la mente magistral (abrebocas)

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  • 8/19/2019 La Mente Magistral (Abrebocas)

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    Un segundo para que cambies de idea

    La mente magistral

    H.S. Gabriel Trejo

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    Titulo original: La mente magistral.

    © Héctor Gabriel Trejo Sena., 2016.

    Diseño de portada: Alexander Ojeda.

    HECHO EL DEPÓSITO DE LEY. 

    Realizado en el Instituto Autónomo Biblioteca Nacional del estado Aragua.

    Depósito legal: Ifx04320158003867

    ISBN: 978-980-12-8473-4

    Reservados todos los derechos.El contenido de este libro no podrá ser copiado, transferido, transgredido, vendido,reproducido total o parcial, cualquiera que sea el medio empleado -visual, auditivo, químico,electrónico o de fotografía-, sin permiso previo del titular de los derechos de la propiedadintelectual. La violación de registro de este producto será sancionada por las medidasprevistas según la ley del servicio autónomo de la propiedad intelectual.

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    Contenido

    Capítulos PaginasCapítu lo I

    Sensación no placentera

    14

    Capitulo I IEl carácter determina tu actitud

    20

    Capitulo II IM ir ada fascinante, car icia deleitante

    30

    Capítulo I VReencuentro pasional de emociones

    37

    Capítulo VPresente en tu memoria

    48

    Capítulo VI

    El aire que acaricia tus momentos

    63

    Capítulo VI INo te aproveches de mi necesidad

    72

    Capitulo VI I INo les conviene estar conmigo

    78

    Capítulo IXMujer desequil ibrante

    83

    Capítu lo XApertura fi nanciera

    101

    Capítulo XI

    Amargamente dul ce

    103

    Capítulo XI IRefútame bien, sino no hables  

    115

    Capitulo XII ITr ansacción placentera

    142 

    Capitulo XI VSobresalto femenino

    154

    Capitulo XVFin de la transición

    175

    Capitulo XVILa reunión fi nal

    178

    Capitulo XVI IEncuentro paradisíacamente inesperado

    182

    Capítulo XVI I IDestino I nfr aganti

    189

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    Aún no sabes el extraordinario caldo de éxito que se está cocinando,

    mientras blasfemas necedades sin base a mis espaldas, a la vez que cierras

    los ojos pensando que los demás hacen lo mismo.

    Para no crear un enorme espacio en el cerebro sin uso, sólo las mujeres que

    complementan su belleza con la lectura, pueden categorizarse de hermosas.

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    Tú vendes imagen, yo ofrezco inteligencia–control. ¿Cuál vale más?

    Simplemente calla y cuando sea el momento de decir algo, lo

    dices.

    No me hace falta discutir, no me hace falta ser un peleador

    marcial y mucho menos me hace falta amenazar. Los dirigentes no

    necesitan ser inteligentes, sino delegar a sus colaboradores lo

    que ellos no están capacitados para hacer. No me avergüenzo de

    ello, simplemente, porque la palabra tiene el poder de conseguirlo

    todo y a la vez de perderlo todo. Pero lo más importante es que

    no necesita de tu absoluta aprobación para conferir acción. Sinlíneas mal intencionadas de doble sentido, fuerte y claro, porque

    simplemente con el escuchar de mi voz, entenderás el estremecer

    de las llamas del sol.

    Ese soy yo, el Rey, José Peña.

    ¡Nos veremos pronto las caras! 

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    Momentos inquietantes

    Muchos intentaron apagar la luz, consiguiendo algo de logro, pero siempre emergíauna pequeña brizna de poder dentro de todo limitador comentario, motivando así, el

    brotar de una gran energía que proporcionaba la fe y la fuerza para seguir

    adelante.

    Mientras más flagelen mis esfuerzos, más difícil será que abandone mis objetivos.

    En el transcurrir de la vida puedes haberla pasado fatal, pero si no aprendiste, no

    habrá valido la pena.

    Es malo que haya gente que siendo apática trate de incapacitar a los demás. He

    aprendido que queremos que sea difícil, pero si deja de serlo, por alguna razón deja

    de interesarnos.

    En resumen, toda la gente puede servir de limitante, pero mantente en pie, sabiendo

    que la fuerza reside en ti.

    Agradecimientos

    Porque no hay gloria más grande que la del dueño de las alturas. Gracias, Señor.

    Antes que a mis padres, es a ti a quien te lo debo todo.

    A la Lic. Psicólogo: Olga Bondarenco. Cuando me catalogaron de desorganizado,

    irresponsable y falto de objetivos, ella devolvió la piedra a quien me juzgo sin

    analizar más allá de los hechos.

    A Alexander Ojeda, amigo incondicional, quien me prestó el apoyo en un punto

    importante, a falta de culminar la obra.

    A J.P Félix Mavarez, a quien considero, un hermano y a la vez un padre; por

    inducirme a crear una disciplina intachable para mantener constancia en la

    realización de esta obra. Sin eso, difícilmente hubiese sido consumada.

    Al Prof. Hernán Irazaba, quien me asistió en ocasiones finales.

    Dedicado

    A la mujer de mi vida, cuya esencia personificada aún no he conocido.

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    Una mujer puede ser muy fría

    Pero en las manos correctas

    No habrá pensamiento que logre sabotear sus

    deseos.

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    Prólogo

    Rey, joven empresario de veinticinco años, dedicado al área de Bienes Raíces;

    un negocio cuyos resultados son deseados por muchos, es tentado por una propuestamuy difícil de rechazar, al ser invitado a participar en uno de los ilícitos que ha

    embargado de inquietud y melancolía al país, convenciéndole de ganar altas sumas

    de dinero, con las cuales posiblemente podría pagar una deuda que se le ha venido

    encima, tras colisionarse en este trance de gran importancia para los intereses de

    su compañía “Jordán Bienes Raíces, C.A”. Quizás, decide no aceptar por su firmeza a

    la hora de comprometerse, a no ser uno más de los incesantes corruptos que

    ahogan cada día más el país. Negándose a esta proposición se ve inmerso en grandes

    conflictos a manos de una mafia contrabandista que ha visto una oportunidad en un

    flagelo como lo es el contrabando de suministros alimenticios al país vecino.

    Forzándole a no dejarle opción, se valen estos de tener información intima sobre él.

    Rey es invitado a un gremio empresarial, en el cual se comparten ideas para

    atraer a nuevos clientes. En esta reunión conoce al magnate Birluscone, quien

    sorprendido por su admirable y a la vez despreciable actitud personal, le brinda

    una gran asistencia financiera, para él sufragar parte del déficit económico por el

    que pasaba. En el momento en que Rey pone sus pies sobre la mansión de este

    importante empresario, conoce a Anshonella Veluccini, una hermosa mujer que de un

    momento a otro ha sabido mostrar los encantos necesarios de poseer para él. Por

    lo complicada, confusa e indiferente que se ha mostrado en su apertura. Rey

    consigue de alguna manera, la forma de seducirle, sin saber verdaderamente si se

    trata de una mujer con opuestas preferencias sexuales. En cierto momento, ya, el

    uno sobre el otro; Anshonella le aclara que nunca le fue explicita con su

    sexualidad con el fin de descubrir cuanto podía llegar a sorprenderle el intimidante

    y atrevido arrojo de este hombre.

    Rey, siempre transparente al hablar, le informa de la existencia de su esposa

    y el hecho de no cambiar su devoción hacia ella por ninguna otra. Anshonella,

    incomoda al enterarse de la existencia de su esposa, se inoportuna. Aun así, no

    habiéndose dejado llevar por el arrebato de su curiosidad sobre éste, decide

    hacerlo por culpa de lo que ya sus descontroladas emociones le estaban jugando

    cada vez que sentía la necesidad de estar frente a la atractiva, temeraria y

    desconcertante mirada de Rey. Para cierta ocasión en que éstos estaban juntos en

    una habitación oculta del despacho de Rey, de pronto llega Fiorela; una mujer con

    la que él llevaba tiempo saliendo, la cual interrumpe el encuentro sexual entre

    ellos.

    Desesperado sin poder ocultar más, Rey pide organizar una reunión para

    informar a los empleados sobre el inconveniente real, del porqué no les ha

    cancelado los últimos meses. Sin tener como pagarles, se sirve de la fuerza y el

    poder de su agresivo e inmaculado lenguaje para conmover y convencer los

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    corazones de cada uno, de forma que se quedasen, apoyándole con sus trabajos, aún

    sin cobrar un centavo mientras supera los conflictos económicos.

    ¿Podrá lograrlo, sin alejar a ninguno de su propósito? ¿Será manipulador,

    conmovedor, o qué?

    Luego de encontrarse con Fiorela, Rey recibe una llamada donde se le indica

    se llevará a cabo una venta importante, en la cual, la cliente con la que habla se

    ve sorprendida por lo osado e interesante de Rey. Sin poder esperar, intenta ella

    concretar el encuentro lo antes posible. En el momento de la venta, esta

    espectacular mujer trata de seducirle desesperadamente, usando sus atributos físicos,

    pero no se da cuenta que éste, busca algo más que una simple relación basada en la

    belleza.

    Al no poder pagarles a sus guardaespaldas, Rey decide prescindir de sus

    servicios. Aun así, éstos deciden no abandonarle, dejando de lado la difícil situación

    económica del país y la falta de activos líquidos por los que atraviesa Rey.

    Luego de estar inmerso en una relación con una nueva mujer, aparece la ex

    pareja de ella, quien se introduce con sus malhechores y trata de darle un

    escarmiento con el fin de que se aleje de su amada ex novia. Rey, una persona que

    no le tiembla el pulso para rebatir los argumentos de su carácter y convicción, a

    la cara de cualquiera, después de que hablase con éste, logran dejar de lado las

    diferencias entre ellos, terminando ambos entablando una fidedigna amistad, la cual

    les lleva más adelante a conectarse con cierta lucha que se ve librada ante los

    personajes que obligaban a Rey a asistirle con las facturas ilegales que se

    necesitaban para trasladar la comida y poder expenderla con un nuevo precio.

    Hostigado de alguna manera e invadido por su sed de dominar la situación; al

    no poder con ambas chicas en medio de la actual relación, accede por decisión

    propia a una petición en la cual se ve reflejado el fatal encuentro entre él y sus

    dos mujeres. Durante el mismo, trata de estimularlas a través de secuencias

    eróticas, e incluso con el fin de dormir con ambas, se concibe el espacio

    escenográfico fantasioso sexual de la mayoría de hombres.

     Sólo existen tres tipos de mujeres; las que complementan mi núcleo familiar, las que

    comparten gustos por estar a mi lado y las que aún no han tenido el placer de conocer, lo que

    puedo hacer con ellas.

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    Nota al lector

    Esta obra relata, no una historia de esas que abundan en los anaqueles de

    bonitos versos, ni mucho menos las florecientes y fantásticas aventuras de un

    personaje carismático, si no la vida y manifiesto de una personalidad radical,transparente, concreta; que no da lugar a malentendidos. Es así explícitamente como

    está escrita. Hay a quienes deleitará y a quienes no, pero al fin y al cabo, se

    reduce en una paradójica historia que te llevará a un desenlace que te atrapará y

    a la que te aferraras tanto, que aun cuando hagas esfuerzo por dejar de leerla, tu

    cerebro experimentara una fuerte mezcolanza de emociones de diversos matices,

    logrando que otra parte subconsciente de ti se sienta adicta y no te deje hacerlo,

    incluso hasta que llegues al punto de la última página suspirando por más.

    Advertencia

     

    Debes tener especial cuidado al leer estas páginas, pues si no mantienes untemperamento sólido ante esta lectura, inevitablemente puedes llegar a sentirte

    poseído por la misma. Y, posteriormente verla revolucionada o transformada en algo

    que no quieres para ti al sentirte inmerso en el personaje. ¡TEN CUIDADO! No me

    hago responsable por cambios en tu conducta. 

    Así, que si no estás preparado o preparada para esta experiencia, estás

    todavía a tiempo de alejarte de ella. Te sugiero no adentrarte en esta obra.

    A quien va dirigido

    Este libro cumplirá las expectativas de todas las personas que se atrevan aadentrase en esta agresiva historia. Va dirigida, desde: a las consagradas amantes

    del romance, hasta a aquellas personas que no se conciben fervorosas de él y que

    al contrario están desesperadas por creer en algo que le inyecte drama a sus vidas,

    sacándole de la reincidencia del día a día. Sin dejar de lado a las que han tenido

    un desengaño amoroso, entendiendo porqué las personas se apartan de su lado y se

    van uniéndose a otro modo y motivo de vida, cuando ha nacido en ellas, sed de

    nuevas experiencias con alguien diferente. En un gran y especial apartado; a

    aquellos jóvenes y ascendentes empresarios con aspiración de mantener motivados a

    sus empleados a conllevar los logros de altitudes mayores para su empresa u

    organización. De manera tal, de entender las necesidades de éstos para saber

    cumplirlas en un esquema u ejemplo conciso y resumido de vida. No importa si estásen pleno apogeo o estás iniciando tu idea de emprendimiento, pero esta historia te

    dará el empuje que necesitas. Sin lugar a dudas, estás ante una obra cuyo estilo

    jamás has leído y que terminará al final de esta concesión cambiando varias de tus

    percepciones para con esas personas que tienes que manejar tratando de ser un ente

    al frente de responsabilidades, e incluso para el manejo de tu vida de ahora en

    adelante.

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    Apertura de un desconcertante final

    Rey llama a sus escoltas a su debida retirada y se dirige al coche terminando de hablar conEcheverría acerca de lo que harían el día siguiente en el urbanismo. Se vuelven a despedir con unfuerte y masculino apretón de manos después de intercambiar algunas escasas palabras. Al cabo dealgunos segundos, va el vehículo en donde ocupa el puesto Rey a una cuadra del café. Se detiene,Renfil quien maneja, para respetar el avivado y recordativo color del semáforo al llegar al límite dela avenida Geisto. No se encuentran del todo solos,   aparece ferozmente como de la nada y leobstaculiza el paso estacionándose irracionalmente una camioneta de color oscuro y vidrios selladosde la que se abren las puertas y descienden tres hombres fornidos con una apariencia temeraria. Dosde ellos con una Avtomat Kaláshnikova de diseño soviético mil novecientos cuarenta y siete, y otrocon un revolver Smith & Wesson calibre cincuenta. Se presentan de una manera pendenciera eimpositiva y al dirigirse al vehículo de Rey, éstos otros se bajan al identificar la situación y darsecuenta que está sucediendo algo extraño para lo cual había que tener extremo cuidado.

     –  Coloquése detrás de mi, señor – Le dice Tali. –  ¡No! Aléjate – Responde Rey, haciendo frente.

    En eso sale un último hombre de la camioneta, cuya apariencia se le hace muy familiar aRey, sin embargo no logra adecuar los recuerdos y traerlos consigo de manera consiente, a pesar deesforzarse por conseguirlo.

    Atrás de ellos venía Cleyser por el mismo carril y pide detenerse para salir junto a susvasallos, se enfrenta también a los recién llegados, porque él sí sabe de quiénes se tratan y gritadesde lejos:

     –  Hey, vete de aquí por favor que no hay espacio para contubernios, Dimitrio  – Protesta Cleyser.

    Los dos vasallos de Echeverría se colocan delante de él para estar al tanto y frenar lasituación de cualquier posible algarabía. Al Cleyser gritar el nombre, ya Rey hace memoriacompleta y le dice:

     –  Ah… es que eres tú – Ya esclareciendo sus dudas.

     –  Señor, quédese aquí que nosotros damos la cara por usted  – Señala Cleyser.

     –  No, por mí nadie va dar la cara  – Rey habla estruendosamente para que Dimitrio y sus matonesescuchen claramente su apabullante voz – . A este pelelito, lo enfrento yo mismo.

    Rey se va de inmediato hacia los jactanciosos, dirigiéndose claramente a Dimitrio, que esquien está en el medio y obviamente a cargo de toda esta treta. Le enuncia:

     –  ¿Qué pretendes al llegar así? – Pregunta mirándole fijamente.

     –  Darte un susto  – Riéndose sarcásticamente, para volver en sí – . ¿Tú qué crees, que vine a darte el besito de buenas noches?

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     –  Tú pretendes matarme a mí, me supongo... porque de llevarme y tenerme en cautiverio  – Dandovueltas a la cabeza negadamente – , estás errado conmigo, yo no soy de esos que se dejan aprisionar

     – Continúa caminando de frente y mirándole consumadamente a los ojos.

    Rey le ve de una manera tan impresionante, que a sus mismos guardaespaldas les asombra,nunca lo habían visto con esa aura tan acometible y siniestra que parecía poseerlo por el momento.

    Mientras sucede todo esto, los forajidos de Dimitrio apuntan a Rey, él de frente al líder deesa cuadrupeta continúa objetándole:

     –  Porque él que a mí me ataca de esa manera tan abrupta, despavorida y desenfrenada, tiene quematarme... tienes que matarme… Mírame a los ojos, no me apartes la mirada, se hombrecito   – Ledice Rey inconmovible y manteniéndose frente a él – , enfrenta la situación que tú mismoocasionaste, no me evadas la mirada y aprieta tú mismo el gatillo, ¡quiero que lo hagas tú!

    Dice esto Rey con las manos abiertas cerca de su cuerpo y la cara muy lindante a la de él.

    Al mismo tiempo teniendo a los agresores apuntándole, Rey pareciera no tener miedo en dichasituación redundante a la muerte, por lo pronto claro que sí, pero sencillamente jamás demuestra susdesequilibrios, porque sabe que los sagaces huelen el miedo y atacan cuando observan la debilidad, por ello nunca da la menor muestra de desaire. Prosigue Rey:

     –  ¡Aprende a ser un adulto con engreimientos de seriedad! ¿O es que vas a dejar que tus maleantesme maten como a un animal porque simplemente no tuviste las agallas de hacerlo tú mismo?  – Mientras lo ve con cara absolutamente inconmovible y sin vacilar  – . Apúntame con tu arma, ten lavalentía – Le dice esto ya que Dimitrio tiene su arma abajo, los únicos que le están apuntando sonlos matones – . ¡Levántala! ¡Vamos, hazlo tú! ¡Quiero que lo hagas tú! Deja de verlos a ellos  – Exclama con voz enérgica e imperativa – . Comete el gran privilegio de levantar el arma y

    matarme… Pero eso sí, quiero que cuando lo hagas, en el momento en que levantes esa pistolita,

    dispares inmediatamente, tienes sólo un momento para soltar la bala, a partir de ese instante nohabrá más, porque cuando inicias algo, tienes que concluirlo.

    En tanto, los guardaespaldas de Rey se muestran impacientes e inquietos queriendodisparar, Rey no los deja. De similar instancia, allí a sólo unos metros están, Echeverría y susfeudatarios, quienes también permanecen atentos.

     –  Qué bueno que seas devoto de la traición… De ahora en adelante hay una verja servida entre túterritorio y el mío, espero que lo tengas en cuenta cuando me busques  – Son éstas las palabras quesalen de la boca de Dimitrio, dirigiéndose a Echeverría.

     –  ¡Hey! La reyerta es conmigo, no con él. ¿A mí es a quien quieres, no? Él está trabajando conmigoahora y lo dejas en paz – Demanda – . Porque quien esté conmigo, está fuera de peligro, quiero que tequede eso bien claro – Le dice manteniéndole la mirada de frente – . Te repito por última vez, si no tesientes en tu plena capacidad para apretar el gatillo, te voy a pedir el favor de que te retiresinmediatamente, y le digas a tus muchachos que bajen sus armitas sino piensan utilizarlas. Para que

     puedas matarme tú mismo, claro… si es que tienes el nivel y el calibre para hacerlo, ¿o es que acasola gente tiene que hacer un curso para mirarme a los ojos y asesinarme? – Lo desafía, a la vez que lo

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    mira con suspicacia – . Ah, tú lo que estás esperando es a que me voltee para aprovechar el momento,¿o qué tienes en mente?  – Le grita – . Yo estoy solo acá frente a ti… No necesito de nadie para plantarte cara, tú sabes bien que pudiera decirte que al matarme, mis escoltas se encargan de todosustedes en cuestión de segundos – Les apunta con el dedo índice a la vez que le dice – , pero supongo

    que de eso ya estás enterado... No hay porque decírtelo, yo no hablo, yo actuó y lo sabes muy bien...Tienes un segundo para que me apuntes y presiones el interruptor que se apoderara de mi unidadcorpórea, no más de eso – Manteniéndole la mirada imperturbable.

    Dimitrio se niega a levantar el arma para apuntarle como le pide Rey, parece que tienedemasiadas dudas.

     –  ¡Quiero que lo hagas ya! ¡Ahorita! Si no lo vas hacer, necesito que dejes de hacerme perder eltiempo… Te lo pido en el alma, hombre inteligente  – Le señala Rey, con un rotundo humor negro.

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    No se trata de si eres inteligente o no, sino de

    ser capaz de lograr lo que pocos se proponen   . 

    Capítulo I

    Sensación no placentera

    En un trayecto momentáneo tras una minúscula verja periférica, lentamente caminaba unhombre aparentemente recio de baja estatura e indumentaria selecta, predestinada por el púrpura enla camisa y el saco negro, que tras el lenguaje corporal que le detalla, sintetiza una personalidadcompletamente imponente, pensando tantas cosas en sus despavoridas intenciones oscuras y alreverso revestidas de sensibles, poco a poco al paso del caminar se experimentaba una sensaciónincreíblemente gratificante cuando el aire le pasaba viva y enérgicamente por la cara mientrasdistraído en su mente subconsciente iba recordando ciertos sucesos que en un pasado remotorealizo. Acercándose hacia la entrada de su casa, tocando el cascabelero de la puerta, se asoma unrostro por entre las cortinas del ventanal de la propiedad, levemente se acomoda Tali para abrir la puerta y luego de hacerlo le permite el paso haciéndose a un lado, éste arriba al interior de la misma

    e inmediatamente se voltea y le dice:

     –  Escúchame bien – Con la mano y el índice levantado a la altura del pecho en medio de su cuerpo – .Que sea la primera y la última vez que me hacen esperar – A lo cual, Tali se defiende:

     –  Sucede que estaba haciendo las ac… – Le interrumpe Rey.

     –  ¿Dónde está, Barto?

     –  No lo sé, señor, pero ya se lo busco.

     –   No, no, esos niveles de ineficiencia no los tolero. Le llame y ni se inmutó en atender el

    maravilloso aparato. Llámame al noviecito ese tuyo.

     –  Señor, él no es mi novio. Era un conocido de mi madre, ya se lo he dicho.

     –  Sí, sí, lo que sea, no lo quiero más aquí, no cumple las expectativas. Llámalo.

     –  Enseguida, señor.

    Se presenta el hombre ante Peña.

     –  Dígame, señor.

     –  ¿Dónde estabas? – Pregunta pacíficamente.

     –  En la cochera, señor, estaba reparando una fallita que tenía el carro  – Responde Barto con cara derecién levantado de la cama, intentando ocultarlo.

     –  ¿Una fallita que tenía el carro? Según yo, recuerdo que ese vehículo estaba muy bien. Una vezmás te pregunto, ¿qué estabas haciendo? Y te advierto que no consiento respuestas estúpidas.

     –  Estaba recostado, señor – Le dice bajando la cabeza avergonzado.

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     –  ¿Si, estabas recostado? Que chévere, que bueno, que rico  – Le dice con expresión sarcástica – . ¿Túme vez a mi durmiendo?

     –  No, señor, pero es que ayer...

    Interrumpe de nuevo Rey.

     –  ¿Te pedí explicaciones?

     –  Es que, señor, yo estaba...

     –  Dime, ¿te pedí explicaciones? Guárdatelas para ti. Óyeme bien, a mí no me interesa si se cae unavión en la parte de atrás de tu casa, aquí se cumplen los parámetros a tiempo y al que no le guste,sencillamente que se largue, así de sencillo, es como yo digo, es como yo quiero y cuando quiero ono se hace. Las cuestiones sean cuales sean, se hacen bien, de lo contrario que no se haga nada  – Yamás tranquilo, explica – : ¡Creo, no sé! Qué los teléfonos son como para contestarlos, bastante les

    llame y nadie me contesto, el auto se me apagó por allá y no quiso encender más. Ah, se meolvidaba decirte; no trabajas más aquí a partir de hoy, ¿oíste? Procura no equivocarte de puertacuando vayas a laborar. No espero que no me guardes rencor por esto pero es que no puedo pagarte por dormir, de ser así me quedaría yo durmiendo, ¿no crees tú? Es más  – Dirigiéndose a Tali – .Llámame a Renfil de una vez, dile que se le acabaron las vacaciones, así de simple si no le gustaque lo sobrelleve. Espero que no se vuelva a repetir esto, ahora que vuelve Renfil – Culmina con unamirada penetrante y definitiva.

    Cabe destacar que Tali, es una mujer de funciones integrales; una de ellas es trabajar en elcuidado de la residencia para Rey. Persona cuya descripción se aprecia precisamente fue quienabrió la puerta. Su altruismo incondicional a la hora de presentarse ante el señor Peña se hacía

     presente inigualablemente en cada momento que éste le acompañaba.

    Pasa Rey a la enorme casa de manera resuelta y completa, sube las escaleras después de pasar por encima de una alfombra que a simple vista se nota que es de realza en cuanto al colorrojizo verdiliano, apreciándose a la distancia flequillos con extrovertidos hilos de oro, fulgurando ensu delineación estilizada entretejidos manuales e huidizos hilos de plata en sus complementosllamativos. Se dirige a su recámara para notar que una fusta delgada y delicada que coloca detrás dela puerta a fin de asegurarse que nadie haya entrado a la misma, se encuentra diferente a como ladejo; es decir, rota. Agudizando su mirada, arqueando las cejas y pensando hacia sus adentros,decide pasar sin hacer el menor reclamo. Entra recatadamente porque era obvio que ya alguienhabía pasado y no diría nada, haciendo tiempo a que esa persona cediera y fuese a contárselo por

    decisión propia ya que de no hacerlo en algún momento se cerraría el mismo y tomaría seriedad para encontrar al posible traidor de su confianza. Ya que no permite a nadie entrar a su habitación,él mismo la organiza.

    Se adentra hacia su habitación, toma un libro de un compartimiento de la estantería junto almueble de su cama, el cual llama la atención porque sus módulos están apilados unos sobre otros,dando la sensación de estar en el aire. Enciende la lámpara que ilumina sus tardes y noches oscurasdelante del breve momento apaciguado. Se acomoda en su cama para, ahora sí, emprender a leer un

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     poco; es ésta una de las actividades que por vana que parezca la que más le causa devoción a susintereses entelequies.

    Irrumpe Tali a la habitación para notificarle desesperadamente a Rey, que había alguien quele buscaba en la puerta desdeñando un aspecto aterrador. Se molesta e inmediatamente con un tono paralizador y certero además de una mirada amenazante y a la vez controlada, le dice:

     –   Un momentico, ¿quién carajo te dio permiso para que entraras? Mi tranquilidad y mi paz sereducen en privadas. Tenlo en cuenta para una nueva oportunidad.

    Tali se disculpa para luego dejar salir unas palabras entre dientes:

     –  Hay... alguien que lo está buscando.

     –  Dile que espere unos minutos que estoy ocupado – Replica.

     –  Está bien, señor, pero recuerde que es...

    Interrumpe Rey de nuevo ya que no le gusta que le lleven la contraria.

     –  Los peros... son escusas de inútiles. ¡He hablado!

     –  Bueno, pero me dijo...

     –  ¡Ya te dije! – Enuncia firmemente.

    Pasados unos minutos Rey se coloca su inmanente camisa púrpura y el saco oscuro para bajar las escalinatas a recibir al aparente hombre de apariencia lóbrega como le había puntualizadosu colaboradora, al bajar a la sala es informado éste, que estaba el personaje esperándole en el

    despacho principal. Cuando entra a la oficina para presentarse, Dimitrio se levanta, estira la mano yconcede una mirada fija; en la cual se puede apreciar un pequeño tumulto sobresaliente en las proporciones colindantes al ojo, en él una incrustación de cristal acompañada de una ojeadameramente malévola. A la misma, Rey responde colocándose diagonalmente y disolviendo ungolpecito de aprobación en su espalda para luego ir a su silla ejecutiva colocándose por detrás,abriéndola y haciendo un gesto en señal con la palma de la mano abierta indicando que se siente enésta, y no en la banqueta en la que estaba previamente. Dimitrio se sorprende por esta acción de Reyy aunque trata de disimular, lo que acaba de ver no logra dejar de influir sobre él. Rey se sienta enla silla que generalmente debería ocupar la visita para de pronto dejar salir unas palabras de su boca.

     –  Cuéntame, ¿qué te trae por acá? – Consulta amablemente.

    A lo que Dimitrio responde –  ¡Soy Dimitrio Salvatore!

     –  No me interesa saber quién sumo pontífice seas, ni quien te haya enviado, sólo quiero que no te pongas con barullos, que vayas al grano y me puntualices exactamente lo que viniste a decirme  – Continúa Rey, esta vez desapaciblemente.

     –  Bu… Bu… Buenoo – Balbucea Dimitrio.

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     –   Algo así, porque nos decomisaron gran parte de la mercancía indocumentada, pero ahí noconcluye todo. Gracias a los altos costos de producción debido a la escandalosa devaluación de lamoneda nacional y la necesidad de adquirir divisas como sea posible para comprar materia prima alextranjero... Para algunos esto puede estar mal y les hace daño, pero para otros el producto

    removido a países vecinos se ha convertido en un negocio extraordinario que deja gananciassustanciales.

    Rey no dice nada, simplemente lo escucha, pero Dimitrio no continúa, esperando a que Reyhaya entendido ya todo y le diga algo al respecto.

     –  ¿Y entonces, por eso hay que recurrir a esos métodos fraudulentos?  – Pregunta de forma chocante.

     –  Eh... – Se traba la lengua Dimitrio.

     –  Aja, en resumen. ¿Qué es eso en lo que quieres que te ayude? ¿Los tomaron al pasar la mercancíaal otro país? – Pregunta dubitativo sobre si le ayudara o no.

     –  No, nosotros tenemos gente allí, podemos pasar la mercancía a diestra y siniestra sin ningún tipode problema. A esos, los tenemos bien acomodados. Usted sabe que por la plata baila hasta el paralítico. Y esos por plata, hacen lo que sea  – Estereotipa Dimitrio, riéndose de lo que él mismodice hacer  – . ¿No ve que están allí solos sin nadie que les tienda la mano incondicionalmente?  – Sevuelve a reír irónicamente – . Les llevamos, hasta un par de piernas, y esos muchachos se vuelvenlocos... y listo, mientras tanto nosotros, tenemos el camino libre para hacer de las nuestras  – Le dicecomo insinuando invitarle a participar con ellos en el ilícito.

    Rey arruga las líneas de la frente. Continúa Dimitrio:

     –   Al entregar la mercancía, resulto ser una trampa, eran funcionarios de la delegación de laIERPORT, que al no contar con facturas, usaron este hecho como la mayor de las pruebas paraincriminarnos, para suerte, ese día yo no estaba allí pero por supuesto se llevaron al señor Tórridoque si estaba. Nosotros pagamos lo que sea para que usted proceda, pues sabemos que susinfluencias sobre los entes públicos son excelentes y mueven a cualquiera con solo levantar elteléfono.

     –   Tienes un mínimo de razón, ¿pero sabes algo?  – Replica Rey con una mirada agudizada ytemeraria – . No difames a favor de tus erróneas creencias sobre mí, pensando que van a salir lascosas como tú esperas a que las haga. Todos nos dejamos extraviar por el esquicito aroma del papelmoneda, a veces incluso con ello y por ello se compran y sacrifican vidas inocentes... El dinero

    compra al mundo, muchacho, pero no me compra a mí, si me hubieses pedido el favor simplementelo hacía sin cobrarte un centavo, pero ya que vienes primariamente a insultarme con tu cochinodinero a causa de que necesitas un favor para tu regente moralmente corrupto que no estima respeto por la vida y sobre todo por este país, sólo me resta decirte que anidamos desde lados antagónicos…Yo no puedo ayudar a quien sacrifica sin lugar a remordimientos la vida de ciento de personashonestas que trabajan día a día.

    Trata de Complicar despertando la avaricia Salvatore:

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     –  Pon los ceros que quieras – Comunica sacando un cheque en blanco.

    Vuelve Rey a entorpecer el pervertimiento – : ¿Con quién crees tú que estás hablando?  – Aplicando voz recia y apabullante – . Yo no soy ni tus compañeros de aventuritas de niñasexploradoras, ni tus amiguitos de disfrute de extractos alicorados, mucho menos soy el señorilustrísimo de tu jefe... Espero lo tengas en cuenta para cuando pienses soltar alguna propuestanecia.

    Dimitrio se molesta porque acaba de insultar muy sarcásticamente a su jerarca. Sinembargo, entiende su molestia y sabe que para su manera personal de ser, no fue muy propicio el procedimiento que uso como propuesta, por ello intuyó que si le amenazaba probablemente estaríaen peor situación. Vuelve a pedirle el favor pero esta vez de manera dócil.

    Rey se limita a manifestar:

     –  ¡Sal de mi casa, ya!... Tali, por favor, acompaña al señor a la puerta que se va a retirar.

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    Lo importante no es llevar el conocimiento, sino demostrarque se sabe lo que se tiene que hacer con él.

    Capitulo II

    El carácter determina tu actitud

    El señor Peña recibe una invitación a una reunión de empresarios proveniente del gremioElegostdramsell Conferenci; una comitiva que circunscribe a los más importantes apoderadosfinancieros del área de economía en el país. Esto por supuesto que enterneció a Rey ya que hacíatiempo que le enviaban tarjetas convocatorias, a las cuales no tomaba en cuenta, por lo debidosentía que ya era momento de acceder a dicha invitación.

    Llegado el día de la comitiva a celebrar, era en casa de la familia Birluscone; una de lasfamilias más acaudaladas del país, con propósito de asistir para crear novedosas uniones que les permitiesen fomentar alianzas más sólidas y lucrativas a un nivel totalmente lícito y profesionalcomo siempre prefirió Rey.

     –  Tali, por favor, dile a Renfil que me prepare el vehículo que en diez minutos bajo.

    De viaje al lugar se avería una llanta del automóvil. Pasa un carro y Renfil aprovecha deinmovilizarle el paso para que se detenga y así le puedan brindar ayuda, Rey sale del vehículo yhabla con el conductor pidiéndole que le lleve a la parada de asistencia vehicular más cercana; a loque el corresponsal del otro vehículo se niega explicándole que no puede porque va de afán. Rey secontraría y le dice:

     –  Yo no te estoy pidiendo el favor, sólo te estoy diciendo que me lleves  – Rey se apoya con los brazos cruzados en el borde de la ventana de la puerta del vehículo del hombre. Le ve un par desegundos sin apartarle en ningún momento la mirada, para continuar  – , y cuando yo hablo...

    simplemente se obedece  – Habla con aquella habituada voz turbia y absorbente que siempre leacompaña – . Tranquilo, muchacho, que yo los favores, los pago, no quiero nada gratis.

    El hombre se queda atónito sin decir nada más que con la expresión enmudecida de surostro, pero a similitud de manera se le pasa por la mente que si le ha hablado así sin conocerlosiquiera, ha de ser porque realmente necesita el aventón, no porque sea alguna clase dedesvergonzado.

     –  Súbase, pues. Yo le hago el favor de llevarlo – Le dice el hombre.

    Asciende Rey con ímpetu.

     –  Ya le dije que un favor no, yo le pagaré lo que corresponda a sus intereses, y me disculpa que letomé de taxi, pero las emergencias son así, se atienden a la prontitud, además pudo esto haberle pasado a cualquiera... a usted mismo por ejemplo. ¿Puede hacer el favor de arrancar ya?

    Al llegar a la estación de servicio, llama al empleado de la misma y en ese instante suena suteléfono.

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     –  Alo, buenas tardes, ¿con quién estoy hablando? – Pregunta Rey. Se oye al otro lado una dulce vozfémina que con los decibeles integrados en su sonido le acaricia el paladar del oído.

     –  Buenas tardes, señor Peña, le habla Anshonella Veluccini, la asistente de los Birluscone, lo llamo para confirmar su asistencia a la reunión.

     –  Bueno, ciertamente en este momento se me presento un inconveniente de incidencia mayor, asíque no es seguro que pueda asistir, por lo pronto yo la tengo en aviso, pero no me gusta que meestén llamando tanto, por favor, ya que entenderá que mi asistente no se encuentra en estemomento, señorita.

     –  Entiendo, señor Peña, espero me avise entonces. Acá está el resto del gremio, sólo faltan...

     –  Ok, hasta luego, que tenga muy buen día  – Finaliza descortésmente tras colgarle enseguida sindejarle terminar de hablar.

    En el preciso momento, voltea y tiene al empleado de la bencinera enfrente con caramalhumorada. Rey le pide que le repare el neumático a instancias de que se encuentra a premuras – Conseguir un caucho nuevo, precisa una inversión entre cinco y seis salarios mínimos para poderobtenerlo en una denominada reventa. Sin embargo, conseguir cauchos, aun teniendo la capacidadfinanciera, se hacía complicado para los habitantes de dicho país por la alta demanda y poca ofertade tal producto a nivel de todo el territorio nacional en el país – . El empleado con cara obsesa lo vedespreciablemente, toma el caucho y antes de que éste se retire a hacer la gestión, Rey le mira y ledice:

     –  A mí no me estés viendo con esa cara de pertinaz, niño.

    El hombre se pone serio y se va refunfuñando entre dientes.

     –  Y no me estés murmurando que no me gusta – Reafirma Rey – . Si me vas a decir algo, dímelo a lacara.

    Rey sale del almacén para esperar afuera a que llegue la persona que le está atendiendo.Toma el teléfono queriendo hacer una llamada, en eso sale un hombre algo canoso de unos cuarentaaños de dentro de una aparente bodega, donde la puerta exhibe “Solo personal autorizado” éste lereconoce al verlo, se trata de un conocido de Rey, Alen Soure. Le saluda gentilmente, recordándoseque tenían gran tiempo sin verse el uno al otro. Hablan ciertas cosas de negocios y el pasado:

     –  ¡No sabía que estabas trabajando acá! – Dice Rey extrañado.

     –  No, no trabajo acá. Es mi negocio, lo compre el año pasado y me ha ido... digamos que bien. Megusta pero no surte los dividendos necesarios. Sabes que la cosa estos tres últimos años se hatornado realmente dura para todos en el país. Cada vez que surto el negocio de mercancía, bueno, sies que la encuentro... la vendo en un precio y cuando voy a comprar nuevamente me sale máscostosa que lo que obtuve por la venta, como consecuencia me veo obligado a subir los preciosconsecutivamente, de lo contrario me quedo sin negocio y así no se puede subsistir, la gente, losclientes se viven quejando, diciéndome que soy una hiena, un estafador, que se yo que otras cosas – 

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     –  Si fuese a decirle algo, créeme que ya lo hubiese hecho. En tanto que no vuelva a suceder no veo porque haya que decirle nada, tranquilo... Te entiendo, muchacho, la fatiga de un trabajo repetitivoy la falta de valoración por parte del dueño para contigo te hace no sentir respeto por los clientes, por el contrario te crea algo de repudio. Pero debes tener cuidado de no repetir esas actitudes

    conmigo – Le dice agradablemente.

     –   Que tenga muy buen día, señor, y muchas gracias nuevamente  – Contesta el empleado congratitud.

    El vehículo que le había traído aún aguardaba esperándole. Cabe resaltar, que en esemomento sale el dueño del servicentro y le grita:

     –  Señor Peña, yo lo llevo. ¿A dónde se encuentra?

     –  Bueno, perfecto, mejor así – Se dice Rey para sus adentros.

    Se acerca Rey, al carro que lo estuvo esperando todo este rato. –  Me voy. ¿Cuánto le debo?

     –  No, no me debe nada, tranquilo.

     –  Ya se lo dije... A mí no me gustan los favores, toma  – Arroja el dinero al asiento de copiloto vacíoy se va sin decir más.

    Una vez en zona territorial del lugar donde se llevara a cabo la reunión pautada. Estando enla entrada de la casa, el enorme portón se abría paso para su apertura, conduciéndole a un gran patiocolmado de un inmaculado jardín en su representación más exclusiva; al dar vista de fondo, podía

    distinguirse la puerta principal con una gran congruencia en cuanto a la expresión de originalidad, por no traer a pie de palabra el cómo capta la atención de las propiedades vecinas revelando muchosobre la casa y sus habitantes. De lado derecho, un monumental atrio como refugio de antesalaadherida a las salas de reposo doméstico. En ese preciso momento, se acordó que no le habíaavisado a la asistente de los Birluscone, de igual manera no le dio demasiada importancia aunquesabía que el empleo de la misma podía estar en juego por tal imprudencia de su parte, sin hacerdemasiada conciliación en ello, arribó Rey a esta portentosa estructura contemporánea; en sufachada revela un lugar visiblemente personificado que conquista la iluminación oriunda y lanegativa a una posible indiferencia a observar el sobresaliente panorama de la vista. El criado de lacasa, al recibirlo le hace esperar en la sala. Apenas al ingresar, contempla la generalidad de los puntos en su interior, explotados por la prodigiosa vista a través de todos sus ángulos, la luzconcede un tono cálido, y el aire se percibe y se respira absolutamente libre de impurezas, lo que dacomo resultado una mansión de diseños compuestos. En resumen, espectacular.

    En ese momento llega el adjunto del señor Birluscone y le llama la atención a su criado,diciéndole: 

     –  Como se te ocurre dejar al señor acá esperando sin notificarlo, ¡por favor! Ya puedes retirarte  – Dirigiéndose luego a Rey, después de saludarle.

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     –  Sígame por acá, por favor, señor José.

    Rey le sigue.

     –  Disculpara usted, pero el señor aún no se ha presentado a la sala de conferencias, le dejare con

    Milton Estebes, él le dará un breve recorrido por esta humilde morada del señor Birluscone mientrasespera. Será sólo cuestión de unos diez minutos. Lo dejo en buenas manos  – Le dice el adjunto,retirándose.

    Mientras espera, Milton le muestra la propiedad en la parte trasera y le explica:

     –  El espacio cuenta con retroalimentación visual hacia la bahía de Blagcostpawit. Esto se hizo así,con el deseo de vincular el interior de la casa a la vista de la intemperie. Como puede notar, en estenivel de la vivienda se utilizaron ventanas y puertas continuas para el mayor aprecio del aspectoarbolado del jardín como lo prefiere el señor Maximiliano – Luego le expone el resto de la casa sin pasearlo por los lugares. Prosigue Milton – : En la intimidad de esta casa, a desacuerdo de la sala

     principal, hay una amplia sala que se abre a merced del saliente, donde se sintetiza la terraza y lachimenea, quedando a la vista.» El decálogo óptico de la arquitectura del lugar lo resuelve su concentración en la densidad devolumen implícita que funciona como hall central, la misma sirve como punto de conexión con el pasillo del despacho, que es a donde usted se dirigirá en breve momento... Por allí mismo podránotar la entrada a la master suite. La escalera principal que vio a su llegada, está en saledizo desdela pared y en ella incluye una balaustrada que retro ilumina dentro del plano de la pared.» Las áreas añadidas en la planta principal, encierran oficinas con sus respectivas habitaciones paratomar ducha, un vestíbulo de revestimiento acristalado, usado como almacén de licores singulares, ycomo ya vio; un garaje para unos quince vehículos... Y ya lo demás, bueno son muchas cosas.

    En eso llega un hombre que Rey no conocía a informarle del advenimiento de Birluscone.Rey se va con él.

    Al pasar por el pasillo de entrada al despacho, se puede visualizar a Anshonella, quien seservía agua desde un filtro, y esto no pudo dejar de ser notado por Rey; una morena cuyas piernas teharían deleitarte con sólo verlas en esa posición inclinada tan llamativa. Al elevarse abandonandototalmente su posición anterior. Rey se zafa de la compañía expresándole que en un momento lealcanza y pide que se adelante al representante de su guía. Aquella mujer se gira y Rey al verla defrente se acerca clavando completamente su predominante mirada descubriendo aquellosdescomunales ojos verdes sin retirarla por motivo alguno. Fueron unos segundos eternos yemanticos. Al encontrarse uno frente al otro la tensión sexual visual preludiada entre ambos sedisparaba a niveles drásticos, haciendo que la situación se tornará surreal, parecía que el tiempo sehabía detenido y sólo eran ellos dos atrapados en el momento, ella baja su mirada mostrándoseintimidada, obsequiándole una breve pero animada sonrisa, Rey como excusa para restarleincomodidad a la situación:

     –  ¿Puedes ayudarme con algo? – Pregunta él mirándola a los ojos, esperando a que le diga que sí.

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     –   ¿Qué? No me digas que no sabes dónde está el camino, porque es obvio que es por allá  – Responde Anshonella desagradablemente.

    Rey sonríe de medio lado primeramente y luego le dice:

     –  Esa es, demasiada insolencia para una dama con las características que desprende su clase, ¿nocree usted, señorita?

     –  Perdóneme, es que la mayoría de hombres lo único que buscan es una sola cosa. Por eso a una letoca estar alerta, me tienen ya aburrida.

     –  Noto un pequeño, ligero tono, que suscita a invitar a creer en el desagrado por su parte de loshombres, y quizás hasta la elección de una cálida y húmeda piel fémina antes que la de un hombre asu lado con deseos de protegerla.

     –  Está muy acertado usted, me ha leído como casi un libro abierto. Y dígame, ¿tiene algún problema

    con eso? –  Por supuesto que sí, lo tengo, para alguien que sólo desea una cosa de una mujer como usted,siempre lo va a ver.

    La mujer lo mira con cara de sospecha, levanta la ceja notando el perspicaz doble sentido desus palabras, pero igual esta intrigada de saber qué es lo que va a decir después.

     –  ¿Y qué es lo que desea usted, de una mujer como yo?

    Rey con su cara un tanto cerca de la suya la toma con dos dedos levantando levemente suquijada.

     –  De una mujer como tú, no tienes ni la más mínima idea de lo que deseo  – Mientras la sigue viendohaciendo pausa – . Pero en este momento, sólo quiero una mujer así como tú... para que me sirva unvaso con agua – Dice soltando una sonrisa por la picardía contenida en lo que ha dicho – . Esa es miúnica petición hoy, ¿señorita?

    Se encuentra ella aunada al momento, sumergida en el deleite de sus emociones, pero deigual manera no se deja llevar por la complacencia y el arrobamiento del mismo.

     –  ¡Señorita Anshonella! – Respondiendo a la falta en su conocimiento del nombre.

     –  ¿Anshonella? – Pregunta sorprendido –… Ecléctico… podría decirse, hasta raro nombre. Siempre

    he querido tener a una mujer, específicamente con un nombre infrecuente, el cual no allá escuchadoantes  – Le dice colocándose muy cerca de su cara; a sólo cuatro centímetros de ella – . Esa ha sido,una de las peticiones de toda mi vida.

     –  Bueno, yo no sé si es su petición o no, pero vaya quitándose esas peticiones de la cabeza porqueno las va cumplir. Por lo menos conmigo, no.

     –  ¡Hey! Un momento, sólo dije específicamente infrecuente, no específicamente con ese nombre,Anshonelita... Y replanteando mis ideas, no me imagino con una mujer como usted y toda esa

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    amargura que carga encima. Demasiados problemas, para buscarme más... ¡Nooo, creo que no losoportaría! – Le dice riéndose.

     –  Hay, pero que idiota y pesado eres – Le dice ella retirándose.

    Rey la toma del brazo, la hala sutilmente y le revela:

     –  Las mujeres decididas y con carácter, que no se la ponen fácil a cualquier hombre y más a unoque acaban de conocer... no sé porque... nunca lo entendí... pero tienen una especie de efectoretorcidamente especial sobre mí, el cual creo que ni yo mismo puedo controlar.

    Anshonella suspira, se muerde el labio inferior, le ve unos segundos a los ojos y luego haciala boca con deseos silenciosos de besarlo, para después de ello volver en sí, y su mente sabotearleexigiéndole control sobre sí misma.

     –  Bueno, más le vale que se vaya controlando, hombrecito, si no quiere que llame a seguridad  – Dice

    ella retirándole el brazo de él sobre el suyo. –  La seguridad, la controlo yo, no ella a mí.

     –  Puede hacer el favor de retirarse, señor, si lo ven acá, me puede ocasionar problemas con mi jefe  – Le dice cortando sus intenciones.

    En eso lo llama la encargada de la formalización de la reunión, notificándole que está a punto de entrar en cesión la misma. Rey hace una seña imponente e autoritaria con la mano derechade: «espérate, ya me incorporo»

     –  ¡Entiendo!

    Cabe destacar, que Anshonella es la asistente del señor Birluscone, quien llamo a Rey atempranas horas. Le da el vaso con agua que él ya le había pedido, para disimular ante la encargadade la reunión, y de nuevo le regala una mirada esquiva que clandestinamente revela deseo detrás dela timidez.

    Rey se retira igualmente sin apartar su mirada, diciéndole:

     –  ¡Volveré a verte!

    Camina firmemente, y siempre con su mirada alta hacia la sala de reuniones. El bedel vaabrirle la puerta y Rey le dice que no, haciéndole una seña que le da a entender que no va a pasar

    antes que él, pensando que era algún miembro del gremio. El bedel se queda afuera, pero porsupuesto siendo costumbre de Rey se le olvida de momento que he de haber uno en una casa tangrande.

    Rey es un individuo con una personalidad muy autoritaria, no permite que nadie le hagahacer algo que él no quiera, y sus exigencias van desde las más nimias. Como bien se ha notado,hasta el momento.

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    Rey se incorpora a la sala, reparte un único saludo que llega a todos, mediante su fuerte voz proveniente del plexo solar. Camina lentamente hasta el puesto que residía vacío y se sienta, principalmente observa su entorno dentro de la misma con distinción para hacerse notar, lograndofijar su mirada de manera ordenada aproximadamente cuatro segundos para darse a conocer con

    cada uno sin emitir palabra alguna. Todos discuten sin orden programática y realmente se puedenotar en la expresión del rostro de Rey, que está analizando a la vez que no se encuentra de comúnacuerdo con lo que se está exponiendo en dicha reunión. Sin soportar más esto, abre la boca paradejar salir:

     –  ¡Silencio! – Con voz recompuesta.

    Todos se callan, y a la vez quedan sorprendidos por la frialdad de Rey al pedirles que lohagan. Parece que sólo una palabra de Rey los ha neutralizado. Continua:

     –  Ya los escuche a todos ustedes y sus sandeces, pero sin orden la cuestión no marcha con eficacia,ahora quiero que cada uno me exponga sus opiniones... Pero eso sí, uno a la vez, no quiero que se

    estén volviendo a alarmar porque no parecen profesionales, se asemejan más a una pandilla deretrasados... o cuando menos a unos vagos sin ideas objetivas. Así que por favor  – Señalando de palma abierta al del frente para que sea él, el primero en exponer sus ideas – . Tienes el privilegio deser tú, quien iniciara formalizando su opinión  – A lo que éste se queda mudo sin poder diferirsiquiera una letra.

     –   ¿Tú crees que estuviésemos perchados así y residiésemos aquí, si fuésemos vagos o retardadoscomo tú dices? – Pregunta debatiendo seriamente, uno de los presentes.

     –  ¡SHUUUUU! – Hace sonidos para incitar al silencio, llevándose la mano a la boca, en medio detodos los presentes, mientras le mira directamente para callarlo – . Aprenda algo, señor Kiedford,

     para que la vida no le plante cara cuando menos se encuentre preparado; la inteligencia poseemayores bases de auge que la idiosincrasia de la incredulidad, por ello una corbata, un trajeenmarcado de diseño y una oficina instaurada por los mejores decoradores de interiores, no hacen elcarácter y la disciplina necesaria para llevar a cabo un direccionamiento eficiente dentro de unaorganización empresarial. Aunque creo que eso ya lo sabía, más lo ignoraba que son cosasdiferentes. Por otra parte no dije, retardados, dije retrasados, son términos sutilmente desiguales. Ysí, uno aún más coercitivo que el otro. Porque las ideas no vienen de lo tangible, sino de lo que proporcione la materia gris – Pausa unos segundos mientras le sigue viendo – . El solo hecho de quehayas dicho algo como eso, evidencia la incompetencia por tu parte, ¡señor doctor! Dicho esto, voya considerar que no lo dijiste conscientemente para que no quedes mal delante del resto de los

    comensales.El señor Kiedford no hablo más a partir de allí, salvo a que se le hiciera mención a ello.

    Todos en la sala han puesto su atención en él después de esta pequeña reyerta, sobre todo loha hecho el señor Birluscone; el magnate que es pues quien debería dominar al comité y no lo halogrado. Por eso y por mucho más, siempre ha admirado y respetado lo que ha escuchado de él, másahora que lo conoce personalmente. Rey se adjudica un liderazgo situacional porque es así como lo

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    asume y no porque se le haya otorgado. Mientras que los demás asumen lo que les toca o lo que élles deja.

    Todos exponen sus ideas sobre cómo atrapar a nuevos clientes para el negocio respectivo decada uno, puesto que el pensar de “Elegostdramsell Conferenci”, que es el nombre del equipo quese reúne a plantear, agregar, crear, discutir y seleccionar qué estrategia podrá ser exitosa paraaplicar al mercado de las ventas, compartiendo en este caso una junta en la que todos puedanintervenir y salir ganando utilizando una misma o diversas técnicas de ventas que solo ellosconocerían, con lo cual no podrían ser competencias entre sí, ya que cada uno se dedica a negociosdistintos, pero siempre con un mismo fin: Preservar el apoyarse para el objetivo del cierre de laventa y el hecho de mantener al cliente siempre en su cartera de compradores frecuentes. Aunquecada uno debería cavilar estas dudas por sí solo, se creyó en dicho concejo corporativo de entesempresariales que uniendo fuerzas pensantes u entelequies se lograrían objetivos de maneras másformidables en tiempos más céleres. Hay algunos que se desempeñan en ramas inmobiliarias igualque Rey, pero lo hacen dedicándose a su labor en otros estados, lo cual no afecta su territorio de

    ventas jurisdiccional. Por ello, parten de estas premisas de apoyarse en sus diversas ramas paracrecer juntos como empresarios dedicados.

    Luego de estas discusiones dentro del plantel se han creado contubernios y no ha gustadoninguna de las opiniones citadas en la misma. Rey, empresario de veinticinco años dedicado a larama inmobiliaria desde hace ocho años y que hasta el momento es el más joven notorio y eficienteno solo en su área sino en el corporativo, dominando una gran gama de conocimientos derivados decualquier cantidad de disciplinas y diversas índoles.

    Se levanta poniendo las manos sobre la mesa, asumiendo todo el control directivo sin queapenas se lo hayan conferido, finalizando con esta partitura oral:

     –  No, ninguna de las ideas que han expuesto, considero que se encuentren dentro de una alturacorrespondiente a los estándares…  perdón, a mis estándares. Por esto y por más, considero que he perdido mi tiempo viniendo a esta reunión. Así que con el permiso de ustedes, me retiro. Buenastardes.

     –  ¡Señor Peña! – Replica Birluscone – . Pero aún no hemos terminado – Dice buscando una respuestasatisfactoria en él para con esta defrauda de tiempo que a él igual le ha traído esta reunión.

     –   Ya yo he terminado, no creo que tenga más nada que decir. Discúlpeme, pero tengo cosasimportantes que atender – Se levanta y sale del despacho de Maximiliano dejando a todos allí.

    De salida, pasa, puesto que es necesario por el área de trabajo de la señorita Anshonella y nise inmuta en verla, ya que su molestia se agiganta a niveles preponderantes por el tiempo que acabade perder. Termina de salir de la mansión, y al llegar al porche de conexión a la salida, se acerca deforma apresurada la asistente de Maximiliano a decirle:

     –  El señor Birluscone quiere verle mañana en privado  – A su vez, lo ve a los ojos con la miradatotalmente cohesionada.

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     –   Yo no quiero hablar con él, ya mis parámetros e intereses los deje claro en esta, que ellos proclaman reunión con profesionales competentes  – Pausa – . Pero lo que realmente deseo ver en privado, son esos ojitos y esa sonrisa devastadora que está pulverizando mis sentidos cardinalesmientras te veo – Pausa de nuevo y sigue viéndola firmemente por otros segundos – . Nos vemos a las

    nueve de la mañana, te recojo en tu casa sin falta  – Le dice acariciándole la mejilla de forma protectora, para de pronto voltearse y emprender a irse.

    Anshonella lo ve, despidiéndole con una mirada exquisita, quedándose observándolomientras se retira a su vehículo, para luego de quedar abstraída volver en sí y caer en cuenta de quealgo faltaba – : ¡Pero ni siquiera sabes donde vivo! – Asegura ella.

     –  Oh... pero que hazaña tan difícil de realizar – Le dice sarcásticamente primero, para luego afirmardecididamente – . ¡Niña, yo lo que quiero saber, lo averiguó y ya!

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    Capitulo III

    Mirada fascinante, caricia deleitante.

    Pasa el siguiente día, Rey llama a Anshonella y le indica:

     –  Voy a enviar a mi chofer para que te recoja y te traslade directo al bistró porque no puedo ir yo a buscarte, estoy concluyendo unas cuestiones, finalizo y te alcanzo.

     –  ¿Qué?... ¡No!... Así no voy a ir entonces.

     –  Lo que tú digas – Dice sin prestarle demasiada atención.

     –  Bueno, está bien, Rey, espero entonces.

     –  Hey, hey, hey, parame la confianza ahí, que yo no he jugado metrilla contigo, los únicos que medicen Rey, son mis amigos, y conocidos tengo muchos, pero amigos, me incomodan los dedos de la

    mano para poder contarlos, porque amigos, los considero a pocos, así que ni se te ocurra volverme allamar por mi nombre de pila. Para ti soy, José Peña.

    Pasadas las horas. Llega Rey a la entrada de La Provestranza; uno de los restaurantes quemás le gusta visitar, localizado en la zona norte de Silverstraum, el mismo presta en su exterior unacreación de diseño para que su interior sea visible, concediéndole a los citadinos que transitan por ellugar, apreciar su seductora decoración interna, ofreciendo conjuntamente a su vista un espacio dearquitectura vanguardista rico en diseño, un ambiente cálido y amable demostrado con unacoherencia e identidad en todos los elementos que lo componen, sin dejar de lado el exótico menúde cocteles, además de poder disfrutar de la más relajante música de piano.

    Emprende su avivada entrada, donde lo alberga el celador recibiéndole el saco, avanza yel recepcionista del lugar le dice:

     –  Señor Peña, pase adelante, bienvenido, la señorita le espera en la mesa veintitrés. ¿Quiere que leacompañe? – Pregunta él, ya que Rey es conocido en este lugar, y a parte ya había reservado.

     –  No, estimado, yo sé llegar solo. ¡Muchas gracias!

    Se dirige de forma flemática y decidida al ubicar la mesa de su invitada, sigue su camino sinvacilar conectando su mirada con la de Anshonella, y al llegar, se acerca pone su brazo derechosobre el hombro izquierdo de ella y le da un beso en la boca directamente sin más, se sienta y deinmediato vino en persona el chef a asistirlo sin haberlo llamado, ya que siempre quien lo atiende esél.

    El chef le saluda cordialmente, aseverando que tenía tiempo sin verle en el lugar, a la vez brinda su atención, preguntando que puede ofrecerles que sea de su dual agrado.

    Rey pide que le deje hablar primeramente con la señorita Anshonella, para llamarle luegode estar acorde sobre qué es lo que van a ordenar.

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    Una vez solos, Rey gira su cara para conectarla repetidamente con Anshonella, mientras,ella se muestra sorprendida por lo reciente. Rey la mira unos segundos para dejar salir:

     –  Me encantó el almíbar dulficado de tus labios, me recordaron a las sensaciones desprendidas alsaborear mi pie favorito – Le comenta mientras esboza una sonrisa de medio lado, casi mórbida.

    Anshonella sonríe y baja su mirada, siempre tímida. Rey permaneciendo sentado, extiendela mano, levanta su mejilla y la vuelve a mirar a los ojos para preguntarle:

     –  ¿Eres ferviente de la comida preparada con lacticinio?

    Demuestra ella tímidamente, un leve asentimiento, pensando en que se trata de una pregunta fuera de contexto. Rey abre la boca para hablar:

     –  No me interesa... si eres muda, sólo quiero hacerte el amor... hasta que suspires de un estupendo placer, pero tranquilízate, esta noche no será concebido el deseo, porque no me acuesto con

    desconocidas – Le dice mientras sutilmente retorna a sonreír.Entra ella en un estado de consternación, dejando de ser secreto para alguien que su

    atracción por él, ya sobrepasa los límites de lo natural, expresándolo quizás inconscientemente en elcolor de sus mejillas, la dilatación de sus pupilas y la tensión por su parte que la situación leconfiere al momento.

     –   Usted es muy atrevido, nunca ningún hombre me había hablado de manera similar  – ReaccionaAnshonella tras la apabullante respuesta por parte de Rey.

     –  Yo no soy ningún hombre, damisela, yo soy, ¡el hombre! Y lo que puedas pensar de mí, a partirde ahora, poco me importa  – Aclara contundentemente – . Y… a mí no me incumbe que no te lohayan dicho nunca, si soy el único o ya te lo han dicho miles, sinceramente no me interesa…  sóloquiero que seas mía, y ya – Le enuncia sin apenas apartarle la mirada.

     –   ¡Guaoo! Que rudo, señor Peña  – Riéndose con su cara hacia abajo de nuevo. Vuelve a subirla,quedándose conjunta a la mirada de Rey por unos segundos, para luego voltear a un lado tratandode disminuir intensidad al momento.

     –  No, no, rudo no, yo no quiero ser rudo aquí sino en la cama contigo, así que cállate y limítate avivir el momento, niña.

     –  Jajajaja, me da mucha risa usted, con cada desquite que se saca, estoy bastante segura de que eso

    se lo dice a todas – Rebate ella luego de acicalarse nerviosa y suavemente por detrás de su oreja, unmechón de cabello que le ha caído. Anshonella sucumbe en la situación y a su vez trata de autosabotearse, sabiendo ella misma que quiere ser arrastrada por ese torbellino de pasión que tanto le provoca intriga, pero de igual modo, siente un miedo irrefrenable.

     –  Y yo estoy seguro de que eso le dices a todos los que intentan conquistarte. Y claro, por supuestoque se lo he dicho a todas…  pero a todas las mujeres que me han interesado tanto, como te hasganado tú ese privilegio.

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     –  ¿Estás tratando de conquistarme? – Pregunta sarcásticamente.

     –  ¡No! Yo no conquistó… permito que la gente se arrastre hacia sus propios deseos naturales, a loscuales tratan de reprimirse por pensamientos sin significados de un tercero  – Enuncia firmemente ysiempre viéndola a los ojos.

     –  ¡Guao… usted…! – Cohibiéndose al querer decir algo – . ¿Quién se esperaría tanto? No estás connada de bloqueos para decir las cosas como las quieres, ¿verdad? – Sonriéndole.

     –   Sinceramente no voy a cohibir mis propósitos y mucho menos voy a simular ser algo que noquiero ser, al pretender contigo algo más. Siempre digo las cosas como las pienso y al que no legusta… que se aparte de mi camino que me estorba.

     –  Francamente, no puedo negarle que me deja ampliamente perpleja con el arrebato y fidedignotalante imprudente de sus palabras.

     –   No es mi intención sorprenderla, señorita Veluccini, pero tampoco pretendo dejar lugar amalentendidos.

     –  Entiendo... ¿Y a cuántas, se los ha dicho? Si se puede saber.

     –  Claro que sí se puede saber, es sólo que no quiero decírtelo, así que deja ya de preguntar tonteríasy concentrémonos en este momento que es lo único irrepetible.

     –  Igual me parece una tontería todo eso que dice, hay momentos en que no se pueden expresar lascosas. Debes tener cuidado de no decir todo cuanto se te ocurre. Puedes terminar llevándote unasorpresa de alguien, alguna vez – Refuta ella sin vacilar.

     –  ¿Vas a seguir cuestionándome toda la noche?  – Le pregunta con voz decisiva y molesta pero a suvez siempre controlada. Prosigue – : Porque si es así, me voy ya mismo – Levantándose.

    Anshonella se vuelve a reír, para agregar  – : Bueno, si te quieres ir, vete  – Sin mostrardemasiada importancia, pensando que no se iría.

    Rey se termina de levantar y se va. Una vez estando aparte, le hace señas con la mano alcamarero que esta vez, fue quien permaneció atento a su llamado. Se dirige hacia él. Rey le habla aloído y le pide que le lleve a Anshonella, una copa de Chantile y un Bife de lomo a la parmesana sin participarle nada a ella.

    Se retira a su casa, pasadas unas horas Anshonella llama a Rey:

     –  Señor Peña, gracias por la comida, pero no la deguste. Y lo que nunca entendí fue porque semarchó de esa manera  – Le comenta con ironía, porque ella sabe que no le gusto lo último que ledijo.

     –  Escúchame algo, doncellita, y que te quede bien claro, no tolero que me falten al respeto de esamanera como lo hiciste… Cuando yo hablo, se me escucha, y no soporto las risitas ridículas.

     –  No, pero es que… 

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     –  No, pero yo le aviso ahorita.

     –  No, no, no, ahorita no me sirve, eso no me produce ganancias netas. Que tenga buenas tardes,estimado.

     –  Peña...

     –  Pup, pup, pup… 

     –   Tali, ven acá, por favor. El señor Birluscone, va a venir a las diez de la mañana a buscarme,cuando llegue, avísame, sin embargo le vas a informar que estoy atareado y le haces esperar en eldespacho. No lo atiendas, para que entienda que a mí nadie me toma el pelo, ni me ve cara de pendejo – Le comunica Rey.

    A pesar de la llamada previamente gestionada entre ambas partes, en la tergiversada mentede Rey, aún cuando Birluscone le dijo que no podía, mostrándose dubitativo. Ya él sabía por como

    movió siempre sus asuntos, quien iba a ceder y quien no, a sus avideces, que realmente se visualiza poco frecuente quien no se muestre conforme con sus exigencias.

    El señor Birluscone verídicamente le llama a la media hora, a lo cual atiende es Tali, éste leencomienda que le informe a Peña, que estaría allí a las diez de la mañana, tal como le pidió.

     –  Así le hare saber, que tenga un magnifico día – Culmina ella.

    Pasadas las dos horas. Se oye el estrepitoso y molesto sonido del claxon, y Tali sale arecibirlo.

     –  No haga mucha bulla, por favor, que ya sabe cómo es, el señor Peña. Pase adelante y espere aquí,

    señor, que él ya le recibirá.

    Tali sube las escaleras y le indica a Rey que ya ha llego su invitado.

     –  Ok, recuerda lo que te dije, no le prestes atención, no te lo voy a volver a repetir.

    Después de veinte minutos Rey baja, y encuentra al señor Birluscone rojo y molesto por loreciente, puesto que le hizo esperar. Lo cual representa tiempo de valor sustancial para él perdido.

     –  ¿Está molesto por algo?  – Le pregunta Rey provocando que él explote, para así poder decirle loque piensa.

     –  Por supuesto que estoy enojado, y no creo que haga falta que se lo diga, ya que considero que loha hecho adrede.

     –  Si, absolutamente con consentimiento de causa, lo he hecho porque usted tiene que entender queaunque esté lleno de un extenso caudal monetario, no va a venir a decirme a mí lo que tengo quehacer, ni me va a estar imponiendo un tiempo determinado, porque resulta que mi tiempo no vale, nimás, y tampoco menos que el suyo, vale exactamente igual. Así que, si no le gusta como llevo mitrabajo, sencillamente lo dejamos hasta aquí sin ni siquiera discutir el tema porque yo no voy atrabajar bajo sus pautas, al momento en el que me corresponda a mí tomar las decisiones, no se lo

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     permito a nadie, y tampoco se lo voy a pasar a usted sólo  porque tenga todo lo que tenga… Miscondiciones son inalíenables y se respetan... ¡Yo, José Peña! Trabajo bajo esos términos. Usted esquien decide, sino está de acuerdo con mi antiestético proceder, ahí está la puerta, estimado.

     –  Tali, por favor, tráeme un whisky – Le encomienda Rey a Tali –… No sé usted que tomará.

     –  Tranquilo, señor Peña, yo lo conozco, y lo poco que lo conozco, sé como es a procedencia de suscompendios. Además pude notarlo en la reunión, por ello estoy aquí hablando con usted, ya quetengo el concepto y paradigma de que no es tan latoso como los demás, por su comportamientolleva a reflejar eso, y por ende su trabajo, evalúo, debería ser más estandarizado.

     –  Gracias por pensar así, pero no pierdo tiempo porque a mí no me remunera el estado, así quevamos al grano. Cuénteme, ¿cuál es ese proyecto tan importante?

     –  Bueno, lo primero que quiero comentarle…

     –  No me esté dando vueltas, que me hace perder el tiempo, ¡ya se lo dije! –  Ok. Como bien le expuse por medio telefónico, quiero realizar dos urbanismos y dos torres. Unode los urbanismos para mis trabajadores de alta gerencia y el otro lo quiero para la venta, con el finde con ellas poder costear parte de los gastos de estas construcciones, una en la región central ytodas las otras acá en el Distrito de Suit Dalsbert. Otras dos torres que serán únicamente para la parte de comunicaciones y todas las operaciones administrativas de la empresa, porque ya no quieroque sigan siendo dentro de las instalaciones. Por lo pronto, quisiera que te encargaras con lo de laconstructora para realizar las edificaciones de los cuatro conjuntos de inmuebles y posteriormentedel urbanismo que te mencione, quiero que te hagas cargo con la parte de bienes raíces para la preventa... Aparte de ello, Peña, quisiera que fueras la persona comisionada con el mayor cargo en

    la torre de comunicaciones. Al único que tendrías que rendirle informe de producción seria a mí. Séque tiene capacidad total, confió en ello y por demás, sé que podrás desempeñar el cargo contransparencia, fortaleza mental y convicción.

     –  ¿Tú estás tratando de manipular mis cinco sentidos adulándome y diciendo esas últimas cosas… oson ideas mías? ¿Como vas a confiar en mí, si ni siquiera me conoces de mucho? ¿Quierestrabajarme la mente, verdad? A mí se me respeta... A mí no me viene ningún coprófago conengreimientos de magnate a trabajarme la mente, ¿oíste? Eso que te quede bien claro, yo no voy atrabajar para nadie, mi único jefe, soy yo. Espero, te quede eso, lo suficientemente internalizado.Ahora con respecto al proyecto de las edificaciones, déjalo en mis manos que yo lo resuelvo.

     –   Ahora hablemos en términos financieros, me imagino que era la parte adonde quería llegar  – Afirma Birluscone.

     –  Hey, hey, hey, cuidado con sus palabritas. No me trate como que simplemente puede comprarmecon sus cifras escandalosas. Va viniendo y vamos viendo. Para comenzar, sólo quiero nuevemillones de dólares (9.000.000 $), para el primer contrato y la compra de los materiales deconstrucción. Lo que vaya necesitando, yo se lo hago saber.

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     –  Bueno, y me gustaría saber la manera en que vas a proceder con todo este proyecto. ¿Cuáles sonlas pautas o aquellas metodologías que piensa usar?

     –  De eso me encargo yo, así que sólo tranquilícese, yo sé lo que hago. No es la primera vez quetrabajo con esto. Y no se preocupe, a medida en que vaya avanzando, con todo gusto le voyavisando. Si eso es todo lo que vino a decirme, puede retirarse, ya que tengo otros clientes queatender. Muchas gracias por la visita, hombre.

     –  Ok. Quedamos así entonces, yo le convoco mañana para comenzar los trámites de todo esto.

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    Capítulo IV

    Reencuentro pasional de emociones

    Para el día siguiente, como bien se participó en la reunión que tuvo lugar el día preliminar

    en casa de Rey, se reuniría éste con el señor Birluscone para aclarar los puntos concluyentes de la permisología de las variables urbaniticas, a fin de ver si era plausible llevar a pie de estructura esascimentaciones en las respectivas zonas que él apunta. En su abordo a la casa de Birluscone, tras un par de pasos dados para observar la propiedad internamente mientras espera en la entrada de laresidencia, nota una vistosa pintura incrustada en la parte central de la pared hacia el fondo de suizquierda, lo que le llamo especial atención entre todo los detalles decorativos del lugar;destacándose por la distribución asimétrica y equilibrada que le confería al lugar, la cual no habíavisto en su primera visita. Lo que realmente le infería interés, es que le parecía conocido por susrasgos definidores de la siniestra pintura barroca.

    Rey antes que todo, se dirige a su izquierda, donde se ubica el espacio protagonista de la

    extravagante decoración. Su sorpresa se dio cuando reconoció hábilmente a través de suacercamiento que se trataba del gran Von Rijn o mejor conocido como Rembrandt, un pintorholandés, en su pieza artística “El regreso del hijo pródigo". Se queda abstraído detallando elcuadro, y en eso, Anshonella que circulaba por allí con dirección a la puerta de salida procediendode la enorme escalera naciente de la sala, lo ve y se acerca.

     –  No sabía que admiraba el arte – Alude ella al verlo allí.

     –   No la admiro, trato de imaginar y comprender, como se sentía el artista cuando la estabamoteando. Estoy seguro que debió está pintura tener una especie de influencia y significadoemocional profundo para él, especialmente éste.

     –  ¿Por qué lo dice? – Pregunta Anshonella, curiosa.

     –  Por tener la sensación de ser quizás su postrimera obra, esta fue pintada en la última etapa de suvida, mientras vivió una tragedia personal y una ardua ruina económica, ahora, extraño lo que hallegado a valer cada una de sus obras. El arte de su fantástica profesión, fue consagrada unamagistralidad, además de que he visto otros y con éste preservó una delicadeza deslumbrante,sirviéndose de las esplendorosas técnicas del claroscuro y el tenebrismo que tanto le demarcaban  – Le dice sin verla, ni prestarle la menor atención, más allá de comentarle esto.

     –  Usted está lleno de fascinaciones, señor Peña. Cada día me asombra más  – Tratando de llamar su

    atención.A lo que Rey se retira sin dar muestras de interés. Anshonella lo llama:

     –  ¡Señor Peña!

    Conjuntamente a su llamado Rey voltea lentamente, y le dice:

     –  Me encantas... pero no pienso quedarme esperando a que te decidas.

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    Lo ve ella fijamente y de una manera tentadora sin decir nada, para luego retirarse y tratarde enredarle con el aparente mismo juego de él.

    Rey la toma de su brazo izquierdo y la hala hacia él con un poco de rudeza masculina, paraluego adueñarse de su cara con la mano derecha, hasta llevarla por entre la mejilla, el cuello y lanuca, empujándola hacia él y besándola con una arrasadora e inquietante pasión  – Rey la suelta y ledice:

     –  No quiero volver a verte cerca de mí, me haces hacer cosas de las que se me dificulta controlarme.¡Aléjate! – Le pide con una rotunda cara circunspecta.

    Anshonella desconcertada se marcha, su cara se podría describir en su reacción como la deuna niña avanzando por un lóbrego y enigmático bosque sin ninguna clase de guía que le proporcionara seguridad y protección. Sin embargo, en similar sentido abrigaba una necesidadintensa de ella también besarlo, y aunque le tentaba hacerlo, sentía que debía cohibirse a fin de dar aentender que no cedería fácilmente, ya que divisaba que no estaba ante la misma clase de hombre

    que toda la vida le habían llevado el pasó. Sus sentimientos estaban persiviendose así mismos comoinsultados. No sabía cómo sentirse tras todo esto que jamás había experimentado. Con los hombresnunca había tenido relación parecida ni trato similar, esto le molestaba de alguna manera provocándole emociones inconfesables llenas más de contriciones que de buenas intenciones. Noobstante, aún nivel preferente le encantaba, y la circunstancia de no poder controlarlo le causaconfusión.

    Rey se retira de la escena, saliendo de la sala donde se encontraba. Con dirección aldespacho, avanza por el vistoso pasillo de galería donde se revela en cada división de pared aesmero de deleitar la vista, una pieza de arte aprovisionada por una absoluta distinción elitista. Sintomarse demasiado esfuerzo por verlas, sigue conquistando el paso plácidamente puesto que yaéstas las había contemplado en su primera visita. Entra al despacho de Birluscone para discutir lorecientemente pautado. Se da el contenido de ésta, sin relevancia oportuna.

    Finaliza la misma ya que todo lo que se iba a discutir tiene mucha relación con lo que ya sehabía hablado, sólo que esta vez fue con tiempo y de manera formal. Aunque hubo un pequeñodesliz puesto que Birluscone le dijo que quería estar presente cuando se hiciera el levantamiento.Confiaba en él pero por pura precaución, prefería estar allí en la escena. Peña, manteniéndose firmeen su decisión reitera que no sería posible.

    Rey se va del lugar con rumbo a su residencia. Llega a su casa. Al estar adentro de ella,anticipadamente tras dar pasos para rebasar los obstáculos de los muebles en la sala, se dirige al

    gran closet de decoración, dueño de la posesión de la contestadora en la cual observa que tiene tresllamadas pérdidas de un número no registrado en sus contactos. Le regresa la llamada.

     –  Alo, señor Peña – Se escucha al otro lado.

     –  ¿Quién habla? Estoy ocupado, hable rápido, por favor.

     –  Soy yo, señor Peña. Anshonella. ¿No reconoce mi voz, acaso?

     –  Y, ¿cómo por qué, tendría yo que reconocer tu voz? Ni porque fueras pariente mía. Me basta conreconocer la de mi madre y la de mi esposa.

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     –  Ah. ¿Y es que tiene esposa? – Pregunta ella intranquilizada.

     –  Sí, claro que tengo esposa... por supuesto, que tengo esposa – Repite.

     –   Y es que... ¿cuándo pensabas decírmelo? Vienés y me seduces. Quieres dominarme, quieresmanipularme, y luego es como que ni siquiera te importase. No puedo seguir con esto  – Le dice,Tratando de conseguir control sobre él. Sin embargo, lo que no se esperaba, era su respuesta:

     –   Mira, cariñito, te voy a decir una vainita, para que te quede bien en cuenta, yo no tengocompromiso contigo ni con nadie. A la única persona o ser, al que le debo devoción, es a Dios. Asíque te agradezco que te mantengas al margen, porque no toleró estupideces de niñas que no secomportan a la altura correspondiente. ¿Y no puedes seguir con qué?

     –  ¡Con esto!

     –  ¿Con esto qué? ¡Ah! ¿Cuál, con esto?

     –  ¡Con lo nuestro!

     –  Ahh... con lo nuestro – Se ríe un poco, para luego cortar en seco – . Entre nosotros no hay nada másque una simple atracción no concretada, señorita. No me añada a asuntos de los que no dispone deconsentimiento por mi parte a que me agreguen. Agradezco tome su cautela, porque yo no sé conqué gentecita habrás hablado antes pero yo no soy uno más del cúmulo. Y si no quieres seguir máscon esto, que tu llamas nuestro. Puedes irte ahora, porque luego no te dejare partir. Así que...apártate de mí, mientras puedas.

     –  Yo no quiero irme, José Peña. Me enerva, que seas como eres, pero me encantas. ¿Qué se le hace?

     –  Ven a mi casa en este preciso momento que te voy a hacer el amor como nunca te lo han hecho entu bendita vida – Le enuncia con un firme elipsis.

     –  Jajaja. ¡De ningún modo estás con preámbulos! – Estallando ella de risa.

     –  No me gustan las risitas, ya te lo dije... Y siempre voy por lo que quiero, que es distinto.

     –  Bueno, ahorita estoy terminando unas cosas del señor Maximiliano. Creo que en dos horas me puedes pasar buscando que ya deberé estar lista.

     –  No, no es para dentro de unas horas. Yo te quiero tener ahorita, así que tienes un instante para quereplantees tus razones.

     –  Pero ya te dije que no puedo ahorita, José  – Replica ella de manera infantil y consentida.

     –  Ah, mírala a ella, primero era señor Peña, luego José Peña, y ahora José. Vamos mal, cariñito, esa

    confiancita que te estás adjudicando, no me está gustando. Y sabes que… me acorde que tengocosas realmente importantes que hacer. Nos vemos cuando yo tenga el tiempo.

     –  ¡José, por favor! No me trates así. Me estoy muriendo de ganas por verte, estoy haciendo todo lo posible. Es más, el trabajo que tengo que hacer me debe tomar unas cinco horas, solamente porquequiero verte, voy a reducir ese tiempo lo más que pueda.

     –  Para, para, para, no me estés dando explicaciones vanas que no me gustan. Ya te dije que no tengotiempo.

  • 8/19/2019 La Mente Magistral (Abrebocas)

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     La mente magistral H.S. Gabriel Trejo

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     –  José, entiéndeme. ¡No seas necio, por favor!

     –  ¿Sabes qué? Voy a dejar que me sigas diciendo José, sólo porque me encanta como suena tu vozal pronunciarlo. Nos vemos mañana, Anshonella. Te mando a recoger cuando tenga el tiempodisponible.

     –  Está bien mi Joossee. Nos vemos mañana, entonces.

     –  No me hables en sentido de propiedad que yo no soy de nadie, ¡que te quede eso, bien claro!

     –  Bueno, está bien. Buenas noches, res