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LAS ESTRUCTURAS PRODUCTIVAS Y LA NATURALEZA DEL CRECIMIENTO
ECONÓMICO EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
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LAS ESTRUCTURAS PRODUCTIVAS Y LA NATURALEZA DEL
CRECIMIENTO ECONÓMICO EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
MacLennan Reynaga, Bruce Antonio.
RESUMEN: El carácter dual entre el comportamiento del crecimiento
económico y el desarrollo social en América Latina y el Caribe se refleja en la
transformación de la estructura productiva y en la redistribución de los
recursos, que en suma están sujetos a la aplicación de las políticas públicas,
las cuales responden al propio desempeño interno y a los vaivenes del
paradigma global, y cuyas oscilaciones son enmarcadas por las elevadas
cuotas de incertidumbre, dificultades en la disponibilidad de la información y
fallas de coordinación que caracterizan a las economías de la región.
Palabras claves: Crecimiento económico, desarrollo social, estructura
productiva, redistribución de los recursos, paradigma, incertidumbre.
ABSTRACT: The dual character between the behavior of economic growth and
social development in Latin America and the Caribbean is reflected in the
transformation of the productive structure and the redistribution of resources,
which in sum are subject to the implementation of public policies, which respond
to their own internal performance and the vagaries of the global paradigm,
whose oscillations are framed by the high fees of uncertainty, difficulties in the
availability of information and coordination failures that characterize the
economies of the region.
Key words: Economic growth, social development, production structure,
redistribution of resources, paradigm, uncertainty.
Clasificación JEL: E60; L00; O25; O40; O54.
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I
PANORAMICA PRELIMINAR DE LAS ESTRUCTURAS
PRODUCTIVAS
Las páginas que siguen pretenden concretar un horizonte, no exhaustivo sino
significativo, de aquellos elementos que son el hilo conductor del
comportamiento económico de América Latina y el Caribe, precisando la
convergencia de los senderos contiguos del crecimiento económico y el
desarrollo social, que tradicionalmente se creen disociados, considerando la
relevancia de la transición de las estructuras productivas por las cuales
transitan las economías de la región, con el objeto de analizar con mayor
énfasis aquellas que padecen el flagelo de la pobreza, la inflación, el
desempleo y las crisis recurrentes en el aparato productivo.
El comportamiento del crecimiento económico se retroalimenta a través de la
dinámica y la transformación económica de las estructuras productivas
Latinoamericanas, las cuales responden tanto a la evolución del paradigma
global como a los procesos inherentes a su transición socioeconómica interna,
y cuya característica central se basa en un proceso de desindustrialización
cuya conducta es reflejo de una fuerte competencia con las industrias Asiáticas
y un lento proceso de escalamiento e integración en las respectivas cadenas
globales de valor, pasando por escasos avances en la generación de procesos
productivos con mayor valor agregado y por el establecimiento de
encadenamientos productivos; particularmente, las economías subregionales
son tendientes a la especialización en las actividades primarias, dada la brecha
del PIB per cápita, el rezago de la región respecto al mundo desarrollado y la
heterogeneidad en el desempeño económico de la región (CEPAL, 2008).
El proceso de transición productiva en Latinoamérica se caracteriza por una
reducción prematura de la participación del sector manufacturero en el valor
agregado total, como resultado del proceso de integración de la región en la
dinámica del paradigma globalizador. Ahora bien, la eficiencia y competitividad
de las industrias de Latinoamérica se configura conforme dos vertientes
entorno a los sectores manufactureros de intensidad tecnológica media y alta
(CEPAL, 2008). Por una parte, los sectores se componen de algunas industrias
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heredadas de la etapa de la industrialización por sustitución de importaciones,
las cuales se transformaron profundamente a raíz de la apertura económica. Y
por otra parte, los sectores vinculados a la industria manufacturera tradicional y
a las industrias transnacionales de alta tecnificación, las cuales operan bajo
regímenes y condiciones de fomento de las exportaciones, economías de
localización (cercanía con Estados Unidos), abundancia de mano de obra de
bajo costo, acceso preferencial de los productos en determinados mercados y
la existencia de incentivos fiscales a la inversión productiva.
De aquí la necesidad de enfatizar en las variantes de la transformación en la
estructura productiva Latinoamericana con respecto al resto del mundo
(CEPAL, 2008):
Causas Resultados
Liberalización abrupta del comercio. Patrón de especialización productiva
en las actividades primarias.
Reasignación a escala global de
actividades con uso intensivo de mano
de obra.
Menor grado de incorporación en las
cadenas globales de valor.
Incremento de la participación de los
servicios en el valor agregado total.
Difusión de prácticas de tercerización
o especialización en actividades de
logística (transporte, almacenaje,
comunicaciones) y otras no vinculadas
directamente con la producción (aseo,
seguridad, administración contable y
financiera, mercadeo).
Las consecuencias agregadas para América Latina y el Caribe son (CEPAL,
2008):
- Perdida de crecimiento potencial: La desindustrialización se produjo en
circunstancias donde estaba latente el potencial del aumento de la
productividad sobre la base de economías de escala y ventajas
dinámicas.
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- Disminución de la demanda de trabajo por parte de la industria que
contribuyó al aumento del empleo en sectores de servicios,
generalmente de baja productividad.
- Generación de un tipo de dualismo (heterogeneidad estructural):
I. Contradicción del sector rural tradicional y el sector urbano
moderno.
II. Diferencias de productividad entre sectores urbanos y al
centro mismo de algunos sectores (comercio y
manufactura) el cual se ha agravado.
- Disminución de la generación de progreso técnico más cualificado, dada
la carencia de actividades con uso intensivo de conocimiento.
El crecimiento económico tiene una función dual, dado que es tanto causa
como resultado de la transformación en la estructura de producción y los
mercados, de los patrones en la demanda, introducción de nuevos productos,
servicios y empresas, desplazamiento de empresas ineficientes o no
competitivas y la dinámica del cambio tecnológico; desde luego, uno de los
elementos primales que determinan el comportamiento de la dinámica de las
industrias hacia esta función dual del crecimiento económico, se define en
términos de la innovación productiva (Segura, 1993), ya que:
- Introduce nuevos productos terminados.
- Desarrolla el proceso productivo y su organización (comercialización y
logística).
Las instituciones del sector público y privado generan, desarrollan y emplean
las capacidades técnicas de innovación. La intensidad con que el impulso
innovador se traduce en crecimiento depende de la profundidad del aprendizaje
y de las relaciones de complementariedad entre los agentes innovadores y el
resto del aparato productivo. La capacidad de generación de conocimiento y los
encadenamientos con el resto de la estructura productiva determinan la
magnitud de impacto de la innovación en la productividad y el crecimiento.
II
LA NATURALEZA DEL CRECIMIENTO ECONÓMICO
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Las causas subyacentes de los procesos de crecimiento económico sostenido
comprenden una relación de elementos y mecanismos vinculados al monto de
factores de la producción, a la movilización de recursos, su asignación y a las
características sociales e institucionales que enmarcan las motivaciones e
incentivos que mueven a los actores económicos (CEPAL, 2008), cuya realidad
en América Latina y el Caribe evidencia rezagos en la estructura productiva y
su desempeño económico.
El crecimiento económico de la región en la última década exhibe un
comportamiento general sujeto a las oscilaciones de la economía global y un
desempeño subregional heterogéneo (CEPAL, 2010), cuya paulatina
recuperación económica a partir del año 2009 resultó de la ampliación del
espacio macroeconómico estimulado por políticas de corte contracíclico, y a su
vez por la sostenida recuperación de la economía internacional, más
específicamente gracias al intercambio comercial con el bloque económico de
Asia-Pacífico generando un incremento en la demanda de empleo y un
mejoramiento de la calidad de los puestos de trabajo, a través del crecimiento
de la demanda, la cual debe su dinámica a la relevancia del consumo privado e
inversión en maquinaria y equipo, dando como resultado una marcada
evolución de los indicadores del mercado de trabajo, una ampliación del crédito
y una mejora de las expectativas económicas (CEPAL, 2010).
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FUENTE: Elaboración propia con datos del Banco Mundial y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe. a/ Estimación. b/Promedio simple: Brasil, Rusia, India y China.
Gráfica1. Tasas de crecimiento del PIB (%).
Zona del Euro América Latina y el Caribe
OCDE Mundo
BRIC b/ Estados Unidos
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Si bien, el sector externo en la región aumentó el volumen y los precios de las
exportaciones e incrementó relativamente las importaciones respecto a las
exportaciones, fue en gran medida por la diferenciación del influjo del contexto
internacional (economías emergentes) como consecuencia de la forma de
inserción de cada país en los mercados de bienes y servicios. Generando un
crecimiento subregional heterogéneo, donde los países exportadores de bienes
básicos (agrícolas, minerales e hidrocarburos) mostraron mejorías en los
términos de intercambio y un mayor valor en las exportaciones, en contraste a
aquellos países de Centroamérica y el Caribe que dependen del sector turismo
y las remesas, ya que exhibieron perdidas netas en la balanza comercial dado
el incremento del valor de las importaciones.
Es entonces que la disminución de la recuperación económica global hacia
fines del año 2010 es consecuencia de la disminución de la demanda por
gasto público, el agotamiento de la capacidad productiva ociosa, el lento
crecimiento de las economías industrializadas, la desaceleración de las
economías emergentes, la incertidumbre y volatilidad de los mercados de la
deuda de Europa (OCDE, 2011). Resultando en un entorno internacional de
incertidumbre acerca de la sostenibilidad futura del crecimiento: en un contraste
entre crecimiento de las economías desarrolladas y las emergentes (el
dinamismo de las economías de China e India e incertidumbre del crecimiento
de las economías desarrolladas). A pesar del escenario global, la región se
benefició del comercio internacional de bienes básicos, así como del
incremento de la inversión extranjera directa y la inversión en cartera (CEPAL,
2011).
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La evolución de los factores internos de América Latina y el Caribe están
sujetos al comportamiento internacional de algunos bienes básicos y al
progreso de sus términos de intercambio: los países de América del sur
mejoraron los términos de intercambio dadas sus exportaciones netas de
productos básicos, en contraste al empeoramiento de Centroamérica dado que
es una importadora neta de productos básicos, y México tuvo un efecto mixto al
ser un exportador de petróleo y manufactura, con una creciente importancia del
turismo y el envío de remesas (también características de Centroamérica y el
Caribe). A pesar del incremento de las exportaciones, la rápida recuperación de
las economías de la región y de la disminución de los tipos de cambio reales,
se ha dado lugar a un incremento de las importaciones (volumen) y al deterioro
de la balanza comercial de bienes (CEPAL, 2010). El déficit comercial se
encuentra en los niveles del año 2001, al ser aproximadamente cero en la
balanza de bienes y servicios, y el déficit de la cuenta corriente al ser del 1.1%
del PIB no representa una amenaza al crecimiento económico de la región al
corto plazo dada la llegada (por la coyuntura) de recursos financieros que
permiten financiar a esta última y a su vez, aumentar las reservas
internacionales.
El mercado de trabajo exhibió una reducción del desempleo del 8.2% al 7.6%
(CEPAL, 2010), con una mejora de los puestos de trabajo (se generaron
puestos de trabajos formales) y variando la inflación de apenas 4.7% a 6.2%,
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FUENTE: Elaboración propia con datos de la CEPAL.
Gráfica 2. América Latina: Oferta y Demanda agregada.
Gasto de consumo final del gobierno general Gasto de consumo final privado
Formación bruta de capital Exportaciones de bienes y servicios
Importaciones de bienes y servicios PIB
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con un aumento del salario real y una reducción de la pobreza del 33.1% al
32.1% e indigencia del 13.3% al 12.9%.
Desde está óptica el objetivo central de la política macroeconómica de la región
en el corto plazo, consiste en generar políticas económicas encaminadas a
sostener la dinámica del crecimiento y a hacer frente a los choques externos
dada la volatilidad internacional, restringiendo aquellos impulsos sobre la
demanda derivada de las políticas públicas, y en menor medida la creciente
preocupación por la apreciación cambiaria, orientando la política fiscal hacia la
recomposición de las cuentas públicas, y con una política monetaria y
cambiaria más restrictivas dada la preocupación del comportamiento de la
inflación.
Los desafíos macroeconómicos más allá del corto plazo de la región van desde
la generación de políticas contracíclicas que propicien condiciones para un
desarrollo productivo que se base en la exportación de bienes básicos, hasta
alcanzar una diversificación de la estructura productiva, empleando políticas
que sean proclives a un gasto público congruente, con atención de las
demandas sociales, mejorando los ingresos públicos al precisar un
endeudamiento moderado, promoviendo un acuerdo social y un nuevo pacto
fiscal entorno a la satisfacción progresiva de las necesidades del desarrollo y el
nivel de composición de la carga tributaria que sustentan los programas de
gasto, los cuales:
- Enfrenten los impactos externos (exceso de liquidez global).
- Incentive el ahorro nacional.
- Refuerce el equilibrio fiscal.
- Promueva los sistemas financieros que satisfagan las necesidades de
disponibilidad de capitales.
- Comprendiendo la naturaleza del uso eficiente de los recursos públicos.
III
POLÍTICAS A FUTURO
El mosaico de suertes y condiciones socioeconómicas en América Latina y el
Caribe precisan una serie de políticas públicas de impacto trascendente que
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estén encaminadas a movilizar un amplio conjunto de energías sociales
dispersas, las cuales estén orientadas a la dinámica de corto plazo, para el
manejo de mecanismos de transmisión hacia los ciclos de desarrollo global,
con plataformas políticas que busquen afectar a los determinantes a largo
plazo y que impulsen la transformación productiva, tales como el fomento a la
innovación y el cambio tecnológico, el fortalecimiento de las instituciones y la
acumulación de capital humano en calidad y cantidad (CEPAL, 2008).
Dichas líneas de acción requieren ser políticas públicas más activas que
privilegien la consolidación de un modelo de crecimiento económico más
eficiente en el uso de recursos y más sostenible en los ámbitos económico,
medioambiental y social (MITYC, 2010), dirigidas al fortalecimiento de la
integración de los mercados y las cadenas productivas, formalizando y
ejecutando estrategias que permitan reforzar la infraestructura física y la
cooperación público-privada, dado que fomente la capacidad de acrecentar la
eficiencia de la economía, la diferenciación de los productos, la incorporación
de innovaciones tecnológicas, la introducción de nuevas formas de
organización empresarial y privilegiando el eslabonamiento de cadenas
productivas que aumenten la eficiencia del ciclo del productor, reduciendo la
generación de impactos ambientales y sociales, con el objeto central de
generar una plataforma competitiva sostenible en el largo plazo (Hernández,
2005).
Si bien, la directriz del estado como rector y motor del desarrollo
necesariamente personifica la elaboración, diseño y aplicación de reformas en
pro de la estabilidad, también necesita proyectar un contrapeso a la coyuntura
actual a través del fomento y el desarrollo de la estructura industrial, mediante
una política industrial proactiva que brinde un apoyo consistente a los sectores
no tradicionales, mediante la combinación estratégica de distintos instrumentos
comerciales y fiscales (como aranceles e impuestos) en favor de una estrategia
de desarrollo sectorial transversal y sectorial (MITYC, 2010). Desde luego, las
estrategias para incentivar a la industria doméstica tienen como objeto generar
una plataforma competitiva robusta (Hernández, 2005) desde distintas
vertientes de acción (MITYC, 2010):
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1. Mejorar la competitividad de la industria mediante la optimización de
aquellos determinantes de los costes de producción, de la productividad
y del marco institucional en el que operan las empresas.
2. Fomentar la innovación y la I+D, a través de la generación de un entorno
proclive a la innovación, impulsada desde la demanda pública con cierta
proyección internacional al fortalecer la cooperación territorial y el capital
humano.
3. Fomentar el crecimiento y el dinamismo de las PyMES al incentivar el
emprendimiento, la creación de empresas y facilitando el aumento de su
tamaño, al eliminar barreras que impidan o desincentiven el crecimiento.
4. Favorecer la orientación de las empresas a los mercados
internacionales, mediante la formación para la exportación, apoyándolas
en la identificación y penetración de nuevos mercados, incrementando la
base exportadora, facilitando el apoyo financiero a la exportación y
promoviendo tratados comerciales.
5. Reforzar los sectores estratégicos con una política de enfoque sectorial
y transversal.
Por otra parte, la institucionalización de las políticas económicas (fiscales y
monetarias) mediante bancos centrales independientes y reglas fiscales, la
consolidación de una banca de desarrollo con fuerte capacidad de intervención
con acceso masivo al crédito subsidiado y de largo plazo (CEPAL, 2010), la
propiedad estatal de los principales recursos naturales de exportación, la
existencia de impuestos o regalías que graven las actividades extractivas o
asociadas a la producción primaria y la implementación de cámaras
compensadoras de precios en los mercados de productos básicos, con una
política de inversión pública que fomente los encadenamientos productivos
existentes y promueva la generación de nuevos eslabones en sectores con
mayor contenido de conocimiento (importancia de empresas estatales que
exploten recursos naturales), una firme política de desarrollo tecnológico que
promueva y financie la inversión en investigación y desarrollo, la interacción
público-privada en laboratorios y universidades y otras medidas que tiendan a
consolidar un sistema nacional de innovación, generarán una plataforma
competitiva sostenible (Hernández, 2005).
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No obstante, el estado debe asumir políticas de desarrollo social que
contrarresten y combatan la brecha de desigualdad y la infantilización de la
pobreza, enfrenten la precariedad en la vejez y se oriente hacia sectores del
mercado laboral más vulnerable protegiendo frente al desempleo (CEPAL,
2010). A su vez es imperante generar políticas encaminadas a una dinámica
más incluyente de los mercados laborales y un papel más activo del Estado en
las transferencias de ingresos, las cuales enfaticen la transferencia directa de
ingresos para el alivio de la pobreza, incentiven a la inversión en capacidades
humanas e incorporen de la población a redes de protección y promoción
social, a través de (CEPAL, 2010):
- Transferencias directas de ingresos a los sectores más pobres
financiadas mediante rentas generales.
- Redes de protección social y de activación de capacidades y capital
social coordinadas por el estado.
- Pilares estatales no contributivos o subsidio a las contribuciones en los
sistemas de aseguramiento (seguridad social y sistema de salud).
- Papel más proactivo del estado frente a asimetrías y desigualdades
exacerbadas por procesos de descentralización y delegación de
responsabilidades en mercados o proveedores privados.
- Nuevas áreas de acción y redistribución en la agenda pública referidas
al trabajo del cuidado y a la articulación y redistribución del trabajo
remunerado y no remunerado con perspectiva de género.
IV
REFLEXIONES FINALES
La generación de políticas públicas de impacto multidimensional encaminadas
a movilizar un amplio conjunto de energías sociales dispersas, necesitan estar
orientadas a impulsar la transformación y consolidación productiva, a fin de
adquirir una presencia más activa en las redes globales de valor, consolidando
los procesos de integración de los mercados regionales y las cadenas
productivas, a través de la formalización y ejecución de estrategias que
permitan reforzar la infraestructura institucional y la cooperación público-
privada. De otro modo, será difícil conseguir altas tasas sostenidas de
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crecimiento económico y de conciliar el crecimiento con avances en materia de
equidad y cohesión social.
Por lo tanto, podríamos definir que la política pública en Latinoamérica
necesariamente tiene que ir encaminada a fortalecer la competitividad
sistémica de los mercados e industrias regionales, previa identificación de
aquellas variables estratégicas que introduzcan eficiencia, dinamismo y
competitividad a los sectores.
Para ello, se presentan escenarios con nuevas oportunidades en cuanto al
desempeño macroeconómico (CEPAL, 2010); gracias al sostenido excedente
en la cuenta corriente de la balanza de pagos desde el año 2003, al predominio
de una política fiscal dirigida a mantener un superávit primario (generando una
reducción de la deuda como % del PIB), al descenso de la vulnerabilidad
externa (retracción de la deuda externa y aumento de las reservas
internacionales) y a pesar de la aceleración de la inflación, se ha preservado la
estabilidad general de los precios y la opción de los gobiernos por sistemas de
cambio flexibles, el aumento de la participación laboral y la reducción del
desempleo, un incremento del ahorro nacional (el cociente de formación de
capital en 2007 ha sido el más alto en los últimos 25 años) y una demanda
internacional con un incremento del volumen físico de las exportaciones de
bienes y servicios a razón de un 7.4% anual (las importaciones en un 11%).
En conclusión, el escenario internacional ha beneficiado parcialmente a la
región dada su inserción en el concierto global, sin embargo las estructuras
industriales y los mercados Latinoamericanos se caracterizan por elevadas
cuotas de incertidumbre, dificultades de información y fallas de coordinación
que generan niveles subóptimos de complementariedad entre los
encadenamientos productivos y las actividades de innovación; los cuales, sin
ser determinantes de la inercia e inactividad de la acción pública vía políticas
industriales, sí son determinantes del atraso de la región en términos de
progreso y generación de conocimiento, lo que a su vez constituye un marco
generador de condiciones previas al bienestar. Podríamos afirmar que el
contexto internacional requiere de una mayor coordinación política a nivel
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regional, empero es prioritario consolidar los mercados y las industrias
domésticas en un contexto de competitividad sostenible.
REFERENCIAS
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problemas, nuevas oportunidades”. Trigésimo segundo periodo de sesiones de
la CEPAL. Santo Domingo, República Dominicana.
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