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Manuel Triana Ortiz La libertad: ¿Una Idea reguladora de la razón? Abstract. This paper proposes that Kant introduced the subject 01freedom in his Critique of Pure Reason, due more to anthropological and practical purposes than to epistemological ones. Keywords: Kant, freedom, anthropology. Resumen. El presente escrito propone que Kant introdujo el tema de la libertad en la Crítica de la razón pura, más por razones antropolágicas y prácticas que por razones epistemol6gicas. Palabras antropología. clave: Kant, libertad, La obra kantiana del período crítico da cuenta de que el autor tenía clara la dificultad que signi- ficaba pensar la libertad desde las exigencias bási- cas de la mentalidad científica. Pero la importan- cia que revestía para él referirse a las costumbres, a la moral, y a la libertad, que la última supone, le llevó a tenerlas en cuenta, aún cuando aquello a que se estuviera refiriendo fuera a las condiciones de posibilidad del conocimiento científico. Ahora bien, el resultado de esta inclusión del asunto de la libertad en la Crítica de la razán pura: podría verse un poco forzado, a no ser que ella tuviera algún rol dentro de la ciencia. Esto último es lo que podría significar la denominación de la liber- tad como una Idea trascendental. Tal posibilidad es el tema del presente escrito. En los diferentes apartados de su primera Crítica, Kant determina el uso correcto de dife- rentes facultades cognoscitivas. A esta función la llama reguladora. La lógica, en su parte analítica, es reguladora respecto de asuntos formales del entendimiento y la razón; la analítica lo es respec- to del entendimiento en cuanto conocimiento. La dialéctica procura hacerlo del conjunto del cono- cimiento. Si bien los objetos de las Ideas cuyo estudio ocupa buena parte de la dialéctica no dan cuenta de la unidad material de los conocimien- tos, si expresan condiciones formales necesarias para ello. Es en el contexto del tratamiento de estas Ideas que nuestro autor comienza a procurar elementos de comprensión de la libertad. 1. La libertad en la Crítica de la razón pura En el apartado de la Dialéctica trascenden- tal de la Crítica, donde se introduce el tema que nos ocupa, no se aborda como un tema con dere- cho propio; viene vinculado a la idea cosmológi- ea. Aún más, la libertad no comienza siendo una Idea". En cambio, sí se le ha mencionado antes, desde los prólogos, bajo las denominaciones de concepto y de problema. Cuando se habla más profusamente de ella, es que se la llama Idea, aunque a lo que le dedica varias páginas es más bien a la libertad práctica, y con ella a la moral. En la última parte de su libro tendrá un rol pro- tagonista en este mismo sentido. Cuando Kant introduce a la libertad como tema, vinculada a la idea cosmológica, tampo- co, podría decirse, se habla propiamente de la libertad humana. Sin embargo, lo que se afirma apunta en esa dirección. Detengámonos un poco en este punto. La libertad aparece como tesis de contrapo- sición a la exigencia de unidad de la serie causal. La dificultad radica en que la razón rechaza una Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XLIII (108), 141-146, Enero-Abril 2005

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Manuel Triana Ortiz

La libertad: ¿Una Idea reguladora de la razón?

Abstract. This paper proposes that Kantintroduced the subject 01freedom in his Critiqueof Pure Reason, due more to anthropological andpractical purposes than to epistemological ones.

Keywords: Kant, freedom, anthropology.

Resumen. El presente escrito propone queKant introdujo el tema de la libertad en laCrítica de la razón pura, más por razonesantropolágicas y prácticas que por razonesepistemol6gicas.

Palabrasantropología.

clave: Kant, libertad,

La obra kantiana del período crítico da cuentade que el autor tenía clara la dificultad que signi-ficaba pensar la libertad desde las exigencias bási-cas de la mentalidad científica. Pero la importan-cia que revestía para él referirse a las costumbres,a la moral, y a la libertad, que la última supone,le llevó a tenerlas en cuenta, aún cuando aquello aque se estuviera refiriendo fuera a las condicionesde posibilidad del conocimiento científico. Ahorabien, el resultado de esta inclusión del asunto dela libertad en la Crítica de la razán pura: podríaverse un poco forzado, a no ser que ella tuvieraalgún rol dentro de la ciencia. Esto último es loque podría significar la denominación de la liber-tad como una Idea trascendental. Tal posibilidades el tema del presente escrito.

En los diferentes apartados de su primeraCrítica, Kant determina el uso correcto de dife-rentes facultades cognoscitivas. A esta función lallama reguladora. La lógica, en su parte analítica,

es reguladora respecto de asuntos formales delentendimiento y la razón; la analítica lo es respec-to del entendimiento en cuanto conocimiento. Ladialéctica procura hacerlo del conjunto del cono-cimiento. Si bien los objetos de las Ideas cuyoestudio ocupa buena parte de la dialéctica no dancuenta de la unidad material de los conocimien-tos, si expresan condiciones formales necesariaspara ello. Es en el contexto del tratamiento deestas Ideas que nuestro autor comienza a procurarelementos de comprensión de la libertad.

1. La libertad en laCrítica de la razón pura

En el apartado de la Dialéctica trascenden-tal de la Crítica, donde se introduce el tema quenos ocupa, no se aborda como un tema con dere-cho propio; viene vinculado a la idea cosmológi-ea. Aún más, la libertad no comienza siendo unaIdea". En cambio, sí se le ha mencionado antes,desde los prólogos, bajo las denominaciones deconcepto y de problema. Cuando se habla másprofusamente de ella, es que se la llama Idea,aunque a lo que le dedica varias páginas es másbien a la libertad práctica, y con ella a la moral.En la última parte de su libro tendrá un rol pro-tagonista en este mismo sentido.

Cuando Kant introduce a la libertad comotema, vinculada a la idea cosmológica, tampo-co, podría decirse, se habla propiamente de lalibertad humana. Sin embargo, lo que se afirmaapunta en esa dirección. Detengámonos un pocoen este punto.

La libertad aparece como tesis de contrapo-sición a la exigencia de unidad de la serie causal.La dificultad radica en que la razón rechaza una

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sucesión infinita, sin comienzo en el tiempo, bajola exigencia de tener que remontarse infinita-mente de una condición a otra, enredada en unaserie incompleta. La única opción la constituyeel rompimiento de la sucesión, introduciendo unaprimera causa que fuese incausada, es decir unacausa a partir de sí, o una causa espontánea, enfin, una causa libre. Esta opción tiene la dificul-tad de destruir la coherencia de la serie, al pre-sentar una causa que escapa de aquella, dejandosin efecto una clave del entendimiento como loes la noción misma de causa. Los argumentos afavor del determinismo de la serie que exigen sucoherencia, por una parte, o de aceptar la causaespontánea, que le dan conjunto, por otra, sonsuficientemente sólidos para inclinar a la razónen una u otra dirección (A-448). La razón se vevacilante entre tesis y antítesis.

La libertad a la que se refiere Kant enlos términos anteriores, tiene un carácter muyamplio, es de tipo cosmológico. La "serie causal"de la que se habla, da cuenta del conjunto de lanaturaleza. A su vez la espontaneidad de la causaincausada es una espontaneidad que da razón delinicio de toda la serie. A semejante causa la llamaluego Kant, la libertad trascendental, y es a ella ala que denomina Idea.

Ahora bien, mientras nuestro autor exponeestos planteamientos, introduce factores queapuntan claramente hacia aspectos humanos.En la tesis señala que puede pensarse no soloen una causa espontánea inicial de toda la serie,sino también en causas espontáneas de partesde la serie de fenómenos (A-450) con lo cual seorienta en la dirección de la libertad individualde los sujetos. También se refiere sin ambi-güedad a la necesidad de pensar en la imputa-ción de los actos (A-448). En la antítesis, porotra parte, rechaza estos mismos argumentos,también dirigiéndose hacia aspectos humanos.Desde ella se rechaza la posibilidad de iniciarseries causales, lo cual genera desconcierto,pues supondría un desorden al no darse interde-pendencia de los fenómenos, con el consiguien-te problema de no tener criterio para distinguirentre sueño y vigilia (A-451), y, podríamosañadir, entre cordura y locura.

Kant no está dispuesto a aceptar sin más latesis de la libertad. Tampoco se inclina en hacerlo

sobre las Ideas del sujeto y de Dios. Sería adoptaruna posición dogmática. Ciertamente, explicaque la inclusión de argumentos a favor de lastesis sobre las Ideas en el marco de la razón espe-culativa, proviene de intereses que mueven a larazón a admitir sin reservas la tesis de la libertad.Encuentra además intereses de tipo especulativoy hasta de "aceptación popular" (A-467). Pero,por otra parte, no deja de enumerar las ventajasde la antítesis, que representa la posición delempirismo. Particularmente menciona la modera-ción y la modestia que impone un conocimientoorientado por la experiencia.

2. Las Ideas en el idealismotrascendental. Su función reguladora

Desde su propia posición, a la que llama elidealismo trascendental, Kant procura encontraruna explicación de la presencia de las Ideas dela razón. Por ello se interroga sobre lo que haceposible los objetos correspondientes a ellas, esdecir procura establecer el estatuto de los objetoscomprendidos en las Ideas.

Tales objetos no son externos, no correspon-den a intuición alguna. Sujeto, mundo y Dios,y en este sentido podemos añadir, la libertad,no tienen un referente empírico; no son de talforma que se pueda ni mostrar, ni demostrar suexistencia. Pero ello no implica rechazados sinmás. Kant busca una explicación en la opciónde ver si hubiese correspondencia con objetostrascendentales, es decir a-priori, puestos, bienpor el entendimiento para conocer, en función dela formación de conceptos, o bien, por la razón,para ordenados.

Con la finalidad de establecer tal corres-pondencia conviene recordar brevemente posi-bilidades y límites del conocimiento de que sehabla en el texto. Veámoslo a propósito de la ideacosmológica.

El entendimiento puede dar cuenta de unasíntesis que se expresa en la relación dinámicaentre condicionante y condicionado; asimismopuede seguir en esa relación a otras condiciones.Pero de ello no se sigue que dé cuenta también deuna serie abarcadora de todo el conjunto de losobjetos que existen en tiempo y espacio, inclusoanteriores a la experiencia, ni bajo perspectiva

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histórica, ni de la naturaleza como conjunto.La totalidad de la serie implica una represen-tación de la completud absoluta, a la cual nocorresponde realmente ni experiencia sensible,ni ordenamiento posible del entendimiento. Unadisposición tal es una tarea que se ha propuestola razón. Pero es una tarea que implica un obje-to ajeno al orden causal. Puede comprenderse,ciertamente, como una labor trascendental, porcuanto la razón debe procurar ordenar objetosdel conocimiento. Pero no sería una labor quepudiese ser realizada mediante los instrumentosque da el mismo entendimiento. El encadena-miento causal es una posibilidad del entendi-miento, pero una síntesis de la totalidad excedea esta facultad. La serie regresiva, de condicio-nado a condicionan te, no valida la totalidad. Noreconocer esto implica admitir un salto ilícitodesde el encadenamiento de representacionessobre el que trabaja el entendimiento, y a las quecorresponden intuiciones, a otra dimensión queimplica una representación de una completudabsoluta. La Idea de serie causal completa igualque las de cosmos, O de mundo, no son indica-dores de un objeto exterior. No corresponden aalgo trascendente.

A partir de lo anterior Kant muestra queen la antinomia de los temas cosmológicos, sibien la tesis y la antítesis está cada una bienargumentada, en realidad, hay una lucha pornada. El motivo de semejante lucha, es una"ilusión trascendental" que está en la base dela propuesta de la razón acerca de algo queno es empírico: la serie causal completa, elconjunto de la naturaleza, el mundo. A estasnociones no corresponde una experiencia posi-ble. Entonces la antinomia queda resuelta aldefinir que el conflicto se basa en considerarla idea de totalidad como si fuera algo real oexterno, sin serlo,

Esta conclusión no conlleva necesariamentedeshacerse de la idea de naturaleza, así comotampoco de la de mundo. Decíamos que elidealismo trascendental ni asume las Ideas,particularmente como punto de partida, ni lasdesecha como un seudoproblema (A-482). De lacosmológica Kant encuentra tal explicación enel planteamiento de que semejante Idea reflejaun motivo que insta al sujeto para que emprenda

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y prosiga el regreso de condición en condicióncomo si hubiese una serie causal. Entonces lasnociones de totalidad y naturaleza, se refierena un principio de la razón según el cual seimpone pensar en una sistematización de todoslos fenómenos. En tal ordenamiento se incluyetambién la exigencia de pensar la serie causal ensecuencia temporal regresiva. La Idea no inclu-ye necesariamente un incondicionado absoluto,solo indica seguir el regreso empírico. Ello hacea la Idea de serie causal un principio reguladorde la razón.

Ante este panorama podemos preguntamospor el lugar que ocupa la libertad entre las Ideastrascendentales. Se podría pensar que el trasfon-do de la libertad trascendental fuese semejanteal de la idea cosmológica a la que se ve unida, esdecir, un uso regulador.

Ya anteriormente mencionamos que la ideacosmológica tiene este uso e indicamos en quéconsiste. Detengámonos ahora en las funcionesreguladoras que tienen las Ideas, para concluirluego si la libertad forma parte de ellas:

El peligro del entendimiento sin una regu-lación de la razón está en la generación deun conglomerado de conocimientos fortuito,incoherente y contradictorio. En este sentido,y siguiendo un apotegma de la analítica segúnla cual las intuiciones sin conceptos son ciegas,se puede decir que los conceptos sin principiosque los ordenen serían aleatorios, confusos eincompatibles. Conceptos sueltos no conformanciencia, y en esas condiciones hacen imposiblesaber si hay una ampliación real del conoci-miento. La exigencia de estos principios cons-tituye el uso regulador de la razón con el cualse consigue unidad, sistematización y certezaen la ampliación del conocimiento. El problemaque se da con estos principios radica en la ten-dencia a darles valor de objetos externos a lasfunciones señaladas. Pero las Ideas son proyec-ciones de supuestos que rigen el entendimiento,sus procedimientos y métodos. No anticipan elobjeto con anterioridad a todo regreso, que eslo que se presenta en la Idea de totalidad. Encambio, indica positivamente lo que hemos dehacer en el regreso empírico: ir de lo condicio-nado a lo incondicionado, como si este fueraposible (A-509).

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3. ¿Función reguladora de la libertad?

¿Cómo se aplica el replanteamiento del pro-blema cosmológico a la libertad? ¿Cuál es el obje-to de esta? ¿Cuál su función reguladora?

Kant habla de dos tipos de causalidad: lanatural, y la libertad. La primera corresponde ala serie, es decir, "relaciona un estado con otroanterior, al cual sigue conforme a una regla" (A-532). La causalidad por libertad es la capacidadde iniciar por sí misma un estado. Esto la haceajena a la ley natural. Podríamos decir entoncesque el objeto de la libertad es la espontaneidad.Ello significa incondicionalidad e independencia,es decir, básicamente negación: no ser condicio-nado, no ser dependiente. Bajo esta perspectivaKant habla de la libertad trascendental.

Para hablar positivamente de la libertad Kantse refiere a lo que llama el concepto práctico delibertad, es decir, la libertad humana. Si bienplantea que la libertad trascendental pudiese ser-vir de fundamento de este concepto práctico, tam-bién señala que hay dificultades para comprenderla primera. En cambio del concepto habla conprofusión ya en la Crítica. Lo llama un conceptopuro trascendental, por cuanto no contiene nadaempírico. Es un hecho de la razón. Ello no dejade llamar la atención, pues de cierta manera eltema es más bien ajeno a la cuestión de la ciencia.Queda la idea de que la importancia de la libertadbajo la explicación de la espontaneidad se dirigea la capacidad de determinarse espontáneamentedel ser humano. Por ello su diligencia para salvarla primera, aduciendo que ella no se entiende bajola perspectiva de una causa temporal, por consi-guiente, parte de la serie, sino que se trata de unacausalidad inteligible, no sometida en tanto tal porla causalidad fenoménica. En este sentido nuestroautor muestra la posibilidad del ser humano comointerpretable bajo la doble perspectiva de fenóme-no y de noúmeno, de miembro de la serie causal,pero al mismo tiempo causa libre desde la pers-pectiva inteligible, aunque con efectos en la serie,tal como el principio de toda la serie.

Por otra parte, está claro que la funciónreguladora de la Idea cosmológica de una seriecausal nos permite pensar que se pueden per-seguir condiciones de los fenómenos naturales,con la certeza de que se encontrarán; además nos

presenta esta serie como si fuese infinita, lo queconlleva a pensar que su investigación es indefi-nida. Esto da, por una parte, la mayor coherenciay el máximo de extensión a los conceptos delentendimiento.

Respecto de la libertad, aunque en un primermomento no se habla directamente de ella alhablar de las ideas reguladoras, se puede pen-sar que hay una referencia a ella, y, un uso tal,al indicar que no obstante lo referido a la seriecausal infinita, "ello no permite negar que, fuerade los fenómenos existan fundamentos primerosinteligibles de los fenómenos" (A-672). Estaspalabras no asignan directamente un uso regula-dor a la libertad. Si bien podría pensarse que ella"representa la Idea que la razón se forja cuandoquiere conocer integralmente el origen causaldel fenómeno" (Rodríguez, 1981, 57). Pero estaexigencia de un "conocimiento íntegro" no seríapropia de una ciencia regida por los instrumentosdel entendimiento. Sería más propio de la meta-física que la misma Crítica cuestiona. Frente auna exigencia semejante tiene para la ciencia másfuerza la garantía que da la serie causal.

De las Ideas con derecho propio para sertratadas como tales, la del sujeto como sustanciasimple, la de la serie causal y la de Dios, susfunciones reguladoras se pueden ver sintetizadasen la última, es decir en la hipótesis de una razónque, en cuanto fundamento de todo exprese lascondiciones necesarias para que la naturalezasea cognoscible, a saber, unidad, coherencia ysistematicidad.

De la Idea trascendental de la libertad queimplica la espontaneidad, podemos decir querefuerza la de un fundamento inteligible de laserie. Pero refuerza también la ambigüedad deque tal fundamento es un principio trascendente.

En un segundo texto en que se plantea la hipó-tesis cosmológica (A-685), luego de referirse a lahipótesis de la serie infinita, se habla, ya no de lalibertad trascendental, sino de la libertad práctica,es decir aquella en la que la razón actúa comocausa determinante. Ello permite pensar como si(en virtud de una causa inteligible) la serie de losestados se iniciara en términos absolutos. Aquí elorden es claro, lo más importante es lo que toca alos principios prácticos. De allí se pasa a la hipóte-sis del comienzo absoluto de la serie de estados.

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4. En el dominio práctico ...la libertad es libre

Podemos responder a la inquietud que daorigen a esta indagación, diciendo que, aunque lafunción reguladora es la explicación del idealis-mo trascendental a la presencia de las Ideas tras-cendentales en la Crítica de la razán pura, no loes suficientemente tratándose de la libertad. Lasotras Ideas proyectan la suposición necesaria dela razón de que los fenómenos tienen coherenciay sistematicidad, lo cual ofrece garantía de cono-cimiento posible, es decir, de verdad. A propósitode la libertad, lo que importa al procurar unasolución a la antinomia en que se introduce estetema, como lo indica el mismo autor (A-557), esconciliar los dos tipos de causalidad, naturaleza ylibertad; mostrar que pueden coexistir.

Al plantear la razón la Idea trascendentalde libertad, como un inicio de la serie causal,desemboca en una antinomia con leyes del usoempírico del entendimiento. El planteamiento deque esa antinomia se soluciona con la propuestade que tal inicio es posible, tiene consecuenciasdirectas en la libertad práctica, pues permitepensar los seres humanos como seres racionales,y, que por ello, pueden ser causas inteligibles conefectos en el mundo sensible. Entonces la libertadno es "ante todo una noción cosmológica" sinomás bien antropológica. Su peso al dar cuentade la libertad humana era fundamental para serincluida en un escrito dedicado a comprender elfuncionamiento de la ciencia. Debía salvarse lacoexistencia de los dos tipos de causalidad.

En nuestro parecer la libertad no es claraexpresión de una condición para el conocimien-to científico, como lo serían la sistematicidad ycoherencia, que se expresan en las otras Ideas.Ella no sería un factor que permitiera claridadpara saber si el conocimiento se amplía. Másbien, en este sentido, nos parece más aceptable laafirmación que se hizo en los parágrafos que serefieren a la antítesis de la libertad, donde se afir-ma, que, pensar en causas espontáneas, genera elproblema de que puedan darse múltiples series,hecho que harían muy difícil la ciencia, por impo-sibilitar la coherencia y sistematicidad que ellasupone. En el orden natural, la causalidad es elprincipio fundamental del conocimiento. Como

lo dirá luego, en este orden, como en el uso teóri-co de la razón, la libertad es trascendente (Kant,1994, 26). En cambio en el uso práctico la nociónde causas espontáneas permite pensar en aspec-tos humanos, especialmente la imputabilidad delos actos, así como en la posibilidad de un iniciointeligible con efectos sensibles, lo cual implica laresponsabilidad de las consecuencias de los actos.Estos elementos estaban presentes desde que seabordó la libertad en forma temática.

Ahora bien, hay otro enfoque sobre la cien-cia que sobrepasa a la razón especulativa aun-que también implica síntesis de la razón: nosreferimos al uso correcto de la ciencia por losseres racionales. Pero tal enfoque no cuenta conelementos de comprensión en el uso especulativode la razón. Éstos corresponden a la filosofíapráctica. Esto nos hace pensar que en este enfo-que la libertad pudiese tener efectivamente un usoregulador. No podemos en este corto espacio pre-sentar el conjunto de elementos que permitiríandescribir el escenario de la entrada triunfal de lalibertad desde la primera Crítica. Pues, aunqueéste escrito atiende lo referente a lo que podemosconocer, en su segunda parte la libertad entra confuerza protagónica, ya no como lo hizo primero,"colgada" de la idea cosmológica.

A la libertad práctica Kant la llama conceptopuro trascendental, por no contener nada empíri-co. Tal libertad se expresa de manera fundamen-tal en las leyes prácticas o leyes morales a lascuales caracteriza como puras, es decir, con finesenteramente dados por la razón. Estos fines son,a su vez, las únicas representaciones a-priori quese constituyen en móviles de la voluntad, objeti-vos por ser formales y universales. Ello los haceno condicionados, es decir, no dependientes deindividuos, ni de la historia. Más bien, tales fineshacen comprensible la historia, el derecho, la vir-tud, y, se puede determinar el correcto uso de lasfacultades cognoscitivas. Si en algún momento sepensó que el mismo uso teórico pudiera señalarfactores para indicar tal uso correcto a partir delas Ideas, pues ese camino fue infructuoso.

Ahora bien, en el uso práctico no hay Ideas;ahora se llaman objetos. Pues bien, toda la filo-sofía pura -afirma Kant- se constituye en unpreparativo para tales objetos. Pero ellos a su vezno tienen un significado en sí mismos, sino que

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lo cobran en el sentido de la moralidad, pues sufinalidad radica en saber lo "que hay que hacer,si la voluntad es libre, si existe Dios, y si hay unmundo futuro" (A-80l).

Esta última expresión daría pie para pensarque la libertad, como los otros objetos, tendríaun uso regulador de otro tipo. Kant nos sale aquíal paso, al señalar que un uso regulador solo seda con referencia a condiciones empíricas, puesellas exigen como condiciones de comprensiónla coherencia y sistematicidad de la causalidad.En este sentido la felicidad, sí tiene un uso regu-lador, pues funciona dando unidad a todos losfines que proponen nuestras inclinaciones. Perola razón no se restringe únicamente a plantearuna función coordinadora en la consecución de lafelicidad. Ella nos da unos fines a-priori, que semanifiestan en las leyes morales. Por ello la tareade la razón es más completa: "hacemos dignosde ser felices".

En consecuencia, ni en el uso especulativo,ni en el práctico, la libertad se justifica comoexpresión de idea reguladora, según Kant. Ellose muestra afín con el conjunto del pensamientokantiano, en el tanto que la libertad es, como élla llama, la clave de bóveda de su sistema. Lalibertad se presenta a sí misma. No necesita jus-tificación ninguna, parecida a un uso regulador.La libertad, se puede decir, es libre. "Ni siquierapodemos concebir cómo es posible que Dioscree seres libres ... ", afirmará luego nuestro autor(Kant, 1994, 102).

Notas

1. Para las referencias a esta obra se cita la numera-ción de la primera edición (A), o si es necesario,de la segunda (B).

2. En el texto, se le llamará así muy pocas veces,probablemente no pase de 2, en A-534 y A-558.Sin embargo, cuando se habla de la libertad tras-cendental, se debe entender como una Idea (conmayúscula), aunque con un significado no comúna las demás Ideas.

Bibliografía

Textos citados de Kant:Kant, 1. (1999a) Sobre el tópico: Esto puede ser

correcto en teoría, pero no vale para la práctica.En En defensa de la Ilustración. Barcelona: AlbaEditorial.

___ o (1999b) Idea de una historia universal en clavecosmopolita. En En defensa de la Ilustración.Barcelona: Alba Editorial.

___ o (1994) La metafísica de las costumbres (Tr.Adela Cortina y Jesús Conill). Madrid: Tecnos.

___ o (1984) Crítica de la razón pura (Tr. PedroRibas). Madrid: Alfaguara.

Otro textos citados:Gadamer, H. G. (2002) Sobre la incompetencia políti-

ca de la filosofía. En Acotaciones hermenéuticas.Madrid: Trotta.

Rodríguez, R. (1981) La libertad práctica. Un problemade la Crítica de la razón pura. Aporía III (12).

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