la maquina como metafora de la modernizacion en la vanguardia latinaomericana

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La maquina como metafora de modernizacion en la vanguardia latinoamericana Author(s): Raúl Bueno Source: Revista de Crítica Literaria Latinoamericana, Año 24, No. 48 (1998), pp. 25-37 Published by: Centro de Estudios Literarios "Antonio Cornejo Polar"- CELACP Stable URL: http://www.jstor.org/stable/4530992 . Accessed: 24/03/2011 09:04 Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of JSTOR's Terms and Conditions of Use, available at . http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp. JSTOR's Terms and Conditions of Use provides, in part, that unless you have obtained prior permission, you may not download an entire issue of a journal or multiple copies of articles, and you may use content in the JSTOR archive only for your personal, non-commercial use. Please contact the publisher regarding any further use of this work. Publisher contact information may be obtained at . http://www.jstor.org/action/showPublisher?publisherCode=celacp. . Each copy of any part of a JSTOR transmission must contain the same copyright notice that appears on the screen or printed page of such transmission. JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. Centro de Estudios Literarios "Antonio Cornejo Polar"- CELACP is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Revista de Crítica Literaria Latinoamericana. http://www.jstor.org

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La maquina como metafora de modernizacion en la vanguardia latinoamericanaAuthor(s): Raúl BuenoSource: Revista de Crítica Literaria Latinoamericana, Año 24, No. 48 (1998), pp. 25-37Published by: Centro de Estudios Literarios "Antonio Cornejo Polar"- CELACPStable URL: http://www.jstor.org/stable/4530992 .Accessed: 24/03/2011 09:04

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REVISTA DE CRITICA LITERARIA LATINOAMERICANA Afio XXIV, Ng 48. Lima-Berkeley, 2do. semestre de 1998; pp. 25-37.

LA MAQUINA COMO METAFORA DE MODERNIZACION

EN LA VANGUARDIA LATINOAMERICANA

Raul Bueno Dartmouth College

Universidad Nacional Mayor de San Marcos

1. Esplendor y miseria de la maquina

Sostengo aca' que a falta de una modernidad a nivel de lo real, America Latina a veces se ha prodigado a sf misma una moderni- dad a nivel de lo simb6lico.1 Tambien que los diversos procesos de modernizacion que vivio el airea (de la vida civil a comienzos de las republicas, de la vida material durante la segunda mitad del dieci- nueve, de la vida social y del aparato productivo despues de la Pri- mera Guerra Mundial y la Revolucion Mexicana, etc.) fueron a ve- ces apoyados por intensos procesos de modernizacion literaria y ar- tistica, que en sus momentos de mayor vehemencia (el modernismo literario, o las vanguardias, o, en cierto sentido, el "boom" novelis- tico de los sesentas) hasta figuraron modernidades ficcionales, a manera de paradigmas simbolicos hacia donde deberian tender los esfuerzos de modernizacion.

Mas en concreto sostengo aca' que un sector muy significativo e importante de la vanguardia literaria latinoamericana figuro una modernidad simbolica que solucionaba varias carencias o insatis- facciones de la realidad de su tiempo, comenzando por las que te- nfan que ver con la ausencia de elementos materiales (en trans- porte, comunicaciones, aparato productivo, infraestructura) y cul- minando con las que tocaban la naturaleza misma del discurso que las figuraba: su lenguaje, su retorica, sus sistemas de enunciacion. Nuestros vanguardistas, entonces, manipulaban los signos conspi- cuos de la modernidad material y, al hacerlo, familiarizaban poeti- camente la tecnologfa de punta de su tiempo,2 frecuentaban las grandes ciudades, internacionalizaban la mirada y haclan del cine una suerte de vision del mundo. Era como si la deficiencia constata- da a nivel de realidad material pudiera ser suplida a nivel de reali-

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dad simbolica, con los textos que decian, usaban, comparaban, pro- movian, expatriaban, transplantaban, domesticaban y aun busca- ban exportar3 modernidad. Todo ello mientras ensayaban un len- guaje poetico revolucionario, en que la metaifora era impulsada ha- cia asociaciones inauditas, como querfa Paul Reverdy,4 y la expre- sion era reducida a sus elementos significativos mlnimos, como queria Borges en su manifiesto "Ultraismo" (1921).5 Creo que las pruebas ma's palpables de una modernidad simbolica aposentada en la poesia vanguardista hispanoamericana son los libros Pris- mas (1924) de Eduardo Gonzalez Lanuza y 5 metros de poemas (1927) de Carlos Oquendo de Amat. El primero por poner el enfasis en el frenesf de la produccion industrial; y el segundo, en el ritmo mecanizado y alegre de la ciudad cosmopolita.6

Sostengo aca', por ultimo, que toda esa modernidad simb6lica y maquinaria fue desde el principio puesta en tela de juicio y luego desmantelada por otras simbolizaciones. Se trata de discursos que convivian con ella en el mismo sistema vanguardista, o que habien- do nacido bajo los mismos signos de renovacion expresiva y simbo- lica optaron por otros caminos de representacion, a veces contrarios al anhelo vibrante de futuro que habia postulado la vanguardia efervescente. Estoy pensando sobre todo en Trilce (1922), Fervor de Buenos Aires (1923), Residencia en la tierra (1935) y Espaha, aparta de ml este caliz (1936) como los textos que mejor encarnan el des- mantelamiento de la que acai Ilamo metafora maquinaria de la van- guardia latinoamericana. En ellos de algutn modo queda rota la ilu- sion de una modernidad intencional y discursiva, demostrada su falacia, puesta a la vista la insubstancialidad de una existencia apenas sostenida por "fatigadas maquinas que auillan y Iloran", como habfa sentenciado perspicazcamente Neruda.7

2. Del deseo a la realizacion simbolica

Durante los anios que siguieron a la Primera Guerra Mundial, America Latina vivio un agudo proceso de modernizacion que iba en consonancia con los nuevos condicionamientos del orden mun- dial y el afan de renovacion generalizada que siguio a la Revolucion Mexicana.8 Ese proceso se queria acelerado, pues se tenia que recu- perar de alguin modo la ventaja que le llevaban a America Latina los sectores ma's desarrollados del globo. Se trataba entonces de entrar con ma's fuerza en el mercado internacional, desarrollar la industria, mecanizar el campo, modernizar los aparatos de produc- cion, acelerar el flujo de capitales, y, por aniadidura, reglamentar y racionalizar la sociedad civil.9 En ese contexto entra a tallar la van- guardia literaria de America Latina, tanto para impulsar discursi- vamente ese proceso acelerado de modernizacion, como para reali- zarlo a nivel simbolico.

Asi, a diferencia de la vanguardia europea, que ya comenzaba a descreer de su modernidad material y hasta tomaba estrategicas

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distancias con respecto a ella, la vanguardia literaria latinoame- ricana no estuvo para cuestionar el intento de modernizacion ace- lerada, sino mas bien para apoyarlo.l1 En efecto, los vanguardistas europeos tenian una relacion de suficiencia -digamoslo asf- con su modernidad, que muchas veces era una suerte de hartazgo y, por lo tanto, de ausencia de deseo hacia ella. Entonces hacfan befa de la civilidad alcanzada por sus sociedades (el liamado de Marinetti al autoritarismo y al uso de la fuerza), ponian en crisis el ejercicio de la razon para instaurar la egida del inconsciente y el suenlo (el surrealismo), hacian burla de las agencias del capitalismo y las costumbres de la burguesia (la ironia de Paul Morand) y descontex- tualizaban la maiquina para promoverla insolentemente como una estetica y aun como una etica (el futurismo).

En America Latina, en cambio, la consciencia perspicaz del es- critor constataba una aguda y generalizada relacion de carencia con la modernidad. Sobre todo en aspectos de tecnologia (relativos al transporte y la producci6n de bienes materiales) y del ordenamiento social (la falta de una civilidad desarrollista y democraitica). Se aca- baba de pasar por toda una guerra de reivindicaciones sociales y de renovacion estructural, la Revolucion Mexicana, y, mas que nunca antes, se hacia claro hacia donde debian tender los esfuerzos de modernizaci6n en estas tierras. Entonces los poetas j6venes -la mayoria de ellos- comenzaron a expresar directa o indirectamente, pero con vehemencia, su deseo de modernidad. Es asi como se pro- duce una verdadera explosion de enunciados tecnologicos y maqui- narios -nombres de grupos y revistas, titulos de libros y poemas, contenidos de algunos manifiestos y miles de versos- que buscan no s'lo enraizar las maquinas en estas tierras, sino conseguirlas ya mismo, disponerlas, domesticarlas y hacerlas parte del ambiente familiar, al menos en la realidad simbolica establecida por los signos de la vanguardia.1l Sin proponerselo deliberadamente esos jovenes poetas eligen la maiquina como metaifora de una moderni- zacion rapida, eficiente y, desde su mirador, tangible; no meramen- te como un objeto de culto. Vease la diferencia: lo que en Europa es promovido a una funci6n etica o estetica, en Latinoamerica es signo de modernizacion, y aun expresion de modernidad. Lo que en Euro- pa se descontextualiza para producir funciones alternativas (re- cuerdense los "ready-mades" de Duchamp), en Latinoamerica se contextualiza con ganas de generar el efecto primario de la maqui- na: producir, transportar, cambiar; en suma: modernizar la vida material de las naciones. Al respecto, Nelson Osorio ha hecho ver como tres poetas hispanoamericanos insuflados de un "espiritu de renovacion", Vicente Huidobro, Ruben Dario y Armando Vasseur, que habian demostrado algun interes en la propuesta de renovacion del futurismo, reaccionaron criticamente ante los arrebatos pre- fascistas de Marinetti, pues "los latinoamericanos no se podian identificar con los desbordes irracionalistas ni con la intemperan-

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cia anarquica y destructiva del poeta italiano".12 Se identificaban ma's bien, insisto, con una voluntad constructiva, desarrollista y modernizadora, que tendia puentes de simbolizacion desiderativa entre el discurso poetico y la realidad deficitaria a superarse. Esa era su apuesta de futuro y no la so6rdida amenaza premonitoria "del loco de Milan", como le llamo alguno.

La negacion del pasado hecha por nuestra vanguardia ha sido varias veces entendida como simple actitud mimetica de lo que ocu- rria en Europa. Yo creo ma's bien que habi'a en ese gesto algo mu- cho mayor y mas importante que la mera imitacion, aunque de imi- tacion se trate en el fondo. Habia, en principio, una recontextua- lizacion que venia de si. Y aclaro con la alegoria borgesina de "Pierre Menard, autor del Quijote": los mismos enunciados, las mismas formas expresivas cambian de sentido -a veces radical- mente- cuando son sacadas de su tiempo y contexto de realidad y son puestas a funcionar en otra situacion enunciativa. Mas clara- mente: existia entre los latinoamericanos que renegaban de su pa- sado la clara intencion de englobar en ese rechazo no solo una tra- dicion literaria y academica, sino tambien los componentes mate- rial y social de la realidad que les parecia deficitaria. No es casual que casi todos los manifiestos de vanguardia en America Latina le pusieran especial vehemencia a la ruptura con el pasado y aun con la ideologia que buscaba sostener la continuidad y la tradicion: el "pasatismo". No es casual que junto a esa negacion se diera casi siempre una afirmacion de futuro, hacia el que apuntaran "con fe, con esperanza y sin caridad",13 como dijera el anonimo editorialis- ta de uvalvula (1928). Claro, le ponian insistencia a la tradicion inte- lectual y artistica, pero si entendemos que el apartado intelectual de las sociedades expresa la realidad material de su tiempo, lo que no pasaba por desapercibido para sujetos que habfan identificado bien la ideologia del culto al pasado, debemos entender que la ruptura que promovian los vanguardistas incluf a todo el paquete. Se busca- ba pues el cambio desde el fondo, la base material incluida y, es por eso que el poeta se promovia a si mismo como un promotor viable y hasta como un agente positivo y vehemente de ese cambio. Lo pode- mos ver en un poema de Panoplia lrica (1917) de Alberto Hidalgo: "yo soy un visionario de veinte anios de edad,/ ... un empresario vi- dente del Futuro";14 y mejor aun en el "Manifiesto euforista" de To- mas Batista y Vicente Pales Matos: "jHagamos una nueva historia, una nueva tradicion, un nuevo Pasado! iY los que detras vengan que destruyan como nosotros, que renueven!".15

Hay ademas algo que no se debe pasar por desapercibido y es, en un primer nivel, la euforia del poeta que se sirve de los simbolos maquinarios y, en un segundo nivel, el juibilo de quienes, al interior de las representaciones simbolicas, se valen de los artefactos repre- sentados. En el primer nivel tenemos que incluso un poeta a veces critico del maquinismo automatizante, como es Gonzalez Lanuza,

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no puede ocultar una epifanica exaltacion maquinaria, y en el poe- ma "Taller" de Prismas tiene versos que incluyen palabras como "palpitar", "gloria viril" y "aleluyas", que inequivocamente estable- cen un temple positivo y euf6rico. En el segundo nivel tenemos lo que bien puedo llamar una euforia de la competencia performativa, que viene del saber y el poder usar los elementos conspicuos de la modernidad. De ambos niveles -de la realidad representada y del acto linguistico que la funda- fluye una calidad inflamada de orgu- llo y optimismo: es la condicion misma, no exenta de triunfalismo, de sentirse hombre contemporaneo, cumplidamente moderno. Creo que un luminoso ejemplo del juibilo constructivo lo tenemos en "Cancion desde un aeroplano" del libro Poemas interdictos (1927) de Manuel Maples Arce, porque el poeta ahf es consciente de la cali- dad metaf6rica que tienen los simbolos maquinarios que va utili- zando: "Cancion/ florecida/ de las rosas aereas,/ propulsion entu- siastal de las helices nuevas,/ metafora inefable despejada de alas".16 Y creo que ejemplos esclarecidos de la euforia propagada a nivel de las representaciones, son el imano "Al motor maravilloso" y el "Polirritmico dinaimico de la motocicleta" de Juan Parra del Riego. 17

3. Cruzarldesplazar la lInea de la modernidad

Reflexionando a partir de la experiencia poetica de Oliverio Girondo, Francine Masiello sugiere que el poeta cruza una lfnea e "invade el territorio ajeno que pertenece a la provincia del 'otro'".18 Se refiere al uso de elementos maquinarios de comunicacion y transporte (camaras fotograficas, cine, automoviles, vapores, trenes y aviones) que ponen al yo poetico en situacion de viajero cosmopo- lita y entendido. Estoy de acuerdo con el efecto de cosmopolitismo que trae ese uso, pero creo que la actitud del poeta podria ser pre- cisada si se tiene en cuenta la necesidad y la funcion de la "inva- sion" que se menciona. Asi veo que la intencion poetica ha sido, mas bien, la de borrar con el uso de esos medios la linea de separacion entre la modernidad y la no modernidad, entre lo desarrollado y lo no desarrollado, de modo que el yo poetico pueda salir simbolica- mente del espacio del deseo y situarse, al menos discursivamente, en el espacio de la satisfaccion. Y esto vale tambien para otros poe- tas que, como Girondo, han practicado ampliamente el uso de la maquinaria comunicativa y de transporte. Me refiero a autores co- mo Maples Arce (Urbe, 1924) y Oquendo de Amat. En ellos se tiende un lazo de familiaridad hacia los medios que trae el desarrollo y que se lucen en las grandes ciudades por ellos mencionadas: Paris, Nueva York, Amberes, Chicago, Baltimore. No hay en ellos -y esto necesita ser remarcado- una version propiamente maravillada de la maquina, sino un uso desenfadado, casi domestico, ciertamente deportivo y como al desgaire. Es como si el poeta eliminara su pre- modernidad experiencial al cancelar el asombro, y como si afirma-

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ra con ese gesto su aposentamiento cabal, aunque simbolico, en la modernidad. 0 dicho de otro modo, es como si "el otro, el desarro- Ilado", se volviera por obra y gracia de la voluntad poetica un "noso- tros, los desarrollados".

Masiello se refiere tambien a como la mirada del poeta van- guardista esta' mediatizada por las caimaras fotografica y cinemato- grafica y por las ventanas del automovil, el tren o el paquebote, que ponen el paisaje a distancia y lo hacen fragmentario y cambiante.19 Creo que esta observacion tambien puede ser extendida hasta ha- cerla rendir una informacion pertinente a este ensayo: la media- cion de la mirada por los lentes y el desplazamiento constante del punto de mirada constituyen la vision caracteristica de la moderni- dad de la hora. Hace al vidente un sujeto ma's moderno au'n que Ga- lileo, que miraba sin poder registrar al instante el objeto de su mi- rada; lo hace un heredero aprovechado de los avances de Daguerre y de Lumiere. Ya desde antes, desde el Renacimiento para ser mas exactos, se habfa instalado en Occidente la visi6n monocular, en perspectiva y estattica, que le pone atenci6n a los estados, y no pro- piamente a los procesos. Es decir, se habia instalado la vision que inventa el paisaje como categorna cultural. A esa congelada vision del panorama, que ya era moderna, corresponde bien nuestra poe- sia modernista. La superacion del paisaje estatico, y su sustitucion por una vision cinetica de la realidad -mecanica, cambiante y frag- mentaria, tan fragmentaria como el propio verso que la instala-, es justamente la tarea de la poesia vanguardista. Me acuerdo ahora mismo del poema "New York" de Oquendo de Amat, y de la vision cinematica que propone con sus versos: "Para observarla/ HE SA LI DO/ RE PE TI DO/ POR 25 VENTA-/ NAS". Si, estoy de acuerdo con que la caimara y la ventana tienden una linea de separacion entre lo contemplado y el sujeto que contempla, pero esa linea es menos im- portante y hasta soluble entre los latinoamericanos, para quienes la linea que de veras cuenta es la existente entre el sujeto de la con- templaci6n y lo no contemplado: lo que no se quiere o no se puede ver y que es una realidad deficitaria y premoderna. Es la misma que habia sido reformulada esteticamente por Herrera y Reissig y el primer Vallejo, para amabilizarla un tanto y hacerla parte de un paisaje buc6lico y contemplable.

En la tercera parte de Prismas (1924) de Eduardo Gonzailez La- nuza, en que al decir de Masiello "la maquina se convierte en el he- roe ",20 el efecto combinado de las esteticas cubista y expresionista hace que el yo poetico se desvanezca hasta existir solo en la mirada neutra de lo contemplado. Se diria que esta "crisis del yo"'21 des- carta al sujeto hispanoamericano de la experiencia maquinaria y lo hace un sujeto ajeno a la modernidad -despues de todo no hay un "yo" que se afirme en el control de toda la mecanica contemplada, o que tienda un lazo de subjetividad afectiva hacia ella. Pero no es asi, sino al contrario. La ausencia de un yo confesional y dramaitico des-

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individualiza la acci6n y la hace participativa y generica. El que contempla, entonces, es en ulitima instancia el lector, que esta en posesi6n de la caLmara y es dueiio de la ventana vertiginosa. ZHay acaso una mejor manera de conducir al lector hacia una moder- nidad de uso y de ponerlo en el lugar del "nosotros, los modernos"? ZQue otro argumento discursivo habrfa para protegerlo del "ellos, los no desarrollados"? Otra vez tengo que decir que la linea que se- para lo contemplado de aquel que contempla se hace tenue en el es- pacio del nosotros, pero engruesa para establecer temporales dis- tancias salvadoras entre un yo satisfecho de su modernidad -mate- rial o simbolica- y un ellos empantanado en la insatisfactoria pre- modernidad: el Africa de Girondo, tal vez tambien el paisaje lacus- tre de los Orkopatas, y definitivamente el "Sur" de Jorge Luis Bor- ges.

En suma, no es que el poeta cruce la lfnea de separacion e inva- da el territorio ajeno; es mas bien que el poeta ya se siente en ese territorio y lo vive como propio. La lfnea lo ha cruzado y la moder- nidad ya lo incluye, al menos discursivamente. Y desde su nuevo mirador puede ver que el "ellos" ya no es el hombre moderno y de ciudad cosmopolita, sino el que va quedando en provincias, territo- rios, paises y continentes extrafios: un "ellos" ru'stico y artesanal, todavfa estimable, aunque sin lugar a dudas deficitario. Esa es otra manera de hacerse modernos a nivel de las simbolizaciones discur- sivas: asumir la mirada del desarrollado y extrafiar la nocion mis- ma de no desarrollado, o de no moderno. Tal es la actitud de Maples Arce cuando "visita" literariamente Nueva York o Chicago, la del juvenil Borges cuando "visita" Moscui y asiste al paso de las muche- dumbres triunfantes ante el Kremlin, la de Oquendo de Amat cuan- do "visita" Amberes o Nueva York, o cuando acude al arribo auspi- cioso de los grandes paquebotes. Asi pues, sin haber sido cruzada, la lfnea de separacion ha quedado desplazada mas alla del noso- tros, los poetas de vanguardia, hacia un ellos que, con sus caren- cias, nos devuelven una complaciente imagen de nosotros mismos.

4. El desencanto

El espumaje maquinario de la poesfa vanguardista latinoame- ricana esta, sin embargo, datado. No dura mas alla de una decada, y ya en los mismos anios veinte comienza a ser dinamitado por esos vanguardistas que despues serian llamados post-vanguardistas (Cesar Vallejo, Pablo Neruda, el mismo Jorge Luis Borges, entre otros). Ellos acusan hastfo por la metaifora maquinaria, por su uso enteramente inmotivado y entonces la critican abiertamente (es el caso de Vallejo en su ensayo "Poesia nueva"22), o la dejan olvidada como una herramienta sin interes (el caso del Borges neo-criollista de ciudad de Fervor de Buenos Aires y Luna de enfrente23), o, lo que es ma's revelador, la conducen hacia una melancolica fatiga, pro- ducto de constatar el irremediable deterioro de materiales (los me-

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tales se oxidan, se pudren los maderos, las sustancias se corroen) y la consiguiente obsolescencia de las maquinas que los incluyen; en- tonces las maquinas se gastan, malfuncionan, se paran, se desplo- man, se hunden... Es, sin lugar a dudas, el caso paradigmaitico del Neruda de Residencia en la tierra. A estos poetas les va quedando claro que la modernizacion material no puede ser impulsada desde una pretendida modernizacion simbolica. La matquina es, en el fondo, todavia una extrania en estas tierras, un elemento descontex- tualizado, suerte de transplante que no echa suficientes raices ni en la realidad material de la region, ni en la discursiva. Ya Mariaite- gui lo habia advertido, aunque haciendo ingresar la metaf6rica de la maquina dentro del estilo general de los ismos vanguardistas. Dijo que el estilo nuevo "es cosmopolita y urbano [y no] encuentra aqui los elementos necesarios para aclimatarsel.24

Pero veamos con un poco ma's de detalle como avanzan estas po'ticas vanguardias que marchan a contrapelo de la apologia del maquinismo. Consideremos en principio el caso de Vallejo. Trilce, sabemos, es un libro a todas luces vanguardista, pero por razones totalmente ajenas a las que postulaba el futurismo. En el Cesar Va- llejo se resiste a entrar en la corriente maquinista que ya caracte- riza a la epoca, y se niega a realizar la afirmacion de futuro que habia reclamado Marinetti. Asi, contra los signos conspicuos de una modernidad metropolitana y universalizante, Vallejo afirma una suerte de pre-modernidad aldeana, muy ligada a la familia y al tiempo de la infancia. Mientras la vanguardia batiente exalta la velocidad y el traslado mecainico (vapores, trenes, automo6viles, avio- nes), Vallejo afirma el simple movimiento a caballo: 'Esta noche desciendo del caballo,/ ante la puerta de la casa donde/ me despedi con el cantar del gallo -dice en el poema LXI, y continua- "El poyo en que mama alumbro/ al hermano mayor, para que ensille/ lomos que yo habia montado en pelo/ por ruias y por cercas, nino aldeano". Mientras esa vanguardia idealiza la salida hacia las grandes ciu- dades de la hora y los viajes por lugares lejanos y extranios, Vallejo canta el retorno a la provincia, la aldea, el hogar de la infancia: "nifno aldeano". Y mientras aquella levanta un himno a las muche- dumbres energeticas, a las fabricas y sus obreros, a la industria que impulsa el aspecto mas visible de la modernidad, Vallejo elogia la callada labor del labriego.

El futuro, por otro lado, no es precisamente el tiempo verbal de Vallejo, como lo es para los futuristas y como lo sera despues para el mismo, bajo otro signo ideologico, en Espaha, aparta de ml este caliz. Le interesa mas bien un pasado rico en afectos, aunque fru- gal en satisfacciones materiales, que contrasta con el sentido de or- fandad y carencia que le trae el tiempo presente. Es como si des- confiara de la modernidad, y especialmente de su apartado maqui- nario, al que erradica de su verso. Como si presintiera que la para- fernalia material que se traen los tiempos modernos estuviera refii-

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da con los afectos y valores humanos basicos, y que, a la inversa, la frugalidad y la simpleza fiaran mas confianza y autenticidad. Y es como si quisiera apostar a favor de una tradicion y una identidad necesarias para entender el presente. Y sin embargo, Trilce es uno de los libros de mayor calidad vanguardista de la lengua castellana. Su estrategia y su merito son otros, no los que pasan por las alcaba- las controladas por Marinetti. El vanguardismo de Vallejo en este libro esta ligado a la experimentacion verbal, a las rupturas de la norma linguistica y a las bu'squedas inauditas dentro de lo que E. Coseriu llamaria las infinitas posibilidades del sistema:25 "Alfan alfiles a adherirse/ a las junturas, al fondo, a los testuces,/ al sobre- lecho de los numeradores a pie" -escribe en el poema XXV. Tam- bien esta ligado a la presencia de un lexico biologizante (dicotiledon, pericardio, pistilo, digitigrado) y numerico ("999 calornas"), que mas que situar el verso en la comoda modernidad, lo erigen a pesar de ella, y a veces contra ella.

Vallejo y Mariategui parecen insinuarlo: las formulaciones po'ticas basadas en el cosmopolitismo (y la maquina, agrego) no corresponden entre nosotros a una nueva sensibilidad, sino simple- mente, a un deseo. Y es mas, la sensibilidad que Vallejo pone al descubierto no corresponde precisamente a una experiencia maqui- naria, sino a un ahondamiento de la condicion humana. Entonces veo que Vallejo parece experimentar una desconfianza ante la mo- dernidad meramente simbolizada: porque es un puro deseo, no la realidad-real; y porque pertenece a una agenda de la discontinui- dad historica, en tanto que el prefiere fiar su confianza en una con- tinuidad historica, no en las rupturas que proclama la vanguardia. Su afan de progreso no se empena en las expresiones bullentes del momento, sino una filosofia de base que engloba la existencia del ser humano, la historia y la superacion social basada en el analisis del pasado, no en su descarte impulsivo y nihilista. Ese es inequivo- camente el sentido trascendente de "Masa" de Espana, aparta de ml este caliz.

Mas es con el Neruda de la segunda mitad de los afios veinte que asistimos al fracaso palmario de la modernidad simbolizada. En las dos partes de su Residencia en la tierra (1925-1931, y 1931- 1935) se logra una de las experiencias vanguardistas de ma's en- vergadura en America Latina, que no va en absoluto por el lado de la exaltacion cinetica ni el juibilo maquinario. Se trata de un volu- men que desde el comienzo intuye, segun entiendo, la incapacidad de la maquina para producir un cambio real a nivel de la vida ma- terial. Por eso es que en "Galope muerto" Neruda escoge emblema'- ticamente una rueda que gira loca, sin engranar con nada y que no se proyecta mas alla de su propio movimiento. En los versos "Aque- llo todo tan rapido, tan viviente,/ inm6vil sin embargo, como la polea loca en si misma,/ esas ruedas de los motores, en fin" yo encuentro que hay una cifra critica de la modernizacion maquinista hecha en

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el discurso, no en la realidad y hecha sin una motivaci6n de fondo, sin un sentido profundo que hiciera de veras avanzar el carro de la historia. ,Estaria Neruda refiriendose a una modernizacion fallida desde su propio inicio, carente de condiciones sociales e ideologicas? ,No es acaso su experiencia personal poetizada en Residencia... una alegoria de su tiempo y de la situacion del hispanoamericano ante la coyuntura hist6rica? Yo tengo para mi que el tono depresivo, la imagineria del deterioro y la atmosfera detenida y ahogante de este libro no solo contrastan con el ju'bilo deportivo y desenfadado (ahistorico, dirfa yo) de los Oquendo de Amat, los Girondo y los Pa- rra del Riego, sino que calan ma's hondo en la intuicion y la reve- lacion de la problematica de Nuestra America de ese tiempo, y de ahora.

El propio Oliverio Girondo, ya maduro y en un libro posterior como es Persuasion de los dias (1942), llega tambien a convencerse de lo falaz de apurar una modernizacion por vias de los enunciados poeticos. Cierto que ya en sus libros y poemas de los anios veinte el habla demostrado una actitud algo recelosa hacia la modernidad y sus procesos, lo que lo hacia aparecer ironico y hasta mordaz. Pero nada de ese recelo puede compararse a la decepcion especilficamen- te material y maquinaria que se revela en estos versos del poema "Lo que esperamos": "Ya se que todavia/ los embolos,/ la usura,/ el sudor,/ las bobinas/ seguiran produciendo,/ al por mayor,/ en serie/ iniquidad,! ayuno,/ rencor,/ desesperanza".

5. La promesa de una modernizacion alternativa

Mas no debemos olvidar que dentro del proceso vanguardista tambien estan los proyectos modernizadores ligados al socialismo. Se trata de una modernidad alternativa, que no renuncia al maqui- nismo, pero que cambia el apartado socio-ecomico de la modernidad (el gran capital, las leyes del mercado, la produccion capitalista) por las proposiciones (y aun quiza' las convicciones) socialistas triunfantes del momento: la Revolucion Rusa. En este caso resulta obvio el influjo de Maiakovski, lider del movimiento futurista ruso y voz poetica de la revoluci6n. Entre los cultores de esta vanguardia de modernizacion alternativa hay que mencionar nuevamente al juvenil Borges y al Maples Arce de Poemas interdictos.26

En efecto, el Borges muchachon y experimental, el de los diecio- cho o veinte poemas que han sido exhumados por mi compatriota Carlos Meneses -entre otros- y que, salvo algunos versos recupe- rados en Fervor de Buenos Aires, no habian sido incluidos por el au- tor en ninguna de sus colecciones posteriores, tambien cede a la tentacion de incluir elementos de la modernidad maquinaria en su poesia, como la electricidad, el cine, algunos daguerrotipos; un han- gar, aviones, helices, barcos. Pero su afan por la modernidad no le viene por ahi, sino por el culto a las muchedumbres que estan como a la conquista del futuro: las masas triunfantes de "Rusia" desfilan-

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do ante el Kremlin, los ejercitos que acaban de cumplir la "Gesta Maximalista", o los miembros de la "Guardia Roja" que han saltado de las trincheras y han rendido las estepas. Se trata de unos poe- mas que el joven Borges pensaba publicar bajo el titulo general de "Salmos rojos" y que poco despues destruyera dejando sin poder eli- minar solamente los tres o cuatro poemas que se refieren a este pa- sajero arrebato ideologico, porque ya los habia publicado en revistas espaiiolas.27 Hay que decirlo claro, la evoluci6n ideologica de este autor no solo le hace renegar sino abominar de estas creaciones, y lo que aparecia como una promesa y un tema poetico de trascen- dencia se convierte para el en un tema vergonzante y digno de la se- pultura pre-editorial.

Felizmente son otros, como sabemos, los casos de Cesar Vallejo y Pablo Neruda. Estos autores si entran de lleno en la alternativa socialista que plantea la modernidad, aunque de modo menos gesti- culante y mas autentico que los autores que acabo de considerar. El primero lo hace desde Poemas humanos (1939), y mas explfcita- mente desde Espana, aparta de mz este caliz (1939). El segundo lo hace desde Espana en el corazon (1937) y desde los poemas que es- cribe a partir de 1940 y que conformaran despues el Canto general (1950). Y aunque estos no sean precisamente libros de metaf6rica maquinaria, ellos quedan como un ejemplo esteticamente valido de aproximaci6n a la modernidad alternativa, y como monumentos li- terarios a una promesa que, aun ahora, despues de tantas cosas, se resiste a morir.

NOTAS

1. Una reciente conversaci6n con Mirko Lauer (Lima, setiembre de 1977) me puso en contacto con un texto suyo poco difundido en el mundo hispanico: "MIquinas y palabras: la sonrisa internacional hacia 1927" (Ana Maria Mo- raes Belluzzo, ed.: Modernidade: Vanguardias artisticas na America Latina. Sao Paulo: Memorial: UNESP, 1990; pp. 45-65). Con un recorrido distinto, bastante apoyado en los estudios sobre la modernidad y los procesos de mo- dernizacion, Lauer Ilega a conclusiones similares a las mias; como que el van- guardismo local pretende "inducir la modernidad a partir de los enganosos hechos que son las palabras y las maquinas" (61). Las diferencias mas visi- bles tienen que ver con las herramientas y los objetivos de trabajo. Lauer se vale de las ideologias de la vanguardia y la modernizaci6n; yo del analisis tex- tual. El apunta a la comprensi6n del momento cultural; yo a la vida de una metafora particular. Por ello mismo, mi trabajo y el de Lauer resultan, pues, harto complementarios.

2. Especialmente la tecnologia que tenia que ver con medios de comunicaci6n y transporte: tel6fonos, tel6grafos, transatlAnticos, aviones y autom6viles.

3. Vease el manifiesto de 'Pau Brazil" de Oswald de Andrade y los vanguardis- tas brasilenios vinculados a la Semana de Arte Moderna de Sao Paulo (1922).

4. Reverdy, Paul. Manifested du surrealisme. Paris: Ed. Sagitaire, 1946; p. 21. 5. Incluido por Hugo Verani en Las vanguardias literarias en Hispanoamerica.

Roma: Bulzoni, 1986; pp. 287 a 293. Tambi6n por Nelson Osorio en Manifies-

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tos, proclamas y pol6micas de la vanguardia literaria hispanoamericana. Cara- cas: Biblioteca Ayacucho, 1988; pp. 112 a 116.

6. Al respecto, consid6rese el siguiente fragmento de "Taller" de Gonzalez Lanuza ( Prismas,.): "Maquinas, hierros, ruidos/ palpita el vivo coraz6n del fuego,/ el aire es un gritar de martillazos/ en la gloria viril del movimiento./ En los yunques se estrujan las auroras./ Crujir de formas nuevas/ en alleluyas de chisporroteos/ las poleas en renovado esfuerzo/ despiertan a las maquinas". Y tambi6n este fragmento de "r6clam" de Oquendo de Amat (5 metros... -no se reproducen juegos tipograficos ni de espacialidad): "Desde un tranvia/ el sol como un pasajero/ lee la ciudad/ las esquinas/ adelgazan a los viandantes/ y el viento empuja/ los coches de alquiler/ Se botan programas de la luna/ (se dara la tierra)/ pelicula sportiva pasada dos veces/ Los perfumes abren al- bums/ de miradas internacionales".

7. En "El fantasma del buque de carga", momento culminante de la larga secuencia de deterioros maquinarios de su: Residencia en la tierra: "y un olor y rumor de buque viejo,/ y fatigadas maquinas que aullan y lloranl empujando la proa, pateando los costados,/ mascando lamentos, tragando y tragando distancias, haciendo un ruido de agrias aguas sobre las agrias aguas,/ mo- viendo el viejo buque sobre las viejas aguas".

8. Vease Nelson Osorio. La formaci6n de la vanguardia literaria en Venezuela y la revista vdlvula (Antecedentes y documentos). Caracas: Centro de Estudios Latinoamericanos R6mulo Gallegos, 1979; capitulos I y III. Vease tambi6n Anibal Quijano. Modernidad, identidad y utopia en America Latina. Lima: So- ciedad y Politica/Ediciones, 1988; pp. 9 y 46.

9. Durante su intervenci6n en el ciclo "Vanguardia literaria y modernizaci6n so- cial en Am6rica Latina" (Lima: Centro de Investigaciones de la Revista de Cri- tica Literaria Latinoamericana y Universidad de San Marcos, 3-4 de agosto de 1990) Jos6 Ignacio L6pez Soria, haciendo referencia a Habermas, habl6 de las tres "l6gicas" de la modernidad: el capitalismo, o la universalizaci6n del mer- cado internacional; la industria, o la universalizaci6n de los modos de produc- ci6n; y el ordenamiento de la sociedad civil, o la universalizaci6n de los derec- hos del hombre y del ciudadano. En este trabajo, como se vera, yo empleo sueltamente estas nociones.

10. Creo recordar que Anibal Quijano expres6 una idea similar en el foro sobre la vanguardia mencionado en el punto anterior. Dijo algo asi como que la ideolo- gia de la modernizaci6n se expres6 entre nosotros fragmentariamente durante los afios veinte, por medio de las imagenes "crocantes" de nuestra vanguar- dia. Lo que seria parte de una idea mas amplia, expuesta por 61 en su libro Modernidad, identidad y utopia en America Latina. (Lima: Sociedad & Po- litica, 1988). Ahi sostiene que desde fines del siglo XVIII la modernidad en Am6rica Latina "existird como pura inteligencia" (p. 52), es decir, como pura elaboraci6n simb6lica, y ain asi sera perseguida por anti-colonialista y libe- ral. Entonces, "no solamente queda confinada a la subjetividad, bloqueadas sus posibilidades de ingreso a la materialidad cotidiana de la sociedad, sino tambi6n serd reprimida y perseguida inclusive como subjetividad." (Loc Cit. )

11. Habria que destacar: la revista chilena Dinamo (1925), la peruana de nombre cambiante Trampolin-Hangar-Rascacielos-Timonel (1926-27), la venezolana vdlvula (1927), la ecuatoriana Motocicleta (1927 -inhallable hoy, segun Hugo Verani); titulos de poemarios como: Veinte poemas para ser leidos en el tranvia (1922) de 0. Girondo, Helices (1923) de Guillermo de Torre, 5 metros de poe- mas (1927) de Oquendo de Amat, los Polirritmos (dinamicos) de Juan Parra del Riego; titulos de poemas como "Taller" y "Poema de las fdbricas" de E. Gonzalez Lanuza; y, casi al azar, estos versos escondidos del poema-mani- fiesto de inspiraci6n futurista "La nueva poesia" de Alberto Hidalgo (Panoplia lirica, 1917): "Poesia es la fuerza que produce el Motor", "El acero brillante de la Locomotora/ que al correr hace versos a la Velocidad", "el veloz Aeroplano,

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magnifico i potente", "las Naves Trasatlanticas plet6ricas de gracia", 'el Auto- m6vil, fuente de confort i de lujo", "el caballo moderno que es la Motocicleta".

12. Osorio, Nelson. El futurismo y la vanguardia literaria en America Latina. Ca- racas: Centro de Estudios Latinoamericanos R6mulo Gallegos, 1982; p. 23.

13. Manifiesto "Somos", publicado en vdlvula, enero de 1928. 14. Del poema "La nueva poesfa. Manifiesto", incluido por Nelson Osorio en (Ma-

nifiestos, proclamas...(Supra); pp. 48s. El enfasis es mio. 15. En Nelson Osorio. (Manifiestos... (Supra ); p. 123. 16. En: Poemas interdictos. Xalapa: Ediciones de Horizonte, 1927. Los 6nfasis son

mios. 17. En: Poes(as. Huancayo, Peru: Casa de la Cultura de Junin, [s/f.]. 18. Masiello, Francine. Lenguaje e ideolog[a. Las escuelas argentinas de vanguar-

dia. Buenos Aires: Hachette, 1986; p. 126. 19. Ibid.; pp. 125 a 133. 20. Op. Cit.: p. 117. 21. Ibid.: p. lllss. 22. "Poesia nueva [escribe Vallejo] ha dado en llamarse a los versos cuyo l6xico

esta formado de las palabras "cinema", "avi6n", 'jazz-band", "motor", "radio" y, en general, de todas las voces de la ciencia e industrias contemporaneas, no importa que el l6xico corresponda o no a una sensibilidad aut6nticamente nueva". El ensayo se public6 originalmente en Favorables-Paris-Poema #1 (ju- lio de 1926) y ha sido reproducido varias veces desde entonces. Tomo la cita del volumen C. Vallejo: El arte y la revoluci6n. Lima: Mosca Azul, 1973; p. 100.

23. "Conviene recordar -dice Hugo Verani- que el criollismo, tendencia que aspira a desentraniar la esencia de la argentinidad, se desenvuelve precisamente, dentro de la misma vanguardia cosmopolita. Recu6rdese, por ejemplo, el 6xito de Don Segundo Sombra (1926) entre los martinfierristas y la obra de Borges de los veinte, tanto en prosa como en verso". Hugo Verani. Las vanguardias literarias en Hispanoam&rica. Roma: Bulzoni, 1986; p. 41.

24. Mariategui, Jos6 Carlos. Peruanicemos el Peru. Lima: Biblioteca Amauta, vol 11, 3ra. edic. 1975; p. 19.

25. Coseriu, Eugenio. Teoria del lenguaje y lingiustica general. Madrid: Gredos, S.A., 1967. En particular el capitulo "Sistema, norma y habla".

26. No puedo dejar de mencionar al paso cuanta semejanza hay entre el autor de poemas como "Moscd" y "Gesta maximalista" y el de "Canci6n desde un aero- plano". ISeria que Maples Arce tom6 como modelo al poeta argentino? Ironia del destino, de haber sido asi, pues Borges no tard6 en abjurar de sus extra- vagancias rojas y era imitado en aqu6llo que entonces ya no sostenfa.

27. Vease Carlos Meneses. Poesta juvenil de J. L. Borges. Barcelona: Jos6 Olaine- ta, 1978.