la energía y su importancia en el desempeño reproductivo
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Universidad de La Salle Universidad de La Salle
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Zootecnia Facultad de Ciencias Agropecuarias
9-2019
La energía y su importancia en el desempeño reproductivo de La energía y su importancia en el desempeño reproductivo de
vacas lecheras vacas lecheras
Fabian Andres Valderrama Lagos Universidad de La Salle, Bogotá
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LA ENERGÍA Y SU IMPORTANCIA EN EL DESEMPEÑO
REPRODUCTIVO DE VACAS LECHERAS
FABIAN ANDRES VALDERRAMA LAGOS
UNIVERSIDAD DE LA SALLE
FACULTAD DE CIENCIAS AGROPECUARIAS
PROGRAMA DE ZOOTECNIA
BOGOTÁ D.C. SEPTIEMBRE 2019
LA ENERGÍA Y SU IMPORTANCIA EN EL DESEMPEÑO
REPRODUCTIVO DE VACAS LECHERAS
FABIAN ANDRES VALDERRAMA LAGOS
COD. 13062050
Tutor:
DR. CESAR AUGUSTO GÓMEZ VELASQUEZ
Trabajo de grado presentado como parte de los requisitos para optar por el título de Zootecnista
UNIVERSIDAD DE LA SALLE
FACULTAD DE CIENCIAS AGROPECUARIAS
PROGRAMA DE ZOOTECNIA
BOGOTÁ D.C. SEPTIEMBRE 2019
DIRECTIVOS
• RECTOR HNO. ALBERTO PRADA SANMIGUEL
• VICERRECTORA ACADÉMICA DRA. CARMEN AMALIA CAMACHO SANABRIA
• VICERRECTOR DE PROMOCIÓN Y HNO. DIEGO ANDRÉS MORA RENAS
DESARROLLO HUMANO
• VICERRECTOR ADMINISTRATIVO DR. LUÍS FERNANDO RAMÍREZ HERNÁNDEZ
• VICERRECTOR DE INVESTIGACIÓN Y HNO. ARIOSTO ARDILA SILVA
TRANSFERENCIA
• DECANO DE LA FACULTAD DE DR. NÉSTOR ALFONSO MOSOS CAMPOS
CIENCIAS AGROPECUARIAS
• SECRETARIO ACADÉMICO FACULTAD DR. ALEJANDRO TOBÓN ONZÁLEZ
DE CIENCIAS AGRIPECUARIAS
• DIRECTOR PROGRAMA ZOOTECNIA DR. JUAN DAVID CORRALES ALVAREZ
ACEPTACIÓN
DIRECTOR _______________________________
Dr.
JURADO _______________________________
Dra.
JURADO _______________________________
Dr.
COMPROMISO
El presente trabajo no contiene ideas que sean contrarias a la doctrina católica en
asuntos de dogma y moral.
Ni la universidad, ni el director, ni el jurado calificador son responsables de las
ideas expuestas por los graduandos.
DEDICATORIA
Dedico este trabajo primeramente a Dios por ser mi guía y por darme la oportunidad de cumplir
mis metas. A mis padres por su amor y apoyo incondicional en todas las etapas de mi vida; a
mi hermana por su ejemplo de constancia y responsabilidad. A mis amigos y a mi novia por
todo el apoyo brindado.
AGRADECIMIENTOS
A mi director de tesis Dr. Cesar Gómez Velásquez por todos sus consejos y el apoyo brindado
durante la elaboración de este proyecto.
A la universidad De La Salle y a todos los profesores por la formación recibida a nivel personal
y profesional durante el transcurso de mi carrera.
A todas aquellas personas, amigos y compañeros que en forma directa e indirecta colaboraron
amablemente en la elaboración de este trabajo.
INDICE
1. INTRODUCCIÓN ................................................................................................................................. 10
2. RESUMEN ......................................................................................................................................... 10
3. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA...................................................................................................... 11
4. OBJETIVOS. ........................................................................................................................................ 13
4. 1. OBJETIVO GENERAL .................................................................................................................... 13
4. 2. OBJETIVOS ESPECÍFICOS ............................................................................................................. 13
5. MARCO TEÓRICO ............................................................................................................................... 13
5. 1. USO DE LA ENERGÍA ................................................................................................................... 13
5.1.1. DEMANDAS ENERGÉTICAS EN LOS ANIMALES .......................................................................... 13
5.1.2. UNIDADES DE MEDIDA ............................................................................................................. 13
5.2 TIPOS DE ENERGÍA ....................................................................................................................... 14
5.2.1 ENERGÍA BRUTA ........................................................................................................................ 14
5.2.2. ENERGIA DIGESTIBLE ................................................................................................................ 15
5.3. IMPORTANCIA DE LA ALIMENTACIÓN BALANCEADA ................................................................. 15
5. 4. PERIODO DE TRANSICIÓN .......................................................................................................... 16
5.5. IMPACTO ECONOMICO ............................................................................................................... 18
5.6. FACTORES QUE AFECTAN LAS NECESIDADES DE NUTRIENTES ...................................................... 18
5.7. DURACION DEL PERIODO DE ADAPTACION PARA CAMBIOS EN LA DIETA.................................... 20
5.8. CONDICIÓN CORPORAL ............................................................................................................... 20
5.9. SINDROME DE VACA CAÍDA ......................................................................................................... 23
5.10. LEPTINA. .................................................................................................................................. 23
6. DISCUSIÓN Y RESULTADOS ................................................................................................................ 24
6.1. CONSUMO DE MATERIA SECA EN EL PREPARTO Y SU EFECTO SOBRE EL POSPARTO ........ 24
6-2. ESTRATEGIAS DE ALIMENTACIÓN Y MANEJO DE VACAS SECAS ................................................... 25
6.2.1. ESTRATEGIAS NUTRICIONALES ................................................................................................ 25
6.2.2. EVALUACIÓN DE ESTRATEGIAS DIETÉTICAS ............................................................................. 25
6.3. FUNCIONAMIENTO DE DIETAS CON BAJA ENERGIA EN VACAS SECAS ......................................... 27
6.4. UTILIZACION DE DIETAS BAJAS EN ENERGIA ................................................................................ 28
6.5. RETOS DE LOS CONCEPTOS ACTUALES DE ALIMENTACIÓN Y MANEJO DE LA VACA SECA ............. 29
6.6. El BALANCE ENERGETICO NEGATIVO (BEN) CON RELACION AL DESEMPEÑO REPRODUCTIVO...... 31
6.6.1. GENERALIDADES DEL BEN ........................................................................................................ 31
6.6.2. FACTORES RELACIONADOS CON EL BALANCE ENERGÉTICO QUE ALTERAN LAS DISTINTAS
VARIABLES QUE ENTRAÑAN EL DESEMPEÑO REPRODUCTIVO ............................................................ 32
6.7. LAS GRASAS Y EL COMPORTAMIENTO REPRODUCTIVO. .............................................................. 37
6.8. BIOSENSORES............................................................................................................................. 39
7. METODOLOGÍA .................................................................................................................................. 40
8. CONCLUSIONES ................................................................................................................................. 42
9. BIBLIOGRAFIA. ....................................................................................... ¡Error! Marcador no definido.
1. INTRODUCCIÓN
La energía es probablemente es el factor nutricional más importante en toda explotación
agropecuaria, todos los animales sin excepción requieren energía para su crecimiento y sus
procesos vitales, las vacas requieren energía tanto para su desarrollo como para mantener la
producción, la calidad de la leche y la reproducción (Yasothai, 2014). Las principales fuentes de
energía en la dieta son los carbohidratos y las grasas; los carbohidratos y algunas grasas además
de ser la principal fuente de energía, forman parte estructural de algunos tejidos y otras moléculas
como la celulosa, la elastina, el colágeno, las glicoproteínas y el colesterol entre muchas,
potenciando también en el caso de los rumiantes, la producción de proteína microbiana en el
rumen. Igualmente, hacen parte integral de la leche (Gunn et al., 2016).
El consumo inadecuado de energía en vacas y novillas antes del parto y en la lactancia temprana
influye de manera negativa en el desempeño reproductivo, en contraste, el consumo excesivo de
energía durante la lactancia tardía y en el periodo seco puede producir problemas de sobre-
condicionamiento (“vaca gorda”) que reduce la eficiencia reproductiva en el trascurso de la
siguiente lactancia (Wang et al., 2017; Cardoso, 2017). Igualmente, novillas alimentadas con
deficiencia de energía alcanzan la madurez sexual de manera tardía y las que han comenzado a
ciclar normalmente, interrumpen los ciclos estrales (Lin et al., 2017).
La mayoría de las de vacas de alta producción presentan balance energético negativo durante la
lactancia temprana, debido a que no pueden consumir la cantidad de nutrientes adecuados para
satisfacer sus requerimientos de mantenimiento y producción; como consecuencia de esto tienen
que movilizar las reservas de energía de sus tejidos corporales produciéndose una pérdida de peso
y condición corporal (Marques et al., 2016). Otros estudios reportaron que la suplementación con
energía a novillas les permitió llegar a la pubertad de manera anticipada (Vailati et al., 2016;
Shreck et al., 2017). Por su parte Butler (2006), en la Universidad de Cornell, revisó el efecto de
la magnitud y duración del balance energético negativo durante la lactancia temprana sobre la
primera ovulación; cuanto mayor era el balance energético negativo en los animales, mayor era el
número de días hasta la primera ovulación.
2. RESUMEN El presente trabajo evaluó el efecto de la energía sobre desempeño reproductivo en las hembras
bovinas. Para esta monografía se revisó la información existente en los artículos de revistas
especializadas en el tema con énfasis en los 4 últimos años (2015, 2016, 2017 y 2018). Los aspectos
tenidos en cuenta fueron: el tipo de energía, su procedencia y sus niveles de inclusión, el exceso
de energía, su deficiencia durante el preparto y la lactancia temprana y el efecto sobre las distintas
variables que entrañan el desempeño reproductivo de la vaca y el desempeño de la progenie; como
también el efecto sobre metabolitos indicadores del estatus energético del animal. Se examinaron
con especial énfasis los hallazgos recientes en esta problemática.
La revisión resalta la importancia de un adecuado balance energético en las diferentes etapas de
producción de las vacas lecheras para un desempeño reproductivo adecuado y además muestra el
impacto desfavorable de un balance energético negativo sobre diferentes parámetros
reproductivos; relacionando el balance energético con tópicos como interferencia con la actividad
ovárica normal, actividad de hormonas y gonadotropinas pérdida de peso y condición corporal; el
peso de la progenie al nacimiento, mortalidad y morbilidad en terneros recién nacidos, peso de los
terneros al destete y producción de leche
Palabras claves: energía, balance energético desempeño reproductivo
ABSTRACT
The present work evaluated the effect of energy on reproductive performance in bovine females.
For this monograph we reviewed the existing information in the articles of specialized journals on
the subject with emphasis on the last 4 years (2015, 2016, 2017, and 2018). The aspects taken into
account were: the type of energy, its origin and its levels of inclusion, the excess of energy, its
deficiency during prepartum and early lactation and the effect on the different variables that imply
the reproductive performance of the cow and the performance of the progeny; as well as the effect
on metabolites indicating the energy status of the animal. The recent findings on this problem were
examined with special emphasis.
The review highlights the importance of an adequate energy balance in the different stages of
production of dairy cows for an adequate reproductive performance and also shows the
unfavorable impact of a negative energy balance on different reproductive parameters; relating the
energy balance with topics such as interference with normal ovarian activity, hormone activity and
gonadotropins, weight loss and body condition; Progeny weight at birth, mortality and morbidity
in newborn calves, weight of calves at weaning and milk production
Keywords: energy, energy balance, reproductive performance
3. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA. El consumo inadecuado de energía, proteínas, vitaminas y minerales ha sido asociado a una
disminución del desempeño reproductivo en casi todas las especies. De estos nutrientes, La energía
es probablemente el factor más importante relacionado con una función reproductiva deficiente en
vacas y novillas. Short y Adams (1988), priorizaron la utilización de energía clasificando cada
estado fisiológico en el siguiente orden; 1) metabolismo basal, 2) mantenimiento en general.3)
crecimiento 4) reservas de energía, 5) embarazo, 6) lactancia, 7) reservas de energía dietéticas, 8)
ciclo estral y comienzo del embarazo, 9) sobrecondicionamiento. Con base en esta lista de
prioridades, la función reproductiva se encuentra comprometida porque la energía disponible está
dirigida a cumplir los requerimientos mínimos de mantenimiento y la producción de leche.
(Bindari et al., 2013; Marques et al., 2016).
La función más importante en las hembras bovinas desde el punto de vista económico es la
reproducción y el inicio de una nueva preñez (Bindari et al., 2013). Puesto que los requerimientos
energéticos aumentan de manera significativa al final del embarazo y al inicio de la lactancia; la
ingesta inadecuada de energía durante el embarazo tardío puede resultar en: peso menor de la
progenie al nacimiento, mayor morbilidad y mortalidad en terneros recién nacidos, disminución
en la producción de leche, menor peso de las crías al destete, aumento de los días al primer celo y
reducción de los índices de concepción (Yarencio y Kreplin, 2015). La disminución del consumo
de materia seca al final del parto, se torna dramática particularmente durante la última semana
antes del parto y puede estar entre el 20 y el 40 % (Hayirli y Grummer, 2004). Por otra parte, los
animales con sobrecondicionamiento "síndrome de vaca gorda" reducen su fertilidad, aumentando
los días abiertos, los días al primer celo y los días al primer servicio (Gernand y Konig, 2017).
El puntaje de la condición corporal es un método práctico, que pese a ser subjetivo, permite evaluar
en campo la cantidad de reservas de grasa o energía almacenadas en una vaca; cuya estimación
periódica debe utilizarse como una herramienta que permite a productores y profesionales del agro,
tener una idea sobre la producción, el desempeño reproductivo en explotaciones lecheras y evaluar
la formulación de las dietas y la asignación de alimentos que permitan reducir la incidencia de
enfermedades metabólicas y o problemas reproductivos que se puedan presentar luego del parto
como consecuencia de estas. Para investigaciones se recomienda realizar la evaluación en escala
de 1 a 10 en ganado de carne o en escala 1 a 5 para ganado de leche. Dicha evaluación debe hacerse
individualmente con por lo menos 3 expertos, para al final promediar las calificaciones (Shin, et
al. 2015; Pempek, 2016).
El impacto del consumo deficiente de energía durante el último tercio de la gestación, no puede
ser resuelto con un aumento del consumo de energía posparto, pues por el contrario esta práctica
tiende a exacerbar los problemas; puesto que la microbiota ruminal requiere de un tiempo, para
adaptarse a los cambios, lo que puede conducir a una acidosis ruminal. (Marques et al., 2016). Así
mismo, Hoffman y colaboradores (2016) encontraron que tanto la deficiencia como el exceso de
nutrientes en las raciones de las vacas durante la gestación, afectan de manera negativa la tasa de
crecimiento de la progenie luego del parto, disminuyendo tanto el desarrollo muscular como
esquelético; aumentando la acumulación del contenido graso en los músculos provocando
alteraciones en factores que regulan su desarrollo; afectando en consecuencia el crecimiento. Otro
estudio sin embargo, reportó que una disminución al 70 % de energía metabolizable durante los
últimos 40 días de la gestación, tuvo efectos mínimos sobre el crecimiento de los terneros y no
afecto posteriormente el rendimiento reproductivo de las vacas (Moriel et al., 2016).
La desnutrición en general ha sido relacionada con una tasa de crecimiento y un desarrollo
deficiente en las diferentes especies; alterando también el metabolismo y la salud, lo que disminuye
la productividad y el desempeño reproductivo: intervalo entre partos, tasa de concepción, días
abiertos, retraso del inicio de la pubertad, viabilidad de los óvulos, muerte embrionaria, pérdida de
peso y de condición corporal, interferencia con la actividad ovárica normal, actividad de hormonas
y gonadotropinas (Pempek, 2016; Surlis, 2017). La nutrición materna deficiente, entendida como
un consumo excesivo o reducido de nutrientes (energía, proteínas y micronutrientes); dependiendo
de la etapa de gestación en que se encuentre el animal, afecta el crecimiento y desarrollo fetal y
posnatal, disminuye el desarrollo muscular, reduce la densidad ósea, como se mencionó
anteriormente y también aumenta la acumulación de grasa, alterando el metabolismo y
perjudicando la función de las células madre pluripotenciales en la descendencia (Brito et al., 2017;
Hoffman et al., 2017; Pillai et al., 2016; Taylor et al., 2017).
4. OBJETIVOS.
4. 1. OBJETIVO GENERAL
Determinar la importancia de la energía, en el desempeño reproductivo y la fertilidad en hembras
bovinas y el desempeño zootécnico de la descendencia, con base en la información de
investigaciones publicadas en revistas indexadas especializadas en reproducción, nutrición y
producción animal, con énfasis en la de los años 2015, 2016 y 2017.
4. 2. OBJETIVOS ESPECÍFICOS
Revisar el estado del arte sobre el consumo, nivel de inclusión, ventajas y desventajas del suministro de
la energía en la reproducción y fertilidad de hembras bovinas.
Elaborar un documento que sirva de referencia a profesionales, ganaderos, estudiantes y todos aquellos
interesados en el tema
5. MARCO TEÓRICO
5. 1. USO DE LA ENERGÍA
La energía, como se dijo anteriormente, es probablemente es el factor nutricional más importante en toda
explotación agropecuaria, todos los animales sin excepción requieren energía para su crecimiento y sus
procesos vitales.
5.1.1. DEMANDAS ENERGÉTICAS EN LOS ANIMALES
Las demandas energéticas en los animales, tienen que ver con dos aspectos fundamentales: en primer
lugar con el mantenimiento de las funciones vitales (actividad muscular funcional, movimiento de
sustancias contra gradientes de concentración y síntesis de sustancias utilizadas en procesos
metabólicos); y en segundo lugar, lo que tiene que ver con procesos de producción (depósito de proteínas
como en el caso del crecimiento, depósito de grasas como en el engorde y producción de leche).
5.1.2. UNIDADES DE MEDIDA
Caloría: es la cantidad de energía necesaria para elevar la temperatura de 1 gramo de agua en un grado
Celsius (de 14,5 a 15,5 grados Celsius); pudiéndose expresar en calorías (cal), kilocalorías (kcal) o mega
calorías (Mcal).
Joule: es la unidad de energía utilizada para medir energía, trabajo y calor. Como unidad de trabajo, el
Joule o Julio, se define como la cantidad de trabajo realizado por una fuerza constante de un newton a
lo largo de un metro de longitud y en la misma dirección de la fuerza.
Por otra parte, 1 kilojulio es igual 0,239 kilocalorías y una kilocaloría es igual a 4.184 kilojulios.
5.2 TIPOS DE ENERGÍA
5.2.1 ENERGÍA BRUTA
La energía bruta, corresponde a la energía química de los alimentos. La energía bruta de las grasas es
cerca de 2,5 veces la de los carbohidratos.
La energía bruta EB (Mcal/kg MS) de algunos alimentos se presenta en la tabla 1
TABLA 1
ENERGÍA BRUTA DE ALGUNOS ALIMENTOS
_______________________________________________
Constituyente EB (Mcal/kg/MS)
_______________________________________________
Glucosa 3,74
Almidón 4,25
Celulosa 4,20
Caseína 5,88
Ac Palmítico 9,35
Maíz grano 4,47
Glicerol 4,52
Leche (4 % grasa) 5,98
Paja de avena 4,44
Sebo vacuno 9,48
Aceite de oleaginosas 9,36
______________________________________________
Sin embargo, se debe resaltar que: el valor de EB en el alimento solo da información del contenido
energético del alimento, pero realmente son los valores de energía metabolizable y de energía neta los
que brindan información sobre la disponibilidad y aprovechamiento de esa energía por el animal.
5.2.2. ENERGIA DIGESTIBLE
La cantidad de energía que consume un animal corresponde a la energía bruta. Cuando restamos la
energía contenida en las heces (energía fecal) de la energía bruta, el resultado que obtenemos
corresponde a la energía digestible.
TABLA 2
DIFERENCIAS RESPECTO DE LA ENERGÍA BRUTA, ENERGÍA DIGESTIBLE Y ENERGÍA
METABOLIZABLE ENTRE EL PASTO Y EL MAÍZ PARA RUMIA
________________________________________________________
MAÍZ PASTO (Mcal/kg/MS)
________________________________________________________
EB 4,474 4,236
ED 3,877 3,247
EM 3,279 2,695
________________________________________________________
Recopilado por el autor.
5.3. IMPORTANCIA DE LA ALIMENTACIÓN BALANCEADA El desbalance energético antes durante y después del parto; ya sea el exceso o deficiencia de
energía aumenta el riesgo de trastornos metabólicos y de enfermedades infecciosas que
disminuyen la fertilidad subsiguiente, afectando la producción de leche y el desempeño de la
progenie. La deficiencia de energía debe ser tenida en cuenta como un problema grave en hatos
donde las vacas pierden peso y puntuación en la condición corporal durante la lactancia temprana
y no ciclan normalmente dentro de los primeros 40 días posparto. (Hoffman et al., 2017). Puesto
que el éxito de una ganadería depende en gran medida del aumento de las crías, que permita
garantizar lo más pronto posible el remplazo y el número de las vacas en producción, es importante
desarrollar sistemas de alimentación que permitan que las vacas reinicien la actividad ovárica lo
más pronto posible después del parto y continúen ciclando para llegar al primer servicio con
mínimo dos celos previos, aumentando la posibilidad de preñez, permitiendo un parto por año. Por
otra parte, los niveles adecuados de hormonas estrógenos y metabolitos relacionados con la
eficiencia reproductiva, están correlacionados positivamente con el estatus energético de las vacas
y este con la producción y la productividad, que a la larga son los determinantes del éxito
económico de la ganadería (Gunn et al., 2015, Hoffman et al., 2017
5. 4. PERIODO DE TRANSICIÓN El periodo de 6 a 8 semanas alrededor del parto, conocido como periodo de transición, es crítico
para el bienestar y el desempeño reproductivo de las vacas y novillas; el cumplimiento de los
requisitos nutricionales durante este periodo tiene un gran impacto en la salud, la producción, la
longevidad, el bienestar no solo del animal y de su progenie, y por supuesto el desempeño
reproductivo en las hembras bovinas, (Grummer, 1993, NCR, 2001). Grummer en 1993, fue el
investigador que hizo la primera revisión de literatura sobre la alimentación de la vaca durante el
periodo de transición que para la época era escasa; no obstante, durante las siguientes décadas, el
periodo de transición, sus causas, antecedentes fisiológicos y sus consecuencias han sido objeto de
numerosas investigaciones que nuevamente sirvieron no solo para dilucidar muchos problemas,
sino también como base para revisiones posteriores (Bell y Bauman, 1997; Herdt, 2000; Drackley,
1999; Drackley et al., 2001; Drackley et al., 2005; Ingvartsen, 2006; Remppis et al., 2011; Roche
et al., 2013; Yosothai, 2014; van Knegsel et al., 2014; Zebeli et al., 2015; Wang et al; 2017;
Hoffman et al., 2017). El periodo de transición es la fase más crítica para las vacas lecheras de alto
rendimiento debidos a cambios drásticos en el metabolismo desde la gestación tardía a la lactancia
y exige mucho manejo, particularmente en lo que se refiere a la nutrición.
La fertilidad de las vacas de alta producción se ve comprometida por drásticos cambios
metabólicos, hormonales y fisiológicos durante el periodo de transición; con menor consumo de
materia seca y aumento en los requerimientos para sostener la producción; lo que se traduce en
pérdida de peso y condición corporal, además de un incremento en: presencia de anestros, días al
primer celo, número de días abiertos y el número de servicios por concepción (Cardoso, 2017). El
manejo y la nutrición de la vaca seca han sido objeto de muchas investigaciones en los últimos 30
años y muchas estrategias nutricionales han sido utilizadas. (Overton y Waldron, 2004; Butler,
2006; Gunn et al., 2015; Hoffman et al., 2017).
Se sabe que el manejo apropiado de la nutrición en el periparto, implicaba alimentar con suficiente
cantidad de alimento a la vaca, con el fin de garantizar el consumo de materia seca, energía,
proteínas, minerales y vitaminas para que estas no pierdan su condición corporal (CC) antes del
parto. Esta práctica fue respaldada con análisis de sangre que indicaron una asociación positiva
entre las concentraciones elevadas de ácidos grasos no esterificados AGNE, una mayor pérdida de
la puntuación de la condición corporal inmediatamente antes o después del parto y una mayor
incidencia de enfermedades metabólicas e infecciosas (Cardoso, 2017). Sin embargo, Akbar y
colaboradores (2015) estudiaron el efecto de una liberación pequeña y controlada de ácidos grasos
antes del parto; encontrando que el balance energético posterior al parto y los indicadores de la
salud metabólica y la función inmune, mejoraron cuando el consumo de energía fue menor que el
de los requerimientos. Sin embargo, en vacas cuyo consumo energético se redujo severamente, la
producción de leche se redujo de manera significativa.
Las vacas en pastoreo generalmente son más delgadas al final de la lactancia que las vacas
alimentadas con raciones totalmente mezcladas, el incremento del consumo de energía
metabolizable (EM) durante el período seco es una práctica comun de manejo para mejorar la
condición corporal (CC), para afrontar el parto y la lactancia temprana. Roche y colaboradores
(2017) de la Universidad de Auckland en Nueva Zelanda, cuantificaron el efecto de la ingesta de
(EM) moderada o en exceso; durante el período seco en vacas que habían logrado ganar o mantener
su condición corporal hasta la lactancia tardía. Evaluaron los efectos sobre la producción de leche
y los indicadores sanguíneos del balance energético y la salud metabólica en la lactancia
temprana. Un rebaño de 150 vacas Holstein fue asignado aleatoriamente a 1 de 2 niveles de
alimentación en la lactancia tardía para lograr una CC baja y otra alta en el momento del secado
(aproximadamente 4,25 y 5,0 en una escala de 10 puntos). Después del secado, ambos grupos
alcanzaron una CC de 5, un mes antes del parto; esto debido a una alimentación controlada en un
grupo (mantenimiento) y una sobrealimentación de EM en el otro durante el período seco. A las
vacas se les ofreció 65, 90 o 120 % de sus requerimientos de EM durante 3 semanas antes del parto
en un arreglo factorial de 2 × 3 (25 vacas para cada tratamiento). El peso y la CC se cuantificaron
semanalmente antes y después del parto, la producción de leche se pesó semanalmente hasta la
séptima semana después del parto. Se tomaron muestras de sangre semanalmente (4 semanas antes
del parto y 5 semanas después del parto), y en los días 0, 1, 2, 3 y 4 posparto. Se analizaron
indicadores de equilibrio energético (Ácidos grasos no esterificados y ácido β-hidroxibutirico en
plasma sanguíneo) y de balance mineral (concentración del calcio) y estado inflamatorio. La
sobrealimentación de EM en vacas de CC baja durante el período no productivo, redujo las
concentraciones de AGNE y β-hidroxibutirato en la lactancia temprana, y aumentó la proporción
de albúmina/globulina en sangre en comparación con las vacas que se secaron cerca del parto con
una alimentación y una CC controladas durante el período seco. Las vacas que consumieron 65%
de sus requerimientos de EM, tenían menores niveles de AGNES y β-hidroxibutirato al inicio de
la lactancia y produjeron menos cantidad de leche particularmente durante los primeros 21 días de
lactancia; tuvieron también una concentración más baja de colesterol en la sangre y una relación
de albúmina/globulina menor en comparación con las vacas que consumieron el 90 o 120 % de
sus requerimientos de EM. Estas mediciones en general, indican que una restricción severa (< 70
% de los requerimientos de EM) durante el período seco, aumenta el riesgo de enfermedad en la
lactancia temprana y reduce la producción de leche.
El éxito en el manejo del metabolismo energético durante el periodo de transición en vacas lecheras
de alta producción depende de una excelente gestión en una serie de áreas diferentes, que tienen
que ver con el consumo de materia seca, la condición corporal y la movilización de las reservas de
energía para el mantenimiento no solo del animal, sino de la gestación y además optimizar su
rendimiento. Controlar el consumo de energía de las vacas no solo en el último tercio de la
gestación sino también después del parto, es el factor predominante para llevar a la vaca a una
adaptación más suave a la lactancia (Overton y Waldron, 2004; Roche et al 2013: Roche et al.,
2017).
El consumo de alimento, la producción, los metabolitos sanguíneos y la expresión de algunas
enzimas gluconeogénicas hepáticas claves en vacas lecheras durante el período de transición
fueron evaluadas en un trabajo de investigación realizado por Ye y colaboradores (2016), en la
universidad de Nanjing en China, con el objetivo de determinar los efectos de la alimentación con
levadura (Y), glicerol (G) o su mezcla (YG) en 45 vacas Holstein multíparas durante el periodo de
transición. La vacas se asignaron a 4 bloques teniendo en cuenta el número de partos, la última
lactación (305 días) y la fecha de parto esperada para asignarlas de manera aleatoria a 4 dietas:
control (sin aditivo), 2 L / de GY (75.8 g / L glicerol y 15,3 g / l de levadura), 150 g / d de glicerol
(G, 0,998 g / g de glicerol) y 1 L / d de cultivo de levadura (Y; 31,1 g / l de levadura). La
suplementación fue hecha desde el día 14 antes del parto hasta el día 28 posparto. Los tratamientos
no afectaron el consumo de materia seca, ni la energía neta (EN), ni la condición corporal ni
tampoco la producción de leche. La suplementación de GY o Y aumentó los porcentajes de grasa
láctea, los porcentajes de proteína láctea y los rendimientos de proteína de la leche en relación con
el grupo control o G (<0,05). Las vacas alimentadas con GY o G tenían niveles más altos de
glucosa y niveles más bajos de ácido β-hidroxibutírico (ABHB) y AGNE en plasma que las vacas
alimentadas con dieta Control (<0,05) y tenían niveles más bajos de AGNE que las vacas
alimentadas con Y (<005). En conclusión, la suplementación dietética con glicerol y/o levadura
aumentó el porcentaje de grasa y de proteína en la leche al principio de la lactancia y mejoró el
balance energético como lo indica la mayor concentración de glucosa plasmática y las
concentraciones plasmáticas más bajas de BHBA y AGNE. Así mismo, regularon las enzimas
gluconeogénicas hepáticas de vacas lecheras durante el período de transición. Alimentar a las
vacas con una mezcla de glicerol y levadura en el periparto combinó los efectos de la levadura en
el rendimiento de la lactancia y los efectos del glicerol en el estado energético de las vacas lecheras.
5.5. IMPACTO ECONOMICO El precio de los alimentos representa entre el 50 y 70% del costo de la producción de leche,
mientras que los costos asociados con los problemas de la salud y el desempeño reproductivo, casi
nunca se recuperan por completo. Debido a que el período de transición tiene el mayor impacto en
la salud, la producción y la reproducción, las inversiones para mejorar estas variables y en
consecuencia las utilidades, deberán hacerse durante este periodo. (Vailati et al, 2016).
Igualmente y durante el mismo año, Cardoso; Lin y colaboradores, Roche y colaboradores y
Moraes y colaboradores (2017), determinaron que el impacto económico está determinado por un
manejo inadecuado de la nutrición durante el periodo de transición representado por el costo en el
aumento de los días abiertos, la demora en la presentación del primer celo, las bajas tasas de
parición, la falta de desarrollo de los folículos y la muerte embrionaria entre otros muchos.
De la misma manera, en los resultados de Valour y colaboradores (2014), se encontró que en la
vaca holstein moderna y alta productora de leche, las tasas de parición se encuentran entre el 55 y
60% en novillas y entre el 35-40% en vacas lactantes; que representa un alto porcentaje en el
impacto económico en las explotaciones lecheras.
5.6. FACTORES QUE AFECTAN LAS NECESIDADES DE NUTRIENTES Durante el último trimestre de la gestación, las vacas reducen el consumo de materia seca debido
a las limitaciones en el llenado del rumen y a cambios en la fermentación ruminal que afectan la
digestión de los nutrientes. Esta ingesta insuficiente, tiene como resultado la movilización de las
reservas de grasa corporal y energía para satisfacer las demandas para el sostenimiento y la preñez,
lo que puede conducir a hígado graso y a otros problemas. El suministro de precursores
glucogénicos, como el ácido propionico, puede minimizar el impacto negativo del consumo
reducido de alimento durante el período de transición (Dann et al, 1999, Nowak et al., 2014; Roche
et al).
Sin embargo, en los resultados de Penner et al., (2007); al igual que Esposito et al. (2014) y Keskin
et al., (2016), determinaron que las dietas que aumentan la densidad de energía a través de
carbohidratos rápidamente fermentecibles, como el almidón; pueden aumentar la incidencia de
desplazamiento abomasal, acidosis, laminitis o pueden conducir al sobrecondicionamiento de los
animales.
Nowak y colaboradores (2014), del departamento de nutrición de la Universidad de Potznan en
Polonia realizaron un estudio para determinar el efecto de diferentes densidades de energía sobre
una dieta con igual cantidad de proteína suministrada durante el periodo seco sobre la salud
posparto, la fertilidad, la glucosa, el ácido Beta Hidroxibutirico (BHB), el factor parecido a la
insulina tipo 1. Para este trabajo utilizaron 40 vacas holstein multíparas las cuales fueron secadas
56 días antes del día esperado para el parto y asignadas a 2 grupos al azar: grupo (M) con
concentraciones moderadas de energía de 0,69 UFL/Kg. de materia seca (MS) y grupo de baja
energía (L) con densidad de energía de 0,61 UFL/kg. De MS. Desde el día 7 antes del día esperado
de parto hasta el día 21 de lactancia, todas las vacas fueron alimentadas con la misma dieta de
transición (0.82 UFL / kg de MS). Desde el día 22 hasta el día 90 de lactancia, todas las vacas
recibieron la misma dieta de lactancia de mayor densidad energética (0.90 UFL / kg de
MS). Durante el período seco, la disminución de la CC en los grupos M y L fue de 0.07 y 0.12
unidades respectivamente. La disminución promedio de la CC desde el parto hasta los 56 días de
lactancia fue la misma en ambos grupos experimentales (0.21). La tasa de concepción de primer
servicio tendió a ser mayor en el grupo M. El factor de crecimiento parecido a la insulina tipo 1,
la glucosa, el ácido β-hidroxibutírico, los ácidos grasos no esterificados, las concentraciones
séricas de tiroxina preparto entre los días 3 y 5 posparto no se vieron afectados significativamente
por el tratamiento en el período seco.
Los cambios metabólicos y endocrinos al final del embarazo y durante la lactancia temprana juegan
un papel preponderante en la reducción de la ingesta preparto (Hoffman et al., 2017).
La reducción de la ingesta preparto no es exclusiva de rumiantes, ya que también ha sido observada
en ratas (Peterson y Baumguardt, 1976). El consumo deficiente de nutrientes juega un papel
importante en la respuesta inmediata de los mecanismos de defensa a los problemas infecciosos;
durante estos procesos se liberan citosinas que pueden reducir severamente el consumo de materia
seca. Se especula además que señales de retroalimentación procedentes de la oxidación de ácidos
grasos no esterificados (AGNE) reducen la ingesta al final de la preñez y durante la lactancia
temprana cuando la movilización de las reservas de grasa son elevadas (Ingvartsen y Andersen,
2000, Vailati et al., 2016; Cardoso 2017).
Mediante los resultados de sus investigaciones, Cardoso, (2017) y Wang y colaboradores (2017),
encontraron que los niveles de AGNE en sangre en las vacas se elevan a medida que la ingesta de
alimento se reduce sin importar si es antes o después del parto,
5.7. DURACION DEL PERIODO DE ADAPTACION PARA CAMBIOS EN LA DIETA El tamaño del rumen, los intestinos y el hígado difieren significativamente 3 semanas antes y
después del parto (Reynolds et al., 2001). El flujo de sangre aumenta con el incremento de la
ingesta de energía (Huntington y Reynolds, 1988). En consecuencia, alcanzar el nivel metabólico
adecuado para el hígado y el sistema gastrointestinal con el fin de satisfacer la demanda de
producción láctea y el desempeño reproductivo después del parto; alterando la dieta puede
necesitar de un periodo de adaptación de por lo menos 14 días, que es el tiempo mínimo necesario
para que la microbiota ruminal se acomode a los cambios dietéticos (Huntington y Reynolds,
1988).
Por otra parte Dänicke y colaboradores (2014), del instituto de Nutrición Animal Friedrich-
Loeffler en Alemania, estudiaron las consecuencias fisiológicas de la adaptación y la alimentación
continua de una dieta de alta energía administrada en forma continua a ocho vacas Holstein no
gestantes y no lactantes durante un período de 16 semanas, de las cuales las primeras seis sirvieron
como un período de adaptación de la dieta baja en energía basada en heno (3,8 MJ / kg MS) a la
ración de alta energía (7.5 MJ / kg MS). La ingesta de materia seca aumentó con la concentración
de energía alimentaria de 9 a 20 kg / d hasta la semana 9 a 12 y disminuyó a partir de entonces. El
peso vivo inicial de 550 ± 60 kg se incrementó linealmente y correspondió a una ganancia media
diaria de 2,3 ± 0,3 kg. El balance de energía aumentó aproximadamente nueve veces hasta un
máximo de 114 MJ / d en la semana 10. A diferencia de la concentración de glucosa en sangre,
que aumentó continuamente, la de colesterol y triglicéridos comenzó a aumentar después de un
estancamiento inicial. En resumen, tanto la adaptación ruminal a una dieta de alta energía como la
alimentación continua de dicha dieta indujeron adaptaciones digestivas y metabólicas en vacas no
preñadas y no lactantes tendiendo hacia un balance energético positivo progresivo, lo que redunda
en un mejor desempeño reproductivo.
5.8. CONDICIÓN CORPORAL El índice de la condición corporal (CC) es uno de los principales factores relacionados con la
disminución del consumo de materia seca (CMS) en vacas y novillas durante el periodo seco.
El sobrecondicionamiento de los animales (CC > 4) reduce el consumo de materia seca y aumenta
el riesgo de trastornos metabólicos. El índice de condición corporal que se aconseja hasta el parto
es de alrededor de 3 (Drackley et al., 2005; Singh, et al., 2015).
Gunn y colaboradores (2015), de la misma manera que Cardoso y Lin y colaboradores (2017),
encontraron que las vacas sobre-condicionadas (CC > 4) al momento del parto, tienen una
incidencia mayor en la retención de placenta, más infecciones uterinas, presentan más ovarios
quísticos, mayores trastornos metabólicos y tienden a disminuir el consumo de materia seca. Todos
estos factores inciden en el desempeño reproductivo haciendo que este disminuya.
En cuanto a la retención de placenta, cuando la duración de la gestación se disminuye o se alarga
un promedio de 5 días, se presentan fallas en la síntesis de la prostaglandina F2 alfa, lo cual
aumenta la incidencia de retención de placenta (Horta, 1994). En el caso de las gestaciones largas,
la retención placentaria se presenta por la avanzada involución de los placentomas (Laven y Peters,
1996; Miyoshi et al., 2002; Drillich et al., 2003; Marroquín, 2003; Akar y Yildiz, 2005;
Manspeaker, 2005; Hartmann et al., 2013; Gunn et al., 2015; Kumari et al., 2016; Cardoso, 2017;
Lin 2017).
Vailati y colaboradores (2016), realizaron una investigación en la Universidad de Illinois para
evaluar las interacciones potenciales entre la puntuación de la condición corporal durante el
preparto y el manejo de la alimentación en las semanas previas al parto, sobre el metabolismo
hepático durante el periparto. Para este trabajo se usaron 32 vacas lecheras de diferentes edades y
razas, que fueron asignadas de manera aleatoria a 4 grupos en un arreglo factoriales 2 x 2, con dos
calificaciones de CC al preparto: [4.0 (delgado, CC) y 5.0 (óptimo, CC 5); basado en una escala
de 10 puntos]; y dos niveles de consumo de energía durante las 3 semanas anteriores al parto (75
y 125% de los requerimientos estimados). Los resultados determinaron que los animales con CC
delgada respondieron mejor al manejo de la nutrición preparto que las vacas con un
acondicionamiento óptimo. Sin embargo, independientemente de la CC preparto, el análisis a una
vía reveló que el nivel de alimentación preparto tuvo un marcado efecto sobre el metabolismo de
carbohidratos, aminoácidos, lípidos y glucanos (polisacáridos formados únicamente por unidades
de glucosa). El metabolismo alterado de carbohidratos y aminoácidos sugiere un balance
energético posparto negativo mayor y más prolongado en las vacas CC 5 sobrealimentadas antes
del parto. Esto está respaldado por efectos opuestos de la alimentación preparto en CC 4 en
comparación con las vacas CC 5 en vías que abarcan el metabolismo de los aminoácidos, las
vitaminas y las condiciones de campo. La restricción de alimentación preparto mejora la
adaptación metabólica al inicio de la lactancia en las vacas de CC 5, mientras que afecta
negativamente a las vacas CC 4, que parecen adaptarse mejor cuando se sobrealimentan. Los
autores concluyeron que la sobrealimentación al final del embarazo debería limitarse a las vacas
poco acondicionadas, mientras que las vacas con un grado óptimo de condición corporal deberían
mantenerse con una dieta restringida en energía. Por otra parte (Cardoso 2017), reporta que vacas
sobrecondicionadas’ aumentan el tiempo del embarazo en 10 días.
El análisis de los perfiles de progesterona en leche es un método objetivo para la caracterización
de la actividad ovárica posparto en vacas lecheras. O'Hara, Bage y Holtenius (2016) determinaron
la relación entre la condición corporal después del parto con algunos parámetros metabólicos en
el plasma sanguíneo (insulina y factor parecido la insulina 1), y con la fertilidad. Para este análisis
midieron la progesterona láctea en dos razas lecheras Suecas; Rojo sueco (RS) y Holstein sueco
(HS). Para este trabajo fueron utilizadas 73 vacas lecheras multíparas de las razas RS y HS las
cuales se dividieron en tres grupos en función de su puntaje de condición corporal (CC) después
del parto. Se determinaron los metabolitos plasmáticos seleccionados, se identificaron los perfiles
de progesterona en la leche y se calificó la condición corporal. Las vacas sobrecondicionadas y los
perfiles atípicos de progesterona fueron más comunes entre las vacas RS. La sensibilidad a la
insulina fue menor en las vacas RS y el factor parecido a la insulina tipo 1 fue mayor entre las
vacas RS. La insulina se relacionó positivamente con la condición corporal, pero no con la raza.
Los investigadores concluyeron que las vacas RS, tenían mayores perfiles atípicos de progesterona
y que la sensibilidad a la insulina era más baja respecto de las vacas HS, pero la raza RS tenía una
mayor proporción de vacas sobrecondicionadas. Es razonable suponer que las diferencias de raza
en la condición corporal contribuyeron a estos resultados.
Por otra parte, Yasothai (2014) y Marques y colaboradores (2016), reportaron que las vacas con
pérdidas de más de 1 punto en la condición corporal durante los primeros 21 días después del parto
tuvieron más días abiertos menores tasas de concepción y demoraron más tiempo para su primera
ovulación y primer calor posparto
El cuadro 1 presenta el efecto de la condición corporal sobre la tasa de preñez
Cuadro 1: EFECTO DE LA REDUCCIÓN DE LA CONDICIÓN CORPORAL SOBRE LA
TASA DE PREÑEZ. (Escala 1 a 5)
Reducción de puntaje en la condición corporal Porcentaje tasa de preñez Reducción en 1 punto 50 %
Reducción entre 1 y 2 puntos 34 %
Reducción de más de 2 puntos 21 %
(Yasothai, 2014).
Investigadores del departamento de Ciencias Animales de la Universidad de Illinois, a partir de un
análisis estadístico combinado de estudio previos mostró que la duración de la preñez aumentaba
10 días en vacas que se alimentaron con un exceso de energía durante este periodo, respecto de
vacas que se alimentaron de acuerdo a sus requerimientos (Cardoso, 2017).
La reproduccion en vacas y novillas es un proceso en el que intervienen muchas variables y que
está bajo el control de factores como: caracteres genéticos, el perfil y la cantidad de los nutrientes,
los factores medio ambientales y el manejo y el bienestar de los animales. Si bien se ha estudiado
y mejorado el manejo, las instalaciones, la nutrición y la cría; estudios recientes plantean la
necesidad de modelos estadísticos que adopten un enfoque biológico que integre todas las variables
y que permitan identificar los controles genéticos y nutricionales primarios además de priorizar las
variables para que sean incluidas en los programas de mejoramiento (Berry et al., 2016).
5.9. SINDROME DE VACA CAÍDA
El síndrome de la vaca caída se define como una recumbencia lateral o esternal que persiste durante
más de 24 horas, o que persiste más de 2 semanas a pesar de su tratamiento, y corresponde en su
mayoría a una multitud de trastornos metabólicos como consecuencia de una disfunción en el
metabolismo de la glucosa (LeBlanc, 2013). La incidencia de esta problemática oscila entre un 4,5
y 14 % (Correa et al., 1993 Guyot et al., 2017) y se puede presentar en todas las etapas del ciclo
reproductivo de las vacas, y la mayoría de las veces se diagnostica en el posparto temprano. La
etiología de esta condición no se comprende completamente, y puede estar relacionada con el
metabolismo energético o electrolítico, así como con enfermedades infecciosas o como
consecuencia de traumatismos. Guyot y colaboradores (2017), realizaron un estudio prospectivo
en el departamento de producción animal de la universidad de Lieja con 361 vacas Holstein caídas
y 80 vacas sanas para comparar los índices de metabolismo energético, la sensibilidad a la insulina
y varios parámetros bioquímicos entre vacas lecheras caídas y vacas sanas. Para este efecto se
determinaron los niveles de glucosa plasmática, insulina, ácidos grasos no esterificados (AGNE),
ácido β-hidroxibutirato (BHB), minerales (calcio, fósforo y magnesio), y el puntaje de la condición
corporal (CC) en la escala de 1 a 5. Los investigadores observaron diferencias significativas en las
concentraciones de AGNE, cuyos niveles plasmáticos estaban por encima de los límites normales
(determinados por Van Winden y colaboradores en el año 2003) respecto de las vacas caídas. Las
concentraciones de insulina y glucosa en la sangre durante el postparto temprano, fueron
significativamente más altas en las vacas caídas; indicando alteraciones en la homeostasis de
glucosa e insulina en las vacas enfermas. De la misma manera, las concentraciones de minerales
(calcio y fosforo) fueron significativamente diferentes entre vacas sanas y caídas y sus valores
estuvieron por debajo de los valores normales a excepción del magnesio cuyas concentraciones
estuvieron dentro de los rangos normales en todos los grupos experimentales. Las concentraciones
de glucosa, insulina y AGNE fueron diferentes entre las vacas afectadas durante la lactancia
temprana respecto de la lactancia tardía. Los resultados en general indican alteraciones en la
homeostasis energética y mineral en vacas lecheras afectadas por el síndrome de vaca caída.
5.10. LEPTINA.
Durante el transcurso de la lactancia temprana, el ganado lechero y particularmente las vacas de
alta producción, tienen un balance energético negativo y la aparición de la primera ovulación
postparto depende del tiempo que se tome para recuperarse de esta situación. Las vacas lactantes
dependen en gran medida de la grasa corporal para satisfacer sus necesidades, lo que sugiere que
la leptina, una hormona secretada principalmente por los adipocitos, actúa como señal metabólica
de los sitios que controlan el eje reproductivo. Kadokawa y colaboradores (2000), del
Departamento de Producción Animal de la Estación Experimental de Hokkaido en Japón,
estudiaron la relación entre las concentraciones plasmáticas de leptina y el momento de la primera
ovulación posparto en 20 vacas lecheras Holstein de alta producción, utilizando un
radioinmunoensayo basado en leptina bovina recombinante. Las concentraciones plasmáticas de
leptina disminuyeron después del parto, alcanzaron un nadir de 0,74 +/- 0,17 ng / mL (-1) en 10,1
+/- 2,2 días después del parto; Luego aumentaron y se estabilizaron cerca del momento de la
ovulación. Las concentraciones de leptina promediaron 1,81 +/- 0,31 ng / mL (-1) en los 14 días
previos al parto, 1,32 +/- 0,21 ng / mL (-1) en el período preovulatorio posparto y 1,61 +/- 0,24 ng
/ mL (-1) en el período post-ovulatorio. Las diferencias entre los períodos fueron significativas (P
<0,01). El intervalo desde el parto hasta la primera ovulación tuvo un promedió 25,9 +/- 2,0 días
y no se correlacionó con los valores de leptina preparto, preovulatorio o post-ovulatorio. Sin
embargo, el intervalo hasta la primera ovulación se correlacionó de manera positiva y de manera
significativa (r = 0,83 P <0,0001) con el intervalo desde el parto hasta el nadir de la leptina. Estos
resultados apuntan a que las concentraciones plasmáticas de leptina disminuyen en las vacas
lecheras y particularmente las vacas de alta producción durante postparto temprano y sugieren que
un retraso en la recuperación de la secreción de leptina durante el posparto temprano, aumenta los
días hasta la primera ovulación; resultados que concuerdan con una investigación realizada por
Csillik y colaboradores (2017).
6. DISCUSIÓN Y RESULTADOS
6.1. CONSUMO DE MATERIA SECA EN EL PREPARTO Y SU EFECTO SOBRE EL
POSPARTO Los resultados de las investigaciones de Mashek y Grummer (2003) y Vailati y colaboradores
(2015). Mostraron que: la velocidad y el porcentaje del consumo de materia seca durante el periodo
de transición, puede predecir la salud, el manejo nutricional y el rendimiento de las vacas y
novillas. Los niveles de los ácidos grasos no esterificados (AGNE) en el plasma luego del parto y
la acumulación de triglicéridos en el hígado, están fuertemente correlacionados con el consumo de
materia seca entre el día 21 antes del parto y el día antes del parto; a medida que aumento la ingesta
de materia seca, disminuyo la concentración de AGNE en el plasma y de triglicéridos hepáticos
en el posparto.
El alcance de la disminución del consumo de materia seca y sus efectos en el preparto, ha sido
estudiado para determinar si las restricciones de energía en la vaca pueden preparar a las vacas
para revertir el balance de energía negativo que se produce durante la lactancia temprana. Las
vacas alimentadas con dietas balanceadas durante el preparto, y restringidas por lo general,
alrededor del 80% de los requisitos previstos, no disminuyeron el consumo de materia seca durante
los días anteriores al parto. Estos animales aumentaron el consumo de materia seca posparto y la
producción de leche respecto de vacas que consumieron las mismas dietas ad libitum durante el
preparto; por otra parte, las vacas con restricción alimenticia parecían tener una mayor sensibilidad
a la insulina y redujeron los niveles de AGNE durante el periparto comparándolas con las
alimentadas ad libitum antes del parto (Paulikova et al., 2017).
Los resultados reportados por Drackley y Janovic (2007), en la universidad de Illinois sugieren,
que con el manejo de raciones con baja energía y mucha fibra; que además estén bien formuladas,
mezcladas y que sean suministradas adecuadamente, se obtienen resultados positivos. La
investigación y las observaciones en campo indican que este tipo de ración genera un mejor
balance energético posparto, con mejoras posteriores en la salud, manteniendo la producción de
leche e incrementado el desempeño reproductivo.
6-2. ESTRATEGIAS DE ALIMENTACIÓN Y MANEJO DE VACAS SECAS
6.2.1. ESTRATEGIAS NUTRICIONALES La meta nutricional más importante durante el período de transición debe ser apoyar el
mantenimiento de la vaca, la gestación y el desarrollo de la glándula mamaria. Las
recomendaciones para utilizar una dieta baja en energía durante el inicio del período de transición
tienen que ver con evitar el riesgo de vacas excesivamente gordas en el parto y los posibles efectos
perjudiciales sobre la producción de leche y el desempeño reproductivo de las vacas
sobrecondicionadas (Dann et al., 2006). Por el contrario, Contreras y colaboradores (2004);
Corbett (2002); Mashek y Grummer (2003); Ntallaris (2018), con datos disponibles de otros
estudios, respaldan dietas con mayor contenido de energía, durante 2 a 3 semanas preparto.
Además, Bewley y Schutz (2008), determinaron mediante los resultados obtenidos que: un manejo
en la dieta de las vacas que les permita alcanzar una condición corporal de alrededor de 3.0 en la
escala de 1 a 5, parece ser más beneficioso que uno que las lleve al puntaje manejado
tradicionalmente entre 3.5 y 3.75; en la escala de 1 a 5. Por otra parte, Dann y colaboradores
(2006), encontraron que el manejo dietético durante el inicio del periodo de transición desempeña
un papel preponderante en el metabolismo del periparto, independientemente del tipo de ración en
el periodo cercano al parto.
En cuanto a las tiazolidinas, estos productos sintéticos, han sido utilizados para reducir los ácidos
grasos no esterificados en el plasma, y a la vez, para aumentar el consumo de materia seca en el
periparto en vacas lecheras. Las tiazolidinas se han usado también para tratar vacas con
sobrecondicionamiento durante el periodo seco. Smith, Butler y Overton (2009) y Hosseini y
colaboradores (2017) reportaron que la administración 2 - 4 tiazolidina, mejora el metabolismo
general y puede disminuir la dependencia de las reservas de grasa corporal durante la lactancia
temprana.
6.2.2. EVALUACIÓN DE ESTRATEGIAS DIETÉTICAS El aumento de energía durante el periodo de transición en la dieta ha sido, ha sido estudiado
ampliamente con el fin de variar el contenido de carbohidratos no fibrosos. Los carbohidratos no
fibrosos (CNF) corresponden a almidones y azucares, que son altamente fermentecibles y son
digeridos en forma rápida y completa en el rumen. Las dietas con proporciones mayores de CNF
durante el preparto promueven la adaptación de la microbiota ruminal y proporcionan cantidades
más altas de ácido propionico que contribuyen a la gluconeogénesis en el hígado y a la producción
de proteínas microbianas para el mantenimiento de la preñez y el desarrollo de la glándula mamaria
(Dewhurst et al., 2006; Nowak et al., 2014; White, 2015).
A pesar del amplio rango de concentraciones de CNF utilizadas en los diferentes estudios, la
tendencia mostró un aumento en el consumo de materia seca cuando se alimentaba durante el
preparto con dietas con un contenido de CNF alto, en comparación con dietas de bajo contenido
de CNF (Hayirli y Grummer, 2004).
Los resultados de las investigaciones de Minor y colaboradores (1998); Rabelo y colaboradores
(2003) y Cardoso (2017). Indicaron que en general, los niveles de CNF entre 34 y 36 %;
considerados como moderadamente altos, fueron los que obtuvieron los mejores resultados. Estos
hallazgos son consistentes con las recomendaciones del NCR que indica que los niveles de CNF,
no deben exceder el 43 % y el de otras investigaciones que sostienen que las dietas con
concentraciones altas de CNF (43 a 45 %), parecen agravar la disminución del consumo de materia
seca. De la misma manera, se ha evaluado la sustitución de forrajes con fuentes de fibra no
alimenticia (pulpa de remolacha, Palmiste, semilla de algodón, pulpa de frutas, etc.) durante el
preparto. Para ilustrar esto, Pickett y colaboradores (2003), sustituyeron forraje por una dieta con
fuentes de fibra no alimenticia (semilla de algodón), que disminuyeron los niveles plasmáticos de
AGNE antes del parto.
Igualmente, los resultados de una investigación de Esposito y colaboradores (2014), en la
Universidad de pretoria en Suráfrica, permitieron concluir que la laminitis en vacas lecheras es
una enfermedad multifactorial y progresiva con interacciones complejas entre los factores de
riesgo que contribuyen a su aparición.
De manera semejante, Randal y colaboradores (2017), obtuvieron registros detallados de un hato
lechero del Reino Unido durante un período de 8 años con el fin de asociar el puntaje de la
condición corporal con la presentación de cojera y laminitis. Para este trabajo, los investigadores
utilizaron puntajes de locomoción semanal para clasificar a las vacas como no cojas (puntaje 1 a
2), levemente cojas (puntaje 3) y severamente cojas (puntaje de 4 a 5). Estos resultados se
utilizaron para investigar la hipótesis de que el puntaje de condición corporal bajo, está asociado
con un mayor riesgo de cojera en las vacas lecheras. Se usaron modelos de regresión logística
multinomial de efecto mixto para investigar la asociación entre un puntaje de CC previo y eventos
de cojera repetidos a lo largo del estudio. Se usaron modelos de supervivencia en tiempo discreto
para explorar la relación entre un puntaje de CC previo y los primeros eventos de cojera. Con base
en una CC baja se encontró que 724 vacas en esta condición, estuvieron en riesgo de tener un
evento de cojera durante 79565 semanas. El número total de eventos de cojera fue de 17114, de
los cuales 8799 se categorizaron como levemente cojo y 8315 como severamente cojo. La mediana
de puntaje de CC fue de 2,25 (rango, 0,75 a 4,25) y el peso corporal promedio (PC) y la edad al
primer parto fueron 619,5 kg (rango, 355,6 a 956,4 kg) y 25.8 meses (rango, 20,5 a 37,8 meses)
respectivamente. Se usaron subconjuntos de los datos en los modelos de supervivencia de tiempo
discreto: 333 episodios de cojera leve y 211 severos por primera vez en vacas de primera lactancia
y 81 episodios de cojera leve y 49 graves durante la segunda lactancia o más. La baja CC, 3
semanas antes de un evento de cojera repetido se asoció con un riesgo significativamente mayor
de cojera. Las vacas con CC < 2, tuvieron el mayor riesgo de cojera leve o grave, y un aumento de
CC por encima de 2, se asoció con un riesgo reducido de cojera leve o grave. Los bajos puntajes
de CC, 16 u 8 semanas antes de un primer evento de cojera leve o grave en la vida de la vaca,
tuvieron una correlación positiva con el riesgo de cojera en las vacas en la segunda lactación o
más. Los datos anteriores, proporcionan evidencias para orientar el manejo, hacia el
mantenimiento de la CC con el fin de minimizar el riesgo de cojera. El bajo peso corporal
(independiente de la CC) y el aumento de la edad al primer parto por encima de los 24 meses se
asociaron también con un mayor riesgo de episodios repetitivos de cojera a largo plazo. En general,
el modelo explicó 62 y 60% de la variabilidad de la cojera leve y grave, respectivamente,
destacando la importancia de estas variables como factores de riesgo.
6.3. FUNCIONAMIENTO DE DIETAS CON BAJA ENERGIA EN VACAS SECAS El solo remplazo de fibra cruda por concentrado u otras adiciones dietéticas, con el fin de
proporcionar una dieta más voluminosa, disminuyo los niveles de insulina en el plasma y esto al
parecer trae como consecuencia que la microbiota ruminal no se adapte a una dieta con niveles
más altos de energía durante el preparto. Rabelo y colaboradores (2003), encontraron sin embargo
respuestas exitosas en dietas con 4 a 5 kilos de fibra cruda (Heno picado) durante el periodo de
transición en hatos lecheros que reducen los casos de desplazamiento abomasal posparto y claro
de manera indirecta disminuyen problemas posteriores en el desempeño reproductivo. (Rabelo et
al., 2003). De igual forma, Pickett y colaboradores (2003) y Hayirli y Grummer (2004)
determinaron que el volumen de la dieta deberá garantizar un alto llenado ruminal lo que podría
evitar la disminución del consumo de materia seca; manteniendo la fibra al inicio de la lactancia
alrededor de la primera semana cuando el consumo de materia seca se reduce sustancialmente y
además con una dieta balanceada contribuye a evitar la presentación del enfermedades metabólicas
que como ya se dijo inciden en el desempeño reproductivo.
La adición en las dietas de fuentes de fibra indigerible o de digestión lenta (cascara de arroz,
cascara de semilla de algodón, tallos y hojas de maíz), mantienen la salud, el llenado completo y
la funcionalidad del rumen, evitando el desplazamiento abomasal en el periparto (Cardoso, 2017).
Con base en las investigaciones, en el estudio y en la comprensión del periodo de transición en las
vacas; se ha informado que la mayor incidencia de enfermedades metabólicas e infecciosas ocurre
durante la lactancia temprana (Wallissonace et al., 1996; Rukkwamsuk et al., 1999). La incidencia
de trastornos metabólicos (fiebre de leche, desplazamiento abomasal, síndrome de hígado graso y
cetosis), infecciones de la glándula mamaria (mastitis y edema de la ubre) y trastornos
reproductivos (distocia, retención de placenta e infecciones uterinas) fueron estudiadas por Correa
y colaboradores (1990) y Jordan y colaboradores (1993); quienes encontraron valores entre 7,8 y
16,8 para enfermedades metabólicas, valores entre 2,8 y 12,6 para infecciones de la glándula
mamaria y valores entre 6,7 a 19.2%, para trastornos reproductivos, en hatos de alta producción. La
identificación temprana de estas enfermedades puede ser útil para superar futuras pérdidas de
producción (Huzzey et al., 2011)
Los hallazgos en estudios de cetosis subclínica la asocian con un mayor riesgo de desarrollar
diversas enfermedades, trastornos reproductivos y cambios en la producción de leche. Por ejemplo:
Raboisson, Mounié y Maigné (2014), realizaron un trabajo que tenía como objetivo producir una
visión general entre este trastorno y sus consecuencias. Para esto, llevaron a cabo un metaanálisis
de la literatura pertinente, que incluía 131 modelos diferentes de 23 artículos, o una revisión
cuando la literatura era escasa. Para cada resultado, la razón de probabilidad, riesgo relativo o la
razón de riesgo se presentó para varios moderadores para reducir la heterogeneidad entre los
estudios. El cambio crudo en la producción de leche asociado con cetosis subclínica se estimó y
ajustó, tomando en consideración los resultados que se sabe que interactúan con la producción de
leche durante el período periparto. Los resultados mostraron que 2 categorías principales de
moderadores tuvieron un efecto significativo sobre el riesgo ajustado. Primero, el ajuste realizado
al definir la cetosis subclínica como concentración de (1) β-hidroxibutirato> 1.4 mM, (2)
concentración de ácido graso no esterificado (AGNE) > 0.4 mM preparto o (3) concentración de
AGNE > 1.0 mM postparto corrigió el riesgo subestimado (a pesar de poca importancia). Esto se
debe a que varios ensayos informaron los riesgos relevantes utilizando umbrales más bajos para
los valores de β-hidroxibutirato o AGNE. Usar un umbral bajo conduce a un menor riesgo de
enfermedad en comparación con el uso de un umbral alto. Segundo, la corrección producida
usando los términos polifactoriales corrigió la sobreestimación del riesgo porque muchos ensayos
informaron solo modelos univariables. El riesgo relativo (intervalo de confianza del 95%)
relacionado con el desplazamiento abomasal, cetosis clínica, eliminación temprana y muerte,
metritis, retención placentaria, mastitis clínica, cojera y una duplicación del SCC en casos con
cetosis subclinica fueron 3.33 (2.60-4.25 ), 5.38 (3.27-8.83), 1.92 (1.60-2.30), 1.75 (1.54-2.01),
1.52 (1.20-1.93), 1.61 (1.24-2.09), 2.01 (1.64-2.44) y 1.42 (1.26-1.60 ), respectivamente. El nivel
de precisión de la estimación depende del resultado. La media ± desviación estándar directa de las
pérdidas de leche 305-d asociadas con la enfermedad fue de 251 ± 73 kg después de ajustar el
desplazamiento abomasal, la cetosis clínica, la metritis y la retención de la placenta. El riesgo
relativo (intervalo de confianza del 95%) para el primer parto en los casos de cetosis subclínica
fue de 0,67 (0,53-0,83). El intervalo parto-primer servicio fue ocho días más largo y el intervalo
parto-concepción fue de 16 a 22 días más en vacas con cetosis subclínica. Indicando que el
sobrecondicionamiento al principio del periodo de transición juega un papel más importante en la
presentación de enfermedades metabólicas durante el posparto temprano que los programas de
nutrición marcadamente diferentes.
En consecuencia, con las consideraciones anteriores, priorizar una transición sin problemas es de
suma importancia para minimizar los problemas de salud y optimizar la productividad, el
desempeño reproductivo y la rentabilidad para la próxima lactancia.
6.4. UTILIZACION DE DIETAS BAJAS EN ENERGIA La disminución en la densidad de energía al inicio del periodo seco según las recomendaciones
del NCR (más o menos 0.57 Mcal /libra de materia seca), pueden disminuir los problemas de salud
y con ello aumentar el desempeño reproductivo de varias maneras.
La ingesta prolongada de energía en exceso y en consecuencia el sobrecondicionamiento parece
aumentar la resistencia a la insulina. Vacas con acceso libre a dietas energéticas moderadas,
tuvieron concentraciones de insulina más altas en el plasma, pero concentraciones de glucosa
semejantes respecto de animales alimentados con restricciones de energía en la dieta, lo que indica
resistencia a la insulina (Dann et al., 2006). Por otra parte, Holtenius y colaboradores (2003),
encontraron una correlación positiva entre la resistencia a la insulina y el consumo excesivo de
energía durante todo el periodo de transición. El disminuir el consumo de energía en el transcurso
del período seco, puede mejorar el apetito posterior al parto, la movilización de las reservas
corporales de grasa y reducir la acumulación de grasa en el hígado (Drackley, 1999, Drackley et
al., 2001 Drackley 2007).
6.5. RETOS DE LOS CONCEPTOS ACTUALES DE ALIMENTACIÓN Y MANEJO DE LA VACA
SECA Para desarrollar un programa nutricional para el periodo de transición se debe tener en cuenta una
serie de consideraciones. Durante el periodo seco las vacas no requieren raciones densas en
nutrientes. No obstante, durante las últimas 6 a 8 semanas de gestación, el feto se encuentra
creciendo de forma acelerada y en consecuencia tiene una gran demanda de precursores
glucogénicos.
Es conocido que la mayoría de las vacas experimentan un declive en el sistema inmune durante
varias semanas antes y después del parto; alcanzando su pico más alto durante la primera semana
posparto. Aunque no se conocen a ciencia cierta las razones de esta inmunodepresión: la
disminución en el consumo de materia seca, el balance energético negativo, la movilización de las
reservas grasas desde el hígado y los cambios bruscos en los niveles de estrógenos y progesterona
para desencadenar el parto, parece que contribuyen con este problema. (Zia, 2015; Akbar et al.,
2015). En efecto las vacas, que presentan el mayor balance energético negativo tienen un descenso
mayor en el desempeño del sistema inmune (LeBlanc, 2013; Esposito et al., 2014; Akbar et al.,
2015). Sobre la base de las consideraciones anteriores la presentación de enfermedades
metabólicas y en particular las patologías uterinas posparto tienen una gran relevancia en las
explotaciones agropecuarias por su alto impacto sobre los costos, la producción y la reproducción
animal.
Un ejemplo de lo anterior, lo podemos encontrar en el caso de la metritis; cuyas pérdidas
económicas directas pueden ser: la disminución de la producción de leche y en casos extremos,
hasta la muerte del animal, o indirectas como el costo de los medicamentos, el descarte de los
animales o su posterior efecto en el desempeño reproductivo. La metritis incrementa el número de
los días abiertos y reduce la tasa de fertilidad a la primera inseminación hasta en un 50 %. Por otra
parte, la metritis ha sido relacionada con un aumento en el anestro posparto y con la presentación
de quistes ováricos (Cook y Greent, 2016; Smith et al., 2017; Surlis 2017).
De la misma manera, LeBlanc (2013); Smith y colaboradores y Wankade y colaboradores (2017)
determinaron que la nutrición deficiente afecta también la cantidad, calidad y composición de las
inmunoglobulinas. Durante el periodo seco, la glándula mamaria requiere nutrientes para su
desarrollo, la lactogénesis y la producción de inmunoglobulinas. Atendiendo a las consideraciones
anteriores el manejo adecuado durante este periodo, es crucial no solo para el desempeño
reproductivo de las vacas y novillas, sino también para el de su progenie.
Está bien establecido que el control de las reservas de energía corporal en la lactancia es un
componente importante del manejo de la salud del hato. No obstante, a pesar de su influencia en
la salud y la productividad futura, el monitoreo de las reservas de energía corporal en el período
seco suele ser poco utilizado. Smith y colaboradores (2017) realizaron un estudio cuyo objetivo
era identificar los indicadores de enfermedades metabólicas en la lactancia temprana a partir de
datos de la condición corporal, recopilados en el período seco y de datos de producción registrados
en el momento del secado. Para esta investigación, se realizó un análisis retrospectivo de 482
lactancias de vacas Holstein-Friesian en Langhill, Escocia. Las lactancias de cada vaca se
asignaron a uno de cuatro grupos de salud en función de su estado en los primeros 30 días de
lactancia. Estos cuatro grupos fueron los siguientes: trastornos del aparato reproductor (retención
de placenta y metritis), mastitis subclínica y trastornos metabólicos (hipocalcemia,
hipomagnesemia cetosis y desplazamiento abomasal). Las vacas que fueron diagnosticadas con
un trastorno del tracto reproductivo en los primeros 30 días de lactancia, experimentaron una
pérdida significativamente en el puntaje de la condición corporal y en el peso corporal durante el
período seco, respecto de las vacas sanas. Los rasgos fisiológicos y de producción registrados en
la lactancia y en el período seco anterior a un evento de enfermedad difirieron entre vacas que
desarrollaron diferentes enfermedades después del parto. Las diferencias en estos rasgos permiten
el desarrollo de nuevos indicadores de enfermedades para su uso en modelos para la predicción
del riesgo de enfermedad en el período de transición. (Madouasse et al., 2010, Cook y Greent,
2016; Smith et al., 2017).
Con respecto al efecto de una dieta de alta energía y otra de baja energía; Ntallaris (2018) en una
tesis doctoral en la Universidad Sueca de ciencias agrícolas evaluó el efecto de dichas dietas en
vacas lecheras Holstein y vacas Rojo Suecas.
Con base en tres estudios, se evaluó el comportamiento metabólico, la producción de leche, el
puntaje de la condición corporal y el balance energético negativo. Se investigó también las
asociaciones entre BEN, las adipocinas plasmáticas, el metabolismo y los parámetros
reproductivos.
Los resultados mostraron que las vacas Holstein tenían un puntaje de condición corporal más bajo
que las Rojo Suecas dentro de cada grupo de la dieta energética. Sin embargo, encontró que la
dieta no tuvo ningún efecto sobre la condición corporal o el grosor del tejido adiposo subcutáneo
en vacas Holstein, independientemente de si recibieron una dieta de alta o baja energía. El grupo
de alta energía tendía a tener un déficit de energía menos grave respecto del grupo de baja
energía. Las vacas Holstein tendieron a tener un déficit de energía más severo durante los primeros
45 días después del parto que las vacas rojo suecas.
En conclusión, sus resultados indican que las estrategias nutricionales podrían tener una asociación
más fuerte con los rasgos de fertilidad endocrinos y tradicionales que la raza. Sin embargo, la raza
estuvo asociada de manera más fuerte con las variables del balance energético que las estrategias
nutricionales. Además, observo que las vacas Rojo sueca priorizaron la energía de manera
diferente en comparación con las vacas Holstein de tal manera que mantuvieron la homeostasis
mejor que las vacas Holstein.
6.6. El BALANCE ENERGETICO NEGATIVO (BEN) CON RELACION AL DESEMPEÑO
REPRODUCTIVO El suministro de energía de vacas lecheras, particularmente a principios de la lactancia, es uno de
los factores más desafiantes en la nutrición de vacas lecheras de alta producción. El balance
energético negativo (BEN) en vacas lecheras por lo general acontece durante la lactancia temprana,
cuando el suministro de energía a través del consumo de materia seca aumenta más lentamente
que el gasto de energía para la producción de leche. Este déficit de energía puede diferir en
severidad y duración dependiendo de varios factores, principalmente del consumo de materia seca
y de la cantidad de leche producida. (Schröder y Staufenbiel 2006; Gross, Kessler, Albrecht. 2015)
6.6.1. GENERALIDADES DEL BEN Muchos investigadores han indicado que el balance energético negativo BEN, causa una
disminución de la glucosa, del factor parecido a la insulina IGF-1 y de hormonas críticas como la
insulina; hormonas que disminuyen tanto la hormona liberadora de gonadotropinas, como
hormonas gonadotrópicas como la hormona folículo estimulante y la hormona luteinizante (Butler,
2000; Butler, 2003; Kawashima et al, 2008; Kawashima et al., 2016; Leroy et al., 2017). Estos
efectos negativos impiden también el inicio de ondas foliculares. (Butler, 2003; Peter, Vos y
Ambrose, 2009). Las gonadotropinas determinan el inicio del crecimiento del folículo antral, su
posterior selección hacia un folículo dominante y su ovulación o atresia (Peter, Vos y Ambrose,
2009; Wiltbank et al., 2011) La longitud de la primera onda folicular posparto está determinada
por las hormonas folículo estimulante y luteinizante la cual promueve el crecimiento del folículo
dominante, hasta que alcance su tamaño ovulatorio (Armstrong et al., 2001). El BEN tiene un
importante efecto en el desarrollo del folículo en crecimiento puesto que disminuye la cantidad de
hormona luteinizante y afecta también la retroalimentación positiva (Butler, 2003).
Wiltbank y colaboradores (2011), clasificaron los folículos según su etapa de crecimiento como
sigue: a) crecimiento de la selección a la desviación (5-10 mm); b) crecimiento desde la desviación
al tamaño ovulatorio (10-18 mm); y c) mayor que el tamaño ovulatorio (> 20 mm). Los folículos
dominantes de patrones foliculares (entre 13 y16 mm) alcanzaron el tamaño ovulatorio a los 50
días posparto.
La disminución en el desempeño reproductivo en las últimas décadas ha sido asociada a la
capacidad de las vacas de aumentar la producción de leche. La tasa de concepción en grandes hatos
se encuentra apenas entre el 35 y 40% en vacas maduras, mientras que en las vacas de primera
lactancia es del 51% y en las novillas alcanza el 65% (Butler, 2006, Yarencio y Kreplin, 2015;
O'Hara, Bage, Holtenius, 2016; Cardoso, 2017). Estas diferencias dentro de un mismo hato,
sugieren que la fertilidad disminuye con cada parto, hasta tanto las vacas no alcancen su madurez.
Puesto que la producción de leche aumenta con cada lactancia, la pregunta sería; ¿qué tanto de la
disminución del desempeño reproductivo se debe a los cambios en el metabolismo generados por
los altos niveles en la producción de leche?
El factor tal vez más importante en el bajo desempeño reproductivo es el balance energético
negativo (BEN) en el posparto temprano, que puede inhibir o retrasar la primera ovulación, el
retorno de los ciclos estrales y la calidad del ovulo. Así, un marcado balance energético negativo
durante los primeros 15 días de lactancia (que es el periodo de mayor incidencia en enfermedades
metabólicas) es determinante para la eficiencia reproductiva posterior (LeBlanc, 2014). Es factible
que las concentraciones de insulina y el factor de crecimiento parecido a la insulina relacionen la
energía y la reproducción en vacas con balance energético negativo. Por otra parte, las
concentraciones de ácidos grasos no esterificados y de ácido β-hidroxibutico, ácido acetoacético y
cetonas exacerban la respuesta al balance energético negativo y son buenos indicadores del estado
metabólico. Pueden también disminuir el consumo de materia seca y parecen jugar un papel
importante en la disminución de la fertilidad (Wang et al., 2017).
El inicio de la lactancia está asociado con un período prolongado en el balance energético negativo
(BEN), durante el cual la ingesta de energía no alcanza los requisitos para la producción de leche,
cuya demanda está en creciente aumento durante este periodo. El balance energético negativo
normalmente inicia algunos días antes del antes del parto como consecuencia de la disminución
del consumo de materia seca y se torna visible al inicio de la lactación con pérdida en la condición
corporal. Dependiendo de la duración del balance energético negativo, algunas vacas podrán
encontrase en este estado al inicio de la reproducción (Yosothai, 2014)
La tasa de concepción aumenta luego de varios ciclos y esto probablemente esté relacionado con
un aumento en los niveles de progesterona durante los primeros ciclos postparto. En suma, estas
importantes relaciones han centrado la preocupación sobre en qué medida el balance energético
negativo controla el momento de la primera ovulación posparto y sus efectos sobre la fertilidad
posteriormente. (O'Hara, Bage, Holtenius, 2016)
Un estudio reciente mostró, que en vacas con un balance energético adecuado, la adición de una
fuente de energía mejora el consumo de materia seca, la cantidad y calidad de leche producida y
el metabolismo intermediario al inicio de la lactación (Lin et al., 2017).
6.6.2. FACTORES RELACIONADOS CON EL BALANCE ENERGÉTICO QUE ALTERAN LAS
DISTINTAS VARIABLES QUE ENTRAÑAN EL DESEMPEÑO REPRODUCTIVO
Para entender qué factores pueden afectar la capacidad de las vacas para quedar preñadas
nuevamente durante la lactancia temprana, es importante entender que todos los órganos que están
involucrados en el desempeño reproductivo deben recuperarse del embarazo y el parto:
Ovario
Al final de la gestación y como consecuencia de las altas concentraciones de hormonas es
suspendida la actividad ovárica. Luego del parto deberá reestablecerse el desarrollo folicular lo
que induce la primera ovulación y al reinicio del ciclo estral (Cardoso, 2017). Los oocitos
originados en los folículos deben permanecer sanos y la ovulación dados los altos niveles de
progesterona debe dar como resultado un cuerpo lúteo completamente funcional.
Eje hipotálamo/ Hipofisario
La alta concentración hormonal al final de la preñez, suprime la liberación de gonadotropinas (LH
y FSH) desde la hipófisis, en consecuencia de la secreción de pulsos de LH deberán restablecerse
para estimular el desarrollo de folículos ováricos grandes. (Cardoso, 2017)
Hígado
El hígado Soporta una pesada carga metabólica como consecuencia de la gluconeogénesis, la
oxidación y movilización de ácidos grasos y la producción de factor de crecimiento tipo insulina
(White, 2015).
Al final de la gestación, la concentración elevada de esteroides suprime la liberación de
gonadotropinas hipofisiarias (FSH y LH) y la actividad folicular. Luego del parto, la concentración
de esteroides se reduce y en consecuencia se aumenta la secreción de FSH y LH y se restablecen
los pulsos de estas hormonas que estimulan la producción de grandes folículos ováricos que
reinician los ciclos estrales. Al inicio de la lactancia, el hígado juega un papel importante como
fuente del factor de crecimiento parecido a la insulina -1 (IGF-1), que estimula el desarrollo de los
folículos ováricos. La disminución del consumo de materia seca que se inicia durante el preparto,
se convierte en el factor más importante en el balance energético y se encuentra asociada a la
disminución del IGF-1 (Butler 2012).
La disminución de los niveles de glucosa e insulina en la sangre combinados con las
concentraciones elevadas de AGNES y ácido β-hidroxibutirico, sumados a la acumulación de
triglicéridos en el hígado, retardan el aumento de los niveles de FSH y LH, necesarios para el
desarrollo de los folículos, la producción de 17 β-estradiol y la ovulación (Butler, 2006; Overton,
2004). Las bajas concentraciones de insulina en el plasma llevan a una disminución de la
producción de IGF-1. en el hígado (Butler et al., 2003).
El exceso de AGNES y BHB ha sido asociado con las siguientes condiciones no deseadas durante
el periparto: Disminución en el consumo de materia seca, inmunosupresión, aumento de
complicaciones en el periparto y consecuentes problemas de infertilidad y disminución de la
producción de leche
La disminución en la sensibilidad a la insulina mejora la lipólisis del tejido adiposo, ayudando a
las vacas en lactancia temprana a contrarrestar su déficit de energía. Sin embargo, la lipólisis
excesiva plantea riesgos graves para la salud de las vacas, y los mecanismos que la generan todavía
no están muy claros, se cree que la sensibilidad a la insulina acelera la movilización del tejido
graso (Pires, Souza y Grummer 2007), conduciendo a una lipólisis excesiva en muchas vacas en
la lactancia temprana (Ingvartsen y Andersen, 2000; Weber et al., 2013). Las tasas excesivas de
lipólisis resultan en concentraciones plasmáticas marcadamente elevadas de AGNE lo que hace
que la concentración de AGNE prepandial sea un indicador preciso de la pérdida real de lípidos
corporales (Chilliard et al., 2000). Además, la concentración de AGNE postparto ha demostrado
ser el mejor predictor, en comparación con beta-hidroxibutirato, de muchas enfermedades
metabólicas asociadas con la lipólisis excesiva en las vacas, incluyendo el desplazamiento
abomasal, la cetosis y la metritis (Ospina et al., 2010; Ospina 2013).
En un estudio realizado por Humer y colaboradores (2016), en la Universidad de Viena en Austria,
se analizaron las alteraciones metabólicas en el plasma de vacas lecheras, causadas por la
sensibilidad a la insulina en 32 vacas Holstein y Simmental, alimentadas con la misma dieta y
mantenidas bajo las mismas condiciones de manejo; y que fueron agrupadas en tres grupos de
acuerdo con las concentraciones de AGNES a 21 días del parto. Las vacas se clasificaron como
grupo de lipólisis bajo, medio y alto si las concentraciones séricas de AGNE eran <0.4 mmol/L,
entre 0.4 a 0.7 mmol/L y > 0.7 mmol/L, respectivamente (lipolisis baja con 10 vacas, lipolisis
media con 8 vacas y lipolisis alta con 12 vacas). En general, la lipólisis excesiva en el grupo alta
lipolisis estuvo mayormente relacionada con la sensibilidad estimada a la insulina y los cambios
característicos en los perfiles del metabolismo de la acilcarnitina, la esfingomielina, la
fosfatidilcolina y el lisofosfolípido, en comparación con el grupo de baja lipolisis. De las
fosfatidilcolinas detectadas, principalmente aquellas con residuos de diacilo, mostraron diferencias
estadísticas altamente significativas entre los grupos de alta y baja lipólisis disminuyendo en las
vacas de movilización media y alta en comparación con los niveles de fosfatidilcolinas en las vacas
de alta lipolisis (P <0.01). Además, en vacas que experimentaron una movilización alta de grasa
se incrementaron las esfingomielinas en más de la mitad del valor respecto a las vacas de baja
movilización de grasa. También, se observaron fuertes diferencias en la acilcarnitina sérica entre
los grupos de alta, media y baja lipólisis. En conclusión, el estudio reveló 37 metabolitos claves,
como parte de las alteraciones en la síntesis o ruptura de esfingolípidos y fosfolípidos asociados
con una disminución de la sensibilidad estimada a la insulina y de una lipólisis excesiva en vacas
durante la lactancia temprana que podía ser tenido en cuenta para medir el balance energético;
encontrando también que las concentraciones elevadas de lípidos con una longitud de cadena más
corta pueden reflejar la movilización excesiva de lípidos, mientras que los ácidos grasos de cadena
larga elevados pueden representar una baja movilización de lípidos. Butler y colaboradores (2008),
encontraron que una frecuencia inadecuada de pulsos de LH producia atresia folicular y retrasa la
aparición de la primera ovulación posparto durante varias semanas; sostienen además que la
secreción de FSH no parece estar inhibida por el BEN, porque a pesar de este se producen
isoformas biológicamente eficaces.
A pesar de un crecimiento morfológico similar, las características moleculares de los embriones
de las novillas fueron consistentemente diferentes a las de las vacas. La mayoría de estas
diferencias estuvieron fuertemente correlacionadas con patrones metabólicos y hormonales antes
de la inseminación y durante la vida libre del embrión. Muchas vías de biosíntesis parecen ser más
activas en embriones de novilla que en embriones de vaca y, en consecuencia, parecían ser más
saludables, lo que parece ser más propicio para el desarrollo del concepto (Valour et al., 2014).
Gómez y Campo (2016), realizaron una investigación en Colombia para evaluar el efecto de una
dieta con propilen glicol (PG), un suplemento alimenticio de alta densidad con el fin de controlar
el balance energético negativo y evaluar el comportamiento productivo y metabólico durante el
periodo de transición en vacas de doble propósito. Para este trabajo fueron utilizadas 14 vacas de
dos a tres partos, con producciones promedio de 15 litros diarios y que estuvieran próximas al
parto (15 días). Las vacas fueron distribuidas en dos grupos de manera aleatoria: el grupo 1 con 7
vacas, recibió 150 g. de PG por vía oral cada tercer día durante 90 días y el grupo 2 (control) con
7 vacas no recibió suplementación. Se tomaron 8 muestras de sangre a partir del primer día y con
intervalos de 15 días, hasta el día 75 después del parto. Se determinó la concentración sérica de
NEFA, BHB y Glucosa. Se evaluó además la producción de leche, la actividad reproductiva y la
relación costo-beneficio de la suplementación. Los resultados fueron analizados bajo un diseño
mixto de medidas repetidas en el tiempo utilizando el software InfoStat (2008). Se encontraron
diferencias significativas para todos los metabolitos evaluados. La producción de leche aumentó
en un 13,4% para los animales suplementados con PG y la actividad reproductiva mejoro. Los
resultados permitieron concluir que la suplementación con propilen glicol tiene un efecto positivo
sobre el control del balance energético negativo y en consecuencia el mejoramiento del desempeño
reproductivo en vacas doble propósito.
A través de diferentes interacciones metabólicas y sus respuestas el balance energético negativo,
cambia la actividad ovárica posparto e influye de manera importante en la reanudación del ciclo
estral. A partir de los días 6 y 8 posparto, se desarrolla por lo menos un folículo en todas las vacas
de leche; que puede tomar 3 vías diferentes: 1) la ovulación tiene éxito (45 %, alrededor del día 20
posparto), 2) se produce la atresia o muerte del folículo o 3) termina volviéndose quístico. En el
caso de la atresia o en el caso de tornarse quístico, la primera ovulación puede retrasarse entre 3 o
4 semanas. (Beam y Butler, 1999). El inicio del crecimiento del folículo antral, la posterior
selección a un folículo dominante y la ovulación, atresia o la conversión en quiste de este folículo
depende de las hormonas gonadotrópicas (Butler, 2003; Peter, vos Plan y Ambrose, 2009; Keskin
et al., 2016).
Grummer (1995) y Trevisi y colaboradores (2009), establecieron que el consumo de materia seca
en el día 21 posparto está correlacionado positivamente con el consumo del día anterior al parto.
Respecto a la producción se ha establecido que las vacas con un valor menor de la relación
producción de leche / consumo de materia seca, tienen menor cantidad de días a la primera
ovulación (Valour et al., 2014; Pempek, 2017) Así mismo, otros investigadores, señalan que en las
vacas y particularmente, en las de alta producción, la demora en la secreción de leptina luego del
parto, incrementa los días a la primera ovulación. (Mann et al., 2005; Ehrhardt et al., 2016 Kuhla,
Metges y Hammon, 2016; Kowadoca et al., 2017)
El intervalo entre partos es el periodo transcurrido entre dos partos consecutivos y corresponde a
la suma de los días abiertos más los días que dura la gestación, que en bovinos podría considerarse
de un total de 285 días. Como quiera que la duración de los días de la gestación son fijos, la variable
que podríamos modificar con una nutrición balanceada, sanidad y manejo son los días abiertos. La
única forma de que una vaca tenga una cría cada 365 días, es que luego del parto quede preñada
por tarde a los 80 días.
Se ha reportado también que vacas alimentadas con dietas deficientes en energía tienen tasas más
altas en celos silenciosos (Pempek, 2017). Otras investigaciones indican que las tasas de
concepción más bajas y los intervalos entre partos más largos están asociados a pérdidas severas
de peso durante la lactancia temprana (Pillai et al., 2016). Yasothai (2014), reporto que la tasa de
concepción fue del 67 % en vacas que estaban ganando peso al momento de la crianza mientras
que en las vacas que lo estaban perdiendo, la tasa fue del 44 %.
La disponibilidad de nutrientes y particularmente la energía en la vaca podría tener un efecto
directo sobre las secreciones del endometrio, y esto podría afectar el metabolismo y el desarrollo
de los conceptos (VALOUR et al., 2014).
Mann y colaboradores (2005), del Departamento de fisiología Animal, de la Universidad de
Nottingham, en el Reino unido, Analizaron la función reproductiva a partir del análisis de
progesterona en leche; relacionándola luego con una serie de variables metabólicas. El monitoreo
de 41 vacas durante el inicio de la función lútea (primera lectura de progesterona de leche> 5 ng /
ml) reveló que el retraso en el inicio de esta función, se asoció con el aumento de la producción de
leche y mayor pérdida de peso y condición corporal, pero no estuvo relacionada con las
concentraciones de metabolitos plasmáticos o leptina. Un monitoreo adicional de la función
reproductiva en estas 41 vacas más 33 vacas adicionales (para un total de 74) durante el período
de apareamiento (semana 6 a 14 posparto) identificó anormalidades del ciclo reproductivo en 29
(39,2% de los animales). La aparición de anormalidades en el ciclo se asoció con un aumento en
la producción de leche (P <0,05), concentraciones elevadas de beta hidroxibutirato plasmático (P
<0.05) y concentraciones reducidas de leptina en plasma (P <0.01) y una menor (P <0.05) el peso
corporal y el puntaje de condición, pero no se asoció con concentraciones plasmáticas de urea o
glucosa. La aparición de anormalidades en el ciclo se asoció con un aumento en la producción de
leche (P <0.05), concentraciones elevadas de hidroxibutirato beta plasmático (P <0,05) y
concentraciones reducidas de leptina en plasma (P <0,01) y un menor (P <0,05) peso y condición
corporal, pero no se asoció con concentraciones plasmáticas de urea o glucosa. Además, las vacas
que presentaron anormalidades en el ciclo tuvieron un intervalo más largo (P <0,01) hasta el primer
servicio y un porcentaje menor había concebido a los 100 días postparto (34,5% versus 66,7%; P
<0,01). Estos resultados proporcionan evidencia adicional de que la función reproductiva
deteriorada durante el período posparto en vacas lecheras es causada por un estado deficiente de
energía y no por concentraciones elevadas de urea. La reducción de las concentraciones
plasmáticas de leptina en animales que sufren disfunción reproductiva respalda aún más esta
visión.
Habida cuenta de las consideraciones anteriores, el manejo inadecuado de la nutrición desde el
periodo seco y durante el periodo de transición, tienen un impacto negativo sobre el desempeño
reproductivo de vacas y novillas. En consecuencia, con todo lo anterior variables del desempeño
reproductivo como los días al primer celo, los días abiertos, el intervalo entre partos, los días al
primer servicio, los servicios por concepción, porcentaje de preñez, el peso al destete, edad al
primer servicio, peso y tamaño de la progenie etc., verán alterados sus parámetros normales
además de los altos costos que esto implica.
6.7. LAS GRASAS Y EL COMPORTAMIENTO REPRODUCTIVO.
El impacto de las grasas en el desempeño reproductivo tiene que ver con el papel que los ácidos
grasos y el colesterol juegan como sustratos para la síntesis de hormonas y| prostaglandinas que
actúan directamente sobre el eje hipotálamo hipofisario y cuyo efecto puede ser independiente o
aditivo a la disponibilidad de energía en la dieta. El nivel de inclusión de la grasa en las dietas del
ganado se encuentra generalmente entre el 2 y 3 %. Las dietas altas en grasas (5 a 8 %) para mejorar
el desempeño reproductivo se intentaron en principio para aumentar la densidad de la dieta. El
exceder estos niveles en la dieta altera la actividad ruminal puesto que impiden la utilización de
una parte de la fibra al formar una película grasa que impide la actividad enzimática de las
bacterias; disminuye también la actividad de las bacterias al adherirse a su membrana, elimina un
parte de la población bacteriana pues es toxica para bacterias celulíticas y puede formar jabones
de calcio y magnesio que disminuyen la disponibilidad de minerales los cuales son esenciales para
la fermentación ruminal y en el momento del parto como consecuencia de la deficiencia de calcio,
fosforo y magnesio pueden conducir a enfermedades metabólicas como la cetosis, la
hipocalcemia, la hipomagnesemia, entre otras (Jenkins, 1993; Jenkins, Murphy, Ward, 2016;
Kuhla, Metges, Hammon, 2016; Linn et al., 2017).
Los primeros estudios mostraron que la suplementación con dietas altas en grasas a novillas y
vacas posparto aumentaba los niveles de progesterona, la persistencia del cuerpo lúteo y también
el crecimiento folicular. Este crecimiento folicular estaba acompañado además con unas
concentraciones más altas de estrógenos y progesterona (Pempek, 2016). Si bien las grasas se
suplementan para reducir los efectos negativos de la reducción del consumo de materia seca, los
resultados reportados en varios ensayos han sido inconsistentes. Por ejemplo, la suplementación
con grasa redujo el consumo de materia seca en unos estudios (Benson et al., 2001; Onetti y
Grummer, 2004; Weiss y Pino-Rodriguez 2009), pero no tuvo efecto en otros (Mosley et al. 2007).
La diferencia encontrada en estos trabajos podría estar relacionada con las diferentes etapas de
lactancia en que se encontraban los animales de experimentación.
Sin embargo, el sistema endocrino es altamente sensible a una sobrecarga de ácidos grasos, sin
importar si el suministro excesivo de AGNE proviene de fuentes exógenas o endógenas. Alimentar
con una dieta que contenga grasa protegida del rumen desde la lactancia hasta el parto y más allá
ejerce efectos negativos similares sobre la ingesta de energía, las concentraciones de glucosa e
insulina, así como un alto grado de movilización de grasa alrededor del parto conducirían a una
cetosis y posteriormente al desarrollo de hígado graso. Se cree que las concentraciones elevadas
de AGNE en plasma no actúan directamente a nivel cerebral, pero aumentan la carga de energía
del hígado, lo que indica al cerebro que disminuya la ingesta de alimento. Las vacas que difieren
en la movilización de grasa durante la fase de transición difieren en su carga de energía hepática,
oxidación de grasa corporal total, metabolismo de la glucosa, concentración de grelina y leptina
en plasma y en la ingesta de alimento varias semanas antes del parto. Por lo tanto, una carga lipídica
alta, sin importar si se almacena, moviliza o alimenta, afecta el sistema endocrino, el metabolismo
y el consumo de alimento, y aumenta el riesgo de trastornos metabólicos (Hummer et al, 2016).
Al mismo tiempo, Kuhla, Metges y Hammon (2016), del Instituto de Fisiología y Nutrición Oskar
Kellner de Dummerstorf en Alemania, plantean que la investigación futura debe centrarse en un
aumento paralelo y oportuno en el consumo de alimento y la producción de leche durante la
lactancia temprana para reducir el impacto de la grasa corporal en el consumo de alimento, la salud
metabólica y en el balance energético negativo.
Surlis y colaboradores (2017), encontraron que la suplementación con ácidos grasos
poliinsaturados antes y después de la inseminación, alteró de manera positiva una serie de genes y
vías metabólicas claves en el endometrio uterino; relacionadas con la fertilidad y embarazo
temprano que intervienen en el mantenimiento de la preñez.
Csillik y colaboradores (2017), realizaron una investigación con el fin de evaluar el efecto de la
suplementación de ácido linoleico conjugado durante el preparto y el posparto. Utilizando 60 vacas
Holstein a las que se les tomaron muestras de sangre para determinar los niveles de Insulina, IGF-
1 y leptina; encontrando que la administración de ácido linoleico conjugado en el periparto elevó
los niveles de leptina y IGF-1 en el parto; estimulando la función lúteal temprana y reduciendo el
intervalo parto concepción (días abiertos). Así mismo, la concentración plasmática de progesterona
fue mayor en los grupos suplementados después de la ovulación sincronizada, que la de los
controles.
Por otra parte, un metaanálisis reciente de 17 investigaciones, reporto un aumento en la tasa de
embarazo del 27 % a la primera inseminación artificial posparto, cuando vacas de alta producción
fueron suplementadas con grasa (Rodney et al., 2015).
Así mismo Rodney y colaboradores (2018) en otro metanálisis, encontraron que el aumento del
balance energético metabolizable llevo a un intervalo más corto entre el parto y la preñez, mientras
que el aumento de la producción de leche estuvo asociado con un mayor tiempo hasta el
embarazo. El aumento de la ingesta de algunos aminoácidos, particularmente treonina y lisina, se
asoció con un intervalo más largo entre el parto y el embarazo. Es claro que el manejo nutricional
en torno al parto puede influir en el éxito reproductivo. Este estudio también respalda la
importancia de la grasa dietética y el aumento del balance energético y las proteínas en la lactancia
temprana para mejorar los resultados de fertilidad; sugiere además que el almidón y los azúcares
pueden tener diferentes efectos sobre la proporción de vacas que están embarazadas.
De otra parte, Gross Albrecht y Bruckmaier (2015) de la Universidad de Berna en Suiza,
investigaron la respuesta del metabolismo del colesterol a un balance energético negativo (BEN),
inducido por restricción alimenticia durante 3 semanas a partir del día 100 de Lactancia (DIM): en
comparación con el BEN en la primera semana postparto (PP). Para esta investigación se utilizaron
50 vacas lecheras; 25 para el grupo control (CON) y 25 para el grupo de alimentación restringida
(RES)). Se tomaron muestras de sangre, biopsias hepáticas y muestras de leche en la primera
semana 1 posparto y en las semanas 0 y 3 de restricción de alimento. Encontrando que: las
concentraciones plasmáticas de colesterol total (C), fosfolípidos (PL), triglicéridos (TAG),
lipoproteína-colesterol de muy baja densidad (VLDL-C) y lipoproteína-colesterol de baja densidad
(LDL-C) aumentaron en vacas (RES) de la semana 0 a 3 durante la restricción de alimento y fueron
más altas en la semana 3 en comparación con las vacas (CON). Por el contrario, durante el BEN
que se produjo durante la primera semana posparto, las concentraciones de C, PL, TAG y
lipoproteína fueron mínimas. Las actividades de proteína de transferencia de fosfolípidos
plasmáticos (PLTP) y lecitina: colesterol aciltransferasa (LCAT) no difirieron entre la semana 0 y
3 para ambos grupos, mientras que durante BEN de la primera semana posparto, aumentó la
actividad de PLTP y disminuyó la actividad de LCAT. La concentración de C en leche no se vio
afectada por la restricción de alimento en ambos grupos, mientras que la cantidad de C en la leche
disminuyó en la semana 3 para las vacas RES, en comparación, la concentración de C y el volumen
de leche se elevaron en el grupo de la primera semana posparto. En conclusión, el metabolismo
del colesterol en las vacas lecheras se ve afectado por la deficiencia de nutrientes y energía,
dependiendo de la etapa de lactancia, (final de la lactancia o luego del parto que fueron los periodos
durante los cuales se estimaron las distintas variables tenidas en cuenta.
6.8. BIOSENSORES Los biosensores, son un mercado emergente que está ganando rápidamente un reconocimiento
como una aplicación para la gestión de la salud animal; aplicando técnicas de ganadería de
precisión, que incluyen un amplio rango de procedimientos, junto con tecnologías avanzadas como
microfluidos, analizadores de sonido, procesos para detección de imágenes, sudoración y
cuantificación de saliva, serodiagnóstico y otros. Sin embargo, existe la necesidad de integrar
todos los sensores disponibles y crear un sistema de monitoreo en línea eficiente para que el estado
de la salud animal pueda monitorearse en tiempo real, sin demora. Neethhirahan (2017) del
Instituto de nano biotecnología de la escuela de Ingeniería de la universidad de Guelph en Canadá,
en una revisión de literatura discute el alcance de las diferentes tecnologías portátiles para
animales, nanobiosensores y técnicas avanzadas de diagnóstico de biología molecular para la
detección de metabolitos y diversas enfermedades infecciosas del ganado, junto con los esfuerzos
para obtener y comparar estas tecnologías con respecto a sus inconvenientes y ventajas en el
dominio de la gestión de la salud animal. El documento considera los desarrollos recientes en el
campo de los biosensores y sus aplicaciones para la salud animal para proporcionar información
sobre el enfoque apropiado que se utilizará en el futuro del bienestar animal.
La capacidad de detectar rápida, precisa y de manera confiable la presencia o ausencia de
biomarcadores o sustancias químicas específicas puede ser una cuestión de vida o muerte de los
animales de granja. El control de la glucosa o proteínas, enzimas o metabolitos (AGNE y BHB)
en el torrente sanguíneo, la detección de compuestos dañinos (metales o residuos de antibióticos)
en animales y la alerta temprana de los agentes biológicos y químicos en el sector de la ganadería
requieren dispositivos de detección sensible y confiable. Si bien la demanda de detección en
tiempo real de enfermedades usando sensores y dispositivos es cada vez más urgente. La
bionanotecnología y la microelectrónica permitieron fabricar transistores de menos de 100nm e
integrar varios cientos de ellos en un circuito funcional en un diminuto chip. (Ayyar y Arora S.
2013; Mungroo y Neethirajan. 2014; Veerapandian M, Hunter R, y Neethirajan, 2016; Mungroo,
Oliveira y Neethirajan, 2016)
Los trastornos metabólicos en las vacas pueden detectarse mediante el aumento de las
concentraciones de ácidos grasos no esterificados (AGNE) en los fluidos biológicos, que actúan
como biomarcadores significativos. Los biosensores rentables y biocompatibles basados en
rutenos de óxido de grafeno modificados con rutenio, se pueden utilizar para el diagnóstico precoz
de enfermedades metabólicas de las vacas; detectando el AGNE circulante a través de un análisis
electroquímico. El aumento de la producción de leche y la temperatura corporal en las vacas luego
de la inseminación artificial actúa como un indicador de la respuesta inmune de la madre en el
momento en que el embrión entra dentro del útero. Por lo tanto, los componentes electrónicos y
materiales de bajo costo podrían usarse para detectar la preñez de manera no invasiva en vacas y
sin ninguna clase de interferencia humana (Zia, 2015).
7. METODOLOGÍA
Para llevar a cabo esta monografía se hizo un resumen, estructurado; clasificando, organizando y
analizando la información. Dicha información fue validada con base en las fuentes originales
(autor, titulo, Journal, año, entidad, diseño experimental y variables medidas).
La revisión analizó y validó de forma teórica y de manera cualitativa y cuantitativa los artículos
de Journals especializados con énfasis en los años 2015, 2016 y 2017 en reproduccion, nutrición,
genética, endocrinología de hembras bovinas que resalten el efecto de la energía sobre las
diferentes variables que determinan el desempeño reproductivo y la fertilidad de hembras bovinas
como lo son entre otras: el intervalo entre partos, tasas de concepción, días abiertos, retraso del
inicio de la pubertad, viabilidad de los óvulos, mortalidad embrionaria, servicios por concepción
días, al primer celo y al primer servicio porcentaje de anestros, quistes y ovarios estáticos,
relacionando el balance energético con tópicos como interferencia con la actividad ovárica normal,
actividad de hormonas y gonadotropinas pérdida de peso y condición corporal; el peso de la
progenie al nacimiento, mortalidad y morbilidad en terneros recién nacidos, peso de los terneros
al destete y producción de leche.
Dentro de los Journals que se tuvieron en cuenta podemos citar entre otros:
Advances in Animal and Veterinary Sciences.
Advances in Applied Science Research
American Journal of Veterinary Research
Annals of Animal Science
Animal Cambridge Core
Animal Feed Science and technology
Animal Frontiers
Animal: the International Journal of Animal Biociencies
Applied Animal Behaviors Science
Archives of Animal Nutrition
Biology of Reproduction
Bio-Sensing Research
Biosensors
Canadian Journal of Animal Science
Domestic Animal endocrinology
Folia Veterinaria
Genetics, Selection and Evolution
Journal of Animal Applied Nutrition
Journal of Animal breeding and Genetics
Journal of Animal Science and Biotechnology
Journal of animal Science
Journal of Dairy Research
Journal of Dairy Science
Journal of Reproduction and Development
Livestock Production Science
Microchimica Acta
Preventive Veterinary Medicine
Proceedings of the Nutrition Society.
Reproduction in Domestic Animals
Theriogenology. An International Journal of Animal Reproduction
Veterinary Journal. Animal
8. CONCLUSIONES
Complementando el análisis hecho en cada una de las referencias se concluye que el adecuado
consumo de energía es determinante para un desempeño reproductivo que permita un ternero por
año, lo que garantiza la producción permanente de leche, la producción de animales para remplazo,
el uso racional y eficiente de los alimentos y suplementos costosos y sobre todo el éxito en la parte
de ingresos y reducción de costos en la explotación ganadera, garantizando la permanencia en el
negocio de la ganadería.
Como se observa en la revisión, son muchos los factores que se afectan con el consumo excesivo
de energía o con el déficit de esta; lo cual es muy comun en explotaciones comerciales, Se pudo
establecer también, como el manejo nutricional debe estar de acuerdo con el periodo ya sea
productivo o reproductivo en que se encuentre la vaca (posparto tardío, periparto o posparto
temprano entre otros), También se determinó que hay marcadores del balance energético (unos
más precisos y prácticos que otros) pero que en definitiva hay que utilizarlos como herramienta
para mejorar el manejo de la alimentación de las vacas y consecuentemente la reproducción y
fertilidad del hato.
Existe una gran cantidad de información sobre la importancia del manejo nutricional para lograr
una reproducción eficiente en las vacas; dicha información crece todo el tiempo y es publicada en
más de 20 revistas indexadas, especializadas en el tema; referidas en la bibliografía de la revisión,
que desafortunadamente no son consultadas por los profesionales que trabajan en reproduccion ni
por los ganaderos lo que impide el conocimiento de nuevas estrategias y metodologías que en
determinado momento ayudarían a mejorar los parámetros reproductivos de la ganadería nacional.
Con base en la información consultada se puede decir que es posible establecer un protocolo o
rutina de manejo nutricional de las vacas a partir del periodo seco, midiendo ojala metabolitos que
permitan prevenir y corregir a tiempo los desbalances nutricionales que puedan presentarse en las
diferentes etapas productivas y reproductivas en las hembras bovinas. Igualmente la información
disponible permite decidir en qué momento, con qué tipo de nutriente, en que cantidades, y a cuales
animales suplementar. Los manejos implementados deben ser analizados desde el punto de vista
de económico.
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