivo y personal y, por tanto, nada tan variable y expuesto a
diversos puntos de vista. A nadie se le oculta la elasticidad de la experiencia.
Cuando el ser humano – después de haber vivido íntimamente una realidad –,
busca expresarla, se hace evidente la gran riqueza y complejidad de su
experiencia.24
La crisis como experiencia crucial en la vida de los seres humanos se reconoce por
aquellos efectos que deja a su paso. Sólo a partir de la relectura de lo vivido podemos
constatar la veracidad del hecho. La Teología Espiritual teje su consistencia en la
experiencia, Dios y su relación con el ser humano están al centro de su planteamiento.
Es la Teología Espiritual un medio a través del cual se puede releer la experiencia del
ser humano, por ejemplo la experiencia de la crisis, y así buscar respuesta a esta
realidad.
23 Ibíd.
24 García Ordás, Teresa de Jesús, presencia y Experiencia, 23.
15
Pero ¿cómo estudiar algo que para la comprensión científica actual no entra en los
parámetros aceptados de la investigación? El teólogo suizo, François Varone dirá que,
“A Dios se accede no por un proceso exterior, prueba, argumentación y conclusión, sino
por un proceso interior, experiencia y verificación de la misma.”25 Con este mismo
criterio, las experiencias vividas en el terreno de la interioridad del hombre, sólo se
pueden comprobar por la misma experiencia, el mismo Varone, presenta un ejemplo que
puede resultar útil para la comprensión de este hecho.
Un hombre no se enamora de una mujer por reflexión, argumentación y
conclusión. (¡A no ser en los matrimonios por conveniencia!) Se enamora por un
encuentro y una experiencia, por una exultación interior. Luego, desde el interior
de esa experiencia, se acude a la razón para verificar, autenticar y acondicionar
ese amor. ¿Por qué es así? Porque el hombre y la mujer constituyen una realidad
que precede a la razón. Esta no funciona sino al interior de aquella; ¡de lo
contrario, desvaría!26
Se debe notar con este ejemplo, que hay una serie de situaciones en la vida del ser
humano, que no pueden ser comprendidas sino por la experiencia, la crisis es una de
ellas. La historia misma de la persona se convierte en la instancia apropiada para lograr
comprender adecuadamente la crisis.
En la Sagrada Escritura, en especial, en el Antiguo Testamento, no se nombra la crisis
ni un equivalente idiomático, con el que se pueda indicar las crisis personales vividas
por los personajes bíblicos, pero es la historia de estos personajes, la que da la
posibilidad de acercarnos a estas experiencias. Manuel Lázaro Pulido27, indica que “la
historia se construye en y con historias, historias que se hacen narraciones. Y la historia
de la salvación narrada en la biblia también está confeccionada de historias”28.
25 Varone, El Dios Ausente, 17.
26 Ibíd. 18.
27 Filósofo y teólogo español, Doctor en filosofía por la Universidad Pontificia de Salamanca, España y licenciado en
Teología por la Pontificia Università Antonianum, Roma.
28 Lázaro, La Crisis como Lugar Teológico, 62.
16
Son en estas historias donde se puede encontrar, algunas caracterizaciones de la
experiencia de la crisis, vividas por diversos personajes en los relatos bíblicos,
experiencias tales como la fragilidad, la ausencia-presencia de Dios, entre otras.
La fragilidad, ha sido una de las formas de caracterizar la experiencia de crisis, pues, en
consonancia con el significado dado por las ciencias médicas, ubica al ser humano frente la
experiencia de debilidad, quien se siente desprotegido. Lo más impresionante es que el ser
humano se siente atacado desde el interior, pues la enfermedad se manifiesta dentro del
individuo que la padece, así la crisis, hace que el ser humano se sienta vulnerable, la
experiencia es interior, y aunque él manifiesta en palabras lo que vive, sólo quien la ha
padecido, es capaz de entenderla en su amplitud, si bien es cierto no de la misma manera,
ya que no deja de ser experiencia personal única e irrepetible.
La fragilidad se ha entendido como antónimo de fortaleza, por eso casi siempre ha sido
reconocida con temor, pero si la entendemos como condición humana, como diría el papa
Benedicto XVI “fragilidad de la condición humana”29, se entendería de otra manera.
Manuel Lázaro nos dice:
La fragilidad, entiendo fragilidad como una condición humana de la crisis, siendo
una limitación no tiene que ser un factor negativo, o en todo caso, siendo negativo,
en el caso de que siempre lo fuera, no tiene por qué no ser ocasión de positividad:
de cambio, de encuentro. La fragilidad (como estructura) y con ella la crisis (como
situación) forman parte del hombre.30
Cuando se ve la fragilidad como una dimensión constitutiva del ser humano y no como
pérdida, se vuelve en posibilidad, en espacio donde el ser humano tiene la oportunidad de
descubrir su fuerza en la perseverante lucha por encontrar nuevamente su estabilidad. Diría
Leonardo Boff: “Hay momentos en la vida en que, para subir hay que descender y entrar en
la crisis. Y para seguir siendo el mismo hay que cambiar […] aceptando el desafío y
esperando contra toda esperanza, entonces tendremos la oportunidad de madurar”31.
29 Benedicto XVI, Carta Pastoral a los católicos de Irlanda, 2010.
30 Lázaro, La Crisis como Lugar Teológico, 27.
31 Boff, La crisis como oportunidad de crecimiento: vida según el Espíritu, Sal Terrae, Santander, 2004.
17
Otra caracterización de la experiencia crisis, suele ser la de ausencia-presencia de Dios,
“hablar de la ausencia de Dios es tan atrevido como hablar de su presencia,”32 pero es la
sensación general cuando se pasa por experiencias extremas en la vida, sean de dificultad
en las que surge la pregunta ¿Dónde está Dios?, o en los momentos de bonanza en la que la
exclamación suele ser ¡Dios está conmigo!
Retomando la significación de la crisis, la experiencia de ausencia-presencia de Dios, entra
en relación con el de espacio judicial, lugar donde se lleva el juicio, siendo éste un lugar no
necesariamente físico, se sabe que la interioridad del hombre es un lugar, y es ahí donde se
deciden situaciones para la vida, pero no puede existir juicio sin defensor, en esto reside la
necesidad del ser humano de sentirse acompañado al momento de pasar por una situación
de dolor, confusión y hasta de soledad. Dios se convierte en el defensor que puede ayudar a
pasar la dificultad con su presencia o aún con su ausencia. Teresa de Jesús, la mística
doctora del Carmelo descalzo, expresaría esto en un sencillo poema:
Dichoso el corazón enamorado
que en solo Dios ha puesto el pensamiento;
por él renuncia todo lo criado,
y en él halla su gloria y su contento.
Aun de sí mismo vive descuidado,
porque en su Dios está todo su intento,
y así alegre pasa y muy gozoso
las ondas de este mar tempestuoso.33
Es la experiencia de la ausencia-presencia de Dios, la que puede llevar al ser humano a
vivir la crisis, como oportunidad de encuentro. Para Teresa de Jesús, vemos expresada la
crisis como un mar tempestuoso, pero éste se puede pasar si en Dios se encuentra todo su
intento, entendido éste como la voluntad puesta en Él. Siguiendo a la mística doctora,
podemos notar que su discernir logra dar el paso de la renuncia a lo que le ha brindado
seguridad, por aquello que aún no conoce, pero que sabe será su gloria y su contento.
Más de un personaje bíblico, muestra en su historia narrada la experiencia de un Dios que
es ausencia-presencia, podemos reconocerlo en relatos cómo el de Moisés, Elías o Ester. Es
Dios que ha dejado a su pueblo y ellos respectivamente, la ausencia sentida, los pone frente
32 Ros García, La presencia ausente de Dios en Teresa de Jesús, Revista de Espiritualidad 282 (2012), 9.
33 Teresa de Jesús, poema 5, 1330.
18
a la presencia de Dios, que se manifiesta en una zarza ardiente, en un ángel y en un Rey.
Pero esto es sólo el final del proceso, todos, antes de llegar allá, han pasado por la crisis.
La crisis puede tener como consecuencia en la vida del ser humano dos resultados
claramente definidos, el de la maduración personal que se adquiere al mirar la crisis cómo
posibilidad o la de la frustración personal cuando la crisis se convierte en un límite contra el
que no se puede luchar. Esto sucede porque la crisis implica al ser humano en su ser vital,
es una experiencia interna que involucra su integridad, es el ser humano completo que pasa,
sufre y surge de la crisis, esto incluye su temporalidad pasado-presente-futuro, es así que
decisiones de hoy lo abrirán a un futuro esperanzador o lo atarán a un pasado que añora
nostálgicamente. En otras palabras, la crisis implica la felicidad o fracaso en la vida del ser
humano.
1.3 Lugar Teológico
Por Lugar Teológico se entiende el escenario más óptimo para la manifestación de Dios,
lugar de comunicación de su presencia para con el hombre, que se convierte en receptor de
ésta. Es en este mismo sentido que La Constitución Dogmática Dei Verbum del Concilio
Vaticano II afirma que “quiso Dios en su bondad y sabiduría revelarse a sí mismo y dar a
conocer el misterio de su voluntad, mediante el cual los hombres, por medio de Cristo,
Verbo encarnado, tienen acceso al Padre en el Espíritu Santo y se hacen consortes de la
naturaleza divina”34. Es importante anotar que es Dios quien se revela, y es Él quien
permite el acceso a su propio ser, dejando que la humanidad lo conozca.
Esta revelación se ha dado a través de la historia, como es descrito en el libro de los
hebreos, “muchas veces y de muchas maneras habló Dios en el pasado a nuestros padres
por medio de los profetas. En estos últimos tiempos nos ha hablado por medio de su Hijo”
(Hb 1,1-2), si bien es Jesús el culmen de la revelación, no se puede perder de vista que la
afirmación dada en el texto de los hebreos, Dios se ha revelado muchas veces, indica
constancia temporal, es decir su repetición en el tiempo o dicho de otra manera en la
historia; pero también, se afirma que se ha revelado de muchas maneras, en este caso,
maneras, puede equiparar a lo que se reconoce como un lugar teológico.
34 DV 2.
19
Esta categoría de lugar teológico, ha sido atribuida al teólogo dominico Melchor Cano35,
su obra titulada, De Locis Theologicis, que quiere decir lugares teológicos, publicada
después de su muerte en 1563, señala los ámbitos en los que se manifiesta la presencia de
Dios. Él describe una serie de escenarios de esta revelación.
Cano, hace una interpretación de estos espacios Teológicos y los divide en dos grupos, por
un lado, los lugares teológicos en lo que sin lugar a duda se revela Dios, que son: la
Sagrada Escritura, la Tradición Apostólica, la autoridad de la Iglesia católica (Magisterio),
los Concilios ecuménicos, el Magisterio pontificio (el Papa), los Padres de la Iglesia y
teólogos y canonistas. Aparte de estos siete lugares propios de la revelación, Cano, también
presenta otro tres lugares como secundarios o derivados, estos son, la razón natural, el
pensamiento de los filósofos y juristas y la historia.
El Concilio Vaticano II, en la Constitución Dogmática ya mencionada, reconoce que la
Revelación Divina está contenida en la Sagrada Escritura como palabra de Dios escrita bajo
la inspiración del Espíritu Santo36, y la vincula de manera inseparable con la Sagrada
Tradición (tradición Apostólica) por que ésta, transmitida por los Apóstoles y sus
sucesores, es también inspirada por el Espíritu Santo37. Debemos sumar el Magisterio, que,
“para que el Evangelio se conservara constantemente íntegro y vivo en la Iglesia, los
Apóstoles dejaron como sucesores a los obispos, entregándoles su propio cargo de
magisterio”38. Debemos notar, que al menos estos tres lugares de revelación siempre han
sido considerados como tales.
35 Fraile dominico y teólogo español (1509 – 1560). Fue profesor en las universidades de Alcalá de Henares y
Salamanca, contado entre los renovadores de la escolástica. Fue un recio opositor a la naciente Compañía de Jesús.
Teólogo de Trento. Animó al rey Felipe II a emprender un catolicismo nacional y cerrado a toda influencia europea. Su
obra más importante publicada después de su muerte es “De locis theologicis” (1563).
36 DV 9.
37 Ibíd.
38 Ibíd. 7.
20
Sin embargo, no se puede ignorar, que en la etapa posconciliar que se vive, han aparecido
autores que dan muchos otros escenarios como lugares teológicos, tales como el pobre39 o
la creación40, entre otros. “Ambrosio afirma que la historia de la salvación no solo
comprende la Antigua y la Nueva Alianza, sino también el momento actual”41, si bien Jesús
es el culmen de la revelación divina, la Dei Verbum afirma que “este plan de la revelación
se realiza con palabras y hechos intrínsecamente conexos entre sí”42, por tal motivo la
revelación de Dios tiene que ser siempre actual, en Cristo por quien todo fue hecho y en
quien todo subsiste43.
Ante este panorama, no se puede dejar de lado la realidad de Latinoamérica. La reflexión
teológica elaborada en los países de América Latina, que han enriquecido la mirada eclesial
frente a las realidades vividas, convirtiéndose después del concilio Vaticano II en terreno
fecundo para una nueva comprensión de los llamados lugares teológicos, no son propuestas
de nuevos escenarios, por el contrario son los escenarios de siempre, pero con la reflexión
que nos ofrece la Iglesia Americana.
Sobrino indica el escenario desde donde mira la teología Latinoamericana al abordar el
tema de la relación entre la teoría y la praxis en el conocimiento teológico:
La teología latinoamericana como conocimiento teológico ha partido de otros
presupuestos. Su novedad no ha surgido de la historia de su teología, pues ésta no ha
existido prácticamente sino hasta muy recientemente. La teología no se ha
comprendido entonces a partir de la tradición de la teología, sino que ha surgido de
una praxis vivida de liberación, por incipiente que ésta haya sido. Es decir, ha
39 Tema trabajado ampliamente por: Gustavo Gutiérrez OP, Del lado de los pobres, CEP, Lima, 2005; Jon Sobrino,
Opción por los pobres, en Conceptos fundamentales del cristianismo, Trotta, Madrid, 1993; José Ignacio González Faus
SJ “los pobres como lugar teológico” y Leonardo Boff, Teología desde el lugar del pobre, Sal Terrrae, Santander, 1988.
40 Tema abordado por autores como: Juan Luis Ruiz de la Peña, Teología de la Creación, Sal Terrae, Santander, 1996;
Leonardo Boff, Dignidad de la Tierra, Trotta, Madrid, 2000 e Ian Bradley, Dios es Verde, Sal Terrae, Santander, 1993.
41 Schneider, Teología como biografía, 57.
42 DV 4.
43 Col 1, 16.
21
existido primero un contacto teológico con la realidad aun antes de reflexionar sobre
la teología implicada en ese contacto44.
Esta afirmación de Sobrino, mira nuevamente la realidad de la experiencia, Dios no se
revela en lo estático, sino en lo que siempre se renueva, pues su revelación es auto-
comunicación, y toda comunicación es un proceso de acción.
El teólogo jesuita Jorge Costadoat45, en un artículo en el que indaga sobre el término lugar
teológico en Jon Sobrino, aclara que este autor considera que lo que es conocido como
lugar teológico, son “las fuentes en las que se encuentra contenida la revelación”46, y “para
él, el lugar teológico tiene un sentido más amplio, es ese lugar en la realidad histórica que
permite conocer las fuentes”47.
Se puede concluir, que un lugar teológico, es el horizonte donde confluye el lugar
geográfico, el lugar físico concreto en que se da el evento y el lugar cultural, la realidad
concreta en la que se vive la experiencia. En este espacio combinado, el ser humano
experimenta la presencia divina lo trascendente se hace histórico y se vive la auto-
comunicación de Dios al hombre que le responde.
1.4. La crisis como lugar teológico
Manuel Lázaro Pulido se pregunta: “¿y si la crisis fuera un lugar teológico?”48, pero no da
una respuesta, al menos una con la que se pueda decir que si o que no. Su estilo pretende
ejemplarizar esta experiencia y dejar que sea el lector quien de la respuesta final, quizás su
deseo no es saber si la crisis es un espacio de revelación divina, sino la de explicarla, cómo
una oportunidad del hombre para acercarse a Dios por medio de su fragilidad, el dolor o
como el mismo dice por la teología de la cruz.
44 Sobrino, Resurrección de la verdadera Iglesia, 32.
45 Doctor en teología por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma y profesor en la Pontificia Universidad Católica
de Chile.
46 Costadoat, El “lugar teológico” en Jon Sobrino, Revista Theologica Xaveriana, enero – junio 2016, 37.
47 Ibíd.
48 Lázaro, La crisis como lugar teológico, 30.
22
Este capítulo de la investigación pretende reconocer los rasgos e implicaciones de la crisis
como lugar teológico, si se acepta que el lugar teológico está ligado a la experiencia del ser
humano, se debe recordar que en ese mismo espacio se mueve y se manifiesta la crisis,
como experiencia interna y humana.
Hay que recordar que uno de los significados de crisis es un espacio en el que se discierne y
se decide, la crisis es una experiencia humana y personal, con estas características se puede
tener una aproximar a ella como lugar de manifestación divina, es decir el locum
theologicum, el lugar teológico, un escenario donde se hace presente Dios, una revelación
que no se hace aislada, sino que repercute en una comunidad, pues Dios al manifestarse al
ser humano histórico, se hace parte de la historia y así afecta a otros seres a partir de la
relación con cualesquiera entren en relación con él.
El lugar teológico, es el lugar donde encontramos el acceso a Dios, y es Jesús quien nos
abre dicho camino de acceso a Dios, el místico doctor de la Iglesia, san Juan de la Cruz,
reconoce, que es en el Hijo donde se encuentra toda revelación, “una palabra habló el
Padre, que fue su Hijo, y ésta habla siempre en eterno silencio, y en silencio ha de ser oída
del alma.”49 La crisis también es una experiencia de silencio, pues como se ha podido
constatar, sólo la comprende el que la vive y su transmisión siempre queda en un balbuceo,
pues no se puede describir plenamente su vivencia concreta.
Sin embargo, la experiencia es real, por eso, el mismo santo carmelita, que ha vivido la
experiencia de la crisis, soledad, silencio de Dios en una cárcel50, dice: “No me quitarás,
Dios mío, lo que una vez me diste en tu único Hijo Jesucristo, en que me diste todo lo que
quiero”51 y así en Jesús finalmente se apropia de toda la realidad divina, la crisis se vuelve
como en toda revelación, lugar teológico en Cristo.
49 Juan de la Cruz, Puntos de amor, 21.
50 Juan de la Cruz, fue apresado por los mismos frailes del Carmelo no reformado, en una cárcel de Toledo por nueve
meses: Juan es sometido a juicio y se le condena por “rebelde y contumaz”. Lo tratan de persuadir para dejar la reforma
con promesas, halagos y le ofrecen un priorato, una buena biblioteca, una buena celda, una cruz de oro… fray Juan
responde: “El que busca a Cristo desnudo, no ha de menester joyas de oro.” (Fr. José Luis de Jesús. Estrellas de Santidad
del Carmelo Teresiano, 21).
51 Juan de la Cruz, Dichos de luz y amor, 26.
23
Míos son los cielos y mía es la tierra; mías son las gentes, los justos son míos y míos
los pecadores; los ángeles son míos, y la Madre de Dios y todas las cosas son mías;
y el mismo Dios es mío y para mí, porque Cristo es mío y todo para mí. Pues ¿qué
pides y buscas, alma mía? Tuyo es todo esto, y todo es para ti. No te pongas en
menos ni repares en meajas que se caen de la mesa de tu Padre. Sal fuera y gloríate
en tu gloria, escóndete en ella y goza, y alcanzarás las peticiones de tu corazón52.
Encontrarse en una situación de crisis, obliga al individuo a buscar respuestas, soluciones, y
algún sentido a todo aquello que va experimentando, la crisis no puede separarse de la
existencia humana, cuando en la Biblia se encuentran procesos vocacionales, no se puede
obviar, la presencia previa de la crisis.
Se mencionaba con anterioridad, que si bien la palabra crisis no es nombrada en el Antiguo
Testamento, diversos personajes Bíblicos han vivido, la crisis, y ésta como experiencia
anterior a su respuesta vocacional, siendo en ella donde se manifiesta Dios.
En el libro del Éxodo por ejemplo, se encuentra la figura de Moisés, que entra en una fuerte
crisis, primero de identidad, no es el egipcio que creyó ser, él descubre su raíz hebrea y
pierde su estabilidad emocional frente a su realidad cultural; segundo, la crisis de la
realización personal, a pesar de asentarse en una tierra que se vuelve propia, y emparentarse
con una familia económicamente pudiente, pues el padre de su esposa era sacerdote de la
región y dueño de rebaños y ganados, Moisés se siente no realizado, porque ha dejado
cosas inconclusas en su vida, en el lugar de donde él viene. Moisés, vuelve al desierto, a
Horeb, la montaña de Dios, y luego de acercarse al fenómeno de la zarza ardiente que no se
consume, vive en su crisis su locis theologicis, “no te acerques aquí; quítate las sandalias
que llevas puestas, porque el lugar que pisas es suelo sagrado” (Ex 3,5).
Se encuentra en el simbolismo del relato, la palabra lugar sagrado, que se puede definir
como lugar de Dios o lugar teológico, Moisés que aún no ha recibido la misión y que
todavía no ha descubierto su vocación, no puede acercarse y tiene que quitarse las sandalias
de sus pies, sugerente símbolo de quedarse sin la seguridad en la que asienta toda su
52 Ibíd., 27.
24
humanidad y abrirse a una nueva experiencia descalzo e iluminado por aquel fuego que no
se consume. La crisis es el momento preciso en que Yahvé le llamó y le habló.
La pequeña doctora de la Iglesia y del Carmelo, Teresa del Niño Jesús, en su oración
ofrenda al amor misericordioso53 será quien mejor describa la crisis como lugar teológico,
en está oración, ella que ha conocido el dolor por las diversas situaciones que ha vivido,
dirá: “te doy gracias, Dios mío, por todos los beneficios que me has concedido, y en
especial por haberme hecho pasar por el crisol del sufrimiento. En el último día te
contemplaré llena de gozo llevando el cetro de la cruz”54.
1. 5 Conclusión al Capítulo
Al iniciar este capítulo se hizo una aproximación al significado de la palabra crisis, a su
etimología y a su uso en diversos campos del conocimiento, se pudo identificar que la
significación en castellano tiene algunas diferencias que traen una serie de repercusiones
para la comprensión actual de la llamada crisis. Después de reconocer el carácter
polisémico de la categoría crisis para el español, se afianzó este trabajo en la comprensión
griega, como acción y como lugar.
Reconocido el significado de la crisis, se vió a ésta como parte del hombre, la crisis como
experiencia humana, descubriendo que es una experiencia que sólo la puede vivir el ser
humano. Entrando en la subjetividad de ella, pero reconociendo su realidad, la crisis es una
experiencia concreta, aunque se contemple en ella unas variables difíciles de encuadrar en
una teoría.
Para acercarse a la crisis es necesario desprenderse de los criterios científicos actuales de
comprobación, los procesos son diferentes y parten de la experiencia. Es por la narrativa de
la experiencia, que se puede acceder al conocimiento de la crisis en los textos bíblicos, o en
las biografías de cualesquiera individuos se quiera conocer. Así se descubren otras maneras
de aproximarse a la crisis de otros, manifestada en experiencias como la fragilidad, o la
ausencia-presencia de Dios, tan común en los relatos bíblicos.
53 Ofrenda de mi misma como víctima de holocausto al amor misericordioso de Dios.
54 Teresa de Lisieux, Obras completas, 736.
25
Partiendo de estos personajes se puede dar el salto de la crisis como experiencia personal al
plano comunitario, porque todos ellos viven esta experiencia, ciertamente personal, única e
irrepetible, en el seno de una comunidad, que vive también la experiencia de Dios.
En el desarrollo del capítulo, se puede ver también de forma separada lo que se ha
comprendido al interior de la teología como locum theologicum, el lugar teológico, y desde
la mirada de Melchor Cano, quien escribiera las primeras líneas teóricas sobre este tema,
deja un amplio panorama de lugares teológicos, diez para ser precisos, entre los que
diferencia los de primer orden y los derivados.
Con el Concilio Vaticano II, se pudo entrar en contacto con la importancia de la narrativa y
de la historia, “es decir, que la realidad creada e histórica es símbolo, mediación y única
posibilidad de acceso al conocimiento de Dios”55 solo ahí se puede encontrar las huellas de
su presencia.
En Latinoamérica Dios viene aconteciendo desde las realidades, es desde aquellos
escenarios en que los teólogos han logrado dar una nueva comprensión de lo que son los
lugares teológicos, profundizando en la comprensión de la presencia de Dios, más que en
las fuentes de la revelación divina, en la realidad histórica en la que Dios se hace presente.
Finalmente se vio que la vida del ser humano según lo expuesto, se vuelve en lugar para la
manifestación de Dios y por qué no decirlo, es el hombre en crisis, un lugar teológico, lugar
de encuentro entre Dios y el hombre, entre la humanidad y la divinidad. Por eso, se hace
necesario descubrir las posibilidades que ofrece la crisis como lugar teológico, para el
encuentro con Dios e ir afinando el oído para que la crisis deje de ser una situación
desastrosa y se convierta en un verdadero lugar teológico.
Es un deber permanente de la Iglesia escudriñar bien las señales de los tiempos e
interpretarla a la luz del Evangelio, de forma que, acomodándose a cada generación,
pueda la Iglesia responder a los perennes interrogantes de la humanidad sobre el
sentido de la vida presente y de la vida futura y sobre la mutua relación de ambas.
Es necesario por ello conocer y comprender el mundo en que vivimos, sus
55 Documento de identidad de la facultad de teología, PUJ, 27, 2016.
26
esperanzas, sus aspiraciones y el sesgo dramático que con frecuencia le
caracteriza.56
Para llegar a entender la crisis en la vida del ser humano, es preciso abrir la vida, releerla y
encontrar en la vida narrada el paso de Dios que plenifica al ser humano: dejando que Él se
revele, se llega a la realización personal. En ese sentido, la crisis viene a ser el lugar donde
el hombre descubre el amor divino que le revela su dignidad.
56 GS 4.
CAPITULO II
2. TERESA DE JESÚS UNA EXPERIENCIA DE DIOS EN LA CRISIS
La experiencia humana, trae consigo una serie de situaciones, que de maneras distintas van
dejando en el interior del individuo una forma concreta de responder al exterior, si la
situaciones son positivas, el hombre o la mujer que lo viva, se abrirán con mayor facilidad a
lo novedad que trae consigo, el solo hecho de vivir.
Cuando las situaciones vividas, no son tan positivas como esperamos, crea un halo entorno
al ser humano que las pasa y pueden convertirse en una barrera para no querer vivir nuevas
experiencias, sea por temor a volver a sufrir o por la inseguridad que le ha generado en su
ser dicha experiencia, privándose, de esta manera, de la oportunidad de renovarse y crecer.
Los eventos vividos que sacan a las personas de su zona de confort, se convierten en
momentos de “crisis”, que por la carga negativa, como se ha visto en el desarrollo del
primer capítulo de este trabajo, hacen que las personas sientan miedo de la crisis, cuando
deberían verla como oportunidad y posibilidad de crecimiento.
A través de la historia han existido hombres y mujeres que con su vida se vuelven estímulo
para otras, pues, logran empatizar con sus admiradores a partir de mostrar en su vida hecha
relato situaciones extremas, crisis personales enfrentadas, vencidas y finalmente
teologizadas. “En el testimonio de vida de estas existencias teológicas se encuentra una
teología ejemplar del seguimiento de rango dogmático. La teología vital y ejemplar de
dichas existencias teológicas desarrolla una “dogmática experimental” que lleva a dar
testimonio de la fe partiendo de la vida y no del concepto”57.
La historia es la sucesión de eventos que se dan de manera procesual en que las cosas se
van dando una tras otra, integradas y con sentido, incluso las historias fundantes de las
diversas culturas, pretenden dar un relato ordenado aun de lo que no se ha sido testigo.
57 Schneider, Teología como biografía, 28.
28
Los relatos bíblicos, buscan también dar a conocer de forma progresiva la revelación, la
cual el pueblo de Israel, no la concibe estática, dada una vez por todas, sino que se irá
desplegando con el paso del tiempo. Está claro que esto es una interpretación que se hace
posteriormente al suceso acontecido y leyendo las consecuencias de estos sucesos.
Relatar, es una cosa que ha existido siempre en el ser humano, todo hombre y toda mujer,
relata y se relata. Lo que relata y la intención de sus relatos es lo que varía, podemos
encontrar relatos que pretenden enseñar y transmitir lo cultural, otros relatos son
simplemente el deseo por comunicar un hecho vivido, y así podemos continuar con una
serie de razones, todas válidas para crear un relato.
El relato de la vida de un individuo, es la expresión concreta y singular de la manera como
Dios se relaciona con una persona concreta en la historia, Schneider apunta sobre estos
relatos de vidas, que: “su biografía, se convierte en una suerte de mistagogía, en una guía
hacia el misterio de Dios”58. Frente a los relatos, Daniel Marguerat dirá, que existen dos
tipos de lectores, “el primer lector se deja llevar por el relato. El segundo quisiera saber
cómo hace el autor para arrebatarle con el relato59”. Para poder descubrir en la experiencia
de quien relata su vida aquello que lo mueve a hacerlo, es necesario reconocer que lo que
escribe no es otra cosa que esa relectura de lo acontecido, por lo tanto, el lector, no debe
asumir un relato de manera pasiva, como lo haría a quien Marguerat llama primer lector,
que se queda en la mirada externa de lo contado, sino que se vuelve esencial abordar la
lectura de manera activa, en la que se miren los hilos narrativos que motivan al autor para
contar su experiencia.
Al volver sobre el tema de la crisis como lugar teológico, es necesario recordar las dos vías
semánticas que se trabajó en el primer capítulo sobre esta categoría, la primera, la que
brinda la etimología griega, como un lugar donde se decide; y la segunda, la significación
que le da el español de situación mala o difícil, cómo la más difundida y con la que más se
ha casado el intelecto hispanoamericano frente a esta palabra. Con estas dos ideas, al
acercarse nuevamente a la crisis, como experiencia narrada y experiencia de encuentro con
58 Ibíd. 30.
59 Marguerat y Bourquin, Cómo leer los relatos bíblicos, 9.
29
Dios, se es consciente de lo duro que es esta situación en la vida del ser humano, por ser
existencial: “Una crisis existencial, por tanto, tiene un carácter traumático, en tanto que
exige la toma de una decisión que puede comprometer la existencia en toda su anchura,
largura y profundidad, un cambio significativo de argumento vital, incluso una
transformación radical de valores y creencias nucleares”60.
Teresa de Cepeda y Ahumada, más conocida en el mundo por Teresa de Jesús o también
Teresa de Ávila haciendo alusión a su ciudad natal, es uno de esos personajes cautivadores,
que comparte con sus lectores sus vivencias, sus luchas y victorias, sus reflexiones muchas
veces críticas y en tono sarcástico hacia la sociedad en la que le tocó vivir y sufrir. Todo
esto le ha valido para empatizar con su público, porque narra su vida, sus experiencias y sus
crisis en clave autobiográfica, es decir escribe su vida respondiendo al porque de lo vivido
con mirada retrospectiva.
La primera vez que escribe Teresa sobre ella misma será, cuando a los 40 años, le piden
poner por escrito aquellas vivencias interiores en unos papeles sueltos; estas relaciones,
condición que le pone su confesor para poder discernir sobre sus experiencia místicas, serán
conocidas como las cuentas de conciencia. Diez años después, estas cuentas de conciencia
le servirán para que Teresa recoja su experiencia autobiográfica en un libro, que será
conocido simplemente como Vida.
Este libro es una relación selecta de su devenir existencial donde expresa la
cohesión y el equilibrio que ha encontrado en su existencia. Ensambla puntos
inconexos y reconstruye arbitrariamente su “desbaratada” vida. La reconstrucción
de la vida es siempre más lógica que la vida misma, por la simple razón de que
mientras vivimos, captamos la realidad sucesivamente y de un modo inconexo. Solo
después, viéndola retrospectivamente, la damos cohesión y sentido al
contemplarla.61
60 García-Alandete, Inteligencia emocional, optimismo y crisis existenciales, 52.
61 García Ordás, Teresa de Jesús presencia y experiencia, 14.
30
Teresa escribe en el libro de la Vida, no una biografía, sino una autobiografía. En una
biografía, se escriben los hechos del pasado, de manera informativa, como se hace en las
memorias o en los diarios, y su estilo está direccionado en los detalles, en que se cuenta qué
sucedió y cómo sucedió; pero no es así en Teresa, ella no narra su pasado, ella narra desde
su hoy el paso de los sucesos en su vida, para dar razón del resultado actual de su ser:
La diferencia entre biografía y autobiografía radica en que el tema central de la
biografía es el bios, hechos-datos, el curso general de la existencia y que
ordinariamente se escribe al final de la vida. El tema central de la autobiografía es el
autos, el yo… más que datos, encontramos autoanálisis, introspección,
autodescubrimiento62.
Por este motivo, la historia se vuelve clave importante para la comprensión del actuar de
Dios en los personajes. Se hace necesario tres aproximaciones a un mismo texto: primero,
la mirada al contexto general, el mundo y la sociedad en el que se enmarca el relato;
segundo, al contexto redaccional, que es el momento cuando se escribe este hecho, que, por
más objetividad que se pretenda tener, la situación social del autor también influirá en lo
que escriba, y, por último, al contexto personal de quien narra, que se diferencia de lo
anterior porque el espacio de observación es el mismo individuo, su historia, vivida y
reflexionada y finalmente relatada,
El libro de Vida de Teresa de Jesús “es la historia de la salvación de la propia autora, según
se ha ido logrando en el decurso de su propia vida. Es, por tanto, un testimonio preclaro de
la obra de Dios y la gracia obrada en su alma”63. De esta obra teresiana, se tomará la
narración de tres momentos que por medio de este trabajo se abordarán como modelo de la
crisis como un lugar teológico y se enumerarán de la siguiente manera:
1. La crisis vocacional, narración de su proceso para decidir ser monja.
2. La crisis oracional, relato con el describe su proceso de aprendizaje al hacer oración.
62 Ibíd. 15.
63 Santa Teresa de Jesús Doctora de la Iglesia, Documentos oficiales del proceso canónico, 121.
31
3. La crisis fundacional, narración de los trabajos por los que paso para fundar el primer
monasterio de Carmelitas Descalzas.
En este capítulo se pretende analizar el significado y sentido de la crisis en la experiencia
de Teresa de Jesús, desde su contexto interpretado por ella misma en el libro de Vida, para
ello se usará el método hermenéutico interpretativo utilizado para la lectura de textos
bíblicos, propuesta por Daniel Marguerat e Yvan Bourquin. Con este método, al acercarse a
la narración de Teresa de Jesús, se aplicará el proceso de análisis para estos relatos, la
interpretación será guiada por lo que se entiende como lugar teológico desde la teología
espiritual.
También se verá el texto del libro del Éxodo, en el que se narra la experiencia de Moisés,
que leída con este mismo método, iluminará la experiencia de Teresa de Jesús al ser
comparada. La vida de Moisés al igual que la de Teresa pasa por un largo proceso de
transformación, desde su propia aceptación personal hasta su liderazgo histórico frente a un
grupo humano como es el pueblo de Israel, incluso después de su muerte.
El texto de Éxodo, es sin duda, dentro del Antiguo Testamento una referencia importante
para hablar de la presencia de Dios, su manifestación y su actuar en la historia. Es para la
teología un lugar teológico reconocido dentro de la tradición veterotestamentaria, es el
relato donde Dios se auto-revela. Los símbolos usados en esta narración son elocuentes por
sí mismo: el ángel del Señor, el fuego, el hombre en crisis, el desierto, la descalcez, todo
nos habla de misterio y de relación.
En este relato del Éxodo, se puede observar a un Dios que se relaciona con el ser humano,
que es también un ser relacional. Se puede distinguir en la experiencia de Moisés, a Dios
como un ser en comunicación y en relación.
En esta relación de Dios con Moisés, se puede ver a Moisés, el judío que no se reconoce
como tal, y cuando descubre su identidad entra en una crisis, el huye y deja atrás Egipto,
pero lejos de solucionar su crisis, se hace más profunda y es al interior de ésta donde Dios
se hace presente, abriendo para él un proceso hacia la libertad. Teresa, también de familia
judía que ha luchado por alcanzar la hidalguía, va sufriendo en su vida diversas crisis en
32
busca de la felicidad, huye del mundo, pero será cuando en la crisis reconozca la presencia
de Dios amigo y compañero y cuando realmente empiece su proceso rumbo a la felicidad.
En ambos procesos, el autor de esta investigación ha intuido que existen tres niveles de
relación con Dios quien a través de su revelación hace que el hombre también se vuelva
comunicación, estos tres niveles, que son: la relación con Dios a nivel personal; la relación
con Dios a nivel comunitario y por último la relación con Dios a nivel social. Estos tres
niveles se interrelacionan con los niveles contextuales que ya sean menciona en párrafos
anteriores: contexto general, contexto redaccional y el contexto personal. Las crisis tanto la
de Teresa cómo la de Moisés, permitirán evidenciar estos niveles, que se pueden graficar
como: personal – contexto personal; comunitario – contexto redaccional y social – contexto
general. Todo esto se irá reconociendo a medida que se desarrolle cada crisis de Teresa de
Jesús.
2.1 Teresa una mujer testigo de la crisis
Teresa de Jesús, es una mujer del siglo XVI, una época en que la mujer no es valorada en
ningún ambiente intelectual, imaginar a mujeres escritoras es por poco casi impensable, y,
en ese ambiente, surge Teresa, la escritora, la fundadora, la mujer en crisis, que se abre
paso entre las dificultades culturales y eclesiales para comunicar su experiencia de
encuentro con Dios en medio de sus crisis.
Sabemos de manera certera, por medio de los diferentes estudios sobre la forma de
redacción teresiana, que la santa utilizó muchas formas retóricas para poder validar algo
que le agradaba hacer, que era el escribir. Si bien, sabemos que ella escribía con gusto,
Teresa, iniciará su autobiografía diciendo que es, porque se lo han mandado64, por que la
han dado licencia65 y porque el Señor lo quiere66. Estos tres datos, marcan de inicio el estilo
con el que los lectores de este texto serán llevados por ella.
64 Teresa de Jesús, Vida prólogo 1.
65 Ibíd.
66 Ibíd. 2.
33
Primero, el hecho de anotar que se lo han mandado, dará la aproximación al contexto
histórico en el que le toca vivir, una Iglesia machista y jerárquica, en la cual toda mujer por
su condición femenina ya es sospechosa de toda desviación en cuestiones de fe. Teresa lo
sabe, y necesita demostrar que escribe por orden de un confesor que representa a la Iglesia.
El segundo dato del que no hay que despistarse, está junto con el primero y es donde
Teresa dice “y dado larga licencia para que escriba”, dejando entrever su propio gusto para
hacerlo, en el idioma eclesiástico de su tiempo, la licencia, es decir el permiso para realizar
alguna actividad distinta a las contempladas en los libros constitucionales o los llamados,
de usos y costumbres, se obtiene cuando es pedido al superior inmediato; se puede entonces
inferir que Teresa, pidió este permiso, y escribió por gusto propio, que no ha de ser sorpresa
pues si pasamos del contexto general, al contexto particular de Teresa, en su hogar y en su
familia las letras no eran cosa extraña, sino por el contrario promovidas.
Hacia el final del prólogo al libro de Vida, Teresa nos mostrará un tercer dato, que ya se
relaciona con ese contexto personal, interno, ella dirá que escribe porque “el Señor así lo
quiere”, dejando entender que aquello que ella redacte, “será para gloria y alabanza” de Él.
Ella misma, se convertirá posteriormente, en un lugar teológico para sus lectores, como
afirma Schneider a partir del texto de Cano, “Entre las existencias teológicas, corresponde a
los santos una significación especial. Para Melchor Cano uno de los loci theologici es la
autoridad de los santos, pues el significado de todos los santos es el significado del Espíritu
Santo mismo”67.
El personaje bíblico con quien se compara la experiencia de Teresa, deja notar en el relato
esta misma dinámica; por ejemplo en la narración del capítulo 3 del libro del Éxodo, en la
cual se valida a Moisés como liberador de su pueblo, podemos encontrar también, estos tres
elementos: Moisés es mandado, pide licencia para ir y esto lo realiza por que el Señor así lo
quiere.
67 Schneider, Teología como biografía, 31.
34
Quién se lo manda es Yahvé, y lo hace diciéndole, “Yo te envío al faraón para que saques a
mi pueblo, los Israelitas, de Egipto68”; su suegro Jetró, sacerdote de Madián, le dará la
licencia, el permiso para ir, como lo dice el texto de Éxodo, “Moisés regresó a casa de su
suegro Jetró y le dijo: ‘permíteme volver donde mis hermanos de Egipto para ver si aún
viven.’ Jetró respondió a Moisés: ‘vete en paz’.69” y por último, es Yahvé, el Señor, el que
así lo quiere, “Yo estaré contigo. Y ésta será la señal de que yo te envío: cuando hayas
sacado al pueblo de Egipto, daréis culto a Dios en este monte70.”
Teresa vivirá la crisis muy de cerca, es una mujer en crisis, porque es un mundo en crisis
que se deja traslucir en la sociedad, la crisis se ha manifestado en ella por medio de la
fragilidad. Sus enfermedades se convierten en reflejo de aquello que vive interiormente,
recordemos que incluso la categoría de crisis, es utilizada en el ambiente médico para
referirse a procesos de enfermedad. Daniel de Pablo Maroto, hará una explicación desde la
teología espiritual acerca de las enfermedades sufridas por Teresa.
En primer lugar, es sintomático que las enfermedades comenzaron en los momentos
precisos en los que Doña Teresa tomó decisiones voluntariosas, con una energía que
ella bautizó como ‘determinada determinación’; concibe y ejecuta sus proyectos
‘suceda lo que sucediere’, aun en contra de la voluntad del padre, como una
verdadera ‘rebelde’, o también después de haberse frustrado un proyecto existencial,
suponemos que muy importante para ella. No podemos olvidar, en un estudio
profundo del tema, la posibilidad de que de que esas decisiones tan radicales hayan
influido en la etiología de sus enfermedades corporales, y si se quiere, neurológicas
y psíquicas71.
Se puede reconocer que la vida de Teresa es una vida en constantes crisis, que ella supo
manejar como oportunidades, aunque esto no cambia la tensión que trae consigo toda crisis,
logra convivir con ella transformándola en aliciente y dándole la forma de motivación para
emprender algo nuevo, ella verá en las dificultades una señal de lo bueno que se avecina.
68 Ex 3,10.
69 Ex 4,18.
70 Ex 3,12.
71 De Pablo Maroto, Santa Teresa de Jesús, nueva biografía, 139.
35
Díjome en secreto cómo no teníamos casa; porque estaba cerca de un monasterio de
agustinos, y que ellos resistían que no entrásemos ahí, y que forzado había de haber
pleito. ¡Oh, válgame Dios! Cuando Vos, Señor, queréis dar ánimo, ¡qué poco hacen
todas las contradicciones! Antes parece me animó, pareciéndome, pues ya se
comenzaba a alborotar el demonio, que se había de servir el Señor de aquel
monasterio72.
Vemos que Teresa no teme la dificultad, la ha convertido en termómetro de su obra, es lo
que le indica si lo que va realizando es bueno, su intuición se deja llevar por las situaciones
tensas y dificultosas, pero la clave para entender su mirada llena de confianza en medio de
la crisis, lo brinda su propio entorno social, la clave para entender a Teresa es la historia.
Es en la historia donde Teresa vive su experiencia, y ésta es condicionada por varios
elementos cómo, la religiosidad de su tiempo, el entorno intelectual de su sociedad y éste
frente el entorno del mundo intelectual que vive el resto de Europa que rodea a la España
del siglo XVI, la teología o las teologías de las que puede alimentar su vida espiritual; éstos
hacen entre otros un contexto especial para que la crisis no se vuelva en una enemiga, sino
en un terreno fecundo de esperanza, de encuentro y presencia de Dios frente al cambio.
Teresa reconoce que en cada crisis está Dios que es paciente e indulgente con ella:
“Paréceme andaba su Majestad mirando y remirando por dónde me podía tornar a sí.
¡Bendito seáis vos, Señor, que tanto me habéis sufrido!”73.
El siglo XVI, en España se viven cambios, en el primer capítulo se vio que estos momentos
de “cambios profundos y de consecuencias importantes en un proceso o una situación, o en
la manera en que estos son apreciados”74, son denominados por la Real Academia de la
Lengua Española como crisis, por eso cuando se mira el contexto de este siglo, podemos
afirmar que es un mundo, una sociedad en crisis.
Veintitrés años antes del nacimiento de Teresa, ocurren acontecimientos que a manera de
eslabones de una cadena se fueron sucediendo uno tras otros, casi sin dar el tiempo
72 Teresa de Jesús, F3, 4.
73 Ibíd. V2, 9.
74 Diccionario RAE, 22ª edición, Madrid, 2001.
36
suficiente para la adaptación, por ejemplo, en un solo año se da la llamada reconquista del
territorio español con la expulsión de los moros, luego la expulsión de los judíos y
finalmente el descubrimiento de América, estos acontecimientos que se dan en 1492,
crearán un ambiente de cambios bruscos, que se verán repercutir en el actuar del hombre de
España del siglo XVI. Para cuando Teresa ya ha nacido, se da el inicio de la Reforma
Protestante en 1517, y entre 1531 y 1534 la ruptura de la Iglesia Romana con la de
Inglaterra, ambas situaciones trae sobre el territorio español, proclamado como católico, la
sospecha sobre todas las cuestiones de fe y devoción. Para terminar con la mirada a este
panorama de cambios e inestabilidad social, se debe mencionar el Concilio de Trento, que
es la respuesta eclesial oficial frente a todos los acontecimientos que se han ido sucediendo
en el mundo occidental. Teresa durante este tiempo vivirá el proceso fundacional de su
primer monasterio de carmelitas descalzas. Se debe apuntar, que si bien la Iglesia Romana,
busca consolidarse frente la diversidad eclesial proclamando su unidad, la Iglesia española
del siglo XVI, era una Iglesia muy autónoma, que vivía su propio estilo y defendía sus
propios ideales e intereses, que eran muchas veces la del Rey de turno, pero siempre
proclamaban su adhesión a Roma.
Teresa, como lo dice el teresianista Daniel de Pablo Maroto, “se convierte en un almacén
de noticias que iluminan el panorama social, económico, político y religioso de la España
de su tiempo. Pero los relatos históricos son como ondas de su actividad nuclear que se
expanden en círculos concéntricos hacia la periferia del ser”75, lo que su tiempo le brinda en
su interior se convierte en experiencia, Teresa como todo ser humano es hija de su tiempo,
pero no deja que el tiempo se convierta en una prisión, y se abre a la novedad del mañana,
del futuro diferente a pesar de lo que hoy puede suceder.
2.2 Las crisis de Teresa en el libro de la Vida.
Después, de realizar la aproximación al contexto de la autora, con esa triple mirada de lo
general, particular e interno; siguiendo el método para la lectura de textos de Daniel
Marguerat e Yvan Bourquin, se debe delimitar el texto. El autor de ésta investigación ha
75 De Pablo Maroto, Santa Teresa de Jesús, nueva biografía, 144.
37
escogido tres narraciones del libro de Vida, escrito por la misma Teresa de Jesús y los ha
llamado, por los elementos encontrados en ellos, las crisis de Teresa de Jesús.
La primera crisis se da en la adolescencia de la autora, será llamada la crisis de la vocación,
esta se puede encontrar iniciando el 2,6 del libro de Vida y llega a su desenlace en el 4, 2,
siendo el punto más álgido en el 3,6 en el que ella haciendo la relectura de este momento
narra lo duro que fue vivir esta batalla interna.
En esta batalla estuve tres meses, forzándome a mí misma con esta razón: que los
trabajos y pena de ser monja no podía ser mayor que la del purgatorio, y que yo
había bien merecido el infierno; que no era mucho estar lo que viviese como en
purgatorio, y que después me iría derecha al cielo, que éste era mi deseo.
Y en este movimiento de tomar estado, más me parece me movía un temor servil
que amor. Poníame el demonio que no podría sufrir los trabajos de la religión, por
ser tan regalada. A esto me defendía con los trabajos que pasó Cristo, porque no era
mucho yo pasase algunos por El; que El me ayudaría a llevarlos -debía pensar-, que
esto postrero no me acuerdo. Pasé hartas tentaciones estos días76.
La segunda crisis es la lucha por lograr el hábito de la oración, está crisis será llamada en
este trabajo la crisis oracional, aquí se narra el proceso de Teresa para entrar en el ritmo de
la oración personal y tiene su inicio en vida 6,3 y se prolonga hasta el 9,3, siendo el culmen
de la crisis el encuentro con la imagen de un Cristo que representaba el paso de la pasión de
Jesús en la columna después de haber recibido los azotes.
Pues ya andaba mi alma cansada y, aunque quería, no le dejaban descansar las
ruines costumbres que tenía. Acaecióme que, entrando un día en el oratorio, vi una
imagen que habían traído allá a guardar, que se había buscado para cierta fiesta que
se hacía en casa. Era de Cristo muy llagado y tan devota que, en mirándola, toda me
turbó de verle tal, porque representaba bien lo que pasó por nosotros. Fue tanto lo
que sentí de lo mal que había agradecido aquellas llagas, que el corazón me parece
76 Teresa de Jesús, V 3,6.
38
se me partía, y arrojéme cabe El con grandísimo derramamiento de lágrimas,
suplicándole me fortaleciese ya de una vez para no ofenderle77.
La tercera crisis, se denominará, crisis fundacional, porque es en la que se gestó la
fundación teresiana. Es una crisis más interior, entra en conflicto lo que ella vive
espiritualmente y su manifestación hacia el exterior, Teresa quiere saber si lo que vive es
verdadera experiencia de Dios o solamente es elucubración de su imaginación. La crisis
interior no deja por fuera de su manifestación la corporeidad, sino que la hace participe
plenamente de ella. Esta crisis se puede enmarcar en la narración de vida 27, 2 como inicio
de esta nueva experiencia e irá hasta el numeral 32,11. La cima de esta narración es la
escena conocida como la Transverberación, momento místico en el que Teresa siente que
su corazón es traspasado por un dardo encendido que mezcla el dolor y la suavidad en la
misma herida.
Este me parecía meter por el corazón algunas veces y que me llegaba a las entrañas.
Al sacarle, me parecía las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor
grande de Dios. Era tan grande el dolor, que me hacía dar aquellos quejidos, y tan
excesiva la suavidad que me pone este grandísimo dolor, que no hay desear que se
quite, ni se contenta el alma con menos que Dios. No es dolor corporal sino
espiritual, aunque no deja de participar el cuerpo algo, y aun harto. Es un requiebro
tan suave que pasa entre el alma y Dios, que suplico yo a su bondad lo dé a gustar a
quien pensare que miento78.
Estas tres narraciones de Teresa de Jesús, serán el espacio en el que se reconocerá la
experiencia teológica de la autora, sus crisis se convertirán en lugar teológico, es en ellas
que la santa experimenta la presencia de Dios que se revela en su vida y en su historia.
2.3 La crisis experiencia central: antes y después.
El autor ha querido hallar a partir del estilo literario de Teresa, alguna pista para guiar la
investigación, en ese deseo se ha encontrado con esta realidad, “el estilo literario teresiano
77 Ibíd. 9,1.
78 Ibíd. 29,13.
39
ha despertado la curiosidad de los investigadores…Muchos de ellos han intentado descubrir
las claves hermenéuticas que expliquen las peculiaridades de un lenguaje literario
difícilmente catalogable”79. Lo que dice el Carmelita descalzo, Tomás Álvarez es cierto,
pero así como en los textos bíblicos podemos encontrarnos con diversidad de estilos, en
Teresa de Jesús podemos hallar esta diversidad.
Por ejemplo en la obra de Teresa de Jesús, se puede encontrar lo que Daniel Marguerat
presenta como los “sándwiches”, un estilo de secuencia, muy utilizada por el autor del
evangelio de san Marcos para marcar la secuencia de un relato, “interrumpir un episodio
para retomarlo después de una escena intermedia es crear lo que se denomina una secuencia
sándwich”80. Este estilo de narración, se ve presente en sus libros, aunque muchos lo han
mal llamado dispersiones de la autora, atribuyendo esto a una cuestión de estilo más que
una intencionalidad, es decir, una Teresa que escribe como habla.
Esta forma narrativa usada por evangelista Marcos “provoca un fenómeno de eco entre la
escena engastada y la escena que engasta, y dicho eco produce una ganancia de sentido; las
dos escenas se interpretan una por la otra y una gracias a la otra”81.
Teresa utiliza en más de una oportunidad para narrar sus procesos vitales esta forma
literaria. Con este modelo de relato, se puede leer el pasaje conocido como el del Cura de
Becedas, la enseñanza que quiere darnos es “Cómo el Señor saca de los males bienes”82.
Teresa inicia el relato contando como va perdiendo la virtud “comenzó el demonio a
descomponer mi alma”83, pero reconoce que Dios “sacó de ello hartó bien”84. La historia
“sándwich” es la historia del cura que está en una relación amorosa ilícita, de la cual Teresa
lo saca “mostrándole más amor”85, Teresa, logra su cometido y termina la historia con la
conversión del sacerdote: “A cabo de un año en punto desde el primer día que yo le vi,
79 Álvarez, Diccionario de Santa Teresa de Jesús, 621.
80 Marguerat y Bourquin, Cómo leer los relatos bíblicos, 65.
81 Ibíd. 66.
82 Teresa de Jesús, V 5.
83 Ibíd. 5,3.
84 Ibíd.
85 Ibíd. 5,5.
40
murió. Y había estado muy en servicio de Dios… Murió muy bien y muy quitado de
aquella ocasión. Parece quiso el Señor que por estos medios se salvase”86. Luego de contar
esta historia, vuelve a su relato, que es su propio proceso de sanación, en el que termina
reconociendo la presencia de Dios y su actuación: “se ve más aquí la magnificencia de Dios
y lo que sufre (lo que Él soporta) a un alma. Sea bendito para siempre”87. En esta ocasión el
relato del cura sirve para explicar que para Dios no hay conversión imposible, y si eso
puedo hacer por aquel hombre, también lo puede hacer en Teresa.
Quien se acerque a los textos en los que el autor de este trabajo pretende analizar la crisis
como lugar teológico, debe tener en cuenta el hilo conductor con el cual Teresa ha narrado
su experiencia, se puede observar que tiene un patrón muy similar a algunos pasajes
bíblicos entre los que se encuentra como centro de la trama la crisis. Los tres relatos
seleccionados del libro de Vida, el de la crisis vocacional, la crisis oracional y la crisis
fundacional, deben ser vistos con el esquema narrativo con el que Marguerat después de la
delimitación analiza los textos bíblicos: Situación inicial – nudo - acción transformadora -
desenlace - situación final.
El esquema narrativo de Marguerat, es una forma con la que el lector puede acercarse a los
escritos de Teresa, ella, al comenzar sus relatos ubica a sus lectores en un lugar como punto
de partida, es en este lugar donde Teresa desarrolla una reflexión sobre diversos sucesos de
su vida a lo que se puede denominar como el nudo del relato. Pasado éste, llegamos a lo
central del relato, su experiencia de crisis vivida en el momento más intenso, ahí se da el
encuentro con Dios, ésta puede ser identificada con la acción transformadora, el lugar
teológico. Y finalmente por otro proceso de reflexión se dé el desenlace, volviendo a la
situación de inicio – final, pero ya transformado.
2.4 La crisis, un lugar de opción.
Se ha reconocido, que la crisis se convierte en un lugar de decisiones: son la reflexión y
deliberación surgidas en momentos difíciles que llevan al ser humano a dar respuestas a su
86 Ibíd. 5,6.
87 Ibíd. 5,11.
41
propia vida y dar cuenta de su actuar. El siguiente análisis busca concretizar una
experiencia particular, la de Teresa de Jesús, acercándose a sus crisis y buscando reconocer
teológicamente en esta situación la presencia de Dios que se revela y transforma su vida y
la lleva a tomar una opción entre muchas que aparecen frente a ella.
Las relaciones humanas están llenas de comunicación, sin comunicación no hay presencia,
la presencia se hace por medio de la interrelación, “aunque, teológicamente hablando, Dios
permanezca inmutable siempre, en sus relaciones con la persona humana es más o menos
activo, más o menos presente”88. En la crisis vocacional, podemos también reconocer ese
primer nivel de relación con Dios, el nivel personal, en este nivel es donde la persona toma
opciones y, por lo que opte, se dan repercusiones en su vida. La pregunta que ilumina esta
crisis es ¿Quién soy y qué quiero ser yo?
Siguiendo la estructura del esquema narrativo veremos cómo Dios se hace presente en la
crisis de Teresa de Jesús. La forma que nos presenta su relato vocacional tiene los
elementos del esquema propuesto por Marguerat, Teresa parte de una situación inicial, ella
se encuentra en un monasterio, la han enviado ahí para cuidar de su honra.
Porque no me parece había tres meses que andaba en estas vanidades, cuando me
llevaron a un monasterio que había en este lugar, adonde se criaban personas
semejantes, aunque no tan ruines en costumbres como yo; y esto con tan gran
disimulación, que sola yo y algún deudo lo supo; porque aguardaron a coyuntura
que no pareciese novedad: porque, haberse mi hermana casado y quedar sola sin
madre, no era bien89.
Ella está en este lugar no por su propia voluntad y tiene que empezar a vivir una
experiencia nueva en medio de las religiosas y compañeras, “Los primeros ocho días sentí
mucho, y más la sospecha que tuve se había entendido la vanidad mía, que no de estar allí.
Porque ya yo andaba cansada y no dejaba de tener gran temor de Dios cuando le ofendía, y
procuraba confesarme con brevedad”90. El nudo de la trama, es la manera en que Teresa se
88 García Ordás, Teresa de Jesús, Presencia y experiencia, 44.
89 Teresa de Jesús, Vida 2,6.
90 Ibíd. 2,8
42
va reconociendo con defectos y sus deseos de ser mejor, todo esto la va llevando a una
lucha interna. Teresa empieza a pensar en su futuro, ella pedirá a todos que la
“encomendasen a Dios, que me diese el estado en que le había de servir. Más todavía
deseaba no fuese monja, que éste no fuese Dios servido de dármele, aunque también temía
el casarme”91. Esta lucha interna terminará convirtiéndose en una tensión constante “miraba
más el gusto de mi sensualidad y vanidad que lo bien que me estaba a mi alma. Estos
buenos pensamientos de ser monja me venían algunas veces y luego se quitaban, y no podía
persuadirme a serlo”92. Toda esta situación la llevará a una crisis que se verá reflejada en la
enfermedad “en este tiempo, aunque yo no estaba descuidada de mi remedio, andaba más
ganoso el Señor de disponerme para el estado que me estaba mejor. Diome una gran
enfermedad que hube de tornar a la casa de mi padre”93.
Es en casa de su padre donde la crisis de Teresa llega su clímax:
En esta batalla estuve tres meses, forzándome a mí misma con esta razón: que los
trabajos y pena de ser monja no podía ser mayor que la del purgatorio, y que yo
había bien merecido el infierno; que no era mucho estar lo que viviese como en
purgatorio, y que después me iría derecha al cielo, que éste era mi deseo. Y en este
movimiento de tomar estado, más me parece me movía un temor servil que amor”94.
Teresa vera la acción transformadora en manos de Dios que es quien para ella interviene
para lograr su propósito vocacional, que se da unido al momento más álgido de su decisión,
ella lo expresa de esta manera:
Acuérdaseme, a todo mi parecer y con verdad, que cuando salí de casa de mi padre
no creo será más el sentimiento cuando me muera. Porque me parece cada hueso se
me apartaba por sí, que, como no había amor de Dios que quitase el amor del padre
y parientes, era todo haciéndome una fuerza tan grande que, si el Señor no me
91 Ibíd. 3,2.
92 Ibíd.
93 Ibíd. 3,3.
94 Ibíd. 3,6.
43
ayudara, no bastaran mis consideraciones para ir adelante. Aquí me dio ánimo
contra mí, de manera que lo puse por obra95.
Después de llegar a la cumbre de su narración, el desenlace será la decisión tomada por ella
de finalmente hacerse monja, en esta misma escena se puede ver la situación final que es
Teresa nuevamente en un monasterio.
En tomando el hábito, luego me dio el Señor a entender cómo favorece a los que se
hacen fuerza para servirle, la cual nadie no entendía de mí, sino grandísima
voluntad. A la hora me dio un tan gran contento de tener aquel estado, que nunca
jamás me faltó hasta hoy, y mudó Dios la sequedad que tenía mi alma en grandísima
ternura96.
Con el círculo narrativo utilizado, se puede notar que la crisis tiene su punto de partida en
una realidad, que se ve irrumpida por la crisis, lugar donde Dios se manifiesta, para volver
a la misma realidad, pero ésta, transformada. En Teresa, esta primera crisis presenta el
círculo narrativo: monasterio – crisis – monasterio. Con este mismo proceso se puede
reconocer y comparar la crisis de Teresa con la de Moisés.
Entre los capítulos 2 y 3 del libro del Éxodo se puede reconocer el patrón de esta manera:
Egipto – crisis – Egipto. En ambos casos es la crisis el lugar teológico, porque es ahí,
donde Dios se convierte en presencia. Se puede observar el movimiento de la siguiente
manera.
En la situación inicial Moisés está en Egipto, creció como hijo de la hija del faraón97. En el
llamado nudo de la trama, nos encontramos con un Moisés que ve los duros trabajos de los
hebreos e incluso por salvar a uno mata a un egipcio, tuvo miedo y huye al desierto. Llegó a
un país llamado Madián y conoce a quien será su esposa y a su futuro suegro. La crisis de
Moisés estará siempre latente y eso lo hará volver al desierto, “Moisés pastoreaba el rebaño
de su suegro Jetró, sacerdote de Madián. Trashumando con el rebaño por el desierto llegó
95 Ibíd. 4,1
96 Ibíd. 4,2
97 Ver Ex 2,10.
44
hasta Horeb” (Ex 3,1). La acción transformadora que se vuelve lo central de la narración es
la crisis, Moisés tiene que conocerse, aceptarse y tomar una opción frente la misión que
Dios le revela, es Dios quien le revela quien es: “Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de
Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob” (Ex 3,7) es decir que Dios le revela a
Moisés que es un hijo del pueblo hebreo y también le dice que tiene que hacer: “irás al
faraón para que saques a mi pueblo, los israelitas, de Egipto” (Ex 3,10), Moisés siente su
fragilidad, no siente la capacidad para acabar la misión encomendada como enviado de
Yahvé,. Pero es en esa crisis que empieza la revelación de Dios.
En esta escena se puede reconocer cómo la crisis se vuelve un lugar teológico, Yahvé se
manifiesta a Moisés porque ha visto la aflicción de su pueblo, ha escuchado el clamor ante
sus opresores y ha conocido sus sufrimientos98. Yahvé, se fija en el hombre que se
encuentra en crisis, que vive la fragilidad, que sufre y por eso “ha bajado para librarlo de la
mano que los oprime” (Ex 3,8). Es Dios el que se manifiesta en la crisis, en medio de la
dificultad y en la propia fragilidad del hombre, muchas veces impotente frente a situaciones
tan complejas, y pide desandar caminos.
De igual manera Teresa, según el sacerdote carmelita descalzo Secundino Castro Sánchez,
dirige sus pasos al Carmelo después de esta primera crisis, con los ojos puestos en este Dios
que se le ha manifestado:
El Antiguo Testamento está lleno de éxodos y caminos. Baste recordar sólo algunos:
el de Abraham, el de Jacob, el de Moisés, el de Elías, sin olvidar los del pueblo
entero. Y los montes recorren toda su geografía teológica: Moria, Sinaí, Horeb,
Carmelo, Sión. En torno a estos lugares sagrados y espacios se ha ido tejiendo una
historia de relaciones entre Dios y su pueblo… Teresa ahora se dirige al Carmelo y
escala sus cumbres con el celo ardiente de Elías. Ha decidido hacerse religiosa y
para ello ha escogido aquella Orden… asciende movida por una decisión
inquebrantable que se ha impuesto. Casi puro voluntarismo. Haciéndose fuerza,
98 Ver Ex 3,7 ss.
45
violentándose… “era todo haciéndome una fuerza tan grande que, si el Señor no me
ayudara, no bastaran mis consideraciones para ir adelante”99.
El ser humano encuentra la solución de la crisis al interior de la misma, se convierte
necesario decidir, la crisis no desaparece sino después de optar por una solución. “El debate
interior siguió atormentando a la joven Teresa hasta la decisión final”100. El encuentro con
Dios, la lleva a dar los primeros pasos, esta primera teofanía en la vida de Teresa, es aún
insipiente y como ella misma dirá “más me parece me movía un temor servil que amor”101.
Es así cómo en Teresa el encuentro con Dios en la crisis la termina llevando al primer
escenario transformada, Moisés termina volviendo a su escenario inicial, Egipto, pero
transformado, y en busca de transformar otras vidas.
En ambas escenas se puede evidenciar este primer nivel de comunicación. Para Teresa de
Jesús la presencia de Dios es inherente al hombre: “consideremos nuestra alma como un
castillo todo de diamante o muy claro cristal, adonde hay muchos aposentos…y en el centro
y mitad de todas…tiene la principal, que es donde pasan las cosas de mucho secreto entre
Dios y el alma”102. Por consiguiente en todas las relaciones del ser humano, Dios está
presente porque está en el alma del mismo, es un binomio inseparable.
En este primer nivel la relación de Teresa y de Moisés es consigo mismo, el conocerse y el
aceptarse para poder optar por una misión, pasa por el proceso de relacionarse con uno
mismo a la luz de Dios, Teresa aconseja que la persona no busque el conocimiento propio
analizándose directamente, sino que se busque a la luz de Dios, es el mejor medio de
conocerse perfectamente: “A mi parecer jamás nos acabamos de conocer, sino procuramos
conocer a Dios; mirando su grandeza, acudamos a nuestra bajeza”103.
Es una relación con Dios desde nosotros, desde nuestra humanidad, que tiene que ir
conociéndose, comunicándose con Dios, por eso la persona de Cristo – Dios es clave para
99 Castro Sánchez, El fulgor de la Palabra, 42.
100 De Pablo Maroto, Santa Teresa de Jesús, nueva Biografía, 101.
101 Teresa de Jesús, V 3,6.
102 Ibíd. 1M1, 1-3.
103 Ibíd. 1M2,9-10.
46
aprender este proceso. El sacerdote jesuita, doctor en Teología dogmática Gabino
Uríbarri104 indica la importancia de la humanidad de Cristo.
La humanidad de Cristo posee una singularidad extraordinaria porque es el punto
donde Dios y el hombre se encuentran en su máxima potencia. Dicho encuentro,
lejos de hacer que ambas realidades se desdibujen en su propia consistencia
produciendo un híbrido, semidiós y semihombre, conduce por el contrario a que la
persona humana encuentre su auténtica medida, a que la humanidad se perfeccione
y logre la meta que le es propia, en cuanto tal y en su relación con Dios105.
La Crisis vocacional como lugar teológico, lleva al ser humano desde ese primer nivel de
relación personal de encuentro de él mismo con Dios a la opción en busca de la propia
plenitud.
2.5 La crisis, un lugar de cambio.
En el castellano una de las significaciones a la palabra crisis era “Cambio brusco en el
curso de una enfermedad, ya sea para mejorarse, ya para agravarse el paciente”106. En
este sentido, toda crisis se convierte en oportunidad de cambio para nuestra vida. En el
caso de Teresa de Jesús, como se ha visto ingresa al monasterio para ser religiosa,
movida más por llevar a cabo la decisión tomada, que por una motivación de amor.
Dentro del monasterio, Teresa volverá a experimentar la crisis, pues lo que ella
esperaba era que el ambiente de aquel monasterio la ayudara a ser mejor.
Como consecuencia de la falta de observancia regular en La Encarnación…
Doña Teresa iba a librar una dura batalla espiritual… Fue una guerra entre su
cuerpo y su alma-espíritu, entre sus deseos de santidad y la realidad cotidiana de
104 Sacerdote Jesuita, español, doctor en teología por la Universidad Pontificia de Comillas y miembro de la Comisión
Teológica Internacional desde el año 2014.
105 Uríbarri, La Singular Humanidad de Cristo, 410.
106 Diccionario RAE, 22ª edición, Madrid, 2001.
47
las imperfecciones. La narración dramatizada de esos acontecimientos tiene que
ser leídos con una clave no solo histórica sino religiosa, espiritual y mística107.
Teresa, quiere cambiar y narra en su autobiografía este proceso de cambio, que está
nuevamente marcado por la crisis. Con el mismo círculo narrativo utilizado hasta ahora se
puede ver el proceso de Teresa: oración – crisis oracional – oración. De la misma manera
Moisés, pasará por ésta nueva crisis, frente a su relación con Dios y con su pueblo. Moisés,
sabe que Dios lo escucha, pero ante la necesidad del pueblo la crisis oracional se hará
presente en su vida.
En Teresa, la situación inicial se da en el monasterio, Teresa comienza tomando nuevos
hábitos, que los relaciona con el crecimiento de las virtudes, empieza a orar, “Verdad es
que en estos años hubo muchos meses, y creo alguna vez año, que me guardaba de ofender
al Señor y me daba mucho a la oración y hacía algunas y hartas diligencias para no le venir
a ofender”108.
Teresa ha conocido en la oración un espacio donde su persona crece; es el punto inicial de
su nueva experiencia, se siente segura y contenta en este lugar ya está en la casa del Rey y
siente que a sido su mejor opción: “con estar, a lo que pienso, en servicio de Dios y con
conocimiento de la vanidad que es el mundo, todo ha sido suave”109.
Teresa vive la experiencia de acostumbrarse a vivir en su nueva vida, la ve como una
sucesión de actividades comunes al estilo de vida elegido, por lo cual, poco a poco la
monotonía le hace ver que también ahí se puede ser o buena o mala:
Pues así comencé, de pasatiempo en pasatiempo, de vanidad en vanidad, de ocasión
en ocasión, a meterme tanto en muy grandes ocasiones y andar tan estragada mi
alma en muchas vanidades, que ya yo tenía vergüenza de en tan particular amistad
como es tratar de oración tornarme a llegar a Dios110.
107 De Pablo Maroto, Santa Teresa de Jesús, nueva Biografía, 112.
108 Teresa de Jesús, V8, 3.
109 Ibíd.
110 Ibíd. V 7,1.
48
Moisés, por su parte vive también la experiencia oracional como líder de su pueblo, él ha
experienciado la presencia de Dios en su oración como por ejemplo en Mará: “Moisés
invocó a Yahvé, que le mostró un madero. Moisés echó el madero al agua, y el agua se
volvió dulce” (Ex 15, 25). Moisés también ha conocido en la oración un espacio de
crecimiento; es el punto inicial, se siente contento con el pueblo de Dios y siente que ha
sido su mejor opción: “mi fortaleza y canto es Yahvé. Él es mi salvación” (Ex 15, 2). Pero
está experiencia irá entrando poco a poco en una crisis, el pueblo con mayor frecuencia
exige cosas a Moisés, le empiezan a reclamar incluso por su propia libertad. Moisés no se
siente aceptado por ellos, y se dirige a Yahvé: “¿Qué puedo hacer con este pueblo? Por
poco me apedrean” (Ex 17, 4). En Moisés el circulo interpretativo será: Moisés ora y Dios
le escucha - Moisés ya no quiere orar porque el pueblo no le escucha – Moisés ora por el
pueblo y Dios le escucha.
Para Teresa será un punto álgido en esta nueva crisis el sentir que seguía siendo la misma y
así no tenía sentido estar en ese lugar porque ella misma se volvía en la limitación que no le
permitía seguir adelante con este proyecto, decide dejar la oración.
Fue el más terrible engaño… debajo de parecer humildad, que comencé a temer de
tener oración, de verme tan perdida; y parecíame era mejor andar como los muchos,
pues en ser ruin era de los peores… que no tener oración mental y tanto trato con
Dios la que merecía estar con los demonios, y que engañaba a la gente, porque en lo
exterior tenía buenas apariencias. Y así no es de culpar a la casa adonde estaba,
porque con mi maña procuraba me tuviesen en buena opinión111.
Esta situación de lucha interior en la que Teresa quiere cambiar, pero siente que no lo está
logrando, que es falsa humildad, porque al no cambiar tan pronto como desea piensa que
está engañando a los demás. Moisés también vive la prueba al sentir que Dios no le ayuda,
siente que al hablar su pueblo no le escucha, y entra en la crisis dudando incluso de Dios,
golpea dos veces la roca en Meribá (Ex 17,6). En Teresa, este sentimiento le hará sentir
con mayor fuerza la crisis que viene viviendo. Teresa al igual que Moisés descubre así su
propia debilidad, sabe que no puede por ella misma seguir y da el salto al único que la
111 Ibíd.
49
puede ayudar, la crisis le hace ver quién es el que la ha elegido. Teresa vuelca todo su ser
hacia el Señor.
Pues ya andaba mi alma cansada y, aunque quería, no le dejaban descansar las
ruines costumbres que tenía. Acaecióme que, entrando un día en el oratorio, vi una
imagen que habían traído allá a guardar, que se había buscado para cierta fiesta que
se hacía en casa. Era de Cristo muy llagado y tan devota que, en mirándola, toda me
turbó de verle tal, porque representaba bien lo que pasó por nosotros. Fue tanto lo
que sentí de lo mal que había agradecido aquellas llagas, que el corazón me parece
se me partía, y arrojéme cabe El con grandísimo derramamiento de lágrimas,
suplicándole me fortaleciese ya de una vez para no ofenderle112.
Luego de rendirse Teresa a Dios ante la crisis, Dios encuentra la puerta abierta para darle
un giro a su vida.
Mas esta postrera vez de esta imagen que digo, me parece me aprovechó más,
porque estaba ya muy desconfiada de mí y ponía toda mi confianza en Dios.
Paréceme le dije entonces que no me había de levantar de allí hasta que hiciese lo
que le suplicaba. Creo cierto me aprovechó, porque fui mejorando mucho desde
entonces113.
La oportunidad de cambio ha llegado a la vida de Teresa. El proceso debe terminar donde
comenzó según el círculo narrativo: Teresa vuelve a la oración pero ya cambiada en lo
interior de su persona:
Fíe de la bondad de Dios, que es mayor que todos los males que podemos hacer, y
no se acuerda de nuestra ingratitud, cuando nosotros, conociéndonos, queremos
tornar a su amistad… Acuérdense de sus palabras y miren lo que ha hecho conmigo,
que primero me cansé de ofenderle, que Su Majestad dejó de perdonarme114.
112 Ibíd. V9, 1.
113 Ibíd. V 9,3.
114 Ibíd. V 19,15.
50
La crisis oracional, si bien es una experiencia vivida por Teresa, implica en ella su relación
con sus hermanas de comunidad: el cambio se hace necesario no solo para ella misma, es
necesario para poder tejer nuevas relaciones interpersonales con el resto de las hermanas.
Por medio de la oración, Teresa, reconoce que su opción, debe pasar a otro nivel, al del
compromiso: él mismo Dios que la llamó a ella, también ha convocado a las otras. Para que
funcione ésta nueva opción de vida propuesta por Teresa, se hace necesario el compromiso
de todas. Dentro de los presupuestos para la oración que propone a sus monjas, nombrará
de primero esta experiencia “Amor unas con otras”115. El Segundo nivel de relación es la de
uno con sus pares, con su mundo más cercano, con el que construye su vida, y, en él, la
presencia de Dios se convierte en liberación. El lugar teológico se convierte, como en el
caso de Moisés, la crisis comunitaria “he escuchado el clamor antes sus opresores y
conozco sus sufrimientos. He bajado a liberarlo” (Ex 3, 7) y Moisés se hace parte de este
compromiso orando ante Dios por su pueblo hasta interceder por ellos (Nm 14, 10-20).
En este nivel la relación es una triada, en la que el sujeto que está en crisis encuentra a Dios
en el otro, para juntos por medio del compromiso dar una respuesta en busca de la plenitud
común.
2.6 La crisis, un lugar donde se gesta lo nuevo.
La última crisis de Teresa que se abordará en el presente trabajo, es la crisis fundacional, la
crisis gestora de la novedad carismática de la santa abulense. Esta nueva experiencia
comienza con las situaciones místicas que serán a partir de ahora frecuentes en la vida de
Teresa. Dios irrumpe en su vida y se hace presencia constante, Teresa ya no duda de su
compañía y de su actuar en su vida, en su historia.
Así como en la narración del Éxodo, Dios se hace presente en la historia, esta presencia
divina actúa en lo interior del alma un cambio radical. “Los efectos son tan nuevos que
hacen suponer una transformación profunda”116. Y esta transformación terminará
115 Ibíd. C 4,4.
116 García Ordás, Teresa de Jesús, presencia y experiencia, 82.
51
repercutiendo en una comunidad, en el caso de Moisés con el pueblo de Israel y en el caso
de Teresa con el Carmelo Descalzo.
Para Teresa el punto de partida de este relato son sus revelaciones, Teresa tendrá la primera
hacia junio de 1560.
A cabo de dos años que andaba con toda esta oración mía y de otras personas…
estando un día del glorioso San Pedro en oración, vi cabe mí o sentí, por mejor
decir, que con los ojos del cuerpo ni del alma no vi nada, mas parecíame estaba
junto cabe mi Cristo y veía ser Él el que me hablaba, a mi parecer. Yo, como estaba
ignorantísima de que podía haber semejante visión, diome gran temor al principio, y
no hacía sino llorar, aunque, en diciéndome una palabra sola de asegurarme,
quedaba como solía, quieta y con regalo y sin ningún temor117.
Después de esta experiencia teresiana, que podría convertirse en el aliciente para continuar
con su vida en paz, como ella lo deseaba; esta experiencia, al contrario, se vuelve en
detonante para su nueva crisis.
Por ser mujer se duda de la veracidad de sus experiencias y le piden insultar y desconfiar de
estas visiones. “Mándanme que, ya que no había remedio de resistir, que siempre me
santiguase cuando alguna visión viese, y diese higas, porque tuviese por cierto era demonio,
y con esto no vendría; y que no hubiese miedo, que Dios me guardaría y me lo quitaría”118.
Comparando este momento de la vida de Teresa, se puede ver que en el relato del Éxodo 3,
Moisés tiene su punto de partida en el Horeb, en el monte de Dios, en el desierto, el mismo
desierto del que él llegó sin nada y ahora ya tiene una vida tranquila y de alguna manera
realizada, rebaños y tierras que son suyos ahora gracias al matrimonio con Seforá. “Moisés
pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián.” (Ex 3, 1). Moisés, tiene una
vida tranquila y asegurada, pero en el corazón aún no ha terminado de vivir su crisis de
identidad: él que creció como un egipcio, resultó ser un hebreo, paso de ser de los que
mandaban a los que eran esclavos, huyó de su realidad y se estableció en otro lugar, pero en
117 Teresa de Jesús, V27, 2
118 Ibíd. 29,5.
52
su interior los conflictos aun siguen presentes, “Una vez llevó las ovejas más allá del
desierto; y llegó hasta Horeb, la montaña de Dios.” (Ex 3, 1) Con su vuelta al desierto se
puede inferir que es la simbología de su vuelta a la crisis, Moisés aún no la ha solucionado
y vuelve a la crisis de ¿Quién es?
En este nuevo escenario sucederá el encuentro para ambos, tanto como para Moisés, como
para Teresa, Dios se manifiesta, será con un ángel para Moisés: “El ángel de Yahveh se le
apareció en forma de llama de fuego, en medio de una zarza. Vio que la zarza estaba
ardiendo, pero que la zarza no se consumía.” (Ex 3, 2). De igual manera, para Teresa será
también un ángel: “veía un ángel cabe mí hacia el lado izquierdo, en forma corporal, lo que
no suelo ver sino por maravilla… En esta visión quiso el Señor le viese así: no era grande,
sino pequeño, hermoso mucho, el rostro tan encendido que parecía de los ángeles muy
subidos que parecen todos se abrazan”119.
La vida tranquila de Teresa, es el ser una monja con “dote”120 de su tiempo, es decir, que su
día a día, discurre entre sus obligaciones orantes, sus lecturas espirituales y su tiempo de
labores, en una habitación amplia con todas las comodidades, porque al ser religiosa de
dote, ha pagado su dotación para vivir en esta casa, recibe beneficios por la generosidad
económica de su familia. El nudo del relato, es el darse cuenta que su tranquilidad, no es
sinónimo de plenitud, a ella le falta sentir la plenitud de su misión.
La experiencia de Teresa y de Moisés, se verá marcada por el fuego de Dios, aquí se dará el
encuentro que cambiará sus vidas y los lanzará de la crisis personal, a convertirse en el
fundamento de una nueva realidad: Moisés como cabeza de un nuevo pueblo de Dios,
Teresa como Fundadora de una nueva familia de la Orden del Carmen.
Dios dirá a Moisés: “No te acerques aquí; quita las sandalias que llevas puestas, porque el
lugar que pisas es suelo sagrado”. (Ex 3,5) De forma similar, Teresa, piensa en su
119 Ibíd. 29, 13.
120 Cantidad económica que se le da al Monasterio en el que entre la candidata para asegurar sus necesidades y las de la
comunidad.
53
fundación de descalzas121. La tradición cuenta que antes de ingresar en el nuevo monasterio
pasó por la basílica de san Vicente “descendió a la cripta y se descalzó ante la virgen de la
Soterraña”122. Lejos de mirar este acto como una acción meramente devocional, o una linda
anécdota en la vida de Teresa de Jesús, se debe notar que, no es casual, la idea de pisar
suelo sagrado, como ella reconoce al nuevo monasterio por ella fundado, ya habla de un
lugar teológico, la crisis, se ha convertido en lugar de revelación, de presencia y misión.
Para Moisés la de liberar a su pueblo de la esclavitud física, para Teresa la de liberar a su
tiempo de la esclavitud espiritual.
Se puede observar que ambos, descalzos, son enviados a la misión. Teresa mira su reforma
como una reforma misionera, su clausura no es intimista y no presenta obstáculo para ello,
es un “encerramiento”123 abierto al mundo. En su tiempo existen los famosos conatos
reformadores de más una comunidad religiosa, las que buscan un nuevo “fuga mundi”,
surgiendo denominaciones como observantes o recoletos que invitan a ese recogimiento
estricto, por su parte Teresa no toma esta línea, ella se abre a la descalcez una reforma para
la misión, que se abre y sueña caminos.
El fuego es signo de transformación, lo que pasa por el fuego no queda igual; esa es la
experiencia mística de Moisés y Teresa: Moisés siente la presencia de Dios: “Voy a
acercarme para ver este extraño caso: por qué no se consume la zarza”. Cuando vio Yahveh
que Moisés se acercaba para mirar, le llamó de en medio de la zarza: “¡Moisés, Moisés!”
… “Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”.
(Ex 3, 3 - 6). Para Moisés, estas palabras son reveladoras de su ser, responden a quién es él,
sus padres Abraham, Isaac y Jacob, no son otros que los padres del pueblo hebreo, Moisés
se empieza a aceptar y así conoce su misión.
121 La descalcez, es un movimiento español de reforma religiosa, que asumen diversas Ordenes religiosas, este
movimiento fue apoyado por el rey Felipe II para toda la Iglesia Hispánica, y con esto se pretendía cuidar del catolicismo.
Se distinguía por la estricta observancia y subida austera. Ver. Historia de la Iglesia, III Edad Moderna, José García Or,
BAC, Madrid, 2005.
122 Auclair, La Vida de Santa Teresa de Jesús, 169.
123 Teresa de Jesús, C 2,9
54
De forma semejante Teresa también sentirá esa presencia: “Veíale en las manos un dardo
de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter
por el corazón algunas veces y que me llegaba a las entrañas. Al sacarle, me parecía las
llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios”124. Teresa todavía no
quiere reconocer el don Dios, sus luchas entre ser toda de Él o seguir con su comodidad
terminará, cuando este fuego abrasador de amor de Dios, la hace reconocerse amada y
escogida, descubriendo su misión.
La descripción del fuego en ambos relatos, lo une a la presencia de Dios en medio de la
crisis, para suscitar desde este encuentro algo nuevo, en el caso de Moisés, un pueblo
organizado, y en el de Teresa, una comunidad.
El doctor de la Iglesia san Juan de la Cruz relacionará este hecho con la misión de los
fundadores:
En el libro del Deuteronomio, dice Moisés que nuestro Señor Dios es fuego
consumidor, es a saber, fuego de amor; el cual, como sea de infinita fuerza,
inestimablemente puede consumir, y con grande fuerza abrasando transformar en sí
lo que tocare. Pero a cada uno abrasa como le halla dispuesto: a unos más, a otros
menos; y también cuanto él quiere y cómo y cuando quiere. Y, como él sea infinito
fuego de amor, cuando él quiere tocar al alma algo apretadamente, es el ardor del
alma en tan sumo grado que le parece al alma que está ardiendo sobre todos los
ardores del mundo. Y, comoquiera que este fuego divino tenga transformada en sí la
sustancia del alma no solamente siente cauterio, mas toda ella está hecha un cauterio
de vehemente fuego125.
Juan de la Cruz, da a Dios las cualidades del fuego, en tanto abrasador como consumidor
pero para transformar en sí, Teresa y Moisés pasan por la experiencia de divinización, su
crisis es el fuego por donde pasan para unirse a Dios, en este lugar teofánico no sólo se ven
124 Ibíd. V29, 13.
125 Juan de la Cruz, Llama de Amor Viva, Canción 2.
55
con Dios, sino que se unen a Él. Esta experiencia no destruye lo humano, sino que lo
plenifica, por eso la crisis se convierte en espacio de dolor que permite crecer:
Acaecerá que el alma sienta embestir en ella un serafín con un dardo herbolado de
amor encendidísimo, traspasando esta ascua encendida del alma, o, por mejor decir,
aquella llama, y cauterizarla subidamente; y entonces siente el alma en la sustancia
del espíritu como en el corazón del alma traspasado126.
Finaliza Juan de la Cruz, afirmando que son pocos los seres humanos que pueden pasar por
este proceso, y que sea da a quienes serán fundadores de una nueva familia espiritual, como
Moisés, considerado como legislador también fundador del nuevo pueblo de Israel; y Así,
Teresa también será considerada madre de está nueva familia espiritual de Carmelitas
Descalzas.
Pocas almas llegan a esto; mas algunas han llegado, mayormente las de aquellos
cuya virtud y espíritu se había de difundir en la sucesión de sus hijos, dando Dios la
riqueza y valor a la cabeza, según había de ser la sucesión de la casa en las primicias
del espíritu.
¡Oh dichosa llaga, hecha por quien no sabe sino sanar! ¡Oh venturosa y mucho
dichosa llaga, pues no fuiste hecha sino para regalo y deleite del alma. Grande es la
llaga, porque grande es el que la hizo; y grande es su regalo, pues el fuego de amor
es infinito, y se mide según su capacidad. ¡Oh, pues, regalada llaga!, y tanto más
subidamente regalada, cuanto más en el centro íntimo de la sustancia tocó el
cauterio de amor, abrasando todo lo que se pudo abrasar, para regalar todo lo que se
pudo regalar127.
Teresa y Moisés han vivido la experiencia divina, su crisis se convirtió en lugar de teofanía,
de presencia y experiencia, de misión y de posibilidad, fruto de este loci theologici, nacen,
un nuevo pueblo de Israel y un nuevo Carmelo, el de la madre Teresa. Ambos vuelven al
punto de partida, pero ambos transformados y transformando realidades de otros.
126 Ibíd.
127 Ibíd.
56
Moisés volverá al desierto, al monte Horeb: “llegados al desierto de Sinaí, los israelitas
acamparon allí, frente al monte. Moisés subió hacia Dios. Yahveh le llamó desde el monte,
y le dijo: ‘habla así a la casa de Jacob y anuncia esto a los hijos de Israel: vosotros habéis
visto lo que he hecho con los egipcios, y cómo os he llevado sobre alas de águila y os he
traído a mí. Ahora, pues, si de veras me obedecéis y guardáis mi alianza, seréis mi
propiedad personal entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra; seréis para mí un
reino de sacerdotes y una nación santa.” (Ex 19, 2 – 6) Y así quedará constituido el pueblo
del pueblo de Israel.
De modo similar, Teresa después de esta experiencia, que será llamada la transverberación,
volverá a la experiencia de oración, y otra revelación confirmará su misión de fundadora:
Estando con una persona, me dijo y a otras que si no seríamos para ser monjas de la
manera de las descalzas, que aun posible era poder hacer un monasterio… Habiendo
un día comulgado, mandóme mucho Su Majestad lo procurase con todas mis
fuerzas, haciéndome grandes promesas de que no se dejaría de hacer el monasterio,
y que se serviría mucho en él, y que se llamase San José, y que a la una puerta nos
guardaría él y nuestra Señora la otra, y que Cristo andaría con nosotras, y que sería
una estrella que diese de sí gran resplandor128.
Dios se ha revelado, en la crisis y en la historia, y lo seguirá haciendo en todo aquel que se
disponga aun en la crisis a reconocerlo y hacer de este encuentro una posibilidad de vida.
La misión de Teresa después de una larga búsqueda, será la de prolongar estas
comunidades orantes que nacen en San José de Ávila, dando por medio de sus escritos el
espíritu y por medio de su vida la forma en que se deben llevar, como lo deja ver de forma
clara el carmelita descalzo Jesús Castellano:
En esta pedagogía teresiana es necesario el aprendizaje de la soledad y de los largos
ratos de silencio que acercan a Dios; es importante la comunión en la oración que
nos hace en el mejor sentido de la expresión “comunidades orantes” al comunicar
128 Teresa de Jesús, Vida 32,10.
57
nuestra oración; y es imprescindible la presencia de la comunidad de los hermanos
que verifican o ayudan a verificar la solidez de nuestro contacto con Dios129.
La última crisis de Teresa nos ubica en la crisis que en psicología se le atribuye a los
cincuenta años, en ella la persona por encontrarse en una etapa intermedia en la que no es
muy joven, pero tampoco es muy mayor, entra en una etapa de evaluación de su vida
sopesando sus logros y con la expectativa en el legado que deja.
En esta crisis tanto para Moisés como para Teresa la lectura del círculo narrativo ha sido:
Presencia de Dios – Ausencia de Dios – Presencia de Dios que es compartida.
Moisés ha sentido la presencia de Dios que lo acompaña y se hace presente en su vida, pero
después de liberar al pueblo siente con ellos la ausencia de Dios, y es en esa crisis cuando
Dios se manifiesta, quiere destruir a ese pueblo, pero Moisés al volver a encontrar a Dios y
defiende al pueblo y comparte la su experiencia de Dios con otros (Nm 11,25). De igual
manera la experiencia de Teresa, será compartida con sus nuevas compañeras, que ya no se
limitaran a unas cuantas, sino a cuantas quieran vivir como carmelitas descalzas.
En esta crisis la forma de relacionarse entra en un tercer nivel que va desde el individuo con
sus pares hacia la sociedad. En ese espacio mayor la comunidad desde sus compromisos
tiene que dar una respuesta vital a la sociedad, y que ésta respuesta permita alcanzar la
plenitud personal de todos. En esta respuesta comunitaria para la sociedad, el lugar
teológico es el acontecer histórico donde Dios, por medio del ser humano hecho
comunidad, quiere actuar en la justicia y la equidad de este mundo.
2.7 La crisis, un lugar teológico.
El lugar teológico como se ha visto es el lugar existencial donde el ser humano se encuentra
con Dios, la experiencia de este proceso se llama revelación: Dios se revela al hombre y el
hombre responde a ésta o aceptándola o rechazándola.
129 Castellano, Vida de oración y de comunidad según N. M. Santa Teresa, sugerencias para una pedagogía, en: Ayudas
pedagógicas para la lectura de los libros de Santa Teresa de Jesús, Cuadernos de espiritualidad Carmelitana Nº1, Pereyra,
2015.
58
En el desarrollo del capítulo, se intentó concretizar la experiencia de la crisis, teniendo a
Teresa de Jesús como el lugar concreto en el que se pudo reconocer este proceso y
comparado sus episodios de crisis con los del personaje bíblico de Moisés.
Se analizó el significado y el sentido de la crisis en la experiencia de la santa, esto permitió
reconocer por medio del método narrativo propuesto por Daniel Marguerat e Yvan
Bourquin, usando la estructura del círculo narrativo, los tres niveles de encuentro que el
hombre tiene con Dios.
En el primer nivel, es el encuentro personal, se pudo observar presente en la crisis
vocacional de Teresa de Jesús. En esta experiencia el concepto de crisis como lugar de
decisión se convierte en la comprensión fundamental para entender la reflexión frente a una
respuesta personal a la toma de un estilo de vida que atañe directamente al ser humano, en
su felicidad y plenitud.
El segundo nivel, el del encuentro comunitario-micro, que se pudo notar en la crisis
oracional, Teresa es parte de una comunidad y su experiencia de oración se vuelve inter-
relacional, no es individual aunque muchas veces sea personal, involucra su vida y las de
sus hermanas de comunidad. La crisis es vista desde el concepto de cambio, es necesario
dar razón de su actuar, ella se empieza aceptar como es, pero no se queda como está.
Por último el tercer nivel de encuentro con Dios, es el encuentro comunitario-macro. La
crisis se convierte en posibilidad de transformación colectiva, mi respuesta frente a ella
dará luces a un entorno más grande y podrá ser posibilidad para otros.
Reconocer en la crisis un lugar teológico, va más allá de solamente pensar que Dios se hace
presente en los momentos difíciles del ser humano a modo de consuelo o ayuda a la
resignación. Hallar a Dios en la crisis es encontrar la fuerza creadora para poder crear
nuevas oportunidades, si la crisis fuera una experiencia pasiva en la que el hombre cayera
sin posibilidad alguna de afrontarla o sobrevivirla se le podría ver como la triste crisis por
la que tarde o temprano todos deben pasar.
59
Por el contrario la crisis, al traer consigo desestabilidad a la vida del sujeto, trae consigo
también creatividad, pero sobre todo cuando se reconoce la presencia de Dios en ella, pues
el hombre sólo puede encontrar su plenitud en relación con su dignidad que la encuentra en
la imagen de Dios y más aun en Cristo modelo de humanidad que vive la crisis como lugar
de encuentro con Dios.
60
CAPÍTULO III
3. LA CRISIS, OPORTUNIDAD Y HUMANIZACIÓN DESDE DIOS
La crisis, como se ha podido reconocer, es una dinámica experiencial, que está presente en
la vida del ser humano, y en la que se puede diferenciar tres niveles de relación con Dios, es
decir de presencia teológica.
1. La del propio individuo, crisis vocacional, la opción de vida que se ha de tomar.
2. La de la persona con sus pares, crisis en las relaciones interpersonales, asumir
compromisos con el otro.
3. La del sujeto que junto con sus pares se relacionan con la sociedad en la que viven, crisis
sociales, el legado que se deja para el futuro y que ayude a la construcción de la sociedad.
El estudio realizado para esta investigación, no puede concluir, sin la actualización del
proceso de Teresa de Jesús frente a la crisis, tema desarrollado en el capitulo anterior. A
partir de la experiencia de Teresa, la propuesta será lograr dar unas claves para acompañar
a quienes viven la crisis. Es necesario reconocer que en la crisis existen oportunidades, y
que, el individuo que experiencia ésta crisis, se deja acompañar, podrá hacer de esta
situación un momento de gracia.
Teresa de Jesús, ha experimentado en carne propia las serias dificultades de las crisis y
muchas veces deseando ser acompañada en estas situaciones, pero fue incomprendida más
de una vez:
Gran mal es un alma sola entre tantos peligros. Paréceme a mí que si yo tuviera con
quien tratar todo esto, que me ayudara a tornar a caer, siquiera por vergüenza, ya
que no la tenía de Dios130.
En este trabajo, se ha podido profundizar en la categoría crisis, cuyo vocablo denota la
necesidad de la razón y la actuación humana para alcanzar su verdadero propósito, la
transformación de la persona. Este vocablo al ser exportado a la lengua castellana, no es
130 Teresa de Jesús, V 7, 20.
61
que pierda su significancia inicial, sino que entra en un estado polisémico, que le añade
otras comprensiones lingüísticas, pero que al ser analizadas muestran que su contenido no
se ha transformado de manera negativa, por el contrario sigue siendo oportunidad de
cambio.
La experiencia de Teresa de Jesús, se convierte en una concreción histórica y real con la
que se puede reconocer la importancia de la crisis en la vida de todo hombre y de toda
mujer, de manera especial en el mundo y en la sociedad actual por ser un tiempo en que la
palabra crisis es usada muy a menudo. La influencia e impacto de la vida de Teresa de
Jesús en la historia, ayuda de una forma palpable a encontrar un aliciente frente la
disyuntivas que trae consigo la propia vida y que lejos de ser enemigas de la plenitud del
hombre le ayudan a tomar el rumbo correcto para alcanzar la felicidad.
La crisis que cualquier persona puede vivir, sólo se convertirá en una situación
desagradable o terrible cuando no sea enfrentada; en palabras de la tradición patrística se
puede decir que “lo que no es asumido no es remido131”. Uno puede huir de la crisis, pero
esto no soluciona el problema, ésta volverá a repetirse en otros contextos, situaciones y
escenarios diferentes, con el mismo efecto en la persona y si no es abordada, seguirá siendo
el “mar tempestuoso132” del que habla Teresa de Jesús. Es bueno remarcar lo que Monseñor
Oswaldo Escobar dice sobre la dificultad de Teresa por encontrar quien le acompañe en su
proceso de crecimiento humano-espiritual sobre todo en su vida mística:
Si observamos el proceso espiritual de Teresa, especialmente en su autobiografía,
encontramos que a menudo manifiesta la dificultad que tuvo para encontrar a
alguien que le ayudara en su proceso de maduración humano-espiritual. Vida es un
acompañamiento narrado y contiene grandes quejas de Teresa, sobre todo en los
inicios de su vida mística, pues allí fue crucificada por la incomprensión de aquellos
a quienes les abría el su corazón… Hoy leemos con tranquilidad estos textos, pero
para ella fueron unos episodios amargos y dolorosos133.
131 San Ireneo de Lyon, Adversus Haereses.
132 Teresa de Jesús, V 8,2.
133 Escobar, Manual de discernimiento teresiano, 84.
62
Es la mística donde confluye lo divino y lo humano, pero muchas veces ha sido visto a
través de la historia el ser “místico” como algo anormal, por eso para una mejor
comprensión en el acompañamiento actual, lo escrito por Rahner puede aclarar qué es ser
místico:
Solamente para aclarar el sentido de lo que se va diciendo, y aun a conciencia del
descrédito de la palabra “mística” – que bien entendida no implica contraposición
alguna con la fe en el Espíritu Santo, sino que se identifica con ella –, cabría decir
que el cristiano del futuro o será un “místico”, es decir, una persona que ha
“experimentado” algo, o no será cristiano. Porque la espiritualidad del futuro no se
apoyará ya en una convicción unánime, evidente y pública, ni en un ambiente
religioso generalizado, previos a la experiencia y la decisión personales134.
Por tanto al hablar de “místico” es hablar de quien ha experimentado algo en su propia
vida, por eso acompañar a quien experimenta la crisis no es otra cosa que hacer de la
experiencia una oportunidad para la mística en que se tomen decisiones libres desde el
encuentro consciente de uno mismo con lo divino.
Teresa es una “mística” al estilo que menciona Rahner: “No diré cosa que en mí, o por
verla en otras, no la tenga por experiencia”135. Desde esta experiencia real se puede
encontrar tres claves para un acompañamiento a personas en crisis, iluminando los tres
niveles de las relaciones humanas contempladas en los capítulos anteriores. Estos son, el
autoconocimiento, la voluntad de trabajar por sus objetivos y la conciencia de un constante
cambio para bien.
En clave teresiana el autor de esta investigación, dará unas pistas para poder acompañar
personas que estén viviendo la crisis, reconociéndola como un lugar teofánico, místico, es
decir, un lugar donde Dios se hace presente y presencia.
134 Rahner, Escritos de Teología, Tomo VII, 25.
135 Teresa de Jesús, C prólogo 3.
63
3.1 Es cosa tan importante este conocernos
Teresa, es un ejemplo que invita al autoconocimiento, esta es clave para poder vivir la
experiencia de Dios en la crisis, “es gran cosa el propio conocimiento”136, por que solo
cuando se conoce los límites de uno mismo, se sabrá enfrentar la crisis y ésta se convertirá
en una oportunidad.
La lucha humana siempre estará marcada por la perfección, hoy es común reconocer que
las crisis personales más profundas son frente a la opción de vida: no se decide con
facilidad en qué realizarse como persona, no existe consistencia en la búsqueda de la
vocación, se prueba mucho, se busca con el mínimo esfuerzo, pero se desea alcanzar las
más altas aspiraciones, llegando a vivir no sólo una derrota profesional, sino una constante
frustración. Toda esta situación, va marcada por el poco o nada de conocimiento personal
que se tiene de uno.
Teresa, ha vivido esto, sus constantes esfuerzos por ser la religiosa ideal, la llevó al
cansancio y al desánimo. “Pues ya andaba mi alma cansada y, aunque quería, no le dejaban
descansar las ruines costumbres que tenía”137. En esta situación tan desgastante, ella
descubre por medio del auto-conocimiento una nueva relación con ella misma y con Dios,
con la que iluminará a toda a la Iglesia, invitando al ser humano al autoconocimiento, toda
una novedad para la Iglesia de su tiempo. “Por ruines e imperfectas que fuesen mis obras,
ese Señor mío las iba mejorando y perfeccionando y dando valor, y los males y pecados
luego los escondía”138. Ya no le atormenta su realidad, sino que encuentra que con el Dios
que se le revela todo pude ser diferente.
La crisis es una situación no buscada, pero que se hace presente en la vida, Teresa sabe que
tiene bastante con las dificultades que la vida misma nos presenta como para seguir
cargándole más por medio de las formas penitenciales de su tiempo, y por eso enseña a sus
hijas a no perder la oportunidad de crecer enfrentando y aprovechando estas situaciones y
no desgastarse en las otras. El religioso carmelita Eduardo Sanz de Miguel dirá:
136 Ibíd. 1M 1,8.
137 Ibíd., V 9,1.
138 Ibíd. V 4,10.
64
Asumir esas dificultades no buscadas con la disposición correcta significa no
absolutizarlas (no permitir que ocupen todo nuestro tiempo y todas nuestras
energías). Solo entonces podemos aprender de los errores propios y ajenos… las
dificultades no hay que buscarlas. Llegan por sí mismas. Algunas las podemos
enfrentar para eliminarlas, pero otras permanecen aunque no queramos. Si las
enfrentamos con la actitud correcta, podemos crecer y madurar. En palabras de santa
Teresa de Jesús… se nos abre la puerta para poder entrar en la vida mística. En caso
contrario, las dificultades bloquean el proceso de crecimiento e incluso incapacitan
para llevar una vida normal139.
Para poder acompañar a una persona que vive la experiencia de la crisis se hace necesario
ayudarle ahondar en su propio conocimiento, porque la crisis al ser un momento que
desestabiliza al ser y lo saca de su zona de confort, si no sabemos quiénes somos
terminamos perdidos y sin herramientas para poder afrontarla.
La crisis en muchos casos tiene sus raíces en la realización personal. Teresa logra en su
vida darse cuenta lo importante que es dedicarse tiempo en conocerse a sí misma: “El
conocimiento propio es el pan con que todos los manjares se han de comer, por delicados
que sean”140. Sólo cuando se inicie un trabajo de autoconocimiento, se estará poniendo
bases solidas para un trabajo de fortalecimiento del ser para afrontar la crisis.
Es necesario en este nivel personal entrar en relación con el propio ser, conocerse,
confrontarse, criticarse, aceptarse y amarse. Para Teresa la clave que ilumina el
autoconocimiento es Dios, “jamás nos acabamos de conocer, si no procuramos conocer a
Dios”141. Conocerse incluye lo que menos gusta de uno mismo, aquello que en lenguaje
teresiano es “nada” porque si el ser humano no conoce su nada, es que no ha encontrado a
Dios. Pues quien verdaderamente ha estado en contacto con Dios ha experimentado en su
ser la extrema pequeñez y la profunda miseria de nuestra naturaleza humana, pero que es
elevada por su divinidad hasta el punto de “llamarnos hijos de Dios, pues lo somos”142.
139 Sanz de Miguel, Revista Monte Carmelo Vol. 123, Nº 3, 2015, 694.
140 Teresa de Jesús, V13, 15.
141 Ibíd. 1M2, 9-10.
142 1 Jn3, 1.
65
Teresa remite el ser humano a Dios. El hombre no puede entenderse sin Dios. Sin ese quien
fundante, el hombre se queda sin respuesta sobre su propio quien, Teresa al profundizar en
ella por medio de la crisis encuentra a Dios: “me parecía mi alma que se henchía de aquella
divinidad”143, y reconoce la dignidad humana en la Imagen de Dios: “Y como estaba
espantada de ver tanta majestad en cosa tan baja como mi alma, entendí: No es baja, hija,
pues está hecha a mi imagen”144. En Teresa de Jesús el hombre es gracia y es proyecto que
no se termina de hacer “No acabamos de ser santos en esta vida”145. Pero Dios trabaja al
hombre nuevo a medida de Cristo “Nuestra vida es Cristo” (Flp 1,21) si se dispone al
desafío de auto-conocerse.
3.2 Determinada determinación
Cuando se haya partido del autoconocimiento, se podrá saber hacia dónde se quiere ir y por
dónde llegar a encontrar una manera de afrontar la crisis. Es muy difícil tomar una
determinación, decisión consciente, si nos desconocemos a “nosotros mismos”.
¿No sería gran ignorancia, hijas mías, que preguntasen a uno quién es, y no se
conociese ni supiese quién fue su padre ni su madre ni de qué tierra? Pues si esto
sería gran bestialidad, sin comparación es mayor la que hay en nosotras cuando no
procuramos saber qué cosa somos, sino que nos detenemos en estos cuerpos, y así a
bulto, porque lo hemos oído y porque nos lo dice la fe, sabemos que tenemos almas.
Mas qué bienes puede haber en esta alma o quién está dentro en esta alma o el gran
valor de ella, pocas veces lo consideramos; y así se tiene en tan poco procurar con
todo cuidado conservar su hermosura: todo se nos va en la grosería del engaste o
cerca de este castillo, que son estos cuerpos146.
Después de un primer momento de trabajo en el autoconocimiento se podrá continuar con
el proceso de acompañamiento en el que se necesitará en palabras de la santa, Una
“determinada determinación”147, ésta es una expresión que se desprende del vocabulario
143 Teresa de Jesús, CC 47.
144 Ibíd. CC 41,2
145 Ibíd. Cta. 138, 3 (10 de octubre de 1576).
146 Ibíd. 1M1, 2.
147 Ibíd. C 21,2.
66
propio de Teresa de Ávila, con la que pretende dar fuerza a lo que se puede reconocer como
la voluntad, esa voluntad decidida a alcanzar aquello que se a trazado para sí misma. La
teresianista y religiosa Carmelita descalza María Pilar Huertas Román148 dice:
- Determinada/o; es lo preciso, lo concreto, lo exacto, lo especifico, como
antónimos de impreciso, ambiguo e indeterminado, y de lo que no está bien definido
o delimitado.
- Determinación: estaríamos hablando de un acto de decisión con todo lo que esto
implica de libertad, responsabilidad y elección. Estaríamos hablando también de
valor, de osadía y atrevimiento149.
En la experiencia Teresiana, la constante de volver a lo mismo, se convierte para ella en un
dolor tan grande que muchas veces la desanima y la paraliza para continuar su camino de
cambio, por lo que ella misma narra en su autobiografía, existe un proceso personal muy
largo, le cuesta asumir su realidad, casi veinte años de lucha la llevan a un desgaste
personal, su vida se confunde entre lo que es, lo que desea ser y en lo que puede
convertirse si se deja llevar por sus cansancios. Hablar de una determinada determinación,
ubica a Teresa en el campo del compromiso, como se contemplaba en el capitulo segundo
ante la crisis oracional, la respuesta que sigue siendo personal, ahora reconoce la existencia
del otro y en ese ambiente que es netamente comunitario es necesario el comprometerse.
En el libro de Vida se puede identificar que Teresa comienza con su experiencia en
personal, busca en los libros y en los “letrados”150 claves para discernir y decidir en su vida,
pero poco a poco ella se va desligando de la mirada individual y pasa a un cambio hasta en
su lenguaje, pues ya piensa en un público, que es su entorno más cercano.
Vida es el libro en donde Teresa más se preocupó por esclarecer y diferenciar
aquellas mercedes que ha recibido del Señor. Allí intentó, con base en lo que había
leído, ponerse en sintonía con los grandes tratadistas de discernimiento, y esto lo
comprobamos gracias a la terminología que utiliza. Éste fue su primer intento;
148 Carmelita descalza del Monasterio de San José de Toro, Zamora, España.
149 Huertas Román, La determinada determinación teresiana, 84.
150 Término utilizado por la santa para referirse a los hombres con estudios.
67
después, ya sea porque fue madurando sus vivencias o porque gozó del visto bueno
de muchos hombres espirituales, abandonó la pretensión querer enmarcar su
experiencia en esquemas de discernimiento clásico y empezó a hablar de lo mismo
con explicaciones más en sintonía con la sencillez de sus posibles lectores, entre
ellos sus monjas, primeras destinatarias de algunos de sus libros, al menos al
principio151.
Teresa se da cuenta que debe entablar relaciones con su entorno y también comprometerse
ella misma con el ideal común para así poder lograr la plenitud vocacional “determiné a
hacer eso poquito que era en mí, que es seguir los consejos evangélicos con toda la
perfección que yo pudiese y procurar que estas poquitas que están aquí hiciesen lo
mismo”152.
Al acompañar a una persona en crisis, después de invitarle a hacer un proceso de
autoconocimiento, toca pedir que ponga toda su voluntad en su deseo de cambio para su
vida, la crisis no puede ser abordada como un problema sino como un proceso en el que la
persona debe determinarse a crecer, sin este deseo y sin el compromiso de poner todos los
medios posibles para enfrentarla no se podrá continuar con dicho acompañamiento porque
toda recomendación utilizada será vana si no hay decisión de ponerla en práctica.
Teresa presenta este proceso en la relación comunitaria como el paso de la soledad egoísta
a la comunión amorosa y liberadora, del “en y para sí” al “en y para el otro”, Dios actúa en
el interior del hombre para que salga hacia el otro.
Que no, hermanas, no; obras quiere el Señor, y que si ves una enferma a quien
puedes dar algún alivio, no se te dé nada de perder esa devoción y te compadezcas
de ella; y si tiene algún dolor, te duela a ti; y si fuere menester, lo ayunes porque
ella lo coma, no tanto por ella, como porque sabes que tu Señor quiere aquello153.
En un proceso de acompañamiento, se debe ayudar a la persona a ser más humana, si
reconoce que su vida no está aislada y que lo que haga terminará convertida en
151 Escobar Aguilar, Manual de discernimiento teresiano, 60.
152 Teresa de Jesús, C1, 2.
153 Ibíd. 5M 3, 11.
68
consecuencia para su entorno más próximo, familia o comunidad; se fortalecerá su voluntad
creando en su interior un compromiso por su propio cambio.
Si en el proceso se logra crear esta determinada determinación tendrá que ser entendida
como: “Algo concreto y determinado, elegido libremente, que decidimos hacer ayudados de
nuestra voluntad, guiada ésta por la responsabilidad de nuestra persona”154. Se debe ser
claro que nada en un proceso de acompañamiento debe ser impuesto porque sólo crearía
una falsa mejoría en la que el problema no es afrontado, sino distraído hasta que vuelva a
aparecer.
Para Teresa el encuentro con aquel Cristo muy llagado se convierte en la posibilidad de
salir de la crisis en este segundo nivel de relación con Dios y con sus pares, ella cae en la
cuenta y toma conciencia de su crisis en la crisis del Otro, a partir de poner los ojos en el
Cristo sufriente, puede también ver su sufrimiento y cual otra Magdalena se arroja a su
pies. Allí precisamente arrojó la confianza en sí misma y la puso en Dios, es donde decidió
no levantarse hasta no estar determinada a cambiar.
La crisis que culmina con el compromiso hacia la comunidad, entendiendo comunidad
cómo el ambiente interpersonal en el que se desenvuelve y se realiza el ser humano, será
una oportunidad de salvación y lugar de encuentro con Dios, lugar teológico, cuando se
reconozca la crisis particular frente a las crisis de los demás y que, en ellas, Dios se hace
presencia salvadora, reflejado en el otro, será cuando el individuo se podrá comprometer
con su propio cambio.
3.3 Ir comenzando siempre de bien en mejor
Para finalizar con el proceso de transformación de una persona que vive una experiencia de
crisis y convertir este suceso en la oportunidad deseada, se deberá crear en la persona la
conciencia de una vida en constante cambio. Después de iniciar Teresa de Jesús la
fundación de su primer monasterio, tendrá como ella misma dice los “cinco años…más
descansados de “su” vida”155, pasado ese tiempo empieza para ella una nueva etapa en la
que tendrá que enfrentar nuevos retos y con la experiencia adquirida en su vivir hará frente
154 Huertas Román, Determinada determinación teresiana, 84.
155 Teresa de Jesús, F 1, 1.
69
a una realidad que es constante en la vida del ser humano, el cambio. Teresa reconoce que,
la vida es dinámica y no puede estancarse, por eso surge en el corazón del ser humano la
necesidad de dejar un legado, algo que a través del tiempo pueda continuar.
Si en un principio el proyecto teresiano de ser monja descalza era crear un ambiente de
retiro absoluto y de entrañable vida familiar para crecer en la plenitud de la opción personal
y en el compromiso comunitario, el contexto histórico que se vive en el mundo en tiempos
de Teresa se convierte en un detonante para ampliar su mirada. No sólo basta la salvación
personal, ni del entorno más cercano, esto que ella ha descubierto en sus crisis, debe ayudar
a la crisis de todos lo seres humanos. Se da cuenta que debe concentrar toda la existencia,
tanto personal, cómo la del grupo, en la defensa de Cristo y de la Iglesia – Sociedad. Nace
en su corazón el deseo de dejar una herencia para la humanidad, que serán sus monasterios
de Carmelitas Descalzas.
En el tercer nivel de relación, las crisis son por la realización personal-social, aquella en la
que se piensa en que se dejará para este mundo y que aquello que se deje sea lo
suficientemente importante para ayudar un poco más a la sociedad. Teresa ha encontrado
también en esta etapa la presencia de Dios, pero no de un Dios lejano y espectador del
hombre, sino de un Dios activo que le pide al hombre ser participe en su proyecto,
González Faus dirá: “hoy se acusa a los cristianos de que no sabemos hablar de Dios. Y es
que de Dios no se habla bien mirando las nubes ni contemplándose a sí mismo, dando
latigazos moralistas, sino mirando a esta tierra sufriente y utópica”156. Teresa mira a la
humanidad.
Cuando se acompaña a una persona a salir de la crisis, se le debe llevar a la conciencia de
que el mundo es una realidad en constante cambio, en palabras de Teresa, resuena el
“Ahora comenzamos y procuren ir comenzando siempre de bien en mejor”157. Ningún ser
humano puede darse por acabado, por tanto no se puede decir que uno llegó a la plenitud de
la madurez ni por la edad, ni por los alcances logrados profesionalmente, ni por salir airoso
de alguna crisis. Se hace necesario continuar los procesos y estar dispuesto a comenzar
siempre, buscando la constante de ser mejor cada día.
156 González Faus, Dios, crisitianisme i justicia Nº 190, 29.
157 Teresa de Jesús, F29, 32.
70
Al reconocer que la crisis se convierte en una oportunidad para crecer personal y
comunitariamente, también se podrá dar el paso a un crecimiento social, cuando se haya
llegado a él se dirá como Teresa “Me parecen bien empleados todos los trabajos que se han
pasado”158.
Teresa proyecta nuevamente su experiencia vital hacia el servicio, todo su ser se
compromete a su misión apostólica que es enseñar a otros a encontrar a Jesús dentro de sí, y
vivir en comunidad en un proyecto de vida que transforma a la persona y la lleva al
compromiso con la creación, con y en el mundo que vive de manera activa para su Iglesia -
sociedad. La misma santa dirá: “no es menester ir al cielo, ni más lejos que a nosotros
mismos”159.
Para concluir con un proceso personal de crisis se debe hacer una proyección de energía en
alguna manera de acción social con la que se fortalezcan los vínculos con el mundo que
rodea toda realidad, para evitar dar vueltas sobre uno mismo y así la persona que sale de la
crisis pueda encontrar un sentido a su vida desde Dios en el otro.
3.4 Conclusión al capítulo
Desde la experiencia Teresiana se ha reconocido tres claves para acompañar a una persona
en un proceso de crisis, permitiendo encontrar en la autobiografía de Teresa pistas para
poder crecer en humanidad. Estas claves han sido el autoconocimiento, la determinación
(voluntad de cambio) y la conciencia de constante cambio (proyección al mundo).
Teresa de Jesús, descubre que el ser humano alcanza una coherencia de vida, solo
reconociendo su propio ser y sólo así podrá responder a una misión que, no estará
desligada de su plenitud humana. Para poder conocerse es necesario conocer a Dios que es
quien ilumina el conocimiento de uno mismo.
Desde la comunidad, no somos seres aislados, pero se busca que “estas poquitas hiciesen lo
mismo”, reconociendo la necesidad de unos y otros para poder afrontar las crisis de
proyectos, siendo comunidad servimos a la comunidad.
158 Ibíd. V 36, 27.
159 Ibíd. V 40, 6.
71
Desde la sociedad, Dios es quien nos convoca, Él nos une, y, siendo comunidad, se sirve a
la comunidad más grande, la sociedad. La acción apostólica es la manera en que Teresa
afronta la crisis de la proyección personal hacia el futuro. Una manera de poder salir de la
crisis es hacer una obra que nos saque de nosotros y ponga nuestras energías en los otros.
La crisis como lugar teológico se convierte en posibilidad, es proceso en el que Dios
siempre está presente y va desde el interior del hombre hacia su entorno y desde su entorno
a la sociedad. Al ser acompañados estos procesos se debe hacer de manera clara y en
libertad, sin que nada sea impuesto para que realmente sea una oportunidad de crecimiento
y madurez humana y espiritual.
72
CONCLUSIONES
Al iniciar éste trabajo, el objetivo pretendía, que, a partir de las claves sobre el significado
teológico de la crisis en Santa Teresas, se pudiera plantear algunas pistas de lectura para el
acompañamiento de la crisis humana del creyente de hoy en contexto y situación de crisis.
En el desarrollo, se ha podido constatar que al acercarse uno al significado de la categoría
crisis y por medio del método hermenéutico interpretativo en los relatos del libro de la
Vida, escrito por Teresa de Jesús, se puede tomar de ésta relectura, elementos que ayudan al
trabajo de acompañamiento en seres humanos que atraviesan esta experiencia.
A través de cada capítulo se proponían unos objetivos específicos, que permitieron llevar el
proceso de manera ordenada para alcanzar el objetivo general, el desarrollo de cada
capítulo también permitió integrar en la investigación las categorías: Crisis y Lugar
Teológico, con la experiencia vivida por Santa Teresa de Jesús, para poder articularlo con
la experiencia del creyente de hoy que vive una crisis.
En el primer capítulo se caracterizó los rasgos e implicaciones de la crisis como lugar
teológico en la vida del ser humano. Al iniciar se hizo una aproximación al significado de
la palabra crisis, a su etimología y a su uso en diversos campos. Se pudo así identificar la
crisis como una experiencia netamente humana, en la que se pone en evidencia la fragilidad
del ser humano, pero también su capacidad de respuesta en esta clase de situaciones.
Después de profundizar en la crisis, se analizó de manera separada lo que es el: Locis
Theologicis, el lugar teológico, comprendiendo que es, no sólo el escenario en donde Dios
se manifiesta, sino que es el lugar en la realidad que le permite al ser humano conocer a
Dios.
Termina este primer capítulo con la propuesta de la crisis como un lugar teológico, por ser
la confluencia de lo físico (geográfico) y lo contextual (cultural), es decir la historia
personal del individuo que vive la crisis en una realidad concreta y esta se convierte en
posibilidad de encuentro con Dios.
73
Al pasar al segundo capítulo, usando el objetivo alcanzado en el primer capítulo, se analizó
el significado y el sentido de la crisis en la experiencia de Santa Teresa de Jesús en su libro
autobiográfico llamado “Vida”, en relación con lo que se conoce como lugar teológico.
Con el método narrativo propuesto por Daniel Marguerat e Yvan Bourquin, se analizó y se
interpretó la experiencia de Teresa, comparándola con la experiencia de Moisés. En este
análisis se puedo notar el encuentro con Dios a tres niveles: El de uno mismo con Dios, La
comunidad con Dios y la Sociedad con Dios.
Se logró reconocer en la crisis de Teresa, un lugar teológico, que va más allá de sólo pensar
que Dios se hace presente en los momentos difíciles de la vida del ser humano, sino que en
la crisis se encuentra la fragilidad del hombre con la fuerza creadora de Dios. Teresa y
Moisés hacen posible desde sus relatos la comprensión de ésta experiencia, evidenciando
los tres niveles de relación con Dios a partir de cada una de sus crisis.
Finalmente, en el tercer capitulo, se proponen tres claves en la lectura de la experiencia de
Teresa de Jesús, para el acompañamiento de personas en crisis. Estas tres claves son: el
autoconocimiento, la determinación (voluntad de cambio) y la conciencia de constante
cambio (proyección al mundo). Con éste derrotero se hace posible un acompañamiento con
alta probabilidad de alcanzar salir de la crisis fortalecido y con una proyección favorable
para el contexto que le toca vivir al sujeto.
Después de está mirada panorámica de esta investigación podemos concluir que:
- La Crisis puede ser considerada como un lugar teológico, momento teofánico en la vida
del hombre.
- La crisis es una experiencia personal, que tiene que ser primero asumida de forma
individual para lograr iniciar cualquier proceso.
- Ésta experiencia puede ser acompañada y aprovechada para alcanzar el crecimiento
personal, pero también comunitario y social.
Ésta investigación, se vuelve en una oportunidad para encontrar nuevos métodos para el
acompañamiento humano y espiritual, basándonos en la persona misma, que busca en su
vida una respuesta a la crisis, partiendo desde el reconocimiento de la misma crisis, hasta el
74
aprendizaje y conocimiento que le deje esta experiencia vivida. Es importante saber que la
crisis es una etapa de crecimiento que está y estará presente en todo ser humano, lo que toca
por parte del hombre es descubrir el horizonte nuevo que ésta le quiere presentar.
Queda para futuras investigaciones, la importancia de la crisis en toda la obra teresiana, y
su importancia histórica para la Iglesia Hispana de su tiempo, por ser la que repercute en la
teología latinoamericana.
75
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