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_______________ ll'JllCa'-- _ Prosa de la infanta difunta Alejandra Pizarnik Prosa completa Edición de Ana Becciu Lumen, Barcelona, 2002, 319 págs. Ernesto Lumbreras Alejandra Pizarnik nació en Buenos Aires en 1936 y murió en esa misma ciudad en 1972. Está registrado que el 25 de septiembre del año de su muerte fue dada de alta de una clínica siquiátrica y que días después fue encontrada sin vida producto de una sobredosis de seconal. La familia de la poeta había llegado a Argentina procedente de Europa del este; su madre se llamaba y su hermana, Myriam. En los años cincuenta estudió filosofía y letras además de dibujo y pintura bajo la tutela de Juan Batlle Planas. En 1960 partió a París; tenía apenas 24 años pero ya contaba en su haber con tres pequeños libros de poemas: La tierra más ajena (1955), La última inocencia (1956) y Las aventuras perdidas (1958). Ya en esos primeros trabajos aparece la muerte como una presencia oracular, erótica, religadora: "¿ Cómo no me suicido frente a un espejo / y desaparezco para reaparecer en el mar! donde un gran barco me esperaría / con las luces encendidas?" En la capital francesa pasará los próximos cuatros años y trabará amistad con Julio Cortázar, Octavio Paz, André Pieyre de Mandiargues, mientras realiza trabajos editoriales para la publicación Cuadernos y traduce a Antonin Artaud, Henri Michaux, Aili1é Cesaire e Yves Bonnefoy. De regreso a Argentina, Pizarnik publicará su obra de madurez poética, donde el extremo silencio se confunde con la bulliciosa demencia: Los trabajos y las noches (1965), Extracción de la piedra de la locura (1968) y El infierno musical (1971). La leyenda de Pizarnik, o más exactamente la leyenda de su suicidio, ha degenerado y/o enturbiado su lectura .en una suerte de convencionalismos maniqueos que atentan contra su turbadora y a un mismo tiempo sub- lime visión del mundo. Como explica Guillermo Sucre: "No es el suicidio el que ilumina su obra, sino al revés". En esa dinámica, del texto a la vida, se puede compren- der que el suicidio rebasa la condición de extravío emocional o mental; lejos de un tanatismo soez, la elección de la muerte es, en toda su desmesura, una afirmación vital. En un enfoque exento del juicio moral, la poética de Pizarnik se resuelve en una exploración 14 audaz pero también meditada sobre el alcance siempre limitado de las palabras para crear realidades; por lo mismo, tanto en su poesía como en su prosa pervive una fascinación por el silencio puro o por la nada inquietante: "Tú eliges el lugar de la herida / en donde hablamos de nuestro silencio / haces de mi vida / esta ceremonia demasiado pura". El acto del suicidio de un artista puede propiciar innumerables equívocos. El crítico A. Álvarez escribe en su libro El dios salvaje que muy pocas veces el suicido es una respuesta al infortunio social o familiar: "Huelga decir que la desgracia externa tiene poco ver con el suicidio [...) Los motivos reales [...) pertenecen al mundo interior, tortuoso, contradictorio, laberíntico y casi

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_______________ll'JllCa'-- _Prosa de la infanta difunta

Alejandra PizarnikProsa completaEdición de Ana BecciuLumen, Barcelona, 2002, 319 págs.

Ernesto Lumbreras

Alejandra Pizarnik nació en Buenos Aires en 1936 y murió en esa misma ciudad en 1972.Está registrado que el 25 de septiembre del año de su muerte fue dada de alta de unaclínica siquiátrica y que días después fue encontrada sin vida producto de una sobredosisde seconal. La familia de la poeta había llegado a Argentina procedente de Europa deleste; su madre se llamaba Rej~la y su hermana, Myriam. En los años cincuenta estudiófilosofía y letras además de dibujo y pintura bajo la tutela de Juan Batlle Planas. En 1960partió a París; tenía apenas 24 años pero ya contaba en su haber con tres pequeños librosde poemas: La tierra más ajena (1955), La última inocencia (1956) y Las aventurasperdidas (1958). Ya en esos primeros trabajos aparece la muerte como una presenciaoracular, erótica, religadora: "¿Cómo no me suicido frente a un espejo / y desaparezcopara reaparecer en el mar! donde un gran barco me esperaría / con las lucesencendidas?" En la capital francesa pasará los próximos cuatros años y trabará amistadcon Julio Cortázar, Octavio Paz, André Pieyre de Mandiargues, mientras realiza trabajoseditoriales para la publicación Cuadernos y traduce a Antonin Artaud, Henri Michaux,Aili1é Cesaire e Yves Bonnefoy. De regreso a Argentina, Pizarnik publicará su obra demadurez poética, donde el extremo silencio se confunde con la bulliciosa demencia: Lostrabajos y las noches (1965), Extracción de la piedra de la locura (1968) y El infiernomusical (1971).

La leyenda de Pizarnik, o más exactamente la leyendade su suicidio, ha degenerado y/o enturbiado su lectura

. en una suerte de convencionalismos maniqueos queatentan contra su turbadora y a un mismo tiempo sub­lime visión del mundo. Como explica Guillermo Sucre:"No es el suicidio el que ilumina su obra, sino al revés".En esa dinámica, del texto a la vida, se puede compren­der que el suicidio rebasa la condición de extravíoemocional o mental; lejos de un tanatismo soez, laelección de la muerte es, en toda su desmesura, unaafirmación vital. En un enfoque exento del juicio moral,la poética de Pizarnik se resuelve en una exploración

14 audaz pero también meditada sobre el alcance siempre

limitado de las palabras para crear realidades; por lomismo, tanto en su poesía como en su prosa perviveuna fascinación por el silencio puro o por la nadainquietante: "Tú eliges el lugar de la herida / en dondehablamos de nuestro silencio / Tú haces de mi vida /esta ceremonia demasiado pura".

El acto del suicidio de un artista puede propiciarinnumerables equívocos. El crítico A. Álvarez escribeen su libro El dios salvaje que muy pocas veces el suicidoes una respuesta al infortunio social o familiar: "Huelgadecir que la desgracia externa tiene poco ver con elsuicidio [...) Los motivos reales [...) pertenecen al mundointerior, tortuoso, contradictorio, laberíntico y casi

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Más alla del dilema de la11completa incompletud", esta edición

propicia una lectura complementaria entrela poesía y la prosa de esta poeta al mismo

tiempo que despeja más de algún estigma

siempre invisibles". Sobre ese horizonte de vida inte­rior, de escritura que interroga al mundo como a símisma, de autoconocimiento a través de un procesodoloroso, ambiguo pero también epifánico y vertical,resulta más atractivo y fie/leer los poemas y las prosasde esta escritora argentina.

La Prosa completa preparada por Ana Becciu y conprólogo de Ana Nuño se estructura sobre la base de losrelatos, poemas en prosa, notas de viaje, reseñas y ensa­yos literarios escritos por Alejandra Pizarnik; el volumentambién contiene una obra de teatro (Los perturbadosentre lilas), un par de prólogos,apuntes para un reportaje, entre-vistas, cuestionarios. Ciertamenteun buen número de estos escritosse había publicado en Textos desombra y últimos poemas (1982),edición a cargo de la propia Becciuy de Oiga Orozco; -provenientesde ese mismo libro, también apa­recieron en Semblanzas (1992),compilación de prosa y poesíapreparada por Frank Graziano para el FCE-. Resultaextraño, por otra parte, que no aparezcan en esta Prosacompleta páginas de su diario que sí figuran en el índicede Semblanzas. Más aUá del dilema de la "completaincompletud", esta edición propicia una lectura com­plementaria entre la poesía y la prosa de esta poeta almismo tiempo que despeja más de algún estigma. Enuna lectura prejuiciada, por ejemplo, es difícil imaginarsu impecable ironía, pues el encasillamiento de "poetadepresiva" no da crédito a la escritura de divertimentoscomo: "-Vení Démeter, que te la meto -dijo el mirónen do menor". O este otro: "Frobenius alimentó un pája­ro carpintero con pianos de cola. Resultado: nulo". Enla segunda sección de este volumen, titulada escuetamente

"Humor", se agrupa una colección de textos realmentegozosos, saturados de un humor corrosivo desde lasutileza de su construcción verbal como del desarrollodesaforado de la anécdota. En este apartado, menciónespecial merece "La bucanera de Pernambuco o Hildala polígrafa", relato a caballo entre el malabarismo léxicodel Finnegan's Wake de ]oyce, la lógica imaginaria deHistoria de cronopios y de famas de Cortázar, o elabsurdo perturbador de los relatos de Samuel Beckett.

Es más que evidente, en estas prosas de ficción, elinflujo de Alicia en el país de las maravillas; el libro

de Carollla atrae comomodelo de subversiónlleno de posi bilidadesasociativas, de desdo­blamientos simbólicos,de desquiciamientos enel lenguaje. Otra lecturamodélica fue sin lugar adudas la Antología delhumor negro preparadapor Breton. Por lo que

respecta a la crítica literaria, el mundo de afinidadesde Pizarnik se circunscribe a la literatura francesacontemporánea: Artaud, Michaux, Breton, Pieyre deMandiargues así como a escritores hispanoamericanos,especialmente argentinos: Cortázar, Girri, Molinari,Murena, Borges, Bioy Casares y, desde luego, OctavioPaz. En unos apuntes mecanografiados y corregidos amano, Alejandra Pizarnik escribió: " Ignoro si hablode la perfección p<.>ética, de la libertad, del amor o de lamuerte". En esas coordenadas, la poeta argentina esta­bleció su rumbo de vida sabiendo de cierto que cadauna era el orbe de un fulgor perdurable. i

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