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Cine y TV Los llamamos antihéroes, pero son hijos de puta. Y nos encantan Publicado por Bárbara Ayuso Al Swearengen. Imagen: HBO. The beast in me Is caged by frail and fragile bars Restless by day And by night, rants and rages at the stars God help the beast in me. Mentía Jean Paul Sartre cuando decía que lo más aburrido del mal es que uno se acostumbra. Porque es exactamente al contrario: no existe generador de pereza más grande que la bondad, por previsible. Al menos, en ese suspenso de la realidad tan conveniente que nos proporciona la ficción, lo otro ya es otra historia más laberíntica. Pero de este lado el hecho es incontestable: los hijos de puta no solo nos divierten, nos caen bien. No hace falta una disección muy profunda para constatarlo, basta con un repaso a quiénes acaban concitando nuestras simpatías en el panorama audiovisual: criminales, usureros, mendaces, viciosos, crispados, corruptos, machistas y una miríada de atributos que a buen seguro no mencionaríamos si cualquier perito del diván nos solicitara una relación de cualidades exigibles a nuestro arquetipo ideal. No pidamos las sales, que en esta idolatría por el capullo compartimos asiento todos, aunque cumplamos con Hacienda o ex udemos bondad deteniéndonos con cada profesional solidario que nos reclama atención o firma en la puerta de un gran almacén. La literatura lleva siglos regalándonos este retorcimiento de nuestros esquemas morales, conminándonos no solo a empatizar sino a simpatizar —el matiz es importante— con el malvado, con quien tiene conductas que exceden los límites socialmente establecidos. Ya decía André Gide que con buenos sentimientos no se hace buena literatura, y en el personal rank ing de afectos de cada cual a buen seguro figurarán unos cuantos personajes frívolos, absurdos, faltos de escrúpulos o directamente malvados. Rellenen ustedes los espacios a placer, porque la malevolencia desborda las estanterías: desde el Juan Pablo Castel de Sábato, al Anton Chigurh de McCarthy, el Long John Silver de Stevenson, pasando por las sibilinas féminas shakesperianas. En los últimos diez años, la televisión ha experimentado ese fenómeno de maduración que consiste en pulverizar el ajado esquema del maniqueísmo del héroe y el villano para sentarnos ante un panorama mucho más repleto de sombras en el que, curiosamente, acabamos irremediablemente escogiendo umbría. Ahí están Tony Soprano, Walter White, Vic Mackey o Dexter Morgan. Con algunos hemos tomado su mano en el proceso de corrupción moral, a otros empezamos a venerarles con el alma ya emponzoñada; pero con todos disfrutamos como gorrinos en Nuevo Maneras de vivir Natalia Carbajosa La música disco exige tu respeto Yago García ¿Qué político de ficción puede superar a los que ya tenemos? Jot Down Magazine Battlestar Galactica, apuntes y reflexiones (III): el puritanismo Enrique García Ballesteros Los hombres no lloran (y una mierda) Toni García Ramón ¿Listas? Ni una más, por favor Tsevan Rabtan Una rockstar renacentista Larra On Fire Mad Max: Fury Road. Sed testigos Bárbara Ayuso El cielo sobre Berlín: un recorrido por escenarios que ya no existen Violeta Leiva In memoriam: Kim Fowley Mar Padilla Opinión Hermidiana José María Albert de Paco Todo sobre Rato Tsevan Rabtan Deseos humanos José Antonio Montano Diez libros que habría lamentado perderme en 2014 Enric González Las matemáticas que nos curan Clara Grima STORE Mapa Autores Librerías Agenda Publicidad Tarifas Contactar Aviso legal Jot Down Opinión Arte y Letras Cine-TV Deportes Ciencias Música Vicio Blogs Entrevistas

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  • Cine y TV

    Los llamamos antihroes, pero son hijos de puta. Ynos encantanPublicado por Brbara Ayuso

    Al Swearengen. Imagen: HBO.

    The beast in meIs caged by frail and fragile barsRestless by dayAnd by night, rants and rages at the starsGod help the beast in me.

    Menta Jean Paul Sartre cuando deca que lo ms aburrido del mal es que uno se acostumbra. Porque esexactamente al contrario: no existe generador de pereza ms grande que la bondad, por previsible. Al menos, enese suspenso de la realidad tan conveniente que nos proporciona la ficcin, lo otro ya es otra historia mslaberntica. Pero de este lado el hecho es incontestable: los hijos de puta no solo nos divierten, nos caen bien. Nohace falta una diseccin muy profunda para constatarlo, basta con un repaso a quines acaban concitando nuestrassimpatas en el panorama audiovisual: criminales, usureros, mendaces, viciosos, crispados, corruptos, machistas yuna mirada de atributos que a buen seguro no mencionaramos si cualquier perito del divn nos solicitara unarelacin de cualidades exigibles a nuestro arquetipo ideal. No pidamos las sales, que en esta idolatra por elcapullo compartimos asiento todos, aunque cumplamos con Hacienda o exudemos bondad detenindonos con cadaprofesional solidario que nos reclama atencin o firma en la puerta de un gran almacn.

    La literatura lleva siglos regalndonos este retorcimiento de nuestros esquemas morales, conminndonos no soloa empatizar sino a simpatizar el matiz es importante con el malvado, con quien tiene conductas que excedenlos lmites socialmente establecidos. Ya deca Andr Gide que con buenos sentimientos no se hace buenaliteratura, y en el personal rank ing de afectos de cada cual a buen seguro figurarn unos cuantos personajesfrvolos, absurdos, faltos de escrpulos o directamente malvados. Rellenen ustedes los espacios a placer, porque lamalevolencia desborda las estanteras: desde el Juan Pablo Castel de Sbato, al Anton Chigurh de McCarthy, elLong John Silver de Stevenson, pasando por las sibilinas fminas shakesperianas.

    En los ltimos diez aos, la televisin ha experimentado ese fenmeno de maduracin que consiste en pulverizarel ajado esquema del maniquesmo del hroe y el villano para sentarnos ante un panorama mucho ms repleto desombras en el que, curiosamente, acabamos irremediablemente escogiendo umbra. Ah estn Tony Soprano,Walter White, Vic Mackey o Dexter Morgan. Con algunos hemos tomado su mano en el proceso de corrupcinmoral, a otros empezamos a venerarles con el alma ya emponzoada; pero con todos disfrutamos como gorrinos en

    NuevoManeras de vivirNatalia CarbajosaLa msica disco exige tu respetoYago GarcaQu poltico de ficcin puede superar a los que yatenemos?Jot Down MagazineBattlestar Galactica, apuntes y reflexiones (III): elpuritanismoEnrique Garca BallesterosLos hombres no lloran (y una mierda)Toni Garca RamnListas? Ni una ms, por favorTsevan RabtanUna rockstar renacentistaLarra On FireMad Max: Fury Road. Sed testigosBrbara AyusoEl cielo sobre Berln: un recorrido por escenariosque ya no existenVioleta LeivaIn memoriam: Kim FowleyMar Padilla

    OpininHermidianaJos Mara Albert de PacoTodo sobre RatoTsevan RabtanDeseos humanosJos Antonio MontanoDiez libros que habra lamentado perderme en 2014Enric GonzlezLas matemticas que nos curanClara Grima

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  • Vic Mackey. Imagen FX Networks.

    la charca de su maldad. Sin ser nosotros nada de eso, claro.

    Por si nuestras ansias de entretenimiento nos empujan hacia el temido menester de reflexionar, la psicologa llevatiempo indagando en esta tendencia que compartimos todos los ciudadanos de bien. Por qu esta predileccinpor el hijo de puta? Por qu tenemos la certeza de que compartiramos whisky con Al Swearengen y no con SethBullock, al que a pesar de su proverbial fsico e impecable sentido del honor le acabara tocando la factura de lasfantas? Acierta quien se malicie que no hay veredicto unvoco. La buena noticia es que la bandada de respuestas estan amplia que resulta imposible no dar con aquella que nos conforte y haga sentir que, efectivamente, seguimossiendo buena gente a pesar de todo. Porque al final solo hablamos de ficcin, verdad?

    Por qu nos fascina el hijo de puta

    A grandes rasgos, las investigaciones sociolgicas y psicolgicasen torno a nuestra predileccin por el malvado en la ficcinpueden agruparse en dos holgados contenedores: las quesostienen que simpatizamos con el malvado porque entendemossus motivaciones para serlo y las que directamente ahondan ennuevo sistema de valores en el espectador.

    Las primeras se cimientan en la distincin hecha por FernandoSavater en su Malos y Malditos, donde los personajes malvolosllevan la vil semilla enraizada en el ADN y los malditos se venabocados al hijoputismo por diversas circunstancias, casi siempreajenas a ellos. En esta lnea, se han desarrollado infinidad deestudios. Uno de los ms recientes se realiz en la Universidadde Colorado, dirigido por Maja Krakowiak y Mina Tsay-Vogel .Este experimento comenzaba por presentar una historia sencillapara analizar nuestra capacidad de suspender la moralidad en elmbito del entretenimiento, es decir, dar con la razn psicolgicapara que los actos deleznables no redunden en nuestra censura,

    sino en nuestra comprensin.

    La historia era la siguiente: Craig y John son dos escaladores amigos que van a pasar un feliz da llenndose lospulmones de aire puro y deglutiendo filetes empanados, por ejemplo. Hasta que John enferma, al parecer,gravemente. En una versin del relato, Craig abandona a John para ayudar a otro grupo de escaladores en peligro;en la otra, le deja all porque simplemente est ansioso por llegar a la cima y le resulta un fastidio que sucompaero haya decado precisamente en ese momento. John muere en una de las versiones, en la otra, vive.

    No, la reaccin de los sujetos a la pueril historia de estos dos tipos no es ninguna mirada hacia el abismo: lamayora acab apelando a la motivacin de Craig para reprobar o aplaudir su conducta. No import si Johnfinalmente viva o mora, sino que la motivacin de Craig al abandonarlo fuera altruista por ir a socorrer al otrogrupo de escaladores, disculpndole que por ello su querido amigo acabe criando malvas en vaya usted a saberqu inhspita serrana. Pero cuando la motivacin era egosta, los participantes en el estudio ya no simpatizabanpor Craig y sus ansias de clavar la banderita en la roca ms alta de la montaa.

    Siguiendo con el ejemplo, el estudio estira esa teora de la suspensin de la moralidad relacionada con lamotivacin, que no es ms que una forma de engalanar el anticristiano mantra de Cum finis est licitus, etiammedia sunt licita, es decir, que el fin justifica los medios. Segn esto, citando las conclusiones del estudio, larazn de nuestra avenencia con un asesino en serie como Dexter Morgan se sustenta en que solo mata a otrosasesinos, y con Walter White todo se reduce al hecho de que trata de abastecer a su familia. Es decir, que hasta ensus comportamientos claramente negativos como robar o matar, nada menos anida algo positivo, dondeponemos el acento y la justificacin. Tirando de este hilo, llegan a la conclusin de que la singularidad del atractivoque estos personajes despliegan sobre nosotros radica inicialmente en una conexin emptica, por la quecomprendemos y aprobamos sus crmenes y pecados, siempre y cuando el bien mayor ande por ah cerca, en algnrecodo de su horizonte.

    W alter W hite y Jesse Pinkman. Imagen: AMC.

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  • Habr quien quede ms satisfecho con esto, pero el razonamiento tiene ms lagunas que la Cinaga de losMuertos. Para empezar, porque que se limita a sobrevolar la digesis de ambas series Dexter y Break ing Bad oa tomar su descripcin de la cubierta de la edicin del DVD. Que Walter White hace todo por el bien superior deabastecer a su familia? Seamos serios. Que Dexter solo mata a otros asesinos? S, y Jack el Destripadorsimplemente albergaba una sana curiosidad por contemplar el interior femenino. Eso, dejando de lado que estesimpln esquema aniquila la posibilidad de que Craig, sencillamente, est hasta las narices de su compaero elpupas y no tolere su debilidad, como hara si se apellidase Soprano. Conocemos poco de John, lo suficiente parasaber que dentro de la clasificacin humana del mafioso de New Jersey los lloricas, los tpicos tos felices y losque son como Gary Cooper el escalador dominguero se las vera muy crudas para evitar que Tony le encajase untiro entre ceja y ceja al primer asomo de desfallecimiento, y acabase con los sesos desparramados entre las flores.

    Pero el principal escollo es que este tipo de estudios bienintencionados continan sin responder a la dudafundamental. Porque no es solo que comprendamos, racionalmente, por qu el personaje ha tomado una decisinmoralmente deleznable. No es solo que las largas horas de visionado nos hayan provedo del contexto queenmarca al hombre, explicndonos que hoy es un tipo violento porque durante todos los ayer de su infancia elpadre le destroz la cara con la hebilla del cinturn. No es que empaticemos, ni siquiera que simpaticemos: es quenos fascinamos. Como Tony ante el James Cagney de Enemigo Pblico, nos descojonamos de risa cuando elprotagonista es cruel con su mujer, o damos palmaditas histricas cuando Walter hace volar por los aires unaresidencia de ancianos.

    Esto nos hace liberar dopamina y experimentar euforia. La violencia en general, y vivir vicariamente a travs deestos personajes en particular. As lo sostiene el profesor de psiquiatra y comportamiento James Fallon, que,durante el festival de Tribeca del pasado ao identific esta como una de las causas que motivan que el espectadorcaiga rendido hacia personalidades no solo malvadas, sino abiertamente psicticas. Segn esto, las historias deestos antihroes como Vick Mackey u Omar Little son nuestra huida y relajo, el oasis en la ardua y pesadumbrosatarea de tratar de ser buena gente en la que presuntamente enmarcamos nuestra inane existencia. La mismateora se sostiene en El monstruo humano, una introduccin a la ficcin de los asesinos en serie (Laertes) de IsabelSantaularia: Son personajes de frontera, que hacen sus propias reglas, viven al margen de la ley. Solitarios,individualistas, en algunos casos fascinantes, cultos y con su propio sentido de la justicia, satisfacen sus impulsossin tener en cuenta los dictados de lo que es moral. Viven segn su propia ley y son atractivos en tanto en cuantonos permiten al espectador, de forma vicaria, vivir al lmite, subraya. Seramos, de acuerdo con estasformulaciones, poco ms que nios traviesos disfrutando del placer prohibido, que en este caso consiste en actuarconforme a unos principios en las antpodas de lo que socialmente han hemos? estipulado como correcto. Dehecho, nada habra de preocuparnos por esta nuestra fascinacin hacia el hijoputismo, porque la teora acude raudaa pasarnos la mano por el lomo, y susurrarnos displicentemente que adorar el mal solo provoca un reforzamientodel bien. Porque estos criminales, psicpatas o simples capullos actan como una metfora con patas: Susdestinos trgicos nos demuestran que los comportamientos transgresores se traducen en soledad, marginacin,encarcelamiento o muerte afirma Santaularia, es l que quien al final es derrotado y, por lo tanto, realza nuestrasuperioridad moral y da sentido a nuestro orden social y las reglas de convivencia por las que nos regimos. Asque, afortunadamente, al final nuestra fascinacin por estos personajes no compromete nuestro sentido de lo quees moral y justo, remata.

    Omar Little. Imagen: HBO.

    Un momento, porque algo empieza a oler mal por aqu. De verdad los destinos de nuestros hijos de puta nos dicenque los comportamientos abominables acaban, irremediablemente en caos y destruccin? Est tan clara esa esalectura de que al final compensa obrar bien porque de otro modo acabaremos condenados? Sacdanme demoralina, porque por aqu apuntan ms grises que claros y esta simpleza balsmica no termina de encajar. Salvo,eso s, que juzguemos el xito o el fracaso de nuestros malnacidos en funcin de sus muertes tempranas, queentonces s. Ninguno morir en la cama como, no s, cualquier dictador o genocida de este lado de la pantalla. Yqu. Si nos hemos enamorado de ellos no es por cmo acaban, sino por cmo viven. Comiendo, bebiendo,fornicando sin contencin como el vigoroso y lascivo Soprano. Amasando montaas de dinero erradicando al msdbil, como Don Draper. Respondiendo solo ante los dictados de sus propios cdigos morales, como Al Swarengen.O como Mackey restregndose por el forro cualquier lmite que quieran ponerle a sus puos o su gatillo. Si nosgustan, es porque tienen xito. Porque son los mejores en lo suyo, o acaban sindolo, como Walter White.

    Y con esto nos sumergimos de lleno en la teora ms incmoda de todas, porque implica que lo que sucede a amboslados de la pantalla est ms que interconectado, y no somos nosotros simples tentetiesos que disfrutamos al sonde las perreras de nuestros antihroes para regresar despus a la confortable posicin inicial, premiando los

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  • Tony Soprano. Imagen: HBO.

    comportamientos rectos y justos, y sancionando a quien acta sin escrpulos. Qu pasara si nuestras simpatascon el hijoputismo en la ficcin nos estuvieran arrojando a la cara otras conclusiones sobre el balance entre lafantasa, la identificacin y la realizacin de deseos en la vida domstica?

    El limo es mucho ms cenagoso si nos preguntamos qu es lo que comparten realmente toda esta ralea de seres entorno a los que hemos dado tantas vueltas. No vale con responder que se saltan a la torera todo lmite moralestablecido. Son manipuladores, imperiosos, impredecibles, mentirosos; pero cada uno a diferentes niveles y connotables diferencias, en cuanto a intelecto y motivaciones. La mejor respuesta no la esboza un psiclogo, ni unestudioso del comportamiento humano. No uno con diploma, pero s alguien que conoce bien con qu mimbresestn construidos esos hijos de puta de nuestros desvelos. Lo dice el productor televisivo Stephen J. Canell en TheGuardian, cuya perspicaz observacin rescat Cristian Campos: Tu hroe puede hacer un montn de cosasmalas, puede cometer todo tipo de errores, puede ser perezoso y parecer estpido, siempre y cuando sea el tipoms listo de la habitacin y sea bueno en su trabajo. Eso es lo que le pedimos a nuestros hroes.

    Exactamente eso. Walter, Tony, Vic, Omar o Don son muchascosas, pero sobre todo son poderosos. Y todo lo que hacen estencaminado a apuntalar esa situacin de liderazgo en la agencia,las calles de Baltimore, la mafia o incluso el hogar. Y esto lo hanhecho siendo hijos de puta, estando en el bando de los malos.Siempre segn el esquema tradicional, porque como retrata BrettMartin en Difficult Men, hace tiempo que la revolucin creativa hatriturado esos trminos, y si no a cuento de qu estamos aqu hoyvenerando al villano, al que no niega la bestia que lleva dentro,sino al que la escucha y acuna; para despus proceder a darlesustento respondiendo a sus apetitos.

    Martin esboza tambin otra de las conclusiones ms interesantesen torno a estos hombres difciles o capullos sin rodeos: que enrealidad, no son ms que la literalizacin del eterno conflictointerno masculino, la lucha entre el deseo de dar rienda suelta asus naturalezas salvajes y sus intermitentes esfuerzos pordomarlos. Lucha que se resume en la cancin que encabeza estetexto y que cerr el piloto de Los Soprano a la voz de Nick Lowe.

    Ellos liberan a la bestia y nos guste o no, por eso hemos conectadocon ellos. Porque, si nos bajamos del cmodo sof de los conceptosabstractos y las entelequias de bondad y la maldad, a quien

    admiramos y de quien nos encariamos no es de los seres que encarnan esos inveterados valores. Puede quequeramos, pero la forma en la que conectamos con ellos nos revela mucho ms de la naturaleza humana de lo quepodramos estar dispuestos a asumir. Las barreras que retienen al monstruo bajo custodia son realmente frgiles.

    Pero ya decamos que no es ms que otra teora. Quiz Martin se pase de provocador sugiriendo que es el poderreal lo que ejerce una atraccin tal sobre nosotros como para acabar tolerando semejantes actos cargados deegosmo e hijoputez. Quiz la ficcin sea solo ficcin y sea ms aproximada la teora de los excursionistas Yogui yBubu o Craig y John. De hecho, podramos preguntarnos si censuraramos que Craig llegase a la cima dejando elcadver de su compaero a la espalda despus de largos captulos de travesa filmada por la HBO. Porque serademasiado cnico que aplaudiramos ante un pico final, en el que Craig corona su epopeya, siendo el mejor en losuyo, verdad? A pesar de que se le escapara una lgrima por el compaero perdido, no merecera ser llamadohroe, como mucho antihroe. O un hijo de puta, es mejor que le llamemos as. Craig nunca nos encantara porqueviolara hasta los sacrosantos mandamientos. Y deba andar muy desencaminado W. H. Auden cuando dijo aquellode que ese declogo se construy observando el comportamiento humano e insertando un no delante.

    Tags Al Swarengen antihroes Breaking Bad Deadwood dexter Fernando Savater ficcin hijos de puta

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    28 comentarios

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    ResponderRodri 22/07/2014 at 12:18Brbara, si no has visto Fargo, la serie, no s a qu esperas. Es una pena que en esta lista noaparezca Lorne Malvo. Es tan perverso que uno llega a dudar de que sea humano. Te va a encantar.

    ResponderBrbara Ayuso 22/07/2014 at 13:19La he visto, la he visto. De hecho, se me ha quedado descolgada una de las citas mschulas de Malvo: Tu problema es que te has pasado toda tu vida pensando que hayreglas. No las hay. ramos gorilas. Todo lo que tenamos es lo que podamos coger ydefender. Maravillosa.

    ResponderJoseph 23/07/2014 at 17:59Hola Barbara, casualmente, no es familiar tuyo aquel Juan Ayuso, jefe deldestacamento de la guardia civil, en la placita de Almagro en ciudad Real.Hace varios ayeres?De donde naci la expresin qued como Cagancho en AlmagroSaludos.

    Respondertertium 22/07/2014 at 12:30Qu pasada! Qu buen rollo esta movida malota!Cmo mola!Estis en la onda, t@s!; )

    ResponderLansky 22/07/2014 at 13:321) nos gustan los malos porque en el fondo tambin somos malos, aunque aparentemos no serlo.2) nos gustan porque somos buenos en el fondo y en la forma y as podemos ser malos sin serloCul es la respuesta? Yo creo que las dos en parte

    Responderrbn 22/07/2014 at 15:41El mayor hijodeputa de la historia de los videojuegos: Kefka.No es muy relevante para el artculo pero tena que decirlo.

  • Responderlex Ruiz 22/07/2014 at 16:54Estoy de acuerdo con lo de Kefka, pero l es un villano, no un antihroe :P

    ResponderLiker 22/07/2014 at 16:24Pocos personajes detestables de la pantalla me han resultado tan simpticos como Al Swearengende Deadwood.Qu pedazo de actor Ian McShane!

    Respondermakaveo 22/07/2014 at 17:20Ralph cifaretto( joe pantoliano) en los soprano tmb fue un hijodelagran y m re mucho cn susburradas sacando de quicio a tony.

    ResponderKarlos 22/07/2014 at 19:04Nos gustan los malos en la ficcin porque ellos son los que generan los conflictos en las historias.Sin su presencia, stas seran mucho menos atractivas. O mucho ms aburridas. La historia de unprofesor de qumica enfermo de cncer puede parecer, a priori, poco interesante, pero cuando steempieza a escarbar en su lado oscuro la cosa cambia, claro.

    ResponderJoseph 22/07/2014 at 19:22Decan los antiguos psicologos que para evitar uno mismo cometer algn tipo de atrocidad, erabueno sublimar nuestros impulsos a travs de personajes que estimularan nuestra fantasa:Si miras un asesinato en TV te quitas un peso de encima, y evitas hacerlo en la vida real.Hannibal Lecter parece el prototipo del siniestro, pero culto y refinado, antihroe.Todas las sagas de mafiosos italianos.Pete TownshendEl narrador de memorias del subsuelo.Liam Neeson en infierno blanco.Los antihroes nos mueven al interior, esa humanidad descarnada que todos padecemos.

    Responderliberrty valance 22/07/2014 at 23:57Vamos a ver si es que hemos visto series diferentes;si W alter W hite es malo yo soy la madreTeresa de Calcuta. Los hijoputas de Breacking Bad son Tuco Salamanca y Gustavo Fring (Los PollosHermanos), y con esos empatizamos poco.Lo que si creo que es verdad es que simpatizamos con los poderosos,en la acepcin que se citaarriba Tu hroe puede hacer un montn de cosas malas, puede cometer todo tipo de errores,puede ser perezoso y parecer estpido, siempre y cuando sea el tipo ms listo de la habitacin ysea bueno en su trabajo. Eso es lo que le pedimos a nuestros hroes aunque sea un cabronazo.

    ResponderWOLF 24/07/2014 at 0:34Gracias por tu comentario. Por fin un poco de coherencia

    ResponderBunnymen 26/07/2014 at 12:12No gustan los malos puros, ms bien nos dan lo que nos deberan dar,bastante asquete.El personaje que gusta suele ser el ms bueno de los malos, o el msmalo de los buenos, que es el que termina dndole lo suyo al malo puro,mientras se echa unas risas a costa de los buenos.

    ResponderFranky1988 03/08/2014 at 23:05Creo que, en esta respuesta esta el resumen perfecto detodo esto. Almenos a mi me ha gustado mas esta definicionque todo el articulo entero.

    Responderbyj 07/08/2014 at 22:46Bueno, yo creo que el artculo lo deja bien claroNo sentimos simpatas por tipos como Tuco Salamanca o Gustavo Fring porque sonlos malvados, es decir que sus cuestionables actos no persiguen un objetivo moralbueno, y que por lo tanto para nosotros como espectadores sus actos no justificansus fines. En cambio W alter W hite es un maldito no un malvado, porque pese ahacer los mismos actos reprobables que los otros, como el supuesto fin que persigue(el bienestar de su familia) es loable, sentimos una cierta admiracin por lDe ah a decir que W alter W hite no es malo (A PARTIR DE AQU HAY SPOILERSPARA QUIEN NO HAYA VISTO BREAKING BAD) Es decir, un tipo que envenena a unnio pequeo con ricino, que deja morir a una chica ahogndose en su propio vmito,que disuelve en cido a un traficante, o que no tiene reparos en hacer matar a unqumico que lo nico que ha hecho es aprender a cocinar metanfetamina con sumtodo (por citar slo algunos ejemplos de los muchos ms de este tipo que comete),no se puede decir que no es una mala persona, la verdadLo que el artculo (muy bueno, por cierto) deja muy claro es que an siendo malo, nossentimos atrados por l porque en parte hace todo eso persiguiendo un objetivoadmirable, que es el bienestar de su familia, al contrario que los otros dos malos(Tuco y Gustavo) que no tienen en mente un objetivo moralmente bueno al hacer lasmismas cosas que hace lPero vamos, que malo s que es, W alter W hite

  • Respondermiguelo 23/07/2014 at 3:10Seguro que Omar Little es un malo? Porque en su contexto es ms bien lo contrario.

    ResponderC.Albers 23/07/2014 at 9:47No estoy para nada de acuerdo, como fan absoluto de Batman puedo decir que he disfrutadoviendo como acababa con todos los villanos, jokers, pinginos y dems.Jams ningn villano me va a despertar ms simpata ni empata que el traumatizadomultimillonario y playboy de Batman.

    ResponderGreg 23/07/2014 at 19:34Eso es. Nos gustan los listos y los triunfadores porque somos primates: el vizconde de Valmont,Francis Underwood, Michael Corleone Son gorilas alfa en un mundo observado, eso s, desde unamirada cnica donde todo se da la vuelta y por tanto todo es relativo.Por el contrario, no hay posibilidad de que te caiga bien Sauron en un relato exento de cinismocomo ESdlA, o los malos en las pelculas de Jack Ryan, que lo son desde la mirada de un boyscout, como lo llaman en alguna.Buena tesis. Dara para una serie de artculos: si no lo has pensado, yo lo considerara en deferenciaa los lectores.

    ResponderEpicureo 27/07/2014 at 17:03Aparentemente, esta moda de los hroes malos (yo no los llamara antihroes) se desat con elHannibal Lecter de El silencio de los corderos en 1991, que todava sigue muy vivo en unaexcelente serie.Pero si lo miras bien se inici mucho antes, miles de aos antes, desde que se inicia la literatura.Los hroes antiguos tenan todos rasgos reprochables: Gilgamesh, Aquiles, Ulises, Teseo, Edipo,David, Salomn, Lancelot Un hroe, entonces, no era alguien ejemplar, sino alguienextraordinario, desmesurado, para bien y para mal. Ahora vuelve a ser as.Lo raro es la idea del hroe como alguien irreprochable, generoso y sacrificado, tiene algunosantecedentes en la virtus romana, se justifica teolgicamente con el cristianismo y termina en elSupermn del siglo XX. La verdad, si lo piensas, no ha dado demasiados personajes interesantes,porque la perfeccin nunca ha sido creble.

    ResponderJuan Miguel 28/07/2014 at 10:54Qu es un malvado? Qu es un antihroe? Creo que se mezclan cosas que no tienen relacin.Considero que un personaje malvado es aquel que usa el mal a propsito en su propio beneficio.Sin dudas ticas. Ah est el personaje de GAEAR del filme Fargo interpretado por el actor PeterStormare (quien por cierto esta ligeramente encasillado ya que hablamos de ello). O por ejemplo elasesino de No es pais para viejos CHIGURH interpretado por un Bardem en alza. Por cierto,parece que a los Cohen les encanta este tipo de personajes.Por otra parte y ya sin salir de la esfera de los hermanos, tenemos que el Antihroe es un personajeque distingue el bien y el mal, lo que ocurre es que se ve abocado por la situacin (a vecesimpulsivamente, a veces reflexivamente) a tomar el camino del mal. Ah est ese ladrn deArizona Baby (Nicholas Cage) o los casos ya mencionados de W alter W hite y Dexter.Otra opinin merecen algunos personajes como el de Omar de The W ire, que juegan a caracolearentre ambas cuestiones segn el inters del guionista para confundir o matizar al personaje.

    ResponderJose Serralvo 07/08/2014 at 13:04Excelente artculo! Me ha encantado una de las conclusiones del penltimo prrafo: la forma enla que conectamos con ellos nos revela mucho ms de la naturaleza humana de lo que podramosestar dispuestos a asumir. Las barreras que retienen al monstruo bajo custodia son realmentefrgiles.Alguien debera escribir una secuela centrada en personajes literarios, con Martin Amis, IrvineW elsh y, sobre todo, Easton Ellis , entre otros. Cuando le American Psycho me qued de piedra.Personalmente, me enganch mucho ms que los abusos de Tony o W alter o Omar Little. No mepar a pensar en los mecanismos que justificaban esa adiccin, pero s tena muy claro (lo escriben una resea, que comparto por si a alguien le interesa:http://unlibroaldia.blogspot.com/2013/12/colaboracion-american-psycho-de-bret.html) que lo queme atraa, por mucho que, como bien dices, no est/estemos dispuesto a asumirlo, es la forma enla que el protagonista se regodea en esa parte animal que la cultura ha domeado en (casi) todosnosotros.En fin gracias por el artculo!

    Responderyo prefera a Jesse Pinkman 07/08/2014 at 23:01A m esta literatura en forma de artculo o ensayo periodstico me parece una autntica maravilla,ojal siga igual de inspirado el autor en sus prximos trabajos. Felicidades y muchsimas gracias.

    Responderlidia 15/02/2015 at 9:41La diseccion psicologica de intenciones y motivaciones q mueven nuestra fascinacion por ellos esbrillante.Queda analizar la escabrosa y permanente cuestion tabu d por que las mujeres noelegimos heroinashijas de puta y la escasez d las mismas en el cinea excepcion de la odiosa Cruelade Vil

    Respondertransepto 15/02/2015 at 11:03Cersei Lannister merece una mencin y hasta un artculo entero. Me encantan estos artculos quesobre todo provocan dudas.

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    ResponderUgi 16/02/2015 at 14:17Creo que esta noticia puede dar mucha luz al respecto:http://www.elmundotoday.com/2014/10/un-nuevo-estudio-revela-que-el-hombre-desciende-del-hijoputa/

    Responderguzmanueco 11/05/2015 at 12:37Estoy de acuerdo con la segunda teora, la que se expone al final del artculo. Yo interpreto esaadmiracin que muchas personas sienten (sentimos) hacia los antihroes entendiendo que son loque nosotros querramos ser. Ellos tienen el valor, o los pocos escrpulos, segn se mire; de ir apor lo que quieren cuando quieren caiga quien caiga.Por otro lado, no deja de ser curioso un hecho: lo mucho que admiramos a estos personajesficticios y lo mucho que despreciamos por lo mismo a personas reales, de carne y hueso, quehacen cosas similares. Creo que la clave de ese desprecio es la envidia: les envidiamos yadmiramos lo mismo que nuestros hroes de la ficcin, sin embargo, hay algo en nuestro interior,no se implantado socialmente o inherente a la mentalidad humana, que no nos deja reconocer (enmuchos casos) ese sentimiento hacia estos villanos de la realidad.Por ltimo, una pregunta: yo admiro mucho a Tony Soprano, ms de una vez he querido ser comol. Qu tipo de relacin tendramos ambos de existir l? Da miedo, al menos a m.

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