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Remedios Solano Rodríguez La Guerra de la Independencia española a través de Le Moniteur Universel: 1808 - 1814 In: Mélanges de la Casa de Velázquez. Tome 31-3, 1995. pp. 55-75. Citer ce document / Cite this document : Solano Rodríguez Remedios. La Guerra de la Independencia española a través de Le Moniteur Universel: 1808 - 1814. In: Mélanges de la Casa de Velázquez. Tome 31-3, 1995. pp. 55-75. doi : 10.3406/casa.1995.2750 http://www.persee.fr/web/revues/home/prescript/article/casa_0076-230X_1995_num_31_3_2750

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Remedios Solano Rodríguez

La Guerra de la Independencia española a través de LeMoniteur Universel: 1808 - 1814In: Mélanges de la Casa de Velázquez. Tome 31-3, 1995. pp. 55-75.

Citer ce document / Cite this document :

Solano Rodríguez Remedios. La Guerra de la Independencia española a través de Le Moniteur Universel: 1808 - 1814. In:Mélanges de la Casa de Velázquez. Tome 31-3, 1995. pp. 55-75.

doi : 10.3406/casa.1995.2750

http://www.persee.fr/web/revues/home/prescript/article/casa_0076-230X_1995_num_31_3_2750

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LA GUERRA DE LA INDEPENDENCE ESPANOLA A TRAVÉS DE LE MONITEUR UNIVERSEL (1 808-1 8 14)

Remedios SOLANO RODRÏGUEZ Universidad Complutense de Madrid

UNA PRENSA A LA MEDIDA DE NAPOLEON

Son famosas las palabras de Napoleon acerca de que un articulo de solo unas palabras encerraba un peligro mucho mayor que un libro de doscientas paginas, pues lo primero golpeaba la conciencia popular mientras que lo segundo pasaba desapercibido para la mayor parte de la sociedad, que permanecia ajena a esas fuentes. Detrâs de ese pensamiento se adivinaba la gran importancia que Bonaparte concedia a la prensa como modeladora de la opinion pûblica. Tal convenci- miento le llevô a ejercer una gran presiôn sobre las publicaciones periôdicas, hasta que estas acabaron sometidas totalmente a su voluntad.

El interés de Napoleon por las cuestiones de prensa y propaganda arranca desde los inicios de su carrera militar, cuando ya como joven teniente costeaba de su bolsillo la ediciôn de panfletos redactados por él mismo. Poco mas tarde, el general victorioso de Egipto e Italia mandaba imprimir sus famosos periôdicos de campana para mantener elevada la moral de la tropa y de la poblaciôn. A la par que crecia su importancia dentro de la politica, se avivaba cada vez mas la atenciôn que prestaba a todo lo relacionado con los papeles impresos, que de esta manera fueron quedando poco a poco subordinados a su voluntad hasta que perdieron la libertad alcanzada durante la Revoluciôn Francesa. Fue un proceso que se desarrollô a lo largo de los afios. De la época del Consulado data uno de los primeros decretos publicados por Napoléon a fin de reestructurar el sistema de prensa vigente en su pais. El 17 de enero de 1800, apenas un mes después de que hubiera sido nombrado Primer Consul, apareciô la orden por la cual eran eliminados de un plumazo la mayoria de los periôdicos parisinos, sobreviviendo tan solo trece de los setenta y très que habia. Dicho decreto fue la antesala de medidas semej antes que no tardaron en llegar, taies como la creaciôn de un Bureau de la Presse, una oficina dependiente del Ministerio de la Policia que se encargaria de llevar un registro con el nombre de

Mélanges de la Casa de Velazquez (MCV), 1995, XXXI (3), p. 55-75.

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periodistas, editores y propietarios de publicaciones. Otra de las funciones de este despacho consistia en hacer un anâlisis de la prensa para extraer de ella aquellos articulos que merecieran ser leidos por Napoleon.

Ante medidas de este tipo, la obediencia de los periodistas aumentaba sin césar, si bien el emperador nunca se hallaba complacido por completo. Mas bien al contrario: Bonaparte siempre encontraba motivo para la queja en el trabajo de los gaceteros, traduciéndose su desagrado en sanciones constantes. Con el propôsito de poner punto final a lo que el emperador consideraba « abusos » se inicia en 1 8 1 0 una nueva reestructuraciôn que acabaria de subordinar los papeles impresos a los desi- gnios napoleônicos. La reorganizaciôn comenzaria con la reinstauraciôn formai de la censura para todo tipo de escritos politicos y no politicos. Unos meses mas tarde, ya en 181 1, se continua con la supresiôn de periôdicos tanto en Paris -en la capital saldrân a partir de ese momento solo cuatro: Le Moniteur, Le Journal de l'Empire, Le Journal de Paris y Le Journal des Débats- como en provincias, donde quedan reducidos a uno por Departamento.

En este esquema de prensa, Le Moniteur ve confïrmado su carâcter como principal portavoz del regimen napoleônico. El papel que le estaba reservado iba mucho mas alla del de simple gaceta oficial destinada a publicar los decretos y medidas légales que fueran apareciendo en el pais, convirtiéndose mas bien en el brazo de la propaganda de Bonaparte, tanto dentro de Francia como en el extran- jero. El principio que explica esta posiciôn es muy sencillo : los periôdicos habian de acudir necesariamente a Le Moniteur puesto que podian dar a conocer tan solo las informaciones que esta gaceta recogiera en sus paginas. Paso a ser asi una espe- cie de agencia de noticias oficial, debido a que solo los datos politicos contenidos en ella podian ser usados por el resto de una prensa maniatada a la que le estaba vedado el acceso directo a las fuentes 1. Con tal sistema, vigilando muy estrecha- mente el boletin parisino, las autoridades de Bonaparte tuvieron bajo control a los demâs papeles pûblicos.

La situaciôn en aquellos paises que se hallaban bajo la influencia de Francia fue parecida, puesto que implicitamente Napoléon exigiô de ellos que tomaran a Le Moniteur como principal y, a ser posible, ûnica fuente de informaciôn politica, objetivo que se cumpliô casi al cien por cien en los Estados que integraban la Con- federaciôn del Rin y satisfactoriamente en otros como Prusia y Austria. El radio de influjo de la gaceta parisina fue, por consiguiente, mayor de lo que en un principio pudiera pensarse al ser la materia prima fundamental empleada por las gacetas euro- peas, que en muchas ocasiones, sobre todo cuando la politica del imperio francés se volviô mas severa, se convirtieron en una mera repiticiôn del periôdico oficial.

La postura de Le Moniteur frente a la politica que se hacia en Paris fue completamente sumisa con los dictados del emperador sin que puedan encontrarse en sus paginas apenas discordancias. Ello résulté especialmente évidente respecto

Véase a este respecto Alejandro PlZARROSO Quintero, Historia de la propaganda. Notas para un estudio de la propaganda politica y de «guerra», Madrid, 1990, p. 120 y ss.

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a temas polémicos, entre ellos la guerra de la Independencia. La intervention del emperador francés en la Peninsula resultaba muy espinosa por dos motivos : por un lado, por la flagrante violation que habia tenido lugar en los derechos de un pais amigo; y, por otro, porque se trataba al fin y al cabo de un frente mas abierto contra Francia que costaria muchas vidas humanas y supondria ademâs una gran inversion fïnanciera. Era necesario, por tanto, convencer a la sociedad francesa de que la invasion habia obedecido a motivos sôlidamente fundados, un mensaje que solo se podia transmitir mediante una adecuada campana de propaganda. El canal que se considéré mas apropiado fue Le Moniteur. En sus paginas se proporciona una vision de la guerra manipulada y, al mismo tiempo, una imagen estereotipada sobre los espanoles.

EL CONTROL SOBRE LAS NOTICIAS DE ESPANA

El camino para llegar a la comunicaciôn de esa imagen falseada del conflicto supuso la intromisiôn de Napoleon en la linea de la gaceta oficial de varias formas, ninguna de las cuales eran una novedad en Francia, puesto que llevaban practicân- dose ahi desde que el emperador empezara a escalar posiciones en el mundo de la politica. La diferencia radicô desde 1808 en que esas formulas aumentaron, si cabe, aûn mas.

La primera disposition del emperador consistiô, como es obvio, en hacerse con el control del flujo informativo procedente de la Peninsula. Desde abril de 1 808, y sobre todo a partir de mayo, tras los primeros enfrentamientos entre el ejér- cito francés y la poblaciôn espanola, las noticias del sur fueron muy vigiladas, ins- peccionândose el contenido de las cartas privadas y a aquellos viajeros que resultaban sospechosos. Solo las informaciones que pasaban el filtro bonapartista y recibian el permiso para aparecer en la prensa, fueron dadas a conocer por Le Moniteur y por los demâs periôdicos franceses durante esta primavera. «Il faut tenir la main à ce qu'aucun journal ne parle des affaires [...] de l'Espagne qu'après Le Moniteur»2 era una de las indicaciones mas repetidas por Bonaparte. Acabô cumpliéndose sin apenas excepciones.

Pero ademâs de hacerse con el control del flujo informativo, Napoléon velô estrechamente las publicaciones para que los articulos sobre la guerra peninsular no se desviasen un âpice de la vision que queria proporcionar. Igual que hacen los politicos de la actualidad, el emperador dedicaba cada dia cierto tiempo a la lectura del boletin oficial que, junto a otros franceses y extranjeros, le era entregado por la manana. No descuidaba estos menesteres ni siquiera cuando por cualquier motivo se hallaba de viaje. De este modo se mantenia al tanto de las noticias que proporcionaba Le Moniteur, consciente de que era leido no solo por los franceses, sino también por muchos europeos de entonces.

2. Napoléon a Fouché (ministro de la Policia General), Bayona, 21/5/1808, en Lettres inédites de Napoléon Ier (1800-1815), editado por Léon Lecestre, Paris, 1897, 2 tomos (aqui 1. 1, p. 194).

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Si encontraba en algun articulo cierta tendencia que le desagradase, Bonaparte se ponia en antécédentes sobre su autor y las pesquisas terminaban habitual- mente en un castigo, que iba desde la suspension del periôdico responsable al encierro del autor del texto. Una severa reprimenda recibiô el director de Le Journal de l'Empire cuando en mayo de 1808 hablô del levantamiento madrileno de princi- pios de ese mes en un tono que resultaba en exceso pesimista para las tropas fran- cesas. Le Moniteur publicô de inmediato una rectificaciôn en la que los sucesos de la capital espanola se enfocaron de una manera mas favorable:

Les Espagnols qui ont été tués étaient tous des séditieux et des gens du peuple ameutés ; pas un homme tranquille n 'a péri, et la perte des Espagnols n 'est pas aussi considérable qu'on l'avait d'abord cru *.

No satisfecho con la tarea de mero censor, Napoléon se acostumbrô igual- mente a proporcionar a la prensa, especialmente a Le Moniteur, indicaciones acerca del modo en que debian ser narrados ciertos hechos politicos. Eso sucediô por ejemplo, en abril de 1810, breves dias después de que un agente enviado por la Junta Central a Valençay hubiera intentado en vano liberar a Fernando VII de su encierro. Al poco de que esto hubiera ocurrido, el propio Borbôn le envié una carta narrando el suceso a Bonaparte. A fin de explotar propagandisticamente lo suce- dido, el emperador ordenô al ministro de la Policia:

Faites sur toute cette affaire un rapport auquel vous donnerez une direction qui le rende propre à être imprimé dans Le Moniteur. L'arrestation de l'individu a-t-elle été assez peu connue pour qu 'on puisse supposer qu 'il ait été arrêté à Valençay ? Je voudrais que vous missiez dans votre rapport que l'individu arrêté à Valençay est à Vin- cennes, qu'il était chargé d'une mission des Anglais près des princes, qu'il a tenté de la remplir, que le prince Ferdinand m 'en a prévenu 4.

Y para convencer a los lectores de que el Principe de Asturias no habia querido ser liberado, Napoleon da instrucciones de que en el mencionado articulo

On mettrait à la suite [...] le détail de la fête qu'ont donnée les princes [Fernando e infantes] à Valençay à l'occasion de mon mariage. Cette affaire, présentée de cette manière, ferait le meilleur effet en Europe 5.

Las indicaciones se explayaban igualmente en la manera en que debia hablarse de determinados aspectos de la guerra o de personas relacionadas con la misma. Los distintos miembros de la familia real o héroes de la contienda, como Palafox, por ejemplo, fueron recordados con frecuencia en dichas notas. De los

3. Napoléon a Fouché, Bayona, 27/6/1 808 (t. I, p. 194). 4. Ibid., Compiègne, 14/4/1 8 10 (t. 2, p. 24). 5. Ibid.

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Borbones, Napoléon queria que las gacetas se ocuparan tan poco como fuera posible y asi se lo pidiô expresamente a Fouché : «II est temps qu 'on ne parle plus de cette famille. Faites-le dire aux journalistes, et tenez-y la main» 6. Sobre Palafox la gaceta oficial no debia verter tampoco demasiada tinta, pero cuando lo hiciese se habia de retratar al defensor de Zaragoza como un «scélérat [...] couvert du sang de plus de 4 000 Français qu'il a eu la barbarie défaire égorger à Saragosse». Por lo demâs, habia que dejar que permaneciera «oublié, sans plumes ni papier, et sans moyen d'intéresser à son sort les ennemis acharnés de la France» 7.

Ademâs de proporcionar notas indicativas, Napoleon no olvidô entregar a Le Moniteur escritos en los que trataba un aspecto particular de la guerra de la Inde- pendencia. Esos textos adoptaban formas variadas. A veces eran supuestas cartas escritas por oficiales ingleses o franceses que presentaban los acontecimientos bélicos desde un punto de vista favorable a las tropas invasoras -confirmando, por ejemplo, la retirada de los britanicos o la victoria de Paris en alguna batalla- o bien hablaban del buen entendimiento entre la sociedad espanola y los ocupantes franceses8. En otras ocasiones eran extractos de periôdicos ingleses que favorecian la politica francesa. En el Reino Unido la libertad de prensa existente permitiô que hubiera critica contra la politica gubernamental por el modo en que se estaba prestando apoyo a los espanoles y Portugueses. El emperador se aprovechô de tal apertura para sus propios fines, de forma que aquellos articulos aparecidos en gacetas de Gran Bretana criticando cuestiones relacionadas con la guerra de Independencia fueron incluidos en Le Moniteur. Casi todos los textos de fuente inglesa se publicaban acompaiiados de comentarios anadidos que reforzaban la critica. Gracias a este sistema, las opera- ciones militares britanicas aparecieron dibujadas como faltas de tactica y objetivos claros, los desacuerdos de los espanoles con Wellington salieron vigorizados o se exagéré la anarquia imperante en la Junta Central por poner como ejemplo très de los asuntos de los que la gaceta se hizo eco con asiduidad apoyândose en textos britanicos «preparados» previamente por Bonaparte o sus subordinados mas directos9.

A menudo, los textos proporcionados por el emperador eran articulos ya acabados o bien ideas que habian de ser desarrolladas por sus colaboradores. En el ultimo caso, se daban indicaciones précisas sobre la argumentaciôn a seguir, asi como sobre otros detalles. Este procedimiento fue usado por Napoleon con regu- laridad no solo en relaciôn con temas referentes a la guerra de la Independencia, sino también con otros. Un caso interesante nos lo ofrece un despacho de Napoleon a Fouché a comienzos de 1809. Acababa de finalizar su campana en Espana y la prensa se encargaba de pregonar que la guerra en el sur habia acabado. Para dar la

6. Napoléon a Fouché, Bayona, 1 1/6/1808 (t. 1, p. 199). 7. Ibid., Schônbrunn, 14/6/1809 (t. 1, p. 316). Véase la carta fechada en Rambouillet el 14 de

marzo de ese afio. 8. Résulta muy interesante a este respecto el despacho de Napoléon a Maret (ministro de

Relaciones Exteriores) fechada en Caen el 26/5/1811 (t. 1, p. 136). 9. Véase por ejemplo, la nota que envia Napoleon a Champagny (ministro de Relaciones Exteriores)

el 4 de octobre de 1810 {Correspondance de Napoléon Ier, Paris 1865, 30 tomos, aqui t. XXI, p. 198). Cf. PlZARROSO QUINTERO, op. cit., p. 121.

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idea de que con el fin del conflicto peninsular se iniciaba una nueva etapa para el imperio francés en la que este alcanzaria una de las cumbres de su historia, Napoleon enviô a su ministro de la Policia un largo despacho ordenândole que iniciase la publication de una larga série de articulos cuyo tema séria la comparaciôn de la Francia de 1709 con la de 1809. Las indicaciones que proporcionaba al ministro no podian ser mas claras :

II faut considérer la question sous le point de vue [...] de la prospérité intérieure, sous le point de vue de la gloire extérieure [...]. Vous avez des hommes capables défaire, sur cette matière fort importante, cinq à six bons articles qui donnent une bonne direction à l'opinion [...]. En 1709, on révoquait l'édit de Nantes; on persécutait les protestants: le maréchal de Villars perdait ses talents dans les Cévennes; le Père Lachaise tyrannisait la conscience du vieux roi. En 1809, on rétablit les autels, les religions sont tolérées [...]. Il y a là de beaux articles à faire [...]. On peut faire un article tous les mois, sous les mêmes titres: 1709 et 1809 10.

OBJETIVOS Y CARACTERISTICAS DE LA INFORMACIÔN SOBRE LA GUERRA

Basândose en taies métodos, Napoléon consiguiô dar una vision tan manipu- lada de la guerra espaiiola que esta apenas tuvo visos reaies, convirtiéndose mas bien en una crônica inacabable de hechos medio inventados. La informaciôn dada sobre el conflicto no fue, en realidad, mas que un conjunto de mensajes en los que el componente propagandistico acaparô buena parte del contenido. Los objetivos de esas noticias falseadas se transformaron a medida que se desarrollaba la con- tienda, si bien la linea general fue siempre favorecer los intereses bonapartistas en el sur. En un principio los textos se encaminaron a justificar la invasion del terri- torio espanol por parte del ejército imperial y, poco después, se enfocaron a legiti- mar las razones por las que era necesario continuar la guerra. Mas adelante, hacia 1811 aproximadamente, los articulos intentaron convencer a los lectores de que las tropas napoleônicas estaban ganando la guerra, a pesar de que existian ya entonces multiples evidencias que asi lo negaban.

Otras metas perseguidas por la propaganda napoleônica tendian a desvirtuar todo aquello relacionado con la causa de los espanoles. Este es el motivo por el que se insistiô tanto en las cualidades negativas de la guerra. En este sentido, la con- tienda se configuré en un juego de opuestos dentro del cual los franceses aparecian asociados a buenas cualidades -eran cultos, moderados, ilustrados, respetuosos, luchaban por el bien de la sociedad espanola en su conjunto, querian el progreso del pais en todos los campos-, mientras que los espanoles y britânicos se unian, por el contrario, a las propiedades negativas del fanatismo, la incultura, la rapina, la defensa de los privilegiados, etc. En este intento por desprestigiar la guerra, Le Moniteur no le reconociô nunca el carâcter de independencia, ni tampoco un

10. Napoléon a Fouché, Valladolid, 13/1/1809 (t. 18, p. 236).

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status de intemacionalidad, sino que pretendiô reducirla a una guerra civil o a un mero levantamiento. Esta es la causa por la que los espanoles recibieron hasta el final el apelativo de «insurrectos».

La propaganda de Napoleon en Le Moniteur se definiô, ademâs de por unas metas, por unas caracteristicas concretas que le otorgaron un carâcter muy particular. Destaca, en primer lugar, que los mensajes parecieran dirigidos, mas que a dar una explicaciôn, a jugar con el lector para confundirlo. A esta conclusion se llegaba tras la lectura de intrincados informes en los que se citaban un sinfïn de ciudades, pueblos, sierras y nos de la geografïa espanola sin aclarar previamente dônde se hallaban en el mapa; o cuando se mencionaba una marabunta de nombres, correspondientes a militares espanoles, ingleses, guerrilleros y politicos, afiadiendo solo excepcionalmente datos esclarecedores acerca del cargo que ocupaban y cosas parecidas. La guerra acabô asi convertida en una crônica interminable de sucesos militares, siempre favorables a las huestes napoleônicas, aunque estas nunca vieran confirmados del todo sus avances.

Los sucesos negativos, por otro lado, tampoco fueron comunicados por Le Moniteur haciendo gala de una maxima napoleônica segun la cual las verdades no habian de tener publicidad porque ya eran dominio de todos. La retirada de la corte josefina tras la derrota francesa en Bailén o el repliegue a partir de 1 8 12 hacia el norte se dieron por sabidos en las paginas de la gaceta. Aquellas batallas en las que los soldados franceses fueron vencidos tampoco merecieron la atenciôn infor- mativa del periôdico. Por ultimo, a la derrota de Dupont en julio de 1808 no se le dedicô mas que unas lineas escuetas en septiembre, achacândose ademâs el desca- labro a un «despiste» del militar francés u.

Pero si el juego de la confusion llevado a cabo por Le Moniteur resté credibi- lidad a sus mensajes sobre la guerra de la Independencia, hubo también otras caracteristicas que hicieron posible que alcanzaran bastante repercusiôn. Merece destacarse, entre otros puntos, que los textos del boletin imperial se asentaran no en mentiras absolutas, sino en verdades a médias con una base real y no inventada. El hecho de que se hallaran a medio camino entre la autenticidad y la falacia tuvo una conse- cuencia importante, como fue que resultaran creibles, repercutiendo por tanto en una mayor eficacia. Si los informes del periôdico hubieran tratado temas disparatados, los lectores hubieran tenido mas dificultades para creérselos y, en consecuencia, la propaganda hubiera perdido buena parte de su efectividad.

Entre las verdades relativas repetidas con mayor regularidad sobresalen los intentos por desvirtuar la politica que Inglaterra estaba llevando a cabo en Espana. Alegaba Le Moniteur que el gabinete britânico se dejaba llevar por el beneficio comercial que esperaba obtener tras haber dado apoyo a los insurrectos espanoles, argumentaciôn en la que existia un fondo de razôn, puesto que Londres esperaba efectivamente que su colaboraciôn con la Junta Central le trajera privilegios en las relaciones con las colonias de America. Ello, sin embargo, no quitaba que la causa que el Reino Unido apoyaba en la Peninsula no fuera justa e, incluso, que tuviese la

11. Le Moniteur, 5/9/1808.

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suficiente honestidad en si misma como para pasar por alto las ganancias comer- ciales. Le Moniteur obviaba esto ultimo e insistia tan solo en la avaricia de los britâ- nicos como motivation para enviar armas y tropas al sur europeo.

Una segunda verdad parcial repetida con asiduidad consistiô en justificar el fin de la dinastia borbônica por las rencillas habidas dentro de ella entre el padre y el hijo. Los malentendidos entre ambos habian tenido lugar, como es sabido, pero no en el modo que predicaba la gaceta. La misma falta de enfoque completo se encuentra en otras materias tratadas por el periôdico -el fanatismo de los espanoles, la crueldad de la guerrilla, la desorganizaciôn dentro de la Junta y la Regencia, etc- presentadas de tal manera que tan solo se descubria a los lectores los elementos que beneficiaban a los franceses, mientras que los negativos permanecian ocultos.

Los informes de Le Moniteur se caracterizaron también por asentarse en la particular imagen que habia sobre Espana en aquella época. Se trataba de una vision con varios siglos de andadura tras de si, pero fortalecida sobre todo a partir de la Ilustraciôn, que asociaba el pueblo espanol con los rasgos propios del fanatismo y los del atraso econômico e industrial 12. Bajo tal punto de vista, Espana se transformaba sin remedio «en el pais [...] de la fantasmagoria, de la ignorancia y de la supersticiôn» 13. Las noticias de Le Moniteur repitieron con frecuencia esos clichés que, al hallarse profundamente arraigados en la memoria histôrica de los lectores europeos, otorgaron a los mensajes verosimilitud y, en consecuencia, redundaron en su eficacia como mensaje propagandistico. A través de la gaceta francesa, por lo tanto, se fue pintando un pueblo dominado por la exaltaciôn reli- giosa y resignado a la pobreza, y al atraso en muchos pianos (agricultura, industria, finanzas, comunicaciones, etc.). El propôsito con el que se sacaba a colaciôn taies cuestiones no era mantener viva la mala imagen de los espanoles, sino mas bien desvirtuar la causa por la que luchaban, uno de los objetivos, como hemos visto, de la propaganda francesa contra la guerra de la Independencia.

ENTRE LA VERDAD Y LA MENTIRA: LOS TEMAS ESPANOLES DE LE MONITEUR

Pesé a que la informaciôn de Le Moniteur sobre la guerra estuvo sujeta a los objetivos y caracteristicas referidos, no debe pensarse por ello que permaneciera sin cambios a lo largo del conflicto. Mas bien lo contrario, puesto que el desarrollo peculiar de la contienda determinô que se trazaran varias etapas, cada una de las cuales reuniô una série de rasgos y lineas temâticas. Son très los periodos que podemos establecer: el primero transcurre desde la llegada de las primeras tropas

12. Véase sobre esta cuestiôn el estudio de Wemer BrÛGGEMANN, «Die Spanienberichte des 18. und 19. Jahrhunderts und ihre Bedeutung fur die Formung und Wandlung des deutschen Spanienbildes», Spanische Forschung der Gôrresgesellschaft, t. 12, Munster, 1956. También résulta interesante el libro de Julian Juderîas, La leyenda negra, Madrid, 1914 (Una reciente reediciôn en 1986 facilita el acceso a este texto).

13. Brûggemann, p. 1.

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francesas hasta la caida de Zaragoza en marzo de 1809; un segundo va desde la fecha mencionada hasta el final de la campana de José Bonaparte en Andalucia a mediados de 1810; el resto de la guerra configura la ultima fase.

De la armonia a la lucha

La Peninsula Ibérica se convirtiô en tema de actualidad desde que los regi- mientos franceses empezaron a atravesar los Pirineos. Desde entonces y hasta finales de 1813 la gaceta parisina se ocupô casi diariamente de la cuestiôn dedicân- dole en ocasiones un espacio considerable. La sospecha de que toda la operaciôn podria acabar en guerra abierta se convirtiô en una posibilidad cada vez mas real a medida que avanzaba 1 808. En la primera fase de las informaciones de Le Moniteur tuvo lugar, por consiguiente, un curioso proceso a través del cual las tropas napo- leônicas pasaron de convivir en perfecta armonia con los espanoles a entablar con ellos una guerra encarnizada.

Hasta mayo de 1 808, las noticias de Le Moniteur versaban, sin embargo, sobre la buena acogida otorgada por la poblaciôn espanola al ejército imperial. Fueron muy usuales comentarios del tipo : «La joie régnait sur tous les visages et les Français ont été accueillis avec tous les témoignages de la satisfaction»^; obien: « L'Armée est toujours vue ici d'un très bon œil. Dimanche dernier, la messe militaire [...] a été très belle et a fait une grande sensation parmi le peuple^»; «Les habitants de Madrid ont vu avec un plaisir extrême l'entrée dans leurs murs des héros d'Eylau, de Dantzick et de Friedland; ils admiraient l'élégance [...] de ces troupes après tant de fatigues et démarches» 16.

Esta hipotética armonia no tardaria en verse truncada por rumores que apunta- ban a enfrentamientos entre soldados espanoles. El 1 1 de mayo, el periôdico se ve obligado finalmente a confïrmar el levantamiento madrileno del dia 2, si bien la noti- cia se manipulé hâbilmente hasta convertir la sangria en un acto de autodefensa de los franceses. A fin de disculpar a los militares, la publicaciôn negô que éstos hubie- ran sido la causa de semejante revuelta. Defiende, por el contrario, que el nervio- sismo que azota al pueblo madrileno desde el motin de Aranjuez, acontecido poco antes, era la razôn por la que la muchedumbre habia recurrido a la violencia. Unas palabras puestas en boca de Carlos IV resumen muy bien la tesis barajada:

Voilà ce que produit en partie le conseil que vous ont donné des hommes coupables de flatter l'opinion de la multitude et d'oublier le saint respect [...] à l'autorité légitime. Il en est des commotions populaires comme des incendies: on les allume facilement, mais il faut une autre expérience et un autre bras que le vôtre pour les éteindre 17.

14. Le Moniteur, 1/4/1808. 15. Le Moniteur, 8/4/1 808. 16. Le Moniteur, 10/4/1808. 17. Le Moniteur, 1 1/5/1 808. Las disculpas continuaron présentes en los siguientes dias. Véanse, por

ejemplo, los numéros correspondientes al 16 y 17 de mayo.

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Tras conocer los sucesos acaecidos el 2 de mayo, los lectores ya sabian que sus soldados estaban encontrando algunos problemas en territorio espanol. A partir de entonces, sobre todo cuando ese mismo mes se anuncian las abdicaciones, la sociedad francesa parece reclamar una explication, siendo asi como la version con la que Napoleon pretendia legitimar su intervenciôn en el sur -y que seguramente llevaba ideada ya mucho antes de ser hecha pûblica- empezô a fraguarse en las paginas de la gaceta. La invasion se justificô en base a varios argumentos que fue- ron complementândose entre si. Una de las disculpas que daban moralidad a la caida de los Borbones eran las rencillas existentes dentro de la familia real espa- nola, que habian tenido la virtud de conducir al pais al borde de la guerra civil por la polarizaciôn de los espanoles entre los partidarios del padre y los del hijo que habia traido consigo. Reforzando tal razonamiento, Le Moniteur no déjà de recor- dar que Fernando VII habia accedido al trono de un modo poco loable -tras la organizaciôn de una revuelta violenta- que le hacia perder, en consecuencia, cual- quier derecho a la corona 18. El ultimo argumento con el que se quiere demostrar lo poco dignos que eran los Borbones de seguir reinando consistiô en insistir en el caos que habia habido en el gobierno espanol durante las ultimas décadas, a résultas del cual el pais habia sido conducido a la ruina.

Frente a tal desbarajuste, Napoleon aparece en las paginas de la gaceta como una opciôn que solucionaria los problemas de Espana. Asi se veia en su famosa proclama del 25 de mayo en la que prometia sacar al pais de la ruina en que se hallaba 19. A lo largo de junio y julio, Le Moniteur fue dando detallada cuenta de cômo se iba desarrollando ese programa regeneracionista. Algunos puntos desta- cados del mismo fueron la convocatoria de una Junta en Bayona, la promulgaciôn de una Constituciôn y el nombramiento del rey, personaje este ultimo profusa- mente alabado.

Los espanoles parecian satisfechos con el nuevo rumbo politico, o al menos eso eran lo que manifestaban las instituciones a través de las multiples proclamas que publicaban, recogidas todas en Le Moniteur. El monarca elegido por Napoléon habia emprendido su viaje por Espana en medio de gloriosos recibimientos y del entusiasmo generalizado de la mayor parte del pueblo20.

No obstante, habia rumores que contradecian la conformidad de la poblaciôn espanola. La del 2 de mayo no parecia haber sido la ûnica revuelta, por mucho que la gaceta parisina insistiese en negarlo, de lo contrario no resultaba lôgico que hubieran sido enviadas a la Peninsula mas tropas. Signos inquiétantes eran, ademâs, los constantes llamamientos a la calma que habia en las proclamas antes mencionadas, pues si todo hubiera estado en paz no habria sido necesario pedir tranquilidad. En ocasiones, taies manifiestos recurrian incluso a la amenaza, como una proclama de la Junta de Gobierno :

18. Le Moniteur, 11/5/1808. Estos argumentos se repetirian con cierta regularidad hasta 1814. Ver por ejemplo, el 31 de enero y el 4 de febrero de 1810.

19. Le Moniteur, 18/6/1808. 20. Le Moniteur informô casi diariamente del viaje de José Bonaparte a lo largo del mes de julio.

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Ignorez-vous que déjà de nombreuses armées françaises sont entrées en Espagne? Ne savez-vous pas que d'autres armées aussi nombreuses s'acheminent vers vos frontières? Les provinces qui ne rentreront pas sur le champ dans leur devoir, seront occupées par les troupes françaises et traitées avec toute la rigueur des lois militaires^.

A principios de septiembre se hace ya imposible ocultar la gran resistencia que habia en Espana contra las huestes francesas. El reconocimiento ofïcial de Bailén y la huida del marqués de la Romana al frente del ejército espafiol destinado en Dinamarca fueron los dos hechos que dieron un giro a las explicaciones de Paris sobre el conflicto22. A partir de ahora los manejos de los britânicos y los nume- rosos fanâticos que existian en Espana irân perfilandose como las causas de la contienda, argumento que se defenderâ mientras Le Moniteur siga en manos de Napoléon. De los primeras, el periôdico declaraba que

La faction anglaise ne pouvait manquer de chercher à mettre à profit cette situation des choses. Elle fut toujours très active et très puissante dans les ports [espagnols]. Son influence se fit même sentir dans tous les temps à Madrid. Elle avait acquis plus de force par les circonstances générales du Continent et par les sacrifices que ces circonstances exigeaient du commerce espagnol. Toutes les intrigues [anglaises] tendirent donc à faire naître chez les Espagnols la pensée d'abandonner l'alliance de la France pour se mettre en relation avec l'Angleterre [..]23.

Relacionado con este ultimo aspecto, Le Moniteur no dejô de recordar a los lectores que las estratagemas britânicas en la Peninsula suponian un serio peligro para Francia, puesto que el objetivo perseguido por Londres era, como ya se insi- nuaba en la cita anterior, coaligar al sur europeo contra Paris. Bajo semejante enfo- que, la continuaciôn de la intervenciôn napoleônica adquiria tintes diferentes:

Le moment est arrivé de donner à la France du côté des Pyrénées une sécurité invariable. Il faut que, si jamais elle se trouve exposée à des nouveaux dangers, elle puisse, loin d'avoir à craindre l'Espagne, attendre d'elle des secours et qu'au besoin les armées espagnoles marchent pour la défendre2*.

Respecto a los exaltados religiosos, organizados en un parti de l'Inquisition et des moines, la publicaciôn les acusaba de que profit [ant] de l'ignorance et de l'aveuglement du peuple, [ils] l'abusèrent par des fausses rumeurs, mirent les armes à la main des prolétaires, et la sédition éclata à la fin de mai [...] 25. Durante

21. Le Moniteur, 18/6/1808. Véase también el llamamiento de José del 12 de julio, aparecido el 22 de ese mes.

22. El 3 y el 5 de agosto se dio information por primera vez de estos dos hechos. 23. Le Moniteur, 5/9/1 808. 24. Le Moniteur, 7/9/1 808. 25. Le Moniteur, 5/9/1808.

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las semanas siguientes Le Moniteur continué dando noticias del profundo fana- tismo que imbuia a los monjes espanoles, a los cuales llegô a comparar con los que habia en otros paises del continente. La conclusion extraida por el periôdico no resultaba en absoluto favorable para el clero espanol :

On trouvait parmi les Bénédictins, les Bernardins, etc. de France et d'Italie une foule d'hommes remarquables dans les sciences et dans les lettres. Ils se distinguaient et par leur éducation et par la classe honorable et utile d'où ils étaient sortis. Les moines espagnols, au contraire, [...] sont ignares et crapuleux. On ne saurait leur trouver de ressemblance qu'avec des artisans employés dans les boucheries; ils en ont l'ignorance, le ton et la tournure 26.

/.Cuâl era mientras tanto la actitud de los espanoles segun la gaceta? Le Moniteur distinguirâ entre aquellos que tenian una buena posiciôn dentro de la escala social y el «pueblo bajo». Los primeros -nobles, alto clero, propietarios y «nombres de entendimiento»- estaban animés d'un bon esprit et des meilleurs sentiments21 hacia los franceses, demostrado con ocasiôn de la reunion en Bayona adonde habia acudido la flor y nata de Espana.

En cuanto al resto de la sociedad, el periôdico mantiene una postura ambigua, pues tan pronto insistia en el gran deseo de paz que ténia la mayor parte de la pobla- ciôn, como se perdia en detalles sobre las barbaries cometidas por ciertos grupos, especialmente el integrado por los malheureux paysans espagnols a los que se comparaba con los mendigos de Egipto por la miseria y violencia que les caracteri- zaba28. Durante toda la guerra la gaceta no dejarâ de identifîcar los estamentos mas bajos de la sociedad con la oposiciôn a los franceses, si bien era muy difïcil ocultar al lector que otras clases sociales también apoyaba la lucha.

La fiereza de los insurrectos se pone especialmente de manifiesto en relaciôn con la caida de Zaragoza en poder francés, acontecimiento que se confirma en las paginas de Le Moniteur el 2 de marzo de 1 809 29. Ese dia apareciô un largo informe anunciando el final del asedio a la capital aragonesa. Acompanando el escrito, se insertô a continuaciôn el diario de las operaciones militares que habian tenido lugar desde que se iniciara el cerco. En la relaciôn de mas de diez paginas se con- taba con todo lujo de detalles la feroz resistencia presentada por los habitantes a lo largo de los casi dos meses que habia durado el asedio. La violencia sin sentido y la extrema exaltaciôn religiosa saldrâ a colaciôn en multiples pasajes del relato, perfilândose asi la oposiciôn de la ciudad como un hecho que solo habia servido para destruirla banalmente.

26. Le Moniteur, 6/12/1 808. 27. Le Moniteur, 5/9/1808. 28. El periôdico hace un comentario muy interesante sobre esta cuestiôn el 6 de diciembre. 29. Sobre la information que proporcionô la gaceta acerca de este tema, véase, ademâs del dia

mencionado, el 8 de ese mes. En las semanas siguientes se continué dando noticias sobre la ciudad.

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A pesar de que la narration estaba hecha desde un punto de vista favorable a las tropas francesas, el grado de destruction de la ciudad por acciôn de los asedia- dores, los métodos empleados por éstos para rendir el enclave -entre otros, uno tan poco humanitario como la «guerra subterrânea», es decir, la excavaciôn de tuneles que llegaban a ciertas calles y que se llenaban de granadas y material explosivo que, al estallar, reducian a cenizas lo que habia encima-, unido a las graves condiciones de enfermedad y miseria que tuvieron que soportar los zaragozanos sin que por ello accedieran a capitular eran elementos que no hablaban a favor de los destacamentos napoleônicos, debido a que mostraban la aniquilaciôn despiadada de la poblaciôn civil. La manipulation sobre el asunto zaragozano no sirviô, por tanto, para ocultar las barbaridades cometidas por los franceses. Quizâs se deba a ello precisamente el que la capital aragonesa despertara tanta simpatia en Europa.

El programa ilustrado de José Bonaparte

Con la caida de Zaragoza, Bonaparte quiere que la opinion pûblica considère concluida la guerra en Espana. Como Le Moniteur se encargô de repetir varias veces a lo largo de marzo, «Saragosse a été le véritable siège de l'insurrection de l'Espagne»^. Se iniciarâ asi una nueva etapa en la que lo mas sobresaliente sera el esfuerzo del periôdico por ignorar que la contienda, anunciada como acabada, con- tinuaba deparando reveses a los soldados de Bonaparte. A lo largo de 1809 las noti- cias se referian a pequenos enfrentamientos en varios puntos de la geografia espanola, pero éstos aparecian siempre como algo aislado y carente de importancia. Junto a taies informaciones, se insistia mas a menudo incluso que en el periodo anterior, en el apoyo que los espaiioles prestaban a los franceses. De ello se hablaba sobre todo en crônicas que narraban las atenciones que ténia la poblaciôn para con el nuevo rey o los buenos recibimientos que le dispensaba cada vez que el monarca entraba en una ciudad31.

De hecho, en esta nueva etapa el eje central de las noticias que se darân sobre Espana a través de Le Moniteur sera precisamente la figura de José. La supuesta simpatia que despertaba entre sus sûbditos sera solo uno de los aspectos que se abordarân. La voluntad regeneracionista del hermano de Napoléon constituirâ el punto principal en un sinfin de articulos. Hemos dicho que uno de los argumentos esgrimidos por el emperador francés para justificar la invasion habia sido la promesa de sacar a Espana de la miseria en que se hallaba y colocarla en el carril del desarrollo. El rey elegido no podia menos que participar del mismo espiritu. El programa de José se anunciarâ ya en las primeras proclamas, que serân publi- cadas por la gaceta a lo largo de julio de 1808, pero se interrumpirâ cuando la corte se retire a Vitoria poco después, no reiniciândose hasta principios de 1809 con la

30. Le Moniteur, 2/3/1 809. 31. Véanse los numéros correspondientes al 9 y al 23 de julio de 1809. Esos dias se dio noticia,

respectivamente, de la euforia de los toledanos por contar con la presencia de José Bonaparte dentro de su ciudad y de la alegria de Madrid por el retorno del monarca.

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campana de Napoleon ya terminada. Le Moniteur parecia querer demostrar asi que la guerra en Espana habia acabado, pues de lo contrario no hubiera sido posible adoptar medidas tales.

El regeneracionismo de José consistiô fundamentalmente en aprobar decretos a diestro y siniestro, la mayoria de los cuales quedô sin aplicaciôn por la situation de guerra imperante. Fue, por lo tanto, otra verdad a médias de las muchas que contô el periôdico sobre Espana sin que la gaceta admitiera nunca que todo quedô en agua de borrajas. Un paquete de las medidas légales del hermano de Napoléon fueron encaminadas a reformar la administraciôn espaiiola, a la que intentô igualar con la francesa para que fuera mas eficaz32. Un segundo grupo de decretos tuvo como objetivo enmendar las reglas por las cuales se regian las ôrdenes religiosas. Las intenciones del gobierno josefino no parecian ser orras que disminuir el numéro de personas dedicadas a la vida eclesiâstica, si bien esto se disfrazô bajo una apariencia mas loable:

// ne faut qu'une légère teinture des véritables principes de l'art de gouverner, pour reconnaître dans l'acte d'abolition des ordres réguliers une application non moins utile à la religion elle-même qu'à l'État des droits légitimes des souverains^.

La mejora de la ensenanza pûblica y de la cultura en general, asi como la potenciaciôn de la producciôn industrial y agricola fueron objetivos de las normas légales aprobadas por los ministros de José. Otros decretos ahondaban en el carâc- ter paternalista del rey : aquéllos que prometian una reducciôn en los impuestos o que aprobaban la creaciôn de una pension de retiro para los funcionarios34. El derecho de asilo también mereciô la atenciôn de José, juzgândose la medida desde Le Moniteur como algo muy digno por parte del monarca35.

Algunas de las nuevas leyes querian dejar patente el carâcter enérgico del rey frente a los infractores. Asi, a principios de 1810 Le Moniteur dio cuenta de varias medidas del gobierno para luchar contra la delincuencia, entre las que se incluia la creaciôn de un tribunal especial dedicado a perseguir taies delitos. Los insurrectos también fueron castigados con reglas como la confiscaciôn de sus bienes 36.

Résulta curioso que la gaceta imperial ocultara aquéllos decretos en los que la poblaciôn espanola no era tratada con demasiados miramientos. El silencio fue prâcticamente absoluto frente a aquellas leyes que, por ejemplo, ordenaban a las familias, alguno de cuyos miembros estuviera prestando servicio en el bando de los insurrectos, a entregar al menos un hijo al ejército de Napoleon. Tampoco se otorgô

32. Sobre la reforma de la administraciôn espanola emprendida por el monarca intruso résulta especialmente curioso Le Moniteur del 1 5 y 1 6 de marzo de 1 809, asi como el 3 y 1 6 de julio y 6 de noviembre.

33. Le Moniteur, 13/9/1808. El 10 y 14 de ese mes también hubo abundante informaciôn sobre este asunto.

34. Ibid., 30/7/1809. 35. Ibid., 12/11/1809 y ss. 36. Ibid., 4/9/1809.

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publicidad alguna a las multas decretadas contra los que demostrasen algùn tipo de rechazo hacia el monarca intruso o a la obligaciôn -y no voluntariedad como pretendia hacer créer la prensa oficial francesa- de los funcionarios espanoles a jurar fidelidad al monarca. Semejantes «olvidos» parecen tener su causa una vez mas en el deseo de Le Moniteur de transmitir al lector la sensaciôn de que el conflicto habia finalizado. Anunciando las decisiones légales antedichas se podria haber deducido fâcilmente que ni Espana estaba tan calmada como las fuentes fran- cesas predicaban, ni la insurrecciôn dejaba de contar con un gran apoyo.

Junto con las intenciones regeneracionistas del rey intruso, conviviô otra clase de noticias en la que se resaltaba no solo que la vida espanola continuaba como si las batallas quedaran muy lejos, sino también que el reino de José Bonaparte era capaz de mantener sus propias instituciones y de ofrecer las mismas actividades que cualquier otro Estado. Se trataba de una propaganda oficialista a través de la cual intentaba hacerse verosimil la idea de un pais que contaba con apoyo popular y con la organizaciôn minima requerida. Entre las resenas hechas con tal fin resaltaremos aquéllas en las que se daba cuenta de recibimientos al cuerpo diplomâtico37, lle- gada de diputaciones a Madrid, audiencias concedidas por el monarca, asi como todo tipo de celebraciones (la onomâstica real, banquetes y desfiles por motivos diversos, la boda del emperador francés y pequenos acontecimientos relacionados con el entorno de la familia Bonaparte).

La campana de Andalucia, que se iniciô a principios de 1810 y que no acabô hasta el verano de ese ano, fue un punto mas de esa propaganda oficialista, si bien adoleciô de un grave inconveniente: mostrô a la opinion pûblica que la guerra no estaba tan acabada como se habia anunciado a lo largo de 1809. Le Moniteur dio cuenta detallada de las nuevas operaciones militares en la misma forma en que lo habia hecho a finales de 1 808 : una armada vencedora avanzaba imparable hacia el sur imponiéndose sobre todos los obstâculos que le salian al paso. El cabecilla, que no era ya Napoléon sino su hermano mayor, también recibiô el mismo trato que el que se habia prestado al emperador un ano antes: una mezcla de paternalismo y triunfalismo envolvia a José Bonaparte en las crônicas, en las que se perfîlaba como el rey indiscutible de todos los espanoles. Quizâs esta imagen hubiera sido mas verosimil si en febrero de ese ano el emperador francés no hubiera tenido el poco acierto de segregar las provincias espanolas situadas al norte del Ebro, decision con la que demostrô que su hermano no era mas que una marioneta a sus ôrdenes y no un soberano con autonomia propia.

La guerra interminable

En el verano de 1810, con la campana de Andalucia ya acabada, comienza la etapa final en las informaciones de Le Moniteur sobre la guerra de la Independencia.

37. Se obviaba el hecho de que la representation de embajadores extranjeros en Madrid era tan reducida que prâcticamente no existia.

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Si en el anterior periodo la actitud de la gaceta parisina habia sido abordar la contienda como un suceso que daba sus ûltimos coletazos, a partir de ahora, por el contrario, se hablarâ claramente de guerra. Pero esta se convirtiria en una sucesiôn interminable de crônicas militares en las que las tropas impériales salian siempre triunfantes, a pesar de lo cual nunca lograban imponerse sobre el enemigo de manera definitiva. Dentro de las noticias abundaban las contradicciones, como cuando se informaba repetidamente de la aniquilaciôn de militares espanoles que al poco tiempo aparecian de nuevo al pie del canon. Francisco Lopez Ballesteros o Juan Martin Diez el Empecinado, por ejemplo, habian sido derrotados en multiples ocasiones sin que por ello fueran expulsados de la escena, reapareciendo una y otra vez. Lo mismo sucedia con Cataluna y Aragon, zonas que habian sido pacificadas «definitivamente» en varias ocasiones y a las que el conflicto y las trifulcas volvian al cabo de unos meses.

Los anuncios desde Paris de que la contienda pronto llegaria a su fin aparecian de vez en cuando en las paginas de la gaceta. Asi, el 1 de julio, el ministro del Interior afirmaba con rotundidad:

Nous sommes à la quatrième année de la guerre d'Espagne; mais ne fût-ce même qu'après quelques campagnes, l'Espagne sera soumise et les Anglais en seront chassés. Que sont quelques années pour consolider le grand Empire et assurer la tranquillité de nos enfants?^

Poco después de este discurso el propio Napoleon asegura, dentro de la misma linea de optimismo, que

[...] depuis 1809 la plupart des places fortes de l'Espagne ont été prises après des sièges mémorables; les insurgés ont été battus dans un grand nombre de batailles rangées; l'Angleterre a compris que cette guerre tournait à sa fin et que ces intrigues et l'or n'étaient plus suffisants désormais pour la nourrir f...]^9.

Los acontecimientos iban demostrando, sin embargo, que los espanoles serian difïciles de bâtir. La principal causa parecia ser el sistema de guerrilla que habian elegido, a base de pequenas batallas en las que se evitaba un enfrentamiento directo y se propiciaban en cambio las escaramuzas. Los guerrilleros, a los que el periôdico denominaba eufemisticamente «salteadores», merecieron la atenciôn de Le Moniteur en multiples articulos y crônicas. Se reprochaba a las partidas la violencia que empleaban contra los franceses que caian en su poder o el système de dévastation qui n'a point d'exemple que llevaban a cabo40. También se recordô al lector que «ces misérables sont à peine habillés, mal armés, sans chaussures,

38. Le Moniteur, 1/7/1811. Ver 31/12/1812. 39. Le Moniteur, 3/7/1811. 40. Le Moniteur, 18/1/1813. Ver también 14/9/1810, 18/1/1811,20/3/1811,23/10/1811,29/9/1812,

26/4/1813 y 21/6/1813.

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et prêts à manquer de munitions»41. En ocasiones esos comentarios se extendian al pueblo espanol en su conjunto, que aparecia asi como un conjunto de individuos extremadamente sanguinarios y vengativos.

Los britânicos harân de nuevo acto de presencia en esta tercera etapa. A lo largo de 1809 y hasta mediados de 1810 se habia intentado ignorar su presencia, pero desde la ultima fecha senalada pasarân otra vez a ocupar uno de los primeros pianos. Si al principio del conflicto se habia criticado que fuera la avaricia el môvil exclusivo de Inglaterra en Espana, ahora se ponen los acentos en resaltar que su ûnica misiôn en el sur consistia en «ne faire que ce qui était nécessaire pour exciter les peuples à la guerre civile»41.

Los constantes desacuerdos entre espanoles e ingleses también serân puestos de manifiesto por la gaceta imperial. Segûn Le Moniteur, los britânicos que Londres habia enviado a la Peninsula intentaban hacerse con todos los hilos de la politica espanola, lo cual despertaba las iras del pueblo que, para demostrar su disconformidad, se negaba a cooperar con las tropas del Reino Unido43. De nuevo constatamos otro caso de informaciôn relativa, pues si bien era cierto que hubo muchos malentendidos entre el gobierno londinense y los espanoles, el periôdico los explotô del modo que mâs le convenia. Uno de los hechos que mejor se presto a estas expectativas tuvo lugar en 1812, cuando Wellington fue designado Gene- ralisimo de todos los ejércitos de la Peninsula. El nombramiento provocô las iras de algùn que otro oficial espanol, destacando especialmente el caso de Ballesteros que, en mitad de su enfado, enviô a la Regencia cartas llenas de protestas. Un poco mâs tarde las misivas del general fueron publicadas por la prensa inglesa y, de ahi, las rescatô Le Moniteur, que las reprodujo acompafiada de notas para demostrar los manejos britânicos en el sur europeo44.

Las Cortes de Cadiz constituyen otro de los asuntos de los que se sirviô el periôdico para dejar constancia de la intromisiôn britânica en el devenir politico espanol. Una de las primeras noticias que se tienen de la asamblea data de marzo de 1811. Se trataba de un largo articulo en el que las Cortes recibieron criticas desde varios flancos, como por ejemplo:

Wellesley, à force d'or et d'intrigues, a réuni à Cadix une soixantaine d'individus sans lieu, sans pain, sans mission, sous le titre pompeux de Cortes [sic] de l'Espagne: les principes démagogiques et d'un véritable jacobinisme que ces forcenés ont professés depuis leur réunion, ont indigné les véritables Espagnols f...J45.

41. Le Moniteur, 8/7/1811. 42. LeMoniteur, 14/9/1810. 43. Ver Le Moniteur del 18/9/1812 y dias ss. 44. Las cartas, datadas en Antequera el 19 y 25 de noviembre de 1812, aparecieron en la gaceta

francesa el 1 7 de enero de 1 8 1 3, después de que hubieran sido publicadas por The Courier y Star unos dias antes. Le Moniteur se habia ocupado con anterioridad del tema en un extenso articulo del 29 de noviembre.

45. Le Moniteur, 20/3/1 811.

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La gaceta aprovecha asimismo la ocasiôn para burlarse de los principios que inspiraban a los diputados :

Les insurgés ont voulu élever une république espagnole; ils ont commencé par établir la liberté indéfinie de la presse, ils ont mis en avant des principes qu'on pourrait à peine tolérer dans les plus turbulentes tavernes de Londres.

En relaciôn con este tema, Le Moniteur intenté dar la sensaciôn de que existian corrientes de opinion. Para ello insertô documentos de diferente procedencia, como supuestas cartas de espanoles con criticas a la labor de las Cortes46 o, lo que fue fre- cuente, articulos de periôdicos britânicos que contenian comentarios nada favorables sobre la asamblea. En noviembre de 1812, la gaceta reproduce un texto aparecido en The Courier en el que se aconsejaba a los diputados, en tono sarcâstico :

Au lieu de s'occuper de récriminations et de débats du moindre intérêt qui occupent les séances des cortés [sic], nous voudrions bien voir cette assemblée pénétrée de cette grande vérité, que le premier devoir est [...] de résister aux Français f...J^.

El fin del control napoleônico sobre Le Moniteur

La linea triunfalista de Le Moniteur empezarâ a quebrarse, como no podia ser menos, a finales de 1813, en un momento en que las tropas francesas ya habian sido prâcticamente desalojadas de la Peninsula. La denuncia del hecho era timida pesé a la evidencia: el 19 de diciembre el periôdico reconocia «algunas presiones» de los britânicos en la costa catalana, asi como retrocesos parciales de los soldados franceses; una semana mâs tarde el boletin se refiere al hambre y malas condi- ciones générales que sufrian los regimientos franceses que aûn quedaban en Espana48. Siguiendo en esta linea, a lo largo de enero y febrero de 1814 se asegura que algunos destacamentos ingleses y espanoles han atravesado los Pirineos y mantienen combates en el sur de Francia con el ejército napoleônico. A pesar de la mayor sinceridad en las informaciones sobre la contienda peninsular, la derrota que se habia infringido al ejército francés en la Peninsula no sera reconocida de manera explicita, ni siquiera cuando los aliados invadan Paris y se hagan con el control de la prensa.

Eso sucederâ el 3 1 de marzo de 1 8 14. Que Le Moniteur habia pasado a otras manos resultarâ évidente desde el 2 de abril, el primer dia que sale a la calle en las nuevas circunstancias politicas. A partir de ahora las crônicas que se escribirân sobre Espana, mucho mâs realistas de lo que habian sido hasta ese momento, utili- zarân fuentes de origen inglés y espanol. Una revision de lo acontecido durante la

46. Le Moniteur, 29/9/1 8 12. 47. Le Moniteur, 29/1 1/1 8 12. 48. Ver Le Moniteur del 19 y 25 de diciembre.

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guerra no hubo, como si sucediô en gacetas y revistas europeas que durante la época napoleônica se habian visto obligadas a publicar la version francesa y que, libres de la mordaza que les imponia Paris, ofrecieron una vision de la contienda muy prôxima a la que habia tenido lugar49. Le Moniteur, en cambio, ignoré las falsedades vertidas sobre Espana durante los cinco anos anteriores. El regreso de Fernando VII, el entusiasmo del pueblo espanol por ello, la disoluciôn de las Coites y otros acontecimientos de la vida politica centraron la atenciôn de la gaceta sin que abundaran las referencias al pasado.

Espana no tardarâ en esfumarse del periédico después del verano de 1814, algo que no fue exclusivo de Le Moniteur, sino que se convirtiô en distintivo comûn en la mayor parte de los papeles impresos. Acabada la guerra, perdiô la atraccion que habia tenido hasta poco antes. En el nuevo rumbo que tomaba Europa, Madrid no desempeiiaba ningun papel de relevancia, parapetada como se hallaba tras los Pirineos, una barrera fïsica ademâs de un obstâculo cultural.

Pero cinco anos de informaciôn casi diaria sobre un pais no podian ser olvi- dados tan fâcilmente. Si en el âmbito de la prensa Espana se esfumo casi por com- pleto, en el terreno de las publicaciones no sujetas a periodicidad continué desempenando cierto papel de importancia, pues en los anos siguientes fueron muchas las obras centradas en la Peninsula -memorias, libros de viajes y literatura diversa- que se publicaron dentro y fuera de Francia, al igual que en el resto de Europa. Ello contribuyo a mantener mas despierto que antes el interés de la socie- dad europea por la cultura y costumbres espanolas.

49. Véase el caso de las revistas alemanas Politisches Journal y Europâische Annalen.

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