la teoria del instante en bachelard y el espacio onirico

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Roberto Castillo La teoría del instante en Bachelard y el espacio onírico Summary: The present paper contrasts two positions concerning the reality o/ time: those o/ Bergson and Bachelard. The theory o/ duration and the theory o/ the instani opposes each other and u is from this opposition that Bachelard draws his concept o/ creative imagination. Resumen: El presente artículo contrasta dos posiciones sobre la realidad del tiempo: la posi- ción de Bergson y la de Bachelard. La teoría de la duracián se opone a la teoría del instante y es ti partir de ésta que Bachelard construye su con- cepcián de imaginacián creadora. En el ensayo intitulado "La intuición del ins- tante" Bachelard sostiene la tesis de la primacía de la idea del instante sobre la idea de la dura- ción. Según la cual la realidad del tiempo puede comprenderse, como un conjunto de instantes, , icos e independientes entre sí. Así como en el campo de la ciencia física, según el autor, la reali- dad puede reducirse a unidades "espacio-tempora- n,' en el territorio de la poética, el fenómeno lstíco se comprende a través de la unidad esen- ial y única de la imagen poética. Inicia, Bachelard, la argumentación a favor de lo que pxlríamos llamar la concepcián instantánea del .,., mediante el análisis de dos doctrinas sobre el po opuestas: la de Bergson y la de Roupnel;' lIIOriade la duración y teoría del instante respecti- ente. J Para el primer pensador la realidad es damentalmente duración, ésta es un dato ediato de la conciencia, mientras que el ins- te no es otra cosa que un corte artificial que la razón realiza en ese medio continuo y heterogé- neo de la duración objetiva; y para el segundo pensador, al contrario, el tiempo está constituido por instantes discontinuos e independientes entre sí. La crítica a la teoría de la duración, Bachelard la emprende con el empleo de la analogía mate- mática de la línea recta. Si se compara la duración bergsoniana a una línea recta se podría concluir que ella no es más que un simple agregado de momentos absolutos, del mismo modo que la línea geométrica está formada por puntos inexten- sos, de donde resulta que ella nos es más que una función panorámica y retrospectiva.' La aparien- cia de continuidad es el resultado de una cons- trucción de carácter subjetivo y secundario, res- pecto al punto. De la misma manera, la duración bergsoniana resulta una realidad aparente cons- truida por el sujeto. El instante es la única realidad substancial, mientras que la duración no es más que una reali- dad secundaria, facticia. El instante es la realidad objetiva, en tanto que la duración es una realidad subjetiva; el instante es aprehensible inmediata- mente por la conciencia, mientras que la duración es una construcción mediata de la conciencia. La experiencia inmediata del tiempo es, entonces, la experiencia del instante y este es aprehendido como un absoluto que no guarda relación causal, ni con el instante que le precede ni con el que le sucede. Es el sujeto quien asume la difícil tarea de construir la urdimbre de la duración objetiva y subjetiva. La anterior es la tesis metafísica fundamental de Bachelard, tesis que se constituye en el verda- dero hilo de Ariadna que une su filosofía de la ciencia y su filosofía de la imaginación. La fun- Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXlI (17), 109-116, 1994

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Page 1: La Teoria Del Instante en Bachelard y El Espacio Onirico

Roberto Castillo

La teoría del instante en Bachelard y el espacio onírico

Summary: The present paper contrasts twopositions concerning the reality o/ time: those o/Bergson and Bachelard. The theory o/ durationand the theory o/ the instani opposes each otherand u is from this opposition that Bachelarddraws his concept o/ creative imagination.

Resumen: El presente artículo contrasta dosposiciones sobre la realidad del tiempo: la posi-ción de Bergson y la de Bachelard. La teoría dela duracián se opone a la teoría del instante y esti partir de ésta que Bachelard construye su con-cepcián de imaginacián creadora.

En el ensayo intitulado "La intuición del ins-tante" Bachelard sostiene la tesis de la primacíade la idea del instante sobre la idea de la dura-ción. Según la cual la realidad del tiempo puedecomprenderse, como un conjunto de instantes,, icos e independientes entre sí. Así como en elcampo de la ciencia física, según el autor, la reali-dad puede reducirse a unidades "espacio-tempora-

n,' en el territorio de la poética, el fenómenolstíco se comprende a través de la unidad esen-

ial y única de la imagen poética. Inicia,Bachelard, la argumentación a favor de lo quepxlríamos llamar la concepcián instantánea del.,., mediante el análisis de dos doctrinas sobre el• po opuestas: la de Bergson y la de Roupnel;'

lIIOriade la duración y teoría del instante respecti-ente.J Para el primer pensador la realidad esdamentalmente duración, ésta es un datoediato de la conciencia, mientras que el ins-

te no es otra cosa que un corte artificial que la

razón realiza en ese medio continuo y heterogé-neo de la duración objetiva; y para el segundopensador, al contrario, el tiempo está constituidopor instantes discontinuos e independientes entresí.

La crítica a la teoría de la duración, Bachelardla emprende con el empleo de la analogía mate-mática de la línea recta. Si se compara la duraciónbergsoniana a una línea recta se podría concluirque ella no es más que un simple agregado demomentos absolutos, del mismo modo que lalínea geométrica está formada por puntos inexten-sos, de donde resulta que ella nos es más que unafunción panorámica y retrospectiva.' La aparien-cia de continuidad es el resultado de una cons-trucción de carácter subjetivo y secundario, res-pecto al punto. De la misma manera, la duraciónbergsoniana resulta una realidad aparente cons-truida por el sujeto.

El instante es la única realidad substancial,mientras que la duración no es más que una reali-dad secundaria, facticia. El instante es la realidadobjetiva, en tanto que la duración es una realidadsubjetiva; el instante es aprehensible inmediata-mente por la conciencia, mientras que la duraciónes una construcción mediata de la conciencia. Laexperiencia inmediata del tiempo es, entonces, laexperiencia del instante y este es aprehendidocomo un absoluto que no guarda relación causal,ni con el instante que le precede ni con el que lesucede. Es el sujeto quien asume la difícil tareade construir la urdimbre de la duración objetiva ysubjetiva.

La anterior es la tesis metafísica fundamentalde Bachelard, tesis que se constituye en el verda-dero hilo de Ariadna que une su filosofía de laciencia y su filosofía de la imaginación. La fun-

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ción de irrealización que caracteriza a la imagina-ción es la función creadora de imágenes, imágenesque superan lo meramente real; de modo que la cre-ación de imágenes, poéticas o plásticas, es un actoespontáneo que funda la posibilidad misma del arte;pero, como acto creador es un acto discontinuoque,según Bachelard, no tiene antecedente, es nuevo ysu arraigo en la conciencia no significa una relaciónde tipo causal, tal como lo vería el psicoanálisis,sino es acto instaurador de una realidad inédita. Nose alcanza la naturaleza de la imagen artística redu-ciéndola a los impulsos inconscientes, tal cosa sería-señala irónicamente Bachelard- explicar "la florpor el abono".'

De la misma manera, el ser íntimo, esa "tierranatal de la verdad" ,6 como denominaba Hegel laconciencia de sí, es una conciencia que se realizaen el tiempo discontinuo del instante.Recordemos con Kant que el tiempo es la formapura del conocimiento del alma, conocimientoque se despliega en el tiempo homogéneo, mode-lado según la forma de percepción de la exteriori-dad. De modo que ese discurrir del alma en suinterioridad es concebido en los tres momentos dela temporalidad: pasado, presente y futuro.División posible sólo si el discurrir interno seimagina como si fuese una recta espacial en lacual puede trazarse límites. Esto, es lo que consti-tuye, según Bergson, un error en la comprensiónde la duración interna porque esta se capta bajolos moldes del espacio.

El ser íntimo es tiempo, según Bergson, conti-nuo y heterogéneo, el acto libre es lentamentepreparado en las profundas intimidades de la con-ciencia. En cambio para Bachelard, se reduce alacto instantáneo de la toma de conciencia de sí.Soy el acto de la toma de decisión, mi ser seidentifica con el instante del presente, que nacecomo momento absoluto e incondicionado.Recordemos la afirmación heideggeriana: "Elexistente (Dasein) es su pasado según su manerade ser, es el ser que se realiza cada vez a partirde su futuro".' La temporalidad define al ser delhombre y el modo de ser libre, se define desde lacategoría fundamental del tiempo futuro.

El futuro es el horizonte del existente (Dasein),es esta apertura proyectiva lo que le permite alhombre la decisión sobre su propio ser. PeroBachelard nos afirma que la esencia del ser íntimono es el tiempo sino el espacio. El tiempo denuestro ser íntimo no es otra cosa que la unidadespacio-temporal del instante.

Expliquémonos. Kant afirma: "El tiempo es lacondición formal a priori de todos los fenómenosen general (y) .... el espacio, en tanto que formapura de la intuición exterior, está limitada, comocondición a priori, a los fenómenos externos"."De modo que para Bachelard la categoría delespacio trasciende su condición a priori limitadaa los fenómenos externos para alcanzar los fenó-menos internos. El espacio, así, se convierte en lacondición formal de la interioridad. El espacio,entonces, es tanto condición a priori del conoci-miento objetivo como del conocimiento subjetivo.

Escuchemos lo que nos dice Bachelard: "Secree, a veces, conocerse en el tiempo, mientrasque lo único que se conoce es un conjunto de fija-ciones en los espacios de la estabilidad del ser, unser que no quiere desplegarse; que en el pasadomismo, cuando se va en busca del tiempo perdido,quiere suspender el nudo del tiempo. En sus milalveolos, el espacio es un tiempo comprimido...Es por el espacio, es en el espacio que nosotrosencontramos los bellos fósiles de la duración,concretados por largas estancias ... Más urgenteque la determinación de fechas es, para el conoci-miento de nuestra intimidad, la localización de losespacios de nuestra intimidad","

Sí suponemos que nuestro ser íntimo dura, quediscurre en un tiempo puro, sin espacio, tal comosostiene Bergson, es necesario reconocer, a la vez,que tal duración no puede ser conocida sinomediante la inmovilización de ese flujo; la con-ciencia de sí es instantánea y a esta le es imposibleaprehender el ser en su movilidad. La memoriacomo aquella función esencial de la identidad delsujeto, de la unidad del ser íntimo no puede, tam-poco, aprehender el pasado como un tiempo ido,como un tiempo de una continuidad pasada. "Lamemoria -cosa extraña- no registra la duraciónconcreta, la duración en el sentido bergsoniano. Nose puede revivir las duraciones abolidas. Solo se lespuede pensar, pensarlas sobre la línea de un tiempo .abstracto, privado de todo espesor".10

Es así que Bachelard trabaja su concepción delespacio-tiempo contra la noción de duración berg-soniana, donde el tiempo es concebido como uncontinuo. Es Bergson quien realiza la fusión delser y del devenir, el devenir expresa el desarrollode la vida misma, su proceso de transformaciónen espíritu. El espíritu nace por causa del progre-so continuo de l_amateria, el espíritu crece y seenriquece en la medida en que la materia deviene.La duración se desarrolla progresivamente, su

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ascensión se realiza de manera continua y sin rup-tura. La duración se manifiesta como un impulso,es el elan vital que no se detiene jamás de crecery desarrollarse.

Por esto la vida -para Bergson- es plena, nohay lugar en su desarrollo para la contradicción yla ruptura. Mientras que para Bachelard, la vidadel espíritu está marcada por incesantes detencio-nes, detenciones que para Bergson no son másque captaciones que el espíritu racional realizasobre la realidad cambiante, pero como tales sonvisiones conceptuales, a las cuales se les escapa elmovimiento esencial de la vida misma."

El devenir del espíritu, para Bachelard estáconstituido por momentos discontinuos, dondecada uno de ellos tiene sentido en sí mismo,donde cada uno de ellos es independiente respec-to a los demás. Del mismo modo en la poesía, lasimágenes literarias encierran todas las ambivalen-cias del alma humana, y nacen incondicionadas,como expresión de un acto libre.

Si para Bergson la esencia del espíritu es elpasado, para Bachelard su esencia reside en elpresente, más aún en el instante presente. Así,pues, en Bachelard el espacio llega a ocupar ellugar que Kant habrá asignado al tiempo, a saber,como condición a priori de todos los fenómenosen general, tanto de los fenómenos objetivoscomo de aquellos que tienen un carácter íntimo.De acuerdo con el análisis kantiano del espacio,este se nos presenta como un vacío homogéneoen el cual las cosas ocupan un lugar determinablematemáticamente. Este espacio es el espacioeuclidiano, el espacio geométrico que le permiteal hombre construir una ciencia en el sentidonewtoniano del término, en el espacio el hombrelogra establecer un orden de las cosas, al determi-nar sus posiciones por medio de ecuaciones mate-máticas. La noción de tiempo, aquí, tal como loseñala Bergson, está moldeada a partir de lanoción de espacio; el espacio es homogéneo en elsentido de que él actúa, ciertamente, como unmedio vacío, en el cual se puede localizar cosas ya su vez, distinguir unas de otras. Y cuando seintenta ver el tiempo y el movimiento bajo elmodelo espacial se les violenta en su esencia, por-que la imagen del tiempo no se puede asimilar ala imagen de una línea recta -imagen espacial- enla cual se colocarían los instantes puntos tempora-les que no fluyen. El tiempo sería, entonces, lafunción que se establece entre los diversosmomentos intemporales de esa línea de una dura-

ción fija, como diría Bergson; la imagen del tiem-po es otra cosa totalmente distinta de esa duraciónhomogénea calcada de la imagen espacial, laduración debe ser comprendida como una hetero-geneidad continua, cuyos momentos, si los hubie-re, son solidarios los unos respecto de los otros,porque en la duración no hay, ni momentos idén-ticos en el orden de la simultaneidad, ni momen-tos exteriores los unos en relación con los otrosen el orden de la sucesión. El tiempo es pues una"...multiplicidad cualitativa" . Es así que paraBergson el tiempo tiene una preeminencia ontoló-gica por sobre el espacio.

Por esto toda aproximación racional a la dura-ción efectúa un corte artificial que no expresa eldevenir de esa substancia temporal. Esta posiciónbergsoniana se sitúa, a decir verdad, en la tradi-ción filosófica de Occidente, la cual considera altiempo como una realidad ontológica que el hom-bre es capaz de intuir más que de expresar. Masaún, el tiempo es la categoría fundamental delalma humana, el tiempo confronta al hombre a sudimensión íntima. A pesar de que permanececomo lo inefable. En relación con esto Bergsonexpresaba: "Nosotros no pensamos el tiempo real,pero lo vivimos, porque la vida desborda la inteli-gencia"."

Bachelard se coloca al lado opuesto de estatradición cuando afirma que el tiempo íntimo, entanto que inefable, es una ilusión, el yo íntimosolo puede pensarse en los términos del espacio.Cualquier temporalidad pura planteada comoesencia humana es una nada que como tal es inde-finible. La introspección es posible porque el serhumano se relaciona con su ser íntimo como sieste fuese un espacio, más aún, un cúmulo delugares que representan sus diversos estados.

¿Qué es el yo íntimo según esta concepción?Es un conjunto de instantes solidificados de untiempo necesariamente discontinuo. El yo íntimoes contemporáneo de sus manifestaciones, no haynada detrás de esos instantes. Entonces, nuestroser íntimo no es más que "la polvoreda" de ins-tantes que revelan siempre la interioridad delalma. El alma es siempre contemporánea del ins-tante de su aparición. La intuición simple es laque nos relaciona directamente con esos espaciosinternos. Toda intuición clara e inmediata es unvalor de intersubjetividad segura. "En buen méto-do, no se puede acordarse el derecho de hablar deun conocimiento que no sea comunicable"." Poresto no se puede hablar de una intuición pura del

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tiempo a la manera bergsoniana, porque esta esinexpresable, la sola intuición del tiempo es aque-lla que se realiza a través del espacio; él instantees una ruptura puntual, ruptura discontinua res-pecto de los otros instantes, que como segmentosespaciales constituyen la vida íntima del almahumana.

Es así que nuestro ser no es más que un con-junto de rupturas, de instantes hilvanados desdenuestro presente. El presente es, pues, el tiempodecisivo, el tiempo que resuelve sobre la coheren-cia de nuestros recuerdos y sobre la unicidad denuestro futuro. Pasado y futuro se confunden en elinstante fugaz del presente. De modo que nuestrahistoria es, tal como lo expresa Cristiane Milner:"Una dialéctica, es una sucesión de momentosnuevos que se suceden los unos y los otros, peroque no salen los unos de los otros. El tiempo no esuna continuidad; sino una revolución, y es el actode razón que crea nuevas temporalizaciones"." Elacto de razón, es el acto voluntario que radica enel instante presente y que le confiere estructura anuestra historia personal, que a la vez otorga-como dice Bachelard- un ritmo a la polvareda deinstantes de nuestra historia. La conciencia delinstante presente es causa eficiente y formal de lavida humana; en el instante presente el hombredecide sobre la naturaleza de su tiempo, ahí laconciencia decide sobre las relaciones que tienenlos instantes absolutos de su existencia, y enton-ces, a partir de la conciencia presente y creadorael hombre alcanza su identidad. El hombre -podrí-amos decir- es contemporáneo de la concienciainstantánea de sí. Conciencia de sí presente yesencia existencial se identifican. Bachelardexpresa lo anterior en las siguientes palabras:"Una vez más es a nuestra conciencia a quien lecorresponde la responsabilidad de tender sobre elrompecabezas de instantes una trama lo suficien-temente regular para dar, al mismo tiempo, laimpresión de la continuidad del ser y de la rapidezdel futuro"." Por lo tanto es necesario negar alpasado toda "fuerza real de causalidad", y al futu-ro, cualquier fuerza de "solicitud real"."

Cuando Bergson confiere importancia al elanvital como principio de explicación de la vidaentera, es el pasado que le da unidad al ser vivo;el pasado permanece activo en todo ser, penetraen el presente y continúa su marcha hacia el futu-ro, es el germen del futuro, es siempre la causasui, pues contiene el principio del desarrollo detoda vida. Es así como el acto libre, en el hombre,

no es más que el empuje de un pasado largamentepreparado en las profundidades de la duracióníntima. Otra situación se nos presenta en la con-cepción bachelardiana, en la cual el tiempo estáligado a la decisión de la conciencia presente,porque el acto libre es incondicionado, no hay unacausa real detrás de la decisión del presente.Nuestro ser, compuesto por los instantes monádi-cos de nuestros actos, adquiere su unidad por elinstante del presente. Nos dice Bachelard: "elindividuo, por cuanto es complejo, corresponde auna simultaneidad de acciones instantáneas, sólose descubre a sí mismo en la medida en que lasacciones simultáneas recomienzan. "11 Dicho deotra manera, el hombre es creación de sí mismo,más aún, el hombre está obligado a cada instantea crearse a sí mismo. Así como el Dios cartesianoestá compelido a crear el mundo a cada instantede manera continua, el hombre está obligado aconstituir su propia esencia. Esta conciencia s uigeneris decide sobre la esencia de su objeto y sutemporalidad no es otra cosa que el ir de un ins-tante a otro. ¿No implica tal postura afirmar queel hombre es el eterno contemporáneo de sí, ycuyo pasado y futuro advienen a la existencia tansolo en el momento presente? ¿Qué papel juegaentonces la memoria? Si Bachelard es consecuen-te con su doctrina, tiene que reconocer que lamemoria se reduce al acto instantáneo del recor-darse y toda decisión que enfrenta el hombre a sufuturo es, también, un acto que se instala en elpresente. El presente, momento instantáneo, es elabsoluto bachelardiano, los instantes pasados yfuturos advienen a la existencia en la concienciadel presente.

Cuando la conciencia dirige su mirada a losinstantes pasados logra diferenciarlos porque hayintervalos, es decir vacíos entre un instante y otro.De la misma manera que la conciencia no puedeaproximarse a la realidad si no realiza un trabajode diferenciación en sus percepciones, la concien-cia, cuando se acerca a sí misma, se descubrecomo siendo un cúmulo de instantes distintos, ypor esto ella es capaz de establecer un orden tem-poral. Pero este orden no es de ninguna manerauna definición substancial de nuestro ser. "En elfondo, -nos dice Bachelard- el individuo no esmás que una suma de accidentes: más aún, estasuma es ella misma accidental. Por la mismarazón, la identidad del ser no está jamás realizadaplenamente...".19 En resumen, es la conciencia delpresente la que decide sobre la identidad y esencia

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existente que es el hombre, y esta unidad exís-ial está construida a partir de los instantes

tesoLa memoria según Bachelard es aquella fun-

de la conciencia que no puede disociarse del~e. Todo recuerdo es una construcción delde, el pasado existe como un acto conscien-

y voluntario, como un acto cuya intención essiva, es la palabra la que trae a la existencia

instante del pasado. "Es necesario -nos dicehelard- que la reflexión construya el tiempoedor de un evento, en el momento mismo

de el evento se produjo para que se puedantrar ese evento en el recuerdo de un tiempoarecido. Sin la razón, la memoria es incom-e ineficaz"," La memoria es producto de unvoluntario que como tal se coloca bajo eldellogos. lo cual significa que todo recuer-

es tal por el hecho de que es dicho. El recuer-cobra su pleno sentido como función de la

inacíón,Toda búsqueda del tiempo perdido es, para

elard, la recuperación de instantes perdidos,tes que desde el presente son vividos comociliación grata del ser íntimo con su propio

nir; el cual es como ya se señaló, discontinuo1Iel1ical.Siendo así, la vida es una colección de

tes, de instantes que, desde la perspectivapasado, confieren su identidad, y desde la

tiva del futuro, son la condición necesariala libertad. Asimismo, tanto el pasado como el

son el producto de un querer, de una volun-que sueña. La imaginación no es otra cosa que

función "irrealizante de la conciencia"," es laibilidad que tiene la conciencia de elevarsesobre el simple dato. Pero, es necesario seña-, la imaginación en Bachelard es de carácter

'0, primariamente la imaginación es volun-de logos, el lenguaje literario es la vida mismala imaginación. "La literatura es un mundo• . Sus imágenes son primeras. Son las imá-

del sueño que habla de aquel sueño queen el ardor de inmovilidad nocturna, entre el'0 y el murmullo. Una vida imaginaria -¡la

verdadera!- se anima alrededor de una ima-literaria pura","

La imaginación es la única que puede otorgarpasado y al futuro su verdadera fuerza, es la

que reintegra el pasado dentro del ensueñoio de carácter lingüístico. Bachelard se

a un "... laberinto donde se cruzan losos y los sueños"." Es ahí, en ese laberinto

de la conciencia que imagina, donde el pasadoadquiere su verdadera dimensión, porque ahí estees reconstruido poéticamente; esta conciencia quesueña es también una conciencia que valora, dadoque "... el instante poético obliga a valorizar o adesvalorizar. En el instante poético, el ser ascien-de o desciende sin aceptar el tiempo del mundoque reduciría la ambivalencia a la antítesis, losimultáneo a lo sucesivo"."

La poesía es considerada por Bachelard comoun fenómeno de la libertad: "... la poesía llega aser así un instante de la causa formal, un instantede la potencialidad personal"," La poesía, fenó-meno de la imaginación literaria, es el lugardonde la existencia humana adquiere su verdade-ro sentido. La memoria actualiza los instantespasados según una axiología, lo mismo hace laconciencia respecto del futuro. Y esta acciónvalorizante solo es posible si el tiempo es discon-tinuo, si el tiempo es granuloso. Si el tiempo ínti-mo fuese una duración continua la libre escogen-cia no sería posible.

Es así que tanto el pasado como el futuro sonconcebidos por la conciencia presente, comoespacios-instantes donde ella se aloja y se alojará;proyectar el futuro es imaginar el espacio posibledonde se alojará alguna vez mi conciencia. "Así,-nos dice Bachelard- toda intuición del futuro esuna promesa de acciones que no tienen cuenta dela duración de sus acciones; esta intuición se limi-ta a imaginar la sucesión en el orden de los ins-tantes activos" .26 Entonces, por la imaginación laconciencia puede representarse su futuro comouna serie de momentos posibles, que pueden serconsiderados como objeto de escogencia, justa-mente porque aparecen como momentos distintos,los cuales posibilitan la acción valorizante de laconciencia.

Tanto el acto de recordar como el de escoger elfuturo, son actos ligados íntimamente a la afectivi-dad. Por lo que respecta al recuerdo, aparece siem-pre encadenado "... a un tema afectivo necesaria-mente presente"," El recuerdo no es un simple datocon el cual la conciencia se encuentra, sino unaconstrucción que esta efectúa, es por esto que elpasado y el futuro son fenómenos de la libertad.

Imaginación y memoria forman, en consecuen-cia, "... un complejo indisoluble" .21 Recordar noes otra cosa que volver a encontrar los instantesde nuestro pasado que tienen un valor para el yopresente. Pero esta integración al presente signifi-ca también restituir a esos instantes idos su fuerza

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Así pues, el alma no dura, sus movimientos ysus estados no son más que espacios; pero no unespacio en el sentido euclidiano del término, no esel vacío homogéneo en donde se colocarían losinstantes de una duración ya detenida; es un espa-cio onírico, el alma sueña tanto el espacio delrecuerdo como el espacio del futuro; pero estesoñar no debe confundirse, por ningún motivo conla pasividad del sueño nocturno, soñar significa,sobre todo, una conciencia dinámica, concienciaque posibilita la libertad. La imaginación nos per-mite morar en los espacios de nuestro pasado, asícomo nos permite soñar los espacios de la exis-tencia posibles donde el alma habitará algún día.

La poética del espacio es para Bachelard elanálisis fenomenológico de las imágenes del espa-cio feliz. Feliz porque en él se concentran todoslos valores de protección propicios al ensueño, alrecuerdo y a la proyección de espacios-instantes."El espacio alcanzado por la imaginación nopuede permanecer el espacio indiferente, entrega-do a la medición y a la reflexión del geómetra. Esvivido, y es vivido, no en su positividad, sino contodas las parcialidades de la imaginación. En par-ticular, casi siempre atrae, concentra el ser en elinterior de límites que protegen. El juego de loexterior y de la intimidad no es, en el reino de lasimágenes, un juego equilibrado"." El espacio ínti-mo no es el espacio del geómetra, es una conden-sación afectiva, donde el hombre vive y establecela diferencia fundamental entre el yo y el no-yo.

Es así que la imagen de la casa aparece comola imagen de nuestra alma. "Examinada en loshorizontes teóricos los más diversos, parece quela imagen de la casa llega a ser la topografía denuestro ser Intimo"." He aquí el principio deltopo-análisis: la casa es "un instrumento de análi-sis para el alma humana"." De cierta manera,habitamos en nosotros mismos, nuestra alma esuna residencia donde nuestros recuerdos estánalojados de la misma manera que lo están nues-tros proyectos. Todo conocimiento del yo es unaaproximación a los sitios de nuestra vida íntima.En breve, el alma es el conjunto de espacios, defijaciones, y no del flujo de un ser que se disipa.

La imagen de la casa, como toda imagen origi-naria, es una fuerza ontológica, no es la imagensimple de un cuerpo vivido como intimidad, tieneun carácter ontológico, por cuanto constituye laprimera imagen vivida del yo, de un yo que tomaconciencia de sí mismo, como un ser que está enel mundo. "Ella es el instrumento para afrontar el

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originaria. Y es el lenguaje poético, el lenguajeque sueña, aquel que le da al pasado su valor decomienzo, de novedad. "El pasado rememoradono es simplemente un pasado objeto de la percep-ción, porque ya se le designa como valor de ima-gen. La imaginación colorea, desde el origen, laspinturas que desea volver a ver. Para ir hasta losarchivos de la memoria, es necesario, más allá delos hechos, encontrar los valores... Para revivir losvalores del pasado, es necesario soñar, es necesa-rio aceptar esta gran dilatación psíquica que es laensoñación, en la paz de un reposo"." Nuestropasado no tiene fecha en nuestra memoria, elvalor de un recuerdo se mide respecto de la inten-sidad de la vivencia. "Nosotros estamos lejos deuna memoria exacta que podría guardar el recuer-do puro encuadrándolo ... El recuerdo puro sólopuede encontrarse en la ensoñación"," Por la ima-ginación puedo construir la unidad de mi existen-cia pasada, y por ella logro proyectar mi futurocomo conjunto de instantes decisivos.

Si analizamos más de cerca la naturaleza delacto libre nos percatamos de que en él está elsecreto de la concepción del tiempo segúnBachelard. El acto libre es el principio de coinci-dencia y simultaneidad de la existencia, e instaurala discontinuidad en una existencia que arriesgaconvertirse en una duración uniforme. La existen-cia es así el producto de una decisión que nadaprepara, ella es incondicionada y espontánea. Esuna ruptura provocada por la escogencia que rea-liza la conciencia. La imaginación es la funcióninseparable del acto libre, pues sin ella la concien-cia no puede adherirse ni al instante de su pasado,ni al instante de su futuro, por la ensoñación poé-tica el hombre existe propiamente.

Es así que la conclusión capital de una con-cepción del tiempo es "... que la duración esmetafísicamente compleja y que los centrosdecisivos del tiempo son sus discontinuidades" .31

La intuición simple nos muestra que la disconti-nuidad es más real que la continuidad. "Siemprey en todo lado, los fenómenos del tiempo apare-cen primero en un progreso discontinuo. Nosentregan un orden de sucesión ... en particular, suligazón no es jamás inmediata". 32 Cuando yomiro mi existencia como un conjunto coherente,no veo más que instantes separados por el vacío.El intervalo se constituye así en la única condi-ción del nacimiento del instante pleno. El inter-valo es una nada, nada necesaria para establecerla distinción entre los instantes.

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cosmos. Los metafísicos del hombre lanzado enel mundo, podrán meditar concretamente sobre lacasa lanzada en medio del huracán, resistiendo lacólera del cielo. Hacia y contra todo, la casa nosayuda a decir: seré un habitante del mundo, apesar del mundo. El problema de ser, es un pro-blema de energía y en consecuencia, decontra-energía" .36 La imagen de la casa se trans-forma en la imagen intermediaria entre el hombrey el universo. El universo nos habla de lluvia, deviento, de tormenta, lo que obliga al hombre atransformar su casa para que resista la cólera delos elementos naturales desencadenados. La casaasí plantada, sea en el valle o en la montaña llegaa ser un ser de confianza, un ente que está cons-truido a la yez con partes del universo y de la vidahumana, en síntesis, del yo y del no-yo.Precisamente, la casa es la imagen de un yo queha sabido construirse con y contra el mundo.

Como toda imagen, la casa es un hogar deambivalencias, es a la vez crisálida y residencia,nido y castillo; casa natal y casa onírica; es repo-so y movilidad, concentración del ser y expansióncósmica. La casa es también un ser dinámico, unser que le permite al yo oponerse al mundo demanera positiva. La casa hace revivir la lucha pri-mordial de un yo, que no solamente resiste a lacólera del cielo, sino que también se opone acti-vamente a la exterioridad amenazante.

La distinción ontológica fundamental entre elyo y el no-yo, se lleva a cabo en la imagen delespacio habitado. El yo no es solamente un dato,sino una construcción y una construcción que elhombre emprende paralelamente al arreglo de suprimer refugio. La intemperie, la lluvia, el hura-cán, la nieve, son entre otras, exigencias objetivasque obligan al hombre a establecer su refugio,como si el universo le ordenara al hombre cons-truir su intimidad, de modo que la unicidad del yose perfila frente a un cosmos a la vez acogedor yamenazante.

La casa como imagen del yo íntimo, constituyeuna imagen arquetipica que resume la actitud fun-damental del hombre en el mundo, que es, a lavez, de apertura y de repliegue sobre sí; pero deninguna manera, según Bachelard, esta actituddebe entenderse negativamente, pues el hombrehabita el mundo, y este habitar es sentido comobienestar. La casa es, entonces, el espacio felizdel encuentro original del hombre y el mundo. Demodo que la tarea de todo fenomenólogo será de"... encontrar la concha inicial"," es decir acercar-

se al espacio feliz original, aquel que guarda aúnen su interior el ser.

.Como imagen arquetipica, la casa es una ima-gen que se coloca en los límites del recuerdo y delo inmemorial. La casa no es solamente unrecuerdo personal, sino que también lo es de lahumanidad entera. Memoria impersonal y recuer-do personal se condensan en la imagen de la casa."Y la ensoñación se profundiza hasta el punto queun dominio inmemorial se abre para el sofladordel hogar, más allá de la más lejana memoria" .31

La casa, como imagen del alma humana, sepresta a una lectura psicológica. El topo-análisisde la casa revela que es imaginada, en primer tér-mino, como un ser vertical, y en segundo término"como un ser concretado"." En el sentido de laverticalidad, podemos leer en la casa los diferen-tes componentes de la psique humana. De unlado,:vemos que en el sentido de la verticalidad,los dos extremos son el desván y el sótano, quecorresponden asimismo a los extremos del almahumana: la conciencia y el inconsciente. "Haciael techo todos los pensamientos son claros. En eldesván se ve, con placer, desnuda la fuerte osa-menta del maderamen... El sótano es, primero, elser obscuro de la casa, el ser que participa a lasfuerzas subterráneas. Soflando ahí, se participa enla irracionalidad de las profundidades" .40 Y final-mente, en el sentido de la interioridad, la casa esun centro de condensación de la intimidad, y llegaa ser "una zona de protección mayor?", y setransforma en un valor de soledad.

Hacia lo alto, el alma está en la "zona racionalde los proyectos intelectualizados" .42 Pero, al con-trario, hacia lo bajo, el alma desciende a la zonaobscura y peligrosa del inconsciente. La direc-ción natural de la imaginación dinámica es laaltura. "La ascención es el sentido real de la pro-ducción de imágenes, es el acto positivo de laimaginación dinámica". 43 La imaginación quedesciende lleva a cabo la inversión de su direc-ción natural, es "una suerte de enfermedad de laimaginación de la subida, como la nostalgiaimplacable de la altura" .44 Es así que toda pesa-dilla no es más que el producto de una imagina-ción enferma, de una imaginación que no tieneya el control de su propio impulso, pues todacreación es un acto de conciencia, y en la pesadi-lla, el cogito sonador es presa de sus fantasmas, ydeja de ser el sujeto del verbo sonar, es el incons-ciente quien se opone a sonar. "En definitiva, laimagen nos eleva, nos aumenta; nos da el devenir

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16. Gaston Bachelard. L'intuitlon de l'instant.France. Gonthiers, 1979. p.73.

17. Loc. cit.18. Gaston Bachelard. L'intuition de l'instant,

France. Gonthiers, 1979. p. 63.19. ldem. p. 68.20. ldem. p. 48.21. Jean Paul Sartre. L'imaginaire. París,

Gallimard, 1982. p. 11.22. Gaston Bachelard. L'air et les songes. París, 1.

Cortí, 1981. p. 288.23. Gaston Bachelard. La flamme d'une chandelle.

París, P.U.F. 1980. p. 94.24. Gaston Bachelard. L'intuition de l'lnstant,

France. Gonthiers, 1979. p.l04.25. ldem. p. 111.26. Gaston Bachelard. La Dialectique de la durée.

p.35.27. Idem. p. 35.28. Gaston Bachelard. La poétique de la réverie.

p.89.29. ldem. p. 89-90.30. Idem. p. 99.31. Gaston Bachelard. La Dialectlque de la durée.

p.38.32. ldem. p. 51.33. Gaston Bachelard. La poétique de l'espace. p. 10.34. ldem. p. 18.35. Idem. p. 18.36. Idem. p. 27.37. ldem. p. 103.38. ldem. p. 25.39. ldem. p. 35.40. Loc. cit. p. 40.41. Idem. p. 45.42. Gaston Bachelard. L'air y les songes. París, José

Corti, 1981. p.1I1.43. Loc. cit.44. Loc. cit.45. Gaston Bachelard. La terre et les réveries de la

volonté. París, José Corti, 1980. p. 34.

ROBERTO CASTILLO

del aumento de Sí".4S Y la pesadilla arroja al hom-bre a las profundidades del inconsciente, a la obs-curidad de sus impulsos.

Notas

1. Cf. Gaston Bachelard, La Dialectique de ladurée. París, P.U.F., 1980, p.66.

2. Bachelard escribe La intuición del instante en1932 bajo la inspiración de la lectura de la obra filosó-fica y literaria de Gastón Roupnel, Siloé, publicadapocos años antes, obra que afirma la discontinuidadmetafísica del tiempo.

3. Gasten Bachelard. L'intuitián de l'instant,Franee, Gonthiers 1979, p. 33.

4. Gaston Bachelard. L'intuition de l'instant,Franee, Gonthiers, 1979. p. 21.

5. Gasten Bachelard. La poétique de l' espace.París, P.U.F., 1981. p. 10.

6. G.W.F. Hegel. La phénoménologie de r esprit.París, Aubier, 1980. p. 146.

7. Martin Heidegger. L'étre et le temps. París,Gallimard, 1964. p.36.

8. l. Kant. Critique de la raison pure. París, P.U.F.1950.p.63.

9. Gasten Bachelard, La poétique de l'espace. París,P.U.F. 1981. p. 27-28.

10. ldem.11. Cf. Henri Bergson. La Evolución creadora.

México, D.E Aguilar, 1963. p.no ss.12. Henri Bergson. Essai sur les données inmédia-

tes de la conscience. París, P.U.F., 1980. p.89.13. Henri Bergson. L'evoluüon créatice. París,

P.U.F. 1979. p. 50.14. Gaston Bachelard. La dialectique de la durée.

París, P.U.P., 1980. p. 32.15. Cristiane Milner. "Sur une conception moderne

de la durée" Les études phitosophiques. 1963. No.4,p.l22.

Roberto Castillo RojasSección de Filosofía y Pensamiento

Escuela de Estudios GeneralesUniversidad de Costa Rica